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Viernes tarde (parte 1) | Asamblea regional del 2021

“Poderosos gracias a la fe”

Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:


Bienvenidos de nuevo, hermanos.
La siguiente sesión de nuestra asamblea comenzará con un video musical.
Este video muestra la belleza de la creación y lo maravillosa que es
nuestra hermandad mundial.
Ambas le dan gloria a nuestro Dios, Jehová.
Véanlo, les gustará mucho.

Para empezar, tenemos la oportunidad de alabar a Jehová con una canción.


Se trata de la canción 2, “Tu nombre es Jehová”.
Canción 2.

1.Altísimo Señor,
Dios todopoderoso,
bendito Rey glorioso:
tu nombre es Jehová.
Qué gran felicidad
ser parte de tu pueblo
y a los cuatro vientos
tu gloria proclamar.

(ESTRIBILLO)
¡Que todos lo sepan!
Tu nombre es Jehová.
En el cielo, en la Tierra,
no hay un Dios igual.
Tu poder es infinito.
El mundo lo verá.
¡Que todos lo sepan!
No hay un Dios igual, Jehová.

2.Nos puedes convertir


en lo que tú deseas
y cumples tus promesas:
tu nombre es Jehová.
Qué gran satisfacción
portar tu santo nombre
delante de los hombres.
No hay honor igual.

(ESTRIBILLO)
¡Que todos lo sepan!
Tu nombre es Jehová.
En el cielo, en la Tierra,
no hay un Dios igual.
Tu poder es infinito.
El mundo lo verá.
¡Que todos lo sepan!
No hay un Dios igual, Jehová.

Cuando analizamos la creación de Jehová, podemos ver sus hermosas


cualidades.
¿Quieren aprender más de ella?
En la siguiente serie, de seis discursos, veremos que meditar en la
creación fortalece nuestra fe en las promesas de Jehová.
Cada orador presentará al siguiente.

El hermano Kenneth Flodin, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará


el primer discurso, titulado “Observar la creación fortalece la fe: Las
estrellas”.
Kenneth Flodin – Ayudante del Comité de Enseñanza:
En cada discurso de esta serie, los oradores nos hablarán no solo de lo
bonita que es la creación, sino de lo que nos enseña acerca de Jehová.
Mediante la creación, Jehová nos muestra claramente cómo es él.
Por favor, busquemos Nehemías 9:6.
Este texto menciona a los ángeles.
Veamos cómo la creación fortalece su fe.
Nehemías 9:6: “Solo tú eres Jehová. Tú hiciste los cielos, sí, el cielo
de los cielos y todo su ejército. Hiciste la tierra y todo lo que hay
en ella, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú los mantienes a todos
vivos. Y el ejército de los cielos se inclina ante ti”.
Este texto alaba a Jehová por ser el Creador.
¿Se fijaron en la expresión “el cielo de los cielos”?
¿Eso qué es?
Bueno, se refiere a toda la extensión de los cielos físicos, es decir,
la atmósfera, el espacio exterior y todo lo que hay más allá, los cielos
más elevados, todo el universo.
Eso es “el cielo de los cielos”.
Cuando miramos al cielo, ¿qué vemos?, ¿qué sentimos? ¿Se fijaron en que
al principio del versículo dice “los cielos y todo su ejército”?
Ese ejército se refiere a todo lo que hay en el universo: los planetas,
las estrellas, las galaxias...
¿Pero notaron que al final menciona a otro “ejército de los cielos”?
En este caso se refiere a los santos ángeles.
Y, cuando estos ángeles miran y ven todo lo que Jehová ha creado, se
sienten impulsados a inclinarse ante él, a adorarlo.
Observar la creación puede hacer que nosotros queramos hacer lo mismo
que ellos.
En cada discurso de esta serie, analizaremos algunas creaciones de
Jehová.
Meditar en ellas fortalecerá nuestra fe en sus promesas.
Vamos a ver un video sobre las estrellas.
Y, después, veremos cómo estas fortalecen nuestra fe en la resurrección.

Nuestro sol está considerado como una estrella de tamaño promedio.


Sin embargo, la cantidad de energía que nos llega de él a la Tierra es
miles de veces el total de energía que utiliza el planeta.
En una noche oscura, podemos ver a simple vista unas 3.000 estrellas.
Muchas de ellas forman una banda difusa llamada la Vía Láctea.
Nuestro sol es solo una de las 200 a 400 mil millones de estrellas que
conforman la Vía Láctea.
Los astrónomos creen que esta galaxia se agrupa junto a otras 100.000
galaxias en una estructura inmensa llamada supercúmulo.
Se estima que hay unos dos billones de galaxias.
Entre todas forman el universo físico conocido. La cantidad de estrellas
y las distancias que hay entre ellas son inimaginables.
Además, la inmensa energía que desprenden es casi imposible de
comprender, para nosotros, no para Jehová.
Él “cuenta el número de las estrellas; las llama a todas por su nombre.
Nuestro Señor es grande su poder es inmenso” (Salmo 147:4,5)

Kenneth Flodin – Ayudante del Comité de Enseñanza:


¡Qué video tan bonito acabamos de ver sobre las estrellas!
¿Verdad que son impresionantes?
Pero ¿qué aprendemos de ellas?
Las estrellas nos enseñan una lección importantísima e inolvidable sobre
Jehová.
Los invito a leer Isaías 40:26.
En el universo hay un sinfín de estrellas, y su belleza nos deslumbra.
¿Qué nos enseñan sobre el Creador?
En este versículo, Jehová nos dice que nos fijemos en las estrellas.
Vamos a leerlo: “Levanten la vista al cielo y vean. ¿Quién ha creado
estas cosas [las estrellas]? Es aquel que las hace salir como un
ejército, contándolas una por una; a todas las llama por su nombre. Su
energía dinámica es tan inmensa y su poder tan impresionante que ninguna
de ellas falta”.
Como vimos en el video, se calcula que hay, más o menos, unos dos billones
de galaxias, y cada una cuenta con miles de millones de estrellas.
Hagan la cuenta: ¿cuántos nombres de objetos inanimados es capaz de
recordar Jehová?, ¿cuántos nombres se sabe de memoria?
Pero ¿vieron el final del versículo?
Dice que “ninguna de ellas falta”.
Se calcula que hay cientos de millones de billones de estrellas.
Voy a preguntarles algo: ¿recordará Jehová cómo se llama usted? ¿Y sus
seres queridos?
Recuerden lo que leímos en el versículo: para Jehová, ninguna estrella
falta.
¿Y si murió alguien a quien queremos? ¿Se acordará Jehová de él?
Mi texto favorito para cuando muere un siervo de Jehová es Romanos 14:7-
9.
El versículo 8 dice: “Tanto si vivimos como si morimos, le pertenecemos
a Jehová”.
La muerte no cambia lo que somos para Jehová.
Él sigue viéndonos como sus siervos.
Ahora bien, también podría pasar otra cosa.
Puede que tengamos familiares que, cuando murieron, no conocían o no
servían a Jehová.
¿Qué hay de ellos?
Piensen en esto: si Jehová tuvo la capacidad, el poder, para crear esas
inmensas estrellas y galaxias, ¿no creen que podrá, igualmente, volver
a crear a todos los que han muerto?
Busquemos Juan 5:28, 29.
Vamos a comprobar que esto es así: que tanto los que sirvieron a Jehová
antes de morir como los que no lo hicieron, todos, tienen la esperanza
de la resurrección, de volver a vivir.
Juan 5:28, 29: “No se asombren de esto, porque viene la hora en que
todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán: los que hayan
hecho cosas buenas, para una resurrección de vida, y los que hayan hecho
cosas malas, para una resurrección de juicio”.
Así que todos ellos podrán volver a vivir y tendrán la oportunidad de
amar a Jehová.
Él hará posible este milagro.
Al final del video, en la pantalla, aparecía una cita de la Biblia:
Salmo 147:4, 5.
Ahí dice que Jehová “cuenta el número de las estrellas”, los miles de
billones que hay, y también que “las llama a todas por su nombre”.
¡Eso es impresionante!
Pero aprendemos otra lección en el libro de Job.
Vayamos a Job 14:13, 15.
A veces, las estrellas se mueren.
Y, sin duda, Jehová se da cuenta.
Seguro que también recuerda su nombre.
Sin embargo, él no se siente motivado a resucitarlas, a devolverles la
vida para que puedan brillar otra vez en el cielo nocturno.
Pero ¿qué hay de nosotros?
Los seres humanos fuimos creados a la imagen de Jehová y de su Hijo,
Jesucristo.
En Job 14:13, Job dice: “¡Ojalá me escondieras en la Tumba y me ocultaras
hasta que pase tu furia! [Y noten] ¡Ojalá me fijaras un plazo para
acordarte de mí!”.
Es obvio que el versículo 14 habla de la resurrección.
Así que ¿murió Job para siempre igual que una estrella?
No.
A diferencia de las estrellas, Jehová ansía, desea, devolverles la vida
a los seres humanos para que podamos volver a ver ese brillo en sus
ojos.
Y ahora el versículo 15: “Tú [Jehová] llamarás y yo te responderé [desde
la Tumba]. Ansiarás volver a ver la obra de tus manos”.
Jehová tiene la memoria para resucitar a las personas, tiene el poder
para resucitarlas y tiene el deseo de devolverles la vida a quienes han
muerto.
Hermanos, ¡observen las estrellas!
Ellas fortalecerán su fe en la resurrección.

Y, ahora, Patrick LaFranca, ayudante del Comité de Personal, presentará


la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.
Los océanos”.

Patrick LaFranca – Ayudante del Comité de Personal:


¿Ha estado alguna vez en la playa, respirando la brisa marina, viendo
cómo las olas rompen contra las rocas y se van rápidamente después de
mojar la arena?
A muchos les gusta pasar horas en la playa.
La belleza y la inmensidad del océano nos llenan de asombro.
Por otra parte, muchos tienen miedo de los terribles daños que puede
causar.
Como otras fuerzas de la naturaleza, el océano es a veces como un gigante
que lo arrasa todo a su paso.
¿Hay algo que los seres humanos podamos hacer para detener el muro de
agua de un tsunami?
La fuerza de las olas puede ser impresionante.
Pueden levantar rocas de unos 3.000 kilos (7.000 libras) a una altura
de 6 metros (20 pies).
¿Podrá Jehová devolver el equilibrio al océano y a las demás fuerzas de
la naturaleza?
En el siguiente video, veremos que los océanos demuestran claramente que
Jehová es sabio y poderoso.

Millones de metros cúbicos de agua circulan constantemente por el


planeta.
Cerca de los polos, las masas de agua más fría, más salada y más densa
se hunden y generan una corriente de agua casi 100 veces mayor que la
del río Amazonas.
Esto provoca un ciclo de circulación de agua que puede tardar 1.000 años
en completarse: una cinta transportadora oceánica.
Este enorme sistema de circulación distribuye calor, lo que contribuye
a estabilizar el clima.
Y, además, transporta grandes cantidades de nutrientes por todo el mundo,
lo que permite que la vida en el planeta sea abundante.
Jehová es el Creador de procesos como este y los entiende a la perfección.
“Tú dominas la furia del mar; cuando sus olas se levantan, tú las calmas”.
(Salmo 89:9)

Patrick LaFranca – Ayudante del Comité de Personal:


Como vimos en el video, los océanos son esenciales para la vida en la
Tierra.
Tristemente, por culpa de la codicia humana, están muy contaminados.
El calentamiento global ha elevado el nivel del mar, lo que amenaza las
zonas costeras.
Al ver que las fuerzas de la naturaleza han perdido su equilibrio, los
expertos temen que la vida en la Tierra pronto deje de ser viable.
Hermanos, si Jehová tuvo el poder y la sabiduría para crear los océanos,
podemos estar seguros de que podrá hacer que vuelvan a funcionar
correctamente y de que nunca más nos hagan daño.
Aunque los océanos parezcan incontrolables, el poder de Jehová es
inmensamente superior.
Vamos a ver cómo el Salmo 93:4 describe el poder que tiene.
Salmo 93:4: “Jehová es majestuoso en las alturas, está por encima del
estruendo de muchas aguas, es más poderoso que las olas del mar al
romper”.
Aunque el gran océano pueda levantar sus olas hasta el cielo, su poder
no se puede comparar con el de nuestro majestuoso Dios. Jehová tiene el
poder y la capacidad de controlar perfectamente los océanos.
Por eso, podemos estar seguros de que es capaz de proteger a su pueblo
sin ningún problema.
En Jeremías 5:22, Jehová le recuerda a su pueblo el gran poder que tiene.
Leámoslo.
Jeremías 5:22: “‘¿No me temen?’, dice Jehová. ‘¿No deberían temblar ante
mí? Fui yo quien puso la arena como límite para el mar, una norma
permanente que este no puede traspasar. Aunque sus olas se agitan,
no pueden prevalecer; aunque rugen, no pueden pasar más allá’”.
Así es, el Dios todopoderoso “puso la arena como límite para el mar”.
Cuando las olas golpean fuertemente la arena, esta absorbe la fuerza del
impacto del agua.
Si Jehová puede impedir que las olas traspasen el límite que les ha
impuesto, ¿no podrá también proteger a su pueblo de los ataques violentos
de la gente de este mundo, que es como un mar agitado?
Jehová demostró su capacidad de controlar las poderosas aguas cuando
protegió a los israelitas abriendo el mar Rojo para que pudieran cruzar.
La profundidad media de ese mar es de unos 480 metros (1.600 pies).
Según ciertos cálculos, el lugar por donde cruzaron los israelitas tenía
una profundidad de unos 15 metros (50 pies).
¿Se imaginan ustedes caminando por ese pasillo, con un muro de agua a
cada lado de semejante altura?
Y, luego, Jehová usó aquellos muros de agua para ahogar a sus enemigos,
los egipcios.
¡Qué impresionante!
Jehová liberó a su pueblo y derrotó al ejército egipcio usando aquella
enorme masa de agua.
Jehová también le dio a su Hijo, Jesús, el poder para controlar el mar
y el viento.
¿Recuerdan el relato que encontramos en Marcos 4:37-39?
Cuando Jesús y sus discípulos cruzaban el mar de Galilea en una barca,
una fuerte tempestad de viento agitó el mar y amenazó con hundir la
barca.
¿Qué hizo Jesús?
“Reprendió al viento y le dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’”.
Y así calmó al viento y al mar.
En aquella ocasión, Jesús demostró lo que hará en la Tierra durante su
Reinado de Mil Años.
Él controlará las fuerzas de la naturaleza y no habrá razones para
tenerle miedo al océano.
En los últimos años, el clima ha causado cada vez más problemas y más
graves.
Lo que antes se consideraba extremo —grandes inundaciones, sequías y
enormes tormentas de nieve— ahora es la nueva normalidad.
Muchos expertos creen que esto es culpa del daño que los seres humanos
hemos hecho al clima y a los océanos.
Sin duda, el hombre está destruyendo nuestro planeta.
Pero hay buenas noticias.
Durante el Milenio, mediante su Reino, nuestro sabio Creador reparará
todo el daño que se le ha hecho a la Tierra.
Todas las cosas funcionarán tal y como Jehová quería.
Además, aprenderemos a cuidar como es debido del hermoso planeta que
Jehová nos dio.
Y, mientras lo hacemos, todo volverá a estar en perfecto equilibrio,
incluso el clima y los océanos.
Algunos creen que el ser humano acabará destruyendo el planeta.
Pero Jehová nos hace una bonita promesa que nos consuela en el Salmo
104:5.
Salmo 104:5: “Él ha establecido la tierra sobre sus cimientos; nunca
jamás se la moverá de su lugar”.
“Nunca jamás”.
Hermanos, el hermoso y profundo océano existirá para siempre.
El Creador se asegurará de que sea así.
Observar los océanos y meditar en lo que vemos fortalecerá nuestra fe
en que pronto disfrutaremos sin miedo de la creación de Jehová para
siempre.

El hermano James Mantz, ayudante del Comité de Redacción, presentará la


siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.
Los bosques”.

James Mantz – Ayudante del Comité de Redacción:


¿Qué haríamos si no hubiera bosques?
Los bosques contribuyen a que tengamos agua dulce.
También purifican el aire y convierten el dióxido de carbono en el
oxígeno que necesitamos para vivir.
Está claro: los bosques son esenciales para la vida.
Pero los científicos advierten que pronto podríamos perder este valioso
recurso.
Y, por eso, mucha gente se pregunta si a Dios le importa lo que está
pasando con los bosques.
Quizás nos preguntemos: “¿Impedirá la destrucción de los bosques que
Jehová cumpla su promesa de convertir la Tierra en un paraíso?”.
La respuesta a esta pregunta es: ¡desde luego que no! ¡Imposible!
Sin duda, Jehová lo tiene todo bajo control.
Veamos el siguiente video.
Fortalecerá nuestra fe en quien diseñó los bosques.

Los árboles pueden llegar a hacerse muy fuertes y aguantar grandes


temporales.
Ahora bien, si no se descompusieran al morir, los árboles y las hojas
se amontonarían, y los nutrientes quedarían atrapados en su interior.
Pero sí se descomponen, ¿cómo?
La mayoría de los animales no pueden comer madera ni hojas secas, pero
los hongos sí.
Descomponen los tejidos vegetales muertos, y así los ablandan.
Los escarabajos y las termitas perforan la madera, lo que permite que
los hongos se esparzan en su interior y la ablanden aún más.
Así otros insectos pueden unirse al festín.
Las lombrices oxigenan el terreno y entierran nutrientes que serán
utilizados por otras plantas.
A los organismos descomponedores se les ha llamado los héroes anónimos
del mundo natural.
Reciclan la materia orgánica para que otros seres vivos la puedan
reutilizar.
Mediante este proceso, Jehová hizo posible que disfrutáramos de la
exuberante belleza de nuestro planeta, generación tras generación.
“Que estén felices los campos y todo lo que hay en ellos. Que al mismo
tiempo todos los árboles del bosque griten de alegría”. (Salmo 96:12)

James Mantz – Ayudante del Comité de Redacción:


¡Qué impresionante!
¿Volverá a ver los bosques con los mismos ojos?
¿Cómo nos beneficia a nosotros y a nuestro futuro el proceso de
descomposición y reciclaje de la materia orgánica?
Los escarabajos, las termitas, las lombrices... —esos héroes anónimos
del mundo natural— seguirán haciendo su trabajo por toda la eternidad.
Piensen en esto: si Jehová fue tan sabio como para crear los bosques con
la capacidad de regenerarse, ¿no creen que también sabrá cómo reparar
el daño que los seres humanos le han hecho a la Tierra?
Jehová no nos ha dicho todo lo que tiene pensado hacer para limpiar la
Tierra, pero podemos estar seguros de que cumplirá su promesa y hará
“nuevas todas las cosas”.
Por favor, busquemos el Salmo 37:10, 11, 29.
En estos versículos, Dios hace una promesa relacionada con los seres
humanos y la Tierra.
Salmo 37:10, 11, 29 dice: “Solo un poco más, y los malvados ya
no existirán; mirarás adonde estaban, y ya no estarán allí. Pero los
mansos heredarán la tierra y disfrutarán plenamente de abundante
paz. [...] Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para
siempre”.
¡Qué animador!
Las personas justas y mansas vivirán en la Tierra para siempre.
Y, claro, la Tierra será un paraíso.
Pero, miren, hacen falta por lo menos dos cosas para que se cumpla la
promesa de Jehová.
Él ya hizo la primera cuando creó los bosques, tal como vimos en el
video.
Jehová los diseñó con la sorprendente capacidad de regenerarse por sí
mismos.
Es verdad que el hombre ha maltratado los bosques durante largo tiempo,
pero Jehová los hizo con un sistema de regeneración que les permita
revertir el daño que les ha hecho el hombre.
¿Verdad que pensar en el diseño de los bosques fortalece nuestra fe en
que Jehová traerá un paraíso?
La segunda cosa que hace falta para que la Tierra sea un paraíso se
menciona en el versículo 10 del Salmo 37, que acabamos de leer.
Ahí dice: “Y los malvados ya no existirán”.
Jehová no solo reparará el daño que ha causado el ser humano, sino que
también eliminará la raíz del problema.
La gente codiciosa que sobreexplota estos recursos naturales
desaparecerá.
Por eso, no hay razones para tener miedo de que el ser humano siga
destruyendo la Tierra hasta llegar al punto en que no haya vuelta atrás.
Jehová sabe todo lo que ocurre.
Por favor, vayamos a Apocalipsis, capítulo 11, y leamos el versículo 18.
Este versículo nos asegura que a Jehová le importa lo que le pasa al
planeta.
¡Al fin y al cabo es suyo!
Y también nos confirma que les va a pedir cuentas a los seres humanos
por lo que están haciendo.
Apocalipsis 11:18 dice lo siguiente: “Pero las naciones se llenaron de
ira, y entonces vino tu propia ira y vino el tiempo fijado para que los
muertos sean juzgados y para recompensar a tus esclavos, los profetas,
así como a los santos y a los que temen tu nombre —tanto a los pequeños
como a los grandes—, y para destruir a los que están destruyendo la
tierra”.
¿Vieron?
Jehová no permitirá que la gente malvada destruya su hermosa creación.
¡No!
¡Nada impedirá que Jehová cumpla su propósito para la Tierra!
Lo que hemos aprendido de los bosques fortalece nuestra fe en que Jehová
cumplirá todo lo que tiene pensado hacer.
Job, un hombre de fe, expresó esa misma convicción.
Vamos a verlo en la Biblia.
Como muestra Job 42:2, él se sintió impulsado a decir sobre Jehová:
“Ahora sé que puedes hacer cualquier cosa y que nada de lo que tienes
en mente es imposible para ti”.
¿Y qué tiene Jehová en mente?
Por ejemplo, transformar la Tierra en un paraíso y llenarla de bosques
frondosos y exuberantes.
Gracias a ellos, tendremos suficiente agua dulce, respiraremos aire puro
y el dióxido de carbono seguirá transformándose en oxígeno.
En el video que acabamos de ver, se citaban las palabras del Salmo 96:12:
“Que [...] todos los árboles del bosque griten de alegría”.
Tan solo con existir, los bosques alaban al Creador. Y nosotros también
podemos alabar a Jehová con gritos de alegría.
Por lo tanto, queridos hermanos, observemos la creación para fortalecer
nuestra fe.
Porque, si lo hacemos, podremos vivir para siempre y disfrutar de los
maravillosos y esenciales bosques que alabarán a nuestro Creador, Jehová,
por toda la eternidad.

El hermano Leonard Myers, ayudante del Comité de Redacción, presentará


la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.
El viento y el agua”.

Leonard Myers – Ayudante del Comité de Redacción:


Piensen en lo que va a suceder muy pronto, como la gran tribulación y
el Armagedón.
¿No creen que es necesario que fortalezcamos nuestra fe ahora?
De hecho, en Ezequiel, capítulo 38 —y pueden poner una marca allí—, los
versículos 14 y 15 dicen que los enemigos de la adoración pura atacarán
al pueblo de Dios e intentarán destruirlo.
El versículo 14 dice que Gog —que sabemos que es una coalición de
naciones— vendrá contra el pueblo de Dios.
Y el versículo 18 dice que ese día Jehová desatará su “gran furia” contra
sus enemigos.
Ahora bien, ¿confiaremos usted y yo en la promesa de Jehová de que
salvará a su pueblo?
Nuestra fe se fortalecerá si analizamos otra creación de Jehová: el
impresionante poder del viento y el agua.
Espero que disfruten de ver el siguiente video.

El granizo... aunque está hecho de hielo es muy diferente a la nieve.


Normalmente, el granizo se forma en climas templados.
Cuando grandes tormentas eléctricas generan corrientes ascendentes de
aire muy poderosas, esas corrientes pueden elevar partículas de polvo o
de hielo a la parte superior de las nubes.
Allí, el agua que las rodea se congela.
Cada vez que esto sucede, se añaden nuevas capas de hielo a las
partículas, hasta que se convierten en bolas de granizo y, por el peso,
caen.
Las tormentas de granizo pueden ser muy destructivas.
En una ocasión, una de estas tormentas arrojó piedras de granizo que
pesaban más de un kilo (dos libras).
Jehová ha usado el granizo para demostrar su poder y defender a su
pueblo, como en el caso de la séptima plaga de Egipto.
Cuando Josué peleó contra los amorreos, Jehová provocó una gran
granizada.
Murieron más amorreos por el granizo que por la batalla.
El granizo también se menciona entre los elementos que Jehová usará en
el futuro contra quienes ataquen a su pueblo.
“¿Has […] visto los depósitos del granizo, que yo he reservado […] para
el día de la batalla y de guerra?” (Job 38:22, 23)

Leonard Myers – Ayudante del Comité de Redacción:


Como vimos, el viento y el agua en forma de granizo tienen mucha fuerza
y pueden ser muy destructivos.
Una ¡Despertad! en inglés de hace muchos años dijo que algunas personas
han resultado heridas o incluso han muerto por el granizo.
Fueron golpeadas por piedras de más de medio kilo (o libra y media) y
de 12 centímetros (o 5 pulgadas) de diámetro.
Eran más grandes que esta pelota.
¡Y hay registros de piedras de granizo aún más grandes!
Ahora bien, Jehová ha usado el viento y el agua para defender a su
pueblo.
Al fin y al cabo, él creó esas fuerzas naturales y las puede controlar
a la perfección.
Vayamos al Salmo 147 y leámoslo juntos.
Los versículos 17 y 18 nos confirman que Jehová es el Creador de estas
fuerzas naturales.
Leamos esos versículos: “Arroja su granizo como pedazos de pan. ¿Quién
puede soportar su frío? A una orden suya, este se derrite. Hace soplar
su viento, y las aguas fluyen”.
¿Notaron de quién son esas fuerzas naturales?
En el 17 dice “su granizo” y en el 18 dice “su viento”.
Así que son de Jehová y los puede controlar.
Ya lo demostró en el pasado.
¿Recuerdan los ejemplos del video?
Uno es cuando los israelitas lucharon contra los amorreos, como dice
Josué, capítulo 10.
El versículo 11 dice que, mientras los amorreos huían, Jehová les lanzó
“grandes piedras de granizo” desde el cielo, y murieron.
“De hecho, murió más gente por el granizo que por la espada de los
israelitas”.
Saber que Jehová puede controlar las fuerzas de la naturaleza fortalece
nuestra fe.
Esto nos convence de que él podrá usar estos poderosos elementos en el
futuro para defender a su pueblo en el Armagedón.
El video citaba parte de un texto que destaca este punto.
Si les parece, vamos a leerlo juntos.
Job 38, y leamos los versículos 22 y 23: “¿Has entrado en los depósitos
de la nieve o has visto los depósitos del granizo, que yo he reservado
para el tiempo de angustia, para el día de batalla y de guerra?”.
¿Vieron que dice que Jehová tiene depósitos de granizo reservados “para
el día de batalla”?
Y el Salmo 135:7 dice que tiene almacenes de viento.
En estos versículos, Jehová dice que tiene algunas cosas reservadas para
usarlas de manera especial.
¿Cómo puede fortalecer nuestra fe saber que Jehová tiene estos almacenes?
Cuando los enemigos de Dios nos ataquen en la gran tribulación,
no importa lo fuertes o peligrosos que parezcan, es imposible que
sobrevivan a la furia de Jehová.
Por favor, volvamos a Ezequiel 38, y fijémonos en el versículo 22.
Aquí se mencionan cosas que Jehová va a utilizar contra sus enemigos.
Además de la peste, el fuego y el azufre, noten qué otras cosas va a
utilizar.
Como en la mitad, dice: “Haré que caiga una lluvia torrencial, [y además]
granizo”.
Para destruir a las personas malas, Jehová usará el agua.
Y puede que también use granizo, aunque no sabemos de qué tamaño.
Llegado ese momento, ¿habrá razones para tener miedo?
¡Claro que no!
2 Pedro 2:9 nos asegura: “Jehová sabe rescatar de las pruebas a las
personas que le tienen devoción”.
Para que no suframos ningún daño, Jehová tendrá bajo control las fuerzas
naturales.
Lo que hemos aprendido de la fuerza del viento y del agua debería
hacernos poderosos gracias a la fe.
Esto debería convencernos de que Jehová no solo nos va a proteger en el
futuro, sino de que ya lo está haciendo ahora.
Por ejemplo, no hay razones para tener miedo de las prohibiciones y las
amenazas de los gobiernos.
El que controla los almacenes del viento y el granizo es nuestro
ayudante.
Según Hebreos 13:6, no debemos tener miedo.
No lo tengamos ahora, ni lo tengamos en el futuro cuando Jehová use las
fuerzas naturales para destruir a nuestros enemigos.
Veamos lo que nos asegura Jehová en Ezequiel 38:23: “Yo sin falta me
engrandeceré, me santificaré y me daré a conocer ante los ojos de muchas
naciones; y tendrán que saber que yo soy Jehová”.
¡Qué momento tan emocionante!
Los enemigos de Dios sabrán que es Jehová, el Altísimo, el que los está
destruyendo.
Si pensamos en nuestro maravilloso futuro y meditamos en la creación,
estaremos completamente convencidos de que la victoria es de Jehová.

Robert Luccioni, ayudante del Comité de Publicación, presentará la


siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.
Los animales marinos”.

Robert Luccioni – Ayudante del Comité de Publicación:


¿Le resulta difícil conseguir lo necesario para usted o su familia?
Muchas personas no tienen las cosas más básicas, como comida, agua
potable o una vivienda digna.
Y eso hace que algunos se pregunten si de verdad Dios se preocupa por
la gente.
Pero el pueblo de Jehová es diferente.
Nosotros sabemos que Jehová se preocupa por toda su creación.
Pero también sabemos que nuestra fe se pone a prueba cuando surgen
problemas.
Entonces, ¿cómo podemos fortalecer nuestra fe y así estar fuertes para
soportar los problemas? ¿Qué piensan?
Una manera de hacerlo es analizando cómo Jehová cuida de todos los
animales.
¿Cómo nos ayuda eso?
Estudiar los animales nos convencerá aún más de que Jehová también nos
cuidará.
Veamos un ejemplo de esto en el siguiente video y fijémonos en cómo
Jehová alimenta a un gigantesco animal marino.

El animal más grande que existe es también el animal más grande que haya
existido jamás: la ballena azul.
Las ballenas azules pueden llegar a medir más de 30 metros (98 pies) de
largo y pesar hasta 180 toneladas.
Tan solo su corazón puede pesar cientos de kilos.
¿Cómo encuentra una criatura de semejante tamaño suficiente comida?
La ballena azul viaja largas distancias buscando kril, que son unos
crustáceos muy pequeñitos.
Cuando una ballena encuentra un banco de kril, se abalanza sobre él
abriendo su gigantesca boca.
Puede engullir cientos de kilos de kril en cada bocanada y comer varias
toneladas al día.
Las ballenas azules comen muchísimo.
Aun así, Jehová les da lo que necesitan.
Y también nos dará a nosotros lo que nos haga falta.
“Ahí está el mar, tan extenso y ancho, repleto de incontables seres
vivos, pequeños y grandes”. (Salmo 104:25)

Robert Luccioni – Ayudante del Comité de Publicación:


Hermanos, ¿no es impresionante ver cómo Jehová cuida todos los animales,
incluso los animales marinos?
La Biblia lo describe muy bien en el Salmo 104:27, 28: “Todos ellos
esperan que les des su alimento al debido tiempo. Ellos juntan lo que
les das. Cuando abres tu mano, se sacian de cosas buenas”.
Meditar en cómo Jehová alimenta a los animales fortalece nuestra fe.
Por ejemplo, ¿recuerdan el tamaño de la ballena azul?
(Lo vimos en el video).
Ahora imagínese que le dan la tarea de alimentar a una sola de estas
ballenas.
Solo tiene que asegurarse de que coma bien todos los días.
¿Se lo imagina? ¿Por dónde empezaría?
Tendría que contratar mucha gente, tendría que ver cómo conseguir la
comida, cómo llevar la comida donde está la ballena
y, claro, también saber por dónde está la ballena.
Tendría que dedicarse solo a eso.
Y eso solo para una ballena.
¡Y hay miles de ellas!
Pero Jehová se encarga de alimentarlas todos los días, sin que nos demos
ni cuenta.
Como vimos en el versículo 27, todas ellas esperan que Jehová les dé su
alimento.
Pero eso no significa que la ballena flote panza arriba esperando que
la comida le caiga en la boca.
¡No! Tiene que nadar, buscarla y, cuando la encuentra, ir tras ella.
Pero es Jehová el que se la da.
En el 28 dice que lo que Jehová les da ellas lo juntan.
Pero no nos imaginamos a la ballena pensando: “¿En serio? ¿Peso 180
toneladas y me vas a dar para comer esos crustáceos tan pequeños? ¿No
podrías darme un par de atunes grandes todos los días y ya está?”.
No, ellas juntan lo que Jehová les da.
Y el versículo 28 dice que ellas se sacian de lo que Jehová les
proporciona.
¿Qué aprendemos?
¿Recuerdan la idea que se mencionaba en el video?
Si Jehová les da a ellas lo que necesitan, también nos lo dará a nosotros.
Meditar en la creación fortalece nuestra fe y nos ayuda a confiar en que
Jehová nos cuidará.
Veamos cuatro lecciones que aprendemos de la manera en cómo Jehová cuida
de su creación.
La primera lección es que, si Jehová tiene el deseo de cuidar a los
animales y darles lo que necesitan, ¿no tendrá también el deseo de cuidar
de usted y su familia?
Recuerden lo que Jesús dijo en Mateo 6:26.
Allí, él dijo que Jehová cuida de su creación, incluso de las aves más
pequeñas, y añadió: “¿[...] Acaso no valen ustedes
más que ellas?”.
Si Jehová se siente impulsado a cuidar de los animales, puede estar
seguro de que también se siente impulsado a cuidar de usted y su familia.
La segunda lección es que no debemos preocuparnos excesivamente por el
futuro.
Más bien, pidámosle con fe a Jehová que nos dé lo que necesitamos.
Busquemos Mateo 6:31, 32.
“Así que nunca se angustien y digan: ‘¿Qué vamos a comer?’, o ‘¿Qué vamos
a beber?’, o ‘¿Qué vamos a ponernos?’.
Porque es la gente de las naciones la que busca todas estas cosas con
tanto empeño. Su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas
cosas”.
¿Vieron que Jehová sabe exactamente lo que necesitamos?
Pues ha prometido que nos lo dará.
Y, si Jehová tiene la capacidad de alimentar una ballena azul de 180
toneladas, ¿no tendrá también la capacidad de alimentarlo a usted y a
su familia?
¡Por supuesto!
Así que hagamos lo que podamos y confiemos en que Jehová hará el resto.
Y, como decía el salmo que leímos, esperemos nosotros también con
confianza que Jehová nos sacie de cosas buenas.
La tercera lección es que Jehová nunca nos va a abandonar cuando tengamos
problemas.
Leamos en Hebreos 13 la parte final del versículo 5.
Jehová dice: “Nunca te dejaré y jamás te abandonaré”.
Jehová nunca nos abandonará, ni siquiera en los momentos más difíciles.
¿Cómo nos ayuda saber esto?
Bueno, nos ayuda a tomar buenas decisiones; decisiones sobre el empleo,
la familia y el servicio a Jehová.
Todos conocemos bien las palabras de Jesús en Mateo 6:33: “Sigan buscando
primero el Reino [...], y entonces recibirán también todas esas cosas”.
Por último, la cuarta lección: Jehová promete que satisfará de sobra
nuestras necesidades en el nuevo mundo.
Pensemos en la bonita promesa que nos hace en Isaías 65:22.
Ahí dice: “Los días de mi pueblo serán como los días de un árbol”.
Los científicos dicen que la ballena azul vive unos 80 o 90 años.
Y Jehová sigue alimentándola, no deja de hacerlo durante toda su vida.
Eso nos da la confianza de que para Jehová no es nada difícil cumplir
su promesa y cuidarnos por toda la eternidad.
Hermanos, la Biblia y la creación son prueba irrefutable de que Jehová
siempre nos cuida.
Son prueba de que nos cuida ahora, de que nos cuidará cuando tengamos
problemas y de que nos seguirá cuidando por toda la eternidad.
Por eso, hermanos, ¡fortalezcamos nuestra fe! ¡Fortalezcamos nuestra
confianza en Jehová! ¡Seamos poderosos gracias a la fe!
Necesitamos fe ahora, y la necesitaremos aún más para enfrentarnos a lo
que vendrá.

Ahora, Ronald Curzan, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el


discurso final de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.
El cuerpo humano”.
Ronald Curzan – Ayudante del Comité de Enseñanza:
¿Está cansado de estar cansado?
¿Le enferma estar enfermo?
Muchos de nosotros sentimos el peso de vivir en este viejo sistema.
Pero ¿qué podemos hacer?
Bueno, todos intentamos cuidarnos y buscar ayuda.
Quizás vamos al médico, o hacemos dieta, ejercicio y descansamos más.
Pero, hagamos lo que hagamos, estamos infectados con el pecado.
Y por culpa del pecado nos enfermamos y envejecemos.
Nos hacen mil promesas, pero ¿son ciertas?
No hay píldora, tratamiento, dieta ni programa de ejercicios que nos
cure completamente, que nos quite las enfermedades.
No hay nada que nos dé lo que queremos y necesitamos: salud perfecta.
Pero sí hay una promesa registrada en la Palabra de Dios que merece toda
nuestra confianza.
Podemos leerla en Isaías 33.
Fijémonos en las tranquilizadoras palabras que nos dice Jehová mediante
el profeta Isaías, en el capítulo 33, versículo 24.
Ahí dice: “Y ningún habitante [nadie] dirá: ‘Estoy enfermo’. La gente
que viva en esta tierra será perdonada por su pecado”.
Dios quitará el pecado en el nuevo mundo.
¿Cree que eso es verdad? ¿Realmente podemos confiar en esta promesa de
Jehová?
Sí, esto no es una promesa vacía que nos hace cualquiera.
Es una promesa de nuestro Creador, Jehová.
Él sí puede garantizarlo.
Pero ¿qué podemos hacer ya para fortalecer nuestra fe en estas promesas?
Como destaca esta serie de discursos, debemos detenernos y observar la
creación de Jehová.
¡Hagamos eso otra vez!
Veamos cómo el cuerpo humano tiene la sorprendente capacidad de
regenerarse.
Disfrutemos del siguiente video.

Nuestros huesos son impresionantes.


Soportan el peso de nuestro cuerpo, protegen nuestros órganos y almacenan
la mayoría del calcio del cuerpo, un mineral que es esencial para nuestra
salud.
Aunque no pesan mucho, los huesos son muy fuertes.
Los pies de un atleta, al saltar, pueden soportar fuerzas de una
intensidad varias veces superior a su propio peso.
Los huesos se pueden comprimir y tienen cierta flexibilidad, pero algunas
veces se rompen.
Un hueso fracturado puede sanar bien si se coloca correctamente.
La zona donde está la fractura se inflama.
Entonces, el cuerpo envía células a esa zona que generan tejido blando
entre las partes rotas.
El tejido blando se reemplaza por tejido más duro.
Y poco a poco el tejido se va convirtiendo en hueso, hasta que este queda
sanado por completo.
En los niños, las fracturas pueden sanar sin dejar rastro.
Jehová le dio a cada uno de los huesos de nuestro cuerpo la increíble
habilidad de sanarse.
“Te alabo porque estoy hecho de forma maravillosa, impresionante”. (Salmo
139:14)
Ronald Curzan – Ayudante del Comité de Enseñanza:
¡Qué video tan interesante!
Aprendimos mucho de lo que ocurre en nuestro cuerpo.
Todos sabemos que, cuando nos cortamos o nos rompemos un hueso, nuestro
cuerpo se cura solo, lo damos por sentado.
El rey David estaba muy impresionado por cómo está creado el cuerpo
humano y por cómo funciona.
Y eso que él no tenía el conocimiento que hay ahora ni la tecnología
moderna, como la máquina de rayos X o el microscopio.
Pero él observaba la creación de Jehová y se daba cuenta de que estamos
hechos de forma impresionante.
Veamos lo que dijo en el Salmo 139:14.
Y seguro que ustedes piensan lo mismo.
Dice: “Te alabo porque estoy hecho de forma maravillosa, impresionante.
Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien”.
Ahora bien, ¿por qué tenía David una fe fuerte en Jehová y en sus
promesas?
Es decir, ¿qué lo ayudó a fortalecer la fe? ¿Se fijaron en que dijo “eso
lo sé muy bien”?
El rey David se tomó el tiempo para pensar, para meditar, para observar
la creación.
Eso fue lo que lo ayudó a tener una fe más fuerte.
Así es, buscó el tiempo.
No permitió que lo que ocurría a su alrededor le impidiera observar la
creación.
Eso fue lo que lo inspiró.
Eso fue lo que lo motivó a darle la alabanza a Jehová.
Y nosotros debemos imitarlo.
Es cierto que no tenemos la vida y la salud perfectas que Jehová quería
que tuviéramos.
Aun así, la manera como estamos hechos es impresionante.
Jehová quiere que sigamos viviendo, eso es evidente.
Y, como mostró el video, el cuerpo es tan maravilloso que se repara
constantemente a sí mismo sin que seamos conscientes de ello.
Pero eso conlleva un riesgo.
Pudiéramos estar tan ocupados que no paráramos, que no nos detuviéramos
a pensar, a reflexionar: “¿Por qué Jehová hizo esto? ¿Por qué nos hizo
tal como somos?”.
Es verdad que estamos ocupados pensando en cómo cuidar a la familia,
nuestra salud, pagar las cuentas...
Pero, como David, tenemos que parar, pausar...
Tenemos que meditar en lo que Jehová ha hecho.
Como a David, la creación puede motivarnos a alabar a Jehová.
Aprovechemos cualquier oportunidad para observarla.
Y piensen en esto: si Jehová creó nuestro cuerpo con la capacidad de
sanarse a sí mismo, como vimos antes, sin duda puede curar todas las
enfermedades.
Puede revertir el envejecimiento y puede hacer que en el nuevo mundo
nadie se enferme.
Cuando estuvo en la Tierra,
Jesús demostró que podía curar “todo tipo de enfermedades y todo tipo
de dolencias” gracias al poder que le dio Jehová.
“Todo tipo” es cualquier enfermedad.
Curó a los ciegos, a los cojos, a los epilépticos, a los leprosos y
hasta les devolvió la vida a los muertos.
De verdad, hermanos, ¿no es impresionante pensar en eso?
¡Qué emocionante debió ser ver aquello!
Pero lo que hizo Jesús fue una muestra a pequeña escala de lo que pronto
hará en el nuevo mundo a gran escala bajo el Reino de Dios, durante los
mil años.
Por fin veremos el cumplimiento de la profecía de Isaías que decía que
nadie dirá “Estoy enfermo”.
¿Por qué?
Porque nuestro Rey, Jesús, usará su poder para que tengamos salud
perfecta por toda la eternidad.
Las promesas de Jehová nos llenan de esperanza, nos llenan de confianza.
Sabemos que, cualquier enfermedad, cualquier cosa que estemos sufriendo
ahora, es temporal.
Sabemos que pronto tendremos salud perfecta para siempre.
Hoy hemos analizado desde creaciones tan impresionantes como el universo
hasta nuestro cuerpo, que funciona de manera maravillosa.
Jehová dejó su huella en todas las cosas que creó.
Las pruebas están ahí, están a la vista de todos.
Entonces, ¿qué podemos hacer para fortalecer nuestra fe y confianza en
las promesas de Jehová?
Veamos lo que dice Romanos 1:20.
Vamos a leerlo.
Romanos 1:20. Dice: “Porque sus cualidades invisibles —su poder eterno
y divinidad— se ven claramente desde la creación del mundo, [y fíjense
ahora] pues s>e perciben por las cosas creadas, de modo que ellos
no tienen excusa”.
¿Notaron que ahí dice “se perciben”?
Según la nota de la Biblia de estudio en inglés, percibir implica más
que ver con los ojos.
Significa “comprender o entender algo usando la mente”.
Una traducción de la Biblia dice que las cualidades de Dios se pueden
ver usando “la razón”.
¡Interesante!
Así que, al observar la creación, hagamos como David y apartemos tiempo
para pausar y meditar.
Pensemos en lo que podemos aprender de lo que estamos viendo, en lo que
nos enseña sobre nuestro Creador.
¿Y qué ocurre cuando percibimos el poder, la sabiduría, la justicia y
el amor de Jehová?
Que eso fortalece nuestra fe ahora y nos da confianza para el futuro.
Hermanos, dejémonos impresionar por las impresionantes obras de Jehová.
Así, sentiremos el deseo de seguir sirviendo a nuestro impresionante
Creador.
Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:
Gracias, hermanos, por ayudarnos a meditar en las cosas que Jehová ha
hecho y en las que hará.
¡Cuántas bendiciones esperamos recibir!

Ahora los invitamos a cantar la canción 148, “Jehová es mi Roca de


salvación”.
Canción 148.

1.Jehová, tú siempre fuiste mi libertador,


mi fuente de poder,
mi firme defensor.
En tierra, mar y cielo jamás habrá,
oh, Jehová,
quien sea tu rival.

(ESTRIBILLO)
Mi Roca de salvación es Jehová Dios.
El mundo verá su poder y majestad.
Con mis labios y mi corazón
quiero cantar
y su nombre a los cuatro vientos
proclamar.

2.La sombra de la muerte viene tras de mí.


Altísimo Jehová,
acudiré a ti.
Y desde tu gran templo escucharás
y vendrás;
no temeré jamás.

(ESTRIBILLO)
Mi Roca de salvación es Jehová Dios.
El mundo verá su poder y majestad.
Con mis labios y mi corazón
quiero cantar
y su nombre a los cuatro vientos
proclamar.

3.Tu voz divina con potencia tronará.


Podremos presenciar
el fin de la maldad.
Tus crueles enemigos fracasarán,
morirán.
Tú nos darás la paz.

(ESTRIBILLO)
Mi Roca de salvación es Jehová Dios.
El mundo verá su poder y majestad.
Con mis labios y mi corazón
quiero cantar
y su nombre a los cuatro vientos
proclamar.
Viernes tarde (parte 2) | Asamblea regional del 2021
“Poderosos gracias a la fe”

Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:


La asamblea regional del 2021 se está retransmitiendo en 240 países.
Se espera que más de 14 millones de personas puedan ver el programa
especial que se ha preparado.
Y eso es gracias a sus generosas donaciones.
Estas donaciones pueden hacerse a través de donate.jw.org.

En el pasado, Jehová hizo milagros que fortalecieron la fe de sus


siervos.
¿Sigue haciendo milagros en nuestros días?
El hermano David Splane, del Cuerpo Gobernante, nos dará la respuesta
en el discurso “Las obras poderosas de Jehová fortalecen nuestra fe”.
David Splane – Cuerpo Gobernante:
Jehová es un Dios que hace milagros.
¿Qué es un milagro? ¿Cómo lo describiría usted?
Bueno, vamos a dar una definición sencilla.
Un milagro es una obra poderosa que no se puede explicar en términos
humanos.
Siempre que Jehová hace un milagro tiene un propósito.
Y uno de ellos puede ser fortalecer la fe de sus siervos.
Ese es el título de este discurso, “Las obras poderosas de Jehová
fortalecen nuestra fe”.
Nos encanta meditar en los milagros de la Biblia.
¿Verdad que fortalecen mucho nuestra fe?
Por eso, en este discurso, vamos a hablar de algunos de ellos.
¿Qué tal este?
Jehová libera a los israelitas de Egipto.
Llegan al mar Rojo y parece que están atrapados, con el mar delante y
el faraón y su ejército detrás.
Pero Jehová hace que las aguas del mar se abran, y los israelitas cruzan
sobre suelo seco.
Cuando los egipcios los siguen, Jehová hace que las aguas vuelvan a su
lugar, y lo más selecto de los hombres de Egipto se ahoga.
Sabemos cómo afectó este milagro a los egipcios, pero ¿qué efecto tuvo
en los israelitas?
Vamos a verlo.
Éxodo 14:31.
Les doy un momento, para que lo busquen.
Éxodo 14:31.
Dice: “Israel también vio el gran poder que Jehová usó contra los
egipcios.
De modo que el pueblo empezó a temer a Jehová y a poner su fe en Jehová”.
Así que ese milagro fortaleció la fe de los israelitas.
Pero ellos no fueron los únicos que quedaron impresionados.
Avancemos 40 años.
Dos espías entran en Jericó y van a la casa de Rahab la prostituta.
Y ella les dice: “Hemos oído cómo Jehová secó las aguas del mar
Rojo [...]. Cuando lo oímos, nos acobardamos [...], porque Jehová su
Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo”.
Con solo oír hablar de ese milagro, Rahab tuvo fe.
Otro milagro fortaleció la fe de una persona que puede que le sorprenda:
la reina de Saba.
¿Y cuál fue la obra poderosa que impresionó a esta reina?
Una gran sabiduría.
Había oído hablar de la sabiduría de Salomón, y no pudo resistir la
curiosidad.
Tenía que ver si lo que había escuchado era cierto.
Y eso implicaba un viaje de casi 2.000 kilómetros de su país a Jerusalén.
Pero aquel largo viaje valió la pena.
Al final de la visita, la reina de Saba le dijo a Salomón: “Alabado sea
Jehová tu Dios, que te vio con agrado y te sentó en el trono de Israel”.
Ella le dio honra a Jehová por lo que vio.
No sabemos si ella llegó a ser adoradora de Jehová, pero Jesús dijo que
aquella reina se levantará y condenará a los judíos que ni siquiera
quisieron cruzar la calle para escuchar al Hijo de Dios.
Esos fueron solo dos ejemplos.
Y, como saben, hay muchos más en la Biblia.
El apóstol Pablo mencionó algunos en Hebreos 11:32-34.
Les doy un momento.
Versículos 32 a 34. Voy a leer primero el 32.
Hebreos 11:32. ¿Lo tienen?: “¿Y qué más diré? Porque me faltaría tiempo
para hablarles de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y David, así como de
Samuel y los demás profetas”.
Ahora, mientras leemos los versículos 33 y 34, quiero que ustedes, niños,
se fijen en los sucesos que se describen y traten de adivinar quiénes
los vivieron.
¿A qué personaje corresponde cada milagro?
Leemos el versículo 33: “Por medio de la fe derrotaron reinos, hicieron
justicia, obtuvieron promesas, cerraron la boca de leones, apagaron la
fuerza del fuego, escaparon del filo de la espada, pasaron de estar
débiles a ser fuertes, fueron poderosos en la guerra e hicieron huir a
ejércitos invasores”.
Volvamos atrás y veamos si podemos identificar a los personajes de cada
uno de estos milagros.
Por ejemplo, “derrotaron reinos”.
¿Pensaron en alguien?
Hablemos de Gedeón.
Nos gusta Gedeón, nos recuerda a nosotros.
La verdad es que él no se veía muy capaz.
Cuando un ángel fue a decirle que Jehová tenía un trabajo para él,
contestó: “Mi clan es el menos importante de Manasés y yo soy el más
insignificante de la casa de mi padre”.
Y dijo algo más, algo que tiene mucho que ver con el tema del que estamos
hablando.
Le dijo al ángel: “Si Jehová está con nosotros, [...] ¿dónde están todas
esas cosas maravillosas que nos contaron nuestros padres?”.
Eso, ¿dónde estaban esas obras poderosas?
Antes de arriesgar el cuello, Gedeón quería una prueba de que contaba
con la bendición de Jehová.
¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que hizo el ángel?
Hizo una obra poderosa, y eso fortaleció la fe de Gedeón.
Más tarde, la confianza de Gedeón se vio reforzada por otros tres
milagros: dos relacionados con un vellón, y otro, con un sueño que Dios
le hizo tener.
Entonces, con esas obras poderosas en mente y con la ayuda de Jehová,
Gedeón hizo lo imposible.
Con 300 hombres, derrotó a un ejército de 135.000.
Bueno, ¿y qué aprendemos? ¿Cuál es la lección?
Con Jehová de nuestro lado, siempre seremos mayoría.
Volvamos al versículo 33.
Niños, a ver si adivinan quién es el siguiente.
Versículo 33: “Cerraron la boca de leones”.
¿Cómo?
Pues con la ayuda de Jehová, como lo hizo Gedeón al vencer a los
madianitas.
Fue Jehová.
¿Y cuándo pasó esto?
Ya lo saben, cuando arrojaron a Daniel al foso de los leones.
Cuando sentenciaron a muerte a Daniel, él no sabía con seguridad si
Jehová lo rescataría.
Lo que sí sabía era que Jehová haría lo correcto.
Estaba seguro de eso porque Jehová siempre había estado a su lado.
De hecho, ya lo habían condenado a muerte una vez.
Pero, un momento, pensemos en ello.
¿Daniel ya había sido condenado a muerte antes? ¿Cuándo fue eso?
Fue cuando el rey de Babilonia tuvo un sueño y decretó que, si Daniel,
o cualquier otro sabio de Babilonia, no le contaba el sueño y cuál era
su significado, serían condenados a muerte.
Hacía falta un milagro.
Jehová le reveló a Daniel la información que necesitaba, y así le salvó
la vida.
Eso fue en Babilonia, ahora estamos en Persia.
Y Daniel se enfrenta a la muerte otra vez, en el foso de los leones.
Y otra vez Jehová está ahí para rescatarlo.
Les cerró temporalmente la boca a los leones.
Podemos imaginarnos cómo se sintió Daniel.
Pero ¿qué hay de nosotros? ¿Qué aprendemos? ¿Cuál es la lección?
Hoy en día, Satanás anda como un león rugiente tratando de devorar a
alguien.
Puede que nunca sepamos cuántas veces Jehová le ha cerrado la boca a ese
león, cuántas veces ha protegido a su pueblo, en conjunto, de Satanás.
Por ejemplo, cuando predicamos de casa en casa.
Es peligroso estar ahí afuera.
Y probablemente no tengamos ni idea de lo ocupados que están los ángeles
protegiéndonos.
¿Y qué pasa si alguien pierde la vida mientras está predicando o en una
reunión?
Eso ha ocurrido.
Sus seres queridos pueden estar seguros de dos cosas.
Primero, eso no significa que no tuviera la aprobación de Jehová.
Y, segundo, la pérdida es solo temporal.
Satanás no puede causarnos daños permanentes.
Y un día Jehová cerrará la boca de ese león para siempre.
Volvamos a Hebreos 11.
Ahora vamos a leer el versículo 34.
Estoy seguro de que los niños adivinarán el siguiente.
Versículo 34: “Apagaron la fuerza del fuego”.
Claro, Sadrac, Mesac y Abednego.
Ellos eran funcionarios de la corte de Babilonia.
Un día, Nabucodonosor hizo una gran imagen de oro y ordenó a todo el
mundo que la adorara.
El que no lo hiciera sería echado en un gran horno de fuego.
Era el momento de recordar las obras poderosas que Jehová ya había hecho.
Y estos tres hombres ya habían visto un milagro, probablemente cuando
eran adolescentes.
¿Recuerdan cuál fue?
Cuando llegaron a Babilonia, los llevaron al palacio para instruirlos.
Tenían que comer cualquier cosa que les pusieran.
Pero algunos de esos alimentos estaban prohibidos por la ley de Moisés.
Sadrac, Mesac y Abednego se negaron a comerlos.
Y pidieron que, en vez de eso, se les diera verduras y agua.
Para algunos de ustedes, niños, seguro que eso de comer solo verduras
todos los días sería una verdadera prueba.
Pero pensemos en los resultados de esta dieta.
Después de solo 10 días, los 3 jóvenes tenían mejor aspecto que los que
siguieron la dieta del rey.
Ahora bien, si alguna vez han hecho una dieta, saben que es imposible
que se vean los resultados en tan solo 10 días.
Jehová tuvo que haber intervenido.
Ahora se enfrentaban a la muerte.
Conocían a su Dios.
Sabían lo que era capaz de hacer.
Le dijeron al rey que, si era la voluntad de Dios, él los rescataría,
pero que, aunque no lo hiciera, ellos no adorarían la imagen de oro.
Sabían que el hecho de que Jehová no hiciera un milagro no significaba
que no los aprobaba.
Ya saben lo que pasó.
Los arrojaron en el horno de fuego.
Pero Dios envió a su ángel para protegerlos.
Y, cuando salieron del horno, ni siquiera su ropa olía a humo.
Además, su lealtad fue un gran testimonio.
Cuando el rey vio que estaban sanos y salvos, alabó a Jehová y dijo:
“Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, [...] no existe otro
dios que pueda librar como este”.
¡Qué testimonio!, ¿verdad?
Bueno, eso fue lo que sucedió.
¿Qué aprendemos? ¿Cuál es la lección?
Hoy día, muchos hermanos se enfrentan al fuego de la persecución, como
en Rusia, por ejemplo.
Muchos hermanos han recibido largas condenas de prisión porque no se
inclinan ante el Gobierno.
Jehová no ha evitado que esto ocurra, como tampoco evitó que a Sadrac,
Mesac y Abednego los arrojaran en el horno.
Pero sí los ayuda.
¿Se han fijado en ellos cuando se los están llevando a prisión?
Están sonriendo, están tranquilos, están en paz.
Conocen a su Dios y, cuando salgan, ni siquiera olerán a humo.
Su fe estará intacta.
Y su buena conducta es un testimonio para los guardias y para aquellos
que están al tanto de lo que está pasando.
Hablemos de otro de los ejemplos del versículo 34: “Escaparon del filo
de la espada”.
Me hace pensar en Eliseo.
En los días del profeta Eliseo, el rey de Siria fue a pelear contra
Israel y se reunió con sus hombres para planear en secreto una
estrategia.
Pero Jehová le iba revelando a Eliseo lo que los sirios iban planeando.
Y Eliseo se lo contaba al rey de Israel.
Los sirios se pusieron furiosos, y el rey envió un ejército a capturar
a Eliseo.
¡Qué desagradecidos!
¿Por qué decimos eso?
Porque en el capítulo anterior se cuenta que Eliseo había curado de lepra
a Naamán, un jefe del ejército sirio.
Y ahora un ejército de soldados sirios quiere atrapar a Eliseo.
Esperamos que Naamán no estuviera con ellos.
Finalmente, los sirios encontraron la ciudad donde estaba Eliseo y la
rodearon.
El sirviente de Eliseo se moría de miedo, pero Eliseo no.
En 2 Reyes 6:16, 17 se explica por qué.
Son palabras muy animadoras que fortalecen la fe.
Leamos 2 Reyes 6:16, 17.
Aquí tenemos a Eliseo hablando con su sirviente: “‘¡No tengas miedo! Son
más los que están con nosotros que los que están con ellos’. Entonces
Eliseo se puso a orar y dijo: ‘Oh, Jehová, te ruego que le abras los
ojos para que vea’. Inmediatamente, Jehová le abrió los ojos al
sirviente, y este pudo ver... ¡La región montañosa estaba llena de
caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo!”.
Bueno, está claro que aquello fue un milagro, un suceso muy fortalecedor.
¿Qué aprendemos? ¿Cuál es la lección?
Bueno, algún día nos enfrentaremos a enemigos como aquellos sirios.
¿Y qué nos ayudará a mantener la calma, a ser valientes?
Miraremos al cielo y con los ojos de la fe veremos a miríadas de ángeles
a nuestro alrededor.
Sabemos que Jehová hará lo correcto, lo que esté de acuerdo con su
voluntad.
Puede que piense: “A mí me gustaría ver un milagro. Eso sí que
fortalecería mi fe”.
Vemos milagros todos los días.
¿Qué es un milagro?
Una obra poderosa que no se puede explicar en términos humanos.
Un ejemplo de eso es la oración.
¿No es algo increíble? ¿Se puede explicar?
Jehová puede escuchar millones de oraciones en cualquier idioma a la
vez.
¡Eso es un milagro!
¿Y cómo fortalece la fe la oración?
Cuando oramos sobre un problema que solamente le hemos contado a Jehová
y él nos contesta, nuestra fe se fortalece.
Es una obra poderosa.
¿Y qué hay de esas experiencias que hemos oído en las que alguien
desesperadamente le pide a Dios: “Por favor, si existes, envíame a
alguien que me hable de ti”?
Y 10 minutos después un Testigo toca a la puerta.
¿Casualidad o milagro?
Otro milagro: nuestra hermandad cristiana.
¿No es impresionante? ¿Cómo se explica?
Antiguos enemigos ahora son amigos.
Si va a cualquier Salón del Reino del mundo, allí estarán sus hermanos,
encantados de verlo.
Se sentirá como en casa.
Ya sabe lo que creen y lo que se va a estudiar en la reunión.
Verá y sentirá el amor.
Cuando ha habido genocidios, ¿cuántas veces hemos leído de hermanos que
arriesgan sus vidas para esconder a hermanos de otra tribu?
¿Saben?
Cuando pienso en el amor de la hermandad, siempre me viene a la mente
la experiencia que contó Jack Johansson en su biografía.
El hermano Johansson era misionero en Malaui, en una época en la que en
el país había disturbios políticos y muchísimos episodios de violencia.
Él y un hermano africano joven fueron a otra parte del país para ver si
los hermanos estaban bien.
Pero, por el camino, se encontraron con un soldado que no los trató bien.
Le dijo al hermano africano: “Tengo que matar al hombre blanco”.
Hablaba en serio.
Y, cuando le apuntó con el rifle, el hermano africano enseguida se puso
entre el soldado y el hermano Johansson
y dijo: “¡Dispárame a mí! ¡Dispárame a mí!”.
Al soldado le impresionó tanto el amor del hermano africano, que bajó
su rifle.
Experiencias como esa nos hacen sentir orgullosos de estar en la
organización de Jehová.
¿Y por qué quiere Jehová que estemos en su organización?
Hay un detalle interesante en Isaías 43:10.
Búsquenlo, por favor.
Al escuchar Isaías 43:10 quizás piense: “Ya sé.
Ahí Jehová dice: ‘Ustedes son mis testigos’”, y es verdad.
Pero vamos a fijarnos en otra parte del versículo.
Isaías 43:10: “Ustedes son mis testigos —afirma Jehová—, sí, mi siervo,
a quien he elegido”.
Y fíjense en esto: “Para que ustedes me conozcan, tengan fe en mí”.
Para poder tener fe en Jehová, tenemos que conocerlo.
Tenemos que aprender sobre sus obras poderosas, las del pasado y las del
presente.
Y, cuando estudiamos lo que hizo por su pueblo en el pasado, vemos que
Jehová siempre cumple sus promesas.
Él nos ha prometido un nuevo mundo justo.
Y, si lo ha prometido, lo va a cumplir.
Y mientras tanto, mediante la oración y su organización, podemos
experimentar los milagros que Jehová está haciendo ahora, en nuestros
días.
Cuanto más aprendamos de Jehová, más lo amaremos.
Cuanto más lo amemos, más querremos hablar con otros sobre él.
Y, cuanto más prediquemos, más fuerte será nuestra fe.
Y seremos poderosos gracias a la fe.

Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:


Gracias, hermano Splane, por esa explicación tan buena sobre los milagros
de Jehová.
En la Biblia hay ejemplos de personas que mostraron fe aunque la gente
de su tiempo no lo hacía.
¿Por qué eran diferentes?, ¿qué podemos aprender del ejemplo de estas
personas?
Veremos las lecciones en la siguiente serie de cinco discursos.
Cada orador presentará al siguiente.

El hermano William Turner, ayudante del Comité de Servicio, presentará


el primer discurso, “Sigamos el ejemplo de los que tuvieron fe. Imitemos
a Abel, no a Caín”.
William Turner – Ayudante del Comité de Servicio:
Los seres humanos fuimos diseñados con la capacidad de imitar lo que
vemos y escuchamos.
Por ejemplo, aprendemos a hablar imitando lo que dicen nuestros padres
y cómo lo dicen.
Y, al crecer, copiamos las actitudes y la conducta de las personas con
las que nos relacionamos.
Está claro, el ejemplo de los demás tiene una poderosa influencia en
nosotros.
Hoy, más que nunca, tenemos que copiar el ejemplo de personas de fe.
¿Por qué?
Porque vivimos en una época en la que nuestra fe se pondrá a prueba de
muchas formas.
Veamos lo que tenemos que hacer.
Por favor, busquen conmigo la carta de Judas.
Vamos a leerlo juntos.
Judas 20.
Dice: “Pero ustedes, amados, edifíquense sobre su santísima fe y oren
con espíritu santo”.
Para entender este versículo, piensen en lo que haría el dueño de una
casa si se enterara de que viene una gran tormenta.
Seguramente haría lo necesario para reforzar o asegurar su casa, desde
arreglar las grietas en los cimientos hasta reforzar las puertas, las
paredes y las ventanas.
De manera similar, nosotros tenemos que hacer lo necesario para reforzar
o fortalecer nuestra fe.
Así, cuando vengan problemas o pruebas, estaremos protegidos y podremos
afrontarlos.
Como leímos en el versículo, Judas dijo que debemos seguir edificándonos
sobre nuestra “santísima fe”.
La “santísima fe” se refiere a las enseñanzas cristianas.
Cuando estudiamos la Palabra de Dios y le oramos a Jehová, aprendemos
del ejemplo de distintos personajes de la Biblia, y eso fortalece nuestra
fe.
Hay muchas cosas que podemos aprender de los siervos de Jehová del
pasado.
En cada discurso de esta serie, vamos a analizar qué tenemos que hacer
para imitar la fe de algunos siervos leales de Jehová y para
no parecernos a quienes no tuvieron fe.
Comencemos analizando el ejemplo de Abel.
Él fue uno de los primeros humanos —de hecho, el cuarto— que vivió en
la Tierra.
La Biblia dice que él era un hombre justo.
Y demostró a lo largo de su vida que seguía las normas de Jehová.
Pero su familia no era como él.
Todos sabemos quiénes eran sus padres, Adán y Eva.
Los dos se rebelaron contra Jehová.
¿Y su hermano mayor, Caín?
No era muy buen ejemplo que digamos.
De hecho, la Biblia dice que las acciones de Caín eran malvadas.
Piensen en esto...
Piensen en Adán, Eva, Caín...
Ninguno de ellos tenía fe en Jehová.
¿Se imaginan cómo era para el fiel Abel vivir con esa familia?
Habría tensión, hostilidad, resentimiento, no hablarían de cosas
espirituales...
¿Creen que la fe de Abel se puso a prueba?
Claro que sí.
Hoy día, la conducta de quienes deciden no servir a Jehová también puede
poner a prueba nuestra fe.
Ahora los invito a ver el siguiente video.
Mientras lo ven, noten cómo se pone a prueba la fe de la hermana.

Llegué a la ciudad durante la temporada de lluvias.


Estuvo lloviendo día y noche durante un mes entero.
Solo había tres publicadores allí.
La primera hermana a la que conocí era mi nueva compañera de
precursorado.
Cuando empecé a predicar, me daba la sensación de estar hablando un
idioma diferente.
La gente no quería saber nada de la Biblia, y a algunos les daba miedo
escuchar ideas nuevas.
Cuando unos agentes se dieron cuenta de que les habíamos dado tratados
a algunas personas, empezaron a vigilarnos y nos siguieron durante tres
meses.
Aquello me abrumaba mucho y me hacía sentir ansiedad.
Tenía pocas personas a las que revisitar y pocas oportunidades para
hablar de Jehová.
Me sentía perdida.
No sabía qué hacer ni adónde ir.
Muchas veces pensaba: “Padre, ¿por qué me enviaste aquí?”.
Me sentía muy triste, como si hubiera pasado de estar en la cima de una
montaña al fondo de un valle profundo.

William Turner – Ayudante del Comité de Servicio:


¿Se dieron cuenta de cómo se sentía la hermana mientras se adaptaba a
su nueva vida?
Preocupada, perdida, abrumada...
Quizás ustedes también se han sentido así cuando su fe se ha puesto a
prueba.
¿Cómo nos ayuda el ejemplo de fe de Abel tanto a usted como a mí?
Veamos lo que hizo.
Vayamos, por favor, a la Carta a los Hebreos.
Y vamos a leer aquí, en Hebreos 11:4.
Dice: “Por la fe, Abel le ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor
que el de Caín.
Por medio de esa fe recibió testimonio de que era justo, pues Dios aprobó
sus ofrendas.
Y, aunque murió, todavía habla por medio de su fe”.
Abel fortaleció su fe en Jehová aunque las personas a su alrededor no lo
hicieran.
Analicemos tres pasos que él dio.
El primero: dedicó tiempo a pensar en asuntos espirituales.
Por ejemplo, sin duda percibió el amor y la sabiduría de Jehová en la
creación.
Él era pastor.
Así que sabía que las ovejas necesitan a alguien que las guíe y las
proteja.
Por eso, seguro que se dio cuenta de que nosotros también necesitamos
guía y protección de alguien mucho más sabio y poderoso, de Jehová.
El segundo paso que dio: Abel le oró a Jehová y actuó.
Es cierto que no sabía muchas cosas; tenía poca experiencia.
Aun así, actuó con fe.
Seguramente Abel le pidió a Jehová que aceptara su sacrificio, y Jehová
aprobó su ofrenda.
Abel demostró que tenía una fe muy fuerte.
¿Y notaron que en el versículo 4 dice que su ejemplo todavía nos “habla”
hoy en día?
Puede que a veces sintamos que nos falta conocimiento o experiencia para
actuar con fe, como Abel.
Pero, tranquilos, eso no tiene por qué ser un obstáculo.
Oremos a Jehová y usemos el conocimiento que tengamos, aunque sea poco.
Actuemos con fe.
Jehová nos ayudará.
El tercer paso que dio: cuando Abel pasó por pruebas, se mantuvo leal.
No dejó que la conducta de su familia debilitara su fe.
Y nosotros tampoco deberíamos permitirlo.
Hermanos, no dejemos que las palabras o acciones de otra persona hagan
que nos sintamos avergonzado de ser testigos de Jehová.
Así que prepárese.
Identifíquese rápidamente como testigo de Jehová.
Eso reforzará y fortalecerá su fe.
Ahora bien, también podemos aprender algo del mal ejemplo de Caín.
En Génesis 4:6, 7, Jehová corrige a Caín por su mala actitud y le dice
que cambie y haga lo que está bien.
Pero, como sus padres, que no tenían fe, Caín pensó que sabía lo que era
mejor para él.
Al final, acabó matando a su hermano.
Puede que, en algunas ocasiones, como somos imperfectos, no tomemos las
mejores decisiones o que incluso desarrollemos una mala actitud.
¿Cómo actuaríamos si Jehová nos lo hiciera ver? ¿Cuál sería nuestra
reacción?
No imitemos a Caín y su falta de fe.
No pensemos que solo nosotros sabemos lo que nos conviene.
Más bien, veamos ese consejo como un toquecito en el hombro de parte de
Jehová para advertirnos.
Cambiemos nuestra forma de pensar y eso fortalecerá nuestra fe, y
seguiremos siendo amigos de Jehová.
Veamos de nuevo a la hermana de antes.
En el siguiente video podremos ver cómo imita la fe de Abel.

Estudié en la Biblia cómo cuidó Jehová de sus siervos en el pasado.


Leí algo que Jehová le dijo a Jacob durante toda su vida: “Yo estoy
contigo y te protegeré adondequiera que vayas”.
Me imaginé a Jehová diciéndome a mí lo mismo: “No te preocupes, que yo
siempre estaré ahí para ayudarte”.
Le supliqué a Jehová que me ayudara a ser razonable, a sentir paz y a
tener valor para salir a predicar.
Un día, Jehová me ayudó a encontrar a una muy buena estudiante de la
Biblia.
Fue un regalo de Jehová maravilloso y totalmente inesperado.
Nuestro grupito se conecta a las reuniones por internet.
Gracias a eso, puedo recibir el alimento espiritual que necesito.
También nos juntamos para comer y pasar un buen rato.
Las experiencias que aparecen en JW Broadcasting® hacen que no me sienta
sola.
Al final de cada programa, siempre sonrío y les digo adiós a los hermanos
con la mano.
Me siento muy feliz.

William Turner – Ayudante del Comité de Servicio:


¿Notaron qué hizo la hermana para fortalecer su fe?
Copió el ejemplo de Abel y siguió los mismos pasos que él.
El primer paso: meditó en asuntos espirituales.
Estudió lo que dice la Biblia sobre cómo Jehová cuidó a sus siervos del
pasado y luego puso en práctica en su vida lo que aprendió.
El segundo paso: le oró a Jehová y actuó según el conocimiento que tenía.
Le pidió que la ayudara a ser equilibrada, a sentir paz y a tener valor
para salir a predicar.
Después, actuó con fe.
Y, aunque siguió encontrando retos en la predicación, dio un tercer paso:
se mantuvo leal a pesar de las pruebas.
Siguió predicando y consiguió un curso bíblico.
Además, fortaleció su fe asistiendo a las reuniones y también pasando
tiempo con los hermanos de la congregación.
¿Y qué ocurrió?
Jehová recompensó sus esfuerzos.
Si nosotros seguimos estos pasos, Jehová también nos recompensará a
nosotros.
Él nos ha dado la asombrosa capacidad de imitar el ejemplo de otras
personas.
Usémosla para imitar a Abel.
Si reforzamos y fortalecemos nuestra fe, no habrá ninguna tormenta que
nos pueda derribar.

El hermano Gary Breaux, ayudante del Comité de Servicio, presentará la


siguiente parte de esta serie: “Sigamos el ejemplo de los que tuvieron
fe. Imitemos a Enoc, no a Lamec”.
Gary Breaux – Ayudante del Comité de Servicio:
En cualquier momento, nuestra fe podría verse sometida a prueba si
alguien nos ataca con violencia.
Hermanos, esto fue precisamente lo que le sucedió a Enoc.
La Biblia dice que, antes del Diluvio, la gente no respetaba a Dios y
que a menudo reaccionaba de forma muy violenta.
Pero también dice que Enoc, un hombre de fe, decidió andar con el Dios
verdadero.
Cuando vio que su vida corría peligro, confió en que Jehová lo ayudaría.
Por otra parte, Lamec, descendiente de Caín —un asesino—, prefirió
confiar en sí mismo para defenderse.
Eso lo llevó a matar a un hombre, supuestamente en defensa propia.
Tanto Enoc como Lamec, el asesino, vivían en un mundo lleno de violencia,
pero cada uno tenía un plan de acción ante la violencia totalmente
diferente.
A medida que nos acerquemos al fin de este sistema, la gente estará cada
vez más desesperada y se volverá más y más violenta.
En el siguiente video, fijémonos en cómo un solo acto de violencia puede
poner a prueba nuestra fe en Jehová de repente.

Mi hijo se libró de milagro de los pandilleros... otra vez.


Somos los únicos que no tenemos un arma.
Yo no quiero tener una pistola.
Pero, si no la tengo, ¿cómo voy a proteger a mi familia?

Gary Breaux – Ayudante del Comité de Servicio:


Como vivimos en un mundo tan violento, a todos podría pasarnos lo mismo
que le pasó al hermano, aunque nuestro vecindario parezca seguro.
Si ese es el caso, ¿cómo podríamos imitar la fe de Enoc?
Bueno, él tenía muy clara una verdad sencilla pero fundamental: Jehová
odia la violencia.
Por eso, si queremos andar con Dios, como Enoc, la violencia no debe ser
una opción para nosotros.
¿Qué nos puede ayudar?
No deberíamos siquiera imaginar que nos vengamos.
Pensar en actos violentos puede hacer que actuemos con violencia, sin
tener en cuenta las consecuencias.
Aprendamos a reconocer situaciones que podrían ponernos en riesgo y
evitemos el peligro.
Ese es el consejo que nos da Proverbios 22:3: “El prudente ve el peligro
y se esconde, pero los inexpertos siguen adelante y sufren las
consecuencias”.
Así que este texto nos anima a escondernos si vemos peligro.
¡Anticipémonos! ¡Estemos alerta! ¡No bajemos la guardia!
Y evitemos situaciones que podrían terminar en violencia.
Evitemos las diversiones violentas.
¿Por qué?
Muchas veces, se presenta a los personajes defendiéndose de forma
violenta si los amenazan.
Además, en este tipo de diversiones se promueve el uso de todo tipo de
armas u objetos para matar o vencer a los oponentes.
Es cierto que los cristianos tomamos medidas para protegernos a nosotros
mismos y a nuestras familias, pero siempre lo hacemos en el marco de los
principios bíblicos.
Veamos tres textos bíblicos que nos ayudarán a tomar decisiones sobre
la seguridad de nuestra familia.
En el Salmo 51:14, David oró: “Sálvame de la culpa de derramar sangre”.
Él no quería ser culpable de asesinato.
Si nuestro plan es usar un arma para defendernos, podríamos matar a
alguien o morir nosotros.
Cuando un cristiano toma decisiones sobre cómo defender a su familia o
defender su hogar, hará todo lo que esté en sus manos para no ser culpable
de derramar sangre, para que nadie muera por su culpa.
En Mateo 26:52, Jesús advirtió que “los que usan la espada morirán a
espada”.
Si alguien saca un arma en una discusión o en una pelea, la situación
empeora rápidamente y muchas veces acaba en tragedia.
De hecho, planear usar un arma podría hacer que Jehová nos quite su
espíritu santo.
Y estar alejados de Jehová es lo último que desearíamos en una situación
peligrosa.
El tercer texto, Eclesiastés 9:18, dice claramente: “La sabiduría es
mejor que las armas”.
En otras palabras, ir armado no es ser sabio.
Lo más prudente es confiar en Jehová, no en las armas.
La Palabra de Dios nos enseña que siempre debemos tratar a los demás con
respeto, consideración y amabilidad.
Comportarnos de forma pacífica ayudará a calmar la situación y evitará
que se vuelva más peligrosa.
¿No es cierto que una pelea a menudo comienza con una discusión
acalorada?
Muchas veces, mantener la calma puede hacer que la persona que esté
enojada se tranquilice y no se ponga agresiva.
Hay algo más a tener en cuenta.
En la Carta de Judas, se explica que Enoc profetizaba y que les dio una
advertencia a sus enemigos.
Eso significa que Enoc les predicó.
Que la gente sepa que somos testigos de Jehová y que les demostramos
compasión a quienes les predicamos será la mejor manera de protegernos.
¿Cómo recompensó Jehová a Enoc por haber puesto fe en él?
Veamos la respuesta en Hebreos 11:5: “Por la fe, Enoc fue trasladado
para que no viera la muerte, y nadie pudo encontrarlo porque Dios lo
había trasladado. Y, antes de ser trasladado, recibió el testimonio de
que le había agradado a Dios”.
La recompensa de Enoc fue saber “que le había agradado a Dios”.
De alguna manera, Jehová le dejó claro que estaba contento con él, que
contaba con su aprobación.
¡Qué animador es saber que, si nos encontramos en una situación peligrosa
y no vemos forma de escapar, como Enoc, nosotros también podemos aguantar
esa prueba de fe de una manera que le agrade a Dios!
Veamos la segunda parte del video.
Fijémonos en cómo el hermano imita el ejemplo de fe de Enoc.

Hebreos 11:1: “La fe es la certeza de que sucederá lo que se espera”.


Yo tengo fe en las promesas de Dios.
Pero, si necesito un arma para proteger a mi familia, ¿no lo entenderá
Jehová?

No, yo no podría hacer eso.


No soy el primer siervo de Dios que se enfrenta a la violencia en este
mundo.
Hebreos 11:5: “Recibió el testimonio de que le había agradado a Dios”.
Enoc vivió entre gente extremadamente violenta, pero él anduvo con Dios.
Yo puedo imitar su fe.

Gary Breaux – Ayudante del Comité de Servicio:


¿Se fijaron en el plan de acción del hermano en caso de que lo agredieran?
Su fe en las promesas de Jehová lo ayudó a confiar en Dios en vez de
defenderse con un arma.
Se dio cuenta de que no era el primero en vivir en un mundo lleno de
violencia y tomó la firme decisión de imitar el ejemplo de fe de Enoc.
Así que, antes de encontrarnos en una situación de violencia, ¿qué
podemos hacer para asegurarnos de que nuestro plan de acción le agradará
a nuestro Padre, Jehová?
Imitemos a Enoc de estas cuatro formas.
Fortalezcamos nuestra fe y confianza en Jehová ahora, antes de que nos
veamos envueltos en una situación peligrosa.
No pensemos en cosas violentas.
Por ejemplo, no permitamos que las películas o los videojuegos violentos,
que promueve el Diablo, nos enseñen a nosotros o a nuestros hijos a
reaccionar de forma violenta cuando alguien nos amenace.
Rechacemos de plano la idea de conseguir un arma para defendernos.
Y, por último, prediquemos con valor, tal como hizo Enoc.
Si hacemos esto, cuando nos encontremos en medio de una situación de
violencia, tendremos bien claro nuestro plan de acción.
Así imitaremos a Enoc y le agradaremos a Jehová.

El hermano John Ekrann, ayudante del Comité de Coordinadores, presentará


la siguiente parte de esta serie: “Sigamos el ejemplo de los que tuvieron
fe. Imitemos a Noé, no a la gente de su tiempo”.
John Ekrann – Ayudante del Comité de Coordinadores:
Jesús comparó nuestros días con los días de Noé.
De hecho, él sabía lo terrible que fue la situación en los días de Noé
porque lo vio desde el cielo.
Veamos cómo describe la Biblia aquellos días.
Lo encontramos en Génesis 6:5: “Así que Jehová vio que la maldad del
hombre crecía en la tierra y que los pensamientos de su corazón estaban
inclinados solo hacia el mal todo el tiempo”.
La maldad en la Tierra aumentó cuando unos ángeles malvados abandonaron
el cielo y adoptaron forma humana para casarse con mujeres en la Tierra.
Y de esas uniones antinaturales, nacieron los nefilim, unos gigantes.
Padres, ¿se imaginan cómo debió ser criar una familia en esa situación?
¿Cómo habrá sido para Noé y para su esposa?
Seguro que no les cuesta mucho imaginárselo.
Solo hay que mirar alrededor.
La situación en la que vivimos hoy en día es igual o peor que la que
vivió Noé y su familia.
Igual que le sucedió a Noé, seguramente la fe de ustedes también se
pondrá a prueba al criar a sus hijos en este mundo malvado.
Padres, recibirán presión en el trabajo, de sus familiares o de otras
personas.
No permitan que eso les haga anteponer las cosas materiales a la relación
de su familia con Jehová.
Ustedes podrán ser fieles.
Imiten a Noé, no a la gente de su tiempo.
Veamos en el siguiente video cómo se pone a prueba la fe de un padre.

Otro día sin parar: mi hija se va a predicar, yo me voy a trabajar, y


esta noche tenemos la adoración en familia.

- Chao, papá.
- Que te vaya bien, cariño.

- ¡Atención, todo el mundo!


Tengo que decirles algo.
A partir del lunes, todos harán horas extras.
¿Qué?
¿Horas extras otra vez?
Ya está, eso era todo.

- Vuelvan al trabajo.

Ganaré más dinero, pero ¿cómo voy a hacerlo y a la vez cuidar de Regina?

- Bienvenido al canal 17, su canal de noticias.


- Papá, ¿no íbamos a estudiar hoy?
... la crisis económica está afectando a millones...
- Quizá más tarde, cariño.
La violencia y los saqueos continúan a pesar de los toques de queda en
ciudades de todo el mundo.
- Quería hacerlo, pero estaba agotado, otra vez.

John Ekrann – Ayudante del Comité de Coordinadores:


El hermano sabía que tenían la adoración en familia, pero estaba
desanimado por las presiones de la vida y el trabajo extra.
Eso puso a prueba su fe.
¿Imitaría a Noé, o a la gente de su tiempo?
Aquella gente no tenía fe, no hicieron nada para salvar a su familia.
Jesús dijo que estaban tan distraídos con las cosas del día a día —
comiendo, bebiendo, casándose...— que “no hicieron caso hasta que vino
el Diluvio y los barrió a todos”.
En cambio, Noé sí hizo caso.
Por fe, actuó para salvar a su familia.
Vean lo bien que se habla de la fe de Noé en Hebreos 11:7: “Por la fe,
Noé, después de recibir una advertencia divina de cosas que todavía no se
habían visto, demostró temor de Dios y construyó un arca para salvar a
los de su casa. Por medio de esa fe condenó al mundo y se convirtió en
heredero de la justicia que se obtiene por la fe”.
La obediencia de Noé salvó a su familia.
Seguro que para Noé no siempre fue fácil explicarles a sus hijos por qué
ellos tenían que construir un arca si nadie más lo estaba haciendo.
Quizás tuvo que explicarles por qué aquello era lo más importante.
Cuando eran niños ya estaban los nefilim, y para Noé y su esposa debió
ser muy difícil impedir que escucharan todas las historias que se
contaban sobre esos gigantes.
Imaginen las conversaciones que Noé y su esposa tendrían con sus hijos.
Aquellos ángeles malvados y los hijos que tuvieron, los nefilim, eran
famosos y todo el mundo los admiraba por sus capacidades sobrehumanas.
Incluso hoy a la gente le fascinan las historias y las películas de
personas con superpoderes.
Pero ellos no merecían que nadie los admirara, ni los ángeles malvados
ni sus hijos, los poderosos nefilim.
Noé no quería que sus hijos los admiraran ni los copiaran.
Así que les enseñó que a Jehová le dolía lo que sucedía, que no soportaba
la violencia y la rebeldía.
Sabía que sus hijos tenían que aprender a amar a Jehová y a imitarlo.
Padres, dediquen tiempo a enseñarles a sus hijos a odiar lo que Jehová
odia y a amar lo que Jehová ama.
Jehová odia la mentira, las trampas, el acoso, el egoísmo y la codicia.
En cambio, Dios ama la honestidad, la paz, el amor, la generosidad y el
autocontrol.
Como todo buen padre, Noé quería que su familia tuviera un lugar cómodo
donde vivir y buena comida.
¡Piensen en las casas que podrían haberse construido él y sus hijos!
¡Eran constructores expertos!
Pero esa no era una prioridad en la vida de Noé.
Su objetivo en la vida era más que construir casas, comer y beber.
Noé les enseñó a sus hijos poniéndoles un buen ejemplo y se centró en
salvar a su familia del Diluvio.
Seguro que a veces se sentía cansado o abrumado por la enorme, inmensa,
tarea de construir un arca.
Pero Noé no dejó que las actividades del día a día lo distrajeran de
servir a Jehová.
Más bien, se aseguró de que, pasara lo que pasara en su vida, la
construcción del arca siguiera adelante.
¿Recuerdan al hermano del video?
Estaba cansado, agotado por tanto trabajo.
Todos nos sentimos identificados con él.
¡La vida en este sistema es muy dura!
Padres, sabemos que se esfuerzan por que su familia tenga una buena
rutina espiritual.
Valoramos muchísimo el esfuerzo que están haciendo todos ustedes.
Claro, a veces podrían sentirse tentados a decir “Estudiamos luego” o
“Mejor dejémoslo para la semana que viene”.
Pero ¿ven el peligro?
Podríamos empezar posponiendo el estudio de familia una semana, después
dos, después tres y así indefinidamente.
Jehová se encargó de que Noé y su familia tuvieran todo lo necesario
para vivir.
Así que puede estar seguro de que Jehová cuidará de usted y su familia.
Él lo bendecirá por su obediencia.
En el siguiente video, veremos cómo nuestro hermano imita la fe de Noé.

La violencia y los saqueos continúan...

- Este mundo es un desastre.


Está pasando todo lo que Jesús predijo.
Mi hija es tan buena. Es tan espiritual como lo era su madre, pero
¿seguirá siéndolo si no la ayudo?

... buscan protegerse de los disturbios, que se extienden por todo el


país.

Operación Diseño.
Estreno, esta noche a las 8:30
... aumentan después del gran terremoto de magnitud 8,1 que sacudió la
ciudad...
Líderes de todo el mundo están lanzando un mensaje conjunto a través de
las redes sociales en el que expresan seguridad y confianza.
Uno de ellos publicó: “Por fin estamos viendo una cooperación
internacional que nos da la esperanza de un futuro seguro. Tenemos una
oportunidad única para poner fin al conflicto armado”.

Los disturbios se extienden por todo el país.


Lamentablemente, nuestra comunidad se está viendo afectada por un aumento
de la violencia con armas de fuego.
- Si estos tiempos son como los de Noé, tengo que demostrar una fe
como la suya.

- Vamos a estudiar juntos.


- Okey.

Tengo que demostrar mi fe en Jehová y esforzarme mucho para salvar a mi


familia.

John Ekrann – Ayudante del Comité de Coordinadores:


¿Notaron cómo demostró fe el hermano del video?
Empezó a preguntarse: “¿Qué le podría ocurrir a mi hija si, poco a poco,
se alejara de Jehová y empezara a imitar a la gente de este mundo?”.
Lo que se imaginó le dio miedo.
Así que inmediatamente apagó la televisión y empezó la adoración en
familia con su hija.
Noé sabía que construir el arca salvaría a su familia del Diluvio, pero
solo si estaban todos juntos adentro.
No quería que sus hijos imitaran el estilo de vida de la gente de su
tiempo.
Noé hizo todo lo que pudo por enseñarles a sus hijos a amar a Jehová,
tanto con lo que dijo como con lo que hizo.
Padres, si imitan a Noé, podrán salvarse ustedes y salvar a su familia

Ahora, el hermano Seth Hyatt, ayudante del Comité de Servicio, presentará


la siguiente parte de esta serie de discursos: “Sigamos el ejemplo de
los que tuvieron fe. Imitemos a Moisés, no al faraón”.
Seth Hyatt – Ayudante del Comité de Servicio:
Durante casi 40 años, Moisés tuvo una vida cómoda y llena de lujos porque
la hija del faraón lo había adoptado.
Él disfrutó de ventajas que los demás no tenían; tenía dinero y la mejor
educación.
¿Dejó Moisés que esto le afectara, que influyera en su punto de vista o
en su actitud?
Podemos responder estas preguntas por lo que ocurrió cuando Moisés tenía
80 años de edad.
Se relata en Éxodo, capítulo 5.
En este relato, Moisés y el faraón están hablando, y se menciona que el
faraón le dijo a Moisés: “¿Quién es ese Jehová para que yo tenga que
obedecerle? No conozco a ese Jehová en absoluto”.
Y, en eso, el faraón no se equivocaba: ni conocía a Jehová ni sabía nada
de él.
Y por eso no tenía fe en él.
Era un hombre sin fe.
¡Cuánto orgullo tenía!
Le faltó el respeto a Jehová.
Sin duda, sus palabras reflejaban la creencia egipcia de que el faraón
era un dios.
Pero ¿qué podemos decir de Moisés? ¿Dejó que la cultura egipcia influyera
negativamente en él?
No.
Él era muy diferente al faraón.
Moisés era un hombre humilde, un hombre de fe.
Cuando tenía 40 años, tomó una decisión, una decisión que reflejó lo
profunda que era su fe y que cambió su vida para siempre.
¿Por qué deberíamos usted y yo —todos nosotros— analizar el ejemplo de
Moisés?
Porque, al igual que Moisés, todos pasamos por situaciones en las que
hay que tomar decisiones, decisiones que demostrarán cómo es nuestra fe.
Por ejemplo, en el siguiente video, veremos cómo un anciano se enfrenta
a una situación que pone a prueba su fe.
Danny va a ocuparse de mi negocio mientras estemos fuera.
Solo tiene que encargarse de un par de trabajos sencillos.
Estoy seguro de que puede hacerlo.

Tenemos la asamblea.
Hice planes para que podamos ir todos juntos.
Pero algunas cosas no las ves venir.

- Hola.

Danny estaba muy nervioso.


Había problemas con mis dos clientes más importantes.
Eran malas noticias.
No puedo perder a estos clientes.

Seth Hyatt – Ayudante del Comité de Servicio:


Durante unos minutos, analizaremos lo que la Biblia dice sobre la fe de
Moisés.
También veremos cuatro maneras en las que podemos imitarlo.
Vayamos, por favor, a Hebreos, capítulo 11.
Comenzaremos a leer en el versículo 24.
Hebreos 11:24: “Por la fe, Moisés, cuando ya era adulto, se negó a ser
llamado hijo de la hija del faraón. Escogió ser maltratado con el pueblo
de Dios en vez de disfrutar de los placeres temporales del pecado”.
¿Qué es lo primero que podemos imitar de Moisés?
Él rechazó la actitud orgullosa y egoísta de la cultura egipcia de aquel
tiempo.
Escogió ser maltratado con los israelitas, que eran esclavos de los
egipcios, en vez de formar parte de una cultura que no respetaba a
Jehová.
¿Por qué tomó esa decisión?
Al principio del versículo 24, dice que Moisés era un hombre de fe.
Y fue su fe lo que lo impulsó a tomar estas decisiones, no su cultura
ni la gente que lo rodeaba, sino su fe.
Y este es el segundo punto.
Sigamos leyendo en el versículo 26: “Porque consideraba que la deshonra
del Cristo era una riqueza mucho mayor que los tesoros de Egipto, pues
él tenía los ojos puestos en el pago de la recompensa”.
Jehová le encargó algo a Moisés, una tarea, una comisión.
Y él vio eso como algo de mucho más valor que cualquier cosa que le
pudiera ofrecer Egipto.
Les dio la espalda a las comodidades de ese país y eligió ponerse del
lado de Jehová y hacer todo lo que él le pedía.
El tercer punto: tenía una clara visión espiritual, “tenía los ojos
puestos en el pago de la recompensa”.
Moisés veía mucho más allá de Egipto.
Veía el cumplimiento de las maravillosas promesas que Jehová le había
hecho a Abrahán y sus descendientes.
Se habla un poco más de su visión espiritual en el versículo 27: “Por
la fe, abandonó Egipto sin miedo a la furia del rey, porque se mantuvo
firme [y fíjense] como si estuviera viendo al que es invisible”.
Es verdad que Moisés podía ver al faraón.
Pero, con su clara visión espiritual, también podía ver a Jehová.
Moisés tenía una fuerte amistad con Jehová.
¿La tiene usted?
Para que dos personas sean amigas íntimas, es necesario que entre ellas
haya muy buena comunicación.
Si oramos regularmente a Jehová y de corazón y tenemos un buen estudio
de la Biblia, tendremos una comunicación fluida con Jehová.
Nosotros le hablaremos y él nos responderá.
A medida que conozcamos mejor a Jehová, nuestra fe será más y más fuerte.
Y esa fe se reflejará en nuestras decisiones.
Es decir, nuestras palabras y nuestras acciones demostrarán que somos
personas de fe.
Y eso nos lleva al cuarto punto.
Al principio del versículo 27, decía: “Por la fe, [Moisés] abandonó
Egipto”.
Su fe era tan fuerte que se percibía en sus palabras y en sus acciones.
Sin duda, Moisés era un hombre de acción, porque dice que se fue de
Egipto.
Pero también era un hombre que expresaba sus convicciones.
¿Recuerdan cuando Moisés y los israelitas estaban en la orilla del mar
Rojo?
Por detrás tenían al faraón y su ejército, y por delante tenían el mar
Rojo.
Parecía que no había escapatoria.
¿Qué dijo Moisés para fortalecer al pueblo?
“No tengan miedo. Manténganse firmes y vean cómo los salva hoy Jehová”.
Aquellas palabras debieron fortalecer mucho a los israelitas.
De igual manera, nosotros podemos fortalecer a los demás.
Lo hacemos cuando predicamos o cuando estamos con la familia o con los
amigos...
Expresemos nuestra fe con palabras.
También demostrémosla con hechos, con nuestras acciones.
Si lo hacemos, seremos una bendición para otros.
Claro, es importante que seamos humildes, igual que Moisés.
Obedezcamos siempre las instrucciones y los consejos que nos da Jehová
mediante su Palabra y su organización.
Pero ¿qué pasó con el anciano que conocimos antes?
Si les parece, veamos cómo el hermano imita el ejemplo de Moisés al tomar
una decisión.

- Okey.
Busca las piezas y yo te vuelvo a llamar.
Esto llevará días.
- ¿Nos vamos sin ti? ¿Y tú vas a otra asamblea?
- Sí, y avisaré a John de que no puedo ser acomodador.

Pero ¿qué me perderé si voy a otra?

Hebreos 11:26 dice que Moisés “consideraba que la deshonra del Cristo
era una riqueza mucho mayor que los tesoros de Egipto, pues él tenía los
ojos puestos en el pago de la recompensa”.
¿Qué valor tiene ser príncipe de Egipto en comparación con...?

- ¿Cariño?
Cariño, ¿qué piensas?
- ¿Danny?
Te voy a decir lo que puedes hacer ahora, y ya veremos qué pasa
cuando yo regrese.
Seth Hyatt – Ayudante del Comité de Servicio:
¿Vieron lo que hizo el hermano?
Con la decisión que tomó, demostró que era un hombre espiritual.
Él usó los ojos de la fe.
Se imaginó las bendiciones que disfrutarían él y su familia si asistían
juntos a la asamblea regional.
Su decisión demostró que era un hombre de fe.
En resumen, ¿cómo imitamos la fe de Moisés?
Rechazando la actitud egoísta y orgullosa del mundo.
También, tomando decisiones guiadas por nuestra fe, y no por nuestra
cultura o por lo que diga la gente que nos rodea.
Teniendo una clara visión espiritual.
Y demostrando nuestra fe con palabras y acciones.
Si hacemos todo esto, podemos estar seguros de que Jehová nos cuidará y
nos salvará, igual que hizo con su siervo Moisés.

El hermano Robert Ciranko, ayudante del Comité de Redacción, presentará


el último discurso de esta serie: “Sigamos el ejemplo de los que tuvieron
fe. Imitemos a los discípulos de Jesús, no a los fariseos”.
Robert Ciranko – Ayudante del Comité de Redacción:
Jesús los llamó “serpientes, crías de víboras”.
¿De quiénes estaba hablando?
De los fariseos.
¿Y ellos quiénes eran?
Una importante secta religiosa judía del siglo primero.
¿Por qué Jesús tenía esa opinión de ellos?
Porque, aunque aquellos líderes tenían conocimiento de Dios y se
enorgullecían de seguir al pie de la letra la Ley de Moisés, no hacían
lo que Moisés había mandado: escuchar a la persona que Jehová enviaría
con el fin de salvar a su pueblo.
Ese Salvador es Jesucristo.
Pero, cuando los fariseos vieron que curaba milagrosamente a los cojos,
a los ciegos y hasta resucitaba a los muertos, no se alegraron por
aquellos milagros ni alabaron a Dios por lo que estaba haciendo mediante
Cristo.
Los fariseos eran hombres sin fe, y se negaron a creer en el Hijo de
Dios y a obedecerlo.
Y, aún más, persiguieron a los discípulos de Jesús, porque ellos sí
ponían fe en Jesucristo.
Jesús los desenmascaró delante de todo el mundo y los llamó “serpientes”
porque, con la influencia que tenían, habían destruido la fe que algunos
habían puesto en él.
De hecho, los fariseos tenían tanta influencia en la gente que algunas
personas importantes no se atrevían a decir que tenían fe en Jesús por
miedo a que les quitaran su posición en la sinagoga y a perder el respeto
de la comunidad.
¿Podría ese mismo miedo impedir que alguien dé el paso de servir a Jehová
y hacerse discípulo de Jesús?
¿Podría frenarlo el temor al rechazo o a la burla de parte de vecinos,
familiares o amigos?
En el siguiente video, veremos cómo la fe de un estudiante de la Biblia
se pone a prueba cuando piensa en empezar a salir a predicar con la
congregación y se plantea hacerse testigo de Jehová.
Me encanta estudiar la Biblia, me ha cambiado la vida.
Y tengo muchas ganas de empezar a salir a predicar.

- Buenos días.

Donde yo vivo, todo el mundo te conoce y sabe lo que haces.

No me avergüenzo de la verdad.
Pero ¿qué pasará cuando me haga Testigo?
El negocio familiar tiene solo dos empleados: mi padre y yo.

- Papá.
- Nelson. ¿Ya se fueron?
- Sí, acaban de marcharse.
- Mira, hijo. No me importa que vayas a las reuniones, pero, si sales
por ahí a predicar, los dos nos quedaremos sin trabajo.
Nelson, ¡Nelson!

Robert Ciranko – Ayudante del Comité de Redacción:


¿Pudieron ver cómo se puso a prueba la fe de Nelson?
Tenía que decidir qué era lo más importante: si la opinión de los demás,
o hacer lo necesario para conseguir la aprobación de Jehová.
¿Le está pasando a usted lo mismo que a Nelson?
Si es así, ¿cómo puede imitar la fe de los discípulos de Jesús?
Ellos no solo conocían a Dios, sino que confiaban en él y lo veían como
un padre y un amigo.
Como prueba de eso, fueron derecho al templo de Jerusalén y, delante de
todo el mundo, hablaron con valor acerca del Hijo de Dios.
Fueron poderosos gracias a la fe.
Cuando los del tribunal supremo judío se enteraron, se pusieron furiosos
—muchos eran fariseos— y les ordenaron a los discípulos que dejaran de
hablar de Jesús.
¿Qué hicieron ellos? ¿Se acobardaron?
No.
Podemos leer lo que ocurrió en Hechos 5:29.
Ahí dice: “Pedro y los otros apóstoles respondieron: ‘Tenemos que
obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres’”.
Los discípulos no dejaron que la presión y las amenazas de aquellos
líderes los detuvieran.
Tenían claras sus prioridades.
Sabían que a veces no podrían obedecer a los hombres y a Dios al mismo
tiempo.
Como vemos, no siempre tenemos que obedecer lo que los gobernantes nos
mandan.
Por ejemplo, cuando nos exigen algo que Dios prohíbe.
O, como en este caso, cuando nos prohíben algo que Dios nos pide que
hagamos.
Aunque los gobiernos nos prohíban predicar, no podemos dejar de realizar
la tarea que Jehová nos ha encargado.
De hecho, los apóstoles nos pusieron el modelo.
Ellos establecieron el precedente de lo que deben hacer los cristianos
verdaderos: obedecer a Dios por encima de todo.
Los discípulos eran amigos de Jehová porque tenían fe y, por eso, ahora
están vivos en el cielo y son reyes y sacerdotes junto a Jesucristo.
¿Y qué les pasó a aquellos fariseos sin fe y sedientos de poder?
Bueno, Jesús les dijo en su cara lo que les iba a ocurrir.
Lo podemos leer en Mateo 23:33.
Les dijo: “Serpientes, crías de víboras, ¿cómo escaparán del juicio de
la Gehena?”.
El “juicio de la Gehena” significaba que, si ellos no cambiaban, serían
destruidos para siempre.
Si queremos imitar la fe de los discípulos de Jesús, tenemos que hacer
lo que él les dijo.
Vamos a leerlo en Mateo 6:33: “Sigan buscando primero el Reino y la
justicia de Dios, y entonces recibirán también todas esas cosas”.
Así que, para los discípulos de Cristo, el Reino debe ser lo primero en
su vida.
Si eso es así, Jesús nos promete que Jehová se encargará de las
necesidades materiales y espirituales que tengamos.
Los cristianos buscamos primero el Reino cuando les predicamos a tantas
personas como sea posible.
Igual que los discípulos de Jesús, necesitamos mucho valor para predicar
cuando nuestros vecinos, amigos o familiares se oponen.
Pero no debemos temer a nadie que trate de impedirnos servir a Jehová.
Claro, Jesús nos dijo que predicáramos con valor, pero que también lo
hiciéramos con cautela.
Podemos verlo en Mateo 10:16: “Miren que los estoy enviando como a ovejas
en medio de lobos.
Así que sean cautelosos como serpientes, pero también inocentes como
palomas”.
En realidad, la mayoría de las serpientes prefiere huir en vez de atacar.
Así que cauteloso aquí significa ser “prudente”, “sensato” y “astuto”.
Y a la paloma se la conoce como a “la oveja del mundo de las aves” porque
es dócil y delicada.
Así que ser inocente significa ser sincero, intachable y con buenos
motivos.
Lo que Jesús quiso decir fue que, cuando sus discípulos afrontaran
persecución, tendrían que ser ambas cosas, tanto cautelosos como
inocentes.
Así evitarían los peligros que pudieran surgir mientras predican.
Por ejemplo, imagínese que alguien en el trabajo o en la escuela o algún
familiar le hace comentarios sarcásticos o se burla de usted por ser
testigo de Jehová.
En vez de hacer lo mismo que él y criticar sus creencias siendo
sarcástico, demuestre que sus comentarios no le roban la paz ni le quitan
la alegría del rostro.
Eso es ser prudente e intachable, cauteloso pero inocente.
Vamos a ver la segunda parte del video que se mostró antes.
El papá de Nelson le acaba de decir por teléfono: “Si sales por ahí a
predicar, los dos nos quedaremos sin trabajo”.
Veamos si Nelson imita la fe de los discípulos de Jesús.

¿Tendrá razón papá?


¿Nos arruinaremos si me hago Testigo?
Pero, y, si no, ¿qué pasaría?
- ¡Hola, Nelson!
- ¡Buenos días!
Hey, buenos días, Keith.

- ¿Qué están haciendo aquí?

Rob y Nick viven aquí también y sufren la misma presión.


Pero ellos predican y mantienen a su familia.
Y son felices de verdad.

Rob: ¡Muy bien la clase de hoy!

¿Voy a permitir que el temor al hombre me impida ser discípulo de Jesús?


Juan 3:36 dice que “el que demuestra fe en el Hijo tiene vida eterna”.
Es hora de demostrar mi fe y dejar que Jehová haga el resto.

Robert Ciranko – Ayudante del Comité de Redacción:


¿Recuerdan la pregunta que se hizo Nelson?: “¿Voy a permitir que el temor
al hombre me impida ser discípulo de Jesús?”.
Él se respondió diciendo: “Es hora de demostrar mi fe y dejar que Jehová
haga el resto”.
Entonces, él comenzó a demostrar su fe en Jehová con alegría y por eso
empezó a salir a predicar.
Hagamos lo mismo que él: sigamos imitando la fe de los discípulos de
Jesús.
Bueno, ¿qué aprendimos en estos discursos?
Dos cosas.
Primera: debemos rechazar la conducta de los que no tuvieron fe, como
Caín, Lamec, los del tiempo de Noé, el faraón y los fariseos.
Segunda: tenemos que imitar a los siervos de Jehová que tuvieron fe,
como Abel, Enoc, Noé, Moisés y los discípulos de Jesús.
Si lo hacemos, todos seremos amigos de Jehová y viviremos para siempre.

Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:


¡Gracias, hermanos!
Estamos decididos a imitar los buenos ejemplos de los que hablaron, en
especial cuando pasemos por pruebas.
Y hemos llegado al último discurso de este día.
¿Por qué debemos analizar a menudo nuestra vida y nuestra
espiritualidad?, ¿cómo podemos hacer esto?

El hermano Geoffrey Jackson, del Cuerpo Gobernante, nos mostrará la


respuesta que da la Biblia.
Su discurso se titula “Sigan examinándose para saber si están firmes en
la fe”.

Geoffrey Jackson – Cuerpo Gobernante:


¿Tiene usted un auto, una motocicleta o algún otro vehículo?
Si es así, sabrá que conlleva una gran responsabilidad.
De entrada, cuesta bastante dinero comprar un vehículo, y luego hay que
seguir gastando dinero para mantenerlo en funcionamiento.
Además de eso, tener un vehículo conlleva otra responsabilidad muy seria:
la responsabilidad de mantenerlo para que sea seguro, es decir, que no se
rompa, que no cause accidentes y, más importante aún, que no cause
muertes.
Para ello, hay que tener un programa de mantenimiento.
No esperaríamos a que se le caiga una pieza al vehículo o a que de pronto
se quede parado.
Tenemos que ser previsores y tener una lista de control para asegurarnos
de que todo funciona bien.
De manera parecida, espiritualmente hablando, cada uno de nosotros debe
tener su propio programa de mantenimiento.
¿De qué tipo de mantenimiento estamos hablando?
Abramos nuestras biblias y busquemos 2 Corintios 13:5.
2 Corintios 13:5.
Ahí dice: “Sigan examinándose para saber si están firmes en la fe. Sigan
comprobando lo que ustedes mismos son. ¿O no se dan cuenta de que
Jesucristo está en unión con ustedes? Claro, a menos que estén
desaprobados”.
Fíjense en que al principio del versículo dice “sigan examinándose”,
“sigan comprobando”.
¿Qué quiere decir eso?
La nota de estudio de la Biblia en inglés para este versículo dice lo
siguiente: “Un diccionario bíblico señala que la palabra que Pablo usa
para examinar significa ‘esforzarse por descubrir la naturaleza o el
carácter de algo’.
Ellos podían descubrir la naturaleza de su propio estado espiritual
comparando su conducta diaria, sus actitudes y sus decisiones con las
verdades sagradas que habían aprendido.
Este autoexamen los ayudaría a comprobar si eran verdaderos cristianos.
Para comprobar, Pablo usa una palabra que podría referirse a examinar
algo para ver si es auténtico, como se hace con los metales.
¿Se dan cuenta de lo que nos quiere decir este versículo?
Los cristianos tenemos que examinarnos continuamente para saber si
estamos en la fe.
Pero ¿qué significa “fe” en este contexto?
No solo se refiere a nuestra fe en Dios, sino a todas las enseñanzas
cristianas que encontramos en su Palabra, la Biblia.
Según lo que acabamos de ver, “examinar” y “comprobar” en realidad
significa observarnos a nosotros mismos para ver si estamos viviendo de
acuerdo con lo que nos dice la Biblia.
Ese es un programa de mantenimiento muy importante.
Para darle mantenimiento a un vehículo es útil una lista de control,
pero ¿hay una lista de control que podamos usar para examinarnos y
comprobar si estamos en la fe?
Sí, la hay.
Es una lista con tres puntos.
Primero, debemos hacernos preguntas profundas sobre nuestra amistad con
Jehová.
Ese es el primer punto: preguntas que nos ayuden a ver qué hay en nuestro
corazón.
Recordemos, tenemos que responderlas con honradez.
La respuesta a esas preguntas tiene que ser lo que de verdad veamos en
nosotros mismos.
Y, cuando la tengamos, debemos pedirle a Jehová que nos ayude a hacer
los cambios necesarios.
De ese modo nos mantendremos espiritualmente fuertes y tendremos una
amistad estrecha con nuestro Padre celestial.
Pues, con esto en mente, volvamos al ejemplo que pusimos al principio,
el de un vehículo, un auto o una motocicleta.
Si tuviera que comparar nuestra fe o nuestras creencias y nuestra
conducta con un vehículo y su mantenimiento, ¿qué partes del vehículo
utilizaría?
Bueno, quizás lo primero que le venga a la mente sea el motor.
Tiene que asegurarse de que el motor funciona bien, porque eso es lo que
hace que el vehículo se mueva.
Así que deberíamos preguntarnos “¿Qué es lo que nos mueve y nos motiva
a servir a Jehová de la manera correcta?”.
La respuesta está en las Escrituras.
Vamos a buscar juntos 1 Timoteo 4:8.
1 Timoteo 4:8.
A ver si encuentran con qué podemos comparar el motor de un auto.
Dice: “Porque el ejercicio físico tiene algún beneficio, pero la devoción
a Dios es beneficiosa para todas las cosas, pues ofrece una promesa para
la vida presente y la vida futura”.
¿Lo vieron?
¿Qué es lo que dice la Biblia que es tan importante?
La devoción a Dios.
Pero tenemos que entender qué es la devoción a Dios.
De hecho, también tenemos que entender por qué la Traducción del Nuevo
Mundo usa esta expresión.
Muchas otras Biblias simplemente la traducen como “piedad”, “la piedad
es provechosa”, o “una vida dedicada a Dios”, o “la religión”.
Y otra incluso dice “entrenarse en la sumisión a Dios”.
Pero la Traducción del Nuevo Mundo transmite muy bien el sentido del
original, porque se puede entrenar o programar a un robot para que haga
cierto trabajo, pero no se le puede programar para que tenga devoción a
Dios.
¿Por qué no?
Porque la devoción a Dios implica lo que sentimos por Jehová.
Significa que le somos leales porque le estamos muy agradecidos y porque
lo amamos.
Esta expresión nos ayuda a entender que lo que de verdad importa es por
qué hacemos las cosas, y no qué cosas hacemos.
Volvamos a la comparación que estamos usando, la del vehículo.
Queremos revisar el motor.
¿Qué haría para comprobar que funciona bien?
Seguramente revisaría a menudo la temperatura, porque si el motor se
sobrecalienta, tenemos un problema.
O quizás revisaría el aceite, para ver si tiene suficiente.
O miraría la fecha en la que cambió el aceite por última vez.
O pondría el motor en marcha y escucharía con cuidado, para ver si está
sonando bien o no.
Quiere averiguar si el motor está haciendo algún ruido extraño.
Este es el tipo de cosas que revisaríamos de la lista para saber si el
motor de nuestro auto funciona bien.
Claro, nada de esto tiene que ver con la devoción a Dios, ¿verdad?
Pero ¿qué sí encontraríamos en nuestra lista de control para saber en
qué estado se encuentra nuestra devoción a Dios?
Volvamos a la Biblia.
Vamos a buscar juntos el libro de los Salmos.
Leeremos el Salmo 40:8.
Salmo 40:8.
Aquí dice: “Hacer tu voluntad, oh, Dios mío, es un placer para mí, y tu
ley está en lo más hondo de mi ser”.
Este texto nos ayuda a examinar nuestra devoción a Dios.
¿Cómo?
Bueno, tenemos que preguntarnos: “¿Sirvo a Jehová porque es un verdadero
placer para mí o lo hago por obligación? ¿Es algo que hago por pura
rutina, algo que sencillamente hago cada día, pero que en realidad
no siento un gran deseo de hacer?”.
Bueno, y si nos damos cuenta de que nuestra devoción a Dios no es como
debería ser, que estamos haciendo las cosas por pura rutina y no por
amor a Jehová, tenemos que hacer algo.
Nuestra reacción debería ser como si escucháramos un ruido extraño en
el motor o viéramos que se está sobrecalentando.
Y eso es exactamente lo que Jesús les dijo en el siglo primero a los
hermanos de la congregación de Éfeso.
Por favor, busquen conmigo el libro de Apocalipsis, capítulo 2.
Recordarán que en esta parte del libro de Apocalipsis encontramos una
serie de mensajes que Jesús les da a algunas congregaciones.
La primera congregación que se menciona es la de Éfeso.
En el capítulo 2 de Apocalipsis, si nos fijamos en los versículos 2 y
3, ¿qué encontramos?
Jesús le dice a la congregación: “Conozco tus hechos, tu duro trabajo y
tu aguante”.
Y eso suena bien, ¿verdad?
También les dice que no están tolerando a hombres malos.
Y en el versículo 3 les dice que han perseverado y que no se han cansado.
¿Qué conclusión sacamos de estos dos versículos?
Que en el siglo primero nuestros hermanos de la congregación de Éfeso
estaban ocupados sirviendo a Jehová.
Estaban activos, no se habían rendido.
Pero ¿qué les dice Jesús en el versículo 4?
Les dice: “Pero tengo algo contra ti: que has perdido el amor que tenías
al principio”.
¿Vemos el punto?
Esto muestra claramente que a Jehová y a Jesús no solo les interesa qué
hacemos, sino también por qué lo hacemos.
Sí, nuestro servicio a nuestro Dios Jehová debe demostrar que lo amamos
y que le somos leales, tal como Jesús ama a su Padre y es leal a él.
Esto es muy importante.
El apóstol Pablo también habló de esto.
Busquen conmigo 1 Corintios 13, 1 Corintios 13, y veamos lo que Pablo
dijo bajo inspiración en el versículo 3: “Si doy todo lo que tengo para
alimentar a otros o si entrego mi cuerpo para poder sentirme orgulloso,
pero no tengo amor, no me sirve de nada”.
La nota de estudio de la Biblia en inglés para este versículo dice lo
siguiente: “Hablando hipotéticamente, Pablo dice que, si diera todo lo
que tiene para alimentar a otros o si muriera como mártir por la verdad
pero lo hiciera por orgullo y no por amor, eso no le serviría de nada”.
Esto da mucho que pensar.
Hablando de esta expresión, “devoción a Dios”, un experto da una
definición muy interesante de la palabra original.
Dice que es estar conscientes de que todo lo que hacemos influye en
nuestra amistad con Dios.
Así que, si revisamos nuestra devoción a Dios y vemos que no está
funcionando del todo como debería hacerlo, quizás necesita
mantenimiento.
¿Pero de qué tipo de mantenimiento estamos hablando?
Bueno, algo que podemos hacer es pensar en Jehová más a menudo todos los
días, para que él sea parte de nuestra vida.
Además, meditar en lo que Jehová ha hecho por nosotros hace que nuestro
amor y gratitud hacia él crezcan, y eso nos motiva a hacer lo que Jehová
quiere que hagamos por amor y con un corazón lleno de agradecimiento.
Y, por supuesto, orar a Jehová con frecuencia fortalece nuestra amistad
con él.
Bien, ¿qué hemos aprendido hasta ahora?
Que tal como el motor de un vehículo necesita mantenimiento y tenemos
que estar pendientes de que funcione correctamente, nosotros tenemos que
hacernos preguntas, preguntas sinceras, preguntas que nos ayuden a ver
cómo está nuestra devoción a Dios.
¿Estamos sirviendo a Jehová simplemente por rutina, por un sentido del
deber?
¿Lo hacemos por obligación, o porque nuestro corazón rebosa de amor por
Jehová y de agradecimiento?
Si ese amor y ese agradecimiento aumentan, nuestra devoción a Dios estará
en buen estado, estará bien mantenida.
Esta es la primera de las comparaciones que vamos a hacer entre el
programa de mantenimiento de un vehículo y nuestra espiritualidad.
Pongamos otra comparación.
Otra parte muy importante de un vehículo son los frenos.
Sabemos que los frenos son absolutamente necesarios, ¿verdad?, porque
alguien podría de repente cruzar por delante o podría haber un vehículo
que quizás viene demasiado rápido y tenemos que esquivarlo...
y necesitamos usar los frenos.
Pensando en nuestra adoración a Jehová y en nuestra amistad con él, ¿a
qué creen que podemos comparar los frenos de un vehículo?
Bueno, la Biblia nos da una pista.
Está en el Salmo 111.
Allí encontramos la respuesta.
Busquemos juntos el Salmo 111 y leamos el versículo 10: “El temor de
Jehová es el comienzo de la sabiduría. Todos los que obedecen sus órdenes
demuestran ser muy perspicaces. Su alabanza dura para siempre”.
¿Les viene a la mente a qué podemos comparar los frenos de un vehículo?
¿Qué es lo que nos frena para que no hagamos algo que a Jehová no le
gusta?
Es el temor de Jehová.
Tal como los frenos de un vehículo necesitan mantenimiento, nosotros
tenemos que revisar cómo están nuestro amor por Jehová y el temor que
le tenemos.
Bueno, ¿y a qué nos referimos al decir el temor de Jehová?
¿Significa temblar de miedo pensando todo el tiempo que nos va a
castigar?
No.
Quizás podemos compararlo a un chef que tiene un cuchillo bien afilado.
Si usa el cuchillo con destreza, puede hacer con él cosas increíbles,
pero si lo usa mal podría hacerse daño.
De forma parecida, si nuestra amistad con Jehová es fuerte, no tenemos
por qué estar temblando de miedo, por así decirlo.
Al contrario, debemos recordar siempre que Jehová está a nuestro lado.
El temor de Jehová es un temor sano.
Significa no querer hacer nada que le desagrade.
El temor de Jehová es importante porque, si se interpone una tentación
en nuestro camino, frenaremos a tiempo para no hacer algo que está mal.
¿Qué les parece si hablamos un poco de lo que hay que hacer
para revisar los frenos?
¿Qué podemos hacer para saber si los frenos están bien o no?
Bueno, los mecánicos dicen que, si al pisar el freno notamos que el
volante comienza a temblar, eso puede ser una señal de que algo anda
mal.
¿O qué pasa si cuando pisamos el freno notamos que el vehículo comienza
a irse hacia un lado?
Esa es otra mala señal.
O, si pisamos el freno y resulta que está muy flojo y tenemos que pisarlo
varias veces para que funcione...
De nuevo, hay un problema.
Y, como pasa con el motor, si escuchamos ruidos extraños al frenar,
esa tampoco es una buena señal.
¿Y qué hay del temor a Jehová?
¿Qué podemos hacer para comprobar en qué estado se encuentra nuestro
temor a Dios?
Sabemos que Satanás y su mundo nos lanzan cosas constantemente:
tentaciones, malos pensamientos y cosas así.
Es como cuando uno va conduciendo y de repente se le cruza por delante
una persona o un animal...
Ahí es cuando necesitamos los frenos.
Pero ¿cómo los usamos? ¿Cómo nos ayuda el temor a Dios?
Vamos a buscar 2 Corintios para ver una idea interesante que se les
comunicó a los hermanos de Corinto.
Leeremos 2 Corintios 10:5.
Para ponernos en el contexto, en este capítulo Pablo está hablando de
enseñanzas falsas.
Pero el principio que se menciona en este versículo también se puede
aplicar a cómo reaccionamos ante los pensamientos malos e inmorales, o
ante todo aquello que no esté de acuerdo con la voluntad de Jehová.
Así que vamos a ver cuál es este principio, 2 Corintios 10:5: “Y es que
estamos derrumbando razonamientos y toda barrera que se alza contra el
conocimiento de Dios.
Estamos haciendo prisionero todo pensamiento para que sea obediente al
Cristo”.
¿Vieron el punto?
No importa lo que se nos presente, sea un pensamiento inmoral o la
tentación de hacer algo malo o una situación en la que pudiéramos dejar
de ser neutrales en asuntos políticos, ¿qué debemos hacer?
Debemos reaccionar rápido.
Es como cuando pisamos el freno.
Tenemos que derrumbar todos los pensamientos malos que nos vengan a la
mente.
Por eso es tan importante que comprobemos nuestro temor a Dios,
preguntándonos: “¿Cómo suelo reaccionar cuando se me presenta cualquier
tipo de tentación? ¿Reacciono rápidamente? ¿Me funcionan bien los frenos?
¿O me está fallando el temor a Dios?”.
Una pregunta interesante.
Vamos a poner otro ejemplo: imagínese que se encuentra en su auto un
montón de arañas venenosas.
No puede dejarlas ahí.
Así que busca a alguien que lo ayude a deshacerse de las arañas.
Pero, después de pagarle por el trabajo, viene y le dice: “Ya quité la
mayoría, pero puede que quede alguna”.
No se quedaría muy contento, ¿verdad?
Porque usted lo que quiere es que no quede ninguna araña en el auto.
Pero ¿qué es lo que nos dice el versículo 5?
Dice que tenemos que eliminar todas las cosas que estén en contra de la
voluntad de Jehová.
Y es que, aunque hayamos eliminado la mayoría de esas cosas, puede que
todavía queden unas cuantas que no tengamos bajo control.
También podríamos comparar esto a conducir en la dirección contraria.
Bueno, ¿y qué tenemos que hacer si nos damos cuenta de que vamos por la
autopista en dirección contraria?
Parar, dar la vuelta y conducir en la dirección correcta.
Eso es exactamente lo que tenemos que hacer si vemos que no funciona
bien nuestro temor a Dios.
Si nos damos cuenta de que estamos siendo un poquito lentos al reaccionar
cuando se nos presentan tentaciones inmorales o cualquier otra cosa,
entonces tenemos que desarrollar más temor de Dios.
Así el temor de Jehová nos ayudará a resistir las tentaciones.
¿Y qué nos puede ayudar a fortalecer nuestro temor a Jehová?
De nuevo la Biblia nos da la respuesta, esta vez en el libro de
Proverbios.
Proverbios 8:13.
Y verán que aquí tenemos una definición y la fórmula de cómo hacerlo.
Proverbios 8:13: “Temer a Jehová significa odiar lo malo”.
¿Qué es lo que nos ayudará a fortalecer nuestro temor a Jehová?
Tenemos que odiar lo que es malo.
Permítanme que les haga una pregunta: ¿pueden pensar en alguna comida
que odien?
Pues a mí se me ocurren un par de cosas que no me gustan nada, las odio.
Si alguien intentara tentarnos con esa comida, ¿cederíamos fácilmente?
Claro que no, porque la odiamos, ¿verdad?
Por eso, qué importante es que desarrollemos auténtico odio hacia lo
malo.
Tenemos que asegurarnos de sentir odio por las cosas que Jehová odia, y
rechazarlas, igual que él.
No permitamos que poco a poco vaya cambiando nuestra manera de ver lo
que Jehová dice que está mal.
Volvamos de nuevo a Proverbios 8:13.
Ahí dice: “Temer a Jehová significa odiar lo malo”.
Y luego añade: “Odio la soberbia, el orgullo, el mal camino y las
palabras perversas”.
Así que es necesario que eliminemos de nuestro corazón cualquier tipo
de orgullo que pueda dañar nuestra amistad con Jehová.
Es muy importante. Es una manera de odiar lo que Jehová odia.
Pensemos un momento en esto.
Al revisar cómo es nuestro temor a Jehová, si es fuerte o débil, tenemos
que preguntarnos: “¿De qué tipo de cosas me siento orgulloso?”.
Algo de lo que digamos en nuestro interior: “Sí, me siento muy orgulloso
de esto”.
Recordemos lo que pasó con Absalón.
Él estaba orgulloso de su pelo.
Pero al final fue su pelo lo que acabó con él.
Terminó muriendo porque se le enredó el pelo en las ramas de un árbol.
Nosotros no queremos ser como Absalón.
No permitamos que el orgullo acabe causándonos problemas serios.
Esto ha sido interesante, ¿verdad?, esta segunda comparación entre el
mantenimiento de un auto y el mantenimiento de nuestro temor a Dios.
Igual que los frenos, el temor a Dios nos ayuda a detenernos antes de
hacer algo que a Jehová no le gusta.
Claro, si nos ponemos a buscar comparaciones entre el mantenimiento de
un vehículo y el mantenimiento de nuestra espiritualidad, se nos podrían
ocurrir muchísimos ejemplos, y muy buenos.
Probablemente ustedes ya están pensando: “Pues yo usaría este ejemplo,
o este otro”.
Pero solo tenemos tiempo para una comparación más, y es posible que esta
no se les haya ocurrido.
¿Cuál es?
La bocina.
En algunas partes del mundo, los conductores dicen que la bocina es tan
importante como los frenos.
¿Por qué?
Porque es necesaria para que otros sepan que vamos por la carretera.
Si hay otro vehículo que quiere cambiar de carril y no queremos que
choque contra nosotros, tocamos la bocina.
O, si hay una persona que está distraída y se pone a cruzar la calle,
tocamos la bocina.
Si la usamos correctamente, puede salvar vidas.
¿A qué aspecto de nuestra espiritualidad podemos comparar la bocina
de un vehículo?
Vamos a leer juntos 1 Timoteo 4:16.
Fíjense en cuál es la comparación: “Presta constante atención a tu
conducta y a tu enseñanza. No dejes de hacer estas cosas, pues así te
salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan”.
Así que podríamos decir que tal como en un vehículo la bocina es
importante, el sonido de las buenas noticias que queremos que todo el
mundo escuche, es decir, enseñar a otros y hablarles de lo cerca que
está el día de Jehová, puede salvar vidas.
Si quisiéramos revisar una bocina, ¿qué deberíamos mirar, o más
importante aún, escuchar?
Bueno, podríamos empezar tocando la bocina, y si no suena sabemos que
hay un problema.
Por otro lado, si el sonido es tan bajito que nadie lo oye, también
tenemos un problema.
¿Y qué hay de nosotros? ¿Tenemos que analizar cómo estamos predicando
las buenas noticias? Sí.
Y es necesario que pensemos en todas las facetas de la predicación.
Por ejemplo, ¿qué hay de la predicación informal?
¿Les ha pasado que al ver una oportunidad piensan: “Sí, tengo que hablar
con esa persona”, y no les sale nada?
La bocina no está funcionando.
O a lo mejor sí aprovechamos la oportunidad para hablar, pero nuestro
mensaje no es claro, y la persona no entiende lo que estamos diciendo.
En cualquiera de estos dos casos, está claro que le falta mantenimiento
a nuestra bocina simbólica.
¿Qué podemos hacer?
Bueno, podríamos orarle a Jehová para pedirle que nos dé valor.
Que nos dé valor para hablar con otras personas, ya sea informalmente,
por teléfono o de cualquier otro modo.
Y, si vemos que tenemos que ser más claros o coherentes cuando les
presentamos a otros el mensaje, es importante que practiquemos antes de
hacerlo, que tengamos sesiones de ensayo para ver lo que vamos a decir.
Si lo hacemos, estaremos preparados para dar un mensaje claro a los que
nos escuchen.
¿No les parece que esto ha sido muy interesante?
¿Lo repasamos?
Vimos varias comparaciones con las partes de un vehículo.
Podríamos decir que el motor es comparable a nuestra devoción a Dios.
La devoción a Dios debe salir del corazón.
Y los frenos del vehículo son como el temor de Jehová.
Si odiamos lo que es malo, como Jehová, eso será un freno que nos detenga.
Y también hablamos de tener una bocina que transmita correctamente el
sonido del mensaje.
Y no olvidemos pedirle a Jehová que nos ayude a transmitir a las personas
el mensaje de las buenas noticias con claridad.
Estoy seguro de que, como ya mencionamos antes, se les ocurren muchas
otras comparaciones.
Pero el punto es que un buen conductor no solo conduce su auto, su
motocicleta o el vehículo que sea.
Un buen conductor también revisa su vehículo para que esté en buen estado
y sea seguro.
De la misma manera, nosotros, como dice 2 Corintios 13:5, tenemos que
seguir examinándonos.
Tenemos que seguir comprobando si estamos firmes en la fe.
En otras palabras, comprobar si somos cristianos de verdad, si de verdad
estamos viviendo de acuerdo con lo que creemos y con lo que predicamos.
Pero vamos a recordar una advertencia que da la Biblia.
Vamos a buscar juntos 1 Corintios 10:12, y veamos cuál es esa
advertencia: “El que piensa que está de pie, que tenga cuidado de
no caer”.
Y es que pensar que todo está bien, que no tenemos problemas...
Pensar que a nosotros no nos hace falta examinarnos y comprobar si
estamos en la verdad, eso es un problema, tal como la falta de
mantenimiento de un vehículo puede hacer no solo que este se dañe, sino
también provocar muertes.
Por eso es tan importante que sigamos examinándonos para saber si estamos
en la fe, o en la verdad.
Así que si nos revisamos a menudo y nos preguntamos: “¿Cómo está mi
devoción a Dios? ¿Cómo está mi temor a Dios? ¿Estoy odiando lo que es
malo? ¿Cómo está sonando mi mensaje al predicar?”.
Si notamos alguna debilidad, ¿qué debemos hacer?
Leamos de nuevo el texto temático de este discurso, 2 Corintios 13:5:
“Sigan examinándose [...]. Sigan comprobando lo que ustedes mismos son”.
Pero, si avanzamos un poco y leemos el versículo 11, veremos lo que
tenemos que hacer si nos damos cuenta de que algo va mal.
El versículo 11 dice: “Por último, hermanos, sigan alegrándose,
corrigiéndose”.
“Corrigiéndose”.
Si vamos ahora al versículo 9, veremos que al final del versículo se usa
este mismo verbo.
La nota de estudio de la Biblia en inglés para este versículo dice:
“Esta palabra se refiere a hacer que algo vuelva a su estado original”.
Por ejemplo, en Mateo 4:21 se usa esta palabra para hablar de reparar
redes.
Cuando las redes de pesca tienen agujeros, hay que remendarlas o
repararlas.
En Gálatas 6:1, se usa el mismo verbo para hablar de la necesidad de
ayudar a alguien que da un paso en falso a cambiar de actitud.
Este término a veces se usa en textos médicos cuando se habla de recolocar
un hueso, una extremidad o una articulación.
¿Cuál es el punto?
Que, si hacemos la revisión con la lista de control y vemos que de algún
modo nuestra devoción a Dios no es tan fuerte como debería, que estamos
haciendo las cosas por rutina y nuestro amor por Jehová ya no es el que
era, o nos damos cuenta de que nuestro temor a Jehová ya no nos frena
de hacer lo que está mal, o si vemos que no estamos dando un testimonio
completo de las buenas noticias, tenemos que hacer algo.
¿Qué debemos hacer?
Bueno, como dice aquí, primero tenemos que identificar cuál es el
problema, y luego debemos corregir o reparar lo que no esté funcionando
bien.
Así que, queridos hermanos, recordemos siempre que no importa cuánto
tiempo llevemos en la verdad o qué privilegios de servicio tengamos,
debemos seguir revisando cómo estamos.
Debemos seguir examinándonos y comprobar si estamos firmes en la fe.

Joel Dellinger - Ayudante del Comité de Servicio:


Gracias, hermano Jackson, por ayudarnos a analizar nuestros motivos y a
fortalecer nuestra amistad con Jehová.

Hoy hemos analizado lo que es la auténtica fe y hemos visto las pruebas


en las que se basa nuestra fe.
¿Qué nos espera en la siguiente parte del programa de esta asamblea?
El texto temático es “Luchen con todas sus fuerzas por la fe”.
Aprenderemos que la fe se demuestra con acciones y cómo podemos evitar
que se debilite nuestra fe.
Y veremos el ejemplo de hermanos de distintos lugares que están luchando
“con todas sus fuerzas por la fe”.
Concluiremos con la canción 119.
Se titula “Necesitamos una fe fuerte”.
Cantemos juntos la canción 119.
Después de la canción, pueden hacer una oración de conclusión.

1.Los fieles profetas de Israel


hablaron de parte de Dios.
Hoy habla Jehová mediante Jesús;
oímos clara su voz.

(ESTRIBILLO)
Para mantenernos en pie
es vital tener mucha fe.
Nuestro Padre nos salvará
si demostramos fe y lealtad.
2.Jesús ordenó ir a predicar
a todo lugar y nación.
Con intrepidez y con decisión
cumplimos nuestra misión.

(ESTRIBILLO)
Para mantenernos en pie
es vital tener mucha fe.
Nuestro Padre nos salvará
si demostramos fe y lealtad.

3.Un ancla segura es nuestra fe


en medio de la tempestad.
Ningún enemigo nos vencerá;
¡la salvación llegará!

(ESTRIBILLO)
Para mantenernos en pie
es vital tener mucha fe.
Nuestro Padre nos salvará
si demostramos fe y lealtad.

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