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DESENMASCARANDO LA MALDAD

Por lo tanto, desechen toda inmundicia y la MALDAD que sobreabunda, y reciban con mansedumbre
la davar implantada, la cual puede salvar sus vidas. Yaakov/Santiago 1:21
¿Qué es la maldad? ¿Cómo podemos desecharla?

Generalmente cuando escuchamos esta palabra MALDAD rápidamente la asociamos con el enemigo Ha
Satán, algunas personas con un poco de más conocimiento la relacionan también con la Yetzer hara
(inclinación natural del hombre al mal), y aunque ambas son parte de una respuesta verdadera, hoy,
Avinu/Nuestro Padre, a través de la verdad de su hijo y Adon nuestro Yahshua Ha Mashiaj y con el poder
de su Ruaj quiere llevarnos a un conocimiento más profundo y ampliar nuestro panorama referente a este
tema, exponiendo por completo a nuestro enemigo, el oponente en batalla y al que al término de esta
enseñanza entenderemos por qué ya fue vencido es que nosotros y cómo es que nosotros también
tenemos la victoria.
En este breve estudio analizaremos primero lo que sí es, para que así, juntos, podamos discernir la mentira
y encontrar la verdad, que una vez más nos hará libres.
En una guerra o batalla la clave de la victoria, además del entrenamiento, la estrategia, la disciplina y las
armas, lo principal es conocer al enemigo, saber a quién te estas enfrentando y con quien estas peleando,
conocer sus movimientos, sus tácticas y cuáles son sus armas. Si bien sabemos que nosotros peleamos
una batalla que ya ha sido ganada, la luchas aún no termina y es personal y en comunidad, por lo que
tenemos que resistir hasta ver cumplida la promesa (Hilgalút/Revelaciones 3:21). Esto no quiere decir que
nos adentraremos en las profundidades de la oscuridad, sino que expondremos la raíz de la maldad, para
poder desecharla de nuestra vida.
Iniciemos hablando de Ha Satán, el antagonista de nuestra historia, orquestador y maquilador de un sinfín
de barbaries, responsable de la situación de este mundo y rey del mal, responsable de todos los problemas
y situaciones adversas que nos suceden, o al menos esa es la imagen que muchos tienen referente al
adversario de Yahweh por tanto, adversario de sus hijos, pero ¿Realmente quién es Ha Satán? ¿Es él la
“encarnación” del mal? ¿Fue Yahweh entonces el que creo el mal al crear a Ha Satán? ¿Por qué es nuestro
enemigo? ¿Qué de todo esto es cierto?
Estoy seguro que más de alguno se ha realizado por lo menos una de estas preguntas y probablemente
más de una vez, principalmente cuestionando si Yahweh al ser el creador de todo también creó la maldad,
amados no sé asusten por tener preguntas y querer conocer la verdad, recuerden que la verdad nos hará
libres (Yohanan 8:31-36) pero sentemos las bases para que así suceda, las preguntas que nosotros
hagamos tienen que ser con el único objetivo de conocer más a Yahweh y así poder ser más gratos delante
de él y esas respuestas solo serán conseguidas hablando/orando/tefila con Abba, pidiendo que nos ayude
a entender la verdad de su poder, para nosotros llevar por obra lo que en intimidad nos revela, pues en
eso consiste la libertad, en vivirla.
Al hablar de Ha Satán no pretendo brindar un mínimo de compasión y misericordia, tampoco redimir su
posición, para él, Elohé ya ha dictaminado una sentencia justa conforme a las obras que ha realizado,
sentencia que está por cumplirse.
Al principio de la creación Yahweh, después de haber formado a su Ben Amado (Colosenses 1:15-20),
formó la creación de los malajim/ángeles y en esa creación tuvo a bien otorgar de belleza, poder,
autoridad, joyas a un malaj, el principal de ellos (aunque recordemos que siempre por debajo de la
autoridad del Ben de Yahweh) cuyo nombre era Luzbel.
Ben de hombre, entona un lamento por el melej de Tsor, y dile que así ha dicho Yahweh: ¡Tú eras el
colmo de la perfección, lleno de sabiduría y de completa hermosura! Estabas en el Edén, el huerto de
Elohé. Tu vestidura era de toda clase de piedras preciosas: rubí, topacio, diamante, crisólito, ónice,
jaspe, zafiro, turquesa y berilo. Y de oro era la confección de tus encajes y de tus engastes. En el día que
fuiste creado fueron preparadas. Eras como el querubín ungido que cubría; yo te había colocado en el
kadosh monte de Elohé, y andabas en medio de piedras de fuego. Eras perfecto en tus caminos desde
el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad. (Yejezquel/Ezequiel 28:12-15).

Como podemos leer, la creación de Luzbel fue perfecta en todo su esplendor, como Yahweh mismo lo
manifiesta el colmo de la perfección, una creación como ninguna con asignaciones tan importantes,
dignas de la majestuosidad con lo que había nacido, sin embargo, la creación angelical, al igual que la
humana goza de un gran don, el don de la decisión o como también se le conoce el ”libre albedrio” y
Luzbel tomó la decisión de generar maldad en sí mismo, por lo tanto, Yahweh no creo la maldad, Yahweh
creo un ser perfecto, único e inigualable, sin embargo, su creación tomó un decisión voluntaria que, al
igual que toda decisión, fue acompañada de su consecuencia, pero ¿cuál fue esa decisión?
¡Cómo has caído del shamaim, oh Lucero, ben de la Aurora! ¡Cómo has caído al suelo, oh conquistador
de naciones! Una vez pensaste en tu corazón: Subiré al shamaim; más arriba de las estrellas de Elohé
Levantaré mi trono. Me sentaré en el monte de la asamblea, en la cumbre del Zafón. Me montaré en
el lomo de una nube –seré semejante al Altísimo. En cambio, te han rebajado hasta la Fosa, hasta el
fondo del hoyo. (YeshaYah/Isaías 14:12-15).

En la manera más simple y aparentemente obvia, la decisión de Ha Satán fue querer ser igual a Yahweh,
lo cual es cierto, esa es la acción más clara que la escritura nos enseña, pero el fondo del asunto, lo que
le llevó a sumar más pecados a su pecado fue que perdió la esencia de todo ser, el amor en su primera
expresión, Ha Satán dejó de amar a Yahweh por sobre todas las cosas y comenzó a amarse a él mismo
más que a todos. Cierto es, que con su belleza, sabiduría y poder pudo pensar en lo especial que era, pero
justo ese fue su caída, confiar en sus capacidades, creerse más apto que su creador y perder la unidad en
el amor, es decir, perder el orden del amor Amarás a Yahweh tu Elohé con todo tu corazón y con todo tu
ser y con todas tus fuerzas (Bemidbar/Deuteronomio 6:5) porque este mandamiento no solo es para
nosotros, es un mandamiento universal para toda la creación.
A Ha Satán le pasó lo que hoy en día se conoce como el “Efecto luz de la luna”, es decir, la luna no tiene
luz propia, solo refleja la que le llega del Sol; por lo tanto, la luna no tiene la capacidad de brillar por si
sola sino es a través del reflejo de la luz de Sol, así mismo toda la creación, incluso Luzbel, nada que ha
sido creado tiene la capacidad de brillar por luz propia sino es mediante la luz que Yahweh nos da
(Bemidbar/Deuteronomio 8:17), pero eso lo olvido Luzbel y se envaneció el mismo.
No obstante, el entonces llamado Luzbel no se detuvo ahí, sino que sumando pecado a su pecado realizó
un acto atroz que lo llevó a su condenación

“Su cola arrastró la tercera parte de las cojavim (estrellas) del shamaim y las arrojó sobre el olam: Y
el dragón se paró delante de la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su Hijo cuando ella
diera a luz (Hilgalút/Revelaciones 12:4)”
Luzbel no sólo quiso ser Elohé sino que también convenció a otros malajim (la tercera parte de ellos) a
que se revelarán contra Yahweh y ciertamente el pecado más evidente es el robarle la kabod/gloria a
Yahweh, sin embargo lo que está oculto en ese acto que Ha Satán estaba cometiendo era algo aún más
profundo, en primer lugar les enseño a su hermanos a no amar a Yahweh por sobre todas las cosas y con
esta acción, el ahora adversario de Yahweh, no manifestó amor/ahava para su hermanos yendo en
contra de otro mitzvot universal “…Ama a tu prójimo como a ti mismo; Yo soy Yahweh (Vayikrá/Levítico
19:18)”, pero ¿por qué digo que no amó a sus hermanos? por la sencilla razón que los incitó a pecar contra
Yahweh y los arrastró a la muerte a eterna, alejándolos del ahava/amor verdadero engañándolos e
incitando la rebeldía en los corazones de aquellos que decidieron seguirle.

Ciertamente podríamos seguir hablando de la gran lista de pecados que Ha Satán acumuló para sí y para
sus hermanos, sin embargo, la raíz de la maldad, el origen de la maldad en el los shemaim/cielos ha sido
expuesta, la creación de malajim decidió apartar su corazón de Yahweh, dejando de amarlo a él (Yahweh)
por sobre todas las cosas y así mismo dejaron de amarse los unos a los otros. Por tanto, lo que podemos
concluir con esta primera parte de este estudio es que Yahweh no creo la maldad, el hizo una creación
perfecta, sin embargo, fue su propia creación, de hecho, fue el malaj más perfecto de todos el que originó
en su corazón a la maldad, intentando desviar el ahava verdadero a Yahweh por eso Luzbel ahora es el
adversario o enemigo de Yahweh, el cual está dispuesto a engañar a quien se deje engañar.
¡Gracias a Yahweh por su rajem/misericordia! ¡Bendita la creación de los shemaim/cielos y del
olam/mundo que permanece fiel al amor de Yahweh!
Y el destino de Ha Satán, como de todo aquel que sigue sus pasos ya está establecido desde el principio
de los tiempos “Y Satán que los engañaba fue arrojado al Lago de Fuego y azufre, donde también están la
bestia y el nabí/profeta falso, y serán destruidos para siempre (Hilgalút/Revelaciones 20:10)”.

Ahora profundicemos en la Yetzer hara (inclinación natural del hombre al mal)


Sobre este tema en realidad no hay mucho que hablar ya, puesto que nuestro Abba nos ha dado bastante
información al respecto sobre sus manifestaciones y las consecuencias de ella, sin embargo, hoy, solo
hablaremos de la raíz del Yetzer hará.
La inclinación al mal fue inducida en nuestras vidas debido a la decisión que tomaron nuestros primeros
padres Adam y Jawa/Eva al escuchar a la serpiente, es decir, Ha Satán (Romiyim/Romanos 5:18-19), pero
¿qué fue lo que escucharon de la serpiente?
“Y la serpiente le dijo a la mujer: Ustedes de cierto, no van a morir; lo que pasa es que Elohé sabe que
tan pronto ustedes coman de él se les abrirán los ojos y serán como es Yahweh Elohé, porque conocerán
lo que está bien y lo que está mal (Bershit/Genesis 3:4-5)”
“Y él me dijo: Este sitio es la prisión de los malajim y aquí estarán prisioneros hasta el Yom de Juicio
donde serán destruidos para siempre (Yanojk/Enoc 21:10)”
La astucia de la serpiente llevo a nuestros Padres a creer en su corazón que podían ser iguales a Yahweh
Elohé (aunque ciertamente les especifica que será por el conocimiento adquirido), la semilla había sido
implantada en sus corazones, tal y como le sucedió a él.
Por tanto, el hombre quiso ser igual a Yahweh Elohé, tal como en aquel entonces Luzbel se lo propuso en
su corazón; y con esa semilla, la serpiente logro corromper nuevamente la creación de Yahweh, pero
ahora la creación humana, sembrando en el corazón del hombre el deseo de ser Elohé, entonces ¿Yetzer
hará es el deseo del hombre por ser Elohé? Aseverar esa respuesta es algo correcto, sin embargo, esa no
es la raíz del problema, puesto que al igual que Ha Satán, al querer ser Elohé, lo que realmente sucede es
que perdieron de vista que la gloría del hombre es el reflejo de la grandeza de Yahweh y en ese camino,
lo primero que perdieron fue el orden del amor, se amaron más a ellos mismos (o a lo que las serpientes
les hizo creer) en lugar de amar a Yahweh por sobre todas las cosas, y al olvidar ese gran mitzvot,
automáticamente se quiebra el otro que es semejante al primero, amar a tu prójimo (MattiYah/Mateo
22:37-39). Puesto que Jawa, al comer del fruto del árbol y compartirlo con Adam, llevo mal y condenación
para su hermano y complemento, añadiendo pecado al pecado, puesto que la desobediencia a Yahweh
se había manifestado nuevamente en una creación que hasta ese momento había sido pura (Yanojk/Enoc
32:6).
Por tanto el inicio de la Yetzer Hará es el no amar a Yahweh y no amar a tu prójimo, a los cuales se le sumo
la obtención de un conocimiento del cual no estábamos aun preparados para recibir y la primer evidencia
de ello fue la vergüenza que experimentaron nuestros primero padres al conocer su desnudes
(Bereshit/Génesis 3:7), conocimiento que fue perfeccionado en la genealogía humana, como lo podemos
ver con Qayin/Caín y Hebel/Abel, quienes fueron protagonistas de un acto que marcó a la humanidad,
donde el primero asesina al segundo (Bereshit/Génesis 4:8) , que si bien, sabemos en la historia, los celos
y la envidia fue lo que lo motivo a derramar la sangre de su propio hermano, el acto real que llevó a Qayin
a matar a su propio hermano, fue el no poder soportar una palabras de reprehensión que lo confrontaban
con la decisión que él mismo ya había decidió realizar siendo contraría a la voluntad de Yahweh (Yashar
1:21-25) escenificando así, la máxima expresión contraría al amor al prójimo, todo por no haber
escuchado las palabras de verdad, que lo llevaban al arrepentimiento delante de Yahweh y de su
hermano; y así siguen el hombre creyendo en los deseos de la carne y rechazando el Ruaj HaKodesh, sobre
la evolución y el perfeccionamiento de la maldad en los hombres las escrituras nos narran testimonios y
testimonios de como los hombres fueron añadiendo pecado a su pecado al no saber cual es origen de
maldad y seguir impetuosamente los deseos de la carne y las enseñanza de los malajim caídos y de Ha
Satán.
Entonces, si la maldad, tanto la que inició y propago Ha Satán, como la tendencia humana a la inclinación
al mal, surgen por no amar a Yahweh sobre todas las cosas y no amar a nuestros hermanos como a
nosotros mismos ¿Cómo es que ya tenemos la victoria? ¿Qué vino a enseñarnos Yahshua? ¿Qué papel
juega el Ruaj Ha Kodesh en nuestra vida?
“Así que si por el delito de uno solo reinó la muerte por culpa de aquel, con más razón reinarán en vida
los que reciben la abundancia de su favor y el don de la justificación mediante uno solo: Yahshua el
Mashiaj. Así que, como por el delito de uno vino la condenación a todos los hombres, así también por
la vida justa de uno vino para todos los hombres la justificación que da vida. Porque como por la
desobediencia de un solo hombre, a muchos se los contó como pecadores, así también, por la
obediencia de uno, a muchos se los contará como justos. La ley se introdujo para que se viera la
enormidad de la ofensa, pero en cuanto se vio la enormidad del pecado, se apreció la grandeza del
favor. Así, mientras el pecado reinaba trayendo muerte, el favor reina trayendo justificación que
redunda en vida eterna, gracias a Yahshua el Mashiaj nuestro Maestro (Romiyim/Romanos 5: 17-21)”.
Nuestra victoria está en la obra poderosa que Yahshua Ha Mashiaj realizó al entregar su vida, pura y sin
mancha, a cambio del pecado de muchos, recordando que al morir en la cruz o madero (como mejor le
quieras decir) realizó la máxima muestra de amor, es decir, de obediencia a Yahweh (MattiYah/Mateo
26:39; Mardokay/Marcos 14:36 y Silas/Lucas 22:42) puesto que si bien es cierto que Yahshua murió para
perdón de nuestros pecado, es decir, murió por nosotros (lo cual es amar a tu prójimo a lo sumo) él nunca
perdió de vista ni erro la intención de su vida y su muerte, pues el realmente lo hizo TODO POR AMOR A
YAHWEH ELOHÉ, teniendo a su Abba por sobre todas las cosas, y es por ello es que Abba le exalto hasta
lo sumo, resucitándolo de entre los muertos al tercer día (Romiyim/Romanos 10:9).

Si pudiéramos resumir la obra perfecta de Yahshua, la cual sin duda es la muestra ideal de “hacer el bien”
podríamos decir que lo que hizo fue AMAR A YAHWEH POR SOBRE TODAS LAS COSAS Y AMAR A SU
PROJIMO COMO A ÉL MISMO incluso, pues no solo murió en esta vida, sino que previamente, el decidió
renunciar a su estado original haciéndose hombre y siendo hombre obedeció/amó hasta la muerte
(Filipiyim/Filipenses 2:7-8), eso amados míos, es lo que debemos imitar, pues al buscar perfeccionarnos
en esos dos sencillos pasos, automáticamente desecharemos la inmundicia y maldad, en todas su facetas
y en todas sus expresiones.
Lo siguiente a tratar es un tema tan básico que debido a su sencillez simplemente pasa desapercibido la
profundidad que en él se encuentra y el gran regalo que él obtenemos, hablo de la inmersión en las aguas,
pero no solo del hecho de sumergirte en ellas, sino a todo el proceso que conlleva, desde la confesión
pública de tu fe en Yahshua, el arrepentimiento de tus pecados y el sellamiento del pacto a través de la
inmersión. Lo importante de ese momento es que voluntariamente cada uno de nosotros realiza un pacto
solemne ante Yahweh y Yahshua en el cual renunciamos a nuestra propia vida, renunciamos a nuestra
voluntad, renunciamos a nuestros amores, para ser presos en la voluntad, la vida y el amor de Yahweh a
través de nuestro Mashiaj Yahshua y el que tenga oídos para oír que oiga.
Para ser más claros, en ese acto público tú decides, por la gracia de Yahweh (Yohanan/Juan 15:16)
reajustar el orden correcto del amor en tu vida, es decir, Amar a Yahweh sobre todas las cosas y después
amar a tu prójimo como a ti mismo, bajo la instrucción/torah de Yahweh y el ejemplo de Yahshua, dando
así el primer y único paso para vencer el mal, ya que si siempre tenemos bien presente esa fórmula de
Amar a Yahweh en primer lugar y amar a tu prójimo como a ti mismo (no me cansare de repetirlo) el
resto de las decisiones, renuncias, cambio de forma de pensar, ver y actuar, como también el obedecer y
ser justo, entre muchas más, serán un reflejo del verdadero amor que le profeses a tu Padre, a tu prójimo
y a ti mismo.

Y es aquí cuando el Ruaj Ha Kodesh, la ayuda perfecta que Yahweh ha reservado para este tiempo, para
aquellos que han obedecido el seguir a Yahshua (ya que Yahshua es el único medio para obtener al Ruaj),
toma un valor mucho mayor, pues como bien lo describe el Shelujim Yohanan, que el Ruaj de Yahweh
(Ruaj Ha Kodesh) nos permite saber que permanecemos en él, pues es el Ruaj Ha Kodesh el que nos da
el poder para amar a Yahweh y amarnos los unos a los a otros (Yohanan Álef/1 Juan 4: 12-13).
Amados me gustaría encontrar las palabras para poder transmitir el poder que nos ha sido regalado, un
don perfecto, el más poderoso que jamás ha existido, pues, de hecho, todo existe por él. Es algo tan lógico,
tan sencillo, que probablemente por eso no le damos la atención y el valor correcto al poder que ya es
nuestro, que siempre lo ha sido, al igual que de los malajim/ángeles que han permanecidos fieles a
Yahweh.
Todos sabemos que Yahweh es justicia, que Yahweh es verdad, que Yahweh es sabiduría, que Yahweh es
el que fue, el que es y el que será, para acabar pronto, Yahweh lo es todo ¡Bendito seas Avinu Yahweh el
único y verdadero Elohé de toda la creación!, pero si pudiéramos describir la esencia de Yahweh, sería
que nuestro Elohé es el Ahava/Amor (Yohanan Álef/1 Juan 4:8,16) y todo lo que esta creado funciona por
el ahava de Yahweh; y si el Ruaj Ha Kodesh es la esencia, es decir el poder de Yahweh (Qorintiyim
Bet/Segunda de Corintios 3:17-18), entonces el Ruaj Ha Kodesh que se nos ha dado por gracias que es la
esencia misma de Yahweh, es el Ahava puro y verdadero de Yahweh, entienden amados ¡Nuestro Poder
es el Ahava de Yahweh! Por eso es por lo que ya hemos vencido y por eso es por lo que el mundo nos
aborrece, porque tenemos lo más poderoso que existe en la creación, el ahava de Yahweh, es decir, una
pequeña porción de la esencia de Yahweh mismo. Y es que como Yahweh nos amó primero (a través de
Yahshua) es que nos da su Poder (el ahava/amor) para poder amarle a él (a Yahweh a través de Yahshua)
y poder amar a nuestros hermanos (Yohanan Álef/1 Juan 4: 7-12, 19-20).
En conclusión, podemos decir que el origen de la maldad es no amar a Yahweh sobre todas las cosas y no
amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Se aclaró que Yahweh no creo la maldad, sino que la
maldad fue el resultado de las decisiones que tomó primeramente Luzbel, convirtiéndose así en Ha
Satán/El Enemigo del amor de Yahweh, por tanto, enemigo del mismo Yahweh y de sus hijos y segundo,
que la Yetzer hara (inclinación natural del hombre al mal) es el no amar a Yahweh en la plenitud total de
todas las áreas de nuestra vida y no poner por obra su amor al no amar al prójimo y/o a nosotros mismos
.
También se nos ha revelado que la victoria se nos ha sido dada gracias al sellamiento del Ruaj Ha Kodesh
en nuestras vidas y que este se logró a través del sacrificio de Yahshua, haciéndose valido en nosotros al
aceptar y confesar que Yahshua es el hijo amado de Yahweh en quien tiene su total complacencia. Que
gracias al sellamiento del pacto que hacemos con Yahweh y con Yahshua en la tevilah/inmersión teniendo
de testigos a los malajim/ángeles y a la comunidad, es que reestablecemos el orden del amor en nuestras
vidas, manifestamos nuestra propia voluntad para amar a Yahweh por sobre todas las cosas, imitando a
Yahshua en esa entrega hacia él y hacia el prójimo como también a uno mismo.
Y que a pesar de ser poseedores del poder más importante y con el cual fue creado todo lo que vemos y
lo que no vemos que es el Ruaj Ha Kodesh/El Ahava de Yahweh, aún no hemos alcanzado la perfección y
quizá por ello es por lo que no podamos entender la profundidad de lo que ya tenemos, por eso me quedo
con las siguientes palabras de Yohanan.

Amados, ahora somos benei de Yahweh Elohé, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero
sabemos que cuando Yahshua se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como
es él (Yohanan Álef/1 Juan 3:2).

Ruego a mi Abba que nos permita entender y creer el poder que ya nos ha dado, el lugar que nos ha
reservado y la gloria con la que nos ha vestido a través de nuestro Adon Yahshua Ha Mashiaj a quien, si
de verdad amamos, guardaremos sus mandamientos y sus mandamientos nos son gravosos, son la guía
de como nuestro Padre nos enseña la manifestación correcta del amor hacia él, hacia nosotros y los unos
con los otros.

Shalom alejem
Moreh Emanuel Baez.

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