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CRÓNICA KAFKIANA
cuyo significado exacto desconocen, quizás porque los mismos se han vuelto
señora sudorosa: “Ay, chica, hace un calorón kakfiano”; o a otra dama en plan de
más kafkiano”.
Franz Kafka y descubra entre sus páginas los patéticos mensajes de quien fue
uno de los más grandiosos escritores de su época. Y del tiempo literario por
llegar.
edad, tal vez ante el disgusto de su pasantía como abogado en los tribunales de
Praga.
¿Se imaginan ustedes, compatriotas, que Franz Kafka, el extraordinario
del siglo XX, hubiese arribado a Venezuela durante la dictadura del general
Gómez?
Partamos, pues, del caso afirmativo. Franz Kafka desciende del barco que lo
¿entendió?”
permanece inmutable sin atinar respuesta. “Ay, a usted como que le salen ya
tarifa!). Kakfa, a través de señas, pide al auriga que le indique un sitio para
hay, mijo, pero exijo pago por adelantado. Oye, ¿esa Checoeslovaquia queda
Mide y vende telas, se equivoca en las palabras que poco a poco aprende y no
sabe el cabal vuelto de las monedas. Lo echan. Deambula por el Mercado de San
¿Escuchó, Tarazona?
Franz se esmirria bajo soles forzados. Siente cómo los grillos metálicos le
entumecen el alma y las piernas. Es un preso político que habla con lenta voz: “Sí
¡Menos mal, inmenso compañero Kafka, que los dioses literarios jamás te
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