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1
José Mª Maestre Maestre - Sandra I. Ramos Maldonado
Manuel A. Díaz Gito - Mª Violeta Pérez Custodio
Bartolomé Pozuelo Calero - Antonio Serrano Cueto
(eds.)
HUMANISMO Y PERVIVENCIA
DEL MUNDO CLÁSICO
ALCAÑIZ - MADRID
2015
Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico V. Homenaje al profesor Juan Gil / José María Maestre
Maestre, Sandra Inés Ramos Maldonado, Manuel Antonio Díaz Gito, María Violeta Pérez Custodio,
Bartolomé Pozuelo Calero, Antonio Serrano Cueto, eds.- Alcañiz: Instituto de Estudios Humanísticos;
Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Cádiz: Universidad, Editorial UCA; Cáceres:
Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones; León: Universidad, Servicio de Publicaciones;
Zaragoza: Universidad, Servicio de Publicaciones; Teruel: Instituto de Estudios Turolenses, 2015.
5 vols.; 24 cms.
ISBN Obra completa: 978-84-00-09965-7
eISBN Obra completa: 978-84-00-09968-8
1. Humanismo- Influencia Clásica- España. 2. Literatura Renacentista Española- Influencia Clásica.
3. Gil, Juan- Homenajes. I. Maestre Maestre, José María, ed. II. Ramos Maldonado, Sandra Inés, ed. III.
Díaz Gito, Manuel Antonio, ed. IV. Pérez Custodio, María Violeta, ed. V. Pozuelo Calero, Bartolomé,
ed. VI. Serrano Cueto, Antonio, ed. VII. Instituto de Estudios Humanísticos, ed. VIII. Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, ed. IX. Universidad de Cádiz, Editorial UCA, ed. X. Universidad de
Extremadura, Servicio de Publicaciones, ed. XI. Universidad de León, Servicio de Publicaciones, ed. XII.
Universidad de Zaragoza, Servicio de Publicaciones, ed. XIII. Instituto de Estudios Turolenses, ed. XIV.
Título.
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Joaquín García Nistal
1
Nombre que conocemos gracias a la obra de Fray Manuel de San Jerónimo, Reforma
de los Descalzos de Nuestra Señora del Carmen de la Primitiva Observancia, Madrid, Jerónimo
de Estrada, 1710, vol. IV, p. 254. Quisiera expresar aquí mi agradecimiento a Dª Vanessa
Jimeno Guerra, quien ha supuesto una inestimable ayuda en la consecución de este estudio.
2
No existe una opinión consensuada en cuanto a la fecha de su nacimiento. Si Fray
Manuel de San Jerónimo se refiere a 1577, Victoria Moreno apunta la posibilidad de 1572
basándose en que en su año de defunción el carmelita contaba con ochenta años de edad.
Dionisio Victoria Moreno, Los Carmelitas Descalzos y la conquista Espiritual de México,
México, Porrúa, 1964, p. 89. Por su parte, Báez Macías se inclina por la primera fecha
teniendo en cuenta el relato autobiográfico de Fray Andrés, en el cual narra su naufragio en
el Canal de las Bahamas en 1595 y en el que se incluye dentro del grupo de los “muchachos”,
por lo que el investigador mexicano interpreta que no alcanzaría aún los veinte años de edad
y con lo que quedaría desestimada la propuesta de Victoria Moreno. Eduardo Báez Macías,
Obras de Fray Andrés de San Miguel, México, Universidad Autónoma, 1969, p. 79.
3
Genaro García (1867-1920) fue historiador mexicano, educador, abogado, político
y bibliófilo. Sobre este importante intelectual, vid. Carmen Ramos Escandón, “Genaro
García, historiador feminista de fin de siglo”, Signos históricos, 5 (2001), 87-107.
4
Manuel Toussaint, “Fray Andrés de San Miguel, arquitecto de la Nueva España”, Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Autónoma de México 4,13 (1945),
5-14.
5
Así queda expresado por Justino Fernández en el inicio de la primera edición de las
obras de fray Andrés. E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, p. 5. No obstante, los
permisos oportunos para la edición paleográfica fueron concedidos a Francisco de la Maza
por la conservadora de la colección latinoamericana, la doctora Nettie Lee Benson.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
Desde entonces hasta hoy han sido múltiples y de desigual fortuna los
acercamientos a la obra del carmelita, si bien cabe destacar por su número y
relevancia los centrados en su compendio sobre carpintería de lo blanco6 y los
dedicados a sus aportaciones sobre hidrología.7 Pero la particular condición de
esta obra, que compila estudios tan heterogéneos que van desde la “descripción
del templo de Salomón” hasta un “tratado breve de las plantas que mejor
6
Fue Manuel Toussaint uno de los primeros investigadores en llamar la atención sobre
la importancia que tenía el tratado de carpintería de fray Andrés, puesto que permitía
comprobar, a su juicio, “cómo fue abundante el mudejarismo en la Nueva España”.
Manuel Toussaint, Arte mudéjar en América, México, Porrúa, 1946. p. 31. A este primer
acercamiento se sucedieron otros muchos, especialmente desde la década de los años ochenta
en la que las investigaciones sobre la carpintería mudéjar alcanzaron un notable incremento,
particularmente en España gracias a la celebración de los Simposios Internacionales de
Mudejarismo en la ciudad de Teruel. Asimismo, la euforia que despertó entre la comunidad
científica el Breve compendio de la carpintería de lo blanco del alarife sevillano López de
Arenas (Diego López de Arenas, Breve compendio de la carpintería de lo blanco, y tratado de
alarifes, con la conclusión de la regla de Nicolás Tartaglia, y otras cosas tocantes a la Geometría,
y puntas del compás..., Sevilla, Luís Estupiñán, 1633), animó las revisiones y comparaciones
con respecto al tratado de carpintería del carmelita. Para no hacer una relación interminable
de estos estudios, destacamos: María Dolores Aguilar García, La carpintería mudéjar en los
tratados, Málaga, Universidad, 1984; Enrique Nuere Matauco, La carpintería de lazo. Lectura
dibujada del manuscrito de Fray Andrés de San Miguel, Málaga, Colegio de Arquitectos de
Málaga, 1990; Rafael López Guzmán, “La carpintería de lo blanco en el mudéjar andaluz y
americano”, en Formación profesional y Artes Decorativas en Andalucía y América. IV Seminario
Arquitectura Andalucía-América. Formación profesional y artes decorativas en Andalucía y
América, Sevilla, Junta de Andalucía, 1991, pp. 57-71; Rafael López Guzmán, Lázaro Gila
Medina, Ignacio Henares Cuéllar y Guillermo Tovar de Teresa, Arquitectura y Carpintería
Mudéjar en México, México, Azabache, 1992; Rafael López Guzmán, “Lo mudéjar en la
arquitectura mexicana”, en Mudéjar Iberoamericano. Una expresión cultural de dos mundos,
ed. Ignacio Henares y Rafael López Guzmán, Granada, Universidad, 1993, pp. 189-212;
Geneviève Barbé Coquelin de Lisle, “La carpintería mudéjar y su expresión teórica”, en Actas
del II Simposio Internacional de Mudejarismo, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1982,
pp. 273-277 y Enrique Nuere Matauco, “La carpintería en España y América a través de
los tratados”, en Mudéjar Iberoamericano. Una expresión cultural de dos mundos, ed. Ignacio
Henares y Rafael López Guzmán, Granada, Universidad, 1993, pp. 173-187.
7
José María de Ágreda y Sánchez “informe inédito dado en 1636 al Virrey Marqués de
Cadereita, acerca del desagüe de Huehuetoca”, Anales del Museo Nacional, 4 (1897), 167-193;
Jorge Gurría Lacroix, El desagüe del Valle de México durante la época novohispana, México,
SEP-INAH, 1978; Ernesto Lemoine Villacaña, El desagüe del Valle de México durante la época
independiente, México, Universidad Autónoma, 1978; Ernesto Lemoine Villacaña, Memoria
histórica, técnica y administrativa de las obras de desagüe del Valle de México (1449-1900),
México, 1902; Geneviève Barbé Coquelin de Lisle, “Fray Andrés de San Miguel, architecte
de la Nouvelle-Espagne et le desagüe de México”, en La ville en amérique espagnole coloniale,
Paris, La Sorbonne Nouvelle, 1984, pp. 333-345; Alain Musset, “El desagüe evangélico:
carmelitas, jesuitas y franciscanos frente a las inundaciones de México (1607-1691)”, en
Agua, cultura y sociedad en México, ed. Patricia Ávila García, México, Instituto Mexicano de
Tecnología del Agua, 2002, pp. 49-64.
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Joaquín García Nistal
8
Las materias contenidas en la obra de fray Andrés, por orden de aparición, son:
“Descripción del templo de Salomón”, “De algunos templos que hubo en el Perú y de sus
riquezas y ornato”, “Cuáles han de ser nuestros templos, a imitación de la vida de Jesús
Nuestro Señor, con algunas autoridades y ejemplos que nos dejaron los santos”, “Qué
cosa sea arquitectura”, “Matemáticas”, “De la geometría”, “Figura es, según Euclides”, “De
la fábrica de relojes horizontales con sólo regla y compás”, “De las medidas que usan los
geómetras y cosmógrafos”, “De algunas razones por qué no puede tocar la línea en el círculo
en más de un punto”, “De algunas causas y razones naturales que hay para creer que los cielos
son tan firmes como lo es la tierra y santos y hombres doctos que lo afirman”, “De algunas
razones en que los astrónomos fundan el movimiento en los cielos y no en las estrellas y
porque los cielos sean once, ni más ni menos”, “De algunas razones que declaran haberse
medido el arca de Noé con el codo común y no con el geométrico”, “De cómo con facilidad
se saca cuántos granos de semilla de col hacen un montón tan grande como toda la esfera del
mundo, tierra y agua”, “Del sitio natural y centro de las aguas y de cómo han ido creciendo
los manantiales de fuentes y ríos y por esta causa todos los mares”, “[De la perspectiva]”,
“[De la carpintería de lo blanco]”, “Trazo de una elipse. Del grueso y alto de las paredes de
los templos”, “Relación de los trabajos que la gente de una nao llamada Nuestra Señora de
la Merced padeció, y de algunas cosas que en aquella flota sucedieron”, “De la naturaleza y
sitio de las aguas”, “Fábrica de un nivel con que se nivele cuál de dos partes está más alta”,
“De cómo se hacen las planchas u hojas de plomo”, “De cómo se hacen las vidrieras para los
templos”, “Relación del sitio, trabajos y estado de la ciudad de México y su remedio, hecha
a nuestro padre general Fray Esteban de San José, para que pareciéndole a su reverencia lo
ponga en las manos de su Majestad. Año de 1631”, “Tratado breve de las plantas que mejor
se crían en esta huerta de San Ángelo. De los duraznos priscos y melocotones”. Hemos
encorchetado los títulos de a aquellos capítulos que carecen de ellos en el escrito original.
9
Luís Javier Cuesta Hernández, “La teoría de la arquitectura en la Nueva España.
La Architectura mecánica conforme a la práctica de esta ciudad de México en su contexto”,
Destiempos, 14 (2008), 442-459, p. 442.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
motivo entorpece también otra tarea, la de conocer cuáles fueron las ediciones
de las monografías y tratados que el asidonense pudo tener como referencia,
problemática que en algunos casos queda resuelta cuando el autor hace
alusiones directas a los autores consultados. En todo caso, se viene admitiendo
que fue entre 1631 y 1642, en plena madurez y en el momento que participó
en la colosal obra del desagüe mexicano, cuando redactó, al menos, la mayoría
de sus textos. Hipótesis que viene refrendada por las dos únicas menciones
cronológicas directas que realiza. Una acerca de los informes del desagüe de
la ciudad de México, escritos entre 1631 y 1636, y otra sobre fray Esteban de
San José, en la que precisa que “al presente es nuestro Padre General, siendo
Provincial de esta Provincia”.10 Dato este último en parte contradictorio si
tenemos en cuenta que el padre carmelita había sido Provincial de México
entre 1624 y 1627 y General de la Orden en 1631,11 pero que en todo caso, y
atendiendo a la última referencia, validaría las suposiciones sobre la datación
aproximada de sus manuscritos. No en vano, el penúltimo capítulo de su
volumen tiene por título “Relación del sitio, trabajos y estado de la ciudad de
México y su remedio, hecha a nuestro padre general Fray Esteban de San José,
para que pareciéndole a su reverencia lo ponga en las manos de su Majestad.
Año de 1631”.12
Parece probado entonces que fray Andrés se había iniciado en la práctica
arquitectónica con anterioridad a la realización de sus aportaciones teóricas,
pues a su primera intervención como maestro de arquitectura para la
planificación y dirección de obras de la iglesia carmelita del Santo Desierto de
Cajimalpa (México) en 1606,13 le seguirían otras muchas como la del convento
de San Sebastián de México,14 el desagüe del Valle de México en 160715 o la
10
Fray Andrés de San Miguel, Obras de Fray Andrés de San Miguel, Benson Library,
Austin University (Texas), MS. 31775792, f. 4 v.
11
E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, p. 84, nota 145.
12
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 166 r.
13
La primera piedra se colocó el 23 de enero de 1606 por el marqués de Montesclaros
y fray Andrés, que había realizado su traza, estuvo bajo su dirección hasta el 12 de julio de
1611. Para profundizar sobre la construcción de este edificio, vid., E. Báez, Obras de Fray
Andrés..., cit. en 2, pp. 21-28.
14
Aunque fue el arquitecto y alarife Alonso Pérez de Castañeda quien trazó su planta y
dirigió el inicio de las obras desde 1602, éstas serían demolidas en su mayor parte y, a partir
de 1608, se iniciaría una nueva construcción bajo la dirección de fray Andrés de San Miguel.
Sobre el proceso constructivo de este convento: Ibidem, pp. 29-32.
15
En cuanto a la intervención del carmelita en las obras del desagüe durante el año
de 1607, ésta quedó prácticamente reducida a algunas mediciones sobre el nivel de “las
lumbreras, y fue por mi mano, y fue dando de todas ellas fue un escribano, en presencia de
todos los maestros y religiosos”, F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f.
166 v.
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Joaquín García Nistal
del colegio del Carmen de San Ángel (México) en 1615,16 con el que concibió
un verdadero paradigma para los conventos de la Orden.
El contexto cronológico en que se desarrolla su obra arquitectónica
aumenta el valor de esta última, pues se viene considerando que los primeros
años del siglo XVII fueron determinantes para la culminación de toda una serie
de experimentaciones constructivas que acabarían por establecer un “modo
o estilo clásico de arquitectura carmelitana”.17 Parte de este modelo vendría
determinado por la legislación de la Orden, que marcaría tempranamente
la sencillez y moderación como principal pilar sobre el que se asentarían sus
construcciones. Esta máxima, ya contenida en las Constituciones de Santa
Teresa (Salamanca, 1581),18 sería refrendada en la revisión publicada en Uclés
en 1623.19 En ellas se establecía que “resplandezca la pobreza señaladamente
en los edificios, los quales sean humildes, y llanos, así en las paredes, como
en las maderas”.20 Fray Andrés, en su capítulo titulado “cuáles han de ser
nuestros templos, a imitación de la vida de Jesús Nuestro Señor, con algunas
autoridades y ejemplos que nos dejaron los santos”, hará referencia a estas
mismas disposiciones y otras semejantes, como las contempladas en la
16
La primera piedra de esta obra, cuya dirección corrió a cargo de fray Andrés, fue
colocada el 29 de junio de 1615 bajo el virreinato de Diego Fernández de Córdova. Sobre
este templo, vid. E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, pp. 32-39.
17
José Miguel Muñoz Jiménez, Arquitectura carmelitana (1562-1800). Arquitectura de
los Carmelitas descalzos en España, México y Portugal durante los siglos XVI a XVIII, Ávila,
Diputación Provincial, 1990, p. 26. No son pocos, en cambio, los que opinan que no puede
hablarse de un “estilo carmelitano” dentro de la arquitectura española. Si algunos aseguran
que debe entenderse dentro de las propuestas comunes de las órdenes reformadas, como Juan
José Martín González, “El convento de Santa Teresa de Ávila y la Arquitectura Carmelitana”,
Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 42 (1976), 305-324, otros, en cambio,
son partidarios de incluirlo dentro de la “Escuela clasicista” heredera de Juan de Herrera. Tal
es el caso de Agustín Bustamante García, “Los artífices del Real Convento de la Encarnación
de Madrid”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 41 (1975), 369-388.
Otros investigadores han apuntado la existencia de un “arte carmelitano” por su repetición
invariable, aunque ello no permita adscribir un estilo artístico a una determinada orden.
Pedro Luís Echevarria Goñi y Ricardo Fernández Gracia, “Aportación de los Carmelitas
Descalzos a la Historia del Arte Navarro. Tracistas y Arquitectos de la Orden”, en Santa Teresa
en Navarra. IV Centenario de su muerte, ed. José María Jáuregui, Pamplona, Villafranca de
Navarra, 1982, pp. 182-230.
18
Así lo expresa Santa Teresa en su capítulo sobre “De las enfermas”: “La casa jamás se
labre, si no fuere la iglesia, ni haya cosa curiosa, sino tosca la madera; y esa la casa pequeña y
las piezas bajas: cosa que cumpla a la necesidad, y no superflua”, Teresa de Jesús, Constituciones
que la madre Teresa de Jesús dio a las Carmelitas Descalzas, Barcelona, Linkgua, 2009, p. 19.
19
Regla primitiva y Constituciones de los Religiosos Descalzos de la Orden de Nuestra Señora
del Carmen del Monte Carmelo de la Congregación de España..., Uclés, Domingo de la Iglesia,
1623.
20
Ibidem, f. 80 v.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
“Crónica del seráfico padre San Francisco, escrita por el padre Pantoja”, que
“son claros testimonios del espíritu santo que moraba en las almas de los
santos que instituyeron las sagradas religiones”.21 Tomando como referencia
el capítulo 52 de la segunda parte de esta última obra, defenderá de nuevo:
que los edificios de nuestros conventos sean humildes y pobres, sin que haya
curiosidad en pinturas, molduras, ventanas o columnas, sino que hasta en el
tamaño de las ventanas se tenga atención a la humildad y pobreza.22
No conforme con estas citas, el arquitecto carmelita justificará la “pobreza
en el edificio de las iglesias y ornamento de los altares”23 con la que constituye
la primera alusión directa a los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio.
En un intento bastante forzado, y con una alusión errónea al “sexavo libro,
capítulo 8” del tratadista romano, fray Andrés recoge la prohibición por la
que las casas de la ciudad de Roma no podían rebasar “más grueso de pared
que de pie y medio”,24 como ejemplo de moderación constructiva aun en el
período de máxima prosperidad del Imperio.25
21
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 4 v.
22
Ibidem, f. 4 r.
23
Idem.
24
Hemos revisado algunas de las ediciones de los Diez Libros de Arquitectura que fray
Andrés pudo consultar y en ninguna de ellas consta esta referencia dentro del capítulo octavo
del libro sexto. En la única edición impresa al castellano que existió durante la vida del
carmelita el capítulo al que hace referencia trata “De los propios y particulares lugares y
comunes y géneros de edificios que convienen a cualquier cualidad de personas”. Marco
Vitruvio Pollion, De architectura, dividido en diez libros. Traduzido de latín en castellano por
M. de Urrea, Alcalá de Henares, Juan Gracián, 1582, ff. 85 r. - 86 r. Sí hemos advertido,
en cambio, en el capítulo octavo del libro segundo de esta misma edición, titulado “De los
géneros de edificios y de sus cualidades, maneras y lugares”, la siguiente afirmación: “Las
Leyes Públicas no permiten hacer las paredes más gruesas que se hacen en lugar común, de
pie y medio”, Ibidem, f. 30 v.
25
Lejos de esta finalidad apuntada por el carmelita, Vitruvio arguye en las siguientes
líneas: “porque no se hagan los repartimientos o aposentos angostos se hacen de la misma
groseza, mas las paredes de ladrillo, si no son de diplintij [sic], que es de dos anchos de
ladrillo, o triplintij [sic], que es de tres anchos, que es pie y medio como dos anchos es de un
pie, no pueden sostener más de una contignación, que es un enmaderamiento o un suelo.
Mas en tanta majestad como es en la ciudad de Roma, y por la infinita frecuencia de los
ciudadanos, fue necesario hacer innumerables habitaciones, pues como la área llana o sitio
de la ciudad no fuese capaz de tantos asientos de casa para vivir en la ciudad de Roma, fue
necesario ayudarse de la altura en la población; y así con varios enmaderamientos en alto
multiplicaron excelentemente señaladas habitaciones sin impedimento. De manera que con
pilares de ladrillo o de piedra y con paredes de mampostería bien edificadas y los suelos altos
entablados con maderamientos continuos y espesos aumentaron aposentos y cenadores muy
provechosos. Pues hemos dado la razón por qué dentro de la ciudad por la estrechura no
se sufren paredes de ladrillo cuando se oviesen de haber fuera de la ciudad, para que duren
muchos sin recibir daño se han de hacer de esta manera”, Ibidem, f. 30 v.
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26
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 6 r.
27
M. Vitruvio, De architectura..., cit. en 24, f. 4 r.
28
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 4 v.
29
Idem.
30
Idem.
31
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 6 r.
32
Idem.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
las partes entre sí, como medidas referidas a un módulo y como analogía a las
proporciones del cuerpo humano.33
No sólo hay un seguimiento de las proporciones vitruvianas aplicadas
a este caso, sino también en el empleo del orden toscano, que no sólo será
sistemático en la arquitectura del asidonense, sino en la de toda la de la Orden
de los Carmelitas Descalzos,34 pues, de otra parte, nada más convenía a las
disposiciones de humildad que ésta buscaba para sus edificios que un estilo de
la sobriedad y severidad del toscano.
Si bien la acuñación del vitruvianismo en la práctica arquitectónica
de fray Andrés es un hecho, es un privilegio poder observar también su
impronta en su obra teórica, que no en vano constituye “el único tratado
de arquitectura escrito en la colonia” del que se tiene constancia,35 y en el
que, siguiendo al anterior, queda manifestado que matemáticas, astrología,
hidráulica, geometría y perspectiva son ciencias indispensables para la buena
formación de todo artífice. Con este propósito inicia, en el folio 5 r. su
destacado capítulo titulado “Qué cosa sea Arquitectura”, en cuyo margen se
puede leer “Vitruvio, Libro 1, Capítulo 1” y al que sigue:
Arquitectura es una ciencia adornada de muchas disciplinas y varia erudición, la cual
juzga y aprueba a todas las demás artes.36
Para fray Andrés, la formación global del arquitecto era indispensable,
“conviene, pues, que [...] sea diestro y entendido en la traza y dibujo, y que
entienda la geometría y no ignore la perspectiva y sepa la aritmética”,37 con lo
que realiza una declaración de intenciones y anuncia sus próximos capítulos.
Para ello se respalda de nuevo en Vitruvio, de quien insiste consideraba
33
Hanno Walter Kruft, Historia de la teoría de la arquitectura, Madrid, Alianza, 1990,
p. 31.
34
A este respecto, Marías Franco ha esclarecido que el uso del orden toscano en la
arquitectura carmelitana estaba dictado en consonancia con la idea del modo vitruviano-
serliano, como se aprecia en las disposiciones formuladas por fray Lorenzo de San Nicolás.
J. M. Muñoz, Arquitectura carmelitana..., cit. en 17, p. 21. Cfr. Fernando Marías Franco,
“Orden y modo en la arquitectura española”, en Erik Forssman, Dórico, Jónico, Corintio en
la Arquitectura del Renacimiento, Madrid, Xarait, 1983, pp. 7-46.
35
E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, p. 57. El capítulo uno del libro primero
de la primera edición de Vitruvio traducida al castellano por Miguel Urrea comienza: “La
arquitectura es una ciencia adornada de muchas disciplinas, y varia erudición, la cual juzga,
y aprueba todas las obras de las otras artes”, M. Vitruvio, De architectura..., cit. en 24, f. 5 v.
36
M. Vitruvio, De architectura..., cit. en 24, f. 5 r.
37
Copia literalmente a Vitruvio, quien recoge: “Conviene pues que el arquitecto sea
letrado en el dibujo y traza, y que sea entendido en la geometría, y que no ignore la perspectiva
y que sea instructo y enseñado en la arithmética”, Ibidem, f. 5 v.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
UNNE, 1972. Pedro José González García, “Algunas fuentes bibliográficas para el arte
hispanoamericano en el siglo XVI, en Andalucía y América en el siglo XVI”, en Actas de
las II Jornadas de Andalucía y América, ed. Bibiano Torres Ramírez y José J. Hernández
Palomo, 2 vols., Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos - C.S.I.C., 1983, vol. 2,
pp. 465-492, analiza la importancia que tuvieron los libros en el comercio de Sevilla con
América por ser el medio de expansión de la cultura en el mundo que se estaba formando
a imagen y semejanza de sus conquistadores. El trabajo de extracción de las listas de libros
embarcados para puertos indianos de la sección de Contratación del Archivo General de
Indias que nos presenta, refleja la numerosa demanda de “Los Diez Libros de Arquitectura
de Marcos [sic] Vitrubio Polión en su traducción al castellano de Miguel Urrea”, realizada
en 1582. Ibidem, p. 468. Constan también en el apéndice de documentos que incluye varios
textos de Vitruvio, en pergamino o no, en latín o romance, llevados a México a finales del
XVI. Ibidem, pp. 481 y 484. Sobre la exportación de libros europeos desde Sevilla destaca
también el trabajo de Helga Kropfinger-von Kügelgen, “Exportación de libros europeos de
Sevilla a la Nueva España en el año de 1586”, en El proyecto México de la Fundación Alemana
para la Investigación Científica. Investigaciones regionales interdisciplinarias mexicano-alemanas
realizadas en la cuenca de Puebla-Tlaxcala, ed. Franz Steiner Verlag, Wiesbaden, 1973, 1-105,
p. 61. Cfr. L. J. Cuesta, “La teoría...”, cit. en 9, p. 444.
42
E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, p. 57; J. M. Muñoz, Arquitectura carmelitana...,
cit. en 17, p. 31.
43
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 5 r.
44
No faltan textos antiguos que explican el concepto de la mecánica o las mecánicas.
En los “Mêchanika” del corpus aristotélico se plantea la diferencia entre lo que actúa
naturalmente de lo que lo hace “contra natura”, distinción de la que deriva el arte (technê)
que en beneficio de la humanidad actúa contra natura y requiere por tanto de una mêchane
(máquina, ingenio, artificio). De aquí surge el paradigma del problema mecánico: “cosas
que teniendo una potencia pequeña mueven pesos importantes”, un aspecto que tratará con
posterioridad fray Andrés en su obra manuscrita. Recoge por tanto parte de la concepción
clásica de la mecánica, que aparecía subordinada a la geometría, matemáticas y a la física.
Bernard Vitrac, “Herón de Alejandría: matemáticas y mecánica”, en Actas VIII y X del
Seminario Ciencia y cultura en la Edad Media, Canarias, Fundación Canaria Orotava de
Historia de la Ciencia, 2007, 11-26, p. 14.
45
F. A. de San Miguel, Obras de Fray Andrés..., cit. en 10, f. 5 v.
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46
También debió ser éste un tratado bien conocido por el carmelita, de hecho, son
abundantes las referencias en las que se detalla el embarque de libros de arquitectura de
Leon Baptista Alberti con destino a México, como la recogida en el registro de Diego Guerra
realizado en 1586 en la que consta: “un libro llamado los diez libros de Arquitectura de León
Bautista”, P. J. González, “Algunas fuentes bibliográficas...”, cit. en 41, p. 482.
47
E. Báez, Obras de Fray Andrés..., cit. en 2, p. 57.
48
J. M. Muñoz, Arquitectura carmelitana..., cit. en 17, p. 32.
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Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
Ilustración 1. “Para señalar en perspectiva la basa toscana”. Fray Andrés de San Miguel,
Obras de Fray Andrés de San Miguel, Benson Library. Universidad de Austin (Texas),
Ms., f. 59 v.
2551
Joaquín García Nistal
Ilustración 2. “De los principios del lazo de ocho y de cómo se traza una rueda de su
lazo”. Fray Andrés de San Miguel, Obras de Fray Andrés de San Miguel, Benson Library,
Universidad de Austin (Texas), Ms., f. 72 r.
2552
Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica...
Ilustración 3. Ingenio hidráulico. Fray Andrés de San Miguel, Obras de Fray Andrés de
San Miguel, Benson Library, Universidad de Austin (Texas), Ms., f. 154 v.
2553
Joaquín García Nistal
Ilustración 4. Plano para convento trazado por Fray Andrés de San Miguel, Obras de
Fray Andrés de San Miguel, Benson Library, Universidad de Austin (Texas).
2554
ÍNDICE GENERAL
LIMINAR
2898
Índice general
FUENTES EPIGRÁFICAS
2899
Índice general
HISTORIOGRAFÍA CRISTIANA
2900
Índice general
TRADUCTORES
2901
Índice general
2902
Índice general
2903
Índice general
EPISTOLOGRAFÍA
POESÍA Y TEATRO
GRAMÁTICA Y LENGUA
2904
Índice general
Pere Bescós Prat, “Sia cosa més per poetas que de istoriògrafos tractada:
poética y traducción en Francesc Alegre” ..................................... 1607
Francisco Javier Escobar Borrego, “Tradición retórica e
Historiografía clásica en la España defendida, de Francisco de
Quevedo (con un enfoque comparativo respecto a la Vida de
Marco Bruto)” ............................................................................. 1615
Aurora Martínez Ezquerro, “El Diálogo de la lengua o el concepto
de retórica en el Humanismo renacentista” .................................. 1637
2905
Índice general
BIOGRAFÍA E HISTORIOGRAFÍA
POLÍTICA Y PENSAMIENTO
2906
Índice general
FILOSOFÍA Y CIENCIA
EMBLEMÁTICA
2907
Índice general
2908
Índice general
2909
Índice general
2910
Índice general
2911