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Por: Antonio Pérez Esclarín

Antonio Pérez Esclarín


Federación Internacional
de Fe y Alegría

Coordinador General
P. Carlos Fritzen, S.J.
fi.coordinador@feyalegria.org

Equipo de Secretaría Ejecutiva


Gerardo Lombardi (Coordinador)
Somarick Roca
Robby Ospina
P. Marco Tulio Gómez, S.J.
fi.secrejec@feyalegria.org

Junta Directiva 2021-2022


P. Daniel Villanueva, S.J. – España
P. Miquel Cortés, S.J. – Guatemala
Sabrina Burgos – Colombia
Miguel Molina – Honduras
Suplente: P. Alfred Kiteso, S.J. – RD Congo

Equipo de Coordinación Ejecutiva


Eje Educación Popular
Gehiomara Cedeño
fi.educacionpopular@feyalegria.org
Eje Nuevas Fronteras
P. Carlos Fritzen, S.J.
fi.coordinador@feyalegria.org
Eje Sostenibilidad
Gabriel Vélez
fi.sostenibilidad@feyalegria.org
Eje Acción Pública
Gerardo Lombardi
fi.accionpublica@feyalegria.org

Autor
Antonio Pérez-Esclarín

Editora
Maritza Barrios Yaselli

Diseño y diagramación
María Fernanda Vinueza

Gestión editorial
Gerardo Lombardi

Fecha de publicación:
noviembre de 2021
Publicación digital e impresa en Bogotá,
Colombia noviembre 2021

Archivo fotográfico
Federación Internacional de Fe y Alegría
Fe y Alegría en los países
Conferencia de Provinciales de América
Latina y el Caribe (CPAL)

JORGE CELA CARVAJAL S.J.


UN APASIONADO DE JESÚS
Y SU PROYECTO
7 Presentación
9 Introducción

13 I. Breves apuntes biográfic

25 II. Espiritualidad encarnada en los pobres y en la historia


28 1. Oración y Discernimiento
30 2. Sentido del Magis Ignaciano
31 3. Obediencia para mayor eficacia en la misión

35 III. Un educador popular comprometido en la transfor-


mación social
39 1. Trabajar para los pobres, desde los pobres
y con los pobres
41 2. Dimensión comunitaria de la escuela
44 3. La educación pública como educación de la sociedad

49 IV. Calidad integral para todos y todas


51 1. Calidad enfocada en el desarrollo
personal y comunitario
53 2. La calidad exige un nuevo liderazgo
colectivo
55 3. Los educadores, pieza clave para
lograr una educación de Calidad

61 V. Inclusión: Que nadie quede fuera


64 1. La inclusión, objetivo esencial del
Proyecto Apostólico Común (PAC)
65 2. Incluir es innov

71 VI.
I ara un buen uso de la tecnología y las redes
73 1. El trabajo en red
77 2. Papel de la universidad en el mundo digital

81 VII.
II. Centros Loyola, Panademia y Preferencias Apostólicas
85 1. La pandemia, una oportunidad para construir un mun-
do más equitativo
86 2. Las Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús
en Cuba

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Me encuentro en un largo viaje a a lo profundo del Dios que se
Nepal, muy cerca de cumplirse el primer revela en lo sencillo. Su auto-
año de la Pascua definitiva de Jorge Cela. ridad personal y como jesuita,
Muchas horas para sentir y rezar la vida de venía de su capacidad de no
Jorge entre nosotros. hablar de si mismo, de auto re-
En estas tierras me consigo con ferenciarse, sino de ver a Dios
una gran necesidad de Fe y Alegría y unas y su obra en los demás y en sí
grandes oportunidades para hacer el bien. mismo. Su testimonio de estilo
Conectados y en redes. En este contexto y modo de vida sencilla nos si-
es inevitable tener a Jorge presente, por- gue interpelando a todos.
que para nosotros ha sido un referente de En este libro que les pre-
trabajo “apasionado de Jesús y su proyec- sento, esto se respira por los
to”. Con los más pobres en el corazón y en cuatro costados. Este libro no
colaboración con otras personas de buena pretende hablar de Jorge. Este
voluntad. libro pretende que sea Jorge
A mi me gustaba como Jorge con mismo quien hable de su vida y
mucha frecuencia en sus reflexiones tenía misión a partir de nuestras pro-
siempre una referencia a los hombres y pias interpretaciones. Espera-
mujeres de los barrios donde trabajó. Una mos que su práctica y reflexión
historia reflexionada convertida en tes- se hagan testimonio profético
timonio inspirador y esperanzador. En su entre nosotros.
vida y misión, los pobres tienen rostro. Son Quiero agradecer de ma-
referencia de vida y organización social, nera muy especial a Antonio
teniendo la Educación Popular y Promoción Pérez Esclarín y Maritza Barrios
Social como herramientas para las trans- Yaselli, y a través de ellos, a to-
formaciones profundas. Su aporte reflexi- das las personas que colabora-
vo era fruto de su convivencia afectiva y ron para hacer que este libro lo
efectiva con los pobres. tengan ustedes en sus manos.
Con las historias de vida, Jorge visi- Que la chispa del tes-
bilizaba a los más vulnerados en su propia timonio de este compañero
vida como actores de su propia emancipa- encienda desde el Cielo un in-
ción y transformación personal y social. cendio de fuegos de pasión por
Nos hacía testigos de las chispas que en- Jesús y su proyecto.
cendieron su vocación y su misión; así ilu-
minaba, animaba y esperanzaba nuestra ¡Disfrútenlo!
propia vida.
Jorge era un hombre sabio que iba P. Carlos Fritzen, S.J.
más allá con sus reflexiones y nos llevaba Noviembre 2021
Este no es un libro sobre el P.
Jorge Cela. Es un libro “de Jorge” para
ser escuchado, mientras lo leemos. Yo
sólo he pretendido acercar un mon-
tón de sus palabras, siempre críticas,
propositivas y esperanzadoras, con Insisto en que todo lo que reco-
olor a pueblo y empapadas de evange- jo en el libro son ideas y palabras de
lio. El texto está construido sobre las Jorge. Yo sólo me he limitado a selec-
propias palabras y escritos de Jorge, cionarlas de su amplísima producción
que siguen teniendo una gran vigen- y tejerlas, en lo que espero sea un
cia y pueden ayudarnos a cuestionar sencillo tapiz que nos puede ayudar a
lo que hacemos y a vivir con más co- conocer y apreciar más a Jorge y, so-
herencia y decisión nuestra misión de bre todo, a nutrir nuestro compromiso.
educadores. En este sentido, el libro, Para no sobrecargar al lector con nu-
si bien recoge sus palabras dichas en merosas notas que podrían frenar la
el pasado, pretende provocarnos para fluidez del texto, sólo he colocado unas
avanzar en la construcción de un me- pocas, pero en cada capítulo incluyo
jor futuro. Por ello, he seleccionado las fuentes de donde han sido tomadas
aquellos temas que tienen gran vigen- las palabras de Jorge, y el lector podrá
cia y pueden iluminar nuestro caminar completarlas y conocer mejor su pensa-
en estos tiempos de modernidad líqui- miento. Por supuesto, su producción y
da, incertidumbre, relativismo ético y obra fue tan abundante y tan caudalosa
postverdad. que merecería un estudio más exhausti-
Después de un primer capítu- vo y sistemático. Este libro sólo intenta
lo, en el que recojo algunos datos y aproximarse tímidamente a la riqueza
testimonios de la vida apasionada y de su obra, vida y compromiso, y pre-
apasionante de Jorge, selecciono cin- tende ser un humilde homenaje a Jorge
co temas muy significativos y vigentes: en el primer aniversario de su muerte.
espiritualidad, educación popular, ca- Además de ser un gran intelectual
lidad, inclusión, tecnología y redes. e investigador, un educador comprome-
Cada uno de estos capítulos integra tido siempre con el pueblo más sencillo
varios subcapítulos en los que pre- y pobre, y un hombre de una profunda
tendo enfatizar algunas de las ideas y espiritualidad, Jorge fue un verdadero
propuestas de Jorge más originales y agricultor de la palabra, tanto oral como
cuestionantes. Por ser todos ellos te- escrita, capaz de cosechar textos de una
mas transversales, se relacionan e in- gran profundidad y, al mismo tiempo,
cluso se alimentan y enriquecen unos con sencillez y belleza. Supo combinar,
a otros. Por ejemplo, la educación como pocos, las ideas con anécdotas,
popular tiene que ser de calidad para historias y vivencias, lo que hacía que
todos y todas, lo que exige la inclu- sus textos y conferencias fueran leídos o
sión, que para Jorge y para nosotros escuchadas con verdadero gozo.
surge de una profunda espiritualidad Sólo me queda agradecer a todos
que opta por los descartados y últimos los que me apoyaron en la elaboración
al estilo de Jesús. Y añado un capítulo de este texto, que ojalá contribuya a
final donde cuento sus últimas aventu- robustecer nuestra opción de dedicar la
ras como educador y evangelizador en vida a construir un mundo más justo y
su querida Cuba, fraternal.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Jorge fue un verdadero ena- contramos un maestro, un amigo,
morado de Jesús y su proyecto de es- un líder, que hizo arder nuestro
tablecer aquí en la Tierra el reino de corazón y nos cautivó para siem-
la Justicia y la fraternidad, con espe- pre.
cial predilección por los pobres y los
La espiritualidad ignaciana empie-
descartados, los más cercanos al Co- za por esa seducción que ejerce la
razón Misericordioso del Padre. persona de Jesús en nosotros, que
En la homilía en la fiesta de nos mete en un camino nuevo, con
San Ignacio de Loyola, en 2019, unos tal fuerza, que podemos hasta de-
16 meses antes de su muerte, Jorge jarlo todo, dar la vida por esta pa-
hizo una extraordinaria descripción de sión que nos da sentido para vivir.
su seguimiento radical a ese Jesús que
lo sedujo. Comentando el texto de Je- Y nuestra vida se transforma en
seguimiento de este amigo que no
remías, escribe:
falla, que nos descubre la alegría
de vivir, y nos abre a un proyecto
Conocimos a alguien que nos sedu- capaz de llenar nuestra vida.
jo de tal forma que ya no pudimos
echarnos atrás. Nos cuentan los Y cuando vienen los desencantos
evangelios que eso fue lo que ex- de los golpes de la vida, de la mo-
perimentaron los discípulos y dis- notonía de nuestra gris cotidia-
cípulas de Jesús. De tal manera los nidad, de la soledad amarga que
sedujo que se fueron con Él. nos deja el desamor, encontramos
nueva fuerza para levantarnos y
Es lo que le pasó a Ignacio de Loyo- seguir. Como enamorados.1
la. De pronto se encontró con Je-
sús y de tal manera lo sedujo que Enamorado de Jesús, su ami-
lo dejó todo y se fue tras Él. Lo
go y maestro, Jorge lo encontró en
que llamamos espiritualidad igna-
ciana comienza por ese encuentro una relación cercana y cariñosa con
con Jesús. El Padre Arrupe decía la gente de los barrios, los pobres, los
que seguir a Jesús es como enamo- excluidos, los descartados, en quie-
rarse. O como aquel momento de nes halló siempre el rostro del crucifi-
una vida gris y apagada en que en- cado / resucitado.

1. Jorge Cela, “Homilía en la fiesta de San Ignacio de Loyola”, 2019, en https://elignaciano.com/


auto-draft-22/ Para la preparación de este capítulo, he utilizado escritos y testimonios de varias
personas, fundamentalmente con motivo del fallecimiento de Jorge. Entre ellos, Pablo Mella “Ten-
emos un dolor en la justicia”, “Jorge Cela, In Memoriam”, en https://centromontalvo.org, y las
siguientes referencias:
https://jesuitas.lat/noticias/14-nivel-1/5731-gran-senor-gran-jesuita-gran-maestro
https://jesuitas.lat/noticias/16-nivel-3/5772-un-noviembre-para-no-olvidar-por-p-david-pantaleon-s-j
https://www.religiondigital.org/america/Falle-jorge-Cela-SJ-servidor-cuba-profesor-antropolo-
go_0_2291470864.html
https://www.alcarrizos.news/ha-fallecido-esta-madrugada-en-la-ciudad-de-la-habana-cuba-el-
padre-jorge-celasj/ También he utilizado los testimonios, entre otros, de Sabina Barone y Maria
Luisa Berzosa, que generosamente me enviaron.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Jorge nació en La Habana el 7 de octubre de 1941, en una familia de
ocho hermanos fruto del matrimonio de Nicolás Cela y María Teresa Carvajal.
Estudió en el Colegio Belén de los jesuitas. Allí sintió el llamado de Jesús y le
respondió con un sí radical que mantuvo y profundizó a lo largo de toda su vida.
En 1959, entró al noviciado de la Compañía de Jesús de El Calvario, (Habana),
pero con el triunfo de la revolución cubana, los jesuitas trasladaron el novicia-
do a Los Teques en Venezuela. Allí cursó Jorge su segundo año de noviciado y
todo su juniorado (1960-63). Siendo novicio en Venezuela tuvo su primer con-
tacto con Fe y Alegría que le marcó la vida:

En 1961 yo era novicio de la Compañía de Jesús. Fui trasladado a Venezuela a


continuar mis estudios y allí tuve mi primer contacto con Fe y Alegría. Como
parte de mi formación destinado a colaborar un mes en la escuela Fe y Alegría
del barrio de Petare. Una inmensa escuela recién plantada al pie del cerro,
rodeada de ranchos, en la que cada mañana se reunían más de 1000 niños. Re-
cuerdo que la única forma de callarlos para comenzar la jornada era, a través
de los altoparlantes que se escuchaban en todo el barrio, comenzar la oración.
Inmediatamente se hacía el silencio que permitía organizar las filas de entrada
a clase. Parte de nuestro trabajo consistía en recorrer los callejones que subían
los cerros conectando la escuela con la comunidad. Y sin darnos cuenta, íbamos
descubriendo el secreto de aquella escuela. Inserta en el corazón del barrio iba
cada día acercándose con cariño y descubriendo la vida que bullía en los calle-
jones. Esa relación cotidiana fue creando una relación diferente. La escuela no
era un enclave de civilización en medio del barrio salvaje. La escuela era su
corazón, que latía con el aliento de los niños, de sus familias, de la pobreza, la
organización comunal, la violencia, la religiosidad popular.

Casi treinta años después tuve la oportunidad de participar en una reunión de


agentes pastorales en el mismo barrio, Petare. Las religiosas que dirigían aún la
escuela allá estaban, compartiendo las angustias y esperanzas de su barrio. Era
la cercanía fecunda, que, echando raíces en la cultura y realidad del barrio, era
capaz de hacer florecer y dar frutos la vida de cada estudiante y la vida com-
partida de la comunidad circundante. En cada escuela de Fe y Alegría uno tiene
la oportunidad de palpar lo que dijo el Congreso Internacional de Fe y Alegría
celebrado en el 2000 en Lima: que creemos “en la fuerza de la comunidad para
generar desarrollo humano sustentable…que conlleva: la reconstrucción de es-
tructuras de injusticia, para construir otras nuevas, fundadas en los valores de
la solidaridad, de la fraternidad, del respeto al otro que tiene otra forma de ser
y de vivir, otros rasgos y color de piel, otro sexo, otra cultura.2

Terminados sus estudios de juniorado en Venezuela, estudió filosofía


en Alcalá de Henares (España) e hizo el magisterio en el Belén Jesuit Prepara-

2. Palabras en el acto inaugural del XXXVIII Congreso Internacional de Fe y Alegría, en


www.feyalegria.org/Congresos

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Jorge Cela Carvajal S.J.
tory School de Miami (1965-1966) y en también la ONG Ciudad Alternativa
el Colegio Loyola de Santo Domingo (1988-1992) y el Centro de Estudios
(1966-1967). Sus estudios de teología Sociales P. Juan Montalvo, S.J. (1993-
los realizó en Regis College de Onta- 2003). Como secretario ejecutivo del
rio (Canadá) (1967-1970) y se ordenó movimiento “Ciudad Alternativa”
de sacerdote el 3 de junio de 1970 en impulsó con vigor la construcción de
San Juan, (Puerto Rico), donde resi- un modelo de democracia participa-
día la familia. tiva. De hecho, así se titulaba la hoja
Su avidez intelectual y sus informativa que empezó a publicar
deseos de formarse muy bien para desde el Centro de Estudios Sociales
así ser un mejor instrumento de Dios P. Juan Montalvo. Desde Ciudad Al-
en el servicio al pueblo, le llevó a ternativa, Jorge se opuso con fuerza
complementar su larga formación de a los desalojos forzados de la zona
jesuita con una Maestría en Antropo- cercana al río Ozama, que pretendían
logía en la Universidad de Illinois (Es- “sacar a los pobres de los lugares más
tados Unidos) y un Diplomado en Pas- pobres para ponerlos en sitios peores
toral para el Desarrollo en el Instituto todavía”, y siempre planteó proyec-
Lumen Vitae, de Bruselas (Bélgica). tos de dignificación de las barriadas
Con ese enorme bagaje cul- con la participación activa de los pro-
tural, en vez de elegir trabajar en pios pobladores. Fue director de la
alguna de las reconocidas universida- revista Estudios Sociales, en la que
des jesuitas, se insertó en uno de los publicaba sus reflexiones, descubri-
barrios más pobres de Santo Domin- mientos y amplísima producción in-
go, Guachupita, para vivir junto al telectual, siempre al servicio de la
pueblo más empobrecido su decisión liberación integral del pueblo más
de seguir con radicalidad a Jesús, y olvidado, y luego fue coordinador del
acompañarle en su proyecto de cons- Sector Social en la Asistencia de Amé-
truir una sociedad justa y fraternal rica Latina Septentrional. Entre otras
que privilegie a los más pobres, no organizaciones fundadas por Jorge se
porque sean mejores, sino porque ne- encuentran: Ediciones Populares, el
cesitan más y, por ello, tienen un periódico popular Encuentro, el Co-
lugar privilegiado en el corazón ma- mité para la Defensa de los Derechos
ternal del Padre. Barriales (COPADEBA), y la cooperati-
Durante 30 años, de 1973 a va de consumo “Compras Unidas”.
2003, vivió en diversas comunidades Desde su inserción en los ba-
insertas, trabajando en las parroquias rrios, hizo grandes aportes al estudio
de los barrios Guachupita y Guandu- de la realidad social dominicana y a la
les, de Santo Domingo. En este tiempo defensa de los valores democráticos y
compartió su trabajo pastoral con sus de los derechos de los pobladores de
reflexiones e investigaciones como los barrios. Para ser más eficiente, se
profesor de la Universidad Autónoma dedicó a estudiar a fondo la cultura
de Santo Domingo, del Seminario San- popular y a buscar una metodología
to Tomás de Aquino y del Instituto Fi- participativa para que el pueblo pu-
losófico Pedro Francisco Bono. Dirigió diera expresar su voz y conquistar sus

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Jorge Cela Carvajal S.J.
derechos. Fruto de sus vivencias, reflexiones e investigaciones, publicó, en
1997, el libro “La otra cara de la pobreza” (reeditado a propósito de su muer-
te), en el que presenta una visión de los pobres y de la pobreza, no como mera
carencia o necesidad, sino subrayando sus riquezas y potencialidades, como lo
haría y propondría a lo largo de toda su vida y su trabajo. Él mismo resumió
esta convicción en una entrevista que le hizo Teleantillas en julio de 2016, en
la que afirmó que la exclusión y la pobreza no son unos porcentajes, son rostros
concretos, unas historias, unos nombres, personas; que hemos de aprender que
los análisis que hacemos (que a veces son demasiado pesimistas) no correspon-
den con la realidad de compromiso, de generosidad, de ternura que existe en
medio de los pobres; una realidad que no se expresa en las estructuras for-
males, pero que está presente y que la estamos desperdiciando porque no la
miramos cuando nos fijamos sólo en las estructuras. “¡Redescubrir eso a uno le
levanta la esperanza!”, decía. Le hace ver esa realidad no sólo en su miseria,
sino en su potencialidad. Sabina Barone nos recuerda que a Jorge le gustaba
repetir que “la gracia mayor que he recibido de Dios en mi vida fue el tiempo
vivido con los más pobres en el barrio.”
Jorge estaba convencido de que, para una real superación de la pobre-
za, es necesario escuchar el clamor de los pobres; denunciar y oponerse a esas
políticas sociales que buscan expulsarlos a las periferias de las ciudades donde ni
se les vea ni se les escuche; priorizar el gasto social orientándolo a la educación
y promoción del pobre que fortalezca su autoestima y la percepción de su valía,
pues la cultura de la pobreza crítica produce una visión fatalista del mundo que
reproduce la pobreza y genera violencia. Junto a esto pensaba que había que
acabar con esa concepción de la política clientelar y limosnera que no se orienta
a superar la pobreza, sino a mantenerla, e impide la formación de auténticos
ciudadanos, gestores de verdaderas democracias.
Estaba convencido de que toda acción orientada a superar la pobre-
za tenía que trabajar la autoestima del pobre, ayudarle a rescatar los valores
personales y culturales de su contexto. Por eso, consideraba muy importante
la revaloración de los elementos propios de su identidad, el descubrimiento de
sus capacidades y la oportunidad de desarrollarlas, la libertad para la creativi-
dad, el vencer el prejuicio y el rechazo social atreviéndose a participar, a exigir
derechos, a mostrarse sin miedo. Se quejaba de que, a veces, los que trabajan
para los pobres se sienten con la responsabilidad de ser voz de los que no la tie-
nen. Pero los pobres no son mudos. El problema es que la sociedad es sorda. No
hace falta hablar por ellos, ser su voz. Ellos tienen su propia voz. Pero hay que
pasarles el micrófono, hay que reforzar sus voces con las nuestras. Hacer que
sean escuchados. Hay que abrir caminos para que los pobres puedan acceder a
los medios de comunicación social, a los espacios de participación y decisión,
superar las actitudes de tantos políticos, que supuestamente hablan en nombre
del pueblo, pero nunca lo escuchan.
En el año 2003, fue nombrado Director de Fe y Alegría de Rep. Domi-
nicana. Espíritu incansable, creativo y generoso, asumió con entusiasmo esa

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Jorge Cela Carvajal S.J.
nueva tarea, y se entregó en cuerpo y alma a robustecer el trabajo de Fe y
Alegría en ese país, como movimiento de educación popular.
Unos pocos meses después, en noviembre del mismo año, 2003, la
Compañía de Jesús lo nombró Coordinador de la Federación Internacional de
Fe y Alegría, cargo en el que puso a prueba su reconocida capacidad orga-
nizativa y gerencial, hasta 2010, en que fue nombrado superior local de los
jesuitas de Cuba y, en 2012, Presidente de la Conferencia de Provinciales en
América latina y El Caribe (CPAL), cargo que desempeñó hasta 2017 cuando
regresó a Cuba para encargarse de los Centros Loyola.
Fotografía: CPAL

Si durante toda su vida Jorge tí, Uruguay, y empezó a sembrarse en


fue un verdadero maestro de vida, un el corazón del vasto y doliente con-
educador popular muy coherente, Fe tinente africano, con sus inicios en
y Alegría le posibilitó profundizar en Chad.
la concepción y prácticas de la Edu- El P. Roberto Jaramillo, que
cación Popular, y se esforzó con dedi- conoció muy bien a Jorge, pues tra-
cación y pasión por hacer de Fe y Ale- bajó con él en la CPAL, escribió con
gría un movimiento global al servicio motivo de su muerte:
de la transformación de la educación
El rigor analítico de Jorge, unido
para que posibilitara la transforma-
a su preparación y capacidad inte-
ción social. Durante su coordinación, lectual le llevaron a hacer contri-
Fe y Alegría se extendió a Chile, Hai- buciones mayores en el mundo de

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Jorge Cela Carvajal S.J.
la educación popular, especialmente en los tiempos de su servicio en Fe y Alegría,
y luego como Presidente de la CPAL. Sabía colocar por escrito de manera breve,
pero con especial lucidez sus intuiciones. Jorge era, más que un teórico, un educa-
dor per se. Su manera de proceder era educativa, el contacto con él nos educaba.
Hacía crecer a las personas, confiaba en ellas; creía en el liderazgo compartido, se
rehusaba a asumir papeles individuales protagónicos; no tenía prisa para esperar
que cada uno pudiese entender y, finalmente, dar lo mejor de sí; era exigente y
disciplinado pero magnánimo y comprensivo. Sabía escuchar con atención y pa-
ciencia los propósitos de los demás y rescatar lo mejor de ellos para construir
juntos a partir de allí. Igual respeto y atención tenía cuando conversaba con una
persona simple y sin preparación que cuando se sentaba con macro actores a dis-
cutir políticas públicas y grandes proyectos. Fue un hombre al que le cabían en
la cabeza y en el corazón -y al mismo tiempo- las preocupaciones de las personas
concretas y las necesidades de la compañía, de la Iglesia y del mundo en que vivió.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
A su vez, María Luisa Berzo- Norte, sino mirando hacia el Sur”. Y
sa, en una emotiva carta que escri- eso mismo aplicado a cada uno, que
bió desde Roma, el 1 de diciembre “al buscar la salvación, no tengamos
de 2020, también con motivo de su que mirar hacia arriba, sino hacia el
muerte, recuerda con agradecimiento lado”. Y añadió que su entrada en la
el discurso con que abría cada Con- nueva tarea en la CPAL había sido por
greso Internacional de Fe y Alegría: la puerta de la Semana Santa. Una
oportunidad para acompañar a los
Impecable, brillante, una hoja de pueblos sufrientes de América Latina
ruta que nos marcaba por dónde con la mirada puesta en el horizonte
caminar… Creo que te enamoras- de la resurrección, que nos hace le-
te -si antes no lo estabas- de la
vantar la vista y echarnos a andar con
educación ‘en modo José María
Vélaz sj’, popular, de calidad para
una esperanza nueva.
los más pobres. Y seguiste sien- En un breve texto, con motivo
do educador en todo tu caminar, de los 20 años de CPAL, que escribió
en las diversas misiones que se te a escasos meses de su muerte, nos
encomendaron porque siempre te cuenta su llegada:
atrajo fuertemente la persona ne-
cesitada de ponerse en pie, de no Llegué a la CPAL en 2012, cuando
vivir encorvada. ya estaba consolidada: con una
Pero Fe y Alegría no se te fue nun- identidad fuerte, con sentido de
ca; en uno de los últimos mensajes misión común, con estructura de
te leía ‘esperando que Cuba abra redes dinámicas y flexibles y un
y preparando la entrada de Fe y plan estratégico nacido de su prin-
Alegría’ …era como un imán que cipio y horizonte. Eran los frutos
te atraía con fuerza. Estar a tu de una docena de años de vida.
lado era una posibilidad de reno- Para mí fue entrar a formar parte
var energías, de abrir horizontes, de un cuerpo apostólico continen-
de sobrevolar a lo pequeño, aun- tal y tener la experiencia de una
que con esto también vibrabas, célula privilegiada de ese cuerpo;
no había nada insignificante en tu pude recorrerlo captando toda la
comprensión de la vida. vida que había en él.

Entré por la puerta de la Amazonía,


Fruto de su reconocida labor donde pasé mis primeras navidades
en Fe y Alegría, Jorge fue electo pre- “cpalinas”. Por eso hoy siento es-
sidente de la Conferencia de Provin- pecialmente la importancia del re-
ciales en América Latina y El Caribe ciente Sínodo. Trabajar en la CPAL
(CPAL) mientras servía como superior fue una hermosa experiencia de
jesuita de Cuba. Pronto su nuevo cargo sentirme Compañía de Jesús, he-
redero de lo construido por otros,
le exigió salir de Cuba y establecerse
compañero de muchos en la cons-
primero en Río de Janeiro (Brasil) y trucción del futuro; desde un plan
luego en Lima (Perú). estratégico que nos invita a cons-
Dijo entonces de su nombra- truir juntos la conciencia y solida-
miento que sería una oportunidad de ridad latinoamericana en nuestro
“mirar al futuro, no mirando hacia el compromiso con los pobres y los

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Jorge Cela Carvajal S.J.
jóvenes, inspirados en la espiritualidad ignaciana. Fue la experiencia de ir tejien-
do redes de fraternidad en colaboración con mucha gente, como pueblo latinoa-
mericano, insertados en una Compañía universal. Un tiempo de soñar con otros
y de sentir un cuerpo amplio en que participábamos muchos colaboradores en la
misión de Cristo en América Latina.

Me cautivó como proyecto personal la imagen de la jirafa, que tanto usaba el P.


Adolfo Nicolás, con mirada de horizonte y corazón lleno de jóvenes, de exclui-
dos, de pueblos originarios y caribeños, de la Amazonia, y del caribe de Haití
y Cuba. Pero no con la actitud del avestruz, de esconder la cabeza en la arena
para no ver, sino con la espiritualidad de ojos abiertos que crea comunidades
para el compromiso.3

Jorge reconoció que su empeño principal de su trabajo en la CPAL fue


la promoción y coordinación de redes, que posibilitaran a todas las obras de la
Compañía articularse en torno a un Proyecto Apostólico Común, que respondie-
ra mejor a las exigencias de la misión en nuestro mundo globalizado. En una de
sus famosas cartas que acostumbraba escribir cada año en Navidad, actividad
que le ilusionaba mucho pues era una extraordinaria oportunidad para recordar
caras y celebrar juntos la navidad, escribió: “Mi trabajo en la Conferencia de
Provinciales en América Latina y El Caribe (CPAL) es coordinando redes. Hoy
están de moda las redes sociales. Las redes son instrumentos para la comu-
nicación y la colaboración. Y mi trabajo es conectar personas, instituciones,
grupos. Y aunque esto es posible gracias a la tecnología digital, no sustituye
la necesidad de contacto personal de vez en cuando para que sean relaciones
humanas, personales, cálidas. Por eso es que, como ustedes saben, viajo tanto.
Mi comunidad me dice que soy su visitante…”
En 2017, y una vez que culminó su trabajo en la CPAL, regresó a su
Cuba natal, donde fue nombrado director de los Centros Loyola, que combinan
la formación humana, la capacitación y el emprendimiento. En la carta que
escribió en las navidades de 2018, desarrolla ampliamente su trabajo en estos
centros. En el último capítulo abordaremos esta temática.
El primer domingo de adviento, a las 4 de la madrugada, 29 de noviem-
bre de 2020, un infarto fulminante llevó a Jorge a continuar su proyecto en
los brazos del Padre. El P. David Pantaleón, Superior de los jesuitas de Cuba,
reseñó al día siguiente su muerte con estas palabras:

Consiguió llamarme al celular para decirme que se sentía muy mal. Le encon-
tramos recostado en su cama. La habitación en orden. Algunos apuntes sobre
la mesa de trabajo. Tres libros con marcas de lectura: ‘Diferentes, desiguales
y desconectados’ (mapas de la interculturalidad); ‘Las Familias Cubanas en el

3. Jorge Cela, “Memoria del Futuro - 20 Años CPAL”. Publicado el 3 de Marzo de 2020 en la Revista
“Un cuerpo para la Misión” de los 20 años de la CPAL, en https://jesuitas.lat

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Jorge Cela Carvajal S.J.
parteaguas de dos siglos’ y ‘Desde el vientre materno te llamé’ (Reflexiones
sobre el aborto).

Estaba escribiendo esos días sus reflexiones para el retiro al clero diocesano que
debía acompañar en enero. En su agenda sobre la mesa resaltaban dos tareas:
preparar ese retiro y redactar una carta de navidad que enviaba a sus amigos.
Apenas había redactado un párrafo de esta carta en su borrador: ‘Cada año es-
cribo una carta resumiendo la historia vivida. Es una manera de reconectarme,
al menos una vez al año por Navidad, con mucha gente querida que tengo a
distancia, no de corazón, ni de protocolo de Covid-19, sino geográfica. Pero este
año mi carta será distinta, como lo ha sido el 2020. El año ha estado marcado
por una pandemia que rompió todos los planes estratégicos, los cálculos cientí-
ficos de progreso’…

Quienes conocían a Jorge se sorprendieron no solo de su muerte, sino


de la edad con que partió de este mundo: 79 años. Tenía 61 años como religioso
jesuita y había cumplido hace unos meses sus bodas de oro sacerdotales. Jorge
fue un alma joven y entusiasta hasta el último minuto de su vida. El P. Roberto
Jaramillo resumió muy acertadamente a Jorge con estas palabras: “Agradeci-
dos por el sacerdote intelectual y sencillo. El gran luchador contra la inequi-
dad. El que nos ayudó a ver ‘la otra cara de la pobreza’. El gran promotor de
la educación popular y la democracia participativa. El gran tejedor de redes
de solidaridad, de instituciones de la sociedad civil y comunidades de fe. El
laborioso asesor pastoral de la Iglesia. El amigo fiel, sonriente y oportuno.”
Fotografía: Fe y Alegría en Rep. Dominicana

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Jorge Cela Carvajal S.J.
A su vez, otra compañera y Esa fue la parte fundamental de
amiga de Jorge, Sabina Barone, escri- ‘la otra cara de la pobreza’ que
bió al enterarse de su muerte: los pobres te ayudaron a descu-
brir. Por tu parte, se las reflejarías
Con los pobres de la tierra…quiero y fortalecerías en toda la valoriza-
yo mi suerte echar: No he encon- ción de sus personas, de su cultu-
trado mejores palabras que éstas ra, de su alegría generosa, de su
de los Versos Sencillos de Martí solidaridad y compromiso organi-
para acercarme un chin a tu vida, zativo, de su fe, de su modo de
Jorge. Pienso que recogen tu de- revelarnos al verdadero Dios, el
seo más profundo, tu pasión más de Jesús. Siempre como sujetos
entrañable, el amor en tu entrega transformadores, como personas.
diaria. A las y los empobrecidos –y Ya no ‘imaginados’, sino con la
a Dios en ellos– ofreciste tu per- carne y rostros y el espíritu vivo de
sona, tiempo, sueños, reflexión, El Nazareno reflejado en sus vidas.
servicio, tu vida tan vivida.
Desde los barrios y su gente nos
Con ellos conviviste 30 años en marcaste a tantas y tantos. Con
Guachupita y Los Guandules, tu ese don para contagiar entusias-
Nazaret prolongada. Aunque ellos mo y Buena Nueva, con tu mirada
ya estaban desde mucho antes en reflexiva siempre honda y amplia,
tu corazón–sin saberlo–, y contigo tu palabra generadora y tu espíritu
seguirían –y tú con ellos– hasta el lanzado y sincero, tu timidez hu-
final. Siendo todavía alumno del milde y provocadora. Sí, eras muy
Colegio Belén en tu Habana natal, tímido y nadie te lo creería, pero
tu llamado a ser sacerdote y jesui- los pobres despertarían tu voz, te
ta –tu vocación– nació como res- enseñarían a ser Hermano, Compa-
puesta a esa pregunta que tampo- ñero de Jesús, Sacerdote, Amigo.
co te abandonaría: ‘¿Desde dónde Darían palabra y cuerpo a lo que ya
podré ayudar más a construir un venía gimiendo en tus muchos años
mundo de justicia y fraternidad?’ de estudio sin títulos.”
Fotografía: Fe y Alegría en Guatemala

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Jorge Cela Carvajal S.J.
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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
El P. Jorge Cela alimentó su ce en la Biblia íntimamente ligada
vida, su compromiso y todos sus pro- a la experiencia de la realidad. Una
yectos en las fuentes de la espirituali- fe que no se encarna en los caminos
dad ignaciana. Espiritualidad enraiza- de la historia de los hombres pierde
da en la historia, en el cuerpo y en de vista al Dios que se revela en la
la vida, que no huye del mundo, sino historia. Al borrar la historia sen-
que trata de transformarlo. Si espi- timos el vértigo de Dios y tenemos
ritualidad significa vivir con espíritu, que reinventarlo como calmante. Se
para Jorge la espiritualidad ignaciana, construye entonces un dios con sus
espiritualidad profundamente cristia- manos: creatura y no creador, objeto
na, implicaba vivir con el espíritu de y no sujeto. Pero Yahveh es siempre
Jesús. Tres son los rasgos esenciales, un Dios en la historia. La realidad
a mi modo de ver, de esta espirituali- conocida se hace dedo que señala y
dad: una gran intimidad con el Padre, llama. Es lo que experimentó Moisés.
que Jesús experimentó como Abba, La experiencia quemante de Dios (Ex.
ternura infinita; apasionamiento por 3,2) lo devuelve a su historia, de la
el Reino, es decir por una sociedad que había huido: “Bien vista tengo
justa y fraternal; y compasión eficaz la aflicción de mi pueblo en Egipto y
a favor de los más débiles y exclui- he escuchado el clamor que le arran-
dos. Es una espiritualidad, en conse- can sus capataces; pues yo conozco
cuencia, mística o contemplativa, y sus sufrimientos” (Ex. 3,7). Este Dios
espiritualidad política, en el sentido experimentado desde la historia de
original de la palabra como compro- opresión como el que llama y envía
miso por el bien común. Como espi- exige nuestra respuesta. Por eso la
ritualidad contemplativa o mística experiencia de Dios es experiencia de
cultiva la vida interior, la oración, la plenitud y de temor (Ex, 19, 16-19).
meditación, la contemplación. Como No de un temor a un Dios-Juez-Seve-
espiritualidad política se comprome- ro, sino ante el Dios que compromete
te a seguir a Jesús en su empeño de en una alianza irresistible. La voca-
transformar el mundo, o en términos ción, el llamado, asusta y el peso de
evangélicos, de establecer el reinado la opresión por liberar nos hace sentir
de Dios.4 nuestra total impotencia. Como Moi-
Jorge comprendió muy pron- sés exclamamos: “Quién soy yo para
to que la experiencia de Dios apare- ir a Faraón y sacar de Egipto a los hi-

4. Para preparar este capítulo he utilizado y tejido libremente textos de tres conferencias de
Jorge Cela: “La gestión desde la perspectiva ignaciana”, conferencia en el taller “Fe desde el
compromiso social”, Los Teques, Venezuela, 2010; “Notas sobre la experiencia de Fe y análisis de
la realidad”, 2009 y “Con el ojo de la intención enfocado en la misión”, las tres se encuentran en
www.pedagogiaignaciana.com, biblioteca digital. También recomiendo el artículo de Jorge, “Escu-
char el clamor de los pobres”, publicado en Estudios Sociales, nº 89-90, julio-diciembre,1992. Y el
nº 11 de la Revista de la Federación Internacional de Fe y Alegría “Hacer el bien y hacerlo bien”, XL
Congreso en El Salvador, 2009, en www.pedagogiaignaciana.com

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Jorge Cela Carvajal S.J.
jos de Israel”. Pero en la misma percepción de la opresión intuimos la utopía
como misión: “He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle
de esta tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y
miel…Ve, yo te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel,
de Egipto” (Ex. 3, 8-10).
La experiencia de Moisés se repite constantemente en la Biblia y en la
historia de la espiritualidad cristiana: de la experiencia de Dios a la conciencia
de la realidad como oprimida, y de allí a la experiencia de la vocación y misión
para la liberación de esa realidad. Ante la invitación de Dios no hay excusas:
“Ve, yo estaré contigo” (Ex. 3,12).
El llamado del profeta Isaías es semejante: una experiencia de Dios tan
plenificante como temible que lleva a la desesperación por la impotencia: “Ay
de mí que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros y habito entre
un pueblo de labios impuros”.
Jesús mismo asumió como propia la vivencia profética de Isaías a quien
la experiencia del Espíritu del Señor le lleva a tomar conciencia de la pobreza,
el cautiverio y la opresión y sentirlos como misión: “me ha enviado” (Lc. 4,
18-19). El Dios que se nos revela en Jesús es un Dios que escucha (Mat. 7, 7-8)
y mira a su pueblo, “que conoce sus sufrimientos” y siente “compasión de él”
(Mat. 9, 36 y15, 32) porque está hambriento y oprimido y llama a acompañarle
en su misión. La espiritualidad se alimenta, en consecuencia, de un Dios que
sólo busca y quiere una humanidad más justa y más feliz, y tiene como centro
y tarea decisiva construir una vida más humana. Seguir a Jesús es proseguir
su misión, comprometerse con su proyecto. Buscar el cielo exige trabajar por
humanizar la tierra. Educar será, en consecuencia, evangelizar, presentar la
buena noticia de que Dios nos ama y nos invita a acompañarle en la construc-
ción del Reino, y en la opción por los más débiles y necesitados.
En los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola, la contemplación de
la encarnación se sitúa efectivamente entre las meditaciones del Rey Eternal y
las Dos Banderas y precede a la elección de estados o clarificación de la propia
vocación y misión (EE 135 ss.).
Para Jorge la percepción de nuestra debilidad ante la grandeza del
llamado es precisamente la raíz de nuestra elección. Dios no llamó a muchos
intelectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia: todo lo
contrario: “lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a lo fuerte; y lo
plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios” (1 Cor. 1, 26- 28). Y es
precisamente esta pobreza e impotencia la que nos lleva a construir la misión
sobre la confianza en El.
En consecuencia, la espiritualidad ignaciana, espiritualidad que im-
pregna toda la vida de Jorge, no es de la resignación fatalista o del escape
fundamentalista. Manteniendo que hay que confiar en Dios como si todo de-
pendiera de Él, sostiene que hay que actuar como si todo dependiera de noso-
tros. En consecuencia, nos sentimos invitados a construir el proyecto de Dios

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Jorge Cela Carvajal S.J.
de una nueva sociedad basada en la la superficialidad y llenarla de senti-
justicia, muy conscientes de nuestra do, como hizo Jesús, cuya vida fue un
debilidad, pero seguros de que Dios continuo desvivirse al servicio de los
nos acompaña. demás.
Jorge señala que el colofón de Dios se asoma a nosotros
los Ejercicios Espirituales de San Igna- desde la herida de la historia, desde
cio es la contemplación para alcanzar el oprimido, y desde ahí nos llama.
amor. Se trata de una manera de vi- Cuando apagamos este canal, Dios
vir, un estilo espiritual que nos hace se difumina y tendemos a sustituirlo
descubrir, en la realidad cotidiana, la por un Dios amoldado a nuestro aco-
presencia amorosa de Dios, que nos in- modo, que no convoca ni inquieta. El
vita a optar por el seguimiento de Je- acompañamiento al Cristo doloroso y
sús, que se traduce en la actitud de en fracasado, y resucitado y triunfante,
todo amar y servir, objetivo último de confirma la validez de nuestro segui-
la espiritualidad ignaciana. Pero Igna- miento. Como afirmara con fuerza
cio se apresura a aclarar que el amor Jorge, en su discurso inaugural, en el
se ha de poner en las obras más que XL Congreso en El Salvador: Hacer el
en las palabras, en línea con el viejo Bien y Hacerlo Bien (2009):
refrán que dice que “obras son amores
y no buenas razones”, o meros deseos Este Congreso en El Salvador, a los
o palabras bonitas. Cuando Ignacio ha- veinte años del martirio de Elba y
bla de amor, no habla de un sentimien- Celina y de los seis jesuitas, nos
to, habla de obras que son el fruto del pone enfrente el dolor del pueblo
amor. Amar a alguien es preocuparse latinoamericano, aún crucificado
y ocuparse por garantizarle condicio- por la pobreza y la exclusión. Es
nes de vida digna y oponerse a todo lo ese dolor nacido de la injusticia,
la herida sangrante del analfabe-
que causa su exclusión y su miseria. El
tismo, la escasa y pobre educa-
amor verdadero es un amor práctico,
ción, la falta de empoderamiento,
servicial. Amor como el que practicó la discriminación por género, et-
Jesús que dedicó su vida a ayudar, a nia, clase social, militancia políti-
curar, a dignificar, a liberar, a perdo- ca o religión, el que se convierte
nar. Amor solidario con el que sufre, en criterio de nuestra gestión.
con el desvalido para ofrecerle vida... Cuánto y cómo hacemos y la forma
Amor humilde, tierno y generoso. No de hacerlo responde al clamor de
es lástima ofrecida desde arriba, des- este pueblo que Monseñor Romero
y los siete mártires de la UCA re-
de la distancia, que humilla al que la
presentan de manera eximia. Jon
recibe, sino compasión que comparte Sobrino nos recuerda en su carta a
el dolor del otro y se esfuerza en re- Ellacuría las palabras escandalosas
mediarlo. Amar es gastarse por los de- de Monseñor Romero que él solía
más, irse consumiendo como la vela, citar: ‘Me alegro, hermanos, de
para dar luz y calor. En todo amar y que la Iglesia sea perseguida. Es la
servir es el modo de salvar la vida, es verdadera Iglesia de Cristo. Sería
decir, de liberarla de la trivialidad y muy triste que en un país donde

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Jorge Cela Carvajal S.J.
se está asesinando tan horrorosamente no hubiese sacerdotes asesinados. Son
la señal de una Iglesia encarnada’. Ellos firmaron con su sangre esta verdad.
La solidaridad pasa por asumir y compartir el dolor del hermano. Cuando los
estudiantes de Honduras estuvieron a punto de perder el curso por el golpe de
estado, cuando las poblaciones de Perú perdieron todo con el terremoto, cuan-
do Haití quiso empezar sus primeras escuelas en poblados sin agua corriente
ni energía eléctrica, cuando los padres de familia del Chad se dispusieron a
construir escuelas para sus hijos, siempre hubo manos solidarias que dieron de
su tiempo, saberes, relaciones, dinero para construir…Nuestras muertes son se-
millas de resurrección. Como lo fue la sangre de los mártires salvadoreños, que
sembró la esperanza que hoy quieren cosechar.

Todavía muchos cristos latinoamericanos siguen clavados a su cruz esperando


el alba de su resurrección. Ellos serán siempre nuestra evaluación. Los que aún
siguen clavados. Y aquellos para los que, con el apoyo que da nuestro esfuerzo,
un amanecer de esperanza empieza a brillar. Nuestro diario morir en el trabajo
callado y austero del barrio o la oficina va sembrando en la tierra fértil de nues-
tros pueblos. Nuestras muertes son semillas de resurrección.

De los múltiples aspectos de la espiritualidad ignaciana que Jorge abor-


da en sus escritos, conferencias y discursos, quiero detenerme brevemente en
tres que no siempre han sido bien entendidos y que hoy pueden ayudarnos a
vivir más plenamente nuestra identidad y nuestra misión: Oración y discerni-
miento, Obediencia y el Magis.

1. ORACIÓN Y DISCERNIMIENTO

Para Ignacio de Loyola, los Ejercicios Espirituales eran una profunda


experiencia de Dios. Y como ya señalamos, en toda la tradición judeo cris-
tiana, la experiencia de Dios se convierte en conciencia de la realidad que
llama y compromete. Esta experiencia es una comunicación personal con Dios
que nos ayuda a descubrir su llamado en nuestra historia concreta. No es una
oración que requiere la huida del mundo para el encuentro con Dios, sino que
es la vivencia del Dios que nos sale al encuentro en la vida cotidiana y nos va
revelando los caminos de su llamado. Por eso la espiritualidad ignaciana es
para discernir la validez de nuestro seguimiento a Jesús en el compromiso de
establecer su Reinado y trabajar por una sociedad justa y fraternal.
Por ello, como nos lo indica Jorge, el discernimiento tiene que partir
de las actitudes básicas que marcan nuestro espíritu:

• La indignación ética ante realidades de injusticia que mueve a la acción,


para “planificar la generosidad, el ímpetu y el entusiasmo” y poner en
marcha dinamismos de cambio.
• La búsqueda constante de alternativas para dar las mejores respuestas,

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Jorge Cela Carvajal S.J.
en actitud crítica y constructiva, que cuando Jorge aborda el tema de
con visión de futuro, combinando la gestión, nos indica que la visión es-
un sano realismo con la audacia. tratégica supone esa acción reflexiva
• El sentido del “Magis” ignaciano que evalúa y sistematiza para avan-
que busca el “mayor servicio y zar. Cuando el marco de la acción es
bien universal”. un colectivo, como lo es la Compañía
• El ser para los demás: el sentido de Jesús o Fe y Alegría, este discer-
del servicio libremente compro- nimiento se da en diálogo con la co-
metido, enraizado en la “fe” y la munidad. La comunicación adquiere
espiritualidad, con el signo de la entonces un papel fundamental en la
“alegría” profunda y convocadora. gestión. Estar a la escucha y entrar
• El servir “donde termina el asfal- en diálogo son actitudes fundamenta-
to”, donde otros no llegan: que les para discernir. Por eso todos los
es decir en las fronteras, las ac- proyectos tienen que estar encuadra-
tuales y las nuevas, en aquellas dos en el propósito transformador de
zonas geográficas, en los contex- la sociedad, ligados a la comunidad
tos culturales y con los grupos concreta, nacidos de ella y realizados
de población donde se presentan con su participación. Tienen que ser
los problemas que más desafían generadores de solidaridad, libertad
nuestra identidad y misión. y fraternidad. Tienen que ser respe-
• La apertura al diálogo con las cul- tuosos de las diferencias, pero reta-
turas y las religiones superando dores para crear novedad.
y cruzando fronteras para cata- Jorge nos recuerda que, para
lizar buenas voluntades capaces Ignacio, el discernimiento es siempre
de soñar para construir un nuevo con la mirada puesta en Jesús. Él es
mundo de relaciones justas. el criterio de nuestra acción. Su es-
tilo, sus valores, son los que nos dan
Como un modo de concretar la pauta para tomar nuestras decisio-
el discernimiento, San Ignacio, en los nes. En la meditación de las dos ban-
Ejercicios, propone el examen perió- deras, Ignacio nos hace conscientes
dico, la evaluación como actitud de que las decisiones de nuestra vida
mejora. Una visión de la evaluación tienen que ir fundamentadas en una
no como destructiva búsqueda de opción fundamental por la bandera
nuestras culpas, sino como actitud de de Cristo, que se caracteriza por la
crecimiento, como atención a opor- transparencia y la libertad. Este tie-
tunidades, como continuo balance de ne que ser el marco de toda opción
fortalezas y debilidades en nuestro pedagógica desde los valores fundan-
andar hacia las metas. tes institucionales que forman parte
Y este discernimiento hay que de nuestra misión: justicia, libertad,
hacerlo desde un mundo en conflicto, participación, fraternidad, respeto a
en el que es necesario proponer una la diversidad y solidaridad, con opción
nueva manera de ver el poder como preferencial por la población empo-
incluyente. Resulta muy significativo brecida y excluida, para contribuir a

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Jorge Cela Carvajal S.J.
la transformación de las sociedades. Que no podemos olvidar que la finalidad
de nuestro trabajo y de nuestro discernimiento es crear mecanismos eficaces de
superación de la pobreza y la exclusión. Afirmaba que esta es nuestra razón de
ser directores, responsables de programa, o educadores, que tenemos vocación
de servicio porque estamos convencidos de que, como decía Lucho Espinal: “El
que no vive para servir, no sirve para vivir.” El liderazgo ignaciano despierta la
criticidad que no lleva a la ruptura porque se integra en la dinámica del amor
y el servicio, afirmando las relaciones personales y el crecimiento individual en
procesos colectivos que se construyen en equipos y redes.

2. SENTIDO DEL MAGIS IGNACIANO

Para Jorge, la lógica del Magis (más) en la espiritualidad ignaciana


nace de la conciencia de lo grande que tenemos entre manos: sentirnos res-
ponsables de la historia como proyecto de Dios; sentir que el Reino, el pro-
yecto de Dios sobre el mundo, ha sido puesto en nuestras manos. Y en la parte
que a cada uno nos toca realizar, sin importar si es pequeña o grande, estamos
apostando la credibilidad, la viabilidad del proyecto de Dios. Esto tiene que
ser para nosotros un incentivo constante para hacerlo cada día mejor. Para no
conformarnos con lo de todos los días y repetir lo de siempre. Para sentirnos
siempre llamados a la novedad, a ser creativos. Para aprender a convertir
cruces en resurrecciones y sacar lo mejor de las situaciones adversas. Para
mantenernos en la pregunta constante desde la realidad. Para no sentir miedo
ni impotencia sino atrevernos siempre a más.
El liderazgo ignaciano, nos enseña Jorge, destaca por su capacidad de
soñar en grande, de asumir riesgos, de avanzar hacia nuevas fronteras con crea-
tividad, pero con la solidez de quien avanza con los pies anclados en el lodo y
con las manos unidas al pueblo. Un liderazgo de quienes tienen la densidad y
profundidad espiritual de contemplar la realidad con ojos nuevos y descubrir
en ella la invitación del Dios siempre mayor, que se nos revela como el siempre
menor para convocarnos a en todo amar y servir. Por eso Jorge nos recuerda,
refiriéndose al logo de Fe y Alegría, que nuestro corazón está para en todo amar
a quienes, como niños, estén siempre dispuestos a crecer desde lo mejor de
cada uno y cada una, a aprender siempre. La vocación a crecer no se limita al
desarrollo de competencias profesionales. Como en la educación de calidad que
propone el Movimiento, se trata del crecimiento integral de la persona, para in-
corporarse a la producción, a la vida social y política y para integrar la persona
misma en todas sus dimensiones, incluida la trascendente. Y este crecimiento
requiere ruptura y conversión. Gestionar una obra social ignaciana implica en-
trar en ese proceso de conversión permanente.
El Magis, en definitiva, nos impulsa no a creernos más ni a pensar que
somos los mejores, sino a ser osados y creativos, lanzados a inventar nuevos ca-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
minos, a aprovechar oportunidades, a soñar rutas nuevas desde donde construir
justicia, desde donde hacernos solidarios. El Magis nos reta a ser cada día más
profesionales, más efectivos y afectivos, más creativos, mejores, más solidarios.
Tenemos que aprender que no buscamos ser los primeros ni los mejores, sino,
como dijo el poeta “llegar con todos y a tiempo”, unirnos a cuantos buscan el
Reino de Dios, en una historia que tiene muchos rotos. Debemos profundizar
nuestra reflexión, para compartir con sinceridad, para aprender y abrirnos a la
novedad, para dejarnos impactar por esta desbordante presencia de voluntades
comprometidas con hacer mejor el mundo que nos ha tocado. Así la conciencia
de pertenencia al movimiento funciona como una invitación a la conversión per-
manente. Jorge afirmaba que la identidad debe siempre funcionar como llamado
a crecer. Esta vocación a crecer no se limita al desarrollo de competencias profe-
sionales, a buscar ser los mejores académicamente. Se trata más bien del creci-
miento integral de la persona, para incorporarse a la producción, a la vida social
y política y para integrar la persona misma en todas sus dimensiones, incluida la
trascendente. Y este crecimiento requiere ruptura y conversión.

3. OBEDIENCIA PARA UNA MAYOR EFICACIA EN LA MISIÓN

Al abordar el tema de la obediencia, que tiene tanta relación con el


uso del poder y reconociendo que en la historia se han cometido muchos abusos
y deformaciones con respecto a una interpretación errónea de la obediencia,
Jorge nos recuerda que Ignacio no pensó originalmente en fundar una orden
religiosa, sino en invitar a un grupo de compañeros en su aventura de seguir a
Cristo en tierra santa. Sólo cuando estos planes fracasan, el grupo se pregunta
sobre el futuro y, en el estilo de los ejercicios espirituales, se empeña, como
comunidad, en la búsqueda de la voluntad de Dios para ellos. Este momento,
conocido en la historia de la Compañía como la deliberación de los primeros pa-
dres, es clave para entender el sentido de la obediencia en la orden. Los prime-
ros jesuitas se deciden a hacer voto de obediencia a un Superior para garantizar
la continuidad de la experiencia vivida en aquella deliberación comunitaria. Es
decir, para asegurar que el grupo como tal se mantenga en continua búsqueda
y seguimiento de la voluntad de Dios. En este sentido, Súbdito y Superior, y en
realidad toda la comunidad, entran en un proceso de búsqueda de la voluntad
de Dios, que se nos revela en la vida.
La obediencia ignaciana se fundamenta, por consiguiente, en las expe-
riencias de Ignacio en Cardoner y la Storta, (en los Ejercicios Espirituales en las
meditaciones del Rey Temporal y las dos banderas). Es decir, es una obediencia
apostólica que busca descubrir la misión a la que el Señor envía a la Compañía
hoy y aquí. La obediencia tiene su finalidad y su sentido en la misión. Y es cris-
tocéntrica: Jesús no obedeció a ningún superior. Él obedeció al Padre. La con-
cepción de Ignacio es que la obediencia en la Compañía es al Padre eterno, que

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Jorge Cela Carvajal S.J.
nos envía, no al superior. Obediencia para una mayor eficacia (o coherencia) en
la misión, no necesariamente para mayor eficiencia (o rendimiento). El grupo
busca conocer y cumplir la voluntad de Dios sobre ellos. Y en el empeño por
discernir lo que Dios quiere de ellos descubren que eso es lo que buscan como
actitud permanente.
Nos explica Jorge, que nace así el voto de obediencia al Papa como dis-
ponibilidad a la voluntad divina. Y en el proceso descubren que es esa búsque-
da de la voluntad de Dios lo que desean para el grupo como estilo permanente.
En consecuencia, la radicalidad de la obediencia ignaciana no es por cultura
militar, que Ignacio nunca tuvo, sino por determinación de cumplir la voluntad
de Dios, buscada como grupo en la deliberación comunitaria. Por eso, junto a
la radicalidad de la obediencia, insiste Ignacio en la representación al Superior,
en la atención a la opinión de los consultores, en el espíritu de búsqueda de
la voluntad de Dios, y en el discernimiento personal como actitud. Por eso,
la importancia que el discernimiento personal se dé en el contexto de la mi-
sión apostólica, y la conciencia de que toda contradicción entre ambos tiene
que nacer de errores en el proceso, pues Dios no puede contradecirse en su
voluntad. La historia de la Compañía confirma esta tensión permanente entre
personalidades fuertes, con convicciones firmes, con alto sentido de cuerpo,
comprometidas en discernir la misión que Dios les confía en el contexto con-
creto, pero dispuestas a aceptar la autoridad como opción segura ante las
oscuridades.
Y afirma que la obediencia así entendida, que busca empoderar a las
personas y comunidades, exige desarrollar un nuevo estilo de liderazgo com-
partido, en equipo, más democrático que nos permita construir y vivir en la
práctica los valores de equidad, participación y solidaridad. Valores de jornada
completa, que permeen no sólo nuestro discurso, sino también y especialmen-
te nuestro accionar. Nos exige también un estilo de gerencia más participativa
y basada en los derechos de las personas y las comunidades, en el contexto de
sociedades plurales, donde el poder se ejerza inclusivamente.
Fotografía: Fe y Alegría en Guatemala

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
El propio Jorge confesó que la educación popular, que no tiene
llegó a la dirección de Fe y Alegría en que ver sólo con el sujeto de la edu-
República Dominicana con el temor cación, que son los pobres; sino tam-
de que el cargo directivo pudiera ale- bién con los contenidos, que parten
jarlo del pueblo pobre y excluido con de su cultura y sus necesidades; con
el que había convivido en sus largos su objetivo, que es construir una so-
años de inserción en los barrios de ciedad donde termine la marginación
Santo Domingo. Le parecía que dejar y la exclusión; y con su metodología,
de ser vecino y pasar a director equi- que busca crear mecanismos de diá-
valía, en cierta forma, a dejar de ser logo y participación democrática.
uno de ellos, y alejarse de su mundo. A Jorge le entusiasmaba el
Sin embargo, pronto descubrió otra clamor del P. Vélaz de que Fe y Ale-
forma de hacerse prójimo, como en gría no había nacido para fundar es-
el evangelio del Buen Samaritano, cuelas, sino para convertirse en una
pues enseguida comprendió que Fe y revolución a través de la educación.
Alegría era una llamada permanente Revolución pacífica, desarmada, que
a la solidaridad, a la innovación para evitara así la revolución sangrienta de
la transformación, a la participación, la violencia. Como le gustaba insistir,
a la integración con la comunidad.5 “cuando en Fe y Alegría hablamos de
Fe y Alegría le ayudó tam- nuestro objetivo, decimos que es la
bién a liberarse de la concepción que transformación social. Y lo decimos
mantenían muchos de los que traba- en serio. Como repetía el P. Vélaz:
jaban insertos en las comunidades Todos los activistas y dirigentes de Fe
populares de que la educación po- y Alegría se tienen que empapar de la
pular se limitaba a la educación in- idea de que su misión no es hacer es-
formal, extraescolar, principalmente cuelas como fin último, sino transfor-
de adultos, y fue comprendiendo que mar con la educación, las estructuras
también era posible hacer educación sociales…, elevando a nuestro pueblo
popular en los espacios y tiempos es- abandonado a una participación acti-
colares. Incluso llegaría a proponer va, igualitaria y armoniosa en la vida
y trabajar para que toda educación, nacional”.
sobre todo si se inspiraba en los valo- Pero era evidente que ade-
res del evangelio y quería contribuir cuar la educación formal a los prin-
a gestar un mundo más justo y huma- cipios de la educación popular exigía
no, debería asumir los principios de transformar profundamente esa edu-

5. En la preparación de este capítulo he seguido y utilizado libremente trozos de las conferencias


y escritos de Jorge “La Educación factor de transformación social”, “Que la muñeca baje al pa-
tio”, “Público y privado en educación” y “Colaboración educativa, educación popular y educación
complementaria”, todas en www.pedagogiaignaciana.com, biblioteca digital. También “Vamos a
respetarnos. Apuntes para una comprensión y superación de las políticas paternalistas”, en www.
jesuitas.lat/JorgeCela, “Para construir solidaridad” y “Las comunidades educativa y el desarrollo
local”, Palabras en el Acto de apertura y acto inaugural del XXXVIII Congreso Internacional de Fe
y Alegría, en www.feyalegria.org/Congresos

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Jorge Cela Carvajal S.J.
cación bancaria, transmisiva, autoritaria, excluyente, alejada de las comuni-
dades, con un currículo único que no tomaba en cuenta ni los contextos ni las
diferentes realidades del alumnado, realidad que seguía enquistada en muchas
de las escuelas. Gestar esa nueva educación era el objetivo esencial que venía
impulsando Fe y Alegría desde su nacimiento, y Jorge se identificó plenamente
con él y juntó su pasión educadora a la de otros muchos, y reflexionando juntos,
buscando juntos, promoviendo juntos, fueron labrando el camino de la educa-
ción popular de Fe y Alegría
Jorge estaba muy claro en que la educación popular es un proceso por
el cual no sólo se trasmiten una serie de informaciones o conocimientos, sino
también las prácticas, valores, comportamientos, actitudes que permitirán al
sujeto incorporarse a la vida comunitaria como sujeto activo transformador. Por
eso, en sus escritos la define como educación crítica, orientada a despertar la
conciencia del educando y su capacidad de transformar su entono. Educación
que valora más la pregunta que la respuesta, pues quien aprende a preguntar
aprende a aprender, pues se trata de enseñar no a repetir, sino a transformar, a
crear. El creador necesita información y técnica, pero también necesita imagi-
nación y musas, sensibilidad y compromiso. Necesita estar bien plantado en una
realidad que conoce y ama y que siente la urgencia de transformar. Y necesita
sobre todo fines, motivos, banderas que defender, criterios, valores. Se trata de
crear para mejorar, para luchar, para avanzar, para lograr una nueva sociedad
que permita a todos vivir con dignidad. La finalidad de la educación no es so-
meter, sino liberar para la creación de mundos nuevos y mejores. La educación
que se conforma con trasmitir conocimientos y habilidades se queda trunca. Por
ello, necesitamos ir más allá de programas y exámenes. Necesitamos aprender
a saltar barreras, a inventar caminos, a nadar en aguas profundas y volar con la
imaginación.
Y sigo, a continuación, tomando libremente de los escritos de Jorge
trozos que hablan de su pensamiento sobre los objetivos, fundamentos y modo
de la educación popular.
Buscamos que la transformación de nuestra sociedad global no esté ba-
sada en la exclusión de los pobres. No sólo buscamos que más pobres se monten
en el tren de alta velocidad del cambio social. Queremos incidir en la dirección
que lleva el tren, en quiénes suben a él y en cuáles son los costos. Buscamos
formar personas que sepan aplicar los conocimientos a la transformación de la
realidad, y que incluyan en su visión valores como la solidaridad, el cuidado de
la naturaleza, la ética y la estética. Y esto no es posible cuando la educación
se encierra entre cuatro paredes de un aula, con horarios de entrada y salida,
pues necesitamos que la educación salga a la vida. La educación popular, que
parte siempre de la experiencia sentida de sus participantes y se orienta a
transformarla de forma liberadora, tiene el potencial de preparar a las nuevas
generaciones para una actitud diferente frente a la naturaleza y la sociedad.
Para ello, debemos convencernos de que educar no es entrenar sino liberar, que

36
Jorge Cela Carvajal S.J.
no produce solo competencias sino vidad, sino a asociarse con otros, al
personas que luchan, sueñan, trans- trabajo en equipo, a la construcción
forman el mundo y se hacen solida- de redes, al descubrimiento de la par-
rias ticipación, a reconocer que nadie se
Las sociedades capitalistas educa sólo, sino que nos educamos en
promueven la competitividad y el comunidad. Y parte de las potenciali-
desarrollo de capacidades para una dades presentes en el educando, que
mayor eficiencia y para competir con no inicia el proceso como una tabla
los adversarios del mercado. Como rasa, sino con preguntas y saberes que
resultado tienden a implementar es- aportar. La aceptación de la sabiduría
cuelas excluyentes, donde los estu- popular nos abre a la posibilidad de
diantes con capacidades diferentes nuevos saberes. La educación popular
serán excluidos, estableciendo nive- busca formar ciudadanos y ciudadanas
les de selección que eduquen para inquietos y libres, que ponen nervio-
vivir en una sociedad excluyente. La sos a quienes aspiran a una sociedad
educación popular, como educación uniforme. Este descubrimiento nos re-
contracultural, tiende a desarrollar vela un cambio en el rol del educando:
la solidaridad por encima de la com- en el proceso de aprendizaje él no es
petitividad. Plantea que su función mero recipiente, es interlocutor, suje-
es educar personas para una sociedad to, y, por tanto, también educador. Y
donde valores como la igualdad, la esto devela al educador como educan-
participación y la inclusión sean prio- do, que va aprendiendo en el proceso.
ritarios. Es decir, una sociedad don- De este modo se rompe la mentalidad
de los llamados sectores populares de que sólo el que tiene la autoridad,
tengan oportunidades diferentes. Y el poder, el dinero, es el que sabe; que
Jorge cita dos afirmaciones importan- sólo uno tiene las respuestas. Así se
tes de José María Vélaz, que aclaran salta de la información que trasmite
esta visión: “la justicia educativa es conocimientos al diálogo que constru-
la base de la justicia social” y “no po- ye conocimientos. En vez de aprender
demos ofrecer una pobre educación a el lugar de la verdad, aprendemos el
los pobres”. En el contexto de Améri- camino para encontrarla. Ese es un ca-
ca Latina, la educación de calidad ha mino que nunca termina, que siempre
sido privilegio de una educación pri- abre nuevas preguntas. Y descubrimos
vada cara, a la que sólo tenían acce- que el espíritu científico no es una
so los ricos, y por lo tanto establecía propiedad de los especialistas, sino
los condicionamientos para mantener una cualidad del ser humano. De esta
una estructura de clases de gran des- forma, el sujeto se empodera no por
igualdad. la acumulación de los conocimientos
La educación popular parte que posee, y que tenderá a no com-
de la incapacidad del educando para partir para no perder poder, sino por
educarse solo, para transformar solo la conexión creadora que establece
la realidad. Pero eso no lo lleva a re- con los otros sujetos que lo constituye
nunciar a su creatividad y su subjeti- en com-creador de nuevas realidades.

37
Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: Fe y Alegría en Rep. Dominicana

Su empoderamiento no se da en cuanto elimina, subyuga o saca del juego al otro,


sino en cuanto se conecta, colabora, construye con el otro.
Necesariamente, para Fe y Alegría que pretende la transformación de
la persona para que se comprometa en la transformación social, la educación
popular debe ser una educación “integral”. La palabra integral hace referencia
a totalidad, abarcando no sólo las dimensiones intelectuales de la persona, sino
también las afectivas y corporales, las estéticas, éticas y de sentido Se trata
no sólo de educar a todos y todas, sino de educar a toda la persona: razón, co-
razón, espíritu, manos trabajadoras y acogedoras, pies solidarios dispuestos a
camina al encuentro del necesitado y herido, ojos compasivos, boca que bendi-
ce y agradece, oídos atentos a escuchar los clamores del pobre, el necesitado,
el que sufre, corazón compasivo y servicial. Se trata, en definitiva, de formar
sujetos libres y solidarios, personas sociales capaces de vivir con otros y de
vivir para otros. Lo importante es aprender valores, actitudes conductuales y
sociales que permitan crecer como persona que comparten esta “casa común”
con muchos otros. Buscamos educar ciudadanos y ciudadanas. Educamos para
la vida, lo que incluye, naturalmente la formación para el trabajo, pero no se
agota en esa dimensión. Más aún, entendemos que la educación para el trabajo
no es sólo la trasmisión de una serie de conocimientos y habilidades tecnoló-
gicas. Implica también creatividad, capacidad de riesgo calculado, de trabajo
en equipo, de planificación y evaluación, de responsabilidad y puntualidad, de
honestidad y visión estratégica, todas ellas competencias para la vida.

38
Jorge Cela Carvajal S.J.
De los muchos aportes de rando el mundo desde su perspectiva,
Jorge a la Educación Popular de Fe y escuchando sus voces, también las de
Alegría, que fue expresando en nu- los más pobres, abriéndolos al hori-
merosos escritos y en sus discursos zonte de la historia, para que pue-
con los que abría los Congresos como dan transformar su cultura y entrar
Coordinador de la Federación Inter- como sujetos en la modernidad; iii)
nacional, discursos que eran espera- trabajando con los pobres, haciéndo-
dos con ansia y recibidos con agrado, los compañeros/as en la construcción
quiero resaltar tres que pueden ayu- de este mundo, tejiendo redes globa-
darnos a repensar nuestras prácticas les de solidaridad en las que puedan
y adecuarlas a nuestras intenciones: participar con conciencia crítica. Con
su insistencia en que para combatir ello demostramos que sí es posible
la pobreza, no basta trabajar para otra globalización, la de la justicia y
los pobres, sino que hay que trabajar solidaridad.
desde los pobres y con los pobres, su Dejemos que él mismo nos
énfasis en que la escuela debe con- amplíe estas ideas que, en Fe y Ale-
vertirse en un centro comunitario, y gría, necesitamos hacer nuestras con
su esfuerzo por gestar una nueva con- más fuerza6:
cepción de la educación pública.
Trabajar para los pobres es insu-
ficiente. Marca demasiada dis-
tancia y se corre el peligro de
1. TRABAJAR PARA LOS POBRES, definir desde fuera lo que los
DESDE LOS POBRES Y CON pobres necesitan, de no llegar a
entenderlos, porque una mirada
LOS POBRES
desde fuera queda siempre en la
epidermis de los hechos y no lle-
A lo largo de toda su vida, ga a comprenderlos desde dentro.
Jorge insistió en que tenemos que La pobreza hay que mirarla desde
promover a los pobres como sujetos dentro para entender cómo la es-
del mundo que construimos y parti- casez material marca nuestra ma-
cipar con ellos en la transformación nera de entender el mundo en que
de las políticas sociales para cons- vivimos y de relacionarnos con él.
truir un mundo nuevo. La pobreza La realidad cambia según el lu-
gar desde donde la miramos. Por
se combate: i) trabajando para los
ello, debemos mirarla con los ojos
pobres, en defensa de sus derechos, de los pobres. No porque la mira-
construyendo el espacio de lo público da del pobre sea más verdadera,
al que todos y todas tengan acceso; sino porque nos descubre aspec-
ii) trabajando desde los pobres, mi- tos de la realidad que desde fuera

6. Un desarrollo todavía más amplio puede verse en sus palabras en el Acto de Apertura del XXXVIII
Congreso Internacional de Fe y Alegría (Antigua, Guatemala), sobre Educación y Transformación
Social, en www.feyalegria.org/Congresos

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Jorge Cela Carvajal S.J.
no se ven. Es otra de las razones para que el pobre participe en los procesos de
su desarrollo. Eso supone descubrir que no basta cambiarles el traje o la casa,
pues también la mirada del pobre está opacada por la propaganda, la ideología,
el consumismo. Pero sólo desde esa perspectiva aprendemos de qué color la
pobreza tiñe la realidad que nos rodea.

La primera constatación que resulta de este acercamiento al pobre es que la


pobreza es fea. El idealismo romántico de describir al pobre como más bue-
no que los demás es tan falso como la imagen que lo describe como persona
sin educación ni principios morales. La calidad moral no tiene relación con las
condiciones económicas. Lo que sí es peor es el contexto en que vive el pobre
y las condiciones con las que tiene que enfrentar la vida. No hay duda que los
callejones de tierra serpenteando entre casas construidas con desechos, caña-
das malolientes y basureros improvisados no son un paisaje idílico. Como no lo
es el hambre, el agobio y la desesperanza. La mirada con la que nos acercamos
a la pobreza no es la de la contemplación estética. Lo que se busca es captar
cómo la experiencia de la pobreza modula la percepción de la realidad en la
que estamos inmersos, y cómo esa realidad condiciona la construcción de nues-
tra identidad. Si la pobreza, que es fea, desagradable, es nuestro contexto,
marcará la identidad que desarrollemos. Por eso toda acción orientada a vencer
la pobreza tiene que trabajar la autoestima del pobre. Ayudarle a rescatar los
valores personales y culturales de su contexto. De ahí la importancia de recu-
perar la estética del espacio, la relectura de la historia personal y colectiva, la
revaloración de los elementos propios de su identidad, el descubrimiento de sus
capacidades en la oportunidad de desarrollarlas, la libertad para la creatividad,
el vencer el prejuicio y el rechazo social atreviéndose a participar, a exigir de-
rechos, a mostrarse sin miedo.

A veces cuando se trabaja para los pobres nos sentimos con la responsabilidad
de ser voz de los que no la tienen. Pero cuando uno se inserta entre ellos des-
cubre que los pobres no son mudos. El problema es que la sociedad es sorda.
No hace falta hablar por ellos, ser su voz. Ellos tienen su propia voz. Pero hay
que pasarles el micrófono. Hay que hacerles el coro. Hay que reforzar sus
voces con las nuestras, hacer que sean escuchados. Hay que abrir caminos
para que los pobres puedan acceder a los medios de comunicación social, a los
espacios de participación y decisión, a los oídos de quienes dirigen. Trabajar
desde ellos supone asesorarles para dar fuerza a su voz, para mejorar su ima-
gen, para canalizar sus reclamos. Trabajar desde los pobres nos ayuda a las
instituciones a tomar nuestro rol, que no es el protagónico, sino el discreto,
pero importante rol de asesores, de acompañantes. Trabajar desde ellos es
asesorarles para dar fuerza a su voz, para mejorar su imagen, para canalizar
sus reclamos.

Todavía en pleno siglo XXI el trabajo social se realiza muchas veces con el con-
cepto de encomendero: los pobres son confiados a quienes puedan ayudarles a
salir de la pobreza porque por ellos mismos no podrían. Como en tiempos de
la colonia, el resultado es que por ese camino pocos traspasan la frontera de
la pobreza. Quizá tenemos que cambiar nuestro paradigma de acción contra la
pobreza. No deben ser sólo los beneficiarios de las políticas de enfrentamiento

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Jorge Cela Carvajal S.J.
de la pobreza. Deben ser sus pro- Se trata de construir una demo-
tagonistas. Por lo tanto, cualquier cracia que incluya la participación
acción debe ser hecha con los po- de todos en el acceso a la infor-
bres. La superación de la pobreza mación con plena transparencia,
tiene que ser una colaboración en en el acceso a los bienes a través
que los pobres desarrollan sus ca- de servicios públicos de calidad
pacidades al tiempo que la socie- y redistribución equitativa de los
dad elimina obstáculos abriendo bienes, en dar peso a las voces
posibilidades. En la concepción más débiles para que hagan valer
tradicional los pobres eran obje- sus derechos y sus aportes. Don-
to, pero no sujeto de la acción. de nadie se sienta con derecho
Al convertirlos en protagonistas a decidir lo que los otros deben
activos de su desarrollo hay que pensar, creer, hacer, comer, com-
crear formas de participación que partir. Donde nadie quede exclui-
no reproduzcan las ya existentes. do del derecho a trabajar, poseer,
organizarse, expresarse, vivir.
La construcción de la democra- Donde todos podamos convivir
cia debe surgir desde las mismas sin tener que renunciar a nuestra
organizaciones de los pobres, en identidad.
las que se debe proponer una par-
ticipación real, que eduque en la Una democracia orientada a ga-
conciencia ciudadana y la respon- rantizar el bien común. Que aca-
sabilidad. Debe fomentarse un po- be con un Estado como negocio
der incluyente que se aprenda por privado del partido que gobier-
la experiencia vivida y se exija na y se convierta en garante del
en todas las instancias. El poder bien común. Un Estado que no
incluyente supone el trabajo en pretende sustituir las capacida-
equipo, el análisis compartido de des de la sociedad, sino facilitar
la realidad, la selección participa- la participación de todos en la
da de prioridades, el ejercicio de construcción del buen vivir. Un
la planificación estratégica parti- Estado que por la transparencia y
cipativa y de la evaluación per- la adecuada legislación dificulte
manente, la creación de liderazgo la corrupción; que por las múlti-
colectivo, el principio de inclu- ples formas de participación or-
sión como norma de pertenencia. ganizada impida la concentración
Esta visión requiere mecanismos de poder; un Estado fuerte, pero
para incentivar la participación no autoritario.
de aquellos que se sienten exclui-
dos o incapaces, introyectando
las formas de dominación, y de
aquellos que por siglos han sido 2. DIMENSIÓN COMUNITARIA
excluidos de toda participación. DE LA ESCUELA
Mecanismos que garanticen que
las mujeres, los ancianos, los dis-
El segundo elemento de los
capacitados, los indígenas, los in-
migrantes y todos los grupos que
aportes de Jorge que quiero subrayar,
se organizan en base al territorio y que la mayoría acepta que debemos
tienen abierto el derecho a par- reforzar en Fe y Alegría, es la dimen-
ticipar. sión comunitaria de la escuela.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Jorge reconoce que en Fe y Alegría vamos aprendiendo cada vez más
la importancia de las relaciones con la comunidad para que la escuela no sea
un paréntesis en la vida; para que nos ayude a integrar y enriquecer nuestras
identidades; para que responda a las necesidades de la comunidad y de la
sociedad; para que nos enseñe a participar positivamente en nuestro contex-
to social, desarrolle nuestra responsabilidad ciudadana y fomente los valores
democráticos. Hemos aprendido también la necesidad de relacionarnos con las
empresas para formar para el trabajo. De conocer las familias, las culturas, la
problemática circundante (como son las pandillas juveniles o el submundo de
las drogas). Pero debemos ir mucho más allá. Nuestro trabajo debe insertar
los valores comunitarios, la identidad étnica y local, la conciencia de sujeto
social en el marco de una sociedad moderna compleja y plural. Las educadoras
y educadores tenemos que redescubrir el rol de la comunidad como sujeto de
los procesos de aprendizaje, como educadora y como educanda. La escuela ya
no se puede entender fuera de una comunidad de la que viene, a la que sirve
y que marca las necesidades y posibilidades de los aprendizajes y comparte la
función didáctica para la vida.
La escuela debe percibirse como parte de una comunidad viva y no
puede más pensarse aisladamente de ella. La tarea educativa debe incluir el
implicarse en la vida de una comunidad que late y crece en la escuela. A través
de la comunidad la escuela se integra en las estructuras sociales que pretende
transformar.
A la escuela con frecuencia le faltan raíces en la comunidad local. La
educación popular tiene que echar raíces en los callejones y campos de siembra,
en la cultura de sus sujetos, incorporándolos como tales, y no como objetos
desposeídos, receptores de dones que les quedan grandes, y que en su mayoría
serán para guardarlos envueltos en un plástico, lejos del calor de la cotidianidad.
El trabajo comunitario debe partir de un trabajo sistemático con las
familias, pues si es cierto que son muchas las instituciones que colaboran en
la tarea de educar, para bien o para mal, hay una institución a la que desde
la escuela debemos dar atención especial: la familia. Su función es preci-
samente la reproducción de la sociedad. Pero no sólo la reproducción física
que garantice el relevo de los que hoy hacemos funcionar la máquina social.
La familia es también la institución privilegiada de socialización, es decir, de
introducción en la cultura. Ella trasmite una visión del mundo, valores, hábitos
de comportamiento que enseñan a moverse en el medio sociocultural. Esta
función educativa de la familia puede ser sustituida, modificada o completada
por otras instituciones. Y de hecho siempre es así. Pero no es la única función
de la familia. El racionalismo que está en las raíces de la modernidad nos lleva
a veces a despreciar el valor de la función afectiva de la familia. La persona
humana no es solamente un animal racional. Es también un animal afectivo. La
condición humana conlleva una dimensión afectiva diferente.
Con frecuencia a las asociaciones de padres se les invita a “participar”
limpiando gratuitamente la escuela, pero no a intervenir en el proceso edu-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: Fe y Alegría en Colombia

cativo. O la comunidad cuenta en el ción social. El apellido que tiene Fe


momento de la construcción material y Alegría es Movimiento de Educación
de la escuela, pero se prescinde de Popular Integral y Promoción Social.
ella en el momento de delimitar obje- Tanto la Educación Popular Integral,
tivos. Si queremos intentar responder como la Promoción Social son rasgos
a los retos que hemos planteado tene- esenciales de identidad para Fe y Ale-
mos que pensar la educación como un gría que aspira a que la promoción
proceso participativo, que empieza social, al igual que la acción educa-
con la familia, sigue con la comunidad tiva, tenga altos niveles de calidad.
y se orienta a construir una genuina No cualquier promoción es válida
democracia. para Fe y Alegría. Hay formas de pro-
La escuela en esta perspecti- moción puramente individual que no
va no puede ser “una escuela más”, responden a lo que pretende la visión
sino “más que una escuela”, saliendo que tiene el Movimiento. La educa-
de sí misma y convirtiéndose en pla- ción para Fe y Alegría tiene que estar
taforma de encuentro con la familia, orientada a crear ciudadanos y ciuda-
el barrio, el medio y “los medios”. danas para un mundo mejor. Y la pro-
Plataforma que va transformando y moción social también. Así como en
humanizando la realidad social. la educación hablamos de desarrollar
No podemos olvidar que la competencias que integren conoci-
identidad de Fe y Alegría está ínti- mientos, habilidades, destrezas y va-
mamente ligada a lo que es la promo- lores, la promoción social debe com-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
prenderse también a partir de estos mismos parámetros. Por ello, la promoción
no sólo puede orientarse al mejoramiento de las condiciones manteniendo el
estado de cosas como está, sino que debe promover la posibilidad de cambio,
de novedad, de transformación social. Desde esa perspectiva la promoción so-
cial es fundamentalmente educación popular. Ella hace posible que los pueblos
se apropien de su historia como protagonistas y tomen las riendas de su propio
desarrollo.
En definitiva, la educación popular integral y la promoción social deben
ser procesos de empoderamiento de las comunidades educativas que toman las
riendas de su propia historia para moverse en la realidad global. Fe y Alegría
asume el llamado a promover, junto con los empobrecidos, estos procesos de
“construcción de ciudadanía desde abajo” y de reconstitución del tejido social
popular, colaborando al empoderamiento de los segregados y excluidos frente
a los poderes hegemónicos de este capitalismo globalizado y neoliberal de este
nuevo siglo.

3. LA EDUCACIÓN PÚBLICA COMO EDUCACIÓN DE LA SOCIEDAD

En sus últimos años, Jorge insistió en la necesidad de trabajar por ges-


tar un pensamiento nuevo sobre la educación pública, que no es la del gobierno
como la mayoría piensa, sino la que es de la sociedad, de toda la sociedad. La
educación es un bien público, básico y prioritario, porque conviene a todos los
ciudadanos, de igual manera, para su vida, para su dignidad y para el ejercicio
de una ciudadanía participativa y responsable. A todos nos conviene tener más
y mejor educación y que todos los demás la tengan. La carencia de este bien
lleva a las sociedades al fracaso.
La educación es un derecho humano y social del que todos deben dis-
frutar en igualdad de condiciones, pues el cumplimiento de este derecho va
a posibilitar el disfrute de los otros derechos esenciales. En consecuencia, el
derecho a la educación implica derecho de todos no a cualquier educación,
sino a una educación de verdadera calidad. Si garantizamos buena educación,
estaremos poniendo los cimientos para que las personas puedan conquistar los
otros derechos esenciales.
La educación de calidad para todos, condición indispensable para la
sana convivencia democrática, la productividad y el logro de instituciones efi-
caces, debería ser la estrategia fundamental del Estado y de la sociedad para
incorporar plenamente a todas las personas al quehacer de la vida pública con-
temporánea. Las sociedades democráticas necesitan a todos sus ciudadanos y la
vida democrática requiere de sujetos bien educados.
El Estado, que representa el interés común y ejerce un poder conferi-
do por la sociedad, debe vigilar y garantizar que el derecho a la educación de
calidad para todos y todas se cumpla en términos de equidad, lo que implica
compensar las desventajas de los más pobres para que las diferencias de origen

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: Diario Las Américas

no se conviertan en desigualdades y se reproduzca la pobre oferta educativa


para los más pobres. Esto de ningún modo indica que el Estado debe ser el único
ejecutor de las políticas educativas, sino que debe también coordinar y apoyar
sin mezquindad los esfuerzos de las familias y de la sociedad para garantizar
educación de calidad a todos.
Por eso, necesitamos un Estado eficiente y eficaz en el cumplimiento
de los derechos esenciales de todos, en especial de los que cuentan con menos
posibilidades y poder. El buen funcionamiento del Estado es condición para
garantizar las políticas públicas y el disfrute por todos de los derechos esen-
ciales. Un Estado ineficiente o que confunde deseos con realidades, proclamas
con hechos, que cree que tiene todas las respuestas y que por ello no necesita
de la ayuda de nadie, es una tragedia para todos, pero sobre todo para los más
pobres.
En esta perspectiva el derecho a la educación se transforma en deber.
Una mejor educación para un mejor país y para un mundo mejor, requiere de la
cooperación de todos: del Estado, como administrador de la cosa pública y re-
presentante de la sociedad; de las familias y comunidades; de las instituciones
públicas no gubernamentales de servicio al desarrollo; de la empresa privada;
de los medios de comunicación y de la comunidad internacional. Cuando hoy
hablamos de sociedad, nos referimos a una sociedad globalizada. Y así como la
paz, las migraciones y la protección del medio ambiente los consideramos hoy
tareas globales, también la educación tiene que convertirse en una responsabi-
lidad compartida por todas las sociedades.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Ese es el sentido de la invitación del papa Francisco a que nos sumemos
al Pacto Global por la Educación. Aceptarlo supone asumir los retos que nos
plantean las nuevas tecnologías, las exigencias de equidad en la educación, la
visión de una educación a lo largo y ancho de la vida, la integración del diálogo
de saberes y de culturas, la construcción de nueva ciudadanía. Y es necesario
que este esfuerzo por la calidad esté ligado a la voluntad política por la equi-
dad. De lo contrario, estaremos alimentando la tendencia a la desigualdad a
partir de la educación. De ahí que el esfuerzo de Fe y Alegría debe dirigirse
no sólo a mejorar nuestro servicio, sino sobre todo a que mejore la educación
pública de nuestros países, porque es la que abre la puerta a que mejoren las
oportunidades para todos.
Por último, Jorge introduce una concepción novedosa y provocativa
cuando nos advierte que, si hasta ahora siempre hemos pensado que tenemos
derecho a la educación, este derecho se extiende a vivir en un mundo educa-
do. En un mundo sin violencia, donde se respeten los derechos de todos y en
el que todos podamos participar. Es el derecho a vivir sin miedo, en una socie-
dad amistosa, en la que compartimos nuestros sueños y valores, y construimos
esperanzados nuestro futuro. Pero este derecho a vivir en un mundo educado
requiere del aporte de todos y todas. Nos exige que dejemos de ser meros
espectadores para involucrarnos en hacer un mundo mejor. Que todos y todas
tengamos la oportunidad de soñar y fabricar juntos nuestro futuro compartido.
Por ello, lo público no debe ser privatizado. Lo privado sólo funciona cuando
lo público está garantizado. Si la educación es un derecho y no un privilegio,
todos y todas, sin importar sexo, raza, religión, o preferencia política, tenemos
derecho a educación de igual calidad, a una educación inclusiva. Por lo tanto,
no se trata de buscar que la mía sea la mejor, sino que todos y todas tengamos
la mejor educación.
Por ello, en Fe y Alegría estamos comprometidos a que la educación pú-
blica, en su conjunto, sea una educación de calidad y accesible a todos y todas
y esto se ha ido traduciendo en mejores relaciones, en más esfuerzos conjuntos
y en mejores acuerdos. Nuestro reto es afinar nuestra capacidad de negociación
e incidencia para que las políticas educativas alcancen prioridad en todas las
agendas y giren alrededor de estos valores. Para nosotros la finalidad es cola-
borar a constituir nuestros estudiantes en sujetos libres, constructores de un
mundo nuevo y distinto, con las capacidades que demandan las nuevas tecnolo-
gías y los valores que exigen las nuevas tensiones sociales. Hoy más que nunca
estamos convencidos de que Fe y Alegría, más que una red de escuelas, es un
movimiento de educación popular integral que nos involucra a todos y todas,
desde nuestra responsabilidad social. Es fruto del esfuerzo conjunto de los sec-
tores público y privado, de las capacidades para la solidaridad y la ternura que
los mercados no tienen por qué suprimir o ignorar. Del compromiso de miles
de personas: maestros y maestras, estudiantes, padres y madres, funcionarios,
religiosas, empresarios, trabajadores y trabajadoras, que de múltiples formas
van tejiendo una red solidaria para un mundo mejor.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Jorge fue un convencido de forjamos también la identidad del
que el desarrollo pasa por la educa- ciudadano y ciudadana, sus hábitos
ción. No es el único elemento, pero sí de comportamiento y su capacidad
una condición indispensable. Obser- de soñar.7
va que todos los países que aposta- Pero no basta con proporcio-
ron en serio por la educación, dieron nar educación a todos y todas, sino
el salto al desarrollo. En consecuen- que tiene que ser de calidad. Jorge
cia, descuidar la educación es apos- recuerda que este ha sido, desde sus
tar por la improductividad, el sub- orígenes, el clamor y compromiso de
desarrollo y la pobreza. Pero si bien Fe y Alegría. Numerosas veces cita las
la educación es fundamental para el repetidas palabras del P. Vélaz, “la
desarrollo económico, no podemos educación de los pobres no puede ser
reducir la educación a su dimensión una pobre educación”, “buscamos la
productiva pues es el medio esen- mejor educación para los que están
cial para construir ciudadanía y una en condición peor”. Si la educación
mejor humanidad. Incluso, la afir- no es de calidad para todos y todas,
mación tan repetida de Fe y Alegría, en vez de contribuir a democratizar
que educamos para la vida, si bien la sociedad, contribuye a agigan-
incluye la formación para el trabajo, tar las diferencias: buena educación
no se agota en esa dimensión pues para los que pueden pagarla, y pobre
no se trata meramente de transmitir educación para los que tienen que
una serie de conocimientos y habili- conformarse con una educación me-
dades tecnológicas, sino que implica diocre, que mantiene y reproduce la
también creatividad, capacidad de pobreza. De ahí su insistencia en que
riesgo calculado, de trabajo en equi- Fe y Alegría no sólo debe preocupar-
po, de planificación y evaluación, se por brindar buena educación en
de responsabilidad y puntualidad, sus centros, sino que tiene que ser la
de honestidad, compromiso social abanderada de una educación públi-
y visión estratégica. Todas ellas son ca de calidad para todos y todas. Si
competencias para una vida plena y la educación es un derecho y no un
con sentido. Así entendida, la edu- privilegio, todos y todas, sin importar
cación es un medio esencial para de- sexo, raza, religión, o preferencia po-
sarrollar las potencialidades de cada lítica, tenemos derecho a educación
persona que le permitan la entrada de igual calidad, a una educación in-
al mundo de las oportunidades en la clusiva. Por lo tanto, no se trata de
sociedad del saber. En la educación buscar que la mía sea la mejor, sino
nos jugamos el futuro. Pues en ella que todos y todas tengamos la mejor

7. En la preparación de este capítulo he utilizado y tomado libremente ideas y trozos de “Los


retos en educación”, “Fe y Alegría expandiendo las oportunidades educativas de calidad en América
Latina”, “Diseño, implementación y logros de los programas de Fe y Alegría” en www.pedagogiaig-
naciana.com, biblioteca digital; y “Calidad de la educación popular”, Palabras en la Presentación
del XXXIV Congreso Internacional de Fe y Alegría, www.feyalegria.org/Congresos

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Jorge Cela Carvajal S.J.
educación. En ese sentido tenemos que rescatar el valor de la educación pú-
blica como educación de la sociedad, de esa sociedad compleja y a veces con-
tradictoria, pero que tiene que construir su futuro desde la perspectiva de la
inclusión y no de la exclusión. Quien tiene derecho a ser educada y a vivir en un
mundo educado es la sociedad. Y quien tiene el deber de garantizar una educa-
ción de calidad para todos y todas es la sociedad, de la que los gobiernos, son
servidores, administradores de los bienes públicos. De ahí que la sociedad debe
ejercer cada vez con más fuerza su derecho a participar en la construcción de
la educación que se merece.
Jorge constata que, lamentablemente, la educación de calidad sigue
siendo una de las grandes debilidades de América Latina, lo que hipoteca nues-
tro futuro y refuerza la desigualdad económica. Los esfuerzos por democratizar
el acceso a la educación han sido, con frecuencia, a costa de la calidad de la
educación pública que no prepara para construir un país mejor, no nos ayuda
a crecer como mejores personas, ni contribuye a un desarrollado equitativo y
sustentable. Y si bien hoy se insiste en una educación a lo largo y ancho de la
vida, la alta tasa de repitencia, la falta de oferta educativa, la baja calidad
de la educación, la poca atención personalizada a los casos de dificultad, hace
que el nivel de deserción de la escuela sea muy alto En consecuencia, uno de
los grandes retos que debe enfrentar la educación es la deserción temprana,
muchas veces causada por la falta de atención a las dificultades de acceso o por
la baja calidad.
Para una integración efectiva y productiva en la sociedad contem-
poránea hace falta completar la educación inicial, básica y media, haciendo
especial énfasis en la educación para el trabajo, en el desarrollo de las ca-
pacidades técnicas y el aprendizaje de las nuevas tecnologías, sobre todo las
relacionadas con la información y la comunicación, indispensables en este
mundo globalizado. Por ello, no es suficiente con proporcionar educación a to-
dos y todas, sino que hay que esforzarse porque permanezcan el mayor tiempo
posible en el sistema educativo y que no lo abandonen sin haber adquirido las
competencias humanas, laborables y sociales para que puedan desarrollar sus
potencialidades e insertarse en la sociedad como ciudadanos productivos y
solidarios, preocupados y comprometidos por el bienestar de todos. El saber
es más que para producir. Es también para convivir, transformar, organizar,
compartir, comunicarse, mejorar, disfrutar, amar…Por eso educar es mucho
más que trasmitir conocimientos. Es enseñar a aprender, a comunicarse, a
descubrir, a crear, a transformar, a convivir, pues la educación es el camino
para construir la sociedad del futuro. En ella despertamos las cualidades que
queremos marquen la sociedad. Todo esto debe contemplarlo la educación
de calidad. Si limitamos la educación a la entrega de informaciones estamos
fragmentando la persona. Por ello, es imprescindible que comencemos acla-
rando cuál es la finalidad de la educación y la situemos dentro de un proyecto
de vida humana.

50
Jorge Cela Carvajal S.J.
Además de tener muy claro y la educación de calidad de los je-
el objetivo de la educación, hoy es suitas excluye a los que no tienen las
necesario repensar la metodología capacidades exigidas”. Su cuestiona-
para que responda a la necesidad de miento le hizo preguntarse: ¿Qué es
una educación permanente que vaya educación de calidad? ¿La más com-
respondiendo al rápido proceso de petitiva o la más humana? En otra
cambio del mundo moderno y vaya anécdota, completamente distinta,
aprovechando las oportunidades que cuenta que un empresario en una
ofrecen las nuevas tecnologías. ciudad latinoamericana, al saber que
Jorge era jesuita, le dijo: “Mi hija es-
tudia en el mejor colegio de la ciu-
1. CALIDAD ENFOCADA EN dad (que no era jesuita). La envié ahí
EL DESARROLLO PERSONAL porque era el colegio con los mejo-
Y COMUNITARIO res resultados académicos. Ahora me
arrepiento de la decisión que hice. Es
Pero antes de seguir adelante, cierto que los contenidos académicos
debemos preguntarnos cómo concibe son insuperables. Pero veo que en la
Jorge la calidad, pues son muchas y escuela jesuita les enseñan un lide-
muy variadas sus concepciones, que razgo social que mi hija no tiene. Hu-
en la mayoría de los casos reducen la biera preferido que la educaran con
calidad a la capacidad de responder mayor sensibilidad social.”
una serie de pruebas estandarizadas Si bien Jorge coincide con
que muy poco tienen que ver con los el informe Delors de que la educa-
contextos y con las realidades y nece- ción busca que aprendamos a ser, a
sidades de los alumnos... Para Jorge, aprender, a conocer, a vivir juntos y a
muy crítico de esta concepción tan emprender, subraya que, en general,
reductiva, la calidad debe medirse la educación privilegia el aprender
no sólo por el nivel de aprendizaje a conocer y emprender, y descuida
de conocimientos básicos, sino por la el aprender a ser y aprender a vivir
capacidad de educar toda la persona juntos. Para Fe y Alegría, además de
para que sea capaz de participar acti- la adquisición de conocimientos, que
vamente en el mundo moderno. Cali- no podemos minusvalorar, cuentan
dad que incluya participación, forma- los procesos de construcción de esos
ción en valores cívicos y personales, conocimientos como constructores de
calidad de la gestión, relación con la comunidad, como orientados no a la
comunidad. competencia y la acumulación, sino a
En uno de sus escritos, Jorge la solidaridad y la aplicación transfor-
cuenta la anécdota de que estando madora, pues el último objetivo de la
en Inglaterra le presentaron un edu- educación debe ser la construcción
cador, y cuando supo que era jesuita de una sociedad más libre, democrá-
le dijo: “yo estoy en contra de la edu- tica y fraterna. Por ejemplo, nos dirá
cación de los jesuitas. La educación que en Fe y Alegría nos importa más
es un derecho de todas las personas mantener casi nulas nuestras tasas de

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Jorge Cela Carvajal S.J.
deserción y repetición, que lograr los promedios más altos del mercado. Nos
importa que todos nuestros estudiantes crezcan integralmente como personas,
reforzar su autoestima, reafirmar su identidad, su desarrollo como ciudadanos
y ciudadanas de bien, que vivan gozosamente los valores del mundo que so-
ñamos, y se forjen como constructores de un mundo de nuevas oportunidades
para todos y todas. Nos preocupa más incluir que ser los mejores.
Hoy, la inclusión no puede quedar de espaldas a la incorporación de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Por ello, Jorge seña-
la, como un claro desafío de los próximos años, la construcción de un modelo
escolar en el que alumnos y docentes aprendan a utilizar la tecnología al ser-
vicio de sus respectivos procesos de aprendizaje. Sin embargo, nos dice que no
podemos olvidar que la opción por hacer más eficientes esos aprendizajes debe
considerar más las potencialidades de las personas - y muy particularmente de
los profesores – y el respeto a las identidades culturales, antes que las propias
promesas de la tecnología. De ahí su advertencia sobre los posibles peligros
de que, por la obsesión de incorporar las últimas tecnologías, sacrifiquemos la
inversión social para tener los mejores planteles. Con lo que hacemos y con el
modo en que invertimos nuestro tiempo y nuestro dinero, estamos enseñando
a nuestros alumnos dónde está nuestro corazón. A veces no reflexionamos so-
bre lo que esto significa. Centrarse en tener los mejores promedios nos lleva
a excluir los menos capacitados, los diferentes, los más pobres. Muchos defi-
nen la buena educación por saber seleccionar “mis” estudiantes más que por
formarlos bien. Y creamos sujetos competitivos, pero sin sensibilidad para el
más débil, sin tolerancia para el diferente, sin generosidad para lo gratuito. No
formamos hombres y mujeres para crear sociedades más inclusivas. Los que no
han vivido la experiencia de estar con los demás, difícilmente llegarán a vivir
sus vidas para los demás. Asusta pensar que a veces los países con educación
“más competitiva” tienen los más altos índices de suicidios de adolescentes y
jóvenes.
Necesariamente, dada su trayectoria y su permanente insistencia en
ligar la educación a la comunidad, Jorge insistirá en que la educación es de
calidad si nos ayuda a lograr el tipo de persona y de sociedad que buscamos.
Tiene, por tanto, que estar relacionada al contexto del educando, para que le
sirva para crecer en él y transformarlo. La calidad debe ser medida igualmen-
te por la solidaridad que haya construido, por la posibilidad de que todos los
usuarios de la escuela, incluidos padres y comunidad, la puedan utilizar como
un espacio para la elaboración de su cultura.
Por ello, tenemos que crear estructuras que hagan “rentables” valores
como la solidaridad, la ternura, la compasión, la paz. Esto nos exige apren-
der a medir nuestra capacidad de crear nuevas formas de convivencia que
reduzcan los crecientes niveles de violencia que experimentamos en nuestras
ciudades; que potencien el protagonismo de los nuevos sujetos sociales, como
son los y las indígenas, las mujeres, los y las jóvenes, los moradores y las mo-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
radoras barriales; que construya una de competencia, una cultura que
democracia con un nuevo concepto entienda que la tarea educativa
de poder más incluyente; que integre requiere trabajo en equipo, diálo-
en igualdad de oportunidades a los go educador-educando, creación
excluidos por raza, religión, nacio- de una comunidad educativa don-
nalidad, discapacidad, género; que de participen también los padres y
reduzca el stress, la deshumanización madres, los estudiantes y toda la
de nuestros ritmos de vida, las formas comunidad local. Una cultura que
de evasión; que promueva la respon- comprenda la labor educativa como
sabilidad ciudadana con su entorno y tarea permanente a lo largo y ancho
su historia. de la vida, que va mucho más allá
Y entre tantas tareas pen- de la actividad escolar.
dientes, Jorge subraya una que con-
sidera crucial en la transformación
de las estructuras que buscamos: la 2. LA CALIDAD EXIGE UN NUEVO
feminización de nuestras sociedades. LIDERAZGO COLECTIVO
Tras reconocer que en nuestra cultura
los roles sociales han sido repartidos Jorge considera que, para
también por género, constata el he- lograr calidad, además de los facto-
cho de que a los hombres se les han res que incluyen los procesos de en-
asignado los roles relacionados con señanza aprendizaje, hay que tomar
la productividad, el mercado, la tec- en cuenta los de gestión escolar, de
nología, el poder, la fuerza agresiva; relación con la comunidad y de cons-
mientras que a la mujer se le asigna- trucción de ciudadanía. Para lograr
ron los roles relacionados con la ter- verdadera calidad, hay que trabajar
nura, la unidad, la belleza, la familia, para que la gestión escolar sea cada
la espiritualidad. El resultado ha sido vez más participada, escuela de la
un mercado cada vez más duramente sociedad que queremos construir.
competitivo y un poder cada vez más Docentes, estudiantes, padres y ma-
agresivo. Nuestra organización eco- dres de familia, comunidades, tienen
nómica excluye millones de personas; que estar cada vez más presentes en
nuestra organización política justifica la gestión de los procesos educativos
guerras que matan pueblos enteros. de manera ordenada y organizada, de
La sociedad sería distinta y mucho forma que garanticen los fines de la
más humana si se cimentara sobre educación.
los roles asignados a la mujer que de- La búsqueda de una gestión
bemos incorporar en las estructuras participativa, eficiente y transparen-
educativas, políticas, económicas y te implica un compromiso con el mo-
sociales. delo de gestión que se propone para
Apostar por la calidad supo- toda la sociedad. Esto nos exige pro-
ne también incorporar una cultura poner y practicar un estilo de lideraz-
de la evaluación como mecanis- go más democrático y rotativo y una
mo de mejora y crecimiento y no manera de gerenciar más participati-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
va y basada en los derechos de las personas y las comunidades, en el contexto
de sociedades plurales, donde el poder se ejerza inclusivamente. Necesitamos
cambiar el modelo de liderazgo, unipersonal, autocrático, por uno democráti-
co y compartido, no basado en el poder arrollador, sino en el consenso creado
desde abajo. Y eso tenemos que aprenderlo. Necesitamos una educación que
prepare para este nuevo tipo de liderazgo colectivo y nos enseñe los mecanis-
mos para hacerlo funcionar en la sociedad. Una educación que rompa con el
autoritarismo y la monotonía de cerebros fabricados en serie para renunciar a
la libertad de pensar a cambio de pan y circo.
Toda gestión tiene que comenzar por el sueño de lo que queremos
construir. Los que piensan que la gestión es cuestión de aplicar reglas y buenas
matemáticas se equivocan. Las reglas y los números son instrumentos de la ges-
tión. Pero la gestión es creatividad en equipo, es entusiasmo y voluntad firme,
es capacidad de aprender y crecer, es trabajo compartido, es aventura y riesgo
calculado, es la magia de hacer realidad nuestros sueños. Necesitamos mucho
corazón para no perder el calor humano, la cercanía al pobre, la sensibilidad
que queremos expresar en nuestro logo: un corazón lleno de niños y niñas.
Queremos que nuestra gestión esté impregnada del sabor de nuestra opción por
los pobres. Queremos que esta claridad de intención, sabiendo a dónde voy y
a qué, para en todo amar y servir, coloree nuestra cultura institucional. Ella es
nuestra razón de ser.
Fotografía: Archdiocese of Miami

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Jorge Cela Carvajal S.J.
En el último Congreso Internacional que le tocó coordinar, el XXXVIII,
que abordó la temática “Hacer el bien y hacerlo bien”, insistirá que entre las
características prototípicas de la gestión en Fe y Alegría tenemos que contar
la participación, la descentralización (que en Fe y Alegría llamamos autonomía
funcional), el trabajo en red, la fuerza de la identidad, los nuevos estilos de
liderazgo y la transparencia. Nos dirá que en Fe y Alegría venimos a aprender a
gestionar los sueños para que se conviertan en realidades, venimos a aprender
a hacer el bien mejor cada día, y que no podemos darnos el lujo de hacerlo
mediocremente. El bien hay que hacerlo bien. Por eso Fe y Alegría siempre ha
tomado la gerencia en serio. Tiene que ser una labor compartida, lo primero con
las mismas comunidades. En este esfuerzo de autoconstrucción de su desarrollo,
las comunidades tienen que ser protagonistas. Y nosotros sentirnos que hemos
recibido el regalo, la gracia, de ser llamados a dinamizarlo, a ser testigos y cóm-
plices. Pero el compromiso con esta labor nos tiene que enseñar a trabajar con
otros, desde la difícil tarea de crear consensos y compartir liderazgos.
Nuestro modo de proceder tiene que comenzar a construir esa socie-
dad nueva, más solidaria y tolerante, capaz de afirmar su identidad en diálogo
no sólo de palabras, sino de voluntades y acciones, con la diversidad. En la
tarea de promoción comunitaria tenemos nuestro principal reto de aprender a
trabajar en equipo, a construir liderazgos compartidos, a fortalecer las actitu-
des y estructuras de la democracia participativa. La calidad de nuestro trabajo
de promoción, como la del educativo, no se mide sólo por los resultados, sino
también por los procesos. La proximidad con la realidad de pobreza y exclusión
que queremos transformar y el diálogo del trabajo en equipo nos muestran la
comunicación como una pieza clave para la gestión. Pero también es necesaria
la comunicación más amplia con la sociedad, Para nosotros también la educa-
ción parte de la inculturación en los pueblos donde trabajamos, en acompañar
y crecer junto a ellos, en fomentar el desarrollo de sus potencialidades rom-
piendo las barreras de exclusión. Estamos ligados como un cuerpo, hoy decimos
como una red, a otros.

3. LOS EDUCADORES, PIEZA CLAVE PARA LOGRAR


UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD

Jorge era muy consciente de que pensar la mejora de la educación sin


los docentes es una ilusión. Todos los estudios indican que en ellos reside la cla-
ve de la calidad de la educación. Cuando la profesión docente se hace atractiva
y los mejores estudiantes se inscriben en ella, cuando son reconocidos y re-
munerados adecuadamente, la calidad de la educación sube. Esto significa que
hay que comenzar por subir los salarios de los docentes, pues por lo general,
están muy mal remunerados. Los esfuerzos por aumentar la cobertura se han
hecho a costa de docentes mal preparados y peor pagados, de aulas hacinadas,

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Jorge Cela Carvajal S.J.
de pobre inversión en infraestructura, equipamiento e investigación. De exigir
sacrificios sobrehumanos a maestros, estudiantes y padres y madres de familia.
Hombres y mujeres dedicados a la educación han visto disminuir el
prestigio social de su profesión a pesar de su importancia para la conformación
del conjunto social. Y junto a ello han visto deteriorarse su nivel de ingresos
produciendo una creciente desmotivación en su tarea. Además, contemplan
cómo su labor se dificulta por una cultura urbana más compleja, cargada de
violencia y exclusión, por el deterioro físico de los locales escolares, por la
falta de equipamiento adecuado que incentive al aprendizaje y por la pobre
oferta de formación y actualización para el cuerpo docente. Muchas veces esto
ha producido un desencanto de su labor, una rutinización de sus tareas y una
necesaria concentración en luchas reivindicativas que muchas veces ponen en
entredicho la calidad de su labor profesional.
En consecuencia, junto a la debida valoración y remuneración, hay que
crear una nueva cultura educativa en los docentes que cultive la dignidad de
su profesión y la motivación de su vocación a construir la sociedad del futuro.
Los educadores deben concebirse no como meros dadores de clases o imparti-
dores de conocimientos, sino como los constructores de una nueva humanidad.
Educar es humanizar, es formar personas plenas y ciudadanos responsables y
solidarios. Esto exige, sobre todo en estos tiempos de cambio continuo, que
los educadores vivan en formación permanente. El docente que ha dejado de
aprender, se convierte en un impedimento para el aprendizaje de los alumnos.
Pero Jorge es muy crítico de ese tipo de formación que se limita a obtener nue-
vos certificados y títulos más que al proceso de transformación personal y de
las prácticas rutinarias, transmisoras y autoritarias, para que así puedan trans-
formar la educación, y contribuir a transformar la sociedad. Se lamenta de que
muchos educadores buscan más los papeles que la formación, pues se piensa
que los papeles que certifican mi saber son más importantes que la utilidad de
mi saber; que los estudios dejan de ser una carrera por aprender para ser una
carrera por ascender; que coleccionamos títulos e informaciones y la educa-
ción se orienta a adquirirlos; y eso nos produce un atragantamiento ideológico
de saberes inútiles no gratuitos. Al mismo tiempo, nuestro discurso nos aleja
igualmente de los “ignorantes” no iniciados como de la realidad. Por ello, Fe y
Alegría ha priorizado la formación permanente de su personal, una formación
que busca hacer de los estudiantes mejores personas y mejores educadores.
Formación que enamore al maestro de su profesión y lo entusiasme con innovar
y superarse cada día, descubriendo el placer y el orgullo de ser educador. Por
ello, buscamos títulos que nos ayuden ya no a ascender e irnos alejando de
los alumnos, sino a descender al nivel de los más necesitados y carentes para
ayudarles a levantarse.
Por último, entre los aportes que ha hecho Fe y Alegría a la gestación
de una educación de calidad, Jorge señala los siguientes: el concepto mismo de
calidad educativa y los programas que la promueven; la práctica de la educa-

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Fotografía: Fe y alegría en Venezuela

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Jorge Cela Carvajal S.J.
ción inclusiva; los aportes a la educación intercultural, sobre todo en contextos
indígenas; los sistemas de formación de maestros; los modelos de educación
para superar la tensión entre la educación como formación y su reducción al
desarrollo de ciertas competencias técnicas. Por eso las competencias espera-
das como resultado del proceso educativo deben incluir también las dimensio-
nes: psico-afectiva, intelectual, corporal, estética, productiva, cultural, ética,
espiritual, sociopolítica, histórica, el trabajo, incluida la capacitación de jó-
venes con capacidades especiales; las redes de escuelas rurales; las formas de
participación de la comunidad en la escuela y de esta en la comunidad; la in-
corporación de las nuevas tecnologías en el proceso educativo. En España está
la formación de la conciencia de responsabilidad en la cooperación internacio-
nal y en Italia la capacitación de migrantes. Con la presencia de Fe y Alegría
en África, se incorpora una nueva forma de relación con la comunidad, típica
de las culturas africanas. Surge el reto de crear nuevos sistemas de calidad
adaptados a los diversos contextos de “fronteras” geográficas y sociológicas.
Y concluye citando las palabras del P. General, Arturo Sosa, cuando
afirma que no se comprendería el trabajo de Fe y Alegría si no incide de manera
gradual y medible tanto en la transformación de la educación pública, como en
las definiciones y puesta en práctica de políticas públicas que hagan realidad el
derecho a la educación de calidad, en cualquier lugar del mundo. Es, por ello,
una lucha local y simultáneamente global.
Fotografía: Federación Fe y Alegría

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

10. Carta al provincial Víctor Iriarte, 17.11.64.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Uno de los temas en que más queda de sus agendas de desarrollo.
insistió Jorge tanto en su paso por Fe Las organizaciones del barrio se unían
y Alegría como en la CPAL es el tema para buscar junto a todos los morado-
de la inclusión que parte de constatar res y moradoras las necesidades más
que el mundo, cada vez más excluyen- urgentes. Se estudiaba la forma de
te, va contra el proyecto de Dios por el enfrentarlas, los posibles aliados, los
que trabajó con empeño y entregó su obstáculos más fuertes y se diseñaba
vida Jesús. El Dios de Jesús es un Dios un plan de acción. Las organizaciones
de entrañas misericordiosas que opta hicieron un estudio serio del barrio
siempre por los desechados, descarta- y llegaron a consensuar varias prio-
dos, excluidos. Los que no interesan a ridades. Pero desde el Centro Juan
nadie son los que más interesan a Dios. Montalvo los confrontaron: “lo que
Los despreciados y maltratados son los ustedes nos presentan, ciertamente
que tienen un lugar privilegiado en representan las demandas principales
su corazón. Por ello, según Jorge, el de los pobres, que son la mayoría del
sentido de la vida y de todos las obras barrio. Pero no vemos las necesidades
y proyectos de la Compañía debe ser de los más pobres. ¿Dónde están las
colaborar a transformar el mundo ex- necesidades de los ancianos, de los
cluyente en que vivimos, haciendo de migrantes sin documentación, de las
él la casa amigable de nuestro Padre personas con discapacidad, que son
Dios donde todos somos hermanos, y los más pobres entre los pobres?”- La
nadie quede afuera.8 pregunta los llevó a descubrir nuevas
Y ese fue el empeño de Jorge necesidades: 26 niños con discapaci-
a lo largo de toda su vida. Nos cuen- dad no iban a la escuela por falta de
ta que cuando construyeron el templo transporte. Los ancianos más pobres
de la parroquia donde trabajó muchos no tenían servicios sanitarios adecua-
años en Santo Domingo, la gente del dos. A los migrantes les faltaba quien
barrio, al diseñarlo, dijo sobre el piso: les ayudara a legalizar su situación.
“que sea bonito, pero no lujoso, de En cuanto a Fe y Alegría, Jor-
forma que nadie se avergüence de ge reconoce que está presente en las
entrar descalzo”. Debía ser una casa zonas más calientes de nuestras ciu-
donde cupieran todos los hijos de dades. Desde su nacimiento, los fun-
Dios. Más aún, una casa donde a todos dadores insistieron en que hay que
y todas se les tratara como los hijos e estar “donde termina el asfalto”, en
hijas de Dios que son. las fronteras donde empiezan los te-
Recuerda también que cuando rritorios desconocidos, donde ya no
trabajaba en el Centro Juan Montal- sabemos más las respuestas. Hay que
vo, de Santo Domingo, colaboraron estar en los barrios, donde se gestan
con comunidades del barrio en la bús- las nuevas culturas urbanas, donde

8. En la preparación de ese capítulo he utilizado y tomado libremente textos y palabras de Jorge


en “Cuando los últimos van de primero”, “Educación inclusiva en la misión de Fe y Alegría” y “Las
nuevas fronteras nos retan” en www.pedagogiaignaciana.com, biblioteca digital.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
sangra la herida de la inequidad latinoamericana, donde la droga se convierte en
esperanza letal. Nos reta la educación de los niños migrantes y refugiados, que
enfrentan nuevos contextos cargados de violencia. Y también los hijos de migran-
tes, en cuya vida los dólares pretenden reemplazar la presencia de los padres.
Nos desafía el desconcierto de nuestras culturas aborígenes y campesinas, con
ojos jóvenes deslumbrados por los espejitos brillantes de la cultura del consumo,
y manos cansadas de enfrentar cambios que les arrancan la vida buena por el
disfrute de una aparente buena vida.
Pero, más allá de estas afirmaciones y de nuestras continuas proclamas
y buenas intenciones, Jorge nos invita a preguntarnos con valor si en verdad es-
tamos trabajando con los más pobres, con los verdaderamente excluidos, a los
que se les niega toda posibilidad de vida. En Fe y Alegría nos podemos mirar en
el espejo y descubrir que trabajamos con pobres y quedarnos satisfechos. Pero
tenemos que preguntarnos: ¿Nuestro estilo de educación de calidad, excluye
a los más pobres? ¿Tenemos cuota preferencial para poblaciones excluidas
en nuestros centros? ¿Pensamos nuestra propuesta educativa desde los más
pobres? Por ello, debemos estar vigilantes para detectar mecanismos, muchas
veces velados, que nos convierten en excluidores: Cuando se miden las escue-
las por los mejores resultados en lengua y matemáticas, tendemos a excluir
de ellas a los alumnos con dificultades de aprendizaje para que no nos bajen
el puntaje. Cuando los seleccionamos por los éxitos deportivos, tendemos a
excluir a los que tienen dificultades físico motoras.
Y añade que los jesuitas tienen el peligro de mirar a Fe y Alegría y que-
dar satisfechos: ya trabajamos con los excluidos. Pero, ¿qué hacemos por los
más pobres?, ¿dónde estamos con los excluidos?, ¿cuánto de nuestro esfuerzo
(personal, tiempo, inversión económica) está junto a los más pobres?, ¿para
cuántas de nuestras obras los excluidos son prioridad?
Fotografía: Fe y Alegría en Colombia

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Por eso, afirma Jorge, en la CPAL escogieron como prioridad la inclu-
sión en un continente que no es pobre, sino cada vez más desigual. La inclusión
de los pobres y discriminados, la inclusión de los jóvenes, no como mano de
obra barata de un mundo corrompido, sino como creadores de sueños y here-
deros de las mejores tradiciones; la inclusión de las culturas en un mundo que
amenaza barrerlas con la nueva cultura de la era digital, en una propuesta
menos egocéntrica y más fraterna.
Jorge nos cuenta cómo la situación familiar donde dos hermanos que-
daron muy pronto ciegos, le ayudó a entender la exclusión y a trabajar por una
verdadera inclusión.

Mis dos hermanos mayores quedaron ciegos de jóvenes. Uno de ellos comenzó
a perder la vista cuando yo nací. La atención de la familia se desvió del más
pequeño, que era yo, hacia el más necesitado, el que perdía rápidamente la
vista. Y la vida nos fue enseñando a incluirlo. Cuando reíamos por algún hecho
visual, nos volvíamos a él para contarle. Nuestros juegos debían adaptarse
para que él pudiera participar. Pero nunca sentíamos lástima por él. No lo con-
siderábamos inferior, sino diferente. Y su presencia nos enseñó a tener siem-
pre presente al otro para incluirlo. Su extraordinaria personalidad nos ayudó.
Nunca le oí decir: yo no puedo hacer eso porque soy ciego. Aprendió a superar
sus límites y nos enseñó a quejarnos menos de la suerte y a asumir las dificul-
tades como retos. Supo abrirse camino en la vida enfrentándola con decisión
y entusiasmo. Pero estoy seguro que le ayudó el que nunca lo dejamos fuera
ni lo tratamos como inferior. Esa lección familiar me ha servido para vivir de
manera diferente. Vivimos en un mundo muy competitivo y aprendemos que,
para sobrevivir, hay que ganar o hacer trampa. Y vivimos como los corredores
en el estadio. Todos los músculos tensos, preparados para la salida. Todos los
sentidos atentos al disparo. Con concentración absoluta, que borra el resto
del mundo. Y cuando suena, todos con la vista puesta en la meta, intentando
dejar los otros atrás. No podemos distraernos, detenernos. La presencia de
mi hermano nos enseñó a renunciar a veces a correr, para acompañarlo. Y así
descubrimos nuevos gozos, diferentes, de ganar. No renunciamos a competir,
pero lo enriquecimos con acompañar, compartir, ayudar, aprender, enseñar,
querer...Y eso nos hizo a todos más humanos. Con el esfuerzo por incluirlo en
el grupo familiar y de amigos no sólo ganó él. Ganamos todos. Descubrimos
que no sólo el fuerte tiene para dar. Que podemos aprender mucho de quien
descartamos de entrada. Con mi hermano ciego aprendí lo poquito de electri-
cidad y carpintería que sé. Porque es muy hábil para esto. Cuántos de nosotros
hubiéramos escogido un ciego para enseñarnos electricidad o carpintería. No
es que no tengan la capacidad. Lo que no tienen es nuestra confianza. Pensa-
mos que si son ciegos no pueden. Los excluimos de entrada.9

9. Jorge Cela, “Por un país mejor para todos y todas”, CPAL, Panamá, 2013, en www.jesuitas.lat

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Tras reconocer que el problema de nuestro continente es la exclusión,
Jorge insiste en que, para ser fieles a su identidad y su proyecto, los jesuitas
deben salir a las fronteras donde se encontrarán con el otro, con el diferente,
que les hará sentir el escalofrío de lo desconocido, pero que le invitará a una
fraternidad más allá de los límites conocidos. En las fronteras se concretan
los sueños de fraternidad universal y de la fe que se hace justicia. La frontera
cuestiona todas las seguridades y las rutas conocidas. Y exige inventar nuevos
nombres, nuevas relaciones, nuevas reglas del juego. Pero ¿cómo van a poder
estar en las fronteras desde instituciones pesadas, como mastodontes, que no
pueden girar y correr ágilmente, y prefieren atacar? Instituciones de dignidad
y servicio, de orden establecido y caminos bien sabidos, como las instituciones
educativas, que al llegar a las fronteras se sienten sin saber qué hacer y sienten
vértigo ante la innovación requerida. ¿Cómo podrán ir a las fronteras personas
con saberes y virtudes acumulados, que sienten que les mueven el piso en que
siempre se han sentido seguros, en un mundo que cambia más rápido que las
capacidades de aprender? ¿Cómo –se pregunta- establecer puentes que unan
culturas y pueblos? ¿Cómo reconciliar los desencontrados por la injusticia, la
violencia, la corrupción? ¿Cómo revertir la desigualdad y la exclusión?

1. LA INCLUSIÓN, OBJETIVO ESENCIAL


DEL PROYECTO APOSTÓLICO COMÚN (PAC)

A pesar de los problemas, de las dificultades e incluso resistencias que


supone esta opción, a pesar de que ir a las fronteras supone inventar rutas y
caminos distintos que nos hagan abandonar los que nos dan seguridad y reco-
rremos con comodidad, Jorge afirma que en la CPAL optaron por la inclusión,
porque querían colaborar en la construcción de una sociedad donde quepan
todos y todas, inspirados en el banquete del Reino, al que todos estamos in-
vitados por ser hijas e hijos del Padre. Los excluidos son los que no están en
ninguna lista de invitados. Los que sólo pueden aspirar a bucear en las sobras
del banquete. La novedad del Reino es convertirlos en invitados.
La inclusión aparece en las prioridades del Proyecto Apostólico Común
2011-2020 (PAC), porque querían actuar, cambiar, incidir. Por ello, escogieron
como sujetos prioritarios a los pueblos originarios, los migrantes, las víctimas
de la violencia urbana, y todos los que sufren formas de discriminación o ex-
clusión. Es la frontera del sueño escatológico, de la utopía; pero también la
del conflicto cotidiano. La opción por la frontera busca abrir a la novedad del
sueño, con la habilidad del negociante, para tejer redes de relaciones humani-
zadoras. La frontera tiene que ser territorio de diálogo y construcción colecti-
va. En el espacio de frontera se van constituyendo como sujetos, protagonistas
de su historia, los excluidos por ella.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
La segunda prioridad del Proyecto Apostólico Común 2011-2020 (PAC)
también es de inclusión. Es la opción por los jóvenes, para abrirles la oportuni-
dad de convertirse en sujetos de futuro con un proyecto solidario. Y también la
tercera prioridad del PAC es una opción por la inclusión que ensancha sus hori-
zontes, pues la inclusión tiene que llegar más allá de las fronteras nacionales.
Debe abrirse al fortalecimiento de la unidad latinoamericana para enfrentar
los retos de un mundo globalizado. Una unidad que permita la incorporación
de los pequeños (en tamaño, riqueza o poder) en el concierto de las naciones.
Se trata de que nadie quede excluido o discriminado por su debilidad. Por eso
esta prioridad se fija en los que por una razón u otra son puestos al servicio de
los intereses más fuertes o excluidos del banquete. Al fijarse el PAC en Cuba,
Haití y la Amazonía no sólo afirma el derecho de los débiles frente a la discrimi-
nación, sino que crea en los fuertes la conciencia de la solidaridad como tarea
y verdadera fortaleza
En consecuencia, desde la CPAL buscan que todas las obras de la Com-
pañía se comprometan a trabajar con los excluidos. Ellos, nos dirá Jorge, son
los protagonistas de las clases y homilías, de nuestros artículos y páginas web.
Ellos aparecen cada vez que hablamos o escribimos. Están en las campañas y
trabajo social de nuestros colegios y en nuestros voluntariados. Nuestros cen-
tros sociales trabajan con ellos. En nuestras universidades se privilegian sus
casos. Procuramos que nuestros jóvenes en formación se encuentren con ellos.
Preferimos trabajar en las parroquias donde ellos viven, pues hemos entendido
las causas de su exclusión y hemos contemplado en ellos al Cristo sufriente.
Jorge es también un convencido de los beneficios humanizadores que
logra la inclusión: Cuando las puertas se abren y entran a la plaza los exclui-
dos, el panorama cambia: se llena de colores, lenguas y culturas. Florece la di-
versidad. El espacio público se hace plural y festivo. Y termina por cambiarnos
a nosotros mismos, por liberarnos de nuestras rigideces y miedos, para atre-
vernos a innovar, para arriesgarnos a nuevas formas de relación, y dejar que se
rompan las estructuras ya vencidas. El concepto de frontera ayuda a incentivar
la creatividad, a innovar a partir del reto que surge desde el límite.

2. INCLUIR ES INNOVAR

Hay que ser muy conscientes de que la inclusión, sobre todo en edu-
cación, supone y exige la innovación permanente que posibilitará que la edu-
cación contribuya a la realización personal y a la transformación social. Inno-
vación que promueva la transformación humanizadora, pues históricamente la
educación reprodujo las desigualdades por mecanismos de exclusión que pri-
mero impidieron a los pobres el acceso a la educación, pero luego diferencia-
ron el acceso a una educación pública de menor calidad. Y cuando el mercado

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: Fe y Alegría en Venezuela

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Jorge Cela Carvajal S.J.
exigió que la educación se orientara al desarrollo de competencias pensó más
en las demandas del mercado laboral que en las de la convivencia social. Y se
definieron las competencias que debían desarrollar los pobres como si fueran
máquinas fabricadas en serie para suplir la demanda del mercado. Así la globa-
lización fue perdiendo su carácter de conquista de la historia de la humanidad,
para convertirse en un mecanismo perverso de exclusión.
Por ello, hay que darle un giro a la globalización para que promueva
la inclusión: que todos y todas, en el mundo entero, quedemos incluidos en el
acceso a los bienes y servicios, al conocimiento y la tecnología, al consumo y
la capacidad de producir, al arte, el ocio y el poder, pues la globalización debe
querer decir equidad. Donde ni el género, ni la nacionalidad, ni la clase social,
ni la religión, ni el color de la piel, cierren las puertas de acceso a los bienes
y servicios de la sociedad. Donde los derechos no estén condicionados al lugar
donde naciste o al género o etnia que te tocó, pues globalización significa que
las sociedades ya no somos responsables sólo de nuestros ciudadanos, sino del
mundo. Y si el calentamiento global no es un problema local, sino global, tam-
bién lo son la educación o la salud.
Jorge asegura que la cercanía con los pobres y excluidos, al situarnos
en el límite, da rumbo a la innovación. Por ello, no se trata de una moda, ni
de un afán snob. Es la búsqueda de una salida desde lo más oscuro del túnel.
La innovación sólo tiene sentido si nos ayuda a mejorar, no sólo en el aspec-
to técnico o pedagógico, sino, sobre todo, humano. La educación inclusiva
nos obliga continuamente a innovar, a responder a la novedad en la relación
con quienes no actúan como esperamos. Innovar para aprender a convivir con
las diferencias, a respetarlas, a apreciarlas, pues queremos una sociedad que
aprenda a incluir a los excluidos sin obligarles a renunciar a su identidad. La-
mentablemente, con frecuencia hemos aprendido a afirmar nuestra identidad
por la exclusión del otro: ser yo significa no ser tú.
Si la inclusión exige la innovación, toda innovación debe evaluarse por
su carácter inclusivo. Esto va a suponer trabajar para que la educación sea
prioritaria en la agenda de la cooperación internacional que posibilite aten-
der los grandes desafíos de la educación en América Latina: la equidad, la
calidad, el continuo educativo, la cuestión docente, la gestión escolar y el
financiamiento. La equidad en educación consiste en construir oportunidades
para todos y todas de acceso a una educación de calidad. Y para que esto sea
real, son necesarias acciones positivas para abrir la educación a poblaciones en
extrema pobreza: crear condiciones que garanticen la nutrición, el uniforme
y los materiales necesarios; adaptar la educación a la cultura y lenguas de las
poblaciones originarias o de minorías étnicas; y lograr un acceso equitativo
para estudiantes con discapacidades. Por ello, si queremos que la educación
sea realmente inclusiva hay que derribar barreras.
La educación inclusiva parte de considerar el valor de cada persona.
Por ello, necesitamos aprender que todos tenemos un valor que no depende

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

de nada: ni de nuestro cargo, edad, es decir un excluido del pueblo de


posición social, poder, o fama. Es po- Israel, extranjero de otra religión,
ner en práctica la declaración de los pobre, despreciado, hubiera atraído
Derechos Humanos por la que deci- mucha más lástima. Pero el samari-
mos regirnos. Además, para nosotros tano es quien lo ayuda, dando ejem-
los cristianos, es reconocer en nues- plo al sacerdote y el levita, que no
tra vida que todos somos hermanos y fueron capaces de ayudar.
hermanas, que somos hijos de Dios, El excluido, que parecía no
con iguales derechos. tener capacidad para ayudar a otro,
Quizá el mejor ejemplo sino sólo para recibir ayuda, se con-
de inclusión nos lo da Jesús en el vierte en modelo. En consecuencia,
evangelio al contarnos la historia necesitamos aprender a mirar a los
del buen samaritano. Con su típica que la sociedad excluye, a los que
agudeza, Jorge nos dice que, si él a lo sumo incluye como objetos de
hubiera inventado la parábola, el nuestra caridad, como sujetos cons-
samaritano hubiera sido el herido tructores con nosotros de una socie-
del camino. Haciéndolo samaritano, dad mejor.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Hombre siempre estudioso e los más pobres emigran a los países
innovador, capaz de ver y asumir las del norte y luego invitan a sus familias
potencialidades de los avances cien- a visitarlos y a integrarse a ellos; se
tíficos y tecnológicos para utilizarlos hacen grandes transacciones banca-
en la misión de hacer un mundo me- rias en segundos atravesando océanos
jor, Jorge subraya el impacto positivo con sólo un click en internet; Europa y
o negativo de las nuevas tecnologías, Estados Unidos se siguen poblando de
que depende del uso que hagamos de latinoamericanos, africanos y orienta-
ellas. No podemos quedar al margen les a pesar de sus políticas cada vez
de ellas y debemos enseñar a utili- más excluyentes. Los nacionalismos
zarlas para globalizar la justicia y la se refugian en una derecha trasno-
solidaridad. Porque si bien las nuevas chada en vías de extinción y se impo-
tecnologías han aportado a la mejora ne la interculturalidad como estilo de
de la calidad de vida y a la creación vida.10
de nuevas capacidades en todos los La educación no puede per-
campos, son también responsables en manecer ajena a ese fenómeno. En la
gran medida del calentamiento te- Edad Media se pensó que la familia y
rrestre, de las nuevas formas de ex- la religión eran los ejes socializadores
clusión, de las armas más mortíferas, de las nuevas generaciones. Con la
de nuevas formas de abuso sexual in- llegada de la modernidad la escuela
fantil, de sofisticados mecanismos de se convirtió en un tercer actor fun-
fraude y corrupción administrativa, damental. Pero se da un nuevo salto
de macabras posibilidades de mani- cualitativo con la irrupción de la cul-
pulación genética, … Por ser instru- tura digital. De pronto las tecnologías
mentos que dependen de quien las de la comunicación pasan a ser el eje
maneja, requieren de marcos éticos socializador principal. Ellas superan
y legales, de sistemas culturales en a la familia, escuela y religión. Ellas
los que se insertan, de formas acep- cambian las formas de aprendizaje.
tadas. Lo que no podemos negar es El que más sabe no es el que más
que vivimos en un mundo abierto, conocimientos ha acumulado duran-
interactivo, conectado, en el que las te la vida, sino el que tiene mejores
tecnologías de la comunicación están conexiones. Por tanto, la importancia
al acceso de todos. Hoy los cárteles que en generaciones anteriores tenía
de las drogas se dirigen desde el in- el acumular saber pasa a un segundo
terior de las cárceles; desde los call plano. Las nuevas generaciones con
centers de la India se ofrece informa- sus habilidades tecnológicas y su falta
ción de compañías del mundo entero; de experiencia y de rodaje humano

10. En la preparación de ese capítulo he tomado libremente textos y palabras de Jorge en “Cómo
trabajar en red sin diluirnos en el intento”, “Gestión solidaria. Aprender a gestionar el cambio”,
“Hemos aprendido a soñar”, “Colaboración educativa, educación popular y educación comple-
mentaria”, en www.pedagogiaignaciana.com, biblioteca general; y “Cuando el pac se enreda”, en
www.flacsi.net

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Jorge Cela Carvajal S.J.
toman la batuta. La misma conformación biológica del cerebro se transforma
privilegiando las capacidades de conexión sobre las capacidades de acumula-
ción de memoria. Esto significa que las instituciones de trasmisión generacional
como la familia, la escuela y la religión, son sustituidas por redes de iguales
conectados a fuentes de información.
En la “sociedad del conocimiento”, se transforma el refrán de “más
sabe el diablo por viejo…a más sabe el diablo por bien conectado que por vie-
jo”. Por ello, si no queremos quedarnos atrás en nuestros empeños por garan-
tizar a todos y todas una educación integral de calidad, debemos asumir con
seriedad el mundo digital y garantizar la mejor conectividad posible y el uso
apropiado. Pero no podemos olvidar que a este mundo virtual no todo el mundo
tiene igual acceso, con lo que, a las nuevas discriminaciones y desigualdades,
habría que añadir la discriminación digital, dado que las poblaciones más vul-
nerables y los grupos empobrecidos y excluidos, escasamente pueden acceder
al mundo de internet. Por ello, hoy se han acuñado los términos de infopobres
e inforicos, para subrayar la brecha digital. Y si para muchas personas, navegar
por internet es una acción cotidiana, no podemos olvidar que en todo el mundo
todavía hay más de 4.000 millones de personas que viven sin acceso a internet.
Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la agencia
para la comunicación y las nuevas tecnologías, tan solo un 51% de la población
mundial está conectado a internet: más del 85% en las regiones desarrolladas
(Europa, Norteamérica), pero menos del 40% en regiones más pobres, como
África y Latinoamérica.
De hecho, si bien muchos consideran que las nuevas tecnologías están
contribuyendo a una mayor igualdad en la educación, la realidad es que, con
su utilización tan dispareja, en vez de favorecer una democratización, y una
mayor extensión de la educación, se está propiciando una discriminación de las
personas que, por sus recursos económicos o por la zona o países donde viven,
no pueden tener acceso a estas nuevas herramientas.
El problema es que esta brecha digital se está convirtiendo en elemen-
to de separación, de exclusión de personas, colectivos, instituciones y países.
De forma que la separación y marginación meramente tecnológica, se está con-
virtiendo en separación y marginación social y personal. Es decir, que la brecha
digital, se convierte en brecha social, de forma que la tecnología se convierte
en un elemento de exclusión y no de inclusión social.
Por otra parte, no podemos olvidar que la igualdad de acceso al conoci-
miento, no supone igualdad ante el conocimiento. Es importante siempre tener
en cuenta que en Internet nos encontramos con una información prácticamen-
te inabarcable, pero ello no implica que dicha información se convierta en co-
nocimiento, que requiere un grado de madurez cognitiva y de preparación del
usuario que no siempre tiene. Jorge es muy consciente de que la inconmensura-
ble cantidad de información asequible a través de las redes requiere seleccio-
nar, relacionar, interpretar. ¿Con qué criterios – se pregunta – se puede manejar
ese volumen de informaciones para que no nos ahogue en su sobreabundancia?

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Jorge Cela Carvajal S.J.
De ahí la necesidad de una educación No olvidemos que la información solo
crítica que propicie el cuestiona- se convierte en conocimiento cuan-
miento también del uso de las nuevas do es interpretada y se sabe utilizar
tecnologías. Diversas investigaciones apropiadamente. El conocimiento en
vienen demostrando, entre ellas la sí mismo es menos importante que lo
de la OCDE 2015 (Organización para que somos capaces de hacer con él.
la Cooperación y el Desarrollo Eco- No es más sabio el que más conoci-
nómico), que la mera presencia y/o mientos posee, sino el que mejor los
abundancia de tecnología en el aula sabe utilizar para orientar y gober-
no mejora por sí sola el aprendizaje, nar su vida. En un contexto cada vez
y que están fracasando las políticas más complejo, cambiante e incier-
tecnológicas que no toman en cuen- to, el aprendiz requiere curiosidad,
ta debidamente la pedagogía. De ahí resiliencia, confianza, capacidad de
que está surgiendo un clamor cada colaboración, crítica, imaginación
vez más generalizado que pide que y creatividad más que capacidad de
“además de tecnología, haya más pe- acumulación y repetición de datos y
dagogía”. Para ello, es urgente intro- habilidades mecánicas.
ducir un enfoque pedagógico que le Una escuela bien integrada
dé un giro a la pedagogía tradicional en la sociedad digital debería ser
y favorezca que sean los estudiantes una escuela en constante formación.
quienes elaboren el conocimiento de Una escuela que no cesa de investi-
forma personal, original y creativa. El gar, reflexionar, evaluar y promover
reto está en integrar las nuevas tec- cambios en la práctica docente. Una
nologías como recursos al servicio de escuela con capacidad para tomar
la experiencia de los estudiantes para decisiones e implementar cambios
que estos sean creadores de conteni- importantes. Una escuela abierta a
dos y saberes y no meros receptores la sociedad, capaz de aprovechar to-
de los mismos. Se trata, nada más y dos y cada uno de los recursos que
nada menos, de pasar del aprender nos ofrecen las nuevas tecnologías
repitiendo a aprender creando. fomentando el aprendizaje coopera-
Por haber reducido la for- tivo, en red, la investigación-acción,
mación de los docentes a la mera la apertura a la comunidad; una es-
capacitación técnica, sin la debida cuela capaz de aprender y de eva-
formación pedagógica para utilizarlas luarse a sí misma para seguir apren-
creativamente, muchos las usan para diendo y mejorando.
hacer las mismas tareas que tradicio-
nalmente vienen realizando con libros
y pizarras: exponer los contenidos de 1. EL TRABAJO EN RED
forma magistral o indicar al alum-
nado que realice ejercicios o activi- Jorge nos recuerda que,
dades repetitivas. Se incorporaron, cuando era joven y estudiaba antro-
pero se utilizan bajo un modelo pe- pología, se puso de moda el tema de
dagógico tradicional y de este modo las redes de solidaridad entre las co-
se neutraliza su potencial innovador. munidades marginales. Años después

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Jorge Cela Carvajal S.J.
las nuevas tecnologías han comenzado a hablar de redes. El concepto de red
es muy sencillo: un conjunto de nudos, todos pequeños e iguales, unidos por
hilos relativamente débiles formando un tejido que se vuelve tremendamente
fuerte y resistente, al mismo tiempo que flexible y ligero. Y esto las hace suma-
mente útiles, lo mismo para pescar que para dormir, para proteger como verja
resistente o para cargar objetos pesados.
Las redes nos enseñaron que había una manera de organizarse horizon-
talmente, como nudos de una red conectados por finos y débiles hilos. Descu-
brimos que para hacer fuertes esas redes no necesitábamos dinero, ni armas,
ni poder, sino una fuerte identidad que a todos nos llenara de autoestima y una
misión que diera sentido a nuestras vidas. Que había formas de hacer que la
tecnología no sólo nos hiciera más ricos y más fuertes, sino también más cer-
canos, más hermanos.
Jorge desarrolla el sentido de las redes explicitando el trabajo de Fe
y Alegría como “una red humana de equidad, participación y solidaridad”. Es-
tos tres valores con los que definimos la sociedad para la que educamos, son
muy propios de la red. Nudos pequeños e iguales que en equidad fortalecen
su unidad. Hilos que comparten la carga entre todos, invitando a una partici-
pación cargada de solidaridad. Cuando Jesús invitó a seguirlo a sus apóstoles
pescadores, los encontró reparando las redes. La tarea del gestor de la red es
mantener el tejido sano. Una ruptura de cualquier punto de la red puede ter-
minar destruyéndola. Todos los nudos son importantes. No podemos darnos el
lujo de perder ninguno. Por eso en Fe y Alegría decimos que lo más importante
es nuestra gente. Sin embargo, ninguno es piedra angular. La fuerza de todos
está en su igualdad y unidad. Por eso los hilos que los unen son pieza clave.
De ahí nos viene nuestra fuerza y nuestra identidad. Por eso no nos definimos
como organización. Somos un movimiento, todo dinamismo y relación, que nos
abarca enteros, integrando la dispersión de nuestras actividades, la pluralidad
de identidades que nos constituyen y las contradicciones que se revelan en la
diversidad de relaciones, en que transcurre nuestra vida. Como movimiento
necesitamos renovarnos continuamente bebiendo de nuestro propio pozo de
historia y experiencia. Necesitamos enriquecernos en la escucha de nuestra
propia diversidad.
Fe y Alegría es una red educativa internacional de la Compañía de
Jesús. Esa es la línea de gobierno. Pero al mismo tiempo cada Fe y Alegría
nacional es miembro de una red, la Federación Internacional de Fe y Alegría,
cuyo coordinador es nombrado y depende del Presidente de la Conferencia de
Provinciales de América Latina. Como el nombre lo indica, es sólo coordinador
de la red. No tiene ninguna autoridad sobre los Directores Nacionales. Es eje-
cutor del plan estratégico de la Federación y de las políticas acordadas por los
Directores Nacionales, porque la Federación es una red y no una estructura
vertical, aunque se integra en esta.
Según Jorge, el secreto del éxito está en compartir la identidad y la
misión. Por tanto, la primera clave, que es también una tarea permanente, es

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: Fe y Alegría en Colombia

Fotografía: Fe y Alegría en Honduras

trabajar con dedicación la identidad y misión en todos los miembros de la red.


La segunda clave: la participación y la autonomía funcional. El principio de
participación es propio del funcionamiento de redes. Está fuertemente ligado
a la identidad. Una identidad colectiva fuerte crea sentido de pertenencia. La
membresía se convierte en motivo de autoestima. Una red compleja y amplia,
sin estructuras fuertes de autoridad vertical, no puede funcionar sino es dejando
grandes espacios de autonomía funcional. La identidad y misión crean la cohesión
fundamental que mantiene la unidad de la red. Su fortaleza permite conceder
gran autonomía a los nudos. Cualquier conflicto se resuelve a partir de la cohe-
rencia con la identidad y misión. La mística creada por la identidad y misión es
capaz de superar la diversidad de los nudos y mantener la integración a pesar de
la autonomía funcional concedida a cada nudo (país, región, escuela).
Esta estructura organizativa requiere también de un modelo de lide-
razgo diferente del tradicional. Es un liderazgo que no necesita concentrarse
en la acumulación de poder; que entiende la importancia de la comunicación
horizontal y el sentido de cuerpo. De hecho, es un liderazgo con poco poder
real, como refleja el título que recibe la figura principal: coordinador. Su poder
no es excluyente, sino incluyente.
Otro elemento que se desprende de los anteriores es la importancia de
la comunicación. Para que la institución funcione no basta con informar clara-
mente los objetivos, modos de actuar y las reglas del juego. Las redes nacen
de la experiencia de la construcción colectiva del conocimiento. Esto supone
diálogo, comunicación de doble vía, participación

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Jorge Cela Carvajal S.J.
No se le escapan a Jorge algunas posibles trampas y peligros de las re-
des, que debemos tener presentes: i) Perder la importancia del sujeto. Aunque
se afirme la individualidad al romper las estructuras de subordinación, se pue-
de perder la persona en el anonimato de las redes, diluyéndose su condición de
sujeto de derechos y deberes; ii) El exceso de información puede llevarnos al
reino de la superficialidad. Sustituir la profundidad humana del discernimiento
por la acumulación de datos, que, por su abundancia, terminan siendo filtrados
por los proveedores más potentes. Podemos caer en la adicción a la informa-
ción que nos paraliza o nos hace ver el mundo con los ojos de quien transmite;
iii) Estamos en un momento en que todo corre, nada pesa, toda flota, todo es
relativo, líquido. Podemos perder los principios básicos sobre los que nos es-
tructuramos, entrar en una percepción del mundo “light” que no tiene ancla
ni raíces; iv) Es posible que, con la ilusión de entrar en redes ilimitadas, sin
fronteras, nos creamos que hemos superado las barreras de la exclusión. Sin
embargo, son muchos los excluidos de las nuevas tecnologías, cuyas voces no
entran en las redes, y desaparecen como un susurro lejano, o se desfiguran al
pasar por los filtros de quienes los traducen e introducen en las redes. Tenemos
el peligro de, a nombre de la globalización, excluir a los pobres; v) La disper-
sión propia de las redes puede distraernos de nuestro objetivo y misión. La
fragmentación del conocimiento puede hacer que perdamos de vista el conjun-
to. Pueden deslumbrarnos las luces del camino hasta llegar a desviarnos, hasta
hacernos perder el rumbo que nos marca una estrategia clara.
Todos estos peligros nos hablan de la necesidad de insistir en la cons-
trucción de sujetos libres, conscientes, alertas, con opciones claras para su
vida, que tengan muy claro a dónde van y a qué.
Al referirse de nuevo a Fe y Alegría, Jorge nos indica que el sabernos
en red con más de 160 institutos de vida consagrada nos confiere una fortaleza
y consistencia especial que dice de nuestra capacidad de trabajar con otros
y en equipo, y de la riqueza inmensa que nos aportan otros que reman en la
misma dirección y están abiertos a la colaboración y el trabajo conjunto. La
tarea es tan inmensa que no podemos enfrentarla solos. Tenemos que caminar
con otros, aprendiendo de ellos, construyendo con ellos, lo cual nos exige
humildad y espíritu de colaboración. Por eso en la gestión de Fe y Alegría está
fuertemente enraizado el trabajo en equipo, el trabajo en red. Debe ser un
sello distintivo nuestra disposición a trabajar con otros. Nuestra identidad nos
“enreda” con otros en nuestros sueños y nuestras acciones. Sabemos que los
pobres, para asegurar su sobrevivencia, construyen redes de solidaridad de
gran efectividad. Fe y Alegría no es más que una red de solidaridad nacida de
la inspiración cristiana según el estilo de la espiritualidad ignaciana Nosotros
nos sentimos invitados a construir estas redes desde, para y con los pobres.
Además de Fe y Alegría, Jorge nos señala que en América Latina están
trabajando también como redes internacionales de la Compañía, aunque con
diversa intensidad, el Servicio Jesuita para Refugiados y Migrantes, Los Cen-
tros Sociales de la Compañía en América Latina, la Asociación de Universidades

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Jorge Cela Carvajal S.J.
confiadas a la Compañía de Jesús (AUSJAL), la Federación Latinoamericana de
Colegios Jesuitas (FLACSI), los Centros de Espiritualidad (CLACIES), la red de
parroquias (RELAPAJ), las emisoras de radio confiadas a la Compañía, la red de
pastoral indígena, y el Proyecto Caribe que relaciona a los jesuitas que traba-
jan en la región del Caribe, entre otras. Señala también que, nivel internacio-
nal, nos hemos involucrado en la Red de Incidencia Ignaciana (GIAN), y que la
misma Compañía de Jesús, en América Latina, está convirtiendo la Conferencia
de Provinciales (CPAL) en una red.

2. PAPEL DE LA UNIVERSIDAD EN EL MUNDO DIGITAL

Jorge es muy crítico del papel que, en general, desempeñan las uni-
versidades y piensa que deben involucrarse mucho más en la gestación de un
mundo más justo y solidario. ¿Hasta dónde – se pregunta – las instituciones de
Educación Superior no tienen la responsabilidad de colaborar en la construc-
ción de los marcos adecuados para que las nuevas tecnologías generen proce-
sos de inclusión social, de solidaridad, de democratización de la información y
de acceso a los mecanismos de poder? Hoy que hablamos de la responsabilidad
social de la empresa que va más allá de donaciones caritativas, ¿no tendríamos
que hablar de la responsabilidad social de las instituciones de Educación Su-
perior que debe ir mucho más allá de la concesión de becas a estudiantes de
escasos recursos?
Jorge expresa con fuerza que la Universidad no puede ser una isla.
Tiene que estar en función de su contexto y responder a las preguntas que este
contexto le plantea. Y en este sentido rompe la virtualidad de las redes para
anclarse en la realidad. Y tiene que responder desde los recursos que le ofrece
el contexto. No un contexto virtual, imaginado para el ejercicio teórico. Sino
un contexto por el cual se ha optado. Nuestra opción tiene que estar desde la
herida sangrante de la historia. Por eso los mártires de la UCA, testigos de esta
opción comprometida, tienen que ser para nosotros modelo. El conocimiento
debe ponerse al servicio de la causa de la justicia, la fraternidad y la libertad.
La universidad tiene también el reto de superar la unidimensionalidad, que
puede ser causada por el encierro en una cápsula que se aferra a esquemas
académicos rígidos del pasado; o que se impermeabiliza ante problemáticas
como la pobreza o la violencia; o se resiste a dejarse cuestionar por la crecien-
te globalización.
Ya no existen – afirma Jorge – los antiguos alumnos. Todos estamos
en estado de aprendizaje. Y las Universidades deben asumir esta nueva lógica.
Mirando al futuro, esperamos universidades que continúen percibiéndose a sí
mismas como algo más que un espacio para transmitir conocimientos durante
un período de la vida. Que se sientan creadoras de conocimiento, de un co-
nocimiento útil para la construcción de una sociedad mejor. Que se perciban
como actores colectivos de la dinámica social, con posición tomada para supe-

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Jorge Cela Carvajal S.J.
rar la desigualdad que caracteriza las sociedades latinoamericanas y facilitar
la inclusión de todos y todas en los procesos de nuestros pueblos. Que aporten
a la construcción de la unidad latinoamericana transformando las fronteras
conflictivas en puntos de encuentro y relación. Que fortalezcan los procesos
de colaboración entre los pueblos latinoamericanos sin exclusiones. Que nos
ofrezcan pensamiento que sustente estas tareas, tecnología apropiada a nues-
tras necesidades y recursos, metodologías para la inclusión y el diálogo. Que
ellas mismas sean modelos democráticos que entrenen en la práctica de la par-
ticipación ciudadana y de la responsabilidad social. Que nos enseñen a trabajar
en equipo en vez de la competencia individual. Que nos inviten a tejernos en
red más que a aislarnos en un orgullo institucional narcisista. Que nos muestren
que los conocimientos, como los bienes, no son para acumularlos, sino para
compartirlos y ponerlos a producir. Que sean modelo de un liderazgo participa-
tivo y comprometido que forme nuevos líderes para la política, el mercado y la
sociedad civil.
Jorge confiesa sentirse esperanzado al mirar a AUSJAL y encontrar un
creciente espíritu de red que supera las afirmaciones competitivas individuales,
una constante preocupación por la responsabilidad social de la universidad, un
apoyo a los esfuerzos de conectar la ciencia y tecnología con la construcción de
Estados democráticos y naciones plurales que vayan incrementando la equidad
social. Le anima ver que las universidades de AUSJAL se empeñan por crear
nuevos liderazgos y se comprometen en alianzas con instituciones sociales, con
el sector público, con movimientos populares y con grupos de la sociedad civil.
Y le entusiasma observar cómo se fortalece la colaboración de las universida-
des de AUSJAL con Fe y Alegría, con los centros sociales y proyectos sociales,
con la Red de Solidaridad Indígena, con los esfuerzos por conocer nuestras
culturas, la nueva cultura emergente y su impacto en los sectores populares
urbanos, las culturas juveniles, el tejido de cultura criolla, indígena, afro, que
forma nuestras sociedades.
Confiesa que le gustaría que se enraizara esta nueva manera de ver la
Universidad más allá de los límites espacio temporales del campus y el curri-
culum de las carreras. Que los conceptos de antiguo alumno, de docente, de
investigador, se transformen en el de permanente trabajador del conocimiento
que busca dar calidad y profundidad a su acción sobre el mundo. La colabora-
ción entre diversas universidades a través de redes de homólogos o programas
comunes nos invita a soñar nuevas posibilidades de colaboración y a la creati-
vidad de nuevas estructuras de enlace con los sectores populares, los Estados y
la sociedad civil para seguir creciendo en esta dirección. Las universidades que
han sabido insertarse en su contexto con actitud crítica, propositiva, creadora;
que han sabido asumir su responsabilidad social como fábricas de pensamiento
y conocimiento; que han sabido conectarse en redes cada vez más amplias;
que van rompiendo la cárcel de espacio y tiempo; que han sabido insertarse no
como piezas de mercado, sino como respuesta y sentido a las dinámicas de las
culturas y sociedades; esas son las que han echado raíces hondas y amplias que
les permitirán resistir huracanes y soñar futuros sostenibles y novedosos.

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Jorge Cela Carvajal S.J.
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Jorge Cela Carvajal S.J.
Fotografía: CPAL

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Jorge Cela Carvajal S.J.
Jorge salió de Cuba en 1960, complementaria. Surgieron en-
pero tardó 26 años en volver de visita tonces muchos centros en toda la
a su querida isla, y 50 en vivir de nue- isla. Algunos son emprendimientos
vo en ella. Pero siempre la tuvo muy individuales de cuentapropistas de
educación. Otros, como los nues-
presente en su corazón.11
tros, son centros de servicio social
Cuenta que en 1986, cuando que ofrecen educación gratuita a
regresó de visita “empezó a sentir lo poblaciones en riesgo.
que llamaríamos la vocación, la mi-
sión, el sentir que en Cuba había una Este año en octubre hemos abierto
misión para mí, y que me sentía lla- el sexto Centro Loyola en el barrio
mado a realizar esa tarea.”12 Diezmero. En total estamos edu-
En 2010 fue nombrado Supe- cando más de 2.000 alumnos: ni-
rior de la Región de Cuba, y llegó con ños jóvenes, adultos y personas de
tercera edad. Estamos presentes
el desafío de “Dar razón de nuestra
en Santiago de Cuba, Camagüey,
esperanza y construir comunidades de Cienfuegos y en tres puntos de La
participación”. Sin embargo, cuando Habana: Centro Habana y San Mi-
poco después fue nombrado Presiden- guel del Padrón.
te de la CPAL, tuvo que abandonar
de nuevo Cuba y trasladarse primero Funcionamos como una red: con
a Río de Janeiro, en Brasil y luego a autonomía que nos permite res-
Lima, en Perú, para coordinar desde ponder a la realidad de cada sitio,
allí su nuevo trabajo. pero con una mística común y una
fuerte colaboración. Me ha toca-
Por fin, en 2017, regresó a
do este año coordinar esa red que
Cuba, definitivamente, con la misión tiene su asamblea anual, reunio-
de coordinar los Centros Loyola. nes periódicas de los directores y
En la carta de navidad que es- de homólogos, y comparte recur-
cribió en 2018, cuenta Jorge su trabajo: sos, proyectos y formación.

Como saben sigo en La Habana, En el Centro Loyola Reina, en La


en la iglesia de Reina, dedicado Habana, tenemos más de 700
a los Centros Loyola. Estos son un alumnos. Uno de los programas es
proyecto nuevo de los jesuitas en INCUBA EMPRESA para formación y
Cuba, que combinan trabajo social apoyo a cuentapropistas y coope-
con educación. rativas. Este año hemos hecho cin-
co investigaciones además de dar
Aparecieron cuando se permitió numerosos cursos, algunos a públi-
lo que han llamado la educación cos nuevos como campesinos, no

11. En la preparación de este capítulo, además de las cartas que Jorge escribía en navidades a sus
amigos (https://acento.com.do/opinión) he seguido los textos y palabas de Jorge en “Homilía en
la fiesta de San Ignacio de Loyola 2019”, “Cuba: Hacia dónde vamos”, “Colaboración educativa,
educación popular y educación complementaria” y “Aprender en tiempos de pandemia” en www.
pedagogiaignaciana.com, biblioteca digital.
12. Entrevista en Revista “Espacio Laical”, Arquidiócesis de La Habana, 2012.

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videntes y muchachas queriendo salir de la prostitución. Hemos terminado cinco
investigaciones sobre la pequeña empresa y las cooperativas en La Habana.En
2018 nos hemos propuesto un proyecto común para todos los grupos que se re-
únen en el Centro. Hemos escogido el tema del medio ambiente porque no sólo
tiene dimensiones globales, sino también muy locales: vivimos en un barrio con
problemas de agua, recolección de desechos, contaminación sónica, … Y todo
el Centro ha entrado con entusiasmo al tema. Hasta uno de los trabajadores del
Centro, que estudia pintura, se ha animado a pintar un bello mural en el patio.

Este año la actividad cultural del Centro ha incluido la puesta en circulación de


tres libros: La Transparencia del Tiempo, de Leonardo Padura; La Presencia de
los Jesuitas en el Quehacer de Cuba, de José Luis Sáez, SJ; y Disponerse al Don,
de Benjamín González Buelta, SJ. Tuvimos también un concierto de Jesuitas
Acústico, el grupo musical de cuatro jesuitas de Chile, México, España y Domini-
cana. Tuvimos conferencias de personas tan interesantes como Manolo Maza SJ,
sobre Félix Varela; el Dr. Carlos Delgado, Oscar Jara y Marco Raúl Mejía, sobre
educación; y el director cinematográfico Carlos Lechuga, con mucha participa-
ción del público.

Ha comenzado un segundo grupo de mujeres y se prepara un tercero de embara-


zadas para comenzar el próximo año. Los cursos de tercera edad siguen con gran
entusiasmo. Durante el día tenemos muchas abuelitas aprendiendo inglés para
hablar con sus nietos, que no entienden español, o descubriendo los secretos de
sus celulares, o en las otras muchas ofertas de cursos.

Por las tardes el centro se llena de niños y jóvenes que vienen a la biblioteca
infantil o al refuerzo escolar o a las diversas artes, como música, danza, teatro
y artes plásticas. Los cursos de idiomas este año han convocado muchos univer-
sitarios. Gracias a la generosidad de nuestros donantes este año hemos instalado
un tercer laboratorio de informática.

Este año tuvimos dos semanas de taller de verano con niños y jóvenes. Nuestra
orquesta juvenil tiene fama y la invitan a presentarse en otros espacios. Este
año también dimos apoyo a otras instituciones de Iglesia: la evaluación de Ca-
ritas Habana, la coordinación del equipo de reflexión educativa de la Conferen-
cia de Religiosos, la facilitación del Consejo de la Diócesis de Ciego de Ávila,
el desarrollo de la Escuela de Verano para Maestros en nuestros locales y con
nuestra participación, el apoyo al Plan Pastoral de la Iglesia Cubana y a la plani-
ficación de la parroquia, y la reflexión sobre el nuevo proyecto de Constitución.
Un educador del centro participó con una ponencia en el Simposio El Gusto de
las Ciencias de la Facultad de Pedagogía Enrique José Varona, ganando el reco-
nocimiento como mejor ponencia. Hemos hecho un esfuerzo por acercarnos de
manera especial a las familias de nuestros alumnos.

Todos los que colaboramos en el Centro tenemos dos reflexiones que nos ins-
piran: sentimos que nuestro proyecto es Cuba y cada uno, en la tarea que le
toca, procura construir la Cuba que sueña. Entre todos, en el Centro, coope-
ramos unos con otros para construir, en el pedacito de mundo que nos toca,
el Reino que soñamos. Y eso nos entusiasma y se nota en la calidad de lo que

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hacemos. La otra inspiración nos para el crecimiento personal y social.
viene del Evangelio. Jesús nos in- No se trata de un camino obligatorio
vita a ser la sal de la tierra. Esta que exige cumplimiento de todos.
imagen nos ilumina en nuestro Esta educación se valida en cuanto
trabajo. La sal tiene vocación de
logra atraer libremente a un seg-
minoría. Si echamos demasiado
dañamos la comida. Pero sólo un mento de la población. No tiene un
poquito es suficiente para sacar el público cautivo. No se trata tampo-
buen sabor de toda la comida que co de un servicio del Estado. Se sigue
está en la olla. Así nosotros que- percibiendo al Estado como el garan-
remos, siendo poquitos, hacer la te del derecho a la buena educación
diferencia, de forma que todo el que tienen todos y todas. Pero dentro
buen sabor que hay en la gente de de ese derecho existen áreas no cu-
nuestro barrio, al contacto con el biertas por la acción del Estado. La
Centro, salga y empiece a llenar
sociedad misma como primera educa-
con su aroma las vidas de todos.
Ya lo estamos viendo en las caras dora (socializadora de sus miembros)
de la gente que viene al Centro: participa libremente de la oferta de
nuevas sonrisas de esperanza, oportunidades que amplifican las
nuevas actitudes ante la vida, ofertas de educación.
nuevas relaciones más fraternas, La formulación indica tam-
un sabor nuevo para la vida. bién que se trata de algo que va
más allá de la trasmisión de ciertos
Como en la Navidad, que Jesús contenidos que se consideran funda-
chiquito cambió la vida de todos.
mentales dentro de la sociedad en
¡Un abrazo para todos y feliz que vivimos. Se habla de una educa-
2019! ción “integral”, que implica toda la
persona como una unidad. Se trata
En su escrito “Colaboración de la constitución del sujeto libre y
educativa, educación popular y edu- solidario. Es el apoyo para el creci-
cación complementaria”, Jorge desa- miento personal y social, es decir, de
rrolla con mayor amplitud el trabajo la persona como miembro de la socie-
que realizan en los Centros Loyola y dad, como “ser con otros”. Hay en el
señala que el objetivo es “promover fondo de este planteamiento la visión
una educación integral orientada al de que existimos para vivir con otros,
crecimiento personal y social de los para una existencia compartida. En
niños y adolescentes que se acerquen esta concepción la persona humana
a nuestro centro para recibir nues- no se define por lo que tiene, ni por lo
tros servicios”. Con el tiempo, res- que es en sentido abstracto, sino por
pondiendo a la demanda, añadieron su existencia concreta en relación
también los adultos. Explica que la a los otros y al mundo en que vive.
experiencia comienza por una opción Es importante que esta educación
voluntaria (de los niños o sus padres) no aparezca como un paréntesis en
de “acercarse” al Centro. Es un ejer- la vida del educando, sino formando
cicio de la libertad que mira hacia un parte de su mundo: escuela (por ser
bien concreto: la educación integral repaso escolar), familia (a la que se

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implica en el proceso) y barrio (con el que el proceso entra en diálogo). Lo im-
portante es aprender valores, actitudes conductuales y sociales que le permi-
tan crecer como persona que comparte esta “casa común” con muchos otros.
Conviviendo se aprenden competencias sociales que implican habilidades bá-
sicas como escuchar, saludar, despedirse, agradecer, perdonar, pedir favores o
disculpas, trabajar en equipo, ... Se aprende a cooperar con las actividades por
el bien de la comunidad como orden, limpieza, colaboración, silencio, respeto;
a defender los derechos de los demás; a ser solidarios ayudando a otros según
sus necesidades.
Muy conscientes de las dificultades de comunicación que tienen los
jóvenes de la era digital, se desarrollan las habilidades comunicativas: escu-
cha, diálogo, expresión de los afectos, expresión en otros lenguajes, expresión
artística, valoración de la verdad… Se estimula la lectura, la imaginación, la
creatividad, la investigación. Se fomentan las habilidades de convivencia entre
niños que viven en contextos de violencia familiar y barrial, con fuertes limita-
ciones económicas o sociales, con experiencias familiares disfuncionales.
El centro tiene un núcleo central que lo articula: el programa Cuesta
Arriba, que tras el atractivo de repaso escolar incluye formación en valores y
en habilidades de comunicación y de creatividad. Tiene como apoyo unidades
de formación en informática, idiomas, lectura, expresión artística (música,
artes plásticas, danza y teatro). Se complementa con unidades de orientación
sicológica e investigación social y con ofertas para las familias de manualida-
des, idiomas, informática y emprendedurismo. Se orienta al fortalecimiento
del tejido social barrial. Trata de interconectar estas múltiples dimensiones
promoviendo la superación de la fragmentación de las personas por la consti-
tución de sujetos con autoestima y capacidad de convivencia.
Fotografía: Centro Loyola–Centro Habana

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1. LA PANDEMIA, UNA OPORTUNIDAD todos no nos protegemos nadie estará
PARA CONSTRUIR UN MUNDO MÁS seguro, por más muros que levante o
EQUITATIVO puertas que cierre. Todos necesita-
mos de todos para crear un mundo
Cuando llegó la pandemia, seguro. Lo único que nos salva es la
Jorge trató de hacer un ferviente solidaridad. Nuestras vidas dependen
llamado a que supiéramos leer las de quienes generosamente estén dis-
lecciones que nos estaba dando y la puestos a arriesgar la suya por noso-
aprovecháramos para construir un tros. De quien se ofrece a dar la suya
mundo más fraternal, equitativo y como grano de trigo que cae en tierra
justo. Comienza advirtiéndonos del y muere para dar fruto. Necesitamos
peligro de que el confinamiento de de los maestros, el personal sanita-
la pandemia nos lleve a añorar los rio, los que protegen nuestras vidas,
tiempos y estilos de vida del pasado los que producen nuestros alimentos,
ignorando que en gran medida son los los que hacen funcionar el mundo en
responsables de la crisis. Es lo que les que vivimos. Y descubrimos que sólo
pasó a los judíos en el Éxodo que, ante el amor salva. El amor de quien sirve
las dificultades, se pudieron a añorar al enfermo, de quien entrega el res-
los ajos y cebollas de Egipto cuando pirador, de quien respeta las normas
tenían la oportunidad de caminar ha- de prevención para protegernos, de
cia la libertad. Por ello, nos exhorta quien nos acompaña cuando nos des-
a no mirar hacia atrás con nostalgia plomamos agotados del encierro, de
de lo perdido, sino que aprovechemos quien nos hace cantar, aplaudir, rezar
para soñar el futuro diferente. Es el para olvidar el miedo.
tiempo de nuestra oportunidad, ya Jorge nos exhorta a que apro-
que somos parte de una humanidad vechemos la pandemia para reforzar
que no puede encerrarse en burbujas nuestros valores y nuestra conviven-
asépticas. Los botes salvavidas no lle- cia: Que la pandemia no nos haga más
gan a puerto. O nos salvamos todos desconfiados, ajenos, sino que nos
o nos hundimos todos. El deterioro enseñe a construir relaciones desde
ecológico nos lo estaba advirtiendo la transparencia y la confianza, a dar
desde hacía tiempo, pero no quisimos los buenos días y una sonrisa a todos,
hacerle caso. Tuvo que venir una pan- a disfrutar del don de la vida que
demia de extrema agresividad para amanece cada día con cuantos nos
que descubramos que si el mundo se rodean, aunque sean diferentes. Te-
para, todos padecemos. nemos que repensar nuestros concep-
El virus nos aísla, nos incomu- tos de nación y frontera y aprender a
nica, nos separa. Las palabras que pensar en un único mundo, en la gran
nos unen las oculta en la mascarilla. familia de Dios. El reto es aprender
Nos prohíbe el abrazo y esteriliza para no volver atrás, sino saltar ade-
nuestros contactos. Nos hace sentir la lante. Necesitamos reunirnos para
orfandad de nuestra soledad encerra- juntos reflexionar esta experiencia y
da, aunque la jaula sea de oro. Y nos sacar conclusiones que nos ayuden a
devela que nadie se salva solo, que si caminar hacia la novedad de un mun-

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do mejor preparado para enfrentar las pandemias. Que las empresas, los cen-
tros educativos, las iglesias, los gobiernos, los medios de comunicación promo-
vamos la reflexión compartida, la búsqueda colaborativa de nuevos caminos.
Que no volvamos a reconstruir los viejos modos de proceder. Que nos reen-
contremos para repensarnos, para innovar nuestras formas de relación. Que la
pandemia no nos enseñe a encerrarnos más en mi casa, mi círculo, mi clase.
Que nos enseñe a compartir, a participar, a servir. Que haga del voluntariado la
forma ciudadana de vivir.
Si bien, como ya dijimos antes, nos animaba a que utilizáramos las
potencialidades de las tecnologías y las redes nos advertía sin embargo de los
peligros de que la virtualidad nos alejara de la comunicación profunda y rogaba
que no nos acostumbremos a orar con una comunidad virtual a un dios virtual.
Y pedía mirar la “nueva situación como un kairós”, una oportunidad para en-
trar en la conversión pastoral que nos piden el papa Francisco en la Evangelii
Gaudium y los obispos cubanos en el Plan Pastoral. Para pasar de una Iglesia de
masas a una Iglesia de pequeñas comunidades, en las que, respetando protoco-
los y evitando multitudes, celebremos la Palabra y fomentemos la fraternidad.

2. PREFERENCIAS APOSTÓLICAS DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN CUBA

Quiero concluir el capítulo y el libro citando textualmente la homilía


de Jorge en la Fiesta de San Ignacio de Loyola, en Julio de 2019, a escasos
meses de su muerte, con la que comencé mi escrito. Viene a ser como su
testamento espiritual, un extraordinario resumen de su espiritualidad y sus
inquietudes y nos entronca en las preferencias apostólicas de la Compañía que
unos meses antes había propuesto el P. General, Arturo Sosa, para los próximos
diez años (2019-2029).

En estos días, cuando hacíamos el triduo en preparación para la fiesta de hoy me


preguntaba: ¿qué significa ser ignaciano hoy, en esta Cuba del 2019?

No somos la Iglesia triunfante de tiempos pasados. No somos ya la Iglesia mártir


que enfrentó con coraje y paciencia la discriminación, la persecución y el es-
carnio. Tampoco tenemos ya el mismo entusiasmo de la Iglesia misionera que se
transformó tras el ENEC.

Somos una Iglesia debilitada, envejecida, cansada. Y, sin embargo, seguimos


teniendo el ímpetu misionero para formar nuevas comunidades que no se detie-
nen ante el desencanto ambiental; conservamos la capacidad de soñar mundos
nuevos con esperanza, y poner la mano en el arado para construirlos, sin mirar
atrás; y la sensibilidad para acercarnos al pobre, al preso, al enfermo, a los
niños, a las mujeres maltratadas, sin que nos venza el egoísmo que nos corre
por las venas…

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Vamos por la vida siguiendo las huellas de Jesús. Aunque los caminos sean áridos
y empinados. Aunque quedemos sin aliento y sin fuerzas. Aunque por momentos
perdamos el rumbo o nos dejemos engañar por las luces de colores de proyectos
vacíos. Por eso, cuando emprendemos su seguimiento, sentimos la necesidad
de discernir, de reconocer la voz de Dios entre otras voces que nos tientan. De
reconocer la presencia de Jesús en los vericuetos de nuestra vida.

El discernimiento de todo el cuerpo apostólico ignaciano nos ha llevado a foca-


lizarnos en cuatro preferencias apostólicas:

La primera tiene que ver con la búsqueda de sentido que experimentamos tan
fuertemente desde el desencanto cubano. Sin una espiritualidad que nos ins-
pire, la vida se disuelve en presentes que buscan intensidad para esconder el
vacío y la desesperanza. Lo que tenemos para ofertar es ese camino de Ignacio
que llamamos los Ejercicios Espirituales, que son el motor de toda la acción de
la Compañía de Jesús.

La segunda es caminar junto a los pobres en una misión de reconciliación y jus-


ticia. Caminar junto al pueblo cubano acompañando, sin protagonismos ni lide-
razgos interesados. Junto a los pobres, los que tienen menos, cada vez menos,
hasta aquellos pobres de fe y de esperanza, decepcionados del amor. Siendo esa
Iglesia en salida a la que nos invita el Papa Francisco, saliendo al encuentro de
los que caminan, como los guaraníes que encontraron los conquistadores, en
busca de la tierra sin mal. ¿Quiénes son los descartados y excluidos y en qué
senderos caminamos con ellos?

La tercera es acompañar a los jóvenes en la busca de un futuro esperanzador,


que no está cruzando el mar, sino encontrando la fuente que alimenta el propio
pozo, abriendo caminos de libertad y solidaridad, atreviéndonos a soñar y crear
nuevas esperanzas, con los desechos reciclados de un mundo roto. Acompañar
significa cercanía, escucha, empatía. ¿Quiénes son los jóvenes que acompaño?

La cuarta es colaborar en el cuidado de la casa común que nos construyó nuestro


padre y hemos dejado deteriorarse por el tiempo, el descuido y la depredación.
¿Cómo ha cambiado nuestra vida desde que descubrimos nuestra responsabili-
dad en el cuidado de la creación?

Queremos discernir juntos el llamado de Dios en esta realidad y unir nuestros


brazos y nuestros corazones para colaborar en la misión de Cristo de transformar
este presente cubano en un Reino de Dios que brota con fuerza.

Como nos decía Pablo en la lectura, todo lo que hago es para su gloria, para la
mayor gloria de Dios. Así le pasó a Ignacio. Encontró el sentido de su vida en
disponerse a buscar la mayor gloria de Dios dedicándose al servicio de la fe y la
promoción de la justicia, a la reconciliación de la humanidad con la naturaleza,
con los hermanos y hermanas y con Dios. Y convirtió en su lema, objetivo de su
vida y la de sus compañeros, la búsqueda de la mayor gloria de Dios, que como
decía San Ireneo, está en que todo hombre y mujer vivan en plenitud, o, como

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glosaba Monseñor Romero, que el pobre viva. Ese encuentro con Jesús terminó
llevando a Ignacio y sus compañeros a dedicar sus vidas a en todo amar y servir,
aunque suponga, como nos decía el evangelio, cruz y renuncia.

Esa es la fuerza subversiva del amor, que no se detiene ante nada, porque el
sentido de la vida es que el otro viva y viva en plenitud. Aunque suponga cruz y
renuncia, contigo nos vamos, señor.
Fotografía: CPAL

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Con las historias de vida, Jorge visibilizaba a los más vulne-
rados en su propia vida como actores de su propia emanci-
pación y transformación personal y social. Nos hacía testigos
de las chispas que encendieron su vocación y su misión; así
iluminaba, animaba y esperanzaba nuestra propia vida.

Jorge era un hombre sabio que iba más allá con sus reflexio-
nes y nos llevaba a lo profundo del Dios que se revela en lo
sencillo. Su autoridad personal y como jesuita, venía de su
capacidad de no hablar de si mismo, de auto referenciarse,
sino de ver a Dios y su obra en los demás y en sí mismo. Su
testimonio de estilo y modo de vida sencilla nos sigue inter-
pelando a todos.

En este libro que les presento, esto se respira por los cuatro
costados.

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