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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Acatlán


División de humanidades
Filosofía
Estética II
Luis Ángel Lome Hurtado
Edmundo Gabriel Gómez Ávila
Santa Cruz Acatlán a 30 de mayo de 2016

¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores

que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea
sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste

al transeúnte melancólico, extraño, solitario... ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad

no es suficiente para toda una vida?

Noches Blancas, Fedor M. Dostoievski

Introducción

Nuestras vidas se van dando día a día, de una forma que quizás sea autómata,

aburrida y sin ningún sentido, esto podría parecer angustioso y frustrante, ya que

consideramos que la vida — nuestras vidas— no debería ser así, pero esto será

así, en verdad será que vivimos de esta forma, que no haya nada que nos haga

sentirnos de una forma libre; busco sagazmente, porque de cierta forma me he

llegado a creer la idea de que la vida se ha vuelto un suplicio, que lo único que

deseamos es entretenernos lo más posible para no darnos cuenta de que día a

día nos acercamos más a la muerte y, que no hemos hecho nada o encontrado

algo que logre que valga la pena seguir luchando en el día a día que estamos

aquí,

Entonces, de repente me veo sentado leyendo una novela, que por un

momento me hace sentir felizmente vivo, que me transporta a un lugar que no he

pisado, o al menos, físicamente; que me ha hecho olvidar que quizás la vida sea

muy miserable; he encontrado algo que me suscita en mi cierta razón del porqué

sigo queriendo vivir; que acaso no le dé sentido a mi vida, más que para seguir

buscando en cosas semejantes la satisfacción que me ha dado esta pequeña

novela.

Al hacer memoria para recordar si he tenido más momentos como estos,

me llega un pensamiento de que sí, que si he tenido más momentos en los cuales
me he sentido así; pero, cómo puede suceder esto, si es la primera vez que leo

esta novela y es que me doy cuenta, de que posiblemente haya más cosas que

me hacen sentir feliz, así que me surge la pregunta: ¿qué relación guardan todas

estas cosas que me han hecho sentir de esta forma?, al indagar por esta relación,

llego a mis clases de estética, en donde muchas veces se ha mencionado la

palabra belleza y es que creo que es ésta la que guarda la respuesta que busco,

pero no sé cómo es , ni qué es… no sé casi nada de ella.

Es por estas dudas y el azar, que llego a la Crítica del Juicio 1de Kant, en

donde veo que posiblemente encuentre algunas respuestas sobre aquello que he

estado buscando.

Así nuestro ensayo versará sobre el libro de Kant y una novela de Fedor M.

Dostoievski: Noches Blancas2; la novela su razón de ser en el ensayo, es porqué

fue la que me ocasiono ver que hay algo que si nos puede ocasionar ya no querer

seguir viviendo del modo en como lo hemos hecho; aparte, de que creo que el

amor y la belleza guardan cierta semejanza — el amor es un tema de la novela—,

espero poder explicar esto en el transcurso del ensayo.

El ensayo a escribir, se dividirá en dos pequeños apartados; en el primero

será un análisis de la Crítica del Juicio y lo qué es juicio y lo que se menciona de

él, pero siempre mirando éste hacia lo bello; el segundo apartado tratará sobre la

relación de la belleza y el amor, vistas desde las dos obras ya antes mencionadas.

Así, pues, demos inicio a la reflexión…

1
Kant, Immanuel, Crítica del Juicio. España, Austral, 2014.
2
Dostoievski, Fedor, Noches Blancas. México, Tomo, 2013.
El Juicio en la Crítica del Juicio

En la Crítica del Juicio, Kant me parece que quiere explicar cómo es que se da un

juicio estético, para esto, es importante recordar que es el juicio para Kant y es en

la introducción que nos dice que éste es: lo que viene a ser dentro de nuestras

facultades de conocer un término medio entre el entendimiento y la razón, y que

trata sobre la aplicación del entendimiento. Otro punto que creo que se tiene que

mencionar es que para Kant hay dos tipos de juicios: el juicio determinante y el

juicio reflexionante; nos dice Kant que el juicio determinante es: “Si lo universal (la

regla, el principio, la ley) es dado, el Juicio, que subsume en él lo particular

(incluso cuando como Juicio trascendental pone a priori las condiciones dentro de

las cuales solamente puede subsumirse en lo general) 3”; también nos dice que el

juicio reflexionante es: “ Pero si sólo lo particular es dado, sobre él cual debe

encontrarse lo universal, entonces el Juicio es solamente reflexionante. 4”

El juicio reflexionante es el que se da en los juicios estéticos, o sea en los juicios

sobre la belleza, pues nos menciona Kant:

El juicio reflexionante, que tiene la tarea de ascender de lo particular en la

naturaleza a lo general, necesita, pues, un principio, que no puede sacar de la experiencia,

porque ese principio justamente debe fundar la unidad de todos los principios empíricos bajo

principios, igualmente empíricos, pero más altos, y así la posibilidad de la subordinación

sistemática de los unos a los otros. 5

Como veremos más adelante, no se puede creer que todos tengan el mismo

sentido de gusto, pero sí de belleza en cuanto que la representación que

3
(Kant, 2014:102)
4
(Kant, 2014:103)
5
(Kant, 2014:103)
tengamos sea de pura satisfacción, aparte, de que no tenemos un principio para

considerar que en la naturaleza hay belleza pura, o sea, que no se puede definir lo

que es bello, ya que como veremos posteriormente, no se tiene interés en hacerlo,

en cuanto sólo es nuestra representación que tenemos en ese algo que

consideramos bello.

Intentaremos explicar con más claridad lo siguiente para así ver si podemos

avanzar. Kant nos dice:

El Juicio reflexionante puede, pues, tan sólo darse a sí mismo, como ley, un

principio semejante, trascendental, y no tomarlo de otra parte (pues entonces sería Juicio

determinante), ni prescribirlo a la naturaleza, porque la reflexión sobre las leyes de la

naturaleza se rige según la naturaleza y está no se rige según las condiciones según las

cuales nosotros tratamos de adquirir de ella un concepto que, en relación a ésas, es

6
totalmente contingente.

Si entiendo un poco a Kant, parece que nos dice que hay cosas que no podemos

saber su principio y que es por eso que nosotros le damos un principio; un ejemplo

puede ser lo bello, ya que no sabemos cuál es el principio de la belleza y tampoco

qué es lo bellamente puro o si hay algo que sea bello, siendo de esta forma no

podríamos dar un juicio afirmando que algo es bello, por ende tampoco podríamos

decir que algo no es bello, así que por esto tenemos que suponer que existe lo

bello.

Creo que lo que dicho antes queda más claro con las siguientes palabras de Kant:

Ahora bien, ese principio no puede ser otro más que el siguiente: que como leyes

generales de la naturaleza tienen su base en nuestro entendimiento, el cual las prescribe a

la naturaleza (aunque sólo según el concepto en general de ella como naturaleza) […] tal

6
(Kant, 2014:104)
como si un entendimiento (aunque no sea el nuestro) la hubiese igualmente dado para

nuestras facultades de conocimiento, para hacer posible un sistema de la experiencia

según leyes particulares de la Naturaleza.7

Ya habíamos dicho anteriormente que tenemos la necesidad en el juicio

reflexionante de poner los principios que a nosotros nos parecen debidos, ya que

si no es de esta forma , no se podría tener la certeza de ningún conocimiento, en

nuestro caso de la belleza. Este principio que atribuimos nosotros a un objeto —

me parece—que deber ser para todos igual, digo lo anterior, por el hecho de que

Kant dice:” tal como si un entendimiento (aunque no sea el nuestro) la hubiese

igualmente dado para nuestras facultades de conocimiento”. Cómo podríamos

entender aquello que nosotros no hemos puesto, es la pregunta que me surge al

leer estas líneas, pero recuerdo que en el libro primero, parágrafo 16, Kant

escribe: que si se quisiera saber cuál es la altura media en los hombre adultos,

tendríamos que sacar un término medio que sirva a todos de común medida. Algo

semejante considero que sucede con el principio que menciona Kant o con la

belleza, si queremos saber qué es lo bello, tendríamos que hacer un tipo de censo

para saber cuál es el término medio y de esta forma asumiríamos una común

medida.

Entonces, nos damos cuenta que quizás la idea de que se pueda hacer

juicios sobre la belleza, se ve rescatada, obtendríamos la facultad para juzgar y

decir qué es bello y qué no lo es.

7
(Kant, 2014:104)
Asumiendo que así sea, que ya se puede hablar sobre lo bello, pasaremos

al siguiente apartado, en donde intentaremos ver si el amor y la belleza tienen

alguna semejanza.

¿Belleza y amor semejantes?

El apartado que ahora nos compete reflexionar, surge de mis dudas y experiencias

que he tenido en el día a día. La lectura que realice sobre Noches Blancas me ha

hecho pensar que el amor, al igual, que la belleza no se puede definir, pero que la

gran mayoría afirma que ha amado y que ha tenido representaciones sobre cosas

bellas.

En la pequeña novela que ocuparemos, nunca se da una definición sobre lo

que es amor, pero el personaje principal (cosa rara, nunca se dice su nombre) y

Nástenka dicen que han amado, dicen que han amado por las sensaciones que

han sentido y es aquí en donde creo que se encuentra una de las grandes

semejanzas entre la belleza y el amor, pues Kant nos explica: “Para decidir si algo

es bello o no, referimos a la representación, no mediante el entendimiento al

objeto para el conocimiento, sino […], al sujeto y al sentimiento de placer y dolor

del mismo”8.

Entonces, decimos que algo es bello por las sensaciones que nos causa la

representación que tenemos sobre aquello, al igual que en el amor, puesto que

nuestros personajes dicen que han amado por las sensaciones que han tenido con

los demás, aun cuando exista la posibilidad de que no hayan amado y de que no

8
(Kant, 2014:127)
tengan representaciones con cosas bellas, se jactan de algo que quizás no han

vivido.

Que no se tenga la definición sobre aquello que se dice que ha sido la

causa de ciertas sensaciones, es un problema que quizás no recaiga en la

definición, puesto que por lo que dijimos en el apartado anterior: de que se

necesita hacer un tipo de censo entre muchos para llegar a una medida común

sobre lo bello, el “problema” sería que no se tiene interés en definir lo qué es el la

belleza y lo qué es el amor; explica Kant:

Ahora bien, cuando se trata de si algo es bello, no quiere saberse si la existencia

de la cosa importa o solamente puede importar algo a nosotros o a algún otro, sino de cómo la

juzgamos en la mera contemplación9.

Siendo así, no nos interesa definir la belleza y el amor, porqué lo que en verdad

nos interesa —o quizás no— es la satisfacción que sentimos, sólo importa lo que

estamos viviendo en el momento; recuerdo cuando he tenido algún acercamiento

con algo bello o con algo que he amado, lo que menos me interesa es adquirir un

conocimiento sobre aquello que estoy padeciendo, sino mi concentración está en

la satisfacción y no olvidar los matices de mis sensaciones, pues, creo, que si

empiezo a juzgar se quedará a un lado la satisfacción que me causa aquello que

quiero juzgar, quizás, busque juzgar el objeto de mi representación ya pasado el

momento de la satisfacción.

Para esclarecer lo que digo, creo que ayudará lo que dice Kant: “Se ve fácilmente

que cuando digo que un objeto es bello y muestro tener gusto, me refiero a lo que

9
(Kant, 2014:128)
de esa representación haga yo en mí mismo y no a aquello en que dependo de la

existencia del objeto10”.

Es por esto que creo que la belleza y el amor guardan ciertas semejanzas,

ya que por mucho que queramos objetivar las representaciones que sentimos, en

primer momento no tenemos el interés de lo, y, aparte, siempre se nos

escaparán ciertos elementos, o quizás sea que el lenguaje no nos alcance para

explicar lo que sentimos.

Conclusión

Finalmente, he percibido, que quizás, no hemos llegado a explicar claramente lo

qué es la belleza, pero creo que esto sucede porque gran parte de la Crítica del

juicio trata sobre explicar por qué no se puede explicar lo que es bello; nos da

ciertas consideraciones para apreciar y no caer en un relativismo, Kant da los

límites para los juicios que deseemos dar sobre aquello que lleguemos a

considerar bello.

Por otro lado, no creo que se pueda llegar a definir lo que es bello, pero lo

que si considero que podemos hacer, es decir que, aun cuando no llegamos a

saber objetivamente lo que es la belleza, podemos encontrar una buena razón

para vivir en lo que dice Kant, ya que a él no le interesa en gran medida definir la

belleza, sino explicar lo que se puede realizar con la idea de ella y hacer notar que

lo que más vale cuando decimos que algo es bello, es la satisfacción que nos

causó contemplar, escuchar o sentir aquello que podemos considerar bello. Así

nuestro día a día, podemos llevarlo buscando acercarnos a aquello que se

10
(Kant, 2014:128)
considera bello o al hecho de poder amar, eso es lo puede lograr que tenga un

sentido nuestra vida.

Bibliografía:

 Kant, Immanuel, Crítica del Juicio. España, Austral, 2014.

 Dostoievski, Fedor, Noches Blancas. México, Tomo, 2013.

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