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Unidad 4.

RECURSOS E IMPACTOS ASOCIADOS A LA HIDROSFERA

01. LA HIDROSFERA
La hidrosfera es una capa discontinua de agua que recubre la mayor parte de la superficie de la Tierra. Incluye el
conjunto del agua en estado líquido (en forma de océanos, mares, aguas subterráneas, lagos y corrientes
superficiales), sólido (como casquetes polares, glaciares e icebergs) y gaseoso (por ejemplo, vapor de agua
atmosférico).
La hidrosfera es un subsistema fluido del sistema Tierra estrechamente relacionado con la atmósfera, la
geosfera y la biosfera. Se comporta como un sistema abierto, pues intercambia materia y energía con los otros
subsistemas, y dinámico, ya que está en continuo movimiento y experimenta cambios de estado. Estas
propiedades permiten que regule el clima, participe en el modelado del relieve y posibilite la vida en el planeta.

Distribución y reservas de agua en la Tierra


El agua de la
hidrosfera no está
distribuida de
forma uniforme
sobre la superficie
terrestre. Se
calcula que su
volumen total es
de 1358 millones
de km3 y se
pueden considerar
varios sistemas
acuáticos:

02. ESTRUCTURA Y PROPIEDADES DEL AGUA


El agua es una sustancia cuyas propiedades físicas y químicas
se deben, sobre todo, a su carácter dipolar. Su molécula está
constituida por dos átomos de hidrógeno unidos a un átomo
de oxígeno por enlaces covalentes, formando un ángulo de
104,5º. El átomo de oxígeno es más electronegativo que el de
hidrógeno y atrae con más fuerza a los electrones de cada
enlace. Esto determina que, aunque tenga una carga total
neutra, la distribución de los electrones sea asimétrica.

El carácter dipolar de la molécula de agua hace que se


establezcan interacciones entre las propias moléculas de agua
mediante enlaces de hidrógeno, con lo que se forma una
estructura ordenada de tipo reticular.
El agua posee unas propiedades fisicoquímicas que la hacen idónea para la vida.

03. CARACTERÍSTICAS DEL AGUA DE LA HIDROSFERA


Salinidad:
La salinidad es la cantidad de sales disueltas en el agua.
En general, la salinidad de las aguas oceánicas es mayor que la de las aguas continentales, pues sus sales se
acumulan en las cuencas marinas por evaporación. Estas sales proceden de la escorrentía de los continentes y
del interior terrestre a través del vulcanismo de las emisiones de las dorsales.
Aguas oceánicas: Su salinidad media es de 35 g de sales disueltas por litro de agua. La sal más abundante es el
cloruro de sodio (NaCl) y los iones más abundantes son Cl-, Na+, SO42-, Mg2+, Ca2+, K+ y HCO3-. La concentración de
sales puede disminuir con los aportes de agua dulce procedente de las lluvias o de la escorrentía, y puede
aumentar por la evaporación, la formación de hielo y el vulcanismo.
Aguas continentales: El contenido medio en sales es menor de 0,5 g de sales disueltas por litro de agua. La sal
más abundante es el bicarbonato de calcio (Ca(HCO3)2). Los iones que más abundan son CO32-, HCO3-, SO42-, Cl-,
Ca2+, Mg2+, K+ y Na+. (Las aguas duras contienen mucho Ca2+ y Mg2+). Sus sales proceden de la atmósfera a través
de las precipitaciones y, sobre todo, del lavado del terreno por el que discurren.
La mayor parte de las aguas continentales son dulces. Es excepcional la elevada salinidad del Mar Muerto, un
lago salado con 225 g de sales disueltas por litro.

Acidez:
El agua oceánica es ligeramente alcalina, con un valor de pH comprendido entre 7,5 y 8. Varía según la salinidad,
la presión, la profundidad, la actividad vital de los organismos marinos y la temperatura, de tal manera que, si
esta aumenta, el pH disminuye.
El pH de las aguas continentales es ligeramente ácido, con unos valores cercanos a 6,5, pues las lluvias arrastran
el dióxido de carbono atmosférico, precipitando en forma de ácido carbónico.

Temperatura:
La temperatura del agua de la hidrosfera presenta variaciones, tanto en superficie como en profundidad.
Temperatura superficial: En superficie es variable, porque depende de la temperatura de la atmósfera que se
halla en contacto con ella. Por esta razón, se relaciona directamente con la latitud geográfica y la zona climática.
Las aguas más cálidas se localizan en la zona intertropical, con temperaturas superficiales comprendidas entre
15ºC y 25ºC, mientras que las aguas más frías corresponden a las regiones ártica y antártica, cuyas temperaturas
superficiales están comprendidas entre 0ºC y 15ºC.
Temperatura en profundidad: En las áreas ártica y antártica, de latitudes altas, apenas existe variación térmica
con la profundidad, ya que el agua forma una columna homogénea de agua fría.
En zonas de latitud media o baja, los océanos experimentan un descenso térmico con la profundidad, en la que
se distinguen tres capas verticales: epilimnion, termoclina o mesolimnion e hipolimnion:

Densidad:
La densidad está relacionada con la temperatura y la salinidad.
Disminuye a medida que aumenta la temperatura; por eso, el agua caliente es más ligera que el agua fría.
Aumenta con el contenido en sales disueltas y de sustancias en suspensión; por esos las aguas marinas son más
densas que las aguas dulces.

Iluminación y transparencia:
La iluminación y la transparencia dependen de la intensidad y del ángulo con el que incidan los rayos solares en
el agua; también influye en ellas la cantidad de sustancias en disolución y suspensión.
Atendiendo a la cantidad de luz que llega al agua, se habla de una zona fótica y una zona afótica. La zona fótica
es la capa superior, próxima a la superficie, en la que penetra la luz, aunque se oscurece con la profundidad. La
presencia de luz permite la existencia de organismos fotosintetizadores que producen oxígeno y sirven de
alimento a los consumidores. La zona afótica es la capa más profunda. Recibe muy poca luz (menos del 1% de la
luz que llega a la superficie), hasta que desaparece completamente. En ella hay organismos heterótrofos y
quimiosintéticos; no existe la fotosíntesis.

Gases disueltos:
Los gases disueltos en las aguas proceden mayoritariamente de los gases de la atmósfera y de la actividad de los
organismos fotosintetizadores. El gas que más abunda es el dióxido de carbono, pues es el más soluble y
reacciona con el agua, originando ácido carbónico. Le siguen en abundancia el oxígeno y el nitrógeno. Como el
O2 es menos soluble que el CO2, la relación entre ellos es menor en el agua (O2/ CO2 = 21) que en el aire (O2/ CO2
=635).
La concentración de oxígeno limita la vida en este medio:
- El contenido máximo de oxígeno se da en la zona superficial, por los aportes de la atmósfera y por la actividad
fotosintética.
- En la termoclina, la cantidad de oxígeno es mínima, porque lo consumen los organismos y no se regenera,
debido a la ausencia de luz.
- En la capa profunda, la cantidad de oxígeno es pequeña y constante.
La solubilidad de los gases depende principalmente de la temperatura y de la presión atmosférica.
Temperatura: La solubilidad de los gases disminuye a medida que aumenta la temperatura. En las aguas frías, el
oxígeno y otros gases se disuelven mejor que en aguas cálidas. Esto se debe a que, cuanto más alta es la
temperatura del agua, mayor es la agitación de las moléculas y más fácil resulta que el gas se escape del líquido.
Presión atmosférica: La solubilidad de los gases aumenta al elevarse la presión atmosférica.

04. EL CICLO DEL AGUA


El ciclo del agua, o ciclo hidrológico, está constituido por los movimientos y cambios de estado del agua que se
generan en un circuito prácticamente cerrado.

Este ciclo conecta la hidrosfera con la atmósfera, la geosfera y la biosfera.

En el ciclo hidrológico se pueden diferenciar un ciclo interno y otro externo:

- Ciclo interno: Se produce por el calor y las diferencias de densidad en el interior terrestre. El agua de origen
magmático, denominada agua juvenil, se forma por reacciones químicas en el interior de la Tierra, sale por los
volcanes, dorsales y fracturas profundas, y se mezcla con las aguas de origen externo Este ciclo se cierra cuando
el agua de los océanos y de las rocas se introduce por las zonas de subducción.

- Ciclo externo: Una parte se desarrolla en la atmósfera y otra, en la superficie del planeta, a poca profundidad.
Funciona gracias al aporte de la energía solar, que eleva el agua superficial continental y oceánica por
evaporación y evapotranspiración, y a la fuerza de la gravedad, que hace que el agua condensada precipite
sobre la superficie y, posteriormente, circule a zonas topográficamente más bajas (escorrentía) y se infiltre.

05. DINÁMICA DE LAS AGUAS OCEÁNICAS


El agua de los mares y océanos se encuentra en continuo movimiento, a causa de diversos procesos: el viento,
las diferencias térmicas y de salinidad, la atracción del Sol y la Luna, la morfología de los fondos oceánicos, los
volcanes y los movimientos sísmicos. Las aguas oceánicas, por tanto, tienen un gran dinamismo que se
manifiesta en forma de olas, corrientes y mareas.
5.1 LAS OLAS
Las olas son movimientos ondulatorios del agua superficial
de océanos, mares y grandes lagos, que se propagan hasta
llegar a la costa. Al chocar contra la costa, las olas
erosionan y modelan el litoral, socavando la base de los
acantilados. También llevan a cabo acciones de transporte
y sedimentación.
Según la fuerza que las generan, se distinguen tres tipos de olas: de viento (originadas y mantenidas por el
viento); tsunamis (causados por terremotos submarinos o maremotos, y erupciones volcánicas en los fondos
marinos); y de marea (que surgen por las fuerzas de atracción que ejercen la Luna y el Sol sobre la Tierra).

5.2 CORRIENTES OCEÁNICAS


Las corrientes oceánicas son traslaciones o desplazamientos de masas de agua, predominantemente
horizontales y persistentes en un sentido, que se mueven por el interior de mares y océanos. Pueden ser de dos
tipos: superficiales y profundas.

Corrientes superficiales:
Las corrientes superficiales se dan por encima de la termoclina. Se deben a los vientos dominantes superficiales
que soplan sobre los océanos y transfieren su energía al agua por rozamiento.
Estas corrientes también se ven afectadas por la presencia de las masas continentales, por la rotación terrestre y
por la fuerza de Coriolis.
Las corrientes superficiales transportan grandes cantidades de calor de las zonas ecuatoriales a las polares.
Junto con las corrientes atmosféricas, son responsables de que las diferencias térmicas en la Tierra no sean tan
marcadas como las que se darían en un planeta sin atmósfera ni hidrosfera.

La fuerza de Coriolis determina la formación de flujos giratorios que se mueven en el sentido de las agujas del
reloj, en el hemisferio norte; y en sentido contrario, en el hemisferio sur.

Corrientes profundas:
Las corrientes profundas son desplazamientos de masas de agua por debajo de la termoclina. También reciben
el nombre de termohalinas, porque se deben a cambios de temperatura y salinidad que provocan diferencias de
densidad en las masas de agua oceánica.
Este circuito de corrientes compensa el desequilibrio salino y térmico entre el océano Atlántico y el océano
Pacífico, que es más cálido y salado. Asimismo, regula la cantidad de dióxido de carbono atmosférico, ya que el
agua fría y densa, cuando se hunde, arrastra una parte importante de este gas en disolución, contribuyendo, así,
a la disminución del efecto invernadero.
La cinta transportadora oceánica es la circulación termohalina global, que recorre la mayoría de los océanos del
planeta. Hace una parte del recorrido como corriente profunda de mayor densidad y otra parte, como corriente
superficial, de menor densidad.

Las zonas de afloramiento: Son lugares en los que emergen las aguas profundas. Se localizan en las áreas
orientales de los océanos tropicales, es decir, en las costas occidentales de los continentes. Esto se debe a que
las corrientes ecuatoriales de los alisios transportan el agua de este a oeste, mar adentro, y desplazan el agua de
la costa, donde la reemplazan las aguas profundas.
Las aguas que afloran son frías y están cargadas de nutrientes. Este hecho, junto con la energía solar, favorece el
crecimiento del fitoplancton y el desarrollo de una gran cantidad de organismos, como peces y aves. En las
zonas de afloramiento se encuentran las áreas de pesca o caladeros más importantes del mundo: Perú,
California, sur de Irlanda (Gran Sol), Angola y Sahara occidental.
5.3 MAREAS
Las mareas son movimientos periódicos de ascenso
y descenso del nivel del agua del mar y de los
océanos. Están causadas por las fuerzas de
atracción gravitatoria que ejercen la Luna y, en
menor medida, el Sol sobre la Tierra.

06. DINÁMICA DE LAS AGUAS CONTINENTALES


El conjunto de las aguas continentales tiene su origen en el agua que aportan las precipitaciones en forma de
lluvia o nieve. Estas, cuando caen sobre los continentes, pueden fluir superficialmente en forma de escorrentía
superficial o infiltrarse en el subsuelo como escorrentía subterránea.

6.1 GLACIARES
Los glaciares son grandes masas de hielo que no se funden y que se originan a partir de la nieve que cae y se
acumula año tras año.
Los glaciares se forman en zonas cuya altitud supera el nivel de nieves perpetuas, por encima del cual la
temperatura media es igual o inferior a 0ºC. Esta circunstancia depende de la latitud; de este modo, en las zonas
ecuatoriales se da a partir de 5000 m de altitud, mientras que en las regiones polares ocurre a nivel del mar.
La criosfera es el conjunto de todas las masas de hielo del planeta. En las regiones polares, los glaciares cubren
grandes extensiones y se llaman casquetes glaciares o inlandsis. En el resto del planeta solo hay glaciares de
montaña, que ocupan una extensión total treinta veces menor que los inlandsis.

6.2 RÍOS
Los ríos son corrientes de agua superficial, con caudal permanente y cauce fijo, que se originan a partir de las
aguas de escorrentía superficial (aguas salvajes, torrentes y arroyos), de la surgencia de aguas subterráneas o
por la fusión de nieves y glaciares.
Desde su nacimiento, las aguas fluviales siguen la pendiente natural del terreno hasta la desembocadura, que
suele ser en el mar; no obstante, algunos ríos vierten en lagos o en cuencas endorreicas cerradas al mar.
Una cuenca hidrográfica es la superficie de territorio que incluye el río principal y todos sus afluentes, desde el
nacimiento –donde convergen aguas salvajes, torrentes, arroyos, etc.- hasta la desembocadura. También forma
parte de la cuenca el agua infiltrada que origina las aguas subterráneas.
El perfil de un río es un concepto que permite analizar su comportamiento. Se puede diferenciar entre el perfil
longitudinal, el transversal y el de equilibrio.
6.3 LAGOS
Los lagos son acumulaciones provisionales de masas de agua dulce, salobre o salada, con extensión y
profundidad variables, que ocupan depresiones de la superficie continental. El agua de los lagos procede de las
lluvias, del deshielo, de arroyos, de ríos o de aguas subterráneas.
En los lagos, el agua se evapora, se infiltra y también existe la posibilidad de que escape por un desagüe
superficial o subterráneo.

6.4 HUMEDALES
Los humedales son áreas de terreno saturadas de agua, con suelos encharcados o cubiertos por una capa de
agua poco profunda. Generalmente, los humedales no se secan, ya que suelen estar conectados con aguas
subterráneas.

6.5 AGUAS SUBTERRÁNEAS


Las aguas subterráneas proceden mayoritariamente de la infiltración en el subsuelo de las aguas superficiales, si
bien una pequeña proporción tiene un origen interno. Son masas de agua que vuelven al exterior mediante
evapotranspiración, a través de áreas de descarga en forma de manantiales, originando ríos y lagos, o vierten
directamente al mar.
Para que el agua se infiltre en el suelo, este debe ser permeable y presentar grietas, fisuras o poros,
constituyendo áreas de recarga. El agua infiltrada desciende hasta llegar a una zona impermeable que la
detiene.

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