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SEMINARIO MAYOR JOSÉ

JOSÉ SANTIAGO JIMÉNEZ RUBIANO


I TEOLOGÍA - PATROLOGÍA - INFORME IV
LA ZARZA ARDIENDO Ex 3, 1-14
En este texto Moisés rechazó los honores de Egipto y eligió vivir en la privación (Efrén).
Pero con frecuencia los Padres se preguntan quien era el ángel del Señor. Por ello, se dice
que “quien apareció en la zarza que ardía era el Verbo de Dios. La zarza indemne
prefiguraba al cuerpo que el Hijo asumió” (Prudencio). Pero mas adelante se dice que la
Trinidad se apareció ante Moisés; el ángel esta constituido por una serie de propiedades que
Dios crea y asume temporalmente para hacerse visible ante los ojos de Moisés” (Agustín) y
a esta visión “se le llama ángel cuando habla externamente, mientras que se le llama Señor
cuando toca el corazón de quien escucha” (Paterio).
Pero también, “la espinosa zarza tiene su equivalente en la corona de espinas de Cristo”
(Clemente de Alejandría) es decir, que el texto ya está haciendo una prefiguración del Hijo
de Dios que se hace hombre por medio de la virgen María; pero atendiendo a la referencia
de la zarza con la corona de espina Cesáreo de Arles dirá: “ la zarza espinosa es el resultado
del castigo por el pecado: “de la tierra brotarán espinas y abrojos” había dicho Dios. El
fuego es el Espíritu Santo; las espinas son los judíos”. De tal manera que la zarza representa
los más rastrero que hay en nosotros, y aún así Dios es capaz de iluminar incluso lo mas
oscuro que hay de nuestro lado.
Por eso, San Ambrosio comenta que “también Moisés, al pasar las riadas mundanas, tuvo
una gran visión y dijo: “voy a acercarme y comprobar esta visión”; si hubiese estado
inmerso en la visión del cuerpo y en lo placeres lúbricos de este mundo, no habría visto tan
grandes misterios.”
Ahora bien, el nombre que Dios revela a Moisés como el suyo propio constituye uno de los
grandes misterios del Antiguo Testamento. Es propicio para la contemplación de Dios y su
naturaleza. Y a esto dirá Orígenes “Dios Padre, como existencia, es la fuente de todo ser,
mientas que todo cuanto es racional participa del Hijo”, pero mas adelante San Agustín
comenta “El nombre “Yo soy el que soy” describe correctamente la esencia de Dios” y por
eso se afirma que “Él, que es, no tiene principio ni fin” (Crisóstomo), pero sigue
comentando San Agustín diciendo que la afirmación “yo soy el que soy” indica que es
inmutable. Así, pues, magnifica y divinamente nuestro Dios dijo a su siervo: “Yo soy el que
soy, y dirás a los hijos de Israel: El que es me envío a vosotros”. Él es verdaderamente
porque es inmutable. Todo cambio o mudanza hace no ser a lo que era. Por tanto, Aquel es
verdaderamente el que es inmutable, y las demás cosas que por Él han sido hechas, de Él
han recibido el ser, según su modo o medida.
Finalmente, la expresión “El que es” significa quien es siempre y sin principio, el que es en
el sentido más verdadero y exacto de la palabra” (Juan Crisóstomo)

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