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Somos parte de un todo dentro del sistema organizacional

El pensamiento sistémico contempla el todo y las partes. Todas sus partes están conectadas
directa o indirectamente.
Reglas de pensamientos aplicadas a la práctica de las relaciones humanas y el liderazgo.
1.- Pensar Integralmente:
Todos formamos parte de un todo, de alguna u otra manera somos parte de algo; cada vez
que me muevo voy siendo parte de ese espacio en el cual estoy interactuando.
2.-Pensar contextualmente:
Cada sistema forma parte de otro sistema más grande. Cada uno responde contextualmente
a sus “reglas”.
3.- Pensar Relacionalmente:
Los sistemas dependen de redes de relaciones, cada interacción que se realiza es a través de
personas con las cuales nos relacionamos, interactuando.
4.-Pensar circularmente:
Los sistemas dependen de la retroalimentación “feedforward” como método de control de
sistemas, en el cual los resultados obtenidos de una tarea o actividad son reintroducidos
nuevamente en el sistema con el objeto de realizar las modificaciones necesarias, bien sean
para controlar el sistema, bien para optimizar su comportamiento.
5.- Pensar Procesualmente:
Todas y cada una de las estructuras son pensadas y luego creadas en procesos-etapas. Cada
sistema tiene diferentes maneras y procesos de hacer las cosas.
6.- Pensar Intencionalmente:
Los sistemas neutrales No existen. Hay siempre un Propósito y Valores.
7.- Pensar Diferencialmente:
Niveles distintos equivalen a complejidades distintas.

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LA QUINTA DISCIPLINA DE PETER SENGE
Las 11 leyes para pensar como sistema

1. Los problemas de hoy derivan de las “soluciones” de ayer


A menudo nos desconcierta la causa de nuestros problemas, cuando simplemente debemos
examinar cómo solucionamos los problemas anteriores. Las soluciones que simplemente
desplazan los problemas a otra parte de un sistema a menudo pasan inadvertidas.

2. Cuanto más se presiona, más presiona el sistema


A este proceso se le conoce como "realimentación compensadora".
Claros ejemplos son: Dejamos de fumar y engordamos; y esto nos hace perder autoestima y
fumamos para aliviar el estrés de estar gordos.

3. La conducta mejora antes de empeorar


La realimentación compensadora habitualmente implica una “demora”, un paréntesis entre
el beneficio de corto plazo y el perjuicio de largo plazo. Las decisiones que se toman en base
a factores como “la buena imagen”, “satisfacer al jefe” parecen resultar bien… en el corto
plazo.

4. El camino fácil lleva al mismo lugar


Tendemos a aplicar soluciones conocidas a situaciones no conocidas. Como dijo alguien: "si
sólo tienes un martillo, entonces todo problema tiende a convertirse en un clavo" (Morgan,
1989). Necesitamos toda una caja de herramientas. Todos nos sentimos cómodos aplicando
soluciones típicas a los problemas, ateniéndonos a lo conocido.
La insistencia en soluciones conocidas mientras los problemas fundamentales persisten o se
empeoran es un buen indicador de pensamiento asistemático, lo que a menudo llamamos el
síndrome de “aquí se necesita un martillo más grande”.

5. La cura puede ser peor que la enfermedad


Las soluciones no sistémicas suelen padecer del síndrome de la dependencia, de modo que
se convierten en hábitos adictivos, impidiendo progresivamente la capacidad de la
organización para solucionar sus propios problemas. Por ej. trasladamos las familias
extendidas, y desplazamos en los asilos la carga del cuidado de los ancianos. En los negocios,
delegamos la carga en consultores que crean una dependencia, en vez de desarrollar
competencias gerenciales.

6. Lo más rápido es lo más lento


Todos los sistemas tienen una velocidad óptima de crecimiento que no es la máxima.
Cuando el crecimiento se vuelve excesivo –como en el cáncer- el sistema lo compensa
aminorando la marcha. Esto no significa dejar de tomar decisiones para que no empeoren
las cosas. Las implicaciones de la perspectiva sistémica no llevan a la inacción sino a un
nuevo tipo de acción arraigada en un nuevo modo de pensar: “es peligroso saber poco”. El
pensamiento sistémico es más desafiante y más auspicioso que nuestra manera habitual de
abordar los problemas.

7. La causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio

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Es un error común considerar que si los vendedores no logran sus objetivos, por ejemplo, es
porque necesitamos nuevos incentivos para los vendedores. Ejemplo de esta ley es: cuando
un padre educa a su hijo, no lo hace para que pueda ser responsable en ese mismo
momento; lo será, pero no tal como lo hará en el futuro, porque un padre no forma hijos
responsables para que sólo sean responsables cuando viven con ellos, sino para ofrecer un
servicio a la sociedad y para que pueda crecer asimismo como personas.

8. Los cambios pequeños pueden producir resultados grandes, pero las zonas de mayor
apalancamiento a menudo son las menos obvias
Los actos pequeños y bien enfocados a veces producen mejoras significativas y duraderas, si
se realizan en el sitio apropiado. Los pensadores sistémicos lo denominan “principio de la
palanca”, implica ver estructuras subyacentes más allá de los hechos, procesos más que
fotos.

9. Se pueden alcanzar dos metas aparentemente contradictorias


Se puede alcanzar dos metas, como bajo costo y alta calidad, si se está dispuesto a esperar
una, mientras se concentra en la otra, por ejemplo, mejorando los procesos para evitar la
repetición de tareas, la inspección de calidad final, fidelizando clientes a través de la
reducción de quejas, etc. Sólo podremos aplicar la palanca si vemos que ambas partes del
“dilema” (por ej. empleados felices vs costos laborales competitivos) pueden mejorar a
través del tiempo.

10. Dividir un elefante por la mitad no genera dos elefantes


Tres ciegos encontraron un elefante; "es una cosa grande y áspera, como una alfombra" dijo
el primero cogiendo una oreja.
Cogiendo la trompa dijo el segundo: "Yo tengo la verdad, es un tubo recto y hueco".
Y el tercero, cogiendo una pata delantera, señaló: "Es poderoso y firme como una columna".
• Los sistemas vivientes poseen integridad. Su carácter depende de la totalidad. Lo
mismo vale para las organizaciones; la comprensión de la mayoría de los problemas
administrativos requiere ver la totalidad del sistema que genera dichos problemas.
• Pero hay otros problemas donde las fuerzas sistémicas críticas surgen dentro de una
zona funcional dada; y otros donde es preciso examinar la dinámica de una industria
entera. El principio clave del "límite del sistema” es que las interacciones a examinar
son las más relevantes para el problema en cuestión, al margen de los límites
organizacionales locales.

11. No hay culpa


Solemos culpar a las circunstancias externas de nuestros problemas: “Alguien” nos perjudicó
(los competidores, la prensa, los profesores, etc.)
El pensamiento sistémico nos muestra que no hay nada externo; nosotros y la causa de
nuestros problemas formamos parte de un solo sistema. La cura radica en la relación con
nuestro “enemigo”.

EL ARTE DE VER LOS ÁRBOLES SIN DEJAR DE VER EL BOSQUE:

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Pensamiento sistémico no implica ignorar la complejidad sino organizarla, organizar la
complejidad en una exposición coherente que ilumine las causas del problema y el modo de
remediarlo de forma duradera.

● El pensamiento sistémico es también una sensibilidad hacia las interconexiones


sutiles que confieren a los sistemas vivientes su carácter singular.

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