VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
VIACRUCIS
«No nos cansemos de hacer el bien
Basado en el Mensaje del Papa para la Cuaresma del 2022/ Imágenes de Raúl Berzosa
Inicio del Viacrucis.
1) G: El Señor le dijo a Nico-
demo: «De la misma manera que
Moisés levantó en alto la ser-
piente en el desierto, también es
necesario que el Hijo del hombre
sea levantado en alto, 15 para que
todos los que creen en él tengan
Vida eterna» (Jn 3,14-15).
2) El Papa Francisco nos re-
cuerda que la Cuaresma es un
tiempo favorable para la renova-
ción personal y comunitaria que
nos conduce hacia la Pascua de
Jesucristo muerto y resucitado
(MC 2022, intr.). La Cuaresma
nos llama a poner nuestra fe y
nuestra esperanza en el Señor (cf.
Cuaresma 2022
1 P 1,21), porque sólo con los ojos
fijos en Cristo resucitado (cf. Hb
12,2) podemos acoger la exhorta-
ción del Apóstol: «No nos canse-
mos de hacer el bien» (Ga 6,9)
(MC 2022, 2).
Primera estación: Jesús es
condenado a muerte
3) L1: Por tercera vez les dijo:
«Pues ¿qué mal ha hecho este?
No he encontrado en él ninguna
culpa que merezca la muerte. Así
que le daré un escarmiento y lo
soltaré». Pero ellos se le echaban
encima, pidiendo a gritos que lo
crucificara; e iba creciendo su
griterío. Pilato entonces senten-
ció que se realizara lo que pedían:
1
soltó al que le reclamaban (al que
había metido en la cárcel por re-
vuelta y homicidio), y a Jesús se
lo entregó a su voluntad. Palabra
del Señor (Lc 23,22-25).
Meditación
4) L2: El Señor Jesús era
inocente, en él no había ni pecado
ni delito. Sin embargo, fue casti-
gado a causa de la injusticia, de la
envidia, de la ira, en suma, a
causa del pecado de los demás.
5) El Papa nos invita: No nos
cansemos de extirpar el mal de
nuestra vida. Que el ayuno corpo-
ral que la Iglesia nos pide en Cua-
resma fortalezca nuestro espíritu
para la lucha contra el pecado. No
nos cansemos de pedir perdón en
el sacramento de la Penitencia y
la Reconciliación, sabiendo que
Dios nunca se cansa de perdonar.
No nos cansemos de luchar con-
tra la concupiscencia, esa fragili-
dad que nos impulsa hacia el
egoísmo y a toda clase de mal, y
que a lo largo de los siglos ha en-
contrado modos distintos para
hundir al humano en el pecado
(cf. Carta enc. Fratelli tutti, 166).
(MC 2022, 2c)
Oración

6) T: Señor Jesucristo, tú que
eres el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo, haz que no-
sotros, tus discípulos, a causa de
nuestra inclinación al pecado, no
sometamos a los demás al sufri-
miento o a la injusticia, a la vio-
lencia o incluso a la muerte. Que
no repitamos la condena injusta
que tú padeciste. Amén.
7) G: No nos cansemos de hacer
el bien,
8) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Segunda estación: Jesús con
la cruz a cuestas
9) L3: Y Jesús llamando a la
gente y a sus discípulos les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de
mí, que se niegue a sí mismo,
tome su cruz y me siga. Porque,
quien quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la
salvará» (Mc 8,34-35). Palabra
del Señor.
Meditación
10) L4: El Señor Jesús tomó su
cruz y perdió su vida donándola,
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
compartiéndola con nosotros, y
así nos ha salvado.
11) El Papa Francisco señala que
«con demasiada frecuencia pre-
valecen en nuestra vida la avidez
y la soberbia, el deseo de tener, de
acumular y de consumir, como
muestra la parábola evangélica
del hombre necio, que conside-
raba que su vida era segura y feliz
porque había acumulado una
gran cosecha en sus graneros (cf.
Lc 12,16-21). La Cuaresma nos in-
vita a la conversión, a cambiar de
mentalidad, para que la verdad y
la belleza de nuestra vida no radi-
quen tanto en el poseer cuanto en
el dar, no estén tanto en el acu-
mular cuanto en sembrar el bien
y compartir (MC 2022, 1A). Tercera estación: Jesús cae
por primera vez
Oración
15) L5: Él soportó nuestros su-
12) T: Señor Jesús, tú NO nos
frimientos y aguantó nuestros
redimiste solamente con tu pa-
dolores; nosotros lo estimamos
sión y su muerte en cruz, sino que
leproso, herido de Dios y humi-
tu existencia entera fue redentora
llado (Is 53,4). Palabra de Dios.
como donación de ti mismo a los
humanos, y como donación libre Meditación
al Padre. Así interpretamos la
cruz, y es esta cruz la que Tú nos 16) L6: «La cruz no es en sí
invitas a cargar, es más, cargarla misma redentora, la cruz era y si-
con alegría y seguirte. Y de esta gue siendo hasta hoy, signo e ins-
forma, con libertad y con amor, trumento de tortura y de
nos implicamos en tu obra de la muerte». Fuiste Tú, Señor, el que
Redención, donándonos, tam- por medio de ella nos redimiste,
por tu entrega libre y en el amor
bién nosotros, a tu Padre y a favor
de nuestros hermanos. Amén. hasta las últimas consecuencias
(cf. PGP 125). (cf. PG 43). Fuiste tú el que con-
13) G: No nos cansemos de ha- vertiste ese instrumento de
cer el bien, muerte en signo de tu amor es-
candaloso por el humano.
14) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo. 17) El Papa nos dice que «el pri-
mer agricultor es Dios mismo,
G: Padre nuestro...
que generosamente «sigue derra-
mando en la humanidad semillas
de bien» (FT, 54). Durante la
Cuaresma estamos llamados a
responder al don de Dios aco-
giendo su Palabra «viva y eficaz»
(Hb 4,12). La escucha asidua de
la Palabra de Dios nos hace ma-
2

durar una docilidad que nos dis-
pone a acoger su obra en noso-
tros (cf. St 1,21), que hace fe-
cunda nuestra vida. Si esto ya es
un motivo de alegría, aún más
grande es la llamada a ser «cola-
boradores de Dios» (1 Co 3,9),
utilizando bien el tiempo pre-
sente (cf. Ef 5,16) para sembrar
también nosotros obrando el
bien. Esta llamada a sembrar el
bien no tenemos que verla como
un peso, sino como una gracia
con la que el Creador quiere que
estemos activamente unidos a su
magnanimidad fecunda. (cf. PGP
164).
Oración
18) T: Grandes cosas has hecho
por nosotros, Señor. Hoy carga-
mos con nuestra cruz, y vamos
sembrando el bien entre lágri-
mas, sabiendo que después del
calvario cosecharemos cosas bue-
nas y entonaremos canciones.
Vamos llorando esparciendo la
semilla del bien en nuestra per-
sona, en nuestra familia, en nues-
tra parroquia y en la sociedad,
volveremos cantando trayendo
las gavillas de personas converti-
das, familias unidas, parroquias
evangelizadas y sociedades más
justas y en paz. (Cf. Sal 126)
19) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
20) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
su presencia maternal, para que
este tiempo de conversión dé fru-
tos de salvación eterna» (MC
2022, 3b).
Oración
24) T: María, hija de Adán, al
aceptar el mensaje divino, te con-
vertiste en la madre de Jesús, y al
abrazar de todo corazón la volun-
tad salvífica de Dios, te consa-
graste totalmente como esclava
del Señor a la persona y a la obra
de tu Hijo, sirviendo con diligen-
cia al misterio de la redención
con Él y bajo Él, con la gracia de
Dios omnipotente (cf. LG 56). A
Ti recurrimos confiados para que
intercedas por nosotros, y nos
Cuarta estación: Jesús en- obtengas la paciencia que nos
cuentra a su Madre ayude a perseverar en nuestra en-
trega para hacer el bien a los de-
21) L7: Simeón los bendijo y dijo más.
a María, su madre: «Este ha sido
25) G: No nos cansemos de ha-
puesto para que muchos en Israel
cer el bien,
caigan y se levanten; y será como
un signo de contradicción —y a ti 26) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
misma una espada te traspasará
el alma—, para que se pongan de G: Padre nuestro...
manifiesto los pensamientos de
muchos corazones». Palabra del
Señor (Lc 2,34-35).
Meditación
22) L8: Señor Jesús, en medio
de aquellos que te miraban con
desprecio, había una mirada que
siempre te consideró el Hijo del
Altísimo, el Emmanuel – Dios
con nosotros, el Yoshua - salva-
dor de los pecados. Ella sabía que
con tu vida tu levantarías a mu-
chos, como se le había anun-
ciado.
23) El Papa finaliza su mensaje
para la cuaresma diciendo: «Que
la Virgen María, en cuyo seno
brotó el Salvador y que «conser-
vaba todas estas cosas y las medi- Quinta estación: El Cireneo
taba en su corazón» (Lc 2,19) nos ayuda a Jesús a llevar la
obtenga el don de la paciencia y cruz
permanezca a nuestro lado con
3

27) L9: Mientras lo conducían,
echaron mano de un cierto Si-
món de Cirene, que volvía del
campo, y le cargaron la cruz, para
que la llevase detrás de Jesús. Pa-
labra del Señor (Lc 23,26).
Meditación
28) L10: ¿Quién ayudó a quien?
¿Quién hizo el bien a quién? ¿El
Cirineo a Jesús ayudando con
aquel pesado madero; o Jesús a
Cireneo, haciéndolo testigo de su
entrega redentora? En realidad
ambos se necesitaban mutua-
mente.
29) El Papa nos dice: Nadie se
salva solo, porque estamos todos
en la misma barca en medio de
las tempestades de la historia;
pero, sobre todo, nadie se salva
sin Dios, porque sólo el misterio
pascual de Jesucristo nos con-
cede vencer las oscuras aguas de
la muerte. La fe no nos exime de
las tribulaciones de la vida, pero
nos permite atravesarlas unidos a
Dios en Cristo, con la gran espe-
ranza que no defrauda y cuya
prenda es el amor que Dios ha de-
rramado en nuestros corazones
por medio del Espíritu Santo (cf.
Rm 5,1-5). (MC 2022, 2b)
Oración
30) T: Señor, envía a quien nos
saque de nuestra indiferencia, y
nos involucremos en tu obra sal-
vadora de modo directo, no como
espectadores asépticos, sino
como Cireneos que meten el
hombro para cargar la cruz. Ayú-
danos a librarnos del «riesgo de
dependencia de los medios de co-
municación digitales, que empo-
brece las relaciones humanas. La
Cuaresma es un tiempo propicio
para contrarrestar estas insidias
y cultivar, en cambio, una comu-
nicación humana más integral
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
(cf. ibíd., 43) hecha de «encuen-
tros reales» (ibíd., 50), cara a
cara» (MC 2022, 2c).
31) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
32) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Sexta estación: La Verónica
enjuga el rostro de Jesús
33) L11: Sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los
hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufri-
mientos, ante el cual se ocultaban
los rostros, despreciado y deses-
timado. Palabra de Dios (Is 53,
2-3).
Meditación
34) L12: Señor Jesús, cuenta
una tradición que una mujer, la
Verónica se acercó a Ti por volun-
tad propia, a diferencia del Cire-
neo que fue obligado a ayudarte.
35) El Papa nos señala que: «La
Cuaresma es un tiempo propicio
para buscar —y no evitar— a
4
quien está necesitado; para lla-
mar —y no ignorar— a quien
desea ser escuchado y recibir una
buena palabra; para visitar —y no
abandonar— a quien sufre la so-
ledad. Pongamos en práctica el
llamado a hacer el bien a todos,
tomándonos tiempo para amar a
los más pequeños e indefensos, a
los abandonados y despreciados,
a quienes son discriminados y
marginados (cf. Fratelli tutti,
193). (MC 2022, 2d).
Oración
36) L18: Señor, el rostro del
mundo está desfigurado, no se
percibe su belleza, queremos re-
construir este mundo que nos
duele. Ante tanto dolor, ante
tanta herida, la única salida es ser
buenos samaritanos. Ayúdanos a
rehacer nuestra comunidad
siendo hombres y mujeres que
hagan propia la fragilidad de los
demás, que no dejan que se erija
una sociedad de exclusión, sino
que se hagan prójimos y levanten
y rehabiliten al caído, para que el
bien sea común. Toca la mente y
el corazón de aquellas personas
que sólo se miran a sí mismas y
no se hacen cargo de las exigen-
cias ineludibles de la realidad hu-
mana (cf. FT 67)
37) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
38) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
 VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022

alcanzan de una vez para siem-

pre; han de ser conquistados
cada día» (ibíd., 11). Por tanto, pi-
damos a Dios la paciente cons-
tancia del agricultor (cf. St 5,7)
para no desistir en hacer el bien,
un paso tras otro. Quien caiga
tienda la mano al Padre, que
siempre nos vuelve a levantar.
Quien se encuentre perdido, en-
gañado por las seducciones del
maligno, que no tarde en volver a
Él, que «es rico en perdón» (Is
55,7).

Séptima estación: Jesús cae
por segunda vez
39) L13: Sin defensa, sin justi-
cia, se lo llevaron, ¿quién se preo-
cupará de su estirpe? Lo arranca-
ron de la tierra de los vivos, por
los pecados de mi pueblo lo hirie-
ron [...] El Señor quiso triturarlo
con el sufrimiento. Palabra de
Dios (Is 53, 8.10).
Meditación
40) L14: San Pablo decía a los fi-
lipenses que tú, Señor, te humi-
llaste hasta aceptar por obedien-
cia la muerte y muerte de cruz»
(cf. Flp 2,8). Tú NO nos redimiste
de manera mágica, ni desde
arriba y desde fuera, sino que te
involucraste y viviste como hijo
del Padre y hermano de nosotros
(cf. PGP 125). En tu vida creciste
en «sabiduría, en estatura y en
gracia, delante de Dios y de los
hombres» (Lc 2, 52). En esta se-
gunda caída no desististe, sino
que te levantaste y seguiste.
41) El Papa nos dice: La Cua-
resma nos recuerda cada año que
«el bien, como también el amor,
la justicia y la solidaridad, no se
Oración
42) T: Señor, muchas veces los
esposos, los padres, los jóvenes,
los católicos en general, abando-
namos nuestros proyectos en la
familia, en la comunidad parro-
quial y en la sociedad, olvidando
que somos los protagonistas, los
dueños de nuestra historia y
creadores proyectos que hay que
llevar adelante juntos. Ayúdanos
a mirar el futuro que hay que
construir día a día con la gracia
de tu Padre y, por eso mismo, no
exigir a los demás que sean per-
fectos. Ayúdanos a dejar a un
lado las ilusiones y aceptarlos
como son: inacabados, llamados
a crecer, en proceso. Líbranos de
la crítica constante para que asu-
mamos los proyectos a construir
juntos, con paciencia, compren-
sión, tolerancia y generosidad.
(cf. AL 218)
43) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
44) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Octava estación: Jesús en-
cuentra a las mujeres de
Jerusalén
45) L15: Lo seguía un gran gen-
tío del pueblo, y de mujeres que
se golpeaban el pecho y lanzaban
lamentos por él. Jesús se volvió
hacia ellas y les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloren por mí, llo-
ren por ustedes y por sus hijos,
porque miren que vienen días en
los que dirán: “Bienaventuradas
las estériles y los vientres que no
han dado a luz y los pechos que
no han criado”. Entonces empe-
zarán a decirles a los montes:
“Caigan sobre nosotros”, y a las
colinas: “Cúbrannos”; porque, si
esto hacen con el leño verde, ¿qué
harán con el seco?» Palabra del
Señor (Lc 23,27-31).
Meditación
46) L16: Señor, aquellas muje-
res lloraban por el daño que te
habían hecho, pero tú las hiciste
conscientes de que el mal que
permitimos les suceda a los de-
más, nos puede un día alcanzar
en nuestra persona o en nuestra
familia.

5

47) El Papa nos dice: No nos
cansemos de hacer el bien en la
caridad activa hacia el prójimo.
Durante esta Cuaresma practi-
quemos la limosna, dando con
alegría (cf. 2 Co 9,7). Dios, «quien
provee semilla al sembrador y
pan para comer» (2 Co 9,10), nos
proporciona a cada uno no sólo lo
que necesitamos para subsistir,
sino también para que podamos
ser generosos en el hacer el bien
a los demás. Si es verdad que toda
nuestra vida es un tiempo para
sembrar el bien, aprovechemos
especialmente esta Cuaresma
para cuidar a quienes tenemos
cerca, para hacernos prójimos de
aquellos hermanos y hermanas
que están heridos en el camino de
la vida (cf. Lc 10,25-37).
48) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
49) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Oración
50) T: Perdón, Señor, por tantos
de nosotros que solo nos importa
evitar problemas, que no nos in-
teresa si un ser humano se muere
por nuestra indiferencia. Líbra-
nos de caer es esa miseria. Danos
tu fuerza para que resurja nues-
tra vocación de ciudadanos del
propio país y del mundo entero,
constructores de un nuevo
vínculo social.
51) Danos tu Espíritu para que la
sociedad se encamine a la prose-
cución del bien común y, a partir
de esta finalidad, reconstruya
una y otra vez su orden político y
social, su tejido de relaciones, su
proyecto humano.
52) Ayúdanos a recordar que «la
existencia de cada uno de noso-
tros está ligada a la de los demás:
la vida no es tiempo que pasa,
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
sino tiempo de encuentro» (cf.
FT 65-66)
53) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
54) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Novena estación: Jesús cae
por tercera vez
55) L25: Pero él fue traspasado
por nuestras rebeliones, tritu-
rado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable cayó
sobre él, sus cicatrices nos cura-
ron. Todos errábamos como ove-
jas, cada uno siguiendo su ca-
mino; y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes. Pala-
bra de Dios (Is 53,5-6).
Meditación
56) L26: ¿Cargar con una cruz?
¿llevarla hasta el Calvario? Mu-
chos delincuentes antes de Jesús
lo habían logrado. ¿Cuál era la di-
ferencia? Que Jesús la llevó sobre
sus hombros por amor a Dios y
por amor a los humanos para
nuestra salvación.
57) El Papa nos dice: ¿Y la cose-
cha? ¿Acaso la siembra no se
6
hace toda con vistas a la cosecha?
Claro que sí. El vínculo estrecho
entre la siembra y la cosecha lo
corrobora el propio san Pablo
cuando afirma: «A sembrador
mezquino, cosecha mezquina; a
sembrador generoso, cosecha ge-
nerosa» (2 Co 9,6). Pero, ¿de qué
cosecha se trata? Un primer fruto
del bien que sembramos lo tene-
mos en nosotros mismos y en
nuestras relaciones cotidianas,
incluso en los más pequeños ges-
tos de bondad. En Dios no se
pierde ningún acto de amor, por
más pequeño que sea, no se
pierde ningún «cansancio gene-
roso» (cf. Evangelii gaudium,
279). Al igual que el árbol se co-
noce por sus frutos (cf. Mt
7,16.20), una vida llena de obras
buenas es luminosa (cf. Mt 5,14-
16) y lleva el perfume de Cristo al
mundo (cf. 2 Co 2,15). Servir a
Dios, liberados del pecado, hace
madurar frutos de santificación
para la salvación de todos (cf. Rm
6,22) (MC 2022, 1c).
Oración
58) L27: Señor, así como tú
sembraste el bien, que remos se-
guir sembrando para el bien de
los demás y así participemos en la
magnanimidad de Dios. No per-
mitas que olvidemos que «una
gran nobleza es ser capaz de
desatar procesos cuyos frutos se-
rán recogidos por otros, con la es-
peranza puesta en las fuerzas se-
cretas del bien que se siembra»
(Fratelli tutti, 196). Que apren-
damos de tu pasión y entrega que
sembrar el bien para los demás
nos libera de las estrechas lógicas
del beneficio personal y da a
nuestras acciones el amplio al-
cance de la gratuidad, introdu-
ciéndonos en el maravilloso hori-
zonte de los benévolos designios
de Dios. Amén (cf. MC 2022, 1d).

59) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
60) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Décima estación: Jesús es
despojado de las vestidu-
ras
61) L28: Los soldados, cuando
crucificaron a Jesús, cogieron su
ropa, haciendo cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la
túnica. Era una túnica sin cos-
tura, tejida toda de una pieza de
arriba abajo. Palabra del Señor
(Jn 19,23).
Meditación
62) L29: Aquella pobre túnica te
había quitado el frío y te había
defendido del sol abrasador del
desierto y la montaña. Pero no
sirvió de nada ante la violencia
homicida de los soldados. Ahora
se convertí en un botín repartido
de modo miserable. Pero no es la
ropa la que da dignidad o poder o
vigor, sino el Padre que nos re-
viste con santidad y justicia.
63) El Papa nos dice que «frente
a la amarga desilusión por tantos
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
sueños rotos, frente a la preocu-
pación por los retos que nos con-
ciernen, frente al desaliento por
la pobreza de nuestros medios,
tenemos la tentación de encerrar-
nos en el propio egoísmo indivi-
dualista y refugiarnos en la indi-
ferencia ante el sufrimiento de
los demás. Efectivamente, in-
cluso los mejores recursos son li-
mitados, «los jóvenes se cansan y
se fatigan, los muchachos tropie-
zan y caen» (Is 40,30). Sin em-
bargo, Dios «da fuerzas a quien
está cansado, acrecienta el vigor
del que está exhausto. […] Los
que esperan en el Señor renuevan
sus fuerzas, vuelan como las
águilas; corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan» (Is Undécima estación: Jesús es
40,29.31). (MC 2022, 2a)
clavado en la cruz
Oración
68) L31: Y cuando llegaron al lu-
64) L30: Señor, danos tu fuerza gar llamado «La Calavera», lo
para amar a nuestros enemigos, crucificaron allí, a él y a los mal-
hechores, uno a la derecha y otro
hacer el bien y prestar sin esperar
nada en cambio. Para que nues- a la izquierda. Jesús decía: «Pa-
tra recompensa sea grande y sea- dre, perdónalos, porque no saben
mos hijos del Altísimo, porque él lo que hacen». Palabra del Señor
(Lc 23,33-34).
es bueno con los desagradecidos
y los malos.
Meditación
65) Ayúdanos a ser misericor-
diosos, como el Padre es miseri- 69) L32: Señor Jesús, aquellos
cordioso. A no juzgar para que no soldados sabían lo que hacían,
ser juzgados; a no condenar para eran profesionales de la muerte:
no ser condenados; a perdonar te es estaban matando y tú pedías
para ser perdonados. A dar para perdón para ellos, seguías sem-
que nos devuelva Dios una buena brando el bien.
medida, apretada, sacudida y 70) En este tiempo de conver-
desbordante. Porque la medida sión, apoyándonos en la gracia de
con que nosotros midamos tam- Dios y en la comunión de la Igle-
bién se usará para nosotros. sia, no nos cansemos de sembrar
Amén. (cf. Lc 6,35-38) el bien. El ayuno prepara el te-
66) G: No nos cansemos de ha- rreno, la oración riega, la caridad
cer el bien, fecunda. Tenemos la certeza en la
67) T: Si no desfallecemos, cose- fe de que «si no desfallecemos, a
charemos los frutos a su tiempo. su tiempo cosecharemos» y de
G: Padre nuestro... que, con el don de la perseveran-
cia, alcanzaremos los bienes pro-
metidos (cf. Hb 10,36) para nues-
tra salvación y la de los demás (cf.
1 Tm 4,16). Practicando el amor
7

fraterno con todos nos unimos a
Cristo, que dio su vida por noso-
tros (cf. 2 Co 5,14-15), y empeza-
mos a saborear la alegría del
Reino de los cielos, cuando Dios
será «todo en todos» (1 Co 15,28)
(MC 2022, 3a).
Oración
71) L33: Enséñanos a perdonar
como Tú. Porque los que perdo-
nan de verdad no olvidan, sino
que renuncian a ser poseídos por
la misma fuerza destructiva que
los ha perjudicado. Danos tu
fuerza para romper el círculo vi-
cioso, frenar el avance de las fuer-
zas de la destrucción. Ayúdanos a
decidir no seguir inoculando en
la sociedad la energía de la ven-
ganza que tarde o temprano ter-
mina recayendo una vez más so-
bre nosotros mismos. Porque la
venganza nunca sacia verdadera-
mente la insatisfacción de las víc-
timas. Hay crímenes tan horren-
dos y crueles, que hacer sufrir a
quien los cometió no sirve para
sentir que se ha reparado el daño;
ni siquiera bastaría matar al cri-
minal, ni se podrían encontrar
torturas que se equiparen a lo
que pudo haber sufrido la víc-
tima. La venganza no resuelve
nada. Señor, queremos perdonar
como lo hiciste tú (FT 251).
72) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
73) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
Duodécima estación: Jesús
muere en la cruz
74) L34: 46 Hacia las tres de la
tarde, Jesús exclamó en alta voz:
«Elí, Elí, lemá sabactani», que
significa: «Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?».
47 Algunos de los que se encon-
traban allí, al oírlo, dijeron:
«Está llamando a Elías». 48 En
seguida, uno de ellos corrió a to-
mar una esponja, la empapó en
vinagre y, poniéndola en la punta
de una caña, le dio de beber. 49
Pero los otros le decían: «Espera,
veamos si Elías viene a salvarlo».
50 Entonces Jesús, clamando
otra vez con voz potente, entregó
su espíritu. Palabra del Señor
(Mt 27,46-50).
Meditación
75) L35: En medio de la agonía
Jesús oraba. Esa frase de Salmo
22 manifestaba toda la desola-
ción del Mesías, Hijo de Dios, que
está afrontando el drama de la
muerte. Las imágenes usadas en
ese salmo, describen a los agreso-
res como bestias feroces, “sirven
para decir que cuando el hombre
es un ser brutal que agrede a su
8
hermanos, algo animal lo posee,
parece perder su apariencia hu-
mana; la violencia tiene algo de
bestial y sólo la intervención sal-
vadora de Dios puede restituir la
humanidad al hombre.
76) No nos cansemos de orar.
Jesús nos ha enseñado que es ne-
cesario «orar siempre sin desani-
marse» (Lc 18,1). Necesitamos
orar porque necesitamos a Dios.
Pensar que nos bastamos a noso-
tros mismos es una ilusión peli-
grosa. Con la pandemia hemos
palpado nuestra fragilidad perso-
nal y social. Que la Cuaresma nos
permita ahora experimentar el
consuelo de la fe en Dios, sin el
cual no podemos tener estabili-
dad (cf. Is 7,9) (MC 2022, 2b).
Oración
77) L36: Dios nuestro, Trinidad
de amor, desde la fuerza comuni-
taria de tu intimidad divina de-
rrama en nosotros el río del amor
fraterno. Danos ese amor que se
reflejaba en los gestos de Jesús,
en su familia de Nazaret y en la
primera comunidad cristiana.
78) Concede a los cristianos que
vivamos el Evangelio y podamos
reconocer a Cristo en cada ser hu-
mano, para verlo crucificado en
las angustias de los abandonados
y olvidados de este mundo y resu-
citado en cada hermano que se le-
vanta (FT, Oración ecuménica)
79) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
80) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...

Decimotercera estación: Je-
sús es bajado de la cruz y
entregado a su Madre
81) L37: Después de esto, José
de Arimatea, que era discípulo de
Jesús, aunque oculto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato que le
dejara llevarse el cuerpo de Je-
sús. Y Pilato lo autorizó. Él fue
entonces y se llevó el cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que
había ido a verlo de noche, y trajo
unas cien libras de una mixtura
de mirra y áloe. Tomaron el
cuerpo de Jesús y lo envolvieron
en los lienzos con los aromas, se-
gún se acostumbra a enterrar en-
tre los judíos. Palabra del Señor
(Jn 19,38-40).
Meditación
82) L38: Como semilla que cae
en la tierra, así fuiste descendido
de la cruz, para ser luego llevado
a un sepulcro.
83) El Papa nos dice: La Palabra
de Dios ensancha y eleva aún más
nuestra mirada, nos anuncia que
la siega más verdadera es la esca-
tológica, la del último día, el día
sin ocaso. El fruto completo de
nuestra vida y nuestras acciones
es el «fruto para la vida eterna»
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
(Jn 4,36), que será nuestro «te-
soro en el cielo» (Lc 18,22; cf.
12,33). El propio Jesús usa la
imagen de la semilla que muere
al caer en la tierra y que da fruto
para expresar el misterio de su
muerte y resurrección (cf. Jn
12,24) (MC 2022, 1e).
Oración
84) L39: Señor, tu discípulo es-
cuchó en el cielo una voz que le
ordenaba desde el cielo: «Es-
cribe: ¡Felices los que mueren en
el Señor! Sí –dice el Espíritu– de
ahora en adelante, ellos pueden
descansar de sus fatigas, porque
sus obras los acompañan».
85) Así como tu vida fue gastada
para hacer el bien hasta el último
momento, que nosotros también
perseveremos en las buenas
obras, porque tú recompensarás
a cada uno conforme a sus obras:
vida eterna a los que por su per-
severancia en las buenas obras
buscan gloria, honra e incorrup-
ción (Rom 2,6-7).
86) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
87) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
9
Decimocuarta estación: Je-
sús es puesto en el sepul-
cro
88) L40: Había un huerto en el
sitio donde lo crucificaron, y en el
huerto, un sepulcro nuevo donde
nadie había sido enterrado toda-
vía. Y como para los judíos era el
día de la Preparación, y el sepul-
cro estaba cerca, pusieron allí a
Jesús. Palabra del Señor. (Jn
19,41-42).
Meditación
89) L42: Nunca superaremos el
bien que Dios hace a favor nues-
tro. Su hijo fue depositado en el
sepulcro pero después sería resu-
citado por su Padre.
90) Nosotros estamos confiados
en que el Señor nos dará dones
que nos hagan trascender nues-
tras limitaciones. Pablo decía:
«Se siembra lo corruptible y re-
sucita incorruptible; se siembra
lo deshonroso y resucita glorioso;
se siembra lo débil y resucita
lleno de fortaleza; en fin, se siem-
bra un cuerpo material y resucita
un cuerpo espiritual» (1 Co 15,42-
44). Esta esperanza es la gran luz
que Cristo resucitado trae al
mundo: «Si lo que esperamos de
Cristo se reduce sólo a esta vida,
somos los más desdichados de to-
dos los seres humanos.
Oración
91) L42: Señor, deseamos de
verdad un día escuchar tu voz di-
ciendo: "Vengan, benditos de mi
Padre, y reciban en herencia el
Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo, 35
porque tuve hambre, y ustedes
me dieron de comer; tuve sed, y
me dieron de beber; estaba de
paso, y me alojaron; 36 desnudo,
y me vistieron; enfermo, y me vi-
sitaron; preso, y me vinieron a

ver" (Mt 25,34-36). Señor, danos
perseverancia en el bien, para ser
admitidos en tu casa al final de
nuestros días.
92) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
93) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
Decimoquinta estación: la
tumba vacía
94) L43: El primer día de la se-
mana, al amanecer, las mujeres
fueron al sepulcro con los perfu-
mes que habían preparado. Ellas
encontraron removida la piedra
del sepulcro y entraron, pero no
hallaron el cuerpo del Señor Je-
sús. Mientras estaban desconcer-
tadas a causa de esto, se les apa-
recieron dos hombres con vesti-
duras deslumbrantes. Como las
mujeres, llenas de temor, no se
atrevían a levantar la vista del
suelo, ellos les preguntaron:
«¿Por qué buscan entre los muer-
tos al que está vivo? No está aquí,
VIACRUCIS: NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN 2022
ha resucitado. Palabra del Se-
ñor. (Lc 24,1-6).
Meditación
95) L44: El Papa nos dice: Lo
cierto es que Cristo ha resucitado
de entre los muertos como fruto
primero de los que murieron» (1
Co 15,19-20), para que aquellos
que están íntimamente unidos a
Él en el amor, en una muerte
como la suya (cf. Rm 6,5), este-
mos también unidos a su resu-
rrección para la vida eterna (cf.
Jn 5,29). «Entonces los justos
brillarán como el sol en el Reino
de su Padre» (Mt 13,43). (MC
2022, 1e)
Conclusión
96) G: En Cristo Crucificado-Re-
sucitado, el hombre queda incor-
porado a un dinamismo nuevo
que el mismo Jesús le comunica
y, desde su libertad restaurada,
puede participar en el proyecto
del Reino. Orientar su vida, su in-
teligencia y su voluntad hacia la
construcción de una sociedad
distinta, con criterios nuevos. La
Redención tiene que ver con una
nueva manera de relacionarse:
con uno mismo desde la con-
fianza y la obediencia al Padre,
mirando al pasado con gratitud y
el futuro con esperanza; con los
demás, en clave de fraternidad,
entrega, compasión y solidari-
dad; con la creación, con respeto
y responsabilidad, conservándola
y cultivándola.¡ (PGP 130)
97) G: No nos cansemos de ha-
cer el bien,
98) T: Si no desfallecemos, cose-
charemos los frutos a su tiempo.
G: Padre nuestro...
10