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Nombre: Ruth Jackelyn Espinoza Callisaya

Curso: Nuevo Testamento II


Fecha: 13 – 02 - 22

LA GRACIA EN LA TEOLOGÍA PAULINA

Según Bonhoeffer, hay una diferencia entre la gracia barata y la gracia costosa. La gracia barata
toma en cuenta más el “perdón del pecado” que el “perdón del pecador”. Mientras que la gracia
costosa considera el pecado como pecado, pero rehabilita al pecador y lo transforma en un discípulo
que sigue a Jesús, y mientras camina con Jesús va transformando su vida. Y esta transformación
que es en presente continuo afecta todo su ser, pues su nueva relación con Dios cambia.

La nueva relación que tiene el hombre con Dios se debe a que ha sido justificado por fe (la obra de
Jesús en la cruz), y el haber sido hecho justo, lo lleva a estar en una relación armoniosa con el
Padre. Entonces entendemos que por la fe tenemos entrada a la gracia de Dios, la cual es gratuita y
es para todos. Esta gracia a la cual tenemos acceso nos motiva, nos empuja a vivir una vida
fructífera, completa en Cristo, dejando poco a poco el pecado que nos destruye. Pues si no fuera así
de que serviría la gracia a la cual tenemos acceso. Es por ello la importancia de recordar y vivir bajo
la gracia de Dios, todos los días, recordando que fuimos salvos por fe, pero que también estamos
llamados a vivir por fe en la gracia de Dios.

En Romanos 1:17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá. La palabra “para fe” hace referencia a que despues de haber
recibido la salvación por fe, hay una vida que debe continuar, pero de la mano del Maestro, Jesús.
Adoptando la “justicia divina” como estilo de vida.

“Solo la gracia de Dios puede cambiar al perseguidor de cristianos en seguidor de Cristo”. La justicia
de Saulo de Tarso, sólo era una justica retributiva (recompensa y castigo) basada en la ley, que no
traía vida, sino muerte. Y donde el Mesías no vive en la vida de Pablo, pues no había experimentado
todavía la justicia divina, es decir, la gracia de Dios.

Cuando permitimos que la injusticia (maldad del hombre) ignore la justicia divina, damo lugar a que
el hombre tome el lugar del Creador. Olvidando que el Creador tomó la forma de hombre y el lugar
de la criatura.

Dios no deja de ser justo para poder obrar con gracia; abriendo así una nueva dimensión en la
justicia divina y en la vida humana. Y eso lo podemos ver en la vida de Pablo, quien experimentó la
gracia de Dios aun antes de estar arrepentido por sus pecados (gracia preveniente), y esta gracia lo
convierte de perseguidor a seguidor (discípulo) de Jesús.

Pablo entiende la gracia de Dios como una “forma de actuar de Dios en medio de la humanidad”,”,
como una de las multiformes manifestaciones de la justicia de Dios. La gracia de Dios no anula la
justicia divina, sino que la completa, es decir, “no perdona al pecado (como sujeto), sino que redime
al verdadero sujeto: “al pecador”. Pablo llega a la conclusión de que la gracia actúa, como una forma
complementaria de la justicia divina.

Pablo hace referencia a la justicia de Dios, por medio de la fe en Jesús (Romanos 3:21-22). Pablo
muestra que no solo hay una justicia retributiva (recompensa), sino que hay una justicia de la
gracia, que va más allá de la obediencia basada en la ley, es la disposición de Dios al hacerse
presente en su creación y en su criatura para renovarla, como dice en Ezequiel 36:26-27 Les daré
un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de
piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis
decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas.

Entendemos que hay una justicia retributiva y una justicia de la gracia, pero no podemos pedir las
dos justicias, si he sido salvo por la gracia, toda mi vida debe ser guiada por la misma gracia. Pero si
creemos que hemos sido salvos por nuestros actos, ignorando la obra de Jesús, entonces toda
nuestra vida será guiada por la justicia retributiva (recompensa por una conducta buena o el castigo
por una acción mala), por la cual también seremos medidos. Entonces una gracia bien entendida, no
nos permitirá que seamos guiados por la vida exigiendo una justicia retributiva.

Aprendamos a vivir una justicia gratuita, que no exige tu buena conducta para amarte, que no espera
recompensas de parte de Dios o del hombre, porque cree que lo merece. Recordando siempre que
vivir una justicia gratuita nos fue otorgada a un alto costo.

Pablo entendió la gracia de Dios cuando dijo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no
quiero, eso hago... ¡gracias a Dios por Jesús!”. La gracia de Dios nos salva y nos acompaña
incondicionalmente (ya que es gratuita), no permite que nos estanquemos, librándonos de pensar
que seremos castigados o recompensados por nuestras acciones sean buenas o malas. La gracia de
Dios nos impulsa a una metamorfosis constante, mientras seguimos caminando.

Descubrir lo que es vivir bajo esa forma de justicia que se llama: “gracia”, se muestra en lo político,
asumiendo la parte de los que no tienen parte, como lo hizo Jesús. Es decir que al ser la gracia
gratuita, significa que es accesible y alcanzable para todos, dejando de estar en posesión de los que
creen que pueden comprarla, como los fariseos quienes se creían dueños de la gracia, y le ponían
precio a la gracia, para poder otorgarla a gentiles como nosotros, negándonos y restringiéndonos el
acceso, el cual es libre y gratuito. Cuando entendemos que la gracia es gratuita para nosotros
(gentiles), a nadie le podemos negar, ni poner restricciones, y mucho menos precio a la gracia que
nos fue y nos sigue siendo otorgada.

Entiendo que la justicia como gracia solo será perfecta cuando vuelva el Mesías, sin embargo, difiero
con el autor del libro, que la justicia divina deba convivir con la justicia retributiva mientras estamos
en este mundo, pues me parece más conformismo que aceptación. Comprendo la posición del
hombre y de su ambigüedad; de hacer lo malo cuando no quiere hacerlo y no hacer lo bueno cuando
debe hacerlo. Pero al igual que Pablo, tenemos a Jesús, esa gracia que nos mueve, nos impulsa a
ser renovados, no somos perfectos, pero somos transformados constantemente a un ritmo que solo
Dios conoce. Si la gracia aún no ha producido esa transformación en esas áreas de nuestra vida que
cada uno conoce (rincón fariseo, así lo llamo yo...) entonces talvez seguimos viviendo en una justicia
retributiva en esa area, donde aún hay una necesidad de la ley, ese lugar donde la fe no ha
producido transformación.

Pienso que es un desafío, avanzar en aquellas áreas de nuestra vida donde aplicamos una justicia
retributiva (vivir por recompensas y castigos), cambiándolas por una gracia que transforma.

Escucho a muchos cristianos preguntarse ¿porque sigo cayendo en pecado una y otra vez?, solo
puedo decir que más allá de lo que ellos puedan hacer para cambiar, deben abrirse para dejar que la
GRACIA de Dios sea comprendida por su mente y poco a poco pueda transformar su corazón, y
desde el SER, el OBRAR vendrá como consecuencia.

Fin del comunicado.

Gracias...

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