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Conexión divina

Existe la teoría de los seis grados o los seis grados de separación que afirma que
cualquier persona en el mundo podría llegar a conectarse con cualquiera a través
de tan solo seis intermediarios adecuados.

En la década de los 60, el "pequeño experimento mundial" del psicólogo


social Stanley Milgram probó la idea de que dos personas en el mundo están
separadas solo por un pequeño número de conexiones intermedias;
posiblemente el primer estudio experimental que revela la sorprendente
estructura de las redes sociales. Esta teoría también fue recogida en el libro Six
Degrees: The Science of a Connected Age del sociólogo Duncan Watts, que
asegura que es posible acceder a cualquier persona del planeta en tan sólo seis
«saltos».

En el año 2011, Facebook realizó un estudio que denominó “Anatomía de


Facebook” cuyos resultados mostraron que más del 99% de pares de usuarios
estuvieron conectados por cinco grados de separación. Esta es la prueba más
cercana de la teoría a fecha de hoy y lo que hace que las redes sociales sean
únicas, debido a que se puede alcanzar a cualquier persona en un número
relativamente corto de saltos. Esta teoría también está muy relacionada con el
concepto de networking, una práctica profesional y empresarial basada en la
creación de redes de contactos.

En la Biblia podemos encontrar numerosas y sorprendentes conexiones


divinas que van más allá de los seis grados de separación. Dios es capaz de
llevar a cabo conexiones que nosotros desconocemos y que en muchas
ocasiones no podemos advertir. Él desea conectarnos con las personas
adecuadas y a veces esto sucede con aquellas que nos parecen las menos
indicadas. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el libro de Josué, cuando
dos espías son enviados a reconocer Jericó antes de conquistar la tierra
prometida: “Ellos se fueron, llegaron a Jericó y entraron en casa de una
prostituta llamada Rajab y se hospedaron allí” (Jos 2,1).

El Señor quiso valerse de una mujer cananea y ramera como instrumento de una
gran conexión divina. Se trataba de alguien poco probable de formar parte de la
red espiritual de Dios, según nuestros criterios humanos. Esta mujer fue decisiva
para la posterior ofensiva y conquista de la ciudad por parte de los hijos de Israel,
debido a la valiosa información que compartió con los dos espías. Rajab se
incorporó a Israel y fue justificada por su buena acción con los espías (Sant 2,25;
Heb 11,31), llegando su conexión hasta el Nuevo Testamento como una de las
mujeres que figuran en la genealogía de Jesús (Mt 1,5). Nunca subestimes a
alguien como David que parece insignificante porque mañana puede ser tu
rey, dijo alguien en una ocasión.

En los comienzos de la Iglesia encontramos también dos casos muy conocidos de


conexiones divinas poco probables. Una de ellas fue la conexión entre Saulo de
Tarso, el perseguidor de los cristianos, y un discípulo de Damasco llamado
Ananías (Hch 9,10-18). Otra conexión divina poco probable fue la que se dio entre
el apóstol Pedro y Cornelio, centurión romano que resultaría ser el primer gentil en
ser bautizado (Hch 10,1-48). En ambos casos nos damos cuenta que el Señor
tenía un plan que solo Él es capaz de llevar a cabo cuando estamos dispuestos a
no subestimar ningún tipo de conexión, a pesar de que pueda resultar casi
improbable para nosotros y nuestros propios criterios humanos. El Espíritu Santo
es el que hace posible la gestación de una red espiritual más grande y fascinante
que cualquier red social conocida. Cuando tenemos los ojos abiertos y vivimos en
comunión con Dios y con los hermanos, el Espíritu Santo abre para nosotros
puertas insospechadas e impensables.

Hay ocasiones en las que tú mismo eres parte de esa conexión divina para
otra persona, aunque no te hayas percatado. La mujer de Naamán, jefe del
ejército del rey de Siria, tenía una esclava israelita que seguramente Dios había
colocado en aquellas circunstancias como una conexión divina para que Naamán
fuera curado de su lepra (2 Re 5,1-14). No creo que esta esclava llegara a
imaginarse que se hablaría de ella mucho tiempo después como parte de la red
espiritual de Dios que iluminó la vida de aquel sirio.

El Señor te ha puesto donde estás para conectarte con personas que necesitan
escuchar acerca de Él, para hacer que algo suceda y alguien pueda encontrarse
con el milagro del amor de Dios, porque tú te encuentras en el lugar y en el
momento adecuado. Al igual que sucedió con la esclava israelita, tú también serás
instrumento de una palabra y/o acción que cambiará el destino de alguien.

En otras ocasiones, sucede que hay una conexión divina que te lleva allí
donde ni siquiera imaginas. En medio del desierto y de la crisis puede surgir
una conexión que resulta imprevisible. Aquí tenemos la historia de José, el hijo
de Jacob, quien establecería el lazo de unión entre los patriarcas y el Éxodo.
Debido a la envidia de sus hermanos, fue vendido a unos comerciantes que se
dirigían a Egipto. Al llegar allí, fue comprado por un funcionario del faraón, Putifar,
que era capitán de su guardia. José fue seducido en repetidas ocasiones por la
esposa de Putifar para que se acostara con ella. Al negarse y demostrar su
honradez e integridad como hombre, fue acusado falsamente por esta mujer
egipcia que logró de manera injusta una sentencia de dos años de prisión para
José. En medio de esta crisis se dio la conexión divina que provocó el ascenso de
José a primer ministro del faraón y gobernador de Egipto con tan solo 30 años de
edad.

Hay ocasiones en las que, seguramente, la única forma que Dios tiene para
llevarte a una conexión divina es una situación de crisis que no puedes entender a
priori. No tenemos constancia de que el faraón llegara a convertirse a Dios, pero
reconoció al Dios que estaba presente en José. Resulta muy curiosa la referencia
que encontramos en los primeros versículos del libro del Éxodo en relación con un
nuevo faraón que no había conocido a José y que sometió a los hebreos a una
dura esclavitud a partir de ese momento (Ex 1,8-11).

No deberías preocuparte ya que el Señor puede incluso usar a los faraones


de nuestro tiempo como parte de su conexión divina. No te muevas de
donde el Espíritu Santo te ha puesto, ya que seguramente será un lugar
estratégico donde llegarás a ser un agente de cambio. Tú no eres sal para
estar en el salero sino allí donde falta el sabor; tú no eres luz para estar
oculto sino allí donde hay oscuridad.

Yo he descubierto alguna de estas conexiones divinas en mi propia vida que me


han resultado fascinantes, superando las posibilidades de cualquiera de las redes
sociales actuales. He comprobado que se trata de la red espiritual de Dios que
está presente en nuestra vida cristiana a través del Espíritu Santo. El medio para
estar conectados a esta red espiritual es la oración y los sacramentos; esto nos
permite crecer y vivir la vida en el Espíritu que lo hace posible. Vendría a ser como
el wifi que resulta imprescindible para estar conectados a la red social de Dios.
Recuerdo que, en el año previo a la JMJ del año 2011 en Madrid, después de
varios años de discernimiento como matrimonio, decidimos valorar la posibilidad
de ofrecernos como voluntarios al Departamento de Juventud de la Conferencia
Episcopal Española. Nuestra mirada no estaba puesta únicamente en la propia
JMJ sino especialmente en la fase posterior, en un posible proyecto de
evangelización y trabajo con los jóvenes españoles que acudieran a la JMJ.

Contactamos con el sacerdote encargado, el P. Javier Igea, con el fin de compartir


con él nuestra situación y nuestro deseo. No le conocíamos y tampoco él nos
conocía a nosotros. Supongo que no era muy habitual que un matrimonio se
ofreciera para poner en marcha algo nuevo, disponiéndose de manera plena y
total sin condiciones. En una ocasión, el P. Javier Igea nos invitó a acercarnos a la
Diócesis de San Sebastián por la cercanía con la nuestra, la Diócesis de Vitoria,
con el fin de intercambiar unas palabras con su amigo Mons. José Ignacio Munilla.
Este encuentro con el obispo de San Sebastián se produjo, aunque tan solo había
durado unos diez minutos. Volvimos de nuevo a Vitoria con la sensación de que
esta visita no había resultado demasiado productiva, aunque tiempo más tarde el
P. Javier Igea nos confesaba que su propósito con este encuentro había sido
comprobar si mi esposa y yo éramos personas “normales”. Por los
acontecimientos posteriores, parece que pasamos el “examen” con nota.

Esta simpática anécdota se nos fue olvidando con el paso del tiempo; sin
embargo, el Señor estaba disponiendo los medios para una conexión divina
que llegaríamos a entender un año más tarde. Finalmente, después de varios
encuentros en Madrid y muchas conversaciones, aquel posible proyecto de
evangelización y trabajo posterior con los jóvenes de la JMJ no prosperó. Nos
sentimos algo frustrados, ya que habíamos puesto nuestra ilusión y empeño por
sacar adelante este plan que resultaba novedoso y muy esperanzador para la
Iglesia en España.

Un año después y ya en el final de una etapa difícil e interminable de


discernimiento, recibimos una llamada del obispo de San Sebastián que nos
invitaba a encontrarnos nuevamente. El día del encuentro tuvo lugar el 27 de
mayo de 2012, solemnidad de Pentecostés, en San Sebastián. Mons. José Ignacio
Munilla se interesó por nuestro período de discernimiento en aquel momento. Tras
compartir con él brevemente en qué situación nos encontrábamos, nos hizo una
propuesta de integración apostólica en su Diócesis para trabajar por la
evangelización. De repente, se abría ante nosotros una puerta que el Señor había
estado preparando tiempo atrás, que suponía el final de una fase larga de
discernimiento y el inicio de una nueva aventura como responsables de
Apostolado Seglar y Nueva Evangelización en San Sebastián.

El sueño que Dios había puesto años atrás en nosotros, de consagrar


nuestro matrimonio a tiempo completo y a corazón completo a la
evangelización llegaba a su cumplimiento, y se hacía realidad gracias a una
conexión divina que el Espíritu Santo había estado disponiendo el año
anterior.

Quiero invitarte a no perder la capacidad de asombro por el Señor y sus maneras


tan increíbles de obrar en nuestra vida. Él desea llevar a cabo conexiones divinas
que llevarán bendición a tu vida y a la vida de otras personas. Nunca subestimes
nada de lo que te suceda ni aquellas personas a tu alrededor que te puedan
parecer irrelevantes, ya que es posible que el Espíritu Santo esté actuando en
este mismo instante a través de esta red espiritual de Dios.

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