Está en la página 1de 2

¿Cómo me ve Dios en Cristo?

2 Corintios 5:17 dice: "Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva
creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! " Cuando venimos a Jesús
para salvación, somos hechos completamente nuevos. Se dice que estamos "en"
Cristo. Estamos reconciliados con Dios y contados como justos delante de Él (1
Corintios 5: 17–21). En lugar de ver nuestra pecaminosidad, Dios ve la justicia de
su Hijo. Él ya no nos condena por nuestros pecados, mas bien, habiéndonos
justificado, nos invita a una relación activa con Él. Nos ve como personas que han
sido redimidas, y también como mucho más.

Efesios 1: 3–14 es una lista excelente, por así decirlo, de algunas de las formas en
que Dios nos ve en Cristo. Encontramos que Dios "[…] nos ha bendecido en las
regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo." (Efesios 1: 3). En
Cristo hemos sido equipados con todo lo que necesitamos. 2 Pedro 1: 3–4 hace
eco de esta verdad. También vemos que somos elegidos "[…] para que seamos
santos y sin mancha delante de [Dios]" (Efesios 1: 4). Somos contados como
santos e irreprensibles porque estamos en Cristo, y también estamos siendo
santificados a través del proceso de santificación. 2 Corintios 3:18 nos dice que
estamos siendo transformados a la imagen de Cristo.

Efesios 1: 5 nos dice que hemos sido predestinados "[…] para ser adoptados
como hijos suyos por medio de Jesucristo". Dios nos ve como sus hijos. Juan 1:
12–13 dice: "Mas a cuantos lo recibieron [a Jesús], a los que creen en su nombre,
les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos
naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios." Esto es "[…] para
alabanza de su gloriosa gracia [la de Dios], que nos concedió en su Amado"
(Efesios 1: 6). Aquí vemos que Dios nos ha bendecido, o "gratuitamente ha
impartido" (LBLA) Su gracia. Somos objetos del amor de Dios y sus abundantes
dones, para su gloria. Efesios 1: 7 y 8 nos dice que Dios "nos dio en abundancia"
las "riquezas de la gracia". Esto es por la redención y el perdón de los pecados
que tenemos en Cristo.

Efesios 1: 9 nos dice que Dios nos "[…] hizo conocer el misterio de su voluntad
conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo". Somos
personas a las que Dios desea revelarse y a quienes ha dado a conocer su
voluntad. Efesios 1:11 nos dice que tenemos una herencia en Cristo. Romanos
8:17 nos dice que somos hijos y "herederos de Dios y coherederos con Cristo".
Dios nos ve como suyos, incluso hasta el punto en que somos coherederos con
Cristo. Efesios 1: 13–14 describe cómo hemos sido sellados con el Espíritu Santo:
"Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo
adquirido por Dios, para alabanza de su gloria." Dios no solo nos ve como sus
hijos, sino que nos ha marcado como tales.

La Biblia está llena de muchas más descripciones de cómo Dios nos ve en Cristo.
El Salmo 139 habla sobre como estamos maravillosamente hechos. Jesús habló
sobre llamar a sus discípulos amigos en Juan 15. En Juan 17 habló sobre su
deseo de que sus seguidores estuvieran con él. Es evidente en toda la Biblia que,
en Cristo, Dios nos ve como sus "escogidos […], santos y amados" (Colosenses
3:12). Esto no quiere decir que Dios usa anteojos de color rosa o que no tenemos
pecado. El Salmo 103: 14 nos dice: "Él conoce nuestra condición; sabe que somos
de barro." Pero es decir que Dios ha elegido darnos gracia y misericordia en
abundancia, abriendo un camino para que seamos considerados justos. Y Él obra
en nuestros corazones para hacernos más activos como Él, todo por su amor.
Dios "ya no recuerda nuestro pecado", nos hace sus hijos y luego nos trata como
tales. Nos prodiga su amor, nos equipa para todo lo que necesitamos, nos llama a
la obediencia (Juan 15), nos disciplina para que podamos caminar bien (Hebreos
12: 6–11) y nos enseña a vivir vidas santas y gratas, todo para que algún día
podamos estar con Él.

“Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no
en las de la tierra, 3 pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo
en Dios." (Colosenses 3: 1-3).

También podría gustarte