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Transcripción Asamblea Viernes en La Tarde - Compressed
Transcripción Asamblea Viernes en La Tarde - Compressed
1:45 Canción 2
TARDE
3:00 Las obras poderosas de Jehová fortalecen nuestra fe
(Isaías 43:10; Hebreos 11:32-35)
— 1:50 pm —
SERIE DE DISCURSOS:
Observar la Creación Fortalece la Fe
Nehemías 9:6 — “Solo tú eres Jehová. Tú hiciste los cielos, sí, el cielo de los
cielos y todo su ejército. Hiciste la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y
todo lo que hay en ellos. Tú los mantienes a todos vivos. Y el ejército de los
cielos se inclina ante ti”.
Este texto alaba a Jehová por ser el Creador. ¿Se fijaron en la expresión “el cielo de
los cielos”? ¿Eso qué es? Bueno, se refiere a toda la extensión de los cielos físicos,
es decir, la atmósfera, el espacio exterior y todo lo que hay más allá, los cielos más
elevados, todo el universo. Eso es “el cielo de los cielos”. Cuando miramos al
cielo, ¿qué vemos?, ¿qué sentimos? ¿Se fijaron en que al principio del versículo
dice “los cielos y todo su ejército”? Ese ejército se refiere a todo lo que hay en el
universo: los planetas, las estrellas, las galaxias... ¿Pero notaron que al final
menciona a otro “ejército de los cielos”? En este caso se refiere a los santos
ángeles. Y, cuando estos ángeles miran y ven todo lo que Jehová ha creado, se
sienten impulsados a inclinarse ante él, a adorarlo. Observar la creación puede
hacer que nosotros queramos hacer lo mismo que ellos. En cada discurso de esta
serie, analizaremos algunas creaciones de Jehová. Meditar en ellas fortalecerá
nuestra fe en sus promesas. Vamos a ver un VIDEO SOBRE LAS ESTRELLAS y
después veremos cómo estas fortalecen nuestra fe en la resurrección.
Nuestro sol está considerado como una estrella de tamaño promedio. Sin
embargo, la cantidad de energía que nos llega de él a la Tierra es miles de veces
el total de energía que utiliza el planeta. En una noche oscura, podemos ver a
simple vista unas 3.000 estrellas. Muchas de ellas forman una banda difusa
llamada la Vía Láctea. Nuestro sol es solo una de las 200 a 400 mil millones de
estrellas que conforman la Vía Láctea. Los astrónomos creen que esta galaxia se
agrupa junto a otras 100.000 galaxias en una estructura inmensa llamada
supercúmulo. Se estima que hay unos dos billones de galaxias. Entre todas
forman el universo físico conocido. La cantidad de estrellas y las distancias que
hay entre ellas son inimaginables. Además, la inmensa energía que desprenden
es casi imposible de comprender, para nosotros, no para Jehová.
¡Qué video tan bonito acabamos de ver sobre las estrellas! ¿Verdad que son
impresionantes? Pero ¿qué aprendemos de ellas? Las estrellas nos enseñan una
lección importantísima e inolvidable sobre Jehová. Los invito a leer Isaías 40:26. En
el universo hay un sinfín de estrellas, y su belleza nos deslumbra. ¿Qué nos
enseñan sobre el Creador? En este versículo, Jehová nos dice que nos fijemos en las
estrellas. Vamos a leerlo…
Isaías 40:26 — “Levanten la vista al cielo y vean. ¿Quién ha creado estas cosas
[las estrellas]? Es aquel que las hace salir como un ejército, contándolas una
por una; a todas las llama por su nombre. Su energía dinámica es tan inmensa y
su poder tan impresionante que ninguna de ellas falta”.
Como vimos en el video, se calcula que hay, más o menos, unos dos billones de
galaxias, y cada una cuenta con miles de millones de estrellas. Hagan la cuenta:
¿cuántos nombres de objetos inanimados es capaz de recordar Jehová?, ¿cuántos
nombres se sabe de memoria? Pero ¿vieron el final del versículo? Dice que
“ninguna de ellas falta”. Se calcula que hay cientos de millones de billones de
estrellas. Voy a preguntarles algo: ¿recordará Jehová cómo se llama usted? ¿Y sus
seres queridos? Recuerden lo que leímos en el versículo: para Jehová, ‘ninguna
estrella falta’. ¿Y si murió alguien a quien queremos? ¿Se acordará Jehová de él? Mi
texto favorito para cuando muere un siervo de Jehová es Romanos 14:7-9. El
versículo 8 dice: “Tanto si vivimos como si morimos, le pertenecemos a Jehová”. La
muerte no cambia lo que somos para Jehová. Él sigue viéndonos como sus siervos.
Ahora bien, también podría pasar otra cosa. Puede que tengamos familiares que,
cuando murieron, no conocían o no servían a Jehová. ¿Qué hay de ellos? Piensen
en esto: si Jehová tuvo la capacidad, el poder, para crear esas inmensas estrellas y
galaxias, ¿no creen que podrá, igualmente, volver a crear a todos los que han
muerto? Busquemos Juan 5:28, 29. Vamos a comprobar que esto es así: que tanto
los que sirvieron a Jehová antes de morir como los que no lo hicieron, todos,
tienen la esperanza de la resurrección, de volver a vivir.
Juan 5:28, 29 — “No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos
los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán: los que hayan hecho cosas
buenas, para una resurrección de vida, y los que hayan hecho cosas malas, para
una resurrección de juicio”.
Así que todos ellos podrán volver a vivir y tendrán la oportunidad de amar a
Jehová. Él hará posible este milagro.
Al final del video, en la pantalla, aparecía una cita de la Biblia: Salmo 147:4, 5.
Ahí dice que Jehová “cuenta el número de las estrellas”, los miles de billones que
hay, y también que “las llama a todas por su nombre”. ¡Eso es impresionante! Pero
aprendemos otra lección en el libro de Job. Vayamos a Job 14:13, 15. A veces, las
estrellas se mueren. Y, sin duda, Jehová se da cuenta. Seguro que también recuerda
su nombre. Sin embargo, él no se siente motivado a resucitarlas, a devolverles la
vida para que puedan brillar otra vez en el cielo nocturno. Pero ¿qué hay de
nosotros? Los seres humanos fuimos creados a la imagen de Jehová y de su Hijo,
Jesucristo.
Jehová tiene la memoria para resucitar a las personas, tiene el poder para
resucitarlas y tiene el deseo de devolverles la vida a quienes han muerto.
Hermanos, ¡observen las estrellas! Ellas fortalecerán su fe en la resurrección.
Observar los Océanos
2 Fortalece la Fe
Hermano Patrick LaFranca
Ayudante del Comité de Personal
¿Ha estado alguna vez en la playa, respirando la brisa marina, viendo cómo las
olas rompen contra las rocas y se van rápidamente después de mojar la arena?
A muchos les gusta pasar horas en la playa. La belleza y la inmensidad del océano
nos llenan de asombro. Por otra parte, muchos tienen miedo de los terribles daños
que puede causar. Como otras fuerzas de la naturaleza, el océano es a veces como
un gigante que lo arrasa todo a su paso. ¿Hay algo que los seres humanos podamos
hacer para detener el muro de agua de un tsunami? La fuerza de las olas puede ser
impresionante. Pueden levantar rocas de unos 3.000 kilos (7.000 libras) a una
altura de 6 metros (20 pies). ¿Podrá Jehová devolver el equilibrio al océano y a las
demás fuerzas de la naturaleza? En el siguiente VIDEO, veremos que LOS
OCÉANOS DEMUESTRAN CLARAMENTE QUE JEHOVÁ ES SABIO Y PODEROSO.
Salmo 93:4 — “Jehová es majestuoso en las alturas, está por encima del
estruendo de muchas aguas, es más poderoso que las olas del mar al romper”.
Aunque el gran océano pueda levantar sus olas hasta el cielo, su poder no se
puede comparar con el de nuestro majestuoso Dios. Jehová tiene el poder y la
capacidad de controlar perfectamente los océanos. Por eso, podemos estar seguros
de que es capaz de proteger a su pueblo sin ningún problema. En Jeremías 5:22,
Jehová le recuerda a su pueblo el gran poder que tiene. Leámoslo.
Jeremías 5:22 — “ ‘¿No me temen?’, dice Jehová. ‘¿No deberían temblar ante
mí? Fui yo quien puso la arena como límite para el mar, una norma permanente
que este no puede traspasar. Aunque sus olas se agitan, no pueden prevalecer;
aunque rugen, no pueden pasar más allá’ ”.
Así es, el Dios todopoderoso “puso la arena como límite para el mar”. Cuando las
olas golpean fuertemente la arena, esta absorbe la fuerza del impacto del agua.
Si Jehová puede impedir que las olas traspasen el límite que les ha impuesto,
¿no podrá también proteger a su pueblo de los ataques violentos de la gente de
este mundo, que es como un mar agitado? Jehová demostró su capacidad de
controlar las poderosas aguas cuando protegió a los israelitas abriendo el mar Rojo
para que pudieran cruzar. La profundidad media de ese mar es de unos 480 metros
(1.600 pies). Según ciertos cálculos, el lugar por donde cruzaron los israelitas tenía
una profundidad de unos 15 metros (50 pies). ¿Se imaginan ustedes caminando por
ese pasillo, con un muro de agua a cada lado de semejante altura? Y, luego, Jehová
usó aquellos muros de agua para ahogar a sus enemigos, los egipcios. ¡Qué
impresionante! Jehová liberó a su pueblo y derrotó al ejército egipcio usando
aquella enorme masa de agua.
Jehová también le dio a su Hijo, Jesús, el poder para controlar el mar y el viento.
¿Recuerdan el relato que encontramos en Marcos 4:37-39? Cuando Jesús y sus
discípulos cruzaban el mar de Galilea en una barca, una fuerte tempestad de
viento agitó el mar y amenazó con hundir la barca. ¿Qué hizo Jesús? “Reprendió al
viento y le dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’ ”. Y así calmó al viento y al mar.
En aquella ocasión, Jesús demostró lo que hará en la Tierra durante su Reinado de
Mil Años. Él controlará las fuerzas de la naturaleza y no habrá razones para tenerle
miedo al océano.
En los últimos años, el clima ha causado cada vez más problemas y más graves.
Lo que antes se consideraba extremo —grandes inundaciones, sequías y enormes
tormentas de nieve— ahora es la nueva normalidad. Muchos expertos creen que
esto es culpa del daño que los seres humanos hemos hecho al clima y a los
océanos. Sin duda, el hombre está destruyendo nuestro planeta. Pero hay buenas
noticias. Durante el Milenio, mediante su Reino, nuestro sabio Creador reparará
todo el daño que se le ha hecho a la Tierra. Todas las cosas funcionarán tal y como
Jehová quería. Además, aprenderemos a cuidar como es debido del hermoso
planeta que Jehová nos dio. Y, mientras lo hacemos, todo volverá a estar en
perfecto equilibrio, incluso el clima y los océanos. Algunos creen que el ser
humano acabará destruyendo el planeta. Pero Jehová nos hace una bonita promesa
que nos consuela en el Salmo 104:5.
Salmo 104:5 — “Él ha establecido la tierra sobre sus cimientos; nunca jamás
se la moverá de su lugar”.
¿Qué haríamos si no hubiera bosques? Los bosques contribuyen a que tengamos
agua dulce. También purifican el aire y convierten el dióxido de carbono en el
oxígeno que necesitamos para vivir. Está claro: los bosques son esenciales para la
vida. Pero los científicos advierten que pronto podríamos perder este valioso
recurso. Y, por eso, mucha gente se pregunta si a Dios le importa lo que está
pasando con los bosques. Quizás nos preguntemos: “¿Impedirá la destrucción de
los bosques que Jehová cumpla su promesa de convertir la Tierra en un paraíso?”.
La respuesta a esta pregunta es: ¡desde luego que no! ¡Imposible! Sin duda, Jehová
lo tiene todo bajo control. Veamos el siguiente VIDEO. Fortalecerá nuestra fe en
QUIEN DISEÑÓ LOS BOSQUES.
Los árboles pueden llegar a hacerse muy fuertes y aguantar grandes temporales.
Ahora bien, si no se descompusieran al morir, los árboles y las hojas se
amontonarían, y los nutrientes quedarían atrapados en su interior. Pero sí se
descomponen, ¿cómo? La mayoría de los animales no pueden comer madera ni
hojas secas, pero los hongos sí. Descomponen los tejidos vegetales muertos, y
así los ablandan. Los escarabajos y las termitas perforan la madera, lo que
permite que los hongos se esparzan en su interior y la ablanden aún más. Así
otros insectos pueden unirse al festín. Las lombrices oxigenan el terreno y
entierran nutrientes que serán utilizados por otras plantas. A los organismos
descomponedores se les ha llamado los héroes anónimos del mundo natural.
Reciclan la materia orgánica para que otros seres vivos la puedan reutilizar.
Mediante este proceso, Jehová hizo posible que disfrutáramos de la exuberante
belleza de nuestro planeta, generación tras generación.
¡Qué impresionante! ¿Volverá a ver los bosques con los mismos ojos? ¿Cómo nos
beneficia a nosotros y a nuestro futuro el proceso de descomposición y reciclaje de
la materia orgánica? Los escarabajos, las termitas, las lombrices... —esos héroes
anónimos del mundo natural— seguirán haciendo su trabajo por toda la eternidad.
Piensen en esto: si Jehová fue tan sabio como para crear los bosques con la
capacidad de regenerarse, ¿no creen que también sabrá cómo reparar el daño que
los seres humanos le han hecho a la Tierra? Jehová no nos ha dicho todo lo que
tiene pensado hacer para limpiar la Tierra, pero podemos estar seguros de que
cumplirá su promesa y hará “nuevas todas las cosas”. Por favor, busquemos el
Salmo 37:10, 11, 29. En estos versículos, Dios hace una promesa relacionada con
los seres humanos y la Tierra.
¡Qué animador! Las personas justas y mansas vivirán en la Tierra para siempre. Y,
claro, la Tierra será un paraíso. Pero, miren, hacen falta por lo menos dos cosas
para que se cumpla la promesa de Jehová. Él ya hizo la primera cuando creó los
bosques, tal como vimos en el video. Jehová los diseñó con la sorprendente
capacidad de regenerarse por sí mismos. Es verdad que el hombre ha maltratado
los bosques durante largo tiempo, pero Jehová los hizo con un sistema de
regeneración que les permita revertir el daño que les ha hecho el hombre. ¿Verdad
que pensar en el diseño de los bosques fortalece nuestra fe en que Jehová traerá un
paraíso? La segunda cosa que hace falta para que la Tierra sea un paraíso se
menciona en el versículo 10 del Salmo 37, que acabamos de leer. Ahí dice: “Y los
malvados ya no existirán”. Jehová no solo reparará el daño que ha causado el ser
humano, sino que también eliminará la raíz del problema. La gente codiciosa que
sobreexplota estos recursos naturales desaparecerá. Por eso, no hay razones para
tener miedo de que el ser humano siga destruyendo la Tierra hasta llegar al punto
en que no haya vuelta atrás. Jehová sabe todo lo que ocurre. Por favor, vayamos a
Apocalipsis, capítulo 11, y leamos el versículo 18. Este versículo nos asegura que a
Jehová le importa lo que le pasa al planeta. ¡Al fin y al cabo es suyo! Y también nos
confirma que les va a pedir cuentas a los seres humanos por lo que están haciendo.
Lo que hemos aprendido de los bosques fortalece nuestra fe en que Jehová
cumplirá todo lo que tiene pensado hacer. Job, un hombre de fe, expresó esa
misma convicción. Vamos a verlo en la Biblia. Como muestra Job 42:2, él se sintió
impulsado a decir sobre Jehová: “Ahora sé que puedes hacer cualquier cosa y que
nada de lo que tienes en mente es imposible para ti”. ¿Y qué tiene Jehová en
mente? Por ejemplo, transformar la Tierra en un paraíso y llenarla de bosques
frondosos y exuberantes. Gracias a ellos, tendremos suficiente agua dulce,
respiraremos aire puro y el dióxido de carbono seguirá transformándose en
oxígeno. En el video que acabamos de ver, se citaban las palabras del Salmo
96:12: “Que [...] todos los árboles del bosque griten de alegría”. Tan solo con
existir, los bosques alaban al Creador. Y nosotros también podemos alabar a Jehová
con gritos de alegría. Por lo tanto, queridos hermanos, observemos la creación para
fortalecer nuestra fe. Porque, si lo hacemos, podremos vivir para siempre y disfrutar
de los maravillosos y esenciales bosques que alabarán a nuestro Creador, Jehová,
por toda la eternidad.
Observar el Viento y el Agua
4 Fortalece la Fe
Ahora bien, Jehová ha usado el viento y el agua para defender a su pueblo. Al fin y
al cabo, él creó esas fuerzas naturales y las puede controlar a la perfección.
Vayamos al Salmo 147 y leámoslo juntos. Los versículos 17 y 18 nos confirman
que Jehová es el Creador de estas fuerzas naturales. Leamos esos versículos…
¿Notaron de quién son esas fuerzas naturales? En el 17 dice “su granizo” y en el 18
dice “su viento”. Así que son de Jehová y los puede controlar. Ya lo demostró en el
pasado. ¿Recuerdan los ejemplos del video? Uno es cuando los israelitas lucharon
contra los amorreos, como dice Josué, capítulo 10. El versículo 11 dice que,
mientras los amorreos huían, Jehová les lanzó “grandes piedras de granizo” desde
el cielo, y murieron. “De hecho, murió más gente por el granizo que por la espada
de los israelitas”.
Saber que Jehová puede controlar las fuerzas de la naturaleza fortalece nuestra fe.
Esto nos convence de que él podrá usar estos poderosos elementos en el futuro
para defender a su pueblo en el Armagedón. El video citaba parte de un texto que
destaca este punto. Si les parece, vamos a leerlo juntos. Job 38, y leamos los
versículos 22 y 23.
Job 38:22, 23 — “¿Has entrado en los depósitos de la nieve o has visto los
depósitos del granizo, 23 que yo he reservado para el tiempo de angustia, para el
día de batalla y de guerra?”.
¿Vieron que dice que Jehová tiene depósitos de granizo reservados “para el día de
batalla”? Y el Salmo 135:7 dice que tiene almacenes de viento. En estos versículos,
Jehová dice que tiene algunas cosas reservadas para usarlas de manera especial.
¿Cómo puede fortalecer nuestra fe saber que Jehová tiene estos almacenes? Cuando
los enemigos de Dios nos ataquen en la gran tribulación, no importa lo fuertes o
peligrosos que parezcan, es imposible que sobrevivan a la furia de Jehová. Por
favor, volvamos a Ezequiel 38, y fijémonos en el versículo 22. Aquí se mencionan
cosas que Jehová va a utilizar contra sus enemigos. Además de la peste, el fuego y
el azufre, noten qué otras cosas va a utilizar. Como en la mitad, dice: “Haré que
caiga una lluvia torrencial, [y además] granizo”. Para destruir a las personas
malas, Jehová usará el agua. Y puede que también use granizo, aunque no sabemos
de qué tamaño. Llegado ese momento, ¿habrá razones para tener miedo? ¡Claro
que no! 2 Pedro 2:9 nos asegura: “Jehová sabe rescatar de las pruebas a las
personas que le tienen devoción”. Para que no suframos ningún daño, Jehová
tendrá bajo control las fuerzas naturales.
Lo que hemos aprendido de la fuerza del viento y del agua debería hacernos
poderosos gracias a la fe. Esto debería convencernos de que Jehová no solo nos va
a proteger en el futuro, sino de que ya lo está haciendo ahora. Por ejemplo, no hay
razones para tener miedo de las prohibiciones y las amenazas de los gobiernos.
El que controla los almacenes del viento y el granizo es nuestro ayudante. Según
Hebreos 13:6, no debemos tener miedo. No lo tengamos ahora, ni lo tengamos en
el futuro cuando Jehová use las fuerzas naturales para destruir a nuestros enemigos.
Veamos lo que nos asegura Jehová en Ezequiel 38:23.
¡Qué momento tan emocionante! Los enemigos de Dios sabrán que es Jehová, el
Altísimo, el que los está destruyendo. Si pensamos en nuestro maravilloso futuro y
meditamos en la creación, estaremos completamente convencidos de que la
victoria es de Jehová.
Observar los Animales Marinos
5 Fortalece la Fe
Hermano Robert Luccioni
Ayudante del Comité de Publicación
¿Le resulta difícil conseguir lo necesario para usted o su familia? Muchas personas
no tienen las cosas más básicas, como comida, agua potable o una vivienda digna.
Y eso hace que algunos se pregunten si de verdad Dios se preocupa por la gente.
Pero el pueblo de Jehová es diferente. Nosotros sabemos que Jehová se preocupa
por toda su creación. Pero también sabemos que nuestra fe se pone a prueba
cuando surgen problemas. Entonces, ¿cómo podemos fortalecer nuestra fe y así
estar fuertes para soportar los problemas? ¿Qué piensan? Una manera de hacerlo es
analizando cómo Jehová cuida de todos los animales. ¿Cómo nos ayuda eso?
Estudiar los animales nos convencerá aún más de que Jehová también nos cuidará.
Veamos un ejemplo de esto en el siguiente VIDEO y fijémonos en cómo Jehová
alimenta a un gigantesco animal marino.
El animal más grande que existe es también el animal más grande que haya
existido jamás: LA BALLENA AZUL. Las ballenas azules pueden llegar a medir
más de 30 metros (98 pies) de largo y pesar hasta 180 toneladas. Tan solo su
corazón puede pesar cientos de kilos. ¿Cómo encuentra una criatura de
semejante tamaño suficiente comida? La ballena azul viaja largas distancias
buscando kril, que son unos crustáceos muy pequeñitos. Cuando una ballena
encuentra un banco de kril, se abalanza sobre él abriendo su gigantesca boca.
Puede engullir cientos de kilos de kril en cada bocanada y comer varias
toneladas al día. Las ballenas azules comen muchísimo. Aun así, Jehová les da lo
que necesitan. Y también nos dará a nosotros lo que nos haga falta.
Hermanos, ¿no es impresionante ver cómo Jehová cuida todos los animales,
incluso los animales marinos? La Biblia lo describe muy bien en el Salmo
104:27, 28.
Salmo 104:27, 28 — “Todos ellos esperan que les des su alimento al debido
tiempo. 28 Ellos juntan lo que les das. Cuando abres tu mano, se sacian de cosas
buenas”.
Meditar en cómo Jehová alimenta a los animales fortalece nuestra fe. Por ejemplo,
¿recuerdan el tamaño de la ballena azul? (Lo vimos en el video). Ahora imagínese
que le dan la tarea de alimentar a una sola de estas ballenas. Solo tiene que
asegurarse de que coma bien todos los días. ¿Se lo imagina? ¿Por dónde
empezaría? Tendría que contratar mucha gente, tendría que ver cómo conseguir la
comida, cómo llevar la comida donde está la ballena y, claro, también saber por
dónde está la ballena. Tendría que dedicarse solo a eso. Y eso solo para una
ballena. ¡Y hay miles de ellas! Pero Jehová se encarga de alimentarlas todos los
días, sin que nos demos ni cuenta. Como vimos en el versículo 27, todas ellas
esperan que Jehová les dé su alimento. Pero eso no significa que la ballena flote
panza arriba esperando que la comida le caiga en la boca. ¡No! Tiene que nadar,
buscarla y, cuando la encuentra, ir tras ella. Pero es Jehová el que se la da. En el 28
dice que lo que Jehová les da ellas lo juntan. Pero no nos imaginamos a la ballena
pensando: “¿En serio? ¿Peso 180 toneladas y me vas a dar para comer esos
crustáceos tan pequeños? ¿No podrías darme un par de atunes grandes todos los
días y ya está?”. No, ellas juntan lo que Jehová les da. Y el versículo 28 dice que
ellas se sacian de lo que Jehová les proporciona. ¿Qué aprendemos? ¿Recuerdan la
idea que se mencionaba en el video? Si Jehová les da a ellas lo que necesitan,
también nos lo dará a nosotros. Meditar en la creación fortalece nuestra fe y nos
ayuda a confiar en que Jehová nos cuidará. Veamos CUATRO LECCIONES que
aprendemos de la manera en cómo Jehová cuida de su creación.
(1) La primera lección es que, si Jehová tiene el deseo de cuidar a los animales
y darles lo que necesitan, ¿no tendrá también el deseo de cuidar de usted y
su familia? Recuerden lo que Jesús dijo en Mateo 6:26. Allí, él dijo que
Jehová cuida de su creación, incluso de las aves más pequeñas, y añadió:
“¿[...] Acaso no valen ustedes más que ellas?”. Si Jehová se siente
impulsado a cuidar de los animales, puede estar seguro de que también se
siente impulsado a cuidar de usted y su familia.
(2) La segunda lección es que no debemos preocuparnos excesivamente por el
futuro. Más bien, pidámosle con fe a Jehová que nos dé lo que necesitamos.
Busquemos Mateo 6:31, 32.
(3) La tercera lección es que Jehová nunca nos va a abandonar cuando
tengamos problemas. Leamos en Hebreos 13 la parte final del versículo 5.
Jehová dice: “Nunca te dejaré y jamás te abandonaré”. Jehová nunca nos
abandonará, ni siquiera en los momentos más difíciles. ¿Cómo nos ayuda
saber esto? Bueno, nos ayuda a tomar buenas decisiones; decisiones sobre el
empleo, la familia y el servicio a Jehová. Todos conocemos bien las palabras
de Jesús en Mateo 6:33: “Sigan buscando primero el Reino [...], y entonces
recibirán también todas esas cosas”.
(4) Por último, la cuarta lección: Jehová promete que satisfará de sobra nuestras
necesidades en el nuevo mundo. Pensemos en la bonita promesa que nos
hace en Isaías 65:22. Ahí dice: “Los días de mi pueblo serán como los días
de un árbol”. Los científicos dicen que la ballena azul vive unos 80 o
90 años. Y Jehová sigue alimentándola, no deja de hacerlo durante toda su
vida. Eso nos da la confianza de que para Jehová no es nada difícil cumplir
su promesa y cuidarnos por toda la eternidad.
Hermanos, la Biblia y la creación son prueba irrefutable de que Jehová siempre nos
cuida. Son prueba de que nos cuida ahora, de que nos cuidará cuando tengamos
problemas y de que nos seguirá cuidando por toda la eternidad. Por eso, hermanos,
¡fortalezcamos nuestra fe! ¡Fortalezcamos nuestra confianza en Jehová! ¡Seamos
poderosos gracias a la fe! Necesitamos fe ahora, y la necesitaremos aún más para
enfrentarnos a lo que vendrá.
Observar el Cuerpo Humano
6 Fortalece la Fe
Hermano Ron Curzan
Ayudante del Comité de Enseñanza
¿Está cansado de estar cansado? ¿Le enferma estar enfermo? Muchos de nosotros
sentimos el peso de vivir en este viejo sistema. Pero ¿qué podemos hacer? Bueno,
todos intentamos cuidarnos y buscar ayuda. Quizás vamos al médico, o hacemos
dieta, ejercicio y descansamos más. Pero, hagamos lo que hagamos, estamos
infectados con el pecado. Y por culpa del pecado nos enfermamos y envejecemos.
Nos hacen mil promesas, pero ¿son ciertas? No hay píldora, tratamiento, dieta ni
programa de ejercicios que nos cure completamente, que nos quite las
enfermedades. No hay nada que nos dé lo que queremos y necesitamos: salud
perfecta. Pero sí hay una promesa registrada en la Palabra de Dios que merece toda
nuestra confianza. Podemos leerla en Isaías 33. Fijémonos en las tranquilizadoras
palabras que nos dice Jehová mediante el profeta Isaías, en el capítulo 33,
versículo 24. Ahí dice…
Isaías 33:24 — “Y ningún habitante [nadie] dirá: ‘Estoy enfermo’. La gente que
viva en esta tierra será perdonada por su pecado”.
Dios quitará el pecado en el nuevo mundo. ¿Cree que eso es verdad? ¿Realmente
podemos confiar en esta promesa de Jehová? Sí, esto no es una promesa vacía que
nos hace cualquiera. Es una promesa de nuestro Creador, Jehová. Él sí puede
garantizarlo. Pero ¿qué podemos hacer ya para fortalecer nuestra fe en estas
promesas? Como destaca esta serie de discursos, debemos detenernos y observar la
creación de Jehová. ¡Hagamos eso otra vez! Veamos cómo EL CUERPO HUMANO
TIENE LA SORPRENDENTE CAPACIDAD DE REGENERARSE. Disfrutemos del
siguiente VIDEO.
Ahora bien, ¿por qué tenía David una fe fuerte en Jehová y en sus promesas?
Es decir, ¿qué lo ayudó a fortalecer la fe? ¿Se fijaron en que dijo “eso lo sé muy
bien”? El rey David se tomó el tiempo para pensar, para meditar, para observar la
creación. Eso fue lo que lo ayudó a tener una fe más fuerte. Así es, buscó el tiempo.
No permitió que lo que ocurría a su alrededor le impidiera observar la creación.
Eso fue lo que lo inspiró. Eso fue lo que lo motivó a darle la alabanza a Jehová.
Y nosotros debemos imitarlo.
Es cierto que no tenemos la vida y la salud perfectas que Jehová quería que
tuviéramos. Aun así, la manera como estamos hechos es impresionante. Jehová
quiere que sigamos viviendo, eso es evidente. Y, como mostró el video, el cuerpo
es tan maravilloso que se repara constantemente a sí mismo sin que seamos
conscientes de ello. Pero eso conlleva un riesgo. Pudiéramos estar tan ocupados
que no paráramos, que no nos detuviéramos a pensar, a reflexionar: “¿Por qué
Jehová hizo esto? ¿Por qué nos hizo tal como somos?”. Es verdad que estamos
ocupados pensando en cómo cuidar a la familia, nuestra salud, pagar las cuentas...
Pero, como David, tenemos que parar, pausar... Tenemos que meditar en lo que
Jehová ha hecho. Como a David, la creación puede motivarnos a alabar a Jehová.
Aprovechemos cualquier oportunidad para observarla. Y piensen en esto: si Jehová
creó nuestro cuerpo con la capacidad de sanarse a sí mismo, como vimos antes,
sin duda puede curar todas las enfermedades. Puede revertir el envejecimiento y
puede hacer que en el nuevo mundo nadie se enferme.
Cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró que podía curar “todo tipo de
enfermedades y todo tipo de dolencias” gracias al poder que le dio Jehová. “Todo
tipo” es cualquier enfermedad. Curó a los ciegos, a los cojos, a los epilépticos, a
los leprosos y hasta les devolvió la vida a los muertos. De verdad, hermanos, ¿no es
impresionante pensar en eso? ¡Qué emocionante debió ser ver aquello! Pero lo que
hizo Jesús fue una muestra a pequeña escala de lo que pronto hará en el nuevo
mundo a gran escala bajo el Reino de Dios, durante los mil años. Por fin veremos
el cumplimiento de la profecía de Isaías que decía que nadie dirá “Estoy enfermo”.
¿Por qué? Porque nuestro Rey, Jesús, usará su poder para que tengamos salud
perfecta por toda la eternidad. Las promesas de Jehová nos llenan de esperanza,
nos llenan de confianza. Sabemos que, cualquier enfermedad, cualquier cosa que
estemos sufriendo ahora, es temporal. Sabemos que pronto tendremos salud
perfecta para siempre.
Hoy hemos analizado desde creaciones tan impresionantes como el universo hasta
nuestro cuerpo, que funciona de manera maravillosa. Jehová dejó su huella en
todas las cosas que creó. Las pruebas están ahí, están a la vista de todos. Entonces,
¿qué podemos hacer para fortalecer nuestra fe y confianza en las promesas de
Jehová? Veamos lo que dice Romanos 1:20. Vamos a leerlo.
Romanos 1:20 — “Porque sus cualidades invisibles —su poder eterno y
divinidad— se ven claramente desde la creación del mundo, [y fíjense ahora]
pues se perciben por las cosas creadas, de modo que ellos no tienen excusa”.
¿Notaron que ahí dice “se perciben”? Según la nota de la Biblia de estudio en
inglés, percibir implica más que ver con los ojos. Significa “comprender o entender
algo usando la mente”. Una traducción de la Biblia dice que las cualidades de
Dios se pueden ver usando “la razón”. ¡Interesante! Así que, al observar la
creación, hagamos como David y apartemos tiempo para pausar y meditar.
Pensemos en lo que podemos aprender de lo que estamos viendo, en lo que nos
enseña sobre nuestro Creador. ¿Y qué ocurre cuando percibimos el poder, la
sabiduría, la justicia y el amor de Jehová? Que eso fortalece nuestra fe ahora y nos
da confianza para el futuro. Hermanos, dejémonos impresionar por las
impresionantes obras de Jehová. Así, sentiremos el deseo de seguir sirviendo a
nuestro impresionante Creador.
Éxodo 14:31 — “Israel también vio el gran poder que Jehová usó contra los
egipcios. De modo que el pueblo empezó a temer a Jehová y a poner su fe en
Jehová […]”.
Así que ese milagro fortaleció la fe de los israelitas. Pero ellos no fueron los únicos
que quedaron impresionados. Avancemos 40 años. Dos espías entran en Jericó y
van a la casa de Rahab la prostituta. Y ella les dice: “Hemos oído cómo Jehová
secó las aguas del mar Rojo [...]. Cuando lo oímos, nos acobardamos [...], porque
Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo”. Con solo oír hablar
de ese milagro, Rahab tuvo fe.
Otro milagro fortaleció la fe de una persona que puede que le sorprenda: la reina
de Saba. ¿Y cuál fue la obra poderosa que impresionó a esta reina? Una gran
sabiduría. Había oído hablar de la sabiduría de Salomón, y no pudo resistir la
curiosidad. Tenía que ver si lo que había escuchado era cierto. Y eso implicaba un
viaje de casi 2.000 kilómetros de su país a Jerusalén. Pero aquel largo viaje valió la
pena. Al final de la visita, la reina de Saba le dijo a Salomón: “Alabado sea Jehová
tu Dios, que te vio con agrado y te sentó en el trono de Israel”. Ella le dio honra a
Jehová por lo que vio. No sabemos si ella llegó a ser adoradora de Jehová, pero
Jesús dijo que aquella reina se levantará y condenará a los judíos que ni siquiera
quisieron cruzar la calle para escuchar al Hijo de Dios. Esos fueron solo dos
ejemplos. Y, como saben, hay muchos más en la Biblia. El apóstol Pablo mencionó
algunos en Hebreos 11:32-34. Les doy un momento. Versículos 32 a 34.
Voy a leer primero el 32. Hebreos 11:32. ¿Lo tienen?: “¿Y qué más diré? Porque
me faltaría tiempo para hablarles de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y David, así
como de Samuel y los demás profetas”. Ahora, mientras leemos los versículos 33 y
34, quiero que ustedes, niños, se fijen en los sucesos que se describen y traten de
adivinar quiénes los vivieron. ¿A qué personaje corresponde cada milagro? Leemos
el versículo 33, 34: “Por medio de la fe derrotaron reinos, hicieron justicia,
obtuvieron promesas, cerraron la boca de leones, 34 apagaron la fuerza del fuego,
escaparon del filo de la espada, pasaron de estar débiles a ser fuertes, fueron
poderosos en la guerra e hicieron huir a ejércitos invasores”. Volvamos atrás y
veamos si podemos identificar a los personajes de cada uno de estos milagros. Por
ejemplo, “derrotaron reinos”. ¿Pensaron en alguien? Hablemos de GEDEÓN. Nos
gusta Gedeón, nos recuerda a nosotros. La verdad es que él no se veía muy capaz.
Cuando un ángel fue a decirle que Jehová tenía un trabajo para él, contestó: “Mi
clan es el menos importante de Manasés y yo soy el más insignificante de la casa
de mi padre”. Y dijo algo más, algo que tiene mucho que ver con el tema del que
estamos hablando. Le dijo al ángel: “Si Jehová está con nosotros, [...] ¿dónde están
todas esas cosas maravillosas que nos contaron nuestros padres?”. Eso, ¿dónde
estaban esas obras poderosas? Antes de arriesgar el cuello, Gedeón quería una
prueba de que contaba con la bendición de Jehová. ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que
hizo el ángel? Hizo una obra poderosa, y eso fortaleció la fe de Gedeón. Más
tarde, la confianza de Gedeón se vio reforzada por otros tres milagros: dos
relacionados con un vellón, y otro, con un sueño que Dios le hizo tener. Entonces,
con esas obras poderosas en mente y con la ayuda de Jehová, Gedeón hizo lo
imposible. Con 300 hombres, derrotó a un ejército de 135.000. Bueno, ¿y qué
aprendemos? ¿Cuál es la lección? Con Jehová de nuestro lado, siempre seremos
mayoría.
Ahora vamos a leer el versículo 34. Estoy seguro de que los niños adivinarán el
siguiente. Versículo 34: “Apagaron la fuerza del fuego”. Claro, SADRAC, MESAC Y
ABEDNEGO. Ellos eran funcionarios de la corte de Babilonia. Un día,
Nabucodonosor hizo una gran imagen de oro y ordenó a todo el mundo que la
adorara. El que no lo hiciera sería echado en un gran horno de fuego. Era el
momento de recordar las obras poderosas que Jehová ya había hecho. Y estos tres
hombres ya habían visto un milagro, probablemente cuando eran adolescentes.
¿Recuerdan cuál fue? Cuando llegaron a Babilonia, los llevaron al palacio para
instruirlos. Tenían que comer cualquier cosa que les pusieran. Pero algunos de esos
alimentos estaban prohibidos por la ley de Moisés. Sadrac, Mesac y Abednego se
negaron a comerlos. Y pidieron que, en vez de eso, se les diera verduras y agua.
Para algunos de ustedes, niños, seguro que eso de comer solo verduras todos los
días sería una verdadera prueba. Pero pensemos en los resultados de esta dieta.
Después de solo 10 días, los 3 jóvenes tenían mejor aspecto que los que siguieron
la dieta del rey. Ahora bien, si alguna vez han hecho una dieta, saben que es
imposible que se vean los resultados en tan solo 10 días. Jehová tuvo que haber
intervenido. Ahora se enfrentaban a la muerte. Conocían a su Dios. Sabían lo que
era capaz de hacer. Le dijeron al rey que, si era la voluntad de Dios, él los
rescataría, pero que, aunque no lo hiciera, ellos no adorarían la imagen de oro.
Sabían que el hecho de que Jehová no hiciera un milagro no significaba que no los
aprobaba. Ya saben lo que pasó. Los arrojaron en el horno de fuego. Pero Dios
envió a su ángel para protegerlos. Y, cuando salieron del horno, ni siquiera su ropa
olía a humo. Además, su lealtad fue un gran testimonio. Cuando el rey vio que
estaban sanos y salvos, alabó a Jehová y dijo: “Alabado sea el Dios de Sadrac,
Mesac y Abednego, [...] no existe otro dios que pueda librar como este”. ¡Qué
testimonio!, ¿verdad? Bueno, eso fue lo que sucedió. ¿Qué aprendemos? ¿Cuál es
la lección? Hoy día, muchos hermanos se enfrentan al fuego de la persecución,
como en Rusia, por ejemplo. Muchos hermanos han recibido largas condenas de
prisión porque no se inclinan ante el Gobierno. Jehová no ha evitado que esto
ocurra, como tampoco evitó que a Sadrac, Mesac y Abednego los arrojaran en el
horno. Pero sí los ayuda. ¿Se han fijado en ellos cuando se los están llevando a
prisión? Están sonriendo, están tranquilos, están en paz. Conocen a su Dios y,
cuando salgan, ni siquiera olerán a humo. Su fe estará intacta. Y su buena conducta
es un testimonio para los guardias y para aquellos que están al tanto de lo que está
pasando.
Hablemos de otro de los ejemplos del versículo 34: “Escaparon del filo de la
espada”. Me hace pensar en ELISEO. En los días del profeta Eliseo, el rey de Siria
fue a pelear contra Israel y se reunió con sus hombres para planear en secreto una
estrategia. Pero Jehová le iba revelando a Eliseo lo que los sirios iban planeando.
Y Eliseo se lo contaba al rey de Israel. Los sirios se pusieron furiosos, y el rey envió
un ejército a capturar a Eliseo. ¡Qué desagradecidos! ¿Por qué decimos eso? Porque
en el capítulo anterior se cuenta que Eliseo había curado de lepra a Naamán, un
jefe del ejército sirio. Y ahora un ejército de soldados sirios quiere atrapar a Eliseo.
Esperamos que Naamán no estuviera con ellos. Finalmente, los sirios encontraron
la ciudad donde estaba Eliseo y la rodearon. El sirviente de Eliseo se moría de
miedo, pero Eliseo no. En 2 Reyes 6:16, 17 se explica por qué. Son palabras muy
animadoras que fortalecen la fe. Leamos 2 Reyes 6:16, 17. Aquí tenemos a Eliseo
hablando con su sirviente…
2 Reyes 6:16, 17 — “ ‘¡No tengas miedo! Son más los que están con nosotros
que los que están con ellos’. Entonces Eliseo se puso a orar y dijo: ‘Oh, Jehová,
te ruego que le abras los ojos para que vea’. Inmediatamente, Jehová le abrió
los ojos al sirviente, y este pudo ver... ¡La región montañosa estaba llena de
caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo!”.
Bueno, está claro que aquello fue un milagro, un suceso muy fortalecedor. ¿Qué
aprendemos? ¿Cuál es la lección? Bueno, algún día nos enfrentaremos a enemigos
como aquellos sirios. ¿Y qué nos ayudará a mantener la calma, a ser valientes?
Miraremos al cielo y con los ojos de la fe veremos a miríadas de ángeles a nuestro
alrededor. Sabemos que Jehová hará lo correcto, lo que esté de acuerdo con su
voluntad.
Puede que piense: “A mí me gustaría ver un milagro. Eso sí que fortalecería mi fe”.
Vemos milagros todos los días. ¿Qué es un milagro? Una obra poderosa que no se
puede explicar en términos humanos. Un ejemplo de eso es la oración. ¿No es
algo increíble? ¿Se puede explicar? Jehová puede escuchar millones de oraciones
en cualquier idioma a la vez. ¡Eso es un milagro! ¿Y cómo fortalece la fe la
oración? Cuando oramos sobre un problema que solamente le hemos contado a
Jehová y él nos contesta, nuestra fe se fortalece. Es una obra poderosa. ¿Y qué hay
de esas experiencias que hemos oído en las que alguien desesperadamente le pide
a Dios: “Por favor, si existes, envíame a alguien que me hable de ti”? Y 10 minutos
después un Testigo toca a la puerta. ¿Casualidad o milagro?
Para poder tener fe en Jehová, tenemos que conocerlo. Tenemos que aprender
sobre sus obras poderosas, las del pasado y las del presente. Y, cuando estudiamos
lo que hizo por su pueblo en el pasado, vemos que Jehová siempre cumple sus
promesas. Él nos ha prometido un nuevo mundo justo. Y, si lo ha prometido, lo va a
cumplir. Y mientras tanto, mediante la oración y su organización, podemos
experimentar los milagros que Jehová está haciendo ahora, en nuestros días.
Cuanto más aprendamos de Jehová, más lo amaremos. Cuanto más lo amemos,
más querremos hablar con otros sobre él. Y, cuanto más prediquemos, más fuerte
será nuestra fe. Y seremos poderosos gracias a la fe.
3:20 pm
SERIE DE DISCURSOS:
Sigamos el Ejemplo de los que Tuvieron Fe
1
Sigamos el Ejemplo de los que Tuvieron Fe
Imitemos a Abel, no a Caín
Hermano William Turner
Ayudante del Comité de Servicio
Los seres humanos fuimos diseñados con la capacidad de imitar lo que vemos y
escuchamos. Por ejemplo, aprendemos a hablar imitando lo que dicen nuestros
padres y cómo lo dicen. Y, al crecer, copiamos las actitudes y la conducta de las
personas con las que nos relacionamos. Está claro, el ejemplo de los demás tiene
una poderosa influencia en nosotros. Hoy, más que nunca, tenemos que copiar el
ejemplo de personas de fe. ¿Por qué? Porque vivimos en una época en la que
nuestra fe se pondrá a prueba de muchas formas. Veamos lo que tenemos que
hacer. Por favor, busquen conmigo la carta de Judas. Vamos a leerlo juntos.
Para entender este versículo, piensen en lo que haría el dueño de una casa si se
enterara de que viene una gran tormenta. Seguramente haría lo necesario para
reforzar o asegurar su casa, desde arreglar las grietas en los cimientos hasta reforzar
las puertas, las paredes y las ventanas. De manera similar, nosotros tenemos que
hacer lo necesario para reforzar o fortalecer nuestra fe. Así, cuando vengan
problemas o pruebas, estaremos protegidos y podremos afrontarlos. Como leímos
en el versículo, Judas dijo que debemos seguir edificándonos sobre nuestra
“santísima fe”. La “santísima fe” se refiere a las enseñanzas cristianas. Cuando
estudiamos la Palabra de Dios y le oramos a Jehová, aprendemos del ejemplo de
distintos personajes de la Biblia, y eso fortalece nuestra fe. Hay muchas cosas que
podemos aprender de los siervos de Jehová del pasado. En cada discurso de esta
serie, vamos a analizar qué tenemos que hacer para imitar la fe de algunos siervos
leales de Jehová y para no parecernos a quienes no tuvieron fe.
Ahora los invito a ver el siguiente VIDEO. Mientras lo ven, noten cómo se pone a
prueba la fe de la hermana.
Hebreos 11:4 — “Por la fe, Abel le ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor
que el de Caín. Por medio de esa fe recibió testimonio de que era justo, pues
Dios aprobó sus ofrendas. Y, aunque murió, todavía habla por medio de su fe”.
(1) Dedicó tiempo a pensar en asuntos espirituales. Por ejemplo, sin duda
percibió el amor y la sabiduría de Jehová en la creación. Él era pastor. Así
que sabía que las ovejas necesitan a alguien que las guíe y las proteja. Por
eso, seguro que se dio cuenta de que nosotros también necesitamos guía y
protección de alguien mucho más sabio y poderoso, de Jehová.
(2) Abel le oró a Jehová y actuó. Es cierto que no sabía muchas cosas; tenía
poca experiencia. Aun así, actuó con fe. Seguramente Abel le pidió a Jehová
que aceptara su sacrificio, y Jehová aprobó su ofrenda. Abel demostró que
tenía una fe muy fuerte. ¿Y notaron que en el versículo 4 dice que su
ejemplo todavía nos “habla” hoy en día? Puede que a veces sintamos que
nos falta conocimiento o experiencia para actuar con fe, como Abel. Pero,
tranquilos, eso no tiene por qué ser un obstáculo. Oremos a Jehová y
usemos el conocimiento que tengamos, aunque sea poco. Actuemos con fe.
Jehová nos ayudará.
(3) Cuando Abel pasó por pruebas, se mantuvo leal. No dejó que la conducta
de su familia debilitara su fe. Y nosotros tampoco deberíamos permitirlo.
Hermanos, no dejemos que las palabras o acciones de otra persona hagan que nos
sintamos avergonzados de ser testigos de Jehová. Así que prepárese. Identifíquese
rápidamente como testigo de Jehová. Eso reforzará y fortalecerá su fe.
Ahora bien, también podemos aprender algo del MAL EJEMPLO DE CAÍN.
En Génesis 4:6, 7, Jehová corrige a Caín por su mala actitud y le dice que cambie y
haga lo que está bien. Pero, como sus padres, que no tenían fe, Caín pensó que
sabía lo que era mejor para él. Al final, acabó matando a su hermano. Puede que,
en algunas ocasiones, como somos imperfectos, no tomemos las mejores
decisiones o que incluso desarrollemos una mala actitud. ¿Cómo actuaríamos si
Jehová nos lo hiciera ver? ¿Cuál sería nuestra reacción? No imitemos a Caín y su
falta de fe. No pensemos que solo nosotros sabemos lo que nos conviene. Más
bien, veamos ese consejo como un toquecito en el hombro de parte de Jehová para
advertirnos. Cambiemos nuestra forma de pensar y eso fortalecerá nuestra fe, y
seguiremos siendo amigos de Jehová.
Veamos de nuevo a la hermana de antes. En el siguiente video podremos ver cómo
imita la fe de Abel.
En cualquier momento, nuestra fe podría verse sometida a prueba si alguien nos
ataca con violencia. Hermanos, esto fue precisamente lo que le sucedió a Enoc.
La Biblia dice que, antes del Diluvio, la gente no respetaba a Dios y que a menudo
reaccionaba de forma muy violenta. Pero también dice que Enoc, un hombre de fe,
decidió andar con el Dios verdadero. Cuando vio que su vida corría peligro, confió
en que Jehová lo ayudaría. Por otra parte, Lamec, descendiente de Caín —un
asesino—, prefirió confiar en sí mismo para defenderse. Eso lo llevó a matar a un
hombre, supuestamente en defensa propia. Tanto Enoc como Lamec, el asesino,
vivían en un mundo lleno de violencia, pero cada uno tenía un plan de acción ante
la violencia totalmente diferente. A medida que nos acerquemos al fin de este
sistema, la gente estará cada vez más desesperada y se volverá más y más violenta.
En el siguiente VIDEO, fijémonos en cómo un solo acto de violencia puede poner
a prueba nuestra fe en Jehová de repente.
Como vivimos en un mundo tan violento, a todos podría pasarnos lo mismo que le
pasó al hermano, aunque nuestro vecindario parezca seguro. Si ese es el caso,
¿cómo podríamos imitar la fe de Enoc? Bueno, él tenía muy clara una verdad
sencilla pero fundamental: Jehová odia la violencia. Por eso, si queremos andar
con Dios, como Enoc, la violencia no debe ser una opción para nosotros. ¿Qué nos
puede ayudar? No deberíamos siquiera imaginar que nos vengamos. Pensar en
actos violentos puede hacer que actuemos con violencia, sin tener en cuenta las
consecuencias. Aprendamos a reconocer situaciones que podrían ponernos en
riesgo y evitemos el peligro. Ese es el consejo que nos da Proverbios 22:3.
Proverbios 22:3 — “El prudente ve el peligro y se esconde, pero los inexpertos
siguen adelante y sufren las consecuencias”.
Así que este texto nos anima a escondernos si vemos peligro. ¡Anticipémonos!
¡Estemos alerta! ¡No bajemos la guardia! Y evitemos situaciones que podrían
terminar en violencia. Evitemos las diversiones violentas. ¿Por qué? Muchas veces,
se presenta a los personajes defendiéndose de forma violenta si los amenazan.
Además, en este tipo de diversiones se promueve el uso de todo tipo de armas u
objetos para matar o vencer a los oponentes. Es cierto que los cristianos tomamos
medidas para protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias, pero siempre lo
hacemos en el marco de los principios bíblicos. Veamos tres textos bíblicos que
nos ayudarán a tomar decisiones sobre la seguridad de nuestra familia.
La Palabra de Dios nos enseña que siempre debemos tratar a los demás con
respeto, consideración y amabilidad. Comportarnos de forma pacífica ayudará a
calmar la situación y evitará que se vuelva más peligrosa. ¿No es cierto que una
pelea a menudo comienza con una discusión acalorada? Muchas veces, mantener
la calma puede hacer que la persona que esté enojada se tranquilice y no se ponga
agresiva. Hay algo más a tener en cuenta. En la Carta de Judas, se explica que Enoc
profetizaba y que les dio una advertencia a sus enemigos. Eso significa que Enoc
les predicó. Que la gente sepa que somos testigos de Jehová y que les
demostramos compasión a quienes les predicamos será la mejor manera de
protegernos. ¿Cómo recompensó Jehová a Enoc por haber puesto fe en él? Veamos
la respuesta en Hebreos 11:5.
Hebreos 11:5 — “Por la fe, Enoc fue trasladado para que no viera la muerte, y
nadie pudo encontrarlo porque Dios lo había trasladado. Y, antes de ser
trasladado, recibió el testimonio de que le había agradado a Dios”.
La recompensa de Enoc fue saber “que le había agradado a Dios”. De alguna
manera, Jehová le dejó claro que estaba contento con él, que contaba con su
aprobación. ¡Qué animador es saber que, si nos encontramos en una situación
peligrosa y no vemos forma de escapar, como Enoc, nosotros también podemos
aguantar esa prueba de fe de una manera que le agrade a Dios!
Jesús comparó nuestros días con los días de Noé. De hecho, él sabía lo terrible que
fue la situación en los días de Noé porque lo vio desde el cielo. Veamos cómo
describe la Biblia aquellos días. Lo encontramos en Génesis 6:5.
Génesis 6:5 — “Así que Jehová vio que la maldad del hombre crecía en la
tierra y que los pensamientos de su corazón estaban inclinados solo hacia el
mal todo el tiempo”.
El hermano sabía que tenían la adoración en familia, pero estaba desanimado por
las presiones de la vida y el trabajo extra. Eso puso a prueba su fe. ¿Imitaría a Noé,
o a la gente de su tiempo? Aquella gente no tenía fe, no hicieron nada para salvar a
su familia. Jesús dijo que estaban tan distraídos con las cosas del día a día —
comiendo, bebiendo, casándose...— que “no hicieron caso hasta que vino el
Diluvio y los barrió a todos”. En cambio, Noé sí hizo caso. Por fe, actuó para salvar
a su familia. Vean lo bien que se habla de la fe de Noé en Hebreos 11:7.
Hebreos 11:7 — “Por la fe, Noé, después de recibir una advertencia divina de
cosas que todavía no se habían visto, demostró temor de Dios y construyó un
arca para salvar a los de su casa. Por medio de esa fe condenó al mundo y se
convirtió en heredero de la justicia que se obtiene por la fe”.
La obediencia de Noé salvó a su familia. Seguro que para Noé no siempre fue fácil
explicarles a sus hijos por qué ellos tenían que construir un arca si nadie más lo
estaba haciendo. Quizás tuvo que explicarles por qué aquello era lo más
importante. Cuando eran niños ya estaban los nefilim, y para Noé y su esposa
debió ser muy difícil impedir que escucharan todas las historias que se contaban
sobre esos gigantes. Imaginen las conversaciones que Noé y su esposa tendrían con
sus hijos. Aquellos ángeles malvados y los hijos que tuvieron, los nefilim, eran
famosos y todo el mundo los admiraba por sus capacidades sobrehumanas. Incluso
hoy a la gente le fascinan las historias y las películas de personas con
superpoderes. Pero ellos no merecían que nadie los admirara, ni los ángeles
malvados ni sus hijos, los poderosos nefilim. Noé no quería que sus hijos los
admiraran ni los copiaran. Así que les enseñó que a Jehová le dolía lo que sucedía,
que no soportaba la violencia y la rebeldía. Sabía que sus hijos tenían que
aprender a amar a Jehová y a imitarlo. Padres, dediquen tiempo a enseñarles a sus
hijos a odiar lo que Jehová odia y a amar lo que Jehová ama. Jehová odia la
mentira, las trampas, el acoso, el egoísmo y la codicia. En cambio, Dios ama la
honestidad, la paz, el amor, la generosidad y el autocontrol. Como todo buen
padre, Noé quería que su familia tuviera un lugar cómodo donde vivir y buena
comida. ¡Piensen en las casas que podrían haberse construido él y sus hijos! ¡Eran
constructores expertos! Pero esa no era una prioridad en la vida de Noé.
Su objetivo en la vida era más que construir casas, comer y beber. Noé les enseñó
a sus hijos poniéndoles un buen ejemplo y se centró en salvar a su familia del
Diluvio. Seguro que a veces se sentía cansado o abrumado por la enorme,
inmensa, tarea de construir un arca. Pero Noé no dejó que las actividades del día a
día lo distrajeran de servir a Jehová. Más bien, se aseguró de que, pasara lo que
pasara en su vida, la construcción del arca siguiera adelante.
¿Recuerdan al hermano del video? Estaba cansado, agotado por tanto trabajo.
Todos nos sentimos identificados con él. ¡La vida en este sistema es muy dura!
Padres, sabemos que se esfuerzan por que su familia tenga una buena rutina
espiritual. Valoramos muchísimo el esfuerzo que están haciendo todos ustedes.
Claro, a veces podrían sentirse tentados a decir “Estudiamos luego” o “Mejor
dejémoslo para la semana que viene”. Pero ¿ven el peligro? Podríamos empezar
posponiendo el estudio de familia una semana, después dos, después tres y así
indefinidamente. Jehová se encargó de que Noé y su familia tuvieran todo lo
necesario para vivir. Así que puede estar seguro de que Jehová cuidará de usted y
su familia. Él lo bendecirá por su obediencia.
Noé sabía que construir el arca salvaría a su familia del Diluvio, pero solo si
estaban todos juntos adentro. No quería que sus hijos imitaran el estilo de vida de
la gente de su tiempo. Noé hizo todo lo que pudo por enseñarles a sus hijos a amar
a Jehová, tanto con lo que dijo como con lo que hizo. Padres, si imitan a Noé,
podrán salvarse ustedes y salvar a su familia.
Sigamos el Ejemplo de los que Tuvieron Fe
4 Imitemos a Moisés, No al Faraón
Hermano Seth Hyatt
Ayudante del Comité de Servicio
Durante casi 40 años, Moisés tuvo una vida cómoda y llena de lujos porque la hija
del faraón lo había adoptado. Él disfrutó de ventajas que los demás no tenían; tenía
dinero y la mejor educación. ¿Dejó Moisés que esto le afectara, que influyera en su
punto de vista o en su actitud? Podemos responder estas preguntas por lo que
ocurrió cuando Moisés tenía 80 años de edad. Se relata en Éxodo, capítulo 5.
En este relato, Moisés y el faraón están hablando, y se menciona que el faraón le
dijo a Moisés: “¿Quién es ese Jehová para que yo tenga que obedecerle?
No conozco a ese Jehová en absoluto”. Y, en eso, el faraón no se equivocaba: ni
conocía a Jehová ni sabía nada de él. Y por eso no tenía fe en él. Era un hombre sin
fe. ¡Cuánto orgullo tenía! Le faltó el respeto a Jehová. Sin duda, sus palabras
reflejaban la creencia egipcia de que el faraón era un dios. Pero ¿qué podemos
decir de Moisés? ¿Dejó que la cultura egipcia influyera negativamente en él? ¡No!
Él era muy diferente al faraón. Moisés era un hombre humilde, un hombre de fe.
Cuando tenía 40 años, tomó una decisión, una decisión que reflejó lo profunda
que era su fe y que cambió su vida para siempre.
Hebreos 11:24 — “Por la fe, Moisés, cuando ya era adulto, se negó a ser
llamado hijo de la hija del faraón. Escogió ser maltratado con el pueblo de Dios
en vez de disfrutar de los placeres temporales del pecado”.
Jehová le encargó algo a Moisés, una tarea, una comisión. Y él vio eso como
algo de mucho más valor que cualquier cosa que le pudiera ofrecer Egipto. Les
dio la espalda a las comodidades de ese país y eligió ponerse del lado de
Jehová y hacer todo lo que él le pedía.
(3) El tercer punto: tenía una clara visión espiritual, “tenía los ojos puestos en el
pago de la recompensa”. Moisés veía mucho más allá de Egipto. Veía el
cumplimiento de las maravillosas promesas que Jehová le había hecho a
Abrahán y sus descendientes. Se habla un poco más de su visión espiritual en el
versículo 27.
Hebreos 11:27 — “Por la fe, abandonó Egipto sin miedo a la furia del
rey, porque se mantuvo firme [y fíjense] como si estuviera viendo al que es
invisible”.
Es verdad que Moisés podía ver al faraón. Pero, con su clara visión espiritual,
también podía ver a Jehová. Moisés tenía una fuerte amistad con Jehová. ¿La
tiene usted? Para que dos personas sean amigas íntimas, es necesario que entre
ellas haya muy buena comunicación. Si oramos regularmente a Jehová y de
corazón y tenemos un buen estudio de la Biblia, tendremos una comunicación
fluida con Jehová. Nosotros le hablaremos y él nos responderá. A medida que
conozcamos mejor a Jehová, nuestra fe será más y más fuerte. Y esa fe se
reflejará en nuestras decisiones. Es decir, nuestras palabras y nuestras acciones
demostrarán que somos personas de fe.
(4) Y eso nos lleva al cuarto punto. Al principio del versículo 27, decía: “Por la fe,
[Moisés] abandonó Egipto”. Su fe era tan fuerte que se percibía en sus palabras
y en sus acciones. Sin duda, Moisés era un hombre de acción, porque dice que
se fue de Egipto. Pero también era un hombre que expresaba sus convicciones.
¿Recuerdan cuando Moisés y los israelitas estaban en la orilla del mar Rojo? Por
detrás tenían al faraón y su ejército, y por delante tenían el mar Rojo. Parecía
que no había escapatoria. ¿Qué dijo Moisés para fortalecer al pueblo? “No
tengan miedo. Manténganse firmes y vean cómo los salva hoy Jehová”.
Aquellas palabras debieron fortalecer mucho a los israelitas. De igual manera,
nosotros podemos fortalecer a los demás. Lo hacemos cuando predicamos o
cuando estamos con la familia o con los amigos... Expresemos nuestra fe con
palabras. También demostrémosla con hechos, con nuestras acciones. Si lo
hacemos, seremos una bendición para otros. Claro, es importante que seamos
humildes, igual que Moisés. Obedezcamos siempre las instrucciones y los
consejos que nos da Jehová mediante su Palabra y su organización.
Pero ¿qué pasó con el anciano que conocimos antes? Si les parece, veamos CÓMO
EL HERMANO IMITA EL EJEMPLO DE MOISÉS AL TOMAR UNA DECISIÓN
(segunda parte del VIDEO).
Okey. Busca las piezas y yo te vuelvo a llamar. Esto llevará días.
¿Nos vamos sin ti? ¿Y tú vas a otra asamblea? (esposa) Sí, y
avisaré a John de que no puedo ser acomodador. Pero ¿qué me
perderé si voy a otra? Hebreos 11:26 dice que Moisés
“consideraba que la deshonra del Cristo era una riqueza mucho
mayor que los tesoros de Egipto, pues él tenía los ojos puestos en el pago de la
recompensa”. ¿Qué valor tiene ser príncipe de Egipto en comparación con…?
(discursante) ¿Cariño? Cariño, ¿qué piensas? ¿Danny? Te voy a decir lo que
puedes hacer ahora, y ya veremos qué pasa cuando yo regrese.
¿Vieron lo que hizo el hermano? Con la decisión que tomó, demostró que era un
hombre espiritual. Él usó los ojos de la fe. Se imaginó las bendiciones que
disfrutarían él y su familia si asistían juntos a la asamblea regional. Su decisión
demostró que era un hombre de fe.
Si hacemos todo esto, podemos estar seguros de que Jehová nos cuidará y nos
salvará, igual que hizo con su siervo Moisés.
Sigamos el Ejemplo de los que Tuvieron Fe
5 Imitemos a los Discípulos de
Jesús, No a los Fariseos
Jesús los llamó “serpientes, crías de víboras”. ¿De quiénes estaba hablando? De los
fariseos. ¿Y ellos quiénes eran? Una importante secta religiosa judía del siglo
primero. ¿Por qué Jesús tenía esa opinión de ellos? Porque, aunque aquellos líderes
tenían conocimiento de Dios y se enorgullecían de seguir al pie de la letra la Ley
de Moisés, no hacían lo que Moisés había mandado: escuchar a la persona que
Jehová enviaría con el fin de salvar a su pueblo. Ese Salvador es Jesucristo. Pero,
cuando los fariseos vieron que curaba milagrosamente a los cojos, a los ciegos y
hasta resucitaba a los muertos, no se alegraron por aquellos milagros ni alabaron a
Dios por lo que estaba haciendo mediante Cristo. Los fariseos eran hombres sin fe,
y se negaron a creer en el Hijo de Dios y a obedecerlo. Y, aún más, persiguieron a
los discípulos de Jesús, porque ellos sí ponían fe en Jesucristo. Jesús los
desenmascaró delante de todo el mundo y los llamó “serpientes” porque, con la
influencia que tenían, habían destruido la fe que algunos habían puesto en él.
De hecho, los fariseos tenían tanta influencia en la gente que algunas personas
importantes no se atrevían a decir que tenían fe en Jesús por miedo a que les
quitaran su posición en la sinagoga y a perder el respeto de la comunidad. ¿Podría
ese mismo miedo impedir que alguien dé el paso de servir a Jehová y hacerse
discípulo de Jesús? ¿Podría frenarlo el temor al rechazo o a la burla de parte de
vecinos, familiares o amigos?
¿Pudieron ver CÓMO SE PUSO A PRUEBA LA FE DE NELSON? Tenía que decidir qué
era lo más importante: si la opinión de los demás, o hacer lo necesario para
conseguir la aprobación de Jehová.
¿Le está pasando a usted lo mismo que a Nelson? Si es así, ¿CÓMO PUEDE IMITAR
LA FE DE LOS DISCÍPULOS DE JESÚS? Ellos no solo conocían a Dios, sino que
confiaban en él y lo veían como un padre y un amigo. Como prueba de eso, fueron
derecho al templo de Jerusalén y, delante de todo el mundo, hablaron con valor
acerca del Hijo de Dios. Fueron poderosos gracias a la fe. Cuando los del tribunal
supremo judío se enteraron, se pusieron furiosos —muchos eran fariseos— y les
ordenaron a los discípulos que dejaran de hablar de Jesús. ¿Qué hicieron ellos? ¿Se
acobardaron? ¡No! Podemos leer lo que ocurrió en Hechos 5:29. Ahí dice:
Los discípulos no dejaron que la presión y las amenazas de aquellos líderes los
detuvieran. Tenían claras sus prioridades. Sabían que a veces no podrían obedecer
a los hombres y a Dios al mismo tiempo. Como vemos, no siempre tenemos que
obedecer lo que los gobernantes nos mandan. Por ejemplo, cuando nos exigen
algo que Dios prohíbe. O, como en este caso, cuando nos prohíben algo que Dios
nos pide que hagamos. Aunque los gobiernos nos prohíban predicar, no podemos
dejar de realizar la tarea que Jehová nos ha encargado. De hecho, los apóstoles
nos pusieron el modelo. Ellos establecieron el precedente de lo que deben hacer
los cristianos verdaderos: obedecer a Dios por encima de todo. Los discípulos eran
amigos de Jehová porque tenían fe y, por eso, ahora están vivos en el cielo y son
reyes y sacerdotes junto a Jesucristo. ¿Y qué les pasó a aquellos fariseos sin fe y
sedientos de poder? Bueno, Jesús les dijo en su cara lo que les iba a ocurrir.
Lo podemos leer en Mateo 23:33. Les dijo:
Mateo 23:33 — “Serpientes, crías de víboras, ¿cómo escaparán del juicio de la
Gehena?”.
Así que, para los discípulos de Cristo, el Reino debe ser lo primero en su vida.
Si eso es así, Jesús nos promete que Jehová se encargará de las necesidades
materiales y espirituales que tengamos. Los cristianos buscamos primero el Reino
cuando les predicamos a tantas personas como sea posible. Igual que los
discípulos de Jesús, necesitamos mucho valor para predicar cuando nuestros
vecinos, amigos o familiares se oponen. Pero no debemos temer a nadie que trate
de impedirnos servir a Jehová. Claro, Jesús nos dijo que predicáramos con valor,
pero que también lo hiciéramos con cautela. Podemos verlo en Mateo 10:16.
Mateo 10:16 — “Miren que los estoy enviando como a ovejas en medio de
lobos. Así que sean cautelosos como serpientes, pero también inocentes como
palomas”.
En realidad, la mayoría de las serpientes prefiere huir en vez de atacar. Así que
cauteloso aquí significa ser “prudente”, “sensato” y “astuto”. Y a la paloma se la
conoce como a “la oveja del mundo de las aves” porque es dócil y delicada. Así
que ser inocente significa ser sincero, intachable y con buenos motivos.
Lo que Jesús quiso decir fue que, cuando sus discípulos afrontaran persecución,
tendrían que ser ambas cosas, tanto cautelosos como inocentes. Así evitarían los
peligros que pudieran surgir mientras predican. Por ejemplo, imagínese que alguien
en el trabajo o en la escuela o algún familiar le hace comentarios sarcásticos o se
burla de usted por ser testigo de Jehová. En vez de hacer lo mismo que él y criticar
sus creencias siendo sarcástico, demuestre que sus comentarios no le roban la paz
ni le quitan la alegría del rostro. Eso es ser prudente e intachable, cauteloso pero
inocente.
Vamos a ver la SEGUNDA PARTE DEL VIDEO que se mostró antes. El papá de
Nelson le acaba de decir por teléfono: “Si sales por ahí a predicar, los dos nos
quedaremos sin trabajo”. Veamos si Nelson imita la fe de los discípulos de Jesús.
¿Tendrá razón papá? ¿Nos arruinaremos si me hago Testigo?
Pero, y, si no, ¿qué pasaría? ¡Hola, Nelson! ¡Buenos días! Hey,
buenos días, Keith. ¿Qué están haciendo aquí? ¿Por qué no se
marchan? Rob y Nick viven aquí también y sufren la misma
presión. Pero ellos predican y
mantienen a su familia. Y son felices de verdad.
¿Voy a permitir que el temor al hombre me
impida ser discípulo de Jesús? Juan 3:36 dice
que “el que demuestra fe en el Hijo tiene vida
eterna”. Es hora de demostrar mi fe y dejar que
Jehová haga el resto.
(1) Debemos rechazar la conducta de los que no tuvieron fe, como Caín,
Lamec, los del tiempo de Noé, el faraón y los fariseos.
(2) Tenemos que imitar a los siervos de Jehová que tuvieron fe, como Abel,
Enoc, Noé, Moisés y los discípulos de Jesús.
¿Tiene usted un auto, una motocicleta o algún otro vehículo? Si es así, sabrá que
conlleva una gran responsabilidad. De entrada, cuesta bastante dinero comprar un
vehículo, y luego hay que seguir gastando dinero para mantenerlo en
funcionamiento. Además de eso, tener un vehículo conlleva otra responsabilidad
muy seria: la responsabilidad de mantenerlo para que sea seguro, es decir, que
no se rompa, que no cause accidentes y, más importante aún, que no cause
muertes. Para ello, hay que tener un programa de mantenimiento. No esperaríamos
a que se le caiga una pieza al vehículo o a que de pronto se quede parado.
Tenemos que ser previsores y tener una lista de control para asegurarnos de que
todo funciona bien. De manera parecida, espiritualmente hablando, cada uno de
nosotros debe tener su propio programa de mantenimiento. ¿De qué tipo de
mantenimiento estamos hablando? Abramos nuestras biblias y busquemos
2 Corintios 13:5.
Para darle mantenimiento a un vehículo es útil una lista de control, pero ¿hay una
LISTA DE CONTROL QUE PODAMOS USAR PARA EXAMINARNOS Y
COMPROBAR SI ESTAMOS EN LA FE? Sí, la hay. Es una lista con tres puntos.
¿Lo vieron? ¿Qué es lo que dice la Biblia que es tan importante? La devoción a
Dios. Pero tenemos que entender qué es la devoción a Dios. De hecho, también
tenemos que entender por qué la Traducción del Nuevo Mundo usa esta expresión.
Muchas otras Biblias simplemente la traducen como “piedad”, “la piedad es
provechosa”, o “una vida dedicada a Dios”, o “la religión”. Y otra incluso dice
“entrenarse en la sumisión a Dios”. Pero la Traducción del Nuevo Mundo transmite
muy bien el sentido del original, porque se puede entrenar o programar a un robot
para que haga cierto trabajo, pero no se le puede programar para que tenga
devoción a Dios. ¿Por qué no? Porque la devoción a Dios implica lo que sentimos
por Jehová. Significa que le somos leales porque le estamos muy agradecidos y
porque lo amamos. Esta expresión nos ayuda a entender que lo que de verdad
importa es por qué hacemos las cosas, y no qué cosas hacemos.
Salmo 40:8 — “Hacer tu voluntad, oh, Dios mío, es un placer para mí, y tu ley
está en lo más hondo de mi ser”.
Este texto nos ayuda a examinar nuestra devoción a Dios. ¿Cómo? Bueno, tenemos
que preguntarnos: “¿Sirvo a Jehová porque es un verdadero placer para mí o lo
hago por obligación? ¿Es algo que hago por pura rutina, algo que sencillamente
hago cada día, pero que en realidad no siento un gran deseo de hacer?”. Bueno, y
si nos damos cuenta de que nuestra devoción a Dios no es como debería ser, que
estamos haciendo las cosas por pura rutina y no por amor a Jehová, tenemos que
hacer algo. Nuestra reacción debería ser como si escucháramos un ruido extraño
en el motor o viéramos que se está sobrecalentando. Y eso es exactamente lo que
Jesús les dijo en el siglo primero a los hermanos de la congregación de Éfeso. Por
favor, busquen conmigo el libro de Apocalipsis, capítulo 2. Recordarán que en esta
parte del libro de Apocalipsis encontramos una serie de mensajes que Jesús les da a
algunas congregaciones. La primera congregación que se menciona es la de Éfeso.
Apocalipsis 2:4 — “Pero tengo algo contra ti: que has perdido el amor que
tenías al principio”.
¿Vemos el punto? Esto muestra claramente que a Jehová y a Jesús no solo les
interesa qué hacemos, sino también por qué lo hacemos. Sí, nuestro servicio a
nuestro Dios Jehová debe demostrar que lo amamos y que le somos leales, tal
como Jesús ama a su Padre y es leal a él. Esto es muy importante. El apóstol Pablo
también habló de esto. Busquen conmigo 1 Corintios 13, y veamos lo que Pablo
dijo bajo inspiración en el versículo 3.
1 Corintios 13:3 — “Si doy todo lo que tengo para alimentar a otros o si
entrego mi cuerpo para poder sentirme orgulloso pero no tengo amor, no me
sirve de nada”.
La nota de estudio de la Biblia en inglés para este versículo dice lo siguiente:
“Hablando hipotéticamente, Pablo dice que, si diera todo lo que tiene para
alimentar a otros o si muriera como mártir por la verdad pero lo hiciera por
orgullo y no por amor, eso no le serviría de nada”. Esto da mucho que pensar.
Otra parte muy importante de un vehículo son los frenos. Sabemos que los frenos
son absolutamente necesarios, ¿verdad?, porque alguien podría de repente cruzar
por delante o podría haber un vehículo que quizás viene demasiado rápido y
tenemos que esquivarlo... y necesitamos usar los frenos. Pensando en nuestra
adoración a Jehová y en nuestra amistad con él, ¿a qué creen que podemos
comparar los frenos de un vehículo? Bueno, la Biblia nos da una pista. Está en el
Salmo 111. Allí encontramos la respuesta. Busquemos juntos el Salmo 111 y
leamos el versículo 10.
En algunas partes del mundo, los conductores dicen que la bocina es tan
importante como los frenos. ¿Por qué? Porque es necesaria para que otros sepan
que vamos por la carretera. Si hay otro vehículo que quiere cambiar de carril y
no queremos que choque contra nosotros, tocamos la bocina. O, si hay una
persona que está distraída y se pone a cruzar la calle, tocamos la bocina. Si la
usamos correctamente, puede salvar vidas. ¿A qué aspecto de nuestra
espiritualidad podemos comparar la bocina de un vehículo? Vamos a leer juntos
1 Timoteo 4:16. Fíjense en cuál es la comparación…
Así que podríamos decir que tal como en un vehículo la bocina es importante, el
sonido de las buenas noticias que queremos que todo el mundo escuche, es decir,
enseñar a otros y hablarles de lo cerca que está el día de Jehová, puede salvar
vidas. Si quisiéramos REVISAR UNA BOCINA, ¿qué deberíamos mirar, o más
importante aún, escuchar? Bueno, podríamos empezar tocando la bocina, y si
no suena sabemos que hay un problema. Por otro lado, si el sonido es tan bajito
que nadie lo oye, también tenemos un problema. ¿Y qué hay de nosotros?
¿Tenemos que analizar cómo estamos predicando las buenas noticias? Sí. Y es
necesario que pensemos en todas las facetas de la predicación. Por ejemplo, ¿qué
hay de la predicación informal? ¿Les ha pasado que al ver una oportunidad
piensan: “Sí, tengo que hablar con esa persona”, y no les sale nada? La bocina
no está funcionando. O a lo mejor sí aprovechamos la oportunidad para hablar,
pero nuestro mensaje no es claro, y la persona no entiende lo que estamos
diciendo. En cualquiera de estos dos casos, está claro que LE FALTA
MANTENIMIENTO A NUESTRA BOCINA SIMBÓLICA. ¿Qué podemos hacer? Bueno,
podríamos orarle a Jehová para pedirle que nos dé valor. Que nos dé valor para
hablar con otras personas, ya sea informalmente, por teléfono o de cualquier otro
modo. Y, si vemos que tenemos que ser más claros o coherentes cuando les
presentamos a otros el mensaje, es importante que practiquemos antes de hacerlo,
que tengamos sesiones de ensayo para ver lo que vamos a decir. Si lo hacemos,
estaremos preparados para dar un mensaje claro a los que nos escuchen. ¿No les
parece que esto ha sido muy interesante? ¿Lo repasamos?
Vimos varias comparaciones con las partes de un vehículo. Podríamos decir que el
motor es comparable a nuestra devoción a Dios. La devoción a Dios debe salir del
corazón. Y los frenos del vehículo son como el temor de Jehová. Si odiamos lo que
es malo, como Jehová, eso será un freno que nos detenga. Y también hablamos de
tener una bocina que transmita correctamente el sonido del mensaje.
Y no olvidemos pedirle a Jehová que nos ayude a transmitir a las personas el
mensaje de las buenas noticias con claridad. Estoy seguro de que, como ya
mencionamos antes, se les ocurren muchas otras comparaciones. Pero el punto es
que un buen conductor no solo conduce su auto, su motocicleta o el vehículo que
sea. Un buen conductor también revisa su vehículo para que esté en buen estado
y sea seguro. De la misma manera, nosotros, como dice 2 Corintios 13:5, tenemos
que seguir examinándonos. Tenemos que seguir comprobando si estamos firmes
en la fe. En otras palabras, comprobar si somos cristianos de verdad, si de verdad
estamos viviendo de acuerdo con lo que creemos y con lo que predicamos. Pero
vamos a recordar una advertencia que da la Biblia. Vamos a buscar juntos
1 Corintios 10:12, y veamos cuál es esa advertencia.
1 Corintios 10:12 — “El que piensa que está de pie, que tenga cuidado de
no caer”.
Y es que pensar que todo está bien, que no tenemos problemas... Pensar que a
nosotros no nos hace falta examinarnos y comprobar si estamos en la verdad, eso
es un problema, tal como la falta de mantenimiento de un vehículo puede hacer
no solo que este se dañe, sino también provocar muertes. Por eso es tan importante
que sigamos examinándonos para saber si estamos en la fe, o en la verdad. Así que
si nos revisamos a menudo y nos preguntamos: “¿Cómo está mi devoción a Dios?
¿Cómo está mi temor a Dios? ¿Estoy odiando lo que es malo? ¿Cómo está sonando
mi mensaje al predicar?”. Si notamos alguna debilidad, ¿qué debemos hacer?
Leamos de nuevo el texto temático de este discurso.
¿Cuál es el punto? Que, si hacemos la revisión con la lista de control y vemos que
de algún modo nuestra devoción a Dios no es tan fuerte como debería, que
estamos haciendo las cosas por rutina y nuestro amor por Jehová ya no es el que
era, o nos damos cuenta de que nuestro temor a Jehová ya no nos frena de hacer lo
que está mal, o si vemos que no estamos dando un testimonio completo de las
buenas noticias, tenemos que hacer algo. ¿Qué debemos hacer? Bueno, como dice
aquí…
Así que, queridos hermanos, recordemos siempre que no importa cuánto tiempo
llevemos en la verdad o qué privilegios de servicio tengamos, debemos seguir
revisando cómo estamos. Debemos seguir examinándonos y comprobar si estamos
firmes en la fe.