Está en la página 1de 4

APOROFOBIA, UNA REALIDAD DESOLADORA

Adela Cortina creadora de la palabra aporofobia que significa (Repugnancia o temor


obsesivo a la pobreza y a toda aquella persona que es pobre), nos explica la importancia de
darle nombre a una problemática que es real y es ignorada por muchos; en la comunicación
siempre ha sido importante la conformación de palabras, cuando algo no tiene nombre no lo
asumimos como real y más si es algo intangible e imperceptible a los sentidos humanos.

Pero, ¿Por qué realmente existe aversión a las personas más desfavorecidas?, para eso se
toca otro concepto, la xenofobia, la fobia o rechazo a los extranjeros, algo común en
cualquier lugar del mundo, sin embargo; ¿hasta qué punto la xenofobia está bien definida?,
lo irónico es cuando analizamos la situación y nos damos cuenta que a los extranjeros no se
les rechaza por ser extranjeros, se les rechaza por ser pobres, claro, para un estado es un
orgullo acoger extranjeros que vienen con dinero, puesto que es la base del turismo y de la
economía de un país, a las celebridades no se les rechaza si su país de origen es distinto al
nuestro, al contrario son veneradas y recibidas con dicha a donde llegan.

Para darle razón de origen a la xenofobia, se aplican bases cerebrales y el interés básico del
ser humano asociado a la supervivencia; donde siempre intentamos rodearnos de gente
agradable, de gente similar a nosotros y que de alguna manera pueda ofrecernos algo; por
eso se pude decir que nos gustan las personas con los mismos rasgos fiscos y costumbres,
lo diferente crea un rechazo para nosotros, nos asusta y los aislamos instantáneamente.

Por naturaleza y desde principios del mundo, se ha tachado al hombre como egoísta, y
realmente nuestro egoísmo es tan grande como las ganas de competir, pero, si ayudamos a
los demás, ¿cómo nos puedan tachar de esa manera?, claro hay que hablar también de cómo
nos excusamos muchas veces en el altruismo para negar lo evidente; como se refiere Adela
Cortina en su conferencia, Darwin hablaba sobre la naturaleza competitiva del hombre por
selección natural, pero en medio de ese individualismo le fue muy difícil explicar el
altruismo (MÁXIMO, 1987)el altruista pone en peligro su vida y aparta sus necesidades
para asegurar el bienestar de su familia o grupo social, e incluso ayudar a alguien yendo
mucho más allá de su parentesco.
Lo que conocemos como base homoreciproca o reciprocidad indirecta puede explicar ese
altruismo; estamos dispuestos a cumplir nuestros deberes, siempre y cuando el estado nos de
derechos, estamos dispuestos a participar en la compraventa de la economía con tal otros
luego también nos devuelvan, estamos dispuestos a ayudar sabiendo que luego harán lo
mismo por nosotros. Si la clave de la sociedad y de ese ficticio altruismo es dar algo a
cambio, aquellos que no tienen para dar nada quedan excluidos.

En el artículo uno de la declaración universal de los derechos humanos ,dicta: “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, pero la
aporofobia es una clara violación y atropello a este derecho; se margina, discrimina y se
hace menos a alguien por la cantidad de dinero que tenga en su cuenta bancaria, por sus
influencias o sus capacidades; así mismo se les ignora y no se es altruista con la comunidad
que más lo necesita.

Para hablar de esta enorme brecha en desigualdad, de esta franja que separa a unos de otros,
me gustaría exponer el caso del estado colombiano, un estado bifronte, donde su propio
gobierno es aporofo y usa cortinas de humo para encubrirlo; Según cifras del DANE
(Departamento Administrativo Nacional de Estadística), en Colombia el 42,5% de la
población estuvo en condición de pobreza para el año 2020, lo irónico de este caso, es que
este gobierno capitalista, brinda cientos de ayudas a la personas con condiciones más
favorables, y margina al resto, no se les da un adecuado sistema de salud, de educación, ni
unas condiciones necesarias de trabajo para salir de ese estado; se muestran con orgullo las
principales ciudades, industrializadas y bien estructuradas, mientras se oculta la mayor
parte del territorio, se ignora y vulnera a las tribus indígenas, campesinos y personas que
desencajan en el estereotipo de la imagen perfecta que quiere maximizar la clase alta; esta
aporofobia atenta contra la vida de las personas vulnerables, las deja a la deriva en este
mundo injusto.

Ahora bien, para la humanidad es más inteligente cooperar que entrar en un conflicto flagrante
con otros, es más sencillo educar para la cooperación mutua que para la guerra, pero, ¿Por
qué no se hace?; la selección natural condena al exterminio a las sociedades donde
predomina el egoísmo, sin embargo, la constante batalla por la predominancia en el
imperialismo olvida este básico principio, amamos la competencia, la avaricia conduce
nuestras metas y rara vez una especie individualista como la nuestra piensa en una
colectividad.

Se escucha algo desesperanzador el futuro que le espera al mundo a causa de nuestro


comportamiento; guerras, destrucción, dolor, hambrunas y muchas otras consecuencias
perfectamente predecibles a causa de una absurda competencia, y de ese egoísmo que se
extiende por razones equivocadas y que solo deja enemistades; dentro de todo esto, la
única buena noticia es la capacidad que tiene el hombre de cooperar aunque sea por las
razones incorrectas, siendo mejor pensar en eso y no en que es ese egoísta racional al que
el cambio le es inherente.

Después de este análisis, nos surge cierta preocupación y nos formulamos una pregunta, ¿la
aporofobia se puede erradicar, se puede marcar la diferencia y cambiar este apocalíptico
destino?, Adela nos da razones de peso para pensar que si, el cerebro es un elemento que se
expande, tiene la capacidad de cambiar y abrirse a distintas posibilidades; la razón debe
prevalecer por encima de los instintos usando como base la educación, formar ciudadanos
capaces de contribuir a la solución de los problemas públicos que son componentes
estructurales de nuestra sociedad: desarrollo, pobreza, acceso a los derechos (salud, justicia,
trabajo, alimentación, educación, etc.), crear instituciones realmente igualitarias no esas
asimétricas que se dirigen con un falso beneficio común.

La compasión es otro punto esencial para lograr una sociedad colectiva, no aporofa, la
percepción y la compenetración en el sufrimiento del otro, y el deseo y la acción de aliviar,
reducir o eliminar por completo tal situación dolorosa., se debe educar desde casa; enseñar
que el dinero, la raza ni ninguna distinción nos hace más ni menos personas; realmente
debemos ser iguales en derechos y deberes a los ojos de un estado y del mundo, debemos
agudizar nuestros sentidos y ver con una mirada lucida que no hay ningún ser humano que
no tenga nada para ofrecer.
REFERENCIAS

del RÍO, F. E. R. N. A. N. D. O. D. E. L. R. Í. O., & MÁXIMO, L. E. Ó. N. (1987).

I. EL ALTRUISMO Y DARWIN. bibliotecadigital.ilce.edu.mx.

BIBLIOGRAFIA E INFOGRAFIA

 https://youtu.be/ZODPxP68zT0

 http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/21/html/
sec_3.html
 https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-
rights#:~:text=Todos%20los%20seres%20humanos%20nacen,los%20unos%20con
%20los%20otros.
 https://www.unl.edu.ar/noticias/news/view/%E2%80%9Cla_educaci
%C3%B3n_es_la_herramienta_para_generar_igualdad_social
%E2%80%9D#.YTOw5I5KjIU

También podría gustarte