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Steve Jobs
Un año extraño en el ámbito de las normalidades. Acontecemos grandes cambios a niveles

internacionales. Lo déspota del humano se hace notar, cuando todo se torna de mal a peor. Pero de todo

lo malo, siempre sale algo bueno ¿no? O bueno, eso es lo que dicen.

En el marco de una reflexión, debemos poner ciertas cartas sobre la mesa que nos permitirán definir

nuestro eje principal en el cual rotaremos a lo largo de lo que se llamaremos, el filosofar.

Mi reflexión relacionara los temas de la película de Steve Jobs, obstáculos y el texto llamado “Para

entrar en tema”.

Claramente, al ser una reflexión de carácter personal traerá muchas ideas y pensamientos que constaron

en mi alrededor de este año 2020, y como los atravesé. Adentrarse en mi psiquis y hablar de que sucedió

en este año tan caótico, exuberante y poco habitual.

El año 2019 no había tenido un final feliz para mi vida, no entrar en detalles es lo correcto y es lo que

hare, pero comenzar aclarando que para mi cualquier año fue mejor que el 2019, es clave en esta

reflexión. Instauro los limites de mi psiquis y como esta exploto en miles de formas sin iguales. Mis

expectativas eran varias, un nuevo año permitía la dulce ilusión de un nuevo comienzo, un año mucho

mejor que el anterior en todos los sentidos posibles. La fe que me erigía hasta ese momento era lo único

que me mantenía en pie.

Finalizar y comenzar de nuevo, eso es lo que hace un año nuevo. Pero digamos que no hay cambios más

grandes, que las pansas gordas luego de comer tanto en fin de año.

Inquilinas de mi propia mente, se hacían las ideas más fantásticas para mí.

Digamos que el comienzo fue extraño, era 18 de enero y ya se hablaba de una posible “Tercer Guerra

Mundial”.

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Las noticias volaban, al igual que las bombas entre Estados Unidos y Irán.

Tranquilidad no era la primera palabra con la que definirías el inicio del 2020, pero mis contemplaciones

fueron más calmadas que las del pasado año. En el auge de la disputa territorial entre Irán e Irak, se

construía el virus que más tarde aterrorizaría a miles de millones de seres humanos, en países enteros. Y

aun que sí, la Tercera Guerra Mundial fue un escandalo en su momento, no es más que un chisme

bizarro ahora.

Priorizar la calma ante todo momento, que si nos acabamos nada más podremos hacer que sentarnos a

esperar nuestro fin.

Hicieron aparición los incendios de Australia, que venían a ser una segunda parte de lo que fue el

Amazonas en Brasil. Una secuela devastadora. La extinción de los koalas en estado silvestre era

inminente. Especies arbóreas, vegetales y animales eran consumidas por las llamas de un fuego

incesante que nadie podía controlar. Habitas, que nunca serán recuperados fueron perdidos en esa época,

pero aun así el mundo no perdió la calma. Una tercera guerra, y fuego ¿Qué más podía llegar a suceder?

Ya de por sí, era extraño que dos acontecimientos de indoles importantes pasaran casi al unísono.

Mientras el bosque ardía, la gente salía en busca de vida y contagiando a millones hasta que la calma, se

agotaría.

Marzo ataco con todo, todo lo que sería el derrumbe de la economía mundial, el descontrol y caos social,

la incertidumbre de la salud y el pan encerrado de cada día. Ya en China se había esparcido el contagio,

pero quienes se encontraban en el ojo de la tormenta eran Italia y España. Incesantes eran los contagios,

los números contenían cada vez más ceros día a día. La OMS (Organización Mundial de la Salud) se

tardo en aclarar ciertos puntos. Cuando el mundo se puso manos a la obra, ya era tarde, el virus estaba

en todos lados.

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Argentina cerro sus puertas al mundo el 17 de marzo.

Los elogios eran múltiples, la Argentina por primera vez en muchos años se había convertido en un

ejemplo a seguir. Un modelo único e inigualable. Un momento de caos y descontrol unió a toda una

Argentina, con la intención de hacer algo mucho más puro que nuestras diferencias. Nos unimos, para

evitar un desastre aun mayor. Motivados por el miedo, acatamos como nunca las reglas. Nos habíamos

transformado, habíamos evolucionado como sociedad.

Pero, no todo dura para siempre.

Abril vino con un acontecimiento más económico que social. La pandemia ya era una realidad, pero en

la Argentina no era un problema tan grave ya que hasta ese entonces nuestro récord no superaba los 100

contagiados por día. Pero en otras partes del mundo, el petróleo y un político se habían puesto en la cima

de la disputa social. Kim Jong-Un había desaparecido del ámbito público. Las autoridades no hablaban

al respecto, parecía como si el presidente norcoreano hubiera sido abducido. Los medios lo declaraban

muerto, mientras que en el mundo el internet se realizaban teorías conspirativas acerca de su

desaparición y de quien sería el próximo presidente al mando. Muchos hablaban de su hermana menor,

Kim Yo-Jong como la nueva regente de Corea del Norte.

Por otro lado, el petróleo mostraba ser un problema. El precio decaía cada vez más, perdiéndose muchos

miles de millones de dólares.

El 2020 había demostrado ser el terror en su máximo esplendor, una verdadera película de ciencia

ficción y terror. Y nosotros éramos el elenco principal, éramos las ratas de laboratorio.

Mayo se asomo con una de las revelaciones más extrañas que pudo haber hecho uno de los organismos

estatales estadounidenses más reconocidos del mundo. El Pentágono, certifico que uno de los videos

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publicados en las redes era verídico. Dentro de él se podía observar un objeto volador no identificado, al

cual se le adjudicaba el nombre de OVNI.

A mediados de Mayo, se desato un movimiento en las esferas públicas estadounidenses debido al

asesinato de un hombre negro a manos de un policía.

Esto género que a inicios de Junio, las masas se acumularan frente las puertas de la Casa Blanca. El

presidente estadounidense Donal Trump, decidió apagar las luces de la Casa Blanca, en un acto

totalmente atípico y extraordinario. Se apagaron las luces de la Casa Blanca por primera ves en años,

esto no sucedía desde 1889.

Además de que el presidente de los Estados Unidos apagara las luces y se escondiera en un bunker, se

aconteció la vuelta de uno de los grupos de hackers más reconocidos en la historia del siglo XXI. El

grupo Anonymous, regreso en junio del 2020 prometiendo desvelar datos e informes que

comprometerían muchas personas famosas de ámbitos tanto de la realeza como de Hollywood.

Así es como nos enteramos de que el príncipe Andrés, duque de York no solo tenía relaciones muy

íntimas con Jeffrey Epstein, sino que gozaba de privilegios con menores de edad proporcionadas por el

pedófilo Epstein.

Vuelta tras vuelta, el 2020 se convirtió en una catarata de acontecimientos relevantes, anclándose como

un punto muy importante de la historia de la humanidad.

De a pares, los argentinos terminaron con las razones que los unían. Para las vacaciones invernales del

2020, la población Argentina no mantuvo en pie su arreglo, y decidió a cuesta de la propagación de una

enfermedad tan contagiosa como lo es el SARS-COVID-19, salir de sus casas.

La política penetro en la pandemia, y el Covid-19 se transformo en un tema “político”.

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La sociedad enfatizaba sus salidas cada vez más, mal o bien, con razones o sin razones, la población se

aventuraba a fuera de sus casas. Algunos con cuidados, otros sin tanto. Al fin y al cabo, el tan aclamado

gobierno argentino, fue destituido de su popularidad y se transformó en un monstruo mediático. Lo que

alguna vez unió a la sociedad, ahora la separaba. Los anti-barbijos, anti-pandemia, los pro-pandemia, los

pro-salud, etc.

Las marchas y medidas iban y venían. Las leyes se convirtieron en cuestiones circunstanciales. El

Estado, comenzó a darle más libertad a los comercios, a las empresas y Pymes. Más pronto que tarde, la

vida volvió a tener el mismo ritmo, las plazas y bares comenzaron a tener publico y cada vez más

público. De entre tantas medidas, las personas comenzaron a olvidarse del distanciamiento social y se

comenzó una etapa de la cual no había retorno. Mientras más gente salía en la calle y más lugares

habrían, más contagios se producían.

A veces no comprendemos. Necesitamos verlo con nuestros propios ojos, sentirlo de tal forma que

podamos saber lo que es realmente.

Así pasan los meses, hasta que llegamos a la actualidad…

Parece un camino fácil de contar, pero no de vivir. Muchos perdieron la paciencia en muchas ocasiones.

Mucho dolor y perdidas irreparables. Soltar y dejar, aprendimos que las cosas a veces no tienen una

razón más que ser y dejarlas ser, aprender a vivir con ellas. Ante la adversidad, no podemos quedarnos

quietos. Porque en el momento que nos quedemos quietos, dejaremos de vivir.

Vivir en un mundo tan versátil y volátil. Vivir con personas a las cuales les importas y otras a las cuales

no les interesas en lo más mínimo. El egoísmo del ser humano, la exclusión de nuestra incertidumbre.

Lo que creemos o lo que es correcto.


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Las decisiones que tomamos en este año tan distinto, fueron decisiones muy importantes. Elegimos que

nos parecía, elegimos según nuestros valores si era correcto o no salir con amigos, pasear, salir a comer

afuera, hacer un cumpleaños, festejar logros, ir a fiestas, ir a la escuela. Decidimos todas esas cosas,

elegimos sobre algunas y sobre otras cosas. En este año tan único, demostramos quienes realmente

somos y que nos importa en este mundo.

Algunos como Steve Jobs, crearon sus propios emprendimientos, crearon su propia marca y empresa con

la cual crecieron, evolucionaron y continúan hasta hoy en día con su creatividad e ingeniosa mente.

Superamos muchos obstáculos este año, transformamos lo que más nos dolía o molestaba en algo que

quizás sea un nuevo comienzo.

Algunos lo hicimos, otros quizás no. Pero lo importante de todo esto, es que de nuestro fracaso y

situación sacamos algo bueno. Creamos, evolucionamos y vivimos con ello.

Muchos perdimos, cosas y personas muy importantes, pero de ello también aprendimos. Por qué, en este

mundo, del fracaso se aprende más que del éxito.

7

… ”

Tía Billie

De la Película “La Familia del Futuro”

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