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Solano Fajardo Evelin Adaysela

Estudio de caso

A lo largo de la vida de niñas, niños y adolescentes, se encuentran expuestos a


diversas formas de violencia en los múltiples contextos en los que se
desenvuelven, es decir, en la escuela, su comunidad, instituciones de cuidado e
incluso el hogar.

El abuso sexual infantil (ASI) es reconocido como un problema significativo, sin


embargo el registro que se tiene y la mayoría de los estudios están inclinados a
ofensores sexuales adultos, según Morfa (2003) este tipo de trabajo sugieren otra
dimensión del problema: muchos de estos ofensores comenzaron su conducta
sexualmente abusiva en su juventud.

Teniendo en cuenta que actualmente se estima que los jóvenes son responsables
de más de una quinta parte de las violaciones, y que la mayoría de los casos de
agresión sexual juvenil parecen involucrar a perpetradores adolescentes
masculinos, la investigación ha mostrado que los problemas de la conducta sexual
exhibidos por estos jóvenes “no son simplemente incidentes aislados que
involucran normalmente a adolescentes desarrollándose” ,uno de cada dos
ofensores sexuales adultos comenzaron la conducta sexualmente abusiva de
jóvenes siendo adolescentes (Morfa, 2003).

Es necesario entonces considerar el porqué de los jóvenes que agreden


sexualmente y las distintas afectaciones que tiene el cometer este tipo de
prácticas abusivas sexuales. Se realizó un análisis a un grupo de casos de
adolescentes que han incurrido en este tipo de prácticas, mediante una
sistematización de datos.

Definiciones

Es necesario identificar algunos conceptos básicos a fin de comprender esta


problemática.
Según el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el abuso
sexual a niñas y niños se entiende cuando una persona de la misma o mayor
edad, los obliga a tener contacto sexual a través de caricias, besos o tocamientos;
a ver y escuchar pornografía o exhibir los genitales y/o manifestar cualquier
comportamiento de tipo sexual. Las formas más comunes en que niñas y niños
pueden ser abusados sexualmente son al tocar sus genitales u otras partes de su
cuerpo; tener contacto buco-genital del abusador(a) con la niña o el niño;
utilizarlos en la elaboración de material pornográfico; obligarlos a ver películas,
revistas o fotos y exhibir o tocar los genitales del abusador (a).

Desde el punto de vista de Sánchez (2014), los abusos sexuales deben ser
definidos a partir de dos grandes conceptos, el de coerción y el de asimetría de
edad. La coerción (con fuerza física, presión o engaño) debe ser considerada, por
sí misma, criterio suficiente para que una conducta sea etiquetada de abuso
sexual de menor, independientemente de la edad del agresor. La asimetría de
edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad
sexual común, ya que los participantes tienen experiencias, grado de madurez
biológica y expectativas muy diferentes. Esta asimetría supone en sí misma un
poder que extravía toda posibilidad de relación igualitaria.

Es muy importante tener este aspecto en consideración, porque en algunas


sociedades se ha podido comprobar que el 20% de las violaciones las realizan
menores de edad y que casi el 50% de los agresores cometen su primer abuso
antes de los 16 años (Sánchez, 2014).

En línea con estas ideas, el “National Center of Child Abuse and Neglect”
(NCCAN) propuso, ya en 1978, la siguiente definición:

En los contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa
al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual
puede también ser cometido por una persona menor de 18 años, cuando ésta es
significativamente mayor que el niño (la víctima) o cuando está (el agresor) en una
posición de poder o control sobre otro menor.
Además de los contactos sexuales, las formas de explotación sexual (usar niños
para producir pornografía, prostitución infantil, etc.) y el obligarles a presenciar
conductas exhibicionistas también están incluidas en este concepto (Sánchez,
2014).

A partir de la categoría general de “maltrato sexual” propuesta por Sánchez (2014)


se proponen los siguientes subtipos:

a) Mutilaciones o daños físicos en órganos de claro significado sexual, como la


mutilación del clítoris, los labios menores o mayores; así como la mutilación de
mamas o la presión con objetos que impidan su crecimiento, etc.

b) Comprometer o casar a menores de edad sin su consentimiento o a menores


de 14 años aunque consientan.

c) Abusar sexualmente de un menor, con numerosas conductas.

d) No aceptar la identidad sexual de un menor: problemas de identidad sexual en


la infancia y transexualismo en la adolescencia.

e) No aceptar la orientación del deseo de un menor: no aceptar la homosexualidad


o la bisexualidad.

f) No aceptar los derechos sexuales y afectivos de las personas con discapacidad.

g) Perseguir manifestaciones sexuales infantiles como la masturbación, los juegos


aceptados entre menores de similar edad, etc.

h) Discriminar en razón del sexo, con un trato que no garantice la igualdad entre
hombres y mujeres.

i) Diferentes formas de explotación sexual comercial de menores: prostitución de


menores, pornografía infantil y pornografía adulta puesta a disposición de la
infancia.

Investigadores y juristas deberán perfilar la definición y los grados de gravedad de


cada subtipo de maltrato sexual.
j) Diferentes formas de negligencia sexual como negar informaciones básicas,
dejando de hacer una adecuada educación sexual positiva, no hacer lo posible
para proteger a los menores de riesgos como los abusos sexuales, el acceso a la
pornografía en el caso de los pre púberes y los embarazos no deseados y las
enfermedades de transmisión sexual.

De acuerdo a Morfa (2003), un ofensor sexual adolescente es aquella persona


hombre o mujer entre las edades de 12 y 17 años de edad que cometen ofensas
sexuales en contra personas de cualquier edad contra el deseo de la víctima, es
decir sin consentimiento o estas acciones pueden suceder de maneras agresivas,
explotadoras o amenazantes.

De acuerdo al planteamiento de Noguerol (2005), las características que posee un


agresor sexual adolescente son las siguientes: posee dificultad para el autocontrol
de sus impulsos que forma parte de su repertorio habitual de características
conductuales, tiene bajo Autoconcepto de sí mismo y pobre de autoestima, una
baja tolerancia a la frustración, baja capacidad para soportar la demora, existencia
de cogniciones que reflejan menosprecio de la figura femenina, existencia de un
retraso general en el desarrollo madurativo, en referencia a su edad cronológica,
presencia de conflictos madurativos, carencias afectivas por parte del núcleo
familiar, es una persona altamente influenciable por la presión de la opinión del
grupo de iguales y sus relaciones con los demás se suelen caracterizar por altos
rasgos de agresividad física o verbal, además de tener presencia de carencias
normativas y déficit en el desarrollo de los estadios morales del adolescente.

Una conducta sexual problemática de acuerdo con Romero, Navarro y Meyer


(2014), son comportamientos que no son esperados en ciertas etapas del
desarrollo del o la menor, estas conductas además de dificultar el desarrollo,
ubican a las y los menores o jóvenes en situaciones de riesgo. Estas conductas
pueden aparecer en dos polos, transgresor y restrictivo, el primer polo se refiere a
comportamientos que violan las reglas, normas o limites sociales e
interpersonales, en el segundo polo se manifiestan conductas que restringen o
limitan el desarrollo, la exploración y el aprendizaje de los niños, niñas y
adolescentes.

Siguiendo la propuesta que propone Romero, Navarro y Meyer (2014), algunos


ejemplos de conductas transgresoras serian: espiar a otros niños/as en el baño,
tocar partes privadas, mostrar interés por pornografía violenta, etc., y se habla de
conductas restrictivas cuando se rechaza con aversión hablar de sexualidad con
figuras cercanas, evidenciar vergüenza, o mantener ideas rígidas homofóbicas o
machistas sobre la sexualidad. Entonces no solo se revisan estos polos, las
conductas sexuales se pueden clasificar también como conductas saludables y
problemáticas, estas últimas teniendo otras dos clasificaciones derivadas: auto-
centradas e interpersonales y estas a su vez se dividen en abusivas y no
abusivas.

Para identificar mejor las clasificaciones mencionadas por Romero, Navarro y


Meyer (2014) de las conductas problemáticas, se habla de auto centradas cuando
estas involucran solo al mismo niño, niña o joven, por ejemplo masturbación
compulsiva, interés exacerbado en la pornografía, etc., y las conductas
interpersonales implican no solo al autor sino a otras personas, estos
comportamientos pueden manifestarse de manera no abusiva, es decir sin
intención de dañar o sin existir desequilibrio de poder entre los involucrados o
también se pueden manifestar comportamientos problemáticos aquí es donde
surge otra clasificación, donde si es abusivo en este caso se habla ya de una
práctica sexual abusiva.

Las Prácticas Abusivas Sexuales (PAS) son un tipo de comportamiento sexual


problemático (CSP) de tipo interpersonal que se caracteriza por implicar una
relación no reciproca en donde existe desequilibrio de poder entre los niños, niñas
o jóvenes involucrados, y dado este desequilibrio de poder el consentimiento de
uno de los participantes no es posible (Romero, Navarro & Meyer, 2014).

Algunos elementos de desequilibrio pueden provenir del mismo niño, niña o joven
autor de la PAS (como uso de amenazas o uso de fuerza). Otros pueden ser
resultado de las diferencias individuales entre los niños/as involucrados (por
ejemplo diferencias de edad). Otros pueden originarse desde las características
vulnerables de la víctima (como discapacidad intelectual). Finalmente el
desequilibrio puede ser resultado de condiciones dadas por el contexto o la familia
(por ejemplo se asignan roles de poder- autoridad o existen tratos privilegiados
hacia uno de los niños, niñas o jóvenes) (Romero, Navarro & Meyer, 2014).

Las prácticas abusivas sexuales también pueden clasificarse. En una primera


distinción podemos diferenciar PAS con Contacto o sin Contacto, esto según la
agresión sexual implique toques directos o contacto piel a piel entre el autor y la
víctima (incluyendo desde roces o caricias sexuales hasta penetración); o bien se
trate de un abuso sin contacto directo (por ejemplo exponerse desnudo con fines
sexuales, espiar con fines sexuales, hacer proposiciones o acoso verbal de tipo
sexual, exhibir pornografía, o molestar mediante internet) (Romero, Navarro &
Meyer, 2014).

Una segunda distinción es de acuerdo al tipo de ideación, así podemos encontrar


PAS Impulsivas o Planificadas, las primeras son agresiones producidas por las
dificultades de auto-control y que no sugieren el uso de estrategias sofisticadas
por parte del autor; mientras que las PAS planificadas sugieren que el autor
elaboró estrategias para agredir (estrategias para estar a solas con la víctima,
estrategias para que la víctima no cuente de las agresiones, o para que los abusos
no lleguen a ser descubiertos). Finalmente se pueden diferenciar tipos de PAS de
acuerdo a la edad de la víctima. En la mayoría de los casos es hacia niños/as más
pequeños/as (una hermanita, un primo más pequeño o un amigo menor), en otros
hacia pares (personas de igual edad, por ejemplo una compañera de escuela o la
novia), y en otras situaciones hacia adultos (Romero, Navarro & Meyer, 2014).

Conclusiones

El análisis se hizo con base a una sistematización de datos, de los expedientes de


casos presentados en la fundación, de ahí derivan datos significativos sobre las
características que pudieran poseer los ofensores sexuales, o posibles causas de
este tipo de conductas.
Entre las características que poseen el grupo de adolescentes con prácticas
abusivas sexuales, es que la totalidad de población que conforma este grupo es
del sexo masculino, entre edades de 13 a 15 años, la mayoría cursando educación
secundaria, dos casos de preparatoria y uno donde solo se brindó educación
primaria, a excepción de dos, la mayoría tiene poco o inapropiado soporte familiar
o una familia que no responde a sus necesidades.

Es importante entonces considerar estadísticas como las que registra Noguerol


(2005) , ya que tan solo en el reino unido el ministerio interior realizo en 1989 un
estudio sobre agresores sexuales el 32% tenía menos de 21 años y el 17% menos
de 16 años. En relación a las víctimas el 50% tenía menos de 9 años y el 65%
tenía menos de 12 años. Es aquí entonces y retomando la propuesta de López
(1998), más del 50% de los agresores cometen su primera agresión antes de los
16 años, los menores como en el caso de los adultos, son prácticamente varones.
No hay registro aun en la fundación, de alguna mujer cometiendo prácticas
abusivas sexuales.

Más de la mitad de los integrantes del grupo ha vivido alguna experiencia o


historia de maltrato físico/emocional, más de la mitad de los casos manifiestan un
apego de tipo irresuelto, desorganizado, los demás son del tipo ansioso,
ambivalente, evitativo; en la mayoría solo fue una primera y única ofensa sexual,
en cuatro casos se presentó más de una ofensa sexual, manifestándose la
mayoría de las ocasiones en niños más pequeños, solo en tres casos sucedió con
adolescentes.

Es entonces que aquí también se presenta la importancia del vínculo de apego


familiar, ya que es está a la que le compete ofrecer cuidados adecuados a los
hijos para que se vinculen de forma segura. Con los padres también se tiene la
posibilidad de tener modelos de personas con trato igualitario y afectivo, además
de aprender por observación que realmente es posible amar y ser amados, como
sus padres.

Sea cual sea el tipo de familia en la que el menor nace, es fundamental que pueda
desarrollar un adecuado vínculo de apego para sentirse seguro. Para ello los
padres tienen que cuidar a los hijos de forma incondicional satisfaciendo todas sus
necesidades. En estas relaciones afectivas incondicionales e íntimas, los niños se
juegan el de grado de confianza o desconfianza con que se van a relacionar con
las amistades, la familia y las personas. También adquieren en estas relaciones el
código de la intimidad, la capacidad de comunicarse, apoyarse emocionalmente y
acariciarse (Sánchez, 2014).

Siguiendo con los análisis de la familia y retomando el estudio de Benedicto,


Roncero y González (2017), la mayoría de los sujetos ofensores sexuales de la
investigación, procedían de familias desestructuradas con estilos educativos
inadecuados: un porcentaje elevado de los sujetos había sido víctima de
abandono familiar (entendiendo éste como la pérdida por abandono voluntario de
al menos uno de los progenitores o una extrema negligencia que provocó una
desatención grave de las necesidades básicas durante la infancia),el maltrato
físico apareció frecuentemente, habiéndolo sufrido los sujetos bien directamente
como víctimas o testigos.

En tres casos de este estudio las conductas abusivas no son reconocidas como
conducta de agresión y el adolescente tiende a justificarse, en los casos restantes
hay una admisión parcial o total de la responsabilidad o minimizan/niegan los
hechos proyectando la responsabilidad en otros o bien culpando a la víctima.

Es importante entonces mencionar la importancia de asumir la responsabilidad de


las conductas, según Morfa (2003), las reacciones de los agresores sexuales
adolescentes posteriores al delito suelen caracterizarse por: una ausencia de toma
de responsabilidad, una carencia de sentimiento de culpa, una tendencia a la
negación de los hechos y, a pesar de ello, un cierto grado de ansiedad respecto al
sistema judicial.

La mayoría de las prácticas sexuales abusivas, ocurrieron bajo un contexto


planteado como seducción o juego, en tres casos hubo uso de la coerción, y solo
en dos casos hubo presencia de amenazas y fuerza física, fantasías y
comportamiento violento.
En más de la mitad de casos hubo antecedentes de abuso sexual o violación.

Una hipótesis que se plantea del por qué abusa sexualmente un niño o joven de
otro, es que pudo haber sido víctima de abuso, de acuerdo a Noguerol (2005), el
comportamiento sexual abusivo en niños y adolescentes puede venir, provocado,
entre otros, por una sexualizacion traumática en la que hayan experimentado
impotencia y en la que haya existido estigmatización; puede haber sido víctima de
violencia sexual o testigo de la violencia; haber sufrido rechazo o tener vínculos
emocionales disfuncionales.

Respecto a las relaciones con las y los otros en la mayoría hay presencia de
pobres relaciones sociales y falta de empatía, en los casos en que no se da esta
relación; en uno hay presencia de adecuadas relaciones de pares y adultos y en
dos ocasiones se manifiesta aislamiento social y soledad.

Respecto a las características personales y sociales se encuentra según


Benedicto, Roncero y González (2017) que los agresores sexuales de menores
presentan un mayor índice de neuroticismo y una autoestima más deficiente;
igualmente los agresores sexuales de menores aparecieron más frecuentemente
como víctima de acoso escolar y presentaron un mayor aislamiento social.
Además que el grupo de agresores sexuales de menores de su estudio,
mostraban importantes carencias relacionales, encontrándose socialmente
aislados.

Entre otros problemas clínicos presentados por la población del grupo de


adolescentes se encuentran: trastorno de ansiedad, afectivos, de la conducta, de
personalidad narcisista, de aprendizaje, negativista desafiante, así como un caso
con rasgos de trastorno paranoide y un caso con síntomas prodrómicos de un
trastorno psicótico.

No solo hubo presencia de otros problemas clínicos, también se manifestó un caso


con problemas de aprendizaje, en los estudios elaborados por Noguerol (2005),
obtiene que al menos un 40% de los menores se les detecto alguna problemática
psicológica, además de mencionar que en el ámbito escolar los adolescentes
presentaban significativas dificultades para el aprendizaje, con un alto porcentaje
de fracaso escolar y la mayoría de ellos no finalizaron los estudios de primaria.

Solo en un caso de este análisis hubo presencia de historia de infracciones o


consumo de sustancias. En cuatro casos existe alteración leve o moderada en el
nivel de desarrollo de funciones ejecutivas, en tres casos hay presencia de
alteraciones severas y en el resto no hay alteraciones.

Noguerol (2005) plantea que existe la posibilidad de que los adolescentes que
cometieron alguna ofensa sexual sigan el camino de la delincuencia, cometan
delitos y, posteriormente, reincidan en el abuso.

Pero al contrario de los planteamientos de Noguerol, Morfa (2003) establece que


aunque el abuso de sustancias ha sido identificado como un problema para
muchos jóvenes que han ofendido sexualmente, el papel del abuso de sustancias
en la ofensa sexual permanece incierto. Y en el caso de este trabajo no hay datos
significativos al respecto del consumo de sustancias.

Y finalmente en más de la mitad de los casos hubo consumo de pornografía o


contenidos sexuales. En la mayoría de los casos la agresión sexual fue cometida
en solitario y en tres ocasiones fue cometida entre dos o más personas.

Un análisis elaborado por Benedicto, Roncero y González (2017) manifiestan que


un factor para que los adolescentes cometan prácticas abusivas sexuales es
haber sido expuestos en mayor medida a la pornografía, mostrando intereses
sexuales desviados. Además afirman que los adolescentes que cometen ofensas
sexuales a menores, tienden a seleccionar víctimas con las que tienen una
relación de confianza o un vínculo familiar, sirviéndose habitualmente de
estrategias no violentas para consumar el delito, el cual es cometido en solitario.
Sin embargo, los adolescentes que cometen ofensas sexuales a iguales suelen
utilizar la violencia en mayor medida para llevar a cabo sus delitos sexuales,
aumentando significativamente el porcentaje de agresiones a personas
desconocidas y agresiones sexuales en grupo.

Recomendaciones
Se recomienda integrar en el filtro de los casos, datos como los que se presentan
en la guía sobre conductas sexuales problemáticas y prácticas abusivas sexuales
de Romero, Navarro y Meyer (2014), con los cuadros de herramienta de distinción
del comportamiento sexual, que se adjuntan a continuación, ya que permitiría
obtener datos como relación de la conducta, ambiente, intereses, afectividad, etc.
Estos datos permitirían o darían una pauta para orientar el tipo de intervención que
se va a ofrecer.

Herramienta de Distinción del Comportamiento Sexual:


CRITERIOS EVALUACIÓN NIÑOS Y NIÑAS (MENORES DE 12 AÑOS)
PROBLEMÁTICA
CRIITERIO PRÁCTICA ABUSIVA SEXUAL ESPERABLE SALUDABLE
NO ABUSIVA

Es una relación consensuada Es una relación consensuada


Es una relación sin
entre niños/niñas; pero es entre niños/niñas que
RELACIÓN consentimiento, por existir
indiscriminada (pares que no se generalmente juegan juntos.
IMPLICADA desequilibrio de poder entre los
relacionan cotidianamente o No existe desequilibrio de
niños/as.
entre desconocidos). poder.

La práctica está asociada a


La práctica está asociada a confusión, o a la búsqueda de
Predomina afectividad positiva
AFECTIVIDAD agresión o motivación por dañar calma y cercanía (surge ante
(alegría), y motivación asociada a
NIÑO/A AUTOR al otro/a (enojo, rabia, rencor, memorias de traumas,
curiosidad y placer.
dominación, venganza, celos). sentimientos de soledad, ansiedad
o tristeza).

La práctica está asociada a


AFECTIVIDAD Niño o niña receptor manifiesta confusión, o a la búsqueda de
Predomina afectividad positiva
dolor, daño, desagrado o queja calma y cercanía (surge ante
NIÑO/A (alegría), y motivación asociada a
durante la práctica. O bien, miedo y memorias de traumas,
RECEPTOR curiosidad y placer.
evitación del autor tras la práctica. sentimientos de soledad, ansiedad
o tristeza).

No esperado a la edad. Implica


No diferenciador. Puede ser Es esperada a la edad. Preguntas
TIPO DE penetración, sexo anal u oral.
esperada a la edad (juegos sobre reproducción, conductas de
Comentarios o bromas explícitas.
CONDUCTA sexuales/tocaciones) o no juegos sexuales o descubrimiento
O contacto sexual con animales u
esperada (penetración). del cuerpo y sus sensaciones.
objetos dañinos.
No diferenciador. Pueden ser
AMBIENTE DE LA Conductas sexuales aparecen de
espontaneas y abiertas (ej. Conductas sugieren alto grado de
modo espontaneo y en contextos
CONDUCTA Toques furtivos); o planificadas y planificación y secretismo.
abiertos, de confianza y juego.
secretas.
Luego de la interrupción de la La conducta sexual surge de modo
PERSISTENCIA DE No diferenciador. Una PAS puede
conducta sexual por parte de ocasional, y no se retoman las
surgir como un acontecimiento
CONDUCTA adultos, los niños/as la retoman actividades sexuales tras la
aislado o de manera persistente.
inmediatamente y con urgencia. interrupción de adultos.
DISPOSICIÓN No diferenciador. Aunque niño/a Niño/a evidencian rechazo, temor Aceptación de la sexualidad.
puede no problematizar la PAS o angustia para hablar sobre Disposición positiva a
NIÑO/NIÑA
(niega, minimiza o rechaza sexualidad, incluso con figuras conversaciones educativas con
AUTOR hablar). cercanas y de confianza. figuras significativas de confianza.
No diferenciador. Puede ir No esperado a la edad. Ya sea
GRADO DE acompañada de conocimiento conocimiento precoz (maneja Es esperado a la edad. Conoce
CONOCIMIENTO precoz (adultización) o de temas adultos o bizarros). O temas de reproducción, partes del
desconocimiento total del tema desconocimiento de temas cuerpo, sensaciones y autocuidado.
SEXUAL
(ingenuidad). básicos.

AMPLITUD DE No diferenciador. El autor de la La sexualidad parece ser el foco Los intereses y las actividades del
PAS puede estar focalizado en la único de las actividades y gustos niño/niña son diversas (no sólo
INTERESES sexualidad o no. del niño/niña. sexuales).
Se reúnen condiciones de riesgo Niño/a presenta historia de
ANTECEDENTES Niño/a autor, familia y contexto
de PAS. Se sugiere ver Checklist: vulneraciones de derechos,
DE LA HISTORIA no presentan condiciones de
“Evaluación de posibilidad de dificultades de auto-regulación
riesgo de PAS, ni historia asociada
DE NIÑO/NIÑA ocurrencia de PAS en niños, niñas emocional, historia de
a conductas sexuales
y adolescentes víctimas de abandono y/o ambiente
AUTOR problemáticas.
vulneraciones” erotizado.
Herramienta de Distinción del Comportamiento Sexual:
CRITERIOS EVALUACIÓN NIÑOS Y NIÑAS (MAYORES DE 12 AÑOS)
PROBLEMÁTICA
CRIITERIO PRÁCTICA ABUSIVA SEXUAL ESPERABLE SALUDABLE
NO ABUSIVA

Es una relación consensuada entre Es una relación consensuada entre


Es una relación sin consentimiento,
RELACIÓN adolescentes; pero es indiscriminada adolescentes que mantienen algún
por existir desequilibrio de poder
IMPLICADA (promiscuidad o entre desconocidos). grado de conocimiento mutuo. No
entre los jóvenes.
existe desequilibrio de poder.

La práctica está asociada a confusión,


La práctica está asociada a agresión o o a la búsqueda de aprobación y
AFECTIVIDAD Predomina emocionalidad positiva
motivación por dañar al otro/a cercanía (surge ante memorias de (alegría), y motivación asociada a
JOVEN AUTOR (enojo, rabia, rencor, dominación, traumas, tristeza o temor al placer o intercambio de afectos.
venganza, celos). abandono).

La práctica está asociada a confusión,


AFECTIVIDAD Joven receptor manifiesta dolor,
o a la búsqueda de aprobación y Predomina emocionalidad positiva
daño, desagrado o queja durante la
JOVEN cercanía (surge ante memorias de (alegría), y motivación asociada a
práctica. O bien, miedo, rechazo y
traumas, tristeza o temor al placer o intercambio de afectos.
RECEPTOR evitación del autor tras la práctica.
abandono).

Es esperada a la edad (caricias o sexo


Transgrede normas sociales o leyes
con pares, interés y uso de material
TIPO DE No diferenciador. Pueden ser no (contacto sexual con animales, uso
erótico, bromas y conversaciones
planificadas (ej. Toques furtivos); o de dinero o bienes de intercambio
CONDUCTA con pares). Además de no
planificadas y secretas. con un par, utilización de violencia, o
transgredir normas o leyes sociales.
uso de pornografía dura).

Conductas no consideran la
privacidad (exhibicionismo o
AMBIENTE DE LA No diferenciador. Pueden ser Conductas aparecen en contextos de
espiar), surgen en cualquier
espontaneas y abiertas (ej. Toques confianza, con responsabilidad y
CONDUCTA momento y lugar, o de forma
furtivos); o planificadas y secretas. irresponsable (sin cuidado de sí considerando la privacidad.
mismo y de los otros).

Pese a la interrupción y aclaración Considerando los cambios


PERSISTENCIA DE No diferenciador. Una PAS puede de los adultos sobre una conducta hormonales se espera que algunas
surgir como un acontecimiento problemática, el adolescente conductas sexuales problemáticas
CONDUCTA aislado o de manera persistente. continúa con urgencia o mayor no abusivas surjan de modo
secretismo. ocasional.
Aceptación de la sexualidad.
DISPOSICIÓN No diferenciador. Aunque un
Adolescente evidencia rechazo, Disposición positiva para hablar sobre
adolescente puede no problematizar
NIÑO/NIÑA aversión o angustia para hablar sus experiencias o recibir educación.
la PAS (niega, minimiza o rechaza
sobre la sexualidad. Esto con figuras significativas y de
AUTOR hablar).
confianza.

GRADO DE No diferenciador. Puede ir No esperado a la edad. Ya sea Esperado a la edad. Conoce temas
acompañada de conocimiento conocimiento rígido (machismo u básicos, junto a cambios de su
CONOCIMIENTO
rígido, distorsionado, o homofobia) o falta de conocimiento desarrollo, respuesta sexual,
SEXUAL desconocimiento total. esperado. diversidad sexual y auto-cuidado.

AMPLITUD DE No diferenciador. El autor de la PAS La sexualidad parece ser el foco único Los intereses y las actividades del
puede estar focalizado en la de las actividades y gustos del joven. adolescente son diversas (no sólo
INTERESES sexualidad o no. Aislándose de sus pares. sexuales).

ANTECEDENTES Se reúnen condiciones de riesgo de Adolescente presenta historia de


PAS. Se sugiere ver Checklist: vulneraciones de derechos, Adolescente, familia y contexto no
DE LA HISTORIA
“Evaluación de posibilidad de dificultades de auto-regulación presentan condiciones de riesgo de
DE NIÑO/NIÑA ocurrencia de PAS en niños, niñas y emocional, historia de abandono y/o PAS, ni historia asociada a conductas
adolescentes víctimas de socialización de violencia sexual. sexuales problemáticas.
AUTOR
vulneraciones”
Referencias

López, F. (1998). Agresores y agredidos. Los abusos sexuales de adolescentes.


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Morfa, J. D. (2003). Ofensores sexuales juveniles. Aspectos psicosociales de la


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Benedicto, C., Roncero. y González, L. (2017). Agresores sexuales juveniles:


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Psicología Jurídica, 27(), 33-42.Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3150/315051754004

Noguerol, V. (2005). Agresiones sexuales. EDITORIAL SINTESIS S.A. Madrid:


España.

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