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Comentario Libro
Comentario Libro
En este libro Shinichi Suzuki nos muestra un enfoque de lo que es para él la educación
de un niño. A lo largo de los capítulos el autor va tratando diferentes temas como la
importancia de la educación de los padres, el concepto de habilidad y talento, la
educación musical, etc. Todo ello queda relatado de una manera muy práctica,
siempre a través de ejemplos y de su experiencia personal, lo cuál ayuda al lector a
comprender mejor los conceptos que introduce a la vez que le permite sentirse más
identificado con ellos.
Suzuki considera que todo el mundo tiene un germen de talento. Y que el hecho de
que se desarrolle o no ese talento y se convierta en una habilidad depende de cómo se
cultive.
Los padres son al final el modelo de un niño, sus comportamientos son imitados y
asimilados por él. En este sentido, los valores, la educación y la bondad que tenga un
niño también están directamente relacionados con el comportamiento de los padres.
Suzuki acusa a muchos padres de ser demasiado exigentes con sus hijos, e incluso de
ser competitivos a través de ellos o de realizar comparaciones entre los hermanos.
Todo ello tendrá sus consecuencias en el desarrollo de un niño y nunca será fruto de
un buen resultado.
Suzuki considera que existen cuatro factores para que se pueda desarrollar una
habilidad en un niño: empezar a desarrollarla lo antes posible, crear un entorno
adecuado, utilizar el mejor método de enseñanza, proporcionar una gran cantidad de
adiestramiento y utilizar los mejores profesores. “Cuando todas estas condiciones
operan juntas, la flor de la habilidad realmente maravillosa florecerá”.
Una de las partes que más me gustó del libro fue cuando trata el tema de cultivar la
sensibilidad. Suzuki considera que crear un entorno en el que esté presente el arte, la
sensibilidad, la bondad, hará que todo ello se desarrolle. Poniendo la práctica del violín
como ejemplo, considera que poner grabaciones de grandes intérpretes a los niños
despertará en ellos un alto grado de sensibilidad.
En los últimos capítulos del libro, Suzuki se aleja un poco de la educación estrictamente
ligada a lo musical y habla de valores humanos. Considera que su educación no aborda
solo el desarrollo de la técnica del violín sino que “engloba el progreso de la naturaleza
humana”. Suzuki habla de la bondad, de los buenos modales y la educación y respeto
por los demás. También habla del cólera, juzgando la ira y recomendando no enfadarse
y realizar algunos juegos para que no exista esta emoción que considera perjudicial.
Para el autor la finalidad de la música es desarrollar un corazón bondadoso y
admirable, y esta se convierte en la premisa de su sistema educativo.