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- En la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires, a los nueve días del mes


de marzo de 2022, a la hora 14 y
12, se da comienzo a la reunión
de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda conjunta con la
Comisión de Finanzas:

Sr. Presidente (Heller). - Damos comienzo al plenario de


las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas,
luego de las dos reuniones informativas celebradas anteayer
y ayer.
Comenzaré con algunas cuestiones formales o
reglamentarias. De acuerdo con lo solicitado, tenemos a la
vista el proyecto presentado por el señor diputado
Maximiliano Ferrero y otros, cuyo artículo 1° señala:
“Autorícese al Poder Ejecutivo, en los términos de la Ley
N° 27.612, a suscribir programas de financiamiento y/u
operaciones de crédito público con el Fondo Monetario
Internacional (FMI) a fin de establecer un nuevo plan de
cumplimiento de las obligaciones establecidas con dicho
organismo en el Acuerdo Stand-By suscripto el 17 de octubre
de 2018, sin perjuicio del control posterior por parte de
este Honorable Congreso de la Nación.”
Luego, el artículo 2° señala: “Comuníquese al
Poder Ejecutivo.”
Como se había pedido, el proyecto está a la
vista.
La otra cuestión es la inclusión de dos fe de
erratas a raíz de modificaciones o errores por diferencias
que había en los textos. Uno fue señalado por el diputado
López Murphy en la reunión a la que asistieron el ministro
de Economía, el jefe de Gabinete y el resto de los
funcionarios del Ejecutivo. Consecuentemente, se están
reemplazando los anexos IF-2022 -y un montón de números
más- e IF-2002 -y otro montón de números-, por los
siguientes: 002-PE-2022 y 003-PE-2022. Esta es la fe de
erratas que creo fue distribuida a todos los diputados y
las diputadas por e-mail. Se trata de pequeñísimas
correcciones en los textos producto de algunas diferencias
den la traducción, que se han realizado atento a la
importancia del tema y la exactitud en algunas cuestiones
para evitar cualquier evento posterior negativo.
Tiene la palabra el señor presidente del bloque
Frente de Todos, diputado Germán Martínez, quien me pidió
intervenir en el debate.

Sr. Martínez (G.P). - Buenas tardes a todas y a todos.


Señor presidente: en primer lugar, pedí el uso de
la palabra para reconstruir el camino que venimos
transitando desde el viernes 4 de marzo, cuando ingresó
formalmente a la Cámara de Diputados este proyecto de ley
que pretende aprobar en los términos del artículo 2° de la
ley 27.612 el programa de facilidades extendidas suscripto
por nuestro país y el Fondo Monetario Internacional. El
objetivo es lograr la refinanciación de la deuda que
mantenemos y producto del Acuerdo Stand-By suscripto en
2018, que fuera impulsado por la gestión anterior.
El viernes 4 de marzo pusimos en marcha en las
comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, a las
cuales fue girado este expediente, un proceso de trabajo,
reflexión y debate que tiene tres momentos claramente
definidos, y justamente hoy estamos ingresando al tercero
de ellos.
En primer lugar, habiendo acordado con los
distintos bloques, decidimos que el lunes pasado estuvieran
presentes el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el ministro de
Economía, Martín Guzmán; el presidente del Banco Central;
la titular de la AFIP, y diversos funcionarios del equipo
económico para celebrar una reunión que denominamos
informativa. La idea era tener sobre la mesa no solamente
la totalidad de la información ya remitida por el Poder
Ejecutivo el pasado viernes, sino que también en el ida y
vuelta, en las preguntas y en el debate, contar con más
información y más argumentos que den cuenta de la
importancia del paso que estamos dando.
Ello lo hicimos en casi siete horas de trabajo
con treinta y una intervenciones de diputados y diputadas
integrantes de este cuerpo; la mayoría de ellos de las
comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas. Sin
embargo, también lo hicieron diputados y diputadas que no
necesariamente integran esas comisiones. De esas treinta y
un voces que se manifestaron, veintiocho correspondieron a
diputados y diputadas que podríamos decir que integran la
oposición en este cuerpo; solamente tres fueron de nuestro
bloque: el oficialista. Me parece que hicimos una gran
tarea que no está exenta de las distintas miradas,
recorridos, trayectorias políticas, principios y valores
que cada uno de nosotros representa desde su espacio
político de cara a la sociedad.
Esto pudimos hacerlo en un marco de respeto importante
sabiendo y siendo conscientes de la institucionalidad que
requieren este tipo de debates.
Ayer dimos otro paso relevante –el segundo- en el
cual pudimos contar con una cantidad de voces que nos
ayudaron a analizar, ya no a informar. Es decir, se trató
de un momento más analítico en el cual esas voces
justamente nos permitieron conocer distintas miradas desde
la sociedad civil, el movimiento obrero organizado, las
entidades económicas y productivas y los gobernadores de
provincias. Como dije ayer sobre el final de la jornada,
creo que nos dieron insumos muy importantes para tener en
cuenta a la hora de este debate.
Quiero destacar la diversidad de las miradas que
se expresaron ayer por parte de los asistentes. Tuvimos
miradas críticas hacia este proyecto de ley enviado por el
Poder Ejecutivo, las cuales escuchamos, analizamos y
tenemos en cuenta.
También tuvimos diferentes miradas desde el mundo
empresario. Por ejemplo, en distintos momentos de la
reunión compartieron la cabecera del estrado junto a usted,
señor presidente, integrantes del denominado G6, quienes
nos brindaron su opinión.
A su vez, fue muy interesante la oportunidad que
tuvimos de escuchar sobre el final de la jornada a todo el
entramado pyme y a sus distintas representaciones, así como
también al sector cooperativo y de la economía social.
Los gobernadores de provincias también pudieron
realizar sus aportes. Pudimos escuchar voces de compañeros
y compañeras quienes desde su identidad como integrantes
del Frente de Todos están impulsando la aprobación de este
acuerdo. Asimismo, el hecho de que esas voces fueron
acompañadas por importantes representantes -obviamente
gobernadores de provincias- de otros signos políticos, le
ha dado al debate tal diversidad, consistencia y densidad
que nos predispone a dar este paso.
Hoy nos encontramos aquí reunidos con la
intención de tener el momento claramente deliberativo en el
trámite de este proyecto. Lunes y martes analizamos la
iniciativa; hoy nos encontramos en esta instancia
deliberativa entre nosotros y nosotras en la que
seguramente tendremos la oportunidad de plantear muchas de
las cuestiones que quizás el lunes no pudimos, ya que no
tuvimos el margen suficiente para poder emitir opiniones o
argumentos. En efecto, en aquella ocasión las preguntas
estuvieron más enfocadas hacia quienes vinieron a informar
sobre el contenido del proyecto.
Hoy también tendremos la oportunidad de debatir
entre nosotros, algo que considero que es sumamente
valioso.
Con el tratamiento parlamentario de este mensaje
del Poder Ejecutivo estamos sentando un antecedente y un
precedente que considero sumamente importante para la vida
institucional de la Argentina. Un precedente que tiene, a
su vez, un antecedente que quiero revindicar.
Me refiero a un momento en el que las sesiones
eran remotas, es decir, sin un ámbito como éste, y tratamos
el proyecto que terminó siendo la ley 27.612, de
fortalecimiento de la sostenibilidad de la deuda pública.
En dicha oportunidad decidimos incorporar -digo decidimos
en colectivo porque fue una propuesta de todo el Frente de
Todos- en el artículo 2º una disposición que establece que
justamente todo programa de financiamiento u operación de
crédito público realizado con el FMI y así como también
cualquier ampliación de los montos de esos programas u
operaciones requiere de una ley específica de este Congreso
de la Nación que lo apruebe expresamente -resalto esto
último.
Hicimos esto en un marco de fuerte consenso.
Tengo en mi poder la votación nominal de ese 11 de febrero
del año 2021; 233 diputados y diputadas se expresaron
afirmativamente registrándose, además, dos votos negativos
y dos abstenciones. Al leer la versión taquigráfica de ese
debate tan interesante queda en claro la importancia que
tuvo en esa sesión algo que nosotros consideramos que es
muy positivo: recuperar para el Congreso argentino
facultades que en algún momento se ejercieron en el marco
de la ley 24.156, de administración financiera. Nosotros
especificamos que esas cuestiones necesitaban un
tratamiento particular, especial y específico.
Hoy estamos acá en función de todo este camino
recorrido. Hemos escuchado a los funcionarios y las
funcionarias de nuestro gobierno -el gobierno del
presidente Alberto Fernández. Hemos podido discutir,
debatir e intercambiar con ellos a partir de la mirada de
las organizaciones sociales, de la CGT, de diversos
sectores del movimiento obrero organizado, de entidades de
la producción, del sector cooperativo y de los gobernadores
de las provincias.
Como bloque oficialista hoy tenemos la intención
de que al finalizar esta tercera jornada se emita el
dictamen correspondiente para poder tener la Orden del Día
y tratarla en el recinto. Venimos con la vocación de dar un
debate con la misma altura en que lo dimos el lunes y el
martes. Venimos con la intención de no privarnos de dar
ninguna opinión, pero sabiendo también la responsabilidad
que nos exige en este momento la República Argentina.
Como siempre aclaramos, podemos decir lo que
queramos en el ámbito de la Cámara de Diputados; podemos
dar nuestras opiniones, pero siempre en el marco del
respeto y de la tolerancia que este momento requiere. Esto
lo hemos hablado con los integrantes de nuestro bloque. Así
viene el Frente de Todos a expresarse en este recinto.
Realmente invitamos a todos los sectores políticos con
representación parlamentaria a que nos acompañen en
imprimirle a esta reunión, justamente, esta impronta de
trabajo.
Venimos a deliberar, debatir e intercambiar
miradas. No venimos a insultar ni a descalificar ni a
hablar mal de otros diputados y diputadas. Así venimos hoy
a esta reunión de comisión. Tenemos la certeza de que hemos
dado todos los pasos previos para generar las condiciones a
fin de poder dar este debate con este tono y con estos
antecedentes. También debemos tener en claro que estamos
ante un problema que tenemos todos los argentinos y las
argentinas. Cada uno pondrá su mirada o el acento en qué
lugar se para respecto a este problema y qué opinión tiene
respecto a la propuesta de solución planteada por el
presidente de la Nación. Asimismo, creo que como país
también tenemos la obligación y la responsabilidad de salir
de esto y de seguir caminando hacia un futuro distinto.
Para concluir, cuando el presidente estuvo aquí
el 1º de marzo nos planteó que este es un paso más, ni el
primero ni el último. Nosotros venimos a este plenario de
comisiones justamente a plantear eso.
Venimos de un largo camino como país, y con el Frente de
Todos venimos de un largo camino gobernando la República
Argentina. Ojalá que este paso nos pueda preparar,
encaminar y guiar hacia pasos venideros, que nos permitan
alcanzar los objetivos que nos merecemos como país.
Con este espíritu y vocación es que nuestro
bloque participa de esta reunión de comisiones. Pedimos al
presidente Heller que nos ayude a garantizar el diálogo en
este debate a través del respeto y la tolerancia, a fin de
culminar el encuentro con un dictamen de comisión que nos
permita llegar al recinto. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Gracias, diputado Martínez. Creo


que tanto usted como los demás diputados y diputadas que
integran estas comisiones saben que permanentemente trato
de lograr ese tipo de diálogo. Sin embargo, no alcanza con
mi voluntad. Para poder lograrlo, se requiere también del
acompañamiento del conjunto de los diputados y diputadas.
Ante todo, los integrantes de las comisiones aquí
reunidas han recibido un material enviado por la directora
de AFIP, la licenciada Marcó del Pont. Se trata del Plan
Estratégico 2021-2025 de la Administración Federal de
Ingresos Públicos al que la titular se refirió el día
lunes, y que se comprometió hacérnoslo llegar.
En todo caso, también haremos llegar una copia
del documento a los presidentes de los distintos bloques,
de manera tal que se lo puedan alcanzar al resto de los
diputados y diputadas que integran la Cámara.
A continuación, quiero comentarles que he
analizado una cantidad cuestiones que creo que nos pueden
ayudar en el desarrollo de este debate.
En primer lugar, quiero referirme a una cuestión
que se plantea de forma recurrente entre nosotros. Me
refiero a cómo se formó la deuda, quién endeudó al país y
qué pasó. Entonces, con la limitación del tiempo de ayer a
hoy, armé un breve resumen de la historia de la deuda
externa argentina, ya que me parece un buen pilar para
comenzar a debatir.
Mi resumen comienza en la época de la dictadura
militar. Cuando la dictadura militar interrumpió el proceso
constitucional, la deuda externa que tenía la Argentina no
alcanzaba los 5.000 millones de dólares. O sea, podríamos
decir que era irrelevante. Luego, cuando se fue la
dictadura militar, la deuda había crecido muchísimo y se
acercaba a los 40.000 millones de dólares, de los cuales
23.000 millones provinieron de la estatización de la deuda
externa privada.
Digo cosas que por ahí el tiempo nos hace olvidar
pero, efectivamente, por una decisión política de la
dictadura, el Banco Central se hizo cargo de deudas en
dólares que las empresas privadas tenían con el exterior, y
esas empresas quedaron con una deuda en pesos a una tasa de
interés baja regulada, lo que significó incluso una
importante licuación de esa deuda.
Traje la lista de los beneficiarios de esos
23.000 millones de dólares. A continuación, leeré por
montos solo los más importantes: Cogasco Sociedad Anónima,
1.348 millones; Autopistas Urbanas Sociedad Anónima, 951
millones, Celulosa Argentina Sociedad Anónima, 836
millones; Acindar, 649 millones; Banco Río, 520 millones;
Alto Paraná Sociedad Anónima, 425 millones; Banco de
Italia, 388 millones; Banco de Galicia, 293 millones;
Bridas Sociedad Anónima, 238 millones; Alpargatas Sociedad
Anónima, 228 millones; Citibank, 213 millones; Compañía
Naviera Pérez Companc, 211 millones; Dálmine Siderca, 186
millones; Banco Francés, 184 millones; Papel de Tucumán,
176 millones; Juan Minetti Sociedad Anónima, 173 millones;
Banco Mercantil, 167 millones; Aluar, 163 millones; Banco
Ganadero, 157 millones y Celulosa Puerto Piray, 156
millones.
Cabe destacar que estas son solo las primeras
veinte de las setenta empresas beneficiarias de aquella
estatización, cuya lista completa tengo aquí. Por supuesto,
aquella deuda luego fue asumida por el conjunto de la
sociedad, ya que se convirtió en deuda pública.
En octubre de 1983, el Fondo Monetario
Internacional suspendió el crédito Stand-By que le había
otorgado a la Argentina. Aquello ocurría cuando asumía el
gobierno del expresidente Raúl Alfonsín, quien tuvo que
hacerse cargo de una herencia pesada por aquella deuda
contraída por la dictadura militar.
En ese sentido, el gobierno del doctor Alfonsín
obtuvo algunas refinanciaciones, hasta que en 1988 no pudo
pagar los intereses y entró en mora. Como ustedes
recordarán, incluso tuvo que adelantar el traspaso del
poder al nuevo presidente en julio de 1989, en el marco del
incipiente proceso hiperinflacionario que vivía la
Argentina.
Así, aquel gobierno fue sucedido por el gobierno
del doctor Menem, quien llevó adelante el Plan Brady por el
cual la deuda que tenía el Estado con los bancos pasó a ser
deuda en títulos públicos que se atomizaron en el mercado.
Aquello generó un proceso de altísima volatilidad.
Asimismo, por aquella época apareció algo que
después se convirtió en moneda corriente, pero que hasta
ese momento no existía: el riesgo país.
Así fue como la cotización de aquellos títulos
pasó a ser un tema trascendente, ya que dichos títulos
marcaban la diferencia de la tasa de interés entre lo que
paga un bono del Tesoro de los Estados Unidos a diez años y
lo que pagan los distintos bonos de los distintos países a
partir de esa comparación.
Por aquel entonces, toda la deuda argentina
comenzó a emitirse en títulos públicos. Lo aclaro porque
antes del Plan Brady la deuda era con grandes bancos
internacionales. Resulta que hay cosas que hoy se han
naturalizado tanto que pareciera que siempre fueron así,
por eso me pareció interesante hacer un racconto para ver
con claridad que no siempre fueron así.
Por supuesto que podríamos decir que esos bonos
fueron la incubadora de lo que luego finalizó con el
proceso denominado como fondos buitre. Como todos sabemos,
no se trata de tenedores originales de bonos de los países,
sino que son compradores de bonos en situaciones de default
a precios de default, para luego pleitear contra los
Estados.
Entonces, en aquella época y durante el gobierno
de Menem, hubo un proceso de gran endeudamiento y la deuda
externa ascendió a 85.000 millones de dólares.
Luego vino el gobierno de la Alianza, que también
recurrió a diversos procedimientos de ajuste con el Estado
nacional y con las provincias. Me refiero al blindaje y el
megacanje. También aparecieron por ese entonces las
cuasimonedas, todas las monedas provinciales, etcétera.
Por consiguiente, la deuda externa se incrementó
y llegó a casi 90.000 millones de dólares. El gobierno de
la Alianza, encabezado por de la Rúa, tuvo que implantar el
corralito producto de la corrida que vivió el sistema
financiero. Esto también fue producto de una anormalidad,
que era la de la dolarización de la totalidad del sistema
financiero, dolarización imposible de soportar cuando el
país no contaba con esos dólares.
Por eso, el otro día, el presidente del Banco
Central bien decía que hoy el sistema financiero tiene
cerca de un 90 por ciento -88 u 87 por ciento de su total-
en moneda local. Por lo tanto, esos riesgos hoy no existen
y eso hace a la fortaleza del sistema financiero.
Al “corralito” le siguió el “corralón”, vino la
devaluación y la pesificación asimétrica, vino una enorme
caída del PBI y entonces, en aquel momento, el indicador de
deuda sobre PBI pasó, en el segundo trimestre de 2002, al
139 por ciento.
Luego, Néstor Kirchner asume el gobierno, que
inicia una política de desendeudamiento que incluye un
canje agresivo en 2005, quitas del 66,3 por ciento sobre el
valor nominal, aceptado por el 76,15 por ciento de los
montos elegibles, y también el pago anticipado con el Fondo
Monetario Internacional, anunciado en diciembre de 2005, en
torno a los 10.000 millones de dólares, que se cancelaron.
El gobierno posterior, de Cristina Fernández de
Kirchner, reabrió el canje en 2010, llevando la aceptación
del 76,15 por ciento que se había logrado en el primer
canje al 92,4 del monto impago de 2001. Es decir,
concretando esa quita del 66 por ciento sobre el valor
nominal, encaró un proceso de regularización de la deuda
con el Club de París y quedó pendiente el conflicto con el
7 por ciento de los llamados “fondos buitre”, tema que fue
resuelto en 2016, en el inicio del gobierno de Mauricio
Macri.
Los indicadores de la deuda externa se habían
revertido. A fines de 2015 representaba alrededor del 15
por ciento del PBI y hablo de la deuda externa, ni siquiera
digo “en dólares”. Menciono esto como una aclaración,
porque también existe una deuda interna en dólares. Por
ello, me estoy refiriendo a la deuda externa, obviamente,
en moneda extranjera. En el inicio de la gestión del
gobierno de Néstor Kirchner ese indicador, que había bajado
al 15, era del 70 del PBI.
En el gobierno posterior, el que presidió
Mauricio Macri, se inició un nuevo proceso de endeudamiento
para que los números quedaran de la siguiente manera: al
cuarto trimestre de 2015 -como dije antes- la deuda estaba
en el 15 por ciento del PBI y pasó al 42,8 por ciento a
fines de 2019, en dólares.
Estos datos son oficiales y no tienen
consideraciones políticas, pero también me reservé algo de
lo que siempre se ha hablado -aunque en general, no se lee
en detalle- en relación con las famosas declaraciones de
Dujovne, cuando todavía no era ministro sino un periodista
o columnista de un programa de televisión.
Voy a leer textualmente lo que dijo Dujovne:
“Dentro de todo este conjunto de problemas que dejó la
administración anterior...”, se refería al gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner, “...también nos dejó una
bendición, que es que el gobierno anterior era tan
estrafalario, tan poco comprensible, tan poco homologable
para el resto del mundo, que nadie le prestaba plata.
“Entonces, la Argentina hoy tiene niveles de
endeudamiento bajísimos, tanto a nivel del gobierno como a
nivel de las empresas, como a nivel de las familias. El
gobierno argentino hoy tiene una deuda neta -si le restamos
lo que debe a sí mismo después de que nacionalizó los
fondos de pensión- del 20 por ciento del PBI, si le sacamos
de eso los organismos internacionales quedan 16 puntos, y
de esos 16, 8 puntos están denominados en moneda
extranjera.
“Es una deuda realmente muy baja. Las empresas
tienen un endeudamiento inferior a un tercio de su
patrimonio. Son niveles de apalancamiento bajísimos en
cualquier medida regional o internacional, y las familias
dedican nada más que 5 por ciento de sus ingresos
disponibles al pago de deuda. Tienen un nivel de
endeudamiento equivalente al 5 por ciento de su ingreso
anual disponible. Es decir, es un nivel de deuda bajísimo,
de los más bajos del mundo. No conozco ningún país que
tenga un nivel de deuda más bajo, tal vez algún país del
África Subsahariana o Corea del Norte.” Esto dijo en ese
comentario el, por entonces, columnista de televisión y
luego ministro de economía, Nicolás Dujovne.
Utilicé estos minutos de introducción para tratar
de aportar elementos que son absolutamente concretos, que
ni siquiera han utilizado ningún juicio de valor, sino que
he tomado datos que todos ustedes pueden corroborar con
facilidad.
Ahora estamos aquí para discutir -con el objetivo
nuestro de que se apruebe- este acuerdo de refinanciación
con el Fondo Monetario Internacional, con todas las
implicancias que tiene eso, y con el mayor cuidado,
respetando el planteo y la propuesta que realizó el
presidente del bloque del Frente de Todos.
No podemos entrar en el análisis sin mirar un
poquito de dónde venimos. Entonces, también aquí –y para
evitar cualquier subjetividad- voy a tomar lo que dijo la
auditoría del Fondo Monetario Internacional respecto del
programa adoptado por el gobierno argentino en 2018.
Leo textualmente: “El programa no alcanzó los
objetivos, a pesar de las significativas correcciones de
las políticas económicas. Los crecientes pagos netos de
deuda privada, sumados a la fuga de los capitales de
residentes, sometieron al tipo de cambio a una presión
considerable. A pesar de intervenciones cambiarias que
superaron las disposiciones del programa, el tipo de cambio
continuó depreciándose, empujando al alza la inflación y el
valor de la deuda pública en pesos, y debilitando los
ingresos reales, especialmente de los segmentos más
vulnerables.
“En resumen, el programa no cumplió los objetivos
de restablecer la confianza en la viabilidad fiscal y
externa, y de promover, al mismo tiempo, el crecimiento
económico”. Reitero que no son palabras mías ni es una
interpretación política, sino que es lo que señala el
informe de la auditoría del Fondo Monetario Internacional.
Es decir que no se trata de buenos o malos. El
Fondo, cuando firma este acuerdo que estamos tratando
necesita también –y lo hace- reconocer de dónde venimos,
porque eso también es un punto de partida, reconocer los
errores propios en la concesión del préstamo más grande que
ha otorgado a un país, reconocer el impacto que ha tenido
la pandemia a nivel global y en nuestro país, y la
necesidad de un programa que no ahogue a la Argentina.
Otra vez, en el comunicado donde anuncia el
acuerdo, el Fondo señala lo que voy a citar textualmente:
“Los profundos desafíos socioeconómicos de la Argentina se
han visto exacerbados por la pandemia global. El personal
técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a
un acuerdo sobre un programa económico pragmático y
realista, con políticas creíbles para fortalecer la
estabilidad macroeconómica y empezar a mejorar las
condiciones necesarias para comenzar a atender los
profundos desafíos para un crecimiento sostenible en
Argentina.”
Reitero: “...un programa económico pragmático y
realista, con políticas creíbles para fortalecer la
estabilidad macroeconómica...” No lo dice el gobierno
argentino ni el ministro de Economía sino el comunicado del
Fondo Monetario Internacional. Tengo todos los datos de
endeudamiento comparados con otros países, pero creo que lo
podemos obviar.
Una vez más insistimos en que esto no es ni debe
llamarse un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
sino una refinanciación de un acuerdo preexistente con ese
organismo que viene de la gestión anterior.
Por eso, estamos ante la paradoja que algunos han
utilizado y criticado en sus intervenciones y en distintos
espacios, que es que un gobierno que dice que jamás hubiese
recurrido al Fondo Monetario Internacional, que está en
contra de sus principios, pero que recibió una bomba de
tiempo, tuvo que sentarse para negociar con el organismo a
fin de tratar de lograr las mejores condiciones posibles.
Obviamente, a quienes representamos el espacio
oficialista, lo decimos con todas las letras y la fuerza,
nos molesta profundamente el proceso de supervisión y
revisión que este tipo de acuerdos trae aparejado, pero eso
forma parte de los reglamentos y los estatutos. Por eso,
digo que no estamos, ni hubiéramos estado, ni queremos
estar -si tuviésemos la posibilidad de hacerlo no lo
haríamos- de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional. Tal como lo dijo el presidente días pasados,
sentimos desprecio por lo que representan esas políticas y
toda esa historia, pero tenemos la responsabilidad de
gobernar, y estamos ante la situación de que existe esa
deuda, ese compromiso, y debemos tratar de encontrar la
manera de resolverlo.
Por eso, hemos dicho desde el principio que no
tenemos nada para festejar y que no nos ponemos contentos.
Pero no podemos dejar de valorar que se está logrando
refinanciar una deuda que, en los términos en que estaba
contraída, era impagable por la concentración de
vencimientos en los años 2022 y 2023.
Los ejes principales del programa que, como
explicó bien el ministro de Economía, forman parte de
cualquier refinanciación o crédito del Fondo Monetario
Internacional -este no es un prestamista tradicional, sino
que siempre otorga los créditos en el marco de un
programa-, tienen a nuestro juicio una cantidad de
elementos que muestran y explican los dos años de
negociación.
Muchos de los elementos de la ortodoxia económica
que prevalecían en el préstamo stand by anterior no
aparecen en este caso. No obstante, para que no queden
dudas, sigue siendo un programa del organismo que intenta
poner la mayor cantidad de condicionamientos posibles,
porque hace a su metier, a su historia y diría a su
naturaleza. Pero cuando estamos tratando esto y lo
planteamos de la manera en que lo hacemos, es con la
profunda convicción de que la alternativa del no pago o un
default -aunque algún tecnicismo diría que con el Fondo no
se entra en default, no vamos a poder llamarlo
reperfilamiento-, sería una crisis de enormes consecuencias
para todos los argentinos y las argentinas, para las pymes,
para los distintos sectores de la economía, es decir, para
el país en general.
Así que estamos tratando esto que se llama un
crédito de facilidades extendidas por un período de 30
meses y un monto aproximado de 45 mil millones de dólares.
El acuerdo donde se detalla el cronograma de
pagos dice que cada uno de esos desembolsos se comienza a
pagar después de 4 años y medio luego de que ocurra en 12
cuotas equivalentes semestrales. Por eso, terminaría en
2034, porque cada uno de esos préstamos a su vez tiene diez
años de plazo con cuatro años y medio de gracia.
Claramente el problema no se soluciona con esto.
Nunca dijimos esto. Pero sí abre una ventana de tiempo en
la que no tendremos que realizar ningún tipo de pago hasta
el segundo semestre de 2026; si lo quieren ver en términos
políticos, hasta más de la mitad del próximo gobierno que
se elija a fines de 2023.
No es un dato menor que exista toda esa ventana
de tiempo en la que los recursos que el país sea capaz de
generar podrán ser utilizados plenamente para el
crecimiento, para la inclusión social, para el desarrollo
de la infraestructura y para todo lo que hay que hacer para
tener un país más justo, con más inclusión y con más
justicia social.
También se explicó que en el primer desembolso se
podrán incrementar la reservas en alrededor de 6.200
millones de dólares. Este no es un punto menor. Cuando se
habló de la multicausalidad del tema inflacionario -como
dijimos, es toda una novedad que lo reconozca el Fondo-, se
ha explicado que la generación de expectativas sobre la
base de las devaluaciones que habrá, porque no hay
reservas, es una de las cosas que han incidido muchísimo.
Hemos escuchado distintas teorías a lo largo de
la historia. Una es que los precios aumentan porque
aumentan los salarios; esto no ocurrió porque los salarios
fueron por detrás de la inflación y trabajosamente con la
reapertura de las paritarias se logró que no perdieran
poder adquisitivo. También se ha dicho que la inflación se
debe a las tarifas; pero las tarifas estuvieron
prácticamente dos años congeladas, con lo cual no tiene
nada que ver. Otro pensamiento es que el tipo de cambio
genera inflación, pero este vino por detrás de la inflación
y uno de los reproches es que podría estar atrasado.
Nosotros creemos que no está atrasado el tipo de cambio.
Incluso el presidente del Banco Central se refirió
nuevamente a esto hace unos días.

Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado López: por


favor, guarde silencio.
No es un tema menor despejar expectativas de un
país que incremente en más de seis mil millones de dólares
sus reservas, que tiene una perspectiva de superávit de
balanza comercial y que no tiene obligaciones que atender
en los próximos años. ¿Cuál sería la razón para que tenga
que haber una devaluación?
Esto puede ser un paso importante en la búsqueda
de desarmar esas expectativas, y formar parte de una de las
herramientas de la tarea multicausal de tratar de lograr
que la inflación vaya disminuyendo -con la prudencia con la
que está planteada en el programa- de alrededor de 5 puntos
anuales, sin ninguna política de shock, sino con una
política gradualista.
En las reuniones, sobre todo en las que tuvimos
con los ministros, varios legisladores plantearon
preocupaciones. Quiero hacer una mención especial al punto
11 del memorando que dice textualmente: “Nuestro escenario
base está sujeto a importantes incertidumbres, lo que
implica que es posible que las políticas tengan que
recalibrarse según corresponda. No se puede descartar una
mayor reintensificación de la pandemia, con el potencial
riesgo de circulación de nuevas variantes del virus,
eventuales medidas restrictivas y perturbaciones del
comercio.
“De manera importante la intensificación de las
tensiones geopolíticas, incluidas aquellas relacionadas con
el conflicto en Europa del Este, han aumentado
significativamente la incertidumbre alrededor de nuestro
escenario base, especialmente para los subsidios de
energía; reconoce que hay riesgos a la baja, pero también
impulsos al alza.”
En este último tema -vuelvo a citar- el punto 11
dice: “Las condiciones externas podrían tornarse más
favorables y la recuperación podría ser más vigorosa de lo
previsto en especial en los sectores como el de servicios,
que se vieron más duramente golpeados durante la pandemia.”
Hay tres criterios de evaluación de desempeño o
de ejecución del programa: el incremento de las reservas
internacionales, el resultado fiscal y el financiamiento
monetario del Banco Central al Tesoro Nacional. En esta
introducción, quiero referirme a los tres.
Respecto de las reservas, como dije recién, su
crecimiento es importante para calmar expectativas, lo que
entendemos tendrá un efecto adicional benéfico sobre el
proceso inflacionario. Este objetivo consiste en que para
2022 –estos son los datos que figuran en el programa- haya
un aumento real de 5.800 millones de dólares; para 2023 hay
una disminución, que tiene que ver con otros cálculos
-balanza comercial y demás-; y para 2024, fin del programa
-reitero que son 30 meses y no 10 años, porque en muchos
casos aparece diciendo 10 años, pero es de 30 meses y allí
finaliza-, 5.200 millones de dólares, y todavía estamos
mucho antes de que haya que empezar a pagar.
Respecto al resultado fiscal, creo que es...

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. Presidente (Heller). - Pido silencio a los señores


diputados. Aunque no les interese lo que estoy diciendo, no
pueden hacer lo que están haciendo; está mal. No pueden
hablar o reírse, eso me perturba. Les pido, por favor, que
no lo hagan.

Sr. Iglesias. - No es su función dar un discurso, señor


presidente.

Sr. Presidente (Heller). - No es su función opinar sobre lo


que yo hago, señor diputado.

Sr. Iglesias. - Sí, es mi función opinar sobre todo, porque


para eso me eligieron.

Sr. Presidente (Heller). - A mí también.


El sendero del resultado primario para los
próximos tres años es 2,5 del PBI para 2022; 1,9 para 2023,
y 0,9 para 2024. Pero lo esencial es que al mismo tiempo el
programa considera un aumento del gasto, una mejora de los
recursos y no incluye ningún tipo de criterios
estructurales, como ya dijimos anteriormente.
Voy a citar otra vez el acuerdo en el punto 12.
“Las mejoras de las finanzas públicas se lograrán en virtud
de un programa equilibrado de medidas de ingreso y de
gasto, garantizando al mismo tiempo que el crecimiento del
gasto real siga siendo positivo en términos reales, y el
gasto corriente sea focalizado de forma que permita ampliar
las inversiones en infraestructura ciencia y tecnología.”
El punto 14, por el lado del ingreso, señala:
“Nuestros esfuerzos continuarán movilizando los ingresos y
fortaleciendo su progresividad. A corto plazo se espera que
la recuperación del empleo y los salarios favorezcan la
recaudación, en tanto que las medidas de política
tributaria y las iniciativas e impulso en materia de
administración tributaria y aduanera, deberían ayudar a
movilizar ingresos adicionales a mediano plazo y a
respaldar el proceso de consolidación fiscal.” Estoy
haciendo citas textuales del programa.
Si bien es muy amplio, quiero resaltar algunos
aspectos; cito nuevamente: “El gasto en jubilaciones y
pensiones estará guiado por el nuevo mecanismo de
actualización adoptado a finales de 2020, y se estudiarán
las opciones para afianzar la equidad y la sostenibilidad a
largo plazo de nuestro sistema previsional, focalizado en
determinados regímenes especiales de jubilaciones
alcanzados por la ley 27.546, así como los mecanismos para
facilitar la continuidad voluntaria en la vida laboral de
las personas” Remarco: “continuidad voluntaria”.
En este punto nuevamente quiero citar un párrafo
del comunicado del Fondo Monetario Internacional sobre este
acuerdo. Dice textualmente: “Igualmente importante...”
-esto lo dice el Fondo Monetario, no nosotros- “...será el
énfasis del programa en mejorar de manera creíble las
finanzas públicas y esto se basará en un conjunto
equilibrado de políticas de ingresos, con énfasis en la
progresividad, la eficiencia y el cumplimiento tributario.”
Otro párrafo señala textualmente: “Respecto a la
eficiencia del sistema tributario y en la medida que las
condiciones lo permitan, seguirán reduciendo aún más los
impuestos sobre ciertas exportaciones de valor agregado,
evitando aplicar nuevos impuestos a las transacciones
financieras que afecten los ahorros domésticos o las
inversiones productivas.
“En el ámbito de la Administración Tributaria, la
Administración Federal de Ingresos Públicos ha elaborado un
plan estratégico...” -que es el que acabamos de distribuir-
“...para 2021-2025 con el fin de abordar los altos niveles
de incumplimiento, mejorar los servicios de la AFIP y
reforzar las capacidades informáticas.”
Por otro lado, “Se establecerán pisos mínimos
para programas sociales como el AUH, la Tarjeta Alimentar,
Progresar, así como nos concentraremos en combatir la
pobreza infantil y reorientar las ayudas para fomentar la
inclusión en el mercado laboral, sobre todo para las
mujeres y los trabajadores con calificaciones bajas e
insuficientes.”
Más adelante expresa: “Además, se procurará
reorientar el gasto social hacia programas de capacitación
y empleo y seguir reforzando los sistemas presupuestarios,
para garantizar que el gasto aborde las desigualdades de
género.”
En relación con el gasto de capital e
innovaciones, señala textualmente: “Se tiene previsto
seguir incrementando la inversión en infraestructura a más
del 2 por ciento del PBI en 2022, un promedio del uno por
ciento entre 2018 y 2020, y mantener ese nivel a lo largo
de todo el programa. Esta inversión se centrará, sobre
todo, en mejorar las condiciones de vivienda y sanidad en
las zonas urbanas más pobres, en reforzar infraestructura
vial, energética, digital y logística del país. Además, se
protegerá y ampliará el gasto en ciencia y tecnología a fin
de promover la innovación.”
Respecto de los subsidios a la energía,
producción de energía, estamos realizando esfuerzos para
aumentar la inversión en la producción y en el transporte
de energía durante los próximos años, de manera que podamos
hacer frente a la demanda doméstica y reducir la
dependencia de onerosas importaciones de energía.
En este sentido, se expresa: “Segmentación de
subsidios para los usuarios residenciales. El 10 por ciento
con mayor capacidad de pago dejará de percibir subsidios;
los beneficiarios de la tarifa social tendrán una revisión
tarifaria equivalente al 40 por ciento del coeficiente de
variación salarial al año anterior; y el resto, el 80 por
ciento.”
Quiero aclarar que aquí no están incluidas las
variaciones de costo que puede haber como producto de la
crisis. Este punto fue motivo de amplias discusiones -como
algún diputado preguntó correctamente- y los subsidios
podrían terminar aumentando, porque lo que se está
garantizando es que la tarifa que pagarán nunca va a
superar el 40 u 80 por ciento de la recomposición salarial
del año anterior, y ella fue del orden del 50 por ciento,
para decirlo en números redondos.
Por lo tanto, la tarifa social no tendrá más que
un 20 por ciento de aumento y el resto, no más de un 40 por
ciento, sean cuales fueren las variaciones de precios que
tenga la producción por todas las contingencias que puedan
plantearse. Es decir, en la medida en que los costos se
puedan contener o disminuir, esto permitirá bajar los
subsidios. Pero las tarifas van a tener la evolución que
está planteada y se determinan por el coeficiente de
variación salarial. Por lo tanto, el 90 por ciento de la
población de nuestro país va a tener una recomposición que
implicará que el impacto de las tarifas de los servicios,
en relación a su ingreso, será menor.
Los números a veces son altos porque estamos
hablando de economía con una inflación del 50 por ciento,
pero en términos relativos. En la medida en que se cumpla
el objetivo de la actualización salarial por encima de la
inflación, la incidencia tarifaria de los servicios
públicos va a disminuir.
Respecto a la política de crecimiento, cito el
párrafo 29 del acuerdo: “Las reformas que promueven el
crecimiento serán críticas para comenzar a abordar cuellos
de botella de larga data y sentar las bases de un
crecimiento más sostenible e inclusivo. Las políticas
promotoras del crecimiento y la resiliencia buscarán
estimular: 1) la expansión y diversificación del sector de
bienes transables; 2) la inversión y la productividad; 3)
el desarrollo económico local y regional; 4) el empleo
formal y la inclusión laboral; 5) mejoras de la eficiencia
y la sostenibilidad del sector energético; 6) políticas de
adaptación y mitigación climática y 7) el desarrollo más
amplio de los mercados de capital.”
En el caso del financiamiento de los déficits
fiscales, todo el tiempo hemos escuchado hablar de bombas
de tiempo. Creo que aquí hay que remarcar -tal cual como se
hizo en la exposición del Poder Ejecutivo el día lunes- que
se recibió una situación en la cual toda la deuda en pesos
del sector público estaba reperfilada. Es decir, en mora,
porque había sido una decisión unilateral del gobierno -sin
hacer juicio de valor- que dijo no podemos pagar al
vencimiento, y lo corrió para adelante.
Además, la deuda por títulos públicos en pesos
quiero detallar en pesos, no en dólares- crecería el 2 por
ciento del PBI, es decir que acompañaría el crecimiento de
la economía.
Entonces, la política de financiamiento doméstico
permanece enfocada en, por un lado, fortalecer el mercado
de títulos públicos en pesos. Cito el punto 17 del acuerdo:
“Nuestro plan apunta a un financiamiento neto del sector
privado en pesos al Tesoro de alrededor del 2 por ciento
del PBI por año durante 2022-2024, sobre la base de nuestro
plan de consolidación fiscal debidamente equilibrado. En
ese sentido, y conforme el sendero proyectado de
desinflación, tenemos previsto reducir gradualmente el uso
de instrumentos vinculados a la inflación, ampliar la
cartera de instrumentos de deuda de referencia y extender
el perfil de vencimientos.”
Esto nos lleva al tercer criterio que tiene que
ver con el financiamiento monetario del Banco Central al
Tesoro nacional. La meta establece llegar al 1 por ciento
del PBI en 2022; al 0,6 del PBI en 2023 y a 0 en el 2024.
Voy a insistir en esos datos: 1 por ciento este año, 0,6 en
el 2023 y 0 en el 2024.
Como hemos dicho varias veces, el financiamiento
del Banco Central al Tesoro no es una práctica deportiva.
Se debe realizar por diversas razones, por ejemplo, el
haber recibido esos títulos públicos en pesos reperfilados
o por las exigencias la pandemia, para otorgar la
financiación adecuada. Es necesario que se vaya logrando
esa reducción.
Nosotros vamos a decir –yo lo digo
permanentemente- que no somos hinchas del déficit fiscal,
somos enemigos del ajuste. El déficit fiscal es la
diferencia entre los ingresos y los gastos, y al respecto
tenemos bastante discrepancia con muchos. Ello es parte de
nuestras diferentes maneras pensar.
La diferencia entre los ingresos y los gastos se
resuelve tomando deuda, emitiendo, recaudado más o gastando
menos. No hay magia, es así.
Voy a repetir que nosotros no somos hinchas del
déficit fiscal, no es una virtud tenerlo. De ninguna manera
somos hinchas del ajuste para resolver el déficit fiscal, y
por eso, ponemos énfasis.
No podemos tomar deuda externa porque ya fue
tomada, y nadie nos prestaría. Se está tomando deuda local,
cada vencimiento de algún bono en pesos se logra
refinanciar por un monto mayor. Es decir, hay oferta de
mayor financiamiento y se achican las necesidades de
emisión.
La otra gran apuesta es que la economía crezca,
que la recaudación impositiva mejore y que la progresividad
impositiva -el Fondo pone énfasis en la progresividad
impositiva- sea una realidad, tal como lo hicimos en el
tratamiento de algunas leyes donde aumentamos en las
categorías de arriba y disminuimos las de abajo. Me
refiero, por ejemplo, al impuesto a las ganancias y a los
bienes personales, que fueron tratados y aprobados por este
Parlamento.
Respecto del crecimiento, hemos crecido un 10,3
en el 2021. En el proyecto de presupuesto que sancionamos
se estipuló un 5 por ciento y nos decían que era imposible,
que era un dibujo. El Fondo Monetario dijo primero 4,5 y
después 5.
Durante el 2021 el PBI creció un 10,3 por ciento.
Y si se logra cumplir con lo que está en el programa,
podemos decir que sería alentador porque hace mucho tiempo
que la Argentina no tiene varios años seguidos de
crecimiento. En general, hemos tenido una situación de
altibajos, años que crece y al año siguiente decrece,
etcétera.
En el programa que estamos considerando se prevé
para este año, entre un 3,5 y 4,5. Voy a decir que,
personalmente, creo que vamos a superar ese número y vamos
a estar por arriba del 4,5. Pero el programa dice que el
compromiso es que se crezca entre 3,5 y 4,5, y desde luego,
como está dicho, nadie impide que crezcamos más. Es la
base, es el piso, es la referencia para que el programa se
esté cumpliendo. En el 2023, se crecerá entre un 2,5 al 3,5
y en el 2024 entre 2,5 y 3.
Con este impulso de la economía, si estos índices
de crecimiento se dan, el sendero de reducción del
financiamiento del Banco Central al Tesoro es absolutamente
cumplible.
En cuanto a las políticas del Banco Central –voy
terminando-, cito textual: “El Banco Central procurará
mantener una tasa de política monetaria efectiva positiva
en términos reales, conservando coherencia con una
trayectoria sostenible para los títulos del Banco Central.”
La idea es que esto ayude, y cito textual: “…a
garantizar que, en adelante, las tasas de interés de los
depósitos bancarios a plazo sigan siendo positivas en
términos reales, a fin de apoyar la demanda de depósitos en
pesos y el desarrollo de un mercado interno de títulos
públicos.”
Respecto del tipo de cambio, se calibrará, cito
textual: “… para garantizar la competitividad a mediano
plazo del tipo de cambio real efectivo, e incentivar la
acumulación de reservas. Con este fin, y para ayudar a
alcanzar las metas de acumulación de reservas en el marco
del programa, la tasa de ajuste del tipo de cambio oficial
mantendrá el tipo de cambio real efectivo en 2022, en
general, invariable con respecto a los niveles de diciembre
2021, a fin de preservar la competitividad.”
Es decir, no habrá cambios bruscos y se irá
ajustando el tipo de cambio de acuerdo a la inflación
interna, y también a la variación del tipo de cambio que
tienen los países con quienes nosotros tenemos nuestro
intercambio comercial. Por eso se habla de tipo de cambio
real y competitivo, tiene que ver con los flujos del
comercio exterior de la Argentina.
Insisto, no hay en el horizonte la previsión de
ningún salto cambiario. Y es muy importante que toda la
sociedad lo sepa. Todos deberíamos compartir la tarea de
que las expectativas se vayan conteniendo y que la gente
-los pequeños ahorristas- no siga perdiendo yendo a comprar
dólares en el mercado ilegal.
En realidad, si cualquiera hiciera una
comparación, vería que les fue mal a los que le creyeron a
los mercados porque si hubieran elegido una simple
operación de plazo fijo, hoy tendrían una mejor situación
que si fueron a comprar dólares.
Es de esperar que en la medida en que esas
expectativas se moderen, las brechas entre los distintos
tipos de cambio también se moderen y todo eso vaya
permitiendo un escenario de mayor normalidad.
Por último, y no menos importante, el tema de la
inflación. Como ya dije, no hay metas; hay solo
estimaciones que la sitúan entre el 38 y el 48 por ciento
para este año. Todos sabemos que cuando se dice esto,
podría decir 43 más o menos 5, que es otra manera de
decirlo, pero prácticamente estaría diciendo lo mismo.
Para los años siguientes, entre 34 y 42, en 2023,
y 29 a 37 para 2024. Es decir, cerca de 5 puntos de
reducción por año, una meta cumplible. Una meta claramente
cumplible, muy alejada de las metas de inflación que nos
habían prometido 5 por ciento en 2019.
Creo que es un objetivo que se puede tomar, no
como ideal, pero sí como realizable dentro de ese conjunto
de medidas.
La gran novedad de este acuerdo es que el Fondo
por primera vez en su historia reconoce que la inflación es
un fenómeno multicausal y que hay que enfrentarla desde
todos los frentes, incluidos, los acuerdos de precios. Una
enorme novedad en el lenguaje del organismo.

Sra. Aparicio. - E ingresos.

Sr. Presidente (Heller). - Precios e ingresos, exactamente.


Es la otra novedad. Se me adelantó Alicia a lo que iba a
decir después.
El punto 21 del acuerdo dice: “A mediados de
enero se suscribió un nuevo acuerdo voluntario de precios
(Precios Cuidados) con más de 150 participantes del sector
privado, para que los aumentos de precios no superen el 2
por ciento mensual en 1.300 productos representativos de la
canasta de consumo masivo. Estos acuerdos de precios serán
un complemento importante de los acuerdos salariales
vigentes para apoyar el crecimiento de los salarios
reales.”
Es decir, esto es lo acordado. Si los precios
aumentan más que eso, los salarios tendrán que aumentar más
que eso porque el acuerdo es que los salarios le tienen que
ganar a la inflación.
Estimados diputados y diputadas, habría muchas
más cosas para informar, hay seguramente muchísimas más
cosas para debatir, pero solo quiero terminar reiterando
que nosotros no elegimos este camino, no estamos en un
nuevo acuerdo o en más financiamiento, estamos renegociando
el Stand-By acordado en 2018 y cuyos plazos de pagos son
visiblemente imposibles de cumplir.
De esta forma, tendremos cuatro años y medio de
gracia despejada y en ese terreno seguiremos discutiendo la
irracionalidad de los sobrecargos que aplica el Fondo
Monetario Internacional.
En cada oportunidad, deberemos llevar a la mesa
de discusiones la cuestión de la irracionalidad, de que a
los países con mayores dificultades se les cobre tasas más
altas y que en vez de ayudarlos, se los castigue con
sobretasas.
Esta es otra batalla que hay por delante. Hay 3
por ciento de recargo por las distintas modalidades del
recargo, el tiempo del recargo, el exceso respecto de la
relación entre el capital y el máximo de deuda, etcétera.
En síntesis, y termino, es el mejor acuerdo de
refinanciación que se pudo lograr y que tiene condiciones
aceptables, aunque -como dije antes- no nos hagan felices
porque la aceptabilidad tiene que ver con que el rechazo al
acuerdo se llama “default” y nos llevaría a enormes
problemas económicos, sociales e institucionales.
Estoy convencido de que todos y todas tenemos que
hacer los máximos esfuerzos para evitar que esto suceda
porque el costo que habría que pagar sería por muchos años
muy gravoso para argentinos y argentinas, sobre todo, para
los que tienen menos posibilidades y están en los escalones
más bajos de la pirámide social. Muchísimas gracias por
haberme escuchado. (Aplausos.)
Tengo iniciada una lista de oradores con cinco
anotados: diputada Rosana Bertone, diputada Germana
Figueroa Casas, diputada Myriam Bregman, diputado Daniel
Arroyo y diputado Alejandro Cacace, en ese orden.
Tiene la palabra la señora diputada Bertone.

Sra. Bertone. - Señor presidente: creo que es muy difícil


realizar una intervención desde el punto de vista técnico,
económico, fiscal, después de la excelente exposición que
usted ha realizado aquí en este recinto.

Sr. Presidente (Heller). - Perdón, señora diputada. Me


solicitan que fijemos un criterio de tiempo. Habíamos
hablado al inicio, hace dos días, que las intervenciones de
los diputados y diputadas iban a ser entre cinco y no más
de siete minutos.

Sr. Presidente (Heller). - Continúa en el uso de la palabra


la señora diputada Bertone.

Sra. Bertone. - Señor presidente: ¿el señor diputado


Iglesias le pidió el uso de la palabra?

Sr. Iglesias. - Pedí la palabra primero. Preguntale a


Casaretto.

Sra. Bertone. - También le pedí a Casaretto comenzar.

Sr. Presidente (Heller). - Adelante diputada Bertone, omita


las intervenciones y trate de desarrollar su exposición.
Sra. Bertone. - Voy a tratar de concentrarme después de las
interrupciones a las que me somete el señor diputado
Iglesias.
Señor presidente: decía que es difícil exponer
mejor de lo que usted ha realizado sobre la situación
histórica, la situación económica, fiscal y el análisis del
acuerdo. Creo que ha sido muy claro, muy contundente y muy
preciso.
También es muy difícil apelar a los diputados y a
las diputadas de los distintos bloques a conmover sus
mentes y sus corazones porque aquí venimos todos con una
historia y con posiciones, en algunos casos, muy
fuertemente tomadas.
Quiero apelar a algo que usted dijo al final de
su exposición. Mencionó que nadie viene aquí feliz, pero yo
quiero tratar de que salgamos de lo que yo caracterizo un
nihilismo de desolación.
Me asusta el nihilismo de desolación en el que
estamos inmersos en esta sala, señor presidente. ¿Sabe por
qué? Porque venimos de meses, como enero y febrero, en los
que vi a muchísimos argentinos y argentinas disfrutar de
sus vacaciones, gastar, invertir.
Además, venimos de un fin de semana largo de
carnavales, donde vi muchísimos de esos argentinos -los
mismos que se habían ido de vacaciones y habían disfrutado
con su familia- volver a irse.
Entonces, la sociedad transita por un andarivel y
los diputados y diputadas pareciera que transitamos por
otro. ¿Por qué nos está sucediendo eso, señor presidente?
¿Será porque por primera vez esta Cámara ha recuperado sus
facultades y las responsabilidades que implica para cada
uno recuperar las facultades constitucionales de discutir
un default o un acuerdo, y nos ponen en este nivel de
desolación?
Entonces, yo apelo a la historia que usted
también mencionó al comienzo. Me refiero a la historia de
este parlamento, a la que a mí y a muchos de los que están
aquí presentes nos tocó formar parte en 2001. Yo fui una de
las diputadas -así como otros diputados de casi todos los
bloques aquí presentes, a los que no voy a mencionar sino
solo a mirar- que tuvieron que transitar el default de la
Argentina. Si nosotros venimos de una situación tan gravosa
como fue el default de 2001, si venimos de haber atacado al
pueblo argentino, a los pequeños ahorristas, a las pymes y
al conjunto de la economía argentina, ¿por qué ahora
nosotros, que somos los que tenemos la responsabilidad,
caeríamos en lo mismo? Es cierto que llevamos apenas veinte
años. Usted me podrá decir que es un plazo corto. Sí, es un
plazo corto. Pero es un plazo en el que hemos podido
sostener nuestra moneda y no le hemos tocado los ahorros a
la gente. ¿Por qué no apostamos a esa continuidad? ¿Por qué
no apostamos por el crecimiento argentino? Esto es muy
importante.
Yo sé que para sostener el valor de la moneda y
de la economía necesitamos más que estos veinte años.
Seguramente necesitemos doscientos años. Pero lo que
tenemos es este plazo de veinte años. No lo malgastemos
yendo a un default.
Ayer escuchamos a gobernadores de distintas
filiaciones políticas insistiendo a los legisladores para
que tomemos esta responsabilidad histórica y votemos a
favor del acuerdo. Porque lo que significa el default para
el pueblo argentino y para las provincias es, lisa y
llanamente, de acuerdo con lo que yo viví en 2001, pérdida
de puestos de trabajo. Temo que en mi provincia los 17.000
puestos industriales -ya sea de la industria electrónica,
plástica, textil o petrolera-, se vean amenazados de un día
para el otro a causa de que nosotros no estemos en esta
búsqueda de consensos y acuerdos que debemos lograr en esta
sala.
Así que yo vengo a apelar a esa historia reciente
para que no vuelva a suceder lo mismo. Apelo a que todos
dejemos de lado nuestras pequeñas o grandes diferencias,
más allá del bloque en el que estemos. Apelo a la
responsabilidad de emitir hoy un dictamen, ir al recinto y
llevar tranquilidad al pueblo argentino. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Nosotros estamos trabajando con


el secretario de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, así
como estamos conversando entre los bloques con el otro
vicepresidente de la Comisión de Presupuesto, quien nos ha
sugerido algún cambio, que vamos a aceptar.
Tiene la palabra el diputado Fernando Iglesias.

Sr. Iglesias. - Señor presidente: escucho hablar mucho de


respeto. El primer respeto que nos debemos como diputados
es el respeto al reglamento. El reglamento dice que las
comisiones son un reflejo o espejo del recinto, porque
funciona como el recinto. Yo nunca vi, ni en comisiones ni
en el recinto, a un presidente de comisión desde su
posición de presidente hacer un discurso de una hora con
claro contenido partidista y faccioso. Nunca vi eso. Los
presidentes no hablan, sino que administran la sesión y dan
la palabra. Y acá estamos. Son más de las 3 y media de la
tarde y pasaron ya dos horas desde la citación de la
comisión. Y escucho hablar de la palabra “respeto”. No me
parece que se haya respetado en la anterior reunión de esta
comisión al diputado Tetaz ni al diputado Laspina. No me
parece que sea respeto lo que hizo el ministro Guzmán. Voy
a evitar usar la palabra “sarasa”, pero le hice una serie
de preguntas y no me contestó ni una sola. Es una falta de
respeto, no a mí como diputado de la Nación, sino a las
personas que me votaron para que esté haciendo preguntas
que el ministro tiene la obligación de responder.
Pero la peor falta de respeto es la que viene de
la mentira. Le aviso a la diputada preopinante que el
default de 2001 lo hizo Rodríguez Saá. Me parece que era
peronista. Fíjense. Chequeen.
Además, el discurso que hizo Heller, que fue
impropio, se basa en cuatro mentiras: la de la deuda, la de
la fuga, la de los vencimientos y, la más importante, la
del default. Es mentira lo del default. En el año 2015
estábamos en default, muchachos. Nos dejaron el gobierno en
default. La Argentina llevaba catorce años en default. No
podíamos tomar crédito porque, de 2001 a 2015, nos dejaron
en default.
Es mentira que ahora haya un default en puerta
por culpa de la oposición, que es la herramienta de
chantaje que usan. El presidente puede sacar este acuerdo
por DNU, así como sacó toda una serie de barrabasadas por
DNU en estos dos años. Si no se anima y vamos al default,
háganse cargo. Es responsabilidad del oficialismo y del
gobierno. No es responsabilidad de la oposición.
¡Gobiernen! Consigan los votos de su propio bloque, si
pueden, y si no sáquenlo por DNU.
Me referiré ahora a la mentira de la deuda.
Usted, señor presidente, puede hacer todos los discursos
que desee, puede citar a Dujovne cuando estaba en la
televisión, puede hacer todo lo que quiera, ¿pero sabe qué
problema tiene? Que dato mata relato. Y estos son todos
datos oficiales. Si quiere le paso el link que termina en
“gob.ar”. Es su gobierno el que da estos datos.
Vamos a hacer la cuenta de la famosa deuda que
generamos nosotros, como dicen muchos. De 2011 a 2015, la
deuda pasó de 197.154 millones a 240.665 millones. Al que
quiera le paso el link por Whatsapp, así lo chequea. La
diferencia es que en los cuatro últimos años del gobierno
de Cristina Kirchner la deuda se incrementó en 43.511
millones. Pero, como cualquiera sabe, cuando se hace la
cuenta se tiene que hacer la cuenta de los pasivos y de los
activos, porque si yo le pido al banco y me endeudo, pierdo
patrimonio. Pero, además, si gasto la plata que tenía abajo
del colchón, pierdo patrimonio de la misma manera que
cuando me endeudo con el banco. Lo que los argentinos
tenemos debajo del colchón son las reservas del Banco
Central. Durante ese período -segundo gobierno de Cristina
Kirchner-, las reservas pasaron de 46.376 millones a 25.563
milones. Ahí se perdieron 20.813 millones. Si la matemática
no es una opinión, 43.511 millones más 20.813 millones, da
64.324 millones de pérdida, entre salidas del Banco Central
y toma de deuda del gobierno revolucionario y
antiimperialista de la señora Cristina Fernández de
Kirchner.
Vamos a ver qué hicieron los neoliberales y los
CEO con el mismo parámetro. De 2015 a 2019, la deuda cambia
de 240.665 millones a 314.000 millones. Esto es hasta
noviembre, porque en diciembre lo primero que hizo este
gobierno -que desprecia al FMI y detesta la deuda- fue
tomar 9.000 millones de dólares de deuda. Lo hizo en los
primeros veinte días de gobierno, sin vaso, sin agua, sin
pandemia y sin cuarentena. Está asentado y los que quieran,
pueden verificarlo. Invito a hacerlo a los periodistas, que
a veces hablan mucho y chequean poco.
De 240.665 millones a 314.000 millones, hay…
- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Iglesias. - Nos bancamos una hora de Heller en


silencio, muchachos. Después hablan de respeto. Una hora de
discurso faccioso del presidente en silencio.
Como decía, la deuda en nuestro gobierno pasó de
240.665 millones -al que quiera le paso el link- a 314.000
millones. Son 73.335 millones de aumento de la deuda. Pero
las reservas, las que guardamos abajo del colchón, pasaron
de 25.563 millones a 44.848 millones. Es una diferencia
favorable de 19.285 millones. Si a los 73.335 le restamos
lo que metimos abajo del colchón, 19.285 millones, la cifra
da 54.050 millones. Traduzco: nuestro gobierno entre 2015 y
2019, considerando la toma de deuda y lo que estaba en
reservas, disminuyó el patrimonio nacional en 54.050
millones, mientras que el de Cristina lo hizo en 64.324
millones.
Si la matemática no es una opinión, los que
destruyeron el patrimonio nacional mucho más que nosotros
fueron ustedes, presidente. Son todos datos verificables;
se los paso cuando quieran.
Primera mentira: la deuda. La deuda, además,
pequeño detalle, es hija del déficit. El gobierno del
kirchnerismo arrancó con 4 puntos de superávit que les dejó
el “ajustazo” de Duhalde y dejó 5 de déficit. Es decir, se
comieron 9 puntos en la década de las maravillas y el boom
de los commodities, mientras que nosotros lo recibimos con
más de 5 y lo dejamos en 0,5. Es lo que ustedes llamaban
“tierra arrasada”. Dato mata relato.
En cuanto a la fuga, primero, según el uso que
utilizan...

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. Iglesias. - Parece que hay unos seres dañinos que se


fugan el dinero. Yo los invito a todos los compañeros a ver
la lista que dio Verbitsky de los diez principales
fugadores durante el gobierno de Cambiemos, los amigos de
Macri. Los que encabezan esa lista es la familia Eskenazi,
los banqueros de Santa Cruz, ¿se acuerdan?, los expertos en
mercados regulados. Hay tres miembros de la familia
Eskenazi entre los primeros diez -este es un dato de
Verbitsky, el del Cohete a la Luna, no sé si lo conocen-, y
el resto son todos empresarios del peronismo.
Llaman “fuga” cuando un argentino pasa dinero que
tiene en pesos, compra dólares y se forman activos
externos, y cada vez que ustedes hablan de fuga se refieren
a datos que corresponden a la formación de activos
externos, que está también en el Banco Central. También
puedo pasarles el link.
Sr. Presidente (Heller). - Está excedido en los tiempos.

Sr. Iglesias. - Sí, estoy excedido en los tiempos y ustedes


están excedidos en las mentiras y no quieren que se las
contesten.
Usted habló una hora, diputado Heller, déjeme
contestarle, si no tiene miedo. Déjeme contestarle.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. Presidente (Heller). - No se puede comparar conmigo.

Sr. Iglesias. - Heller: ponga lo que hay que poner.


Bánquesela.

Sr. Presidente (Heller). - Le está faltando el respeto a


todos, no a mí.

Sr. Iglesias. - ¿Saben cuánto se fugó durante el gobierno


de Cristina Fernández de Kirchner? Durante el primero,
porque en el segundo había cepo. En el primero se fueron
69.075 millones de dólares. Reitero: durante el primer
gobierno de Cristina Kirchner la fuga de capitales fue de
69.075 millones de dólares; estos son datos oficiales del
Banco Central.
¿Saben cuánto se fueron en el gobierno de los
CEO, ajustado por la inflación de dólar, que entre esos dos
períodos fue del 14 por ciento, al mismo valor constante?
Se fueron 72.449 millones. La diferencia es del 4,5 por
ciento. ¿Me explican cómo es que nosotros somos los
fugadores y Cristina la antiimperialista? Repito la
diferencia porque hay muchos que en la parte de economía me
parece que andan flojos. La diferencia entre lo que ustedes
llaman fuga de capitales, formación de activos externos del
Banco Central de la República Argentina, entre el gobierno
de Cristina Fernández de Kirchner -en el único período que
no tuvo cepo, 4 años-, y el nuestro, es del 4,5 por ciento.
Dejen de hablar de fuga y pídanle la lista a Verbitsky.
Vencimientos impagables. Los vencimientos
impagables que mencionan son de 19.000 y de 20.000 millones
de dólares. ¿Saben cuánto nos dejaron a nosotros? Nos
dejaron 62.000 millones de dólares en los dos primeros años
de gobierno, sin contar la deuda oculta como la de los
holdouts, solamente la deuda registrada; repito: 62.000
millones de dólares. ¿Cómo es que 39.000 millones de
dólares son impagables en 2 años y los 62.000 millones que
nos dejaron a nosotros son pagables? ¿Me pueden explicar?
Lo de los vencimientos impagables es otra
mentira. La Argentina no tiene vencimientos impagables...
Sr. Presidente (Heller). - Lleva más de 10 minutos
hablando, diputado.

Sr. Iglesias. -...tiene un gobierno al que no le cree


nadie. Tiene un gobierno al que no le cree nadie, no
vencimientos impagables. Hasta la Fragata Libertad estaba
empeñada.
Ya que me pide el cierre, se lo voy a dar.
La verdad es que dicen una mentira tras otra: la
de la deuda, la de la fuga, la del default, la de los
vencimientos; mentira, mentira, mentira arriba de mentira y
después nos hablan de respeto.
Voy a hablar a título personal. Este diputado
tiene un compromiso con el país y el compromiso con el país
es tratar de que el gobierno -no nosotros, sino el
gobierno- no lo mande al default, pero tiene un compromiso
también no con la patria subsidiada, sino con el país
productivo.
Por lo tanto, yo voy a acompañar este proyecto en
la medida en que haya una garantía clara de que no se van a
subir impuestos, que no vamos a seguir exaccionando a la
patria productiva en beneficio de la patria subsidiada. Así
que yo he prometido eso en mi campaña hace poco y es un
compromiso que voy a cumplir. Gracias, señor presidente.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la diputada


Myriam Bregman.

Sra. Bregman. - Gracias, señor presidente.


Me voy a referir a la primera parte de su extensa
exposición para decirle que con todo lo que dijo ha
reforzado los fundamentos de rechazo del Frente de
Izquierda Unidad. Su larga exposición sobre ilicitudes y
sobre todo tipo de estafas que constituyen la deuda externa
argentina no hace más que fundamentar por qué nos oponemos.
Usted dio otro número, pero la verdad es que no
se sabe cuánto es la deuda que quedó después de la
dictadura; ese es un hecho. Tanto es así que, dicho por el
propio Domingo Cavallo cuando asume el gobierno de Menem,
llamaban a los bancos y les preguntaban: “¿Cuánto le
debemos?” Entonces los bancos -creo que él utiliza un
ejemplo que es 500.000- le decían: “Nos deben 500.000”, y
ahí la Argentina pagaba.
Esto ocurrió porque fue un verdadero desfalco,
una verdadera estafa, porque al revés de lo que dijo el
diputado Iglesias, exactamente al revés, la deuda argentina
no es hija del déficit. ¿Alguien piensa que los militares
genocidas pagaban mucho de salarios y jubilaciones y eso
les produjo un gran déficit y por eso se originó la deuda
externa? Yo me estaría enterando en este acto que la
dictadura genocida fue tan, tan buena con los trabajadores
y jubilados de este país. Es al revés: la deuda externa
está compuesta de muchos ilícitos. Con los ritmos de la
Justicia argentina y después de muchos años, allá por el
año 2000, el juez Ballestero dicta un fallo en el que
comprueba que la deuda de la dictadura está compuesta por
477 ilícitos. En estos grandes temas que ya son ley para la
Justicia argentina. ¡Claro!, cuando se resuelve ya estaba
todo prescripto. Fueron 477 ilícitos tirados a la basura.
Además, mandó al Congreso ese informe que tal vez está
sosteniendo la pata de esta mesa. No sé bien dónde está ese
informe, pero nunca se avanzó en castigar a los que se
beneficiaron con la dictadura genocida.
Algo que usted relató, señor presidente, es que
del total de aproximadamente 47.000 millones de dólares con
los que se termina la dictadura, que había comenzado entre
7 y 8.000, y asciende a algunos dicen 46, otros 46 y medio
o 47.000, de ese monto, 23.000 millones de dólares están
compuestos por la deuda de los grupos privados que antes de
retirarse la dictadura genocida y a mano de Cavallo -uno al
que algunos llaman liberal y lo revindican-, socializa las
pérdidas de los grupos privados y se las carga al conjunto
del pueblo argentino para que pague esa deuda...

Sr. Presidente (Heller). - Perdone que la corrija. Las


deudas, no las pérdidas.

Sra. Bergman. - Las deudas.


Sr. Presidente (Heller). - No, usted dijo las pérdidas de
los grupos privados. Estoy hablando a favor de lo que usted
dijo.

Sra. Bregman. - Es otra manera de decirlo. Para que se


entienda, le agradezco la aclaración.
Socializa las deudas, quise decir que los grupos
económicos privatizan las ganancias y socializan las
pérdidas. En ese sentido lo dije, señor presidente, pero
vale la aclaración.
Se socializan las deudas de los grupos privados
por 23.000 millones -lo leyó el señor presidente-, y el
grupo Macri está entre los que logran cargarle al Estado
sus deudas privadas. Entonces, así se va conformando la
espiral de endeudamiento que hasta el día de hoy padece la
Argentina.
Pregunto de nuevo: ¿es hija del déficit la deuda
argentina, o es hija de estafa tras estafa, de ajuste, de
fuga? Fuga y endeudamiento.
Luego vino el menemismo. Se aceitaron voluntades
para que salieran las leyes privatizadoras; quedó poco de
todo eso.
Más tarde vino el megacanje, que aquí también se
mencionó. Es decir que, nuevamente, hubo grandes ilícitos;
la Justicia hizo el gran favor de que la mayoría de esos
casos queden prescriptos, todos libres, todo sin
investigar. Y, de nuevo, el pueblo trabajador de la
Argentina pagando las deudas de todos.
Aquí se dio un contrapunto entre lo que dijo el
diputado Iglesias y lo que señaló la diputada Bertone,
sobre si era peronista o no el que dejó de pagar. Sin
embargo, ninguno de los dos dijo lo fundamental: que el
quiebre económico en la Argentina se dio antes del default.
Cuando se decide dejar de pagar -y no estoy diciendo si es
bueno o malo, no me estoy refiriendo a eso- ya había
quebrado la Argentina.
La Argentina llega a la terrible situación
económica de 2001, y lo hace pagando. Reitero: pagando,
endeudando, por la espiral de fuga y endeudamiento, y
nuevamente rodeada de miles de ilícitos que la Justicia se
encargó de encubrir con eso que se llama prescripción.

Sr. Iglesias. -…la deuda con de la Rúa.

Sra. Bregman. - Gracias, Iglesias, pero hoy no tengo ganas…

Sr. Iglesias. - Nunca tenés ganas de chequear los datos.

Sra. Bregman. - No, nunca tengo ganas de pelear con vos.


(Risas.)
Entonces, lo que deberían decir es eso: por qué
se produjo la crisis de 2001.
Luego podríamos hablar del momento en que se da
el relatado pago de Néstor Kirchner y de cuál era el
contexto mundial. Había un contexto de pago al Fondo
Monetario Internacional. De hecho, lo dijeron hace poco en
un acto: Néstor pagó lo mismo que Lula. Ese era el
contexto, pero no me voy a detener en esto, sino en este
contexto, porque hay una extorsión masiva, donde nos dicen
que es este acuerdo o el caos; que es este acuerdo o el
default; que es este acuerdo o la desocupación, el hambre y
demás. Además, nos trajeron a la Sociedad Rural Argentina,
a Funes de Rioja. Si a ustedes eso les da confianza sobre
lo que están votando, yo me agarraría los bolsillos, pero
cada cual hace lo que quiere.
Allí lo que tenemos que ver es en qué contexto
estamos ahora, porque les voy a leer algo muy breve. En
diciembre de 2019 -mes en el que asume Alberto Fernández-
el Banco Mundial emitió un comunicado -pueden buscarlo,
está en la página web del Banco Mundial- que dice: “La
oleada mundial de endeudamiento es la más grande y más
rápida en 50 años”. Cincuenta años hacia atrás, crisis de
las deudas.
“Se llegó a la conclusión de que la relación
entre deuda y PIB de los países en desarrollo ha aumentado
54 puntos porcentuales hasta llegar a 168 por ciento desde
que la deuda comenzó a acumularse en 2010”. Dicha
publicación brinda otros datos, pero voy a leer otro
artículo, que no es de La Izquierda Diario, sino de Marcelo
Bonelli en Clarín. Allí no creo que esté tratando de dar
mucho miedo, pero relata que el FMI está muy preocupado. Él
dice: “La Casa Blanca tampoco quiere que Argentina entre en
default y abra la puerta de la cesación de pagos de varios
países endeudados: Turquía, Indonesia, Tailandia y Corea.”
Es decir que los que deberían tener miedo son
ellos: Estados Unidos, los burócratas del Fondo, porque una
crisis de deuda en la Argentina podría arrastrar a muchos
otros países. Ni hablar de la situación después de la
guerra de Ucrania y demás, porque no quiero extenderme más
allá del tiempo. Pero entonces, ¿cuál es la extorsión? Es
una decisión política de pagar una deuda ilegal.
Hace unos días tuve un cruce aquí con el diputado
Laspina sobre una interpretación, como dije, que en defensa
propia hacen de una ley que ya no rige para justificar el
endeudamiento sin pasar por el Congreso. Es decir que la
deuda que tomó Macri es ilegal; por ende, este gobierno
debería desconocerla, declararla insalvablemente nula y de
ningún modo cargarla al pueblo trabajador.
Pero hay otra doctrina, además, que hasta Estados
Unidos la ha usado para desconocer la deuda de Irak; la usó
tres veces México. Me refiero a la doctrina de la deuda
odiosa. Es decir, tenemos una doctrina nacional, y también
voy a agregar, para terminar, una internacional.
Esta doctrina dice que se puede ir a un
desconocimiento soberano cuando la deuda se tomó en contra
de los intereses de la Nación. Claramente, de lo que entró
durante el gobierno de Macri no podríamos decir que nada
fue usado en beneficio de los intereses de la Nación. Esto,
además, necesita un segundo elemento para que se conforme
la doctrina: que se dé cuando los acreedores lo hagan a
sabiendas. Es decir, que los acreedores sepan que esto
tiene ese destino, que no es beneficiar a las mayorías
populares.
Podría citar aquí a León Trotski o a Lenin. Esta
doctrina se construyó intentanto responderles a ellos, que
querían desconocer la deuda que el zarismo le había dejado
a la revolución rusa…

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sra. Bregman. - Hay mucho murmullo cuando nombro a Lenin y


a Trotski, no sé qué pasa.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.
Sra. Bregman. - Defendelo vos a Stalin, Iglesias, yo no.
El que empezó a escribir esta doctrina, Sack,
terminó llegando a la conclusión contraria. Sack dijo que
no tienen por qué aceptar la deuda, porque es una deuda
odiosa que fue en contra de los intereses de la Nación.
Pero no solamente lo dijeron ellos. Por eso, para
terminar, quería citar a Simón Bolívar, quien dijo que la
deuda nacional nos va a oprimir, y agregó: “La deuda
pública es un caos de horrores, de calamidades y de
crímenes, y Colombia, una víctima cuyas entrañas despedazan
esos buitres”. Miren qué palabra utilizó, “buitres”, muy
conocida aquí.
Cualquiera sea el partido que se tome con esta
deuda, es horrible. Si la reconocemos, dejamos de existir;
si no, será el oprobio de esta Nación.
También San Martín, como protector de la libertad
del Perú, cuestionó que deban pagarse las deudas que fueron
tomadas en contra de los intereses del pueblo.
Con esto termino. Después Nicolás del Caño
retomará los argumentos en la segunda parte de su
exposición. No obstante, quiero decir que estamos frente a
una deuda que debe ser rechazada en el Congreso y en las
calles, como lo haremos el día que se trate en el recinto.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Arroyo.

Sr. Arroyo. - Señor presidente: pedí la palabra con tres


objetivos. El primero es contribuir a que contemos con un
dictamen de comisión a fin de poder debatirlo en el recinto
y aprobar un acuerdo en un contexto de clara debilidad.
El segundo tiene que ver con la preocupación
social. La Argentina tiene 40 por ciento de pobreza, 22 por
ciento de desocupación en los jóvenes, 45 por ciento de
trabajo informal, y claramente un serio problema de
inflación y de precios de los alimentos.
Además, apelando a la racionalidad, quiero decir
que he escuchado con atención lo que ha planteado el
presidente en cuanto al ciclo de endeudamiento desde los
años 70 y cómo fue creciendo desde el golpe militar.
También he escuchado a la diputada Bregman, y coincido con
cómo se dio el ciclo de endeudamiento en la Argentina.
Ahora está claro que estamos ante una situación
verdaderamente crítica. Me parece que a los problemas
sociales, al nivel de endeudamiento, a las dificultades
económicas y a la inflación hay que agregarle otro punto:
que se está lastimando la relación entre la sociedad y la
política y que tenemos que dar respuesta, avanzar y
construir programas económicos sostenibles en el tiempo en
una sociedad que está agotada, que tiene dificultades y que
está esperando de la política respuestas y acciones
concretas en tres planos. Ellos son: que la plata sirva,
que la escuela recupere su centro como comunidad y, en
materia de seguridad, que el Estado nos cuide.
Creo claramente que estamos frente al tema
central, que es el endeudamiento de la Argentina, que va a
definir qué modelo de desarrollo tendremos en los próximos
años. Soy de los que creen que tenemos que ir a un modelo
desarrollista, con un eje central puesto en el valor
agregado, en el desarrollo de la industria y en el
crecimiento endógeno desde lo que hay, desde las
actividades y los sectores productivos centrales de nuestro
país.
Esto va a definir la estrategia de crecimiento en
los próximos tiempos. Todo parece indicar que este año
vamos a tener un segundo año de crecimiento económico
después de varios años de caída. La Argentina necesita
crecer 4 puntos para que crezca 1 punto el empleo, de modo
tal que tenemos que crecer sostenidamente en serio y un
tiempo largo para empezar a reconstruir una situación
social tan crítica.
También va a marcar el nivel de endeudamiento el
tipo de distribución de la riqueza que haya en nuestro
país, donde la concentración es muy clara, la desigualdad
es muy evidente. La desigualdad en los grandes centros
urbanos se ve a tres cuadras de distancia, entre el que no
tiene nada y el que tiene todo.
Me parece complejo aprobar un acuerdo razonable
en el marco de la debilidad.
Hay tres evidencias. Tengo la peor opinión del
Fondo Monetario Internacional. Tengo la peor opinión de
cómo se fue generando el endeudamiento en la Argentina, de
cómo se generó el último crédito en 2001 y de la tesis de
Anne Krueger, subdirectora del Fondo Monetario
Internacional en el 2001, que estableció la idea de que los
países quiebran como las empresas y que cuando quiebran hay
que retirar los activos, que vendrían a ser nuestros
recursos naturales. Y tengo la peor opinión de lo que pasó
en Grecia y en Portugal, pero es evidente que estamos ante
una situación crítica.
Por eso, quisiera marcar tres evidencias que para
mí nos llevan a la necesidad de apoyar un acuerdo
razonable. La primera es que no podemos pagar 19.000
millones de dólares este año y 20.000 millones el próximo.
Es evidente que la Argentina no está en condiciones de
hacerlo. Eso no es un debate, es un dato muy claro.
La segunda evidencia es que tenemos una obvia
debilidad de reservas. Se puede hacer un análisis de cómo
fue la historia, pero lo que está claro es que tenemos una
debilidad de reservas y no estamos en condiciones para
pagar 2.800 millones de dólares el 21 y el 22 de marzo.
La tercera evidencia, haciendo un análisis más
general, es que no tenemos espalda ni sistema político ni
condiciones políticas, económicas o sociales para aguantar
un default. Es claro que la Argentina, por su sistema
político, por la vida cotidiana económica, por sus reservas
y por sus condiciones económicas no está en condiciones
para sostener y aguantar un default.
Por eso, me parece, que en un contexto muy
crítico, es verdaderamente un acuerdo razonable, que todos
tenemos que contribuir para lograr un dictamen y apoyar
este acuerdo razonable en el marco de la debilidad, de la
preocupación y de una situación crítica.
Hay un punto que rescato del acuerdo. Siempre los
acuerdos del Fondo Monetario Internacional con un país
fueron sobre políticas públicas, sobre reforma previsional,
sobre reforma laboral y sobre privatizaciones y, cada tres
meses, venía alguien a evaluar cómo marchaban esas
políticas públicas.
Acá hay una innovación, el acuerdo se hace sobre
metas. Es decir, el 2,5 por ciento de déficit fiscal para
este año, el 1,9 para el próximo año, 0,9 para el
siguiente; un punto de emisión monetaria para este año y
0,5 para el próximo. Algo seguramente difícil de cumplir,
objetivamente difícil de cumplir, pero que da más grado de
autonomía.
Las metas están claras, la definición de las
políticas públicas tendremos que hacerla nosotros. No estoy
diciendo que es fácil y está claro que son metas complejas,
pero a diferencia de los acuerdos tradicionales, donde
alguien está revisando qué pasa con las políticas públicas,
con este acuerdo tenemos más grado de autonomía porque
definimos nosotros las políticas que vamos a encarar en un
contexto de debilidad y dificultades.
Como a todos, la letra fina del acuerdo, también
me genera dudas. Soy de los que creen que hay que hacer
políticas sociales universales y que tenemos que ir hacia
ese esquema.
Las políticas focalizadas tienen dificultades y
cada uno tendrá puntos en los que las ve. Pero vuelvo a las
evidencias que para mí son determinantes. No podemos pagar
19.000 millones de dólares este año ni 20.000 el próximo
año ni 2.800 millones de dólares en marzo, ahora. Hay
escasez de reservas, debilidad cambiaria evidente y no
tenemos condiciones políticas, sociales ni económicas para
caer en default.
En ese contexto, donde claramente no veo nada
para festejar, creo necesario que arribemos a un dictamen,
que generemos un consenso significativo, que podamos ir al
recinto y aprobemos un acuerdo razonable en el marco de la
debilidad.
No deberíamos estar en esta situación. A ninguno
de los diputados y diputadas nos debe gustar estar en esta
situación, pero es la ética de la responsabilidad, me
parece a mí, lo que nos lleva a la necesidad de avanzar en
esta línea.
Tenemos un país que ya tiene dificultades claras,
donde claramente la inflación y el endeudamiento de las
familias es el tema central. Porque acá estamos hablando
del endeudamiento del país, pero en realidad lo que hay en
un barrio es alguien que primero pagó el mínimo de la
tarjeta, después le pidió al que pudo y después fue a la
financiera de la esquina que le cobró una tasa del 200 por
ciento de interés anual. La vida cotidiana está tanto o más
endeudada que nuestro propio país.
En ese contexto, priorizando las evidencias de
las debilidades, creo que es necesario avanzar de manera
constructiva, de manera propositiva y de manera razonable
en la aprobación de este acuerdo.
Sin lugar a dudas que todos quisiéramos estar en
otra situación. Estudié los acuerdos del Fondo Monetario
Internacional con Argentina y otros países y, claramente,
no tenía ninguna intención de estar aprobando un acuerdo.
Pero estamos ante esta realidad y ante esta dificultad y
sobre esa base creo que estamos arribando a un acuerdo
razonable que requiere el dictamen del conjunto de la
comisión y ser aprobado en el recinto en los próximos días.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Cacace.

Sr. Cacace. - Señor presidente: escuchaba atentamente los


discursos previos y veo que siempre reeditamos algunas
discusiones sobre la deuda en general. Usted, por ejemplo,
haciendo historia, fue hasta casi la Baring Brothers y dijo
que lo hizo sin ningún juicio de valor, aunque no sé si fue
exactamente así…

Sr. Presidente (Heller). - Con los menos posibles, tal


vez. (Risas).

Sr. Cacace. - No me voy a poner a hacer la reedición


tampoco porque no tengo el tiempo y, seguramente, me va a
cortar antes el micrófono. Pero veo que reeditamos algunas
discusiones sobre la deuda cuando tuvimos las dos
discusiones sobre la reestructuración previa y por ahí
ignoramos o no prestamos atención a ciertos conceptos como,
por ejemplo, que la deuda sí es la acumulación de los
déficit. Buscamos darle toda una explicación al hecho de
que nuestro Estado tiene estructuralmente un problema de
que año a año gasta más de lo que le ingresa. En muchas
ocasiones ese gasto está más justificado o menos
justificado, pero lo cierto es que la deuda no viene de un
repollo ni aparece de la nada o ex nihilo. No es así,
aparece de los déficit que anualmente acumula nuestro
gobierno.
Ahora bien, uno podría decir que hay muchos otros
países, incluso países desarrollados y países en
crecimiento, que también tienen déficit todos los años.
Usted iba a citar las cifras sobre comparación de la deuda
respecto del PBI, y hay otros países mucho más
desarrollados que el nuestro que tienen porcentajes de
deuda respecto del PBI mucho más altos. Sin ir muy lejos,
Estados Unidos tiene 130 por ciento de deuda respecto del
PBI y también tiene déficit fiscal todos los años.
¿Cuál es el problema de la deuda en la Argentina
que hace que de manera tan recurrente hablemos de esto? Que
nuestro país no genera confianza en el marco internacional
y en los mercados como para poder financiar su propio
gobierno.
Esta es la gran diferencia. Un país como Estados
Unidos puede tener una deuda mucho más grande que la
nuestra respecto de su PBI y puede tener déficit todos los
años, pero resulta que cuando sale a pedir dinero prestado,
emitiendo bonos, le presta todo el mundo. A nosotros no nos
presta nadie, esa es la diferencia. Y no nos presta nadie
porque a través de sucesivas acciones no generamos
confianza, señor presidente.
Acá se habló de la situación del 2001 y esto hay
que tenerlo presente no solo para hacer historia y revisar,
sino por la responsabilidad que nosotros tenemos hoy en
esta Cámara de Diputados. Acá se aplaudió un default
creyendo que hacíamos la gran picardía, pero resulta que
con eso nos quedamos por años fuera de los mercados
internacionales y se hizo difícil financiar nuestro Estado.

- El señor diputado Heller hace


uso de la palabra fuera del
micrófono por lo que no se
alcanzan a percibir sus
manifestaciones.

Sr. Cacace. - Sí presidente sí...

Sr. Presidente (Heller). - Si quiere lo discutimos, pero


después.

Sr. Cacace. - Está bien, pero le voy a dar mi visión de eso


porque el ministro de Economía, el otro día, vino acá y se
jactó de haber hecho una exitosa reestructuración de la
deuda privada. Pero sabe qué veo yo. En esos días se
discutía si la tasa de salida de financiación -la exit
yield- iba a ser del 8, 10 o 12 por ciento. Pero resulta
que si hoy queremos ir a pedir dinero al mercado nos lo
prestan al 22 por ciento anual en dólares. Entonces, ¿dónde
está el éxito de la reestructuración?
¿Qué significa que nuestro riesgo país esté en
1.979 puntos básicos? Que Estados Unidos va al mercado,
pide deuda y no llega a pagar ni el 2 por ciento por los
bonos del Tesoro a diez años, pero nosotros queremos
endeudarnos en el mercado y pagamos el 22 por ciento de
interés en dólares. Acá está la respuesta de por qué vamos
al Fondo Monetario Internacional, pues yo noto que se trata
de hacer toda una justificación de que vamos pero no
queremos, de que vamos el Fondo, no vamos al Fondo, pero
resulta que vamos al Fondo, 21 veces antes y ahora la
número 22.

Sr. Presidente (Heller). - No vamos, estamos.

Sr. Cacace. - Y vamos. Ya le voy a responder eso en el


final, en el refinanciamiento, porque este acuerdo es más
que refinanciamiento y eso lleva a nuestro desacuerdo con
el proyecto de ley como lo han enviado.
Vamos al Fondo, el anterior gobierno, este y
otros tantos gobiernos en la Argentina, porque resulta que
después de todo el discurso que damos, el Fondo es el
organismo multilateral de crédito que más barato nos presta
la plata. Entonces, como no podemos acceder al mercado
privado para financiar nuestra deuda, tenemos que recurrir
al Fondo para que nos preste dinero para financiar nuestro
propio Estado. De lo contrario, aún con vencimientos altos,
como puede ser el de 19.000 millones de dólares de este año
o el de 22.000 millones de dólares del año que viene, si el
mercado nos prestara dinero, como se lo presta a otros
países de nuestra región a una tasa de un dígito,
perfectamente podríamos emitir bonos, tomar esa plata y
pagar el préstamo del FMI. Pero no lo podemos hacer porque
la reestructuración de la deuda no fue tan exitosa como
ustedes afirman. Nos dejó con esa exit yield de 20 por
ciento de interés en dólares; es decir, si la Argentina
quiere pedir un dólar prestado hoy lo paga a una tasa de
interés prohibitiva y por eso no puede acceder y por eso va
al Fondo Monetario Internacional.
Entonces, terminemos con esto de que no vamos al
Fondo, no queremos, lo hacemos a disgusto. Es mentira que
lo hacen a disgusto. Es una mentira que lo hacen a
disgusto. ¿Sabe por qué? Y ahora le respondo lo del
refinanciamiento.

Sr. Presidente (Heller). - Mire que yo no le dije que era


mentiroso usted.

Sr. Cacace. - No le digo que usted lo sea, digo que es una


mentira el argumento…

Sr. Presidente (Heller). - Yo lo usé, así que me está


diciendo mentiroso a mí.
Sr. Cacace. -…de que hay disgusto de ir al Fondo.
No lo tome personal, señor presidente, no lo digo
respecto de usted, lo digo respecto del argumento.
Ustedes mandan un proyecto de ley que dice:
“Artículo 1°. - Apruébase el refinanciamiento.” Ahora,
resulta que entre todos los documentos que enviaron,
recibimos el memorando de las políticas económicas,
recibimos el memorando de entendimiento técnico. La carta
de intención no viene dentro de las 137 páginas que
enviaron al Congreso. No está. Si alguno la vio ahí, me
dice y corrijo, pero no está.
Ahora, en su política de transparencia, el Fondo
Monetario Internacional publica en el sitio de internet
toda la documentación en inglés y ahí sí está la carta de
intención. Está en inglés, obviamente, letter of intent.
Uno va y busca la carta de intención firmada por el
ministro de Economía, Martín Guzmán y firmada por el
presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y es una carta
de dos páginas que empieza “Estimada Georgieva…” ¿Para qué
le pedimos el préstamo?

Sr. Presidente (Heller). - ¿No le propone enamorarlo? ¿No?

Sr. Cacace. - No.


¿Para qué piden el préstamo? En primer lugar, sí,
para refinanciar el stand-by tomado en 2018. También para
acumular reservas, como usted mencionó, pero la parte que
no dice el artículo 1° del proyecto de ley es que también
se pide para financiar el déficit fiscal primario del
actual gobierno, usando el monto que excede los pagos
descriptos anteriormente. (Aplausos.) Y esto es lo que le
preguntábamos al ministro Guzmán.
Cuando el ministro Guzmán estuvo acá el lunes, y
se cansaron de preguntarle distintos diputados, se lo
preguntó Iglesias, Tetaz y otros, venía con el libreto bien
armado, debo reconocer, e insistía en que pedimos la misma
cantidad que lo que se pidió en 2018. Sí, es cierto, pero
es mucha mayor la cantidad que lo que debemos, porque acá,
con este crédito de facilidades extendidas el gobierno
argentino está pidiendo 5.000 millones de dólares más de lo
que la Argentina debe al Fondo.
Entonces, ¿qué me vienen a hablar de que van con
disgusto al Fondo? No sólo van, sino que le piden aún más
dinero del que le estamos debiendo. (Aplausos.) Van con
gusto, señor presidente. Sí, van con gusto. No se tape la
nariz al votar el acuerdo porque van con gusto al Fondo.
Van con tanto gusto que le piden más dinero del que
actualmente la Argentina le debe. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - No crea que yo soy como usted,


soy diferente. Yo voy con disgusto.
Sr. Cacace. - Se nota.
Resulta que le debemos al Fondo Monetario
Internacional 40.000 millones de dólares, pero ahora vamos
y le solicitamos 45.000 millones de dólares, por supuesto a
disgusto, no queremos.
El stock de deuda ha llegado a 363.000 millones
de dólares. Entonces, tampoco dramaticemos lo que implica
la deuda con el Fondo; es apenas un 11 por ciento de la
deuda total que tiene la Argentina. Lo digo porque si no
parece que toda la deuda es la deuda con el Fondo y nos
olvidamos del otro 90 por ciento de deuda que nuestro país
tiene.
Sobre las condicionalidades es cierto que a nadie
nos gusta que nos sometan a condicionalidades, pero es
cierto que reducir el déficit fiscal es algo que la
Argentina debe hacer, reducir la asistencia monetaria del
Banco Central al Tesoro es algo que la Argentina también
debe hacer. Entonces, aunque el Fondo Monetario
Internacional no nos lo impusiera o no lo sometiera como
condicionalidad, realmente debe ser parte de los objetivos
que se discuten de la política presupuestaria en este
Congreso, porque, la verdad y estamos todo el tiempo
comparando entre gobiernos, hacia finales de 2019 se había
llegado a lograr casi el equilibrio fiscal primario con 0,5
puntos del PBI y al año siguiente llegamos a tener 9 puntos
del PBI de déficit fiscal, que fue histórico desde la
recuperación democrática. Usted me va a decir, o como me
han dicho varias veces, que es por el gasto por el COVID,
pero el gasto por el COVID no explica los 9 puntos de
déficit que tuvo la Argentina.
Entonces, ¿sabe qué, señor presidente? Si no son
hinchas del déficit, como dice usted, haga que se note
mejor, porque el gobierno de Alberto Fernández en 2020 ha
generado déficit, en 2021 ha generado déficit. En estos dos
años, como le marcaron los diputados el lunes, ha acumulado
el equivalente a 65.000 millones de dólares de deuda entre
la deuda del Tesoro y la deuda que también genera el Banco
Central.
Y, si el ministro considera que es técnicamente
incorrecto, que nunca lo ha visto este criterio de comparar
en dólares, que vea el informe de la Secretaría de Finanzas
de su propio ministerio o les dé el resto de ellos, porque
ellos contabilizan el stock de deuda bruta en dólares y son
los que han puesto esta cifra.
Nos preocupa algo del acuerdo. Yendo a los
memorandos nos preocupa algo. La directora gerente del
Fondo Monetario internacional Kristalina Georgieva dice que
este acuerdo es para sacar a la Argentina del camino de la
alta y persistente inflación, sin embargo, vemos que en el
acuerdo no hay metas de inflación. Como usted dijo, son
proyecciones, pero, para colmo, empiezan siendo
proyecciones para arriba, señor presidente. Claro, es lo
que discutimos el otro día. En el presupuesto ustedes nos
dijeron que iba a haber 33 por ciento de inflación. Tuvimos
esa discusión. No lo querían corregir. Fuimos a la
discusión en el recinto. Se rechazó el presupuesto.
Ahora le reconocen al Fondo que la inflación
puede ser de hasta un 48 por ciento. Lo ponen en esta
banda, como dijo usted, de 43 más/menos 5 puntos. No es un
objetivo de desinflación muy ambicioso el de reducir 5
puntos por año. No es ambicioso eso en términos de
estabilización para la Argentina.
Y no sé si por receta del Fondo o por elección
del propio gobierno, en el concepto usted puede decir que
es multicausal -y lo pone ahí en el memorando, lo propone
el propio gobierno de la República Argentina cuando dice
eso-, pero -insisto- no sé si por el propio gobierno o como
receta del Fondo, las principales medidas contra la
inflación que tiene ese acuerdo son herramientas de
política monetaria tradicional, que es reducir la emisión
del Banco Central y subir la tasa de interés… (aplausos) …y
después ustedes, señor presidente, le agregan los acuerdos
de precios que, por supuesto, es una de las políticas ahí
señaladas, con la que nosotros no coincidimos en absoluto,
porque, para colmo, viven haciendo acuerdos de precio,
están todo el tiempo haciendo acuerdos de precios y nunca
funciona uno. Resulta que en vez de reconocer que los
acuerdos de precios no funcionan, la idea de ustedes es que
en realidad es porque no controlaron…

Sr. Presidente (Heller). - ¿Usted cree que las metas de


inflación funcionaron? Fueron un éxito bárbaro, los
felicito.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. Iglesias. - Usted no puede hacer comentarios. Usted es


el que dice que no dialoguen, no el que dialoga. ¡Por
favor!

Sr. Cacace. - Resulta que aunque los acuerdos de precios no


funcionan, ustedes insisten con la idea de que no metieron
suficientes productos o no hicieron el debido control y nos
siguen proponiendo más acuerdos de precios, cuando en
realidad hay que darse cuenta de que es una política
absolutamente fracasada para luchar contra la inflación.
Hay algo positivo del memorándum técnico. No me
refiero al de las políticas económicas, porque tiene un
análisis muy subjetivo, con muchos juicios de valor, un
diagnóstico y recomendaciones que no compartimos. Pero el
memorándum técnico -invito a que lo lean- es una forma de
transparentar contablemente al gobierno federal. Porque los
giros de utilidades que maquillaron todos estos años para
pasarle asistencia monetaria al Tesoro -cambiando el
criterio de valuación de los títulos en poder del Banco
Central- ahora el FMI dice que eso es asistencia monetaria
al Tesoro igual que los adelantos transitorios. Quizás
deberíamos tomar como sugerencia ese criterio y ponerlo en
la Carta Orgánica del Banco Central. Me parece que
transparentaría la asistencia monetaria en nuestro
ordenamiento jurídico. (Aplausos.)
El otro punto es la gran discusión sobre cuánto
hay de reservas netas, ya sean positivas o negativas. Como
han puesto metas de acumulación de reservas -que se miden
en dólares- hay una nota al pie muy chiquita pero que puede
explicar todo el criterio que indica que las reservas netas
de la República Argentina son 2.325 millones de dólares. Es
decir, tenemos apenas hoy en el Banco Central de la
República Argentina la suma de 2.325 millones de dólares.
Creo que si hay algo bueno es el memorándum técnico de
entendimiento. Ese sí lo podríamos tomar como norma
contable; no lo otro. Ayudaría mucho a transparentar las
finanzas e inclusive, dado que el acuerdo menciona que van
a enviar información diaria, semanal, mensual y semestral
al Fondo, podríamos agregar que, de paso, la manden acá al
Congreso, porque hay mucha información presupuestaria que
por ley deben enviarnos y nunca llega. (Aplausos.)
Dicho esto, señor presidente, no compartimos la
redacción sobre el refinanciamiento. No compartimos
ciertamente la política, pero entendemos que es importante
-por todo lo que ya expusimos- evitar el default. Para
evitar el default hay que lograr un acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional, y por más análisis de toda la
historia de la deuda, hay algo importante que dijeron los
gobernadores ayer cuando estuvieron aquí y se refiere a la
continuidad jurídica de nuestro Estado. Ya sea un gobierno
u otro, debemos resolver los problemas que tenemos. Si
queremos restaurar la confianza de Argentina a nivel
internacional y que nos vuelvan a prestar y que podamos
financiarnos como lo hacen otros gobiernos es necesario que
honremos nuestras deudas y evitemos el camino del default.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Litza.

Sra. Litza. - Señor presidente: voy a empezar por lo que


sería una obviedad, pero lo voy a decir porque por ahí no
quedó del todo claro para algunos diputados y diputadas. Se
trata de reivindicar este ámbito de discusión. Porque no
existía, es histórico, es la primera vez que ocurre. Hace
unos minutos un diputado, sin ponerse colorado, preguntó
acerca de por qué el presidente Fernández no hacía esto por
DNU. Realmente, creo que nos tendría que dar vergüenza que
ocurriera eso porque nosotros tenemos que reivindicar esa
potestad parlamentaria. A pesar de que no nos gusten todas
las opiniones y no las compartamos -hace horas que nos
venimos escuchando-, es importante tener este debate
transparente, con las cartas sobre la mesa y con la letra
chica que tanto se pidió. Fue muy importante la presencia
del ministro Guzmán, del presidente del Banco Central, la
titular de la AFIP, el ministro de Desarrollo Productivo,
el señor jefe de Gabinete y el equipo económico. Hemos
podido enterarnos, saber y comprender -también a través de
nuestro propio esfuerzo, de los asesores y el trabajo
intelectual- cuáles son los términos del acuerdo.
Nos puede gustar o no, como decía antes. Recién
otro diputado nos decía que nos gusta ir al Fondo. No nos
gusta ir al Fondo. No nos queda otra alternativa porque el
Fondo no lo trajimos nosotros, lo trajeron ustedes. Tampoco
nos gusta la idea de las misiones del Fondo que van a venir
a monitorear la ejecución de los programas. No nos gusta,
pero tampoco lo trajimos nosotros. Sí debemos entender que
es una realidad y una soga al cuello que nos asfixia y nos
impide pensar en las cosas importantes para los argentinos
y las argentinas. Me refiero al crecimiento de nuestra
economía y la expansión de nuestra industria. Para que la
industria pueda expandirse necesitamos de insumos que se
compran en dólares. Necesitamos divisas.
Asimismo, estuvieron los gobernadores; no todos,
pero los que vinieron pertenecen a distintos signos
políticos. Estoy segura de que si hubieran estado todos
habrían pensado igual porque ellos son responsables, más
allá de su signo político, del bienestar de sus pueblos y
de los ciudadanos a los que gobiernan. También ellos
necesitan acceso a los préstamos, a los créditos en pesos.
Estoy segura de que si hubieran estado los
intendentes y las intendentas también habrían pensado lo
mismo. Porque ninguno de los que estamos sentados acá vimos
un aviso en el diario y nos anotamos. A nosotros nos
eligieron, nos votaron para estar acá. Somos representantes
de nuestros pueblos, de nuestras provincias. Pertenezco a
la provincia de Buenos Aires y del primer cordón del
conurbano, donde hay un sinnúmero de obras públicas en
marcha. Los intendentes y las intendentas están confiando
que van a poder seguir ejecutando esas obras. Muchas de
ellas tienen que ver con agua, saneamiento,
infraestructura, hábitat, cuidado del ambiente,
conectividad. ¿Qué pasaría si Argentina no tiene la
posibilidad de dar certezas para la continuidad de esas y
tantas otras políticas públicas focalizadas en la necesidad
de nuestro pueblo?
Por supuesto que no nos gusta el Fondo Monetario.
Por supuesto que pensamos que hubiera sido mejor no tener
esta deuda. Pero está y creo que debemos hacer lo posible
para llegar a un dictamen que nos permita ir al recinto y
dar certeza de que la Argentina va a estar en el camino de
honrar esta deuda que, si bien está tomada por el gobierno
anterior, es parte de una continuidad en el Estado Nación.
Necesitamos de esas certezas para que los gobernadores
puedan dejar ese estado de parálisis y de incertidumbre
respecto de si van a poder seguir adelante con sus obras o
no.
Ayer escuchamos acá el testimonio de
representantes de la Unión Industrial Argentina, la
Sociedad Rural Argentina, los bancos, la Cámara Argentina
de la Construcción, la Cámara Argentina de Comercio y de
distintas asociaciones vinculadas con las pymes junto a la
CGT. Por supuesto que algunas asociaciones nos gustarán más
que otras o decididamente ninguna. Lo que sí es cierto es
que me parece histórico lo que pasó ayer: tantas entidades
distintas, con orígenes diferentes, con objetivos distintos
y contrapuestos estuvieron conscientes de la importancia de
poder evitar el default porque Argentina está en un
concierto de naciones. Vivimos en un mundo globalizado y
tenemos relaciones bilaterales y multilaterales con muchos
países integrantes del Fondo Monetario Internacional. El
Fondo Monetario no es un club de bancos, no son acreedores
privados. Son países con quienes Argentina mantiene
comercio y necesidades recíprocas. La Argentina necesita
crédito internacional y sanear sus cuentas, así como el
mundo necesita a la Argentina. Tenemos el yacimiento Vaca
Muerta, sin ir más lejos, en un mundo que necesita gas.
Asimismo, debemos fortalecer nuestra matriz industrial para
llevar el gas de Vaca Muerta a toda la Argentina y
exportar. Eso require inversión en infraestructura. Lo peor
que nos podría pasar es caer en el default, nos guste más o
menos. Estoy consciente de que este es el mejor acuerdo al
que pudo haber llegado la Argentina, y confío en la
responsabilidad y madurez de la oposición para llegar a un
dictamen que sea aprobado mañana en el recinto. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el diputado


Eduardo Fernández, dado que la diputada Rodríguez Machado
salió un momento de la sala.

Sr. Fernández (E.). - Señor presidente: ya han mencionado


mis compañeros y compañeras la importancia de que estemos
tratando este proyecto. Muchos se preguntan qué pasaría si
este Parlamento nacional no aprueba este programa de
facilidades de pago. Ya hemos señalado también las
diferencias de donde provenimos: el Frente de Todos y sus
militantes o diputados nunca hubieran ido al Fondo
Monetario Internacional. Los que queremos a nuestra patria
recordamos cómo surgieron las deudas, y no siempre fueron
por déficit fiscal, señor presidente. Uno de los primeros
préstamos que el sistema financiero internacional le dio al
gobierno argentino fue para hacer la Conquista del
Desierto, con el objeto de dar una estructura determinada y
condicionante a nuestro país.
A poco de que incumplamos el pago de las cuotas,
pasará un tiempo administrativo breve con el Fondo
Monetario Internacional, que primero nos declarará en mora,
y a las pocas semanas, en default.
¿Qué pasaría? Ante el solo incumplimiento, el
índice de riesgo país se dispararía, y de inmediato se
desplomaría la cotización de los bonos del Tesoro nacional
y la cotización de las acciones de las empresas argentinas
en los mercados local e internacional. Se produciría un
efecto sobre la cotización de los dólares, tanto
financieros como paralelos, con la influencia que esto
tiene en la disparada de la inflación. Transcurridas
algunas semanas, cuando se oficializara el default con el
FMI, teniendo en cuenta cómo funciona el sistema financiero
global, nos dejarían de asistir entidades como el Banco
Mundial, el BID y la Corporación Andina de Fomento, que
aportan más o menos 5.000 millones de dólares anuales a la
Argentina.
También se cortaría el ingreso de dólares
provenientes de inversiones para infraestructura, incluso
los de China, porque todos tienen cláusulas cross default,
que exigen no dejar de pagar a organismos internacionales.
Se cortaría todo ingreso de inversiones extranjeras
directas, y los proveedores del exterior comenzarían a
exigir que, para las importaciones, tanto de las empresas
en general o las de salud, haya que pagar antes. Como
decimos en el ámbito empresario, se cortaría todo el
crédito, incluso la prefinanciación de nuestras
exportaciones.
En resumen, toda esta sumatoria de consecuencias
agravaría el problema principal de la economía que es esta
restricción externa.
Ayer escuchamos -gracias al tratamiento que exige
la ley 27.612, en virtud de la cual estamos analizando este
programa- a diferentes sectores sociales. Ustedes saben que
provengo de la dirigencia de la pequeña y mediana empresa.
Ahí se terminan los argumentos con los trabajadores y con
los pequeños empresarios, y también con los empresarios
grandes, con distintas ópticas y pedidos en cuanto al
funcionamiento del Estado, que dicen que tiene que haber un
Estado-nación presente.
Nosotros, diputados y diputadas, debemos cumplir
con el deber para el que nos votaron, que no es santificar
al Fondo Monetario Internacional. Yo no lo quiero; odio la
revisión y que tengamos que rendir cuentas. Pero no fuimos
nosotros. Ahora le tenemos que solucionar el problema a los
argentinos y a las argentinas, a los pequeños empresarios
que quieren seguir con el desarrollo nacional y a nuestros
productores agropecuarios. Por eso hablamos de un futuro
que existe, que es la posibilidad de avanzar en leyes que
acompañen la agroindustria, la electromovilidad, etcétera.
Queremos futuro para los argentinos. El pasado ya
lo sabemos; lo vamos a analizar y la historia juzgará. Pero
nosotros no le vamos a mentir a los argentinos. Queremos
futuro. Por lo tanto, señor presidente, y para ser breve,
llamo a la responsabilidad que tenemos con nuestro sector
privado y nuestros trabajadores, y con los argentinos y
argentinas. Tenemos un futuro y un pasado que nosotros no
ayudamos a construir, pero estamos dispuestos a compartir
el futuro con todos los diputados y diputadas mediante un
voto con un sentido de protección a la patria y de futuro
para los argentinos y argentinas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Rodríguez Machado.

Sra. Rodríguez Machado. - Señor presidente: voy a ser breve


y concreta porque los números en relación con el relato ya
fueron explicitados con datos oficiales por parte del
diputado Iglesias. Me voy a referir a algo que desde el
espacio decimos que es “invotable”: los anexos que
acompañan la solicitud de nueva adquisición de deuda.
Ustedes le podrán llamar renegociación, pero es un nuevo
pedido de deuda que formalmente está iniciando el Poder
Ejecutivo nacional frente a los organismos multilaterales
de crédito del Fondo Monetario Internacional.
Nosotros decimos que ni la oposición ni nadie
puede negarle a un gobierno el pedido de crédito. Lo que la
oposición ni nadie hace es compartir un plan económico de
gobierno del oficialismo, pues lo tienen que definir
explícitamente quienes gobiernan, con las responsabilidades
que le caben.
El tema es que ahora pretenden embretar a la
oposición diciendo que, si no votamos este plan de
gobierno, probablemente nuestro país vaya al default, algo
que nunca desde la oposición vamos a propiciar. Pero
tampoco somos tan ingenuos como para que, a partir de la
responsabilidad que tenemos, nos quieran embretar con un
programa de gobierno que no compartimos en absoluto, como
tampoco lo comparten algunos miembros de su propio espacio,
quienes ya han adelantado que van a votar en contra.
Ahora bien, ¿por qué no compartimos este
programa? En primer lugar, porque se basa en una mayor
presión impositiva sobre los ciudadanos. Cuando nuestro
gobierno trabajó este punto, elaboró el pacto fiscal
mediante el cual se bajó la presión impositiva a las
provincias y, por otro lado, se llevó adelante un proyecto
de baja gradual de impuestos que fue presentada por el
exministro Dujovne. Aquí está la primera diferencia.
La segunda diferencia son las metas
inflacionarias. A este gobierno no le preocupa la
inflación. Debo decirles que en este sentido han logrado
superar a la República de Venezuela, y esto no es para
felicitarlos sino para llorar. Han logrado, con su plan de
gobierno, aumentar el índice inflacionario mucho más que la
República Bolivariana de Venezuela. Antes decíamos que
íbamos a ser Venezuela; ahora lo lograron. Ya somos
Venezuela en lo que hace a la inflación.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sra. Rodríguez Machado. - Pueden decir lo que quieran, pero


lo lograron, muchachos. Es lo que dicen todos los diarios
de hoy.
Ahora no sé ahora a quién le van a echar la culpa
pero, en todo caso, eso forma parte de otra discusión.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sra. Rodríguez Machado. - No les gusta que les digan que


lograron superar la inflación de Venezuela.
El tercer punto son los subsidios. Efectivamente,
nuestro gobierno sostuvo que había que empezar a corregir
este tema y comenzó a normalizar la distorsión existente
entre los subsidios del AMBA y del interior, y a retirar
los subsidios tratando de implementar fuentes alternativas
de generación de energía. Como ustedes saben, el precio de
la energía baja si hay más oferta. Por ello, en nuestra
gestión se generaron sistemas alternativos de energía, como
la biomasa, la energía eólica, las energías alternativas y,
sobre todo, se trata de ser soberanos energéticos para no
depender de pagar una friolera de millones de dólares a
barcos gasíferos para proveernos gas de Bolivia, Chile u
otros países. Por supuesto, todo esto ustedes lo
destruyeron y ahora quieren quitar los subsidios. Ese
dinero que ustedes van a recaudar, haciendo pagar más a la
gente, se va a licuar con el mayor costo que va a tener el
gas y la energía a partir de la invasión a Ucrania por
parte del estado ruso.
No solo no coincidimos con todos los parámetros
que se están poniendo en este acuerdo, sino que nuestra
gestión hizo exactamente lo contrario: bajó tributos,
generó más fuentes de energía alternativa y, finalmente, no
generó inflación. En ese sentido, ustedes le ganaron a
Venezuela en inflación. Entonces, mal podemos votar algo en
lo que ustedes van por el camino opuesto.
Para terminar, ustedes están emperrados en que
votemos este programa anexo para compartir culpas y
hacernos socios, porque el kirchnerismo no quiere quedar
pegado y que luego se señale a Fernández y a ustedes como
los culpables de las malas políticas del gobierno.
En síntesis, ustedes háganse responsables de
conseguir los votos, de convencer a Máximo Kirchner y a
Grabois para que los ayuden, porque nosotros no compartimos
este plan económico y actuamos de manera opuesta. Si
ustedes van a generar más problemas económicos a partir de
este acuerdo, es cuestión de ustedes. No es un problema de
la oposición. Sí es nuestra responsabilidad analizar el
número de la deuda que ustedes pretenden tomar, pero de la
forma y del plan de gobierno háganse cargo ustedes y
busquen los votos necesarios dentro de su propio bloque.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Figueroa Casas.

Sra. Figueroa Casas. - Señor presidente: aquí se habló un


poco de historia, pero me parece que a veces también hay
que contar alguna otra parte para tener una visión más
completa.
En este momento nosotros estamos planteando una
respuesta a un endeudamiento y la verdad es que el origen
de ese endeudamiento, como ya lo han dicho varios, tiene
que ver con el déficit fiscal. Y es necesario señalar que
el déficit fiscal se origina en el aumento del gasto o en
la disminución de los ingresos. Es decir, tenemos dos
partes.
En este sentido, quiero destacar que el gasto
público consolidado, o sea, el total del gasto público en
la Argentina históricamente fue menor al 30 por ciento del
PBI. En 2008 superó ese importe y desde ese momento al 2015
superó el 30 por ciento el PBI. Hay un trabajo de una
fundación que calcula cuánto dinero suma ese excedente del
PBI año por año desde 2008 hasta 2015, y ese excedente fue
de 558.000 millones de dólares. Uno podría no cuestionarlo
y decir que está muy bien, pero yo me pregunto: ¿la gente
estuvo mejor? ¿Las jubilaciones estuvieron mejor? ¿La
pobreza disminuyó? ¿El país está bien? No. Se siguió
generando endeudamiento, seguimos teniendo inflación y
evidentemente los resultados no han sido los esperados.
Pero además todo ello tuvo una contrapartida, que
son los impuestos y la presión tributaria, que también fue
en aumento e implicó para muchas empresas -recién un
diputado preopinante se refirió a la pequeña y mediana
empresa- un ahogo financiero muy importante y un freno a su
posibilidad de crecer.
Entonces, no tenemos el nivel promedio que
habíamos tenido de gasto público ni tampoco calidad de
gasto público, y además los hacemos pagar a los privados
-ahogándolos y asfixiándolos- no solo con impuestos sino
también con inflación. La inflación es un impuesto sobre
cualquiera que tenga ingresos fijos y que quiera ahorrar en
pesos. Entonces, después nos enojamos porque la gente es
racional y no quiere ahorrar en pesos. Tenemos un mercado
financiero en pesos chico porque ya aprendimos. No solo ya
sufrimos inflación, sino también ahorro obligatorio,
diversos corralitos, etcétera.
Podría seguir volviendo a la historia, pero vamos
a tratar de quedarnos en el presente. Y en el presente nos
encontramos con un gasto público muy alto y con una presión
tributaria enorme, lo cual nos cierra muchos de los caminos
para bajar el déficit fiscal.
Cuando vemos el programa que se plantea, la
receta es, por un lado, tocar los subsidios -que no nos
quedó claro cuánto van a impactar, porque se preguntó
varias veces y no obtuvimos respuesta-, y por otro lado,
que la AFIP mejore su performance, que se aumente el
impuesto a los bienes personales -que ya se aumentó-,
sabiendo, porque ya se ha estudiado mucho, que una presión
tributaria muy alta también genera una alta evasión e
informalidad. Esto es algo que se viene generando desde
hace tiempo. Cada vez se hace más difícil formalizarse a
quienes están en la informalidad porque el salto es tan
grande que se los impide. Tenemos que tomar conciencia de
eso. Hay casos muy limitados de empresas o personas que
quieran crecer. Pregúntele a un monotributista si quiere
ser empresa. Van a ver que no quiere pasar al régimen
general. Todos queremos ganar más. Sin embargo, un
monotributista no quiere ganar más. Una persona que está en
el monotributo social tampoco quiere ganar más.
Entonces, nos hemos encargado de hacer esto en
toda la Argentina. Por eso hablé del gasto consolidado,
porque no hablamos de un solo gobierno, sino de todos: de
las provincias y de los gobiernos municipales y nacional.
Nos hemos encargado de llegar a un punto donde las empresas
no quieren crecer, donde no hay incentivo para eso. Las
últimas encuestas que vi indican que la mayoría de los
jóvenes se quiere ir del país.
Nosotros acá estamos discutiendo, pero el
programa que se está presentando es más de lo mismo. Pero,
claro, uno es responsable, sabe y es consciente. Todos
somos conscientes de por qué llegamos a este punto y, por
lo tanto, uno quiere autorizar; no quiere entrar en un
default, porque también sabemos las consecuencias terribles
que eso tiene. Pero no nos pidan que acompañamos un
programa con el que no estamos de acuerdo. No nos pidan,
después de que venimos manifestando muchísimas veces que no
vamos a acompañar aumentos de impuestos, que avalemos algo
que está planteando aumentos de impuestos. No nos pidan que
nosotros avalemos algo que tienen que hacer las provincias,
que es -según lo que dice el programa- aumentar los valores
para los impuestos inmobiliarios. Eso no lo podemos avalar
nosotros.
Tampoco podemos avalar que ustedes vayan a
decidir qué pasa, con la incertidumbre lógica de un mundo
que está atravesando una guerra y está muy complicado. Si
llega a haber alguna modificación, son ustedes los que van
a decidir qué hacer. Eso no lo podemos avalar. ¿Qué pasa si
cuando viene la revisión no se cumple y hay que hacer
algunos ajustes? ¿Nos van a pedir que los avalemos?
Entonces, nosotros planteamos que, así como están
estos artículos, no podemos acompañar esta iniciativa. Pero
no estamos planteando el default. No es algo binario: una
cosa o la otra. Nosotros queremos ser responsables,
queremos evitar el default, pero no queremos acompañar un
programa que creemos que solo va a traer más inflación, más
impuestos y menos crecimiento para este país. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Antes de darle la palabra a la


señora diputada Tolosa Paz -a quien le pido disculpas-, se
la cedo al señor diputado Casaretto, quien me está pidiendo
una interrupción.

Sr. Casaretto. - Quiero informar a las comisiones que el


presidente me comisionó recién para que fuera hasta el
auditorio, porque hay una movilización en la calle, y me
acaban de entregar una documentación, que la voy a leer
para que quede constancia en el acta y luego se la
entregaré al señor presidente.
Un conjunto de organizaciones presenta un
petitorio. Ellas son CCC, UTT, Pymes para el Desarrollo
Nacional, OLP, Manifiesto Argentino, Unidad Popular,
Soberanxs, PTP PCR, Causa Nacional, PC, FIPCA, Grupo
Bolívar, Fetera y CTA Autónoma. Como digo, entregan un
pronunciamiento que se lo pasaré al señor presidente para
que quede constancia.
Además entregan una serie de aportes para el
debate acerca del pago de la deuda externa y el acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional, que se titula
“Convencidos de que otro camino es posible”.
Se entrega asimismo una documentación acerca de
una propuesta de opinión consultiva, unos aportes de
proyecto económico de la Fundación SES y copia de una
denuncia penal presentada por Alicia Amalia Castro, Amado
Boudou, Gabriel Mariotto y Alejandro Olmos Gaona.
Habiéndola recibido, en nombre de las comisiones,
como secretario, entrego esta documentación al señor
presidente para que quede constancia de la información.

- El señor diputado Casaretto


hace entrega de la
documentación al señor
presidente, diputado Heller.
Sr. Presidente (Heller). - Gracias, señor secretario.
Tiene la palabra la señora diputada Tolosa Paz.

Sra. Tolosa Paz. - Señor presidente: quiero empezar


reiterando parte de lo que aquí se ha dicho durante toda la
mañana, pero creo que es importante volver a reflejarlo
para tratar de traer claridad.
La ley que se sancionó en marzo de 2021, la
número 27.612, ya indicaba cómo íbamos a llegar el día que
la Argentina definiera qué iba a hacer con la deuda con el
Fondo Monetario Internacional. En aquella oportunidad, los
legisladores de este Parlamento votaron en su amplia
mayoría -salvo algunas mínimas expresiones; en todo caso,
de abstenciones-, aprobando el artículo 2°, que decía que
todo programa de financiamiento u operación de crédito
público realizados con el Fondo Monetario Internacional
debía ser aprobado por una ley de este Parlamento. “Todo
programa”, y el programa, justamente, es el desarrollo de
cómo y de qué manera salimos de esta trampa que es la deuda
que debe afrontar la República Argentina.
Digo esto para tratar de llevar tranquilidad a
quienes, en todo caso, luego de que levantaron la mano y
votaron a favor una ley, hoy quieren desandar ese camino. Y
no hay posibilidad, porque hay que aprobar un programa que
establece un contexto y un marco hacia dónde tiene que ir
la Argentina, y luego, en todo caso, los gobiernos tendrán
que desarrollar la política económica y las herramientas
para poder dar cumplimiento a esas metas.
Claramente es un programa lo que tenemos que
mostrar, y no solamente a nuestro pueblo sino al mundo:
cómo vamos a lograr desendeudar a la Argentina. Lo podemos
decir, pero lo tenemos que hacer, y para hacerlo tenemos
que pautar metas de cumplimiento, que son ni más ni menos
que una base. Tampoco es una fotografía quieta; es una base
que, por supuesto, puede ser modificada.
Como aquí se ha dicho, si el crecimiento es el
que se expresa en este memorando o claramente puede ser aún
mayor, eso dependerá de una cantidad de variables que no
manejamos. Sin embargo, están puestas en esa base con la
razonabilidad que significa un acuerdo pensando en un
sendero y en un camino que queremos despejar al pueblo
argentino.
El camino que hoy tiene el pueblo argentino por
delante no lo diseñamos nosotros. Se trata de un camino que
el equipo económico de la anterior gestión presentaba para
este año, con la posibilidad de pago por vencimientos de
capital de la deuda que tomó el expresidente Mauricio Macri
por 19.100 millones de dólares para este ejercicio.
Cuando en 2018 el expresidente Macri tomó
semejante deuda y pensó -con mucho optimismo- que en tres
años íbamos a poder devolver semejante monto, yo quiero
saber cómo y de qué manera pensaba hacerlo.
En este recinto hemos escuchado que este programa
de facilidades extendidas es insostenible. Es el mismo
monto de deuda que tomó Mauricio Macri. No tomamos un solo
peso más de deuda. Buscamos refinanciar esa deuda con un
programa de características diferentes al que tomaron
quienes hoy critican esta forma de sacarnos la deuda de
nuestras espaldas. Lo que se busca es ni más ni menos que
un camino: primero, el alivio al pueblo argentino, que no
da más, que necesita justamente que el Estado pueda seguir
aplicando políticas públicas que lo saque del drama que
tiene porque, teniendo trabajo en la Argentina, tenemos
todavía un montón de compatriotas en situación de pobreza.
Por eso decimos que este acuerdo busca la
sostenibilidad que implica sacarnos de encima una deuda que
el gobierno de Alberto Fernández no tomó, y que sin embargo
busca una vez más sacarnos de encima no solamente al Fondo,
sino semejante tamaño de deuda.
Por eso, primero decimos que es falso que este
programa sea insostenible. Lo que era insostenible era
pagar, con un programa stand-by, en tres años, los
vencimientos que teníamos que afrontar este año y el año
que viene por 19.300 millones de dólares.
Decimos entonces que buscamos cuatro años y medio
que nos permitan crecer y empezar a pagar en un plazo de
diez años lo que ustedes tomaron hace apenas cuatro años.
Quiero decirles que no solamente no se toma un
dólar más de deuda sino que, claramente, como se ha dicho
aquí, el año pasado, en el inicio de la campaña electoral,
el presidente de Nación hizo público que este país iba a
recibir los famosos DEG -derechos especiales de giro- y que
no podíamos utilizarlos ni siquiera en la salida de la
pandemia, porque justamente teníamos que hacernos cargo de
los vencimientos que la Argentina afrontaba a fines del año
pasado.
Por eso, cuando algunos falsamente dicen que
tomamos más deuda que ustedes, les decimos: no. Vamos a
refinanciar la deuda que tomó el gobierno de Cambiemos.
Tenemos que poder ponernos de acuerdo en esto. No es una
chicana; es parte de la realidad. Vamos a tomar el mismo
monto de deuda que la de ustedes y la vamos a refinanciar
en un plazo diferente, que nos permita no declinar en el
contrato social que vinimos a hacer con los argentinos y
las argentinas.
Nosotros vinimos a modificar un sistema
productivo que estaba destrozado, y no estamos dispuestos a
que este acuerdo con el Fondo deje de lado el primer
compromiso que tenemos, que no es con el Fondo sino con el
pueblo argentino. Ese compromiso está vigente en este
programa económico.
Decimos que lo que buscamos por todos los medios
es demostrar a la Argentina que el 10 de diciembre, cuando
arrancó un gobierno, comenzó otro camino que puede hoy
demostrar al pueblo argentino que el crecimiento del 10 por
ciento del PBI no es un mágico; no es el rebote de la caída
del COVID. Es, en todo caso, claramente, el rebote de la
caída del COVID con un Estado presente, que hizo posible
crecer 10 puntos en apenas un año, después del COVID y
después de la gestión de la destrucción del entramado pyme
argentino llevado a cabo por la anterior gestión en la
República Argentina.
Por eso decimos que este programa de gobierno es
el mínimo común denominador que encontramos, por supuesto,
en la mesa de negociación con el Fondo Monetario
Internacional porque no estuvimos dos años allí discutiendo
cuestiones mínimas sino centrales.
Para todos nosotros, pero fundamentalmente para
nuestra generación, tener presente el FMI remite a una
catástrofe. Y es cierto, hay que decirlo: veintiún acuerdos
en la historia de la Argentina con el Fondo demuestran que
siempre fue una catástrofe. ¿Por qué pensar que esta vez
no? Porque en nuestra generación también tenemos el
recuerdo reciente de lo que fue la salida del Fondo con
Néstor Kirchner. También tenemos presente el 10 de marzo de
2004, cuando Néstor Kirchner acordó y pudo pagar en apenas
dos años los 9.800 millones de dólares de deuda.
Pero además de tener reciente en la memoria que
hay que acordar, que hay que pagar y que cuanto antes
salgamos de la trampa del Fondo Monetario Internacional
tendremos plena soberanía. No disimulamos, como decía la
compañera Mónica Litza, que las auditorías trimestrales van
a ser molestas para nosotros, pero claramente este programa
de gobierno plantea un escenario de cumplimiento.
Ustedes me dirán: ¿qué certezas tenemos en un
mundo que está en guerra? Pues claro que también lo
advertimos. Por eso, parte de las cláusulas del
entendimiento tienen que ver con llevar, de todos modos,
certezas. Vivimos en un mundo en que no sabemos cuánto
vamos a pagar en materia de gas. La Argentina, como todavía
no tiene el desarrollo del gasoducto Néstor Kirchner, tiene
que importar gas para seguir dando sostenibilidad al
entramado pyme y al entramado industrial de la República
Argentina. Sí somos un gobierno que no va a detener las
máquinas ni las pymes ni las fábricas y no va a poner en
jaque la posibilidad de recuperación laboral de la
Argentina.
Por eso decimos que este programa de gobierno
busca ni más ni menos que ese mínimo común denominador. Es
un programa de gobierno que buscó que en la Argentina no
haya reformas estructurales. Lo repito, porque lo dijo el
presidente de la Nación el 1° de marzo y algunos no quieren
tomar nota: no hay reforma laboral, no hay reforma
previsional, no hay un esquema de privatizaciones. En todo
caso, las exigencias de que el gasto real en la Argentina
tiene que empezar a ser mirada con la objetividad tal de
aquellos que pensamos que el Estado tiene una
responsabilidad, que es administrar cada vez mejor los
recursos, y que no solamente miramos la matriz impositiva
-progresiva, por cierto-, sino que una vez que el Estado
tiene ese dinero público tiene que ser efectivo en la
asignación de esos recursos. En esa efectividad se inscribe
el capítulo de los subsidios.
Escuché a diputados preguntar únicamente una y
mil veces cuál era el aumento sobre la punta de la
pirámide, es decir, el 10 por ciento más rico de la
Argentina. Me hubiese encantado escuchar a uno y cien
diputados preguntar cuál iba a ser el aumento efectivo
sobre el 90 por ciento de la base social de la Argentina.
Algunos no disimulan a quiénes representan. No
disimulan qué quieren expresar cuando no preguntan si el 90
por ciento de la base es la que efectivamente debemos
proteger como políticos.
Por eso les decimos, simplemente, que el tema
subsidios y tarifas es una preocupación legítima de quienes
tenemos todavía muy a flor de piel la etapa de los
tarifazos en la República Argentina. La tenemos tan a flor
de piel que lo que queremos hacer es no destinar un solo
peso más a subsidios innecesarios, pero seguir protegiendo
a quienes van a necesitar de un Estado que acompañe el pago
de los servicios básicos en la República Argentina.
Para eso, llevamos no solo la voz de los que creo
que tienen un esquema pensando en la progresividad no
solamente impositiva sino también en la progresividad de la
quita de los subsidios.
El 10 por ciento más rico no se verá beneficiado
en la Argentina con subsidios porque tiene capacidad
económica, no solo medida en términos de ingresos sino en
términos de patrimonio y otras variables que posiblemente
se conocen como la presunción de riqueza de esos sujetos
que, claramente, no nos piden el subsidio -porque no lo
necesitan- y, en todo caso perjudican, sin quererlo
también, al resto de la base de la sociedad.
Por eso digo que, en materia de subsidios, la
base social de esa pirámide de ingresos va a estar
totalmente protegida, que lo que usted ha dicho es
totalmente cierto. Este Parlamento entero -y por
unanimidad- entregó a Mauricio Macri, no solamente la ley
que tomamos como base, que es la ley que le pone un techo
al aumento de tarifas. Las tarifas en la Argentina no van a
correr nunca más por arriba del coeficiente de variación
salarial. Pero no solo como techo, sino que, en la
progresividad, buscamos el 80 por ciento de ese coeficiente
para todos aquellos que no sean considerados usuarios de
las tarifas sociales, porque si sos considerado usuario de
las tarifas sociales tendrás, obviamente, el beneficio de
que solamente el techo aun será más bajo: el 40 por ciento
del coeficiente de variación salarial.
Esta escalera que pone el 40 en la base social
más baja, que pone el 80 sobre el coeficiente de variación
salarial -pero libera el subsidio- es lo que busca ni más
ni menos que permitir a la Argentina cumplir no con el
Fondo sino con un compromiso nuestro, que es poder
redistribuir de mejor manera los recursos del Estado-
Nación.
Para terminar, digo que escuché por aquí también
que había otras opciones o que somos un poco, quizás,
extremistas: el acuerdo o la catástrofe; el acuerdo o el
default. Es cierto. Técnicamente no se llama default; se
llama mora o incumplimientos de pagos, pero este hecho
puntual y concreto, si este Parlamento no acompaña el
acuerdo, constituye una catástrofe para el conjunto de
hombres y mujeres que este bloque representa y quiere
seguir representando.
Es una catástrofe para el pueblo trabajador, para
los millones de personas que viven en la informalidad, para
los empresarios pymes, para las empresas argentinas que
caerían en su cotización, para YPF y para todas las
provincias, y ya hemos escuchado a los gobernadores.
Se trata de una catástrofe porque la cooperación
internacional tan necesaria -el BID, el Banco Mundial, las
CAF- financia obras que no están lejos de ustedes. Para
Entre Ríos significa, ni más ni menos, que se instale la
planta depuradora más importante que, por ejemplo, le va a
dar por 40 años el servicio de cloacas a Concordia.
La falta de ese financiamiento significa cortar
inmediatamente la obra de la planta más importante de ABSA,
para La Plata -ciudad a la que represento-, Berisso,
Ensenada, Punta Indio y Magdalena.
Puedo mencionar cientos de miles de obras por
3.900 millones de dólares. Todos los gobernadores que
pasaron por aquí y todos los que son intendentes saben de
lo que estoy hablando. Esa cooperación es parte de lo que
necesita la Argentina para desarrollar su sistema logístico
y la infraestructura necesaria para crecer.
Claro que para muchos que no tienen en la cabeza
el sueño de construir la industrialización del país en base
a un proyecto de desarrollo industrial, esto puede estar en
todo caso en un nivel de evaluación muy bajo. Para nosotros
está muy alto, porque necesitamos rápidamente recomponer el
sistema industrial, y la infraestructura es parte de ese
sistema industrial que queremos poner de pie.
Por eso no es cierto que hay opciones. Para
nosotros, la única opción probable y palpable, con todas
las dificultades que significa tener durante dos años y
medio esas auditorías, es aprobar el acuerdo. Y eso vinimos
a buscar: una norma que este propio Parlamento, cuando
sancionó la ley 27.612 lo puso en el artículo 2°, es decir,
una ley que apruebe un programa de refinanciamiento de una
deuda que el gobierno de Alberto Fernández no tomó y que,
por el mismo monto, buscamos refinanciar diez años para
adelante. El “no acuerdo”, señor presidente, es un ajuste;
el “no acuerdo” es más pobreza, más exclusión, más
desigualdad y más catástrofe para la Argentina.
Por eso, simplemente apelo a la responsabilidad
de cada uno de los legisladores de este Parlamento, porque
no es una cuestión ideológica sino una cuestión de
responsabilidad con un pueblo que tiene un 40 por ciento de
pobreza, un 10 por ciento de indigencia y que busca de
nosotros, los representantes del pueblo, que le permitamos
-a todo el pueblo en conjunto- transitar este camino que
simplemente estamos despejando. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Oliveto Lago.

Sra. Oliveto Lago. - Señor presidente: es cierto que


estamos en un momento muy complicado, donde quizás el
camino fácil sea la chicana y tirarnos historias de unos a
otros. Seguramente en ese cuento, algunos se van a ir a
dormir contentos creyendo que fueron parte de la historia y
que son héroes porque insultaron o agraviaron al otro, y
seguramente el otro va a hacer lo mismo. Pero, finalmente,
mañana la sociedad se va a levantar igual que como se
acostó hoy, y nosotros, los representantes del pueblo,
vamos a hablarnos entre nosotros mismos pero nos vamos a ir
a dormir pensando que hicimos algo bueno para salir en
Twitter o para que nos den cinco minutos más en algún canal
de televisión.
Creo que este momento de la realidad, donde hay
un 50 por ciento de pobreza, un 50 por ciento de inflación
y donde un jubilado gana 30.000 pesos, nos exige a nosotros
mayor responsabilidad, mayor aplomo y mayor profundidad en
el análisis.
Yo quiero reconocer a personas que han trabajado
sobre el tema de la deuda cuando muchos se callaban. Porque
si vamos a hablar de historia, acá hay muchos que fueron
menemistas y hoy no lo reconocen, o que fueron de la
Alianza y no lo reconocen. Pero yo, como militante
política, reconozco mi historia, reivindico mi historia y
puedo dar cuenta de ella. Si queremos mirar para atrás, nos
invalidamos de construir el futuro.
Ahora bien, en el reconocimiento de la historia
que dijo el diputado Heller, quiero reconocer a Mario
Cafiero, a Guillermo O’Donnell y a Miguel Ángel Espeche
Gil; este último, dirigente de mi partido que hablaba de la
deuda, de la debilidad de esa deuda y de la ilicitud de esa
deuda cuando muchos la callaban.
También quiero reivindicar el informe sobre
lavado de dinero que dirigió Elisa Carrió y que integraban,
entre otros, la diputada Ocaña. Porque si vamos a contar la
historia, la historia habla de quienes se la jugaron y
hablaron en momentos difíciles y de quienes ahora hablan
porque conviene hablar.
Nosotros planteamos un proyecto que diferencia
muy claramente las competencias del Parlamento de las
competencias del Poder Ejecutivo, porque es importante
tener esto en claro. En materia de deuda, no hay
competencias concurrentes. El Poder Ejecutivo es el que
lleva adelante la negociación, como hemos visto a lo largo
de este proceso. Es por eso que el gobierno no ha
convocado, en ninguna instancia de la negociación, ni a
este Parlamento ni a ninguna oposición política. La
definición del programa y la letra de los memorándums
fueron exclusivamente negociadas por el ministro de
Economía de Alberto Fernández y por el equipo económico del
gobierno de Alberto Fernández.
Lo dice correctamente el profesor Dalla Vía, y lo
quiero leer textual a efectos de que conste en la versión
taquigráfica. Dice: “Es, desde el punto de vista
constitucional, una materia de competencias divididas o
repartidas, para ser asumidas y ejercidas por distintos
órganos y en diferentes momentos. No se trata de
competencias compartidas o concurrentes, sino que cada
poder interviene a su turno. El Poder Ejecutivo en la
negociación, como ocurre con su competencia en materia de
relaciones exteriores,…” -estos son acuerdos ejecutivos-
“…en tanto el Congreso interviene con posterioridad al
momento de aprobar el presupuesto.”
Y bien lo dice en su página 23 el texto que
tenemos en tratamiento. Dice que va a corresponder
modificar el presupuesto vigente para ponerlo en línea con
las metas del déficit primario del año 2022. O sea que
entiendo que nos van a mandar un presupuesto que tenga que
ver con esta negociación.
Entonces, para que quede claro, el Poder
Ejecutivo es el que lleva adelante las negociaciones con el
Fondo Monetario Internacional, y nos toca a nosotros -según
el mandato constitucional- darle la autorización o no para
tomar esa deuda. Este es un punto.
Después, cómo se arriba a los objetivos, cómo se
alcanzan las metas y cómo se define la política económica
es competencia exclusiva del Poder Ejecutivo, como así
también su ejecución. Corresponderá al Congreso, con
posterioridad, hacer un control de esas políticas públicas
que llevó adelante el Poder Ejecutivo.
¿Cuál es el rol del oficialismo y cuál es el rol
de la oposición? Porque acá todo el tiempo están apelando a
la responsabilidad de la oposición. La oposición tiene que
ser responsable porque lo que mañana definamos va a
repercutir de alguna manera en la vida de muchos
argentinos, en el corto, en el mediano y en el largo plazo.
Por eso, desde la Coalición Cívica y desde Juntos
por el Cambio entendemos que no podemos ponerle piedras en
el camino al presidente para que pueda tomar deuda. Ahora
bien, somos oposición. No nos pueden pedir que nos hagamos
cargo del plan económico y del programa económico de un
gobierno del cual nosotros no somos parte, sino que somos
opositores. No nos pueden pedir que hagamos propias las
palabras del mensaje o las palabras del memorándum, porque
no coincidimos con ellas y porque son contrarias a la idea
de nuestro gobierno; pero, sobre todo, son contrarias a
cómo se tienen que proyectar las políticas públicas para
que este país tenga crecimiento.
Diferenciemos las competencias del oficialismo y
de la oposición, en el entendimiento de que cuando nosotros
fuimos oficialistas el interbloque de Juntos por el Cambio
acompañó a su presidente en todas y cada una de las
decisiones que necesitaba para el ejercicio de su proyecto
de gobierno. (Aplausos.)
Entonces, con todo el respeto que debemos tener
entre nosotros en este tiempo histórico, que también nos
interpela a cada uno de nosotros como dirigentes políticos
y como militantes políticos, pero sobre todo como
representantes de un pueblo que está sufriendo, pedimos
aplomo, responsabilidad y, sobre todo, respeto al gobierno
y al oficialismo, que hoy está requiriendo de la oposición
un acompañamiento que es necesario porque ustedes no pueden
resolver su interna.
Con todo el respeto del mundo, hagamos un debate
serio, un debate profundo. No nos tiremos la historia. Por
el contrario, empecemos a construir juntos un camino de
unidad, porque esta Argentina ya no da más. A ver si lo
entendemos. El pueblo que representamos nosotros no da más:
no puede pagar más impuestos, no puede tener esta
inflación, no puede quedarse sin trabajo, no puede seguir
bajando persianas. Y si alguno cree que no es responsable
de esta historia, estaremos entendiendo muy mal qué nos
pide el pueblo. Muchas gracias. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Del Caño.

Sr. Del Caño. - Señor presidente: entendiendo que estamos


en un debate muy importante y qué acá se mencionaron varias
cuestiones históricas -lo hizo usted, señor presidente, y
también lo hicieron mi compañera Myriam Bregman y otras
diputadas y diputados-, quiero recordar, frente a algo que
dijo una de las diputadas que me precedió en el uso de la
palabra, que en realidad pagando y fugando llegamos hasta
esta situación, con este endeudamiento durante todas las
últimas décadas.
Desde la dictadura hasta la actualidad la deuda
se multiplicó cuarenta y dos veces, la pobreza pasó del 4
por ciento al 40 por ciento y el salario de las
trabajadoras y los trabajadores, en términos reales, se
redujo a la mitad.
Hablando de los acuerdos que hizo Alfonsín con el
Fondo Monetario Internacional, ¿dónde terminó el gobierno
de Alfonsín? En la catástrofe de la hiperinflación.
¿Dónde terminaron Menem y de la Rúa? En la crisis
anterior a 2001 y posteriormente en el default.
Entonces, acá se plantea que no hay otra opción
que pagarle al Fondo Monetario Internacional y aceptar
todas sus metas y exigencias de ajuste porque si no viene
el caos. Como si toda esta situación que hoy viven los
millones de trabajadoras y trabajadores con salarios por
debajo de la línea de pobreza y la gran mayoría de las
jubiladas y los jubilados que perciben un haber de
indigencia no fuera catastrófica. Como si este acuerdo
fuera resolver los problemas.
Por otro lado, recién escuchaba a la diputada
Tolosa Paz, que parece que sigue en campaña. (Aplausos.)
Sinceramente lo digo, porque perdieron las
elecciones y hubo una respuesta una clara de muchos
sectores que antes habían votado al Frente de Todos y en la
última elección no lo hicieron porque no cumplieron sus
promesas de devolver lo que Macri había robado a los
jubilados y a los trabajadores. Este gobierno siguió
ajustando.
El relato que hacía la diputada sobre el acuerdo
me recuerda lo que decía Macri, y anteriormente de la Rúa,
al acudir al Fondo Monetario Internacional. En el caso del
segundo, dijo que era lindo dar buenas noticias, pero
estaba anunciando el blindaje.
Pareciera que la diputada estuviera dando buenas
noticias sobre el acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional. Ayer escuchamos entusiasmadísimo a Funes de
Rioja decir que el Fondo Monetario Internacional no nos
exige ninguna reforma estructural. Estaba entusiasmadísimo
con este acuerdo porque lo veía como el puntapié para
avanzar en una reforma laboral que quitará más derechos a
los trabajadores y a las trabajadoras de los que ya les
quitaron durante estos años.
También veíamos entusiasmado al gobernador
Morales.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. Del Caño. - Pido silencio, presidente, por favor.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene razón, diputado.


Hagamos silencio y escuchemos todo: lo que nos
gusta y lo que no nos gusta. De eso se trata.
Sr. Del Caño. - Gracias, presidente.
Decía que también escuchábamos entusiasmado al
gobernador Morales. Ayer, como no podíamos hacer uso de la
palabra, trajimos nuestros carteles para exigir la libertad
de siete trabajadores y trabajadoras desocupadas que siguen
detenidos -entre ellos una mujer embarazada- por haberse
movilizado para pedir recursos destinados a los comedores.
Es una vergüenza el autoritarismo y la represión que están
llevando adelante en la provincia de Jujuy.
A la mañana se decía que en 2023 el
vicepresidente de Morales podría ser Rodríguez Larreta;
pero también podría ir en una fórmula con Alberto Fernández
porque, si uno lo escucha, indistintamente, está para
cualquier fórmula.
Ayer también escuchamos a Daer, de la CGT, decir
que este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
garantiza los derechos de los trabajadores. Eso es una
vergüenza porque desde hace cuatro los trabajadores pierden
de manera consecutiva frente a la inflación y la CGT no ha
movido un dedo. Ellos fueron cómplices durante el gobierno
de Macri porque no hicieron nada para frenar ni los
tarifazos ni el brutal ajuste que se llevó adelante.
Señor presidente: en primer lugar, quiero alertar
al pueblo argentino sobre este chantaje que se plantea
entre “FMI o caos”, “Ajuste del Fondo o caos”. Aclaro que
es falso lo que se dice en relación con el tema del
crecimiento porque, claramente, en 2021 fue del 10,2 por
ciento, en 2022 pasará a ser del 3,5 por ciento o del 4,5
por ciento, en 2023 será del 2,5 por ciento o del 3,5 por
ciento y en 2024 será del 2,5 por ciento o del 3 por
ciento. Eso no es crecimiento, ya que es menor año a año.

Sr. Presidente (Heller). - Son acumulativos, diputado.

Sr. Del Caño. - Este no es el sendero del crecimiento, sino


del frenazo de la economía, ya que cada año las tasas son
menores.
Tenemos una altísima inflación para seguir
licuando los ingresos del pueblo trabajador y los
presupuestos destinados a salud y educación, que ya son
magros.
En resumen, el chantaje al que asistimos hoy es
el mismo al que asistiremos cada tres meses con las
revisiones trimestrales, porque si no se cumplen las metas
de ajuste el Fondo Monetario Internacional pedirá que
sigamos ajustando.
Una de las tantas preguntas que no respondió el
ministro Guzmán es si la gran mayoría de la población solo
sufrirá el tarifazo del 43 por ciento o si habrá más.
Reitero que no lo respondió. Si el plan no se cumple en lo
relativo, por ejemplo, al déficit fiscal, podría haber
mayores tarifazos o ajustes metiéndose la mano a las
empresas de servicios públicos que aún quedan porque no
fueron privatizadas durante el menemismo.
Entonces, señor presidente, creo que tenemos que
ser conscientes de que hay otra alternativa. Es falso lo
que se dice en el sentido de “FMI o caos”. Por supuesto que
hay otra alternativa.
No quiero volver a hacer un racconto histórico.
Sin embargo, hoy escuché a la ex gobernadora Bertone y
quiero señalar que durante el gobierno de Macri no estaba
el problema de la mayoría que hoy tiene el gobierno. Ese
gobierno tenía mayoría automática. En realidad, el macrismo
no tenía mayoría propia, sino una mayoría automática que se
la daban las gobernadoras y los gobernadores del peronismo,
entre ellas, por supuesto, la ex gobernadora Bertone.

Sra. Bertone. - No tenía un solo diputado.

Sr. Del Caño. - Le garantizaron el ajuste al gobierno de


Macri, como se hizo en Tierra del Fuego, donde viajé a
defender a los trabajadores estatales que eran ajustados
por su gobierno y que también fueron reprimidos y
encarcelados. También se iniciaron causas judiciales contra
los trabajadores estatales que reclamaban.
Con esto quiero decir que gran parte del
peronismo fue cómplice del ajuste de Macri y eso lo sabemos
todos. No tenían el problema que tienen hoy porque contaban
con mayoría permanente para votar todas las leyes de ajuste
que llevaron adelante.
Retomando, la promesa de campaña electoral fue
justamente dejar atrás ese ajuste. Pero eso no sucedió y
por eso pasó lo que pasó en las elecciones, donde mucha
gente que había apoyado al Frente de Todos no lo hizo más
porque no cumplieron la promesa de campaña.
En realidad, lo que se estará votando con este
acuerdo es el default con el pueblo argentino, el default
de las promesas electorales, porque con este acuerdo el
pueblo va hacia una situación cada vez más catastrófica.
Cuando este gobierno comenzó su mandato, ya hizo
una parte de los ajustes exigidos por el Fondo. Por eso,
quitó la movilidad de Macri, que ya era mala, para pagar
una suma inferior a los jubilados y las jubiladas. La
primera medida que tomó el gobierno en 2019, sin que
todavía hubiese pandemia, fue el ajuste a las jubiladas y
los jubilados, negándose a establecer una cláusula de
ajuste por inflación a la nueva movilidad. Si la inflación
aumenta, van a perjudicarse aún más los jubilados y las
jubiladas.
Lo que quiero decir es que hay un camino que se
ha recorrido. Dentro del gobierno hay sectores que expresan
que tuvieron que cambiar a varios miembros de la Comisión
de Presupuesto y Hacienda justamente porque no quieren
votar este acuerdo. Algunos dicen, casi desde el riñón del
albertismo, que esta es la panacea, mientras otros dicen
que el acuerdo no es muy bueno y no lo van a votar porque
implicará un ajuste. Pero hasta ahora, esos que ahora lo
quieren apoyar fueron parte de estas políticas. Todos
fueron parte de estas políticas reflejadas, por ejemplo, en
que en plena pandemia destinaron más recursos a pagar la
deuda con el Fondo Monetario Internacional y los acreedores
privados que a atender las necesidades populares. Por eso,
a las familias de Guernica, en vez de resolverles el
problema de la vivienda, les pasaron la topadora y el
gobernador Kicillof les envió cuatro mil policías, con
Berni a la cabeza. Sí, eso ocurrió en la provincia de
Buenos Aires. Quizás desde el country no se ve, pero les
pasaron la topadora a las familias de Guernica. Enviaron
cuatro mil policías y reprimieron a los más humildes, a los
que supuestamente dicen defender.
Ellos llevaron adelante estas políticas porque el
objetivo principal era pagar la deuda y acordar con el
Fondo Monetario Internacional, legitimando y legalizando
una deuda que es ilegal e ilegítima.
Este suceso hay que compararlo con otro momento
histórico como fue la estatización de la deuda de los
empresarios durante la dictadura. Por supuesto, porque lo
que fue para la fiesta de los grandes empresarios, para la
fuga de capitales -y está el listado de esos grandes
empresarios que fugaron-, lo tendrá que pagar el pueblo.
Por supuesto, nosotros ya venimos haciendo
movilizaciones. Nos hemos movilizado con más de cien
organizaciones y lo haremos el día de mañana o el viernes,
cuando se trate esta iniciativa. Tendrá lugar una gran
movilización de miles y miles de personas, al igual que la
de ayer en la que se movilizaron miles y miles de mujeres
por todos sus derechos y también contra este acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional.
Seremos miles en las calles. El Frente de
Izquierda no solo lo rechazará aquí, sino también con una
fuerte movilización. Sepan que, como viene pasando en
muchos países, los pueblos se están revelando y levantando
frente a los tarifazos y ajustes.
Entonces, ante estas condiciones, nosotros
apostamos a confluir con todos esos sectores de
trabajadores que ya vienen resistiendo y que saldrán a
movilizarse a las calles. Además, obviamente hay que echar
a patadas a los dirigentes sindicales que han permitido
estos ajustes y que ahora están bancando este acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional. Son vergonzosos.
Los sindicatos deben estar al servicio de la
lucha de los trabajadores y deben ser verdaderamente
democráticos, como lo hacemos desde el Frente de Izquierda.
Muchas gracias, señor presidente.
Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora
diputada Ginocchio.

Sra. Ginocchio.- Señor presidente: estas jornadas de


reuniones en las cuales hemos tenido oportunidad de recibir
al ministro de Economía, al jefe de Gabinete de Ministros,
a representantes de los sectores de la economía y de los
trabajadores y a los gobernadores, nos han dado la
posibilidad de escuchar y de formular preguntas, de
adentrarnos en lo que significa este programa para tratar
de construir o de encontrar los consensos necesarios a fin
de abordar un programa que estamos necesitando como
argentinos y argentinas.
La cuestión no es si apoyamos a un gobierno o a
un determinado sector político. Estamos tratando un
problema que tenemos todos. Lo tiene la sociedad que
nosotros integramos. Si ponemos la mirada en cada uno de
nuestros hogares vemos de qué manera se siente este
problema de tener una deuda insostenible. Debemos pensar
cómo lo resolvemos para seguir adelante. Esto se siente en
cada hogar, comercio y pyme, así como también en nuestras
industrias y entramados productivos. Entonces, de esto se
trata y de esto es de lo que estamos hablando hoy.
Cuando hice referencia a que nos encontramos
transitando una tercera reunión es porque nos hemos dado el
espacio para el análisis. Cada una de las expresiones que
aquí tuvieron lugar se refirió a la existencia de la deuda.
Nadie dijo que no existía la deuda; todos hablamos de ella.
Pero, ¿cómo salimos de la deuda? Si no asumimos la
situación en que nos encontramos, muy difícilmente
encontremos una salida. Eso es lo que necesitamos ahora:
encontrar la salida.
Nosotros vemos –o pretendemos ver- esa salida en
un acuerdo que consiste en un refinanciamiento. Este
acuerdo nos coloca en una situación difícil e insostenible
porque tenemos pagos que no sabemos cómo afrontar.
Los pagos que afrontaremos no tienen plazos que a
nosotros nos permitan dilatar el tratamiento o las
condiciones en las que estamos tratando este acuerdo. El
plazo está prácticamente sobre nosotros.
Entonces, conforme a lo que se viene hablando y
la información que hemos recibido, este acuerdo que todos
tenemos en nuestras mesas, con sus términos y condiciones,
es para salir de un condicionamiento que ya existe y que
afecta a cada argentino y argentina. En realidad este
acuerdo busca encontrar credibilidad, confianza la
posibilidad de proyectarnos hacia el futuro. No es un
acuerdo de refinanciación caprichoso, sino lo que podemos
hacer. Es lo que la Argentina puede hacer en estas
circunstancias para poder continuar con el crecimiento que
ya tenemos; un crecimiento con datos concretos como son los
de nuestro producto bruto interno.
Por ende, si bien hay un esquema de condiciones,
es a los efectos de poder seguir creciendo en nuestra
economía con desarrollo, inclusión y trabajo.
Esta salida de la presión fiscal de la que
nosotros hablamos es a través del desarrollo, de
permitirnos durante un lapso poder organizarnos y mantener
el trabajo que estamos llevando adelante a fin de que
nuestras fábricas, industrias, lugares de trabajo y hogares
no la padezcan.
Esto es simplemente a lo que aspira un acuerdo de
refinanciación que si bien tiene condiciones, pretende
lograr una salida.
Se ha dicho muy claramente que no se establecen
ajustes sobre nuestro sistema de seguridad social, que es
lo que tanto nos preocupa. Créannos que para nosotros este
sector realmente es una prioridad. En ese sentido, las
políticas públicas que se vienen llevando adelante son
claras. Tampoco se prevé un ajuste sobre nuestros
trabajadores.
Entonces, es un acuerdo que quizás se basa en un
rol del Estado y en políticas, así como también en un
mejoramiento de nuestro sistema tributario. Tan así es que
el acuerdo propone un esquema que sale de los estándares.
Por ejemplo, dentro del Memorándum de Políticas Económicas
y Financieras se prevén políticas de crecimiento y
resiliencia con promoción de equidad de género e inclusión.
Esto es realmente un hito.
Traigo este ejemplo para mostrar cómo esta
negociación ha sido llevada adelante a los efectos de
alcanzar un acuerdo que se ajuste a lo que la Argentina
puede y necesita en el contexto en que nos encontramos.
Esto es clave. La cuestión de género también es
absolutamente necesaria para un desarrollo social
sostenible y por eso se coloca dentro de las políticas
macroeconómicas. Esto le hace muy bien a la macroeconomía
porque incluye a esa otra porción enorme que somos mujeres,
que íbamos a quedar afuera. Esto se hace con
infraestructura.
Las mujeres tenemos esta cuestión de apoyo para
poder insertarnos en el mundo del trabajo. Esto también lo
dice la Organización Internacional de Trabajo. Necesitamos
un empleo decente, con libertad, acceso y seguridad, lo que
constituye un potente pilar para el desarrollo, el
crecimiento y la inclusión.
Entonces, siento que como representantes del
pueblo tenemos la responsabilidad de debatir este acuerdo.
En este sentido, tengo el convencimiento de que quizás no
quisiéramos estar aquí negociando cómo pagaremos una deuda,
sino la responsabilidad que tenemos con cada argentino y
argentina y con el desarrollo de cada una de nuestras
provincias y de nuestro país, sin perder de vista la
inclusión social y la justicia social. Muchísimas gracias.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Tetaz.

Sr. Tetaz. - Señor presidente: la historia de la deuda


pública argentina es la historia del déficit fiscal y
lamentablemente no empieza en la Argentina con el gobierno
militar.
Para muchos otros relatos resulta conveniente
que la historia empiece el 24 de marzo de 1976, pero
nuestra historia comienza antes.
Los descalabros económicos en magnitudes
astronómicas explotan con el “Rodrigazo”, si bien, en
realidad, la historia empieza a principios de la década del
70, cuando la economía acumuló inconsistencias que
alcanzaron tal magnitud que se llegó al año 1975 con un
déficit fiscal equivalente a 15 puntos del producto.
Cuando uno acumula los déficits fiscales desde
ese entonces hasta la fecha obtiene, dólar más, dólar menos
o peso más, peso menos, el número de la deuda pública
argentina.
Sí, claro, en el medio ha habido algunos defaults
y reestructuraciones. También es cierto, como dijo más
temprano la diputada Bregman, que ha habido esquemas de
seguros de deuda y de seguros de cambio que han beneficiado
a algunas empresas. Esa metodología de seguros de cambio ha
existido también en el gobierno de la presidenta Cristina
Fernández, por ejemplo.
Entonces, la mejor manera de terminar con el
problema de la deuda en la Argentina es finalizar con el
problema del déficit en la Argentina. ¡Bienvenido el debate
al Congreso! Así como se le pide al Congreso una
autorización especial para colocar deuda de la magnitud que
pide la nueva ley, ojalá que pronto podamos sacar otra
norma que ponga algún cerrojo sobre el déficit. Es decir,
que de alguna manera limite la posibilidad de que esa deuda
siga creciendo.
Este es un gobierno que no puede pagar
vencimientos de 19.000 millones de dólares este año. En
este sentido, voy a compartir algunos datos extraídos del
informe de deuda pública de la Secretaría de Finanzas al 31
de diciembre de 2015. También les voy leer los perfiles de
vencimiento en moneda extranjera que previstos por el
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner desde el 31 de
diciembre de 2012 hacia delante.
Según dicho informe, este año tendríamos que
haber abonado 14.380 millones de dólares. En el próximo
año, 11.741 millones de dólares. Y para los dos primeros
años de quien vaya a ser gobierno a fines de 2023 y 2024,
15.120 millones de dólares en 2024 y 18.043 millones de
dólares en 2025.
Vale decir que la incapacidad de pagar deuda de
este gobierno no es un problema de la deuda que se haya
tomado con el Fondo Monetario Internacional; lo digo porque
tampoco hubieran podido pagar los vencimientos que ustedes
mismos dejaron, ya que evidentemente no tienen esa
capacidad de pago en estos momentos.
Sobre el rol del FMI, es como si fuese una
ambulancia. Nadie quiere llamar a la ambulancia, pero
cuando tenemos un familiar que no la está pasando bien,
todos queremos que la ambulancia llegue rápido; también
queremos que nuestro familiar baje rápido de esa
ambulancia.
Por supuesto, cuando uno ve la relación que hay
entre los pacientes que van en la ambulancia y su estado de
salud, en general hay una correlación alta. Nadie se sube a
una ambulancia gozando de buena salud. Nadie va al Fondo
Monetario internacional gozando de buena salud. En general,
muchos de los programas del Fondo Monetario Internacional
han terminado mal -en parte- porque ese paciente estaba muy
mal.
Sin embargo, los programas del Fondo Monetario
Internacional no siempre terminaron mal. Por ejemplo, el
programa de 2003 fue un programa que hizo el propio
presidente Néstor Kirchner y no hubo ningún problema en
aquel momento. Podríamos decir que es un ejemplo de un
programa que pudo ser cancelado por anticipado y que no
impidió de ninguna manera el crecimiento en la economía
argentina. Como dije, incluso pudo ser cancelado en su
totalidad dos años después de haber sido firmado.
Señor presidente: desde el bloque de Evolución
Radical, una de nuestras preocupaciones respecto del
programa que ustedes traen al Congreso es que abunda sobre
la política económica de gobierno que nosotros hemos
considerado inapropiada en reiteradas oportunidades. Por
eso, desde este bloque de ninguna manera estamos dispuestos
a apoyarlo y adelantamos que respecto de la política
económica del gobierno nuestro voto va a ser negativo.
Otra preocupación tiene que ver con que el propio
programa de refinanciación con el Fondo, con esas tres
metas fiscales, monetarias y de reservas que usted
mencionó, tampoco ataca los grandes problemas estructurales
de la Argentina. Me refiero a aquellos que una y otra vez
nos llevan al Fondo.
Hace prácticamente 75 años que la economía
argentina tiene un sistemático sesgo antiexportador que
explica por qué la Argentina tiene un virus raro que no
existe en ningún lugar del mundo. Me refiero a la famosa
“restricción externa”, aquella que cuando uno la empieza a
ver, resulta que es interna en lugar de externa.
Curiosamente es externa en el relato, pero la sufrimos
solamente nosotros.
En el momento del mundo en el que hay más
liquidez en dólares, es decir, más dólares disponibles para
todo el mundo y a tasas reales negativas, la Argentina no
consigue financiamiento. La Argentina es el único país del
mundo que choca contra la restricción externa. Casualmente,
también es el único país del mundo que desde hace 75 años
tiene un sesgo sistemático contra sus exportaciones; las
penaliza sistemáticamente.
Por ejemplo, llevamos prácticamente tres años de
estancamiento de las exportaciones de servicios basados en
el conocimiento. Esencialmente, esto se debe a que se trata
de servicios de alta capacidad cognitiva e intelectual que,
si bien están siendo prestados, son facturados de otra
manera. Es decir, con gente que factura directamente desde
afuera y que no figura dentro de nuestras exportaciones.
Ello ocurre a pesar de que aumenta la cantidad de
gente empleada en el sector. Debería llamarles la atención
que no estén aumentando las exportaciones pero sí la
cantidad de trabajadores en el sector.
Es este sesgo antiexportador brutal de la
política económica el que explica que nos quedemos sin
dólares.
Por otra parte, confundimos los shocks
transitorios con shocks permanentes. Entonces, nos gastamos
la plata dulce cuando la soja sale 600 como si fuese a
tener ese valor para siempre. Ahora, cuando se revierten
los precios internacionales, enfrentamos un déficit cada
vez más grande.
A todos nos gusta cuando la soja está a 600
dólares la tonelada, porque entran muchas divisas a la
Argentina y podemos pagar salarios en dólares que son muy
altos, porque el dólar está barato gracias al ingreso de
divisas. Es la segunda vez en la historia que nos pasa lo
mismo. Nos pasó durante el primer peronismo. Los mejores
términos de intercambio del Siglo XX implicaron pagar
salarios reales en dólares muy altos. Me refiero a ese gran
logro del peronismo de 1945 en adelante, que resultó
insostenible cuando se revirtieron los precios
internacionales. Ahora, otra vez, vuelve a pasar
exactamente lo mismo durante el gobierno de Cristina.
La diferencia es que el sector privado se ajusta
rápidamente cuando corrigen el tipo de cambio y ajusta su
nivel de consumo, mientras que el sector público no lo hace
e incurre en déficit fiscales sistemáticos que financia con
deuda, cuando puede, o con emisión monetaria.
Los dos grandes problemas de las crisis
argentinas de los últimos 75 años, los defaults y los
problemas de alta inflación, son hijos de ese déficit
recurrente que se financia con deuda o con emisión
monetaria, como bien acaba de decir usted hace unos
minutos, señor presidente.
También tenemos problemas micro que este
programa tampoco resuelve. Es cierto que este programa
viene a tratar de repagar en parte, como dijo mi compañero
Alejandro Cacace, el programa anterior con el Fondo. Pero
ustedes saben que nosotros podríamos resolver el presunto
problema del default. El fantasma del default que ha
sobrevolado esta sala durante las últimas reuniones se
resuelve con 40.000 millones de dólares. Sin embargo,
estamos yendo a buscar 45.000 millones dólares, o sea, un
poco más.
A pesar de eso, no solicitamos ni ofrecemos
ningún tipo de reformas estructurales; usted lo ha dicho,
señor presidente. Tampoco las había en el programa
anterior, porque no le pedía al gobierno que hiciera
ninguna reforma previsional ni laboral.
Entonces, vuelve a pasar exactamente lo mismo: en
este nuevo programa, la Argentina no resuelve ninguno de
los problemas estructurales que tiene.
Más allá de todo, lo que más me temo es que se
trata de un programa que arranca mal parido y todos lo
sabemos. Pasa otra vez la misma pantomima que con el
problema del presupuesto. Cuando estábamos en la discusión
del presupuesto, los propios diputados oficialistas daban
cuenta de la invalidez del proyecto. De hecho, tuvieron que
introducir modificaciones a raíz de dichas declaraciones.
Las pautas macroeconómicas que preveía el proyecto de
presupuesto eran completamente anacrónicas; ya estaban
superadas. Lo que establecía ese presupuesto era erróneo.
Lo sabían ustedes mismos. Lamentablemente, en aquella
oportunidad no lo corrigieron y terminamos con el proyecto
de presupuesto desaprobado.
Ahora también sabemos que este programa arranca
mal, aún si no hubieran existido los aumentos en la energía
en los mercados internacionales que están ocurriendo y que
ya ocurren. Eso no es una incertidumbre -como dice un
artículo del programa económico que ustedes adjuntan-; es
una certeza. Trate usted, señor presidente, de importar gas
ahora y cuénteme cuánto le sale. ¡Le va a salir diez veces
más de lo que salía el año pasado! Entonces, ya sabemos que
vamos a tener un problema, producto de una menor cantidad
de divisas disponibles, ya que vamos a tener que gastarlas,
por ejemplo, en las compras de gas.
Seguramente usted me va a decir que, por otro lado, nos van
a entrar algunas divisas más las commodities; puede ser,
pero a esas el gobierno no las capta completamente; sin
embargo, sí gasta completamente las de la importación de
energía.
Entonces, hay un problema en el plan económico,
inclusive antes de los aumentos en el gas; este programa ya
arrancaba malparido. Nosotros ya habíamos dicho que el
programa de recorte de subsidios que ofrecía el gobierno,
en realidad no recorta subsidios. No da la matemática,
señor presidente, porque para el 90 por ciento de los
argentinos, los subsidios van aumentar este año y también
el año próximo. Es una paradoja que cada vez que gobierna
el peronismo, el 90 por ciento de los argentinos no puedan
pagar la luz ni el gas. Esto es notable.
La diputada Tolosa Paz se ríe se ríe cuando
comento esto, pero es cierto que ustedes venían subsidiando
al 10 por ciento de los argentinos que podían pagar; se los
venimos diciendo hace un montón. Reitero: dos años
subsidiando al 10 por ciento de los argentinos que podían
pagar. Lo notable es que con este programa ustedes están
reconociendo que después de su gobierno, el 90 por ciento
de los argentinos no pueden pagar la luz ni el gas que
consumen. ¡Es así! De lo contrario, estarían regalando
subsidios. Victoria: ¡sí, están regalando subsidios!
¡Reconocé que no pueden pagar o que están regalando
subsidios!

Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado: por favor, no


dialogue y siga con su intervención.

Sr. Tetaz. - Tiene razón, señor presidente.


Entonces, el programa ya estaba malparido de
antemano, es decir, antes de que ocurriera la crisis de la
guerra en Ucrania. Ya estaba condenado de antemano y era
completamente inconsistente. Ahora ya sabemos que no se va
a cumplir. El problema es que sabemos que las consecuencias
de no llegar a algún tipo de acuerdo con el Fondo son
incluso peores. Pero nosotros queremos dejar bien claro en
esta reunión que tenemos la certeza de que este es un
programa que va a tener que ser revisado próximamente,
porque no podrá ser cumplido.
Ni hablar de la cuestión de los precios, que es
insólita, como dijo también el señor diputado Cacace. No
hay ninguna evidencia científica internacional ni tampoco
local -siendo que hay numerosos economistas que tienen
mucho talento haciendo investigación en la Argentina,
algunos en el CONICET, otros en la Universidad de La Plata
y otros en la UBA- que haya podido demostrar un efecto del
programa de Precios Cuidados sobre la inflación en la
Argentina. No existe, porque controla de manera artificial
1.300 precios de la economía, cuando en una góndola de
supermercado hay 30.000. No hay ninguna relación, pero como
programa central en el relato se ofrece el programa Precios
Cuidados.
Tal como dijo el señor diputado Cacace, en las
metas que le va a controlar el Fondo Monetario
Internacional no va a estar el programa de Precios
Cuidados, porque no figura como parte de ellas; lo único
que figura como parte de las metas es la meta monetaria.
Entonces, terminemos con algunos mitos de la
deuda en la Argentina. Voy a reiterar algo que he
mencionado trescientas veces, pero lo voy a decir una vez
más porque quiero ser muy claro, for the record.
No existiría el problema de la deuda, del Fondo
Monetario Internacional ni tendríamos esta discusión aquí
si Cristina Fernández hubiera entregado el gobierno con
superávit, como lo recibió. No solamente perdió el
superávit en el primer año de su gobierno, sino que cada
año incurrió en un déficit más grande que el anterior. Esto
está chequeado. Tengo abierta la página web que confirma
esta información. Durante los gobiernos de Cristina
Fernández el resultado fiscal empeoró todos los años. Esto
está chequeado y es verdadero. Si quiere, subo esta
información a Twitter en un rato.
Este resultado implicó que Cristina hiciera
crecer la deuda, de 179.000 millones de dólares cuando la
recibió a 240.000 millones de dólares cuando la entregó. No
solamente ocurrió eso, sino que el programa del Fondo, que
es el cuco del endeudamiento, no hizo crecer la deuda.
El programa del Fondo lo que hizo fue pagar la
deuda que había recibido y, por lo tanto, se cambió de
acreedores. Si usted revisa esencialmente quiénes son los
acreedores, lo que va a encontrar es que cayeron los
títulos públicos, que esencialmente eran 235.000 millones
de dólares en el primer trimestre de 2018 y terminó el
gobierno de Macri con una cantidad de títulos públicos de
199.000 millones. O sea que redujo el stock de títulos
públicos casi en la misma magnitud en la que aumentó el
volumen de deuda con organismos como el Fondo Monetario
Internacional.
Entonces, esencialmente lo que ocurrió en ese
camino fue que se cambió de acreedores, pero el stock de
deuda no cambió. No es cierto que hay más endeudamiento por
haber ido al Fondo Monetario Internacional; de hecho, hay
bastante menos intereses gracias a haber ido al Fondo
Monetario Internacional y esa es la razón por la cual
ustedes van de vuelta allí y solicitan 5.000 millones de
dólares más. De lo contrario, ustedes solicitarían lo
estrictamente necesario para no caer en default, pero van a
tomar 5.000 millones de dólares más de deuda porque saben
que es la deuda más barata que pueden conseguir.
El último punto que quiero mencionar –por las
chicanas que escucho al mismo tiempo- es que no nos
olvidemos que este es un gobierno que cuando llegó pateó el
vencimiento del bono AF 2020, porque vencía en febrero y lo
patearon a septiembre. Es decir que reperfilaron deuda que
era pagable en pesos, porque no la podían pagar. Por su
parte, en la provincia de Buenos Aires, el gobernador
reperfiló aquel famoso bono BP21 que había emitido Scioli,
que también era en pesos, y tampoco lo podía pagar. Por
eso, a los que dicen tan alegremente que la deuda en pesos
se puede pagar, les digo que evidentemente no es tan así.
Quiero cerrar mencionando que este es un bloque
que, por supuesto, va a actuar de manera responsable, que
considera que el proyecto que ustedes están enviando al
Congreso es “invotable” respecto del programa económico y
lo va a votar en contra.
Por otro lado, el programa financiero que ofrecen
con el Fondo Monetario Internacional es malo y va a
fracasar, pero es preferible antes que un default.
Entonces, probablemente acompañe ese programa financiero.
Curiosamente, fíjese que usted está teniendo un
respaldo responsable de buena parte de la oposición en la
reprogramación financiera, siendo que cuando el gobierno
anterior tuvo que resolver la deuda con los jubilados más
grande de la historia, se ausentaron del Congreso. Me
refiero a las 745.000 sentencias; 745.000 casos en
tribunales que había cuando se fue Cristina Fernández de
Kirchner. No vinieron a votar la Ley de Reparación
Histórica para Jubilados y Pensionados porque no les
pareció adecuada la forma en que el gobierno anterior
pagaba la deuda con los jubilados.
Entonces, el gobierno anterior, al que ustedes
acusan de haberse endeudado con el Fondo Monetario
Internacional, ahora está ayudando a este gobierno para que
pueda resolver este problema, siendo que este es el mismo
gobierno que cuando dejó la deuda más grande de la historia
con los jubilados se borró a la hora de tener que pagarla.
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


Landriscini.

Sra. Landriscini. - Señor presidente: no voy a abundar en


cuestiones a las que quiero adherir, que ya expusieron
desde el primer orador -el señor diputado Carlos Heller-
hasta los demás diputados y diputadas del bloque que
integro. Solo deseo agregar algunos elementos conceptuales,
regionales y algunos que tienen que ver con el
funcionamiento del sector público, por lo cual es
importante apoyar no solo el acuerdo sujeto a este proceso
de negociación sino también el programa económico.
He venido escuchando desde que comenzó la gestión
del Frente de Todos que no tenemos un plan económico. Me
duelen las orejas de escuchar que no hay plan económico. Lo
han dicho en el Congreso, en los medios, lo han escrito. Me
han agotado escuchando que no hay plan económico.
Cuando aparece el plan económico formalizado,
gracias a que recuperamos la capacidad de negociar no solo
lo que se restructuró de la deuda de bonistas sino ahora
con la refinanciación con el Fondo Monetario y se viene con
un programa económico, vuelven a decir que no existe tal
programa. En realidad, algunos dicen la verdad, porque
manifiestan “No lo compartimos”, y nosotros podemos
entender los motivos por los cuales no lo comparten.
No lo comparten porque no tiene ajuste sobre los salarios,
porque no tiene ajuste sobre el gasto social, porque no
tiene ajuste en la obra pública.
Entonces, podemos entender por qué no lo
comparten. No lo comparten porque ustedes quieren achicar
el Estado presente que regula e interviene en los mercados
para proteger a los trabajadores, a las trabajadoras, a las
familias y a los consumidores. Por el contrario, ustedes
quieren la libertad total de los mercados de tierras, de
servicios, de bienes, del dinero para garantizar los
negocios de la patria financiera y especulativa, a los
mercados concentrados y a los actores concentrados. Eso es
lo que representan. Por esta razón no comparten este plan
económico que se basa en no hacer una reforma laboral ni
previsional. Muchos de ustedes dicen que no planteamos
cambios estructurales, porque seguramente en lo laboral
quisieran hacer esos cambios estructurales. También nos
duelen los oídos de escuchar esto tan seguido.
Con respecto al acuerdo malparido, en realidad
este acuerdo -si es que lo podemos llamarlo así- viene a
gestionar la refinanciación de una deuda que fue mal
concebida. Por esto llegamos al malparto de esa situación
de caos de agosto de 2019 que llevó a lo que hoy se está
tratando de refinanciar. O seaque no fuimos a buscar al
Fondo, sino que lo encontramos como el socio de Cambiemos
que vino a usar el crédito para la fuga de capitales y no
para el desarrollo, ni para los abuelos y abuelas, ni para
los niños de los jardines de infantes, ni para las mamas
solas de la AUH. Lo trajeron para garantizar que los
especuladores privados que hicieron el carry trade pudieran
sacar sus dólares otra vez cuando las papas quemaban,
cuando se hizo totalmente insostenible la economía
argentina a principios de 2018, cuando las inversiones no
llovieron y cuando la luz en el final del túnel no apareció
nunca. Entonces, este acuerdo nunca fue malparido, sino
que viene de una situación mal concebida que estalló en
2019.
Además, quiero retomar el tema de la restricción
externa. El diputado Heller relató muy bien la historia de
esa deuda y de esa restricción externa Argentina de la que
tanto se habla. Aprovecho para homenajear a Basualdo, a
Mario Rapoport, a Noemí Brenta y a Eric Calcagno que
estudió la perversa deuda Argentina. Todos ellos dijeron la
verdad: no es producto del déficit fiscal como cosa
automática, sino que es multicausal.
La especialización productiva primaria generó
históricamente la restricción externa y a esto se sumó
nuestra dependencia externa de fenómenos internacionales,
como hoy es la guerra y en otros momentos fue la pandemia o
el aumento de los precios internacionales.
Hay una cantidad de cuestiones que nos hablan de
la restricción externa clásica, tradicional, pero agravada
desde 2008. En este sentido, me llamó la atención cuando
dijeron que el gobierno de Cristina Kirchner aumentó el
gasto entre 2008 y 2015, cuando en realidad las políticas
públicas activas fueron las que salvaron a la Argentina de
la crisis financiera internacional de 2008. Aquí no se la
mencionó. Hay economistas muy estudiosos que ni siquiera se
acordaron de la crisis financiera internacional.
Argentina y sus empresas se salvaron de la crisis
financiera de 2008 con los REPRO y las políticas activas,
con la inversión pública y con el sostén del gasto social.
Pensemos en los programas sociales que rescataron de la
indigencia a madres y a niños pidiéndoles que fueran a la
escuela y que se vacunaran. Estos planes continúan vigentes
por necesidad.
La restricción externa se agravó con esa
financiación de la economía internacional que ha endeudado
a las familias, a las empresas y también al Estado. Háganse
cargo de que cuando ustedes vinieron hicieron el festival
de ese endeudamiento del Estado.
Ahora, estamos ante la necesidad de este acuerdo
que a nadie le gusta, porque a ninguno de nosotros nunca
nos gustó el Fondo Monetario Internacional, porque tenemos
memoria, conocemos la verdad y pedimos justicia para los
responsables que tomaron estas decisiones de deudas
irresponsables para la fuga de capitales en estos tiempos
recientes. Los conocemos desde la historia; desde Martínez
de Hoz, desde Cavallo y, esta vez, los conocemos desde el
punto de llegada.
Como docente universitaria quiero decir que
represento a los que han trabajado siempre conmigo, a
quienes nos recortaron los planes de ciencia y tecnología,
los fondos de subsidio del CONICET y los gastos de las
universidades, que entre 2016 y 2019 teníamos 6 meses de
atraso en el pago de los gastos de funcionamiento. En esa
época nos daban ridículos 1.500 pesos de viáticos para
viajar a los Congresos y para sostener los proyectos de
investigación. Echaron becarios del CONICET porque no los
iban a tomar ni les iban a aumentar los salarios.
No nos gusta volver al Fondo. Pero con este
acuerdo vamos a priorizar la ciencia y la tecnología para
el desarrollo productivo y para que le agreguemos más valor
agregado a nuestras exportaciones, para que le pongamos la
ciencia y tecnología de los conocimientos informáticos, del
conocimiento biotecnológico y de la nano tecnología. El
diputado preopinante habló de un sesgo antiexportador, un
invento teniendo presente que el año pasado tuvimos un
saldo en las exportaciones de 15.000 mil millones de
dólares. Vamos a trabajar en los proyectos que fortalezcan
la industria para corregir la restricción externa de la
especialización productiva primaria. Para lograr eso, vamos
a proyectar la agrobioindustria y no la exportación
primaria sin procesar.
Necesitamos el gasoducto de Tratayén a Salliqueló
y la siguiente etapa para la planta de licuefacción y la
exportación de gas licuado porque necesitamos ahorrar
divisas que son parte de la restricción externa. ¿Saben una
cosa? El gasoducto lo suspendieron ustedes cuando lo
anunciaron siete veces en Neuquén. (Aplausos.)
También anunciaron el ferrocarril para llevar los
insumos a Vaca Muerta, pero no llegó nunca; ni siquiera
llegó la máquina trochita que puede correr en los rieles.
Tampoco se hicieron las rutas, porque suspendieron todo. La
ruta 22 lleva más de diez años, y en dos años de este
gobierno con pandemia está casi por terminarse, igual que
la ruta 23. De esto sabemos los que vivimos en la
Patagonia.
Además, suspendieron los planes de urbanización
para los cuatro millones de personas que viven en los
barrios populares; esas inversiones las recuperamos con el
aporte sobre las grandes fortunas.
También cortaron las becas progresar y tiraron a
determinados contenedores libros que eran para la educación
de los chicos. Porque ustedes querían ahorrar en déficit
público y en gasto público a costa de los investigadores y
de los docentes. ¿Nos acordamos del descuento del 13 por
ciento que aplicaron en el 2000? Esto lo recuperamos en
2004 durante el gobierno de Néstor Kirchner. En ese momento
nos devolvieron el descuento del 13 por ciento.
Conocemos de sobra cómo ustedes planifican el
Estado y conocemos de sobra por qué no quieren este plan
económico. No lo quieren porque este plan económico
fortalece al Estado, y si fortalece al Estado, fortalece a
la Nación; si fortalece a la Nación, fortalece a todo su
territorio y no solo a la Capital Federal. Fortalece a todo
el territorio: a Jujuy, a Santa Cruz, a Neuquén, a Río
Negro, a Catamarca, a La Rioja, a Formosa. Muchos de
ustedes, por cortar el gasto público, se olvidan que eso es
parte de nuestro territorio y que allí tienen que llegar
los planes asistenciales sanitarios. Por eso se morían y se
siguen muriendo tantos wichies en la zona norte de nuestro
país, porque no les llegó el agua potable, no les llegó la
electricidad, les cerraron los hospitales, los centros de
vacunación y también los centros sanitarios en general.
Entonces, queremos este acuerdo, aunque no nos guste el
Fondo Monetario Internacional, porque no es la Cruz Roja,
no es una ambulancia de la Cruz Roja, sino que representa a
los países más fuertes del mundo y tiene que garantizar los
negocios de sus accionistas. Sin embargo, para nosotros hoy
es una medicina, producto de lo que ustedes generaron con
esa deuda mal concebida y malparida que heredamos.
En tal sentido, debemos sostener la vida de los y
las argentinas y por eso, tendremos que tomar esta
decisión, más allá de todas las dudas que tengamos por lo
que el Fondo Monetario Internacional ha representado en el
mundo y en la historia argentina.

Sr. Presidente (Heller). - A continuación, voy a anunciar a


los cinco próximos oradores así se preparan: Ramiro
Gutiérrez, Ingrid Jetter, Aldo Leiva, Pedro Galimberti y
Guillermo Carnaghi, en ese orden.
Tiene la palabra el señor diputado Ramiro
Gutiérrez.

Sr. Gutiérrez (R.). - Señor presidente: creo y comparto con


muchos de los que han hablado precedentemente que estamos
viviendo momentos trascendentes. Cada uno, desde su mirada
y su argumentación, no dejamos de reconocer la importancia
de las horas que nos tocan vivir.
Personalmente, quiero recordar una calificación
hecha por los propios soldados después de la Primera Guerra
Mundial, quienes habían vivido cosas muy trágicas en una
guerra de trincheras en la que se mataban, y de tan cerca
que estaban podían verse las caras. Ellos acuñaron la
expresión no man land, que significa “tierra de nadie”. En
aquel entonces, entre trinchera y trinchera, quedaba un
territorio manchado de sangre, en el que había gente herida
y gente muerta.
Creo que más allá de las incertidumbres de un
mundo global, en el que están pasando cosas de esa
naturaleza, la toma de una deuda tiene parangones con esos
espacios de no sentido.
Pienso que una deuda es un compromiso de pago
entre dos personas que lo han asumido y se han comprometido
con ciertas reglas. Ese compromiso jurídico, en el que una
de las partes es un organismo de crédito multilateral y la
otra un Estado-Nación hace que, como persona jurídica, hoy
estemos comprometidos con dicho marco jurídico vivo y
exigible. Entonces, lo peor que podemos hacer es dejar los
compromisos de ese contrato y de esa deuda en tierra de
nadie.
Por lo tanto, debemos entrar en ese territorio
porque allí está el destino, el futuro y la pervivencia de
la República Argentina, y no puede quedar entre el fuego de
dos trincheras, sino que debe estar en el medio de la
responsabilidad de un Parlamento que, además, tiene una
obligación constitucional que quiero resaltar, preexistente
a otras discusiones, y que hoy es letra vigente en nuestra
Carta Magna. Me refiero al artículo 75, inciso 7°, de la
Constitución de la Argentina que establece un imperativo,
porque dice que corresponde al Congreso de la Nación
Argentina: “Arreglar...” -utiliza ese término- “...el pago
de la deuda interior y exterior de la Nación.” “Arreglar”
no solo es poner en regla, sino que significa hacer todos
los cambios necesarios para que algo que está mal deje de
estarlo.
Entonces, aquí ha llegado la propuesta de un
camino posible. Sin embargo, no solo es posible, sino que
es mejor que el otro camino, porque en la situación real y
fáctica no podemos asumir los compromisos del Stand-By. Por
lo tanto, una facilidad extendida es mejor para este país y
para quienes vivimos en él. Por eso, voy a aceptar el
tratamiento de este acuerdo.
Además, quiero decir a los argentinos, a las
argentinas y a las sanas expectativas del mundo del trabajo
y de la producción, que es necesario poner una nueva línea
de partida.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Jetter.

Sra. Jetter. - Señor presidente: sinceramente, no pensaba


hablar, pero sí me gustaría rebatir algunas de las
expresiones que aquí se vertieron.
En primer término, he escuchado de parte del
bloque oficialista hablar muchísimo sobre la catástrofe que
sería caer en default. Muchachos, a nosotros no necesitan
contarnos eso, sino que deben decírselo a quienes no están
aquí, a Máximo Kirchner y a todos sus amigos; ellos son los
que no se hacen cargo de la catástrofe que bien
describieron ustedes.
En segundo lugar, quiero decirles que es
imposible que acompañemos un proyecto cuyo mensaje no
coincidimos. En uno de sus párrafos, ustedes dicen: “El
programa que se somete a consideración parte de una
concepción y de una lógica totalmente distinta al acuerdo
Stand-By suscripto en 2018, cuya deuda se refinancia.”
Primero, eso es una mentira, porque no
refinancian, sino que están pidiendo otro crédito. Ustedes
mismos dicen que tienen otra concepción. Entonces, no nos
pidan que acompañemos este programa.
Además, tampoco compartimos las alabanzas que se
hacen a la política de salud pública, porque no se hacen
cargo de los 120 mil muertos, del vacunatorio VIP ni de
nada; fueron 128 mil muertos, según me acota la compañera
Ocaña.
Segundo, tampoco compartimos lo que dicen sobre
el endeudamiento, ya que hablan exclusivamente de la deuda
que se tomó entre 2015 y 2019. La deuda con el Fondo
Monetario Internacional es solo el 12 por ciento de la
deuda total que tiene la Argentina, que fue generada por
ustedes a través de tantos gobiernos nefastos y, como dijo
el diputado Tetaz, del déficit fiscal del que nunca se
hicieron cargo.
Tercero, el ajuste que no les gusta es al
gobierno, al Estado; no les gusta reducir los gastos
políticos. No me refiero a lo manifestado por la diputada
que me precedió en el uso de la palabra en relación con los
gastos sociales, sino que hablo de Aerolíneas Argentinas
que gasta 2 millones por día, del nuevo contrato que le
hicieron al entrenador de Dylan, de los gastos espurios que
no se pueden justificar y de los 24 millones que gastaron
Alberto y Fabiola en picadas.
La gente no come vidrio, el ajuste no se trata de
reducir gastos necesarios sino de reducir gastos espurios y
de corrupción.
Quisiera decir por dónde pretenden hacer el
ajuste, ya que en este programa hay ajuste porque plantea
la reducción del déficit a través de tarifas. En este
punto, quisiera hacer una acotación, porque me parece
paradójico que la diputada Tolosa Paz diga que nos preocupa
el 10 por ciento que más gana, cuando les recuerdo que
nosotros recibimos un país que gastaba el 4 por ciento del
PBI en subsidios, se los devolvimos con una reducción del
1,1 por ciento del PBI en subsidios, y ahora ustedes lo
llevaron al 2,5 por ciento. (Aplausos.)
En 2019 ustedes pretendieron que votáramos
-porque efectivamente no la acompañamos- una ley de
emergencia por la que devolvieron el subsidio al AMBA a
Edenor y a Edesur. Como correntina lo cuestioné porque,
lamentablemente, nosotros no pagamos la luz que ustedes
pagan y no tenemos gas subsidiado sino garrafas.
Ustedes son los que durante dos años han
subsidiado la energía, el gas y la luz a los que más tienen
y hoy, en buena hora, se lo intentan sacar. Dicen que no
van a superar el 40 por ciento del aumento salarial en la
clase media y el 20 por ciento de la tarifa social de los
que menos tienen. El 20 por ciento en la tarifa social,
¿cómo lo van a hacer? La verdad es que es bastante difícil
de entender cómo van a segmentar a los usuarios, pero nada
dicen respecto de que van a sacar el subsidio a los que
producen: al que tiene una pizzería o al que fabrica
colchones. Nuevamente, a ellos les van a sacar el subsidio,
a la gente que genera trabajo y al que produce.
También hacen el ajuste a través del revalúo
fiscal, una forma fácil de seguir aumentando impuestos en
forma escondida, tratando de que la gente pague más
impuesto a los bienes personales. Y lo hacen efectivamente,
en una jurisdicción que modernizó su sistema, no lo van a
pagar todas las provincias.
Por otro lado, el impuesto o ajuste que considero
más grave es la inflación. Hablan -lo he escuchado acá- de
que ustedes son amantes del impuesto progresivo. Sepan que
la inflación es el impuesto más regresivo que existe en el
mundo, en la Argentina y en todos los lugares. (Aplausos.)
Ustedes pretenden que este programa se financie
con inflación y lo va a pagar, sobre todo, el que menos
tiene. ¿Por qué no plantean una reducción al gasto público?
Aquí hay mucho por decir, pero es importante que la gente
sepa que en el año 2003 recibieron un Estado con 480.000
empleados públicos y en 2015 nos dieron un Estado con
764.000. Nosotros lo devolvimos con un poquito menos,
758.000.
No me hablen del Estado presente, porque en
Corrientes el Estado no estuvo presente; el Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible no se mostró. Nos
aumentaron los impuestos a cada cápita de seguro en un 3
por mil en el año 2020 y, sin embargo, el Plan Nacional de
Manejo del Fuego no existió. Recién ahora se acordaron de
Corrientes, así que la verdad es que el Estado presente de
ustedes no existe.
Voy a decir lo último, porque no quiero
extenderme. Ustedes se jactan –así lo expresó el presidente
en su discurso inaugural, y acá lo he escuchado en varias
oportunidades- de que no van a hacer una reforma laboral.
El presidente lo hizo mirando al balcón a Pablo Moyano y a
otros gremialistas, defendiendo la corporación, mientras en
nuestro país sigue habiendo dirigentes gremialistas
millonarios y el 42 por ciento de la población tiene un
trabajo en negro, no puede conseguir un empleo formal y
sigue aumentando el desempleo. Eso es lo que defienden.
A mí no me importa si el Fondo Monetario
Internacional exige o no una reforma laboral. Quiero que
haya una reforma laboral, para que muchas más personas
tengan empleo en la Argentina. (Aplausos.)
El presidente también se jactó de que no se le
exigía ni encararía una reforma previsional. Es fácil decir
eso cuando al lado estaba sentada una persona que cobra 3
millones de pesos por mes, mientras la mayoría de los
jubilados apenas perciben poco más de 30.000 pesos. Así es
fácil decir “no vamos a hacer una reforma previsional”. Les
quiero decir que la hicieron; la hicieron ajustando en 2019
a través de la fórmula previsional.
Por último, no dicen nada acerca del cepo, ni de
la brecha cambiaría. Es decir, ¿vamos a seguir dos años más
con cepo? ¿Vamos a seguir dos años más castigando a los que
exportan?
No mencionaron nada acerca de las retenciones. Me
temo que estén pensando en aumentarlas. Yo las eliminaría,
porque me parece que es un saqueo permanente al que
produce, y nunca estamos promoviendo la exportación.
En resumen, proponen más de lo mismo, y esto nos
lleva al fracaso. No vamos a apoyar un programa que sigue
saqueando al que produce, al que trabaja, y que no pretende
hacer ningún tipo de reducción en gastos políticos y
espurios.
Insisto: si quieren asegurarse los votos, busquen
en su espacio, que venga Máximo, que vote; esa es la única
forma que van a tener para evitar el default. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Leiva.

Sr. Leiva. - Señor presidente: sin querer entrar en


polémica con la diputada preopinante, yo digo que entre
Chaco y Corrientes no nos separa el puente, sino que nos
une. Pero entre su mirada y la nuestra hay una gran
diferencia.
Empiezo por decir que, en verdad, ninguno de los
que formamos parte del bloque del Frente de Todos hemos
sido denunciados por habernos quedado con parte del sueldo
de los empleados que nos acompañan. Ojalá ellos pudieran
decir exactamente lo mismo. (Aplausos.) A veces se pone de
manifiesto esa doble moral, una situación que seguramente
van a tratar de negar; pero ha sido de público
conocimiento, e incluso -si no me equivoco- hasta se ha
presentado alguna denuncia penal. Sin embargo, el tema que
nos ocupa hoy es otro, y estamos para hablar de eso.
En primer lugar, quiero referirme a su
exposición, presidente, que ha sido brillante, por el tono
y la forma que utilizó. Prácticamente, no he escuchado
absolutamente a nadie que pueda refutarlo, porque su
presentación ha sido con datos muy precisos. Ha tenido una
objetividad total en ese repaso que hizo. Ello no solamente
forma parte de su capacidad intelectual o formación
académica, sino también seguramente se debe a que muchas de
esas etapas las ha vivido, las ha sufrido y las ha
padecido, como tantos argentinos.
Felicitaciones, presidente, y desde el bloque
nos hacemos eco de todo lo que usted ha expresado.
(Aplausos.)
También me sumo a lo que usted ha dicho hace unos
días atrás, ayer o anteayer, respecto de que para nosotros
no hay nada que festejar. No vamos a festejar esto.
Seguramente, votaremos el acuerdo apretándonos la nariz,
porque no nos gusta el Fondo Monetario Internacional.
En verdad, acá desfilaron empresarios,
dirigentes políticos, y si hubiesen venido Dujovne o Macri
para explicar por qué dijeron de un día para el otro “vamos
al Fondo Monetario Internacional”, tal vez me habrían
convencido.
Escuché que otro diputado se refirió al programa
como “malparido”. La diputada compañera dijo que es “mal
concebido”.
Entonces, pregunto a la oposición: ¿qué
calificación le damos a quien tomó ese endeudamiento con el
Fondo Monetario Internacional? ¿Cómo lo llamamos? ¿Cómo le
decimos?
Quizá ustedes, que son tan genios a la hora de
explicar y aplicar tecnicismos, puedan ayudarme a calificar
a Mauricio Macri. Yo tengo el lenguaje del pueblo, pero no
lo voy a utilizar acá, porque creo que ni siquiera se
merece que lo mencione. Sí sé cómo le decía la gente y lo
recordaban muchas hinchadas en los distintos estadios de
fútbol: “Mauricio... hijo de...”. No voy a seguir.

Sr. Presidente (Heller). - Por favor, señor diputado...

Sr. Leiva. - Eso tarareaba la gente...


Entonces, cuando ustedes tienen ese tecnicismo y
hablan tan raro, les pido que no se confundan y no lo
hagan, porque la gente sabe que son los responsables de los
45.000 millones de dólares y del 3.000 por ciento de
tarifazo, que generaron; la gente sabe que vaciaron los
hospitales; que se opusieron al aporte solidario a la
riqueza y que hicieron lo imposible para que no tuviéramos
vacunas. La gente sabe que el jefe político de ustedes dijo
que se muera el que tenga que morirse; sabe que si nosotros
estamos acompañando esta propuesta es porque no hay otra
alternativa.
Tengan la plena seguridad de que no solamente
quien les habla, sino que desde el presidente a la cabeza
-sin ninguna duda- estamos acompañando esta iniciativa. No
habrá reforma laboral, como ustedes querían. Tampoco una
reforma previsional ni más despidos, achicamiento del
Estado o más pobreza, como ustedes querían. Sentaremos las
bases para tener un sendero que nos permita consolidar esa
recuperación económica que empezó en 2021, a pesar de que
ustedes nos rechazaron el presupuesto. (Aplausos.)
Siempre son los paladines de la democracia y
defensores de la Justicia. Cuando el presidente dijo que la
Justicia debía investigar, ¿qué hicieron? Se retiraron del
recinto, porque no les gusta que los investiguen. Esa es la
verdad; esa es la realidad.
Por eso, señor presidente, estamos convencidos de
que este es el mal menor. Estamos convencidos de que, si
nuestro presidente nos está pidiendo que acompañemos esto,
tenemos que hacerlo.
No voy a defender a Máximo ni a Grabois, porque
son lo suficientemente capaces para defenderse solos. En
verdad, en lugar de exigir que Máximo y Grabois sienten a
sus compañeros, que podrían estar en disidencia con
nosotros, deberían acompañar -como dijo el presidente- para
que la Justicia actúe y determine las responsabilidades que
ha tenido el gobierno de ustedes al tomar semejante deuda,
sin siquiera preguntar al Congreso de la Nación.
Para finalizar, quiero decirles también que el
gobierno de Macri -como dijo un diputado de la izquierda-
efectivamente tuvo mayoría en muchas oportunidades. ¿Saben
por qué? Porque extorsionaba a los gobernadores para que
mandaran a sus diputados a votar cuando no conseguían los
votos necesarios.
He sido intendente durante varios años en mi
ciudad y nos obligaban a tomar préstamos, a firmar en
dólares, pero nos daban pesos.
Ese es el gobierno que hemos tenido, y por eso la
gente le dio la espalda; en definitiva, fueron ustedes los
que prometieron pobreza cero, los que decían que la
inflación era una pavada, que iban a llover inversiones. En
cambio, nosotros planteamos un modelo diferente, y es lo
que la gente votó en 2019.
Finalmente, el hecho de que en las últimas
elecciones la gente los haya acompañado con su voto para
tener más diputados no es para poner palos en la rueda. Eso
se dio porque efectivamente la gente creyó que iban a
colaborar, que habían cambiado; pero en el fondo siguen
siendo los mismos de siempre, los que de generación en
generación vienen endeudando y sometiéndonos a los
organismos internacionales.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. LEIVA. - Cada tanto, tiene que ser el peronismo el que


vuelva a poner al país de pie. Ese país que puso de pie
Néstor Kirchner; ese país en el que Néstor Kirchner le pagó
al Fondo Monetario Internacional para que se fuera.
(Aplausos.)

- Varios señores diputados


hablan a la vez.

Sr. LEIVAN. - Realmente, no me simpatiza la ironía con la


que me están tratando. Los he escuchado con mucha atención
y nos bancamos todo lo que ustedes dicen; pero cuando a
ustedes se les dicen ciertas cosas, se molestan. ¿Qué les
pasa, chicas y muchachos? ¿Están nerviosos?, como decía
Néstor Kirchner. ¿Qué les está pasando? (Aplausos.)
Nosotros vamos a honrar lo que hemos aprendido
como peronistas: primero, la Patria; después, el movimiento
y, por último, los hombres. En esa línea trabajaremos. No
tenga dudas el pueblo argentino de que transitaremos ese
camino. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Galimberti.

Sr. Galimberti. - Señor presidente: es difícil hablar


después del diputado preopinante. Trataré de no hablar raro
y de no poner palos en la rueda.
Por suerte, hace más de 200 años, algunos
revolucionarios en los Estados Unidos de América y otros en
el Viejo Continente, en Francia, han sido capaces de llevar
adelante algunas ideas que con diferentes matices han
perdurado en las sociedades occidentales en el transcurso
de los tiempos, y nos han permitido que existan
declaraciones, derechos, garantías y –también- la división
de poderes.
Así que cuando haya cuestiones para denunciar,
todos sabemos que se tiene que ir al Poder Judicial y ahí
es donde debe investigarse y no intentar venir a ejercer
desde la tribuna, en un ámbito absolutamente formal,
discusiones que deben darse en otro lado. Digo esto porque
la verdad es que algunos discursos contribuyen en muy poco
a la necesaria razonabilidad que debe tener este debate, en
el cual de una u otra manera todos estamos involucrados.
Hace unos días estuvo nuevamente acá el ministro
de Economía, Martín Guzmán; ya era tarde, estuvimos casi
ocho horas reunidos. A mí me tocó hablar al final. Le hice
una sola pregunta con un desarrollo cronológico.
Entre otras cuestiones de las que trata el
memorándum, habla de lo que serán los porcentajes de
inflación en la Argentina. En esa oportunidad, le hice una
sola pregunta, que grafica un poco muchas de las dudas que
tenemos los que estamos desde el principal espacio opositor
absolutamente convencidos de la función de contralor que
debemos llevar adelante, con la responsabilidad histórica
que nos toca.
Le decía al ministro Guzmán que cuando estuvo a
mediados de diciembre señaló que el porcentaje de inflación
del 33 por ciento iba a sostenerse en el tiempo. Poco menos
de dos meses y medio después, había suscripto estos
memorandos con el Fondo Monetario Internacional, y ya daban
absolutamente otros números.
Entonces, le pedí que nos dijera cuáles fueron
las circunstancias que habían hecho variar esta
apreciación. La verdad es que no contestó esa pregunta ni
muchas otras.
Insisto en este tema, porque creo que es
necesario entender que, desde nuestra responsabilidad,
debemos indagar algunos de estos números para tomar una
decisión que sea más o menos ajustada a la razonabilidad.
El proyecto que se trae a consideración desde el
Poder Ejecutivo tiene defectos de técnica legislativa en su
artículo 1°); aunque, en definitiva, es una potestad del
Congreso de la Nación autorizar este endeudamiento.
Me parece que allí, los que pretendemos la
continuidad del Estado; los que venimos a poner la
discusión en términos de políticas públicas, sin nombre
propio -muchos de los que han levantado la voz pareciera
que pertenecen a gobiernos que nunca han endeudado al
país-, debemos señalar algunas cuestiones.
En los dos primeros años de gobierno de esta
gestión, se ha endeudado en moneda extranjera al país más
de lo que ahora se pretende solicitar al Fondo Monetario
Internacional.
En realidad, este acuerdo que vamos a suscribir
con el Fondo -y voy a hacer un pequeño juego de palabras-,
no es la solución de fondo. ¿O acaso nosotros pensamos que
luego de la firma del acuerdo, si es que sale aprobado por
el Congreso, los problemas en la Argentina van a
desaparecer? Por supuesto que no.
Alguien lo dijo por ahí: “Estamos ganando una
ventana de tiempo”. Es cierto. Hay un tiempo. Y en ese
tiempo hay algunas cosas que tenemos que realizar.
Evidentemente, la Argentina ha llegado a este momento
porque hay algunas cosas que viene haciendo de una manera
que no es la adecuada. Como diría un presidente
norteamericano hace varios años: “Es la economía”. Y agregó
otra palabra.
Quiero plantear dos o tres cuestiones más. Hoy lo
decía el diputado Cacace: lo que se está por solicitar en
préstamo al Fondo Monetario Internacional no es más que el
11,5 por ciento del total de los 365.000 millones que hoy
debe la Argentina. El fin de semana me puse a hacer un
videíto para eso. Porque muchas veces da la sensación de
que la discusión que tenemos acá no llega a los ciudadanos.
Para explicar claramente esto, quiero decir que no va a
alcanzar con el acuerdo que hagamos con el Fondo. La
Argentina deberá realizar otros esfuerzos. En este sentido,
voy a mencionar cuatro o cinco datos objetivos.
Recién se preguntaba por el déficit fiscal. Puede
ser que le erre en algún año, pero desde 2008 la Argentina
no tiene superávit fiscal. En cuanto a la inflación,
estamos en dos dígitos –hoy ya en el 50 por ciento- desde
hace más de una década. La generación de empleo privado
desde el 2011 está en una meseta. Tiene algunos picos: por
ahí sube o baja un poco. Pero cuando se mira en perspectiva
se ve que desde el 2011 estamos en una meseta.
Aquí muchos han aplaudido casi a rabiar al
presidente de la Nación, en su discurso de apertura de la
Asamblea Legislativa, cuando dijo que no iba a haber
reforma laboral. La verdad es que cuando uno mira las
condiciones y los números que nos entregan las mediciones
del INDEC, debe empezar a preguntarse -al menos esa es
nuestra función como dirigentes- si hay algunas cosas que
hoy no están funcionando de acuerdo con la realidad. Porque
cuando uno mira los datos de la desocupación, sobre todo de
los más jóvenes, los números se agigantan. Esto nos muestra
que el escenario es malo, pero el futuro va a ser peor.
Esto nos va a exigir discusiones en el ámbito del Congreso
para tratar de encontrar algunas alternativas.
Señor presidente, señores diputados: desde
nuestro interbloque de Juntos por el Cambio estamos
trabajando con absoluta responsabilidad para evitar la
mora, el default, o como se lo quiera llamar, y darle las
herramientas al Poder Ejecutivo nacional para que pueda
negociar de la mejor manera la toma del nuevo empréstito
con el Fondo Monetario Internacional. Lo estamos haciendo
con tiempos absolutamente exiguos y contrarreloj.
Trataremos de dar esa autorización en el marco de la
razonabilidad, conforme lo que prescribe el artículo 75 de
la Constitución Nacional, pero sin adentrarnos en el tema
de quién debe llevar adelante la administración y ejecución
de políticas públicas en el país, que es el Poder Ejecutivo
nacional. No pretendan que acompañemos un programa de
gobierno con el cual no coincidimos, independientemente de
lo que han sido los fundamentos y la exposición de motivos
al momento de presentar el proyecto de ley, que obviamente
tampoco acompañamos. Pero no nos cabe duda de que nuestra
tarea en este lugar es actuar de manera absolutamente
responsable, acompañando el principio de continuidad que
debe existir en todo Estado.
Quiero hacer una última mención referida a uno de
los datos objetivos, que tiene que ver con la inflación.
Mientras nosotros discutimos acá y vemos si el déficit
fiscal es bueno o malo -porque pareciera que se pone en
duda, ya que en los discursos esto no queda claro-, quiero
ratificar las palabras del presidente. El día en que inició
el período de sesiones ordinarias dijo de manera muy clara:
“La inflación es el principal problema del país”. Yo creo
que, de manera directa e indirecta, es el principal
problema del país, al igual que el déficit fiscal.
Quiero hacer una consideración más. La inflación
siempre implica ajuste de manera inconsulta y arbitraria.
Se aplica sin ver si se trata del 1 por ciento, del 10 por
ciento o del 15 por ciento más. La aplica el mercado, el
kiosco y las grandes empresas, y por lo general termina
golpeando a los sectores menos pudientes de este país.
Además, la inflación genera otra consecuencia que muchas
veces no es debidamente medida: le hace perder
oportunidades a un montón de ciudadanos en este país que
quieren emprender con su propia empresa o con su desarrollo
en el trabajo. Porque el mercado de capitales que se
pretende llevar adelante -según les escuchamos decir al
ministro de Economía y a Miguel Pesce- en realidad casi no
existe. Muchos de los que supuestamente hoy podrían
solicitar ese tipo de créditos no tienen la posibilidad por
diversas circunstancias, o bien, porque la misma inflación
termina mostrándoles que la tasas son absolutamente
irrazonables para cualquier desarrollo de emprendimiento
productivo. Por ese motivo, no están haciendo uso de ellos.
Para ir cerrando, la economía es, en definitiva,
lo que va a terminar mostrándonos el camino que tenemos que
seguir para darle las herramientas al Poder Ejecutivo
nacional a fin de que obtenga el nuevo préstamo.
Necesitamos que en ese camino haya razonabilidad, y que los
discursos y, sobre todo, la modificación del proyecto
original del Poder Ejecutivo, nos den un sendero -como he
escuchado decir en estos días- para salir de la encerrona
en la que estamos metidos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Guillermo Carnaghi.

Sr. Carnaghi. - Señor presidente: el 1º de marzo, nuestro


presidente dijo con claridad que este préstamo o este stand
by tomado en 2018 era una espada de Damocles sobre la
Argentina. Lo mismo expresaba en el mensaje de elevación
del presupuesto nacional. Si recuerdan, allí planteaba con
claridad que si teníamos que hacer frente a 19.000 millones
de dólares durante este año y a 20.000 millones de dólares
el año que viene, eso significaba cero obra pública y
achicar los gastos en seguridad social, en educación, en
salud, en seguridad, etcétera.
Desde ese lugar se negoció este acuerdo, que
claramente no nos gusta y no es una panacea. Pero sí está
claro que esta negociación tiene condicionantes distintos a
otros de otros acuerdos con el Fondo Monetario
Internacional, fundamentalmente en lo que tiene que ver con
los derechos laborales y previsionales y con no pedir
privatizaciones de empresas públicas.
Obviamente, este acuerdo es necesario. Es
necesario para seguir en esta senda de crecimiento, que
este año está en un 10,3 por ciento del producto bruto
interno. Esto se ve en todo el país y también se ve en mi
provincia. En mi provincia se ve un Estado presente, así
como estuvo presente el Estado nacional sosteniendo a los
sectores más necesitados de la sociedad, como a las pymes,
con los IFE, los REPRO, los ATP y demás políticas activas.
También está presente en la recuperación. En mi
provincia, las dos actividades principales son los
hidrocarburos y el turismo. En cuanto a los hidrocarburos,
tenemos récord en producción de gas y petróleo a partir del
Plan Gas.Ar, y en turismo hemos logrado plena ocupación a
partir del Previaje. Acá abro un paréntesis para los que no
entienden de subsidios: con Aerolíneas Argentinas en manos
de privados, en mi pueblo, San Martín de los Andes,
teníamos dos vuelos semanales; con Aerolíneas Argentinas en
manos del Estado, en mi pueblo tenemos nueve vuelos
semanales; para eso sirven también los subsidios del
Estado. (Aplausos.)
Me quiero referir también a otra cuestión que
creo que es importante porque acá se hablaba del fantasma
de la cesación de pagos. No es un fantasma; es una
realidad. Se trata de una realidad que vinieron a exponer
los gobernadores, que son los responsables de cada uno de
los distritos por la voluntad popular.
Y permítanme decirles a aquellos que no
estuvieron ayer -ya que hubo muchas ausencias- en la
reunión con algunos gobernadores. Voy a leer quiénes
estuvieron para que vean el volumen de la representatividad
y también para los que son de distintos partidos o
expresiones políticas. Nos acompañó Omar Perotti, de Santa
Fe; Gerardo Morales, de Jujuy; Gustavo Valdés, de
Corrientes; Ricardo Quintela, de La Rioja; Raúl Jalil, de
Catamarca; Osvaldo Jaldo, de Tucumán; Omar Gutiérrez, del
Neuquén; Gustavo Sáenz, de Salta; Sergio Ziliotto, de La
Pampa; Gustavo Bordet, de Entre Ríos; Oscar Herrera Ahuad,
de Misiones; Mariano Arcioni, del Chubut; y en
representación de Santiago del Estero y Santa Cruz, los
vicegobernadores, Carlos Silva Neder y Eugenio Quiroga.
¿En qué coincidían todos los gobernadores?
Coincidían en lo mismo que planteó el presidente: el peor
de los escenarios es la cesación de pagos. Porque con esta
cesación de pagos, así como sería ingobernable la Nación,
se hacen ingobernables las provincias. Y vinieron
gobernadores de distinta visión política a pedir al
Congreso de la Nación que apoyemos este acuerdo que
negociaron nuestro presidente y nuestro ministro de
Economía.
Para llevar las cosas a lo concreto, porque se
habla mucho, ¿qué significaría en Neuquén no contar con
financiamiento internacional? Primero, no se podría
construir el Gasoducto Néstor Kirchner. Ya se ha hablado
varias veces que este gasoducto nos permite sacar el gas.
Gracias al Gas.Ar estamos produciendo más gas y petróleo,
pero tenemos un cuello de botella porque no podemos sacar
este gas tan necesario siempre, pero más necesario ahora
por el conflicto bélico en Ucrania. Esto requiere una
inversión de 2.540 millones de dólares. Y parte de esos
2.540 millones -y esto es bueno decirlo-, 400 millones, van
a surgir del aporte solidario a las grandes fortunas.
(Aplausos.) Esto se invierte en Neuquén, pero es para todo
el país.
Otra de las inversiones importantes es la empresa
energética que venimos peleando hace muchos años, la
Represa de Chihuido. Se produce en Neuquén, pero es energía
para todo el país. Estas son las obras importantes, pero
también tengo un listado. Hubo una diputada preopinante que
dijo que, así como escuchamos a los gobernadores sería
bueno escuchar a los intendentes porque cuestiones que
parecen muy chicas en la gran escala de ciudades como
Buenos Aires, son muy importante en pequeñas ciudades.
Voy a mencionar las obras y proyectos en
ejecución: unidad académica de la Facultad de Ciencias del
Ambiente y de la Salud de la Universidad Nacional del
Comahue, un edificio de 2.900 metros cuadrados financiado
por el Banco de Desarrollo de América Latina; construcción
de un centro cultural de Aluminé, que está en ejecución,
213 millones por el BID; mejoramiento del casco urbano de
Añelo, 153 millones del BID; construcción del centro de
exposiciones y convenciones en la ciudad de Neuquén, el BID
financia el 85 por ciento de la obra; pavimentación,
iluminación urbana de Villa La Angostura –ahí va mucho el
ex presidente, le va a venir bien-, son 428 millones de
pesos financiados por el BID; proyecto integral en Villa
Pehuenia, puesta en valor del espacio público por 225
millones del BID; y mantenimiento de la ruta 234 y 237,
entre otros. Necesitamos este acuerdo para seguir en la
senda del crecimiento y sacarnos la espada de Damocles que
nos dejó esta toma de stand-by irresponsable del gobierno
anterior. Gracias, presidente. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Muchas gracias, diputado.


Voy a leer los nombres de los cinco diputados y
diputadas que intervendrán ahora para que se preparen: Juan
Manuel Pedrini; Romina del Plá; Hernán Lombardi; Danya
Tavela y Paula Omoedo.
Tiene la palabra el diputado Juan Manuel Pedrini.

Sr. Pedrini. - Gracias, presidente. Creo que hoy


literalmente los ojos del país económico y del país laboral
están puestos en esta reunión de comisión.
Considero que hay una gran expectativa respecto
de cómo, no los diputados de cada bancada, sino de cómo
este Congreso resuelve esta cuestión. Esta reunión de la
Comisión de Presupuesto y Hacienda junto con la de Finanzas
evidentemente se convirtió en una cuestión trascendental.
Estamos rumbo a la tercera sesión de la Cámara de Diputados
de este último tiempo, descontando la Asamblea Legislativa.
Y tuvimos tres temas económicos: la primera, presupuesto;
la segunda, bienes personales; y la tercera, el arreglo -o
no- con el Fondo Monetario Internacional.
En cuanto a la cuestión del presupuesto creo que
no dimos la mejor señal, que es la de haber rechazado por
primera vez un presupuesto a un presidente. Esto de por sí
no es bueno, pero peores son sus consecuencias. Las
consecuencias es que se tiene que prorrogar el presupuesto
del año anterior, del 2021. Con una inflación del 50 por
ciento, ¿cuándo se va a agotar? En mayo o junio no hay más
presupuesto. Y a partir de ahí ¿qué pasa? El jefe de
Gabinete va a reasignar las partidas de acuerdo a la
recaudación. Entonces, lo que antes las provincias tenían
por ley, ahora dependen de la discrecionalidad de un
funcionario.
A la República no le hicimos ningún bien. No le
hicimos ningún bien con una decisión de este tipo: donde
estaba la ley pusimos la discrecionalidad del jefe de
Gabinete; eso no es bueno, y estoy hablando del Congreso
como institución. No fue bueno lo que hicimos: condensamos
y le dimos atribuciones y prerrogativas extraordinarias a
un ministro del Poder Ejecutivo no electo por el pueblo, y
los gobernadores y los intendentes electos por el pueblo
ahora tienen que ir a pedirle este funcionario los recursos
que necesitan.
Ahora bien, estamos encaminados a la próxima
sesión que se convoca para la sanción de una ley
prácticamente, de acuerdo con lo que se dijo aquí, por
unanimidad. Es un hito histórico, es la primera vez que
estamos discutiendo en forma previa las condiciones para
aprobar -o no- un acuerdo de facilidades extendidas con el
Fondo Monetario Internacional. Esa norma es muy clara;
establece el acuerdo y el programa.
La verdad es que de las distintas exposiciones me
tranquiliza saber que hay un gran consenso en que vamos a
evitar el default. Eso creo que es lo que surge. El tema es
cómo. Y ahí aparece el problema de lo accesorio, que es el
plan. No crean que este plan que es tan denostado es
nuestro plan y que estamos contentísimos. No, no; tuvimos
que hacer muchísimas concesiones, lógicas de una posición
de debilidad, como decía el diputado Arroyo, y de cualquier
negociación. No hay negociación en la cual no tengamos que
hacer distintas concesiones. Eso es absolutamente lógico.
Hubo una concesión importante en la suba de los subsidios,
sin lugar a dudas.
En lo personal no me gusta mucho el límite a la
emisión monetaria ni los límites al déficit, pero los
tuvimos que hacer.
Ahora escucho muchas críticas sobre la inflación,
y brevemente quiero decirles que desde 1990 hasta ahora, el
año con mayor inflación fue 2019, momento en el que no
estábamos gobernando nosotros precisamente. Son ustedes los
que tienen el récord de inflación de los últimos treinta
años, que se dio en 2019, con más del 54 por ciento. Por
eso, nos llama poderosamente la atención lo que están
diciendo.
Esa es la única licencia que me tomo respecto de
las políticas de ustedes. Pero sí quiero hablar de las
virtudes de nuestras políticas económicas.
Después del récord de inflación y de
endeudamiento que se dio en tan poco tiempo, asumió nuestro
gobierno y tuvo que recibirlo. Sin embargo, es nuestro
deber salir adelante.
Creo que el tan denostado plan, del que ustedes
están tan en contra, puede mostrar a la ciudadanía un
crecimiento del 10 por ciento de la economía, que sorprende
a propios y extraños.
Se dijo que la Argentina iba a ser el último país
en Latinoamérica en recuperar la actividad económica que
perdimos durante la pandemia: somos los primeros en
recuperarla. Reitero: los primeros en recuperarla. Ya la
recuperamos y la pasamos. Con la deuda en pesos, podemos
ver el vaso medio lleno o medio vacío. Yo veo el vaso medio
lleno.
Nos guste o no -y eso es un signo positivo-, hay
un mercado de capitales en la República Argentina que
permite subsidiar el déficit del Estado en mayor porcentaje
respecto de lo que había antes. Seguramente, si todo marcha
como esperamos, es este el que va a sostener el déficit
fiscal en los próximos años.
El mercado de capitales nacionales se fortaleció
y los bancos están con una liquidez histórica. No hay
ningún peligro de corrida bancaria. Entonces, tenemos
crecimiento económico con solidez del sistema el
financiero.
En cuanto a la tasa de desempleo, que era de dos
dígitos, la bajamos al 8 por ciento, que es el nivel
actual.
Las exportaciones son récord. En estos momentos
las tuvimos en cantidad, en calidad y en precios.
La obra pública se despliega absolutamente por
todo el país con un criterio federal. Vamos a llegar a los
2 puntos del PBI con obra pública. Cabe señalar que, sin
lugar a dudas, nosotros reivindicamos la obra pública como
elemento de transformación y de dinamización económica.
¿Qué otra bondad tenemos, que se vincula con una
economía mejor y más robusta? La recuperación del salario.
Los ingresos de las familias en la Argentina tuvieron
durante la anterior gestión una caída del 15 por ciento.
Durante la pandemia, cayó el 6 por ciento; 2021 fue el
primero en cuatro años en el que se recuperó en parte el
salario y dejó de caer.
Recientemente hubo una encuesta referida a las
pymes, que generan el 80 por ciento del empleo. La
asociación de empresarios y empresarias nacionales hizo una
encuesta de 480 pymes en 19 provincias. El 57 por ciento de
las empresas piensa en renovarse tecnológicamente. Esto se
traduce en más inversiones. ¿De dónde vienen los bienes de
capital? De afuera. Necesitamos divisa para ello.
El 41 por ciento está decidido a incorporar más
personal; 9 de cada 10 pymes pagaron sin problemas sueldos
y aguinaldos durante diciembre del año pasado. Hay cinco
trimestres consecutivos de crecimiento del empleo. Por eso,
no voy a hablar de las otras gestiones, sino de lo nuestro.
Estamos orgullosos de lo que estamos haciendo.
Tenemos una economía más robusta y un sistema financiero
más sano, que puede financiarnos en pesos, sin necesidad de
recurrir a divisas, y es lo que sostiene nuestro déficit.
Esto es lo que necesitamos para seguir creciendo.
En síntesis, lo que nos sucedió con el
presupuesto no le hizo bien a la democracia ni a la
República. Esperemos que con esta norma de entendimiento
con el Fondo Monetario Internacional salgan fortalecidos el
sistema democrático, el Congreso y las instituciones de la
República Argentina.
Por lo expuesto, adelanto mi acompañamiento a
esta iniciativa. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Del Plá.

Sra. Del Plá. - Señor presidente: en primer lugar, quiero


ratificar que desde mi bloque, el del Partido Obrero, y
desde el conjunto del Frente de Izquierda y de
Trabajadores, vamos a rechazar lo que es inescindible, que
es este ajuste, que es el cogobierno y que es el
sometimiento a un acuerdo de coloniaje con el Fondo
Monetario Internacional.
Digo que es inescindible porque todas las
maniobras que se están intentando sobre los artículos -que
si el 1° sí y el 2° no; el 3° no sabemos, y el otro
documento, más o menos-, no pueden esconder lo que están
tratando de ocultar entre el bloque del oficialismo, del
Frente de Todos, y Juntos por el Cambio: que se va a votar
un ajuste que es inescindible -y no hay maniobra posible-
con lo que quieren plantear.
Es un ajuste en regla, porque en todo este debate
se han caído varios velos.

Sr. Presidente (Heller). - Disculpe la interrupción, señora


diputada.
Pido a todos los presentes que guarden silencio.
Todos estamos cansados, pero la diputada en uso de la
palabra merece que todos la escuchemos.

Sra. Del Plá. - Aquí se han caído varios velos.


En primer lugar, ha quedado claro que este es un
nuevo endeudamiento, esta vez del peronismo, para legitimar
y terminar de dar legalidad a una deuda del macrismo. Esto
lo hemos escuchado con lujo de detalles.
También se ha caído el velo del carácter de clase
de la deuda. La exposición inicial de esta reunión de
comisión fue muy ilustrativa para quienes no siguen la
historia del endeudamiento argentino.
La ratificación de que el origen del grueso de la
deuda argentina viene de la estatización de la deuda
privada y la lectura de los nombres de los bancos y las
empresas que han sido beneficiadas, indica el carácter de
clase de la deuda. Por eso es claro que se unan los
partidos del régimen y nos quieran convencer de que las
deudas hay que pagarlas porque hay continuidad jurídica del
estado. ¡Claro! ¡Del Estado capitalista, que les enchufa a
las y los trabajadores las deudas que no hemos generado!
Por eso, nosotros planteamos que hay que
desconocer la deuda. Pero no que hay que hacerlo, como
algunos nos quieren correr, diciendo: “Es este acuerdo o el
default”, o “ustedes quieren que caigamos en cesación de
pagos”. No. En el default o en la cesación de pagos caen
los pagadores seriales de deudas ilegítimas que quiebran al
país. Cuando ya no logran evitar la quiebra, ahí llegan al
default, para reconstruir las condiciones para seguir
pagando.
Nosotros tenemos otro planteo, que es el
desconocimiento soberano de esta deuda, que es el de
defender los recursos del país y el ahorro nacional al
servicio de un plan económico que responda y satisfaga las
necesidades de la población trabajadora.
Por supuesto que tenemos un plan alternativo de
reorganización del país. Acá hay que frenar la fuga de
capitales sobre la base de nacionalizar la banca y
establecer una banca estatal única; de una nacionalización
bajo control de los trabajadores del comercio exterior; de
utilizar los recursos, no para el extractivismo
contaminante, sino para poner en marcha de manera amigable
con el ambiente todas las actividades económicas que
necesitamos.
Por eso hemos visto acá que es notable el nivel
de mentiras que se han dicho, el nivel de justificación al
FMI por parte de ambos bloques, del actual oficialismo y
del pasado.
Nos tuvimos que aguantar el verso de que venía el
Fondo Monetario Internacional bueno, y el lunes llegamos a
escuchar que ahora también hay perspectiva de género en el
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Hay que poner
algún límite al nivel de mentira porque realmente es
increíble y, entonces, ratificamos todo lo que dicen, que
no va a pasar.
Ya está claro que todas las cosas que afirmó el
presidente Alberto Fernández y las que volvieron a
ratificar son mentiras.
¿Hace falta que volvamos a leer los párrafos
donde se ratifica el aumento de la edad jubilatoria como
una orientación de cumplimiento con el FMI? ¿Hace falta que
volvamos a decir que la tasa de sustitución o sea la
diferencia entre el salario del activo y el jubilado es de
indigencia en la mayoría de los casos? ¿De qué opción
voluntaria se habla? Es una estafa completa.
Hoy escuchamos otra cosa fantástica: que el
tarifazo en realidad va a ser una mejora de los ingresos de
los asalariados. ¡No! Les pido, por favor, que evitemos
semejantes niveles de barbarie.
Está claro que vamos hacia un ajuste y un
tarifazo, no lo quieran disfrazar con lo que no es.
Reducción de subsidios y aumento de tarifas, es un
tarifazo. Eso, para asalariados con un amplio nivel de
trabajadores en negro y precarizados, con paritarias que
bajo el eufemismo de que está en el memorándum de acuerdo
de precios e ingresos, como fue ratificado acá -no se vayan
a olvidar la palabra “ingresos”, que quiere decir: acuerdos
paritarios a la baja que corran por atrás de la inflación-,
siguen siendo un mecanismo de transferencia de los
asalariados a las patronales y al Estado para pagarle al
Fondo Monetario Internacional.
Dicen que no va a haber reforma laboral. ¡Por
favor! Acá escuchamos hablar a los burócratas de la CGT -
con un énfasis que sería deseable que utilizaran para
defender a los trabajadores de sus gremios- defendiendo el
acuerdo con el FMI con una energía que no he visto, por
supuesto, para enfrentar la precarización laboral, los
despidos y todas las cosas que padecen los trabajadores de
su gremio.
Pero, además, hoy hemos visto en todos los
diarios que se abre el debate para la modernización de los
convenios. Y “modernización de los convenios” es reforma
laboral. Ya hemos dicho, para los empleos que no existían
en la década del 70 se agrega un renglón. No hay necesidad
de la modificación de los convenios porque lo que quieren
es eliminar la estabilidad laboral, es poder despedir sin
límite, es eliminar de una buena vez las indemnizaciones y
poder seguir aumentando el fraude laboral que es el
monotributo. Más de 4 millones de personas están inscriptas
como monotributistas cuando en realidad son trabajadores en
relación de dependencia, a cuyas patronales se les permite
-incluyendo al Estado- que eludan la relación de
dependencia para no hacerse cargo de licencias, de
indemnizaciones, de ART, etcétera.
También hemos escuchado otra cosa en la que me
quiero detener. Hay dos cuestiones. Por un lado, el
compromiso de devaluación que toma este memorándum. Sabemos
que la devaluación es un mecanismo de confiscación de los
ingresos que genera la subsiguiente inflación, y se
ratifica esa orientación cada vez más como un mecanismo
confiscatorio.
Lo otro que hemos escuchado es que la deuda en
pesos del Estado es inocua, que no pasa nada, que acá el
único problema es la deuda en dólares y que la deuda en
pesos no significa ningún problema. No es verdad.
La deuda en pesos también lleva al quebranto
porque el nivel de endeudamiento del Tesoro con todos los
instrumentos que se colocan a tasa de interés cada vez más
altas -y que el propio FMI ha reclamado que se incrementen
para absorber los pesos- va generando una bola de nieve de
intereses y de bicicleta que lleva al quebranto y que
presiona más a la devaluación y a la inflación.
No es verdad que es inocua la deuda en pesos y
que total no se paga. Se paga, porque una de las cajas que
vacían es la de la ANSES y las cajas jubilatorias. Sin
embargo, después vienen con el verso de que hace falta
discutir la sustentabilidad del sistema.
Por lo tanto, en este acuerdo con el FMI se
resume un conjunto de características de un régimen
económico y social que está completamente agotado. Por eso,
cada vez más crece la movilización popular y por ello,
mañana, frente al Congreso y en todo el país va a haber una
movilización de características masivas. Por eso el
sindicalismo combativo discute y convoca a movilizarse, a
diferencia de la burocracia sindical.
También por ello crece la claridad de que, en
nombre de la defensa de los intereses de los trabajadores,
el Frente de Todos, el peronismo y el gobierno está
llevando adelante el ajuste brutal a fondo que no pudo
hacer el macrismo.
Esto es importante porque abre un camino de
claridad y del reforzamiento de una salida de independencia
política.
Más que nunca creo que un programa completamente
opuesto a esta quiebra nacional a la que se nos quiere
llevar se abre paso, y es el de una reorganización integral
de la economía y de la sociedad sobre otras bases y una
orientación al servicio de las y los trabajadores.
Esa es la perspectiva que nosotros defendemos y
esa es la perspectiva que vamos a oponer a este pacto de
coloniaje, que con el ropaje que quieran, pretenden
imponernos al conjunto de la población.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Lombardi.

Sr. Lombardi. - Señor presidente: voy a tratar de no


repetir argumentos porque lo que enriquece es no
superponernos. Sin embargo, voy a repetir algo que sí
dijimos el otro día cuando vino el ministro Guzmán. No
coincidimos con el plan. El plan es malo y es mediocre.
No vamos a votar este plan porque es malo y
mediocre y básicamente porque no hay un plan
antiinflacionario, no hay un programa de estabilización.
Tres preguntas le llevamos al ministro. No aclaró
ninguna. La primera pregunta tenía que ver con 2022, porque
nosotros pensamos que durante este año va a haber más
inflación que, como se ha repetido muchas veces -lo dijo la
diputada Jetter y el diputado Tetaz-, es el impuesto más
injusto que existe.
Pero no hay plan. En todo caso, lo único que hay
es sobre las variables monetarias. Dicen que la inflación
es multicausal, no es monetaria, pero lo único que se ve es
un aumento de tasas -lo más viejo que existe- y la
contracción de la expansión monetaria.
El diagnóstico no tiene nada que ver con las
medidas que se toman. No hay plan antiinflacionario, por lo
tanto, este año se va a seguir devorando los sueldos y las
jubilaciones. Es un plan malo y mediocre.
Tres preguntas le llevamos al ministro. El 0,1
por ciento que se pretende achicar, a través del revalúo
inmobiliario parece una cifra inocua. El 0,1 por ciento,
¿para qué discuten esto? Pero si todo el achicamiento es
pasar del 3 al 2,5 es un achicamiento para este año del
0,5. Por lo tanto el 0,1 es el 20 por ciento. Lo que
estamos discutiendo es el 20 por ciento de la reducción.
¿Pero qué es lo que sucede? Ese 20 por ciento lo tienen que
hacer las provincias porque el revalúo es una función de
las provincias.
Entonces, la primera situación –después voy a
hacer un corolario de todo esto- es que hacen esto sin
convicción porque lo exigen. Esa no convicción se expresa
bastante en los discursos de muchos diputados del
oficialismo preopinantes. Lo hacen sin convicción, entonces
se lo patean a las provincias. Pero eso, además, es una
vulneración absoluta del federalismo. ¿El presidente de la
Nación y el ministro de Economía tomaron compromisos con un
organismo multilateral por cuenta y orden de las provincias
sin pedirles permiso? ¿Qué cuenta hizo el ministro Guzmán?
¿Qué cuenta hizo para saber que va a ser el 0,1 por ciento?
¿Cuántas provincias pensó que iban a adherir a su revalúo?
Insisto, como están los números presentados, parece el 0,1
por ciento algo diminuto, pero es el 20 por ciento del
total, porque en total -insisto- pasa del 3 al 2,5 de
déficit, meta que es la que se acordó con el Fondo para
2022.
Un segundo punto son los subsidios a la energía.
¿Por qué nos detenemos ahí? Nos detenemos de nuevo -y
repetimos lo que dijimos el otro día- porque los subsidios
a la energía explican el 0,06 por ciento del 0,5 que tienen
que hacer. De nuevo, la cifra parece diminuta, pero el 0,06
es el 12 por ciento del total. Si sumamos el 20 por ciento
del total de lo que tienen que hacer en 2022, debido al
revalúo inmobiliario, con este 12 por ciento de la energía,
tenemos 32, esto es el 33 por ciento de lo que tienen que
hacer y está ahí.
¿Por qué me detengo ahí? Porque los subsidios a
la energía en la Argentina, obviamente, actúan directamente
como un sube y baja con las tarifas, si suben los subsidios
bajan las tarifas. Muy bien, este gobierno se ocupó
prolijamente de hacer crecer enormemente todos estos años
los subsidios, pero cuando tiene que hacer una rebaja -y
toma un compromiso con el Fondo-, dice “No, pero tiene que
pasar -y nosotros de acuerdo- por el mecanismo legal
argentino, que son las audiencias públicas”. Pero cuando
hace el número dice que las van a llamar en abril para que
tengan vigencia en junio.
De nuevo patea la pelota afuera. En el primer
aspecto le patean la pelota a las provincias y en el
segundo aspecto, a las audiencias públicas.
Nosotros hicimos la pregunta sobre esa cuestión.
La secretaria legal del Ministerio de Economía me dijo:
“No, si las audiencias públicas no salen no lo vamos a
hacer”. Y, ¿con qué lo va a reemplazar, señor ministro?
Insisto, la cifra es engañosa porque parecen decimales y
estamos hablando, en conjunto, sobre el 33 por ciento de
todo lo que tienen que hacer este año. En algunos casos,
depende de las provincias, el gobierno puede opinar pero no
va a tomar la decisión -por suerte vivimos en un sistema
federal-, y en el otro caso depende de las audiencias
públicas, que dice que va a escuchar.
El tercer punto, y lo volvemos a repetir, porque
no hubo respuesta, es algo que se insinuó. Creo que lo dijo
la diputada Tolosa Paz. Yo no sé, francamente, si están o
no en conexión con algunas conversaciones que se están
llevando a cabo en este mismo momento en esta misma Cámara
para separar, claramente, el tema de la autorización para
el endeudamiento -la autorización para el crédito fiscal-
del programa económico. Las conversaciones se están
llevando a cabo en este momento en esta misma casa. Si los
diputados del oficialismo dicen que eso no es posible, que
es inconstitucional, que se lo vayan a explicar a los que
están negociando esa cuestión en este mismo momento. Se
requiere una coordinación.
Entonces, y ahí voy al punto central, ¿qué quiere
realmente el presidente? ¿Qué quiere el oficialismo?
Nosotros creemos que, para hacer estas cosas, para hacer un
programa económico se necesita convicción y se necesita
coraje, y hay que hacerlo. Esto lo digo sin ningún interés
partidario. Lo tienen que hacer con convicción y con
coraje, porque si no lo hacen así y cada uno que habla,
habla y se lamenta de lo que hizo, y habla y se lamenta de
lo que hizo, y hace la cuenta de lo que hizo y, a su vez,
el que era presidente del bloque hasta hace un mes no es
más presidente de bloque, se pone en vilo a todos los
argentinos. Hay que hacerlo porque es gobernar. Gobernar
tiene muchas cosas que son para el que lo hace fuentes, que
es sentirse honrado porque sus conciudadanos lo votaron, y
muchas cosas que hay que hacer no son las más amables y las
tiene que hacer.
Yo celebro, celebro, creo que lo dijo el
presidente Heller, presidente de la comisión, que sea la
primera vez en la historia que estemos discutiendo una toma
de deuda en el Congreso de la Nación. Me parece que la ley
27.612 es un gran mérito y se votó por unanimidad. Estamos
discutiendo una operación de crédito público, vuelvo a
decirlo, y no avalando el programa del gobierno con el cual
estamos totalmente en desacuerdo.
Yo pregunto, si la ley 27.612 hubiera estado
vigente -se podría haber votado antes, por ejemplo en 2017-
cuando el gobierno de Mauricio Macri tomó la operación de
crédito público en 2018, el bloque que ahora es
oficialista, pero en ese momento estaba en la oposición,
¿hubiera acompañado la toma de crédito público? ¿La
hubiera…
- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Lombardi. - No, por supuesto que no. Ni lo puedo


imaginar.
Sin embargo, voy a leer lo que dijo el ministro
Guzmán presente acá el otro día, textual: “La única forma
hoy para obtener financiamiento es el acuerdo con el
Fondo”. Esto lo dijo acá el ministro Guzmán hace dos días.
En 2018 -no me interrumpan, por favor- era exactamente la
misma situación, la única forma para obtener financiamiento
era el acuerdo con el Fondo. Lo que pasa es que…

Sr. Presidente (Heller).- No dialoguen. Por favor, señor


diputado Tetaz, colabore con la Presidencia.

Sr. Lombardi. - El interbloque que tengo el honor de


integrar, actúa -y todos los miembros lo han dicho- con
total responsabilidad. No coincidimos, el programa va a
generar más inflación, el programa es malo, es mediocre.
Todos lo dijimos, pero, sin embargo, todos dijimos, al
mismo tiempo, que vamos a acompañar a la Argentina porque
el default sería pésimo.
Entonces, la pregunta es ¿qué hubieran hecho
ustedes, muchachos, en 2018? ¿Nos hubieran acompañado o no?
Le pido, por favor, que no interrumpa, señora
diputada.

Sr. Presidente (Heller). - Pero, señor diputado, no formule


preguntas, porque si no, inevitablemente, le tratan de
contestar.

Sr. Lombardi. - Le pregunto, señor presidente, qué hubiera


hecho el bloque del gobierno. ¿Hubiera actuado con la misma
responsabilidad con la que actuamos nosotros? Porque
nosotros sabemos que el default es una catástrofe para los
argentinos, como fue en 2001.
Entonces, yo llamo a esto y le hago una pregunta,
¿qué es lo que tiene hoy en vilo a la sociedad, señor
presidente? Acá, este interbloque está de acuerdo en apoyar
la operación de crédito público. No empujamos a la
Argentina a un default.
¿Qué estamos discutiendo con esta tensión? Yo
tengo una teoría, señor presidente. Pasaron 27 meses, que
son los que se tomó el ministro Guzmán -que quisiera
después terminar con una reflexión sobre lo que son sus
tiempos-, y en el mensaje dice: “Les pedimos que resuelvan
en forma urgente, a los legisladores…”. O sea, el ministro
se toma 27 meses y a nosotros nos lo pone en tres días.
Tendrá sus motivos. Nosotros no coincidimos, nos parece que
ese manejo del tiempo es un manejo paupérrimo y nos parece
que es poco respetuoso para la división de poderes propia
del sistema republicano.
Hay una segunda cuestión que tiene en vilo hoy a
la Argentina y hace que todos nos estemos mirando. Si
nosotros no queremos el default y el oficialismo no quiere
el default, no habría ninguna intranquilidad. El problema
son las divisiones en el oficialismo. No busquen por acá,
el problema lo tienen ustedes. Traten de convencerlos a
todos los miembros de su bloque que disciplinadamente
apoyen a su gobierno. Agradezco a la diputada Oliveto que
hoy comentó cómo los sucesivos bloques de Cambiemos habían
apoyado a su gobierno. Señores: convenzan a todos los
diputados de su bloque para que apoyen a su gobierno. Eso
generaría mucha menos angustia en el cuerpo de la sociedad
argentina. Acá estamos nosotros diciendo claramente que no
queremos el default porque es malo para la Argentina.
Con respecto a una reflexión sobre el presupuesto
que hizo el diputado preopinante, quiero sugerir, en primer
lugar, una propuesta y es que a la semana de resuelto el
tema del Fondo, el Ejecutivo de la Nación nos envíe
nuevamente el presupuesto, que lo reenvíe porque la ley
caducó para el año parlamentario del año pasado. A partir
del 1° de marzo lo puede enviar de nuevo y podría tener un
presupuesto consistente con lo que arregló con el Fondo.
Les recuerdo acá a los señores diputados que la
meta inflacionaria que decía el ministro Guzmán en
diciembre del año pasado en el proyecto de ley de
presupuesto era del 33 por ciento. ¿Qué estaría explicando
hoy el ministro al Fondo Monetario cuando se comprometió a
una banda de entre 43 y 48 por ciento? ¿Qué le estaría
diciendo? Por suerte, tenemos la posibilidad de tener otro
presupuesto y que lo envíe rápidamente, porque el que lo
envíe rápidamente va a permitir que este periodo tumultuoso
que vamos a transitar, lo haga el Ejecutivo con un
presupuesto votado por el Congreso.
Finalmente -y creo que en lo personal es lo que
más me aleja de la propuesta del ministro Guzmán- es lo
siguiente. Siempre se habló -algunos miembros del
oficialismo lo han dicho- de una ventana de tiempo. Lo que
se está consiguiendo es una ventana de tiempo. Eso está
bien. Ahora, el problema es ver para qué usamos el tiempo.
Ese es el problema. Si la ventana de tiempo se usa -como
dijo el presidente de la Nación en su mensaje ante la
Asamblea Legislativa- para no hacer ninguna reforma ni
cambiar nada y el país, por arte de magia y no desde la
razón, va a crecer, no va a tener inflación y va a generar
empleo, llegaremos al fracaso que nos llevó a una
decadencia de tantos años. La diferencia filosófica es
pedir un tiempo; todos queremos tener más tiempo. Pero,
¿para qué lo van a usar? ¿Para iniciar un proceso de
reformas profundas o para mantener esta decadencia que nos
tiene a los argentinos cada año peor que el anterior?
(Aplausos.)

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra la señora


diputada Tavela.

Sra. Tavela. - Muchas gracias, señor presidente. También el


agradecimiento a los que vamos quedando después de largas
jornadas de trabajo.
La verdad es que, como decía el presidente del
bloque del Frente de Todos hoy temprano, quiero reconocer
este espacio de debate, estas tres jornadas de trabajo que
nos permiten escucharnos -cuando podemos-, construir
algunos consensos y expresar algunos disensos. Pero,
también nos permiten sacar algunas conclusiones.
De la visita del lunes del señor jefe de
Gabinete, de los ministros y los funcionarios, entre ellos
el presidente del Banco Central, me quedaron tres certezas
y muchas incertidumbres de las que voy a hablar después.
La primera de esas certezas es que efectivamente
vamos a endeudarnos y tomar deuda nueva con el Fondo.
La segunda de esas certezas es que el plan que se
presenta está basado en la inflación y que es la única
variable que el gobierno elige para poder transitar los
próximos dos años.
Finalmente, la tercera certeza que me queda es
que efectivamente el plan tiene ajustes. Hace un rato lo
mencionaba la señora diputada Del Pla. Es el ajuste sobre
los trabajadores, las jubilaciones y los productores. Esto
es lo que nos aleja del plan.
De la visita del día martes a través de las
distintas representaciones sociales, sindicales,
empresarias y la de los gobernadores, también me quedaron
dos certezas. La primera, es la demanda genuina de todos
los sectores trabajadores y productores de nuestro país
hacia el gobierno y el sistema político respecto de tener
un plan basado en el desarrollo económico y social. Además,
tener una política económica estable y contar con un
proyecto que baje la inflación, la presión tributaria y el
déficit público. Y esto es con matices. Todos,
absolutamente todos, nos hicieron ese planteo.
Me quedó la demanda genuina de los señores
gobernadores respecto de que haya continuidad del Estado
argentino y de que seamos responsables de las obligaciones
en las que incurre el Estado argentino. Por lo tanto, me
quedó claro que es fundamental -y desde nuestro interbloque
así lo hemos expresado durante el día- la necesidad de
evitar el default. No quiero que exista polémica, pero se
trata de un riesgo que corremos y que debemos tener
presente. Se trata de los riesgos que corremos por las
debilidades estructurales que tiene nuestra economía; un
riesgo que corremos por decisiones políticas e históricas,
como bien nos ilustró el presidente de la comisión, pero
también por decisiones que se tomaron desde el gobierno en
los últimos dos años.
Concretamente, mi bloque Evolución Radical y el
interbloque seremos una oposición responsable que estará a
la altura de las circunstancias. Por ello, vamos a trabajar
arduamente durante los próximos días para evitar el
default. De ninguna manera vamos a acompañar el programa
económico. ¿Por qué no lo vamos a acompañar? Porque
básicamente este programa económico no contempla la
racionalización del gasto político y del gasto público. No
contempla la baja de inflación; no contempla un plan de
desarrollo y crecimiento sustentable. El punto 29 del
memorándum técnico -que he leído con mucho detenimiento-
tiene un grado de inconsistencia y de fantasía, casi a la
altura de un cuento infantil. ¿Por qué digo esto? Porque en
uno de esos puntos se dice que se va a incentivar la
exportación. Sin embargo, desde hace dos años estamos
fijando cepo tras cepo a la exportación en la Argentina. En
otra expresión de deseos se dice que vamos a mejorar la
administración tributaria. Entonces, cuando uno lee un
poquito más en detalle se encuentra con que vamos a ir a
cazar al zoológico, es decir, iremos contra los derechos
aduaneros y los impuestos internos. Lamentablemente, no
pude preguntarle a la titular de la AFIP pues querría saber
si esos impuestos internos tienen algo que ver con las
exenciones a algunas tabacaleras que todos conocemos.
Lamentablemente, en ese mismo punto aparecen proyectos muy
interesantes como el vinculado a la ley por movilidad. Lo
que pasa es que choca de bruces con el proyecto que ingresó
en el período de sesiones extraordinarias de incentivar la
producción automotriz. Cuando uno lee ambos proyectos se
solapan prácticamente, por lo menos, en un quinquenio de
tiempo.
El punto 29 del memorándum no me hubiera generado
tanta preocupación y alerta si el presidente del Banco
Central de la República Argentina no hubiera expresado con
tanta claridad sus objetivos que tienen que ver con algo
que comparto. Hay que volver a lograr que en la Argentina
haya inversión. Y él hablaba también de desarrollar un
mercado de capitales; esto lo comparto.
Quiero que reflexionemos. Si no es posible
hacerlo acá porque estamos todos cansados y con ganas de
despejarnos un poco, nos llevamos la tarea al hogar, como
decimos en la escuela. Primero, porque para definir que se
necesita un aumento de la inversión y un desarrollo del
mercado de capitales hay que hacerse algunas preguntas.
Algunas tienen que ver con quién va a invertir en un país
donde no se sabe qué impuestos vas a pagar mañana ni dentro
de unos meses. No se sabe cuáles van a ser las tarifas que
vamos a pagar. Además, una letra del memorándum se refiere
a que el plan de quita de subsidios de las tarifas está en
el marco de que al gobierno le vaya bien con la
segmentación. Pero, ¿y si le va mal, qué es lo que va a
pasar? Entonces, ¿ampliamos la segmentación? ¿Quién va a
invertir en un país que no sabe si puede o no importar los
insumos necesarios para poder producir, si podrá exportar
el producto que su esfuerzo haya generado? ¿Quién va a
querer invertir en un país donde el punto 26 del memorándum
técnico habla de que el Banco Central de la República
Argentina va a estudiar qué nuevas transacciones va a poder
controlar? Es decir, ¿aumentarán más el cepo? Si es así,
quién sabe a qué tipo de transacciones. ¿Quién va a
invertir en un país donde la transparencia no es la
característica que define a nuestro Estado? Es un Estado
que en el propio memorándum técnico entre los parámetros de
control estructural establece que recién en junio del año
2023 va a presentar una auditoría de gastos de Covid del
año 2020. Se tomará tres años para hacer una auditoría de
gastos. Es muy difícil que alguien confié en un Estado que
tarda tres años en presentar ese tipo de informes.
Finalmente, ¿quién va a invertir en nuestro
querido país cuando no sabe qué capital humano va a tener?
El gobierno de este país decidió cerrar las escuelas por
dos años; decidió promocionar alumnos sin acreditar sus
saberes y está decidiendo en este momento con este plan
económico, condenar al 55 por ciento de los niños, de las
niñas y de los jóvenes a la pobreza y a no tener futuro.
Muchas gracias, señor presidente.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Martínez, presidente del bloque del Frente de
Todos.

Sr. Martínez (G.P.). - Señor presidente: en función de que


existe la posibilidad de un acuerdo amplio, pido que ponga
en consideración de ambas comisiones el pase a un cuarto
intermedio hasta las 21.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Bazze.

Sr. Bazze. - Señor presidente: acompaño la propuesta del


presidente del bloque Frente de Todos, diputado Germán
Martínez, en el sentido de que se pase a un cuarto
intermedio hasta las 21.

Sr. Presidente (Heller). - Solicito a los diputados y


diputadas integrantes de las comisiones que expresen su
asentimiento sobre este pedido.
- Asentimiento.

Sr. Presidente (Heller). - Habiendo asentimiento, se pasa a


cuarto intermedio hasta las 21.
- Se pasa a cuarto
intermedio a la hora 19 y
42.

- A la hora 22:

Sr. Presidente (Heller). - Muy brevemente les informo que


la demora se debe a que todavía faltan detalles y no se ha
finalizado la redacción del acuerdo. Por lo tanto, debemos
tener un poquito más de paciencia. Sé que todos quisiéramos
terminar, pero se trata de algo de enorme trascendencia
cuya discusión es por cada palabra.

Sr. Negri. - El acuerdo ya está finalizado para nosotros,


señor presidente. Yo soy presidente de bloque. Salvo que
haya otro con mi apellido.

Sr. Presidente (Heller). - Yo le diría, en todo caso, señor


diputado...

Sr. Negri. - Yo no tengo que hacer nada. Nosotros volvimos


porque terminamos el acuerdo.

Sr. Presidente (Heller). - Tal vez usted debería preguntar


en su interbloque...

Sr. Negri. - Yo no tengo que preguntarle a nadie. Yo vengo


acá, como presidente de bloque, a firmar el acuerdo.

Sr. Presidente (Heller). - Todavía falta acuerdo con


algunos bloques o interbloques, lo que hace que se esté
terminando de pulir la redacción.

Sr. Negri. - Con nuestro interbloque, no.

Sr. Presidente (Heller). - ¿Usted cree que yo tengo algún


interés en demorarlo?

Sr. Negri. - No. ¿Y usted cree que yo tengo interés en


decirle otra cosa?

Sr. Presidente (Heller). - No puedo hacer más que pedirles


que sigamos esperando en cuarto intermedio. En definitiva,
aquí hay muchos diputados y diputadas que no son firmantes
del dictamen dado que este es firmado por los integrantes
de ambas comisiones. En consecuencia, les pido a los
diputados y diputadas que las integran que tengan un
poquito más de paciencia y comprendan que se está tratando
de lograr un acuerdo que contenga todas las expectativas y
que se resuelva con el consenso más amplio posible.
Sr. López. - Señor presidente: quiero hacer un comentario
en el mismo sentido que el señor diputado Negri. Nosotros
no conocemos ningún desacuerdo ni cuál es el bloque que
mañana va a generar alguna incertidumbre más a la
Argentina. Ningún bloque, sea el que sea, debería generar
ninguna incertidumbre más a la Argentina, porque acá
estamos muchas personas que vamos a tener una paciencia
infinita -como la suya, quédese tranquilo- y no estamos
presentes para generar ninguna zozobra.
Solo quiero decir que, el bloque que sea, sepa
que está haciendo algo bastante irresponsable.

Sr. Presidente (Heller). - Estimado diputado: he venido a


explicar el estado de situación. Entiendo las inquietudes y
las distintas visiones que pueda haber, pero evidentemente
nosotros no estamos demorando por el placer de demorar o
molestar a alguien, sino porque nos falta tener todos los
acuerdos necesarios para poner a disposición de ambas
comisiones la redacción final del entendimiento.
Tengo la misma inquietud, apuro, ansiedad y
demás, pero no tengo otra manera de resolver la situación
que pidiéndoles que tengan un poquito más de paciencia.

Sr. Tetaz. - Señor presidente: acá están todos los bloques


representados y no hay nadie que no esté de acuerdo. El
acuerdo del bloque ya está.

Sr. Presidente (Heller). - Discúlpeme, señor diputado...

Sr. Tetaz. - Quiero hacer una moción de orden concreta de


pasar a cuarto intermedio para mañana por la mañana.
Ustedes hagan todo lo que tengan que hacer durante la noche
y mañana por la mañana resolvemos. ¿Cuál es el problema?

Sr. Presidente (Heller). - Señor diputado, perdóneme, pero


usted ni siquiera integra...
- Varios señores diputados
hablan a la vez.

Sr. Tetaz. - Si mañana igual va a haber sesión. ¿Qué tiene


que ver que sean del interior? Hacemos la reunión de
comisión a la mañana y a la tarde sesionamos. ¿Cuál es el
problema? Es lo mismo. Mañana vamos a tener que estar acá
igual.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Rodríguez.

Sr. Rodríguez. - Señor presidente: en primer lugar, le


agradezco que haya venido a informarnos.
Todos preferiríamos resolver el tema ya mismo y,
con todo respeto, no quisiéramos tomar ninguna decisión
respecto de pasar esta reunión para mañana, sino que
sigamos con la expectativa de pronto retomar la actividad.

Sr. Presidente (Heller). - Le agradezco, señor diputado, y


en línea con lo manifestado le informo que se continúa
trabajando. No se puede pretender firmar un dictamen cuyo
texto no tenemos. ¿Qué dictamen podríamos firmar?
Las autoridades de la Cámara me harán llegar,
cuando esté consensuado el dictamen, el texto que pondremos
a la firma de los integrantes de ambas comisiones.

Sr. Tetaz. - Señor presidente: ¿el texto lo tienen los


medios de comunicación y usted todavía no?

Sr. Presidente (Heller). - Mire, no. Lo que tienen los


medios de comunicación no es el texto que se está
discutiendo.

Sr. Tetaz. - ¿Hay que discutir todo de nuevo entonces?

Sr. Presidente (Heller). - Me informan que ya nos están


acercando el texto supuestamente consensuado. Esperemos
unos minutos más y tengamos otro poco de paciencia.
(Aplausos.)

- Se pasa a cuarto intermedio


a la hora 22 y 15.

- A la hora 22 y 22:

Sr. Presidente (Heller). - Continúa la reunión.


Tiene la palabra el señor diputado Germán
Martínez.

Sr. Martínez (G.P.). - Señor presidente: entiendo la


impaciencia y el malestar que muchas veces se provoca a
estas horas. Lo entiendo a la perfección. Sabemos también
que estamos tratando un tema delicado, pues además de los
puntos que específicamente tienen que poder acordarse para
lograr el mayor nivel de consenso político, tenemos un
aspecto que no es menor, que es tratar de ser muy precisos
en algunas redacciones para que –y ahora ya me voy más allá
del gobierno, como Estado argentino- no tengamos ningún
flanco abierto que impida que operativamente se pueda
llevar adelante la discusión.

- Varios señores diputados


hablan a la vez.
Sr. Martínez (G.P.). - Yo me hago cargo de todo lo que me
tengo que hacer cargo, diputado. No tengo problema.
Entiendo lo que se está provocando, pero cuando
leamos la propuesta que nosotros estamos ahora poniendo a
consideración como dictamen, se van a dar cuenta de que
tiene algunos niveles de precisiones en términos técnicos
que sin lugar a dudas van a generar una situación de mejora
sustancial respecto del proyecto con el que veníamos
trabajando.
Hubo demoras en el último tramo -aprovecho
algunos comentarios y voy agregando-, principalmente para
incorporar procesos de consulta a algunos organismos
específicos que tienen que ver mucho con todo esto, y se
van a dar cuenta de que no son ni disquisiciones
legislativas ni sutilezas parlamentarias, sino que tienen
que ver con cuestiones muy precisas que no solamente se
vinculan con lo que hemos planteado en este tiempo, sino
también con que podamos tener una opción superadora.
Pasaré a dar lectura del texto que estamos
proponiendo, y después lo vamos a enviar a la Secretaría de
la comisión. Insisto en que en el transcurso de esta tarde
fuimos teniendo distintas instancias de encuentro, y se van
a dar cuenta de que, excepto dos temas muy puntuales, no
tiene ninguna modificación respecto de lo que veníamos
conversando en la instancia de negociación.
Paso a leer. El texto quedaría así: “Proyecto de
ley
“El Senado y la Cámara de Diputados de la Nación,
reunidos en Congreso, sancionan con fuerza de ley
“Artículo 1°. - Apruébanse, de acuerdo a lo
estipulado en el artículo 75 inciso 7 de la Constitución
Nacional y en los términos del artículo 2° de la ley
27.612, las operaciones de crédito público contenidas en el
‘Programa de Facilidades Extendidas’ a celebrarse entre el
Poder Ejecutivo Nacional y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) para la cancelación del ‘Acuerdo Stand-By’ celebrado
oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario.
“El Poder Ejecutivo nacional suscribirá, en uso
de sus facultades, los instrumentos necesarios para dar
cumplimiento a lo establecido en el párrafo precedente.
“Artículo 2°. - La presente ley entrará en
vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial.
“Artículo 3°. - Comuníquese al Poder Ejecutivo
nacional.”
La propuesta que nosotros estamos trayendo la
estamos basando en un proceso de consulta que hemos hecho.
Hemos recibido muchos aportes que ayudaron a enriquecer y a
tener mayor nivel de especificidad en este acuerdo, y la
intención que nosotros tenemos es que podamos transformar
este texto en el dictamen que pongamos a la firma de este
plenario de comisiones.
Insisto -y lo vuelvo a decir-, no tengo problema
en que nos hagamos cargo, y en hacerme personalmente cargo,
de aquellas cosas que tienen que ver con la evolución de un
proceso de negociación. Todos los que participaron alguna
vez en este tipo de procesos saben que no es fácil, porque
además de la voluntad política demostrada por vastos
sectores integrantes de esta comisión, de arribar a un
acuerdo con el mayor consenso posible, también tuvimos que
tomar en cuenta algunos detalles específicos planteados por
aquellos que tienen responsabilidades operativas en la
ejecución de lo que aquí estamos proponiendo. Muchísimas
gracias, señor presidente.

Sr. Presidente (Heller). - Tiene la palabra el señor


diputado Cacace.

Sr. Cacace. - Señor presidente: siendo las 22 y 28, creo


que represento a todos al decir que es hora de que el
dictamen pase a la firma, por favor.

Sr. Presidente (Heller). - Estamos en condiciones de pasar


el dictamen a la firma, con este texto que acaba de leer el
diputado Germán Martínez. (Aplausos.)

- Se pasa a la firma.

Sr. Presidente (Heller). - Les recuerdo que hay diputados y


diputadas que integran ambas comisiones, y alcanza con que
firmen en una sola. El que quiera firmar las dos veces,
puede hacerlo. Entre los 49 diputados de la Comisión de
Presupuesto y Hacienda y los 31 de la Comisión de Finanzas,
hay 10 que estamos en ambas.
Tiene la palabra el señor diputado Germán
Martínez.

Sr. Martínez (G.P.). - Sé que no es motivo del trabajo en


las comisiones, pero en algunos minutos más vamos a estar
ingresando también el pedido de sesión especial para el día
de mañana a las 14 horas.

Sr. Presidente (Heller). - Por favor, no se retiren sin


firmar el dictamen de ambas comisiones.
Tiene la palabra el diputado López.

Sr. López. - Qué bueno que ya estemos firmando.


Señor presidente: le hago una consulta, porque no
leí la hoja el dictamen. ¿El Informe es por las razones que
dará al miembro informante? ¿Es sin fundamentos?
Sr. Presidente (Heller). - Entiendo que sí, ¿pero puede
repetir la pregunta, así la escucha y contesta el diputado
Martínez? Vamos a ser prolijos en extremo.

Sr. López. - Pregunté si el informe de este dictamen


unánime, que está firmando el plenario de las comisiones de
Presupuesto y Hacienda y de Finanzas, es por las razones
que dará el o los miembros informantes, y sin los
fundamentos que tenía el mensaje enviado por el Poder
Ejecutivo.

Sr. Martínez (G.P.). - En respuesta a lo planteado por el


diputado Juan Manuel López, me gustaría demorar unos
minutitos más. Entiendo que con el nivel de especificidad
que necesita este tema debemos darle a todos la
tranquilidad de que cumplimos con los acuerdos que habíamos
manifestado.
En primer lugar, leo el pedido de sesión
especial, que me parece que también vale la pena. Dice así:
“Por la presente, nos dirigimos a usted…” -se refiere al
presidente de la Cámara- “… a efectos de solicitarle, en
virtud de lo establecido en los artículos 35 y 36 del
Reglamento esta Cámara, convoque a sesión especial para el
día jueves 10 de marzo a las 14 horas, a fin de tratar el
siguiente tema: mensaje N° 08/2022 y proyecto de ley
001-P.E.-2022 y la fe de erratas incorporadas al proyecto
citado, bajo los números de proyectos 002-P.E.-2022 y 003-
P.E.-2022.”
Habiendo dicho esto, voy al informe. El informe
diría, de acuerdo a lo conversado: “Honorable Cámara. Las
comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas han
considerado el mensaje N° 08-2022 y proyecto de ley
001-P.E.-2022 y la fe de erratas incorporadas al proyecto
citado bajo los números de proyectos 002-P.E.-2022 y
003-P.E.-2022, y se ha tenido a la vista el expediente
5358-D.-2021 del señor diputado Ferraro y otros/as señores
diputados”.
Continúa diciendo, y esto es importante: “Luego
de su estudio, los integrantes de las comisiones acuerdan
dictaminar de conformidad la iniciativa, incorporando las
modificaciones sugeridas por los señores legisladores al
dictamen y aconsejan proceder con la sanción del proyecto
de ley.”
Voy a la introducción al dictamen para dejar todo
aclarado. El dictamen en su encabezado dice: “Dictamen de
mayoría. Honorable Cámara. Las comisiones de Presupuesto y
Hacienda y de Finanzas han considerado el mensaje N°
08/2022 y proyecto de ley 001-P.E.-2022, y la fe de erratas
incorporadas al proyecto citado bajo los números de
proyectos 002-P.E.-2022 y 003-P.E-2022, y se ha tenido a la
vista el expediente 5358-D.-2021 del señor diputado Ferraro
y otras/os señores diputados, y por las razones expuestas
en el Informe que se acompaña y las que dará el miembro
informante, aconsejan la sanción del siguiente proyecto de
ley.”

Sr. Presidente (Heller). - Le pido que lea nuevamente el


proyecto de ley, porque se leyó muy rápido y algunos
diputados y algunas diputadas pueden tener alguna duda.

Sr. Martínez (G.M.). - Vuelvo a leer. Dice así:


“Artículo 1°. - Apruébanse, de acuerdo a lo
estipulado en el artículo 75 inciso 7 de la Constitución
Nacional y en los términos del artículo 2° de la ley
27.612, las operaciones de crédito público contenidas en el
‘Programa de Facilidades Extendidas’ a celebrarse entre el
Poder Ejecutivo Nacional y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) para la cancelación del “Acuerdo Stand-By” celebrado
oportunamente en 2018 y para apoyo presupuestario.
“El Poder Ejecutivo nacional suscribirá, en uso
de sus facultades, los instrumentos necesarios para dar
cumplimiento a lo establecido en el párrafo precedente.
“Artículo 2°. - La presente ley entrará en
vigencia a partir de su publicación en el Boletín Oficial.
“Artículo 3°. - Comuníquese al Poder Ejecutivo
Nacional.”

Sr. Presidente (Heller). - Se está pasando el dictamen a la


firma. Quiero aclarar, dada la velocidad con la que estamos
actuando, que ese texto tal cual se leyó es exactamente el
texto que va a tener el dictamen, sin cambiar ni una coma,
porque eso está debidamente consensuado. Aquí queda
plasmada la responsabilidad del presidente del bloque, la
mía personal y la de la presidenta de la Comisión de
Finanzas de que ese es el texto del dictamen que estamos
firmando.
Formalmente, damos por finalizada la reunión
habida cuenta de que se ha llegado a todos los acuerdos.
También se ha informado del horario de la reunión del día
de mañana, que será a las 14 horas. Desde luego,
seguramente por otras vías convocarán a la Comisión de
Labor Parlamentaria con anterioridad, pero eso ya excede al
funcionamiento y al trabajo de nuestras comisiones.
Agradezco a todos y todas por la paciencia y por
haber contribuido a lograr este acuerdo que es de gran
trascendencia para los destinos de nuestro país.

- Es la hora 22 y 39.

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