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DICCIONARIO
DE LAS MIL OBRAS CLAVE
DEL PENSAMIENTO
Traducción de
CARMEN GARCÍA TREVIJANO
SEG UND A E D IC IÓ N
ÍNDICE
C ó m o c o n s u l t a r el d ic c io n a r io ...................................................................... 18
D IC C IO N A R IO .............................................................................................. 21
[9 ]
PREFACIO
I H ubo un tiempo en que el hombre cultivado podía vanagloriar
se de haber leído todo. Así Pico de la Mirandola, cuyas obras han
sido reeditadas actualmente1, logró realizar la anteas de todos los sabe
res de su época. El «príncipe de los eruditos», que leía en sus textos,
con una bulimia legendaria, las obras de los pensadores griegos, lati
nos, hebreos y árabes, abordó en 1486 la tarea de reunir sus tesis
en un solo volumen: se trataba nada menos que de novecientas Con
clusiones que el autor expuso en su obra del mismo título 27N4as
¿quién podría pretender en nuestros días haber «leído todos los libros»?
El que se limitara simplemente a recorrer lo que se ha escrito en un
cam po ínfimo del saber no tendría suficiente con una sola vida. N o
hay más que entrar en una biblioteca para convencerse!
Esta es la razón de ser, la causa fin a l de este diccionario: ayu
dar al novicio, al aficionado, al alumno, o al amante del saber a orien
tarse en «la jungla» de las producciones que, con razón o sin ella, se
califican de filosofía. Las obras que aquí se han reunido son los tex
tos mayores del pensamiento universal. Son los libros-faro que, como
L a R e p ú b lic a de Platón, el Discurso d e l m é to d o de Descartes o la
C rític a d e la R a z ó n P u ra de Kant, han renovado nuestra manera
de ver el mundo, introducido conceptos nuevos, dado nacimiento a
corrientes, doctrinas, escuelas, en suma: a ideologías. En este sen
tido, estas mil obras son verdaderamente las claves: «claves de bóve
da» de los edificios levantados a lo largo de los siglos por el espíritu
del hom bre, y a la vézm edios de acceso privilegiados a la cultura
propiamente filosófica.
Existen ciertamente, en diversas lenguas, algunos voluminosos
diccionarios susceptibles de cumplir esta función3. Pero, por lo que
sabemos, el D ic c io n a r io d e las m il obras cla ve d e l p e n s a m ie n to es
D e n is H u is m a n
[1 5 ]
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 16
M a n u e l G a r r id o
CÓMO CONSULTAR EL DICCIONARIO
Los artículos de este diccionario están clasificados según el orden
alfabético de los títulos de las obras.
Todas las palabras que form an parte del título han sido tenidas
en cuenta para la clasificación. P. ej.:
E N S A Y O SOBRE EL D ON.
E N S AY O SOBRE I A SIG NIFICACIÓ N DE L A MUERTE.
EN S AY O S DE M O RAL.
EN S AY O S SOBRE L A S FACU LTA D ES INTELECTUALES.
[1 8 ]
19 CÓMO CONSULTAR EL DICCIONARIO
Cuando una misma obra es conocida por varios títulos o por un títu
lo simplificado, el artículo del diccionario que trata de ella aparece uni
do al título por el que se la designa tradicionalmente. En este caso, el
título alternativo es objeto de una entrada de reenvío. P. ej.:
[2 3 ]
ACTOS DE HABLA 24
bles puesto que están constituidos por acuerdo entre la proposición y el hecho.
una quinta sustancia: el eter (la quinta Searle elimina toda significación previa al
esencia de los escolásticos). El mundo acto de habla — literalmente del discur
supralunar no conoce más movimiento so— que significa: la acción que se reali
que el circular uniforme, figura de la per za mediante una emisión lingüística. Este
fección, y participa de la esencia divina. «acto» ilocucionario es la unidad primor
Es evidente que la imagen del mundo dial que está a la base de toda comuni
que propone esta obra está íntimamen cación. En cada acto de habla distingue
te ligada a la -*■ Física del estagirita. Searle su contenido proposicional y su
El tratado Acerca del Cielo ha sumi fuerza ilocucionaria: frases diferentes (o
nistrado a la cosmología escolástica medie la misma frase pronunciada en situacio
val su marco de referencia. Este marco nes diferentes) pueden tener en común la
geocéntrico es el que romperá la revolu misma «proposición» (el mismo sujeto,
ción científica de la edad clásica (y sobre el mismo predicado), por ejemplo: «Y o
todo Galileo) para imponer el heliocen- ordeno que», «Y o te pregunto si», «Yo afir
trismo copemicano. Sin embargo, es pre mo que». Tienen, en cambio una fuerza
ciso guardarse de atribuir a Aristóteles y ilocucionaria diferente según la manera
al libro Acerca del Cíelo tesis que fueron de proferirlas, o según su «realizativo»
elaboradas mucho más tarde por la cos explícito (es decir, la acción constituida
mología y la física escolásticas. por la emisión lingüística en sí misma;
por ejemplo: el locutor ejecuta la acción
Edición: Acerca del cielo (tr. M. Candell), que él expresa cuando dice «Y o ordeno»).
Gredos, Madrid, 1996.
Existen diferentes «marcadores» de fuer
Estudios: Introducción de M. Candell a la
ed. cit.; J. Barnes; Aristóteles (tr. M. San- za ilocucionaria. En esta obra formula
sigre), Cátedra, 1987, cap. 14; W. Jaeger, Searle las reglas de los actos de habla que
Aristóteles. Bases para la historia de su son posibles de efectuar por medio de
desarrollo intelectual (tr. J. Gaos), México, tales «marcadores». Y distingue cuatro:
Fondo de Cultura Económica, 1946; M. Cla-
velin, La Philosophie naturelle de Galilée, 1) las reglas de contenido proposi
Armand Colín, 1968, cap. 1: «Aristote et le cional: un marcador de promesa no pue
mouvement local». de ser aplicado más que a un enunciado
en el cual un predicado atribuye un acto
futuro a un sujeto que designa al propio
locutor;
A C T O S DE H A B L A . Ensayo de filo 2) las reglas preliminares, que espe
sofía del lenguaje. Speech A cts. A n cifican las condiciones para que el acto
essay in the Philosophy o f Language, pueda ser realizado (por ejemplo, en el
1969. caso «Yo ordeno», que el auditor sea capaz
Jo h n R oger S e arle , nacido en 1932 de ejecutar el acto ilocucionario que se le
ha ordenado);
La obra se sitúa en la línea de la filo 3) las reglas de sinceridad: el que
sofía analítica inglesa, en particular en las dice «yo afirmo» debe creerlo;
investigaciones de John L. Austin, de 4) las reglas esenciales: hablar una
quien es discípulo Searle, sobre los enun lengua es realizar actos de habla confor
ciados realizativos: primera etapa en el me a las reglas verdaderamente consti-
acercamiento entre la lengua y el acto de tutivas, a la manera del juego de ajedrez;
enunciar— , en desacuerdo con Saussu las reglas no gobiernan una forma de com
re que creía poder definir el sentido de portamiento preexistente que existiera sin
los enunciados con independencia del ellas; ellas constituyen esa forma de com
valor que pueda adquirir su enunciación. portamiento. Así, existiría un comporta
Austin mantenía una cierta correspon miento parlante, una actividad parlante
dencia entre lenguaje y realidad, y se man que recibiría su sentido de la observación
tenía fiel al concepto de verdad como de ciertas reglas. Por ejemplo, «yo pro
25 AFORISMOS PARA LA SABIDURÍA DE LA VIDA
dones premonitorias sobre el destino de Edición: Alcifron (tr. P. García Castillo), Ed.
Alcibíades. San Pablo, 1978.
Este diálogo asiste al nacimiento de Estudio: Diálogo con M. Ayers sobre «Loc
ke y Berkeley», en B. Magee, Los grandes
todos los grandes temas de la reflexión
filósofos (tr. A. Bárcena), Cátedra, 1990,
platónica, contemplados ya en su unidad: pp. 127-154; J. O. Urmson, Berkeley (tr.
política, moral, conocimiento. Porque si J. Cordero), Alianza, 1984; M. Guéroult,
la política es de algún valor, no puede ser Berkeley, quatre études sur la perception
más que como actualización de los fines et sur Dieu, Aubier-Montaigne, 1956.
universales conscientes de sí mismos, y
no como realización de las ambiciones
privadas. Lo cual hace necesario un cono
cimiento claro de esos fines, una ciencia A LE G O R ÍA S DE LA S LEYES, Legum
del bien. Toda ->■La República se encuen allegoriae.
tra ya en el P rim er Alcibíades. Pero, al Filón de A lejandría , hacia 20 a.C.-hacia
afirmar que la esencia del hombre es el 45 d.C.
alma, este diálogo va más lejos aún. Pues
establece los fundamentos de una tradi En este tratado, considerado como «el
ción que alimentará a todo el pensamiento más importante para el conocimiento de
(filosófico y teológico) de Occidente.) las ideas de Filón» (E. Bréhier), el filóso
fo expone no solamente la Ley, sino que
Edición: Alcibíades I (tr. J. Zaragoza) en Pla elabora una auténtica teología inspirada
tón, Diálogos, vol. VII («Dudosos, Apócri en el Pentateuco y en Moisés, como tam
fos, Cartas»), Gredos, 1992. bién una cosmología fundamentada en
Estudio: Introducción de J. Zaragoza en la
ed. cit. un análisis del relato del Génesis. De este
modo son propuestos los principios fun
damentales de una doctrina espiritual.
Filón comenta frecuentemente los ver
ALC IF R Ó N O EL FILÓ SO FO M ENU sículos de la Biblia palabra por palabra de
D O , A lcip h ro n o r the M in u te P h ilo - una manera alegórica, mas esto contribu
sopher, 1732. ye a la elaboración de su pensamiento filo
G eorge B erkeley , 1685-1753. sófico f^ste filósofo es uno de los grandes
pensadores y místicos judíos, y su abun
«filósofo menudo o mezquino» (the dante y rica obra justifica el interés que le
minute philosopher) al que Berkeley se adscribe la historia de la filosofía antigua.^
refiere en esta obra es el materialista, el
Edición: Legum allegoriae, en Les Oeuv-
ateo. ¿En qué es este pensador filósofo
res de Philon d ’Alexandrie (tr. Cl. Mon-
de la pequeñez? En que ignora la gran désert), Le Cerf, 1962.
deza de la obra divinaj Estudio: E. Bréhier, les [dees phiíosophí-
Berkeley reelabora aquí la cuestión de ques et religieuses de Philon d’Alexandrie,
las relaciones entre ciencia y religión, razón Vrin, 1950
y revelación. Al librepensador que pretende
no ver en las nociones religiosas (Dios, la
gracia) más que palabras sin objetos, el
autor responde que la ciencia de la que tan AL G U N O S PR O BLE M AS DE M E TA
to se jacta no vale ni más ni menos desde FÍSICA: P A R A U N A INTRODUCCIÓN
ese punto de vista: ¿es más clara la fuer A L A FILOSOFÍA, Some Problem s o f
za mecánica que la gracia divina?, ¿o la Metaphysics: A Beginning o f an Intro-
persona humana que la Trinidad? Berke duction to Philosophy, 1911.
ley rechaza que se considere a la religión W illíam Jam e s , 1842-1910.
natural como una introducción al cristia
nismo. La revelación es indispensable para Esta obra de publicación postuma fue
sostener la creencia popular. redactada por James durante los últimos
ALM A Y LA VIDA (EL) 28
años de su vida y quedó inacabada. Las Este libro anticipa la antropología del
cuestiones principales de estas «conside siglo xvil y la psicología m odemaj
raciones sobre los problemas metafísicos» Edición: El alma y la vida (tr. I. Roca)7 Ayun
tamiento de Valencia, 1992.
que forman el libro están marcadas por la Estudios: J. Ortega y Gasset, Viues-Goethe,
filosofía que subyace a ellas, el pragma Revista de Occidente, 1973; A. Guy, Vives, col.
tismo. Después de una exposición de los «Philosophes de tous les temps», Seghers, 1972.
temas tradicionales de la metafísica («Los
problemas de la metafísica», «El problema
del ser»), James analiza en la parte central
de la obra, «Percepción y Conceptos», la A L M A Y L A S F O RM AS (EL), Die See-
articulación filosófica realizada por el prag le und die Form en, 1911.
matismo entre los fenómenos y las aser G y ó r g y L u k á c s , 1885-1971.
ciones o conceptos que de ella resultan.
|En una perspectiva pragmática, se trata Lukács juzgará más tarde este escrito
«de interpretar cada concepción según sus (publicado en húngaro en 1910) como
consecuencias prácticas»; la realidad de un dependiente de un «idealismo subjetivo»,
concepto es la suma de las percepciones pese a que él no ha sido jamás un neo-
que le pueden ser asociadas] El conjunto kantiano;[por aquel entonces él pensaba
de los análisis de James se apoya en este que, en el dominio estético, el hombre podía
«punto de vista perceptual». captar la realidad profunda mediante un
La obra es para James ocasión de con acto de intuición. Se encontraba próximo
frontar sus tesis pragmáticas con el conjun a la fenomenología, a la que abordaba a
to de los problemas tradicionales de la través de cuestiones de técnica poéticaj
metafísica. Este texto póstumo muestra
la amplitud del pragmatismo en su liga Edición: El alma y las formas (tr. M. Sacris
tán), Grijalbo, 1974.
zón con sistemas de filosofía científica Estudio: George Lichtheim, Lukács (tr.
tales como el positivismo, y anuncia así J. Muñoz), Grijalbo, 1972.
ciertas obras de Bachelard.
A M O R Y OCCIDENTE (EL), L ’A m ou r
et l ’Occident, 1939.
A L M A Y L A V ID A (EL), D e anima et D enis de R o u g e m o n t , 1906-1985.
vita, 1538.
J u a n L uis V ives, 1492-1540. Espíritu no conformista y personalis
ta,IDenis de Rougemont estudia por la
Este tratado se compone de tres libros vía del mito (la Leyenda de Tristón e Isol
en los cuales el estudio de los sentidos, da) un fenómeno histórico de origen reli
de las actividades intelectuales y racio gioso (el catarismo): el amor-pasión que
nales, de la vida afectiva, es desarrollado apareció en el siglo xii en la sociedad cor
paralelamente al estudio de la fisiología tés. La tesis central sostiene que el Occi
y de los problemas filosóficos y morales. dente revela un «conflicto necesario» entre
¡La obra está inspirada por una concep amor (pasión) y matrimonio, donde el
ción biológica de la filosofía, e influen amor-pasión reviste generalmente la for
ciada por el tratado -+ D el Alm a de Aris ma de adulterio. El amor-pasión es el amor
tóteles y por la escolástica. hecho de sufrimiento, de infelicidad; es
29 ANÁLISIS DE U S SENSACIONES (EL)
amar al amor más que al objeto de éste, Confucio ha tenido innumerables dis
de ahí la exaltación extrema del hecho de cípulos — de los que el más importante es
amar, cuyo obstáculo absoluto es la muer Mencio— y una posteridad extraordina
te. El amor-pasión es una búsqueda incon- ria, pues, todavía hoy, el confucianismo
fesada del sufrimiento que destruye a los es, junto con el taoísmo, la corriente de
que a ese amor se abandonan] pensamiento más iroportanteüñ Chiñaj
tos más concretos — incluso anecdóticos— de Kant. El placer que hoy podría pro
de la existencia. Kant detalla en particu porcionar su lectura sería achacable prin
lar una reflexión sobre los sentidos, don cipalmente al carácter un tanto pinto
de se encuentra una «Apología en favor de resco de sus páginas y a la revelación de
la sensibilidad» (libro primero: De la facul un Kant totalmente diferente del que sus
tad de conocer). En el libro segundo [El otros escritos (y sobre todo la leyenda)
sentimiento de placer y desplacer) ana podrían hacer suponer. Un Kant huma
liza y clasifica las diversas especies de pla no, celoso de no permanecer encerrado
cer. Vuelven a encontrarse aquí (por ejem en la discusión de consideraciones y prin
plo, a propósito del placer intelectual) cipios abstractos.
distinciones bien conocidas (ideas-con
ceptos). El libro tercero (De la facultad Edición: Antropología (tr. J. Gaos), Alian
za, 1991.
apetitiva) trata de los deseos, de las emo
Estudios: E. Cassirer, Kant, vida y doctri
ciones, de las pasiones. Kant diseña aquí na (tr. W. Roces), Fondo de Cultura Econó
un «Tratado de las pasiones» que recuerda mica, 1993; M. Castillo, Kant et Vavenirde
un poco a Descartes en su celo por ilustrar la culture, col. «Philosophie d’aujourd’hui»,
su teoría con observaciones prácticas que P.U.F., 1990.
permitan un buen uso de las pasiones. En
el detalle de los análisis, donde cabría espe
rar un Kant austero y rigorista, el filósofo
de Konisberg se muestra voluntariamente A N T R O P O L O G ÍA E S T R U C TU R A L,
más próximo a Epicuro que a los estoicos. A n th ro p o lo g ie structurale, 1958 y
La segunda parte (Característica antro 1974.
pológica) trata «De la manera de conocer C lau d e L évi -St r a u s s , nacido en 1908.
el interior del hombre por el exterior. Kant
examina aquí sucesivamente los caracte El primer volumen reunió diecisiete de
res: de la persona, del sexo, del pueblo, de los cien textos escritos por Lévi-Strauss
la raza. Sin duda es ésta la parte que más entre 1927 y 1958(~La obra comienza
— y peor— ha envejecido. Podrían enu con una introducción que enfrenta a la
merarse sin gran dificultad los prejuicios historia con la etnología, para constatar
e ideas recibidas, o simplemente las afir que la sociología, en ramas tales como la
maciones tributarias de una época dema etnografía y la etnología, ha evoluciona
siado definida. Es muy chocante ver a un do mucho en relación con la historia. Las
Kant, que jamás había salido de Konis antiguas diferencias quedan dífuminadas,
berg, ¡describiendo por el menú los bue porque las dos disciplinas caminan al uní
nos y malos rasgos de cada pueblo! sono en el mismo sentido. La confronta
La obra está sembrada de multitud de ción de la antropología con la lingüística
pequeños análisis y observaciones de toda que a continuación aparece, permite eva
índole, a menudo sutiles y sugerentes, sobre luar las relaciones entre lenguaje y paren
aspectos infinitamente varios de la vida coti tesco como también entre lenguaje y socie
diana en sociedad: utilización de los senti dad. Lévi-Strauss observa que los sistemas
dos y facultades (imaginación, memoria...), de parentesco indoeuropeos comportan
conversación, juego, alimentación, buenas la utilización de pocos términos, y que
maneras. Trata incluso del tabaco, del mareo éstos se organizan según una perspectiva
en barco, de la crueldad de los españoles y subjetiva. A veces, por el contrario, los sis
de la frivolidad de los franceses. Se apren temas de parentesco comportan un gran
derá en el parágrafo 88 que es «malsano» número de términos; tal ocurre en el sis
para un filósofo comer solo, y que esta con tema chino. Las lenguas europeas y la
creta excentricidad tiene incluso un nom estructura social que les corresponden
bre latino: «solipsismus convictorio. gozan de una gran libertad, con una diver
La A n trop ología no está considera gencia marginal entre la forma y la sus
da — a justo título— como una «gran» obra tancia y numerosas excepciones a las
33 ANTROPOLOGÍA ESTRUCTURAL
# A P A R IC IÓ N D E L H O M B R E (L A ),
L ’Appparition de l ’homme, 1956. A P O LO G É T IC O (EL), A pologeticum ,
P ierre T eilhard de C hardin , 1881-1955. o 197.
T er tu lian o (Quintus Septimius Florens
fiiló s o fo y científico, Teilhard de Char Tertullianus), hacia 155-222.
din se ha hecho célebre por sus trabajos Primera apología escrita en latín.
de paleontología. Esta obra, que reúne
varios textos, intenta reconstruir la evolu Este discurso fue redactado com o
ción del hombre a partir de su aparición. defensa de los cristianos, víctimas de las
El universo es una unidad orgánica en persecuciones realizadas en 197 por los
perpetua evolución."Pero lo más sor- gobernadores de las provincias romanas.
prendente es que la materia misma de La obra se abre con una perorata en favor
~ este universo está de alguna manera orien- de los cristianos condenados de manera
£ tada hacia el hombre. En el origen, hay aleatoria bajo el nombre de Cristo: bas
materia, después ésta se vitaliza y final taba renegar de El para ser indultado. De
mente la vida se hominiza. hecho son los propios romanos los cul
El autor discierne así en la evolución pables de los males que falazmente acha
del universo una dirección hacia la apa can a los cristianos. Tertuliano condena a
rición del hombre. Esta evolución con los romanos, su inmoralidad y sus orgías,
duce ineluctablemente a la constitución su irreligiosidad y el politeísmo; e igual
creciente del sistema nervioso, y luego del mente condena también el culto impe
psiquismo. Lo cual hace decir a Teilhard rial. Tertuliano, conmovido por el mar
que el hombre es el término de un largo tirio cristiano, se había convertido dos
proceso, y que se encuentra situado en el años antes de escribir este discurso (A b o
corazón mismo del universo.] gado brillante, defiende con entusiasmo
la óptica cristiana y reivindica la libertad
Edición: La aparición del hombre (tr. religiosa en una época todavía agitada
C. Castro), Taurus, 1958. e incierta{
Estudio: C. Tresmontant, Introducción al
pensamiento de Teilhard de Chardin, Tau Edición: El Apologético (tr. G. Prado), Ed.
rus, 1968. Apostolado Mariano, 1991.
35 APOLOGÍA DE SÓCRATES
[4 3 ]
BANQUETE (EL) 44
jo y A. Medina), Gredos, 1990, pp. 352- pers acomete en este voluminoso ensa
381; M. Ficino, De amore. Comentario a yo. Reteniendo la lección de las tragedias
«El Banquete» de Platón (tr. R. de la Villa),
Tecnos, 1986; W. Jaeger, Paideia. Los idea de Hiroshima y Nagasaki, el autor invita
les de la cultura griega (tr. J. Xirau y W. al hombre libre a una reflexión desapa
Roces), México, Fondo de Cultura Econó sionada sobre la bomba atómica.
mica, 1967; L. Robin, La Théorie piatoni- Ahora que la humanidad dispone de
cienne de l’amour, P.U.F., 1964. abundancia de medios para autodestruir-
se, es de todo punto necesario encontrar,
no tanto una u otra vía de salvación, sino
la autenticidad de un pensamiento razo
BARBARIE CO N R O STR O H U M AN O
(L A ), La Barbarie ó uisage humain, nable y filosófico sobre el futuro del hom
bre. N o es aquí cuestión de extraviarse
1977.
en la especulación, sino, por el contrario,
B ernard H enri-L é v y , nacido en 1948.
de tomar conciencia de los hechos, de ana
Esta obra debe leerse, dice el autor, cano lizarlos, sintetizarlos, y comprenderlos a la
luz de la inteligencia. Es preciso pasar de
una «arqueología del tiempo presente» aten
ta a descubrir en los discursos y prácticas la actividad exterior a la interior, del enten
actuales el «sello de una barbarie con rostro dimiento a la razón.
humano». Lévy demanda pues aquí a la «nue Una reflexión filosófica sana tiene todos
va filosofía» que se plantee el problema del los visos de engendrar una transformación
poder, y que despliegue en su desarrollo un de la conciencia política del hombre, a poco
profundo pesimismo. La idea de progreso que éste comprenda que esa reflexión no
es ilusoria; es la mentira de un pensamien puede nacer más que de una disposición
to reaccionario que conduce al mundo a la interior: la atención al mundo moderno, la
barbarie. El Estado totalitario, lejos de ser observación, y una comprensión filosófica
un accidente de la Historia, es el fin; en cuan de la técnica. Pero esto no es más que un
to al socialismo, es la versión más grave de plan de conjunto que, si se lo siguiera, cam
ese optimismo que niega el Mal radical en biaría sin duda no sólo este mundo, sino
la orientación de la humanidad. Jaspers
la Historia.
Aparecida en el mismo año que -*■Los piensa en modo condicional. Correspon
maestros pensadores de André Glucks- de al hombre que actúa, el hombre de Esta
mann, esta obra fue un best-seller. Bernard do, unir a su acto la reflexión filosófica
Henry-Lévy, activo defensor de los dere sobre su acto.
chos humanos, definía así el lugar del inte «Filosofía y política deberían reencon
lectual en la sociedad: «El intelectual anti trarse». Este ensayo fundamental es de lec
bárbaro será ante todo metafísico, y cuando tura obligada para todo aquel que quiera
digo metafísico quiero decir angélicamente». informarse sobre la manera en que la filo
sofía puede suscitar el despertar de la con
Edición: La barbarie con rostro humano ciencia política. Jaspers demuestra bri
(tr. E. Simons), Monte Ávila, 1978. llantemente que el filósofo no tiene nada
Estudio: G. Schiwy, Les Nouueaux Philo-
de sabio retirado en su torre de marfil, sino
sophes, Gonthier-Denoel, 1979.
que, al contrario, la filosofía no es nada si
no está enraizada en lo real y en el acon
tecer histórico de la humanidad.
BO M B A ATÓ M IC A Y EL FUTURO DE
L A H U M A N ID A D (L A ), D ie A to m - Edición: La bomba atómica y el futuro
bombe und die Zukunft der Menschen, de la humanidad (tr. I. Garfeldt-Klever de
Leal), Cía. Gral. Fabril Editora, 1961.
1958. Estudios: H. Arendt, «Karl Jaspers, ¿ciu
K ar l Jaspers , 1883-1969. dadano del mundo?», en su libro Hombres
en tiempos de oscuridad (tr. C. Ferrari),
Colaborar a la conciencia política de Gedisa, 1990, pp. 67-80; A. Kremer-Mariet-
nuestro tiempo: tal es el proyecto que Jas ti, Jaspers, Seghers, 1974.
BOSQUEJO DE UN CUADRO HISTÓRICO DE LOS PROGRESOS DEL ESPÍRITU HUMANO_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 4 6
edad de oro, y merecen algo mejor que Edición: Esquisse d’une philosophie per
los sarcasmos condescendientes con que sonnaliste, Vrin, 1942.
se los gratifica la mayoría de las veces. Estudio: M.-M. d’Hedencourt, Essai sur la
philosophie de Pére Laberthonniére, Vrin,
Después de todo, Condorcet no está tan 1947.
lejos del Pascal del -*■ Prefacio para el
Tratado del vacío , y de las tesis de
Auguste Comte.
B O SQ U E JO DE U N A T E O R ÍA DE
Edición: Bosquejo de un cuadro histórico L A S E M O C IO N E S , Esquisse d ’ une
de los progresos del espíritu humano (tr. théorie des émotioris, 1939.
Suárez Fernández, A. Marcial-Torres), Edi
J ean -P a u l S artre , 1905-1980.
tora Nacional, 1980.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán), La psicología de la primera mitad de
vol. II, Tecnos, 1988, pp.166-169; J. B. este siglo es una investigación sobre
Bury, La idea del progreso, Alianza, 1971; hechos; no ha comprendido que no se
F. E. Manuel y F. P. Manuel, El pensamiento
puede «alcanzar la esencia [del hombre]
utópico en Occidente (tr. B. Moreno), Tau
rus, 1984; K. M. Baker, Condorcet: From acumulando los accidentes»: los análisis
Natural Philosophy to Social Mathematics, de las emociones que ofrecen Janet o
University of Chicago, 1975. James manifiestan un perfecto descono
cimiento de la realidad humana. Toman
do por base los trabajos de Husserl y de
Heidegger, Sartre elabora una teoría de
B O SQ U E JO DE U N A F IL O S O F ÍA las emociones encaminada a la constitu
P E RSO NA LISTA , Esquisse d ’une phi ción de una psicología fenomenológica.
losophie personnaliste, 1942.
L ucien L a bertho nniére , 1860-1932. Edición: Bosquejo de una teoría de ¡as emo
ciones (tr. M. Acheroff), 6.* ed., Alianza,
1987.
Orador y director de la revista Anna- Estudio: F. Jeansqn, Sartre par lui-méme,
les de philosophie chrétienne, Labert col. «Microcosme-Ecrivains de toujours», Le
honniére fue atacado por ciertos teólo Seuil, 1974.
gos y la revista fue condenada por un
decreto del Indice, en 1913. A partir de
entonces le fue prohibido publicar, lo que
explica que la mayoría de sus obras apa B OSQUEJO DE U N A TE O RÍA GENE
recieran después de su muerte. R A L DE L A M A G IA , Esquisse d ’une
En la intransigencia de su filosofía se théorie générale de la magie, 1902-
le plantea a Laberthonniére el verdadero 1903.
problema humano: el del conocim iento M ar c el M a u s s , 1872-1950.
del otro, puesto que para él la única meta
física es la de la caridad. Amar a un ser La magia es para Mauss una «función
es amar a todos. El autor concede al ser social», y él analiza las condiciones indivi
personal un lugar privilegiado. Cada indi duales y colectivas del funcionamiento «efi
viduo es una «persona humana», en la cual caz» de la misma. La creencia en la magia
Dios permanece del principio al fin. En no excluye una parte de superchería. Esta
lugar de explicar al hombre en función creencia se articula en tomo a la noción,
del mundo, Laberthonniére recomienda fundamental en Mauss, de mana, término
explicar al mundo en función del hom difícil de definir que remite a la idea de un
bre. Contra la ciencia, que conociendo al «valor de las cosas y de las gentes».
objeto ignora al sujeto, se adhiere a la fór El autor intenta aquí situar a la magia
mula de Bérulle: «Dios nos ha concedi por relación a otros fenómenos sociales
do a nosotros mismos el don de nosotros (derecho, economía, estética, lenguaje,
mismos.» ciencia, religión).
BREVE TRATADO ACERCA DE LA EXISTENCIA Y DE LO EXISTENTE 48
Edición: «Bosquejo de una teoría general de que prefigura ciertas tesis ulteriores del
la magia», en M. Mauss, Sociología y antro filósofo. Por otra parte, conviene precisar
pología (tr. T. Rubio), Tecnos, 1979. que el tratado no ha sido escrito en latín,
Estudios: Introducción de Lévi-Strauss a la
sino en holandés, y que no es más que
ed. cit.; J. Cazeneuve, Sociología de Mar
cel Mauss, Península, 1970. una redacción más o menos clara de notas
que ni el mismo Spinoza ha verificado.
Igualmente se debe abordar este texto
con prudencia, ya que el pensamiento
BREVE T R A T A D O A C E R C A DE L A metafísico del filósofo se encuentra mucho
EXISTE N CIA Y DE LO EXISTENTE. mejor expuesto en sus otras obras.
Court traité de l ’existence et de l ’exis-
Edición: Breve tratado de Dios, del hom
tant, 1947. bre y de su felicidad. Tratado teológico-
Ja c q u e s M aritain , 1882-1973. político (tr, A. Domínguez y E. Dobry),
Círculo de Lectores, 1995.
Este «breve tratado» pretende ser un Estudios: St. Hampshire, Spinoza (tr. V.
ensayo sobre el existencialismo de Tomás Peña), Alianza, 1982; J. Moreau, Spinoza,
col. «Que sais-je?», P.U.F., 1971.
de Aquino. Publicado en la época en que
Sartre hacía furor, esta obra se presenta
como una puesta a punto de la cuestión
del ser y de la existencia.
BREVIARIO DE PODREDUMBRE, Pré-
Para Maritain, el tomismo auténtico da
cls de décomposition, 1949.
«la primacía a la existencia y a la intuición
É mil M ichel C io r a n , 1911-1995.
del ser existencial». El solo existencialis
mo que él reivindica es aquél en que pre
En esta primera obra escrita en fran
domina la existencia, mas «en tanto que
cés, Cioran, ese «pensador de ocasión»,
implica y salva las esencias o naturale
este «anti-profeta» para el que «no hay
zas», y en tanto que manifiesta la victoria
nobleza más que en la negación de la
de la inteligencia y de la inteligibilidad.
existencia», revela con un tono incisivo
Edición: Breve tratado acerca de la exis los grandes temas y obsesiones (la
tencia y de lo existente (tr. F. de Sesma), decadencia, el mal, la historia, la nada...)
Desclée De Brouwer, B. Aires, 1949. que jalonan su obra.
Estudios: F. Copleston, Historia de la filo Manifestando desde el comienzo un
sofía, vol. 9: De Main de Biran a Sartre (tr.
rechazo hastiado de la filosofía, ese afán
J. M. García de la Mora) Ariel, 1996, cap.
XII; Jacques Maritain. Su obra filosófica, de teorizar la vida, ese «triunfo de la inau-
Desclée de Brouwer, 1960; H. Bars, Mari tenticidad», y un desprecio por el filóso
tain en notre temps, Grasset, 1959. fo, ese profeta charlatán que quiere cono
cer pero no expresa nada, Cioran invita
a imitar a la mujer pública, la «criatura
menos dogmática» que, separada de todo,
B REVE T R A T A D O DE D IO S, D EL se abre a todo sin convicción. La vida,
HOM BRE Y DE SU FELICIDAD, Kor- «estado de no-suicidio», comienza con la
te Verhandeling uan God, de Mens en quiebra de la filosofía, ese «recurso de
des zelfs Welstand, 1852. todos aquellos que esquivan la exuberan
B a r u c h S p in o z a , 1632-1677. cia corruptora de la vida».
Para aquel que, dotado de la facul
Colección de notas tomadas entre 1650 tad de la indiferencia, ha dicho «adiós a
y 1660, este texto está muy alejado del la filosofía», más le vale volverse a la poe
pensamiento de Spinoza tal como apa sía, que, como la vida, no tiene nada que
rece en la -* Ética. Este «breve tratado» probar y todo lo tiene por expresar. Ele
comporta cuatro categorías de textos, de vando las apariencias «al nivel de un esti
las que sólo la última merece atención por lo», sólo la frivolidad, «el antídoto más
49 BURGUÉS (EL)
eficaz para el mal de ser lo que se es», histórica» que estudia al burgués, enten
permite engañar al mundo. diendo por tal no el representante de una
clase social sino un tipo de hombre dota
Edición: Breviario de podredumbre (tr. F. do de cualidades psíquicas particulares.
Savater), Taurus, 1992. El espíritu burgués nace en el siglo xv
Estudio: F. Savater, Ensayo sobre Cioran,
Espasa-Calpe, 1992. en Florencia, espíritu que, como el espí
ritu de empresa, es uno de los elementos
esenciales del capitalismo y evoluciona
con este sistema. Al capitalismo primiti
BURGUÉS (EL). Contribución a la his vo corresponde un espíritu conquistador,
toria espiritual del hombre económico mientras que el capitalismo tardío se carac
moderno, D er Bourgeois: zur Geistes- teriza por un aumento de la racionaliza
geschichte des modernen Wirtschafts- ción y de la organización, lo que lleva con
menschen, 1913. sigo una pérdida de dinamismo.
W erner S o m b a r t , 1863-1941.
Edición: El burgués (tr. M.a P. Lorenzo),
Alianza, 1993.
Discípulo de Karl Marx y de Max Estudio: A. de Benoist, prefacio a Le socia-
Weber, ligado a la Escuela histórica ale lisme allemand, de Werner Sombart, col.
mana, Sombart elabora una «psicología «Révolution conservatrice», Pardes, 1990.
c
C A M IN O DE SE R V ID U M BR E , The entre esos fines singulares, para lo cual
Road to Serfdom, 1944. disponen los planificadores de un poder
F riedrich A u g u s t v o n H a y e k , 1899- total.
1992. Para Hayek no existe racionalidad
alguna que sea superior a la de los indi
En este «libro político», cercano al pan viduos (tesis del individualismo metodo
fleto, Hayek propone una explicación crí lógico); la única racionalidad efectiva es
tica dei totalitarismo. Éste, ya sea nazi, fas la que resulta del equilibrio de las accio
cista o comunista, no es más que el nes individuales. De lo que se sigue que
resultado de las ideas socialistas. Apolo plan (socialismo) y mercado (liberalismo)
gista de las ideas liberales de los siglos xvni son dos sistemas económicos inconcilia
y xix, ideas que han combatido a Marx, bles, siendo el totalitarismo (planismo) el
a Friedrich List, a Gustav Schmoller y a resultado del abandono del liberalismo.
Sombart, el autor desarrolla la tesis de que N o hay libertad política sin libertad eco
el totalitarismo se apoya exclusivamente nómica.
en la planificación económica. Así, el nazis Premio Nobel de economía (1974),
mo no se explica ni por una pretendida Hayek defiende aquí un liberalismo radi
alma germánica ni por una reacción al cal que hace de él uno de los maestros de
socialismo, sino por las ideas estatistas los «libertarios». La moda del neolibera-
constitutivas de un socialismo autoritario. lismo, venida del mundo anglosajón, ha
Toda planificación es necesariamente anti contribuido a la amplia difusión del pen
democrática y tiránica. samiento hayeksiano, concretamente de
N o obstante, en lugar del término«pla su explicación económica del totalitaris
n ifica ción », Hayek prefiere el de «pía- mo, en la que el socialismo es el funda
nismo». Si la planificación es una tentati mento común del nazismo, del fascismo
va de racionalización de la actividad social, y del estalinismo.
el planismo implica una dirección cen
tralizada y autoritaria de toda la actividad Edición: Camino de servidumbre (tr. J. Ver-
económica, conforme a un plan único. gara), Alianza, 1995.
Pero la vida económica está constituida Estudios: E. Butler, Hayek. Su contribu
ción al pensamiento político y económi
por individuos egoístas que persiguen fines
co de nuestro tiempo (tr. E. Fuentes), Unión
diferentes, concurrentes y a veces incluso Editorial, 1989; J. Ferry, F.A. Hayek: Les
antagónicos. Establecer un plan econó éléments d'un libéralisme radical, Presses
mico es imponer elecciones autoritarias universitaires de Nancy, 1990.
[5 1 ]
CAMINOS DE BOSQUE
Este ensayo guarda afinidad con La pre Edición: Cándido o el optimismo (tr. E.
gunta p o r la técnica (contenida en C on Diego), Cátedra, 1985.
ferencias y artículos), que desarrolla igual Estudios: A. J. Ayer, Voltaire (tr. M. Can-
dell), Crítica, 1988; P.-L. Assoun, «La que
mente el tema de la noche del mundo,
relle de l’optimisme dans Candide et ses
desde el punto de vista de la dominación enjeux philosophiques», en Analyses et refle-
del ente y que se articula sobre los versos xions sur «Candide», de Voltaire, EUipses-
de Holderlin comunes a ambos textos: Marketing, 1982.
«Pero donde está el peligro, crece / tam
bién lo salvador.»
La sentencia de Anaxim andro es la C A N O N DE L A MEDICINA, al-Qánún
fiat-tibb.
de un presocrático, y pasa por ser la más
A vicena (ibn SIná), 980-1037.
antigua en filosofía. Heidegger hace de
ella, más allá de las categorías presocrá- Suma enciclopédica.
ticas, una lectura temática. El pensamiento
es poema, «d ictare» original; el pensa Suma considerable de conocimientos,
miento del ser es el orden primero del esta obra es una de las más compactas
decir poético. La Af|r>r| (Léthé: el olvido) del corpus enciclopédico de Avicena; es,
es la claridad del ser; el pensamiento no junto con el Kitáb al-Sbifá (-->■ Libro de
la sigue: gira en tomo, y ese es el reino la cu ra ción ), la obra que asegura la
de la errancia, del error (Irrtum ), el espa influencia científica de Avicena hasta el
cio de despliegue de la historia. El ente final de la Edad Media.
es llevado a sí mismo (ereignet). El olvi La observación, la investigación y la
do del ser es el olvido de su diferencia por experiencia del hombre práctico son
relación al ente. expuestas con todo detalle, pero reba
sando con mucho la dimensión de un sim
Edición: Caminos de bosque (tr. H. Cortés ple tratado científico o de un manual prác
y A. Leyte), Alianza, 1995. tico, Avicena elabora en esta obra un
Estudio: Otto Póggeler, El camino del pen sistema de reglas que gobiernen la obser
sar de Martin Heidegger (tr. F. Duque),
Alianza, 1993. vación y la experimentación. Apoyándo
se en los métodos de las concordancias,
de las diferencias y de las variaciones con
comitantes, pueden enumerarse siete
CÁN D ID O , o El optim ismo, Candide reglas prácticas: la limpieza del remedio,
ou L ’O ptim ism e, 1759. el aislamiento de la acción por relación a
V oltaire (Fran^ois Mane Arouet), 1694- la causa, la diversidad de los objetos de
1778. una misma experiencia, la proporción
Cuento filosófico. entre el remedio y la enfermedad, la obser
vación de la duración del efecto, la sepa
Arrojado de su morada, Cándido des ración de los efectos «accidentales» de los
cubre, después de mil peripecias, que «los efectos «esenciales» que se producen siem
preceptos de su buen maestro Pangloss» pre o la mayoría de las veces, la aplica
son inapropiados: ¿es éste «el mejor de ción del remedio exclusivamente al cuer
los mundos»? En todas partes hay vio po humano.
lencia, intolerancia, iniquidad. Mientras Esta regla de la distinción entre lo acci
recorre el mundo, Cándido apenas si logra dental y lo esencial en la experiencia reve
sosiego, pero encuentra al fin la felicidad la la reflexión lógica, prefiguración de la
en su jardín, con sus amigos. epistemología, que es la base del Canon
Con humor feroz, Voltaire ataca ese de la medicina. La regularidad del efec
mundo imaginario, encamación de Leib to experimental justifica e ilustra la teoría
niz, que describe Pangloss; mas con la mis del silogismo científico de Aristóteles, al
ma ferocidad, este cuento critica igualmente que se refiere Avicena.- los efectos y las
las instituciones políticas y religiosas. causas que habitualmente se presentan
CAPITAL (EL) 54
son el término medio necesario para fun En el libro I, releyendo de manera crí
damentar una ciencia. La teoría es la con tica a los economistas clásicos ingleses
dición primera y necesaria de la expe (Adam Smith y David Ricardo esencial
riencia que, cualquiera que sea su valor mente), Marx describe el capitalismo a
descriptivo y su alcance físico, continúa través de sus tres relaciones fundamen
siendo el objeto de una ciencia particular tales: relación de intercambio mercantil,
subordinada a una ciencia más general. relación salarial, relación de producción,
La importancia de la descripción expe que son las formas específicas de orga
rimental y la primacía que el Canon de nización del trabajo del capitalismo. El
la medicina parece conceder a las cien capitalismo es en efecto un modo de pro
cias de la naturaleza tienen principalmente ducción que asocia a las fuerzas p ro
su justificación en una exigencia didácti ductivas (conjunto de factores técnicos
ca: las ciencias particulares son para noso de la producción) con las relaciones de
tros más manifiestas que la ciencia gene producción (relaciones sociales resultan
ral del ser (metafísica), pues el objeto de tes de las funciones cumplidas por los indi
aquéllas es el dato sensible. A diferencia viduos y los grupos en el proceso de pro
de Averroes, Avicena afirma la preexce- ducción y en el control de los medios de
lencia de la metafísica como fundamen producción). Es una sociedad mercantil
to ontológico de toda ciencia de la natu donde los capitalistas, propietarios de los
raleza. medios de producción, compran a los pro
letarios su fuerza de trabajo, y organizan
Edición: Canon de la medicina, Roma, y dirigen el proceso productivo de las mer
1593; ed. crítica en publicación, Nueva cancías que, vendidas, permitirán acre
Delhi, vol. I, 1982, vol. II, 1988. centar el capital. El libro II trata del desa
Estudios: M. Cruz Hernández, Historia del
pensamiento en el mundg islámico, vol. rrollo de los capitales autónomos y de sus
I, cap. 7, Alianza, 1996; Etudes sur Avi- conexiones en la circulación del capital.
cenne (dir. J. Jolivet y R. Rashed), Les Belles Finalmente, el autor analiza en el libro
Lettres, 1984. III el proceso global de la producción capi
talista y bosqueja ciertas teorías, como las
de las crisis, del interés y de la renta de
bienes raíces.
C A P IT A L (EL), Das Kapital, 1867, El Capital se abre con una descripción
1885 y 1894. de la sociedad burguesa y del sistema capi
Ka r l M a r x , 1818-1883. talista que asimila a los ciudadanos con
«una inmensa producción de mercancí
Esta obra esté compuesta de tres libros, as»; así se encuentra confirmada la íey del
de los que sólo el primero fue publicado valor que el autor toma de los econo
mientras vivía Marx. En 1859 apareció mistas clásicos, ley que revela la esencia
su Crítica de la economía política que, misma del capitalismo: la explotación de
en 1867, se convertirá en el libro I de la fuerza de trabajo.
E l Capital. El libro II (El proceso de cir La economía moderna se apoya en
culación del capital) será publicado en efecto en el intercambio de mercancías
1885, y el libro III (El proceso global de (relación de mercancía). La mercancía es
la producción capitalista) en 1894. Frie- un objeto producido de manera regular
drich Engels sostenía estas publicaciones. para ser vendido en un mercado; es por
El filósofo Marx se aventura en la eco tanto un objeto socialmente reproducible
nomía, la historia y la sociología para des (lo que excluye a las obras de arte, a la
cribir una sociedad (la sociedad burguesa) tierra). Ese producto se presenta bajo un
y un modo de producción (el capitalismo), doble aspecto: como valor de uso y como
elaborando un complejo conjunto de con valor de cambio. Un objeto sólo se ven
ceptos del que desgaja la «ley económica de a condición de que sea susceptible de
del movimiento de la sociedad moderna». satisfacer una necesidad (utilidad). Mas si
55 CAPITAL (EL)
cracia tiende a dominar, desterrando así los terroristas de la teoría, aquellos que
a la innovación. querrían preservar el orden puro de la polí
Schumpeter concluye que el capitalis tica y del discurso político. [...] 2) Los las
mo acabará por dejar lugar a un planifi- timosos técnicos del deseo — los psicoa
cacionismo, a un socialismo. Sin embar nalistas y los semiólogos— que registran
go no desea un socialismo de tipo cada signo y cada síntoma, y que querrían
marxista, sino una democracia cuya orga reducir la organización múltiple del deseo
nización recompensará la competencia, a la ley binaria de la estructura y de la
una democracia nueva en la que, com carencia. 3) Finalmente, el enemigo
petitivamente y al menor costo, serán mayor, el adversario estratégico [...]: el
seleccionadas las elites. fascismo. Y no solamente el fascismo his
tórico de Hitler y Mussolini [...] sino tam
Edición.- Capitalismo, socialismo y demo bién el fascismo que todos llevamos den
cracia, Folio, 1984.
tro, que asedia a nuestros espíritus y
Estudios: S. E. Harris, Schumpeter, cien
tífico social (tr. R. Garcés), Paidós, 1984; nuestras conductas cotidianas, el fascis
F. Perroux, La Pensée économique de mo que nos hace amar el poder, desear
Joseph Schumpeter, Ginebra, Droz, 1965. esa cosa misma que nos domina y nos
explota.»
Como su título indica, E l Anti-Edipo
es ante todo una máquina de guerra con
C A P IT A L ISM O Y ESQUIZOFRENIA, tra Freud, contra el psicoanálisis o más
Capitalisme et schizophrenie, 1972 y bien contra los efectos del poder que el
1980. psicoanálisis induce. La teoría del deseo
G illes D e le u ze , 1925-1995, y P ierre y del sujeto del deseo, que el psicoanáli
F élix G u attar i , 1930-1992. sis invoca, es contra la que Deleuze y
Guattari van a forjar el nuevo concepto
Pese al título genérico bajo el que son de máquina deseante: el inconsciente
reagrupadas las dos obras, El Anti-Edipo es en sí una máquina en un universo de
(tomo I) y M il Mesetas (tomo II) son muy máquinas cuya función esencial es la de
diferentes por su forma, su estilo y sobre producir; es en esta lógica de la produc
todo por el contexto político y teórico que ción mecánica donde el recurso a Marx
los ha visto nacer. Si el primero es pro y a la explicación de los mecanismos de
ducto directo de Mayo del 68, si asume explotación capitalista deviene más fecun
incluso la difícil tarea, por relación a la his do. Finalmente se introduce contra el psi-
toria, de ser un libro de reacción al acon coanális el proyecto de una nueva disci
tecimiento a la vez que un libro prospec plina, el «esquizo-análisis», con la voluntad
tivo que pretende abrir un nuevo modo de firme de liberar al sujeto de la represión
filosofar, el segundo es por el contrario un que acompaña a su deseo en la que par
libro de paciencia, un libro que se ha toma ticipa el psicoanális.
do tiempo de maduración teórica, un libro En M il Mesetas, la lucha contra el psi
que retorna a su predecesor con armas coanális prosigue a veces en profundidad,
nuevas y mejor adaptadas a sus ambicio y a veces se abandona la polémica en lo
nes. Porque estas dos obras son ante todo que respecta a la forma: es, por otra par
obras polémicas o políticas, si por este tér te, la forma misma lo que en este libro sor
mino se entiende el combate de ideas en prende. En lugar de los capítulos tradi
tanto que interesa al ciudadano. cionales, los autores proponen una serie
Michel Foucault, en el prefacio que de mesetas que se superponen las unas
escribió para la edición americana del Anti- a las otras a manera de placas tectónicas
Edipo, designaba claramente, en un esti con efectos subversivos: el modelo de refe
lo a su vez polémico, los tres adversarios rencia es de orden geográfico o, mejor,
a los que los autores se oponían: «1) Los geológico: es la Tierra en tanto que meca-
ascetas políticos, los militantes morosos, nosfera, máquina de máquinas, la que se
CARACTERES (LOS) 58
invoca como suelo en el que arraigan los so, el orgulloso, el necio, el cínico, el hipó
hombres, que no es ya la ontología tradi crita, el adulador... Este libro, caracteri
cional. El final de la obra, que habrá hecho zado por su bufonería y su perspicacia, ha
desfilar, al revisarlos, los grandes domi influido en la comedia griega y, en el siglo
nios de la filosofía clásica, está consagra xvn, ha sido imitado por La Bruyére.
do a una reflexión sobre la política y par
ticularmente a la oposición entre el Estado Edición: Los caracteres (tr. M. Fernández
Galiano), Centro de Estudios Constitucio
y el nómada, en tanto que éste represen
nales, 1985.
ta la alteridad fundamental de la sedenta- Estudio: L. Figuier, Teofrasto, Hachette,
riedad a la que invita el Estado. 1877.
En el hervidero barroco de las ideas que
siguieron al Mayo del 68, estas dos obras
ocupan un importante lugar, pues mani
fiestan la ambición de un filósofo y de un C AR A C T E R E S Y PE R S O N A LID A D ,
psicoanalista de revolucionar sus respecti Caracteres et personnalité, 1954.
vas disciplinas superponiendo la una a la G a s t ó n B erger , 1896-1960.
otra a la manera de esas mesetas que los
autores evocan. N o es de extrañar por tan Gastón Berger reseña, en esta obra
to que estos dos libros hayan desconcer que consta de seis capítulos, las diferen
tado a filósofos y psicoanalistas, y que su tes tipologías de los caracteres humanos
recepción haya sido pasional. Las dos obras estudiando la pluralidad de sus manifes
marcan además otro tipo de subversión: taciones, lo que le permite establecer una
la del género tradicional de la escritura filo clasificación por géneros. Tras haber des
sófica, fruto siempre de un espíritu solita crito las diversas capas de la personali
rio, mientras que aquí los autores asumen dad, el autor se interesa por las aptitudes
una escritura a cuatro manos con una úni y el personaje, para acceder finalmente
ca voz. al sujeto trascendental en tanto que tal.
El objeto de este estudio se sitúa prin
Ediciones: El anti-Edipo; capitalismo y cipalmente a un nivel empírico, puesto
esquizofrenia (tr. F. Monge), Paidós, 1995; que persigue un conocimiento psicológi
M il mesetas (tr. J. Vázquez), Pre-Textos,
1994. co del hombre, sin olvidarse de recono
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con cer, a la base del carácter, el aspecto tras
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí cendental de la conciencia. El problema
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 136-141; propuesto es-. «¿Podemos responder a
V. Descombes, Lo uno y lo otro. Cuaren la cuestión: Quién soy yo?»
ta y cinco años de filosofía francesa (1933-
El individuo se revela en primer lugar
1978) (tr. E. Benarroch), Cátedra, 1982,
caps. 5 y 6; Philosophie contemporaine, por su actitud: sus gestos, el tono de su voz
obra colectiva, Les Belles Letres, 1985, en u otros signos espontáneamente exterio
particular la conferencia de A. Villani: «Deleu- rizados, que son otros tantos indicios de la
ze et la philosophie microphysique». realidad de su personalidad. Berger define
la noción de personalidad según Le Sen-
ne como « totalidad concreta del yo», y
según Warren d’Allport como «organiza
C A R A C T E R E S (L O S ), KapccKTTjpei; ción dinámica de los aspectos cognitivos,
f]0lKOl. afectivos, conativos, fisiológicos y morfo
T e o f r a sto , hacia 372-hacia 285 a.C. lógicos del individuo». Es preciso distinguir
entre personalidad y carácter, «estructura
Obra original escrita para ilustrar un en la cual vienen a depositarse las influen
tratado de moral desaparecido, Los carac cias y a grabarse los sucesos», pero tam
teres está constituida por una serie de bién diferenciarla de las aptitudes, que son
retratos morales representativos de trein los medios de los que disponemos para la
ta tipos diferentes de hombres: el vanido prosecución de nuestros fines.
59 CARACTERES Y PERSONALIDAD
res, las mismas que organizará, treinta parientes y amigos de Dión consejos
años más tarde, la Revolución. La Car para conducirse uno mismo: «vivir cada
ta a D ’Alem bert sobre los espectáculos día de manera que uno llegue a ser lo
rompe las filas de los filósofos y será oca más posible dueño de sí», o para la mar
sión de una irreversible desaveniencia con cha de la ciudad, que no debe ser «escla
el partido enciclopedista. va de los señores», sino «sometida a las
leyes». Esta tesis, mantenida en -> Las
Edición: Carta a D ’Alembert sobre los Leyes, constituye uno de los giros polí
espectáculos (tr. Q. Calle), Tecnos, 1994. ticos más importantes en la filosofía de
Estudio: J. Rubio Carracedo, «Estudio pre Platón, para quien las leyes habían sido
liminar» a la ed. cit.
hasta entonces esencialmente arbitra
rias, y por tanto injustas y nefastas.
Texto esencial, tanto por la doctrina
política del autor como por su biografía,
C A R T A VII, o hacia 354 a.C.
la Carta V il aporta también precisiones
P l a t ó n , 428/427-348/347 a.C.
importantes sobre la teoría platónica del
conocimiento: Platón expone en efecto
Entre las trece cartas atribuidas a Pla
los cinco «factores indispensables del cono
tón, la séptima es la única cuya autenti
cimiento», a saber, el nombre (la palabra
cidad parece hoy en día incontestable,
que designa el objeto que se quiere cono
por el hecho de que Platón expone en
cer), la «definición de la cosa en cuestión»,
ella con todo detalle sus tres viajes a Sici
la imagen o la figura que representa a ese
lia: de 390 a 388 se reúne con Dionisio
objeto, después el conocimiento inteligi
Primero, tirano de Siracusa, al que repro
ble, y finalmente el objeto en sí mismo.
cha sus costumbres poco virtuosas, incom
Platón se aleja así de las tesis de -* La
patibles con la carga del gobierno de una
República, donde sólo el conocimiento
ciudad; mas allí conoce también a Dión,
inteligible era considerado conocimiento
joven pariente de Dionisio que se torna
verdadero, y acepta la imagen como modo
en amigo y adepto de las teorías políticas
de aprehensión de un objeto. Por todas
de Platón. A la muerte del tirano, en 367, estas razones, parece difícil considerar
le sucederá Dionisio «El joven»; ésta fue este texto com o apócrifo, puesto que
la ocasión para Platón, que retoma a Sira incluso explícita las obras tardías de Pla
cusa a petición de Dión para poner en
tón y la prudente posición de Aristóteles
práctica la teoría del rey-filósofo ense con respecto a la actividad política.
ñando la virtud al nuevo tirano. La empre
sa halló tan poca acogida en el entorno Ediciones: Cartas (tr. M. Toranzo), Centro
de Dionisio que esta tentativa terminó en de Estudios Constitucionales, 1970; Cartas
fracaso — fracaso renovado en un tercer (tr. J. Zaragoza), en el vol. Vil de los Diálo
gos de Platón, Gredos, 1992.
viaje de Platón hacia 360— . Estudios: J. Zaragoza, Introducción a las
Escrita poco después de la muerte de Cartas en la ed. de Gredos; J. SouUhé, intro
Dión en 354 (asesinado cuando llevaba ducción de la edición francesa (Lettres de
tres años en el poder), la Carta VII está Platón, Les Belles Lettres, 1960).
dirigida «a los parientes y amigos de
Dión» que deseaban, con el apoyo de
Platón, continuar la línea de Dión. El C A R T A SO B R E E L H U M A N IS M O ,
autor explica aquí las razones de su com B ríe f über den «Humanismus», 1947;
promiso político — la muerte injusta de Über den Humanismus, 1949.
«Sócrates, ese anciano que yo venera M artin H eidegger , 1889-1976.
ba»; la desastrosa política de los Trein Carta dirigida a Jean Beaufret.
ta Tiranos; y, más generalmente, «el
temor [de parecer] incapaz de aplicarse En 1945 comienza con Jean Beau
de buen grado a la acción»— , y da a los fret un diálogo que Heidegger continuará
63 CARTA SOBRE LA TOLERANCIA
Este primer escrito de Saint-Simon lle CAR TAS FILOSÓFICAS, Lettres phi-
va en germen los grandes temas de su losophiques, 1734.
obra futura; aquí formula en efecto su tesis V oltaire (Frangois Marie Arouet), 1694-
maestra: la idea de una regeneración de 1778.
la sociedad por la ciencia.
xionar sobre el derecho (Visión general El libro 111 (Descubrim iento del ver
del derecho universal, 1720). dadero Homero) reinterpreta los poemas
La lectura de la Scienza nuova es des homéricos a partir de los principios de la
concertante en razón de la riqueza de su sabiduría poética enunciados en el libro
estilo — que hace de Vico un escritor y un precedente.
poeta al mismo tiempo que un filósofo— El libro IV (D el curso que siguen las
mas también de su composición. Esta rela naciones) contiene los elementos de lo que
tiva oscuridad se debe al pensamiento mis podría ser considerado como una filosofía
mo de Vico, que no cree que la claridad de la historia. Esta última es comprendi
y la distinción cartesianas puedan permi da a partir de la evolución según un esque
tir captar muchos grandes secretos. ma temario que coincide con las tres facul
El tratado comienza por una «Idea de tades humanas: sensibilidad, imaginación
la obra», explicación de un grabado en el y razón. A estas tres facultades corres
que son evocados simbólicamente los ponden tres edades: la de los dioses, la
temas principales. El libro I (Estableci de los héroes y la de los hombres; estas
m ie n to de los p rin cip ios) es un desa tres edades determinan igualmente (como
rrollo cronológico del material histórico más tarde en Comte) tres formas distin
sobre el que se va a ejercitar el pensa tas de vida social, cada una de las cuales
miento de Vico (del Diluvio a la primera tiene por derecho su forma particular.
guerra púnica); luego enuncia el autor, El quinto y último libro trata sobre El
bajo forma axiomática, los principios a nuevo curso de /as cosas humanas en
priori de su «ciencia nueva» de la historia el renacim iento de las naciones. Vico
y del mundo humano (Elementos, Prin analiza aquí la evolución de las socieda
cipios, Métodos). des como una salida de la «barbarie de
El libro II (Sabiduría poética) tiene un la sensación» para entrar en la civilización.
papel considerable en la obra. Es preci La Scienza nuova puede ser conside
so entender el término «poética» en su rada com o una tentativa sin preceden
sentido etimológico (de la palabra griega tes de pensar racionalmente el devenir de
7toiav, poiein, que significa «crear»): la la historia humana. Vico admite la con
idea es que los primeros hombres cre cepción cristiana de la historia (Agustín,
an las condiciones humanas de su exis Bossuet), mas busca por su parte deter
tencia, desarraigándose con ello de la minar las causas naturales. Además, el
obra propia de la animalidad. La «sabi autor se inscribe en una concepción pla
duría poética» es, si se quiere, la ideolo tónica, idealista: la historia es considera
gía de esos primeros tiempos, con sus da como el devenir cíclico de una idea úni
manifestaciones religiosas y sociales cuyo ca que sucesivamente encarnan las
trazo distintivo es carecer de toda for naciones (se está aquí a la vez muy pró
ma abstracta, de reflexión, de racionali ximo a Aristóteles y los estoicos, y a lo
dad. Este punto es capital; Vico da por que más tarde será la idea hegeliana). Mas,
sentado que la racionalidad no es el úni pese a estas influencias, el método de Vico
co factor de comunidad en el seno de la es ya positivista, pues se prohíbe la fija
humanidad; los pueblos comparten tam ción de principios a priori y prefiere seguir
bién un patrimonio nacido de las facul a la humanidad en su devenir.
tades no racionales. Las mismas ideas, La influencia de la Scienza nuova fue
las mismas creencias irracionales han grande, pero la posteridad no ha hecho
podido aparecer de manera separada siempre justicia a su autor. «Interpreta
pero simultánea en el seno de diversas ciones», «lecturas», o recuperaciones
culturas aisladas entre sí. Para reencon puras y simples se sucedieron. Muchos,
trar esas antiguas mentalidades, Vico uti fuertemente interesados en enrolar a
liza las enseñanzas de la filología, pero V ico como precursor de su propio pen
también las de las tradiciones poéticas y samiento, ignoran su originalidad filo
mitológicas. sófica. El siglo xix (Johann Gottfried
75 CIENCIA Y FILOSOFÍA
Herder, Comte, Michelet, Marx) hizo de sión relaciona a Whitehead con Husserl,
Vico un filósofo de la historia románti pues introduce a la idea de que la com
co, mientras que sus compatriotas ita prehensión del mundo nos es dada sin
lianos del tem prano siglo xx (C roce, que jamás nos sea entregada completa
Gentile) escoran su filosofía hacia el mente. El autor procede a continuación
hegelianismo. a un historial de la teoría mecanicista,
en el que muestra que la relatividad gene
Edición: Ciencia nueva (tr. R. de la Villa), ralizada de Einstein no hace más que lle
Tecnos, 1995. var hasta sus consecuencias extremas el
Estudios: I. Berlin, Contra la corriente.
Ensayos sobre historia de las ideas (tr. H. principio de inercia propuesto por Gali
Rodríguez Toro), México, Fondo de Cultura leo. Whitehead hace una exposición muy
Económica, 1983 (los ensayos AI, IV y V ver completa de la mecánica cuántica en la
san sobre Vico); J. Ferrater Mora, «Vico o que retoma la tesis de una periodicidad
la visión renacentista», en Cuatro visiones en epiciclos sobre las «órbitas de Bohr»,
de la historia universal, Alianza, 1988; B.
Croce, La filosofía di Giambattista Vico, la idea de que a la ondulación cinética
Laterza, 1973; I. Berlin, Vico and Herder, se añade una ondulación estructural, y
Viking Penguin, 1976. la noción de «oscilador acontecimental
de campo». Los «conos de Minkowski»
le van a servir para desarrollar y pro
fundizar la noción de acontecimiento
introduciendo el concepto de «ocasión
CIENCIA Y EL M U N D O M O DERNO
prehensiva».
(LA), Science ant the M odern W orld,
Finalmente, Whitehead amplía la con
1925.
cepción del objeto exponiendo su teoría
A u fr e d N o r t h W h iteh ead , 1861-1947.
de los objetos eternos, esencias cualitati
vas presentes en el pensamiento de Dios.
Whitehead ha sido ante todo un teóri
Esta noción es en efecto requerida como
co de la ciencia moderna. En esta obra
mediación necesaria entre la potenciali
expone por primera vez las grandes lí
dad de los objetos eternos y la actuali
neas de una ontología a partir de una crí dad de los sucesos temporales.
tica de la concepción del universo de La-
place. Edición: La ciencia y el mundo moderno
El autor comienza por denunciar lo (tr. M. Ruiz Lago y J. Rovira Armengol), Bue
que él llama el «sofisma de la localiza nos Aires, Losada, 1949.
Estudios: J. D. García Bacca, Nueve gran
ción simple» que dice que una cosa está
des filósofos contemporáneos y sus temas,
allí donde se encuentra. Para Whitehe Anthropos, 1990; J. Vuillemin, La logique
ad, una cosa está en todos los lugares et le monde sensible, Rammarion, 1971.
donde ella actúa. Mas ¿cómo hay que
concebir esta cosa? Según el esquema
laplaciano, la naturaleza no es más que
la materia en el espacio y en el tiempo. CIENCIA Y FILOSOFÍA, Science et phi
Para Whitehead, la entidad de base es losophie, 1886.
el a co n te cim ie n to o suceso. Sólo el M a rc e u n B e r t h e l o t , 1827-1907.
acontecimiento tiene de por sí un lugar Colección de artículos de historia y de filo
en el espacio y en el tiempo. A este áto sofía de las ciencias.
mo de espacio-tiempo, que se define por
sus componentes vectoriales (el momen Optimista y cientifista, la «filosofía», tal
to y la energía), es a lo que el episte- como la entiende Berthelot, consiste aquí
mólogo confiere los atributos de la móna en afirmar que sólo la ciencia procura a
da leibniziana: las percepciones de la los hombres «moral y felicidad».
mónada devienen las «prehensiones» del Fuera del artículo consagrado a los
acontecimiento. Esta idea de p rehen «Orígenes de la alquimia» (que comien
CIENCIA Y L A HIPÓTESIS (LA) 76
que, tras la muerte de Renán (1892) y de tanto que actividad instrumental funda
Taine (1893), mantuvo sólo Berthelot da en elecciones racionales) e interacción
frente al misticismo y al idealismo de los (en tanto que actividad comunicacional
que Ferdinand Brunetiére es uno de sus orientada a establecer relaciones media
representantes. «El mundo carece de mis tizadas por el lenguaje).
terio» y la ciencia debe servir de base a la
moral y a la educación tanto como debe Edición: Ciencia y Técnica como « ideolo
combatir el dolor y la injusticia. gía» (tr. M. Jiménez Redondo y M. Garrido),
2.aed., Tecnos, 1992.
El debate entre la Iglesia y el Estado, el Estudios: Th. McCarthy, La teoría crítica
librepensamiento y el clericalismo, la tradi de Jürgen Habermas (tr. M. Jiménez Redon
ción conservadora y la izquierda laica forman do), Tecnos, 1987; J.-M. Ferry, Habermas,
el telón de fondo de esta serie de artículos. l ’éthique de la communication, P.U.F.,
Se encuentra entre ellos el célebre discurso 1987.
titulado «La ciencia emancipadora» que Bert
helot pronunció en el banquete de Saint-Man-
dé organizado por Qemenceau, y en el que
C IE N CIAS DEL U N IVE R SO Y P R O
se asodan estrechamente optimismo científi
BLEM AS M ETAFÍSICOS, Sciences de
co y fe republicana. Ciertos textos circuns
l ’univers et problémes métaphysiques,
tanciales — Berthelot fue nombrado ministro
1976.
en noviembre de 1895— no restan nada al
C la u d e T res m o n ta n t, nacido en 1925.
interés histórico y filosófico de esta colección.
común con las -»• M editaciones carte otra parte, el autor demuestra que sola
sianas. Se trata de una reflexión cristiana mente la providencia de Dios es la res
sobre la persona humana. ponsable de la gloria de Roma, y no los
La primera meditación subraya la situa dioses paganos. El sentimiento de los
ción trágica del filósofo en nuestra época. romanos hacia su patria debe ser un ejem
Berdiáev recusa la filosofía especulativa plo a imitar por los cristianos respecto a
en todos sus aspectos, que privilegia el la Patria celestial, si es que quieren alcan
acto de conocer por relación con el acto zarla. Agustín condena tanto la actitud de
de existir. Para el pensador ruso, la filo los paganos que adoran a los dioses para
sofía está inmersa en la existencia antes obtener bienes materiales, como la de
de toda actividad de conocimiento. Por aquellos filósofos que justifican esas prác
otra parte, no hay filosofía sin filósofo; es ticas pretendiendo que con ellas se ase
decir, que todo pensamiento es pensa guran los paganos su felicidad ultrate
miento de un individuo singular. Berdiáev rrestre. También reprocha a los filósofos
está pensando en este punto en el hege que se nieguen a reconocer la inmate
lianismo, para el que la filosofía, y el hom rialidad de Dios y a considerarlo como
bre en general, no es más que un instru el creador. La verdad está en el cristia
mento por el cual la Idea lógica se realiza. nismo, que es la búsqueda de la felicidad.
Con estas cinco meditaciones, Berdiáev En el principio, hay dos ciudades celes
pretende integrar a la persona en la con tes: la «ciudad de Dios», ciudad del bien,
creción de su existencia, y rechaza la abs habitada por los ángeles bienhechores y
tracción — necesariamente reductora— obedientes de Dios, y la «ciudad del mal»,
de la filosofía, especialmente la del idea poblada de ángeles rebeldes, de demo
lismo alemán. Berdiáev es uno de los gran nios: esas dos ciudades tienen su equiva
des pensadores rusos de este siglo, direc lente en la tierra. La ciudad terrestre es
tamente influenciado por Dostoievski. víctima de tres males: la separación de
Dios y del bien supremo, la muerte — sea
Edición: Cinq Méditations sur I'existence que se trate de separación del alma y el
(tr. I. Vildé-Lot), Aubier-Montaigne, 1936. cuerpo o de muerte total en la ignoran
Estudio: J. Gaith, Nicolás Berdiaeff, phi- cia de Dios— y el «pecado original», sím
losophe de la liberté, Dar H-Machreq, 1968. bolo de rebeldía y de debilidad camal.
Hay por tanto una ciudad camal y una
ciudad espiritual; la primera reposa sobre
la felicidad terrestre, el goce, cuya repre
C IU D A D DE D IO S (LA), D e Ciuitate sentación bíblica está en Caín, el herma
D e i, ■>entre 410 y 426. no fratricida; la segunda, que vive en el amor
A g u s tín (Aurelius Augustinus, San), 354- de Dios y a la espera de la felicidad celes
430. te, está representada por Abel, víctima de
Caín. Estas dos concepciones de la vida
En esta obra de filosofía y de teología, se perpetúan a lo largo de los siglos a tra
San Agustín responde a la acusación vés de la Biblia y a través de la realidad ; a
hecha por los paganos en 410 de que los veces llegan incluso a confundirse, y hay
cristianos eran responsables del abando hombres que por interés juegan sobre los
no del culto a los antiguos dioses de la ciu dos tableros: esperan gratificación en la vida
dad y de la derrota de Roma por los terrestre y redención en la vida futura.
godos. Agustín asume la defensa de los Sin embargo la actitud de cada uno
cristianos; a tal efecto, expone la verda está sometida al juicio final de Dios; el
dera naturaleza del bien y del mal; demues malvado será condenado a la desgracia
tra que la invasión de los godos ha signi eterna; el hombre bueno será por el con
ficado cambiar un mal por un bien: fue trario consagrado a la felicidad eterna,
una prueba para recordar el escaso valor la única verdadera felicidad que no podría
de los perecederos bienes terrenales. Por encontrarse en la tierra. Así los santos
79 CIUDADANO CONTRA LOS PODERES (EL)
del sistema social, proyecta una sociedad los puntos esenciales; y finalmente aña
perfecta que permite a cada uno acceder de un resumen.
a la felicidad, denuncia los defectos de los El tema de Dios es uno de los puntos
principios generales de la política y de la cruciales de la obra; fiel a Aristóteles, Ave
moral (1.a parte), de los principios par rroes considera a Dios com o un «acto
ticulares (partes 2.a y 3.a), y propone «un puro» y refuta la idea de la Providencia,
modelo de legislación conforme con las aunque no niega la intervención de Dios
intenciones de la naturaleza» (4.a parte). en los asuntos humanos. Averroes con
La ley fundamental reposa sobre la comu cuerda con Aristóteles en lo que respec
nidad de los bienes. ta al «monopsiquismo» (la unidad de los
intelectos humanos): no hay más que un
Edición: Code de la nature, c<?l. «Les Clas solo intelecto, común a toda la especie
siques du peuple», Messidor-Éd. sociales,
humana; es una razón impersonal e
Estudio: N. Wagner, Morelli, Le méconnu inmortal; aunque permita al alma indivi
des Lumiéres, Klincksieck, 1978. dual ejercer sus facultades intelectuales
y dirigirse a sí misma, aquella razón es
superior a esta última que muere con el
cuerpo; un alma no sobrevive más que en
C O L O Q U IO S , C olloqu ia fam iliara, el intelecto: se fusiona con él. Cada alma
1518-1533. es una inteligencia y un conocimiento dife
D id ie r E rasm o d e R o t te r d a m , hacia rentes, pero el alma intelectiva posee siem
1469-1536. pre la misma suma de conocimientos inte
Diálogos. lectuales, cualquiera que sea el número
de seres humanos. A propósito de esta
Erasmo quería escribir un manual de fusión, se puede hablar de panteísmo, con
conversación para sus estudiantes. Des tanta más razón cuando se admite el cono
pués de algunos ediciones incompletas, cimiento intuitivo de Dios.
la obra fue acabada y publicada en Hay un dualismo en Averroes: cuan
1533. El libro es una mofa de las cos do habla como teólogo defiende la idea
tumbres, de las condiciones de vida y de de la inmortalidad personal; cuando habla
los acontecimientos de la época. Igual como filósofo, se funda en los derechos
mente son criticadas algunas tradicio de la sola razón. Averroes ha accedido a
nes religiosas. la obra de Aristóteles a través de la escue
la de Alejandría y de la doctrina emana-
Edición: Coloquios, en Obras escogidas (tr.
tista neoplatónica. Tomás de Aquino lo
L. Riber), Aguilar, 1964.
Estudios: M. Bataillon, Erasmo y el eras- respetaba sobremanera y utilizó su siste
mismo (tr. C. Pujol), Crítica, Barcelona, ma de exposición en su propio comen
1983;P. Mesnard, Erasme, col. «Philoso- tario de Aristóteles; pero corrigió lo que
phes de tous les temps», Seghers, 1969. a su juicio eran errores o perversiones del
espíritu peripatético. Averroes gozó de
gran predicamento entre la escuela fran
ciscana, en la universidad de París y en la
C O M E N TAR IO DE AR ISTÓ TELE S de Padua, hasta su condenación en 1277.
A v e r r o e s (ibn Rusd), 1126-1198.
Edición: Grand Commentaire de la
Escritos en árabe en la segunda mitad métaphysique d ’Aristote (tr. A. Martin),
del siglo xn, el Scharh (Gran Com enta Bibliothéque de la faculté de philosophie et
rio) y el Telkhis (C om entario medio o des lettres de l’université de Liége, Les Belles
Lettres, 1984.
Resumen) que componen esta obra abar Estudio: Mu ¡tiple Auerroés, en Acíes du Collo-
can la totalidad de la obra de Aristóte que intemational organizado con ocasión del
les. El autor sigue primeramente a la letra 850 aniversario del nacimiento de Averroes, 20-
los escritos aristotélicos; después estudia 23 sept. 1976 en París, Les Belles Lettres, 1978.
COMENTARIOS SOBRE LAS SENTENCIAS 82
tativamente. Pero que las guerras o las algo al decirla) y de acto perlocuciona-
aduanas entorpezcan al comercio, y ese rio (el acto de producir algo p o r el hecho
bello equilibrio queda inmediatamente de decirlo).
quebrantado; la miseria o el contrabando Filósofo «analítico», Austin verá su refle
se adueñan de la situación, la agricultura xión continuada por el americano John
y la industria periclitan, se desarrolla la R. Searle ( -»• Actos de habla, 1969) y
especulación, que trae consigo la desi por la corriente pragmatista.
gualdad en las riquezas.
Condillac quiere mostrar en esta obra Edición: Cómo hacer cosas con palabras,
(tr. G. R. Carrió y E. Rabossi), Paidós, 3.a
que la economía sólo será floreciente cuan
reimp; 1990.
do entre las naciones se establece la liber Estudios: J. L. Austin, «Emisiones realizati-
tad de cambio y la unión económica: con vas», en L. M. Valdés (comp.), La búsqueda
ello está prefigurando el Mercado Común. del significado, Tecnos, 1991; F. Recana-
Escrito bajo el ministerio de Turgot en el ti, Les énoncés performatifs: contribuí ion
á la pragmatique, Ed. de Minuit, 1982.
que impera la doctrina de los fisiócratas
— que consideran a la agricultura como
única fuente de la riqueza— , este tratado
demuestra que sólo el desarrollo conjun
to de agricultura e industria es lo que per C O M U N ID A D Y SO C IE D A D , Ge
mitirá la prosperidad económica. meinschaft und Gesellschaft, 1887.
Ferdinand T ónnies, 1855-1936.
Edición: Le Commerce et le Gouverne-
ment, Slatkine, 1980. 0 análisis sociológico de Tonnies repo
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso sa en la oposición entre la uoluntad orgá
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán), nica (principio de toda acción que da a la
vol. II, Tecnos, 1988, pp. 72-86; R. Lefé-
vre, Condillac, Seghers, 1976. vida su verdadera unidad) y la voluntad
racional (que orienta la energía de la volun
tad orgánica). La voluntad orgánica desa
rrolla la comunidad (Gemeinschaft), con
C Ó M O H AC E R C O SAS C O N P A L A lazos reales fundados en la sangre, la loca
BRAS, How to do Things with Words, lidad, el espíritu. La voluntad racional desa
1962. rrolla la sociedad (Gesellschaft): de indi
Jo h n Lan gs h a w A u stin , 1911-1960. viduos abstractos y separados sin lazos
reales, insertos en el mercado mundial,
La obra reúne los textos de doce con donde el único valor es el de cambio, que
ferencias pronunciadas en 1955 en Har está ligado al beneficio. La comunidad, por
vard. El lenguaje no se orienta tanto a el contrario, es la forma de vida antigua,
constatar los hechos como a permitimos primitiva, en la que las relaciones de los
hacer alguna cosa por la palabra mis individuos son vividas y sentidas. Mas estas
ma. De ahí la importancia de los enun relaciones se intelectualizan bajo la influen
ciados performativos, que no son ni afir cia de la cultura, los contactos sociales se
maciones verdaderas o falsas, ni mecanizan y la comunidad evoluciona hacia
sinsentidos, sino enunciaciones orienta la sociedad. El statut representa el dere
das a realizar una acción: apostar, bauti cho natural de la comunidad (el vestido, las
zar un barco, casarse... Mas en realidad, costumbres, la religión), mientras que el
dice Austin, todos los enunciados son de contrato representa el derecho de la socie
alguna manera performativos. De lo cual dad: el individuo deviene una persona (el
se sigue la necesidad de reemplazar la dis tipo perfecto es el comerciante).
tinción constatativo/performativo por las
nociones de acto locucionario (decir algu Ediciones: Comunidad y sociedad (tr. J.
Rovira Armengol), Buenos Aires, Losada,
na cosa), de acto ¡locucionario (el acto 1947; Comunidad y asociación (tr. J.-
que además de ser una locución produce F. Ivars), Península, 1979.
85 CONCEPTO DE LO POLÍTICO (EL)
enfrenta, al menos virtualmente, con otro «maldito», en razón de las funciones que
grupo de la misma naturaleza. En eco desempeñó en el seno del III Reich ale
nomía no existen amigos ni enemigos, mán.
porque no hay más que competidores y
compañeros (al recusar al enemigo, el libe Edición: El concepto de lo político (tr. R.
ralismo niega la política). Un pueblo tiene Agapito), Alianza, 1991.
Estudios: D. Negro, Estudios sobre Carl
una existencia política, y es políticamen Schmitt, Fundación Cánovas del Castillo,
te libre desde el momento en que puede 1995; H. Meier, Carl Schmitt, Léo Strauss
designar al enemigo, en que tiene la capa et la notion de politique, col. «Commen-
cidad de operar por sí mismo esta discri taire», Juillard, 1990.
minación.
La configuración política donde se
revela la lógica última que opone el ami
go al enemigo es la guerra. Ciertamen CONC EPTO DE M AGNITUD NEGA
te la política no está en la guerra mis TIVA (EL), o Ensayo para introducir
ma, sino en la eventualidad efectiva de en la filosofía el concepto de magni
esa situación excepcional, ese momen tud negativa, Versuch den B egriff der
to decisivo en el que se designa al ene negativen Gróssen in die Weltweisheit
m igo. La decisión política, que es la einzuführen, 1763.
acción de la autoridad soberana, con Immanuel K a n t, 1724-1804.
siste en esta designación. Es soberano
aquel que decide políticamente, fuera Esta obra de Kant está consagrada al
de toda norma, y dispone de la vida físi examen del problema que plantea el paso
ca de los hombres. El sentido de la gue de un razonamiento lógico al estableci
rra, situación anormal, reside en que miento de una existencia; dicho en otras
está dirigida contra un enem igo y no palabras, ¿es legítimo pasar de lo lógico a
emprendida en virtud de un ideal o de lo real? Kant pone en evidencia la dife
un derecho (la guerra no es ni justa ni rencia fundamental que separa esos dos
injusta, es necesaria). ámbitos, a saber, que el enfrentamiento
Aunque el conflicto pueda constituir de dos principios opuestos conduce a un
se en objeto de estudio, la teoría de Sch- equilibrio en la realidad, mientras que una
mitt no es conflictualista. El eje central contradicción lógica no tiene el menor
del pensamiento de Carl Schmitt está valor. Este resultado será utilizado por Kant
siempre articulado en torno a la cues para criticar las pruebas metafísicas de la
tión del orden, de la cohesión, de la existencia de Dios. Por otra parte, esta
homogeneidad, de la unidad política; su reflexión, que pone en cuestión el valor
teoría es integracionista. Así, la activi
del principio de causalidad, inicia las inves
dad normal de un Estado es la de supri
tigaciones sobre la categoría de causali
mir, en el interior de sí mismo, el carác
dad que Kant llevará a cabo en la -*• Crí
ter absoluto de los conflictos (en otro
tica de la razón pura. En suma, es en este
caso surgiría la guerra civil, situación
escrito donde Kant establece definitiva
excepcional); el amigo reenvía siempre
mente la radical oposición entre lo lógi
a la homogeneidad, a una forma de per
co y lo real.
tenencia.
El decisionismo de Carl Schmitt, al
Edición: Versuch den Begriff der negati
cual se opone radicalmente el normati- ven Gróssen in die Weltweisheit einzu
vismo de Hans Kelsen, es una de las teo führen, incluido en las pp. 779-819 del vol.
rías más importantes del siglo xx y ha I, dedicado a los escritos precríticos, de las
inspirado a numerosos teóricos, entre Obras de Kant de la edición de Darmstadt
(Insel Verlag, 1960).
otros a los franceses René Capitant y
Estudio: E. Cassirer, Kant, vida y doctrina
Julien Freund. Sin embargo, Carl Sch (tr. W. Roces), México, Fondo de Cultura
mitt sigue siendo considerado aún como Económica, 1993.
87 CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Com prender la situación del hombre ción entre la verdadera y la falsa necesidad
moderno es reencontrar el sentido de su del trabajo penoso. La autora clama por
actividad, la « vita activa». Ésta puede una reglamentación general de los pro
tomar tres formas: el trabajo, la obra, la blemas económicos mundiales que tras
acción. Por el trabajo, el hombre sub cienda los diferentes aislacionismos. Simo
viene a sus necesidades vitales, pero su ne Weil expone lo que considera condición
labor se agota en la destrucción de los primera de un trabajo no servil: un princi
bienes consumidos. En revancha, la obra pio de finalidad, dicho de otro modo, la
subsiste en tanto que objeto fabricado toma en consideración de la cualidad de
por el hombre que se sirve de él, obje «persona» del obrero. Y para ellos imagi
to que dura y estabiliza la actividad huma na fiestas, viajes, en una palabra: la ale
na. Finalmente, la acción es la empre gría.
sa por la cual el hombre se compromete
políticamente e intenta inmortalizarse Edición: La condition ouvriére, Gallimard,
(por la permanencia de esta acción polí 1951.
tica). Estudio: J. Cabaud, L ’Experience vécue de
Simone Weil, Plon, 1957.
De origen judío alemán (expatriada y
naturalizada después en los Estados Uni
dos), Hannah Arendt ha buscado en este
análisis de la actividad humana la res
C O NDIC IÓ N POSTM OD ER NA (LA).
puesta a los cuestionamientos de su pri
Informe sobre el saber, La condition
mera gran obra,-* Los orígen es del
postm oderna. R a pport sur le savoir,
totalitarismo, en donde describía la ten
1979.
dencia a la destrucción de las socieda
Jean-Francois L y o ta rd , nacido en 1924.
des contemporáneas.
La sociedades contemporáneas más
Edición: La condición humana (tr. R. Gil),
Paidós, 1993. desarrolladas, llamadas «posmodemas»,
Estudios: B. Parekh, Pensadores políticos han conocido grandes cambios desde el
contemporáneos (tr. V. Bordoy), Alianza, fin del siglo xix. Lyotard analiza estas
1986; A.-M. Roviello, Sens commun et mutaciones a fin de comprender en qué
modernité chez Hannah Arendt, Ousia,
1988. medida el saber, sea científico o narrati
vo, puede ser considerado como legíti
mo. Pero la ciencia tiene necesidad de
una legitimación más allá de sí misma (si
C O ND IC IÓ N OBRERA (LA), La con no, sería una ideología). Mas ¿qué dis
dition ouvriére, 1951. curso sería susceptible de justificar un
Simone W e il, 1909-1943. enunciado científico? Ninguno, porque el
Selección de textos y de cartas. discurso científico «es un juego de len
guaje que tiene sus reglas propias». Y aún
Conmovida muy pronto por las injusti más, la ciencia se deslegitima al no res
cias sociales, Simone Weil ha dado unidad petar siempre sus principios: en efecto,
a su vida defendiendo a los proletarios, algunos de sus axiomas no son demos
entre los cuales quiso trabajar para mejor trables. Por último, es la sociedad la que
conocerlos. La antigua profesora de la legitima el saber científico; como capita
Escuela Normal, la agregada, renunció a lista, lo que esa sociedad quiere es una
las ventajas de su estatus en beneficio de ciencia ejecutiva en vista del beneficio.
las arcas de solidaridad de los mineros de Una invención es pues legitimada por
Saint-Étienne. El breve texto del 30 de sep su eficacia social, por su «ejecutividad».
tiembre de 1937 sobre la condición obre Sumamente denso, este informe — con
ra denuncia la situación mundial en este denado por el gobierno de Quebec— inte
dominio e intenta establecer una distin rroga a la sociedad y a la filosofía sobre el
CONFESIONES (LAS) 90
modo en que ellas reconocen el saber. cial para él, así como el orgullo que cose
Al analizar las aporías de las filosofías hege- chaba de sus victorias; tampoco dudaba
liana y marxista, Lyotard se inspira en teo en engañar, y se describe a sí mismo
rías contemporáneas de Merleau-Ponty, como un mentiroso y trapacero. El autor
Barthes, Serres, Wittgenstein, Habermas... demuestra que su alma infantil estaba por
tanto bien corrompida desde el nacimiento
Edición: La condición postmoderna (tr. (L. I).
M. Antolín), Cátedra, 1989. Su adolescencia discurrió en el peca
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
do: «Tenía el temor de parecer más abyec
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
guez Tapia), Cátedra, Madrid, 1996; C. Clé- to cuanto más inocente era, y de pasar
ment, G. Lascault, M. Dufrenne, L. Morin, por tanto más vil cuanto más casto». Esta
«Jean-Frangois Lyotard», Reuue I’Are, n.° manera de pensar le empuja cada día a
64, 1976. cometer nuevas faltas: la llamada de la
carne lo atormenta; incluso se acusa de
un robo de frutas. Es el deseo de poseer
o el temor de perder lo que se tiene lo
CONFESIONES (LAS), Confessiones, que empuja generalmente al crimen; pero
o hacia 400. él no ha buscado en su acción más que el
A g u s tín (Aurelius Augustinus, San), 354- latrocinio; ha hecho el mal por el mal,
430. simplemente por compartir ese juego tan
Obra filosófica y autobiográfica. tentador con sus camaradas.
Sigue un análisis del pecado. El autor
El objeto de esta obra está explicita- concibe la falta como una desviación del
do por San Agustín mismo.- «Los trece bien, una perversidad. De hecho, come
libros de mis Confesiones alaban a Dios, ter un pecado es una manera falaz de afir
justo y bueno por mis males y mis bienes, mar la libertad. Pero ¿de qué libertad se
y despiertan hacia Él al entendimiento y trata? La libertad individual no es forzo
al corazón del hombre.» De hecho, la obra samente buena, se trata de sustraerle algo
está dividida en dos partes distintas; la pri para el propio placer a las leyes de la
mera comprende los libros I a IX y rela moral. Por el contrario, afirmar la libertad
ta la vida del autor hasta su conversión al del propio espíritu es un bien, si esto no
cristianismo; la segunda, compuesta por entraña ningún daño para sí mismo o para
los libros X a XIII, es más especulativa. otro (L. II).
Cuando el autor evoca su juventud, su En Cartago, la vanidad lleva a Agustín
concepción maniquea es evidente; sin a frecuentar a los elegantes y los mun
cesar opone el bien y el mal; la inocen danos; y se entrega a la concupiscencia
cia de la infancia está marcada por el peca y al libertinaje. Experimenta siempre un
do; un niño no es más que un pequeño gran placer en contemplar los males del
hombre inevitable e instintivamente incli otro representados en el teatro y se acu
nado a la satisfacción de sus sentidos, por sa de esta satisfacción poco caritativa. Al
lo tanto al pecado; y cita a Job; «Porque mismo tiempo se entusiasma con el Hor-
nadie está libre de pecado en vuestra pre tensio de Cicerón-, descubre entonces la
sencia, ni siquiera el pequeño infante cuya filosofía, el amor de la sabiduría. Decep
vida en la tierra no tiene más que un día». cionado con la Biblia, es seducido por la
De niño, reconoce San Agustín haber sido doctrina maniquea, y se deja cegar por
perezoso; no le gustaban las obligaciones esta concepción dualista del bien y del mal
que el estudio le imponía; a lo útil, pre que le ofrece la explicación del pecado
fería lo agradable: experimentando aver (L. III).
sión por el cálculo y el griego, se apa De este modo, el autor nos relata los
siona en cambio por el latín y las ficciones hechos cotidianos de su infancia, y des
poéticas como la Eneida. Sentía celos del pués los de su adolescencia, dominados
saber de otros niños. El juego era esen en ambos casos por la satisfacción de sus
91 CONFESIONES (LAS)
sentidos. Así nos pinta su retrato: un ser A partir de aquí, relata el estado de
ardiente y sensual, esclavo a menudo éxtasis que le conducirá al bautismo ocho
de sus instintos; apasionado y ambicio meses más tarde, como también el colo
so (desea acceder a la gloria poética), mas quio místico con su madre, que muere
desilusionado, aspira a la purificación; se poco después (L. IX).
revela también inquieto y ansioso; la amis Con el Libro X comienza la parte espe
tad ocupa igualmente un gran lugar en su culativa de la obra, que se centra sobre
vida: se siente, en efecto, desesperado por el problema del conocimiento de Dios. La
la muerte de un amigo. Esta desespera razón no puede concebir a Dios, pues
ción le lleva a una reflexión filosófica sobre nuestros sentidos son limitados. Dios es
la naturaleza del mal metafísico, que es en efecto eterno, fuera del tiempo, mien
siempre la desviación de un bien; es un tras que el hombre tiene un pasado, un
mal por relación a nosotros, mas un bien presente, un futuro y un final; ese tiempo
por relación a las finalidades del universo. no tiene realidad en sí, es una invención
Agustín reconoce que su pena es egoísta; del hombre; está constituido por tres nadas:
sólo el hecho de amar a Dios, que es el pasado que ya no es, el futuro que no
inmortal, puede aportar la felicidad. es todavía, y el presente, fugitivo, mezcla
Después pone en cuestión la teoría de pasado y de futuro. Sólo Dios, que es
maniquea y se aleja de la retórica. De paso eterno, puede ser considerado como un
por Milán, escucha los sermones de San continuo presente (L. XI).
Ambrosio, que le dejan conmocionado Son las Escrituras las que nos dan la
(L. V); está todavía atrapado por los pla posibilidad de conocer estas verdades; hay
ceres de la carne, a los que continúa entre muchos grados posibles de lectura del sim
gándose; sólo el miedo a la muerte y al bolismo de la Biblia: todo hombre, sim
juicio de Dios puede entonces salvarle ple o sabio, puede encontrar en ella su
(L. VI). alimento; el uno ve sólo las imágenes, el
Agustín conocía ya la inquietud antes otro puede comprenderlas y analizarlas.
de descubrir el neoplatonismo, primer Es Dios quien nos da la inteligencia de las
paso hacia el cristianismo. Los adeptos a Santas Escrituras. El tema de la creación
esta filosofía le inculcan la idea de un Dios no plantea en verdad ningún problema;
abstracto, sin forma, incorpóreo, ilimi Dios ha creado la materia informe a par
tado. Toda noción de amor está aquí tir de la nada. De este modo ha forma
ausente; esta etapa es, sin embargo, esen do el universo, el cielo y la tierra que esca
cial para el autor (L. VII). pan a las vicisitudes del tiempo. Sin
Liberado de la imagen, puede por fin embargo, ciertos puntos permanecen
elevarse hasta el Dios de los cristianos, oscuros: ¿cómo conocer a Dios? (L. XII).
infinitamente bueno y grande. Su con En realidad, según San Agustín, el cono
versión tuvo lugar en julio del 386: mien cimiento de Dios es innato, y se apoya
tras el autor, afligido, solloza bajo una en tres certezas indisociables: el hombre
higuera, escucha una voz que le dice: es, sabe que es, y quiere ser; estos sím
«¡Toma y lee! ¡Toma y lee!»; él abre enton bolos se encuentran en la Trinidad: el
ces el Evangelio y lee un pasaje de la Epís Padre (Ser absoluto), el Hijo (Saber abso
tola a los Romanos: «No viváis en la fran luto) y el Espíritu Santo (Voluntad abso
cachela y la embriaguez, ni en los placeres luta de Dios) (L. XIII).
impúdicos del lecho, ni en las querellas Obra fundamental de San Agustín jun
y los celos; mas revestios del Señor Jesu to con -+ La ciudad de Dios, Las Con
cristo, y no os entreguéis a la concupis fesiones constituyen un testimonio dra
cencia de la carne... Acoged a aquel que mático de la época de las persecuciones
es débil en la fe»; Agustín, transportado cristianas; mas esta obra es sobre todo la
por la iluminación, anuncia entonces la historia de la más apasionante aventura
buena nueva a su madre, Santa Mónica espiritual: la de la conversión y de la bús
(L. VIII). queda de Dios. Reuniendo por vez pri
CONFESSIO PHILOSOPHI 92
mera sabiduría pagana y pensamiento cris positiva, religiosa o jurídica con la auto
tiano, el Padre de la Iglesia abre la vía a nomía intelectual. Defendiéndose de los
otros famosos conversos, como Pascal o ataques del rey de Prusia que le repro
incluso Maine de Biran. Su obra, inspira chaba su depreciación del cristianismo
da por un pensamiento poderoso y un en -* La religión dentro de los límites
gran corazón, es la de una eterna juven de la simple razón (1793), Kant reela-
tud ardiente y vigorosa. Es conmovedora bora aquí ciertos puntos de esa obra, con
porque es sincera: el autor nos enseña que cretamente la idea de una Iglesia uni
se veía aprisionado entre los deseos de versal e invisible; mas también incluye
orden sensual y la aspiración de su alma algunas observaciones sobre la Revolu
a unirse con Dios; sus sentidos fueron cier ción francesa y consejos relativos a la
tamente el último obstáculo para su con salud.
versión; su drama interior, sus debilidades
nos dan una imagen simpática de este san Edición: Contienda entre las Facultades
de Filosofía y Teología (tr. R. Rodríguez),
to que es, ante todo, simplemente un
Debate, 1992.
hombre. Estudio: E. Cassirer, Kant, vida y doctrina
Agustín está en el origen del pensa (tr. W. Roces), México, Fondo de Cultura
miento cristiano moderno, pero su obra Económica, 1993.
resta original y única en su presentación:
el autor mezcla estrechamente su expe
riencia humana y religiosa con un estu
dio especulativo del conocimiento de Dios. CONJETURAS Y REFUTACIONES. 0
desarrollo del conocimiento científico,
Edición: Las Confesiones (tr. A. C. Vega), Conjectures and Refu tation s. The
Ed. Católica (B.A.C.), 1946. Growth o fS cien tific Knowledge, 1963.
Estudios: J. J. O ’Meara, La jeunesse de K a r l Raimund Pop p er, 1902-1994.
saint Augustin: ¡ntroduction á la lecture
des Confessions, Ed. universitaires de Fri-
bourg/Le Cerf, 1988; É. Gilson, Introduc- La ciencia progresa por ensayos y erro
tion á l ’étude de saint Augustin, Vrin, res, por conjeturas y refutaciones: tal es
1982. la tesis central de este libro, que reúne,
en una prolongación de -*• La lógica de
la investigación cien tífica, ensayos y
comunicaciones sobre historia de la filo
CONFESSIO PH ILO SO PH I. sofía e historia de las ciencias físicas, pero
G o ttfried W ilh elm L eibniz también sobre política e historia.
Veáse PROFESIÓN DE FE DEL Según el criterio de falsabilidad adop
FILÓSOFO (LA). tado por Popper para distinguir entre
ciencia y pseudociencia, una teoría sólo
es científica cuando asume el riesgo de
ser invalidada por un test experimental.
C O NFLIC TO DE L A S FACU LTAD ES En consecuencia, ninguna teoría, incluso
(EL), D er S treit der Fakultáten, 1798. la más sólidamente establecida en la comu
Immanuel K a n t, 1724-1804. nidad científica, está a salvo de una even
tual refutación ulterior. Es preciso por tan
La obra reúne tres tratados en los que to considerar a todas las leyes y teorías
Kant examina el conflicto que opone las científicas como provisionales, hipotéti
Facultades llamadas superiores (Faculta cas o conjeturales, no imponiéndose las
des de teología, de derecho y de medi nuevas teorías más que com o a p rox i
cina) a la Facultad de filosofía. Este triple maciones mejores que las que les prece
conflicto — el filósofo disputa con el teó dían.
logo, el jurista y el médico— es necesa Contra la actitud dogmática, que se
rio porque es el conflicto de la tradición esfuerza en verificar las leyes para poder
93 CONOCIMIENTO DEL HOMBRE
esfuerzos ulteriores para pasar de la depen cificidad de las ciencias sociales. Intenta
dencia infantil a la independencia de la edad reconstruir «la prehistoria del positivismo
adulta. Adler subraya la importancia de las moderno» exponiendo: la crisis de la crí
influencias familiares y sociales sobre el tica del conocimiento (Kant, Hegel, Marx,
niño y el adolescente. H niño debe en efec 1.a parte), el positivismo, el pragmatis
to combatir sus propios impulsos biológi mo, el historicismo (Comte, Mach, Peir
cos, pero también los de sus padres, her ce, Dilthey, 2.a parte), la critica como uni
manos, hermanas e institutrices. dad del conocimiento y del interés (Kant,
El autor expone aquí su teoría del com Schelling, Freud, Nietzsche, 3.a parte).
plejo de inferioridad, en particular en el Prolongando su «lección inaugural» pro
capítulo V. Al principio, Adler suscribe nunciada en la Universidad de Francfort
sin reservas las tesis freudianas para expli en junio de 1965, Habermas afirma que
car la tendencia de ciertos neurópatas a existe un lazo entre el conocimiento (la
compensar su «sentimiento de inferiori ciencia) y el interés (en el sentido de inte
dad» con manifestaciones agresivas. Pero rés universal). La ciencia es interesada
muy pronto renuncia a esta aplicación porque son los intereses comunes a la
dogmática del freudismo para defender especie humana en conjunto los que
un punto de vista diametralmente opues demandan el conocimiento.
to. N o es, para él, la pulsión sexual, sino A este respecto, se deben distinguir las
la aspiración a la perfección lo que hace ciencias exactas de las ciencias humanas.
inteligible el dinamismo de la vida psíqui Las ciencias exactas son empíñco-ana-
ca. La herencia, la educación, los azares líticas: empíricas en tanto que emplean
sociales han determinado desde la infan el control por la experimentación, y ana
cia el ideal que cada individuo se esfuer líticas por la formalización lógico-mate-
za por alcanzar en su vida. Destinado a mática de las teorías hipotético-deducti-
compensar el sentimiento de inferioridad vas. Habermas refuta la pretensión de la
experimentado inicialmente por el niño llamada objetividad de la experiencia cien
frente al mundo adulto, esta construcción tífica, en realidad del orden de la inter
psíquica protege el sentimiento de supe subjetividad (que es a la vez intersubjeti
rioridad que anima las conductas huma vidad empírica de la observación e
nas. Así, en la neurosis, el individuo rehu intersubjetividad lógico-lingüística de su
ye el contacto de una realidad frustrante formulación). Las ciencias empírico-ana
para salvaguardar su superioridad fingida. líticas proceden de un interés técnico del
conocimiento.
Edición: Conocimiento del hombre (tr. H. Las ciencias humanas son por su par
Bark), Espasa-Calpe, 1984. te ciencias histérico-hermenéuticas. Pro
Estudio: H. Schaffer, La Psychologie d'Ad-
ceden de un interés prá ctico que está
ler. théorie et applications, Masson, 1976.
orientado al mantenimiento y la exten
sión de la intersubjetividad de una com
prehensión entre los individuos.
Habermas propone finalmente una
CONOCIMIENTO E INTERÉS, Erkenn-
«tercera ventana», la de las ciencias críti
tnis und Interesse, 1968.
cas (crítica de las ideologías, psicoanáli
Ju rgen Haberm as, nacido en 1929
sis) que proceden de un interés emanci-
p a to rio donde coinciden al fin
Opuesto al cientifismo positivista tal
conocimiento e interés en la intención de
como se expresa en -» La lógica de la
realizar la racionalidad comunicativa de
investigación cien tífica de Karl Pop-
la interacción (noción opuesta a la de tra
per y en Carl G. Hempel y Paul Oppen-
bajo).
heim — que pretenden definir de mane
ra exclusiva los criterios de toda verdad Edición: Conocim iento e interés (tr. M.
científica— , Habermas afirma la espe Jiménez y F. Ivars), Taurus, 1992.
95 CONOCIMIENTO Y ERROR
Estudio: Th. Mac Carthy, La Teoría Críti esa raza ha producido en el curso de su
ca de Jürgen Habermas (tr. M. Jiménez historia, no cesarían por ello de existir.
Redondo), 3.a ed., Tecnos, 1987.
Porque el mundo 3 es autónomo: las solu
ciones que se han descubierto pueden dar
lugar al nacimiento de nuevos problemas,
nuevas discusiones, nuevas soluciones,
C O NO C IM IEN TO OBJETIVO, Objec-
que a su vez vendrán a enriquecer las ante
tive Knowledge, 1972.
riores. Así, el tercer mundo de Popper no
K a r l Rajmund P op p er, 1902-1994.
es el mundo inmutable de las Ideas de Pla
tón. Ese mundo evoluciona, progresa
En esta prolongación de -+ La lógica
según el grado de las conjeturas y las refu
de la investigación científica, Popper se
taciones que los hombres hayan elabo
propone elaborar una teoría objetiva (u
rado. Sobre él opera una suerte de selec
objetivista) del conocimiento que rompe
ción darwiniana que divide nuestras
definitivamente con el punto de vista sub-
teorías en teorías caducas (puesto que han
jetivista tradicional: el del racionalismo
sido invalidadas por los tests) y teorías
cartesiano como también el del empiris
verosímiles (las que, hasta el momento,
mo de Locke, de Hume o de Berkeley.
han resistido la prueba de los tests).
Este último postula en efecto que «las
Si este tercer mundo es una creación
experiencias subjetivas son particular
de la racionalidad humana, ésta, a su vez,
mente seguras y constituyen por ello un
debe mucho al tercer mundo. Es esta
punto de partida sólido o un asidero ade
autotrascendencia lo que constituye para
cuado». Contra esta obsesión por el fun
Popper el hecho más notable de la evo
damento, a la cual han sucumbido la
lución humana: «Ocurre con nuestras teo
mayoría de los filósofos, Popper toma
rías lo que con nuestros hijos: tienden a
el partido del sentido común, espontá
devenir sumamente independientes de
neamente realista. Que los objetos de
sus progenitores. Y tal como puede suce
nuestro entorno familiar no se desplazan
der con nuestros hijos, puede también
solos cuando les damos la espalda, esta
ocurrir con nuestras teorías: que reciba
mos todos dispuestos a admitirlo. Pero
mos de ellas una cantidad de conoci
esta actitud restablece precisamente una
miento mayor de la que al principio había
concepción objetivista del conocimien
mos puesto en ellas», escribe el autor para
to. Un conocimiento fiel a la realidad es
concluir.
independiente del sujeto cognoscente, tal
es el conocim iento objetivo (o «conoci Edición: Conocimiento objetivo (tr. C. Solís),
m ien to sin sujeto cogn oscen te») que Tecnos, 1988.
defiende el autor. Estudios: K. R. Popper, Búsqueda sin tér
Para ilustrar mejor el estatuto parti mino (tr. C. Garda Trevijano), Tecnos, 1977;
R. Bouveresse, Karl Popper ou le Ratio-
cular de nuestras teorías, conjeturas y nalisme critique, Vrin, 1987; D. C. Stove,
suposiciones subjetivas, Popper distingue, Popper y después: cuatro irracionalistas
un poco a la manera de Ratón, tres mun contemporáneos (tr. C. García Trevijano y
dos: el «mundo 1», o el mundo físico; el S. Nuccetelli), Tecnos, 1995.
«mundo 2», o el mundo de nuestros esta
dos de conciencia y de nuestros pensa
mientos subjetivos; y por último el «mun
do 3», o el mundo del pensamiento CONOCIM IENTO Y ERROR, Erkennt-
objetivo, constituido por los contenidos nis und irrtum , 1905.
lógicos de los libros, las teorías, los pro E rn s t M a c h , 1838-1916.
blemas, las discusiones, las obras de arte,
etc. La raza humana podría muy bien Nacido en Moravia, este físico, psicó
desaparecer, pero los habitantes del ter logo y filósofo de las ciencias enseña físi
cer mundo, que son «las teorías en sí» que ca experimental durante veintiocho años
CONOCIMIENTO Y REALIDAD 96
taire; en la actualidad, esta obra no se lución como un castigo divino que rege
cuenta entre las más importantes del filó nerará a Francia y la hará emerger más
sofo de Konisberg. fuerte tras esas duras pruebas. La Repú
blica no puede durar, porque promulga
Edición: Versuch einiger Betrachtung über leyes para un hombre abstracto; pero la
den Optimismus, 1759, incluido en las pp. voluntad razonada no puede fundamen
583-594 del vol. I dedicado a los escritos
precríticos, de las Obras de Kant de la edi tar un Estado. Contra Constant y su temor
ción de Darmstadt (Insel Verlag, 1960). a un retomo violento de los realistas. Mais
Estudios: E. Cassirer, Kant, vida y doctri tre — «realista saboyano»— se transforma
na (tr. Wenceslao Roces), México, Fdo.Cul- en panfletario y afirma que la contrarre
tura Económica, 1993; P. Henriot, Consi-
dérations sur Voptimisme, Revue de volución no es una revolución ni un nue
l’enseignement philosophique, n.° especial vo terror. Gracias a la Providencia, la
«Les Lumiéres», sept./oct. 1987. monarquía de los Borbones será resta
blecida simplemente, inspirada por el per
dón, y permitirá el retorno del orden y
la armonía.
CONSIDERACIONES SOBRE FRAN Joseph de Maistre brinda aquí un tes
CIA, Considérations sur la Franoe, 1797. timonio esencial sobre la Revolución, in
Joseph d e M a is tre , 1753-1821. cluso aunque su providencialismo com
prometa su análisis. Pensador de la
Fuertemente influido por Edmund Bur contrarrevolución, anclando sus referen
ke y sus Reflexiones sobre la revolución cias en la tradición y en la historia, resuel
francesa (1790), donde el filósofo bri to adversario del liberalismo, del racio
tánico denunciaba esos dos males revo nalismo y del progreso, es uno de los
lucionarios que son la abstracción y el primeros, mientras la Revolución triun
individualismo, Joseph de Maistre desa fa, en defender el Antiguo Régimen. Pese
rrolla aquí un análisis y una explicación a ese realismo y ese tradicionalismo,
globales del fenóm eno revolucionario Augusto Comte ha reconocido haber sido
como también una refutación de la obra influido por Maistre y su pasión por la
de Benjamín Constant, De la fuerza del historia.
go b ie rn o actual y de la necesidad de
asociarse (1795), en la que éste hacía el Edición: Consideraciones sobre Francia (tr.
elogio del Directorio. J. Poch), Tecnos, 1990.
Para el teórico contrarrevolucionario, Estudios: A. Truyol y Serra, «Presentación»
Dios está en el origen de todo lo que es; en la ed. cit.; E. Bréhier, Historia de la filo
sofía (tr. J. A. Pérez Millán y M.aD. Morán),
no existen el azar, lo ilógico ni lo absur
vol. II, Tecnos, 1988; R. Triomphe, Joseph
do, pues todo está ordenado conforme de Maistre. Étude sur la vie et sur la doc
a los planes de la Providencia. El hom trine d’un matérialiste mvstique, Ginebra,
bre se cree libre, aunque no es más que Droz, 1968.
un «instrumento de Dios». Así pues, nadie
ha podido prevenir ni nadie detendrá la
Revolución; esta última es una necesidad
resultante de un decreto de la Providen CONSIDERACIONES SOBRE L A RE
cia que, al turbar un orden que les era V O LU C IÓ N FRANCESA, Beitráge zur
favorable, inflinge un castigo a los hom Berichtigung der Urteile des Publikums
bres. La Revolución, obra de Dios y no über die franzósische Revolution, 1793-
de los hombres, ha penalizado a Francia, 1794.
que a la cabeza de la cristiandad ha trai J oh an G o tt u e b F ich te, 1762-1814.
cionado su misión al facilitar la propa
gación de las impiedades de los filósofos. Publicado en una época en que la
Continuador de Bossuet, Maistre es un contrarrevolución se hacía sentir en Ale
providencialista que describe a la Revo mania, esta obra, que quedó inacabada,
99 CONSIDERACIONES SOBRE LAS CAUSAS DE LA GRANDEZA DE LOS ROMANOS Y DE SU DECADENCIA
tica del régimen ateniense: se remonta a pales escritos están constituidos por ata
los tiempos míticos y luego aborda los pri ques contra la religión cristiana, en par
meros balbuceos de la república. Al prin ticular el -*■ Discurso verdadero, que es
cipio no había ningún código escrito y la el objeto de las refutaciones de Orígenes.
república se cimentaba más bien en la aris Contra él, Orígenes, Padre de la Iglesia,
tocracia y en el feudalismo. El primer códi utiliza el método de la exégesis, que le
go escrito se remonta a Dacrón, aunque es familiar por sus comentarios de la
es Solón el autor de la constitución ate Biblia. Citando numerosas afirmaciones
niense moderna. Gracias a él experimen de Celso sobre la naturaleza de la religión
tó Atenas un gran progreso: abolió la escla cristiana y sus relaciones con la filosofía
vitud por deudas, decisión grave en una platónica, Orígenes las refuta una por
sociedad en la que los ciudadanos son dis una. En efecto, contrariamente a lo que
tribuidos, en función de sus ingresos, en afirma Celso, que es un filósofo pagano,
cuatro clases políticas. Aristóteles evoca la religión cristiana no extrae su potencia
a continuación los disturbios y conflictos de la magia o de la sumisión ciega de los
de Atenas hasta que se restablece el orden cristianos, porque esta religión puede estar
en manos de Trasíbulo. sujeta a interpretaciones diferentes según
La segunda parte describe el sistema el grado de cultura que cada uno posea.
de gobierno democrático tal como era Por otra parte, Orígenes denuncia la apro
practicado bajo el reinado de Alejandro ximación abusiva entre las tesis platóni
Magno: todos los ciudadanos mayores de cas y el contenido del cristianismo.
dieciocho años que han cumplido sus debe Esta polémica refleja el clima espiritual
res de efebía, especie de servicio militar, del comienzo de nuestra era en el que se
reciben los derechos cívicos y políticos que mezclan las influencias platónicas, el atrac
podrán ejercer de por vida; tienen así el tivo de la magia y la revelación del cris
control de los asuntos públicos y pueden tianismo. Los ataques de Celso contra éste
intervenir en los dominios judicial, ejecu inspiraron a los filósofos que ulteriormente
tivo y legislativo. se opusieron a la religión cristiana.
Aristóteles ha escrito con esta Cons
titución una obra de vulgarización. Su Edición: Contra Celso (tr. D. Ruiz Bueno),
afán de objetividad no oculta su volun Ed. Católica (B.A.C.), 1967.
Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
tad filosófica; en toda circunstancia pre Medía (tr. A. Pacios y S. Caballero), Gredos,
coniza su gusto por el justo medio, y de 1972, pp. 52-57; P. Nautin, Origéne, sa
ahí su simpatía por la constitución de vie, son oeuvre, Beauchesne, 1977.
Solón, que aspiraba a la justicia social y
a la realización del bien del Estado.
la verdad: fin asignado al hombre y su úni un proyecto más amplio, abandonado por
co deber, licencio, que defiende por su par Rousseau: un Tratado de las institucio
te una teoría diferente, la de los académi nes políticas. Es cierto que «el Contrato»
cos, le responde que hay que conocer la es inseparable del conjunto de la obra
verdad. Mas este conocimiento implica la de Rousseau, en particular del ->■Discur
aptitud para reconocer el error a fin de so sobre el origen y ios fundamentos de
poderlo evitar. Agustín y Alipo intervienen la desigualdad entre los hombres, del
entonces; el primero expone la doctrina de cual es una prolongación. Se lo debe leer
la Academia; una diferencia es empero igualmente en paralelo con el -» Emilio.
introducida por el segundo distinguiendo El preámbulo del libro I enuncia el pro
entre la Nueva Academia, donde reina el yecto de Rousseau: «Quiero investigar si
escepticismo, y la Antigua. Los neoacadé- en el orden civil puede haber alguna regla
micos afirman en efecto que no se puede de administración legítima y segura,
alcanzar la verdad; esta seguridad le pare tomando a los hombres tal cual son y a
ce paradójica a San Agustín, que rehusaría las leyes tal como pueden ser». Rousseau
afirmar cualquier cosa cuya verdad no estu piensa que el estado social no es en abso
viera perfectamente asegurada. luto connatural al hombre, pero se le ha
Sólo el sabio accede a la verdad con tomado indispensable. El problema resi
la ayuda de Dios. Los académicos han de pues en encontrar una fórmula de con
adquirido esta certeza, pero son avaros y vención que conserve la libertad carac
no la revelan más que a un pequeño núme terística del estado de naturaleza (al igual
ro de privilegiados ya ancianos. Por su que en el Em ilio , se trata de educar al
parte el autor se ha lanzado a la búsque niño conservando en él toda la bondad
da de esta verdad; puede alcanzarla de dos natural del hombre).
modos: mediante la religión, mantenien La esencia del proyecto no es aquí de
do la fe y la confianza en Cristo, o median carácter histórico: no se trata de descri
te la filosofía, adoptando una doctrina bir la génesis del Estado (»yo no discuto
que se empleara en ilustrar la fe cristiana. los hechos», dice Rousseau). N o hay que
Para Agustín, en efecto, verdad cristiana confundir las descripciones de este con
y verdad filosófica son una misma cosa. trato con las conjeturas del segundo Dis
La influencia de Platón es flagrante en curso sobre el nacimiento del poder polí
esta obra que el autor ha dedicado a su tico. La presente empresa tiene carácter
amigo Romanien, cuyos hijos educaba. normativo: es preciso decir lo que el Esta
Mas Agustín desea librarse del escepti do debe ser para que el poder que ejer
cismo neoacadémico y construir su doc ce sea legítimo, es decir conforme al dere
trina teológica sobre algo estable. cho. Rousseau se desmarca aquí de todos
los teóricos que buscan explicar las ins
Edición: Contra los académicos (tr. V.
Capánaga), contenido en las pp. 74-233 del tituciones politicéis, incluso las más impor
t. III (Obras filosóficas) de las Obras de San tantes, a la manera de Montesquieu, a
Agustín, Ed. Católica (B.A.C.), 1947. quien Rousseu admira y del que toma
Estudios: Introducción del P. V. Capánaga mucho.
a la edición indicada; E. Gilson, Introduction
La obra está dividida en cuatro libros.
á l'étude de saint Augustin, Vrin, 1982.
El primero describe la parte social: el con
trato propiamente dicho. En este libro,
guiado por la idea del derecho natural,
CONTRATO SOCIAL (EL), o Principios es donde están propuestos los «Principios
de derecho político, Du Contrat social, del derecho político». Los dos libros siguien
ou Principes du droit politique, 1762. tes exponen las condiciones por las que
Jean-Jacqu es R ou sseau, 1712-1778. esos principios viven en las instituciones
concretas particulares. El segundo libro
Un pasaje de las Confesiones nos dice trata de la soberanía y de los derechos que
que El Contrato social es una parte de le son anejos. El tercer libro, más concreto
103 CONTRATO SOCIAL (EL)
y detallado aún, habla del gobierno; la vida mo de «universal»). Esta última noción,
y declinación del gobierno son someti central en la problemática de la obra, no
dos a estudio, como también los medios debe ser confundida con la suma de las
de evitar esa declinación. El libro cuarto voluntades particulares. La voluntad gene
trata de las instituciones políticas (elec ral es la voluntad que establece el ciuda
ciones, altas magistraturas), de las cos dano cuando toma hecho y causa por el
tumbres, y de una cuestión decisiva a los interés del todo (el Estado), más allá de
ojos de Rousseau: la de la religión. Según sus intereses particulares (los de su pro
avanza la obra, se ve por tanto que lo con pia persona o — con más frecuencia— los
creto en particular adquiere mayor impor del grupo social al que él pertenece).
tancia y se proyecta sobre los principios La voluntad general es, por definición,
abstractos (los ejemplos históricos se hacen, justa. Pero su formación puede ser vicia
notablemente, más y más numerosos); da, y la mayoría puede equivocarse. Rou
mas los principios generales son reteni sseau propone un cierto número de garan
dos y no cesan de organizar la reflexión tías destinadas a prevenir la corrupción
sobre las condiciones de la vida concreta de la voluntad general por las «facciones»
de los Estados. (grupos con intereses particulares). Para
E l C on tra to social comienza por la él, la igualdad social debe jugar un papel
crítica y la eliminación de las falsas solu primordial en el mantenimiento de la liber
ciones propuestas al problema del fun tad política.
damento de la autoridad política. El con H objeto de la voluntad general es la ley,
tenido es aquí por tanto fuertemente que jamás debe apuntar a lo particular, sino
polémico. Rousseau se dirige a aquellos siempre a lo general. Es propio de la sobe
que querrían fundar la legitimidad del ranía, indivisible e inalienable, elaborar la
poder sobre una relación natural (mito del ley. Al obedecer la ley, el ciudadano es libre:
jefe-padre de familia, o del jefe-pastor), o «La obediencia a la ley que ha sido pres
sobre una relación de fuerzas: es en el crita es libertad». La libertad es aquí la auto
libro I, uno de los más famosos, donde nomía (cosa que Kant tendrá muy en
Rousseau muestra la gratuidad de un pre cuenta).
tendido «derecho del más fuerte». Igual Se denomina República a todo Esta
mente es recusada la idea de un contra do que está así legítimamente constitui
to «libre», en términos del cual podría un do (incluso aunque, por ejemplo, la for
hombre consentir en devenir esclavo de ma de su gobierno sea monárquica). En
otro. La libertad es inalienable. El terre cuanto a los poderes que distingue tradi
no está pues roturado para el verdadero cionalmente la ciencia política: legislati
contrato, solución del problema plante vo, ejecutivo y judicial, no son más que
ado: «Encontrar una forma de asociación emanaciones del cuerpo social.
que defienda y proteja de toda fuerza Pero si la ley no puede tener por obje
común a la persona y a los bienes de cada to más que lo universal, si no se puede
asociado, y por la cual cada uno, unién legislar sobre lo particular, ¿cómo actuar
dose a todos, no obedezca más que a sí sobre la realidad, que es siempre concreta
mismo y quede tan libre como antes». Por y particular? Ahí reside la misión del
este contrato, cada hombre se somete a gobierno, emanación del soberano (recor
la autoridad única de la ley y deviene por demos que cuando Rousseau escribe
ello ciudadano. Al no estar sometido más «soberano», hay que leer siempre «pue
que a la ley, no está sujeto a persona blo soberano»). Este gobierno se encar
alguna. na en un poder concreto, llamado prín
La servidumbre consiste en estar some cipe; el príncipe es de alguna manera el
tido a una voluntad particular distinta de cuerpo del Estado, del cual la soberanía
la de uno propio. La libertad residirá en es el alma.
la sumisión a la voluntad general («gene La clasificación de los gobiernos (demo
ral» ha de ser tomada aquí como sinóni cracia, autocracia, monarquía) se esta
CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE HEGEL. INTRODUCCIÓN 104
C ONVERSAC IO NES SOBRE L A ME de las vías por las que debe actuar, la
T A F ÍS IC A Y SO BRE L A RELIG IÓ N, Gloria en vista de la cual todas sus accio
Entretiens sur la métaphysique et sur nes son efectuadas, y la Creación del mun
la religión, 1688. do. En la conversación duodécima, Male
N ic o lá s M a le b ra n ch e , 1638-1715. branche se aplica a exponer la teoría del
ocasionalismo que fundamenta definiti
Once años después de las ->■ C o n vamente el papel central de Dios en su
versaciones cristianas, Malebranche sistema filosófico, puesto que sólo Dios
vuelve a emplear el estilo de la conver puede ser una causa verdadera. La obra
sación, mas si antes lo había escogido se cierra con reflexiones propiamente teo
para exponer su sistema de manera acce lógicas con dos conversaciones consa
sible y amena, ahora lo utiliza para pre gradas a la providencia y a la fe.
sentar y reunir todas las objeciones que A través de estas conversaciones resul
le han sido planteadas y que son per ta patente el verdadero proyecto de Male
fectamente solubles, puesto que aquí branche: demostrar la verdad de la reli
se trata ya de un libro de filosofía y no gión cristiana apoyándose sobre principios
meramente de controversias. Obra de filosóficos y, más particularmente, sobre
madurez, estas Conversaciones contie principios cartesianos.
nen la exposición más completa de la
Edición: Conversaciones sobre metafísica,
filosofía de Malebranche. La obra se I-ñl (tr. A. Zoraya), Madrid, 1921.
compone de catorce libros, consagra Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
do cada uno de ellos a la exposición de fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
un concepto clave de la filosofía del vol. I, Tecnos, 1988; F. Alquié, Le Carté-
autor. La primera conversación aborda sianisme de Malebranche, Vrin, 1974.
los respectivos papeles del alma y del
cuerpo en el conocimiento sensible a fin
de introducir una reflexión sobre la natu CONVERSACIONES SOBRE LA PLU
raleza de las ideas. En efecto, Male RALID AD DE LO S M UNDOS, Entre
branche afirma que el conocimiento sen tiens sur la pluralité des mondes, 1686.
sible necesita la reunión de un F o n te n e lle (Bernard le Bovier de), 1657-
sentim iento y de una idea pura, sien 1757.
do el primero una modificación del alma
causada por Dios, y la segunda residiendo La obra relata una serie de conversa
en Dios. Esto es lo que le autoriza a afir ciones científico-galantes con una mar
mar que Dios es la única fuente del cono quesa, de noche, en un parque. En Seis
cimiento, y con tanta más razón si se tie veladas, nuestra marquesa abandona sus
ne en cuenta que Dios debe unir el opiniones espontáneamente geocéntri
sentimiento y la idea con ocasión de la cas para adoptar, no sin reticencias, el
presencia del objeto. La segunda con sistema de Copémico. Las Conversacio
versación trata del conocimiento que nes terminan con vastas ensoñaciones a
podemos tener de Dios. Las conversa propósito de los extraterrestres.
ciones tercera a sexta forman un bloque Las Conversaciones sobre la plurali
cuyo hilo conductor es el papel de las dad de los mundos son en 1686 un libro
ideas. En ellas se abordan las ideas en moderno en más de un sentido. Fonte
su relación con los sentimientos, el papel nelle desciende a la divulgación, contra la
de los sentidos en la vida del hombre y tradición escolástica de una ciencia que
en las ciencias, com o también el pro habla en latín y está reservada a los doc
blema del grado de existencia de los cuer tos. Tom a partido por Descartes y los
pos. La conversación séptima trata de Modernos contra los Antiguos. La meta
la impotencia del hombre; y las siete últi física, la de los grandes sistemas del siglo
mas conversaciones están centradas que termina, es cuestionada en nombre
sobre Dios: sus atributos, la simplicidad de un método científico más positivo. Las
CORRESPONDENCIA DE LAS ARTES (LA)
CRISIS DE LA C ULT UR A (LA), Bet- que es «el acto consciente de la razón per
weert Past and Future, 1954. sonal o del individuo aislado en toda la
H a n n a h A r en d t , 1906-1975. claridad de su consciencia individual».
Colección de artículos aparecidos en dife Soloviev pertenece a ese tipo de filó
rentes revistas americanas. sofos que, com o Gabriel Marcel, Henri
Bergson o Emmanuel Mounier, piensan,
Especialista en filosofía política, Arendt cada uno a su manera, que la filosofía es
comenta en este texto los datos de nues ante todo el hecho de la persona huma
tra época en crisis. Asistimos en efecto a na, del sujeto.
un deterioro de la tradición por una parte,
mas, por otra, el porvenir se presenta como Edición: Crise de la philosophie occiden-
inconcebible, desvaído, sin realidad, sin tale, Aubier-Montaigne, 1947.
proyecto. Así, el hombre actual está ante Estudio: N. Losski, Histoire de la philoso
phie russe des origines a 1950, Payot, 1954.
la puerta falsa de un pasado terminado y
un porvenir incierto. Es por tanto urgen
te hacer un balance y sobre todo aprender
de nuevo a pensar en nuestro siglo, no
CRISIS DE LAS CIENCIAS EUROPEAS
para reencontrar el pasado ni inventar el
Y LA FENOMENOLOGÍA TRASCEN
futuro, sino simplemente para enseñar al
DENTAL (LA), Die Krisis der europáis-
hombre a moverse en su posición actual.
chen Wissenschaften und die frcms-
Al analizar las nociones de libertad, de
zendentale Phánomenologie, 1934.
autoridad y de educación, Hannah Arendt
Edmund H u s s e rl, 1 859-1938.
hace la radiografía de una época en con
flicto.
«Después de la Krisis de Husserl, dice
Edición: La crisi de la cultura (tr. J. Colo- Patocka, ningún filósofo ha reflexionado
mer y A. Valls), Pórtic, 1989. La crise de la realmente sobre el problema de Europa».
culture (tr. bajo la dir. de P. Lévy), col. «Folio- La Europa de Husserl es la que, embar
Essais», Gallimard, 1989. cada en la vía de la deshumanización, iba
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con a conocer las barbaries facista y nazi; pero
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
guez Tapia), Cátedra, 1996; A.-M. Roviello, también la que tuvo por lugar de naci
Sens commun et modernité chez Hannah miento espiritual la Grecia de los siglos
Arendt, Ousia, 1988. iv y id antes de Cristo. Esa Grecia que sus
tituyó la agrimensura por la geometría y
que dio al mundo una humanidad ya no
prisionera de la empiria, sino investida de
CRISIS DE L A FILO SO FÍA O C C I «tareas infinitas» que tenían por ideal una
DENTAL. Contra los positivistas, Kri- humanidad dominada por la razón. Si hay
zis Zapadnoy filosofi: P rotiv pozitiuis- crisis, la hay por relación a este proyecto
tov, 1 874. V la d im ir S e r g u é ie v ic h S o - (;télos). Sin dudar jamás de la rectitud de
lo v ie v , 1 853-1900. sus prestaciones, Husserl subraya la res
ponsabilidad de las ciencias en esta enfer
Este texto de 1874, que constituye la medad. Excluyendo las cuestiones relati
tesis doctoral de Soloviev, está fundado vas al sentido de la existencia, estos saberes
en la idea de que la filosofía abstracta, perpetúan ese sesgo de la ciencia galilea-
«exclusivamente teórica», pertenece al na-. el objetivismo físico que olvida nues
pasado y no sabría, cualquiera que ésta tro mundo-de-Ia-vida (Lebensuielt) en bene
sea, sustituir a la interrogación metafísica. ficio de las idealidades matemáticas.
Aunque reconoce el interés de ciertas Tomándose por este camino la razón en
problemáticas planteadas por este tipo de instrumental, se vaciaba de su sentido.
andadura filosófica, Soloviev afirma que La fenomenología propone un reme
el auténtico camino no es abstracto, sino dio espiritual para esta patología: reha
CRISTIANISMO DESENMASCARADO (EL) 110
bilitar el ideal griego y reactivar el sen por la corriente atea más radical del Siglo
tido de la historia que alienta en las mani de las Luces. Es preciso en todo caso guar
festaciones del pensamiento. Situada en darse de dos errores: creer que esa corrien
este punto de la historia en que se enfren te fue dominante en el siglo xvm (como ha
tan el objetivismo fascista y el subjeti mostrado Cassirer, las Luces no fueron
vismo trascendental, la fenomenología principalmente antirreligiosas ni ateas), y
quiere reconciliar al hombre consigo mis tomar este libro por la expresión más aca
mo: el mundo es vuelto a colocar en los bada y sutil que ese siglo ha producido en
horizontes de la vida subjetiva y el ego materia de filosofía atea y materialista.
se descubre a sí mismo como origen de
todo sentido. Edición: Le Christianisme déuoilé, col.
Testamento espiritual de Husserl, la «Bibliothéque du libre penseur», Éds. de
Krisis fue redactada en 1935-1936, en l’Idée libre, 1961.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
una atmósfera de «fin del mundo» que evo fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
ca también Spengler. La fenomenología, vol. II, Tecnos, 1988; Presentación de P.
filosofía del cogito, se tomaba en filoso Charbonnei en la colección de Premiéres
fía de la historia. En este nuevo «retomo Oeuvres, «Les Classiques du peuple», Mes-
a las cosas mismas», Husserl preconiza sidor-Éditions sociales, 1971.
ba un retomo a la Lebenswelt escondi
da. Esta mundanización de la conscien
cia (su encamación) abría la vía a la noción
merleau-pontiniana de «carne» (-*■ L o l/ísi- CRITIAS, o La Atlántida, K p it ía ^ , f)
ble y lo Invisible). A'tX.av'ciKtí»;.
P la t ó n , 428/427-348/347 a.C.
Edición: La crisis de las ciencias europeas Diálogo inacabado.
la fenomenología trascendental (tr. J.
uñoz y S. Mas), Crítica, 1991.
Estudio: P. Trotignon, Le Coeur de la Rai- En una prolongación del -> Timeo, el
son, Fayard, 1986. Critias (del nombre del personaje que casi
constantemente mantiene la palabra)
expone el mito de la Atlántida: la antigua
Atenas había combatido victoriosamente
CRISTIANISM O DESE N M A SCA RA contra los invasores venidos de la isla
D O (EL), o Examen de los principios Atlántida, antes de que ésta fuese engu
cristianos y de los efectos de la reli llida por las olas.
gión cristiana, Le christianisme dévoi- Critias describe una ciudad ideal, suer
lé, ou Examen des principes et des effets te de -*■ República realizada, y las etapas
de la religión chrétienne, 1767. de su decadencia. El interés de este diálo
H o lb a c h (Paul-Henri Dietrich, barón de), go es indudable, aunque es más literario
1723-1789. que filosófico.
Bajo el nombre de Nicolás Antonio Edición: Critias (tr. F. Lisi), en Platón, Diá
Boulanger, Holbach presenta aquí un ata logos, vol. VI, 1992.
que en regla contra la religión, en parti Estudio: R. Weil, l ’Archéologie de Platón,
Klincksieck, 1959.
cular la cristiana, la Iglesia, los sacerdo
tes. N o se trata para él de proponer
consideraciones metafísicas, sino de mos
trar que el hombre sería mucho más feliz CRÍTICA DE LA EXPERIENCIA PURA,
si se liberara de la tutela espiritual y mate Kritik der reinen Erfahrung, 1888-1890.
rial de la religión, de aquellos que la sir R ic h a r d A ven a riu s, 1843-1896.
ven, y se sirven de ella.
E l cristianismo desvelado ofrece un Esta obra expone el empiriocriticismo
ejemplo típico de la literatura producida de Avenarius. Se trata de una crítica del
111 CRÍTICA DE LA RAZÓN DIALÉCTICA
praxis humana en el interior del campo ría de los conjuntos prácticos», al que
social. La experiencia individual se des habría debido seguir otro tomo que con
cubre inmediatamente en una praxis huma firmase, con ayuda de numerosos ejem
na incompleta y limitada. Captar su pra plos históricos, la validez del método
xis es comprender que el otro detenta «regresivo-progresivo» para descubrir la
igualmente su propia praxis, que cada indi razón dialéctica por medio de la praxis.
vidualidad del grupo posee su propio cam
po práctico. La segunda experiencia del Edición: Crítica de la razón dialéctica, Bue
individuo es entonces la disolución de nos Aires, Losada, 1963.
Estudios: R. Laing y D. G. Cooper, Razón
su praxis en el seno de la comunidad. Mas y uiolencia: una década de pensamiento
esta disolución no es desaparición: «Sin la sartreano (tr. Martha Eguía), Paidós, 1984;
praxis humana, la clase se reduciría a un F. Jeanson, El problema moral y el pen
colectivo inerte.» La praxis indiuidual, samiento de Sartre (tr. A. Llanos), Buenos
que nos hace descubrir la dialéctica, y a Aires, Siglo Veinte, 1968.
través de la cual se nos aparece la praxis
del Otro, es también el medio por el que
captamos el objeto de nuestra acción. Este
objeto es en primer lugar materia: si «la C RÍTIC A DE L A R AZ Ó N P R ÁC T IC A ,
materia es la primera captación de exte Kritik der praktischen Vernunft, 1778.
rioridad de la praxis», ella se transforma Immanuel K a n t, 1724-1804.
desde entonces en «la primera unión de
los hombres», mas en este sentido se cons Esta obra es inseparable del conjunto
tituye también en «fundamento de la alie del edificio crítico, y en particular de otra
nación», puesto que proporciona al hom obra de Kant que precede y sustenta el
bre el objeto de su trabajo. Lo que Sartre desarrollo de ésta: la ->■Fundamentación
denomina «materialidad práctico-inerte» de la metafísica de las costumbres
se comprende como asociación entre una (1785). Mientras que en este primer escri
«praxis alienada» por la existencia del Otro to Kant se proponía form ular con rigor
y «la inercia trabajada» de la materia. Pero la moral común ya existente y dar al deber
en tanto que lugar de unidad y de conflicto sus expresiones abstractas (las famosas
entre los hombres, la materia es «el motor «fórmulas» del imperativo categórico), la
de la Historia». Crítica de la razón práctica ataca un pro
La Crítica de la razón dialéctica for blema particular, que la Fundamentación
mula varias críticas al sistema hegeliano, no había hecho más que evocar en la últi
al que Sartre reprocha no haber alcan ma sección. De este problema depende
zado a ver que la Historia no está nunca toda la cuestión del fundamento de la
totalmente constituida, y que el individuo moralidad. Se trata de saber cóm o la
no se deja disolver en el Todo. Pero tam voluntad pura (de todo móvil sensible) pue
bién critica la posición de Marx, que, a su de interesarse por la ley moral. Mientras
juicio, no ha sabido refundar una dialéc que el desarrollo de la Fundamentación
tica a partir de la praxis humana. Por lo era esencialmente analítico, aquí se impo
cual, es esencialmente a los «marxistas ne un método sintético.
contemporáneos», y concretamente a Pie Al igual que la -+ Crítica de la razón
rre Naville (ya denunciado en E l exis pura partía de la ciencia, considerándo
tencialismo no es un humanismo), a los la como un hecho, tampoco la moralidad
que Sartre dirige sus críticas, acusándo es puesta aquí en cuestión; la fuerza y el
los de «volver a caer en un idealismo dog carácter respetable de la ley moral le pare
mático» al predicar una «dialéctica de la cen indiscutibles a Kant. El imperativo
Naturaleza». Considerada como uno de categórico es un hecho. Mas ¿cómo es
los textos más importantes de Sartre, esta posible ese hecho? La clave de bóveda
obra debía constar al menos de dos volú del sistema es la libertad, presente des
menes; sólo llegó a su fin el primero, «teo de el comienzo de la obra («Analítica de
113 CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA
la razón pura práctica»). En efecto, sólo siste aquí en una identificación con la ley
la libertad puede realizar la síntesis de la racional, sino que se asemeja más bien,
buena voluntad con la idea de una legis como observa Ferdinand Alquié, a una
lación universal. La libertad está aquí potencia de elección espontánea; poten
inmersa en el concepto de autonomía, cia absoluta, superior a la ley misma (pues
cuya etimología es particularmente escla- to que la puede negar), por la cual el mal
recedora: la autonomía no es otra cosa entra en el mundo. Esta contradicción en
que la voluntad que se da a sí misma la el seno mismo de la idea de libertad la iden
ley, que se identifica con la ley. Kant vuel tifica Sartre ya en Descartes.
ve a hallar aquí una idea que Rousseau Resta la cuestión del m obile moral,
expresaba en el plano político: «La obe que no puede ser sensible (so pena de
diencia a la ley que uno se ha prescrito com prometer la autonomía), ni pura
es libertad.» Hay, por el contrario, hete- mente inteligible, lo que lo haría ineficaz
ronomía cuando la voluntad está deter para el hombre, cuya voluntad reside en
minada por un objeto situado fuera de ella una naturaleza sensible. Kant ve en el
(la felicidad o el placer, por ejemplo). respecto un sentimiento determinado a
Pero es preciso investigar todavía si priori. Los análisis de la «Analítica de la
una libertad semejante es posible. ¿No razón pura práctica» (cap. III) ponen al
será contraria al principio de la razón y a descubierto la doble naturaleza del res
las exigencias del determinismo de la natu peto: sentimiento que me eleva y al mis
raleza? En este punto es imposible sepa mo tiempo me humilla delante de la ley.
rar la Crítica de la razón práctica del El respeto da testimonio de la dualidad
aspecto teórico del criticismo: la Crítica esencial del hombre: racional y sensible.
de la razón pura había mostrado en efec Kant se inscribe aquí en una corriente
to que si la naturaleza (el conjunto de los «pesimista» pascaliana que se niega a ver
fenómenos en tanto que están constitui en el heroísmo del sujeto el mérito moral
dos por las formas a priori de la sensibi auténtico. Juzga con severidad el orgu
lidad y del entendimiento) estaba someti llo estoico. La moralidad no está, como
da a la ley de causalidad, no se podía en Comeille, en la nobleza del alma. En
afirmar nada de lo que es en sí, el mun un sentido, Kant coincide aquí con el cris
do de los noúmenos. La libertad es al tianismo, del que acepta los manda
menos posible, y esto basta para soste mientos y la afirmación del mal radical;
ner la moralidad, cuya realidad exige y pero no puede hacer del amor el prin
supone una voluntad libre. La ley moral cipio supremo de la moralidad. La
viene a establecer la realidad de aquéllo voluntad no puede — una vez más so
de lo que la primera Crítica había esta pena de heteronom ía— ser aplicada
blecido solamente su carácter no con más que a la ley.
tradictorio. Al final de la «Analítica» el divorcio es
Pero es claro que el acto libre, al esca pues total entre los reinos del ser y del
par a los determinismos naturales, no pue deber ser, de la naturaleza y de los valo
de ser situado en el tiempo; que necesa res. Será en la «Dialéctica de la razón pura
riamente está — en lo que concierne a su práctica» donde tendrá lugar la síntesis.
ser nouménico— fuera del tiempo. De aquí Esta síntesis se realiza mediante el con
la afirmación (que Schopenhauer acepta cepto de bien soberano. Si la virtud es el
rá como condimento de un contrasentido, bien más excelso, le falta sin embargo
pero que muchos han rehusado admitir) alguna cosa que impide que sea califica
del carácter inteligible del ser racional: da de bien completo: la felicidad vendrá
este último se da (libremente) a sí mismo a colmar esa carencia. Pero atención: la
un carácter moral esencial, que determina felicidad no tiene valor moral, y la acción
sus elecciones prácticas efectivas. El villa moral no hace forzosamente feliz al hom
no se elige como tal, fuera del tiempo, de bre; epicúreos y estoicos están igualmente
una vez por todas. Mas la libertad no con equivocados sobre este punto. Estamos
CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA 1 14
ció estético, que deja poner en juego las no es gracias a un principio de finalidad
facultades de conocer no ya a la manera subjetiva, que es inherente a las leyes par
como lo hacían en la primera Crítica, al ticulares de la naturaleza y está de acuer
servicio exclusivo de la ciencia sistemática, do con el principio de finalidad del espí
sino en beneficio de una finalidad reco ritu. El capítulo II de la Introducción, que
nocible ahora por el efecto de la reflexión. afirma como imposible el pasaje que per
Se trata, dicho de otro modo, de un jui mita ir del concepto de naturaleza al con
cio reflexivo, que se realiza «conforme al cepto de libertad — puesto que el abismo
concepto de naturaleza en el sujeto» (Intr., que separa esos dos mundos hace que
VII). Sobre esta base, con el juicio reflexi el primero sea inoperante para el segun
vo en general que es el juicio teleológico, do— permite, no obstante, el pasaje inver
(Intr., VIH), Kant ha introducido un tipo de so como jurídicamente posible, puesto
juicio que se caracteriza por buscar lo gene que es en principio necesario. El salto es
ral mientras que sólo lo particular le es pues posible, pero queda reservado a la
dado, y que no puede prescribir un prin filosofía moral, que cuenta con la pre
cipio a la naturaleza, como lo hace el jui sencia eficaz del deber moral.
cio determinante que subsume lo parti Si ello puede ser así, lo es también sobre
cular en lo general. El juicio teleológico todo en la medida en que intervenga un
considera ciertos objetos de la naturaleza principio de razón suficiente o un cierto
según los principios particulares propios principio de armonía, es decir, el principio
de un juicio reflexivo: un juicio desprovis de la finalidad formal de la naturaleza
to del poder de determinar a los objetos. (Intr., V), según el cual la naturaleza pue
Para Kant, que en la C rítica de la de ser pensada legítimamente de manera
razón pura investigaba cómo pueden las tal que se realice en ella «el orden de los
ciencias permitirse producir las leyes gene fines, que es al mismo tiempo un orden de
rales, «la idea general de la naturaleza la naturaleza», de acuerdo con lo que Kant
como conjunto de objetos de los sentidos» escribía en la primera Crítica en su «Refu
(§ 61) no implicaba que los objetos natu tación del argumento de Mendelssohn». El
rales tuviesen que recurrir a algún tipo de autor muestra aquí con toda evidencia el
acomodación de medios en vista de fines. referente principal que representa al mode
N o obstante, en la «Crítica del juicio tele lo de la comprehensión humana al que
ológico» (§ 61), e incluso aunque un prin se remite el juicio reflexivo para com
cipio de finalidad no sea directamente prender «las leyes empíricas particulares
observable en las leyes generales de la de la naturaleza» (Intr., IV), mientras que el
naturaleza, se dice que el concepto de juicio determinante, en tanto que realiza
fin tiene al menos su lugar en el seno de una subsunción, «explica» la posibilidad de
las facultades de conocer en lo tocante a una naturaleza como objeto de los senti
una comprehensión de la naturaleza; y dos. Por tanto, no es para «explicar» para
ello «según la analogía con un principio lo que Kant admite una utilización pro
subjetivo de reunión de las representa blemática del juicio teleológico en las cien
ciones en el interior de nosotros». cias de la naturaleza (§ 61). Completando
Este recurso al principio subjetivo del este análisis con un escrutinio sobre la
espíritu se reúne con el principio de fina manera en que el espíritu humano res
lidad evocado al principio del parágrafo ponde a eventuales requisitos en su bús
61, que admitía — más para las leyes par queda de leyes empíricas particulares, Kant
ticulares de la naturaleza— «una finali muestra hasta la evidencia que el juicio
dad subjetiva concorde con la compre reflexivo se da a sí mismo por ley un prin
hensión del juicio humano y que hace cipio trascendenal (Intr., IV), puesto que
posible la reunión en un sistema de las en él ha de tener cabida un principio par
experiencias particulares». La Crítica del ticular a priori que no es deducible de los
juicio nos hace descubrir que no pode conceptos a priori del entendimiento, con
mos realizar la menor reunión mental si ceptos que el juicio reflexivo utiliza sin dedu-
CRITÓN 120
insta a que huya (la ciudad habría consen Cronista de talento y desnudo de todo sen
tido en conmutar así la pena de muerte por tido patriótico, Froissart narra con objetivi
el destierro). Pero Sócrates permanece dad los acontecimientos de su época. Poco
insensible a estas recomendaciones. Recri importa la nacionalidad de los que retrata;
minando a Critón por seguir la opinión lo que cuenta es el espíritu de caballería: el
de la muchedumbre, se esfuerza en mos autor está más al servicio de una casta que
trarle que él no podría escapar a la sen al de una sociedad. Su gran cualidad está
tencia pronunciada por la ciudad sin ultra en dar vida a los sucesos que tan pintores
jar a la justicia. Aquí tiene lugar la célebre ca y graciosamente sabe describir.
«Personificación de las leyes»: Sócrates hace Reportero de talento, Froissart es el pre
pronunciar a las leyes mismas los repro cursor de un género que más tarde rea
ches que con pleno fundamento dirigirían nudarían el cardenal de Retz y Saint-Simon.
contra él si intentase sustraerse a su juris
Edición: Chroniques, éd. M.-Th. de Medei-
dicción. Por fidelidad a ellas decidirá per ros, Le Livre de poche, L.G.F., 1988.
manecer en prisión, por patriotismo rehu Estudio: J. Bastin, Froissart, chroniqueur,
sará desertar de Atenas; mas esta fidelidad romancier et poete, Nizet, 1948.
y este patriotismo son en primer lugar cívi
cos, y por encima de todo filosóficos. Lo
que Sócrates tiene en mente no es tanto la
CUADERNOS AZUL Y M ARRÓN
Atenas empírica como la idea misma de
(L O S), The B lue and Brown Books,
legislación, el principio de la ciudadanía.
1958.
Ludwig J o s e f WrrrGENSTEiN, 1889-1951.
Edición: Critón (tr. J. Calonge), en Platón,
Diálogos, 1, Gredos, 1981.
Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la El texto del Cuaderno azul fue dicta
filosofía griega, vol. IV: Platón (tr. A. Valle- do a sus alumnos por Wittgenstein en el
jo y A. Medina), Gredos, 1990, pp. 97-104; curso de los años 1933-1934, y el del
F. Chátelet, El pensamiento de Platón, Cuaderno marrón al año siguiente. Witt
Labor, 1968.
genstein inicia en ellos la elaboración de
su nueva filosofía que encontrará la expre
sión más acabada en las -* Investigacio
nes filosóficas, cuyas principales nocio
CRÓNICAS (CRÓNICAS DE FRANCIA, nes, com o las de «juegos de lenguaje»,
DE ING LATERRA, DE ESCOCIA, DE «formas de vida» y «aire de familia» ya apa
ESPAÑA, DE BRETAÑA, DE FLANDES recen en estos Cuadernos.
Y LUGARES DE SU ENTORNO), Chro-
Edición: Los cuadernos azul y marrón (tr.
niques (Chroniques de France, d ’Angle-
F. Gracia), Tecnos, 1984.
terre, d ’Écosse, d’Espagne, deBretagne, Estudios: F. Waismann. Los principios de
de Gascogne, de Flandes et lieux d ’a- la filosofía lingüística (tr. J. A. Robles, ed.
lentour), fin del siglo xv. R. Harré), Universidad Nacional Autónoma
Jean F ro is s a rt, hacia 1337 - después de
de México, 1970; J. Bouveresse, Le Mythe
de l’intériorité. Expérience, signification
1404. et langage privé chez Wittgenstein, Minuit,
Epopeya en prosa. 1987.
filosofía, para la que no hay más que pro con el añadido del existencialismo. Mas
posiciones inciertas: persistir en la duda es este elogio no está exento de una violenta
una actitud estéril que puede aniquilar la crítica de los «marxistas contemporáne
libertad del hombre que la adopta. El pro- os» y del estalinismo. Este texto consti
babilismo es un medio para superar este tuye la primera parte (publicado en Polo
peligro: un paso hacia el camino de la liber nia) de la -*• Crítica de la razón dialéctica.
tad. El probabilismo devuelve confianza al
hombre y le aporta ayuda en muy variados Edición: Questions de méthode, col. «Tel»,
Gallimard, 1986.
dominios, sean artísticos o morales. Así pues, Estudio: F. Jeanson, El problema moral y
facilita la búsqueda del Bien supremo. el pensamiento de Sartre (tr. A. Llanos),
Cicerón se vanagloriaba de aportar un Buenos Aires, Siglo Veinte, 1968.
género nuevo a la literatura romana. Sin
embargo, con los Académicos, sin duda
la obra más puramente filosófica del autor, CUESTIONES D ISPU TAD AS, Quaes
Cicerón no da la menor prueba de origi tiones disputatae.
nalidad, limitándose a exponer solamen T om ás de A q u in o (Santo), hacia 1225-
te por qué le convence la filosofía de la 1274.
Academia.
Colección de reflexiones filosóficas y
Edición: Cuestiones académicas, Espasa-
teológicas que el maestro ha considera
Calpe, s.f.
Estudio: M. Nisard en la edición francesa do en diferentes épocas de su vida.
(Les Académiques, Les Belles Lettres, 1970). El tema central de la obra es el de la
verdad. En tomo a este tema gravitan las
cuestiones relativas al conocimiento en
general y al conocimiento de Dios en par
C U E ST IO N E S DE M É TO D O , Ques- ticular. Igualmente son abordadas otras
tions de méthode, 1957. materias, como el libre albedrío, la espi
J e a n -P a u l S a r t r e , 1905-1980. ritualidad y la inmortalidad del alma, la
virtud y el apetito en el hombre.
Toda filosofía viva debe expresar la pra
xis humana. Pero el sistema totalizador de Edición: Quaestiones disputatae, ed. R.
Spiazzi, vol. I: De Veritate, vol. II: De Poten-
Hegel no describe la realidad social, y el tia, De Anima, .etc., Roma/Turín, Mariet-
existencialismo de Kierkegaard olvida la ti, 1953.
realidad histórica; sólo el materialismo de Estudio: M. Piclin, Philosophie et théolo-
Marx «queda como la filosofía de nuestro gie chez saini Thomas d’Aguin, Klincksieck,
tiempo», porque da cuenta de la Historia
real en tanto que alienación del hombre en
las cosas que produce. Examinar tanto el
proyecto del hombre (con el concurso de C U E ST IO N E S IN A U D IT A S : C UES
las ciencias humanas) como el campo social TIONES ARM ÓNICAS, CUESTIONES
es el método que aquí nos propone Sartre TEOLÓGICAS, LA S M ECÁNICAS DE
para captar al hombre en su realidad con G ALILE O , L O S PR ELU D IO S DE L A
creta. «El hombre es a la vez el producto A R M O N ÍA U N IV E R S A L, Questions
de su propio producto y un agente histó inouíes: questions harmoniques, ques
rico.» El método existencial es «regresivo- tions théologiques, les mécaniques de
progresivo»: regresivo, porque niega el Galilée, les préludes de l’harmonie uni-
Todo Objetivo para descubrir al individuo, verselle, 1634.
progresivo, porque niega esta negación M arín M ersenn e (Abate), 1588-1648.
por «la Objetivación» de lo real.
A través de numerosos ejemplos inten Mersenne destinaba esta obra, que ante
ta Sartre rehabilitar el método marxista, cede en dos años a la Armonía universal
127 CURSO DE ECONOMÍA POLÍTICA
Los análisis que Auguste Comte propo notas tomadas por sus alumnos durante
ne de las diversas ciencias no dan siempre los cursos que impartió entre 1906 y
testimonio de la misma darividenda; no deja 1911.
de extrañar, por ejemplo, que el autor recu Decir que la lingüística es ciencia del
se a priori la posibilidad de una astrofísica. lenguaje, es decir que éste puede ser des
Mas sus análisis se apoyan indiscutiblemente crito científicamente y que puede captar
en un conocimiento directo y extremada algo de sí mismo. La hipótesis mínima es
mente rico del saber de su tiempo. que lo form a l y lo material pueden ser
Si no se quiere apreciar este libro más disociados, de acuerdo con el modelo de
que por relación al conjunto de la obra de la distinción que se establece en los sis
Comte, lo mejor es atenerse al juicio del temas jurídicos entre el quid fa ctl y el
propio autor; una vez llegado a lo que quid juris; el lenguaje se nos aparece
consideraba la culminación de su sistema, entonces como un sistema formal del que
Auguste Comte no veía en el Curso otro cabe enunciar un cierto número de reglas.
valor que el de representar un momento Tal es la hipótesis de un proyecto de cien
(ya pasado) de la constitución de su pen cia lingüística. Este interés por la forma-
samiento; casi puede decirse que Comte lizacíón es lo que caracteriza en primer
renegaba de él. Pero la posteridad está lugar al Curso de Saussure.
muy lejos de juzgarlo así, y es, por el con La segunda característica demostra
trario, este texto el que ha sido privile da por Saussure es que un ser lingüísti
giado, en detrimento del -*• Sistema de co (signo, palabra, frase) no tiene natu
política positiva y de la -*• Síntesis sub raleza propia: es un conjunto de
jetiva. Seguramente Comte habría visto relaciones. Las posiciones predominan
en ello una traición a su pensamiento, por relación a los seres. Éstos son, efec
actualmente bien olvidado. Resta decir tivamente, definidos por el conjunto de
que los análisis del Curso de filosofía posiciones que pueden ocupar según dos
positiva han contribuido poderosamente ejes: el eje vertical de los posibles (para
a instaurar en Francia una tradición de digma), que define las relaciones con los
epistemología y de historia de las ciencias vecinos, y el eje horizontal de los com
que está tachonada de nombres ilustres. posibles (sintagma), que define las rela
ciones de exclusión mutua. Todo signo
Edición: Curso de filosofía positiva (tr. J. es elegido, en efecto, entre un reperto
J. Sanguineti), Ed. Magisterio Español, 1987. rio infinito de posibles y según una rela
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filosofía ción de sucesión lineal con otros signos
(tr. J. A. Pérez Millán y M 'D . Morán), vol. II, ya elegidos. Así una palabra no encuen
Tecnos, 1988; R. Aron, Las etapas del pen
samiento sociológico (tr. A. Leal), vol. I, Bue tra su sentido en sí misma, sino sola
nos Aires, Siglo Veinte, 1970, pp. 93-170; mente por las relaciones de compatibi
P. Dupouey, presentación de las «lecciones 1 lidad o de exclusión que mantiene con
y 2» del Cours de philosophie positive, col. otras palabras y que definen su senti
«Les intégrales de philo», Nathan, 1989. P. do. El sentido no preexiste a las rela
Macherey, Comte, la philosophie et les Scien
ces, col. «Philosophies», P.U.F., 1989. ciones; es su resultante. La lengua es
un conjunto de relaciones sin soporte.
Es lo que expresa Saussure cuando habla
del carácter negativo — o relativo— de
CURSO DE LINGÜÍSTICA GENERAL, las propiedades del lenguaje, que se desa
Cours de Linguistique Générale, 1916. rrolla según una línea paradigmática o
Ferdinand de Sau ssure, 1857-1913. una línea sintagmática.
Reconstrucción de la enseñanza impar La tercera característica es la distinción
tida por Saussure. que establece Saussure entre la lengua
(tanque), el lenguaje (langage) y el habla
Esta obra no ha sido redactada por (parolé). La lengua es un «producto social
Saussure, sino elaborada de acuerdo con de la facultad del lenguaje y un conjunto
131 CURSO DE LINGÜÍSTICA GENERAL
[1 3 3 ]
DE LA CAUSA, PRINCIPIO Y UNO 134
Estudio: B. Rioux, L ’Étre et la Vérité chez cepción monista de una materia anima
Heidegger et Saint Thomas d ’Aquin, da por fuerzas vivientes.
P.U.F., 1963. Acusado de brujería, Agrippa fue per
seguido y encarcelado.
DE L A GENERACIÓN Y L A CORRUP
DE L A FILOSOFÍA OCULTA, De occul- C IÓ N , n e p i yEvé ae «K¡ k<x! <p0op&c, o
ta philosophia, 1531-1533. hacia 334-330 a.C.
H e in r ic h C o r n e u u s A g rip p a v o n N e t- A r is t ó t e le s , 384-322 a.C.
TESHEIM, 1486-1535.
Este escrito puede ser considerado como
«Filósofo» en un tiempo en el que la apéndice que cerraba lo que Aristóteles
palabra significaba ante todo «alquimis había escrito en su ->■ Tratado del cielo;
ta», Agrippa expone en este libro, su obra en efecto, cada uno de los dos libros ter
más importante, los elementos de la alqui mina con consideraciones cosmológicas.
mia; disciplina que se funda en la con Aristóteles define aquí la generación como
139 DE LA GUERRA
mente», Clausewitz elabora un conocimien Hobbes). El autor evoca por tanto, no sola
to empírico de la guerra. La obra abunda en mente la posibilidad, sino la necesidad
experiencia militar de su autor: las guerras de un retomo a la paz. Y no porque los
revolucionarias (los «Soldados del año A»), las beligerantes hayan alcanzado un equilibrio
conquistas de Napoleón y los fracasos de — situación que Clausewitz considera impo
éste en España y Rusia. Del libro, se ha rete sible— , sino porque la continuación de las
nido la fórmula bien famosa: «La guerra es hostilidades no es siempre deseable, y la
la continuación de la política por otros evolución misma del conflicto ofrece oca
medios.» No hay aquí el menor cinismo, sino siones en que no reporta ninguna venta
el recuerdo de una verdad universal: no se ja continuar con el duelo. La situación está
hace la guerra por la guerra; toda guerra entonces de acuerdo con la necesidad ori
busca objetivos que son extraños a ella, no ginal del enfrentamiento armado, que es
militares, sino políticos (en un sentido amplio). — recordémoslo— política. Y cuando los
Sin embargo, el modo en que la guerra es objetivos militares están fuera de alcance,
conducida obedece a imperativos que, esta la guerra acaba en diplomacia.
vez, son militares. Se los puede resumir de D e la guerra ha tenido una enorme
manera simple: aniquilar al enemigo; no influencia en el pensamiento militar con
exterminarlo, sino privarlo de todas sus capa temporáneo, y mucho más allá de las estra
cidades ofensivas y defensivas (al igual que tegias propias de ese campo. Los dirigentes
Rousseau, Clausewitz distingue al hombre de las guerras de descolonización (Chi
del soldado que combate). na, Vietnam) recordarían, en particular,
Ello es tanto como decir que la guerra las lecciones extraídas por Clausewitz de
no tiene más ley que la relación de fuer las guerras revolucionarias en Francia
zas. La cuestión ética de un derecho de — la guerra es asunto de toda la nación
la guerra no es planteada, pues la obra (idea que se encuentra ya en Maquiave
sólo trata de estrategia. Una vez empren lo)— y del fracaso de Napoleón en Espa
dida la guerra, hay que ganarla. Y ganar ña y Rusia — la potencia de un pueblo
la contra un adversario cuyas decisio organizado en guerrillas sobre su propio
nes imprevisibles, puesto que son libres, territorio puede acabar con el ejército más
deben al menos estar integradas en la «m oderno» y mejor equipado— . Por lo
estrategia. De la guerra es aquí el here demás, la obra ha suscitado una multitud
dero de una problemática ya elaborada de estudios, comentarios, y nuevos análi
por Maquiavelo ( * E l arte de la guerra). sis de los conflictos contemporáneos, entre
Clausewitz discierne una tendencia que los cuales hay que mencionar la obra
le parece esencial a toda guerra. El con monumental de Raymond Aron.
flicto armado evoluciona naturalmente,
por su propia lógica, hacia la situación de Edición: De la guerra, Estado Mayor del
Ejército, 1978.
«guerra absoluta», que excluye toda con Estudio: R. Aron, Pensar la guerra, Clau
sideración ética o humanitaria suscepti sewitz (tr. B. Lacoste), Ministerio de Defen
ble de falsear el juego de fuerzas. N o hay sa, 1993.
cuestión alguna para las fuerzas en litigio
que no sea la tendencia a evolucionar
hacia la maximización del ensañamiento.
Esto no significa que la guerra deba pro DE LA IDEA DE LEY N ATU R A L EN
ponerse como objetivo destruir absoluta LA CIENCIA Y LA FILOSOFÍA C O N
mente todo en el campo del adversario TEMPORÁNEAS, De l’idée de loi natu-
(por ejemplo, la población civil), sino que, relle dans la Science et la philosophie
en el teatro de las operaciones, la máxi contemporaines, 1895.
ma violencia es la ley. Émile B o u t r o u x , 1845-1921.
Al no ser en absoluto la guerra un fin
en sí, no podría convertirse en un estado Esta obra completa la tesis de Émile
permanente u original (Clausewitz no es Boutroux: -*■ De la contingencia de ¡as
141 DE LA INTELIGENCIA
leyes de la naturaleza. El autor retoma del absolutismo real. Budeo es el más radi
aquí las ideas fundamentales e intenta cal de todos ellos, puesto que no concibe
mostrar que «las leyes de la naturaleza no el menor límite al poder real.
se bastan a sí mismas y tienen su razón
en las causas que las dominan: de mane Edición: Una reproducción del texto origi
ra que el punto de vista del entendimien nal se encuentra en la obra de Cl. Bontems,
Le Prince dans la France des XVIeet XVIP
to no sería el punto de vista definitivo del
siécles, P.U.F., 1966.
conocimiento de las cosas». Estudio: L. Delaruelle, Guillaume Budé:
Les origines, les débuts, les idées maítris-
Edición: De l ’idée de lo i naturelle dans ses, Slaktine, 1970.
la Science et la philosophie contemporai-
nes, Vrin, 1949.
Estudio: J. Wahl, Tableau de la philoso
phie frangaise, Idées/Gallimard, 1962.
DE LA INTELIGENCIA, D e l ’inteli-
gence, 1870.
DE LA INSTITUCIÓN DEL PRÍNCIPE, H ip p o ly te Taine, 1828-1893.
De l ’Institution du prince, 1547.
G u illa u m e B u d é(B u d eo), 1467-1540. Meditada desde los años 1850, esta
obra, consagrada al estudio del entendi
El manuscrito, redactado hacia 1519, miento o de la facultad de conocer, ha
no üevaba originalmente ningún título. Éste contribuido largamente a la difusión de la
le fue añadido en 1547 y varía según los psicología experimental.
editores: Testimonio del tiempo, o Ense El libro primero de la primera parte
ñanzas y exhortaciones para la institu trata de los signos. Un signo es «una expe
ción del Príncipe (ed. de Guillaume Ca- riencia presente que nos sugiere la idea
zeau), D e la Institución del príncipe (ed. de una experiencia posible». El libro II tra
de Jean de Luxembourg), El libro de la ta de las imágenes. Una imagen es «una
institución del príncipe para el muy cris sensación que renace espontáneamente».
tiano rey Francisco Primero (ed. de Jehan A estos primeros elementos del conoci
Foucher). Como este último título indica, miento se añaden las sensaciones (1. III),
la obra está dedicada al rey Francisco I. a propósito de las cuales se hace refe
En la obra define Budeo las modalidades rencia a los principales trabajos de la épo
del poder real apelando a un reforzamiento ca en materia de psicología experimen
del absolutismo real: el poder del prínci tal 0- IV).
pe no debe ser compartido; el pueblo y la Compuesta, al igual que la primera, de
nobleza no tienen ningún papel político cinco libros, la segunda parte aborda el
que jugar. Budeo traza igualmente el retra principio general del conocimiento, como
to del Príncipe ideal, que debe reunir en también el conocimiento de los cuerpos y
su persona unas cualidades físicas que ins de los espíritus, y de las cosas en general.
piren respeto en sus súbditos y una fuer Taine extrae leyes relativas a las cosas
za intelectual consagrada por entero al reales, y pone de manifiesto el vínculo
arte de la política. El príncipe aparecerá entre los caracteres generales de la razón
así como un ser superior, dotado de una explicativa de las cosas. Igualmente explí
superioridad de derecho y de hecho que cita los métodos para encontrar «el inter
se apoya en esta superioridad física y espi mediario explicativo».
ritual. El príncipe reinará en solitario, y la
riqueza del Estado — que garantiza la esta Edición: De l’intelligence, 2 vols., Hachet-
bilidad interior y exterior— será para él te, 1948.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
un precioso auxiliar. fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.8D. Morán),
Este texto da testimonio del atractivo vol. II, Tecnos, 1988, pp. 495-498 y 508;
que ejercía sobre los pensadores políticos C. Evans, Taine: essai de biographie inté-
de principios del siglo xvi la posibilidad rieure, Nizet, 1976.
DE LA INTERPRETACIÓN 142
A los ojos de Cicerón, estas dos teo la guerra de todos contra todos, los hom
rías son extremas e inaceptables. El autor bres han de renunciar a su derecho natu
hace intervenir a un tercer interlocutor, ral sobre todas las cosas y comprome
Cotta, que expresa su propio pensamien terse a obedecer para siempre al príncipe,
to. Después de haber refutado la teoría del que en compensación les garantizará su
epicúreo, Cotta condena el politeísmo, seguridad.
como también toda visión antropomórfi- Es preciso relacionar esta obra con otro
ca de los dioses. Dios no es un ser con escrito de Hobbes, el tratado -*• Del hom
creto: es el espíritu. bre, que presenta, de manera menos orde
Este tratado, redactado poco después nada, el mismo contenido.
de la muerte de César, está dedicado a Bru
to, su asesino; es un tríptico dialéctico; tres Edición: «La naturaleza humana» (tr. E.
Lynch), en Hobbes, antología preparada por
teorías son en efecto expuestas: el epicu E. Lynch, Península, 1987, pp. 123-178.
reismo, el estoicismo y el neoplatonismo. Estudio: Introducción de E. Lynch a la ed. cit.
Al criticar las posiciones religiosas de las
dos primeras doctrinas, Cicerón se man
tiene muy neutro. Entre esos dos extre
mos, elige, a través de su doble Cotta, una DE L A N A T U R A L E Z A O DE L N O -
vía intermedia, mesurada y equilibrada. SER, nepi (póceooq fi üepi xo'O |¿ñ Svtoq,
La obra no contiene ninguna teoría O hacia 440 a.C.
nueva u original, no da ninguna solución G o r g ia s de Leontium , hacia 487-hacia
personal, pero es el testimonio sobre la 380 a.C.
teología antigua de un hombre fatigado y
decepcionado por los acontecimientos Existen dos versiones de esta obra, la
sociales e ideológicos que lo han alejado de Sexto Empírico y la del pseudo-Aris-
de la escena política. tóteles. Gorgias se esfuerza en mostrar
que ningún ser existe por razonamientos
Ediciones: Sobre la naturaleza de los dio que apuntan tanto al ser como al discur
ses (tr. F. Samaranch), Aguilar, 1970; De la so. En Gorgias, la ontología no es sepa
nature des dieux (tr. M. Van den Bruwae- rable del arte de la retórica que lo ha hecho
ne), 4 vols., Latomus, Bruselas, 1970-1986. célebre. Más que de ontología, habría que
Estudio: R. Mondolfo, El pensamiento anti
hablar — en Gorgias— de «rechazo de toda
guo. Historia de la filosofía greco-romana
(tr. del ital. por S. A. Tri), vol. H: Desde Aris problemática ontológica» (Jean Louis Poi-
tóteles a los neoplatónicos, Buenos Aires, rier). La argumentación del tratado se arti
Losada, 1942, pp. 173-182. cula en etapas rigurosamente sucesivas,
según el modo regresivo del «incluso si»
(argumento «a fortio ri»): el ser no existe;
incluso si existiera, no podría ser pensa
DE L A N A T U R A L E Z A H U M A N A , o do; e incluso si pudiera ser pensado, el
Los elem entos fundam entales de la lenguaje no sabría expresarlo. La posibi
política, H uman N atu re, o r the Fun lidad de la retórica (véase el diálogo de Pla
damental Elements o f Policy, 1650. tón que lleva el nombre de -*■ Gorgias)
Thom as H obb es, 1588-1679. está así fundada sobre una ruptura entre
Primera parte de los Elementos del dere el dominio del ser y el del lenguaje.
cho natural y político.
Edición: Sofistas, Testimonios y fragmen
tos (tr. A. Melero Bellido), Gredos, 1996.
En esta obra, que fue traducida por el Estudios: Introducción de A. Melero Belli
barón de Holbach en 1772, Hobbes estu do a la ed. cit.; J. Barnes, Los presocráti
dia la naturaleza del hombre — y más cos (tr. E. Martín), Cátedra, 1992; W. Jae-
específicamente sus pasiones— con vis ger, Paideia. Los ideales de la cultura
griega, México, Fondo de Cultura Econó
tas a establecer las condiciones de su mica, 1981; T. Calvo, De los sofistas a Pla
supervivencia en comunidad. Para evitar tón: política y pensamiento, Madrid, 1986.
149 DE LA RELIGIÓN, CONSIDERADA EN SU FUENTE, SUS FORMAS Y SU DESARROLLO
que se corresponden con un cierto nivel este libro su posición espiritual. Profe
de desarrollo de la inteligencia. Cuando, sa una religión natural que tiene rela
por haber progresado la inteligencia, las ción con la teología cristiana. Para Fici
formas de la religión devienen obsoletas, no, existe un Dios universal al que
se abre una época de crisis. 0 sentimiento veneran todos los creyentes, cualquiera
busca nuevas formas. Al no encontrarlas, que sea su credo.
se refugia en la incredulidad o en las
supersticiones más viles. Y ello continúa Edición: De la religión chrétienne, Gilíes
hasta haber encontrado una forma nue Beys, 1578.
Estudios: N. Abbagnano, Historia de la Filo
va «que la inteligencia perfeccionada pue sofía (tr. J. Estelrich y J. Pérez Ballestar), vol.
da admitir. Una vez hallada esta forma II, Montaner y Simón, 1973, pp. 62-65 y
[...], todo vuelve a su orden». 71; R. Marcel, Marsile Fiein, Les Belles Let-
De estos análisis, el autor extrae una tres, 1958.
tipología de las religiones. Las formas
sacerdotales, petrificadas, tienen un
acusado carácter opresivo (el Egipto
antiguo). En oposición a ellas, las for DE LA TE O LO G ÍA MÍSTICA, Ilep i
mas abiertas acogen de m ejor grado IdDoxiKÍIi; QeoXoyíaq.
los progresos de la inteligencia (G re P seudo-D ionisio, siglos v-vi.
cia). En desarrollos que anticipan los
de Auguste Comte, analiza Constant el Atribuido primeramente a Dionisio
paso del fetichismo al politeísmo, y des el Areopagita, este tratado místico origi
pués del politeísm o al m onoteísm o, nal e inesperado, ensalza, no la luz de
como la marcha irreversible de la huma Dios, sino sus tinieblas. Es posible unir
nidad hacia el progreso. Este progre se a Dios por la negación de todo y de
so atraviesa en la época de Constant uno mismo, apoyándose en el silencio
un estadio en el que el carácter exce perfecto de la ignorancia: es el éxtasis
sivamente sacerdotal del teísmo está místico, tal como ha sido experimenta
desquiciado por la incredulidad. Esta do por los contemplativos que se unen
teoría de las religiones, defendida por así con Dios.
un espíritu que se declaraba protes
tante, apenas si tuvo éxito. Sin embar Edición: Obras completas del Pseudo-Dio-
nisio Areopagita, ed. T. H. Martín, Ed. Cató
go, para el lector contemporáneo D e lica (B.A.C.), 1996.
la religión es una obra altamente suges Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
tiva que, además, fue escrita por uno Media (tr. A. Pacios y S. Caballero), Gredos,
de los más reconocidos prosistas fran 1972, pp. 66-81 y 90; R. Roques, L ’Uni-
ceses de su siglo. uers dionysien, Le Cerf, 1983.
paternal del autor y su cuidado en prever judicial se reduce pues — y debe reducir
las objeciones de su hijo y refutarlas: sus se— a la estricta aplicación de la ley.
preceptos deben ser aceptados y segui Pero ¿qué se busca con la pena? Insti
dos. Abandonando el diálogo y el estilo tuir un sistema de distribución de los dolo
pomposo y ambicioso, Cicerón se dirige res. La eficacia de este sistema está garan
al lector en un tono simple y confidencial. tizada por el delincuente mismo, invitado
por la ley a calcular su interés bien enten
Edición: Sobre los deberes (tr. J. Guillén), dido. Porque es preciso repetir una y otra
Tecnos, 1989. vez que, en un régimen de arbitrariedad
Estudios: R. Mondolfo, El pensamiento
— donde el poder tiene la capacidad de
antiguo. Historia de la filosofía greco-roma
na (tr. del ital. por S. Á. Tri), vol. II: Desde inventar los delitos según su interés— , el
Aristóteles a los neoplatónicos, Buenos delincuente potencial no puede prever
Aires, Losada, 1942, pp. 173-182; P. Gri- nada y se encuentra por tanto dispuesto
mal, Cicerón, Fayard, Í986. a todo.
D e los delitos y de las penas ofrece
a los hombres de las Luces la teoría del
derecho que convenía a su ideal políti
DE LO S D ELITOS Y DE L AS PENAS, co. La fortuna del libro de Beccaria supe
Dei delitti e delle pene, 1764. ró con mucho su ambición, y eso des
B e ccaria (Cesare Bonesana, marqués de), de el instante en que fue publicado.
1738-1794. Filósofos, teóricos del Derecho y juris
tas se afanarán por reclamar para sí o
Beccaria propone una idea nueva para discutir sus tesis (por ejemplo Kant en la
su tiempo.- la justicia no es la sirviente de Doctrina del derecho respecto a la pena
la religión; una condena no venga una ofen capital).
sa a la divinidad. El derecho no debe ser
definido y considerado más que como ins Edición: De los delitos y de las penas (tr.
tancia social. Su razón de ser es la utilidad. J. A. de las Casas), Alianza, 1995.
Nos encontramos aquí en el corazón de la Estudios: Introducción y apéndice de J. A.
inspiración política antíabsolutista de las Delval a la ed. cit.; Voltaire, «Comentario al
libro De los delitos y de las penas», inclui
Luces y de su afán por romper todo lazo do en esa misma ed.; N. Abbagnano, His
entre lo sagrado y las instituciones. toria de la Filosofía (tr. J. Esteirich y J. Pérez
Las penas no tienen otro origen que el Ballestar), vol. II, Montaner y Simón, 1973,
deseo de seguridad humano. Los hombres pp. 393-96; presentación de la edición fran
consienten en sacrificar a esta seguridad cesa en Flammarion; J. Jacomella, «Actua-
lité de la pensée de Cesare Beccaria», en
una parte de su libertad. Pero es necesario Revue internationale de criminologie et de
que el intercambio sea equitativo, lo cual pólice technique, enero-marzo de 1964.
supone un cálculo de las sanciones que
deben imponerse a tal o tal atentado come
tido contra la sociedad. La justicia se hace
matemática, y el rigor del razonamiento DE L O S E R RO R E S Y DE L A VE R
jurídico queda garantizado por el recurso a DAD, Des erreurs et de la vérité, ou les
las formas silogísticas de la lógica clásica. H om m es «rappelés» au p rin cipe uni-
El ejercicio legítimo de la justicia impli versel de la Science, 1775.
ca además una legalidad, con relación Louis C la u d e d e S a in t-M a rtin , 1743-
a la cual se definen delitos y penas, y fue 1803.
ra de la cual no habría más que arbitra
riedad. Es lo que hoy día se llama un Esta Queriendo explicar la Creación, el autor
do de derecho. Los análisis de la ley que se remite a una ciencia de las cifras poco
Beccaria propone tienen fuertes analogías inteligible. En ciertos respectos, se trata
con los que en esa misma época escri también de un manual de ejercicio de la
bió Rousseau. El ejercicio de la función voluntad a partir de un saber adquirido
155 DECADENCIA DE OCCIDENTE (LA)
por la humanidad. Pues la especie huma Edición: Traité des Príncipes (tr. H. Crou-
na fue más libre otras veces de lo que lo zel y M. Simonetti), Le Cerf, 1978.
es hoy. Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
Media (tr. A. Pactos y S. Caballero), Gredos,
1972, pp. 52-57; H. Crouzel, Origéne et
Edición: Des erreurs et de la vérité, en Oeu- la philosophie, col. «Théologie», Desclée De
vres majeures, Olms G., Hildesheim, 1975. Brouwer, 1962.
Estudio: R. Amadou, Trésor martiniste,
Editions traditionnelles, 1969.
«mágica» (mundo árabe), y la cultura «fáus- autores, incluso aunque los filósofos (Loc
tica» (Occidente europeo y principalmente ke, Voltaire, Rousseau) no sean men
alemán). cionados.
Teórico de la «revolución conserva Una Declaración de los derechos del
dora», contrario al racionalismo y a la idea hombre y del ciudadano no es un acto
de progreso, recuperado por los nacio- por el cual esos derechos son instituidos.
nal-socialistas pese a su hostilidad hacia Los que los enuncian y los codifican no
ellos, Spengler desarrolla el tema de la pretenden más que «exponerlos», evo
decadencia y del declive, de gran impac carlos, publicarlos, a fin de garantizar la
to en el siglo xx. humanidad futura contra su olvido. Sien
do esos derechos naturales, son tan vie
Edición: La decadencia de Occidente (tr. jos como el hombre mismo, que hasta
M. García Morente), Espasa-Calpe, 1989. ahora no ha hecho más que sufrir, o hacer
Estudio: G. H. von Wright, «Spengler y
sufrir, por haberlos ignorado. En materia
Toynbee», ensayo contenido en el libro de
este autor El espacio de la razón (tr. J. Par de derecho, una Declaración es un acto
do), Verbum, 1996. cuyo valor es inmenso, pero que no crea
nada.
La Declaración del 26 de agosto de
1789 se im pone com o modelo. Va
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS mucho más lejos que sus hermanas ame
DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO , ricanas (la de Virginia de 1777, por ejem
Déclaration des droits de Vhomme et plo) porque reivindica la universalidad.
du citoyen, 26 de agosto de 1789. No es laica, puesto que ha sido produ
cida «en presencia y bajo los auspicios
N o existe una, sino varias D eclara del Ser supremo». Es la herencia de la
ciones de los derechos del hombre y del religión natural de las Luces la que intro
ciudadano. Aquí consideraremos prin duce al mismo tiempo en la Declaración
cipalmente a la de 1789, matriz de todas un principio de tolerancia: «Nadie debe
las otras. Aunque la comparación con las ser inquietado por sus opiniones, inclu
versiones posteriores es evidentemente so religiosas.»
de lo más instructiva. El hombre tiene, pues, derechos que
¿Son textos filosóficos estas Decla la naturaleza le confiere: libertad, pro
raciones? En sus intenciones, segura piedad, seguridad, resistencia a la opre
mente no, porque no son teóricas, sino sión. Mas para ser «naturales», el segun
prácticas, o sea históricas. En su expo do y el último de esos derechos, por
sición, tampoco: los derechos y debe ejemplo, no han cesado jamás de ser obje
res que presentan — bajo forma de ar to de un vivo debate ideológico y filosó
tículos sucesivos— no están fundados en fico, mucho tiempo antes y después de la
razón; se limitan a enunciarlos. La solem publicación de este texto. La igualdad,
nidad que rodea al texto no es un susti inscrita en el artículo primero, es jurídi
tuto de los análisis discursivos. Se puede ca. El aspecto económico o social no ha
incluso decir que la redacción de las sido evocado. Lo cual ha concentrado
Declaraciones da testimonio de la urgen sobre este punto un gran número de crí
cia política que presidió su nacimiento. ticas ulteriores.
Mas en su cuidado por articular «el fin de La definición de la legitimidad políti
toda institución política» en tom o a un ca lleva el sello de Rousseau: «El princi
discurso sobre la naturaleza del hombre, pio de toda soberanía reside esencial
dejan entrever una preocupación que está mente en la nación»; «La ley es la
muy emparentada con la filosofía. Y, por expresión de la voluntad general». Fór
último, las Declaraciones se nutren direc mulas tales no sólo eran válidas como
tamente de una tradición filosófica clási principio de exclusión de la monarquía
ca, conscientemente reivindicada por sus (la persona del rey no es mencionada),
157 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Naciones Unidas, sino que vale sobre todo to Magno de los textos de Aristóteles relati
como referencia moral en las batallas por vos al intelecto. Siger de Brabante afirma la
los derechos del hombre que se libran a identidad del intelecto en todos los hombres,
lo ancho del mundo. y el ideal de la fusión de este intelecto con el
intelecto divino. Tomás de Aquino replicará
Edición: Declaración universal de los dere a este tratado inspirado en tesis averroístas
chos humanos, en A. Truyol y Serra, Los
con su -*• De la unidad del intelecto.
derechos humanos, 3.aed., Tecnos, 1982.
Estudio: «Estudio preliminar» de A. Truyol
y Serra en la ed. cit. Edición: Quaestiones in tertium de anima.
De anima intellectiva. De aeternitate mun-
di (ed. crítica B. Bazan), Vrin, 1972.
Estudio: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía, vol. I, Tecnos, 1988, pp. 548-550.
DEL ALM A, Ilepí <(/uxtK, De anima.
A r is t ó t e le s , 384-322 a.C.
tino y de libre arbitrio. El autor quiere Berdiáev es, junto con Chestov, uno de
sobre todo mostrar su desacuerdo con los grandes pensadores rusos. Impregnada
los estoicos y los peripatéticos, que tie de mística y de idealismo, su obra puede
nen de la vida una concepción fatalista. parecer difícil, mas su originalidad es cierta.
En efecto, Cicerón afirma que el hom
bre puede sustraerse a la necesidad del Edición: De la destination de l’fiomme,
L’Áge d’Homme, Lausana, 1979.
destino y sostiene que la libertad de la Estudio: J. Gaith, Nicolás Berdiaeff, phi-
voluntad anula la fatalidad. De este modo losophe de la liberté, Dar H-Machreq, 1968.
salvaguarda la responsabilidad humana,
esencial en su doctrina moral.
Para apoyar estas tesis, Cicerón toma
algunos argumentos de la filosofía acadé DEL DESTINO Y DE LA LIBERTAD,
mica fundados en el probabilismo. El esta Ile p i Eí|iap(iévr|q k c u tov fetp'finív (D e
do fragmentario en que nos ha llegado este fato), o entre 198 y 209.
documento no nos permite sin embargo A le ja n d r o de A f r o d is ia , fin del siglo n-
extraer una conclusión bien clara. príncipios del siglo m.
Edición: Traité du destín (tr. A. Yon), ed. Comentando las teorías del alma y de
bilingüe, Les Belles Lettres, 1950. la mezcolanza desarrolladas por Aristó
Estudios: R. Mondolfo, El pensamiento
teles en su tratado -*■ D el alma, esta obra,
antiguo. Historia de la filosofía greco-roma
na (tr. del ital. por S. A. Tri), vol. II: Desde dedicada a los emperadores Septimio
Aristóteles a los neoplatónicos, Buenos Severo y Antonino Caracalla, analiza tam
Aires, Lobada, 1942; O. Hamelin, Sur le bién los problemas nuevos aparecidos en
De fato, Ed. de Mégare, 1978. filosofía después de la muerte de Aristó
teles: — problemas relativos al destino, a
la libertad y a la Providencia— .
DEL DESTINO DEL HOMBRE. Ensa Abordado aquí, partiendo de los prin
yo de ética paradójica, O naznacheni cipios y métodos de Aristóteles, el pro
cheloveka, 1931. blema de la naturaleza del destino es con
N ic o lá i A le x á n d r o v i t c h B e r d iá e v (o siderado esencialmente como una cuestión
B e rd ia e ff), 1874-1948. física, en relación con la idea de causali
dad, aunque tenga incidencias prácticas
La filosofía de Berdiáev es escatológica, y en particular morales. Dirigiendo sus
es decir, se inscribe en la perspectiva de los críticas contra las concepciones dema
fines últimos del hombre y del mundo. Ésta siado deterministas del destino como fuer
es la razón de que la noción de salvación za cósmica, y contra aquellos filósofos
sea en él esencial, como también la de para quienes todo lo que ocurre se pro
redención. Berdiáev concibe tres tipos de duce fatalmente — los estoicos parecen
tiempo; el tiempo cósmico, el tiempo his ser el blanco, aunque no sean nombra
tórico y el tiempo existencial, que es el de dos— , este tratado se propone salva
la subjetividad y de la interioridad humanas. guardar la idea de libertad. El D e fato
Estos tres tiempos tienden cada uno de ellos disocia por tanto la idea de una natura
hacia la eternidad, que es el fin del tiempo. leza determinada de la idea de la liber
De la misma manera, la ética de Ber tad de elección entre virtud y vicio. Sin
diáev es escatológica, en el sentido de que esta libertad, la responsabilidad, el enco
todo acto moral realiza el fin del mundo mio y la reprobación no tendrían nin
en el que vivimos y lleva en él la eterni gún sentido; la existencia misma de los
dad. Esta obra analiza las múltiples posi dioses sería puesta en cuestión.
bilidades de concebir la ética desde un Sabemos que existía una larga serie de
punto de vista cristiano y termina con con tratados relativos al problema del destino;
sideraciones metafísicas sobre la muerte, pero, junto con la de Cicerón, esta obra
la inmortalidad y el paraíso. está entre las únicas que se han conservado.
163 DEL ESPÍRITU DE LAS LEYES
tesquieu: política y ciencia natural, Alian cuando dijeron que era «la medida del
za, 1984; L. Althusser, Montesquieu: la movimiento». ¿Por qué empeñarse en que
política y la historia (tr. M. Ester Benítez),
rer definir una noción que todo el mun
Ariel, 1979.
do emplea con buen criterio?, ironiza Pas
cal. Es preciso por lo demás ser bastante
ingenuo para creer que una tal «definición»
nos muestra la verdadera naturaleza del
DEL ESPÍRITU GEOMÉTRICO, De Ves-
tiempo. Eso es confundir las definiciones
prit géom étrique, 1776.
de cosa — que desvelan la esencia misma
B la is e P a s c a l, 1623-1662.
del objeto definido— y las definiciones de
nombre — que consisten en establecer, de
El «espíritu geométrico», o «espíritu de
manera convencional, una equivalencia
geometría» designa en Pascal la facul
entre un nombre (lo definido) y una expre
tad de apercibir los grandes principios y
sión cuyos términos son perfectamente
de realizar a partir de ellos demostracio
conocidos (la definición). Pero en mate
nes rigurosas. En la obra de construcción
mática, recuerda el autor, sólo las defini
de los razonamientos matemáticos, sólo ciones de nombre son admitidas. Inútil,
el espíritu geométrico es capaz de respe por tanto, intentar definir términos pri
tar, en la exposición de sus demostracio mitivos tales como el tiempo, el espacio,
nes, «el orden geométrico», que consiste el movimiento, el número y tantos otros
en definir los términos poco claros y en «que todo el mundo entiende por sí mis
demostrar las proposiciones que no son mo». De la misma manera, sería muy pre
evidentes por sí mismas. El matemático suntuoso emprender la demostración de
previene así las objeciones y se libra de los axiomas más evidentes de la geome
la confusión que naturalmente arrastra el tría, como el principio de la doble infini
lenguaje. tud de la naturaleza, según la cual todo
Sin embargo, el orden geométrico es número, toda duración, todo espacio, toda
muy inferior al «orden absolutamente rea velocidad, puede ser indefinidamente dis
lizado» al que ciertos espíritus presuntuo minuido o aumentado sin quedar anulado
sos han pretendido llegar. Este último con o devenir infinito por ello.
sistiría en definir todo y en demostrar todo, Para Pascal, la impotencia de nuestra
de tal suerte que la razón no aceptaría razón para definir todo y para demostrar
jamás nada que no estuviera previamen todo debe ser considerada como una per
te probado de manera absolutamente cier fección y no como una carencia, porque
ta. Pero, para Pascal, este orden perfec lo que nos impide definir los términos pri
to sigue siendo inaccesible, «porque lo que meros o demostrar los axiomas no es la
está más allá de la geometría nos sobre oscuridad de éstos, sino, por el contrario,
pasa a nosotros». En efecto, si quisiéra «su extrema evidencia». Al hacer esos obje
mos definir todo y demostrar todo, ten tos accesibles al corazón de los hombres,
dríamos que embarcamos en una regresión la naturaleza suple de alguna manera la
al infinito, cosa de la que nuestro espíritu imposibilidad en que los ha colocado de
es naturalmente incapaz. El geómetra debe acceder al orden absolutamente perfecto
también renunciar a ese orden inaccesi al que su razón aspira sin embargo.
ble y adoptar como punto de partida de Los editores han adjuntado tradicio
sus razonamientos términos indefinibles nalmente al Espíritu ge o m étrico otro
(o términos primitivos) y proposiciones opúsculo, -»■ el Arte de persuadir, redac
indemostrables (o axiomas), y a partir de tado más o menos en la misma época,
ellos definirá los otros términos y demos hacia 1657. Estos dos textos parecen
trará las otras proposiciones. haber sido compuestos para servir de pre
Mas la razón no abdica tan fácilmente facio a los Elementos de geometría que
de sus prerrogativas. También los aristo Pascal destinaba a la enseñanza de los
télicos creían haber definido al tiempo alumnos de Port-Royal. Aunque los dos
DEL FUNDAMENTO DE LA INDUCCIÓN 166
quedaron inacabados, esclarecen con nue menos forma, según Lachelier, un siste
va luz el pensamiento del autor de las -*• ma que está caracterizado por la unidad.
Provinciales. Además de las reflexiones Otro crítico de Lachelier, Maurice Bou-
sobre la doble infinitud de la naturaleza, dot, ha escrito (1972): «¿Quién puede pre
se encuentra aquí en efecto la descripción tender que [...] los principios que Lache
de un sistema hipotético-deductivo que lier enuncia validen una inferencia de
responde perfectamente a las exigencias algunos a todos?»
de la axiomática contemporánea. Al recor
dar en múltiples ocasiones que las defi Edición: Del fundamento de la inducción,
Ed. Reus, 1928.
niciones son «libres» en matemática, Pas Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
cal pone el acento, muy anteriormente fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
a nuestros lógicos, sobre el carácter fun vol. n, Tecnos, 1988, pp. 545-552; L. Millet,
damentalmente convencional del orden Le Symbolisme dans la philosophie de
Lachelier, P.U.F., 1959.
geométrico.
sophiae), y cuya tercera parte es el céle Hobbes propone aquí una concepción
bre tratado que lleva por título -*• D el ciu de las relaciones entre el hombre y la
dadano (De cive). El tratado D el hombre sociedad muy próxima a la que define en
vuelve a tomar, de manera más desarro el L e v i a t á n el estudio fisiológico y bio
llada y menos sistemática, los temas que lógico del individuo tomado aisladamen
Hobbes había ya abordado en una obra te permite descubrir su comportamiento
fechada en 1650, ->■La naturaleza huma en colectividad.
na (Human Nature).
Como su título indica, este tratado está Edición: De homine, vol. II de las Opera
consagrado al estudio del ser humano, y Latina, Scientia Verlag.
Estudio: F. Tonnies, Thomas Hobbes: vida
más particularmente al del alma humana,
y doctrina (tr. E. Imaz), Alianza, 1988.
puesto que el estudio físico del cuerpo es
muy sucinto. En efecto, el autor se contenta
con recordar el principio fundamental que
gobierna toda su teoría fisiológica, a saber,
DEL HOMBRE, DE S U S FA C ULTA
la identificación de la vida con el movi
DES INTELECTUALES Y DE SU EDU
miento, siendo para él el movimiento del
CACIÓN, De l’homme, de ses facultés
corazón el principio mismo de la vida. Sin
intellectuelles et de son éducation, 1772.
embargo, el autor se extiende largamente
C la u d e A d r e n H e lv e tiu s , 1715-1771.
en su exposición de la teoría de la visión,
por una parte porque ya había formulado
Esta obra es continuación directa de
los grandes principios en un esbozo de
-*■ D el espíritu, cuyas tesis aquí desarro
Dióptrica, y por otra porque la visión le
lla, extrayendo sus consecuencias. Estas
permite introducirse en el estudio del alma
consecuencias se manifiestan principal
por la vía de la imaginación.
mente en el dominio de la educación, que
Tras haber demostrado el origen de las
Helvetius tiene por omnipotente en la for
ilusiones ópticas, Hobbes abandona defi
mación de los espíritus: «La educación lo
nitivamente el dominio de la fisiología para
puede todo»; «No hay nada imposible para
consagrarse al estudio de nociones espiri
la educación; hace danzar a los osos.»
tuales como el lenguaje, la ciencia y las
Pues el autor del Espíritu no cree apenas
pasiones, le ley y la religión. 0 filósofo con
en la eficacia de un determinismo inter
cibe al lenguaje como una creación artifi
no, de tipo fisiológico; para él, el espíri
cial del hombre mediante la cual éste une
tu no es un «don de la naturaleza», sino
una palabra arbitraria con la cosa que ella
«un efecto de la educación».
designa. En cuanto a la ciencia, Hobbes
Se debe a Diderot una refutación de esta
la identifica con el conocimiento de la cau
obra. En ella critica, en nombre de la natu
sa, y no hay ciencia más que cuando se
raleza de los seres, la fe absoluta de Hel
pueden demostrar, a partir de este princi
vetius en la omnipotencia de la educación:
pio, las consecuencias que de él se derivan.
«No se le da olfato a un galgo.» Rousseau
Por esa razón, la física no es una ciencia,
lo amonesta igualmente, esta vez por su
puesto que no hace más que constatar fenó
materialismo, en la Profesión de fe del
menos que luego, a posteriori, relaciona
uicario de Saboya (libro IV del -+ Emilio).
con su causa. Las pasiones son los movi
mientos que nos hacen dirigimos hacia cier Edición: De l’homme, de ses facultés inte
tas cosas, y calificamos de bien aquello que llectuelles et de son éducation, 2 vols., col.
satisface nuestro deseo. El autor afirma que «Corpus des oeuvres de philosophie en lan
la ley no tiene valor moral a menos que se gue frangaise», Fayard, 1989.
dirija, en el ámbito humano, al ciudadano. Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
Finalmente define la fe y el culto, que englo vol. II, Tecnos, 1988, pp. 115-123;G. Bes-
ban una sola y misma realidad — la reli se, Histoire littéraire de la France, Messi-
gión— , como una manifestación individual dor-Éditions sociales, 1987, t. III, pp. 490-
o colectiva, respectivamente. 496.
DEL INFINITO MATEMÁTICO 168
pecado es necesario para la perfección se al nivel del primero; de este modo se esta
del universo; es justo que el pecador sea blece entre ellos una suerte de osmosis.
castigado por el mal que ha realizado;
el castigo puede por tanto ser conside Edición: Del maestro, en Obras de San Agus
rado como un bien. El alma aspira a un tín, t. DI (trad. P. M. Martínez), Ed. Católica
(B.A.C.), 1947.
bien, y debe actuar por ello de una mane Estudios: Introducción del P. M. Martínez
ra que le permita acceder a él; la vida bie en la ed. cit., pp. 667-680. A. Mardouze,
naventurada es la recompensa suprema. Saint Augustjn: /’aventure de la raison et
L o que es interesante en esta obra de de la grace, Études augustiniennes, 1968.
juventud es la exposición de las doctrinas
del autor sobre la gracia, la predestinación,
y el pecado original, que desarrollará en
sus obras posteriores. Esta obra deja entre DEL M ODO DE EXISTENCIA DE LOS
ver que Agustín no está siempre seguro; OBJETOS TÉCNICOS, Du mode d ’exis-
mas sus teorías para conciliar las diversas tence des objets techniques, 1958.
doctrináis católicas son originales y su len G ilb e r t Simondon, 1924-1989.
guaje es incontestablemente nuevo.
El conocimiento del objeto técnico es
Edición: «Del libre albedrío» (tr. E. Seijas), necesario; en otro caso se toma sagra
en vol.Ifl (pp. 235-521) de las Obras de San do: idolatrado o maldito. La evolución
Agustín, Ed. Católica, (B.A.C.), 1947.
técnica, de acuerdo con el instrumento
Estudio: E. Gilson, Introduction á l’étude
de saint Augustin, Vrin, 1982. del que el hombre es portador, y que pro
longa sus órganos, hace surgir al indivi
duo técnico, unidad de elementos con
una causalidad recurrente de sus accio
D E L M A E S T R O , D e m agistro liber, nes, objeto «concreto» que tiende hacia
0 389. la coherencia interna, característica de
A g u s tín (Aurelius Augustinus, San), 354- los vivientes. De ello resultan dos ras
430. gos del objeto técnico: su minoría social,
cuando es utilizado por el saber implíci
Este diálogo didáctico entre el autor y to del hábito, y su mayoría social, cuan
su hijo, Adeodat, fue escrito después de do su uso exige el conocimiento de sus
su bautismo, en 389. interacciones internas. Mas el siglo xx ha
Utilizando el método de Sócrates, Agus recreado una alienación, porque la máqui
tín demuestra a su hijo, que morirá dos na no prolonga ya el esquema corporal
años más tarde, que no son las palabras y su funcionamiento no es conocido más
del maestro las que enseñan la verdad: que por los especialistas. Por tanto hay
éstas pueden ser mal interpretadas; no una relación del hombre con el individuo
son más que un medio para expresar la técnico, no solamente respecto a su
verdad que está en nosotros. Para juz invención, sino cuando entre los dos rea
gar sobre la veracidad de las palabras del lizan una función reguladora de manera
maestro es preciso volverse hacia esta ver mejor que cada uno por separado: por
dad interior inspirada por Dios. Cada que el hombre selecciona las formas en
hombre está así habitado por esta pala función de su pasado y puede modificar
bra divina, en la cual debe reconocer su los problemas a resolver por recurrencia
solo y único maestro. del porvenir sobre el presente; la máqui
Agustín proseguirá este estudio en La na, en cambio, no reacciona más que
manera de catequizar a los ignorantes: abor ante lo ya dado, y por tanto tiene nece
dará el tema del amor, generador de la comu sidad del hombre para recibir un pro
nión de espíritu que une al maestro y al discí grama.
pulo; el primero saldrá de sí al ponerse al nivel La esencia de la técnica tiene que ser
de su alumno, que a su vez acabará por alzar situada en el interior de las diversas reía-
171 DEL ORIGEN, NATURALEZA, DERECHOS Y MUTACIONES DE LAS MONEDAS
nismo chocante. Su obra, capital para la servicio de la teología. Basta con creer
historia económica francesa, tendrá reper para que Dios sea, y todas las pruebas
cusiones en toda Europa; el célebre eco del mundo no cambiarán nada.
nomista Adam Smith coincidirá en nume Esta obra es esencialmente una medi
rosos puntos con la teoría de este genio tación sobre el sentido de la existencia y
normando. sobre la realidad del hombre, «siendo el
hombre concreto el sujeto y el supremo
Edición: Tratado de la primera invención objeto de la filosofía...» La dialéctica fun
de las monedas (tr. J. Binaghi), Orbis, 1985. damental de la filosofía unamuniana es
Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
la que se inscribe en la relación del hom
Media (tr. A. Pacios y S. Caballero), Gredos,
1972, pp. 630-632; Ch. Pérez, Monnaie bre con Dios, de la existencia con la eter
du pouvoir, pouvoir de la monnaie; une nidad. Las únicas razones válidas aquí aba
pratique discursiue origínale, le discours jo son «las razones que el corazón siente».
figuratif monétaire. Les Belles Lettres, Unamuno estuvo al origen de una ver
1986. dadera renovación de la filosofía en Espa
ña; su influencia se ha extendido a Italia
y a Alemania, como también a Inglaterra
y Rusia.
DEL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA
VIDA EN LO S HOMBRES Y EN LOS Edición: Del sentimiento trágico de la vida
PUEBLOS, 1913. (prólogo de F. Savater), Alianza, 1986; Del
M ig u e l de Unamuno, 1864-1936. sentimiento trágico de la vida (introducción
de P. Cerezo), Espasa Calpe, 1995.
Estudios: Introducción a cualquiera de las
La obra mayor del filósofo español no ediciones indicadas; J. Ferrater Mora, Una
se ubica bajo ninguna categoría filosófica muno. Bosquejo de una filosofía, Alianza,
determinada; por sus ecos existencialistas, 1985; J. D. García Bacca, Nueve grandes
se relaciona sin embargo con la inspiración filósofos contemporáneos y sus temas,
Anthropos, 1990, pp. 83-148; A. Guy,
de un Kierkegaard, de un Nietzsche o de
Unamuno et la soif d ’éternité, Seghers,
un Heinrich von Kleist — hombres impreg 1964.
nados de un espíritu de sabiduría más que
de ciencia racional. Para Unamuno, el sen
timiento que tenemos de la vida es abso
lutamente primero; irreductible a toda DEL SER Y DE LA UNIDAD, D e ente
racionalidad, de él es de donde nace toda et uno, 1496.
filosofía, toda concepción del mundo e Jean P ic o d e l a M ir a n d o la (Giovanni
incluso todo pensamiento. Así «este sen P ico Della Mirandola), 1463-1494.
timiento, en lugar de proceder de ciertas
ideéis, más bien las determina». Común a La obra plantea la cuestión del deber
todos los hombres y a todos los pueblos, del filósofo: ¿no consiste en la búsqueda
el “sentimiento trágico de la vida» expre de la unidad y de la concordia? Platón y
sa nuestra «sed de inmortalidad», sed que Aristóteles resultan reconciliados en la
la ciencia — ese «cementerio de ideas muer identificación del Ser con la Unidad. San
tas»— no puede apagar. Agustín va incluso más lejos al identificar
Unamuno pone aquí en cuestión el al Ser con lo Verdadero y el Bien. Así,
dualismo entre el corazón y la razón que el mal y lo falso son la nada: el filósofo
postulan los racionalistas, que no con desmiente a los maniqueos.
sideran ni admiten más que lo que resul
ta de la pura abstracción. El autor está, Edición: De ente et uno, Venecia, 1948.
por el contrario, convencido de que la Estudio: N. Abbagnano, Historia de la Filo
verdadera raíz de las ideas reside en el sofía (tr. J. Estelrich y J. Pérez Ballestar), vol.
II, Montaner y Simón, 1973, pp. 66-71; H.
corazón de los hombres. Es también un de Lubac, Pie de La Mirándole, Aubier-Mon-
grave error querer poner a la lógica al taigne, 1974.
173 DEMOCRACIA EN AMÉRICA (LA)
res propios del mundo aristocrático y, más europeos han de enfrentarse con el mis
particularmente, por la libertad. Su pro mo problema institucional, en el sentido
pia vida está articulada en torno al pro amplio del término: ¿cómo convertir sus
blema de la doble influencia de lo teórico pasiones en leyes y en instituciones?
y de lo vivido, o al de esa teoría de lo vivi Tocqueville afina su análisis en el segun
do familiar que mezclará sin cesar hechos do volumen de su obra (parte 3.“, cap.
y valores y que aunará la riqueza concep XXI): los pueblos europeos son menos
tual y la minucia documental con las con «democráticos» que «revolucionarios». Esta
vicciones políticas. reflexión introduce una distinción esen
América va a permitir a Tocqueville pro cial, mantenida a todo lo largo del segun
ceder a un análisis in vivo del principio do volumen, y por la cual explica el autor
democrático: tanto de los riesgos que ha la estabilidad política y el consenso ame
de afrontar como de las ventajas que ofre ricano. Muestra que el estado social demo
ce respecto a la libertad. Las naciones euro crático es poco propicio a las revolucio
peas están a medio camino entre aristo nes, en razón del muy trabado tejido de
cracia y democracia, desgarradas por el micro-intereses conservadores que ese
conflicto entre esos dos principios, e incli estado no cesa de crear y mantener. Es la
nadas con frecuencia hacia esa forma extre desigualdad lo que lleva a la revolución,
ma de la democracia que es la revolución; y fue por destruir el estado social aristo
si el ejemplo americano no representa el crático y la ideología de la desigualdad por
porvenir de las naciones de Europa, les lo que los franceses la hicieron; pero han
ofrece al menos material para pensar este conservado pasiones y un estado de espí
porvenir de manera que extraiga el máxi ritu poco propicios a la estabilidad de las
mo de ventajas y el mínimo de inconve instituciones. «En América, se tienen ide
nientes en la cuestión de la libertad. as y pasiones democráticas; en Francia,
En el capítulo IX, libro II del primer volu tenemos todavía pasiones e ideas revolu
men de la obra, Tocqueville se interroga cionarias.» La obra se articula en tomo a
sobre el papel de las leyes y las costum algunas oposiciones simples, que T oc
bres en el mantenimiento de la democra queville utiliza de manera refinada median
cia americana, por oposición a lo que él te una constante dialéctica entre lo cultu
llama «causas materiales», esto es, las par ral, lo social y lo político. América ofrece,
ticularidades del Nuevo Mundo y sus pri en tanto que sociedad y en tanto que cul
vilegios en lo que concierne a la relación tura, el ejemplo de una democracia pura.
del hombre con su espacio físico. Pues Es sabido que La democracia fue publi
para el pensamiento de Tocqueville, los cada en dos etapas. El primer volumen,
Estados Unidos no son para Europa ni una esencialmente consagrado a la descripción
experiencia conceptualmente comparable analítica de las instituciones americanas, apa
ni un modelo que habría que seguir: «Es reció en 1835; el segundo, que estudia de
posible concebir un pueblo democrática manera más abstracta la influencia de la
mente organizado de manera distinta al democracia sobre las costumbres y los hábi
pueblo americano.» Lo que confiere, sin tos nacionales apoyándose en el ejemplo
embargo, valor universal a este análisis de americano, vio la luz cinco años más tarde.
la democracia americana es la existencia
de un fundamento común al pueblo ame Ediciones: La democracia en América (ed.
ricano y a los pueblos europeos, a saber: crítica preparada y traducida por E. Nolla),
2 vols., Aguilar, 1989; edición popular (tr.
su común pertenencia a la naturaleza D. Sánchez de Aleu), 2 vols., Alianza, 1995-
humana. Los americanos han hecho con 1996; La democracia en América (tr. L. R.
sus manos su sociedad y el motor que la Cuéllar), México, Fondo de Cultura Econó
impulsa; pero la han canalizado median mica, 1984.
te el derecho, la religión, las instituciones, Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa
miento sociológico (tr. A. Leal), vol. I, Bue
las costumbres. Al estar impulsados por nos Aires, Siglo Veinte, 1970; M. Zetter-
pasiones sociales idénticas, los pueblos baum, «Alexis de Tocqueville», en L. Strauss
175 DEONTOLOGÍA O CIENCIA DE LA MORALIDAD
extrema; la información está necesaria quedan fijados por el orden para cada uno
mente dispersa y es siempre imperfecta. de ellos. A los taxis corresponden las the
Y por otra parte está la finitud del saber sis, es decir, las reglas que hayan de apli
humano. Ninguna autoridad central pue carse a las situaciones por venir y a todos
de conocer todas las informaciones a fin los individuos que se encuentren en tales
de elaborar racionalmente un plan. Es situaciones. En la sociedad abierta exis
imposible determinar con exactitud las te un orden espontáneo (cosmos), que no
consecuencias de una decisión. El éxito ha sido creado por ningún hombre y no
o fracaso de una acción depende de las está al servicio de ningún fin preciso. Cada
circunstancias, siendo éstas singulares y individuo se fija sus propios objetivos y es
constantemente cambiantes. Las mejores su único juez; nadie decide por los otros.
decisiones son por tanto las tomadas por Las solas reglas que prevalecen son las
aquellos que conocen mejor las circuns reglas de conducta, frutos de la selección,
tancias; pueden adaptarse a ellas y reac las reglas universales (nomos) que deter
cionar en función de las informaciones minan lo que es un comportamiento jus
recibidas. De ahí que la mejor solución to o, las más de las veces, sentencias que
sea la libertad individual y el mejor régi definen lo que es injusto. Gracias a estas
men el del libre mercado. reglas, cada individuo sabe qué medio pue
Los fenómenos sociales, demasiado de utilizar en la prosecución de sus obje
complejos para que la razón humana pue tivos. Así, si estas reglas son respetadas,
da captar todos sus aspectos, se trans todo conflicto queda evitado. De ahí que
forman. Razón y civilización evolucionan exista una cata/axia, en la que cada indi
conjuntamente, sin que la razón preceda viduo trata de alcanzar sus fines propios
a la civilización ni haya podido concebir utlizando al máximo las informaciones
la por tanto. Hayek defiende igualmente que le son accesibles. El orden espontá
la existencia de un evolucionismo social. n eo, cuya complejidad es excepcional,
Las instituciones sociales evolucionan por surge de un juego en el que cada indivi
que los hombres, cuando actúan, no pue duo, por sus acciones, obtiene una posi
den conocer ni las causas ni los efectos de ción en función de un proceso aleatorio
sus actos. La concurrencia selecciona al (equilibrio de ofertas y demandas) que no
azar las «buenas reglas», que son las «reglas es consciente. Es éste un orden no natu
de conducta» que permiten a los individuos ral y no querido; los individuos se ajustan,
o a los grupos devenir más prósperos o sin quererlo, los unos a los otros y con
más poderosos. Gracias a esta selección ello hacen emerger reglas e instituciones.
nacen y se perfeccionan ciertos sistemas Así, el mercado (y la concurrencia) es el
de reglas y se eliminan las restantes por mejor de los sistemas, es decir, el más efi
ineficaces. Lo cual significa que la Histo caz. Independiente de la consciencia y de
ria es un caos, que no tiene ningún senti la manipulación de los hombres, es la úni
do, que no obedece a ninguna lógica (supe ca forma de regulación social compatible
rior o inmanente), y que se hace en función con la libertad. El individuo es libre cuando
de las prácticas humanas, es decir, de acci decide sus objetivos y utiliza sus recursos
dentes. sin verse sometido a la arbitrariedad de otro.
El autor explica así la evolución de las Con el mercado, nadie decide por los otros,
civilizaciones, de la tribu primitiva, la socie nadie dirige; cada individuo tiene la misma
dad tribal (sociedad cerrada), a la Gran probabilidad de ganar. Ciertamente el mer
Sociedad (sociedad abierta), distinguien cado genera desigualdades (ganadores y
do pues entre taxis y cosmos, thesis y perdedores), mas estas desigualdades no
nomos. En la sociedad cerrada existe una son justas ni injustas, puesto que no son
fuerte jerarquía y un orden querido, com voluntarias.
puesto por individuos que persiguen los Este orden espontáneo del mercado
mismos fines — los que se impone la orga que garantiza la libertad, no debe en nin
nización— , y cuyos derechos y deberes gún caso ser perturbado, concretamente
DERECHO NATURAL E HISTORIA 178
J. Cropsey (comps.), Historia de la filoso guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 153-158;
fía política (tr. L. García Urriza, D. L. Sán S. Malka, Lire Levinas, Le Cerf, 1984.
chez y J. J. Utrilla), México, Fondo de Cul
tura Económica, 1993, pp. 851-881; L.
Strauss y H. Meier, Carl Schmitt, Léo
Strauss et la notion de politique: un dia
logue antre absents, Juliard, 1990. DESEO DE ETERNIDAD (EL), Le désir
d ’éternité, 1943.
Ferdinand A lq u ié , 1906-1985.
por parte de Dios, para crear nada. A decir ta con defender la idea matriz de los filó
verdad, este argumento se encuentra en sofos (según la cual todas las multiplici
Aristóteles, mas también en Parménides. dades necesitan un principio común), y se
Averroes, concilia, en efecto, la concep escandaliza cuando Ghazálí se pregunta
ción aristotélica del primer motor inmóvil prosaicamente por qué el movimiento cir
con la idea coránica de creación, y expli cular uniforme es privilegiado por Aris
ca la creación eterna por la eterna actua tóteles, y si el reposo eterno no sería igual
lización de la potencia en acto. Además mente concebible y más apropiado.
piensa que el argumento de Ghazali impli A la crítica de la espiritualidad y de la
ca que se imputa a Dios una voluntad autosubsistencia del alma, y sobre todo a
humana. «Motivo», al igual que «deseo» y la de su inmortalidad, le opone Averroes
«voluntad», son términos que no tienen un punto de vista aristotélico mezclado
sentido más que para un ser viviente ani con la escatología de los últimos autores
mado por las necesidades. Si se habla de griegos. Rechaza, como los filósofos en
voluntad de Dios, esa palabra tiene que general, la resurrección de la came, mas
tomar un sentido muy diferente al que tie admite para el alma de los cuerpos un
ne para el ser humano. Para el ser perfec cuerpo «pneumático» que evoluciona en
to no hay ni necesidad ni elección, puesto la esfera de la Luna. Acepta la teoría de
que él no puede actuar más que de mane los Djinns, equivalentes de los daimones
ra perfecta. De acuerdo con Aristóteles, su griegos. En el último capítulo, Averroes
acción es una eterna autocontemplación. resume su posición respecto a la religión
Con el añadido de que un ser omnisciente y a la teología, que Ghazálí defiende con
no puede actuar ni decidir. Pero la perfec tra la filosofía. Esta posición se sitúa entre
ción de Dios implica su omnisciencia. Para el escepticismo de los racionalistas grie
él, el futuro es tan irremediable como el gos que hicieron de la religión «el opio del
pasado. Como observa Simón Van den pueblo», y la teología que sostiene que la
Berg en su introducción a la traducción religión expresa la verdad absoluta. Para
inglesa, «paradójicamente, lo omnipotente Averroes, los conceptos religiosos son los
es impotente». Según los aristotélicos, el símbolos de una verdad filosófica superior
devenir es la actualización de lo que está en que son tomados por realidades en sí por
potencia, y Ghazali, como los megáricos y los no filósofos. La fe en la razón no des
los asharitas, niega la potencia. fallece jamás en él. Cree absolutamente
Frente al problema de la incorruptibili- en la capacidad de la razón para alcan
dad del mundo, Ghazálí opone las mis zar un conocimiento absoluto. Reprocha
mas tesis que al de su eternidad. Averro a Ghazálí de buscar menos la verdad que
es las refuta por tanto de la misma manera. a Dios y su piedad, y a los teólogos en
Mas es su crítica de la causalidad, que anun general de hacer de Dios, principio des
ciaba a Hume, lo que ha dado a Ghazálí humanizado, un hombre inmortal.
su celebridad. Según éste, los términos de Averroes concede que el avicenismo
acto y de agente son aplicados a Dios deba ser criticado, pero mediante pro
indebidamente. Al igual que los asharitas, cedimientos estrictamente demostrativos.
él no concibe causalidad alguna en el mun Los de Ghazali son para él puramente dia
do. Lo que se cree ser el fruto de una rela lécticos. Pone en evidencia la paradoja
ción causal no es de hecho más que el de la estrategia de Ghazálí, que emplea
resultado de una consecución. Averroes la dialéctica misma para denunciar la
muestra que Ghazálí se contradice a sí impotencia de la filosofía para alcanzar la
mismo cuando afirma que no existe más verdad. Ghazálí es para él un «renegado
que una causa extramundana, que es Dios. de la filosofía, un ingrato que ha obteni
¿No ha reservado la acción únicamente a do todo su saber de los escritos filosófi
la persona humana? Frente a la crítica cos y que ahora dirige contra los filóso
de la tesis de la emanación del mundo, fos las armas que esos mismos filósofos
Averroes se muestra evasivo. Se conten le han proporcionado». La Destrucción
DESTRUCCIÓN DE LA FILOSOFÍA 182
gible en sí y subsiste por sí, es decir, sin dad griega, y filosofar es, de una cierta
el recurso a ningún dado externo. manera, volver a ser griego. Toda la filo
sofía no es más que una perpetua varia
Edición: Dialectique du monde sensible, ción sobre un solo y único tema, insti
2.aed., P.U.F., 1953. tuido por los griegos: el ser. Unicamente,
Estudio: A. Forest, «Lavelle et Malebran por tanto, mediante un diálogo con los
che», Les Études philosophiques, 32-46,
griegos puede efectuarse el desvelamiento
1957.
de eso que la filosofía moderna (Descar
tes, Pascal, Leibniz, Kant, Hegel, Marx,
Nietzsche) ha ocultado durante tanto tiem
po: la diferencia del ser y del ente. Es,
D IA LÉC T IC A N EG AT IV A , Negative por lo demás, el olvido de esta diferen
Dialektik, 1966. cia lo que caracteriza a la tradición cris
T h e o d o r W iesengroun d A d o rn o , 1903- tiana (t. II). El tercer tomo está consa
1969. grado a las relaciones de la filosofía y la
ciencia, a la cuestión del fin de la filoso
En esta obra maestra, cuya dinámica fía y a la cuestión de la técnica. El cuar
es una «segunda reflexión» por relación a to volumen considera el sentido del iti
la dialéctica de la Ilustración (-+ La dia nerario filosófico de Heidegger, itinerario
léctica de la Ilustración), el autor afirma que, según el propio interesado, no apor
que la obra de arte comporta una racio ta ningún socorro moral, ningún confort
nalidad y una lógica que le son propias: espiritual, camino que no lleva a ningu
ella permite una rehabilitación del na parte.
«momento de la corporeidad», rompien Jean Beaufret ha contribuido larga
do por la contradicción con el primado mente a la introducción del pensamiento
del pensamiento. de Heidegger en Francia.
Edición: Dialéctica negativa (tr. J. M. Ripal- Edición: Dialogue avec Heidegger, 4 vols,,
da), Taurus, 1992. Ed. de Minuit, I. Philosohie grecque, 1973;
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con II. Philosophie moderne, 1973; III. Appro-
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí che de Heidegger, 1974; IV. Le chemin de
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 225-230; Heidegger, 1985.
M. Jay, Adorno (tr. M. Pascual Morales), Estudios: O. Póggeler, El camino del pen
Siglo XXI, 1988; M. Jay, La imaginación sar de Martin Heidegger (tr. F. Duque),
dialéctica (tr. J. C. Cucutchet), Taurus, Alianza, 1986; D. Le Buhan y E. de Rubercy,
1988. Douze questions posees á J. Beaufret á
propos de Heidegger, Aubier-Montaigne,
po. Mi cuerpo es un existente-tipo y señal física, estética). Estos artículos son otros
de los existentes, pero eso en tanto que tantos brillantes panfletos, a veces de una
el cuerpo es mío, es decir mientras que virulencia extrema, contra la superstición,
yo sea encamado. En el fondo, no hay el fanatismo, la injusticia, el despotismo,
más existencia que la sensible. El pro la intolerancia, o la infatuación de los hom
blema de la existencia implica que uno se bres. La filosofía y la metafísica no son,
interrogue sobre el cuerpo a partir del cual pese a su título, lo esencial del D iccio
está construida. Mas lo que trasciende la nario filosófico, que se ensaña sobre todo
objetividad se extingue en la noción de en el establecimiento de la debilidad de la
objeto existente. Por tanto, mi cuerpo inteligencia humana en estos dominios
está en simpatía con las cosas. De ahí la (art. «Facultad»). Para comprender lo que
posibilidad de un modo de visión. el término «filosófico» quiere decir en el
título, debe simplemente consultarse el
Edición: Diario metafísico, Guadarrama, artículo «Filosofía».
1969.
La religión es el blanco privilegiado del
Estudio: J. Parain-Vial, Gabriel Marcel, un
veilleur et un éveiUeur, L ’Áge d’Homme, autor, que no le ahorra ninguna de las
Lausana, 1989. más fuertes críticas. No hay textos sagra
dos, puesto que todos son penalizables
por la crítica histórica. Los artículos
dedicados a temas bíblicos — y desde
D IC C IO N A R IO F IL O S Ó F IC O , Dic- «Abraham» a «Salomón» son muy nume
tionnaire philosophique, ou la Raison rosos— se ceban sobre las contradiccio
par alphabet, 1764. nes e inconsecuencias del Antiguo y del
V o lt a ir e (Frangois Marie Arouet), 1694- Nuevo Testamento. La tolerancia es el
1778. lema de esos artículos, donde la vanidad
y la pretensión de la multitud de sectas
No es indiferente que Voltaire quisie son descalificadas por la exposición en
se que este diccionario fuera «de bolsillo». paralelo de sus discursos y de sus prácti
Frente a la -►Enciclopedia, obra monu cas. La evocación pintoresca de los nom
mental que presentaba en veintiocho volú bres, por su efecto propiamente poético,
menes una reseña universal de los cono refuerza aún más la ironia. Puesto que el
cimientos humanos, el D iccio n a rio cristianismo viene de hecho a decir lo mis
filosófico encama el aspecto critico, corro mo que siempre se ha dicho y hecho en
sivo, y destructor del espíritu de las Luces. todas las religiones paganas, ¿en nombre
N o se trata tanto en él de instruir como de qué habría de pretender una superiori
de incitar, de golpear cuando sea preci dad cualquiera? Todas las religiones reve
so. Es un arma. ladas son humanas, demasiado humanas,
El orden alfabético no responde aquí y el cristianismo no es una excepción («¡Y
a una preocupación enciclopédica (reco osamos, después de esto, burlamos de los
rrer todo, no omitir nada). Un orden tal lapones, de los habitantes de Samoa y de
no es en absoluto orden, sino más bien los negros!», se lee en el artículo «Convul
un desorden, una enumeración rapsódi- siones»).
ca de prejuicios, supersticiones, estupi Voltaire se adhiere a la religión natu
deces, oscuridades, intolerancias. Lo arbi ral, al deísmo de Newton: «El mundo
trario del desorden alfabético responde al es con toda seguridad una máquina admi
baratillo de los errores humanos. Esta obra rable; por lo tanto hay en el mundo una
es más bien una «sinrazón por alfabeto». inteligencia admirable» (art. «Ateísmo»)
Se presenta bajo forma de una sucesión Pero no es propio de la inteligencia
de artículos (más o menos numerosos humana sondear los atributos de la divi
según las ediciones), que abordan temas nidad: «¡Cóm o! ¿No sabes lo que es ser
de una gran diversidad (religión, sociedad, un espíritu? Decididamente no: ¿de qué
justicia, política, historia, filosofía, meta me serviría?, ¿seria yo más justo?, ¿sería
DICCIONARIO HISTÓRICO Y CRÍTICO 190
yo mejor marido, mejor padre, mejor pasa a examinar y refutar los prejuicios y
maestro, mejor ciudadano?» (art. «Dios»). errores más comúnmente admitidos sobre
Como puede verse, la moral le lleva, por ellos en los otros diccionarios. La primera
su valor, a la religión, que debe servir a parte de cada artículo se dedica en gene
la primera y que no ha sido instituida ral a recoger las certidumbres históricas
más que por ella. Esta moral prescribe fiables sobre los personajes evocados.
a los hombres vivir en la paz, la justi Pero mucho más numerosas son las incer-
cia, la libertad. Los artículos expresa tidumbres y errores registrados en la
mente políticos («Igualdad», «Estados», segunda parte. Lo esencial, sin embargo,
«Gobiernos», «Guerra», «Leyes civiles y no se encuentra en los artículos del D ic
eclesiásticas», «Señor», etc.) no son los cion a rio , sino en las notas, prodigiosa
únicos en combatir la tiranía. En los ar mente desarrolladas, que los acompañan.
tículos que tratan de las materias apa La vocación crítica de Bayle encuen
rentemente más anodinas, se despliega tra su origen en una idea cartesiana: el
toda una estrategia antidespótica: bas acceso a lo verdadero está impedido por
te leer, por ejemplo, el artículo «Trigo». la masa de los prejuicios más que por la
En fin, las preocupaciones estrictamen vacuidad del espíritu. Pero de manera muy
te judiciales encuentran aquí un amplio poco cartesiana, Bayle toma a la historia
eco. Voltaire continúa su lucha contra como objeto y medio en su empresa de
las costumbres y reglamentaciones bár erradicación de los errores. La crítica his
baras de Francia en estos dominios. tórica (principalmente la confrontación y
El Diccionario filosófico es un monu la discusión de las fuentes) permitirá lim
mento de las Luces francesas. En unos piar el campo de la historia humana de
cientos de páginas concentra toda la fuer las fábulas que lo recubren. Al servicio de
za y la punzante ironía de una de las más este proyecto, el autor pone por una par
grandes plumas del siglo. Sería preciso te su gusto por la erudición (le encantaba
leer, como prolongación de esta obra las referirse a la tradición del siglo xvi y a la
M élanges de Voltaire, escritas en esta del Renacimiento), y por otra una memo
misma vena. Estos textos no han perdi ria extraordinaria.
do hoy día ni un átomo de su anterior El Diccionario histórico y crítico apa
fuerza y utilidad. reció así ante todo com o un inmenso
museo de horrores y errores humanos:
Edición: Diccionario filosófico (tr. A. G. equivocaciones, ilusiones, mentiras, crí
Valiente), versión completa en 3 vols., Dai- menes. Esta confrontación de fechorías
mon, 1977, humanas, de las que son culpables los
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso campos más opuestos, desemboca en
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.‘ D. Moran),
escepticismo e incertidumbre. Este escep
vol. II, Tecnos, 1988; A. J. Ayer, Voltaire
(tr. M. Candell), Crítica, 1988; B. Groet- ticismo funda a su vez la tolerancia, en
huysen, Philosophie de la Révolution una línea que se hará familiar a lo largo
frangaise, col. «Tel», Gallimard, 1956, cap. de todo el siglo xvni (piénsese, por ejem
IV: «Voltaire ou la passion de la raison». plo, en Voltaire). Mas esta tolerancia no
se nutre sólo de la constatación desen
gañada de la relatividad de los valores,
sino que se funda sobre la afirmación
DICC IO N ARIO H ISTÓ RICO Y CRÍTI decidida del respeto debido a la con
CO, Dictionnaire historique et critique, ciencia de cada uno. Nadie puede ser obli
1695-1697. gado a creer. Protestante (pese a una bre
P ie rr e B a y le , 1647-1706. ve conversión al catolicismo), Bayle aboga
por una aceptación benevolente de las
El método de Bayle es muy particular. creencias de cada uno; la comunidad de
Procede por la recensión de nombres pro filósofos podría prefigurar una sociedad
pios (de personas o de lugares), y luego de esta índole.
191 DIFERENCIA (LA)
que Descartes añadió al ->• Discurso del La libertad, que es el fin supremo de
m étodo y que son por tanto aplicacio la historia, no es posible más que den
nes prácticas de ese método. Mas, por tro de una sociedad. Dios, absurda cre
encima de los descubrimientos científicos encia que esclaviza las conciencias, fue
que reseña, el principal valor de este tex inventado para hacer aceptable toda
to está en la teoría de la percepción que autoridad, concretamente el Estado, que
su autor enuncia. La dióptrica, en efec reduce a los hombres a la esclavitud
to, tiene por objeto la visión y se compo mediante sus leyes. Las leyes políticas
ne de diez discursos. El primero trata de buscan en efecto someter a los hombres
la luz, cuya naturaleza compara Descar a la autoridad. Mas, si el Estado ha de
tes con el movimiento de un corpúsculo, ser abatido, no puede ser confundido
lo cual le permite explicar mecánicamen con la sociedad, que es una manifesta
te los fenómenos de reflexión y de refrac ción de la naturaleza y una necesidad
ción (discurso segundo). Los discursos ter para el hombre y su liberación. Si la
cero y quinto están dedicados a un estudio sociedad es un medio, no es sin embar
fisiológico del ojo. Los discursos cuarto y go un fin, pues el hombre no tiene otra
sexto, que tratan de los sentidos y de la finalidad que él mismo. El hombre libre
visión, permiten al autor definir de mane es aquel que no obedece más que a sí
ra más precisa el papel de los sentidos en mismo, y ello con pleno conocimiento
el acto de la percepción. Estos se limitan, de las leyes de la Naturaleza. Si las leyes
a su juicio, a suministrar signos al alma; políticas esclavizan, las leyes naturales
mas es sólo el alma la que tiene la posi son constitutivas del ser humano y de su
bilidad de conocer verdaderamente las cua libertad. La Naturaleza libera, mientras
lidades de las cosas sensibles. Los senti que el Estado, pretendiendo sustituir a
dos no son más que medios, solamente el las leyes naturales, es una potencia auto
alma percibe. Los últimos discursos tienen ritaria, una negación de la libertad.
un contenido principalmente técnico. A la creencia en Dios y la obediencia
La función que Descartes atribuye al
al Estado, se opone el conocimiento: la
alma en el fenómeno de la percepción
ciencia es una fuerza liberadora. Sin
inspirará a las psicologías posteriores.
embargo, la libertad del hombre no con
Edición: Dióptrica, incluida en la edición siste en someterse a las leyes establecidas
del Discurso del Método (tr. y notas de G. por sabios y especialistas, sino en reco
Quintas), Alfaguara, 1981. nocerlas com o tales. Al rechazar todo
Estudio: P. Costabel, Démarches origina gobierno de científicos, Bakunin afirma
les de Descartes sauant, Vrin, 1982. la autonomía del hombre en la sociedad.
En nombre de esta autonomía, el hom
bre puede observar las leyes naturales que
la educación le permite conocer y adqui
D IO S Y EL E STAD O , Dieu et l ’État,
rir así la verdad. En la realización de su
1871.
libertad, cada uno completa la de los otros,
M ija íl A le x á n d r o v ic h Bakunin , 1814-
creando así la solidaridad y la igualdad de
1876.
todos.
Inspirado por el materialismo natura
Este aristócrata y revolucionario ruso,
lista del siglo xvni, Bakunin es uno de los
adversario de Karl Marx, defiende una
primeros teóricos del anarquismo, de un
idea fundamental: la rebelión contra toda
socialismo libertario y utópico opuesto al
forma de autoridad, divina o humana,
de Karl Marx.
colectiva o individua!. Por esta rebelión,
el hombre puede conquistar su libertad Edición: Dios y el Estado (tr. D. Abad de
en el seno de una sociedad libre, es decir, Santillán), Júcar, 1992.
sin autoridad ni Estado, donde los hom Estudio: M. Grawitz, Michel Bakounine,
bres son iguales y solidarios. Plon, 1990.
DIOSES (LOS) 194
DIOSES (LO S), Les Dieux, 1934. dada sobre una crítica de la imaginación
A la in (Émile Auguste Chartier), 1868- y del lenguaje (la esencia de las religio
1951. nes es metafórica), Alain añade una diná
mica, de aire hegeliano (las religiones son
Alain escribió en una R eflexión que consideradas un poco a la manera de las
para evitar caer en el error hay que con formas sucesivas del arte en la -*■ Esté
sentir en descender hasta él. Esto es exac tica).
tamente lo que hace en Los Dioses. Ateo N o debería separarse la lectura de Los
sin concesiones ni compromisos, Alain no Dioses de la lectura de los Preliminares
aprobaba el ateísmo de vocingleras mani a la mitología y de las Reflexiones sobre
festaciones de su época, que no quería ver la religión.
en la religión más que un entramado de
necedades, un amasijo de supersticiones Edición: Les Dieux, col. «Tel», Gallimard,
para espíritus débiles, y un instrumento de 1985.
Estudio: J.-L. Poirier, «Le Vrai des religions»,
fraude en manos de los sacerdotes. Revue de l’enseignement philosophique, n.°
La idea de Alain es que todas las reli 3, año 29,1978, pp. 3-25.
giones son verdaderas, esto es, com
prensibles; com o es verdadera, si se la
capta en su necesidad interna, no impor
D ISCERNIM IENTO DEL C U E RPO Y
ta qué ilusión de la percepción. Eviden
D E L A L M A EN SEIS D IS C U R S O S
temente, la referencia obligada es aquí
Spinoza («pensar los dioses en Dios y P A R A EL ESCLARECIMIENTO DE LA
FÍSICA (EL), Le discernement du corps
como Dios», dice Alain).
Comprender las religiones es referir et de l ’áme en six discours pour servir
las a las condiciones reales de su pro á l’éclaircissement de la physique, 1666.
ducción. Pero estas condiciones reenví G é ra u d de C o rd em oy , 1626-1684.
an a diversos órdenes que Alain se detiene
Preparando el ocasionalismo de Male
a considerar articulándolos. Las religio
branche, Cordemoy aporta una primera
nes son de imaginación, y en esto sus
sistematización de esta posición. Presen
detractores tienen razón: son cuentos,
ta una especie de atomismo según el cual
mas plenos de sentido, «y uno no se pre
la materia sutil ocupa los intervalos entre
gunta si un cuento es verdadero». Las reli
giones son de infancia, en tanto que los cuerpos. El libro suscitará las críticas
expresan una relación con los signos y no de Robert Desgabets y de Malebranche,
con las cosas (Alain recuerda el > Em i pero será aprobado por Leibniz.
lio). La infancia es, según un extraño uso
Edición: Le discernement du corps et de
que Alain hace de los conceptos, «bur l ’áme, en Oeuvres phUosophiques de Cor-
guesa»: no trabaja, sino que «vive de per demoy, P.U.F., 1968.
suadir» a aquellos que poseen los pro Estudio: G. Rodis-Lewis, Dictionnaire des
ductos del trabajo, los adultos, esos philosophes, P.U.F., 1984.
primeros dioses a los que el niño sabe tan
bien rogar. El milagro es siempre eso que
se obtiene sin trabajo, sin esfuerzo.
La crítica de Alain a las religiones no D IS C IP L IN A S (LA S ), D e disciplinis,
es pues ni claramente psicológica ni cla 1531.
ramente sociológica (los guiños a Marx Juan Luis V ives, 1492-1540.
son permanentes, mas los conceptos mar-
xistas están subvertidos constantemente), En este tratado de educación, redacta
salvo si se toma el término «sociológico» do de una manera particularmente didác
en el sentido en que lo emplea Augusto tica, Vives preconiza reformas en mate
Comte (otra referencia decisiva de Alain). ria de gramática, de derecho, de dialéctica,
A una estática de las religiones, fun de filosofía y de moral. Recomienda una
195
DISCURSO DEL MÉTODO
educación cristiana, pero regenerada y niz será notoriamente vapuleado por Vol
repensada. Conviene, escribe el autor, efec taire por su teoría sobre «el mejor de los
tuar un retroceso crítico con respecto al mundos posibles».
dogma aristotélico (Aristóteles era la úni
ca autoridad en el siglo xvi) y aprender el Edición: Discurso de metafísica (tr. e introd.
verdadero método para la educación. de J. Marías), Alianza, 1982.
La educación debe ser desinteresada y Estudio: Y. Bélaval, Leibniz, initiation á sa
no perseguir otro fin que el de la formación philosophie, Vrin, 1962.
de los jóvenes. Mas es preciso que previa
mente el propio educador reciba una for
mación para enseñar. Finalmente, Vives
afirma la necesidad de la educación física. D ISCURSO DEL M ÉTODO, Discours
Su obra es un reflejo de las preocu de la méthode p o u r bien conduire sa
paciones del Renacimiento, y de él se raison et ch erch er la vérité dans les
ha podido decir que fue un precursor de sciences, 1637.
Montaigne. R en e D e s c a rte s , 1596-1650.
Edición: Las disciplinas (tr. D. Abad de San- Este texto, aparecido en 1637 sin fir
tillán), Júcar, 1992. mar, es el prefacio de una serie de Ensa
Estudio: V. García Hoz, «J. L. Vives, péda- yos científicos (la Dióptrica, los Meteoros,
gogue de l’Occident», en Les Grands Péda-
gogues, P.U.F., 1980. la Geometría), y hasta el siglo xix no comen
zó a publicarse independientemente. Se ha
convertido en una de las obras emblemá
ticas de la filosofía, y su fama ha desbor
DISCURSO DE METAFÍSICA, Discours dado desde hace tiempo las fronteras de la
de métaphysique, 1686. filosofía propiamente dicha. Que se haya
G o t t fr ie d W ilh elm Leibniz, 1646-1716. convertido en lugar común hablar de un
«espíritu cartesiano» tanto en el ámbito de
En este primer esbozo de su sistema, la filosofía como fuera de ella, no debe hacer
Leibniz quiere dar cuenta del Acto de Dios: olvidar que el Discurso es un libro de filo
la Creación. De su entendimiento total sofía, y por cierto de los más rigurosos.
mente libre, y por su voluntad todopode Al presentar el Discurso el propio Des
rosa, brota «la armonía general del univer cartes distingue seis partes, que él per
so». En el interior de ese mundo coexisten mite recorrer al lector en otras tantas eta
«sustancias individuales» como las almas pas. «En la primera se encontrarán diversas
particulares, sustancias que, en su conjun consideraciones relativas a las ciencias.»
to, componen todo el universo. Mas una «El buen sentido — afirma Descartes—
sustancia constituye un punto de vista par es la cosa mejor repartida del mundo»: esta
ticular del mundo, y a cada uno corresponde profesión de fe en el sentido común con
tomar conciencia de esta visión. Dios es que se abre el libro, ¿tiene carácter iróni
amor y quiere el bien supremo para el hom co? No han faltado discusiones sobre ello.
bre: la contemplación; pero permite el peca En todo caso está el hecho de que Des
do, necesario porque el hombre sufre de cartes constata que, sin la eficaz ayuda de
un mal radical y original: su limitación. un método, el buen sentido no va muy
Destinado a Amaud, discípulo de Des lejos. Y como prueba aduce el autor la
cartes, el Discurso es pragmático, y expo decepción que le causaron los estudios
ne a la vez tanto las definiciones filo escolásticos del colegio de La Fléche. De
sóficas (bosquejadas en 1673 en su todas las disciplinas que le fueron ense
-*■ Confessio) como la justificación de la ñadas, sólo las matemáticas encontraron
bondad divina (tema de sus ->■ Ensayos gracia a los ojos de Descartes. Y esto es
de teodicea de 1710). Cristiano, aunque lo que determinará su proyecto filosófico.
adhiriéndose también a la Tradición, Leib Esta primera parte es, pues, tanto una
196
DISCURSO DEL MÉTODO
tende pensar la unidad de aquello cuyo con Estudio: M. Paty, «D’Alembert et le rapport
tenido va a exponer la Enciclopedia. science-philosophie au XVIII siécle», Revue
de l’enseignement philosophique, n.° espe
Una primera parte está dedicada a «la
cial «Les Lumiéres», año 38, n.° 1.
genealogía y filiación de nuestros cono
cimientos, las causas que debieron hacer
los nacer y las características que los dis
tinguen»; se trata de una «exposición
DISCURSO SOBRE EL ESPÍRITU PO
metafísica del origen y ligazón de las cien
SIT IV O , Discours sur Vesprit positif,
cias». Para realizar correctamente esta
1844.
exposición, D’Alembert no parte de los
A u g u st e C o m t e , 1798-1857,
objetos, sino del sujeto humano y de sus
facultades de conocer, asumiendo así el
Es la primera de las tentativas de Augus
legado cartesiano de la Primera de las -*■
te Comte para dar a su doctrina una amplia
Reglas para la dirección del espíritu.
difusión popular. Es por tanto — incluso
La segunda parte es una «exposición
para el propio autor— una obra de divul
histórica del orden en el que se han suce
gación.
dido nuestros conocimientos». La noción
Considerado hoy día como opúsculo inde
de orden es aquí central. En efecto, al optar
pendiente, había sido colocado al comien
por la presentación alfabética, más fun
zo de un Tratado filosófico de astronomía
cional aunque arbitraria, la Enciclopedia
popular. Este tratado recogía un curso de
subvierte el orden objetivo de lo real. El
astronomía que Comte había impartido a
Discurso preliminar sirve, pues, para res
partir de 1830 (se trataba de una enseñan
tablecer a este último en sus derechos.
za gratuita organizada por el ayuntamien
La ciencia podría ser una aglomeración de
to del distrito 3 de París y destinado en par
conocimientos aislados en compartimien
ticular a los proletarios); puede ser
tos distintos si el universo no se presenta
considerado como un resumen de la doc
ra cada vez más como una totalidad con
trina de Comte en los años 1840. El autor
tinua; este principio de continuidad, deudor
expone las ventajas del espíritu positivo en
tanto de una tradición materialista antigua
el dominio intelectual y para la organización
(epicureismo) como de Leibniz, será rea
social (partes primera y segunda), e indica
firmado con frecuencia en los propios ar
además las condiciones de instauración del
tículos de la Enciclopedia. Un sistema de
régimen positivo» (tercera parte).
referencias mutuas entre esos artículos per
La famosa ley de los tres estadios,
mite en efecto dar cuenta de la fundamental
presentada por primera vez en la prime
unidad de las cosas. Al orden alfabético y
ra Lección del ►Curso de filosofía posi
al orden de materias hay que añadir el
tiva, es retomada aquí con todo lujo de
orden genealógico de los conocimientos,
detalles y precisiones, encontrándose ade
que se descubre a partir de las facultades
más expuesta con un neto esfuerzo de
de conocer del sujeto humano, y, en últi
síntesis de los diversos órdenes (intelec
mo lugar, el orden histórico de los descu
tual, ideológico, social, político), y no sólo
brimientos en las ciencias.
desde el punto de vista de la evolución de
En el Discurso preliminar de la Enci
los conocimientos. Al afirmar la supe
clopedia, D ’Alembert se afirma como un
rioridad del espíritu positivo sobre el espí
precursor de la historia de las ciencias.
ritu «teológico-metafísico», Comte refle
No es difícil calibrar lo que a él le deben,
xiona sobre las condiciones de conciliación
por ejemplo, las dos primeras lecciones
del orden y del progreso, y sobre la nece
del > Curso de filo so fía positiva de
sidad de un nuevo «poder espiritual» tras
Auguste Comte.
el derrumbe del antiguo (surgido del modo
Edición: Discurso preliminar a la Enciclo de pensamiento teológico).
pedia (tr. A. Rodríguez Huéscar), Aguilar, Las reflexiones sobre la educación insis
1965. ten en la necesidad de hacer penetrar
199 DISCURSO SOBRE EL ORIGEN Y LOS FUNDAMENTOS DE L A DESIGUALDAD ENTRE LOS HOMBRES
pectiva religiosa está ausente. Rousseau cía Urriza, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), Méxi
no evoca ni creación ni pecado original. co, Fondo de Cultura Económica, 1993,
pp. 529-548; J. Starobinski, Jean-Jacques
La segunda parte imagina por qué pro Rousseau: La transparencia y el obstácu
ceso ha podido imponerse la desigualdad lo, Taurus, 1983.
en una sociedad que la ignoraba natural
mente. Y éste es el punto más delicado
del discurso: ¿cómo dar cuenta de una
evolución necesaria sin apelar para nada D IS C U R S O S O B R E L A H IS T O R IA
a la naturaleza de las cosas? Rousseau U N IV E R SA L, Discours sur l ’histoire
describe un funesto encadenamiento de universelle, 1681.
circunstancias, a la vez naturales y huma J acqu es Bénigne B o s su et, 1627-1704.
nas. Tod o comienza por la propiedad,
responsable de la desigualdad de fortu Escrito para el Delfín, hijo de Luis XIV,
nas. La sociedad civil y las leyes nacen del retocado a menudo por su autor, el Dis
deseo de los ricos de legitimar y así peren curso sobre la historia universal desa
nizar su dominación. A partir de ese rrolla una filosofía católica de la historia.
momento, la sociedad entera, con su cor El diseño es netamente apologético, pero
tejo de desigualdades sociales, de jerar esta intención no le quita a la obra su inte
quías de poder, va a imponer su orden. rés teórico.
Los magistrados, al principio elegidos, se La primera parte (las Épocas) traza un
convierten en déspotas hereditarios, los rápido cuadro de la historia del mundo, des
mismos que reinan hoy día. de la Creación a Carlomagno. La segun
La academia de Dijon, escandalizada da parte (el Acompañamiento de la reli
sin duda por la audacia de estas tesis, le gión) se dedica a mostrar que la historia del
niega el premio a Rousseau. Pero para pueblo judío, tal como el Antiguo Testa
él, éste fue el comienzo de la verdadera mento nos la ha dado a conocer, anuncia
gloria. Con fuerza aún mayor que en el la persona y la enseñanza de Jesús, como
Discurso sobre las ciencias y las artes, también la institución de la Iglesia. La ter
la elocuencia revolucionaria transmite cera parte (los Imperios) quiere hacer apa
su ardor a los razonamientos. El tema del recer los designios de la Providencia en el
«buen salvaje», popularizado ya por los destino histórico de los pueblos escitas, etí
relatos de exploradores, queda definiti opes, egipcios, asirios, medos, persas, grie
vamente asentado. Pero aún más funda gos y romanos.
mental es el hecho de que una revolución En el corazón de estas explicaciones
se está gestando: el despotismo y la socie de Bossuet se encuentra la noción de Pro
dad del orden son ilegítimos y estén con videncia; de sus «mandatos secretos»
denados a desaparecer. Y más aún, la depende el curso de la historia humana:
Revolución (de 1879) que los habrá de «Dios tiene desde lo más alto de los cie
derribar es criticada con anticipación: los las riendas de todos los reinos [...] y
Rousseau ve venir la revolución burgue remueve a todo el género humano [...]
sa, con sus justificaciones ideológicas de según las reglas de su justicia siempre infa
la propiedad privada y de los privilegios. lible.» En consecuencia: «No hablemos de
Anticipadamente y por principio, Rous azar ni de fortuna, o hablemos de ellas
seau descalifica toda legitimación de desi solamente como de un nombre con el que
gualdades y privilegios, sean de la natu cubrimos nuestra ignorancia», porque no
raleza que sean. hay en la historia ninguna contingencia;
eso sería suponer que Dios es ignorante
Edición: Discurso sobre el origen de la desi o impotente sobre alguna cosa. Mas hable
gualdad entre los hombres (tr. A. Pintor), mos de finalidad inmanente al devenir his
Tecnos, 1987.
Estudios: A. Bloom, «Jean-Jacques Rous tórico, pues «todo concurre al mismo fin»;
seau», en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), todo, comprendidas por supuesto las
Historia de la filosofía política (tr. L. Gar voluntades individuales, cualquiera que
201 DISCURSO SOBRE L A SERVIDUMBRE VOLUNTARIA
sea la libertad que los agentes humanos fijada en su estadio teológico. Con Augus
imaginen usar en la elección de sus accio te Comte se tendrá la primera tentativa
nes. En esto hay (como en Hegel) una notable de síntesis histórica. N o es exce
astucia, no de la razón, sino de la provi sivo afirmar, por tanto, una cierta conti
dencia divina. nuidad entre la obra de Bossuet y la his
El interés propiamente histórico de toria moderna.
esta obra es menos débil de lo que se Ni que decir tiene que el Discurso se ha
acostumbra a veces a decir. Se encuen impuesto también como obra literaria de
tra en ella al menos una admirable sín primer orden. Mas importa señalar tam
tesis de lo que entonces se podía saber bién que Bossuet abandona el período
de la Antigüedad. Las páginas sobre amplio de las oraciones en favor de un esti
Roma son antológicas, y no solamente lo más conciso e incisivo, que anuncia lo
por su valor literario. Con Roma, Bos- que más tarde se encontrará bajo las plu
suet se encuentra en su casa, al igual que mas de Montesquieu y Voltaire. Es cierto
Montesquieu o Rousseau. Para los perí que la naturaleza misma de la materia tra
odos más remotos de la Antigüedad, Bos- tada ha determinado al autor a orientarse
suet no podía disponer de fuentes igual hacia un estilo original.
mente seguras, y la calidad de las
informaciones acusa evidentemente las Edición: Discurso sobre la Historia Uni
versal, Escelicer, 1964.
limitaciones de la época en materia de
Estudio: Th. Goyet, L ’humanisme de Bos
historiografía. suet, 2 vols., Klincksieck, 1965.
En fin, Bossuet no cede a la tentación
de plegar los hechos a una concepción a
p riori, ni de recurrir — por necesidades
apologéticas— a explicaciones sobrena D ISC URSO SOBRE L A SERVIDUM
turales. Por lo demás, esta resistencia no BRE V O LU N T A R IA , o el Contra uno,
se justifica solamente por consideraciones Discours de la servitude volontaire, hacia
deontológicas, sino ante todo por una tesis 1547.
sobre la manera de actuar de la Provi Étienne de l a B o é tie , 1 530-1563.
dencia: si sucede que Dios produce sus
efectos «por ciertos golpes extraordina «En honor de la libertad, contra los tira
rios», el historiador verifica siempre que nos», escribe el autor como prefacio del
«nunca ha ocurrido un gran cambio que libro. En él se propone resolver un enig
no haya tenido sus causas en los siglos ma: ¿cómo es posible que los hombres
precedentes». La causa primera, y única, consientan en servir al tirano y en obe
del devenir histórico es ciertamente la divi decerlo? Para La Boétie, la servidumbre
nidad; mas ésta actúa casi siempre a tra es contra nature. Ante todo porque los
vés de una causalidad puramente «natu hombres, naturalmente iguales, no están
ral». Bossuet no es un historiador para el destinados a oprimirse mutuamente; lue
que la explicación de un suceso cualquie go porque la fuerza no está jamás del lado
ra se reduzca a una evocación de la Pro del que domina, sino siempre del lado de
videncia. Es posible incluso que el lugar los oprimidos. Ciertamente, el tirano está
que el autor adjudica a la Providencia no bien armado, pero bastaría con que el
responda a una convicción fundamental pueblo dejara de obedecerlo, con que le
(aun cuando éste sea seguramente el caso); retirara su consentimiento, para que el
la evocación de la Providencia posee tam tirano quedara desarmado. Un rey está
bién una virtud pedagógica: no olvidemos desnudo ante quien se contenta con decir
que la obra estaba destinada principal no y cruzarse de brazos.
mente a la instrucción y edificación del El problema que ataca La Boétie es
Delfín. el mismo que el de Maquiavelo, su con
El Discurso sobre la historia univer temporáneo. Con la diferencia de que
sal no representa únicamente la historia Maquiavelo lo plantea desde el punto de
DISCURSO SOBRE LAS CIENCIAS Y LAS ARTES 202
vista del Príncipe (¿cómo conquistar y con leer el Mercure de France, se topa con
servar el poder?), mientras que La Boé- la cuestión sacada a concurso por la aca
tie se coloca del lado del pueblo. Pero las demia de Dijon: «Si el reestablecimiento
gentes no eligen la desobediencia. La cos de las Ciencias y de las Artes ha contri
tumbre, ante todo, que opera en contra, buido a depurar las costumbres.» «En el
acaba por hacerles creer que su condición momento en que leí esto — escribió más
es la «natural». A lo cual se añade la exis tarde Rousseau— vislumbré otro univer
tencia de diversos mecanismos por los so y me convertí en otro hombre». Así
que el poder se asegura la voluntaria pasi pues, decidió concursar.
vidad de los sujetos: favores, intimidación Este primer Discurso, en plena épo
por el prestigio, distintivos de poderío. ca de esplendor de las Luces, mantiene
De todos estos mecanismos, el más insi una paradoja: el desarrollo de las cien
dioso y el más eficaz es la difusión del cias y de las artes (entendiendo por «artes»
poder mismo en todos los estratos. La a las técnicas) ha corrompido las cos
jerarquía responde a una necesidad vital tumbres. Para defender esta tesis, Rous
para el poder, que se refuerza disemi seau moviliza un cierto número de argu
nándose. El análisis teórico del funciona mentos históricos y filosóficos. La
miento del poder coloca al autor muy cer civilización debilita las costumbres, es
ca de una condenación de la monarquía. decir, las «enerva» y las «afemina», hacien
El Discurso de la servidumbre volun do perder a la gente el gusto por la liber
taria apenas es leído. Sin embargo con tad. La gentileza y los buenos modales
tiene un análisis extremadamente fino del no son más que vil adulación, corrupción
poder que es, sobre todo, perfectamente del corazón. Según Rousseau, todos los
moderno. Se calibra raramente lo que a él ejemplos históricos — Grecia, Roma,
le deben muchos pensamientos políticos Constantinopla, China, Alemania— lo
ilustrados: Pascal: «La gente, que no sabe prueban: la fuerza y la virtud de los pue
que este efecto viene de esta costumbre...»; blos están en razón inversa de su grado
Rousseau: «Los ciudadanos no se dejan de refinamiento.
oprimir más que si están arrastrados por Rousseau no está muy lejos aquí de
una ciega ambición y, al poner su mira en hacer apología de la barbarie. A estas
lo ruin más que en lo noble, la dominación pruebas por los hechos se añaden las
les resulta más atractiva que la indepen pruebas por razonamiento: nacidas del
dencia, y consienten en llevar cadenas para orgullo del hombre, las ciencias alien
poder imponerlas ellos a su vez»; Alain: tan la ociosidad y destruyen la moral.
«Lo que subsiste de esclavitud viene muy Las artes están en parte aliadas con el
claramente de que el ciudadano pone tam lujo, corruptor y económicamente rui
bién a los pies del jefe su propio juicio.» noso.
Rousseau se alza con el premio de la
Edición: Discurso sobre la servidumbre academia de Dijon. Mas, a pesar — o a
voluntaria (tr. J. M. Hemández-Rubio), Tec
nos, 1986. causa— de su estilo sumamente elo
Estudio: J. M. Hemández-Rubio, estudio cuente, la obra atrae sobre su autor una
preliminar en la edición citada. avalancha de refutaciones (el Pastor Ver-
net, Grimm, el rey Stanislas de Polonia).
Rousseau respondió de manera detalla
DISCURSO SOBRE L A S CIENCIAS Y da en textos de estilo menos elocuente,
LA S ARTES, Discours sur les sciences pero también más precisos y eficaces que
et les arts, 1750. las largas diatribas del Discurso, sobre el
Jean-Jacques Rou sseau, 1712-1778. cual arrojan una luz maravillosa. Mas
Rousseau no consiguió evitar la margi-
Mientras visitaba a Diderot, encarce nación, en un siglo entregado en cuerpo
lado en la fortaleza de Vicennes por su y alma al ideal de progreso de las Luces.
> Carta sobre los ciegos, Rousseau, al Se considera a Rousseau un autor de
203 DISCURSOS A LA NACIÓN ALEMANA
no por aquellos que contienen la esencia co que se rige por las leyes de la causa
misma de las cosas». Además, este texto lidad o de la semejanza. Una tal variabi
asegura a la metafísica la única garantía sóli lidad de las pasiones echa por tierra la
da: una distinción neta entre lo inteligible y necesidad de un vínculo entre la causa y
los modos del conocimiento sensible, some el objeto de una pasión, y conduce, sobre
tido al tiempo. el plano de la identidad del yo, a un escep
Kant no distingue aquí entre entendi ticismo que anuncia la crítica kantiana de
miento y razón, y mantiene la posibili la sustancia espiritual.
dad de una «utilización real» de las facul
tades intelectuales. El conocimiento de Edición: Disertación sobre las pasiones (tr.
lo en-sí no nos está vedado, incluso aun J. L. Carmona), Anthropos, 1990.
que el autor se resista ya a reconocer Estudios: A. J. Ayer, Hume (tr. J. C. Arme
ro), Alianza, 1988; G. Deleuze, Empirismo
en el hombre una intuición intelectual. y subjetividad, Gedisa, 1981.
Así, al final de la obra, Dios es presen
tado com o el fundamento de la armo
nía entre las sustancias que componen el
mundo.
En la D ise rta ción de 1 7 70 se D ISERTACIONES, ’E7tticrf|Tov Siaxpi-
encuentran elaborados muchos de los jiaí, ' hacia 130.
E p ic te to , hacia 50-hacia 125.
temas que desarrollará la -► Crítica de
la razón pura. Mas en su gran obra crí
tica, Kant no dudará en atacar una varie La enseñanza de Epicteto ha sido
dad de concepciones que todavía defen transmitida bajo forma de lecciones de
día en 1770. las que se conservan todavía cuatro libros
(sobre ocho o doce), de un Manual
Edición: La dissertatio de 1770, Consejo que pasa por ser un resumen de las lec
Superior de Investigaciones Científicas, 1961. ciones, y de fragmentos compuestos por
Estudios: E. Cassirer, Kant: vida y doc citas dispersas en diversos autores (Esto-
trina (tr. W. Roces), Fondo de Cultura Eco
nómica, 1993; A. Philonenko, L ’oeuvre beo, Aulo Gelo, Marco Aurelio, etc.). El
de Kant, Vrin, 1983, t. I, cap. II, § 5, 6 libro recoge las lecciones orales que Fla-
y 7. vio Arrio, discípulo de Epicteto, trans
cribió al parecer en «directo», en la for
ma que hoy llamamos Conversaciones,
pero que la tradición filosófica llama tam
D ISE R TA CIÓ N SOBRE L AS P A S IO bién discusiones o diatribas (en el sen
NES, A Dissertation on the Passions, tido de conversaciones filosóficas en las
1757. que un autor, la mayoría de las veces fic
D avid Hume, 1711-1776. ticio, toma vivamente partido por la filo
sofía).
La mayor parte de la obra de David De lo conservado se ha podido inten
Hume consiste en una modificación crí tar discernir un orden: el libro I estaría
tica de su imponente -> Tratado de la consagrado a los principios lógicos y
naturaleza humana. La D isertación físicos sobre los que se asienta la moral;
sobre las pasiones retoma, en un aná el libro II explicaría cómo los discípulos
lisis más condensado y pertinente, las pueden vivir libres, seguros, y exentos
reflexiones del libro II del T ra ta d o y de todo temor; el libro III estaría com
aporta importantes modificaciones filo puesto de exhortaciones a una vida de
sóficas. ascesis y de control de sí; mientras que
Hume presenta un sistema en el que el libro IV, después de una introducción
cada pasión está destinada a transfor sobre la libertad, establecería una com
marse en otra pasión, según el sentido paración entre la escuela y la vida. Mas
unilateral e invariable de un orden cícli con frecuencia, temas similares son reto
207 DISTINCIÓN (LA)
lisis sobre los conceptos de habitus, Estudios: Jacques Maritain. Su obra filo
de campo, de mercado y de capital sim sófica, Desclée de Brouwer, 1960; J. Dau-
jat, Maritain, un maítre pour notre temps,
bólico, Bourdieu emprende en esta obra
Téqui, 1978.
la tarea de desmistificar el fetich is m o
social que permite a cada clase distin
guirse a sí misma, protegiéndose así
contra la intrusión ilegítima de todo ele
DIVAGACIONES, Propos, 1906-1951.
mento extraño.
A la in (É m ile A u guste C h artier), 1868-
1951.
Edición: La distinción (tr. M.aC. Ruiz), Tau-
rus, 1991. Colección de breves fragmentos (1 a 2
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores contem páginas) sobre todos los temas capaces
poráneos esenciales (tr. M.aL. Rodríguez Tapia), de suscitar la reflexión del filósofo.
Cátedra, 1996, pp. 69-73; A. Accardo, Ini-
tiation á la sociologie. L ’illusionnisme social:
une lecture de Bourdieu, Mascaret, 1991. Las Divagaciones son, por su estilo, un
acontecimiento único en la producción filo
sófica universal. Escritos día a día para el
Dépéche de Rouen, y después para otros
DISTINGUIR P A R A UNIR, o Los gra periódicos, publicados más tarde en nume
dos del saber, Distinguer pour unir, ou rosos volúmenes (cronológicos o temáti
les Degrés du sauoir, 1932. cos), constituyen en sí mismo, un género
J acqu es M aritain , 1882-1973.
original, tributario de las servidumbres del
periodismo, pero siempre a la altura de las
Abordando el problema del conoci exigencias de la filosofía: «elevar la hoja del
miento desde el punto de vista de una periódico al nivel de la metafísica», decía
«topología metafísica», Maritain confirma Alain. El volumen recoge cerca de cinco
el valor del realismo tomista, colocándo mil apuntes.
se así en neta oposición con el idealis Las Divagaciones de Alain son, en el
mo contemporáneo, al que le reprocha sentido más fuerte de la palabra, actua
desdeñar numerosos aspectos de lo real. les. La actualidad está presente en la medi
Hostil a la idea de un plan único de da en que Alain no cesa de comentarla:
intelección, el autor propone, por el con el acontecimiento, la política, la historia,
trario, una escala de planes diferentes, el debate público, todo pasa por su plu
abordables según grados de abstracción ma. Mas el presente se manifiesta tam
que se corresponden con los grados del bién por otras vías; el retomo periódico
ser. Ésta es la razón de que el espíritu de los fenómenos naturales, los trabajos
humano deba evitar el inmovilismo y humanos, las fiestas (la Pascua, el Día de
aceptar desarrollarse mediante una mul Todos los Santos, la Navidad...), los ritos
titud de conceptos, de una pluralidad de sociales (la vuelta al colegio, las conme
ciencias y de una escala de grados del moraciones): todo esto es recogido aquí
saber. y juzgado según las exigencias de un pen
La originalidad del trabajo de Mari samiento vivo, actual en el sentido de que
tain se encuentra en la diferenciación de se produce en acto, cada día, para el lec
las abstracciones que saca a la luz. Y tor. Actual también porque el pensamiento
subraya una distinción mayor: mientras de Alain no se contenta jamás con acom
que las ciencias de la naturaleza multi pañar al presente tal como éste se da, ni
plican sus procedimientos de compre de encerrar al comentario en la fugaz
hensión, la metafísica progresa hacia novedad del suceso. Las Divagaciones no
la interioridad. son la «espuma de los días». Por el con
trario, están atravesados por un esfuerzo
Edición: Distinguer pour unir, Desclée De constante por elevar el hecho banal, la
Brouwer, 1959. cotidianidad, al rango de objetos de un
209 DIVINA COMEDIA (LA)
pensamiento universal e intemporal. Todo fuerza. Y raros son los rechazos (Berke
lo que de ordinario es pequeño deviene ley, Freud).
en él inmediatamente grande al ser ele Sin embargo, el autor no oculta sus
vado a la altura de las experiencias más preferencias: filosofía del juicio (Descar
fundamentales de la humanidad; la refe tes mejor que Spinoza), de la voluntad
rencia constante a los grandes autores y soberana contra las pasiones (Epicteto
a las grandes obras de la humanidad («las mejor que Epicuro), de la idea (Comte
Humanidades») comporta esta exigencia: mejor que Marx).
pensar el presente, la obra cotidiana de El recurso constante y exigente a lo real
las cosas y de los hombres, para extraer no es solamente el proceder de un pen
lo esencial. samiento deseoso de sacar partido de todo.
Alain habla aquí, por tanto, de todo. Es ante todo, como ya se ha dicho, la idea
Nada, a priori, escapa a la atención del (a la vez spinozista y hegeliana) de que
filósofo. Alain quiere ser el heredero de todo lo real es verdadero, hasta en sus ilu
Hegel, para quien la lectura del periódi siones y engaños. La reflexión de Alain
co es la «plegaria matutina» del hombre sobre las religiones es ejemplar (véase >
moderno. Los dioses están también entre Los Dioses). Para el autor sigue siendo
los pucheros; el propio hecho diverso es protección y garantía contra la tenden
Dios. El sol, la lluvia, la marea, el vuelo cia natural a instalarse confortablemente
de un pájaro, una ilusión óptica, un recuer en el universo de los propios pensamien
do literario (Balzac, Hugo, Dickens), el tos; Alain habría aplaudido estas palabras
gesto del artesano o el del prestidigitador, de Prévert: «El mundo mental miente.
el grito de reclamo del vendedor ambu Monumentalmente».
lante, la vela que bate y se hincha con el La lectura de las Divagaciones no es
viento, el incendio, el accidente de coche siempre fácil; algunas de ellas son bellos
ofrecen la ocasión de meditaciones reno enigmas. El estilo de Alain puede despis
vadas al infinito. El autor extrae, por lo tar. Es lamentable que esta última «razón»
demás, abundante material de su expe pueda bastar para abandonar la lectura
riencia en la guerra de 1914. de estos textos.
Alain habla de todo. Pero sería mejor
decir que Alain juzga todo, negándose Ediciones: Selección de Propos, 2 vols.,
sistemáticamente a adorar y prohibién Bibliothéque de la Pléiade, Gallimard, 1990.
Numerosas selecciones temáticas están
donos adorar cosa alguna. Nada hay
igualmente disponibles, en concreto Pro
sagrado, nada hay respetable fuera de pos sur le bortheur, col. «Folio-Essais», Galli
lo único que merece respeto: el ejerci mard, 1985; Propos sur les pouvoirs, col.
cio libre del pensamiento soberano. «Folio-Essais», Gallimard, 1985, y Propos
Alain se deja a veces llevar por una jus sur l ’éducation, col. «Quadrige», P.U.F.,
1986.
ta cólera.
Estudios: A. Maurois, presentación del
Una filosofía toma cuerpo y realiza vol. I en la edición citada; S. S. de Sacy,
su labor a lo largo de las Divagaciones, presentación del vol. II en la edición ci
que con toda seguridad no difiere en nada tada.
de la expuesta en sus otros escritos. Alain
es un filósofo original, mas no propone
ninguna doctrina nueva o inédita. En buen
hegeliano, Alain acepta toda la filosofía D IV IN A C O M E D IA (L A ), La Divina
y la hace vivir a partir de Platón con la Commedia, 1472.
convicción de que toda la filosofía es ver D a n te A u gh ieri, 1265-1321.
dadera: Platón en paralelo con Aristóte
les, Epicuro casa bien con Epicteto, Des La «Divina Comedia» es la aventura
cartes con Spinoza. Ningún eclecticismo espiritual de la humanidad. El poeta, que
por tanto que edulcore las doctrinas res representa a esta última, recorre los tres
pectivas; cada uno está ahí, con toda su reinos del más allá: Infierno, Purgatorio,
DIVISIÓN DEL TRABAJO SOCIAL (LA) 210
Paraíso. La composición de la obra, que te, en este texto y en algunos otros, creó
se extiende desde 1307 hasta 1321, obe la lengua italiana.
dece a eruditas consideraciones nume-
rológicas, guiadas por ei valor simbólico Edición: La Divina Comedia. La vida nue
del número 3 (la tríada desempeñaba un va (tr. Conde de Cheste), Aguilar, 1967.
Estudios: J. Santayana, «Dante», en Tres
papel particular en la aritmología pita poetas filósofos (tr. J. Ferrater Mora), Tec
górica). Tres partes (o «Cánticos»), com nos, 1995; M. de Gandillac, Dante, Seg-
puestos de treinta y tres cantos cada uno, hers, 1968.
suceden al prólogo.
Extraviado en el bosque del pecado,
rodeado de monstruos, el viajero será res
D IV IS IÓ N D E L T R A B A J O S O C IA L
catado por la razón (personificada por
(L A ), D e la división du travail social,
Virgilio). Conducido a través de los nue
1893.
ve círculos del Infierno, asistirá al suplicio
Émile Durkheim, 1858-1917.
de los condenados (por los que se ven
pasar algunos grandes culpables históri
La división del trabajo social es el prin
cos) y tomará la medida del mal en todo
cipio de cohesión de las sociedades moder
su horror. En razón de la imaginación deli
nas: ¿no es paradójica esta división y no
rante de la que da testimonio y de la viva
conviene preguntarse por su valor moral
cidad de sus descripciones, E l Infierno
y social? Durkheim intenta aquí estable
ha quedado como la parte más célebre
cer una ley evolutiva entre las sociedades
de la obra (incluso a veces ha sido publi
arcaicas (donde la solidaridad es mecá
cada sola). A continuación, el poeta acce
nica e impuesta por reglas represivas) y
derá al Purgatorio, lugar de penitencia,
las sociedades superiores (donde la soli
mas también de esperanza (la montaña
daridad es orgánica porque es resultado
de nueve gradas). Para terminar, el des
de la diferenciación de los roles de los indi
cubrimiento del Paraíso (los nueve cielos
viduos). Los individuos en las sociedades
del universo ptolemaico) tendrá lugar bajo
la guía de Beatriz y de San Bernardo, ¡el primitivas son no egoístas y se asemejan
pagano Virgilio no estaba cualificado para entre sí, mientras que las sociedades
modernas multiplican los tipos individua
entrar aquí! Al igual que en el Infierno,
pueden verse aquí algunos elegidos ilus les, haciendo así problemática la solida
tres — San Francisco, Santo Domingo, ridad. Ésta no puede manifestarse en el
San Benito, Tomás de Aquino, Siger de cuadro de la división del trabajo si no se
Brabante— , con los que el poeta discute cuenta con un centralismo coordinador
sobre teología. La visión de Dios en el (el derecho) y con la interiorización del
Empíreo corona la alegoría. valor de la solidaridad social (la moral). Es
La Divina Comedia es un poema, una el precio que hay que pagar para evitar
epopeya, mas también una suma, una la anomía.
suerte de enciclopedia viviente de los cono Durkheim parece aquí muy influido por
cimientos de la época. Pertenece al teso Auguste Comte aunque también estable
ro de las obras inextinguibles. Su copio ce las premisas de la mayoría de sus obras
sa y desbordante riqueza tal vez sea sólo posteriores.
comparable con la de la -* Enciclopedia
Edición: La división del trabajo social, Pla-
o la de ->• La fenomenología del espíri
neta-Agostini, 1985.
tu (obra con la que presenta muchas otras Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa
analogías). Desde el punto de vista esti miento sociológico (tr. A. Leal), vol. II, Bue
lístico, el acierto de este libro está funda nos Aires, Siglo Veinte, 1970, pp. 21-123;
mentalmente en la potencia intrínseca del S. Lukes, Emile Durkheim. Su vida y su
obra, Centro de Investigaciones Sociológi
verso de Dante y en la perfecta unidad del
cas, Madrid, 1984; B. Lacroix, Durkheim
todo con la infinita variedad de detalles et le po/itique, Presses de la Fondation natio-
que lo jalonan. Es preciso añadir que Dan nale des sciences politiques, 1981.
211 DOCTRINA DE LA CIENCIA
bio de los objetos. El objeto designa el sí, nos resta descubrir cómo hemos lle
saber absoluto propuesto en la prime gado a ello. Haciendo referencia al sis
ra lección y se acompaña de represen tema de la Identidad de Schelling, Fich
tación. te observa que este último no ha hecho
Aparecido con evidencia, el saber es más que «copiar» la síntesis de la teoría
existente por sí, con independencia de sin realizarla; la ha predicado sin hacer
toda variedad: es una unidad igual a sí la. Al final de este recorrido, la vía ori
misma y cerrada para sí. En las cien ginal de la razón parece consistir en el
cias reales, los principios son fáctica- hecho de fundar su propia existencia en
mente evidentes; la presente teoría bus una objetividad que le pertenece en pro
ca también introducir una evidencia piedad. Pero el saber absoluto presupo
absolutamente genética, de la cual hará ne ya el saber ordinario. Y la razón se
derivar esas evidencias tácticas. De lo escinde ella misma, en la vida del obrar,
cual resulta, en conclusión, que la «suje en ser y en hacer a la vez.
to-objetividad» es inseparable del cam
bio. Aunque la teoría de la ciencia se Edición: Doctrina de la ciencia (tr. J. Cruz),
detiene en el p u n to A (y no directa Aguilar, Argentina, 1975.
Estudios: H. Heimsoeth, Fichte (tr. M. Gar
mente en A , que es algo muerto), el
cía Morente), Revista de Occidente, 1931,
enfoque de la teoría no es una síntesis cap. II; M. Guéroult, L ’évolution et la
post factu m . La unidad de la teoría es structure de la Doctrine de la Science chez
más precisamente la unidad orgánica Fichte, Olms G., Hildesheim, 1982.
interna de los dos. Y la teoría capta inte
lectualmente la consciencia común, que
jamás puede ser construida en rea li
dad. Por un lado razonamos, por el otro ¿ D Ó ND E V A EL T R A B A J O H U M A
indagamos cómo hemos razonado: de N O?, Ou va le travail humain?, 1950.
este modo intentamos responder a la G e o r g e s Friedmann, 1902-1977.
cuestión sobre la génesis. Toda filoso
fía tiene por tarea reducir lo diverso a Las angustias nacidas de la técnica des
la unidad: de hecho, no debemos que quician todos los valores de la civilización.
darnos ni en la unidad ni en la diversi El desarrollo incontrolado de las técnicas
dad, sino entre las dos. Así es com o está en efecto en trance de convertirse en
alcanzaremos los principios genéticos. el problema esencial del mundo contem
Con esto hemos llegado al corazón de poráneo. Este libro intenta extraer las lec
la exposición: Fichte puede ahora afir ciones de esta mutación y de ponernos
mar que la disyunción originaria de la en guardia contra los peligros a los que
luz se produce entre el ser y el pensa nos expone una deshumanización exce
miento. Y lo que nosotros tomamos, siva del trabajo. La primera parte de la
a través de la forma, por la luz origi obra subraya la oposición entre el medio
naria se transforma en simple visión y natural y el medio técnico, y bosqueja una
en sustituto de la luz. teoría de la presencia humana. Este ensa
Una nueva investigación más profunda yo teórico está reforzado por una ilus
comienza entonces. El concepto, o el tración práctica: la de la obra de un escri-
hecho general del saber, no reside ni en tor-obrero.
la luz ni en la visión, sino entre una y La segunda parte está orientada hacia
otra. La cuestión se aplica a nuestra pro los problemas psicológicos de la industria
pia marcha: «¿Cómo hemos llegado al y del «factor humano». La tercera reúne
punto superior de deber abandonar lo algunos testimonios sobre el medio téc
que había sido supuesto?» N o es des nico.
plazando lo ya conocido com o el pro La progresión de un inconsciente inva
blema podrá ser resuelto. Si intuimos sor, al que acompaña la incompleta auto
el anonadamiento, si concebimos el en matización de un número siempre ere-
21 3 DURACIÓN Y SIMULTANEIDAD
[2 1 5 ]
ECONOMÍA LIBIDÍNAL 216
Edición: Economía libidinal (tr. R. Alber- tad está por encima de todo ser: la esen
di), Saltes, 1980. cia de Dios posee la libertad com o ele
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
mento constitutivo. Lo necesario y lo libre
temporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodrí
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 309-315; están en él estrechamente asociados. Sólo
C. Clément, G. Lascault, M. Dufrenne, L. lo que está libre de toda oposición puede
Morin, «Jean-Frangois Lyotard», Reuue L ’Árc, aproximarse a lo que está exento de con
n.° 64, 1976. tradicciones. Por sus raíces, la naturaleza
se liga con Dios, con lo que él tiene de más
oscuro. La potencia de afirmación depen
de de la potencia de negación.
EDADES DEL MUNDO (LAS), Die Wel- Los tres elementos son respectiva
talter, 1811, 1813 y 1815. mente: el fundamento de la naturaleza, el
Fried rich W ilh elm J o s e f v o n S c h e llin g , mundo de los espíritus y el alma univer
1775-1854. sal que anima el cosmos. Para Schelling,
el pasado eterno de Dios no constituye
Este tratado teológico que debía com una dificultad lógica: el concepto total de
portar tres épocas (y no comprenderá más Dios permite pensarlo. Lo divino en sí no
que la primera) desarrolla tesis que pro es ni lo existente ni lo no-existente. La
vocarán vivas controversias. Y dará lugar verdadera eternidad es el tiempo supera
a tres versiones diferentes. do y pasado. Dios debe ser concebido no
Para Schelling, la intuición es capaz de como un ser-consciente eterno, sino como
proporcionamos lo absoluto: al menos, un devenir-consciente eterno. El espíritu
en los momentos de su autoformación. eterno domina a la naturaleza: el estado
Schelling trata de lo que podría ser el dra presente del mundo material no es un
ma divino en el que participan la natura estado primitivo. El proceso entre los fenó
leza y la humanidad. En la introducción menos que forman el mundo y las fuer
se dice que el pasado es conocido, que el zas de la vida interior produce una ana
presente es constatado y que el futuro logía. El alma universal es inmanente a la
es presentido: se los puede por tanto rela naturaleza y al mundo y permite la cir
tar, exponer y profetizar. culación de la sensibilidad entre lo más
Para mostrar cómo se construye la idea bajo y lo más elevado. La divinidad pura
total de Dios, el filósofo distingue entre la se desdobla en su comportamiento. El
libertad y la necesidad de Dios. Estando eterno rigor y la eterna necesidad se
salpicada de contradicciones, la naturale encuentran propuestos como comienzo
za original va a intentar alcanzar la unidad. de la revelación propia de Dios.
Por la vía de la contradicción, la vida va a El tiempo coexiste con la eternidad; es
entrar en la primera naturaleza necesa el movimiento por el que la naturaleza eter
ria. No siendo el comienzo lo que debe ser, na se eleva hacia lo supremo para volver
hay por tanto una negación original: el no- a descender y recomenzar su ascensión.
Existente mismo, que no es la nada. Que Según este movimiento de relojería, Dios
éste se niege a sí mismo es lo que hace la calcula y mide los momentos de la ince
potencia de Dios. El esbozo de una futu sante repetición de la eternidad. La eter
ra unidad es posible porque el día es ocul nidad anterior al mundo es reducida a un
tado por la noche. Esta unidad está escin solo instante. Mas Dios ha decidido revelar
dida en dos. La tercera potencia necesaria su Y o más sublime. Estando todo tiempo
es la esencialidad por excelencia. El ver ausente en Dios, era preciso que hubiera
dadero conocimiento se encuentra en la un tiempo exterior a él. Así, Dios no es real;
base de una progresión ininterrumpida. La él lo deviene. Lo Eterno no existe más que
naturaleza visible es una imagen de ese por su voluntad. Todo desenvolvimiento
movimiento incesante de sístole y diástole supone un envolvimiento. Los tiempos pri
que se renueva a sí mismo. El primer prin mitivos suponen, en efecto, tinieblas e invo
cipio no accede jamás al ser. Pero la liber lución. Nosotros, por el contrario, estamos
EDUCACIÓN DEL GÉNERO HUMANO (LA) 218
inmersos en la vía de los tiempos, donde ra en que tal causa puede engendrar un
toda cosa está ligada a la naturaleza, que efecto no querido. Analiza también la
no existía en el origen. La vida misma no noción de cambio social (cómo la igual
es más que una alternancia incesante de dad puede desembocar en desigualdad).
contradicción y expansión. Sigue un estudio de las instituciones esco
La unidad de las fuerzas nace de la lares después de 1968, en el que el autor
variedad de la naturaleza. Descartes ha trata los problemas de las universidades
sacrificado la unidad a la dualidad, Spi y de la enseñanza superior. Finalmente,
noza ha procedido a la inversa, mas para a través de una crítica de corrientes socio
llegar a una unidad muerta. lógicas tales como las de Marx, Tocque-
ville, Merton o Weber, Boudon examina
Ediciones: Die Weltalter, fragmentos com la interacción paradójica de los «determi-
pilados por M. Schroter, Munich, 1946; Les
Ages du monde (tr. S. Jankélévitch), Aubier, nismos sociales» y de la libertad individual.
1949. La obra intenta llamar la atención sobre
Estudio: J.-F. Marquet, Dictionnaire des la complejidad del orden social.
philosophes, P.U.F., 1984.
Edición: Effets pervers et ordre social, col.
«Quadrige», P.U.F., 1989.
Estudio: R. Boudon y F. Bourricaud, artículo
E D UC ACIÓ N DEL GÉNERO H U M A «Individualisme méthodologique» en D ic
N O (L A ), D ie E rziehung des Men- tionnaire critique de la sociologie, P.U.F.,
schengeschlechts, 1780. 1986.
G o t t h o ld Ephraim Lessing, 1729-1781.
vo con el nivel superior, de donde pro una de las principales tesis de la filoso
cede. El grado de alejamiento por rela fía de Merleau-Ponty.
ción al Uno determina el valor de cada El autor vuelve a encontrar en Berg
ser, siendo la absoluta simplicidad la per son lo que debe ser la tarea del verda
fección absoluta. dero filósofo, a saber, captar la relación
Proclo enriqueció el sistema neoplató- entre el sentido y el acontecimiento,
nico haciendo corresponder cada nivel es decir, aprehender el ser en su deve
de realidad con una divinidad. Igualmente nir. La filosofía no debe, por tanto, opo
lo abrió al misticismo, porque es median ner el espíritu a la materia, porque el
te una facultad irracional como el alma se propio espíritu deviene al investir a la
une al Uno. materia, esto es, al expresarse. El filó
sofo que busca descubrir el sentido pri
Edición: Éiéments de théologie, Aubier- mero del ser debe por tanto hundirse en
Montaigne, 1965.
el ser, y ello lo logrará mediante la per
Estudios: R. Mondolfo, El pensamiento anti
guo. Historia de la filosofía greco-romana cepción, pues ella permite que este ser
(tr. del ital. por S. A. Tri), vol. II: Desde Aris que se da en la exterioridad del mundo
tóteles a los neoplatónicos, Buenos Aires, nos salga al paso. Por esta razón es posi
Losada, 1942; P. Bastid, Proclus et le cré- ble aproximar esta percepción del ser a
puscule de la pensée grecque, Vrin, 1969.
la célebre intuición bergsoniana que nos
revela igualmente nuestra pertenencia
al ser.
Merleau-Ponty se interesa por el papel
ELOGIO DE L A FILOSOFÍA, Éloge de
del filósofo en tanto que hombre que vive
la philosophie, 1953.
en el mundo entre los otros hombres. Afir
M a u rice M e rle a u -P o n ty , 1908-1961.
ma en efecto que el filósofo debe sumer
girse en el mundo y entrar en relación
Este discurso es la lección inaugural
con sus congéneres, porque es en sí mis
que Merleau-Ponty pronunció en el Cole
mo y con ellos como descubrirá lo ver
gio de Francia. El texto no fue escrito con
dadero.
la intención de convertimos a la vida filo
sófica — como el título podría dar a enten Edición: Éloge de la philosophie et au-
der— , sino mas bien para definir el papel tres essais, col. «Folio-Essais», Gallimard,
del filósofo. 1989.
Para empezar, Merleau-Ponty afirma Estudios: J. Lechte, 50 pensadores
contemporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodrí
que el filósofo no debe pretender alcan
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 51-56;
zar el saber absoluto, sino más bien osci A. Robinet, Merleau-Ponty. Sa vie, son
lar, en un incesante ir y venir, entre el oeuvre avec un exposé de sa philosophie,
saber y la ignorancia: no será un hom P.U.F., 1963.
bre de certezas, sino uno que convive
con el saber en devenir. El autor verifi
ca esta concepción del filósofo en la per
sona de Louis Lavelle. En efecto, este ELOGIO DE L A LOC UR A, Encomium
filósofo no concibe nuestro saber de lo Moriae, 1511.
absoluto com o un saber estático, sino D id ier E rasm o d e R o t te r d a m , hacia
más bien como un saber que surge del 1469-1536.
movimiento por el cual el filósofo sale
de sí mismo para ir al mundo y obliga a Esta obra de Erasmo, que se divide en
batirse en retirada a su propia interiori sesenta y ocho breves capítulos, está mar
dad para apropiarse de ese mundo exte cada por el carácter profundamente indi
rior. El ser no es por tanto un absoluto, vidualista y no conformista de su autor,
sino que participa de nosotros com o que descuella aquí por su dominio del arte
nosotros participamos de él. Esta será de la sátira y de la crítica. El elogio está
EMILIO 222
dedicado a Tomás Moro, amigo íntimo y mundo entero; incluso hoy día, Erasmo
colaborador de Erasmo. Bajo el disfraz de no ha perdido actualidad.
una persona, la Locura es puesta en esce
na sobre el gran teatro del mundo, su Edición: Elogio de la locura (tr. P. Rodrí
guez Santidrián), Alianza, 1995.
imperio. Y a se trate de papas, científicos
Estudios: M. Bataillon, Erasmo y el eras-
o príncipes..., la Locura o estupidez tor mismo (tr. C. Pujol), Crítica, 1983; M. Rat,
na en ridículos payasos a los hombres y introducción a Éloge de lafolie (tr. P de Noi-
compromete a todos los estamentos. A hac), col. GF, Flammarion, 1988.
propósito de los predicadores, por ejem
plo, Erasmo hace decir a la Locura: «Yo
misma pude oír en cierta ocasión a un EMILIO, o D e la educación, Ém ile ou
loco egregio — miento, quería decir a un D e l ’education, 1762.
sabio— que en un sermón muy célebre Jean -Jacqu es R ou sseau, 1712-1778.
quiso explicar el misterio de la Trinidad.
Desplegando las dotes excepcionales de Esta obra, que expone la teoría rous-
su saber y queriendo halagar los oídos de soniana de la educación, hace pareja con
los teólogos, [...] comenzó con las letras -*■ La Nueva Eloísa (1761, teoría de la
del alfabeto, las sílabas y la oración, para familia) y con el Contrato social (teoría
pasar después a tratar de la relación del de las instituciones políticas).
nombre con el verbo y del adjetivo con el «Todo está bien cuando sale de las manos
sustantivo (cap. 54) [...]» del autor de las cosas, todo degenera entre
Erasmo hace el elogio de la Señora Locu las manos del hombre.» Así comienza el
ra, «el resorte oculto de la vida» a la que nada Emilio. El programa pedagógico de Rous
se le escapa, pues adopta la multitud de sem seau está ya trazado: dar al niño y después
blantes que la vida nos muestra a lo largo al adolescente una educación negativa, que
de nuestra experiencia. Aunque cargada de lo proteja tanto tiempo como sea posible
humor, la obra no es por ello menos polé de la venenosa influencia de la sociedad. S
mica, y bajo el disfraz de la chanza denun pequeño Emilio es educado en el campo,
cia males bien reales. Así, en ese mismo alejado de los hombres y de los libros. La
capítulo 54, la Locura delata ante el pueblo libertad será el fin y el medio de esta edu
el proceder de sus cabezas espirituales: «Os cación, y la naturaleza el primer maestro.
dais cuenta, supongo, de lo mucho que me El niño se formará por su propia expe
debe esa raza de personas [que a sí mismos riencia, bajo la vigilancia de un preceptor
se llaman Religiosos y Monjes] que, con sus tan discreto como omnipresente; porque
ridículos gestos, sus altisonantes palabras y si el niño no ha de recibir lecciones de per
vaciedades imponen una especie de tira sona alguna, sino de las cosas, es preciso
nía sobre los mortales.» que se organice alrededor de él, y sin que
La Locura goza revistiendo al mundo él lo sepa, un mundo propio que asegure
de falsos honores y dignidades. Y si la la formación de su juicio libre. Nada será
dama denuncia la ingratitud e hipocresía pues dejado al azar.
de los hombres que «son clientes suyos y, Ninguna empresa educativa podría pres
sin embargo, se avergüenzan tanto de su cindir de definir sus fines. Es un hombre lo
nombre en público que lo lanzan contra que hay que formar ante todo, y luego
los demás como si fuera algo vergonzo — pero sólo luego— un cabeza de familia
so», lo hace porque «no hay truco ni afei y un ciudadano. C om o no se desea un
te en ella, ni disimula en la frente lo que «pequeño maestro» apto para brillar en los
siente su corazón» (cap. 5). salones y, como decía Descartes, para
No es difícil comprender que tras el «hablar con verosimilitud de todas las cosas»,
valiente elogio de la locura que aquí pro se evitará el cultivo de las virtudes de apa
nuncia Erasmo hay oculto un sincero amor riencia y de instrucción libresca.
por la verdad. La obra alcanzó enorme Primer principio: dejar hacer a la natu
éxito en su época y fue traducida en el raleza, eliminar solamente lo que obsta
223 ENCICLOPEDIA
mientas esparcidos sobre la superficie de clopedistas fueron reclutados más bien entre
la Tierra; exponer el sistema general a los los adeptos de la religión natural.
hombres con los que vivimos, y transmi Aunque los privilegios, el absolutismo
tirlo a los hombres que vendrán después y la monarquía de derecho divino son fuer-
de nosotros; a fin de que los trabajos de temente contestados en nombre de la
los siglos pasados no hayan sido trabajos razón, la Enciclopedia no se declara en
inútiles para los siglos que han de suce absoluto revolucionaria, ni siquiera repu
der; de que nuestros descendientes, al blicana. En su conjunto, es el pensamiento
devenir más instruidos, se hagan al mis de Montesquieu el que la inspira princi
mo tiempo más virtuosos y más felices, y palmente. Dedica un amplio espacio a las
de que nosotros no muramos sin haber ideas económicas y de los fisiócratas. Evi
merecido pertenecer al género humano» dentemente, sería preciso calificar a la
(art. «Enciclopedia»). La Enciclopedia de ideología de los enciclopedistas de refor
Diderot podría ser tenida simplemente por mista más bien que de revolucionaria. No
el antepasado de las obras actuales que obstante, con la misma claridad y sin tapu
llevan ese título si no les añadiera una jo alguno son igualmente fustigados el
dimensión esencial: el esfuerzo por escla fanatismo, la intolerancia, la esclavitud,
recer el sentido de los conocimientos y la tortura, la guerra.
las prácticas descritos. Lo cual la convier Con sus veintiocho volúmenes (dieci
te en un libro filosófico (Hegel rendirá siete de textos, once de ilustraciones), sus
homenaje al título, con esta misma idea). setenta y un mil ochocientos dieciocho
A pesar de la diversidad de sus artícu artículos, la Enciclopedia es acreedora del
los, de su desigual calidad (reflejo de la calificativo de Voltaire: «monumento de
disparidad de los colaboradores), el pro los progresos del espíritu humano». Monu
yecto de la obra da testimonio de una mental, y no sólo por sus dimensiones; un
innegable unidad. Las adquisiciones de la hito en la historia de la cultura humana
cultura universal no son solamente des que no fue sólo un acontecimiento en la
critas, son interpretadas como etapas de historia de la filosofía en cuanto tal, sino
una marcha hacia la civilización y la feli una bomba cuya explosión ha traspasado
cidad. Abatir los prejuicios, hacer valer las barreras de su siglo. No le faltaba razón
en todos los dominios los derechos de la a Burke cuando en sus Réflexions sur la
razón, eso es lo que los enciclopedistas Révolution frangaise (Reflexiones sobre
esperan de su prodigiosa empresa de la Revolución francesa, 1790) ponía en
divulgación. Es preciso resaltar la volun cuestión a la «cábala filosófica» y a los
tad explícita de reevaluar la dimensión «hombres de letras políticos». La Revolu
práctica y técnica de la cultura humana ción misma, que no se engañó, supo reco
(las «artes y oficios»); siendo evidente que nocer su deuda con los enciclopedistas
la atención concedida a la utilidad social (como también con Rousseau).
del artesano tenía innegablemente en esta Es lamentable que en la actualidad, en
época un matiz revolucionario. el país de Diderot y D ’Alembert, el adje
Es muy difícil trazar un cuadro exhaus tivo «enciclopédico» haya adquirido una
tivo de las posturas filosóficas de esta obra. connotación peyorativa. Calificativo de
La fe en la perfectibilidad del género huma los saberes dispensados por la escuela,
no, en la necesidad de su progreso moral se lo asimila a una pesada acumulación
bajo el impulso del conocimiento (las de conocimientos pasivamente recibidos.
«luces»), está sin embargo omnipresente. Cuando se fustiga el «enciclopedismo» de
La religión es combatida en sus formas los programas escolares, debería recor
intolerantes, y el cristianismo — a pesar de darse que esa bella palabra significa en
las precauciones que imponía la censura— griego «círculo de la educación»; lo cual
no escapa a ello. En todo caso, aunque quiere decir que sólo hay verdadera ins
hubo ateos entre los colaboradores de Dide trucción cuando ésta es sistemática y
rot (él mismo terminó siéndolo), los enci ordenada.
225 ENCICLOPEDIA DE LAS CIENCIAS FILOSÓFICAS
Ediciones: L ’Encyclopédie, articles choi- igual título que las ciencias positivas, e
sis, 2 vols. col. GF, Flammarion, 1986; D. incluso más científica aún, puesto que ella
Diderot y J. L. R. d’Alembert, Artículos polí pone de manifiesto su necesidad interna
ticos de la Enciclopedia, Tecnos, 1986.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso mientras las otras ciencias no pueden ofre
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán), cer más que una necesidad extrínseca. La
vol. II, Tecnos, 1988; J. Proust, Diderot et filosofía, en la ambición científica que
l ’Encyclopédie, Slatkine reprints, Genéve- supone el proyecto de una enciclopedia,
Paris, 1982. exhibe una vocación de absoluto (esa mis
ma vocación que expresa por su parte
la religión, que Hegel situará como un
momento relativo del sistema, entre otros):
E N C ICLO PE D IA DE L A S CIEN CIAS lo absoluto, el saber absoluto, es el fin que
FILOSÓFICAS, Enzyklopadie der phi- persigue y realiza efectivamente la cien
losophischen Wissenschaften im Grun- cia filosófica desde el momento en que
drisse, 1817. ella progresa en su historia y en su siste
G e o r g W ilh elm Fried rich H e g e l, 1770- ma de manera metódica.
1831. Mas si la idea de la enciclopedia se pre
sentó repentinamente y de modo acaba
El propio Hegel ha definido de mane do al espíritu de Hegel, su realización fue
ra modesta la obra considerable que él ha laboriosa y fragmentada: las tres partes
redactado: se trataba de brindar a sus que la constituyen (la Ciencia de la lógi
oyentes un hilo conductor que los orien ca, la Filosofía de la naturaleza, la F ilo
tase a través de sus lecciones de filosofía. sofía del espíritu) han tenido, tanto por
Y hay que reconocer que ésta ha sido la su elaboración como por la importancia
manera en que más frecuentemente se la de su lugar en la obra acabada, un desti
ha utilizado: como guía del lector que ale no bien diferente; la primera parte del sis
jado del faro necesita situarse en los mean tema, la Ciencia de la lógica, fue elabo
dros del sistema. Puesto que se retoma rada entre 1812 y 1816. Fue en 1816,
aquí de modo condensado cada momen en la universidad de Heidelberg, cuando
to del sistema en el orden que el saber Hegel pronunció sus lecciones sobre la
enciclopédico impone necesariamente, Enciclopedia de las ciencias filosóficas;
esta obra es el resumen y el modo de y el libro, eco de esas lecciones, fue publi
empleo de toda la filosofía de Hegel. cado en 1817. No es de extrañar por tan
La idea de una sistematicidad en filo to el desequilibrio que manifiesta la obra
sofía, es decir, de un modo de desarro en sus diversas partes: en la época de su
llo racional y sistemático y no de un sim publicación, sólo la primera parte había
ple modo de presentación formalmente sido objeto de un trabajo de elaboración
organizado, es una opción que Hegel eli absolutamente sistemático, mientras que
gió pronto: desde 1802, durante los cur las dos otras partes proyectadas no habí
sos que imparte en Jena, se elabora la an sido verdaderamente desarrolladas
división en ramas orgánicamente ligadas, todavía. En los años que siguen, Hegel se
que atraviesa por un primer momento consagrará en sus cursos a otras materias
lógico, un segundo orientado hacia una filosóficas — el derecho, la estética, la his
filosofía de la naturaleza, y un tercero que toria— , y habrán de pasar diez años has
se vuelve hacia una filosofía del espíritu. ta que, en 1827, presionado concreta
La exigencia de sistema está por lo demás mente por el hecho de que la primera
ampliamente expresada en el famoso Pre edición se ha agotado, se decide a publi
facio a la -►Fenomenología del Espíri car la segunda edición. El éxito conside
tu, a través de la cual diseña Hegel su pro rable que tuvo la obra condujo a una ter
grama filosófico general, que sobrepasa cera edición en 1830, en la que Hegel se
a esta obra particular: hacer científica a esfuerza, según sus propias palabras, por
la filosofía, convertirla en una ciencia con ser «más claro y más preciso».
ENCRUCIJADAS DEL LABERINTO (LAS) 226
En uno y otro sistema, la tesis del para es, según Bonnet, la noción de fibra. El
lelismo es contradictoria, y tanto es así, autor intenta reconstruir, a partir de este
que hay que oscilar del idealismo al rea substrato fisiológico, la totalidad de la vida
lismo, y del realismo al idealismo, mas «de del espíritu. La obra desarrolla una con
manera tan rápida que uno cree estar cepción sensualista y continuista de la acti
inmóvil y, por así decirlo, com o a hor vidad espiritual.
cajadas sobre los dos sistemas reunidos
en uno sólo». Edición: Essai analytique sur les facul
tés de l ’áme, Slatkine, 1970.
Edición: La energía espiritual, Espasa-Cal- Estudio: É. Guyénot, Les Sciences de la
pe, 1982. vie aux X V II et X V III siécles, col. «L’Évo-
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán), lution de l’humanité», Albin Michel, 1941.
vol. II, Tecnos, 1988; G. Deleuze, El berg-
sonismo, Cátedra, 1987; L. Adolphe, La
philosophie religieuse de Bergson, P.U.F.,
1946. E NSAYO DE PSICOLOGÍA, Essai de
psychologie, 1754.
C h a r le s B o n n et, 1720-1793.
ENESIDEMO, o Sobre los fundamen Más ambicioso que su título, este ensa
tos de la filosofía elemental de Rein- yo trata de las operaciones del alma, mas
hold, Aertesidemus, 1792. también de metafísica (la libertad, Dios),
G o t t l o b E r n s t S ch u lze , 1761-1833. de moral y de educación. Bonnet desa
Obra epistolar. rrolla una concepción sensualista muy
próxima a la de Condillac; pero el alma
Esta obra desarrolla una crítica del cri es la sede de una actividad propia, que
ticismo kantiano, a partir de un curso se apoya en el movimiento mecánico de
sobre la filosofía elemental de Reinhold, las «fibras».
profesor en la universidad de Jena. Para
Schulze, la razón crítica no ha fundado Edición: Essai de psychologie, Olms G.,
ninguna ciencia válida. Le habría faltado Hildesheim, 1978.
la determinación del sujeto y del objeto. Estudio: E. Guyénot, Les Sciences de la vie
aux XVII et XVIII siécles, col. «L’Evolution
Fichte se inspirará en esta crítica. de l’humanité», Albin Michel, 1941.
Edición: Aertesidemus, oder Über die Fun
damente der von dem Herrn Professor
Reinhold in Jena gelieferten Elementar-
philosophie, Berlín, 1911. E N S A Y O DE U N A FILOSOFÍA DEL
Estudios: J. G. Fichte, Reseña de «Enesi- ESTILO, Essai d ’une philosophie du
demo» (tr. V. López Domínguez y J. Rive
style, 1968.
ra), Hiperión, 1982; A. Klemmt, Karl Rein-
holds Elementarphilosophie, Hamburgo, G ille s -G a s t o n G ra n g e r, 1929-
1958.
A1 definir el objeto de este ensayo como
un análisis estático de las obras, Granger
busca determinar la relación de forma a
E N S A Y O A N A L ÍT IC O SO B R E LA S contenido en tanto que forma de trabajo.
F A C U L T A D E S DE L A LM A , Essai Mientras que el conocimiento científico
analytique sur les facultés de /’áme, tiende a reducir lo concreto vivido a fin
1760. de producir un proceso de conceptualiza-
C h a r le s B o n n et, 1720-1793. ción, la creación artística tiende a revelar
no sólo una universalidad sin concepto,
La clave de las operaciones intelec sino más bien una «individualidad concep-
tuales (sensación, memoria, imaginación) tualizada». Así, el trabajo realizado por la
ENSAYO DE UNA NUEVA TEORÍA DE L A REPRESENTACIÓN 230
reflexión sobre la muerte; mas a través aunque conservando los principios estoi
de todo esto el autor se describe a sí mis cos sobre la existencia: es preciso saber
mo: «Soy yo quien sufre. Soy yo mismo desembarazarse de las aflicciones para
la materia de mi libro.» Montaigne se des «saber ser uno mismo». Atraviesa enton
cribe en efecto físicamente, pero sobre ces una crisis escéptica ( Apología de Ray-
todo intelectual y moralmente: él es ilus mond Sebond) antes de alcanzar la sabi
trado, «buen funcionario», de inteligencia duría más sonriente del epicureismo. La
lenta aunque penetrante, y de una curiosi verdadera felicidad puede ser lograda gra
dad insaciable; odia la violencia y la nece cias a la armonía del ser y de la natura
dad; le gusta viajar y leer; es franco, sin leza. Es preciso obedecer a la Madre Natu
cero, indolente y dado a la fantasía; raleza, divinidad tutelar, someterse a su
aprecia la ironía y los rasgos de ingenio, orden; es preciso ejercitarse en estable
mas desconfía de las pasiones; tiene una cer un acuerdo, siempre efímero, entre
sobresaliente aptitud para la felicidad. las exigencias mudables de la consciencia
Para alcanzar esa felicidad es necesa y las todavía más mudables de la natura
rio protegerse del otro: «Mi opinión es que leza: «las vidas buenas son a mi enten
hay que prestarse al otro y no entregarse der aquellas que se conforman al mode
más que a uno mismo»; es preciso tam lo común y humano, con orden, mas sin
bién alejar de sí las pasiones: «Yo no dura extravagancias.» Es necesario permane
ría; soy demasiado frágil, tanto por natu cer en la condición que nos determina;
raleza como por uso [...].» Montaigne se para alcanzar la felicidad perfecta hay que
repliega pues sobre sí mismo y se refu saber «jugar lealmente con nuestro sep> y
gia en su biblioteca. Este repliegue sobre no engañarse con sueños. La educación
sí ocurre tras la muerte de su amigo La desempeña aquí un papel importante: es
Boétie; en la amistad, sentimiento noble preciso formar el juicio del alumno, for
por excelencia, Montaigne sabía entre talecer su naturaleza sin contrariarla; es
garse: «En la verdadera amistad de la cual preciso que tenga «la cabeza bien hecha
soy experto, le doy a mi amigo más de más que bien llena».
lo que le exijo para mí»; y añade: «Si se Los Ensayos son un libro único. Son
me obliga a decir por qué lo amaba, sien el reflejo de una vida que se realiza: «Y o
to que no puedo expresarlo de otra mane no he hecho mi libro más que lo que mi
ra más que respondiendo: “Porque se tra libro me ha hecho a mí.» Es un «libro con
taba de él, porque se trataba de mí” .» sustancial con su autor»: se ve en él la evo
Después de la muerte de La Boétie, Mon lución de un pensamiento, el despliegue
taigne ya no es sino la sombra de sí mis del espíritu de un hombre libre y cultiva
mo; mas queda encandilado por su ami do. Libertad de pensamiento, mas tam
go, que se ha desvanecido siendo estoico. bién de estilo: Montaigne es un ser diná
Influido por Séneca, transtornado por mico, como lo es su obra; se entrega a la
la desaparición de su amigo y por una digresión, utiliza la metáfora, pasea su
experiencia personal que lo ha llevado a pensamiento a través de los meandros de
las puertas de la muerte tras un acciden
sus frases. Sin embargo, esta libertad no
te a caballo, Montaigne reflexiona sobre
disimula un rigor y una articulación pre
la muerte; no hay que vencer a la muer
meditada. Fiel a la antigua filosofía de
te, sino al m iedo que se tiene de ella.
Séneca y de Plotino, Montaigne repre
La muerte es el «fin, no por tanto el obje
senta el pensamiento de su siglo. Sabio,
tivo de la vida»; «saber morir» es la última
partidario del justo medio, es un diletan
palabra del «saber vivir». El escritor hace
te refinado y mundano. Adepto a la feli
suya la tesis estoica: «Filosofar es apren
cidad terrestre, Montaigne simboliza al
der a morir». Siguiendo el ejemplo de La
«hombre honrado» por excelencia.
Boétie, Montaigne abraza el estoicismo;
pero él no estaba verdaderamente hecho Edición: Ensayos (ed. D. Picazo y A. Mon-
para esta filosofía; por eso se aleja de ella, tojo), Cátedra, 1987, 3 vols.
ENSAYOS DE CRÍTICA GENERAL 24 4
su siglo). Contra estas tendencias, el autor cro orden, de esas estructuras primoro
hace valer el deber de obediencia a los sas que despiertan admiración en La
poderes políticos y a la Iglesia infalible, M onadología o en el ^ D iscurso de
el deber del respeto al otro y el del amor metafísica. En lugar de eso, de creer a
a Dios. Leibniz mismo, meros «jirones», «cosi
Los Ensayos de moral no han logra dos entre sí para formar una obra». Su
do la difusión a la que podrían haber erudición apabullante (sumada a la de Bay
podido aspirar. Sin duda, su orientación le, a quien critica) le condujo a digresio
netamente apologética ha impedido que nes a veces considerables; no recula ante
el éxito obtenido entre sus contempo la anécdota pintoresca. Dicho brevemente,
ráneos no se prolongara más allá del la obra es la imagen misma de Leibniz y
Gran Siglo. La Rochefoucauld y Pascal, de su curiosidad universal: barroca, fron
de estilo más conciso, han conocido dosa, exuberante. A semejanza de su filo
mejor fortuna. sofía, en la que el menor aspecto de la
realidad refleja la entera totalidad. La len
Edición: Éssais de morale, Slatkine, 1971. gua tampoco es indiferente. Leibniz ha
Estudio: J. Laporte, La doctrina de Port elegido escribir estos Ensayos en francés
Royal, la morale, 2 vols., Vrin, 1951 y por las mismas razones de Descartes en
el -+ Discurso del método: a fin de que
fuera leído por la Europa de los hombres
de bien — sinceramente conturbados en
su fe por la cuestión del mal— más que
ENSAYO S DE TEODICEA SOBRE L A por los teólogos profesionales.
B O N D A D DE D IO S, L A LIB E R T AD Después del prefacio, un Discurso de
DE L H O M B R E Y EL O R IG E N D E L la conform idad de la fe con la razón
M AL, Essais de Théodicée sur la bonté muestra que los descubrimientos más
de Dieu, la liberté de l’hom me et l ’ori- recientes de la ciencia (Leibniz piensa
gine du mal, 1710. sobre todo en la física y la astronomía) no
G o t t fr ie d W ilh elm Leibniz, 1646-1716. contradicen los datos de la revelación. Y
lo hace no tanto para extraer una con
El título de esta obra ha acuñado para firmación de esta última, sino más bien
el vocabulario filosófico un nombre para librar a la ciencia de la sospecha de
común, teodicea, por el cual se desig impiedad. La obra concluye con dos capí
na toda tentativa de disculpar a Dios de tulos consagrados a la crítica de obras de
la responsabilidad del mal en la crea Hobbes y de William King. Se entrecru
ción. Cuando Leibniz lo intentó en zan aquí muchas cuestiones fundamen
1710, la cuestión estaba lejos de ser tales de la teología y de la metafísica: el
nueva (¡Platón decía ya: Dios es ino mal, la libertad humana, su conciliación
cente!). Pero al menos Leibniz creó la con la providencia divina y la predesti
palabra, aunque con tan escasa preo nación, la naturaleza y la gracia, la crea
cupación por explicar su sentido, que ción. En el centro de la problemática se
algunos de sus contemporáneos vieron encuentra la cuestión clásica del mal:
en ella el nombre emblemático de algún ¿cómo un Dios todopoderoso e infini
autor desconocido (la obra apareció sin tamente bueno puede tolerar la existen
nombre de autor). El más importante de cia del mal en el seno de su creación?
los libros publicados en vida del autor Leibniz hace reparar en que la existencia
es una obra de circunstancias, destina misma del mal puede tal vez ser una con
da a polemizar con Bayle, cuyo ->■ D ic dición para que nosotros podamos, por
cion a rio había despertado el interés de contraste, percibir el bien. Pero sobre
la Europa filosófica. todo, el autor distingue tres especies de
La composición del libro es de lo más mal: el mal metafísico, el mal físico y el
desconcertante. Nada aquí de ese pul mal moral. El primero está arraigado en
ENSAYOS HERÉTICOS SOBRE LA FILOSOFÍA DE L A HISTORIA 246
dice que en el hombre «eso habla», mien Reacciona ante esta imagen con una mími
tras que «el inconsciente es el discurso del ca de júbilo, mas todo parece indicar que
Otro», parece ya prefigurada en esta crí esta presencia del espejo, esta imagen que
tica del cogito. es la suya, es reconocida como siendo la de
Lacan escogió por lo demás el ejemplo algún otro, y que, inversamente, la ima
del niño que se mira en un espejo y que gen del otro es percibida como si fuera la
aprende, poco a poco, a contemplar su de su propio cuerpo.
imagen. Colocado ante un espejo, un niño En una segunda etapa, el niño va a
de seis meses reacciona a la vista de su comprender que el otro del espejo (oca
imagen con una mímica de júbilo. Esbo sionalmente, la madre) no es más que una
za toda una serie de gestos que se diri imagen, y no un ser real. Ya no intenta
gen a esa imagen. «Experimenta, escribe coger la imagen, a buscar al otro detrás
Lacan, lúdicamente la relación de los del espejo, porque sabe ya que no hay
movimientos asumidos de la imagen con nada.
su entorno reflejado y de este complejo La tercera etapa estará marcada por
virtual con la realidad que duplica, bien el reconocimiento, no sólo del otro como
con su propio cuerpo y con las perso imagen, sino también del otro como sien
nas, o bien con los objetos, que se encuen do su propia imagen. Desde entonces
tran a su alrededor». El autor subraya que el niño sabe que el reflejo del espejo es
la experiencia del estadio del espejo con una imagen y que esa imagen es la suya.
serva todo su sentido hasta la edad de die Es a partir de esta dialéctica del ser y de
ciocho meses. Y revela un dinamismo libi la apariencia como se efectúa la conquista
dinal que ha pasado desapercibido hasta de la identidad del sujeto por una imagen
ahora. El estadio del espejo es la expe total que anticipa la unidad de su cuerpo.
riencia de una identificación fundamen Hay otro tema que Lacan privilegia en
tal y de la conquista de una imagen, la del su obra: el orden simbólico. «El estadio
cuerpo, que estructura al «Y o» antes de del espejo aporta la regla de división entre
que el sujeto se implique en la dialéctica la imaginación y lo simbólico en el momen
de la identificación del otro por medio del to de la captura por una inercia histórica
lenguaje. El estadio del espejo es así pre cuya carga recae sobre todo lo que se con
sentado por Lacan como una dialéctica sidera autorizado a ser psicología, aunque
temporal que estructura fundamentalmente fuese por vías que arrastraran la preten
la historia del individuo. sión de desembarazarse de ella.» Si el hom
Parecería pues que el niño careciese bre piensa el orden de lo simbólico, es por
primitivamente de la experiencia de su que está inmerso en su ser. También es la
cuerpo como totalidad unificada, y que lo suprema ilusión del individuo creer que él
percibiese como una dispersión de todos ha constituido ese orden, porque es sólo
sus miembros; de ahí la expresión «fan por participar en él por lo que el sujeto
tasma del cuerpo partido». En conse puede también hacer su entrada en el «des
cuencia, es preciso admitir que la unidad file radical de la palabra». La dialéctica
del cuerpo no es original, sino la culmi de la intersubjetividad que rige todos los
nación de una larga conquista. Lo que fenómenos, de la transferencia a la para
parece ser original es la angustia del cuer noia, debe ser comprendida a partir del
p o partido. La función del espejo y de la momento en que el sujeto se dirige al Otro
fase que a él se liga será la de poner fin a como Absoluto, a través de la apertura
esta dispersión pánica, integrando al niño específica de la relación imaginaria con su
en una dialéctica que lo constituirá como semejante.
sujeto. Así, el estadio del espejo puede ser
descompuesto en tres etapas. Edición: Escritos (tr. T. Segovía), 2 vols.,
Siglo XXI, México, 1984.
En una primera, el niño percibe la ima
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
gen que le devuelve el espejo como un ser temporáneos esenciales (tr. M." L. Rodrí-
real al que intenta coger o aproximarse. guezTapia), Cátedra, 1996, pp. 96-101; J.
251 ESCRITURA Y LA DIFERENCIA (LA)
tanto la de crear toda clase de «personas»; caracteriza por el retomo del Espíritu sobre
pero éstas no son jamás más que «per sí mismo y el análisis crítico de nuestras
sonajes» que él fabrica. De aquí la ambi facultades intelectuales que conduce al
güedad de un arte que traiciona en par escepticismo. Al fin de este período, se
te su objetivo al ofrecer al espectador una manifiesta la tendencia a construir a prio
diversión agradable. ri el universo, tendencia que alcanza su
apogeo desde Kant a nuestros días. Final
Edición: L ’essence du théatre, col. «Pre- mente, la filosofía contemporánea trata
sences», Plon, 1943. de conciliar el naturalismo y el idealismo.
Estudio: J. Verdt, Dictionnaire des philo-
La segunda parte de la obra consiste
sophes, P.U.F., 1984.
esencialmente en la exposición del idea
lismo absoluto de Royce. La demostra
ción se inicia con la afirmación de los gran
des principios del idealismo; el mundo tal
E SE N C IA Y F O R M A S DE L A SIM
y como puede ser conocido por nosotros
PA T ÍA . Wesen uncí Formen der Sym-
no es más que un sistema de ideas: sien
pathie, 1923.
do nosotros Espíritus, podemos concebir
M a x S c h e le r , 1874-1928.
un Espíritu, pero una existencia desnu
da de todo atributo mental nos es total
El comportamiento simpático está a
mente opaca. Así el mundo real es o bien
la base, junto con otros factores, de la
Espíritu, o bien incognoscible. Por otra
cohesión social de todos los grupos huma
parte, el absoluto incognoscible carece de
nos de cualquier tipo — de la «muche
sentido, y es por tanto necesariamente
dumbre inorgánica» a las formas supe
no-ser. Porque si existe un mundo fuera
riores de la comunidad. Max Scheler
de nosotros, su esencia debe ser suscep
analiza las diferentes formas que puede
tible de ser conocida por algún espíritu,
revestir la simpatía e intenta extraer su
y si es así es porque ese mundo es de
naturaleza profunda consagrando varios
esencia ideal.
capítulos al conocimiento del yo del otro
Por añadidura Royce es llevado a dis
y al tú, es decir, el otro en la medida en
tinguir dos mundos. El mundo «descrip
que se relaciona afectiva y simpatética-
tivo», el de la exterioridad y de la causa
mente conmigo.
lidad, no es todo el mundo real; existe, al
Edición: Esencia y formas de la simpatía lado de éste, un mundo de la «estimación»
(tr. J. Gaos), Buenos Aires, Losada, 1950. que, no pudiendo ser un mundo de móna
Estudio: M. Dupuy, La philosophie de Max das aisladas, requiere una conexión de
Scheler, 2 vols., P.U.F., 1959. sujetos. Éste es el que obliga al Espíritu
a salir de sí mismo para poner fuera de sí
otro Espíritu. Este mundo de la estima
ción es el del universo interior, y por tan
E SP ÍR IT U DE L A F IL O S O F ÍA M O to de la libertad pura, porque escapa al
D E R N A (EL), S pirit o f Modern Philo- tiempo y a la causalidad.
sophy, 1892. Las conclusiones de la obra plantean
Josiah R o y c e , 1855-1916. varios problemas. ¿Por qué este dualismo
en el interior del idealismo absoluto? Por
La primera parte de la obra pretende otra parte, Royce habría podido intro
mostrar que el idealismo, tal y como lo ducir un tercer mundo, intermedio entre
concibe Royce, es el punto culminante de el de la objetividad y el de la libertad pura,
la evolución de la filosofía moderna. Ésta a saber, el mundo de la sensibilidad y de
puede dividirse en tres períodos; de Ga las pasiones, que continúa pertenecien
lileo a Spinoza, siendo el naturalismo do al de la «estimación», pero está some
racionalista la concepción dominante; el tido al tiempo y a la causalidad. Final
segundo período, de Locke a Kant, se mente cabe preguntarse si una libertad
255 ESTADO COMERCIAL CERRADO (EL)
fuera del tiempo puede fundar sólidamente título indica, trata en ella del espíritu y de
una moral. la realidad, pero sobre todo de sus rela
ciones, que el filósofo trata aquí de escla
Edición: Espíritu de la filosofía moderna recer.
(tr. V. Pérez Quintero), Nova, 1947. Al analizar la objetivación del espíri
Estudio: G. Deledalle, «Josiah Royce», en
La Philosophie américaine, Bruselas, De tu, es decir, su manera de estar ante el
Boeck-Wesmael, 1987. mundo y en el mundo, el pensamiento de
Berdiáev vuelve a encontrarse inevitable
mente con los problemas clásicos del mal,
ESPÍRITU DE L A U T O P ÍA (EL), Geist del tiempo, y del sufrimiento.
der Utopie, 1918. Mas la originalidad del pensador ruso
E r n s t B lo c h , 1885-1977. consiste principalmente en que se detie
ne a estudiar la significación de la asee-
El ensayo contiene las premisas de la sis, que es la opción del individuo para el
concepción de la forma abierta, que será espíritu, desde una perspectiva cristia
desarrollada en + E l p rincipio esperan na, y que asume activamente el necesa
za. La parte principal de este trabajo, rio sufrimiento ligado a toda elevación y
publicado en 1918 y reeditado por el filó a todo esfuerzo en el orden de la fe.
sofo en 1923, está consagrada a la filo Berdiáev es además autor de E l espí
sofía de la música. En ella se expresa el ritu de Dostoievski, escritor por el que
deseo de instaurar una nueva metodolo estuvo muy influido.
gía para la determinación de las grandes
corrientes: se trata de una antropología Edición: Ésprit et réalité, Aubíer-Montaig-
ne, 1943.
de la música fundada en la relación a lo Estudio: J. Gaith, Nicholas Berdiaeff, phi-
percibido y a la interpretación musical. losophe de la liberté, Dar el Machreq, 1968.
El autor rechaza el aspecto de «catálo
go» que presenta la sucesión de aconteci
mientos históricos y sociales para propo
ner una nueva interpretación de la historia E S T A D O C O M E R C IA L C E R R A D O
situándose más allá de las post-críticas. Su (EL), D er Geschlossene Handelsstaat,
aproximación procede por una multitud 1800.
de percepciones aisladas, elementos par J oh an n G o tt u e b Fich te, 1762-1814.
ciales o aforismos desarrollados que rea-
grupa bajo los títulos de las grandes partes Discípulo de Kant y viviendo en una
del tratado. Encadenamiento y sistemati nación financieramente arruinada, Fichte
zación transitan ambos por lo vivido. expone una teoría general que busca ins
tituir un régimen económico racional, con
Edición: Geist der Utopie (1918, 1923), forme al derecho y a la moral. Fichte cri
vol. III de las Obras completas de Bloch,
tica las dos doctrinas económicas de su
Suhrkamp, 1964.
Estudio: J. A. Gimbemat, Ernst Bloch: uto época, el librecambismo (liberalismo eco
pía y esperanza, Cátedra, 1983. nómico) y el mercantilismo, que, aunque
bien opuestos, se apoyan en principios que
«ofenden a la moralidad». El liberalismo
económico, al exigir la libertad total de mer
ESPÍRITU Y R EALIDAD, Dukh i rea/ cados y el principio de concurrencia, con
nost, 1938. duce a la guerra entre individuos y entre
N ic o lá i A le x á n d r o v i t c h B e rd iá e v (o naciones productoras, y por tanto a la rui
B e rd ia e ff), 1874-1948. na de todos. El mercantilismo por su par
te desemboca en un sistema de monopo
Esta obra es sin duda la más cristiana lios en el interior y en un sistema de
de cuantas escribió Berdiáev. Com o su conquistas y colonización en el exterior.
ESTADO Y LA REVOLUCIÓN (EL) 256
Fichte propone una tercera vía, el «Esta este libro es al mismo tiempo una inter
do comercial cerrado», que puede tener la vención circunstancial en un debate polí
apariencia de un socialismo de Estado, un tico, en una coyuntura que hay que sope
socialismo nacional. El Estado, totalidad sar al reflexionar sobre ciertos objetos. La
orgánica (organizada y organizándose) coyuntura es la guerra imperialista de
colocada por encima de los intereses par 1914 y el desarrollo de una corriente
ticulares, debe orientar la producción eco socialista oportunista, presta a apoyar a
nómica en el sentido de las necesidades los burgueses nacionalistas en la vasta
generales de la sociedad y preservar los empresa de reparto del mundo y accesi
intereses de todos. La economía debe apo ble a los temas patrióticos y «chauvinis
yarse en la propiedad privada, que es fun tas». El objeto teórico es aquí el poder y
damental y originaria para el autor inclu el aparato del Estado.
so aunque admita una propiedad pública En el prefacio de la primera edición,
para ciertos medios de producción, con Lenin anuncia su objetivo: estudiar, para
cretamente en la industria. Mas corres reestablecerla contra las deformaciones
ponde al Estado controlar la economía oportunistas, la teoría marxista (y engel-
(producción y comercio interior) e impe siana) del Estado; luego, criticar las con
dir todo comercio con el exterior. Esta cepciones de la II Internacional (Kautsky)
autarquía permite al organismo social que sobre el Estado; y finalmente, extraer «las
es la sociedad conocer un régimen eco principales enseñanzas de la experien
nómico racional cuya planificación (dis cia de las revoluciones rusas de 1905 y
tribución de las fuerzas de trabajo, fijación sobre todo de 1917».
de precios, etc.) compete al Estado. Lenin evoca la sustancia de la teoría
Con la introducción del socialismo en de Marx a propósito del Estado: el «pro
la economía nacional, concretamente ducto de las contradicciones de clases
mediante la planificación, Fichte, pensa inconciliables». El Estado es un instru
dor organicista, anuncia al economista ale mento, en manos de la clase dominan
mán Fríedrich List (1789-1846), que está te, para oprimir a la clase dominada y
en el origen de la Unión aduanera (Zo/Í- mantenerla en la sumisión. Su papel prin
verein), etapa decisiva hacia la unidad eco cipalmente — aunque no sólo— represi
nómica alemana. Fichte es considerado vo es manifiesto. Todo Estado es así una
además o bien como el inspirador lejano «dictadura de clase».
de la planificación francesa — lo que quie «Dictadura»: se atisba aquí un contra
re decir, de la planificación autoritaria sentido, que procede de la ideología bur
soviética— , o bien como el precursor de guesa del derecho. Esta última remite en
una economía nacional-socialista. efecto las nociones de democracia y de
dictadura (o de violencia) a las formas del
Edición: El Estado comercial cerrado (tr. Estado (es decir, a sus características jurí
J. Franco Barrio), Tecnos, 1991. dicas). Mas «dictadura» significa para Lenin
Estudios: J. Franco Barrio, «Estudio preli
que el poder del Estado es siempre el ejer
minar» a la ed. cit.; H. Heimsoeth, Fichte
(tr. M. García Morente), Revista de Occi cicio, violento en su esencia, de un domi
dente, 1931; A. Philonenko, L ’Oeuure de nio que el derecho «sanciona» después de
Fichte, Vrin, 1984. realizado, pero que no podría funda
mentar, puesto que no hay ninguna rea
lidad anterior a la dominación de clase.
A la luz de las experiencias históricas
E S T A D O Y L A R E V O L U C IÓ N (EL), pasadas (1848, la Comuna de París, las
Cosudarstvo i revolyutsiya, 1917. revoluciones rusas de 1905 y 1917), el autor
Lenin (Vladímir Ilich Uliánov), 1870-1924. desgaja los principios de una estrategia revo
lucionaria proletaria. La conclusión esencial
Como todas las obras teóricas de Lenin de Lenin se resume en esta afirmación: no
— y de la tradición marxista en general— , es posible revolución proletaria alguna si el
25 7 ESTÉTICA
piejos. «Es mediante ellos como se mani tal proyecto implica empero contar con
fiesta, en una teoría deductiva, la activi una teoría unificada de la ciencia, y pue
dad creadora del espíritu.» La antino de ser que sea esto lo que más choca al
mia entre el carácter apodíctico del lector hoy día.
razonamiento en geometría y el enri Carnap distingue entre tres grandes
quecimiento progresivo e indefinido de categorías de objetos: los objetos físicos,
esta ciencia le parece así resuelta al autor. los objetos psicológicos, y los objetos cul
N o obstante advierte que los principios turales. Uno de los principales problemas
formadores no son más que funciones que se plantean en el marco de una tal
proposicionales: no podrían en conse construcción concierne a la determina
cuencia crear los objetos a los cuales ellas ción de los objetos básicos. Carnap eli
se aplican; es preciso que los objetos sean ge para el sistema que él propone una
dados con antelación para que los prin base «autopsicológica», esto es, compuesta
cipios formadores jueguen su papel e inte de objetos psicológicos que pertenecen
gren esos objetos en la teoría deducti al propio sujeto. Es ciertamente cons
va. L o cual es, de una cierta manera, ciente del riesgo de subjetivismo que tal
admitir que el formalismo no podría ser elección implica; mas piensa que ese ries
integral ni prescindir de la intuición en la go desaparece desde el momento en que
actividad creadora de los matemáticos. se pone el acento en el carácter «estruc
tural» de la ciencia. La cuestión siguien
Edición: La structure des théories déduc- te es la de saber qué elementos elegir de
tiues, Alean, 1921. esta base. La elección de Carnap se incli
Estudio: P. Jacob, L ’empirispie logique,
ses antécedents, ses critiques, Ed. de Minuit, na por las experiencias elementales (que
1980. en su sistema son unidades inanalizables)
y por la relación E de «semejanza recor
dable» (suficiente para construir el mun
do). A partir de esto, el autor reconstru
E S T R U C T U R A L Ó G IC A D EL M U N ye sucesivamente el mundo fenoménico,
DO (LA), Der logische Aufbau der Welt, el mundo psíquico, el psiquismo de los
1928. otros, y los objetos culturales.
R u d o l f C arn ap , 1891-1970. La «constitución» de la Aufbau supo
ne una base fenomenalista. En su filoso
Este gran libro de la filosofía del siglo fía ulterior, Carnap elegirá, por razones
XX sigue siendo mal conocido, si no des de comodidad, una base fisicalista; mas
conocido, por el gran público filosófico, en razón de su «principio de tolerancia»,
tal vez debido al hecho de su tecnicidad. esta diferente elección no entraña para
El proyecto es sin embargo grandioso: se él ningún tipo de revisión: se trata sim
trata nada menos que de derivar el con plemente de adoptar un «sistema de coor
junto de las concepciones científicas del denadas» más manejable.
mundo a partir de algunos conceptos bási La Aufbau sigue siendo una obra cla
cos, de aplicar al análisis de la realidad ve de nuestro siglo; conviene resaltar
el método puesto a punto por Russell y por lo demás que ha servido de punto
Whitehead para las matemáticas, de uti de partida y de texto de referencia a Nel
lizar la teoría de las relaciones — pieza son Goodman, del que La estructura
capital de la lógica moderna— para dar de las apariencias (1951) es nada
cuenta de lo dado. Esta derivación se rea menos que el comentario crítico de la
liza sobre el modelo de una constitución, obra de Carnap.
que es el reverso de una reducción. Redu
cir un concepto a otro equivale a tradu Edición: The Logical Structure o f the
World, Londres, Routledge & Kegan Paul,
cir los enunciados que lo contienen a 1967.
enunciados que contienen al concepto Estudios: R. Carnap, Autobiografía inte
tenido por más primitivo o «básico». Un lectual (tr. C. Castells), Paidós, 1992; J. Vui-
ESTRUCTURAS ELEMENTALES DEL PARENTESCO (LAS) 262
ÉTICA, 1922.
P i o t r A le x é ie v ic h K r o p o tk in , 1842-
1921. É T IC A A N IC O M A C O , H O iK d N i k o -
l^tíxaa.
Teórico del anarquismo científico, Kro A r is t ó t e le s , 384-322 a.C.
potkin desarrolla en este texto la noción
de ayuda mutua estableciendo el primer Esta obra filosófica consta de diez libros.
eslabón de una cadena que comporta El título indica el tema: «ética», del griego
igualmente la justicia y la moral. Ti0iKÓ<; (ethikos), designa las concepcio
En efecto, estos tres eslabones son nece nes morales en las que un ser humano
sariamente vitales en la evolución huma cree.
na. Actuando de manera que estos tres ele Según el autor, el único fin que el hom
mentos sean respetados es como los bre persigue es el bien, cualquiera que sea
hombres podrán fundar un sistema ético lo que diga o haga. Incluso aunque parez
en armonía con los imperativos sociales ca orientarse hacia fines imperfectos, lo
del mundo moderno. A la base de la ética que busca en última instancia es el bien
está el reconocimiento de la igualdad. Y supremo, el fin absoluto, apetecido por sí
apoyándose en ese principio de la igual mismo.
dad, Kropotkin afirma la posibilidad de des Los hombres en general piensan que
truir todas las ilusiones acumuladas por la el bien supremo es la felicidad; ésta difie
filosofía, la religión y sus diferentes doc re según los gustos y las inclinaciones de
trinas. cada uno; la felicidad es la realización de
las satisfacciones espirituales y eudemo-
Edición: Ética (tr. A. Zuloaga y J. Veñik), nistas. Analizada y dividida así, la felicidad
Libros Dogal, 1977. depende de la ética colectiva, de una polí
Estudio: G. Woodcock e I. Avakumovic,
tica. Aristóteles se consagra esencialmente
El príncipe anarquista (tr. J. M. Alvarez y
Á. Pérez), prólogo de A. J. Cappelletü, Júcar, a la virtud humana. Según él, hay dos tipos
1978. de virtudes: las uirtudes éticas que nacen
ÉTICA DE LA VOLUNTAD PURA 266
del hábito, y las virtudes dianoéticas que una virtud esencial; sobre ella se apoya
derivan de la inteligencia y pueden ser la salvación del hombre o al menos su
desarrolladas por enseñanza (1. I). La vir felicidad: la amistad borra las faltas, empu
tud es el tema principal del libro 11: es una ja a las buenas acciones, es la fuerza que
cualidad potencial; no se realiza más que sostiene a dos amigos. El libro X expo
cuando se actúa adecuadamente; hay que ne la teoría de la felicidad: el ejercicio de
ser educado en ella; la virtud es una cua la virtud puede ser realizado en el placer;
lidad que se adquiere voluntariamente, mas todas las funciones del alma, incluso las
requiere que uno sea justo, mesurado y más altas, pueden estar ligadas al placer:
razonable. La virtud no es ni un don ni la contemplación pura de la verdad eter
una pasión, sino un acto perfecto na es la posibilidad de participar en la
e m p a lia (eupraxia). Este acto perfecto beatitud divina. Liberado de sus males
se opone al mal; es sobre todo su valor terrestres, el hombre alcanza así la feli
mediador lo que interesa a Aristóteles. cidad suprema. Mas la felicidad no pue
En el libro III, el filósofo estudia el de ser continua, sea que esté dirigida a
aspecto voluntario o involuntario de la Dios o que lo esté hacia los hombres;
acción. Una acción deliberada encuentra es preciso además ser virtuoso y respe
su origen en el deseo 6pe£,iq (orexis), del tar los valores morales en los que uno ha
sujeto; ese deseo puede ser razonado: sido formado.
puede provenir de una elección o de una La gran moral llevaba el sello de un
intención. El hombre es por ello total cierto eudemonismo humanista; la -> Éti
mente responsable de su virtud, que nace ca a E ud em o se orientaba en cambio
de su intención. Por lo mismo, es res hacia un intelectualismo ético. Este tra
ponsable de sus vicios. tado, que es la obra de moral más ela
En el libro IV describe Aristóteles cier borada de Aristóteles, trata de conciliar
tas virtudes éticas que es necesario pose esas dos tendencias; con ella nos ha deja
er: templanza, honradez, magnanimidad, do el autor la forma más acabada de su
sinceridad. Después, en el libro V, pasa doctrina.
a la justicia, de la que estudia sus diversos
tipos y relaciones. Las virtudes dianoéti Edición: Ética a Nicómaco (tr. J. Marías y
cas son el objeto del libro VI; concier M. Araujo), Centro de Estudios Constitucio
nen a la inteligencia, y existen cinco: la nales, 1985.
Estudios: J. Bames, Aristóteles (tr. M. San-
ciencia émaxfpTl (episteme), que demues
sigre), Cátedra, Madrid, 1987; R. A. Gaut-
tra los hechos y conduce al conocimien hier, La Morale d’Aristote, P.U.F., 1973.
to de lo universal; el arte %é%vr\ (tekhne),
cuyo fin es la creación; la prudencia
<ppóvr|oi<; (phrónesis), que, basada en el
buen sentido y la razón, conduce por la É T IC A DE L A V O L U N T A D P U R A ,
vía del bien; la inteligencia votic, (nous), Ethik des reinen Willens, 1904.
detentadora de los conocimientos, y final Herm ann C oh én , 1842-1918.
mente la sabiduría aocpía (sophía), que
reúne ciencia e inteligencia y que es nece Este discípulo de Kant fue el funda
saria para las más elevadas acciones o dor de la escuela de Marburgo, a la que
reflexiones. pertenecieron Cassirer y Natorp. Para
Aristóteles condena, en el libro VII, a
Cohén, la contingencia abre la vía al que
los hombres que utilizan su saber para fines
rer puro. La ley moral es método; pro
nefastos; estos últimos no son — Aristóteles
duce un contenido, tiene el valor de la
se une aquí a Sócrates— hombres que
cosa en sí. El bien soberano se identifica
conozcan la ciencia. Los libros VIH y IX
con la moralidad perfecta.
sobre la amistad y el amor son los más
conocidos. La amistad, designada como Edición: Ethik des reinen Willens, 5.aed.,
el amor por la palabra tpiXía (philía), es Hildesheim/Nueva York, 1981.
267 ÉTICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMÉTRICO
Estudio: J. Vuillemin, L ’héritage kantien cional. Por ejemplo, Spinoza sigue a Des
et la révolution copernicienne, P.U.F., cartes (pero no a Aristóteles) en la noción
1954.
de substancia. En cambio su Dios no es
nada cartesiano; no es el Creador tras
cendente, sino la naturaleza misma; es el
famoso Deus sive natura: Dios, es decir
É T IC A D E M O S T R A D A SE G Ú N EL (es la misma cosa que) la naturaleza. Atri
O RD E N GEO M ÉTRICO , Ethica ordi- butos y modos no son los estadios de una
ne geom étrico demonstrata, 1677. ontología jerárquica, ni las etapas sucesi
B a ru c h Spinoza, 1632-1677.
vas de una procesión o de una emanación
(a la manera neoplatónica), sino los aspec
AI igual que Spinoza es el modelo del tos bajo los cuales la substancia puede ser
filósofo, su Ética es el modelo del libro aprehendida por la inteligencia humana.
de filosofía. Austera, abstracta, difícil, la La substancia posee una infinidad de atri
obra articula el conocimiento metafísi butos, de los que sólo dos nos son cono
co para una finalidad moral: la beatitud. cidos: la extensión y el pensamiento.
El libro contiene la síntesis acabada del Es paradójico que este libro, que se ini
pensamiento ontológico, antropológico cia con una primera parte que trata «de
y moral de su autor. Está dividido en cin Dios», no ha cesado de ser considerado,
co libros: I. D e Dios; II. D e la naturale tanto por sus seguidores com o por sus
za y origen del alma; III. D el origen y detractores, como el breviario del ateís
naturaleza de los afectos; IV. D e la ser mo. Esta atribución apenas si puede ser
vidumbre humana o de la fuerza de los considerada como una traición. Pues no
afectos; V. D el poder del entendimiento se ve qué metafísica, qué teología podría
o de la libertad humana. reconocer a su Dios en la pura inmanen
La Ética está escrita more geométri cia de la substancia en la naturaleza, en
co, según una presentación que puede esta «ontología naturalista y monista», en
desconcertar. Se encuentran en ella defi términos de Robert Misrahi. Esta filosofía
niciones, axiomas, proposiciones, demos destierra todas las representaciones antro-
traciones, cuyo modelo es evidentemen pomórficas de la divinidad: Dios no es una
te la construcción euclidiana. Pero sería providencia organizadora, ni un padre
insuficiente no ver en ella más que una amante, ni un monarca severo, ni un juez
sumisión exterior y formal al modelo de justiciero. El apéndice al libro I desmonta
rigor matemático tan venerado en su épo los mecanismos de estas ficciones, cuyos
ca (piénsese en Descartes). Y más falso intereses ideológicos e incluso políticos
sería aún creer que Spinoza intentaba ver son analizados. Al mismo tiempo que toda
ter en ella una concepción cuantitativa del concepción tradicional de la divinidad, y
mundo físico (a la manera de Galileo); Spi bajo la misma acusación de a n tropo
noza no pretendió nunca deducir mate morfismo, Spinoza destierra también la
máticamente la totalidad de lo real. El more finalidad (adscribiéndose con ello al car
geométrico spinozista debe ser retrotraí tesianismo más ortodoxo). Es fácil com
do a su modelo cartesiano: las Segundas prender por qué Spinoza fue excluido de
Respuestas a las objeciones de las ► toda comunidad religiosa y perseguido por
M editaciones; se trata de un procedi las Iglesias de su tiempo y la posteridad.
miento de exposición, y no de descubri El libro II desarrolla la teoría del cono
miento de la verdad. cimiento, que había guiado ya el bosque
La obra comienza con una serie de defi jo del ->■ Tratado de la reforma del enten
niciones problemáticas, en la medida en dimiento, como también una teoría sobre
que Spinoza, que retoma ciertos términos las relaciones entre el alma y el cuerpo.
clásicos de la ontología y de la metafísica Es sabido que este problema, punto débil
(Dios, substancia, atributos, modos), no del cartesianismo, ha nutrido, al mismo
les da necesariamente un sentido tradi tiempo que al spinozismo, a las grandes
ÉTICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMÉTRICO 268
(y menos grandes) doctrinas metafísicas mal, o vivir mal, no es transgredir los man
post-cartesianas de la segunda mitad del damientos o normas trascendentes, es con
siglo (Leibniz y Malebranche, por ejem vertirse en esclavo. Los libros IV y V exa
plo). Según Spinoza, «el orden y la cone minan por sus causas esta servidumbre y
xión de las ideas son los mismos que el orden esta sabiduría — o beatitud— humanas. No
y la conexión de las cosas»; aquí está el se trata jamás para Spinoza de prescribir,
principio de una inteligibilidad universal alabar o castigar, sino de comprender los
del ser. El alma es por tanto «la idea del mecanismos del deseo y de su fluctuación
cuerpo». La teoría spinozista del conoci (el juego de los afectos o pasiones). La ima
miento se distingue por su negativa a ginación es aquí objeto de una crítica seve
hipostasiar las facultades (entendimiento, ra (Spinoza se une a toda una tradición). Mi
voluntad), como hace el cartesianismo, y deseo es siempre susceptible de ser deter
convertirlas en agentes activos en las ope minado por fines exteriores, y de ser diri
raciones del conocimiento. Entendimiento gido por afectos que comporten una dis
y voluntad son seres de razón; lo único minución de mi potencia de obrar y me
que existe son las ideas y las voliciones. lleven por tanto a la tristeza.
El libro III construye el pedestal de lo ¿Qué es, entonces, ser libre? N o es
que propiamente puede llamarse la ética preciso imaginar ningún tipo de libre albe
spinozista. Al orientar el análisis del alma drío, a la manera de Descartes. Spinoza
humana bajo la perspectiva de una antro ha rechazado siempre que se haga del
pología positiva, concebida de modo estric hombre «un imperio en un imperio», es
tamente determinista, la teoría del deseo decir, una excepción a la ley universal de
de Spinoza arruina todo moralismo. Su la necesidad (el libro III tematiza esta crí
teoría de los afectos se apoya, como la tica a la ficción del libre albedrío, cuyos
ontología, en un rechazo de toda tras fundamentos del apéndice al libro I había
cendencia. ¿Qué es el deseo? El conatus, comenzado a desvelar). Por lo demás, lo
esfuerzo por perseverar en su ser. Este que se opone a la libertad no es la nece
deseo puede detectarse en los dos niveles sidad, sino la coacción. Y o sería libre, no
del cuerpo y del espíritu, sin que ninguna a pesar del determinismo, sino con él y
acción causal haga del uno la explicación por él, por la capacidad que me da el
del otro (eso que hasta el fracaso mismo conocimiento para dirigir mis deseos en
del cartesianismo frente al problema de la el sentido de la consecución de la ale
unión substancial prohibía). En el vacío de gría más perfecta. El contrasentido sería
todo valor trascendente, el deseo se tor aquí creer que Spinoza no nos deja como
na en norma. N o es que deseemos una libertad más que la de sabemos esclavos,
cosa porque ella sea buena, es que la lla lo que sería siniestro y paralizante. Por el
mamos buena porque la deseamos. Tal contrario, al emancipar la libertad del libre
vez se esconda tras esto un relativismo, albedrío (lo cual suponía en su época un
pero nunca un nihilismo. Por el contrario, esfuerzo realmente heroico), la Ética abre
es una ética humanista la que se inaugu la vía a una liberación por el conocimiento
ra en el libro III, contra todos los moralis- adecuado. Al dejar de pertenecer a la tras
mos teológicos de la trascendencia. cendencia, el ideal y la perfección no se
Mas ¿qué desea el deseo? La potencia; toman forzosamente por ello más fáciles
ninguna relación con una voluntad de domi de alcanzar; al menos no quedan más defi
nación: la potencia es el pleno y entero nidos por relación a los sueños de la ima
desarrollo de la actividad de un ser. Mien ginación (Kant dirá que la religión con
tras aumento mi potencia, yo siento ale siste en representarse a todos nuestros
gría; y tristeza en el caso inverso. Tristeza deberes como mandatos divinos; y esto
y alegría son los afectos fundamentales de es exactamente lo que Spinoza rechaza).
los que derivan todos los otros. Obrar bien Lo que queda así abierto al hombre es
no es por tanto orientarse hacia un cierto pura y simplemente la eternidad. No hay
ideal irreal, es realizarse a uno mismo. Obrar que entender por esto una inmortalidad
269 ÉTICA PROTESTANTE Y EL ESPÍRITU DEL CAPITALISMO (LA)
del alma como substancia distinta del cuer Emmanuel Levinas evoca aquí los gran
po que sobreviviese a éste, sino al alma des momentos de su peregrinación filo
humana que, al acceder al conocimien sófica: desde su descubrimiento de la
to del tercer nivel, comprende sub spe- Biblia, y después de los grandes filóso
cie aeternitatis (desde el punto de vista fos clásicos, hasta la revelación que fue
de la eternidad). Se puede hablar aquí para él la fenomenología de Husserl, cuya
de la beatitud como un «amor intelectual «verdad esencial» fue sacando poco a
de Dios», a condición de no ver en ella poco; desde su admiración por el H ei
ninguna experiencia de orden místico. degger de > Ser y tiem po que devolvió
Y a condición también de no hacer de al ser su expresividad verbal, haciendo así
esta beatitud la recompensa de la virtud: de la filosofía «la ontología fundamental»,
es la virtud misma (de la misma manera hasta la elaboración de su propio pensa
que el suplicio de los insensatos es su sin miento, cuya principal originalidad con
razón). siste en vincular tan íntimamente ética y
La Etica es uno de esos libros cuya metafísica, que la ética deviene la filoso
influencia es imposible medir, tan enor fía primera.
me ha sido su alcance. A p riori, uno se Resultante de una serie de coloquios
siente tentado a interpretar la acogida registrados y difundidos por France Cul
que merecieron sus tesis como un des ture en 1981, este libro viene a ser la
mentido a su valor. Porque lejos de indu mirada que arroja el filósofo al fin de su
cir a sus contemporáneos a una actitud vida sobre el conjunto de su obra, pero
de bienvenida y tolerancia, Spinoza puede constituir igualmente una intro
desencadenó contra él y su sistema un ducción al pensamiento de este autor, a
huracán de pasiones cargadas de odio quien su interlocutor llama «el filósofo
que su muerte no logró apagar, y ni de la ética, sin duda el único moralista del
siquiera atenuar. Excomulgado durante pensamiento contemporáneo».
su vida, mientras la Etica circulaba disi
mulada bajo la capa, Spinoza también Edición: Ética e infinito (tr. J. M. Ayuso),
lo siguió estando — hasta de la filosofía Visor, 1991.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
misma— después de su muerte.
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
Todo el siglo XVIII ha leído esta obra, guez Tapia), Cátedra, 1996; F. Ciarameli,
aunque se sabía muy bien que era peli Transcendance et éthique: Éssay sur Levi
groso confesar que se defendía el spino- nas, Ousia, 1989
zismo. «Spinozista» seguirá por lo demás,
hasta en el siglo XX, siendo sinónimo de
«materialista ateo».
É T IC A P R O T E S T A N T E Y E L E SPÍ
Edición: Ética (tr. V. Peña), 3.a ed., Edito R IT U DEL C A P IT A L IS M O (L A ), Die
ra Nacional, 1980. protestantische Ethik und der Geist des
Estudios: S. Hampshire, Spinoza (tr. V.
Peña), Alianza, 1982; M. Guéroult, Spino Kapitalismus, 1905.
za, 2 vols., Aubier-Montaigne, 1971 y Í974. M a x W eb e r, 1864-1920.
más adecuado para poder definir la pie to fundamentalmente diferente del modo
dad. Sin embargo, Eutifrón se muestra de existencia del yo; el conocimiento de
incapaz de dar tal definición. Después este último nos permite extrapolarlo a la
de hacerle observar a su interlocutor que naturaleza entera.
un ejemplo particular no puede servir La naturaleza está animada, como el
para definir una noción abstracta, Sócra yo individual, por una «exigencia de cre
tes critica la proposición de Eutifron: lo ación», un «impulso vital» que atraviesa
piadoso es aquello que complace a los todas las etapas de la evolución, adap
dioses; pues que una cosa plazca a los tándose a todas las diferentes ramas de
dioses no es razón para llamarla piado la evolución. Esta perspectiva lleva a inter
sa, sino al contrario: porque es piado pretar al conjunto de la evolución bioló
sa, complace a los dioses. En cuanto a gica como un proceso orientado hacia la
lo que sea la piedad en sí, es algo que producción de especies más y más com
queda por investigar. plejas y perfeccionadas.
Pocos diálogos socráticos son tan ade Sin embargo, Bergson se guarda de
cuados como el Eutifrón para adaptar el reconducir pura y simplemente el anti
espíritu a las exigencias de la búsqueda guo finalismo, y no ve en la evolución
de una definición abstracta. el simple despliegue de un plan con
cebido de antemano por «una voluntad
Edición: Eutifrón (tr. J. Calonge), en Pla poderosa y sabia». Simplemente, el puro
tón, Diálogos, 1.1, Gredos, 1981. mecanismo — que sostiene por ejemplo
Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la al esquema darwiniano ortodoxo— le
filosofía griega, vol. IV: Platón (tr. A. Valle-
jo y A. Medina), Gredos, Madrid, 1990; J.- parece insuficiente. Ni providencialis-
Y. Cháteau, Euthyphron de Platón, col. mo finalista, ni mecanismo materialis
«Lectoguide Philosophie», Éd. Pédagogie ta: Bergson, de acuerdo con un pro
modeme, 1979. cedimiento que le es familiar, rechaza
igualmente las dos doctrinas antago
nistas.
La aparición del hombre no introduce
EVOLUCIÓN CREADORA (LA), L ’Évo- en la evolución ninguna solución de con
lution créatrice, 1907. tinuidad. Por el contrario, la emergencia
H e n ri B e rg s o n , 1859-1941. del espíritu creador no ha sido posible
más que porque la vida que lo ha produ
Obra fundamental de Bergson, es fru cido es ya, en su esencia, espiritual y cre
to de la crítica de una doctrina a la que adora. Aquello que, por el hombre, está
en un tiempo Bergson se había adherido: llamado a ser, sigue siendo la creación
el evolucionismo de Spencer. Mientras bajo formas nuevas (concretamente, el
que Spencer considera la vida com o el arte). El hombre se toma así en herede
resultado de una evolución puramente ro del impulso vital, a la vez que en su
mecánica, Bergson la ve como una fuer depositario. N o se le puede negar a
za de naturaleza esencialmente psíquica, Bergson un cierto parentesco — al menos
por lo tanto libre e imprevisible. en los resultados— con las tesis teológi
Cuando publica La evolución creado cas de un Teilhard de Chardin ( * El fenó
ra, Bergson ha elaborado ya su doctrina meno humano).
de la duración. Se trata para él, en 1907, Sin embargo, el hombre es también
de pasar de la duración interior (el yo) a principio de discontinuidad: en él emer
la duración exterior (el mundo). Este pasa ge la individualidad, como instancia de la
je es legítimo, en la medida en que la intui consciencia creadora y como valor. Mas
ción de la duración interior, pese a su el desarrollo humano de la inteligencia
carácter limitado, ofrece para Bergson un tiene lugar a costa de la intuición, con lo
cierto acceso a lo absoluto. El modo de que se hipertrofia un tipo de conocimiento
existencia de la naturaleza no es por tan en detrimento del otro. Gracias a su inte
EXHORTACIÓN A LA VIDA BIENAVENTURADA (LA ) 27 2
lativo que encuentra su inspiración en el grada a la estructura del Ser, mientras que
corazón. la segunda estudia el desarrollo del Ser.
La tesis propiamente especulativa sub La obra termina finalmente con el estu
yacente en esta obra popular es la de la dio sobre la significación del ser que nos
síntesis quintuple que, desde 1801, jue es dado, y que se manifiesta como pasa
ga un papel central en la filosofía de Fich je por el tiempo.
te. La vida del ser se divide en dos polos,
uno objetivo y otro subjetivo, que a su Edición: L ’Existence temporelle, Éditions
vez se dividen en ser y pensamiento por universitaires, 1989.
Estudio: M. Reboul, J. et J. Feller, Le Temps
una parte, y amor y objeto del amor por d’une vie, Retz-Centurion, 1980.
otro. Mas ser y pensamiento se unen
en el saber absoluto, y amor y objeto del
amor, en la beatitud. El saber absoluto
y la beatitud se funden finalmente el uno EXISTENCIALISM O ES U N H U M A
con el otro por su identificación con la NISM O (EL), L ’Existentialisme est un
vida, quinto término y resultado de la sín humanisme, 1946.
tesis quintuple. J e an -P a u l S a r t r e , 1905-1980.
Schelling, a su vez, replicará a Fichte
en la Exposición de la verdadera rela Con este opúsculo ha querido Sartre
ción de la filosofía de la naturaleza con justificar su concepción existencialista del
la filosofía retocada de Fichte, denun hombre respondiendo a diversas obje
ciando la contradicción entre el compro ciones que, en concreto, le plantearon los
miso operado por La exhortación a la católicos y los marxistas. «Y o querría aquí
vida bienaventurada y la Doctrina de la defender el existencialismo», dice el autor
ciencia de 1801, que condenaba de ante en su introducción. A esta doctrina, que
mano toda doctrina que erigiera en abso concibe a la existencia como anterior o
luto un punto de vista en el que subsis previa a toda esencia, los críticos le repro
tiera una contradicción entre el acto y la chan «haber traicionado a la solidaridad
palabra. humana» y ser «pura gratuidad», pues fue
ra de la individualidad no es absolutamente
Edición: La exhortación a la vida biena
nada. Igualmente se le reprocha condu
venturada o La doctrina de la religión (tr.
A. Ciria y D. Innerarity), Tecnos, 1995. cir a un pesimismo desesperante, puesto
Estudios: A. Ciria, «Estudio preliminar' a la que «la angustia es la esencia del hombre»
ed. cit.; H. Heimsoeth, Fichte (tr. M. Gar y éste no puede escapar a su condición.
cía Morente),, Revista de Occidente, 1931; En respuesta a estos ataques, Sartre afir
M. Guéroult, Études sur Fichte, Aubier-Mon-
ma que sólo el existencialismo hace la vida
taigne, 1977; D. Julia, La question cíe
l ’homme et le fondement de la philosop humana posible al reconocerle un valor
hie, Aubier-Montaigne, 1965. al individuo. Mas, según el autor, los crí
ticos sienten temor ante esta doctrina por
que en ella se «deja una posibilidad de
elección al hombre», lo que no es el caso
EXISTENCIA TEMPORAL (LA), L ’Exis- para el pensamiento idealista (en el que
tence temporelle, 1949. ia esencia precede a la existencia) o el teo
Jean G u itto n , nacido en 1901. lógico (que concibe a Dios como causa
de nuestra existencia). Rechazando las crí
La obra es de hecho un estudio del ser, ticas que se le han dirigido, Sartre quie
como testimonian los títulos de los dife re redefinir al existencialismo a fin de mos
rentes apartados. La introducción anun trar el fundamento optimista que lo anima.
cia en efecto las investigaciones sobre el Para explicar su filosofía, retraza la his
ser que son la naturaleza, el espíritu y la toria del pensamiento existencialista. Bus
existencia. La primera parte está consa cando suprimir la idea de Dios, los filó
EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO (EL)) 274
sofos del siglo xviii (Kant, Voltaire, Dide esta universalidad es siempre construi
rot) conservaron la teoría de que la esen da subjetivamente. La angustia de la res
cia es anterior a la existencia. En los siglos ponsabilidad y de la soledad ante la elec
XIX y xx se desarrollan dos aspectos del ción no debe significar que haya que
existencialismo: uno, cristiano, estima que extremar las cautelas; por el contrario,
el individuo no se afirma más que en la el hombre tiene que ser emprendedor.
fe (Kierkegaard, Jaspers); el otro, ateo, el «Lo que cuenta es el compromiso total.»
de Heidegger y Sartre, es según este últi La acción es en efecto necesaria, pues
mo «más coherente», puesto que al recha to que ella no es solamente condición de
zar a Dios no reconoce otra realidad que mi libertad, sino también de la de los
la subjetiva. Tal es el principio primero otros. Sólo el compromiso permite, por
del existencialismo: el hombre es ante una superación de sí, querer la libertad
todo un sujeto, que es exactamente lo del otro al buscar la de uno mismo; es
que él quiere ser, y es más digno que esto lo que constituye una moral exis-
cualquier otro objeto porque tiene cons tencialista, o también «un existencialis
ciencia de su existencia. Tampoco hay mo humanista».
naturaleza humana; el hombre es res Este texto es uno de los primeros en
ponsable de cada uno de sus actos por los que Sartre critica a los comunistas.
las elecciones que él mismo se impone. Pero se trata sobre todo de reproches diri
Mas en este proyecto que el individuo gidos a sus contemporáneos más que a
se forma hace su aparición la angus Marx (al que le critica sin embargo un mate
tia: «Él elige solo». Pero la responsabi rialismo que no da suficiente cuenta de
lidad no es puramente individual, pues la acción individual). P oco técnico, este
la elección se hace también por los libro es esencialmente polémico, relatan
otros, puesto que elegimos lo que esti do incluso a guisa de conclusión una dis
mamos que es lo mejor y, por lo tanto, cusión con sus detractores, de los que uno
lo mejor también para los otros. Nues de ellos, Pierre Naville, había escrito un
tra conciencia ha de sentirse angustia opúsculo contra el existencialismo (D ’Hol-
da ante la responsabilidad de una elec bach et la philosophie scientifique au
ción que afecta a la humanidad. Sin X V Ilf siéclé) y se oponía políticamente a
embargo esta angustia existencial es la Sartre pese a ser marxista (fundador del
condición de toda acción, y por tanto PSU). En todo caso, no hay que subesti
de nuestra libertad. N o pudiendo recu mar el alcance filosófico de esta obra, por
lar delante de la elección (negarse a ele que al tratar de explicitar su doctrina, Sar
gir es ya elegir), el hombre «está con tre elabora nociones claves, tales como la
denado a ser libre». necesidad del compromiso o también la
En su libertad de obrar, el hombre se del proyecto humano, temas que serán
encuentra pues desamparado; «ninguna retomados en sus obras posteriores (-+
moral general puede indicamos lo que hay Cuestiones de método, 1957; -+ Críti
que hacer». Lo que podría parecer un indi ca de la razón dialéctica, 1960). A medio
vidualismo desesperante exalta por el con camino de su recorrido filosófico, El exis
trario un optimismo humanista. En efec tencialismo es un humanismo se refiere
to, al descubrir su consciencia, el sujeto implícitamente a sus ensayos precedentes
constata que el otro es también un ser en lo relativo a las nociones de angustia,
consciente. Hay una intersubjetivídad entre de libertad y de consciencia, ya concep-
los hombres que implica a cada uno de tualizadas en - ►La trascendencia del ego
ellos en el mundo. El otro «es como una (1936) y en -> El Ser y la Nada (1943).
libertad puesta enfrente de mí», y toda con
dición humana es consciencia del otro. Edición: El existencialismo es un huma
Hay por tanto un valor universal en las elec nismo (tr. V. Prati), Edhasa, 1992.
Estudio: Francis Jeanson, El problema
ciones individuales — puesto que el otro moral y el pensamiento de Sartre (tr. A.
puede comprender mis proyectos— , mas Llanos), Buenos Aires, Siglo Veinte, 1968.
27 5 EXPERIMENTUM MUNDI
para quien ios tipos de frases son innu intervienen sin cesar en la utilización que
merables, Searie propone un número limi el locutor hace del lenguaje. «Referen
tado de actos ilocucionarios, de los que te», «contexto», no son nociones simples;
distingue exactamente cinco: actos aser la comunicación implica una aptitud para
tivos, conmisivos, directivos, expresivos, la m e ta com u n ica ción . Las investiga
y declarativos. Los criterios para esta cla ciones de Searle se verán prolongadas
sificación son la conformidad de las pala por el establecimiento de una tipología
bras con el mundo, del mundo con las de los diálogos y por la determinación
palabras, el ajuste en estas dos direccio de las reglas que condicionan su éxito
nes, o en ninguna de ellas. o su fracaso (trabajos de Francis Jac-
Estos análisis han dado prueba de su ques).
fecundidad, en concreto dando lugar a
Edición: Expression and meaníng, Cam
una concepción «dialógica» de la inter bridge University Press, 1979.
locución. Las conjeturas sobre la mane Estudio: F. Jacques, Dialogiques. Recher
ra en que el auditor recibe los mensajes ches logiques sur le dialogue, P.U.F., 1979.
F
FEDÓN, o De la inmortalidad del alma Edición: Phédon, ou De l'immortaiité de
en tres diálogos, Phadon oder über die l’áme (tr. M. Junker), Heideloff, 1830.
Unsterblichkeit der Seele in drei Gesprá- Estudio: S. Zac, Spinoza en Allemagne.
Mendelssohn, Lessing et Jacobi, Mérideins-
che, 1767, 1768 y 1769. Klincksieck, 1989.
M os e s M en d elsso h n , 1729-1786.
Reanudación del diálogo de Platón.
[2 7 9 ]
FEDÓN 280
Edición: Fedón (tr. C. García Gual), en Diá cómo todas las almas no experimentan
logos III, Gredos, l . areimp., 1988. el mismo destino: unas, más que otras,
Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la
tienen la capacidad de elevarse hasta la
filosofía griega, vol. IV: Platón (tr. A. Valle-
jo y A. Medina), Gredos, 1990, pp. 315- región de las esencias eternas. Mas todas
352; W. D. Ross, La teoría de las Ideas captan aquí abajo el eco debilitado de la
de Platón (tr. J. L. Díaz Arias), Cátedra, belleza ideal. A l igual que ->• E l Ban
1989. qu ete, del que es prolongación indis
pensable, el Fedro articula una reflexión
sobre el amor y la filosofía en torno a
la Idea de lo bello.
FEDRO, o De la belleza, ®aT8po<;, f) El diálogo termina con una crítica a los
Ilepi raÁoB, o hacia 375-370 a.C. fundamentos de la retórica, como tam
P latón, 428/427-348/347 a.C. bién de la escritura, a la cual opone Sócra
Diálogo. tes la palabra viva.
El Fedro toca dos cuestiones: el amor Edición: Fedro (tr. E. Lledó), en Diálogos
y la retórica, cuyo parentesco puede no III, Gredos, l. areimp., 1988.
ser evidente, pero cuya unión ocupa tal Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la
filosofía griega, vol. IV: Platón (tr. A. Valle-
vez justamente el centro del platonismo. jo y A. Medina), Gredos, 1990, pp. 381-
Sócrates y Fedro conversan a la som 415; W. D. Ross, La teoría de las Ideas
bra de un plátano en las orillas del río Ili- de Platón (tr. J. L. Díaz Arias), Cátedra,
so; de todos los diálogos de Platón, el 1989.
Fedro es el único en el que el marco es
descrito con precisión, y uno de los raros
en donde un personaje (Fedro) es objeto
de una verdadera caracterización psico FELICIDAD Y CIVILIZACIÓN, Bon
lógica. heur et civilization, 1966.
El punto de partida del diálogo es un Jean Cazeneuve, nacido en 1915.
discurso del retórico Lisias, por el que
el joven Fedro siente una admiración Esta obra reflexiona sobre la aspira
desmesurada. A este discurso opone ción a la felicidad y sobre las «recetas» que
Sócrates una plática sobre el mismo nos sugiere nuestra civilización para ser
tema: ¿es mejor conceder nuestros favo feliz.
res a aquél que nos ama, o al que no En vena sociológica, Cazeneuve estu
nos ama? (El Fedro debe ser evidente dia también la noción de paraíso que nos
mente ubicado en el contexto cultural ofrecen los medios técnicos, de los cua
griego, en el que la homosexualidad les señala a la vez sus contradicciones y
utilidad. Casi todos los mitos desarrollan
desempeñaba un papel particular.) Pues
to que Lisias elegía (paradójicamente) la una concepción del paraíso. Las civiliza
segunda respuesta, Sócrates va a defen ciones, en particular la nuestra, sustitu
yen por esta idea las nociones de confort,
der la primera.
Pero Sócrates no se va a contentar de bienestar, de ideal.
Cazeneuve muestra la legitimidad de
con añadir un discurso a otro discurso.
la aspiración a la felicidad y se pregunta
Su reflexión sobre el amor pasará por
si el hombre de mañana podrá, o sabrá,
un análisis del alma humana. Y aquí tie
armonizar la técnica con sus sueños. Estas
ne lugar la célebre imagen del tiro ala
preocupaciones volverán a manifestarse
do de caballos: el alma es comparable al
conjunto formado por un cochero y sus en ->■ La razón de ser.
dos caballos, el uno dócil, el otro brutal.
Edición: Bonheur et civilisation, Idées/Galli-
Esta imagen lleva a Platón a una alego mard, 1970.
ría del conocimiento, de la vida virtuo Estudio: A. Akoun, Dictionnaire des phi-
sa, de la filosofía misma. Platón explica losophes, P.U.F., 1984.
FENÓMENO HUMANO (EL) 282
«La cosa no puede nunca ser efectiva que se trata de una autobiografía, no hay
mente en si, porque sus articulaciones son duda de que la singularidad de la vida de
las mismas de nuestra existencia y por Hegel, como las diversas fases del des
que ella se presenta al final de una mira pertar de su propia conciencia, han ser
da y al término de una exploración que vido de trama a esta obra universal. Por
la inviste de humanidad.» lo demás, ¿no es para Hegel la historia lo
que permite extraer el momento particu
Edición: Fenomenología de la percepción lar, realzar una vida individual insertán
(tr. J. Cabanes), Península, 1980. dola en el devenir universal?
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
La historia de la filosofía, la historia
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 51-56; Cl. del saber absoluto, la historia de la razón:
Lefort, Sur une colonne absente: écrits tantos devenires compuestos de la histo
autour de Merleau-Ponty, col. «Essais», Galli- ria de todas las conciencias singulares que
mard, 1978. han sido los hombres, que repiten cada vez
la humanidad toda entera y el acaecer de
cada uno. Sin duda, Hegel no admitiría ser
el personaje principal de su novela: «Lo
F E N O M E N O LO G ÍA D EL ESPÍRITU. que hay de mí en mis libros es falso.» Este
Phánomenologie des Geistes, 1807. rechazo del punto de vista subjetivo, ver
G e o r g W ilh em F ríe d rich H e g e l, 1770- tido tal cual en la obra, no invalida la idea
1831. de la necesaria mediación de sí mismo para
reencontrar a la humanidad toda entera.
Obra filosófica singular porque está pen La universalidad de la conciencia de sí pasa
sada por su autor como un relato, y más por la comprehensión de la irreductibilidad
precisamente como una historia, la Feno a sí misma de su propia conciencia. Y esta
menología del Espíritu es la historia de aguda conciencia de sí que tiene Hegel se
la conciencia, del alma devenida con vuelve a desvelar en la obra que describe
ciencia, de la conciencia superándose siem la génesis de la conciencia universal.
pre a sí misma a través de los diferentes La obra de Hegel invita a su lector a la
momentos o etapas de su desarrollo. En experiencia explícita del reconocimiento
un sentido, no sería exagerado decir que de sí a través de las figuras de la conciencia
se trata de la novela de la conciencia, e y del pensamiento objetivadas por media
incluso de su epopeya; tanto se complace ción de la reflexión: cada uno de noso
Hegel en dramatizar los momentos cru tros es a la vez la totalidad de las formas
ciales y en recurrir a imágenes a menudo del pensamiento y un momento particu
teatrales para ofrecer a la reflexión las for lar de esa totalidad; es cuestión ahora
mas sumamente abstractas mediante las de reconocerse, de tomar conciencia de
cuales se constituye la conciencia. Es natu lo que se es y de fundar el pensamiento
ralmente el calvario de Cristo lo que uno reflexivo a partir de esta conciencia. La
se siente tentado a invocar a la vista del paradoja de la obra de Hegel es que man
modelo trinitario asumido explícitamen tiene al lector a distancia por la dificultad
te por Hegel; mas la odisea de la con de los conceptos y la pesadez de la maqui
ciencia que es la Fenomenología del Espí naria sistemática que los expone, mien
ritu tiene parecido con cualquier romance tras al mismo tiempo invita explícitamente
iniciático; tiene también algo de Don Qui a cada uno a reconocerse en ellos, a leer
jote en los laberintos en que la concien su propia experiencia intelectual a través
cia no cesa de perderse y volver a salir. de las figuras presentadas. La fen om e
Finalmente, tras los personajes concep nología del Espíritu no podría dejamos
tuales que nos presenta Hegel como figu indiferentes, pues comprendemos bien,
ras universales de la conciencia, no es más allá de su dificultad, que es de cada
aventurado reconocer las etapas de su uno de nosotros de lo que trata; es nues
propia formación. Sin llegar a sostener tra propia historia la que está en juego.
285 FENOMENOLOGÍA DEL ESPÍRITU
La figura del camino de la cruz, del <cal ter a veces ambiguo de la historia, y con
vario» que Hegel mismo elige para defi cretamente de la historia de la filosofía.-
nir la progresión de la conciencia que la Fenomenología del Espíritu es un fres
deviene Espíritu, puede ser retomada aquí co al que las grandes corrientes del pen
para caracterizar las ocho «estaciones» samiento occidental son convocadas para
propuestas a guisa de plan: I. La Certe ilustrar un momento preciso de la vida del
za sensible; II. La Percepción; III. Fuerza Espíritu; es así como Hegel invoca por
y Entendimiento; IV. La Verdad de la Cer turno lo trágico de los griegos, la con
teza de sí mismo; V. Certeza y Verdad de tradicción en Roma entre la subjetividad
la Razón; VI. El Espíritu; VII. La Religión; personal y la objetividad universal, el asce
VIII. El Saber absoluto. tismo de la Edad Media, el Renacimien
El famoso Prólogo, titulado «Del cono to, las Luces, la Revolución francesa, el
cimiento científico», puede e incluso debe Terror, el romanticismo alemán: otros
ser leído de manera autónoma: redacta tantos momentos históricos que compo
do por Hegel después del cuerpo de la nen a la vez el cuadro del mundo en su
obra, no introduce propiamente a ésta, universalidad y la conquista del Espíritu,
sino más bien al conjunto del sistema de la Razón a través de la historia.
hegeliano. Más todavía, vuelve a situar el Hegel no es, frente a esta obra, un sim
lugar que Hegel adjudica a esta obra en ple espectador desinteresado: la historia
el conjunto de su sistema: el de un comien está orientada, tiene una finalidad, un
zo por el cual hay que pasar mas también objetivo que debe alcanzar; si el trabajo
superar, es decir, abandonar; no es que del historiador se limita a manifestar el
Hegel haya abandonado verdaderamen autodesarrollo de la conciencia a través
te la Fenomenología, sino que, al pare de la historia, el del filósofo es el de con
cer, tanto por su forma como por su con tribuir al avance efectivo de esta historia.
tenido, la consideró más tarde como El objetivo de la historia es evidentemente
«superada» por el resto de su obra. Por lo el mismo que el contemplado por la Feno
demás, la Fenomenología del Espíritu menología: el Saber absoluto que cierra
es efectivamente la historia de un comien el ciclo abierto por la conciencia en sus
zo: en la historia de la conciencia, Hegel comienzos, en el divorcio que la separa
acierta a aislar un primer momento, el de de ella misma. El fin de la historia es tam
la conciencia inmediata, el de la con bién la clausura del sistema, el retomo al
ciencia sensible que ni siquiera ha llega punto de partida bajo la forma de recon
do todavía a darse a sí misma un objeto. ciliación de lo mismo y de lo otro. Mien
Siendo apenas conciencia de algo, ella tras que la conciencia primero, y el Espí
misma es apenas conciencia: propiamente ritu después, no han cesado de buscarse
hablando, ella no piensa, no tiende con — esto es, de perderse y reencontrarse—
precisión a nada y ni siquiera se enfren a través de los falsos avatares de un des
ta a nada, es decir, no se enfrenta a lo tino inexorable, el Saber absoluto marca
negativo a partir del cual podría determi el momento del retomo a sí, de la iden
narse a sí misma. tidad al fin encontrada, reconocida y asu
El punto de partida de Hegel es lo mida. Porque toda la historia ha sido la
inmediato: no hay historia previa, ningún historia de la alienación, es decir, de la
pasado del cual hubiera surgido; la con salida fuera de sí de la que la conciencia
ciencia presente, en su origen, la contra fue ante todo la víctima: es a través de
dicción de no surgir jamás de la nada y al la desgracia, del desgarramiento, como
mismo tiempo no tener en cuenta su pasa la conciencia abandona el mullido aun
do para comenzar a determinarse. Lo que que estéril co n fo rt en el que la simple
va a determinar a la conciencia está en identidad consigo misma la mantenía. Es
devenir a través de ella: son las media con la evocación de esos momentos dra
ciones que ella lleva en sí y que pone de máticos en cuyo transcurso se desgarra
manifiesto por la historia. De ahí el carác la conciencia, cuando Hegel rompe el
FENOMENOLOGÍA DEL ESPÍRITU 28 6
rigor conceptual del estilo y ofrece a sus reconciliados en el tercer momento que
lectores la ilustración mundana, o sim es la verdad de ambos. La dialéctica de la
plemente fenomenológica, de su teoría. conciencia se traduce en una progresión
Una de las características de esta obra que lleva, a fin de cuentas, a la verdad. Mas
es, en efecto, la de estar sembrada de tro esta historia no está jamás acabada, pues
zos de ardor teórico que son para algunos to que recomienza sin cesar para cada con
piezas de antología: entre ellas la famosí ciencia (cada vida revive a su manera la
sima «dialéctica del amo y del esclavo», Fenomenología del Espíritu) y engrosa
mediante la cual expone Hegel el conflicto con todas las historias que la componen.
interno de cada sujeto entre el deseo de sí La pretensión oficial de esta obra de ser
y el deseo del otro, como la necesidad de toda la historia del mundo, de agotar todas
reconocimiento inherente a cada ser huma las figuras posibles de la experiencia huma
no, por la cual cada yo aspira a ser reco na, no debe ser mal interpretada: es en sus
nocido por el otro tanto como aspira a des principios en donde radica su universalidad,
truirlo. La historia de la filosofía, sobre todo no en sus figuras particulares.
gracias a la intervención de Kojeve, ha con Hasta 1806, fecha en que termina el
tribuido a elevar este pasaje del maestro y manuscrito, Hegel no había compuesto
el esclavo a una dimensión universal que más que obras, si no menores, al menos
Hegel no le había concedido sin duda; mas de «juventud». La Fenomenología del Espí
este ejemplo es sintomático de la forma y ritu es la obra que marca la verdadera
la estructura de la obra, en la que se entre entrada en el sistema, incluso aunque su
lazan la exposición doctrinal y la referencia forma, su carácter a la vez estructurado y
mundana. Lo que favorece el recurso a este deslabazado, el rigor de sus encadena
tipo de pasajes más «fáciles» en la obra, es mientos y la hinchazón barroca de ciertos
seguramente el estatuto que Hegel reserva pasajes hagan de este escrito un produc
a la experiencia; en un primer tiempo, había to singular por relación a los otros. Si,
pensado llamarla Ciencia de la experien en el momento de su aparición, la obra
cia de la conciencia. Y efectivamente es la fue reconocida en su justo valor por Goet
odisea de esta experiencia por la cual se he, ello fue prácticamente una excepción,
forma la conciencia lo que esta obra narra, y hubo que esperar largo tiempo para que
sin olvidar jamás el recurso a las «vivencias» fuera considerada como la obra mayor del
de la conciencia que la fenomenología hus filósofo; se prefería el rigor conceptual de
serliana sabrá retomar más tarde. la ->• Enciclopedia o las diversas ->• Lec
La estructura por la cual la conciencia ciones que fueron publicadas siguiendo
progresa en la historia y en su historia es sus cursos. En la misma Alemania, aun
dialéctica: es lo negativo como negación que la reputación de Hegel no hacía más
de la primera afirmación lo que provoca que crecer a lo largo de su carrera que cul
el primer movimiento. Mientras se perma minó en 1830 en Berlín, la Fenomeno
nezca en la identidad formal y abstracta de logía quedó sin embargo subestimada.
la falsa conciencia de sí, en el simple «yo Globalmente, la obra entera de Hegel
= yo», no habrá comienzo. La historia tardaría en ser conocida en Francia por
empieza con la negatividad que, junto con razones que no son sólo técnicas (ausencia
la alteridad, se opone a la conciencia; es el de traducciones y dificultad del lenguaje de
cara-a-cara de la conciencia y de su otro, Hegel), sino ante todo filosóficas: fue por
del sujeto y del objeto lo que constituye el lo que en él había de preparación para la
movimiento de la dialéctica: es negándose futura historia de la filosofía — marxismo,
como se determina y como se adquiere el existencialismo y humanismo cristiano—
propio contenido positivo. Así, la historia por lo que el sistema de Hegel sería intro
progresa a través de la célebre estructura ducido a posteriori en la vida filosófica fran
ternaria por la cual el elemento primero es cesa. Víctor Cousin trató de introducir con
negado por su opuesto, para que los dos algunas traducciones y algunas adaptacio
se reencuentren finalmente superados y nes libres la doctrina hegeliana en el siglo
287 FILOSOFÍA CRISTIANA
xix, mas no encontró eco suficiente; había tes lo coloca en la hegemonía de la razón
que esperar hasta 1929 y a la obra de Jean y de la ciencia. Platón se opone asíalas teo
Wahl, Le malheur de la conscience dans rías hedonistas — en boga en su época—
la philosophie de Hegel (La desgracia de de Arisüpo de Cirene y de Eudoxo. H méto
la conciencia en la filosofía de Hegel), do del Filebo no tiene menor interés que su
para asistir a la primera introducción seria conclusión: Platón aplica rigurosamente
de esta filosofía, y en concreto a la Feno su método de la división y el análisis suce
menología del espíritu; pero aún enton sivo de los elementos constituyentes del obje
ces el autor no traducía más que algunas to estudiado. Se encuentran así en el File
páginas en apoyo de su tesis. La primera bo muy bellos análisis psicológicos y morales
traducción francesa, debida a Jean Hyp- sobre el placer y la sabiduría.
polite, aparecerá en 1939-1941, y dará
testimonio, después de la obra de Jean Edición: Filebo (tr. M.a A. Durán), en Pla
tón, Diálogos, vol. VI, Gredos 1992.
Wahl, del interés creciente por el pensa
Estudios:, V. Brochará, «La morale de Pla
miento de Hegel, del que el seminario tón», en Etudes de philosophie ancienne
impartido por Alexandre Kojéve de 1933 et de philosophie moderne, Vrin, 1974; W.
a 1939 se hizo también eco: en él se D. Ross, La teoría de las ideas de Platón
comentaba esencialmente la Fenomeno (tr. J. L. Arias), Cátedra, 1989.
logía imprimiéndole una cierta interpreta
ción que debía marcar duraderamente el
paisaje filosófico francés de la postguerra.
Su -*■ Introducción a la lectura de Hegel, FILOSOFÍA C O M O CIENCIA RIGU
que apareció en 1947, reúne la suma de R O S A, P h ilosoph ie ais strenge Wis
ese trabajo. Pero hasta 1991 — o sea, senschaft, 1911.
Edmund H u s s e rl, 1859-1938.
medio siglo después de la primera— no
se realizó una segunda traducción de la obra
por mano de Jean-Pierre Lefebvre. En este artículo refuta Husserl al natu
ralismo científico y al historicismo de Dil
Edición: Fenomenología del Espíritu (tr. they. El autor defiende la necesidad de
W. Roces), México, Fondo de Cultura Eco una filosofía que, como la ciencia, tenga
nómica, 1966. por objeto la validez objetiva.
Estudios: A. Kojéve, A. Kojéve, Introduc Este texto restituye la idea original (y
ción a la lectura de Hegel, 3 vols., Bue
nos Aires, 1971-1972; G. R. G. Mure, La por tanto platónica) de la filosofía y mani
filosofía de Hegel (tr. A. Brotons), Cátedra, fiesta el interés creciente de Husserl por
1988; H. G. Gadamer, La dialéctica de la objetividad, en una perspectiva inten
Hegel (tr. M. Garrido), Cátedra, 1988; cional precursora de las -*■ Ideas relati
J. Hyppolite, Génesis y estructura de la vas I.
fenomenología del espíritu de Hegel, Penín
sula, 1974; J. M.“ Ripalda, Comentario a
la filosofía del espíritu de Hegel, UNED/ Edición: La filosofía como ciencia riguro
Fondo de Cultura Económica, 1993. sa (tr. J. Pereira), Ed. Magisterio Español,
1980.
Estudio: Q. Lauer, Phénoménologie de
Husserl. Essai sur la genése de l ’inten-
tionnalité, P.U.F., 1955.
F1LEBO, o Del placer, OíXr|3oq,fi ílepi
íl5ovT|<;, o hacia 350 a.C.
P la t ó n , 428/427-348/347 a.C.
Diálogo (probablemente uno de los últi FILOSOFÍA CRISTIANA, Philosophia
mos de Platón). Christiana, 1671.
Am brosius V í c t o r , 1621-1695.
La cuestión del Filebo es la del Bien
supremo: ¿reside éste en el placer o en la Este tratado de teología es una reedi
sabiduría? Sin rechazar el primero, Sócra ción y una refundición de tres obras ante
FILOSOFÍA DE LA CULTURA 288
riores: Sanctus Augustinus de existen- dad». El fin que persigue aquí Simmel
tía et de veritate dei (1653), De Anima es desgajar, a través de los comporta
(1656), De Philosophia morali (1658). mientos propios de la vida moderna, las
A través de esta obra, antes incluso que formas del conflicto que sólo el arte o la
las ediciones de Descartes publicadas por religión permiten tal vez, superar (2.° vol.).
Clerselier, fue divulgado por primera vez el El estilo de vida impuesto por las gran
cartesianismo. Comentario de textos toma des metrópolis despersonaliza al indivi
dos de aquí y de allá en la obra de San Agus duo y engendra al mismo tiempo en él el
tín, esta suma filosófica es un chocante violento deseo de distinguirse; intelec-
mosaico y deja creer a veces que Agustín tualiza la vida pero provoca la indiferen
había sostenido al pie de la letra teorías que cia. Esta vida regulada por el tiempo de
en realidad son teorías cartesianas. Es la los relojes, donde toda relación humana
física, una física sin formas sustanciales y es superficial, donde la libertad es muy
compatible con la teología agustiniana, más grande y el conformismo profundo, no
que la filosofía de Descartes lo que es defen deja de tener un alma o un aura que
dido aquí. La filosofía sigue siendo el cono sobrepasa ampliamente su existencia
cimiento y el amor de Dios. material.
Al ser la teoría del cuerpo-máquina y Esta selección de escritos articulados
la de los animales-máquina desarrollada en tomo a la temática simmeliana del indi
en esta obra una pieza esencial del siste viduo moderno constituye una buena intro
ma de Descartes, la Philosophia chris- ducción a la obra del filósofo.
tíana gozó de gran predicamento entre
los cartesianos, hasta el punto de que el Edición: Sob re la aventura. Ensayos f i lo
poder real llegó a confundir cartesianis sóficos (tr. G. Muñoz y S. Mas), Península,
mo y agustinismo en su persecución del 1988.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores c o n
jansenismo.
tem porá neos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
Esta obra que, por antiaristotelismo, guez Tapia), Cátedra, 1996; F. Léger, La
adopta ciertas tesis de la filosofía carte pensée de G eorg Sim m el: co ntrib ution á
siana, jugó un importante papel en la his l ’histoire des idées au début du X X siécle,
toria de la enseñanza de la filosofía y en Kimé, 1989.
la de la teología positiva en Francia.
llama su «energía interna». La filosofía y de nuestra mirada ante ella, el autor exa
de la Ilustración es la última obra publi mina el papel que juega la imagen en
cada por Cassirer en Alemania, antes dominios tan diferentes com o la geo-
de su exilio por el advenimiento de Hitler. morfia, la medicina, la estética y la socio
El tema del libro no carece por lo demás logía. Dagognet distingue netamente entre
de relaciones con la situación histórica la imagen supuestamente «objetiva» que
— el surgimiento de una nueva barbarie nos suministran los medios de comuni
oscurantista— , lo cual hace decir a Pie cación, y la imagen «subjetiva», la nues
rre Quillet, traductor francés de la obra, tra propia, que nos ve mejor a nosotros
que «Cassirer es un Ilustrado». Su libro mismos de lo que nos ve la exterior.
ha quedado como referencia indiscutible
sobre el tema. Edición: Philosophie de l ’image, Vrin,
1984.
Edición: La filosofía de la Ilustración (tr. Estudio: G, Deleuze, Cinéma, 2 vols., col.
E. Imaz), Fondo de Cultura Económica, «Critique», Ed. de Minuit, 1985.
1993.
Estudios: Cassirer, n.° especial de la Reuue
Internationale de Philosophie, 10, fase. 4,
1974; P. Quillet, presentación del texto en
la edición francesa (La philosophie des FILOSOFÍA DE LA LIBERTAD (LA),
Lumiéres, Agora, 1986). La p h ilosoph ie de la liberté, 1848 y
1849.
C h a r le s S e c re ta n , 1815-1895.
No». Esta última está a la base de un supe- costumbres: «Mi objetivo es probar que
nacionalismo que determina las propie debemos esforzamos por cambiar nues
dades de un superobjeto, «resultado» de tras costumbres si queremos conservar el
una objetividad que no retiene del obje gobierno adoptado.» Sade se aplica ante
to más que aquello que ella no ha criti todo a demostrar que «el teísmo no con
cado (el átomo, definido como la suma viene en modo alguno a un gobierno repu
de las críticas sucesivas a las que fue some blicano». La existencia de Dios es «una
tida su imagen primera, es un ejemplo en quimera»; «es preciso haber perdido el
la microfísica contemporánea). sentido para creep>. La religión natural no
sirve para comprender la naturaleza:
Edición: La filosofía del no (tr. N. Roreto), «¿Esclarece algo vuestra quimera deífica?
Buenos Aires, Amorrortu, 1973.
Estudio: C. Canguilhem, «Dialectique et phi- [...] Y ¿cómo quéreis que yo admita, como
loscjphie du Non chez Gastón Bachelard», causa de algo que yo no comprendo, una
en Études d ’histoire et de philosophie des cosa que comprendo todavía menos?» La
Science s, Vrin, 1983. crítica de la religión revelada no recula
ante ninguna blasfemia: «Como el hom
bre jode, ha querido que Dios joda igual
mente [...] En el seno de una puta judía,
FILOSOFÍA DEL V A L O R (LA), La phi en un establo de cerdos ¡es donde se anun
losophie de la valeur, 1952. cia el Dios que viene a salvar la tierra!»
Raym on d R u yer, 1902-1987. ¿De qué leyes tiene necesidad la repú
blica? Sade empieza por observar que «no
Conocida por el público gracias al hay nada verdaderamente criminal más
movimiento romántico y a Nietzsche, la que lo que reprueba la ley; porque lo que
noción de valor existe de hecho desde el la naturaleza nos inspira, al dictamos por
siglo xviii. Ha tomado el lugar del Bien, igual vicios y virtudes en razón de nuestra
del Soberano Bien y de la Perfección. organización, o más filosóficamente aún,
Apoyándose en las obras «de una muche en razón de la necesidad que ella tiene de
dumbre de espíritus distinguidos», Ruyer los unos y las otras, devendría una medi
examina primeramente las diversas ca da demasiado incierta para regular con
racterísticas del valor y de los valores, para precisión lo que está bien y lo que está
exponer y clasificar a continuación las mal». El autor pasa acto seguido a demo
diversas teorías del valor. ler el antiguo edificio moral, que se apo
yaba en la santa trinidad de los deberes:
Edición: La philosophie de la ualeur, hacia Dios, hacia el otro, hacia uno mis
Armand CoUin, 1952.
Estudio: J. Parain-Vial, Dictionnaire des mo. Porfía por un arsenal jurídico redu
phi/osophes, P.U.F., 1984. cido al mínimo. Ni la calumnia, ni el robo,
ni los delitos de libertinaje (prostitución,
adulterio, incesto, violación, sodomía...) y
asesinato deberían ser legítimamente cas
F ILO SO FÍA EN EL «BOUDOIR» (LA), tigados. Por el contrario, ¡la legislación
La philosophie dans le boudoir, 1795. debería alentarlos!
S ad e (Donatien Alphonse Francois, mar Uno se queda pasmado ante la orgía
qués de), 1740-1814. (hay que decirlo) de razonamientos filosó
ficos movilizados para establecer estas con
Este texto es conocido sobre todo por clusiones. Mas sería un error suponer que
el panfleto del quinto diálogo: «France el interés de tales discursos reside sólo en
ses, un esfuerzo más, sí queréis ser repu su carácter pintoresco. Sade coloca a su
blicanos» (estamos en los estertores de la siglo frente a problemas, y a veces ante con
Revolución). Según Sade, un nuevo tradicciones, formidables. Baste pensar en
gobierno exige que la revolución sea el uso inmoderado que las Luces hicieron
extendida a la religión, a las leyes y a las de la idea de Naturaleza.
FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA (LA) 296
Edición: La filosofía en el «faoudoir» (tr. A. deja reducir a conceptos, sino que debe
García Calvo), Ruedo Ibérico, 1975. expresar las voluntades contradictorias e
Estudio: J. Deprun, «Sade et le rationalisme instintivas del hombre: el conocimiento y
des Lumiéres», en Raison présente, avril/juin
1980. la vida. El «genio del pueblo griego» ha
residido en ligar sus interrogaciones sobre
la Naturaleza con su manera de abordar
la vida. El origen del «espíritu filosófico»
FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDIA (LA), se descubre en los presocráticos y los trá
La philosophie au Moyen Áge, 1922. gicos griegos: «Lo que aprendían, que
É tienne G ils o n , 1884-1978. rían vivirlo a continuación.» Comentando
los textos de Tales, Heráclito o Anaxi-
En esta obra didáctica estudia Gilson la
mandro, estima Nietzsche que todos expre
evolución de la filosofía, desde los Padres de san la realidad del mundo, su actividad
la Iglesia hasta el siglo xiv. En ella encuen
intensa, su eterno devenir. A la inversa,
tran lugar tanto los diferentes sistemas es
Platón constituye «el primer gran híbrido»
peculativos como los pensamientos místicos.
porque reúne y sistematiza los pensa
Sin embargo, el proyecto de Gilson no
mientos de sus predecesores; con él
se circunscribe a lo meramente histórico:
comienza la decadencia de la filosofía.
la filosofía de la Edad Media se inscribe en
Escrita en 1873, esta obra desarrolla
un contexto cultural e intelectual preciso
explícitamente los temas abordados en
que ha de tenerse en cuenta para com
-*• El origen de la tragedia (1872). Sin
prender las múltiples corrientes de pen
embargo, el pensamiento del autor ya ha
samiento de la época. Finalmente Gilson
evolucionado, concretamente en lo que
propone su propia tesis: la filosofía medie
toca a Sócrates: considerado como el tipo
val comienza al principio de nuestra era y
mismo del héroe en 1872, aquí no es
no únicamente en la Edad Media propia
ya más que un «plebeyo inculto», incluso
mente dicha. Se constituye en efecto en el
aunque pese a todo siga siendo «el último
encuentro de la religión cristiana con el
sabio»; en sus obras posteriores ( v El cre
pensamiento helénico, y el fin persegui
púsculo de los ídolos, 1889), Nietzsche
do por los Padres de la Iglesia es el de con
lo estigmatizará como el primer decadente
ciliar la fe con la filosofía.
de la historia de la filosofía.
Independientemente del punto de vis
ta de Gilson, La filo so fía en la Edad Edición: La filosofía en la época trágica
Media sigue siendo hoy día una obra de los griegos (tr. P. Simón), en Obras com
magistral de historia de la filosofía. pletas, t. I, Buenos Aires, Ediciones Presti
gio, 1970.
Edición: La filosofía en la Edad Media Estudio: E. Fink, La filosofía de Nietzsche
(tr. A. Pacías y S. Caballero), Gredos, 1995. (tr. A. Sánchez Pascual), Alianza, 1994.
Estudio: Mélanges offerts á Étienne Gil-
son, Vrin, 1959.
Cavaillés: la preocupación histórica del autor vida moral y su relación con la filosofía
está atemperada por una reflexión sobre la en tanto que tal.
esencia de las matemáticas y su devenir; a
través de la historia problemática del naci Edición: Philosophie morale, Vrin, 1981.
miento, el desarrollo y la crisis de la teoría Estudio: G. Kirscher, Figures de la violen-
ce et de la modernité: essais sur la philo
de conjuntos, nos ofrece Cavaillés un ejem sophie d'Eric Weil, Presses universitaires de
plo particularmente rico en «inflexiones ines Lille, 1992.
peradas del devenir matemático».
A continuación de este primer trabajo,
y a modo de ilustración, aparece publica
da la correspondencia mantenida por Can F IL O S O F ÍA Y F IL O S O F ÍA E S P O N
tor y Dedekind entre 1872 y 1899, que T Á N E A DE LO S CIENTÍFICOS.
Cavaillés tradujo junto con la matemáti Louis A lt h u s s e r .
ca alemana Emmy Noether y que publi Véase CURSO DE FILOSOFÍA P A R A
caron en 1937. CIENTÍFICOS.
El tercer estudio, Transfinito y conti
nuo, completa la historia de la teoría de
conjuntos comentando un teorema de
Godel de 1939. FILOSOFÍA Y RELIGIÓN, Philosophie
und Religión, 1804.
Edición: Philosophie mathématique, Her- F r ie d r ic h W ilh e lm J osep h v o n S c h e
mann, 1971.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con lu n g , 1775-1854.
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí-
uez Tapia), Cátedra, 1996; G. Ferriéres, Dirigido contra Adolph C. A. Eschen-
ean Cavaillés, un philosophe dans la gue mayer, este ensayo responde al proble
rre, Le Seuil, 1982.
ma de la creación. Schelling recurre a los
principios platónicos para explicar el ori
gen del mundo com o una caída de las
Ideas que se engendran a partir de lo
F IL O S O F ÍA M O R A L , P h ilosop h ie
Absoluto. La libertad reside en la posibi
morale, 1961.
lidad que tienen esas Ideas de ser inde
É ric W e il, 1904-1977.
pendientes.
Puesto que no existe nada que pueda Edición: Philosophie et Religión.
limitar a la filosofía, y en este sentido ella Estudio: B. Gilson, presentación del texto
es infinita, toda filosofía se ve obligada a en la edición francesa, Vrin, 1988.
justificarse. Para realizarlo extrae de sí mis
ma y pone al descubierto diversos méto
dos, al mismo tiempo que da por supues
tas ciertas condiciones lógicas, históricas FILOSOFÍA ZOOLÓGICA, Philosophie
y sociales. Así es como se construye el mar zoologique, 1809.
co de una reflexión moral que pretende ser L am arck (Jean-Baptiste de Monet, caba
diferente de la que pueda producir la moral llero de), 1744-1829.
concreta, y que requiere lo universal como
superación de lo particular histórico. ¿Cuál Lamarck expone aquí la primera ten
es el fin asignado a esta reflexión moral? tativa de elaboración de una teoría siste
Ante todo, hallar la certeza perdida en la mática de la evolución de los organismos
cotidianidad de la moral concreta, por enci vivos. El autor se representa la aparición
ma de la cual se eleva esta reflexión. de los primeros seres vivos (infusorios) por
Sobre estas bases analiza Éric Weil el generación espontánea. No olvidemos que
concepto de moral y el contenido de la esta hipótesis permitía, antes de que Pas-
moral, a la vez que se interroga sobre la teur hubiera presentado sus ilustres expe
FÍSICA 2 98
pues enuncia una tesis original que pone prender la génesis de las categorías fun
en cuestión los fundamentos tradiciona damentales del pensamiento y la natura
les de la ética. En efecto, según Scheler, leza de la autoridad. La religión es consi
es preciso concebir la existencia de valo derada aquí com o un fenómeno social
res objetivos y no únicamente formales. universal que no se define por la creen
De esta manera se opone a la concepción cia en una trascendencia, sino por la opo
kantiana de la moral que concede al for sición entre sagrado y profano. El tote
malismo de la ley moral el verdadero valor: mismo ve en el tótem una fuerza
para Kant sólo cuenta la forma de la máxi impersonal y anónima exterior al indivi
ma que determina a la voluntad. Scheler, duo y cuyos símbolos son considerados
que aplica a la moral el método fenome- sagrados. Esta fuerza es la única que
nológico, sostiene que existe una obje sobrepasa a los individuos, mas es de
tividad del valor que está fundada y es hecho la sociedad misma la que expre
aprehendida por la emoción — siendo ese sa así indirectamente su dominio sobre
momento de la aprehensión el verdadero ellos.
momento ético— .
Scheler abre así nuevas perspectivas a Edición: Las formas elementales de la vida
la moral afirmando que los valores pue religiosa (tr. S. González Noriega), Alian
za, 1993.
den ser objeto de una intuición inmedia Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa
ta que se nos ofrecería por la inatendída miento sociológico (tr. A. Leal), vol. 11, Bue
vía de la emoción. nos Aires, Siglo Veinte, 1970; J. A. Prades,
Persistance et métaphore du sacré: actua-
Edición: Ética. Nuevo ensayo de funda- liser Durkheim, col. «Sociologie d’aujour’-
mentación de un personalismo ético (tr. H. hui», P.U.F., 1987.
Rodríguez Sanz), 2 vols., Revista de Occi
dente, 1941-1942.
Estudios: J. Ferrater Mora, Diccionario de
filosofía, Alianza, 1990; H. Buczynska-Gare-
wicz, La phénoménologie du sentiment de F RAGM E N TOS
Max Scheler, Wroclaw, 1975. A n a x á g o r a s de C lazóm enas, hacia 500-
hacia 428 a.C.
y la razón (que forman una sola cosa) y por FRAG M E N TO S FILOSÓFICOS, Frag
tanto liberarse de las pasiones (apathia) y ments philosophiques, 1826.
permanecer dueño de sí mismo (ataraxia). V í c t o r Cousin, 1792-1867.
Al conformarse a la naturaleza, el hombre
alcanza su felicidad en la unidad reencon Esta obra refleja la fusión de las diver
trada. sas influencias ejercidas sobre Víctor Cou
sin. Desconocida, la obra representa sin
Edición: H. von Arnim, Stoicorum Vete- embargo lo esencial de su doctrina filo
rum Fragmenta, vol. 1, Teubner, Stuttgart, sófica (mejor que su curso sobre lo ver
1964.
Estudio: A. Jagu, Zénon de Citium: son dadero, lo bello y el bien, frecuentemente
role dans l’établíssement de la morale stoí- citado). En la segunda edición (1833), el
cienne, Vrin, 1946. autor rinde homenaje a Pierre Laromi-
guiére y a Maine de Biran.
ca de Karl Marx. Desde 1843, Marx estu nes más importantes de la epistemología de
diaba y criticaba los trabajos de Proud la física. Si el Carnap del Circulo de Viena
hon y de Ricardo. La crisis económica ha debido aligerar considerablemente su
de 1857 fue lo que lo decidió a ordenar posición para dar cuenta del lado «teórica»
sus ideas sobre la cuestión económica, de la ciencia, sus análisis no quedan por ello
en el centro de la cual situó su teoría de menos marcados por el empirismo, el induc-
la plusvalía. Emprendió entonces la tarea tivismo y la importancia concedida al len
de criticar las categorías económicas sur guaje. Su distinción entre leyes empíricas
gidas del sistema burgués, dividiendo su (que se refieren a los observables) y leyes
trabajo en seis apartados: 1 el capital; 2 teóricas (que tratan de los no-observables)
la propiedad de los hacendados; 3 el tra es una buena ilustración de su actitud.
bajo asalariado; 4 el Estado; 5 el comer
cio internacional; 6 el mercado mundial. Edición: Fundamentación lógica de la físi
Estos cuadernos de 1857-1858 reú ca (tr. N. Míguez), Sudamericana, 1969.
Estudio: R. Carnap, Autobiografía inte
nen los textos de Marx relativos a la rela lectual (tr. C. Castells), Paidós, 1992.
ción de la producción con la distribución,
el intercambio, el consumo y el dinero.
La cuestión importante que aquí se plan
tea es la siguiente: «¿es posible cambiar FUNDAM ENTOS LÓGICOS DE LAS
las relaciones de producción y de distri CIENCIAS EXACTAS (LOS), Die logis-
bución transformando el instrumento y la chen Grundlagen der exakten Wis-
organización de la circulación?». senschaften, 1910.
P a u l N a to r p , 1854-1924.
Edición: Los fundamentos de la crítica de
la economía política, A. Corazón, 1972. Contra Frege y Dedekind, que consi
Estudio: R. Dangeville, prefacio de Fonde- deran a la matemática como una división
ments de la critique de l’économie politique
(tr. R. Dangeville), col. 10/18, U.G.E., 1968. de la lógica, Natorp señala que las mate
máticas no son la ciencia de la lógica.
La confusión entre lógica y matemática
viene de haber olvidado desde hace tiem
FU ND AM ENTO S FILOSÓFICOS DE po la síntesis a priori. Natorp deduce las
LA FÍSICA, Philosophical Foundations leyes de su desarrollo a partir de las cate
o f Physics, 1966. gorías.
R u d o lf C arn ap, 1891-1970.
Edición: Die logischen Grundlagen der
exakten Wissenschaften, Berlín, 1910.
Este libro, surgido de un seminario impar Estudio: J. Vuíilemin, L ’héritage kantien
tido en la universidad de California a finales et la révolution copernicienne, P.U.F.,
de los años cincuenta, aborda las cuestio 1954.
G
GÁ TH Á (LOS), (HIMNOS) da en «el espacio bienaventurado de la luz»
Z o r o a s t r o o Z a r a t u s t r a , hacia 660- y la fusión con Dios.
hacia 583 a.C. Puede verse aquí que, desde el siglo vn
antes de Cristo, la idea de paraíso para
Aforismos y preceptos metafísico-reli- los elegidos — aquellos que han manifes
giosos cuya fecha es incierta. tado su devoción a Dios y han merecido
Estos textos — atribuidos a Zoroastro, sus bendiciones— está ya presente. Este
cuya existencia ha devenido mítica— cons concepto de un Dios único que posee los
tituyen una serie de cantos en prosa rima atributos de justicia y de espíritu santo
da, que a veces son invocaciones, otras es la primera de las originalidades del sis
veces máximas y parábolas, y que hun tema de Zoroastro, en reacción contra el
den sus raíces en la tradición védica. Los politeísmo entonces dominante. La sabi
Gatháson la parte más antigua de El Aties duría consiste en actuar de acuerdo con
ta, la «biblia» del «mazdeísmo», corriente el orden del mundo que es el bien origi
filosófica y religiosa iniciada por Zoroas nal, inútilmente perturbado por la influen
tro. cia de las potencias negativas. Conside
Más que una religión — la del culto de rado a la vez como profecía y reforma
Ahura Mazda, dios único, creador de todas religiosa, el pensamiento de Zoroastro es
las cosas, que representa la luz del uni también una filosofía, en el sentido de que
verso y el bien absoluto— , es una visión su visión, en tanto que búsqueda de pri
nueva del mundo lo que propone Zoroas meras causas y de primeros principios,
tro. Una visión dualista en la que las fuer es un sistema metafísico.
zas del mal se oponen a las potencias posi Es sabido que su doctrina se extendió
tivas, a las entidades divinas que Mazda ampliamente en Irán — hasta el punto de
ha hecho garantes del orden universal. convertirse por un tiempo en la religión
Siendo el bien y el mal los principios anta oficial— , y luego en la India. Ratón y Aris
gonistas consustanciales al mundo, el hom tóteles tuvieron conocimiento de ella.
bre se encuentra situado frente a una elec Mani, el fundador del maniqueísmo, tomó
ción decisiva ante la perspectiva del muchas cosas de la metafísica de Zoro
apocalipsis que predice Zoroastro. Porque astro. Pero hubo que esperar hasta el siglo
el papel del hombre es activo: elegir el bien, xvm para que el Occidente se interesara
la conducta justa, es contribuir al triunfo por las creencias del mazdeísmo, que Vol-
de las fuerzas del bien sobre las del mal y, taire califica de «palabrerío». En el siglo
al final, verse recompensado por la entra xix, Nietzsche inmortalizará al personaje
[3 1 5 ]
G AYA CIENCIA (LA) 316
mítico de Zoroastro, aunque sin retomar que fue desterrado para siempre de nues
su doctrina. tra cultura.
El cuarto libro, Sanctus Januarius, se
Edición: Zoroastre, G. P. Maisonneuve, abre con motivo del «año nuevo» y la «Pro
1948. videncia personal» que permite la «fe en sí
Estudio: J. Varenne, Zarathustra et ía tra-
dition mazdéenne, col. «Maítres spirituels», mismo». También nos habla Nietzsche de
Le Seuil, 1977. las «altas tonalidades del alma», que él sien
te, y del «delirio de los contemplativos», que
él conoce. Asimismo se ocupa de la felici
dad y del «dominio de sí», de la «sabiduría en
G A Y A CIENCIA (LA), Die fróhliche Wis- el dolor», y finalmente de la «grandeza».
senschaft, «la gaya scienza», 1833 y El quinto libro, Nosotros los intrépi
1887. dos, se eleva aún más de tono hasta alcan
F rie d ric h W ilh e lm N ie tz s c h e , 1844- zar, si no la petulancia, al menos una cre
1900. encia original en la trascendencia, con un
piedad particular y, sobre todo, un «gran
Cinco libros con un prólogo, «Burla, punto de interrogación»: «El último térmi
astucia y venganza», y, con un apéndi no sería el nihilismo; mas ¿no sería igual
ce, las «Canciones del príncipe libre como mente el primero... el nihilismo?» Las fluc
un Pájaro», retoman, según un flujo y reflu tuaciones del pensamiento o las contiendas
jo propio del autor, los principales temas del espíritu nos remiten a problemas rela
de Nietzsche. tivos al origen: el de los sabios, pero tam
El primer libro discute sobre el «fin de bién el de las religiones, y el de la noción
la existencia» con sus «doctores» y de lo misma de conocimiento. Uno se pierde
que es «noble» y «vil», frente a los «debe entonces en un «nuevo infinito».
res absolutos». Pero, más allá de la «con
ciencia intelectual» y de la «conciencia» a Edición: La Gaya Ciencia (tr. G. Crego),
secas, se plantea además el problema Akal, 1987.
de los «fines de la ciencia». Nietzsche pro Estudio: G. Deleuze, Nietzsche y la filoso
cede a un análisis de los sentimientos «de fía, Anagrama, 1994.
potencia», de «orgullo antiguo», de dis
tinción, y también a un análisis de pasio
nes tales como la generosidad, la noble
za y el sufrimiento. G E N E ALO G ÍA DE L A M O R A L (LA):
El segundo libro pone en primer pla una obra polémica, Zur Genealogie der
no de la escena la realidad de la crea Moral: ein Streitschrift, 1887.
ción de los artistas y aproxima «arte y F rie d ric h W ilh e lm N ie tz s c h e , 1844-
naturaleza», como lo hacían los griegos, 1900.
a los que se referirá con frecuencia res
petuosamente. Se pone en cuestión la Compuesta de tres disertaciones, esta
castidad o la maternidad de las mujeres. obra indica la voluntad de volver a las fuen
Etica y estética son confrontadas a tra tes, al origen, al nacimiento de los valores
vés del ejemplo de los músicos y los filó morales (el bien y el mal), a fin de seña
logos. lar la inversión que han sufrido bajo la
El tercer libro se aventura en el inmen influencia tenaz y soterrada de la astucia
so dominio del conocimiento que es «más de los débiles. Esta génesis es hipotética
que un medio», sumergiendo al lector en y no histórica: el origen no se confunde
su «origen» y en el origen de la lógica, con el comienzo. Además, esta genealo
pero también en sus efectos patéticos («el gía es crítica, no en un sentido reactivo,
lamento del cognoscente»). De ahí que el sino más bien en el elemento de afirma
«pecado» no quede lejos, y Nietzsche hace ción en que se mueve el pensamiento de
un elogio del politeísmo bien inspirado Nietzsche. Por último, esta genealogía
317 GENEALOGÍA DE L A MORAL (LA)
Estudio: M. Foucault, introducción a la edi enseñar— se basa en una teoría del cono
ción citada. cimiento. Al no estar acabada la natura
leza humana en el momento del naci
miento, las escuelas son los «talleres de
humanidad», que incluyen a la pedago
GRAN COSMOLOGÍA, Me'yon; 5uxkoc - gía concebida com o un arte, como una
Uo?. intervención hábil del hombre para dar
Leucipo, siglo v a.C. paso al juego de fuerzas naturales, sin olvi
dar que el fin de la humanidad se sitúa fue
De esta obra, que Teofrasto atribuye ra de la vida terrestre. Con este objetivo,
a Leucipo (mas otros a Demócrito) no nadie puede ser excluido: gentes de alto
queda prácticamente nada, salvo algu rango y gentes del pueblo, doncellas o
nos restos dispersos. Com o ocurre fre muchachos, dotados o deficientes, todos
cuentemente con los presocráticos, Leu- deben ser educados. «Omnes, omnia, omni-
cipo es mejor conocido por sus
no», reza La gran didáctica: todos deben
comentaristas.
participar en la educación, todos deben ser
Los escritos de Leucipo fundan el ato
instruidos en tod o lo que es necesario
mismo materialista antiguo, desarrollado
para devenir hombres, la educación debe
por Demócrito, y más tarde por Epicuro
moldear al hombre entero en todos sus
y Lucrecio. La doctrina atomista repre
componentes.
senta un intento de superar las dificulta
El tratado, redactado en checo en los
des planteadas por el eleatismo (Parmé
años 1627 a 1632 aunque publicado en
nides); su génesis es más conceptual y
latín, debe ser ubicado en el cuadro del
racional que fundada sobre la observación
aristotelismo barroco de Comenius, pero
de los fenómenos. La principal originali
también en el cuadro de la Reforma emer
dad de Leucipo parece haber consistido
gente. Esta doble influencia produjo una
en la introducción del vacío para conce
obra de gran originalidad cuyas propues
bir el universo. En el seno de este vacío,
tas prácticas son de un modernismo sor
que es un no-ser, transitan los átomos
prendente.
absolutamente plenos, y sus movimien
tos y combinaciones dan cuenta de la tota
Edición: Didáctica magna (tr. S. López
lidad de lo observable. Peces), Akal, 1986.
La fuerza de la intuición de Leucipo Estudio: J. Prévot, L ’Utopie educative,
reside en la idea de que lo visible debe ser Comenius, Belin, 1981.
explicado por lo invisible despojado de
toda cualidad sensible. (Véase el artículo
sobre los -*■ Fragmentos de Demócrito.)
GRAVEDAD Y LA GRACIA (LA), La
Edición: Los filósofos presocráticos, vol. pesanteuret la gráce, 1947.
111(tr. A. Poratti, C. Eggers Lan y otros), Gre Simone W e il, 1909-1943.
dos, 1980.
Estudio: J. Bames, Los presocráticos (tr.
E. Martín), Cátedra, 1992. Colección de textos políticos, filosófi
cos y religiosos, el libro está marcado por
el misticismo cristiano de Simone Weil y
su interés por el pensamiento griego. La
G R A N D ID Á C T IC A (LA), Didáctica autora desarrolla en él su concepción del
magna, 1657. hombre y de sus deberes, sus pecados,
CoMENius(Jan Amos Komensky), 1592- sus ilusiones. Para su salvación preconi
1670. za una ascetismo y privación totales, úni
co camino de la verdad y del bien.
Este tratado de filosofía de la educa Obra postuma, compuesta de extrac
ción — «didáctica» significa aquí arte de tos de los once primeros cuadernos de
GUERRA Y LA PAZ (LA) 322
Weil y reunidos por Gustave Thibon, estas la guerra transformada, y Proudhon tenía
reflexiones no dejan de conservar por ello la íntima convicción de que esta revolu
una gran unidad: el hombre es sufrimiento ción estaba ya en marcha y que la paz sería
(opresión marxista) e ignorancia (caverna «la obra del siglo XIX».
platónica), mas es también amor divino,
desgarrado entre «la gravedad y la gracia». Edición: La Guerre et la Paix, en Oeuvres
complétes de Proudhon, t. VI, Slatkine,
Edición: La gravedad y la gracia (tr. C. Orte 1982.
ga), Trotta, 1994. Estudio: P.,Bécat, L ’Anarchiste Proudhon,
Nouvelles Éditions latines, 1971.
Estudio: M. Vetó, La métaphysique reli-
gieuse de Simarte Weil, Vrin, 1971.
[3 2 5 ]
HIMNO A ZEUS 326
quinto volumen: El Paso del Noroeste, Deba la belleza? Es preciso recordar aquí que
te, 1991. para un griego, lo bello no es solamente
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con un valor estético; la belleza posee una
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 114-119; dimensión moral. Entre lo bello y el bien,
F. Armengaud, Díctionnaire des philoso- el griego no distingue, como nosotros lo
phes, P.U.F., 1984. hacemos, dos universos. ¿Qué es lo bello?
Las definiciones propuestas por Hipias
se distinguen ante todo por su simpleza:
Sócrates se las ve y se las desea para
HIMNO A ZEUS hacerle comprender la necesidad de for
C le a n te s , hacia 312-hacia 232 a.C. mular una definición universal (no se defi
Poema filosófico. ne lo bello aduciendo un ejemplo parti
cular: una bella muchacha, o bien el oro).
Este poema es una invocación a la divi Pero incluso cuando a duras penas ha
nidad omnipotente, providencia ordena captado la necesidad de elevarse al nivel
dora del universo en la doctrina estoica. de la abstracción, Hipias se extravia en
El tipo de escrito rezuma tanto poesía confusiones. Ni lo útil, ni lo beneficioso,
como discurso especulativo. Aunque per ni lo agradable se confunden con lo bello.
teneciente al estoicismo antiguo, este tex N o se puede en absoluto definir la belle
to pone ya claramente en relación la físi za por referencia a los sentidos de la vis
ca, la teología y la moral. Es una teodicea, ta o del oído, porque las bellas leyes no
puesto que en él se plantea la cuestión producen ningún placer de esta especie.
del mal y de su posibilidad en un mundo A cada observación crítica de Sócrates,
ordenado por la divinidad. Hipias intenta escaparse manifestando su
Edición: Hymne á Zeus, en Les Stoi'ciens, indiferencia respecto a la verdad. ¿Le hace
Bibliothéque de la Pléiade, Gallimard, 1962. observar Sócrates que es preciso distin
Estudio: P.-M. Schuhl, presentación del tex guir entre lo bello y lo agradable? Hipias
to en la edición citada. contesta que tal vez esa diferencia pase
desapercibida a un interlocutor mediana
mente atento o exigente. Dicho breve
mente, como buen sofista, Hipias no cono
HIPIAS MAYOR, o Sobre lo bello, ‘Iut- ce más que una exigencia: la fuerza
Tríctq, fí nepixo’D Kakñ). persuasiva del discurso, la eficacia, que
P la t ó n , 428/427 - 348/347 a.C. permite no ser contradicho.
Diálogo. El diálogo acaba con una aporía; y el
final presenta un ejemplo muy elaborado
Al poner en escena a Hipias de Elis, de ironía socrática.
es una vez más (con Protágoras o Gor- A su interés propiamente filosófico — en
gias) una figura de pro de la sofística el él se anuncia la problemática de -> El Ban
objeto de los ataques de Platón. Pero quete— , el Hipias mayor añade un ver
mientras que se había cuidado mucho de bo literario poco común. El recurso, por
marcar la dimensión intelectual de los parte de Sócrates, a un tercer personaje
sofistas de Abdera o de Leontium, Pla que no es otro que su propio doble, per
tón carga al pobre Hipias con todas las mite a Platón producir efectos cómicos
taras: presuntuoso, pedante, ingenuo, poco habituales.
envuelto permanentemente en un tono
de gran señor y en un soberano despre Edición: Hipias mayor (tr. J. Calonge), en
cio por la verdad; pero sobre todo, inca Platón, Diálogos, vol. I, Gredos, 1981.
paz de encontrar el camino de la Idea. Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la
filosofía griega (tr. A. Vallejo y A. Medi
El Hipias mayor es por ello más que
na), vol. IV (cap. IV), Gredos, 1990; W. D.
un pretexto para atacar a los sofistas. El Ross, La teoría de las Ideas de Platón (tr.
tema es en efecto importante: ¿qué es J. L. Díaz Arias), Cátedra, 1989.
327 HISTORIA DE L A LOCURA EN LA ÉPOCA CLÁSICA
escapa a toda medida y justificación por Después, «pedagogización» del sexo del
parte de la psicología. niño: es la afirmación de que todos los
La Historia de la locura consagra una niños se entregan a una actividad sexual
nueva perspectiva sobre el poder y la polí indebida, «natural» y «contra natura» a la
tica. Foucault presenta a la razón como vez, que debe ser vigilada por la familia,
una de las figuras del poder, que funcio los educadores, los psicólogos, los médi
na com o un modelo de exclusión y que cos. Y finalmente, la «psiquiatrízación»
permite al hombre dominar al hombre. del placer perverso: se ha hecho el aná
La obra ha tenido también un impacto lisis clínico de las formas de anomalías
práctico: ha contribuido a acelerar la cri sexuales y se ha buscado producir una
sis del movimiento psiquiátrico y refor tecnología correctiva. En estas estrate
zado la posición de los anti-psiquiatras gias, no se trata de controlar o de repri
como Laing y Cooper. mir la sexualidad, sino, por el contrario,
producir siempre por el contrario más
Edición: Historia de la locura en la época sexo.
clásica, (tr. J. J. Utrilla), 2 vols., México, Fon En E l uso de los placeres, más que
do de Cultura Económica, 1967. hacer un recuento de las prohibiciones
Estudios: H. L. Dreyfus y P. Rabinow,
que se ocultan o se manifiestan en las exi
Michel Foucault: más allá del estructura-
lismo y la hermenéutica (tr. C. de Iturbe), gencias de austeridad sexual, estudia Fou
Universidad Nacional Autónoma de México, cault la manera en que el comportamiento
1988; D. Macey, Las vidas de Michel Fou sexual ha sido considerado por el pen
cault (tr. C. Martínez Gimeno), Cátedra, samiento griego clásico, las formas bajo
1995.
las cuales ha sido problematizado y deve
nido objeto de una preocupación moral.
El autor descubre así algunas grandes figu
ras de la austeridad sexual, que iban a
H ISTO RIA DE L A SEXUALIDAD, His- hacerse recurrentes en cuatro grandes
toire de la sexualité, 1976-1984. ejes de la experiencia: por relación al cuer
M ic h e l F o u c a u lt, 1926-1984. po, junto con la cuestión de la salud; por
relación al otro sexo, con la cuestión de
En el primer tomo de esta historia de la la esposa y de la institución familiar; por
sexualidad, la Voluntad de saber, Foucault relación al propio sexo, con la cuestión
constata de entrada que nosotros hemos de los compañeros que se pueden elegir;
aprendido a leer la sexualidad «como la cró por relación a los jóvenes y a la verdad.
nica de una represión creciente». ¿Cómo La austeridad recomendada por el pen
conciliar esta idea del sexo reprimido con samiento griego no se presenta bajo for
la proliferación, desde finales del siglo xvi, ma de una ley universal a la que cada uno
de los discursos sobre el sexo? deberá someterse, sino como un princi
Es pasando de alguna manera por pio de estilización de la conducta para
detrás de la hipótesis represiva y de los aquellos que quieren vivir de la manera
hechos de prohibición (o de exclusión), más bella y realizada posible...
como Foucault se ve conducido a des En La inquietud de sí analiza Foucault
cubrir los grandes conjuntos estratégicos los textos de los dos primeros siglos de
que, a propósito del sexo, desarrollan nuestra era. Los temas de austeridad, a
dispositivos específicos de saber y de la vez que se refuerzan, experimentan una
poder. Ante todo, «histerización» del cuer inflexión dominada por el cuidado o
po de la mujer: proceso por el cual el inquietud de sí. Este arte de sí-mismo afir
cuerpo de la mujer es analizado como ma la necesidad de someter la actividad
cuerpo saturado de sexualidad, integra sexual a una forma universal que ligara
do en el campo médico, puesto en comu a todos los humanos. Este arte concede
nicación con el cuerpo social, con el igualmente valor a todas las prácticas y
espacio familiar y con la vida del niño. ejercicios que ayuden a guardar el con
HISTORIA DE LOS ANIMALES 330
y de atracción sobre una materia primera torizada por el autor mismo, sin que por
no uniformemente densa. Por la atracción, ello dejara de ejercer una gran influencia,
las masas de materia quedan constituidas en particular sobre sus contradictores, como
allí donde la densidad es más fuerte. Estas Heidegger o Emst Bloch. Para bien cap
masas son atraídas por un núcleo central, tar su valor teórico, conviene abordarla sin
pero las fuerzas de repulsión alteran su tra adherirse demasiado estrechamente a los
yecto; se transforman entonces en torbe debates internos y extemos al marxismo.
llinos cuya densidad más fuerte se encuen Estos ensayos se oponen a la separación
tra en el núcleo central. Las mismas fuerzas — fundamental en toda la historia de la filo
vuelven a actuar en cada torbellino, y así sofía— del sujeto y el objeto, y a la defini
se forman los planetas, que son otros tan ción realista de la verdad como acuerdo de
tos núcleos centrales. La creación del mun la representación con los objetos exterio
do no terminará jamás, pues ella progre res a ella. El concepto principal es el de
sa continuamente por la formación de «reificación», que retoma y precisa las ide
mundos nuevos que poco a poco se enca as marxianas de alienación y de fetichis
minan hacia el orden. Finalmente, Kant mo de la mercancía; se define como aque
aborda la posibilidad de que otros mundos llo que transforma a los seres y las cosas
estén habitados. En efecto, puesto que en res y materializa todo lo que posee el
todos los planetas del Universo han sido estatuto de «pseudo-objetividad» raciona
formados según las mismas leyes, ¿por qué lista o de «pseudo-subjetividad» idealista,
no podrían estar habitados por otros seres borrando toda mediación con la praxis
vivientes? social como totalidad y convirtiendo a los
En esta obra completa Kant el siste fenómenos en hostiles y extraños.
ma de Newton, puesto que explica mecá
Este libro permite ver en Lukács al
nicamente el primer choque, que Newton
comentador de Marx más influyente en
tenía por inexplicable. Deja sin embargo
el siglo xx.
fuera de discusión el dominio propio de la
religión, en la medida en que la nada pri Edición: Historia y consciencia de clase (tr.
mitiva y la causa de la organización del M. Sacristán), Grijalbo, 1978.
Universo no pueden tener explicación cien Estudio: L. Goldmann, Lukács et Heideg
tífica. Finalmente, Kant afirma que es posi ger, Denoel, 1973.
ble probar la existencia de Dios a partir
del orden y la belleza del Universo, con
cepción sobre la cual volverá ulteriormente.
HISTORIA Y CRÍTICA DE LA O PI
Edición: Historia uniuersa/ y teoría del cie NIÓN PÚBLICA, Strukturwandel der
lo, Buenos Aires, Lautaro, 1946. Óffentlichkeit, 1962.
Estudio: E. Cassirer, Kant. Vida y doctri
Jü rgen H aberm as, nacido en 1929.
na (tr. W. Roces), México, Fondo de Cultu
ra Económica, 1948.
Redactada como tesis de sociología en
la universidad de Marburgo (1961), la obra
fue publicada en Alemania en 1962. Pala
HISTORIA Y CONSCIENCIA DE CLA bra por palabra, el título alemán dice:
SE, Geschichte und Klassenbewusst- «cambio de estructura de lo público».
seirt, 1923. Por publicidad no hay que entender
G y ó r g y Lu k ács, 1885-1971. la publicidad comercial (el reclamo). La
Colección de ensayos de filosofía de la publicidad, hablando propiamente, es lo
historia. que es público (en oposición a lo que es
privado): es la actividad que se hace en
Esta obra fue violentamente combatida público (en oposición a la que es secre
tanto por los comunistas ortodoxos como ta), en el sentido de «publicidad de los
por la socialdemocracia, después fue desau debates»; es lo que, para constituirse, nece
33 3 HISTORIA Y VERDAD
dictados de la razón. Moral del placer y filosófica, en la medida en que implica una
de la búsqueda de la felicidad, que vienen evacuación del «espíritu»: Por lo demás, ¿a
a ser lo mismo, pues para La Mettrie la santo de qué hablar de espíritu? «Lo único
felicidad consiste en disfrutar de sensa que hay son dos “aspectos” de un solo y
ciones agradables. Y la obra se encarga mismo acontecimiento, que podrá descri
de romper todo lazo entre la virtud y la birse en términos tomados del lenguaje del
felicidad: «Por relación a la felicidad, el psicólogo (o de la introspección), o en los
bien y el mal son en sí totalmente indife del neurobiólogo.»
rentes.» Esta toma de postura filosófica no impi
H libro fue muy mal recibido. Y desen de que El hombre neuronal establezca
cadenó tempestades en los medios ecle siempre una neta distinción entre la expo
siásticos. El fisiólogo Haller se vio obligado sición de los datos de experiencia y las
a desautorizar públicamente la dedicatoria conclusiones ideológicas o metafísicas que
que encabezaba El hombre-máquina, en puedan ser extraídas.
la que La Mettrie se declaraba discípulo
suyo. El escándalo determinó incluso a Edición: El hombre neuronal, Espasa-Cal-
Federico el Grande a ofrecer su hospitali pe, 1986.
Estudio: A. Comte-Sponville, «Le Démon
dad al filósofo, acompañada de una pen de Changeux», en Une éducatiori philo
sión real. Los ecos de la obra no traspa sophique, col. «Perspectives critiques»,
saron los límites de su tiempo. Y aunque P.U.F., 1990 (2.a ed.).
numerosos filósofos (Hegel, Marx) se inte
resaron más tarde por los materialistas
ateos del Siglo de las Luces, la influencia
de la obra sobre la historia de las doctrinas H O M BR E REBELDE (EL), L ’hom m e
ha seguido siendo modesta. Lo cual no révolté, 1951.
es una razón para presentar, como con A l b e r t Camus, 1913-1960.
frecuencia se ha hecho, una imagen exa
geradamente simplificada de las tesis de El Toda la obra de Camus está marcada
hombre-máquina. por el absurdo y la rebeldía. Pero lo que
no era más que ensayo literario (Bodas, El
Edición: El hombre-máquina (tr. J. L. Pérez verano, -> El mito de Sísifo, El extran
Calvo), Alhambra, 1987.
jero) deviene con El hombre rebelde una
Estudio: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán), interrogación filosófica. La rebelión es total:
vol. II, Tecnos, 1988, pp. 115-123 y 128. contra la muerte, la enfermedad, la mise
ria, contra todas las formas de sabiduría
(cfr. Calígula). Mas cuando se observa su
naturaleza íntima, la rebelión aparece sos
HOMBRE NEU RO N AL (EL), L ’homme tenida por la sed de absoluto, por el gus
neurona!, 1983. to de lo sagrado, de la permanencia. Camus
Jean -Pierre C h an geux, nacido en 1936. reconocía por tanto que esta sed queda
por siempre insatisfecha.
Esta obra ha sido escrita para defen Después de haber examinado la obra
der que «el hombre piensa con su cerebro»; de Proust y la de Nietzsche, después de
afirmación que puede ser objeto de un haber analizado la literatura rusa en su
acuerdo muy amplio mientras no se le de dimensión nihilista y revolucionaria, Albert
un sentido muy preciso. Para Changeux, Camus llega a un relativismo que se pre
se trata de mostrar que en el psiquismo tende tranquilizador, pero en el que no deja
humano no hay nada más que la actividad de sentir una desilusión total. Frente a su
de las neuronas del cerebro. «Todo com deseo de absoluto, el hombre está desar
portamiento se explica por la movilización mado. La única manera de vivir es acep
interna de un conjunto topológicamente tando nuestra humanidad tal como es, es
definido de células nerviosas.» La tesis es decir, fragmentaria y dolorosa en su ser.
33 7 HOMBRE UNIDIMENSIONAL (EL)
El objetivo de este libro es para Marcu energías sexuales y artísticas, eso que Mar-
se determinar cuál de estas dos hipótesis cuse llama una «desublimación represiva».
se cumplirá: o bien que la sociedad pue Para organizar esta atrofia, ofrece un poco
da impedir las transformaciones, impo más de sexo (por la pornografía o la supre
niéndose entonces la represión definitiva sión de los tabús) o de arte (comercializán
mente; o bien que un «contra-movimiento dolo). Mas ¿no es patente que paralela
internacional y global» pueda hacer esta mente se desarrollan una agresividad y
llar esta sociedad. Pero en el siglo xx, y frustración cada vez mayores? El hombre
hasta el presente, los progresos técnicos de nuestros días es unidimensional: un
se han puesto siempre al servicio de la hombre que ha perdido una dimensión, la
represión. Baste con tomar el ejemplo de de la autonomía, de la personalidad, del
la bomba atómica; ha sido aceptada por humanismo, en suma, la dimensión de los
la población como un medio de defen valores idealistas y románticos. Mas al ten
derse contra el peligro. De hecho, la ame der a su derrumbe la sociedad unidimen
naza de la explosión de una bomba ató sional, no es imposible que este hombre
mica «preserva las fuerzas mismas que vuelva a encontrar algún día su bidimen-
hicieron durar ese peligro». La apariencia sionalídad, su libertad.
de peligro es un medio de represión efi «Solamente por causa de aquellos que
caz, mientras la sociedad «no devenga no tienen esperanza nos es dada la espe
menos rica». Desgraciadamente, la bom ranza.» Acabando su texto con esta frase
ba no es el único ejemplo de opresión, que de Walter Benjamín, Marcuse desea creer
ciertamente está muy generalizada. Todos todavía en una posible revolución. De las
los sistemas de producción han sido orien dos hipótesis del libro, el propio autor con
tados hacia el poder, todas las maquina fiesa que no puede determinar cuál será
rias son sus instrumentos. «La sociedad confirmada: la teoría crítica de la sociedad
contemporánea tiende al totalitarismo», no permite conocer el porvenir. Todo lo
que se manifiesta por la uniformízación, más, lo que autoriza es el optimismo, pues
tanto política como económico-técnica.
to que afirma que siempre es posible for
Todos los modos de consumo son pre
mular una crítica. Por eso Marcuse desea
sentados com o libertades económicas,
creer en la utopía de una revolución; y a
mientras que de hecho satisfacen falsas
falta de su realización, puede siempre ima
necesidades. Por «la eficacia de los con
ginarla. Si el hombre es severamente repri
troles sociales», la prensa se autocensura
mido, es también profundamente libre para
y la libertad se reduce a «escoger entre las
imaginar y para pensar.
distintas marcas y fruslerías».
El texto más famoso de Marcuse, E l
Queda una esperanza. El fracaso de la
hombre unidimensional desarrolla temas
guerra de Vietnam indica que los pobres
que ya estaban presentes en sus escritos
pueden a veces ganar contra los ricos. Aho
anteriores, sobre la imaginación y su facul
ra bien, en una sociedad que se presenta
tad de sublimación (-> Eros y civilización)
como racional (puesto que produce más
a propósito de las tesis de Freud, o sobre
confort, más eficacia,..), los signos de la
el pensamiento negativo a partir de las
irracionalidad se hacen día a día más mani
fiestos. El hecho de que esa sociedad se vea teorías de Hegel ( ►Razón y revolución).
obligada a ofrecer siempre más progreso Pero este libro es el primero en el que,
tiende a que al final el individuo no pueda haciendo labor de sociólogo, abandona
ya estar sometido a la alienación por el tra las teorías marxista, psicoanalítica e ide
bajo, pues éste se convertirá en marginal, alista para buscar en el seno mismo de la
gracias precisamente al progreso técnico y sociedad lo que el hombre ha devenido.
al maqumismo. El funcionamiento y el fun
Edición: El hombre unidimensional (tr, A.
damento de la sociedad industrial condu
Elorza), Planeta-Agostini, 1995.
cirán a su derrumbe. De la misma manera, Estudio: A. Maclntyre, Marcuse, Londres,
la sociedad represiva ha de canalizar las Fontana, 1970.
339 HOMOVIATOR
[3 4 3 ]
IDEALIDADES MATEMÁTICAS (LAS) 344
tica de la racionalidad positiva a la que de los posibles; y con esto ¡Leibniz inau
se entrega el autor, defensor de un «racio- gura de hecho el pesimismo moderno!
vitalismo» — que erige en principio fun En el capítulo IX («El nivel de nuestro
damental de explicación del universo a radicalismo») el autor despeja las coorde
«Mi vida», y a la razón «vital» como la úni nadas de su propia perspectiva, situán
ca capaz de analizar esta última por enci dose en concreto por referencia al neo-
ma de todas las formas de la razón pura kantismo, a Dilthey y a Heidegger, a la
mente lógica y del positivismo. fenomenología y al existencialismo.
Educado en Marburgo con el neokan-
tiano Hermann Cohén, Ortega y Gasset Edición: La idea de principio en Leibniz y
rompe con esta orientación en 1914 y deja la evolución de la teoría deductiva, Bue
nos Aires, Revista de Occidente/Emecé,
de pensar la realidad como un sistema de
1958.
relaciones. Se aplica entonces — a la mane Estudios: J. Marías, Ortega. Las trayecto
ra de Husserl, aunque sobre otras bases— rias, Alianza, 1983, pp. 441-492; A. Guy,
a resolver la 'crisis de la racionalidad occi Ortega y Gasset, col. «Philosophes de tous
dental» y descubre a la vida como «realidad les temps», Seghers, 1969.
radical». Su autor predilecto es Leibniz y su
antimodelo Aristóteles. En esta obra preci
sa en qué sentido el modo de pensar moder
no ha dado, con el matematicismo leibni IDEALIDADES MATEMÁTICAS (LAS),
ziano, un salto decisivo. Compara nuestro Les idéalités mathématiques. Recher-
modo de pensar con el aristotelismo, toma ches épistémoíogiques sur le développ-
do como síntesis de las maneras de pensar ment de la théorie des f o n c tio ns de
antigua y medieval, caracterizadas según variables réelles, 1968.
Ortega por un arraigado sensualismo (Aris Jean T ou ssain t Desanti, nacido en 1914.
tóteles funda todo sobre la sensación y pien
sa los dos noús sobre el modelo de la mate El objeto de esta obra, indicado en el
ria), por el dogmatismo de los principios subtítulo, es analizar el modo de exis
(Aristóteles se complace en evidencias no tencia y de producción de algunas teorí
demostradas, por ejemplo el principio de as matemáticas. En esta perspectiva, el
no contradicción), y por un ontdogismo pla autor se sitúa en una línea de epistemó-
gado de contradicciones internas que frena logos que va de Bachelard a Cavaillés.
el conocimiento. El autor pretende destruir ¿De qué habla el matemático? ¿En qué
la idea de que el aristotelismo es un espiri- lugar residen las matemáticas, si no es el
tualismo, como su posteridad tomista quie cielo ni la tierra? ¿Cómo se producen?
re hacer creer; lo que ve en él es más bien No se trata de elaborar desde fuera una
un empirismo integral. Con la «hiperlucidez filosofía de las matemáticas, sino de situar
extrahumana» de Leibniz, se eliminan los se en el corazón mismo del discurso mate
últimos residuos precríticos, se anticipa la mático para asistir al despliegue de las
época contemporánea. Cierto, Leibniz ha conexiones entre sus conceptos, por tan
enunciado demasiados principios, mas no to de desenterrar el sistema de las rela
es un «principialista»: insiste sobre la nece ciones no expresadas que sostienen y fun
sidad de probar los principios y los emplea dan las matemáticas escritas. Método
de manera ágil y operativa. reflexivo por excelencia, pero también
En el Apéndice, analiza Ortega el «opti actitud fenomenológica poderosa que se
mismo» leibniziano, que encaja con su gus esfuerza por explicitar las relaciones que
to por una filosofía «jovial» de habla fres se entretejen por detrás del encadena
ca. Lo estudia por relación al «principio de miento de las operaciones inmediata
lo mejop> y muestra que este optimismo es mente perceptibles.
absolutamente diferente del de la philo- Desanti define preliminarmente el
sophia perennis: Leibniz no sostiene que dominio: lo que los matemáticos llaman
el mundo es bueno, sino el menos malo la teoría de funciones de variables rea
IDEAS PARA UNA HISTORIA UNIVERSAL EN CLAVE COSMOPOLITA
les, es decir, el análisis real, que va de tra aquí el eco de los grandes descubri
Cauchy a Bourbaki. A partir de aquí, el mientos del siglo xvm. La finalidad de la
autor aborda la topología, que estructura obra había sido definida al comienzo: deter
los espacios de funciones y la teoría de minar filosóficamente la ciencia de la natu
conjuntos a partir de Cantor, luego las raleza. La filosofía está destinada a dis
diferentes teorías de la integración, las cernir lo que es a priori de lo que depende
series de Fourier y las diversas represen de la investigación experimental.
taciones de las funciones. El dinamismo de Schelling se opone a
También se ocupa de describir la evo las teorías mecanicistas y hace prevale
lución histórica de dos conceptos clave cer una interpretación finalista de la natu
presentes por doquier: el de número real raleza.
y el de conjunto de puntos, «nudos ope
ratorios» a partir de los cuales el autor Ediciones: Ideen zu einer Philosophie der
Natur, en Werke, 12 vois., Schróter,
va a analizar y desarrollar la teoría cen Munich, 1927-1928; la Introducción a dicha
tral de su libro: «Estatuto de objeto y con obra, publicada por Schelling el mismo año
ciencia de objeto». Un objeto tal como e, que ésta con el título «Introducción a Ideas
un conjunto dado de puntos, comporta para una filosofía de la naturaleza», apare
siempre «un espectro de idealidad» que ce incluida en el conjunto de ensayos afi
nes de Schelling Escritos sobre filosofía de
no es en sí un objeto en un punto deter la naturaleza (tr. A. Leyte), Alianza, 1996,
minado del campo de la conciencia, pero pp. 69-117.
es susceptible de ser desplegado en idea Estudios: La «Introducción» de A. Leyte a la
lidades distintas. obra cit.; M. Veto, Le Fondement selon
Schelling, Beauchesne, 1977.
Por este camino puede Desanti dar
cuenta de las conexiones engendradas
por el matemático, exhibir sus descubri
mientos, reencontrar el gesto del mate
ID EA S P A R A U N A H IS T O R IA UN I
mático creador.
VERSAL EN CLAVE COSM OPOLITA,
Edición: Les idéalités mathématiques, Le Idee zu einer allgemeinen Geschichte
Seuil, 1968. in weltbürgerlicher Absicht, 1784.
Estudio: F. Dosse, Histoire du structura- Immanuel K a n t, 1724-1804.
lisme, t. I, La Découverte, 1991.
El artículo, aparecido en la revista
B erlinische M on a tsch rift de noviem
bre de 1784, consta de una introduc
IDEAS P A R A U N A FILOSOFÍA DE LA ción (¿se puede encontrar para la espe
N A T U R ALE ZA, Ideen zu eíner P h ilo cie humana un hilo conductor de una
sophie der Natur, 1797. historia que se realiza según un plan
F r ie d r ic h W ilh e lm J osep h v o n Sch e- determinado de la naturaleza?) y nue
lu n g , 1775-1854. ve proposiciones.
Si todas las disposiciones naturales
En oposición al idealismo de Fichte, de una criatura están destinadas a des
Schelling le reconoce una consistencia a plegarse un día de manera exhaustiva (1),
la naturaleza, aunque aduce, sin embargo, las disposiciones naturales en el hombre
una concepción errónea de la atmósfera. (que se orientan al uso de la razón) no
Pero es en el segundo libro donde apare deben desarrollarse completamente más
ce la parte teórica, punto central de la obra. que en la especie (2), mientras que el hom
La filosofía afirma el carácter sintético bre extrae todo únicamente de sí mismo
del concepto de materia, mientras que en y de su propia razón (3). Para esto, la
Kant ésta sigue siendo una cosa en sí. Sche naturaleza se vale de la insociable socia
lling hace depender de la dinámica las leyes bilidad de los hombres (4), lo que con
generales del proceso químico. Se encuen duce a la constitución de una sociedad
IDEAS RELATIVAS A UNA FENOMENOLOGÍA PURA 346
civil que administra universalmente el dere interesa por lo real mundano (Reales), sino
cho (5). Éste es el último problema a resol por lo irreal (Nicht Reales)-. Husserl expo
ver por la especie humana (6). E implica nía en 1913 los grandes principios de una
una Sociedad de Naciones que forje un fenomenología concebida como ciencia
estado de paz (7). Esta constitución polí de las esencias, es decir, como ciencia
tica perfecta encama así la situación en eidética — eíSoq (eidos) designa en griego
la cual la naturaleza desarrolla en la huma «la esencia», «la forma», «la estructura fun
nidad todas sus disposiciones; y respon damental»— . Sin embargo, el término
de a un plan oculto de la naturaleza (8). esencia designa aquí una realidad muy dis
Finalmente, y a título de conclusión, Kant tinta de la contemplada por Platón, Leib
justifica su tentativa (9). niz y también los empiristas. La esencia,
distinta del «hecho» que Husserl remite a
Edición: Ideas para una historia univer la contingencia de la realidad espacío-tem-
sal en clave cosmopolita y otros escritos poral de un individuo, designa por el con
sobre filosofía de la historia (tr. C. Roldán
trario su necesidad, es decir el «haz per
Panadero y R. Rodríguez Aramayo), Tecnos,
1987. manente de predicados» que le convienen
Estudios: R. Rodríguez Aramayo, «Estudio necesariamente: cada cosa posee en efec
preliminar» en la ed. cit.; A. Philonenko, La to «una especificación eidética propia» y,
théorie kantienne de l’histoire, Vrin, 1970. en la cima, la especificación general de
«cosa material en general». Operando sobre
el objeto una variación imaginaria que obe
dece a las soléis exigencias del «yo puedo»
ID E A S R E L A T IV A S A U N A FEN O o del «yo no puedo», es como hago apa
M E N O L O G ÍA P U R A , Ideen zu einer recer ese eidos o invariante de la cosa-,
reinen Phaenomenologie und phaeno- esta última implica la temporalidad, la espa-
menologischen P h ilosop h ie [Ideen I], cialidad, las relaciones de causalidad que
1913. mantiene con otras cosas, cualesquiera
Edmund H u s s e rl, 1859-1938. que sean las particularidades que la dis
tingan de ellas.
Entre las -> Investigaciones lógicas y Si la fenomenología es por tanto, al
las Ideen I, la fenomenología abre una igual que el empirismo, un «retorno a las
nueva dimensión a la conciencia. Profe cosas mismas», difiere de éste en que ella
sor entonces en Gotinga, donde reúne a se remonta por encima de la experiencia
sus primeros discípulos, Husserl publica hasta las esencias, en esa intuición origi
en 1907 sus primeros escritos sobre el naria que es la «visión de las esencias»
tema de la reducción fenomenológica (la (Wesenschau). Así es como pueden for
Idea de la fenom enología), mas es en marse esencias diversas, objetos de dife
1913, con Ideen I, cuando emprende la rentes eidéticas «regionales» (por ejemplo:
publicación de un vasto trabajo sobre la región «cosa», región «conciencia»), coro
«fenomenología pura», ciencia nueva por nadas a su vez por la ontología formal
cuanto que «caracteres esenciales la hacen consagrada a la esencia de objeto en gene
extraña al pensamiento natural» (intro ral. En este estadio del análisis, cada cien
ducción). De esta ciencia ha subrayado ya cia empírica o «ciencia de hechos» depen
Husserl su especificidad respecto a la psi de por tanto de una ciencia eidética. La
cología y al psicologismo — la fenome fenomenología eidética de la región «con
nología de las Investigaciones lógicas se ciencia», constituye notoriamente el fun
oponía a toda deducción de las verdades damento esencial de la psicología y de las
lógicas a partir de los procesos psíquicos. ciencias del espíritu.
La distinción fundamental de la feno Esta región de la conciencia debe ser
menología respecto a la psicología resi comprendida en su estricta oposición a
de en que la fenomenología no busca rea la región «naturaleza»; se trata de dos
lidades naturales, sino esencias, no se modos de ser diferentes, y Husserl desig
34 7 IDEAS RELATIVAS A UNA FENOMENOLOGÍA PURA
contradicción clásica del realismo y el todo una filosofía del ser-en-el-mundo: «La
idealismo: quedan de golpe suspendidos reflexión no se retira del mundo hacia la
todos los prejuicios naturalistas que hacen unidad de la conciencia como fundamen
de la conciencia una res entre otras, mas to del mundo, sino que retrocede para ver
también un idealismo de tipo berkeleya- surgir las trascendencias.» ( ►Fenomeno
no o kantiano. Si aún se puede hablar, logía de la percepción). Para ver el mun
como lo hace el propio Husserl, de un do y asombrarse de su presencia, es pre
idealismo, habrá que entender por ello ciso operar una ruptura con él. En un
un idealismo trascendental, consagrado sentido, el In der Welt sein (el ser-en-el-
a la tematización de la subjetividad. La mundo) heideggeriano no puede aparecer
reducción fenomenológica es esta primera más que sobre el fondo de la epoché.
marcha del ego que reflexiona y se des Podrán reconocerse aquí las perspectivas
cubre como fundamento originario e indu de Merleau Ponty, que supo orientar los
dable: la trascendencia de las cosas se famosos temas husserlianos de la des
encuentra aquí fundada. A l brindamos el cripción fenomenológica, de la intencio
análisis intencional, la reducción nos com nalidad, hacia el de un «sujeto atado al
promete por tanto a considerar el pro mundo».
blema de la constitución de la cosa, ope
ración de la cual la epoché no era, por Edición: Ideas relativas a una fenomeno
así decirlo, más que el negativo y a la cual logía pura (tr. J. Gaos), 2.aed., México, Fon
do de Cultura Económica, 1962.
habrían de consagrarse las Ideen II. Estudio: E. Levinas, ->■ En découvrant
En efecto, en su origen, las Ideen I for l’existence avec Husserl et Heidegger, Vrin,
maban parte de un conjunto de tres volú 1974.
menes. La última parte de este «tríptico»
— Ideen III— había de consagrarse a la
Idea de la fenomenología; en cuanto a las
Ideen II, por las cuales Paul Ricoeur se IDEAS Y LAS EDADES (LAS), Les idé
interesó muy particularmente (Revue de es et les ages, 1927.
métaphysique et de morale, n.° 4, 1951; A la in (Émile Auguste Chartier), 1868-
n.° 1, 1952), ha sido preciso esperar has 1951.
ta su tardía aparición en Francia para des
cubrir la aplicación del método del análi Aunque poco leída, esta obra en dos
sis «intencional» que presentaban las Ideen volúmenes, que es uno de los «grandes»
1, al problema de la constitución de la cosa libros de Alain, es menos difícil que -*■Los
y del yo psicofisiológico. El acceso al tex dioses o las Conversaciones a la orilla
to sigue siendo relativamente difícil; y lo del mar. Alain desarrolla en ella su filo
es tanto más por cuanto que los análisis sofía del hombre, que es una filosofía del
desarrollados por las Ideen I están indi- juicio al mismo tiempo que una filosofía
sociablemente vinculados a los de las Inves de la libertad. La obra está dividida en
tigaciones lógicas (1900-1901), cuyo nueve libros: el Sueño, las Ilusiones, los
segundo tomo nos hizo entrar en una pro Cuentos, los Juegos, los Signos, los Amo
blemática de la correlación. Si bien es pre res, los Oficios, el Culto, las Naturalezas.
ciso ver en ésta una de las obras esencia Se reconocen aquí los temas recurren
les de Husserl, no fue sin embargo la que tes de la obra de Alain.
le dio notoriedad en el público no alemán, H autor define así la materia de su libro:
que descubrió más bien a su autor gracias «La naturaleza pensante, ¡en la medida en
a las conferencias por él pronunciadas en que se puedan unir los dos términos!»
Londres y en la Sorbona en 1922-1929 Extraño programa, cuando se sabe que
(-*■ Meditaciones cartesianas). Alain, fiel cartesiano, separa absolutamente
La reducción fenomenológica, lejos de el reino de la naturaleza mecánica del pro
ser, como se ha dicho a veces, la expre pio del espíritu, y que esta separación con
sión de un idealismo subjetivista, es ante diciona la libertad. Las ideas y las edades
34 9 IDEOLOGÍA ALEM ANA (LA)
cámara oscura». La ideología alemana toria; la base está en el desarrollo del pro
en particular, surgida de la descomposi ceso real de la producción, y es «la socie
ción del hegelianismo, primero con los dad civil en sus diferentes estadios» la que
viejos hegelianos — o hegelianos de dere constituye el fundamento de toda la his
cha— y luego con los hegelianos jóvenes toria, que consiste en representarla en su
(Feuerbach, Bruno Bauer, Stimer) — o acción en tanto que Estado.
hegelianos de izquierda— , cree «en el mun La alienación es definida, ya no en tér
do existente, en los reinos de la religión, minos filosóficos como en los Manuscri
de los conceptos y del Universal». Por el tos de 1844, sino como fuerza producti
contrario, Marx y Engels afirman que no va, decuplicada gracias a la cooperación
es la conciencia la que determina la vida, de los individuos en la división del traba
sino que es la vida la que determina la con jo, y apareciéndose a los hombres como
ciencia. «Se parte de individuos reales y «un poder extraño, situado fuera de ellos,
vivientes por sí mismos, y se considera a que no pueden dominar» y que, en ver
la conciencia únicamente como la con dad, dirige la voluntad y la marcha de la
ciencia de ellos.» De ahí que no haya más humanidad. La contradicción entre las
que una sola ciencia, la de la historia, y fuerzas productivas y las relaciones de
«casi toda la ideología se reduce a una fal producción («Se llega a un estadio en el
sa concepción de la historia, o bien a una que nacen fuerzas productivas y medios
total abstracción de ella». de circulación que no pueden ser más que
Pero lo que son los hombres se reve nefastos en el marco de las relaciones exis
la igualmente bien en lo que ellos produ tentes») provoca el movimiento práctico
cen que en la manera en que lo produ de su resolución (la revolución ) gracias
cen. La historia de los hombres se a la lucha de clases («Nace una clase que
confunde por tanto con la historia de las se encuentra por fuerza en la oposición
diferentes formas que ha tomado su más abierta con todas las otras clases»).
comercio en el correr del tiempo. Y así El comunismo es desde entonces con
son anticipadas, en la búsqueda y tenta cebido como «el movimiento real que anu
tiva de un nuevo vocabulario, las nocio la el estado actual». («El comunismo no es
nes de fuerza productiva (o modo de pro para nosotros ni un estado que debe ser
ducción) y de relación de produ cción creado, ni un ideal sobre el que la reali
(forma de las relaciones humanas ligadas dad haya de regularse»).
a la división del trabajo): «Esta suma de
fuerzas productivas, de capitales, de for Edición: La ideología alemana (tr. W.
mas de relación social que cada individuo Roces), 4.a ed., Pueblos Unidos/Grijalbo,
y cada generación encuentran dados en 1972.
Estudios: L. Kolakowski, Principales corrien
la existencia, es la base concreta de eso
tes del marxismo, vol. I: Los fundadores
que los filósofos se han representado (tr. J. Vigil), Alianza, 1993, cap. VIII; L. Séve,
como “sustancia y esencia del hombre” .» Une introductipn á la philosophie mar
En los amarillentos y tachados legajos de xiste, Messidor-Éditions sociales, 1980,
los casi indescifrables cuadernos de borra
dor que nos han llegado, se bosqueja una
descripción de la historia de la humani
dad ligada a la división del trabajo (que IDEOLOGÍA O EL ORIGEN DE LAS
pone el acento en la división del trabajo IDEAS RECIBIDAS (LA), L ’idéologie
material e intelectual en correspondencia ou l’origine des idées regues, 1986.
con la separación de la ciudad y el cam Raym ond B o u d o n , nacido en 1934.
po) y a las formas de la propiedad (tri
bal, comunal, feudal). Raymond Boudon propone una his
Contrariamente a lo que afirma Hegel, toria crítica de la noción de ideología.
no son las formas jurídicas y el Estado los En el siglo xvih, ese término designa
que dan la explicación última de la his ba la ciencia de la génesis de las ideas,
351 IMAGEN DE L A NATURALEZA EN L A FÍSICA ACTUAL (LA)
— relativista y cuántica— que de ellos se las de la imagen. Hay tres tipos de con
sigue. Igualmente se interroga sobre el ciencia: la percepción, que «aprehende»
valor cultural del conocimiento físico. El el objeto, el pensamiento, que no lo apre
libro concluye con algunos estudios his hende, y la imagen, que depende más del
tóricos sobre los grandes físicos, de Kepler pensamiento que de la percepción.
a De Broglie. La conciencia imaginante no precede
a su objeto. En el acto que la constitu
Edición: La imagen de la naturaleza en la ye, ella se lo plantea como una nada: el
física actual, Planeta-Agostini, 1993. objeto es imaginario. Pero se reacciona
Estudios: W. Heisenberg, Diálogos de físi
ca atómica (tr. W. Strobl y L. Pelayo), Ed. al objeto como si éste existiera. En la ima
Católica (B.A.C.), 1972; L. de Broglie, Les gen activa, hay una divisoria entre ima
incertitudes d’Heisenberg, et l’interpréta- gen percibida e imagen creada. El obje
tion probabiliste de la mecánique ondu- to está representado por el retrato, la
latoire, Gauthicr-Villars, 1982. caricatura o la imagen simple. Y se lo
determina mediante la palabra, por imi
tación o por esquematismo. La conciencia
imaginante desencadena pues un proce
IM A G IN A C IÓ N (L A ), L ’im agination,
so psíquico que funciona como equiva
1936.
lente del objeto. Es el «análogo», que el
J e a n -P a u l S a r t r e , 1905-1980.
autor confiesa no poder circunscribir com
pletamente; así, su estudio es colocado
Sartre aborda aquí la problemática de
por Sartre bajo el signo de lo probable.
la conciencia, por la vía de la percep
¿De qué está hecho, pues, el análogo?
ción/imaginación. Como en -> La tras
De un «saber» (para constituirse, la ima
cendencia del ego, la conciencia es defi
gen tiene necesidad de un conocimiento
nida como conciencia de algo. «La imagen
del objeto), también de una intención
es un cierto tipo de conciencia [...] es
«afectiva», que la imagen une al saber; de
conciencia de alguna cosa.»
una «impresión cinestésica» o movimiento
Al examinar las posiciones de los clási
formador de la imagen; y, en fin, de la
cos y también las de los psicólogos moder
palabra misma que designa el objeto.
nos, el autor introduce la descripción feno-
Con independencia del problema del
menológica de la estructura «imagen».
análogo, la imagen juega un papel impor
tante en la vida psíquica. Tiene una fun
Edición: La imaginación (tr. C. Dragonet-
ti), Edhasa, 1980. ción simbólica o «presentificadora» (que
Estudio: F. Jeanson, Sartre, col. «Écrivains hace aparecer al objeto por comprensión
de toujours», Le Seuil, 1974. simbólica). Engendra una vida imagina
ria, en la que los objetos irreales forman
un «anti-mundo». Escinde al yo (real/ima
ginario), y puede provocar también con
IMAGINARIO (LO), L ’imaginaire, 1940. secuencias patológicas, en la alucinación
J e a n -P a u l S a r t r e , 1905-1980. y en la obsesión. Mas, por lo demás, hace
soñar y permite la creación artística. En
El autor se plantea el poder irrealizan- definitiva, la imagen conduce a Sartre a
te de la conciencia y la resultante de ello: una «tesis de irrealidad».
lo imaginario. En una indagación feno- En este estudio, el autor hace fructifi
menológica se pone de manifiesto la car la influencia ejercida sobre él por la
«estructura intencional» de la imagen-, cre fenom enología husserliana y sus des
ar lo irreal es una intención de la conciencia cripciones de la conciencia trascenden
imaginante. tal. Al dar testimonio de una facultad tras
La imagen es una relación de la con cendente de la conciencia, la problemática
ciencia con el objeto. Las propiedades del de L o imaginario refuerza dos ideas cla
objeto son, en este contexto, idénticas a ves del existencialismo sartriano: el dis-
353 IMPERIO DE LOS SIGNOS (EL)
dones del signo tomando ejemplos extre concurso abierto por el Instituto en 1801
madamente simples: el signo en la ciudad, sobre el tema: «Determinar la influencia
en el jardín, en la tienda, etc. del hábito sobre la facultad de pensar».
Este ensayo, atractivamente ilustrado El jurado alaba su manuscrito, mas lo invi
en la edición de bolsillo, es una muestra ta a retocarlo y a enviarlo de nuevo. En
de la originalidad y sutileza del pensa 1802, Maine de Biran obtiene el primer
miento de Barthes. premio, y luego publica su libro.
Desde que Hume propusiera una solu
Edición: El imperio de los signos (tr. A. ción al problema de la causalidad que se
García Ortega), Mondadori, 1991. apoyaba en una psicología del hábito, este
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.* L. Rodrí- último se ha tomado en una noción muy
uez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 161-166; importante en filosofía. Condillac colo
.-B. Fages, Comprendre Roland Barthes, ca la repetición en el centro de sus aná
Privat, 1979. lisis. Los ideólogos (Destut de Tracy, Caba
nis) hacen de ella objeto de estudio
positivo. En Maine de Biran, el hábito
ocupa un lugar central y doblemente reve
IN D IV ID U O C O N T R A EL E ST A D O lador. Es en efecto la reflexión sobre el
(EL), The Man versus the State, 1884. hábito lo que abre a Maine de Biran el
H e r b e r t Spencer, 1820-1903. camino a un pensamiento propio, y más
precisamente a una de sus ideas rectoras:
Militarismo e industrialismo son pues la oposición entre actividad y pasividad
tos en esta obra en contradicción. Privile en el interior del sujeto.
giando por su parte al industrialismo, Spen Pero sobre todo es el hábito mismo
cer funda en él grandes esperanzas sociales, el que revela esta oposición fundamental.
mientras maldice al militarismo, que repre El hábito es el revelador psíquico que per
senta a sus ojos la desmesurada injerencia mite distinguir lo que no depende en noso
del Estado, uniformador e invasor. tros de la percepción sino que es propio
El filósofo rehúsa reconocer en el Esta del ego mismo (actividad), y lo que depen
do sus pretensiones a imponerse como de de la sensación, signo de empobreci
benefactor, legislador o educador. En cam miento del espíritu (pasividad). C on la
bio, el industrialismo, ayudado por el Esta repetición de una impresión, lo que depen
do, es para el filósofo una garantía de pro de de la sensación se embota y disminu
greso para el futuro de la sociedad liberal. ye, mientras que lo que depende de la
percepción se agudiza. La repetición esta
Edición: El individuo contra el Estado (tr.
A. Gómez), Doncel, 1977. blece una dialéctica selectiva entre lo pasi
Estudio: O. Gaupp, Spencer (tr. J. Gonzá vo y lo activo mediante la cual desenreda
lez), Revista de Occidente, 1930. el yo del yo mismo.
El hábito perfecciona el ejercicio de la
acción. Mas, aunque la percepción sea prin
cipio de apercepción, la repetición no acre
INFLUENCIA DEL HÁBITO SOBRE LA cienta su carácter consciente, sino al con
FACULTAD DE PENSAR O MEMORIA trario. El hábito, en la medida en que
SOBRE EL HÁBITO, lnfluence de l ’ha- disminuye el esfuerzo requerido para rea
bitude sur la faculté de penser ou Memoi- lizar la acción, lleva aparejado «ese grado
re sur l ’habitude, 1802. de perfeccionamiento por un lado, y de
M ain e d e B ira n (Marie Frangois Pierre ceguera en su ejercicio por otro» que carac
Gontíer de Biran), 1766-1824. teriza al automatismo. El automatismo, efi
caz aunque pasivo, es para Maine de Biran
Más conocido como Memoria sobre el una revancha de la pasividad sobre la acti
hábito, este ensayo es la segunda versión vidad, que aquella mima mientras la des
de la contribución de Maine de Biran al truye. Si quiere rehabilitar su propia aper
INSTITUCIÓN DE LA RELIGIÓN CRISTIANA
cepción, «es preciso que el individuo se físico y teológico. Tal es el objetivo del
determine a rehacer con atención todo lo Quod Deus.
que antes había hecho por hábito».
El campo que más necesitado está de Edición: L ’immutabilité de Dieu, Le Cerf,
esta atención es el lenguaje, donde la pér 1963.
Estudio: Philon d’Alexandrie, Actes du
dida del sentido de las palabras arrinco colloque de Lyon (1966), éd. du CNRS,
nadas por el pensamiento es realmente 1967.
peligrosa a juicio del autor. De hecho, el
hábito tiene el doble efecto de matar al
espíritu y de hacerle olvidar que lo mata.
Las facilidades motoras, la mecánica y los IN S T IT U C IÓ N DE L A R E LIG IÓ N
automatismos son por tanto olvido del C RISTIAN A, Institution de la religión
pensamiento verdaderamente activo, e chrétienne, 1560.
incluso olvido de este olvido. Por esta razón Juan C a lv in o , 1509-1564.
Maine de Biran no cesa de escribir y rees-
cribir, intentando reiterar el esfuerzo ini Esta obra se presenta como un manual
cial que había madurado su pensamiento. de instrucción cristiana destinado a la for
Aunque la filosofía de Biran no haya mación del creyente. Se trata de enseñar,
alcanzado aún su expresión más acabada, y la Institución incluye por eso una par
la obra contiene ya muchos de sus temas te doctrinal. La primera edición de 1536,
esenciales. La oposición entre actividad y en latín, no tenía más que seis capítulos.
pasividad, por ejemplo, será retomada y En la edición francesa de 1560, la obra
enriquecida en la » Memoria sobre la des tiene diecisiete. La introducción trata sobre
composición del pensamiento. el conocimiento de Dios y del hombre,
sobre el Decálogo, el Credo y el Padre,
Edición: Influence de l ’habitude sur la en suma, sobre aquello que contenían los
faculté de penser, P.U.F., 1954. antiguos catecismos católicos. Calvino
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Moran), extiende su enseñanza al innatismo de
vol. n, Tecnos, 1988, pp. 252-276; D. Vout- la idea de Dios. Si el espectáculo del mun
sinas, La psychologie de Maine de Biran, do muestra la existencia de la Providen
S.I.P.E., 1964. cia, no es menos evidente que una reve
lación interior es indispensable.
Calvino exhorta al hombre a la humil
IN M U T A B IL ID A D DE D IO S (L A ), dad y para alcanzarla es bueno y útil el
Q uod Deus sit immutabilis. conocimiento de uno mismo. Con inde
F iló n de A le ja n d ría , hacia 20 a.C.- hacia pendencia de que exista o no la libertad,
45. el hombre debe actuar en todo para la
gloria de Dios. La cuestión del libre arbi
Este tratado, redactado originalmen trio es compleja. Calvino lo admite, mas
te en griego, es un comentario a los ver precisa que la voluntad está corrompida
sículos del Génesis. Filón aborda el sacri por el pecado. También es necesario que
ficio de Isaac, la cólera de Dios, la fuente el libre arbitrio sea sostenido por la gra
del Mal, la misericordia de Dios. Hay cia: ella es el solo remedio. El autor tra
muchos pasajes consagrados a Noé. El ta a continuación de la fe, de la peni
tratado acaba con el tema del Camino tencia, de Jesucristo.
real. Este camino es el que el hombre jus La enseñanza fundamental de Calvino
to debe recorrer. El Génesis no es sola es de orden práctico. La vida cristiana
mente el relato de la creación, sino que consiste en llevar cada uno su cruz, pero
indica el camino para cada alma particu es propio del hombre meditar sobre la
lar, que es imagen de Dios. vida futura. Aunque pueda hacerse uso
Filón no se queda ahí: es necesario que de los bienes de este mundo, el cristiano
este camino reciba un fundamento meta- tiene el deber de no ligarse a ellos. En fin,
INSTITUCIÓN IMAGINARIA DE LA SOCIEDAD (LA) 356
les modernas, no como forma organiza «He ahí por qué la sola estrategia es catas
dora». Las formas sociales no conocen lo trófica, y no dialéctica.» «Contra un siste
simbólico más que bajo la forma de la ma hiperrealista, la sola estrategia es pata-
familiaridad, estando su exigencia «obs física.» Es preciso hacer de la tautología
truida sin cesar por la ley del valor>. del sistema el arma misma que acabará
Tres acontecimientos teóricos son de con él.
una importancia capital: los anagramas El autor no concibe a la muerte como
de Saussure, la donación-intercambio de un acontecimiento, sino como una forma:
Mauss, y la pulsión de muerte de Freud. la reversibilidad. Es a la vez el término del
«En ellos se ve perfilarse una misma y sistema y la exterminación simbólica que
grande forma [...] que pone espalda con lo acecha a partir del momento en que es
tra espalda economía política y econo perfecto. La reversibilidad es a la vez lo
mía libidinal [...] dibujando desde aquí, que el sistema no puede hacer y aquello
desde ahora, un más allá del valor. Que a lo cual él no puede escapar. Siendo irre
da por tanto el esquema de una relación versible el proceso del valor, sólo la rever
social fundado sobre el exterminio del sibilidad es mortal para él. «El término de
valor, mas ocultado por las interpreta intercambio simbólico no quiere decir otra
ciones freudiana y marxista que, lejos de cosa.»
exterminar la ley, la prolongan bajo la Para Baudrillard, el sistema es indivisi
forma de ley del Padre por una parte, y ble. En esto se opone a Lyotard, que dis
de ley de la Revolución por otra. Bau- tingue la economía libidinal de la econo
drillard retiene, pues, la proposición freu mía del sistema, y a Deleuze, que distingue
diana de una pulsión de muerte pero «a entre esquizo capitalista y esquizo revolu
condición de radicalizarla contra el pro cionario. Para él, «la dispersión de las ener
pio Freud.» Lo mismo hace con Saussu gías es la forma misma del sistema actual».
re y Mauss, es decir que, en una violen
cia teórica, los dirige contra sí mismos. Edición: L'Échange symbolique et la Morí,
Este principio de reversibilidad, que por NRF Sciences humaines, Gallimard, 1976.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
sí solo puede poner fin al orden del códi
temporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodrí-
go en el que vivíamos oponiéndose al :z Tapia), Cátedra, 1996, pp. 293-298;
principio de simulación que lo gobierna,
y que para nosotros toma la forma del r Hess, Dictionnaire des philosophes,
P.U.F., 1984.
exterminio y de la muerte, es la forma
misma de lo simbólico.
A l antiguo sistema que dominaba el
principio de realidad ha sucedido la inde INTE R SU B JE TIVID AD Y O N TO LO -
terminación de un orden hiperreal don G ÍA, ln tersu bjectivité et o n to log ie ,
de los simulacros han reemplazado a las 1974.
ideologías. N o es intentando resucitar, en M a u rice N é d o n c e lle , 1905-1976.
una nostalgia de lo real, los antiguos valo
res que no eran de suyo más que simula Maurice Nédoncelle había manifestado
cros de segundo orden, ni oponiendo a una suerte de antíontologismo en La per
los simulacros de tercer orden nuevos simu sona humana y la naturaleza, en 1944.
lacros, como podrá irrumpirse en el códi Se preguntaba cómo una ontología, es
go. Sólo la muerte lo puede porque su decir, una metafísica del ser, puede alcan
reversibilidad es de un orden superior al zar a la persona, y proponía una psicolo
del código. Lo que caracteriza al orden del gía de la persona. Compuesta por dife
código, es que se presenta como un sis rentes artículos, esta obra marca la
tema. Ahora bien, todo sistema, encami reconciliación — ya esbozada en 1970 en
nado por su propia lógica a la perfección Exploraciones personalistas, mas siste
total, está también encaminado, por esta matizada aquí— de las dos nociones y la
perfección misma, a la defección total. formación de una ontología personalista
359 INTRODUCCIÓN A L A FILOSOFÍA
Hombre es el que «dice» el ser (es el «deci se inscribe en una perspectiva filosófica
dor» del ser). Salir de la indeterminación propiamente contemporánea al disociar
es considerar la palabra «es». Su Uso en irreductiblemente ser y ente. De esta dife
una frase está determinado por lo que rencia es garantía el lenguaje, verdadero
designa. Por tanto, sí al decir el ser se lo poema original, «casa del sen», y que (el
determina, entonces se lo delimita, se uso de la etimología lo muestra) proclama
vuelve a encontrar su sentido. La inver el origen griego de la filosofía. La mirada
sión de perspectiva permite al autor con de Heidegger restaura y continúa la de los
frontar al ser con su otro, diciendo lo que pensadores griegos; esta especificidad hace
él no es. El ser no es el devenir. R efi de él una figura tan esencial como origi
riéndose a Parménides, H eidegger da nal del siglo xx filosófico.
al ser el sentido de «unido», «unificador»,
«presente», lo cual no puede ser asimi Edición: Introducción a la metafísica (tr.
lado al devenir. Interpretando a Herá P. A. Ackermann), Gedisa, 1992.
Estudio: M, Haar, Heidegger et l ’essence
clito y a su aforismo «Todo fluye», Hei
de l ’homme, Millón, 1990.
degger muestra que el ser es la
«recolección» de todos los antagonismos,
y no los antagonismos mismos. El ser no
es tampoco la apariencia. Aunque de ori
INTR O D UC CIÓ N A L A SEM ÁNTICA,
gen idéntico (el ser aparece), se oponen
Introduction to Semantics, 1942.
de hecho: el ser es latencia, principio,- la
R u d o l f C arn ap , 1891-1970.
apariencia es una caída, un resultado. La
filosofía comienza por la distinción entre
Esta introducción a la semántica cons
ser, parecer y no-ser. En tercer lugar, el
tituye el primer volumen de Studies in
ser no es el pensamiento en sentido lógi
Semantics y marca un nuevo giro en la
co. Con Platón, la filosofía ha reempla
evolución del pensamiento de Carnap.
zado al ser por la idea del ser; éste fue
Reconociendo su deuda con Alfred Tars-
el nacimiento de la lógica como instru
ki, Carnap decide en efecto completar
mento de la verdad o discurso adecua
con una semántica rigurosa los estudios
do «sobre cualquier cosa». Heidegger pro
de sintaxis formal en la que es reconoci
pugna superar la lógica en beneficio de
do maestro.
un pensar más originario, un pensar que
A diferencia de Taski, Carnap mantie
«reúne o recolecta»; un Logos. El senti
ne sin embargo una frontera muy neta
do primero de Logos es «recolección del
entre semántica y sintaxis y, dentro de la
ente mismo». Este sentido desvela la esen
semántica, entre verdad factual y verdad
cia del Hombre: «Ser hombre es asumir
lógica — y todo ello dentro de la línea de
la recolección, la aprehensión recolec-
sus orientaciones filosóficas fundamentales.
tora del ser del ente, la puesta en obra
de la apariencia por el saber, y gestionar Edición: Introduction to Semantics, Cam
así la no-latencia, preservándola de la bridge, Massachusetts, 1942.
latencia y del encubrimiento.» Finalmen Estudio: R. Carnap, Autobiografía inte
te, el ser no es el deber: el deber es el lectual (tr. C. Castells), Paidós, 1992.
modelo según la idea y no según el ser.
En el deber, no es el ser lo que da la medi
da; está recubierto por el valor.
Heidegger fue discípulo de Husserl. Su IN T R O D U C C IÓ N A L A S C IE N C IAS
obra lleva el sello de la fenomenología, D ÉL ESPÍRITU, Einleitung in die Geis-
parcialmente aplicada al problema central teswissenschaften, 1883.
del pensamiento del autor: el ser, y el olvi W ilh e lm D ilth e y , 1833-1911.
do del ser por el pensamiento occidental.
A este respecto, esta obra está en el cora Este libro estaba destinado a resolver el
zón de la problemática heideggeriana, y problema de la fundamentación filosófica
INTRODUCCIÓN A LA CIENCIAS DEL ESPÍRITU 364
de las ciencias humanas. El filósofo se pro damentos psicológicos de las ciencias que
pone aquí estudiar la realidad histórica y se ocupan de la organización externa de
social, como también las ciencias que tie la sociedad; esta última es un dato histó
nen por objeto esa realidad. Las «ciencias rico que hay que exponer teóricamente.
del espíritu» constituyen para Dilthey un Mas la filosofía de la historia y la sociolo
conjunto en sí que se opone a las «ciencias gía no son verdaderamente ciencias, pues
de la naturaleza». Las ciencias del espíritu to que se apoyan sobre abstracciones.
no pueden tener por fundamento la meta La realidad de la historia forma un todo
física: es lo que el autor expondrá en la com plejo al que es preciso aplicar un
segunda parte de su obra. La parte crítica método apropiado. Por añadidura, las
es la más importante y extensa. La con ciencias particulares del espíritu se ocu
clusión lleva a mostrar como imposible el pan siempre de hechos nuevos. También
ideal de la metafísica que desvela a priori es necesario explicitar una teoría del cono
el orden lógico del mundo; posición supe cimiento susceptible de fundamentar las
rada por lo demás, porque el orden del ciencias particulares del espíritu. Dilthey
mundo no puede ser positivamente demos se fija la tarea de considerar a la reali
trado. La primera parte de la obra, llama dad histórica y social en el conjunto que
da «Libro primero», da una visión de con ellas forman. Atacando tanto al empiris
junto de las ciencias humanas particulares mo (al que declara igualmente «abstrac
y demuestra la necesidad de una ciencia to») com o a la especulación, Dilthey
fundamental del hombre. demuestra que las teorías precedentes no
¿Cuál es el objetivo de esta iniciación han cumplido el fin que él acaba de defi
a las ciencias del espíritu? Podrá dar al polí nir. La metafísica inspiraba las teorías;
tico, al jurista, al teólogo y al pedagogo, por lo tanto, la metafísica misma se tor
un instrumento para mejor trabajar al ser na en objeto de estudio para Dilthey, en
vicio de la sociedad. La totalidad de estas tanto que ha sido inspiradora de las repre
ciencias estará en relación con la totalidad sentaciones colectivas. La descomposi
de las ciencias de la naturaleza. H hombre ción de la metafísica ha permitido el adve
está así determinado por un doble juego nimiento de las ciencias particulares.
de relaciones. Las ciencias particulares del En cuanto a los fenómenos psíquicos que
espíritu se desgajan de la realidad históri devienen el objeto de una ciencia —que tam
ca y social. Opuesto tanto a la escuela de bién se ha desgajado de la metafísica— , es
la abstracción como a la escuela histórica, claro que no pueden ser estudiados según
Dilthey quiere incluir todas estas ciencias el método de la ciencia natural, y exigen un
en el todo de las ciencias del espíritu. Por método que les sea adecuado. La unidad
su parte, las ciencias del individuo son los lógica ansiada por el ideal de la metafísica
elementos de esta realidad nueva. no es posible, pues la realidad está en con
Frente a las ciencias de la historia y tradicción con ese ideal. El principio de
de la sociedad, hay que considerar tam razón suficiente no juega el mismo papel
bién otras clases de ciencias particulares en las ciencias del espíritu que en las cien
que tratan del arte, de la ciencia, del Esta cias de la naturaleza. El intelecto no pue
do, de la religión, etc. Es preciso por tan de, en efecto, determinar los vínculos que
to aceptar la consideración de un objeto confieren al mundo una unidad metafísica.
que consistiría en los diversos sistemas de En documentos inéditos que se refe
civilización. El derecho es un dato de rían a la Introducción a las ciencias del
hecho; también es una comunidad de fines, espíritu, Dilthey confirma la postura ori
fundado en la conciencia jurídica, en tan ginal del libro, que coincide con la suya:
to que dato psicológico activo. De igual proponer un método enteramente nuevo.
modo, el sistema de la moralidad está com Dilthey considera que, hasta el presente,
puesto de un grupo de hechos de con todo procedía de la especulación-, tanto los
ciencia y de actos que dependen de esos conceptos como los objetos, e incluso la
hechos. Dilthey insiste pues sobre los fun pretendida realidad. Su fin es por tanto el
365 INTRODUCCIÓN A LOS PRINCIPIOS DE LA MORAL Y DE LA LEGISLACIÓN
de elevarse hasta una conciencia históri na Mounier los temas fundamentales (con
ca que sea capaz de esclarecer el proble tingencia, alienación, fragilidad y soledad
ma planteado. Su método exige una veri de la existencia) y las nociones claves (nada,
ficación constante por los hechos. Dilthey compromiso, otro...), e intenta compren
quiere utilizar medios tales como perso der eso que, por encima de las divergen
nalidad, estilo, forma interior en el pro cias doctrinales, hace que dentro de las tra
yecto de las ciencias humanas, con el fin diciones existencialistas «el diálogo entre las
de alcanzar un conocimiento objetivo. más opuestas sea siempre más fácil que el
mantenido con las doctrinas extrañas a sus
Ediciones: Introducción a las ciencias del supuestos comunes».
espíritu (tr. E. Imaz), Fondo de Cultura Eco Al situar el propio Mounier al perso
nómica, 1944; id. (tr. J. Marías), Alianza,
nalismo en el corazón mismo de la rama
1986.
Estudios: J. Ortega y Gasset, «Guillermo cristiana, es importante no perder de vis
Dilthey y la idea de la vida» (inidalrnente publi ta — cuando ve en «la marca de un retor
cado en la Revista de Occidente, 1933- no a lo religioso» el carácter global del
1934) e incluido en las Obras completas, existencialismo— que su análisis, por cla
Alianza, vol. VI, pp. 165-213; H. Schna-
ro y sintético que pueda ser, sigue sien
delbach, Filosofía en Alemania: 1831-1933
(tr. P. Linares), Cátedra, 1991; A. Kremer- do un análisis «de lo interior.
Marietti, Wilhelm Dilthey et l'anthropolo-
gie historique, Seghers, 1972. Edición: Introducción a los existencialis-
mos (tr. D. Monserrat), Guadarrama, 1973.
Estudio: Le personnalisme d ’Emmanuel
Mounier. Actes du colloque organisé par
l’Association des amis d’Emmanuel Mounier,
IN T R O D U C C IÓ N A L O S EXISTEN- Le Seuil, 1985.
C IALISM O S, ¡n tro d u ctio n aux exís-
tentialismes, 1946.
Emmanuel M ou n ier, 1905-1950.
INTRODUCCIÓN A LOS PRINCIPIOS
Aunque define al existencialismo «como D E LA M O R A L Y DE L A LEG ISLA
una reacción de la filosofía del hombre con CIÓN, Introductio to the Principies o f
tra los excesos de la filosofía de las ideas y Moráis and Legislation, 1789.
de la filosofía de las cosas», Emmanuel Mou Jerem y Bentham , 1748-1832.
nier— como testimonia el título de la obra—
no concibe uno, sino varios existencialis- Esta obra es fundamental en la cons
mos. Se pregunta en efecto qué es lo que trucción del utilitarismo y permite medir
«esa mezcla de existencialismo y de ine- su alcance político: del principio de «la
xistencialismo» de la filosofía de Sartre, que utilidad» son deducidas una concepción
«surgida de Heidegger, se ha constituido en del derecho y una teoría de los gobiernos.
oposición radical a los fundadores de la filo Siendo el bienestar (la felicidad) el fin últi
sofía moderna de la existencia», tiene en mo del hombre, la búsqueda del placer y
común con esos últimos, que son para Mou la evitación del dolor constituyen los moti
nier Pascal, Maine de Biran, y por supues vos de las acciones. Inspirándose en Hel-
to Kierkegaard. Pues es partir de Kierke- vetius, para el cual la «ley moral del inte
gaard cuando el tronco del existencialismo rés» es análoga a las leyes del movimiento
se escinde en dos ramas. La una, atea y ali en el universo físico, Bentham elabora, a
mentada por la fenomenología, conduce a partir del principio de utilidad, una seve
Sartre. La otra, cristiana y mucho mejor ra crítica del derecho natural. Si la utili
equipada, está al origen de las filosofías dad es el principio de la legislación, son
de Bergson, Gabriel Marcel, Jaspers, Ches solamente el cálculo de los efectos y la
tov, pero también en el pensamiento de experiencia los que permiten fijar la ley.
Charles Péguy y Martin Buber. A la luz de Las leyes positivas determinan las con
esta genealogía del existencialismo exami diciones de felicidad del mayor número
INTRODUCCIÓN A L CONOCIMIENTO DEL ESPÍRITU HUMANO 366
de individuos y varían según los tiempos, taire: doscientas máximas fueron supri
los lugares y las costumbres, sin que nin midas.
guna «ley justa» pueda tener valor abso
luto y universal. Edición: introduction á la connaissance de
l’esprit humain et autres oeuures, col. GF,
Esta obra, etapa decisiva hacia el posi
Flammarion, 1981.
tivismo jurídico, entra directamente en Estudio: A. Hof, Histoire littéraire de la
conflicto con los defensores de los Dere France, Messidor-Editions sociales, 1987, t.
chos del hombre, por lo que será segui III, pp. 276 ss.
da de una crítica del propio Bentham de
las declaraciones americana y francesa.
Ies, todos estos caracteres relegan la físi dicional durante tanto tiempo ejercitada,
ca y la química a un papel de ciencias el valor principal de la Introducción al estu
auxiliares, como la anatomía por relación dio de la medicina experimental no está
a la fisiología: para saber cualquier cosa tanto en la exposición del método cuanto
sobre las funciones de la vida, es preciso en los límites y restricciones de Claude Ber
estudiarla sobre el ser viviente. Estos cua nard respecto a las consideraciones gene
tro caracteres permiten especificar los rales sobre los postulados y técnicas de
fenómenos vitales en el interior del deter- experimentación. Todo ocurre como si el
minismo universal: la vida es la creación. objeto — la vida misma— aportara un des
En efecto, lo que caracteriza a la máqui mentido permanente al protocolo experi
na viviente no es la naturaleza de sus pro mental que precisamente pretendía des
piedades físico-químicas, por complejas cribirlo y captarlo. En lugar de ser signo de
que éstas sean, explica Claude Bernard; decepción, ese objeto es signo de riqueza.
es la creación realizada por esta máqui Una filosofía im plícita de espera y de
na, que se desarrolla ante nuestros ojos regulación innovadora se desprende de
en las condiciones que le son propias, y la definición misma de la causalidad en los
según una idea definida que expresa la seres vivientes. Es una prueba suplemen
naturaleza del ser viviente y la esencia de taria de que la vida, en su evolución, se
la vida. N o hay que entender «idea» en ve abocada, aunque siempre bajo una lega
el sentido metafísico, sino más bien como lidad, a modificarse, es decir a contrade
un principio regulador y organizador que cirse. El principal obstáculo epistemológi
asegura el desarrollo de cada organismo co en el estudio de la vida, es la vida misma.
en interacción con el medio, pero tam Era habitual, después de Bergson, con
bién con independencia por relación a él; siderar a la Introducción al estudio de la
el medio interior es esa noción que per medicina experimental como el equiva
mite comprender al organismo viviente lente en las ciencias de la vida del -*■ Dis
como resultado de un proceso autónomo curso del método (1637) de Descartes en
que, por un deterninismo circular, las ciencias abstractas de la materia: un
encuentra en su propia necesidad la cau tratado de metodología con intenciones
sa de su realización. La fijeza del medio pedagógicas. A partir de Canguilhem y
interior no es una noción metafísica ni Dagognet, en particular, la atención filo
sistemática: no proviene de una armonía sófica se desplazó hacia el conocimiento
preestablecida ni de ningún pretendido del ser viviente.
principio vital; es el fruto de un meca En la actualidad, el interés mayor del
nismo regulador que es la condición de la libro nos parece residir en esa filosofía
autonomía de lo viviente. implícita de improvisación y de reglaje
Esta noción es realmente un concep inventivo que refuta a todo sistema filo
to fundador en fisiología; por ella, la medi sófico y a toda ciencia demasiado segura
cina ha pasado del estadio de ciencia con de sí. Por los límites que enuncia de lo
jetural al estadio de ciencia. En tanto que que describe, y las restricciones impues
ciencia, la medicina debe necesariamen tas a lo que él mismo propone, este libro
te establecer leyes precisas y determina está mucho más cerca aún del quehacer
das que deriven del criterio experimental, científico contemporáneo, donde el diá
tal como éste ha sido expuesto en la pri logo, la incertidumbre y la regulación-refu
mera parte del libro: mezcla de duda filo tación son los principales factores de pro
sófica y del deterninismo de los fenó greso y de descubrimiento.
menos de la naturaleza. Mas la precisión
de estas leyes no atenta contra el inde Edición: Introducción al estudio de la medi
terminismo que hay en todas las ciencias cina experimental (tr. A. Espina), Círculo
de Lectores, 1996.
sin el cual el hombre no existiría. Estudio: J. Michel, La nécessité de Claude
Es importante hacer notar aquí que, con Bernard, col. «Épistémologie», Méridiens-
trariamente a la presentación escolar o tra Klincksieck, 1991.
INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS 368
que el niño puede coger y tocar con su posición y de ocultamiento a menudo muy
boca, después el que experimentará al complejas. Por ello, el sueño constituye
realizar las funciones de excreción (cap. para Freud la vía privilegiada, «el camino
5). Estos comportamientos perversos, y real», para acceder al conocimiento de los
en particular el auto-erotismo, deben sufrir mecanismos del inconsciente y para pro
un rechazo para que la sexualidad deven bar de manera irrefutable su existencia.
ga normal. Las primeras impresiones de Por otra parte, la producción de sueños
la infancia, la manera en que el niño ha y de síntomas neuróticos está fundada
sido tratado, amado, los primeros con sobre los mismos procesos inconscientes;
flictos con sus padres, sus primeras angus por ello, la interpretación de los sueños
tias ante la soledad, la pérdida eventual servirá de punto de apoyo para desvelar
del afecto que se le demostraba, todos el sentido de las neurosis. Interpretar un
estos acontecimientos, devenidos incons sueño (cap. 4) consistirá en remontarse
cientes, permanecen sin embargo inde desde el contenido manifiesto hasta las
lebles y dan muy pronto una tonalidad ideas latentes. De este modo descubre
particular a nuestra experiencia futura, la Freud el simbolismo del sueño. Hace apa
encierran por así decirlo en un molde recer los mecanismos esenciales del ocul
determinado. Porque lo propio del incons tamiento: el sueño condensa muchos
ciente es no olvidar nada, conservarlo acontecimientos en uno solo, desplaza la
todo. El inconsciente se define como lo carga emocional de una idea a otra. El
rechazado y lo infantil. Mas ¿es también desciframiento del sueño se parece al de
lo sexual? una lengua. Se descompone el relato en
El inconsciente está regido por el prin sus diferentes elementos constitutivos,
cipio del placer. El inconsciente debe por después se busca encontrar recuerdos,
tanto ser continuamente reprimido, pero ideas, representaciones, comparaciones
también utilizado, canalizado, por ser la que se asocian libremente con cada uno
fuente de toda la energía psíquica que po de los términos del sueño. Es la técnica
seemos, en beneficio de otro principio, de las asociaciones libres.
el principio de realidad. Otro punto abordado por Freud es el
La obra se divide en dos grandes partes: de las neurosis. ¿Qué es una neurosis? Es
la primera, que trata de los actos fallidos una enfermedad psíquica cuyos síntomas
y de los sueños, concierne al hombre nor pueden ser físicos. Según Freud, los neu
mal; la segunda se refiere a las neurosis. róticos padecen la represión. Sus males
Mas la unidad de la obra descansa en la juegan un papel de compromiso: les sir
demostración freudíana que establece que ven para protegerse de los efectos de la
todos estos fenómenos son significativos represión y, al mismo tiempo, para man
de una intención del inconsciente. tenerla. Porque una de las características
Por «actos fallidos» entiende Freud los esenciales de la neurosis es que el sujeto
pequeños «tropiezos» de la vida diaria, como no sabe lo que él rechaza, es decir, igno
las distracciones, los errores involuntarios, ra los deseos ocultos de su inconsciente.
los lapsus. Los sueños tienen también un Freud toma el caso de una neurótica obse
sentido, y ese sentido es una intención, un siva. Todos los detalles del ceremonial del
deseo reprimido. Mas el método de des neurótico son simbólicos, lo cual quiere
ciframiento de los sueños es delicado, dado decir que los neuróticos representan de
que, según Freud, el sueño realiza un tra manera figurada, imaginada, sus conflic
bajo muy sutil de transformación de los ele tos y deseos inconscientes. Freud distin
mentos inconscientes. gue un cierto número de características
«T odo sueño es la realización de un generales válidas para toda neurosis:
deseo.» Pero ese deseo está siempre más — La fijación a un fragmento del pasa
o menos disfrazado. El sueño revela que do constituye un trazo común a todas
el inconsciente, con ayuda del precons- las neurosis; todo neurótico permanece
ciente, es capaz de operaciones de trans ligado por una afectividad profunda a un
INVENCIÓN DEMOCRÁTICA (LA) 370
momento del pasado, en general unido a ción de que no hay fundamento último
la primera infancia. en el dominio del poder político que no
— El sentido de los síntomas y su valor sea el del conocimiento. La sociedad
simbólico son desconocidos para el enfer democrática comparte con el psicoaná
mo. Él no puede establecer la relación lisis el hecho de admitir la indetermina
entre el acontecimiento del pasado y el ción en su seno; así, no constituirá una
acto presente. forma de régimen político sino una inven
— En el momento en que los proce ción, un proceso continuo en el que el
sos inconscientes son introducidos en la autor percibe, principalmente en los paí
conciencia mediante el intercambio que ses del Este, signos de extinción.
se establece entre el enfermo y el ana
lista, y a condición de que el prim ero Edición: L ’invention démocratique, Fayard,
1981.
alcance a comprender, no sólo intelec
tualmente sino de modo vivido, el sen
tido de esos síntomas (cap. 7), estos
últimos desaparecen.
IN V E S T IG A C IÓ N DE L A V E R D A D
— Se observa igualmente en todos los
P O R L A LU Z N A T U R A L (L A ), La
neuróticos una perturbación más o menos
recherche de la vérité par la lum iére
grande de la memoria, mientras que los
naturelle, 1701.
pasajes de la historia individual que son
R ene D e sc a r te s , 1596-1650.
así «olvidados» desempeñan un papel
determinante en la formación de los sín
La fecha de composición de este diá
tomas. Este «olvido» no es una laguna pro
logo dejado inacabado por Descartes no
visional o momentánea de la memoria:
es conocida con precisión, y el estable
no se sitúa al nivel preeonsciente; se adhie
cimiento del texto, conocido por diversas
re en realidad a hechos o situaciones que
copias, plantea numerosos problemas.
el enfermo desea ocultarse a sí mismo.
Los personajes del diálogo: Epistemon,
Freud se verá conducido a revisar la doc
Poliandro y Eudoxo, representan tres acti
trina aquí expuesta después de 1920. Sin
tudes diferentes hacia la cultura. Episte
embargo, esta obra sigue siendo capital
mon es el erudito escolástico, totalmente
para el psicoanálisis y los psicoanalistas.
impregnado de la enseñanza de las escue
Edición: Lecciones introductorias al psi las y de los libros (un poco equivalente al
coanálisis (tr. L. López Ballesteros), en Obras Simplicio de los diálogos de Galileo).
completas, t. VI, Biblioteca Nueva, 1972. Poliandro no ha aprendido nada en los
Estudios: L. Stevenson, Siete teorías de la libros; es el Descartes del final de la pri
naturaleza humana (tr. E. Ibáñez), Cátedra,
mera parte del - > Discurso del M étodo
1984; J.-B. Pontalis, Aprés Freud,
Idées/Gallimard, 1971. que ha viajado y estudiado «en el gran libro
del mundo». Finalmente, Eudoxo — el pro
pio Descartes-— posee el «buen juicio» (en
griego: eu So^a), el que resulta del buen
INVENCIÓN DEMOCRÁTICA (LA), L ’in- uso de la luz natural.
uention démocratique, 1981. La investigación de la verdad traza el
C l a u d e L e f o r t , nacido en 1924. programa de una enseñanza razonada de
las ciencias útiles (siendo descartadas las dis
En esta serie de artículos consagra ciplinas de pura erudición). El diálogo sigue
dos al estudio de la democracia, Lefort el itinerario de las * Meditaciones meta
observa que, contrariamente a las socie físicas, y se interrumpe en el cogito, en la
dades totalitarias que afirman sin dificul cuestión de la naturaleza del ser pensante.
tad su identidad, la sociedad democrática
Edición: Investigación de la verdad, en
se apoya en la heterogeneidad de los com R. Descartes, Dos opúsculos, México,
portamientos sociales y sobre la convic U.N.A.M., 1984, pp. 53-88.
371 INVESTIGACIÓN SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
motivos para creer. El resultado es por cipales cuestiones que aquí son examinadas
lo demás que el autor no encuentra jamás —la posibilidad de eliminar los particulares
milagro alguno sostenido por un testi egocéntricos», la existencia de un lenguaje-
monio cuya fiabilidad pueda contrapesar objeto y de una jerarquía de lenguajes, la defi
la reticencia de nuestro espíritu a acep nición de la verdad— permiten a Russell pro
tarlo. poner tesis originales en este campo.
La idea de providencia soporta una
crítica igualmente violenta: esa idea no es Edición: Investigación sobre el significado
sino el resultado de una analogía ilegíti y la verdad (tr. J. Rovira Armengol), Losa
da, Argentina, 1946.
ma entre la naturaleza y los productos del
Estudios: W. P. AIston y otros, Los oríge
arte humano (Sección 11.*); este tema nes de la filosofía analítica: Moore, Rus
será ampliamente tratado en los -*■ Diá sell, Wittgenstein (tr. C. García Trevijano y
logos sobre la religión natural. otros), Tecnos, 1976; A. J. Ayer, Russell
La 12.a y última Sección expone algu (tr. J. J. Acero), Grijalbo, 1970.
nas reflexiones sobre el carácter de los
grandes problemas de la filosofía, y sobre
la naturaleza y función del escepticismo.
Al pirronismo a ultranza y por tanto insos INVESTIGACIÓN SOBRE L A MENTE
tenible, opone Hume un escepticismo H U M A N A SEGÚN LO S PR IN CIPIO S
moderado, que no afectaría a las facul DEL SE N TID O C O M Ú N , A n Inquiry
tades, sino al uso que hacemos de ellas. into the Human Mind on the Principies
La Investigación sobre el entend i o f Com m on Sense, 1764.
miento humano logró el resultado ape T h o m a s R eíd , 1710-1796.
tecido por Hume. Junto con otros escri
tos, dio cierta popularidad a su doctrina. Esta obra retoma las discusiones en
Es sabido, por ejemplo, el papel que jugó torno a las especulaciones de Hume sos
para Kant la lectura de Hume en la géne tenidas por la Sociedad Filosófica de
sis de la filosofía crítica (pese a que estu Aberdeen (el Club de los Sabios), de la
dios recientes tienden a relativizar ese que Reid formaba parte y en donde había
papel). Sin duda, la popularidad de esta leído muchos de sus textos. Reid anali
obra se debe en gran parte a su estilo, za aquí el modo en que nosotros perci
más cuidado que el del Tratado. bimos por los sentidos, para concluir la
validez de las creencias del sentido común.
Edición: Investigación sobre el entendi
miento humano (tr. J. de Salas Ortueta), Edición: An Inquiry into the Human Mind
Alianza, 1980. on the Principies o f Common Sense.
Estudios: A. J. Ayer, Hume (tr. J. C. Arme Estudio: S. A. Grave, The Scottish Philo-
ro), Alianza, 1988; Y. Michaud, Hume et la sophy o f Common Sense, Oxford, Claren-
fin de la philosophie, P.U.F., 1983. don Press, 1960.
tesis fundamental de Smith trata sobre el impide que se lo considere como «una pie
origen de la riqueza o, si se lo prefiere, del za sobre un tablero de ajedrez».
valor. Es el trabajo humano, y no la tierra Es importante por tanto que el Estado
ni los intercambios, lo que es realmente se abstenga de todo tipo de intervención
productor de bienes útiles. Smith ataca en el dominio económico. La tiranía eco
aquí el pensamiento de los fisiócratas; reto nómica está llamada, más pronto o más
ma en parte su herencia, mas se sitúa en tarde, a desembocar en tiranía política. Nin
el universo del capitalismo manufacture guno de los tres poderes —que Smith rea
ro y no en el del capitalismo agrario. Una firma de paso que deben estar separados—
economía que se cuida de la productivi puede interferir con el juego económico.
dad debe por tanto garantizar la libertad H papel del Estado es así puramente nega
y la división del trabajo. Es necesario dis tivo: se limita a permitir la libre expansión
tinguir el valor, creado por el trabajo, del de los mecanismos económicos. Se equi
precio, determinado por la combinación vocaría por tanto quien creyera que Smith
de los salarios, los beneficios y las ren alimentaba la menor ilusión respecto al
tas. El segundo libro trata sobre el capital; papel real del Estado: «Todo gobierno civil
el tercero sobre la organización econó está en realidad instituido para defender
mica de las naciones. En el cuarto libro al rico contra el pobre.»
son desarrolladas las principales teorías En los temas hasta aquí desarrollados,
económicas. El quinto y último libro reto cada uno habrá reconocido la materia
ma, considerándolas desde la perspectiva de debates ideológicos que siguen gozan
del Estado, todas las cuestiones discutidas do de plena actualidad. Adam Smith defi
en los libros precedentes. nió el marco y planteó los términos de una
Se considera habitualmente a La rique discusión que está lejos de haberse acaba
za de las naciones como un texto fun do. N o faltan empero ciertas contradic
dador del liberalismo económico. Es en ciones en el interior mismo de la obra. Por
efecto en este libro donde Smith formula ejemplo, cuando examina las consecuen
la famosa doctrina del «dejad hacer, dejad cias posibles de la división del trabajo, el
pasar». La fórmula caracteriza perfecta autor vacila entre dos perspectivas; la una,
mente bien su hostilidad a las medidas utópica: esta división creará las condicio
reglamentarias, a los controles que el Esta nes de un entendimiento y una coopera
do impone sobre los agentes económicos. ción fraterna entre los hombres; la otra,
Según Smith, el bien común, el interés realista: la atomización del trabajo coloca
público son resultado natural del libre jue rá a los trabajadores en el umbral del embru
go de los móviles egoístas en la esfera eco tecimiento psíquico. Lo cual no disminuye
nómica. Cada individuo no busca más que el merecido crédito que esta obra se ha
su interés particular, pero con ello con ganado por sus fundamentales descubri
curre, sin quererlo ni incluso saberlo la mientos económicos. A ella se debe en par
mayoría de las veces, a la buena salud del ticular la importante noción de «producto
todo. Es la famosa teoría de la «mano invi nacional». Se encuentran también en Smith
sible», providencia que guía los egoísmos conceptos de los que la economía (incluso
particulares hacia el interés común; algún la no liberal) ha hecho amplio uso, como
vestigio de esta idea podrá encontrarse en la distinción entre trabajo productivo y tra
la «insociable sociabilidad» de Kant, o en bajo no productivo, aunque lo menos que
la «astucia de la razón» de Hegel. Pero esta se pueda decir de ella, por otra parte, es
ley no tiene valor más que en el plano esta que es harto discutible.
dístico, a escala de la sociedad en con La Investigación sobre la naturale
junto. Smith juzga utópica e ineficaz la pre za y causas de la riqueza de las nacio
tensión de organizar, de planificar la nes ha contribuido con toda seguridad a
sociedad en función de una idea preesta la fundación de la economía política clá
blecida de bienestar común. Cada sujeto sica como disciplina independiente (de
social dispone de una voluntad libre que la moral, en particular). Es también sobre
INVESTIGACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LA MORAL 37 4
genstein no vacila en afirmar que la com pretación. Sería sin duda reducir su
prensión de la cultura de los que hablan es importancia ver en ellas la biblia de la filo
necesaria para la comprensión de lo que sofía del lenguaje ordinario. Es, efecti
dicen. Toda la concepción que se hacía Witt vamente, toda una concepción de la filo
genstein del análisis resulta pues modifica sofía como revisión jamás acabada del
da. Mientras que en la época del Tractatus saber, como quebrantamiento perpetuo
el análisis consistía en una descomposición de nuestras certidumbres y de nuestros
de la proposición en proposiciones atómi dogmas, lo que emerge de estos análi
cas y se asignaba como tarea la puesta en sis que a primera vista tanto nos des
evidencia de los constituyentes últimos, en conciertan.
las Investigaciones filosóficas el análisis
toma la forma de una descripción de vastos Edición: Investigaciones filosóficas (tr. A.
contextos en los cuales es proferida una García Suárez y U. Moulínes), Crítica, 1988.
Estudios: N. Malcolm, ensayo sobre Witt
enunciación. Éste es sin duda el punto en el genstein en W. P. Alston y otros, Los orí
cual la autocrítica de Wittgenstein está más genes de la filosofía analítica: Moore, Rus
justificada y es más evidente. sell, Wittgenstein (tr. C. García Trevijano y
Toda investigación de un núcleo inva otros), Tecnos, 1976; A. Kenny, Wittgens
riante, de una esencia común, es recu tein (tr. A. Deaño), Alianza, 1995; A. Gar
cía Suárez, La lógica de la experiencia, Tec
sada. De aquí se desprende una crítica nos; S. Kripke, Wittgenstein sobre reglas
del concepto que puede revelarse peli y lenguajes privados, Uiversídad Autónoma
grosa para la filosofía — al menos tal de México, 1989; J. Bouveresse, Le mythe
como ésta es tradicionalmente conside de l ’intériorité, Ed. de Minuit, 1987.
rada. De hecho, Wittgenstein introduce
una cierta fluidez en el uso de los con
ceptos y, rechazando toda investigación
de un elemento común a diversas ins IN V E S T IG A C IO N E S F ILO S Ó F IC A S
tancias, pone el acento en la necesidad SOBRE L A ESENCIA DE L A LIBER
de desmadejar el enredo o confusión de T A D H U M AN A Y DE LO S OBJETOS
las semejanzas, de desanudar la compleja C O N E LLA RELAC IO N AD O S, Philo-
red de analogías entre instancias para sophische Untersuchungen über das
desgajar lo que llama un «aire de familia». Wesen der menschlischen Freiheit und
Estos análisis constituyen una importan die damit zusammenhangenden Gegens-
te contribución al estudio del «problema tánde, 1809.
de los universales». F ríed ric h W ilh e l m J o s e ph v o n S c h e -
La obra desarrolla igualmente una argu l l in g , 1775-1854.
mentación, que desde entonces se ha tor
nado clásica, contra la idea de un «lengua Último gran ensayo publicado por
je privado» y ofrece soberbios ejemplos de Schelling durante su vida, esta obra mar
análisis de los «procesos psíquicos» y los ca un giro en su itinerario filosófico. Acu
«estados de conciencia». Y no es el menor sa a la vez la influencia de Jacob Boeh-
de sus méritos haber propuesto, por otra me y de la decisión de abordar la filosofía
parte, una concepción original de la filo del espíritu propiamente dicha.
sofía presentada como una actividad, como Aunque se trata en ella de la libertad
una «lucha contra el embrujamiento de nues humana, la obra examina igualmente las
tra inteligencia por medio de nuestro len grandes cuestiones metafísicas: Dios, la
guaje». creación del mundo, el bien y el mal. La
Al igual que el Tractatus, las Investi posición de Schelling es antirracionalis-
gaciones filosófica s han tenido un ta. Adopta un «realismo viviente», o filo
inmenso impacto en la filosofía contem sofía de la naturaleza, en donde la liber
poránea, pero, también al igual que el tad es concebida como una elección entre
Tractatus, han dado frecuentemente el bien y el mal. El mal, bajo la forma del
lugar a malentendidos y errores de inter pecado, es necesario a la humanidad para
37 7 INVESTIGACIONES LÓGICAS
que ésta se purifique. Está permitido por Edición: Investigaciones lógicas (tr. L. M.
Dios en la medida en que se crea a sí mis Valdés), Tecnos, 1984.
mo al desdoblar el Urgrund, o fondo indi- Estudio: Introducción de L. M. Valdés a la
edición citada; A. Kenny, Frege (tr. C. Gar
ferenciado antes de esta creación, en natu cía Trevijano), Cátedra, 1997.
raleza y espíritu. Mas este mismo
desdoblamiento es el que hace posible
el triunfo del bien sobre el mal.
La lucha del bien contra el mal es la INVESTIGACIONES LÓGICAS, Logis-
tarea de la libertad humana. L o cual no che Untersuchungen, 1900-1901.
es incompatible con una necesidad total, E dm u nd H u sse rl , 1859-1938.
pues todos los seres se encuentran para
Schelling bajo la entera dependencia de La actividad de Husserl en Gotinga
Dios. Mas este panteísmo, contrariamente estuvo marcada por la redacción de las
al de Spinoza, incluye la posibilidad de Investigaciones lógicas, compuesta de
una libertad de las criaturas y del mundo dos partes cuya unidad es problemáti
mismo. En efecto, Schelling extiende la ca: en los P ro le g ó m e n o s a la lógica
noción de libertad, a su juicio demasia pura (1900), Husserl se propone librar
do limitada en Kant y en Fichte, al uni a los sistemas formales de toda influen
verso entero. cia psicologista; en cuanto al segundo
Esta concepción «realista» de la liber tomo (1901), es una exposición de las
tad abrirá la vía a la «utopía metafísica» Investigaciones relativas a la f e n o
que caracteriza a ciertas corrientes anti m e n olo gía y a la teoría del c o n o c i
estatales y anti-autoritarias del siglo XIX. miento.
Las Investigaciones dan testimonio
Edición: Investigaciones filosóficas sobre
por tanto del enraizamiento de la feno
la esencia de la libertad humana y de los
objetos con ella relacionados (tr. H. Cor m enología en una reflexión lógica,
tés y A. Leyte), Anthropos, 1989. depositaría tradicional de la idea de ver
Estudios: A. Leyte y V. Rühle, «Estudio intro dad, y sobre todo de la tentativa hus-
ductorio» a la ed. cit.; M. Heidegger, Sche serliana de elucidar la naturaleza de la
lling: le traité de 1809 sur Vessence de la
subjetividad en tanto que la verdad se
liberté humaine [Schellings Abhandlung
über das Wessen der menschlichen Freiheit da a ella como un en-sí, orientación que
(1936), Tubinga, 1971]. se aleja del objetivismo o del psicolo-
gismo. La subjetividad que se apropia
las «idealidades» no es el sujeto psico
lógico: está caracterizada por los actos
INVESTIGACIONES LÓGICAS, Logis- o vivencias intencionales que constitu
che U ntersuchungen, 1918, 1923 y yen esas mismas idealidades; en una tal
1969. correlación subjetivo-objetivo podrá ver
G o t t l o b F rege , 1848-1925. se la vía de acceso a una nueva ciencia.
Esta correlación está directamente impli
Las dos primeras investigaciones, publi cada en la noción de evidencia (E in -
cadas en 1918, tratan, respectivamente, sicht): la lógica es tenida por normati
del pensamiento y de la negación. La ter va en el sentido de que puede
cera, dedicada a la composición de los actualizarse en la evidencia que la reve
pensamientos, apareció en 1923. Una la com o «dato originario»: aquí está la
cuarta, que debía tratar de la generalidad, condición de la idealidad de su forma y
fue objeto de una publicación postuma en es por esto por lo que se establece «la
1969. Estos textos ocupan un lugar des conexión esencial entre vivencia de ver
tacado en la historia de la constitución del dad y verdad».
moderno cálculo lógico, en el que en Esta comprensión de la evidencia con
muchos puntos es Frege un pionero. duce a una teoría de la verdad en gene
INVESTIGACIONES SOBRE L A NATURALEZA Y FUNCIONES DEL LENGUAJE 378
ral, esto es, a la fenomenología — inte Edición: Recherches sur la nature et les
rrogando el suelo original de las objeti fonctions du langage, Idées/Gallimard,
1972.
vaciones en las que nuestra conciencia
Estudio: Hommage á Brice Parain, en Nou-
está comprometida, lo vivido que ellas velle Revue Frangaise, n.° 223, 1971.
presuponen. Esto conduce a Husserl a
investigaciones cuyos resultados no serían
para nosotros propiamente lógicos, y que
están consagradas a la matemática y al INVESTIGACIONES SOBRE LAS OSA
lenguaje, concretamente a la noción de M ENTAS FÓSILES DE LO S CUADRÚ
significado. PEDOS, donde se restablecen los carac
Con ello se expresa el cuidado, paten teres de muchas especies de animales
te desde la Filosofía de la aritmética que las revoluciones del globo parecen
(1891), de pensar la unidad de la conciencia haber destruido, Recherches sur les osse-
y de la ciencia, descartando cualquier posi
ments fossiles des quadrupédes, ou l ’on
tivismo y también el empírio-criticismo
rétablit les caracteres de plusieurs espé-
de Avenarius y de Mach. Finalmente, estos
ces d ’animaux que les révolutions du
elementos de una fenomenología descrip
globe paraissent auoir détruites, 1812.
tiva — la problemática de la correlación en
G e o r g e s C u v e r , 1769-1832.
concreto— encontrarán más amplia expre
sión en las -* ¡deas relativas a una
Esta obra funda la paleontología. Cuvier
fenomenología.
se vale de los principios de la subordinación
Edición: investigaciones lógicas (tr. M. Gar de los órganos y de la correlación de las for
cía Morente), Alianza, 1985. mas para reconstruir la configuración de
Estudio: R. Scherer, La fenomenología de los animales desaparecidos. Esos principios
las «Investigaciones lógicas» de Husserl, permiten en efecto extraer, a partir de frag
Gredos, 1969.
mentos fósiles del esqueleto, conclusiones
relativas a las partes que faltan. Gracias a
este método, Cuvier llegó a describir cer
ca de 160 especies desaparecidas.
INVE STIG AC IO N E S SO BRE L A N A
TUR ALE ZA Y FUNCIONES DEL LEN Edición: Recherches sur les ossements fos
GUAJE, Recherches sur la nature et les siles des quadrupédes, ou l ’on rétablit les
fonctions du langage, 1942. caractéres de plusieurs especes d ’animaux
B ric e P ara in, 1897-1971. que les révolutions du globe paraissent
avoir détruites, Culture et civilisation, 1969.
Este texto analiza la noción de lenguaje Estudios: Drouin «De Linneo a Darwin» en
M. Serres (comp.), Historia de las ciencias
según tres líneas principales. Se trata en (tr. R. Herrera y otros), Cátedra, 1991;
primer lugar del aspecto histórico del len S. J. Gould, «Las antraconitas de Oeningen»,
guaje. Brice Parain comienza por resal en Dientes de gallina y dedos de caballo
tar la necesidad de conocer, insistiendo (tr. A. Resines), Blume, 1984.
sobre la relación entre el pensamiento y
la palabra. A continuación, esta obra retra
sa la evolución de la dialéctica, desde los
griegos hasta Hegel. Finalmente, el autor IO N , o Sob re la Ilíada. ’ Icov, ti Flepi
examina las diferentes concepciones del '[A lá 805, o hacia 39 9-3 9 0 a.C.
lenguaje en Descartes, Leibniz y Pascal. P la t ó n , 4 2 8/4 2 7 - 3 28/347 a.C.
Brice Parain se propone esencialmente Diálogo.
concebir una filosofía del lenguaje. En este
sentido, ha producido una obra original, Sócrates interroga, según su célebre
en la que se insiste en que la filosofía no método, la mayéutica, al rapsoda Ion sobre
puede sustraerse a una reflexión sobre el su arte. En esta época, el rapsoda es una
lenguaje. suerte de actor que declama los poemas
37 9 ISAGOGE (INTRODUCCIÓN)
tón y de Aristóteles: para el primero, los lla interminable sobre el valor cognitivo
«universales» son ideas separadas; para el de los «universales».
segundo son captados como semejantes.
Edición: Isagoge (tr. J. Tricot), Vrin, 1947.
Obra de referencia hasta el fin del Estudio: P. Hadot, Porphyre et Victorinus,
siglo xil, la Isagoge provocó una quere Etudes augustiniennes, 1968.
J
JE RARQ UÍA CELESTE (LA), ItepitTfe novela como podría creerse». Sade no fue
oüpavíaq kpapxía^. jamás un gran novelista. Los personajes
P seudo D io n isio , siglos v-vi. de Justina son psicológicamente pobres;
nos interesan por tanto mucho menos que
Este tratado de teología mística escrito las disertaciones filosóficas que exponen
hacia finales del siglo v presenta la jerar durante los inevitables pasajes de sus orgías.
quía celeste dividida en tres clases; luego El conde de Bressac, el monje Clemente,
se expone el papel de los ángeles y su el doctor Rodin nos fatigan con sus explo
intervención en los asuntos humanos, siones de torturadores, mas nos cautivan
como también la unicidad de la Provi cuando despliegan, bajo los ojos despavo
dencia; finalmente se trata la cuestión del ridos de sus victimas o los de sus cómpli
simbolismo de la religión católica. La cla ces, todas las consecuencias teóricas del
sificación de los espíritus fue retomada por materialismo ateo más audaz del siglo.
los teólogos y expuesta en El Paraíso de N o hay Dios, ningún absoluto, nada
Dante (véase -* La Divina Comedia). más allá, sino solamente la naturaleza.
De sus leyes resulta todo lo que hay. Es
Edición: La Jerarquía celeste, en Obras por tanto vano que las religiones, esas
completas del Pseudo Dionisio Areopagi- «trapaceras», com o también las leyes
ta, Ed. Católica (B.A.C.), 1996.
humanas intenten persuadirnos de que
Estudio: R. Roques, L ’Univers dionysien:
Structure hiérarchíque du monde selon la hay bien y mal en el mundo, de que hay
Pseudo-Denys, Le Cerf, 1983. otro mundo. Nada de lo que la natura
leza hace es malo, y las distinciones mora
les no existen más que por convenciones
sociales. Se permite solamente condenar
JU S TIN A O LO S IN F O R TU NIO S DE lo que se puede materialmente reprimir:
L A V IRTU D , Justine ou les malheurs el asesino, el violador, el torturador. Pero
de la vertu, 1791. ¿se piensa acaso en encarcelar o ahor
S a d e (Donatien Alphonse Fran?ois, mar car la peste y el hambre? Y al que no se
qués de), 1740-1814. conduce como el común de los mortales,
¿qué se le puede reprochar? ¿De qué es
«Mostrar por todas partes al Vicio triun culpable? De haber servido a la natura
fante y a la Virtud víctima de sus sacrifi leza siguiendo las inclinaciones que ella
cios», tal es, según el autor, «el propósito le inspiraba. Pero ¿acaso se elige lo que
de esta novela»; y Sade añade: «no tan uno es? La «singularidad» de aquél al que
[3 8 1 ]
JUVENTUD DE AUGUSTE COMTE Y LA FORMACIÓN DEL POSITIVISMO (LA) 382
[383 ]
KANT Y EL PROBLEMA DE LA METAFÍSICA 384
[3 8 5 ]
LECCIONES DE ESTÉTICA 386
men presente desde el principio mismo la publicación de sus notas, y las de sus
del progreso: el Espíritu. Se encuentran alumnos, relativas a su enseñanza. En
en él los grandes proyectos de la histo este libro se realiza el proyecto hegelia-
ria apologética (Agustín, Bossuet), hasta no de comprehensión filosófica total de
tal punto coincidentes que difícilmente se la realidad.
puede distinguir una historia profana de Al igual que la filosofía, la religión tie
una historia sagrada. Hegel reúne el Cie ne vocación de expresar lo absoluto. Mas
lo y la Tierra; la historia humana entera contrariamente a la filosofía, que lo hace
está sacralizada, como proceso del adve por mediación del concepto, la religión
nimiento del Espíritu. accede a lo absoluto mediante la repre
Los triunfos sucesivos, y efímeros, de sentación y el sentimiento. Esto coloca
los Estados que por tumo han ocupado de entrada a la filosofía en posición supe
la vanguardia de la escena histórica, repre rior, y le permite pensar la religión en
sentan las victorias de los diversos «prin su verdad.
cipios espirituales» que esos Estados han La religión es el estadio superior al esta
encamado. En cada época, un Estado asu dio político: a la reunión todavía exte
me así la tarea de expresar el más alto rior de los individuos en el Estado, suce
grado de desarrollo del Espíritu universal: de la comunidad espiritual. En la Iglesia,
el despotismo oriental, Grecia y Roma, lo individual se funde con lo absoluto. Con
la Francia revolucionaria, la Alemania cris la religión, el Espíritu se encuentra al fin
tiana. en casa. Todas las manifestaciones de este
Las contingencias y las ilusiones de una Espíritu (el arte y la filosofía no son excep
iniciativa libre de los individuos, son por ción) son comprendidas como esencial
tanto negadas. Por eso que Hegel llama mente religiosas, y susceptibles de una
una «argucia de la Razón», el individuo interpretación religiosa.
ambicioso (César franqueando el Rubicón) Las religiones particulares (al igual
sirve al advenimiento de lo nuevo. Seme que las formas políticas, estéticas o reli
jante perspectiva vacía a la historia de todo giosas) se encadenan en un proceso de
enjuiciamento moral. La historia humana advenimiento de lo absoluto. Aquí tam
se asemeja así a una teodicea. bién se da una historia, en el curso de
la cual las formas sucesivas de la cultu
Edición: Lecciones sobre la filosofía de ra toman conciencia de sí mismas como
la historia (tr. J. Gaos), Alianza, 1980.
Estudios: N. Hartmann, La filosofía del otras tantas etapas necesarias. Una reli
idealismo alemán (tr. E. Estíu), t. II: Hegel, gión es por tanto mucho más que una
Buenos Aires, Sudamericana, 1960; H. Mar- «creencia»; es el momento por el cual la
cuse, Razón y revolución: Hegel y el sur humanidad se descubre com o entidad
gimiento de la teoría social (tr. J. Fambo-
espiritual. La religión absoluta es para
na de Sucre), Alianza, 1995; J. M. Ripalda,
Fin del clasicismo. A vueltas con Hegel, H egel el cristianismo, en su forma
Trotta, 1992; G. R. G. Mure, La filosofía luterana.
de Hegel (tr. A. Brotons), Cátedra, 1988. La filosofía hegeliana de la religión
ha suscitado entre muchos de sus dis
cípulos (David Strauss, Bruno Bauer,
Feuerbach) interpretaciones varias, que
LECCIONES SOBRE L A FILO SO FÍA los han conducido a las fronteras del
DE L A RELIGIÓN, Vorlesungen über ateísmo.
die Philosophie der Religión, 1832.
G eorg W ilhelm F ríedrich H eg el , 1770- Edición: Lecciones sobre la filosofía de
1831. la religión (tr. R. Ferreras), 3 vols., Alianza,
Lecciones impartidas de 1821 a 1831. 1987.
Estudio: Ch. Buco-GIucksmann, «Hegel et
la religión», en Philosorphie et Religión
Las Lecciones de Hegel no son tex (C.E.R.M.), Messidor-Éditions sociales,
tos redactados por su propia mano, sino 1974.
LECCIONES SOBRE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA 388
lianismo mismo, del que las Lecciones son LENGUAJE (EL), Language, 1933.
totalmente solidarias. Es lo que hace, por L e o n a r d B l o o m h e l d , 1887-1949.
ejemplo, Marx. En -*■ La ideología ale
mana, él, que fue un «joven hegeliano» Cuadro completo y sistemático de los
contesta la idea misma de una historia orígenes y de los años ulteriores de la lin
autónoma de la filosofía, al considerarla güística estructural, esta obra tiene un
como una forma de conciencia ideológi doble valor: científico y pedagógico. En
ca que está ligada a un cierto estadio de el fondo, el análisis lingüístico de Bloom-
desarrollo del modo de producción. Mas field no se distingue del de los fonólogos
de manera muy hegeliana, en su supera de Praga. La noción de lenguaje como
ción de la concepción de las Lecciones, producto social, por ejemplo, está toma
Marx conserva una idea esencial: no hay da de Sapir. La obra ha servido de refe
otra filosofía que la de su propio tiempo. rencia a los lingüistas americanos que,
después de Bloomfield, definen las rela
Edición: Lecciones sobre la historia de la ciones sintácticas de subordinación, de
filosofía (tr. W. Roces), 3 vols., México, Fon coordinación y de construcción exocén-
do de Cultura Económica, 1955. , trica como relaciones que se identifican
Estudio: F. Chátelet, Hegel, col. «Ecrivains
con las tres funciones de la glosemática:
de toujours», Le Seuil, 1978.
selección, combinación, solidaridad. A
Bloomfield se debe la definición de la pala
bra como la «forma libre mínima». Este
criterio funciona negativamente para cla
LECCIONES SOBRE L A S PRUEBAS
sificar las unidades ligadas. Se trata de
DE L A EXISTENCIA DE DIOS.
hecho de una definición puramente lin
G eo rg W ilhelm F ríedrich H egel .
güística.
Véase PRUEBAS DE L A EXISTENCIA
La base de la enseñanza de Bloomfield
DE DIOS (LAS).
es la observación. El lenguaje es para él
lo que coordina al grupo social. Espera,
por tanto, que la lingüística permita com
prender mejor a las sociedades humanas.
LECCIONES Y FRAG M ENTO S CÉLE
BRES, Célebres legons et fragments, Edición: Lenguaje, Universidad Mayor de
1950. San Marcos, Perú, 1964.
J ules L a g n e a u , 1851-1894. Estudio: B. Malmberg, Los nuevos cami
nos de la lingüística (tr. J. Almela), Méxi
co, Siglo XXI, 1967 (pp. 174-205: «La lin
Esta recopilación recoge la huella de güística estadounidense moderna»).
una enseñanza oral que marcó profun
damente a ciertos alumnos de Lagneau,
como Alain. Analizando el juicio, la per
cepción, la evidencia, la certeza, Lagne LENGUAJE (EL). Una introducción al
au quiere «reencontrar todo el pensamiento estudio del habla, Language, an Intro-
en el menor de nuestros pensamientos»; duction to the Study o f Speech, 1921.
desarrolla una filosofía reflexiva, espiri E d w a r d S a p ir , 1884-1939.
tualista y voluntarista a la vez. El célebre
curso sobre Dios identifica la divinidad con Sapir aplica el espíritu de síntesis a los
la libertad, en la conciliación suprema de hechos lingüísticos al estudiar los princi
la moralidad y de la naturaleza. pales aspectos de la «forma lingüística».
Con independencia de Saussure — del que
Edición: Célébres Legons et Fragments, ignora los trabajos— , el autor descubre
P.U.F., 1964.
Estudio: Alain, «Souvenirs concemant Jules la noción de fonema y distingue entre
Lagneau», en Les Passions et la Sagesse, fonología y fonética, o dicho de otro
Bibliothéque de la Pléiade, Gallimard, 1960. modo, entre aproximación formal y apro
LENGUAJE, VERDAD Y LÓGICA 39 0
Después de esta teoría del conoci nidad sin frenos pudiera sobrevivir a sus
miento se aborda la teoría de la voluntad, propios desmanes. Pues desde el momen
con el estudio de las pasiones útiles o no to en que la multitud instituye el sobera
al hombre en su vida cotidiana. Los dis no, el efecto del pacto es el de una ele
cursos «conducen» al éxito o al abando vación: el soberano es el que encama la
no. Hobbes contempla a la filosofía des fuerza cohesiva adecuada para transfor
de el punto de vista de su eficiencia ligada mar a la multitud en un pueblo consciente.
a su utilidad pragmática. Por esta razón Hobbes reconoce al sobe
La segunda parte del Leviatán opone rano el derecho y el deber de ser el juez
por tanto a las pasiones humanas, ellas mis permanente: tanto sobre las medidas nece
mas «naturales», las «leyes naturales» que son sarias para el mantenimiento de la paz
las primeras «leyes morales» (equidad, justi como en materia de doctrinas a enseñar,
cia, gratitud, así como las virtudes con ellas de decisiones relativas a la guerra, y, en
conectadas) pero que los hombres no siem general, de todo aquello que afecte a cues
pre están dispuestos a obedecer. Ésta es la tiones de retribución o castigo.
razón de que las «convenciones», sostenidas ¿Qué ocurre entonces con la libertad
por la glaive (espada), sean necesarias para de los suúbditos? Hobbes considera que
la supervivencia de la comunidad. La pri toda acción del soberano es también simul
mera vocación del Estado es por tanto la de táneamente la acción de todo súbdito que,
garantizar la seguridad. Porque sólo un poder en consecuencia, puede ser considerado
común puede refrenar las voluntades y diri como el autor de la acción. Y en grado
gir las acciones hacia un beneficio común. tal, que la libertad es siempre libertad
Para Hobbes, únicamente el principio polí del Estado; dicho en otros términos: nin
tico es susceptible de tener por efecto el guna acción escapa al orden político, úni
de reunir a las diversas fuerzas en un solo co poseedor de la libertad a la que todos
hombre o una sola asamblea, y a las volun los hombres aspiran. De hecho, la mayor
tades particulares en una sola voluntad. En parte de la «verdadera» libertad individual
la perspectiva de eliminar los conflictos sur del súbdito reside en el «silencio de la ley»
gidos constantemente entre los hombres del que le deja decidir por sí mismo. Esta
hecho mismo de su igualdad natural, Hob segunda parte del Leviatán tiene también
bes somete la voluntad y el juicio del con un carácter esencialmente jurídico, pues
junto de los particulares a la voluntad y el trata de los derechos de los soberanos,
juicio de un hombre o una asamblea que de los de las organizaciones políticas y
asume desde entonces las personalidad de privadas, de los ministerios públicos, de
todos. Es la institución del Estado lo que per las leyes civiles y penales.
mite así establecer los derechos y prerro Estableciendo un díptico entre el «rei
gativas del hombre u hombres a los que se no natural de Dios» y el poder del sobe
ha conferido el poder mediante el «consenso rano que depende de un pacto, Hobbes
del pueblo reunido». La persona así inves aborda, en la tercera parte de la obra,
tida de poder soberano lo es por conven la noción de Estado cristiano. Tras haber
ción con «la multitud entera», y no puede obtenido los elementos constituyentes del
ser destituido. Estado tanto de «la naturaleza de los hom
Buscando refrenar el deseo de poder bres» com o de las «definiciones de las
que ve inscrito en el corazón de los hom palabras esenciales», Hobbes prosigue su
bres y las manifestaciones de violencia discurso apoyándose ahora sobre «la pala
que observa a su alrededor, Hobbes movi bra natural de Dios» y sobre «su palabra
liza a la fuerza política modulándola en profética». Mediante el análisis de pala
esa forma de gobierno que se conoce bras tales como «vida eterna», «infierno»,
como «absolutismo». Sobre el fondo de «salvación», «mundo futuro», «redención»,
una teoría de las pasiones, el recurso a Hobbes muestra que existe un Estado que
la unidad política se le aparecía como el desborda a la «sociedad civil». Y bajo la
único medio de garantizar que una huma misma perspectiva procede a enunciar
395 LEYES DE LA IMITACIÓN (LAS)
los «derechos del reino de Dios» y a deli LEYES (LAS), o Sobre la legislación,
mitar el «poder eclesiástico». Nónoi, ti Ilepivo|io9ecría<;, o hacia 357-
En contrapartida, el reino de las tinie 347 a.C.
blas se constituye en objeto de la cuarta y P l a t ó n , 428/427-348/347 a.C.
última división del Leuiatán, en la que Hob- Diálogo.
bes critica la interpretación que se ha hecho
de la Escritura calificándola de «vana filo -► La República describía la ciudad
sofía» y de amasijo de «tradiciones de fábula». ideal; Las Leyes se esfuerzan en imaginar
en detalle una ciudad posible, esto es, un
Edición: Leviatán (tr. C. Mellizo), Alianza, compromiso entre las exigencias de la Idea
1989.
y la realidad humana. Entre los factores de
Estudios: L. Bems, «Thomas Hobbes (1588-
1679)», en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), estabilidad política, Platón distingue los que
Historia de la filosofía política (tr. L. Gar son resultado de las condiciones natura
cía Urriza, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), Méxi les — sobre los cuales no tienen autoridad
co, Fondo de Cultura Económica, 1993, pp. los hombres— de los elementos que el legis
377-399; F. Tonnies, Thomas Hobbes: vida
lador puede modelar. La estabilidad resi
y doctrina (tr. E. Imaz), Alianza, 1988; N.
Bobbio, Thomas Hobbes (tr. M. Escrivá), de en el equilibrio de las tendencias, que
Plaza y Janés, 1991. actúa como freno (los cambios son siem
pre malos) y jamás como factor de pro
greso, noción ésta que carece de sentido
en Platón. Particular importancia tienen
LEYES (LAS ), D e legibus, o hacia 50 las condiciones subjetivas de la obediencia
a.C. a las leyes; por ejemplo, en el libro X es
C iceró n (Marco Tulio), 106-43 a.C. condenado el ateísmo por sus efectos anti
sociales (como lo será más tarde en Rou
Escrito bajo forma de diálogo, este tra sseau). Platón murió mientras escribía Las
tado político en tres libros y publicado posí Leyes, la más larga de sus obras.
mortem, pone en escena tres personajes:
el propio Cicerón, Quinto, su hermano, Edición: Las Leyes (tr. J. M. Pavón y M.
Fernández Galiano), 2 vols., Centro de Estu
y Atico, uno de sus amigos íntimos.
dios Constitucionales, 1983.
Los interlocutores discuten de la nece Estudios: L. Strauss, «Platón (427-347 a.C.)»,
sidad para la naturaleza humana de ela en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), Histo
borar leyes, desde el momento en que ria de la filosofía política (tr. L. García Urri
está sometida a la complejidad de una za, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), México,
Fondo de Cultura Económica, 1993, pp. 43-
estructura social. Después evocan la hipó
95; W. Jaeger, Paideia. Los ideales de la
tesis de una legislación perfecta que esta cultura griega (tr. J. Xirau y W. Roces), Méxi
ría fundada en una dosificación equilibrada co, Fondo de Cultura Económica, 1967;
de lo profano y lo sagrado, como lo esta W. D. Ross: La teoría de las ideas de Pla
ban las antiguas leyes de las Doce Tablas. tón (tr. J. L. Diez), Cátedra, 1989; P.-M.
Schuhl, L ’oeuvre de Platón, Vrin, 1971,
Después de Platón y Cicerón, el tema
libro IV, cap. II.
de la legislación inspirará igualmente a
Montesquieu, que escribirá -*■ El espíritu
de las leyes.
LEYES DE L A IM ITAC IÓ N (LAS), Les
Edición: Las leyes (tr. A. d’Ors), Centro
de Estudios Constitucionales, 1971. lois de l ’imitation, 1890.
Estudios: J. E. Holton, «Marco Tulio Cice G a briel de T a r d e , 1843-1904.
rón (106-43 a. C .)», en L. Strauss y J. Crop
sey (comps.), Historia de la filosofía polí Para estudiar la desviación, Tarde se ve
tica (tr. L. García Urriza, D. L. Sánchez y J.
obligado a especializarse en el estudio de los
J. Utrilla), México, Fondo de Cultura Eco
nómica, 1993, pp. 158-176; P. Grimal, fenómenos sociales. Representante de la
Cicerón, Fayard, 1986. escuela del medio social, opuesta a la escue
LIBRO DE LA CONSOLACIÓN DIVINA (EL) 396
cas. Las diversas «formas» de juicio son un momento encandilado por el «todo es
tomadas como etapas hacia la totalización espíritu» del monismo de los dos «Diós-
lógica de la realidad, sobre el modelo de curos» antes de seguir a George Moore
formas biológicas, de tipos morfológicos por la vía de la defensa del sentido común.
que se adaptan más y más a lo real. Se ha podido decir que con estos monu
La segunda edición aumentada (1911) mentos lógicos «el idealismo absoluto
pertenece a una segunda época en el iti moría de belleza, después de haber dado
nerario del autor, marcado por la apari lo mejor de sí mismo» (Jean Pucelle).
ción de -*■Apariencia y realidad de Brad
ley. Bosanquet toma partido por el Edición: Logic, or Morphology of Know-
idealismo absoluto de este último contra ledge, 2 vols., Clarendon Press, Oxford,
1911.
los ataques de James. Mientras que has Estudio: F. Houang, Le Néo-hégélíanis-
ta antonces consideraba a la realidad como me en Angleterre: la philosophie de Ber-
el término ideal hacia el que tiende el cono nard Bosanquet, Vrin, 1954.
cimiento, ahora hace de ese término una
absoluta satisfacción de todas las nece
sidades humanas en todos los planos
(moral, religioso, etc.). Por ello se ve con LÓ G IC A (LA), o Los primeros desa
ducido a interpretar el pensamiento de rrollos del arte de pensar, La Logique,
manera más amplia que su maestro — en ou les Prem iers D éveloppem ents de
el sentido de la Vernunft hegeliana, facul l ’A rt de penser, 1780.
tad del Universal concreto— , como una C o n d il l a c (Étienne Bonnot de), 1714-
actividad inmanente a la vida afectiva y a 1780.
la acción, que aspira a la armonía inter
na y hace posible una dialéctica de la expe En este tratado, redactado en 1777,
riencia: «principio inmanente y activo de Condillac se propone definir lo que es pen
no-contradicción o de individualidad». La sar bien. Pensar bien es pensar de con
conciencia se afirma en la expansión y formidad con lo que la naturaleza nos ense
no en el fracaso. Las experiencias más ña por la vía del placer y del dolor, es
significativas del hombre son aquellas que pensar utilizando la más natural de las facul
marcan el máximo de expansividad, de tades del espíritu, el análisis, que nos lle
potencia, de armonía. va de lo conocido a lo desconocido. La
Se ha opuesto el carácter alegre de lógica de Condillac no es por tanto una
Bosanquet al humor sombrío de Bradley. teoría de las proposiciones, sino un arte
Así la confianza del primero en una Pre del análisis que introduce al arte de los sis
sencia universal viene a ser el contrapunto temas.
de la destrucción de todos los lazos rela
ciónales que realiza el monismo del segun Ediciones: Lógica. Extracto razonado del
do, replegado sobre sí mismo y asedia Tratado de las sensaciones (tr. J. Villa),
do por el Absoluto — decía James— como Orbis, 1985; La Logique, en Oeuvres
complétes de Condillac, Slatkine, 1970.
por un enemigo extranjero. Estudio: E. Bréhier, Historia de la filoso
Los últimos capítulos muestran que la fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
filosofía de lo Absoluto es el despliegue vol. II, Tecnos, 1988, pp. 72-85.
de la lógica, y no una presuposición arbi
traria anterior a ésta. El autor crítica de
manera profunda la lógica simbólica y el
pragmatismo. LÓGICA: La teoría de la investigación,
Esta obra ocupa una posición estraté Logic: The Theory o f Inquiry, 1938.
gica inmensa al modo de la de Bradley: J o h n D e w e y , 1859-1952.
en efecto, en torno a estos autores es
como se articula una parte de los oríge N o se trata ni de lógica clásica ni de
nes del empirismo lógico. Russell estuvo lógica moderna, sino que el autor se pro
401 LÓGICA DE LA FILOSOFÍA
pone estudiar la naturaleza de la lógica hoy por «lógica», a saber, una disciplina
en la perspectiva abierta por sus libros formal. Se ocupa de la lógica, pero tam
anteriores: Estudios de lógica teórica bién de la filosofía y, de una manera gene
(1903), Ensayos de lógica experimental ral, de la teoría del conocimiento (con
(1916) y Cómo pensamos (1910). Dewey ceptos, juicios, razonamientos, método).
presenta primeramente la «matriz de la La teoría de los razonamientos retoma la
investigación» a partir de lo biológico y lo división kantiana de las facultades: enten
cultural; a continuación establece una dis dimiento, razón, facultad de juzgar.
tinción entre la indagación del sentido
común y la indagación científica. Edición: Logique (tr. L. Guillermit), Vrin,
La segunda parte de la obra está dedi 1970.
cada a la constitución de la investigación Estudio: A. Philonenko, L ’Oeuvre de Kant,
t. II, Vrin, 1988.
(estructura y juicios); la tercera parte se
ocupa de la proposición y los términos;
la cuarta explícita la lógica del método
científico. Finalmente un cuadro analíti
LÓ G IC A DE L A FILOSOFÍA, Logique
co retoma en su conjunto el movimiento
de la philosophie, 1950.
del pensamiento del tratado.
É ric W e il , 1904-1977.
La lógica por la que el autor se intere
sa aquí es una lógica de la investigación,
En la obra de Éric Weil, este ensayo
diferente de la de Peirce. ¿Qué es la inves
ocupa un lugar central en la medida en
tigación? «La investigación es la transfor
que se trata de un reflexión de la filoso
mación controlada o dirigida de una situa
fía sobre ella misma, la tentativa de una
ción indeterminada, en una situación que
comprensión sistemática de esta com
es tan determinada en sus distinciones y
prensión sistemática que es la filosofía.
relaciones constitutivas que convierte los
Es una lógica porque ella es un sistema
elementos de la situación original en un
y porque se interroga sobre sus propios
todo unificado.» Tal es el esquema de este
presupuestos; es la filosofía misma, por
estudio, cuya vocación es proponer el pro
que para Eric Weil «la filosofía es cientí
blema mientras lo instituye.
fica»; esta reflexión comprende al discur
Dewey establece con esto las bases de
so filosófico total, es decir, a la razón y
una epistemología de tipo procedimen-
a su otro. Aunque sistemática, la filosofía
tal, que está de acuerdo con la que Ian
permanece «abierta» a su otro, y ese otro
Hacking propone hoy día.
es lo que Weil llama la violencia, inser
ta en la misma filosofía y que ésta revela
Edición: Lógica. Teoría de la investigación
en su incapacidad para reduciría. De Hegel
(tr. E. Imaz), México, Fondo de Cultura Eco
nómica, 1950. retiene el autor la voluntad de abarcar el
Estudio: G. Deledalle, L'idée d ’experience discurso sistemático entero, de com
dans la philosophie de John Dewey, P.U.F., prender cómo la razón puede encontrar
1967. en el interior de ella misma la negatividad
absoluta; de Kant toma la voluntad de
comprender ese deseo mismo de com
prender y el carácter irreductible de la
LÓ G IC A, Logik, 1800. antinomia razón/violencia.
I m m a n u e l K a n t , 1724-1804. Lo que caracteriza la apertura del dis
curso weiliano es que, sistemática y cohe
Esta obra es la ordenación realizada rentemente, conserva sin embargo el ale
por un antiguo estudiante (Jasche) de las jamiento y la separación del con-sigo;
notas personales que el filósofo utilizaba permanece abierto a la realidad exterior
en su enseñanza. El objetivo de la obra que lo contradice sin sobrepasar la exte
sobrepasa lo que nosotros entendemos rioridad radical de la violencia y de la razón
LÓGICA DE L A INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA (LA) 402
en una dialéctica de tipo hegeliano. Para tificidad. Acabó por quedar persuadido
Éric Weil, la dialéctica revela la contra de que ninguna de las dos son de la mis
dicción más que superarla. Pretende man ma naturaleza que la teoría de la relativi
tener una relación con Hegel, mas supe dad, a cuyo estudio se consagró enton
rar a H egel mismo. Su dialéctica es una ces. De aquí su búsqueda de un «criterio
oposición entre actitudes y categorías, su de demarcación» capaz de establecer de
lógica, una lógica de actitudes y catego manera concluyente la naturaleza o el
rías filosóficas en una estructura comple estatuto científico de una teoría.
ja de recuperaciones, por las cuales el dis La tesis más ampliamente admitida en
curso se va paulatinamente abriendo y la época afirmaba que la ciencia se dis
cerrando sobre sí mismo. Consciente de tingue de otras disciplinas por el carácter
su finitud, el ser finito quiere comprender e m p írico de su método. De un gran
la totalidad de lo real, por tanto com número de observaciones o de experien
prenderse a sí mismo, en la infinitud del cias, el sabio se creía autorizado a extra
discurso. er, en virtud del famoso principio de la
Esta obra da testimono, tal vez mejor inducción, las leyes que él consideraba
que ninguna otra; de la originalidad del como universalmente válidas. Pero, obser
pensamiento de Eric Weil, demasiado a va Popper, nadie (ni el mismo Kant) ha
menudo considerado com o un simple logrado justificar racionalmente la infe
comentarista de Hegel. rencia inductiva. Una multitud de casos
particulares no nos permiten en ningún
Edición: Logique de la philosophie, Vrin, caso inferir una regla universal: «P o co
1985.
importa el gran número de cisnes blan
Estudio: G. Kirscher, La Philosophie d ’É-
ric Weil: systématicité et ouverture, col. cos que podamos haber observado, ello
«Philosophes d’aujourd’hui», P.U.F., 1989. no justifica la conclusión de que todos los
cisnes son blancos.» Popper se orienta
más bien hacia un método deductivo que
se apoya en una «puesta a prueba» de las
L Ó G IC A DE L A IN V E S T IG A C IÓ N teorías. De la teoría examinada, convie
CIENTIFICA (LA), Logik der Forschurtg: ne deducir enunciados singulares, o «pre
Zu r Erkenntnistheorie der modernen dicciones», susceptibles de ser fácilmente
Naturwissenschaft, 1934. comprobados en la experimentación. Si
K a r l R a im u n d P o p p e r , 1902-1994. la teoría no supera las pruebas, se dirá
que está falsada, o refutada por la expe
La cuestión propuesta en el punto de riencia. Si, por el contrario, pasa airosa
partida de esta monumental obra no ha las pruebas, la teoría será considerada
cesado de movilizar a los filósofos, desde como «corroborada» — provisionalmente,
Bacon y su ->• Nouum Organum: ¿exis se entiende, porque nada impide que fra
te un criterio que permita distinguir la ver case en pruebas posteriores o que se vea
dadera ciencia de la metafísica o de las reemplazada por una teoría mejor— . Este
pseudociencias (alquimia, astrología)? Pop- «deductivismo» conduce muy naturalmente
per juzga esta cuestión tanto más crucial a Popper a formular un criterio de demar
por cuanto que, siendo un joven estu cación que no dependa de la lógica induc
diante, se interesó por las tres corrien tiva. Porque, hasta entonces, una teoría
tes revolucionarias de pensamiento que parecía tanto más asegurada cuanto
sacudían la Viena de los años veinte: la mayor hubiera sido el número de obser
teoría de la relatividad de Einstein, el psi vaciones que la confirmaban. Criterio ina
coanálisis de Freud y la teoría de la his ceptable a los ojos de Popper, puesto que
toria de Marx. Aunque fascinado por la la acumulación de verificaciones no podría
potencia de estas dos últimas doctrinas, establecer definitivamente la validez de
Popper no podía evitar el preguntarse por una teoría. Es por el contrario la «falsa-
la legitimidad de sus pretensiones de cien- bilidad», o la posibilidad de ser falsada
40 3 LÓGICA DE LO SOCIAL (LA)
LÓ G IC A F O RM AL Y LÓ G IC A TR A S
C ENDENTAL. Ensayo de una crítica
L Ó G IC A D E L SENTID O , Logique du de la razón lógica, Fórmale und trans-
sens, 1969. zendentaie Logik. Versuch einer Kritik
G iles D eleuze , 1925-1995. der logischen Vernunft, 1929.
E d m u n d H u sse r l , 1859-1938.
El conjunto de esta obra está coloca
do bajo el doble patrocinio de Lewis Si la ciencia ha devenido una técnica
Carroll (del que el análisis de su obra ser teórica, la lógica es cómplice de esta situa
virá de hilo conductor para la continuidad ción pues no ha cesado de ser plantea
del libro) y de los estoicos, de los que el da como «doctrina pura y universal de
autor toma la oposición de lo corpóreo y la ciencia». Por ello, y con vistas a un
de lo incorpóreo. La postura de esta relec cambio radical, a una renovación del «fun
tura de la historia de la filosofía y de sus damento platónico de la lógica», nos invi
aledaños — pues Deleuze recurre a refe ta Husserl a buscar una explicitación
rencias tan diversas como Carroll, Artaud, intencional del sentido de la lógica for
Freud, Klossowski, Zola o Toumier— es mal. Norma de las ciencias, la lógica debe
el cambio de la lógica de la profundidad, a su vez estar fundamentada como tal y
inaugurada por Platón, por una lógica del apoyarse en una lógica «trascendental»,
sentido o mejor de la superficie. verdadero saber del saber por sí mismo
LÓGICA O EL ARTE DE PENSAR (LA) 406
de el punto de vista de las categorías del de esta época: «El entusiasmo fue general:
mundo sensible. Se trata de la constitu todos nos hicimos feuerbachianos.»
ción, tal como la entiende Camap, o de Para Engels, la cuestión fundamental
la estructura de las apariencias, tal como de toda filosofía es la de la relación del
la concibe Goodman. pensamiento con el ser: el idealismo afir
Estos diversos exámenes conducen a ma el primado del espíritu sobre la natu
identificar las dificultades encontradas por raleza; el materialismo, el de la natura
las teorías contemporáneas. El análisis de las leza sobre el espíritu. El materialismo
apariencias deja subsistir una inexactitud de mecanicista del siglo xvm era incapaz
principio que afecta a todo conocimiento de concebir el mundo como un proceso.
empírico. El problema que se plantea es el En cuanto al materialismo de Feuerbach,
siguiente: las figuras geométricas, ¿son «ide no ha sabido ni integrar los descubri
ales» o «abstractas»? La generalización o mientos de su tiempo (la célula, la trans
abstracción conjuntista y la abstracción pro formación de la energía, el evolucionis
piamente dicha son distinguibles, pero las mo darwiniano), ni aplicarse a la ciencia
dos acusan un carácter arbitrario. de la sociedad.
Cierto, Feuerbach demuestra que
Edición: La logique et le monde sensible, Dios no es más que el reflejo fantásti
Flammarion, 1971.
Estudio: F. Armengaud, Dictionnaire des co del hombre, pero pese a esto sigue
philosophes, P.U.F., 1984. siendo un idealista — en todo punto infe
rior al Hegel de los ■* Principios de la
filo s o fía del d erecho, cuya forma es
idealista pero cuyo contenido (la moral,
LUD W IG FEUERBACH Y EL FIN DE el derecho, la economía, la política) es
L A FILOSOFÍA C LÁSICA ALEM ANA, realista. «En Feuerbach es todo lo con
Ludwig Feuerbach und der Ausgang der trario; desde el punto de vista de la for
klassischen deutschen P h ilosop h ie, ma es realista, toma como punto de par
1886. tida al hombre; pero del mundo en el
F riedrich E ng e ls , 1820-1895. que este hombre vive no se hace en
absoluto cuestión.»
Con ocasión de la publicación por el Marx ha surgido igualmente de la desa
filósofo danés Carl N. Starcke de un gregación del hegelianismo. Mas él parte
Ludw ig Feuerbach (Stuttgart, 1885), del aspecto revolucionario de la dialéctica,
Engels redacta un texto (aparecido en y la pone cabeza abajo. Que todo en la his
abril-mayo de 1886 en la revista social- toria es proceso tiene que ser aplicado tam
demócrata N eu e Z e it) en donde exa bién a la historia de la sociedad. Todas las
mina el lazo que une la filosofía clásica luchas políticas son luchas de clases que
(Hegel) y el movimiento obrero alemán, buscan la emancipación económica. Con
y donde expone la concepción marxis trariamente a lo que pensaba Hegel, es
ta de la historia. la sociedad civil (el dominio de las rela
La filosofía de Hegel (de la que Engels ciones económicas) y no el Estado el ele
se complace en subrayar su carácter revo mento determinante de la historia.
lucionario) es a la vez sistema (idealista) y
Edición: Ludwig Feuerbach y el fin de la
método (dialéctico). Después de la infa
filosofía clásica alemana (tr. editorial), Agui
tuación (1830-1840), viene la descompo lera, 1969.
sición. + La esencia del cristianismo de Estudio: G. Labica, Karl Marx, les théses
Feuerbach aparecía como el libro ruptura sur Feuerbach, P.U.F., 1987.
M
MAESTROS PENSADORES (LOS), Les M A L E S T A R EN L A C U L T U R A (EL),
maítres penseurs, 1977. Das Unbehagen in der Kultur, 1 9 2 9.
A nd ré G l u c k s m a n n , nacido en 193 7. S ig m u n d F reu d , 1 85 6-1 9 39 .
Como sugiere su título, parodia del de Se puede considerar esta obra como una
la ópera wagneriana (Los maestros can suerte de alegato para hacer aceptar la hipó
tores), este ensayo es una virulenta denun tesis — que Freud calificaba por lo demás de
cia de los discursos filosóficos alemanes «especulativa»— del famoso dualismo Eros-
del siglo xix. En su proceso de teorización Tánatos. Pero jamás es presentado aquí
del fenómeno totalitario, Glucksmann ve Tánatos en tanto que tal; es la agresividad,
en efecto en los llamados maestros libe aliada de las pulsiones eróticas y de las pul
radores de la humanidad (Fichte, Hegel, siones de muerte, lo que constituye el eje
Marx y Nietzsche) a los que condujeron a del libro. Así la cultura, tomada como la
la conciencia europea por el camino del suma de las instituciones surgidas del pro
Mal, el de los campos de exterminio y del ceso de civilización (el matrimonio, la reli
Goulag. gión, la moral, la política, etc.) es presa de
La obra consagraba la aparición de un malestar profundo y permanente, efec
una «nueva filosofía» determinada, a par to de la represión social de las pulsiones.
tir de mayo del 68, a analizar la realidad Para Freud, es el mismo proceso de civili
del poder. Inicialmente defensor de la zación el que lleva en sí los gérmenes de ese
variante maoísta, Glucksman que, en La malestar. Porque la civilización transforma
cocinera y el d evorad or de hom bres las pulsiones de los hombres en aspiracio
(1975), había visto en la práctica del capi nes (sociales, culturales, intelectuales) que
talismo y el marxismo la misma volun no les permite satisfacer. De aquí un senti
tad de poder, anuncia el crepúsculo de miento de frustración, de decepción, de
los ídolos antes de invitarnos a ajustar malestar que es común a todos los hombres.
nuestras conductas teniendo en cuenta La obra tendrá una gran incidencia en
la evidencia del Mal (C inismo y pasión, el pensamiento del siglo XX. Marcuse se
1 98 1). inspirará directamente en ella para redac
tar -»• Eros y civilización.
Edición: Los maestros pensadores (tr. J.
Jordá), Anagrama, 1978. Edición: El malestar de la cultura (tr. L.
Estudio: G. Schiwy, Les Nouveaux Philo- López-Ballesteros), en Obras completas, t.
sophes, col. «Médiations», Denoél, 1979. VIII, Biblioteca Nueva, 1974.
[4 0 9 ]
MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA 410
Estudio: O. Mannoni, Freud, col. «Écrivains las comidas, el estadio— forman este tex
de toujours», Le Seuil, 1977. to atribuido a Epicteto y ordenado des
pués de su muerte por su discípulo Flavio
Arriano, ya redactor de las -* Conversa
ciones (de las que el Manual sería un resu
M ANIFIESTO DEL PAR T ID O COM U men). Destinado a los «progresantes» que
NISTA, Manifest der kommunistischen aspiran a devenir filósofos, el E nquiri-
Parte i, 1848. dión (traducido por «manual» o «puñal»)
K a r l M a r x , 1818-1883, y F rie d r ic h ha sido comparado por Simplicio (siglo
E n g e l s , 1820-1895. vi) a «un puñal que hay que tener siem
pre a mano y del que aquellos que dese
El texto, publicado anónimamente en an vivir bien estén prestos a servirse en
alemán en unos cientos de ejemplares, todo momento».
formó el programa de la Liga de los Comu H punto de partida de la obra es la dis
nistas, tal como fue decidido en el curso tinción realizada por Zenón de Citio entre
de un congreso celebrado en Londres y las cosas que dependen de nosotros
en el que Engels había participado acti (nuestros juicios, nuestras tendencias,
vamente. Abriéndose con estas palabras: nuestros deseos, nuestras aversiones) y
«Un espectro recorre Europa, el espectro
las cosas que no dependen de nosotros
del comunismo», el manifiesto sienta el
(nuestro cuerpo, la riqueza, la celebridad,
principio rector según el cual «la historia
el poder). La desgracia de los hombres
de toda sociedad es la historia de las luchas
procede de que toman irreflexivamente
de clases». Es la que hoy se libra entre
las segundas por las primeras. Así pues,
los proletarios y la burguesía. El objetivo
no son las cosas en sí mismas (la enfer
de los comunistas es la constitución del
medad, la muerte) lo que hay que temer,
proletariado en dase, el derribo de la domi
sino el juicio erróneo que nos hacemos
nación de la burguesía, la conquista del
sobre ellas. En cambio, la libertad es con
poder político por el proletariado. Tras
quistada por aquél que no siente «ni atrac
una confrontación de los diferentes tipos
ción ni repulsión por nada que dependa
de socialismo y la exposición de la posi
de los otros».
ción de los comunistas con respecto a los
Adaptado por los ermitaños cristianos
diferentes partidos de oposición, el texto
del monte Sinaí, el manual se puso de
termina con esta famosa consigna: «¡Pro
moda en el siglo XVI entre los protestan
letarios de todo el mundo, unios!»
tes, y después entre los católicos.
Texto fundador, el Manifiesto contie
ne algunas de las «piedras angulares» del
Edición: Enquiridión (tr. J. García Mora),
marxismo, y por esta razón es una de las Anthropos, 1991.
obras más internacionalmente editadas Estudios: F. Sánchez de las Brozas, D oc
(primera traducción francesa en 1872). trina del filósofo estoico Epicteto que se
llama comúnmente enchiridión, Diputa
Edición: Manifiesto del partido comunis ción Provincial de Badajoz. Dpto. F’ublíca-
ta (tr. W. Roces), Ayuso, 1974. ciones, 1993; G. Rodis-Lewis, La Mora-
Estudio: F. Claudin, Marx, Engels et la révo le sto'icienne, P.U.F., 1970.
lution de 1848, Maspero, 1980.
M A R T E O L A G U E R R A JU Z G AD A,
M A N U A L (ENQ U IR ID IÓ N ), 'Er/eipí- Mars ou la guerre jugée, 1921.
Siov, o hacia 130. A l a in (Émile Auguste Chartier), 1868-
Ep ic t e t o , hacia 50-hacia 125. 1951.
vida. Así, la obra apunta a la vez al cris reinar soberanamente, con la pretensión
tianismo, al socialismo y al nihilismo, sien de ser fines en sí, y no medios entre otros
do el segundo el resultado lógico del pri medios.
mero, mientras que el tercero es la Después de una cuarta parte que reú
consecuencia fatal de los otros dos juntos. ne algunas «máximas e interludios», Nietzs
En la primera de las nueve partes en che intenta volver a trazar la «historia natu
que está dividida Más allá del bien y del ral de la moral» (quinta parte): hasta ahora,
mal, denuncia Nietzsche los «prejuicios de los filósofos se han esforzado en «fundar»
los filósofos». El más grave de todos es la la moral que ellos creían necesaria; si se
creencia en el valor absoluto de la verdad: hubieran tomado la molestia de examinar
«¿Qué es lo que propiamente aspira en la genealogía de esta moral, habrían com
nosotros a la “verdad”»? ¿Por qué los filó prendido que está apoyada en una «pro
sofos no habrían de buscar más bien lo digiosa inversión de los valores», por la
no-verdadero, lo incierto, o sea lo falso? cual los esclavos han impuesto en toda
¿Por qué no dan valor más que a la sin Europa una «moral de rebaño», una moral
ceridad, al desinterés, a la realidad, y no de sacrificio y de renuncia que exalta las
sienten más que desprecio por la menti virtudes democráticas y los instintos gre
ra, el egoísmo y las apariencias? Porque garios.
las investigaciones de los filósofos están La sexta parte de la obra se dirige a los
por entero orientadas por las ideas mora sabios («Nosotros, los sabios»), que con
les a las cuales pretenden llegar. Así, las viene poner al servicio de los podero
normas que ellos creen extraer de la razón sos, como simples instrumentos de cono
universal no son más que los reflejos de cimiento. En cuanto a los filósofos del
sus instintos personales y de la jerarquía porvenir, deberían «recorrer por entero
a la que están sujetos. Nietzsche denun el círculo de los valores» para asumir la
cia igualmente la utilización que los hom noble tarea de legislar y determinar el des
bres hacen de ciertos conceptos, como los tino del hombre. N o hay que creer, sin
de causa, de ley, de libertad, de necesidad, embargo, que los inmoralistas del maña
de fin: sería erróneo creer que esas nocio na no tengan sus propias virtudes; en la
nes permiten exp lica r los fenómenos, parte séptima («Nuestras virtudes»), Nietzs
cuando en realidad no son más que fic che procede a enumerarlas y a mostrar
ciones destinadas a designarlos. La segun en qué difieren éstas de la virtudes medio
da parte está consagrada al «espíritu libre». cres de las que se glorian los débiles.
N o al librepensador, que no piensa más En las dos últimas partes («Pueblos y
que en conquistar la «felicidad del rebaño patrias» y «¿Qué es la aristocracia?»), tras
para todo el mundo», sino al filósofo del haber diseccionado la pretendida «pro
porvenir que comprende que sólo la «volun fundidad» del pueblo alemán y apelado al
tad de poden», libre de toda consideración refinamiento del espíritu francés, Nietzs
moral, permitirá que la humanidad se des che precisa su ideal moral y social: «Has
pliegue y progrese: «Creemos [...] que todo ta ahora, toda elevación del tipo huma
lo que es malo, terrible, tiránico en el hom no ha sido obra de una sociedad
bre, lo que hay en él de fiera y de serpiente, aristocrática, y así continuará siendo; dicho
sirve tanto a la elevación de la especie de otro modo, ha sido la obra de una
“hombre” como su contrario.» sociedad jerarquizada que cree en la exis
La tercera parte, titulada «El fenóme tencia de fuertes diferencias entre los hom
no religioso», trata de la historia del alma, bres y que tiene necesidad de una forma
del problema de la fe y de la «neurosis reli cualquiera de esclavitud.» Así, quedan neta
giosa» que se ha extendido por toda la tie mente distinguidos dos tipos de moral: la
rra. Nietzsche subraya el carácter perni de los señores, que se apoya en la antí
cioso de las religiones: en lugar de ponerse tesis «noble»/«despreciabIe», y la de los
al servicio de la selección y educación esclavos, fundada en la oposición «bue-
de los hombres, no piensan más que en no»/«malo», ¡donde el «malo» en la moral
413 MATERIA Y MEMORIA
puesto que sedo él actúa con ocasión de nues invertirse sin destruir la obra. Martial Gué-
tros pensamientos y nuestras acciones. Las roult lo ha mostrado luminosamente en
meditaciones que siguen tratan de los debe su magistral comentario (véase «Estudios»
res del hombre para con Dios. Finalmente, al final de esta entrada). Antes de inten
las ocho últimas meditaciones abordan el tar restituir el movimiento es preciso aña
problema de la gracia que debe ayudar al dir que las meditaciones apenas si son
hombre a cumplir sus deberes, bien sea por separables de la serie de objeciones y res
la gracia de la iluminación que nos ayuda a puestas que las acompañan. Estas obje
conocer esos deberes, bien por la gracia del ciones, formuladas por contemporáneos
sentimiento que, limitando nuestra atracción de Descartes, se distribuyen en siete
por el placer, nos permite cumplirlos. series. No todas son de valor igual, y Des
En esta obra se mezclan los principios cartes debe a menudo insistir machaco
filosóficos procedentes del cartesianismo namente ante lectores que no están a su
con un cristocentrismo inspirado por el altura. Mas a veces esas objeciones arro
cardenal de Bérulle. jan sobre el texto original una luz irre
emplazable. Señalemos finalmente que
Edición: Méditatíons chrétiennes et la traducción francesa fue revisada por
métaphysiques, Vrin, 1967. el propio Descartes.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
Meditación primera: la duda. Es pre
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Moran),
vol. I, Tecnos, 1988, pp. 788-809; F. Alquié, ciso deshacerse de todas las antiguas opi
Le cartésianísme de Malebranche, Vrin, niones, reputadas inciertas. N o por
1974. desesperanza escéptica, sino com o
medio de buscar lo verdadero, que no se
debe dudar en encontrar. Los argu
mentos de los engañosos sentidos y del
MEDITACIONES METAFÍSICAS, Médi- sueño arruinan el conocimiento que mis
tations métaphysiques. Meditationes de sentidos me dan del mundo exterior,
prima philosophia, in quibus D ei exis- como también la certeza que yo tengo
tentia et animae humanae a co rp ore de su existencia (lo cual hace tambale
distinctio demonstrantur, 1641. arse a todas las ciencias de lo real). A
R ene D e sc ar te s , 1596-1650. estas razones naturales para dudar se
añade la hipótesis de un Dios mentiro
Menos famosas para el gran público so, que pone en peligro el edificio de las
que el ->■Discurso del m étodo, las Medi verdades racionales (matemáticas). La
taciones metafísicas son para el filósofo famosa hipótesis del genio maligno per
la obra maestra de Descartes, el libro alre mite unlversalizar la duda.
dedor del cual se articulan todos los otros Una vez que se ha hecho tabla rasa,
textos. Más aún: un pilar y un eje para nada queda de cierto. Salvo esto: que
toda la historia de la filosofía. incluso aunque no se salga de este esta
Las Meditaciones deberían leerse por do, se conserva la seguridad de no estar
sí mismas, fuera de toda referencia his engañado, puesto que se es al menos
tórica o erudita. N o porque no tengan su consciente de la incertidumbre de todos
historia, como cualquier otro texto, sino los conocimientos.
porque ellas despliegan en un presente Meditación segunda: la misma per
de eternidad la marcha de un pensamiento severancia en la duda es la que conduce
que ha resuelto no apoyarse más que en a la primera certeza: «yo soy, yo existo»;
sí mismo, no contar más que con sus pro el genio maligno puede engañarme cuan
pias fuerzas, para acceder a la verdad. to quiera, pero yo no podría dudar sin
Seis meditaciones, seis jornadas en ser.
que la reflexión se desarrolla y progresa La certidumbre de mi existencia va
según un «orden de razones», orden ana acompañada de una conciencia clara de
lítico del descubrimiento que no podría mi naturaleza de existente; por el momen
MEDITACIONES METAFÍSICAS 4 18
to no sé más que esto: yo soy «una cosa Meditación. Aquí interviene una tercera
que piensa». prueba de la existencia de Dios. Esta prue
El análisis del trozo de cera, que nos ba es más conocida por el nombre (debi
introduce contra toda esperanza en el uni do a Kant) de «argumento ontológico». Es
verso de las cosas, apunta a establecer la misma que había utilizado ya San Ansel
definitivamente la futilidad de la certeza mo en el ►Proslogion, mas Descartes le
sensible, que sigue creyendo que las cosas da una forma matemática inédita. La exis
exteriores nos son mejor conocidas. Des tencia de Dios puede ser deducida de su
cartes muestra que la aprehensión sensi esencia, exactamente igual que de la esen
ble de la cera supone ya una «inspección cia de una figura geométrica se extraen
del espíritu». sus propiedades. Pues es propio de la
Meditación tercera: la Meditación pre naturaleza de Dios ser perfecto, y si la
cedente ha desembocado en el solipsis- existencia no le perteneciera, Él carece
mo. Una reflexión sobre las ideas va a ría de una perfección. A la prueba de la
permitir salir de él. Hay en efecto en mí Meditación tercera, que se remontaba
una idea (la palabra no tiene ninguna sig de un efecto contingente a su causa nece
nificación platónica y se escribe con saria, la prueba ontológica añade la
minúscula) de la que yo no puedo ser el demostración geométrica, que se apoya
autor. Es la idea de infinito. La experiencia únicamente en el razonamiento. Esta prue
de la duda me hace conocer en efecto mi ba geométrica es posible sólo, subrayé
finitud y mi imperfección. A la idea de moslo, porque tenemos la certeza de la
infinito corresponde por tanto necesa veracidad divina; y ella requiere por tan
riamente, fuera de mí, una realidad que to — el orden de las razones obliga— las
posea al menos tanta perfección como la pruebas precedentes.
idea que la representa: Dios. Por otra par M editación sexta: queda la cuestión
te, yo soy un ser imperfecto que posee de la existencia de las cosas exteriores,
sin embargo la idea de lo perfecto; yo no de la cual pende — nada menos que— la
puedo ser por tanto el autor de mi pro posibilidad de las ciencias que tratan del
pia existencia: segunda prueba de la exis mundo. Es la experiencia de la imagina
tencia de Dios. ción la que inclina a pensar que existen
La existencia de Dios está pues pro fuera de mí los cuerpos que mi espíritu
bada. Siendo perfecto, Él no puede que se aplica a considerar. Sería preciso que
rer engañarme. La veracidad divina per Dios fuera mentiroso para que la muy
mite considerar con serenidad la tarea del fuerte inclinación que tenemos a atribuir
conocimiento. a los cuerpos nuestras impresiones fue
Meditación cuarta: Dios garantiza las ra falsa. Sin embargo, Descartes niega
ideas claras y distintas, mas yo estoy sin que los sentidos puedan ofrecer un medio
embargo sujeto al error. ¿Cómo es posi seguro para obtener cualquier conoci
ble éste? Descartes exculpa a las faculta miento sobre el mundo objetivo. Resta,
des. El entendimiento es sano, aunque pues, considerar el hecho de la unión del
finito, pues no hace más que proponer alma (sustancia espiritual) y el cuerpo (sus
representaciones. La voluntad, por sí mis tancia material); sobre este punto, Des
ma, no es responsable del error. Mas al cartes permanece fiel a la enseñanza esco
afirmar una idea que no es perfectamen lástica, en contra del dualismo platónico.
te clara y distinta, yo hago un mal uso de Sin embargo, la cuestión se tornará en
mi facultad de querer, y yo soy por tan una de las dificultades mayores del car
to el responsable del error. tesianismo: ¿cómo conciliar la unión sus
Meditación quinta: la existencia de las tancial y la distinción real de las dos esen
cosas exteriores sigue siendo dudosa; en cias, espiritual y corporal? El problema
cambio, las esencias, que me son cono alimentará la correspondencia con la prin
cidas por las ideas claras y distintas, tie cesa Isabel, envenenará las relaciones del
nen su verdad garantizada en la tercera maestro con algunos discípulos (Regius)
419 MEDITERRÁNEO Y EL MUNDO MEDITERRÁNEO EN LA ÉPOCA DE FELIPE n (EL)
estados afectivos puros, mas en donde la «la vía indicada por Maine de Biran es sin
reflexión es la llave maestra. Éste, en tan duda la vía definitiva de la metafísica».
to que es apercepción inmediata y razo
namiento, es pues el procedimiento esen Edición: Mémoire sur la décomposition de
cial. De hecho, el método de Maine de Biran la pensée, en Oeuures, t. III, Vrin, 1988.
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
integra todos los procedimientos emplea fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
dos por sus predecesores, que no son fuen vol. II, Tecnos, 1988, pp. 252-276; R. Van-
tes de error más que en la medida en que court, La théorie de la connaissance chez
se haga de ellos un uso exclusivo. Maine de Biran, Aubier-Montaigne, 1944.
La cuestión del método ocupa la primera
parte de la obra. Con la segunda se entra
de lleno en la determinación de las facul
tades elementales del pensamiento. Para M ENÉXENO, o La oración fúnebre,
empezar, el autor retoma y refuerza la dis Mevé^Evoq, f) ’EmxáipiOí; f|0vKÓq, o hacia
tinción introducida en Memoria sobre el 386 a.C.
hábito entre actividad y pasividad, y dis P latón , 428/427-348/347 a.C.
tingue dos elementos primitivos de base: la Diálogo.
afectividad o sensibilidad afectiva, y la movi
lidad voluntaria o potencia de esfuerzo, que Menéxeno reprocha a Sócrates que
se mezclan en proporción variable. siempre se está burlando de los oradores,
A ello siguen un «análisis de los senti cuyo arte es sin embargo muy difícil.
dos considerados bajo la relación de ori ¿Sabría él, Sócrates, improvisar un dis
gen y de derivación de los dos órdenes curso bien trabado sobre no importa qué
de facultades y de ideas elementales», una materia? Sócrates acepta el desafío y fabri
clasificación de las diferentes sensaciones, ca así de principio a fin un discurso acor
después un «análisis de las facultades huma de con las reglas del arte que consta de
nas consideradas en su carácter general y dos partes: elogio de los muertos, exhor
en su asociación con los signos artificia tación a los vivos.
les». La imaginación sensitiva, los senti El M en éxeno forma pareja con el
mientos y las pasiones pertenecen al orden -*■ Gorgias (al igual que el ►Eutidemo
pasivo. La imaginación intelectual, a la vez con el ->■Protágoras): contribuye a denun
espontánea y regulada, constituye el sis ciar, bajo forma de parodia, el arte de los
tema intuitivo intelectual. Finalmente el sis oradores y de los sofistas, que embele
tema aperceptivo se divide en memoria sando a los atenienses se hacían acree
por una parte, simple prolongación de la dores de cualidades extraordinarias.
conciencia que almacena el trabajo del espí
ritu y que es a la conciencia lo que la vis Edición: Menéxeno (tr. E. Acosta), en Pla
ta es al tacto, y razonamiento por otra, que tón, Diálogos, vol. II, Gredos, 1983.
no es más que la memoria de las opera Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la
filosofía griega, vol. IV: Platón (tr. A. Valle-
ciones intelectuales. jo y A. Medina), Gredos, 1990; R. Clavaud,
Aunque hace suya la fórmula sensua Le Ménexéne de Platón et la rhétorique
lista: «N ih il est in intellectu quin prius de son temps, Les Belles Lettres, 1980.
fuerit in sensu», Maine de Biran se sepa
ra radicalmente del sensualismo de Con
dillac. Él se esfuerza — y esta palabra ha
de tomarse en el sentido biraniano del tér M ENÓN, o Sobre la virtud, Mévcov, f\
mino— por captar el pensamiento bajo Ilepi &p£Tf^, hacia 387 a.C.
todos sus aspectos, en todos sus grados P latón , 428/427-348/347 a.C.
de perfección, con los medios apropia Diálogo.
dos. Ejerció una gran influencia sobre el
movimiento idealista del siglo xix y sobre ¿Qué es la virtud? y ¿se la puede ense
el intuicionismo de Bergson, para quien ñar? Es esta segunda cuestión la que
423 MENTALIDAD PRIMITIVA (LA)
Menón propone a Sócrates, que — como Desde el punto de vista del platonis
es habitual en él— responde con la pri mo, el M enón marca un giro: introduce
mera: ante todo es preciso dar una defi la teoría de la reminiscencia y matiza el
nición general de la virtud. Menón es inca juicio vertido en el -» Gorgias sobre los
paz de formularla, y en lugar de ello hombres políticos y los sofistas.
propone un «enjambre de virtudes», las
del hombre, las de la mujer, las del vie Edición: Menón (tr. F.J. Olivieri), en Platón
jo; mas, como la mayoría de los interlo Diálogos, vol. II, Gredos, 1983.
Estudios: W. K. C. Guthrie, Historia de la
cutores de Sócrates, Menón no se eleva filosofía griega, vol. IV (tr. A. Vallejo y A.
a la universalidad y dispersa sus esfuerzos Medina), cap. V, Gredos, 1990; W. D. Ross,
de definición en el ámbito de lo particu La teoría de las ideas de Platón (tr. J. L.
lar. Decepcionado por su propia inca Diez Arias), Cátedra, 1989.
pacidad, Menón compara a Sócrates con
una raya, ese pez que paraliza a todos los
que le tocan.
Es preciso animar a Menón, demos M E N T A L ID A D P R IM IT IV A (L A ), La
trarle que él puede encontrar esa defini mentalité primitive, 1922.
ción; mejor aún: que la sabe ya. Aquí ocu L u c e n L é v y -B r u h l , 1857-1939.
rre un episodio decisivo para el diálogo,
e incluso para toda la obra de Platón. Inte A partir de una abundante y dispar
rrogando a un pequeño esclavo ignoran documentación etnográfica, la obra se
te, Sócrates lo va conduciendo a encon propone mostrar que no hay nada de «pre-
trar por sí mismo una solución de rracionalista» en la manera de pensar de
geometría (el problema de la duplicación los pueblos primitivos.
del cuadrado). El pequeño esclavo no ha Los primitivos tienen un modo de pen
recibido esta solución de Sócrates, mas sar que difiere absolutamente del racio
éste le ha posibilitado recordarla. Es la nalismo, que podría ser calificado de mís
famosa teoría de la reminiscencia (parti tico o de «prelógico». Violan claramente
cularmente desarrollada en el -* Fedro). nuestras reglas, no utilizan el principio
Sin embargo, Menón no encontrará la de no contradicción, pero son sensibles
definición buscada y se obstinará en su a otra forma de coherencia y a otra for
interrogación primera: ¿puede ser ense ma de contradicción; los sueños, los pre
ñada la virtud? Consintiendo a examinar sagios adivinatorios, las ordalías obede
pese a todo esta cuestión, Sócrates pare cen a un sistema de pensamiento que
ce dirigir a sus interlocutores hacia una parece común a todas las sociedades que
respuesta afirmativa: por ser un saber, la carecen de escritura y que esta obra se
virtud puede ser transmitida. Sin embar esfuerza en describir; este sistema se orde
go no deja de ser paradójico que — si la naría en torno al principio de «partici
virtud es una ciencia— ninguno de los lla pación», sin que en ninguna parte apa
mados maestros de virtud esté de acuer rezca diferencia alguna entre natural y
do con sus colegas respecto a su natura sobrenatural.
leza, y que, si la virtud puede ser No hay que olvidar que, pese a la pre
transmitida, el más virtuoso de los hom cariedad de las fuentes, se opera en este
bres (Pericles) no haya sabido hacer que libro una verdadera «revolución copemi-
sus propios hijos se beneficien de ella. cana», puesto que en él se entroniza el
La conclusión se impone entonces por «punto de vista del otro», sin que el autor
propio peso: la virtud no es en absoluto tenga que recurrir a la hipótesis de la
saber, sino opinión justa. De hecho nin carencia o de la «razón deficiente».
guna de las respuestas a las cuestiones
Edición: La mentalité primitive, Retz,
propuestas al principio del Menón es satis 1976.
factoria para el lector. El M enón es un Estudios: E. E. Evans-Pritchard, Historia
diálogo aporético. del pensamiento antropológico, Cátedra,
METAFÍSICA 424
1987, cap. XII; J. Cazeneuve, Lévy-Bruhl, materia de que están hechas. Qué sea la
sa vie, son oeuvre, P.U.F., 1963. causa motriz (origen del movimiento),
o la causa final (hacia la cual tiende el
movimiento), es asunto que toca a la
metafísica descubrir, puesto que es la
M ETAFÍSICA, T á jiE tá m(pvoiKCc. «ciencia reina», superior a todas las otras
A r is t ó t e le s , 384-322 a.C. ciencias.
El libro a (alfa minor) es apócrifo: es
Compuesta de catorce libros, esta probable que haya sido compuesto por
colección de tratados filosóficos y cientí un sobrino de Eudemo, Pasicles de Rodas,
ficos reunió la totalidad de los conoci a partir de las notas tomadas en los cur
mientos de Aristóteles en materia de «filo sos impartidos por Aristóteles. En este
sofía primera». ¿Qué es la filosofía libro se demuestra que, gracias a un méto
primera? El estudio del Ser en cuanto ser. do filosófico adaptado a su nivel, es posi
En el libro A (Alfa), define Aristóteles ble para los discípulos de Aristóteles cono
los diversos tipos de conocimientos antes cer la verdad de las causas primeras, pues
de abordar la ciencia que verdaderamen éstas tienen en efecto un fin que el inte
te le interesa, la metafísica. A este fin estu lecto puede comprender.
dia las conclusiones de las filosofías pre En el libro B (Beta) plantea Aristóteles
cedentes y en particular la de Platón que, una serie de cuestiones relativas al méto
según él, ha cometido un error al esta do a adoptar. Ante todo es necesario saber
blecer un dualismo entre el mundo de las qué es realmente la metafísica: ¿se trata
Ideas, invariante y eterno, y el mundo de estudiar únicamente las causas? ¿Hay
transitorio, el nuestro, que en realidad que integrar en este estudio el de los prin
procede del primero; por añadidura, este cipios lógicos? Y ¿qué son esos princi
sistema filosófico, demasiado estático, es pios?: ¿géneros?, ¿los elementos consti
incapaz de explicar el motor dinámico de tutivos de las cosas? ¿Cuáles son los
nuestro mundo. géneros que dependen del Principio? ¿Qué
Aristóteles establece nuevas defini es lo que puede ser considerado como
ciones de los diferentes niveles de cono principio, aparte de la materia y la forma?
cimiento, que comienza por el «saber ¿Tienen todos los principios las mismas
empírico». Este tipo de saber está fun cualidades? ¿Son universales o individua
dado en la experiencia; los datos que ella les, eternos o corruptibles? ¿Qué son las
nos proporciona pueden servir de pun sustancias y qué los accidentes?
to de partida para la investigación abs El Ser es el verdadero objeto del cono
tracta; el segundo tipo de conocimiento cimiento filosófico, como lo evidencian los
es la xé/VT] (techne) que, como su nom axiomas indemostrables, base de todo pro
bre indica, concierne a la facultad téc ceso de razonamiento. Aristóteles lo afir
nica;; es el conocimiento de las causas ma en el libro F (Gamma): el primero y el
que producen las cosas. El tercer tipo de más firme de entre ellos es el principio de
saber es la ciencia, que estudia el con no-contradicción: «Es imposible que el mis
junto de la materia y define los diferen mo atributo pertenezca y no pertenezca
tes elementos. Finalmente está la meta al mismo tiempo al mismo sujeto y bajo el
física: esta ciencia es una investigación mismo respecto.» De este principio se dedu
racional que tiene por objeto el conoci ce el principio de tercero excluido: el atri
miento de Dios, el Ser absoluto, el de las buto pertenece al sujeto o no le pertenece,
causas del universo y el de los principios mas no hay una tercera posibilidad. Des
primeros del conocimiento. Se trata por pués, en el libro A (Delta), Aristóteles defi
tanto de definir las esencias de Dios, ne al Ser, como también un cierto núme
de la naturaleza, del espíritu y de la mate ro de nociones clave de la Metafísica.
ria, y de precisar a qué tipo de causa se Propiamente hablando, el autor no tra
debe la forma de todas las cosas, o la ta del problema de la metafísica hasta lie-
425 METAFÍSICA
gar al libro E (Épsilon). Aristóteles define naturaleza, este «Motor primero» es per
primero el papel de las diversas ciencias, fecto; «Es eterno, sustancia y acto puro»;
que son de tres tipos: la npafyq (praxis), es Dios mismo, que es la Inteligencia
que designa las ciencias prácticas que tie suprema.
nen relación con la acción del sujeto mis En los libros M (My) y N (Ny), los dos
mo; la 7toít|(ji<; ipoiesis), o ciencias poé últimos de la obra, se trata de las Ideas y
ticas, que concierne a la creación de una de los números; Aristóteles vuelve a tomar
obra y no al sujeto; finalmente la teología, la célebre teoría platónica, mas para cri
la física y la matemática, que aportan el ticarla. Según esta teoría, llevada al extre
conocimiento de los principios y de las mo por los Académicos, las Ideas-núme
causas, a las que llama ciencias teóricas. ros son los principios sobre los cuales
Entre estas últimas, la teología, que trata lo real está constituido. Aristóteles, que
de Dios, motor primero del universo, es no admite ya las Ideas platónicas, se nie
la más importante. ga a tomar los Números ideales como los
Los libros Z (Zeta) y H (Eta) están dedi elementos de base de la materia, de lo
cados al examen de la sustancia, que es real; para él, el número existe poten
de tres tipos: primeramente está la mate cialmente en la materia y el pensamien
ria, o í>Xt| (hule), luego la forma, o etSog to puede extraerlo. La teoría del núme
(eidos) —que organiza esta materia, la ro de Aristóteles se opone absolutamente
desarrolla y determina su devenir— , y a la visión pitagórica y académica. Estos
finalmente la sustancia individualizada, dos libros, compuestos durante un perí
o crúvoXov (suno/on). Por su síntesis, estos odo muy extenso, han sido sin duda ree-
tres tipos de sustancias están al origen de laborados y rectificados a menudo por el
todas las «categorías». autor.
En el libro 0 (Théta), Aristóteles trata La obra ha sido redactada en su mayor
del movimiento. Todo efecto tiene una parte por Aristóteles. Mas ciertos libros
causa; hay por tanto una evolución en están compuestos por los discípulos del
todo acto. Toda cosa, toda persona, antes filósofo, que se apoyaron o bien en los
de ser debe existir potencialmente. Tam cursos impartidos por Aristóteles, o bien
bién debe existir un punto de partida, sobre sus obras mismas. Es posible que
un motor primero: ese motor es inmóvil el título original hubiera sido: M era xa
y corruptible, no eterno; y permite pasar qnxnicá (hfi/U'a (Meta ta phisika biblia):
de la potencia al acto. El motor del pen «Libros escritos después de la Física»; esta
samiento, sin embargo, es perfecto. hipótesis despoja sin embargo al título de
En los libros I (Iota) y K (Kappa), habla toda su dimensión filosófica: de lo que
Aristóteles de lo Uno y lo Múltiple; des esta obra trata en efecto es del Ser supre
pués, tras un breve resumen de lo que ha mo, de Dios, de eso que está más allá de
dicho en los libros anteriores, aborda de la física.
nuevo el problema de lo infinito, sin cesar La voluntad del autor de expresar la
renovado, que no puede existir en acto, trascendencia divina es por lo demás evi
puesto que el acto es un elemento finito, dente en el ritmo y vigor con que la obra
acabado, y en consecuencia corruptible. es conducida: una potencia didáctica y
La existencia de un «Motor primero» apodíctica se revelan puntualmente en el
es necesaria, afirma Aristóteles en el libro curso del libro; el estilo es variado, tal vez
A (Lambda). Este «Motor primero» es de debido en parte a la intervención de los
hecho «Causa primera»; es un elemento discípulos y en parte a Aristóteles mis
en sí mismo inmóvil que genera el movi mo : al tratar de una materia divina, el
miento, esférico o de otro tipo; este autor parece a veces animado por una
«Motor> está al origen de las causas pri inspiración casi divina. La M etafísica
meras, materiales, que construyen el mun es una de las obras filosóficas esencia
do y dan forma a los cuerpos. Principio les de Aristóteles; ejerció una influencia
del mundo del cual penden el cielo y la fundamental en su época y sigue siendo
METAFÍSICA 426
ser en tanto que ser es una construcción metáfora y a la semántica del discurso: la
original que se emparenta con el plato semántica envuelve a la semiótica, sien
nismo, pero también con la psicología do esencial en este proceso la creación
moderna, más concretamente con el psi de sentido.
coanálisis. La andadura espiritual del indi La «nueva retórica» extiende a las figu
viduo es esencial: cuanto más se eleva ras del discurso las reglas de segmentación,
en la escala de los niveles de conciencia, de identificación y de combinación propias
más oportunidades tiene de alcanzar la de las entidades fonológicas y léxicas. Rico
verdad. eur le reprocha acantonarse en confirmar
A un tiem po pensador extremada el primado de la metáfora-palabra en detri
mente fecundo, comentarista védico ori mento de la teoría de la metáfora-propo-
ginal, ecuménico y tolerante, Aurobindo sición.
es también un guru que ha atraído a su
Edición: La metáfora viva (tr. A. Neira),
ashram, cerca de Calcuta, a numerosos
Cristiandad, 1980.
discípulos occidentales. N o deja una obra Estudio: J. Greisch y R. Keamey, Paul Rico
puramente doctrinal y un sistema cerra eur ou les Métamorphoses de la raíson her-
do: su pensamiento evoluciona en fun méneutique, Le Cerf, 1991.
ción de sus experiencias espirituales y de
su despertar al conocimiento, del cual
intenta transmitir la vía. La clasificación
temática de este libro, que retoma un pen M E T E O R O LO G ÍA , M exe c o p o X o Y iK Ó ,
samiento filosófico diseminado en el con o hacia 334 a.C.
junto de su obra (La Vida D ivina, los A ristó te le s , 384-322 a.C.
comentarios de los Veda, sus cartas, con
versaciones y conferencias principal En este tratado científico estudia Aris
mente), facilita el acceso a un sistema tóteles lo que aún no ha examinado en
de conceptos complejo y con frecuencia ninguno de sus tratados físicos o cos
místico. mológicos: los fenómenos m eteoroló
gicos.
Edición: Métaphysique el psychologie (tr. La obra está compuesta de cuatro
J. Herbert), Albin Michel, 1988. libros; los tres primeros forman un blo
Estudio: J. Herbert, introducción de la edi que homogéneo consagrado a los fenó
ción citada. menos atmosféricos resultantes de las rela
ciones entre los cuatro elementos
fundamentales que son el fuego, el aire,
el agua y la tierra. El cuarto libro, que
M E TÁ FO R A V IV A (LA), La métapho- ha planteado problemas de autenticidad,
re vi ve, 1975. ocupa en este tratado un lugar de transi
P a u l R ic o e u r , nacido en 1913. ción entre los escritos aristotélicos dedi
cados a la materia y los consagrados al
Figura de discurso en una sola palabra, ser vivo.
la metáfora es un tropo por semejanza. La aportación principal de esta obra
Los dos primeros estudios corresponden es el descubrimiento por Aristóteles de
a este primer nivel en la referencia a Aris la doble exhalación seco/húmedo (áva-
tóteles. La retórica domina a la clasifica 0D(itacng, anathumiasis) que permite
ción y a la taxonomía com o desplaza explicar los fenómenos atmosféricos. En
miento por relación al uso cotidiano. efecto, estos fenómenos deben ser expli
El segundo nivel de aproximación no cados por los intercambios que se pro
concierne a la denominación desviante ducen entre los cuatro elementos. Cuan
sino a la predicación no pertinente: pun do el calor del sol calienta la tierra, el
to de vista de los tres estudios siguien agua, y el aire, se produce una exhala
tes. El estudio clave es el consagrado a la ción seca, mas igualmente una exhala
MÉTODO (EL) 428
ción húmeda, que originará las brumas y como disjunto. Y Morin dirige sus baterías
las nieblas. contra los compartimentos estancos y las
alternativas que la historia de la filosofía ha
Edición: Acerca del cielo. Meteorológicos convertido en verdaderos dogmas: dualis
(tr. M. ¿andel), Gredos, 1996. mos del hombre y la naturaleza, de la mate
Estudios: Introducción de M. Candel en la
ed. cit.; G. G. Granger, La théorie aristo- ria y el espíritu, del sujeto y el objeto, de la
telicienne de la Science, Aubier-Montaigne, causa y el efecto, del sentimiento y la razón,
1976. de lo uno y lo múltiple...
El método adoptado por el autor se apo
ya en tres principios, que a su vez están en
una interacción mutua-, el principio dialó-
M ÉTO D O (EL), La méthode, 1977 a gico, que es definido como «la asociación
1991. compleja de instancias, necesarias en con
E d g a r M o r in , nacido en 1921. junto a la existencia, para el funcionamiento
y desarrollo de un fenómeno organizado»;
El método cartesiano debía permitir al el principio recursivo, que da cuenta de los
hombre "dirigir bien a su razón y buscar procesos «en donde los efectos o produc
la verdad en las ciencias». Al embarcar tos son al mismo tiempo causantes y pro
se en la redacción de este monumental ductores en el proceso mismo, y donde los
Método, Edgar Morin no tenía otra ambi estados finales son necesarios para la gene
ción. Salvo que su duda, contrariamen ración de los estados iniciales»; y finalmente
te a la duda cartesiana, es duda de sí mis el principio hologramático, según el cual
mo; salvo que la verdad que busca Morin «el todo está de una cierta manera incluido
no se acantona en las «ideas claras y dis (engramado) en la parte que está incluida
tintas». El m étodo que el autor elabora en el todo».
aquí no se arredra, en efecto, ante la com En el útimo volumen de El método (Las
plejidad de lo real: el hecho de que el ideas. Su hábitat, su vida, sus costum
hombre es a la vez un individuo biológi bres, su organización), Morin explora el
co y un actor social; el hecho de que, mundo constituido por las cosas del espí
en la naturaleza, el orden puede nacer ritu: representaciones, lenguajes, símbolos,
del desorden, y recíprocamente; el hecho mitos, creencias, nociones, teorías. ¿Cómo
de que lo que limita al conocimiento es nacen, viven y mueren las ideas que pue
también lo que lo hace posible; el hecho blan la noos/era (su medio propio)? ¿Cuál
de que todo objeto de conocimiento, es su organización? ¿Cómo logra una reli
com o bien lo había visto Kant, lleva la gión abatir un mito? ¿Cómo se hace desa
marca del sujeto que lo conoce, y que, parecer una religión abrazando una ideo
a la inversa, todo sujeto cognoscente lle logía? Para el autor, en la actualidad no
va la impronta del mundo exterior de los estamos más que en la «prehistoria del espí
objetos cognoscibles. ritu humano»; es urgente por tanto «civili
Como puede comprenderse, un dise zar las teorías», es decir, tomarlas abiertas,
ño tal no puede acomodarse a un método complejas, autocríticas, reflexivas, dispuestas
reductor y simplificador, a un método que a autorreformarse y a dialogar las unas con
intentara aislar a los fenómenos de su entor las otras abandonando todo dogmatismo o
no, a eliminar al observador de la obser
endoctrinamiento.
vación, a excluir de la ciencia todo «aque
llo que no entre en el esquema lineal» Edición: El método (tr. A. Sánchez), 4 vols.:
tomado como modelo por Descartes: lo 1. La naturaleza de la naturaleza; 2. La
aleatorio, lo incierto, lo complicado, lo con vida de la vida; 3. El conocimiento del
tradictorio, lo anormal. Se trata por el con conocimiento; 4. Las ideas, Cátedra, 1986-
92.
trario de adoptar un «paradigma de com
Estudio: E. Morin, Introducción al pensa
plejidad» que permita concebir como ligado miento complejo (tr. M. Pakman), Gedisa,
aquello que, hasta ahora, era considerado 1994.
429 M I VISIÓN DEL MUNDO
Edición:Méthode1981.
lisme,Hermann, axiomatíqueetforma- investigación de los que se sirva.
No son de sorprender por tanto las
ialesp(tr.ensM.a
adoL.resRodrí
con
Estudios: J. Lechte, 50 reservas que el autor formula respecto a
te mporáne os esenc
guez Tapia), Cátedra, 1996; G. Ferriéres,
las leyes probabilistas de la mecánica
cuántica: «Y o creo todavía en la posibi
JeanCavaillés,unphilosophedanslague
rre,LeSeuil, 1982. lidad de un m odelo de la realidad, es
decir, de una teoría que represente las
cosas mismas, y no solamente la pro
babilidad de su existencia». Profesión de
fe siempre actual, en la medida en que
MI VISIÓ N D EL M UND O , Mein Welt-
ninguna teoría que satisfaga esta con
bild, 1934.
dición ha suplantado hasta ahora a los
A lb ert Ein stein , 1879-1955.
modelos probabilistas de la teoría de los
Colección de artículos.
cuanta.
El nombre de Einstein evoca ante todo
la teoría de la relatividad, verdadera revo
Edición: Mi uisión delmundo (tr. S. Gallar
do y M. Bübeck), Tusquets, 1995.
lución cosmológica que ha trastocado Estudio: B. Hofmann, Einstein
nández Zulaica), Tusquets, 1995.
(tr. J. Fer
nuestra visión del mundo y nos ha obli
MICROMEGAS 430
esto uno de los conflictos más profundos Europa. En Francia tiene el derecho de
entre cristianismo y razón humana. ser un mal economista porque pasa por
ser un buen filósofo alemán. En Alema
Edición: Miettes philosophiques (tr. K. Fer- nia, tiene el derecho de ser un mal filó
lov y J. J. Gateau), col. «Tel», Gallimard,
sofo porque pasa por ser un economista
1990.
Estudios: M. H. Hartshome, Kierkegaard: francés muy prestigioso. Nosotros, en
el diuino burlador (tr. E. Lucena), Cáte nuestra cualidad de alemán y de econo
dra, 1992-, L. Chestov, Kierkegaard y la mista a la vez, hemos querido protestar
filosofía existencial (tr. J. Ferrater Mora), contra este doble error»: tal es el fin de
Buenos Aires, Sudamericana, 1947. este panfleto escrito en francés por Marx
en 1847, un año después de la publica
ción de la -> Filosofía de la miseria por
Proudhon. Esta publicación es, según
M IL MESETAS. Marx, una «obra informe y presuntuosa».
G illes D eleuze y P ierre F é u x G u a t t a r i . Su autor, hecho «de un débil hegelianis
Véase CAPITALISMO Y ESQUIZOFRE mo para imponerse como espíritu fuer
NIA. te», «ve en la historia una serie de desa
rrollos sociales, encuentra el progreso
realizado en la historia», y hace del movi
miento real de la historia una fantasma
MINIMA MORALIA. Reflexiones sobre goría que tiene la pretensión de ser dia
¡a vida mutilada, M ínim a M oralia, léctica. Es en realidad incapaz de
R e fle x ion e n aus dem beschádigten comprender los desarrollos económicos
Leben, 1951. y sociales.
T h e o d o r W iesen grund A d o r n o , 1903- Las categorías económicas de Proud
1969. hon no son más que las abstracciones
— que él diviniza y las hace eternas— de
La obra, que reúne 153 aforismos, está las relaciones reales. Éstas son, en lugar
dividida en tres partes, sucesivamente fe de los hombres que producen las rela
chadas en 1944,1945, y 194647. B autor ciones sociales, las ideas y las categorías.
presenta estas «pequeñas morales» como Las categorías económicas son las expre
«reflexiones sobre la vida mutilada» en la siones teóricas de relaciones de produc
que el individuo se encuentra atomizado: la ción históricas que se corresponden en
gentileza cede su puesto a las relaciones uti un cierto grado con el desarrollo de la pro
litarias. Los aforismos tratan de la mentira, ducción material. También Proudhon
la cólera, la adhesión partidista, el genoci expresa, indirectamente, la posición de
dio, o la alienación del hombre. los economistas pequeño-burgueses, y
afirma implícitamente que la vida burguesa
Edición: Mínima moralia (tr. J. Chamorro), es una realidad eterna. Según Marx, el
Taurus, 1987. modo de vida de la burguesía no es una
Estudios: M. Jay, Adorno (tr. M. Pascual
Morales), Siglo XXI, 1988; M. Jiménez, verdad intemporal más que para los bur
Adorno et la modernité: vers une esthéti- gueses mismos. Proudhon no ha com
que négative, Klincksieck, 1986. prendido que «las formas económicas bajo
las que los hombres producen, consumen,
intercambian, son transitorias e históri
cas». El estado político emana de la socie
M ISERIA DE L A FILO SO FÍA, Misére dad civil, que emana ella misma de las ins
de la philosophie, 1847. tituciones sociales, de la organización de
K a r l M a r x , 1818-1883. la familia, de los órdenes y de las clases,
las cuales dependen a su vez de las for
«El señor Proudhon tiene la desgracia mas de comercio y de consumo que ema
de ser singularmente desconocido en nan directamente del estado de desarro-
MISERIA DE LA FILOSOFÍA 432
lio de las facultades productivas. Las fuer bres. Así, consideran que el feudalismo
zas productivas están por tanto a la base es artificial y antinatural, mientras que las
de toda la historia de las sociedades, y las instituciones burguesas son naturales. En
relaciones materiales de los hombres a la lo que atañe a los socialistas, Marx com
base de todas sus relaciones, en la medi parte con Proudhon su aversión por la
da en que estas relaciones constituyen las «sensiblería» de que dan muestra. Estos
formas en las que se realiza su actividad. «utopistas que para aliviar las necesidades
El sistema de Proudhon no es «una de las clases oprimidas improvisan siste
historia profana (de los hombres), es una mas y persiguen una ciencia regenera
historia sagrada (de las ideas)». Para Marx, dora» se contentan con constatar la mise
la visión proudhoniana de un juego eter ria y denunciarla, sin ver que ella es el
no de las contradicciones de acuerdo con elemento subversivo motor de la revolu
principios económicos invariantes, surge ción. Mas Proudhon, al igual que los uto
de la ilusión metafísica o de la ficción mís pistas, recurre a una pretendida dialécti
tica. «Su explicación es de una ingenui ca, exterior a la realidad de la miseria, e
dad sublime.» La única acción no ilusoria intenta extraer una fórmula a priori que
es, a los ojos de Marx, la acción revolu resuelva las contradicciones sociales, «en
cionaria fundada en la lucha de clases. lugar de situar la ciencia en el conoci
Contrariamente a Proudhon, él afirma el miento crítico del movimiento histórico,
derecho a la coalición y a la huelga, y juz movimiento que produce por sí mismo
ga que la división del trabajo es una eta las condiciones materiales de la emanci
pa necesaria del desarrollo capitalista. pación».
Proudhon no tiene más que ideas falsas, N o solamente desemboca Proudhon
vagas y parciales sobre el valor del inter en absurdos y contrasentidos al referirse
cambio, que es sin embargo el funda a la filosofía alemana que desconoce total
mento de toda la economía. Hace de las mente, sino que, deseando resolver las
máquinas una categoría económica, en contradicciones a toda costa, represen
pie de igualdad con la división del traba ta en definitiva al «pequeño-burgués, que
jo, la concurrencia o el crédito, lo que constantemente oscila entre el Capital
para Marx es un absurdo. Las máquinas y el Trabajo, entre la economía política
no son resultado, como pretende Prou y el comunismo». Querría ser la síntesis
dhon, de la división del trabajo. Proud de las dos posiciones, colocarse por enci
hon ha divinizado la división del trabajo ma de ellas com o hombre de ciencia;
y ha hecho de ella una categoría tan abs pero no es más que un «error compues
tracta que no puede comprender que está to». Su tentativa de establecer el siste
directamente ligada a la separación de ma de categorías económicas por medio
la ciudad y el campo efectuada en Ale de la dialéctica sólo lo ha conducido a
mania desde el siglo ix al xn. «La cone la sofística.
xión entre la división del trabajo y las Por detrás de la crítica del sistema y
máquinas es completamente mística en del método de Proudhon, a través de los
Proudhon.» ataques a los economistas y socialistas,
A través de la crítica de la obra de Prou se va diseñando la teoría marxista del
dhon, Marx se revuelve a la vez contra los valor. Aunque el vocabulario no sea toda
economistas y socialistas o «utopistas» que vía el de -* E l Capital (no es cuestión aún
Proudhon piensa haber superado al ase de las «fuerzas de trabajo»), esta obra con
mejarlos en su ->• Sistema de ¡as co n tiene ya las ideas rectoras del -> M ani
tradicciones económ icas. Los econo fiesto del partido comunista, que apa
mistas, tal como los teólogos, fundan la recerá un año más tarde. La antinomia,
verdad de sus opiniones sobre una pre el antagonismo entre la burguesía y el pro
tendida revelación. Las teorías que se letariado son ciertamente considerados
les oponen no son entonces más que aquí como fundamentales, inherentes al
puras hipótesis, invenciones de los hom capitalismo, y sobre todo como los gér
433 MISTERIOS DE EGIPTO (LOS)
por otra sobre el emperador Juliano, sobre lutiza lo irracional. N o puede uno con
Proclo, Damascio y Simplicio; luego influi tentarse con comentar el absurdo.
rá en el Renacimiento italiano de los siglos Por el contrario, El mito de Sísifo invi
xv y xvi. ta a afrontar la toma de conciencia de lo
absurdo: «Se trata de vivir.» «Y o saco así
Edición; Traité des mystéres d’Égypte, Les de lo absurdo tres consecuencias, que son
Belles Lettres, 1989. mi rebelión, mi libertad, mi pasión.»
Estudio: J. Trouillard, «Le néo-platonisme»,
en Histoire de la philosophie, t. I, Ency- La rebelión. No rehuir el absurdo una
clopédie de la Pléiade, Gallimard, 1969. vez que se ha tomado conciencia de él es
obligarse a mirarlo a la cara. Constituir
lo en objeto de un incesante desafío: «Vivir
es hacer vivir al absurdo.» N o resignarse
M ITO DE SÍSIFO (EL). Ensayo sobre jamás. N o se trata de consolarse por
el absurdo, Le mythe de Sisiphe. Essai medio de no se sabe qué esperanza, sino
sur l ’absurde, 1942. de batirse y de conferir así a la existencia
A lb ert C a m u s , 1913-1960. un valor que ella no tiene, y que por tan
to es preciso darle.
Este texto puede ser considerado como La libertad. Sería mejor hablar de libe
el ensayo filosófico central de la obra de ración. Ésta es una consecuencia directa
Camus, en la medida en que en él se encuen de la toma de conciencia de lo absurdo.
tra expuesta la «filosofía del absurdo», en Por decirlo mejor, es esta misma toma de
cuyo derredor se ordenan todos los otros conciencia, por la cual se instaura una
temas del pensamiento y la acción de Camus lucidez victoriosa fundamental en mi rela
(por ejemplo, el tema de la rebelión). ción con el mundo. Esta libertad recien
La cuestión del suicidio es aquí decisi temente adquirida es el negativo de la fal
va. N o en sentido moral (Camus no se sa libertad de aquél cuya vida no está
pregunta, como lo hace Kant, si se tiene regida más que por el hábito maquinal.
derecho a matarse), sino porque da lugar La pasión. En una palabra: vivir. O
a otra cuestión, la del sentido de la exis mejor todavía: «Estar frente al mundo lo
tencia. ¿No es la muerte voluntaria la sali más a menudo posible.» Multiplicar las
da para aquel que ha comprendido el no- experiencias.
sentido de la vida? Camus diseña figuras posibles de aque
La experiencia camusiana del absurdo llos que «protagonizan lo absurdo»: Don
recuerda a la náusea sartriana: una «lasi Juan, el comediante, el conquistador. El
tud teñida de aversión» ante la banal y «más absurdo de los personajes» es el cre
mecánica repetición de los momentos de ador, que por su obra busca «vivir dos
la existencia. La perspectiva de la muer veces». Crear es para el artista conjurar el
te, la necesidad de hacer lugar a lo irra absurdo, no licenciarlo -4 o que sería impo
cional en el mundo, todo esto contribuye sible— sino «respirar con él». La obra de
a precisar la noción de lo absurdo. N o es arte «nace de la renuncia de la inteligen
el mundo lo que, en sí, es absurdo; tam cia a razonar lo concreto»; «si el mundo
p oco lo es por su parte el hombre. El fuera transparente, el arte no existiría.»
absurdo nace de la confrontación de este Lo cual es tanto como decir que el sen
mundo con el deseo humano de clari timiento del absurdo, cualquier conduc
dad y racionalidad. ta que él inspire, están también tan ale
Se puede huir de esta antinomia a tra jados com o es posible del modo de
vés del suicidio, que anula la conciencia, existencia espontánea del hombre común.
o mediante la religión, que confiere a la Sísifo cargando con su roca no es cier
existencia un sentido extramundano. El tamente un superhombre (en el sentido
mismo existencialismo (Kierkegaard, Jas nietzscheano), pero es sin duda un héroe.
pers) se le aparece a Camus como un «sui Este sentimiento del absurdo no desem
cidio filosófico», en la medida en que abso- boca en una negación de los valores. Cier
435 MITO Y EPOPEYA
los Nartes del Cáucaso del norte, que des Según el autor, los mitos encierran una
cienden de los escitas. De estas compa sabiduría que ha permitido subsistir a la
raciones extrae el autor una «ideología tri humanidad naciente. Se trata de pensar
partita», es decir, una estructura común lo que nos transmiten esos mitos y de ver
de tres «funciones»; estas funciones son en ellos una metafísica que hizo posible
jerarquizadas de la siguiente manera: sobe que los primitivos se adaptaran a su tiem
ranía mágica y jurídica, fuerza física y gue po. Gusdorf propone así que la filosofía
rrera, abundancia tranquila y fecunda. se aplique ante todo a comprender la exis
Este esquema, que se aplica a los dioses tencia real a la luz de la historia de la
de las mitologías india y escandinava, se humanidad, en lugar de concebir a la filo
aplica igualmente a los hombres que fun sofía como una simple ordenación de con
daron Roma y su sociedad. Una historia ceptos. En este sentido, la noción de mito
que depende, empero, más del mito que nos enseña la primacía de lo vivido.
de la realidad. Gusdorf es también autor de un Tra
Georges Dumézil es un innovador en tado de la existencia m oral (1949) y
materia de estudio comparado de la mito de un Tratado de metafísica (1956).
logía; y ha superado, efectivamente, el
estadio del simple estudio lingüístico, géne Edición: Mythe et métaphysique, col.
ro de investigación este último que en «Champs», Flammarion, 1984.
modo alguno debe ser descuidado (pues Estudio: P. Claval, Les Mythes fondateurs
des sciences sociales, P.U.F., 1980.
la lengua indoeuropea ha sido vehículo
de numerosas ideas y tradiciones a través
del espacio y el tiempo), aunque no siem
pre conduce a resultados satisfactorios.
M ITO LO G ÍAS, Mythologies, 1957.
Gracias a su labor y a sus descubrimien
R o la n d B a rth e s , 1915-1980.
tos, esenciales para el progreso de los
estudios en ciencias humanas, Dumézil
A lo largo de una serie de cincuenta y
abre nuevos horizontes; este libro suyo es
tres artículos sobre temas de actualidad,
el fruto de treinta años de investigaciones
Barthes trata de descifrar el lugar y el
y constituye una de las principales obras
papel del mito en nuestra sociedad. Par
del siglo veinte.
tiendo del principio de que «el mito es un
Edición: Mito y epopeya (tr. E. Trías), Seix lenguaje» (hipótesis demostrada en la
Banal, 1977. segunda parte), analiza los hechos diver
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con sos de nuestra vida cotidiana como otros
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí tantos signos de un real mistificado. Así,
guez Tapia), Cátedra, 1996; P. Smith y D.
Sperber, «Mythologiques de Georges Dumé en los espectáculos y en la publicidad los
zil», en Annales, n.° XXVI, 1971 valores morales se dejan entrever siem
pre a través de los eslóganes o los gestos:
tal detergente «mata la suciedad» (mito
purificador), tal «gángster» mata con un
M IT O Y M E TAFÍSICA, Mythe et mé- simple signo — señal con la cabeza o con
taphysique, 1953. el dedo al cómplice que ejecuta— , mito
G eorges G usd o r f , nacido en 1912. de la eficacia pura, en donde nada hay
que decir porque todo es acto realizado.
El proyecto de Gusdorf es aquí el de De la misma manera, el retrato de un
dar un sentido a la filosofía de nuestro actor, la imagen de una celebridad (como
tiempo, de descubrir un origen y un sig el abate Pierre) pueden expresar el mito
nificado a las interrogaciones filosóficas del héroe, semidiós, semihombre...
fundamentales, de manera que puedan Esta lista no es exhaustiva: toda expre
ser percibidos en el análisis de los mitos sión de lo real, todo objeto del discurso
primitivos. puede constituir una falsificación, una mis
437 MITOLÓGICAS
todo humano— : de esta naturalidad con que no ha tenido suerte y que ha sido
tra natura, de esta supematuraleza natu designado al azar para morir.
ral de la muerte. Lucrecio quiere probar La muerte del «Tú» representa al pri
la tranquilizadora legalidad física de la diso mer Otro, el otro inmediatamente otro
lución mortal y hace lo que puede para y el no-yo en su punto de tangencia con
convencemos y, sin duda también, para el yo, el límite próximo de la alteridad.
convencerse a sí mismo: pero olvida la También la muerte de un ser querido es
profunda e irreductible extrañeza de un casi como la nuestra, casi tan desgarra
hecho casi tan natural como la caída de dora como la nuestra: es lo inconsolable
los cuerpos y sin embargo tan misterioso que llora lo irreemplazable. En la piedad
en el fondo. La aniquilación definitiva de y la tristeza desconsolada que la desapa
una persona, ¿consiste simplemente en la rición del ser amado nos inspira, vivimos
obediencia a las leyes de un pensador la muerte del próximo como nuestra pro
metafísico cualquiera? La tragedia de la pia muerte, mas, recíprocamente, esta
muerte personal está inscrita en falso en proximidad sin coincidencia, esta vecin
los consuelos del atomismo. Mientras que dad familiar sin identificación nos per
Dios está absolutamente lejano, la muer mite pensar la muerte de otro como una
te está a la vez lejana y próxima. Es sin muerte extranjera. La distancia del Y o
duda esta extrema proximidad lo que expli al Tú representa la distancia mínima más
ca la tentación del candidato al suicidio allá de la cual devenimos capaces de pro
ante el instrumento de su perdición: entre yectar el objeto de conocimiento.
el viviente y los grandes secretos del Más- La primera persona del singular no pue
allá, ¿no se interpondría tal vez más que de conjugar «morir» más que en futuro; e
el espesor del objeto del suicida? inversamente, el indicativo presente y el
Por lo demás, Jankélévitch conjuga indicativo pasado no se conjugan más que
la muerte con todas las personas. La exis en segunda y en tercera persona. El que
tencia para si que caracteriza al Y o es del dice «Y o muero» está vivo; puesto que él
orden de lo irreemplazable y de lo incom cree morir, se desmiente a sí mismo. Decir
parable; cuando esta existencia está en «Yo muero» es una aporía, porque no pue
peligro, la afectación de serenidad no pue de decírselo de sí mismo más que en futu
de cambiar nada. Mi propia muerte es
ro; en pasado y en presente sólo se lo pue
una otra manera de encarar la muerte: es
de decir de los otros. La primera persona
una muerte que trastorna el mundo, una
no tiene uso más que en una conjugación
muerte inimitable que no se parece a nin
defectiva, sin pasado ni presente.
guna otra.
La muerte en tercera persona es la Edición: La Mort, col. «Champs», Flamma-
muerte en general, la muerte abstracta y rion, 1977.
anónima, o bien la muerte propia en tan Estudio: Jankéléuitch, revista L ’Arc, n.° 75,
to que ésta es conceptual e impersonal 1979.
mente considerada, a la manera en que
un médico se enfrenta a su propia enfer
medad; para un médico-enfermo en don
de el enfermo le cede el puesto al médi MUERTE Y EL PENSAM IENTO (LA),
co, la tragedia sigue siendo fenómeno. La La m ort et la pensée, 1973.
muerte en tercera persona es problemá M a r c e l C o n c h e , nacido en 1922.
tica: es un objeto como cualquier otro, un
objeto que se describe y se analiza médi Marcel Conche, profesor de filosofía y
camente, biológicamente, socialmente, metafísica, reconoce en su obra el víncu
demográficamente y que representa la lo ontológico fundamental que existe entre
cumbre de la objetividad no trágica. En el pensamiento y la muerte, y critica la
este contexto, el Y o deviene sujeto anó concepción común según la cual es pre
nimo de una muerte indiferente, sujeto ferible alejar la muerte del pensamiento
MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN (EL) 442
para ser feliz; el autor subraya el carácter bre «de un único pensamiento», con el cual
ilusorio de esta idea que, de ser concebi se identifica el autor, es el que remite toda
ble, implicaría de hecho una ausencia total observación, toda reflexión, a su idea como
de conciencia y de pensamiento. «No se a un centro fijo. Nada más variado, más
deja de pensar en la muerte más que heterogéneo, más dispar que los temas
dejando de pensar.» El pensamiento está de que se ocupa Schopenhauer (el arte, el
pues íntimamente afectado por la muer estilo, las mujeres, el juego, la premonición,
te; y «la muerte no es para el pensamiento la telepatía, la música), mas entrecruzando
alguna cosa extraña a él; por el contra cada uno de estos temas, el autor está segu
rio, de una cierta manera, se encuentra ro de encontrar «el pensamiento único».
en el pensamiento mismo». La filosofía schopenhaueriana es una
Todo pensamiento es por tanto pen sucesión de «consideraciones doctas». La
samiento de la muerte; y, partiendo de primera prolonga el idealismo kantiano
ideas comúnmente admitidas, el autor va al afirmar que el mundo, tal como lo cono
haciendo surgir dialécticamente la pro cemos, no es más que la representación
fundidad innegable de esta relación. que de él tenemos y no tiene realidad en
sí; es sólo una «ensoñación de nuestro
Edición: La Mort et la Pensée, Éd. de Méga- cerebro»; una ensoñación bien trabada
re, 1975. que, sin embargo, no tiene más realidad
Estudio: M. Conche, Viure et philosopher,
réponses aux quesfions de Lucí le Laueggi. sustancial que la del sueño. Segunda con
P.U.F., 1992. sideración; el idealismo kantiano permi
te que no nos dejemos engañar por este
mundo; pero nos lleva a preguntamos «si
este mundo no es nada más que repre
M U N D O C O M O V O L U N T A D Y RE sentación; en cuyo caso debería aparecer
P R E S E N T A C IÓ N (EL), D ie W elt ais a nuestros ojos como una ilusión sin sus
W ille und Vorstellung, 1818. tancia, o un fantasma aéreo indigno de
A r t h u r S c h o pe n h a u e r , 1788-1860. ser valorado; o bien si por ventura no fue
se alguna otra cosa»; en cuyo caso la nece
Desde las primeras líneas del prefacio sidad «metafísica» de una realidad, el asom
a la primera edición, Schopenhauer subra bro ante la existencia, nos empujan a ver
ya la diferencia entre un sistema de pen en este mundo un enigma a descifrar.
samientos y un pensamiento único; «Un Es la experiencia interior la que comien
sistema de pensamientos debe tener siem za a iluminamos; es ella la que nos hace
pre una trabazón arquitectónica, de suer conocemos como un individuo que tiene
te que una parte soporte a la otra, mas no tendencias, necesidades, aspiraciones y,
a la inversa; el fundamento soporta al res en sentido amplio, una voluntad (Wille);
to sin ser soportado por él, y la cima es además, esa experiencia nos hace ver esta
soportada sin que ella soporte ya nada más. voluntad tan estrechamente ligada a nues
En cambio, un pensamiento único, por tro cuerpo que toda tendencia o deseo
amplio que sea, debe conservar la más per se traduce inmediatamente en un movi
fecta unidad.» Incluso si uno se ve obliga miento corporal. El cuerpo, que es un obje
do, por comodidad en la exposición, a divi to entre los otros, aparece como la expre
dir este pensamiento en partes, se ha de sión de una voluntad, más aún, como mi
tener buen cuidado en que cada una de esas voluntad misma. Es la voluntad conocida
partes «contenga al todo al igual que el todo del exterior, com o representación: «La
la contiene a ella, que ninguna parte sea la voluntad es el conocimiento a priori del
primera ni ninguna la última, que, para cada cuerpo, y el cuerpo el conocimiento a pos-
una, el todo sea completamente distinto, teriori de la voluntad, [...] mi cuerpo es la
pero que la más pequeña de entre ellas objetividad de mi voluntad.»
no pueda ser plenamente comprendida sin Por lo demás, la raíz del mal inherente
que previamente lo sea el todo». El hom a la existencia es el querer-vivir, absurdo,
44 3 MUNDO Y EL INDIVIDUO (EL)
[4 4 5 ]
NORMAL Y LO PATOLÓGICO (LO) 446
como mantienen estos últimos, un asun que no puede ser regulado espontánea
to de disminución o de multiplicación, que mente.
es por tanto una cuestión de diferencias Mas las reflexiones más nuevas y sor
cuantitativas. prendentes son sin duda las relativas al
Los análisis de Canguilhem tienen apli concepto de error en patología. Canguil
caciones e implicaciones que afectan a la hem muestra que la introducción del error
racionalidad médica: ésta no puede con por el organismo mismo, bajo forma por
tentarse con ser puramente crítica; por ejemplo de un error innato del metabo
su rechazo en principio de todo esencia- lismo, revoluciona la concepción misma
lismo o de todo naturalismo, debe poder de la enfermedad y la salud: de ahora en
integrar todo lo que a ella se oponga y adelante, estar enfermo «es ser malo, no
convertir al obstáculo en su objeto. como un chico malo, sino como un mal
Esta racionalidad médica presenta tres terreno». El malestar no se perfila como
características principales: tolera la con resultado de un mal-obrar. La enfermedad
tradicción, puesto que el propio orga no es ya por tanto un asunto de respon
nismo realiza la inversión de la protección sabilidad individual.
convirtiéndola en ataque; no está cons
treñida por las reglas de la aritmética ele Edición: Le normal et le pathologique, col.
mental, puesto que el principio de orden «Quadrige», 2.a ed., P.U.F., 1988.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
prevalece sobre el principio cuantitati temporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodríguez
vo; finalmente, ha renunciado a la con Tapia), Cátedra, 1996, pp, 30-35; Can
cepción de un determinismo verificado guilhem, especial de la Reuue de métaphysique
por la universal identidad de sus limita et de morale, n ' 1, Armand Colín, 1985.
ciones-. cuando se trata de la vida, la fle
xibilidad se impone sobre la rigidez, y los
márgenes de tolerancia sobre la inflexi-
bilidad mecánica del medio. N O S T A L G IA DEL SER (LA), La nos
Por este triple carácter, la racionalidad talgie de I’étre, 1950.
médica podría ser calificada de no ber- F erdinand A l q u ié , 1906-1985.
nardiana en la medida en que ésta funda
lo que la otra no ha logrado jamás inte Como anuncia el autor en su prólogo,
grar, la individualidad biológica, constan «este estudio no propone ninguna filo
temente considerada como infidelidad al sofía nueva sino que intenta encontrar,
tipo. en la historia de la filosofía, un camino
En sus Nouvelles Réflexions concer- que ella cree eterno».
nant le normal et le pathologique (1963- Reflexionando sobre la historia de la
1966), que completan este ensayo, Can filosofía por hacer, Alquié se esfuerza por
guilhem compara las normas sociales y discernir en ella un movimiento que indi
las normas orgánicas para demostrar que, que la relación eterna de la conciencia
pese a las apariencias y a las analogías, al Ser. Aparece entonces que la certeza
son más opuestas que semejantes: las pri del Ser es ante todo certeza de su ausen
meras son exteriores y legislativas, las cia, y que la filosofía está de parte a par
segundas son interiores y reguladoras; e te animada por el deseo del Ser. «En este
incluso aunque en los dos casos se trate sentido nuestra conciencia es nostalgia
de inventar más que de observar, la sabi del Ser, indisoluble unión de certeza y de
duría del cuerpo no es resultado de un deseo.» ¿Puede ser superada esta condi
cálculo, sino la resultante de un sistema ción? Para Alquié, «el saber propiamen
de regulaciones internas al organismo; la te filosófico [...] explícita una experiencia
sabiduría de una sociedad, por el con fundamental, una presencia no concep
trario, es el resultado siempre precario de tual del Ser en la conciencia».
un cálculo y de una política que buscan Esta concepción de la conciencia como
regular, mediante técnicas apropiadas, lo nostalgia y deseo del Ser vuelve a encon
NOVECIENTAS CONCLUSIONES 448
todo caso, lo que afirma Platón en su ciencia había sido constituida contra la
>Apología de Sócrates. naturaleza. ¿Acaso el mundo postulado
y descubierto en el diálogo experimen
Edición: Las nubes; Ranas; Pluto (tr. F. tal no era una naturaleza muerta y pasi
Rodríguez Adrados), Cátedra, 1995. va, sometida a un pequeño número de
Estudio: F. Chátelet, -►El pensamiento de
leyes simples e inmutables; un mundo
Platón, Labor, 1968.
transparente, perfectamente previsible,
en el que el devenir y la complejidad esta
ban ausentes? La física clásica, basada
N U E S T R O C O N O C IM IE N T O D EL en la idea de que la naturaleza se com
M UN D O EXTERIOR, Our knowledge portaba como un «autómata sumiso», ha
o f the External World, 1914. estado ciega ante lo que ésta ofrece de
B er tr a n d R u sse ll , 1872-1970. inestable, de irreversible y de no repro-
ducible. Ha sido incapaz de ver que la
llama no podía «desardep>, el animal reju
Las construcciones más sofisticadas de
venecer y el azúcar «desfundirse» en la
la física matemática dan finalmente cuen
taza.
ta de un mundo aprehendido bajo la for
Poniendo en cuestión la posibilidad que
ma de datos sensoriales. Con los empi-
tiene el hombre de adoptar un punto de
ristas, Russell pone el acento en el origen
vista objetivo, exterior a la naturaleza e indi
sensible del conocimiento, mas, contra
ferente a sus obras, los autores de este ensa
riamente a ellos, no piensa que la con
yo anuncian la reconciliación de la ciencia
cepción del mundo físico sea simplemente
con la naturaleza. El sabio está ciertamente
el fruto de una inferencia. Es el resultado
inmerso en el mundo que él describe; de
de una construcción cuyo método es ana
esta inmersión nace un nuevo diálogo en
lizado aquí.
el que una de las partes reconoce a la otra
Edición: Conocimiento del mundo exte su libertad, su espontaneidad, su historia.
rior (trad. M.a T. Cárdenas), Buenos Aires, Así, la ciencia y la cultura están en inte
Compañía General Fabril Editora, 1964. racción constante: las cuestiones que el
Estudio: P. Devaux, Bertrand Russell ou sabio plantea a la naturaleza están también
la Paix dans la vérité, Seghers, 1967. ligadas al contexto cultural en el que toman
sentido tanto sus preguntas como las res
puestas que recibe. Es llegado por tanto el
tiempo de «nuevas alianzas, desde siempre
N U E V A A L IA N Z A (L A ), La nouuelle anudadas y tanto tiempo ignoradas, entre
atliance, 1979. la historia de los hombres, de sus socie
I l y a P rig o g in e , nacido en 1917, e Isa - dades, de sus saberes, y la aventura explo
belle S t e n g e r s , nacida en 1949. ratoria de la naturaleza».
En ->• E l azar y la necesidad (1970), Edición: La nueva alianza (tr. M.a C. Mar-
Jacques Monod extraía esta lección de tín-Sanz), Alianza, 1983.
Estudio: I. Prigogine e I. Stenger, Entre el
los progresos de la biología molecular: tiempo y la eternidad (tr. J. García), Alian
«La antigua alianza está rota; el hombre za, 1994.
sabe al fin que está solo en la indiferen
te inmensidad del Universo del que él ha
emergido por azar.» Para los autores de
La nueva alianza, esta visión de un hom NUEVA A T LÁ N T ID A (LA), New Atlan-
bre extranjero en el mundo que descri tis, 1627.
be caracteriza ante todo a «la ciencia clá F r a n c is B a c o n , 1561-1626.
sica», que conoció su ap ogeo con el
triunfo del mecanicismo newtoniano. Un viaje imaginario (mas no fantás
Pero, pese a sus resonantes éxitos, esa tico) que tiene valor de metáfora con
451 NUEVO CRISTIANISMO (EL)
duce al descubrimiento de una isla del lo o una descripción de una institución fun
Pacífico, denominada Bensalem, en la dada con el fin de interpretar a la naturale
que un Colegio se consagra a la inves za y de producir grandes y maravillosas obras
tigación del conocimiento y de sus apli para bien de todo el género humano»; pro
caciones; dicho en otras palabras, en longar la vida, aminorar el dolor, etc.
la que se instaura, con todo el respeto
que le es debido, un Instituto de las Cien Edición: La nueva Atlántida (tr. E. García),
cias y de las Técnicas. Porque, para Mondadori, 1988.
Estudios: A. Quinton, Francis Bacon (tr. P.
Bacon, la filosofía teórica sólo tiene inte
Castrillo), Alianza, 1985; B. Farrington, Fran
rés si va acompañada de una filosofía cis Bacon, filósofo de la revolución indus
práctica; por lo mismo, la reforma del trial, Endymion, 1991.
entendimiento entraña, para él, la refor
ma de la sociedad.
El texto ha podido ser redactado
en 1621; luego abandonado, y retoma NUEVO CRISTIANISMO (EL), Le nou-
do en 1623. Desde 1620, Bacon venía veau christianisme, 1825.
diseñando un M odelo de historia natu S a in t -S im o n (Claude Henri de Rouvroy,
ral, y la publicación acto seguido de La conde de), 1760-1825.
nueva Atlántida hubiera sido una suer
te de aplicación a la vez que de explica Esta obra, que quedó inacabada, fue
ción de la obra teórica. En 1906, Bacon publicada poco después de la muerte de
había elaborado además una teoría del Saint-Simon por su discípulo Olinde Rodri
mito en la que confería a lo imaginario gues, que relata así las últimas palabras
un carácter histórico y un valor igual de su maestro en su agonía: «La última
mente filosófico desde el punto de vista parte de mis trabajos, E l nuevo cristia
de los sentidos. Com o en las «mitologí nismo, no debe ser incluida. Se creía que
as» que Platón inventa para imponer el el sistema religioso tenía que desapare
logos, el mito de Bacon tiene un senti cer porque se había logrado probar la
do que justifica el recurso a la ficción caducidad del sistema católico; nos hemos
para hacer valer la «verdad» ante los doc engañado. La religión no puede desapa
tos y los reyes. El objeto de esta utopía recer, no hace más que transformarse.»
es múltiple: es a la vez la ética, la esté Este corto texto, especie de manifiesto,
tica y la sociología de un proyecto de es por tanto también un testamento; llama
reforma de las ciencias. Igualmente es a los reyes y a los pueblos a la caridad, a la
manifiesto que esta novela es un anexo fraternidad, al verdadero espíritu del cris
de la magna obra de Bacon, La Gran tianismo: «Mejorar la suerte de la clase más
Restauración de las ciencias (véase ->■ pobre y hacer a los hombres felices cual
Nouum Organum). Desde el estricto
quiera que sea su posición.» El cristianis
punto de vista de la investigación cien
mo será así superado, la Iglesia desapare
tífica que aquí se propone, Bacon sugie
cerá, la teología será reemplazada por la
re la parte de elementos no racionales ciencia y Saint-Simon no duda en escribir:
que interviene en el trabajo racional del
«Yo acuso al Papa y a su Iglesia de herejía.»
investigador. Sugerencia que será arrin
Marx, Comte, Durkheim leerán apa
conada con el desarrollo de la ciencia
sionadamente a Saint-Simon. E l nuevo
moderna (que se presume objetiva por
cristianismo, manifiesto para una religión
excelencia) mas que reaparecerá en nues
laica y milenaria (se trata de realizar el
tros días como digna de ser tomada en
paraíso en la tierra), constituye una bue
consideración.
na introducción a la obra de Saint-Simon.
La nota de Rawley, el editor postumo de
esta novela utópica, advierte sobre la inten Edición: El nueuo cristianismo (tr. P. Bra
ción del autor diciendo que esta «fábula» vo), Centro de Estudios Constitucionales,
ha sido concebida para «presentar un mode 1981.
NUEVO ESPÍRITU ARTÍSTICO (EL) 452
Edición: Le Nouuel Esprit scientifique, col. Este libro ofrece la exposición más cla
«Quadrige», P.U.F., 1987. ra del pensamiento de Fourier; por ello
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con ejercerá una influencia considerable en el
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí siglo XIX. Muestra bien «la íntima alianza
guez Tapia), Cátedra, 1996; J. Sánchez Tra-
de la poesía y la matemática» (Raymond
balón, Gastón Bachelard (1884-1962), Orto,
1995; P. Ginestier, Bachelard, col. «Pour Queneau) que caracteriza a Fourier, y une
connaítre la pensée de», Bordas, 1987. a la audacia de proposiciones sin prue
ba ni verosimilitud — que seducirán a
André Bretón o a Roland Barthes— la
minuciosa descripción de convenios amo
rosos o domésticos.
NUEVO M UND O AM O R O SO (EL), Le Supremamente irreverente con el pen
nouveau monde amoureux. samiento político, crítico de sus compa
C h a r le s F o u r ie r , 1772-1837. ñeros de «socialismo utópico» (Owen y
Texto inédito hasta 1967. Saint-Simon), Fourier se dispone aquí a
disipar las amenazas que las pasiones
Esta obra fue elaborada dentro de un humanas representan para la vida social
proyecto de reforma radical de la orga componiendo «series», equilibrios, mos
nización económica y social, mas tam trado antipatías. La sociedad, en el
bién con una finalidad de transforma momento en que deje de oponerse a las
ción del entendimiento humano. Fourier pasiones y, por el contrario, se convier
se propone hacer evidente el fondo ta en un dispositivo pasional, conocerá
pasional de la humanidad, que repre una gran prosperidad industrial.
senta a su juicio el motor verdadero e Cercana al úuminismo romántico, esta
inconsciente de toda sociedad. R eco obra enriquece y multiplica las prescrip
nocía pues en el deseo un potente ciones precisas en el dominio del comer
motor esencial, y sus descubrimientos cio amoroso y da muestras de un femi
psicológicos servirían a una permanente nismo muy original.
ambición de armonía general.
Edición: Le Nouveau Monde industriel et
Calificado de utopista por la mayoría,
societaire, col. «Nouvelle Bibliothéque roman-
Fourier ha sabido sin embargo aliar la libe tique», Flammarion, 1973.
ración del deseo con una organización Estudio: S. Debout, L ’Utopie de Charles
rigurosa del sistema social. Algunos se Fourier, Payot, 1979.
NUEVOS ENSAYOS SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO 454
ca. También explican la armonía prees po no tienen realidad. N o son más que
tablecida entre el alma y el cuerpo, y el puras abstracciones.
hecho de que la muerte no pueda ser asi El capítulo sobre los modos del pla
milada simplemente al sueño. cer y del dolor es la ocasión del célebre
El libro I está dedicado a las nocio desarrollo del tema de la inquietud. «En
nes innatas (Leibniz sigue al Ensayo pun alemán se llama Unruhe, es decir, inquie
to por punto, refutándolo libro por libro tud, al péndulo de un reloj de pared.
y capítulo por capítulo). Para Locke, no Podemos decir que con nuestro cuerpo
hay nada virtual en el espíritu humano. sucede igual, y que nunca podrá sentirse
Para Leibniz, por el contrario, «las ide totalmente a gusto». La inquietud es para
as y las verdades nos son innatas como Leibniz la condición del placer y el motor
inclinaciones, disposiciones, hábitos o de toda acción. «La inquietud es el prin
virtualidades naturales, y no como accio cipal, por no decir el único, aguijón que
nes». El alma no es una tabla rasa. Es excita la industria y la actividad de los
innata respecto a sí misma en todo lo que hombres.» En lo que concierne a la liber
le viene de su propio fondo. El alma no tad, Locke confunde libertad y potencia
es un bloque informe; tiene sus aptitu de ejecución. Para Leibniz, la libertad de
des, sus predisposiciones, un diseño inte indiferencia cartesiana no existe. Nuestra
rior. Los sentidos y la experiencia des elección está siempre motivada por peque
piertan sus poderes latentes. Reflexionar ñas percepciones, sin que por eso la liber
significa para el alma prestar atención a tad haya de estar motivada. Contra Loc
lo que pasa fuera de ella misma. A la céle ke, Leibniz sostiene que el alma piensa
bre fórmula de los aristotélicos: «Nada siempre. Hay dos clases de ideas: las ideas
hay en el espíritu que antes no haya esta simples, que vienen por sensación y por
do en los sentidos» (que Locke suscribe), reflexión, y las ideas complejas que pro
añade Leibniz: «excepto el entendimien ceden del trabajo del espíritu sobre los
to mismo». Además, si las ideas son inna datos de la sensación y de la reflexión.
tas, son igualmente universales y nece El libro IV, Sobre el con ocim iento,
sarias, lo que niega Locke. Com o lo ha constituye una verdadera rehabilitación
mostrado Platón en el ->■M enón, la geo del conocimiento humano, que el empi
metría y la aritmética son innatas en el rismo y la prudencia positivista de Loc
niño. ke habían fuertemente comprometido.
El libro II trata de las ideas, y el libro III Para empezar, la teoría de las pequeñas
de las palabras que son nombres de las percepciones autoriza a Leibniz a reco
ideas. Al negar el innatismo, Locke devuel nocer un valor cognitivo al conocimien
ve a sus antecedentes cronológicos las to confuso u oscuro. Al igual que cada
ideas de tiempo, de espacio, de sustan mónada reflexiona sobre el universo ente
cia, de infinito... Para Locke, la idea de ro, «cada alma conoce el infinito, conoce
sustancia es la más ocura que hay; para todo, aunque confusamente». Entre el gra
Leibniz, la más rica. «La identidad del hom do más bajo del conocimiento y el más
bre consiste en la duración de la sustan alto, no hay en efecto más que una dife
cia simple o inmaterial que hay en él», rencia de grado, y cada grado posee una
dice efectivamente Leibniz. La conscien perfección que le es propia. De manera
cia y la memoria atestiguan la identidad general, el conocimiento es la represen
del hombre, mas no la constituyen, con tación sensible e intelectual de las ideas.
trariamente a lo que pretende Locke. Es El conocimiento puro es la percepción de
la permanencia de la sustancia lo que es las relaciones que ligan diversas ideas o
el fundamento de la identidad y de la indi proposiciones. A la prudencia de Locke
vidualidad. Locke confunde la idea de en materia de gnoseología (para Locke,
espacio con la idea de extensión. Para la sabiduría del hombre reside en su humil
Leibniz, que anuncia así la estética tras dad frente al Creador, que le aconseja
cendental kantiana, el espacio y el tiem renunciar a conocer el mundo tal como
NUEVOS PRINCIPIOS DE ECONOMÍA POLÍTICA 456
Dios lo conoce y contentarse con cons Leibniz, para quien «todo lo que no es un
tatarlo), opone Leibniz la teoría del cono ser no es un ser», liga ontológicamente
cimiento que — habiendo admitido la teo universalidad y unidad.
ría de las pequeñas percepciones, de las Los Nuevos Ensayos responden ver
ideas innatas, y el hecho de que la móna daderamente al deseo de Leibniz de man
da sea la única realidad y que ésta refle tener correspondencia con Locke — deseo
xiona sobre todo el universo pese a que contrariado, pues Locke contestó con
no tiene puertas ni ventanas— de mane su silencio a las cartas de Leibniz. La lec
ra natural se desprende de su sistema. tura del Ensayo sobre el entendimiento
«Nuestros sentidos no nos dan nunca más humano provocó efectivamente en Leib
que ejemplos, es decir, verdades parti niz el deseo de refutarlo empleando todo
culares o individuales», y todos los ejem su sistema, por lo demás perfectamente
plos del mundo no serían suficientes para cerrado y coherente. Contrariamente a
establecer la necesidad universal de una Descartes, cuya influencia fue constituti
verdad general. Sin principios innatos va del sistema leibniziano, Locke inter
«cuya prueba no depende de ejemplos», pela a Leibniz en el momento en que su
no habría verdades necesarias. Leibniz pensamiento está suficiente maduro y
distingue las verdades primitivas, inme completo para resistir todos los ataques
diatas o intuitivas, de las verdades deri sin tener que revisar supuestos. Los Nue
vadas, deducidas de las verdades primiti vos Ensayos «se adosan» al sistema ela
vas y extraídas de la experiencia de los borado en el > Discurso de metafísica
sentidos. Una y otra puede ser verdades y en la -*■ Monadologia «sin ser propia
«de razón», cuando el predicado está con mente su exposición», observa J. Brunsch-
tenido en el sujeto, o «de hecho», cuando wig, para quien «es preciso leer los Nue
la conexión entre el predicado y el suje vos Ensayos como una suerte de prueba
to no está inmediatamente explicitada. por sus consecuencias: el pensamiento
La intuición que tenemos de nuestra exis leibniziano ofrece aquí la prueba de su
tencia individual es una verdad «de hecho». poder de ensanchar sin límites el alcance
Para Leibniz, «la conexión de los fenó de su jusrisdicción».
menos, que garantiza las verdades de
hecho respecto a las cosas sensibles fue Edición: Nuevos ensayos sobre el enten
ra de nosotros, se verifica por medio de dimiento humano (tr. J. Echeverría), Alian
za, 1992.
las verdades de razón, como las aparien
Estudios: J. Echeverría, Leibniz, Barcano-
cias de la óptica se verifican por la geo va, 1981; Y. Belaval, Leibniz, initiation á
metría». sa philosophie, Vrin, 1975.
Al igual que cada mónada, aunque en
el más alto grado que sea posible para
una criatura, el espíritu humano expresa
todo el universo, y esta expresión es natu N U E V O S PRINC IPIOS DE E C O
ralmente objetiva. Locke prohibía al enten NOMÍA POLÍTICA, o De la riqueza en
dimiento humano colocarse bajo ningún sus relaciones con la población, Nou-
punto de vista desde el que ese mismo veaux principes d eco n om ie politique,
entendimiento pudiera aparecérsele como ou De la richesse dans ses rapports avec
un objeto entre otros. Para Leibniz, el la population, 1819.
espíritu se conoce a sí mismo objetiva Je a n C h a r le s L é o n ar d S ism ond i , 1773-
mente como parte de un todo que él cono 1842.
ce y del cual conoce los principios y las
leyes. Locke se atenía prudentemente a Sismondi critica aquí la tradición libe
los datos de los sentidos; Leibniz, con las ral de la economía inglesa, encamada en
pequeñas percepciones, revela lo que hay particular en Adam Smith. La teoría de
más allá de lo dado. Locke no daba valor éste: «dejar hacer, dejar pasar» está al ori
más que a lo particular y a lo múltiple; gen, según el autor, de una desigualdad
457 NUEVOS PRINCIPIOS DE ECONOMÍA POLÍTICA
siempre creciente en el reparto de las rique orden económico antiguo y no ver la sal
zas. Contra el «liberalismo salvaje», Sis- vación más que en el retomo a la peque
mondi preconiza una intervención del Esta ña producción individual. Sin embargo
do, en particular en el dominio social debe mucho a la crítica que hace Sismondi
(sistema de asistencia contra el paro, fon del liberalismo.
dos de pensiones financiados por los
Edición: Economía política, Alianza, 1969.
empresarios). Estudio: J. de Salis, Sismondi: la vie et
Karl Marx, que lo califica de «econo l ’oeuure d ’un cosmopolite philosophe,
mista romántico», le reprocha idealizar el Slaktíne, 1973.
o
O ESTO... O AQ U E LLO , Enten-eller, ña. No se la puede abordar sin haber sido
1843. advertido sobre su estructura.
S s r e n A a b y e K ierkeg a ard , 1813-1855. La primera parte trata de la estética,
y comienza por los «Diapsalmata». Com
Traducido a veces por La Alternativa, puestos en gran parte a base de notas
título menos literal aunque más explícito, extraídas del D iario de Kierkegaard [edi
O esto... o aquello es una obra volumi tado en Buenos Aires, Santiago Rueda],
nosa publicada en 1843 en Copenhague. los «Diapsalmata» se presentan como una
Lo que choca de entrada al lector es la serie de aforismos. Es indudable que la
estructura de la obra. Kierkegaard la fir desesperanza que de ellos emana es la
ma con el nombre de Victor Eremita, sus de Kierkegaard en su juventud. Algunos
trayéndose así a toda responsabilidad per de esos aforismos son de una rara belle
sonal. En realidad, Kierkegaard recurre za, aunque no se trata más que de inter
aquí a varios pseudónimos, sobre los que medios (diapsalmata en griego).
los comentaristas no han cesado de inte El primer gran capítulo, «Las etapas eró
rrogarse. En efecto, once capítulos com ticas espontáneas o el erotismo musical»,
ponen esta obra, dividida en dos partes. abre verdaderamente la obra. En su análi
Mas el autor de la segunda ya no es Vic sis del Don Juan de Mozart, Kierkegaard
tor Eremita, como tampoco Kierkegaard. se revela como un esteta, mas de una mane
Eremita no hace más que publicar el tex ra original. En efecto, no sistematiza su jui
to. Se debe por tanto leer O esto... o cio estético, y no son categorías lo que él
aquello teniendo en cuenta que Kierke extrae de la ópera. Lo que él percibe, lo
gaard ha buscado voluntariamente borrar que se desprende del Don Juan es su genia
las pistas, quedar oculto en razón de los lidad sensual. La música expresa la espon
acontecimientos difíciles y dolorosos que taneidad del deseo sexual; manifiesta la
acababa de vivir: la ruptura de su com esencia del esteticismo puro, el goce cere
promiso con Regina Olsen dos años antes bral, la embriaguez de la posesión, la cau
(1841). Por esta razón varios capítulos tividad ineludible de la feminidad.
están directamente, aunque de modo sutil, Kierkegaard no es hombre que cons
dedicados a su ex prometida. Es com truya una teoría; por eso advierte que el
prensible que esta voluntad ambigua de único medio de captar la profundidad de
enmascararse, aunque deseando ser la sensualidad que desprende el D on
entendido, haya inducido a Kierkegaard Juan es escucharlo sin fin. «¡Escuchad,
a montar su obra de una manera tan extra escuchad, escuchad el D o n Juan de
[4 5 9 ]
OBRA DE ARTE EN LA ÉPOCA DE SU REPRODUCTB1LIDAD TÉCNICA (LA) 460
En su origen, la obra de arte está ente los signos, o semiótica, ligada a tres ca
ramente al servicio de un ritual mágico y tegorías faneroscópicas (fenomenológi-
por tanto religioso. Se caracteriza por su cas), en correspondencia cada una de ellas
aura, que es definida como «la aparición con un tipo de representación. Es la lógi
única de un lejano» («Inhalar el verano, a ca de las relaciones, de la que él es igual
la hora del mediodía, contemplar en el mente el fundador, la que permite ligar
horizonte una cadena de montañas o una entre sí estas categorías.
rama que arroja su sombra sobre el que Así, Peirce distingue el icono, el índi
reposa, es respirar el aura de esas mon ce, y el símbolo. La cualidad del icono en
tañas o de esa rama»). La obra de arte tanto que cosa representativa lo hace apto
auténtica se caracteriza por su aquí y su para ser un representante. La secunda-
ahora, por «la unicidad de su presencia en riedad del índice hace de él una relación
el lugar en donde ella se encuentra». En la existencial. En cuanto al sím bolo, una
actualidad, la obra de arte, tal como es regla determina su interpretación, el resul
producida por la fotografía y aún más por tado significativo de un signo.
el cine, no se apoya ya en el ritual y su Opuesto a la intuición cartesiana, Peir
aura declina; es múltiple y próxima. A par ce la sustituye por la acción. Sólo la
tir de este hecho, todo queda modificado: acción decide sobre la claridad de una
tanto el estatuto del creedor como las con idea. La acción constituye la «segundi-
diciones de recepción de las obras por el dad», y el modo de acción, o el hábito,
público, que Benjamín analiza en detalle. será asimilado a la «tercereidad». Celo
Inscribiendo su reflexión en el mar so de distinguir su propia filosofía del
xismo («La proletarización creciente del pragmatismo de William James, Peirce
hombre contemporáneo y la progresiva la designa con el término de «pragmati-
importancia de las masas son dos aspec cismo».
tos del mismo proceso histórico»), Wal-
ter Benjamín dirige sus propias tesis con Edición: Obra lógico-semiótica (tr. R. Alcal
tra el fascismo, aunque las estima de y M. Prelooker), Taurus, 1987.
Estudio: A. N. Prior, Historia de la lógica
utilizables para las exigencias revolucio (tr. A. Antón y E. Requena), Tecnos, 1976.
narias en la política del arte: mientras el
fascismo tiende a la estetízación de la
política, la respuesta del comunismo se
orienta a la politización del arte. O B R A S DE PIEDAD, Oeuvres de pié-
té, entre 1597 y 1629.
Edición: «La obra de arte en la época de
su reproductibilidad técnica», en W. Benja P ierre de B é r u l le , 1575-1629.
mín, Discursos interrumpidos /(tr. J. Agui- Colección de escritos espirituales.
rre), Taurus, 1973.
Estudios: H. Arendt, Hombres en tiempos El cardenal de Bérulle, fundador del
de oscuridad (tr. C. Ferrari), cap. sobre «Wal-
Oratorio de Jesucristo en 1611 (orden de
ter Benjamín, (1892-1940)», Gedisa, 1990,
pp. 139-191; B. Witte, Walter Benjamín los oratorianos), es uno de los padres de
(tr. A. L. Bixio), Gedisa, 1990. esa espiritualidad francesa del siglo XVII
que, al renovar el pensamiento religioso,
influye en el pensamiento filosófico, pues
to que aquél está ahora en el corazón de
O B R A LÓ G ICO -SEM IÓ TICA, 1978. la reflexión filosófica. Esta obra está teñi
C h a r le s S an d e r s P eirce , 1839-1914. da del misticismo descubierto por Béru
Textos extraídos de C ollected Papers, lle en los místicos españoles y renano-fla-
1931-1958. mencos que modifica los lugares
respectivos que se le asignaban entonces
Continuador de los trabajos de Boole al hombre y a Dios. En efecto, el autor se
en lógica, Peirce ha creado una teoría de niega a conceder el primer lugar al hom
OBRAS MORALES 462
Edición: Opus tertium, Oxford, Clarendon cia primera (cap. V) com o aquello que
Press, 1905-1940. no es afirmado de un sujeto ni está en
Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad un sujeto — se trata, por tanto, del indi
Media (tr. A. Pacios y S. Caballero), Gredos,
1972; C. Bérubé, De la philosophie á la viduo— y la sustancia segunda como el
sagesse chez saint Bonauenture et Roger género y la especie a los cuales perte
Bacon, Roma, Istituto Storico Cappucino, nece el individuo. Los capítulos VI a XI
1976. están dedicados al estudio detallado de
las otras categorías o modos de predi
cación. Finalmente, el capítulo X estu
dia los opuestos, el capítulo XI los con
O R G AN O N , rOpyavov. trarios, el XII lo anterior, el XIII la
A r istó te le s , 384-322 a.C. simultaneidad, y el XIV el movimiento.
El capítulo X V cierra el tratado con el
Esta obra, consagrada a la lógica, com estudio de la categoría de posesión.
prende seis tratados: las Categorías, De Los catorce capítulos del tratado De la
la Interpretación, los Primeros A nalíti interpretación se consagran al estudio de
cos, los Segundos Analíticos, los Tópi las proposiciones, que son definidas como
cos, las Refutaciones sofísticas, y lleva un discurso en el cual reside lo verdadero
el nombre de Organon, que significa en o lo falso. Estas proposiciones son clasi
griego «herramienta, instrumento». En ficadas en afirmativas y negativas, uni
efecto, Aristóteles considera a la lógica versales, particulares o singulares, según
como el medio de que dispone el espíri que el sujeto de la proposición esté pre
tu para poder razonar y expresarse de cedido de las partículas «todo», «alguno, o
acuerdo con la verdad. esté constituido por un nombre propio.
El autor dedica las Categorías al estu Aristóteles estudia igualmente las diferen
dio de la predicación — el verbo griego tes relaciones de oposición entre las pro
(KaTTiYopetv, katégorein) significa «atri posiciones, a saber: la contradicción y la
buir un predicado a un sujeto». En el pri contrariedad. Un capítulo de este trata
mer capítulo ofrece la definición de los do está consagrado al estudio de la opo
términos «homónimo» — se dicen hom ó sición de las proposiciones modales (cap.
nimas las cosas que no tienen en común XII), mientras que el capítulo IX trata de
más que el nombre— y «sinónimo» — se la célebre cuestión de los futuros co n
dicen sinónimas las cosas que tienen en tingentes.
común el nombre y el concepto, como Después de haber examinado la cons
por ejemplo el hombre y el buey, que los trucción de las proposiciones, Aristóteles
dos pueden ser llamados «animal» y com va a consagrar los A n a líticos a reunir
partir el concepto de animal. Después, en estas proposiciones para formar los razo
el segundo capítulo, establece la distinción namientos. Los Primeros Analíticos están
entre los nombres — nombre común, ver dedicados al estudio del silogismo — vincu
bo, grupo atributivo— y las proposicio lación deductiva de tres proposiciones,
nes, que son un enlace o vinculación (cru|i- que sirve para construir demostraciones
JtXoKf), sumploké) de nombres. del tipo «A es B, y B es C, luego A es C»,
Tras haber definido el atributo (cap. donde las dos primeras proposiciones son
III), Aristóteles distingue las diferentes llamadas premisas y la tercera es la con
significaciones de la predicación (cap. clusión— . El predicado de la conclusión
'IV). Así, el atributo puede significar la recibe el nombre de término mayor y su
sustancia (of>oia, ousía) — cuando res sujeto el de término menor; el nombre
ponde a la cuestón «¿Qué es esto?»— , que vincula uno con otro se denomina
mas también puede significar la canti término medio. Los silogismos son cla
dad, la cualidad, la relación, el lugar, el sificados en tres tipos, según el lugar que
tiempo, la posesión, la posición, la acción ocupe el término medio, aunque sólo el
y la pasión. Aristóteles define la sustan primer tipo es demostrado directamente.
ORIGEN DE LA FAMILIA, DE LA PROPIEDAD PRIVADA Y DEL ESTADO (EL) 466
Tras haber estudiado el silogismo des 1877), Engels expone las diferentes formas
de un punto de vista formal, Aristóteles originales de la familia y los sistemas de
dedica los Segundos Analíticos a la apli parentesco, y muestra que la «gens» salva
cación práctica de aquél. A su juicio, pode je es la forma original de la «gens» (grupo
mos afirmar que conocemos una cosa cuan de consanguíneos que forman un solo lina
do conocemos su causa, siendo ésta el je) tal como se la encuentra ulteriormente
término medio del silogismo. Por otra par en los griegos, los romanos, los celtas y los
te afirma que los principios del conoci germanos. El autor analiza la génesis del
miento nos son dados por la inducción que Estado en Atenas y en Alemania como diso
permite el paso de lo particular a lo uni lución de la organización gentilicia.
versal. Es la intuición intelectual (vórioiq, Así, el Estado no ha existido siempre y
noésis) la que aprehenderá ese universal. tampoco hay certeza de que exista indefi
Los Tópicos se encargan del examen nidamente: «La sociedad que reorganizará
del silogismo dialéctico, cuyas premisas la producción sobre la base de una asocia
son sólo probables. Aristóteles ofrece aquí ción libre e igualitaria de los productores,
un recuento de todos los procedimientos relegará toda la máquina del Estado al lugar
que permiten convencer sin preocuparse que deberá ocupar en el futuro: al museo
del valor de verdad del discurso. de antigüedades, junto a la rueca y el hacha
Finalmente, las Refutaciones sofísti de bronce.»
cas están dirigidas contra los sofistas: Aris
tóteles examina, para refutarlos, los argu Edición: E l origen de la familia, de la
mentos que éstos dirigen contra sus propiedad privada y del Estado, Pla
adversarios. neta-Agostini, 1993.
Estos tratados de lógica han sido lar Estudio: Ch. Parain, Ethnologie et His-
gamente comentados durante la Edad toire, Messidor-Éditions sociales, 1975.
Media y utilizados hasta el advenimiento
de la lógica moderna.
cioso análisis del lugar de los judíos en la de apoyar la causa de los judíos al opo
historia moderna, Arendt establece cua nerse a los burgueses expansionistas,
tro fases de desarrollo de las relaciones cuando lo que en realidad estos presi
entre el orden político y los judíos, fases dentes perseguían era simplemente con
que conducen finalmente al rechazo anti servar la integridad de los territorios nacio
semita. nales agobiados por la enormidad de los
Si, en los siglos xvii y xviu, los «Judíos territorios conquistados.
de Corte» influyen sobre la monarquía, En oposición con los hombres de nego
gracias a su aportación financiera, los cios, los jefes políticos, igualmente des
«Estados-Naciones» que surgen después prestigiados ante la sociedad, daban al
de la Revolución francesa tienen aún más pueblo la impresión de ser ya incapaces
necesidad de capitales; como compensa de manejar los avances de la revolución
ción por sus dádivas, se amplían los dere industrial. «La expansión se aparecía como
chos de los judíos. Al final del siglo XIX, una tabla de salvación», y la violencia colo
con el nacimiento del imperialismo, se nizadora com o el medio de ese nuevo
exige a los financieros que se impliquen poder. A su vez, los movimientos impe
políticamente; los judíos, que no partici rialistas se declararon por encima de los
pan en las colonizaciones, ven decrecer partidos, en nombre del interés superior
su influencia. Finalmente, en el siglo xx, de la Nación. «En teoría, un abismo sepa
tanto la comunidad judía como el Estado- ra el nacionalismo del imperialismo; en la
Nación se desintegran y los judíos se con práctica, ese abismo puede ser y ha sido
vierten en objeto de odio. Mas todavía es franqueado por el nacionalismo tribal y el
preciso desconfiar de los prejuicios: no es racismo brutal.» Era, pues, perfectamen
la sociedad la que aísla progresivamente te lógico que los judíos se convirtieran en
a los judíos; desde el fin del siglo xvi, ellos el blanco de los «imperialistas nacionales».
mismos se separan de los grupos socia Desde hacía dos siglos, los judíos habían
les y rehúsan la integración en nombre constituido en efecto los lazos financieros
de una elección superior (y mítica) del pue y diplomáticos entre los Estados, apare
blo judío. Y cuando los primeros partidos ciendo así como los garantes de un orden
antisemitas, en el siglo xix, denuncian una político obsoleto. Al asociarse ahora el
pseudo «sociedad secreta judía» deseosa interés de las masas al de los demagogos
de tomar el poder, es demasiado tarde. totalitarios, el siglo xx no tenía más reme
«Es necesario volver a colocar al anti dio que desembocar en los sistemas nazi
semitismo moderno en el marco más y comunista, necesariamente violentos por
general del desarrollo del Estado-Nación», ser profundamente imperialistas.
empezando por analizar las relaciones que En su papel de historiadora, Hannah
se establecieron entre los judíos y el «popu Arendt desmonta la máquina implacable
lacho» que permitió el acceso al poder de del totalitarismo para «intentar decir y com
los jefes nazis. Pero aún más preciso será prender lo que pasó» en esta historia
captar las razones de la caída de los Esta reciente, tan inexpresable e incomprensi
dos-Naciones en beneficio de la burgue ble al parecer, de la Alemania de los años
sía capitalista. Y la causa de esta sustitu treintá o de la Rusia de postguerra. Mas
ción hay que buscarla en los movimientos la crítica que la autora dirige contra las
imperialistas de las naciones europeas en masas y la burguesía no exime a los judí
el siglo pasado. A finales del siglo xviil, os de sus responsabilidades frente a una
«el Estado-Nación culmina su desarrollo crisis en la que eüos han sido también acto
y se proclama por encima de todas las res. Judía de origen alemán, refugiada en
clases», mas experimentó severos reve Francia en 1933, expatriada después a
ses cuando «se reveló incapaz de permi los Estados Unidos a partir de 1944,
tir su continuada expansión a la econo Arendt se declara intransigente con los
mía capitalista». Los hombres de Estado, partidos que han buscado su interés en un
Clemenceau, Bismarck, fueron acusados sistema que ha destruido a la sociedad.
469 ORÍGENES Y EL SENTIDO DEL COMUNISMO RUSO (LOS)
Escrita entre 1945 y 1949, esta obra enfoque histórico u objetivo, el enfoque
mayor de Arendt se muestra pesimista político o polém ico, y el religioso o apo
respecto al carácter ineluctable del tota calíptico. Este último punto de vista es el
litarismo. Sólo con la ->■ Condición del que el autor adopta para definir el comu
hombre moderno volverá la autora a recu nismo ruso como «una deformación de la
perar la esperanza en las soluciones que vieja idea mesiánica rusa». Berdiáev ve en
el hombre pueda proponer a los defectos efecto en la concepción absolutista (pero
que las sociedades llevan en sí mismas; lo también mística y teocrática) del poder
que llevará a Paul Ricoeur a decir, en el temporal en Rusia elementos premar-
prefacio a este escrito de 1958, que es xistas y, en los espíritus rígidos e intole
«el libro de la resistencia y de la recons rantes de la inteligencia rusa del siglo xix
trucción». a los precursores de los bolcheviques. Para
el autor, la revolución es expresión de la
Edición: Los orígenes del totalitarismo (tr. antigua búsqueda del reino de la justicia,
G. Solana), 3 vols., Alianza, 1981. mas «concebida en la atmósfera de la gue
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí rra y de la más horrible descomposición».
guez Tapia), Cátedra, 1996; A. Enegren, La Berdiáev propone pues un análisis indu
Pensée politique de Hannah Arendt, dablemente original e interesante de las
P.U.F., 1984. relaciones del marxismo con el bolche
vismo, que — «síntesis de Iván el Terrible
y de Marx»— apenas debe su carácter
ORÍGENES Y EL SENTIDO DEL C O totalitario a Marx, «que bebía indudable
M UNISMO RUSO (LOS), Istoki i smysl mente en las fuentes humanistas».
russkogo kommunizma, 1939.
N k o l á i A le x án d r o vic h B erdiáev , 1874- Edición: Orígenes y espíritu del comunis
1948. mo ruso (tr. F. Sabaté), Valencia, Fomento
de Cultura, 1958.
Estudio: A. Klimov, Nicolás Berdiáev ou
Berdiáev distingue aquí tres enfoques la révolte contre l ’objectivation, col. «Phi-
posibles del fenómeno revolucionario: el losophes de tous les temps», Seghers, 1967.
p
P A L A B R A Y O B JETO , W ord and narias, es precisamente porque las cosas,
Object, 1960. que no son los datos sensoriales del empi
W i l l a r d v a n O r m a n Q u in e , nacido en rismo, son captadas, conocidas y reco
1908. nocidas gracias a la mediación del len
guaje. Una frase no tiene para Quine
Esta obra, las más célebre de Quine, significación más que en el interior de un
propone una visión sintética de las posi lenguaje, o sea de una teoría, a menos
ciones adoptadas por el filósofo y lógico que esté directamente condicionada por
americano después de sus artículos ini una estimulación sensorial.
ciales. Sobre muchos puntos, Quine ha De lo cual se sigue que el problema de
revisado ulteriormente sus posturas, sin la traducción debe ser planteado en toda
abandonar no obstante en lo esencial la su amplitud. Del hecho de la mediación
filosofía general que aquí desarrofla. Incon teórica acabada de evocar, resulta una
testablemente, Quine no se liga a la «inescrutabilidad de la referencia» que se
corriente empirista. Reconoce en efecto traduce por una sub-determinación de la
que, en última instancia, el material de traducción. Por el hecho de su indeter
nuestro conocimiento es suministrado por minación, toda traducción está sujeta a
las estimulaciones sensoriales. Mas rom hipótesis. Los estudios de la semántica de
pe con el empirismo tradicional en la la referencia, afirma Quine, no adquieren
medida en que insiste en la mediación del sentido más que en el interior del lenguaje.
lenguaje y en el papel de las teorías. No De ahí la modestia del propósito: no se
hay para él conocimiento directo que nos trata de elaborar un nuevo esquema con
«familiarizara» con los objetos. Sobre esta ceptual, sino más bien de tratar de com
base, no puede menos que criticar al empi prender las implicaciones del esquema
rismo lógico y rechazar el criterio verifi- conceptual estudiado. Desde esta pers
cacionista del significado. N o es posible pectiva es como hay que apreciar el recur
referirse directamente, por observación so a una notación canónica universal liga
o por experiencia, a un objeto que sería da a la lógica de la cuantificación de primer
«portador» del significado y que permiti orden. N o se trata de retraducir los enun
ría constituir de alguna manera un «núcleo» ciados de un lenguaje cualquiera al len
de significación traducible a lenguajes dife guaje formal, con la esperanza de encon
rentes mediante palabras diferentes. trar una formulación verdadera y de
Si, como hace el sentido común, la filo desnudar de imperfecciones y ambigüe
sofía debe empezar por las cosas ordi dades al lenguaje ordinario. Se trata sim-
[4 7 1 ]
PALABRAS Y LAS COSAS (LAS) 472
pasaje del -+ Teeteto muestra que Platón ciones colocarán a los comentaristas (neo-
sentía un gran respeto por Parménides. platónicos sobre todo) ante verdaderas
Al elegir el método dialéctico, rinde tam dificultades, que desembocarán en «lec
bién homenaje al otro jefe de filas de la turas» muy aventuradas con frecuencia.
comente eleática: Zenón. Las críticas de Persistirá la duda sobre la cuestión de
Parménides contra la teoría de las Ideas saber si conviene atribuir al «ejercicio dia
se centran sobre un punto que el ►Fedón léctico» (Émile Bréhier) del Parménides
había ya tocado, aunque sin examinarlo una dimensión ontológica, o si habrá que
verdaderamente: la relación de las Ideas limitar estrictamente el interés al dominio
con las cosas, de lo inteligible con lo sen de la lógica. Parece que Platón buscaba
sible. Antístenes el cínico recusaba la legi ante todo establecer la imposibilidad de
timidad misma de la noción de Idea («Yo un eleatismo radical. Como la vía soste
veo los caballos, pero no veo la caballei- nida por los partidarios de una movilidad
dad»). Es conocido el famoso argumento universal (Heráclito) es igualmente imprac
«del tercer hombre»: puesto que es pre ticable, queda que el camino de las Ideas
ciso recurrir a la Idea de hombre para es en definitiva el único viable.
reconocer la unidad en la diversidad de Esta segunda parte del Parménides se
los hombres concretos, ¿no sería nece parece pues a un libre juego de hipóte
sario entonces un término superior para sis puramente intelectuales, a un «labo
asegurar la unidad de la Idea por una par ratorio de metafísica», según expresión
te y del conjunto de los seres humanos de Pierre-Maxime Schuhl, en el que se
por otra? El contexto de estas críticas es, elaboran los interrogantes de la filosofía
pues, el de la «participación» de las Ideas occidental eterna. Si el Parménides es
en lo sensible al que abarcan. uno de los diálogos de Platón menos leí
Dicho brevemente, lo que aquí está en dos por el gran público en razón de su
cuestión es sencillamente el problema de dificultad, es en cambio uno de los más
la relación entre lo Uno y lo múltiple. La comentados. Entre los comentarios con
noción de Idea encarna la exigencia de temporáneos, el estudio de Jean Wahl
unidad; mas ¿no implica la satisfacción constituye una referencia.
de esta exigencia que la Idea misma esté
condenada a multiplicarse, esto es a per Edición: Parménides (tr. I. Santa Cruz, A.
derse en tanto que Idea? Por lo demás, el Vallejo y N. L. Cordero), en Diálogos, t. V,
joven Sócrates se ve forzado a admitir que Gredos, 1988.
encuentra muchas dificultades en conce Estudios: F. M. Cornford, Platón y Par
ménides (tr. F. Giménez García), Visor,
bir una Idea para las cosas viles: el pela 1989; W. D. Ross, La teoría de las ideas
je, la basura. ¿Tendría que conocer lími de Platón (tr. J_. L. Diez Arias), Cátedra,
tes la noción de Idea? 1989; J. Wahl, Étude sur le Parménide de
La segunda parte del diálogo ofrece un Platón, Vrin, 1930.
ejemplo del método de Parménides, y son
examinadas las consecuencias lógicas de
la hipótesis eleática: Lo Uno es; luego las
de la negación de esa hipótesis.- L o Uno PAR TE M A LD ITA (LA), La part mau-
no es. El joven Aristóteles da la réplica a dite. Essai d ’économiegénérale, 1949.
Parménides. Buscando las condiciones de G eorges B a t a il l e , 1897-1962.
legitimidad de la atribución de un predi
cado a un sujeto cualquiera, Platón llega Si todos los libros de economía refuer
a las fronteras de una teoría de las cate zan más o menos la ideología econó
gorías. Mas sobre todo establece — al tér mica dominante incluso cuando preten
mino de un ejercicio dialéctico extrema den combatir el sistema existente, esta
damente abstracto y sutil— que las obra de economía política, que es con
hipótesis contradictorias iniciales tienen tinuación de La noción de gasto (1933),
consecuencias idénticas. Esas contradic marca una verdadera ruptura. Bataille
477 PASIONES DEL ALM A (LAS)
caries es moral y no se reduce a una sim Poco importa que el instrumental cien
ple descripción. tífico en el que se apoyan Las pasiones del
El Tratado de las pasiones desarrolla alma haya sido superado hoy. La sabidu
en efecto una teoría del dominio de las ría cartesiana y el ideal de la generosidad
pasiones. Se trata de un tema clásico en no solamente han inspirado la figura del
la reflexión filosófica que Descartes renue héroe de Comeille; se puede decir que el
va completamente, en concreto por rela Tratado está al origen del gran movimiento
ción al estoicismo, en el que se inspiraba de rehabilitación de las pasiones que
en el -» Discurso del m étodo (parte III, emprendió el siglo xvin. La herencia car
tercera máxima de la moral por provisión) tesiana sigue estando viva en la filosofía
— se recordará además que el Discurso moral, incluso en la época contemporánea.
contenía también una alusión desprecia «Yo no creo», decía Alain, «que sobre esta
tiva a propósito de los estoicos— . No hay difícil cuestión de las relaciones de nuestro
nada más extraño al cartesianismo que cuerpo con nuestros pensamientos, pueda
una condena de las pasiones. «Todas ellas encontrarse todavía hoy mejor maestro que
son buenas por naturaleza», y no es pro Descartes ni manera más adecuada de colo
pio del hombre deshacerse de ellas: «No car al espíritu en el buen camino.»
pienso», escribe el autor,«[...] que uno deba
procurar no tener pasiones»; ello, en efec Edición: Discurso del método. Tratado de
to, no sería ni posible, pues ellas son el las pasiones del alma (tr. E. Frutos), Pla
precio de la unión sustancial, ni incluso neta, 1984.
Estudios: B. Williams, Descartes: el pro
deseable, pues ellas son las que hacen pro yecto de la investigación pura (tr. J. Coll),
piamente vivir. Sólo es cuestión de hacer Cátedra, 1996; G. Rodis-Lewis, La Aíora-
un buen uso de las pasiones, que consis le de Descartes, P.U.F., 1970.
te en orientarlas en el sentido que nos sea
más ventajoso. Porque una pasión no tie
ne jamás otra causa que un fenómeno PAZ Y GUERRA ENTRE LAS N AC IO
puramente material, que no está en el NES, Paix et guerre entre les nations,
poder de nuestra alma impedir, pero del 1962.
que podemos modificar su interacción con R a y m o n d A r o n , 1905-1983.
nuestros pensamientos. Las pasiones no
han de ser erradicadas, sino domestica Dividida en una teoría, una sociología
das, o sea, sometidas a la razón. y una praxiología, esta obra es el resulta
El ideal cartesiano tiene un nombre: do de la meditación activa de su autor
«la generosidad»; la palabra ha perdido el durante siete años, meditación que le ha
sentido que tenía en Descartes, para quien
permitido captar en efecto, a diferentes
designaba el conocimiento de su propia
niveles de conceptualizadón, la textura inte
libertad y la «firme y constante resolución
ligible de un universo social, presente sin
de usarla bien». El sabio «sabe que no hay
estar directamente ligado a la actualidad.
nada que verdaderamente le pertenezca
salvo esta libre disposición de su volun Edición: Paz y guerra entre las naciones
tad»: virtud y felicidad ignoran aquí el con (tr. L. Cuervo), 2 vols., Alianza, 1985.
flicto en el que las envolverá el kantismo. Estudio: G. Fessard, La philosophie histo-
El enfoque cartesiano de las pasiones rique de Raymond Aron, Julliard, 1980.
no es solamente físico; también lo es
médico. La salud fue siempre una preo
cupación primordial de Descartes, que P E D AG O G O (EL), riaiSayo)YÓ¡;.
veía en ella uno de los más preciados bie C lemente de A lejan dría , hacia 140-hacia
nes. El Tratado diseña los contornos de 220.
una higiene de las pasiones que nuestra
época, tan enamorada de la «forma» y del Este escrito es el segundo de un tríp
«buen aspecto», haría bien en considerar. tico consagrado a la descripción de la obra
479 PENSAMIENTO MODERNO Y EL CATOLICISMO (EL)
del Verbo divino, el Logos, en la vida de pendencia del sentido. Dicho brevemen
un cristiano. Mientras que en el ->• Pro- te, las cualidades, modos inmediatos del
tréptico el autor exhortaba a la conver objeto, son pensadas en sistemas de opo
sión, en E l Pedagogo se dirige a los bau sición. Así, las ciencias del hombre crean
tizados para confirmarlos en la fe. El modelos estructurales que permiten ubi
pedagogo tiene el deber de preparar a los car el caso clínico, el acontecimiento his
cristianos a recibir la enseñanza del maes tórico, y que hacen con ello posible el
tro, tercera y última etapa (p<x0|ió<;, bath- conocimiento de lo individual.
mos) de la acción del Logos, que condu Este libro se inserta en una empresa
ce a la Gnosis, conocimiento perfecto. El de «epistemología comparativa»; contra
pedagogo imparte una enseñanza orien la exigencia de que toda ciencia sea medi
tada hacia la vida activa (npaictiKd<;, prak- ción (según el modelo de las ciencias de
tikos) y la formación moral (t|0ojtoía, la naturaleza), el autor muestra que la
éthopoia), a fin de curar al alma de sus estructuración de lo cualitativo funda las
pasiones y sus debilidades. ciencias del hombre, en un enfoque orien
Al mostrar a sus fieles la manera de tado hacia la práctica.
conducirse como verdadero cristiano, el
autor persigue un fin pedagógico; pero a Edición: Formalismo y ciencias humanas
(tr. M. Sacristán), Ariel, 1965.
esto se añade una intención polémica: la Estudio: J. Proust y E. Schwartz, La Phi-
lucha severa que en efecto plantea con losophie de Gilles-Gaston Granger, P.U.F.,
tra el gnosticismo. 1983.
PE N SA M IEN TO Y L O M OVIENTE
(EL), La pensée et le mouvant, 1934.
PENSAMIENTO SALVAJE (EL), La pen H enri B e r g s o n , 1859-1941.
sée sauvage, 1962.
C la u d e L évi-S t r a u s s , nacido en 1908. Aunque posterior cronológicamente a
las -> Dos fuentes de la moral y de ¡a
Este libro, en estrecha conexión con -* El religión en la obra de Bergson, esta obra
Totemismo hoy («el primero es una espe viene a completar -*■ La energía espiri
cie de introducción histórica y crítica del tual; los dos títulos no son de hecho más
segundo»), está consagrado al estudio del que los dos volúmenes de una misma obra.
modo de pensar de los indígenas, con una Se trata en efecto de otra colección de
voluntad de rehabilitación del mundo sal ensayos, artículos y conferencias reuni
vaje. das por Bergson para ilustrar el trabajo
Lejos de habérselas con un pensamiento realizado en sus obras mayores. Mientras
primitivo — con un pensamiento «de sal que La energía espiritual exponía, al
vajes»— , el autor descubre en esos pue decir de Bergson, «los resultados de algu
blos sin escritura un «apetito de conoci nos de mis trabajos», los textos de El pen
miento objetivo, aspecto de los más samiento y lo m oviente «tratan princi
desconocidos del pensamiento de esas gen palmente sobre el método que creo mi
tes que nosotros llamamos primitivas». El deber recomendar al filósofo». Bergson
salvaje no está pues únicamente motiva consideraba en efecto que, si la filosofía
do por sus necesidades. Así, como dice le debía algo, era más por su nueva mane
Günter Tessmann, de quien Lévi-Strauss ra de aprehender las cosas y los seres que
toma las palabras: «El negrito está com por los resultados positivos, que debían
pletamente integrado en su medio y estu venir más tarde. Y Bergson prosigue:
dia sin descanso todo lo que le rodea.» «Remontarse hasta el origen de este méto
Se constata efectivamente el desarrollo de do, y definir la dirección que imprime a
un saber sistemático que no está exclusi la investigación, tal es más particularmente
vamente orientado hacia un saber prácti el objeto de los dos ensayos que compo
co. Este conocimiento es rico y preciso, nen la introducción.»
y, según F. G. Speck, los indios del nor El primero de esos ensayos («Creci
deste de los Estados Unidos «han elabo miento de la verdad. Movimiento retró
rado una verdadera herpetología con tér grado de lo verdadero») es un ataque con
minos distintos para cada género de tra los sistemas en filosofía; Bergson les
reptiles». reprocha su falta de «precisión» por haber
Lévi-Strauss se interesa igualmente por olvidado la cuestión del tiempo. Es pre
el aspecto mágico y simbólico del pensa ciso, pues, que se vuelvan a «integrar las
miento salvaje, que es un modo de cono consideraciones de la duración» a fin de
cimiento «bien articulado» y coherente. plantear mejor, y tal vez de resolver, los
Hay por tanto una verdadera lógica en el grandes problemas metafísicos.
pensamiento salvaje. El segundo ensayo («Del planteamien
to de los problemas») compara los modos
Edición: El pensamiento salvaje, México,
Fondo de Cultura Económica, 1964. de conocimiento intuitivo e intelectual.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con Sin oponerlos radicalmente, ni descalifi
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí car a uno en beneficio del otro, Bergson
guez Tapia), Cátedra, 1996; C. Clément, muestra que esos modos engendran «dos
481 PENSAMIENTOS
especies de iluminación». Esta nueva pers cia sobre Bergson y su doctrina: Claude
pectiva abre la vía de una colaboración Bemard, William James, Félix Ravaisson.
entre la metafísica y la ciencia, sobre la En el estudio dedicado a Ravaisson podrán
base de una redefinición de sus objetos leerse, por ejemplo, las páginas que se
respectivos: «a la ciencia la materia, y a refieren al papel jugado por este último en
la metafísica el espíritu». A partir de un la reforma de la enseñanza pública del dise
análisis del viejo problema de las «ideas ño. La relación entre una reforma esco
generales», Bergson retoma su afirmación lar y la intuición bergsoníana no es a prío-
fundamental: «Hay lugar para reformar y ri evidente; sin embargo hay en ella materia
a veces descartar el pensamiento con para captar una fuente viviente del méto
ceptual para arribar a una filosofía más do de nuestro autor.
intuitiva.»
Esta reforma del pensamiento filosófi Edición: El pensamiento y lo moviente (tr.
co tendrá el mérito, entre otras conse H. García), Espasa-Calpe, 1976.
cuencias saludables, de disipar algunos «fal Estudio: G. Deleuze, El bergsonismo, Cáte
dra, 1987.
sos problemas» filosóficos: ¿Por qué hay
algo en lugar de nada? ¿Por qué la reali
dad es ordenada? Bergson defiende el prin
cipio de esta reforma contra la acusación
PENSAM IENTOS, Pensées, 1670.
de antiintelectualismo; lejos de pretender
B laise P a s c a l , 1623-1662.
arruinar la ciencia, quiere por el contrario
Colección de fragmentos y de aforismos
que la filosofía se sujete a su control. Lo
reunidos y publicados por sus amigos.
cual supone que cada una se mantenga
en su lugar: «Hemos demandado sola
Si bien es cierto que nuestro interés por
mente que la ciencia permanezca científi
ca, y que no se revista de una metafísica los Pensamientos debe sin duda mucho
al estado inacabado de algunos de ellos,
inconsciente.» Bergson apela a la «verda
dera metafísica», que será «ciencia del espí que nos permiten degustarlos en toda la
ritu», y al desarrollo (concretamente por frescura de su eclosión sin privamos por
los métodos pedagógicos de la escuela) ello de admirables secuencias enteramente
del giro de espíritu apropiado para apre redactadas, en las que se afirma el genio
hender las cosas del espíritu. del escritor, seguimos condenados a no
Siguen algunos ensayos, artículos y con saber jamás cuál era la obra que realmente
ferencias que en conjunto retoman (más tenía la intención de escribir Pascal. En
o menos directamente) los temas evoca efecto, si se consideran las diversas inter
dos en los dos ensayos introductorios. pretaciones a las que estos fragmentos
«Lo Posible y lo Real» denuncia la ilu postumos han dado lugar, o las múltiples
sión por la cual la inteligencia se figura maneras en que han sido clasificados y
que lo real preexiste a sí mismo, bajo for publicados, uno se encuentra en presen
ma de virtualidad, de lo posible, cuyo cum cia, no de una obra, sino de varias. Así,
plimiento sería. De esta ilusión se derivan después de tres siglos, los eruditos siguen
falsos problemas metafísicos, que son posi discutiendo — sin poder apoyar sus diver
bles sólo porque se confunde la creación sas opiniones en argumentos definitivos—
con una fabricación. sobre la respectiva importancia de las prue
«La intuición filosófica», «La percep bas de la religión cristiana que Pascal pre
ción del cambio» y «La Introducción a la tendía dar en los Pensamientos.
metafísica» insisten sobre el modo par En lugar de fundar en la razón la ver
ticular de conocimiento que Bergson juz dad de la religión cristiana, como lo habí
ga apropiado para la metafísica. an hecho antes que él otros apologistas,
La colección termina con tres ensayos y en concreto Descartes, Pascal encuen
dedicados a maestros del pensamiento filo tra esas pruebas en la debilidad misma del
sófico que han ejercido una fuerte influen hombre, extraviado por el amor propio
PENSAMIENTOS 482
y la concupiscencia. Una debilidad que caña pensante. [...] Un vapor, una gota
sólo se deja explicar por el pecado origi de agua, basta para matarlo. Pero, aun
nal. Siendo el hombre incomprensible sin cuando el universo lo aplastara, el hom
Dios, será por tanto el camino que parta bre seguiría siendo más noble que aque
de la naturaleza humana el que conduzca llo que lo mata, puesto que él sabe que
a la admisión de las verdades divinas. muere; y de la ventaja que el universo tie
Sin duda es éste el método adoptado ne sobre él, ese universo no sabe nada.»
por Pascal para conducir a la fe a los El pensamiento, que constituye la gran
escépticos y los libertinos. Mas lo que deza del hombre, está sin embargo lleno
ha dado riqueza excepcional a los Pen de debilidades. Así, no le es posible con
samientos no es seguramente ni su fuer cebir, en lo infinitamente grande y en lo
za demostrativa ni su valor apologético. infinitamente pequeño, más «que una apa
Por el contrario, si esta obra ha ejercido riencia del medio de las cosas». Esta idea,
y continúa ejerciendo tan gran fascina desarrollada en el célebre fragmento sobre
ción sobre los espíritus más diversos, es la «Desproporción del hombre», inspira
por el espectáculo que ofrece del hom al hombre, suspendido entre los dos infi
bre: criatura quimérica arrojada en el seno nitos, el vértigo de su condición: no es
de un universo ininteligible, desgarrada más que «una nada con respecto a lo infi
por sus propias contradicciones, priva nito, un todo con respecto a la nada, un
da de puntos de referencia y que, según medio entre nada y todo». Y su pensa
la expresión del autor «busca mientras miento, que debía hacer de él un ser pri
gime». vilegiado, no puede alcanzar ninguna cer
N o es pues exponiendo dogmática teza, acosado como está constantemente
mente lo que él piensa ser la verdad como por las «potencias engañosas» de los sen
Pascal nos obliga a reflexionar sobre nues tidos y la imaginación.
tra propia condición, sino mostrándonos, Pascal multiplica los ejemplos de ilu
mediante ejemplos que se imponen por la siones en las que la imaginación nos man
fuerza de su exposición y por su concreta tiene, «esa maestra del error y la falsedad»:
y turbadora evidencia, que el hombre es ¿quién no ha palidecido y sudado ante la
un misterio para el hombre y que Dios per idea de encontrarse seguro sobre una
manece desesperadamente oculto. amplia plancha... colocada al borde de un
Ciertos fragmentos son la simple ano precipicio? Y más importante aún: es en
tación de una idea que, a falta de ser desa la imaginación en la que se asientan los
rrollada, queda oscura; otros son la expre poderes temporales; se encuentra aquí ese
sión de un pensamiento más elaborado y rigor jansenista tan celoso de despojar al
por ello aún más intrigante. En uno de hombre de todos los prestigios que le con
estos largos desarrollos, Pascal subraya la fieren el nacimiento, la riqueza, la gloria,
importancia del l ’esprit de finesse, que los honores. Si el hombre es víctima de su
es el único capaz de captar con una sola imaginación, también lo es de la costum
mirada los fenómenos complejos y deli bre, que erróneamente confunde con la
cados. Es este espíritu el que nos hace naturaleza. El aspecto fragmentado de los
conocer al hombre en la doble perspec Pensamientos se corresponde incontes
tiva de su miseria y su grandeza, que son tablemente con la imagen del mundo que
indisolublemente tributarias una de otra. brantado que nos despliega aquí Pascal.
Pues aunque el hombre es miserable, A poco que se piense en esta descripción
«arrinconado en este recodo del universo y en el lugar que en ella está reservado al
sin saber quién lo ha puesto en él» ni «lo hombre, no es posible permanecer insen
que ha venido a hacer aquí», es sin embar sible a la angustia y el dolor que rezuman
go el único ser de la creación que puede cada uno de esos fragmentos. Todos los
conocer, gracias al pensamiento, su mise representantes de la corriente existencia-
ria: «El hombre no es más que una caña, lista reivindicarán, aún más allá de Kier
la más débil de la naturaleza; mas es una kegaard, la paternidad de Pascal.
483 PENSAMIENTOS SOBRE LA INERPRETACIÓN DE LA NATURALEZA
Edición: Pensées diverses sur la comete Este libro, contemporáneo del tomo
(texto establecido por A. Prat), col. de la III de la -> Enciclopedia, responde bien
Societé des textes frangais modernes, vol. al estilo de Diderot: rico, exhuberante,
81-82, Nizet, 1984.
oscuro, desordenado a veces («dejaré que
Estudio: P. Rétat, Le Dictionnaire de Bay
le et la lutte philosophique au XVIII‘ sié- los pensamientos se sucedan bajo mi plu
cle, Les Belles Lettres, 1971. ma, en el orden mismo en que los obje
PER1PHYSE0N 484
por Dionisio el Viejo a quien había dis de establecer la comunidad de los bienes,
gustado. Es preciso por tanto distinguir de las mujeres y de los niños. Aristóteles
entre el esclavo por naturaleza y el escla critica muy violentamente estas ideas utó
vo de hecho. picas. Aunque su concepción de la escla
A una escala diferente, la familia es la vitud pueda chocar hoy en día, su prefe
imagen del Estado. El poder que ejerce el rencia por un régimen atemperado en
Estado sobre los hombres libres es el mis el que el hombre disfrute de un justo equi
mo que ejerce el amo, no sobre sus escla librio de fortuna, de honor y de libertad,
vos, sino sobre los miembros libres de su sigue teniendo actualidad.
familia: la mujer y los hijos. El amo se con
duce como un republicano con su mujer: Edición: Política (ed. bilingüe y tr. J. Marías
armonía y entendimiento son establecidos y M. Araujo), Instituto de Estudios Políti
cos, 1951.
por un consenso; respecto a sus hijos, se
Estudios: Introducción de J. Marías a la ed.
conduce como un monarca: la educación cit.; C. Lord, «Aristóteles», en L. Strauss y J.
se basa en la adquisición de ciertos prin Cropsey (comps.), Historia de la filosofía
cipios. H verdadero ciudadano es también política (tr. L. García Urriza, D. L. Sánchez
aquel que participa en la acción del Esta y J. J. Utrilla), México, Fondo de Cultura
Económica, 1993, pp. 123-157; J. Bames,
do, lo cual requiere tiempo y educación;
Aristóteles (tr. M. Sansigre), Cátedra, 1987;
el ciudadano debe saber obedecer, mas R. Weil, «La Politiquea d ’Aristote. Entre-
también mandar y tomar decisiones. tiens sur l’Antiquité classique, t. XI, Van-
Tres tipos de gobierno pueden encar doeuvres-Ginebra, Fondation Hardt, 1965.
garse de la dirección del Estado: la monar
quía, la aristocracia y la república; o sea,
el gobierno de un hombre solo, el de algu
nos hombres, o el de un gran número de POLÍTICO, o Sobre la realeza, Jlo/a-
hombres. N o puede decirse cuál es el TXKbq,f\ Ffepi ¡iaaiXeíoj;, o hacia 360 a.C.
mejor de estos gobiernos: los tres pueden P l a t ó n , 428/427-348/347 a.C.
ser justos y sabios, y los tres distinguen Diálogo.
entre el poder ejecutivo, el judicial, y el
legislativo. Sin embargo es necesario velar El diálogo del P o lítico es una prolon
para que esos gobiernos no degeneren gación inmediata del -*■ Sofista (un Filó
en tiranía, en oligarquía o en democra sofo formaba tal vez con los dos prece
cia, lo que los haría insoportables. dentes una trilogía, pero no se lo ha
Al igual que hay señores y esclavos, hay encontrado nunca).
Estados señores y Estados esclavos. Aris Es difícil decidir si Platón escribió el
tóteles legitima con esto el imperialismo P o lític o para expresar sus reflexiones
de los países que a su juicio son superio sobre el gobierno de la ciudad, o para
res por naturaleza, como Grecia, y que ofrecer a sus alumnos de la Academia un
ejercen su autoridad sobre los pueblos lla ejemplo de investigación dialéctica. El
mados bárbaros. autor utiliza en efecto el método de las
La teoría del Estado que expone Aris dicotomías sucesivas, método presenta
tóteles es asaz original, y se opone a la do en el Sofista y que aquí está explíci
idea sostenida por los sofistas de que el tamente presentado como modelo. Así,
Estado es la consecuencia de un acuerdo el arte de gobernar es distinguido en pri
establecido entre los hombres. Resultado mer lugar del arte de conducir una grey
de profundos estudios sobre las consti (el rey toma a su cargo el cuidado de la
tuciones de los pueblos que formaban la grey, pero no la alimenta), luego es defi
Grecia antigua, nos encontramos ante nido sobre la base de aquello que lo dis
una teoría realista en la que no hay el tingue de todas las artes que están, de cer
menor vestigio de las quimeras y el comu ca o de lejos, con él emparentadas
nismo de Platón. Su maestro defendía en (economía, estrategia, retórica, sofística).
efecto en -► La República la necesidad La doctrina política expuesta en el diá
POLÍTICO Y EL CIENTÍFICO (EL) 48 8
igual que «positivista») un valor de injuria. fica del desamparo infantil había des
Hay, con toda seguridad, excelentes razo pertado la necesidad de ser protegido: al
nes para ello. Pero queda la figura de ser amado; una necesidad que el padre
Renán, que no se sabría precipitar en el ha satisfecho.» Mientras dura su vida, el
golfo del olvido sin injusticia para él ni hombre sigue ligado a ese deseo de ser
perjuicio para nosotros. Su Porvenir de protegido por una figura tan poderosa
la ciencia merece más que la condes como acogedora; por ello se forja a los
cendiente amnesia a la cual se le otorga dioses a imagen del padre. Mediante la
hoy derecho. ilusión religiosa intenta sustituir lo trági
co de la existencia por una imaginaria
Edición: El porvenir de la ciencia, Doncel, reconciliación con su condición real. Por
1976. otra parte, la civilización exige que el
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.“ D. Morán), hombre renuncie a la satisfacción de cier
vol. II, Tecnos, 1988, pp. 493-495 y 508; tos deseos sexuales y agresivos, incom
H. Peyre, Renán, col. «Sup. Philosophes», patibles con el orden social. Se sabe per
P.U.F., 1950. fectamente que la prohibición del incesto
y la condena del asesino son universales.
Así, las renuncias diversas que la civili
zación implica condenan al hombre a la
POR VEN IR DE U N A ILUSIÓ N (EL), insatisfacción permanente. Una vez más,
D ie Zukunft einer Illusion, 1927. la religión compensa esta insatisfacción:
S ig m u n d F reu d , 1856-1939. magnificando el sentimiento de frustra
ción de los hombres, alivia su desampa
Según Freud, el sentimiento religioso ro y reviste a sus renuncias con un tinte
procede de una ilusión que arraiga en los de nobleza. ¿Acaso no les asegura que el
deseos inconscientes del hombre. La fun fin último de la vida no está en la tierra,
ción primordial de la religión es una fun y que las múltiples privaciones sufridas
ción consoladora frente a la «dureza de la han sido aceptadas por amor de un Dios
vida». El hombre está en efecto conde bueno que sabrá recompensarlos cuan
nado a afrontar la angustia y el sufri do llegue el momento?
miento, a anticipar su propia muerte; por Freud distingue aquí claramente la ilu
ello busca el apoyo de una ilusión que le sión del error. El error depende de la lógi
ayude a sobrevivir. ca, mientras que la ilusión brota de la
Al origen de la ilusión religiosa se afectividad. El error no supone, al con
encuentran los deseos más anárquicos trario que la ilusión, una ruptura con lo
del hombre. La religión le ofrece efecti real. Si el error puede ser rectificado, la
vamente la posibilidad de realizar esos ilusión que, a semejanza del sueño, rea
deseos inconscientes que reenvían al esta liza un deseo inconsciente, permanece
do de desamparo e indigencia que carac indiferente a la realidad. Por ello, jamás
teriza a la infancia (deseo de ser amado es desmentida. La ilusión obedece en efec
y protegido). El consuelo que aportan las to a una necesidad de orden afectivo: «Así,
ideas religiosas supone así la reactivación llamamos ilusión a una creencia cuando
de la figura protectora y consoladora por en su motivación prevalece la realización
excelencia, la imagen del padre, pues de un deseo, sin que al hacerlo tengamos
el adulto no puede nunca superar total en cuenta las relaciones de esta creencia
mente al niño que ha sido: «Esas ideas, con la realidad, al igual que la ilusión mis
que pretenden ser dogmas [...], son ilu ma renuncia a ser confirmada por lo real.»
siones, la realización de los deseos más Analizando las observancias y prácticas
profundos, más fuertes y más apre religiosas, Freud establece una analogía
miantes de la humanidad; el secreto de entre la religión y la neurosis obsesiva. Esta
su fuerza radica en la fuerza de esos de neurosis se caracteriza efectivamente por
seos. Lo sabemos ya: la impresión terrorí síntomas compulsivos. La noción de com-
491 POST-SCRIPTUM DEFINITIVO Y NO CIENTÍFICO A LAS MIGAJAS FILOSÓFICAS
PREFACIO PARA EL TRATADO DEL suerte», concluye Pascal, «que toda la serie
VACÍO, Préface pour le Traité du Vide, de hombres, en el curso de tantos siglos,
1663. debe ser considerada como un mismo hom
B la ise P a s c a l , 1623-1662. bre que subsiste siempre y que aprende
continuamente.»
En tomo al año 1651, Pascal, defini Como puede verse, este texto denso y
tivamente convencido de la existencia de valiente anuncia directamente algunas de
la gravedad, decide redactar un gran Tra las más importantes tesis del positivis
tado del vacío en el cual demostrará que mo de Auguste Comte.
los efectos hasta entonces atribuidos al
«horror al vacío» no son más que casos Edición: Préface pour le Traité du vide, en
particulares de la ley universal del «equi Traites scientifiques, col. «Les Intégrales de
philo», Nathan, 1990.
librio de los líquidos», o estática de los flui Estudio: P. Guenancia, Du vide á Dieu.
dos. De ese tratado, que probablemente Essai sur la physiq ue de Pascal, col. «Algo-
jamás pudo terminar, no nos queda más rithme», Maspero, 1976.
que un proyecto de prefacio que sería
publicado en 1663 por iniciativa de Flo
rín Périer.
Contrariamente a lo que podría hacer PREGUNTA PO R LA C O SA (LA). La
creer su título, el Prefacio para el Tra doctrina kantiana de los principios tras
tado del vacío aborda muy someramen cendentales, Die Frage nach dem Ding.
te, y de manera bastante elíptica, el pro Zu Kants Lehre von den transzenden-
blema del vacío. En realidad, su objeto es talen Grundsátzen, 1962.
otro, y su alcance muy superior a una M a r t in H eidegger , 1889-1976.
simple puesta a punto de un problema
que Pascal había ya ampliamente deba La obra recoge el texto de un curso
tido. Se trata más bien de un vigoroso dado en la universidad de Friburgo de Bris-
manifiesto en favor del método experi govia en 1935-1936, bajo el título: «Cues
mental. En ninguna otra parte es el autor tiones fundamentales de metafísica».
más claro: las experiencias son «los úni Partiendo de la cuestión «¿Qué es una
cos principios de la física». A la natura cosa?», Heidegger muestra aquí que en
leza, y no al puro pensamiento especu filosofía, contrariamente a lo que sucede
lativo, es a donde hay que acudir en último en las ciencias, es imposible acceder inme
término para confirmar o condenar nues diatamente a la cuestión. La palabra «cosa»
tras hipótesis. Así, Pascal afirma, con se entiende, en efecto, de múltiples mane
tra Descartes, la autofundamentación ras. ¿En qué límites vamos a fijar la signi
del discurso científico, que determina libre ficación de la palabra? ¿De qué cosa habla
mente tanto las reglas a las que obede mos? Si de lo que queremos hablar es de
ce como los conceptos a partir de los cua las cosas que nos rodean, tal vez sean las
les está construido. ciencias las que mejor nos digan lo que
Con esta afirmación, Pascal inaugura son. Así, «la mineralogía y la química son
una distinción radical entre dos órdenes de las que mejor y más pronto nos dicen lo
conocimiento: las disciplinas que, como la que es una piedra». Resta entero, sin
física, se apoyan en el razonamiento y la embargo, el problema de saber lo que
experiencia, y las que, como la teología o determina la coseidad de las cosas, «lo que
la historia, se fundan en la autoridad de los de una cosa como tal hace precisamente
textos y en la fe. Si estas últimas no pue una cosa». Este nuevo cuestionamiento lle
den experimentar nuevos desarrollos, va a Heidegger a examinar, en la segun
encontrándose tan «limitadas [...] como los da parte del texto, la interrogación kan
libros en los que están contenidas», las cien tiana sobre la cosa, tal y como se encuentra
cias experimentales en cambio están abier expuesta en la Analítica trascendental
tas a la era indefinida del progreso. «De de la ►Crítica de la razón pura. En Kant,
PRIMEROS ANALÍTICOS 494
cías del pueblo, sin preocuparse de la «ver fuerza. Mas la guerra es la verdad de la
dad» intrínseca de éstas. política. Si deben existir la libertad y el
La misión del Príncipe no es pues la derecho, hay que construirlos con todas
de instaurar (o restaurar) un orden ideal las armas.
de acuerdo con los valores absolutos. La Se ha discutido hasta el infinito la sig
política se ejerce siempre a partir de una nificación que Maquiavelo mismo daba
realidad concreta singular, y sobre ella se a este pequeño libro: ¿es un manual para
actúa para transformarla. Contra toda uto uso de tiranos?, ¿o nos encontramos más
pía (y aquí es Platón a quien el autor tie bien ante un pensador que «enciende la
ne en mente), Maquiavelo restaura en sus mecha» al desvelar a los pueblos los secre
derechos «la verdad efectiva de la cosa». tos de sus opresores (com o pensaban
Y la verdad es que la política significa ante Diderot y Rousseau)? Lo único cierto es
todo conflicto. Si hay — en un sentido— que pocas obras han desencadenado tan
un orden a restaurar, se hace siempre tas pasiones como ésta. N o hay más que
contra un desorden anterior, el desorden ver el número de refutaciones que El Prín
que resulta del enfrentamiento de fuerzas cipe ha provocado (en concreto, el Anti-
antagonistas. El político (tanto si detenta Maquiavelo de Federico II). Los pensa
el poder como si está en lucha por con dores políticos que en él se han inspirado
seguirlo) ocupa en estos conflictos una (Montesquieu, Spinoza) no citan casi nun
cierta situación, en el interior de la cual ca su nombre. Y jamás, en todo caso, ha
dispone de un cierto margen para actuar. cesado de escandalizar, de producir males
Pero actuar es producir efectos que deter tar. Estamos al menos ante una obra que
minarán al adversario a reaccionar, según ha resistido todo intento de ser atenua
modalidades que jamás pueden ser total da o recuperada.
mente previstas. Es misión del político
administrar esa parte de lo aleatorio que Edición: El Príncipe (tr. H. Puigdoménech),
Maquiavelo llama «fortuna». En esto resi Tecnos, 1988.
de la virtud del político, cuya encarna Estudios: L. Strauss, Meditación sobre
ción difícilmente superable sigue siendo Maquiavelo, Centro de Estudios Constitu
cionales, 1964; A. Gramsci, Notas sobre
César Borgia. Maquiavelo (tr. J. Aricó), Nueva Visión Espa
Pero esto no significa en modo algu ñola, 1980; Cl. Lefort, -+ Le Travail de
no para Maquiavelo que todos los com Voeuvre, Machiavel, col. «Tel», Gallimard,
bates hayan de ganarse, ni que la efica 1986.
cia sea lo único que confiere valor a la
práctica política. Hay buenos y malos
combates, y el autor se esfuerza justa
mente en designar y reforzar la buena vía. P R IN C IP IA ETHICA, 1903.
Mas aquel que en política se olvidara de G eorge E d w a r d M o o r e , 1873-1958.
la eficacia, aquel que quisiera conservar
sus manos limpias y un alma pura, sim Recibido por los jóvenes de Cambrid
plemente no sabría lo que buscaba. La ge como una verdadera carta magna y
voluntad de ser moral a cualquier precio por los filósofos como la crítica del natu
(no mentir, no desdecirsee, no permitir ralismo, este tratado de Moore ha mar
se el uso de la violencia) puede incluso cado su época por su denuncia de la volun
conducir — y en efecto conduce casi siem tad de analizar lo inanalizable. N o le falta
pre— a resultados históricos catastróficos razón cuando inserta com o epígrafe:
incluso desde el punto de vista de la moral: «Cada cosa es lo que es y nada más.» Y
más violencia todavía, más sangre aún. el prefacio vuelve sobre esta advertencia:
Dicho brevemente, Maquiavelo no la mayoría de las dificultades surgen por
piensa que entre el bien y el mal no haya que se busca responder a cuestiones de
diferencia alguna; y en vano se buscaría las que no se sabe qué es lo que «cues
en E l Príncipe la menor apología de la tionan».
497 PRINCIPIA MATHEMATICA
cista, fue porque ambos compartían una mado «de reducibilidad», que sólo permite
concepción de la lógica muy amplia, que considerar el orden mínimo dentro de un
incluía a los sistemas de segundo orden y tipo dado. Este axioma no es lógico, lo cual
de orden superior, y admitían los con le acarreará una severa crítica por parte de
juntos. Pero ello no impidió que las difi Wittgenstein. En la segunda edición de la
cultades apareciesen muy rápidamente. obra en 1927, Russell abandonará el axio
Russell y Whitehead admiten en efecto ma de reducibilidad, pero conservará la teo
en los Principia el axioma de infinito, ría ramificada de tipos.
que enuncia que para todo número natu Expresión acabada del logicismo, los
ral existe un número natural mayor que Principia mathematica estaban destina
él, y el axioma de elección (llamado tam dos a correr la misma suerte que éste, y
bién «axioma multiplicativo»), que dice que muchos la ven hoy como una obra caduca
para cada conjunto de conjuntos disyun dado que el programa logicista ha queda
tas no vacíos, hay al menos un conjunto do seriamente quebrantado, al igual tal vez
que tiene exactamente un miembro en que cualquier otra tentativa de dar una res
común con cada uno de los conjuntos puesta única al problema de la fundamen-
miembros. Russell admite que el axioma tación de la matemática. Frank P. Ramsey,
de infinito pueda ser aceptado o recha Carnap, Quine, por citar sólo los más
zado por consideraciones puramente importantes, no han cesado de situarse por
empíricas, y que este axioma, al igual que relación a los Principia mathematica para
el axioma de elección, sea «existencia!» evaluar sus desarrollos y resultados y para
y no «lógico». La admisión de estos axio proponer enmiendas a tal o cual tesis de
mas representa una primera limitación Russell y Whitehead; ¿qué mejor manera
del logicismo, mas es la admisión del axio de rendir homenaje a este monumento del
ma llamado «de reducibilidad» lo que va a pensamiento humano?
provocar las objeciones más graves diri
gidas contra Russell y Whitehead. Ediciones: Principia mathematica, Cam
El axioma de reducibilidad se encuen bridge University Press, 3 vols, reímp. 1957.
tra en efecto asociado a la teoría de los tipos. (Existe una edición abreviada en castellano
Uno de los mayores problemas planteados que incluye las introducciones de 1910 y
1927, la Primera Parte, la Sección A de la
a la lógica y a la matemática a comienzos
Segunda, y los Apéndices A y C, Paraninfo,
de siglo había sido el de las paradojas. Des 1981.)
de 1903, en el Apéndice B de los Princi Estudio: J. Vuiilemín, Legons sur la pre-
pios de la matemática (Principies ofM at- miére philosophie de Russell, Armand
hematics), Russell había propuesto, bajo el Colín, 1968.
nombre de «doctrina de los tipos», su solu
ción a las paradojas. Una vez refinada, esta
doctrina se convertirá en la «teoría de tipos»,
cuyo principio es que cada predicado per PRINCIPIO DE CRUELDAD (EL), Le
tenece a un tipo determinado y no puede principe de cruauté, 1988.
ser introducido sin riesgo de caer en sin- C lé men t R o ss e t , nacido en 1939.
sentidos más que en expresiones de un tipo
inmediatamente inferior. Esta estratifica Partiendo de la idea de que lo real es
ción de niveles del discurso comportaba «cruel» (duro, inhumano, indigesto), Rosset
algunos problemas, concretamente el rela propone los dos principios de una «ética de
tivo a la existencia de una variable univer la crueldad»: el principio de realidad sufi
sal. Mas Russell no se arredra por ello e ciente y el principio de incertidumbre.
introduce diversos órdenes en el interior de Toda filosofía es una teoría de lo real,
los tipos en la «teoría ramificada de tipos» una contemplación interpretativa y crea
que aparece en los Principia mathemati- tiva de la realidad tomada en su totalidad.
ca. Para evitar dificultades suplementarias, Contra la filosofía occidental, que es una
se ve obligado a introducir un axioma, lla reflexión sobre la insuficiencia de lo real
499 PRINCIPIOS DE BIOLOGÍA
(la realidad no puede ser filosóficamente tracción hecha de las pulsiones sexua
tomada en cuenta más que recurriendo a les) que Bloch desarrolla en el tomo I, con
un principio exterior a la realidad), Ros- sagrado al estudio de lo pre-consciente,
set, en la tradición de Lucrecio, Spinoza el tomo II del Principio Esperanza, redac
y Nietzsche, sostiene el principio de rea tado de 1938 a 1947, es la llave maes
lidad suficiente que dice que lo real es tra de toda la obra.
lo único que importa y que se basta a sí Emst Bloch trata sucesivamente aquí de
mismo, rechazando así la ilusión de otro las particularidades conceptuales de las uto
mundo. Ciertamente, la realidad es «cruel» pías médicas, arquitecturales, geográficas
cuando se la despoja de todo lo que no es y sociales. Trazando así el vasto panora
ella; entonces se toma trágica y dolorosa, ma de las realizaciones y las esperanzas de
única y sin apelación. Esta suficiencia de la voluntad humana, reconstruye la histo
lo real sobrepasa la facultad humana de ria a partir de las representaciones de lo
comprenderla y de aceptarla. que él llama el «paisaje deseado». El tomo
Según el principio de incertidumbre, III denunciará la razón técnica en benefi
es propio de la naturaleza de la verdad el cio de un principio de transcendencia liga
ser dudosa. El filósofo enuncia una verdad do a una conciencia de las funciones sagra
a sabiendas de que es eminentemente das de la teología.
incierta, en otro caso no sería filósofo. Toda
verdad filosófica tiene una «virtud negati Edición: El principio esperanza (tr. F. Gon
va»: elimina ideas mucho más falsas que la zález), Aguilar, 1975.
Estudio: J. A. Gimbemat, Ernst Bloch: uto
verdad que ella enuncia a contrario.
pía y esperanza, Cátedra, 1983.
Oponiendo pensamiento moral y pen
samiento trágico, Rosset enfrenta dos tipos
de filósofos: el «filósofo curandero», com
pasivo e ineficaz, que dispone de falsos
P R IN C IP IO S DE B IO LO G ÍA , P rin ci
remedios que permiten al hombre sobre
pies o f Biology, 1864-1867.
vivir sin percatarse de la crueldad de lo real,
H erbert S pen c e r , 1820-1903.
y el «filósofo médico», despiadado y eficaz,
que dispone del único verdadero remedio
El concepto central de la obra es el de
(la administración de la verdad) que recon
adaptación. Para Spencer, la vida proce
forta a las naturalezas sanas y elimina a las
de en efecto a una adaptación continua de
débiles. Rosset, «filósofo médico», es un
las relaciones internas a las adaptaciones
pensador solitario y original que, en nom
externas a las que está sometida. Hay una
bre de la unicidad de lo real, critica la filo
interacción ininterrumpida entre el entor
sofía occidental, a su juicio alienante, y
no y el organismo. Las variaciones astro
defiende una visión trágica del mundo.
nómicas, geológicas, meteorológicas tie
Edición: El principio de crueldad (tr. R. del nen como correlato variaciones orgánicas.
Hierro), Pre-Textos, 1994. Si no la palabra, al menos la idea de «bios
fera» está presente ya en ese cuadro en el
que plantas y animales comparten un cir
cuito de intercambios recíprocos en el seno
P R IN C IP IO E S P E R A N Z A (EL), Das de un elemento común. Así, factores inter
Prinzip H offn un g, 1959. nos y factores extemos se responden mutua
E r n s t B l o c h , 1855-1977. mente. De aquí la necesidad para el orga
nismo de analizar el cambio, que rompe
El filósofo de la utopía evoluciona hacia el equilibrio y le obliga a reconstituir no sola
una ontología del no-ser-todavía. En la mente un equilibrio indispensable, sino inclu
constitución de una fenomenología de so una nueva estructura.
la conciencia anticipativa, y a continua Sin haber sido discípulo de Darwin,
ción de una teoría de las pulsiones (abs Spencer puede ser considerado, con su
PRINCIPIOS DE ECONOMÍA POLÍTICA 50 0
«hipótesis del desarrollo», como el pre más igualitarias y que los individuos gocen
cursor de la tesis evolucionista. de una mayor independencia. Sin embar
go, la igualdad total no es posible, y la liber
Edición: Principies o f Biology (1864-67), tad es siempre preferible a la igualdad.
reimp. de la ed. de 1899 en The Works of A fin de minimizar los daños (empo
Herbert Spencer, vols. II y III, Osnabrück,
Otto Zeller, 1966. brecimiento, crisis comerciales...) que engen
Estudios: F. Copleston, Historia de la filo dra el capitalismo — cuyas ventajas son inne
sofía, vol. 8: De Bentham a Russell (tr. V. gables— , Mill propone varios remedios
Camps), Ariel, 1985, cap. V; O. Gaupp, sociales para asegurar el progreso social:
Spencer (tr. J. González), Revista de Occi
la limitación del crecimiento demográfico,
dente, 1930; P. Tort, Spencer et le systéme
des sciences: naissance de l’évolutionnisme que permite un aumento del nivel de vida
liberal, P.U.F., 1987. (Mill es un maltusiano optimista y no un
puritano); la asociación de intereses, fun
dada en las relaciones de independencia y
desarrollo entre diferentes grupos sociales,
PRINCIPIOS DE ECO N O M ÍA PO LÍTI concretamente entre obreros y empresa
C A , Principies o f Política ! E co nomy, rios, en el seno de cooperativas; la igual
1848. dad social entre hombres y mujeres.
J o h n S t u a r t M il l , 1806-1873. Escrita por uno de los más grandes
representantes del utilitarismo liberal, esta
Último gran representante de la econo obra será el libro de referencia de la eco
mía clásica, Mill reformula, en una puesta nomía clásica, antes de que los Principios
a punto perfecta, las leyes y principios enun de economía política de Alfred Marshall
ciados por Adam Smith, David Ricardo, (1890-1907) tomen el relevo.
Jean Baptiste Say... Liberal, ardiente defen
sor de la propiedad privada y de la concu Edición: Principios de economía política,
México, Fondo de Cultura Económica, 1951.
rrencia, considerando al laisser-faire como
Estudios: H. M. Magid, «John Stuart Mill»,
la regla y al socialismo (igualitarismo) como en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), Histo
tiránico, Mill admite no obstante una inter ria de la filosofía política (tr. L. García Urri-
vención del Estado: desempeñar un papel za, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), México,
pedagógico e incitativo. Fondo de Cultura Económica, 1993, pp.
737-753; M.-M. Salort e Y. Katan, Les éco-
En efecto, aunque la intervención del nomistes classiques: d ’Adam Smith á Ricar
Estado no es deseable en principio, pue do, de Stuart M ill á Karl Marx, Hatier,
de sin embargo revelarse necesaria. Por 1988.
una parte, los individuos no son siempre
capaces de juzgar y de actuar por ellos
mismos; por otra, los mecanismos del mer
cado no pueden resolver automáticamente P R IN C IP IO S DE E C O N O M ÍA P O L Í
todos los problemas, tales como la pobre T IC A Y TR IB U TAC IÓ N , On the Prin
za o la dureza de las condiciones de tra cipies o f Política! Economy and Taxa-
bajo. Para legitimar esta intervención, Mill tion, 1817.
distingue entre la producción, sometida D a v id R ic a r d o , 1772-1823.
a las leyes naturales, y la distribución,
sometida a las leyes positivas (humanas). Ésta es la obra principal de David Ricar
Así, el progreso económico no se redu do. En ella expone su teoría d e l«hom o
ce al crecimiento (producción, creación de oeconomicus», es decir, procede a elabo
riquezas), sino que exige también una mejor rar una teoría de los fenómenos econó
distribución de las riquezas con vistas a micos que no toma en cuenta más que los
un mejoramiento de las condiciones de móviles económicos de los agentes. Para
vida. Por otra parte, el progreso social, que Ricardo — y aquí reside el interés y la ori
debe ser distinguido del progreso econó ginalidad de su obra— , el universo eco
mico, exige que las relaciones sociales sean nómico es susceptible de una comprensión
50 1 PRINCIPIOS DE LA ARITMÉTICA
para ella misma (la filosofía) y una verdad más bien un memorándum para uso de
para el hombre (la religión); la filosofía los buenos conocedores de la doctrina que
nueva toma el lugar de la religión. Eso es una introducción a la filosofía leibniziana.
lo que explica que la tarea filosófica de
los tiempos modernos sea la resolución Edición: Monadología. Principios de la
naturaleza y de la gracia (tr. M. García
de la teología en antropología; su misión
Morente), Universidad Complutense, Facul
es la de «devolver la filosofía del reino de tad de Filosofía, 1994.
las almas difuntas al reino de las almas Estudio: Y. Belaval, Leibniz, initiation á sa
vivientes; hacerla descender desde la bea philosophie, Vrin, 1975.
titud de un pensamiento divino y sin nece
sidades, hasta la miseria humana».
truido la conciencia a partir de estados cer que la teoría de las riquezas, que es
elementales. una parte de la economía, es la única
La célebre teoría de la emoción, muy matematizable. A este punto hace refe
controvertida, encaja menos con el resto rencia en su anterior obra: Investigacio
de su psicología. La emoción tiene para nes sobre los principios matemáticos de
James un origen periférico y no central. la teoría de las riquezas (1838).
Sería la conciencia que tomamos de nues Sin embargo, esta matematización es
tras reacciones viscerales, circulatorias y limitada, porque la teoría de las riquezas con
motoras: yo lloro, luego estoy triste. No tiene un fondo vital del que sólo la teoría de
es posible comprender la especificidad de las fuerzas productivas puede dar cuenta.
la emoción en James más que colocán El autor examina sucesivamente la
dose en una perspectiva evolucionista, moneda y la noción de sistema econó
donde las manifestaciones orgánicas han mico, a la vez que precisa su oposición al
sido ya ligadas en la historia de la espe socialismo. De lectura asequible, aunque
cie a movimientos útiles y por tanto han especializada, la obra de Cournot es repre
precedido a la conciencia emocional. sentativa de la corriente liberal.
El calificativo de incoherente o de para
dójica que a menudo ha merecido esta obra Edición: Investigación sobre los principios
no es más que el precio de la abundancia matemáticos de la teoría de las riquezas,
Alianza, 1969.
de intuiciones que encierra y de la riqueza Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
de una reflexión que no quiere sacrificar fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
nada. Un simple ejemplo dará testimonio vol. II, Tecnos, 1988, pp. 533-537; C.
de ello: precisamente contra la definición Ménard, La formation d ’une rationalité
économique: Antoine Augustin Cournot,
de la psicología como ciencia de la vida
Flammarion, 1978.
mental, contra el método introspectivo es
como se constituirá el behaviorismo. Mas,
paradójicamente, puede afirmarse también
PR IN C IP IO S DE LÓ G ICA, Principies
que será precisamente el funcionalismo de
o f Logic, 1883.
James lo que le abra la vía.
F r a n c is H erbert B radljey, 1846-1924.
Edición: Compendio de psicología (tr. S.
Rubiano), Jorro, 1930. C om o reacción contra la teoría aso-
Estudio: W. S. Sahakian, Historia y siste ciacionista y sobre las huellas de Hegel,
mas de psicología (tr. A. Sánchez), cap. XII, Bradley aborda aquí el estudio del juicio,
Tecnos, 1987.
del razonamiento, y más particularmente
el de la inferencia. El autor se muestra espe
cialmente original en el análisis del juicio:
PR IN CIPIO S DE L A TE O RÍA DE LAS en el acto de juzgar, el predicado es una
RIQUEZAS, Principes de la théorie des propiedad asignada a la realidad, mientras
richesses, 1863. que el sujeto es la realidad misma. «Lo que
A n t o in e A u g u s t in C o u r n o t , 1801- es la cosa» se opone al «esto». Bradley pro
1877. cede a una clasificación de los juicios, dis
tinguiendo entre jucios negativos y juicios
Este texto, compuesto en 1863, se ins disyuntivos. En cuanto al razonamiento, se
cribe en un contexto económico que opo trata para Bradley de precisar los tipos
nía a los partidarios del libre intercam generales y de indicar el principio del razo
bio y a los doctrinarios socialistas. namiento que sustituiría al silogismo.
Cournot analiza el conflicto que exis El autor aborda igualmente el estudio
te, a su juicio, entre Derecho y Econo de las relaciones entre la realidad y la ver
mía, como también la oposición entre el dad. El pensamiento busca cualificar a la
vitalismo y el materialismo. Este estudio realidad mediante los predicados del jui
le permite definir la Economía y estable cio. Así, la verdad no puede ser más que
507 PRINCIPIOS DE SOCIOLOGÍA
cartes) de un filósofo que extrae a p riori tatados. Kant y Laplace, por ejemplo,
conclusiones sobre el universo. Newton avanzarán conjeturas sobre la génesis del
aplica con gran precisión las matemáti sistema solar. El segundo, en particular,
cas al conocimiento de los fenómenos considerará que una aplicación fiel del
naturales (de ahí el título de la obra), pre método newtoniano debe conducir al
cisión que le viene facilitada por el noví rechazo de la explicación por causas fina
simo instrumento con que acaba de dotar les. Es el famoso episodio en el que Lapla
a la matemática: el cálculo de fluxiones ce, a quien Napoleón preguntaba en qué
(cálculo infinitesimal). La invención de este lugar de su sistema se encontraba Dios,
cálculo será, dicho sea de paso, motivo repondió: «Sire, yo no he tenido necesi
de una querella de prioridad con Leibniz. dad de esa hipótesis.»
La mecánica celeste de Newton exclu La mecánica newtoniana se impuso rápi
ye — contrariamente, a la de Descartes— damente por su potencia explicativa y por
toda cosmogonía. En primer lugar, en vir las confirmaciones experimentales que reci
tud de un principio en cuyo nombre se bió. Las ->• Cartas filosóficas de Voltaire
prohíbe Newton especular sobre lo que dan testimonio de la resonancia que alcan
la experiencia no nos aporta: es el famo zaron las teorías newtonianas al otro lado
so «Hypotheses non fin g o » («N o finjo del canal de la Mancha. N o obstante, esas
hipótesis»); y en segundo lugar, porque teorías tropezaron en Francia con resis
las condiciones iniciales no son mate tencias muy vivas. Los Principios mate
máticamente deducibles. máticos de la filosofía natural habían sido
Lo cual no impide a Newton avanzar un traducidos en 1756 por la marquesa de
juicio acerca de la formación del sistema Chatelet, mas toda la retaguardia de los car
solar: puesto que el azar no podría haber tesianos, capitaneada por Fontenelle, se
presidido la organización del sistema, es movilizó contra la gravitación. Se veía en
preciso admitir un ser inteligente y orde ella un retomo a las fuerzas ocultas de la
nador del mundo. Es él quien ha colocado escolástica y una regresión respecto al meca
al Sol y a los planetas a una distancia tal nicismo puro y duro del cartesianismo. Fue
que la gravedad no los precipita unos sobre preciso el ardor de un Maupertuis y de un
otros. Es también él quien, por interven Voltaire para imponer la atracción univer
ciones periódicas, mantiene la estabilidad sal contra los torbellinos de Descartes.
del sistema, impidiendo que las pequeñas Esta obra ejerció una influencia inmen
perturbaciones inducidas por las trayecto sa sobre todo el pensamiento de las Luces.
rias de los planetas acaben por romper su El rigor y la potencia de la teoría que en
equilibrio (esta idea de un Dios creador que ella se exponía sedujeron a todos los espí
interviene en su creación para corregir sus ritus, puesto que los garantizaban en sus
imperfecciones escandalizará a Leibniz). refutaciones de los sistemas obsoletos de
La física newtoniana desemboca pues la metafísica. «Hypotheses non fingo»:
en una teología natural, que funda el deís se deseaba adoptar la prudencia plena
mo. Este aspecto, que fue especialmente mente experimental de Newton. Se bus
tratado en el «Escolio general», conocería caba incluso en la atracción universal un
una gran fortuna, puesto que sería el ger principio de inteligibilidad universal, apli
men del deísmo característico del Siglo de cable fuera del dominio físico (por ejem
las Luces. Así, Voltaire fundará su religión plo con Hume, en la psicología). Al mis
natural en la teleología newtoniana («El uni mo tiempo, los Prin cipia de Newton
verso me turba, y no puedo concebir/ Que ofrecían una garantía científica indiscuti
este reloj exista sin que haya relojero»). ble a la religión natural y al deísmo, que
Sin embargo, una corriente filosófica el cartesianismo había acabado por hacer
y científica post-newtoniana se negará a lo estremecer. Pero paralelamente, los
seguir al maestro en esta dirección, y bus ateos se acomodaron perfectamente a la
cará por el contrario dar cuenta por nueva física, de la que sacaron conclu
medios naturales de todos los efectos cons siones distintas: si la materia dejaba entre
PROBLEMA DE DIOS (EL) 5 10
ver nuevas propiedades (la atracción), ¿por restringido aunque de alcance no menos
qué no suponer que también posee otras universal.
(la sensibilidad, o sea el pensamiento)? Testimonio de la primera categoría es,
Cualquiera que sea el caso, lo cierto es por ejemplo, el notable artículo sobre la
que los P rin cip ios matemáticos de la naturaleza del signo lingüístico, en el cual
filosofía natural han inaugurado una épo redefine Benveniste lo arbitrario del sig
ca en la cual apenas si ha sido posible no no saussuriano (II, 4, 49); sobresalen en
declararse newtoniano. la segunda categoría los análisis relati
vos a la impronta del hombre en el len
Edición: Principios matemáticos de la filo guaje, que el autor define como deixis, o
sofía natural (tr. A. Escohotado), Tecnos, 1987.
Estudios: D. Millar, Diccionario básico de conjunto de marcas que inscriben al enun
científicos (tr. E. Lucena), Tecnos, 1994; A. ciado en una situación particular (gra
Koyré, -*■ Études newtoniennes, col. cias a las categorías de la persona, los
«Bibliothéque des Idées», Gallimard, 1968; pronombres y los tiempos verbales).
B. Cohén, Revolución newtoniana (tr. C.
Nuevamente, al estudiar la puesta en
Solís), Alianza, 1983.
funcionamiento de la lengua por un acto
individual de utilización, Benveniste se
afirma com o el crítico heredero de un
PROBLEMA DE DIO S (EL), L e problé- Saussure que no se preocupaba más que
me de Dieu, 1 92 9. de la palabra. Alineándose así con los tra
É d o u a r d L e R o y , 1 8 7 0 -1 9 5 4 . bajos de Jakobson sobre las señales modi
ficadoras (shifters: signos cuyo sentido
En este texto, piensa Le Roy que es varía según la situación), formula distin
imposible esperar la captación de Dios ciones fundamentales para la lingüística
mediante un razonamiento abstracto. Según actual de la enunciación: persona y no-
el autor, es preciso partir de la fe en Dios, persona, discurso e historia, por ejemplo.
que reside en la acción, en el pensamien La actualidad y alcance del pensamiento
to, en la vida. Así puede ser resuelta la apa de Benveniste se deben sin duda al hecho
rente contradicción entre la filosofía y la fe. de haber sido uno de los primeros en pro
Esta obra debe ser relacionada con un poner una teoría de la enunciación.
primer ensayo: ¿Qué es un dogma?
(1907); su conclusión vuelve a encontrarse Edición: Problemas de lingüística general,
igualmente en la Introducción al estudio Siglo XXI, 1971.
del problem a religioso, publicada pos Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
teriormente en 1 9 4 4.
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 65-69; Emi
te Benveniste aujourd’hui. Actes du colloque
Edición: Le probléme de Dieu, L ’Artisan intemational du CNRS (Tours, 1983), 2 vols.,
du Livre, 1929. Ed. Peeters, 1984.
Estudio: D. Parodi, La Philosophie con-
temporaine en France, Alean, 1919.
PROCEDIMIENTO, A LC A N C E Y LÍ
PROBLEMAS DE LINGÜÍSTICA GE MITES DEL ENTENDIMIENTO HUMA
NERAL, Problémes de linguistique géné- NO , Procedure, Extent and Lim its o f
rale, 1966 y 1974. Human Understanding, 1 728.
ÉM1LE B enven iste , 1902-1976. P eter B ro w n e , hacia 1 66 4 -1 7 3 5 .
Colección de artículos aparecidos entre
1939 y 1974. Nombrado doctor en teología en 1699,
Browne es el jefe de filas de una corrien
En esta colección alteran los ensayos te de la filosofía irlandesa del siglo xviii:
generales sobre el lenguaje y la comuni el representacionalismo teológico. El Pro
cación con los análisis cuyo objeto es más cedim iento es la más conocida de sus
5 11 PROLEGÓMENOS
obras pues es también una de las más cla que coexisten. Toda experiencia compor
ras: Browne enuncia en ella nuestra inca ta una disposición de esas series que se
pacidad de comprender las nociones divi reencuentran y forman un punto de vista
nas y, en consecuencia, la naturaleza particular del mundo. Todas las «series armó
ininteligible de Dios, nicas» están determinadas desde toda la
En efecto, puesto que todas nuestras eternidad, mas ello no impide al hombre
ideas no tienen más que un solo y único ser libre: él no las conoce, y puede actuar
origen — los sentidos— , las nociones pro siempre según su libre arbitrio. Puede por
piamente espirituales nos son totalmente tanto pecar si no hace buen uso de su razón
inaccesibles. Browne, al contrario que Loc en sus actos, si no sabe reconocer su lugar
ke, no reconocía a la facultad mental de en el mundo. Siendo esto así, el mal no
la reflexión ningún papel en la adquisición es cometido por Dios, sino por el hombre
del conocimiento. que se niega a ver «la República universal».
Berkeley, que tendrá ocasión de cono Y a la inversa, el que contempla la armo
cer a Browne a lo largo de sus estudios, nía se regocija en Dios y lo ama. Dios es
consagrará sus propios trabajos a meditar un ser justo, que ni quiere ni no quiere el
y luego a refutar las tesis brownianas sobre mal: quererlo, sería amarlo (entonces Dios
la naturaleza del conocimiento humano. sería injusto); no quererlo, sería sufrir por
su existencia (entonces Dios no sería todo
Ediciones: Procedure, Extent and Limits poderoso). Así pues, Dios permite los peca
o f Human Understanding, Londres, 1728;
reed. 1729 y 1737. Un ejemplar de cada dos, necesarios para «la Armonía del Todo».
edición se encuentra en la Biblioteca nacio Como muchos escritos de Leibniz (con
nal de París. cretamente el -> Discurso sobre metafí
Estudio: P. Grenet, L ’Analogie des noms sica), este diálogo está destinado a Amauld,
diuins dans la pensée irlandaise du début el discípulo de Descartes. Es el primer tex
du XVIIIe siécle, tesis de Letras, 1949.
to en donde, al definir cada término (nece
sario, contingente, posible, amar, per
mitir, armonía, justo...), Leibniz expone
su teoría del mejor de los mundos posibles.
PROFESIÓ N DE FE DEL FILÓ SO FO ,
Pero su sistema no está con esto acabado:
Confessio philosophi, 1673.
le falta la noción de sustancia individual,
G ottfried W ilhelm L e b n iz , 1646-1716.
a la que más tarde denominará «mónada»
(véase > La Monadología). Pero ya este
Reconstruyendo una discusión imagi
diálogo señala la ambigüedad constante en
naria entre un filósofo y un teólogo, Leib
sus obras: la exposición es tanto filosófi
niz se interroga sobre la bondad divina. ¿Es
ca como teológica; la razón es siempre
justo Dios? Pero Él es responsable del mal.
sometida a la fe.
¿Es injusto? Pero Él desea la felicidad de
todo. Es preciso repensar el universo para
Edición: La profesión de fe del filósofo (tr.
comprender esta aparente paradoja. Dios F. Samaranch), Aguilar, 1966.
es armonía universal, y esta armonía se Estudio: Y. Bélaval, Leibniz, initiation á sa
manifiesta en la diversidad del mundo. Esta philosophie, Vrin, 1962.
pluralidad es igualmente manifiesta en el
hombre, capaz de una dosis mayor o menor
de bien. La armonía provoca la discordan
cia, fuente del mal; las ideas eternas del PR O LE G Ó M E N O S, al-Muqaddimah,
entendimiento divino inducen el pecado en 1377.
la existencia. Es preciso imaginar esta crea IbnJaldún, 1332-1406.
ción armónica como multiplicación infini Fresco histórico.
ta de series de acontecimientos. Así, el alma
y el cuerpo de un hombre son dos series Mientras que el proyecto general de
paralelas completamente separadas pero las mil páginas del Kitáb al-Ibar («Libro
PROLEGÓMENOS A TODA METAFÍSICA FUTURA QUE PUEDA PRESENTARSE COMO CIENCIA 512
físicas V), Leibniz retoman el argumen del orden de un saber transmisible. De opi
to. Gaunilo, Tomás de Aquino, Kant (-► niones diferentes, uno y otro van a inten
Crítica de la razón pura: «D e la im po tar a su vez definir lo que es la virtud.
sibilidad de una prueba ontológica de Para responder a Sócrates, Protágoras
la existencia de D ios») lo refutan. relata una fábula sobre la creación de los
hombres por los Dioses. En este mito, aun
Edición: Proslogio, acompañado del «Escri que todas las criaturas están provistas de
to en favor de un insensato» y de la «Apolo las cualidades necesarias para su supervi
gía» de San Anselmo contra Gaunilo, en ver
sión bilingüe de J. Alameda en Obras
vencia, el hombre está desnudo, olvidado
completas de San Anselmo, Ed. Católica por Epimeteo; su hermano Prometeo le
(B.A.C.), 1942, vol. I, pp. 351-437. roba entonces a otros Dioses «el conoci
Estudio: A. Koyré, L ’Idée de Dieu dans la miento de las artes con el fuego», para que
philosophie de saint Anselme, Vrin, 1984. el hombre pueda protegerse, y Zeus le da
los medios para organizarse: la ciencia
política. Por tanto, «la justicia, la templanza,
la santidad y, para expresar en una sola
PR O TÁ G O R A S, o los Sofistas. Ilpco- palabra una cosa única, la virtud» están
Tayópaq, r¡ Xoqncraxí, o hacia 388 a.C. igualmente repartidas entre todos, y cada
P l a t ó n , 428/427-348/347 a.C. uno debe aplicarse a «hacer avanzar la vir
Diálogo. tud». Tal es el papel que se atribuye pre
cisamente Protágoras. Pero Sócrates, a la
Figurando entre las obras mayores de vez que alaba el verbo del sofista, insiste
Platón, el Protágoras presenta tal varie en la cuestión inicial. Comienza entonces
dad de estilos (diálogo, exposición, mito, el verdadero diálogo socrático (y ya no un
comentario) y de personajes (Sócrates, un simple monólogo), en el que Sócrates inte
amigo suyo, Hipócrates, Alcibíades, Cri- rroga a Protágoras sobre su concepción
tias, Calias, Pródico, Hipias y Protágoras), de la virtud: ¿es una o múltiple? ¿En qué
que confiere a este texto una riqueza extre sentido la justicia, la templanza y las otras
ma, tanto de contenido como de forma. cualidades de las que el hombre debe dar
Esta diversidad vuelve a encontrarse en su testimonio pertenecen a la virtud? Para
puesta en escena, muy teatral, puesto que Protágoras, estas cualidades son seme
los tres actos están separados por tres jantes a las partes del cuerpo, en donde
momentos diferentes: Sócrates, al comien cada miembro es diferente del otro, mas
zo del diálogo, relata a un amigo su encuen todos forman una unidad. Sócrates recha
tro con «el más grande sabio de los hom za esta posición, porque lo que él busca
bres de esa época», el sofista Protágoras es la esencia de la virtud única, y no la
(primer tiempo); Hipócrates había venido suma de sus cualidades.
a verlo al alba (segundo tiempo) para que Después de esta primera aporía, y al
lo presentase al sofista a fin de convertir estimar Sócrates que Protágoras actúa de
se en su discípulo. Mas la ciencia que ense mala fe al rehusar responder a sus cues
ña Protágoras, el arte de hablar, ¿es bue tiones, manifiesta su deseo de marcharse.
na o mala para el alma? El grupo se traslada Convencido por el auditorio para que se
a la casa de Calias, el anfitrión de los sofis quede, le pide a Protágoras que respon
tas, donde Sócrates y Protágoras mantie da concisa y claramente a sus preguntas.
nen la discusión sobre la cuestión esen Mas para dar ejemplo, Sócrates respon
cial del diálogo: ¿puede la virtud ser derá primeramente a las cuestiones del
enseñada (tercer tiempo)? En efecto, Pro sofista. Este le interroga sobre un poema
tágoras sostiene que él enseña a devenir de Simónides en donde el autor parece
mejor y que una vez adquirida esta ciencia contradecirse, puesto que afirma al mis
— el arte de la prudencia— el discípulo pue mo tiempo que es difícil devenir virtuoso
de gobernar tanto su casa como la ciudad. y que, por otra parte, Pitaco se equivoca
Mas, para Sócrates, la virtud política no es al decir que «es difícil ser un hombre de
PROTRÉPTICO 516
bien». Para Sócrates no hay ahí más que tras que su filosofía está principalmente
una paradoja aparente. En efecto, d eve orientada a combatirlos.
n ir virtuoso requiere un esfuerzo perm a
nente, porque nadie puede, ni siquiera el Edición: Protágoras (tr. J. Calonge, E. Lle-
dó, C. García Gual), en D iá log os I, Gre
sabio, abstenerse de cometer actos irra
dos, 3.a reimpr., 1990.
zonables e injustos. Por tanto, ser virtuo Estudio: F. Chatelet, E l p en sa m iento de
so y permanecerlo siempre no es «difícil», P la tón , Labor, 1968.
sino absolutamente imposible. Sócrates
comprende la posición de Simónides como
la tentativa de encontrar un «justo medio». P R O T R E P T IC O , npoTpCTmKÚc. o hacia
Finalmente, Sócrates reanuda sus pre
353 a.C.
guntas sobre las diferentes partes de la vir A r is t ó t e le s , 384-322 a.C.
tud y, al paso que muestra a Protágoras
que comete errores de juicio sobre la for
Aristóteles redactó este tratado para ani
taleza o el placer, expone su propia con
mar a los atenienses ilustrados a cultivar la
cepción de la ciencia. Para él, la virtud ver
filosofía: se trata por tanto de un elogio de
dadera se encuentra en la «ciencia de la
la vida filosófica. Este escrito pertenece a
medida» (que permite distinguir el bien del
la fase idealista de Aristóteles: discípulo
mal), y «cuando se peca, se peca por fal
todavía de Platón, expone aquí una moral
ta de ciencia». Pero entonces, si la virtud
acorde con la teoría platónica de las Ide
es una ciencia, puede ser enseñada (bajo
as y la creencia en la inmortalidad del alma
la forma de una enseñanza general y no
(creencia emparentada a su vez con esas
de un arte, com o sostenía Protágoras).
Ideas). Este es el más antiguo de los trata
Sócrates ha demostrado lo que quería pro
dos de moral de Aristóteles.
bar Protágoras, mientras que sus posicio
nes eran originalmente contrarias. Edición: Recherches sur le p re m ie r A n s
D e este modo, el diálogo termina con ióte: Eu dém e, D e la p h ilo s o p h ie , P ro-
una nueva aporía en la que ni Sócrates treptique (textos reunidos y traducidos por
ni Protágoras han podido mantener sus B. Dumoulin), Vrin, 1981.
Estudio: R.-A. Gauthier, La M o ra le
tesis de partida. Pese a ello, el texto abor
d ’A ristote, P.U.F., 1973.
da las cuestiones esenciales del pensa
miento platónico a través de las nocio
nes de bien, de virtud, de ciencia, de
política y de retórica. En efecto, si los diá P R O T R É P T I C O , Aó70c TrpoipEJiTiKó
logos de Platón que preceden a éste, ->■ g Ttpót; t o ík ; 'EXXr|vaq,
L a q u é s y -*• L is is , no aportaban res C lem ente de A le ja n d ría , hacia 140-hacia
puestas a los problem as planteados (el 220.
uno sobre el valor, el otro sobre la amis
tad), P rotá g ora s es en cambio el más ela Este tratado de exhortación, que forma
borado — y el último— de los diálogos de parte de una gran obra apologética, está des
juventud de Platón. En este sentido, es tinado a demostrar la falsedad de las leyen
el heraldo de los grandes textos que serán das y los mitos griegos. Atacando a los mis
-> G o rg ia s sobre la retórica, > M e n ó n terios y a los dioses, insiste en la importancia
sobre la virtud, y L a R e p ú b lica sobre y la superioridad de la filosofía cristiana, úni
la justicia, obras en las cuales el sistema ca capaz de aportar la paz verdadera.
platónico se abre cam ino a través del
cuestionamiento socrático. Pero lo ver Edición: P ro tré p tic o (tr. M.a C. Isart), Gre
daderamente notable en este diálogo es dos, 1994.
que al pasar revista a su época, Platón Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
Media (tr. A. Pacios y S. Caballero), pp. 45-
rinde un claro homenaje (pese a ser iró
52, 57, Gredos, 1995; Cl. Mondésert, intro
nico a veces) a los sofistas (Hipias, Pro- ducción a la edición francesa (P ro tre p tiq u e ,
dicos) y a su maestro Protágoras, mien Le Cerf, 1980).
517 PROYECTO DE PAZ PERPETUA
zas entre Estados y el arbitraje de una asam el espíritu de Hegel, estos textos no son
blea (el «Senado europeo») deberían ser exclusivamente escritos sobre la religión
capaces de prevenir los conflictos y de ase o sobre la filosofía de la religión; son tam
gurar la «felicidad pública». El abate de Saint- bién textos de lógica que tratan sobre la
Pierre es en efecto un humanista, cuyo fin cuestión de la demostración.
último es la felicidad de los hombres. Las dos primeras conferencias, titula
La obra disfrutó en su tiempo de una das «Fe y conocimiento», se centran esen
celebridad que contrasta con el olvido en cialmente en el examen de la posibilidad
que ha caído hoy en día. El abate de Saint- racional de una prueba de tipo lógico apli
Pierre gozó, junto con muchos otros, del cada a un problema como el de la exis
ambiguo privilegio de haber suscitado la tencia de Dios. Las dos conferencias
crítica de los más grandes nombres de la siguientes tocan la cuestión de la fe y del
filosofía, sin los cuales estaría completa valor del sentimiento que ésta produce
mente olvidado. Rousseau escribió un desde el punto de vista del saber. La quin
Extracto y un Juicio del proyecto de paz ta conferencia pone el acento sobre la
perpetua. Johann Gottfried Herder lo cri posibilidad de un conocimiento real de
ticó en sus Cartas para el progreso de la Dios, mientras que la sexta muestra cómo
humanidad (1793-1797). Kant, final la existencia de Dios es demostrada por
mente, se inspiró en él para la obra que pruebas metafísicas y no históricas.
lleva el mismo título, aunque, menos ambi A partir de la séptima conferencia, «El
ciosa, no se orienta hacia la felicidad total concepto especulativo», es cuando Hegel
y definitiva de la humanidad. En un tiem hace intervenir en su exposición los prin
po en que nuestros gobernantes buscan la cipales conceptos extraídos de su propia
vía de un «nuevo orden mondial» (es decir, lógica, aplicándolos al examen de las prue
el camino que permita salir del desorden), bas tradicionales de la existencia de Dios.
el Proyecto de paz perpetua es sin duda El objetivo general de Hegel a través de
merecedor de una nueva lectura. las conferencias que siguen es el de mani
festar el movimiento del pensamiento por
Edición: Projet de paix perpétuelíe, col. el cual el espíritu se eleva a Dios, movi
«Les Classiques de la politique», Garnier, miento del que subraya su carácter dia
1981.
Estudio: S. Goyard-Fabre, presentación del léctico. Hegel afirma finalmente, en la últi
texto en la edición citada. ma conferencia, la superioridad de su
sistema respecto a los sistemas filosóficos
panteístas o «de la sustancialidad», y con
cretamente respecto al de Spinoza.
PR UE B A S DE LA EXISTENCIA DE
DIO S (LAS), Vorlesungen über die Edición: Las pruebas de la existencia de
Dios (tr. A. Garzón del Camino), México,
Beweise vom Dasein Gottes, 1840.
Alameda, 1955.
G eorg W ilhelm F ríedrich H egel , 1770- Estudio: G. Fessard, Hegel, le christianis-
1831. me et l’histoire, P.U.F., 1990.
P S IC O LO G ÍA DE L A S M ASA S, Psy-
PSIC O LO G ÍA DE L A INTELIGENCIA chologie des foules, 1895.
(LA), La psychologie de l ’intelligence, G u s ta v e L e B o n , 1841-1931.
1947.
J e a n P ia g e t , 1896-1980. Partidario de un deterninismo bioló
gico y psicológico, hostil al individualis
Este libro, que retoma lo esencial de mo racionalista, Le Bon considera a las
un curso impartido en el Collége de Fran- colectividades humanas como conjuntos
ce en 1942, constituye la síntesis de las históricos, biológicos y raciales que tie
investigaciones de Piaget sobre la inteli nen un «alma». El autor intenta así expli
gencia. car los fenómenos sociales a partir de
Definida en sentido muy amplio como mecanismos psicológicos.
la aptitud para construir estructuras móvi La multitud, superior a la suma de los
les y reversibles, la inteligencia no es para individuos que la componen y que no tie
el autor más que un término genérico nen en sí mismos ningún valor, consti
que designa los diversos «agrupamien- tuye una unidad mental con una domi
tos» de operaciones lógicas de que el nante emotiva. Está esencialmente guiada
hombre es capaz, desde la simple per por un inconsciente colectivo — el alma
cepción de un objeto (que es ya cons de las masas— , que determina la raza
trucción) al cálculo proporcional, pasan concebida como la acumulación heredi
do por las operaciones de clasificación, taria de características semejantes. Domi
de pertenencia, de sustitución, de abs nada por el inconsciente y no por la
PSICOLOGÍA DE LOS SENTIMIENTOS (LA) 522
da» habría merecido sin duda la aproba Edición: Psychology from the standpoint
ción de Reich. o f a behaviorist, 3.a ed., Lippincott, Fila-
delfia, 1919, 3.aed. 1929.
De todos los libros escritos por Wil-
Estudios: W. S. Sahakian, Historia y siste
helm Reich, La psicología de masas del mas de la psicología (tr. A. Sánchez), Tec
fascismo es hoy sin duda la más viva. Ha nos, 1987; M. H. Marx y W. A. Hillix, Sis
inspirado numerosos análisis y ha influi temas y teorías psicológicos contemporáneos
do en la práctica de movimientos de con (tr. J. Colapinto), cap. W , Buenos Aires, Pai-
dós, 1972.
testación y de lucha contra el fascismo.
La noción surgida en el sesenta y ocho
de «fascismo cotidiano», por ejemplo, ha
salido directamente de ella.
PSICOLOGÍA DESDE EL PU N TO DE
Edición: Psicología de masas del fascismo V ISTA EMPÍRICO, Psychologie vom
(tr. R. Bein), Bruguera, 1980. empirischen Standpunkt, 1874.
Estudio: C. Sinelnikoff, L ’Oeuure de Wil- F r a n z B r e n t a n o , 1838-1917.
helm Reich, Maspero, 1970.
Como anuncia el título, es ciertamen
te un punto de vista empírico el que adop
ta aquí Brentano. La psicología, defini
PSICOLOGÍA DESDE EL PU N T O DE da primeramente como ciencia del alma,
V ISTA DE U N CO NDUCTISTA, Psy y después como ciencia de los fenóme
chology from the Standpoint o f a Beha- nos psíquicos, reposa sobre la experien
viorist, 1919. cia, con el mismo derecho que las cien
J o h n B ro a d u s W a t s o n , 1878-1958. cias de la naturaleza. Mas la determinación
inductiva de las propiedades más gene
Queriendo hacer de la psicología una rales no presupone el conocimiento de
«rama puramente experimental de las los casos particulares.
ciencias naturales», John B. Watson res
tringe su estudio a las relaciones entre Edición: Psicología, Revista de Occidente,
1935.
los acontecimientos del entorno (los estí Estudio: L. Gilson, La psychologie des-
mulos) y el comportamiento de los ani criptiue selon Franz Brentano, Vrin, 1955.
males y de los hombres (sus reacciones,
sus respuestas a los estímulos). El autor
sistematiza aquí el punto de vista hecho
público en su obra de 1914, E l co m PSICOLOGÍA Y ALQUIM IA, Psycho-
portamiento: una introducción a la psi logie und Alchem ie, 1944.
cología comparada. C a r l G u s t a v J u n g , 1875-1961.
El examen se centra en las acciones
observables en los organismos. El orga Esta obra retoma el texto, ampliamente
nismo «responde» a las solicitaciones de corregido y aumentado por su autor, de
los estímulos ambientales. Mientras que dos conferencias pronunciadas en 1935-
la ciencia de la conciencia no era accesi 1936. El paralelo que Jung establece aquí
ble más que por el método introspectivo, entre la psicología y la alquimia nace de
la psicología del comportamiento es una la confrontación entre su experiencia clí
ciencia que dispone de un método obje nica del psicoanálisis y el estudio amplio
tivo aplicable a datos que son accesibles y minucioso de los símbolos y prácticas
a muchos observadores. que los alquimistas habían utilizado. Así,
Watson ha sido la figura dominante del el autor se aplica a mostrar que el hom
conductismo clásico. A partir de 1930 bre se ha servido de la alquimia no sólo
comienza el neoconductismo con Clark para afrontar los enigmas de la materia,
L. Hull, que privilegia la teoría de un com sino también los enigmas — más acu
portamiento de adaptación. ciantes— de su propio espíritu.
PSICOPATOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA 524
Edición: Psicología y alquimia (tr. A. Sabri- son objeto de un examen crítico severo,
do), Plaza,y Janés, 1989. al igual que las técnicas de exploración.
Estudio: E. Perrot, La Voie de la transfor- Así, no hay en Jaspers rastro de induc
mation d ’áprés Cari Gustav Jung et l ’al-
chimie, La Fontaine de Pierre, 1980. ción arbitraria de lo particular a lo gene
ral; y del estudio de un caso específico no
concluye la realidad necesaria de una ley
universal. En efecto, el autor subraya aquí
P S IC O P A T O L O G ÍA DE L A V ID A el carácter irreductible de todo ser huma
COTIDIANA, Zur Psychopathologie des no, aunque sea un enfermo, y su condi
Alltagslebens, 1901. ción fundamentalmente inabarcable.
S ig m u n d F reu d , 1856-1939. Así supo aliar el autor la prioridad de
la razón en la investigación médica con
En este ensayo muestra Freud que los una concepción profundamente respe
actos fallidos, los lapsus, no son simple tuosa del hombre y de su misterio. Jas
mente el resultado de un funcionamiento pers ha sabido ganarse sin duda un lugar
defectuoso del mecanismo psíquico, sino entre los filósofos en virtud de la irrecu
que son actos psíquicos completos cuyo sable objetividad de su reflexión. Un día,
en el seno de un círculo médico, pronun
estudio puede tener una dimensión pro
ció estas palabras: «Los psicólogos deben
funda. El autor interpreta en efecto los actos
aprender a pensar».
fallidos como compromisos resultantes de
la concurrencia de dos tendencias o inten Edición: Psicopatología general (tr. de la
ciones, una manifiesta y otra latente. A tra 5.s ed. alem. por R. O. Saubidet y D. A. San-
vés del acto fallido, el individuo resuelve tillán), Buenos Aires, Beta, 1971.
ese conflicto expresando bajo un aspecto Estudio: M. Dufrenne y P. Ricoeur, Karl
deformado la tendencia latente. Jaspers et la philosophie de l’existence, Le
Seuil, 1947.
Edición: Psicopatología de la vida cotidiana
(tr. L. López-Ballesteros), en Obras com
pletas, t. III, Biblioteca Nueva, 1969.
Estudio: P.-L. Asson, Le Freudisme, col. PSIQ U IAT R ÍA Y A N TIPSIQ U IATR ÍA,
«Que sais-je?», P.U.F., 1990. Psychiatry and Anti-Psychiatry, 1967.
D a v id G r a h a m C o o p e r , 1931-1986.
[5 2 7 ]
¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA? 528
Edición: Qu’est-ce que la phénomenolo- túa son aleatorios y no son fruto de la sim
gie? (tr. E. Abrams), col., «Krisis», Éd. Jéró- ple voluntad de su autor. Al igual que un
me Millón, 1988. automovilista no está nunca seguro de lle
Estudio: Jean Patocka, especial de Etu-
des phénoménologiques, n.° 1, Ousia, gar siempre, ni siquiera directamente, a
1985. su destino, así un filósofo no está jamás
seguro, en el juego de los conceptos, de
no ser juguete de ellos y verse conducido
por caminos que no había sospechado.
¿QUÉ ES L A FILOSOFÍA?, Q u ’est-ce He aquí la razón de que la filosofía no sea
que la philosophie?, 1991. una autopista rectilínea enteramente orien
G illes D eleuze , 1925-1995, y P ierre Fé tada hacia el progreso y de que tan a
lix G u a t t a r i , 1930-1992. menudo se asemeje a un intrincado veri
cueto: «[...] la filosofía está en estado de
La tesis inicial de esta obra es la ree digresión o digresividad perpetua.»
laboración de una tesis ya largamente sos A partir de aquí, se trata de pensar la
tenida por Giles Deleuze: la filosofía es escena sobre la cual los conceptos, eri
producción y creación de conceptos. Cada gidos por los autores en «personajes con
filósofo crea un concepto y a veces varios ceptuales», van a jugar y a ser manipula
que se articulan entre sí según modali dos; la figura del personaje conceptual es
dades que este libro pretende explicar. La fecunda y ambigua: todo concepto impor
definición de la filosofía como creación tante es en efecto personificado en la his
de conceptos permite a los autores dis toria de la filosofía (el cogito cartesiano,
tinguir esta disciplina de las ciencias y el espacio/tiempo kantiano, el esfuerzo
de las artes: «De las frases o de un equi de Maine de Biran, etc.), mas también
valente, la filosofía extrae conceptos [...], hay personajes que son en sí mismos con
mientras que la ciencia extrae aspectos ceptos: Calicles por ejemplo.
[...] y el arte extrae perceptos y afectos.» Esta pieza posee una unidad de lugar
Toda la segunda parte del libro será dedi a la que se llamará «plan de inmanencia»
cada a la determinación de esta distinción para insistir en la ausencia de influencia
filosofía/ciencia/arte a partir de la dis determinante desde el exterior: es de sí
tinción concepto/aspecto/afecto. mismo de donde el filósofo extrae ¡a nece
En la primera parte se estudia la filo sidad de crear nuevos conceptos, y de la
sofía en sí misma, comenzando por el reorganización interna de su propio pen
estudio del concepto, y en particular del samiento de donde obtiene esta sustancia.
cogito cartesiano tomado como modelo Así, la filosofía nació efectivamente en la
conceptual. La invención conceptual de Antigüedad, en Grecia, mas ese cuadro
Descartes — pues todo filósofo inventa al histórico, social y cultural no es más que
menos un concepto tal que conduzca a un preámbulo a la constitución de un plan
pensar de manera diferente al filósofo que de inmanencia, suerte de telón de fondo
lo ha precedido o a los que lo rodean— tejido por esos actores-realizadores que
es el cogito, y todo su sistema de pensa son los filósofos, ante el que se va a repre
miento está desde entonces coloreado por sentar el teatro conceptual. «Para que
ese nuevo concepto. L o que entonces naciera la filosofía, fue necesario un
se trata de pensar es la relación que los encuentro entre el medio griego y el plan
conceptos mantienen entre sí, sea en el de inmanencia del pensamiento.» Por esta
interior de un mismo sistema, sea entre razón, si es preciso elegir entre la historia
diferentes sistemas; y para pensar esta y su razón determinante y la geografía y
figura topológica, los autores han recu su razón contingente, es por esta última
rrido a la metáfora del «puente móvil», que por la que Deleuze y Guattari explican el
puede ser a la vez encrucijada, rodeo, ato nacimiento de la filosofía, lo cual los con
lladero, etc. Hay comunicación intercon duce a edificar una «geofilosofía». El filó
ceptual, mas los modos en que se efec sofo-geógrafo visitará así los territorios de
529 ¿QUÉ ES METAFÍSICA?
[533 ]
RAZÓN DE LOS CASTIGOS Y LAS RECOMPENSAS (LA) 534
ción, de una parte, por la proyección, de Este libro lúcido e innovador está ani
otra. La proyección es lo que el individuo mado de un espíritu vivificante.
pone en el mundo, las ilusiones, las qui
meras del espíritu que coloca sobre el obje Edición: La rebelión de las masas, en Obras
completas, t. IV, Alianza/Revista de Occi
to y que impiden con mucha frecuencia dente, 1983.
la percepción. La proyección vela, modi Estudio: J. Marías, Ortega. Las trayecto
fica, distorsiona la percepción; puede rias, Alianza, 1983, pp. 240-263; A. Guy,
incluso anularla para ocupar su lugar. Estas Ortega y Gasset, Seghers, 1969.
proyecciones son tanto más tenaces cuan
do su origen es el inconsciente.
Otra noción estudiada en este texto es
la del arquetipo, esto es, una estructura RECIPROCIDAD DE LA S C O NCIEN
mental innata. Es una especie de «Gestalt» CIAS (LA). Ensayo sobre la naturale
(forma), una suerte de imagen del instinto. za de la persona, La réciprocité des
Estos arquetipos forman la estructura de consciences. Essai sur la nature de la
base del individuo. Mas el plan arquetípi- personne, 1942.
co del ser no es inmutable. Es un plan vivien M a ur ic e N éd o n celle , 1905-1976.
te, que evoluciona con la edad del sujeto.
La reflexión de Nédoncelle reposa en
Edición: Realidad del alma, Buenos Aires, la ambigua noción de «persona»: a la vez
Losada, 1940. fundamento y presencia. Como funda
Estudio: J. Jacobi, La psicología de C. G. mento, es para el autor garantía de liber
Jung (tr. J. M. Sacristán), Espasa-Calpe, tad; como presencia, significa, en una
1963.
perspectiva personalista, esa presencia
en sí del sujeto que se realiza en la comu
nicación profunda con el otro. Así, la iden
tidad personal se construye en el encuen
R E BE LIÓ N DE L A S M A S A S (L A ), tro y la reciprocidad espiritual con
1930. personas individualizadas y heterogéne
J osé O r te g a y G a s s e t , 1883-1955. as; esta comunión de dos identidades con
duce a la emergencia de una identidad
Hay que esperar al último capítulo de nueva llamada «identidad heterogénea».
esta obra moral y política para ver enun Es en una perspectiva cristiana don
ciada la tesis de su autor: «Europa se ha de Nédoncelle descubre la necesidad de
quedado sin moral». Porque «el hombre- relación de las conciencias, donde el otro,
masa» no quiere someterse a una moral: criatura de Dios, deviene un yo ideal.
no busca más que su placer y olvida todos
sus deberes. Edición: La réciprocité des consciences,
La obra destaca las ventajas consegui Aubier-Montaigne, 1942.
das por la civilización europea, como el Estudio: J. Lacroix, Le Personnalisme com-
me anti-idéologie, P.U.F., 1972.
aumento de las expectativas de vida, pero
que hoy día se encuentran amenazadas.
El peligro mayor sigue siendo el Estado,
hasta cuando, por un sí o un no, inter RECUERDO IN FAN TIL DE LEONAR
vienen las masas de la única manera que D O D A VINC I (UN), Eine Kindheitse-
saben hacerlo: violentamente. Una cues rinnerung des Leonardo da Vinci, 1910.
tión fundamental se plantea al final del S ig m u nd F re u d , 1856-1939.
examen: «¿De qué insuficiencias radicales
adolece la cultura europea?» Y si el mun En las » Cinco lecciones sobre el psi
do no marcha como debería hacerlo, coanálisis (1909), recordaba Freud que
¿quién es el responsable? O dicho de otro la interpretación psicoanalítica se aplica
modo: «¿Quién gobierna el mundo?» también a los sueños, a los actos fallidos,
537 REFLEXIONES SOBRE LAS CAUSAS DE LA LIBERTAD Y DE LA OPRESIÓN SOCIAL
do como mayor en la obra de Weil, es les mantengan la misma actitud mental que
tanto realista como visionario. En él se el sabio ante las ciencias exactas, y que
anuncian también las preocupaciones que renuncien a la idea de que los hechos socia
asaltarán a Simone Weil en los años cua les pueden ser directamente inteligibles
renta: la reflexión sobre Dios y su con para el observador. La célebre proposición
versión del judaismo al catolicismo (-> La que preside esta obra y que dice que hay
gravedad y la gracia, 1947). que «considerar a los hechos sociales como
cosas», no ha sido siempre bien entendida
Edición: Reflexiones sobre las causas de y aún hoy sigue dando lugar a contrasen
la libertad y de la opresión social (tr. C. tidos. Al afirmar que los «hechos sociales»
Revilla), Paidós, 1995.
Estudio: M. Veto, La Métaphysique reli- tienen una existencia objetiva, Durkheim
gieuse de Simone Weil, Vrin, 1971. pretende mostrar que la sociología satis
face el requisito de toda ciencia, en la medi
da en que ella tiene efectivamente un obje
to de estudio propio que ni la biología, ni
REFUTACIONES SO FÍSTICAS. la psicología, ni la historia, y menos aún la
Aristóteles. filosofía, sabrían atender.
Véase ORGANON. Sin embargo la ambigüedad — y la
riqueza— de las Reglas del método socio
lógico no ha desaparecido. En efecto,
Durkheim no se limita a proponer sola
REGLAS DEL M ÉTODO SOCIOLÓGI mente la idea de una determinación del
C O (L A S ), Les regles de la méthode individuo por lo social, como tampoco la
sociologique, 1895. simple concepción de la sociología como
ÉMILE D ur k h e im , 1858-1917. ciencia exacta. La relación individuo/socie
dad está efectivamente incluida de mane
Este libro, cuyo título evoca dos obras ra compleja. Cierto que el individuo no es
de Descartes, describe la especificidad el centro ni la fuente de toda realidad, mas
de la sociología y define el método pro los grupos y las sociedades no están por
pio de esta disciplina. Es un manifiesto ello menos formados de individuos que
destinado a establecer, por vez primera son a la vez portadores y garantes de la
sobre bases seguras y claras, la nueva sociedad; es pues legítimo pensar, con
ciencia. Georges Davy, que «la sociedad puede muy
Lejos de tener acceso al conocimien bien ser exterior a los individuos en un sen
to de sí, el individuo, afirman las Reglas, tido y distinta de ellos, aunque no puede
estaría dado al mundo anterior y exte- existir más que por ellos». Por otra par
riormente a toda experiencia de sí mis te, y en la línea de Auguste Comte, Durk
mo y en estrecha dependencia de la socie heim no concibe a la sociología como una
dad a la cual pertenece. La intención de pura descripción: a imagen de la biolo
Durkheim es realizar así una doble críti gía médica, se le aparece capaz de diag
ca: crítica del innatismo cartesiano y del nosticar la salud y la enfermedad de las
método de introspección al que perma sociedades. La ciencia social puede enton
nece ligada la filosofía del conocimien ces «servir para la dirección de la con
to, y crítica del idealismo moral que fun ducta», lo que equivale a decir que no es
da sus principios en la autonomía del extraña a la moral.
sujeto. Se trata de tomar acta del hecho Durkheim no obtuvo con este libro,
de que la sociedad precede al individuo, cuyas implicaciones filosóficas y episte
que el contrato social es una teoría sin mológicas siguen siendo considerables,
fundamento y que el todo no es reduci- un éxito fácil: no se perdió ocasión de
ble a la suma de sus partes. oponer a las reglas metodológicas aquí
En consecuencia, conviene prescribir a expuestas el espiritualismo que despren
los sociólogos que frente a los hechos socia den algunas de sus otras obras.
539 RELACIONES ENTRE EL YO Y EL INCONSCIENTE (LAS)
Edición: Las reglas del método sociológi pondrán finalmente de manera tal que cono
co (tr. S. González Noriega), Alianza, 1988. ciendo el primer término y la razón de la
Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa
serie, pueda reconstruirse la serie entera;
miento sociológico (tr. A. Leal), vol. II, Bue
nos Aires, Siglo Veinte, 1970, pp. 21-123; tal es el caso para la serie de una progre
S. Lukes, Émile Durkheim. Su vida y su sión aritmética o geométrica que carece de
obra, Centro de Investigaciones Sociológi algunos términos: pueden ser fácilmente
cas, 1984; J.-A. Prades, Durkheim, col. descubiertos gracias a la razón de la serie
«Que sais-je?», P.U.F., 1990. y a partir de los términos conocidos.
Lo que las Regulae buscan extender a
todas las ciencias no es tanto el método
de las matemáticas como su certeza. Pero
R EGLAS P A R A L A DIRECCIÓ N DEL Descartes no encuentra certeza más que
E SP ÍR IT U , R egulae ad direction em en la matemática.
ingenii, 1701.
R ené D esc ar te s , 1596-1650. Edición: Reglas para la dirección del espí
ritu (tr. J. M. Navarro Cordón), Alianza,
Escrito en 1628, este tratado, que que 1995.
Estudio: B. Williams, Descartes: el proyecto
dó sin acabar, no será publicado hasta
de la investigación pura (tr. J. Coll), Cáte
1701; mas, encontrado a la muerte de dra, 1996.
Descartes entre los papeles de Estocol-
mo, fue conocido bien pronto por Leib-
niz, Nicole, Amauld, y recuperado en la
segunda edición de la -+ Lógica de Port R E L A C IO N E S ENTR E EL Y O Y EL
Roy al. INCONSCIENTE (LAS), D ie Beziehun-
Las Regulae están compuestas de una gen zwischen dem Ich und dem Unbe-
exposición general del método cartesia wussten, 1928.
no y de consideraciones muy precisas sobre C a r l G u s t a v J u n g , 1875-1961.
el álgebra y el análisis: al abordarlas, con
viene por tanto plantear el problema de la Este libro se divide en dos partes
relación entre las matemáticas y el méto importantes. La primera lleva por títu
do. Es sabido que Descartes afirma que su lo Los efectos del inconsciente sobre
método es universal, que es aplicable a el con scien te y el segundo La in d ivi
todas las cuestiones, comprendidas las que duación.
surgen de la metafísica. Mas, en este tex En esta obra esencial desarrolla Jung
to, el vínculo del método cartesiano con su teoría del inconsciente colectivo, que
una ciencia particular — la ciencia mate comporta factores impersonales y colec
mática— parece tan extremadamente estre tivos bajo la forma de categorías hereda
cho que cabe preguntarse si este método das y de arquetipos. Por otra parte, Jung
no es más que una simple generalización define la «persona» como fragmento de la
de las matemáticas. Lo que en efecto se psique colectiva cuya realización cuesta
impone en él es la idea de un orden úni a menudo grandes esfuerzos. Este térmi
co, análogo al orden matemático. no latino expresa muy acertadamente lo
Cualquiera que sea el problema a tratar, que debe significar, puesto que original
será preciso reducir las proposiciones oscu mente la «persona» designaba la másca
ras a las proposiciones simples de las que ra que llevaba el comediante e indicaba el
aquéllas están compuestas. Igualmente papel que desempeñaba en escena. Así,
habrá que examinar el enunciado del pro la persona no es más que una máscara,
blema para «enumerar» sus diferentes tér que a la vez disimula una parte de la psi
minos, para separar los conocidos de los que colectiva de la que está constituida, y
desconocidos. A continuación habrá que produce la ilusión de la individualidad; una
poner en orden esos términos y esforzar máscara que hace pensar, a los otros y a
se en descubrir la razón de su serie. Se dis sí misma, que el ser en cuestión es indi
RELACIONES ENTRE LO FÍSICO Y LO MORAL DEL HOMBRE 54 0
vidual, mientras que en el fondo está jugan gos», reanuda la inspiración sensualista
do simplemente un rol a través del cual se de Condillac y le añade una dimensión:
expresan las características y los impera la sensibilidad interna (Condillac no se
tivos de la psique colectiva. preocupó efectivamente más que de las
En la segunda parte, Jung introduce sensaciones venidas del exterior). La Rela
la distinción entre el «anima» y el «ani ciones deducen así de consideraciones
mus». «fisiológicas» el conocimiento de lo «moral»
En la psicología analítica de Jung, el ani del hombre (intelecto, voluntad).
ma designa la parte inconsciente de la per
sonalidad masculina constituida por cuali Edición: Rapports du physique et du moral
de l ’homme, Slaktine, 1980.
dades femeninas. Cuanto más viril es un
Estudio: G. Gusdorf, La conscience révo-
hombre, más femenina es su anima, lo lutionnaire, les ldéologues, Payot, 1978.
que le llevará a mostrarse sensible al sexo
opuesto. Esta bisexualidad psíquica es refle
jo de la bisexualidad de los seres humanos.
Y correlativamente, el animus, en la ter RELATIVIDAD ONTOLÓGICA Y OTROS
minología jungiana, es la personificación ENSAYOS (LA), Ontological Relativity and
de la naturaleza masculina de una parte del other Essays, 1969.
inconsciente de la mujer. El animus se W il l a r d V a n O r m a n Q u in e , nacido en
manifiesta en los sueños y fantasías indi 1908.
viduales bajo la forma del amante ideal.
Cada mujer lleva así en su interior una ima Publicado juntamente con otros impor
gen del hombre, que ella proyecta incons tantes ensayos, como «Naturalización de
cientemente sobre el ser amado. la epistemología» y «Existencia y cuanti-
Hay otro punto desarrrollado por ficación», La relatividad ontológica esta
Jung en esta obra: la personalidad blece que, tomadas absolutamente, las
«mana», dotada de un poderoso poten cuestiones de la ontología no tienen sen
cial oculto — precisamente el mana— , tido. Una teoría se interpreta siempre en
que confiere fuerzas y conocimientos función de otra teoría subyacente. La rela
mágicos. Jung hace evidente el juego tividad de la ontología corre así pareja
dinámico que tiene lugar entre el Y o y con la imposibilidad de escrutar la refe
el inconsciente, a imagen del flujo y reflu rencia.
jo de la vida.
Edición: La relatividad ontológica y otros
Edición: Las relaciones entre el yo y el ensayos (tr. M. Garrido y J. Blasco), Tecnos,
inconsciente (tr. J. Balderrama), Paidós, 1974.
1993. Estudio: P. Gochet, Quine en perspective.
Estudio: J. Jacobi, La psicología de C. G. Essai de philosophíe comparée, Flamma-
Jung, Espasa-Calpe, 1976; F. Fordham, rion, 1978.
Introduction d la psychologie de Jung, Ima-
go, 1979.
Para comprender este libro hay que Edición: La religión dentro de los límites
partir de la definición que Kant propo de la simple razón (tr. F. Martínez Marzoa),
ne de la religión: «el conocim iento de Alianza, 1969.
Estudios: E. Cassirer, Kant: uida y doctri
todos nuestros deberes com o manda na (tr. W. Roces), Fondo de Cultura Eco
mientos divinos». La religión está así nómica, 1993; J.-L. Bruch, La philosophie
explícitamente subordinada a la moral, religieuse de Kant, Aubier-Montaigne, 1968.
y Kant se cuenta entre los adeptos, innu
merables en la época de las Luces, de
una religión natural (razón por la cual no
propone ninguna prueba de la existen RELIGIÓN Y CIENCIA, Religión and
cia de Dios). De hecho, Kant acierta difí science, 1935.
cilmente a conciliar su com prom iso B er tr a n d R us s e ll , 1872-1970.
— al menos verbal— con el luteranismo
y su fidelidad al espíritu de la A ufkla- Para Russell, la ciencia ha estado siem
rung. Porque el deísmo kantiano, muy pre en guerra contra la religión, incluso
orientado hacia la esperanza, no se aco aunque los hombres de ciencia no tomen
moda apenas con las imágenes terrorí directamente parte en este combate.
ficas o pesimistas del dogma: el Dios ven Sobre puntos tan sensibles com o la
gador, el pecado original. Este último es astronomía, la evolución de las especies
reemplazado por la idea de un «mal radi o la medicina, el método científico ha veni
cal», que se desprende de la naturaleza do a poner fin a las supersticiones de
sensible del hombre, naturaleza que lo orden religioso. La difusión de la menta
expone a la tentación de infringir su lidad científica no solamente ha permiti
deber; mas este mal radical no es una do aproximarse siempre más a la verdad,
condenación, pues, por el contrario, esti sino que ha contribuido igualmente a
mula en él la vida moral. A la Iglesia de mejorar las condiciones de vida de los
la revelación, Kant prefiere la comuni hombres. Así, el autor apela al «espíritu
dad de los hombres de buena voluntad. científico» para luchar eficazmente con
Fiel al espíritu de las Luces, Kant niega tra la religión y los diversos fanatismos
a las Iglesias una verdadera autoridad; que engendra.
nadie puede exigir de la razón que se
incline ante algo. Edición: Religión y ciencia (tr. S. Ramos),
La ley moral tiene absoluta primacía Fondo de Cultura Económica, 1956.
Estudio: A. Wood, Bertrand Russell, el
sobre todo. Es por relación a ella como escéptico apasionado (tr. J. García Puente),
las grandes figuras religiosas adquieren su Aguílar, 1967.
valor. Para Kant, por ejemplo, Cristo es
un «profesor de moral»; no era, en último
término, más que un «hombre agradable
a Dios». No es difícil calibrar el alcance RE PE TICIÓ N (LA). Ensayo de exp e
de semejantes fórmulas. Cabría en efec riencia psicológica, Gjentagelsen. Et
to concluir, un poco prematuramente, Fors0g i den experim enterend e Psy-
que la religión no es para Kant más que chologi, 1843.
la «sirviente de la moral»; para ello bas S 0 ren A a b y e K ierkeg a ard , 1813-1855.
taría con considerar que la religión ha per
mitido a la humanidad aprender rápida íntimamente ligada a la ruptura de com
mente lecciones que a la razón le habría promiso de Kierkegaard, esta obra se pre
costado bastante más tiempo en hacér senta más como relato novelado o novela
selas comprender. epistolar que como un estudio conceptual.
El estilo de la obra, pesado a menudo, En ella desarrolla Kierkegaard la noción de
podrá dificultar la marcha de la lectura. «repetición» (Gjentagelsen, que se tradu
Se echa aquí en falta la claridad de los ce también por «recuperación»), entendiendo
bellos períodos latinos de las ►Críticas. por ello el compromiso matrimonial. Pero
REPRODUCCIÓN (LA) 542
fuera de este aspecto autobiográfico, es lar a los hijos de las clases dominadas.
toda una concepción del tiempo y de la El instrumento privilegiado de esta selec
existencia humana lo que Kierkegaard pre ción es el lenguaje, del que disponen muy
tende aquí trazar. desigualmente los niños extraídos de cate
La repetición es «experimental», como gorías sociales diferentes. Para acceder a
lo indica el subtítulo de la obra. Uno vuel las filas de la excelencia, es preciso por
ve a apropiarse lo que ya ha vivido. Pero tanto poseer un «capital lingüístico ren
el alcance de esta experiencia es religioso table»; el mismo que poseen los «here
en Kierkegaard. En efecto, el instante no deros» (véase el libro de Bourdieu y Pas
es ya tomado como un átomo del tiempo seron que lleva este mismo título). El
que se desliza y se desvanece, sino como habitus de los actores sociales del siste
el átomo de una eternidad sin corrupción. ma permite a éste funcionar en contra de
El instante es lo que nos permite instalar las convicciones ideológicas de aquéllos
nos en lo permanente. La repetición no es (los profesores son más bien «de izquier
pues la nostalgia del pasado al que tende da»). La educación escolar se presenta así
rían nuestros deseos, sino, por el contra como una especie de violencia simbóli
rio, un impulso hacia el más allá del tiem ca e institucional. Al mismo tiempo que
po. Conviene discernir en lo que el hombre las desigualdades, la escuela reproduce
hace, dice o piensa aquéllo que lo com también los esquemas ideológicos que las
promete para siempre. La repetición es la justifican.
permanencia eterna de lo que ha sido y lo
que siempre será. Ella nos responsabiliza Edición: La reproduction. É/éments d ’u
ne théorie du systéme d’enseignement, Ed.
ante la comunidad de los hombres y ante de Minuit, 1970.
Dios. Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
Kierkegaard propone una concepción temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
del tiempo original, muy alejada de la de guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 69-74; P.
Kant y sus sucesores, que ha marcado Ansart, Les socio/ogues contemporaines,
Le Seuil, 1990.
profundamente a la corriente existencia-
lista, tanto atea como cristiana.
‘Arabí había expuesto en su Lib ro de las que Trotski califica de «cabriola ideológi
teofanías, un ensayo de juventud que ha ca», lo que provocó la escritura de este
inspirado todo su pensamiento filosófico libro. Trotski reexamina en él sus anti
e iniciado la misión que el autor se había guos textos para responder a todas esas
impuesto: desembarazar a la fe de las falsificaciones y criticas, y para reflexio
contingencias materiales y reconfortar al nar sobre sus propios errores, refirién
creyente en cuanto al amor de Dios. Las dose siempre a la actualidad con la mira
Revelaciones son también un himno al da puesta en Oriente y en la Revolución
amor: amor de Dios por sus criaturas, española.
amor del hombre para con Dios, que lo
ha creado para que reciba e irradie la luz Edición: La revolución permanente (tr. A.
divina, amor universal que sostiene al Nín), Fontamara, 1979.
Estudio: A. Brossat, En los orígenes de la
mundo y permite la expansión individual. revolución permanente, Siglo XXI, 1976.
El libro, concebido como guía espiritual
para los musulmanes, es uno de los flo
rones de la filosofía del Islam en gene
ral y de la mística sufita en particular. REVOLUCIÓN SEXUAL (LA), The Se
Ibn ‘Arabí, contemporáneo de Ave- xual Révolution, 1945.
rroes, está considerado como uno de los W ilh elm R eich , 1897-1957.
maestros espirituales del islam, pese a que
su pensamiento, que desarrolla la para La obra se sitúa en la confluencia del
doja y la contradicción, ha suscitado un marxismo con el psicoanálisis. Es incluso
sinnúmero de polémicas entre los doc el comienzo de esa corriente llamada freu-
tores de la Ley coránica. domarxismo que alcanzará una cierta cele
bridad (con Marcuse en concreto).
Edición: Las iluminaciones de La Meca (tr.
V. Pallejá), Siruela, 1996. Reich, médico comunista, expone las
E studio: M. Chodkiewicz, Le sceau des consecuencias de la «miseria sexual de las
saints: prophétie el sainteté dans la doc masas», en particular en el seno de la
trine d’Ibn ‘Arabí, Gallimard, 1986. juventud. El autoritarismo burgués y la
moral religiosa están en el origen de una
multitud de prohibiciones, de tabús, de
represiones relativas a la sexualidad: pla
R E V O LU C IÓ N PE RM AN E NTE (L A ), cer, masturbación, sexualidad preconyu-
La révolution permanente, 1928-1931. gal de los adolescentes, o sea sexualidad
T r o tsk i (Lev Davídovich Bronstein, lla no procreadora. La interiorización de estos
mado León), 1879-1940. tabús, la disociación entre un amor «res
petable» (bajo sus formas nobles, ideali
Los puntos esenciales de la tesis de esta zadas, platónicas) y una sexualidad pura
obra fueron formulados por Trotski, tras mente corporal, desembocan en una
sus lecturas de Marx, antes de 1905 y frustración masiva de consecuencias desas
se convirtieron rápidamente en origen de trosas. En el primer rango de esas con
las divergencias entre los bolcheviques y secuencias se encuentran los problemas
los mencheviques. La «revolución per de la sexualidad y del orgasmo, a los que
manente» designa una revolución que es siguen diversas formas de desviación de
democrática antes de devenir socialista la sexualidad (pornografía, violación real
y que, por su internacionalismo, se opo o imaginada, prostitución...).
ne al socialismo nacional, que permane Estas frustraciones sexuales proyec
ce aislado. Atacado a menudo por Sta- tan también sus efectos en el plano social:
lin y Lenin en sus escritos, Trotski se sintió afianzamiento y generalización del senti
escandalizado por la falsificación de sus miento de culpabilidad, miedo a la liber
ideas y de la historia en general. Pero fue tad, inclinación a la resignación — efectos
más específicamente una obra de Radek, explotados por todos los poderes repre
549 RITOS Y LA CONDICIÓN HUMANA (LOS)
sivos— . Al mismo tiempo que el espíritu RISA (LA). Ensayo sobre la significa
de libertad es recortado, se desarrolla la ción de lo cómico, Le rire. Essai sur
mentalidad retraída del «pequeño hombre» la signification du comique, 1900.
descrita en otro lugar por Reich (Escucha, H enri B e r g s o n , 1859-1941.
pequeño hombre): mentalidad violenta de
aquél que intenta resolver sus contradic Bergson emprende aquí la tarea de deter
ciones psíquicas en la acción y el culto al minar los «procedimientos de fabricación
jefe (véase igualmente -»■ La psicología de de lo cómico». La noción central es la de
masas del fascismo). automatismo: es cómico aquello que hace
Reich ve en la revolución comunista la referencia a un proceso mecánico. Por otra
condición necesaria de la liberación sexual. parte, la risa crea una situación de com
Pero al mismo tiempo subraya que esta plicidad, lo que la convierte en un gesto
última es indispensable para el triunfo de social: permite reconducir a la realidad, por
la primera. Porque si no se favorece la medio de la ironía, a aquellos que se olvi
expansión de la sexualidad y de los carac dan en sus costumbres, en su orgullo.
teres más sanos, las estructuras psíquicas Existe lo cómico de situación (auto
del retraimiento conducirán ineludible matismo), lo cómico de las palabras, don
mente al autoritarismo. Esto fue lo que de una idea sugiere un sentimiento, y lo
condujo a Reich a aprobar y sostener las cómico del carácter, que se observa en
medidas progresistas de la incipiente revo los personajes de comedia.
lución soviética en materia de sexualidad, Libro de análisis conceptual, este estu
de familia y de costumbres. dio goza también de autoridad en el domi
nio literario.
Edición: La revolución sexual, Planeta-
Agostini, 1985. Edición: La risa, Espasa-Calpe, 1986.
Estudio: C. Sinelnikoff, L ’oeuvre de Wil- Estudio: G. Deleuze, El bergsonismo, Cáte
helm Reich, Maspero, 1970. dra, 1987.
[5 5 1 ]
SAGRADO Y LO PROFANO (LO) 552
La «sagrada Familia» que contempla este po cíclico marcado por las fiestas y los
panfleto designa al joven hegeliano Bru ritos.
no Bauer y sus correligionarios. Marx Aunque lo sagrado y lo profano cons
denuncia su crítica idealista y espiritualis tituyen dos modos de ser-en-el-mundo
ta de la política, que es resultado según inconciliables, Eliade observa que el hom
él de una abstracción filosófica nefasta bre no religioso de las sociedades moder
para la práctica revolucionaria. nas sigue comportándose de manera reli
Aunque los adversarios que Marx refu giosa. En las fiestas que acompañan a la
ta aquí no hayan marcado la historia de entrada del nuevo año, en el matrimonio
las ideas, La Sagrada Familia contiene o el nacimiento de un niño, en sus tabú
las premisas del materialismo histórico es y supersticiones, en los escenarios ini-
marxista. ciáticos que marcan la entrada en la escue
la o en el ejército, la mayoría de los
Edición: La sagrada familia. La situación hombres «sin religión» perpetúan incons
de la clase obrera en Inglaterra (tr. P. Sea-
cientemente y bajo una forma degradada
ron y otros), Crítica, 1978.
Estudios: L. Kolakowski, Principales corrien las prácticas cuyo origen y significado son
tes del marxismo, vol. I: Los fundadores religiosos.
(tr. J. Vigil), Alianza, 1993, cap. Vil;
D. McLellan, Les Jeunes Hégéliens et Karl Edición: Lo sagrado y lo profano (tr. L. Gil
Marx, Payot, 1972. Fernández), Labor, 1988.
Estudio: D. Alien, Mircea Eliade et le phé-
noméne religieux, Payot, 1982.
S A G R A D O Y LO P R O FA N O (LO), Le
sacré et le profane, 1956.
M ircea E lia d e , 1907-1986. SEGUNDO SEXO (EL), Le Deuxiém e
sexe, 1949.
Esta obra quiere ser una «introducción S im o ne de B e a u v o ir , 1908-1986.
general al estudio fenomenológico e his
tórico de los hechos religiosos». Partiendo Este libro de cerca de mil páginas rela
de la oposición entre lo profano y lo sagra tivo a la condición de las mujeres retoma
do, el autor muestra que la manifestación la temática existencialista propia de las
de lo sagrado — o hierofanía— constitu obras de Simone de Beauvoir; una inves
ye la experiencia fundamental del homo tigación intelectual y conocimientos pre
religiosus. El objeto, el espacio o el tiem cisos alimentan el análisis teórico. Se tra
po sagrados manifiestan una trascenden ta de comprender y de explicar la situación
cia ontológica, una superioridad cualitati de la mujer en la sociedad y de revelar
va que los hace radicalmente diferentes de lo que significa ser mujer: «Trataremos
los objetos, espacios o tiempos profanos. de mostrar cómo está constituida la “rea
En lo sagrado se muestra en efecto «algu lidad femenina” , por qué la mujer ha sido
na otra cosa», que surge, no de la reali identificada como el Otro...»
dad finita y ordinaria, sino de una realidad A este estudio se han consagrado dos
sobrenatural «en la que florece la perfecta tomos: el primer volumen, Los Hechos
plenitud del sep>. y los Mitos, rechaza la idea de que exis
Mientras que el espacio profano, por tiera una feminidad originaria, porque
ejemplo, presenta una homogeneidad per no hay una esencia o arquetipo de la
fecta, el espacio sagrado, en todas las reli mujer: «N o se nace mujer, se deviene»,
giones, se constituye a partir de un Cen escribe la autora en esta frase que resu
tro, de un «punto fijo» que funda el mundo me toda la obra. Dicho de otro modo,
y le confiere una estructura. De la misma tendremos que reconocer que ser mujer
manera, al tiempo profano, continuo y es ante todo producto de un condicio
linear, se opone el tiempo sagrado, tiem namiento de la sociedad.
553
SEMINARIO (EL)
tamente los objetos (o las cosas) materia Estudio: Étienne Gilson et nous, Actes du
les, sino solamente los datos sensibles (sen- colloque sur l’actualité de la pensée d’Étien-
se data). ne Gilson (París, 1979), Vrin, 1980.
Para el autor, no hay que buscar una
respuesta a la cuestión de saber qué tipo
de cosas percibimos, sino más bien des
prendemos del «argumento de la ilusión» SER Y L A ESENCIA (EL), D e ente et
avanzado por Berkeley (caps. 3 a 6) y estu essentia, o antes de 1254.
diar más de cerca ciertas palabras, como T o m á s de A q u in o (Santo), hacia 1225-
«real» (caps. 7 y 8) y «percibir» (cap. 9). 1274.
Edición: Sentido y percepción (tr. A. Gar El objetivo de esta obra es dar una defi
cía Suárez), Tecnos, 1981. nición del «sen> y de la «esencia». El «ser»
Estudio:, F. Recanati, Les énoncés perjor- abarca cosas o palabras que no tienen
matifs, Ed. de Minuit, 1981.
necesariamente realidad; la «esencia», en
cambio, designa elementos que tienen
una realidad, que existen. Entre estos ele
mentos, hay sustancias simples que están
SER Y L A E SENCIA (EL), L ’Étre et
formadas solamente de una cosa (forma
I ’essence, 1948.
o materia), y sustancias compuestas que
Étie nne G il s o n , 1884-1978.
reúnen varias (forma, materia y acciden
te). Las criaturas angélicas emergen del
La complejidad del problema del ser
primer grupo, las criaturas humanas del
y de la existencia proviene del hecho de
segundo. Las sustancias simples, aun sien
que la filosofía moderna, desde Kant do superiores, son menos accesibles a
hasta nuestros días, adolece de confu nuestro intelecto que las otras.
sión sobre el significado de la palabra El autor, que se remite a Aristóteles,
«ser», y, sobre todo, no acierta a dis Avicena y Averroes, rompe aquí con el
tinguir claramente la manera según la
platonismo cristiano: prueba la existen
cual un objeto existe como concepto y cia de Dios, forma pura y perfecta, en
la existencia real del objeto (el concep
quien esencia y existencia se identifican.
to de una mesa no es la mesa real). ¿Es
Dios está así en la cima a la vez de la exis
la existencia un atributo, una cualidad
tencia y de la esencia.
del objeto existente? Gilson responde
negativamente: la manera según la cual Edición: Le «De ente et essentia» (ed. del
el pensamiento moderno relaciona el texto latino con introducción y comenta
ser a la existencia, y recíprocamente, se rios de Rcjland-Gosselín), Vrin, 1948.
sitúa a su juicio en el origen de las para Estudio: E. Gilson, El tomismo (tr. F. Múgi-
ca), Eunsa. Ed.Universidad de Navarra,
dojas que impiden «todo uso filosófico
1989.
de la noción de ser». E l ser y la esen
cia, publicado en 1948, es decir, cin
co años después de ->■ El ser y la nada
de Sartre, propone una mirada nueva SER Y L A N A D A (EL). Ensayo de onto
sobre el ser, en particular sobre el ser logía fen om en o lóg ica , L ’étre et le
tal como lo concibe Tomás de Aquino. néant. Essai d ’o n tolog ie phénoméno-
Rompe con la tradición idealista y feno-
logique, 1943.
m enológica para volver a encontrar, J ea n -P a u l S a r tr e , 1905-1980.
allende los discursos dialécticos, una
visión más pura y más sana del ser. En 1943 apareció esta obra, la más
célebre de su ilustre autor: Jean-Paul Sar
Edición: É. Gilson, El ser y la esencia (tr.
L. de Sesma), Buenos Aires, Desdée de Brou- tre. Generalmente, se hace remontar toda
wer, 1951. la historia del existencialismo francés a
SER Y L A NAD A (EL) 556
este primer origen: es el punto de parti [...]. El mozo de café juega con su condi
da del existencialismo ateo, habiendo naci ción para realizarla», y Sartre compara
do el existencialismo cristiano en 1927 entonces la actitud del mozo con la de
con el ->■ D iario metafísico de Gabriel otros comerciantes. «La condición de éstos
Marcel; los dos libros aparecieron, por lo es toda ella ceremonia, el público les recla
demás, en la misma editorial (Gallimard) ma que la realicen como ceremonia: está
y en la misma colección: la «Bibliothéque la danza del tendero, la del sastre, la del
des Idées». tasador, mediante la cual se esfuerzan en
La idea rectora de la obra de Sartre persuadir a sus clientes de que no son más
proviene de Husserl: «Toda conciencia es que un tendero, un sastre, un tasador. Un
conciencia de algo.» Propiamente hablan tendero perdido en sueños es ofensivo
do, para Sartre no existe en efecto el para el comprador, porque ya no es real
inconsciente. El hombre debe siempre ser mente un tendero.» El mozo de café y lo
consciente de alguna cosa, y ante todo mismo que él los tres comerciantes se
de sí mismo. Mientras que la materia «cosifican»: devienen cosas en sí, ence
«resiste», que el objeto «consiste», y que el rrados en la mala fe, incapaces de asumir
animal «subsiste», sólo el hombre existe su existencia, su «ser para sí».
verdaderamente: tiene siempre concien Sartre cita igualmente la mala fe de la
cia de ser. Es lo que Sartre llama el «ser joven que es cortejada por un hombre y
para sí», en oposición a la materia o a los que intuye perfectamente las intenciones
animales que constituyen el «ser en sí». El que éste abriga a su respecto: «Se atiene
hombre que se niega a tomar concien sólo a lo que de respetuoso y de discreto
cia de su ser se sumerge en lo que Sar ofrece la actitud de su compañero. No cap
tre llama «la mala fe» y en un universo que ta esta conducta como una tentativa de esta
es el propio de los «sucios». En Sartre, la blecer lo que se llama “primeros contactos”
mala fe consiste en negarse a tomar con [...]. Ella desarma [este comportamiento] de
ciencia de sí mismo, y especialmente de su trasfondo sexual, adjudica a los discur
su libertad. Porque para Sartre, existen sos y a la conducta de su interlocutor sig
cia y libertad van a la par: para un hom nificaciones inmediatas que ella considera
bre, existir es ser libre. El hombre es due como cualidades objetivas» congelándolas
ño siempre de la elección de sus actos: «en una permanencia cosista». «El hombre
es totalmente responsable. Así dice Sar que le habla le parece sincero y respetuo
tre: «El hombre nace libre, responsable so tal y como le parece que la mesa es
y sin excusa.» El que se refugia en malas redonda o cuadrada [...]. Pues ella no se
razones pretextando no haber podido entrega del todo a lo que desea: es pro
hacer otra cosa, es por tanto un menti fundamente sensible al deseo que inspira,
roso, un fullero, y un falsificador. En efec mas el deseo liso y llano la humillaría y le
to, ¡«negarse a elegir es elegir no elegir»! causaría horror.» Toma pues a la vez su pro
El hombre tiene, pues, en todo pio cuerpo y la conducta de su pareja como
momento la posibilidad, es decir, la nece cosas. Son seres en sí. No queda lugar algu
sidad de elegir su propia vía, de elegir los no ni para la conciencia de sí misma (el para
Caminos de la libertad que se abren ante sí), ni para las posibilidades de su libre arbi
él, y que él aceptará o no seguir según trio, ni para la conciencia de su libertad. Es
que tenga el coraje de asumir sus res más fuerte que ella, que no puede obrar de
ponsabilidades o prefiera refugiarse tras otro modo. N o tiene la libertad — ni por
la mala fe del determinismo. En un ejem tanto la responsabilidad— de actuar como
plo célebre, Sartre cita el caso de un mozo quisiera. «El rechazo de la libertad no pue
de café que ejerce su oficio mimetizan- de ser concebido más que como tentativa
do los gestos que debe hacer con pres de captarse como ser en sí.»
teza y agilidad notables. Según Sartre, Así pues, todo ocurre como si el ser
toda su conducta parece un juego. Mas estuviera rodeado por una suerte de «abra
¿a qué juega? «Juega a ser mozo de café zadera de nada», estando constituida esa
557 SER Y LA NADA (EL)
1940 a 1990, es decir, sobre media cen Edición: L ’étre et les étres, P.U.F., 1963.
turia del pensamiento occidental. Y no sería Estudio: L ’itinéraire philosophique de Mau
rice Blondel (contribuciones compiladas por
falso decir que la obra continúa ejerciendo
F. Lefévre), Ed. Spés, 1928.
en Estados Unidos una influencia más pode
rosa que en Europa, pues Sartre es tenido
allí por el Voltaire del siglo xx.
Edición: El Ser y la Nada. Ensayo de onto SER Y TENER, Étre et Avoir, 1935.
logía fenomenológica (tr. J. Valmar), Bue G a b riel M a r c e l , 1889-1973.
nos Aires, Losada, 1976.
Estudios: M. Contat y M. Rybalka, Les Écrits Esta obra se divide en dos partes. La
de Sartre, Gallimard, 1970; A. Cohen-Solal, primera, titulada «Ser y Tener», viene a
Sartre, Gallimard, 1985.
continuar el -► Diario metafísico con el
«Esbozo de una fenomenología del Tener».
La segunda incluye tres estudios que ver
san sobre el tema «Fe y Realidad». La dis
SER Y LOS SEBES (EL). Ensayo de on
tinción entre el Ser y el Tener aparece en
tología concreta e integral, L ’étre et
les étres. Essai d ’ontologie concréte et el D ia rio m etafísico (16 de marzo de
intégrale, 1935. 1923). Tener es poder disponer de, o
M a ur ic e B l o n d e l , 1861-1949.
poseer un poder sobre, pero esta mane
ra de tener implica la interposición del
Este ensayo de ontología plantea, en cuerpo. Además, Marcel subraya la ten
la inquietud metafísica, el problema de los sión que opone la interioridad a la exte
seres y del Absoluto, problemática de la rioridad en el hecho de tener. Tensión
multiplicidad existencial por relación al entre el yo tengo y la cosa que tengo.
Uno. ¿Cómo hacer compatibles al Ser Pero esta tensión se manifiesta igualmente
necesario (Dios) y los seres contingentes? en lo que el filósofo llama una tragedia
El Ser subsiste por su propia autosufi del Tener. En efecto, el cuerpo es la señal
ciencia, mientras que los existentes sólo del Tener. Pero lo que yo poseo forma
perduran gracias a su sostén ontológico. de alguna manera parte de mí, sin ser
El conjunto de los seres no sabría igua empero verdaderamente parte, puesto
lar a la sola noción del ser, porque ésta que yo puedo perderlo sin cesar por ello
entraña la noción de Infinito inconmen de existir. Hay pues una ambigüedad fun
surable. Hay pues una diferencia de natu damental en el corazón de la noción del
raleza evidente entre el ser inmaterial y Tener. Así Marcel vincula el Tener a la
los seres finitos. N o obstante, Maurice ansiedad, al deseo, al sufrimiento, a la
Blondel eleva los seres a esta noción de subyugación, a la muerte.
infinito, da un sentido a su existencia y Es sin embargo posible sublimar el
los reunifica descubriendo una «lógica Tener en Ser, porque conviene conside
de los seres»: ésta afirma la unidad del uni rar al Tener no como siendo fuera del Ser,
verso en su multiplicidad; el hombre par sino como constituyendo una manera de
ticipa de Dios y de la materia simultáne existir. Así, esa sublimación del Tener en
amente, por la encarnación. Lleva en sí Ser resulta posible modificando esta mane
una exigencia sobrenatural que es su ver ra de existir. De una posesión bruta y
dad y que le impulsa a actuar sin que pue masiva se puede pasar a una especie de
da jamás unirse con ella. Sólo la fe pue creación personal. Una cosa a la cual se
de conducirlo a Dios, y él presiente ya, está vitalm ente vinculado deviene «la
en su propia existencia, esta posibilidad materia perpetuamente renovada de una
de unificación. creación personal». Marcel pone el ejem
En su camino hacia el Ser, Maurice plo del jardín para quien lo cultiva, o del
Blondel ha sabido aliar sin sacrificar nin instrumento de música para el intérpre
guna de ambas, religión y filosofía. te. Aquí, el objeto no es solamente poseí
559 SER Y TEM PO
do, es como sublimado en ser. Deviene lo que dice de sí misma la propia obra?
prolongamiento de la interioridad. «Allí Ésta debería ser la cuestión. La totalidad
en donde hay creación pura, el tener en original de la realidad humana debe ser
tanto que tal es trascendido o aun volati interpretada. El fundamento o sentido
lizado en el seno mismo de esta creación.» ontológico de la preocupación o cuida
Esta obra es esencial para la com do en que consiste el Dasein, implica la
prensión del pensamiento marceliano. temporalidad. Las investigaciones se
Contiene una tentativa de explicitación orientan, pues, hacia la interrogación de
del tema fundamental del pensamiento los fundamentos del Ser. Si el Dasein es
del filósofo. comprensión, ¿significa esto que sea pre
ocupación o cuidado en la temporalidad?
Edición: Étre et Auoir, 2 vols., col. «Foi La analítica del Dasein es puramente
vivante», Flammarion-Aubier, 1970. ontológica. Siendo esta obra una elabo
Estudio: M.-M. Davy, Un philosophe iti- ración de la cuestión del Ser, en la medi
nérant: Gabriel Marcel, Flammarion, 1959.
da misma en que es elaboración, es tam
bién interpretación. T od o ingrediente
del Dasein, desde el utensilio a la his
toricidad, debe ser interpretado por la
SER Y TIEM PO , Sein und Zeit, 1927.
indagación ontológica. Trátese pues, en
M a r tin H eidegger , 1889-1976.
efecto, tanto de la angustia, de la preo
cupación o el cuidado, de la muerte,
En esta obra inacabada, que trata de
como de la cotidianidad o la frustración,
modo principal del Dasein (existencia o
hay que darle un sentido existencial onto
realidad humana), el Ser es captado exclu
lógico. «Existencial» no es sinónimo de
sivamente a través del hombre. Por aña «ontológico». P ero existir es tener en
didura, el tiempo no es la antítesis del Ser. su Ser relación al Ser.
El Ser es ya devenir. La cuestión del Ser Los análisis existenciales tienen para
es una cuestión tradicional. Conocer es Heidegger una dimensión ontológica. La
interpretar lo que hay más allá de las apa hermenéutica del Dasein tiene por obje
riencias. Sin embargo, el problema hei- to el análisis del Ser preocupado en el
deggeriano del Ser, y aun dando a éste mundo. Si el ente es preliminar, es por
acceso a la existencia, se toma, de hecho, que el tema de la investigación es, preci
en el problema de la esencia de la verdad. samente, el Ser. Establecida pues la evi
Así, desde el principio queda anunciada dencia de la necesidad, de la estructura
la cuestión sobre el sentido del Ser. El Ser y de la prioridad de la cuestión del Ser,
puesto en cuestión suscita a su vez otra se pasa a acometer la tarea de elaborar
cuestión: la del olvido del sentido del Ser, la cuestión del Ser según un método ade
que es la aporía esencial, sin que quede, cuado. La interpretación de la existen
por otra parte, materialmente margen cia relativamente a la temporalidad, y la
para poder declarar ni la contingencia explicación del tiempo como horizonte
subjetiva ni la trascendencia objetiva del trascendental de ella, permitirán elucidar
Ser. La existencia se define por la rela efectivamente la cuestión. A esto es a lo
ción al Ser. que va a preparar el análisis fundamental
Siendo a la vez Ser en general y Ser del Dasein.
en propiedad, el Ser interrogado por el La analítica del Dasein no puede ser
Dasein (que es la existencia o la realidad confundida con la antropología ni con la
humana) es el Ser del Dasein. Según que psicología o la biología. La constitución
se interprete esta obra a la luz de una fundamental del Dasein se nos presenta
obra ulterior o de cualquier otra de cuan com o Ser-en-el-mundo. El mundo está
tas figuran en la inmensa producción de necesariamente provisto de una mundani
Heidegger, la diferente iluminación le dad. Pero ¿qué es este mundo? ¿Cuál es
dará un diferente sentido. Pero ¿qué es este horizonte hacia el que siempre hay
SER Y TIEMPO 560
que volverse? Es, sin duda, la contextura tal. Es lo que vamos a examinar ahora.
de las referencias constitutivas de la El hecho de encontrarse ahí en tanto que
comprensión del Ser en el Dasein. La es Dasein o Ser-ahí, es ónticamente la cosa
tructura del mundo permite descubrir la más conocida. Sobre todo en el modo de
condición de posibilidad de un ente intra- encontrarse ahí constituido por la pena.
mundano. El utensilio y el espacio dan, Es lo que Heidegger designa como el Ser
tras ser analizados, la evidencia de la cotidiano y el Cuidado en tanto que Ser
estructura del mundo. Esta estructura hace del Dasein. También aparece aquí la rea
comprender al mundo en su relación a la lidad en tanto que problema ontológico:
existencia. El Dasein y el mundo guardan ella es «resistencia», e incluso la esencia
entre sí una mutua dependencia. Al mis de la resistencia.
mo tiempo, se puede deducir una sepa La segunda sección del libro trata del
ración entre ambos. También cabría ob Dasein y de la temporalidad sobre la base
servar que el Dasein es en el mundo. Hay del resultado del análisis fundamental del
un Ser en el mundo analizable. Dasein, y con vistas a afrontar el impe
Comprender, es proyectar: el proyec rativo de una interpretación existencial ori
to del Dasein es el lugar del desarrollo de ginal de este ente. Pero la temporalidad
una potencia efectiva que le es propia. El del Dasein no es un ente: ella temporali
Ser-en-el-mundo y su comprensión tie za sus modalidades. He ahí por qué la fini-
nen una estructura circular. Siendo el tud y la muerte son posibilidades auténti
Dasein en el mundo, también lo será el cas del proyecto ontológico. La
logos. El logos del Dasein cotidiano debe temporalidad del Dasein funda una apre
ser escuchado. El Dasein se refugia en la hensión del Ser por venir. Porque la tem
cotidianidad: huye o escapa porque se poralidad comporta un carácter extático.
angustia. ¿De qué se angustia la angus Hace posible el proyecto del Dasein en
tia? La amenaza atraviesa al Dasein. Es tanto que cuestiona el Ser. El proyecto del
el Ser-en-el-mundo quien genera la angus Ser recibe perpetuamente la cuestión del
tia. Se trata de una nada, que es la sole Ser. Y el Ser «comprende», a condición
dad del Dasein. Pero es también el poder de que nosotros «repitamos» las estructu
propio del Dasein, que se beneficia de un ras evidentes. La articulacióon temporal
Ser. Porque el Dasein adviene así a una hace presentes estas estructuras, que son
transparencia que le revela el Ser. Ésta las del Dasein. La temporalidad no hace
es el Cuidado. Arrojado en el mundo, el otra cosa que articular las posibilidades de
Dasein se encuentra en dependencia de su unidad extática. Si aparecen estructu
él, verificándose con ello la estructura ras no auténticas, es porque éstas son tam
de un cuestionamiento del Ser. El mun bién temporalizadas a través del Dasein.
do, el ente intramundano y el Ser, se des La continuidad y la constancia en la ipsei-
cubren con el Dasein que los revela. El dad corren el riesgo de caer en la banali
Dasein en el mundo ve su modo de Ser dad de un modo inauténtico.
constituido por la comprensión interro La experiencia de la muerte del Otro
gativa en la cual el Ser del Dasein es la hace posible la captación de un Dasein
posibilidad de la cuestión del Ser. Por con tomado en su totalidad. Hay en el Dasein
siguiente, nada hay más ontológico que una resolución anticipadora de la muerte
el Dasein. que nos lo da en su autenticidad. La pre
Recapitulemos. En la primera sección ocupación mundana se sabe temporal. La
de S er y Tiem po hemos visto cómo se estructura temporal de la mundanidad del
preparaba el análisis fundamental de la Dasein se revela en la dificultad que tie
existencia como Dasein, que es Ser-en- ne éste en rebasar su proyecto. La tras
el-mundo, así como también la munda cendencia extática, fundada sobre la tem
nidad del mundo y el Ser-en-el-mundo poralidad, es transgresión. Los horizontes
como Ser-con otro y Ser-sí mismo. Pro son insuperables. Es en el seno de la fini-
cede pues analizar el Ser-en en cuanto tud donde elabora el Dasein la cuestión
561 SIGNOS
En sus múltiples evocaciones del pro ne esta «historia secreta, púdica, no deli
blema comunista (de Indochina, del 13 de berada, involuntaria, viviente».
mayo de 1958, de esa post-guerra euro En consecuencia, Signos parece abrir al
pea entusiasmada por el pensamiento mar- lector esas dos perspectivas que mantuvo
xista), el filósofo reconocerá sus «errores de el pensador. La de la política en primer
pronóstico» y el prefacio de Signos, ver lugar, puesto que, con pretensiones bas
dadero testamento del autor de la ->•Feno tante más amplias que las de un editoria-
menología de la percepción, es la ocasión lista ordinario, Merleau-Ponty no se con
de exponer una nueva visión de la historia. tenta jamás con reflexionar sobre la
Ésta se le aparece ahora, no ya lógica, sino actualidad política: la vive dolorosamente y
caprichosa, sin arrepentimientos; ella «no asiste al hundimiento de las esperanzas mar-
rectifica jamás», y si las cuestiones que se xistas; en Las aventuras de la dialéctica
le plantean son completas, las respuestas (1955) volvía a evocar estos desgarra
que da son, en tanto que tales, fragmenta mientos. La filosofía, como pensamiento
rias e inciertas. Merleau-Ponty parece pues de nuestra relación al Ser, constituye a buen
renunciar aquí a una filosofía de la historia: seguro la segunda de esas perspectivas, que
contra esas doctrinas que cargaban a la his aquí toma la forma de una nueva ontología.
toria con el peso de la razón, con un pro
yecto bajo el cual acababa por desapare Edición: Signos (tr. C. Martínez y G. Oli-
cer, el autor intenta hacer pasar — como lo ver), Seix Barral, 1964.
confirman los Resúmenes de cursos Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí
(1968)— la contingencia de la historia por guez Tapia), Cátedra, 1996; X. Tilliette, Mer-
delante de su lógica. leau-Pontii, col. «Philosophes de tous les
Tales son al menos los artículos filo temps», Seghers, 1970.
sóficos que constituyen lo esencial de la
obra; tienen particular interés los que
Merleau-Ponty consagra a sus «maestros»,
Maquiavelo por una parte y Husserl por SINIESTRO (LO), Das Unheim liche,
otra, cuya fenomenología del lenguaje y 1919.
concretamente -+ El origen de la geo S ig m u nd F re u d , 1856-1939.
metría influyeron considerablemente en
la filosofía de la expresión del autor. Aparecido primeramente en el tomo V
El artículo titulado «El lenguaje indirec de Imago, este texto abre una reflexión sobre
to y las voces del silencio» ofrece un pano la naturaleza de la literatura a partir de una
rama muy sustancial. Este «ensayo», cuyo de las hipótesis centrales de la teoría freu-
texto fue retomado, tras haber sido revi diana, que sostiene que de hecho el adulto
sado, en -+ La prosa del mundo, y que no se desprende jamás del niño que fue, y
explícitamente es un eco del texto de Mal- revive, bajo formas disfrazadas, sus prime
raux (Las voces del silencio, 1951), pre ras emociones que perviven ocultas en el
senta una fenomenología de la palabra, inconsciente. Los relatos fantásticos pro
gesto de expresión creadora que revela, al ducen el sentimiento de una inquietante
igual que la pintura, el logos silencioso de extrañeza. O bien los seres más terroríficos
las cosas. Este acercamiento constante de (el hombre que arranca los ojos en Hoff-
una palabra que no habla más que sobre mann) despiertan terrores muy comunes (el
un fondo de silencio, y de una pintura que temor de perder la vista), o bien situaciones
dice todo permaneciendo muda, es la oca banales se cargan poco a poco de una inten
sión para Merieau-Ponty de ampliar el cam sa ansiedad. Este texto ofrece claves para
po de sus investigaciones, y de compren comprender la «modernidad». Lo que se repi
der el sentido de la historia cultural que te caracteriza la vida cotidiana; la novedad,
reúne en un solo movimiento todos los fuente de placer (descubrimiento, desorien
esfuerzos de expresión: a la historia empí tación), puede tomarse en extraña inquie
rica, «historicidad de muerte», el autor opo tud, en «incertidumbre intelectual».
563 SISTEMA DE ÉTICA SEGÚN LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA DE LA CIENCIA
el centro del sistema, la ética debe permi de moral fichteano termina en una reli
tir a la forma circular del sistema encontrar gión en los límites de la razón.
el punto preciso en tomo al cual gira.
El encadenamiento de las proposicio Edición: Das System der Sittenlehre nach
nes que permiten remontarse hasta el den Principien der Wissenschaftslehre,
Hamburgo, Phil. Bibliothek, 1963.
principio fundador es de un rigor extre Estudios: H. Heimsoeth, Fichte (tr. M.Gar
mo : Fichte propone ante todo que la cía Morente), Revista de Occidente, 1931;
moralidad reside en la unidad de las con A. Philonenko, L ’Oeuvre de Fichte, Vrin,
ciencias. El derecho ha hecho posible la 1984.
comunidad, que, a su vez, es requerida
por la realidad del orden moral.
El imperativo categórico, en tanto que
expresa el deber absoluto de todos los SISTEMA DE LA NATURALEZA (EL),
hombres, no tiene pues solamente por o Las leyes del mundo físico y del mun
fin la sumisión de las inclinaciones a la ley do moral, Le Systéme de ¡a nature, ou
moral; dicho de otro modo, no busca sola Des lois du monde physique et du mon
mente el perfeccionamiento del individuo: de m oral, 1770.
«el que se aísla renuncia a su destino», H o l b a c h (Paul-Henri Dietrich, barón de),
puesto que se desinteresa del progreso 1723-1789.
moral. Se trata en cambio de trabajar para
realizar la moral fuera de uno mismo, «en La obra fue publicada bajo el nombre del
la sociedad». El imperativo categórico académico Jean-Baptiste de Mirabaud. Es
supremo deviene deber para con los otros, posible que Diderot haya colaborado en ella.
«deber social». Es ésta la razón de que sea Holbach se inscribe aquí en una tra
preciso superar el dualismo kantiano natu dición materialista, próxima al sensua
raleza/razón. La originalidad y el moder lismo. Su crítica de las ideas innatas está
nismo de Fichte residen en esta exigen inspirada en Hobbes, Locke y Condi
cia: que el cuerpo no sea ya obstáculo, llac. Para Holbach existe ciertamente
sino medio. Hay que integrar la natura una naturaleza, pero no en el sentido
leza en la libertad; tal es el fin de la edu cartesiano de una materia extensa no
cación. La acción moral tiene por obje pensante. Para Holbach, la materia está
to «la comunidad de los espíritus» que en efecto dotada de movimiento y de
supera, en la unidad de la razón práctica, una cierta «facultad de pensar». N o se
la separación de las conciencias finitas y trata pues de un materialismo mecani-
reconstituye la identidad en sí misma del cista, del tipo desarrollado por La Met-
Y o = Yo. La idea del Y o absoluto, pun trie; en El Sistema de la naturaleza,
to de partida del sistema, es pues igual los elementos primeros de las cosas tie
mente su punto de llegada. Finalmente, nen propiedades específicas, y las com
al término de la Ética, Fichte encuentra binaciones entre esos elementos se expli
a lo divino, no postulado por la razón can por «simpatías» y «antipatías».
práctica como en Kant, sino propuesto La atribución a la materia de una movili
como «ideal moral del mundo». dad esencial dispensa evidentemente de recu
De este modo ha conseguido Fichte la rrir a alguna causa natural de cualquier géne
superación del formalismo, y acertado a ro, como lo hacen el deísmo o la religión
ofrecer en esta obra el bosquejo de una natural. La materia no tiene la menor nece
moral concreta que integrara la dimen sidad de ser animada desde el exterior. Ceda
sión histórica, la idea de un progreso inin cosa tiende, en su interior, a perseverar en
terrumpido de la humanidad hacia la uni su ser (tema de inspiración spinozista).
dad de las conciencias. Si la verdadera Por otra parte, Holbach concede una
religión admite que la creencia en lo divi importancia muy particular a la crítica del
no no es más que la adhesión al orden libre arbitrio. Esta noción, que supone en
moral, se puede concluir que el sistema el hombre el poder milagroso de sus
56 5 SISTEMA DE LA NATURALEZA
traerse a las leyes naturales, está aquí vio como los estambres y los pistilos para los
lentamente refutada. De todo ello se des vegetales, pero sobre todo cada orga
prende una moral atea, que se funda en nismo es identificado por dos parámetros:
la búsqueda de la felicidad. Esta moral el nombre de la especie a la que ese orga
estará basada en un sistema de educación nismo pertenece y el nombre del género
y de sanciones, y no ya en el terror ins bajo el cual se ubica esa especie. Linneo
pirado por los castigos en el más-allá. La aplica así la célebre teoría aristotélica de
religión, que no existe más que por nues la definición como discurso que enuncia
tro deseo de ser liberados del mal, es por el género y la «diferencia específica»; el
tanto severamente combatida. hombre es así definido com o «animal
El Sistema de la naturaleza obtuvo racional».
un gran éxito y suscitó múltiples críticas Pero más allá del valor de las descrip
y refutaciones. Goethe hablará de él como ciones propuestas por el autor y del inte
de un libro «tan pálido, tan tenebroso, tan rés práctico de su clasificación, esta obra
cadavérico que apenas podemos mante tiene valor por lo que nos revela sobre
nerlo ante la vista y que nos produce tan la estructura de la naturaleza, a saber: el
to horror como un fantasma». Toda una perfecto conocimiento que podemos
tradición materialista (marxista en parti alcanzar de ella. En la -+ Crítica del jui
cular) continúa sin embargo teniendo a cio citará Kant estos trabajos como mues
Holbach por un precursor, aunque no sin tra de la posibilidad de un conocimiento
reconocer sus límites. organizado de la naturaleza, pese a la radi
cal heterogeneidad de las individualida
Edición: Sistema de la naturaleza (tr. J. M.
Bermudo), Ed. Nacional, 1982. des que la componen. Y para explicar la
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filosofía posibilidad de la clasificación de Linneo,
(tr. J. A. Pérez Millán y M.“ D. Moran), vol. II, recurrirá al principio de la «finalidad de la
Tecpos, 1988, pp. 115-123; J. M. Bermu naturaleza en sus producciones», por la
do Avila, Helvetius y d ’Holbach, Barcelona,
Horsori, 1987; A. Negri, «La cosmologie cual nuestra facultad de juzgar asimila la
matérialiste de d’Holbach», en Epistémolo- naturaleza a un mecanismo cuyas pro
gie et matéríalisme, col. «Epistémologie», ducciones obedecen a ciertas reglas y se
Méridiens-Klincksieck, 1986. ordenan, por este hecho, según clases
que son susceptibles de ser determinadas
por la doble designación del género y la
especie.
SISTEM A DE L A N AT U R A L E Z A , o
Los tres Reinos de la naturaleza pre Edición: Sistema naturae, Estocolmo, Hol-
sentados de manera sistemática por mide, 1907.
clases, órdenes, géneros y especies, Estudio: K. Hagberg, Carl uon Linné, le
R o í des fleurs, Je Sers, 1944.
Sistema naturae, sive Regna tria natu-
rae sistematice proposita per classes,
ordines, genera et species, 1735.
C a r l v o n L in n e o , 1707-1778.
SISTEMA DE LA NATURALEZA, Dis-
Esta obra considerable, que conoció sertatio inauguralis metaphysica de uni
once reediciones entre 1740 y 1768, se versal naturae systemate, 1756.
propone hacer un registro exhaustivo de M a u p e r t u is (Pierre-Louis Moreau de),
los tres reinos: mineral, vegetal y animal. 1698-1759.
Lo que le da sin embargo su valor, no es
tanto la cantidad de elementos registra Publicada primeramente en latín bajo
dos como el sistema de clasificación al un pseudónimo (Doctor Baumann), la obra
que Linneo ha recurrido. En efecto, cada expone los principios de un materialismo
reino está clasificado en función de ele físico próximo al que puede encontrarse
mentos fácilmente reconocibles, tales en Diderot (->■ Pensamientos sobre la
SISTEMA DE LAS BELLAS ARTES 56 6
SISTEMA DE LAS C ONTRADICCIO resulta una cierta función que revela una
NES ECONÓMICAS O FILOSOFÍA DE significación independiente del uso que
LA MISERIA. pueda hacerse del objeto. El análisis del
PlERRE JOSEFH PROUDHON. autor adquiere así la dimensión de una
Véase FILOSOFÍA DE L A MISERIA. «tecnología estructural».
La cuestión que se plantea es: ¿Cómo
un sistema «tecnológicamente coherente»
cesa de serlo en concreto? La respuesta
SISTEMA DE LEIBNIZ Y SU S MODE saca a la luz muchos aspectos de una mis
LO S M ATEM ÁTICO S (EL), Le s iste ma realidad: el sistema es, desde ciertos
me de Leibniz et ses modeles mathé- ángulos, funcional y objetivo; se colo
matiques, 1968. can los muebles según una disposición sur
M ic h e l S erres , nacido en 1930. gida de las convenciones burguesas, mas
donde el gusto y la teatralidad han desa
La filosofía de Leibniz es en la obra de parecido; la posesión de un mobiliario pro
Michel Serres una referencia omnipre ducido en serie y la maestría técnica del
sente. Así, la enciclopedia, en el sentido objeto hacen evidentemente abstracción
leibniziano de «sistema de sistemas», no de sus orígenes. De la misma manera, la
ha cesado de ser en Serres una tentación. «estructura ambiental» crea una atmósfera
¿No es hora en efecto de reconciliar los funcional, tanto por el color reducido a un
saberes y tender los puentes, establecer cálculo como por el uso del vidrio, mate
las correspondencias entre disciplinas ria ambigua, en la frontera de la comuni
que hasta el presente habían rehusado cación y su contraria. Es un hombre fun
comunicarse entre ellas? Y es precisa cional lo que nace de este universo
mente en Leibniz donde el autor encuen doméstico devenido espectáculo, dirigido
tra ese ars inveniendi o método de inven a los mitos de la eficiencia funcional. Esta
ción ligado al arte de comunicarse. mutación marca el fin de la dimensión sim
Esta primera obra de Serres, que es el bólica: el hombre es rebajado a la con
texto de su tesis doctoral, anuncia la céle templación de su propia potencia; en los
bre serie de los -> Hermes. hechos, el hombre se toma «disfuncional».
Por otro lado, el sistema es también no
Edición: Le Sisteme de Leibniz et ses funcional y subjetivo: al objeto moderno
modéles mathématiques, 2 vols., P.U.F., se opone el antiguo, histórico, emblema
1982. de lo originario. En una sociedad que se
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí olvida del pasado, el anacronismo del mue
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 114-119; ble antiguo denota una debilidad del sis
Michel Serres, n.° especial de la revista Cri tema; el último grado es el objeto de colec
tique (n.° 350), Ed. de Minuit, janvier 1979. ción, por el cual se colecciona uno a sí
mismo. El sistema es también metafun-
cional (por tanto disfuncional): la renova
ción de objetos se agota en un estanca
SISTEMA DE LO S OBJETOS (EL), Le miento contra el cual los únicos remedios
sysíéme des objets, 1968. son el juguete mecánico y el robot; el con
J e a n B a u d r il l a r d , nacido en 1929. sumidor deviene irresponsable (juguete
mecánico es «esquizo-funcional»), hay ries
El autor se propone analizar aquí, des go de involución. Finalmente el sistema
de un punto de vista sistemático, la rela es socioeconómico: fundado en una ide
ción del hombre con los objetos en la ología de la serie que rehúsa lo original,
sociedad de consumo. Se trata de cir se nutre principalmente del crédito, que
cunscribir un «plan de racionalidad del anticipa el disfrute del objeto y hace irres
objeto», porque este último tiene una ponsable el consumo; mas también se
estructura que le es propia y de la cual nutre de la publicidad, desproporcionada,
SISTEMA DE POLÍTICA POSITIVA 568
espiritual del positivismo y el apoyo más fir SISTEMA DEL IDEALISMO TRASCEN
me del culto a la humanidad. DENTAL, System des tranzendantalen
El Sistema de p olítica positivista es Idealismus, 1800.
sin duda, de todas las obras de Comte, la F r ie d r ic h W il h e l m J o s e ph v o n S c h e -
que ha sufrido en más alto grado la influen lu n g , 1775-1854.
cia de los acontecimientos de su vida pri
vada: es en efecto su amor por Clotilde Esta obra, la más importante de Sche-
de Vaux lo que ha determinado a Comte lling, marca la culminación de su pri
a privilegiar el papel del sentimiento en el mera filosofía, que coincide también con
perfeccionamiento de la humanidad. La su período fichteano. Sin embargo, su
religión comtiana de la humanidad inte marcha no es ya didáctica (como lo es
grará incluso un culto a la virgen-madre la de Fichte), sino que, bajo la influen
directamente análogo al del catolicismo. cia de Jacob Boehme, ha devenido his
Esta reevaluación del sentimiento entra tórica.
ña la introducción de una ciencia — situa La «filosofía trascendental» propone
da en la clasificación comtiana por enci la primacía y el absolutismo de la sub
ma de la sociología— que el Curso de jetividad, que constituye el m om ento
filosofía positiva ignoraba: la moral. Esta natural del cual deriva el momento de
ciencia deviene el hogar viviente de todas la objetividad. El instrumento de esta
las otras, en la medida en que procede ver filosofía es la intuición trascendental,
daderamente, según la marcha subjetiva, o la facultad de captar y de producir a
de la misma humanidad: así, las otras cien la vez los actos del espíritu; el yo es su
cias no son más que las «ramas de la objeto, y la conciencia de sí el principio
moral». El capítulo III de la Introducción supremo. De sus dos aspectos prácti
había preparado por lo demás este adve co y teórico, el yo efectúa la síntesis con
nimiento de la moral mediante un examen vistas a acceder a la autodeterminación
extremadamente profundo de las funcio del entendimiento (facultad de abstraer
nes cerebrales. y de crear categorías) y sobre todo a la
El Sistema de p olítica positiva ape voluntad absoluta. La transformación de
nas si es leído hoy día, porque se consi lo real por la acción se realiza gracias a
dera que el Curso de filosofía positiva la imaginación, y según las leyes de la
(y aun así, reducido a sus dos primeras intuición.
lecciones) es todo lo que la filosofía posi La revelación de lo absoluto que es
tivista ha producido de interesante. Es, la historia tiene lugar en tres tiempos.
sin embargo, un error ignorar los pro En el primer período, llamado «trági
fundos análisis de la estática y la dinámi co», lo absoluto aparece en tanto que
ca sociales (en concreto la teoría del len destino. En el segundo, el de la ley natu
guaje humano). Hay una cierta injusticia ral, dominan lo arbitrario y la violencia.
en el descrédito en que ha caído esta obra, El tercer período es el de la providen
cuando se la compara con la fortuna de cia. El yo no deviene consciente de la
que continúa gozando la filosofía hege- identidad entre subjetivo y objetivo más
liana de la historia. que cuando aquélla se manifiesta en un
producto «teleológico», mas sin finali
Edición: Systéme de politique positiue, dad, por el cual la libertad y la necesi
ou Traité de sociologie instituant la reli
dad se encuentran conciliadas en la
gión de l ’humanité, Culture et civilisation,
1969. naturaleza. «La naturaleza es un p oe
Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa ma misterioso, cuyo enigma, si nos fue
miento sociológico (tr. A. Leal), vol. I, Bue ra desvelado, nos contaría la Odisea del
nos Aires, Siglo Veinte, 1970; J. Touchard, espíritu que se oculta mientras se bus
Historia de las ideas políticas (tr. J. Pra
ca.» Es en el corazón mismo de la natu
dera), 5.aed., Tecnos, 1996; E. Bréhier, His
toria de la filosofía (tr. J. A. Pérez Millán raleza donde reside la intuición por la
y M.“ D. Morán), vol. II, Tecnos, 1988. cual, al confundirse uno con otro el
SISTEMA DEL MUNDO (EL) 57 0
aplica al Imperio los principios relativos constituyen las potencias secular y espiri
al Estado: establece la autonomía del tual en tanto que son libres y razonables.
Imperio y su independencia del papado. Ellos tienen, pues, derechos temporales,
Los argumentos de Occam son en su «libertades naturales», que confirma la Escri
mayoría de orden teológico, mas, junto tura y que no pueden ser suspendidos en
a los argumentos canónicos, abundan las nombre del poder espiritual. Y si la Igle
referencias a los Padres de la Iglesia, en sia es una sociedad espiritual, lo es gracias
particular a San Agustín: la reacción nomi al conjunto de los fieles; su verdadero jefe
nalista encara en efecto el exceso de inte- no es el papa, sino Cristo; su unidad no
lectualismo de la teología reinante, que proviene de la obediencia a una autori
multiplica las entidades metafísicas con dad dada, sino a la participación de cada
desprecio de las fuentes naturales. En uno en una misma fe y en una misma espe
el mismo espíritu, el autor practica a ranza en la vida sobrenatural. El autor espi
menudo un análisis literal de las Escritu ritualiza así la noción de Iglesia identifi
ras, por ejemplo para destruir la tesis clá cándola con la fe. Es una razón semejante
sica de los «dos aceros» o las «dos espa la que le lleva a defender contra Juan XXII
das», que forzaba las metáforas para la pobreza integral: un «orden», estando
justificar la atribución al papa de los dos compuesto de individuos y privado de
poderes, el espiritual y el temporal, dán «esencia» propia, no puede reivindicar la
dole este último manos largas sobre el posesión legítima de ningún bien.
Imperio. La tesis nominalista de una omni Occam no niega que los dos poderes
potencia de Dios sin «orden» divino tie vengan de Dios, del mismo modo que en
ne tres consecuencias paradójicas: con Dios está el principio único de la razón
forta los derechos temporales del hombre; y de la fe. Pero, al igual que éstos no se
libera al mismo tiempo a los individuos engendran el uno al otro, la Iglesia y el
por relación a esos derechos temporales Estado son separables. Derivándose del
que se desgajaban del orden divino; e invi mismo principio, fe y razón no se con
ta en fin a purificar la fe, a entender el tradicen jamás. Es, pues, posible conci
mensaje evangélico en toda su autentici liar la Iglesia y el Estado, a condición de
dad. Estas tres consecuencias están estre reconocer sus dominios respectivos: así
chamente ligadas: así, el «Vicario de Cris como la razón puede a veces acudir en
to» no hereda su omnipotencia; Cristo es auxilio de la fe e inversamente, a la Igle
fuente de un espíritu de libertad; si El sia no le falta el derecho de inspeccio
rechazó la ley mosaica, y si la Iglesia pri nar las leyes del Principe; e incluso de sus
mitiva afirmó la inanidad de las institu tituir al poder secular cuando éste no
ciones judaicas (particularmente la cir cumple su misión.
cuncisión), ¡no fue para invitar a los Occam ocupa por tanto una posición
cristianos a sufrir una nueva servidumbre equilibrada (una «vía media») entre dos
«bastante más tiránica», la de Pedro y sus corrientes extremas: la defensa a ultranza
sucesores! El cristiano no debe recono de la «teocracia» pontifical, y las tesis de los
cer más que un solo yugo: el del Evan averrolstas, antepasados de los libertinos,
gelio; la misión del papa es en sí misma que por defender los derechos del Estado
puramente espiritual. negaban al papa todo origen divino y absor
Por lo demás, Occam es consciente de bían la Iglesia en el Estado. Occam no cae
las interferencias inevitables entre los dos en estos últimos excesos, puesto que afir
poderes y prevé casos excepcionales en ma que todo poder viene de Dios, que
los que el papa podría intervenir en asun garantiza al papa la esfera de lo espiritual,
tos seculares. Todo ocurre como si, en la y que contempla incluso la posibilidad de
naturaleza — en ausencia de esencias— , que su jurisdicción se extienda ocasional
Dios dejara actuar a las causas segundas y mente al ámbito de lo civil. Las dos tesis
a los individuos. Pero son esos mismos indi extremas que Occam rechaza tienen en
viduos, bautizados y ciudadanos, los que común la confusión entre lo temporal y
57 3 SOBRE EL ORIGEN DE LAS ESPECIES POR MEDIO DE LA SELECCIÓN NATURAL
modificación de las especies, lenta y gra Para Darwin, como observa Canguil-
dual, debida a la selección efectuada sobre hem, vivir es someter al juicio del con
las variaciones. junto de los seres vivientes una diferencia
La intención de Darwin ha sido dema individual, por ínfima que ésta sea. Ese
siado a menudo tergiversada en su signi juicio no admite más que dos sanciones.-
ficación original por una interpretación 0 morir o ser durante algún tiempo par
ideológica: puesto que excluía el desve te del jurado. Pero mientras se vive se
lamiento de un orden oculto de la natu es siempre juez y reo.
raleza y todo provídencialismo, el darwi-
nismo fue presentado como una «doctrina Ediciones: El origen de las especies (tr. J.
inmoral y anticristiana». Por otra parte, Aguirre), Edhaf, 1980; existe una versión
abreviada por Richard E. Leakey (tr. J. Ros
trasladado de modo abusivo al terreno
1Aragonés), Ed. del Serbal, 1983.
etnológico o sociológico, fue rápidamen Estudios: S. J. Gould, Desde Darwin (Refle
te asimilado a un reduccionismo simplifi- xiones sobre Historia Natural) (tr. A. Resi
cador que justificaba el aplastamiento del nes), Blume, 1983; M. Ruse, La revolución
inferior por el superior. Lo cual es olvi darwinista (tr. C. Castrodeza), Alianza, 1983;
dar, por una parte, que una transposición M. T. Ghiselin, El triunfo de Darwin (tr.
E. Pérez Sedeño), Cátedra, 1983.
en la que se cambia de dominio debe tam
bién arrastrar un cambio de criterios; y
de otra parte, que el hombre no está mejor
adaptado a su medio que tal o cual ani
SO B R E EL ORIGEN R A D IC A L DE
mal «inferior». Su adaptación solamente
LAS C O S A S , De rerum origin a tion e
pone en juego mecanismos de una com
radicali, 1697.
plejidad más elevada. La noción de pro
G ottfried W ilhelm L eibniz , 1646-1716.
greso, en biología como en cualquier par
te, debe ser utilizada con extrema
prudencia. Por ejemplo, la ventaja selec El universo no es un caos. Mas ¿cómo
tiva que sus alas han comenzado a repor comprender el orden que se despliega en
tar a los insectos no era para permitirles la existencia del mundo? Nuestra razón de
volar, sino más bien para asegurar la ven ser no está en nosotros; es preciso remon
tilación del animal y favorecer los inter tarse hasta el origen para captar «la unidad
cambios térmicos. H vuelo no habría sido dominante en el universo»: Dios es el prin
más que un beneficio secundario de su cipio de toda cosa, la razón última y sufi
desarrollo. ciente de nuestra existencia. El hecho de
Por otra parte, la representación clá que «exista algo en lugar de nada» mues
sica de la naturaleza, concebida como tra que la esencia del mundo (concebida
un conjunto ordenado y acabado, ha en Dios) tiende a hacerlo ser. El mundo es
quedado destruida: el gran arquitecto pues necesario, no para Dios, que habría
es la contingencia. Y el tiempo adquie podido no crearlo (ya que es omnipoten
re un nuevo estatuto: ya no es el cua te), sino porque en su esencia misma hay
dro inmutable y reversible de la física una pretensión a ser. Con necesidad físi
clásica; es la materia misma de la evo ca y no metafísica, el universo es el mejor
lución. Y , aun así, conviene relativizar de los posibles, puesto que es según «las
su acción: «La sola duración del tiem leyes de las verdades eternas» que residen
p o no puede nada por sí misma, ni a en Dios, y está así absuelto del mal.
favor ni en contra de la selección natu Retomando de Descartes la prueba a
ral [...). La duración del tiempo es sola posteriori de la existencia divina (sólo un
mente importante porque presenta más ser perfecto puede ser causa de las cosas
oportunidades para la aparición de menos perfectas), Leibniz desarrolla su
variaciones ventajosas, y porque les per propia concepción de la «República uni
mite, tras haber sido seleccionadas, versal». Pero hasta 1714 no se detendrá
acumularse y fijarse.» a explicar, en La M onadología, cómo
575 SOBRE LA CERTEZA
y de los juegos de lenguaje que dan sen Edición: Sobre la diversidad de la estruc
tido a estas expresiones. La certeza es tura del lenguaje humano (tr. A. Agud),
Anthropos, 1990.
aprehendida como una actitud, una for
Estudios-.,Prólogo de A. Agud a la ed. cit.;
ma de vida que no se dejaría invocar P. Tort, Evolutionnisme et linguistique,
como prueba de la existencia del mundo Vrin, 1980.
exterior o fundar filosofía alguna del «sen
tido común» (a la manera de Moore, que
es aquí el blanco al que apunta Witt
genstein). SO B R E L A LIB E R T AD , On Liberty,
1859.
Edición: Sobre la certeza (tr. J. L. Prades Jo h n S t u a r t M ill, 1806-1873.
y V. Raga), Gedisa, 1988.
Estudios: L. M. Valdés, Estudio preliminar Obra de referencia para el liberalismo
a la obra de L. Wittgenstein Últimos escri político inglés, Sobre la libertad se inte
tos sobre filosofía de la psicología 11. Lo rroga por la libertad concreta del individuo
externo y lo interno (tr. L. M. Valdés), Tec
nos, 1996; G. H. von Wright, Wittgenstein, en una sociedad democrática. Mill limita
Blackwell, 1982, principalmente el capítulo de hecho la aplicación del principio de sobe
titulado «Wittgenstein on Certainty», pp. 163- ranía absoluta de los individuos y el respeto
182. de su libertad interior a los hombres que
poseen la «madurez de sus facultades». Esta
madurez se caracteriza por la capacidad
de discusión igualitaria. Matizando las tesis
SO B R E L A D IV E R S ID A D DE L A utilitaristas, mientras da muestras de un
E S T R U C T U R A D E L LE NG U AJE bello optimismo racionalista, este libro sos
H U M A N O , Ü ber de Verschiedenheit tiene que la soberanía del individuo es com
des m enschlichen Sprachbaues und patible con su participación en el debate
ihren Einfluss auf die geistige Entwic- social en virtud del criterio de la razón res
kelung des Menschengeschlechts, 1836. ponsable, condición de la libertad social en
H u m b o l d t (Wilhelm, barón von), 1767- tanto que colectiva.
1835. Esta obra, que defiende la libertad de
pensamiento y de discusión, valora el plu
Este título original anuncia, en toda su ralismo y la diversidad. La democracia
amplitud, un estudio de la influencia de la representativa mantiene el equilibrio entre
estructura de las lenguas sobre el desa la participación del pueblo y la compe
rrollo intelectual de la humanidad. En esta tencia de las elites, y le asegura un papel
publicación póstuma, llevada a término educativo-, por la necesidad del voto, el
por los desvelos de su hermano (el barón individuo aprende a superar su interés pri
Alexander von Humboldt), el filólogo y vado para adscribirse al interés general.
diplomático Wilhelm von Humboldt ela
bora una representación de la evolución Edición: Sobre la libertad (tr. P. de Azcá-
rate), Alianza, 1970.
interna de las lenguas que tiene en cuen Estudio: J. C. Rees, John Stuart M ili’s «On
ta la influencia de los factores externos: Liberty», Oxford, Clarendon Press, 1985.
a la construcción orgánica de las lenguas,
el autor añade como objeto adicional de
estudio el conjunto de sus transforma
ciones; e igualmente considera la elabo SO B R E L A LIB E R T A D DE L A V O
ración interna de las lenguas de acuerdo LUNTAD, Über die Freiheit des Willens,
con esa construcción. La obra fue reedi 1841.
tada en dos volúmenes por August F. Pott A r t h u r S c h o pe n a h u e r , 1788-1860.
(1876) y defendida por él contra las crí
ticas de Heymann Steinthal. Este libro es El primero de los dos escritos de la obra
el breviario de la filología comparativa. publicada en 1841 bajo el título-. Los dos
5 77 SOBRE LA LÓGICA Y LA TEORÍA DE LA CIENCIA
biesen todas las nociones inéditas: lo cribe en una larga tradición, a la que per
cual lleva a negar a nociones tales como tenece igualmente el > Proyecto de paz
la de número negativo un derecho de perpetua del abate de Saint-Pierre. La obra
ciudadanía matemática porque esa se presenta como un tratado diplomático:
noción no se inscribe en la zona intui una primera sección reúne seis artículos
tiva precedente, a la que se considera preliminares redactados todos en modo
ba eterna e inmutable. Se trata así para prohibitivo; una segunda sección expone
Cavaillés de restaurar la dinámica dia los tres artículos definitivos del tratado de
léctica de la conceptualización fijando paz que deberán concertar los Estados entre
precisamente el papel de la intuición y sí a fin de garantizar una paz duradera entre
del esquematismo trascendental en el ellos: 1. La constitución civil de cada Esta
interior de ese proceso. do debe ser republicana (que combine la
Ésta es la razón de que Cavaillés vuelva libertad de los miembros de la sociedad
a una teoría general de la ciencia extraída en tanto que hombres, la sumisión de todos
de la lectura de la obra de Bolzano: «Dicho en tanto que sujetos a una legislación
de otro modo, la teoría de la ciencia es común, y la igualdad de los ciudadanos);
un a priori, no anterior a la ciencia sino 2. Es necesario que el derecho de los pue
alma de la ciencia, que no tiene requisitos blos se funde en una federación de Esta
exteriores sino que los exige a su vez de la dos libres; 3. El derecho de ciudadanía mun
ciencia. Doble dificultad de la solución bol- dial debe limitarse a las condiciones de una
zaniana: si tal solución evita la subordina universal hospitalidad. Dos suplementos y
ción a un existente histórico o al absoluto un análisis completan este texto, que vie
de la conciencia, debe poseer en sí la tota ne a desembocar en la fórmula trascen
lidad de lo que ella alcanza, y discernir a dental {a priori) del derecho público. «Las
continuación, si puede, el elemento esen acciones referentes al derecho de otros
cial permanente de lo que es móvil por sí hombres son injustas, si su máxima no
mismo.» Solución en la medida en que ha admite publicidad». La paz perpetua es el
logrado excluir todo fundamento exterior reino por venir del derecho público en el
— y en particular toda conciencia tética— que se reconciliarán moral y política.
, la teoría de la ciencia sigue atormentada
por la contradicción entre su posición ini Edición: Sobre la paz perpetua (tr. J. Abe-
llán), 5.a ed., Tecnos, 1996.
cial y el contenido que ella genera. A esta Estudios: Introducción de A. Truyol a la ed.
dificultad propone Cavaillés una solución cit.; P. Hassner, «Immanuel Kant», en L.
que, a su juicio, había que profundizar: la Strauss y J. Cropsey (comps.), Historia de
dialéctica del concepto. la filosofía política (tr. L. García Urriza,
D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), México, Fon
Edición: Sur la logique et la théorie de la do de Cultura Económica, 1993, pp. 549-
Science, Vrin, 1987. 584; E. Cassirer, Kant: vida y doctrina (tr.
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con W. Roces), Fondo de Cultura Económica,
temporáneos esenciales (tr. M.a L. Rodrí 1993; M. Castillo, Kant et l ’avenir de la
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 35-40-, culture, P.U.F., 1990.
J. T. Desanti, -*• Les idéalités mathémati-
ques, Le Seuil, 1968.
da ser un «ser» o un «ser-así». Lo que per Edición: Sur les confins de la vie, Flam-
manece es que el objeto contemplado marion, 1966.
es un referente objetivo que no está en Estudio: R. Bespaloff, Cheminements et
carrefours, Vrin, 1938.
absoluto constituido por el acto de cons
ciencia: es todo lo que se puede concebir
de un objeto en razón de su naturaleza.
Tal com o ha sido establecida por Mei-
SO B R E PE D AG O G ÍA , Ü ber Pádago-
nong, puede subsistir la distinción entre
gik, 1803.
la aprehensión del objeto y la considera
I m m a n u e l K a n t , 1724-1804.
ción del objeto en sí mismo.
Recopilación de notas.
La intencionalidad y el recurso de Hus
serl a un sujeto trascendental, junto con
Hablando propiamente, Sobre peda
la riqueza de los análisis husserlianos han
gogía no constituye un libro, puesto que
hecho olvidar un poco esta estricta teo
se trata de una compilación de notas del
ría de lo objetivo. En 1905, Russell la evo
filósofo para los cursos que impartió en
ca, para criticarla, en un artículo sobre la
la universidad de Konisberg desde 1776
denotación («On d en otin g») en el que
a 1787. No se encuentra en esta obra el
exponía su teoría de las descripciones y
orden y la arquitectónica habitual de las
refutaba la independencia del ser-así con
obras de Kant. Por tal razón, el título de
relación al ser.
Tratado de pedagogía que a veces se le
Edición: Über Gegenstandstheorie, en Mei- da es poco adecuado.
nongs Gesamtausgabe, Graz, Akademische La atención que el autor presta al pro
Drück und Verlagsanstalt, 1971. blema de la educación es la propia de todo
Estudio: L. Linsky, Le probléme de la réfé- su siglo. Kant, gran lector de Rousseau,
rence, Le Seuil, 1974. Véase sobre todo el
capítulo II: «La théorie des objets». piensa que «es en el fondo de la educa
ción donde reside el gran secreto del per
feccionamiento de la naturaleza huma
na». Por otra parte, este interés se veía
SOBRE LO S CONFINES DE L A VIDA, reforzado por el deplorable estado de las
o La apoteosis del desarraigo, Sur les instituciones educativas de la Alemania
confins de la vie, 1905. de finales del siglo xv iii .
L eó n C h e s to v (Lev Issaákovich Chvarts- La introducción expone los puntos de
man), 1866-1938. la cuestión pedagógica para toda refle
xión sobre el hombre. Kant articula en
En un serie de parágrafos expuestos ellos la libertad, como fin último de la edu
desordenadamente, para reflejar la ima cación, y la necesaria disciplina que toda
gen vacilante y contradictoria de la vida, educación comporta. Muy atento a ¡os
León Chestov critica la elaboración de sis impedimentos prácticos que pesan sobre
temas filosóficos cerrados y definidos, que toda empresa educativa — en particular
dan de la verdad una concepción tranqui en la enseñanza pública— , Kant se nie
lizadora aunque ilusoria: es preciso deses ga sin embargo a ajustar las finalidades
tabilizar los axiomas como evidentes. La de la educación a la medida de lo que hay.
actitud filosófica verdadera se abre a la Si la educación es el medio por el cual la
«apoteosis del desarraigo» y se niega a acre humanidad puede arribar a su verdade
ditar las verdades lisas y controladas de los ro destino, inaccesible al individuo, la edu
racionalistas. El conocimiento por causas cación debe necesariamente ser regula
no es verdadero conocimiento. La ver da por un ideal.
dad está en todas partes y en ninguna; hay Toda la parte dedicada a la educación
que aprender a conocerla sin pretender física está muy inspirada en las ideas de
necesariamente captarla. El saber, inesta Rousseau. Kant había leído en efecto el
ble, es revisable indefinidamente. -*■ Em ilio muy atentamente.
SOCIEDAD CONTRA EL ESTADO (LA) 582
con el vacío, y al ser en su plenitud con comúnmente lanzada contra los estoicos)
los átomos. A este materialismo — el de contrasta con su situación de poder: nadie
Demócrito— opone él la filosofía de los ha afirmado mejor que el emperador Mar
«amigos de las Ideas» (tal vez los platóni co Aurelio la igualdad innata de todos los
cos mismos), que rehúsan afirmar que hombres, depositarios de la razón divina y
todo es corporal. ciudadanos del mundo. Se ha llegado inclu
Al analizar el Ser y el no-ser, Sócrates so a ver en esta afirmación primordial de la
los identifica con lo Mismo y lo Otro. igualdad de los hombres una prefiguración
Mediante razonamientos asaz sutiles, que de la idea cristiana. ¡Extraña manera de leer
hacen del Sofista un diálogo difícil, Pla la historia al revés, que reduce a las más ahas
tón baraja la posibilidad de atribuir una inteligencias de la humanidad a la condición
cierta realidad al no-ser. de precursores titubeantes! ¿Por qué no
reconocer más bien que, pese a que la apor
Edición: Sofista (tr. N. J. Cordero), en Diá tación del cristianismo a la idea de igual
logos V, Gredos, 1988. dad haya sido considerable, este último no
Estudios: F. M. Cornford, La teoría pla
es el inventor de ella?
tónica del conocimiento (tr. N. L. Corde
ro y M. D. del C. Ligatto), Paidós, 1991; El autor se ve a sí mismo «progresan
J.-F. Mattéi, L'Étranger et le Simulacre: do» en el camino de la sabiduría. En este
essai sur la fondation de l ’ontologie pla- escrito da testimonio de una lucidez sin
tonicienne, P.U.F., 1983. complacencia respecto a sí mismo y prac
tica un examen de conciencia severo. El
libro se abre incluso con un amplio inven
tario de todo lo que el emperador es cons
SOLILO Q UIO S, T á d a éauxov, o de ciente que debe a otros. En lo esencial,
170 a 180. vuelve a tomar los preceptos de Epicte-
M a r c o A u r e u o , 121-180. to, el esclavo. Vivir de acuerdo con la natu
raleza, en los dos sentidos de la palabra:
Marco Aurelio redactó los Soliloquios conformarse a las leyes del cosmos y obe
día a día, a veces muy cerca del teatro de decer al genio propio, ser uno mismo,
la acción. N o son por tanto un diario ínti asumir su propio papel. Nada que cons
mo, sino el registro regular de un examen tituya un aporte original a la doctrina de
de conciencia. Las circunstancias de la sus predecesores. Intentemos discernir
redacción explican su composición asaz los elementos que definan la contribución
relajada, muy alejada de toda preocupa específica de Marco Aurelio.
ción didáctica. La aportación de los Soliloquios a la
Asumiendo la herencia estoica clásica, moral estoica parece ser principalmente
Marco Aurelio, último representante de técnica. Hablando en términos kantianos,
la escuela del Pórtico, desarrolla su pen la cuestión es de orden pragmático:
samiento casi exclusivamente en el domi ¿Cóm o aplicar en la vida concreta los
nio de la moral. De la lógica, apenas se principios generales enunciados por los
preocupa. En física retiene sobre todo la maestros? A fin de hacemos capaces de
idea de una providencia que gobierna el no desear más que lo que dependa de
mundo. Se distingue, sin embargo, por la nosotros, el autor realiza una desmistifi
afirmación de una esencia propia de la cación sistemática del mundo, de los ído
inteligencia humana distinta del alma los y de los fantasmas, y nos invita a con
material, sede de las pasiones. siderar las cosas por lo que ellas son sin
Es la moral lo que interesa a Marco Aure más, reduciéndolas a sus elementos cons
lio, hombre de acción confrontado con las titutivos. ¿La buena comida? «Aquí un
vicisitudes de la existencia y del poder, enre cadáver de pez, allá un cadáver de ave.»
dado sin cesar en el trato con sus semejan ¿Los placeres del amor? «Un frotamien
tes. La humildad del filósofo (Marco Aure to del vientre y la eyaculación de un líqui
lio no está incluido en la acusación de orgullo do viscoso acompañado de un espasmo.»
SOMBRA DE DIOS (LA) 584
¿La muerte? ¿No nos priva sobre todo de comienzo de la segunda mitad del siglo xx,
cosas bien mediocres? De todos los estoi los problemas de la naturaleza, del valor
cos, Marco Aurelio es el más sensible al y de la existencia de Dios. Retomando
tema del orden del mundo y de la provi el análisis de la «apuesta» de Pascal, Sou
dencia. Y construye un argumento en for riau muestra que ese texto extraídos de
ma de dilema. Si este mundo no está regi los -+ Pensamientos es la obra de una
do por orden alguno, ¿por qué amarlo, «sabiduría unificante» que, a sus ojos, es
por qué lamentar abandonarlo? Si por insuficiente: es preciso poder acceder a
el contrario existe una providencia, ¿no la experiencia de aquello que reúne «la
debemos entonces confiar en ella? experiencia de lo que instituye las dis
La atención prestada a la dignidad de tancias». Para Souriau en efecto, no se
la persona humana, depositaría de la puede acceder al conocimiento de Dios
razón universal, funda la exigencia de res más que en y por un amor racional. Toda
peto y de justicia, mas también el deber nuestra existencia en la que se efectúa
de hacer el bien sobre su entorno ocu concretamente nuestro esfuerzo, y su
pándose de los asuntos de la ciudad. decurso temporal e histórico, aparece
En su conjunto, los Soliloquios nos dan como «el envés del tapiz», con sus nudos,
la imagen del estoico más sim p á tico sus rugosidades, sus deshilachados. «Mas
— en el sentido más puro de la palabra— la trama no es absolutamente opaca», nos
de todos. En parte alguna hay el menor advierte Souriau. «Misteriosamente las
indicio para sospechar que Marco Aure sombras y las luces se pasean por ella
lio hubiera practicado el estoicismo como haciéndola a veces asaz translúcida para
un ideal estético de existencia. Menos poder entrever fugazmente con claridad
didáctico que Epicteto, menos austero que el esplendoroso objeto que hay al otro
Séneca, Marco Aurelio encama la figura lado.» Es a la captación de esta dimen
del sabio consciente de sus debilidades, sión supraexistencial de lo real a lo que
mas también de su dignidad, entregado el hombre con vocación de espiritualidad
a la tarea de vivir su condición humana en
debe consagrarse.
el ejercicio de pensarla, y no creyéndose
dispensado de vivirla porque la pensaba. Edición: L ’Ombre de Dieu, P.U.F., 1955.
Los Soliloquios de Marco Aurelio son Estudio: L. de Vitry-Maubrey, La Pensée
un libro-faro, no solamente del estoicismo cosmologique d'Étienne Souriau, Klinck-
y de la filosofía helenística, sino también sieck, 1974.
del pensamiento occidental. La influencia
de Marco Aurelio continúa ejerciéndose
sin interrupción hasta la época contem
poránea sobre los más grandes espíritus. S T R O M A T A , TK>v Kax'a t^ v ñdr|eri
(piXooocptav yvcoatiK & v ímo¡jvr||mi:cov
Ediciones: Soliloquios (tr. J. D. García Bac- cxpco^ctTEt^, o hacia 179.
ca), México, Secretaría de Educación Públi C lemente de A lejandría , hacia 140-hacia
ca, 1944; Meditaciones (tr. B. Segura), Alian 220.
za, 1996.
Estudio: Ch.Parain, Marc-Auréle, Bruselas,
Complexe, 1982. En los ocho libros que componen esta
obra, Clemente ha reunido las «simientes
de gnosis» que tratan del cristianismo y
de las diversas doctrinas filosóficas de la
SO M B R A DE DIO S (LA), L ’ombre de Antigüedad.
Dieu, 1955. El autor reconoce que la lectura de los
É tie nne S o u r ia u , 1892-1979. griegos es útil a los cristianos, mas al mis
mo tiempo afirma que el pensamiento
El esteta se interroga aquí sobre las griego ha tomado mucho de las Escritu
perspectivas bajo las que se plantean, al ras, que son todavía más antiguas. Nume
585 SUEÑO DE D’ALEMBERT
rosas cuestiones de teología son aquí abor no delirio. Este procedimiento le permite
dadas, como la continencia, la perfección, a Diderot introducir las ideas más auda
el martirio, la ascesis y la fe. ces: «N o carece de ingenio haber pues
to mis ideas en boca de un hombre que
Edición: Stromates, 8 vols., Le Cerf, 1949- sueña: a veces hay que dar a la sabidu
1981. ría el aire de la locura, a fin de procu
Estudios: E. Gilson, La filosofía en la Edad
Media (tr. A. Pactos y S. Caballero), Gredos, rar su admisión.»
1972, pp. 45-52 y 57; Cl. Mondésert, intro Mientras que la Conversación entre
ducción a la edición francesa. D ’Alem bert y D iderot se proponía elu
cidar la relación de lo inerte con lo vivo,
el Sueño de D ’Alembert expone una teo
ría del pasaje del ser sensible al ser pen
SU E Ñ O DE D ’ALE M B E R T, Reve de sante. La explicación es totalmente mate
d ’Alem bert, 1831. rialista, mas nunca mecanicista en sentido
D enis D id e r o t , 1713-1784. cartesiano. Por ejemplo, la memoria es
Diálogo. resultado de la vibración de una cuerda
sensible que continúa resonando después
«No es posible ser más profundo y más de que se la haya pulsado. La asociación
loco», escribía Diderot a propósito de esta de ideas procede de la comunicación a
obra. El Sueño de D ’A le m b e rt es de sus vecinas de la vibración de una cuerda
hecho el segundo de una serie de tres diá sensible. Este esquema fisiológico permi
logos redactados en 1769: el primero te a Diderot dar cuenta de las facultades
es una Conversación entre D ’Alem bert psíquicas, explicadas a partir de conside
y Diderot, y el último una Continuación raciones estrictamente materialistas.
de la conversación. Mas este texto no se limita a la com
Los tres diálogos nacieron del interés prehensión de los mecanismos corpo
siempre creciente de Diderot por las cues rales o físicos. La situación del hombre
tiones biológicas, y por la de la relación en la creación se encuentra igualmente
entre el espíritu y la materia. Las con afectada. Porque si el ser humano no
versaciones se alimentan de una infor consiste más que en un agregado de
mación sumamente rica; sus lecturas sobre fibras dotadas de sensibilidad por su orga
estas cuestiones eran innumerables y Dide nización, entonces no goza de ninguna
rot estaba muy al día de los trabajos de situación privilegiada en el universo mate
sus contemporáneos: Haller, Buffon, Mau- rial. El hombre no es más que un esta
pertuis, los médicos Bordeu, Tronchin, dio particular en el gran movimiento
Petit, Roux (Bordeu interviene además, determinista de la materia: «El hombre
junto a Mademoiselle de Lespinasse, en no es más que un efecto común.» Es por
el Sueño). Contra el cartesianismo y todo tanto más que evidente que Diderot reto
dualismo en general, Diderot defiende ma aquí la tesis evolucionista planteada
la idea de una materia única, universal ya a bastante profundidad en su -+ Car
mente sensible, aunque bajo formas diver ta sobre los ciegos. Contra la evidencia
sas. El continuismo de Diderot va a impo inmediata, que constata la rigidez de las
ner sus consecuencias en el nivel biológico, especies vivientes, Diderot afirma: no
mas igualmente se ampliará a los nive nos falta más que una visión de la inmen
les de la antropología, la moral, la meta sidad del tiempo para captar las trans
física. formaciones.
Sus tesis no toman nunca la forma de Los mismos valores morales tampo
un desarrollo sistemático. Muy al con co salen indemnes. Pues la noción de per
trario, la exposición que Diderot hace sona humana se desvanece con el indi
de ellas es extremadamente deshilva viduo, inmerso en la totalidad cósmica de
nada, puesto que el D’Alembert que aquí cuyo seno emerge provisionalmente: «¡Y
pone en escena es un hombre en ple vosotros habláis de individuos, pobres filó
SUEÑOS (LOS) 586
La obra critica las pretensiones de Swe- nos Aires, Siglo Veinte, 1970; S. Lukes,
denborg de utilizar un «sentido» especial para Émile Durkheim. Su uida y su obra, Cen
entrar en contacto con los espíritus. Kant tro de Investigaciones Sociológicas, 1984.
llega hasta establecer un paralelismo entre
las «historias de espíritus» del fundador de la
teosofía y los «sueños» de la metafísica.
S U M A A T E O L Ó G IC A (LA), La Som-
Edición: Los sueños de un uisionario (tr. me athéologique, 1954 y 1961.
P. Chacón e I. Reguera), Alianza, 1987. G eorg es B a t a il l e , 1897-1962.
Estudios: E. Cassirer, Kant: vida y doctri
na (tr. W. Roces), Fondo de Cultura Eco
Compuesta por La experiencia inte
nómica, 1993; M. David-Ménard, La folie
dans la raison puré: Kant lecteur de Swe- rior (1943), E l culpable (1945), y Sobre
denborg, Vrin, 1990. Nietzsche, a los que se añaden Aleluya
y M é tod o de m editación (1947), La
Suma ateológica debía contener origi
nalmente E l Perturbador y E l sistema
SUICID IO (EL), Le suicide, 1897. inacabado del no-saber, que no vieron
ÉM1LE D u r k h e im , 1858-1917. jamás la luz.
La obra da testim onio de la exp e
En este estudio de sociología que se riencia interior de Georges Bataille. Su
apoya en datos estadísticos muy nume forma es la de un diario: fragmentos,
rosos, Durkheim ha mostrado admira notas, cortos poemas, mas el tono adop
blemente que la tasa de suicidio consti tado por el autor no es el propio de las
tuye un indicador objetivo del grado de confesiones. Esta «experiencia interior»,
a no mía de una sociedad o de un grupo cuyas modalidades son el éxtasis, la
social. Por «anomía» entendía él una rela angustia, el saber y el no-saber, desig
jación moral de la sociedad de la que na la experiencia de los límites que
resulta que los individuos no saben ya encuentra aquel que, habiendo dejado
qué normas deben seguir. En efecto, de querer ser T odo, comprende que él
la tasa de suicidio en una sociedad dada no es más que imperfección, inacaba-
varía en función inversa del grado de miento y desesperación, y en esta fini-
integración de los individuos en las tud encuentra el signo de su grandeza y
estructuras familiares, religiosas y polí de su salvación. «Dios no es el límite del
ticas de esa sociedad. Pero toda crisis hombre, mas el límite del hombre es
social comporta un peligro de anomía, divino. Dicho de otro modo, el hombre
incluso aunque tenga su origen en un es divino en la experiencia de sus lími
aumento brusco de poder o de fortuna. tes» (E l culpable).
Impresionado por las fuertes tasas de C on La Suma a teológica inaugura
suicidio constatadas en la industria y el Bataille un nuevo género literario: La
com ercio en la ép oca del desarrollo Experiencia interior, aunque alimenta
industrial, el autor ha concluido que la da de la intimidad de su autor, alcanza
sociedad tradicional estaba inmuniza el rigor abstracto de la verdad objetiva.
da por el hecho de su estabilidad. La Es a la actividad creadora lo que el ensa
evolución ulterior ha mostrado que con yo es a la obra. Profundamente marca
el progreso de la industrialización baja do por la lectura de Pascal y de Nietzs
ban las tasas de suicidio urbano, mien che, Bataille concitó sobre sí las críticas
tras que las mayores tasas se encon de los surrealistas, de los existencialistas
traban en las regiones rurales. («M, Bataille sobrevive a la muerte de
Dios», ironiza Sartre) y de los cristianos
Edición: El suicidio (tr. L. Díaz Sánchez),
(para Gabriel Marcel, Bataille no tiene
Akal, 1992.
Estudios: R. Aron, Las etapas del pensa la sinceridad que hacía de Nietzsche un
miento sociológico (tr. A. Leal), vol. D, Bue místico).
SUMA CONTRA LOS GENTILES 58 8
Edición: Somme athéologique I et II, en tido de que está siempre en acto, jamás
Oeuvres completes, t. 5 y 6, Gallimard, en potencia; es omnipotente, aunque sin
1973 y 1987. embargo separado de la materia; es inte
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con
temporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodrí ligencia y voluntad, bondad y felicidad.
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 131-136; Dios está en el origen de toda cosa, de
J.-C. Renard, L ’experience intérieure de todo ser viviente; es El quien ha concebi
Georges Bataille ou la Négation du mysíé- do al mundo y a sus criaturas. Así ha cre
re, Le Seuil, 1987. ado las inteligencias puras, separadas de
toda materia, como los ángeles, que habi
tan las esferas celestes; también ha crea
do las inteligencias humanas, que están
S U M A C O N T R A L O S GENTILES, unidas a un cuerpo. El hecho de que el
Summa contra Gentiles, entre 1255 y alma humana esté estrechamente ligada
1264. T o m á s de A q u in o (S anto), hacia al cuerpo es esencial: el alma es un acto
1225-1274. del cuerpo, o una de las formas de éste.
El cuerpo, por medio de nuestros sen
Obra teológica fundamental del autor, tidos, está por tanto al origen de nues
la Suma contra los Gentiles tiene por tro entendimiento, de nuestras ideas y en
tema esencial la esencia de Dios y el cono particular de la concepción que tenemos
cimiento que de Él tiene el hombre. de Dios. Mientras que el cuerpo, recep
¿Cómo un simple mortal, imperfecto de táculo mortal, realizará su bien supremo
por sí, puede concebir un ser perfecto y en la resurrección de la carne, el alma
eterno? ¿Cómo puede incluso explicarlo? eterna e incorruptible no puede alcanzar
Éste es el vasto problema que Tomás de su fin más que reuniéndose con Dios. La
Aquino aborda aquí. muerte de su envoltura camal no da sin
Hay dos puntos de partida: Dios pue embargo al hombre la visión perfecta de
de ser aprehendido por la sola razón y ser Dios: en efecto, el entendimiento huma
aceptado por ella, incluso aunque esta no permanece limitado. Esta gracia pue
visión sea susceptible de error; la otra ima de no obstante serle acordada por Dios,
gen que poseemos de Dios es la que nos mas esto sigue siendo excepcional. La
dan las Escrituras. gracia divina completa y perfecciona el
Gracias a la razón humana, la exis orden de la creación: es un bien. De la
tencia de Dios puede ser demostrada y misma manera, el amor al bien y el odio
probada. Si partimos del principio de que al mal que Dios inspira en el hombre no
todo efecto tiene una causa, el riesgo de menoscaban su libertad.
remontarse al infinito en la cadena de cau El hombre sólo puede alcanzar la visión
sas y de efectos nos obliga a reconocer de Dios en el más-allá. La contemplación
como absolutamente necesaria la exis de la esencia divina está en efecto dema
tencia de una causa primera y absoluta: siado alejada de los problemas y preocu
esto es lo que preconizaba ya el axioma paciones del hombre durante su vida terres
aristotélico. Esta idea se encuentra tam tre. Pero existe una verdad superior -, la de
bién en las Escrituras: Dios creó al mun los dogmas. La razón humana puede com
do ex nihilo; en la concepción cristiana, prender estos dogmas que la revelación
la materia no puede preexistir a Dios. divina ha impuesto a los hombres: la Tri
Es preciso apoyarse también sobre la esen nidad, el Sacramento y la Encamación.
cia humana para mostrar cuál es la natu Sin embargo estos dogmas no pueden ser
raleza de Dios. El hombre es un ser imper probados; es preciso aceptarlos, por un
fecto; pero como ninguna cosa existe sin acto de fe.
su contraria, existe necesariamente un ser La Suma contra los Gentiles es, jun
perfecto, que es Dios. Contrariamente al to con la -+ Suma teológica, una de las
hombre, Dios es eterno: no tiene ni obras fundamentales de Tomás de Aqui
comienzo ni fin; es Acto puro, en el sen no. El autor expone efectivamente en ella
589 SUMA DE TODA LA LÓGICA
[ 593]
TÉCNICA (LA ) 594
al que Sócrates había augurado un gran los grandes diálogos morales: -*• La Repú
porvenir en su especialidad. La conversa blica, <■Gorgías, > Fedón.
ción — que presenta a Sócrates, Teeteto y La crítica de Protágoras y de Herácli
Teodoro (también un matemático)— está to ha permitido establecer así que la sen
contada por un cierto Euclides (que no tie sación no podría servir de fundamento
ne nada que ver con el célebre matemáti último a la ciencia. Esta crítica hace pare
co griego). ja, en la obra de Platón, con la crítica simé
El objeto de este diálogo es el conoci trica de Parménides y de las tesis de la
miento. Como es habitual, el problema es corriente eleática; el Teeteto es en esto
propuesto partiendo de la enseñanza de un complemento de el sofista.
los sofistas. Es sabido que Protágoras, por En un segundo movimiento, Platón va a
ejemplo, defendía un relativismo sensua mostrar que lo mismo vale decir de la opi
lista que resumía en la fórmula «El hom nión verdadera. Esta puede muy bien pose
bre es la medida de todas las cosas.» El er fortuitamente la apariencia de ciencia,
Teeteto tematiza la crítica de este relati mas no la posee más que de manera con
vismo estableciendo que la fórmula de Pro tingente, inestable, fugaz. Es lo que repeti
tágoras es lógicamente contradictoria; rán los estoicos: el loco que dice, en pleno
suponerla verdadera es dar a cada uno el día, que es de día, dice ciertamente algo ver
derecho — ¡en nombre del principio mis dadero; sin embargo no posee la verdad,
mo!— de declararla falsa. Pero igualmente puesto que habría podido decir igualmente
es sabido que el relativismo sofista se apo que era de noche. Bachelard lo formulará
yaba en un discurso sensualista y movi- así: «La opinión tiene siempre el derecho a
lista, el de Heráclito, que pretendía extra equivocarse.»
er del movimiento perpetuo de todas las Sigue siendo evidente que los sentidos
cosas una prueba de la imposibilidad de juegan un papel en el conocimiento, y Pla
conocer lo real. Es también de este escep tón analiza con finura las condiciones de la
ticismo físico, evocado ya en el -► Cráti- percepción, el trabajo de síntesis que rea
lo , del que se ocupa aquí Platón. Sin liza. Reconoce por tanto al alma una autén
embargo, no se contenta con un vago tica actividad en la síntesis de los datos sen
rechazo de las tesis sofistas y heraclitea- sibles. El Teeteto llega casi a proponer un
nas; preocupado, por el contrario, de dar bosquejo de tabla de las categorías (ser y
a esas teas toda su fuerza, Platón las expo no-ser, identidad y diferencia, unidad y mul
ne en detalle y da incluso la palabra a Pro tiplicidad...). Igualmente ofrece lo que tal
tágoras en persona. Por lo demás, pare vez constituye el primer análisis filosófico
ce evidente que Ratón tenía tanto respeto consistente del error. La crítica del valor de
por Heráclito como el que reconocía (en la opinión verdadera supone en efecto el
-* el Sofista) sentir por Parménides (dos descubrimiento de las condiciones de posi
filósofos a los que combatía sin embargo); bilidad de la opinión falsa (problema entre
aquí se cuida en efecto de distinguir las visto ya en el -+ Eutidem o). Al recorrer
tesis de Heráclito de las de sus seguido las sucesivas comparaciones que le presenta
res, que no extraen de su doctrina más el joven Teeteto, Sócrates analiza las con
que consecuencias negativas. diciones del falso reconocimiento.
Por otra parte, la problemática del Tee Finalmente se analiza la tesis de que la
teto no está limitada al dominio teórico ciencia es «la opinión verdadera acom
estrictamente entendido; igualmente son pañada de razón». N o es fácil saber qué
puestas en evidencia las implicaciones éti sentido exacto es preciso atribuir a esta
cas del problema del conocimiento: no definición, ni a qué pensadores se refería
sería lícito fundar lo justo sobre lo útil, y Platón al criticarla; tal vez estuviera pen
el pragmatismo de los sofistas en mate sando en Antístenes o en los megáricos.
ria de moral es tan insostenible como su De lo dicho se desprende que el Teete
relativismo gnoseológico. El Teeteto se to presenta un rico abanico de temas esen
inscribe fielmente por tanto en la línea de ciales para toda reflexión filosófica. Se tra
TELLIAMED O CONVERSACIONES DE UN FILÓSOFO INDIO CON UN MISIONERO FRANCÉS... 596
ta seguramente de uno de los diálogos más Edición: Telliamed ou Entretiens d’un phi
ricos y profundos de Platón. Es necesario losophe indi en avec un missionnaire
frangais, col. «Corpus des oeuvres de phi-
también señalar que da espléndidamente a
losophie en langue rrangaise», Fayard, 1984.
conocer la figura de Sócrates, partero de Estudio: M. Benítez, «Benoit de Maillet et
espíritus (Sócrates evoca aquí la figura de ['origine de la vie dans la mer-, conjecture
Fenareta, su madre, que era mujer-sabia): amusante ou hypothése scientifique?», Revue
Sócrates aparece aquí tanto como filóso de synthése, janvier-juin 1984.
fo inflamado por la verdad, como en cali
dad de hombre honesto y afable, mas fiel
siempre al Sócrates que Platón ha presen
tado en sus otros diálogos. T E M A DE N U E STR O TIE M P O (EL),
1923.
Edición: Teeteto (tr. A. Vallejo Campos), José Ortega y Gasset, 1883-1955.
en Diálogos V, Gredos 1988; id. (tr. M.
Balasch), ed. bilingüe, Anthropos, 1990. Habiendo tenido inicialmente por maes
Estudios: Introducción de Á. Vallejo Cam
tro al neokantiano Hermann Cohén, Orte
pos a la ed. de Gredos; F. M. Cornford,
La teoría platónica del conocimiento (tr. ga y Gasset evoluciona enseguida hacia
N. L. Cordero y M. D. del C. Ligatto), Pai- una filosofía más personal, que toma por
dós, 1991; W. D. Ross, La teoría de las ide objeto la vida como «realidad radical». Así,
as de Platón (tr. J. L. Diez Arias), Cátedra, rompiendo definitivamente con su primer
1889; A. Koyré, Introduction á la lecture
de Platón, Gallimard, 1987. inspirador, se consagra aquí a una crítica
de la razón formal a la que opone la «razón
vital», única que nos permite analizar ese
principio fundamental que es la vida com
TELLIAM ED O C O NV E R SAC IO NE S prendida en toda su radicalidad. Sin este
DE U N F IL Ó S O FO IN D IO C O N UN principio, le sería imposible explicar el uni
M IS IO N E R O F R A N C É S SO B R E L A verso en su totalidad. Mas «razón vital» es
D ISM IN U C IÓ N DEL M AR , L A FO R aquí sinónimo de «razón histórica»: la una
M AC IÓ N DE L A TIERRA, EL ORIGEN no tiene valor sin la otra, A través de ellas
DEL H OM BRE, ETC., Telliamed, ou nos resultan verosímiles todas las vidas
Entretiens d ’un philosophe iridien auec de los humanos; de aquí la necesidad de
un missionnaire frangais sur la dim i- determinar la posibilidad y los límites de la
n ution de la mer, la form a tio n de la comprensión del otro. Ésta es la tarea que
Terre, 1’origine del l’homme, etc., 1748. debe asumir toda epistemología de las cien
Benoit de Maillet, 1656-1738. cias sociales que quiera ser consecuente.
Se reconoce en este filósofo español
Aunque la obra no apareció hasta diez la influencia de Nietzsche, mas también
años después de la muerte de su autor, las de Simmel, Scheler y Dilthey.
circulaban de tapadillo, desde 1720, algu
Edición.- El tema de nuestro tiempo, Alian
nas copias manuscritas.
za, 1987.
El Telliamed (anagrama del nombre Estudio: J. Marías, Ortega. Las trayecto
del autor) es una obra fuertemente ori rias, Alianza, 1983, pp. 166-179.
ginal que expone, a la manera de Buf-
fon, una teoría general de la Tierra y de
los seres vivos. Maillet afirma en ella el
origen marino de todas las criaturas TE M O R Y TE M B LO R , Frygt og Boe-
vivientes, origen atestiguado por los fósi uen, 1843.
les marinos, que se encuentran en todos Soren Aabye Kierkegaard, 1813-1855.
los puntos del globo.
Sorprendentes intuiciones evolucio Publicada bajo el pseudónimo de
nistas alternan aquí con conjeturas alta Johannes de Silentio, esta obra describe,
mente fantasiosas. mediante la exégesis de la historia de
597 TENTACIÓN DE EXISTIR (LA)
La teoría del contrato social reposa sobre dades admisibles son las que benefician
una «posición original»; posición hipotéti a los menos favorecidos, mientras que la
ca en la que los individuos actúan en com desigualdad injusta no beneficia a todos.
pleta ignorancia y están racionalmente ani Influenciado por Kant, Rawls desarro
mados por sus propios intereses. Estos lla aquí una teoría sistemática de la justi
individuos deben ponerse de acuerdo sobre cia que se apoya en principios racionales
un sistema de cooperación. Mas, sin cono (la razón práctica). Su influencia, tanto
cer el lugar que ocupará en el sistema, cada sobre las teorías como sobre las políti
uno se representa prudentemente lo peor, cas económicas del mundo anglosajón y
es decir el caso en el que él ocupara una del continente europeo, es grande, sin
posición inferior. A partir de ahí, cada uno gularmente entre los liberales y los pro
adopta la «estrategia del máximum» (toma gresistas. Mientras que el pensamiento
da de la teoría de juegos). Según esta estra igualitarista, que identifica justicia con
tegia, para todo jugador que no está segu igualdad económica, pierde su vigencia,
ro de ganar, el mejor plan a adoptar la teoría rawliana tiende a justificar las
consiste en asegurarse de que el peor resul desigualdades, y ello en el nombre mis
tado sea el mejor posible; con ello mini mo de la justicia.
miza sus pérdidas máximas, o también
maximiza sus pérdidas mínimas. Edición: Teoría de la justicia (tr. M.a D.
En la posición original y en virtud de la González), Fondo de Cultura Económica,
estrategia del máximum, los individuos eli 1978.
Estudio: B. Barry, La teoría liberal de la
gen dos principios distintos, siendo el pri
justicia. Examen crítico de las principa
mero (libertad) prioritario por relación al les doctrinas de «Teoría de la justicia» de
segundo (diferencia). Según el principio John Rawls (tr. H. Rubioi), México, Fondo
de libertad, los individuos se compro de Cultura Económica, 1993; ¡ndividu et
meten a instituir el marco de libertades justice sociale. Autour de John Rawls (obra
colectiva), Le Seuil, 1988.
más amplio que sea compatible al mismo
tiempo con una libertad similar para todos.
Cada uno dispondrá así de la mayor liber
tad compatible con la libertad del otro.
El principio de diferencia es el que justi T E O R ÍA DE L O S S E N T IM IE N T O S
fica las desigualdades. Rawls critica aquí M O RALES (LA), The Theory o f Moral
la teoría neoclásica y utilitarista que igno Sentiments, o r A n Essay towards the
ra las desigualdades, confunde la justicia analysis o f the principies by wich men
con la maximización del bienestar social, naturally judge concerning the conduct
y admite con ello que el sacrificio de un and character, first o f their neighbourgs,
individuo pueda aumentar el bienestar and afterwards o f themselves, 1759.
de todos. Para Rawls, nadie es un medio Adam Smith, 1723-1790.
al servicio de la sociedad, estando siem
pre las libertades civiles por encima de la Esta obra toma el texto de un curso de
economía. Pero las desigualdades no son ética que Adam Smith impartió en la uni
necesariamente injusticias. Se las puede versidad de Glasgow, en la que enseña
admitir bajo dos condiciones: en primer ba desde 1751. El filósofo se propone
lugar, es preciso que haya una «justa igual aquí reelaborar uno de los problemas filo
dad de oportunidades», o dicho de otro sóficos más clásicos del Siglo de las Luces.
modo, que las situaciones que aportan ven Se trata, como indica claramente el títu
tajas sean accesibles a todos; en segundo lo, de comprender la naturaleza y el ori
lugar, que la sociedad tenga el poder de gen del «sentimiento moral», al que se atri
hacer a los menos afortunados tan ricos buía habitualmente — hasta Kant— la
como le sea posible, esto es, de alcanzar responsabilidad de nuestros juicios éticos.
un óptimum en la distribución de los ingre Smith admite una simpatía humana,
sos. De este modo, las únicas desigual que hace a los individuos capaces de tras
TEORÍA DEL ARTE MODERNO 602
pasar su dimensión propiamente egoísta les nos es dada la percepción del mundo
para tomarse sensibles al sufrimiento de exterior. En efecto, según La teoría de
otro. El autor se cuida de subrayar bien los sentimientos morales, nuestros jui
(como lo hará Kant) que la compasión, o cios morales conocen una multitud de
piedad, sigue teniendo su sede en el ego matices, que son incompatibles con la
ísmo. Mas la compasión no actúa sola, hipótesis de un sentido moral único.
pues «por egoísta que se suponga ser un Aunque Smith, deísta, pronuncia lo
hombre cualquiera, hay evidentemente menos posible el nombre de D ios, el
algunos principios en su naturaleza que lo papel de la providencia está sin embar
inclinan a interesarse por la buena fortu go presente en cada página de este libro.
na de los otros y que toman la felicidad de Un finalismo permanente se deja en efec
éstos en algo necesario para él». Así, el to entrever en él.
sentimiento moral del hombre está orde El privilegio, o mejor la exclusividad,
nado según su naturaleza propia, mas tam que se atribuye al sentimiento en la con
bién de acuerdo con la naturaleza entera ducta moral, conduce a Smith a terminar
y con la de la comunidad humana. Al igual su ensayo con críticas muy duras respec
que los moralistas empiristas y utilitaristas to a la casuística, pues las obras que en
— compatriotas suyos en su mayoría— , ella se inspiran «buscan en vano deter
Smith piensa que el hombre está desti minar de una manera precisa aquello que
nado a establecer con sus semejantes rela no puede serlo más que por el senti
ciones de solidaridad y de ayuda mutua, miento; ¿cómo es posible en efecto encon
únicas capaces de procurar la felicidad de trar reglas invariables que fijen el punto
todos. Esta idea de una felicidad posible en el cual, en cada caso particular, el sen
es aquí determinante, hasta el punto de timiento delicado de la justicia se torna
conducir a Smith a una afirmación un tan en un mero escrúpulo frívolo-, que mues
to paradójica que Kant discutirá: el autor tren el instante preciso en que la reserva
observa en efecto que nuestro juicio moral o la discreción degeneran en disimulo?».
no se ejerce jamás únicamente sobre las La teoría de los sentimientos mora
intenciones que han presidido una acción, les ejerció una cierta influencia sobre
sino que integra siempre al mismo tiem las concepciones morales del Siglo de
po los resultados o consecuencias (éxito o las Luces. La teoría se inscribe en el gran
fracaso) de esa acción. movimiento empirista, naturalista y deís
Es muy claro para Smith que el senti ta que atraviesa la reflexión ética — prin
miento moral del hombre no está dicta cipalmente en Gran Bretaña— en el
do por el interés; si ese fuera el caso, no siglo XVIII.
se comprendería que nos sugiriera apro
bar acciones que individualmente nos per Edición: Theortj o f Moral Sentiments, en
judican y desaprobar otras que podrían The Glasgow Edition o f the Works and
sernos beneficiosas. La razón tampoco Correspondance o f Adam Smith, vol. I,
Oxford, Clarendon Press, 1976.
es el fundamento. En efecto, las reglas no Estudio: J. Mathiot, Adom Smith, philo-
preceden al juicio moral que nosotros sophie et économie: de la sympathie á
deduciríamos de la aplicación de normas l’échange, col. «Philosophies», P.U.F., 1990.
universales. Por el contrario, extraemos
por inducción las reglas generales a par
tir del conocimiento de los casos parti
culares. Así, la vida moral no está hecha T E O R ÍA DE L A R T E M O D E R N O ,
más que de una infinidad de situaciones Théorie de l ’art moderne, 1964.
singulares, siempre diferentes. Pero, con Paul Klee, 1879-1940.
trariamente a otros moralistas (como el Colección de ensayos estéticos.
irlandés Francis Hutcheson), Smith se nie
ga a admitir un «sentido moral» que se Para el autor, la modernidad en arte
sumaría a los sentidos mediante los cua debe estar orientada hacia las formas iné
603 TEORÍA ESTÉTICA
ditas del yo; así, el creador debe elevar conceptual: la realidad es el espíritu que
se hasta el «yo divino» (a priori). El artis coincide con el mundo.
ta moderno desplaza el centro de grave
dad de la materia y la considera desde un Edición: Teoría e historia de la historio-
nuevo ángulo. Si el dibujo es el arte de gra/ía (tr. E. J. Prieto), Buenos Aires, Imán,
eliminar, el color lo contiene todo. La per Estudio: N. Abbagnano, Historia de la Filo
cepción del artista es movimiento, al igual sofía (tr. J. Estelrich y J. Pérez Ballestar),
que la obra, que se inscribe necesaria vol. III, Montaner y Simón, 1973, pp. 438-
mente en el tiempo. Crear es dialogar con
la naturaleza; porque hay leyes comu
nes a la naturaleza y al arte. La forma cre
adora «funciona» en la creación; el pintor
debe perseguir esta función, más que la T E O R ÍA E S T É T IC A , Aesthetische
forma acabada. Theorie, 1970.
Aunque contem poráneo de Kan- Theodor Wiesengrund Adorno, 1903-
dinsky, el autor no sostiene los mismos 1969.
puntos de vista que él, por encima de su
común voluntad de innovar. Donde Kan- En esta obra, que quedó inacabada, el
dinsky busca la forma a p r io r i en su autor plantea la cuestión del estatuto mis
dimensión absoluta, Klee se concentra mo del arte moderno, cuya evidencia no
en el carácter operativo de la forma. En aparece ni en sí mismo, ni en su derecho
a la existencia, ni en su relación con la
este sentido, representa otra actitud res
sociedad. La ampliación de las posibilida
pecto de la conciencia creadora tras
des de creación entraña, a la inversa, un
cendental.
estrechamiento de sus efectos sobre las
Edición: Teoría del arte moderno, Méxi obras. La irrupción de lo «nuevo» en arte
co, Era, 1984. ha difuminado hasta la noción misma de
Estudio: J.-L. Ferrier, Paul Klee, les années tradición. El arte moderno está hecho a
vingt, Denoel, 1971. imagen de la ruina; expresa un desaliento
cuyo arquetipo es Rimbaud, que acabó por
abandonar la escritura. ¿Podría la eman
cipación del arte haber minado las condi
TE O RÍA E H IS T O R IA DE L A H ISTO ciones de posibilidad de toda creación?
RIOGRAFÍA, Teoría e storia della sto- El autor constata, por lo demás, que el
riografia, 1912. arte moderno se identifica con la sociedad
Benedetto Croce, 1866-1952. de consumo del Occidente capitalista, mas
para oponerse a ella. Su función original
La historia constituye el cuarto domi ha sido por tanto puesta en cuestión: antes,
nio (tras la estética, la lógica y la prácti la obra de arte prometía un mundo mejor.
ca) al que Croce aplica su reflexión filo Esta intención objetiva era y sigue sien
sófica; con ello culmina la elaboración de do teóricamente el «contenido de verdad»
un sistema teórico — la Filosofía d ello de la obra, tal como la reflexión filosófi
Spiríto (la Filosofía del espíritu)— cons ca puede revelarlo (porque, al desplegar
truido sobre una amplia base de erudición se, el contenido se transforma en el con
crítica e historíográfica. ce p to filosófico). De este modo, el
Fundada en su filosofía de la inma contenido de verdad lucha contra el sufri
nencia, la historia es, según Croce, una miento y la muerte, transmitiendo así la
«historia viviente»; necesariamente con promesa de un mundo distinto. Mas el arte
temporánea, la historia «es principalmente moderno ha olvidado el sufrimiento; trai
un acto de pensamiento». Contra el posi ciona la promesa: ¿no se está a punto de
tivismo y el romanticismo, Croce identi firmar la condena a muerte del arte? N o
fica el hecho histórico con su elaboración obstante, la naturaleza fundamentalmen
TEORÍA GENERAL DEL CONOCIMIENTO 604
pensar en acto. «El espíritu es una reali hay que distinguir del positivismo filosó
dad que se realiza por la conciencia que fico, cuyas consecuencias jurídicas son
ella tiene de sí misma.» Gentile llama actua- muy diferentes— , cercano en esto a Hans
lismo a la empresa filosófica que se fija por Kelsen, Carré de Malberg separa estric
tarea pensar la unidad y la infinidad del yo tamente derecho, moral y política, dán
o del sujeto absoluto. dole su autonomía a la ciencia jurídica.
Este idealismo absoluto se reconoce Según él, en efecto, el derecho natural
monista, pero en absoluto místico: resuel no exime del jurídico; el único derecho es
ve las distinciones sin eliminarlas; preten el derecho positivo, un derecho garan
de pensar las diferencias como también las tizado efectivamente por un poder de
identidades. Igualmente el autor cree haber coacción, un derecho que no conoce nin
llegado hasta la verdad profunda del cris guna instancia «jurídica» superior. Perte
tianismo: la realidad actualizada como espí nece, pues, a la esencia del derecho el
ritu puro no se deja ni negar (como en estar sancionado por una potencia coer
las filosofías de la India), ni conocer (como citiva, suponiendo el derecho necesaria
en la filosofía griega), sino construir; es mente la existencia de un Estado. El dere
amor y voluntad, esfuerzo interior del «hom cho positivo, por ser independiente de los
bre que se eleva por encima de la huma valores morales y políticos, es axiológica-
nidad y se hace Dios»; o también «el mun mente neutro. Así, para el autor, la -»De
do intrínsecamente moral» que es el que el claración de los derechos del hombre
hombre quiere que sea — el mundo tal reemplaza a la moral y no tiene ningún
como lo concibe el cristiano— . valor jurídico, no pudiendo apelar a nin
El actualismo desemboca en estatismo, guna superioridad por relación a la cons
puesto que la Historia, advenimiento de la titución de 1875; el legislador de la III
intersubjetividad concreta como Estado, República no está, en consecuencia, liga
revela al hombre el secreto de su perpetua do en absoluto por este texto revolucio
revolución y regeneración. El inmanen- nario.
tismo condujo a Gentile a reconocer en Heredero de Sieyés, el autor se remite
Mussolini el gran Renovador y a adherir a la doctrina revolucionaria de la sobera
se al fascismo. Murió también ejecutado nía nacional, reínterpretando así todo el
por los antifascistas, y su fin es como la derecho constitucional francés en confor
ilustración de la incapacidad de este inma- midad con aquélla. La Nación, entidad
nentismo para ofrecer a sus adeptos un colectiva y abstracta, es la sola titular de la
criterio concreto de orientación, ni siquie soberanía, siendo el Estado la personali
ra en aquellas situaciones cuya singulari zación unitaria de ésta. El Estado detenta
dad tan vivamente había promulgado. la autoridad, no porque domine de hecho,
sino porque él es soberano, porque es la
Edición: L ’Esprit, a cte p u r (tr. A. Lion), potencia soberana de la Nación. La sobe
Alean, 1925. ranía se define como «el carácter supremo
Estudio: N. Abbagnano, H istoria de la Filo
del poder», no admitiendo este poder con
sofía (tr. J. Estelrich y J. Pérez Ballestar),
vol. III, Montaner y Simón, 1973, pp. 488- currencia alguna ni poder por encima de
428 y 452. él. «El Estado tiene una potencia que no se
deja reemplazar por ningún otro poder y
que no puede ser igualada por ningún otro
poder». El Estado, siendo soberano, no es
T E O R ÍA G E N E R AL D E L E ST A D O , ni limitado ni determinado por una ins
C ontribution á la théorie générale de tancia superior como la moral; lo cual no
l ’État, 1920 y 1922. significa que deba ser despótico o tiránico.
R a ym o n d C arré de M alberg , 1861-1935. El Estado, organismo jurídico, está limita
do por el derecho que él garantiza; la sobe
Representante excepcional del positi ranía no puede ser limitada más que por
vismo jurídico (formalismo jurídico) —que ella misma. Carré de Malberg retoma la
TEORÍA PURA DEL DERECHO 606
boración, comenzada con -*• La m etáfo dos en el libro publicado por Heidegger
ra viva, de una hermenéutica del relato. en 1969, que en su versión española lle
Para el autor, la innovación semántica va también por título el de Tiempo y ser,
ocurre ante todo en la invención de una aunque conviene no olvidar que el que
intriga. Es, por lo demás, la «síntesis de le dio su autor fue Z u r Sache des Den-
lo heterogéneo» lo que emparenta el rela kens (literalmente: «A la cosa del pensap>).
to con la metáfora. La función mimética El protocolo de un largo seminario en el
del relato es interpretada aquí como una que Heidegger, rompiendo con su inve
aplicación particular de la referencia meta terado hábito de comentar textos de otros
fórica a la esfera del obrar humano. grandes filósofos, como Heráclito o Ana-
ximandro, comenta su propia conferen
Edición: Tiempo y narración (tr. A. Neira), cia «Tiempo y ser», el ensayo «El final de
3 vols., Cristiandad, 1987.
la filosofía y la tarea del pensar», ya apa
Estudio: Ch. Bouchindhomme y R. Roch-
litz, «Temps et récit» de Paul Ricoeur en recido en Kierkegaard uiuant (tr. caste
débat, Le Cerf, 1990. llana en Alianza) en 1964, y la contribu
ción autobiográfica de Heidegger «Mi
camino a la fenomenología», completan
el volumen, que contiene, por así decir
T IE M P O Y SER, Z u r Sache des Den- lo, la ruta entera del pensamiento de su
kens, 1969. autor, desde el despertar del joven estu
M a r tín H eidegger , 1989-1976. diante de Teología a la problemática filo
sófica gracias a la lectura de Brentano y
En 1962, treinta y cinco años después de Husserl, cuyo lema «Zu den Sachen
de la aparición del legendario -*■ S er y selbst!», «¡A las cosas mismas!», le cauti
tiempo (1927), pronunció Heidegger en varía inicialmente, hasta el pronto y peno
la Universidad de Friburgo una conferencia so descubrimiento por Heidegger de la
con el título «Tiem po y ser». Este título «tarea del pensar», que implica, entre otras
daba nombre en el plan de dicha obra a cosas, la convicción de que la finitud tem
una prometida tercera sección de la pri poral del ente abierto al Ser que es el hom
mera parte que su autor jamás llegó a bre, es un ingrediente esencial y no eli-
publicar. minable de la filosofía.
La conferencia de 1962 no es una
mera continuación que pudiera anexio Edición: Tiempo y ser, Tecnos, 1997.
narse sin más al interrumpido libro Ser y Estudios: Introducción de M. Garrido a la
edición citada; G. Steiner, Heidegger, Méxi
tiempo. Sin embargo, «la cuestión capi co, Fondo de Cultura Económica, 1991; O.
tal sigue siendo la misma, lo cual, empe Póggeler, El camino del pensar de Martin
ro, sólo quiere decir que: esa cuestión es Heidegger (tr. F. Duque), Alianza, 1986.
hoy aún más perentoria y aún más extra
ña al espíritu de la época».
«Tiempo y ser» viene a ser así una relec
tura, desde la madurez del anciano Hei T IE R R A N O SE MUEVE (LA), 1940 y
degger, de la fundamental problemática 1946.
de la temporalidad del ser ya abordada en Ed m u n d H u sse rl , 1859-1938.
Ser y tiempo. Pero ahora las categorías
básicas de aquella obra (la existencia, el Esta obra reúne tres manuscritos pos
proyecto, el mundo) no son contempla tumos de Husserl consagrados al origen
das tanto a partir del «ser ahí» o Dasein de la espacialidad y a la constitución del
como a partir del Ser y su llamada, que espacio y del mundo ambiente.
convoca al hombre al descubrimiento de En el primer artículo, titulado «El arco ori
la verdad y al cumplimiento de su destino. ginario Tierra no se mueve» (Grundlegen-
La referida conferencia es el primero de Untersuchungen zum phánomenolo-
y principal de los cuatro ensayos inclui gischen Ursprung der Raumlichkeit der
609 TOMISMO (EL)
Natur), Husserl realiza una «reducción» de antes de que esta última se hundiera bajo
la doctrina copemicana y presenta como las aguas.
presuposición trascendental la certeza de Al relato del mito sigue una exposición
que la Tierra es el suelo originario anterior de la cosmología platónica, cuyo funda
a toda objetivación científica: es el «cuerpo- mento está constituido por la teoría de las
substrato» por relación al cual el movimiento Ideas. Para Timeo, estas Ideas han servi
o el reposo de los otros cuerpos toman sen do al demiurgo de modelos para construir
tido, mas en sí mismo «ni se mueve ni está el mundo, cuya unidad geométrica fun
en reposo». Este retomo a un Urboden es damental es el triángulo. La teoría del alma
un prerrequisito para los «Datos para la cons del mundo atestigua una inspiración neta
titución del espacio» (Notizen zur Raum- mente pitagórica. El tiempo es definido
konstitution), texto que considera la cons aquí como «imagen móvil de la eternidad».
titución del espacio a partir del sistema El Timeo continúa con una exposición de
anestésico. Finalmente, «El mundo del pre la «biología» de Platón, a partir de la teo
sente viviente (Lebende Gegenwart) y la ría de los cuatro elementos. Las mujeres
constitución del mundo ambiente exterior y los animales son reencarnaciones de los
a la carne» trata de la constitución del mun hombres de alma vil.
do objetivo privilegiando al cuerpo, Kórper La conclusión esencial del diálogo es
y Leib (carne) a la vez. la idea de que la naturaleza — reflejo degra
Estas reflexiones bosquejadas susten dado de las esencias eternas— no podría
tarán las de la -*• Crisis de la ciencia eu ser objeto de un conocimiento perfecto;
ropea y las de -*■ E l origen de la g e o de ella no es posible hacer más que con
metría, mas también el pensamiento de jeturas probables.
Merleu-Ponty sobre la carne.
Ediciones: Timeo (tr. F. Lisi), en Platón,
Ediciones: La Terre ne se meut pas (tr. Diálogos, vol. VI, Gredos, 1992; en la trad.
D. Franck, D. Pradelle y J.-F. Lavigne), Ed. de las Obras completas de Platón por J.
de Minuit, 1989; La tierra no se mueve (tr. D. García Bacca, el Timeo figura en el vol.
A. Serrano), Universidad Complutense, VI, Caracas, 1980.
1995. Estudio: Introducción de F. Lisi a la ed. de
Estudio: Husserl, revista Philosophie, n.° Gredos; G. M. A. Grube, El pensamiento
29, Éd. de Minuit, 1989. de Platón (tr. T. Calvo), Gredos, 1973, cap.
V; W. D. Ross, La teoría de las ideas de
Platón (tr. J. L. Diez Arias), Cátedra, 1989;
L. Brisson, Le Méme et l’autre dans la struc-
ture ontologique du Timée de Platón,
TIMEO, o Sobre la naturaleza, Típmoq, Klincksieck, 1974.
r| Ftepi (pweox;.
Platón, 428/427-348/347 a.C.
Diálogo.
TOMISMO (EL). Introducción a la filo
El Tim e o, que pertenece al último pe sofía de Santo Tomás de Aquino, Le
ríodo de la obra de Platón, contiene su Thomisme. Introduction á la philosop
filosofía de la naturaleza o, si se prefiere, hie de saint Thomas d ’Aquin, 1921.
su física. Étie nne G il s o n , 1884-1978.
El diálogo se abre con una evocación
del Estado ideal — tal como se lo encuen Gilson ofrece aquí una lectura filosó
tra descrito en -> La República— , del que fica de Tomás de Aquino destinada a
la Atenas primitiva ofrece, al decir de Cri- esclarecer, con un escrupuloso respeto
tias, una imagen relativamente fiel. Así, por los textos, su pensamiento sobre el
según el mito de la Atlántida, los prime ser, sobre la existencia y sobre Dios. Se
ros atenienses habrían detenido a los inva desprende de aquí una «filosofía cristia
sores venidos de la isla Atlántida y libe na» que, lejos de estar hoy día superada,
rado a los pueblos vecinos de su yugo puede incluso salvar a la filosofía con
TÓPICOS (LOS) 61 0
eso que no puede ser visto, eso que no TÓ T E M Y T A B Ú , Tótem und Tabú,
se reduce a la percepción que tenemos 1913.
de él. Hay en el rostro una fragilidad y S ig m u nd F re u d , 1856-1939.
una pobreza esenciales (el rostro está en
efecto expuesto, desnudo), mas también Freud intenta aquí por vez primera apli
una primera palabra que enuncia un man car los datos del psicoanálisis al dominio
dato: «No matarás». El otro es al mismo de la cultura y de la religión. Más preci
tiempo aquél contra el cual yo lo puedo samente, su idea es que existen nume
todo y al que le debo todo. En el acceso rosas analogías entre los comportamien
al rostro se da el acceso a la idea de Dios, tos de los «pueblos primitivos», tal como
a esa idea de infinito que, como en Des los describen los etnólogos, y la vida psí
cartes, excede al pensamiento. Mas para quica de los neuróticos.
Levinas, la relación con lo infinito no es Así, Freud ve en el tótem — el animal
un saber, sino un deseo, concebido como u objeto en el que el clan reconoce a la
«un pensamiento que piensa más de lo vez su ancestro y su genio tutelar— una
que él no piensa, o que piensa más de persistencia del «temor al incesto», que en
lo que piensa». La idea de lo infinito es la el neurótico se convierte en una verda
condición de toda verdad y de toda obje dera fobia. Todo sistema totémico prohí
tividad: «Es el espíritu antes de que se be, en efecto, casarse entre sí a los miem
ofrezca a la distinción de lo que él des bros de un mismo grupo (ley de la
cubre por sí mismo y de lo que recibe de exogamia). De la misma manera, se pue
la opinión.» de relacionar el tabú, que inspira a los poli
Si por experiencia se entiende la rela nesios un «terror sagrado», con las prohi
ción a lo absolutamente otro, la relación biciones de origen sexual que el individuo
del pensamiento a lo infinito — ese des que padece neurosis obsesiva se impone
bordamiento en el cual se produce «la infi- a sí mismo.
nición» de lo infinito— es entonces la Pero es el relato de la «muerte del
experiencia por excelencia. Oponer lo padre» lo que le ha dado a esta obra su
infinito a la totalidad es, para el autor, mayor fama. Freud toma de Darwin la
oponer el acatamiento del ser a la apro hipótesis de la horda primitiva — forma
piación del ser, la ética al saber. Y pro espontánea de asociación— en la que el
poner como esencial la exterioridad del padre, violento y celoso, posee a todas
ser, es concebir a lo infinito como deseo las mujeres y expulsa a sus hijos a medi
de lo infinito, y, con ello, proponer la da que crecen. Un día, supone Freud, los
metafísica como deseo y producción del hermanos desterrados se reúnen, matan
ser com o ser-para-otro, y no ya como y devoran al padre e instauran, con esta
negación del yo. El yo se conserva en su «comida totémica», la sociedad tal como
bondad y en su respeto por el ser. la conocemos ahora, con sus organiza
El pensamiento de Levinas, que tiene ciones sociales, sus restricciones morales
aquí su obra más importante, ha sido y sus religiones. Mas, angustiados por los
influido grandemente por la filosofía isra remordimientos, los hijos parricidas pro
elita, concretamente por los trabajos de híben la matanza del tótem (que simboli
Franz Rozensweig, que fue el primero en za al padre) y renuncian a unirse con las
revolverse contra las «totalizaciones» de mujeres del clan a las que no obstante han
la filosofía occidental. liberado.
En las manifestaciones de ese senti
Edición: Totalidad e infinito (tr. D. E. Gui- miento de culpabilidad encuentra Freud
Uot), Sígueme, 1995. los dos deseos reprimidos del com plejo
Estudios: J. Lechte, 50 pensadores con de Edipo: matar al progenitor del mis
temporáneos esenciales (tr. M.“ L. Rodrí mo sexo y poseer al del sexo opuesto.
guez Tapia), Cátedra, 1996, pp. 153-158;
F. Poirie, Emmanuel Levinas, col. «Qui étes- Para el autor, este sentimiento ambiva
vous?», La Manufacture, 1987. lente respecto al padre de la horda (temor
TOTEMISMO EN L A ACTUALIDAD (EL) 612
Edición: Tratado acerca de los significa libre creación de las verdades eternas. Su
dos del intelecto, en al-Fárabi, Obras filo- teoría de la hecceidad otorga al individuo
sófico-políticas (ed. y tr. R. Ramón Gue la inteligibilidad (reservada a la especie
rrero), Madrid, 1992.
Estudio: R. Walzer, artículo «al-Fárábi», en por los aristotélicos) y una realidad posi
Encyclopédie de I Islam, t. II, Maisonneu- tiva distinta de la especie, a la vez que
ve et Larose, 1977. plantea el problema de un conocimiento
verdaderamente intelectual — y no sola
mente sensible— del individuo. En fin,
por su demostración de la infinitud de
T R A T A D O A C E R C A D E L PR IM E R Dios, Duns Escoto «supera», a juicio de
PRINCIPIO , Tractatus de prim o rerum Imbach, «el horror aristotélico del infini
omnium principio, hacia 1305. to e inaugura un nuevo modo de pensar
J o h n D u n s E s c o t o , 1266-1308. sin el cual es inconcebible el pensamien
to moderno».
Este tratado es considerado como el El rigor extremo de su exposición,
canto del cisne del «Doctor sutil». Escrito su método casi axiomático, su voluntad
por el franciscano inglés al final de su vida, de conciliar necesidad científica y expe
constituye en efecto una síntesis definiti riencia, hacen del Tratado acerca del
va de su teología filosófica. Una gran par p rim e r prin cip io una etapa capital de
te del tratado proviene directamente de la historia de la teología filosófica, en
las Distinciones 2, 3 y 8 del primer libro su tentativa de demostración del ser del
de la Ordinatio. Dispersa en esta Ordi- primer principio o de la existencia de
natio, la metafísica escotista es presen Dios.
tada en sus elementos esenciales y de la
manera más sistemática en el Tratado Edición: Tratado acerca del primer prin
acerca del prim er principio. Las dos pri cipio, ed. bilingüe preparada por F. Allun-
meras partes presentan todos los ele tis, Ed. Católica (B. A. C.), 1989.
mentos necesarios para la demostración Estudios: Introducción de F. Alluntis a la ed.
cit.; E. Gilson, Jean Duns Scot: introduc-
de la existencia de Dios como primer princi tion d ses positions fondamentales, Vrin,
pio. La tercera demuestra su triple preemi 1952.
nencia: elevación, perfección, causa final
y eficiente. Finalmente, en la cuarta par
te, el tratado culmina con la demostración
de la simplicidad del primer principio, de T R A T A D O C O N T R A EL M É TO D O .
su inteligencia y sobre todo de su infini Esquema de una teoría anarquista del
tud. Com o puede verse, los diferentes conocim iento, Against Method. Outli-
momentos de la concepción escotista de ne o f an Anarchistic Theory o f Know-
Dios siguen siendo muy tradicionales. ledge, 1975.
Tal como subraya Ruedi Imbach, es en P a u l Feyera ben d (1924-1994).
el énfasis sobre ciertos elementos donde
residen la originalidad y el sorprendente ¿A qué puede parecerse una «teoría
modernismo de esta obra. Duns Escoto anarquista del conocimiento»? Feyera
insiste sobre la libertad de Dios. Es una bend, campeón de las libertades indivi
manera de protestar contra el deterni duales, se declara aquí en guerra contra
nismo integral, forma exacerbada del todas las epistemologías dogmáticas y,
necesitarismo greco-árabe. De esta acen aún más allá, contra la dictadura que ejer
tuación de la libertad derivan la primacía ce la ciencia sobre todas las otras for
de la voluntad sobre el entendimiento, mas de saber.
una nueva apreciación de la contingen Apoyándose en un examen atento del
cia y una nueva concepción del individuo. desarrollo de ciertas teorías físicas (la de
En abierta oposición al tomismo, Duns Galileo, por ejemplo), muestra que no hay
Escoto anuncia la teoría cartesiana de la un solo principio metodológico que no
617 TRATADO DE LA DESESPERACIÓN
nos años de intervalo: la Demostración trar que Santo Tomás estaba equivocado
de la existencia de Dios extraída del en su interpretación de Aristóteles.
co n ocim iento de la naturaleza y p ro
porcionada a la débil inteligencia de los Edición: D e im m ortalita te animae (tr. ita
liana G. Morra), Bolonia, Nanni y Flam-
más simples, y la Dem ostración de la
menghi, 1954.
existencia y de los atributos de D ios Estudios: N. Abbagnano, Historia de la Filo
extraída de las ideas intelectuales. Influi sofía (tr. J. Estelrich y J. Pérez Ballestar), vol.
do por Agustín y Tomás de Aquino, el II, Montaner y Simón, 1973, pp. 76-80; E.
autor expone aquí las pruebas metafísicas Gilson, «Autour de Pomponazzi. Probléma-
tique de rimmortalité de 1’áme en Italie au
y teleológicas de la existencia de Dios. La
début du XVI' siécle», en Archives d ’Histoire
idea — defendida en la primera demos doctrínale et littéraire du Moyen Age, Vrin,
tración— de que el maravilloso espectá 1962.
culo de la naturaleza es suficiente para
revelamos la mano del Creador será reto
mada por los filósofos del siglo xvih .
T R A T A D O DE LA NATURALEZA HU
Edición: Traité de l'e xistence de Dieu, col. M A N A , A Treatise o f Human Nature,
«Philosophie européenne», Éditions univer- 1739-1740.
sitaires, 1990. D a v id H um e , 1711-1776.
Estudio: H. Gouhier, Fénelon philosophe,
Vrin, 1977.
El Tratado de la naturaleza huma
na es efectivamente un «tratado», en la
forma escolar del género. Netamente
T R A T A D O DE L A IN M O R T A L ID A D estructurado en tres libros, subdivididos a
DEL A LM A, Tractatus de immortalita- su vez en partes y secciones, responde a
te animae, 1516. la voluntad, anunciada por Hume, de
P ietro P o m p o n a z z i , 1462-1525. «introducir el método experimental de
razonamiento en los temas morales».
Este tratado levantó vivas controversias El libro I, dividido en tres partes, tiene
entre los tomistas ortodoxos de la Iglesia por objeto la teoría del entendimiento.
católica, los averroístas dirigidos por Agos- La primera parte trata de las ideas de rela
tino Nifo, y la llamada Escuela alejandri ción, de modo, de sustancia, pero también
na. La polémica se prolongó a lo largo de de la asociación de ideas y de las ideas abs
dos siglos. De hecho, Pomponazzi ponía tractas (Hume reanuda aquí la crítica desa
aquí en duda la inmortalidad del alma, si rrollada por Berkeley en el -* Tratado de
no desde el punto de vista cristiano (según los principios del conocim iento huma
la fe), al menos desde el punto de vista filo no). La segunda parte se ocupa del espa
sófico (según la razón): la distinción intro cio, del tiempo, de la existencia; la terce
ducida era nueva. Así Pomponazzi no le ra estudia el conocimiento y la probabilidad.
negaba toda moralidad a los que pensa Hume distingue entre impresiones e
ban que el alma era mortal. Fue necesa ideas, que son copias de las impresiones.
rio que el filósofo se justificara con dos Toda idea es una combinación de impre
ensayos, Apología (1518) y De/ensorum siones o de otras ideas. Com o Locke,
siue Responsiones (1519). El tratado fue Hume rechaza toda forma de idea inna
sin embargo quemado en Venecia. ta: lo incondicionado, el suelo del espíri
Hasta la época de Pomponazzi, el dog tu, es la impresión. A continuación expo
ma de la Iglesia estaba fundado en la filo ne una teoría de la conexión de las ideas.
sofía de Aristóteles interpretada por San Las ideas se asocian por semejanza, por
to Tomás. Pomponazzi reclamaba el contigüidad espacial o temporal y por
derecho a estudiar a Aristóteles por sí mis causalidad. Estas leyes son para el espí
mo: propuso por tanto una nueva lectu ritu el análogo de la ley de la atracción
ra del D e anima (-+ D el alma) para mos en la física newtoniana.
621 TRATADO DE LA NATURALEZA Y DE LA GRACIA
mayo de 1690. Este tratado presenta en La gracia es ese don de Dios por el
efecto una nueva formulación de las rela cual el hombre, liberado del pecado, tie
ciones a establecer entre Cristo y la Cre ne acceso a una vía de fe y de caridad que
ación por una parte, y entre la libertad le permite esperar la gloria, esto es, la
del hombre y la gracia que Dios le otor contemplación eterna de Dios. Para Male
ga por otra. branche, Dios no puede actuar más que
Bajo la influencia del pensamiento del conforme a la simplicidad, la constan
cardenal de Bérulle, con el que se fami cia y la regularidad: no puede por tan
liarizó en su contacto con el Oratorio, to más que querer salvar a todos los hom
Malebranche centra aquí su reflexión sobre bres concediéndoles a cada uno la gracia.
la persona de Cristo — que concilia las Mas es preciso distinguir al Padre, que es
naturalezas divina y humana— y edifica el Creador del mundo, del Dios que se ha
un sistema cristocéntrico en el que Cris hecho hombre, es decir Cristo. En efec
to será el supremo mediador entre el hom to, si el don de Dios es universal, hace fal
bre y Dios. Malebranche considera en pri ta sin embargo la intervención del Hijo
m er lugar a Dios en tanto que es el para que ese don sea efectivo. Pero Jesu
Creador del mundo. Él ha creado al mun cristo, antes de ser el Redentor de todos
do y lo gobierna según la «ley de la sim los hombres, es el Dios que se ha hecho
plicidad de medios». Su divino poder le hombre, el mediador entre Dios y el hom
permite aliar la más grande simplicidad bre, puesto que en Él están reunidas las
de acción con la más grande fecundidad dos naturalezas divina y humana. Este
en resultados. La simplicidad de Dios se Cristo mediador tiene un doble papel en
manifiesta igualmente en el hecho de que la economía del sistema de Malebranche;
actúa siempre según lo general — pudien- Él es, ante todo, Aquél que al unirse al mun
do ser considerada toda voluntad parti do lo diviniza y contribuye así a la Gloria
cular como un signo del alejamiento de de Dios creador del mundo; por esta razón
Dios— y con constancia — pudiendo ser puede decirse que en este sistema la Encar
interpretada igualmente toda modifica nación justifica la Creación. Además, el
ción de la voluntad divina como un signo hecho de que Cristo reúne en sí el orden
de alejamiento— . de la naturaleza y el de la gracia es lo que
Todas estas tesis encuentran su fun va a permitir al hombre acceder a la gra
damento último en la idea de un Orden cia divina. En efecto, Dios quiere salvar a
supremo, con el que toda ley de Dios todos los hombres, y lo logra concedién
podría ser identificada. En efecto, Dios doles la gracia del Creador, que permite
actúa según leyes necesarias y eternas, a cada hombre hacerse una idea clara de
que son otras tantas manifestaciones del su Orden; idea que le revelará que el peca
Orden que le es consustancial. Estas leyes do es un alejamiento del movimiento de
divinas gobiernan la concordia entre el amor que nos empuja hacia Dios.
alma y el cuerpo, entre las almas y Dios, Mas el orden de la gracia obedece igual
com o también entre la naturaleza y la mente al ocasionalismo, que nos obliga a
gracia, esto es, entre el orden natural y concebir a Jesucristo como la causa oca
el orden sobrenatural. Es esta ley de la sional de la gracia del sentim iento, la
gracia la que le permite a Malebranche única que permite ejercitar la gracia de
concebir de manera innovadora las rela la luz, que limita nuestra atracción por el
ciones entre la Encarnación y la Crea placer y nos permite así permanecer aten
ción por una parte, y las relaciones entre tos a Dios. Jesucristo es la causa ocasio
la libertad del hombre y la acción de Dios nal de la gracia del sentimiento, porque
por otra. El Orden divino se manifiesta aunque Dios sólo es causa de la gracia,
efectivamente no sólo en la inmutabili es con ocasión de una demanda de Cris
dad de las leyes físicas, sino también en to com o Dios otorga al hombre la gra
las leyes que rigen el don divino de la cia del sentimiento. Malebranche conserva
gracia. la libertad en el hombre, puesto que la
62 3 TRATADO DE L A REFORMA DEL ENTENDIMIENTO
sobre el origen de los conocim ientos Pero esta voluntad del ego altruista no
humanos, la percepción del espacio era se reduce a una simple buena conciencia;
adjudicada a la vista, Condillac, tras haber puesto que nuestra voluntad es libre, tene
reflexionado sobre las condiciones de apa mos la obligación de hacer todo lo que
rición del mundo exterior, concluye con esté en nuestra mano para que el otro
Locke que es más bien el tacto el que ense participe del placer. La buena intención
ña el espacio a la vista. no basta; el deber-hacer es exigible siem
pre. N o hay esencia previa del bien o del
Edición: Tratado de las sensaciones (tr. G. mal; no es cuestión más que de compor
Weinberg), Buenos Aires, Eudeba, 1963.
tarse bien o mal. El acto virtuoso está
Estudios: R. Mondolfo, «Estudio preliminar»
a la ed. cit.; E. Bréhier, Historia de la filo siempre por hacer. Mas ¿qué es precisa
sofía (tr. J. A. Pérez Millán y M.“ D. Morán), mente este acto para el otro? Es inter
vol. II, Tecnos, 1988. cambio, el acto de amor. Querer el pla
cer del otro es darle amor; la conciencia
egoísta se disuelve en el acto realizado
por amor del otro. La virtud amorosa, en
T R A T A D O DE L A S VIRTUDES, Trai- el instante de la buena acción, expresa
té des vertus, 194 9. ese «algo de divino» en el hombre.
V ladim ir Ja n k é l é v it c h , 1 9 0 3 -1 9 85 . Jankélévitch se refiere aquí volunta
riamente a los filósofos clásicos: Platón,
El hombre es placer por naturaleza, Aristóteles o Kant. Y, en efecto, el acto
mas éste no tiene valor mientras el hom virtuoso está ciertamente muy cerca de
bre no tenga conciencia de él. ¿Cuál sería lo que exige Kant para la razón prácti
el atractivo de un placer sin conciencia? ca: «actos por deber más bien que actos
Y aún más, el placer debe ir acompaña conform es con el deber» (->• F und a
do de un displacer: «el dolor es el aroma m en tos de la m etafísica de las cos
del placer». Tomar conciencia del propio tumbres). Mas el pensamiento de Jan
placer es al mismo tiempo tomar con kélévitch se sitúa igualmente en una
ciencia de lo amargo, de un juego de alian cierta línea de continuidad con los
zas entre dulzura y sufrimiento. modernos: Bergson, Husserl, Sartre;
Sin embargo, lejos de ser negativo, el para él también «la existencia precede
dolor es la mediación que permite a cada a la esencia».
uno remontarse sobre un goce pura
mente instintivo para acceder al eude Edición: Traité des vertus, 4 vols., col.
monismo. En este reconocim iento del «Champs», Flammarion: Le serieux de l ’in-
placer, «la conciencia nos revela el paso tention, 1984; Les Vertus et l ’Amour (2
tomos), 1986; L ’lnnocence et la Méchan-
del dolor sufrido al sufrimiento asumi ceté, 1986.
do». Mas para llegar a la virtud — y tal Estudio: Écrits pour Vladimir Jankélévitch
es el fin de un eudemonismo efusivo— (obra colectiva), Flammarion, 1978.
es indispensable que nuestra conciencia
se desprenda del sufrimiento puramen
te egoísta. El dolor no puede constituir
un fin en sí, pues no es más que «la T R A T A D O DE LO S ANIM ALES, Trai
simiente de nuestra salvación». Igual té des animaux, 175 5.
mente, nuestra conciencia de sí, nues C o n d il l a c (Étienne Bonnot de), 1 71 4-
tro ego debe querer superar su egoísmo 1 780.
el desear el altruismo, el alter ego. La
voluntad de ser virtuoso demanda la puri Este texto se encamina a probar que el
ficación del egoísmo original: «En los comportamiento animal no se deriva del
deberes de la conciencia hacia su volup automatismo de la materia, sino que está
tuosidad hay una exigencia de esfuerzo guiado por el espíritu. En efecto, los ani
catártico.» males están dotados de la sensación, que
62 7 TRATADO DE METAFÍSICA
la sociedad, la historia), estudia la noción cio tienen un sentido relativo; por esta
de cuerpo, luego intenta precisar las difi razón, Oresme niega la existencia del
cultades de la relación persona/mundo centro fijo del universo con el que Aris
exterior. Así son analizados el rechazo de tóteles relacionaba todos los m ovi
lo real, la emoción, la intersubjetividad (o mientos celestes.
relación de dos conciencias singulares) y
la acción. Edición: Le Livre du ciel et du monde (tr.
El propósito de este tratado no es esta inglesa A. D. Menut), Madison, The Uni-
versity of Wisconsin Press, 1968.
blecer una clasificación caracterológica;
Estudios: E. Bréhier, Historia de la filoso
muy al contrario, sublevándose contra las fía (tr. J. A. Pérez Millán y M.a D. Morán),
múltiples caracterologías y psicologías en vol. II, Tecnos, 1988, pp. 630-632; P.
boga en su época (Berger, Le Senne), Duhem, Le Systéme du monde, t. VII, Her-
Mounier busca restituir a la persona huma mann, París, 1959.
na su dignidad mediante un enfoque sano
y no reductor de su complejidad psicoló
gica y espiritual.
T R A T A D O DEL C O N O C IM IE N T O ,
Edición: Tratado del carácter (tr. C. Ducret- Traité de la connaissance, 1955.
tet), Buenos Aires, Eds. Antonio Zamora, Louis Rougier, 1889-1982.
1955.
Estudio: J.-M. Domenach, Emmanuel Mou Este tratado en cuatro libros expone
nier, col. «Microcosme-Ecrivains de toujours»,
las tesis del empirismo lógico a partir de
Le Seuil, 1972.
una crítica radical de las doctrinas adver
sas. El libro I tiene esencialmente por obje
to el examen del método deductivo: los
principios de la axiomatización y de la for-
T R A T A D O DEL CIELO Y DEL M U N malización, su valor, sus límites. El libro
DO, o El libro del cielo y del mundo, II trata del método experimental: esta
Traité du ciel et du monde ou Le livre blecimiento de los enunciados de hechos,
du ciel et du m onde, 1377. Nicolás análisis de las leyes y teorías. Igualmen
Oresme, hacia 1325-1382. te presenta el punto de vista de la plura
lidad de las lógicas (lógicas n-valentes,
Nicolás Oresme ha tenido el gran méri lógica cuántica, etc.). El libro III expone
to de dar a la lengua francesa las prime la filosofía del lenguaje a partir de la opo
ras traducciones de Aristóteles, no a par sición sentido/sinsentido. Al precisar la
tir del griego, sino a partir de la traducción regla de uso de las palabras es como éstas
efectuada sobre el texto árabe por un adquieren un significado; al exhibir la
monje dominico. manera de demostrar o de verificar es
Desde 1370, en un escrito sobre las como aquéllas adquieren sentido. El libro
adivinaciones, Oresme se venía levan IV aplica los resultados de estos análisis,
tando contra las supersticiones de su en particular los que conciernen a las con
siglo y, en particular, contra la astrolo- diciones de la significación, a la crítica de
gía, a la que combatía oponiéndole el los pseudoproblemas de la teoría clásica
estudio científico de la astronomía. Entre del conocimiento. Aquí propone el autor
las traducciones al francés que hizo de una nueva teoría del conocimiento fun
las obras de Aristóteles figura el libro dada sobre «una concepción evolutiva y
- > D el C ielo. En su propio Tratado del funcional de la razón».
cielo y del mundo, Oresme expone sus Rougier se separa del Círculo de Vie
concepciones cosmológicas y se mues na en dos puntos: por una parte opone
tra precursor de Copérnico. En él afir la riqueza infinita de lo real a la idea
ma, en efecto, que el movimiento, la de una teoría unitaria de la ciencia; por
gravitación y las direcciones del espa otra, tiende a distinguir los problemas
631 TRATADO POLÍTICO
do como una obra inacabada que reanuda para hacer brillar la justicia, en particular
ciertos temas del -> Tratado teológico-polí- el del caso Calas. La rehabilitación del
tico, siendo la libertad la preocupación pri protestante Calas, injustamente acusado
mordial del autor. de la muerte de su hijo y condenado a tor
Spinoza procede en dos tiempos. En mento, había costado a Voltaire tres años
primer lugar elabora un método e intro de esfuerzos.
duce las nociones generales de ciencia Los dos primeros capítulos evocan el
política que le permitirán, ulteriormen asunto Calas y los horrores del fanatis
te, analizar las realidades singulares que mo. Voltaire predica una actitud distinta
son los Estados determinados histórica con respecto a los protestantes.
mente. Después de haber establecido que Luego, el autor expone una historia de
el problema central es el de las condicio la tolerancia, considerada desde el punto
nes de conservación de un régimen polí de vista de su valor moral y de su cohe
tico, el autor examina la cuestión para rencia con los principios mismos de la
cada tipo de régimen político: monarquía, religión cristiana. Las atrocidades de los
aristocracia, democracia... conflictos religiosos son descritas sin com
Y la democracia aparece como el mejor placencia, y el nombre de Jesucristo es
régimen. Cuanto más coincide la sobera invocado en contra de toda pretensión
nía con el pueblo, más potente y estable cristiana de imponer el dogma por la fuer
es el régimen, y capaz por tanto de pre za y la violencia.
servar la paz y la libertad. E Estado se con Voltaire insiste particularmente (al igual
serva conservando a aquellos que lo com que en su -*• Diccionario filosófico) en la
ponen, es decir, garantizando su seguridad, contradicción que hay en sostener, con
de lo cual dependerá su lealtad y su obe medidas de persecución violenta, un dog
diencia. El mejor régimen, el más estable, ma cuyos principios son en este punto
es por tanto aquel en el que la seguridad inciertos y discutibles. Y el autor no duda
de los individuos está mejor garantizada, en estigmatizar el orgullo de los hombres
donde los hombres viven en la concordia que comparten la ilusión de que sólo una
de una «verdadera vida del espíritu», una religión es verdadera, la suya, y bendeci
vida humana definida por la razón. da por el único y verdadero Dios, el suyo.
Voltaire exalta la fraternidad: «Y o os digo
Edición: Tratado teológico-político. Tra que hay que considerar a todos los hom
tado político (tr. E. Tierno Galván), Tecnos, bres como hermanos nuestros. — ¡Cómo!
1985.
Estudios: S. Rosen, «Baruch de Spinoza», ¿Hermano mío el turco? ¿Hermano mío
en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), Histo el chino? ¿El judío? ¿El siamés? — Sí, sin
ria de la filosofía política (tr. L. García Urri- duda: ¿no somos todos hijos del mismo
za, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), México, padre, y criaturas del mismo Dios?» Por
Fondo de Cultura Económica, 1993, pp. encima de su posición de principio sobre
433-450; J. Deleuze, Spinoza (tr. A. Esco-
hotado), Tusquets, 1984; J. Preposiet, Spi la tolerancia religiosa, esta obra marca
noza et la liberté des hommes, Gallimard, para Voltaire una etapa de combate por
1967. la reforma de la justicia penal. Ese com
bate, que sólo cesará cuando acabe su
vida, encuentra ramificaciones en una
multitud de textos diferentes.
TR ATAD O SOBRE L A TOLERANCIA, El Tratado sobre la tolerancia cono
Traité sur la tolérance, 1763. ció un inmenso éxito, fácilmente explica
Voltaire (Frangois Marie Arouet), 1694- ble: la nobleza de la causa defendida, la
1778. altura filosófica y literaria del texto, su varie
dad de tono: «Hay lugares que hacen gemir,
Los veinticinco capítulos de este tra y otros que hacen desternillarse de risa,
tado extraen sus enseñanzas de los «asun decía Voltaire: porque, a Dios gracias, la
tos» de los que Voltaire se ha ocupado intolerancia es tan absurda como horrible.»
633 TRATADO SOBRE LOS PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO HUMANO
mediante una creencia viva, una vida social Edición: Tratado teológico-político. Tra
fundada en el desinterés de cada uno. tado político (tr. E. Tierno Galván), Tecnos,
El Estado (en tanto que res publica, 1985.
Estudios: S. Rosen, «Baruch de Spinoza»,
«cosa pública») es, por definición, sobe en L. Strauss y J. Cropsey (comps.), Histo
rano; no está sometido a ninguna ley y ria de la filosofía política (tr. L. García Urri-
es fuente de toda ley, de todo derecho. za, D. L. Sánchez y J. J. Utrilla), México,
Todos los individuos deben obedecerle. Fondo de Cultura Económica, 1993, pp.
433-450; J. Deleuze, Spinoza (tr. A. Esco-
Por tanto, para mantenerse, el Estado
hotado), Tusquets, 1984; L. Mugnier-Pollet,
debe conceder a los individuos una total La phiiosophie politique de Spinoza, Vrin,
libertad de pensamiento y de expresión. 1976.
Spinoza concilia así la soberanía (abso
luta) del Estado y la libertad individual.
Para salir del estado de naturaleza, que
es un estado de inseguridad, los hombres T R A T A D O S DEL G OBIERNO CIVIL,
se han asociado y constituido así un cuer Two Treatises o f Governement, 1690.
po político. Por este pacto instituyente John Locke, 1632-1704.
del Estado, los individuos han renuncia
do al derecho de actuar mas no al dere Existen dos Tratados del gobiern o
cho de pensar. Este pacto, que permite civil, que aparecieron al mismo tiempo
a cada uno vivir en seguridad, desearía que el -►Ensayo sobre el entendimien
que en el futuro la conducta de cada uno to humano.
estuviese determinada por la razón. Sin El primer tratado polemiza con Robert
embargo, el individuo no puede renun Filmer, autor de una obra que había ejer
ciar totalmente a su derecho de natura cido cierta influencia: Patriarcha (1680).
leza, estando éste determinado no por la Filmer, a quien Rousseau atacará también
razón, sino por el deseo y el poder. Por muy violentamente, defendía el absolu
último, el fin del Estado es la seguridad tismo monárquico identificando el poder
que permite a cada uno usar, con ente real con la potestad paterna; para esto se
ra libertad, su razón. Si el Estado supri apoyaba en una referencia a los textos
me toda libertad, provocará con ello una bíblicos. Locke, como más tarde Rous
reacción violenta que lo destruirá. El régi seau, se aplica a refutar esta confusión.
men político más natural, el que mejor El ejercicio del poder político no tiene nin
está fundado en la razón, es la democracia guna analogía con la autoridad del cabe
que «nace de la unión de los hombres que za de familia, y la comparación es obje
gozan, en tanto que grupo organizado, tivamente ilegítima. Por lo demás, uno de
de un derecho soberano sobre todo aque esos dos poderes no se transmite por
llo que está en su poder». En un régimen herencia (pues, según Locke, la herencia
de esta índole, el individuo dispone de la no puede aplicarse más que a la propie
libertad de pensar. Con todo, cualquier dad). Este tratado denuncia además la uti
gobierno de régimen colectivo, tal como lización abusiva que Filmer hace de la auto
una aristocracia, es aceptable si respeta ridad de la Biblia. La ley natural no podría
esta libertad. autorizar el poder de uno sobre todos: por
Al someter a la Biblia a una crítica his el contrario, ordena la libertad.
tórica y a una lectura racional, al tiempo El segundo tratado funda el enunciado
que atacaba el poder de los teólogos, Spi de la ley natural sobre la descripción del
noza provocó un gigantesco escándalo. hombre en el estado de naturaleza. A jui
Pues afirmaba en efecto que la libertad cio de Locke, dos cosas caracterizan al
de filosofar sólo puede ser ejercida fuera hombre natural: la familia y la propiedad.
del ámbito de la teología, y que la liber La familia porque las necesidades natu
tad de pensar y de expresarse no encuen rales de la procreación y la educación
tra su pleno desarrollo más que en el seno de los niños engendran esta célula origi
de la democracia. nal. La propied ad requiere una argu
TRAUMA DEL NACIMIENTO (EL) 636
comience a temer la pérdida de su pene; consagrada a esta obra unas páginas más
la angustia de castración reanimaría en él arriba). Pero la marcha de la exposición
la angustia experimentada en el momen es diferente, y el estilo más amplio,
to de su nacimiento. menos conciso y seco. El autor desea
Según Rank, el acto sexual consuma fervientemente mostrar que al renunciar
ría simbólicamente una unión con la a la ilusión de la materia, es decir, a la
madre ardientemente deseada, mas este existencia de una sustancia material inde
episodio se desarrolla como si el retomo pendiente del espíritu que la percibe, no
a la madre implicara una reproducción en se pierde nada del mundo, de su rique
sentido contrario de la situación trauma za, de su belleza. Los diálogos transcu
tizante del nacimiento. rren además al aire libre, en el entorno
de los jardines; en suma, en presencia
Edición: Le traumatisme de la naissance de toda la realidad sensible — sensual,
(tr. S. Jankélevitch), Petit Bibliothéque Payot, casi podría decirse— del mundo de las
1990.
Estudio: E. J. Lieberman, Actes de la volon- cosas. En las raíces griegas de los nom
té: la uie et l’oeuvre d ’Otto Rank, P.U.F., bres de los protagonistas, se adivina que
1991. Hilas (de hylé: la «materia») se incli
na por la sustancia material, mientras
que Filonus (de cpíA,o<;, filo s , y vo^i;,
nous: el «amigo del espíritu») defiende el
T R E S D IÁ L O G O S ENTRE H IL A S Y punto de vista berkeleyano. El infortu
F ILO N U S, Three Dialogues between nado Hilas se verá obligado, a todo lo
Hylas and Philonous, 1713. largo de los Diálogos, a batirse en reti
George Berkeley, 1685-1753. rada ante la crítica implacable de su inter
locutor; en su defensa de la materia, esta
La aparición de estos diálogos obede última noción tomará sucesivamente las
ció a una necesidad muy frecuente en la formas y los significados más diversos,
historia de las obras filosóficas. Berkeley hasta reducirse a un vacilante «no sé»,
había publicado en 1710 una obra que del cual se está obligado a admitir que
contenía lo esencial de su doctrina bajo no responde a ningún significado inte
forma de una exposición sistemática: el ligible.
-► Tratado de los principios del con o Por relación al Tratado, los Diálogos
cim iento humano. Mas, al recibir la obra dedican mayor espacio a la crítica de las
una acogida bastante fría por parte del cualidades, sin el menor empacho en
público, decidió el autor redactar una ver emplear con profusión antiguos argu
sión más pedagógica y accesible (a este mentos escépticos (cuando se trata, por
respecto convendrá recordar que Hume ejemplo, de poner en cuestión la validez
y Kant corrieron la misma suerte con el del conocimiento por los sentidos). En
-*■ Tratado sobre la naturaleza humana cambio, no desarrolla de manera tan sis
y la -> Crítica de la razón pura, lo que temática la crítica de las ideas generales
les condujo a publicar, respectivamente, abstractas; ello ocurre sobre todo al final,
la ->• Investigación sobre el entend i cuando Filonus se ocupa en mostrar que
miento humano y los ->■ Prolegómenos nuestra creencia en la sustancia material
a toda metafísica futura). Es preciso decir no es más que un prejuicio nacido de las
que las tesis inmaterialistas que defendía trampas del lenguaje. Berkeley se esfuer
Berkeley le habían valido ser acusado de za sobre todo en devolver la acusación
extravagancia y de escepticismo por sus de escepticismo que suscitó el Tratado;
contemporáneos. Filonus no ha cesado de convencer a
El contenido doctrinal de los Tres Diá Hilas de que es él el que duda de la rea
logos retoma, sin modificación, la lec lidad del mundo de las cosas, puesto que
ción del Tratado de los principios (con asienta toda realidad en una sustancia
vendría consultar por tanto la entrada inaccesible, desconocida, y no ve en las
TRES ENSAYOS PARA UNA TEORÍA SEXUAL 63 8
los Tripitaka son los textos más antiguos ocupa el hombre— una moral práctica,
de esa inmensa comente de pensamien con un conjunto de preceptos y de direc
to metafísico-religioso iniciada por Buda, tivas para encontrar el camino de la puri
el buda histórico Siddharta Gautama. La ficación del espíritu, y una psicología que
primera colección enuncia las reglas de la analiza los mecanismos de la percepción,
vida monástica; la segunda (Sütra Pitaka) de las sensaciones, y de los sentimientos
es la transcripción de las palabras, dis humanos. Es por tanto natural pensar al
cursos y sermones de Buda tal como las budismo en términos de filosofía más que
han transmitido sus discípulos; la tercera en términos de «religión». Los Tripitaka
propone una síntesis explicativa de sus no son en manera alguna obras de teo
enseñanzas. logía, aunque, en la medida en que el
¿Qué dijo Buda? Que todo es dolor en budismo es un pensamiento que se apo
la vida terrestre: enfermedad, vejez y degra ya en la tradición del hinduismo, los dio
dación física, sufrimiento ante la muerte, ses de la India antigua y sus avatares están
pérdida de lo que se ama, unión con lo que presentes y canalizan la aspiración hacia
se detesta. Este dolor permanente está liga lo absoluto.
do a las pasiones, al apego del hombre a Es de sobra conocido el desarrollo del
los bienes materiales, a sus deseos y a sus budismo, extendido en la India y en todo
necesidades. Está en efecto cegado por el Oriente. A los occidentales les ha cos
la ilusión que le producen sus sentidos y tado mucho tiempo tomar en cuenta este
sus sentimientos. Para hacer cesar dolor y pensamiento, que se sitúa en el polo
sufrimiento, el hombre debe renunciar a opuesto del racionalismo y, aún hoy en
toda afección al mundo material. Y tanto día, nuestra filosofía tiende a desterrar de
más teniendo en cuenta que la muerte no su campo al budismo y sus variantes. Exis
es una liberación; por el contrario, un ciclo te sin embargo una literatura inmensa en
infernal de reencarnaciones encadena al tomo a esta concepción, a pesar de que
hombre a su karma, es decir, a la conta los textos básicos, como los Tripitaka,
bilidad de sus actos y de sus pensamien no hayan sido objeto aún de una traduc
tos, que totaliza una carga más o menos ción integral.
negativa. Es esta carga la que determina
la suerte del alma, condenada a errar tras Edición: Les Moyens Discours du Boud-
dha (tr. J. Bertrand-Bocandé), Les Deux Océ-
la muerte hasta una reencarnación más o
ans, 1988.
menos feliz. Luego volverá a comenzar el Estudio: M. Percheron, Le Bouddha et le
dolor terrestre. bouddhisme, col. «Microcosme-Maítres spi-
El objetivo de la existencia es para Buda rituels», Le Seuil, 1974.
romper este encadenamiento. Para lograr
lo no hay más que una sola vía: la medi
tación, la renuncia a las cosas de este
mundo, la ascesis y la victoria del espíri T R IS TE S T R Ó P IC O S , Tristes tropi-
tu sobre la materia, únicas cosas que pue ques, 1955.
den llevar al despertar, a la Iluminación, ¿ laude Lévi-Strauss, nacido en 1908.
esto es: al nirvana. El nirvana — que no Autobiografía intelectual.
es solamente el «paraíso» de los budistas,
como se lo suele imaginar por analogía La obra, que se abre con esta afirma
con las religiones cristianas— designa la ción paradójica: «Odio los viajes y a los
felicidad suprema, la liberación y la fusión exploradores», es el relato de las dife
del individuo con la entidad cósmica que rentes expediciones que el etnólogo ha
está al origen del mundo. realizado a cuatro tribus de los indios del
La enseñanza de Buda es un sistema Brasil: los caduveo, los bororo, los nam-
de pensamiento que propone una meta bikwara y los tupi-kawahib.
física — una reflexión sobre el funciona Con un firme cuidado por la autenti
miento del universo y del lugar que en él cidad, el autor relata sus asombros, sus
TUSCULANAS (LAS) 640
[6 4 1 ]
UP ANISAOS 642
Hay dos formas de sociedad.- la sociedad rados como tales. Compuestos en sáns
que el individuo encuentra frente a él, tras crito, todos ellos tratan de la noción de ser,
cendente e impuesta, y la sociedad que es de la co-naturalidad del atman y del brah-
resultado de un proceso libre de asocia man, es decir, del ego personal y del Sí-
ción mutua; la segunda corre en todo mismo universal.
momento el riesgo de degenerar en la pri Los Upanisads son en gran parte cos
mera. Se debe por tanto distinguir (como mogonías o cosmologías. La principal de
igualmente hace Proudhon) la sociedad, ellas, la Chandogyaupanisad, afirma la
generadora de un poder sacralizado que identidad de naturaleza del sí íntimo y del
oprime al individuo, de la asociación, for ser del universo. Se trata de la naturale
ma libre del compromiso de cada uno en za «material» que aquí es la ilusión (maya).
la que el yo conserva su soberanía. La Copiosamente introducidos por Jean
sociedad es la asociación petrificada. Varenne, estos textos son los más impor
El único y su propiedad es, como pue tantes de la India y dan un panorama
de verse, un libro muy fuertemente ins general de las filosofías hindúes.
crito en un contexto ideológico particular:
la descendencia inmediata del hegelia Ediciones: Upanisads (tr. D. de Palma), pró
nismo. En el momento de su publicación logo de R. Panikkar, Siruela, 1995; Sept
Upanishads (tr. J. Varenne), col. «Poínts
conoció un éxito notable. Al escribir -*■La Sagesses», Le Seuil, 1981.
ideología alemana, Marx y Engels consi Estudio: J. Varenne, Cosmogonies védi-
deraron necesario consagrarle una crítica ques, Les Belies Lettres, 1982.
sustancial (en el capítulo titulado «San
Max»), En ella reprochan a Stimer man
tener una afirmación estéril, puesto que
es impotente, de los derechos del «yo»; U SO DE LO S PLACERES (EL).
sólo la práctica es capaz de transformar Michel Foucault.
la situación concedida al individuo. Véase HISTORIA DE LA SEXUALIDAD.
Mas la verdadera carrera de este libro
comenzará a finales del siglo xix, cuando
un poeta anarquista, John Henry Mackay,
hace de El único y su propiedad la biblia UTILITARISM O, Utilitarianism, 1863.
del anarquismo individualista, oponiendo John Stuart Mill, 1806-1873.
a Stimer al anarquismo comunista repre
sentado por Bakunin. De una inteligencia precoz, John Stuart
A pesar de su inmensa fortuna, una tal Mill recibió una educación rigurosa de
recuperación postuma es sin embargo dis su padre, el economista e historiador
cutible, pues deja en la sombra la origina James Mili. A los quince años había leí
lidad del pensamiento de Stimer. do ya los trabajos de Bentham. Poco des
pués, se entusiasmaba con el poeta
Edición: El único y su propiedad (tr. E. Subi- Samuel Taylor Coleridge y más tarde con
rats), Labor, 1974.
Estudio: D. Dettmejier, Max Stimer, col. Auguste Comte, con el cual intercambió
«Cahiers de philosophie», L’Age d’Homme, una larga correspondencia (1841-1847).
Lausana, 1979. Surgieron no obstante diferencias entre
Mill y Comte a propósito de la economía
política, y sobre todo por la emancipa
ción de las mujeres, de la que Mill se con
UP AN ISAO S, entre los siglos XI y III a.C. virtió voluntariamente en heraldo: en
Anónimo. 1876, demandará, en tanto que miem
Seleción de textos védicos. bro del parlamento británico, que se le
conceda a las mujeres el derecho de voto.
Esta selección agrupa extractos de sie Sin embargo Comte y Mill defendían
te textos sagrados de la India, o conside en común lo que ambos habían apren
64 3 UTOPÍA
[6 4 5 ]
VERDAD Y EXISTENCIA 646
Estudio: J. Bames, Los presocráticos (tr. VIDA DE LA RAZÓN (LA), o Las fases
E. Martín), Cátedra, 1992. del progreso humano, The Life o f Rea-
son o r the Phases o f Human Progress,
1905-1906.
VIDA DE DON QUUOTE Y SANCHO, Jorge Santayana, 1863-1952.
1905. Este ensayo de historia del conoci
Miguel de Unamuno, 1864-1936. miento no opone lo sensible a lo racio
nal, ni la materia al espíritu, sino que
Este ensayo, inspirado en la vida de los jerarquiza las modalidades de aprehen
sión del mundo exterior en un movi
héroes de la novela de Cervantes, quie
miento ascendente en donde la razón
re ser la apología de una fe viva, que tras
soberana lleva a lo absoluto. Del cono
ciende en su emergencia a la humanidad
cimiento sensible al conocimiento racio
y se pone al servicio de la voluntad gran
nal, el espíritu humano gravita en los esta
diosa de una conquista infinita del espí
dios sucesivos que, en cada etapa,
ritu, «conquista jamás acabada de la ver
inducen necesidades intelectuales más y
dad, suprema e infinita».
más elaboradas. Y cuando la razón no se
El quijotismo designa, por encima
basta ya a sí misma para satisfacer su sed
de las fronteras de la determ inación
de conocimiento, alcanza el estadio últi
lógica, artística o moral, la esperanza
mo, el de la espiritualidad, el de la supe
ilimitada del hombre en lo irracional.
ración por la contemplación estética y
Se trata de un combate, de un impul
mística.
so vital, de una epopeya fantástica de
Filósofo americano de nacionalidad
tendencia espiritual que, inclinándose
española, Santayana despliega aquí, en
a un elogio de la locura, se opone a
cinco volúmenes, un pensamiento filosó
la cultura y al cientificismo. Esta fe per
fico y estético que, a pesar de la influen
mite acceder a lo infinito, y la locura cia del pragmatismo de James, tiene un
generosa de Don Quijote, de acusados acento marcadamente platónico. Los dos
acentos caballerescos, predispone a la últimos volúmenes tratan esencialmente
elevación, «a la ciencia final y absolu de lo bello, de lo sublime y de lo verda
ta que no termina tal vez en grandes dero, con una aspiración hacia Dios. San
cosas, pero las afronta con peligro de tayana no ha sido aún reconocido en su
su vida». La imaginación, la grandeza justo valor, en razón quizá del eclecticis
moral apelan a la transformación del mo de su pensamiento: poeta, novelis
mundo. Para realizarla, hay que bus ta, ensayista y esteta, no se inscribe en
car al hombre en su verdad, despoján corriente alguna y deja al lector un tanto
dose del sentido común, «que ahoga en perplejo.
cada uno de nosotros el sentido pro
pio». Edición: La vida de la razón (tr. A. A. de
El quijotismo es un despertar a la sole Kogan), Buenos Aires, Nova, 1958.
dad, mas también al desprecio de la apro Estudio: J. Duron, La pensée de George
Santayana: Santayana en Amérique, Nizet,
bación del otro: «Cúrate de la enferme 1950.
dad consistente en preocuparte de la
opinión que de ti tienen los otros; ocú
pate sólo de la opinión que mereces a los
ojos de Dios.» VIDA DE LAS FORMAS, Vie des fo r
mes, 1934.
Edición: Vida de Don Quijote y Sancho, Henri Focillon, 1881-1943.
ed. Alberto Navarro, Cátedra, 1988.
Estudios: Introducción de A. Navarro en la
ed. cit.; A. Guy, Unamuno et la soif d’éter- Este ensayo contempla la obra de
nité, Seghers, 1964. arte desde el punto de vista de su f o r
VIDAS, OPINIONES Y SENTENCIAS DE LOS FILÓSOFOS MÁS ILUSTRES 648
[6 5 3 ]
YO-NO-SÉ-QUÉ Y EL CASI-NADA (EL) 654
RENACIMIENTO Y BARROCO
SERVET, Miguel, filósofo, teólogo, médico y místico español (1511-1552).
Restitución del Cristianismo, 1553.
[6 5 7 ]
DICCIONARIO DE LAS MIL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 65 8
[6 6 1 ]
DICCIONARIO DE LAS M U OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 662
[6 6 3 ]
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 664
no, pero critica más radicalmente que las una con otra, en la teoría clásica de
otros la institución oficial del dogma de la los temperamentos de Hipócrates y Gale
Trinidad por el Concilio de Nicea en el no y en la teoría clásica de las faculta
año 325 y opone a «la ley babilónica y des. Pero, de acuerdo con el punto de
judaica» de la prepotente y materialmen vista empírico de muchos investigadores
te ostentosa Iglesia Romana, «la ley del renacentistas, parece pensar, en contra
corazón, que es la sola ley de la fe». La de Platón y Aristóteles, que no es la fun
censura se ha ensañado muy en particu ción la que crea al órgano, sino el órga
lar durante siglos con este libro, y pro no a la función. De ahí la importancia
bablemente su única traducción comple que otorga a la fisiología del cerebro en
ta a un idioma moderno es la española su análisis de los procesos mentales. El
que se cita a continuación. «ingenio» o talento que hace a unos más
capaces que otros proviene, a su juicio,
Edición: Restitución del Cristianismo, ed. de la constitución física de cada cual.
A. Alcalá, Fundación Universitaria Españo
Los siete capítulos siguientes constitu
la, 1980.
Estudio: H. Bainton, Servet: el hereje per yen la parte aplicada del libro. En el capí
seguido, Madrid, 1973. tulo VIII, «donde se da a cada diferencia
de ingenio la ciencia que le responde en
particular», Huarte se adelanta treinta años
a Francis Bacon al proponer una clasifi
E XAM EN DE ING E N IO S P A R A L AS cación no aristotélica de la ciencia, según
CIENCIAS, 1575. las distintas facultades mentales: 1) «artes
Ju a n H u ar te de S a n Ju a n (1529?-1588). y ciencias que se alcanzan con la memo
ria» («gramática, latín y cualquier otra len
La única obra de este médico nava gua; la teórica de la jurispericia; teología
rro, que ejerció la mayor parte de su vida positiva; cosmografía y aritmética»); 2) «las
en Andalucía, hace de su autor uno de que pertenecen al entendimiento» («teo
los fundadores de la caracterología y la logía escolástica; la teórica de la medici
psicología diferencial. En las páginas na; la dialéctica, la filosofía natural y moral;
introductorias del libro queda claramen la práctica de la jurispericia, que llaman
te establecido el objeto principal de la abogacía») y 3) las que pertenecen a la
investigación y la originalidad de su plan «imaginativa» («poesía, elocuencia, músi
teamiento: «Todos los filósofos antiguos ca, saber predicar; la práctica de la medi
hallaron por experiencia que donde no cina, matemáticas, astrología; gobernar
hay naturaleza que disponga al hombre una república, el arte militar»). Esta teo
a saber, por demás es trabajar en las ría le suministra al autor la explicación de
reglas del arte. Pero ninguno ha dicho una experiencia juvenil que le había dado
con distinción ni con claridad qué natu mucho que pensar, cuando tres compa
raleza es la que hace al hombre hábil ñeros de clase observaron con sorpresa
para una ciencia y para otra incapaz; que uno de ellos aventajaba considera
ni cuántas diferencias de ingenio se hallan blemente a los dos restantes en latín, otro
en la especie humana; ni qué artes y cien a los otros dos en dialéctica y otro en
cias responden a cada uno en particu astrología.
lar; ni con qué señales se había de cono El extenso capítulo X V y último es un
cer, que era lo que más importaba». audaz esbozo de eugenesia, donde se dan
Los siete primeros capítulos tienen un instrucciones a los padres para asegurar
carácter más general y están dedicados las mejores dotes de sus hijos.
al análisis de los grados o diferencias de R. Salillas investigó a principios de siglo
«ingenio» o habilidad. Para construir su la influencia y las huellas del Examen de
tipología de grados de habilidad o inha ingenios en «El ingenioso hidalgo don
bilidad mental, Huarte se apoya, aunque Quijote de la Mancha» de Cervantes, y
sin seguirlas fielmente y combinándo el pensador ilustrado Lessing tradujo en
665 RENACIMIENTO
1752 al alemán el libro de Huarte, que de ellas tenga en sí a todas las otras, y en
ha sido recientemente citado con elogio que, siendo una, sea todas cuantas les fue
por Noam Chomsky. re posible, porque en esto se avecina a
Dios, que en sí lo contiene todo.» Y por
Edición: Examen de ingenios para las cien otra entra en juego la teoría aristotélico
cias, ed. preparada por E. Torre, Editora escolástica del ser intencional: «Y porque
Nacional, 1977.
Estudio: G. Marañón, «Examen actual de un no era posible que las cosas así como son,
examen antiguo», en Tiempo viejo y tiem materiales y toscas, estuviesen todas unas
po nuevo, Madrid, 1952. en otras, les dio a cada una de ellas, ade
más del ser real que tienen en sí, otro ser
del todo semejante a este mismo, pero
más delicado que él [...] con el cual estu
DE L O S N O M B R E S DE C R IS T O , viesen y viviesen [...] en los entendimien
1583. tos de sus vecinos.» «Las cosas viven y tie
F r a y L uis de L e ó n , 1527-1591. nen ser en nuestro entendimiento cuando
las entendemos y cuando las nombramos
Escrito en gran parte durante el tiempo en nuestras bocas y lenguas.» La singula
en que su autor estuvo confinado en pri ridad de esta obra reside en la inteligen
sión por un proceso inquisitorial, este libro, te unión de motivos filosóficos, teológi
uno de los más perfectamente escritos en cos, bíblicos y literarios dentro del marco
lengua castellana, transcurre en forma de de la belleza formal clásica de la prosa
diálogo que por la ausencia de dramatis renacentista. «Puede decirse — ha escrito
mo se ajusta más al modelo ciceroniano Menéndez Pelayo— que la estética está
que al platónico. Tres agustinos de Sala infundida y derramada por las venas de
manca, Sabino, Marcelo y Juliano, pasan la obra, y no sólo en el estilo, que es, a
las horas de calor en tiempo de vacacio mi entender, de calidad superior al de cual
nes departiendo en una huerta, a orillas quier otro libro castellano, sino en el tem
del río Tormes, sobre asuntos espirituales. ple armónico de las ideas.»
Marcelo, en quien algunos críticos Publicada en 1583 la primera edición
creen identificar al propio Fray Luis, dia en dos libros, el autor amplió a tres la
loga con sus compañeros sobre «los nom segunda, que apareció en 1585. Poste
bres con que es llamado Jesucristo en la riores ediciones añaden como apéndice
Sagrada Escritura», como Camino, Pas el análisis del nombre «Cordero».
tor, Monte, Príncipe de Paz, Esposo, Hijo
de Dios o Jesús. En cada caso la mención Edición: De los nombres de Cristo, ed. pre
parada por C. Cuevas, Cátedra, 1991.
del nombre va seguida de la indicación de
Estudio: A. Guy, «Luis de León», en Histo
los pasajes bíblicos en que figura y de la ria de la filosofía española (tr. de A. Sán
discusión de los problemas que plantea chez), Anthropos, 1985, pp. 121-130.
su interpretación. La cuestión que sub-
yace a la base de estas discusiones es,
obviamente, la semántica del nombre. Y
así como el paisaje que sirve de escena C O N C O R D A N C IA DEL LIBRE ALBE
rio al diálogo son las verdes orillas del Tor DR ÍO C O N EL D O N DE L A G R AC IA,
mes, las teorías filosóficas que sirven de D e concordia, 1588.
fondo a la exégesis de los textos bíblicos Luis de M o l in a , 1536-1600 (véase p. 88)
son platónicas, aristotélicas y neoplató-
nicas. Por una parte interviene la idea
neoplatónica de la conciliación de unidad
y diversidad en el cosmos: «La perfección D IS P U T A C IO N E S M E TA FÍS IC A S ,
de todas las cosas, y señaladamente de Metaphysicarum disputationum..., 1597.
aquellas que son capaces de entendi F r a n c is c o S u á r e z , 1548-1617 (véase
miento y razón, consiste en que cada una p. 207).
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 666
[6 6 7 ]
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 668
ca de su raptada esposa Felisinda (sím les confiesa que sólo come y duerme bien
bolo de la felicidad terrena). Tras nau desde que vive entre ganapanes y al entrar
fragar junto a las costas de la pequeña isla en «la jaula de todos» asisten al espec
desierta Santa Elena, lo rescata de la muer táculo de la locura universal.
te un joven que había vivido en estado de En el invierno de la vejez los viajeros
naturaleza en una cueva entre fieras. Cri- llegan a Roma y al conocimiento de la
tilo enseña a hablar al joven y lo bautiza moralidad y los valores espirituales. Sabe
con el nombre de Andrenio (símbolo del dores finalmente de la vanidad de las cosas
hombre natural). En el gran teatro de la del mundo y desengañados de ellas, desis
naturaleza en que se desarrolla esta pri ten de seguir buscando a Felisinda, pues
mera parte, Andrenio sorprende a Criti- comprenden que la única felicidad que
lo con el relato de sus vivencias que inclu pueden encontrarse en este mundo es la
yen la cartesiana «reflexión sobre mi inmortalidad de la fama, a la que aspi
propio ser» («¿qué es esto?, ¿soy o no soy? ran y de la que gozan, aun después de su
Pero pues vivo, pues conozco y advierto, muerte, los héroes y los grandes hombres
ser tengo. Mas si soy, ¿quién soy yo? creadores; y así se «les franqueó de par
¿Quién me, ha dado este ser?»). Habién en par el arco de los triunfos a la man
dosele abierto por un derrumbamiento de sión de la inmortalidad».
tierras el paso al mundo exterior, el espec La primera parte de E l Criticón vio la
táculo del cielo estrellado le llevará a luz en Zaragoza en 1651, firmada con el
barruntar, a través de las cosas del mun seudónimo García de Mariones; la segun
do «un Criador de todo», «escondido y da y la tercera aparecieron, respectiva
manifiesto, tan lejos y tan cerca». Ambos mente, en Huesca en 1653 y en Madrid
viajan a Madrid, donde seduce a Andre en 1657, ambas firmadas con el seudó
nio una astuta mujer. nimo Lorenzo Gracián.
En la segunda parte los peregrinos visi El éxito de este libro fue grande en Espa
tan el mundo del arte y la cultura: la biblio ña y en toda Europa. En su obra capital El
teca y el museo del hospitalario Salásta- mundo como voluntad y representación
no (nombre en clave del mecenas de Schopenhauer la consideró, con Gulliver
Gracián en la vida real, Juan de Lasta- y el Quijote, como una de las mejores ale
nosa) y las tierras de Francia. Pero el con gorías de todos los tiempos.
tacto con la sociedad es contemplado bajo
el prisma del pesimismo de Gracián. Las Edición: El Criticón, ed. S. Alonso, Cáte
virtudes no se encuentran, las monstruo dra, 1993.
sidades se prodigan; al visitar los pere Estudio: R. Senabre, Gracián y «E l Criti
grinos el trono del mundo un fugado rey cón», Universidad de Salamanca, 1979.
ILUSTRACIÓN Y SIGLO XIX
TE A TR O C RÍTICO U NIVERSAL, riencia frente a la tradición y la lucha con
1726-1741. tra la superstición mediante la crítica son
Fray Benito Jerónimo Feijoo, 1676- los principios que inspiran todos sus ensa
1764. yos, aunque dejando a salvo siempre los
principios básicos de la ortodoxia. Cons
Este monje benedictino de origen galle- ciente de que el mérito singular de su obra
go, que enseñó teología en Oviedo des no estaba en la creación, sino en la divul
de 1709 hasta su muerte, es el primer gación, Feijoo se autodefinía modesta
representante español de la crítica ilus mente como «el Desengañador del Vul
trada del XVIII. Su Teatro crítico univer go». Aunque algunos lo han llamado" el
sal o Discursos uarios en todo género Voltaire español», ese epíteto no encaja
de materias, para desengaño de e rro con su esencial fidelidad religiosa.
res com unes reúne en nueve volúme
nes una ingente cantidad de ensayos crí Edición: Teatro crítico universal, ed. G.
Stiffoni, Castalia, 1986.
ticos de divulgación sobre física, Estudio: Arturo Ardao, La filosofía polé
matemática, astronomía, ciencia natural mica de Feijoo, Buenos Aires, Losada, 1962.
y geografía, economía, política, medici
na e historia, que se prolongan en los cin
co volúmenes de sus Cartas eruditas y
curiosas. Los más de doscientos cincuenta GRAM ÁTICA DE LA LEN GU A C A S
ensayos contenidos en el Teatro y las Car TELLANA DESTINADA A L U SO DE
tas alcanzaron una enorme difusión. L O S AMERICANOS, 1847.
Según cálculos de Lafuente, el número Andrés Bello, 1781-1865.
de volúmenes de Feijoo que se impri
mieron en el siglo xvm pudo llegar a Líder intelectual de la independencia
420.000. Los cuadernos o pliegos de sus americana, el venezolano Andrés Bello,
obras eran esperados con ansia todos los poeta, filólogo, filósofo, diplomático, ami
años en todo el orbe de habla española. go de HumbokJt y Bolívar y finalmente rec
A despecho de su condición de teólo tor de la Universidad Nacional de Chile,
go, Feijoo es un apasionado admirador introdujo con su Gramática castellana una
de Bacon, Descartes, Gassendi, Locke y profunda revolución teórica tan original
Newton, y los diccionarios de Bayle y como sencilla en la concepción de la gra
Morieri se cuentan entre sus fuentes pre mática. La proposición no se estructura
dilectas. La defensa de la razón y la expe para Bello de modo tripartito, a la mane-
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DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 672
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DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 676
4
677 SIGLO XX (I): REGENERACIONISMO Y 98
Edición: Leonardo Torres Quevedo, ed. F. Miguel Servet hasta el proceso del arzo
González de Posada. Biblioteca de la Cien bispo Carranza) y de las sectas místicas
cia Española, Fundación Banco Exterior,
1992, pp. 305-335. (alumbrados, Miguel de Molinos, reac
Estudio: J. García Santesmases, Obra e ción ortodoxa). El jansenismo, el enci
inventos de Torres Quevedo, Instituto de clopedismo y la influencia de la Ilustra
España, 1980. ción francesa en el xvra son tema del libro
sexto. En los dos últimos el autor pole
miza con acritud de basilisco con los hete
rodoxos del siglo xix.
HISTORIA DE LOS HETERODOXOS Cuando aparecieron los dos prime
ESPAÑOLES, 1880-1882. ros volúmenes de la obra, en 1880, la
Marcelino Menéndez Pelayo,1856- batalla ideológica entre integristas y
1912. modernistas era campal, y el frente inte-
grista tomó, con explícita aquiescencia
Monumento literario que, tanto por su del joven autor, aquel libro por bandera.
contenido como por las circunstancias Pero cuando en 1882 vio la luz el ter
externas que acompañaron a su gesta cer tomo, Menéndez Pelayo se encon
ción, refleja peculiarmente la espléndida tró, para su sorpresa, siendo también
y áspera historia del pensamiento espa blanco de los ataques de sus congéneres.
ñol. Su autor, precoz polígrafo que ya a La verdad es que, en el fondo, su men
los veinte años había trazado con todo talidad no encajaba del todo en ese ban
detalle el plan de la obra, acometió la do, pues aunque su juvenil punto natural
empresa de dar cuenta de las múltiples de partida fue el integrismo y de hecho
manifestaciones del pensamiento disidente su furor polémico raya a veces en el paro
de la tradición católica en el suelo ibéri xismo, sin embargo su ideal filosófico era
co. Pero quiso llevarla a cabo atenién lo que él denominó el uivismo, el criti
dose al difícil propósito de aunar para cismo renacentista, ecléctico y toleran
dójicamente la objetividad y veracidad de te de Luis Vives, y de ahí que más tarde,
la ciencia histórica en la constatación de en años de madurez, introdujese en el
los hechos con el punto de vista parcial prólogo a la segunda edición de la obra
mente interesado de esa tradición, a la una revisión que moderaba sus iniciales
que él se adscribía, en la valoración de los puntos de vista.
mismos. «Menéndez Pelayo — escribe S. Batta-
La magnitud del horizonte espacio glia— ha recorrido las más ocultas y difí
temporal y la variedad temática de la ciles sendas del subsuelo cultural español,
investigación propuesta parecían des revelando y haciendo resplandecer sus
bordar la capacidad de una sola perso filones de oro [...] Frente a la tradicional
na. La obra, que en su primera edición perspectiva de una España uniformemente
apareció en tres volúmenes, se divide en conformista en la que habían ido sumer
ocho libros. Los dos primeros se ocupan giéndose y sedimentándose todas las here
de la prehistoria y la historia de España jías de allende los Alpes, a él le corres
anterior a la cristianización, desde las tri ponde el mérito de haber agitado las aguas
bus ibéricas a la colonización fenicia y más hondas para ver salir de sus profun
romana. El pensamiento islámico y semí didades una vegetación rara y delicada
tico y las herejías de cátaros y albigenses que conserva el encanto fascinador de las
son tema del tercer libro, con especial cosas insólitas y singulares.»
consideración de las figuras de Amau de
Vilanova y de Ramón Llull. Los libros Edición: Historia de los heterodoxos espa
cuarto y quinto se ocupan respectiva ñoles, 3 vols., C.S.I.C., 1992.
Estudio: P. Sainz Rodríguez, «Marcelino
mente de la influencia del erasmismo y
Menéndez Pelayo», en Historia de la críti
del protestantismo en España (desde los ca literaria en España, Taurus, 1989, espe
hermanos Alfonso y Juan de Valdés o cialmente pp. 258-284.
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 67 8
Erasmo, elogiar la locura. Al paradóji del fracaso, como Cristo, Marx o Cer
co tema de la «locura normal» o «cuer vantes, puede amar más verdadera y más
da», entendiendo por tal una cultura crí democráticamente al hombre que un pro
ticamente consciente de sus límites feta del éxito como Sócrates o Platón; y
naturales, está dedicado el tercero de también la idea de que una ética de la
los D iá logos en e l lim bo, a cuyo tér compasión, al estilo de la predicada por
mino el Extranjero narra el mito de Schopenhauer, puede ser más sublime
Autólogos, que es clave para la com que la ética socrática de la virtud o la éti
prensión de la filosofía de Santayana y ca kantiana del deber.
también para entender el sentido de su En Tres poetas filósofos Santayana
novela E l ú ltim o puritano. había constatado que el esplritualismo de
En los tres siguientes diálogos el espec Dante, admirable en su arquitectónica cla
tro de Sócrates mide sus armas dialéc ridad, adolecía del defecto de fundarse en
ticas con las del joven Extranjero. La acti la idealización cristiana del sistema aris
tud encamada por el romántico vitalismo totélico. Su contrapartida en Diálogos en
de Fausto en Tres poetas filósofos, es el limbo es una operación consistente en
escrutada en este nuevo libro, con la ópti poner del revés a Aristóteles como hizo
ca del filósofo, en lo que a juicio de San Hegel con Marx. La responsabilidad de
tayana es su más remota raíz y antece efectuar semejante malabarismo le es
dente: la obsesión socrática por centrar endosada a Avicena, protagonista de los
todo análisis en el conocimiento del hom dos últimos diálogos, y en la atmósfera
bre, olvidando la investigación del cos de magia que los impregna es máxima la
mos. Sócrates, padre del platonismo, altura literaria que alcanzan las páginas
discutirá con su antagonista los crucia del libro. Esos diálogos modulan el canto
les conceptos de democracia y amor al de Santayana a la materia con el tema de
hombre. Es una curiosa paradoja que la agonía del espíritu, que obsesionaría al
el Extranjero, que no demuestra dema anciano pensador en la última etapa de
siado entusiasmo por defender frente a su vida.
Sócrates nuestra moderna democracia, En 1948, veintitrés años después de
se manifieste luego, al confrontar las ide aparecida la edición original, Santayana
as de filantropía y caridad, como el más publicó una segunda de su libro enrique
demócrata de los metafísicos. Ambos cida con tres nuevos diálogos.
interlocutores concuerdan en que el ver
dadero filántropo, del que Sócrates es Edición: Diálogos en el limbo, Tecnos,
paradigma, ama al hombre tal y como 1996.
éste debe ser, en la plenitud de su per Estudio: I. Izuzquiza, Santayana o la ironía
fección, y de ahí la afinidad electiva del de la materia, Anthropos, 1989.
maestro de Platón por los jóvenes pri
vilegiados de su entorno que pudieran
llegar a esa cima. P ero si el conjunto
de los hombres perfectos es, en realidad, VIDA DE DON QUIJOTE Y SANCHO,
numéricamente escaso y la inmensa 1905.
mayoría de los humanos viven toda su Miguelde Unamuno, 1864-1936 (véase
vida lejos de esa para ellos, de hecho, p. 647).
imposible perfección, agobiados por las
frustraciones, ¿no habría que decir que
el ser, sea o no divino, que ame verda
deramente al hombre es el que lo ama DEL SENTIMIENTO TRÁGICO DE LA
no com o debe ser sino com o es real VIDA EN LOS HOMBRES Y EN LOS
mente, en su inescapablemente mise PUEBLOS, 1913.
rable condición? Esto sugiere el para Miguel de Unamuno, 1864-1936 (véase
dójico pensamiento de que un profeta p. 172).
681 SIGLO XX (I): REGENERACIONISMO Y 98
va realizando entre nosotros una suerte tancia, guarda alguna afinidad con el coe
de conquista moral». «Tenemos nuestra táneo mensaje de algunos noventayo-
nordomanía. Es necesario oponerle los chistas en España. El posterior conjunto
límites que la razón y el sentimiento seña de ensayos de Rodó, Los motivos de Pro
lan de consuno.» teo (1910), continúa, proyectándolos en
Este ensayo de Rodó fue, pese a ser tomo al problema de la vocación indivi
también acervamente criticado, evange dual, los mismos puntos de vista.
lio cultural de un núcleo de intelectuales
americanos de habla hispana entre los Edición: Ariel. Los motiuos de Proteo, pró
logos de Carlos Real de Azúa, Caracas,
años 1905 y 1915. En la medida en que
Biblioteca Ayacucho, 1985.
conjuga lo universal del modernismo con Estudio: L. Zea, El pensamiento latino
la preocupación por la propia circuns americano, Ariel, 1976.
SIGLO XX (II)
BIEN PLANTADA (LA), La Ben Plan mediterráneo («aconsejaron los últimos
tada, 1911. románticos: haz tu propia vida como un
Eugenio d’Ors, 1882-1954. poema. La Bien Plantada aconseja más
pronto: haz tu propia vida como la ele
Con este título publicó el pensador gante demostración de un teorema mate
español Eugenio d’Ors en su primera eta mático»).
pa catalana un conjunto de glosas reuni
das en una novela que ha sido calificada Edición: La Bien Plantada (tr. del catalán
de «representación y símbolo de la Cata por R. Marquina), Planeta, 1982.
luña naciente» y de «breviario de la Raza».
Estudio: J. L. L. Aranguren, La filosofía de
Eugenio d’Ors, Espasa Calpe, 1981.
El propio autor, que la firmaba con el seu
dónimo Xenius, proclamó: «nosotros no
escribimos un poema lírico, sino un ensa
yo teórico sobre la filosofía de la catala- SECRETO DE LA FILOSOFÍA (EL),
nidad». 1947.
El epíteto «la bien plantada» es la for Eugenio d’Ors, 1882-1954.
mularia descripción de una mujer, el per
sonaje principal del relato, que se recor La principal obra de carácter sistemáti
ta sobre el fondo de un pueblo de veraneo co de Eugenio d’Ors, que contiene, expues
en la costa del mar Mediterráneo. Su nom ta con gran elegancia, la síntesis de su pen
bre, Teresa, es asociado a la Teresa de samiento filosófico. El libro — cuyo origen
Ausías March, y la construcción de este es un curso de doce lecciones impartido
personaje le da ocasión a D’Ors para pro por D’Ors en Barcelona, Córdoba (Argen
pugnar su programa cultural del nou- tina) y Ginebra entre 1917 y 1923— se
centismo o «nove/ocenüsmo», con el que divide en tres partes: «teoría de las ideas»,
lideró, hasta ser defenestrado tras el falle «teoría de los principios» y «teoría del saber»,
cimiento de su protector político Prat de a las que precede una discusión prelimi
la Riba, la renovación de la vida intelec nar sobre la noción de filosofía. Cada par
tual en la Cataluña de la segunda déca te va seguida de un «diálogo», y un suma
da del siglo. Pero, con independencia rio final quintaesencia en quinientas palabras
de esta circunstancia, la obra contiene ya la filosofía del autor.
en germen todas las ideas claves del pen El pensamiento dorsiano puede ser
samiento de D ’ Ors, particularmente su caracterizado como un «intelectualismo
antirromántica vocación por el clasicismo humanista»: «intelectualismo», porque se
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DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 684
sitúa más allá del dilema entre raciona pos tradicionales de contradicción y de cau
lismo (de Descartes a Kant) e irraciona- salidad o razón suficiente, a los que pro
lismo (de Kierkegaard a Bergson) en que pone sustituir, respectivamente, por los de
se hallaba inmersa la filosofía de su tiem participación y de función exigida. Final
po, y también porque quiere continuar la mente, en la tercera parte o teoría del
pugna por la claridad solar o «helioma- saber (lecciones XI-XII), el anterior corte
quia» propia del clasicismo mediterráneo; jo a la verdad culmina en las nupcias con
y «humanista», por el papel básico que ella. Totalidad y humanismo son los ingre
otorga al hombre, integralmente consi dientes esenciales de la filosofía en esta
derado como faber (el hombre que tra fase, que es «saber» y «sabor», teoría y seny
baja), ludens (el hombre que juega y valo o sentido común, e incorpora la Ciencia
ra) y sapiens (el hombre que conoce y que de la Cultura.
sabe).
El secreto de la filosofía es, como dice Edición: El secreto de la filosofía, Tecnos,
su autor en los Preliminares (lecciones I- 1997.
Estudio: E. Colomer, S. J., «Eugenio d’Ors.
III), un tratado de filosofía general o dia
El hombre y su obra», en Historia general
léctica, entendiendo esta palabra no en de las literaturas hispánicas, tomo VI, Bar
el sentido hegeliano de síntesis de ele celona, 1967.
mentos contradictorios, sino en el senti
do platónico-socrático de saber superior
a toda ciencia particular y esencial e iró
nicamente abierto al diálogo: «hay que T EM A DE N UE STR O TIEMPO (EL),
aprender a ver, en la historia de la Filo 1923.
sofía, com o una amplia asamblea. Y, José O rtega y Gasset, 1883-1955 (véa
cuando en ella — no importa si contradi se p. 596).
ciéndose— han pronunciado ya sus dis
cursos los preopinantes Heráclito y Pitá-
goras, Sócrates y Platón y Aristóteles,
Epicteto y Epicuro, Dionisio y Agustín, REBELIÓN DE LA S M A S A S (LA),
Tomás y Escoto, Lulio y Vives y Suárez, 1930.
Descartes y Spinoza y Leibniz, Kant y José O rtega y Gasset, 1883-1955 (véa
Hegel y los Románticos y los ochocen se p. 536).
tistas y los modernos y Kiergegaard y el
profesor Heidegger, que vive aún, la pala
bra pasa a... a ti, lector, a cuyo oído soplo IDEA DE PRINCIPIO EN LEIBNIZ Y
yo, en el libro presente, el secreto de la
L A E V O L U C IÓ N DE LA TEORÍA
Filosofía.» DEDUCTIVA (LA), 1958.
En la primera parte o teoría de las ideas
José O rtega y Gasset, 1883-1955 (véa
(lecciones 1V-V) el autor subraya el funda
se p. 343).
mentalísimo valor de la palabra para la filo
sofía, defiende la categoría básica de Orden
y extiende el discurso categorial al ámbito
de la filosofía de la cultura, donde cons EN T ORN O A GALILEO, 1933.
truye conceptos tales como los de eones José O rtega y G asset, 1883-1955.
(las constantes históricas, como el barro
co o lo eterno femenino) y mitos (de los Sin ser ésta una de las obras más leí
que son ejemplos el derecho divino de los das, es sin embargo una de las más impor
reyes o la «dictadura del proletariado»). En tantes de cuantas escribió Ortega. Es el
la segunda parte o teoría de los principios texto de un curso de doce lecciones impar
(lecciones VI-X) d’Ors discute, apoyándo tido en 1933 en la Universidad de Madrid,
se en su criterio de ironía y en resultados cuya oportunidad venía justificada por la
de la ciencia contemporánea, los princi- fecha: justo trescientos años antes, en
685 SIGLO XX (D)
conjunto de sus notas, algunas de las cua concientes que otras.» El integracionismo
les constituyen, en unidad concatenada de Ferrater, que pretende ser a la vez
en sistema, la «Índole» de la cosa: «la «nocional» y «real», utiliza los conceptos-
estructura primaria de la cosa es su ‘cons límites como marcos categoriales de polos
titución’»; y «lo que la constitución cons opuestos en cuyo interior cabe detectar
tituye es una sustantividad», siendo «la rea realidades, o mejor «tendencias» a ser rea
lidad así constituida» «una realidad lidad. «Sólo mediante la conjunción de
sustantiva». Es finalmente tarea de la razón dos opuestos polos — o el manejo de dos
pensar la esencia misma de la realidad opuestos conceptos-límites— puede situar
com o «principio» y «fundamento» de la se y, con ello, fundarse conceptualmen
cosa, una tarea que después de culmina te una realidad o un proceso.»
da se cierra, a modo de conclusión, con El objetivo de El ser y la muerte — libro
estas palabras finales del libro: «En defi que tiene su origen en otro anterior, aun
nitiva, como principio, la esencia es prin que bastante distinto, El sentido de la
cipio estructural de la realidad.» muerte, publicado por Ferrater en 1947—
es enfocar el problema de la muerte den
Edición: Sobre la esencia, Alianza, 1985. tro del contexto de una filosofía integra
Estudio: D. Gracia, Voluntad de verdad. cionista, donde pudieran conjugarse los
Para leer a Zubiri, Labor, 1986, especial puntos de vista del pensamiento filosófi-
mente pp. 194-203.
co-científico, que prescinde del factor per
sonal en el planteamiento de las cuestio
nes, con los puntos de vista del
pensamiento humanista, que tiene siem
SER Y LA MUERTE (EL). Bosquejo de pre seriamente en cuenta ese factor.
filosofía integracionista, 1962. Ferrater afirma, parodiando a Aristó
José Ferrater M ora , 1912-1991. teles, que la muerte puede, como el ser,
«decirse de muchas maneras» y que, al
Constante aspiración de Ferrater ha igual que se habla de la analogía entis,
sido, como puede leerse en la «Introduc puede hablarse asimismo de una analo
ción» de este libro, lograr «una concep gía mortis. Tres grandes y muy distintos
ción de lo real capaz de reconocer a la ámbitos del ser: la realidad inorgánica, la
vez su variedad y la articulación de sus realidad orgánica y la persona humana,
diversos componentes», lo cual le ha lle que son susceptibles de ser polarmente
vado a «proponer un modo de filosofar ordenados desde el concepto-límite de
que puede calificarse de integracionis- «exterioridad» al de «interioridad», están
mo». El integracionismo «postula la nega sujetos en diversos grados a la muerte, la
ción de todo absoluto, llámese Naturale cual se manifiesta como mera cesación
za o espíritu, objeto o conciencia». Pero externa («mortalidad mínima») en el pri
al mismo tiempo admite todos los llama mero de esos ámbitos, como proceso ter
dos absolutos, si bien despojándolos de minal de la vida biológica de un individuo
su pretensión exclusivista y considerán en el segundo, y como muerte «propia» e
dolos más bien como «conceptos-límites, interior en el ámbito de la vida personal
que designan a lo sumo realidades-lími humana («mortalidad máxima»).
tes. Entre estas realidades — que llamo Situado cronológicamente hacia la
con frecuencia polos— se insertan, acer mitad del más de medio siglo de produc
cándose más o menos a ellas, pero sin ción literaria de Ferrater, este libro repre
jamás transformarse en ellas — sin jamás senta el punto de mayor equilibrio en
absolutizarse— las realidades efectivas. dicha producción entre el enfoque de la
Nada es pura materia o puro espíritu; nada filosofía existencial de la persona, típico
es puro objeto o puro sujeto... Pero hay del pensamiento continental europeo pre-
entidades que son más materiales que valente hasta los años cincuenta, y el enfo
otras, o más orgánicas que otras, o más que más racional y objetivo de la filosofía
689 SIGLO XX (II)
analítica del orbe anglosajón, que logra de las ideas de modernidad y de progre
ría alcanzar mundial predominio en el so, como ilustra el autor de este ensayo
penúltimo cuarto de siglo. Por ese enfo analizando inteligentemente la obra de
que se inclinaría luego más claramente el esas figuras.
pensador español, efectuando, por utili El anterior análisis le permite a Tierno
zar la fórmula que dio título a otro libro sugerir que el problema del pensamiento
suyo escrito doce años después, el corres conservador hispano reside, pura y sim
pondiente Cambio de marcha en f ilo plemente, en que no existe como tal, pues
sofía (1974). los pensadores usualmente calificados de
conservadores en los manuales y tratados
Edición: El ser y la muerte, Alianza, 1988. del pensamiento político español son meros
Estudio: P. Cohn, «Tendiendo puentes: la importadores del «tradicionalismo» francés
teoría del sentido y el continuo en Ferrater
Mora», Teorema, 11 (1981), pp. 37-56. de De Maistre y Bonald, una corriente que
no puede ser, en rigor, adscrita como el
conservadurismo europeo a la tradición
racional, sino que más bien debe ser inter
TRADICIÓN Y MODERNISMO, 1962. pretada, igual que el Romanticismo, como
Enrique Tierno Galván, 1918-1986. un retomo de la tradición mágica. Tierno
inserta en esta tendencia no sólo a Dono
Lúcido análisis de la relación dialécti so Cortés y a Balmes — a quien elogia, sin
ca entre el par de conceptos «tradición» embargo, por su independencia y sentido
y «modernismo», llevado a cabo desde la crítico, caracterizándolo como un «Burke
óptica de un pensamiento radical por español»— , sino también, por su fideísmo
quien ha sido, según Mermall, «el filóso religioso, a Feijoo.
fo más capaz en la historia del socialis En los capítulos finales el autor hace
mo no utópico español". objeto de su consideración al funciona
Tierno inicia su ensayo distinguiendo lismo pragmático y consumista de la socie
entre una tradición «mágica» o «dogmá dad afluente del bienestar, en cuyo apo
tica», de remoto origen eclesiástico-reli geo tuvo lugar precisamente la gestación
gioso, y una tradición «racional» o «críti de este ensayo. A juicio de Tierno ese fun
ca», elaborada por la intelectualidad cionalismo no sólo aleja en los países desa
burguesa para legitimar el poder emer rrollados de Occidente la posibilidad de
gente de los Estados modernos, a lo lar una revolución (fórmula aún abierta, sin
go de un proceso que se inicia con embargo, para los países del tercer mun
Maquiavelo y Bodin y se desarrolla con do), sino que tiende incluso a vaciar de
las grandes figuras del pensamiento con contenido al conservadurismo de tradi
servador europeo, como Montesquieu, ción racional.
Voltaire, Locke o Burke. Siendo esa nue
Edición: Tradición y modernismo, Tecnos,
va tradición eminentemente conservado
1962.
ra, adopta, sin embargo, el punto de vis Estudio: R. Morodo, Tierno Galván y otros
ta empírico y se alimenta al mismo tiempo precursores políticos, Eds. El País, 1987.
ÍNDICE
DE AUTORES
Las obras tratadas en este diccionario han sido reclasificadas en este índice por
nombres de autores. Dentro de cada autor, las obras están ordenadas según el orden
cronológico de su primera aparición o, en su defecto, de su redacción. En este últi
mo caso, la fecha que aparece tras el título va precedida por un rombo. Las obras
cuyos títulos llevan la indicación «s.f.» («sin fecha») han sido agrupadas al final de las
respectivas listas por orden alfabético. El asterisco (*) que sigue al nombre de un autor
significa que el autor en cuestión cuenta con una entrada en este índice. Finalmen
te, el número en negrita es la página en donde comienza el artículo acabado de men
cionar.
[6 9 1 ]
DICCIONARIO DE LAS MIL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 692
De las partes de los animales, o hacia D em o cra cia y to ta lita ris m o , 1965,
330 a.C., p. 152. p. 175.
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o entre 330 y 322 a.C., p. 138. A UR O BIN D O , Ghosh (Sri), filósofo y
Retórica, o entre 329 y 323 a.C., p. 547. místico hindú de origen bengalí (1872-
Constitución de Atenas (La), o entre 328 1950).
y 325 a.C., p. 100. Metafísica y psicología, 1976, p. 426.
D el alma, s.f., p. 158.
Categorías (Las), s.f. Véase Organon. AUSTIN, John Langshaw, teórico inglés
Etica a Nicómaco, s.f., p. 265. de la filosofía analítica (1911-1960).
D e la interpretación, s.f. Véase Orga Sentido y percepción, 1962, p. 554.
non. C óm o hacer cosas con palabras, 1962,
Metafísica, s.f., p. 424. p. 84.
Organon, s.f., p. 465.
Política (La), o hacia 344 a.C., p. 486. AVENARIUS, Richard, filósofo alemán
P rim eros A n a líticos (Los), s.f. Véase (1843-1896).
Organon. Crítica de la experiencia pura, 1888-
Refutaciones sofísticas, s.f. Veáse Orga 1890, p. 110.
non.
Segundos A nalíticos (Los), s.f. Véase AVERROES (ibn Rusd), filósofo, médi
Organon. co y jurista arábigo-español (1126-1198).
Tópicos (Los), s.f. Véase Organon. Destrucción de la Destrucción, o hacia
Acerca del cielo, s.f., p. 23. 1174-1180, p. 180.
C om entario de Aristóteles, s.f., p. 81.
ARNAULD, Antoine, teólogo, matemá
tico y gramático francés (1612-1694). AVICENA (ibn Siná), médico, filósofo y
Gramática general y razonada (con Lan- místico iraní (980-1037).
celot*), 1660, p. 320. Canon de la medicina, s.f., p. 53.
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Nicole*), 1662, p. 406.
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c
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Relaciones entre lo físico y lo moral del In tro d u cc ió n a la sem ántica, 1942,
hombre, 1802, p. 540. p. 363.
Significado y necesidad, 1947, p. 561.
CAILLOIS, Roger, filósofo y ensayista Fundamentos filo só ficos de la física,
francés (1913-1978). 1966, p. 313.
M ito y el hombre (El), 1938, p. 435.
Hombre y lo sagrado (El), 1939, p. 339. CARRE DE MALBERG, Raymond, juris
ta francés (1861-1935).
Teoría general del Estado, 1920 y 1922,
CALVINO, Juan, teólogo y filósofo fran
p. 605.
cés de lengua latina (1509-1564).
In stitución de la re ligión cristiana,
CASSIRER, Ernst, filósofo alemán
1560, p. 355. (1874-1945).
Sistemas postkantianos (Los), 1920,
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Filosofía de la Ilustración (La), 1932,
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Hom bre rebelde (El), 1951, p. 336. psicoanalista y filósofo francés de origen
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CANGUILHEM, Georges, filósofo y epis- Institución imaginaria de la sociedad
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Ensayo sobre algunos problemas relati Encrucijadas del laberinto (Las), 1978-
vos a lo normal y lo patológico, 1943. 1990, p. 226.
Véase N orm al y lo Patológico (Lo).
Conocimiento de la vida (El), 1952, p. 93. CASTRO, Américo, pensador, ensayis
Form ación del concepto de reflejo en ta y crítico literario español (1885-1972).
los siglos xvn y xv/ji (La), 1955, p. 299. España en su historia. Cristianos, moros
N o rm a l y lo P a to ló g ic o (L o ), 1966, y judíos, 1948, p. 685.
p. 446.
Ideología y racionalidad en la historia CAVAILLES, Jean, filósofo y lógico fran
de las ciencias de la vida, 1977, p. 351. cés (1903-1944).
Método axiomático y formalismo, 1938,
CARNAP, Rudolf, lógico y filósofo ame p. 429.
ricano de origen alemán (1891-1970). Sobre la lógica y la teoría de la ciencia,
Estructura lógica del mundo (La), 1928, 1947, p. 577.
p. 261. Filosofía matemática, 1962, p. 296.
698
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO
C HAN GEUX , Jean Pierre, neurobió- CLAUSEWITZ, Karl von, general y teó
logo francés (n. 1936). rico militar prusiano (1780-1831).
Hom bre neuronal (El), 1983, p. 336.
De la guerra, 1833, p. 139.
DELEUZE, Gilíes, filósofo francés (1925- DEWEY, John, pedagogo y filósofo ame
1995). ricano (1859-1952).
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Lógica del sentido, 1969, p. 405. dad), 1899, p. 252.
A n ti-E d ip o (El) (con Guattari*), 1972. Lógica, 1938, p. 400.
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¿Qué es la filo so fía ? (con Guattari*), Enciclopedia (con D’Alembert*), de 1751
1991, p. 528. a 1772, p. 223.
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go de Jonia (hacia 460-hacia 370 a.C.). Suplem en to al viaje de Bougainville,
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DERR1DA, Jacques, filósofo francés (n.
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Escritura y ¡a D iferencia (La), 1967,
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Tañido, 1974, p. 593.
Mundo histórico (El), 1910, p. 443.
DESAN TI, Jean Toussaint, epistemó-
logo francés (n. 1914). D IÓGEN ES el C ínico, filósofo griego
Idealidades matemáticas (Las), 1968, (hacia 413-hacia 327 a.C.).
p. 344. Fragmentos, s.f., p. 304.
701 ÍNDICE DE AUTORES
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sador y polígrafo español (1676-1764). mán (1762-1814).
Teatro crítico universal, 1726-1741, Consideraciones sobre la Revolución
p. 6 71. francesa, 1793-1794, p. 98.
Fundamento del derecho natural según
FENELON, Frangois de SALIGNAC de los principios de la doctrina de la cien
LA MOTHE, prelado, escritor y filósofo cia, 1796-1797, p. 311.
francés (1651-1715). Sistema de ética según los principios de
Explicación de las máximas de los san la doctrina de la ciencia, 1798, p. 563.
tos (La), 1696, p. 276. Destino del hombre (El), 1800, p. 180.
Aventuras de Telém aco (Las), 1699, Estado com ercial cerrado (El), 1800,
p. 41. p. 255.
Tratado de la existencia y de los atribu Exhortación a la vida bienaventurada
tos de Dios, 1718, p. 619. (La), 1806, p. 272.
703 ÍNDICE DE AUTORES
GADAMER, Hans Georg, filósofo ale D e las cosas ocultas desde la fundación
mán (n. 1900). del mundo, 1978, p. 152.
Verdad y método, 1960, p. 646. Chivo expiatorio (El), 1982, p. 70.
H O L B A C H , Paul-Henri DIETRICH,
HELVÉTIUS, Claude Adrien, filósofo
barón de, filósofo francés de origen ale
francés (1715-1771).
mán (1723-1789).
D el espíritu, 1758, p. 163.
Cristianism o desenmascarado (El),
D el hombre, de sus facultades intelec
tuales y de su educación, 1772, p. 167. 1767, p. 110.
Sistema de la naturaleza (El), 1770,
p. 564.
HENRY, Michel, escritor y filósofo fran
cés (n. 1922). HORKHEIMER, Max, filósofo alemán
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1588).
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Psicología com o ciencia fundada en la
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máticas, 1824-1825, p. 521. logo y diplomático alemán (1767-1835).
Sobre la diversidad de la estructura del
HERODOTO de Halicamaso, historia lenguaje humano, 1836, p. 576.
dor griego (hacia 484-425 a.C.).
Historias, s.f., p. 334. HUME, David, filósofo inglés (1711-1776).
Tratado de la naturaleza humana, 1739-
HESÍODO, poeta griego (finales del siglo 1740, p. 620.
viii-comienzos del vu a.C.). Ensayos p o lítico s , de 1741 a 1748,
Teogonia, s.f., p. 598. p. 246.
7 07 ÍNDICE DE AUTORES
I
IBN ’AR AB Í, filósofo, teólogo y místico IBN JALDÚN, historiador y filósofo ára
musulmán (1165-1240). be (1332-1406).
Revelaciones [o Conquistas] de La Meca Prolegóm enos, 1377, p. 511.
(Las), o de 1201 a 1231, p. 547.
Sabiduría de los profetas (La), o 1229, IBN TUFAYL, filósofo arábigo-español
p. 551. (n. 1185).
Filósofo autodidacto (El), s.f., p. 661.
JUAN ESCOTO (ERÍGENA), filósofo irlan JUNG, Cari Gustav, psiquiatra y psicó
dés de lengua latina (hacia 810-hacia 870). logo suizo (1875-1961).
D e la p redestinación divina, o 851, Relaciones entre el Y o y el inconscien
p. 149. te (Las), 1928, p. 539.
D ivisión de la naturaleza (D e la) (o Realidad del alma, 1934, p. 535.
Periphyseon), o 867, p. 137. Psicología y alquimia, 1944, p. 523.
LAPLACE, Pierre Simón (marqués de), LENIN, Vladímir Ilich ULIÁNOV, teó
matemático francés (1749-1827). rico revolucionario y político ruso (1870-
Ensayo filo só fico sobre las p robabili 1924).
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p. 415.
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1951). lismo (El), 1916, p. 353.
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p. 183.
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NABERT, Jean, filósofo francés (1881- NATORP, Paul, filósofo alemán (1854-
1960). 1924).
Ensayo sobre el mal, 1955, p. 234. Fundamentos lógicos de las ciencias
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714
DICCIONARIO DE LAS MIL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO
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De la Naturaleza, s.f., p. 145. Psicología de la inteligencia (La), 1947,
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Provinciales (Las) (o Cartas escritas a
un provincial p o r uno de sus amigos, P IC O DE L A M IR AN D O LA, Jean, filó
a propósito de las disputas actuales de sofo italiano (1463-1494).
la Sorbona), 1656-1657, p. 517. Novecientas Conclusiones, 1486, p. 448.
P re fa cio para e l Tratado del vacío, Del Ser y de la Unidad, 1496, p. 172.
1663, p. 493.
Pensamientos, 1670, p. 481.
D el arte de persuadir, 1728, p. 159. PITÁGORAS, filósofo y matemático grie
Conversación con M. de Saci sobre Epic- go (hacia 580-hacia 500 a.C.).
teto y Montaigne, 1728, p. 105. Versos áureos, s.f., p. 646.
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p. 542. Alcibíades, o hacia 399-396 a.C., p. 26.
Ion, o hacia 399-390 a.C., p. 378.
P A T O C K A , Jan, filósofo checo (1907- Eutifrón, o hacia 395 a.C., p. 270.
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¿Qué es la fenomenología?, 1965-1985, Apología de Sócrates, o hacia 390-385
p. 527. a.C., p. 35.
Ensayos heréticos sobre la filosofía de Critón, o hacia 390-385 a.C., p. 120.
la historia, 1975, p. 246. Cármides, o hacia 388 a.C., p. 60.
Laques, o hacia 388 a.C., p. 385.
PEDRO HISPANO , filósofo y lógico his- Protágoras, o hacia 388 a.C., p. 515.
panoportugués (12109-1277). Gorgias, o hacia 387 a.C., p. 319.
C o m p e n d io de ló gica , hacia 1230, Menón, o hacia 387 a.C., p. 422.
p. 6 6 2 . Menéxeno, o hacia 386 a.C., p. 422.
DICCIONARIO DE U S MIL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 716
Banquete (El), o hacia 385 a.C., p. 43. POM PONAZZI, Pietro, filósofo italiano
Crátilo, o hacia 385 a.C., p. 108. de lengua latina (1462-1525).
Eutidemo, o hacia 385 a.C., p. 270. Tratado de la inmortalidad del alma,
Fedón, o hacia 385 a.C., p. 279. 1516, p. 620.
República (La), o entre 385 y 370 a.C.,
p. 544. POPPER, Karl Raimund, filósofo y epis-
Fedro, o hacia 375-370 a.C., p. 281. temólogo austríaco (1902-1994).
Teeteto, o hacia 368 a.C., p. 594. Lógica de la investigación científica (La),
Parménides, o hacia 367 a.C., p. 475. 1934, p. 402.
Sofista, o hacia 365 a.C., p. 582. Miseria del h istoricism o (La), 1957,
Político, o hacia 360 a.C., p. 487. p. 4 3 3.
Leyes (Las), o hacia 357-3 4 7 a.C ., Conjeturas y refutaciones, 1963, p. 92.
p. 3 9 5 . C onocim iento objetivo, 1972, p. 95.
Carta VII, o hacia 354 a.C., p. 62.
Filebo, o hacia 350 a.C., p. 287. PORFIRIO de Tiro, filósofo neoplató-
Critias, s.f., p. 110. nico griego de origen sirio (234-hacia
Hipias mayor, s.f., p. 326. 305).
Timeo, s.f., p. 609. Isagoge (Introducción), o hacia 267-270,
p. 379.
PLOTINO de Licópolis, filósofo griego,
cabeza del neoplatonismo (hacia 205-
PRIGOGINE, Ilya, químico belga de ori
269/270).
Eneadas, o 253/254-269/270, p. 226. gen ruso (n. 1917).
N ueva A lia n za (L a ) (con Stengers"),
PLUTAR CO de Queronea, biógrafo y 1979, p. 450.
moralista griego (hacia 46 - hacia 120).
Obras morales, s.f., p. 462. PROCLO, filósofo neoplatónico griego
Vidas paralelas (o Vidas de los hombres (412-485).
ilustres), s.f., p. 649. Elementos de teología, s.f., p. 220.
obra fue atribuida durante mucho tiempo PUFENDORF, Samuel, jurista y filóso-
a Dionisio el Areopagita. fo alemán (1632-1694).
Jerarquía celeste (La), s.f., p. 381. D erecho natural y de gentes, 1672, p.
Teología mística (La), s.f., p. 150. 179.
Q
QUESNAY, Frangote, médico y econo QUINE, Willard van Orman, filósofo y
mista francés (1694-1774). lógico americano (n. 1908).
Cuadro económico, 1758, p. 123. Palabra y objeto, 1960, p. 471.
Relatiuidad ontológica y otros ensayos
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alemán (1832-1920).
WHITEHEAD, Alfred North, matemá E lem en tos de psicofisiología , 1873-
tico, lógico y filósofo inglés (1861-1947). 1874, p. 220.
Prin cipia mathematica (con Russell’ ),
1910-1913, p. 497.
DICCIONARIO DE LAS M IL OBRAS CLAVE DEL PENSAMIENTO 724
z
Z A R A T U S T R A (antiguamente llamado ZEN Ó N de Elea, filósofo griego de la
ZOROASTRO), profeta iraní (hacia 660- escuela de Elea (s. V a.C.).
hacia 583 a.C). Fragmentos, s.f., p. 309.
Gáthá (Los), s.f., p. 315.
ZO R O A STR O , véase ZAR ATU STR A.
Z EN Ó N de C itio, filósofo griego, fun
dador del estoicismo (hacia 335-hacia 264 ZUBIRI, Xavier, filósofo español (1898-
a.C.). 1983).
Fragmentos, s.f., p. 308. Naturaleza, historia, Dios, 1944, p. 686.
Sobre la esencia, 1962, p. 687.
COLECTIVOS
Upanisads, o entre los siglos X I y III a.C., Declaración de los derechos del hom-
p. 642. bre y del ciudadano, 1789, p. 156.
Enciclopedia, de 1751 a 1772, p. 223. Declaración universal de los derechos
humanos, 1948, p. 157.