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CIENCIA
TEMAS ............. SCIENTIFIC AMERICAN
6,50 EUROS
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4 o TRIMESTRE 2008
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f 1N V h S " I G A C I O N "i
CIENCIA '
; NUMERO MONOGRAFICO
91 í p fr t r l S f t FFfe K E?
j j i K-" f í' t y- q _t j l'J / i ^
¿Podemos proteger
nuestra intimidad
personal en un
mundo cada vez
más intervenido?
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CIENCIA
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Barbara Continenza
Profesora de historia de las ciencias
de la Universidad de Roma Tor Vergata
Traducción: Anna Ferran
Portada: Le Scienze
Las citas del libro “El origen de las especies por medio de la selección
natural”, traducción de Antonio de Zulueta, se han extraído de la edición
de 1921 de la editorial Calpe, Madrid.
SCIENTIFIC AMERICAN
e d i t o r i n c h ie f John Rennie
e x e c u t iv e e d i t o r Mariette DiChristina
MANAGTNG EDITOR Ricki L. Rusting
c h i e f NEWS EDITOR Philip M. Yam
SENIOR w r i t e r Gary Stix
e d it o r s Steven Ashlev, Peter Brown, Graham P. Collins, Mark Fischetti,
Steve Mirsky, George Musser, Christine Soares y Kate W ong
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Michelle Press, Michael Shermer, Sarah Simpson
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í Presentación
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4 La evolución, una revolución $
La te o ría de D arw in, expuesta en 1859 en El o rig en de las especies, p lan teab a de'Jaíz un nuevo concepto,del m urfdo. ■■
¿Se tra ta b a de una revolución o de una evolución? ? , '/ , 'vK
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8 El hom bre y los sim ios ;. \ ■■■/;
El descubrim iento de los simios a n tro p o m o rfo s suscitó num erosas polém icas desde principios del siglo XIX.
Se te m ía n las consecuencias nefastas, en el plano m oral, de un acercam iento e n tre los simios jy é l hofnfore.
17 B abuinos y m etafísica ;■
El 16 de agosto de 1838 D arw in escribía: "El o rigen del h o m bre ha q u ed ad o ahora probád o.
La m etafísica debería florecer. Q uien en tie n d a al babuino hará más por la m etafísica que Locke!%
S7 Primeros esbozos ^ ^ . /
En 1842 y en 1844, D arw in escribe sendos borradores de su te o ría sobre la evolución. \
Después, para consolidar su reputación, e m p ie za un largo tra b a jo sobre la sisteVhática de los cirrípedos.
62 Compañeros de viaje ~ A A A
El veran o de 1858, m ientras prepara una tercera versión de la q ue iba a ser su obra m aestra, .
D arw in recibe un artículo de W allace que exponía unas ideas m uy próxim as a las suyas. y ::T '/ ;
f é Biografía y bibliografía
La teoría de D arw in, expuesta en 1 8 5 9 en El origen de las especies,
planteaba de raíz un nuevo concepto del mundo.
¿Se trataba de una revolución o de una evolución?
4 TEMAS 54
(1724-1804) no osaba esperar, se había en
carnado finalmente en Darwin, el hombre
que había sido capaz de explicar en términos
de leyes puramente naturales el "misterio de
los misterios", la estructuración y diferen
ciación de la vida sobre la Tierra.
En la Crítica del juicio (1790), Kant, en
el punto culminante de su reflexión sobre la
naturaleza de la ciencia y del conocimiento,
había afirmado: “es absolutamente cierto que
no podemos aprender a conocer, por princi
pios puramente mecánicos de la naturaleza,
los seres organizados y su posibilidad interior
[...]. Es absurdo para los seres humanos [...]
esperar que algún nuevo Newton venga un
día a explicar la producción de una brizna
de hierba por leyes naturales, a las que no presida designio alguno 2. "Cuando ya no contemplemos un ser
Ahora bien, ya en 1868, en su Historia natural de la creación, el zoólogo orgánico como un salvaje contempla a un
alemán Ernst Heinrich Haeckel, discípulo autoproclamado y fiel continua barco, sino como un organismo con una larga
dor de Darwin, se pronunciaba en contra del pesimismo de Kant: anunciaba historia, ¡más interesante se hará el estudio de
que Darwin había superado el concepto finalista o ideológico tradicional la Historia Natural!", viene a decir Darwin en el
de la naturaleza, aquel que imponía una explicación de la naturaleza en Origen de las especies. La ilustración proviene
términos de hechos predestinados. Libres de ese prejuicio, los hombres de la Historia naturalis ranarum de August
de la ciencia podían estudiar los fenómenos de la vida en su globalidad y Roesel von Rosenhof (1705-1759), naturalista e
explicarlos por causas naturales puramente mecánicas. ilustrador alemán.
En efecto, Darwin había concluido El origen de las especies afirmando,
con la discreción y la moderación que le caracterizaban:
han sido producidas por leyes que obran a nuestro alrededor. [...] Hay
grandeza en esta concepción de que la vida, con sus diferentes fuerzas, ha
sido alentada por el Creador en un corto número de formas o en una sola,
y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la
gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un
principio tan sencillo, infinidad de formas las más bellas y portentosas.
D arwin 5
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6 TEMAS 5 4
¡¡Ir"
D arwin 7
El hombre
y los simios
E l descubrimiento de los simios antropomorfos suscitó
mmmerosas polémicas desde principios del siglo XIX.
Se temían las consecuencias nefastas, en el plano moral,
de un acercamiento entre los simios y el hombre
i
| or qué debieron científicos eminentes soportar numerosas
J II acometidas de un público enardecido? ¿Por qué surgieron
m tantas polémicas en el seno de revistas científicas y periódicos
I sobre un aspecto en apariencia tan marginal como la presen
cia o ausencia, en el cerebro de los simios, de una pequeña estructura
denominada hippocampus ¿Cómo logró una cuestión de anatomía
comparada despertar tales pasiones en la opinión pública, casi hasta el
punto de provocar reyertas?
Richard Owen, uno de los principales protagonistas de la disputa, era
entonces el mayor experto británico en simios. Desde los años treinta del
siglo xix, había publicado varios trabajos sobre la osteología del chimpancé
y el orangután; había conservado en alcohol cerebros de simio; también
había llevado a cabo notables estudios paleontológicos, en particular so
bre fósiles de reptiles. A él debemos el término “dinosaurio”, acuñado en
1841 para designar a un carnívoro gigante, descrito por otros científicos
y denominado Megalosaurus.
Los grandes viajes habían favorecido desde hacía tiempo la recolección de
todo tipo de organismos. Sin embargo, los simios, a causa de su parecido
con el hombre, promovieron la publicación de relatos fantásticos donde se
describían su comportamiento singular y capacidad extraordinaria. Cabe
señalar que las poblaciones con las que los viajeros entraban en contacto
durante sus expediciones, si bien eran indiscutiblemente humanas, pre
sentaban — desde el punto de vista del explorador— una forma de vida
primitiva y "bestial". De hecho, cuanto más se distinguían esas poblaciones
del hombre blanco civilizado, más se tendía, sin muchos escrúpulos, a
aproximarlos a los simios.
La primera descripción de un chimpancé data del año 1699. Si bien
disipaba las semejanzas entre el simio y el hombre, equiparaba el pigmeo
a una suerte de eslabón intermedio, que habría compartido con el hombre
48 caracteres y 34 con los otros cuadrúmanos. Resultaba fácil ceder a la
tentación de considerar formas "inferiores" de humanidad a las tribus
1. Sir Richard Owen (1804-1892), en una indígenas que se irían descubriendo.
fotografía tomada hacia 1855. A este En 1849, se supo, por el relato de un misionero, de la existencia, en
anatomista y paleontólogo debemos el término Africa occidental, de un gran simio de apariencia feroz: el gorila. Se pidió
dinosaurio. Opuesto a la tesis de la continuidad enseguida la opinión a Owen sobre la inquietante semejanza entre ese animal
entre el animal y el hombre, Owen sostenía imponente y la especie humana. Como había hecho ya en el pasado, fruto
que la presencia de una pequeña estructura, de su experiencia, el científico se esforzó en calmar los ánimos inquietos.
el hippocampus minor, distinguía el cerebro No obstante, en 1855, después de numerosos chimpancés y orangutanes,
humano del cerebro de los simios. llegó a Londres el primer ejemplar vivo de gorila. Se trataba de una hembra
8 TEMAS 5 4
joven, que se convertiría en una atracción de circo, arrastrado por todo el 2. El simio bien educado (1827), cuadro
país como un fenómeno de feria. caricaturesco dei pintor Edwin Landseer.
El pobre animal despertaba un profundo estupor allí donde se exhibía.
Reavivó un debate ya candente en los medios científicos, pero que, desde
entonces, merced al impulso del eslogan "el hombre mono", alcanzaría a
un público más extenso. La atmósfera debía guardar cierta semejanza con
la que describió Georges Brassens en El Gorila: 3. Georges-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788),
“A través de las anchas rejas de la jaula contemplaba un grupo de viejas cuyo retrato (abajo) se conserva en el Museo
un gorila poderoso, sin reparo por lo que pensaran de él. Ajenas a todo, de Versalles, fue precursor del evolucionismo.
las comadres señalaban cierto lugar, que mi madre me ha prohibido ri Consideraba las variaciones observadas en los
gurosamente citar aquí.” seres vivos como un alejamiento de un "molde"
original.
El fíjismo de Linné contra el continuismo de Buffon
Regresemos al debate científico, sin duda menos espectacular, aunque no
menos vivo. Ya en 1735, Cari von Linné (1707-1778) reconoció la manifiesta
semejanza física entre el hombre y el simio. Incluyó a ambos en el mismo
orden, el de los Anthropomorpha. Nuestro sistemático sueco era fijista. Consi
deraba su clasificación inmutable. Su “sistema natural” debía reflejar, mediante
la individualización de caracteres esenciales y fijos, la división original de
los organismos en especies creadas ab initio por el Creador; esas especies se
perpetuaban después de generación en generación, siempre invariables, con
la excepción de minúsculas diferencias accidentales e intrascendentes.
Linné no tenía ninguna intención de atentar contra la idea tradicional de
“hombre” en cuanto criatura intelectual y moralmente superior; ni siquiera
pretendía contradecir la noción de una creación divina según los preceptos
del libro del Génesis. Sin embargo, su decisión de incluir el hombre y el
simio en el mismo orden se consideró extraordinaria y provocativa. Pero
Linné no se retractó. Desafió a los críticos a que mostraran las diferencias
cuya existencia proclamaban.
Paradójicamente, fue Georges-Louis Leclerc de Buffon (1707-1788) quien
restituyó la distancia entre el hombre y el simio. El naturalista francés fue
D arwin 9
el gran adversario de Línné. Entabló con él un debate sobre el concepto
de especie que ha marcado la historia de la biología. Al representar la
naturaleza como un sistema de entidades separadas e instauradas de forma
definitiva, Linné intentaba, según BufFon, someter a leyes arbitrarias las leyes
de la naturaleza, dividir ésta allí donde era indivisible y medir sus fuerzas
con nuestra pobre imaginación. En opinión de Buffon, Linné ignoraba
deliberadamente que “la naturaleza manifiesta gradaciones desconocidas
y, en consecuencia, no puede prestarse por completo a estas divisiones,
ya que el cambio de una especie a otra, y a veces de un género a otro, se
produce a través de matices imperceptibles”. He ahí la paradoja. Para la
historia, Buffon es un precursor del evolucionismo, aunque en puridad no
desarrollase ninguna teoría de la evolución. Sí intentó, en cambio, describir
con todo detalle el mundo de los seres vivos, a fin de que, liberados de
los prejuicios sistemáticos, pudiéramos descubrir los infinitos matices y
transformaciones que nos alejan de un “molde” original.
Fue, pues, el “continuista” Buffon quien salvó al hombre de la bestiali-
zación a la que el “fijista” Linné arriesgaba condenar:
NATURA
la deambulación erguida; se reflejaba también en la situación del agujero
occipital que, según Daubenton, ocupaba el centro de la base del cráneo
sólo en el hombre y no en el simio (también esa situación central era
1N <>JO necesaria para la posición erecta).
NATI!RAi RÉGNA TRIA, No obstante, las características identificadas por Daubenton para evitar
s Ec n n n o m. cualquier equívoco abusivo entre la “historia natural” del hombre y la
C LM S S S , p K V IN £ $ s C E X E g ji,
J V S T É .M A T 1 C Í P R O F Q .N ilN T U R ,
de los otros animales fueron utilizadas, poco después, con una finalidad
opuesta, por Julien Virey (1775-1847). En la entrada correspondiente a
“hombre” del Nuevo diccionario de Historia Natural, publicado en 1803 y
en 1817, este naturalista francés planteaba el problema de las relaciones
entre los elementos físico y moral de los seres humanos, reafirmando su
heterogeneidad y, de forma simultánea, su unión indisoluble en el hombre.
Esta petición de principio permitía admitir las semejanzas físicas con los
simios y, por consiguiente, la pertenencia del hombre al mundo animal,
I4kw Secunda, Atíclior. pero exclusivamente en el plano físico. Aunque el hombre posea cuerpo de
simio, su espíritu roza lo divino. El hombre es el único animal bímano y
Al*«l Q O T T Í * . K I E S E W E T T B R . bípedo, sostenía Virey. Por otro lado, podía deducirse una suerte de gra
*74®> «- dación en la presentación de esas características. Así, el hombre blanco se
mantiene de pie, el negro comienza a inclinarse hacia el suelo, el simio se
sitúa en posición oblicua y, por fin, el cuadrúpedo mantiene su cuerpo en
10 TEMAS 5 4
6. Estudio del ángulo facial (intersección de la
línea oreja-nariz con la línea frente-mentón)
extraído de la edición de 1791 de una obra
de Peter Camper. Este naturalista holandés
comparaba los simios con las "razas" humanas.
una posición paralela al suelo, porque su cabeza está más inclinada todavía
que la del simio. Se observa, proseguía Virey, una verdadera gradación en
la vida y las facultades de todos los cuerpos, ya que podemos “descender”
del hombre blanco al negro, del negro al hotentote, hasta el orangután.
Merced a los estudios de expertos en sistemática y en anatomía comparada,
que hasta la fecha habían recurrido exclusivamente a métodos descriptivos
y morfológicos, nacía una nueva disciplina: la antropología científica. Al
aceptar el principio de una modificación gradual de las características ana
tómicas, se abría la puerta a una comparación cuantitativa que permitía 7. La escala de la creación» en una ilustración
medir la importancia de las modificaciones. Peter Camper (1722-1789), procedente de la primera edición (1512) de De
médico y fisiólogo holandés, se había servido de diversas técnicas para nova lógica (1303) de Ramón Lull (1232-1316).
definir el “ángulo facial”, un parámetro que empleaba para comparar el
cráneo de distintas razas humanas entre sí y con el cráneo de simios. El
análisis concernía sólo a la estructura ósea, sobre la cual se trazaban líneas
que unían la oreja y la nariz, por un lado, y la frente y el mentón, por
otro. La intersección de esas líneas formaba un ángulo. Este pasaba de
42 grados en los simios rabones, a 58 grados en el orangután, 70 grados
en el hombre negro y el calmuco, entre 80 y 90 grados en el hombre
europeo, hasta los 90 grados de las efigies de las piedras grabadas del arte
romano y los 100 grados de la cabeza idealizada del Apolo griego, expresión
suprema de belleza y nobleza. Según Camper, y con él un gran número
de sus contemporáneos que siguieron derroteros similares, se producía la
convergencia de diversas tradiciones de investigación: la fisonomía antigua,
la teoría del arte, la anatomía y la antropología incipiente. Algunos incluso
quisieron ver en ese análisis craneológico las premisas de la frenología.
Sin embargo, la progresión que se deducía de esa comparación estaba
muy lejos de prefigurar una evolución, como lo indicaba la inclusión de la
cabeza de Apolo, ideal de belleza divina. En esa época, el mundo natural
solía representarse mediante la escala natural o la “cadena del ser”, imagen
muy antigua donde cada peldaño o eslabón de la naturaleza simbolizaba
un nivel o segmento autónomo respecto del anterior, es decir, un acto de
creación independiente. La imagen de la escalera ilustraba la idea de una
perfección creciente, que encontraba su más alta expresión en el nivel
más elevado, ocupado, claro está, por el hombre (salvo en los casos que
incluían criaturas celestes como los ángeles).
Ciertamente, había parecidos inquietantes entre entidades que ocupaban
niveles distintos, pero no incomodaban a los partidarios de la escala natural.
LE SCIENZE
D arwin 11
I¡
12 TEMAS 5 4
y se habían extinguido en catástrofes súbitas. Para Cuvier, si las especies
hubieran variado de forma progresiva, habríamos hallado los rastros de sus ///.
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modificaciones graduales; y no habían aparecido hasta entonces.
Geoffroy Saint-Hilaire tomó una dirección opuesta al principio de la
constancia de las especies. Sostenía la idea de un plan estructural común a
todas, expuesto a modificaciones y transformaciones dependientes del me
dio. Sólo ese plan podría explicar lo que Cuvier se obstinaba en considerar
como creado en su origen con el fin de ejercer una función determinada
' Omna - Ü itítn y.
y, por consiguiente, inmutable.
Según ese razonamiento, contraatacaba Geoffroy Saint-Hilaire, un hom
bre que utiliza muletas estaría destinado, en un principio, a ver su pierna
paralizada o amputada. Somos simples historiadores de lo que existe;
entendemos las funciones sólo después de haber estudiado e intentado
comprender los instrumentos responsables de las mismas. ^ l
J la /u . ]
Por otra parte, Geoffroy Saint-Hilaire se había convertido, desde hacía
tiempo, en adalid de las tesis transformistas de Jean-Baptiste Lamarck
(1744-1829). Lamarck, fallecido cuando estallaba el debate en toda su
virulencia, había sido ya el punto de mira de las críticas acerbas y sarcasmos
de Cuvier. Para atacar las ideas de Lamarck, Cuvier aprovechó incluso el
elogio fúnebre que pronunció en su honor. Sin embargo, por una venganza
Hernuon. i 7¡a¿.
del destino, este “elogio” no se publicó hasta 1832, tras su propia muerte. ..
Cuvier afirmaba que las fantasías de Lamarck estimulaban la imaginación
de poetas y metafísicos, pero no se sostenían ante cualquiera que hubiera
disecado una mano, una viscera o una pluma.
D arwin 13
necesidad, que establece y dirige los hábitos, el origen de todas las acciones,
de todas las facultades, desde las más simples hasta las que constituyen el
instinto, la capacidad y, por último, el razonamiento”. Por tanto, la escala
natural se dinamiza y, por así decirlo, se invierte, con una consecuencia
nueva: si, hasta entonces, la mente había sido la explicación del mundo
biológico, en ese momento el mundo biológico empezaba a convertirse
en la explicación de la mente.
La primera parte de la Filosofía zoológica concluye con “Algunas consi
deraciones relativas al hombre”. Bajo una forma rigurosamente hipotética,
Lamarck propone sus tesis sobre el origen del hombre y sobre la adquisición
progresiva de las facultades que lo caracterizan:
14 TEMAS 5 4
comunicación. Al ejercitar la garganta, la lengua y los labios desarrollarían
la facultad del habla. “Las necesidades lo explicarían todo por sí solas;
habrían originado los esfuerzos, mientras que los órganos propios de las
articulaciones se habrían desarrollado por su uso habitual.” Y concluye:
“Tales serían las reflexiones que se podrían plantear si el hombre, con
siderado aquí la raza preeminente en cuestión, no se distinguiera de los
animales más que por las características de su organización, y si su origen
no fuera diferente del de éstos”.
En efecto. Decir primero una cosa y luego su contrario, tal parece ser
la estrategia de Lamarck. Bien se trate de prudencia, de un guiño irónico
o de una manera sutil de eludir las posibles censuras, debe admitirse un
hecho: con Lamarck, el hombre se convierte en un animal natural, desde
todos los puntos de vista, incluido el relativo a sus facultades intelectuales y
morales. La explicación se encuentra en el mismo mecanismo que subyace
bajo la transformación de todos los seres vivos: la modificación del entorno
provoca nuevas necesidades, las nuevas necesidades incitan a cambiar los
hábitos, los hábitos modifican la estructura y, por fin, la tristemente célebre
“herencia de los caracteres adquiridos” ratifica esas modificaciones.
Como ya se ha señalado, GeofFroy Saint-Hilaire había tomado partido por
algunas ideas de Lamarck, pero aun así las debió malinterpretar. El atribuía
a las circunstancias ambientales un tipo de intervención sobre el organismo
mucho más directo que el propugnado por el propio Lamarck. Cuvier, que
siempre se había opuesto a las ideas lamarquianas, hizo lo posible, con no
table éxito, para que éstas fueran mal interpretadas. En la controversia que
lo enfrentaba a Saint-Hilaire, Cuvier salió victorioso; pero el transformismo,
pese a esa victoria pírrica, constituía una realidad ineludible.
Como ya se ha comentado, los simios estaban de moda. En todas partes deforme" de la rana hasta la belleza ideal de
se debatía sobre sus rasgos morfológicos “humanos”. Se temían las conse- Apolo.
D arwin 15
cuencias nefastas que entrañaba, en el plano moral, la proximidad de éstos
con el hombre. Ya no era necesario ser un gran experto para constatarlo,
pues el origen simiesco del hombre se había convertido en la bandera de
ciertos iconoclastas que atentaban contra el orden público.
Nos hallamos en 1857. Tras varias conferencias públicas en las que cual
quier vinculación entre el simio y el hombre se había rechazado de forma
categórica, apareció de repente el hippocampus minor. Se trataba de una
pequeña proyección, situada en la parte posterior de cada hemisferio ce
rebral, que, según Owen, distinguía al cerebro humano del cerebro de los
simios antropomorfos. Owen, hombre con un poder y autoridad de talla
internacional, se convertiría en un paladín de la humanidad. Thomas Henry
Huxley, personaje menos conocido que Owen, pero también de importancia
creciente, ponía en tela de juicio tales divagaciones. Tras una breve carrera
militar, Huxley había descubierto su vocación por la ciencia y se había
consagrado, con toda su energía y resultados brillantes, al estudio de los
invertebrados. El que se convertiría en el “buldog de Darwin” no había
manifestado hasta entonces ningún interés particular por la transformación
de las especies. No obstante, Huxley, de espíritu enérgico y combativo, no
temía las polémicas. Asimismo, manifestaba una profunda antipatía contra
Owen, quien a su vez le correspondía con la misma moneda.
En 1858, Huxley se incorporó a la disputa contra la teoría vertebral del
cráneo y en pro de la continuidad entre el babuino, el gorila y el hombre.
Contradijo a Owen sobre la imposibilidad de hallar el hippocampus minor en
el cerebro de los simios y lo ridiculizó al atribuir la causa de esta ausencia a la
mala conservación de las muestras utilizadas. Sostuvo la imposibilidad de “trazar
una línea de separación entre la acción instintiva y la acción racional”. Y llegó
a una conclusión tan temida como inevitable: “En sus cimientos, en la base
de su naturaleza, el hombre es una parte integrante del mundo orgánico”.
El hombre de Neandertal
Dos años antes, en 1856, se había descubierto en Alemania, cerca de
Düsseldorf, una bóveda craneana y huesos de extremidades pertenecientes
a quien se denominaría el hombre de Neandertal. Los restos del mismo
género encontrados con anterioridad habían caído en el olvido, en los
museos;* pero esta vez el descubrimiento tuvo una resonancia extraordi
naria. A diferencia del cráneo del hombre moderno, el del Neandertal era
alargado y aplanado, poseía una protuberancia en su parte posterior y unos
arcos superciliares muy acentuados. Algunos plantearon la hipótesis de
que pertenecía a un antiguo bárbaro europeo. Otros señalaron el parecido
con el cráneo del gorila, lo que desencadenó una oleada de discusiones.
Algunos interpretaron sus particularidades como alteraciones patológicas;
según éstos, los restos pertenecían a un individuo que habría sufrido ra
quitismo y habría experimentado una fractura en el codo; el fruncimiento
constante de las cejas a causa del dolor habría provocado la prominencia
de los arcos superciliares. O bien, se imaginaban otros, se trataría de un
cosaco de las fuerzas de invasión rusas de 1814, un hombre enfermo que
habría encontrado la muerte en la caverna donde se habían hallado sus
restos. Había incluso quienes lo consideraban un idiota.
Huxley fue uno de los primeros en sostener la teoría de que el hombre de
Neandertal representaba un nexo entre períodos anteriores de la evolución -
humana. Estimó en 1200 centímetros cúbicos el volumen del cerebro que =
debió haber contenido la caja craneana del Neandertal, lo que lo situaba i
en la media de los cerebros del hombre moderno y muy por encima de los j
del gran simio antropomorfo. Aunque se excluyera la hipótesis de un idiota l
moderno, costaba admitir que una criatura de rasgos tan simiescos pudiera l
haber tenido capacidades mentales análogas a las del hombre moderno. \
Fue entonces cuando empezó la búsqueda del “eslabón perdido”. \
16 TEMAS 5 4
Babuinos
y metafísica
E l 1 6 de agosto de 1 8 3 8 D arw in escribía: “E l origen del hombre
ha quedado ahora probado. La metafísica debería florecer.
Quien entienda a l babuino hará más p o r la metafísica que Locke>}
D arwin 17
Algunos días más tarde, tomó notas sobre las muecas de los simios y se
preguntó si reían o lloraban.
El 30 de agosto, después de una serie de reflexiones sobre la felicidad, el
intelecto y los instintos, añade: “El espíritu del hombre no es más perfecto
que los instintos de los animales en todas las cambiantes circunstancias
[...]. ¡Luego nuestra ascendencia es el origen de nuestras malas pasiones!
¡El diablo, bajo la forma de un babuino, es nuestro abuelo!”.
El 4 de septiembre escribió: “Platón [...] dice en el Fedón que nuestras
‘ideas imaginarias’ derivan de la existencia anterior del alma, no nacen de la
experiencia. Por existencia anterior entiéndase simio”. El 23 de septiembre, tras
numerosas observaciones y comparaciones sobre la capacidad de expresión del
hombre y el simio, apunta: “Todo el argumento basado en la expresión, más
que cualquier otro punto concerniente a la estructura, debe su interés a su
conexión con la mente (mostrar que en lo tocante a la mente hay un hiato,
no un salto entre el hombre y los brutos) [...] Comparen a un fueguino con
un orangután y ¡atrévanse a afirmar que la diferencia es muy grande!”.
Por último, el 4 de octubre: “Estudiar la metafísica como siempre se
ha hecho me parece tan ineficaz como querer saber de astronomía sin la
ayuda de la mecánica. La experiencia demuestra que el problema de la
mente no puede resolverse atacando directamente la ciudadela. La mente
es una función del cuerpo. Hay que proporcionar un fundamento sólido
a partir del cual extraer nuestros argumentos”.
18 TEMAS 5 4
Los años
de formación
Igual que su padre y su abuelo, el joven Charles inicia estudios de
medicina, que interrum pirá en 1827. Cuando se le reorienta hacia la
vida eclesiástica, demuestra y a afición a la historia natural
D arwin 19
Zoonomia, en dos volúmenes, es sin duda su obra más conocida. Cabe
mencionar también El templo de la naturaleza, publicada a título postumo
en 1803. En todos esos trabajos, sostenía tesis muy avanzadas sobre la
transformación de los seres vivos. Negaba cualquier explicación del com
portamiento en términos de esquemas preestablecidos e innatos; atribuía,
en cambio, una función importante a los hábitos adquiridos inmediata
mente después del nacimiento, incluso durante el desarrollo embrionario.
Suscribía la teoría de la herencia de los caracteres adquiridos, que, lejos de
ser nueva, constituía una suerte de creencia difusa y tácitamente aceptada.
En esencia, anticipó un buen número de los rasgos propios de la teoría de
Lamarck. Se desconoce, pues, la influencia que Erasmus ejerció sobre su
nieto. Charles conocía las posiciones de su abuelo, pero poco a poco fue
distanciándose de las versiones del lamarckismo vigentes en esa época.
Erasmus Darwin y Josiah Wedgwood se conocieron en calidad de médico
y paciente. Pronto se dieron cuenta de su interés común por la técnica y los
inventos. Ambos formaban parte de la Sociedad Lunar (“Lunar Society”),
denominada así porque sus miembros, los “lunáticos”, se reunían las noches
de luna llena para poder regresar después a su casa con mayor comodidad y
seguridad (en ausencia de alumbrado público). Dicha sociedad contó entre
sus filas con algunos de los más ilustres representantes del tejido empresarial
del distrito de Birmingham; se convertirían en el centro de una nueva cul
tura dinámica, cada vez más alejada de la aristocracia rural tradicional. La
2. Frontispicio de la Zoonomia de Erasmus celebridad de algunos de estos industriales no ha decaído: John Wilkinson,
Darwin, cuyo primer volumen apareció en por las fundiciones, y James Watt, por la máquina de vapor. A su lado
1794. En esta obra, el abuelo de Charles Darwin había científicos eminentes, como el químico John Priestley.
anticipó, unos quince años antes, ciertos Josiah y Erasmus compartían además convicciones políticas e ideológicas.
aspectos de la teoría de Lamarck, Ambos eran whigs (miembros del partido liberal inglés), grandes admiradores
de las revoluciones francesa y americana, y hombres comprometidos con las
reformas sociales. La familia Wedgwood construiría más tarde un pueblo
alrededor de su fábrica para alojar a los obreros y a sus familias. Josiah y
Erasmus no eran “benefactores de la humanidad”, sino representantes de
una clase social en ascenso e ilustrada: desde los años 1780 y 1790, ambos
adoptaron posturas abolicionistas ante la esclavitud. Esa conducta generosa
caracterizó también a su descendencia. Años después, ejercería una clara
influencia sobre Darwin, cuando, en el transcurso de su viaje, presenció
la deportación de esclavos y la violencia que se les infligía.
Una violencia “justificada” por las teorías “científicas” de la época, que
admitían la existencia de una humanidad “de segundo rango”, eslabón
entre el hombre y el simio. Plasta 1807 Gran Bretaña no prohibió el
tráfico de esclavos en sus territorios. En 1832, el Parlamento debatía la
cuestión de su emancipación total; mientras tanto, la opinión pública se
movilizaba a favor de las misiones civilizadoras. Desde 1787, la Sociedad
Antiesclavista había adoptado como símbolo una medalla de porcelana
azul con relieves blancos fabricada por Josiah Wedgwood. En ella aparecía
la silueta de un esclavo encadenado bajo la leyenda “¿Acaso no soy un
hombre y un hermano?”. La medalla reflejaba un acto evidente de civismo,
pero también una excelente visión comercial: aprovechar los sentimientos
filantrópicos de las clases medias y altas británicas le supuso a Wedgwood
unos beneficios suculentos.
El peso de la herencia
Con el matrimonio entre Robert Waring Darwin y Susannah Wedgwood,
en 1796, las dos familias sellaron una unión que hallaría otras ocasiones
para fortalecerse: el mismo Charles se casaría con una prima Wedgwood j
3. El ingeniero británico James Watt (1736- y una de sus hermanas haría lo propio con otro primo. La generosa dote ;
1819), que patentó en 1769 la máquina de de Susannah y los ingresos considerables de su marido, que tuvo éxito en i
vapor, fue miembro de la Sociedad Lunar. la profesión médica y que administraba hábilmente su patrimonio, garan- \
20 TEMAS 5 4
tizaron un nivel de vida confortable en The Mount, la gran residencia que 4. Con William Small (1734-1775) y Matthew
adquirieron en Shrewsbury. Boulton (1728-1809), Erasmus Darwin fue uno
Antes de casarse, Robert preguntó a su padre sobre los motivos de la de los fundadores de la Sociedad de Lunáticos.
muerte de su madre Mary. La carta que enviaría Erasmus reviste su interés. El grabado de la izquierda representa una
Ofrece un testimonio directo del tipo de comunicación que existía entre reunión de los miembros de esa sociedad en
padre e hijo, explícita y “sin escrúpulos”, como él mismo la definió. La el domicilio de otro miembro ilustre, James
carta refleja algunas de sus ideas médicas, lamarckianas avant la lettre. Watt. Adviértanse las botellas esparcidas por el
Erasmus estaba convencido de que Mary había heredado de su padre, quien suelo. Arriba, Matthew Boulton, rico industrial
“nunca había caído en enajenación, aunque sí se había emborrachado, en de Birmingham, en su época de componente de
público y en privado”, una enfermedad hepática, típica del alcoholismo, la Sociedad de Lunáticos.
que la convertía en víctima de violentas crisis de dolor y convulsiones,
“aliviadas a veces con grandes dosis de opio y un poco de vino, al que
se acostumbró [...]. Todas las enfermedades causadas por la bebida son
hereditarias, pero sólo en parte; el origen de la epilepsia y la enajenación
se encuentra, creo, en la bebida. Así lo he observado a menudo en la
epilepsia. Pero una generación sobria basta para revertir el desgaste de la
generación que bebe. Conozco numerosas familias que presentan por un
lado algunos dementes y cuyos hijos, ahora adultos, no experimentan nin
gún síntoma. Si no fuera así, no habría en todo el reino una sola familia
sin epilépticos, gotosos y enajenados”.
A pesar de su creencia en la herencia de los caracteres adquiridos (el
alcoholismo era considerado un caso típico), Erasmus pretendía tranqui 5. El camafeo antiesclavista fabricado por
lizar así a su hijo. De hecho, Robert tuvo con Susannah seis hijos, todos Josiah Wedgwood, abuelo materno de Charles
ellos completamente sanos. Después de las tres primeras hijas, Marianne, Darwin, rezaba: "¿Acaso no soy un hombre y un
Caroline y Susan, nació Erasmus; cuatro años después llegó Charles y hermano?"
15 meses más tarde, Catherine, la benj amina.
(arriba a la izquierda, abajo); NATIONAL PORTRAIT GALLERY, LONDRES (arriba a la derecha)
D arwin 21
Ningún médico se hallaba entonces capacitado para emitir un diagnóstico
preciso. Se avanzaron numerosas hipótesis. Hubo quien señaló la enfer
medad de Chagas, transmitida por ciertas chinches, que Darwin habría
contraído en América del Sur a lo largo de su viaje. Sin embargo, dado
que ciertos síntomas estaban presentes ya antes de su partida, muchos se
inclinan por una afección psicosomática, sobre todo si se considera que
los trastornos tendían a manifestarse en situaciones de estrés emocional y
de fatiga excesiva. Se sugirió también un “síndrome de hiperventilación”
o una “neurosis de angustia”.
Darwin temía que se tratase de una enfermedad hereditaria. Se sentía
angustiado, probablemente como su padre, por la idea de haberla trans
mitido a sus hijos. Desgraciadamente, el destino confirmó sus temores:
en 1851, su hija mayor Annie falleció a la edad de diez años de una “fie
bre gástrica biliar”. La muerte de su madre, y luego de su hija, de una
enfermedad gástrica, sumado a sus propias crisis de síntomas similares,
le inquietaron. Tanto, que le provocaron una angustiosa ansiedad por la
salud de sus otros hijos, que fueron durante tiempo el objeto de cuidados
y atenciones obsesivos. ¿Cómo podía Darwin ignorar los riesgos de un
matrimonio consanguíneo (Emma, su mujer, era prima hermana suya) e
ignorar que “la lucha por la existencia” que favorece a los más fuertes y a
los más sanos, y que él mismo teorizaba por entonces, no tenía motivos
para pasar por alto a su familia?
sabía ser muy amable. Era hábil y prudente en los negocios. Y por último:
“Mi padre no tenía espíritu científico, en la medida en que no trató de
22 TEMAS 5 4
generalizar en forma de leyes universales sus conocimientos. Sin embargo,
presentaba una teoría para casi cualquier cosa que sucedía. No creo que
le deba mucho desde el punto de vista intelectual, pero su ejemplo fue
de gran valor moral para todos sus hijos”.
Darwin 23
la naturaleza y a coleccionar insectos y plantas. Hacia los 12 años, había
aprendido a disparar el fusil. Pero lo que más le motivó fue la instalación,
con su hermano Erasmus, en un cobertizo de la casa paterna, de un pequeño
laboratorio, donde los dos llevaron a cabo experimentos de química a me
nudo tan malolientes, que sus compañeros le pusieron “Gas” por apodo.
24 TEMAS 5 4
r
Por otro lado, Darwin quedaría muy impresionado por una experiencia
traumatizante: dos intervenciones quirúrgicas, una de ellas en un niño,
ejecutadas sin anestesia. (En esa época no se disponía todavía de cloro
formo.) Mostraba aprensión por los cadáveres utilizados en las diseccio
nes. Con frecuencia se trataba de cuerpos mal conservados y empleados
varias veces, dada su escasez. Los únicos cadáveres que la ley autorizaba
disecar eran los de asesinos condenados o de indigentes muertos durante
su detención. Era imposible satisfacer las necesidades de las escuelas de
medicina. No sólo llegaron a robarse cadáveres, sino que, en 1828, se
produjo el asesinato de al menos dieciséis personas con el fin de vender
su cuerpo a los anatomistas. Este comercio terminó en un escándalo,
seguido del proceso y de la ejecución del culpable, cuyo cuerpo... se puso
a la disposición de la universidad para la disección. Todo ello resultaba
excesivo para un Darwin sensible.
La "eminencia clerical"
Con todo, la experiencia de Edimburgo no fue ni mucho menos ne
gativa: el joven provinciano de dieciséis años encontró un mundo es
timulante, rico en ideas y en personalidades. Durante su segundo año
en la universidad, Charles se orientaría con mayor decisión hacia la
historia natural (que en esa época abarcaba la zoología, la meteorología,
la geología, la botánica, etcétera). Se integró en la “Sociedad Pliniana
de Historia Natural”, una de las múltiples asociaciones estudiantiles
que había en Edimburgo. Allí circulaban ideas radicales y se discutía
sobre política, ciencia e incluso sobre el “espíritu” en los animales y en
el hombre. Darwin conoció allí a Robert Grant (1793-1874), médico
y zoólogo, especialista en anatomía de invertebrados. En París, Grant
había estudiado, con Cuvier y Geoffroy Saint-Hilaire, embriología y 10. La frenología, el estudio de los rasgos
anatomía comparada. Conocía las obras de los naturalistas franceses y mentales a partir de la forma del cráneo,
en particular las de Lamarck, pero apreciaba igualmente los trabajos de estaba en boga en la época de Darwin.
Erasmus Darwin. Durante ese período, Charles leyó la Zoonomia de su Hallamos un ejemplo de ello en este
abuelo y, por lo menos en parte, el Sistema de los animales sin vértebras portaplumas capiliforme, de la primera mitad
(1801) de Lamarck (se desconoce si leyó también el prefacio de esa obra, del siglo xix. Se conserva en el Instituto de
donde Lamarck exponía sus ideas sobre la transformación de las especies Historia de la Medicina de la Universidad de
bajo el efecto de un “impulso interno”). Viena.
En su autobiografía, Darwin explica que no se dejó convencer por esas
ideas: “Un día que paseábamos juntos, [Grant] dio rienda suelta a su gran
admiración por Lamarck y sus puntos de vista sobre la evolución. Yo le
escuchaba con un silencio asombrado y — hasta donde yo sé— sin que ello
afectara mi espíritu. Ya había leído la Zoonomia de mi abuelo, que sostiene
opiniones semejantes, pero había dejado de compartirlas. No obstante,
es probable que el hecho de haber oído exponer y alabar tales puntos de
vista, cuando era muy joven, favoreciese que yo los defendiera, bajo una
forma distinta, en el Origen de las especies. En esa época, yo admiraba
la Zoonomia; pero al leerla una segunda vez tras un intervalo de diez o
quince años, me decepcionó, por ser la desmesura de la especulación en
comparación con los hechos presentados”.
En aquellos años, Darwin inicia investigaciones sobre el terreno, aprende
a cazar y a identificar muestras, a disecar pájaros y, sobre todo, entra en
contacto con las corrientes ideológicas que influyen en la vida política y
cultural.
En 1827, año en que Charles abandonó definitivamente Edimburgo,
Grant fue nombrado, sin que fuera óbice su reputación lamarckista, profesor
de zoología en el Colegio Universitario de Londres. Un éxito deslumbran
te que fue canto del cisne: el profesor abandonó la escena académica en
LE SCIENZE
D arwin 25
lamarckismo, transformación de las especies y revolución francesa, ideas
que amenazaban la estabilidad social y los valores morales.
En 1827, tras un breve viaje a París (el único que hizo al continente
europeo en toda su vida), Darwin regresó al hogar familiar para pasar
el verano y disfrutar de un largo y merecido descanso. La caza era su
principal diversión; se consagró a ella con un ardor y entusiasmo tales
que suscitaron la recriminación del padre, decepcionado por el fracaso
en los estudios de medicina. “Te preocupas sólo de la caza, de los perros
y de perseguir a las ratas — se quejaba el doctor Robert airado— , serás
la deshonra de la familia.” Sin dejar lugar para la discusión, se decidió
entonces que Charles se dedicara a la vida eclesiástica y prosiguiera sus
estudios en Cambridge. Nunca había sido su intención ser párroco an
glicano, pero la idea tampoco le disgustó. Le debió parecer mucho peor
oponerse a las decisiones paternas. Después de todo, se trataba de una
opción de vida bastante habitual y socialmente apreciada en las familias de
un cierto rango, sobre todo para quien no había manifestado una auténtica
vocación. Además, muchos naturalistas eran eclesiásticos. Con todo, tuvo
momentos de perplejidad:
TEMAS 5 4
pintió, el curso del reverendo Adam Sedgwick (1785-1873), profesor de
geología. En agosto de 1831, estimulado por Henslow, realizó con él una
breve expedición geológica en el norte del País de Gales, donde empezó
a familiarizarse con la estratigrafía.
resulta fácil pasar por alto los fenómenos, aunque sean éstos notables,
cuando no han sido observados antes por nadie. Pasamos muchas horas
D arwin 27
examinando todas las rocas con máxima atención [...], pero ni el uno ni
EL DISECADOR j el otro nos percatamos de los sorprendentes fenómenos glaciares que en
INTELIGENTE ! ellas se encontraban; ni siquiera apreciamos las rocas claramente estriadas,
i los peñascos inestables, las morrenas terminales y laterales. Y, sin embargo,
Para demostrar la existencia de Dios, William ¡
eran tan evidentes...”
: Paley razonaba, en 1802, así: "Supongamos ¡
Darwin no olvidaría la lección. Su estancia en Cambridge le brindó
que caminando por la campiña tropiezo con i
otras lecturas y tuvo la oportunidad de entrar en contacto con las figuras
una piedra y se me pregunta cómo llegó ésta a |
dominantes del debate científico. Conoció al filósofo William Whewell
: parar allí; podría responder que, hasta donde i
(1794-1866), que pronto publicaría dos obras monumentales; Historia de
: yo sé, la piedra siempre ha estado allí [...]. Pero I
las ciencias inductivas (1837) y Filosofía de las ciencias inductivas (1840).
imaginemos que encuentro un reloj en el suelo;
Leyó el Discurso preliminar al estudio de la filosofía natural (1830) del
I al preguntárseme cómo llegó allí, no pensaré
filósofo, físico y astrónomo John Herschel (1792-1871). Esta obra estaba
un solo instante en mi respuesta anterior, esto j
completamente consagrada a la discusión sobre el método inductivo en la
es, que el reloj había estado allí todo e! tíem- j
ciencia newtoniana; insistía sobre los aspectos cuantitativos y predictivos
po". Sólo puede haber sido ideado y construido j
de las teorías científicas y sobre el valor universal de las leyes naturales
por un artesano. Igualmente — prosigue ;
que se inscribían en el contexto de la teología natural.
Paley— , numerosas construcciones de la natu-
En la misma época, Darwin leyó también las obras de otro teólogo
I raleza, por ejemplo ei ojo, tan perfeciamente
naturalista, William Paley (1743-1805), en especial la Teología natural o
‘ adaptadas a su función, pueden corresponder
demostración de la existencia y de los atributos de la divinidad, fundada en
j sóloalaobradeun Diseñador inteligente. Des
los fenómenos de la naturaleza (1802). Aquí “demostraba” la existencia de
terrada de la biología en los años ochenta de!
Dios mediante un argumento que había adoptado diversas formas desde
siglo xx por ei triunfo darwinista, esta teoría
la Grecia antigua: el del Ingeniero inteligente. Según Paley, si encontramos
r será retomada bajo el nombre de diseño inteli- un reloj, debemos inferir necesariamente que existe un relojero (el “Gran
j gente por una nueva generación de científicos
Relojero” de Voltaire); los inventos y adaptaciones impresionantes que
| convencidos de que la teoría de Darwin no pue- observamos en la naturaleza constituyen, pues, la prueba concluyente de la
I de explicar las múltiples facetas de la compleji- existencia de Dios. Destacan entre ellos numerosos ejemplos: la perfección
j dad de los seres vivos. Aunque ya no se invo-
geométrica de las celdillas de un panal, la maravillosa funcionalidad del
1 que a Dios, éste se sustituye por "causas
ojo, el significado del registro fósil y el asombroso funcionamiento de los
inteligentes", "detectabies empíricamente". instintos. Precisamente acerca de los instintos se citaba a menudo, no sin
polémica, a Erasmus Darwin, quien, en su Zoonomia, se había manifestado
en contra de la interpretación del instinto en términos de un mecanismo
preestablecido y de la idea de que “el pobre animal que lo poseyera no
sería más que una máquina”.
13. El filósofo y astrónomo John Herschel, en
1867. Darwin había leído su Discurso prelim inar Posturas todavía poco definidas
al estudio de la filosofía natural (1830). Por su parte, Charles declara en su autobiografía: “En esa época no me
preocupaba de las premisas de Paley; las había aceptado desde un prin
cipio, me entusiasmó y convenció la larga serie de argumentaciones”. En
El origen de las especies, utilizará los ejemplos de Paley como testimonios
de adaptaciones perfectas, en un marco explicativo donde desde entonces
estarían ausentes el Relojero, el Autor divino y el Gran Arquitecto, así
como esas causas finales que todavía se citaban en la teología natural y en
la historia natural. Escribió: “El viejo argumento de una finalidad en la
naturaleza, como lo presenta Paley y que en otro tiempo me parecía tan
concluyente, se derrumba con el descubrimiento de la ley de la selección
natural. A partir de ahora, ya no podemos pretender que la bella char
nela de una concha bivalva esté hecha por un ser inteligente, como la
bisagra de una puerta lo está por el hombre. No parece que exista una
mayor finalidad en la variabilidad de los seres orgánicos o en la acción de
la selección natural que la que hay en la dirección del viento”.
Además de hombre de iglesia, Whewell era creacionista y defensor del
argumento del Diseñador inteligente: “Cada miembro u órgano no produce
únicamente un cierto efecto, sino que ha sido concebido con ese fin; [...]
cada parte posee su propia causa final, una finalidad a la que está adaptada
y en la que se debe buscar su razón de ser”. Igualmente fue explícito sobre
la cuestión de las especies: “Las especies tienen una existencia real en la
naturaleza, y la transición de una a otra es imposible”. ¡Qué paradoja que
28 TEMAS 5 4
una de las citas de Darwin en la presentación de El origen de las especies
pertenezca a Whewell! Está extraída de una obra de 1833, Astronomy and
General Physics Considered with Reference to Natural Theology, publicada
dentro de una serie de ocho volúmenes de autores diversos titulada Brid-
gewater Treatises, donde se elogia “el poder, la sabiduría y la benevolencia
de Dios que se manifiesta en la Creación”.
La cita escogida por Darwin dice lo siguiente: “Nos remontaremos
tan lejos como sea posible en el mundo material, para observar que los
hechos se producen no por una intervención aislada del poder divino
(que se manifiesta en cada caso particular), sino por la acción de leyes
generales”. La precisión de que las leyes generales podrían aplicarse sólo
al “mundo material” pretendía, según Whewell, excluir el tratamiento
científico de cuestiones como el origen de la vida, del hombre y del espí
ritu, acontecimientos de un orden distinto del natural y sobre los que la
ciencia resultaba inútil. “El misterio de la creación, escribió en 1840, no
es competencia de la ciencia”. Darwin no podía estar de acuerdo. En sus
Cuadernos, ya en 1838, se había expresado de forma crítica con respecto
a Whewell: “Si todos los otros animales han sido formados de una cierta
manera, entonces el hombre podría ser un milagro, pero la inducción nos
lleva a conclusiones de otro tipo”. Igualmente, había criticado la visión
general providencialista y finalista del Diseñador inteligente, manifestando
su irritación ante los que consideraban a Whewell “profundo porque
afirma que ¡la longitud del día está adaptada a la longitud del sueño del
hombre! ¡Que el universo entero está adaptado de la misma manera! Y no
el hombre a los Planetas ¡Vaya arrogancia!”. 14. Darwin leyó los Principios de Geología
de Charles Lyell en su viaje a bordo del
¿Son las leyes naturales obra de Dios? Beagle, entre 1831 y 1837. Esta obra le influyó
En la presentación de El origen de las especies aparece la cita de Whewell profundamente.
junto a otra de Bacon (utilizada a menudo también por Sedgwick y
Charles Lyell), que invita a un estudio tan atento de la Biblia como de
la naturaleza, pero cuidando de no confundir ambos dominios. ¿Cómo
se explica tal coincidencia? Es posible que Darwin hubiera demostrado
cierto oportunismo e intentado evitar el choque frontal con las opiniones
y la sensibilidad de la mayoría. En efecto, al menos desde un punto de
vista diplomático, el acuerdo entre los filósofos de la ciencia era notable.
“Intentar conocer el origen de las cosas no es una tarea del filósofo
natural”, sostenía Herschel en 1830. Incluso John Stuart Mili (1806-
1873), en otros aspectos gran antagonista de Whewell, compartía la idea
del Diseñador inteligente y de un “Dios que gobierna el mundo a través
de leyes invariables”. Este constituye el quid de la cuestión. Para proteger
la interpretación teológica se reafirmó un sofisma refinado: cuanto más se
demostraba que los fenómenos empíricos se regían por causas secundarias
(materiales), conforme a leyes generales y fijas establecidas por Dios, más
se demostraba el poder y la omnisciencia de éste. El final de la inclusión
de Dios como agente causal en las explicaciones científicas no se debe,
pues, a los materialistas ateos, sino a los creyentes, convencidos de servir
así a la causa de la religión. Si se excluye el origen del universo, de los
seres vivos y, naturalmente, del hombre, todo queda gobernado por leyes
naturales: interpretar la naturaleza a partir de leyes fijas y causas naturales
legitimaba la ciencia.
Sería sólo cuestión de tiempo que los límites de la ciencia se expandieran
hasta abarcar también la explicación de los fenómenos originales. Quizá
Darwin había presentido esa posibilidad. Sin embargo, a pesar de las citas,
no logró sustraerse a los fuertes ataques dirigidos contra él por Herschel y
Whewell (quien impidió que El origen de las especies ocupara un lugar en
LE SCIENZE
D arwin
29
El largo periplo
del Beagle
Cuando se embarca en el Beagle en 1831> D arw in es un hombre joven
de 2 2 años, pertrechado con una buena formación naturalista. A su
regreso, tras cinco años de navegación, la fa m a le acompaña
30 TEMAS 5 4
a Shrewsbury. No sólo se declara a favor de la partida de su sobrino, sino que
acompañará a Charles a casa de su padre, quien termina por capitular.
Falta todavía el consentimiento del capitán FitzRoy, a quien Darwin
visita el cinco de septiembre. Darwin le causa una excelente impresión
al marino, hasta el extremo de dejar de lado sus discrepancias políticas.
FitzRoy es un conservador convencido; los Darwin, liberales. La única
objeción parece ser la nariz de Charles, según él mismo explica en su Au
tobiografía: “Más tarde, me enteré de que estuve a punto de ser rechazado
a causa ¡de la forma de mi nariz! Ardiente discípulo de Lavater [FitzRoy],
juzgaba el carácter de un hombre por sus características morfológicas.
Dudaba de que alguien con la nariz como la mía poseyera la energía y la
determinación necesarias para el viaje. El futuro demostró que mi nariz
mentía.” Darwin acabará por remplazar al naturalista oficial del Beagle,
despedido por incompatibilidad de carácter.
D arwin 31
consiste en registrar las condiciones meteorológicas, las mareas y los vientos.
En la fase de gran expansión comercial de Gran Bretaña, resultaba vital \
identificar las mejores rutas y los puntos de atraque más estratégicos para
garantizar la seguridad de los buques mercantes.
A bordo del Beagle viajan 64 personas. Además de los oficiales, todos 5
muy jóvenes, la tripulación cuenta con un artista, Augustus Earle, un H
médico, Robert McKormick, un fabricante de instrumentos, personal de
servicio, el capitán, Darwin, tres indígenas de la Tierra del Fuego y un I
misionero de veinte años. Los tres fueguinos —un hombre de unos 27 años, ||
bautizado con el nombre de York Minster, un joven de 15 años, Jemmy ^1
Button, y una niña de 10 años, Fuegia Basket— llegaron a Inglaterra
recogidos en el primer viaje del Beagle. Un cuarto había sucumbido, tras -
haber desembarcado, como consecuencia de una vacuna contra la viruela. ¡1
Hospitalizados e instruidos a costa de FitzRoy, después de ser aleccionados
y presentados en la forma debida ante los soberanos británicos, debían ser jf
repatriados con el fin de evangelizar y civilizar las “tribus” en Tierra del [
Fuego, a las que pertenecían. jj
La partida del Beagle se aplaza repetidas veces; en primer lugar, para llevar \
a cabo las reparaciones obligadas, que FitzRoy supervisa; luego, por culpa Jj
de las condiciones meteorológicas adversas. Leva anclas el 10 de diciembre. Jj
3. El 20 de febrero de 1835, un seísmo azota la Soplan vientos tan fuertes, que hay que volver a puerto. En una segunda \
ciudad chilena de Concepción, mientras Darwin tentativa, el Beagle queda encallado en un bajo del que consigue liberarse [
se encuentra en la región. Este dibujo de J. C. gracias a la marea; no tarda en encontrarse con un huracán; de nuevo hay 1
Wickham sacado de La aventura del Beagle de que volver a guarecerse. El mal tiempo se alarga hasta Navidad; aunque
King, FitzRoy y Darwin, ilustra la magnitud de entonces puede zarpar, la tripulación no renuncia a la celebración de la
la catástrofe. fiesta. Se emplea un día entero sacando a los borrachos de las tabernas del Jj
puerto; FitzRoy, furioso, ordena encadenar a algunos. Ya a bordo, hace j
azotar a los insubordinados, con gran disgusto de Darwin. Finalmente, m1
LE SCIENZE
la tarde del 27 de diciembre de 1831, el bergantín Beagle abandona el | 1
puerto de Plymouth. La aventura empieza. í 1
32 TEMAS 5 4
partes de tres cráneos y de huesos de Megatherium, cuyo “nombre [...]
indica sus enormes dimensiones”; huesos de Megalonyx, un esqueleto casi
perfecto de Scelidotherium-. “Este animal debió de ser tan grande como
el rinoceronte; la estructura de su cabeza lo emparenta [...] con la del
hormiguero del Cabo; pero en otros aspectos se parece a los armadillos”;
Mylodon darwinii de un género muy próximo, aunque de dimensiones
menores; y el Toxodon; “tal vez uno de los animales más extraños que se
hayan descubierto. Por su talla, este animal se asemejaba al elefante o al
megaterio; pero la estructura de sus dientes, como afirma Owen, demuestra
sin ambages su estrecho parentesco con los roedores, orden que incluye
hoy en día los cuadrúpedos más pequeños; en muchos puntos también
se acerca a los paquidermos; por último, a juzgar por la posición de sus
ojos, de sus orejas y de sus fosas nasales quizá tenía hábitos anfibios, como
el dugongo y el manatí, con los que también está emparentado. ¡Qué
sorprendente es encontrar estos distintos órdenes, hoy en día bien separa
dos, confundidos en las diferentes partes de la organización del ToxodonT
(andando el tiempo, la clasificación del Toxodon se modificará, entre otras
causas, por la reconstrucción errónea del esqueleto).
Los relatos de Darwin no son simples descripciones pasivas: las diferencias
y las semejanzas entre especies, interpretadas a la luz de su distribución
geográfica, plantean preguntas a las que las ideas clásicas sobre la crea
ción del mundo no ofrecen respuestas satisfactorias. Cuando se embarcó
en el Beagle, las ideas de Darwin no se alejaban del marco creacionista 4. Reconstrucción del esqueleto de
tradicional. A su regreso, nuestro naturalista no es todavía transformista Megatherium (un perezoso gigante del tamaño
en apariencia, pero plantea una serie de cuestiones no resueltas que recla de un elefante) en el Viaje de un naturalista
man, incluso antes que una solución correcta, una formulación pertinente. alrededor d e l mundo, de Darwift,
Durante el viaje se interesa sobre todo en lo concerniente a la geología:
lleva consigo el primer volumen, regalo de FitzRoy, de los Principios de
Geología, Ilustraciones de esta ciencia tomadas de los cambios modernos que
han experimentado la Tierra y sus habitantes, que acaba de publicar Charles 5. El mapa del viaje del Beagie,
Fernando de Noronha
Recite -j?
w , i .. Salvador -2.
19 de julio 1835 \ C V I 2 dejuljo 1S535 / \ 28 de febrero 1832
Victoria,
sao
"'■ ^/R lo’íde Janeiro
1836 / 4 de abril 1832 .............
/ o
óntevideo 26 de julio 1832
Buenos Aires
Isla Chiloéj V^rjíÁTfeahía Blanca
21 de noviembre
Hobart 1834 • ■— • V\ .
5 de enero 1836 Malvinas
1 ese’ marzo 1833
Tierra del Fuego 10 de marzo 1834
15 dé diciembre 1832
D arwin 33
Lyell. En 1832, consigue en Montevideo el segundo volumen, y en las
islas Malvinas, el tercero.
Henslow le había recomendado su lectura, aconsejándole que “no se adhi
riera en ningún caso a los puntos de vista que se defienden en la obra”. Por
el contrario, Darwin simpatiza de inmediato con las tesis uniformitaristas de
Lyell. Este sostiene que los cambios sufridos por la superficie terrestre han
venido instados por fuerzas que ejercieron una acción constante y gradual
a lo largo del tiempo y que siguen operativas. Como ya había hecho antes
John Hutton (1726-1779), se opone con firmeza al catastrofismo (para
Hutton, los acontecimientos geológicos son cíclicos). Según el catastrofismo,
las alteraciones de la superficie terrestre y las extinciones subsiguientes de
las especies vivas son el producto de sucesos catastróficos extraordinarios,
como el diluvio del que habla el Génesis. Estos hechos formidables se
habrían repetido numerosas veces después de la Creación y, según las in
terpretaciones, habrían ido seguidos de nuevas intervenciones creadoras o
(como había planteado Cuvier) de migraciones de especies procedentes de
otras regiones del mundo; estas especies repoblarían las zonas devastadas
por la catástrofe. (Los términos “uniformitarismo” y “catastrofismo” fueron
introducidos por Whewell en una crítica de los Principios de Geología.)
Lyell, que interpreta la naturaleza y la historia de la Tierra como “un sistema
regular de causas secundarias”, era creacionista, postura de la que no abdica.
Extiende su explicación naturalista a la extinción de las especies, no a su
origen: “Sobre la cuestión de si las nuevas especies sustituyen de tiempo en
tiempo a las especies que se van extinguiendo no existe una opinión definitiva,
ya que hasta el presente los datos que poseemos son insuficientes”.
Herschel le reprochó no haber respondido a esa pregunta, dejando sin
resolver “el misterio de los misterios”. Whewell plantea el siguiente dilema:
“Aceptar la doctrina de la transmutación de las especies y suponer que
las especies de una época geológica determinada se hayan transformado
en especies de otra época por la acción prolongada en el tiempo de causas
naturales, o creer en numerosos actos sucesivos de creación y de extinción
de especies, con independencia del curso normal de la naturaleza, sucesos
que se pueden calificar sin exagerar de milagrosos”. El se inclina por la
segunda opción; Darwin habrá de abordar pronto la misma cuestión.
34 TEMAS 5 4
de todo, recurrir a un agente extraordinario y maravillarse cuando una
especie deja de existir, es exactamente como admitir que, en el hombre, la ANTES DEL DILUVIO
enfermedad es el preludio de la muerte y no extrañarse de la enfermedad;
y, en cambio, cuando éste falleciera, sorprenderse profundamente y llegar En Disertación sobre los cambios experimen
a creer que ha muerto de forma violenta”. tados por nuestro planeta. Voltaire pone su
En este punto, Darwin rechaza el catastrofismo y acepta el gradualismo. habilidad literaria al servicio de una mala cau
Se suma con mayor resolución a esa postura en lo que respecta a la geolo sa científica: "En las montañas de Hesse se ha
gía, donde Lyell le sirve de referencia con su división de las eras geológicas hallado una piedra que parecía llevar la
basada en la clasificación de las rocas. Cada vez que desembarca, estudia imprenta de un rodaballo, y en los Alpes, un
la estratigrafía de las rocas y las características del suelo; relaciona entre lucio petrificado y se llega a la conclusión de
sí la sucesión de los organismos y las rocas que los contienen. En Chile, en que el mar y los ríos har fluido, por turnos,
agosto de 1834, emprende una excursión a los Andes: sobre las montañas. ¿No sería más natural
sospechar que estos peces, traídos por un via
M i objetivo, al venir aquí, es observar los amplios estratos de conchas jero, al estropearse fueran arrojados y se
situados a unos cuantos metros sobre el nivel del mar y que se queman petrifica an con el paso de los tiempos? Pero
hoy en día para convertirlos en cal. Resulta patente que toda esta línea esta idea es demasiado simple y poco siste
de costas se ha levantado. A una altura de cien a doscientos metros se mática. Se dice que se ha descubierto un
encuentra un gran número de conchas que parecen muy antiguas; he ancla de barco en una montaña suiza: pero no
hallado algunas incluso a una altitud de cuatrocientos metros. Estas se reflexiona sobre el hecho de que hasta allí
conchas aparecen dispersas en la superficie o sepultadas en una capa de se habían transportado a pie grandes cargas
tierra vegetal negro-rojiza. A l examinar esta tierra vegetal con el micros y sobre todo cañones; que se pudo haber uti
copio, me sorprendió ver que era en realidad de origen marino, rico en lizado un ancla para sujetar las cargas en una
partículas diminutas de materia orgánica. grieta de alguna roca; que es muy probable
que este ancla procediera de los pequeños
En 1835, todavía en la Cordillera, describe que los valles principales se puertos del lago de Ginebra; que tal vez la
caracterizan en sus flancos por terrazas de cantos rodados y de arena: historia del ancla sea pura leyenda; y se pre
fiere afirmar que se trata del ancla de un bar
Estoy convencido [...] de que estas terrazas de cantos se acumularon durante co que se amarró en Suiza antes del diluvio. I
la elevación gradual de la Cordillera, mientras los torrentes depositaban [...] Se han visto también en las provincias de j
sus aluviones, en niveles sucesivos, en los márgenes de largos y estrechos Italia, de Francia, etc., pequeñas conchas que i
brazos de mar; primero lo hicieron en la cabecera de los valles, después, se asegura son originarias del mar de Siria. i
cada vez a un nivel más bajo, a medida que el suelo se levantaba gra No deseo discutir su origen; pero, ¿no podría j
dualmente. Si es así, que no lo dudo, la gran cadena de Cordilleras [no ser que la multitud de peregrinos y cruzados j
ha] surgido de repente, como lo creían en otro tiempo todos los geólogos que llevó su dinero a Tierni Santa, trajera con
y como lo creen todavía muchos de ellos [...]. A la mente le cuesta en sigo algunas conchas?"
tender, si no es poco a poco y con esfuerzo, los efectos de una acción que -__________ ________ ,__ ____________
se repite tan a menudo.
D arwin 35
y las cadenas montañosas, entre las islas volcánicas y los márgenes de las
costas continentales; y por supuesto, le llevan a preguntarse sobre la apa
rición, más o menos repentina, de grupos de organismos en los estratos
geológicos. También tiene la “suerte” de ser testigo directo y observar los
efectos de otros acontecimientos, por cierto catastróficos, aunque naturales:
la erupción del volcán andino Osorno, el terremoto de Concepción del
20 de febrero de 1835 y los maremotos.
36 TEMAS 5 4
dio de los fósiles se pudiera documentar cualquier progresión en dirección
al hombre y juzgaba incoherente la manera en que Lamarck abordaba la
cuestión. Además, detestaba la idea de una continuidad desde el animal
hasta el hombre, ya que negaba la “línea de separación entre lo racional
y lo irracional, lo responsable y lo irresponsable”.
A lo largo del viaje, Darwin reflexionó largo y tendido en torno al
tema. Uno de los elementos de su razonamiento fue su apunte sobre los
habitantes de la Tierra del Fuego:
Asistí allí al que había de constituir, sin duda, el espectáculo más curioso
e interesante de mi vida. No me imaginaba la enorme diferencia que
separa al hombre salvaje del hombre civilizado, mucho mayor que la
diferencia entre el animal salvaje y el animal doméstico, lo que se ex
plica, por otro lado, por el hecho de que el hombre presenta una mayor
capacidad de progresar. [...] Su vileza se vislumbraba hasta en su actitud
y con facilidad se podía leer en sus rasgos la sorpresa, la extrañeza y la
inquietud que sentían. [...] El lenguaje de este pueblo apenas merece la
denominación de lenguaje articulado.
D arwin 37
la espalda al barco. Cuando le vimos por última vez estaba gordo, limpio, bien vestido;
nunca había visto un cambio tan enorme y lamentable. Pero una vez que estuvo vestido
y se hubo desvanecido la turbación inicial, volvió a ser el de antes. Cenó con el capitán
FitzRoy y comió con la educación de siempre. Nos comentó que tenía suficiente (o como
él decía, demasiado) para comer, que no pasaba frío, que sus amigos eran muy buenas
personas y que no deseaba regresar a Inglaterra. Por la noche descubrimos la causa de
este cambio de opinión tan grande en Jemmy: su joven y linda mujer [perteneciente a
otra tribu] llegaba al barco [...]. Nos explicó que había construido él mismo su canoa y
¡alardeaba de poder hablar un poco la lengua materna de su esposa! Pero, cosa curiosa,
había enseñado algunas palabras en inglés a toda su tribu [...]. Todos nos apenamos al
pensar que le estrechábamos la mano por última vez.
Para los científicos de la época, resultaba difícil hablar del “estado noble” del hombre
ante una humanidad tan degradada e inculta. “Un salvaje sin civilizar, escribe Darwin
a su hermana Caroline en marzo de 1833, es en verdad uno de los espectáculos más
desoladores del mundo”. No obstante, a pesar de las diferencias de raza y cultura, la
especie humana sigue siendo única para él: no tiene la tentación de desdibujar “la línea
de separación” entre el hombre y el simio, como hacen muchos de sus contemporáneos
que postulan la existencia de uno o varios grupos independientes e intermedios en la
taxonomía humana. Sin duda, para Darwin, esta experiencia fue un aprendizaje sobre
la amplitud de las transformaciones en el seno de una misma especie.
El viaje proporciona a Darwin otras ocasiones para reflexionar sobre el hombre y la
civilización. En Buenos Aires la revolución hace estragos; tropas de soldados patrullan las
calles. En Montevideo, una clase dirigente corrupta e ignorante ejerce un poder sangui
nario. En Australia y Nueva Zelanda, los aborígenes van desapareciendo progresivamente,
diezmados por los recién llegados. En Argentina, es testigo de algunos episodios de la
guerra exterminadora encabezada, por las tropas del general Juan Manuel de Rosas contra
los indios: “Aquí todos están convencidos de liderar la más justa de las guerras porque
está dirigida contra los salvajes. ¿Quién podría creer que en nuestra época se cometieran
tantas atrocidades en un país cristiano y civilizado? Se perdona la vida a los niños para
venderlos como sirvientes, esclavos mejor, por lo menos mientras sus dueños pueden
persuadirles de que los son”. En las colonias españolas, apunta Darwin, los esclavos son
mejor tratados que en los territorios portugueses o ingleses.
La esclavización despierta su indignación. A la cuestión le dedica las últimas páginas de
su diario de viaje. El 19 de agosto de 1836, cuando el Beagle pone rumbo a Inglaterra
desde Brasil, confiesa: “Doy gracias a Dios por no tener que visitar de nuevo un país con
esclavos”. El relato sobre las atrocidades y crueldades a las que ha asistido toma aquí un
valor explícito de testimonio y condena:
Imagine lo que sería vivir siempre bajo la amenaza de que su esposa e hijos — esos seres a
los que incluso los esclavos tienen derecho a llamar suyos— le sean arrebatados y ¡vendidos
como animales al mejor postor! Y que hombres que declaran amar a su prójimo como a sí
11. Cabaña indígena mismos, que creen en Dios y que rezan para que se haga su voluntad en la Tierra, sean
de Tierra de Fuego. los mismos que excusan, mejor dicho, ¡qué ejecutan esos actos! M i sangre se revela cuando
pienso que nosotros los ingleses, y nuestros descendientes americanos, en suma, todos nosotros
que nos vanagloriamos tanto de nuestras libertades, ¡nos convirtamos en culpables de actos
semejantes! Por lo menos, me queda el consuelo de pensar que hayamos hecho, para expiar
nuestros crímenes, el sacrificio más grande que ninguna otra nación ha hecho todavía.
12. Iguana terrestre de las Pinzones y tortugas de las Galápagos, pruebas contundentes
Galápagos (Conolophus Antes de ver a Darwin pisar su patria, retrocedamos hasta una etapa de su viaje que
subcristatus). Cabe destacar sería crucial para el desarrollo de su teoría sobre la evolución. El 17 de septiembre de
su mimetismo de color 1835, el Beagle atraca en la isla de San Cristóbal, en el archipiélago de las Galápagos,
con las rocas. las islas de las tortugas. Se trata de un archipiélago de origen volcánico formado por
una decena de islas, cinco de ellas extensas; dista un millar aproximado de kilómetros
de las costas de Ecuador. Las islas se hallan bastante cerca del continente; a pesar de su
situación geográfica, gozan de un clima templado gracias a la confluencia de corrientes
oceánicas procedentes de la Antártida, entre ellas, la corriente de Humboldt. Razón por la
que, como comprueba Darwin con estupor, los pingüinos, los osos marinos y los leones
marinos cohabitan con aves tropicales, iguanas, tortugas, cactus. Hasta donde Darwin
sabía, nunca había existido allí una población humana indígena.
En ese lugar Darwin encuentra los célebres pinzones y las no menos famosas tortugas.
Por lo que respecta a estas últimas, tendrá la oportunidad de descubrir su sabor: “La
región ventral asada al estilo de los Gauchos, carne con cuero, es decir, sin retirar la piel,
es deliciosa; se hace una sopa muy sabrosa con tortugas jóvenes; pero no puedo decir
que esa carne me entusiasme”. Sin embargo, parece no haber vislumbrado las diferencias,
pequeñas aunque nítidas, que distinguen los diversos grupos de tortugas en razón de su
isla de origen. No obstante, el vicegobernador Mr. Lawson ya le había informado que “las
tortugas diferían de una isla a otra y podía adivinar sin equivocarse de qué isla provenía
cualquier ejemplar que se le presentara”. De ello se habían percatado ya los propios cor
sarios, que frecuentaban las islas desde el siglo xvn, así como los balleneros, que buscaban
descanso en las islas tras sus largas campañas de pesca. Los marineros saquearon las islas,
llevándose tortugas por centenares para aprovisionarse de carne fresca.
Poco tiempo después de Darwin, el ballenero en que iba Hermán Melville (1819-1891)
desembarcó en las Galápagos. Allí encontró inspiración para Moby Dick. Atracar allí constituía
toda una proeza; debido a las fuertes corrientes, las islas, como espejismos y alucinaciones,
aparecían y desaparecían de repente ante la vista. Se las llamó islas Encantadas, tal era la magia
de su atmósfera, e inspiraron leyendas y supersticiones sin cuenta. Corría entre los marineros
la leyenda de que si los capitanes de navio morían en ellas se transformaban en tortugas...
Al principio Darwin pasa por alto las diferencias entre las tortugas: “Mezclaba las
colecciones procedentes de dos islas. Nunca me hubiera imaginado que islas situadas a
80 o 90 km de distancia, casi todas a la vista unas de otras, formadas exactamente por
las mismas rocas, sometidas a un clima muy parecido y con una altitud semejante, al
bergaran animales distintos; pero pronto comprobaremos la veracidad de este hecho. [...]
Tuve bastante suerte al procurarme un número suficiente de muestras para establecer el
fenómeno particularmente destacable de la distribución de los animales.”
Una vez más, Darwin admite no haberse percatado de lo que se le ofrecía a la vista,
igual que había ocurrido durante la excursión geológica con Sedgwick que relata en su
Autobiografía. Sin embargo, aunque el material no se catalogó con minuciosidad, sí fue
examinado por expertos, una vez en Londres. A la luz de resultados análogos obtenidos en
la clasificación de ejemplares de iguanas, y sobre todo de pinzones, quedó de inmediato
demostrado que, no obstante su asombroso parecido, pertenecían a especies distintas,
características de cada isla.
A propósito de los pinzones, Darwin había escrito en sus Notas ornitológicas'. “Cuando
veo estas islas tan próximas unas de otras, con una reserva animal escasa, habitadas por esas
aves de estructura ligeramente distinta, que ocupan el mismo lugar en la naturaleza, debo
Darwin 39
sospechar que se trata sólo de variedades [...]. Si existe una mínima base
en estas observaciones, valdría la pena examinar la zoología de los Archi
piélagos; ya que tales hechos socavarían la estabilidad de las especies”.
Darwin se inclinaba a considerar como variedad de una misma especie a
los individuos ligeramente distintos que ocupaban las diferentes islas. Ade
más, hacía notar su parecido con otras especies observadas en el continente.
En sí misma, la idea no contradecía todavía la interpretación tradicional.
El propio Lyell se mostraba dispuesto a admitir cierta variabilidad en las
especies; la consideraba incluso necesaria para su dispersión a partir de
sus “centros de creación”.
En este punto discrepan los historiadores. Unos sostienen que Darwin,
durante el viaje del Beagle, no tuvo “revelaciones” acerca de la transmutación
de las especies, que nada le llevó a pensar en términos de evolución y que
encontraba interesantes, pero no problemáticas, las variaciones en el seno
de los grupos. Otros, en cambio, estiman que identificó rápidamente los
elementos sobre los que basó la tesis de la transmutación de las especies, para
llegar bastante pronto a una diferente explicación causal de su origen.
TEMAS 54
40
r
gradación del grosor del pico en las diferentes
especies [...]. Cuando se considera tal gradación
y diversidad de configuración en un pequeño
grupo de pájaros, muy próximas entre sí, uno
se podría imaginar que, en virtud de una
pobreza original de aves en este archipiéla
go, una única especie se haya modificado
para conseguir distintos fines”.
El “Gould” aludido es John Gould
(1804-1881), uno de los principales or
nitólogos del siglo xix, taxidermista de la
Zoological Society y autor de espléndidas
ilustraciones naturalistas, a quien Darwin
confía sus colecciones de aves. Los resultados
de su trabajo de clasificación confirmarían las
cuestiones de Darwin:
D arwin 41
Las primicias
de una teoría
Tras haber confiado a expertos el m aterial recolectado durante su viaje,
D arw in emprende en 1 8 3 7 la redacción de sus Cuadernos, Aunque no
son exhaustivos, la expresión “m i teoría'se torna recurrente
durante su viaje, concluyó que diversos grupos Al mes siguiente, Darwin recibe las conclusiones de Gould. Los diversos
procedentes de las Galápagos, como los pinzones y sinsontes de las Galápagos, aunque de estrecho parentesco,
pinzones, estaban constituidos por especies corresponden a especies distintas. Ciertos rasgos, así la forma del pico,
distintas si bien estrechamente emparentadas. presentan una variación gradual; permiten discriminar las especies en ra
Este dibujo de Gould, extraído de la obra zón de las islas. Resulta evidente que el aislamiento constituye uno de los
Zoología del viaje del Beagle, representa el factores clave en esta diferenciación, que permite, no obstante, mantener
pinzón de cactus común (Geospiza scandens). la ‘semejanza de todas esas especies con las del continente.
42 TEMAS 5 4
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Darwin se instala en Londres, donde vive su hermano
Erasmus. Desde allí podrá seguir más de cerca el avance o - t £ \
de las investigaciones sobre sus colecciones. Comienza 1¿cAfL n~
a trabajar sobre sus notas de viaje, tarea a la que se Ll.
dedicará hasta septiembre de 1837. Tras una serie de AL ' ■4.
retrasos, no se publicarán hasta 1839, junto con las de -* A*.r. N f
il . u u '
t tiu—, u*j*&L*f
FitzRoy. Algunos meses más tarde, aparecerán de forma
¿C -/tk ~ f*Z evt,p~ vtCs, tu- Cfhfyd
independiente bajo el título Journal o f Researches into
the Natural History o f the Various Countries Visited by
H.M.S. Beagle. Más adelante, en 1843, saldrá a la luz
una edición profundamente revisada y titulada Viaje de un naturalista
alrededor del mundo. página del diario escrito
Ese mismo año inicia sus Cuadernos. “En julio empecé la redacción de opino I ? ' VÍaje en 61 Bed9le: " En conc'« ió n t
mis primeras notas sobre los hechos relativos a El origen de las especies, a para 2 ^ PUede ser de may °r Provecho
Joven naturalista que un viaje lejano
los que había venido dedicando detenida reflexión. Durante veinte años
h- t exc'tacíón ante la novedad de los
no abandonaría dicha tarea”, leemos en su autobiografía. Un primer Cua
derno, identificado con la letra A y consagrado a la geología, se perdió casi sVact°7dld»pr i biiidr des de éxi,° es,imuian
entero. Los Cuadernos B, C, D y E, o Cuadernos sobre la transmutación de vela ^ Ú ' F ,C6S los tiempos de la marina
' CUando queda mundo por explorar.
de las especies, los escribió entre julio de 1837 y julio de 1839. A con
tinuación, Darwin pasó directamente a las letras M y N para identificar
los Cuadernos sobre el hombre, el espíritu y el materialismo, que ya hemos
traído a colación, y que redactó en paralelo a los anteriores, desde julio
de 1838 hasta julio de 1839. En cierto momento, considera necesario
separar sus notas sobre la especie humana y sus estrechos vínculos con los
animales de sus notas sobre la transmutación de las especies en general.
Sin embargo, ambos asuntos se hallan siempre presentes en su espíritu,
como lo demuestra el entrelazamiento de los mismos en los Cuadernos
anteriores a julio de 1838 y la presencia constante en los Cuadernos sobre
la transmutación de reflexiones sobre el hombre, incluso después de abrir
los Cuadernos M y N.
Darwin proyecta además la elaboración de una selección completa,
preparada con sus propios medios, sobre los trabajos de los especialistas
que investigan sus colecciones. Para tal fin, y con el apoyo de Henslow,
conseguirá mil libras de financiación de los fondos del Tesoro. La obra se
titulará Zoología del viaje del Beagle. Se dividirá en cinco partes: mamíferos
fósiles (Owen), mamíferos (Waterhouse), aves (Gould), peces (Jenyns)
y reptiles (Bell), respectivamente. Se publicará entre 1838 y 1843. Este
trabajo ocupará buena parte de su tiempo, sin que le impida comenzar
por entonces su libro sobre geología.
D a r w in
43
Discreto y prudente
En 1838, Darwin es nombrado secretario de la Sociedad Entomológica,
así como de la Sociedad Geológica (no podía declinar la invitación de
Whewell, presidente a la sazón de esta última). Ejerciendo Darwin el
cargo de secretario, se vio envuelto Robert Grant, su antiguo profesor de
Edimburgo, en una suerte de proceso por sus ideas lamarckistas. Sostiene
que el opósum, el mamífero más antiguo conocido, es en realidad un rep
til; se basa en una mandíbula fósil que han descubierto cerca de Oxford,
en rocas antiguas, anterior a la presumible aparición de los mamíferos.
Grant interpreta el hallazgo como el signo de un progreso desde formas
inferiores hacia formas superiores. Hipótesis que ni los creacionistas ni Lyell
están dispuestos a admitir. Para Lyell, los mamíferos pudieron haber sido
creados en cualquier momento, bajo una forma perfectamente adaptada
a las circunstancias. Con todo, hay también creacionistas “avanzados”
que reconocen una progresión providencial del animal más simple al más
“perfecto”: el hombre.
Darwin se muestra discreto a este respecto. En sus notas, cita a Lamarck
en diversas ocasiones; le llama “espíritu profético de la ciencia”. Sin dejar, al
propio tiempo, de explicitar su distanciamiento: “Mi teoría es muy distinta
de la de Lamarck”, escribe en el Cuaderno B. La expresión “mi teoría”
se vuelve cada vez más recurrente. Ahora bien, si ya entonces existe una
teoría darwinista, intenta por todos los medios que permanezca en secreto,
hasta que pueda ofrecer una respuesta satisfactoria a todas las preguntas no
resueltas. Los ataques contra la transformación de las especies se recrudecen;
la desventura de Grant representa sólo un avatar más.
Darwin sabe que Grant está equivocado (el opósum no es un reptil),
3. Un barrio pobre de Londres, según Gustave pero sabe también que su antiguo profesor defiende correctamente la idea
Doré (1832-1883). Hacia 1840, Darwin temía de una transformación de las especies en el transcurso de largos períodos
que sus ideas sobre ia evolución de las especies de la historia de la naturaleza. La mandíbula descubierta corresponde a un
fueran aprovechadas por los extremistas mamífero antiguo, “El padre de todos los Mamíferos en una época remota”,
radicales, adeptos a las tesis lamarckistas. escribe en el Cuaderno B, donde perfila el esbozo de un árbol: “Los seres
organizados representan un árbol con una ramificación irregular; ciertas
ramas se muestran mucho más divididas que otras, de ahí los Géneros. Un
gran número de brotes terminales mueren; otros muchos nacen. La muerte
de una especie no es más extraña que la de un individuo”. A partir de
esta metáfora, Darwin propone: “El árbol de la vida debería denominarse
quizás el coral de la vida, con su base de ramas muertas; de manera que
no es posible distinguir las transiciones”.
La vieja imagen dominante de la scala naturae, o cadena de los seres, tan
íntimamente ligada y útil a las tesis del creacionismo, es sustituida de manera
creciente por la nueva imagen del árbol; sin ser inédita, se convertirá ya en
emblemática. El árbol, empleado tradicionalmente en las reconstrucciones
de las genealogías familiares, constituirá un símbolo cargado de teoría.
Ilustra, o eso se quiere, la propagación de la vida, no sólo en el espacio,
sino sobre todo en el tiempo, así como su diferenciación dendriforme.
A partir de un origen común, el árbol representa y materializa el proceso
histórico de la evolución. La teoría de la descendencia con modificación,
más conocida como teoría de la evolución, va tomando cuerpo.
44 TEMAS 5 4
a la estructura, la herencia, herencia de la
mente y la tendencia al cambio. Lamarck
está, sin duda, presente en su pensamiento,
pero Darwin precisa: “Los cambios no son
el resultado de la voluntad de los animales,
sino de una ley de adaptación, igual que
para los ácidos y las bases”. O incluso: “La
voluntad según Lamarck, absurda. No es
aplicable a las plantas”.
Darwin subraya la diferencia entre su teo
ría y la de Lamarck, alejándose irremedia
blemente desde entonces de las posiciones
creacionistas. Las páginas de los Cuadernos
no dejan ni un resquicio a la duda: “Evito
decir en qué medida me adhiero al mate
rialismo; digo sólo que las emociones, los
instintos, la magnitud del talento, que son
hereditarios, lo son porque el cerebro del niño guarda semejanza con la 5. Este retrato de ■-/Joseph Hooker
línea paren tal”. Asimismo, polemiza de forma irónica con los expositores . A-1911) se con - a! Escuela
de la teología natural, destacando lo falso para resaltar lo verdadero: “Acep 'rujanos de Ion . cirujano y
tamos que los satélites, los planetas, los soles, los universos, es decir, los ;co, ronocíú a i 9. Examinó
sistemas universales en su totalidad, puedan estar gobernados por leyes; - tas que Darwi, traído de la Tierra
pero cuando nos referimos al más pequeño de los insectos, pretendemos ■se convecina en uno de sus amiqos.
que un acto especial de la creación lo haya hecho aparecer súbitamente,
ya dotado de sus instintos, de su lugar en la naturaleza, de su hábitat”.
Y ataca también el prejuicio antropocéntrico: “El hecho de que las cir
cunstancias hayan dado a la abeja el instinto no es menos pertinente que
el hecho de que hayan dado al hombre el intelecto”.
Darwin había traspasado la linde de lo imaginable. En el plano de las
relaciones sociales y políticas, así como en el de la teoría científica que
elaboraba con gran esfuerzo, la divulgación de sus ideas habría sido una
temeridad. Por un lado, se enfrentaba al creacionismo. Darwin conocía
la intensidad de las vindicaciones de sus representantes; no resulta sor
prendente que en los Cuadernos evocara las persecuciones de los primeros
astrónomos. El mismo Whewell, en la Historia de las ciencias inductivas
(1837), que se había publicado hacía poco, citaba de nuevo la “herejía”
heliocéntrica de Copérnico, la condena de Galileo por la Inquisición y la
ejecución de Giordano Bruno en la hoguera. Whewell hablaba con me
nosprecio de Galileo y de Bruno, que tachaba de arrogante, mientras que
juzgaba con indulgencia la Inquisición, que había actuado con moderación
y únicamente bajo el apremio de las circunstancias.
Por otro lado, estaba el lamarckismo (lo que se tomaba por tal y lo que el
propio Darwin, siguiendo a Lyell, entendía por lamarckismo): voluntarismo,
pulsión interna, deseo, progreso. A pesar de que dicha teoría perdiera fuerza
en el plano científico (basta pensar en Grant), los radicales se la habían
apropiado porque se adaptaba a sus ideas de desarrollo autónomo de la
naturaleza y de progreso. Los radicales eran anticlericales y materialistas;
extremistas, preconizaban reformas sociales profundas. Se oponían a la
aplicación del Poor Laiv Amendment Bill. Este proyecto de enmienda a
la ley de los pobres, defendido por los liberales (vuhigs), eliminaba cualquier
ayuda del Estado a los necesitados y creaba situaciones de fuerte competencia
para el empleo. Darwin era un liberal, pertenecía a la clase acomodada
y no tenía intención de renunciar a sus privilegios. No podía arriesgarse
BRIDGEMAN-EDIMEDIA
D arwin 45
La lucha
por la existencia
Las especies se modifican de form a gradual. D arw in interpreta esas
transformaciones como una adaptación de los mutantes a l medio. A l leer
a Malthus, en 1838, identifica selección artificial con selección natural
46 TEMAS 5 4
la investigación sobre el material acopiado durante el viaje del Beagle, 2. A la izquierda, Thomas Malthus (1766-1834).
llegó a la conclusión de que cabía interpretar los hechos desde la óptica A la derecha, Harriet Martineau (1802-1876),
de una modificación gradual de las especies. Sin embargo, faltaba com- defensora apasionada de Malthus. Erasmus,
prender el modo en que los “organismos de todo tipo se han adaptado hermano de Charles Darwin, era uno de los
magníficamente a sus condiciones de existencia”. Esas adaptaciones perfectas allegados de la autora,
constituían las premisas de la teología natural. Había llegado el momento
de explicarlas.
D arwin 47
En su autobiografía precisa: “¿Cómo podía aplicarse la selección a
organismos que viven en un estado puro de naturaleza? Esta pregunta
representó un misterio para mí durante mucho tiempo”. Fue entonces
cuando Darwin leyó la obra de Malthus: “Al hallarme en buena predis
posición para apreciar la lucha incesante por la existencia, debido a mis
numerosas observaciones sobre los hábitos de los animales y las plantas,
me surgió de repente la idea de que, en función de las circunstancias,
las variaciones favorables tenderían a preservarse y las desfavorables a
eliminarse. De ello resultaría la formación de especies nuevas. Había en
contrado por fin una teoría sobre la que trabajar; pero mi ansiedad por
evitar las críticas era tal, que decidí no escribir ni el más mínimo esbozo
durante algún tiempo”.
Una abundante bibliografía analiza las fases del desarrollo histórico y
teórico a través de las cuales Darwin llega a la selección natural, tras en
contrar en Malthus la tesis de la inexorable disparidad entre los ritmos de
crecimiento de la población y los recursos alimentarios. Lo que Darwin
presenta como la intuición repentina de una mente preparada se produce
en realidad por una agregación de varios elementos: variación, herencia,
reproducción sexual, aislamiento, esterilidad, distinción entre variedades y
3. Frontispicio de la primera edición (1729) especies, selección natural, descendencia, adaptación, analogía entre selec
del libro de Jonathan Swift (1667-1745): Una ción natural y selección artificial. Algunos de esos elementos ya formaban
modesta proposición para prevenir que los parte de los argumentos con los que Darwin trabajaba desde hacía tiempo;
niños de los pobres sean una carga para sus otros, gracias a Malthus, resolverían las cuestiones pendientes.
padres o el país, y para hacerlos útiles al
público. En este panfleto, Swift propone, para Los principios de Bacon, una guía para Darwin
resolver los problemas de miseria, vender No nos referiremos a las notas, cartas, informes, conferencias, encuentros,
l°s niños a la edad de un año para que sean es decir, el denso entramado en el que los historiadores bucean para re
comidos. Los remedios planteados 70 años más construir esa fase tan delicada del desarrollo de la teoría. Además, ningún
tarde por Malthus eran apenas más realistas historiador puede tener una confianza ciega en lo que el mismo Darwin
(matrimonios tardíos y abstinencia sexual, expresa en su Autobiografía.-, ninguna autobiografía constituye un testimonio
sobre todo para los pobres). absolutamente fidedigno. A lo sumo, podemos entrever indicios indirec
tos en la forma de expresarse del autor y su opción deliberada de hacer
Tnimmm: • te » 4 WMvi«;¡p.¡L
explícito este o aquel aspecto. Sea, por ejemplo, la insistencia de Darwin
sobre los principios “baconianos” que le guiaron en sus investigaciones;
se trata de una alusión intencionada que tiende a reforzar su forma de
proceder, acorde con los cánones de la metodología moderna de la ciencia.
For prerentir.g tbc Sobre esa cuestión existe también un número considerable de estudios que
ponen en duda que el método darwinista procediera de forma inductiva,
ILDREN a partir de “hechos” observados y con independencia de “prejuicios” teó
ricos. Más adelante se repetirán ciertos aspectos de semejante análisis de
o v
la teoría darwinista. Por el momento, lo que nos importa es que Darwin
P O O R PF. O PLE considera, o juzga oportuno afirmar, que ha procedido de acuerdo con
cierto tipo de reglas.
Frotn íwing a
En lo que atañe a la génesis de la teoría en el transcurso de esos años
^tttefcert to tfytít pztm ts, de reflexión, elaboración e investigación, no nos arriesgaremos demasiado.
OR THE
Imitaremos la prudencia de Darwin. Nos limitaremos de momento a alguna
aclaración sobre cómo consigue, apoyado en las ideas de Malthus, centrar
C O U N T R Y, su atención en la “lucha por la existencia”. Ese concepto le resulta familiar
por estar presente en los escritos de numerosos naturalistas, desde Linné
AND
hasta Lyell, pasando por De Candolle. Mas, desde ese instante, se percata
For mtfcing tbtm Benefidil to the del equivalente natural de la selección artificial; de aquí deduce la teoría
PUBLlCK, de la selección natural sobre la que trabajará a lo largo de veinte años.
Como hemos visto, Malthus inspira a los whigs la política de “asisten
J) V S L I N: cia” —o mejor dicho, de no asistencia— a las clases pobres. Profesor de
Printed by S. Hj'ding, oppoQte the ILmJ .?«- historia y economía política en el Haileybury College, institución fundada
ten netr ■■FijbmMt.Strttt. *n the BU*- ;
MDCCX'UX. por la Compañía de las Indias Orientales para la formación de los jóvenes
funcionarios, Malthus escribe, en 1798, su Ensayo sobre el principio de la
48 TEMAS 54
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planeta verde
i
D arwin 49
por la falta de espacio y de alimento, o, en el caso de los animales, por
los ataques de los depredadores”. En cambio, en lo que atañe a la especie
humana, donde el instinto de propagación no es menos intenso, es la
razón la que debe frenar el impulso.
En la sociedad y en la naturaleza, la necesidad de contener la procreación
excesiva de la especie en relación con los recursos existentes se concretaría
así en una competencia inevitable. Sin embargo, ese destino sombrío de
lucha y sufrimiento entraba a formar parte, según Malthus, de un designio
providencial:
Para que los estímulos de este tipo fueran más constantes y para empujar
al hombre a servir los designios benevolentes de la Providencia [...], se ha
prescrito que la población creciera con mayor celeridad que las subsistencias.
Esta ley general [...] engendra indiscutiblemente muchos males parciales,
pero una pequeña reflexión nos convencerá sin duda de que éstos se ven
en gran medida compensados por los beneficios que produce. Los fuertes
estímulos parecen necesarios para suscitar el esfuerzo; y, para dirigir este
esfuerzo y formar la facultad de razonamiento, parece absolutamente
necesario que el Ser supremo actúe siempre conforme a leyes generales. La
permanencia de las leyes de la naturaleza, o nuestra certidumbre de que
las mismas causas producen los mismos efectos, constituye el fundamento
de la facultad de razonar [...]. Si Dios modificara su designio con fre
, sacón (1561-l62í cuencia [...], se produciría probablemente una torpeza general y fatal de
5- El fl|ósofo inglés f 0 flCÍS ofí |a tradición todas las facultades humanas; incluso las necesidades del cuerpo cesarían
C° n la intención de ro^P 0 nOUSo una nuev de incitar a los hombres a realizar un esfuerzo, sin que pudieran esperar
aristotélica y escolástic3' pí ¿ d a d a sobre I razonablemente que sus esfuerzos, bien orientados, fueran coronados por
clasificación de las cíe»lCia rfe| alma (memo éxitos [...]. Es a esta permanencia a la que debemos los más grandes y
distinción de las faai!tadeS redefínió el nobles esfuerzos del espíritu. Es a esta permanencia a la que debemos el
imaginación y razón).
Paginación razón) Ja ínvestigacii pensamiento inmortal de un Newton.
científico c°fñS
conocimiento científi*-^ hechos y '
._s hecnu=>_
de
de los
las causa*
causas naturales de
d e , parw¡n in 'nsisti La argumentación de Malthus se inscribe en la teología natural. También
determinación de su e s e ^ ia‘ form¡dad de para él, un proyecto divino gobierna los destinos del mundo, a través de
diversas ocasiones sobr* ' ^ ¡ a n o s . leyes naturales e inmutables. Una de esas leyes es la “lucha por la existencia”,
trabajos con los princíp'05 expresión presente ya en Lyell y en otros autores, y que él utiliza sin un
énfasis particular. Aquí esa ley adquiere fuerza porque de ella se deducen
algunos cálculos. En ella se basa y se justifica el modelo económico de no
intervencionismo, perfectamente adaptado a los intereses del capitalismo
incipiente de la revolución industrial. De la economía a la “economía de
la naturaleza” no hay más que un paso. La analogía es coherente y eficaz;
de hecho, se halla difundida en las obras de los naturalistas. El propio
Darwin la coge al vuelo.
50 TEMAS 5 4
implícita) sistemas de valores ajenos al discurso científico. Por otro lado,
las analogías y las metáforas dan lugar a interpretaciones nuevas, a partir
de las cuales se construyen inéditos marcos teóricos, independientes del
cuadro inicial. A buen seguro fue alguno de esos aspectos el que inspiró
a Darwin la lectura de Malthus.
El día que inició la lectura del Ensayo, Darwin anotó en sus Cuadernos'.
Darwin lanza esas ideas en cascada, como si persiguiera por escrito el curso
rápido de su pensamiento. En realidad, constituye la primera formulación
de la teoría de la selección natural. La activación de un proceso autónomo
origina analogías y reflexiones que, conforme se organizan, dejan en un
segundo plano su contexto inicial, la dimensión social, el providencialismo, 6. En estas páginas, Dan* •
para transformarse en un contexto teórico distinto. de una población de ei , calcu,a el aument0
La “economía de la naturaleza” se dibuja poco a poco como un proceso límites impuestos p0r i , tes en ausencia de
de interacciones dinámicas entre las especies y, sobre todo, entre las especies £1 origen de las especi * fal*ade alim entos.E"
y su entorno. Las mismas especies se convierten en estructuras dinámicas. animales conocidos $ ^ .6scribió: De todos ios
Son las poblaciones, los grupos de organismos, los que a su vez interactúan. es el que se reproduce6 P'ensa que el e,efante
La lucha por la supervivencia no sólo se muestra entre especies distintas, He realizado algunos t T S ,entamente-
sino también entre individuos de la misma especie. Pequeñas alteraciones en cuál sería el mínimo au Culos Para est™ar
el medio se traducen en importantes cambios en el número de individuos de individuos. Se p u e d * 6"*0 en número
de una especie. En el imponente teatro de la vida (el irresistible deseo de a equivocarse, que e J *.admitir' sin m¡ed°
propagación maltusiano), unos sobreviven; otros caen. Debe hacerse a la edad de treinta a f^ 1^ a reProducirse
frente a los depredadores, al frío, a la escasez de alimentos. Es necesario haciéndolo hasta los n° S’ y que continúa
encontrar el propio espacio, a veces por la fuerza. Se produce una elección de tiempo produce Se-°Verita; en este intervalo
(no aparece todavía el término “selección natural”) de la estructura idónea mismo vive hasta l0s * descendientes' V él
y que se adapta al cambio. Es como si una fuerza poderosa favoreciera a admiten estas cifras ^ años- Luego' si se
los mejor adaptados (los más fuertes) a propagarse en detrimento de los cuarenta o setecientos ^ de set_ecientos
peor adaptados (los más débiles). Tal es la “teoría sobre la que se debe diecinueve millones d C,r,CUenta años» habría
trabajar”, indica Darwin en su autobiografía. descendientes de una**elefantes vivos' tod°s
Con el principio de progresión geométrica de la población, Malthus Primera pareja".
ofrece a Darwin una idea fructífera. En El origen de las especies podemos
leer: “De aquí que, como se producen más individuos que los que pueden
sobrevivir, tiene que haber en cada caso una lucha por la existencia, ya de
un individuo con otro de su misma especie o con individuos de especies
distintas, ya con las condiciones físicas de la vida. Esta es la doctrina de
Malthus, aplicada con doble motivo, al conjunto de los reinos animal y
LE SCIENZE
D a r w in
51
Vida privada
E l matrimonio en 1839, los hijos, la enfermedad, los problemas
personales y las reflexiones teóricas agravan el conflicto interior
que sufre D arw in sobre la religión. Se volverá agnóstico
D
CASARSE
Muy al contrario, hizo caso al consejo de su padre de casarse
Hijos (si Dios lo quiere) — una constante com
pañera (y amiga en la vejez) que se interesará
rápidamente si quería tener hijos, ya que se acercaba a los treinta
por uno — objeto para ser amado y con el que años. En noviembre de 1838, Darwin pide en matrimonio a
entretenerse, — mejor que un perro en cualquier su prima Emma Wedgwood. Venía pensando en ello desde hacía algún
caso. — un hogar y alguien que se cuide de tiempo, a la vez que le inquietaba su propia salud. Esos síntomas, que ya
él — los placeres de la música y del cotorreo
femenino. — Estas cosas son buenas para la
hemos mencionado y que lo acompañaron a lo largo de su vida, se ma
salud. — Obligación de visitar y recibir a los nifestaban con frecuencia creciente. Su ritmo de trabajo es desenfrenado:
familiares [tachado], pero una te r r ib le p é r d id a lee continuamente, escribe memorias y anotaciones, su espíritu está en
d e tie m p o .
ebullición. Las ideas que va desarrollando se le van convirtiendo paula
Dios mío, es insoportable pensar en pasarse tinamente en motivo de angustia. Encontrar una persona que se ocupe
toda la vida como una abeja obrera, trabajando, de él en el futuro parecía una idea razonable. Llegó a esa resolución tras
trabajando, y sin hacer nada más.
un examen minucioso de la cuestión. Por increíble que parezca, nos dejó
No, no, eso no puede ser. — Imagínate pasándote
unas notas que dan fe de ello. Examinó las ventajas y los inconvenientes
el día entero solo en la ennegrecida y sucia casa
de Londres. — Hazte sólo la idea de una esposa del matrimonio, con una falta total de romanticismo. En el dorso de la
buena y cariñosa sentada en un sofá, con un buen misma hoja^oncluye:
fuego, y libros, y quizá música — Compara esta
visión con la dura realidad de Great Marlborough
St. Cásate, cásate, cásate. Q. E. D.
Habiéndose demostrado la necesidad del matrimonio — ¿Cuándo? Más
tarde o más temprano. El Gobernador dice que más temprano, ya que
de lo contrario, mal asunto si se tienen hijos [...] Pero si me casara
NO CASARSE mañana: habría una infinidad de problemas y de gastos para adquirir y
Sin hijos (sin una segunda vida), nadie que amueblar una casa; luchar para evitar la Sociedad — visitas matinales
se ocupe de ti en la vejez. — ¿De qué sirve
trabajar sin la simpatía de amigos próximos y
queridos? ¿Quiénes son los amigos próximos y
queridos de los ancianos, sino su propia familia?
Libertad para ir donde uno quiera — escoger
Sociedad y fr e c u e n ta r la p o c o . — Conversación
con hombres inteligentes en los clubes.
No estar obligado a visitar a los parientes, ni
ceder a cada fruslería — los gastos y angustia
por los hijos — las posibles peleas.
— no poder leer por las
P é r d id a d e tie m p o ,
noches — gordura y ociosidad — ansiedad y res
ponsabilidad — menos dinero para libros y — Si
muchos hijos, obligado a ganarse el pan — (Pero
es muy malo para la salud trabajar demasiado).
Quizás a mi mujer no le guste Londres; enton
ces la sentencia es el destierro y la degradación
a una idiotez indolente y ociosa.
52 TEMAS 5 4
— situaciones incómodas —pérdida de tiempo cada día. (A menos que
la esposa sea un ángel y logre que uno no deje de ser laborioso.) ¿Cómo
podría ahora ocuparme de mis asuntos si estuviera obligado a salir todos los
días a pasear con mi mujer?¡Ay! No podría aprender francés, ni conocer
el Continente, ni América, no podría subir en globo, no podría viajar
solo a Gales —pobre esclavo — estarías peor que un negro — y además
la horrenda pobreza (a menos que la esposa sea mejor que un ángel y
tenga dinero). — Animo — No se puede vivir esta vida solitaria, con
una vejez renqueante, sin amistad, ni calor, ni hijos, ni quien te mire a
la cara, ya con arrugas. — No importa, confíate a la suerte — mantente
bien atento — Hay muchos esclavos felices.
D arwin 53
son siempre lapidarias. Consigna esencialmente sus desplazamientos, las
fechas de inicio y fin de sus trabajos y, con un detalle notable, la aparición
de sus trastornos, así como otros acontecimientos de importancia especial.
El 27 de diciembre del mismo año, escribe: “Nacimiento de un hijo a las
9 h 30.” Se trata de Wiiliam Erasmus (1839-1914). Alquilan una nueva
casa en Londres, donde residirán hasta septiembre de 1842.
54 TEMAS 5 4
Charles Darwin Q ' j Emma Wedgwood
1809-1882 1808-1896
1839
Wiiliam Annie Mary Henrietta Georges Elizabeth Francis Leonard Horace Charles
Eleanor Waring
1839-1914 1841-1851 1842 1843-1930 1845-1925 1847-1926 1848-1925 1850-1943 1851-1928 1856-1858
fallecida
a las tres semanas
sobreviviría tres semanas), Henrietta en 1843, George en 1845, Bessy en 3. Darwin tuvo diez hijos, dos de los cuales
1847, Francis en 1848, Leonard en 1850, Horace en 1851 y, finalmente, (Mary y Charles Waring) murieron muy
en 1856, Charles Waring; este último probablemente tenía trisomía y pequeños.
falleció a los 18 meses como consecuencia de una epidemia de escarlatina
que también afectó a algunos de sus hermanos y hermanas.
Darwin
r
“actitud escéptica y racionalista”. La extrema dificultad, o incluso la impo
sibilidad, de concebir el universo y el mismo hombre “como el resultado
de una necesidad o de un azar ciegos” conducen a la creencia en una
“Causa Primera con un espíritu inteligente, análogo, en cierta medida,
al del hombre”.
Surge entonces la duda: ¿es de fiar el espíritu del hombre que, estoy
convencido, se ha desarrollado a partir de un espíritu tan bajo como el
del animal más bajo, cuando extrae conclusiones tan grandiosas? ¿No
serán éstas el resultado de la conexión entre causa y efecto que se nos
impone como si fuese necesaria, pero que depende probablemente de una
experiencia heredada? Tampoco debemos pasar por alto la probabilidad
de que el constante inculcar la creencia en Dios en el espíritu de los
niños produzca un efecto tan poderoso, y quizá hereditario, sobre sus
cerebros no desarrollados por completo, que les resulte tan difícil recha
zar su creencia en Dios como a un mono abandonar su odio y miedo
instintivo hacia la serpiente. No puedo pretender arrojar la mínima luz
sobre problemas tan oscuros. El misterio del principio de todas las cosas
es irresoluble para nosotros; es por ello por lo que debo contentarme con
permanecer agnóstico.
56 TEMAS 5 4
Primeros esbozos
En 1 8 4 2 y en 1 8 4 4 , D arw in escribe sendos borradores de su teoría
sobre la evolución. Después, para consolidar su reputación,
empieza un largo trabajo sobre la sistemática de los cirrípedos
D arwin 57
economía de la naturaleza. Ello exige una profunda reflexión; estudiar a
Malthusy calcular las tasas de crecimiento...
58 TEMAS 5 4
para ello, deseaba confiarle el establecimiento del catálogo de las plantas
recolectadas en las Galápagos.)
Algunas líneas después de la afirmación fatídica de que las especies no
son inmutables, Darwin añadía en su manuscrito de 1842:
-• .*
todos ellos por la mayor precisión de ejecución y por las adaptaciones
más extensas, trasciende en un principio nuestras humildes facultades.
Se ajusta mejor a [nuestra modestia] suponer que cada uno de esos
organismos exige el fíat de un creador. Pero, en la misma proporción, 3. Grabado extraído de Formas artísticas de
la existencia de tales leyes debería elevar la idea que nos hacemos del a naturaleza, de Ernst Haeckel (1834-1919).
poder del Creador omnisciente. La clasificación de los cirrípedos, crustáceos
marinos que viven sujetos a un soporte,
Mediante este artificio, Darwin aparta su teoría de un conflicto tajante P anteaba serias dificultades. Darwin estudió
con la religión. Dios no ha creado las especies de una en una, sino que en detaíle este grupo de animales, lo que
ha impuesto la ley de la evolución a la materia inicial. Darwin debe a consolidó su reputación científica.
continuación desarrollar el esbozo: su teoría está bien articulada, pero es
necesario reforzarla con todos los datos disponibles y recopilar otros nue
vos sobre la selección artificial, su variación y sus causas, los testimonios
fósiles, el desarrollo embriológico y la distribución geográfica. Aún queda 4. Grabado extraído de Memoria sobre la
por realizar mucho trabajo antes de hacer pública una teoría todavía familia delasmelastomáceas, deAugustin
vulnerable. Pyrame de Candolle (1828). Este botánico
Londres, presa de la agitación social, se ha convertido en un lugar m im c°ntemporáneo de Darwin emprendió
inhabitable. Charles y su esposa Emma han crecido en el campo, tienen una vasta clasificación de los vegetales:
por entonces dos hijos (en espera de un tercero) y no se sienten bien en a ^tem ática era la ciencia naturalista
la ciudad. Con la ayuda del doctor Robert (Darwin aún no ha obtenido de la época.
beneficios de su trabajo), compran una casa
en Downe, un pequeño pueblo de Kent, a
unas dos horas de Londres. El 17 de sep
tiembre de 1842 se mudan a Down House.
La casa es enorme, con un jardín y siete
hectáreas de bosque. Con el tiempo, Darwin
emprende grandes trabajos de renovación y
de ampliación; compra un terreno adyacen
te donde planta arbustos y árboles, y hace
trazar un sendero, el Sandwalk (camino de
arena), por el que se paseará todos los días.
Pasa una gran parte de la jornada, con un
empleo estricto del tiempo, en su despa
cho espacioso y confortable. Pero no lleva
una vida de recluso; frecuenta las socieda
des científicas y Down House se convierte
en el lugar de encuentro de un círculo de
amigos y colegas. 59
Los resultados del viaje del Beagíe
En su nueva residencia, Darwin reemprende su trabajo sistemático sobre
las notas y materiales recopilados durante el viaje del Beagle. Su obra
sobre las barreras de coral data de 1842; en 1843 publica el último vo
lumen de su Zoología del viaje del Beagle, y en 1844 acaba el libro sobre
las islas volcánicas. En 1845 aparece la segunda edición revisada de su
diario de viaje; en 1846, su obra sobre la geología de América del Sur.
Mientras tanto, continúa estudiando el problema de las especies.
A principios de 1844, retoma su borrador y empieza a elaborar una versión
ampliada en unas 230 páginas. Aunque esta versión tampoco estaba pensa
da para ser publicada, en una carta dirigida a su esposa del 5 de julio de
1844 Darwin da instrucciones precisas para el caso de que falleciera antes
de haber concluido la versión definitiva: “Acabo de finalizar mi borrador
sobre la teoría de las especies. Con que hubiese, puesto que creo que es
verdadera, un solo juez competente que la aceptase, se la considerará un
notable paso adelante de la ciencia. Por lo tanto, en caso de que muriese
de repente, como mi último y más solemne deseo, que estoy seguro con
siderarás como si figurara legalmente en mi testamento, destina 400 libras
a su publicación”. Al escribir una lista de editores posibles, sugiere a Lyell,
eventualmente asistido por Hooker o por Henslow. Diez años más tarde,
en 1854, cuando se prepara para iniciar una tercera versión, evidentemente
angustiado por la perspectiva de no terminarla, añadirá: “Hooker es de lejos
el mejor para editar mi volumen sobre las especies”.
El ensayo de 1844 está calcado sobre el borrador precedente, pero la
argumentación es más sólida y los datos están organizados y descritos con
5. RobertChambers (1802-1871), autor una mayor exactitud. Por lo que se refiere al estadio de elaboración de su
anónimo de Vestigios de la historia natural teoría, su Autobiografía precisa que en aquella época
de la creación. La obra, publicada en 1844 y
que admite la transmutación de las especies, pasé por alto un problema de gran importancia; me parece sorprendente,
provocó una gran agitación. salvo en virtud del principio del huevo de Colón, que los pasase por alto,
al problema y a la solución. Se trata de la tendencia que tienen los seres
orgánicos de un mismo origen a divergir en su carácter a medida que se
modifican. Que han divergido profundamente se hacepatente en la manera
en que las especies de todo tipo se pueden clasificar en géneros, los géneros
en familias, las familias en subgrupos y así sucesivamente; y me acuerda)
perfectamente del lugar del camino, iba en mi carruaje, en que para mi
gran gozo se me presentó la solución; fue mucho después de mi llegada a
Down. La solución, según creo yo, es la siguiente: la descendencia modifi
cada de todas las formas dominantes y en aumento tiende a adaptarse a
las muchas y muy diversas situaciones de la economía de la naturaleza.
60 TEMAS 5 4
de ataques virulentos. La reacción de Sedwick expresa tanta indignación y
es tan vehemente, que suscita reacciones a favor de Chambers, cuyo libro
viene a simbolizar la oposición al poder clerical y conservador.
Darwin, por su parte, experimenta sentimientos más atemperados. La
obra rompe con un tabú al admitir la transmutación, pero avanza opiniones
sin un fundamento científico. Sin embargo, considera inaceptable la crítica
de Sedgwick. La obra no disgusta a Hooker, pero no puede admitir que se
especule sobre temas de esa clase; en otras ocasiones, ha criticado a “los que
quieren hablar de las especies sin haber descrito antes una en detalle”. No
olvidemos que, desde el siglo xvii y la reforma de la sistemática de Linné,
dedicarse a la historia natural equivalía a identificar un orden vegetal o ani
mal. Los botánicos y zoólogos se consagran casi exclusivamente a estudios
sistemáticos, a menudo descriptivos: clasificación y ciencia son sinónimos.
61
Darwin
de viaje
E l verano de 1858, mientras prepara una tercera versión
de la que iba a ser su obra maestra, D arwin recibe un artículo de Wallace
que exponía unas ideas muy próxim as a las suyas
62 TEMAS 5 4
2 La interacción entre las especies y su
a Lamarck, a la luz de lo que Darwin sostiene, hasta el punto de llamar
entorno constituye un factor importante en
constantemente a la teoría de Darwin “teoría de Lamarck conforme
el proceso de la evolución. Ei naturalista y
a las modificaciones de Darwin”. Darwin reaccionará con vehemencia
explorador Alexandervon Humboldt, pionero
contra esta interpretación y escribirá:
de la ecología, se fijó en la correlación entre
[...], en diversas ocasiones se refiere usted a mis ideas como si fueran una las especies y su medio. Prueba de ello es
variante de la doctrina de desarrollo y progreso de Lamarck. Si tal es real la ilustración del volcán Chimborazo, en el
Ecuador, donde se detallan ¡as características
mente su opinión, no hay nada que decir, pero no me parece a mí que sea
así Platón, Bujfon, mi abueb y mucho otros más llegaron antes que Lamarck de la vegetación en función de la altitud:
a la conclusión evidente de que si las especies no habían sido creadas de Humboldt inscribió sobre la ladera del volcán
forma independiente, debían descender de otras especies, pero aparte de eso, todas las plantas clasificadas, y jalonó la
no veo ninguna otra cosa en común entre El origen y Lamarck. altitud de algunos puntos de referencia, como
la del Mont Blanc o la del Popocatepelt. En el
Darwin escribe a Lyell que una amalgama tan “desafortunada” entre sus documento aparecen muchos otros datos en
ideas y las defendidas en una obra de Lamarck perjudicaría gravemente función de la altitud; por ejemplo, la presión
la aceptación de El origen de las especies, ya que Lamarck promulgaba la atmosférica, la temperatura, la refracción,
idea de progreso, una idea que le era del todo ajena. los animales, los fenómenos eléctricos
observados, el aspecto del cielo, la variación
Darwin perfila sus argumentos con un grupo de amigos de la gravitación o la composición química del
Darwin se rodeó de un grupo heterogéneo de naturalistas capaces de aire. Humboldt emprendió la ascensión de la
ofrecerle datos suplementarios e informaciones útiles para su teoría, pero montaña en junio de 1802, en compañía de
también de someterla a debate. Cada miembro del grupo, según su espe Aimé Bonpland y de Carlos Montúfar. Según
cialidad, acepta o rechaza diferentes elementos de la teoría, a veces los más Darwin, la selección natural favorece las
significativos. En suma, los “darwinistas” divergen entre sí, antes incluso plantas mejor adaptadas a las condiciones
de la publicación de El origen de las especies. externas. Las pendientes de un volcán, con
Alfred Russel Wallace (1823-1913) se incorpora al grupo. Este joven unas condiciones tan variadas, albergan así
AKG
naturalista sin dinero y casi autodidacta viaja a través del mundo para numerosas especies.
D arwin 63
Darwin empezó con una colonia restringida de palomas, que fue enri de un largo tiempo sumergidos en. agua salada. Durante meses tuvo por
queciendo con diferentes razas procedentes de diversas partes del mun aquí y allá, y no sólo en casa, decenas de botellas llenas de agua salada:
do. Estudiaba sus semejanzas y diferencias con el fin de establecer re además de a sus hijos, Darwin hizo participar en este experimento, por
laciones entre los grupos y remontarse hasta un posible origen común. otro lado extremadamente laborioso, a clases enteras de las parroquias
Efectuaba además experimentos de selección, en los que llevaba a la vecinas. Algunas semillas fracasaban, pero otras resistían más allá de
práctica las nociones que había adquirido a través de la bibliografía y la todas las previsiones y germinaban en ciertos casos después de 80 días,
relación directa con ios criadores. Como le había sucedido antes con los y algunos granos de pimienta después de cinco meses. Calculó las dis
cirrípedos, se sumergió en el estudio del material tancias que podrían recorrer en estos intervalos de tiempo las semillas
que le llegaba de todas partes (esqueletos, transportadas por las corrientes. Recibió semillas tropicales, con
carcasas de animales muertos, ejem- ' • sus vainas, que la corriente del
piares vivos). Pero no se limitaba a Golfo había transportado has
las palomas: realizaba, a la par, ta las costas de Noruega:
experimentos con semillas, germinaron.
para averiguar el modo en Pero no se detuvo
que ciertas especies vege ahí. Verificó si los granos
tales habían alcanzando las podían quedar atrapados
islas, separadas de la tierra en el plumaje de las aves:
firme por una distancia inspeccionó el lodo pegado
a veces considerable, y a sus patas y encontró incluso
colonizarlas. larvas de animales. Hurgó en
Darwin no estaba los excrementos para ver si las
convencido de la existen simientes resistían a los jugos gástricos. Analizó el alimento regurgitado
cia de "puentes de tierra" de tipo por ias rapaces del zoológico, a las que había ofrecido pequeños pájaros
"Atlántida" que, según Lyell y otros imaginaban, habrían existido por alimentados con granos. Vio cómo germinaban semillas que habían
todas partes, para desparecer iuego en las profundidades marinas, no permanecido hasta 30 días dentro del cuerpo de una paloma muerta, a
sin que antes las especies continentales hubiesen llegado a las islas la que había dejado flotar en agua salada.
y las poblaran. Por ese motivo se puso a estudiar los diversos medios Los resultados de todos estos experimentos eran más que suficientes
potenciales de transporte de semillas. Descubrió que, contrariamente para confirmar su hipótesis: las especies continentales pueden colonizar
a lo que se pensaba, muchos granos todavía podían germinar después islas lejanas, incluso en ausencia de puentes de tierra.
64 TEMAS 5 4
la tercera versión de su manuscrito sobre el origen de las especies). Lyell
anima a Darwin a expresarse abiertamente y le insiste que publique, al
menos, ciertas partes de la teoría, por ejemplo sus experimentos con las
palomas (véase el recuadro “Los experimentos de Darwin”). En efecto,
Darwin llevaba a cabo desde hacía tiempo una serie de experimentos para
investigar, entre otras cosas, la distribución geográfica de los organismos.
Había optado por la redacción de una versión más larga y documentada,
y todavía buscaba nuevas confirmaciones para sus hipótesis.
En octubre de 1856, remite a Hooker los dos primeros capítulos de la
nueva versión, consagrados principalmente a la variación de las especies do
mésticas. Al mismo tiempo, prosigue sus experimentos y establece contactos
con otros científicos para obtener nuevas informaciones. Por mediación de
Hooker, entabla correspondencia con Asa Gray, botánico de Harvard que
trabaja también en la distribución geográfica de las especies; en septiem
bre de 1857, le escribe una carta donde expone pormenorizadamente su
tesis. A inicios del año 1857, después de un capítulo muy largo sobre la
fecundidad y la esterilidad, empieza a escribir la parte relativa a la “lucha
por la existencia” y dispone ya de cientos de páginas llenas de datos. Antes
del verano emprende la sección sobre la variación, para seguir después con
la de la selección natural. Ha decidido que el libro se titulará Selección
natural. En marzo de 1858 están terminados diez capítulos, y estima que
ya ha escrito dos tercios de la obra. No obstante, interrumpe su trabajo,
como había ocurrido en diversas ocasiones, ante el empeoramiento de su
salud, de su gran cansancio, así como de las preocupaciones que le provoca
la salud de algunos de sus hijos.
Darwin 65
4. A la izquierda Asa Gray (1810-1888), uno de
los principales botánicos norteamericanos del
siglo xix. Gracias en muy buena medida a su
intermediación, la teoría de Parwirs se divulgó
en Norteamérica. A la derecha, Charles Darwin
en los años setenta.
Waring, el menor de sus hijos, fallece algunos días más tarde, con sólo
dieciocho meses de vida. Darwin escribe en su Autobiografía: “Mis planes
se contrariaron, pues a principios de verano de 1858 el señor Wallace, que
entonces se encontraba en el archipiélago malayo, me envió un ensayo [...]
que contenía exactamente la misma teoría que la mía”.
Aunque no sean exactamente idénticas, ambas teorías son muy similares.
Wallace trata sobre las variedades, la “lucha por la existencia”, los ritmos
de crecimiento de las poblaciones con respecto a los recursos, los cambios,
aunque sean ínfimos, capaces de actuar favorable o desfavorablemente
sobre la supervivencia. Ante la doctrina de Lamarck, sostiene que sus
hipótesis sobre las variaciones progresivas de las especies que resultarían
de las tentativas de los animales por desarrollar sus órganos útiles, han
sido “refutadas fácilmente y en repetidas ocasiones por todos los escritores
que han tratado de este tema”. Y explicaba: “La jirafa no ha adquirido su
largo cuello por el deseo de alcanzar las ramas de los arbustos más altos
y haberlo estirado constantemente con ese propósito, sino simplemente
porque cualquier variedad dotada de un cuello más largo de lo usual ob
tenía de inmediato una fuente nueva de pasto en el mismo terreno que
sus compañeras de cuello más corto, y a la primera escasez de comida
podía así sobrevivirías.”
Wallace aborda el tema de las líneas divergentes con respecto a un tipo
central, de la sucesión de especies sin parentesco, de la ausencia total de
límites definidos en la producción de variedades cada vez más alejadas
del tipo original. Y concluye haciendo hincapié, explícitamente, en la
continuidad del proceso: “A esta progresión por medio de pequeñísimos
pasos, en direcciones diversas, pero siempre contrastada y equilibrada por
esas condiciones necesarias a las que ha de sujetarse la existencia para
preservarse, se la podría seguir, según se cree, hasta coincidir con todos
los fenómenos presentados por los seres organizados, sus extinciones y su
sucesión en épocas pasadas, y todas las extraordinarias modificaciones de
LE SCIENZE (arriba a la izquierda, abajo)
66 TEMAS 5 4
septiembre de 1857 (donde, además de resumir sus opiniones, ilustra el 6 . Según Lamarck, las jirafas adquirían un largo
principio de divergencia de los caracteres) se presentaron el 1 de julio de cuello para llegar mejor a las hojas altas de
1858 a la SociedadLinneana. Estos documentos estaban precedidos por una los árboles, lo que constituía un progreso para
carta de Lyell y de Hooker, que daban fe de conocer los puntos de vista de esos animales. En opinión de Darwin, las jirafas
Darwin desde 1844, y del hecho que su teoría no había cambiado funda con un cuello largo se alimentan de las hojas
mentalmente desde 1839. Ambos hombres confirman además que Darwin altas que sus congéneres no pueden alcanzar;
y Wallace “han concebido, de forma independiente y con desconocimiento de tal modo sobreviven y se reproducen mejor
mutuo, la misma ingeniosa teoría sobre la aparición y perpetuación de las en tiempos de escasez, al seleccionarse dicho
variedades y de las formas específicas sobre nuestro planeta”. carácter.
La teoría se recibe con una indiferencia casi general. Darwin comentará
en su Autobiografía: “Sea como sea, nuestros trabajos conjuntos atrajeron
apenas la atención: el único comentario público del que me acuerdo sobre
la cuestión fue el del Profesor Haughton de Dublín, quien juzgó que todo
lo que contenían de nuevo era falso, y todo lo que había de verdadero
era viejo. Ello viene a demostrar cómo un punto de vista nuevo debe
argumentarse largo y tendido para que despierte el interés público”.
Esta indiferencia se refleja también en el informe anual del presidente
de la Sociedad Linneana, en aquella época Thomas Bell, quien escribe:
“en realidad, el año [...] no se ha caracterizado por ninguno de esos des
cubrimientos singulares que [...] revolucionan el dominio de la ciencia
al que pertenecen”. Esta indiferencia parece, por lo tanto, contradecir la
tesis según la cual Darwin, igual que Wallace, tan sólo habrían expresado
y sistematizado lo que ya se “respiraba en el aire”. El mismo Wallace, que
se alejará en adelante de las posiciones de Darwin, afirmó siempre que la
teoría de la selección natural es exclusivamente obra de Darwin y que su
propio ensayo “nunca habría convencido a nadie o, como mucho, habría
sido tachado de especulación ingeniosa, mientras que su obra revoluciona
el estudio de la historia natural”. El único mérito que reconocía el buen
Wallace era el de haber empujado indirectamente a Darwin a que escribiera
y publicara pronto su obra.
D arwin 67
El origen
de las especies
En 1 8 5 9 , tras más de veinte años de trabajo, D a rw in publica
El origen de las especies. Aprovechará las ediciones siguientes
para responder a las críticas que suscita su teoría
ON
D resumen de su extenso manuscrito sobre el origen de las especies.
A finales de noviembre de 1859 publica la que era, “sin ningu
na duda, mi principal obra”. El título, escogido con su editor,
Murray, reza: On tbe Origin o f Species by Means of Natural Selection, or
the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life (“Sobre el origen
de las especies por medio de la selección natural, o la conservación de las
THE ORIGIN OF 8PECIES razas favorecidas en la lucha por la vida”). La primera tirada es de 1250
ejemplares, pero las ventas pronto superarán esa cifra. La segunda edición
aparece en 1860, y la tercera en 1861, complementada, al inicio del texto,
BY MEAÜS OF JATBRAl SELECTOS,
por una Noticia histórica sobre los progresos de la opinión relativa al origen
de las especies. En esas ediciones, como en la cuarta (1866), no introduce
ninguna modificación sustancial. La quinta edición (1869) experimenta
PBESEBVA.TION OF FAVOUHED HACES IN THE STRUGGLR
en cambio revisiones importantes, del mismo modo que la sexta y última
FO R LIFE. (1872), donde Darwin añade un capítulo entero sobre las “Objeciones
diversas a la teoría de la selección natural”. Es a esta última edición a la
6
que nos referiremos por norma general.
La breve introducción empieza por una alusión a las informaciones ad
B y CHARLES DARWIN, M.A., quiridas durante el viaje del Beagle, sobre la distribución geográfica y sobre
FBLLOIV OF TH E ROYA!,, GEOI.OGlt'A h, I.tS N .E A S , ETC., 3O0IETIE8 ¡
AUTHOP, OF ‘ JOHRNAI, OF RESEARCH ES DBB1NO II. M. S. HHAGI.E’S VOFAOK
la geología, que “parecen arrojar alguna luz sobre el origen de las especies,
llOl.'XD TH E WOR1.I).’
misterio de los misterios, como lo ha llamado uno de nuestros mayores
filósofos” (se refería a John Herschel). El objetivo de la obra es “llegar
a un juicio claro acerca de los medios de modificación y de adaptación
mutua”. El estudio cuidadoso de los animales domésticos y de las plantas
cultivadas se presenta en la obra como el mejor campo de investigaciones
para resolver “este oscuro problema”.
L 0N 150N :
JOHN MÜRRAY, ALBEM ARLE STREET.
La f Udleza ofrece las variaciones..
1859.
el a , .ore las acumula en los anímale: domésticos
Darwin dedica el primer capítulo a las variaciones de las especies domés
ticas. Se centra en las causas de su variabilidad, que resulta de la propia
1. El frontispicio de la primera edición (1859) naturaleza del individuo y de la variación de las condiciones de vida;
de El origen de las especies. también se interesa en los efectos del modo de vida y del uso o desuso de
ciertas partes del organismo, efectos considerados hereditarios (un ejemplo
citado es el gran desarrollo de las ubres en las vacas en países donde son
habitualmente ordeñadas). A continuación, precisa que únicamente son de
interés para su teoría las variaciones hereditarias, y que las leyes que regulan
LE SCIENZE
la variabilidad, igual que las que gobiernan la herencia, son en gran parte
desconocidas. Al analizar diversos datos sobre la cría y el cruzamiento de
68 TEMAS 5 4
2. ¿Cómo saber si los
in dividuos que se asem ejan
p ertenecen o no a una m ism a
especie, o a una m ism a
subespecie? Los taxónom os
se han debido e n fre n ta r
re p e tid a m e n te a este
p roblem a d elicado, ilustrado
aq u í p o r la variación de las
m anchas de los é litro s de la
m a riq u ita asiática Harmonía
axyridis.
EL CONCEPTO MODERNO
razas domésticas, Darwin aclara el papel determinante que ejerce la selec DE ESPECIE
ción efectuada por el hombre: “La clave está en la facultad que tiene el
Si Linné veía en la especie un tipo morfológi
hombre de seleccionar acumulando: la Naturaleza da variaciones sucesivas;
co (una especie reunía a los individuos que se
el hombre las suma en cierta dirección útil para él”.
parecían lo suficiente para ser designados
El segundo capítulo, “Variación en la naturaleza”, empieza con una
bajo el mismo nombre y eran capaces de
afirmación casi paradójica:
reproducirse), la definición moderna de la
especie es biológica y se inscribe en una
Tampoco analizaré aquí las varias definiciones que se han dado de la
corriente de pensamiento iniciada por Darwin
palabra especie. Ninguna definición ha satisfecho todavía a todos los natu
y protagonizada principalmente por los biólo
ralistas; sin embargo, todo naturalista sabe vagamente lo que quiere decir
gos E. Mayr{1904)yT. Dobzhanskv(1900-
cuando habla de especies. Generalmente la palabra encierra el elemento
1975). Dobzhansky se expresaba de este
desconocido de un acto distinto de creación. La palabra variedad es casi
modo en 1951: "Las especies se forman cuan
tan difícil de definir; pero en ella se sobrentiende casi universalmente
do lo que hasta el momento había sido un
comunidad de ascendencia, aunque rara vez pueda ser probada.
conjunto de poblaciones aptas para el entre
cruzamiento se escinde en al menos dos con
Algunas páginas antes, Darwin declaraba: “Por estas observaciones se
juntos genéticamente aislados. Las especies
verá que considero la palabra especie como dada arbitrariamente, por
son, por lo tanto, grupos de poblaciones
razón de conveniencia, a un grupo de individuos muy semejantes, y que
entre las cuales se ha vuelto imposible el
no difiere esencialmente de la palabra variedad, que se da a formas menos
intercambio genético debido a mecanismos
reconocibles y más fluctuantes”.
de aislamiento reproductivo". Este concepto
La renuencia de Darwin a definir el concepto central de especie ha
define no solamente la especie, sino también
suscitado constantemente problemas de interpretación. Algunos han con
un proceso evolutivo esencial, la escisión de
siderado que, no pudiendo más que oponerse al concepto “esencialista”
una especie en dos especies diferenciadas, o
de especie (concepto dominante desde siempre, según el cual la especie se
especiación. No obstante, esta definición no
identifica según caracteres esenciales y, por lo tanto, inmutables), Darwin
se aplica más que a organismos de reproduc
había acabado por adoptar una posición en los antípodas de la anterior.
ción sexual biparental. Además, las barreras
Dicho de otro modo, la palabra especie se aplicaría a grupos de organismos
entre especies son difíciles de delimitar: en
definidos por criterios de pura comodidad; se trataría entonces de grupos
ciertos casos la separación de dos especies
desprovistos de una existencia objetiva, mientras que la única unidad
resultaría de la acumulación progresiva de
biológica verdadera sería el individuo.
pequeñas diferencias. A lo largo de este pro
ceso, las dos futuras especies no se hallarían
Si las especies no están bien definidas,
todavía completamente diferenciadas
¿qué significan las variaciones?
(podrían engendrar algunos seres híbridos).
El inagotable problema de la definición del concepto de especie trasciende
¿Debemos entonces hablar de una o de dos
el ámbito de la sistemática biológica. Está relacionado con nuestra manera
especies?
de catalogar el mundo y, por lo tanto, de elaborar los conceptos sobre ■ Illlil ■■■■ iillSIII |
los que basamos nuestro conocimiento de la realidad: el debate sobre el WHHKÍBk iWliiMgi— SMWB^Bil :I
D arwin 69
concepto de especie no es más que una aplicación concreta
de un problema fundamental de lógica y de teoría del cono
cimiento. No obstante, en el contexto de la formulación de
las teorías biológicas, y en particular de la teoría evolucio
nista, la definición de especie es crucial, el objeto, todavía
hoy, de ásperas disputas que la teoría de la evolución no
ha conseguido resolver o que incluso ha empeorado. Justo
después de la publicación de El origen de las especies, uno
de los adversarios más encarnizados de la teoría darwinista,
Louis Agassiz, señaló: “Me parece que hay una gran con
fusión en la tesis general de la variabilidad de las especies,
sobre la que se insiste tanto últimamente. Si las especies no
existen, como sostienen los partidarios de la teoría de la
transmutación, entonces ¿cómo pueden variar?”.
Según otros intérpretes, Darwin era consciente de la di
ficultad y habría evitado deliberadamente cualquier intento
de redefinición. Al utilizar la noción de “especie” definida
por los naturalistas de la época, Darwin confirmaba que
3. Ilustración extraída de los Estudios sobre no se podía distinguir la palabra “especie” de la palabra “variedad”; y de
los glaciares, de Louis Agassiz, donde éste este modo se mostró partidario de una evolución divergente, donde las
avanzaba la hipótesis de la existencia de un variedades no son más que especies que se están formando. La atención
"período glacial" en el pasado. se centraba entonces en esas diferencias individuales, pequeñas y muy
numerosas, que siempre habían molestado a los sistemáticos, pero que
constituían, según Darwin, la materia bruta de la evolución:
Nadie supone que todos los individuos de la misma especie estén fundidos
absolutamente en el mismo molde. Tales diferencias individuales revisten
la mayor importancia para nosotros, porque frecuentemente, como es muy
conocido de todo el mundo, son hereditarias, y aportan así materiales
para que la selección natural opere sobre ellas y las acumule, de la misma
manera que el hombre acumula en una dirección dada las diferencias
4. Louis Agassiz (1807-1873) fue uno de los individuales de sus producciones domésticas.
adversarios más acérrimos de la teoría
de Darwin. ¡Ahí está! Esas pocas líneas contienen la esencia de la teoría de la evolu
ción. Pero Darwin prosigue, imperturbable, comentando las dificultades a
las que hace frente el naturalista sistemático para detectar las diferencias y
distinguir entre especie y variedad. Con este propósito, introduce algunos
ejemplos, documenta casos particulares, repite y aclara sus tesis:
TEMAS 5 4
70
Las variaciones, por ligeras que sean y cualquiera que sea la causa de
que procedan, si son en algún grado provechosas a los individuos de una
especie en sus relaciones infinitamente complejas con otros seres orgánicos
y con sus condiciones físicas de vida, tenderán a la conservación de estos
individuos y serán, en general, heredadas por la descendencia [...]. He
llamado a este principio, por el cual toda ligera variación, si es útil, se
conserva, con el nombre de selección natural, a fin de señalar su relación
con la facultad de selección del hombre; pero la expresión, frecuentemente
usada por el señor Herbert Spencer, de supervivencia de los más aptos es
más exacta y a veces igualmente conveniente.
D arwin 71
planta que produce anualmente un millar de semillas, de las que, por
término medio, sólo una llega a completo desarrollo, puede decirse, con
más exactitud, que lucha con las plantas de la misma clase o de otras
que ya cubrían el suelo.
12 TEMAS 5 4
dos diferentes, formando subfamilias, familias, órdenes,
subclases y clases. [...] Si las especies hubiesen sido crea
das independientemente, no hubiera habido explicación
posible de este género de clasificación, que se explica
mediante la herencia y la acción compleja de la selección
í En El origen de las especies, Darwin incluyó un diagrama para ilus
natural, que producen la extinción y la divergencia de trar la importancia de la divergencia de los caracteres y de la extín-
caracteres. ¡ ción en la selección natural. Las letras A a i representan especies
¡ vecinas. Darwin supone que las especies A e l son muy comunes y
Encontramos aquí un giro teórico y metodológico radical: están muy extendidas. Las líneas divergentes que parten de estas
este “sistema natural” que los sistemáticos buscaban reposa especies esquematizan sus descendientes variables: "Se supone
sobre vínculos genealógicos, a través de la diferenciación que las variaciones son ligerísimas, pero de la más diversa natu
y de la selección. La pertenencia de los organismos a un raleza; no se supone que todas aparezcan simultáneamente, sino,
grupo ya no está determinada por un conjunto de carac ; con frecuencia, tras largos intervalos de tiempo; ni tampoco se
teres necesarios y suficientes, sino por una “serie continua supone que persistan durante períodos iguales. Sólo las variaciones
de grupos intermedios que los enlazan”. La antigua scala que sean en algún modo ventajosas {que resultan de la divergencia
de caracteres) persistirían o serían objeto de selección".
naturae, imagen de una perfección creciente y lineal de
Después de mil o más generaciones de variaciones (delimitadas
un mundo inmóvil y preordenado, es sustituida por la por las líneas horizontales), aparecen variedades diferenciadas
imagen del árbol, que Darwin refuerza al proporcionarle (simbolizadas en el diagrama por las letras minúsculas acompaña
un contenido teórico: das de una cifra). El mismo esquema reproducido durante nume
rosas generaciones da lugar finalmente a la formación de nuevas
Las ramitas verdes y que dan brotes pueden representar especies {a'4,g u, etc.)
especies vivientes, y las producidas durante años anteriores En la larga marcha de la evolución, la extinción desempeña una
pueden representar la larga sucesión de especies extingui importante función: "los descendientes perfeccionados de una
das. En cada período de crecimiento, todas las ramitas especie cualquiera tienden a suplantar y exterminar en cada gene
que crecen han procurado ramificarse por todos lados y ración a sus precursores y a su tronco primitivo. [...] Si se admite,
remontar y matar a los brotes y ramas de alrededor, del pues, que nuestro cuadro representa una cantidad considerable
de modificación, la especie A y todas las variedades primitivas
mismo modo que las especies y grupos de especies, en todo
se habrán extinguido, estando reemplazadas por ocho especies
tiempo han dominado a otras especies en la gran batalla nuevas — aMa mu— y la especie / estará reemplazada por seis
por la vida. [...] Así como los brotes, por crecimiento, especies nuevas — n14a z14— ". Además, puesto que las especies A
dan origen a nuevos brotes, y éstos, si son vigorosos, se e / están muy difundidas, hubieron de tener primitivamente alguna
ramifican y superan por todos lados a muchas ramas más ventaja sobre la mayor parte de las otras especies vecinas (B, C, D
débiles, así también, a mi parecer, ha ocurrido, mediante para A, y G, H, K, L para /). A lo largo de generaciones, las especies
generación, en el gran Arbol de la Vida, que con sus representativas de A e I probablemente habrán heredado algunas
ramas muertas y rotas llena la corteza de la tierra, cuya de estas ventajas y al mismo tiempo se habrán perfeccionado: "Pa
superficie cubre con sus hermosas ramificaciones, siempre rece, por lo tanto, sumamente probable que habrán ocupado los
en nueva división. puestos, no sólo de sus antepasados A el, sino también de muchas
de las especies primitivas que eran más semejantes a sus padres,
exterminándolas así" {líneas punteadas verticales interrumpidas en
¿Cómo se producen las variaciones? ¿Cuál es la materia
el cuadró).
bruta sobre la que actúa la selección? “Nuestra ignorancia
de las leyes de la variación es profunda”, repite Darwin.
Su estrategia consistió en considerar la variación como una
“caja negra”. Esta sólo se abriría mucho más tarde, con el
advenimiento de la genética y el redescubrimiento de las
leyes de Mendel. Más tarde, hacia mediados del siglo xx, la
identificación de la estructura del ADN permitió descifrar
poco a poco lo que conocemos hoy en día como código
genético, que contiene las instrucciones de la estructura
ción y desarrollo del organismo en su interacción con el
medio ambiente.
D arwin 73
inheritancé)'. que los hijos presentan caracteres intermedios con
respecto a los de sus padres es una idea casi universalmente
aceptada. El mismo Darwin simpatiza con este con
cepto, a pesar de plantear importantes problemas
a su teoría de las variaciones hereditarias. Estas
se “diluirían” con los sucesivos cruzamientos,
como apunta Henry Jenkin, profesor de la
Universidad de Glasgow, en 1867. En efecto,
si en un bote de pintura blanca se vierten
algunas gotas de pintura negra (la variación)
se obtiene pintura gris, de la que ya no se
podrá recuperar el color negro puro; y si,
a continuación se diluyen algunas gotas de
esta mezcla en pintura blanca, la modifica
ción de color está destinada a desaparecer. La
objeción está bien fundamentada. Darwin es
perfectamente consciente de ello, como también
lo es de otros interrogantes que se derivan de su
teoría, a cuyo análisis dedica el sexto capítulo de El
origen de las especies. Recordemos también que ulterior
mente añadirá un capítulo como complemento a su obra, en
respuesta a las críticas que se le formularon.
7. Los nu^:-parios responsables de la En cuanto a las causas de las variaciones, Darwin insiste en aclarar la
variación; de- los organismos \ ¡vos eran expresión “debidas a la casualidad” que había utilizado para calificarlas (la
totalmenu- desconocidos pv? L' arwin y sus biología evolucionista moderna utiliza la expresión “mutación aleatoria”).
contempou' neos, Las leyes Je o- herencia El término “aleatorio” no significa aquí una ausencia de causas; significa
descubierta pero los año: ÍJt u oorel padre solamente que cualesquiera que sean las causas de la mutación, ésta no
Gregor Metido-! C 1 22-1884) opeo-eron una constituye una respuesta del patrimonio hereditario en vistas a una mejor
primera expfcaaói:, pero penno.r ecieron adaptación del organismo a su entorno. Dicho de otro modo, la mutación
durante mucho tiempo ignoradas. ín es+a no va necesariamente en la misma dirección que las modificaciones del
fotografíe, 10 nada en E nonasterk J*3 medio y no resuelve los problemas que éste provoca en el organismo. En
Altbrümi, Mer de! es eí ; m ( l- ¡'0 por le ce. echa. este sentido preciso es aleatoria, pues no persigue ningún fin. La selección
sólo intervendrá a posteriori y la someterá a examen, conservando o elimi
nando lo que, según las circunstancias, será útil o perjudicial al individuo
y, por consiguiente, a la especie.
Darwin tiene motivos de sobra para temer ser mal interpretado y ver su
discurso recaer en un marco providencialista y finalista. Por eso se mantiene
en precisar que “debidas a la casualidad” es “una expresión completamente
incorrecta”, pero tiene la ventaja de reflejar nuestra ignorancia sobre las
“causas de cada variación particular”.
Sin embargo, intenta identificar las causas posibles de estas variaciones,
examinando “las condiciones de vida a las que ha estado sometida cada
especie durante varias generaciones sucesivas”. No obstante, enseguida
hace notar que se podrían dar “ejemplos de variedades semejantes produ
cidas por una misma especie en condiciones de vida tan diferentes como
puedan concebirse”, y por el contrario, “de variedades diferentes producidas
en condiciones externas iguales al parecer”. Consideraciones tales como
éstas le inclinaron “a atribuir menos importancia a la acción directa de
las condiciones ambientales que a una tendencia a variar debida a causas
que ignoramos por completo”.
Darwin escribe también que no cabe duda de que “el uso ha fortaleci
do y desarrollado ciertos órganos en los animales domésticos, de que el
desuso los ha hecho disminuir y de que estas modificaciones son heredi
tarias”. Y cita, entre otras cosas, la atrofia de los ojos del topo y de las
alas del avestruz, cuyas patas están muy desarrolladas. También evoca la
acción del clima, en particular sobre las plantas, y las variaciones corre
lacionadas de las diferentes partes del organismo, sobre todo durante el
74 TEMAS 5 4
crecimiento y el desarrollo. Subraya la mayor variabilidad de los caracteres
específicos con respecto a los caracteres genéricos más antiguos y, por lo
tanto, más arraigados. Interpreta la reaparición de los caracteres perdidos
desde hace tiempo afirmando que “la hipótesis más probable no es que
un individuo, de repente, se parezca a un antepasado del que dista
algunos centenares de generaciones, sino que el carácter en cuestión ha
permanecido latente en todas las generaciones sucesivas, y que, al fin,
se ha desarrollado en condiciones favorables desconocidas”. Reconoce la
importancia de las diferencias de constitución producidas por los hábi
tos. Y concluye: “Cualquiera que pueda ser la causa de cada una de las
ligeras diferencias entre los hijos y sus padres —y tiene que existir una
causa para cada una de ellas— , tenemos fundamento para creer que la
continua acumulación de diferencias favorables es la que ha dado origen
a todas las modificaciones más importantes de estructura en relación con
las costumbres de cada especie”.
De este modo, Darwin menciona el entorno, el clima, los hábitos, el
uso y el desuso como causas potenciales de las variaciones. Más adelante 8. August Weismann (1834-1913) se opuso
se interpretó esta idea como una especie de recaída en el lamarckismo. a la hipótesis lamarckiana de la herencia de
No obstante, más allá del hecho de que Lamarck no hubiera defendido los caracteres adquiridos. Según su teoría,
nunca la tesis de una acción directa del entorno sobre el organismo un organismo posee, por una parte, células
(como se le ha atribuido), estos conceptos no se consideraron típicos somáticas, que pueden modificarse bajo
de una visión lamarckiana de la evolución más que en un segundo influencias externas, y por otra, células
momento, cuando “lamarckismo” y “darwinismo” se radicalizaron y se germinales, que transmiten los caracteres
convirtieron en posiciones mutuamente excluyentes e irreconciliables. hereditarios pero no se ven afectadas por
Esta interpretación fue también consecuencia de la distinción entre factores externos. La ilustración inferior,
somatoplasma y germoplasma establecida alrededor de los años ochenta extraída de El origen de fas células sexuales de
del siglo xix por August Weismann. En opinión de este biólogo alemán, las hidromedusas, de Weismann, representa
un organismo posee una parte de células somáticas, sujetas a modifica la parte superior de un hidrozoo hembra con
ciones provisionales debidas a influencias externas (estas modificaciones tentáculos y yemas con óvulos.
desaparecen con el mismo individuo), y otra parte de células germinales,
depositarias de los caracteres hereditarios y totalmente al abrigo de las
influencias externas.
En esa misma época, la herencia de los caracteres adquiridos
y la acción directa del entorno sobre la constitución hereditaria
del organismo fueron ideas que casi se relegaron al rango de
supersticiones. Fueron tachadas de “lamarckismo”, término
que se convirtió pronto en motivo de infamia. Como hemos
visto, Darwin había destacado sus diferencias con respecio
a Lamarck. Pero este último, en su teoría, no rechazaba el
uso o el desuso de los órganos, o la acción directa del
medio ambiente; estos conceptos todavía no se consi
deraban aspectos distintivos de la teoría de Lamarck.
Lo que Darwin rehusaba sobre todo de Lamarck eran
sus tesis no fundamentadas sobre la fuerza interna que
daba lugar a la acción, el finalismo, el progresismo; en
consecuencia, era primordial identificar las causas naturales
plausibles de una variación importante y no orientada,
sobre la cual podría ejercerse la acción puramente mecánica
de la selección.
D arwin 75
MIVART, DAR S
En 1871, Mivart escribía: "La selección natural es absolutamente Pieuronéctidos. No obstante, la migración ocular empieza cuando la
incapaz de explicar el mantenimiento y desarrollo de estructuras larva nada en medio del agua; su "reposo" en el fondo no se efectúa
bajo su forma inicial, rudimentaria y minúscula, por muy útiles sino una vez finalizada la migración ocular.
que luego lleguen a ser". Uno de los ejemplos que menciona es La hipótesis de Malm, retomada por Darwin, será reexaminada y
la asimetría de los peces planos, o Pieuronéctidos, cuyos adultos presentada como nueva y original en 1970 por el francés Jacques Blot.
poseen ambos ojos en un mismo lado. Según é!, si la explicación del Este último señaló que los peces ángel y los peces murciélago podían
aplastamiento y la asimetría de los peces pianos es un mejor camu nadar en medio del agua de manera oblicua, incluso horizontal, y con
flaje y una mayor facilidad para alimentarse en el fondo, el origen sideraba así estos peces como precursores de los peces planos. Inclu
mismo del fenómeno, esto es, el inicio de la migración ocular, no so se servía de una especie fósil (Amphistiumparadoxum) para apoyar
confiere ninguna ventaja al animal y no puede ser explicado por la esta teoría. Pero según un examen reciente, llevado a cabo por uno de
selección natural. nosotros, esta especie fósil no ofrece ningún parentesco próximo con
Dan/vin responde a las objeciones de Mivart en la última edición los peces planos. Además, estos comportamientos de reposo sobre un
(1872) de El origen de las especies: 1) un órgano en desarrollo puede lado y de natación oblicua u horizontal se reencuentran en diversos
muy bien ejercer una función grupos de peces: maragotas,
diferente de la conseguida por algunos peces ángel e incluso
el órgano final; es la función | j | | | | pecilpilest^pSl'l
¡ de partida la que se selecciona caso, ¿por qué dar preferencia
(como la pluma de las aves, a un grupo de peces en la
originada de un órgano que búsqueda delj)arientépfóximo
servía inicialmente para la de los peces planos? Así pues,
termorregulación); 2) el órgano resulta muy difícil utilizar esta
en cuestión puede estar vin característica para explicar el
culado con otra característica origen de la asimetría en los
cuya aparición ha supuesto una peces planos.
ventaja selectiva inmediata. En 1982, David Policansky
No obstante, en el caso de examinó la platija estrellada
los peces planos, el beneficio (Platichthys stellatus), especie
aportado por un principio de en la que coexisten individuos
asimetría ocular no es nada diestros (ambos ojos en el
evidente. Estos peces son lado derecho) y zurdos, y cuya
simétricos al nacer, con un ojo proporción difiere según las
en cada lado. En el transcurso regiones. En esta platija, el
j de una metamorfosis, uno Un, {Para,. 'ser .us) .-\a minc.bc p ■Darwin &n 100 % de los individuos de las
í de ambos ojos migra hacia el 1834 ü. u viajv - -; l Los ojos se centran en la costas japonesas son zurdos,
| reborde superior de! cráneo y superficie rdadt . . *.ca figura es cj ;: ce un dibujo en las costas de Alaska lo
termina por instalarse ¡unto al Mor realiza r Phillip Ki. cial a bordo : xzagle. son el 70 % y en las costas
otro ojo, sobre la cara superior. californianas el 50 %. Con la
Este fenómeno único en los ver ayuda de cruzamientos entre
tebrados no ha cesado de intrigar a los naturalistas. El primero que dio individuos diestros y zurdos, Policansky concluyó que la polaridad de la
unaexpiicaciónfueJohann H. F. vc-n Autenrieth, en 1800: la migración asimetría (derecha o izquierda) depende de factores a la vez genéticos
ocular evitaría que el pez perdiera un ojo, ya que si el ojo se mantuviera y ambientales, y supuso que el fenómeno está ligado a otro carácter,
pegado al substrato se volvería inútil. En 1867, el sueco A. W. Malm no identificado hasta el momento.
indica que el joven pez plano posee "una altura excesiva del cuerpo, La asimetría de los peces planos, ¿estaría realmente ligada a otro
i una aletas muy pequeñas y carece de vesícula natatoria, por lo que se carácter y, de ser así, a cuál? La pregunta sigue sin respuesta (aunque
cansa y cae pronto de un lado sobre ei fondo". En esta posición, torce de ningún modo desacredita la teoría de la evolución). Sería necesario
ría "su ojo inferior hacia arriba con tanto vigor, que acabaría llevando identificar el pariente vivo más próximo de los peces planos, con el
el ojo hacia la parte superior". De este modo, la asimetría externa del fin de comparar su morfología, biología, desarrollo de ambos grupos
pez plano sería el resultado de una asimetría interna que le hace caer de peces y obtener así nuevos indicios. Todavía no se ha propuesto
sobre el fondo. Este esquema de Malm es ei que Darwin expondrá en ningún candidato serio y definitivo. Mas, sobre la base de los datos
su respuesta a Mivart. moleculares, el japonés Masaki Miya y sus colaboradores han indicado
Un pleuronéctido no sería plano y asimétrico si no fuera como hace muy poco que el pariente próximo de los peces planos debería
consecuencia de otro carácter, de tipo conductual. Por otro lado, según buscarse cerca de la familia de los Carangidae (caballas, serviolas,
varios biólogos de los años treinta del siglo xx, los peces planos tienen jureles o chicharros).
su origen entre ios meros, las cabrillas y las maragotas. Estas últimas Bruno Chanet
tienden a echarse sobre un lado, con la mitad del cuerpo cubierto Instituto Universitario Europeo del Mar (Plouzané, Francia)
por el fondo arenoso. El origen de la asimetría se derivaría así de un Franqois Chapleau
comportamiento peculiar en los supuestos parientes próximos de los Universidad de Ottawa (Ontario, Cañada)
76 TEMAS 5 4
la pangénesis”, una teoría sobre la herencia de los caracteres adquiridos
(que ciertos comentaristas han considerado una hipótesis ad hoc, si no
una especulación, creada para salir del paso de las dificultades surgidas en
la teoría de la evolución). Esta hipótesis postulaba la existencia de par
tículas, denominadas “gémulas” (a propósito de las cuales Darwin citaba
a BufFon, Spencer y otros autores que ya habían avanzado ideas similares
en contextos teóricos claramente diferentes; tampoco se puede descartar
la influencia de su abuelo Erasmus). Distribuidas por todas las partes del
cuerpo, se consideraba que las gémulas eran migraciones de los tejidos
somáticos hacia los órganos reproductores; suponiendo que una ~
mayor o menor utilización de una parte del cuerpo las modificaba,
permitían una explicación de los caracteres adquiridos.
La teoría de la pangénesis era errónea, y en todo caso inútil
desde el momento en que la herencia de los caracteres adquiridos
fue desmentida por los hechos. Sin embargo, algunos han calificado
las gémulas de Darwin como una intuición correcta de la herencia “de
partículas discretas” que sería confirmada por los célebres experimentos de
Gregor Mendel (1822-1884), y después por el mutacionismo del botánico
holandés Hugo de Vries (1848-1935). 9. Una paloma mensajera inglesa, dibujo
Cabe destacar que, ya en La variación, Darwin tuvo la oportunidad de sacado de la obra La variación de los animales y
responder a una serie de críticas y malentendidos. Esos reproches tam las plantas bajo la acción de la domesticación.
bién los expresaban aquellos que, si bien habían aceptado la teoría de la Esta obra de Darwin presenta en unas 900
evolución y, aparentemente, de la selección natural (como el botánico Asa páginas una gran cantidad de datos que
Gray, convertido en uno de los principales partidarios del darwinismo en apoyan las ideas expresadas en El origen de las
América), no podían renunciar a la idea del Creador inteligente. Darwin especies.
explica:
D arwin 77
r-
lf
78 TEMAS 5 4
esencialista de la especie. Sin embargo Leibniz ya había afirmado que “la
Naturaleza no crea ni especies ni géneros totalmente separados: entre ellos
hay siempre algunas formas intermedias”.
Por otro lado, Darwin es muy claro sobre este punto. En su réplica
a Mivart, en la última edición de El origen de las especies, reafirma su
posición:
D arwin 79
instintos lo mismo que con las modificaciones de estructura material, que
O P IN IO N S se originan y aumentan por el uso o costumbre y disminuyen o se pierden
por el desuso; pero creo que los efectos de la costumbre son, en muchos
casos, de importancia subordinada a los efectos de la selección natural, de
MEN OF LIGHT & LEADING lo que pueden llamarse variaciones espontáneas de los instintos; esto es,
And o f the T IM E S Newspaper, &e„ variaciones producidas por las mismas causas desconocidas que producen
OH ligeras variaciones en la conformación física.
'T H E D A R W IN . C R A Z E .
"La objeción más grave": la imperfección de los registros fósiles
■'A Gosjid ©f B ir t.”— T howas C aelvue,
“ I ventura to think shat rao System of Phüosophv tfeat has erar been
El capítulo noveno está dedicado al hibridismo. Darwin demuestra en él
taugfet os» eatth Mes andar sucha weighí of anteseiW t im probabffity.”
T u * D uke of A a e ra , i» the CaitmjiariHjRtmtv. que la esterilidad entre especies o variedades diferentes es progresiva, y no
“ The sabtle sopluétríss of his (H uxify's) schon) are doing infiniteiy
moramischíef than'tbe outspoten bUsriaemy o í Hradlaugfc." absoluta y clara, como se pensaba a partir de la teoría clásica. En los dos
- J. M. Wsiss, MJ>., M.B.CJP.
capítulos siguientes, titulados “De la imperfección de los registros geológi
'■Tfc- fvcsonee of tiw .« o f his booka whiois h a ré modo hia dhiof táiio to jam e, thó cos” y “De la sucesión geológica de los seres orgánicos”, Darwin aprovecha
" üñRm oi >j>6cxfi8> r.ad abU more toe “ üesneat of Kss,
mas* n urraca* «oá abwtfntaly gntíuitous
'í Tub Wíid of ptsbHt^j>n and tbm a tíu o rie s as sus conocimientos de geología para responder a lo que define como “la
Ifcs4f o m o t m e w n ^ n~ ~ lm Moa
(¡> m ñn J.^TÍpg h*m xo«nib»t^ép.
Acadeary of Sdesces, os tbe grosnd of the t
objeción más grave y clara que puede presentarse en contra de mi teoría”:
los descubrimientos geológicos no revelan una serie orgánica perfectamente
BV continua que contenga todos los organismos intermedios, como lo prevé su
THE E$V. F. 0 . MOKHIS, B.A„ teoría. Darwin presenta una larga serie de explicaciones (véase el recuadro
Rector of N m b * m h d w f Yer&sfáu,
“¿Por qué los registros geológicos son tan imperfectos?”).
AUTHOR OF "A HISTORY OF 8RITI8H BiROS,”
M icnted by fmnissiott te Her Mcst Gfackm Mafisty ihe Quien. Aprovecha la ocasión para responder a otra crítica, que había sido formu
lada por William Thomson (1824-1907), el futuro Lord Kelvin, y por un
laONDONi tY. 8. P A B TEI01ÍE <ft 00., PATERNOSTER KOW. grupo de físicos: mediante cálculos basados en la velocidad de enfriamiento
p b ic b ohe OTsrinr.
de un cuerpo del tamaño de la Tierra, habían llegado a la conclusión de
que la edad de la Tierra no era en absoluto infinita, como había propuesto
14. La teoría darwiniana ha suscitado fuertes Lyell. Según ellos, la Tierra no podía tener más de 100 millones de años;
reacciones desde su difusión. Prueba de ello es más probablemente, sólo 24 millones de años: una duración insuficiente
este frontispicio de un volumen de 1885, que para explicar los cambios tan importantes como los previstos en la teoría
reunía las opiniones contrarias a "la moda de de la selección natural. No obstante, mediante estimaciones geológicas,
Darwin". Darwin obtiene unas duraciones mucho más extensas.
Los capítulos duodécimo y decimotercero de El origen de las especies,
ambos consagrados a la “distribución geográfica”, examinan en detalle los
problemas de la migración, el papel de las barreras geográficas que pue
den impedir a las especies colonizar ciertas regiones, pero que al mismo
tiempo influyen sobre la formación de especies propias. Darwin ilustra los
múltiples medios de dispersión con los que las especies pueden alcanzar
regiones diversas y, a continuación, modificarse según su adaptación a las
condiciones locales. Compara las reglas que determinan la duración y la
"He intentado demostrar que los registros geológicos son suiramente que cada una de las formaciones no se ha depositado de un modo
incompletos; que sólo una parte del globo ha sido geológicamente continuo; que la duración de cada formación es probablemente corta,
explorada con cuidado; que sólo ciertas clases de seres orgánicos se comparada con la duración media de las formas especificas; que
han conservado en abundancia en estado fósil; que tanto el número la migración ha representado un papel importante en la aparición
de ejemplares como el de especies conservados en nuestros museos de nuevas formas en una región o formación determinada; que las
es absolutamente nada, comparado con el número de generaciones especies de extensa distribución geográfica son las que han variado
que tuvieron que haber desaparecido durante una sola formación; con más frecuencia y las que han dado más frecuentemente origen a
que, debido a que el hundimiento del suelo es casi necesario para la nuevas especies; que las variedades han sido al principio locales; y,
acumulación de depósitos ricos en especies fósiles de muchas clases, finalmente, que, aun cuando cada especie tiene que haber pasado por
y que tienen que ser lo bastante gruesos para resistir la futura erosión, numerosos estados de transición, es probable que los períodos durante
tuvieron que transcurrir grandes intervalos de tiempo entre la mayoría los cuales experimentó modificaciones, aunque muchos y largos si se
de nuestras formaciones sucesivas; que probablemente ha habido miden por años, hayan sido cortos, en comparación con los períodos
más extinción durante los períodos de elevación, y que durante estos durante los cuales cada especie permaneció sin variación".
últimos los registros se habrán llevado del modo más imperfecto; El origen de las especies, Charles Darwin
80 TEMAS 5 4
continuidad de las especies en el tiempo con las que actúan en el espacio,
para comprobar que “en ambos casos las leyes de variación han sido las
mismas y las modificaciones se han acumulado por el mismo medio de
la selección natural”.
En el penúltimo capítulo, a través del análisis de las dificultades de la
clasificación, Darwin confirma de nuevo el significado profundo de las
reconstrucciones genealógicas, cuando la comunidad de descendientes es
la única causa conocida de la estrecha semejanza entre los seres vivos. La
importancia de los caracteres morfológicos y embriológicos, del desarro
llo y de los órganos rudimentarios se vuelve comprensible y se justifica
teóricamente cuando se admite que una clasificación natural debe ser
genealógica.
D arwin 81
Deberá proyectarse “mucha lu z sobre el origen del hombre y su historia ” mfifís
A lflf
concluye D arw in en El origen de las especies. Tras un .;
abordará esta delicada cuestión en 1 8 7 0
filosófico, debate de Oxford sobre la teoría de la teoría darwinista, ya que muchos habían rechazado de la misma
la evolución. la selección natural.
82 TEMAS 5 4
La teoría de la selección natural no deja indiferente
No resultaba fácil agrupar a los científicos en uno u otro bando, ni siquiera
cuando parecía que ellos mismos querían ubicarse. Henslow protestó públi
camente contra su inclusión en el grupo de los “darwinistas”. En cuanto a
Lyell, en quien estaban fijas las miradas, la prudencia con la que todavía se
expresaba en 1863 en su obra Antigüedad del hombre fue tal, que se utilizó
contra Darwin, para gran decepción de este último. Lyell no tomará partido
de forma más explícita hasta 1868, con ocasión de la décima edición de 2. Retrato de Thomas Huxley (1825-1895),
los Principios de Geología. Incluso Owen, en el otro frente, decepcionó a pintado en 1883 por J. Collier.
los que hubiesen deseado ver en él una mayor intransigencia, sobre todo
porque sostenía entonces su “teoría de la derivación”, un “devenir constante
y predeterminado de las formas orgánicas”. La inconsistencia científica de
esta teoría contribuyó a empañar su reputación, ya comprometida por el
conflicto con Huxley sobre el hippocampus minor. Ese conflicto se había
Al final de una conferencia que había atraído a mucha gente, el obispo tiempo consideró problemática la idea de la clasificación genealógica.
de Oxford, Samuel Wilberforce, se dirigió torpemente a Huxley para Según algunos, su obra El lugar del hombre en la naturaleza era un libro
preguntarle sí descendía de los simios por parte de su madre o de su contra Owen más que a favor de Darwin. Por otro lado, no fue él quien
padre. Pagaría las consecuencias. Huxley lo contó así: "Había escu presentó ante Wilberforce argumentos sólidos a favor de la teoría de la
chado con una gran atención la intervención del obispo, pero no pude evolución, sino el botánico Joseph Hooker. En efecto, este último decla
descubrir en ella ningún elemento nuevo o argumento novedoso, con ró ante los reunidos que se había opuesto mucho tiempo a la teoría de
la excepción, a decir verdad, de la pregunta que me planteó sobre mi la evolución, pero que finalmente había aceptado las concepciones
preferencia en materia de antepasados". Huxley leespetó que, por su de Darwin, basándose en la observación directa que llevaba a cabo
parte, no había pensado nunca en orientar la discusión hacia un tema desde hacía varios años sobre la forma y la distribución de las plantas.
semejante, pero que estaba totalmente dispuesto a seguir al estimado Además, demostró que la interpretación de Wilberforce era tan errónea,
prelado en ese terreno: "Si se me preguntara sobre si prefería tener por que resultaba imposible que hubiera leído el libro de Darwin.
abuelo a un humilde simio o a un hombre muy dotado intelectualmen Ai salir de la conferencia con Hooker, Huxley, quien no sentía nin
te y con grandes medios de influencia, pero que tan sólo utilizara sus guna inclinación por el debate público, le confió que esa experiencia le
dones y Sus poderes para ridiculizar una gran cuestión científica, diría, llevaría "a revisar mi opinión sobre el valor práctico del arte de hablar
sin vacilar, que prefiero el simio". en público y, a partir de ahora, lo cultivaré con esmero e intentaré no
Sin embargo, el propio Huxley tenía sus reservas con respecto a la detestarlo más". De hecho, Huxley no sólo abrazó la teoría darwiniana
teoría de Darwin. Consideraba la selección natural como una hipótesis sin reservas, sino que se convirtió en el "buldog de Darwin", con el
probable, pero sin demostrar de manera definitiva y experimental. El pleno consentimiento del interesado. En realidad, Darwin nunca habría
gradualismo darwiniano se presentaba ante sus ojos como una "difi querido ni podido librarse a unas confrontaciones directas tan penden
cultad no necesaria": aceptar que se producen saltos en la naturaleza cieras e impetuosas, y llamaba a Huxley "mi buen y admirable agente
habría evitado las múltiples objeciones contra la teoría. Durante mucho de propagación de herejías execrables".
D arwin 83
TEMAS 54
cerrado con la publicación, en 1863, de
la obra de Huxley El lugar del hombre en
la naturaleza. En la misma se recopilaban
las intervenciones y conferencias populares
de los años precedentes; apoyándose en los
resultados de las investigaciones sobre ana
tomía comparada del hombre y los simios
antropomorfos, concluía:
Así se expresaba en su primer libro Huxley, miembro respetado de la 4. A la vuelta del siglo xix, Darwin y la teoría
comunidad científica, orador enardecido y polemista corrosivo. Esos rasgos de la evolución se convirtieron en uno de los
del carácter los había cultivado a raíz del episodio, un tanto exagerado, del temas preferidos de los caricaturistas. El dibujo
debate de Oxford. En el curso del mismo, en 1860, se había enfrentado humorístico adjunto, publicado en la revista
al obispo de Oxford, Samuel Wilberforce, a su vez ornitólogo experto e satírica Punch, viene acompañado por la
influido por su eminencia gris, Owen. leyenda "El hombre no es más que un gusano".
El caso de Wallace todavía es más notable. “Coautor” de la teoría de la El hombre no es más que un junco, lo más
selección natural y seleccionista a ultranza —hasta tal punto que él mismo endeble de la naturaleza, escribía Pascal, pero
se consideraba “más darwinista que Darwin”— , Wallace pensaba que la es un junco pensante. Para Darwin, el hombre
selección natural estaba causada por las alteraciones del ambiente. Añadía no piensa más que los otros animales...
que el hombre no escapa a la selección, aunque sus tendencias sociales la
modifican y le confieren una evolución intelectual única. En 1869, Wallace
radicaliza su posición: “Una Inteligencia superior ha guiado el avance de la
especie humana en una dirección definida y con una finalidad concreta”.
Llegaría a esta conclusión a través de una interpretación adaptacionista
extrema: la selección, que sólo conserva lo útil, no justifica el desarrollo de
un cerebro tan evolucionado en el hombre primitivo y el salvaje, quienes
no necesitan tal rendimiento.
Darwin no sale de su asombro: “Espero —le escribiría en 1869— que
no haya aniquilado completamente a su hijo y al mío”. En cierto sentido,
Wallace le fuerza una vez más para que actúe al descubierto. Después de
la primera edición de El origen de las especies, Darwin había concentrado
toda su energía en reconsiderar cada uno de los aspectos criticados de su
teoría. Sin otorgarse ni siquiera un descanso, había ampliado, documentado
más profundamente y corregido las ediciones sucesivas de El origen de las
especies. Había supervisado personalmente sus numerosas traducciones.
Había multiplicado los intercambios epistolares para obtener informacio
nes suplementarias y confirmaciones sobre sus datos. Había proseguido
sus experimentos con plantas y animales y había publicado otros trabajos
D arwin 85
5. Macho del ave del paraíso raggíana importantes, entre ellos La variación de los animales y las plantas bajo la
(■Paradisaea raggíana) efectuando su parada acción de la domesticación, en 1868. No obstante, Darwin había evitado
nupcial. Según Darwin, la lucha por la cuidadosamente la cuestión del origen del hombre. Inicialmente había
supervivencia está acompañada por una lucha previsto incluir en El origen de las especies un capítulo dedicado al hombre,
constante por la posesión de las hembras. Esta pero había renunciado a ello a causa del volumen excesivo que ya había
lucha paralela ha incitado a los machos de alcanzado la obra. En los años setenta, decide abordar este espinoso pro
ciertas especies a desarrollar unos ornamentos blema: “Cuando observé que muchos naturalistas aceptaban la doctrina
poco discretos, que no les son de ninguna de la evolución de las especies, me pareció oportuno trabajar sobre las
utilidad en la lucha por la supervivencia, pero notas que ya poseía y publicar especialmente un tratado sobre el origen
que atraen a las hembras y favorecen así su del Hombre”, escribe en su Autobiografía.
reproducción.
El hombre, un animal más
Un nuevo cambio cultural incita a Darwin a expresarse sobre el origen del
hombre. Una serie de trabajos había dotado a la psicología de consistencia
científica: los estudios en neurofisiología y en psicofisiología experimentales
(estudios de las relaciones entre el funcionamiento del cerebro y el com
portamiento), el análisis fisiológico del comportamiento, la aplicación de
técnicas de medición al análisis psicológico y el asociacionismo evolucionista
de Spencer (según el cual, las asociaciones estímulo-respuesta se transmiten
de una generación a otra mediante modificaciones del sistema nervioso).
Al liberarse de la tradición filosófica, la psicología había encontrado en
las ciencias naturales un nuevo fundamento y, a su vez, había ofrecido a
la investigación en biología la legitimización de un análisis científico del
espíritu, análisis al que Darwin se asiría sin vacilar.
En 1871, después de tres años de trabajo, publica La ascendencia del
hombre y la selección sexual. A partir de 1874, aparece una segunda edición
revisada. En ella Darwin elabora de nuevo desmesuradamente sus notas,
hasta convertirla en una obra en dos volúmenes que aborda, como indica
su título, el concepto de selección sexual. Es uno de los aspectos de su
teoría donde su desacuerdo con Wallace es más profundo.
“A menudo se ha afirmado con rotundidad — escribe Darwin— que
nunca se podría conocer al hombre; pero la ignorancia engendra más
confianza que el conocimiento, y son los que saben poco, y no los que
86 TEMAS 5 4
saben mucho, los que afirman de una manera perentoria que la ciencia
nunca podrá resolver tal o cual problema”. El objetivo principal de la
obra es precisamente examinar si el hombre, igual que las otras espe
cies, desciende de alguna forma preexistente, comprender de qué modo
se produce y evaluar las diferencias entre las “razas” humanas. En La
ascendencia del hombre, Darwin formula finalmente el concepto natu
ralista del hombre al que se adhiere desde la época de la redacción de
los Cuadernos', la continuidad entre el hombre y los otros animales se
aplica tanto a las características físicas como a las características mentales,
morales y sociales. Se interesa en particular por las facultades intelec
tuales que dan lugar a una “capacidad mental superior” — tales como
la curiosidad, la imitación, la atención, la memoria, la imaginación, la
razón, la abstracción, el lenguaje y la conciencia— , no para desarrollar
una psicología sistemática, sino para demostrar que esos temas pueden
ser abordados de manera coherente y eficaz en el cuadro de la teoría de
la evolución.
Darwin analiza la genealogía humana. Tras haber reafirmado la validez
de las leyes generales que han llevado a la diversificación de los animales
inferiores, escribe:
8 8
TEMAS 54
la posesión de las hembras [...]. No obstante, hay una multitud de casos
donde los machos que consiguen vencer a otros no llegan a poseer a las
hembras, sino después del consentimiento de estas últimas. El cortejo entre
los animales no es de ningún modo tan breve ni tan simple como
se podría imaginar. Los machos mejor adornados, los que mejor
cantan, los que saltan de forma más graciosa son los que más
excitan a las hembras, que preferirán acoplarse con ellos.
Creo que hemos demostrado que el hombre y los animales superio- yNC-
res, los primates sobre todo, tienen instintos comunes. Todos ellos
poseen los mismos sentidos, las mismas intuiciones, experimentan
las mismas sensaciones; tienen pasiones, afectos y emociones pare
cidas, incluso las más complejas, como los celos, la desconfianza, la
emulación, el reconocimiento y la magnanimidad; practican el engaño
y la venganza; temen el ridículo; les gustan las bromas; sienten sorpresa y 8. Postura de un gato asustado por un perro:
curiosidad; poseen las mismas facultades de imitación, atención, delibera otro dibujo del natural realizado por Wood
ción, elección, memoria, imaginación, asociación de ideas y razonamiento, para Darwin.
aunque por supuesto, en grados muy diferentes.
D arwin 89
Cualquiera que admita el principio de la evolución y, en cambio, experi
mente alguna dificultad en creer que las hembras de los mamíferos,
de las aves, de los reptiles y de los peces hayan podido desarrollar
el gusto por la belleza hacia los machos, gusto que por lo general
concuerda con el nuestro, debe recordar que, en cada miembro
' de la serie de los vertebrados, las células nerviosas del cerebro
í; derivan directamente de las que poseía el antepasado común
í>; del grupo entero: el cerebro y las facultades mentales pueden
recorrer un desarrollo análogo bajo condiciones semejantes
' y, en consecuencia, pueden cumplir aproximadamente las
Wf mismas funciones.
90 TEMAS 5 4
P
D a r w in
91
11. Una de las fo;cgs:;fias de U t &• Alimentos totalmente las técnicas utilizadas por este último para inducir las expre
de Duchenne sobre la estimúlate i <J¿ctrica de siones; de este modo, Darwin verifica experimentalmente la capacidad
los músculos del rostro. de esos sujetos neutros para identificar diferentes expresiones, fuera de
todo contexto. Su objetivo es correlacionar las expresiones y los “estados
mentales” asociados.
La fotografía ha empezado, desde hace muy poco, a servir de apoyo a
la investigación científica. La expresión de las emociones es uno de los pri
meros textos donde se publican, además de las fotografías de Duchenne,
unos clichés cuidadosamente escogidos por Darwin y, en ciertos casos,
ejecutados expresamente por actores. En efecto, la técnica fotográfica de
la época exige mantener durante largo tiempo la postura, lo que difícil
mente habría permitido captar las expresiones en directo. Por la misma
razón, Darwin encarga realizar dibujos para ilustrar del natural las posturas
expresivas de los animales.
Además, Darwin explota una variedad de métodos que describe con
pormenor. Igual que en los Cuadernos y en el diario que escribe desde el
nacimiento de su primer hijo, para demostrar el origen instintivo y no
aprendido de ciertas expresiones, se basa en la observación de los niños
“porque expresan diversas emociones con una energía extraordinaria’, según
destaca Sir Charles Bell”. En segundo lugar, le parece oportuno estudiar
a los alienados, “ya que están sujetos a las pasiones más fuertes y les dan
libre curso”. También indaga en las expresiones representadas por los pin
tores y escultores: “Había esperado encontrar una ayuda poderosa en los
grandes maestros de la pintura y la escultura, que son unos observadores
tan atentos [...], pero salvo algunas excepciones, no he encontrado ningún
provecho en ellos. La razón es, sin duda, que en las obras de arte la belleza
constituye el fin principal; pero la intensa contracción de los músculos del
rostro es incompatible con la belleza”. Incluso cita las célebres Conferencias
sobre la expresión de los diferentes tipos de pasiones del pintor Charles Le
Brun, que datan de 1667 y que “contienen algunas observaciones buenas”,
junto con “extraños contrasentidos”.
Por otro lado, Darwin considera “de la mayor importancia verificar
si en todas las razas humanas, sobre todo las que han mantenido pocas
relaciones con los europeos, existen las mismas expresiones y los mismos
gestos, como se ha asegurado a menudo sin pruebas suficientes. Si los
mismos movimientos de las facciones o del cuerpo expresan las mismas
emociones en razas humanas distintas podemos concluir, con una gran
probabilidad, que esas expresiones son las verdaderas, es decir, son innatas
o instintivas”. Con esta finalidad había preparado, desde 1867, un cues
tionario de dieciséis preguntas a las que respondieron funcionarios de las
colonias y misioneros. De los resultados de la encuesta concluyó “que un
mismo estado de espíritu se expresa en cualquier país con una destacable
uniformidad”. Por último, realiza observaciones muy precisas sobre las
expresiones de los animales, ya que “ [ese aspecto] nos proporciona la base
más segura para establecer de una manera general las causas o el origen
de diversos movimientos de la expresión”.
Darwin formula así tres principios. El primero es el principio de la uti
lidad de los hábitos asociados, según el cual “los movimientos útiles para
la consecución de un deseo o el alivio de una sensación dolorosa, si se
repiten con frecuencia, se convierten en tan habituales que se reprodu
cen cada vez que aparece este deseo o sensación”. En otras palabras, los
comportamientos instintivos se derivan de costumbres adquiridas a través
del refuerzo psicológico. Por ejemplo, la acritud de un gato asustado por
un perro será siempre la misma, caracterizada por el erizamiento de los
pelos, el lomo curvado y la emisión de un soplido. El segundo principio
12. Caricatura de Darwin como "hombre- es el principio de la antítesis, según el cual “el uso constante [...] afirma
mono". en nosotros la costumbre de ejecutar voluntariamente actos opuestos [...].
92 TEMAS 5 4
r
ODERNAS DE LA EVOLUC
Cuando Darwin enunció su teoría de la evolución, en 1859, los
conocimientos sobre genética eran nulos. A principios del siglo xx,
los trabajos de Thomas Morgan (1866-1945) sobre la genética de los
mutantes d e D ro s o p h ila demostraron que pequeñas mutaciones en un
animal tienen a veces consecuencias muy importantes sobre su anato
mía. Además, el estudio de la genética de las poblaciones proporciona
ciertos datos, como la frecuencia de un gen, que permiten observar la
selección natural en acción. En 1937, el genético Theodosius Dobz-
hansky (1900-1975) señaló que tales estudios de genética aportan
una nueva mirada sobre la teoría de la evolución, y elaboró la teoría
sintética de la evolución que enlazaba la genética y el darwinismo. A él
se unieron pronto el anatomista y embriólogo Julián Huxley (1887-
1975), el ornitólogo Ernst Mayr, el paleontólogo George G. Simpson
(1902-1984) y el botánico G. Ledyard Stebbins, quienes aplicaron esas
ideas a sus disciplinas. De ese acercamiento de evolución y genética
nació ei neodarwinismo: en el seno de las poblaciones, las variacio
nes hereditarias, resultado de mutaciones mínimas, se someten a la
acción de la selección natural, que modifica las frecuencias génicas de
esas poblaciones. Esos cambios conducen a una mejor adaptación de
los organismos. De esta síntesis destaca, sobre todo, la idea de una
evolución a pequeños pasos y ¡a idea de progreso, una de las ideas
clave de Simpson: la evolución representaría, por una parte, una trans
formación gradual de lo vivo y, por otra parta, una progresión hacia
una "mejor adaptación". A partir de los años setenta del sigio xx, esta
visión vacilará ante la Irrupción, entre otras, de la biología molecular y
la sistemática.
Sin embargo, la conmoción no fue inmediata. Por causa tuvo más
bien un cambio en ¡a forma de ver el genoma: con gran sorpresa, los
cátedra! nc> San ¡Virn-ros.. en V e r e d a , re ¡rosa sobre
genéticos descubren que ei genoma no es una estructura compacta y
cu atro arcos. E -íe tip o de ai«n u ím turo í w e ¡.■noecr cu atro
rígida, a semejanza de un programa informático, sino una cadena de
pechinas (<?/? c o t o i'a s u l) que- el tie ; m vcicn h¡i jp iiiv e c h a d o , aero
elementos — los genes— capaces de duplicarse y recombinarse. A raíz
de estas modificaciones aparecen nuevos genes, que pueden adquirir que ei a rq u ite c io no U ív - u '- "r i ■iy>r..,i.í!tl>VI De iquai m odo, eu ío^>
entonces nuevas funciones. Ciertas secuencias, como los transpo «.eres vivos la e m p in e ion er L¡ !;!ij¡?rHÍór> ue ios e s a c te :.;i que
sones, pueden incluso desplazarse e insertar copias de sí mismos en p ree xis ten fo¡ lu if arneníi-
otras partes del genoma. Contra toda previsión, esos transposones tan
sólo codifican las proteínas que les son útiles, pero que no sirven a su En 1979, Gould y Richard Lewontin forjan el concepto de exaptación,
huésped. En el decenio de 1990, algunos estudios demostraron que los esto es, la utilización, desde un punto de vista evolutivo, de un carácter
transposones son numerosos y ocupan, por ejemplo, el 44 por ciento que preexistía fortuitam ente. Dicho de otro modo, a partir de lo viejo la
del genoma humano. ¡Casi la mitad del genoma, a p r ío r í, no tiene evolución construye algo nuevo.
ninguna utilidad para el organismo! La historia de las especies también se reexamina: la cladística,
En esa época también se pone de manifiesto la existencia, en una obra del entomólogo alemán Willi Hennig (1915-1976) propone
misma célula, de conflictos en el interior del genoma, o entre dos establecer árboles donde aparecen relaciones de parentesco, pero
genomas diferentes, como los del núcleo y las mitocondrias. Así pues, sin buscar los antepasados. En esta clasificación, los fósiles ya no son
la selección no se aplica sólo sobre el organismo,, sino sobre toda ancestros potenciales, sino "primos" en los que se examina el grado
entidad más o menos autónoma que incluya uno o diversos genes. Se de parentesco con otras especies. La idea de "progreso" tam bién es
distinguen entonces diferentes niveles de selección segúh la entidad de debatida, especialmente por Leigh Van Valen, quien, en 1973, constata
que se trate: el nivel molecular, el nivel celular y, por supuesto, el nivel que la probabilidad de extinción de una especie es ¡ndepéndiente del i
del organismo. Algunos biólogos privilegian un nivel más que o tro .. tiempo. En otras palabras, las especies evolucionan y se adaptan pero
Darwin opinaba que la selección actúa sobre el organismo, Wallace, no modifican su probabilidad de extinción, ya que las otras especies
« o b r e la especie. En el ¡ado opuesto, Richard Dawkins, en los años tam bién evolucionan.
setenta, únicamente considera los genes como blanco de la selección y Finalmente, en 1977, el debate se centra en los mismos orígenes de
ve los organismos como instrumentos para propagar el ADN. El biólogo la vida. La filogenia molecular ha demostrado que las mitocondrias y
Stephen Jay Gould (1941-2002), en cambio, preconizará una evolución los doroplastos son bacterias que viven en simbiosis en el citoplasma
activa en todos los niveles. de las células de los mamíferos. Igualmente, ciertos transposones
A lo largo de los años, los investigadores refutarán ciertos puntos serían los vestigios de antiguos virus colonizadores... No somos más
de la teoría sintética. Así, en 1991 aparece ia teoría neutralista de la que una quimera, y la visión gradualista hacia el progreso continuo se
¡STOCKPHOTO
evolución molecular de Motoo Kimura, según la cual, la mayoría de las desdibuja a favor del "bricoiaje de la evolución", que domina en todos
mutaciones serían neutras y no aportarían ninguna ventaja selectiva. los niveles de integración.
D arwin 93
[A veces, incluso], en un estado de ánimo
determinado, debe producirse una tendencia
involuntaria, irresistible, a la realización de
actos totalmente contrarios”. Darwin señala
el ejemplo de un perro dócil: “Ninguno de
sus movimientos, de sus expresiones más
claras de afecto le son de utilidad alguna al
animal. Parece que éstas se explicitan porque
se hallan en total oposición o antítesis con
respecto a la expresión de cólera”. El tercer
principio, denominado el principio de acción
directa del sistema nervioso, reúne los com
portamientos que no pueden incluirse en las
categorías precedentes. Según Darwin, el ex
ceso de energía nerviosa desplegada durante
una emoción deriva hacia comportamientos
como la transpiración o los temblores, por
la única razón de que ha de liberarse hacia
algún sitio y esas vías se encuentran ya di
bujadas: “La fuerza nerviosa fluye fácilmente
por cauces que ya ha recorrido antes”.
13. Fotografía de prensa del entierro de A través de estos tres principios, Darwin confirma las opiniones generales
Charles Darwin, celebrado en la abadía de sobre el carácter innato o hereditario de los principales actos expresivos.
Westmínster. Además, propone una explicación plausible sobre su génesis: esos actos
se habrían ejecutado en un comienzo con un objetivo bien definido, más
tarde se habrían vuelto habituales y por último hereditarios, a veces con
independencia de su ventaja efectiva, siendo entonces utilizados de manera
voluntaria y consciente como medio de comunicación. Darwin añade:
“Si se admite que la mayoría de los movimientos de la expresión se han
. adquirido gradualmente y se han convertido después en instintivos, hasta
cierto punto parece probable, a priori, que la facultad de reconocerlos se
haya vuelto instintiva a través de un mecanismo idéntico”. Concluye su
obra manifestando el deseo de un estudio más profundo de la expresión
en el futurg, en particular por algún “fisiólogo experto”.
94 TEMAS 5 4
los animales era conocido; observa que esas sustancias ejercen una acción
estimulante y tóxica en las plantas; éstas parecen no reaccionar ante la
morfina, la atropina, el curare y el veneno de cobra. Darwin compara
inmediatamente ese comportamiento con las numerosas “acciones ejecu
tadas inconscientemente por los animales inferiores”: “No es exagerado
afirmar —escribe en 1880— que el extremo de la radícula, [...] capaz de
dirigir los movimientos de las partes adyacentes, actúa como el cerebro
de un animal inferior; cerebro que está situado en el extremo anterior del
cuerpo, que recibe las impresiones de los órganos de los sentidos y dirige
los numerosos movimientos”.
Su última obra, publicada algunos meses antes de su fallecimiento,
está dedicada a las lombrices, que “han desempeñado en la historia del
mundo un papel mucho más importante del que la mayoría supondría
en un primer momento”. Desde un punto de vista sensorial, estas hu
mildes criaturas están poco dotadas: “No se puede afirmar que vean,
aunque puedan distinguir la luz de la oscuridad; son totalmente sordas
y tienen poco olfato; sólo poseen muy desarrollado el sentido del tacto”.
Sin embargo, después de someterlas a experimentos minuciosos (construye
hojas artificiales de formas diversas y observa las diferentes estrategias de
las lombrices para introducirlas en sus galerías), Darwin está dispuesto a
reconocerles “un cierto grado de inteligencia más que un simple impulso
ciego del instinto”.
Cuando este último trabajo estuvo listo para publicarse, Darwin lo añadió
a la lista de sus publicaciones en su Autobiografía, que había empezado a
escribir en 1876 y que de vez en cuando iba actualizando. En la conclusión
de la Autobiografía, afirma:
D arwin 95
BIOGRAFIA
% Ü ñ ü charles Darwin nace en Shrewsbury (Inglaterra), hijo 1 8 4 : Emprende la redacción de su monografía sobre los
de Robert Waring Darwin y Susannah Wedgwood. cirrípedos, que le ocupará durante ocho años.
1836 El Beagle fondea de nuevo en costas británicas. Darwin 1 8 7 2 Publica La expresión de las emociones en el hombre
se establece en Londres. y los animales (The Expression o fth e Emotions in Man
and Animáis).
1 8 3 9 En enero se casa con su prima Emma Wedgwood;
en diciembre nace William, su primogénito. 1 8 8 1 Termina su Autobiografía y publica La formación del
humus por la acción de las lombrices (The formation
1841 Nacimiento de Annie, su hija mayor. o f vegetable mould, through the action o f worms).
1842 En otoño se muda con su familia a Down House, en Kent. 1882 El 19 de abril fallece en Down House.
1844 Empieza a trabajar en la teoría de la evolución.
BIBLIOGRAFIA
Obras de D arw in traducidas al español: *
DIARIO DE UN NATURALISTA ALREDEDOR DEL MUNDO. Trad. Juan Mateos de Diego. Espasa-Calpe
LA TEORIA DE LA EVOLUCION DE LAS ESPECIES. Trad. Joan Lluis Riera Rey. Dirigido por Fernando Pardos Martínez. Editorial Crítica. (Incluye textos
de Alfred Russel Wallace.)
LA VARIACION DE LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS BAJO DOMESTICACION. Trad. Armando García González^ Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Los Libros de la Catarata.
LA EXPRESION DE LAS EMOCIONES EN LOS ANIMALES Y EN EL HOMBRE. Trad. Ramón Fernandez Rodríguez. Alianza Editorial.
ENSAYO SOBRE EL INSTINTO Y APUNTE BIOGRAFICO DE UN NIÑO. Trad. Eulalia Pérez Sedeño. Editorial Tecnos.
TEMAS deYCIENCIA
INVESTIGACION