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Parte 7

El rescate de su amada

El hechicero llegó a la hora


anunciada. Y la princesa, con una
sonrisa, lo invitó a sentarse junto a ella y
le dijo:
—¡Oh, señor! Me he convencido de
que Aladino ha muerto y mis lágrimas
no le darán vida. ¡Te ofrezco un brindis
por nuestra amistad!

Se dirigió a la mesa y echó el


líquido en la copa de oro que ofreció
al mago. Él tomó la copa, se la llevó
a los labios y la vació de un trago.
¡Al instante cayó a los pies de Badrul
Budur!

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