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1. ¿QUE ES EL FUEGO?
Podemos definir al fuego como un proceso de combustión caracterizado por una reacción
química de oxidación (desde el punto de vista del combustible) de suficiente intensidad para
emitir luz y calor y en muchos casos, llama.
Este se produce siempre que haya un material combustible, en presencia de oxígeno a una
temperatura extremadamente alta, se convierte en gas. Las llamas son el indicador visual del
gas calentado. El fuego también puede producirse a temperaturas bajas. Con el tiempo, los
materiales combustibles, tales como las ascuas encendidas, puedan alcanzar su temperatura
de ignición.
Calor
La fuente de calor es responsable de la ignición inicial del fuego, y también es necesaria para
mantener el fuego y permitir que se propague. El calor permite que el fuego se propague por
la desecación y precalentamiento del combustible en las inmediaciones y por el calentamiento
del aire circundante.
Combustible
El combustible es cualquier tipo de material que puede arder. Se caracteriza por su contenido
de humedad, tamaño, forma, cantidad y disposición con la que se extiende por el paisaje. El
contenido de humedad determina la facilidad con que se encienda.
Oxígeno
Para saber cómo prevenir los incendios, cómo nos podemos proteger ante ellos y cómo
realizar su extinción, es imprescindible conocer qué factores son necesarios para que se inicie
un fuego y cómo se desarrollan, lo que se llama la teoría del fuego.
Un fuego es una reacción química de combustión, una oxidación rápida de una sustancia
combustible generando calor (reacción exotérmica) y otras sustancias (gases, aerosoles
líquidos como vapor de agua o sólidos como las cenizas y el hollín). Normalmente viene
acompañado de luz en forma de llamas o incandescencia. Todo dependerá del tipo de
combustible, la cantidad de oxígeno, las características del entorno.
Todo fuego necesita tres elementos indispensables para iniciarse, definimos así el "triángulo
del fuego":
Combustible: Es la materia que se quema (se oxida) transformándose en otras
sustancias. Por ejemplo: madera, papel, alcohol, butano... Los fuegos se pueden
clasificar según el combustible que está ardiendo, puedes verlo en Clases de fuego.
Comburente: Es lo que reacciona (oxida) con el combustible generando la combustión.
Normalmente será el oxígeno presente en el aire (la atmósfera terrestre contiene un
21% de oxígeno y casi todo lo demás es nitrógeno), pero también puede ser un sólido
como los que se usan en pirotecnia para quemar la pólvora de un cohete (nitrato
amónico, por ejemplo) o un líquido como el agua oxigenada.
Para cada combustible hay un determinado conjunto de mezclas con el aire que pueden arder
teniendo así un rango de explosividad o inflamabilidad. Fuera de ese rango la reacción de
combustión no se producirá. Si en un recipiente tenemos aire y una chispa continua y
comenzamos a añadir un gas combustible no pasará nada porque habrá muy poca
concentración de combustible, pero llegará un momento en que se produzca la combustión
siendo ese punto el Límite Inferior de Explosividad (LIE). Al contrario, si tenemos un recipiente
lleno de gas inflamable con una chispa y comenzamos a meter aire llegará un momento en
que arderá siendo este el Límite Superior de Explosividad (LSE).
El gas inflamable (metano, butano, propano, acetileno...) se premezcla con el aire antes de
arder y así se produce una combustión más eficiente que no genera gases tóxicos ni hollín.
Se añade más aire del mínimo necesario (el estequiométrico), entre 1,5 y 3 veces más. Las
llamas de premezcla son azules y las otras, llamadas de difusión, son amarillas-naranjas. Si la
concentración de oxígeno presente en el aire desciende la combustión no se produce. El valor
mínimo de oxígeno (MOC) depende de cada sustancia inflamable. Por debajo de un 14% de
oxígeno la mayoría de sustancias no arde. Esto se utiliza en la industria para evitar incendios
en ciertos equipos donde se suele añadir nitrógeno o CO2 hasta que la concentración de
oxígeno desciende de un determinado valor y se dice que el equipo está inertizado. Y también
se usa para extinguir incendios mediante el método de sofocación. Al contrario, si la
concentración de oxígeno es mayor, el rango de inflamabilidad aumenta y la combustión se
produce con más energía. Esto se usa en las soldaduras o en el oxicorte donde se mezclan
gases inflamables directamente con oxígeno puro para conseguir llamas de gran poder
calorífico. Lo puedes ver en el siguiente vídeo donde primero arde el acetileno con el aire
(llama de difusión de color naranja y combustión incompleta con generación de inquemados) y
luego se premezcla con oxígeno puro (combustión completa con llama de gran energía de
color azul).
En esta imagen de una fuga incendiada de propano puedes ver otro ejemplo de los límites de
inflamabilidad.
Hay una zona sin llama, justo a la salida del gas, donde no hay combustión debido a que no le
ha dado tiempo a mezclarse con el aire atmosférico. Podríamos taponar la salida del gas con
un dedo sin riesgo de quemarnos y así extinguir el fuego. Aunque si funciona la llave de paso,
esta sería la primera opción en un caso real. Solamente comienza a arder cuando entra en su
rango de inflamabilidad y lo hace de forma incompleta, con llamas naranjas de difusión, ya
que no hay una mezcla previa con el aire.
CALOR: Este elemento del triángulo del fuego tiene dos componentes: la temperatura
del combustible y la energía mínima de ignición.
Para que haya llamas en un fuego siempre debe haber gases en concentración suficiente
para que la mezcla con el aire esté dentro del rango de inflamabilidad. Por tanto, los sólidos y
los líquidos deben transformarse en gas y eso se consigue con una temperatura determinada
para cada combustible. Para los sólidos orgánicos se conoce como temperatura de
pirólisis (proceso de descomposición química del material por acción del calor) y para los
líquidos temperatura de inflamación.
Una vez dentro del rango es necesaria una energía para iniciar la reacción que se conoce
como energía mínima de ignición (EMI). Según el combustible, esta será más o menos
grande. Un gas como el butano solamente necesita la energía de una chispa. Por eso las
recomendaciones ante una fuga de gas de no encender ni apagar luces, ni usar el móvil... La
energía que provoca una chispa de electricidad estática en nuestro cuerpo también genera
energía suficiente para iniciar una combustión, de ahí la importancia de usar ropa y calzado
especiales que eviten estas cargas cuando se trabaja en zonas con riesgo de generación de
atmósferas explosivas (normativa ATEX) como en una gasolinera. Esta energía mínima de
ignición no es necesaria si la temperatura del combustible es tan elevada que se alcance
su temperatura de autoignición. Es lo que suele pasar cuando se nos olvida la sartén
calentándose en el fogón y el aceite supera los 300ºC y se autoinflama sin necesidad de una
fuente de ignición. Controlar las fuentes de calor es el principal método de prevención de
incendios. A nivel laboral está la normativa ATEX que hace hincapié en este aspecto. En la
tabla siguiente tienes las fuentes de ignición que se evalúan en las empresas:
Tetraedro del fuego
Una vez que se ha iniciado el fuego, este puede continuar o puede apagarse, sobre todo en
fuegos de sólidos como la madera. ¿Cuántas veces se nos ha apagado la chimenea o la
barbacoa? Que el fuego continúe depende de que se produzca lo que se conoce como
reacción en cadena que sería el cuarto eslabón del fuego. Tenemos así el "tetraedro del
fuego" un concepto que introdujo Walter Haessler en 1961 tras varios ensayos realizados por
Arthur Guise. Cuando la cantidad de gases producidos es suficiente y tenemos la
concentración necesaria de comburente, el fuego se autoalimenta ya que genera más calor
que produce más gases y así sucesivamente. Se produce una reacción auto-mantenida, como
un efecto dominó.
Se vende madera ya pirolizada, como el carbón para las barbacoas, para que no produzcan
llama y el calor que generen sea constante y moderado para poder asar la comida de forma
más eficaz o para usarlo en calderas, en industrias. Antiguamente el carbón se hacía como
puedes ver en la imagen, en un horno de tierra donde la madera sufría una descomposición
térmica durante seis días.
Los sólidos, con el calor, se descomponen emitiendo sustancias volátiles muy reactivas que
son las que arden y forman la llama. Este fenómeno se conoce como pirólisis y se da en
cualquier materia orgánica (no se da en metales ni en vidrios). Un tronco de madera
necesitará mucha energía durante varios minutos para que se generen las sustancias volátiles
combustibles suficientes para que se produzca la reacción en cadena. Por eso, para iniciar el
fuego en una chimenea, usamos palos pequeños, papel, ramas... que arden fácilmente o
pastillas de quemar, alcohol... Pero también existen sólidos muy inflamables como la parafina
o el celuloide y arden rápidamente a bajas temperaturas.
Como curiosidad, comentar que la pirólisis es lo que usan algunos hornos para poder
limpiarlos. A 500ºC pirolizan cualquier resto de comida transformándola en cenizas fáciles de
retirar con un paño, pero no se produce un incendio ya que no se alcanza la energía mínima
de ignición.
Los líquidos deben evaporarse para poder arder. Por eso, si están en un recipiente, arden
solo en superficie y la llama estará flotando sobre él. Algunos, como el alcohol de quemar,
arden lentamente y se usan para cocinar o en los mecheros de laboratorio.
Según su temperatura de inflamación o flash point (aquella a la que generan suficientes gases
para arder en presencia de una fuente de ignición) serán más o menos peligrosos. Para el
gasoil, por ejemplo, esta temperatura está entre 60ºC y 100ºC (según su composición) y para
la gasolina es de -39ºC (muy inflamable).
Aquellos líquidos que a temperatura ambiente (se toma un valor de 23ºC para la clasificación)
ya están preparados para arder (ya que su temperatura de inflamación es menor), se
consideran más peligrosos que el resto. Lo puedes ver en Clases de fuego.
Los gases inflamables ya se encuentran listos para arder y con una mínima energía la
combustión comienza. Por eso, si tenemos un escape confinado en la cocina (butano o
propano normalmente), la mezcla con el oxígeno entra dentro del rango de inflamabilidad y
encuentra un punto de energía suficiente, todo el gas arde a la vez produciendo una
explosión. Aprende qué debes hacer ante una fuga de gas en vivienda.
En la imagen puedes ver un fenómeno que se llama backdraft y que puede ocurrir en un
incendio en vivienda cuando el oxígeno se agota, los gases producidos por los combustibles
se acumulan y, al abrir una puerta o ventana y entrar el aire, arden súbitamente generando
una deflagración. Según diferentes parámetros (tipo de local, aperturas, altura, combustible,
temperatura...) la explosión tendrá una energía u otra y ocasionará más o menos destrozos. El
backdraft es un ejemplo del Límite Superior de Explosividad ya que hay gases acumulados
que no arden hasta que no entra el aire suficiente.
Una vez entendida la teoría del fuego te recomiendo que te leas el artículo de las clases de
fuego para ampliar conocimientos sobre uno de los parámetros del tetraedro: los
combustibles.
Y después de ese podrás leer otros artículos muy importantes, aquellos donde se explica qué
hacer:
Para prevenir los incendios, minimizar la probabilidad de que ocurran. Lo puedes ver en
Prevención.
Para protegernos si ocurren, minimizar los daños personales y materiales. Lo puedes
ver en Protección
Para apagarlos. Si retiramos cualquier eslabón del tetraedro apagaremos el fuego. Lo
puedes ver en Extinción.
Una de las formas más habituales, y de hecho la más aceptada y oficial mundialmente, de
clasificar diferentes tipos de fuego la podemos encontrar en aquella que toma como criterio de
diferenciación el tipo de combustible que participe en la reacción. En este sentido se divide en
cinco clases principales, aunque en ocasiones se ha llegado a considerar una sexta.
Clase A
Se conocen como fuego de clase A toda aquella reacción de combustión que se origina a
partir de un combustible sólido, y a menudo de tipo orgánico. Se trata del tipo de fuego que
realizamos en hogueras o los provocados en bosques o en tejidos vivos. También pueden
surgir por la combustión de plásticos. Es posible apagarlos con agua, sea a chorro o
pulverizada, si bien también pueden emplearse otros métodos como polvo seco o dióxido de
carbono.
Clase B
Los fuegos de clase B son tipos de fuego los cuales aparecen a partir de la combustión de
materiales líquidos con capacidad inflamable, o bien de sólidos con capacidad de licuarse. Se
trata del tipo de fuego que se produce ante la combustión de alcohol, gasolina, cera o pintura,
entre otros. En este sentido el fuego de las velas o faroles antiguos pertenecería a este grupo.
Su extinción requiere de polvo seco, aunque también puede utilizarse agua pulverizada o
CO2.
Clase C
Se consideran como fuegos de clase C al conjunto de tipos de fuego que son producto de la
combustión de gases a alta temperatura, como los utilizados en aparatos eléctricos o en la
cocina. Así, la combustión de metano o gas natural produciría este tipo de fuego, el cual suele
aparecer de manera más rápida que en el caso de los anteriores. Las reacciones de este tipo
requieren de polvo seco para poder apagarse.
Clase D
La clase D, en lo que se refiere a los tipos de fuego, hace referencia a aquellas reacciones de
combustión en las que el combustible es algún tipo de metal o polvo de metal inflamable.
Ejemplos de ello son el provocado por el magnesio. No deben apagarse con agua dado que la
reacción es extremadamente virulenta, sino que deben emplearse extintores de polvo
especial.
Fuegos de clase F o K
Este último tipo fuego son un tanto especiales, ya que hacen referencia al fuego iniciado ante
un combustible en forma de aceite o grasa, el cual es empleado en equipos de cocina. En
Europa era denominado fuego de clase F, y en territorios de habla inglesa se conocen como
fuegos de clase K (de kitchen o cocina).
Aunque técnicamente podría corresponderse con los de clase B, se creó esta clase al ver que
el comportamiento de las llamas y el tipo de elementos que pueden utilizarse para apagarlas
son diferentes (por ejemplo, no se podría apagar con dióxido de carbono). Para apagarse se
suelen emplear extintores de agua con algunos componentes específicos.
Clase E
Si bien técnicamente no suele considerarse un tipo de fuego apartado de los anteriores, sino
que cada caso se englobaría en el tipo de combustible que correspondiera, en ocasiones se
ha hablado del tipo de fuego de clase E. Esta clasificación incluiría principalmente las llamas
producidas por alteraciones vinculadas a elementos que funcionan o por las cuales circula la
electricidad. El motivo de su no consideración como clase real es el hecho de que en el fondo
lo que se quema son componentes determinados que pertenecen a clases anteriores.
Apagarlos requiere extintores de dióxido de carbono, nunca agua.
Los extintores son elementos portátiles destinados a la lucha contra fuegos incipientes, o
principios de incendios, los cuales pueden ser dominados y extinguidos en forma breve. Es de
vital importancia que conozcamos la clasificación de los agentes extintores de incendio, que
nos sirva para atender de forma adecuada las emergencias según el tipo que se presente.
Los extintores son una herramienta ideal para poder combatir un incendio en su inicio, con
ellos podemos evitar que un fuego se propague y se transforme en un incendio.
Primero hay que saber los tipos de extintores por tipos de incendios, cada situación está
clasificada de la siguiente manera:
Clase A: para tipos de fuegos con combustibles sólidos como madera, cartón, plástico,
etc.
Clase B: tipo de fuego donde el combustible es líquido por ejemplo aceite, gasolina o
pintura.
Clase C: fuegos donde el combustible son gases como el butano, propano o gas
ciudad.
Clase F: tipos de fuegos derivados de aceites y grasas (vegetales o animales) en
cocinas, y almacenamiento de aceites.
Clase D: son los más raros, el combustible es un metal, los metales que arden son
magnesio, sodio o aluminio en polvo.
5. METODOS DE EXTINCION
La eliminación de un combustible
Para que el fuego se mantenga vivo, debe existir algún tipo de combustible que sirva para
activar las llamas. El primero de los métodos de extinción de incendios consiste en la
eliminación de este. Si logramos eliminarlo del área en el que se ha producido el fuego, este
terminará extinguiéndose al carecer del elemento que lo estaba alimentando.
Para la extinción de incendios procederemos con el corte de líquidos y gases a la zona del
fuego. Se recomienda conocer el funcionamiento de las válvulas que pueda haber para poder
proceder a su cierre con rapidez. También, con la eliminación de sólidos o de todos aquellos
recipientes que tengan líquidos o gases en su interior. Otra vía es la refrigeración de los
combustibles cercanos al fuego con un extintor u contenga principalmente agua.
En tercer lugar, la extinción de incendios puede lograrse mediante dióxido de carbono. Al ser
más pesado que el aire, logramos que lo desplace y lo sustituya al ser proyectado sobre la
base de las llamas. El agua pulverizada funciona de manera similar, aunque es menos
efectiva.
El enfriamiento
La inhibición
Los radicales libres son los responsables de la rápida progresión de las reacciones de los
combustibles. Cuando aquellos son neutralizados, la reacción se detiene, por lo que
detenemos también la propagación del fuego. Los extintores portátiles con polvo son uno de
los métodos utilizados sobre la base de las llamas. Por ello, son obligatorios en la mayoría de
los edificios.
Referentes Bibliográficas
https://smokeybear.com/es/about-wildland-fire/fire-science/elements-of-fire
https://www.fio.unicen.edu.ar/usuario/segumar/Laura/material/Qu%EDmica%20del
%20Fuego.pdf
https://www.aprendemergencias.es/incendios/teor%C3%ADa-del-fuego/
https://psicologiaymente.com/miscelanea/tipos-de-fuego
https://abastecedoracolombianadeextintores.com/clasificacion-agentes-extintores-incendios/
https://previnsa.com/extincion-de-incendios-en-edificios/