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DELICIOSA IRONÍA

¿Quieres saber quién soy? o ¿quién era en realidad? te lo diría si fuese en otro momento,
hasta podría ofrecerte un trago y un cigarrillo si lo apeteces.

Era de mañana, mientras tomaba vino, me percaté que a lo lejos entre los arbustos una chica
rubia y un poco delgada observaba hacia mi dirección, cada cierto tiempo dejaba de mirar
hacia mi casa para escribir algo en una pequeña libreta, imaginé que se trataba de una
artista que dibujaba el paisaje del lugar, incluso pensé que le gustaba mi casa que es de un
hermoso estilo victoriano. Por eso se ubicaba lejos, supongo, para poder ampliar su campo
de visión y de igual forma no incomodarme; también, por sus grandes anteojos podría
tratarse de una estudiante de literatura o algo relacionado con las letras y el lugar le daba la
inspiración necesaria para sus escritos, bueno, esas fueron mis primeras nociones.

Pasaban los días, siempre cumplí con una rutina mañanera, me asomaba por la ventana para
darle la bienvenida al día, y lo primero que veía era aquella mujer entre los arbustos
mirando a mi dirección, llegué a sentirme como un pequeño cervatillo que plácidamente se
alimenta en la planicie y entre las malezas se escondía un león esperando la oportunidad
para lanzársele encima, realmente esto no me incomodaba, ella se volvió parte de mi rutina.

Me obsesioné con esta mujer, imaginé que trataba de averiguar quién soy en realidad, así
como tú lo estás haciendo ahora. Debe ser una periodista que recolecta información para un
canal de televisión local, pensé nuevamente. ¡Qué tonta! Estaba tan cansado de lo que
hacía, que, si tan solo hubiese tocado a mi puerta, con gusto le contaría todo, por ejemplo,
el motivo por el cual tengo mi nevera repleta de carne, aunque no coma animales, y estaría
complacido al saber qué imagen tenía ella de mí.

Los días continuaban transcurriendo, mientras realizaba mis tareas diarias, ella seguía
observando a los lejos y haciendo una pequeña pausa para escribir en esas pequeñas hojas
de su libreta. ¿Qué será lo que escribe? Fue la pregunta que invadió cada fibra de mi
cerebro, comencé a pensar más en lo escrito en esas hojas que en aquella mujer furtiva.

En este punto, creo que ella ya sabía demasiado de mí, más de lo que se debía, aunque
seguía sin entender su objetivo principal, era el momento preciso para que ella corriera y
contara todo lo que descubrió de mí. ¡Mujer estúpida! Grité en mis adentros. Como no
quiso acercase a mi puerta, tomé la decisión de ir por ella. Recuerdo que estaba recién
salido el sol, preparé mi vino, lo ubiqué en la mesa de la cocina y sigilosamente salí de mi
casa por la puerta trasera, rodeé todo el lugar para atraparla desprevenida, con tan mala
suerte que ella ya no estaba, por fin se había ido a contarle al mundo quién soy en realidad,
o eso creía, hasta que vi en el suelo una pequeña libreta negra, como niño entusiasmado por
encontrar un juguete la tomé y al ojear la primera página me encontré con mi nombre
escrito con una caligrafía perfecta, bueno, no era mi nombre real, era el nombre con el cual
la gente me había bautizado, no estuve muy alejado de la realidad al pensar que ella estaba
escribiendo mi rutina diaria, ¡qué estúpido! Tantos años en el negocio y cometo un error de
novato, fue en ese momento que sentí un fuerte golpe en mi cabeza y caí desplomado al
suelo.

Quisiera contarte lo que la gente creía que era, lo que soy, o mejor: lo que fui. Mejor te diré
en qué me convertí, soy un cuerpo que se encuentra en un refrigerador esperando que
rebanen pedazos su carne para servir en la mesa, acompañado de una copa con vino tinto,
para una joven y rubia mujer de anteojos grandes que carga consigo una pequeña libreta
negra y también soy una simple cabeza que desenterraste del patio de mi propia casa.

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