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CRÓNICAS Y DELIRIOS

Igor Delgado Senior

CRÓNICA KAFKIANA

En reunión de amigos comentábamos que algunas personas usan términos

cuyo significado exacto desconocen, quizás porque los mismos se han vuelto

corrientes por su sucesiva utilización. Uno de ellos es el calificativo “kafkiano”, no

siempre aplicado con propiedad, pues -por ejemplo- escuchamos decir a la

señora sudorosa: “Ay, chica, hace un calorón kakfiano”; o a otra dama en plan de

crítica: “¡Qué vestido tan kafkiano se puso María Socorro!”; o a un paciente

odontológico: “Ni se te ocurra verte con el doctor Umérez... es un dentista de lo

más kafkiano”.

Sin embargo, en el fondo no importa mucho el erróneo uso porque abre la

perspectiva de que el hablante, por cuestiones del azar, encuentre un libro de

Franz Kafka y descubra entre sus páginas los patéticos mensajes de quien fue

uno de los más grandiosos escritores de su época. Y del tiempo literario por

llegar.

Lo dicho viene a crónica porque acuciosas investigaciones de última data

demuestran que el autor de El Proceso, Amérika y La Metamorfosis tuvo la idea

juvenil de emigrar a Venezuela en 1907, cuando sólo acumulaba 24 años de

edad, tal vez ante el disgusto de su pasantía como abogado en los tribunales de

Praga.
¿Se imaginan ustedes, compatriotas, que Franz Kafka, el extraordinario

revelador de “los vasallajes, los autoritarismos, las obsesiones y las pesadillas”

del siglo XX, hubiese arribado a Venezuela durante la dictadura del general

Gómez?

Partamos, pues, del caso afirmativo. Franz Kafka desciende del barco que lo

trajo al puerto de La Guaira y observa, con ojos sísmicos, el entorno de pequeñas

casas y la abundancia de gendarmes. Un chácharo de la época inmediatamente

lo conmina: “Oiga, musiú, hágame la fila por aquí, ¡pasaporte en mano!,

¿entendió?”

Franz no entiende ni un pepino checo de lo que el guardia ordena, y

permanece inmutable sin atinar respuesta. “Ay, a usted como que le salen ya

unos buenos planazos”, exclama el chácharo. El representante de la Agencia de

Inmigración Europea acude en ayuda de Kakfa y, luego de amplias explicaciones

y amplias propinas, obtiene el permiso para que siga a Caracas.

Un cochero de la Línea “La Guaira-Guarataro directo” lo monta en la mula y

también lo baja de ella mediante el cobro de ocho bolívares (¡el cuádruple de la

tarifa!). Kakfa, a través de señas, pide al auriga que le indique un sitio para

dormir. “Ah, compadre, ¿tú lo que quieres es una pensión? Te recomiendo la de

doña Eulalia en el propio barrio El Silencio, la única sin chinches ni mosquitos”.

Doña Eulalia lo acoge en medio de un anafe para tender arepas, “Pieza

hay, mijo, pero exijo pago por adelantado. Oye, ¿esa Checoeslovaquia queda

cerca de Maturín o de Barbacoas?” Kakfa alza el brazo en demostración de


lejanía geográfica y carga su maleta hasta el cuarto con formidable vista hacia

ranchos y aguas oscuras.

Franz, por arbitrio de un amigo alemán, consigue puesto en el Gallo de Oro.

Mide y vende telas, se equivoca en las palabras que poco a poco aprende y no

sabe el cabal vuelto de las monedas. Lo echan. Deambula por el Mercado de San

Jacinto. Logra, después de terribles insomnios, el cargo de amanuense en una

compañía de seguros. Añora Praga. Empieza a garrapatear cuartillas.

Al General Gómez le soplan el chisme de que un tipo raro escribe el cuento

de un hombre que se convierte en insecto. —Anjá, Tarazona —susurra Gómez,

alisándose los bigotes—, mándemelo inmediatamente para la carretera y luego

para La Rotunda, a ver si ese musiuito se deja de vainas contra el gobierno.

¿Escuchó, Tarazona?

Franz se esmirria bajo soles forzados. Siente cómo los grillos metálicos le

entumecen el alma y las piernas. Es un preso político que habla con lenta voz: “Sí

hay esperanzas, pero no para nosotros”. Un médico suscribe el acta de

defunción: “Kafka, Franz, muerte por tuberculosis”.

¡Menos mal, inmenso compañero Kafka, que los dioses literarios jamás te

permitieron alojar tu destino en la Venezuela gomecista!

http://ciudadccs.info/2020/12/18/cronicas-y-delirios-cronica-kafkiana/

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