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Este resumen describe el comienzo de una reunión de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Finanzas del Congreso de la Nación Argentina para debatir un proyecto de ley que autorizaría al Poder Ejecutivo a firmar un nuevo acuerdo con el FMI. El presidente de la reunión explica el proyecto y las enmiendas realizadas. A continuación, el presidente del bloque del Frente de Todos da un discurso reconstruyendo el proceso de debate e intercambio de opiniones con diferentes actores sobre el acuerdo
Este resumen describe el comienzo de una reunión de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Finanzas del Congreso de la Nación Argentina para debatir un proyecto de ley que autorizaría al Poder Ejecutivo a firmar un nuevo acuerdo con el FMI. El presidente de la reunión explica el proyecto y las enmiendas realizadas. A continuación, el presidente del bloque del Frente de Todos da un discurso reconstruyendo el proceso de debate e intercambio de opiniones con diferentes actores sobre el acuerdo
Este resumen describe el comienzo de una reunión de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Finanzas del Congreso de la Nación Argentina para debatir un proyecto de ley que autorizaría al Poder Ejecutivo a firmar un nuevo acuerdo con el FMI. El presidente de la reunión explica el proyecto y las enmiendas realizadas. A continuación, el presidente del bloque del Frente de Todos da un discurso reconstruyendo el proceso de debate e intercambio de opiniones con diferentes actores sobre el acuerdo
de marzo de 2022, a la hora 14 y 12, se da comienzo a la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda conjunta con la Comisión de Finanzas:
Sr. Presidente (Heller). - Damos comienzo al plenario de
las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, luego de las dos reuniones informativas celebradas anteayer y ayer. Comenzaré con algunas cuestiones formales o reglamentarias. De acuerdo con lo solicitado, tenemos a la vista el proyecto presentado por el señor diputado Maximiliano Ferrero y otros, cuyo artículo 1° señala: “Autorícese al Poder Ejecutivo, en los términos de la Ley N° 27.612, a suscribir programas de financiamiento y/u operaciones de crédito público con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a fin de establecer un nuevo plan de cumplimiento de las obligaciones establecidas con dicho organismo en el Acuerdo Stand-By suscripto el 17 de octubre de 2018, sin perjuicio del control posterior por parte de este Honorable Congreso de la Nación.” Luego, el artículo 2° señala: “Comuníquese al Poder Ejecutivo.” Como se había pedido, el proyecto está a la vista. La otra cuestión es la inclusión de dos fe de erratas a raíz de modificaciones o errores por diferencias que había en los textos. Uno fue señalado por el diputado López Murphy en la reunión a la que asistieron el ministro de Economía, el jefe de Gabinete y el resto de los funcionarios del Ejecutivo. Consecuentemente, se están reemplazando los anexos IF-2022 -y un montón de números más- e IF-2002 -y otro montón de números-, por los siguientes: 002-PE-2022 y 003-PE-2022. Esta es la fe de erratas que creo fue distribuida a todos los diputados y las diputadas por e-mail. Se trata de pequeñísimas correcciones en los textos producto de algunas diferencias den la traducción, que se han realizado atento a la importancia del tema y la exactitud en algunas cuestiones para evitar cualquier evento posterior negativo. Tiene la palabra el señor presidente del bloque Frente de Todos, diputado Germán Martínez, quien me pidió intervenir en el debate.
Sr. Martínez (G.P). - Buenas tardes a todas y a todos.
Señor presidente: en primer lugar, pedí el uso de la palabra para reconstruir el camino que venimos transitando desde el viernes 4 de marzo, cuando ingresó formalmente a la Cámara de Diputados este proyecto de ley que pretende aprobar en los términos del artículo 2° de la ley 27.612 el programa de facilidades extendidas suscripto por nuestro país y el Fondo Monetario Internacional. El objetivo es lograr la refinanciación de la deuda que mantenemos y producto del Acuerdo Stand-By suscripto en 2018, que fuera impulsado por la gestión anterior. El viernes 4 de marzo pusimos en marcha en las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, a las cuales fue girado este expediente, un proceso de trabajo, reflexión y debate que tiene tres momentos claramente definidos, y justamente hoy estamos ingresando al tercero de ellos. En primer lugar, habiendo acordado con los distintos bloques, decidimos que el lunes pasado estuvieran presentes el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el ministro de Economía, Martín Guzmán; el presidente del Banco Central; la titular de la AFIP, y diversos funcionarios del equipo económico para celebrar una reunión que denominamos informativa. La idea era tener sobre la mesa no solamente la totalidad de la información ya remitida por el Poder Ejecutivo el pasado viernes, sino que también en el ida y vuelta, en las preguntas y en el debate, contar con más información y más argumentos que den cuenta de la importancia del paso que estamos dando. Ello lo hicimos en casi siete horas de trabajo con treinta y una intervenciones de diputados y diputadas integrantes de este cuerpo; la mayoría de ellos de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas. Sin embargo, también lo hicieron diputados y diputadas que no necesariamente integran esas comisiones. De esas treinta y un voces que se manifestaron, veintiocho correspondieron a diputados y diputadas que podríamos decir que integran la oposición en este cuerpo; solamente tres fueron de nuestro bloque: el oficialista. Me parece que hicimos una gran tarea que no está exenta de las distintas miradas, recorridos, trayectorias políticas, principios y valores que cada uno de nosotros representa desde su espacio político de cara a la sociedad. Esto pudimos hacerlo en un marco de respeto importante sabiendo y siendo conscientes de la institucionalidad que requieren este tipo de debates. Ayer dimos otro paso relevante –el segundo- en el cual pudimos contar con una cantidad de voces que nos ayudaron a analizar, ya no a informar. Es decir, se trató de un momento más analítico en el cual esas voces justamente nos permitieron conocer distintas miradas desde la sociedad civil, el movimiento obrero organizado, las entidades económicas y productivas y los gobernadores de provincias. Como dije ayer sobre el final de la jornada, creo que nos dieron insumos muy importantes para tener en cuenta a la hora de este debate. Quiero destacar la diversidad de las miradas que se expresaron ayer por parte de los asistentes. Tuvimos miradas críticas hacia este proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo, las cuales escuchamos, analizamos y tenemos en cuenta. También tuvimos diferentes miradas desde el mundo empresario. Por ejemplo, en distintos momentos de la reunión compartieron la cabecera del estrado junto a usted, señor presidente, integrantes del denominado G6, quienes nos brindaron su opinión. A su vez, fue muy interesante la oportunidad que tuvimos de escuchar sobre el final de la jornada a todo el entramado pyme y a sus distintas representaciones, así como también al sector cooperativo y de la economía social. Los gobernadores de provincias también pudieron realizar sus aportes. Pudimos escuchar voces de compañeros y compañeras quienes desde su identidad como integrantes del Frente de Todos están impulsando la aprobación de este acuerdo. Asimismo, el hecho de que esas voces fueron acompañadas por importantes representantes -obviamente gobernadores de provincias- de otros signos políticos, le ha dado al debate tal diversidad, consistencia y densidad que nos predispone a dar este paso. Hoy nos encontramos aquí reunidos con la intención de tener el momento claramente deliberativo en el trámite de este proyecto. Lunes y martes analizamos la iniciativa; hoy nos encontramos en esta instancia deliberativa entre nosotros y nosotras en la que seguramente tendremos la oportunidad de plantear muchas de las cuestiones que quizás el lunes no pudimos, ya que no tuvimos el margen suficiente para poder emitir opiniones o argumentos. En efecto, en aquella ocasión las preguntas estuvieron más enfocadas hacia quienes vinieron a informar sobre el contenido del proyecto. Hoy también tendremos la oportunidad de debatir entre nosotros, algo que considero que es sumamente valioso. Con el tratamiento parlamentario de este mensaje del Poder Ejecutivo estamos sentando un antecedente y un precedente que considero sumamente importante para la vida institucional de la Argentina. Un precedente que tiene, a su vez, un antecedente que quiero revindicar. Me refiero a un momento en el que las sesiones eran remotas, es decir, sin un ámbito como éste, y tratamos el proyecto que terminó siendo la ley 27.612, de fortalecimiento de la sostenibilidad de la deuda pública. En dicha oportunidad decidimos incorporar -digo decidimos en colectivo porque fue una propuesta de todo el Frente de Todos- en el artículo 2º una disposición que establece que justamente todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizado con el FMI y así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones requiere de una ley específica de este Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente -resalto esto último. Hicimos esto en un marco de fuerte consenso. Tengo en mi poder la votación nominal de ese 11 de febrero del año 2021; 233 diputados y diputadas se expresaron afirmativamente registrándose, además, dos votos negativos y dos abstenciones. Al leer la versión taquigráfica de ese debate tan interesante queda en claro la importancia que tuvo en esa sesión algo que nosotros consideramos que es muy positivo: recuperar para el Congreso argentino facultades que en algún momento se ejercieron en el marco de la ley 24.156, de administración financiera. Nosotros especificamos que esas cuestiones necesitaban un tratamiento particular, especial y específico. Hoy estamos acá en función de todo este camino recorrido. Hemos escuchado a los funcionarios y las funcionarias de nuestro gobierno -el gobierno del presidente Alberto Fernández. Hemos podido discutir, debatir e intercambiar con ellos a partir de la mirada de las organizaciones sociales, de la CGT, de diversos sectores del movimiento obrero organizado, de entidades de la producción, del sector cooperativo y de los gobernadores de las provincias. Como bloque oficialista hoy tenemos la intención de que al finalizar esta tercera jornada se emita el dictamen correspondiente para poder tener la Orden del Día y tratarla en el recinto. Venimos con la vocación de dar un debate con la misma altura en que lo dimos el lunes y el martes. Venimos con la intención de no privarnos de dar ninguna opinión, pero sabiendo también la responsabilidad que nos exige en este momento la República Argentina. Como siempre aclaramos, podemos decir lo que queramos en el ámbito de la Cámara de Diputados; podemos dar nuestras opiniones, pero siempre en el marco del respeto y de la tolerancia que este momento requiere. Esto lo hemos hablado con los integrantes de nuestro bloque. Así viene el Frente de Todos a expresarse en este recinto. Realmente invitamos a todos los sectores políticos con representación parlamentaria a que nos acompañen en imprimirle a esta reunión, justamente, esta impronta de trabajo. Venimos a deliberar, debatir e intercambiar miradas. No venimos a insultar ni a descalificar ni a hablar mal de otros diputados y diputadas. Así venimos hoy a esta reunión de comisión. Tenemos la certeza de que hemos dado todos los pasos previos para generar las condiciones a fin de poder dar este debate con este tono y con estos antecedentes. También debemos tener en claro que estamos ante un problema que tenemos todos los argentinos y las argentinas. Cada uno pondrá su mirada o el acento en qué lugar se para respecto a este problema y qué opinión tiene respecto a la propuesta de solución planteada por el presidente de la Nación. Asimismo, creo que como país también tenemos la obligación y la responsabilidad de salir de esto y de seguir caminando hacia un futuro distinto. Para concluir, cuando el presidente estuvo aquí el 1º de marzo nos planteó que este es un paso más, ni el primero ni el último. Nosotros venimos a este plenario de comisiones justamente a plantear eso. Venimos de un largo camino como país, y con el Frente de Todos venimos de un largo camino gobernando la República Argentina. Ojalá que este paso nos pueda preparar, encaminar y guiar hacia pasos venideros, que nos permitan alcanzar los objetivos que nos merecemos como país. Con este espíritu y vocación es que nuestro bloque participa de esta reunión de comisiones. Pedimos al presidente Heller que nos ayude a garantizar el diálogo en este debate a través del respeto y la tolerancia, a fin de culminar el encuentro con un dictamen de comisión que nos permita llegar al recinto. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Gracias, diputado Martínez. Creo
que tanto usted como los demás diputados y diputadas que integran estas comisiones saben que permanentemente trato de lograr ese tipo de diálogo. Sin embargo, no alcanza con mi voluntad. Para poder lograrlo, se requiere también del acompañamiento del conjunto de los diputados y diputadas. Ante todo, los integrantes de las comisiones aquí reunidas han recibido un material enviado por la directora de AFIP, la licenciada Marcó del Pont. Se trata del Plan Estratégico 2021-2025 de la Administración Federal de Ingresos Públicos al que la titular se refirió el día lunes, y que se comprometió hacérnoslo llegar. En todo caso, también haremos llegar una copia del documento a los presidentes de los distintos bloques, de manera tal que se lo puedan alcanzar al resto de los diputados y diputadas que integran la Cámara. A continuación, quiero comentarles que he analizado una cantidad cuestiones que creo que nos pueden ayudar en el desarrollo de este debate. En primer lugar, quiero referirme a una cuestión que se plantea de forma recurrente entre nosotros. Me refiero a cómo se formó la deuda, quién endeudó al país y qué pasó. Entonces, con la limitación del tiempo de ayer a hoy, armé un breve resumen de la historia de la deuda externa argentina, ya que me parece un buen pilar para comenzar a debatir. Mi resumen comienza en la época de la dictadura militar. Cuando la dictadura militar interrumpió el proceso constitucional, la deuda externa que tenía la Argentina no alcanzaba los 5.000 millones de dólares. O sea, podríamos decir que era irrelevante. Luego, cuando se fue la dictadura militar, la deuda había crecido muchísimo y se acercaba a los 40.000 millones de dólares, de los cuales 23.000 millones provinieron de la estatización de la deuda externa privada. Digo cosas que por ahí el tiempo nos hace olvidar pero, efectivamente, por una decisión política de la dictadura, el Banco Central se hizo cargo de deudas en dólares que las empresas privadas tenían con el exterior, y esas empresas quedaron con una deuda en pesos a una tasa de interés baja regulada, lo que significó incluso una importante licuación de esa deuda. Traje la lista de los beneficiarios de esos 23.000 millones de dólares. A continuación, leeré por montos solo los más importantes: Cogasco Sociedad Anónima, 1.348 millones; Autopistas Urbanas Sociedad Anónima, 951 millones, Celulosa Argentina Sociedad Anónima, 836 millones; Acindar, 649 millones; Banco Río, 520 millones; Alto Paraná Sociedad Anónima, 425 millones; Banco de Italia, 388 millones; Banco de Galicia, 293 millones; Bridas Sociedad Anónima, 238 millones; Alpargatas Sociedad Anónima, 228 millones; Citibank, 213 millones; Compañía Naviera Pérez Companc, 211 millones; Dálmine Siderca, 186 millones; Banco Francés, 184 millones; Papel de Tucumán, 176 millones; Juan Minetti Sociedad Anónima, 173 millones; Banco Mercantil, 167 millones; Aluar, 163 millones; Banco Ganadero, 157 millones y Celulosa Puerto Piray, 156 millones. Cabe destacar que estas son solo las primeras veinte de las setenta empresas beneficiarias de aquella estatización, cuya lista completa tengo aquí. Por supuesto, aquella deuda luego fue asumida por el conjunto de la sociedad, ya que se convirtió en deuda pública. En octubre de 1983, el Fondo Monetario Internacional suspendió el crédito Stand-By que le había otorgado a la Argentina. Aquello ocurría cuando asumía el gobierno del expresidente Raúl Alfonsín, quien tuvo que hacerse cargo de una herencia pesada por aquella deuda contraída por la dictadura militar. En ese sentido, el gobierno del doctor Alfonsín obtuvo algunas refinanciaciones, hasta que en 1988 no pudo pagar los intereses y entró en mora. Como ustedes recordarán, incluso tuvo que adelantar el traspaso del poder al nuevo presidente en julio de 1989, en el marco del incipiente proceso hiperinflacionario que vivía la Argentina. Así, aquel gobierno fue sucedido por el gobierno del doctor Menem, quien llevó adelante el Plan Brady por el cual la deuda que tenía el Estado con los bancos pasó a ser deuda en títulos públicos que se atomizaron en el mercado. Aquello generó un proceso de altísima volatilidad. Asimismo, por aquella época apareció algo que después se convirtió en moneda corriente, pero que hasta ese momento no existía: el riesgo país. Así fue como la cotización de aquellos títulos pasó a ser un tema trascendente, ya que dichos títulos marcaban la diferencia de la tasa de interés entre lo que paga un bono del Tesoro de los Estados Unidos a diez años y lo que pagan los distintos bonos de los distintos países a partir de esa comparación. Por aquel entonces, toda la deuda argentina comenzó a emitirse en títulos públicos. Lo aclaro porque antes del Plan Brady la deuda era con grandes bancos internacionales. Resulta que hay cosas que hoy se han naturalizado tanto que pareciera que siempre fueron así, por eso me pareció interesante hacer un racconto para ver con claridad que no siempre fueron así. Por supuesto que podríamos decir que esos bonos fueron la incubadora de lo que luego finalizó con el proceso denominado como fondos buitre. Como todos sabemos, no se trata de tenedores originales de bonos de los países, sino que son compradores de bonos en situaciones de default a precios de default, para luego pleitear contra los Estados. Entonces, en aquella época y durante el gobierno de Menem, hubo un proceso de gran endeudamiento y la deuda externa ascendió a 85.000 millones de dólares. Luego vino el gobierno de la Alianza, que también recurrió a diversos procedimientos de ajuste con el Estado nacional y con las provincias. Me refiero al blindaje y el megacanje. También aparecieron por ese entonces las cuasimonedas, todas las monedas provinciales, etcétera. Por consiguiente, la deuda externa se incrementó y llegó a casi 90.000 millones de dólares. El gobierno de la Alianza, encabezado por de la Rúa, tuvo que implantar el corralito producto de la corrida que vivió el sistema financiero. Esto también fue producto de una anormalidad, que era la de la dolarización de la totalidad del sistema financiero, dolarización imposible de soportar cuando el país no contaba con esos dólares. Por eso, el otro día, el presidente del Banco Central bien decía que hoy el sistema financiero tiene cerca de un 90 por ciento -88 u 87 por ciento de su total- en moneda local. Por lo tanto, esos riesgos hoy no existen y eso hace a la fortaleza del sistema financiero. Al “corralito” le siguió el “corralón”, vino la devaluación y la pesificación asimétrica, vino una enorme caída del PBI y entonces, en aquel momento, el indicador de deuda sobre PBI pasó, en el segundo trimestre de 2002, al 139 por ciento. Luego, Néstor Kirchner asume el gobierno, que inicia una política de desendeudamiento que incluye un canje agresivo en 2005, quitas del 66,3 por ciento sobre el valor nominal, aceptado por el 76,15 por ciento de los montos elegibles, y también el pago anticipado con el Fondo Monetario Internacional, anunciado en diciembre de 2005, en torno a los 10.000 millones de dólares, que se cancelaron. El gobierno posterior, de Cristina Fernández de Kirchner, reabrió el canje en 2010, llevando la aceptación del 76,15 por ciento que se había logrado en el primer canje al 92,4 del monto impago de 2001. Es decir, concretando esa quita del 66 por ciento sobre el valor nominal, encaró un proceso de regularización de la deuda con el Club de París y quedó pendiente el conflicto con el 7 por ciento de los llamados “fondos buitre”, tema que fue resuelto en 2016, en el inicio del gobierno de Mauricio Macri. Los indicadores de la deuda externa se habían revertido. A fines de 2015 representaba alrededor del 15 por ciento del PBI y hablo de la deuda externa, ni siquiera digo “en dólares”. Menciono esto como una aclaración, porque también existe una deuda interna en dólares. Por ello, me estoy refiriendo a la deuda externa, obviamente, en moneda extranjera. En el inicio de la gestión del gobierno de Néstor Kirchner ese indicador, que había bajado al 15, era del 70 del PBI. En el gobierno posterior, el que presidió Mauricio Macri, se inició un nuevo proceso de endeudamiento para que los números quedaran de la siguiente manera: al cuarto trimestre de 2015 -como dije antes- la deuda estaba en el 15 por ciento del PBI y pasó al 42,8 por ciento a fines de 2019, en dólares. Estos datos son oficiales y no tienen consideraciones políticas, pero también me reservé algo de lo que siempre se ha hablado -aunque en general, no se lee en detalle- en relación con las famosas declaraciones de Dujovne, cuando todavía no era ministro sino un periodista o columnista de un programa de televisión. Voy a leer textualmente lo que dijo Dujovne: “Dentro de todo este conjunto de problemas que dejó la administración anterior...”, se refería al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, “...también nos dejó una bendición, que es que el gobierno anterior era tan estrafalario, tan poco comprensible, tan poco homologable para el resto del mundo, que nadie le prestaba plata. “Entonces, la Argentina hoy tiene niveles de endeudamiento bajísimos, tanto a nivel del gobierno como a nivel de las empresas, como a nivel de las familias. El gobierno argentino hoy tiene una deuda neta -si le restamos lo que debe a sí mismo después de que nacionalizó los fondos de pensión- del 20 por ciento del PBI, si le sacamos de eso los organismos internacionales quedan 16 puntos, y de esos 16, 8 puntos están denominados en moneda extranjera. “Es una deuda realmente muy baja. Las empresas tienen un endeudamiento inferior a un tercio de su patrimonio. Son niveles de apalancamiento bajísimos en cualquier medida regional o internacional, y las familias dedican nada más que 5 por ciento de sus ingresos disponibles al pago de deuda. Tienen un nivel de endeudamiento equivalente al 5 por ciento de su ingreso anual disponible. Es decir, es un nivel de deuda bajísimo, de los más bajos del mundo. No conozco ningún país que tenga un nivel de deuda más bajo, tal vez algún país del África Subsahariana o Corea del Norte.” Esto dijo en ese comentario el, por entonces, columnista de televisión y luego ministro de economía, Nicolás Dujovne. Utilicé estos minutos de introducción para tratar de aportar elementos que son absolutamente concretos, que ni siquiera han utilizado ningún juicio de valor, sino que he tomado datos que todos ustedes pueden corroborar con facilidad. Ahora estamos aquí para discutir -con el objetivo nuestro de que se apruebe- este acuerdo de refinanciación con el Fondo Monetario Internacional, con todas las implicancias que tiene eso, y con el mayor cuidado, respetando el planteo y la propuesta que realizó el presidente del bloque del Frente de Todos. No podemos entrar en el análisis sin mirar un poquito de dónde venimos. Entonces, también aquí –y para evitar cualquier subjetividad- voy a tomar lo que dijo la auditoría del Fondo Monetario Internacional respecto del programa adoptado por el gobierno argentino en 2018. Leo textualmente: “El programa no alcanzó los objetivos, a pesar de las significativas correcciones de las políticas económicas. Los crecientes pagos netos de deuda privada, sumados a la fuga de los capitales de residentes, sometieron al tipo de cambio a una presión considerable. A pesar de intervenciones cambiarias que superaron las disposiciones del programa, el tipo de cambio continuó depreciándose, empujando al alza la inflación y el valor de la deuda pública en pesos, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los segmentos más vulnerables. “En resumen, el programa no cumplió los objetivos de restablecer la confianza en la viabilidad fiscal y externa, y de promover, al mismo tiempo, el crecimiento económico”. Reitero que no son palabras mías ni es una interpretación política, sino que es lo que señala el informe de la auditoría del Fondo Monetario Internacional. Es decir que no se trata de buenos o malos. El Fondo, cuando firma este acuerdo que estamos tratando necesita también –y lo hace- reconocer de dónde venimos, porque eso también es un punto de partida, reconocer los errores propios en la concesión del préstamo más grande que ha otorgado a un país, reconocer el impacto que ha tenido la pandemia a nivel global y en nuestro país, y la necesidad de un programa que no ahogue a la Argentina. Otra vez, en el comunicado donde anuncia el acuerdo, el Fondo señala lo que voy a citar textualmente: “Los profundos desafíos socioeconómicos de la Argentina se han visto exacerbados por la pandemia global. El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo sobre un programa económico pragmático y realista, con políticas creíbles para fortalecer la estabilidad macroeconómica y empezar a mejorar las condiciones necesarias para comenzar a atender los profundos desafíos para un crecimiento sostenible en Argentina.” Reitero: “...un programa económico pragmático y realista, con políticas creíbles para fortalecer la estabilidad macroeconómica...” No lo dice el gobierno argentino ni el ministro de Economía sino el comunicado del Fondo Monetario Internacional. Tengo todos los datos de endeudamiento comparados con otros países, pero creo que lo podemos obviar. Una vez más insistimos en que esto no es ni debe llamarse un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional sino una refinanciación de un acuerdo preexistente con ese organismo que viene de la gestión anterior. Por eso, estamos ante la paradoja que algunos han utilizado y criticado en sus intervenciones y en distintos espacios, que es que un gobierno que dice que jamás hubiese recurrido al Fondo Monetario Internacional, que está en contra de sus principios, pero que recibió una bomba de tiempo, tuvo que sentarse para negociar con el organismo a fin de tratar de lograr las mejores condiciones posibles. Obviamente, a quienes representamos el espacio oficialista, lo decimos con todas las letras y la fuerza, nos molesta profundamente el proceso de supervisión y revisión que este tipo de acuerdos trae aparejado, pero eso forma parte de los reglamentos y los estatutos. Por eso, digo que no estamos, ni hubiéramos estado, ni queremos estar -si tuviésemos la posibilidad de hacerlo no lo haríamos- de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Tal como lo dijo el presidente días pasados, sentimos desprecio por lo que representan esas políticas y toda esa historia, pero tenemos la responsabilidad de gobernar, y estamos ante la situación de que existe esa deuda, ese compromiso, y debemos tratar de encontrar la manera de resolverlo. Por eso, hemos dicho desde el principio que no tenemos nada para festejar y que no nos ponemos contentos. Pero no podemos dejar de valorar que se está logrando refinanciar una deuda que, en los términos en que estaba contraída, era impagable por la concentración de vencimientos en los años 2022 y 2023. Los ejes principales del programa que, como explicó bien el ministro de Economía, forman parte de cualquier refinanciación o crédito del Fondo Monetario Internacional -este no es un prestamista tradicional, sino que siempre otorga los créditos en el marco de un programa-, tienen a nuestro juicio una cantidad de elementos que muestran y explican los dos años de negociación. Muchos de los elementos de la ortodoxia económica que prevalecían en el préstamo stand by anterior no aparecen en este caso. No obstante, para que no queden dudas, sigue siendo un programa del organismo que intenta poner la mayor cantidad de condicionamientos posibles, porque hace a su metier, a su historia y diría a su naturaleza. Pero cuando estamos tratando esto y lo planteamos de la manera en que lo hacemos, es con la profunda convicción de que la alternativa del no pago o un default -aunque algún tecnicismo diría que con el Fondo no se entra en default, no vamos a poder llamarlo reperfilamiento-, sería una crisis de enormes consecuencias para todos los argentinos y las argentinas, para las pymes, para los distintos sectores de la economía, es decir, para el país en general. Así que estamos tratando esto que se llama un crédito de facilidades extendidas por un período de 30 meses y un monto aproximado de 45 mil millones de dólares. El acuerdo donde se detalla el cronograma de pagos dice que cada uno de esos desembolsos se comienza a pagar después de 4 años y medio luego de que ocurra en 12 cuotas equivalentes semestrales. Por eso, terminaría en 2034, porque cada uno de esos préstamos a su vez tiene diez años de plazo con cuatro años y medio de gracia. Claramente el problema no se soluciona con esto. Nunca dijimos esto. Pero sí abre una ventana de tiempo en la que no tendremos que realizar ningún tipo de pago hasta el segundo semestre de 2026; si lo quieren ver en términos políticos, hasta más de la mitad del próximo gobierno que se elija a fines de 2023. No es un dato menor que exista toda esa ventana de tiempo en la que los recursos que el país sea capaz de generar podrán ser utilizados plenamente para el crecimiento, para la inclusión social, para el desarrollo de la infraestructura y para todo lo que hay que hacer para tener un país más justo, con más inclusión y con más justicia social. También se explicó que en el primer desembolso se podrán incrementar la reservas en alrededor de 6.200 millones de dólares. Este no es un punto menor. Cuando se habló de la multicausalidad del tema inflacionario -como dijimos, es toda una novedad que lo reconozca el Fondo-, se ha explicado que la generación de expectativas sobre la base de las devaluaciones que habrá, porque no hay reservas, es una de las cosas que han incidido muchísimo. Hemos escuchado distintas teorías a lo largo de la historia. Una es que los precios aumentan porque aumentan los salarios; esto no ocurrió porque los salarios fueron por detrás de la inflación y trabajosamente con la reapertura de las paritarias se logró que no perdieran poder adquisitivo. También se ha dicho que la inflación se debe a las tarifas; pero las tarifas estuvieron prácticamente dos años congeladas, con lo cual no tiene nada que ver. Otro pensamiento es que el tipo de cambio genera inflación, pero este vino por detrás de la inflación y uno de los reproches es que podría estar atrasado. Nosotros creemos que no está atrasado el tipo de cambio. Incluso el presidente del Banco Central se refirió nuevamente a esto hace unos días.
Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado López: por
favor, guarde silencio. No es un tema menor despejar expectativas de un país que incremente en más de seis mil millones de dólares sus reservas, que tiene una perspectiva de superávit de balanza comercial y que no tiene obligaciones que atender en los próximos años. ¿Cuál sería la razón para que tenga que haber una devaluación? Esto puede ser un paso importante en la búsqueda de desarmar esas expectativas, y formar parte de una de las herramientas de la tarea multicausal de tratar de lograr que la inflación vaya disminuyendo -con la prudencia con la que está planteada en el programa- de alrededor de 5 puntos anuales, sin ninguna política de shock, sino con una política gradualista. En las reuniones, sobre todo en las que tuvimos con los ministros, varios legisladores plantearon preocupaciones. Quiero hacer una mención especial al punto 11 del memorando que dice textualmente: “Nuestro escenario base está sujeto a importantes incertidumbres, lo que implica que es posible que las políticas tengan que recalibrarse según corresponda. No se puede descartar una mayor reintensificación de la pandemia, con el potencial riesgo de circulación de nuevas variantes del virus, eventuales medidas restrictivas y perturbaciones del comercio. “De manera importante la intensificación de las tensiones geopolíticas, incluidas aquellas relacionadas con el conflicto en Europa del Este, han aumentado significativamente la incertidumbre alrededor de nuestro escenario base, especialmente para los subsidios de energía; reconoce que hay riesgos a la baja, pero también impulsos al alza.” En este último tema -vuelvo a citar- el punto 11 dice: “Las condiciones externas podrían tornarse más favorables y la recuperación podría ser más vigorosa de lo previsto en especial en los sectores como el de servicios, que se vieron más duramente golpeados durante la pandemia.” Hay tres criterios de evaluación de desempeño o de ejecución del programa: el incremento de las reservas internacionales, el resultado fiscal y el financiamiento monetario del Banco Central al Tesoro Nacional. En esta introducción, quiero referirme a los tres. Respecto de las reservas, como dije recién, su crecimiento es importante para calmar expectativas, lo que entendemos tendrá un efecto adicional benéfico sobre el proceso inflacionario. Este objetivo consiste en que para 2022 –estos son los datos que figuran en el programa- haya un aumento real de 5.800 millones de dólares; para 2023 hay una disminución, que tiene que ver con otros cálculos -balanza comercial y demás-; y para 2024, fin del programa -reitero que son 30 meses y no 10 años, porque en muchos casos aparece diciendo 10 años, pero es de 30 meses y allí finaliza-, 5.200 millones de dólares, y todavía estamos mucho antes de que haya que empezar a pagar. Respecto al resultado fiscal, creo que es...
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Presidente (Heller). - Pido silencio a los señores
diputados. Aunque no les interese lo que estoy diciendo, no pueden hacer lo que están haciendo; está mal. No pueden hablar o reírse, eso me perturba. Les pido, por favor, que no lo hagan.
Sr. Iglesias. - No es su función dar un discurso, señor
presidente.
Sr. Presidente (Heller). - No es su función opinar sobre lo
que yo hago, señor diputado.
Sr. Iglesias. - Sí, es mi función opinar sobre todo, porque
para eso me eligieron.
Sr. Presidente (Heller). - A mí también.
El sendero del resultado primario para los próximos tres años es 2,5 del PBI para 2022; 1,9 para 2023, y 0,9 para 2024. Pero lo esencial es que al mismo tiempo el programa considera un aumento del gasto, una mejora de los recursos y no incluye ningún tipo de criterios estructurales, como ya dijimos anteriormente. Voy a citar otra vez el acuerdo en el punto 12. “Las mejoras de las finanzas públicas se lograrán en virtud de un programa equilibrado de medidas de ingreso y de gasto, garantizando al mismo tiempo que el crecimiento del gasto real siga siendo positivo en términos reales, y el gasto corriente sea focalizado de forma que permita ampliar las inversiones en infraestructura ciencia y tecnología.” El punto 14, por el lado del ingreso, señala: “Nuestros esfuerzos continuarán movilizando los ingresos y fortaleciendo su progresividad. A corto plazo se espera que la recuperación del empleo y los salarios favorezcan la recaudación, en tanto que las medidas de política tributaria y las iniciativas e impulso en materia de administración tributaria y aduanera, deberían ayudar a movilizar ingresos adicionales a mediano plazo y a respaldar el proceso de consolidación fiscal.” Estoy haciendo citas textuales del programa. Si bien es muy amplio, quiero resaltar algunos aspectos; cito nuevamente: “El gasto en jubilaciones y pensiones estará guiado por el nuevo mecanismo de actualización adoptado a finales de 2020, y se estudiarán las opciones para afianzar la equidad y la sostenibilidad a largo plazo de nuestro sistema previsional, focalizado en determinados regímenes especiales de jubilaciones alcanzados por la ley 27.546, así como los mecanismos para facilitar la continuidad voluntaria en la vida laboral de las personas” Remarco: “continuidad voluntaria”. En este punto nuevamente quiero citar un párrafo del comunicado del Fondo Monetario Internacional sobre este acuerdo. Dice textualmente: “Igualmente importante...” -esto lo dice el Fondo Monetario, no nosotros- “...será el énfasis del programa en mejorar de manera creíble las finanzas públicas y esto se basará en un conjunto equilibrado de políticas de ingresos, con énfasis en la progresividad, la eficiencia y el cumplimiento tributario.” Otro párrafo señala textualmente: “Respecto a la eficiencia del sistema tributario y en la medida que las condiciones lo permitan, seguirán reduciendo aún más los impuestos sobre ciertas exportaciones de valor agregado, evitando aplicar nuevos impuestos a las transacciones financieras que afecten los ahorros domésticos o las inversiones productivas. “En el ámbito de la Administración Tributaria, la Administración Federal de Ingresos Públicos ha elaborado un plan estratégico...” -que es el que acabamos de distribuir- “...para 2021-2025 con el fin de abordar los altos niveles de incumplimiento, mejorar los servicios de la AFIP y reforzar las capacidades informáticas.” Por otro lado, “Se establecerán pisos mínimos para programas sociales como el AUH, la Tarjeta Alimentar, Progresar, así como nos concentraremos en combatir la pobreza infantil y reorientar las ayudas para fomentar la inclusión en el mercado laboral, sobre todo para las mujeres y los trabajadores con calificaciones bajas e insuficientes.” Más adelante expresa: “Además, se procurará reorientar el gasto social hacia programas de capacitación y empleo y seguir reforzando los sistemas presupuestarios, para garantizar que el gasto aborde las desigualdades de género.” En relación con el gasto de capital e innovaciones, señala textualmente: “Se tiene previsto seguir incrementando la inversión en infraestructura a más del 2 por ciento del PBI en 2022, un promedio del uno por ciento entre 2018 y 2020, y mantener ese nivel a lo largo de todo el programa. Esta inversión se centrará, sobre todo, en mejorar las condiciones de vivienda y sanidad en las zonas urbanas más pobres, en reforzar infraestructura vial, energética, digital y logística del país. Además, se protegerá y ampliará el gasto en ciencia y tecnología a fin de promover la innovación.” Respecto de los subsidios a la energía, producción de energía, estamos realizando esfuerzos para aumentar la inversión en la producción y en el transporte de energía durante los próximos años, de manera que podamos hacer frente a la demanda doméstica y reducir la dependencia de onerosas importaciones de energía. En este sentido, se expresa: “Segmentación de subsidios para los usuarios residenciales. El 10 por ciento con mayor capacidad de pago dejará de percibir subsidios; los beneficiarios de la tarifa social tendrán una revisión tarifaria equivalente al 40 por ciento del coeficiente de variación salarial al año anterior; y el resto, el 80 por ciento.” Quiero aclarar que aquí no están incluidas las variaciones de costo que puede haber como producto de la crisis. Este punto fue motivo de amplias discusiones -como algún diputado preguntó correctamente- y los subsidios podrían terminar aumentando, porque lo que se está garantizando es que la tarifa que pagarán nunca va a superar el 40 u 80 por ciento de la recomposición salarial del año anterior, y ella fue del orden del 50 por ciento, para decirlo en números redondos. Por lo tanto, la tarifa social no tendrá más que un 20 por ciento de aumento y el resto, no más de un 40 por ciento, sean cuales fueren las variaciones de precios que tenga la producción por todas las contingencias que puedan plantearse. Es decir, en la medida en que los costos se puedan contener o disminuir, esto permitirá bajar los subsidios. Pero las tarifas van a tener la evolución que está planteada y se determinan por el coeficiente de variación salarial. Por lo tanto, el 90 por ciento de la población de nuestro país va a tener una recomposición que implicará que el impacto de las tarifas de los servicios, en relación a su ingreso, será menor. Los números a veces son altos porque estamos hablando de economía con una inflación del 50 por ciento, pero en términos relativos. En la medida en que se cumpla el objetivo de la actualización salarial por encima de la inflación, la incidencia tarifaria de los servicios públicos va a disminuir. Respecto a la política de crecimiento, cito el párrafo 29 del acuerdo: “Las reformas que promueven el crecimiento serán críticas para comenzar a abordar cuellos de botella de larga data y sentar las bases de un crecimiento más sostenible e inclusivo. Las políticas promotoras del crecimiento y la resiliencia buscarán estimular: 1) la expansión y diversificación del sector de bienes transables; 2) la inversión y la productividad; 3) el desarrollo económico local y regional; 4) el empleo formal y la inclusión laboral; 5) mejoras de la eficiencia y la sostenibilidad del sector energético; 6) políticas de adaptación y mitigación climática y 7) el desarrollo más amplio de los mercados de capital.” En el caso del financiamiento de los déficits fiscales, todo el tiempo hemos escuchado hablar de bombas de tiempo. Creo que aquí hay que remarcar -tal cual como se hizo en la exposición del Poder Ejecutivo el día lunes- que se recibió una situación en la cual toda la deuda en pesos del sector público estaba reperfilada. Es decir, en mora, porque había sido una decisión unilateral del gobierno -sin hacer juicio de valor- que dijo no podemos pagar al vencimiento, y lo corrió para adelante. Además, la deuda por títulos públicos en pesos quiero detallar en pesos, no en dólares- crecería el 2 por ciento del PBI, es decir que acompañaría el crecimiento de la economía. Entonces, la política de financiamiento doméstico permanece enfocada en, por un lado, fortalecer el mercado de títulos públicos en pesos. Cito el punto 17 del acuerdo: “Nuestro plan apunta a un financiamiento neto del sector privado en pesos al Tesoro de alrededor del 2 por ciento del PBI por año durante 2022-2024, sobre la base de nuestro plan de consolidación fiscal debidamente equilibrado. En ese sentido, y conforme el sendero proyectado de desinflación, tenemos previsto reducir gradualmente el uso de instrumentos vinculados a la inflación, ampliar la cartera de instrumentos de deuda de referencia y extender el perfil de vencimientos.” Esto nos lleva al tercer criterio que tiene que ver con el financiamiento monetario del Banco Central al Tesoro nacional. La meta establece llegar al 1 por ciento del PBI en 2022; al 0,6 del PBI en 2023 y a 0 en el 2024. Voy a insistir en esos datos: 1 por ciento este año, 0,6 en el 2023 y 0 en el 2024. Como hemos dicho varias veces, el financiamiento del Banco Central al Tesoro no es una práctica deportiva. Se debe realizar por diversas razones, por ejemplo, el haber recibido esos títulos públicos en pesos reperfilados o por las exigencias la pandemia, para otorgar la financiación adecuada. Es necesario que se vaya logrando esa reducción. Nosotros vamos a decir –yo lo digo permanentemente- que no somos hinchas del déficit fiscal, somos enemigos del ajuste. El déficit fiscal es la diferencia entre los ingresos y los gastos, y al respecto tenemos bastante discrepancia con muchos. Ello es parte de nuestras diferentes maneras pensar. La diferencia entre los ingresos y los gastos se resuelve tomando deuda, emitiendo, recaudado más o gastando menos. No hay magia, es así. Voy a repetir que nosotros no somos hinchas del déficit fiscal, no es una virtud tenerlo. De ninguna manera somos hinchas del ajuste para resolver el déficit fiscal, y por eso, ponemos énfasis. No podemos tomar deuda externa porque ya fue tomada, y nadie nos prestaría. Se está tomando deuda local, cada vencimiento de algún bono en pesos se logra refinanciar por un monto mayor. Es decir, hay oferta de mayor financiamiento y se achican las necesidades de emisión. La otra gran apuesta es que la economía crezca, que la recaudación impositiva mejore y que la progresividad impositiva -el Fondo pone énfasis en la progresividad impositiva- sea una realidad, tal como lo hicimos en el tratamiento de algunas leyes donde aumentamos en las categorías de arriba y disminuimos las de abajo. Me refiero, por ejemplo, al impuesto a las ganancias y a los bienes personales, que fueron tratados y aprobados por este Parlamento. Respecto del crecimiento, hemos crecido un 10,3 en el 2021. En el proyecto de presupuesto que sancionamos se estipuló un 5 por ciento y nos decían que era imposible, que era un dibujo. El Fondo Monetario dijo primero 4,5 y después 5. Durante el 2021 el PBI creció un 10,3 por ciento. Y si se logra cumplir con lo que está en el programa, podemos decir que sería alentador porque hace mucho tiempo que la Argentina no tiene varios años seguidos de crecimiento. En general, hemos tenido una situación de altibajos, años que crece y al año siguiente decrece, etcétera. En el programa que estamos considerando se prevé para este año, entre un 3,5 y 4,5. Voy a decir que, personalmente, creo que vamos a superar ese número y vamos a estar por arriba del 4,5. Pero el programa dice que el compromiso es que se crezca entre 3,5 y 4,5, y desde luego, como está dicho, nadie impide que crezcamos más. Es la base, es el piso, es la referencia para que el programa se esté cumpliendo. En el 2023, se crecerá entre un 2,5 al 3,5 y en el 2024 entre 2,5 y 3. Con este impulso de la economía, si estos índices de crecimiento se dan, el sendero de reducción del financiamiento del Banco Central al Tesoro es absolutamente cumplible. En cuanto a las políticas del Banco Central –voy terminando-, cito textual: “El Banco Central procurará mantener una tasa de política monetaria efectiva positiva en términos reales, conservando coherencia con una trayectoria sostenible para los títulos del Banco Central.” La idea es que esto ayude, y cito textual: “…a garantizar que, en adelante, las tasas de interés de los depósitos bancarios a plazo sigan siendo positivas en términos reales, a fin de apoyar la demanda de depósitos en pesos y el desarrollo de un mercado interno de títulos públicos.” Respecto del tipo de cambio, se calibrará, cito textual: “… para garantizar la competitividad a mediano plazo del tipo de cambio real efectivo, e incentivar la acumulación de reservas. Con este fin, y para ayudar a alcanzar las metas de acumulación de reservas en el marco del programa, la tasa de ajuste del tipo de cambio oficial mantendrá el tipo de cambio real efectivo en 2022, en general, invariable con respecto a los niveles de diciembre 2021, a fin de preservar la competitividad.” Es decir, no habrá cambios bruscos y se irá ajustando el tipo de cambio de acuerdo a la inflación interna, y también a la variación del tipo de cambio que tienen los países con quienes nosotros tenemos nuestro intercambio comercial. Por eso se habla de tipo de cambio real y competitivo, tiene que ver con los flujos del comercio exterior de la Argentina. Insisto, no hay en el horizonte la previsión de ningún salto cambiario. Y es muy importante que toda la sociedad lo sepa. Todos deberíamos compartir la tarea de que las expectativas se vayan conteniendo y que la gente -los pequeños ahorristas- no siga perdiendo yendo a comprar dólares en el mercado ilegal. En realidad, si cualquiera hiciera una comparación, vería que les fue mal a los que le creyeron a los mercados porque si hubieran elegido una simple operación de plazo fijo, hoy tendrían una mejor situación que si fueron a comprar dólares. Es de esperar que en la medida en que esas expectativas se moderen, las brechas entre los distintos tipos de cambio también se moderen y todo eso vaya permitiendo un escenario de mayor normalidad. Por último, y no menos importante, el tema de la inflación. Como ya dije, no hay metas; hay solo estimaciones que la sitúan entre el 38 y el 48 por ciento para este año. Todos sabemos que cuando se dice esto, podría decir 43 más o menos 5, que es otra manera de decirlo, pero prácticamente estaría diciendo lo mismo. Para los años siguientes, entre 34 y 42, en 2023, y 29 a 37 para 2024. Es decir, cerca de 5 puntos de reducción por año, una meta cumplible. Una meta claramente cumplible, muy alejada de las metas de inflación que nos habían prometido 5 por ciento en 2019. Creo que es un objetivo que se puede tomar, no como ideal, pero sí como realizable dentro de ese conjunto de medidas. La gran novedad de este acuerdo es que el Fondo por primera vez en su historia reconoce que la inflación es un fenómeno multicausal y que hay que enfrentarla desde todos los frentes, incluidos, los acuerdos de precios. Una enorme novedad en el lenguaje del organismo.
Sra. Aparicio. - E ingresos.
Sr. Presidente (Heller). - Precios e ingresos, exactamente.
Es la otra novedad. Se me adelantó Alicia a lo que iba a decir después. El punto 21 del acuerdo dice: “A mediados de enero se suscribió un nuevo acuerdo voluntario de precios (Precios Cuidados) con más de 150 participantes del sector privado, para que los aumentos de precios no superen el 2 por ciento mensual en 1.300 productos representativos de la canasta de consumo masivo. Estos acuerdos de precios serán un complemento importante de los acuerdos salariales vigentes para apoyar el crecimiento de los salarios reales.” Es decir, esto es lo acordado. Si los precios aumentan más que eso, los salarios tendrán que aumentar más que eso porque el acuerdo es que los salarios le tienen que ganar a la inflación. Estimados diputados y diputadas, habría muchas más cosas para informar, hay seguramente muchísimas más cosas para debatir, pero solo quiero terminar reiterando que nosotros no elegimos este camino, no estamos en un nuevo acuerdo o en más financiamiento, estamos renegociando el Stand-By acordado en 2018 y cuyos plazos de pagos son visiblemente imposibles de cumplir. De esta forma, tendremos cuatro años y medio de gracia despejada y en ese terreno seguiremos discutiendo la irracionalidad de los sobrecargos que aplica el Fondo Monetario Internacional. En cada oportunidad, deberemos llevar a la mesa de discusiones la cuestión de la irracionalidad, de que a los países con mayores dificultades se les cobre tasas más altas y que en vez de ayudarlos, se los castigue con sobretasas. Esta es otra batalla que hay por delante. Hay 3 por ciento de recargo por las distintas modalidades del recargo, el tiempo del recargo, el exceso respecto de la relación entre el capital y el máximo de deuda, etcétera. En síntesis, y termino, es el mejor acuerdo de refinanciación que se pudo lograr y que tiene condiciones aceptables, aunque -como dije antes- no nos hagan felices porque la aceptabilidad tiene que ver con que el rechazo al acuerdo se llama “default” y nos llevaría a enormes problemas económicos, sociales e institucionales. Estoy convencido de que todos y todas tenemos que hacer los máximos esfuerzos para evitar que esto suceda porque el costo que habría que pagar sería por muchos años muy gravoso para argentinos y argentinas, sobre todo, para los que tienen menos posibilidades y están en los escalones más bajos de la pirámide social. Muchísimas gracias por haberme escuchado. (Aplausos.) Tengo iniciada una lista de oradores con cinco anotados: diputada Rosana Bertone, diputada Germana Figueroa Casas, diputada Myriam Bregman, diputado Daniel Arroyo y diputado Alejandro Cacace, en ese orden. Tiene la palabra la señora diputada Bertone.
Sra. Bertone. - Señor presidente: creo que es muy difícil
realizar una intervención desde el punto de vista técnico, económico, fiscal, después de la excelente exposición que usted ha realizado aquí en este recinto.
Sr. Presidente (Heller). - Perdón, señora diputada. Me
solicitan que fijemos un criterio de tiempo. Habíamos hablado al inicio, hace dos días, que las intervenciones de los diputados y diputadas iban a ser entre cinco y no más de siete minutos.
Sr. Presidente (Heller). - Continúa en el uso de la palabra
Sr. Iglesias. - Pedí la palabra primero. Preguntale a
Casaretto.
Sra. Bertone. - También le pedí a Casaretto comenzar.
Sr. Presidente (Heller). - Adelante diputada Bertone, omita
las intervenciones y trate de desarrollar su exposición. Sra. Bertone. - Voy a tratar de concentrarme después de las interrupciones a las que me somete el señor diputado Iglesias. Señor presidente: decía que es difícil exponer mejor de lo que usted ha realizado sobre la situación histórica, la situación económica, fiscal y el análisis del acuerdo. Creo que ha sido muy claro, muy contundente y muy preciso. También es muy difícil apelar a los diputados y a las diputadas de los distintos bloques a conmover sus mentes y sus corazones porque aquí venimos todos con una historia y con posiciones, en algunos casos, muy fuertemente tomadas. Quiero apelar a algo que usted dijo al final de su exposición. Mencionó que nadie viene aquí feliz, pero yo quiero tratar de que salgamos de lo que yo caracterizo un nihilismo de desolación. Me asusta el nihilismo de desolación en el que estamos inmersos en esta sala, señor presidente. ¿Sabe por qué? Porque venimos de meses, como enero y febrero, en los que vi a muchísimos argentinos y argentinas disfrutar de sus vacaciones, gastar, invertir. Además, venimos de un fin de semana largo de carnavales, donde vi muchísimos de esos argentinos -los mismos que se habían ido de vacaciones y habían disfrutado con su familia- volver a irse. Entonces, la sociedad transita por un andarivel y los diputados y diputadas pareciera que transitamos por otro. ¿Por qué nos está sucediendo eso, señor presidente? ¿Será porque por primera vez esta Cámara ha recuperado sus facultades y las responsabilidades que implica para cada uno recuperar las facultades constitucionales de discutir un default o un acuerdo, y nos ponen en este nivel de desolación? Entonces, yo apelo a la historia que usted también mencionó al comienzo. Me refiero a la historia de este parlamento, a la que a mí y a muchos de los que están aquí presentes nos tocó formar parte en 2001. Yo fui una de las diputadas -así como otros diputados de casi todos los bloques aquí presentes, a los que no voy a mencionar sino solo a mirar- que tuvieron que transitar el default de la Argentina. Si nosotros venimos de una situación tan gravosa como fue el default de 2001, si venimos de haber atacado al pueblo argentino, a los pequeños ahorristas, a las pymes y al conjunto de la economía argentina, ¿por qué ahora nosotros, que somos los que tenemos la responsabilidad, caeríamos en lo mismo? Es cierto que llevamos apenas veinte años. Usted me podrá decir que es un plazo corto. Sí, es un plazo corto. Pero es un plazo en el que hemos podido sostener nuestra moneda y no le hemos tocado los ahorros a la gente. ¿Por qué no apostamos a esa continuidad? ¿Por qué no apostamos por el crecimiento argentino? Esto es muy importante. Yo sé que para sostener el valor de la moneda y de la economía necesitamos más que estos veinte años. Seguramente necesitemos doscientos años. Pero lo que tenemos es este plazo de veinte años. No lo malgastemos yendo a un default. Ayer escuchamos a gobernadores de distintas filiaciones políticas insistiendo a los legisladores para que tomemos esta responsabilidad histórica y votemos a favor del acuerdo. Porque lo que significa el default para el pueblo argentino y para las provincias es, lisa y llanamente, de acuerdo con lo que yo viví en 2001, pérdida de puestos de trabajo. Temo que en mi provincia los 17.000 puestos industriales -ya sea de la industria electrónica, plástica, textil o petrolera-, se vean amenazados de un día para el otro a causa de que nosotros no estemos en esta búsqueda de consensos y acuerdos que debemos lograr en esta sala. Así que yo vengo a apelar a esa historia reciente para que no vuelva a suceder lo mismo. Apelo a que todos dejemos de lado nuestras pequeñas o grandes diferencias, más allá del bloque en el que estemos. Apelo a la responsabilidad de emitir hoy un dictamen, ir al recinto y llevar tranquilidad al pueblo argentino. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Nosotros estamos trabajando con
el secretario de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, así como estamos conversando entre los bloques con el otro vicepresidente de la Comisión de Presupuesto, quien nos ha sugerido algún cambio, que vamos a aceptar. Tiene la palabra el diputado Fernando Iglesias.
Sr. Iglesias. - Señor presidente: escucho hablar mucho de
respeto. El primer respeto que nos debemos como diputados es el respeto al reglamento. El reglamento dice que las comisiones son un reflejo o espejo del recinto, porque funciona como el recinto. Yo nunca vi, ni en comisiones ni en el recinto, a un presidente de comisión desde su posición de presidente hacer un discurso de una hora con claro contenido partidista y faccioso. Nunca vi eso. Los presidentes no hablan, sino que administran la sesión y dan la palabra. Y acá estamos. Son más de las 3 y media de la tarde y pasaron ya dos horas desde la citación de la comisión. Y escucho hablar de la palabra “respeto”. No me parece que se haya respetado en la anterior reunión de esta comisión al diputado Tetaz ni al diputado Laspina. No me parece que sea respeto lo que hizo el ministro Guzmán. Voy a evitar usar la palabra “sarasa”, pero le hice una serie de preguntas y no me contestó ni una sola. Es una falta de respeto, no a mí como diputado de la Nación, sino a las personas que me votaron para que esté haciendo preguntas que el ministro tiene la obligación de responder. Pero la peor falta de respeto es la que viene de la mentira. Le aviso a la diputada preopinante que el default de 2001 lo hizo Rodríguez Saá. Me parece que era peronista. Fíjense. Chequeen. Además, el discurso que hizo Heller, que fue impropio, se basa en cuatro mentiras: la de la deuda, la de la fuga, la de los vencimientos y, la más importante, la del default. Es mentira lo del default. En el año 2015 estábamos en default, muchachos. Nos dejaron el gobierno en default. La Argentina llevaba catorce años en default. No podíamos tomar crédito porque, de 2001 a 2015, nos dejaron en default. Es mentira que ahora haya un default en puerta por culpa de la oposición, que es la herramienta de chantaje que usan. El presidente puede sacar este acuerdo por DNU, así como sacó toda una serie de barrabasadas por DNU en estos dos años. Si no se anima y vamos al default, háganse cargo. Es responsabilidad del oficialismo y del gobierno. No es responsabilidad de la oposición. ¡Gobiernen! Consigan los votos de su propio bloque, si pueden, y si no sáquenlo por DNU. Me referiré ahora a la mentira de la deuda. Usted, señor presidente, puede hacer todos los discursos que desee, puede citar a Dujovne cuando estaba en la televisión, puede hacer todo lo que quiera, ¿pero sabe qué problema tiene? Que dato mata relato. Y estos son todos datos oficiales. Si quiere le paso el link que termina en “gob.ar”. Es su gobierno el que da estos datos. Vamos a hacer la cuenta de la famosa deuda que generamos nosotros, como dicen muchos. De 2011 a 2015, la deuda pasó de 197.154 millones a 240.665 millones. Al que quiera le paso el link por Whatsapp, así lo chequea. La diferencia es que en los cuatro últimos años del gobierno de Cristina Kirchner la deuda se incrementó en 43.511 millones. Pero, como cualquiera sabe, cuando se hace la cuenta se tiene que hacer la cuenta de los pasivos y de los activos, porque si yo le pido al banco y me endeudo, pierdo patrimonio. Pero, además, si gasto la plata que tenía abajo del colchón, pierdo patrimonio de la misma manera que cuando me endeudo con el banco. Lo que los argentinos tenemos debajo del colchón son las reservas del Banco Central. Durante ese período -segundo gobierno de Cristina Kirchner-, las reservas pasaron de 46.376 millones a 25.563 milones. Ahí se perdieron 20.813 millones. Si la matemática no es una opinión, 43.511 millones más 20.813 millones, da 64.324 millones de pérdida, entre salidas del Banco Central y toma de deuda del gobierno revolucionario y antiimperialista de la señora Cristina Fernández de Kirchner. Vamos a ver qué hicieron los neoliberales y los CEO con el mismo parámetro. De 2015 a 2019, la deuda cambia de 240.665 millones a 314.000 millones. Esto es hasta noviembre, porque en diciembre lo primero que hizo este gobierno -que desprecia al FMI y detesta la deuda- fue tomar 9.000 millones de dólares de deuda. Lo hizo en los primeros veinte días de gobierno, sin vaso, sin agua, sin pandemia y sin cuarentena. Está asentado y los que quieran, pueden verificarlo. Invito a hacerlo a los periodistas, que a veces hablan mucho y chequean poco. De 240.665 millones a 314.000 millones, hay… - Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Iglesias. - Nos bancamos una hora de Heller en
silencio, muchachos. Después hablan de respeto. Una hora de discurso faccioso del presidente en silencio. Como decía, la deuda en nuestro gobierno pasó de 240.665 millones -al que quiera le paso el link- a 314.000 millones. Son 73.335 millones de aumento de la deuda. Pero las reservas, las que guardamos abajo del colchón, pasaron de 25.563 millones a 44.848 millones. Es una diferencia favorable de 19.285 millones. Si a los 73.335 le restamos lo que metimos abajo del colchón, 19.285 millones, la cifra da 54.050 millones. Traduzco: nuestro gobierno entre 2015 y 2019, considerando la toma de deuda y lo que estaba en reservas, disminuyó el patrimonio nacional en 54.050 millones, mientras que el de Cristina lo hizo en 64.324 millones. Si la matemática no es una opinión, los que destruyeron el patrimonio nacional mucho más que nosotros fueron ustedes, presidente. Son todos datos verificables; se los paso cuando quieran. Primera mentira: la deuda. La deuda, además, pequeño detalle, es hija del déficit. El gobierno del kirchnerismo arrancó con 4 puntos de superávit que les dejó el “ajustazo” de Duhalde y dejó 5 de déficit. Es decir, se comieron 9 puntos en la década de las maravillas y el boom de los commodities, mientras que nosotros lo recibimos con más de 5 y lo dejamos en 0,5. Es lo que ustedes llamaban “tierra arrasada”. Dato mata relato. En cuanto a la fuga, primero, según el uso que utilizan...
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Iglesias. - Parece que hay unos seres dañinos que se
fugan el dinero. Yo los invito a todos los compañeros a ver la lista que dio Verbitsky de los diez principales fugadores durante el gobierno de Cambiemos, los amigos de Macri. Los que encabezan esa lista es la familia Eskenazi, los banqueros de Santa Cruz, ¿se acuerdan?, los expertos en mercados regulados. Hay tres miembros de la familia Eskenazi entre los primeros diez -este es un dato de Verbitsky, el del Cohete a la Luna, no sé si lo conocen-, y el resto son todos empresarios del peronismo. Llaman “fuga” cuando un argentino pasa dinero que tiene en pesos, compra dólares y se forman activos externos, y cada vez que ustedes hablan de fuga se refieren a datos que corresponden a la formación de activos externos, que está también en el Banco Central. También puedo pasarles el link. Sr. Presidente (Heller). - Está excedido en los tiempos.
Sr. Iglesias. - Sí, estoy excedido en los tiempos y ustedes
están excedidos en las mentiras y no quieren que se las contesten. Usted habló una hora, diputado Heller, déjeme contestarle, si no tiene miedo. Déjeme contestarle.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Presidente (Heller). - No se puede comparar conmigo.
Sr. Iglesias. - Heller: ponga lo que hay que poner.
Bánquesela.
Sr. Presidente (Heller). - Le está faltando el respeto a
todos, no a mí.
Sr. Iglesias. - ¿Saben cuánto se fugó durante el gobierno
de Cristina Fernández de Kirchner? Durante el primero, porque en el segundo había cepo. En el primero se fueron 69.075 millones de dólares. Reitero: durante el primer gobierno de Cristina Kirchner la fuga de capitales fue de 69.075 millones de dólares; estos son datos oficiales del Banco Central. ¿Saben cuánto se fueron en el gobierno de los CEO, ajustado por la inflación de dólar, que entre esos dos períodos fue del 14 por ciento, al mismo valor constante? Se fueron 72.449 millones. La diferencia es del 4,5 por ciento. ¿Me explican cómo es que nosotros somos los fugadores y Cristina la antiimperialista? Repito la diferencia porque hay muchos que en la parte de economía me parece que andan flojos. La diferencia entre lo que ustedes llaman fuga de capitales, formación de activos externos del Banco Central de la República Argentina, entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner -en el único período que no tuvo cepo, 4 años-, y el nuestro, es del 4,5 por ciento. Dejen de hablar de fuga y pídanle la lista a Verbitsky. Vencimientos impagables. Los vencimientos impagables que mencionan son de 19.000 y de 20.000 millones de dólares. ¿Saben cuánto nos dejaron a nosotros? Nos dejaron 62.000 millones de dólares en los dos primeros años de gobierno, sin contar la deuda oculta como la de los holdouts, solamente la deuda registrada; repito: 62.000 millones de dólares. ¿Cómo es que 39.000 millones de dólares son impagables en 2 años y los 62.000 millones que nos dejaron a nosotros son pagables? ¿Me pueden explicar? Lo de los vencimientos impagables es otra mentira. La Argentina no tiene vencimientos impagables... Sr. Presidente (Heller). - Lleva más de 10 minutos hablando, diputado.
Sr. Iglesias. -...tiene un gobierno al que no le cree
nadie. Tiene un gobierno al que no le cree nadie, no vencimientos impagables. Hasta la Fragata Libertad estaba empeñada. Ya que me pide el cierre, se lo voy a dar. La verdad es que dicen una mentira tras otra: la de la deuda, la de la fuga, la del default, la de los vencimientos; mentira, mentira, mentira arriba de mentira y después nos hablan de respeto. Voy a hablar a título personal. Este diputado tiene un compromiso con el país y el compromiso con el país es tratar de que el gobierno -no nosotros, sino el gobierno- no lo mande al default, pero tiene un compromiso también no con la patria subsidiada, sino con el país productivo. Por lo tanto, yo voy a acompañar este proyecto en la medida en que haya una garantía clara de que no se van a subir impuestos, que no vamos a seguir exaccionando a la patria productiva en beneficio de la patria subsidiada. Así que yo he prometido eso en mi campaña hace poco y es un compromiso que voy a cumplir. Gracias, señor presidente. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la diputada
Myriam Bregman.
Sra. Bregman. - Gracias, señor presidente.
Me voy a referir a la primera parte de su extensa exposición para decirle que con todo lo que dijo ha reforzado los fundamentos de rechazo del Frente de Izquierda Unidad. Su larga exposición sobre ilicitudes y sobre todo tipo de estafas que constituyen la deuda externa argentina no hace más que fundamentar por qué nos oponemos. Usted dio otro número, pero la verdad es que no se sabe cuánto es la deuda que quedó después de la dictadura; ese es un hecho. Tanto es así que, dicho por el propio Domingo Cavallo cuando asume el gobierno de Menem, llamaban a los bancos y les preguntaban: “¿Cuánto le debemos?” Entonces los bancos -creo que él utiliza un ejemplo que es 500.000- le decían: “Nos deben 500.000”, y ahí la Argentina pagaba. Esto ocurrió porque fue un verdadero desfalco, una verdadera estafa, porque al revés de lo que dijo el diputado Iglesias, exactamente al revés, la deuda argentina no es hija del déficit. ¿Alguien piensa que los militares genocidas pagaban mucho de salarios y jubilaciones y eso les produjo un gran déficit y por eso se originó la deuda externa? Yo me estaría enterando en este acto que la dictadura genocida fue tan, tan buena con los trabajadores y jubilados de este país. Es al revés: la deuda externa está compuesta de muchos ilícitos. Con los ritmos de la Justicia argentina y después de muchos años, allá por el año 2000, el juez Ballestero dicta un fallo en el que comprueba que la deuda de la dictadura está compuesta por 477 ilícitos. En estos grandes temas que ya son ley para la Justicia argentina. ¡Claro!, cuando se resuelve ya estaba todo prescripto. Fueron 477 ilícitos tirados a la basura. Además, mandó al Congreso ese informe que tal vez está sosteniendo la pata de esta mesa. No sé bien dónde está ese informe, pero nunca se avanzó en castigar a los que se beneficiaron con la dictadura genocida. Algo que usted relató, señor presidente, es que del total de aproximadamente 47.000 millones de dólares con los que se termina la dictadura, que había comenzado entre 7 y 8.000, y asciende a algunos dicen 46, otros 46 y medio o 47.000, de ese monto, 23.000 millones de dólares están compuestos por la deuda de los grupos privados que antes de retirarse la dictadura genocida y a mano de Cavallo -uno al que algunos llaman liberal y lo revindican-, socializa las pérdidas de los grupos privados y se las carga al conjunto del pueblo argentino para que pague esa deuda...
Sr. Presidente (Heller). - Perdone que la corrija. Las
deudas, no las pérdidas.
Sra. Bergman. - Las deudas.
Sr. Presidente (Heller). - No, usted dijo las pérdidas de los grupos privados. Estoy hablando a favor de lo que usted dijo.
Sra. Bregman. - Es otra manera de decirlo. Para que se
entienda, le agradezco la aclaración. Socializa las deudas, quise decir que los grupos económicos privatizan las ganancias y socializan las pérdidas. En ese sentido lo dije, señor presidente, pero vale la aclaración. Se socializan las deudas de los grupos privados por 23.000 millones -lo leyó el señor presidente-, y el grupo Macri está entre los que logran cargarle al Estado sus deudas privadas. Entonces, así se va conformando la espiral de endeudamiento que hasta el día de hoy padece la Argentina. Pregunto de nuevo: ¿es hija del déficit la deuda argentina, o es hija de estafa tras estafa, de ajuste, de fuga? Fuga y endeudamiento. Luego vino el menemismo. Se aceitaron voluntades para que salieran las leyes privatizadoras; quedó poco de todo eso. Más tarde vino el megacanje, que aquí también se mencionó. Es decir que, nuevamente, hubo grandes ilícitos; la Justicia hizo el gran favor de que la mayoría de esos casos queden prescriptos, todos libres, todo sin investigar. Y, de nuevo, el pueblo trabajador de la Argentina pagando las deudas de todos. Aquí se dio un contrapunto entre lo que dijo el diputado Iglesias y lo que señaló la diputada Bertone, sobre si era peronista o no el que dejó de pagar. Sin embargo, ninguno de los dos dijo lo fundamental: que el quiebre económico en la Argentina se dio antes del default. Cuando se decide dejar de pagar -y no estoy diciendo si es bueno o malo, no me estoy refiriendo a eso- ya había quebrado la Argentina. La Argentina llega a la terrible situación económica de 2001, y lo hace pagando. Reitero: pagando, endeudando, por la espiral de fuga y endeudamiento, y nuevamente rodeada de miles de ilícitos que la Justicia se encargó de encubrir con eso que se llama prescripción.
Sr. Iglesias. -…la deuda con de la Rúa.
Sra. Bregman. - Gracias, Iglesias, pero hoy no tengo ganas…
Sr. Iglesias. - Nunca tenés ganas de chequear los datos.
Sra. Bregman. - No, nunca tengo ganas de pelear con vos.
(Risas.) Entonces, lo que deberían decir es eso: por qué se produjo la crisis de 2001. Luego podríamos hablar del momento en que se da el relatado pago de Néstor Kirchner y de cuál era el contexto mundial. Había un contexto de pago al Fondo Monetario Internacional. De hecho, lo dijeron hace poco en un acto: Néstor pagó lo mismo que Lula. Ese era el contexto, pero no me voy a detener en esto, sino en este contexto, porque hay una extorsión masiva, donde nos dicen que es este acuerdo o el caos; que es este acuerdo o el default; que es este acuerdo o la desocupación, el hambre y demás. Además, nos trajeron a la Sociedad Rural Argentina, a Funes de Rioja. Si a ustedes eso les da confianza sobre lo que están votando, yo me agarraría los bolsillos, pero cada cual hace lo que quiere. Allí lo que tenemos que ver es en qué contexto estamos ahora, porque les voy a leer algo muy breve. En diciembre de 2019 -mes en el que asume Alberto Fernández- el Banco Mundial emitió un comunicado -pueden buscarlo, está en la página web del Banco Mundial- que dice: “La oleada mundial de endeudamiento es la más grande y más rápida en 50 años”. Cincuenta años hacia atrás, crisis de las deudas. “Se llegó a la conclusión de que la relación entre deuda y PIB de los países en desarrollo ha aumentado 54 puntos porcentuales hasta llegar a 168 por ciento desde que la deuda comenzó a acumularse en 2010”. Dicha publicación brinda otros datos, pero voy a leer otro artículo, que no es de La Izquierda Diario, sino de Marcelo Bonelli en Clarín. Allí no creo que esté tratando de dar mucho miedo, pero relata que el FMI está muy preocupado. Él dice: “La Casa Blanca tampoco quiere que Argentina entre en default y abra la puerta de la cesación de pagos de varios países endeudados: Turquía, Indonesia, Tailandia y Corea.” Es decir que los que deberían tener miedo son ellos: Estados Unidos, los burócratas del Fondo, porque una crisis de deuda en la Argentina podría arrastrar a muchos otros países. Ni hablar de la situación después de la guerra de Ucrania y demás, porque no quiero extenderme más allá del tiempo. Pero entonces, ¿cuál es la extorsión? Es una decisión política de pagar una deuda ilegal. Hace unos días tuve un cruce aquí con el diputado Laspina sobre una interpretación, como dije, que en defensa propia hacen de una ley que ya no rige para justificar el endeudamiento sin pasar por el Congreso. Es decir que la deuda que tomó Macri es ilegal; por ende, este gobierno debería desconocerla, declararla insalvablemente nula y de ningún modo cargarla al pueblo trabajador. Pero hay otra doctrina, además, que hasta Estados Unidos la ha usado para desconocer la deuda de Irak; la usó tres veces México. Me refiero a la doctrina de la deuda odiosa. Es decir, tenemos una doctrina nacional, y también voy a agregar, para terminar, una internacional. Esta doctrina dice que se puede ir a un desconocimiento soberano cuando la deuda se tomó en contra de los intereses de la Nación. Claramente, de lo que entró durante el gobierno de Macri no podríamos decir que nada fue usado en beneficio de los intereses de la Nación. Esto, además, necesita un segundo elemento para que se conforme la doctrina: que se dé cuando los acreedores lo hagan a sabiendas. Es decir, que los acreedores sepan que esto tiene ese destino, que no es beneficiar a las mayorías populares. Podría citar aquí a León Trotski o a Lenin. Esta doctrina se construyó intentanto responderles a ellos, que querían desconocer la deuda que el zarismo le había dejado a la revolución rusa…
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sra. Bregman. - Hay mucho murmullo cuando nombro a Lenin y
a Trotski, no sé qué pasa.
- Varios señores diputados
hablan a la vez. Sra. Bregman. - Defendelo vos a Stalin, Iglesias, yo no. El que empezó a escribir esta doctrina, Sack, terminó llegando a la conclusión contraria. Sack dijo que no tienen por qué aceptar la deuda, porque es una deuda odiosa que fue en contra de los intereses de la Nación. Pero no solamente lo dijeron ellos. Por eso, para terminar, quería citar a Simón Bolívar, quien dijo que la deuda nacional nos va a oprimir, y agregó: “La deuda pública es un caos de horrores, de calamidades y de crímenes, y Colombia, una víctima cuyas entrañas despedazan esos buitres”. Miren qué palabra utilizó, “buitres”, muy conocida aquí. Cualquiera sea el partido que se tome con esta deuda, es horrible. Si la reconocemos, dejamos de existir; si no, será el oprobio de esta Nación. También San Martín, como protector de la libertad del Perú, cuestionó que deban pagarse las deudas que fueron tomadas en contra de los intereses del pueblo. Con esto termino. Después Nicolás del Caño retomará los argumentos en la segunda parte de su exposición. No obstante, quiero decir que estamos frente a una deuda que debe ser rechazada en el Congreso y en las calles, como lo haremos el día que se trate en el recinto. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Arroyo.
Sr. Arroyo. - Señor presidente: pedí la palabra con tres
objetivos. El primero es contribuir a que contemos con un dictamen de comisión a fin de poder debatirlo en el recinto y aprobar un acuerdo en un contexto de clara debilidad. El segundo tiene que ver con la preocupación social. La Argentina tiene 40 por ciento de pobreza, 22 por ciento de desocupación en los jóvenes, 45 por ciento de trabajo informal, y claramente un serio problema de inflación y de precios de los alimentos. Además, apelando a la racionalidad, quiero decir que he escuchado con atención lo que ha planteado el presidente en cuanto al ciclo de endeudamiento desde los años 70 y cómo fue creciendo desde el golpe militar. También he escuchado a la diputada Bregman, y coincido con cómo se dio el ciclo de endeudamiento en la Argentina. Ahora está claro que estamos ante una situación verdaderamente crítica. Me parece que a los problemas sociales, al nivel de endeudamiento, a las dificultades económicas y a la inflación hay que agregarle otro punto: que se está lastimando la relación entre la sociedad y la política y que tenemos que dar respuesta, avanzar y construir programas económicos sostenibles en el tiempo en una sociedad que está agotada, que tiene dificultades y que está esperando de la política respuestas y acciones concretas en tres planos. Ellos son: que la plata sirva, que la escuela recupere su centro como comunidad y, en materia de seguridad, que el Estado nos cuide. Creo claramente que estamos frente al tema central, que es el endeudamiento de la Argentina, que va a definir qué modelo de desarrollo tendremos en los próximos años. Soy de los que creen que tenemos que ir a un modelo desarrollista, con un eje central puesto en el valor agregado, en el desarrollo de la industria y en el crecimiento endógeno desde lo que hay, desde las actividades y los sectores productivos centrales de nuestro país. Esto va a definir la estrategia de crecimiento en los próximos tiempos. Todo parece indicar que este año vamos a tener un segundo año de crecimiento económico después de varios años de caída. La Argentina necesita crecer 4 puntos para que crezca 1 punto el empleo, de modo tal que tenemos que crecer sostenidamente en serio y un tiempo largo para empezar a reconstruir una situación social tan crítica. También va a marcar el nivel de endeudamiento el tipo de distribución de la riqueza que haya en nuestro país, donde la concentración es muy clara, la desigualdad es muy evidente. La desigualdad en los grandes centros urbanos se ve a tres cuadras de distancia, entre el que no tiene nada y el que tiene todo. Me parece complejo aprobar un acuerdo razonable en el marco de la debilidad. Hay tres evidencias. Tengo la peor opinión del Fondo Monetario Internacional. Tengo la peor opinión de cómo se fue generando el endeudamiento en la Argentina, de cómo se generó el último crédito en 2001 y de la tesis de Anne Krueger, subdirectora del Fondo Monetario Internacional en el 2001, que estableció la idea de que los países quiebran como las empresas y que cuando quiebran hay que retirar los activos, que vendrían a ser nuestros recursos naturales. Y tengo la peor opinión de lo que pasó en Grecia y en Portugal, pero es evidente que estamos ante una situación crítica. Por eso, quisiera marcar tres evidencias que para mí nos llevan a la necesidad de apoyar un acuerdo razonable. La primera es que no podemos pagar 19.000 millones de dólares este año y 20.000 millones el próximo. Es evidente que la Argentina no está en condiciones de hacerlo. Eso no es un debate, es un dato muy claro. La segunda evidencia es que tenemos una obvia debilidad de reservas. Se puede hacer un análisis de cómo fue la historia, pero lo que está claro es que tenemos una debilidad de reservas y no estamos en condiciones para pagar 2.800 millones de dólares el 21 y el 22 de marzo. La tercera evidencia, haciendo un análisis más general, es que no tenemos espalda ni sistema político ni condiciones políticas, económicas o sociales para aguantar un default. Es claro que la Argentina, por su sistema político, por la vida cotidiana económica, por sus reservas y por sus condiciones económicas no está en condiciones para sostener y aguantar un default. Por eso, me parece, que en un contexto muy crítico, es verdaderamente un acuerdo razonable, que todos tenemos que contribuir para lograr un dictamen y apoyar este acuerdo razonable en el marco de la debilidad, de la preocupación y de una situación crítica. Hay un punto que rescato del acuerdo. Siempre los acuerdos del Fondo Monetario Internacional con un país fueron sobre políticas públicas, sobre reforma previsional, sobre reforma laboral y sobre privatizaciones y, cada tres meses, venía alguien a evaluar cómo marchaban esas políticas públicas. Acá hay una innovación, el acuerdo se hace sobre metas. Es decir, el 2,5 por ciento de déficit fiscal para este año, el 1,9 para el próximo año, 0,9 para el siguiente; un punto de emisión monetaria para este año y 0,5 para el próximo. Algo seguramente difícil de cumplir, objetivamente difícil de cumplir, pero que da más grado de autonomía. Las metas están claras, la definición de las políticas públicas tendremos que hacerla nosotros. No estoy diciendo que es fácil y está claro que son metas complejas, pero a diferencia de los acuerdos tradicionales, donde alguien está revisando qué pasa con las políticas públicas, con este acuerdo tenemos más grado de autonomía porque definimos nosotros las políticas que vamos a encarar en un contexto de debilidad y dificultades. Como a todos, la letra fina del acuerdo, también me genera dudas. Soy de los que creen que hay que hacer políticas sociales universales y que tenemos que ir hacia ese esquema. Las políticas focalizadas tienen dificultades y cada uno tendrá puntos en los que las ve. Pero vuelvo a las evidencias que para mí son determinantes. No podemos pagar 19.000 millones de dólares este año ni 20.000 el próximo año ni 2.800 millones de dólares en marzo, ahora. Hay escasez de reservas, debilidad cambiaria evidente y no tenemos condiciones políticas, sociales ni económicas para caer en default. En ese contexto, donde claramente no veo nada para festejar, creo necesario que arribemos a un dictamen, que generemos un consenso significativo, que podamos ir al recinto y aprobemos un acuerdo razonable en el marco de la debilidad. No deberíamos estar en esta situación. A ninguno de los diputados y diputadas nos debe gustar estar en esta situación, pero es la ética de la responsabilidad, me parece a mí, lo que nos lleva a la necesidad de avanzar en esta línea. Tenemos un país que ya tiene dificultades claras, donde claramente la inflación y el endeudamiento de las familias es el tema central. Porque acá estamos hablando del endeudamiento del país, pero en realidad lo que hay en un barrio es alguien que primero pagó el mínimo de la tarjeta, después le pidió al que pudo y después fue a la financiera de la esquina que le cobró una tasa del 200 por ciento de interés anual. La vida cotidiana está tanto o más endeudada que nuestro propio país. En ese contexto, priorizando las evidencias de las debilidades, creo que es necesario avanzar de manera constructiva, de manera propositiva y de manera razonable en la aprobación de este acuerdo. Sin lugar a dudas que todos quisiéramos estar en otra situación. Estudié los acuerdos del Fondo Monetario Internacional con Argentina y otros países y, claramente, no tenía ninguna intención de estar aprobando un acuerdo. Pero estamos ante esta realidad y ante esta dificultad y sobre esa base creo que estamos arribando a un acuerdo razonable que requiere el dictamen del conjunto de la comisión y ser aprobado en el recinto en los próximos días.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Cacace.
Sr. Cacace. - Señor presidente: escuchaba atentamente los
discursos previos y veo que siempre reeditamos algunas discusiones sobre la deuda en general. Usted, por ejemplo, haciendo historia, fue hasta casi la Baring Brothers y dijo que lo hizo sin ningún juicio de valor, aunque no sé si fue exactamente así…
Sr. Presidente (Heller). - Con los menos posibles, tal
vez. (Risas).
Sr. Cacace. - No me voy a poner a hacer la reedición
tampoco porque no tengo el tiempo y, seguramente, me va a cortar antes el micrófono. Pero veo que reeditamos algunas discusiones sobre la deuda cuando tuvimos las dos discusiones sobre la reestructuración previa y por ahí ignoramos o no prestamos atención a ciertos conceptos como, por ejemplo, que la deuda sí es la acumulación de los déficit. Buscamos darle toda una explicación al hecho de que nuestro Estado tiene estructuralmente un problema de que año a año gasta más de lo que le ingresa. En muchas ocasiones ese gasto está más justificado o menos justificado, pero lo cierto es que la deuda no viene de un repollo ni aparece de la nada o ex nihilo. No es así, aparece de los déficit que anualmente acumula nuestro gobierno. Ahora bien, uno podría decir que hay muchos otros países, incluso países desarrollados y países en crecimiento, que también tienen déficit todos los años. Usted iba a citar las cifras sobre comparación de la deuda respecto del PBI, y hay otros países mucho más desarrollados que el nuestro que tienen porcentajes de deuda respecto del PBI mucho más altos. Sin ir muy lejos, Estados Unidos tiene 130 por ciento de deuda respecto del PBI y también tiene déficit fiscal todos los años. ¿Cuál es el problema de la deuda en la Argentina que hace que de manera tan recurrente hablemos de esto? Que nuestro país no genera confianza en el marco internacional y en los mercados como para poder financiar su propio gobierno. Esta es la gran diferencia. Un país como Estados Unidos puede tener una deuda mucho más grande que la nuestra respecto de su PBI y puede tener déficit todos los años, pero resulta que cuando sale a pedir dinero prestado, emitiendo bonos, le presta todo el mundo. A nosotros no nos presta nadie, esa es la diferencia. Y no nos presta nadie porque a través de sucesivas acciones no generamos confianza, señor presidente. Acá se habló de la situación del 2001 y esto hay que tenerlo presente no solo para hacer historia y revisar, sino por la responsabilidad que nosotros tenemos hoy en esta Cámara de Diputados. Acá se aplaudió un default creyendo que hacíamos la gran picardía, pero resulta que con eso nos quedamos por años fuera de los mercados internacionales y se hizo difícil financiar nuestro Estado.
- El señor diputado Heller hace
uso de la palabra fuera del micrófono por lo que no se alcanzan a percibir sus manifestaciones.
Sr. Cacace. - Sí presidente sí...
Sr. Presidente (Heller). - Si quiere lo discutimos, pero
después.
Sr. Cacace. - Está bien, pero le voy a dar mi visión de eso
porque el ministro de Economía, el otro día, vino acá y se jactó de haber hecho una exitosa reestructuración de la deuda privada. Pero sabe qué veo yo. En esos días se discutía si la tasa de salida de financiación -la exit yield- iba a ser del 8, 10 o 12 por ciento. Pero resulta que si hoy queremos ir a pedir dinero al mercado nos lo prestan al 22 por ciento anual en dólares. Entonces, ¿dónde está el éxito de la reestructuración? ¿Qué significa que nuestro riesgo país esté en 1.979 puntos básicos? Que Estados Unidos va al mercado, pide deuda y no llega a pagar ni el 2 por ciento por los bonos del Tesoro a diez años, pero nosotros queremos endeudarnos en el mercado y pagamos el 22 por ciento de interés en dólares. Acá está la respuesta de por qué vamos al Fondo Monetario Internacional, pues yo noto que se trata de hacer toda una justificación de que vamos pero no queremos, de que vamos el Fondo, no vamos al Fondo, pero resulta que vamos al Fondo, 21 veces antes y ahora la número 22.
Sr. Presidente (Heller). - No vamos, estamos.
Sr. Cacace. - Y vamos. Ya le voy a responder eso en el
final, en el refinanciamiento, porque este acuerdo es más que refinanciamiento y eso lleva a nuestro desacuerdo con el proyecto de ley como lo han enviado. Vamos al Fondo, el anterior gobierno, este y otros tantos gobiernos en la Argentina, porque resulta que después de todo el discurso que damos, el Fondo es el organismo multilateral de crédito que más barato nos presta la plata. Entonces, como no podemos acceder al mercado privado para financiar nuestra deuda, tenemos que recurrir al Fondo para que nos preste dinero para financiar nuestro propio Estado. De lo contrario, aún con vencimientos altos, como puede ser el de 19.000 millones de dólares de este año o el de 22.000 millones de dólares del año que viene, si el mercado nos prestara dinero, como se lo presta a otros países de nuestra región a una tasa de un dígito, perfectamente podríamos emitir bonos, tomar esa plata y pagar el préstamo del FMI. Pero no lo podemos hacer porque la reestructuración de la deuda no fue tan exitosa como ustedes afirman. Nos dejó con esa exit yield de 20 por ciento de interés en dólares; es decir, si la Argentina quiere pedir un dólar prestado hoy lo paga a una tasa de interés prohibitiva y por eso no puede acceder y por eso va al Fondo Monetario Internacional. Entonces, terminemos con esto de que no vamos al Fondo, no queremos, lo hacemos a disgusto. Es mentira que lo hacen a disgusto. Es una mentira que lo hacen a disgusto. ¿Sabe por qué? Y ahora le respondo lo del refinanciamiento.
Sr. Presidente (Heller). - Mire que yo no le dije que era
mentiroso usted.
Sr. Cacace. - No le digo que usted lo sea, digo que es una
mentira el argumento…
Sr. Presidente (Heller). - Yo lo usé, así que me está
diciendo mentiroso a mí. Sr. Cacace. -…de que hay disgusto de ir al Fondo. No lo tome personal, señor presidente, no lo digo respecto de usted, lo digo respecto del argumento. Ustedes mandan un proyecto de ley que dice: “Artículo 1°. - Apruébase el refinanciamiento.” Ahora, resulta que entre todos los documentos que enviaron, recibimos el memorando de las políticas económicas, recibimos el memorando de entendimiento técnico. La carta de intención no viene dentro de las 137 páginas que enviaron al Congreso. No está. Si alguno la vio ahí, me dice y corrijo, pero no está. Ahora, en su política de transparencia, el Fondo Monetario Internacional publica en el sitio de internet toda la documentación en inglés y ahí sí está la carta de intención. Está en inglés, obviamente, letter of intent. Uno va y busca la carta de intención firmada por el ministro de Economía, Martín Guzmán y firmada por el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y es una carta de dos páginas que empieza “Estimada Georgieva…” ¿Para qué le pedimos el préstamo?
Sr. Presidente (Heller). - ¿No le propone enamorarlo? ¿No?
Sr. Cacace. - No.
¿Para qué piden el préstamo? En primer lugar, sí, para refinanciar el stand-by tomado en 2018. También para acumular reservas, como usted mencionó, pero la parte que no dice el artículo 1° del proyecto de ley es que también se pide para financiar el déficit fiscal primario del actual gobierno, usando el monto que excede los pagos descriptos anteriormente. (Aplausos.) Y esto es lo que le preguntábamos al ministro Guzmán. Cuando el ministro Guzmán estuvo acá el lunes, y se cansaron de preguntarle distintos diputados, se lo preguntó Iglesias, Tetaz y otros, venía con el libreto bien armado, debo reconocer, e insistía en que pedimos la misma cantidad que lo que se pidió en 2018. Sí, es cierto, pero es mucha mayor la cantidad que lo que debemos, porque acá, con este crédito de facilidades extendidas el gobierno argentino está pidiendo 5.000 millones de dólares más de lo que la Argentina debe al Fondo. Entonces, ¿qué me vienen a hablar de que van con disgusto al Fondo? No sólo van, sino que le piden aún más dinero del que le estamos debiendo. (Aplausos.) Van con gusto, señor presidente. Sí, van con gusto. No se tape la nariz al votar el acuerdo porque van con gusto al Fondo. Van con tanto gusto que le piden más dinero del que actualmente la Argentina le debe. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - No crea que yo soy como usted,
soy diferente. Yo voy con disgusto. Sr. Cacace. - Se nota. Resulta que le debemos al Fondo Monetario Internacional 40.000 millones de dólares, pero ahora vamos y le solicitamos 45.000 millones de dólares, por supuesto a disgusto, no queremos. El stock de deuda ha llegado a 363.000 millones de dólares. Entonces, tampoco dramaticemos lo que implica la deuda con el Fondo; es apenas un 11 por ciento de la deuda total que tiene la Argentina. Lo digo porque si no parece que toda la deuda es la deuda con el Fondo y nos olvidamos del otro 90 por ciento de deuda que nuestro país tiene. Sobre las condicionalidades es cierto que a nadie nos gusta que nos sometan a condicionalidades, pero es cierto que reducir el déficit fiscal es algo que la Argentina debe hacer, reducir la asistencia monetaria del Banco Central al Tesoro es algo que la Argentina también debe hacer. Entonces, aunque el Fondo Monetario Internacional no nos lo impusiera o no lo sometiera como condicionalidad, realmente debe ser parte de los objetivos que se discuten de la política presupuestaria en este Congreso, porque, la verdad y estamos todo el tiempo comparando entre gobiernos, hacia finales de 2019 se había llegado a lograr casi el equilibrio fiscal primario con 0,5 puntos del PBI y al año siguiente llegamos a tener 9 puntos del PBI de déficit fiscal, que fue histórico desde la recuperación democrática. Usted me va a decir, o como me han dicho varias veces, que es por el gasto por el COVID, pero el gasto por el COVID no explica los 9 puntos de déficit que tuvo la Argentina. Entonces, ¿sabe qué, señor presidente? Si no son hinchas del déficit, como dice usted, haga que se note mejor, porque el gobierno de Alberto Fernández en 2020 ha generado déficit, en 2021 ha generado déficit. En estos dos años, como le marcaron los diputados el lunes, ha acumulado el equivalente a 65.000 millones de dólares de deuda entre la deuda del Tesoro y la deuda que también genera el Banco Central. Y, si el ministro considera que es técnicamente incorrecto, que nunca lo ha visto este criterio de comparar en dólares, que vea el informe de la Secretaría de Finanzas de su propio ministerio o les dé el resto de ellos, porque ellos contabilizan el stock de deuda bruta en dólares y son los que han puesto esta cifra. Nos preocupa algo del acuerdo. Yendo a los memorandos nos preocupa algo. La directora gerente del Fondo Monetario internacional Kristalina Georgieva dice que este acuerdo es para sacar a la Argentina del camino de la alta y persistente inflación, sin embargo, vemos que en el acuerdo no hay metas de inflación. Como usted dijo, son proyecciones, pero, para colmo, empiezan siendo proyecciones para arriba, señor presidente. Claro, es lo que discutimos el otro día. En el presupuesto ustedes nos dijeron que iba a haber 33 por ciento de inflación. Tuvimos esa discusión. No lo querían corregir. Fuimos a la discusión en el recinto. Se rechazó el presupuesto. Ahora le reconocen al Fondo que la inflación puede ser de hasta un 48 por ciento. Lo ponen en esta banda, como dijo usted, de 43 más/menos 5 puntos. No es un objetivo de desinflación muy ambicioso el de reducir 5 puntos por año. No es ambicioso eso en términos de estabilización para la Argentina. Y no sé si por receta del Fondo o por elección del propio gobierno, en el concepto usted puede decir que es multicausal -y lo pone ahí en el memorando, lo propone el propio gobierno de la República Argentina cuando dice eso-, pero -insisto- no sé si por el propio gobierno o como receta del Fondo, las principales medidas contra la inflación que tiene ese acuerdo son herramientas de política monetaria tradicional, que es reducir la emisión del Banco Central y subir la tasa de interés… (aplausos) …y después ustedes, señor presidente, le agregan los acuerdos de precios que, por supuesto, es una de las políticas ahí señaladas, con la que nosotros no coincidimos en absoluto, porque, para colmo, viven haciendo acuerdos de precio, están todo el tiempo haciendo acuerdos de precios y nunca funciona uno. Resulta que en vez de reconocer que los acuerdos de precios no funcionan, la idea de ustedes es que en realidad es porque no controlaron…
Sr. Presidente (Heller). - ¿Usted cree que las metas de
inflación funcionaron? Fueron un éxito bárbaro, los felicito.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Iglesias. - Usted no puede hacer comentarios. Usted es
el que dice que no dialoguen, no el que dialoga. ¡Por favor!
Sr. Cacace. - Resulta que aunque los acuerdos de precios no
funcionan, ustedes insisten con la idea de que no metieron suficientes productos o no hicieron el debido control y nos siguen proponiendo más acuerdos de precios, cuando en realidad hay que darse cuenta de que es una política absolutamente fracasada para luchar contra la inflación. Hay algo positivo del memorándum técnico. No me refiero al de las políticas económicas, porque tiene un análisis muy subjetivo, con muchos juicios de valor, un diagnóstico y recomendaciones que no compartimos. Pero el memorándum técnico -invito a que lo lean- es una forma de transparentar contablemente al gobierno federal. Porque los giros de utilidades que maquillaron todos estos años para pasarle asistencia monetaria al Tesoro -cambiando el criterio de valuación de los títulos en poder del Banco Central- ahora el FMI dice que eso es asistencia monetaria al Tesoro igual que los adelantos transitorios. Quizás deberíamos tomar como sugerencia ese criterio y ponerlo en la Carta Orgánica del Banco Central. Me parece que transparentaría la asistencia monetaria en nuestro ordenamiento jurídico. (Aplausos.) El otro punto es la gran discusión sobre cuánto hay de reservas netas, ya sean positivas o negativas. Como han puesto metas de acumulación de reservas -que se miden en dólares- hay una nota al pie muy chiquita pero que puede explicar todo el criterio que indica que las reservas netas de la República Argentina son 2.325 millones de dólares. Es decir, tenemos apenas hoy en el Banco Central de la República Argentina la suma de 2.325 millones de dólares. Creo que si hay algo bueno es el memorándum técnico de entendimiento. Ese sí lo podríamos tomar como norma contable; no lo otro. Ayudaría mucho a transparentar las finanzas e inclusive, dado que el acuerdo menciona que van a enviar información diaria, semanal, mensual y semestral al Fondo, podríamos agregar que, de paso, la manden acá al Congreso, porque hay mucha información presupuestaria que por ley deben enviarnos y nunca llega. (Aplausos.) Dicho esto, señor presidente, no compartimos la redacción sobre el refinanciamiento. No compartimos ciertamente la política, pero entendemos que es importante -por todo lo que ya expusimos- evitar el default. Para evitar el default hay que lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y por más análisis de toda la historia de la deuda, hay algo importante que dijeron los gobernadores ayer cuando estuvieron aquí y se refiere a la continuidad jurídica de nuestro Estado. Ya sea un gobierno u otro, debemos resolver los problemas que tenemos. Si queremos restaurar la confianza de Argentina a nivel internacional y que nos vuelvan a prestar y que podamos financiarnos como lo hacen otros gobiernos es necesario que honremos nuestras deudas y evitemos el camino del default. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Litza.
Sra. Litza. - Señor presidente: voy a empezar por lo que
sería una obviedad, pero lo voy a decir porque por ahí no quedó del todo claro para algunos diputados y diputadas. Se trata de reivindicar este ámbito de discusión. Porque no existía, es histórico, es la primera vez que ocurre. Hace unos minutos un diputado, sin ponerse colorado, preguntó acerca de por qué el presidente Fernández no hacía esto por DNU. Realmente, creo que nos tendría que dar vergüenza que ocurriera eso porque nosotros tenemos que reivindicar esa potestad parlamentaria. A pesar de que no nos gusten todas las opiniones y no las compartamos -hace horas que nos venimos escuchando-, es importante tener este debate transparente, con las cartas sobre la mesa y con la letra chica que tanto se pidió. Fue muy importante la presencia del ministro Guzmán, del presidente del Banco Central, la titular de la AFIP, el ministro de Desarrollo Productivo, el señor jefe de Gabinete y el equipo económico. Hemos podido enterarnos, saber y comprender -también a través de nuestro propio esfuerzo, de los asesores y el trabajo intelectual- cuáles son los términos del acuerdo. Nos puede gustar o no, como decía antes. Recién otro diputado nos decía que nos gusta ir al Fondo. No nos gusta ir al Fondo. No nos queda otra alternativa porque el Fondo no lo trajimos nosotros, lo trajeron ustedes. Tampoco nos gusta la idea de las misiones del Fondo que van a venir a monitorear la ejecución de los programas. No nos gusta, pero tampoco lo trajimos nosotros. Sí debemos entender que es una realidad y una soga al cuello que nos asfixia y nos impide pensar en las cosas importantes para los argentinos y las argentinas. Me refiero al crecimiento de nuestra economía y la expansión de nuestra industria. Para que la industria pueda expandirse necesitamos de insumos que se compran en dólares. Necesitamos divisas. Asimismo, estuvieron los gobernadores; no todos, pero los que vinieron pertenecen a distintos signos políticos. Estoy segura de que si hubieran estado todos habrían pensado igual porque ellos son responsables, más allá de su signo político, del bienestar de sus pueblos y de los ciudadanos a los que gobiernan. También ellos necesitan acceso a los préstamos, a los créditos en pesos. Estoy segura de que si hubieran estado los intendentes y las intendentas también habrían pensado lo mismo. Porque ninguno de los que estamos sentados acá vimos un aviso en el diario y nos anotamos. A nosotros nos eligieron, nos votaron para estar acá. Somos representantes de nuestros pueblos, de nuestras provincias. Pertenezco a la provincia de Buenos Aires y del primer cordón del conurbano, donde hay un sinnúmero de obras públicas en marcha. Los intendentes y las intendentas están confiando que van a poder seguir ejecutando esas obras. Muchas de ellas tienen que ver con agua, saneamiento, infraestructura, hábitat, cuidado del ambiente, conectividad. ¿Qué pasaría si Argentina no tiene la posibilidad de dar certezas para la continuidad de esas y tantas otras políticas públicas focalizadas en la necesidad de nuestro pueblo? Por supuesto que no nos gusta el Fondo Monetario. Por supuesto que pensamos que hubiera sido mejor no tener esta deuda. Pero está y creo que debemos hacer lo posible para llegar a un dictamen que nos permita ir al recinto y dar certeza de que la Argentina va a estar en el camino de honrar esta deuda que, si bien está tomada por el gobierno anterior, es parte de una continuidad en el Estado Nación. Necesitamos de esas certezas para que los gobernadores puedan dejar ese estado de parálisis y de incertidumbre respecto de si van a poder seguir adelante con sus obras o no. Ayer escuchamos acá el testimonio de representantes de la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural Argentina, los bancos, la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio y de distintas asociaciones vinculadas con las pymes junto a la CGT. Por supuesto que algunas asociaciones nos gustarán más que otras o decididamente ninguna. Lo que sí es cierto es que me parece histórico lo que pasó ayer: tantas entidades distintas, con orígenes diferentes, con objetivos distintos y contrapuestos estuvieron conscientes de la importancia de poder evitar el default porque Argentina está en un concierto de naciones. Vivimos en un mundo globalizado y tenemos relaciones bilaterales y multilaterales con muchos países integrantes del Fondo Monetario Internacional. El Fondo Monetario no es un club de bancos, no son acreedores privados. Son países con quienes Argentina mantiene comercio y necesidades recíprocas. La Argentina necesita crédito internacional y sanear sus cuentas, así como el mundo necesita a la Argentina. Tenemos el yacimiento Vaca Muerta, sin ir más lejos, en un mundo que necesita gas. Asimismo, debemos fortalecer nuestra matriz industrial para llevar el gas de Vaca Muerta a toda la Argentina y exportar. Eso require inversión en infraestructura. Lo peor que nos podría pasar es caer en el default, nos guste más o menos. Estoy consciente de que este es el mejor acuerdo al que pudo haber llegado la Argentina, y confío en la responsabilidad y madurez de la oposición para llegar a un dictamen que sea aprobado mañana en el recinto. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el diputado
Eduardo Fernández, dado que la diputada Rodríguez Machado salió un momento de la sala.
Sr. Fernández (E.). - Señor presidente: ya han mencionado
mis compañeros y compañeras la importancia de que estemos tratando este proyecto. Muchos se preguntan qué pasaría si este Parlamento nacional no aprueba este programa de facilidades de pago. Ya hemos señalado también las diferencias de donde provenimos: el Frente de Todos y sus militantes o diputados nunca hubieran ido al Fondo Monetario Internacional. Los que queremos a nuestra patria recordamos cómo surgieron las deudas, y no siempre fueron por déficit fiscal, señor presidente. Uno de los primeros préstamos que el sistema financiero internacional le dio al gobierno argentino fue para hacer la Conquista del Desierto, con el objeto de dar una estructura determinada y condicionante a nuestro país. A poco de que incumplamos el pago de las cuotas, pasará un tiempo administrativo breve con el Fondo Monetario Internacional, que primero nos declarará en mora, y a las pocas semanas, en default. ¿Qué pasaría? Ante el solo incumplimiento, el índice de riesgo país se dispararía, y de inmediato se desplomaría la cotización de los bonos del Tesoro nacional y la cotización de las acciones de las empresas argentinas en los mercados local e internacional. Se produciría un efecto sobre la cotización de los dólares, tanto financieros como paralelos, con la influencia que esto tiene en la disparada de la inflación. Transcurridas algunas semanas, cuando se oficializara el default con el FMI, teniendo en cuenta cómo funciona el sistema financiero global, nos dejarían de asistir entidades como el Banco Mundial, el BID y la Corporación Andina de Fomento, que aportan más o menos 5.000 millones de dólares anuales a la Argentina. También se cortaría el ingreso de dólares provenientes de inversiones para infraestructura, incluso los de China, porque todos tienen cláusulas cross default, que exigen no dejar de pagar a organismos internacionales. Se cortaría todo ingreso de inversiones extranjeras directas, y los proveedores del exterior comenzarían a exigir que, para las importaciones, tanto de las empresas en general o las de salud, haya que pagar antes. Como decimos en el ámbito empresario, se cortaría todo el crédito, incluso la prefinanciación de nuestras exportaciones. En resumen, toda esta sumatoria de consecuencias agravaría el problema principal de la economía que es esta restricción externa. Ayer escuchamos -gracias al tratamiento que exige la ley 27.612, en virtud de la cual estamos analizando este programa- a diferentes sectores sociales. Ustedes saben que provengo de la dirigencia de la pequeña y mediana empresa. Ahí se terminan los argumentos con los trabajadores y con los pequeños empresarios, y también con los empresarios grandes, con distintas ópticas y pedidos en cuanto al funcionamiento del Estado, que dicen que tiene que haber un Estado-nación presente. Nosotros, diputados y diputadas, debemos cumplir con el deber para el que nos votaron, que no es santificar al Fondo Monetario Internacional. Yo no lo quiero; odio la revisión y que tengamos que rendir cuentas. Pero no fuimos nosotros. Ahora le tenemos que solucionar el problema a los argentinos y a las argentinas, a los pequeños empresarios que quieren seguir con el desarrollo nacional y a nuestros productores agropecuarios. Por eso hablamos de un futuro que existe, que es la posibilidad de avanzar en leyes que acompañen la agroindustria, la electromovilidad, etcétera. Queremos futuro para los argentinos. El pasado ya lo sabemos; lo vamos a analizar y la historia juzgará. Pero nosotros no le vamos a mentir a los argentinos. Queremos futuro. Por lo tanto, señor presidente, y para ser breve, llamo a la responsabilidad que tenemos con nuestro sector privado y nuestros trabajadores, y con los argentinos y argentinas. Tenemos un futuro y un pasado que nosotros no ayudamos a construir, pero estamos dispuestos a compartir el futuro con todos los diputados y diputadas mediante un voto con un sentido de protección a la patria y de futuro para los argentinos y argentinas. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Rodríguez Machado.
Sra. Rodríguez Machado. - Señor presidente: voy a ser breve
y concreta porque los números en relación con el relato ya fueron explicitados con datos oficiales por parte del diputado Iglesias. Me voy a referir a algo que desde el espacio decimos que es “invotable”: los anexos que acompañan la solicitud de nueva adquisición de deuda. Ustedes le podrán llamar renegociación, pero es un nuevo pedido de deuda que formalmente está iniciando el Poder Ejecutivo nacional frente a los organismos multilaterales de crédito del Fondo Monetario Internacional. Nosotros decimos que ni la oposición ni nadie puede negarle a un gobierno el pedido de crédito. Lo que la oposición ni nadie hace es compartir un plan económico de gobierno del oficialismo, pues lo tienen que definir explícitamente quienes gobiernan, con las responsabilidades que le caben. El tema es que ahora pretenden embretar a la oposición diciendo que, si no votamos este plan de gobierno, probablemente nuestro país vaya al default, algo que nunca desde la oposición vamos a propiciar. Pero tampoco somos tan ingenuos como para que, a partir de la responsabilidad que tenemos, nos quieran embretar con un programa de gobierno que no compartimos en absoluto, como tampoco lo comparten algunos miembros de su propio espacio, quienes ya han adelantado que van a votar en contra. Ahora bien, ¿por qué no compartimos este programa? En primer lugar, porque se basa en una mayor presión impositiva sobre los ciudadanos. Cuando nuestro gobierno trabajó este punto, elaboró el pacto fiscal mediante el cual se bajó la presión impositiva a las provincias y, por otro lado, se llevó adelante un proyecto de baja gradual de impuestos que fue presentada por el exministro Dujovne. Aquí está la primera diferencia. La segunda diferencia son las metas inflacionarias. A este gobierno no le preocupa la inflación. Debo decirles que en este sentido han logrado superar a la República de Venezuela, y esto no es para felicitarlos sino para llorar. Han logrado, con su plan de gobierno, aumentar el índice inflacionario mucho más que la República Bolivariana de Venezuela. Antes decíamos que íbamos a ser Venezuela; ahora lo lograron. Ya somos Venezuela en lo que hace a la inflación.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sra. Rodríguez Machado. - Pueden decir lo que quieran, pero
lo lograron, muchachos. Es lo que dicen todos los diarios de hoy. Ahora no sé ahora a quién le van a echar la culpa pero, en todo caso, eso forma parte de otra discusión.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sra. Rodríguez Machado. - No les gusta que les digan que
lograron superar la inflación de Venezuela. El tercer punto son los subsidios. Efectivamente, nuestro gobierno sostuvo que había que empezar a corregir este tema y comenzó a normalizar la distorsión existente entre los subsidios del AMBA y del interior, y a retirar los subsidios tratando de implementar fuentes alternativas de generación de energía. Como ustedes saben, el precio de la energía baja si hay más oferta. Por ello, en nuestra gestión se generaron sistemas alternativos de energía, como la biomasa, la energía eólica, las energías alternativas y, sobre todo, se trata de ser soberanos energéticos para no depender de pagar una friolera de millones de dólares a barcos gasíferos para proveernos gas de Bolivia, Chile u otros países. Por supuesto, todo esto ustedes lo destruyeron y ahora quieren quitar los subsidios. Ese dinero que ustedes van a recaudar, haciendo pagar más a la gente, se va a licuar con el mayor costo que va a tener el gas y la energía a partir de la invasión a Ucrania por parte del estado ruso. No solo no coincidimos con todos los parámetros que se están poniendo en este acuerdo, sino que nuestra gestión hizo exactamente lo contrario: bajó tributos, generó más fuentes de energía alternativa y, finalmente, no generó inflación. En ese sentido, ustedes le ganaron a Venezuela en inflación. Entonces, mal podemos votar algo en lo que ustedes van por el camino opuesto. Para terminar, ustedes están emperrados en que votemos este programa anexo para compartir culpas y hacernos socios, porque el kirchnerismo no quiere quedar pegado y que luego se señale a Fernández y a ustedes como los culpables de las malas políticas del gobierno. En síntesis, ustedes háganse responsables de conseguir los votos, de convencer a Máximo Kirchner y a Grabois para que los ayuden, porque nosotros no compartimos este plan económico y actuamos de manera opuesta. Si ustedes van a generar más problemas económicos a partir de este acuerdo, es cuestión de ustedes. No es un problema de la oposición. Sí es nuestra responsabilidad analizar el número de la deuda que ustedes pretenden tomar, pero de la forma y del plan de gobierno háganse cargo ustedes y busquen los votos necesarios dentro de su propio bloque. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Figueroa Casas.
Sra. Figueroa Casas. - Señor presidente: aquí se habló un
poco de historia, pero me parece que a veces también hay que contar alguna otra parte para tener una visión más completa. En este momento nosotros estamos planteando una respuesta a un endeudamiento y la verdad es que el origen de ese endeudamiento, como ya lo han dicho varios, tiene que ver con el déficit fiscal. Y es necesario señalar que el déficit fiscal se origina en el aumento del gasto o en la disminución de los ingresos. Es decir, tenemos dos partes. En este sentido, quiero destacar que el gasto público consolidado, o sea, el total del gasto público en la Argentina históricamente fue menor al 30 por ciento del PBI. En 2008 superó ese importe y desde ese momento al 2015 superó el 30 por ciento el PBI. Hay un trabajo de una fundación que calcula cuánto dinero suma ese excedente del PBI año por año desde 2008 hasta 2015, y ese excedente fue de 558.000 millones de dólares. Uno podría no cuestionarlo y decir que está muy bien, pero yo me pregunto: ¿la gente estuvo mejor? ¿Las jubilaciones estuvieron mejor? ¿La pobreza disminuyó? ¿El país está bien? No. Se siguió generando endeudamiento, seguimos teniendo inflación y evidentemente los resultados no han sido los esperados. Pero además todo ello tuvo una contrapartida, que son los impuestos y la presión tributaria, que también fue en aumento e implicó para muchas empresas -recién un diputado preopinante se refirió a la pequeña y mediana empresa- un ahogo financiero muy importante y un freno a su posibilidad de crecer. Entonces, no tenemos el nivel promedio que habíamos tenido de gasto público ni tampoco calidad de gasto público, y además los hacemos pagar a los privados -ahogándolos y asfixiándolos- no solo con impuestos sino también con inflación. La inflación es un impuesto sobre cualquiera que tenga ingresos fijos y que quiera ahorrar en pesos. Entonces, después nos enojamos porque la gente es racional y no quiere ahorrar en pesos. Tenemos un mercado financiero en pesos chico porque ya aprendimos. No solo ya sufrimos inflación, sino también ahorro obligatorio, diversos corralitos, etcétera. Podría seguir volviendo a la historia, pero vamos a tratar de quedarnos en el presente. Y en el presente nos encontramos con un gasto público muy alto y con una presión tributaria enorme, lo cual nos cierra muchos de los caminos para bajar el déficit fiscal. Cuando vemos el programa que se plantea, la receta es, por un lado, tocar los subsidios -que no nos quedó claro cuánto van a impactar, porque se preguntó varias veces y no obtuvimos respuesta-, y por otro lado, que la AFIP mejore su performance, que se aumente el impuesto a los bienes personales -que ya se aumentó-, sabiendo, porque ya se ha estudiado mucho, que una presión tributaria muy alta también genera una alta evasión e informalidad. Esto es algo que se viene generando desde hace tiempo. Cada vez se hace más difícil formalizarse a quienes están en la informalidad porque el salto es tan grande que se los impide. Tenemos que tomar conciencia de eso. Hay casos muy limitados de empresas o personas que quieran crecer. Pregúntele a un monotributista si quiere ser empresa. Van a ver que no quiere pasar al régimen general. Todos queremos ganar más. Sin embargo, un monotributista no quiere ganar más. Una persona que está en el monotributo social tampoco quiere ganar más. Entonces, nos hemos encargado de hacer esto en toda la Argentina. Por eso hablé del gasto consolidado, porque no hablamos de un solo gobierno, sino de todos: de las provincias y de los gobiernos municipales y nacional. Nos hemos encargado de llegar a un punto donde las empresas no quieren crecer, donde no hay incentivo para eso. Las últimas encuestas que vi indican que la mayoría de los jóvenes se quiere ir del país. Nosotros acá estamos discutiendo, pero el programa que se está presentando es más de lo mismo. Pero, claro, uno es responsable, sabe y es consciente. Todos somos conscientes de por qué llegamos a este punto y, por lo tanto, uno quiere autorizar; no quiere entrar en un default, porque también sabemos las consecuencias terribles que eso tiene. Pero no nos pidan que acompañamos un programa con el que no estamos de acuerdo. No nos pidan, después de que venimos manifestando muchísimas veces que no vamos a acompañar aumentos de impuestos, que avalemos algo que está planteando aumentos de impuestos. No nos pidan que nosotros avalemos algo que tienen que hacer las provincias, que es -según lo que dice el programa- aumentar los valores para los impuestos inmobiliarios. Eso no lo podemos avalar nosotros. Tampoco podemos avalar que ustedes vayan a decidir qué pasa, con la incertidumbre lógica de un mundo que está atravesando una guerra y está muy complicado. Si llega a haber alguna modificación, son ustedes los que van a decidir qué hacer. Eso no lo podemos avalar. ¿Qué pasa si cuando viene la revisión no se cumple y hay que hacer algunos ajustes? ¿Nos van a pedir que los avalemos? Entonces, nosotros planteamos que, así como están estos artículos, no podemos acompañar esta iniciativa. Pero no estamos planteando el default. No es algo binario: una cosa o la otra. Nosotros queremos ser responsables, queremos evitar el default, pero no queremos acompañar un programa que creemos que solo va a traer más inflación, más impuestos y menos crecimiento para este país. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Antes de darle la palabra a la
señora diputada Tolosa Paz -a quien le pido disculpas-, se la cedo al señor diputado Casaretto, quien me está pidiendo una interrupción.
Sr. Casaretto. - Quiero informar a las comisiones que el
presidente me comisionó recién para que fuera hasta el auditorio, porque hay una movilización en la calle, y me acaban de entregar una documentación, que la voy a leer para que quede constancia en el acta y luego se la entregaré al señor presidente. Un conjunto de organizaciones presenta un petitorio. Ellas son CCC, UTT, Pymes para el Desarrollo Nacional, OLP, Manifiesto Argentino, Unidad Popular, Soberanxs, PTP PCR, Causa Nacional, PC, FIPCA, Grupo Bolívar, Fetera y CTA Autónoma. Como digo, entregan un pronunciamiento que se lo pasaré al señor presidente para que quede constancia. Además entregan una serie de aportes para el debate acerca del pago de la deuda externa y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que se titula “Convencidos de que otro camino es posible”. Se entrega asimismo una documentación acerca de una propuesta de opinión consultiva, unos aportes de proyecto económico de la Fundación SES y copia de una denuncia penal presentada por Alicia Amalia Castro, Amado Boudou, Gabriel Mariotto y Alejandro Olmos Gaona. Habiéndola recibido, en nombre de las comisiones, como secretario, entrego esta documentación al señor presidente para que quede constancia de la información.
- El señor diputado Casaretto
hace entrega de la documentación al señor presidente, diputado Heller. Sr. Presidente (Heller). - Gracias, señor secretario. Tiene la palabra la señora diputada Tolosa Paz.
Sra. Tolosa Paz. - Señor presidente: quiero empezar
reiterando parte de lo que aquí se ha dicho durante toda la mañana, pero creo que es importante volver a reflejarlo para tratar de traer claridad. La ley que se sancionó en marzo de 2021, la número 27.612, ya indicaba cómo íbamos a llegar el día que la Argentina definiera qué iba a hacer con la deuda con el Fondo Monetario Internacional. En aquella oportunidad, los legisladores de este Parlamento votaron en su amplia mayoría -salvo algunas mínimas expresiones; en todo caso, de abstenciones-, aprobando el artículo 2°, que decía que todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional debía ser aprobado por una ley de este Parlamento. “Todo programa”, y el programa, justamente, es el desarrollo de cómo y de qué manera salimos de esta trampa que es la deuda que debe afrontar la República Argentina. Digo esto para tratar de llevar tranquilidad a quienes, en todo caso, luego de que levantaron la mano y votaron a favor una ley, hoy quieren desandar ese camino. Y no hay posibilidad, porque hay que aprobar un programa que establece un contexto y un marco hacia dónde tiene que ir la Argentina, y luego, en todo caso, los gobiernos tendrán que desarrollar la política económica y las herramientas para poder dar cumplimiento a esas metas. Claramente es un programa lo que tenemos que mostrar, y no solamente a nuestro pueblo sino al mundo: cómo vamos a lograr desendeudar a la Argentina. Lo podemos decir, pero lo tenemos que hacer, y para hacerlo tenemos que pautar metas de cumplimiento, que son ni más ni menos que una base. Tampoco es una fotografía quieta; es una base que, por supuesto, puede ser modificada. Como aquí se ha dicho, si el crecimiento es el que se expresa en este memorando o claramente puede ser aún mayor, eso dependerá de una cantidad de variables que no manejamos. Sin embargo, están puestas en esa base con la razonabilidad que significa un acuerdo pensando en un sendero y en un camino que queremos despejar al pueblo argentino. El camino que hoy tiene el pueblo argentino por delante no lo diseñamos nosotros. Se trata de un camino que el equipo económico de la anterior gestión presentaba para este año, con la posibilidad de pago por vencimientos de capital de la deuda que tomó el expresidente Mauricio Macri por 19.100 millones de dólares para este ejercicio. Cuando en 2018 el expresidente Macri tomó semejante deuda y pensó -con mucho optimismo- que en tres años íbamos a poder devolver semejante monto, yo quiero saber cómo y de qué manera pensaba hacerlo. En este recinto hemos escuchado que este programa de facilidades extendidas es insostenible. Es el mismo monto de deuda que tomó Mauricio Macri. No tomamos un solo peso más de deuda. Buscamos refinanciar esa deuda con un programa de características diferentes al que tomaron quienes hoy critican esta forma de sacarnos la deuda de nuestras espaldas. Lo que se busca es ni más ni menos que un camino: primero, el alivio al pueblo argentino, que no da más, que necesita justamente que el Estado pueda seguir aplicando políticas públicas que lo saque del drama que tiene porque, teniendo trabajo en la Argentina, tenemos todavía un montón de compatriotas en situación de pobreza. Por eso decimos que este acuerdo busca la sostenibilidad que implica sacarnos de encima una deuda que el gobierno de Alberto Fernández no tomó, y que sin embargo busca una vez más sacarnos de encima no solamente al Fondo, sino semejante tamaño de deuda. Por eso, primero decimos que es falso que este programa sea insostenible. Lo que era insostenible era pagar, con un programa stand-by, en tres años, los vencimientos que teníamos que afrontar este año y el año que viene por 19.300 millones de dólares. Decimos entonces que buscamos cuatro años y medio que nos permitan crecer y empezar a pagar en un plazo de diez años lo que ustedes tomaron hace apenas cuatro años. Quiero decirles que no solamente no se toma un dólar más de deuda sino que, claramente, como se ha dicho aquí, el año pasado, en el inicio de la campaña electoral, el presidente de Nación hizo público que este país iba a recibir los famosos DEG -derechos especiales de giro- y que no podíamos utilizarlos ni siquiera en la salida de la pandemia, porque justamente teníamos que hacernos cargo de los vencimientos que la Argentina afrontaba a fines del año pasado. Por eso, cuando algunos falsamente dicen que tomamos más deuda que ustedes, les decimos: no. Vamos a refinanciar la deuda que tomó el gobierno de Cambiemos. Tenemos que poder ponernos de acuerdo en esto. No es una chicana; es parte de la realidad. Vamos a tomar el mismo monto de deuda que la de ustedes y la vamos a refinanciar en un plazo diferente, que nos permita no declinar en el contrato social que vinimos a hacer con los argentinos y las argentinas. Nosotros vinimos a modificar un sistema productivo que estaba destrozado, y no estamos dispuestos a que este acuerdo con el Fondo deje de lado el primer compromiso que tenemos, que no es con el Fondo sino con el pueblo argentino. Ese compromiso está vigente en este programa económico. Decimos que lo que buscamos por todos los medios es demostrar a la Argentina que el 10 de diciembre, cuando arrancó un gobierno, comenzó otro camino que puede hoy demostrar al pueblo argentino que el crecimiento del 10 por ciento del PBI no es un mágico; no es el rebote de la caída del COVID. Es, en todo caso, claramente, el rebote de la caída del COVID con un Estado presente, que hizo posible crecer 10 puntos en apenas un año, después del COVID y después de la gestión de la destrucción del entramado pyme argentino llevado a cabo por la anterior gestión en la República Argentina. Por eso decimos que este programa de gobierno es el mínimo común denominador que encontramos, por supuesto, en la mesa de negociación con el Fondo Monetario Internacional porque no estuvimos dos años allí discutiendo cuestiones mínimas sino centrales. Para todos nosotros, pero fundamentalmente para nuestra generación, tener presente el FMI remite a una catástrofe. Y es cierto, hay que decirlo: veintiún acuerdos en la historia de la Argentina con el Fondo demuestran que siempre fue una catástrofe. ¿Por qué pensar que esta vez no? Porque en nuestra generación también tenemos el recuerdo reciente de lo que fue la salida del Fondo con Néstor Kirchner. También tenemos presente el 10 de marzo de 2004, cuando Néstor Kirchner acordó y pudo pagar en apenas dos años los 9.800 millones de dólares de deuda. Pero además de tener reciente en la memoria que hay que acordar, que hay que pagar y que cuanto antes salgamos de la trampa del Fondo Monetario Internacional tendremos plena soberanía. No disimulamos, como decía la compañera Mónica Litza, que las auditorías trimestrales van a ser molestas para nosotros, pero claramente este programa de gobierno plantea un escenario de cumplimiento. Ustedes me dirán: ¿qué certezas tenemos en un mundo que está en guerra? Pues claro que también lo advertimos. Por eso, parte de las cláusulas del entendimiento tienen que ver con llevar, de todos modos, certezas. Vivimos en un mundo en que no sabemos cuánto vamos a pagar en materia de gas. La Argentina, como todavía no tiene el desarrollo del gasoducto Néstor Kirchner, tiene que importar gas para seguir dando sostenibilidad al entramado pyme y al entramado industrial de la República Argentina. Sí somos un gobierno que no va a detener las máquinas ni las pymes ni las fábricas y no va a poner en jaque la posibilidad de recuperación laboral de la Argentina. Por eso decimos que este programa de gobierno busca ni más ni menos que ese mínimo común denominador. Es un programa de gobierno que buscó que en la Argentina no haya reformas estructurales. Lo repito, porque lo dijo el presidente de la Nación el 1° de marzo y algunos no quieren tomar nota: no hay reforma laboral, no hay reforma previsional, no hay un esquema de privatizaciones. En todo caso, las exigencias de que el gasto real en la Argentina tiene que empezar a ser mirada con la objetividad tal de aquellos que pensamos que el Estado tiene una responsabilidad, que es administrar cada vez mejor los recursos, y que no solamente miramos la matriz impositiva -progresiva, por cierto-, sino que una vez que el Estado tiene ese dinero público tiene que ser efectivo en la asignación de esos recursos. En esa efectividad se inscribe el capítulo de los subsidios. Escuché a diputados preguntar únicamente una y mil veces cuál era el aumento sobre la punta de la pirámide, es decir, el 10 por ciento más rico de la Argentina. Me hubiese encantado escuchar a uno y cien diputados preguntar cuál iba a ser el aumento efectivo sobre el 90 por ciento de la base social de la Argentina. Algunos no disimulan a quiénes representan. No disimulan qué quieren expresar cuando no preguntan si el 90 por ciento de la base es la que efectivamente debemos proteger como políticos. Por eso les decimos, simplemente, que el tema subsidios y tarifas es una preocupación legítima de quienes tenemos todavía muy a flor de piel la etapa de los tarifazos en la República Argentina. La tenemos tan a flor de piel que lo que queremos hacer es no destinar un solo peso más a subsidios innecesarios, pero seguir protegiendo a quienes van a necesitar de un Estado que acompañe el pago de los servicios básicos en la República Argentina. Para eso, llevamos no solo la voz de los que creo que tienen un esquema pensando en la progresividad no solamente impositiva sino también en la progresividad de la quita de los subsidios. El 10 por ciento más rico no se verá beneficiado en la Argentina con subsidios porque tiene capacidad económica, no solo medida en términos de ingresos sino en términos de patrimonio y otras variables que posiblemente se conocen como la presunción de riqueza de esos sujetos que, claramente, no nos piden el subsidio -porque no lo necesitan- y, en todo caso perjudican, sin quererlo también, al resto de la base de la sociedad. Por eso digo que, en materia de subsidios, la base social de esa pirámide de ingresos va a estar totalmente protegida, que lo que usted ha dicho es totalmente cierto. Este Parlamento entero -y por unanimidad- entregó a Mauricio Macri, no solamente la ley que tomamos como base, que es la ley que le pone un techo al aumento de tarifas. Las tarifas en la Argentina no van a correr nunca más por arriba del coeficiente de variación salarial. Pero no solo como techo, sino que, en la progresividad, buscamos el 80 por ciento de ese coeficiente para todos aquellos que no sean considerados usuarios de las tarifas sociales, porque si sos considerado usuario de las tarifas sociales tendrás, obviamente, el beneficio de que solamente el techo aun será más bajo: el 40 por ciento del coeficiente de variación salarial. Esta escalera que pone el 40 en la base social más baja, que pone el 80 sobre el coeficiente de variación salarial -pero libera el subsidio- es lo que busca ni más ni menos que permitir a la Argentina cumplir no con el Fondo sino con un compromiso nuestro, que es poder redistribuir de mejor manera los recursos del Estado- Nación. Para terminar, digo que escuché por aquí también que había otras opciones o que somos un poco, quizás, extremistas: el acuerdo o la catástrofe; el acuerdo o el default. Es cierto. Técnicamente no se llama default; se llama mora o incumplimientos de pagos, pero este hecho puntual y concreto, si este Parlamento no acompaña el acuerdo, constituye una catástrofe para el conjunto de hombres y mujeres que este bloque representa y quiere seguir representando. Es una catástrofe para el pueblo trabajador, para los millones de personas que viven en la informalidad, para los empresarios pymes, para las empresas argentinas que caerían en su cotización, para YPF y para todas las provincias, y ya hemos escuchado a los gobernadores. Se trata de una catástrofe porque la cooperación internacional tan necesaria -el BID, el Banco Mundial, las CAF- financia obras que no están lejos de ustedes. Para Entre Ríos significa, ni más ni menos, que se instale la planta depuradora más importante que, por ejemplo, le va a dar por 40 años el servicio de cloacas a Concordia. La falta de ese financiamiento significa cortar inmediatamente la obra de la planta más importante de ABSA, para La Plata -ciudad a la que represento-, Berisso, Ensenada, Punta Indio y Magdalena. Puedo mencionar cientos de miles de obras por 3.900 millones de dólares. Todos los gobernadores que pasaron por aquí y todos los que son intendentes saben de lo que estoy hablando. Esa cooperación es parte de lo que necesita la Argentina para desarrollar su sistema logístico y la infraestructura necesaria para crecer. Claro que para muchos que no tienen en la cabeza el sueño de construir la industrialización del país en base a un proyecto de desarrollo industrial, esto puede estar en todo caso en un nivel de evaluación muy bajo. Para nosotros está muy alto, porque necesitamos rápidamente recomponer el sistema industrial, y la infraestructura es parte de ese sistema industrial que queremos poner de pie. Por eso no es cierto que hay opciones. Para nosotros, la única opción probable y palpable, con todas las dificultades que significa tener durante dos años y medio esas auditorías, es aprobar el acuerdo. Y eso vinimos a buscar: una norma que este propio Parlamento, cuando sancionó la ley 27.612 lo puso en el artículo 2°, es decir, una ley que apruebe un programa de refinanciamiento de una deuda que el gobierno de Alberto Fernández no tomó y que, por el mismo monto, buscamos refinanciar diez años para adelante. El “no acuerdo”, señor presidente, es un ajuste; el “no acuerdo” es más pobreza, más exclusión, más desigualdad y más catástrofe para la Argentina. Por eso, simplemente apelo a la responsabilidad de cada uno de los legisladores de este Parlamento, porque no es una cuestión ideológica sino una cuestión de responsabilidad con un pueblo que tiene un 40 por ciento de pobreza, un 10 por ciento de indigencia y que busca de nosotros, los representantes del pueblo, que le permitamos -a todo el pueblo en conjunto- transitar este camino que simplemente estamos despejando. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Oliveto Lago.
Sra. Oliveto Lago. - Señor presidente: es cierto que
estamos en un momento muy complicado, donde quizás el camino fácil sea la chicana y tirarnos historias de unos a otros. Seguramente en ese cuento, algunos se van a ir a dormir contentos creyendo que fueron parte de la historia y que son héroes porque insultaron o agraviaron al otro, y seguramente el otro va a hacer lo mismo. Pero, finalmente, mañana la sociedad se va a levantar igual que como se acostó hoy, y nosotros, los representantes del pueblo, vamos a hablarnos entre nosotros mismos pero nos vamos a ir a dormir pensando que hicimos algo bueno para salir en Twitter o para que nos den cinco minutos más en algún canal de televisión. Creo que este momento de la realidad, donde hay un 50 por ciento de pobreza, un 50 por ciento de inflación y donde un jubilado gana 30.000 pesos, nos exige a nosotros mayor responsabilidad, mayor aplomo y mayor profundidad en el análisis. Yo quiero reconocer a personas que han trabajado sobre el tema de la deuda cuando muchos se callaban. Porque si vamos a hablar de historia, acá hay muchos que fueron menemistas y hoy no lo reconocen, o que fueron de la Alianza y no lo reconocen. Pero yo, como militante política, reconozco mi historia, reivindico mi historia y puedo dar cuenta de ella. Si queremos mirar para atrás, nos invalidamos de construir el futuro. Ahora bien, en el reconocimiento de la historia que dijo el diputado Heller, quiero reconocer a Mario Cafiero, a Guillermo O’Donnell y a Miguel Ángel Espeche Gil; este último, dirigente de mi partido que hablaba de la deuda, de la debilidad de esa deuda y de la ilicitud de esa deuda cuando muchos la callaban. También quiero reivindicar el informe sobre lavado de dinero que dirigió Elisa Carrió y que integraban, entre otros, la diputada Ocaña. Porque si vamos a contar la historia, la historia habla de quienes se la jugaron y hablaron en momentos difíciles y de quienes ahora hablan porque conviene hablar. Nosotros planteamos un proyecto que diferencia muy claramente las competencias del Parlamento de las competencias del Poder Ejecutivo, porque es importante tener esto en claro. En materia de deuda, no hay competencias concurrentes. El Poder Ejecutivo es el que lleva adelante la negociación, como hemos visto a lo largo de este proceso. Es por eso que el gobierno no ha convocado, en ninguna instancia de la negociación, ni a este Parlamento ni a ninguna oposición política. La definición del programa y la letra de los memorándums fueron exclusivamente negociadas por el ministro de Economía de Alberto Fernández y por el equipo económico del gobierno de Alberto Fernández. Lo dice correctamente el profesor Dalla Vía, y lo quiero leer textual a efectos de que conste en la versión taquigráfica. Dice: “Es, desde el punto de vista constitucional, una materia de competencias divididas o repartidas, para ser asumidas y ejercidas por distintos órganos y en diferentes momentos. No se trata de competencias compartidas o concurrentes, sino que cada poder interviene a su turno. El Poder Ejecutivo en la negociación, como ocurre con su competencia en materia de relaciones exteriores,…” -estos son acuerdos ejecutivos- “…en tanto el Congreso interviene con posterioridad al momento de aprobar el presupuesto.” Y bien lo dice en su página 23 el texto que tenemos en tratamiento. Dice que va a corresponder modificar el presupuesto vigente para ponerlo en línea con las metas del déficit primario del año 2022. O sea que entiendo que nos van a mandar un presupuesto que tenga que ver con esta negociación. Entonces, para que quede claro, el Poder Ejecutivo es el que lleva adelante las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, y nos toca a nosotros -según el mandato constitucional- darle la autorización o no para tomar esa deuda. Este es un punto. Después, cómo se arriba a los objetivos, cómo se alcanzan las metas y cómo se define la política económica es competencia exclusiva del Poder Ejecutivo, como así también su ejecución. Corresponderá al Congreso, con posterioridad, hacer un control de esas políticas públicas que llevó adelante el Poder Ejecutivo. ¿Cuál es el rol del oficialismo y cuál es el rol de la oposición? Porque acá todo el tiempo están apelando a la responsabilidad de la oposición. La oposición tiene que ser responsable porque lo que mañana definamos va a repercutir de alguna manera en la vida de muchos argentinos, en el corto, en el mediano y en el largo plazo. Por eso, desde la Coalición Cívica y desde Juntos por el Cambio entendemos que no podemos ponerle piedras en el camino al presidente para que pueda tomar deuda. Ahora bien, somos oposición. No nos pueden pedir que nos hagamos cargo del plan económico y del programa económico de un gobierno del cual nosotros no somos parte, sino que somos opositores. No nos pueden pedir que hagamos propias las palabras del mensaje o las palabras del memorándum, porque no coincidimos con ellas y porque son contrarias a la idea de nuestro gobierno; pero, sobre todo, son contrarias a cómo se tienen que proyectar las políticas públicas para que este país tenga crecimiento. Diferenciemos las competencias del oficialismo y de la oposición, en el entendimiento de que cuando nosotros fuimos oficialistas el interbloque de Juntos por el Cambio acompañó a su presidente en todas y cada una de las decisiones que necesitaba para el ejercicio de su proyecto de gobierno. (Aplausos.) Entonces, con todo el respeto que debemos tener entre nosotros en este tiempo histórico, que también nos interpela a cada uno de nosotros como dirigentes políticos y como militantes políticos, pero sobre todo como representantes de un pueblo que está sufriendo, pedimos aplomo, responsabilidad y, sobre todo, respeto al gobierno y al oficialismo, que hoy está requiriendo de la oposición un acompañamiento que es necesario porque ustedes no pueden resolver su interna. Con todo el respeto del mundo, hagamos un debate serio, un debate profundo. No nos tiremos la historia. Por el contrario, empecemos a construir juntos un camino de unidad, porque esta Argentina ya no da más. A ver si lo entendemos. El pueblo que representamos nosotros no da más: no puede pagar más impuestos, no puede tener esta inflación, no puede quedarse sin trabajo, no puede seguir bajando persianas. Y si alguno cree que no es responsable de esta historia, estaremos entendiendo muy mal qué nos pide el pueblo. Muchas gracias. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Del Caño.
Sr. Del Caño. - Señor presidente: entendiendo que estamos
en un debate muy importante y qué acá se mencionaron varias cuestiones históricas -lo hizo usted, señor presidente, y también lo hicieron mi compañera Myriam Bregman y otras diputadas y diputados-, quiero recordar, frente a algo que dijo una de las diputadas que me precedió en el uso de la palabra, que en realidad pagando y fugando llegamos hasta esta situación, con este endeudamiento durante todas las últimas décadas. Desde la dictadura hasta la actualidad la deuda se multiplicó cuarenta y dos veces, la pobreza pasó del 4 por ciento al 40 por ciento y el salario de las trabajadoras y los trabajadores, en términos reales, se redujo a la mitad. Hablando de los acuerdos que hizo Alfonsín con el Fondo Monetario Internacional, ¿dónde terminó el gobierno de Alfonsín? En la catástrofe de la hiperinflación. ¿Dónde terminaron Menem y de la Rúa? En la crisis anterior a 2001 y posteriormente en el default. Entonces, acá se plantea que no hay otra opción que pagarle al Fondo Monetario Internacional y aceptar todas sus metas y exigencias de ajuste porque si no viene el caos. Como si toda esta situación que hoy viven los millones de trabajadoras y trabajadores con salarios por debajo de la línea de pobreza y la gran mayoría de las jubiladas y los jubilados que perciben un haber de indigencia no fuera catastrófica. Como si este acuerdo fuera resolver los problemas. Por otro lado, recién escuchaba a la diputada Tolosa Paz, que parece que sigue en campaña. (Aplausos.) Sinceramente lo digo, porque perdieron las elecciones y hubo una respuesta una clara de muchos sectores que antes habían votado al Frente de Todos y en la última elección no lo hicieron porque no cumplieron sus promesas de devolver lo que Macri había robado a los jubilados y a los trabajadores. Este gobierno siguió ajustando. El relato que hacía la diputada sobre el acuerdo me recuerda lo que decía Macri, y anteriormente de la Rúa, al acudir al Fondo Monetario Internacional. En el caso del segundo, dijo que era lindo dar buenas noticias, pero estaba anunciando el blindaje. Pareciera que la diputada estuviera dando buenas noticias sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Ayer escuchamos entusiasmadísimo a Funes de Rioja decir que el Fondo Monetario Internacional no nos exige ninguna reforma estructural. Estaba entusiasmadísimo con este acuerdo porque lo veía como el puntapié para avanzar en una reforma laboral que quitará más derechos a los trabajadores y a las trabajadoras de los que ya les quitaron durante estos años. También veíamos entusiasmado al gobernador Morales.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. Del Caño. - Pido silencio, presidente, por favor.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene razón, diputado.
Hagamos silencio y escuchemos todo: lo que nos gusta y lo que no nos gusta. De eso se trata. Sr. Del Caño. - Gracias, presidente. Decía que también escuchábamos entusiasmado al gobernador Morales. Ayer, como no podíamos hacer uso de la palabra, trajimos nuestros carteles para exigir la libertad de siete trabajadores y trabajadoras desocupadas que siguen detenidos -entre ellos una mujer embarazada- por haberse movilizado para pedir recursos destinados a los comedores. Es una vergüenza el autoritarismo y la represión que están llevando adelante en la provincia de Jujuy. A la mañana se decía que en 2023 el vicepresidente de Morales podría ser Rodríguez Larreta; pero también podría ir en una fórmula con Alberto Fernández porque, si uno lo escucha, indistintamente, está para cualquier fórmula. Ayer también escuchamos a Daer, de la CGT, decir que este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional garantiza los derechos de los trabajadores. Eso es una vergüenza porque desde hace cuatro los trabajadores pierden de manera consecutiva frente a la inflación y la CGT no ha movido un dedo. Ellos fueron cómplices durante el gobierno de Macri porque no hicieron nada para frenar ni los tarifazos ni el brutal ajuste que se llevó adelante. Señor presidente: en primer lugar, quiero alertar al pueblo argentino sobre este chantaje que se plantea entre “FMI o caos”, “Ajuste del Fondo o caos”. Aclaro que es falso lo que se dice en relación con el tema del crecimiento porque, claramente, en 2021 fue del 10,2 por ciento, en 2022 pasará a ser del 3,5 por ciento o del 4,5 por ciento, en 2023 será del 2,5 por ciento o del 3,5 por ciento y en 2024 será del 2,5 por ciento o del 3 por ciento. Eso no es crecimiento, ya que es menor año a año.
Sr. Presidente (Heller). - Son acumulativos, diputado.
Sr. Del Caño. - Este no es el sendero del crecimiento, sino
del frenazo de la economía, ya que cada año las tasas son menores. Tenemos una altísima inflación para seguir licuando los ingresos del pueblo trabajador y los presupuestos destinados a salud y educación, que ya son magros. En resumen, el chantaje al que asistimos hoy es el mismo al que asistiremos cada tres meses con las revisiones trimestrales, porque si no se cumplen las metas de ajuste el Fondo Monetario Internacional pedirá que sigamos ajustando. Una de las tantas preguntas que no respondió el ministro Guzmán es si la gran mayoría de la población solo sufrirá el tarifazo del 43 por ciento o si habrá más. Reitero que no lo respondió. Si el plan no se cumple en lo relativo, por ejemplo, al déficit fiscal, podría haber mayores tarifazos o ajustes metiéndose la mano a las empresas de servicios públicos que aún quedan porque no fueron privatizadas durante el menemismo. Entonces, señor presidente, creo que tenemos que ser conscientes de que hay otra alternativa. Es falso lo que se dice en el sentido de “FMI o caos”. Por supuesto que hay otra alternativa. No quiero volver a hacer un racconto histórico. Sin embargo, hoy escuché a la ex gobernadora Bertone y quiero señalar que durante el gobierno de Macri no estaba el problema de la mayoría que hoy tiene el gobierno. Ese gobierno tenía mayoría automática. En realidad, el macrismo no tenía mayoría propia, sino una mayoría automática que se la daban las gobernadoras y los gobernadores del peronismo, entre ellas, por supuesto, la ex gobernadora Bertone.
Sra. Bertone. - No tenía un solo diputado.
Sr. Del Caño. - Le garantizaron el ajuste al gobierno de
Macri, como se hizo en Tierra del Fuego, donde viajé a defender a los trabajadores estatales que eran ajustados por su gobierno y que también fueron reprimidos y encarcelados. También se iniciaron causas judiciales contra los trabajadores estatales que reclamaban. Con esto quiero decir que gran parte del peronismo fue cómplice del ajuste de Macri y eso lo sabemos todos. No tenían el problema que tienen hoy porque contaban con mayoría permanente para votar todas las leyes de ajuste que llevaron adelante. Retomando, la promesa de campaña electoral fue justamente dejar atrás ese ajuste. Pero eso no sucedió y por eso pasó lo que pasó en las elecciones, donde mucha gente que había apoyado al Frente de Todos no lo hizo más porque no cumplieron la promesa de campaña. En realidad, lo que se estará votando con este acuerdo es el default con el pueblo argentino, el default de las promesas electorales, porque con este acuerdo el pueblo va hacia una situación cada vez más catastrófica. Cuando este gobierno comenzó su mandato, ya hizo una parte de los ajustes exigidos por el Fondo. Por eso, quitó la movilidad de Macri, que ya era mala, para pagar una suma inferior a los jubilados y las jubiladas. La primera medida que tomó el gobierno en 2019, sin que todavía hubiese pandemia, fue el ajuste a las jubiladas y los jubilados, negándose a establecer una cláusula de ajuste por inflación a la nueva movilidad. Si la inflación aumenta, van a perjudicarse aún más los jubilados y las jubiladas. Lo que quiero decir es que hay un camino que se ha recorrido. Dentro del gobierno hay sectores que expresan que tuvieron que cambiar a varios miembros de la Comisión de Presupuesto y Hacienda justamente porque no quieren votar este acuerdo. Algunos dicen, casi desde el riñón del albertismo, que esta es la panacea, mientras otros dicen que el acuerdo no es muy bueno y no lo van a votar porque implicará un ajuste. Pero hasta ahora, esos que ahora lo quieren apoyar fueron parte de estas políticas. Todos fueron parte de estas políticas reflejadas, por ejemplo, en que en plena pandemia destinaron más recursos a pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional y los acreedores privados que a atender las necesidades populares. Por eso, a las familias de Guernica, en vez de resolverles el problema de la vivienda, les pasaron la topadora y el gobernador Kicillof les envió cuatro mil policías, con Berni a la cabeza. Sí, eso ocurrió en la provincia de Buenos Aires. Quizás desde el country no se ve, pero les pasaron la topadora a las familias de Guernica. Enviaron cuatro mil policías y reprimieron a los más humildes, a los que supuestamente dicen defender. Ellos llevaron adelante estas políticas porque el objetivo principal era pagar la deuda y acordar con el Fondo Monetario Internacional, legitimando y legalizando una deuda que es ilegal e ilegítima. Este suceso hay que compararlo con otro momento histórico como fue la estatización de la deuda de los empresarios durante la dictadura. Por supuesto, porque lo que fue para la fiesta de los grandes empresarios, para la fuga de capitales -y está el listado de esos grandes empresarios que fugaron-, lo tendrá que pagar el pueblo. Por supuesto, nosotros ya venimos haciendo movilizaciones. Nos hemos movilizado con más de cien organizaciones y lo haremos el día de mañana o el viernes, cuando se trate esta iniciativa. Tendrá lugar una gran movilización de miles y miles de personas, al igual que la de ayer en la que se movilizaron miles y miles de mujeres por todos sus derechos y también contra este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Seremos miles en las calles. El Frente de Izquierda no solo lo rechazará aquí, sino también con una fuerte movilización. Sepan que, como viene pasando en muchos países, los pueblos se están revelando y levantando frente a los tarifazos y ajustes. Entonces, ante estas condiciones, nosotros apostamos a confluir con todos esos sectores de trabajadores que ya vienen resistiendo y que saldrán a movilizarse a las calles. Además, obviamente hay que echar a patadas a los dirigentes sindicales que han permitido estos ajustes y que ahora están bancando este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Son vergonzosos. Los sindicatos deben estar al servicio de la lucha de los trabajadores y deben ser verdaderamente democráticos, como lo hacemos desde el Frente de Izquierda. Muchas gracias, señor presidente. Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora diputada Ginocchio.
Sra. Ginocchio.- Señor presidente: estas jornadas de
reuniones en las cuales hemos tenido oportunidad de recibir al ministro de Economía, al jefe de Gabinete de Ministros, a representantes de los sectores de la economía y de los trabajadores y a los gobernadores, nos han dado la posibilidad de escuchar y de formular preguntas, de adentrarnos en lo que significa este programa para tratar de construir o de encontrar los consensos necesarios a fin de abordar un programa que estamos necesitando como argentinos y argentinas. La cuestión no es si apoyamos a un gobierno o a un determinado sector político. Estamos tratando un problema que tenemos todos. Lo tiene la sociedad que nosotros integramos. Si ponemos la mirada en cada uno de nuestros hogares vemos de qué manera se siente este problema de tener una deuda insostenible. Debemos pensar cómo lo resolvemos para seguir adelante. Esto se siente en cada hogar, comercio y pyme, así como también en nuestras industrias y entramados productivos. Entonces, de esto se trata y de esto es de lo que estamos hablando hoy. Cuando hice referencia a que nos encontramos transitando una tercera reunión es porque nos hemos dado el espacio para el análisis. Cada una de las expresiones que aquí tuvieron lugar se refirió a la existencia de la deuda. Nadie dijo que no existía la deuda; todos hablamos de ella. Pero, ¿cómo salimos de la deuda? Si no asumimos la situación en que nos encontramos, muy difícilmente encontremos una salida. Eso es lo que necesitamos ahora: encontrar la salida. Nosotros vemos –o pretendemos ver- esa salida en un acuerdo que consiste en un refinanciamiento. Este acuerdo nos coloca en una situación difícil e insostenible porque tenemos pagos que no sabemos cómo afrontar. Los pagos que afrontaremos no tienen plazos que a nosotros nos permitan dilatar el tratamiento o las condiciones en las que estamos tratando este acuerdo. El plazo está prácticamente sobre nosotros. Entonces, conforme a lo que se viene hablando y la información que hemos recibido, este acuerdo que todos tenemos en nuestras mesas, con sus términos y condiciones, es para salir de un condicionamiento que ya existe y que afecta a cada argentino y argentina. En realidad este acuerdo busca encontrar credibilidad, confianza la posibilidad de proyectarnos hacia el futuro. No es un acuerdo de refinanciación caprichoso, sino lo que podemos hacer. Es lo que la Argentina puede hacer en estas circunstancias para poder continuar con el crecimiento que ya tenemos; un crecimiento con datos concretos como son los de nuestro producto bruto interno. Por ende, si bien hay un esquema de condiciones, es a los efectos de poder seguir creciendo en nuestra economía con desarrollo, inclusión y trabajo. Esta salida de la presión fiscal de la que nosotros hablamos es a través del desarrollo, de permitirnos durante un lapso poder organizarnos y mantener el trabajo que estamos llevando adelante a fin de que nuestras fábricas, industrias, lugares de trabajo y hogares no la padezcan. Esto es simplemente a lo que aspira un acuerdo de refinanciación que si bien tiene condiciones, pretende lograr una salida. Se ha dicho muy claramente que no se establecen ajustes sobre nuestro sistema de seguridad social, que es lo que tanto nos preocupa. Créannos que para nosotros este sector realmente es una prioridad. En ese sentido, las políticas públicas que se vienen llevando adelante son claras. Tampoco se prevé un ajuste sobre nuestros trabajadores. Entonces, es un acuerdo que quizás se basa en un rol del Estado y en políticas, así como también en un mejoramiento de nuestro sistema tributario. Tan así es que el acuerdo propone un esquema que sale de los estándares. Por ejemplo, dentro del Memorándum de Políticas Económicas y Financieras se prevén políticas de crecimiento y resiliencia con promoción de equidad de género e inclusión. Esto es realmente un hito. Traigo este ejemplo para mostrar cómo esta negociación ha sido llevada adelante a los efectos de alcanzar un acuerdo que se ajuste a lo que la Argentina puede y necesita en el contexto en que nos encontramos. Esto es clave. La cuestión de género también es absolutamente necesaria para un desarrollo social sostenible y por eso se coloca dentro de las políticas macroeconómicas. Esto le hace muy bien a la macroeconomía porque incluye a esa otra porción enorme que somos mujeres, que íbamos a quedar afuera. Esto se hace con infraestructura. Las mujeres tenemos esta cuestión de apoyo para poder insertarnos en el mundo del trabajo. Esto también lo dice la Organización Internacional de Trabajo. Necesitamos un empleo decente, con libertad, acceso y seguridad, lo que constituye un potente pilar para el desarrollo, el crecimiento y la inclusión. Entonces, siento que como representantes del pueblo tenemos la responsabilidad de debatir este acuerdo. En este sentido, tengo el convencimiento de que quizás no quisiéramos estar aquí negociando cómo pagaremos una deuda, sino la responsabilidad que tenemos con cada argentino y argentina y con el desarrollo de cada una de nuestras provincias y de nuestro país, sin perder de vista la inclusión social y la justicia social. Muchísimas gracias. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Tetaz.
Sr. Tetaz. - Señor presidente: la historia de la deuda
pública argentina es la historia del déficit fiscal y lamentablemente no empieza en la Argentina con el gobierno militar. Para muchos otros relatos resulta conveniente que la historia empiece el 24 de marzo de 1976, pero nuestra historia comienza antes. Los descalabros económicos en magnitudes astronómicas explotan con el “Rodrigazo”, si bien, en realidad, la historia empieza a principios de la década del 70, cuando la economía acumuló inconsistencias que alcanzaron tal magnitud que se llegó al año 1975 con un déficit fiscal equivalente a 15 puntos del producto. Cuando uno acumula los déficits fiscales desde ese entonces hasta la fecha obtiene, dólar más, dólar menos o peso más, peso menos, el número de la deuda pública argentina. Sí, claro, en el medio ha habido algunos defaults y reestructuraciones. También es cierto, como dijo más temprano la diputada Bregman, que ha habido esquemas de seguros de deuda y de seguros de cambio que han beneficiado a algunas empresas. Esa metodología de seguros de cambio ha existido también en el gobierno de la presidenta Cristina Fernández, por ejemplo. Entonces, la mejor manera de terminar con el problema de la deuda en la Argentina es finalizar con el problema del déficit en la Argentina. ¡Bienvenido el debate al Congreso! Así como se le pide al Congreso una autorización especial para colocar deuda de la magnitud que pide la nueva ley, ojalá que pronto podamos sacar otra norma que ponga algún cerrojo sobre el déficit. Es decir, que de alguna manera limite la posibilidad de que esa deuda siga creciendo. Este es un gobierno que no puede pagar vencimientos de 19.000 millones de dólares este año. En este sentido, voy a compartir algunos datos extraídos del informe de deuda pública de la Secretaría de Finanzas al 31 de diciembre de 2015. También les voy leer los perfiles de vencimiento en moneda extranjera que previstos por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner desde el 31 de diciembre de 2012 hacia delante. Según dicho informe, este año tendríamos que haber abonado 14.380 millones de dólares. En el próximo año, 11.741 millones de dólares. Y para los dos primeros años de quien vaya a ser gobierno a fines de 2023 y 2024, 15.120 millones de dólares en 2024 y 18.043 millones de dólares en 2025. Vale decir que la incapacidad de pagar deuda de este gobierno no es un problema de la deuda que se haya tomado con el Fondo Monetario Internacional; lo digo porque tampoco hubieran podido pagar los vencimientos que ustedes mismos dejaron, ya que evidentemente no tienen esa capacidad de pago en estos momentos. Sobre el rol del FMI, es como si fuese una ambulancia. Nadie quiere llamar a la ambulancia, pero cuando tenemos un familiar que no la está pasando bien, todos queremos que la ambulancia llegue rápido; también queremos que nuestro familiar baje rápido de esa ambulancia. Por supuesto, cuando uno ve la relación que hay entre los pacientes que van en la ambulancia y su estado de salud, en general hay una correlación alta. Nadie se sube a una ambulancia gozando de buena salud. Nadie va al Fondo Monetario internacional gozando de buena salud. En general, muchos de los programas del Fondo Monetario Internacional han terminado mal -en parte- porque ese paciente estaba muy mal. Sin embargo, los programas del Fondo Monetario Internacional no siempre terminaron mal. Por ejemplo, el programa de 2003 fue un programa que hizo el propio presidente Néstor Kirchner y no hubo ningún problema en aquel momento. Podríamos decir que es un ejemplo de un programa que pudo ser cancelado por anticipado y que no impidió de ninguna manera el crecimiento en la economía argentina. Como dije, incluso pudo ser cancelado en su totalidad dos años después de haber sido firmado. Señor presidente: desde el bloque de Evolución Radical, una de nuestras preocupaciones respecto del programa que ustedes traen al Congreso es que abunda sobre la política económica de gobierno que nosotros hemos considerado inapropiada en reiteradas oportunidades. Por eso, desde este bloque de ninguna manera estamos dispuestos a apoyarlo y adelantamos que respecto de la política económica del gobierno nuestro voto va a ser negativo. Otra preocupación tiene que ver con que el propio programa de refinanciación con el Fondo, con esas tres metas fiscales, monetarias y de reservas que usted mencionó, tampoco ataca los grandes problemas estructurales de la Argentina. Me refiero a aquellos que una y otra vez nos llevan al Fondo. Hace prácticamente 75 años que la economía argentina tiene un sistemático sesgo antiexportador que explica por qué la Argentina tiene un virus raro que no existe en ningún lugar del mundo. Me refiero a la famosa “restricción externa”, aquella que cuando uno la empieza a ver, resulta que es interna en lugar de externa. Curiosamente es externa en el relato, pero la sufrimos solamente nosotros. En el momento del mundo en el que hay más liquidez en dólares, es decir, más dólares disponibles para todo el mundo y a tasas reales negativas, la Argentina no consigue financiamiento. La Argentina es el único país del mundo que choca contra la restricción externa. Casualmente, también es el único país del mundo que desde hace 75 años tiene un sesgo sistemático contra sus exportaciones; las penaliza sistemáticamente. Por ejemplo, llevamos prácticamente tres años de estancamiento de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento. Esencialmente, esto se debe a que se trata de servicios de alta capacidad cognitiva e intelectual que, si bien están siendo prestados, son facturados de otra manera. Es decir, con gente que factura directamente desde afuera y que no figura dentro de nuestras exportaciones. Ello ocurre a pesar de que aumenta la cantidad de gente empleada en el sector. Debería llamarles la atención que no estén aumentando las exportaciones pero sí la cantidad de trabajadores en el sector. Es este sesgo antiexportador brutal de la política económica el que explica que nos quedemos sin dólares. Por otra parte, confundimos los shocks transitorios con shocks permanentes. Entonces, nos gastamos la plata dulce cuando la soja sale 600 como si fuese a tener ese valor para siempre. Ahora, cuando se revierten los precios internacionales, enfrentamos un déficit cada vez más grande. A todos nos gusta cuando la soja está a 600 dólares la tonelada, porque entran muchas divisas a la Argentina y podemos pagar salarios en dólares que son muy altos, porque el dólar está barato gracias al ingreso de divisas. Es la segunda vez en la historia que nos pasa lo mismo. Nos pasó durante el primer peronismo. Los mejores términos de intercambio del Siglo XX implicaron pagar salarios reales en dólares muy altos. Me refiero a ese gran logro del peronismo de 1945 en adelante, que resultó insostenible cuando se revirtieron los precios internacionales. Ahora, otra vez, vuelve a pasar exactamente lo mismo durante el gobierno de Cristina. La diferencia es que el sector privado se ajusta rápidamente cuando corrigen el tipo de cambio y ajusta su nivel de consumo, mientras que el sector público no lo hace e incurre en déficit fiscales sistemáticos que financia con deuda, cuando puede, o con emisión monetaria. Los dos grandes problemas de las crisis argentinas de los últimos 75 años, los defaults y los problemas de alta inflación, son hijos de ese déficit recurrente que se financia con deuda o con emisión monetaria, como bien acaba de decir usted hace unos minutos, señor presidente. También tenemos problemas micro que este programa tampoco resuelve. Es cierto que este programa viene a tratar de repagar en parte, como dijo mi compañero Alejandro Cacace, el programa anterior con el Fondo. Pero ustedes saben que nosotros podríamos resolver el presunto problema del default. El fantasma del default que ha sobrevolado esta sala durante las últimas reuniones se resuelve con 40.000 millones de dólares. Sin embargo, estamos yendo a buscar 45.000 millones dólares, o sea, un poco más. A pesar de eso, no solicitamos ni ofrecemos ningún tipo de reformas estructurales; usted lo ha dicho, señor presidente. Tampoco las había en el programa anterior, porque no le pedía al gobierno que hiciera ninguna reforma previsional ni laboral. Entonces, vuelve a pasar exactamente lo mismo: en este nuevo programa, la Argentina no resuelve ninguno de los problemas estructurales que tiene. Más allá de todo, lo que más me temo es que se trata de un programa que arranca mal parido y todos lo sabemos. Pasa otra vez la misma pantomima que con el problema del presupuesto. Cuando estábamos en la discusión del presupuesto, los propios diputados oficialistas daban cuenta de la invalidez del proyecto. De hecho, tuvieron que introducir modificaciones a raíz de dichas declaraciones. Las pautas macroeconómicas que preveía el proyecto de presupuesto eran completamente anacrónicas; ya estaban superadas. Lo que establecía ese presupuesto era erróneo. Lo sabían ustedes mismos. Lamentablemente, en aquella oportunidad no lo corrigieron y terminamos con el proyecto de presupuesto desaprobado. Ahora también sabemos que este programa arranca mal, aún si no hubieran existido los aumentos en la energía en los mercados internacionales que están ocurriendo y que ya ocurren. Eso no es una incertidumbre -como dice un artículo del programa económico que ustedes adjuntan-; es una certeza. Trate usted, señor presidente, de importar gas ahora y cuénteme cuánto le sale. ¡Le va a salir diez veces más de lo que salía el año pasado! Entonces, ya sabemos que vamos a tener un problema, producto de una menor cantidad de divisas disponibles, ya que vamos a tener que gastarlas, por ejemplo, en las compras de gas. Seguramente usted me va a decir que, por otro lado, nos van a entrar algunas divisas más las commodities; puede ser, pero a esas el gobierno no las capta completamente; sin embargo, sí gasta completamente las de la importación de energía. Entonces, hay un problema en el plan económico, inclusive antes de los aumentos en el gas; este programa ya arrancaba malparido. Nosotros ya habíamos dicho que el programa de recorte de subsidios que ofrecía el gobierno, en realidad no recorta subsidios. No da la matemática, señor presidente, porque para el 90 por ciento de los argentinos, los subsidios van aumentar este año y también el año próximo. Es una paradoja que cada vez que gobierna el peronismo, el 90 por ciento de los argentinos no puedan pagar la luz ni el gas. Esto es notable. La diputada Tolosa Paz se ríe se ríe cuando comento esto, pero es cierto que ustedes venían subsidiando al 10 por ciento de los argentinos que podían pagar; se los venimos diciendo hace un montón. Reitero: dos años subsidiando al 10 por ciento de los argentinos que podían pagar. Lo notable es que con este programa ustedes están reconociendo que después de su gobierno, el 90 por ciento de los argentinos no pueden pagar la luz ni el gas que consumen. ¡Es así! De lo contrario, estarían regalando subsidios. Victoria: ¡sí, están regalando subsidios! ¡Reconocé que no pueden pagar o que están regalando subsidios!
Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado: por favor, no
dialogue y siga con su intervención.
Sr. Tetaz. - Tiene razón, señor presidente.
Entonces, el programa ya estaba malparido de antemano, es decir, antes de que ocurriera la crisis de la guerra en Ucrania. Ya estaba condenado de antemano y era completamente inconsistente. Ahora ya sabemos que no se va a cumplir. El problema es que sabemos que las consecuencias de no llegar a algún tipo de acuerdo con el Fondo son incluso peores. Pero nosotros queremos dejar bien claro en esta reunión que tenemos la certeza de que este es un programa que va a tener que ser revisado próximamente, porque no podrá ser cumplido. Ni hablar de la cuestión de los precios, que es insólita, como dijo también el señor diputado Cacace. No hay ninguna evidencia científica internacional ni tampoco local -siendo que hay numerosos economistas que tienen mucho talento haciendo investigación en la Argentina, algunos en el CONICET, otros en la Universidad de La Plata y otros en la UBA- que haya podido demostrar un efecto del programa de Precios Cuidados sobre la inflación en la Argentina. No existe, porque controla de manera artificial 1.300 precios de la economía, cuando en una góndola de supermercado hay 30.000. No hay ninguna relación, pero como programa central en el relato se ofrece el programa Precios Cuidados. Tal como dijo el señor diputado Cacace, en las metas que le va a controlar el Fondo Monetario Internacional no va a estar el programa de Precios Cuidados, porque no figura como parte de ellas; lo único que figura como parte de las metas es la meta monetaria. Entonces, terminemos con algunos mitos de la deuda en la Argentina. Voy a reiterar algo que he mencionado trescientas veces, pero lo voy a decir una vez más porque quiero ser muy claro, for the record. No existiría el problema de la deuda, del Fondo Monetario Internacional ni tendríamos esta discusión aquí si Cristina Fernández hubiera entregado el gobierno con superávit, como lo recibió. No solamente perdió el superávit en el primer año de su gobierno, sino que cada año incurrió en un déficit más grande que el anterior. Esto está chequeado. Tengo abierta la página web que confirma esta información. Durante los gobiernos de Cristina Fernández el resultado fiscal empeoró todos los años. Esto está chequeado y es verdadero. Si quiere, subo esta información a Twitter en un rato. Este resultado implicó que Cristina hiciera crecer la deuda, de 179.000 millones de dólares cuando la recibió a 240.000 millones de dólares cuando la entregó. No solamente ocurrió eso, sino que el programa del Fondo, que es el cuco del endeudamiento, no hizo crecer la deuda. El programa del Fondo lo que hizo fue pagar la deuda que había recibido y, por lo tanto, se cambió de acreedores. Si usted revisa esencialmente quiénes son los acreedores, lo que va a encontrar es que cayeron los títulos públicos, que esencialmente eran 235.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2018 y terminó el gobierno de Macri con una cantidad de títulos públicos de 199.000 millones. O sea que redujo el stock de títulos públicos casi en la misma magnitud en la que aumentó el volumen de deuda con organismos como el Fondo Monetario Internacional. Entonces, esencialmente lo que ocurrió en ese camino fue que se cambió de acreedores, pero el stock de deuda no cambió. No es cierto que hay más endeudamiento por haber ido al Fondo Monetario Internacional; de hecho, hay bastante menos intereses gracias a haber ido al Fondo Monetario Internacional y esa es la razón por la cual ustedes van de vuelta allí y solicitan 5.000 millones de dólares más. De lo contrario, ustedes solicitarían lo estrictamente necesario para no caer en default, pero van a tomar 5.000 millones de dólares más de deuda porque saben que es la deuda más barata que pueden conseguir. El último punto que quiero mencionar –por las chicanas que escucho al mismo tiempo- es que no nos olvidemos que este es un gobierno que cuando llegó pateó el vencimiento del bono AF 2020, porque vencía en febrero y lo patearon a septiembre. Es decir que reperfilaron deuda que era pagable en pesos, porque no la podían pagar. Por su parte, en la provincia de Buenos Aires, el gobernador reperfiló aquel famoso bono BP21 que había emitido Scioli, que también era en pesos, y tampoco lo podía pagar. Por eso, a los que dicen tan alegremente que la deuda en pesos se puede pagar, les digo que evidentemente no es tan así. Quiero cerrar mencionando que este es un bloque que, por supuesto, va a actuar de manera responsable, que considera que el proyecto que ustedes están enviando al Congreso es “invotable” respecto del programa económico y lo va a votar en contra. Por otro lado, el programa financiero que ofrecen con el Fondo Monetario Internacional es malo y va a fracasar, pero es preferible antes que un default. Entonces, probablemente acompañe ese programa financiero. Curiosamente, fíjese que usted está teniendo un respaldo responsable de buena parte de la oposición en la reprogramación financiera, siendo que cuando el gobierno anterior tuvo que resolver la deuda con los jubilados más grande de la historia, se ausentaron del Congreso. Me refiero a las 745.000 sentencias; 745.000 casos en tribunales que había cuando se fue Cristina Fernández de Kirchner. No vinieron a votar la Ley de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados porque no les pareció adecuada la forma en que el gobierno anterior pagaba la deuda con los jubilados. Entonces, el gobierno anterior, al que ustedes acusan de haberse endeudado con el Fondo Monetario Internacional, ahora está ayudando a este gobierno para que pueda resolver este problema, siendo que este es el mismo gobierno que cuando dejó la deuda más grande de la historia con los jubilados se borró a la hora de tener que pagarla. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
Landriscini.
Sra. Landriscini. - Señor presidente: no voy a abundar en
cuestiones a las que quiero adherir, que ya expusieron desde el primer orador -el señor diputado Carlos Heller- hasta los demás diputados y diputadas del bloque que integro. Solo deseo agregar algunos elementos conceptuales, regionales y algunos que tienen que ver con el funcionamiento del sector público, por lo cual es importante apoyar no solo el acuerdo sujeto a este proceso de negociación sino también el programa económico. He venido escuchando desde que comenzó la gestión del Frente de Todos que no tenemos un plan económico. Me duelen las orejas de escuchar que no hay plan económico. Lo han dicho en el Congreso, en los medios, lo han escrito. Me han agotado escuchando que no hay plan económico. Cuando aparece el plan económico formalizado, gracias a que recuperamos la capacidad de negociar no solo lo que se restructuró de la deuda de bonistas sino ahora con la refinanciación con el Fondo Monetario y se viene con un programa económico, vuelven a decir que no existe tal programa. En realidad, algunos dicen la verdad, porque manifiestan “No lo compartimos”, y nosotros podemos entender los motivos por los cuales no lo comparten. No lo comparten porque no tiene ajuste sobre los salarios, porque no tiene ajuste sobre el gasto social, porque no tiene ajuste en la obra pública. Entonces, podemos entender por qué no lo comparten. No lo comparten porque ustedes quieren achicar el Estado presente que regula e interviene en los mercados para proteger a los trabajadores, a las trabajadoras, a las familias y a los consumidores. Por el contrario, ustedes quieren la libertad total de los mercados de tierras, de servicios, de bienes, del dinero para garantizar los negocios de la patria financiera y especulativa, a los mercados concentrados y a los actores concentrados. Eso es lo que representan. Por esta razón no comparten este plan económico que se basa en no hacer una reforma laboral ni previsional. Muchos de ustedes dicen que no planteamos cambios estructurales, porque seguramente en lo laboral quisieran hacer esos cambios estructurales. También nos duelen los oídos de escuchar esto tan seguido. Con respecto al acuerdo malparido, en realidad este acuerdo -si es que lo podemos llamarlo así- viene a gestionar la refinanciación de una deuda que fue mal concebida. Por esto llegamos al malparto de esa situación de caos de agosto de 2019 que llevó a lo que hoy se está tratando de refinanciar. O seaque no fuimos a buscar al Fondo, sino que lo encontramos como el socio de Cambiemos que vino a usar el crédito para la fuga de capitales y no para el desarrollo, ni para los abuelos y abuelas, ni para los niños de los jardines de infantes, ni para las mamas solas de la AUH. Lo trajeron para garantizar que los especuladores privados que hicieron el carry trade pudieran sacar sus dólares otra vez cuando las papas quemaban, cuando se hizo totalmente insostenible la economía argentina a principios de 2018, cuando las inversiones no llovieron y cuando la luz en el final del túnel no apareció nunca. Entonces, este acuerdo nunca fue malparido, sino que viene de una situación mal concebida que estalló en 2019. Además, quiero retomar el tema de la restricción externa. El diputado Heller relató muy bien la historia de esa deuda y de esa restricción externa Argentina de la que tanto se habla. Aprovecho para homenajear a Basualdo, a Mario Rapoport, a Noemí Brenta y a Eric Calcagno que estudió la perversa deuda Argentina. Todos ellos dijeron la verdad: no es producto del déficit fiscal como cosa automática, sino que es multicausal. La especialización productiva primaria generó históricamente la restricción externa y a esto se sumó nuestra dependencia externa de fenómenos internacionales, como hoy es la guerra y en otros momentos fue la pandemia o el aumento de los precios internacionales. Hay una cantidad de cuestiones que nos hablan de la restricción externa clásica, tradicional, pero agravada desde 2008. En este sentido, me llamó la atención cuando dijeron que el gobierno de Cristina Kirchner aumentó el gasto entre 2008 y 2015, cuando en realidad las políticas públicas activas fueron las que salvaron a la Argentina de la crisis financiera internacional de 2008. Aquí no se la mencionó. Hay economistas muy estudiosos que ni siquiera se acordaron de la crisis financiera internacional. Argentina y sus empresas se salvaron de la crisis financiera de 2008 con los REPRO y las políticas activas, con la inversión pública y con el sostén del gasto social. Pensemos en los programas sociales que rescataron de la indigencia a madres y a niños pidiéndoles que fueran a la escuela y que se vacunaran. Estos planes continúan vigentes por necesidad. La restricción externa se agravó con esa financiación de la economía internacional que ha endeudado a las familias, a las empresas y también al Estado. Háganse cargo de que cuando ustedes vinieron hicieron el festival de ese endeudamiento del Estado. Ahora, estamos ante la necesidad de este acuerdo que a nadie le gusta, porque a ninguno de nosotros nunca nos gustó el Fondo Monetario Internacional, porque tenemos memoria, conocemos la verdad y pedimos justicia para los responsables que tomaron estas decisiones de deudas irresponsables para la fuga de capitales en estos tiempos recientes. Los conocemos desde la historia; desde Martínez de Hoz, desde Cavallo y, esta vez, los conocemos desde el punto de llegada. Como docente universitaria quiero decir que represento a los que han trabajado siempre conmigo, a quienes nos recortaron los planes de ciencia y tecnología, los fondos de subsidio del CONICET y los gastos de las universidades, que entre 2016 y 2019 teníamos 6 meses de atraso en el pago de los gastos de funcionamiento. En esa época nos daban ridículos 1.500 pesos de viáticos para viajar a los Congresos y para sostener los proyectos de investigación. Echaron becarios del CONICET porque no los iban a tomar ni les iban a aumentar los salarios. No nos gusta volver al Fondo. Pero con este acuerdo vamos a priorizar la ciencia y la tecnología para el desarrollo productivo y para que le agreguemos más valor agregado a nuestras exportaciones, para que le pongamos la ciencia y tecnología de los conocimientos informáticos, del conocimiento biotecnológico y de la nano tecnología. El diputado preopinante habló de un sesgo antiexportador, un invento teniendo presente que el año pasado tuvimos un saldo en las exportaciones de 15.000 mil millones de dólares. Vamos a trabajar en los proyectos que fortalezcan la industria para corregir la restricción externa de la especialización productiva primaria. Para lograr eso, vamos a proyectar la agrobioindustria y no la exportación primaria sin procesar. Necesitamos el gasoducto de Tratayén a Salliqueló y la siguiente etapa para la planta de licuefacción y la exportación de gas licuado porque necesitamos ahorrar divisas que son parte de la restricción externa. ¿Saben una cosa? El gasoducto lo suspendieron ustedes cuando lo anunciaron siete veces en Neuquén. (Aplausos.) También anunciaron el ferrocarril para llevar los insumos a Vaca Muerta, pero no llegó nunca; ni siquiera llegó la máquina trochita que puede correr en los rieles. Tampoco se hicieron las rutas, porque suspendieron todo. La ruta 22 lleva más de diez años, y en dos años de este gobierno con pandemia está casi por terminarse, igual que la ruta 23. De esto sabemos los que vivimos en la Patagonia. Además, suspendieron los planes de urbanización para los cuatro millones de personas que viven en los barrios populares; esas inversiones las recuperamos con el aporte sobre las grandes fortunas. También cortaron las becas progresar y tiraron a determinados contenedores libros que eran para la educación de los chicos. Porque ustedes querían ahorrar en déficit público y en gasto público a costa de los investigadores y de los docentes. ¿Nos acordamos del descuento del 13 por ciento que aplicaron en el 2000? Esto lo recuperamos en 2004 durante el gobierno de Néstor Kirchner. En ese momento nos devolvieron el descuento del 13 por ciento. Conocemos de sobra cómo ustedes planifican el Estado y conocemos de sobra por qué no quieren este plan económico. No lo quieren porque este plan económico fortalece al Estado, y si fortalece al Estado, fortalece a la Nación; si fortalece a la Nación, fortalece a todo su territorio y no solo a la Capital Federal. Fortalece a todo el territorio: a Jujuy, a Santa Cruz, a Neuquén, a Río Negro, a Catamarca, a La Rioja, a Formosa. Muchos de ustedes, por cortar el gasto público, se olvidan que eso es parte de nuestro territorio y que allí tienen que llegar los planes asistenciales sanitarios. Por eso se morían y se siguen muriendo tantos wichies en la zona norte de nuestro país, porque no les llegó el agua potable, no les llegó la electricidad, les cerraron los hospitales, los centros de vacunación y también los centros sanitarios en general. Entonces, queremos este acuerdo, aunque no nos guste el Fondo Monetario Internacional, porque no es la Cruz Roja, no es una ambulancia de la Cruz Roja, sino que representa a los países más fuertes del mundo y tiene que garantizar los negocios de sus accionistas. Sin embargo, para nosotros hoy es una medicina, producto de lo que ustedes generaron con esa deuda mal concebida y malparida que heredamos. En tal sentido, debemos sostener la vida de los y las argentinas y por eso, tendremos que tomar esta decisión, más allá de todas las dudas que tengamos por lo que el Fondo Monetario Internacional ha representado en el mundo y en la historia argentina.
Sr. Presidente (Heller). - A continuación, voy a anunciar a
los cinco próximos oradores así se preparan: Ramiro Gutiérrez, Ingrid Jetter, Aldo Leiva, Pedro Galimberti y Guillermo Carnaghi, en ese orden. Tiene la palabra el señor diputado Ramiro Gutiérrez.
Sr. Gutiérrez (R.). - Señor presidente: creo y comparto con
muchos de los que han hablado precedentemente que estamos viviendo momentos trascendentes. Cada uno, desde su mirada y su argumentación, no dejamos de reconocer la importancia de las horas que nos tocan vivir. Personalmente, quiero recordar una calificación hecha por los propios soldados después de la Primera Guerra Mundial, quienes habían vivido cosas muy trágicas en una guerra de trincheras en la que se mataban, y de tan cerca que estaban podían verse las caras. Ellos acuñaron la expresión no man land, que significa “tierra de nadie”. En aquel entonces, entre trinchera y trinchera, quedaba un territorio manchado de sangre, en el que había gente herida y gente muerta. Creo que más allá de las incertidumbres de un mundo global, en el que están pasando cosas de esa naturaleza, la toma de una deuda tiene parangones con esos espacios de no sentido. Pienso que una deuda es un compromiso de pago entre dos personas que lo han asumido y se han comprometido con ciertas reglas. Ese compromiso jurídico, en el que una de las partes es un organismo de crédito multilateral y la otra un Estado-Nación hace que, como persona jurídica, hoy estemos comprometidos con dicho marco jurídico vivo y exigible. Entonces, lo peor que podemos hacer es dejar los compromisos de ese contrato y de esa deuda en tierra de nadie. Por lo tanto, debemos entrar en ese territorio porque allí está el destino, el futuro y la pervivencia de la República Argentina, y no puede quedar entre el fuego de dos trincheras, sino que debe estar en el medio de la responsabilidad de un Parlamento que, además, tiene una obligación constitucional que quiero resaltar, preexistente a otras discusiones, y que hoy es letra vigente en nuestra Carta Magna. Me refiero al artículo 75, inciso 7°, de la Constitución de la Argentina que establece un imperativo, porque dice que corresponde al Congreso de la Nación Argentina: “Arreglar...” -utiliza ese término- “...el pago de la deuda interior y exterior de la Nación.” “Arreglar” no solo es poner en regla, sino que significa hacer todos los cambios necesarios para que algo que está mal deje de estarlo. Entonces, aquí ha llegado la propuesta de un camino posible. Sin embargo, no solo es posible, sino que es mejor que el otro camino, porque en la situación real y fáctica no podemos asumir los compromisos del Stand-By. Por lo tanto, una facilidad extendida es mejor para este país y para quienes vivimos en él. Por eso, voy a aceptar el tratamiento de este acuerdo. Además, quiero decir a los argentinos, a las argentinas y a las sanas expectativas del mundo del trabajo y de la producción, que es necesario poner una nueva línea de partida.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Jetter.
Sra. Jetter. - Señor presidente: sinceramente, no pensaba
hablar, pero sí me gustaría rebatir algunas de las expresiones que aquí se vertieron. En primer término, he escuchado de parte del bloque oficialista hablar muchísimo sobre la catástrofe que sería caer en default. Muchachos, a nosotros no necesitan contarnos eso, sino que deben decírselo a quienes no están aquí, a Máximo Kirchner y a todos sus amigos; ellos son los que no se hacen cargo de la catástrofe que bien describieron ustedes. En segundo lugar, quiero decirles que es imposible que acompañemos un proyecto cuyo mensaje no coincidimos. En uno de sus párrafos, ustedes dicen: “El programa que se somete a consideración parte de una concepción y de una lógica totalmente distinta al acuerdo Stand-By suscripto en 2018, cuya deuda se refinancia.” Primero, eso es una mentira, porque no refinancian, sino que están pidiendo otro crédito. Ustedes mismos dicen que tienen otra concepción. Entonces, no nos pidan que acompañemos este programa. Además, tampoco compartimos las alabanzas que se hacen a la política de salud pública, porque no se hacen cargo de los 120 mil muertos, del vacunatorio VIP ni de nada; fueron 128 mil muertos, según me acota la compañera Ocaña. Segundo, tampoco compartimos lo que dicen sobre el endeudamiento, ya que hablan exclusivamente de la deuda que se tomó entre 2015 y 2019. La deuda con el Fondo Monetario Internacional es solo el 12 por ciento de la deuda total que tiene la Argentina, que fue generada por ustedes a través de tantos gobiernos nefastos y, como dijo el diputado Tetaz, del déficit fiscal del que nunca se hicieron cargo. Tercero, el ajuste que no les gusta es al gobierno, al Estado; no les gusta reducir los gastos políticos. No me refiero a lo manifestado por la diputada que me precedió en el uso de la palabra en relación con los gastos sociales, sino que hablo de Aerolíneas Argentinas que gasta 2 millones por día, del nuevo contrato que le hicieron al entrenador de Dylan, de los gastos espurios que no se pueden justificar y de los 24 millones que gastaron Alberto y Fabiola en picadas. La gente no come vidrio, el ajuste no se trata de reducir gastos necesarios sino de reducir gastos espurios y de corrupción. Quisiera decir por dónde pretenden hacer el ajuste, ya que en este programa hay ajuste porque plantea la reducción del déficit a través de tarifas. En este punto, quisiera hacer una acotación, porque me parece paradójico que la diputada Tolosa Paz diga que nos preocupa el 10 por ciento que más gana, cuando les recuerdo que nosotros recibimos un país que gastaba el 4 por ciento del PBI en subsidios, se los devolvimos con una reducción del 1,1 por ciento del PBI en subsidios, y ahora ustedes lo llevaron al 2,5 por ciento. (Aplausos.) En 2019 ustedes pretendieron que votáramos -porque efectivamente no la acompañamos- una ley de emergencia por la que devolvieron el subsidio al AMBA a Edenor y a Edesur. Como correntina lo cuestioné porque, lamentablemente, nosotros no pagamos la luz que ustedes pagan y no tenemos gas subsidiado sino garrafas. Ustedes son los que durante dos años han subsidiado la energía, el gas y la luz a los que más tienen y hoy, en buena hora, se lo intentan sacar. Dicen que no van a superar el 40 por ciento del aumento salarial en la clase media y el 20 por ciento de la tarifa social de los que menos tienen. El 20 por ciento en la tarifa social, ¿cómo lo van a hacer? La verdad es que es bastante difícil de entender cómo van a segmentar a los usuarios, pero nada dicen respecto de que van a sacar el subsidio a los que producen: al que tiene una pizzería o al que fabrica colchones. Nuevamente, a ellos les van a sacar el subsidio, a la gente que genera trabajo y al que produce. También hacen el ajuste a través del revalúo fiscal, una forma fácil de seguir aumentando impuestos en forma escondida, tratando de que la gente pague más impuesto a los bienes personales. Y lo hacen efectivamente, en una jurisdicción que modernizó su sistema, no lo van a pagar todas las provincias. Por otro lado, el impuesto o ajuste que considero más grave es la inflación. Hablan -lo he escuchado acá- de que ustedes son amantes del impuesto progresivo. Sepan que la inflación es el impuesto más regresivo que existe en el mundo, en la Argentina y en todos los lugares. (Aplausos.) Ustedes pretenden que este programa se financie con inflación y lo va a pagar, sobre todo, el que menos tiene. ¿Por qué no plantean una reducción al gasto público? Aquí hay mucho por decir, pero es importante que la gente sepa que en el año 2003 recibieron un Estado con 480.000 empleados públicos y en 2015 nos dieron un Estado con 764.000. Nosotros lo devolvimos con un poquito menos, 758.000. No me hablen del Estado presente, porque en Corrientes el Estado no estuvo presente; el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible no se mostró. Nos aumentaron los impuestos a cada cápita de seguro en un 3 por mil en el año 2020 y, sin embargo, el Plan Nacional de Manejo del Fuego no existió. Recién ahora se acordaron de Corrientes, así que la verdad es que el Estado presente de ustedes no existe. Voy a decir lo último, porque no quiero extenderme. Ustedes se jactan –así lo expresó el presidente en su discurso inaugural, y acá lo he escuchado en varias oportunidades- de que no van a hacer una reforma laboral. El presidente lo hizo mirando al balcón a Pablo Moyano y a otros gremialistas, defendiendo la corporación, mientras en nuestro país sigue habiendo dirigentes gremialistas millonarios y el 42 por ciento de la población tiene un trabajo en negro, no puede conseguir un empleo formal y sigue aumentando el desempleo. Eso es lo que defienden. A mí no me importa si el Fondo Monetario Internacional exige o no una reforma laboral. Quiero que haya una reforma laboral, para que muchas más personas tengan empleo en la Argentina. (Aplausos.) El presidente también se jactó de que no se le exigía ni encararía una reforma previsional. Es fácil decir eso cuando al lado estaba sentada una persona que cobra 3 millones de pesos por mes, mientras la mayoría de los jubilados apenas perciben poco más de 30.000 pesos. Así es fácil decir “no vamos a hacer una reforma previsional”. Les quiero decir que la hicieron; la hicieron ajustando en 2019 a través de la fórmula previsional. Por último, no dicen nada acerca del cepo, ni de la brecha cambiaría. Es decir, ¿vamos a seguir dos años más con cepo? ¿Vamos a seguir dos años más castigando a los que exportan? No mencionaron nada acerca de las retenciones. Me temo que estén pensando en aumentarlas. Yo las eliminaría, porque me parece que es un saqueo permanente al que produce, y nunca estamos promoviendo la exportación. En resumen, proponen más de lo mismo, y esto nos lleva al fracaso. No vamos a apoyar un programa que sigue saqueando al que produce, al que trabaja, y que no pretende hacer ningún tipo de reducción en gastos políticos y espurios. Insisto: si quieren asegurarse los votos, busquen en su espacio, que venga Máximo, que vote; esa es la única forma que van a tener para evitar el default. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Leiva.
Sr. Leiva. - Señor presidente: sin querer entrar en
polémica con la diputada preopinante, yo digo que entre Chaco y Corrientes no nos separa el puente, sino que nos une. Pero entre su mirada y la nuestra hay una gran diferencia. Empiezo por decir que, en verdad, ninguno de los que formamos parte del bloque del Frente de Todos hemos sido denunciados por habernos quedado con parte del sueldo de los empleados que nos acompañan. Ojalá ellos pudieran decir exactamente lo mismo. (Aplausos.) A veces se pone de manifiesto esa doble moral, una situación que seguramente van a tratar de negar; pero ha sido de público conocimiento, e incluso -si no me equivoco- hasta se ha presentado alguna denuncia penal. Sin embargo, el tema que nos ocupa hoy es otro, y estamos para hablar de eso. En primer lugar, quiero referirme a su exposición, presidente, que ha sido brillante, por el tono y la forma que utilizó. Prácticamente, no he escuchado absolutamente a nadie que pueda refutarlo, porque su presentación ha sido con datos muy precisos. Ha tenido una objetividad total en ese repaso que hizo. Ello no solamente forma parte de su capacidad intelectual o formación académica, sino también seguramente se debe a que muchas de esas etapas las ha vivido, las ha sufrido y las ha padecido, como tantos argentinos. Felicitaciones, presidente, y desde el bloque nos hacemos eco de todo lo que usted ha expresado. (Aplausos.) También me sumo a lo que usted ha dicho hace unos días atrás, ayer o anteayer, respecto de que para nosotros no hay nada que festejar. No vamos a festejar esto. Seguramente, votaremos el acuerdo apretándonos la nariz, porque no nos gusta el Fondo Monetario Internacional. En verdad, acá desfilaron empresarios, dirigentes políticos, y si hubiesen venido Dujovne o Macri para explicar por qué dijeron de un día para el otro “vamos al Fondo Monetario Internacional”, tal vez me habrían convencido. Escuché que otro diputado se refirió al programa como “malparido”. La diputada compañera dijo que es “mal concebido”. Entonces, pregunto a la oposición: ¿qué calificación le damos a quien tomó ese endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional? ¿Cómo lo llamamos? ¿Cómo le decimos? Quizá ustedes, que son tan genios a la hora de explicar y aplicar tecnicismos, puedan ayudarme a calificar a Mauricio Macri. Yo tengo el lenguaje del pueblo, pero no lo voy a utilizar acá, porque creo que ni siquiera se merece que lo mencione. Sí sé cómo le decía la gente y lo recordaban muchas hinchadas en los distintos estadios de fútbol: “Mauricio... hijo de...”. No voy a seguir.
Sr. Presidente (Heller). - Por favor, señor diputado...
Sr. Leiva. - Eso tarareaba la gente...
Entonces, cuando ustedes tienen ese tecnicismo y hablan tan raro, les pido que no se confundan y no lo hagan, porque la gente sabe que son los responsables de los 45.000 millones de dólares y del 3.000 por ciento de tarifazo, que generaron; la gente sabe que vaciaron los hospitales; que se opusieron al aporte solidario a la riqueza y que hicieron lo imposible para que no tuviéramos vacunas. La gente sabe que el jefe político de ustedes dijo que se muera el que tenga que morirse; sabe que si nosotros estamos acompañando esta propuesta es porque no hay otra alternativa. Tengan la plena seguridad de que no solamente quien les habla, sino que desde el presidente a la cabeza -sin ninguna duda- estamos acompañando esta iniciativa. No habrá reforma laboral, como ustedes querían. Tampoco una reforma previsional ni más despidos, achicamiento del Estado o más pobreza, como ustedes querían. Sentaremos las bases para tener un sendero que nos permita consolidar esa recuperación económica que empezó en 2021, a pesar de que ustedes nos rechazaron el presupuesto. (Aplausos.) Siempre son los paladines de la democracia y defensores de la Justicia. Cuando el presidente dijo que la Justicia debía investigar, ¿qué hicieron? Se retiraron del recinto, porque no les gusta que los investiguen. Esa es la verdad; esa es la realidad. Por eso, señor presidente, estamos convencidos de que este es el mal menor. Estamos convencidos de que, si nuestro presidente nos está pidiendo que acompañemos esto, tenemos que hacerlo. No voy a defender a Máximo ni a Grabois, porque son lo suficientemente capaces para defenderse solos. En verdad, en lugar de exigir que Máximo y Grabois sienten a sus compañeros, que podrían estar en disidencia con nosotros, deberían acompañar -como dijo el presidente- para que la Justicia actúe y determine las responsabilidades que ha tenido el gobierno de ustedes al tomar semejante deuda, sin siquiera preguntar al Congreso de la Nación. Para finalizar, quiero decirles también que el gobierno de Macri -como dijo un diputado de la izquierda- efectivamente tuvo mayoría en muchas oportunidades. ¿Saben por qué? Porque extorsionaba a los gobernadores para que mandaran a sus diputados a votar cuando no conseguían los votos necesarios. He sido intendente durante varios años en mi ciudad y nos obligaban a tomar préstamos, a firmar en dólares, pero nos daban pesos. Ese es el gobierno que hemos tenido, y por eso la gente le dio la espalda; en definitiva, fueron ustedes los que prometieron pobreza cero, los que decían que la inflación era una pavada, que iban a llover inversiones. En cambio, nosotros planteamos un modelo diferente, y es lo que la gente votó en 2019. Finalmente, el hecho de que en las últimas elecciones la gente los haya acompañado con su voto para tener más diputados no es para poner palos en la rueda. Eso se dio porque efectivamente la gente creyó que iban a colaborar, que habían cambiado; pero en el fondo siguen siendo los mismos de siempre, los que de generación en generación vienen endeudando y sometiéndonos a los organismos internacionales.
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. LEIVA. - Cada tanto, tiene que ser el peronismo el que
vuelva a poner al país de pie. Ese país que puso de pie Néstor Kirchner; ese país en el que Néstor Kirchner le pagó al Fondo Monetario Internacional para que se fuera. (Aplausos.)
- Varios señores diputados
hablan a la vez.
Sr. LEIVAN. - Realmente, no me simpatiza la ironía con la
que me están tratando. Los he escuchado con mucha atención y nos bancamos todo lo que ustedes dicen; pero cuando a ustedes se les dicen ciertas cosas, se molestan. ¿Qué les pasa, chicas y muchachos? ¿Están nerviosos?, como decía Néstor Kirchner. ¿Qué les está pasando? (Aplausos.) Nosotros vamos a honrar lo que hemos aprendido como peronistas: primero, la Patria; después, el movimiento y, por último, los hombres. En esa línea trabajaremos. No tenga dudas el pueblo argentino de que transitaremos ese camino. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Galimberti.
Sr. Galimberti. - Señor presidente: es difícil hablar
después del diputado preopinante. Trataré de no hablar raro y de no poner palos en la rueda. Por suerte, hace más de 200 años, algunos revolucionarios en los Estados Unidos de América y otros en el Viejo Continente, en Francia, han sido capaces de llevar adelante algunas ideas que con diferentes matices han perdurado en las sociedades occidentales en el transcurso de los tiempos, y nos han permitido que existan declaraciones, derechos, garantías y –también- la división de poderes. Así que cuando haya cuestiones para denunciar, todos sabemos que se tiene que ir al Poder Judicial y ahí es donde debe investigarse y no intentar venir a ejercer desde la tribuna, en un ámbito absolutamente formal, discusiones que deben darse en otro lado. Digo esto porque la verdad es que algunos discursos contribuyen en muy poco a la necesaria razonabilidad que debe tener este debate, en el cual de una u otra manera todos estamos involucrados. Hace unos días estuvo nuevamente acá el ministro de Economía, Martín Guzmán; ya era tarde, estuvimos casi ocho horas reunidos. A mí me tocó hablar al final. Le hice una sola pregunta con un desarrollo cronológico. Entre otras cuestiones de las que trata el memorándum, habla de lo que serán los porcentajes de inflación en la Argentina. En esa oportunidad, le hice una sola pregunta, que grafica un poco muchas de las dudas que tenemos los que estamos desde el principal espacio opositor absolutamente convencidos de la función de contralor que debemos llevar adelante, con la responsabilidad histórica que nos toca. Le decía al ministro Guzmán que cuando estuvo a mediados de diciembre señaló que el porcentaje de inflación del 33 por ciento iba a sostenerse en el tiempo. Poco menos de dos meses y medio después, había suscripto estos memorandos con el Fondo Monetario Internacional, y ya daban absolutamente otros números. Entonces, le pedí que nos dijera cuáles fueron las circunstancias que habían hecho variar esta apreciación. La verdad es que no contestó esa pregunta ni muchas otras. Insisto en este tema, porque creo que es necesario entender que, desde nuestra responsabilidad, debemos indagar algunos de estos números para tomar una decisión que sea más o menos ajustada a la razonabilidad. El proyecto que se trae a consideración desde el Poder Ejecutivo tiene defectos de técnica legislativa en su artículo 1°); aunque, en definitiva, es una potestad del Congreso de la Nación autorizar este endeudamiento. Me parece que allí, los que pretendemos la continuidad del Estado; los que venimos a poner la discusión en términos de políticas públicas, sin nombre propio -muchos de los que han levantado la voz pareciera que pertenecen a gobiernos que nunca han endeudado al país-, debemos señalar algunas cuestiones. En los dos primeros años de gobierno de esta gestión, se ha endeudado en moneda extranjera al país más de lo que ahora se pretende solicitar al Fondo Monetario Internacional. En realidad, este acuerdo que vamos a suscribir con el Fondo -y voy a hacer un pequeño juego de palabras-, no es la solución de fondo. ¿O acaso nosotros pensamos que luego de la firma del acuerdo, si es que sale aprobado por el Congreso, los problemas en la Argentina van a desaparecer? Por supuesto que no. Alguien lo dijo por ahí: “Estamos ganando una ventana de tiempo”. Es cierto. Hay un tiempo. Y en ese tiempo hay algunas cosas que tenemos que realizar. Evidentemente, la Argentina ha llegado a este momento porque hay algunas cosas que viene haciendo de una manera que no es la adecuada. Como diría un presidente norteamericano hace varios años: “Es la economía”. Y agregó otra palabra. Quiero plantear dos o tres cuestiones más. Hoy lo decía el diputado Cacace: lo que se está por solicitar en préstamo al Fondo Monetario Internacional no es más que el 11,5 por ciento del total de los 365.000 millones que hoy debe la Argentina. El fin de semana me puse a hacer un videíto para eso. Porque muchas veces da la sensación de que la discusión que tenemos acá no llega a los ciudadanos. Para explicar claramente esto, quiero decir que no va a alcanzar con el acuerdo que hagamos con el Fondo. La Argentina deberá realizar otros esfuerzos. En este sentido, voy a mencionar cuatro o cinco datos objetivos. Recién se preguntaba por el déficit fiscal. Puede ser que le erre en algún año, pero desde 2008 la Argentina no tiene superávit fiscal. En cuanto a la inflación, estamos en dos dígitos –hoy ya en el 50 por ciento- desde hace más de una década. La generación de empleo privado desde el 2011 está en una meseta. Tiene algunos picos: por ahí sube o baja un poco. Pero cuando se mira en perspectiva se ve que desde el 2011 estamos en una meseta. Aquí muchos han aplaudido casi a rabiar al presidente de la Nación, en su discurso de apertura de la Asamblea Legislativa, cuando dijo que no iba a haber reforma laboral. La verdad es que cuando uno mira las condiciones y los números que nos entregan las mediciones del INDEC, debe empezar a preguntarse -al menos esa es nuestra función como dirigentes- si hay algunas cosas que hoy no están funcionando de acuerdo con la realidad. Porque cuando uno mira los datos de la desocupación, sobre todo de los más jóvenes, los números se agigantan. Esto nos muestra que el escenario es malo, pero el futuro va a ser peor. Esto nos va a exigir discusiones en el ámbito del Congreso para tratar de encontrar algunas alternativas. Señor presidente, señores diputados: desde nuestro interbloque de Juntos por el Cambio estamos trabajando con absoluta responsabilidad para evitar la mora, el default, o como se lo quiera llamar, y darle las herramientas al Poder Ejecutivo nacional para que pueda negociar de la mejor manera la toma del nuevo empréstito con el Fondo Monetario Internacional. Lo estamos haciendo con tiempos absolutamente exiguos y contrarreloj. Trataremos de dar esa autorización en el marco de la razonabilidad, conforme lo que prescribe el artículo 75 de la Constitución Nacional, pero sin adentrarnos en el tema de quién debe llevar adelante la administración y ejecución de políticas públicas en el país, que es el Poder Ejecutivo nacional. No pretendan que acompañemos un programa de gobierno con el cual no coincidimos, independientemente de lo que han sido los fundamentos y la exposición de motivos al momento de presentar el proyecto de ley, que obviamente tampoco acompañamos. Pero no nos cabe duda de que nuestra tarea en este lugar es actuar de manera absolutamente responsable, acompañando el principio de continuidad que debe existir en todo Estado. Quiero hacer una última mención referida a uno de los datos objetivos, que tiene que ver con la inflación. Mientras nosotros discutimos acá y vemos si el déficit fiscal es bueno o malo -porque pareciera que se pone en duda, ya que en los discursos esto no queda claro-, quiero ratificar las palabras del presidente. El día en que inició el período de sesiones ordinarias dijo de manera muy clara: “La inflación es el principal problema del país”. Yo creo que, de manera directa e indirecta, es el principal problema del país, al igual que el déficit fiscal. Quiero hacer una consideración más. La inflación siempre implica ajuste de manera inconsulta y arbitraria. Se aplica sin ver si se trata del 1 por ciento, del 10 por ciento o del 15 por ciento más. La aplica el mercado, el kiosco y las grandes empresas, y por lo general termina golpeando a los sectores menos pudientes de este país. Además, la inflación genera otra consecuencia que muchas veces no es debidamente medida: le hace perder oportunidades a un montón de ciudadanos en este país que quieren emprender con su propia empresa o con su desarrollo en el trabajo. Porque el mercado de capitales que se pretende llevar adelante -según les escuchamos decir al ministro de Economía y a Miguel Pesce- en realidad casi no existe. Muchos de los que supuestamente hoy podrían solicitar ese tipo de créditos no tienen la posibilidad por diversas circunstancias, o bien, porque la misma inflación termina mostrándoles que la tasas son absolutamente irrazonables para cualquier desarrollo de emprendimiento productivo. Por ese motivo, no están haciendo uso de ellos. Para ir cerrando, la economía es, en definitiva, lo que va a terminar mostrándonos el camino que tenemos que seguir para darle las herramientas al Poder Ejecutivo nacional a fin de que obtenga el nuevo préstamo. Necesitamos que en ese camino haya razonabilidad, y que los discursos y, sobre todo, la modificación del proyecto original del Poder Ejecutivo, nos den un sendero -como he escuchado decir en estos días- para salir de la encerrona en la que estamos metidos. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Guillermo Carnaghi.
Sr. Carnaghi. - Señor presidente: el 1º de marzo, nuestro
presidente dijo con claridad que este préstamo o este stand by tomado en 2018 era una espada de Damocles sobre la Argentina. Lo mismo expresaba en el mensaje de elevación del presupuesto nacional. Si recuerdan, allí planteaba con claridad que si teníamos que hacer frente a 19.000 millones de dólares durante este año y a 20.000 millones de dólares el año que viene, eso significaba cero obra pública y achicar los gastos en seguridad social, en educación, en salud, en seguridad, etcétera. Desde ese lugar se negoció este acuerdo, que claramente no nos gusta y no es una panacea. Pero sí está claro que esta negociación tiene condicionantes distintos a otros de otros acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, fundamentalmente en lo que tiene que ver con los derechos laborales y previsionales y con no pedir privatizaciones de empresas públicas. Obviamente, este acuerdo es necesario. Es necesario para seguir en esta senda de crecimiento, que este año está en un 10,3 por ciento del producto bruto interno. Esto se ve en todo el país y también se ve en mi provincia. En mi provincia se ve un Estado presente, así como estuvo presente el Estado nacional sosteniendo a los sectores más necesitados de la sociedad, como a las pymes, con los IFE, los REPRO, los ATP y demás políticas activas. También está presente en la recuperación. En mi provincia, las dos actividades principales son los hidrocarburos y el turismo. En cuanto a los hidrocarburos, tenemos récord en producción de gas y petróleo a partir del Plan Gas.Ar, y en turismo hemos logrado plena ocupación a partir del Previaje. Acá abro un paréntesis para los que no entienden de subsidios: con Aerolíneas Argentinas en manos de privados, en mi pueblo, San Martín de los Andes, teníamos dos vuelos semanales; con Aerolíneas Argentinas en manos del Estado, en mi pueblo tenemos nueve vuelos semanales; para eso sirven también los subsidios del Estado. (Aplausos.) Me quiero referir también a otra cuestión que creo que es importante porque acá se hablaba del fantasma de la cesación de pagos. No es un fantasma; es una realidad. Se trata de una realidad que vinieron a exponer los gobernadores, que son los responsables de cada uno de los distritos por la voluntad popular. Y permítanme decirles a aquellos que no estuvieron ayer -ya que hubo muchas ausencias- en la reunión con algunos gobernadores. Voy a leer quiénes estuvieron para que vean el volumen de la representatividad y también para los que son de distintos partidos o expresiones políticas. Nos acompañó Omar Perotti, de Santa Fe; Gerardo Morales, de Jujuy; Gustavo Valdés, de Corrientes; Ricardo Quintela, de La Rioja; Raúl Jalil, de Catamarca; Osvaldo Jaldo, de Tucumán; Omar Gutiérrez, del Neuquén; Gustavo Sáenz, de Salta; Sergio Ziliotto, de La Pampa; Gustavo Bordet, de Entre Ríos; Oscar Herrera Ahuad, de Misiones; Mariano Arcioni, del Chubut; y en representación de Santiago del Estero y Santa Cruz, los vicegobernadores, Carlos Silva Neder y Eugenio Quiroga. ¿En qué coincidían todos los gobernadores? Coincidían en lo mismo que planteó el presidente: el peor de los escenarios es la cesación de pagos. Porque con esta cesación de pagos, así como sería ingobernable la Nación, se hacen ingobernables las provincias. Y vinieron gobernadores de distinta visión política a pedir al Congreso de la Nación que apoyemos este acuerdo que negociaron nuestro presidente y nuestro ministro de Economía. Para llevar las cosas a lo concreto, porque se habla mucho, ¿qué significaría en Neuquén no contar con financiamiento internacional? Primero, no se podría construir el Gasoducto Néstor Kirchner. Ya se ha hablado varias veces que este gasoducto nos permite sacar el gas. Gracias al Gas.Ar estamos produciendo más gas y petróleo, pero tenemos un cuello de botella porque no podemos sacar este gas tan necesario siempre, pero más necesario ahora por el conflicto bélico en Ucrania. Esto requiere una inversión de 2.540 millones de dólares. Y parte de esos 2.540 millones -y esto es bueno decirlo-, 400 millones, van a surgir del aporte solidario a las grandes fortunas. (Aplausos.) Esto se invierte en Neuquén, pero es para todo el país. Otra de las inversiones importantes es la empresa energética que venimos peleando hace muchos años, la Represa de Chihuido. Se produce en Neuquén, pero es energía para todo el país. Estas son las obras importantes, pero también tengo un listado. Hubo una diputada preopinante que dijo que, así como escuchamos a los gobernadores sería bueno escuchar a los intendentes porque cuestiones que parecen muy chicas en la gran escala de ciudades como Buenos Aires, son muy importante en pequeñas ciudades. Voy a mencionar las obras y proyectos en ejecución: unidad académica de la Facultad de Ciencias del Ambiente y de la Salud de la Universidad Nacional del Comahue, un edificio de 2.900 metros cuadrados financiado por el Banco de Desarrollo de América Latina; construcción de un centro cultural de Aluminé, que está en ejecución, 213 millones por el BID; mejoramiento del casco urbano de Añelo, 153 millones del BID; construcción del centro de exposiciones y convenciones en la ciudad de Neuquén, el BID financia el 85 por ciento de la obra; pavimentación, iluminación urbana de Villa La Angostura –ahí va mucho el ex presidente, le va a venir bien-, son 428 millones de pesos financiados por el BID; proyecto integral en Villa Pehuenia, puesta en valor del espacio público por 225 millones del BID; y mantenimiento de la ruta 234 y 237, entre otros. Necesitamos este acuerdo para seguir en la senda del crecimiento y sacarnos la espada de Damocles que nos dejó esta toma de stand-by irresponsable del gobierno anterior. Gracias, presidente. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Muchas gracias, diputado.
Voy a leer los nombres de los cinco diputados y diputadas que intervendrán ahora para que se preparen: Juan Manuel Pedrini; Romina del Plá; Hernán Lombardi; Danya Tavela y Paula Omoedo. Tiene la palabra el diputado Juan Manuel Pedrini.
Sr. Pedrini. - Gracias, presidente. Creo que hoy
literalmente los ojos del país económico y del país laboral están puestos en esta reunión de comisión. Considero que hay una gran expectativa respecto de cómo, no los diputados de cada bancada, sino de cómo este Congreso resuelve esta cuestión. Esta reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda junto con la de Finanzas evidentemente se convirtió en una cuestión trascendental. Estamos rumbo a la tercera sesión de la Cámara de Diputados de este último tiempo, descontando la Asamblea Legislativa. Y tuvimos tres temas económicos: la primera, presupuesto; la segunda, bienes personales; y la tercera, el arreglo -o no- con el Fondo Monetario Internacional. En cuanto a la cuestión del presupuesto creo que no dimos la mejor señal, que es la de haber rechazado por primera vez un presupuesto a un presidente. Esto de por sí no es bueno, pero peores son sus consecuencias. Las consecuencias es que se tiene que prorrogar el presupuesto del año anterior, del 2021. Con una inflación del 50 por ciento, ¿cuándo se va a agotar? En mayo o junio no hay más presupuesto. Y a partir de ahí ¿qué pasa? El jefe de Gabinete va a reasignar las partidas de acuerdo a la recaudación. Entonces, lo que antes las provincias tenían por ley, ahora dependen de la discrecionalidad de un funcionario. A la República no le hicimos ningún bien. No le hicimos ningún bien con una decisión de este tipo: donde estaba la ley pusimos la discrecionalidad del jefe de Gabinete; eso no es bueno, y estoy hablando del Congreso como institución. No fue bueno lo que hicimos: condensamos y le dimos atribuciones y prerrogativas extraordinarias a un ministro del Poder Ejecutivo no electo por el pueblo, y los gobernadores y los intendentes electos por el pueblo ahora tienen que ir a pedirle este funcionario los recursos que necesitan. Ahora bien, estamos encaminados a la próxima sesión que se convoca para la sanción de una ley prácticamente, de acuerdo con lo que se dijo aquí, por unanimidad. Es un hito histórico, es la primera vez que estamos discutiendo en forma previa las condiciones para aprobar -o no- un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional. Esa norma es muy clara; establece el acuerdo y el programa. La verdad es que de las distintas exposiciones me tranquiliza saber que hay un gran consenso en que vamos a evitar el default. Eso creo que es lo que surge. El tema es cómo. Y ahí aparece el problema de lo accesorio, que es el plan. No crean que este plan que es tan denostado es nuestro plan y que estamos contentísimos. No, no; tuvimos que hacer muchísimas concesiones, lógicas de una posición de debilidad, como decía el diputado Arroyo, y de cualquier negociación. No hay negociación en la cual no tengamos que hacer distintas concesiones. Eso es absolutamente lógico. Hubo una concesión importante en la suba de los subsidios, sin lugar a dudas. En lo personal no me gusta mucho el límite a la emisión monetaria ni los límites al déficit, pero los tuvimos que hacer. Ahora escucho muchas críticas sobre la inflación, y brevemente quiero decirles que desde 1990 hasta ahora, el año con mayor inflación fue 2019, momento en el que no estábamos gobernando nosotros precisamente. Son ustedes los que tienen el récord de inflación de los últimos treinta años, que se dio en 2019, con más del 54 por ciento. Por eso, nos llama poderosamente la atención lo que están diciendo. Esa es la única licencia que me tomo respecto de las políticas de ustedes. Pero sí quiero hablar de las virtudes de nuestras políticas económicas. Después del récord de inflación y de endeudamiento que se dio en tan poco tiempo, asumió nuestro gobierno y tuvo que recibirlo. Sin embargo, es nuestro deber salir adelante. Creo que el tan denostado plan, del que ustedes están tan en contra, puede mostrar a la ciudadanía un crecimiento del 10 por ciento de la economía, que sorprende a propios y extraños. Se dijo que la Argentina iba a ser el último país en Latinoamérica en recuperar la actividad económica que perdimos durante la pandemia: somos los primeros en recuperarla. Reitero: los primeros en recuperarla. Ya la recuperamos y la pasamos. Con la deuda en pesos, podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Yo veo el vaso medio lleno. Nos guste o no -y eso es un signo positivo-, hay un mercado de capitales en la República Argentina que permite subsidiar el déficit del Estado en mayor porcentaje respecto de lo que había antes. Seguramente, si todo marcha como esperamos, es este el que va a sostener el déficit fiscal en los próximos años. El mercado de capitales nacionales se fortaleció y los bancos están con una liquidez histórica. No hay ningún peligro de corrida bancaria. Entonces, tenemos crecimiento económico con solidez del sistema el financiero. En cuanto a la tasa de desempleo, que era de dos dígitos, la bajamos al 8 por ciento, que es el nivel actual. Las exportaciones son récord. En estos momentos las tuvimos en cantidad, en calidad y en precios. La obra pública se despliega absolutamente por todo el país con un criterio federal. Vamos a llegar a los 2 puntos del PBI con obra pública. Cabe señalar que, sin lugar a dudas, nosotros reivindicamos la obra pública como elemento de transformación y de dinamización económica. ¿Qué otra bondad tenemos, que se vincula con una economía mejor y más robusta? La recuperación del salario. Los ingresos de las familias en la Argentina tuvieron durante la anterior gestión una caída del 15 por ciento. Durante la pandemia, cayó el 6 por ciento; 2021 fue el primero en cuatro años en el que se recuperó en parte el salario y dejó de caer. Recientemente hubo una encuesta referida a las pymes, que generan el 80 por ciento del empleo. La asociación de empresarios y empresarias nacionales hizo una encuesta de 480 pymes en 19 provincias. El 57 por ciento de las empresas piensa en renovarse tecnológicamente. Esto se traduce en más inversiones. ¿De dónde vienen los bienes de capital? De afuera. Necesitamos divisa para ello. El 41 por ciento está decidido a incorporar más personal; 9 de cada 10 pymes pagaron sin problemas sueldos y aguinaldos durante diciembre del año pasado. Hay cinco trimestres consecutivos de crecimiento del empleo. Por eso, no voy a hablar de las otras gestiones, sino de lo nuestro. Estamos orgullosos de lo que estamos haciendo. Tenemos una economía más robusta y un sistema financiero más sano, que puede financiarnos en pesos, sin necesidad de recurrir a divisas, y es lo que sostiene nuestro déficit. Esto es lo que necesitamos para seguir creciendo. En síntesis, lo que nos sucedió con el presupuesto no le hizo bien a la democracia ni a la República. Esperemos que con esta norma de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional salgan fortalecidos el sistema democrático, el Congreso y las instituciones de la República Argentina. Por lo expuesto, adelanto mi acompañamiento a esta iniciativa. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Del Plá.
Sra. Del Plá. - Señor presidente: en primer lugar, quiero
ratificar que desde mi bloque, el del Partido Obrero, y desde el conjunto del Frente de Izquierda y de Trabajadores, vamos a rechazar lo que es inescindible, que es este ajuste, que es el cogobierno y que es el sometimiento a un acuerdo de coloniaje con el Fondo Monetario Internacional. Digo que es inescindible porque todas las maniobras que se están intentando sobre los artículos -que si el 1° sí y el 2° no; el 3° no sabemos, y el otro documento, más o menos-, no pueden esconder lo que están tratando de ocultar entre el bloque del oficialismo, del Frente de Todos, y Juntos por el Cambio: que se va a votar un ajuste que es inescindible -y no hay maniobra posible- con lo que quieren plantear. Es un ajuste en regla, porque en todo este debate se han caído varios velos.
Sr. Presidente (Heller). - Disculpe la interrupción, señora
diputada. Pido a todos los presentes que guarden silencio. Todos estamos cansados, pero la diputada en uso de la palabra merece que todos la escuchemos.
Sra. Del Plá. - Aquí se han caído varios velos.
En primer lugar, ha quedado claro que este es un nuevo endeudamiento, esta vez del peronismo, para legitimar y terminar de dar legalidad a una deuda del macrismo. Esto lo hemos escuchado con lujo de detalles. También se ha caído el velo del carácter de clase de la deuda. La exposición inicial de esta reunión de comisión fue muy ilustrativa para quienes no siguen la historia del endeudamiento argentino. La ratificación de que el origen del grueso de la deuda argentina viene de la estatización de la deuda privada y la lectura de los nombres de los bancos y las empresas que han sido beneficiadas, indica el carácter de clase de la deuda. Por eso es claro que se unan los partidos del régimen y nos quieran convencer de que las deudas hay que pagarlas porque hay continuidad jurídica del estado. ¡Claro! ¡Del Estado capitalista, que les enchufa a las y los trabajadores las deudas que no hemos generado! Por eso, nosotros planteamos que hay que desconocer la deuda. Pero no que hay que hacerlo, como algunos nos quieren correr, diciendo: “Es este acuerdo o el default”, o “ustedes quieren que caigamos en cesación de pagos”. No. En el default o en la cesación de pagos caen los pagadores seriales de deudas ilegítimas que quiebran al país. Cuando ya no logran evitar la quiebra, ahí llegan al default, para reconstruir las condiciones para seguir pagando. Nosotros tenemos otro planteo, que es el desconocimiento soberano de esta deuda, que es el de defender los recursos del país y el ahorro nacional al servicio de un plan económico que responda y satisfaga las necesidades de la población trabajadora. Por supuesto que tenemos un plan alternativo de reorganización del país. Acá hay que frenar la fuga de capitales sobre la base de nacionalizar la banca y establecer una banca estatal única; de una nacionalización bajo control de los trabajadores del comercio exterior; de utilizar los recursos, no para el extractivismo contaminante, sino para poner en marcha de manera amigable con el ambiente todas las actividades económicas que necesitamos. Por eso hemos visto acá que es notable el nivel de mentiras que se han dicho, el nivel de justificación al FMI por parte de ambos bloques, del actual oficialismo y del pasado. Nos tuvimos que aguantar el verso de que venía el Fondo Monetario Internacional bueno, y el lunes llegamos a escuchar que ahora también hay perspectiva de género en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Hay que poner algún límite al nivel de mentira porque realmente es increíble y, entonces, ratificamos todo lo que dicen, que no va a pasar. Ya está claro que todas las cosas que afirmó el presidente Alberto Fernández y las que volvieron a ratificar son mentiras. ¿Hace falta que volvamos a leer los párrafos donde se ratifica el aumento de la edad jubilatoria como una orientación de cumplimiento con el FMI? ¿Hace falta que volvamos a decir que la tasa de sustitución o sea la diferencia entre el salario del activo y el jubilado es de indigencia en la mayoría de los casos? ¿De qué opción voluntaria se habla? Es una estafa completa. Hoy escuchamos otra cosa fantástica: que el tarifazo en realidad va a ser una mejora de los ingresos de los asalariados. ¡No! Les pido, por favor, que evitemos semejantes niveles de barbarie. Está claro que vamos hacia un ajuste y un tarifazo, no lo quieran disfrazar con lo que no es. Reducción de subsidios y aumento de tarifas, es un tarifazo. Eso, para asalariados con un amplio nivel de trabajadores en negro y precarizados, con paritarias que bajo el eufemismo de que está en el memorándum de acuerdo de precios e ingresos, como fue ratificado acá -no se vayan a olvidar la palabra “ingresos”, que quiere decir: acuerdos paritarios a la baja que corran por atrás de la inflación-, siguen siendo un mecanismo de transferencia de los asalariados a las patronales y al Estado para pagarle al Fondo Monetario Internacional. Dicen que no va a haber reforma laboral. ¡Por favor! Acá escuchamos hablar a los burócratas de la CGT - con un énfasis que sería deseable que utilizaran para defender a los trabajadores de sus gremios- defendiendo el acuerdo con el FMI con una energía que no he visto, por supuesto, para enfrentar la precarización laboral, los despidos y todas las cosas que padecen los trabajadores de su gremio. Pero, además, hoy hemos visto en todos los diarios que se abre el debate para la modernización de los convenios. Y “modernización de los convenios” es reforma laboral. Ya hemos dicho, para los empleos que no existían en la década del 70 se agrega un renglón. No hay necesidad de la modificación de los convenios porque lo que quieren es eliminar la estabilidad laboral, es poder despedir sin límite, es eliminar de una buena vez las indemnizaciones y poder seguir aumentando el fraude laboral que es el monotributo. Más de 4 millones de personas están inscriptas como monotributistas cuando en realidad son trabajadores en relación de dependencia, a cuyas patronales se les permite -incluyendo al Estado- que eludan la relación de dependencia para no hacerse cargo de licencias, de indemnizaciones, de ART, etcétera. También hemos escuchado otra cosa en la que me quiero detener. Hay dos cuestiones. Por un lado, el compromiso de devaluación que toma este memorándum. Sabemos que la devaluación es un mecanismo de confiscación de los ingresos que genera la subsiguiente inflación, y se ratifica esa orientación cada vez más como un mecanismo confiscatorio. Lo otro que hemos escuchado es que la deuda en pesos del Estado es inocua, que no pasa nada, que acá el único problema es la deuda en dólares y que la deuda en pesos no significa ningún problema. No es verdad. La deuda en pesos también lleva al quebranto porque el nivel de endeudamiento del Tesoro con todos los instrumentos que se colocan a tasa de interés cada vez más altas -y que el propio FMI ha reclamado que se incrementen para absorber los pesos- va generando una bola de nieve de intereses y de bicicleta que lleva al quebranto y que presiona más a la devaluación y a la inflación. No es verdad que es inocua la deuda en pesos y que total no se paga. Se paga, porque una de las cajas que vacían es la de la ANSES y las cajas jubilatorias. Sin embargo, después vienen con el verso de que hace falta discutir la sustentabilidad del sistema. Por lo tanto, en este acuerdo con el FMI se resume un conjunto de características de un régimen económico y social que está completamente agotado. Por eso, cada vez más crece la movilización popular y por ello, mañana, frente al Congreso y en todo el país va a haber una movilización de características masivas. Por eso el sindicalismo combativo discute y convoca a movilizarse, a diferencia de la burocracia sindical. También por ello crece la claridad de que, en nombre de la defensa de los intereses de los trabajadores, el Frente de Todos, el peronismo y el gobierno está llevando adelante el ajuste brutal a fondo que no pudo hacer el macrismo. Esto es importante porque abre un camino de claridad y del reforzamiento de una salida de independencia política. Más que nunca creo que un programa completamente opuesto a esta quiebra nacional a la que se nos quiere llevar se abre paso, y es el de una reorganización integral de la economía y de la sociedad sobre otras bases y una orientación al servicio de las y los trabajadores. Esa es la perspectiva que nosotros defendemos y esa es la perspectiva que vamos a oponer a este pacto de coloniaje, que con el ropaje que quieran, pretenden imponernos al conjunto de la población.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Lombardi.
Sr. Lombardi. - Señor presidente: voy a tratar de no
repetir argumentos porque lo que enriquece es no superponernos. Sin embargo, voy a repetir algo que sí dijimos el otro día cuando vino el ministro Guzmán. No coincidimos con el plan. El plan es malo y es mediocre. No vamos a votar este plan porque es malo y mediocre y básicamente porque no hay un plan antiinflacionario, no hay un programa de estabilización. Tres preguntas le llevamos al ministro. No aclaró ninguna. La primera pregunta tenía que ver con 2022, porque nosotros pensamos que durante este año va a haber más inflación que, como se ha repetido muchas veces -lo dijo la diputada Jetter y el diputado Tetaz-, es el impuesto más injusto que existe. Pero no hay plan. En todo caso, lo único que hay es sobre las variables monetarias. Dicen que la inflación es multicausal, no es monetaria, pero lo único que se ve es un aumento de tasas -lo más viejo que existe- y la contracción de la expansión monetaria. El diagnóstico no tiene nada que ver con las medidas que se toman. No hay plan antiinflacionario, por lo tanto, este año se va a seguir devorando los sueldos y las jubilaciones. Es un plan malo y mediocre. Tres preguntas le llevamos al ministro. El 0,1 por ciento que se pretende achicar, a través del revalúo inmobiliario parece una cifra inocua. El 0,1 por ciento, ¿para qué discuten esto? Pero si todo el achicamiento es pasar del 3 al 2,5 es un achicamiento para este año del 0,5. Por lo tanto el 0,1 es el 20 por ciento. Lo que estamos discutiendo es el 20 por ciento de la reducción. ¿Pero qué es lo que sucede? Ese 20 por ciento lo tienen que hacer las provincias porque el revalúo es una función de las provincias. Entonces, la primera situación –después voy a hacer un corolario de todo esto- es que hacen esto sin convicción porque lo exigen. Esa no convicción se expresa bastante en los discursos de muchos diputados del oficialismo preopinantes. Lo hacen sin convicción, entonces se lo patean a las provincias. Pero eso, además, es una vulneración absoluta del federalismo. ¿El presidente de la Nación y el ministro de Economía tomaron compromisos con un organismo multilateral por cuenta y orden de las provincias sin pedirles permiso? ¿Qué cuenta hizo el ministro Guzmán? ¿Qué cuenta hizo para saber que va a ser el 0,1 por ciento? ¿Cuántas provincias pensó que iban a adherir a su revalúo? Insisto, como están los números presentados, parece el 0,1 por ciento algo diminuto, pero es el 20 por ciento del total, porque en total -insisto- pasa del 3 al 2,5 de déficit, meta que es la que se acordó con el Fondo para 2022. Un segundo punto son los subsidios a la energía. ¿Por qué nos detenemos ahí? Nos detenemos de nuevo -y repetimos lo que dijimos el otro día- porque los subsidios a la energía explican el 0,06 por ciento del 0,5 que tienen que hacer. De nuevo, la cifra parece diminuta, pero el 0,06 es el 12 por ciento del total. Si sumamos el 20 por ciento del total de lo que tienen que hacer en 2022, debido al revalúo inmobiliario, con este 12 por ciento de la energía, tenemos 32, esto es el 33 por ciento de lo que tienen que hacer y está ahí. ¿Por qué me detengo ahí? Porque los subsidios a la energía en la Argentina, obviamente, actúan directamente como un sube y baja con las tarifas, si suben los subsidios bajan las tarifas. Muy bien, este gobierno se ocupó prolijamente de hacer crecer enormemente todos estos años los subsidios, pero cuando tiene que hacer una rebaja -y toma un compromiso con el Fondo-, dice “No, pero tiene que pasar -y nosotros de acuerdo- por el mecanismo legal argentino, que son las audiencias públicas”. Pero cuando hace el número dice que las van a llamar en abril para que tengan vigencia en junio. De nuevo patea la pelota afuera. En el primer aspecto le patean la pelota a las provincias y en el segundo aspecto, a las audiencias públicas. Nosotros hicimos la pregunta sobre esa cuestión. La secretaria legal del Ministerio de Economía me dijo: “No, si las audiencias públicas no salen no lo vamos a hacer”. Y, ¿con qué lo va a reemplazar, señor ministro? Insisto, la cifra es engañosa porque parecen decimales y estamos hablando, en conjunto, sobre el 33 por ciento de todo lo que tienen que hacer este año. En algunos casos, depende de las provincias, el gobierno puede opinar pero no va a tomar la decisión -por suerte vivimos en un sistema federal-, y en el otro caso depende de las audiencias públicas, que dice que va a escuchar. El tercer punto, y lo volvemos a repetir, porque no hubo respuesta, es algo que se insinuó. Creo que lo dijo la diputada Tolosa Paz. Yo no sé, francamente, si están o no en conexión con algunas conversaciones que se están llevando a cabo en este mismo momento en esta misma Cámara para separar, claramente, el tema de la autorización para el endeudamiento -la autorización para el crédito fiscal- del programa económico. Las conversaciones se están llevando a cabo en este momento en esta misma casa. Si los diputados del oficialismo dicen que eso no es posible, que es inconstitucional, que se lo vayan a explicar a los que están negociando esa cuestión en este mismo momento. Se requiere una coordinación. Entonces, y ahí voy al punto central, ¿qué quiere realmente el presidente? ¿Qué quiere el oficialismo? Nosotros creemos que, para hacer estas cosas, para hacer un programa económico se necesita convicción y se necesita coraje, y hay que hacerlo. Esto lo digo sin ningún interés partidario. Lo tienen que hacer con convicción y con coraje, porque si no lo hacen así y cada uno que habla, habla y se lamenta de lo que hizo, y habla y se lamenta de lo que hizo, y hace la cuenta de lo que hizo y, a su vez, el que era presidente del bloque hasta hace un mes no es más presidente de bloque, se pone en vilo a todos los argentinos. Hay que hacerlo porque es gobernar. Gobernar tiene muchas cosas que son para el que lo hace fuentes, que es sentirse honrado porque sus conciudadanos lo votaron, y muchas cosas que hay que hacer no son las más amables y las tiene que hacer. Yo celebro, celebro, creo que lo dijo el presidente Heller, presidente de la comisión, que sea la primera vez en la historia que estemos discutiendo una toma de deuda en el Congreso de la Nación. Me parece que la ley 27.612 es un gran mérito y se votó por unanimidad. Estamos discutiendo una operación de crédito público, vuelvo a decirlo, y no avalando el programa del gobierno con el cual estamos totalmente en desacuerdo. Yo pregunto, si la ley 27.612 hubiera estado vigente -se podría haber votado antes, por ejemplo en 2017- cuando el gobierno de Mauricio Macri tomó la operación de crédito público en 2018, el bloque que ahora es oficialista, pero en ese momento estaba en la oposición, ¿hubiera acompañado la toma de crédito público? ¿La hubiera… - Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Lombardi. - No, por supuesto que no. Ni lo puedo
imaginar. Sin embargo, voy a leer lo que dijo el ministro Guzmán presente acá el otro día, textual: “La única forma hoy para obtener financiamiento es el acuerdo con el Fondo”. Esto lo dijo acá el ministro Guzmán hace dos días. En 2018 -no me interrumpan, por favor- era exactamente la misma situación, la única forma para obtener financiamiento era el acuerdo con el Fondo. Lo que pasa es que…
Sr. Presidente (Heller).- No dialoguen. Por favor, señor
diputado Tetaz, colabore con la Presidencia.
Sr. Lombardi. - El interbloque que tengo el honor de
integrar, actúa -y todos los miembros lo han dicho- con total responsabilidad. No coincidimos, el programa va a generar más inflación, el programa es malo, es mediocre. Todos lo dijimos, pero, sin embargo, todos dijimos, al mismo tiempo, que vamos a acompañar a la Argentina porque el default sería pésimo. Entonces, la pregunta es ¿qué hubieran hecho ustedes, muchachos, en 2018? ¿Nos hubieran acompañado o no? Le pido, por favor, que no interrumpa, señora diputada.
Sr. Presidente (Heller). - Pero, señor diputado, no formule
preguntas, porque si no, inevitablemente, le tratan de contestar.
Sr. Lombardi. - Le pregunto, señor presidente, qué hubiera
hecho el bloque del gobierno. ¿Hubiera actuado con la misma responsabilidad con la que actuamos nosotros? Porque nosotros sabemos que el default es una catástrofe para los argentinos, como fue en 2001. Entonces, yo llamo a esto y le hago una pregunta, ¿qué es lo que tiene hoy en vilo a la sociedad, señor presidente? Acá, este interbloque está de acuerdo en apoyar la operación de crédito público. No empujamos a la Argentina a un default. ¿Qué estamos discutiendo con esta tensión? Yo tengo una teoría, señor presidente. Pasaron 27 meses, que son los que se tomó el ministro Guzmán -que quisiera después terminar con una reflexión sobre lo que son sus tiempos-, y en el mensaje dice: “Les pedimos que resuelvan en forma urgente, a los legisladores…”. O sea, el ministro se toma 27 meses y a nosotros nos lo pone en tres días. Tendrá sus motivos. Nosotros no coincidimos, nos parece que ese manejo del tiempo es un manejo paupérrimo y nos parece que es poco respetuoso para la división de poderes propia del sistema republicano. Hay una segunda cuestión que tiene en vilo hoy a la Argentina y hace que todos nos estemos mirando. Si nosotros no queremos el default y el oficialismo no quiere el default, no habría ninguna intranquilidad. El problema son las divisiones en el oficialismo. No busquen por acá, el problema lo tienen ustedes. Traten de convencerlos a todos los miembros de su bloque que disciplinadamente apoyen a su gobierno. Agradezco a la diputada Oliveto que hoy comentó cómo los sucesivos bloques de Cambiemos habían apoyado a su gobierno. Señores: convenzan a todos los diputados de su bloque para que apoyen a su gobierno. Eso generaría mucha menos angustia en el cuerpo de la sociedad argentina. Acá estamos nosotros diciendo claramente que no queremos el default porque es malo para la Argentina. Con respecto a una reflexión sobre el presupuesto que hizo el diputado preopinante, quiero sugerir, en primer lugar, una propuesta y es que a la semana de resuelto el tema del Fondo, el Ejecutivo de la Nación nos envíe nuevamente el presupuesto, que lo reenvíe porque la ley caducó para el año parlamentario del año pasado. A partir del 1° de marzo lo puede enviar de nuevo y podría tener un presupuesto consistente con lo que arregló con el Fondo. Les recuerdo acá a los señores diputados que la meta inflacionaria que decía el ministro Guzmán en diciembre del año pasado en el proyecto de ley de presupuesto era del 33 por ciento. ¿Qué estaría explicando hoy el ministro al Fondo Monetario cuando se comprometió a una banda de entre 43 y 48 por ciento? ¿Qué le estaría diciendo? Por suerte, tenemos la posibilidad de tener otro presupuesto y que lo envíe rápidamente, porque el que lo envíe rápidamente va a permitir que este periodo tumultuoso que vamos a transitar, lo haga el Ejecutivo con un presupuesto votado por el Congreso. Finalmente -y creo que en lo personal es lo que más me aleja de la propuesta del ministro Guzmán- es lo siguiente. Siempre se habló -algunos miembros del oficialismo lo han dicho- de una ventana de tiempo. Lo que se está consiguiendo es una ventana de tiempo. Eso está bien. Ahora, el problema es ver para qué usamos el tiempo. Ese es el problema. Si la ventana de tiempo se usa -como dijo el presidente de la Nación en su mensaje ante la Asamblea Legislativa- para no hacer ninguna reforma ni cambiar nada y el país, por arte de magia y no desde la razón, va a crecer, no va a tener inflación y va a generar empleo, llegaremos al fracaso que nos llevó a una decadencia de tantos años. La diferencia filosófica es pedir un tiempo; todos queremos tener más tiempo. Pero, ¿para qué lo van a usar? ¿Para iniciar un proceso de reformas profundas o para mantener esta decadencia que nos tiene a los argentinos cada año peor que el anterior? (Aplausos.)
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Tavela.
Sra. Tavela. - Muchas gracias, señor presidente. También el
agradecimiento a los que vamos quedando después de largas jornadas de trabajo. La verdad es que, como decía el presidente del bloque del Frente de Todos hoy temprano, quiero reconocer este espacio de debate, estas tres jornadas de trabajo que nos permiten escucharnos -cuando podemos-, construir algunos consensos y expresar algunos disensos. Pero, también nos permiten sacar algunas conclusiones. De la visita del lunes del señor jefe de Gabinete, de los ministros y los funcionarios, entre ellos el presidente del Banco Central, me quedaron tres certezas y muchas incertidumbres de las que voy a hablar después. La primera de esas certezas es que efectivamente vamos a endeudarnos y tomar deuda nueva con el Fondo. La segunda de esas certezas es que el plan que se presenta está basado en la inflación y que es la única variable que el gobierno elige para poder transitar los próximos dos años. Finalmente, la tercera certeza que me queda es que efectivamente el plan tiene ajustes. Hace un rato lo mencionaba la señora diputada Del Pla. Es el ajuste sobre los trabajadores, las jubilaciones y los productores. Esto es lo que nos aleja del plan. De la visita del día martes a través de las distintas representaciones sociales, sindicales, empresarias y la de los gobernadores, también me quedaron dos certezas. La primera, es la demanda genuina de todos los sectores trabajadores y productores de nuestro país hacia el gobierno y el sistema político respecto de tener un plan basado en el desarrollo económico y social. Además, tener una política económica estable y contar con un proyecto que baje la inflación, la presión tributaria y el déficit público. Y esto es con matices. Todos, absolutamente todos, nos hicieron ese planteo. Me quedó la demanda genuina de los señores gobernadores respecto de que haya continuidad del Estado argentino y de que seamos responsables de las obligaciones en las que incurre el Estado argentino. Por lo tanto, me quedó claro que es fundamental -y desde nuestro interbloque así lo hemos expresado durante el día- la necesidad de evitar el default. No quiero que exista polémica, pero se trata de un riesgo que corremos y que debemos tener presente. Se trata de los riesgos que corremos por las debilidades estructurales que tiene nuestra economía; un riesgo que corremos por decisiones políticas e históricas, como bien nos ilustró el presidente de la comisión, pero también por decisiones que se tomaron desde el gobierno en los últimos dos años. Concretamente, mi bloque Evolución Radical y el interbloque seremos una oposición responsable que estará a la altura de las circunstancias. Por ello, vamos a trabajar arduamente durante los próximos días para evitar el default. De ninguna manera vamos a acompañar el programa económico. ¿Por qué no lo vamos a acompañar? Porque básicamente este programa económico no contempla la racionalización del gasto político y del gasto público. No contempla la baja de inflación; no contempla un plan de desarrollo y crecimiento sustentable. El punto 29 del memorándum técnico -que he leído con mucho detenimiento- tiene un grado de inconsistencia y de fantasía, casi a la altura de un cuento infantil. ¿Por qué digo esto? Porque en uno de esos puntos se dice que se va a incentivar la exportación. Sin embargo, desde hace dos años estamos fijando cepo tras cepo a la exportación en la Argentina. En otra expresión de deseos se dice que vamos a mejorar la administración tributaria. Entonces, cuando uno lee un poquito más en detalle se encuentra con que vamos a ir a cazar al zoológico, es decir, iremos contra los derechos aduaneros y los impuestos internos. Lamentablemente, no pude preguntarle a la titular de la AFIP pues querría saber si esos impuestos internos tienen algo que ver con las exenciones a algunas tabacaleras que todos conocemos. Lamentablemente, en ese mismo punto aparecen proyectos muy interesantes como el vinculado a la ley por movilidad. Lo que pasa es que choca de bruces con el proyecto que ingresó en el período de sesiones extraordinarias de incentivar la producción automotriz. Cuando uno lee ambos proyectos se solapan prácticamente, por lo menos, en un quinquenio de tiempo. El punto 29 del memorándum no me hubiera generado tanta preocupación y alerta si el presidente del Banco Central de la República Argentina no hubiera expresado con tanta claridad sus objetivos que tienen que ver con algo que comparto. Hay que volver a lograr que en la Argentina haya inversión. Y él hablaba también de desarrollar un mercado de capitales; esto lo comparto. Quiero que reflexionemos. Si no es posible hacerlo acá porque estamos todos cansados y con ganas de despejarnos un poco, nos llevamos la tarea al hogar, como decimos en la escuela. Primero, porque para definir que se necesita un aumento de la inversión y un desarrollo del mercado de capitales hay que hacerse algunas preguntas. Algunas tienen que ver con quién va a invertir en un país donde no se sabe qué impuestos vas a pagar mañana ni dentro de unos meses. No se sabe cuáles van a ser las tarifas que vamos a pagar. Además, una letra del memorándum se refiere a que el plan de quita de subsidios de las tarifas está en el marco de que al gobierno le vaya bien con la segmentación. Pero, ¿y si le va mal, qué es lo que va a pasar? Entonces, ¿ampliamos la segmentación? ¿Quién va a invertir en un país que no sabe si puede o no importar los insumos necesarios para poder producir, si podrá exportar el producto que su esfuerzo haya generado? ¿Quién va a querer invertir en un país donde el punto 26 del memorándum técnico habla de que el Banco Central de la República Argentina va a estudiar qué nuevas transacciones va a poder controlar? Es decir, ¿aumentarán más el cepo? Si es así, quién sabe a qué tipo de transacciones. ¿Quién va a invertir en un país donde la transparencia no es la característica que define a nuestro Estado? Es un Estado que en el propio memorándum técnico entre los parámetros de control estructural establece que recién en junio del año 2023 va a presentar una auditoría de gastos de Covid del año 2020. Se tomará tres años para hacer una auditoría de gastos. Es muy difícil que alguien confié en un Estado que tarda tres años en presentar ese tipo de informes. Finalmente, ¿quién va a invertir en nuestro querido país cuando no sabe qué capital humano va a tener? El gobierno de este país decidió cerrar las escuelas por dos años; decidió promocionar alumnos sin acreditar sus saberes y está decidiendo en este momento con este plan económico, condenar al 55 por ciento de los niños, de las niñas y de los jóvenes a la pobreza y a no tener futuro. Muchas gracias, señor presidente.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Martínez, presidente del bloque del Frente de Todos.
Sr. Martínez (G.P.). - Señor presidente: en función de que
existe la posibilidad de un acuerdo amplio, pido que ponga en consideración de ambas comisiones el pase a un cuarto intermedio hasta las 21.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Bazze.
Sr. Bazze. - Señor presidente: acompaño la propuesta del
presidente del bloque Frente de Todos, diputado Germán Martínez, en el sentido de que se pase a un cuarto intermedio hasta las 21.
Sr. Presidente (Heller). - Solicito a los diputados y
diputadas integrantes de las comisiones que expresen su asentimiento sobre este pedido. - Asentimiento.
Sr. Presidente (Heller). - Habiendo asentimiento, se pasa a
cuarto intermedio hasta las 21. - Se pasa a cuarto intermedio a la hora 19 y 42.
- A la hora 22:
Sr. Presidente (Heller). - Muy brevemente les informo que
la demora se debe a que todavía faltan detalles y no se ha finalizado la redacción del acuerdo. Por lo tanto, debemos tener un poquito más de paciencia. Sé que todos quisiéramos terminar, pero se trata de algo de enorme trascendencia cuya discusión es por cada palabra.
Sr. Negri. - El acuerdo ya está finalizado para nosotros,
señor presidente. Yo soy presidente de bloque. Salvo que haya otro con mi apellido.
Sr. Presidente (Heller). - Yo le diría, en todo caso, señor
diputado...
Sr. Negri. - Yo no tengo que hacer nada. Nosotros volvimos
porque terminamos el acuerdo.
Sr. Presidente (Heller). - Tal vez usted debería preguntar
en su interbloque...
Sr. Negri. - Yo no tengo que preguntarle a nadie. Yo vengo
acá, como presidente de bloque, a firmar el acuerdo.
Sr. Presidente (Heller). - Todavía falta acuerdo con
algunos bloques o interbloques, lo que hace que se esté terminando de pulir la redacción.
Sr. Negri. - Con nuestro interbloque, no.
Sr. Presidente (Heller). - ¿Usted cree que yo tengo algún
interés en demorarlo?
Sr. Negri. - No. ¿Y usted cree que yo tengo interés en
decirle otra cosa?
Sr. Presidente (Heller). - No puedo hacer más que pedirles
que sigamos esperando en cuarto intermedio. En definitiva, aquí hay muchos diputados y diputadas que no son firmantes del dictamen dado que este es firmado por los integrantes de ambas comisiones. En consecuencia, les pido a los diputados y diputadas que las integran que tengan un poquito más de paciencia y comprendan que se está tratando de lograr un acuerdo que contenga todas las expectativas y que se resuelva con el consenso más amplio posible. Sr. López. - Señor presidente: quiero hacer un comentario en el mismo sentido que el señor diputado Negri. Nosotros no conocemos ningún desacuerdo ni cuál es el bloque que mañana va a generar alguna incertidumbre más a la Argentina. Ningún bloque, sea el que sea, debería generar ninguna incertidumbre más a la Argentina, porque acá estamos muchas personas que vamos a tener una paciencia infinita -como la suya, quédese tranquilo- y no estamos presentes para generar ninguna zozobra. Solo quiero decir que, el bloque que sea, sepa que está haciendo algo bastante irresponsable.
Sr. Presidente (Heller). - Estimado diputado: he venido a
explicar el estado de situación. Entiendo las inquietudes y las distintas visiones que pueda haber, pero evidentemente nosotros no estamos demorando por el placer de demorar o molestar a alguien, sino porque nos falta tener todos los acuerdos necesarios para poner a disposición de ambas comisiones la redacción final del entendimiento. Tengo la misma inquietud, apuro, ansiedad y demás, pero no tengo otra manera de resolver la situación que pidiéndoles que tengan un poquito más de paciencia.
Sr. Tetaz. - Señor presidente: acá están todos los bloques
representados y no hay nadie que no esté de acuerdo. El acuerdo del bloque ya está.
Sr. Presidente (Heller). - Discúlpeme, señor diputado...
Sr. Tetaz. - Quiero hacer una moción de orden concreta de
pasar a cuarto intermedio para mañana por la mañana. Ustedes hagan todo lo que tengan que hacer durante la noche y mañana por la mañana resolvemos. ¿Cuál es el problema?
Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado, perdóneme, pero
usted ni siquiera integra... - Varios señores diputados hablan a la vez.
Sr. Tetaz. - Si mañana igual va a haber sesión. ¿Qué tiene
que ver que sean del interior? Hacemos la reunión de comisión a la mañana y a la tarde sesionamos. ¿Cuál es el problema? Es lo mismo. Mañana vamos a tener que estar acá igual.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Rodríguez.
Sr. Rodríguez. - Señor presidente: en primer lugar, le
agradezco que haya venido a informarnos. Todos preferiríamos resolver el tema ya mismo y, con todo respeto, no quisiéramos tomar ninguna decisión respecto de pasar esta reunión para mañana, sino que sigamos con la expectativa de pronto retomar la actividad.
Sr. Presidente (Heller). - Le agradezco, señor diputado, y
en línea con lo manifestado le informo que se continúa trabajando. No se puede pretender firmar un dictamen cuyo texto no tenemos. ¿Qué dictamen podríamos firmar? Las autoridades de la Cámara me harán llegar, cuando esté consensuado el dictamen, el texto que pondremos a la firma de los integrantes de ambas comisiones.
Sr. Tetaz. - Señor presidente: ¿el texto lo tienen los
medios de comunicación y usted todavía no?
Sr. Presidente (Heller). - Mire, no. Lo que tienen los
medios de comunicación no es el texto que se está discutiendo.
Sr. Tetaz. - ¿Hay que discutir todo de nuevo entonces?
Sr. Presidente (Heller). - Me informan que ya nos están
acercando el texto supuestamente consensuado. Esperemos unos minutos más y tengamos otro poco de paciencia. (Aplausos.)
- Se pasa a cuarto intermedio
a la hora 22 y 15.
- A la hora 22 y 22:
Sr. Presidente (Heller). - Continúa la reunión.
Tiene la palabra el señor diputado Germán Martínez.
Sr. Martínez (G.P.). - Señor presidente: entiendo la
impaciencia y el malestar que muchas veces se provoca a estas horas. Lo entiendo a la perfección. Sabemos también que estamos tratando un tema delicado, pues además de los puntos que específicamente tienen que poder acordarse para lograr el mayor nivel de consenso político, tenemos un aspecto que no es menor, que es tratar de ser muy precisos en algunas redacciones para que –y ahora ya me voy más allá del gobierno, como Estado argentino- no tengamos ningún flanco abierto que impida que operativamente se pueda llevar adelante la discusión.
- Varios señores diputados
hablan a la vez. Sr. Martínez (G.P.). - Yo me hago cargo de todo lo que me tengo que hacer cargo, diputado. No tengo problema. Entiendo lo que se está provocando, pero cuando leamos la propuesta que nosotros estamos ahora poniendo a consideración como dictamen, se van a dar cuenta de que tiene algunos niveles de precisiones en términos técnicos que sin lugar a dudas van a generar una situación de mejora sustancial respecto del proyecto con el que veníamos trabajando. Hubo demoras en el último tramo -aprovecho algunos comentarios y voy agregando-, principalmente para incorporar procesos de consulta a algunos organismos específicos que tienen que ver mucho con todo esto, y se van a dar cuenta de que no son ni disquisiciones legislativas ni sutilezas parlamentarias, sino que tienen que ver con cuestiones muy precisas que no solamente se vinculan con lo que hemos planteado en este tiempo, sino también con que podamos tener una opción superadora. Pasaré a dar lectura del texto que estamos proponiendo, y después lo vamos a enviar a la Secretaría de la comisión. Insisto en que en el transcurso de esta tarde fuimos teniendo distintas instancias de encuentro, y se van a dar cuenta de que, excepto dos temas muy puntuales, no tiene ninguna modificación respecto de lo que veníamos conversando en la instancia de negociación. Paso a leer. El texto quedaría así: “Proyecto de ley “El Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, reunidos en Congreso, sancionan con fuerza de ley “Artículo 1°. - Apruébanse, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 75 inciso 7 de la Constitución Nacional y en los términos del artículo 2° de la ley 27.612, las operaciones de crédito público contenidas en el ‘Programa de Facilidades Extendidas’ a celebrarse entre el Poder Ejecutivo Nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la cancelación del ‘Acuerdo Stand-By’ celebrado oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario. “El Poder Ejecutivo nacional suscribirá, en uso de sus facultades, los instrumentos necesarios para dar cumplimiento a lo establecido en el párrafo precedente. “Artículo 2°. - La presente ley entrará en vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial. “Artículo 3°. - Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.” La propuesta que nosotros estamos trayendo la estamos basando en un proceso de consulta que hemos hecho. Hemos recibido muchos aportes que ayudaron a enriquecer y a tener mayor nivel de especificidad en este acuerdo, y la intención que nosotros tenemos es que podamos transformar este texto en el dictamen que pongamos a la firma de este plenario de comisiones. Insisto -y lo vuelvo a decir-, no tengo problema en que nos hagamos cargo, y en hacerme personalmente cargo, de aquellas cosas que tienen que ver con la evolución de un proceso de negociación. Todos los que participaron alguna vez en este tipo de procesos saben que no es fácil, porque además de la voluntad política demostrada por vastos sectores integrantes de esta comisión, de arribar a un acuerdo con el mayor consenso posible, también tuvimos que tomar en cuenta algunos detalles específicos planteados por aquellos que tienen responsabilidades operativas en la ejecución de lo que aquí estamos proponiendo. Muchísimas gracias, señor presidente.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor
diputado Cacace.
Sr. Cacace. - Señor presidente: siendo las 22 y 28, creo
que represento a todos al decir que es hora de que el dictamen pase a la firma, por favor.
Sr. Presidente (Heller). - Estamos en condiciones de pasar
el dictamen a la firma, con este texto que acaba de leer el diputado Germán Martínez. (Aplausos.)
- Se pasa a la firma.
Sr. Presidente (Heller). - Les recuerdo que hay diputados y
diputadas que integran ambas comisiones, y alcanza con que firmen en una sola. El que quiera firmar las dos veces, puede hacerlo. Entre los 49 diputados de la Comisión de Presupuesto y Hacienda y los 31 de la Comisión de Finanzas, hay 10 que estamos en ambas. Tiene la palabra el señor diputado Germán Martínez.
Sr. Martínez (G.P.). - Sé que no es motivo del trabajo en
las comisiones, pero en algunos minutos más vamos a estar ingresando también el pedido de sesión especial para el día de mañana a las 14 horas.
Sr. Presidente (Heller). - Por favor, no se retiren sin
firmar el dictamen de ambas comisiones. Tiene la palabra el diputado López.
Sr. López. - Qué bueno que ya estemos firmando.
Señor presidente: le hago una consulta, porque no leí la hoja el dictamen. ¿El Informe es por las razones que dará al miembro informante? ¿Es sin fundamentos? Sr. Presidente (Heller). - Entiendo que sí, ¿pero puede repetir la pregunta, así la escucha y contesta el diputado Martínez? Vamos a ser prolijos en extremo.
Sr. López. - Pregunté si el informe de este dictamen
unánime, que está firmando el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, es por las razones que dará el o los miembros informantes, y sin los fundamentos que tenía el mensaje enviado por el Poder Ejecutivo.
Sr. Martínez (G.P.). - En respuesta a lo planteado por el
diputado Juan Manuel López, me gustaría demorar unos minutitos más. Entiendo que con el nivel de especificidad que necesita este tema debemos darle a todos la tranquilidad de que cumplimos con los acuerdos que habíamos manifestado. En primer lugar, leo el pedido de sesión especial, que me parece que también vale la pena. Dice así: “Por la presente, nos dirigimos a usted…” -se refiere al presidente de la Cámara- “… a efectos de solicitarle, en virtud de lo establecido en los artículos 35 y 36 del Reglamento esta Cámara, convoque a sesión especial para el día jueves 10 de marzo a las 14 horas, a fin de tratar el siguiente tema: mensaje N° 08/2022 y proyecto de ley 001-P.E.-2022 y la fe de erratas incorporadas al proyecto citado, bajo los números de proyectos 002-P.E.-2022 y 003- P.E.-2022.” Habiendo dicho esto, voy al informe. El informe diría, de acuerdo a lo conversado: “Honorable Cámara. Las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas han considerado el mensaje N° 08-2022 y proyecto de ley 001-P.E.-2022 y la fe de erratas incorporadas al proyecto citado bajo los números de proyectos 002-P.E.-2022 y 003-P.E.-2022, y se ha tenido a la vista el expediente 5358-D.-2021 del señor diputado Ferraro y otros/as señores diputados”. Continúa diciendo, y esto es importante: “Luego de su estudio, los integrantes de las comisiones acuerdan dictaminar de conformidad la iniciativa, incorporando las modificaciones sugeridas por los señores legisladores al dictamen y aconsejan proceder con la sanción del proyecto de ley.” Voy a la introducción al dictamen para dejar todo aclarado. El dictamen en su encabezado dice: “Dictamen de mayoría. Honorable Cámara. Las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas han considerado el mensaje N° 08/2022 y proyecto de ley 001-P.E.-2022, y la fe de erratas incorporadas al proyecto citado bajo los números de proyectos 002-P.E.-2022 y 003-P.E-2022, y se ha tenido a la vista el expediente 5358-D.-2021 del señor diputado Ferraro y otras/os señores diputados, y por las razones expuestas en el Informe que se acompaña y las que dará el miembro informante, aconsejan la sanción del siguiente proyecto de ley.”
Sr. Presidente (Heller). - Le pido que lea nuevamente el
proyecto de ley, porque se leyó muy rápido y algunos diputados y algunas diputadas pueden tener alguna duda.
Sr. Martínez (G.M.). - Vuelvo a leer. Dice así:
“Artículo 1°. - Apruébanse, de acuerdo a lo estipulado en el artículo 75 inciso 7 de la Constitución Nacional y en los términos del artículo 2° de la ley 27.612, las operaciones de crédito público contenidas en el ‘Programa de Facilidades Extendidas’ a celebrarse entre el Poder Ejecutivo Nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la cancelación del “Acuerdo Stand-By” celebrado oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario. “El Poder Ejecutivo nacional suscribirá, en uso de sus facultades, los instrumentos necesarios para dar cumplimiento a lo establecido en el párrafo precedente. “Artículo 2°. - La presente ley entrará en vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial. “Artículo 3°. - Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.”
Sr. Presidente (Heller). - Se está pasando el dictamen a la
firma. Quiero aclarar, dada la velocidad con la que estamos actuando, que ese texto tal cual se leyó es exactamente el texto que va a tener el dictamen, sin cambiar ni una coma, porque eso está debidamente consensuado. Aquí queda plasmada la responsabilidad del presidente del bloque, la mía personal y la de la presidenta de la Comisión de Finanzas de que ese es el texto del dictamen que estamos firmando. Formalmente, damos por finalizada la reunión habida cuenta de que se ha llegado a todos los acuerdos. También se ha informado del horario de la reunión del día de mañana, que será a las 14 horas. Desde luego, seguramente por otras vías convocarán a la Comisión de Labor Parlamentaria con anterioridad, pero eso ya excede al funcionamiento y al trabajo de nuestras comisiones. Agradezco a todos y todas por la paciencia y por haber contribuido a lograr este acuerdo que es de gran trascendencia para los destinos de nuestro país.