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cristiano: el proceso de
transformación en Hispania
(siglos IV-VII)
1. Este trabajo solicitado por el Prof. H. Inglebert se ciñe a su requerimiento inicial y al tema del coloquio
Des cultes païens au culte chrétien : le processus de la transformation en Hispanie (ve-viie s.) celebrado en la Université
de Paris Ouest Nanterre-La Défense en el mes de abril de 2013. Se tratan por tanto aspectos precisos sobre
los dos sistemas religiosos y su posible manifestación mimética. Agradecemos al Prof. Inglebert el habernos
incitado a reflexionar sobre estas cuestiones y habernos animado a cerrar estas páginas. El texto se inscribe
dentro del proyecto de investigación HAR2012-35177/Hist y las actividades del ERAAUB/Equip de Recerca
Arqueològica i Arqueomètrica de la Universitat de Barcelona (2014SGR0845).
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2. Macmullen R., Christianizing the Roman Empire: A.D. 100-400, Yale, Yale University Press, 1984, p. 27.
3. Momigliano A. (ed.), The Conflict Between Paganism and Christianity in the Fourth Century, Oxford, The
Clarendon Press, 1963.
4. Momigliano A., «Pagan and Christian Historiography in the Fourth Century A.D.», in Momigliano A. (ed.),
The Conflict Between Paganism and Christianity in the Fourth Century, Oxford, The Clarendon Press, 1963, p. 79-99.
5. Inglebert H., Destephen S. et Dumézil B. (ed.), Le problème de la christianisation du monde antique, Paris, Éditions
Picard, Textes, Images et Monuments de l’Antiquité au Haut Moyen Âge 10, 2010. Véase particularmente
la Introduction de H. Inglebert, p. 7-17.
6. El culto a los santos es un complejo entramado que dispone de una amplia bibliografía y discusión en la
que no vamos a entrar. Siguen siendo esenciales como punto de partida los trabajos de Brown P., The Cult
of Saints, Its Rise and Function in Latin Christianity, Chicago, University of Chicago Press, The Haskell Lectures
on History of Religions, 1981, complementado cerca de veinte años más tarde con Howard-Johnston J. y
Hayward P. A. (ed.), The Cult of Saints in Late Antiquity and the Middle Ages: Essays on the Contribution of Peter Brown,
Oxford-New York, Oxford University Press, 1999; y de Duval Y., Auprès des saints, corps et âme. L’inhumation “ad
sanctos” dans la chrétienté d’Orient et d’Occident du iiie au viie siècle, Paris, Études Augustiniennes, 1988, que tiene
su origen en la magna obra: Duval Y., Loca sanctorum Africae. Le culte des martyrs en Afrique du ive au viie siècle, Roma,
Collection de l’École française de Rome 58, 2 vol., 1982.
De los cultos paganos al culto cristiano: el proceso de transformación en Hispania / 343
del siglo V y del siglo VI. Diferente es lo que se observa en la Península Ibérica
en los comienzos del siglo IV.
En el Concilio de Iliberis (Elvira, localidad cercana a Granada en la Bética),
los obispos reunidos en esta pequeña ciudad hacia el 300 o 310, según unos u
otros 7 (en plena persecución dioclecianea o un poco después), testimonian la
celebración de procesiones paganas en las que participan flamines con coronas,
señoras engalanadas con ricos vestidos y joyas, que discurrían por las ciudades de
Hispania. En los cánones del mismo concilio se hace también referencia a los munera
(o espectáculos) que deben ofrecer los magistrados en ocasión de las festividades.
Estas sacra sollemenia solían acompañar a los sacrificios cívicos que el concilio trata
de prohibir en numerosas instancias. Así, por ejemplo, el canon 55 señala que los
sacerdotes que solo llevan coronas, pero que no sacrifican ni contribuyen con su
dinero en las ofrendas a los ídolos, pueden recibir la comunión al cabo de dos años.
Y el canon 57 prohíbe la comunión durante tres años a aquellos que prestaron
su indumentaria para adornos en las procesiones mundanas (ut vestimenta sua ad
ornandam seculariter pompam) 8. Las comunidades cívicas de Hispania, a comienzos
del siglo IV, participaban en las manifestaciones propias de una sociedad pagana
para honrar a sus dioses protectores o celebrar aniversarios de los divi. El problema
que preocupaba a la Iglesia eran los sacrificios adelantándose así a la legislación
imperial posterior a este propósito que comienza a mediados del siglo IV. No
tenemos razón para pensar que este escenario no se perpetuó prácticamente
durante todo el siglo IV: el progreso del cristianismo es lento en las ciudades de
Hispania y arqueológicamente no se constata la existencia de iglesias en ámbitos
urbanos hasta, al menos, bien avanzado el siglo V, salvo contadas excepciones.
Las comunidades cristianas existían, pero donde se manifiestan claramente es
en el suburbium, el cinturón funerario de la ciudad con sus necrópolis y basílicas
alrededor de las sepulturas martiriales, aunque también en menor medida, en
ámbitos rurales, evitando la ciudad con sus edificios tradicionales y sin alterar,
todavía, el paisaje urbano 9.
Pero este panorama cambia radicalmente ya a mediados del siglo VI. En este
momento, bajo los reinados de Leovigildo y Recaredo, la ciudad de Mérida –la
celebérrima Emerita Augusta en Lusitania– celebraba sus procesiones con un carác-
ter completamente diferente: el obispo Fidel acoge al archidiácono acompañado
de todo el clero vestido de blanco que venía desde la iglesia y él mismo, con los
diáconos llevando incensarios caminando detrás de él, se dirige a la iglesia con
7. No entramos en los problemas de redacción, compilación y datación, la discusión esencial en: Sotomayor
M., «El concilio de Elvira en el contexto de la Colección Canónica Hispana», in El cristianismo. Aspectos históricos
de su origen y difusión en Hispania. Revisiones de Historia Antigua, III, Vitoria, 2000, p. 189-199. Vilella J. y Barreda
P.-E., «¿Cánones del concilio de Elvira o cánones pseudoiliberritanos?», Augustinianum 46.2, 2006, p. 285-373.
8. Vives J., Concilios visigóticos e hispanorromanos, Madrid-Barcelona, CSIC, 1963, cánones 55 y 57, p. 11.
Canon LV: De sacerdotibus gentilium qui iam non sacrificant. Sacerdotes qui tantum coronas portant nec sacrificant nec de
suis sumptibus aliquid ad idola praestant, placuit post biennium accipere conmunionem. Canon LVII: De his qui vestimenta
ad ornandam pompan dederunt. Matronae vel earum mariti ut vestimenta sua ad ornandam seculariter pompam non dent; et
si fecerint, trienii temporis abstineant.
9. Ripoll G. y Velázquez I., «Origen y desarrollo de las parrochiae en la Hispania de la antigüedad tardía»,
in P. Pergola P. (ed.), Alle origini della parrocchia rurale (IV-VII sec.), Ciudad del Vaticano, Pontificio Istituto di
Archeologia Cristiana, Sussidi allo Studio delle antichità cristiane XII, 1999, p. 101-165; Ripoll G., Carrero
E., Rico D., Tuset F., Velázquez I., López Batlle A., Mas C., Valls M. y Cau M. A., «La arquitectura
religiosa hispánica del siglo IV al X y el proyecto del Corpus Architecturae Religiosae Europeae – CARE-Hispania»,
Hortus Artium Medievalium 18.1, 2012, p. 45-73.
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todos los presentes para celebrar la misa solemne 10. El día de Pascua, el obispo
Masona recorre las calles de la antigua colonia romana fundada por Augusto
«dirigiéndose a la iglesia seguido de multitud de niños vistiendo capas de seda
pura que iban caminando delante de él, como si fuera un cortejo real...» 11.
Está claro que en menos de 150 años la sociedad hispanorromana se ha
transformado completamente. No podemos precisar cuando comenzó esta trans-
formación, fue un proceso lento que afectó a casi toda la sociedad durante el
siglo V. La Iglesia y las políticas de los emperadores cristianos hicieron su parte
fundamental. Pero un rasgo característico es que, al parecer, a mediados del siglo
VI no queda ya ni rastro de paganismo entendido como las operaciones rituales
del sacrificio a los dioses de la ciudad.
La procesión es, en todas las religiones, la más pura expresión de la mística
colectiva, que se manifiesta a través de unos rituales con marcado y firme carácter
litúrgico que van afianzándose con el paso del tiempo. Dado su carácter popular,
su manifestación es siempre festiva, pero solemne e inexorablemente comunitaria,
colectiva y social. El cortejo que acompañaba a las estatuas de los dioses por la
ciudad de un santuario a otro, o del centro de la ciudad a un templo determina-
do, llevando en ferculae las imagines de los dioses –recuérdese a este propósito, por
ejemplo la procesión de Efeso descrita en una inscripción del siglo II d.C. 12– es
un fenómeno de origen pagano, es un acto que posee un sentido expiatorio, como
por ejemplo en la Roma republicana, y que se celebra al son de músicas y cánticos,
haciendo un recorrido específico y a través de una topografía predeterminada
con paradas en los topoi adecuados, baste recordar el caso de Aphrodisias.
En la comunidad urbana no es difícil pasar de la procesión pagana a la cristia-
na, porque se mantienen en ambas los mismos componentes, aunque con sentido
distinto. El acto de consenso cívico que es la procesión se desarrolla esencialmente
en ámbito urbano, pero también rural; es una manifestación popular y ‘populo-
sa’, expresión de culto y de religiosidad y, como tal, una de las manifestaciones
más frecuentes en el mundo cristiano, especialmente cuando tenían que ver con
las reliquias de los mártires. Son ocasión de júbilo, oración y recogimiento y un
importante incentivo para captar nuevas y masivas adhesiones dado su compo-
nente psicológico 13.
La frecuencia de estas procesiones contribuía a la adhesión de la sociedad
a la liturgia cristiana. Los textos hacen referencia a ellas. Sabemos por ejemplo
que el obispo se trasladaba dentro de la ciudad en una silla gestatoria. En las
Vitas Sanctorum Patrum Emeretensium leemos: «y al punto (el obispo) ordenó que le
subieran a la silla (in sellula levari) y le llevasen a la basílica de Santa Eulalia 14”.
Ceremonial que podría tener un origen tardorromano.
Como hemos dicho el culto martirial y los centros donde se desarrollan estos
cultos y la presencia de reliquias se encuentran en el origen de las procesiones.
Normalmente estas procesiones están encabezadas por los personajes religiosos
15. VSPE, III, 3, 8; Castillo Maldonado P., Los mártires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad
Tardía, Granada, Editorial Universidad de Granada, 1999, p. 279.
16. Concilio de Braga III, canon 5, según VIVES J., Concilios visigóticos e hispanorromanos, Madrid-Barcelona,
CSIC, 1963, p. 376: […] in sollemnitatibus martyrum ad ecclesiam progressuri reliquias collo suo inponant, et ut maioris
fastus apud homines gloria intumescant, quasi ipsi sint reliquiarum arca levitae albis induti sellulis eos deportant.
17. Greg. Tur. Hist. III, 29: Quod Childeberthus in Hispaniis abierunt. Quod Childeberthus et Chlothacharius in Hispaniis
abierunt. Post haec Childeberthus rex in Hispaniam abiit. Qua ingressus cum Chlothachario, Caesaragustanam civitatem
cum exercitu vallant atque obsedent. At ille in tanta humilitate ad Deum conversi sunt, ut induti ciliciis, abstinentis a cibis et
poculis, cum tonica beati Vincenti martiris muros civitatis psallendo circuirent; mulieres quoque amictae nigris palleis, dissoluta
caesariae, superposito cinere, ut eas putares virorum funeribus deservire, plangendo sequebantur. Et ita totam spem locus ille ad
Domini misericordiam rettulit, ut diceretur ibidem Ninivitarum ieiunium caelebrari, nec aestimaretur aliud posse fieri, nisi eorum
praecibus divina misericordia flectiretur. Hii autem qui obsedebant, nescientes quid obsessi agerent, cum viderent sic murum circuire,
putabant, eos aliquid agere malefitii. Tunc adpraehensum unum de civitate rusticum, ipse interrogant, quid hoc esset quod agerent.
Qui ait: ‘Tonicam beati vincenti deportant et cum ipsa, ut eis Dominus misereatur, exorant’. Quod illi timentes, se ab ea civitate
removerunt. Tamen adquisitam maximam Hispaniae partem, cum magnis spoliis in Galliis redierunt.
18. Velázquez I., La literatura hagiográfica. Presupuestos básicos y aproximación a sus manifestaciones en la Hispania
visigoda, Burgos, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Colección Libros singulares 17,
2007, p. 187-188.
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19. Salzman M. R., On Roman Time. The Codex Calendar of 354 and the Rythms of Urban Life in Late Antiquity,
Oxford, 1990. Righetti M., Historia de la liturgia, I, Introducción general. El año litúrgico. El Breviario, Madrid,
Biblioteca de Autores Cristianos, Serie Minor 132, 1955, p. 374-375. Baldovin J., The Urban Character of
Christian Worship. The Origins, Development and Meaning of Stational Liturgy, Orientalia Christiana Analecta 228,
Roma, 1987.
20. Brown P., The Cult of Saints, Its Rise and Function in Latin Christianity, Chicago, University of Chicago
Press, The Haskell Lectures on History of Religions, 1981, p. 31; Castillo Maldonado P., Los mártires
hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad Tardía, Granada, Editorial Universidad de Granada,
1999, p. 267-268, 271. El papel de las reliquias en la ciudad va in crescendo hasta llegar a cotas muy altas a
inicios de la época medieval, véase: Geary P., Furta Sacra: Thefts of Relics in the Central Middle Ages, Princeton,
Princeton University Press, 1990.
21. Castillo Maldonado P., Los mártires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad Tardía, Granada,
Editorial Universidad de Granada, 1999, p. 280-281.
22. Fita F., Epigrafía cristiana de España. Nueva obra de Hübner. Epitafios de San Victoriano abad, Juan y Sergio arzobispos
de Tarragona, y Justiniano obispo de Valencia, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 37 (1900), p. 491-524.
23. Velázquez I., La literatura hagiográfica. Presupuestos básicos y aproximación a sus manifestaciones en la Hispania
visigoda, Burgos, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Colección Libros singulares 17, 2007,
p. 308-311; Castillo Maldonado P., Los mártires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad Tardía,
Granada, Editorial Universidad de Granada, 1999, p. 310.
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24. Aspectos concretos sobre la continuidad del termalismo, la medicina y su visibilidad en Velázquez I.
y Ripoll, G. «Pervivencias del termalismo y el culto a las aguas en época visigoda hispánica», Espacio, Tiempo y
Forma, II, 5 (Actas de la Mesa Redonda sobre Termalismo Antiguo), Madrid, 1992, p. 555-580.
25. Véase la edición de López Pereira J. E., Crónica mozárabe de 754, edición crítica y traducción, Zaragoza,
Textos Medievales 58, 1980, p. 54. Ripoll G. y Velázquez I., «Toletum, la construcción de una urbs regia»,
in Ripoll G. y Gurt J. M. (ed.), Sedes regiae, ann. 400-800, Barcelona, Reial Acadèmia de Bones Lletres,
2000, p. 521-578.
26. Baynes N., «The Supernatural Defenders of Constantinople», in Byzantine Studies and Other Essays,
Connecticut, 1974, p. 260-284.
27. García Rodríguez, C., El culto de los santos en la España romana y visigoda, Madrid, CSIC, Monografías de
Historia Eclesiástica I, 1966, p. 77; Velázquez I., La literatura hagiográfica. Presupuestos básicos y aproximación a sus
manifestaciones en la Hispania visigoda, Burgos, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Colección
Libros singulares 17, 2007, p. 61-70.
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28. Castillo Maldonado P., Los mártires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigüedad Tardía,
Granada, Editorial Universidad de Granada, 1999, p. 119-122; Ordóñez S. y García-Dils S., «Una copia
del calendario de la iglesia de Santa María de Carmona depositada en el Museo Histórico Municipal de Écija
(Sevilla)», in Carbonell J., Gimeno H. y Moralejo J. L. (ed.), El monumento epigráfico en contextos secundarios:
Procesos de reutilización, interpretación y falsificación, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Congressos
de la Universitat Autònoma de Barcelona 7, 2011, p. 125-136.
29. Fita F., «Lápidas visigóticas de Carmona y Gines», Boletín de la Real Academia de la Historia, 54, 1909,
p. 34-45; Vives J., Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda, Barcelona, Monumenta Hispania Sacra II,
1969, num. 333.
30. Ibid.: Col. A: incip[it ordo]/s(an)c(to)rum [marti]/rum in s[ancta]/aula cl[ari]/ter exp[oni]/tur/VIII ka[lendas
Ianua]/rias [Natiui]/tas D(omi)ni [Nostri Iesu]/Χρι secund[um]/car[ne]m/VII k[alendas Ianuarias]/S (an)c(t)i S[te]
fani/VI k[alendas Ianuarias Io]annis ap/ostole XII/k[alendas Fe]bruarias]/s(an)c(t)orum Fructu/osi ep(i)sc(op)i Au/
guri et Eulo/gi diaconor(um)». Col. B: «XI kal(endas) Feb(ruarias)/S(an)c(t)i Vincen(ti) d(iaconi)/VI n(o)n(as) Ma(ia)
s/S(an)c(t)i Fel(i)ci d(iaconi)/IIII n(o)n(as) Maias/S(an)c(ta)e Treptetis u(irginis)/III id(us) Maias/S(an)c(ti) Crisp(i)n/i
et Muci mart(yrum)/XIII kal(endas) Iulias/S(an)ct(o)r(um) Geruasi/et Protasi m(artyrum)/VIII kal(endas) Iulias/S(an)
c(t)i Ioanni(s) B(aptiste)/Δ-crismón-Ω.
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31. Sobre el problema de la destrucción de los templos en Hispania y la prohibición de los sacrificios ver
Arce J., Bárbaros y romanos en Hispania (400 - 507 A.D.), Madrid, Ediciones Marcial Pons Historia, 2005,
p. 245 y ss., y específicamente: Arce J., «Fana, Templa, Delubra Destrui Praecipimus: The End of the Temples in
Roman Spain», in Lavan L. y M. Mulryan M. (ed.), The Archaeology of Late Antique ‘Paganism’, Leiden, Brill,
Late Antique Archaeology 7, 2011, p. 195-208.
32. Sulp. Sev. Vita Martini, 13,9; 13,1; 14,3; etc.
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