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CONCURSANTE: JONATHAN SÁNCHEZ NAVA

MATRÍCULA: 2173054694
TÍTULO: SOBRE EL CAPITALISMO FINANCIERO Y RETOS PARA LOS PAÍSES
PERIFÉRICOS.
Lo que sigue es una descripción general del capitalismo monopolista financiero, de sus
crisis propias y de las problemáticas que impone a los países periféricos.

El nuevo paradigma económico de orden financiero surge en respuesta a la crisis de los


acuerdos de Bretton Wood (Frenkel, 2003) y del Estado de bienestar (Ortiz y Sosa, s.f)
acaecidos junto con la crisis petrolera internacional de 1973. Sin embargo, estas finanzas
favorables para los acreedores degradaron la calidad de la deuda y permitieron la
transferencia de riesgo (Aglietta, 2000), sujetos a las especulaciones sobre las tasas reales
de interés y la rentabilidad de los capitales financieros (García y Gonzáles, 2001, pp. 79).

En este sentido las economías sufrieron un proceso de liberalización financiera. Pero la


liberalización financiera, bajo específicas circunstancias, aumenta la rentabilidad de los
inversionistas institucionales, la cual resultó ser más rentable que la actividad productiva
durante 1995-1998 (Aglietta, 2000). Dicha rentabilidad condujo a un endeudamiento
sistemático para elevar el valor de los fondos de pensión y los fondos comunes de
inversión, se trata de una subcapitalización de la riqueza financiera.

Pero los inversores institucionales –principales actores del paradigma financiero- develan
un problema en su colocación: la necesidad de liquidez de los ahorradores y la inmovilidad
de los capitales para crear valor. Esto constituye un problema debido a la especulación
sobre los activos y el riesgo de pérdida. En otras palabras, la inestabilidad del sistema
financiero se origina por las potenciales necesidades de liquidez emanadas de las formas de
apalancamiento directo (Aglietta, 2000).

Con todo y con eso, el capital financiero consigue subyugar al capital productivo. Se trata
de una gobernanza corporativa de los representantes de los inversores institucionales
sometiendo la gestión de las empresas a una lógica de corto plazo (Guillén, 2015, pp. 44).
En los primeros treinta años de la fase de bursatilización de los servicios financieros (Ortiz
y Sosa, s.f), fue el complejo Wall Street-Departamento del Tesoro estadounidense el
principal impulsor de los grandes objetivos de las mega corporaciones, el cual equiparó los
intereses de Wall Street al bienestar mundial (García y González, 2001, pp. 71-73). Sin
embargo, con el paso del tiempo se ha conformado una concentración financiera multipolar
(Rapoport, 2013, pp. 25). Dando lugar a la competencia interimperialista y al cambio de
correlación de fuerzas entre los centros financieros (Ortiz y Sosa, s.f). Donde los actores
principales son los representantes de los inversores institucionales, es decir, el gremio del
capital monopolista financiero (Guillén, 2015).

Las grandes crisis del capitalismo son entendidas como crisis del modo de regulación. Un
modo de regulación se constituye por los mecanismos que hacen frente a las
contradicciones del capitalismo y, esencialmente, a la caída de la tasa media de ganancia
(De Bernis, 1988; citado por Guillén, 2010). Generalmente, cuando un modo de regulación
entra en crisis, el incremento desproporcionado de la composición orgánica de capital
(COC) provoca la contracción de la tasa media de ganancia. Tal es el caso de la crisis
sistémica del capitalismo de la década de 1970. En consecuencia, los grandes capitales han
ejercido su poder sobre los precios y han recargado la crisis en los trabajadores o en otros
capitalistas.

Sin embargo, en el modo de regulación financiera se dio pie a la especulación sobre los
mercados financieros y planteó las bases para un tipo muy especial de crisis: deuda-
deflación. En las fases expansivas del capitalismo contemporáneo se han configurado las
condiciones para el sobre endeudamiento. En la primera fase se lleva a cabo un crecimiento
inestable financiado con deuda acompañado de inflación crónica y desempleo. En la
segunda se presenta una contracción del crédito y aparece la deflación y el proteccionismo,
acompañados del repliegue de los sistemas económicos nacionales (Guillén, 2010; p. 288).
De este modo, existe una apreciación de la deuda en relación con los activos que la
amparan, es decir, el valor del principal supera al de las garantías. La crisis de deuda-
deflación se auto refuerza y convierte la recesión en depresión. Así la deflación corroe el
sistema financiero, reduce la acumulación y provoca bajas en la producción, el empleo y el
ingreso (Guillén, 2010)

La integración de los países periféricos de América Latina en el proceso de globalización


financiera ha resultado interrumpida por los choques de deuda en la década de 1980 (crisis
asociada a la segunda fase del ciclo entendido bajo la teoría de la deuda-deflación (Guillén,
2010)) y se ha reinsertado de forma crecientemente acelerada con reformas drásticas a fin
de promover la recepción de flujos de capital (Frenkel, 2003, pp. 42). Pero a pesar de su
alta integración y crecimiento permanecieron volátiles e ineficientes (Ortiz y Sosa, s.f)

La fragilidad del sistema financiero fue, entonces, la causante de las crisis y contagios de
crisis en los países emergentes durante la década de los 90’s. Factores coludidos con la
debilidad de sus monedas y el tamaño pequeño relativo de sus economías, lo que hace a los
países periféricos más sensibles a los flujos de capital (Guillén, 2015). Sin dejar de
mencionar la subestimación de los riesgos propios de libre movilidad de capitales (Frenkel,
2003).

La crisis de México en 1994 delató ese exceso de confianza en la globalización financiera,


y desencadenó una serie de crisis en los países emergentes: efectos tequila, vodka, dragón,
etcétera. Crisis caracterizadas por las fugas masivas de capitales y el desplome cambiario
(Frenkel, 2003)

Los países periféricos, y en general todos los países, emprendieron una ofensiva grave
contra el trabajo para hacer frente a la desvalorización del capital y la caída de la tasa media
de ganancia. Se trata de una desvalorización de la fuerza de trabajo (contención salarial,
inflación, sobre explotación). Al tiempo que acudían a la financiarización de sus economías
llevada a cabo por la desregulación y apertura financieras (Guillén, 2015). Desde entonces
se ha incrementado la participación del capital extranjero en las economías periféricas al
tiempo que éstas elevan sus deudas externas al nivel de deuda Ponzi (Frenkel, 2003;
Guillén 2010).

Las fluctuaciones de las balanzas de pagos de los países periféricos obedecen a las
dinámicas cíclicas de los flujos de capital. Los que a su vez están en función del
financiamiento externo de los déficits estructurales de las economías periféricas (Frenkel,
2003) y del retorno de utilidades e inversión extranjera directa ubicada en sectores
estratégicos que vuelven dependientes a las economías periféricas de los países
imperialistas (Dos Santos, 1986).

En general, la financiarización de las economías periféricas profundizó las condiciones de


pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso. Esto es porque los mercados globales
transfieren los costos a las economías periféricas (Ortiz y Sosa, s.f), al tiempo que les
extraen excedente por medio del intercambio desigual (Marini, 1973) y por el retorno de
utilidades de las empresas multinacionales (Dos Santos, 1986).

En esencia los retos de las economías periféricas dentro de la economía mundial son
propiciados por su posición en las cadenas globales de valor. Pues en la división
internacional del trabajo, las economías periféricas sirven un reservorio susceptible de la
extracción de excedente (Niell, 2017). Al tiempo de que las empresas ubicadas en sus
territorios están supeditas a las lógicas del corto plazo impuestas por los juicios hechos a
base de la rentabilidad financiera (Guillén, 2015)

Conclusiones

Se plantea la necesidad de crear instituciones reguladoras y sólidas de los mercados


financieros (Ortiz y Sosa, s.f), pues la globalización financiera significó desproveer de gran
parte de las instituciones que a lo largo del tiempo fueron incorporadas para mejorar el
financiamiento y estabilidad (Frenkel, 2003).

Igualmente se recomienda considerar la posición de los países emergentes en las cadenas


globales de valor y hacer una evaluación de proyectos que permitan romper con su
dependencia hacia los países imperialistas.

Es importante atender toda esta serie de problemáticas que acrecientan la desigualdad y la


pobreza. En esencia, porque es probable que las desigualdades crezcan en el futuro (Ortiz y
Sosa, s.f)

Referencias
Aglietta, M. (2000). La globalización financiera. Revista Finanzas, inversión y crecimiento.
No 59, agosto.
Dos Santos, Theotonio (1986), Imperialismo y dependencia, México, Ediciones Era
Frenkel, R. (2003) Globalización y crisis financiera en América Latina. Revista de la
CEPAL, No. 80. Recuperado de [https://repositorio.cepal.org/handle/11362/10894]
García, B. M., & González-Tablas, A. M. M. (2001). Reflexión crítica sobre la
globalización financiera. Ekonomiaz: Revista vasca de economía, (48), 58-91.
Guillén, A (2010). Mito y realidad de la globalización neoliberal. México, Miguel Ángel Porrúa
editores-UAMI. Cap. 2. “Los sistemas productivos en la hora de la globalización”.

Guillén, Arturo (2015). La crisis global en su laberinto. Madrid, Biblioteca Nueva, UAMI.
Cap. VII. “Financiarización, tasa de ganancia y ganacia financiera”
Ortiz, E. y Sosa, M (s.f). Contexto de las Finanzas Contemporáneas: Globalización y
Desglobalización.
Marini, R. M. (1973). Dialéctica de la dependencia. México, Ediciones Era
Niell, M. C. (2017). Cadenas globales de valor: la ilusión desarrollista o el desarrollo del
subdesarrollo en México. Cuadernos de Economía Crítica, 3(6), 71-100.

Rapoport, M. (2013). La globalización económica (Doctoral dissertation, Facultad de


Ciencias Económicas. Universidad de Buenos Aires).

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