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Consejos para Adventistas que desean Emprender

Querer lograr nuestras metas con nuestras propias fuerzas, ser sabio en nuestra
propia opinión, nuestra inmadurez, y no pedir consejos, nos lleva a tropezar con
muchos obstáculos. Lamentablemente, esto es normal en nuestros días.

Vivimos en una generación donde vemos los mismos tropiezos una y otra vez.
Muchas personas tienen el deseo de emprender. Esta tendencia en nuestra
cultura no es ajena a la realidad de la vida cristiana.

Una decisión como esta no debe tomarse a la ligera. Debemos entender que
somos llamados a hacer todas las cosas para la gloria de Dios en respuesta a su
evangelio (1 Co. 10:31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo
para la gloria de Dios.). Así que, si piensas abrir un negocio, déjame compartirte
algunos consejos:

1. Presenta el proyecto a Dios y pide su dirección 

Pídele sabiduría para que te permita ver si este anhelo de tu corazón es conforme
a su voluntad. Ruégale que cumpla su propósito en ti, que te haga saber el camino
en que debes andar, y que te acompañe con sus ojos puestos en ti (Sal 32:8),
como Él lo prometió.

También es importante considerar si el negocio nuevo demandará tanto de ti que


podría afectar tu relación con Dios, tus responsabilidades familiares, o tu
compromiso con pertenecer, asistir, y usar tus dones en una iglesia local.

No te apresures en la toma de decisiones, ni dejes que la impaciencia te lleve a


perder el foco. Lo que pudiera ser de bendición se puede convertir en un tropiezo.
Lo importante no es qué tan rápido nos movemos, sino que vayamos en el sentido
correcto

Nuestro propósito como empresarios es que otros puedan ver a Cristo a


través de nuestra empresa.

2. Examina la motivación de tu corazón

Muchas veces iniciamos un negocio con motivaciones equivocadas. Nuestros


deseos de ganar dinero, ser reconocidos, y obtener logros se convierten en
obstáculos en el cumplimiento de nuestro llamado como cristianos. Nos llevan a
olvidar que nuestro propósito como empresarios es que otros puedan ver a Cristo
a través de nuestra empresa.
No es malo en sí mismo desear lo que Dios pueda recompensarnos cuando
somos diligentes, pero debemos cuidarnos de que el dinero o el aplauso de los
demás se convierta en nuestro mayor anhelo, y ocupe en la vida el lugar que solo
Cristo debe tener. Escudriñemos nuestro corazón engañoso a la luz de la Palabra
de Dios (Jer. 17:9; Heb. 4:12-13).

3. Analiza tus fortalezas y sé humilde para buscar ayuda

Es importante que entiendas cuáles son tus fortalezas, qué tan útiles son para el
desarrollo del negocio, y cómo puedes aprovechar al máximo las oportunidades
que tienes. Al mismo tiempo, debes ser humilde y buscar ayuda. Pide consejo a
personas con experiencia y que teman a Dios, personas que puedan
complementar tus debilidades y señalarte tus verdaderas fortalezas. La sabiduría
está en la multitud de consejeros (Pr. 11:14).

4. Comprométete y aprovecha el tiempo

Cuando no tenemos claridad del tiempo en que queremos desarrollar cada etapa
del proyecto corremos el riesgo de que los días pasen y no avancemos. Es
importante comprometernos con el negocio mientras evaluamos el avance con el
paso del tiempo.

Escribe qué quieres alcanzar a corto, mediano, y largo plazo. Cuídate de la


autosuficiencia y confianza en ti mismo que te lleva a dejar de prestar atención al
avance de los días, y no olvides decir: “Si el Señor quiere, haremos esto o aquello”
(Stg. 4:13-17). Nuestro tiempo y nuestra vida está en sus manos.

Debemos planear y ser intencionales en las cosas que hacemos, buscando


glorificar a Cristo en todo

5. Planifica tu proyecto

Veamos el ejemplo de Nehemías. Él tenía claro su compromiso ante Dios, y


conocía los dones y talentos que Él le había dado para cumplir con el propósito
que le fue encomendado. Era un hombre de oración, conocía la Palabra, deseaba
que la gloria de Dios fuera conocida, y dependía de Él.

Nehemías también calculaba bien el trabajo que iba a realizar, sabía cómo delegar
responsabilidades, no se detuvo por la oposición interna y externa, sabía mediar
en medio de las diferencias de su equipo de trabajo, y ejemplificaba con su vida lo
que predicaba.
Podemos decir mucho más sobre él. En resumen, nos muestra las características
de un hombre fiel a Dios, y que a su vez es un excelente administrador que diseñó
una estrategia para llevar a cabo el plan que Dios le encomendó. Así nos recuerda
que debemos planear y ser intencionales en las cosas que hacemos, buscando
glorificar a Cristo en todo y recordando que a Él servimos (Col. 3:17, 23-24).

Por último, oremos que en el desarrollo de nuestro negocio Dios nos enseñe a
contar de tal manera nuestros días, que traigamos a nuestro corazón sabiduría
(Sal. 90:12). Oremos que, si es su voluntad, nos bendiga en el trabajo, pero que
nuestro mayor anhelo siempre sea la bendición de ser saciados por la mañana
con su misericordia, la cual producirá en nosotros un gozo tan inmenso que nos
alegraremos todos los días (Sal. 90:14).

GEMAS BIBLICAS

Éxodo 23:12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse
tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.
leviticos 19:13. “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario de un jornalero
no ha de quedar contigo toda la noche hasta la mañana”
Deuteronomio 25:13-15. Reina-Valera 1960 · No tendrás en tu bolsa pesa grande
y pesa chica, · ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño.
Nehemías 6:9 Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las
manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú
mis manos.

Proverbios 11:1 El Señor reprueba las balanzas falsas y aprueba las pesas
exactas.
Proverbios 13:10 Lo que fácilmente se gana, fácilmente se acaba; ahorra poco a
poco, y un día serás rico. 
Proverbios 21:5 Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la
abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.

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