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La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Está compuesta por tres capas diferentes:
Epidermis: es la capa externa, que constituye la verdadera cubierta de
protección contra influencias ambientales como las toxinas, las bacterias y la
pérdida de fluidos.
Dermis: diez veces más gruesa que la epidermis, es el tejido de sostén de
la piel y responsable de su elasticidad y fortaleza.
Hipodermis: es la capa más interna, y protege el tejido muscular absorbiendo
los impactos gracias a las aglomeraciones en forma de ‘almohadilla’ de unas
células de grasa llamadas adipocitos. Éstas también aíslan el cuerpo del frío y
del calor, y almacenan importantes nutrientes.
El tipo de piel de cada persona está determinado, sobre todo, por el tipo de fluido que las
glándulas sudoríparas y sebáceas que la componen segregan para mantenerla húmeda.
Si esta secreción es más bien acuosa, estaremos hablando de una piel seca o
normal.
Si es oleosa, se tratará de una piel grasa.
Cuando hay un equilibrio en estos fluidos, se habla de piel mixta.
¿Qué cuidados debe tener la piel?
Cada uno de estos tipos de piel requiere de unos cuidados específicos. También la edad,
el sexo, los factores ambientales y la fisiología de cada persona resultan factores
determinantes para decantarse por un tipo de productos o tratamientos cosméticos.
Además, ante problemáticas como el acné, la hipersensibilidad, el envejecimiento o
patologías como la atopia, estos cuidados deben ampliarse. Anualmente, se realizan en
las farmacias españolas diez millones de consultas sobre los cuidados de la piel. Acudir a
ellas nos será de gran ayuda para un correcto cuidado de la piel.