El propósito de la lectura es presentar a modo de introducción la relación que hay
entre el feminismo y el derecho. De esta relación la autora pondrá énfasis en las criticas feministas al derecho desde un punto de vista teórico, institucional y metódico.
Desde el comienzo de la lectura, como ya lo había anticipado. Isabel desea
presentar un análisis de las categorías fundamentales con las que suelen operar los estudios feministas. Las primeras categorías a analizar son el sexo y el género. Sexo es representado por la cuestión biológica que engloba rasgos físicos y fisiológicos de los seres humanos. Género, al contrario, se refiere a una construcción social y cultural. Tal distinción se da entre la biología y la cultura. Una relación que poco a poco se va transformando tanto por los avances en la biología, como por las reconstrucciones sociales (del género) que hay en un determinado contexto.
La contradicción que hay entre las categorías mencionadas, nos llevan a
proponer los estudios de género como una alternativa fuera de la dicotomía. Sin embargo, tales modelos no se libran de la crítica por incluir dentro de su forma contestataria a ciertos tipos de masculinidades.
Posteriormente analiza la categoría de feminismo. Del feminismo nos indica
puede buscarse una unificación de significados como un conjunto de personas, acciones y teorías que asumen un compromiso político con la idea que dentro de las sociedades contemporáneas las mujeres son las perdedoras en el juego social. Es la idea de que en nuestras sociedades patriarcales existe una supremacía de lo masculino. Esta definición es problemática porque intenta unificar los diversos significados de feminismo, situando a las mujeres privilegiadas como las que se encuentran con un poder adquirido. Por tal motivo, la critica encaminada a la unidad es excluida por contener peligros perversos que defienden solo a un tipo de movimiento. En ese hilo argumentativo, la critica también es empírica. Pues la etiqueta impuesta tiene un compromiso político. Pero puede objetarse que esos compromisos políticos ya fueron consolidados y las mujeres ya gozan de ellos. Con este sesgo se reproducen una nueva marginación, es decir, una doble marginación.
El tercer punto de critica sobre la unificación de la categoría feminismo va
dirigido a criticar que pueda existir como teoría. Pues se encuentra relacionado con una epistemología que determina a su objeto de estudio desde las ciencias que aparentemente deben ser neutrales, universales y objetivas. Por lo que el feminismo con una vertiente meramente política podría quedar fuera de un sustento teórico válido. Mismo que se encuentra alejado de intereses políticos particulares que relativizan la propuesta general unificada y teórica.
La autora en un siguiente apartado nos menciona los diversos feminismos
que se dan principalmente en la tradición norteamericana. Dentro de esta diversidad se hallan los feminismos de igualdad: liberales clásicos, liberales socialistas, y feminismos radicales, los cuales sostienen la falta del poder de las mujeres. También se encuentran los feminismos de la diferencia o cultural, los cuales se sitúan en la reivindicación de la diferencia de las mujeres y en su reclamo por el reconocimiento de esta diferencia. El feminismo radical se enfoca en la falta de distribución del poder que tienen los hombres. En cuanto al factor de genero los feminismos se dividen en esencialistas y antiesencialistas. Los primeros consideran que el genero es lo esencial, mientras que lo segundos fundamentan lo contrario
Concluye que la relación critica de estos feminismos al derecho se dan en
tres aspectos: en la teoría del derecho cuya critica va encaminada a los paradigmas patriarcales con los que esta construido todo el derecho. Pues únicamente protege valores e intereses masculinos, lo cual desfavorece el posicionamiento de las mujeres. El segundo aspecto la crítica va a las instituciones, de cómo las normas jurídicas excluyen a las mujeres en el ejercicio de sus derechos. Y, por último, la critica a los métodos, el primero va a la pregunta por el género y el segundo a la razón practica femenina.