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Contratos innominados.

Los contratos innominados son aquellos que no figuran expresamente en ninguna


ley, pero que, por contener los elementos generales de cualquier contrato, surte
efectos entre las partes que los suscriben.
Por ejemplo, el pacto de socios es un contrato que no figura ni el código civil ni en
el código de comercio, pero que es válido para las partes que lo han firmado.
La casuística casi infinita de la vida real y cotidiana hace imposible que un código
contener todos los contratos posibles, así que la partes tienen la libertad para
firmar cualquier contrato y darle el nombre que quieran, siempre que el contrato no
trata sobre objetos ilícitos o que no violen una ley.
Este tipo de contrato se caracteriza por su atipicidad, al no poseer elementos que
lo regulan para su creación, sino que son las partes las que definen la regulación
propia del contrato a través de las cláusulas que se incluyan.
En cambio, su forma no debe alejarse de los diversos puntos que determinan su
existencia, así como la consideración de que estos contratos sean válidos a todos
los efectos.
Por ejemplo, es posible firmar un contrato de inversiones, en el que se incluya una
clausula que prohíba al inversionista retirar la inversión antes de x tiempo, o antes
de haber alcanzado determinado retorno.
Es un contrato que ni figura en ninguna ley, pero que en virtud de la libertad
contractual las personas pueden firmar, y se obligan mutuamente a cumplir lo
acordado, no importa que sea un contrato innominado, una rareza o una
excentricidad.

INEFICACIA DE LOS CONTRATOS

INEXISTENCIA DE LOS CONTRATOS

FORMACION DE LOS CONTRATOS

LA OFERTA O PROPUESTA A CONTRATAR

CONTRATO DE OPCION

CONTRATO DE PROMESA COMPRA VENTA

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