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MORAL
PARA S SEGLARES
II (último)
LOS SACRAMENTOS
POR
PRIMERA PARTE
LOS S,-ACR:A.AIINTOS EN GI NE!R Si
Nociones previas
CAPíTI i.0 I. Existencia y necesidad de los sacramentos ..
C vPiTS Io II. Número, división y orden de los sacramentos
C.v P111111 III. Esencia de los sacramentos
C:vPíTULO IV. — Efectos de los sacramentos
Art. 1. La gracia sacramental
Art. 2. El carácter sacramental
C vPíTLLO V. -- Autor de los sacramentos
C:1PiTLLO VI. — Ministro de los sacramentos
C:vPíTLLO VII. Sujeto de los sacramentos
Apéndice. Los sacramentales
SEGUNDA PARTE
Los s ACR.SMINTOS EN PARTICC LAR
TRATADO I.— -El bautismo
Art. 1. Noción, existencia y división del bautismo
Art. 2. Esencia del bautismo
Art. 3. Efectos del bautismo
Art. 4. Necesidad del bautismo
Art. 5. Ministro del bautismo
Art. 6. Sujeto del bautismo
Art. 7. Cuestiones complementarias
TRATADO II. La confirmación
Art. 1. Noción y existencia
Art. 2. Esencia del sacramento de la confirmación
Art. 3. Efectos
Art. 4. Ministro
Art. 5. Sujeto
Art. 6. Cuestiones complementarias
TRATADO III. La eucaristía Srcabx II. -- El sacramento de la penitencia
Seccuī x 1. -- La eucaristía en general CyPírt lo I. El sacramento en sí mismo
C9 P ī o LO I. ió1 y e.vistencia de la eucaristía
Noción, Art. 1. Existencia y naturaleza
C tPrr[ L(0 II. Elementos constitutivos Art. 2. Constitutivo esencial
Art. 3. Necesidad del sacramento de la penitencia
.Art. 1. Materia de la eucaristía
Art. 2. Forma de la eucaristía CAPirt - LO II.-Partes del sacramento de la penitencia
C vPi -rt Lo III. La presencia real de Cristo en la eucaristía Art. 1. La contrición
Art. 2. La confesión
Art. 1. El hecho de la presencia real Art. 3. La satisfacción sacramental
Art. 2. La transubstanciación eucarística CAPÍTULO III. -Efectos del sacramento de la penitencia
Art. 3. Del modo con que Cristo está en la eucaristía
Art. 4. De los accidentes eucarísticos Art. 1. Efectos negativos
Art. 2. Efectos positivos
CoPírLLo IV. Ministro de la eucaristía
CApi-rt LO IV. Sujeto del sacramento de la penitencia
St-<aOx II. La eucaristía como sacrificio
Art. 1. Sujeto de la penitencia en general
C:1P7 I L(> 1. ---El sacrificio eucarístico en sí mismo Art. 2. Principales clases de penitentes
Art. 1. Si la santa misa es verdadero sacrificio CAPÍTULO V. - Ministro del sacramento de la penitencia
Art. 2. Esencia del sacrificio de la misa Art. 1. La doctrina del Código canónico
Art. 3. Fines y efectos del santo sacrificio de la misa. Art. 2. El ministro en sí mismo
Art. 4. Frutos de la santa misa
Art. 5. Valor del sacrificio eucarístico Art. 3. Obligaciones del ministro de la penitencia
Art. 6. Aplicación de la santa misa Art. 4. Rito del sacramento de la penitencia
Apéndice I. Las indulgencias
C-v Pi ri O II.- -Preceptos relativos al sacrificio de la misa Apéndice II. Las penas eclesiásticas
Art. 1. Obligación de celebrar el santo sacrificio Art. 1. Las penas eclesiásticas en general
Art. 2. La celebración de la santa misa Art. 2. Las censuras en general
Art. 3. Obligación de oír la santa misa Art. 3. Las censuras en particular
SLCCU ^ 111. La eucaristía como sacramento Art. 4. Relación de todas las censuras vigentes
Apéndice III. Examen para la confesión
C I. La sagrada comunión
Art. 1. Sujeto de la comunión eucarística TRATADO V.-La extremaunción
Art. 2. Necesidad y obligación de recibir la eucaristía
Art. 3. Efectos de la sagrada comunión Art. 1. Noción y existencia
Art. 4. Disposiciones para comulgar Art. 2. Esencia
Art. 5. Administración de la eucaristía Art. 3. Efectos
Art. 6. La comunión espiritual Art. 4. Ministro
Art. 5. Sujeto
C.1PIr1 LO 11. Custodiad culto de la eucaristía Art. 6. Administración
TRATADO 1V.--- La penitencia TRATADO VI. El sacramento del orden
SecaOx I. La virtud de la penitencia Art. 1. Nociones previas
Art. 1. Noción Art. 2. Existencia, unidad y partes
Art. 2. Naturaleza Art. 3. Elementos constitutivos
Art. 3. Sobrenaturalidad Art. 4. Efectos
Art. 4. Sujeto Art. 5. Ministro
Art. 5. Excelencia Art. 6. Sujeto
Art. 6. Necesidad Art. 7. Requisitos previos
NOTA DEL AUTOR A LA PRIMERA
Art. 8. Circunstancias de la ordenación EDICION
Art. 9. Obligaciones subsiguientes
TRATADO VII. — El matrimonio
SECCIÓN I. Naturaleza
CAPÍTULO I. --- El matrimonio en general
Con el presente volumen, dedicado a los sacramentos, ter-
mina nuestra Teología moral para sedares, según el plan
CAPITLi.o II. El matrimonio como contrato natural anunciado al frente de la misma.
C•vPÍTCLO 111. El matrimonio como sacramento
CAPÍTULO IV. - El consentimiento matrimonial Las características de este segundo volumen son entera-
Art. 1. Naturaleza y necesidad del consentimiento mente idénticas a las del primero. El mismo estilo, la misma
Art. 2. Cualidades del consentimiento orientación, la misma finalidad informativa, dirigida al públi-
Art. 3. Vicios o defectos que lo impiden co seglar.
C.vPíTULoV. —Propiedades del matrimonio Sin embargo, en vista de la calurosa acogida dispensada a
Art. 1. Unidad del matrimonio nuestro primer volumen por los eclesiásticos, tanto del clero
Art. 2. Indisolubilidad del matrimonio
secular como regular, nos hemos decidido a exponer íntegra-
C:v PiTLLO VI.—Potestad sobre el matrimonio
mente la parte relativa a la administración de los sacramen-
SEcci(N II.—Antecedentes del matrimonio
tos, que en nuestro plan primitivo hubiéramos omitido por
CAPÍTELO I. Antecedentes positivos no afectar directamente a los seglares. Hemos querido con
Art. 1. Antecedentes positivos de ejecución libre ello prestar un servicio a nuestros hermanos en el sacerdocio,
Art. 2. Antecedentes positivos de ejecución obligatoria
que podrán utilizar nuestra obra como si estuviera dirigida
CAPÍTULO II. Antecedentes negativos
Art. 1. Los impedimentos en general directamente a los eclesiásticos. En cuanto a los seglares, en-
Art. 2. Impedimentos dirimentes contrarán en los capítulos relativos a la administración de los
Art. 3. Los matrimonios mixtos sacramentos multitud de detalles interesantes que les afectan
Art. 4. Cese o dispensa de los impedimentos
muy de cerca a ellos mismos. Por lo demás, sin renunciar a
SECCIÓN III. Modo de celebrarse el matrimonio ningún aspecto de la teología sacramentaría, hemos procura-
CAPÍTULO I. --La celebración del matrimonio do insistir en los que ofrecen mayor interés para los cris-
Art. 1. Forma canónica del matrimonio tianos que viven en el mundo, principalmente en torno al sa-
Art. 2. Formalidades civiles
cramento del matrimonio, que hemos estudiado con la máxi-
CAPÍTULO II. La convalidación del matrimonio
Art. 1. La simple convalidación ma amplitud que nos permite la índole y extensión de nuestra
Art. 2. La sanación en raíz obra.
SECCIÓN IV. Efectos y obligaciones del matrimonio Advertimos a nuestros lectores, tanto eclesiásticos como
CAPÍTULO I. Efectos del matrimonio seglares, que aceptaremos con viva gratitud cualquier suge-
CAPITULO II. Obligaciones de los cónyuges
—
rencia que quieran hacernos para mejorar nuestro humilde
Art. 1. El uso del matrimonio trabajo en sucesivas ediciones.
Art. 2. Los deberes familiares
Quiera el Señor, por intercesión de la Santísima Virgen
SECCIÓN V.- Disolución del matrimonio María, la dulce Mediadora universal de todas las gracias, ben-
Art. 1. La disolución del vínculo conyugal
Art. 2. La separación de los cónyuges decir nuestros pobres esfuerzos, encaminados a su mayor glo-
APÉNDICE.- Determinación de los días agenésicos ria y al bien de las almas.
INDICE ANALÍTICO
INDICE DE MATERIAS
NOTA A LA CUARTA EDICIÓN TEOLOGIA MORAL PARA
SEGLARES
II
.Agotadas las tres primeras ediciones de este volumen, sale LOS SACRAMENTOS
ahora la cuarta enteramente puesta al día. Son innumerables
las modificaciones que hemos introducido para adaptarlas en-
teramente a la nueva legislación sacramentaria establecida
por el nuevo Código de Derecho Canónico promulgado por
S. S. Juan Pablo 11 el 25 de enero de 1983.
liemos revisado también y puesto al día numerosos pun-
tos de interés general, a fin de lograr en todo la máxima cla-
ridad, precisión y palpitante actualidad.
INTRODUCCIÓ
NOCIONES PREVIAS
Sumario: Explicaremos el nombre de los sacramentos, su significado real y
las fuentes o lugares teológicos en que se apoya todo este tratado de los sacra-
mentos.
Considerada en sí misma.
C APITULO 1 En c1 estado de justicia original.
Si para salvarse son
necesarios los sa-
Existencia y necesidad de los sacramentos cramentos a la na- 1 Antes de I Bajo la ley natural.
turaleza humana. Cristo Bajo la ley mosai-
5. Las cuestiones de la existencia y necesidad de los sa- Caída en pe- ca.
cramentos están tan íntimamente conectadas, que la mayoría ca do . ..
de los autores las estudian a la vez, sin establecer distinción Después de Cristo: Bajo la ley
entre ellas. El mismo Santo Tomás no dedica cuestión espe- evangélica.
cial a la existencia, examinándola conjuntamente con su ne-
cesidad 1 .
Antes de empezar a hablar de la necesidad de los sacramen- Para mayor orden y claridad vamos a proceder por con-
tos, es conveniente advertir que no tratamos ahora de su ne- clusiones.
cesidad por parte del sujeto receptor, o sea, si su recepción es ne-
cesaria al hombre con necesidad de precepto por haberlo dis- Conclusión 1.a Fue sumamente conveniente instituir los sacramentos
puesto Dios así, sino de su necesidad por parte del institutor, o para la salvación, considerada la naturaleza humana en sí misma
sea, si es necesario que Dios los haya instituido para que el (111,61,1).
hombre pueda conseguir su salvación eterna.
No hablamos tampoco de una necesidad estricta, ya que es Santo Tomás lo prueba con cuatro argumentos muy
evidente que Dios se hubiera podido valer, para salvar al claros:
hombre, de otros medios distintos de los sacramentos; sino 1.° Por la condición del entendimiento humano, que se eleva a las
de una necesidad moral, que no significa otra cosa que una cosas espirituales a través de las corporales. Dios se adapta con ello
gran conveniencia, habida cuenta de todas las circunstancias. a nuestra manera de ser.
Escuchemos a Santo Tomás explicando brevemente todo 2.° Por el apego de la voluntad del hombre a las cosas corpora-
esto: les. Fue conveniente que Dios pusiera la medicina donde está la en-
fermedad. Por esta razón quiso también salvar en un leño (el de la
«Los sacramentos no eran necesarios con necesidad absoluta, cruz) a los que habían perecido en otro leño (el del paraíso terrenal),
como lo es que Dios exista, ya que han sido instituidos por pura be- como canta la Iglesia en el prefacio de la Santa Cruz.
nignidad, sino con la necesidad que procede de la elevación del 3.. Por la naturaleza de la acción humana, que se refiere princi-
hombre al fin sobrenatural. No de tal modo, sin embargo, que Dios palmente a las cosas corporales, por lo que le resultaría al hombre
no pudiese sin ellos sanar al hombre, porque no ligó su poder a los demasiado duro si se le exigiese prescindir en absoluto de ellas, obli-
sacramentos, como la comida está ligada necesariamente a la conser- gándole a actos puramente espirituales.
vación de la vida humana, sino porque la reparación del hombre se 4.. Por la necesidad del culto público o social, que exige, de
hace por los sacramentos de modo más conveniente, así como el ca- suyo, cosas visibles y corporales.
ballo se dice que es necesario para el camino porque con él se hace
con mayor facilidad» 2 .
Conclusión 2.a En el estado de inocencia o de justicia original, el
hombre no necesitaba los sacramentos: a) ni en cuanto se ordenan
al remedio del pecado, b) ni en cuanto se ordenan a la perfección
del alma (a.2).
Cf. 111,61.
2 In IV Sent. dise1 q.l a.2 q.al. Cf. 111,61.
La demostración es clarísima en sus dos partes: de sus méritos futuros. Dependían de Cristo no como causa eficien-
te, sino como causa meritoria y final; por esto no hay inconveniente
a) Porque no existía el pecado, y no hacía falta remediarlo. en que fueran anteriores a El en el tiempo. Cristo era su causa final
b) Porque, en aquel feliz estado de inocencia o de justicia ori- y meritoria, en cuanto que, en atención a sus futuros méritos presen-
ginal, todas las potencias del hombre estaban perfectamente contro- tes ya ante la ciencia divina y la predestinación , Dios, como causa
ladas y sometidas a la razón superior, como ésta estaba perfectamen- eficiente de la gracia, condicionó o ligó esta gracia al uso de aque-
te sometida a Dios. La razón no dependía de los sentidos, sino al re- llos sacramentos.
vés: éstos de aquélla. La institución de los sacramentos hubiera ido
Conclusión 4.' En el período de la ley natural —o sea, antes de la ley
contra la natural rectitud de aquel sublime estado de justicia origi-
mosaica— hubo, de hecho, algunos sacramentos. (Sentencia más
nal. probable.)
OBJECIÓN 1.ª Hemos dicho en la conclusión anterior que fue
Esta conclusión no se puede probar de una manera cierta por la
sumamente conveniente instituir los sacramentos considerando la
Sagrada Escritura o por el magisterio de la Iglesia. Pero, aparte de
naturaleza humana en sí misma. Pero la naturaleza humana es la
misma antes y después del pecado original. Luego incurrimos en los indicios e insinuaciones que se encuentran en ambas fuentes teo-
contradicción si ahora decimos que no necesitaba sacramentos antes lógicas, la enseñan claramente gran número de Santos Padres N' de
teólogos, lo que le da, al menos, una gran probabilidad. Escuche-
del pecado original. mos al Doctor Angélico:
RrsE ti r, ∎ .
^ Una cosa es la naturaleza humana en sí misma (o «Antes de la ley escrita existían ciertos sacramentos de necesi-
sea, sin complementos o privilegios preternaturales), y otra el estado dad, tales como el sacramento de la fe, que se ordenaba a quitar el pe-
en que pueda encontrarse esa naturaleza. Antes del pecado poseía, cado original, y el de la penitencia, que se ordenaba a quitar el peca-
entre otros, el don preternatural de integridad, que establecía ese ad- do actual» 4 .
mirable equilibrio y subordinación de las facultades que acabamos Las razones fundamentales que parecen reclamarlos son la volun-
de indicar. Substraído por el pecado ese privilegio preternatural, la tad salvífica universal de Dios y la suavidad de su divina Providencia.
naturaleza humana quedó en condición inferior abandonada a sí La voluntad salvífica universal, que consta claramente en la Sagrada
misma e incluso quebrantada naturalmente , y empezó a ser con- Escritura (1 Tim 2,4), parece exigir que no se dejase sin medio algu-
veniente para ella la institución de los sacramentos (ad 2). no de salvación a los niños que muriesen antes del uso de la razón;
De donde se deduce que, si Adán no hubiese pecado, Dios no v es cierto que ninguna acción propia ni de sus padres podía salvar-
hubiera instituido jamás los sacramentos. los, a no ser que fuese instituida por Dios para este fin. La suavidad
de la divina Providencia parece postular que también a los adultos
OBJECIÓN. 2.a En el estado de justicia original existió ya el ma- se les preparasen los medios oportunos para significar su arrepenti-
trimonio (Gen 1,28; 2,22-24). miento y obtener el remedio o perdón de sus pecados actuales.
RESPUESTA. Pero como simple contrato natural instituido por No se sabe exactamente cuántos fueron estos sacramentos. Sue-
Dios; no como sacramento, cuya institución estaba reservada a len señalarse los siguientes:
Nuestro Señor Jesucristo (ad 3). 1.° El remedio de la naturaleza (remedium naturae), que se or-
denaba a borrar el pecado original. No se sabe en qué consistía,
Conclusión 3. Después del pecado y antes de Cristo, la naturaleza pero parece que se trataba de alguna manifestación externa de la fe
humana necesitaba moralmente el auxilio de los sacramentos (a.3). en el futuro Mesías —realizada por el propio interesado o por sus
padres—, que habría sido ordenada por Dios para remedio del pe-
Se prueba congruentemente por el hecho de que, después del cado original. Su forma concreta se determinaría a cada uno por
pecado, el único medio de salvación fue en seguida la fe en Cristo, o cierto instinto o moción interna de la divina gracia 5 .
sea, la unión al menos en el deseo— con el futuro Mesías que 2.0 La circuncisión, promulgada por Dios a Abrahán y san-
había de venir; y, por lo mismo, fue moralmente necesario que se cionada nuevamente por la ley de Moisés. Obligaba a todos los va-
instituyeran algunos sacramentos o signos sensibles para manifestar, rones israelitas de la antigua alianza para obtener la remisión del pe-
de algún modo, la fe en el futuro Mesías. cado original.
Nótese, para comprender el verdadero alcance de esta conclu-
sión, que los sacramentos de la Antigua Ley no eran instrumentos de ' In 1I' dist.l q.l a.2 q.3 ad 2.
Cristo como los de la Nueva, sino únicamente signos de su pasión y Cf. 111,60,5 ad 3; '0,4 ad 2; etc.
3.° Una especie de penitencia para remisión de los pecados 4. La consagración, en virtud de la cual Aarón, sus hijos y
actuales. Acaso tuvieran el carácter de tal los llamados sacrificios por sus descendientes eran destinados al sacerdocio. Era figura del futu-
el pecado y por el delito, promulgados posteriormente en forma más ro sacramento del orden sacerdotal.
determinada por la lec_ de Moisés. Dígase lo mismo de las oblaciones
5." Ciertos sacrificios, principalmente los que se ofrecían por
y décimas 6 . el pecado_} por el delito, que prefiguraban el futuro sacramento de la
En cuanto a la eficacia santificadora de estos sacramentos primiti- penitencia 16 .
vos, las opiniones entre los teólogos son variadísimas. Parece que
debe decirse que el remedio de la naturalez a y la circuncisión causaban la Conclusión 6.' En la ley evangélica existen siete verdaderos sacra-
gracia a los niños no por su propia virtud (ex opere operato active) mentos instituidos por Cristo. (De fe, expresamente definida.)
que corresponde únicamente a los sacramentos de la Nueva
Lea , sino por divina infusión con ocasión de la recepción de aque- Consta claramente por la Sagrada Escritura, por la Tradición y
llos signos manifestativos de la fe en el futuro Mesías (quasi ex opere por el magisterio de la Iglesia, que lo definió expresamente en Tren-
operato passive). Los otros sacramentos primitivos producían por sí to. He aquí el texto de la definición dogmática:
mismos únicamente la purificación legal, pero no la gracia santifican- «Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no fue-
te. Para este último efecto se requerían los actos propios del pecador ron instituidos todos por Jesucristo Nuestro Señor, o que son más
(ex opere operantis), tales como la contrición de los pecados, la ora- o menos de siete, a saber: bautismo, confirmación, eucaristía, peni-
ción de súplica, etc. tencia, unción de los enfermos, orden y matrimonio, o también que
alguno de éstos no es verdadera y propiamente sacramento, sea ana-
Conclusión 5.' En el período de la ley escrita —o sea, desde Moisés
tema» H.
hasta Cristo— hubo verdaderos sacramentos. (Cierta en teología.) La razón teológica de conveniencia la da Santo Tomás con las
siguientes palabras:
Consta expresamente por el magisterio mismo de la Iglesia. En «Así como los Padres antiguos se salvaron por la fe en Cristo
los concilios Florentino y Tridentino se enseñó y definió que los sa- que había de venir, así nosotros nos salvamos por la fe en Cristo ya
cramentos de la Nueva Ley son muy distintos y muy superiores en nacido y crucificado. Ahora bien: los sacramentos son ciertos signos
eficacia a los sacramentos de la Antigua Ley (D 695 845) 8 . Luego manifestativos de la fe que justifican al hombre. Es preciso, pues,
en la Antigua Lec hubo verdaderos sacramentos, aunque de inferior que los signos que expresen la realidad ya verificada sean distintos
eficacia y categoría. de los que se limitaban a anunciarla como futura. Luego es necesa-
rio que en la Nueva I.ey haya sacramentos distintos de los de la
Entre los sacramentos de la ley mosaica suelen enumerarse los Antigua Lec» (111,61,4).
siguientes:
1. La circuncisión para los varones israelitas, en la forma ex-
CAPITU LO II
plicada en la conclusión anterior. Era figura del futuro bautismo.
2.° El remedio de la naturaleza, que continuó en vigor para
Número, división y orden de los sacramentos
las niñas israelitas, para los niños que morían antes del octavo día,
en que eran circuncidados, y para los paganos, a quienes no se pro-
hibía, sin embargo, agregarse el pueblo escogido por la circun- Antes de examinar la naturaleza íntima y los efectos de los sacra-
cisión 9. mentos, es conveniente que digamos dos palabras sobre su numero,
división y orden entre ellos.
3.° El cordero pascual, para todo el pueblo, y los panes de
la proposición, para los sacerdotes, que eran figura de la futura
eucaristía.
6. 1. Número. Los sacramentos instituidos por
Nuestro Señor Jesucristo son siete, ni más ni menos. Vamos a
(:f. 01,65,1 ad -.
probarlo, estableciendo, en primer lugar, la correspondiente
- Cf. 111,62,6; '0,4; In II" Sent. dist.l q.l a.2 q.°3 ad 2; q.2 a.4 q.'3; De reritate q.28 conclusión.
a.2 ad 12; etc.
' La sigla D significa el Enchiridion Srmbolorum de Dt_NziyuIR, en el que se recoge
el texto de las declaraciones doemáticas de la lelesia a través de los siglos. Citamos por Cf. 1-11,102,5 ad 3.
las ediciones anteriores a la última reforma, en la que figuran ambas numeraciones. " D 844. Sabido es que la fórmula ira anatema es la que emplea la Iglesia para de-
Cf. 1-11,98,5 c et ad 3. clarar Genética una doctrina y proclamar como dogma de fe la doctrina opuesta.
Conclusión. Los sacramentos de la Nueva Ley son siete. (De fe, expre- doctrina septenaria por todas las Iglesias incluso las disidentes
samente definida.) durante esos cuatro siglos es argumento indubitable, por la fuerza
de la prescripción, del origen apostólico de esa doctrina.
Antes de exponer la doctrina católica, veamos brevemente los c) Et. MAGISTERIO DF: LA IGLF.S1:s. Lo enseñó repetidas veces
errores opuestos a ella. (D 424 465 695, etc.) y lo definió solemnemente en el concilio de
Trento. Hemos recogido el texto de la definición en la última con-
ERRORES. Los principales errores sobre el número de los clusión del capítulo anterior.
sacramentos proceden de los falsos reformadores. Y así: d) La RAZÓN TEOLÓGICA. Como es natural, la razón humana no
puede demostrar que el número de los sacramentos sea siete, ni más
a) Lutero fue cambiando de pensar impulsado por sus capri- ni menos, va que esto depende únicamente de la divina voluntad,
chos. En 1520 admitió los siete sacramentos en el Sermón del Nuevo que ha querido disponerlo así. Pero, supuesto ese dato por la decla-
Testamento; ese mismo año, en De captivitate babylonica se quedó con ración infalible de la Iglesia, la razón teológica encuentra razones de
sólo tres: bautismo, cena y penitencia. En 1523 va no admitía más alta conveniencia para justificar ese número. Santo Tomás establece
que los dos primeros, entendiéndolos a su manera. admirablemente una doble clasificación, que ha sido recogida por
b) Melanchton admite tres: bautismo, cena y penitencia. toda la teología posterior. Hela aquí en forma de cuadro sinóptico t:
e) Calvino y Zovinglio, dos: bautismo y cena.
d) Las modernas rectas protestantes están divididas en esto como
en casi todo. La mayor parte de ellas sólo admiten el bautismo y la
cena; pero otras amplían más o menos su número, llegando algunas Engendrán-
dola ... BACTISV(o.
de ellas —tales como los ritualistas y anglo-católicos a admitir
los siete, divididos en dos grupos: dos mayores (bautismo y cena) y
De suyo .... Robuste-
cinco menores (todos los demás). ciéndola . CONFIRMACIÓN.
5. Unción de los enfermos: Me 6,13; Iac 5,14. Contra la inclinación al pecado ECCARISTíA.
6. Orden: 1 Tim 4,14; 5,22; 2 Tim 1,6. d 2 C Contra el pecado actual PENITENCIA.
7. Matrimonio: Mt 19,6; Eph 5,31-32. Contra las reliquias del pecado LNcioN DE Los
O Contra la disolución del Cuerpo mís- ENFERMOS.
b) Los SANTOS PADRES. En los primeros siglos de la Iglesia " tico ORDEN.
no se encuentra planteada la cuestión del número exacto de los sa- Q Contra la concupiscencia personal y la
cramentos. Los Santos Padres hablan claramente de todos ellos,
pero la enumeración completa de los siete no se encuentra hasta el desaparición de la comunidad MATRIMONIO.
siglo xu. Nadie negó el número septenario hasta el siglo xvi, en que
lo hicieron los protestantes. La posesión tranquila y pacífica de la Cf. u1,65,1.
Santo Tomás recoge también la clasificación algo retorci- Para todos:
BAUTISMO.
da y artificiosa atribuida a Alejandro de Ales, que proporcio- Absolutamente
Para los peca-
na, sin embargo, alguna nueva luz. Hela aquí en forma es- dores: PESI
quemática: TF.xCIA.
Para el in- ,
dividuo.
Sac rernte rrtc
I- rrted Defecto que combate
\o absoluta- (,OSFIR\i SETOS.
correspondiente H.- Luisa-1A.
mente
Por razón de la '' UNCIÓN Dt: LOS
Bautismo. Fe. El pecado original.
necesidad de r ENFERMOS,
Confirmación. Fortaleza. La debilidad espiritual. su recepción.
Eucaristía. Caridad. La malicia de la voluntad. Para la Iglesia:
Penitencia. Justicia. El pecado mortal. ORDEN.
Unción de los Para la comunidad absoluta-
mente Para la socie-
enfermos. Esperanza. El pecado venial. ( dad: MATRI-
Orden. Prudencia. La ignorancia del entendi- moxto.
miento.
Matrimonio. Templanza. La concupiscencia desorde- Z De muertos (suponen
( P al alma BACT'IsJIo.
nada. en pecado) PENITENCIA.
Por razón del
Como se ve, esta clasificación adapta los sacramentos a las siete r sujeto que los CONFIRMACIÓN.
virtudes más importantes (teolo ics y cardinales), mostrando, a la recibe EUCARISTÍA.
vez, de qué manera corrigen las tres clases de pecados posibles (ori- V.,
De ritos (suponen al alma en UNCIÓN DE LOS
ginal, mortal y venial) v las cuatro heridas que la naturaleza humana
O gracia) ENFERMOS.
sufre a consecuencia del pecado original, a saber: la ignorancia, en el
entendimiento; la malicia, en la voluntad; la debilidad, en el apetito
S ORDEN.
1.' LA SAGRADA ESCRITURA. En ella aparece claro el simbolis- ma antífona O sacrum csrodvium, de las segundas vísperas del oficio del Corpus, compues-
to por el propio Santo Tomás de Aquino: oy)h sagrado convite, en el que se recibe a
mo del bautismo de inmersión, que significa la muerte y resurrec- Cristo, se renueva la memoria de su pasión, se llena el alma de gracia v se nos da una
prenda de la futura gloria!»
' Cf. 111,60,1-8.
.floral para seglares 2 2
Expliquemos los términos de la conclusión. de los sacramentos, compuesta del género próximo, común a los sa-
cramentos de la Antigua y Nueva Ley (signo de una cosa sagrada), y
Los SACRAMENTOS DE LA NIEVA LE_Y, no los de la Antigua, con los de la diferencia específica, que distingue y caracteriza esencialmente a
que convienen únicamente en su razón genérica de signos. Ios de la Nueva (en cuanto que santifica a las hombres).
SON SIGNOS, como va hemos visto en la conclusión anterior. En el capítulo siguiente examinaremos ampliamente la manera
SAGRADOS, y en esto se distinguen de toda clase de signos profa- con que los sacramentos producen la gracia y los demás efectos en
nos (v.gr., de la bandera, que significa la patria). cl alma del que los recibe.
QUE PRODUCEN LA GRACIA SANTIFICASTE EN EL QUE LOS RECIBE. Estas
palabras expresan la diferencia específica que distingue a los sacramen-
tos de la Nueva Ley de los de la Antigua v completan la definición B) Definición física
esencial metafísica de los de la Nueva.
10. Como hemos indicado ya, la definición física es aquella que
Consta claramente la conclusión por los lugares teológi- nos da a conocer las causas intrínsecas de una cosa en su ser físico, o
cos tradicionales: sea, la materia y la forma del compuesto sustancial.
Vamos, pues, a precisar ambas cosas con relación a los sacra-
mentos. Para mayor claridad, procederemos, como de costumbre, en
1. ° LA SAGRADA ESCRITURA atribuye a cada uno de los sacra-
mentos, como efecto propio, la producción de la gracia. Véanse los forma de conclusión.
lugares que hemos citado al hablar del número septenario de los sa- Conclusión. Los sacramentos de la Nueva Ley constan esencialmente
cramentos (n.6). de cosas sensibles, como materia, y de palabras, como forma. (De
2.° Los SANTOS PADRES están unánimes en esta doctrina. fe, indirectamente definida.)
3.° EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseñó repetidas veces
(cf. D 539 695 741 etc.) y lo definió solemnemente en el concilio de Expliquemos, ante todo, los términos de la conclusión.
Trento, contra los protestantes, en los siguientes cánones: Los SACRAMENTOS DE LA NUEVA LEY. En esto se distinguen de los
«Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no con- de la Antigua, que constaban únicamente de cosas, no de palabras.
tienen la gracia que significan o que no confieren la gracia misma a los Es porque, aunque unos y otros sacramentos convienen en la razón
que no ponen óbice, como si sólo fueran signos externos de la gracia o de signo sacramental, esta significación era oscura e imperfecta en los
justicia recibida por la fe y ciertas señales de la profesión cristiana de la Antigua Ley, que era tan sólo sombra y figura de la Nueva,
por las que se distinguen entre los hombres los fieles de los infieles, como dice San Pablo (cf. Hebr 10,1), y por eso no constaban de pa-
sea anatema» (D 849). labras, que expresan de manera clara y perfecta el significado de las
«Si alguno dijere que no siempre y a todos se da la gracia por cosas (cf. 1I1,60,6 ad 3).
estos sacramentos, en cuanto depende de la parte de Dios, aun cuan- CONSTAN ESENCIALMENTE, o sea, se constituyen esencialmente en
do debidamente los reciban, sino alguna vez y a algunos, sea anate- us elementos físicos o causas intrínsecas.
ma» (D 850). DE COSAS SENSIBLES COMO MATERIA. Y así, la ablución con agua es la
«Si alguno dijere que por medio de los mismos sacramentos de materia del bautismo; el pan y el vino, de la eucaristía; la unción con el
la Nueva Ley no se confiere la gracia ex opere operato, sino que la fe aleo, de la confirmación y unción de los enfermos; los actos del peni-
sola en la promesa divina basta para conseguir la gracia, sea anate- tente, de la penitencia; la imposición de las manos, de la confirmación y
ma» (D 851). ael orden sacerdotal; la mutua entrega de los cuerpos de los contrayen-
4." LA RAZÓN TEOLÓGICA. La expone brevemente Santo Tomás res, del matrimonio.
con las siguientes palabras: Y DE PALABRAS COMO FORMA. El sacramento se realiza precisa-
«Los signos se dan a los hombres porque es propio de ellos lle- mente al recaer la forma expresada en palabras determinadas
gar a lo desconocido a través de lo conocido. Por lo mismo, se lla- sobre la materia correspondiente. Y así, v.gr., para que haya bautis-
ma propiamente sacramento a lo que es signo de alguna cosa sagra- mo es menester añadir a la ablución del agua (materia) las palabras
da que pertenece a los hombres; y en el sentido en que tomamos de la forma sacramental: «Yo te bautizo en el nombre del Padre, y
aquí esta palabra, se llama propiamente sacramento a lo que es sig- del Hijo, y del Espíritu Santo».
no de una cosa sagrada en cuanto que santifica a los hombres». Nótese, sin embargo, que las expresiones materia y forma, toma-
En estas últimas palabras da Santo Tomás la definición metafísica das de la teoría hilemórfica de Aristóteles como constitutiva del ser
físico, hay que entenderlas de una manera analógica al aplicarlas a los
sacramentos, ya que el ser sacramental es un ser moral, no físico. ARTICL'1.O I
Las cosas entran a formar parte del sacramento a manera de materia,
y las palabras a manera de forma. Nada se seguiría, por consiguiente, La gracia sacramental
contra la teología sacramentaria si algún día llegara a demostrarse la
falsedad de la teoría hilemórt ī ca con relación a los seres físicos. La gracia sacramental es el efecto primario o principal de
De hecho, no empezó a usarse esta terminología de materia y los sacramentos. Para proceder con orden y claridad, dividi-
forma hasta principios del siglo xiii. El primero en emplearla parece remos esta importantísima materia en las siguientes cues-
que fue Guillermo de Auxerre (t 1223). Otros dicen que fue Es- tiones:
teban Langton (t 1228).
A) Si los sacramentos de la Nueva Ley confieren la gracia.
Consta la conclusión por los siguientes lugares teológicos: B) De qué modo la confieren.
1.A S',GRADA EscRITS . R.v. Expresa clara y explícitamente la C) En qué momento.
a)
materia y la forma del bautismo y de la eucaristía, que son los dos D) En qué cantidad.
sacramentos principales (cf. Io 3,5y Mt 28,19; Ale 16,16). E) Si la gracia sacramental añade algo a la gracia ordinaria.
F) Si causan la primera o segunda gracia.
6) El. yi SGISTLRIU DI.I.A IGLESI A. Lo enseñan claramente Martín V G) Si reviven al apartarse el óbice que se puso al recibirlos.
(D 672), el concilio de Florencia (D 695), el de Trento (D 895 896
908 914), y en nuestros días, León XIII (D 1963) y Pío XII
(D 2301). En las declaraciones de los concilios de Florencia y Tren- A) Si los sacramentos de la Nueva Ley
to hay, al menos, una definición indirecta de la doctrina de la con- confieren la gracia
clusión.
e) LA RAZÓN Troeo ;IcA. Por analogía con el compuesto físico. 11. ERRORES. Antes de exponer la doctrina católica,
Así como la materia prima, que es pura potencia indeterminada, se veamos brevemente los principales errores contrarios.
determina por la forma sustancial, que es acto, así en el ser moral
de los sacramentos las cosas son indeterminadas (v.gr., el agua lo a) Los socinianos decían que los sacramentos son meras ceremo-
mismo vale para bautizar que para beber, lavarse, etc.), y por eso nias externas, y el bautismo un rito de iniciación en la vida cristiana,
hacen el papel de materia, que será determinada por las palabras sa- pero sin que confieran gracia interior alguna.
cramentales, que tienen, por lo mismo, razón de forma. b) Los protestantes, en general, niegan también que los sacra-
mentos confieran la gracia, como consecuencia de su doctrina de la
Según estos principios, la definición física de los sacramen- justificación del pecador por late sola, que nos aplica los méritos de
tos de la Nueva Ley es la siguiente: Cristo. Los sacramentos son meros signos que excitan la fe; nada
más.
«Cosas sensibles que, en virtud de ciertas palabras, signifi- c) Los modernistas repiten doctrinas parecidas: «Los sacramentos
can una realidad sagrada que santifica a los hombres». no tienen otro fin que evocar en el alma del hombre la presencia
siempre benéfica del Creador». (Proposición condenada: D 2041.)
LA EXIGENCIA DE AUXILIOS ACTUALES EN ORDEN A LOS EFECTOS Y FINES He aquí detalladamente el matiz propio de la gracia sacra-
PROPIOS DE LOS SACRAMENTOS.
Quiere decir que cada sacramento confiere un verdadero derecho mental en cada uno de los siete sacramentos:
a los auxilios actuales que sean necesarios para realizar conveniente- 1.° EN EL BAUTISMO es la gracia regenerativa, que renueva total-
mente los fines de ese sacramento (v.gr., el sacramento del orden mente al hombre, borrándole el pecado original y todos los pecados
confiere al sacerdote el derecho a las gracias actuales que necesite actuales que pueda tener, con sus rastros y reliquias, incluso la pena
durante toda su vida para el digno desempeño de sus funciones sacer- temporal debida por ellos. Le da el poder o facultad de recibir los
dotales; el sacramento del matrimonio les da a los casados el dere- demás sacramentos —es la puerta indispensable de todos ellos— y
cho a recibir, durante toda su vida, los auxilios necesarios para la cris- añade un auxilio especial contra la ofuscación del entendimiento y la
tiana vida matrimonial, etc.). Lo dice expresamente Santo Tomás dureza de corazón para creer, que impiden directamente la fe.
(III,62,2) y se prueba bien por las siguientes razones:
1.a La gracia sacramental da la potencia sobrenatural para los efec- 2.° EN LA CONFIRMACIÓN es la gracia roborativa, en cuanto aumen-
tos propios del sacramento. Ahora bien: ninguna potencia puede pa- ta la vida de la fe, conduciéndola a la edad perfecta y dándole un vi-
gor especial, con derecho a los auxilios necesarios para confesarla
3 Cf. III,65,1. Según la doctrina que aduce Santo Tomás en este lugar, los sacra- valientemente hasta el martirio, si fuera preciso.
mentos reparan las heridas del pecado original en la siguiente forma: el bautismo repara
el pecado original mismo; la confirmación, la debilidad para la práctica de la virtud; la
3.° EN LA EUCARISTÍA es la gracia nutritiva y unitiva, en cuanto
eucaristía, la malicia de la voluntad; la penitencia, el pecado mortal; la unción de los enfer- que transforma espiritualmente al hombre en Cristo por la caridad,
mos, el pecado venial; el orden, la ignorancia del entendimiento, y el matrimonio, el desor- con auxilios especiales contra el amor propio, que impide al hombre
den de la concupiscencia. perseverar en el amor de Dios.
4.° EN LA PENITENCIA es la gracia sanativa o reparadora, en cuanto Pero a veces puede ocurrir que produzcan indirectamente la se-
que formalmente destruye los pecados actuales y convierte el alma gunda gracia. Tal ocurre, p.ej., cuando recibe el bautismo una per-
a Dios, con especiales auxilios para no reincidir en el pecado. sona con uso de razón que haya adquirido previamente la gracia por
5.° EN LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS es la gracia plenamente sanativa, un acto de contrición, o un penitente que recibe la absolución sacra-
que borra los rastros y reliquias del pecado, fortalece el ánimo del mental únicamente de faltas veniales por haberse acercado al tribu-
enfermo contra los últimos asaltos del enemigo y le prepara para nal de la penitencia va en gracia de Dios. En estos casos, el sacra-
una buena muerte. mento de muertos actúa accidentalmente como sacramento de vivos y
6. ° EN EL ORDEN SACERDOTAL es la gracia consagrante del ministro aumenta la gracia en los que lo reciben va con ella. Esto ocurre ra-
de Dios, con especiales auxilios para desempeñar santamente su sa- ras veces en el bautismo sólo en el de los adultos contritos--,
grado ministerio. pero muchísimas en la penitencia.
7.° EN EL MATRIMONIO es la gracia conyugal o propia de los cón- Conclusión 2.' Los sacramentos de vivos causan, de suyo, la segunda
yuges, con derecho a los auxilios especiales para el recto cumpli- gracia, pero accidentalmente pueden producir la primera.
miento de los deberes matrimoniales, guardarse mutua fidelidad y
sobrellevar cristianamente las cargas del matrimonio. Estamos, a la inversa, en el mismo caso de la conclusión ante-
rior. De suyo, los sacramentos de vivos se ordenan a la segunda gra-
cia, o sea, a aumentarla en un sujeto que va la posee. Pero puede
F) Si los sacramentos causan la primera o la segunda gracia
ocurrir que produzcan accidentalmente la primera gracia en un suje-
16. PRENOTANDOS. 1.0 Se entiende por primera gracia la infu- to desprovisto de ella. Para ello es preciso que se reúnan estas dos
sión de la gracia santificante en un sujeto que carece de ella condiciones indispensables:
(v.gr., en el niño que va a ser bautizado o en el pecador que recupe- 1.' Que el individuo desprovisto de la gracia se acerque de bue-
ra la gracia perdida por el pecado mortal). Y por gracia segunda, la na fe a recibir un sacramento de vivos (v.gr., ignorando que se en-
infusión de nueva gracia en un sujeto que ya la posee (v.gr., en el cuentra en pecado mortal). Si falta esta buena fe, o sea, si el indivi-
que se acerca a comulgar con las debidas disposiciones). Más breve- duo se acerca a recibirlo a sabiendas de que está en pecado mortal, come-
mente: la gracia primera consiste en la producción de la gracia donde te un horrendo sacrilegio y de ninguna manera recibe la gracia sa-
no la hay; la segunda, en el aumento de la misma donde ya existe. cramental.
2.° Como es sabido, se llaman sacramentos de muertos a los que 2.' Que se acerque a recibirlo con atrición sobrenatural de sus pe-
fueron instituidos para resurrección de los espiritualmente muertos, cados. No se requiere la perfecta contrición, porque entonces ya se
o sea, para los que están desprovistos de la gracia santificante. Son acercaría en estado de gracia, y estaríamos fuera del caso presente.
dos: el bautismo, que se ordena a borrar el pecado original, y la peni- La razón de esta doctrina tan consoladora está en la definición
tencia, que se ordena, de suyo, a destruir el pecado mortal. dogmática del concilio de Trento, según la cual como ya vi-
Sacramentos de vivos son los que fueron instituidos para robustecer mos los sacramentos de la Nueva Ley confieren la gracia a todos
o aumentar la gracia santificante en un sujeto que ya la posee. Son los que no les ponen óbice. Ahora bien: el pecador atrito que sin conciencia
los otros cinco, a saber: confirmación, eucaristía, unción de los enfermos, de pecado mortal se acerca a recibir un sacramento de vivos (v.gr., el
orden v matrimonio. que se confesó bien de sus pecados con dolor de atrición, pero no re-
cibió válidamente la absolución por descuido o malicia del confesor
Teniendo en cuenta estos principios, he aquí las conclu- se acerca a comulgar ignorando que no ha sido absuelto válida-
mente), no pone obstáculo alguno, en cuanto está de su parte, a la infu-
siones en torno a la cuestión planteada: sión de la gracia. Porque la única indisposición que repugna a la in-
fusión de la gracia es la mala voluntad aferrada a sabiendas al pecado;
Conclusión 1.' Los sacramentos de muertos causan, de suyo, la pri-
mera gracia, pero accidentalmente pueden producir la segunda.
pero el pecador atrito que se cree de buena fe en gracia de Dios, no
tiene su voluntad aferrada al pecado, sino todo lo contrario: sus dis-
La razón de lo primero es muy sencilla: para eso mismo fueron posiciones subjetivas son exactamente iguales que las del que está en
instituidos por Cristo. El bautismo es una regeneración espiritual por posesión real de la gracia de Dios; luego no hay ninguna razón para
la infusión de la gracia en un sujeto desprovisto de ella a causa del que no reciba la gracia sacramental que lleva consigo el sacramento
pecado original; y la penitencia, una restauración o reparación de la de vivos; luego la recibe de hecho, según la declaración del concilio
vida de la gracia, desaparecida por el pecado mortal. Luego estos sa- Tridentino.
cramentos infunden, de suyo, la primera gracia. Corolarios. 1.° Es muy conveniente hacer un acto de perfecta
contrición antes de recibir cualquier sacramento de vivos para que a) Fingiendo el rigo sacramental: Sacramen-
éste produzca directamente su efecto propio, pero al menos hay que to inválido.
hacer siempre un acto de atrición sobrenatural para recibir la gracia in- ' Por parte del b) Por falta de intención de administrarlo:
directamente, si de hecho no la poseyéramos aún. ministro - .. Inválido.
2.° La persona que acaba de recibir de buena fe (o sea, sin con- y ) Por administrarlo en pecado grave: 1 'á/i-
ciencia de pecado grave), y al menos con atrición de sus pecados, un do, pero ilícito.
sacramento de vivos (v.gr., la eucaristía), puede estar moralmente cier-
ta á de hallarse en estado de gracia, más todavía que después de una a) Por falta de intención de recibirlo: Inválido
buena confesión. Esta doctrina es altamente consoladora para perso- y sacrílego.
nas escrupulosas, que nunca acaban de tranquilizarse por mucho que Por parte del
V"oluntüria o positiva:
se confiesen. que recibe el
1 "álido, pero informe
3. Los adultos que se bautizan han de tener, al menos, atrición sacramento b) Por falta de dis-
posición .... sacrílega.
de sus pecados. De lo contrario pondrían óbice a la gracia --por su Involuntaria o negativa:
voluntad aferrada actualmente al pecado— y no la recibirían de he- I "cílido y no sacrílego,
cho al administrarles el bautismo; aunque sí recibirían el carácter sa- pero informe '.
cramental, si tenían intención verdadera de bautizarse.
arrepentimiento posterior, reciben la gracia sacramental del pasado sa-
cramento que quedó ir fárme (en los casos citados, la gracia matrimonial o
G) Si los sacramentos reviven al apartarse el óbice bautismal), se dice que aquel sacramento ha revivido.
que se puso al recibirlos
3.'° Elementos sacramentales. En cada sacramento cabe dis-
ringuir un triple elemento: el sacramento solo (sacramentum tanturrv),
17. PRENOTANDOS. Para comprender bien el sentido y la cosa sola (res tantum) y la cosa y el sacramento (res et sacramen-
alcance de esta cuestión es preciso establecer previamente al- ram). Es doctrina cierta y común en teología.
gunos prenotandos. Helos aquí:
a) EL SACRAMENTO SOTO es el mero signo sacramental, o sea, el sig-
1.° Noción de óbice. En teología sacramentaria se entiende a, exterior visible (ablución con el agua, unción con el óleo, impo-
por óbice o ficción un obstáculo que se pone voluntaria o involunta- o i cion de las manos, etc.) del efecto interior invisible (la gracia sa-
riamente a la recepción de un sacramento. Puede provenir de parte ramental). Significa, sin ser significado.
del que administra el sacramento o de parte del que los recibe; y 11) LA Cosa sota es el efecto significado por el signo sacramen-
puede afectar a la validez del sacramento, o a su licitud, o a la re- -_tl, o sea, la gracia sacramental que el sacramento confiere. Es signifi-
cepción de la gracia sacramental. Todas estas circunstancias aparecen
cada, sin significar otra cosa.
con claridad en el cuadro sinóptico de la página siguiente.
e) LA COSAS EL SACRAMENTO es un término medio entre los dos
2.^ Noción de reviviscencia. En teología sacramentaria, se
Mementos anteriores, o sea, aquello que es significado por el signo
entiende por reviviscencia la producción de la gracia por un sacra-
exterior, y, a su vez,, significa el efecto interior. En los sacramentos
mento informe recibido válidamente cuando se quita el obstáculo que que imprimen carácter es el mismo carácter, que es significado por el
se puso al recibirlo y que determinó que el sacramento quedara in-
rito sacramental (sacramento solo) y a su vez significa la gracia sacra-
forme. Por ejemplo: el que contrajo matrimonio con intención de
mental (la cosa sola). En los que no imprimen carácter, la cosa y el
casarse, pero estando a sabiendas en pecado mortal. El sacramento anizmento es la siguiente:
fue válido (o sea, quedó casado, por la intención de casarse), pero in-
forme (o sea, no le dio la gracia sacramental, por ser incompatible En la eucaristía es el cuerpo de Cristo, en cuanto significado por
con su pecado mortal del que no se arrepintió). O el infiel adulto
No se confunda la falta de disposición involuntaria o negativa con la disposición del
que se bautiza con intención de bautizarse, pero sin arrepentirse de
sus pecados. Si estos tales, al ponerse en estado de gracia por el n se acerca a recibir de buena %e un sacramento de vivos estando en pecado mortal, pero
odo atrición del mismo. Este último recibe la gracia sacramental, actuando el sacramen-
de ricos como si fuera de muertos, o sea, produciendo la primera gracia, como acaba-
mJ ■ s de explicar hace un momento. En cambio, el que recibe un sacramento en pecado
d Se trata únicamente de una certeza moral, que excluye cualquier duda imprudente; m<'rtal, sin tener atrición de él, pone realmente un óbice u obstáculo a la gracia aunque sea in-
no de una certeza absoluta o de f-, que nadie puede tener en este mundo a menos de Huntariamente (v.gr., por no haberse planteado la necesidad o conveniencia de arre-
7entirse). Son dos casos muy distintos. En el primero no existe obstáculo subjetivo; en
una especial revelación de Dios, como declaró expresamente el concilio de Trento
D 802; cf. 823-826). el segundo, sí.
las especies de pan y de vino (sacramento solo), y significando la gra- por la casi totalidad de los teólogos. Son poquísimos los que niegan
cia sacramental eucarística (la cosa sola). a posibilidad de tal reviviscencia.
—En la penitencia es la penitencia interior (o arrepentimiento de La razón de tal posibilidad está en el hecho de que los sacramen-
los pecados), que es significada por la acusación y absolución (sacra- ros tienden, de suyo, a producir la gracia, como el fuego tiende a
mento solo), y significa la gracia, que perdona los pecados (la cosa quemar. Puede ocurrir que no la produzcan de hecho por la indis-
sola). posición del sujeto que los recibe (como el fuego no quema la ma-
En la unción de los enfermos es el alivio espiritual del enfermo, dera mojada); pero nada impide que, removido el obstáculo, el sa-
que es significado por la unción y las palabras (sacramento solo), y cramento produzca de hecho su efecto natural y propio (como el
significa la gracia plenamente sanativa de los rastros y reliquias del fuego quemará de hecho la madera mojada en el momento en que
pecado (la cosa sola). desaparezca la humedad).
La dificultad está en que el sacramento, una vez recibido, desapa-
En el matrimonio es el vínculo conyugal indisoluble, que es signifi- rece como tal sacramento. ¿Cómo, pues, puede revivir una realidad
cado por el contrato, en virtud del cual se manifiesta la mutua en- que existió (aunque informe), pero que ahora ya no existe? Precisa-
trega y aceptación de los cuerpos de los contrayentes (sacramento mente al tratar de resolver esta dificultad es cuando se dividen los
solo), y significa la gracia conyugal propia del sacramento (la cosa teólogos en aquella diversidad de opiniones a que hemos aludido en
sola) . el cuarto prenotando.
Es muy importante comprender el verdadero sentido y alcance La solución de esta dificultad, hablando en general, consiste en
del tercero de estos elementos (la cosa y el sacramento), porque en él negar que el sacramento recibido de una manera informe haya desa-
se encuentra el fundamento que hace posible la reviviscencia de los parecido del todo. Algo de él queda, ya sea el carácter, que es inde-
sacramentos recibidos de manera válida, pero informe. pendiente de la gracia y puede recibirse sin ella; va lo que se llama
4.° Opiniones sobre la reviviscencia. Apenas hay en toda la teolo- la cosa v el sacramento, como hemos explicado en el prenotando terce-
gía sacramentaria otra cuestión de las que Dios dejó abandonadas a ro. Ahora bien: eso que queda es, por decirlo así, el soporte sacramen-
las disputas de los hombres en la que los teólogos estén tan dividi- tal, que hace posible la futura reviviscencia de la gracia propia del
dos. Hay- quienes dicen que, al removerse el óbice, pueden revivir sacramento, como explicaremos en las siguientes conclusiones.
todos los sacramentos; otros, que ninguno; otros, que sólo el bautis-
mo; otros, que sólo los que imprimen carácter; otros, que todos me- Conclusión 3.' Los sacramentos que imprimen carácter reviven al des-
nos la penitencia y eucaristía; otros, que todos menos la penitencia; aparecer el óbice que los dejó informes. (Sentencia probabilísima y
otros, que todos menos la eucaristía. casi común.)
Ya se comprende que entre tanta diversidad de pareceres es muy
difícil averiguar con certeza quiénes tienen razón, ya que todos pre- La razón es porque el sacramento tiende, de suyo, a producir su
tenden apoyarse en buenos argumentos. Nosotros vamos a exponer efecto total (la gracia y el carácter), si no hay obstáculo que lo impi-
en unas conclusiones la solución que nos parece más probable y da. Cuando la falta de disposición en el sujeto receptor impide la re-
bien fundada. cepción de la gracia, produce tan sólo el segundo efecto, o sea, el
carácter (con tal, naturalmente, que el sujeto tenga intención de recibir
Conclusión 1.' Los sacramentos inválidamente recibidos no reviven el sacramento, sin cuya intención sería completamente nulo e inváli-
nunca al desaparecer el óbice. (Completamente cierta en teología.) do); y el carácter está como postulando y exigiendo la gracia sacra-
mental correspondiente, que se producirá de hecho al desaparecer el
Esta conclusión es admitida por todos los teólogos sin excep- obstáculo por el arrepentimiento del pecador que lo recibió en peca-
ción, ya que es del todo clara y manifiesta. El sacramento recibido do mortal.
inválidamente (v.gr., por falta de intención al recibirlo) fue completa- La misma imposibilidad de reiterar estos sacramentos, que no
mente nulo, y mal puede revivir lo que nunca existió. pueden recibirse más que una sola vez en la vida, parece exigir la re-
viviscencia teniendo en cuenta la suavidad de las leyes de la divi-
Conclusión 2.' Hablando en general o indeterminadamente, los sacra- na Providencia , para no dejar irremediablemente sin la gracia sa-
mentos informes que se recibieron válidamente pueden revivir. cramental al que los recibió con óbice; sobre todo tratándose del
(Sentencia comunísima.) bautismo, que es el sacramento más necesario de todos para la eterna
salvación, y del orden sacerdotal, que necesita la gracia correspondien-
La posibilidad de la reviviscencia de los sacramentos informes, te para el digno desempeño de sus augustas funciones.
pero válidos, hablando en general o indeterminadamente, es admitida Santo Tomás habla claramente de la reviviscencia del bautismo,
Conclusión 5.a La eucaristía y la penitencia informes no reviven nun-
fundándola en el carácter6 . Por lo mismo, su argumentación es váli- ca, aunque desaparezca el obstáculo. (Sentencia más probable e casi
da para los otros dos sacramentos que lo imprimen también, a sa- común.)
ber, la confirmación y el orden.
La razón es porque en estos sacramentos ciertamente no queda
Conclusión 4. La unción de los enfermos y el matrimonio reviven nada donde apoyar la futura reviviscencia cuando se reciben infor-
también desaparecido el obstáculo. (Sentencia más probable.) mes, ni siquiera la cosa y sacramento. Porque esta cosa y sacramento en
la eucaristía es como hemos dicho-- el cuerpo de Cristo, que de-
Algunos teólogos (v.gr., los Salmanticenses) niegan que los sa- saparece al corromperse las especies sacramentales. Acaso podría ha-
cramentos que no imprimen carácter puedan revivir, porque, una blarse de una especie de reviviscencia eucarística mientras permanecen
vez administrados, no dejan nada en pos de sí que los haga persistir las especies sacramentales en el interior del que recibió sacrílegamente
virtualmente para que puedan producir su efecto más tarde. el sacramento. Si se arrepiente de su pecado mientras conserva todavía
Un gran número de teólogos, sin embargo, replican que esta ra- en su interior las especies sacramentales, la eucaristía podría revivir con-
zón es válida para la eucaristía y la penitencia, que, por lo mismo, firiéndole la gracia sacramental eucarística; pero, desaparecidas las
no reviven nunca; pero no lo es aplicada a la unción de los enfer- especies sacramentales, ya no queda fundamento ninguno para una
mos v, sobre todo, al matrimonio. Porque en la unción de los enfer- futura reviviscencia.
mos se da al enfermo aun en el caso de recepción informe Dígase lo mismo, y con mayor razón, del sacramento de la peni-
cierto espiritual alivio, que constituye lo que se llama la cosa y sacra- tencia, va que ni siquiera es posible que pueda recibirse de manera
mento, que tiene razón de forma y de título exigitivo de la gracia. En válida e informe. Porque la cosa y sacramento la constituye el arrepenti-
el matrimonio esta forma constitutiva de la cosa y sacramento es el miento interior del penitente, que, si lo tuvo al recibir el sacramento,
vínculo conyugal (indisoluble), que ciertamente se produce aun en el recibió ya entonces la gracia sacramental; y, si no lo tuvo, no hubo
caso de matrimonio informe. Luego no hay inconveniente en que sacramento alguno: fue inválido y no solamente informe. Luego el
puedan revivir, y parece que deben revivir de hecho al desaparecer atramento de la penitencia no puede revivir jamás, en ningún caso.
el obstáculo por el arrepentimiento 'del que los recibió con óbice,
para no privarle de la gracia sacramental correspondiente, que tanta Conclusión 6.a Al desaparecer el óbice, la reviviscencia de los sacra-
mentos se produce de una manera física perfectiva. (Sentencia más
falta le hace al enfermo en sus últimos momentos, o al casado para
probable.)
el recto cumplimiento de sus deberes matrimoniales. No se trata,
desde luego, de una necesidad absoluta --Dios puede suplir esa gracia Esta conclusión está íntimamente relacionada con la manera de
sacramental con otros auxilios actuales , pero sí de grandísima con- xplicar la causalidad de los sacramentos, de la que es una conse-
veniencia, que, teniendo en cuenta la suavidad de la divina Providen- cuencia lógica. El argumento puede ponerse en la siguiente forma:
cia, proporciona a nuestra conclusión una gran probabilidad'. os sacramentos informes deben producir la gracia al revivir por la
desaparición del obstáculo, en la misma forma en que la hubieran
He aquí sus palabras: «El bautismo es cierta espiritual regeneración. Ahora bien:
cuando algo se engendra, junto con la forma recibe el efecto de la forma, si no hay nada -roducido si el obstáculo no hubiera existido; pero en este caso la
que lo impida; y si lo hay, al desaparecer el obstáculo, la forma de la cosa engendrada hubieran producido de una manera física perfectiva; luego así la pro-
llega a su propio efecto final, de manera semejante a como un cuerpo pesado que se ducen también cuando reviven. Hemos expuesto en su lugar las ra-
abandona en el aire, se dirige hacia el suelo si nada hay que se lo impida; y si lo hay, zones que, a nuestro juicio, prueban la causalidad física perfectiva
al desaparecer el obstáculo, cae de hecho al suelo. Esto mismo ocurre con el bautismo.
Cuando uno se bautiza, recibe el carácter como forma y consigue el propio efecto, que de los sacramentos (cf. n.12, concl.4.').
es la gracia que borra todos los pecados. Pero a veces se impide este efecto por un óbi- Algunos teólogos que defienden la causalidad física de los sacra-
ce o ficción. Es, pues, necesario que, desaparecido el obstáculo por la penitencia, consi- mentos no se atreven a aplicarla al caso de la reviviscencia, y con
ga al punto el bautismo su efecto propio» (111,69,10).
En el ad secundwm de este mismo artículo adviene expresamente Santo Tomás que idente falta de lógica hablan sólo de una causalidad moral al revi-
este efecto final —la gracia sacramental— lo produce el antiguo bautismo como causa vir. No hay por qué renunciar a aplicar íntegramente la teoría al ha-
propia y directa (sicxt causa per se agens), limitándose la penitencia a remover el obstácu- blar de la reviviscencia, va que, como hemos visto en las conclusio-
lo. Esto significa clarísimamente que el bautismo antiguo es el que ha revivido, produ-
ciendo su propia gracia sacramental. r.es anteriores, en el carácter o en la cosa y sacramento hay el suficiente
Santo Tomás equipara el matrimonio, por razón del vínculo indisoluble, a los sa- fundamento real para hablar de una reviviscencia física perfectiva.
cramentos que imprimen carácter. He aquí sus propias palabras: «En los sacramentos El fundamento real para la reviviscencia física en los sacramentos
que imprimen carácter se confiere potestad para los actos espirituales, mientras que el que imprimen carácter es el mismo carácter, que es algo físico que
matrimonio la confiere para los efectos corporales. Así, pues, el matrimonio, por razón
de la potestad que mutuamente se confieren los casados, coincide con los sacramentos queda impreso en el alma. En los otros dos sacramentos que pueden
que imprimen carácter, y de ahí le viene la indisolubilidad; pero difiere de ellos en rey ivir, aunque no imprimen carácter —unción de los enfermos y
cuanto que dicha potestad se refiere a los actos corporales, y ésa es la razón por que no matrimonio , el fundamento real es la cosa y sacramento: en la un-
imprime carácter espiritual» ( Suppl. 49,3 ad 5).
ción de los enfermos es cierto espiritual alivio, que, de cualquier ma-
nera que se explique, se reduce a algo físico, y en el matrimonio es el ARTICULO II
vínculo conyugal indisoluble, que, aunque de suyo es un vínculo jurídi-
co, su fundamento es también algo físico. No hay inconveniente, por El carácter sacramental
lo mismo, en admitir una reviviscencia física perfectiva en los cinco
sacramentos que pueden revivir 8 .
La cuestión de la gracia sacramental que acabamos de es-
En todo caso, el modo de la reviviscencia es una cuestión entera- idiar— está íntimamente relacionada con la del carácter, que es el
mente aparte y distinta del hecho mismo de la reviviscencia. ',cío secundario de los sacramentos.
Vamos a estudiar esta cuestión con arreglo al siguiente orden:
18. Escolio. Disposiciones para la reviviscencia. Para la existencia, esencia y propiedades del carácter sacramental.
reviviscencia de los sacramentos se requieren determinadas condicio-
nes, que varían según la índole o naturaleza del obstáculo que se 19. 1. Noción. La noción exacta de una cosa se ad-
opuso en el momento de recibirlos de manera informe. Y así: ,uiere conociendo su definición nominal y su definición real.
1.- El que puso a la gracia un óbice positivo recibiendo sacríle- lelas aquí:
gamente el sacramento (o también el que, habiendo puesto un óbice
negativo en la recepción del sacramento, cometió después un pecado a) NOMINALMENTE, la palabra carácter (del griego xapax-rp) sig-
mortal antes de haber emitido un acto de atrición), necesita, sin .ifica sello, marca, señal o dispositivo que distingue una cosa de
duda alguna, un acto de perfecta contrición con propósito de confe- a ra. De hecho, en el uso profano antiguo se empleaba esa palabra
sarse, o el mismo sacramento de la penitencia con atrición, porque , ara designar el sello o la marca que se imprimía en la frente de los
el pecado mortal no puede perdonarse de otro modo. <clavos o en los rebaños para conocer a qué dueño pertenecían.
2.- El que puso un óbice negativo en la recepción del bautismo y imbién se llamaba así al signo impreso en los militares para desig-
no ha cometido después ningún pecado mortal, necesita solamente ',ir su condición de tales.
un acto de atrición, porque la atrición hubiera sido suficiente disposi- En tiempo de San Agustín se trasladó esta palabra al orden espi-
ción para recibir la gracia en el acto del bautismo, y como éste per- tual, para significar cierto sello indeleble que imprimen en el alma
manece virtualmente en el carácter no se requiere más. Tunos sacramentos.
3.- El que puso un óbice negativo en la recepción de la confirma- h) REALMENTE, el carácter sacramental puede definirse como
ción, orden, unción de los enfermos y matrimonio y antes de acordarse del rto signo espiritual e indeleble impreso en el alma por algunos sacramentos
pecado mortal cometido anteriormente emite un acto de atrición, re- virtud del cual el cristiano se distingue del que no lo es y queda habilitado
cibe la gracia del sacramento revivido, porque esta disposición hu- 'a recibir, defender o realigar cosas sagradas.
biera sido suficiente para que esos sacramentos de vivos le hubieran Volveremos ampliamente sobre esto al examinar la esencia, pro-
conferido indirectamente (per accidens) la primera gracia. Pero si an- cdades y sujeto del carácter.
tes de emitir ese acto de atrición se acuerda de su antiguo pecado
mortal (que fue el óbice negativo que puso inadvertidamente a la re- 20. 2. Existencia. La existencia del carácter sacra-
cepción de la gracia sacramental), necesita un acto de perfecta contri- lenta' en el bautismo, confirmación y orden es una verdad de fe
ción con propósito de confesarse, o el sacramento mismo de la peni-
tencia con atrición sobrenatural, porque ésta es la disposición que .presamente definida por la Iglesia en el concilio de Trento.
hubiese sido necesaria para la recepción de la gracia sacramental si linos a ver los fundamentos en que se apoya, estableciendo
se hubiese acordado de su pecado mortal antes de la recepción del ,, reviamente la siguiente
sacramento 9.
Conclusión. El bautismo, la confirmación y el orden imprimen carác-
Cf. Ditaow(o, 1)e ratramento in genere (Milwaukee 1945) p.212. ter en el alma, esto es, cierto signo espiritual e indeleble que impi-
(.f. 7< Hl/ vaar'r v, I)e .racraenentis en genere n.105. de reiterar estos sacramentos. (De fe divina, expresamente definida.)
Lo negaron los protestantes en pos de \Vicleff, que lo había
,-gesto ya en duda. Y así Lutero afirma que el carácter es «una in-
.ención papista»; su fiel intérprete Chemnitz atribuye la invención
del carácter a Inocencio III, y Calvino a la ignorancia de los monjes.
\ludernamente, el racionali s ta Harnack atribuyó el invento a San
5gustín.
Contra estos errores he aquí los fundamentos de la doctri- «Los sacramentos de la Nueva Ley se ordenan a dos cosas, a sa-
na católica: ber: al remedio contra los pecados y a perfeccionar al alma en las
cosas pertenecientes al culto de Dios según el rito de la vida cris-
1.- LA SAGRADA ESCRITURA. He aquí algunos textos expre- tiana. Ahora bien: es costumbre que, cuando se adscribe a alguien a
sivos: una determinada función, se le imponga una señal que lo manifieste,
como antiguamente solía marcarse con algunas señales corporales a
«Es Dios quien a nosotros y a vosotros nos confirma en Cristo, los soldados que se adscribían a la milicia, porque eran destinados a
nos ha ungido, nos ha sellado y ha depositado las arras del Espíritu en algo de tipo corporal. Y por esto, cuando ios hombres son destina-
nuestros corazones» (2 Cor 1,21-22). dos por los sacramentos a las cosas espirituales que pertenecen al
«...fuisteis sellados con el sello del Espíritu Santo prometido» culto de Dios, es conveniente que por ellos mismos sean signados
(Eph 1,13). los fieles con cierto espiritual carácter» (1II,63,1).
«Guardaos de entristecer al Espíritu Santo de Dios, en el cual ha-
béis sido sellados para el día de la redención» (Eph 4,30). 21. 3. Esencia. Esta cuestión se estudia ampliamente
Aunque los textos que acabamos de citar pudieran interpretarse
también en otro sentido, es cierto que, al menos, insinúan la exis- en teología dogmática, y para su inteligencia profunda se re-
tencia del carácter, y así los ha interpretado la tradición cristiana quiere una seria formación filosófica y teológica. Para nues-
posterior. tro objeto en esta TEOLOGÍA MORAL PARA SEGLARES, nos basta
2.° Los SANTOS PADRES. En los cuatro primeros siglos apare- saber que el carácter sacramental es cierta potencia espiritual or-
cen en algunos Santos Padres ciertas huellas o vestigios de la doctri- denada a las cosas pertenecientes al culto divino, ya sea para recibir-
na del carácter sacramental, principalmente en el Pastor de Hermas, las (carácter bautismal), ya para confesarlas valientemente (ca-
San Clemente Romano, San Ireneo, San Clemente de Alejandría, rácter de la confirmación), va para comunicarlas con potestad sa-
San Cipriano, San Hipólito, etc., que hablan de un sello espiritual grada a los demás (carácter del orden sacerdotal). Filosófica-
que queda impreso en el alma del cristiano. A partir del siglo tv mente hablando, es una potencia instrumental «sui generis», que
aparece claramente la indelebilidad de ese signo en algunos Padres no pertenece propiamente a un género o especie determina-
griegos, tales como San Gregorio Niseno, San Gregorio Naciance-
no, San Basilio, San Juan Crisóstomo y, sobre todo, San Cirilo de dos --ya que no es un ser completo y principal, sino una po-
Jerusalén. También habla del carácter San Efrén el Siro, y, entre los tencia imperfecta e instrumental , que se coloca seductiva-
latinos, San Ambrosio y, sobre todo, San Agustín, en el que aparece mente en la segunda especie de cualidad, o sea, en la potencia,
claramente la doctrina del carácter como distinto de la gracia, prin- que es una cualidad que dispone a la sustancia donde reside
cipalmente al combatir a los donatistas. para obrar o recibir algo (II1,63,2).
3." EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Ya en el concilio de Nicea
—el primer concilio ecuménico celebrado por la Iglesia, el año Esta potencia es física, no moral. Y esto por tres razones:
325 se autorizó a permanecer en el clero a los herejes cátaros con- á) porque la potencia moral (v.gr., el poder del juez) es una pura re-
vertidos a la Iglesia, «puesto que recibieron la imposición de ma- lación de razón y no se imprime; b) porque el carácter constituye una
nos» (D 55), lo cual quiere decir que el sacramento del orden se verdadera consagración real, física; y c) porque así como Dios no
consideraba irreiterable (por el carácter que imprime). Pero la doctri- supone la bondad de las cosas, sino que amándolas les produce su
na explícita sobre el carácter no aparece con claridad hasta comien- bondad, así no supone la _idoneidad .para obrar sobrenaturalmente,
zos del siglo XIII, con Inocencio III (D 411). La enseñó claramente sino que la comunica, dando por la gracia la justificación intrínseca, v
el concilio de Florencia (D 695) y, finalmente, fue definida expresa- por el carácter una potencia intrínseca v real para ciertas funciones
mente por el concilio de Trento con las siguientes palabras: de la vida cristiana.
«Si alguno dijere que en tres sacramentos, a saber: bautismo, El carácter reside en el entendimiento práctico, no en la esencia del
confirmación y orden, no se imprime carácter en el alma, esto es, alma, como la gracia. La razón es porque el carácter se ordena a las
cierto signo espiritual e indeleble, por lo que no pueden repetirse, cosas pertenecientes al culto de Dios, que es como cierta profesión
sea anatema» (D 852). de fe manifestada con signos externos; v, por lo mismo, es necesario
4.- LA RAZÓN TEOLÓGICA. Tratándose de una realidad sobrena- que el carácter resida en la potencia cognoscitiva del alma, en la que
tural, la razón teológica no puede demostrar la existencia del carácter. reside la fe (I1I,63,4 c et ad 3).
Pero, supuesto el dato de fe, encuentra fácilmente las razones de
conveniencia. Oigamos a Santo Tomás: 22. 4. Propiedades. En el carácter sacramental pue-
den señalarse las siguientes propiedades fundamentales: es un Este carácter sacramental impreso físicamente en el alma es per-
signo distintivo del cristiano, indeleble, indivisible, exigitivo de la fectamente visible a los espíritus puros (ángeles, demonios y almas
gracia y configurativo con Cristo. Vamos a examinarlas en una separadas), que por él conocen quiénes son cristianos y qué catego-
ría tienen dentro de la Iglesia (simples ciudadanos, soldados o mi-
serie de conclusiones. nistros), para reverenciarles y ayudarles (los ángeles buenos) o im-
Conclusión 1.' El carácter sacramental tiene razón de signo de los po- pugnarles con tentaciones (los demonios).
deres que él confiere.
Conclusión 3.' El carácter sacramental es indeleble, o sea, no se bo-
A primera vista, parece que esto no puede ser, porque el signo rrará jamás en este mundo ni en el otro.
es siempre algo de tipo externo y visible que nos lleva al conocimien-
to de lo invisible significado por él (v.gr., la bandera es signo de la Que el carácter es indeleble en esta vida es un dogma de fe expre-
patria). No puede haber, por lo mismo, signos espirituales e invisi- samente definido por el concilio de Trento (D 852), cuyas palabras
bles; y como el carácter es un sello real, físico, pero espiritual e invi- hemos citado más arriba al hablar de su existencia. Que perdurará
sible, parece que no puede tener verdadera razón de signo. eternamente en la otra vida, no ha sido definido expresamente, pero
La dificultad se desvanece diciendo que el carácter no tiene ra- es doctrina común en teología y se desprende indirectamente de la
zón de signo de una manera directa e inmediata, pero sí indirecta y definición tridentina.
mediata, en virtud del nexo infalible entre el carácter y el rito sacra- En efecto: el carácter no podría destruirse más que por alguno
mental exterior que lo confiere. Presupuesta la validez del rito sacra- de estos capítulos: o por ser corruptible en sí mismo, por corrom-
mental visible (v.gr., la administración válida del bautismo) —lo perse la potencia principal de la cual es instrumento; o por destruc-
que puede constar fácilmente en circunstancias normales—, hay que ción del sujeto donde reside; o por el advenimiento de una forma
concluir que se ha recibido infaliblemente el carácter sacramental contraria (v.gr., como el frío destruye el calor o el pecado destruye
aun en el caso de que el sacramento hubiera resultado informe por la gracia); o por una indisposición contraria del sujeto. Ahora bien:
falta de disposiciones. Y en este sentido se dice que el que ha recibi- por ninguno de estos capítulos puede destruirse el carácter:
do válidamente el rito sacramental externo, muestra, por ese solo a) No por ser corruptible en sí mismo, porque, siendo una
hecho, estar adornado con el carácter sacramental correspondiente, forma espiritual, es intrínsecamente incorruptible (como el alma hu-
o sea, estar en posesión de la potestad sagrada que él confiere para mana, que es inmortal precisamente por ser espiritual).
recibir, confesar o administrar las cosas santas. Y de esta forma el
carácter invisible se hace exteriormente sensible y manifiesto a todos b) Ni por corrupción de la potencia principal de la cual es ins-
trumento el carácter, porque esa potencia principal --como vere-
(cf. II1,63,1 ad 2). mos en la conclusión sexta— es el sacerdocio de Cristo, que es eterno
Conclusión 2.' El carácter, considerado en general, es un signo pro-
e indestructible.
pio y distintivo del cristiano que le distingue del que no lo es; y, c) Ni por destrucción del sujeto donde reside, que es el entendi-
considerado en particular, los distintos caracteres distinguen a los miento práctico, o sea, una potencia espiritual, y, por lo mismo, indes-
mismos cristianos entre sí. tructible.
El carácter, en efecto, establece una doble distinción, a saber: d) Ni por el advenimiento de una forma contraria, porque el
a) del cristiano con relación al que no lo es, y b) de los cristianos carácter es una potencia y no tiene forma contraria.
entre sí. e) Ni por una indisposición contraria del sujeto, porque, sien-
La primera distinción la produce cualquiera de los tres caracteres do una potencia instrumental, sigue las vicisitudes de la causa principal
considerados en general, aunque de una manera originaria y princi- (que es Dios), no las del sujeto donde reside. La misma conducta in-
pal corresponde al carácter del bautismo, que es la puerta de la Igle- moral o pecaminosa del que posee el carácter no le afecta en lo más
sia y de los demás sacramentos. mínimo, ya que es perfectamente distinto y separable de la gracia; y
La segunda distinción la establecen los tres caracteres conside- por eso el sacerdote indigno administra tan válidamente los sacra-
rados en particular, que distribuyen a los fieles en tres grados dis- mentos como el sacerdote santo. Es como una perla que permanece
tintos, a saber: en bautiados, confirmados y ordenados, que, desde dis- brillante en el fango.
tintos puntos de vista, equivale a ciudadanos, soldados y ministros de la Solamente Dios, con su potencia absoluta, podría destruirla sus-
Iglesia; o a fieles que profesan la fe, soldados que la defienden y jefes trayéndole su influjo conservador como Causa Primera de todo
que ordenan las cosas pertenecientes a ella; o a miembros de un triple cuanto existe. Pero esto no lo hará jamás con su potencia ordenada,
estado de la fe engendrada, robustecida y multiplicada. puesto que implicaría una como rectificación de la naturaleza del ca-
rácter señalada por el mismo Dios; y esto no puede ser, porque funciones necesita el hábito de la gracia, como las otras potencias
Dios nunca se equivoca y, por lo mismo, nada tiene que rectificar. necesitan los hábitos sobrenaturales. El carácter, por consiguiente,
Santo Tomás advierte profundamente que el carácter permanece- es una disposición para la gracia por una razón de alta conveniencia.
rá eternamente en los bienaventurados para su mayor gloria, y en Por el hecho mismo de que el hombre ha sido escogido para realizar
los condenados para su mayor ignominia (II1,64,5 ad 3). acciones divinas e inscrito entre los miembros de Cristo, nace en él
una cierta exigencia a recibir la gracia, porque Dios provee al hom-
Conclusión 4.' El carácter sacramental es indivisible, o sea, se infun- bre perfectamente en los sacramentos, y por eso, juntamente con el
de igualmente en todos y persevera inalterable en todos, sin
carácter, que se le da al cristiano a fin de que pueda realizar los actos
aumento ni disminución.
espirituales de los fieles, se le da la gracia para que pueda hacerlo
La razón es porque el carácter lo imprime el sacramento válido dignamente» 3 .
por su propia virtud intrínseca (ex opere operato), independientemen- 2." EL CARÁCTER DEFIENDE Y TUTELA LA GRACIA, en cuanto que el
te de las disposiciones del sujeto que lo recibe; a diferencia de la gra- carácter comunica un cierto derecho a los auxilios internos y exter-
cia sacramental, que es mayor o menor según sean las disposiciones nos, que constituyen como un cerco de protección para el alma. Los
subjetivas del que recibe el sacramento. Y no aumenta ni disminuye, Santos Padres hablan de luces internas e inspiraciones especiales
porque no es objeto del mérito (como lo es la gracia), ni sufre alte- para el recto desempeño de las actividades a que el carácter da dere-
ración por el pecado, ya que es distinto y separable de la gracia. Por cho, así como de protección externa contra los asaltos del demonio.
eso persevera el carácter en el cristiano confirmado o sacerdote he- San Cirilo de Jerusalén dice que los ángeles conocen al que ha reci-
reje y apóstata, aunque haya recaído sobre él una excomunión vitan- bido el carácter sacramental y le defienden «como a uno de su pro-
da. Al arrepentirse y volver a la Iglesia, no es posible ni necesita ser pia familia». El carácter sacramental reclama también una particular
bautizado, confirmado u ordenado de nuevo, puesto que el carácter providencia de Dios, en cuanto que, según San Agustín, es como
sacramental lo conserva íntegro e inalterable como el día en que lo un sello o marca que distingue a los soldados del ejército de Cristo
recibió. o a las ovejas de su rebaño.
Conclusión 5.' El carácter sacramental exige moralmente la gracia, la
3." AUMENTA LA GRACIA, al menos indirectamente, en cuanto que el
defiende, la aumenta e incluso la produce cuando desaparece el carácter bautismal confiere el derecho a recibir los otros sacramen-
óbice que impidió recibirla al recibir el sacramento. tos y, por tanto, al aumento de la gracia.
4." PRODUCE LA GRACIA AL DESAPARECER EL ÓBICE (:0N QUE SE RECIBIÓ
Vamos a examinar por partes cada una de estas afirma- UN SACRAMENTO INFORME. Ya lo hemos explicado largamente al ha-
ciones 1 . blar de la reviviscencia de los sacramentos.
1." EL CARÁCTER SACRAMENTAL EXIGE MORALMENTE LA GRACIA. El Conclusión 6.' El carácter sacramental nos configura con Cristo
carácter, en efecto, es una especie de consagración ontológica que sacerdote, dándonos una participación física y formal de su propio
ennoblece y adorna al alma. Santo Tomás dice que «la impresión del sacerdocio eterno.
carácter se verifica para una cierta santificación del alma, en cuanto
se dice santificación la deputación de alguien a alguna cosa sagra- Escuchemos al Doctor Angélico:
da» 2 . Esa especie de santificación imperfecta postula, de suyo, la
plena y perfecta de la gracia. El cristiano, por el mero hecho de ser- «Como hemos dicho más arriba, el carácter, propiamente, es
lo, debe estar en gracia: lo exige así su mismo carácter bautismal. cierto sello con que se marca a uno para ordenarle a algún determi-
Esto mismo puede verse también desde otro ángulo de visión. nado fin, como se sella al dinero para usarlo en el cambio, o al sol-
El carácter es una potencia física instrumental pasiva y activa para dado para adscribirle a la milicia. Ahora bien: el cristiano es destina-
recibir válidamente y realizar los actos sobrenaturales del culto divi- do a dos cosas. La primera y principal es a la fruición de la gloria
no. De hecho, como dice Santo Tomás, «el carácter hace al hombre eterna, y para esto se le marca con el sello de la gracia. La segunda
partícipe de las divinas operaciones, para las cuales este sello no es es a recibir o administrar a los demás las cosas que pertenecen al
otra cosa que una capacidad por la cual puede realizar acciones je- culto de Dios, y para esto se le da el carácter sacramental. Pero todo
rárquicas, como administrar y recibir sacramentos y otras cosas que el rito de la religión cristiana se deriva del sacerdocio de Cristo. Por
miran a los fieles. Ahora bien: para que pueda realizar bien estas lo que es claro y manifiesto que el carácter sacramental especialmen-
te es el carácter de Cristo, con cuyo sacerdocio se configuran los fie-
' Cf. PIOLANTI, 1 sacramenti (Firenze 1956) p.188.
IV" Sent. d.4 9.1 a.3 sol.4. ' 1 V Sent. d.4 y.1 a.1 et ad 5.
les según los caracteres sacramentales, que no son otra cosa que ciertas Hay, en efecto, en nuestros días algunos que, acercándose a
participaciones del sacerdocio de Cristo derivadas del mismo Cristo» 4 .
errores ya condenados, enseñan que en el Nuevo Testamento se co-
noce un solo sacerdocio, que afecta a todos los bautizados, y que el
Esta participación en el sacerdocio de Cristo se inicia con precepto dado por Jesús a los apóstoles en la última cena de que hi-
el simple carácter bautismal, se amplía o perfecciona con el de ciesen lo que El había hecho, se refiere directamente a toda la Igle-
la confirmación y llega a su plena perfección con el del orden sa- sia de los cristianos, y que el sacerdocio jerárquico no se introdujo
grado. hasta más tarde. Sostienen por esto que sólo el pueblo goza de una
verdadera potestad sacerdotal, mientras que el sacerdote ejerce úni-
De este hecho se sigue que los fieles cristianos, aun los laicos o camente por delegación que le ha sido otorgada por la comunidad.
seglares, están adornados con cierta misteriosa dignidad sacerdotal, Creen, en consecuencia, que el sacrificio eucarístico es una verdade-
si bien en grado muy inferior e imperfecto con relación a los que ra y propia `concelebración' y que es mejor que los sacerdotes `con-
han recibido el sacramento del orden. Los simples fieles no pueden celebren' juntamente con el pueblo presente que el que ofrezcan pri-
realizar las funciones propiamente sacerdotales, principalmente las vadamente el sacrificio en ausencia de éste.
relativas al sacrificio eucarístico y al perdón de los pecados; pero les Inútil es explicar hasta qué punto estos capciosos errores están
alcanza cierto resplandor del sacerdocio de Cristo; no metafórica- en contradicción con las verdades antes demostradas, cuando hemos
mente, sino en sentido propio y real. A esto alude el apóstol San Pe- hablado del puesto que corresponde al sacerdote en el Cuerpo mís-
dro cuando escribe a los simples fieles creyentes: «Vosotros sois li- tico de Jesús. Recordemos solamente que el sacerdote hace las veces del
naje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido para pueblo, porque representa a la persona de Nuestro Señor Jesucristo,
pregonar el poder del que os llamó de las tinieblas a su luz admira- en cuanto El es cabeza de todos los miembros y se ofreció a sí mis-
ble» (1 Petr 2,9); y San Juan en el Apocalipsis dice también que «los mo por ellos; por esto va al altar como ministro de Cristo, siendo infe-
hiciste para nuestro Dios reino y sacerdotes» (Apoc 5,10). Las inter- rior a El, pero superior al pueblo. El pueblo, en cambio, no repre-
pretaciones dadas por los Padres y exegetas a estas palabras son mu- sentando por ningún motivo a la persona del divino Redentor y no
chas; pero todas coinciden en que se trata de un sacerdocio real, no siendo mediador entre sí mismo y Dios, no puede en ningún modo
metafórico, aunque en grado muy diverso del que tienen los que gozar de poderes sacerdotales» 6 .
1." Muchos teólogos los reducen a seis grupos: 1.° «Nadie que carezca del carácter episcopal puede hacer válida-
mente las consagraciones, a no ser que tenga esta facultad o por derecho
a) ORANS: son algunas oraciones, tales como el padrenuestro y o por indulto apostólico» (cn. 1 1 69,1 .°).
las preces que suele rezar la Iglesia públicamente (v.gr., las leta- Por derecho, gozan de la facultad de consagrar sacramentales:
nías, etc.). a) los cardenales, vicarios y prefectos apostólicos; b) los abades y
b) TINCTUS: la aspersión del agua bendita, ciertas unciones que se prelados nullius que hayan recibido la correspondiente bendición.
usan en la administración de algunos sacramentos y que no pertene- 2.° «Cualquier presbítero puede dar las bendiciones, a excepción
cen a su esencia, etc. de aquellas que están reservadas al Romano Pontífice o a los obis-
c) EDENS: indica la devota manducación del pan bendito o de pos» (cn.1169,2.°).
otros alimentos santificados por la bendición del sacerdote. 3.° «Los diáconos sólo pueden dar válida y lícitamente aquellas
d) CONFESSUS: designa la pública confesión de los pecados, que bendiciones que el derecho expresamente les permita dar
se hace por la oración Confiteor antes de comulgar o de celebrar la (cn.1169,3.°).
santa misa, etc. 4.° Ciertos sacramentales, según la norma de los libros litúrgi-
e) DANS: se refiere a las limosnas y otras obras de misericordia cos, a juicio del ordinario del lugar, pueden ser administrados tam-
espirituales o corporales prescritas especialmente por la Iglesia. bién por laicos adornados de cualidades congruer. tes (cn.1168).
f) BENEDICENS: significa las bendiciones que imparten el papa, los 38. 4. Sujeto. Las consagraciones y bendiciones cons-
obispos y los sacerdotes; los exorcismos litúrgicos; la bendición de re- titutivas tienen por sujeto las mismas personas o cosas sobre
yes, abades o vírgenes; y, en general, todas las bendiciones sobre co-
sas santas (v.gr., rosarios, cruces, medallas, etc.) o incluso profanas que recaen, las cuales permanecen consagradas o bendecidas
(v.gr., edificios, campos, etc.). hasta su destrucción.
En cuanto a las bendiciones invocativas y los exorcismos,
aunque se ordenan a los católicos como todos los ritos de la Igle-
sia---, pueden recibirlos también los catecúmenos, y hasta los acató-
licos v excomulgados, para obtenerles la luz de la fe o, juntamente SEGUNDA PARTE
con ella, la salud del cuerpo (cf. cn.1170).
39. 5. Efectos. Son muchos los efectos que produ- Los sacramentos en particular
cen o pueden producir los sacramentales dignamente recibi-
dos. Y así:
a) Las consagraciones y bendiciones constitutivas producen su Estudiada va la teoría general sacramentaria, o sea, los elementos
efecto por sí mismas (quasi ex opere operato), dejando consagradas o comunes a los siete sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesu-
bendecidas las personas o cosas sobre que recaen. cristo, veamos ahora lo relativo a cada uno de ellos en particular.
b) Los exorcismos tienen la virtud de expulsar los demonios a Seguiremos el orden lógico de los mismos, que es el siguiente:
modo de impetración (ex opere operantis), que puede fallar por di-
versas causas. Bautismo.
Confirmación.
En general, los sacramentales dignamente recibidos pro- Eucaristía.
ducen los siguientes efectos: Penitencia.
Unción de los enfermos.
Orden.
1." Obtienen las gracias actuales con especial eficacia por la in- Matrimonio.
tervención de la Iglesia (ex opere operantis Ecclesiae).
2.° Perdonan los pecados veniales por vía de impetración (ex Como va advertimos en la introducción a este volumen, insis-
opere operantis), en cuanto que por las buenas obras que hacen prac- tiremos, sobre todo, en el aspecto moral de la teología sacramentaria,
ticar y por la virtud de las oraciones de la Iglesia excitan en el suje- que constituye el objeto mismo de este libro; pero recogeremos
to sentimientos de contrición y actos de caridad. también, cuando nos salgan al paso, multitud de aspectos dogmáti-
3." A veces perdonan toda o parte de la pena temporal debida cos, jurídicos y ascético-místicos, que redondearán la doctrina y
por los pecados pasados en virtud de las indulgencias que suelen ofrecerán al lector una visión, lo más exacta y completa posible, de
acompañar al uso de los sacramentales (v.gr., del agua bendita). cada uno de los sacramentos, en cuanto lo permite la índole y exten-
4." Nos obtienen gracias temporales, si son convenientes para sión de nuestra obra.
nuestra salvación (v.gr., la salud corporal, defensa contra las tem-
pestades, etc.).
giere la idea de inmersión, aspersión, ablución o purificación con
agua. Es aptísima, por consiguiente, para expresar el efecto principal
del bautismo, que es la ablución o purificación del alma, significada
TRATADO I por la ablución corporal del bautizando.
Realmente pueden darse del bautismo varias definiciones, se-
El bautismo gún el punto de vista en que nos coloquemos. He aquí las princi-
pales:
a) DEFINICIÓN METAFÍSICA: Sacramento de la espiritual regeneración.
En esta definición, la palabra sacramento constituye el género próximo
(el género remoto de todos los sacramentos es --como ya vimos
El primero de los sacramentos en el orden de la recepción el ser signos de algo sagrado) y las palabras siguientes expresan la di-
ferencia específica que distingue al bautismo de los demás sacra-
y de la necesidad es el bautismo, que realiza en el que lo reci- mentos.
be una serie de inefables maravillas: le horra el pecado origi-
b) DEFINICIÓN FÍSICA: Ablución con agua bajo la explícita invocación
nal y todos los demás que pudiera haber en su alma, así de la Santísima Trinidad, significando la espiritual regeneración.
como toda la pena eterna o temporal debida por ellos; le in- En esta definición se recoge la materia sacramental, la forma, el
funde la gracia santificante, que lleva consigo la filiación di- significado y el efecto producido en el alma del bautizando.
vina adoptiva y el derecho a la gloria eterna; le incorpora a Parecida a ésta es la sintética y elegante definición del Catecismo
Cristo como miembro vivo de su Cuerpo místico, en comu- Romano del concilio de Trento: Sacramento de la regeneración por medio
nión íntima con todos los justos de la tierra y bienaventura- del agua con la palabra.
dos del cielo; le imprime de manera indeleble el carácter de c) DEFINICIÓN DESCRIPTIVA. Recogiendo todos los elementos
cristiano y, en fin, le confiere la potestad y el derecho de re- fundamentales de la teología del bautismo, puede darse la siguiente
cibir los demás sacramentos, de los que el bautismo es la definición descriptiva: Sacramento de la Nueva Ley instituido por Nues-
puerta única y obligada. tro Señor Jesucristo en el que por la ablución con agua, realizada por el mi-
nistro bajo la invocación de la Santísima Trinidad, el hombre viador queda
Vamos a dividir este tratado en los siguientes artículos:
regenerado a la vida sobrenatural e incorporado a la Iglesia de Cristo.
1. Noción, existencia y división del bautismo. En esta definición se recogen:
2. Esencia. a) El género próximo: sacramento de la Nueva Ley.
3. Efectos. b) El autor, o causa eficiente principal: instituido por Cristo.
4. Necesidad. e) La materia: ablución con agua.
5. Ministro. d) La forma: invocación de la Santísima Trinidad.
6. Sujeto. e) La causa ministerial: realizada por el ministro.
7. Cuestiones complementarias. f) El sujeto que lo recibe: el hombre viador.
g) Los efectos que produce: tanto el principal, la gracia regenera-
tiva, como el secundario, o sea, el carácter, que le incorpora a la Iglesia
ARTICULO I de Cristo.
Noción, existencia y división del bautismo Volveremos sobre cada uno de estos elementos en las páginas si-
gientes.
40. 1. Noción. Expondremos separadamente la sig-
nificación nominal de la palabra bautismo y la definición real 41. 2. Existencia. Vamos a exponerla en forma de
del sacramento en cuanto tal. conclusión:
Nominalmente, la palabra bautismo (del vocablo griegox-rL6- Conclusión. El bautismo es un verdadero sacramento de la Nueva
pi.).". derivado del verbo ,3a;:-11'.6), que significa volver a sumergir) Ley instituido por Nuestro Señor Jesucristo. (De fe divina, expresa-
su- mente definida.)
He aquí las pruebas: cionalistas, repitiendo viejos errores protestantes, afirman que el
bautismo de Cristo no es sino una imitación o mera repetición del
1.. LA SAGRADA ESCRITURA. Consta clara y explícitamente en el bautismo de Juan, de suerte que no hay entre ambos ninguna dife-
Evangelio: rencia esencial. Esta doctrina fue expresamente condenada por la
«Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nom- Iglesia en el concilio de Trento (D 857).
bre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). Como explica Santo Tomás, el bautismo de Juan no era verda-
«El que creyere y fuere bautizado, se salvará, mas el que no cre- dero sacramento ni confería la gracia santificante; era un mero sacra-
yere, se condenará» (Mc 16,16). mental, inspirado por Dios al Precursor con el fin de excitar a los ju-
«En verdad te digo que quien no naciere del agua y del Espíri- díos al arrepentimiento de sus pecados y prepararles para el bautis-
tu, no puede entrar en el reino de los cielos» (Io 3,5). mo de Cristo 2 . El mismo Juan explicó la diferencia fundamental en-
En el primer texto aparece claramente el bautismo en su materia tre su bautismo y el de Cristo con estas palabras: «Yo, cierto, os
y forma; en los otros dos, su necesidad para salvarse:. bautizo en agua para penitencia; pero detrás de mí viene otro más
2.. Los SANTOS PADRES. Están unánimes en la proclamación fuerte que yo, a quien no soy digno de llevar las sandalias; él os
de la doctrina católica sobre el bautismo. bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego» (Mt 3,11).
3.. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseñó repetidas veces
desde los tiempos primitivos v lo definió solemnemente en el conci- 43. 3. División. Hay tres clases de bautismo: una
lio de Trento, contra los protestantes, en la siguiente forma: propia, el de agua, y dos impropias, el de sangre y el de deseo.
«Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Lev no fue-
ron instituidos todos por Jesucristo Nuestro Señor o que son más o a) BAUTISMO DE AGUA es el que hemos definido en el número
menos de siete, a saber, bautismo..., o también que alguno de éstos anterior. Es el único que tiene categoría de verdadero sacramento
no es verdadera y propiamente sacramento, sea anatema» (D 844). instituido por Nuestro Señor Jesucristo y el único que imprime el
4.. LA RAZÓN TEOLÓGICA. Ya hemos dicho repetidas veces que, carácter de cristiano en el que lo recibe. Cuando se habla del bautis-
tratándose de realidades sobrenaturales, cuya existencia depende úni- mo, sin más, se entiende siempre el bautismo-sacramento, o de agua.
camente de la voluntad de Dios, la razón humana ha de limitarse a El bautismo-sacramento, o de agua, se llama solemne cuando se
recoger los hechos, señalando la conveniencia de los mismos. No administra observando todos los ritos y ceremonias ordenados por
cabe duda sobre la oportunidad de la institución del bautismo, va la Iglesia en los libros rituales; y privado, o no solemne, cuando se ad-
que, siendo la Iglesia una sociedad visible, convenía que su divino ministra en casos urgentes omitiendo las ceremonias no esenciales.
Fundador instituyera un signo sensible para significar el ingreso en di- b) BAUTISMO DE SANGRE CS el martirio sufrido por Cristo antes
cha sociedad; y eso es, cabalmente, el bautismo. de haber recibido el bautismo de agua. Tal es el caso de los niños
inocentes degollados por Herodes o el de los catecúmenos que su-
42. Escolios. 1.- ¿Cuándo instituyó Cristo el bautismo? fren el martirio antes de ser bautizados.
No consta con toda certeza. Las principales opiniones son las si- No es sacramento ni imprime el carácter de cristiano. Pero jus-
guientes: tifica al pecador quasi ex opere operato passive, borrándole el pecado
a) En la conversación con Nicodemo (Io 3,5). original y los pecados actuales con toda la pena temporal o eterna
b) Cuando mandó a sus discípulos bautizar a todas las gentes debida por ellos, con tal que se haya sufrido, tratándose de un adul-
(Mt 28,19). to, con atrición de los propios pecados. Es más excelente que el de
c) Cuando santificó el agua al ser bautizado por Juan (Mt agua (si exceptuamos la no impresión de carácter), porque configura
3,13-17). mejor con Cristo y, por lo mismo, infunde mayor gracia que el bau-
Esta última es la sentencia más común y probable, aunque nada tismo de agua 3 .
se sabe con certeza. Pero, como advierte Santo Tomás, la necesidad r ) BAUTISMO Dt: DESEO (llamado también de fuego) es el del no
de usar este sacramento fue intimada a los hombres después de la bautizado que, bajo el influjo de una gracia actual, emite un acto de
pasión y resurrección del Señor, no antes, va que por el bautismo se perfecta contrición o de perfecto amor a Dios, que incluye virtual o
configura el cristiano con la muerte y resurrección de Cristo mu- implícitamente el deseo del bautismo.
riendo al pecado y resucitando a la vida de la gracia t. No es sacramento ni imprime el carácter de cristiano. Pero jus-
2.° El bautismo de Juan y el de Cristo. Los modernos ra- tifica al pecador, borrándole el pecado original y los actuales que
2 Cf. 111,38,1-6.
1 Cf. I1I,66,2. 3 Cf. II1,66,12.
pueda tener; aunque no siempre toda la pena temporal debida por estanque, laguna, pozo, lluvia, de nieve o hielo derretidos, destilada,
ellos, ya que su efecto es mayor o menor según la intensidad con que etcétera, y también el agua natural a la que, en peligro de enferme-
se emita (ex opere operantes). El que lo emitió sigue obligado a reci- dad, se le haya añadido, para desinfectarla, un poco de bicloruro de
bir el bautismo de agua, sin el cual no podría recibir ninguno de los mercurio (sublimado corrosivo) en proporción del 1 por 1.000. Es in-
restantes sacramentos. diferente que el agua esté fría o caliente.
2.° CIERTAMENTE INVALIDA es la saliva, lágrimas, sudor, jugo de
frutas, vino, cerveza, lodo, tinta, etc., y, en general, todo aquello
ARTICULO II
que no sea agua verdadera y natural.
Esencia del bautismo 3." MATERIA DUDOSA es el caldo muy claro, la lejía, la cerveza
muy floja, el agua de sal disuelta, la savia que destilan las vides y
otras plantas, etc. No debe emplearse jamás esta materia dudosa,
Como va vimos al hablar de los sacramentos en general,
fuera del caso de extrema necesidad y bajo condición.
la esencia física de los sacramentos está constituida por su ma-
4." Peca gravemente, fuera del caso de necesidad, quien admi-
teria y su forma. Vamos a examinarlas con relación al sacra-
nistra el bautismo con agua muy turbia o sucia, aunque ésta sea ma-
mento del bautismo.
teria válida.
A) Materia Conclusión 2.' Fuera del caso de necesidad, la materia remota «lícita»
del bautismo solemne es el agua bautismal bendecida y limpia.
(Doctrina católica.)
44. En los sacramentos cabe distinguir la materia remota
y la próxima y, a veces, la materia válida y la lícita. Lo ordenan así expresamente el Ritual Romano y el Código canó-
nico (cn.853). Pecaría gravemente el que bautizara solemnemente con
agua no bendecida.
Conclusión 1.' La materia remota «válida» del bautismo es el agua
verdadera y natural. (De fe, expresamente definida.) En el bautismo privado debe emplearse también el agua bende-
cida, si el que lo administra es sacerdote o diácono, que puede te-
He aquí las pruebas: nerla a mano fácilmente y sin tardanza. Si hubiera tiempo, debería
el ministro suplir las ceremonias omitidas.
1. LA SAGRADA ESCRITURA. Lo dispuso así el mismo Cristo Si el agua bendecida está demasiado fría, puede calentarse o aña-
(Io 3,5) y así lo practicaron los apóstoles (Act 8,27-39; 10,44-48, etc.) dírsele una pequeña cantidad de agua muy caliente no bendecida.
y la Iglesia en todas las épocas y países del mundo. También podría mezclársele un poco de agua del río Jordán, si se
2. ^ EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo definió el concilio de tiene a mano y se siente devoción en ello.
Trento en la siguiente forma:
Conclusión 3.' La materia próxima del bautismo es la ablución cor-
«Si alguno dijere que el agua verdadera y natural no es necesaria
poral del bautizando con el agua bautismal. (Doctrina católica.)
en el bautismo..., sea anatema» (D 858).
3. LA RAZÓN TEOLÓGICA. Los principales argumentos de con- Se entiende por materia próxima la aplicación de la materia re-
veniencia son: mota a la finalidad del sacramento. Ahora bien: el agua (natural o
a) El agua lava y refrigera el cuerpo; luego es muy apta para bendecida) se aplica a la finalidad del sacramento cuando se lava con
el bautismo, que lava el alma de sus pecados y mitiga el ardor de la ella el bautizando; luego este lavado o ablución constituye la materia
concupiscencia. próxima del bautismo. Esto mismo puede probarse por la Sagrada
Escritura, donde se nos habla de la regeneración «mediante el lavado
h) Fi bautismo es el más necesario de todos los sacramentos;
del agua con la palabra» (Eph 5,26). Véanse, además, los siguientes
convenía, por lo mismo, que su materia fuera fácil de hallar en cual-
lugares: Act 8,38; 16,33; Rom 6,4; Coloss 2,12, etc.
quier parte del mundo: agua natural 4 .
Corolarios. M ateria: Conclusión 4.' La ablución del bautizando puede hacerse por infu-
sión o por inmersión. (Doctrina católica.)
1." CIERTAMiE_Nri. VALIDA para el bautismo es el agua de las fuen-
Son los dos modos que reconoce o admite el Código canónico
tes o manantiales (aunque sean sulfuradas o minerales), de río, mar,
(cn.854).
' 1I1,66,3. Nótese lo siguiente:
a) LA FORMA DE INFUSIÓN se verifica derramando el agua bautis-
mal sobre la cabeza del bautizando al mismo tiempo que se pronun-
cia la fórmula sacramental. Es la forma corriente y normal con que
se administra hoy el bautismo en todo el mundo. 45. Vamos a explicarla, dando, en primer lugar, la co-
Para la validez del bautismo, el agua debe resbalar o correr sobre la rrespondiente conclusión.
cabeza del bautizando (no bastaría mojarle con algunas gotas que Conclusión. La forma del sacramento del bautismo consiste en las si-
quedaran inmóviles), porque solamente entonces se verifica el lavado guientes palabras, pronunciadas por el que lo administra: «Ego te
del bautizando. Es muy dudoso el bautismo si el agua corre única- baptizo in nomine Patris, et Filü , et Spiritus Sancti» (Yo te bautizo
mente sobre los cabellos, sin mojarle propiamente la cabeza; por eso en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.)
es conveniente apartar con la mano izquierda los cabellos, mientras
con la derecha se derrama sobre la cabeza el agua bautismal al mis- He aquí las pruebas:
mo tiempo que se pronuncia la fórmula. 1.a LA SAGRADA ESCRITURA. Es la fórmula expresamente deter-
En caso de necesidad (v.gr., en el bautismo intrauterino) es pro- minada por el mismo Cristo cuando envió a sus apóstoles por todo
bable la validez del bautismo, con tal que el agua bautismal haya la- el mundo (Mt 28,19).
vado alguna parte del cuerpo del bautizando (v.gr., una mano, un 2.a EL MAGISTERIO Y LA PRÁCTICA DE LA IGLESIA. Desde los tiem-
pie, el pecho, etc.); pero, llegado el caso, el bautismo debe repetirse pos primitivos, la Iglesia lo ha enseñado y practicado siempre así.
después (bajo condición) sobre la cabeza. Sería inválido el bautismo En la Iglesia católica oriental se emplea legítimamente la fórmula
administrado sobre las membranas o secundinas, que no pertenecen al Bapti<atur. N. servia Christi in nomine Patris, et Filü, et Spiritus Sancti,
cuerpo del bautizando. que es del todo equivalente; si bien en la Iglesia latina es ilícito el uso
Para la licitud hay que observar la forma de triple infusión acos- de esa fórmula (cf. D 696).
tumbrada en la Iglesia; pero su observancia obliga, probablemente, Como se ve, en la fórmula del bautismo se expresan las cinco
tan sólo bajo pecado venial, a no ser que se omita por desprecio o con cosas esenciales para la validez del sacramento:
grave escándalo de los asistentes. 1.a La persona que bautiza: Ego (implícito en la fórmula
La forma de bautizar con la triple infusión es la siguiente: el oriental).
bautizante coge el agua bautismal y la derrama por tres veces en for- 2.' La persona bautizada: te.
ma de cruz sobre la cabeza del bautizando, al mismo tiempo que 3.a La acción de bautizar: bautizo.
pronuncia una sola vez la fórmula sacramentaria: Yo te bautizo en el 4.a La unidad de la divina naturaleza: in nomine, en singular; no
nombre del Padre (t primera infusión de agua), ÿ del Hijo (t segunda in nominibus, en plural, lo que sería erróneo y haría inválido el bau-
infusión), y del Espíritu Santo (t tercera infusión). No se dice Amen. tismo.
b) LA FORMA DE INMERSIÓN se realiza sumergiendo totalmente al 5.a La distinción de las divinas personas: Patris, et Filü, et Spi-
bautizando en el agua (v.gr., en una piscina), incluso la cabeza, y sa- ritus Sancti.
cándole de ella en seguida, al mismo tiempo que se pronuncia la Cuando administra el bautismo de urgencia una persona seglar,
fórmula sacramental. Era la forma más usada en la Iglesia antigua conviene que pronuncie la fórmula en su propio idioma patrio, para
hasta el siglo xii, y expresa muy bien el simbolismo del sacramento evitar el peligro de equivocarse si usa la fórmula latina.
muriendo al pecado y resucitando a la vida de la gracia. Pero hov ha Nótese que en la forma del bautismo no figura la palabra Amen.
caído casi completamente en desuso por las dificultades prácticas Por lo mismo, no debe pronunciarse al final de la misma; aunque,
que encierra. Cuando se practique, hay que tener muy presente que desde luego, el bautismo sería válido si se añadiera indebidamente.
ha de ser una misma persona la que sumerja al bautizando en el agua N.B. Los manuales de moral casuística suelen traer una larga
y pronuncie la fórmula sacramental, siendo inválido el sacramento si lista de fórmulas válidas, inválidas o dudosas en torno al sacramento
el bautizando descendiera por sí mismo a la piscina y el bautizante del bautismo. Nosotros preferimos omitirla, ya que carece de utili-
pronunciara la fórmula desde la orilla 5 . dad práctica y puede, por el contrario, sembrar la confusión entre
los fieles. La fórmula prescrita por la Iglesia es muy clara y sencilla,
5 S. C. de Sacr. de 17 de noviembre de 1916: AAS 8,480. es obligatoria para todos y está perfectamente al alcance de todo el
mundo. No hay por qué plantear problemas inexistentes.
esta atrición sobrenatural, el bautismo podría ser válido (si tenía ver-
ARTICULO III dadera intención de recibirlo) en cuanto a la impresión del carácter y
a su irreiterabilidad, pero no le infundiría la gracia ni le borraría el
Efectos del bautismo pecado original ni los actuales hasta el momento en que hiciera un
acto de arrepentimiento de sus pecados, en cuyo momento reviviría
el bautismo (cf. n.17-18).
46. El sacramento del bautismo produce en el bautizan-
do cinco admirables efectos por derecho divino, a saber: 4.° Remite toda la pena debida por los pecados, tanto la
eterna como la temporal.
1.° Infunde la gracia santificante, las virtudes y los dones
del Espíritu Santo.
De suerte que, si un pecador recibe el bautismo en el momento
de su muerte, entra inmediatamente en el cielo sin pasar por el pur-
La infusión de la gracia es de fe, expresamente definida por el gatorio. Lo enseña expresamente la Iglesia en el concilio de Floren-
concilio de Trento (D 792). El mismo concilio enseña la infusión de cia (D 696).
la fe, esperanza y caridad (D 800); y es doctrina común que, junta- La razón fundamental de este efecto tan maravilloso la da Santo
mente con la gracia y las virtudes teologales, se infunden también Tomás en las siguientes palabras:
las virtudes morales y los dones del Espíritu Santo. Y todo esto in- «La virtud o mérito de la pasión de Cristo obra en el bautismo a
cluso en los niños pequeños; porque, aunque no pueden ejercitar ac- modo de cierta generación, que requiere indispensablemente la muerte
tualmente esas virtudes y dones, los reciben en forma de hábitos total a la vida pecaminosa anterior con el fin de recibir la nueva
para ornamento del alma y para disponerlos a los actos futuros 6 . vida; y por eso quita el bautismo todo el reato de pena que pertenece a
Como explica Santo Tomás, los niños que se bautizan antes de la vieja vida anterior.
llegar al uso de la razón reciben todos la gracia en el mismo grado o En los demás sacramentos, en cambio, la virtud de la pasión de
cantidad, ya que a iguales disposiciones corresponden iguales efectos; Cristo obra a modo de sanación, como en la penitencia. Ahora bien:
pero, si se bautizan dos catecúmenos en edad adulta, uno de los la sanación no requiere que se quiten al punto todas las reliquias de
bautizandos puede recibir mayor cantidad de gracia que el otro, si la enfermedad 7 .
se dispone a recibir el sacramento con mayor fervor o devoción
bajo el influjo de una gracia actual más intensa (1I1,69,8). 5.° Imprime el carácter bautismal.
2.° Infunde la gracia sacramental propia del bautismo. Es de fe, expresamente definida por el concilio de Trento
(D 852). Por el carácter bautismal, el hombre se incorpora a Cristo,
En realidad es la misma gracia habitual o santificante, pero con recibe una participación de su sacerdocio, la capacidad para recibir
un derecho especial a las gracias o auxilios actuales que sean necesa- los restantes sacramentos, y se hace súbdito de la Iglesia, a cuyo
rios durante toda la vida para ejercitar la fe, llevar una vida verda- cuerpo pertenece como miembro vivo.
deramente cristiana y recibir convenientemente los demás sacra-
mentos. 47. Corolarios. 1." El bautismo nos asimila a Cristo, en
cuanto Hijo de Dios, por la regeneración espiritual, que nos da la filia-
3.° Remite o borra totalmente el pecado original y todos
ción divina adoptiva; y en cuanto Sumo Sacerdote, por el carácter,
los pecados actuales que haya cometido el bautizando.
que nos da una participación de su sacerdocio, como ya dijimos.
Lo definió el concilio de Trento contra los protestantes (D 792). 2." El sacramento del bautismo no puede repetirse, a no ser
Es una consecuencia inevitable de la infusión de la gracia, incompa- condicionalmente, si hubiera duda fundada sobre la validez de su admi-
tible con el pecado. nistración anterior. Está expresamente definido por el concilio de
Para la remisión del pecado original en los niños que son bauti- Trento (D 852) y lo prueba Santo Tomás por las siguientes razones:
zados antes de llegar al uso de la razón, no se requiere disposición a) Porque el bautismo es cierta espiritual regeneración, y nadie
alguna, aplicándoles el sacramento ex opere operato la virtud de la pa- nace más que una sola vez.
sión de Cristo de una manera infalible. b) Porque somos bautizados en virtud de la muerte y resurrec-
Tratándose de una persona con uso de razón, se requiere, como ción de Cristo, que no murió ni resucitó más que una sola vez.
condición indispensable para la remisión del pecado original y de c) Porque el bautismo imprime carácter, que es, de suyo, inde-
los pecados actuales, la atrición sobrenatural proveniente de una gracia leble y deja al alma sellada para siempre.
actual, que Dios no niega a nadie que sinceramente se la pida. Sin
Cf. III,69,6. SANTO TOMÁS, In ep. ad Rom. c.2 lect.4.
(I) Porque el bautismo se confiere, principalmente, contra el CON NECESIDAD DE MEDIO, o sea, que se requiere de hecho indis-
pecado original, que es único (cf. III,66,9). pensablemente.
POR DIVINA INSTITUCIÓN, o sea, que esa indispensabilidad obedece
ARTICULO IV a una disposición divina, no a la naturaleza misma de las cosas. Dios
hubiera podido vincular la salvación —si lo hubiera querido así-
Necesidad del bautismo a otro medio distinto del bautismo, ya que su omnipotencia no pue-
de quedar ligada a un determinado medio. Por lo mismo, por vía de
48. Para dilucidar con precisión y claridad este impor- excepción y de milagro, la salvación de los niños sería posible aun
tantísimo asunto conviene tener presentes los siguientes pre- fuera del bautismo de agua, si bien la Iglesia no dispone de otro medio
para la salvación de esos niños que el bautismo de agua administra-
notandos: do realmente.
1.° Una cosa puede ser necesaria de dos modos:
a) CON NECESIDAD DE MEDIO, si es indispensable para obtener un He aquí las pruebas de la conclusión:
fin, ya sea por la naturaleza misma de las cosas (v.gr., la gracia de Dios 1.' LA SAGRADA ESCRITURA. Se desprende de las palabras del
para salvarse) o por divina institución (v.gr., el bautismo para la salva- Señor a Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo que quien no na-
ción misma). ciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cie-
b) CON NECESIDAD DE PRECEPTO, si la necesidad emana de una los» (Io 3,5).
disposición positiva del legislador (v.gr., oír misa los domingos
para cumplir el precepto de la Iglesia). 2.' Los SANTOS PADRES. Es doctrina constante entre ellos. He
aquí algunos textos extraordinariamente expresivos de San Agustín:
2.° Un sacramento puede recibirse de dos modos: «Si quieres ser católico, no quieras creer, ni decir, ni enseñar que
a) REALMENTE (in re), cuando se le recibe de hecho (v.gr., la los niños muertos antes de ser bautizados puedan llegar a obtener
comunión sacramental). indulgencia de sus pecados originales» 8 .
«Fuera del bautismo de Cristo, no se prometa a los niños, por
b) EN EL DESEO (in voto), cuando se le desea recibir, sin que sea nuestro propio arbitrio, ninguna salvación eterna que no prometa la
posible recibirlo de hecho (v.gr., la comunión espiritual, el bautismo Sagrada Escritura, preferible a todos los humanos ingenios» 9 .
de deseo).
3.' EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo ha enseñado constante-
Teniendo en cuenta todo esto, vamos a establecer las si- mente así v lo definió implícitamente el concilio de Trento en las si-
guientes conclusiones: guientes palabras: «Si alguno dijere que el bautismo es libre, es de-
cir, no necesario para la salvación, sea anatema» (D 861).
Conclusión 1.' El sacramento del bautismo, recibido realmente
—fuera del caso del martirio—, es necesario para la salvación de 4.' LA RAZÓN TEOLÓGICA. Santo Tomás expone la razón funda-
los niños con necesidad de medio por divina institución. mental al decir que, sin la incorporación a Cristo (real o al menos en
el deseo), nadie se puede salvar, ya que Cristo es el único Salvador
Expliquemos, ante todo, los términos de la conclusión. de los hombres (Act 4,12). Pero como los niños no pueden tener el
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO, o sea, el bautismo de agua institui- deseo de unirse a Cristo, síguese que no hay otro medio de salvarles
do por Nuestro Señor Jesucristo. (fuera del caso de martirio) que incorporándolos a Cristo mediante
el sacramento del bautismo realmente administrado 10.
RECIBIDO REALMENTE, porque los niños no pueden tener el bau-
tismo de deseo antes del uso de razón. Corolario. La posibilidad de la salvación de los niños sin haber
FUERA DEL CASO DE MARTIRIO, porque ya hemos dicho que el marti- recibido realmente el sacramento del bautismo por caminos ocultos y
rio es un bautismo de sangre que produce en el alma del que lo sufre extraordinarios de la divina Providencia, no puede negarse en abso-
por Cristo los mismos efectos que el bautismo de agua (excepto la luto. Por ejemplo: Cristo puede utilizar, si quiere, su potestad de exce-
impresión del carácter, con todo lo que éste lleva consigo). lencia sobre los sacramentos, que le permite conferir la gracia sacra-
Es NECESARIO PARA LA SALVACIÓN DE LOS NIÑOS, porque para los
adultos puede bastar el bautismo de deseo, como veremos en la con- s De anima 1.3 c.9: ML 44,516.
clusión siguiente. 9 De peccatorum meritis et remissione 1.1 c.23: 11L 44,128.
10 Cf. 111,68,1-3.
mental por un simple acto de su voluntad, sin necesidad de emplear zar un hombre, según aquello del Evangelio: «Nadie tiene mayor
el rito de su administración 11 . Pero no consta que lo haga así ordi- amor que el que da la vida por sus amigos» (Io 15,13).
nariamente, y, por lo mismo, se trata de una posibilidad puramente
abstracta o teórica. En la práctica, lo único seguro es la administra-
ción real del sacramento en la forma en que lo hace la Iglesia. ARTICULO V
Conclusión 2.' Para la salvación de los adultos es necesario el bautis- Ministro del bautismo
mo recibido realmente o, al menos, en el deseo implícito.
Es doctrina católica, enseñada por el concilio de Trento (D 796). 49. Hay que tener en cuenta los siguientes prenotandos:
La razón es porque, sin la incorporación a Cristo en una forma 1.- El bautismo puede administrarse de dos modos: a) solemne-
o en otra, nadie se puede salvar, ya que «ningún otro nombre nos mente, con todas las ceremonias que prescribe la Iglesia, y b) en pri-
ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos vado, en caso de necesidad, limitándose a lo estrictamente esencial
ser salvos» (Act 4,12). Ahora bien: la incorporación a Cristo se hace para el sacramento.
por el sacramento del bautismo, que, por lo mismo, es absolutamen- 2.° El ministro del bautismo solemne puede ser doble: a) ordi-
te obligatorio con necesidad de medio para todos los que puedan reci- nario, o sea, el que está destinado a ello en virtud de su propia orde-
birlo (cf. lo 3,5). Pero como la virtud de Dios no está ligada necesa- nación u oficio, y b) extraordinario, o sea, el que sólo en casos espe-
riamente a ninguno de los medios establecidos libremente por El, ciales puede administrar el bautismo solemne.
puede suplir al bautismo de agua el llamado bautismo de deseo, que, a
su vez, reviste dos formas: la explícita, que es la que tiene, v.gr., el Esto supuesto, he aquí las conclusiones principales:
catecúmeno que se está preparando para recibir el bautismo, y la im-
plícita, que está contenida en el acto de perfecta contrición o de per- Conclusión 1.' El ministro ordinario del bautismo solemne es el obis-
fecto amor de Dios emitido —bajo la influencia de una gracia ac- po, el sacerdote y el diácono (cn.861).
tual— por un pagano o infiel, aunque no tenga la menor noticia de
la existencia del sacramento del bautismo 12 De esta forma, la mise-
.
El sacerdote o diácono es ministro ordinario del bautismo so-
ricordia infinita de Dios ha puesto la salvación eterna al alcance real lemne; pero su administración está reservada al párroco o a otro
de todos «los hombres de buena voluntad» (cf. Lc 2,14). sacerdote que haya obtenido licencia del párroco o del ordinario del
lugar, la cual, en caso de necesidad, legítimamente se presume
Conclusión 3.' El martirio sufrido por Cristo suple al bautismo de (cf. cn.530).
agua tanto en los niños como en los adultos. Al que es peregrino (v.gr., el que nace circunstancialmente en
un pueblo donde sus padres se encuentran de paso) debe también
La razón principal es porque el martirio sufrido por Cristo es el bautizarlo solemnemente su párroco propio en su parroquia, si esto
llamado bautismo de sangre, que incorpora a Cristo de una manera puede hacerse fácilmente y sin demora; y, si no, cualquier párroco puede,
más excelente y meritoria que el mismo bautismo de agua, ya que dentro de su territorio, bautizarlo solemnemente.
imita mejor la pasión y muerte de Cristo, si bien no imprime el ca- «Nadie puede sin la debida licencia, salvo en caso de necesidad,
rácter bautismal, que corresponde exclusivamente al bautismo de administrar lícitamente el bautismo solemne en territorio ajeno, ni aun
agua (cf. III,66,12). a los domiciliados en su territorio propio» (cn.862).
Tratándose de un adulto pecador, el martirio sería inútil sin la Esta prohibición afecta incluso al obispo y al párroco, quienes
atrición sobrenatural de sus pecados, ya que es materialmente imposi- fuera de su diócesis o parroquia no pueden lícitamente, sin la debida
ble la infusión de la gracia en un alma que permanece voluntariamente licencia, bautizar solemnemente ni siquiera a sus propios súbditos.
apartada de Dios (es contradictorio). Por eso dice Santo Tomás que La infracción de estas normas por parte del sacerdote legítima-
«la efusión de sangre no tiene razón de bautismo sin la caridad», al mente ordenado, según la mayor parte de los moralistas, no excede-
menos incipiente, que va implícita en el acto de atrición sobrenatural ría- de pecado venial, a no ser que lo hiciera por desprecio o con grave
(ibid., ad 2). Por lo demás, el martirio mismo sufrido voluntaria- escándalo. Pero estaría obligado a transmitir al legítimo párroco el
mente por Dios es el acto de caridad más excelente que puede reali- estipendio que hubiera percibido indebidamente.
«Cuando pueda hacerse con comodidad, debe ponerse previa-
mente en conocimiento del ordinario local el bautismo de los adul-
" Véase el n.24 concl.2.', donde hemos explicado esta doctrina. tos, para que, si fuese de su agrado, lo administre con mayor solem-
2 Cf. III,68,2; 69,1 ad 2; 4 ad 2. nidad él o un delegado suyo» (cn.863).
Cuando el obispo bautiza a un adulto, suele administrarle tam- Es sujeto capaz del bautismo todo hombre viador no bautizado y sólo
bién, a continuación, los sacramentos de la confirmación y de la él (cn.864).
eucaristía.
Por hombre viador como ya dijimos— se entiende toda per-
Conclusión 2.a En caso de necesidad, cualquier persona con uso de sona humana, de cualquier sexo o edad, que vive todavía en este
razón puede válida y lícitamente bautizar. mundo. Los ángeles y los muertos no son capaces de recibir el bau-
tismo ni ningún otro sacramento, va que fueron instituidos por
La razón es porque, siendo el bautismo absolutamente necesario Cristo únicamente para la humanidad viajera en este mundo.
para la salvación, quiso Nuestro Señor Jesucristo facilitar extraordi- Y es preciso que el hombre viador no esté bautizado todavía, ya
nariamente su administración poniéndolo al alcance de todos. Y así, que el sacramento del bautismo imprime en el alma su carácter inde-
en caso de necesidad, cualquier hombre o mujer, cristiano o pagano, leble, v no puede repetirse lícita ni válidamente.
creyente o incrédulo, bautizado o no, puede válida y lícitamente bauti- Es de fe que son sujetos capaces del bautismo incluso los niños
zar, con tal que tenga intención de administrar realmente el bautis- antes del uso de la razón, como declaró Inocencio III contra los val-
mo cristiano y realice de hecho la acción sacramental aplicando la denses (cf. D 424 y 430) y el concilio de Trento contra los falsos re-
materia y la forma debidas a la persona bautizada. Fuera del caso de formadores (D 868-870). Santo Tomás prueba hermosamente que
necesidad, el bautismo administrado por una persona cualquiera se- es necesario bautizar a los niños, va que nacen en pecado original, y
ría válido, pero gravemente ilícito. sólo el bautismo se lo puede quitar; y que es conveniente, para que,
Ténganse en cuenta, sin embargo, las siguientes normas de la alimentados desde niños en las cosas pertenecientes a la vida cris-
Iglesia: tiana, puedan más firmemente perseverar en ella (I11,68,9). Añádase
Es lícito administrar privadamente el bautismo en peligro de a esto que los sacramentos producen la gracia ex opere operato a to-
muerte; y si es administrado por un ministro que no sea sacerdote dos los que no les ponen óbice voluntario, y ciertamente que los ni-
ni diácono, debe practicarse solamente aquello que es necesario para ños no se lo ponen al bautismo; luego pueden recibirlo válida y
la validez; si por un sacerdote o diácono, obsérvense también, si fructuosamente.
hay tiempo para ello, las ceremonias que siguen al bautismo Ni vale objetar que para recibir el bautismo es necesaria la fe y
(cf. cn.861,2.-). la intención de recibirlo, porque eso se requiere únicamente en los
El bautismo, en caso de necesidad, puede ser administrado por adultos. Aunque los niños no tengan fe actual, la tienen habitual (al
cualquiera, empleando la materia, forma e intención debidas; mas, recibir con el bautismo el hábito infuso de la fe); y la Iglesia suple
en cuanto sea posible, debe procurarse que lo presencien dos tes- por ellos la falta de intención actual.
tigos, o por lo menos uno, con los cuales pueda probarse su admi- Vamos a precisar ahora la forma en que debe administrarse el
nistración. bautismo a las distintas clases o categorías de personas humanas que
Sin embargo, si está presente un sacerdote o diácono, debe pre- son capaces de recibirlo.
ferirse a un seglar, y un hombre a una mujer, a no ser que por razo-
nes de pudor sea más conveniente que bautice una mujer y no un a) Los no nacidos y los fetos abortivos
hombre o a no ser que aquélla conozca mejor la forma v la manera
51. La persona humana comienza a ser sujeto del bautismo
de bautizar.
Debe procurar el párroco que los fieles, principalmente las co- desde el instante mismo de su concepción en el seno materno. Esto
madronas, los médicos y los cirujanos, aprendan perfectamente la plantea gravísimos problemas, que vamos a examinar a conti-
manera de bautizar bien para caso de necesidad (cf. cn.861,2.^). nuación.
En el artículo siguiente expondremos el modo de bautizar a los 1.° A nadie debe bautizársele en el claustro materno mientras
no nacidos, fetos abortivos, etc. haya esperanza fundada de que puede ser bautizado una
vez que haya sido dado a luz normalmente.
consentimiento o contra la voluntad de sus padres, porque el dere- hombre empieza a ser dueño de sí mismo al llegar al uso de razón,
cho natural del niño a salvarse prevalece y está por encima del dere- sin que haya potestad alguna, ni siquiera la paterna, que pueda opo-
cho natural de los padres sobre el niño. nerse a este derecho. Ha de procurarse, sin embargo, que no sea
Esta doctrina, que sólo puede ser discutida por un liberalismo pervertido en su fe cristiana con el trato y compañía de su familia
falso y trasnochado, ha sido expresamente promulgada por la Iglesia herética o pagana.
en el nuevo Código canónico. He aquí el texto oficial (cn.868): 2.. En la práctica, casi siempre será lícito bautizar sub conditione
«Para que un infante pueda ser bautizado lícitamente es nece- —evitando el escándalo o el odio de los demás paganos o herejes
sario: a un pagano moribundo destituido del uso de los sentidos, con tal
1.. Que lo consientan sus padres, al menos uno de ellos, o el que de alguna manera, incluso implícita (v.gr., en el deseo de salvar-
que legítimamente haga sus veces. se), haya manifestado el deseo del mismo antes de perder el uso de
2." Que haya fundada esperanza de que será educado católica- los sentidos 19 .
mente. Y, si faltara del todo, debe diferirse el bautismo, según lo Pero, si conserva expedito el uso de la razón, no se le puede
prescrito por el derecho particular, advirtiendo a los padres la bautizar a no ser que él lo quiera y se le instruya, aunque sea rudi-
razón. mentariamente, en la existencia de Dios remunerador y en los mis-
3." El infante de padres católicos, e incluso de los no católicos, es terios de la Trinidad y Encarnación.
bautizado lícitamente en peligro de muerte, aunque sea contra la volun- 3.. El adulto que va a bautizarse no necesita confesar sus peca-
tad de sus padres». dos, ya que le serán borrados todos por el bautismo, que es, ade-
más, la puerta o condición previa indispensable para recibir válida-
d) Los adultos mente los otros sacramentos 20. Pero es absolutamente necesario que
se arrepienta de sus pecados (al menos con dolor de atrición) para
56. Sobre el bautismo de adultos, he aquí las disposicio- que pueda recibir la gracia sacramental del bautismo 21.
nes oficiales de la Iglesia en el nuevo Código canónico: 1' Cf. 111,68,10.
19 CAPPELLO, S.I., De Sacramentis ed.4.a (1945) n.153.
«Para que un adulto pueda ser bautizado es necesario que haya 20 Otra cosa habría que decir si se tratara de rebautizar a un hereje convertido dudo-
manifestado su voluntad de recibirlo, y esté suficientemente instrui- samente bautiado, como veremos en seguida.
21 Cf. I11,68,6.
e) Los dudosamente bautizados mo recibido en la secta fue ciertamente inválido o no recibió ningún
57. Como ya hemos dicho, el bautismo válidamente recibido bautismo—, hay que bautizar en absoluto al neoconverso, sin que
imprime en el alma un carácter indeleble, en virtud del cual no pue- tenga que preceder al bautismo ninguna absolución o abjuración,
de reiterarse jamás sin hacer injuria al sacramento. Pero como, por porque el sacramento se lo borra absolutamente todo (con tal, natu-
otra parte, el bautismo es absolutamente necesario para la salvación, ralmente, que lo reciba con arrepentimiento de sus pecados).
cuando exista alguna duda seria y razonable sobre la existencia o vali- 3." Si, hechas con diligencia las debidas investigaciones, perma-
dez de un bautismo dudoso, es lícito y obligatorio rebautizar bajo nece dudoso el bautismo recibido en la secta herética o cismática, pro-
condición: Si no estás bautizado... cédase del siguiente modo:
Examinemos en concreto los principales casos que pueden ocu- a) Abjuración y profesión de fe, con la correspondiente abso-
rrir con relación a los católicos y a los herejes convertidos. lución de las censuras en el fuero externo.
b) Bautismo condicional (previo arrepentimiento de los pe-
Si se trata de católicos cados).
r) Confesión sacramental con absolución condicional (por si aca-
Como principio general, no se puede rebautizar a nadie por el so fue válido su primer bautismo y necesite el sacramento de la pe-
solo hecho de surgir alguna duda o sospecha escrupulosa e impru- nitencia para el perdón de los pecados cometidos después de él).
dente sobre la existencia o valor del bautismo recibido en la infan-
cia, porque es un sacrilegio administrar un sacramento a un sujeto
incapaz de recibirlo. Pero, si la duda es seria y razonable, se le podría ARTICULO VII
y debería rebautizar sub conditione, va que en este caso no se hace in-
Cuestiones complementarias
juria al sacramento, que fue instituido en favor de los hombres.
Como ya hemos indicado en sus lugares, hay que volver a bauti-
zar sub conditione: Recogemos brevemente a continuación lo que dispone el
a) A los que fueron bautizados en el seno de su madre o a me- nuevo Código canónico en torno a algunas cuestiones com-
dio nacer (a no ser, en este último caso, que hubieran sido bautiza- plementarias.
dos en la cabeza).
b) A los niños expósitos o hallados. A) Ritos y ceremonias del bautismo
c) A cualquier católico de cuyo bautismo se tenga seria y razo-
nable duda. Si se trata de persona llegada va al uso de razón, debe 58. 1. Necesidad del bautismo y lo esencial para la vali-
arrepentirse de sus pecados antes de recibir el bautismo condicional; y dez. «El bautismo, que es la puerta de los demás sacramentos, es
después de recibido debe confesar sus pecados y recibir condicionalmen- necesario para la salvación recibido realmente o, al menos, en el de-
te la absolución de los mismos (por si acaso fue válido su primer seo. Por él los hombres se liberan de los pecados, se regeneran
bautismo v tenga necesidad del sacramento de la penitencia para que como hijos de Dios y, configurados con Cristo por un carácter inde-
se le perdonen los pecados cometidos después de él). leble, se incorporan a la Iglesia. Se confiere válidamente sólo me-
diante el lavado con agua verdadera y la debida forma de las pala-
Si se trata de herejes convertidos bras» (cn.849).
Cuando un hereje o cismático se convierte al catolicismo des- «El bautismo se administra según lo ordenado en los auténticos
pués de haber sido bautizado en su respectiva secta, hay que proce- libros litúrgicos, excepto en caso de necesidad urgente, en el que de-
der del siguiente modo: ben observarse únicamente las cosas que se requieren para la validez
1.- Si, hechas las debidas investigaciones, resulta que el bautis- del sacramento» (cn.850).
mo recibido en la secta fue ciertamente válido, no se le puede bautizar 2. Preparación para el bautismo. «La celebración del bau-
de nuevo (cn.869). Para el ingreso en la Iglesia católica basta la ab- tismo debe prepararse convenientemente. Para ello:
solución de las censuras en el fuero externo, impartida por el obispo 1." El adulto que intenta recibir el bautismo sea admitido al ca-
o el sacerdote deputado para ello, a la que debe preceder la abjura- tecumenado y, en lo posible, sea llevado por varios grados a la ini-
ción de la herejía y la profesión de fe ante el obispo o su delegado ciación sacramental, según el orden de iniciación establecido por la
y dos testigos. Después de esto puede ya cualquier confesor oírle en Conferencia Episcopal v las peculiares normas por ella dictadas.
confesión y absolverle de sus pecados y administrarle la sagrada co- 2.- Cuando se trata del bautismo de párvulos, debe instruirse
munión como a otro católico cualquiera. convenientemente a los padres y a los padrinos acerca de la signifi-
2.- Si, hechas las debidas investigaciones, resulta que el bautis- cación de este sacramento v de las obligaciones que lleva consigo.
El párroco debe procurar esta instrucción por sí mismo o por otros, cesano hubiera establecido otra cosa, o el párroco o el ministro ad-
incluso con la común predicación, reuniendo varias familias y visi- mitieran, por justa causa, una excepción.
tándolas en cuanto sea posible» (cn.851). 3.° Sea católico, confirmado, haya recibido ya la sagrada comu-
3. El agua bautismal. «Fuera del caso de necesidad, el agua nión y lleve una vida congruente con la fe y el oficio de padrino.
empleada para la administración del bautismo ha de ser bendecida 4." Que no haya incurrido en ninguna pena canónica legítima-
según lo ordenado en los libros litúrgicos» (cn.853). mente declarada.
5.° Que no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar»
4. Modo de administrarlo. «El bautismo se administra por (cn.874, L°).
inmersión o por infusión, observando las prescripciones de la Confe- «El bautizado perteneciente a una comunidad eclesial no católica
rencia Episcopal» (cn.854). sólo puede ser admitido a ser padrino junto con un padrino católico
5. Imposición del nombre. «Procuren los padres, los padri- y únicamente en calidad de testigo» (cn.874,2.-).
nos y el párroco que no se imponga al bautizando un nombre ajeno
al sentido cristiano» (cn.855).
6. Día del bautismo. «Aunque el bautismo puede celebrarse C) Anotación y prueba del bautismo
cualquier día, se recomienda que, de ordinario, se celebre el domin-
go, y, si fuera posible, en la vigilia de Pascua» (cn.856). 61. Anotación y prueba del bautismo. «El que administra
7. Lugar. «Fuera del caso de necesidad, el lugar propio del el bautismo procure que, si no está presente el padrino, haya, al me-
bautismo es la iglesia o el oratorio. nos, un testigo que pueda probar la administración del bautismo»
Por regla general, el adulto debe ser bautizado en la propia igle- (cn.875).
sia parroquial, y los niños en la iglesia parroquial de sus padres. A «Para comprobar que se ha celebrado el bautismo, si no perjudica
no ser que una justa causa aconseje otra cosa» (cn.857). a nadie, es suficiente la declaración de un testigo contra el cual no
«Fuera del caso de necesidad, no se administre el bautismo en pueda ponerse tacha alguna, o el juramento del mismo bautizado, si
las casas particulares, a no ser que, por grave causa, lo permita el éste recibió el bautismo siendo ya adulto» (cn.876).
ordinario del lugar» (cn.860,1.^). «El párroco del lugar en el que se ha celebrado el bautismo debe
«En los sanatorios u hospitales, si no dispone otra cosa el obis- inscribir diligentemente y sin demora, en el libro bautismal, los
po diocesano, no se administre el bautismo, a no ser en caso de ne- nombres de los bautizados, haciendo mención del ministro, los pa-
cesidad o cuando obligue a ello otra razón pastoral» (cn.860,2..). dres, padrinos y testigos (si los hay), así como del lugar y día de la
administración del bautismo, indicando también el día y lugar del
nacimiento» (cn.877,1.").
«Si se trata de un hijo de madre soltera, debe consignarse el
B) Los padrinos nombre de la madre, si es públicamente conocida su maternidad o si
ella lo pide espontáneamente por escrito o ante dos testigos. Asimis-
59. Los padrinos. «En cuanto sea posible, désele al bautizan- mo, debe consigna rse el nombre del padre, si su paternidad consta
do un padrino; al que corresponde, cuando el bautizando sea adulto, por público documento o si él mismo lo pide en declaración hecha
estar presente en su iniciación cristiana; y, si se trata de un niño, ante el párroco y dos testigos. En los demás casos inscríbase al bau-
presentarlo al bautismo juntamente con sus padres y procurar que el tizado como hijo de padre o padres desconocidos» (cn.877,2.°).
bautizado lleve una vida cristiana y cumpla fielmente las obligacio- «Si se trata de un hijo adoptivo, inscríbase el nombre de los
nes contraídas en él» (cn.872). adoptantes, y también —al menos si así se hace en el acto civil de
«Cada bautizando tenga un solo padrino o una sola madrina, o, aquella región el de los padres naturales, según lo manifestado en
a lo sumo, un padrino y una madrina» (cn.873). los dos números anteriores y habida cuenta de las disposiciones de
la Conferencia Episcopal» (cn.877,3.").
60. Quiénes pueden ser padrinos. «Para ser admitido al «Si el bautismo no fue administrado por el párroco propio ni en
cargo de padrino es necesario lo siguiente: su presencia, el ministro del bautismo, cualquiera que sea, debe
1.. Que sea designado por el mismo bautizando, por sus pa- cuanto antes dar cuenta al párroco de la parroquia en la que se ha
dres o los que hagan sus veces, o, a falta de éstos, por el párroco o administrado el sacramento, para que lo anote en el libro bautismal,
el ministro, y tenga aptitud e intención de asumir este oficio. según la norma del canon 877,1.°» (cn.878). Esto se entiende tam-
2.. Tenga dieciséis años cumplidos, a no ser que el obispo dio- bién, naturalmente, del bautismo privado administrado, en caso de
urgencia, por un sacerdote o seglar. Hay que ponerlo en conoci-
miento del párroco.
62. Bendición de la mujer después del parto. Es cos- TRATADO II
tumbre piadosa y laudable -- aunque no está preceptuada que la
madre de un nuevo vástago acuda al templo después del parto para
dar gracias a Dios por el feliz alumbramiento y recibir la bendición La confirmación
especial que para ella señala el Ritual Romano. Esta bendición no es
de derecho estrictamente parroquial, sino que puede darla cualquier
sacerdote en cualquier iglesia u oratorio público.
ARTICULO I
Noción y existencia
B) Figuras y símbolos
La eucaristía en general
78. Como es sabido, los principales misterios del Nuevo Testa-
mento fueron prefigurados en el Antiguo, cuyos ritos v ceremonias
no eran sino sombras y figuras de la divina realidad que había de
traer al mundo el Hijo de Dios encarnado cuando llegase la plenitud
de los tiempos (cf. 1 Cor 10,11). La eucaristía fue figurada de mu-
Dividiremos esta primera sección en cuatro capítulos, con chos modos, algunos de los cuales prefiguraban las especies sacra-
arreglo al siguiente orden: mentales (sacramento solo); otros, el cuerpo real de Cristo (cosa y sa-
cramento), y otros, la gracia sacramental eucarística (cosa sólo). Y así:
1." Noción y existencia de la eucaristía.
2." Elementos constitutivos. 1." PREFIGURARON LAS ESPECIES SACRAMENTALES:
3." La presencia real de Cristo en la eucaristía. a) El sacrificio de Melquisedec, que ofreció pan y vino
4." Ministro de la eucaristía. (Gen 14,18).
b) Los panes ácimos (Ex 12,8.15-20) y de la proposición
(Ex 21,30), cuyo ofrecimiento y comida exigía la santidad en los
sacerdotes (Lev 21,6.8 y 17).
CAPITULO I c) El pan que el ángel hizo comer al profeta Elías para que no
desfalleciera en el largo camino (3 Reg 19,5-8).
Noción y existencia de la eucaristía
2." EL CUERPO REAL DE CRISTO, contenido bajo las especies, fue
prefigurado por todos los sacrificios de la Antigua Ley, principalmente
Vamos a exponer brevemente los distintos nombres que ha los de Abel, Abrahán y Melquisedec (como recuerda la Iglesia en el
recibido la eucaristía en el transcurso de los siglos, las princi- canon de la misa), los sacrificios matutinos y vespertinos diarios
pales figuras que la anunciaron en el Antiguo Testamento y la (Ex 29,38-42), el cordero pascual, que era ofrecido y comido por todo
existencia de la misma como verdadero sacramento instituido el pueblo (Ex 12), y el sacrificio de expiación, que era el más solemne
por Nuestro Señor Jesucristo. de todos (Lev 16).
3." L. GRACIA SACRAMENTAL EUCARÍSTICA fue prefigurada por el
maná, que llovía diariamente del cielo para alimentar a los israelitas
A) Nombres en el desierto (Ex 16,4-35).
La figura más completa fue la del cordero pascual, que constituía
77. Son innumerables los nombres que ha recibido la eucaristía
el más importante de los sacramentos de la Antigua Ley y prefigura-
en las sagradas páginas y en la tradición cristiana. He aquí los prin- ba la eucaristía en todos sus aspectos: las especies sacramentales, en
cipales:
cuanto que se comía con pan ácimo; el cuerpo real de Cristo, en
a) EN LA SAGRADA ESCRITURA se la llama «pan del cielo..., pan de cuanto que era inmolado por todos, y la gracia sacramental eucarís-
vida..., pan vivo que ha bajado del cielo» (Io 6,32.35.51); «cena del tica, en cuanto que por la aspersión de su sangre fueron preservados
Señor» (1 Cor 11,20); «cáliz de bendición..., comunión de la sangre los israelitas del ángel exterminador 1 .
de Cristo..., comunión del cuerpo del Señor» (1 Cor 10,16); «frac-
ción del pan» (Act 2,42), etc. C) Existencia como sacramento
b) Los SANTOS PADRES la llaman frecuentemente eucaristía (voca-
79. Indicaremos, en primer lugar, los principales errores
blo griego que significa «acción de gracias»), aludiendo a que Cristo y luego expondremos la doctrina católica.
dio gracias a su Eterno Padre al instituirla y a que nosotros debe-
mos dar gracias a Dios al recibirla. Es el nombre que ha prevaleci- 1 Cf. 111,73,6.
1. Errores. Antes del siglo xix sólo unos pocos herejes de es- 2.. Como verdadero y propio sacramento.
caso relieve (v.gr., los masalianos o euquitas, paulicianos, bogomilas
y los cátaros o albigenses) negaron que la eucaristía hubiese sido Consta expresamente:
instituida por Cristo como verdadero sacramento. En nuestros días,
los protestantes liberales, racionalistas y modernistas niegan también 1." POR LA SAGRADA ESCRITURA. En el Evangelio se encuen-
a la eucaristía la razón de sacramento, lo mismo que a los demás ri- tran, con relación a la eucaristía, todos los elementos constitutivos
tos de la Iglesia. de un sacramento, a saber:
a) Signo sensible: pan y vino.
2. Doctrina católica. Contra estos errores y herejías vamos a b) Instituido por Cristo: «Tomad y comed... Haced esto en
exponer la doctrina católica en forma de conclusión. memoria mía» (Lc 22,19).
c) Para conferir la gracia: «El que come mi carne y bebe mi
Conclusión. La eucaristía fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo
en la última Cena como verdadero y propio sacramento, distinto y
sangre tiene la vida eterna» (Io 6,54), o sea, la gracia, que es la vida
más excelente que los demás. (De fe divina, expresamente definida.) eterna comenzada.
2.° POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo definió expresamente
Vamos a probar por separado cada una de las partes de la el concilio de Trento contra los protestantes:
conclusión. «Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no fue-
ron instituidos todos por Jesucristo Nuestro Señor o que son más o
1.a La eucaristía fue instituida por Cristo en la última menos de siete, a saber: bautismo, confirmación, eucaristía..., o tam-
Cena. bién que alguno de éstos no es verdadera y propiamente sacramento, sea
anatema» (D 844).
Consta expresamente:
3." POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Reúne todas las condiciones para
1." POR LA SAGRADA ESCRITURA: «Mientras comían, Jesús tomó serlo, ya que es un «signo sensible instituido por Nuestro Señor Je-
pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad sucristo para significar y producir la gracia santificante» (definición
y comed, esto es mi cuerpo. Y, tomando un cáliz y dando gracias, misma de un sacramento).
se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ésta es mi sangre del
Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión
de los pecados» (Mt 26,26-28). Lo mismo dicen San Marcos 3.a Distinto y más excelente que los demás.
(14,22-25), San Lucas (22,19-20) y San Pablo (1 Cor 11,23-26). Consta claramente por el magisterio de la Iglesia (D 875-876) y
2.° POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo declaró expresamente por la naturaleza misma de las cosas, va que la eucaristía contiene
el concilio de Trento contra los protestantes (D 844 874 875). real y verdaderamente al mismo Cristo, mientras que en los demás
sacramentos se halla únicamente la virtud de Cristo. Por eso a la
3.° POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Santo Tomás expone hermosa- eucaristía se la llama Santísimo Sacramento y recibe de los fieles verda-
mente las razones por las que fue convenientísimo que Cristo ins- dera adoración de latría (como el mismo Dios), lo que sería un sa-
tituyera la eucaristía en la última Cena, a saber: crilegio aplicado a los demás sacramentos.
a) Porque era conveniente que Cristo se quedase con nosotros
en forma invisible o sacramental poco antes de ausentarse en su for-
ma visible o corporal. CAPITULO I I
b) Porque la eucaristía es un memorial de la pasión de Cristo, y,
por lo mismo, fue conveniente que se instituyera en la misma noche Elementos constitutivos
en que iba a comenzar la pasión.
c) Para que los hombres estimasen más intensamente la euca-
ristía, ya que las últimas acciones y palabras de un amigo querido
Como es sabido, los elementos constitutivos de un sacra-
que se ausenta se graban fuertemente en el alma y nunca se ol- mento en su ser físico son su materia y su forma. Vamos a
vidan 2 . precisar en dos artículos las correspondientes a la eucaristía.
2 Cf. III,73,5.
ARTICULO I Conclusión 2.' Materia remota lícita del sacramento de la eucaristía
es el pan reciente (ácimo para los latinos y fermentado para los
Materia de la eucaristía griegos) y el vino puro, al que se debe añadir en el altar una peque-
ñísima cantidad de agua (cf. cn.924-926).
Hay que distinguir entre materia remota y próxima. Y en Expliquemos los diferentes términos de la conclusión:
cada una de ellas, la válida y la lícita.
PAN RECIENTE, o sea, fabricado poco antes de consagrarlo. Según la
sentencia más probable, en ningún caso debe transcurrir más de un
A) Materia remota mes entre la fabricación y la comunión de las hostias, ya que a tra-
vés del microscopio han comprobado químicos expertos que hacia
80. Expondremos en dos conclusiones lo relativo a la los treinta días comienza el principio de la corrupción en condicio-
materia remota válida y a la lícita. nes ordinarias. Lo ideal sería renovar todas las hostias cada ocho días
por otras recién fabricadas y consagradas. Desde luego se considera
Conclusión 1.' Materia remota válida del sacramento de la eucaristía pecado grave usar hostias fabricadas dos o tres meses antes', y aun
es únicamente el pan de trigo y el vino de vid. menos, si hubieran comenzado ya a descomponerse.
Consta expresamente: ACIMO (o sea, sin levadura) para los latinos y fermentado (con le-
vadura) para los griegos, dondequiera que celebren la misa. La for-
a) POR LA SAGRADA ESCRITURA. Cristo utilizó pan y vino al ins- ma ha de ser redonda, entre los latinos, y cuadrada o triangular, en-
tituir la eucaristía en la última Cena. El pan lo nombró El mismo tre los griegos.
expresamente (Mt 26,26); y el vino (contenido en el cáliz) era cos-
tumbre entre los judíos al celebrar la pascua, y aludió claramente a VINO PURO, o sea, el exprimido de uvas maduras al que no se le
él el mismo Cristo cuando añadió al consagrar el cáliz: «Os digo que ha mezclado ningún otro líquido o sustancia química. No importa
que sea blanco o tinto, dulce o seco, con tal que sea puro y no esté
desde ahora no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el reino de
avinagrado o corrompido. El vino tiene que estar fermentado,
Dios» (Le 22,18).
aunque en caso de necesidad podría usarse el mosto no fermen-
h) POR El, NIAGISTI{RIO DE LA IGLESIA. Lo ha declarado repetidas tado 2.
veces; v.gr., en el concilio IV de Letrán (D 430), en el de Florencia
(D 698), en el de Trento (D 877), etc., y en el Código canónico AL QUE SE LE DEBE AÑADIR EN EL ALTAR UNA PEQUEÑÍSIMA CANTIDAD DE
AGUA (cn.924,1..). La razón es porque así lo practicó Jesús en la últi-
(cn.924).
ma Cena —era costumbre entre los judíos—, y por un doble sim-
c) POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. La teología señala la razón de bolismo, a saber: para representar la sangre y el agua que salió del
conveniencia. Como la eucaristía es un sacramento a modo de ban- costado abierto del Señor y la unión de los fieles a Cristo, su divina
quete espiritual, convenía que se instituyese con la materia más co- Cabeza (D 945). Por razón de esta representación y simbolismo tan
rriente y universal en todo convite, que es el pan y el vino. sublime, esta rúbrica obliga bajo pecado grave al sacerdote celebran-
Nótese que por pan de trigo se entiende únicamente el amasado te. La cantidad de agua que se mezcle no debe exceder la octava
con harina de trigo y agua natural y cocido al fuego. Y por vino de parte del vino, aproximadamente, y en la práctica conviene no pasar
vid, el líquido que se obtiene exprimiendo las uvas maduras. de dos o tres gotas. Y nótese que esta mezcla hay que hacerla en el
altar (o sea, al preparar el cáliz para el ofertorio), sin que pueda ha-
Aplicaciones. Es MATERIA INVÁLIDA: cerse previamente en el vino destinado al santo sacrificio.
a) El pan hecho de cebada, arroz, avena, maíz, castañas u otras N. B. Si se le hubiera olvidado al sacerdote mezclar estas gotas
legumbres o frutos de árboles; o el amasado con leche, aceite, etc.; o de agua al preparar el cáliz, debe ponerlas, si lo advierte, antes de la
la masa de pan de trigo cruda o frita como tortas. Ha de ser cocido consagración del vino, pero no después.
al fuego (natural o eléctrico).
b) El vinagre, arrope, el vino de uvas agraces, la cerveza, la si-
dra, los licores, el vino obtenido químicamente, etc.
Es también materia inválida el pan o vino ya corrompidos, aunque Cf. decreto de la S. C. de Sacramentos del 7 de diciembre de 1918 (AAS 11,8).
s Cf. I11,74,5 ad 3. Fuera del caso de necesidad, el uso del mosto no fermentado se-
el pan sea de trigo y el vino de vid. ría gravemente ilícito.
B) Materia próxima de consagrar, tampoco consagra el que no tiene intención de consa-
grar este pan o este vino concreto que tiene delante de sí.
81. Como es sabido, se llama materia próxima a la apli- Por falta de esta condición no se consagra ninguna hostia cuan-
cación de la materia remota a la constitución del sacramento. do, entre muchas colocadas sobre el altar, el sacerdote quiere consa-
Vamos a precisarla en dos conclusiones: una, que afecta a la grar, v.gr., diez, sin determinar cuáles. Ni las que se colocan sobre
el altar o corporales sin saberlo el sacerdote (ya que el acto de la vo-
validez, y otra, a la licitud. luntad no puede recaer sobre lo desconocido), aunque hubiera he-
cho de una vez para siempre la intención habitual de consagrar todo
Conclusión 1. 2 Para la validez de la consagración eucarística se re- lo que se encuentre sobre los corporales; porque, como va explica-
quiere que el pan y el vino estén físicamente presentes ante el
sacerdote consagrante y que éste tenga intención, al menos virtual,
mos en su lugar (cf. n.27,A), la intención habitual no basta para rea-
de consagrarlos determinada e individualmente. lizar un sacramento, ya que esa intención no influye para nada en el
acto que se está realizando, que ni siquiera es humano, como requiere
la confección de un sacramento 3 Otra cosa sería si antes de celebrar
Expliquemos la conclusión en cada una de sus cláusulas: .
Esta condición es gravísima, y su incumplimiento representa un Las principales cosas preceptuadas por la Iglesia son las si-
horrendo sacrilegio, de los más graves que se pueden cometer. La guientes:
razón es porque Cristo instituyó la eucaristía a modo de sacrificio y a) Que la materia que se ha de consagrar esté sobre el altar
ordenó a sus apóstoles y sucesores que hicieran lo mismo que El —en el corporal— y sobre el ara, si el altar tiene únicamente consa-
hizo: Haced esto en memoria mía (Lc 22,19); y así lo hicieron, efectiva- grada el ara.
mente, los apóstoles (1 Cor 10,16) y lo hace así universalmente la b) Que el copón esté descubierto en el momento de consa-
Iglesia católica. Esta condición, por ser de derecho divino, no puede grarlo.
ser dispensada por nadie —ni siquiera por el Papa— ni aun en caso
de necesidad urgente y extrema (cf. cn.927). Aplicaciones: Un copón que se ha traído
Sin embargo, la consagración de una materia sin la otra es válida a) Poco después del ofertorio, se puede consagrar con leve causa
no sólo si se produce inesperadamente y por casualidad (v.gr., por (v.gr., para que comulguen dos o tres personas), haciendo mental-
defunción del sacerdote inmediatamente después de consagrar el pan mente la oblación.
o por haberse olvidado de consagrar el cáliz), sino también aunque b) Comenzado el prefacio, no se debe consagrar, a no ser con
se hiciera voluntaria o intencionadamente. Porque en todos los sa- causa grave (v.gr., para no dejar sin comulgar a un número conside-
cramentos, cuando se pronuncian las palabras de la forma sobre la rable de fieles).
materia, se realiza ipso facto el sacramento, sin que éste dependa de c) Comentado el canon, sólo se podría consagrar (presupuesta
un acontecimiento futuro. Las palabras sacramentales producen al
siempre la oblación mental) con causa muy grave (v.gr., para admi-
punto lo que significan, y por eso el sacerdote celebrante adora la
hostia consagrada (antes de la consagración del cáliz) y la eleva para nistrar el viático a un enfermo, evitar el escándalo de los presentes,
etcétera).
que los fieles la adoren también 5 . Ni vale argüir que el ministro que
intenta a sabiendas consagrar una sola especie no tiene intención de d) Después de la consagración de las dos especies no se le puede con-
ofrecer el sacrificio eucarístico (sobre el que recae únicamente su po- sagrar jamás, ni aun con causa gravísima, porque equivale a dejar
testad sacerdotal) y, por consiguiente, no consagra válidamente incompleto un segundo sacrificio que se incoa, lo cual es un grave
aquella sola especie. No concluye este argumento, porque para la sacrilegio. Si hubiera una razón muy grave 7, podría el sacerdote
consagración válida basta la incoación del sacrificio por la consagra- —usando de una razonable epiqueya o licencia presunta del supe-
ción de una sola de sus especies, sin que se requiera la consumación o rior eclesiástico— celebrar una segunda misa terminada ya la prime-
perfección total del sacrificio por la consagración de la otra especie.
6 Cf. DOnRONzO, De eucharistia (Milwaukee 1947) vol.1 p.639.
Por ejemplo, si se trataba de dar solemnemente la primera comunión a un grupo
4 Cf. SAN ALFONSO DI, LicoRio, n.216; LAGO, d.4 n.139. de niños que están allí presentes con sus familias, etc., y se seguiría gran escándalo si se
5 Cf. III,78,6c et sed contra. De lo contrario —como advierte en este lugar Santo les despidiera sin darles la comunión, o si se trata de la comunión pascual de un grupo
Tomás—, la fórmula de la consagración del pan no expresaría una verdad («esto es mi de campesinos que han venido de lejos con esa exclusiva finalidad, y otros casos seme-
cuerpo»), sino que habría que decirla en futuro («esto será mi cuerpo»). jantes.
ra; pero jamás consagrar nuevas formas dentro de una misma misa ARTICULO II
después de realizada la consagración de las dos especies.
Forma de la eucaristía
82. Escolio. Modo de corregir los defectos de la materia.
Para comodidad de los sacerdotes trasladamos aquí las normas
83. Vamos a exponerla en dos conclusiones.
que señala el Mira/ Romana (De defectibus n.4 y 5):
1.. ANTES DF: LA CONSAGRACIÓN, si el sacerdote advierte Conclusión 1.a La forma de la consagración del pan es la siguiente:
«Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será
a) Que la hostia está corrompida o no es de trigo, ponga otra entregado por vosotros».
nueva, ofrézcala mentalmente (si lo advierte después del ofertorio),
y continúe la misa desde el punto en que se encontraba. Consta expresamente por la Sagrada Escritura (Mt 26,26) por
b) Que el vino está corrompido o no es verdadero vino, pon- la práctica universal de la Iglesia católica.
ga vino nuevo, ofrézcalo mentalmente (si es después del ofertorio) y
siga la misa. Sentido de la fórmula. Helo aquí palabra por palabra:
2.. DESPUÉS DE LA CONSAGRACIÓN, PERO ANTES DE LA COMUNIÓN, Si el TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL. Tiene el sentido obvio de tomar y
sacerdote advierte comer, tal como suenan las palabras.
a) Que la hostia está corrompida o no es de trigo, ponga otra PORQUE. Esta partícula no es esencial a la consagración, pero la
nueva, ofrézcala en secreto y conságrela (empezando por las pala- añade la Iglesia para expresar la continuidad de las palabras sacra-
bras Qui pridie), continuando después la misa en el lugar en que se mentales con las que se pronunciaron inmediatamente antes.
hallaba. La forma consagrada en primer lugar comúlguela después ESTO. Esta palabra que debe pronunciarse como suena, y no
de sumir el cáliz y antes de las abluciones, por si acaso está válida- éste -- puede tener los siguientes significados:
mente consagrada.
b) Que el vino no es verdadero vino o está corrompido, pon- a) El pan que el sacerdote tiene en sus manos. No se toma
ga vino nuevo, ofrézcalo mentalmente y conságrelo (empezando por aquí en este sentido, va que no es verdad que el pan sea el cuerpo
las palabras Simili modo), continuando después la misa desde el pun- de Cristo. El pan se - convierte, se transustancia en el cuerpo de Cristo,
to en que se encontraba. El vino consagrado en primer lugar depo- pero de ninguna manera es el cuerpo . de Cristo. Empleada en este
sítelo en un vaso decente y tómelo después de consumir el nuevo sentido, la palabra esto expresaría una falsedad.
consagrado. b) El cuerpo de Cristo, que se hace realmente presente por la
consagración. Tampoco es éste el verdadero sentido, ya que el cuer-
3.. Ai. COMULGAR, si el sacerdote advierte
po de Cristo es el término de la consagración, no su sujeto inicial.
a) Que la hostia estaba corrompida o no era de trigo, ponga c) Lo contenido debajo de las especies de pan, o sea, la sus-
otra, ofrézcala mentalmente, conságrela (empezando por las palabras tancia en común. Este es el verdadero sentido. Alude indetermina-
Qui pridie) y comúlguela antes de sumir el cáliz. damente a lo que ten,go en mis manos, o sea, aquello que antes de la
b) Que el vino estaba corrompido o no era verdadero vino, consagración era la sustancia del pan y después de la consagración
ponga una nueva hostia v nuevo vino, ofrézcalos mentalmente, con- es el cuerpo de Cristo.
ságrelos y comúlguelos (aunque haya roto el ayuno con el primer Es. Tiene la plenitud de su sentido obvio: es.
vino no consagrado). Si hubiera peligro de escándalo de los fieles, Mi CUERPO. Esto es, el cuerpo de Cristo, porque el sacerdote
podría omitir la consagración de nueva hostia, no la del vino (que pronuncia esas palabras no en nombre propio o personal, ni en sen-
puede hacerse disimuladamente, corno si se tratara de tomar las tido meramente recitativo o histórico (como relatando lo que hizo
abluciones). Si es imposible consagrar nueva hostia o nuevo vino Cristo en la última Cena), sino en nombre y como instrumento de
(v.gr., por no haberlos en el lugar donde celebra), termine la misa Cristo que actúa en cada una de las misas como sacerdote princi-
en la forma acostumbrada (para evitar la admiración o escándalo de pal— y en sentido efectivo, o sea, para realizar la real conversión de
los fieles), pero no compute como válida la misa celebrada (v.gr., la sustancia del pan en el cuerpo adorable de Cristo.
para los efectos del estipendio, cumplimiento de cargas, etc.).
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Alude a la finalidad realiza-
da por Cristo al entregar su cuerpo a la muerte para la redención del
mundo.
Santo Tomás explica en un artículo maravilloso las razones de
altísima sabiduría y conveniencia que encierra esta fórmula eucarís- HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Son las palabras de Cristo
tica 8 . con las que instituyó el sacerdocio y confirió a los apóstoles y a sus
Advertencias. 1.. Si las palabras esenciales se han pronunciado
sucesores la potestad de consagrar la eucaristía.
correctamente sin duda alguna, no es lícito repetirlas condicional- Advertencia. La famosa epiclesis de los griegos es una invoca-
mente por el temor escrupuloso o imprudente de haberlas pronun- ción al Espíritu Santo hecha antes de las palabras de la consagra-
ciado mal; pero, si la duda fuera seria y razonable, podría y aun debe- ción, que no afecta para nada a la validez ni a la licitud de la mis-
ría repetirse la fórmula sub conditione. Repetir la fórmula por razones ma, como ha declarado varias veces la Iglesia católica romana
fútiles constituye una irreverencia al sacramento. (cf. D 2147a).
2.2 La consagración se verifica en el último instante de la pro-
nunciación de la fórmula, como ya dijimos al exponer la teoría ge-
neral de los sacramentos (cf. n.13). CAPITULO III
Conclusión 2. 2 La forma de la consagración del vino es la siguiente:
«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, La presencia real de Cristo en la eucaristía
sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vos-
otros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced Ofrecemos al lector en este capítulo un breve resumen de
esto en conmemoración mía». la teología de la transustanciación eucarística, en virtud de la
Consta sustancialmente en la Sagrada Escritura, aunque en di- cual se hace realmente presente bajo las especies sacramenta-
ferentes lugares (Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,20; 1 Cor 11,25). La les el mismo Cristo, que nació de la Virgen María y murió en
fórmula completa resulta de la reunión de esos fragmentos parciales lo alto de la cruz y reina ahora glorioso en el cielo.
tal como lo ha entendido la Iglesia desde los tiempos apostólicos Esta cuestión pertenece de lleno a la teología dogmática,
(cf. D 715). donde se estudia ampliamente. Por eso suelen omitirla la ma-
Sentido de la fórmula. Hay que entenderla del modo si- yor parte de los moralistas.
guiente: Dividiremos la materia en cuatro artículos:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL. Tiene el sentido obvio de las pa- 1.° El hecho de la presencia real.
labras. 2.° La transustanciación eucarística.
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ. Alude, por metonimia, no al cáliz ma- 3.° Del modo con que Cristo está en la eucaristía.
terial, sino a lo contenido en el cáliz. Lo cual no se refiere determinada- 4.° De los accidentes eucarísticos.
mente al vino o a la sangre de Cristo, sino a la sustancia en común
contenida debajo de los accidentes, o sea, a lo que antes de la consa-
gración era la sustancia del vino y después de la consagración es la ARTICULO I
sangre de Cristo.
El hecho de la presencia real
DE MI SANGRE, o sea, la sangre de Cristo, porque el sacerdote,
como ya hemos dicho, obra en nombre y como instrumento de Cris-
to, que es el sacerdote principal en el sacrificio del altar. 84. SENTIDO. En este artículo nos proponemos única-
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, a diferencia de la alianza
mente exponer el hecho de la presencia real de Cristo en la
del Antiguo Testamento, que era meramente temporal y figurativa eucaristía tal como nos lo propone la fe, sin entrar en averi-
de la del Nuevo Testamento, realizada por Cristo. guación alguna del modo con que se produce este hecho. Esto
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES. Es último lo veremos en el artículo siguiente.
de fe que Cristo es el Redentor universal de todos los hombres, sin Vamos a establecer la doctrina católica en forma de con-
excluir uno solo (cf. 1 lo 2,2; 1 Tim 2,6; D 795 1096). clusión.
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. Es el efecto de la pasión de
Conclusión. En la eucaristía se contiene verdadera, real y sustancial-
Cristo, que se renueva y se nos aplica en el sacrificio del altar. mente el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor
Jesucristo, que se hace realmente presente bajo las especies sacra-
Cf. II1,78,2. mentales. (De fe divina, expresamente definida.)
Se prueba: gre de Nuestro Señor Jesucristo, juntamente con el alma y la divini-
dad, y, por lo mismo, Cristo entero; sino que dijere que sólo está en
1.' POR LA SAGRADA ESCRITURA. Transcribimos en columnas él como en señal y figura o por su eficacia, sea anatema» (D 883).
paralelas los textos de los evangelios sinópticos alusivos a la institu- «Si alguno negare que en el venerable sacramento de la eucaris-
ción de la eucaristía, completados con el de San Pablo a los Co- tía se contiene Cristo entero bajo cada una de las especies y bajo
rintios: cada una de las partes de cualquiera de las especies hecha la separa-
ción, sea anatema» (D 885).
MATEO, 26 MARCOS, 14 LUCAS, 22 «Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el cuerpo
22
Mientras comían, tomó j 9 Tomando el pan, dio
y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo en el admirable sacramen-
26 Mientras comían, Je-
sús tomó pan, lo bendijo, pan y, bendiciéndolo, lo gracias, lo partió y se lo to de la eucaristía, sino sólo en el uso, al ser recibido, pero no antes
lo partió v, dándoselo a los partió, se lo dio y dijo: dio, diciendo: Esto es mi o después, y que en las hostias o partículas consagradas que sobran o
discípulos, dijo: Tomad y Tomad, esto es mi cuerpo. cuerpo, que será entregado se reservan después de la comunión no permanece el verdadero
comed, esto es mi cuer- 23 Tomando el cáliz, des- por vosotros; haced esto
po. 2- Y tomando un cáliz pués de dar gracias, se lo en memoria mía. 20 Asi- cuerpo del Señor, sea anatema» (D 886).
dando gracias, se lo dio, entregó, y bebieron de él mismo, el cáliz, después de 3." POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Es evidente que la razón humana
diciendo: Bebed de él to- todos. 24 Y les dijo: Esta haber cenado, diciendo: no puede demostrar por sí misma la presencia real de Cristo en la
dos, que ésta es mi sangre es mi sangre de la alianza, Este cáliz es la nueva
del Nuevo Testamento, que es derramada por mu- alianza en mi sangre, que es eucaristía, va que se trata de una verdad estrictamente sobrenatural,
que será derramada por chos. derramada por vosotros. que sólo puede ser conocida por divina revelación. Pero, supuesta
muchos para remisión de esa divina revelación, la razón teológica encuentra fácilmente argu-
los pecados. mentos de altísima conveniencia. Santo Tomás expone hermosamen-
1." A LOS CORINTIOS, 11 te las siguientes principales razones':
a) Por la perfección de la Nueva Ley, que debe expresar en su
23 Porque yo he recibido del Señor lo que os he transmitido, que el Señor Jesús, en plena realidad lo que en la Antigua se anunciaba por medio de sím-
la noche en que fue entregado, tomó el pan 24 y, después de dar gracias, lo partió y
dijo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía. 25 Y asimis- bolos y figuras.
mo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi b) Por el amor de Cristo hacia nosotros, que le impulsó a que-
sangre; cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria mía. 2G Pues cuantas veces comáis darse en la eucaristía como verdadero amigo, ya que la amistad im-
este pan y bebáis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que El venga. r Así, pulsa a convivir con los amigos. «De donde este sacramento es sig-
pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la
sangre del Señor. 28 Examínese, pues, el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan y no de máximo amor y la suprema exaltación de nuestra esperanza,
beba del cáliz; 29 pues el que sin discernir come}' bebe el cuerpo del Señor, se come y bebe por la unión tan familiar de Cristo con nosotros».
su propia condenación. c) Para la perfección de la fe, que se refiere a cosas no visibles
y debe ejercitarse con relación a la divinidad de Cristo (en la encar-
Compárense estos textos con los de la promesa de la eucaristía
nación) y con relación a su humanidad (en la eucaristía).
en la sinagoga de Cafarnaúm, y se verá claramente el realismo indis-
cutible de aquellas expresiones que tanto escandalizaron a los judíos:
«En verdad os digo que, si no coméis la carne del 110 del hombre r no bebéis su sangre. no ARTICULO II
tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna y vo
le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdaderamente comida _y mi sangre es verdadera-
mente bebida. El que come mi carne -y bebe mi sangre está en mí y yo en él» (Io 6,53-56). La transustanciación eucarística
Es imposible hablar más claro y de manera más realista. Lo que
Cristo prometió en Cafarnaúm lo realizó en Jerusalén en la última Puesta de manifiesto la presencia real de Cristo en la
Cena. Consta clarísimamente por la Sagrada Escritura la presencia real eucaristía, veamos ahora el modo de su realización. Ello se
de Cristo en la eucaristía. verifica por el estupendo milagro de la transustanciación euca-
rística, cuya teología resumimos brevemente a continuación.
2." POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. La doctrina de la presen-
cia real de Cristo en la eucaristía, repetida constante v unánimemen- 85. 1. Noción. La transustanciación eucarística con-
te por la tradición cristiana, recibió en el concilio de Trento la san- siste en la total conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo
ción infalible de la Iglesia. He aquí el texto de las principales decla- de Cristo y de toda la sustancia del vino en su sangre, permaneciendo
raciones dogmáticas contra los errores protestantes: solamente las especies o accidentes del pan y del vino.
«Si alguno negare que en el santísimo sacramento de la eucaris-
tía se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la san- Cf. III,75,1.
86. 2. Condiciones. Para la verdadera transustan- Cristo quedara debajo de las especies algo de la sustancia del pan o
ciación se requieren las siguientes condiciones 2 : del vino.
2.° POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo definió expresamente
1.' Que el término de partida (a quo) y el de llegada (ad quem) el concilio de Trento contra los protestantes. He aquí el texto de la
sean positivos. Porque, si uno de ellos fuera negativo, no habría tran- definición dogmática:
sustanciación, sino creación (si faltara el término a quo) o aniquila- «Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la eucaris-
ción (si faltara el ad quem). tía permanece la sustancia del pan y del vino juntamente con el
2.. Que el término a quo, que es la sustancia del pan o del cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y negare aquella ma-
vino, deje de existir, y el término ad quem, que es el cuerpo o la san- ravillosa y singular conversión de toda la sustancia del pan en el
gre de Cristo, comience a existir bajo las especies sacramentales. cuerpo y de toda la sustancia del vino en la sangre, permaneciendo
Porque de otra forma no habría verdadero tránsito ni conversión. solamente las especies de pan y vino, conversión que la Iglesia cató-
3.a Que haya un nexo intrínseco y esencial entre la desaparición
lica aptísimamente llama transustanciación, sea anatema» (D 884).
del término a quo y la aparición del término ad quem. O sea, que el
mismo término a quo (pan o vino) se convierta en el término ad quem 3." POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Santo Tomás explica profundísi-
(cuerpo o sangre de Cristo), de tal suerte que el mismísimo término mamente que «no puede darse ningún otro modo por el cual el
a quo (la sustancia del pan o vino) se diga y sea después el término cuerpo verdadero de Cristo comience a estar presente en este sacra-
ad quem (el cuerpo o la sangre de Cristo). No bastaría que hubiera mento sino por la conversión de la sustancia del pan en el mismo
entre los dos una mera sucesión, sino que se requiere indispensable- Cristo» 3 .
mente que el uno se convierta en el otro, de tal manera que, mostran- La razón es porque una cosa no puede estar donde no estaba an-
do el cuerpo eucarístico de Cristo, podamos decir con verdad: «Esto tes si no es por traslación local o porque otra cosa se convierta en
que antes de la consagración era la sustancia del pan, ahora es el ella. Ahora bien: es manifiesto que Cristo no puede hacerse presente
cuerpo de Cristo». De esta manera, el nexo entre la desaparición del en la eucaristía por traslación o movimiento local, porque se segui-
pan y la aparición del cuerpo de Cristo es intrínseco o esencial, y la de- rían incomprensibles absurdos (v.gr., dejaría de estar en el cielo, ya
saparición del primero trae necesariamente la aparición del segundo. que ningún cuerpo puede estar localmente en dos lugares a la vez; no
4.' Suele añadirse una cuarta condición, a saber, que se conser- podría estar más que en un solo sagrario de la tierra, no en los de-
ve en el término ad quem algo de lo que había en el término a quo. más; la consagración eucarística no sería instantánea, sino que exigi-
Así ocurre de hecho en la eucaristía, ya que la consagración afecta ría algún tiempo aunque fuera rapidísimo— para que se verifica-
únicamente a la sustancia del pan o vino, dejando intactos los acci- se el movimiento o traslación local de Cristo, etc.). Luego no hay
dentes, que, por lo mismo, permanecen después de la consagración. otro medio por el que Cristo pueda hacerse presente en la eucaristía
más que por la conversión en El de la sustancia del pan y del vino.
87. 3. Doctrina católica. Vamos a precisarla en for- Sobre si esta imposibilidad es absoluta o sólo de potencia ordenada
ma de conclusión. Hela aquí: de Dios, discuten los teólogos. Cayetano, los Salmanticenses, Suá-
rez, Billuart y otros sostienen que no repugna absolutamente que el
Conclusión. Cristo se hace realmente presente en la eucaristía por la cuerpo de Cristo se hiciera presente en la eucaristía sin la conversión
transustanciación, o sea, por la conversión de toda la sustancia del del pan en El, aunque de hecho se verifica así, según la doctrina de fe.
pan y del vino en su propio cuerpo y sangre, permaneciendo única- Pero otros insignes teólogos, tales como Capréolo, Silvestre de Fe-
mente los accidentes del pan y del vino. (De fe divina, expresamente rrara, Gonet y recientemente Billot, De la Taille, etc., afirman que
definida.) es imposible, aun de potencia absoluta de Dios, que el cuerpo de
Cristo empiece a estar en la eucaristía de otra manera que por la
Se prueba: conversión del pan o del vino en El. Esta segunda opinión está más
conforme con las palabras de Santo Tomás interpretadas en un sen-
1." POR LA SAGRADA ESCRITURA. Se desprende clarísimamente tido obvio y con la declaración dogmática del concilio de Trento.
de las palabras que pronunció Cristo al instituir la eucaristía, y que 88. Escolio. Cuestiones escolásticas sobre la naturaleza o
repite el sacerdote al consagrarla: Esto es mi cuerpo; éste es el cáliz, de índole de la transustanciación.
mi sangre, que no serían verdaderas si no verificaran el prodigio de
la transustanciación, o sea, si juntamente con el cuerpo o sangre de Todos los teólogos católicos admiten, sin la menor reserva, la
doctrina de la transustanciación eucarística, puesto que es un dog-
2 Cf. Z1 HVARRVI:\, Theo/oqia dq{matiro-scbolastva IV n.320.
111,75,3.
ma de fe. Pero, al explicar su naturaleza, o sea, en qué consiste filosó- quo) en el cuerpo de Cristo (término ad quem). No explica, por con-
ficamente la transustanciación, se dividen en infinidad de opinio- siguiente, el hecho de la transustanciación. Aparte de que el cuerpo
nes. Vamos a resumir brevísimamente las principales en torno a los reproducido de Cristo no sería el mismo numéricamente que está en el
dos aspectos fundamentales de la transustanciación, a saber: la des- cielo, porque la novedad del ser es propia de la acción productiva en
aparición del pan y la aparición de Cristo bajo las especies sacra- cuanto tal.
mentales. CUARTA. Por conversión de toda la sustancia del pan y del vino
en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, en virtud de la cual el mismo
Sobre la desaparición del pan: Cristo que está en el cielo comienza a existir bajo las especies sacra-
PRIMERA. La sustancia del pan se aniquila (Scoto, Ockam, Biel mentales, sin experimentar ninguna inmutación ni movimiento local.
y otros). Toda la inmutación la sufre el término a quo (la sustancia del pan y
del vino), que se ha cambiado, se ha transformado, se ha convertido en el
RESPUESTA. No puede ser, porque entonces no podría hablarse cuerpo de Cristo, ya preexistente en el cielo antes de la transustan-
de verdadera transustanciación, que supone la conversión de la sus- ciación. Esta conversión se realiza por una acción de Dios como autor
tancia del pan en el cuerpo de Cristo (cf. III,75,3). del ser, en virtud de la cual todo lo que hay de entidad en la sustan-
SEGUNDA. Deja de existir para que la sustituya o suceda el cuer- cia del pan y del vino se cambia inmediatamente en lo que hay de
po de Cristo (Vázquez), o se destruye al separarse de sus accidentes entidad en la sustancia del cuerpo de Cristo, de suerte que lo que
(Suárez), o perece al sustraérsele el influjo conservador de Dios antes era la sustancia del pan y del vino, es ahora el cuerpo de Cristo
(Lesio). va preexistente en el cielo (sin esta preexistencia no habría conversión,
RESPUESTA. Tampoco puede admitirse ninguna de estas explica- sino creación, porque se haría ex nihilo suhiecti, como dicen los teólo-
ciones, puesto que en realidad equivalen a una aniquilación de la gos). En virtud de esta acción, el cuerpo de Cristo de ningún modo
sustancia del pan, que dejaría sin explicar la verdadera transustan- se muda intrínsecamente, sino únicamente el pan, que se convierte
ciación. en Cristo. Porque el pan no se aniquila, sino que, por la acción de la
TERCERA. La sustancia del pan no se aniquila, no perece, no divina omnipotencia, todo lo que tiene de entidad se convierte en el
se destruye, sino que se cambia, se transforma, se convierte en el cuer- cuerpo preexistente e inmutado de Cristo; por lo que puede decirse
po de Cristo, dejando intactos sus accidentes (Santo Tomás, Capréo- verdaderamente que el pan se hace Cristo 4 .
lo, Cayetano, Billot, etc.). Esta es la explicación de Santo Tomás, San Alberto, San Buena-
Esta es la verdadera explicación, que coincide totalmente, en su ventura, Cayetano, Juan de Santo Tomás, Billot, Van Noort, De la
sentido obvio, con la doctrina católica definida en Trento. Taille y gran número de insignes teólogos. Ciertamente que no po-
demos entender cómo se realiza este gran misterio de la conversión
Sobre la aparición de Cristo bajo las especies sacramentales: del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo; pero ésta es la
única explicación que enuncia de una manera más explícita los datos
PRIMERA. Cristo se hace presente en la eucaristía por una acción de la fe sin alterarlos ni introducir elementos incompatibles con las
aductiva que lo trae o coloca debajo de las especies sacramentales
declaraciones tridentinas.
(Scoto, Toledo, San Belarmino, Vázquez, Pesch).
RESPUESTA. No puede admitirse esa acción aductiva, porque, de la eucarís-
Cf. I11,75,8. El hecho de que Cristo adquiera una nueva presencia
cualquier manera que se la explique, importa movimiento local en el tica sin experimentar en sí mismo cambio ni inmutación alguna, se explica fácilmen-
cuerpo de Cristo y deja sin explicar la conversión del pan en el mis- te. Escuchemos a un teólogo contemporáneo:
mo cuerpo de Cristo. «oCómo puede suceder que reciba (Cristo) un ser nuevo, el sacramental, y no se
afecte ni sea inmutado por él, pues hemos dicho que en la transustanciación no sufre
SEGUNDA. Por una acción constitutiva del cuerpo de Cristo bajo inmutación ninguna? Recordemos que entre las diversas clases de relación hay una en la
las especies sacramentales (Lugo, Mazzella). que los términos relativos se afectan realmente los dos con lo que pasa solamente en
uno. El ejemplo clásico es la columna y quien se coloca a su lado. Aquélla, por ejem-
RESPUESTA. Tampoco explica la conversión dei pan en el cuerpo plo, estará a la izquierda de éste. Si éste se cambia a la otra parte, la columna habrá pa-
de Cristo, que es lo que nos enseña la fe. sado a situarse a la derecha. Sin ningún cambio ni movimiento real suyo, ha cambiado
de posición real. Realmente estaba a la izquierda y realmente está a la derecha. Y eso>
TERCERA. Por una acción productiva, o mejor, reproductiva del por un cambio ajeno. lista clase de relaciones son las que hay entre Dios y las criaturas;
cuerpo de Cristo (Suárez, Lesio, Gonet, Billuart, Franzelin, etc.). las criaturas van apareciendo, mudándose, desapareciendo. Dios en un momento es
RESPUESTA. No se comprende en qué se distingue esa produc- creador, en otro es conservador, etc. Lo es realmente sin cambiar. En realidad, El es
siempre lo mismo; no cambia ni se muda». Algo parecido ocurre en la eucaristía
ción o reproducción del cuerpo de Cristo de una verdadera creación (P. S st . R:OS, O.P., introducción a la cuestión 75 de la tercera parte de la Suma teoló ^ ira,
si prescindimos de la conversión de la sustancia del pan (término a edición bilingüe [BAC, 195'1 p.541).
ARTICULO III méricamente tal como es en sí mismo y, por lo mismo, sigue todas
sus vicisitudes; por eso lo contiene actualmente impasible e inmortal,
Del modo con que Cristo está en la eucaristía como está en el cielo 6 .
De los accidentes eucarísticos Y así, p.ej., pueden impresionar, y de hecho impresionan, nues-
tros sentidos con su olor, color, sabor, dureza o suavidad, etc.,
90. Resumimos en unas breves conclusiones la doctrina exactamente igual que antes de la consagración, como consta mani-
que expone Santo Tomás en la cuestión especial que dedica a fiestamente por la experiencia. La razón es porque conservan el mis-
mo ser que tenían antes —puesto que la transustanciación eucarís-
estudiar los accidentes eucarísticos (111,77). tica no afecta para nada a los accidentes del pan o vino—, y, por lo
Conclusión 1.' Los accidentes eucarísticos permanecen sin sujeto des-
mismo, conservan toda su acción, ya que el obrar sigue al ser, como
pués de la consagración, sostenidos en el aire por la divina omnipo-
enseña la más elemental filosofía.
tencia (a.1).
Conclusión 4.' Las especies sacramentales pueden corromperse, y de
hecho se corrompen, por las mismas causas que cuando estaban
Esto constituye un estupendo milagro, pero no envuelve contra- sustentadas por la sustancia del pan o vino (a.4).
dicción alguna. Porque ---como se demuestra en filosofía— perte-
nece a la esencia de los accidentes el reclamar un sujeto que los sos- Es una sencilla aplicación de la doctrina expuesta en la conclu-
tenga, pero no su inherencia actual en ese sujeto. En el orden natu- sión anterior, que Santo Tomás destaca aparte para explicar de qué
ral, el sujeto de cualquier accidente es la sustancia de la que es ac- modo la presencia sacramental de Cristo está vinculada al tiempo en
cidente (v.gr., el sujeto del color, sabor, olor... el pan es la sustan- que las especies sacramentales permanecen incorruptas.
cia misma del pan, que sostiene aquellos accidentes); pero Dios
—causa primera de todo cuanto existe--- puede hacer por sí mismo Conclusión 5.' Las especies sacramentales pueden ejercer acciones
lo que hacen las causas segundas sin valerse de ellas, y, por consi- sustantivas, tales como engendrar nuevas sustancias y alimentar
guiente, puede sostener unos accidentes separados de su sustancia. corporalmente al que las recibe (a.5-6).
Pero con esta diferencia: la sustancia los sustenta desde abajo,
como sujeto que pone el hombro; Dios los sustenta desde arriba, Vemos, en efecto, que si, por descuido o sacrilegio, se queman
como persona que da la mano. Dios no es sujeto o causa material las especies sacramentales, quedan tangibles las cenizas; después de
(como lo era la sustancia), sino causa eficiente conservadora de los comulgar sobre todo con las dos especies— se siente uno con-
accidentes. fortad() y alimentado físicamente. ¿Cómo se explica esto, si allí no
había ni rastro de la sustancia del pan o del vino?
Conclusión 2.' La omnipotencia divina sustenta por sí misma la can- No hay que maravillarse, supuesto lo que hemos dicho en las
tidad dimensiva del pan y del vino, y esta cantidad, haciendo el pa- conclusiones anteriores. Al producirse la transustanciación, todos
pel de sustancia, sustenta todos los demás accidentes (a.2). los efectos que correspondían a la sustancia del pan y del vino pasan
al accidente cantidad, y a través de él producen normalmente todos
He aquí cómo explica esta conclusión un teólogo contem- sus efectos, sin ningún nuevo milagro.
poráneo:
Corolarios. 1.- De donde se sigue que las especies sacramen-
13 Alrededor de media hora en una persona sana t normal; t• puede extenderse a va- tales pueden alimentar físicamente al que las tome en cantidad sufi-
riar horas en personas enfermas del estómago, que tarden mucho tiempo en digerir los
alimentos. ls P. SAL K:ss, O.P., introducción a la cuestión 77 de la tercera parte de la Suma teo-
i4 1l1,-7,4 ad 3. lógica, ed. bilingüe (BAC, 1957) p.605.
ciente para ello, lo mismo que producirle una verdadera embria- mismo Cristo; por esto, con su acción sacerdotal, en cierto modo,
guez, como si se tratara efectivamente de pan y vino sin consagrar. `presta a Cristo su lengua, le ofrece su mano' (San Crisóstomo)» I.
2.° Luego las especies sacramentales pueden ser afectadas por
agentes externos; v.gr., fraccionándose en pequeños pedazos, mez- 2." POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Dos argumentos muy claros:
clándose el vino consagrado con otros vinos o líquidos no consa- a) El sacrificio de la misa es una simple renovación del sacrifi-
grados, etc. En este último caso, si se hiciera tal mezcla que hubie- cio de la cruz; luego no puede ser ofrecido, como sacerdote princi-
ra sido suficiente para alterar sustancialmente todo el vino antes de pal, más que por el propio Cristo. La razón es porque en la cruz, el
su consagración, desaparece la presencia eucarística de Cristo; de lo oferente y la víctima que se ofreció al Padre fue el mismo Cristo;
contrario, sólo desaparece en la parte de las especies que haya sido luego no puede renovarse aquel mismísimo sacrificio si Cristo no
alterada sustancialmente (a.7-8). actúa nuevamente de oferente y víctima a la vez.
b) Como es sabido, la humanidad de Cristo es el instrumento
unido a su divinidad que tiene que concurrir a todos los efectos so-
brenaturales y milagrosos que se realicen por los hombres como ins-
CAPITULO IV trumentos separados. De ahí que en cada una de las misas intervenga
el mismo Cristo realmente presente en la eucaristía con un
Ministro de la eucaristía acto de su voluntad humana por el que se ofrece a su Eterno Padre,
místicamente inmolado por la salvación del mundo.
Hay que distinguir entre ministro del sacrificio, o de la Corolario. Luego Cristo en la misa no es el sacerdote principal
consagración eucarística, y ministro de su distribución a los fie- únicamente por haber instituido el santo sacrificio, o porque encie-
les. Y en el primer aspecto hay que distinguir entre el sacer- rre éste sus propios méritos, o porque es ofrecido en su nombre por
dote primario o principal y el secundario o instrumental. los sacerdotes, sino porque actúa de hecho en cada una de las misas que
se celebran en el mundo entero, utilizando al sacerdote únicamente como
instrumento para la realización del sacrificio, pero ofreciéndose el mis-
mo Cristo al Padre por un acto especial de su voluntad humana. Únicamen-
A) Ministro de la consagración eucarística te así, la coincidencia entre el sacrificio de la cruz y el del altar es
total y absoluta, y la misa puede tener, y tiene de hecho, todo el va-
91. Vamos a precisarlo en dos conclusiones. lor infinito del sacrificio de la cruz.
Conclusión 1.' Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote primario o Conclusión 2.' Todos los sacerdotes debidamente ordenados, y sólo
principal del santo sacrificio del altar. ellos, pueden celebrar u ofrecer el santo sacrificio de la misa como
ministros secundarios.
Se prueba:
Expliquemos un poco los términos de la conclusión.
1." POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseñó claramente el
TODOS LOS SACERDOTES, aunque estén en pecado mortal, o hayan
concilio de Trento en un texto que ya hemos citado:
«Una y la misma es la víctima, uno mismo el que ahora se ofrece por apostatado o perdido la fe, o hayan sido excomulgados o degrada-
ministerio de los sacerdotes y el que se ofreció entonces en la cruz; dos. La razón es porque la potestad de consagrar válidamente no de-
sólo es distinto el modo de ofrecerse» (D 940). pende del estado de gracia del ministro, sino del carácter sacerdotal,
Pío XII insiste en esto mismo y explica el papel que correspon- que es, de suyo, eterno e imborrable.
de al sacerdote: DEBIDAMENTE ORDENADOS. Por falta de este requisito no consa-
«El augusto sacrificio del altar no es, pues, una pura y simple gran válidamente los ministros de las sectas anglicanas separadas de la
conmemoración de la pasión y muerte de Jesucristo, sino que es un Iglesia de Roma, por no haber conservado la forma válida y legíti-
sacrificio propio y verdadero, en el cual, inmolándose incruentamen- ma en la administración del sacramento del orden, como declaró ex-
te, el Sumo Sacerdote hace lo mismo que hilo ya en la cruz ofreciéndose a sí presamente León XIII (D 1963 1966) 2.
mismo al Eterno Padre como hostia gratísima... Idéntico, pues, es el sacerdo-
te, Jesucristo, cuya sagrada persona está representada por su ministro. Pío XII, encíclica Alediator Dei: AAS 39 (1947) p.548.
Este, en virtud de la consagración sacerdotal recibida, se asimila al 2 Muchos de estos ministros anglicanos tomaron tan en serio la declaración de
León XIII —a pesar de estar separados de la Iglesia católica—, que se hicieron orde-
Sumo Sacerdote y tiene el poder de obrar en virtud y en la persona del nar nuevamente por obispos cismáticos (que ordenan válidamente, por haber conservado
Y SÓLO ELLOS, ya que los simples fieles o los clérigos inferiores al un poco más, dado el interés de esta materia en una Teología para se-
sacerdote no tienen potestad alguna en orden a la consagración glares.
eucarística. Volveremos sobre esto más abajo. La Sagrada Escritura, los Santos Padres, el magisterio de la Igle-
sia y la liturgia sagrada hablan claramente de un sacerdocio de los fieles.
PUEDEN CELEBRAR U OFRECER EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA COMO MI-
¿Qué sentido tiene esta misteriosa expresión? ¿Son los simples fieles
NISTROS SECUNDARIOS, o sea, bajo la acción inmediata de Cristo como verdaderos sacerdotes en el sentido propio de la palabra, o sea, como
sacerdote principal. lo son los que han recibido el sacramento del orden? Y si no lo son
He aquí las pruebas de la conclusión: en este sentido, ¿cuál es el significado de esa misteriosa expresión,
tan repetida en aquellas fuentes sagradas que acabamos de citar?
1. LA SAGRADA ESCRITURA. Las palabras Haced esto en memoria Para contestar a esta pregunta con toda precisión y exactitud,
mía, con las cuales instituyó Cristo el sacrificio eucarístico, las diri- vamos a dividir la materia en dos partes: en la primera expondremos
gió únicamente a sus apóstoles y a sus legítimos sucesores en el sa- el hecho, en la segunda daremos su interpretación teológica.
cerdocio, no a todos y cada uno de los cristianos. Consta expresa-
mente por la práctica de los mismos apóstoles y la solemne declara- a) El hecho
ción de la Iglesia, como veremos en seguida.
Acabamos de decir que en las fuentes tradicionales de la doctri-
2.. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseñó repetidas veces a na católica aparece repetidas veces la palabra sacerdocio aplicada a los
todo lo largo de los siglos y lo definió solemnemente el concilio de simples fieles, a quienes atribuyen también ciertas funciones sacerdo-
Trento con las siguientes palabras: tales. He aquí las pruebas:
«Si alguno dijere que, con las palabras Haced esto en memoria mía
1.. LA SAGRADA ESCRITURA. El apóstol San Pedro dice dirigién-
(Lc 22,19), Cristo no instituyó sacerdotes a sus apóstoles o que no
les ordenó que ellos y los otros sacerdotes ofrecieran su cuerpo y su dose a los simples creyentes en cuanto distintos de los incrédulos:
«Vosotros, como piedras vivas, sois edificados en casa espiritual
sangre, sea anatema» (D 949). y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios
El Código canónico insiste en la misma doctrina:
por Jesucristo». Y un poco más abajo añade:
«El ministro que en persona de Cristo puede consagrar el sacra-
«Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa,
mento de la eucaristía es únicamente el sacerdote ordenado válida-
pueblo adquirido para pregonar el poder del que os llamó de las ti-
mente» (cn.900,1.°).
nieblas a su luz admirable» (1 Petr 2,5-9).
3.. LA RAZÓN TEOLÓGICA. He aquí el argumento que expone El evangelista San Juan dice también, refiriéndose a todos los que
Santo Tomás: fueron comprados para Dios con la sangre del cordero:
«Este sacramento es de tanta dignidad, que no se realiza sino en «Digno eres (Cristo) de tomar el libro y abrir sus sellos, porque
persona de Cristo. Ahora bien: todo el que obra en persona de fuiste degollado, y con tu sangre has comprado para Dios hombres
otro debe hacerlo por la potestad que se le ha conferido. Y así de toda tribu, lengua, pueblo y nación, y los hiciste para nuestro Dios
como al bautizado le concede Cristo el poder de recibir este sacra- reino (reyes) y sacerdotes, y reinan sobre la tierra» (Apoc 5,9-10).
mento, al sacerdote, cuando se ordena, se le da para consagrarlo en 2.. Los SANTOS PADRES. Muchos Santos Padres, tales como
persona de Cristo, porque con ello se le pone en el grado de aque- San Ireneo, San Justino, San Agustín, San Basilio, San Jerónimo,
llos a quienes dijo el Señor: Haced esto en memoria mía. Hay que de- etcétera, hablan claramente del sacerdocio de los fieles comentando los
cir, por consiguiente, que es propio del sacerdote la consagración de textos de la Escritura que acabamos de citar.
este sacramento» 3 .
3.. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Escuchemos a dos de los últi-
mos pontífices que han regido la Iglesia de Cristo:
92. Escolio. El sacerdocio de los simples fieles.
Pío XI: «Porque no solamente gozan de la participación de este
Aunque ya hemos hablado de este asunto al explicar la naturale- misterioso sacerdocio y de este oficio de satisfacer y sacrificar aque-
za del carácter sacramental (cf. n.22 concl.6..), vamos a insistir ahora llos de quienes Nuestro Señor Jesucristo se sirve para ofrecer a
Dios la oblación inmaculada desde el oriente hasta el ocaso en todo
el rito esencial católico). Queda todavía por resolver si en estas nuevas ordenaciones tu- lugar (Mal 1,11), sino que toda la familia cristiana, llamada con razón
vieron verdadera intención de recibir la potestad sagrada para el sacrificio eucarístico (en el por el Príncipe de los Apóstoles «linaje escogido, real sacerdocio»
que no creen muchos de ellos), que es también absolutamente necesaria para la validez del (1 Petr 2,9), debe, tanto por sí como por todo el género humano, ofrecer sa-
sacramento del orden, como dice expresamente el propio León XIII en el lugar citado.
3 1I1,82,1. crificios por los pecados, casi de la misma manera que todo sacerdote y pontí-
fice `tomado de entre los hombres, en favor de los hombres es cons- Como explica Santo Tomás y es doctrina común en teología, el
tituido para todo lo que toca a Dios' (Hebr 5,2)» 4 . carácter sacramental no es otra cosa que «cierta participación del sa-
Pío XII: «No es de maravillarse que los fieles sean elevados a se- cerdocio de Cristo derivada del mismo Cristo» 7 . Y como el bautis-
mejante dignidad. En efecto, por el bautismo, los fieles, en general, mo y la confirmación imprimen carácter y estos dos sacramentos los
se hacen miembros del Cuerpo místico de Cristo Sacerdote, y por el reciben todos los fieles, síguese que todos ellos participan, más o me-
carácter que se imprime en sus almas son destinados para el culto di- nos, del sacerdocio de Cristo. Hemos explicado todo esto en otro
vino, participando así del sacerdocio de Cristo de un modo acomodado a su lugar, adonde remitimos al lector (cf. n.22).
condición» 5 . 3.° Esa participación en el sacerdocio de Cristo a través del ca-
4.a LA LITURGIA CATÓLICA. En la acción sacerdotal por excelen- rácter bautismal y de la confirmación faculta al simple fiel
cia, la santa misa, el sacerdote celebrante asocia continuamente los para recibir los demás sacramentos, confesar con valentía y
fieles asistentes al santo sacrificio, como si, de algún modo, lo ofre- fortaleza la fe de Cristo y actuar como ministro propio en el
cieran juntamente con él. Escuchemos nuevamente a Pío XII expo- sacramento del matrimonio.
niendo estas ideas: Es doctrina común admitida por todos los teólogos y proclama-
«Con no menor claridad, los ritos y las oraciones del sacrificio da en diferentes lugares por el mismo magisterio de la Iglesia.
eucarístico significan y demuestran que la oblación de la Víctima es El primer efecto —capacitación para recibir los demás sacra-
hecha por los sacerdotes en unión del pueblo. En efecto, no sólo el sa- mentos lo produce el carácter bautismal. El segundo —confesión
grado ministro, después del ofrecimiento del pan y del vino, dice esforzada y como por oficio de la fe cristiana— es fruto del carácter
explícitamente vuelto al pueblo: «Orad, hermanos, para que este sa- de la confirmación. Y la potestad para actuar como ministro en sentido
crificio mío y vuestro sea aceptado cerca de Dios omnipotente», sino propio y estricto del sacramento del matrimonio la confiere también el
que las oraciones con que es ofrecida la Víctima divina son dichas carácter del bautismo. De donde se sigue que no puede haber matri-
en plural, y en ellas se indica repetidas veces que el pueblo toma monio como sacramento sino entre cristianos bautizados.
también parte como oferente en este augusto sacrificio. Se dice, por
ejemplo: «Por los cuales te ofrecemos y ellos mismos te ofrecen... Por N.B. Para administrar válidamente el sacramento del bautismo
esto te rogamos, Señor, que aceptes aplacado esta ofrenda de tus sier- en caso de necesidad no se requiere carácter sacramental alguno,
vos y de toda tu familia... Nosotros, siervos tuyos, y también tu pueblo como ya hemos explicado en su lugar correspondiente (cf. n.49 con-
santo, ofrecemos a tu divina Majestad las cosas que tú mismo nos has c 1.3.a) .
dado, esta hostia pura, hostia santa, hostia inmaculada...» 6 4.° Pero de ningún modo tienen los simples fieles poder algu-
no sobre los sacramentos propiamente sacerdotales, o sea,
b) Interpretación teológica sobre la confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los
Acabamos de poner de manifiesto el hecho del sacerdocio de los enfermos y orden sacerdotal.
fieles. Vamos a explicar ahora en qué sentido lo son, dando la inter- Es de fe que para confeccionar válidamente esos sacramentos se
pretación teológica justa y exacta a base de los siguientes principios: requiere la potestad sacerdotal que confiere el sacramento del orden
1.° Es falso y herético decir que todos los cristianos son sacer- al sacerdote o al obispo 8 .
dotes en el mismo sentido en que lo son los que han recibi- 5.° La parte que corresponde a los simples fieles en la celebra-
do debidamente el sacramento del orden. ción del santo sacrificio de la misa se refiere únicamente al
Consta expresamente por las declaraciones del concilio de Tren- ofrecimiento u oblación, por medio del sacerdote, de la
to contra los protestantes, que afirmaban semejante disparate hostia santa —consagrada exclusivamente por el sacerdote
(D 960; cf. 961-968). celebrante— y a la participación en los divinos misterios
mediante la comunión sacramental.
2.° Los simples fieles reciben, sin embargo, participación ver-
dadera y real del sacerdocio de Cristo por el carácter del Escuchemos a Pío XII explicando esta doctrina con toda clari-
bautismo y de la confirmación.
dad y precisión:
«La inmolación incruenta, por medio de la cual, una vez pro-
nunciadas las palabras de la consagración, Cristo está presente en el
Pío XI, encíclica Miserentissimus Redemptor: AAS 20 (1928) p.172.
Pío XII, encíclica Mediator Dei: AAS 39 (1947) p.555. 111,63,3.
Pío XII, ibid. e Cf. D 873 919 920 929 949 961-968.
altar en estado de víctima, es realizada solamente por el sacerdote, en rística, alaba la devoción de aquellos que no sólo desean nutrirse del
cuanto representa a la persona de Cristo y no en cuanto representa a alimento celestial durante la asistencia al sacrificio, sino que prefieren
las personas de los fieles. alimentarse de las hostias consagradas en el mismo sacrificio, si bien, como
Pero, al poner sobre el altar la Víctima divina, el sacerdote la él declara, se participa real y verdaderamente en el sacrificio aun
presenta al Padre como oblación a gloria de la Santísima Trinidad y cuando se trate de pan eucarístico debidamente consagrado con an-
para el bien de todas las almas. En esta oblación propiamente dicha, terioridad» 10 .
los fieles participan en la forma que les está consentida y por un do-
ble motivo: porque ofrecen el sacrificio no sólo por las manos del
sacerdote, sino también, en cierto modo, conjuntamente con él; y por- B) Ministro de la distribución de la eucaristía
que con esta participación también la oferta hecha por el pueblo cae
dentro del culto litúrgico. 93. He aquí lo que determina el nuevo Código canónico:
Que los fieles ofrecen el sacrificio por medio del sacerdote, es claro por
el hecho de que el ministro del altar obra en persona de Cristo en Canon 910. 1.° «El ministro ordinario de la sagrada comu-
cuanto Cabeza, que ofrece en nombre de todos los miembros; por lo nión es el obispo, el sacerdote y el diácono.
que con justo derecho se dice que toda la Iglesia, por medio de 2.° Ministro extraordinario es el acólito y otros fieles cristianos
Cristo, realiza la oblación de la Víctima. para ello deputados, según lo establecido en el canon 230,3.°».
Cuando se dice que el pueblo ofrece conjuntamente con el sacer- El canon 230,3.° establece lo siguiente:
dote, no se afirma que los miembros de la Iglesia, a semejanza del «Donde la necesidad de la Iglesia lo aconsejara así, a falta de los
propio sacerdote, realicen el rito litúrgico, visible —el cual pertene- ministros propios, pueden también los laicos, aunque no sean lecto-
ce solamente al ministro de Dios, para ello designado , sino que res o acólitos, suplirlos en ciertos oficios, tales como el ministerio
une sus votos de alabanza, de impetración y de expiación ante el de la palabra, presidir las preces litúrgicas, administrar el bautismo y
mismo Sumo Sacerdote, a fin de que sean presentadas a Dios Padre distribuir la sagrada comunión, según lo preceptuado por el de-
en la misma oblación de la Víctima y con el rito externo del sacer- recho».
dote. Es necesario, en efecto, que el rito externo del sacrificio mani- El Viático. «El oficio y el derecho de llevar a los enfermos la
fieste por su naturaleza el culto interno; ahora bien, el sacrificio de sagrada eucaristía a modo de Viático lo tienen el párroco, los vica-
la Nueva Ley significa aquel obsequio supremo con que el principal rios parroquiales, capellanes y el superior de una comunidad de clé-
oferente, que es Cristo, y con El y por El todos sus miembros mís- rigos religiosos o de sociedades de vida apostólica con relación a to-
ticos, honran debidamente a Dios» 9 .
dos los que vivan en la casa» (cn.911,1.°).
Y más adelante, refiriéndose a la comunión sacramental de los «En caso de necesidad o de licencia, al menos presunta, del pá-
fieles, que completa y redondea su participación activa en el sacrifi- rroco, capellán o superior al cual deben comunicarlo posterior-
cio eucarístico, añade el inmortal Pontífice: mente—, puede también administrar el Viático cualquier sacerdote
«Puesto que, como hemos dicho más arriba, podemos participar o cualquier otro ministro de la sagrada comunión» (cn.911,2.°).
en el sacrificio también con la comunión sacramental, por medio del
convite de los ángeles, la Madre Iglesia, para que más eficazmente 10 Pío XII, ibid., p.564.
`podamos sentir en nosotros de continuo el fruto de la redención'
(colecta del Corpus), repite a todos sus hijos la invitación de Cristo
Nuestro Señor: Tomad), comed... Haced esto en memoria mía».
A cuyo propósito el concilio de Trento, haciéndose eco del de-
seo de Jesucristo y de su Esposa inmaculada, nos exhorta ardiente-
mente «para que en todas las misas los fieles presentes participen no
sólo espiritualmente, sino también recibiendo sacramentalmente la
eucaristía, a fin de que reciban más abundante el fruto de este sacri-
ficio».
También nuestro inmortal predecesor Benedicto XIV, para que
quedase mejor y más claramente manifiesta la participación de los
fieles en el mismo sacrificio divino por medio de la comunión cuca-
Pío XII, encíclica .líediator Dei: AAS 39 (1947) p.555-556.
de la misa, vamos a dar unas nociones sobre su nombre, defini-
ción y errores en torno a ella.
SECCION II 95. 1. El nombre. El sacrificio eucarístico ha recibi-
do diversos nombres en el transcurso de los siglos. Y así:
a) EN LA SAGRADA ESCRITURA se la designa con los nombres de
La eucaristía como sacrificio «fracción del pan» (Act 2,42; 1 Cor 10,16) y «cena del Señor» (1 Cor
11,20).
b) ENTRE LOS GRIEGOS se emplearon las expresiones (d.U6Tocywylí.a
= celebración del misterio; Xa-rpeía = culto latréutico; ikpoupyta =
operación de lo sagrado; óúvotlt = colecta o reunión, etc. El nom-
bre más frecuente y común después del siglo iv es el de aEG-roupy¿a
Vamos a tratar ahora de la eucaristía como sacrificio, o = liturgia, sacro ministerio, derivado de i,a! Toupy&w = ministrar.
en el que se consagra la
sea, del santo sacrificio de la misa, c) ENTRE LOS LATINOS recibió los nombres de «colecta» o «con-
eucaristía. gregación» del pueblo; «acción», por antonomasia; «sacrificio»,
Dividimos la materia en dos capítulos, con sus correspon- «oblación», etc. Pero, a partir del siglo iv el nombre más frecuente y
dientes artículos, en la siguiente forma: común es el de misa.
La palabra misa proviene del verbo latino mittere, que significa
1." El sacrificio eucarístico en sí mismo. enviar. Es una forma derivada y vulgar de la palabra misión, del mis-
2.. Preceptos relativos al mismo. mo modo que las expresiones, corrientes en la Edad Media, de «co-
lecta, confesa, accesa», se toman por «colección, confesión, ac-
cesión».
CAPITULO I La expresión misa la derivan algunos de las preces dirigidas o en-
viadas a Dios (a precibus missis); otros, de la dimisión o despedida de los
El sacrificio eucarístico en sí mismo catecúmenos, que no podían asistir a la celebración del misterio euca-
rístico, sino sólo a la introducción preparatoria (hasta el credo). Se-
Subdividimos este capítulo en los siguientes artículos: gún parece, al principio designaba únicamente la ceremonia de des-
pedir a los catecúmenos; después significó las ceremonias e ins-
trucciones que la precedían (misa de catecúmenos); más tarde, la
1.0 Si la santa misa es verdadero sacrificio. celebración del misterio eucarístico (misa de los fieles), que venía a
2.° Esencia del santo sacrificio de la misa. continuación de la de los catecúmenos; finalmente, se designó con la
3." Fines y efectos. palabra misa toda la celebración del sacrificio eucarístico, desde el
4° Frutos de la santa misa. principio hasta el fin. Este es el sentido que tiene en la actualidad.
5.0 Valor del sacrificio eucarístico.
6." Aplicación de la santa misa. 96. 2. La realidad. Puede darse una triple definición
de la misa: metafísica, física y descriptiva. La primera se limita a
señalar el género y la diferencia específica; la segunda expre-
ARTICULO I sa, además, la materia y la forma del sacrificio del altar; la
Si la santa misa es verdadero sacrificio
ercera describe con detalle el santo sacrificio.
lanchton, etc.) niegan también el carácter sacrificial de la santa misa. comer Cristo, sea anatema» (D 948).
c) Muchos racionalistas modernos y la mayor parte de las sec- 4." LA RAZÓN TEOLÓGICA ofrece varios argumentos de convenien-
tas protestantes hacen eco a estos viejos errores y herejías. cia. He aquí algunos:
a) No hay religión alguna sin sacrificio, que es de derecho na-
98. 4. Doctrina católica. Vamos a precisarla en dos tural I. Ahora bien: la religión más perfecta del mundo como úni-
ca revelada por Dios es la cristiana. Luego tiene que tener su sa-
conclusiones: crificio verdadero y propio, que no es otro que la santa misa.
Conclusión 1.' En la santa misa se ofrece a Dios un verdadero y pro-
b) La santa misa reúne en grado eminente todas las condicio-
pio sacrificio. (De fe divina, expresamente definida.) nes que requiere el sacrificio. Luego lo es. Más adelante veremos
cómo se cumplen, efectivamente, en la santa misa todas las condi-
He aquí las pruebas: ciones del sacrificio.
c) El Nuevo Testamento es mucho más perfecto que el Anti-
1." 1..v SAGRADA ESCRITURA. El sacrificio del altar fue anuncia- guo. Ahora bien: en la Antigua Ley se ofrecían a Dios verdaderos
do o prefigurado en el Antiguo Testamento y tuvo su realización en sacrificios -- entre los que destaca el del cordero pascual, figura
el Nuevo. Recogemos algunos textos: emocionante de la inmolación de Cristo (cf. 1 Cor 5,7) ; luego la
Nueva Lev ha de tener también su sacrificio propio, que no puede
a) El sacrificio de Melquisedec: «Y Melquisedec, rey de Salem, sa- ser otro que la renovación del sacrificio del Calvario, o sea, la santa
cando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a misa.
Abrahán, diciendo...» (Gen 14,18-19).
Ahora bien: según se nos dice en la misma Escritura, Cristo es Conclusión 2.' El sacrificio de la cruz y el sacrificio del altar son uno
sacerdote eterno según el orden de Alelquisedec (Ps 109,4; Hebr 5,5-9). solo e idéntico sacrificio, sin más diferencia que el modo de ofre-
Luego debe ofrecer un sacrificio eterno a base de pan y vino, como el cerse: cruento en la cruz e incruento en el altar. (Doctrina católica.)
del antiguo profeta. He ahí la santa misa prefigurada en el sacrificio
de Melquisedec. Cf. I l-I I,85, l .
Consta por los siguientes lugares teológicos: otra oblación, sino conmemoración de aquella hostia que Cristo ofreció»
(In ep. ad Hebr. 10,1).
1.° EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo enseña expresamente Recogiendo todos estos elementos, escribe con acierto un teólo-
—aunque sin definirlo de una manera directa— el concilio de go contemporáneo:
Trento con las siguientes palabras: «Este sacrificio eucarístico es idéntico al de la cruz, no solamen-
«Una y la misma es la víctima, uno mismo el que ahora se ofrece te porque es idéntico el principal oferente, Cristo, y la hostia ofreci-
por ministerio de los sacerdotes y el que se ofreció entonces en la da, Cristo paciente, sino, además, porque es una misma la oblación u
cruz; sólo es distinto el modo de ofrecerse» (D 940). ofrecimiento de Cristo en la cruz, sacramentalmente renovada en el altar.
Esto mismo ha repetido y explicado en nuestros días Su Santi- Esta oblación constituye el elemento formal de todo sacrificio. Sin
dad Pío XII en su admirable encíclica Mediator Dei: esta unidad de oblación no se da verdadera unidad e identidad del
«Idéntico, pues, es el sacerdote, Jesucristo, cuya sagrada persona sacrificio de la cruz y del altar» 4.
está representada por su ministro... No hay, pues como quieren algunos teólogos , diferencia
Igualmente idéntica es la víctima; es decir, el mismo divino Re- específica entre el sacrificio de la cruz y el del altar, sino sólo diferen-
dentor, según su humana naturaleza y en la realidad de su cuerpo y cia numérica; a no ser que la diferencia específica se coloque única-
mente en el modo de ofrecerlo, porque es evidente que el modo cruen-
de su sangre.
Es diferente, sin embargo, el modo como Cristo es ofrecido. to y el incruento son específicamente distintos entre sí. Pero esta di-
Pues en la cruz se ofreció a sí mismo y sus dolores a Dios, y la in- ferencia puramente modal no establece diferenciación alguna en el sa-
molación de la víctima fue llevada a cabo por medio de su muerte crificio en sí mismo, que es específicamente idéntico en el Calvario y
cruenta, sufrida voluntariamente. Sobre el altar, en cambio, a causa en el altar.
del estado glorioso de su humana naturaleza, la muerte no tiene ya do- Corolarios. 1.° El sacrificio de la cena fue también en sí mis-
minio sobre El (Rom 6,9), y, por tanto, no es posible la efusión de mo verdadero y propio sacrificio, aunque por orden al sacrificio de
sangre. Mas la divina sabiduría ha encontrado un medio admirable la cruz que había de realizarse al día siguiente. La razón es porque
de hacer patente con signos exteriores, que son símbolos de muerte, hubo en él todos los elementos esenciales del sacrificio: sacerdote
el sacrificio de nuestro Redentor» 2 . oferente, víctima e inmolación mística o sacramental, significada
por la separación de las dos especies.
2.- Los SANTOS PADRES. Lo repiten unánimemente. Por vía de 2.- Luego el sacrificio de la cena, el de la cruz y el del altar son
ejemplo, he aquí un texto muy expresivo de San Juan Crisóstomo: específicamente idénticos, aunque haya entre ellos un conjunto de
«¿Acaso no ofrecemos todos los días?... Ofrecemos siempre el diferencias accidentales, que en nada comprometen aquella identidad
mismo (sacrificio); no ahora una oveja y mañana otra, sino siempre específica esencial. El de la cena anunció el de la cruz, cuyos méritos
la misma. Por esta razón es uno el sacrificio: ¿acaso por el hecho de nos aplica el del altar.
ofrecerse en muchos lugares son muchos Cristos? De ninguna mane- 3.- El sacrificio del altar recoge, elevándolas al infinito, las tres
ra, sino un solo Cristo en todas partes; aquí íntegro y allí también, formas de sacrificio que se ofrecían a Dios en el Antiguo Testamen-
un solo cuerpo. Luego así como ofrecido en muchos lugares es un to: a) el holocausto, porque la mística oblación de la Víctima divina
solo cuerpo y no muchos cuerpos, así también es un solo sacrificio» 3. significa el reconocimiento de nuestra servidumbre ante Dios mu-
cho más perfectamente que la total combustión del animal que in-
3.- LA RAZÓN TEOLÓGICA. He aquí cómo se expresa Santo molaban los sacerdotes de la Antigua Ley; b) la hostia pacífica, por-
Tomás: que el sacrificio eucarístico es incruento y carece, por lo mismo, del
«Este sacramento se llama sacrificio por representar la pasión de horror de la sangre; y c) del sacrificio por el pecado, porque representa
Cristo, y hostia en cuanto que contiene al mismo Cristo, que es «hos- la muerte expiatoria de Cristo y nos la aplica a nosotros. Un tesoro,
tia de suavidad», en frase del Apóstol» (1II,73,4 ad 3). en fin, de valor rigurosamente infinito.
«Como la celebración de este sacramento es imagen representati-
va de la pasión de Cristo, el altar es representación de la cruz, en la que 4 R ■ DM>. P. B . RB 1DO, O.P., obispo de Salamanca: Prólogo al Tratado de la Santísi-
Cristo se inmoló en propia figura» (83,2 ad 2). ma Eucaristía, del Dr. Alastruev, 2.a ed. (BAC, 1952) p.XX.
«No ofrecemos nosotros otra oblación distinta de la que Cristo
ofreció por nosotros, es a saber, su sangre preciosa. Por lo que no es
«Hay que afirmar una vez más que el sacrificio eucarístico consis- ciones, como si se tratara de la cosa más natural y sencilla del mundo: »La pasión del Se-
ñor se representa en la misma consagración de este sacramento, en la cual no debe consagrarse
te esencialmente en la inmolación incruenta de la víctima divina, in- el cuerpo sin la sangre. El pueblo puede recibir el cuerpo sin la sangre, sin que por ello
molación que es místicamente manifestada por la separación de las se siga detrimento alguno, porque el sacerdote ofrece y toma la sangre en persona de
sagradas especies y por la oblación de las mismas hecha al Eterno todos, y, además, porque Cristo entero está contenido bajo una y otra especie»
(II1,80,12 ad 3).
Padre. La santa comunión pertenece a la integridad del sacrificio ..• a
tración de su muerte real en el Calvario se repite en todos los sacri- en la cruz, pero no propiciatorio, o que sólo aprovecha al que lo reci-
ficios del altar, porque, por medio de símbolos distintos, se significa be; y que no debe ser ofrecido por los vivos y los difuntos, por los
y demuestra que Jesucristo está en estado de víctima» 5 . pecados, penas, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema» (D 950).
En la expresión propiciatorio —empleada por el concilio— se so-
Corolarios. 1." De estas dos conclusiones se desprende clara- brentiende la impetración, como explica el mismo concilio en otro lu-
mente que no están en lo cierto ninguna de las teorías que hemos gar (cf. D 940).
expuesto al principio de este artículo, a excepción de la que ponía la Expliquemos ahora brevemente cada una de esas cuatro finalida-
esencia del sacrificio de la misa en la sola consagración de las dos des en particular.
especies.
2.° Sin embargo —como ya dijimos más arriba (cf. n.81,21—,
en la consagración de una sola de las dos especies se incoa ya el sa- A) Adoración
crificio eucarístico, lo que es suficiente para que sea válida la consa-
gración de una sola especie, aunque sea, de suyo, ilícita y horrenda- 101. La santa misa es, en primer lugar, un sacrificio latréutico
mente sacrílega si se hiciera voluntariamente, ya que es ilícito y sacrí- (del griego Xa'rpce, adoración), porque por la mística inmolación de
lego dejar incompleto el sacrificio. Jesucristo bajo las especies de pan y vino se ofrece a Dios un sacri-
3.° Luego no cumple con el precepto eclesiástico de oír misa ficio de valor infinito en reconocimiento de su supremo dominio so-
los domingos y días festivos el que oye toda la misa excepto la consa- bre nosotros y de nuestra humilde servidumbre hacia El, que es lo
gración de las dos especies, porque en ella está precisamente la esencia propio de la adoración de latría.
del sacrificio. Ni tampoco cumple el que oye la doble consagración, Esta finalidad se consigue siempre, infaliblemente, aunque cele-
omitiendo todo lo demás; porque, aunque oyó la esencia del sacrifi- bre la misa un sacerdote indigno y en pecado mortal. La razón es
cio, faltó a la integridad del mismo, que está preceptuada por la Igle- porque este valor latréutico o de adoración depende de la dignidad
sia: «oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar» (Cate- infinita del Sacerdote principal que lo ofrece y del valor de la Vícti-
cismo nacional español). ma ofrecida. Por eso se produce siempre, infaliblemente, ex opere
operato.
ARTICULO II1 Corolario. Una sola misa glorifica más a Dios que le glorifica-
rán en el cielo por toda la eternidad todos los ángeles y santos y
Fines y efectos del santo sacrificio de la misa bienaventurados juntos, incluyendo a la misma Santísima Virgen
María, Madre de Dios. La razón es porque toda la glorificación que
La santa misa, como reproducción incruenta del sacrificio las criaturas ofrecerán a Dios eternamente en el cielo será todo lo
grande que se quiera, pero no infinita; mientras que la santa misa
del Calvario, tiene los mismos fines y produce los mismos glorifica infinitamente a Dios, en el sentido riguroso y estricto de la
efectos que el sacrificio de la cruz. Son los mismos que los palabra.
del sacrificio en general como acto supremo de religión, pero En retorno de esta inmensa glorificación, Dios se inclina amoro-
en grado incomparablemente superior, por la grandeza infini- samente hacia sus criaturas. De ahí procede el inmenso tesoro que
ta del sacrificio redentor. representa para nosotros el santo sacrificio del altar.
Vamos a establecer en forma de conclusión la doctrina ca-
tólica sobre los fines y efectos de la santa misa.
B) Reparación
Conclusión. La santa misa es, a la vez, un sacrificio de adoración, re-
paración, impetración y acción de gracias. (De fe divina, expresamen-
102. La santa misa, como renovación que es del mismo sacrifi-
te definida.)
cio redentor, tiene toda su virtud infinita y toda su eficacia repara-
El concilio de Trento definió solemnemente esta doctrina en el dora.
siguiente canon: Claro que este efecto no se nos aplica en toda su plenitud infini-
«Si alguno dijere que el sacrifico de la misa sólo es de alabanza y ta (bastaría una sola misa para reparar, con gran sobreabundancia,
de acción de gracias, o mera conmemoración del sacrificio cumplido todos los pecados del mundo y liberar de sus penas a todas las al-
mas del purgatorio), sino en grado limitado y finito, según nuestras
Pu) XII, encíclica , lediator Dei: AAS 39 (1947) p.548.
disposiciones. Pero, con todo:
a) Nos alcanza —de suyo ex opere operato, si no le ponemos cio eucarístico por antonomasia, porque es el mismo Cristo quien se
obstáculos— la gracia actual, necesaria para el arrepentimiento de inmola por nosotros y ofrece a su Eterno Padre un sacrificio de ac-
nuestros pecados. Lo enseña expresamente el concilio de Trento: ción de gracias que iguala, e incluso supera, a los beneficios inmen-
«Pues aplacado el Señor por la oblación de este sacrificio, conce- sos que de El hemos recibido.
diendo la gracia y el don de la penitencia, perdona los crímenes y peca- Corolario. Sin la santa misa, nuestra deuda de gratitud para
dos, por grandes que sean» (D 940). con Dios por los inmensos beneficios que de El hemos recibido en
b) Nos remite siempre, infaliblemente si no ponemos obstácu- el orden natural y en el sobrenatural quedaría eternamente insatisfe-
lo, parte, al menos, de la pena temporal que teníamos que pagar por
nuestros pecados en este mundo o en el otro. Y este efecto puede cha. Con una sola misa, en cambio, podemos cancelarla totalmente,
con saldo infinito a nuestro favor.
producirlo también en favor de las almas del purgatorio, como de-
claró expresamente el mismo concilio de Trento (D 940 y 950). El
grado y medida de esta remisión depende de nuestras disposiciones,
ARTICULO IV
al menos en lo relativo a las penas debidas por nuestros propios pe-
cados; porque en lo relativo al grado de descuento a las almas del
Frutos de la santa misa
purgatorio, es lo más probable que ex opere operato dependa única-
mente de la voluntad de Dios, aunque ex opere operantis ayude tam-
bién mucho la devoción del que dice la misa o del que la encargó'. Independientemente de los efectos o frutos que produce
en nuestras almas la eucaristía como sacramento, o sea, la sa-
Corolario. Ningún sufragio aprovecha tan eficazmente a las al- grada comunión que examinaremos en su lugar correspon-
mas del purgatorio como la aplicación del santo sacrificio de la diente —, preguntamos aquí cuáles son los frutos de la santa
misa. Y ninguna otra penitencia sacramental pueden imponer los con- misa considerada como sacrificio expiatorio e impetratorio.
fesores a sus penitentes cuyo valor satisfactorio pueda compararse,
de suyo, al de una sola misa ofrecida a Dios. Todos los teólogos están de acuerdo en señalar cuáles
son, aunque no coinciden en la terminología para designar-
los. Nos parece que la más exacta y sencilla es la que dis-
C) Impetración tingue cuatro clases de frutos: generalísimo, general, especial y es-
pecialísimo 1 . He aquí la explicación de cada uno en particular.
103. La santa misa tiene un inmenso valor impetratorio para ob-
tener de Dios todas cuantas gracias necesitemos. No solamente por-
que constituye el acto central de la liturgia católica y contiene
fórmulas bellísimas de oración deprecatoria, sino porque, a este gran A) Generalísimo
valor como oración oficial de la Iglesia, añade la eficacia infinita de
la oración del mismo Cristo, que se inmola místicamente por nos- 105. Se llama así el fruto que sobreviene a toda la Iglesia univer-
otros y está realmente allí «siempre vivo para interceder por nos- sal por el solo hecho de celebrar la misa, independientemente de la
otros» (Hebr 7,25). Por eso, la santa misa, de suyo, ex opere operato, intención del ministro, que no podría impedir este fruto o aplicarlo
mueve a Dios infaliblemente a concedernos todas cuantas gracias a otra finalidad distinta, ya que proviene de la misa en cuanto sacri-
necesitemos, si bien la concesión efectiva de esas gracias se mide por ficio ofrecido a Dios por Cristo y por la Iglesia.
el grado de nuestras disposiciones, y hasta puede frustrarse total- Este fruto generalísimo afecta a todos los fieles, vivos o difun-
mente por el obstáculo voluntario que le pongan las criaturas. tos, con tal que no pongan óbice. He aquí las razones que lo prue-
ban:
Corolario. No hay triduo, ni novena, ni oración alguna que a) En virtud de la comunión de los santos, las obras buenas reali-
pueda comparse, de suyo, a la eficacia impetratoria de una sola misa. zadas por cualquier cristiano en gracia aprovechan a todos los de-
más miembros del Cuerpo místico de Cristo; luego con mucha ma-
D) Acción de gracias yor razón aprovechará a todos ellos el fruto de la oblación de Cris-
to, que es su divina Cabeza.
b) Cristo, que se ofreció en la cruz a su Eterno Padre como
104. Como ya dijimos en su lugar correspondiente, la palabra Mediador de todos los hombres, se ofrece en la santa misa como
eucaristía significa acción de gracias. El sacrificio del altar es el sacrifi-
1 Cf. 11I,79,5; Suppl. 71,9 ad 3 et 5. 1 Cf. NI:vRC, Instrtutiones morales 11,1593.
Cabeza de toda la Iglesia para aplicar los méritos de la cruz a toda Es probable que pueda percibirse este fruto de todas las misas
ella. que se oigan, aunque sean varias a la vez 2 .
c) La liturgia de la misa expresa claramente esta finalidad gene-
ralísima en diferentes momentos del rito sacrificial: Por todos los fieles
cristianos, vivos y difuntos...; Por nuestra salud y la de todo el mundo; Para C) Especial
utilidad nuestra y de toda su santa Iglesia (contestación al Orate fratres); 107. Es el fruto que corresponde a la persona o personas por
Que te ofrecemos en primer lugar por tu santa Iglesia... y por todos los fieles quienes el sacerdote aplica la santa misa. Puede aplicarse por los vi-
ortodoxos, que profesan la fe católica y apostólica (canon); Nosotros tus vos o por los difuntos (D 950), ya sea en general, ya por alguno de
siervos, y con nosotros tu pueblo santo (ibid.). ellos en particular.
No todos los cristianos, sin embargo, reciben por igual este fru- Este fruto especial es impetratorio, satisfactorio y propiciatorio;
to generalísimo. Depende en gran parte del grado de fervor con que y se aplica infaliblemente —aunque en medida y grado sólo por
se unan espiritualmente a todas las misas que se celebran en el mun- Dios conocido— a la persona o personas por quienes se ofrece el
do entero; práctica utilísima, que descuidan, por desgracia, muchos sacrificio, con tal que no pongan óbice.
de ellos. En el artículo siguiente examinaremos las principales cuestiones
que plantea la aplicación de este fruto especial de la santa misa.
B) General D) Especialísimo
108. Es el fruto que corresponde al sacerdote celebrante, quien
106. Es el fruto que perciben los que participan de algún modo lo recibe ex opere operato de una manera infalible —con tal de no
en la celebración de la santa misa en unión con el sacerdote, y es in- poner óbice , aunque celebre la misa por otros. Y esto no sólo
dependiente también de la intención del sacerdote, que no puede por razón de la sagrada comunión que recibe, sino por razón del
impedirlo o desviarlo. En realidad coincide sustancialmente con el
mismo sacrificio que ofrece en nombre de Cristo, Sacerdote princi-
fruto anterior (el generalísimo), del que sólo se distingue en el grado pal del mismo.
de participación. Y aun dentro de esta subdivisión cabe distinguir Este fruto es personal e intransferible, aunque admite muchos
dos categorías de participantes: grados de intensidad, según el fervor o devoción con que el sacer-
a) Los que sirven inmediatamente al altar (diácono y minoris- dote celebre la misa. Alejandro VII condenó una proposición que
tas) participan de este fruto en grado excelente, aunque siempre en afirmaba ser lícito al sacerdote recibir doble estipendio por una sola
proporción con el grado de su fervor o devoción. En este sentido,
aunque sea un seglar— participa más, de suyo, misa aplicando al que la encarga este fruto especialísimo, además del
el simple acólito especial (D 1108).
que los meros fieles asistentes. El valor de este fruto es muy superior al generalísimo y al gene-
b) Los fieles que asisten al sacrificio, sobre todo si se unen al ral; pero no es seguro que supere también al especial, aunque no fal-
sacerdote celebrante y toman parte en la santa misa cantando las tan teólogos que lo afirman terminantemente.
oraciones, dialogándolas, etc. Caben, sin embargo, infinidad de gra-
dos en esta participación, según las disposiciones íntimas de cada
uno.
El sacerdote alude varias veces, en las oraciones de la misa, a los ARTICULO V
fieles que asisten al santo sacrificio, y que, de alguna manera, lo
concelebran con él. He aquí algunos textos: Orad, hermanos, para que Valor del sacrificio eucarístico
este sacrificio mío y vuestro sea agradable en presencia de Dios Padre omni-
potente; Acuérdate, Señor..., y de todos los circunstantes..., por quienes te 109. 1. Noción. No es lo mismo valor que fruto del
ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alaban a, por sí y por
todos los suyos (memento de vivos). sacrificio eucarístico. Se distinguen como la causa y el efecto.
En su aspecto expiatorio, este fruto puede ser aplicado por los Y así:
fieles en sufragio de las almas del purgatorio, y, probablemente, a) Se entiende por valor la eficacia que la misa tiene por la dig-
también en favor de los vivos que no pongan óbice. En cuanto im- nidad infinita del oferente principal (Cristo) y de la cosa ofrecida (su
petratorio, puede ofrecerse para alcanzar cualquier gracia de Dios
para sí o para los demás. 2 Cf. PRt MMtt.R, Manuale Theologiae Moralis III n.243; CAPPELLO, De sacrameatis I,558.
propio cuerpo y sangre preciosa) para conferir bienes al oferente mi- 1.' POR LA IDENTIDAD ENTRE EL SACRIFICIO DE LA CRUZ Y EL DEL AL-
nisterial (el sacerdote) y a aquellos por los cuales se ofrece el sacri- TAR. Hemos hablado ya de esto más arriba (cf. n.98,2.').
ficio. 2.. POR RAZÓN DE LA OBLACIÓN DE CRISTO. Este argumento,
b) Reciben el nombre de frutos los bienes mismos que Dios complementario del anterior, es también del todo claro y evidente.
concede en atención al sacrificio del altar. En el artículo anterior he- En la misa, en efecto, no sólo se ofrece el cuerpo de Cristo, sino
mos hablado ya de los frutos. En el presente hablaremos del valor de que el oferente es también el mismo Cristo. La víctima es Cristo, el
la santa misa. oferente principal es Cristo, y el acto de oblación, tanto externo como in-
terno, es una acción de Cristo. Ahora bien: el cuerpo de Cristo es de
110. 2. Prenotandos. Para resolver con claridad y valor infinito; la persona de Cristo oferente es de infinita dignidad,
acierto esta cuestión interesantísima, es preciso tener en cuen- y la acción oblativa, en cuanto procedente de la persona del Verbo
ta los siguientes prenotandos: —única que hay en Cristo , es de infinita estimabilidad.
1. EN EL SACRIFICIO DE LA ;MISA INTERVIENEN EN DIFERENTES AS- 3.' POR LA MISMA INFINITUD DE LOS EFECTOS DE LA MISA. La efica-
PECTOS: cia del sacrificio de la misa, por parte de los efectos que produce, es,
a) Cristo, como Sacerdote principal y Cabeza del Cuerpo mís- de suyo, infinita. Porque, aunque de hecho no produzca infinitos efec-
tico. tos (porque los efectos creados no pueden ser infinitos extensiva ni
b) La Iglesia, a la que Cristo confió la renovación de su sacrifi- intensivamente), puede, sin embargo, producir más y mayores efec-
cio redentor. tos sin límite alguno, de suerte que nunca puede alcanzarse un tope
c) El sacerdote celebrante, en virtud de los poderes recibidos en número o intensidad más allá del cual no pueda extenderse la efi-
en su ordenación sacerdotal. cacia del sacrificio del altar. Luego el valor de la santa misa es, de
d) Los restantes ministros y los fieles asistentes. suyo, infinito, pues de lo contrario no podrían serlo sus efectos, ya
que el efecto no puede ser superior a su causa.
2." EL INFINITO PUEDE CONSIDERARSE DE DOS MODOS:
a) Intensivamente, en cuanto que tiene la plenitud total del ser, y Conclusión 2.' En su aplicación a nosotros, la eficacia impetratoria y
no puede en modo alguno ser mayor de lo que es. En este sentido, satisfactoria de la santa misa es finita y limitada tanto intensiva
sólo Dios es infinito. como extensivamente.
b) Extensivamente, en cuanto que no puede encontrar un tope
más allá del cual no pueda pasar (v.gr., la numeración, que siempre La razón es muy clara y sencilla. El hombre es, de suyo, finito;
puede ser mayor). En este sentido, infinito es lo mismo que indefi- luego es absolutamente incapaz de un bien intensivamente infinito.
nido. Por otra parte, el número de hombres es también necesariamente
finito; luego el fruto del sacrificio no puede ser extensivamente infini-
3." EI. VALOR O EFICACIA DE UNA COSA PUEDE. SER: to. Se confirma esto mismo por otro capítulo: la pena eterna asigna-
a) Extensivamente infinito, si de suyo no encuentra limitación da a los condenados del infierno no se les puede remitir o perdonar;
alguna en la producción de sus efectos. luego el fruto de la misa no puede extenderse a todos los hombres
b) Extensivamente finito, si encuentra de hecho limitación en la existentes, aunque esto no provenga de falta de virtud en la misa,
producción de sus efectos. sino de la radical indisposición del sujeto receptor, como explicare-
mos en las siguientes conclusiones.
111. 3. Conclusiones. Teniendo en cuenta las no-
ciones y prenotandos anteriores, vamos a precisar el valor o Conclusión 3.' Los frutos de la misa son limitados incluso con rela-
ción al sujeto que los recibe, de suerte que no se le confieren en
eficacia de la santa misa en una serie de conclusiones. toda la medida o extensión con que podría recibirlos, sino única-
mente en la medida y extensión de sus disposiciones actuales.
Conclusión 1.' El sacrificio de la misa, en sí mismo considerado (o
sea, prescindiendo de su aplicación a nosotros), tiene un valor abso-
lutamente infinito tanto intensiva como extensivamente. He aquí las pruebas:
He aquí las pruebas que descubre sin esfuerzo la razón 1.' POR LA PRÁCTICA DE LA IGLESIA Y EL SENTIDO DE LOS FIELES. La
práctica de la Iglesia es repetir la aplicación del sacrificio en favor
teológica 1 : de una determinada persona viva o difunta o para obtener una mis-
Cf. DURoNZO, De eucharistia a.52-53. ma gracia. Ahora bien: si el fruto de la misa no fuera limitado, sería
absurda la repetición de la misa por una misma persona o finalidad, argumentos que propugnan los adversarios de esta doctrina, y nos
ya que bastaría una sola misa para llenar a todos los hombres del parece que ninguno de ellos tiene fuerza demostrativa alguna. En
mundo de toda clase de bienes y liberar de un solo golpe a todas las efecto:
almas del purgatorio. a) El fruto de la misa no puede medirse o limitarse por la devo-
2.' POR PARIDAD CON EL SACRIFICIO DE LA CRUZ. El sacrificio de la ción de los oferentes (a no ser que sean, a la vez, los sujetos receptores
cruz, aunque sea de infinito valor y eficacia, tiene, sin embargo, una del mismo, por aplicarse la misa a su propia intención; en cuyo caso
aplicación limitada según la ordenación de Dios y las disposicio- claro está que depende únicamente de sus propias disposiciones,
nes de los hombres— a través de los sacramentos, méritos, satisfac- como afirmamos en la conclusión), porque estos oferentes el
ciones y oraciones. Luego por idéntico motivo, y con mayor razón, sacerdote y los fieles-- son únicamente los oferentes instrumentales,
ocurrirá lo mismo con el sacrificio del altar. de los que no depende en modo alguno la intrínseca eficacia del sa-
crificio, como ya hemos visto más arriba. El sacrificio eucarístico re-
3.' POR PARIDAD CON LOS SACRAMENTOS. También los sacramen- cibe su eficacia infinita únicamente de parte de Cristo, que es su ofe-
tos tienen infinita eficacia (aunque de otro género que la pertene- rente principal.
ciente al sacrificio de la misa), y, sin embargo, producen siempre un b) Tampoco queda limitado por la voluntad de Dios o de Cristo
efecto limitado, por razón de las limitadas disposiciones del sujeto — como se afirma arbitrariamente sin razón ni fundamento algu-
que los recibe. Luego lo mismo ocurrirá con el sacrificio del altar no , porque esto contradice el modo normal con que obra la divi-
por parte de las disposiciones del sujeto a quien se aplica. na Providencia, ya que, como aparece claramente en el mecanismo
de las causas naturales, en la economía de los sacramentos y en el
4.' POR PARIDAD CON EL MODO DE OBRAR DE LAS CAUSAS NATURALES.
Las causas naturales no comunican toda su virtud en el grado máxi- mismo sacrificio de la cruz, Dios no tasa ni limita arbitraria o vio-
mo en que podrían hacerlo, sino según la condición y disposiciones lentamente el efecto de las causas segundas, sino que las mueve se-
del sujeto que la recibe (v.gr., el fuego quema más o menos según gún su propia naturaleza v virtud, de suerte que' la causa primera
nos acerquemos más o menos a él). Luego lo mismo ocurrirá con — de infinita virtud procede de manera ilimitada, en cuanto de
las causas sobrenaturales, dado el paralelismo entre el orden natural ella depende, a la producción de sus efectos. Con qué fundamento
y el sobrenatural. y bajo qué razón se la pretende limitar por la voluntad de Dios o de
Cristo cuando se trata de la aplicación de los frutos de la santa misa,
Conclusión 4.' La única razón de la limitación o medida del fruto del que no constituyen sino un caso particular y concreto de la provi-
sacrificio son las disposiciones del sujeto a quien se aplica. dencia de Dios, que procede siempre de otra manera completamente
distinta?
Acabamos de ver que las disposiciones del sujeto a quien se apli- c) Tampoco puede limitarse por la intención del sacerdote celebran-
ca limitan el fruto del sacrificio, que tiene, de suyo, virtud infinita o te, porque esa intención no es causa de los efectos del sacrificio
ilimitada (conclusión primera). — que los produce la misa por sí misma , sino que se limita a de-
En esta conclusión avanzamos un paso más, y decimos que esas signar la persona o finalidad a que deben aplicarse aquellos frutos.
disposiciones del sujeto receptor son la única razón de la limitación Escuchemos a los famosos Salmanticenses explicando esta doctrina:
de esos frutos, sin que pueda asignarse ninguna otra causa indepen- «A la intención del sacerdote pertenece la extensión del sacrificio
diente de esas disposiciones. Se prueba: a estas o aquellas personas por las cuales se aplica especialmente. Pero,
supuesta esta extensión o designación, el sacrificio influye no según
1." POR LA AUTORIDAD DE SANTO TOMÁS. Lo dice expresamente la medida o cantidad de intención del sacerdote, sino según la propia
repetidas veces y es una consecuencia lógica de los principios tomis- virtud que tiene de suyo y según la disposición de aquellos en los que causa su
tas sobre la medida de la infusión de la gracia y de las formas en ge- efecto» 4.
neral. He aquí algunos textos: Es, pues, claro que la única razón de la limitación o medida del
«Aunque esta oblación sea suficiente, de suyo, para satisfacer por fruto infinito del sacrificio del altar la constitiven o señalan las dis-
toda la pena, satisface sólo por quienes se ofrece o por quienes la posiciones del sujeto por quien se aplica.
ofrecen en la medida de la devoción que tienen" no por toda la pena» 2.
«A cada uno aprovecha más o menos según su devoción» 3 . Corolarios. De esta conclusión se siguen, como corolarios ine-
vitables, algunas consecuencias muy importantes. He aquí las princi-
2.° POR EXCLUSION DE LAS RAZONES EN CONTRARIO. Tres son los pales:
2
111,79,7 ad 2. ° SALM 1NTICENSES, De eucharistia disp.13 dub.6 § 3 n.120 (París 1882) p.852.
I.. Por muy santo que sea el sacerdote celebrante o muy gran- Conclusión 6.' Incluso en cuanto al fruto especial, la misa aplicada
de la devoción de las personas que encargan una misa en favor de por muchos aprovecha a cada uno de ellos exactamente igual que si
otra tercera (v.gr., por la conversión de un pecador), puede fallar la se aplicase por uno solo en particular; pero la Iglesia prohibe reci-
bir más de un estipendio por cada una de las misas que se ce-
obtención de la gracia pedida por la indisposición del sujeto por quien se lebren.
aplica la misa. Por eso, en la práctica hay que rogar al Señor que to-
que el corazón de ese sujeto para que no ponga obstáculos a la re- Esta conclusión no es admitida por todos los teólogos en su pri-
cepción de esa gracia, aplicando a esta finalidad parte, al menos, del mera parte, aunque sí en la segunda. Están por ella gran número de
fruto impetratorio de la misma misa. teólogos antiguos y modernos, tales como el cardenal Cayetano,
2.' Cuando se aplica la misa por tal o cual alma del purgatorio, Vázquez, Juan de Santo Tomás, Gonet, Salmanticenses, Billuart,
no se mide la cantidad del fruto expiatorio por la devoción o fervor San Alfonso, Marc, Hugón, Diekamp, Ballerini, Doronzo, etc. La
de quienes encargan la misa, sino por el grado mayor o menor de niegan, entre otros, Scoto, Suárez, Lugo, Franzelin, Pesch, Billot,
caridad y de gracia que posee el alma actualmente en el purgatorio o Van Noort, De la Taille, Cappello, Genicot, Noldin, etc.
por el modo con que se condujo durante su vida en la tierra, y por
el que mereció que se le aplicaran los sufragios después de su muer- Vamos a probar la conclusión en cada una de sus partes.
te 5 No obstante, la mayor devoción del que celebra o encarga la
. PRIMERA PARTE: Aprovecha a cada uno como si sólo por él se hubiera
misa puede redundar también en favor del alma del purgatorio, no aplicado. La razón es porque, como hemos demostrado en la primera
en virtud de la eficacia ex opere operato de la misa (que es indepen- conclusión, el sacrificio de la misa tiene en sí mismo un valor infinito
diente de esa devoción), sino por el fruto satisfactorio de esa misma tanto intensiva como extensivamente. Y si, al aplicarse a nosotros,
devoción (ex opere operantis), que puede aplicársele también al alma se limita y circunscribe (concl.2.' y 3.'), ello no se debe al sacrificio
que sufre en el purgatorio. mismo, sino única y exclusivamente a las disposiciones de': sujeto a
3.' Todas las gracias conducentes a la gloria de Dios v al bien quien se aplica (concl.4.'). Luego, después que este sujeto ha recibi-
propio o del prójimo las obtendríamos infaliblemente con la santa do íntegramente la porción que le corresponde según sus disposicio-
misa si nadie pusiera el menor obstáculo para alcanzarlas. El hecho nes, todavía queda un remanente infinito, que puede ser percibido
de no obtener alguna gracia pedida a través de la aplicación de la por millares de sujetos secundarios sin mengua ni menoscabo del
santa misa obedece únicamente a una de estas dos causas: o a la in- primer participante.
disposición del sujeto receptor o a que esa gracia no conviene al bien Como hemos dicho, muchos autores antiguos y modernos —so-
espiritual de la persona para quien la pedimos (v.gr., la salud de un
enfermo). En este último caso, la divina Providencia cambia miseri- bre todo los de índole práctica, poco acostumbrados a las especula-
cordiosamente el objeto de nuestra petición y nos concede otra gra- ciones teológicas— rechazan esta primera parte de la conclusión, y
dicen que, si se aplica el fruto especial por varias personas, tocan a
cia mejor (v.gr., la muerte santa del enfermo, que le asegura su felici- menos cada una de ellas, porque se reparte entre todas lo que se
dad eterna); con lo cual el fruto de la santa misa nunca queda frus-
trado por este segundo capítulo, aunque puede frustrarse totalmente hubiera llevado una sola si sólo por ella se hubiera aplicado. Pero,
en virtud de los principios que hemos sentado en las anteriores con-
por el primero, o sea, por la indisposición del sujeto.
clusiones, a nosotros nos parece que esta opinión restrictiva no re-
Conclusión 5.' En cuanto a los frutos generalísimo, general y especia- siste un examen teológico a fondo. La santa misa es, de suyo, un te-
lísimo, es indiferente que la misa se aplique por una sola persona o soro infinito e inagotable intensiva y extensivamente, y no pueden
finalidad, o por muchas personas o finalidades. tocar a menos por muchos que sean los que participen de ella. No
vale alegar que una cosa es el fruto generalísimo o general —que
Es doctrina común entre los teólogos y se prueba muy bien por alcanza por igual a todos—, y otra el especial o de aplicación, por-
la índole o naturaleza de tales frutos. Porque, como dijimos ya en su que ninguno de esos frutos se distingue de los otros intrínsecamente,
ligar correspondiente, el fruto generalísimo alcanza a toda la Iglesia por razón del sacrificio o de la aplicación, sino sólo extrínsecamente,
universal independientemente de la intención del sacerdote celebran- por razón del diverso título por el que se confiere. Todos tienen la
te, lo mismo que el fruto general con relación a los ministros secun- misma eficacia, tanto por el sacrificio en sí mismo (infinito valor de
darios y a los fieles asistentes al santo sacrificio. Y en cuanto al fruto la misa) como por su aplicación a nosotros (limitada única y exclusi-
especialísimo, es propio y personal del sacerdote celebrante, cualquie- vamente por las disposiciones del que lo recibe, no por el número de
ra que sea la intención especial por la que se aplique la misa. participantes).
Cf. SAN Act STO`, De cura pro mortuis 18,22; Enchir. 110: ML 40,283ss; Serm. Examinaremos en seguida las objeciones que ponen los adversa-
172,2,2: ML 38,936ss. Cf. SANTO Tl1MAS, III,52,8 ad 1; Supp/. 71,2 ad 1. rios de esta doctrina, tan lógica y coherente; pero antes expondre-
mos brevemente la segunda parte de la conclusión, en la que todos rogar de manera especial por los seres queridos, multiplica la cele-
los teólogos están de acuerdo. bración del santo sacrificio, etc.; y ello sin perjuicio para nadie,
antes con gran provecho de todos, particularmente de los que, por
SEGUNDA PARTE: La Iglesia prohibe recibir más de un estipendio por su pobreza, no pueden encargar por su cuenta la celebración del
cada misa. Consta por la declaración de Alejandro VII condenando la santo sacrificio.
doctrina contraria (D 1108-1110) y por la práctica universal de la
Iglesia, sancionada oficialmente por el Código canónico (cn.948). OBJECIÓN 3.' La intención de los fieles al encargar la celebra-
La razón de esta prohibición es muy sencilla. Aparte de que con ción de una misa es que se les apliquen a ellos solos todos los frutos
ella se pueden evitar muchos abusos (sobre todo reprimiendo la ava- de la misma, y se sentirían defraudados si se aplicara parte de ellos a
ricia o el inmoderado afán de lucro por parte del ministro), hay que otras personas.
tener en cuenta que el estipendio no se da al sacerdote como precio de RESPUESTA. Esa intención de los fieles es insensata y anticristia-
la misa —lo que sería horrendo pecado de simonía—, sino para el na. Podrían sentirse defraudados y reclamar en justicia si esa aplica-
sustento diario del sacerdote con ocasión del servicio religioso que nos ción a otras personas disminuyera en algo, por poco que fuera, los
presta. Ahora bien: una vez percibido el estipendio necesario para frutos que ellos han de percibir; pero, si los perciben íntegros y sin la
su sustento durante el día —que teóricamente es el correspondiente a menor disminución, es irracional y anticristiano que se enojen porque
una sola misa, aunque en la práctica no sea suficiente—, el sacerdo- perciban el remanente infinito otros hermanos suyos. Su conducta
te no tiene derecho a percibir nada más, y pecaría contra la justicia es tan insensata como la del que se enojase de que otros participen
si recibiera más de un estipendio por la misma misa. con él de la luz y del calor del sol (Salmanticenses). El gran teólogo
Veamos ahora las principales objeciones contra la primera parte Cayetano dice refiriéndose a estos tales:
y su correspondiente respuesta o solución: «Una misa no pierde su fuerza satisfactoria por el primer oferen-
OBJECIÓN 1.' El papa Pío VI condenó al sínodo de Pistoya por te si se ofrece también por un segundo, tercero, cuarto o quinto;
haber enseñado que, «en igualdad de circunstancias, la santa misa no como la cantidad de la devoción de uno nada quita a la cantidad de
aprovecha más a aquellos por quienes se aplica que a otros cuales- devoción de otro. Por lo que se debe argüir e instruir a los hombres
ignorantes que piden o exigen por su limosna que se les aplique en
quiera, como si ningún fruto especial proviniera de la aplicación espe- exclusiva toda la misa para sí o para sus difuntos, ya que no tendrán
cial que la Iglesia recomienda y manda que se haga por determina- menos si otros mil piden la misma misa para sí y otros difuntos que
das personas» (D 1530). si sólo por ellos se celebrara. Más aún: acaso por la indevoción de los que
RESPUESTA. Nada absolutamente se sigue de esto contra nuestra así lo pidan les sobrevenga el daño de que les aproveche menos» 6
.
conclusión. Porque lo que Pío VI rechaza y condena es la afirma- Conducta práctica del sacerdote. En teoría, la cuestión nos
ción de que el fruto especial de la santa misa no aprovecha más —en parece clarísima y fuera de toda duda. Pero en la práctica el sacerdo-
igualdad de circunstancias— a aquellos por quienes se aplica que a te obrará con prudencia si se atiene a las siguientes normas:
otros cualesquiera; lo que equivaldría a decir que el fruto especial no 1.' Nunca puede recibir más de un estipendio por cada una de
se distingue para nada del generalísimo o del general. Pero nada las misas que celebre. Lo manda expresamente la santa Iglesia
dice sobre si ese fruto especial aprovecha más a una sola persona si se (cn.948-951), y estaría obligado a restituir si no se atiene a lo man-
aplica sólo por ella que si se aplica además por otras muchas. Deja, dado.
pues, intacta la cuestión que estamos examinando. 2.' Aplique la misa a intención de la persona que la encargó,
OBJECIÓN 2.' Si fuera verdadera esa conclusión, seria inútil y para que le aproveche en la máxima medida posible. Es lo que se
hasta perjudicial la práctica de la Iglesia de aplicar la santa misa por llama primera intención de la misa.
una determinada alma en particular; sería mejor aplicar siempre to- 3. Puede, si quiere, tener otras intenciones además de la pri-
das las misas por todas en general. mera, pero siempre bajo la condición de que no quede perjudicada en nada
la persona que ofreció el estipendio, y por la cual se aplica especialmente.
RESPUESTA. En la celebración del santo sacrificio, la Iglesia no Obrando así, cumple exactamente con su obligación aun en el
se olvida nunca de pedir por todas las almas en general, y a este fin supuesto de que fuera falsa la opinión que hemos defendido y acer-
se dirigen la mayor parte de las oraciones de la santa misa, en las taran los adversarios de la misma.
que se ruega por todos sin excluir a nadie. Pero no tiene inconve-
niente en que se aplique la misa de una manera especial por una de-
terminada alma o por algunas pocas, porque esta práctica no deja de 6 CARD. CAN }-.T \NO, In III q.79 a.5.
tener sus ventajas, ya que excita la devoción de los fieles, les hace
ARTICULO VI santa misa aun sin ningún estipendio, principalmente en favor de los
fieles pobres» (cn.945).
Aplicación de la santa misa
113. 2. Condiciones. Para la aplicación válida de la
Sumario: Expondremos su noción, condiciones y algunas cuestiones comple- santa misa se requieren las siguientes condiciones:
mentarias. 1.a Que el sacerdote celebrante tenga intención, al menos ha-
bitual explícita no retractada, de aplicarla por tal persona o
112. 1. Noción. Se entiende por aplicación de la finalidad.
santa misa el acto de la voluntad por el cual el sacerdote celebrante
adjudica el fruto especial de la santa misa a una determinada persona La mejor intención, sin duda alguna, es la actual, o al menos vir-
o para un determinado fin. tual, que influya directamente en la celebración de la santa misa en
Expliquemos un poco el sentido de los términos enun- el momento mismo de celebrarla. Pero en absoluto bastaría la inten-
ción habitual explícita no retractada, aunque por olvido o distracción
ciados. no influya ya para nada en la misa que se celebra. Y así, el sacerdote
EL ACTO DE LA VOLUNTAD, o sea, la intención de aplicar ese fruto a que prometió a Pedro aplicarle la misa al día siguiente, cumple lo
una determinada persona o para un determinado fin. prometido aunque no se acuerde explícitamente al celebrarla, con
POR EL CUAL EL SACERDOTE CELEBRANTE. Unicamente el sacerdote tal, naturalmente, que no la haya aplicado a otra intención distinta.
celebrante, en virtud de los poderes recibidos en su ordenación Algunos teólogos antiguos (v.gr., Vázquez) exigían para la apli-
cación de la misa la intención actual o virtual que se requiere para la
sacerdotal, puede hacer la aplicación de la misa, no los simples fieles
ni ninguna otra persona superior o inferior, si bien el superior pue- consagración eucarística. Pero no hay paridad entre la consagración
de mandar al sacerdote que aplique la misa por tal o cual intención, y la aplicación. La consagración exige la intención actual o virtual
porque son necesarias para la confección del sacramento; pero la aplica-
como explicaremos más abajo. ción consiste en la donación o traslación del fruto especial de la santa
ADJUDICA EL FRUTO ESPECIAL DE LA SANTA MISA. La aplicación se re- misa, y la donación es válida aunque se haya intentado mucho tiem-
fiere exclusivamente al fruto especial de la santa misa, no al generalí- po antes y haya sido interrumpida por muchos actos, con tal que no
simo ni al general, que son independientes de la voluntad del sacer- haya sido revocada 1 .
dote; ni al especialísimo, que es personal e intransferible. No bastaría, sin embargo, la intención meramente interpretativa
A UNA DETERMINADA PERSONA viva o difunta. Si esa determinada (v.gr., la que hubiera tenido el sacerdote de aplicar en sufragio de
persona no pone óbice, recibe el fruto satisfactorio e impetratorio de la tal persona si se hubiera enterado de su fallecimiento), porque la in-
misa celebrada por ella, además del tributo de adoración y acción de tención interpretativa no es verdadera intención, ya que de hecho
gracias ofrecidas a Dios en su nombre de una manera especial. no existió, aunque hubiera existido de haberlo sabido.
O PARA UN DETERMINADO FIN; por ejemplo, para alcanzar una gra- Cofolarios. 1.° Probablemente, es inválida la aplicación de la
cia de Dios, en reparación de nuestros pecados, en acción de gracias misa «por la persona a quien Dios o la Virgen María se la quieran
por los beneficios divinos, etc. Este fin, como es obvio, ha de ser aplicar», porque, por institución de Cristo, es el sacerdote el encar-
bueno y honesto, ya que sería grave sacrilegio ofrecer la misa por gado de aplicar la misa, no Dios o la Virgen.
un fin malo (v.gr., para ganar un pleito manifiestamente injusto). 2.° La misa aplicada contra la voluntad del superior es válida,
El sacerdote, sin embargo, no tiene obligación de averiguar cuál es porque la aplicación depende exclusivamente del sacerdote celebran-
el fin intentado por la persona que encarga la misa, recayendo ínte- te; pero es ilícita por parte del súbdito, que peca contra la obedien-
gramente sobre ésta la responsabilidad del sacrilegio, si se trata de cia y contra la pobreza (apropiándose lo que no le pertenece).
un fin deshonesto o inmoral. 3.° En la práctica, el sacerdote debe procurar la intención actual
de aplicar la misa a una determinada persona o finalidad (v.gr., al
Licitud del estipendio. El Código canónico determina lo si- revestirse los ornamentos o dirigirse al altar). Pero no se requiere
guiente: que sepa el nombre de esa persona o finalidad que intenta al encar-
«Según la costumbre aprobada por la Iglesia, cualquier sacerdote gar la misa, ni siquiera si se trata de un vivo o de un difunto; bas-
celebrante o concelebrante puede recibir la ofrenda de un estipendio tando, p.ej., que aplique por la intención anotada en su libro de mi-
para que aplique la misa a una determinada intención.
Se recomienda encarecidamente a los sacerdotes que celebren la 1 Cf. MERKELBACH, III,352; CAPPELLO, I,573.
sas, o la del superior, o padre sacristán, o por el orden de los es- del alma de una persona que había muerto ya cuando se celebró la misa, si
tipendios recibidos, etc. el sacerdote le dice expresamente al que la encarga que se adelantó a
su deseo (que esperaba), y éste acepta libremente el adelanto.
2.' Que la aplicación se haga antes de la consagración euca- 2.° No es lícito aplicar la misa «por el primero que Dios sabe
rística. que me la encargará con estipendio». Porque, aunque esa aplicación
La razón es porque, como ya hemos dicho más arriba, en la con- sería válida, en cuanto que recae sobre una persona concreta y deter-
sagración de las dos especies consiste la esencia del sacrificio de la minada (ya que la presciencia de Dios no puede fallar), la Iglesia la
misa. Luego la aplicación de sus frutos debe hacerse antes, no des- prohibe, porque se presta a muchos abusos 2 y porque podría ocu-
,
pués de realizado el sacrificio; porque el sacrificio, lo mismo que el rrir que, al tiempo de celebrarla, no se hubiera producido todavía el
sacramento, produce su efecto ex opere operato en el momento mismo hecho que motivará su encargo (v.gr., una desgracia, una enferme-
de producirse, y no está en la potestad del ministro suspender este dad, etc.).
efecto para aplicarlo más tarde a alguien.
En absoluto, la aplicación de la misa podría hacerse o cambiarse 114. 3. Cuestiones complementarias. Vamos a re-
válidamente antes de la consagración del cáliz (aunque se haya consagra- coger aquí algunas cuestiones interesantes que pueden plan-
do ya el pan), porque el sacrificio no está completo hasta que se tearse en torno a la aplicación del fruto especial de la santa
consagren las dos especies. Pero en la práctica es convenientísimo misa.
que el sacerdote haga intención de aplicar la misa antes de comenzarla
y no la cambie o modifique una vez empezada la acción sacrificial. 1.' Si es preferible la aplicación de la misa durante la vida o
después de la muerte.
3.' Que la aplicación sea absoluta, o, si es condicionada, que
sea de presente o de pretérito, no de futuro. Indudablemente, es mejor y más provechoso hacerse aplicar mi-
sas durante la vida que después de la muerte. Porque los difuntos
Aplicación absoluta es la que no depende de ninguna condición sólo pueden percibir ex opere operato el fruto satisfactorio —y quizá
(v.gr. aplico la misa en satisfacción de mis pecados). también el impetratorio— en la medida y grado que Dios determine.
Aplicación condicional es la que depende de alguna condición Los vivos, en cambio, pueden percibir, además del fruto impetratorio
(v.gr., si se la prometí a fulano de tal). y satisfactorio (ex opere operato), un aumento de gracia santificante (ex
No hay dificultad alguna con relación a la aplicación absoluta, opere operantis), que se traducirá en un aumento de gloria eterna,
que siempre es válida y produce su efecto con tal que no se le pon- cosa imposible a los difuntos.
ga óbice. Pero hay que hacer algunas distinciones, si se trata de una Por otra parte, el que se desprende del estipendio de la misa du-
aplicación condicional. Y así: rante su propia vida, hace un acto más meritorio que el que se des-
a) Si la condición es de presente (v.gr., aplico por la salud de fula- prende de él después de su muerte, ya que, después de muerto, para
no si vive todavía), es válida o inválida según se verifique o no la nada le aprovechará el dinero. Además, el vivo puede aumentar ex
condición (o sea, es válida si todavía vive, e inválida si ha muerto opere operantis el fruto impetratorio y satisfactorio de la santa misa
ya). (v.gr., oyéndola o celebrándola con gran fervor y devoción), cosa
b) Si la condición es de pretérito (v.gr., aplico por fulano, si ha que no puede hacer el difunto, que tiene que contentarse con la par-
muerto va), es válida, si al tiempo de la consagración se ha verifica- te de sufragio que le corresponda ex opere operato, sin que pueda
do ya la condición (o sea, si el interesado ha muerto ya de hecho), aumentarla por sí mismo. El que las deja encargadas para después
aunque el sacerdote no haya tenido todavía noticia del fallecimiento. de su muerte, se expone, finalmente, a que no se cumpla su volun-
c) Si la condición es de futuro (v.gr., aplico por fulano, si mañana tad por descuido o egoísmo de sus herederos, por pérdida del capi-
viene a verme, como me ha prometido), es inválida, porque el efecto tal dejado para ello, etc.
del sacrificio no puede quedar en suspenso hasta el día siguiente, en Esta doctrina fue expresamente confirmada por Benedicto XV
el que se verificará o no la condición. con las siguientes palabras:
«Hay que tener en cuenta principalmente que el fruto que de la
Corolarios. 1.- No es lícito aplicar la misa por la intención santa misa perciben los hombres aprovecha mucho más a los que viven to-
de aquel que con ofrecimiento de limosna pedirá, pero aún no ha davía que a los difuntos, ya que a los vivos, bien animados y dispues-
pedido, su aplicación y retener la limosna dada después por la misa
aplicada antes. 2 Cf. decreto de la S. C. del Concibo del 15 de noviembre de 1608, aprobado por
Se exceptúa, probablemente, el encargo de una misa en sufragio Paulo V.
tos, se les aplica de una manera más directa, más cierta y abundante que gatorio) todas las misas que celebre sin otra intención especial, cier-
a los difuntos» 3 . tamente adjudica para sí o para esas otras personas el fruto especial
Naturalmente que para que una persona viva pueda recibir el de esas misas. Pero, si no hizo nunca tal intención, y, por lo mismo,
fruto satisfactorio de la misa (que representa un descuento de su fu- no la tiene ni siquiera en forma habitual, el fruto especial de esas
turo purgatorio, mayor o menor según su fervor y devoción) es ab- misas dichas sin intención concreta permanece en el tesoro de la
solutamente indispensable que esté en gracia de Dios, ya que el que Iglesia, junto con los otros méritos y satisfacciones de Cristo y de
está en pecado mortal es incapaz de recibir descuento alguno de la los santos.
pena eterna que merece. Pero aun en estado de pecado mortal puede Por lo cual, el sacerdote que quiera aplicarse el fruto especial de
percibir el fruto impetratorio (v.gr., la gracia del arrepentimiento de esas misas para sí o para otros es preciso que forme, de una vez
sus pecados), pues para la simple impetración no se requiere necesa- para siempre, esa determinada intención y que no la revoque pos-
riamente —aunque sea convenientísimo— el estado de gracia. teriormente.
Corolario. Es increíble la ignorancia e insensatez de tantos ri- 4.' ¿Y si aplica la misa por una persona incapaz de recibir su
cos que se preocupan únicamente de enriquecerse más y más en este fruto, v.gr., por un alma condenada o bienaventurada?
mundo, donde tendrán que dejar hasta el último céntimo, en vez de
aumentar sus méritos y disminuir considerablemente su futuro pur- Hay varias opiniones entre los teólogos, y no puede determinar-
gatorio haciéndose aplicar durante su vida gran número de misas. se con certeza quiénes son los que llevan la razón. Y así:
Son legión los que prefieren ser millonarios setenta u ochenta años a) Unos dicen que en este caso el fruto especial de la santa misa
en este mundo, en vez de serlo para toda la eternidad en el otro (li- permanece en el tesoro de la Iglesia. Es bastante probable esta opi-
mosnas a los pobres, encargo de misas, etc.). La limosna, en cual- nión, aunque no consta con certeza.
quiera de sus formas, es dinero depositado a rédito en los bancos b) Otros dicen que aprovecha al que encargó la misa, o a los
del cielo. familiares del difunto, o a sus parientes que estén en el purgatorio.
También es probable esta opinión, pero tampoco consta con certeza.
2.' En conflicto de varias intenciones, ¿cuál es la que prevale- c) Otros dicen que, si la misa la ofreció el sacerdote gratuita-
ce en la aplicación de la misa? mente por el alma del difunto, el fruto especial refluye sobre el mis-
El caso puede ocurrir en un sacerdote que, olvidándose de que mo sacerdote; si la ofreció recibiendo un estipendio, refluye sobre
tal día tenía que aplicar la misa a tal intención, la aplica inadvertida- los que se lo entregaron (como en el caso anterior).
mente a otra intención posterior. Hay que decir lo siguiente: d) Otros, finalmente, opinan que Dios aplica ese fruto especial
a) Si el sacerdote, al hacer la primera intención, dispuso que a las almas del purgatorio que más lo necesitan (v.gr., por estar ol-
fuera irrevocable, vale esa primera intención y no la segunda, aunque vidadas de todos o recibir menos sufragios).
ésta sea más inmediata a la celebración de la misa. En la práctica, conviene que el sacerdote haga, de una vez para
b) Si no declaró irrevocable la primera intención y se olvida siempre la intención de aplicar esas misas celebradas en favor de
totalmente de ella, vale la segunda intención. una persona incapaz de percibir su fruto, ya sea para sí mismo (en
c) Si queda con duda sobre cuál de las dos intenciones prevale- caso de celebración espontánea y gratuita), ya en favor de los que
ció, el conflicto teórico se resuelve fácilmente en la práctica. Basta dieron el estipendio, si se trata de misas encargadas.
con que aplique al día siguiente, o cuando le sea posible, la misa por 5.' ¿Pueden dividirse los frutos de la misa aplicando, v.gr., el
la intención que quedó incumplida, aunque no sepa con certeza cuál de fruto satisfactorio en sufragio de un difunto y el impetrato-
ellas fue. rio por la salud de un enfermo?
3.' ¿A quién se adjudica el fruto especial de la santa misa Hay que contestar con distinción. Si el sacerdote celebra la misa
cuando el sacerdote se olvida de aplicarla a una persona o espontánea y gratuitamente, claro está que puede dividir sus frutos
fin determinado? en la forma indicada o en otra cualquiera escogida por él; pero, si
Hay que distinguir. Si el sacerdote tiene la intención habitual de celebra con estipendio una misa encargada por otros, no puede ha-
aplicarse a sí mismo o a otras personas (v.gr., a las almas del pur- cer esa división a no ser en plan de segunda intención y bajo la con-
dición de dejar intactos todos los derechos del que dio el estipendio.
a BENEDICTO XV, epíst. De sodalitate a bona 'norte, del 31 de mayo de 1921 (A AS
XIII p.344). He aquí las palabras mismas del Papa en su texto original latino: «Conside-
randum praecipue est fructus qui ex Sacro percipiuntur hominibus lanze uberios vivís pro-
desse quam vita functis, cum iis, bene animatis et dispositis, mago directe, tertius, atque
abundantius quam his, applicentur».
6.' ¿Por quiénes puede aplicarse la santa misa?
CAPITULO II
En general, hay que contestar que por todos aquellos a quienes
puede aprovechar y la Iglesia no prohibe. Y así, el Código canónico Preceptos relativos al sacrificio de la misa
dispone lo siguiente:
«Puede aplicarse la misa por cualesquiera, tanto por los vivos Aunque este capítulo interesa principalmente a los sacerdotes,
como por los difuntos» (cn.901). también los seglares pueden leerlo provechosamente por la multitud
Para más detalles hay que decir lo siguiente: de detalles curiosos, que aumentarán su cultura religiosa y su estima
a) Por ser absolutamente incapaces de percibir su fruto, no puede por el santo sacrificio del altar.
aplicarse la misa por los condenados del infierno. Tampoco puede
aplicarse por los santos o bienaventurados del cielo, ya que no cons- Vamos a dividir la materia en tres artículos:
ta en ninguna parte que la celebración de la santa misa por ellos les 1.° Obligación de celebrar el santo sacrificio.
aumente la gloria accidental; aunque puede ofrecerse para obtener 2.° La celebración de la santa misa.
de Dios la beatificación o canonización de alguno de sus siervos que 3.. Obligación de oírla.
se cree está ya en el cielo, porque su beatificación o canonización le
aumentará ciertamente su gloria accidental.
ARTICULO I
b) Puede aplicarse por las almas del purgatorio, como consta expre-
samente por la definición del concilio de Trento (D 950). Y no sola- Obligación de celebrar el santo sacrificio
mente por los que recibieron en esta vida el sacramento del bautis-
mo (en la Iglesia católica o en la herejía), sino también por las no La obligación de celebrar el santo sacrificio puede provenirle al
bautizadas, ya que también éstas pertenecen a la Iglesia en la forma sacerdote por varios capítulos. Los principales son seis: por razón
que existe en el purgatorio y forman parte del cuerpo místico de
Cristo; en el purgatorio ya no hay distinción entre el cuerpo y el del sacerdocio, del oficio, del beneficio, del estipendio, de la obediencia y de
alma de la Iglesia 4. la promesa. Vamos a examinarlos cada uno en particular.
c) Puede también aplicarse la misa, en privado y evitando el escán-
dalo, por los pecadores públicos, los herejes y cismáticos, los infieles, A) Por razón del sacerdocio
etcétera; y no solamente por su conversión —como es obvio ,
sino también para obtenerles otras gracias espirituales o temporales. 115. La obligación de celebrar proviene, en primer lugar, del
No pueden éstos recibir el fruto satisfactorio —que supone el bautis- mismo sacerdocio, o sea, del hecho de haber recibido la ordenación
mo y el estado de gracia—, pero pueden beneficiarse del fruto impe- sacerdotal, cuya misión principal consiste precisamente en ofrecer a
tratorio, que no exige necesariamente ninguna de las dos cosas. Dios el santo sacrificio. Vamos a precisar la doctrina en dos conclu-
Por los infieles que murieron sin ningún signo de conversión siones:
solamente puede aplicarse la misa de una manera indirecta, o sea,
aplicándola por todos los fieles difuntos con intención de que apro- Conclusión 1.' Todo sacerdote tiene obligación grave de celebrar la
veche especialmente a dicho infiel, si está en el purgatorio por haber santa misa varias veces al año.
muerto con arrepentimiento interior de sus pecados.
Tampoco puede aplicarse públicamente la misa por los que fueron Expliquemos, ante todo, los términos de la conclusión.
privados de sepultura eclesiástica; pero puede aplicarse privadamente,
evitando el escándalo. TODO SACERDOTE, tenga o no cura de almas, ya sea secular o re-
EN LA PRÁCTICA, por consiguiente, puede decirse la misa privada- gular. Se exceptúan tan sólo los legítimamente impedidos (locos, pa-
mente y sin escándalo —incluso con estipendio por cualquier perso- ralíticos, etc.).
na viva o muerta, cristiana o pagana, excomulgada o no. Pero, si se TIENE OBLIGACIÓN GRAVE, de suerte que cometería pecado mortal
trata de excomulgados vitandos, sólo puede aplicarse por su con- si no celebrara en todo el año; y eso no sólo por razón del escánda-
versión 5 . lo de los fieles, sino por la omisión misma de sus deberes sacerdo-
tales.
S Cf. MERKELBACH, 111,354; CAPPELLO, 1,564.
Cf. MERKELBACH, III,362. VARIAS VECES AL AÑO. No consta con exactitud cuántas tienen
que ser para evitar el pecado grave. La mayor parte de los autores
señalan, al menos, cuatro o cinco al año, preferentemente en las c) Por el beneficio inmenso que reporta al mismo sacerdote ce-
grandes festividades. lebrante.
d) Para estímulo y edificación de los fieles.
Prueba de la conclusión: e) Para alivio de las benditas almas del purgatorio.
a) LA SAGRADA ESCRITURA. Cristo impuso a los sacerdotes el Aplicación. Peca venialmente el sacerdote que por desidia o
grave precepto de celebrar el sacrificio en las palabras mismas de la frialdad deja de celebrar la santa misa, aunque sea en un día no fes-
institución: Haced esto en memoria mía (Lc 22,19). Se confirma por las tivo, ya que obra irracionalmente, privando sin motivo alguno a la
palabras de San Pablo en su epístola a los Hebreos: Todo pontífice to- Iglesia y a sí mismo de los inmensos beneficios del santo sacrificio.
mado de entre los hombres es instituido para las cosas que miran a Dios, Si lo hiciera por desprecio o con grave escándalo de los fieles, el peca-
para ofrecer ofrendas y sacrificios por los pecados (Hebr 5,1). do sería claramente mortal.
b) EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Lo preceptúa expresamente
en el Código canónico con las siguientes palabras:
«Los sacerdotes, recordando siempre que en el misterio del sa- B) Por razón del oficio
crificio eucarístico se renueva continuamente la obra de la reden-
ción, celebren frecuentemente el santo sacrificio. Más aún: se les re- 116. Se refiere principalmente a los pastores que tienen por
comienda encarecidamente la celebración cotidiana, la cual, aunque oficio cura de almas. Vamos a precisar sus obligaciones en forma de
no haya presencia de fieles, es siempre un acto de Cristo y de la conclusiones.
Iglesia, con cuya celebración realiza el sacerdote el oficio principal
Conclusión 1.' Todos los pastores de almas tienen obligación de apli-
de su sacerdocio» (cn.904). car alguna vez por sus ovejas el santo sacrificio, por derecho divino,
c) LA RAZÓN TEOLÓGICA. Santo Tomás lo razona del siguiente natural y eclesiástico.
modo:
«Algunos opinaron que el sacerdote puede lícitamente abstenerse
del todo de consagrar cuando no tiene cura de almas que le obligue Vamos a explicar la conclusión en cada una de sus partes.
a administrar los sacramentos al pueblo. TODOS LOS PASTORES DE ALMAS, O sea, 1os que han recibido el oficio
Pero esta opinión no es razonable. Porque cada uno tiene obli- de la cura de almas. Tales son: el romano pontífice, los obispos resi-
gación de hacer fructificar oportunamente la gracia recibida, confor- denciales, los abades o prelados nullius, los vicarios y prefectos apos-
me a lo que dice San Pablo: Os exhortamos a no recibir en vano la gracia tólicos, los administradores apostólicos permanentes, los vicarios ca-
de Dios (2 Cor 6,1). Ahora bien: la oportunidad de ofrecer el sacrifi- pitulares en sede vacante, los párrocos, los cuasipárrocos en misio-
cio no se juzga sólo con relación a los fieles de Cristo, a quienes se nes, los vicarios curados que rigen una parroquia unida plenamente
han de administrar los sacramentos, sino también, y principalmente, a una casa religiosa y los ecónomos. Esta obligación han de cum-
con relación a Dios, a quien se ofrece sacrificio al consagrar. Por plirla todos los domingos y fiestas de precepto (cn.534).
donde se ve que, aunque no tenga cura de almas, no está permitido
a ningún sacerdote dejar por completo de celebrar, sino que parece TIENEN OBLIGACIÓN DE APLICAR ALGUNA VEZ POR SUS OVEJAS EL SANTO
que debe hacerlo en las principales fiestas, máxime en aquellos días SACRIFICIO gratuitamente, o sea, sin recibir por ello estipendio algu-
en que los fieles tienen por costumbre comulgar» I. no. Esta obligación se funda en un triple derecho, como vamos a
decir en seguida.
Conclusión 2.' Es convenientísimo que todos los sacerdotes no legíti- POR DERECHO DIVINO. Ya que va aneja al mismo oficio pastoral
mamente impedidos celebren la santa misa diariamente. (Hebr 5,1), que es de derecho divino. Lo declaró también el concilio
de Trento 2 . De una manera absoluta, esta obligación recae sobre los
Las razones para probarlo son clarísimas: obispos (y a fortiori sobre el romano pontífice), porque son de ins-
titución divina. A los párrocos y otros pastores afecta de una mane-
a) Por la inmensa glorificación de Dios que lleva consigo el ra hipotética, o sea, en el supuesto de que sean instituidos pastores
santo sacrificio. por la Iglesia.
b) Por los grandes beneficios que redundan sobre toda la Igle-
sia de cada una de las misas que se celebren (cn.904). POR DERECHO NATURAL, en virtud del cuasicontrato establecido al
recibir el oficio de procurar por todos los medios la salud espiritual
1 I11,82,10. 2 Ses.23 c.1 de reform.
de las almas que se le encomiendan. Este cuasicontrato establece en- Su licitud está fuera de toda duda por las siguientes razones:
tre el pastor y sus ovejas una relación de justicia, de suerte que el in- a) Porque dice expresamente San Pablo: ¿No sabéis que los que
cumplimiento de sus deberes pastorales crearía en el pastor la obli- ejercen las funciones sagradas viven del santuario, _ y los que sirven al altar, del
gación de restituir los beneficios obtenidos con su oficio pastoral. altar participan? Pues así ha ordenado el Señor a los que anuncian el Evan-
gelio: que vivan del Evangelio (1 Cor 9,13-14).
POR DERECHO }.cLESIÁTico. El derecho divino y el natural pres- b) Porque, por derecho natural, el ministro del culto tiene de-
criben esta obligación en abstracto y de una manera general. Perte-
nece a la Iglesia determinar concretamente el modo de cumplirla, se- recho a que se le sustente.
ñalando, v.gr., los días en que debe el pastor aplicar la misa por sus c) Por la práctica universal de la Iglesia a partir del siglo viii.
d) Porque lo establece expresamente el Código canónico en la
ovejas. Vamos a verlo en la siguiente conclusión. siguiente forma:
«En conformidad con la legítima costumbre establecida en la
C) Por razón del beneficio Iglesia, es lícito a cualquier sacerdote celebrante o concelebrante re-
cibir el estipendio ofrecido para que aplique la misa a una determi-
nada intención» (cn.945,1.-).
117. 1. Noción. Se entiende por beneficio o capellanía el
derecho a percibir los frutos de ciertos bienes con alguna carga espiritual, ge- «Se recomienda encarecidamente a los sacerdotes que, aun sin
neralmente, de celebrar cierto número de misas a la intención del recibir estipendio alguno, celebren la santa misa a intención de los
fundador. Se parecen a él las misas fundadas, que deben decirse a in- fieles, principalmente de los pobres» (cn.945.2.").
tención del fundador una o varias veces al año. Otros detalles referentes a los estipendios de misas pueden verse
Para que tengan categoría de verdaderos beneficios eclesiásticos en el Código canónico (cn.947ss), que omitimos aquí por interesar
es preciso que hayan sido erigidos a perpetuidad por la competente tan sólo a los sacerdotes.
autoridad eclesiástica.
2. Obligaciones. El capellán o beneficiado tiene las siguien- E) Por razón de la obediencia
tes principales obligaciones, que le obligan en justicia:
a) Satisfacer las cargas de la capellanía y aplicar las misas seña- 119. Los prelados religiosos pueden imponer a sus súbditos, en
ladas en las tablas de la fundación. virtud del voto de obediencia, la obligación de aplicar la misa por
b) Satisfacerlas por sí mismo o por otros (a no ser que se exija una determinada intención. Porque, sea lo que fuere de la discutida
expresamente satisfacerlas por sí mismo). cuestión de si la Iglesia puede imponer los actos internos, es del
c) En el tiempo y lugar señalados en la fundación. todo cierto que el religioso se obliga a ello en virtud del voto de
d) Por la intención expresa o, en su defecto, presunta del fun- obediencia voluntariamente emitido.
dador. Dígase lo mismo con respecto a los sacerdotes seculares cuando
tal aplicación va aneja a su cargo por razón del oficio (v.gr., la aplica-
D) Por razón del estipendio
ción de la misa por el pueblo, que obliga a todos los que tengan
cura de almas en la forma que hemos explicado más arriba).
118. 1. Noción. Se entiende por estipendio de la misa la li-
Sobre si el obispo podría ordenar a su clero la aplicación de una
mosna que el que la encarga entrega al sacerdote a título de sustentación. Es- misa a una determinada intención, discuten los autores, a no ser que
tablece una relación de justicia conmutativa (por el contrate innomina- lo prescriba por indulto especial de la Santa Sede. En este sentido,
la Sagrada Congregación del Concilio declaró 3 que el ordinario del
do do ut facias), en virtud del cual el sacerdote está obligado a apli- lugar, en virtud de indulto apostólico, puede imponer a sus sacerdo-
car la misa a intención del que dio el estipendio, o a restituírselo, si
por cualquier causa no pudiera celebrar la misa. tes que la misa de binación o la por el pueblo dispensada la apliquen
en favor de una causa pía (v.gr., por el seminario).
2. Licitud del estipendio. El estipendio no se da ni se reci- El sumo pontífice puede imponer a todos los sacerdotes, tanto
be como precio de la misa lo que sería gravísimo pecado de simo- seculares como religiosos, la celebración de la misa con su corres-
nía , sino únicamente con ocasión del servicio religioso que se le pondiente aplicación. Pero no suele usar de este derecho, salvo en lo
pide al sacerdote; y tiene por finalidad contribuir al sustento del referente a la aplicación de la segunda y tercera misa el día de Di-
mismo durante el día. No importa que en algún caso particular no funtos.
necesite el sacerdote ese estipendio por tener bienes propios para su
sustento. 3 Decreto del 8 de mayo de 1920 (AAS 12,541).
También el confesor puede, en el fuero interno, imponer a un que actúa como sacerdote principal, ha de recibir en él la sagrada
sacerdote penitente que aplique la misa como penitencia o satisfac- comunión, que exige, de suyo, el estado de gracia.
ción sacramental. El Código canónico preceptúa lo siguiente:
«El que tenga conciencia de estar en pecado grave, no se atreva
a celebrar la misa o a recibir la sagrada comunión, a no ser que no
F) Por razón de la promesa tenga oportunidad de confesarse y exista una grave razón. En cuyo
caso recuerde que tiene obligación de hacer un acto de perfecta con-
120. Hay que atender a la clase de promesa que se hizo. Y así: trición con el propósito de confesarse cuanto antes» (cn.916).
a) El que prometió a otro celebrar la misa a su intención con Sobre este canon hay que observar lo siguiente:
ánimo de obligarse gravemente, está obligado a cumplir lo prometido, 1.. Los simples fieles no deben comulgar sin confesar previa-
y peca gravemente si no lo hace, como os obvio. mente sus pecados graves, a no ser que, no teniendo a mano ningún
b) Pero, si no intentó obligarse gravemente o no pensó en ello confesor, se les seguiría infamia o algún inconveniente muy notable
para nada, estaría obligado tan sólo por fidelidad, o sea, pecado leve, (v.gr., escándalo en los asistentes, etc.), en cuyo caso podrían co-
aunque se trate de cosa grave. mulgar previo un acto de perfecta contrición con propósito de confe-
La mayor parte de los moralistas admiten que, cuando se trata sarse cuanto antes.
de varias promesas del todo gratuitas y sin ánimo de obligarse grave- 2.. El sacerdote tiene necesidad moral de celebrar la misa princi-
mente en ninguna de ellas, podría el promitente satisfacerlas todas palmente en los siguientes casos:
con una sola misa. Esta sentencia es perfectamente lógica teniendo a) Cuando hay que consagrar para administrar el viático a un
en cuenta la doctrina que hemos expuesto más arriba sobre el valor enfermo.
extensivamente infinito de la santa misa, en virtud del cual aprove- b) Cuando se trata de la misa de precepto que ha de oír el pue-
cha lo mismo a mil personas que a una sola (cf. n.111,6.'). blo en día festivo.
c) Cuando de no celebrarla se seguiría fundadamente infamia
del sacerdote o escándalo de los fieles.
ARTICULO II d) Si está celebrando un treintanario de misas gregorianas.
e) Probablemente, para no privar de la comunión a un peque-
La celebración de la santa misa ño grupo de fieles que desean comulgar.
Nótese que, en estos casos o en otros parecidos, la Iglesia no
Vamos a recoger en este artículo las cuestiones funda- autoriza al sacerdote a celebrar sacrílegamente —lo que jamás puede
mentales en torno a la celebración del santo sacrificio de la hacerse, bajo ningún pretexto , sino que le permite hacerlo des-
misa. Son las relativas a las disposiciones del sacerdote cele- pués de ponerse en estado de gracia por un acto de perfecta contri-
brante, tiempo, lugar, número, cosas necesarias, rúbricas y ción, aunque no pueda confesarse de momento.
ceremonias. 3.° La obligación de confesarse cuanto antes —que impuso ya el
concilio Tridentino (D 880) hay que entenderla de un plazo no
superior a tres días, según sentencia común de moralistas y canonis-
A) Disposiciones del sacerdote celebrante tas. Y nótese que el sacerdote no puede celebrar otra ve (v.gr., al día
siguiente) antes de hacer su confesión sacramental, a no ser que se
121. Para que el sacerdote pueda celebrar lícitamente la presente el mismo caso de falta de confesor y necesidad moral de ce-
santa misa ha de reunir ciertas condiciones por parte del alma lebrar.
Esta obligación de confesarse cuanto antes la urge la Iglesia al
y por parte del cuerpo. Vamos a examinarlas por separado. sacerdote como verdadero precepto, no como consejo. Consta por ex-
presa declaración de Alejandro VII, que condenó la sentencia con-
1. Por parte del alma
traria (D 1138).
Además de estar inmune de censuras, irregularidades y otras pe- 2.' Preparación conveniente. El código canónico prescribe
nas e impedimentos canónicos en el ejercicio de su ministerio, nece- lo siguiente:
sita el sacerdote dos principales disposiciones por parte del alma: «No deje el sacerdote de prepararse, por medio de preces piado-
1.' Estado de gracia. Se comprende fácilmente, ya que, ade- sas, para ofrecer el sacrificio eucarístico, ni, una vez ofrecido, de dar
más de realizar el tremendo sacrificio haciendo las veces de Cristo, gracias a Dios» (cn.909).
La mejor preparación consiste en un rato de oración mental días de la Semana Santa hay que observar el siguiente horario en lo
(media hora o, al menos, un cuarto de hora). relativo a la santa misa:
En cuanto a la acción de gracias, los buenos sacerdotes la pro- a) El Jueves Santo se celebrará la misa por la tarde, a la hora
longan, por lo menos, durante media hora, a no ser que circunstan- más oportuna, pero no antes de las cuatro ni después de las nueve.
cias excepcionales les obliguen a disminuir un poco el tiempo des- b) El Viernes Santo se celebrará la acción litúrgica por la tar-
tinado a esta santísima ocupación, la más importante del día sacer- de, alrededor de las tres. Pero, si lo aconsejase así alguna razón pas-
dotal. toral, podría comenzarse desde mediodía o a hora más tardía, pero
no después de las nueve.
c) El Sábado Santo se comenzará la solemne vigilia pascual a
2. Por parte del cuerpo
hora oportuna, para que la misa solemne de dicha vigilia empiece al-
Las principales son dos: rededor de la medianoche entre el Sábado Santo y el domingo de
Resurrección.
1.” Ayuno eucarístico. El Código actual preceptúa lo si- Sin embargo, donde, consideradas las condiciones de los fieles y
guiente: de los lugares, a juicio del obispo, convenga anticipar la hora de la
Canon 919. «1. El que ha de recibir la sagrada eucaristía ha celebración de la vigilia, no debe empezarse ésta antes del crepúscu-
de abstenerse, al menos por espacio de una hora antes de recibirla, lo, y ciertamente no antes de la puesta del sol.
de cualquier comida o bebida, a excepción únicamente del agua o de
medicinas.
2. El sacerdote que en el mismo día ha de celebrar dos o tres C) Lugar
misas, puede tomar alguna cosa antes de la segunda o tercera cele-
bración, aunque no transcurra el espacio de una hora. 123. Hay que distinguir entre lugar remoto y próximo. El
3. Los de edad avanzada, los enfermos y los que cuidan de remoto se refiere a la iglesia u oratorio; el próximo, al altar o
ellos pueden recibir la eucaristía aunque no haya transcurrido una ara sobre la que debe celebrarse.
hora desde que tomaron algo».
2.° Ornamentos sacerdotales. El canon 929 manda expresa- Veamos lo que dispone el Código canónico:
mente que «el sacerdote y el diácono que han de celebrar o adminis- Canon 932. «1.0 La eucaristía debe celebrarse en un lugar sa-
trar la eucaristía han de revestirse de los ornamentos prescritos por grado, a no ser en caso de particular necesidad; en cuyo caso se ha
las rúbricas». de celebrar en un lugar digno u honesto.
Los ornamentos sacerdotales para la celebración de la santa misa 2.0 El sacrificio eucarístico debe celebrarse sobre un altar de-
son: amito, alba, cíngulo, estola y casulla. Algunos liturgistas añaden el dicado o bendecido. Fuera del lugar sagrado puede hacerse sobre
velo del cáliz con su bolsa; pero propiamente no son ornamentos del una mesa conveniente, usando siempre los manteles y corporales».
sacerdote, sino del cáliz.
La bendición de las vestiduras sacerdotales puede hacerla el pá- Canon 933. «Con justa causa y con la licencia expresa del ordi-
rroco o rector de la iglesia, y probablemente cualquier otro sacerdo- nario del lugar, puede el sacerdote celebrar lícitamente la Eucaristía
te con licencia de aquéllos. Probablemente, se requiere tan sólo sub en el templo de alguna iglesia o comunidad eclesial que no tenga
plena comunión con la Iglesia católica, evitando el escándalo».
levi, excluido el desprecio o escándalo.
D) Número
B) Tiempo y hora
124. He aquí lo que dispone el Código canónico:
Según el nuevo Código canónico, «la celebración y distri-
122.
bución de la sagrada eucaristía puede hacerse en cualquier día y hora, a Canon 905. «1.° Exceptuados los casos en los que, según las
excepción de los días excluidos por las normas litúrgicas» (cn.931). normas del derecho, es lícito celebrar varias misas en un mismo día,
Tales días son los del triduo sacro de la Semana Santa, que, según no es lícito al sacerdote celebrar o concelebrar más de una sola vez
la moderna disciplina establecida por Pío XII 4, en los tres últimos al día.
2.° Si la escasez de sacerdotes lo exige así, puede el ordinario
4 Decreto de la Sagrada Congregación de Ritos del 1 de febrero de 1957. del lugar conceder que un sacerdote pueda binar en un mismo día
126. Aplicaciones y advertencias:
y, si lo exige así la necesidad pastoral, incluso celebrar tres misas
los domingos y fiestas de precepto». 1.' Se estima generalmente como pecado grave cuando se hace con
Como es sabido, el día de Navidad y el de los Fieles Difuntos advertencia y consentimiento perfectos:
(2 de noviembre) cualquier sacerdote puede celebrar tres misas sin a) Añadir por propia cuenta alguna ceremonia u oración con
permiso especial. ánimo de introducir un nuevo rito. No pasaría de falta venial si se intro-
dujera tan sólo por indiscreta devoción, a no ser que la adición fue-
ra muy notable o del todo extraña al misal. La adición del Gloria, o
E) Rúbricas y ceremonias del Credo, o de alguna colecta no pasa de venial, si se hace sin des-
precio o escándalo de los fieles.
125. He aquí las principales: b) Omitir la mezcla de unas gotas de agua al vino antes de su
Reprobada cualquier costumbre en contrario, el sacerdote cele- consagración o la de la párticula de la hostia con la sangre, por la
brante observe con esmero y devoción las rúbricas de sus libros ri- importancia del simbolismo.
tuales y guárdese de añadir a su arbitrio otras ceremonias o preces También es pecado grave omitir la purificación del cáliz después
(cn.846,1." ). de la sunción.
Vamos a precisar en detalle las principales cosas que hay que te- 2.' La omisión de las partes ordinarias de la misa, o sea, las que
ner en cuenta: se recitan todos los días, tiene menos excusa que las extraordinarias
(v.gr., el Credo, el Communicantes especial de Pascua, etc.), en las que
1.' Rito. Cualquier sacerdote tiene obligación grave de cele- es más fácil la distracción involuntaria.
brar la misa con su propio rito aprobado por la Sede Apostólica (la-
tino u oriental), aunque celebre en alguna iglesia de rito distinto 3.' El sacerdote enfermo o medio impedido que no pueda realizar to-
(cf. cn.846,2.1. La misa ha de celebrarse con arreglo al calendario de das las rúbricas o ceremonias, puede celebrar la misa en privado (y
la iglesia u oratorio público o semipúblico principal donde se cele- aun en público, si es poco lo que ha de omitir o avisa al pueblo para
bra, aunque no coincida con el oficio propio. En los oratorios pri- evitar su extrañeza). Pero, si su impedimento ha de durar mucho
vados o semipúblicos no principales debe seguirse el calendario tiempo o es muy notable (v.gr., que le obligue a celebrar sentado),
propio. es preciso pedir la correspondiente autorización del ordinario del lu-
gar (cn.930).
2.' Lengua. «La celebración de la eucaristía ha de hacerse en 4.' El sacerdote que por error u olvido omitió alguna cosa, en
lengua latina o en otra lengua, con tal de que hayan sido aprobados general no debe suplirla más tarde, a no ser que se trate del ofertorio
los textos litúrgicos» (cn.928). (que debe suplir mentalmente antes de la consagración, pero no si lo
advierte después), o de las palabras mismas de la consagración, o si
3.' Rúbricas. Hay que distinguir entre rúbricas preceptivas y lo advierte en seguida de la omisión (v.gr., al empezar la oración si-
directivas. Como expresan sus propios nombres, las preceptivas im- guiente).
ponen un precepto, que es necesario cumplir; las directivas dan una 5.' No es lícito jamás interrumpir la misa después de la consa-
norma o consejo, que es razonable aceptar. Según esto: gración de una de las dos especies. Si ocurriera un hecho gravísimo
a) SON PRECEPTIVAS todas las rúbricas internas a la misa, o sea, (v.gr., el asalto de la iglesia por los enemigos de la religión, un in-
las que abarcan desde el momento de comenzarla hasta terminarla cendio que amenace destruirla en pocos instantes, etc.), el sacerdote
totalmente (inclinaciones, genuflexiones, ósculos al altar, manera de ha de consumir las especies o llevárselas consigo a lugar cercano y
extender las manos, tono de voz, etc.). Por lo mismo, son obligato- sumirlas cuanto antes. También es causa gravísima para interrumpir-
rias todas ellas (grave o levemente, según la importancia de la misma o la aun después de la consagración el bautizar o absolver a un
su valor simbólico). moribundo que de otra suerte moriría sin sacramentos.
b) SON DIRECTIVAS, según la sentencia más probable y casi co- 6.' Si el sacerdote desfallece antes de la consagración, nada
mún, las rúbricas anteriores o posteriores a la misa (v.gr., la manera de debe suplirse por otro. Pero, si desfalleciera después de la consagra-
revestirse los ornamentos sagrados). Sin embargo, su omisión o ción, otro sacerdote —aunque haya celebrado ya o no esté en ayu-
cambio voluntario y sin causa justificada es difícil que pueda excusarse nas— debe terminar el sacrificio, a no ser que se prevea que el
de pecado venial, por la falta de respeto a las recomendaciones de la sacerdote desfallecido volverá pronto en sí y podrá terminarlo por sí
Iglesia. Las oraciones que el sacerdote recita al revestirse los orna- mismo, aunque haya transcurrido un rato y se le haya administrado
mentos se estiman preceptivas, aunque sub levi. algún alimento o medicina.
7.a Si se cayera o derramara el cáliz después de la consagración,
debe el sacerdote absorber lo que pueda con la lengua. Si se derra-
mó sobre los manteles del altar, sobre los corporales o sobre las ves-
tiduras sacerdotales, deben purificarse con agua, colocando debajo el SECCION III
cáliz, y echarse en la piscina el agua de las purificaciones.
La eucaristía como sacramento
ARTICULO III
Veamos ahora quiénes son los que están excluidos por Teniendo en cuenta estos principios, vamos a establecer
derecho divino o eclesiástico. la doctrina en forma de conclusiones.
1." POR DERECHO DIVINO ESTÁN EXCLUIDOS:
Conclusión 1.' La recepción real de la eucaristía no es necesaria con
a) Los ángeles y las almas separadas. necesidad de medio para la salvación.
b) Los viadores no bautizados.
c) Los bautizados que estén en pecado mortal. La razón es porque únicamente la gracia santificante es absoluta-
2." POR DERECHO ECLESIÁSTICO ESTÁN EXCLUIDOS: mente necesaria con necesidad de medio para la salvación. Ahora bien:
la gracia puede adquirirse por el bautismo, o por la penitencia, o
a) Los niños, que por su corta edad todavía no tienen conoci- por el acto de contrición antes de recibir la eucaristía in re. La euca-
miento y gusto de este sacramento. ristía, además, es un sacramento de vivos, que supone ya al que la re-
b) Los que carecen de uso de razón (locos, idiotas, etc.), a no cibe en posesión de la gracia santificante.
ser en momentos de lucidez y en peligro de muerte si en su lucidez
dieron muestras de devoción a la eucaristía y no hay peligro de irre- Esta doctrina, completamente cierta con relación a los adultos,
es de fe con relación a los niños por la siguiente definición dogmáti-
verencia 4 .
ca del concilio de Trento: «Si alguno dijere que la comunión de la
c) Los públicamente indignos, como son los excomulgados, eucaristía es necesaria a los párvulos antes de que lleguen a los años
entredichos v manifiestamente infames, a no ser que conste su arre-
pentimiento y enmienda y hayan reparado antes el escándalo público de la discreción, sea anatema» (D 937).
(cn.915). Conclusión 2.' El deseo, al menos implícito, de la eucaristía es nece-
d) Los pecadores ocultos que piden la comunión ocultamente; sario con necesidad de medio para la salvación.
pero no si la piden públicamente y no se les pueda pasar por alto
sin escándalo. La razón es porque, como explica Santo Tomás, la eucaristía es
e) Las mujeres que vistan deshonestamente 5 . el fin de todos los demás sacramentos, puesto que en ella se consu-
f) Los que no han guardado el ayuno eucarístico en la forma ma la unión con Cristo, que se incoa en la recepción de cualquiera
prescrita por la Iglesia. de los otros. De suerte que el que inicia su incorporación a Cristo
g) Los que padecen de vó.nitos tan frecuentes, que prudente- por el bautismo o por el acto de contrición, quiere, por el mismo
mente se crea que no podrán retener las especies sacramentales en el hecho, su unión perfecta con El en la eucaristía, porque lo imper-
estómago hasta su completa corrupción. fecto se ordena a lo perfecto y todas las cosas tienden a su fin. Por
consiguiente, nadie puede salvarse sin el deseo de la eucaristía, al
menos implícito (v.gr., en el mismo acto de contrición que realiza el
ARTICULO II infiel bajo el influjo de una gracia actual). En los niños sin uso de
razón, este deseo lo suple la Iglesia, que «al bautizarlos les encamina
Necesidad y obligación de recibir la eucaristía ya hacia la eucaristía» 6 .
131. 1. Necesidad. Para precisar con toda claridad v Conclusión 3.' La recepción real de la eucaristía por todos los bauti-
distinción la necesidad y obligación de recibir la eucaristía, zados con uso de razón es necesaria con necesidad de precepto tan-
hay que tener en cuenta los siguientes prenotandos: to divino como eclesiástico.
4 Cf. 111,80,9.
Cf. instr. de la S. C. Conc. del 12 de enero de 1930: AAS 22,26. III,73,3. Cf. 65,3; 79,1 ad 1; 80,11.
He aquí el sentido y alcance de la conclusión: proceda: enfermedad, operación quirúrgica, parto peligroso, inva-
sión enemiga, condenación a muerte, etc. La razón es por la grave
LA RECEPCIÓN REAL, no solamente en el deseo. necesidad de confortar el alma con la sagrada eucaristía para afron-
tar ese peligro y asegurar la perseverancia final, de la que depende la
POR TODOS LOS BAUTIZADOS. Sólo a ellos afecta directamente el pre- salvación eterna.
cepto de recibir la eucaristía, ya que el bautismo es la puerta de to- Volveremos sobre esto al hablar del precepto eclesiástico.
dos los demás sacramentos, y sin él no puede recibirse válidamente
c) EVENTUALMENTE, cuando no hubiera otro medio de evitar el
ninguno de los otros. A los no bautizados afecta el precepto indirec-
pecado que recibiendo la sagrada comunión (v.gr., para fortalecer el
tamente, o sea, en cuanto que tienen obligación de convertirse a la alma contra terribles tentaciones).
verdadera religión cuando la conozcan suficientemente.
CON USO DE RAZÓN. Ya hemos visto que es indispensable en cir-
cunstancias normales. Para el viático no se requiere un uso perfecto B) El precepto eclesiástico
de razón; basta con que los niños sepan distinguir la eucaristía del
pan ordinario y adorarla reverentemente (cn.913,2.°). La Iglesia ha legislado oficialmente sobre cuatro puntos
Es NECESARIA, o sea, obligatoria bajo pecado mortal, al menos en concretos: la primera comunión, la comunión pascual, el san-
los días o circunstancias determinados por la Iglesia. to viático y la comunión frecuente. He aquí lo relativo a cada
uno de ellos:
CON NECESIDAD DE PRECEPTO. Ya hemos visto en las conclusiones
anteriores lo relativo a la necesidad de medio. a) La primera comunión
DIVINO. Consta expresamente por las palabras de Cristo: «En
verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
133. El Código canónico preceptúa lo siguiente:
bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros» (Io 6,54).
1.° «Para que la santísima eucaristía pueda administrarse a
ECLESIÁSTICO. Consta expresamente por la práctica tradicional de la los niños, se requiere en ellos el suficiente conocimiento y que
Iglesia y por las disposiciones vigentes del Código canónico, que re- gocen de cuidadosa preparación para que perciban el misterio
cogeremos en seguida. de Cristo según su capacidad y puedan recibir el cuerpo del
Señor con fe y devoción» (cn.913,1.°).
2. Obligación. Vamos a precisar ahora cuándo y en Algunos griegos cismáticos, tales como Nicolás Cabasilas, Si-
qué circunstancias obliga el precepto divino y cuándo y en qué món Tesalonicense, etc., y muchos calvinistas afirmaron que la sa-
otras el precepto eclesiástico. grada comunión era absolutamente necesaria para la salvación inclu-
so de los niños pequeños. El concilio de Trento condenó esta doc-
trina, como hemos visto en la conclusión primera (D 937).
A) El precepto divino El Código canónico no precisa la edad en que deben los niños
recibir la primera comunión y es falso que se requieran los siete
132. El precepto divino de recibir la sagrada comunión años cumplidos. Se limita a declarar los requisitos que han de reunir
obliga: en peligro de muerte y en circunstancias normales. He aquí lo que
dispone:
a) VARIAS VECES DURANTE LA VIDA. Corista por la naturaleza
misma de este sacramento, que fue instituido por Cristo a modo de 2.° «Para que pueda y deba administrarse la santísima
comida y bebida. Es evidente que para conservar la vida y aumen- eucaristía a los niños en peligro de muerte, basta que sepan
tarla no basta comer una sola vez, sino que es preciso hacerlo mu- distinguir el cuerpo de Cristo del alimento común y adorarlo
chas veces. Cristo no señaló exactamente cuántas veces hay que co- reverentemente» (cn.913,2.°).
mulgar, sino que lo dejó a la determinación de la Iglesia, a la que
confió la custodia y administración de los sacramentos. El que Es una lástima que, por no saber estas cosas los padres o tutores
recibe la comunión pascual cumple ciertamente con este precepto de los niños, mueran sin viático muchos de los que hubieran podido
recibirlo, aumentando con ello —infaliblemente, ex opere operato-
divino. su grado de gracia y, por consiguiente, su grado de gloria en el cie-
b) EN PELIGRO DE MUERTE, cualquiera que sea la causa de donde lo. La Iglesia no exige, para que estos niños puedan recibir el viáti-
co, sino que sepan distinguir la eucaristía del pan material y la ado- a la primera comunión no es un derecho parroquial. Por consiguien-
ren con la reverencia infantil que se puede pedir a su tierna edad. A te, cualquier confesor puede darle privadamente al niño la primera co-
cualquier niño que sepa que en la eucaristía está el Niño Jesús y munión sin previa consulta al párroco, aunque es conveniente que
muestre deseos de recibirle en su corazón, se le puede y debe admi- lo sepa y se haga todo de común acuerdo.
nistrar el viático, aunque no tenga sino tres o cuatro años de edad. Advertencias. 1.a La primera comunión puede hacerse en
3.° Fuera de peligro de muerte, con razón se exige un co- cualquier sitio donde pueda darse a los fieles la sagrada eucaristía, in-
nocimiento más pleno de la doctrina cristiana y una prepara- cluso en un oratorio privado. No es necesario hacerla en la propia
ción más cuidadosa, esto es, tal que conozcan los niños, según iglesia parroquial.
su capacidad, el misterio de Cristo y se acerquen a recibir la 2.. Una vez hecha la primera comunión, está obligado el niño
santísima eucaristía con devoción proporcionada a su tierna al precepto de la comunión anual, aunque no haya cumplido los sie-
edad (cn.913,1. '). te años de edad (que es cuando comienzan a obligar las leyes de la
Iglesia). La razón es porque el precepto eclesiástico de la comunión
Nótese que la Iglesia no exige más que el conocimiento del mis- anual es una determinación concreta del precepto divino de recibir la
terio de Cristo (o sea, los misterios necesarios para la salvación: la eucaristía varias veces durante la vida; y en lo que tiene de divino
existencia de Dios, premiador de buenos y castigador de malos; la obliga aun antes de los siete años.
unidad de esencia y trinidad de personas en Dios y la encarnación 3.. A los que comulgan por primera vez y a los fieles que asis-
del Verbo para redimir al hombre pecador). El niño que sepa estas ten a la piadosa ceremonia de la primera comunión se les concede
cosas y tenga deseos de comulgar, puede recibir la primera comu- indulgencia plenaria, con las condiciones acostumbradas.
nión aunque no haya cumplido los siete años ni sepa el resto del ca-
tecismo. Es un grave abuso exigir a los niños, como condición indis-
pensable para admitirles a la primera comunión, lo que la Iglesia de
Cristo no exige. El conocimiento cabal de todo el catecismo será b) La comunión pascual
todo lo conveniente que se quiera, pero no es absolutamente indis-
134. He aquí lo que determina el Código oficial de la
pensable antes de la primera comunión; basta con que lo aprendan Iglesia:
después. Los que muestren rigorismo en este punto han olvidado el
deseo de aquel que dijo: «Dejad que los niños vengan a mí y no se 1. Sujeto. «Todos los fieles, después de haber recibido la
lo prohibáis, que de ellos es el reino de Dios» (Lc 18,16). ¡Con qué primera comunión, están obligados a recibir la eucaristía al menos
gusto entrará el Señor en esas almas tan puras e inocentes, a pesar una vez al año» (cn.920,1.°).
de sus distracciones infantiles! «Este precepto deben cumplirlo dentro del tiempo pascual, a no
ser que, por justa causa, se cumpla en otro tiempo dentro del año»
El Código canónico dispone a continuación lo siguiente: (ibid., 2.°).
NÓTESE LO SIGUIENTE:
«Principalmente corresponde a los padres o a los que hagan sus
veces y al párroco la obligación de procurar que los niños llegados 1.° Este precepto obliga a todos los fieles cristianos que hayan lle-
al uso de la razón se preparen cuanto antes, después de recibir el sa- gado al uso de razón (aunque sea antes de los siete años), incluso a
cramento de la penitencia, para recibir el divino manjar eucarístico. los enfermos, encarcelados o excomulgados. Por lo mismo, llegado
También a los párrocos corresponde vigilar que no accedan a la sa- el tiempo oportuno, los enfermos, encarcelados, etc., tienen el deber
grada mesa los niños que no tengan todavía uso de razón, ni los y el derecho de pedir la comunión pascual, y el párroco o capellán
que juzgare que no están convenientemente dispuestos» (cn.914). tiene la obligación de llevársela, so pena de cargar personalmente con
Nótese que el párroco tiene derecho a examinar si el niño tiene la responsabilidad del incumplimiento del precepto por parte de los
uso de razón 7 y las disposiciones suficientes, o sea, las señaladas por interesados (que en este caso no pecan). Los mismos excomulgados
la misma Iglesia en el canon que acabamos de ver, no otras añadidas tienen obligación de pedir humildemente la absolución de su censu-
por su cuenta y razón. Y apenas las descubra tiene el deber de procu- ra con el fin de poder cumplir el precepto pascual.
rar que el niño reciba cuanto antes la primera comunión. 2.° Sin embargo, puede haber razones o circunstancias especia-
Hay que notar, finalmente, que el derecho de recibir a los niños les que aconsejen abstenerse por algún tiempo de la comunión pas-
cual. Tales son, p.ej., la existencia de algún impedimento público u
No es obstáculo el que no hayan recibido el sacramento de la confirmaciór oculto que cesará después de Pascua, la necesidad de prepararse me-
(S. C. de Sacram., 30 de junio de 1932: AAS 24,271). jor, si se trata de un convertido que carece de la suficiente instruc-
ción, etc. Se requiere en estos casos el consejo del confesor en el 1.° «En peligro de muerte, cualquiera que sea la causa de
fuero interno o el del párroco en el externo. donde éste proceda, obliga a los fieles el precepto de reci-
bir la sagrada comunión a modo de Viático» (cn.921,1.").
2. Tiempo. La comunión pascual debe hacerse desde el do-
mingo de Ramos hasta la domínica in albis; pero los ordinarios loca- Este precepto es sacratísimo, por ser de derecho divino además
les pueden, si así lo exigen las circunstancias de personas y lugares, de eclesiástico. Obliga más severamente que cualquier otro manda-
anticipar este tiempo para todos sus fieles hasta la domínica cuarta miento de la Iglesia; y, desde luego, pecaría gravemente el que, encon-
de Cuaresma, no antes, o prorrogarlo no más allá de la fiesta de la trándose en peligro de muerte (cualquiera que sea la causa: enferme-
Santísima Trinidad. dad, naufragio, invasión enemiga, sentencia judicial, etc.), no qui-
siera recibirlo alegando, v.gr., que ya está en gracia por haberse
confesado.
NÓTESE LO SIGUIENTE:
Con frecuencia, los familiares del enfermo son los culpables de
1.° En España, por costumbre inmemorial apoyada en un pri- que éste muera sin sacramentos, por el estúpido y anticristiano pre-
vilegio que se dice concedido a los fieles por Clemente VII en 1526, texto de no asustarle. Los que tal hacen cometen un gravísimo peca-
el plazo para el cumplimiento pascual comienza el miércoles de Ce- do, del que tendrán que dar estrecha cuenta a Dios. Hay gentes tan
niza y termina en la dominica in albis. Pero los obispos pueden pro- insensatas, que prefieren que su enfermo vaya tranquilamente al in-
rrogarla, de acuerdo con el Código, hasta la fiesta de la Santísima fierno sin susto alguno antes que al cielo con un pequeño susto,
Trinidad, y aún más allá, si reciben para ello facultades especiales de muchas veces puramente imaginario. ¡Gravísima responsabilidad la
la Santa Sede. suya por este pecado, que clama al cielo!
2.° La Iglesia ha elegido muy oportunamente el tiempo pascual Nótese que la recepción del viático obliga incluso a los niños
para urgir la obligación de la comunión anual por las siguientes que no hayan hecho la primera comunión, con tal que reúnan las
principales razones: disposiciones mínimas que hemos recordado más arriba (cf. n.133).
Esta obligación pesa sobre sus padres, no sobre el niño, que no se
a) Porque Cristo instituyó la eucaristía en este tiempo. da cuenta de ella.
b) Porque la comunión es un memorial de la pasión de Cristo,
que tuvo lugar en este tiempo. 2.° «Aunque hayan recibido ya en el mismo día la sagrada co-
c) Porque los fieles están mejor preparados para recibirla por munión, es muy recomendable que, si después caen en
los ayunos y abstinencias cuaresmales que la han precedido. peligro de muerte, comulguen otra vez» (cn.921,2..).
3.° Sin embargo, el precepto de la comunión pascual sigue La razón es por la altísima conveniencia de recibir al Señor
obligando si alguno, por cualquier causa, no lo hubiera cumplido en como Padre y Amigo momentos antes de comparecer ante El como
el tiempo mandado. Juez supremo de vivos y muertos. No se olvide que la palabra viáti-
Si se deja pasar el plazo culpablemente, se comete pecado grave, co significa comida para el camino, y que el camino más importante
según la sentencia común entre los moralistas. Si se omitió inculpa- que el hombre ha de realizar en toda su existencia temporal y eterna
blemente (v.gr., por enfermedad o ausencia del párroco), no se pecó. es precisamente el tránsito del tiempo a la eternidad. Por eso la Igle-
Pero tanto en uno como en otro caso hay obligación de comulgar sia autoriza y aconseja benignamente —aunque sin imponerlo como
cuanto antes, sin que pueda esperarse hasta el siguiente cumplimiento precepto— que se comulgue otra vez si se presenta peligro de
pascual. muerte, aunque se haya comulgado ya en el mismo día.
4.° Por la comunión sacrílega no se cumple el precepto de reci-
bir la comunión. Es cosa clara, que se cae de su peso. 3.° «Mientras dure el peligro de muerte, es lícito y convenien-
te recibir varias veces el santo viático en distintos días»
3. Lugar. El precepto de la comunión pascual puede cum- (cn.921,3.").
plirse en cualquier lugar donde pueda recibirse la sagrada comu-
nión, incluso en un oratorio privado. Pero se recomienda que se Esta práctica hermosísima es descuidada por la mayor parte de
haga en la propia parroquia o al menos que se avise al párroco de los fieles. Les parece que, una vez administrado el viático al enfer-
haberlo cumplido. mo, ya han cumplido todos sus deberes religiosos para con él; y a
veces transcurren varios días, semanas y aun meses entre el viático y
la muerte. No es éste el sentir de la Iglesia, como acabamos de ver.
c) El santo viático
Lo ideal sería que el enfermo, una vez recibido el viático, volviera a
135. La Iglesia ha determinado oficialmente lo siguiente: recibir la comunión todos los días hasta su muerte, o al menos con
mucha frecuencia, bajo el control y consejo de un prudente con- Sin embargo, para remediar los abusos que de la comunión fre-
fesor. cuente y diaria se pueden originar, principalmente en colegios, semi-
4.° «No debe diferirse demasiado la administración del santo narios y comunidades religiosas, donde los alumnos se acercan a co-
viático a los enfermos, y los que tienen cura de almas de- mulgar colectivamente, la Sagrada Congregación de Sacramentos dio
ben velar con esmero para que los enfermos lo reciban es- el 8 de diciembre de 1938 una Instrucción reservada a los obispos y su-
tando en su cabal juicio» (cn.922). periores religiosos, de la que extractamos las siguientes prudentísi-
mas normas:
Este canon trata de poner remedio a otro gran error muy exten- 1.' Los predicadores y directores espirituales, cuando exhorten
dido, por desgracia, entre los fieles. Creen, en efecto, que el viático
sólo obliga cuando el enfermo está gravísimo o a las puertas mismas a los fieles, principalmente a los jóvenes, a la comunión frecuente y
diaria, les dirán claramente: a) que no es obligatoria; b) que no se puede
de la muerte. Es un gran error. Para que se pueda recibir el viático recibir sin las condiciones necesarias.
basta que la enfermedad sea grave y entrañe algún peligro de muerte, 2.' A la vez que la frecuencia de la comunión, se debe reco-
aunque remoto y no del todo cierto. Y se debe recibir cuando el peli- mendar la de la confesión.
gro es serio y haya poca esperanza de recobrar la salud. Esperar a 3.' Procúrese que al tiempo de distribuir la sagrada comunión
que el enfermo esté en las últimas o haya perdido su cabal juicio, es
un verdadero crimen, que puede acarrear la condenación eterna del (v.gr., durante la misa que la precede) haya algún confesor al que
puedan acudir libremente los que lo deseen, sin necesidad de pedir
enfermo. permiso a nadie.
Los que rodean al enfermo: familiares, médicos, amigos, etc.,
tienen obligación grave en conciencia de avisar a tiempo al párroco 4.' El superior manifestará a los súbditos que le satisface el
o a quien haga sus veces para que el enfermo pueda recibir despacio verles acercarse a la sagrada mesa con frecuencia; pero, por otra par-
y con todo su cabal juicio la santísima eucaristía por viático. te, que tampoco halla nada reprensible en quienes no lo hacen así,
antes bien que en estos últimos ve una señal de que proceden con li-
bertad. Y se guardará mucho de negar con las obras lo que afirma
d) La comunión frecuente de palabra (como sería, v.gr., estableciendo premios especiales para
136. La Iglesia desea vehementemente que los fieles comul- los que hayan comulgado mayor número de veces).
guen con frecuencia, y aun a diario si es posible. He aquí las pala- 5.' Guárdese también de llevar la comunión a los enfermos de
bras mismas del Código canónico: la comunidad que no la pidan expresamente.
«Se recomienda encarecidamente a todos los fieles que reciban la 6.' No se empleará nunca el título de comunión general, sobre
sagrada comunión durante la celebración eucarística. Sin embargo, todo en comunidades de niños o de niñas.
con justa causa, se les puede administrar también fuera de la misa, 7.' Al acercarse a comulgar hay que evitar todo aquello que
observando los ritos litúrgicos» (cn.918). pueda crear dificultades al niño o joven que desea abstenerse de co-
El más importante de los decretos de la Sede Apostólica sobre la mulgar, pero quiere pasar inadvertido. Por lo cual se evitará el acer-
comunión diaria es el Sacra Tridentina Synodus, de San Pío X (20 de carse por orden riguroso, llevando algún distintivo, etc.
diciembre de 1905). Las principales normas que en él se dan son las 8.' En los seminarios y otros institutos por el estilo, al infor-
siguientes: mar a los superiores sobre la piedad, aplicación al estudio, discipli-
1.' A nadie se le debe prohibir la comunión frecuente, y aun na, etc., de los alumnos, no se tendrá para nada en cuenta el número
diaria, si se acerca a ella en estado de gracia y con rectitud de intención. o frecuencia de sus comuniones.
2. La rectitud de intención consiste en que no se comulgue
por vanidad o por rutina, sino para agradar a Dios. e) La comunión dos veces en el mismo día
3.. Basta no hallarse en pecado mortal, aunque sería de desear He aquí lo que dispone la instrucción Immensae caritatis, promul-
estar también limpio de pecados veniales. gada por Pablo VI el 29 de enero de 1973:
4. Se recomienda la preparación diligente para la comunión y «De acuerdo con la disciplina actualmente en vigor, pueden los
la acción de gracias después de ella. fieles acercarse a comulgar segunda vez el mismo día:
5.' Debe procederse con el consejo del confesor. a) Por la tarde del sábado o del día precedente a una fiesta de
Es una lástima que los fieles cristianos se priven por mil bagate- precepto, en la misa que oigan para cumplir su obligación, aunque
las del beneficio inmenso de la comunión frecuente o diaria, que ya hubiesen comulgado por la mañana 8 .
aumentaría en grandes proporciones su grado de gracia y, por con-
siguiente, su grado de gloria en el cielo para toda la eternidad. Los fieles que hayan comulgado dos veces el sábado o la víspera de los días fes-
tivos en virtud de esta concesión, ¿pueden comulgar también al día siguiente? No faltan
b) En la segunda misa del domingo de Pascua y en una de las 1.° La eucaristía nos une íntimamente con Cristo y, en cierto
que se celebran el día de Navidad, aun cuando ya hubieran comul- sentido, nos transforma en El.
gado en la misa de la vigilia pascual o en la de Nochebuena.
137. Es el efecto más inmediato y primario, puesto que en ella
c) En la misa vespertina del Jueves Santo, sin que obste el ha- recibimos real y verdaderamente el cuerpo, sangre, alma y divinidad
ber comulgado por la mañana en la misa crismal.
del mismo Cristo. Consta expresamente por la Sagrada Escritura
Pero como, además de estos casos, se dan otras circunstancias (Io 6,48-58) y por el magisterio de la Iglesia, que lo ha definido so-
que aconsejan una segunda comunión, se han de sopesar con gran lemnemente (D 883).
tino los motivos de la nueva facultad que se concede». Esta unión con Cristo es tan íntima y entrañable, que es imposi-
Y después de enumerar algunas de esas circunstancias (v.gr., en
ble concebir acá en la tierra otra mayor. Sólo será superada por la
las que se administren los sacramentos del bautismo, confirmación, unión beatífica en el cielo. El mismo Cristo la expresa de manera su-
unción de los enfermos, sagrada ordenación, matrimonio, o en las blime en el Evangelio: «El que come mi carne y bebe mi sangre,
que se distribuya la primera comunión, misa exequial, primer ani- está en mí y yo en él. Así como me envió mi Padre vivo y vivo yo por
versario de un difunto, familiares y amigos del enfermo a quien se mi Padre, así también el que me come vivirá por mí» (Io 6,57-58).
administra el viático, etc.), termina facultando a los ordinarios del No hay ninguna semejanza ni analogía humana que pueda dar-
lugar para autorizar una segunda comunión en el mismo día, «siem- nos idea cabal de lo que significa esta compenetración o mutua inhe-
pre que por los mismos ordinarios se compruebe que dicha recep- sión entre Cristo y el que comulga. No se trata de un contacto físico,
ción, por circunstancias peculiares, es legítima a tenor de esta ins-
que, por otra parte, sería muy superficial y exterior, como el de dos
trucción». personas que se abrazan. Tampoco es un contacto moral a distancia,
El Código canónico dispone que puede comulgar por segunda
como el que se establece por el amor entre dos amigos ausentes. Es
vez el que participa en una concelebración eucarística (cn.917). un contacto de transfusión o mutua inhesión que escapa a todas las ana-
logías humanas: «está en mí y yo en él». Acaso un ejemplo imper-
fecto y analogía lejana nos lo pueda dar una esponja sumergida en el
ARTICULO III
agua, que queda materialmente repleta y empapada de ella, de suerte
que puede decirse, en cierto modo, que la esponja está en el agua y
Efectos de la sagrada comunión el agua en la esponja.
Tan profunda es esta mutua adhesión de Cristo con el alma y de
Son admirables los efectos que la eucaristía produce en el ésta con Aquél, que, entendida en sus verdaderos términos, puede
alma e incluso en el cuerpo de los que la reciben dignamen- hablarse de verdadera transformación del alma en Cristo. No en senti-
te 1 . Aquí recogeremos los más importantes, examinando al do panteísta o de conversión de la propia personalidad en la de
final algunas cuestiones complementarias. Cristo burdo error expresamente condenado por la Iglesia como
herético (D 510) , sino en sentido espiritual y místico, permanecien-
do intacta la dualidad de personas. Esto es lo que quiso expresar
1. EFECTOS San Agustín al escribir en sus Confesiones aquellas misteriosas pala-
bras que le pareció oír de la Verdad eterna: «Manjar soy de grandes:
Para mayor orden y claridad, expondremos en primer lugar los crece y me comerás. Mas no me mudarás tú en ti, como al manjar
efectos que produce en el alma y luego los que produce en el cuerpo de tu carne, sino tú te mudarás en mí» 2 .
del que comulga. Este contacto tan íntimo y entrañable con Cristo, manantial y
fuente de la vida divina, es de tal eficacia santificadora, que bastaría
A) En el alma una sola comunión ardientemente recibida para remontar hasta la
cumbre de la santidad a un alma imperfecta y principiante en la vida
Los principales efectos que la sagrada comunión bien re- espiritual.
cibida produce en el alma son los siguientes:
2 SAN AGUSTiN, Confesiones 1.7 c.10 n.16: MI. 32,742. Escuchemos a Santo Tomás
autores que lo niegan, fundándose en buenas razones; pero otros lo afirman, teniendo exponiendo esta misma doctrina: «El que toma alimentos corporales los transforma en
en cuenta que las cosas favorables sunt amplianda, y que tal parece ser la mentalidad mo- él...; mas la comida eucarística, en vez de transformarse en aquel que la toma, transfor-
ma a éste en ella. Síguese de aquí que el efecto propio de este sacramento es una tal transfor-
derna de la Iglesia.
mación del hombre °n Cristo, que puede en realidad decir con el Apóstol (Gal 2,20): Vivo
Cf. I11,79,1-8. yo, o más bien no vito,yo, sino que Cristo vive en mí» (In 4 Sent. dist.12 q.2 a.l).
2.° La eucaristía nos une íntimamente con la Santísima Tri- Cabeza por el abrazo estrechísimo de la comunión sin que por el
nidad. mismo hecho nos unamos íntimamente con todos los miembros vi-
vos de su Cuerpo místico. Por eso la eucaristía es el gran signo de la
138. Es una consecuencia necesaria e inevitable del hecho de unidad (San Agustín) y el que lleva a la máxima perfección posible
que en la eucaristía esté real y verdaderamente Cristo entero, con su acá, en la tierra, el deseo ardiente de Cristo: Que todos sean uno... a fin
cuerpo, alma y divinidad. Porque, como hemos explicado más arriba de que sean consumados en la unidad (Io 17,21-23).
(cf. n.89,3.'), las tres divinas personas de la Santísima Trinidad son Ahora bien: ¿quiénes son esos miembros vivos de su Cuerpo
absolutamente inseparables, de suerte que donde esté una de ellas místico?
tienen que estar forzosamente las otras dos. Y aunque es cierto que
el alma en gracia es siempre y en todo momento templo vivo de la a) En primer lugar, la Virgen María, a la que la eucaristía nos
Santísima Trinidad, que en ella inhabita (cf. lo 14,23; 2 Cor 6,16), la une íntimamente. No sólo porque María es la Madre de Jesús y el
sagrada comunión perfecciona y arraiga más y más en el alma ese miembro más excelso de su Cuerpo místico, sino porque, en cierto
misterio de la inhabitación trinitaria, que constituye la quintaesencia sentido, en la eucaristía hay algo que pertenece realmente a María.
de la vida sobrenatural del cristiano. Escuchemos a un teólogo con- ¿Acaso la carne purísima de Jesús no se formó exclusivamente en las
temporáneo explicando estas ideas: entrañas virginales de María? La eucaristía, al darnos a Jesús, nos da
realísimamente algo perteneciente a María, y en este sentido se puede
«Es verdad que en todo tiempo somos templos de Dios vivo (2 Cor decir que «comulgamos a María» al mismo tiempo que a Cristo.
6,16), porque, según dice Santo Tomás, `por la gracia la Trinidad
b) Los ángeles, que forman parte también del Cuerpo místico de
entera es huésped del alma'. la Iglesia y tienen a Cristo por Cabeza aun en cuanto hombre, como ex-
Sin embargo, es más cierto esto en el momento de la comunión,
porque en este momento viene Jesús a nosotros como pan de vida, plica Santo Tomás 4 si bien se relacionan con El de manera distinta
,
expresamente para comunicar esta vida que El tiene del Padre. El que el hombre, ya que solamente este último fue redimido por
que come este pan tendrá la vida. Cristo.
Pero ¿cómo vivirá? Así como el Padre, que me ha enviado, vive, y yo Por eso a la eucaristía se la llama pan de los ángeles, porque ellos
vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí (lo 6,58). se nutren de la contemplación y goce fruitivo del mismo Verbo
El alma del que comulga llega a hacerse como el cielo de la Tri- eterno, que la eucaristía nos entrega a nosotros en manjar.
nidad. En mi alma como en el cielo enuncia el Padre su eterna Pala- c) Los bienaventurados del cielo, que experimentan un gozo inde-
bra, engendra su Hijo y le repite al dármelo: Hoy te he engendrado... cible al vernos comulgar ---lo ven todo reflejado en el Verbo, como
Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo puestas todas mis delicias (Ps 2,7; Lc en una pantalla cinematográfica y se unen íntimamente a nosotros
3,22). Ahora, en mi alma, el Padre y el Hijo cambian sus mutuas en el momento en que la eucaristía nos une íntimamente a la misma
ternuras, se mantienen en este lazo inenarrable, se dan ese abrazo vi- Cabeza común.
viente, ese beso inefable, y su amor se exhala en ese soplo abrasa- d) Las almas del purgatorio, que constituyen la Iglesia purgante y
dor, torrente de llama, que es el Espíritu Santo» 3 . que esperan de nosotros —principalmente a través de la eucaristía
como sacrificio— la ayuda fraternal de nuestros sufragios. No hay
3.° La eucaristía nos une íntimamente con todos los miem-
otro medio más íntimo y entrañable de unirnos con nuestros queri-
bros vivos del Cuerpo místico de Cristo.
dos difuntos que ofrecer por ellos la santa misa y recibir la sagrada
139. Lo insinúa claramente San Pablo cuando dice: «El cáliz de comunión. Les enviamos con ello un abrazo muy real y verdadero,
bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cris- que se traduce en un alivio considerable de sus penas y un acelera-
to? Y el pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cris- miento de la hora de su liberación.
to? Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participa- e) Todos los cristianos en gracia, que están incorporados a su divi-
mos de ese único pan» (1 Cor 10,16 17). - na Cabeza y reciben continuamente de ella su influjo vivificador.
La misma palabra comunión sugiere esta misma idea. Es la común Cuando comulgamos, nos unimos estrechísimamente con todos los
unión de los miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo con su di-
4 He aquí las palabras mismas del Doctor Angélico: «Es manifiesto que tanto los
vina Cabeza y la de cada uno de ellos entre sí. La razón profunda es
hombres como los ángeles están ordenados al mismo fin, que es la gloria de la divina
porque todos esos miembros vivos están como injertados en Cristo, fruición. De donde el Cuerpo místico de la Iglesia está constituido no sólo por los hombres, sino
formando con El, su divina Cabeza, el Cristo total, o sea, el organis- también por los ángeles. Ahora bien: Cristo es cabeza de toda esta multitud, porque está
mo viviente de su Cuerpo místico. Es, pues, imposible unirse a la más cerca de Dios v participa más perfectamente de sus dones, no sólo en cuanto a los
hombres, sino también en cuanto a los ángeles; y de su influencia no sólo reciben los
P. BERNADOT, O.P., De la Eucaristía a la Trinidad I n.3; precioso librito, que expo- hombres, sino también los ángeles... Y, por lo mismo, Cristo no es sólo cabeza de los hom-
ne de manera sublime las relaciones de la eucaristía con el misterio trinitario. bres, sino también de los ángeles» (III,8,4).
cristianos del mundo; no es abrazo corporal que es algo muy ex- seo personal, si se trata de adultos, o en deseo de la Iglesia, si se tra-
terior y superficial—, sino una especie de fusión de almas tan íntima ta de los niños, según ya vimos» (III,79,1 ad 1).
y profunda, que no hay ninguna unión humana que pueda darnos La razón es porque, para el hombre, el manantial y la fuente úni-
idea de esa divina y sublime realidad. Símbolo de esta unión es el ca de la gracia es Cristo; luego sin la unción real con Cristo —al
pan y vino de la eucaristía, ya que, como dice hermosamente San menos en el deseo— nadie puede tener la gracia. En cualquier for-
Agustín, «el pan se hace de muchos granos de trigo, y el vino, de ma y de cualquier manera que se reciba la gracia, allí está implícito
muchos racimos de uva» 5 . Y en otro lugar dice: «¡Oh sacramento el deseo de la eucaristía, porque allí está implícita la unión real con
de piedad, oh signo de unidad, oh lazo de caridad!» 6 . Cristo.
Los cristianos en pecado, si conservan todavía la fe y la esperan- 2." Luego la eucaristía es la fuente de todas las gracias —porque
za informes, pertenecen de algún modo radicalmente se dice en contiene realmente a Cristo— y el fin de todos los demás sacramentos,
teología— al Cuerpo místico de Cristo; pero como miembros muer- ya que todos ellos se ordenan a la unión con Cristo, que se consigue
tos o ramas secas, que están en gran peligro de eterna condenación si plenamente en la eucaristía (III,65,3).
la muerte les sorprende en ese lamentable estado. 3.° Luego la eucaristía nos aplica los méritos de la pasión de Cristo.
Los paganos, infieles y herejes no son miembros actuales del Oigamos a Santo Tomás:
Cuerpo místico de Cristo, sino únicamente en potencia, o sea, en «En este sacramento se representa la pasión de Cristo, como ya
cuanto que están llamados a él por la conversión y el bautismo. Y dijimos. Por eso los efectos que la pasión hizo en el mundo los hace este sa-
los demonios y condenados del infierno no lo son, ni siquiera en po- cramento en el hombre. Y así, comentando el Crisóstomo las palabras
tencia, por su total, absoluta e irremediable desvinculación de Cristo salió agua y sangre (Io 19,34), dice: «Puesto que de aquí toman princi-
Redentor. pio los sacramentos, cuando te llegues al tremendo cáliz, llégate como
si bebieras del costado mismo de Cristo» (III,79,1).
4.° La eucaristía nos aumenta la gracia santificarte al darnos
la gracia sacramental. 5.° La eucaristía nos aumenta las virtudes teologales, sobre
todo la caridad. Y con ellas todas las demás virtudes infu-
140. Dar la gracia es efecto propio de todos los sacramentos, sas y los dones del Espíritu Santo.
como vimos en su lugar correspondiente; pero la eucaristía lo hace
en grado superlativo, por ser el más excelente de todos, ya que con- 141. 1.° Es evidente que aumenta la fe por el acto de fe inten-
tiene, juntamente con la gracia, el manantial y la fuente de la misma, sísimo que hacemos al recibir un sacramento en el que «se engaña la
que es el propio Cristo. Si bien el grado de gracia que recibimos en vista, el gusto y el tacto», que perciben solamente los accidentes de
cada comunión depende en gran proporción de nuestras disposicio- pan y vino. Es la fe la que nos dice con seguridad inquebrantable
nes al recibirla. que allí no hay pan ni vino, aunque los sentidos corporales lo vean
La gracia sacramental propia de la eucaristía es la llamada gracia y sientan (Praestet fides supplementum, sensuum defectui...). Sabido es
cibativa o nutritiva, porque se nos da a manera de alimento divino que las virtudes infusas crecen y se desarrollan por los actos más in-
que conforta y vigoriza en nuestras almas la vida sobrenatural. tensos que de ellas se ejercitan.
Santo Tomás advierte hermosamente que la eucaristía produce 2.° Aumenta la esperanza, porque precisamente la eucaristía es
en nuestras almas los mismos efectos que produce en el cuerpo el prenda y garantía de la gloria (et futurae gloriae nobis pignus datur), se-
alimento material: gún la promesa clara y explícita de Cristo: «El que come mi carne y
«Y así, todo lo que hacen el manjar y la bebida materiales en la bebe mi sangre, tiene la vida eterna, y yo le resucitaré el último
vida corporal, a saber: sustentar, aumentar, reparar y deleitar, lo hace día... El que come este pan vivirá para siempre» (Io 6,54 y 58).
este sacramento en la vida espiritual» 7 . 3.° Aumenta, sobre todo, la caridad. Escuchemos a Santo To-
más explicando este misterio:
Corolarios. 1." Luego sin el deseo, al menos implícito, de la «Este sacramento confiere espiritualmente la gracia junto con la
eucaristía, nadie puede recibir la gracia. Escuchemos a Santo virtud de la caridad; por eso el Damasceno lo compara con el car-
Tomás: bón encendido que vio Isaías: `Como el carbón no es simple leña,
«Este sacramento tiene, de suyo, virtud para dar la gracia, hasta sino leña con fuego, así el pan de la comunión no es pan corriente,
el extremo de que nadie la tiene antes de recibirlo en deseo, ya sea en de- sino pan unido a la divinidad'. Y pues dice San Gregorio que `el
amor de Dios no está ocioso, sino que, cuando lo hay, obra cosas
grandes', se sigue que este sacramento tiene de suyo eficacia no sólo
s 5:v.. Ac;t srí6, In lo. 6,56 v.26: ML 35,1614. para dar el hábito de la gracia y de la virtud, sino también para exci-
6 Ibid., 6,41: ML 35,1613.
1II,79,1. tar al acto de la misma, según aquello de San Pablo: La caridad de
Cristo nos apremia. Con él el alma se fortifica espiritualmente, se de- 1. ° COMO SACRIFICIO, la eucaristía tiene —como ya dijimos (cf.
leita y de algún modo se embriaga con la dulzura de la divina bon- n.102)— toda la virtud infinita y eficacia reparadora del sacrificio de
dad, según aquello: `Comed y bebed, amigos; embriagaos, carísi- la cruz. Una sola misa bastaría, de suyo, para reparar con infinita so-
mos'» (Cant 5,1) 8. breabundancia todos los pecados del mundo y liberar a todas las al-
4.° Aumenta, finalmente, todas las demás virtudes infusas y los do- mas del purgatorio, si bien la divina Providencia ha dispuesto que
nes del Espíritu Santo, porque, como explica Santo Tomás, están en no se nos aplique este efecto sino en la medida y grado de nuestras
conexión íntima con la gracia y la caridad, y el crecimiento de éstas disposiciones.
arrastra a todos los demás elementos del organismo sobrenatural, 2.° COMO SACRAMENTO, no se ordena, de suyo, a remitir la pena
que crecen todos a la vez como los dedos de una mano 9. temporal debida por los pecados, sino a alimentar y robustecer el
Corolario. La eucaristía tiene, por consiguiente, una eficacia alma con la gracia cibativa. Pero indirectamente produce también la re-
santificadora incomparable, ya que la santidad consiste propiamente misión de la pena debida por los pecados, en cuanto que excita el acto
en el desarrollo y crecimiento perfecto de la gracia y de las virtudes de la caridad, que tiene un gran valor satisfactorio. La cantidad de la
infusas. pena remitida estará en proporción con el grado de fervor y devo-
ción al recibir la eucaristía 12.
6.° La eucaristía borra del alma los pecados veniales, y, en
Corolarios. 1.° Luego «el que la eucaristía quite a veces úni-
determinadas circunstancias, incluso el pecado mortal.
camente parte de la pena y no toda ella, no sucede por falta de po-
142. Vamos a explicar las dos partes de esta afirmación: der en Cristo, sino por falta de devoción en el hombre» (ad 3). Una
sola comunión bien hecha o una sola misa bien oída debería bastar
1.' BORRA LOS PECADOS VENIALES. Es cosa clara y evidente por para librarnos totalmente de la pena temporal debida por nuestros
dos capítulos: pecados, sin necesidad de ganar ninguna indulgencia plenaria.
a) En cuanto que la eucaristía es un alimento divino que repa- 2.° Luego, más que al número de misas oídas o de comuniones
ra las fuerzas del alma perdidas por los pecados veniales (no por los recibidas, hay que atender al fervor y devoción con que se han reali-
mortales, que se las quitan del todo al destruir en ella la vida sobre- zado esos actos.
natural). 8.° La eucaristía preserva de los pecados futuros.
b) Porque excita —como acabamos de ver en la conclusión
anterior— el acto de la caridad, y la caridad actual destruye los peca- 144. La razón es doble: a) porque robustece las fuerzas del
dos veniales —que son un enfriamiento de la caridad—, como el ca- alma contra las malas inclinaciones de la naturaleza, y b) porque nos
lor destruye al frío 10. preserva de los asaltos diabólicos al aplicarnos los efectos de la pa-
sión de Cristo, por la que fue vencido el demonio. Escuchemos a
2.' EN DETERMINADAS CIRCUNSTANCIAS, BORRA INCLUSO EL PECADO MOR- Santo Tomás:
TAL. Tal ocurriría con un hombre que, ignorando que está en peca- «De dos maneras preserva del pecado este sacramento. Primera-
do mortal (v.gr., por olvido o distracción), se acercara a comulgar de mente, porque, al unirmos a Cristo por la gracia, robustece la vida
buena fe con atrición sobrenatural de sus pecados. En este caso, la euca- espiritual, como espiritual manjar y espiritual medicina que es, se-
ristía, que de suyo es un sacramento de vivos, actuaría accidental- gún aquello del salmo: El pan refuerza el corazón del hombre (Ps
mente como sacramento de muertos y le daría la gracia santificante 103,15)... Y también porque, al ser señal de la pasión de Cristo, con
al excitar en él la caridad, que perfeccionará la contricción y borrará la que fueron vencidos los demonios, repele todas sus impugnacio-
el pecado 11 . Hemos hablado de esto en otro lugar, adonde remiti- nes. Por eso dice el Crisóstomo: «Volvemos de esa mesa como leo-
mos al lector (cf. n.16.2.'). nes espirando llamas, haciéndonos terribles al mismo diablo» 13.
Sin embargo, esto no impide que muchos de los que comulgan
7.° La eucaristía remite indirectamente la pena temporal debi-
dignamente vuelvan a pecar después. Porque el hombre viador es de
da por los pecados.
tal condición, que su libre albedrío puede inclinarse al bien o al mal;
143. Para comprender en su verdadero sentido el alcance de por lo tanto, no quita la posibilidad de pecar (ad 1).
esta doctrina hay que distinguir entre la eucaristía como sacrificio y Corolario. Luego, al menos indirectamente, el sacramento de
como sacramento. Y así: la eucaristía disminuye el fómite del pecado y la inclinación al mal.
III,79,1 ad 2. 10 Cf. 1II,79,4. 12 II1,79,5.
9 Cf. I-II,65; 66,2; 68,5, etc. 11 Cf. III,79,3. 13 II1,79,6.
«Aunque este sacramento —dice Santo Tomás— no se ordene de
manera directa a la disminución del fómite, lo disminuye indirecta- B) En el cuerpo
mente al aumentar la caridad; porque, como dice San Agustín, `el
aumento de la caridad es disminución de la concupiscencia'. Directa- 146. Los principales efectos que la eucaristía bien recibida pro-
mente confirma el corazón del hombre en el bien, preservándole así duce en el cuerpo del que comulga son dos: uno que se refiere a la
de pecar» (ad 3). vida presente, y consiste en cierta santificación del mismo, y otro re-
lativo a la vida futura, a saber, el derecho a la resurrección inmortal.
9.° La eucaristía es prenda inestimable de la futura gloria. Vamos a examinarlos con más detalle en dos conclusiones:
145. Consta expresamente: Conclusión 1.' La eucaristía, dignamente recibida, santifica, en cierto
1." POR LA SAGRADA ESCRITURA: Lo dijo el mismo Cristo: «El que modo, el cuerpo mismo del que comulga.
come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna, y yo le resucitaré el últi- He aquí las pruebas:
ma día» (Io 6,54).
1.' LA SAGRADA ESCRITURA. No hay ningún texto que aluda di-
2." POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. Dice el concilio de Tren- rectamente a este efecto eucarístico sobre el cuerpo. Pero San Pablo
to: «Quiso (Cristo) que la eucaristía fuera prenda de nuestra futura dice que por la gracia somos «templos de Dios»; no solamente en
gloria y perpetua felicidad» (D 875). cuanto al alma, sino también en cuanto al cuerpo: «¿No sabéis que
Y en la liturgia del Corpus figura aquella hermosísima antífona vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y
de Santo Tomás de Aquino: «¡Oh sagrado convite, en el que se reci- habéis recibido de Dios?» (1 Cor 6,19). Nada impide, por consi-
be a Cristo, se renueva la memoria de su pasión, se llena el alma de guiente, que esta santificación del cuerpo iniciada por la gracia bau-
gracia y se nos da una prenda de nuestra futura gloria!» tismal alcance en este mundo su máxima intensidad en el abrazo es-
3." POR LA RAZÓN TEOLÓGICA. Ofrece varios argumentos decisi- trechísimo con Cristo que proporciona la eucaristía.
VOS 14: 2.' Los SANTOS PADRES. Hay textos hermosísimos. He aquí al-
a) Porque la eucaristía contiene realmente a Cristo, que nos gunos por vía de ejemplo:
mereció la vida eterna. San Cirilo de Alejandría: «Cuando Cristo está en nosotros, hállase
b) Porque la eucaristía nos aplica los efectos de la pasión y adormecida la ley de la carne, que brama furiosa en nuestros miem-
muerte de Cristo, que nos abrió las puertas del cielo. bros» 15.
c) Porque el alimento espiritual del alma que proporciona la San Bernardo: «Si alguno de vosotros ya no siente tantas veces o
eucaristía, se ordena, de suyo, a su plena refección y saciedad en la
gloria eterna. no tan fuertes los movimientos de ira, de envidia, de lujuria y de las
d) Porque la unión mística de Cristo y de los fieles, significada demás pasiones, dé las gracias al cuerpo y sangre del Señor, porque
la virtud del sacramento obra en él» 16.
en las especies de pan y vino, se incoa en este sacramento en vistas
a su plena consumación en la gloria. 3.' EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. El catecismo del concilio de
Trento que recoge la doctrina del mismo enseña que «la euca-
Corolarios. 1." «Así como la pasión de Cristo, por cuya vir-
tud obra el sacramento, es causa suficiente de la gloria, mas no de ristía refrena también y reprime la misma concupiscencia de la car-
suerte que inmediatamente seamos introducidos en ella, sino que es ne, porque, al encender en el alma el fuego de la caridad, mitiga los
ardores sensuales de nuestro cuerpo» 17 .
menester que `padezcamos con El para ser con El glorificados'
(Rom 8,17), así este sacramento no nos lleva a la gloria al instante, 4.' LA RAZÓN TEOLÓGICA. Es una consecuencia inevitable de la
aunque sí nos da el poder llegar a ella. Por eso se llama viático; en unidad de la persona humana, procedente de la unión sustancial
cuya figura leemos que el profeta Elías (3 Reg 19,8) `comió y be- del alma con su cuerpo. Porque, aunque es cierto que la gracia es
bió, y caminó, con la fuerza de aquel manjar, cuarenta días con sus una realidad sobrenatural, que no puede tener como sujeto de inhe-
noches, hasta Horeb, el monte de Dios'» (ad 1). sión el cuerpo, sino sólo el alma, no lo es menos que, en virtud de
2." «Como no produce efecto la pasión de Cristo en quienes no la influencia de ésta sobre aquél, refluyen sobre el cuerpo, a manera
se ajustan a lo que ella exige, tampoco alcanzan la gloria por este sa- de redundancia, ciertas cualidades del alma; de manera semejante a
cramento quienes lo reciben mal» (ad 2). 15 In lo. 4.
16 Serm. de bapt. et sacram. Altaris n.3: ML 183,271; cf. Obras completas de San Bernar-
do (BAC, 1953) vol.1 p.495.
" Cf. III,79,2. 1 ' Catecismo Romano p.2.' n.53 (ed. BAC, p.485).
como, después de la resurrección, la gloria del cuerpo no será sino a) Si aprovecha sólo a los que la toman o también a los
una redundancia de la gloria del alma. El principal efecto de esta re- demás.
dundancia en el cuerpo de la acción eucarística en el alma es el so- b) Si aprovecha más recibida bajo las dos especies que en una
siego de las pasiones carnales y la moderación en los instintos del sola.
apetito concupiscible e irascible 18. c) En qué momento produce su efecto sacramental.
Corolario. De donde se deduce que la eucaristía, indirecta y
consiguientemente, aprovecha incluso a la salud material del cuerpo.
Porque no hay nada que contribuya tanto a la salud corporal como Vamos a examinarlas por separado.
la paz y alegría del alma y el sosiego de las pasiones corporales. Por
el contrario, el remordimiento y la tristeza —efectos del pecado—,
junto con el alboroto de las pasiones, quebrantan seriamente la mis- A) Si la eucaristía aprovecha tan sólo a los que la toman
ma salud corporal.
Conclusión 2.' La eucaristía confiere al que la recibe dignamente el 147. Para contestar con precisión y exactitud hay que
derecho a la resurrección gloriosa de su cuerpo.
distinguir entre la eucaristía como sacrificio (santa misa) y
Consta claramente en los lugares teológicos tradicionales: como sacramento (sagrada comunión). Vamos a precisar la
doctrina en la siguiente
1.° LA SAGRADA ESCRITURA. Lo dice expresamente el mismo
Conclusión. La eucaristía, en cuanto sacrificio, aprovecha incluso a
Cristo: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eter- los que no la toman; pero, en cuanto sacramento, aprovecha «ex ope-
na, y yo le resucitaré el último día» (Io 6,54). re operato» únicamente a los que la toman, si bien puede aprove-
char también a los demás «ex opere operantis», con mayor razón
2.. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA. El concilio de Trento, COMO que los restantes sacramentos y las buenas obras.
ya hemos visto, dice que la eucaristía es «prenda de nuestra futura
gloria, que abarca el alma y el cuerpo» (D 875).
Esta conclusión tiene tres partes, que vamos a probar por
3.. LA RAZÓN TEOLÓGICA. He aquí cómo expresa el argumento separado:
fundamental un teólogo de nuestros días: «La gracia cristiana con-
duce al hombre a la vida inmortal; como el cristiano ha de morir,
hemos de concluir que le conduce resucitándole. Y como la parte vi- 1.a EN CUANTO SACRIFICIO, APROVECHA INCLUSO A LOS QUE NO LA TO-
vificadora de la gracia procede de la eucaristía, según hemos probado MAN. La razón es porque la eucaristía tiene razón de sacramento,
ya en otras ocasiones, se sigue que es la eucaristía el principio sobre- en cuanto se toma, y razón de sacrificio, en cuanto se ofrece. Luego,
natural del que procede la resurrección» 19. en cuanto sacrificio, aprovecha ex opere operato a todos aquellos por
Sin embargo, este efecto eucarístico hay que entenderlo única- quienes se ofrece, aunque no reciban de hecho la comunión sacra-
mente de la resurrección gloriosa de los bienaventurados. No de la mental. Hemos explicado el modo y grado de esta aplicación al ha-
resurrección de los muertos en general, cuya causa es la resurrección blar de los frutos de la santa misa (cf. n.105-108).
de Cristo Redentor, que afecta eficientemente a todos sus redimidos, Nótese, sin embargo, que para apropiarse los frutos de la euca-
buenos y malos 20 . ristía como sacrificio es preciso unirse a ella por la fe y la caridad. A
los que están en pecado mortal no les alcanza apenas nada —a no
ser algún efecto impetratorio, por la oración de los demás—, ni tam-
I1. CUESTIONES COMPLEMENTARIAS poco a los que no pertenecen en acto al Cuerpo místico de Cristo
(infieles, paganos, etc.). E incluso a los fieles que se unan al sacrifi-
Las principales cuestiones complementarias en torno a los cio por la fe y la caridad, no les aprovecha por igual a todos, sino a
efectos de la eucaristía son tres: cada uno más o menos según su devoción 21.
2.a EN CUANTO SACRAMENTO, APROVECHA «Ex OPERE OPERATO» ÚNICA-
1, Cf. 1I1,79,1 ad 3.
MENTE A LOS QUE LA TOMAN. Porque ésa es la economía general de
19 P. SACRAS, Efectos de la eucaristía, introd. a la q.79 de la 3. 2 parte de la Suma teoló- los sacramentos en cuanto tales. Lo que se confirma por la misma
gica (BAC, Suma teológica bilingüe, t.13 p.687).
20 Cf. 1I1,56,1 c et ad 3; Suppl. 76,1; Contra gent. 4,97.
21 Cf. 111,79,7 ad 2.
razón de la gracia propiamente eucarística, que es cibativa o nutriti- bien: el sacrificio de la eucaristía fue instituido por Cristo para repre-
va: el alimento aprovecha tan sólo a los que lo toman. sentar y reproducir el sacrificio del Calvario, místicamente manifes-
tado en la especie de pan y vino, que simbolizan la separación del
3.. PERO PUEDE APROVECHAR A LOS DEMÁS «EX OPERE OPERANTIS», CON cuerpo y de la sangre de Cristo, como hemos explicado en su lugar
MAYOR RAZÓN QUE LOS RESTANTES SACRAMENTOS Y LAS BUENAS OBRAS. correspondiente. De donde se sigue que el sacerdote sacrificador
debe perfeccionar el sacrificio tomando el cuerpo y la sangre del Se-
Es evidente por dos razones: ñor bajo una y otra especie 22.
a) A título común con las buenas obras en general, que pueden ofre-
Conclusión 2.' No consta en ninguna parte que Cristo preceptuara
cerse por los demás a modo de impetración, de indulgencia, de mérito de administrar la eucaristía a los fieles bajo las dos especies.
congruo y de satisfacción. Puede, en efecto, el que comulga conseguir a
los demás alguna gracia con una oración más ferviente que la ordi- Los protestantes afirman que Cristo puso este precepto cuando
naria, excitado por la misma comunión eucarística; aplicar a los di- dijo: «En verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del
funtos las indulgencias anejas a la comunión o a otra práctica con ella hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros» (Io
relacionada; ofrecer la comunión por otros como cierto mérito de con- 6,54). No advierten que el que recibe la comunión bajo una sola es-
gruo (cf. I-II,114,6), e incluso ofrecer el valor satisfactorio de la mis-
pecie, en realidad come la carne de Cristo y bebe su sangre, porque
ma, en cuanto obra penosa por la exquisita preparación y recogi- una y otra están contenidas en cualquiera de las dos especies
miento que de suyo requiere. (aunque no estén representadas en cada una). El mismo Cristo habla
b) A título peculiar y propio de la eucaristía, tanto a modo de sa- indistintamente de las dos o de una sola, como se ve en los siguien-
tisfacción como de impetración. Porque, como hemos visto más arriba tes textos: «Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de
(cf. n.143), la eucaristía remite indirectamente la pena temporal debida este pan, vivirá para siempre» (Io 6,52); «El que come mi carne y bebe
por los pecados, en cuanto que excita el acto de la caridad, que tiene mi sangre, tiene la vida eterna» (Io 6,55); «El que come este pan vivirá
un gran valor satisfactorio; y, como es sabido, el valor satisfactorio para siempre» (Io 6,59).
de nuestras obras es comunicable a los demás miembros del Cuerpo El concilio de Trento condenó expresamente la doctrina de los
místico, a diferencia del valor meritorio, que es personal e intransferi- protestantes en la siguiente declaración dogmática:
ble. Y en cuanto al valor impetratorio por los demás, es incompara- «Si alguno dijere que, por mandato de Dios o por necesidad
blemente más grande en la eucaristía que en cualquier otra obra para la salvación, todos y cada uno de los fieles de Cristo deben re-
buena, porque en ella nuestra oración es mezcla y se funde, en cier- cibir ambas especies del santísimo sacramento de la eucaristía, sea
to modo, con la oración omnipotente de Cristo, que está «siempre anatema» (D 934).
vivo para interceder por nosotros» (Hebr 7,25).
Conclusión 3.' La Iglesia católica introdujo laudablemente, por justas
causas y razones, la costumbre de administrar a los fieles la eucaris-
tía bajo la sola especie de pan.
B) Si aprovecha más recibida bajo las dos especies
Esta doctrina fue también expresamente definida por el concilio
de Constanza (D 626) contra Wiclef, Hus, etc., y por el de Trento
148. Es una cuestión que pusieron sobre el tapete prin- contra los protestantes. He aquí el texto de la declaración triden-
cipalmente los protestantes, que acusaron a la Iglesia católica tina:
de haber alterado el pensamiento de Cristo en la administra- «Si alguno dijere que la santa Iglesia católica no fue movida, por
ción de la eucaristía a los fieles bajo la sola especie de pan. justas causas y razones, para comulgar bajo la sola especie del pan a
Vamos a precisar cuidadosamente la doctrina verdadera en los laicos y a los clérigos que no celebran, o que en eso ha errado,
unas conclusiones. sea anatema» (D 935).
He aquí las principales razones que movieron a la Iglesia a to-
mar esta sabia y prudente determinación:
Conclusión 1.' El sacerdote celebrante tiene obligación, bajo pecado
mortal, de recibir la eucaristía bajo las dos especies de pan y vino. a) El peligro de derramarse la sangre del Señor. Escuchemos al
Doctor Angélico explicando esta razón:
La razón es porque el sacerdote que celebra la misa obra en per- «Por parte de quienes reciben la eucaristía se requiere suma re-
sona de Cristo para la realización del sacrificio eucarístico. Ahora 22
I1I,80,12; cf. cn.927.
verencia y cautela, para que no ocurra nada que ceda en injuria de La razón fundamental aparece clara con una sencilla distinción.
misterio tan grande. Esto podría suceder en la comunión de la san- Una cosa es la representación de la pasión de Cristo —que exige,
gre, que, al tomarse sin precaución, se derramaría con facilidad. Y como ya hemos dicho, la consagración de las dos especies y la co-
pues ha crecido el pueblo cristiano, compuesto de ancianos, jóvenes munión de ambas por el sacerdote que celebra la misa—, y otra la
y párvulos, algunos de los cuales no tienen suficiente discreción recepción del cuerpo y de la sangre del Señor, que se recibe íntegramente
para poner el debido cuidado al usar el sacramento, ciertas Iglesias por cualquiera de las dos especies. Santo Tomás explica con su clari-
no dan la sangre al pueblo, sumiéndola sólo el sacerdote 23, dad acostumbrada esta definición con las siguientes palabras:
b) Por falta de vino para toda la muchedumbre en determinadas «La pasión del Señor se representa en la consagración. Por eso
regiones. no se debe consagrar el cuerpo sin la sangre. Pero el pueblo puede
c) Por la dificultad de guardar la eucaristíabajo la especie de vino. recibir el cuerpo sin la sangre, sin que por ello se siga detrimento alguno,
d) Por la aversión de algunos a beber el vino o a tomarlo en el porque el sacerdote ofrece y toma la sangre en persona de todos, y
mismo vaso que los demás. Imposible pensar en un vaso distinto además, como queda dicho, porque Cristo entero se contiene bajo
para cada uno. una y otra especie» 24 .
e) Por la gran complicación que la administración bajo las dos es-
Corolarios. 1.° Luego el sacerdote que comulga bajo las dos
pecies traería tratándose de una gran multitud de fieles.
especies no recibe dos veces la comunión, sino una sola, ya que la
Por estas y otras razones aparece con toda claridad que la Iglesia eucaristía constituye bajo las dos especies un solo sacramento formal y
obró prudentísimamente al prescribir para los fieles en general la co- perfectivamente.
munión bajo la sola especie de pan. 2.. El que toma varias hostias o de tamaño más grande, no re-
cibe mayor gracia sacramental que el que recibe una sola o de tama-
Conclusión 4.' La comunión bajo las dos especies es lícita en deter- ño menor, porque una sola es la comunión y del mismo modo reci-
minadas circunstancias. be por entero a Cristo el primero que el segundo.
Modernamente se permite a los simples fieles, en determinadas
circunstancias, recibir la sagrada comunión bajo las dos especies. He
C) En qué momento produce su efecto la eucaristía
aquí lo que determina el Código canónico:
«La sagrada comunión adminístrese solamente bajo la especie
de pan, o, según las leyes litúrgicas, bajo una y otra especie. Y, en 149. Aunque hay diversas opiniones entre los teólogos,
caso de necesidad, incluso bajo la sola especie de vino» (cn.925). la más común y probable es la que sostiene que la eucaristía
Entre los modos que propone la instrucción del Misal Romano produce su efecto sacramental no en el momento de recibir la
para administrar la comunión bajo las dos especies, destaca el que se sagrada forma en la boca ni en el de su deglución o paso por
toma directamente del cáliz mismo la especie de vino. Pero como la garganta, sino en el instante mismo de su llegada al es-
esto es prácticamente imposible cuando son muchos los comulgan- tómago. La razón es porque Cristo instituyó este sacramento
tes y tiene otros serios inconvenientes, es preferible el rito de admi- a manera de comida, y no puede decirse que se ha comido un
nistrar la comunión bajo ambas especies mojando la hostia en el cáliz, alimento hasta que se haya incorporado al estómago del que
pero poniendo especial cuidado de no derramar alguna gota al ex-
traerla mojada del cáliz. lo come.
Conclusión 5.' La comunión bajo una sola especie confiere íntegra- Corolarios. 1.. Luego no recibiría el efecto sacramental euca-
mente el efecto del sacramento no menos que la comunión con am- rístico el que recibiera la sagrada forma en la boca y la arrojase en
bas especies. seguida, o la retuviera tanto tiempo que se deshiciera totalmente en
la boca y no llegara nada de ella al estómago.
Esta conclusión se desprende con toda claridad de la siguiente 2.° El efecto sacramental —aumento de la gracia— lo produce
declaración dogmática del concilio de Trento: la eucaristía una sola vez ex opere operato, precisamente en el momen-
«Si alguno negare que bajo la sola especie de pan se recibe total to mismo de su ingreso en el estómago. No caben nuevos aumentos
e íntegramente a Cristo, fuente y autor de todas las gracias, porque, sacramentales ex opere operato, ni siquiera durante el tiempo en que
como falsamente afirman algunos, no se recibe bajo las dos especies las especies sacramentales permanecen incorruptas en el estómago.
conforme a la institución del mismo Cristo, sea anatema» (D 936).
23 111,80,12. 24 1,11,80,12 ad 3.
Aunque son posibles nuevos incrementos de la gracia sacramental de la eucaristía y por las palabras expresas de San Pablo: «Así, pues,
ex opere operantis, o sea, por los actos más fervientes de amor, adora- quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo
ción, etc., que vaya realizando el que acaba de comulgar. del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a
3.° Luego para los efectos sacramentales que produce la euca- sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz, pues el que sin
ristía ex opere operato es más importante la preparación para comulgar discernir come y bebe el cuerpo del Señor, se come y bebe su pro-
que la acción de gracias después de recibirla. Para los efectos ex opere pia condenación» (1 Cor 11,27-29).
operantis interesan por igual la preparación y la acción de gracias. A este precepto natural y divino, la Iglesia ha añadido el precepto
4.° Aunque quizá fuera válida la administración de la eucaristía de la previa confesión, sin que baste el simple acto de contrición. La
a través de una fístula artificial aplicada directamente al estómago de Iglesia procede, en esto como en todo, prudentísimamente. Porque
un enfermo que no pueda deglutir la sagrada forma, la Sagrada la eucaristía es un sacramento santísimo, que exige el estado de gra-
Congregación del Santo Oficio declaró el 27 de enero de 1886 y el cia en el que la recibe con mucha mayor razón que cualquier otro
27 de noviembre de 1919 que no conviene administrarla de ese modo. sacramento de vivos. Y, aunque teóricamente está en gracia de Dios
Desde luego, no hay inconveniente en administrarla por la boca el que ha logrado emitir un acto de perfecta contrición, la Iglesia no se
a un enfermo que tenga un esófago artificial, con tal que pueda de- conforma con ello —por la facilidad de equivocarse creyendo que
glutir por sí mismo la sagrada forma. se tiene perfecta contrición—, y exige la garantía de la previa confe-
sión sacramental para evitar el sacrilegio eucarístico.
Sin embargo, en circunstancias excepcionales, la Iglesia autoriza
ARTICULO IV a los fieles la recepción de la eucaristía con sólo el acto previo de
perfecta contrición, como consta en la segunda parte del canon cita-
Disposiciones para comulgar do. Pero para ello es preciso que se reúnan copulativamente estas
dos condiciones: a) necesidad urgente de comulgar, y b) carencia de
confesor. Vamos a explicarlas un poco.
Las disposiciones para comulgar lícita y provechosamente
pueden considerarse por parte del alma y por parte del cuerpo. a) HAY NECESIDAD URGENTE DE COMULGAR:
Vamos a examinarlas por separado. 1:' En peligro de muerte, ya sea del propio comulgante (v.gr., el
sacerdote enfermo que está solo en su parroquia o el seglar mori-
bundo ante un sacerdote que no entiende su idioma) o de otra per-
I. POR PARTE DEL ALMA sona (v.gr., el sacerdote que debe celebrar para consagrar una hostia
con el fin de administrar el viático a un enfermo). Como se ve, este
Las principales son cuatro: estado de gracia, inmunidad de caso ocurrirá rara vez en la práctica.
2." Si no puede omitirse la comunión sin grave escándalo o infamia;
censuras eclesiásticas, conveniente preparación y fervorosa acción de v.gr., si, estando ya en el comulgatorio, se acordase de estar en pe-
gracias. cado mortal. Si no puede retirarse sin llamar gravemente la atención
de los presentes, puede comulgar haciendo antes un acto de perfecta
contrición 1 .
A) Estado de gracia 3.° Si de otra suerte no podría cumplirse el precepto pascual. —Algu-
nos autores niegan que sea suficiente esta imposibilidad, porque el
150. Escuchemos en primer lugar lo que dispone el Có- precepto de confesarse previamente es más grave que el de recibir la
digo canónico: comunión precisamente en el tiempo pascual: podría diferirse para más
tarde. Otros creen suficiente esta imposibilidad. En la práctica, el
«El que tenga conciencia de estar en pecado grave, no se atreva caso ocurrirá raras veces, a no ser en territorio de misiones o en
a celebrar la misa o a recibir la sagrada comunión, a no ser que no otros con gran escasez de sacerdotes.
tenga oportunidad de confesarse y exista una grave razón. En cuyo
caso recuerde que tiene obligación de hacer un acto de perfecta con- Nótese bien que ni en éste ni en ningún otro caso autoriza jamás la Iglesia a co-
trición con el propósito de confesarse cuanto antes» (cn.916). mulgar en pecado mortal, sino únicamente a comulgar en gracia a base de un acto de
perfecta contrición sin haberse confesado previamente. Claro que queda pendiente la
Esta misma prohibición la había establecido ya anteriormente el obligación de confesarse de aquel pecado anterior en la primera confesión que se haga.
santo concilio de Trento (D 880 y 893).
La prohibición de recibir la eucaristía en pecado mortal es de
derecho natural y de derecho divino. Consta por la naturaleza misma
b) SE CARECE DE CONFESOR: meros grupos son, de suyo, más graves que la comunión sacrílega.
1.° Cuando no hay ningún sacerdote presente, o no tiene licen- Puede suceder, sin embargo, que la comunión sacrílega sea más gra-
cias ministeriales en la diócesis o lugar donde se encuentre (aunque ve por razón del mayor desprecio que pueda tener el que comulga
las tenga en otras partes), o no entiende el idioma, o no quiere con- mal a sabiendas y con plena conciencia de ello; si bien en la práctica
fesar, etc. los que comulgan sacrílegamente no suelen hacerlo por desprecio,
2.° Cuando, no teniendo ningún confesor presente, sea difícil sino por timidez, falsa vergüenza (v.gr., por no pasar ante los demás
acudir a un confesor ausente. Esta dificultad no puede determinarse como pecadores, etc.), lo que disminuye la gravedad de su pecado
de una manera general, ya que depende de las circunstancias concre- con relación al que lo hace por desprecio.
tas del caso: debilidad de la persona, distancia (unas dos horas de De aquí se sigue que, como añade Santo Tomás, «quien echara
camino, y acaso menos en tiempo muy inclemente), camino áspero, al lodo el sacramento pecaría más gravemente que quien se llegase a
dificultad de hacerlo sin llamar gravemente la atención, etc. él con conciencia de pecado mortal. En primer lugar, porque lo ha-
3.° Cuando no es posible confesarse con el sacerdote presente ría con intención de injuriarlo, cosa que no intenta (de ordinario)
sin que se siga un grave daño ajeno (v.gr., la revelación del cómpli- quien recibe indignamente el cuerpo de Cristo. Y además porque el
ce del propio pecado) o sin grave infamia propia extrínseca a la mis- pecador es capaz de gracia y, por lo tanto, más apto para recibir el
ma confesión (lo que ocurrirá rarísima vez). sacramento que cualquier criatura irracional. Por eso abusaría del sa-
4.° Algunos autores opinan que excusa también una vergüenza cramento con más desorden quien lo diera a comer a los perros o lo
extraordinaria y casi insuperable (v.gr., si la hermana tuviera que con- echara al barro para ser pisoteado» (ad 3).
fesar a su hermano, o el padre a su hijo sacerdote, un pecado muy 2.° La comunión con duda de pecado. El que duda si co-
vergonzoso). La razón es porque esta vergüenza tan extraordinaria metió un pecado mortal o si lo declaró debidamente en la confesión,
no es solamente intrínseca a la confesión (lo que no excusaría de ha- e incluso el que recuerda un pecado mortal olvidado inculpablemen-
cerla), sino también extrínseca, por la situación embarazosa que crea- te en la confesión, bien haría en confesarse antes de recibir la comu-
ría entre el sacerdote y el penitente en sus relaciones familiares. Si nión, si puede cómodamente hacerlo; pero no está obligado a ello,
la distancia de unas dos horas con relación a un confesor ausente con tal de hacer un previo acto de contrición y declarar en la prime-
puede excusar a veces de la confesión previa, ¿por qué no la excusa- ra confesión el estado de su conciencia. Las personas escrupulosas,
ría también este caso tan duro y casi superior a las fuerzas hu- sobre todo, deben obedecer a ciegas el dictamen del confesor.
manas? 2
Nótese que en cualquiera de estos casos hay obligación de hacer,
antes de comulgar, un acto de perfecta contrición, y queda siempre B) Inmunidad de censuras eclesiásticas
pendiente la obligación de confesarse en la primera confesión que se
haga con un confesor que carezca de los citados inconvenientes. 152. Los excomulgados no pueden recibir la eucaristía ni sacra-
151. Escolios. 1.° Gravedad de la comunión sacrílega. mento alguno a no ser que se arrepientan de sus pecados y obten-
Todo aquel que comulga a sabiendas de estar en pecado mortal, sin ha- gan la absolución de su censura. Lo mismo hay que decir del que
berse confesado previamente o sin haber emitido un acto de perfecta sufra entredicho personal (cn.915). Esta prohibición obliga al exco-
contrición (en las circunstancias indicadas), comete un gravísimo sa- mulgado o entredicho bajo pecado mortal, a no ser que le excuse la ig-
crilegio, que le hace «reo del cuerpo y de la sangre del Señor» norancia, el peligro de escándalo o de infamia o algún otro inconve-
(1 Cor 11,27). niente grave 4.
Sin embargo, como explica admirablemente Santo Tomás 3 este Sin embargo, el excomulgado que, a pesar de esta prohibición,
,
sacrilegio, aunque muy grave, no constituye el mayor de todos los se acercara a recibir un sacramento (v.gr., a contraer matrimonio),
pecados posibles. Porque la gravedad específica de un pecado se lo recibiría válidamente, aunque ilícita y sacrílegamente, a excepción
mide por el objeto contra el que se peca. Hay pecados contra la di- del sacramento de la penitencia, que sería nulo por falta de disposi-
vinidad, como la blasfemia, por ejemplo; pecados contra la humani- ciones en el penitente, a no ser que lo recibiera de buena fe (v.gr., sin
dad de Cristo considerada en sí misma, como el de los que le escu- acordarse de su excomunión) con las disposiciones que, por otra
pieron o crucificaron, y pecados contra la humanidad de Cristo, parte, se requieren.
oculta bajo las especies sacramentales. Los pecados de los dos pri-
Cf. CAPPELLO, De sacramentis I n.443.
INTRODUCCION
b) La voluntad de destruirlo en nosotros empleando los medios co- RELACIONADA CON LA JUSTICIA, porque es evidente que la repara-
nocidos como necesarios, o sea, el sacramento de la penitencia, para ción de una injuria es acto de justicia, por el que se restablece la
el que conozca su institución por Cristo como medio necesario para igualdad entre el ofendido y el ofensor.
la absolución de los pecados, o el acto de perfecta contrición bajo el CONMUTATIVA. La razón es porque la injuria que uno comete
influjo de una gracia actual, para el que desconozca la economía sa- contra otro, rompe la igualdad que entre ambos debe reinar; su re-
cramentaria (v.gr., los paganos o infieles). paración, por tanto, debe pertenecer a aquella parte de la justicia
c) La voluntad de satisfacer a Dios por los pecados cometidos, que regula las relaciones de unos para con otros, es decir, a la jus-
porque las ofensas o injurias inferidas a alguien deben repararse por ticia conmutativa. Y como la penitencia pretende reparar la injuria
una satisfacción prestada libremente. hecha a Dios por el hombre, viene a ser, en las relaciones para con
Dios, lo que la justicia conmutativa en las de un hombre para con
d) El propósito sincero de nunca más pecar, que va implícito en otro 5.
todo verdadero arrepentimiento, pero que conviene actuarlo expre-
samente para arraigarlo más y más en el alma. COMO PARTE POTENCIAL DE LA MISMA. Como es sabido, constituyen
las partes potenciales de una virtud cardinal aquellas virtudes deri-
Conclusión 2.' La penitencia es una virtud especial relacionada con la vadas que no realizan íntegramente las condiciones que exige y re-
justicia conmutativa como parte potencial de la misma. (Doctrina úne la cardinal correspondiente. Ahora bien: es evidente que a la vir-
común en teología.) tud de la penitencia le falta una de las tres condiciones esenciales de
la justicia perfecta (conmutativa, distributiva y legal), a saber, la
Esta conclusión contiene varias afirmaciones, que vamos igualdad estricta entre lo debido y lo que se da. Es imposible, en efec-
a examinar por separado recorriendo todos sus términos. to, que la reparación que el hombre ofrezca a Dios en satisfacción
de la ofensa que le infirió con sus pecados pueda igualar jamás la
LA PENITENCIA entendida como dolor de los pecados, en cuanto magnitud de la injuria, que es en cierto modo infinita, por razón de
son ofensa de Dios. la distancia infinita que existe entre el hombre y Dios. Esa repara-
Es UNA VIRTUD. Los protestantes lo negaron. Según ellos, la pe- ción penitencial realiza las otras dos condiciones de la justicia per-
nitencia, tal como la entienden los católicos, lejos de ser virtud, fecta (alteridad y débito estricto), pero le falta la debida igualdad entre
constituye una verdadera inmoralidad, va que atribuye a los actos la ofensa y reparación, y por eso constituye una virtud imperfecta,
humanos de arrepentimiento y propósito la causa de la justificación derivada o potencial de la justicia conmutativa (cf. ad 2).
del pecador, que sólo puede obtenerse por la fiducia en los méritos
de Cristo. Contra ellos, el concilio de Trento definió expresamente Conclusión 3.' El objeto material de la penitencia lo constituyen to-
dos los pecados graves o leves cometidos personalmente. (Doctrina
que la penitencia es una verdadera virtud (D 915; cf. 746 897); y es común en teología.)
cosa clara y evidente, si se tiene en cuenta que inclina a un acto bue-
no y excelente, o sea, a arrepentirse de los pecados en cuanto ofen- Expliquemos un poco cada uno de los términos de la
sas de Dios 3 . conclusión.
ESPECIAL. Algunos teólogos antiguos creían que la penitencia EL OBJETO MATERIAL, o sea, la materia sobre la que versa la
no constituía una virtud especial distinta de las demás, sino que era virtud.
z Ibid., c et ad 1; cf. 84,5 ad 3. II1,85,2.
Cf. 111,85,1. III,85,3 c et ad 3.
DE LA PENITENCIA considerada como virtud y como parte del sa- c) Relativamente privativa o sea, la carencia de una perfección de-
cramento del mismo nombre. bida a título de conveniencia. Son las llamadas imperfecciones por los
maestros de la vida espiritual, y tienen lugar cuando se realiza un
Lo CONSTITUYEN TODOS LOS PECADOS. Como explica Santo Tomás, acto bueno y meritorio con menos fervor del que se hubiera podido te-
los pecados constituyen el objeto material de la penitencia, no en ner. No constituyen propiamente objeto de penitencia, porque no
cuanto intentados —lo que sería absurdo y sacrílego—, sino en importan razón de pecado —y en esto se distinguen del pecado ve-
cuanto detestados y abolidos. Lo cual significa que los pecados nial, por muy pequeño que sea—, ya que, de suyo, son actos bue-
constituyen únicamente la materia remota de la virtud de la peniten- nos y meritorios (aunque imperfectos), como quiera que no se da
cia (materia rechazable); no la próxima, que está constituida por los medio entre el bien y el mal.
actos del penitente rechazando sus pecados, o sea, por el arrepenti- No vale la distinción de Lugo, quien afirma que, aunque las im-
miento y la satisfacción de los mismos 6 . perfecciones no sean malas, disponen indirecta y remotamente al pe-
GRAVES O LEVES. Primaria y principalmente, la penitencia recae cado, y en este sentido son objeto de penitencia. Se niega este su-
sobre el pecado mortal, que es el único que realiza en toda su pleni- puesto, porque la imperfección, por su propia naturaleza, es un acto
tud y perfección la noción misma de pecado, porque sólo el pecado bueno y meritorio (aunque imperfecto), que, por lo mismo, no dis-
mortal aparta totalmente al hombre de Dios y le hace enemigo suyo. pone al pecado, sino a la gracia, aunque no a una gracia tan abun-
Sólo en el pecado mortal se da en toda su plenitud la injuria contra dante como la que se hubiera obtenido con un acto bueno no im-
Dios, lesionando sus derechos de supremo dueño y legislador al perfecto; ni aparta de Dios, sino que conduce a El, aunque más len-
usar de uno mismo o de las criaturas contra el orden impuesto por tamente. No es lo mismo indisponer que disponer menos, ni apartar que
El. El pecado venial, como pecado que es, desagrada también a aproximar menos. Lo cual no obsta para que los maestros de la vida
Dios y entibia las amorosas relaciones entre El y el alma vivificada espiritual exhorten con mucha razón a evitar y aborrecer las imper-
por la gracia; pero no constituye una verdadera injuria en todo el ri- fecciones; aunque ese aborrecimiento no procede de la virtud de la
gor de la palabra ni va propiamente contra la ley divina, sino que se penitencia, sino del fervor de la caridad, que nos empuja a «aspirar
coloca al margen de la misma, sin contrariarla directamente. Es una a los mejores dones» y a seguir «el camino mejor», como dice el
desviación del camino recto que conduce a Dios, pero no un aparta- apóstol San Pablo (1 Cor 12,31).
miento total de él volviendo las espaldas a Dios. Ahora bien: como la 2.. Los pecados ya perdonados, tanto mortales como veniales, son
penitencia tiene propiamente por objeto restablecer la amistad del también objeto de penitencia, porque permanecen en su ser objetivo
hombre con Dios, haciendo que el hombre se convierta de enemigo como pasados (y, en cierto sentido, incluso subjetivamente en sus cau-
en amigo al borrar la injuria cometida contra El, es evidente que se sas y efectos), y, por tanto, pueden ser aborrecidos y reparados por
refiere en primer lugar al pecado mortal, en el cual se dan primaria y la penitencia. Por eso dice el salmista: «Lávame más y más de mi ini-
principalmente los desórdenes que la penitencia trata de remediar. quidad» (Ps 50,4).
Los pecados veniales caen también dentro del ámbito de la peniten-
cia, pero sólo en segundo lugar 7 . 3.. La pena debida por los pecados puede ser también objeto de
penitencia, porque es efecto del pecado. Por tanto, al aborrecer la
A esta doctrina tenemos que añadir lo siguiente: pena, puede aborrecerse el pecado mismo como la causa en el efec-
1.. Las llamadas imperfecciones caen o no bajo el ámbito de la ' to; y la intención de destruir la pena por la satisfacción penitencial
penitencia según la clase y el concepto que se tenga de las mismas. equivale a la intención de destruir el pecado en sus efectos.
Cabe distinguir una triple imperfección: COMETIDOS PERSONALMENTE. Por falta de esta condición no cons-
a) Meramente negativa, o sea, la carencia de una perfección posi- tituyen materia de la penitencia el pecado original, ni el material, ni el
ble en el sujeto. En este sentido, todo acto del hombre es imperfec- futuro, ni el ajeno:
to, por muy bueno que sea en sí mismo. No es objeto de penitencia, a) No el original, porque no lo cometimos personalmente ni por
como es obvio. propia voluntad, a no ser en cuanto que la voluntad de Adán es te-
b) Absolutamente privativa, o sea, la carencia de una perfección nida como nuestra, según la expresión de San Pablo: En el cual todos
debida a título de necesidad, que el sujeto no posee por culpa suya. Es hemos pecado (Rom 5,12). Cabe, sin embargo, cierta penitencia del pe-
objeto de penitencia, puesto que constituye un pecado, al menos cado original, si tomamos la palabra penitencia en sentido amplio, o
venial. sea, como sinónima de detestación de cualquier cosa pasada (84,2
III,84,2.
ad 3).
Cf. III,84,2 ad 3. b) Ni el pecado material, o sea, la acción objetivamente mala que
se comete involuntariamente o sin advertir poco ni mucho su malicia, rar la ofensa inferida a Dios por el pecado es una cosa buena y ho-
porque no constituye propiamente ofensa de Dios, y no necesita, nesta, que no cae bajo el ámbito de ninguna otra virtud fuera de la
por tanto, ser reparada por la dolorosa conversión de la voluntad. penitencia. Este es el motivo que impulsa o mueve a la penitencia a
c) Ni el pecado futuro, porque no se ha cometido todavía, y, por realizar sus actos. Dicho en fórmula técnica, éste es su objeto for-
tanto, no se ha producido el desorden de la voluntad que la peniten- mal quo.
cia ha de enderezar. Otra cosa sería si el pecado futuro se deseara ac-
tualmente, porque en este caso el pecado está ya cometido en el co-
razón. ARTICULO III
Sin embargo, con relación al tiempo futuro —más que con rela-
ción al pecado futuro , o sea, acerca de los pecados posibles en Sobrenaturalidad
tiempo futuro, se da el acto secundario de la penitencia, que es el
propósito de no volver jamás a pecar. 179. Vamos a examinar en este artículo una cuestión de
d) Ni el pecado ajeno, porque no somos nosotros responsables gran importancia y transcendencia en teología dogmática: la
del mismo a no ser por razón del escándalo, que es pecado pro- estricta sobrenaturalidad de la virtud de la penitencia, de suerte
pio —, y no podemos borrarlo con nuestro arrepentimiento. Pode-
mos y debemos por caridad rogar a Dios que perdone los pecados que toda penitencia puramente natural de los pecados cometi-
del prójimo; pero no está en nuestra mano conseguir que el pecador dos es totalmente insuficiente e inválida para obtener el per-
se arrepienta de ellos, que es la condición indispensable para hacer- dón de los pecados y la infusión de la divina gracia.
los desaparecer. Para proceder con mayor claridad y precisión, expondre-
mos la doctrina católica en una serie de conclusiones.
Conclusión 4.' El objeto formal de la penitencia es la reparación del
derecho divino, violado por la culpa. (Doctrina común.)
Conclusión 1.' Arrepentirse de las malas acciones realizadas es de or-
La razón es porque la penitencia considera todos los pecados den y de derecho natural. Por lo mismo, el hombre puede conocer,
por la sola razón natural, la obligación de arrepentirse de sus malas j
—que constituyen, como acabamos de ver, su objeto material—
obras y puede arrepentirse de las mismas con su voluntad natural,
bajo un aspecto único, o sea, en cuanto son una injuria cometida con- si bien este arrepentimiento puramente natural es del todo insufi-
tra Dios. Todos los demás aspectos que se pueden distinguir en el ciente para obtener de Dios el perdón de los pecados. (Doctrina cier-
pecado caen bajo el dominio de otras virtudes, que no tienen como ta en teología; de fe en su última parte.)
finalidad propia y específica borrar o reparar la injuria cometida con-
tra Dios. Este aspecto pertenece exclusivamente a la penitencia y es Esta conclusión es clara, si se tiene en cuenta que por la simple
l el único en que se fija; luego él constituye el objeto formal y propio razón natural, sin necesidad de las luces de la fe, puede el hombre
de la penitencia (objeto formal quod). distinguir entre lo que es moralmente bueno o malo, o sea entre lo
De donde se desprende, como corolario inevitable, que, entre que está conforme o disconforme con la recta razón. Puede conocer
los múltiples actos de la virtud de la penitencia (contrición, confe- también que es obligatorio hacer el bien y evitar el mal. Puede, asi-
sión, reparación), el más importante y esencial es la contrición del co- mismo, conocer naturalmente la existencia de Dios y la necesidad de
razón, porque con ella se ofrece a Dios la máxima reparación o satis- darle culto; y puede advertir claramente que algunas acciones son
facción de que el hombre es capaz. Por la contrición, el hombre rom- contrarias al culto debido a Dios (v.gr., por la insubordinación o
pe su pecaminosa adhesión a la criatura y se convierte de nuevo a irreligiosidad que encierren), y, por lo mismo, le injurian, violando
Dios, devolviéndole sus derechos supremos de creador y legislador, sus derechos divinos. De todo esto se puede inferir fácilmente que
conculcados por el pecado. Esta doctrina fue proclamada expresa- estas injurias a Dios, como malas que son, hay que evitarlas; y, si se
mente por el concilio de Trento contra los errores protestantes han cometido ya, es preciso repararlas por el arrepentimiento, que
(D 897). es como cierta fuga o huida del mal, y por la expiación dolorosa,
que equivale a cierta reparación por la complacencia habida en el
Conclusión 5.' El motivo formal de la penitencia es la especial bon- acto pecaminoso 1 .
cados concilios en los lugares citados. cia del arrepentimiento—, como ocurre en la justificación del peca-
c) La justificación misma y el acto peculiar de contrición que justifica dor. Pero los actos de penitencia realizado por el justo, o sea, por el
al pecador es totalmente obra de la gracia. Consta expresamente por las que está ya en posesión de la gracia santificante y de todos los hábi-
definiciones de los dos indicados concilios (cf. D 179ss; 811 ss). tos o virtudes infusas inseparables de la misma gracia, proceden de
d) El acto de atrición, que prepara para la justificación, y el acto de la virtud de la penitencia esencialmente sobrenatural o infusa, no de
contrición, que justifica al pecador, son esencialmente sobrenaturales. Fue de- una penitencia natural o adquirida influenciada sobrenaturalmente
finido también expresamente por los indicados concilios (cf. D 198 •
por las virtudes teologales.
899 915).
2 Cf. I-II,109,6-7; y Contra gent. 3,158.161, donde explica ampliamente el Doctor
3.' LA RAZÓN TEOLÓGICA. Es una consecuencia clarísima e in- Angélico la doctrina católica que acabamos de resumir.
Que para la justificación del pecador se requiera el previo empu-
je sobrenatural del Espíritu Santo, es una verdad de fe expresamente ARTICULO IV
definida por el concilio de Trento. He aquí el texto de la declara-
ción dogmática: Sujeto
«Si alguno dijere que, sin la inspiración preveniente del Espíritu
Santo y sin su ayuda, puede el hombre creer, esperar y amar o arre- Como es sabido, el sujeto de una virtud puede ser próxi-
pentirse como conviene para que se le confiera la gracia de la justifi- mo y remoto. Sujeto próximo es la potencia o facultad donde re-
cación, sea anatema» (D 813). side la virtud considerada como hábito. Sujeto remoto es la
Es claro, pues, que para la justificación del pecador no se re- persona que posee esa virtud. Vamos a señalar los correspon-
quiere más que la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo (gracia dientes a la virtud de la penitencia.
actual del arrepentimiento). Pero, una vez en posesión de la gracia y
de las virtudes infusas, los actos de penitencia que realice el justo en
expiación de sus antiguos pecados proceden ya de un hábito infuso A) Sujeto próximo
esencialmente sobrenatural, o sea, de la virtud infusa de la peniten-
cia. La razón es porque todos los actos sobrenaturales que realiza el Conclusión. El sujeto de la virtud de la penitencia es la voluntad.
justo proceden inmediatamente de sus hábitos sobrenaturales (virtu-
des infusas) bajo la moción de una gracia actual. Luego también los 180. He aquí el razonamiento de Santo Tomás para de-
actos sobrenaturales de penitencia, ya que sería absurdo y arbitrario mostrarlo:
establecer una excepción para esos actos, que no consta en ninguna
parte ni hay razón alguna para establecerla. «La penitencia se puede tomar en dos sentidos. Primero, como
Por otra parte, en el texto del concilio de Trento que acabamos pasión. Y así, siendo una especie de tristeza, reside en el apetito con-
de citar no se dice que el acto de la penitencia sea sobrenatural úni- cupiscible como en su propio sujeto.
camente por la dirección de las virtudes teologales o por el imperio Segundo, en cuanto virtud. Y así es una especie de justicia, como
de la caridad, como dijeron algunos teólogos en pos de Vázquez, ya dijimos. Pero la justicia tiene por sujeto el apetito racional, que
sino que se emite bajo el auxilio de Dios no de otra manera que es la voluntad. Luego la penitencia en cuanto virtud reside en la vo-
como se emiten los mismos actos de fe, esperanza y caridad, o sea, luntad como en su propio sujeto. Y su acto propio es el propósito
directamente por el auxilio de Dios y no por el consorcio o empuje de de ofrecer reparaciones a Dios por las faltas cometidas contra El» 1 .
las virtudes teologales. Por lo demás, el imperio de la caridad no De esta doctrina se deduce que el dolor penitencial por los peca-
puede cambiar la naturaleza del acto de la penitencia o hacer que sea dos cometidos no es menester que sea sensible; es más bien un dolor
sobrenatural en su razón de penitencia, porque el imperio de una espiritual, ya que procede directamente de la voluntad, si bien puede
virtud sobre otra no mira ni influye en la naturaleza misma u objeto ocurrir que ese dolor espiritual refluya sobre la sensibilidad en virtud
propio de la virtud subordinada que le es propio e inalterable , de las estrechas relaciones entre el alma y el cuerpo y de su íntima y
sino que hace únicamente que la virtud subordinada alcance, por ra- mutua influencia. Pero, en realidad, el que, bajo la influencia de la
zón del imperio, el fin superior que constituye el objeto propio de gracia, quiere sinceramente arrepentirse de sus pecados por ser ofen-
la virtud imperante. Y así, p.ej., un acto de humildad realizado por sas contra Dios, ya posee el verdadero arrepentimiento de contri-
amor a Dios no deja de ser un acto sustancialmente de humildad ción aunque no experimente emoción alguna sensible.
(virtud subordinada), aunque alcance también la excelencia del amor
de Dios en virtud del empuje de la caridad imperante 3 .
La virtud infusa de la caridad es utilizada por el alma justa no B) Sujeto remoto
para alcanzar la gracia de la justificación (que ya posee), sino para
dolerse más y más de sus pecados pasados, para arrepentirse de los 181. Es fácil determinarlo, si tenemos en cuenta que la virtud
pecados veniales que vaya cometiendo, para guardar el propósito de de la penitencia se ordena a reparar la injuria personal cometida
nunca más pecar y para satisfacer con sus obras penales el reato contra Dios mediante el dolor y arrepentimiento del pecado. De
de pena temporal debida por sus pecados veniales actuales o por los de donde se sigue inmediatamente que sólo pueden poseer la virtud de
la vida pasada (mortales o veniales) ya perdonados por la contrición la penitencia quienes son capaces de pecar y de arrepentirse del pe-
o absolución sacramental. cado. Y así: