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Nombre: Endrina Patricia Rojo Puche, Yicel Saray Guillen Atencio

Seminario de Trabajo Especial de Grado


Semestre: 2020B
Nombre del asesor: Karleana Semprún Galué

Estado Afectivo de Adolescentes con Padres Machistas

OBJETIVO

GENERAL
Describir el estado afectivo de adolescentes con padres machistas

INTRODUCCIÓN

Se ha demostrado con anterioridad que el machismo puede tener diversas consecuencias negativas en las emociones
de los adolescentes, esto se manifiesta afectando múltiples áreas de su vida, debido a que puede generar desde baja
autoestima, ansiedad, miedo, hasta diversos trastornos psiquiátricos como Depresión y Ansiedad “Una gran proporción de
menores expuestos a violencia machista presenta alteraciones psicológicas, gran parte de ellos presenta, además, indicadores
subclínicos de varias alteraciones y muchos de ellos presentan, al menos, dos alteraciones a nivel moderado o grave” (Suay,
sf, p. 62). Los hijos de mujeres víctimas de violencia machista son víctimas también de esa violencia, debido a que estos
jóvenes se encuentran en un ambiente que justifica, legitima y desencadena la violencia como parte de las relaciones afectivas
y personales, desarrollando un modelo negativo de relación, que daña su desarrollo en todos los sentidos (Orjuela et al. 2008).

La afectividad hace referencia al sistema emocional o sentimental del sujeto en general y engloba diferentes funciones
psíquicas como el estado de ánimo, las emociones, los sentimientos, los afectos, entre otras cosas (Vallejo Ruiloba, 2006).
Quintanilla Madero la considera aquella “cualidad psíquica del sujeto cuya naturaleza consiste en convertir toda relación en
experiencia interna y su finalidad es dotar de significado personal los propios contenidos de la experiencia” (2003, p. 255).
De esta manera, la afectividad se encuentra determinada desde que la persona nace por sus diferentes reacciones y
comportamientos frente a los objetos, personas, hechos o situaciones que acontecen en su vida, teniendo su sustento o base
principal en la emoción.

Cuando la violencia machista se da en parejas o familias con hijos, se añade un enorme problema, debido a las
consecuencias afectivas que sufren los menores. Sobre estas consecuencias versa este trabajo. Por lo tanto se busca explorar a
profundidad el fenómeno en cuestión, yendo desde sus características psíquicas generales hasta las manifestaciones
conductuales más comunes que se presentan en los hogares debido a su gran relevancia en el desarrollo emocional de los
adolescentes, ya que los estados afectivos representan un papel muy importante en la vida de las personas, entran
prácticamente en todas las formas de conducta y proporcionan motivos, intereses y escalas de valores dominantes (Kelly,
1982). Los jóvenes expuestos a esta violencia son víctimas y su estado emocional se ve perjudicado debido a que viven en un
entorno conflictivo, de control y abuso de poder, donde sus progenitores, inmersos en su propia situación, con frecuencia no
atienden adecuadamente sus necesidades y no les prestan el cuidado y apoyo que necesitan por lo que se ve afectada de
múltiples maneras su salud, la visión que tiene del mundo y de sí mismo, sus ideas acerca del significado y propósito de vida
y sus expectativas de una felicidad futura (Orjuela et al. 2008).

Adler (1949) encuentra el origen del machismo en las experiencias de la primera infancia, donde no sólo hay una
ausencia: notable de afecto y relaciones amorosas sino que el énfasis se pone en el respeto, es decir, separación, distancia y
temor al padre. A raíz de esta situación en las familias con características machistas, a las niñas se les muestra afecto y
ternura, pero los hombres deben ser endurecidos y se espera que muy pronto se hagan autosuficientes y viriles. Basado en
este hecho, Stycos (1955) especula que las mujeres podrían sentirse seguras en el hogar paterno mientras que los hombres
podrían sentirse con miedo y descontentos.

El afecto como tal corresponde a una de las necesidades del individuo que requiere ser satisfecha, de tal forma
contribuye a un óptimo desarrollo personal, a través de este elemento esencial, los hijos aprenden a comportarse con su medio
social partiendo con su primer grupo de apoyo, estos sin lugar a duda conlleva a todo un proceso de vida, que en diferentes
etapas se podrá desarrollar, todo esto dependiendo de su formación en el hogar, (Royo, 1988). La exposición de los menores
a contextos violentos conlleva un aprendizaje de estrategias inadecuadas en la relación con otras personas y en la resolución
de conflictos. Estos aprendizajes tendrán su influencia en sus comportamientos adultos, aumentando el riesgo de ejercer o
sufrir violencia de género (Limiñana, 2018).

Desde el punto de vista de las ciencias sociales se toma en cuenta a la familia como el lugar o habitad del hombre
donde se desarrolla personal, social y afectivamente en la unión de una pareja y en la obtención de hijos como fruto de esa
unión, considerada como la primera red social de enseñanza de donde se conforman diferentes estilos de aprendizaje social en
el marco del núcleo del sistema (Riezu, 2007). Este estudio se realiza con el fin de mejorar el conocimiento sobre las
condiciones psicológicas de los menores expuestos a violencia machista, lo que podría llevar a los profesionales que trabajan
en este campo a mejorar el abordaje de los problemas derivados de la exposición a este tipo de violencia, y a desarrollar
protocolos de tratamiento e intervención más ajustados.

JUSTIFICACIÓN

La presente investigación se enfocará en describir el estado afectivo de adolescentes con padres machistas; este
fenómeno debe ser estudiado ya que la salud mental de múltiples adolescentes alrededor del mundo se ve grandemente
afectada debido al mismo. Se considera una investigación relevante a nivel psicológico, puesto que se estudiará el machismo
y la afectividad en un contexto cotidiano como lo es la dinámica constante de la relación Padre-Hijo. Este es un tema de
interés para la psicología debido a que se presenta de manera recurrente en las consultas psicológicas, relacionado a
conductas agresivas en los hombres y respuestas emocionales intensas en las mujeres (Orjuela et al. 2008).

Carlson (1990) comparó a un grupo de adolescentes varones y mujeres que habían presenciado violencia entre sus
padres, con un grupo de adolescentes varones y mujeres que no habían observado este tipo de violencia, encontrando que los
varones del primer grupo tenían una mayor probabilidad de presentar pensamientos suicidas y maltratar físicamente a su
madre, comprobando de esta manera que el estado emocional de los adolescentes que son expuestos a estas condiciones se ve
severamente afectado.

Ordóñez & González (2012) plantean que los menores expuestos a violencia de género en el hogar pueden padecer
una amplia lista de daños severos que van desde consecuencias físicas como retraso en el crecimiento, alteraciones del sueño
y de la alimentación, retraso en el desarrollo motor, hasta múltiples alteraciones emocionales como ansiedad, depresión, baja
autoestima y trastorno por estrés post-traumático. Por otro lado, también es común en adolescentes que han sido expuestos
desde edades tempranas a maltrato en el hogar, ver que a largo plazo se desarrollan problemas cognitivos como retraso en el
lenguaje, absentismo y fracaso escolar, esto puede presentarse en conjunto a alteraciones conductuales tales como
agresividad, inmadurez, delincuencia y toxicomanía.

Los síntomas más frecuentes de la violencia en el hogar durante la etapa de la adolescencia están relacionados con
actitudes de responsabilidad excesiva en el hogar, pueden adquirir un papel de protector activo, pudiendo interponerse entre
la madre y su agresor, y así llegar a recibir los mismos golpes, e incluso llegando, ellos mismos, a agredir a sus propios
padres (Ordóñez & González, 2012). Los adolescentes tienden a adoptar cambios radicales en sus estilos de vida o evadirse
mediante el sexo o la delincuencia. Así, de una forma general, se puede afirmar que los efectos de ser testigo pueden derivar
en psicopatologías, siendo propensas las víctimas a presentar problemas en su desarrollo evolutivo, emocional, cognitivo y
social, que les impiden su bienestar y un progreso personal adecuado.

Generalmente, se asocia al machismo con características que son estimadas por la sociedad como negativas, pero que
a pesar de ello, siguen existiendo en las dinámicas continuas entre las personas. Entre estas características, las que más
destacan principalmente son la agresividad, la dominación y la intransigencia (Martínez et al. 2012), incluso la presencia de
problemas más graves que atentan contra las mujeres de forma explícita como los son las agresiones a nivel físico, emocional
y verbal, intolerancia, y hasta en el peor de los casos, la muerte (Valdebenito y Larraín, 2007).

La afectividad al englobar a las emociones y los sentimientos, posee distintas tonalidades afectivas que en general
determinan un estado psicológico, permitiendo evaluar una situación en específico para poder desplegar una acción con un
elemento cognitivo claro; entonces, dichos conceptos poseen una función informativa para el organismo ya que le transmiten
el cómo se encuentra y cómo se relaciona con el ambiente que le rodea, para poder así orientar la reacción a realizar. Por lo
tanto, lo que la persona logra recordar durante un momento en específico, estará determinado en gran medida por lo que ha
aprendido cuando previamente ha estado en esa situación (Páez y Carbonero, 1993).

La gran mayoría de padres de familias tienen escasos conocimientos de su papel de padres, la mayoría entiende que
este papel, se limita en brindarle vestido, alimentación, salud y educación (Wong y Yataco, 2012). La gran mayoría descuida
el lado afectivo, en muchos casos por una errónea concepción y machismo. Considerando que la familia es el primer núcleo
de socialización y afectividad de una persona (Maestres, 2009).

Es importante abordar este tema ya que en los últimos años, el estudio, atención e intervención sobre las mujeres
víctimas de la violencia de género es hoy mayor y más efectivo. Sin embargo, la situación de los hijos de estas mujeres,
testigos del maltrato hacia sus madres y, a menudo, acompañantes en la salida de éstas del hogar, todavía no ha recibido una
amplia atención.
REFERENCIAS
Adler, A. Social interest: A. challange to mankind. London: Faber & Eaber, 1949.
Carlson, B. E. (1990). Adolescent observers of marital violence. Journal of Family Violence, 5 (4), 285-299.

Kelly, W.A. (1982). Psicología de la educación. España: Morata

Limiñana, A. R. (2018). Menores Expuestos a Violencia de Género. España.

Maestre, A. (2009). Familia y escuela, los pilares de la educación innovación y experiencias educativas. DEP- LEGAL: GR

2922/2007 Nº 14. ENERO DE 2009.

Martínez Gómez, J. A., Guerrero Rodríguez, S. I., & Rey Anacona, C. A. (2012). Evaluación de la validez de constructo y la

confiabilidad del inventario de masculinidad y femineidad en adolescentes y adultos jóvenes colombianos. Avances en

Psicología Latinoamericana, 30(1), 170-181

Ordóñez Fernández, M. D. P., & González Sánchez, P. (2012). Las víctimas invisibles de la Violencia de Género. Revista clínica de

medicina de familia, 5(1), 30-36.

Orjuela López, L., Perdices, A. J., Plaza, M., & Tovar, M. (2008). Manual de atención para los niños y niñas de mujeres víctimas de

violencia de género en el ámbito familiar. Madrid, Save the Children España.


Páez & Carbonero (1993). Afectividad, cognición y conducta social. Psicothema, 5(Sup), 133-150.

Quintanilla Madero, B. (2003). La educación de la afectividad. Revista Panamericana de Pedagogía: Saberes y Quehaceres del

Pedagogo, 4,(4),254-266

Riezu, J. (2007). La concepción moral en el sistema de A. Comte (Vol. 46). Editorial San Esteban.
Royo, T. F. (1988). Vida afectiva y educación infantil (Vol. 10). Narcea Ediciones.
Stycos, J. M. (1955). Family and fertility in Puerto Rico: A study of the lower income group. Columbia University Press.

Suay Nicolás, M. E. (Sin fecha). Comorbilidad entre alteraciones psicológicas en menores expuestos a violencia machista.

Universidad de Murcia. España.

Valdebenito, L., & Larraín, S. (2007). El maltrato deja huella. Manual para la detección y orientación de la violencia intrafamiliar

UNICEF FOSIS, PROGRAMA PUENTE.

Vallejo Ruiloba, J. (2006). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. Barcelona: Elsevier/Masson.

Wong, C. & Yataco,P. (2012). Administración del tiempo por parte de los padres de familia y su influencia en el rendimiento

académico de los estudiantes de quinto grado de educación secundaria de la I.E.”Melchorita Saravia” Grocio Prado-Chincha,

2011 (Tesis de maestría en Educación. Universidad Cesar Vallejo, Perú).

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