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El Conflicto
PSICOLOGIA del CONFLICTO
El Conflicto
Apreciar hoy el conflicto desde una perspectiva moderna, aún cuando ésta sea
apoyada por la evidencia, no es nada fácil, ya que desde pequeños hemos sido
influenciados por el hogar, la Iglesia, la escuela: instituciones que se
tradicionalmente se han acercado a una postura tradicional, resaltando valores
contrarios al conflicto y recalcando la importancia de llevarse bien con la gente.
Así por ejemplo, el hogar tiende a reforzar el patrón de autoridad a través de los
padres, quienes saben qué es bueno para los hijos, los cuales deben obedecer;
del mismo modo en la escuela son los profesores quienes tienen la autoridad,
quienes saben y es el alumno quien debe aprender; en pocas palabras, en general
se nos ha enseñado a no disentir. En el caso de la Iglesia el tema es bastante
parecido y más aún, aquella pregona la aceptación más que la confrontación.
Los Valores
Existen diferentes clasificaciones de los valores; sin embargo nos quedaremos con
la de G. Allport y colaboradores quienes presentaron los primeros trabajos de
mayor importancia en tal sentido. Identificaron seis tipos de valores:
Los valores de la personas sin duda pueden cambiar y un ejemplo claro de ello
ocurre en la adolescencia cuando se comienzan a “cuestionar” por parte de los
jóvenes siendo ello parte de un proceso natural de formación de identidad
personal. Para identificar los valores en una persona, es decir, para conocer su
eje valorativo y sus convicciones más profundas que guían sus decisiones,
podemos preguntar una y otra vez hasta llegar a una convicción y sentimiento
inexplicables, entonces habremos dado con un “valor” como lealtad, confianza,
seguridad, etc.:
Los valores, por ser tan estables y permanentes y por formar parte de la
identidad personal, resultan muy difíciles de cambiar; por ejemplo piense si
usted renunciaría tan fácilmente al valor de la honestidad, la lealtad, la verdad,
la dignidad u otro que “sea parte” de usted. Por lo anterior es más factible
reconocer el conjunto de valores en la persona y adecuar nuestra explicación a
ellos; así nuestro punto de vista será más fácilmente comprendido y aceptado.
Un conflicto puede tener su raíz en valores diferentes sostenidos por las partes,
siendo crucial identificarlos, reconocerlos, respetarlos y apreciarlos (ello
permitirá la apertura de la otra parte hacia nosotros), posteriormente deberemos
encontrar un “piso común” valórico en las partes desde las cuales sea posible
provocar un movimiento en las posturas que permita dialogar o negociar.
Las Emociones
Es interesante hacer notar que el conflicto es uno de los fenómenos que más
activa la emoción. Hay pocas investigaciones sobre conflicto y emoción; sin
embargo, algunos estudios han encontrado que las personas que experimentaban
estados de ánimo positivo tendían a adoptar menos estrategias de confrontación
al resolver conflictos y obtenían mejores resultados. También se ha encontrado
que los negociadores que se sentían más enfadados expresaban un menor deseo
de volver a negociar en el futuro con su oponente. Por otra parte, los individuos
que experimentan mayores niveles de emociones negativas durante el proceso de
negociación del conflicto tienden a considerar que ejecutaron peor la tarea de
negociación; a la inversa, aquellos que informaron haber sentido mayores niveles
de emociones positivas tendieron a considerarse más efectivos; en suma, el
grado en que la persona se siente satisfecha del proceso en el que ha participado
depende, en gran medida, del tipo de emoción percibida en dicha situación.
Las Actitudes
Sin duda alguna que la actitudes pueden cambiar, de manera mucho más fácil
que los valores por ejemplo, lográndose esto a través de un nuevo aprendizaje o
re-aprendizaje (condicionamiento, imitación, aprendizaje cognitivo) sobre el
objeto de la actitud. Si usted ha modificado su opinión negativa sobre alguien, a
raíz de nueva información que recibió de aquella persona (en forma directa o
indirecta) , habrá vivido el proceso de modificación o cambio de actitud.
También podemos modificar las actidues de los demás a través de la persuasión,
la que veremos más adelante.
Atención especial requiere un fenómeno importante, descrito por el psicólogo
León Festinger en 1957, que se da en el campo de las actitudes; la llamada
disonancia cognoscitiva, la que está referida a un particular estado sentido de
tensión interno cuando una persona tiene dos actitudes o pensamientos que se
contradicen entre sí, o cuando una persona se comporta de manera diferente a
cómo piensa o cree. Se produce entonces un estado de desequilibrio y el
individuo estará motivado a reducir dicho desequilibrio. De lo anterior se
concluye que alguien, que por “x” circunstancias es obligado a comportarse de
una manera diferente a cómo piensa, terminará acomodando sus pensamientos
de manera consonante con su conducta y viceversa, además probablemenete
caiga en una exposición o percepción selectiva de la información para mantener
el equilibrio cognoscitivo. La disonancia cognoscitiva es una alternativa posible
de aplicar para favorecer el cambio de actitudes en las personas.
Por otra parte, en los conflictos las partes pueden asumir actitudes diferentes
tales como:
- Competir, es decir “ganar” a toda costa
- Acomodarse, es decir “pierdo”, actúo como perdedor y me someto, “tú ganas”
- Evitar el problema, es decir escapar, desconocerlo, pierdo-pierdes
- Cooperar, es decir buscar el “ganar-ganar” yo gano-tú ganas
- Negociar, es decir ceder y ganar por ambos lados, comprometerse en una
solución
La Motivación
La Percepción
Los Roles
La Toma de Decisiones
Tomar una decisión consiste en decidir un curso de acción para resolver una
situación. Desde un punto de vista simple e ideal pero que conviene conocer, uno
puede tomar las principales “alternativas” a disposición y que se relacionan con
los posibles cursos de acción, listarlos; una vez hecho esto puede establecer
algunos “criterios” que considere relevantes (ordenados jerarquicamente) para
ponderar las alternativas, en seguida trabaja con una escala, digamos de 1 a 5
(menos atractivo a más atractivo) para aplicar los criterios en dicha escala, sobre
las diversas alternativas. La decisión será de esta manera la resultante más o
menos objetiva de este cálculo que no es más que analizar friamente distintas
alternativas bajo criterios de satisfacción importantes. Por ejemplo; si se quiere
decidir dónde el curso debe ir de paseo a fin de año, se pueden listar algunas
alternativas o posibles lugares, luego debe considerarse qué criterios serán
relevantes a la hora de decidir (costo, distancia, seguridad, acceso, hermosura
del lugar, que tenga lugar para bañarse, u otro). Finalmente se pondera cada
alternativa con cada criterio, así por ejemplo, el costo para la alternativa X es
atractivo, el grado de hermosura no es tan atractivo, la cercanía es atractiva,
etc. Las personas si bien no hacen por escrito este ejercicio, si lo utilizan
frecuentemente al tomar sus decisiones. Conviene entonces conocer qué criterios
están utilizando las personas, cuáles son los más importantes y qué alternativas
están visualizando al momento de sostener sus decisiones en el intento de
resolver una situación problema.
Un fenómeno interesante de estudiar a la hora de entender el comportamiento
de los grupos humanos a la hora de tomar decisiones es el pensamiento de grupo.
Este concepto nos habla de aquellas situaciones donde las presiones del grupo
para lograr el conformismo impiden al grupo juzgar con espíritu crítico las
opiniones originales, minoritarias o poco populares. Este fenómeno alude a
momentos en que el grupo ansía tanto llegar a una decisión o acuerdo y lograr la
unanimidad que la evaluación realista de otros cursos de acción se desecha
prematuramente.
Otro fenómeno que ocurre y que es importante para entender el comportamiento
de las personas en grupo es la llamada tendencia inicial del grupo, el que explica
por qué a veces los grupos adoptan decisiones riesgosas que los integrantes no
hubieran tomado. La discusión inicial al interior revela primero las posiciones
más riesgosas y extremas mientras los miembros conservadores dilatan su actuar,
la discusión va logrando mayor familiaridad entre los miembros, se aprecia más
las actitudes “de avanzada”, el tiempo para decidir se va acabando, sumado a
ello se ha encontrado que, al parecer, en grupo se “diluye la responsabilidad” y
las decisiones colectivas liberan a los miembros de la decisión final del grupo.
Entre las técnicas de toma decisiones, que buscan optimizar las mismas y superar
los problemas mencionados, está la lluvia de ideas, que apunta a generar
creativamente varias alternativas posponiendo la evaluación crítica de las
mismas para un momento posterior. También está la técnica del grupo nominal,
en que cada miembro previamente fija su postura o idea, todos hacen lo mismo,
para luego pasar a exponer y presentar cada una hasta agotar las ideas;
finalmente se revisan y analizan. Otra es la técnica Delphi, la que es muy
parecida a la anterior, pero en la que no se requiere la presencia física de los
miembros que dieron las ideas, pueden ser recogidas o trabajadas con
anterioridad y el grupo se reúne sólo a trabajar la información recopilada hasta
alcanzar el consenso.
La resolución de conflictos muchas veces puede pasar por el acuerdo sobre la
técnica que se usará para decidir, o los criterios importantes a considerar;
cualquier consenso sobre los métodos conducirá más temprano que tarde a la
solución del problema. Piense por ejemplo cuando se acordó la elección del Papa
para resolver la situación limítrofe de Chile y Argentina.
El Poder
La comunicación es una acto a través del cual dos o más personas se expresan
ideas, sentimientos y/o emociones utilizando para ello principalmente palabras y
gestos. Se llama Comunicación Verbal a lo que dice la gente, es decir a las
palabras y se llama Comunicación No-Verbal a cómo lo dice la gente, es decir qué
gestos, tonos y volumen de voz usa la persona al decir algo. Son parte de la
comunicación No-Verbal la entonación, la postura física que mantiene la persona
al hablar, la distancia del otro, los gestos que hace con las manos y la expresión
facial. La comunicación No-Verbal tiende a ser más importante en la práctica que
la Comunicación Verbal, porque las personas al dudar acerca de lo que alguien
dice, termina guiándose más por la expresión y gestos por sobre las palabras
mencionadas. Todos hemos tenido la experiencia de solicitarle un favor a alguien
quien dice “bueno, yo lo hago” con un tono y una expresión en el rostro de no
querer hacerlo; se producen entonces dos mensajes contradictorios: las palabras
dicen “yo lo hago” y el tono y expresión de la cara dicen “no quiero hacerlo”.
Quien pide el favor interpreta y se deja llevar por el segundo mensaje... y esto
suele ser motivo de discusiones y malosentendidos o conflictos.
Para comunicarse bien es importante que la comunicación verbal y no-verbal
coincidan, sean congruentes. También es importante escuchar bien: para ello es
necesario dejar de hablar, eliminar cualquier distracción, ser paciente,
interesarse en lo que plantea el otro, hacer preguntas que muestren su interés,
hacer sentir cómodo al otro y manejar adecuadamente nuestras emociones. La
retroalimentación también es muy importante, es decir, decirle al otro lo que
uno le está entendiendo para ver si coincide con lo que el otro quiere expresar.
Todo aquello que impide una adecuada comunicación se dice que es una “Barrera
de la comunicación” por ejemplo el ruido, la falta de interés, la distancia, los
prejuicios, la sordera, las suposiciones, etc.
Las relaciones humanas es algo que todos debemos cuidar. Las personas son el
recurso más importante de que disponemos. Los profesionales exitosos se
esfuerzan en construir relaciones sólidas y duraderas. Es importante establecer
contacto personal e inspirar aprecio y confianza. Hacer que la gente se sienta a
gusto junto con uno y demostrar interés por los valores del otro
Para construir relaciones mutuamente satisfactorias es necesario aprender a (1)
determinar objetivos mutuamente satisfactorios (2) establecer y mantener
sintonía no verbal (3) producir en los demás sentimientos positivos.
La Persuasión y la Negociación
Bibliografía
M. Rokeach, The Nature of Human Values (New York: free Press, 1973) p.5 citado
en Comportamiento Organizacional, Stephen P. Robbins, Prentice-Hall
Hispanoamericana SA, 1987, pag 94