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Scheidel, W., “Slavery” en Scheidel, W. (ed.

), The Cambridge Companion to the Roman


Economy, Cambridge, 2012, pp. 89-113.

Walter Scheidel es Profesor Dickason en Humanidades y Profesor de Estudios


Clásicos e Historia en la Universidad de Stanford. Es autor y editor de numerosas
obras sobre el mundo antiguo, incluyendo la monumental The Cambridge Economic
History of the Greco-Roman World (con Ian Morris y Richard Saller, Cambridge,
2007). Su trabajo, que se ha enfocado en la historia económica y social del mundo
antiguo, en la historia demográfica y en la historia de los imperios, ha sido
ampliamente reconocido por sus renovadores enfoques cuantitativos y
comparativos, su alcance intercultural y su amplitud disciplinaria, abarcando las
ciencias sociales y las ciencias de la vida.

Traducción: Prof. Marcelo Perelman


Revisión Técnica: Dr. Octavio Colombo

LAESCLAVITUD

Walter Scheidel

Sobre la base de las instituciones griegas y helenísticas, la antigua Roma creó la


mayor sociedad esclavista de la historia. 1 Hay múltiples razones para definir al

1 Si el imperio romano tuvo varios millones de esclavos (véase más adelante, en la primera sección)
en veinte o más generaciones, un número de entre 100 y 200 millones de esclavos individuales debe
haber existido durante el período romano, dependiendo de los números generales y de la
incidencia de la manumisión. En comparación, el comercio trasatlántico de esclavos implicó a no
más de 10 millones de personas, y a pesar de que el total de la población esclava del Nuevo Mundo
hacia 1860 puede haberse aproximado brevemente a la del imperio romano, el sistema esclavista
subyacente fue menos longevo y en su mayor parte más modesto en escala. Esto no quiere decir que
la “esclavitud romana” deba ser vista como una institución única y uniforme: el imperio romano
englobaba un conglomerado (tal vez crecientemente interrelacionado) de “esclavitudes”.
Para estudios generalizados sobre la esclavitud romana, véase Bradley, K. R., Slavery and Society at
Rome, Cambridge, 1994 [Esclavitud y Sociedad en Roma, Barcelona, Península, 1999] y los capítulos 11-
24 de Bradley, K. y Cartledge, P. (eds.), The Cambridge World History of Slavery, 1: The Ancient

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Mediterranean World, Cambridge, 2011. Westermann,W. L., The Slave Systems of Greek and
RomanAntiquity, Filadelfia, 1955 es todavía útil como un estudio sobre la evidencia mientras que
Finley, M. I. Ancient Slavery and Modern Ideology, ed. B. D. Shaw, Princeton, 1998 (expandida de la
versión de Londres de 1980 [Esclavitud antigua e ideología moderna, Barcelona, Crítica, 1982])
Imperio Romano como una sociedad esclavista, principalmente en su centro, la
península itálica, pero también, en diferentes grados, en sus territorios
conquistados. Los esclavos, contados de a millones y ampliamente distribuidos,
constituían una parte en absoluto desdeñable del total de la población. En áreas
clave, los esclavos no estaban meramente presentes sino que conformaban lo que
se ha definido como un ‘modo de producción esclavista’, un modo que descansaba
tanto en un sistema integrado de esclavización, de comercio de esclavos y de
empleo de esclavos en la producción, como en una “sistemática subyugación de
esclavos al control de sus amos en el proceso de producción y reproducción”. 2 Más
importante todavía, Roma cuenta como una sociedad esclavista en términos de la
ubicación estructural de la esclavitud: grupos dominantes, una vez más
principalmente en el centro, dependían en grado significativo de la esclavitud para
la generación de un excedente y para el mantenimiento de su posición de
dominio.3 Dado que el rol de la esclavitud en el proceso productivo central

permanece como la discusión más incisiva de la naturaleza de la esclavitud grecorromana. Para la


esclavitud en la república romana, véase Hopkins, K., Conquerors and Slaves: Sociological Studies in
Roman History. Vol. 1, Cambridge, 1978 [Conquistadores y esclavos, Barcelona, Península, 1981], pp. 1-
115 y Dumont, J. C., Servus: Rome et l’esclavage sous la république, Roma, 1987; para el imperio
romano tardío, véase Harper, K., Slavery in the Late Roman World, AD 275–425, Cambridge, 2011.
Bellen, H. and Heinen, H. (eds.), Bibliographie zur antiken Sklaverei, 2 vols., Stuttgart, 2003 provee la
bibliografía más abarcadora. Para un contexto histórico mundial, véase Patterson, O., Slavery and
Social Death: A Comparative Study, Cambridge MA, 1982; Finkelman, P. y Miller, J. C. (eds.),
Macmillan Encyclopedia of World Slavery, 2 vols., Nueva York, 1998; Turley, D., Slavery, Oxford, 2000;
Flaig, E., Weltgeschichte der Sklaverei, Munich, 2009.
Le debo las gracias a Keith Bradley, Kyle Harper, Marc Kleijwegt, Elio Lo Cascio y Henrik
Mouritsen por los comentarios sobre este capítulo y/o por compartir trabajo inédito conmigo.
2 Véase Lovejoy, P. E., Transformations in Slavery: A History of Slavery in Africa, 2da.edn., Cambridge,

2000, p. 10 para lo primero y Wickham, C., Land and Power: Studies in Italian and European Social
History, 400–1200, Londres, 1994, p. 85; Wickham, Ch. Framing the Early Middle Ages: Europe and the
Mediterranean, 400–800, Oxford, 2005 [Una nueva historia de la Alta Edad Media. Europa y el
Mediterráneo, 400-800, Barcelona, Crítica, 2008], pp. 260-262 para lo segundo.
3 Para el concepto de “sociedad esclavista”, véase diversamente Hopkins, K., Conquerors and Slaves,

pp. 99-102; Finley, M. I. Ancient Slavery and Modern Ideology, pp. 147-150, p. 274 (publicado
originalmente en 1978 y 1982); Patterson, O., Slavery and Social Death, p. 353 (para la noción
equivalente de “sistema esclavista a larga escala”); Oakes, J., Slavery and Freedom: An Interpretation of
the Old South, Nueva York, 1990, pp. 36-39; Bradley, K. R., Slavery and Society at Rome, pp. 12-14;
Turley, D., Slavery, pp. 4-5, pp. 62-63, pp. 76-100; y véase también Ste Croix, G. E. M. de, The Class

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Struggle in the Ancient World from the Archaic Age to the Arab Conquests, Londres, 1981, p. 509 [La
lucha de clases en el mundo griego antiguo, Barcelona, Crítica, 1988]. Uso los términos “sociedad” y
“economía” en un sentido genérico, sin intención de suponer una unidad o unos altos niveles de
integración.
convirtió a Roma en una ‘economía esclavista’, y también que la amplia
dominación de esclavos como una relación social primaria la hizo una ‘sociedad
esclavista’, estos dos términos pueden intercambiarse, especialmente en aquellos
estratos donde los esclavos y los ex-esclavos rodeaban a dueños y patrones, y
mediaban su interacción con la población nacida libre. En resumen, Roma era una
‘sociedad esclavista’ en la medida en que sin la esclavitud se hubiese visto
profundamente distinta.4

A tono con el tema de esta compilación, este capítulo aborda la dimensión


económica de la esclavitud romana. 5 Se enfoca sobre las tres principales cuestiones
del ‘qué’, el ‘por qué’ y el ‘cómo’. ¿Qué características tenía la economía esclavista
romana (qué hacían los esclavos, en dónde y para quién)? ¿Cuántos eran y de
dónde provenían? ¿Cómo se puede comparar la esclavitud romana con otros
grandes sistemas esclavistas de la historia mundial? ¿Por qué los romanos
emplearon el trabajo esclavo de la forma en que lo hicieron? ¿Cómo se desarrolló el
sistema esclavista romano en el tiempo? El objetivo general es constatar la
importancia económica y las consecuencias de la esclavitud romana, y su
contribución a la formación de la economía romana como un sistema imperial
distintivo de dominación, producción e intercambio.

La esclavitud en el imperio romano

A lo largo de los siglos que han producido la mayor evidencia, desde finales de la
República hasta la antigüedad tardía, la esclavitud se encuentra ampliamente
documentada. Esta documentación transmite principalmente una noción de la
importancia y la ubicuidad de la esclavitud, pero sin la posibilidad de poder

4 Oakes, J., Slavery and Freedom, pp. 37-38 introduce el útil criterio de desenlaces contrafácticos. En
este sentido, la antigua Roma fue mucho más una sociedad esclavista que la mayoría de las otras
sociedades en la historia, aunque marcadamente menos que los sistemas esclavistas del Nuevo
Mundo, que simplemente no hubieran existido en ninguna forma remotamente comparable sin la
esclavitud. Esto sugiere que la noción de un espectro es más apropiada que la usualmente
invocada, y engañosamente ordenada, dicotomía entre “sociedades con esclavos” y “sociedades

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esclavistas”.
5 Por esta razón, a pesar de que la primera cualidad, y universal, de la esclavitud es la de ser un

sistema de dominación (Patterson, O., Slavery and Social Death, pp. 1-101, esp. p. 13), es tratada aquí
en primera instancia como un sistema de trabajo (cf. Lovejoy, P. E., Transformations in Slavery, p. 5).
cuantificar su escala y su contribución: es mucho más fácil establecer la presencia
de esclavos en el registro, o encontrar impresiones que consideren su presencia
como algo generalizado, que mensurar sus números, sus orígenes, y su
distribución espacial y ocupacional. Por esta razón, cualquier valoración de la
importancia total de la esclavitud romana está destinada a permanecer
inconfortablemente vaga, al menos para los estándares del estudio de las
sociedades esclavistas modernas.

La información relevante proviene de una múltiple variedad de fuentes, tales como


relatos literarios, fuentes legales, inscripciones, papiros y (aunque a menudo de
forma más tenue) del registro material. 6 Un sesgo de clase permea muchas de estas
fuentes: la literatura fue escrita por y para las elites, la ley estaba moldeada según
sus necesidades y las inscripciones que registran la existencia de esclavos y libertos
frecuentemente provenían de redes sociales de la clase propietaria. En cierto
sentido, éste no es un problema serio: la evidencia del interés de la elite en el
desarrollo de la esclavitud es fundamental para establecer el lugar estructural de la
esclavitud romana. Al mismo tiempo, la naturaleza de la evidencia, con
relativamente pocas excepciones, vuelve más difícil responder a interrogantes
sobre la difusión de la esclavitud dentro de grupos no necesariamente
pertenecientes a la elite y en regiones más periféricas. Algunas referencias
ocasionales ofrecen ciertos atisbos de un mundo que podría haber estado
completamente permeado por la institución de la esclavitud: en el año 214 a. C.
podía esperarse que el ciudadano romano de media tuviera esclavos; en los
registros censitarios preservados del Egipto romano durante los primeros siglos d.
C. alrededor del 13% de las unidades domésticas adecuadamente documentadas
poseían esclavos; y las fuentes literarias repetidamente retratan la posesión de
esclavos como un rasgo generalizado más allá del círculo de la elite.7

6 “Romano” es una definición muy general, con énfasis en Italia y en la sociedad ciudadana, pero
que abarca todas las áreas bajo dominio romano. Manteniendo la perspectiva general de este
volumen, me enfoco en las propiedades económicas del sistema imperial (véase Capítulo 1).
7 Rosenstein, N., “Aristocrats and agriculture in the Middle and Late Republic,” Journal of Roman

Studies, 98, 2008, pp. 5-7 sobre Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación, 24.11.7-8 (214 a. C.);

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Bagnall, R. S. y Frier, B. W., The Demography of Roman Egypt, Cambridge, 1994 (edición expandida
2006), p. 70 con Bagnall, R. S., Frier, B. W., y Rutherford, I. C., The Census Register P.Oxy. 984: The
Reverse of Pindar’s Paeans, Bruselas, 1997, p.98 (31 de 234 unidades domésticas, pero el registro está
sesgado en favor de escenarios urbanos con alta cantidad de esclavos). Harper, K., Slavery in the Late
Los esclavos eran utilizados en una enorme variedad de actividades, como
administradores de propiedades, braceros en el campo, pastores, cazadores,
sirvientes domésticos, artesanos, obreros de la construcción, comerciantes
minoristas, mineros, secretarios, maestros, doctores, parteras, nodrizas,
trabajadores textiles, alfareros y animadores. Además del empleo en el sector
privado, trabajaban en la administración pública y cumplían tareas de apoyo en el
ejército. Podían ser propiedad tanto de individuos privados como del estado, de
comunidades, de templos o de asociaciones. En calidad de servi vicarii, los esclavos
estaban a disposición de otros esclavos. Sus responsabilidades iban desde las
tareas más básicas de un lacayo o de un cargador de agua hasta los más complejos
deberes de un administrador o de un gerente de negocios. Los esclavos podían
estar encadenados u ocupar posiciones de confianza, residir en la casa de sus
dueños, ser colocados como aprendices o alquilar una casa. Estaban presentes en
todas las partes del Imperio. Los esclavos manumitidos eran utilizados en un
rango similar de ocupaciones, y además podían alcanzar los escalones más altos de
la administración pública y privada. 8

Como se ha dicho anteriormente, es difícil traducir esta poderosa impresión de


ubicuidad en una constatación demográfica. Las fuentes romanas no reportan el
número de esclavos de ninguna comunidad en particular, mucho menos de
regiones enteras o del Imperio en su totalidad. La única excepción evidente, la
afirmación casual de Galeno de que su ciudad de residencia, Pérgamo, en el Asia

Roman World, pp. 38-60 reúne una docena de referencias romano tardías que sugieren una posesión
extendida de esclavos.
8 Bradley, K. R., Slavery and Society at Rome, pp. 57-80 y Bodel, J., “Slave labour and Roman society”,

en Bradley, K. y Cartledge, P. (eds.), The Cambridge World History of Slavery, pp. 311–36 son las
discusiones más accesibles sobre el trabajo esclavo romano. Esclavos públicos: Weaver, P. R. C.,
Familia Caesaris: A Social Study of the Emperor’s Freedmen and Slaves, Cambridge, 1972 (estado); Weiss,
A., Sklave der Stadt: Untersuchungen zur öffentlichen Sklaverei in den Städten des Römischen Reiches,
Stuttgart, 2004 (ciudades). Vicarii: Reduzzi Merola, F., “Servo Parere”: studi sulla condizione giuridica
degli schiavi vicari e dei sottoposti a schiavi nelle esperienze greca e romana, Camerino, 1990. Esclavos en
el sector militar: Welwei, K.-W., Unfreie im antiken Kriegsdienst, DritterTeil: Rom, Stuttgart, 1988.
Staerman, E. y Trofimova, M., La schiavitùnell’Italiaimperiale, Roma, 1975 [La esclavitud en la Italia
Imperial, Madrid, Akal, 1979]; Staerman, E. M., Smirin, V. M., Belova, N. N., y Kolosovskaja, J. K.,
Die Sklaverei in den westlichenProvinzen des römischenReichesim 1.-3. Jahrhundert,Stuttgart, 1987;

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Marinovic, L. P., Golubcova, E. S., Sifman, I. S., y Pavlovskaja, A. I., Die Sklaverei in den östlichen
Provinzen des römischen Reiches im 1.-3. Jahrhundert, Stuttgart, 1992 provee estudios geográficos de la
evidencia. Hezser, C., Jewish Slavery in Antiquity, Oxford, 2005 sobre la esclavitud entre los antiguos
judíos, también cubre el período romano. Para libertos, véase más adelante.
menor, estaba habitada por 40.000 ciudadanos (adultos hombres) y 80.000 ‘esposas
y esclavos’, nos hace preguntar cuántos niños cabrían en ese esquema. Una serie de
textos refieren a la propiedad a gran escala de esclavos en Italia y las provincias:
4.116 esclavos legados por un liberto enriquecido; 400 esclavos en la casa de un
aristócrata romano, como otro tanto en la de un terrateniente del norte de África;
2.000 esclavos poseídos por un pretendiente; legislación imperial dirigida a
propietarios de más de 500 esclavos; más de 500 esclavos reparando edificios en la
ciudad de Roma y 700 esclavos encargados del mantenimiento de sus acueductos;
más de 152 esclavos propiedad de un solo terrateniente en una pequeña isla del
Egeo; 107 esclavos públicos apropiados de una ciudad de Anatolia; 1.000 o 2.000
esclavos atribuidos a cada uno de los ciudadanos más ricos de Antioquía, Siria;
3.000 y 6.000 esclavos en propiedad de dos templos de Capadocia; y 2.400 o más
esclavos rurales manumitidos por una aristócrata en época romana tardía.9
Aunque algunas de estas figuras puedan muy bien reflejar una estilización
retórica o una hipérbole, son probablemente tan solo la punta del iceberg.

De todas maneras, algunos números aislados no brindan fácilmente un soporte


para amplias generalizaciones. Las estimaciones modernas del número total de
esclavos están lógicamente relacionadas con nuestros supuestos sobre la presencia
de esclavos en diferentes actividades, mientras que esto último es también una
función de lo primero: estamos tratando con una ecuación repleta de incógnitas
que se alimentan mutuamente. Todo lo quepodemos afirmar positivamente son
corolarios lógicos: si los esclavos eran numerosos, la esclavitud debía estar
ampliamente difundida, limitándose no solo al opulento escenario urbano sino
también extendiéndose a la población en general y/o al escenario rural –lo cual es
otra manera de decir que, para que los esclavos hayan jugado un importante rol en
la agricultura, tendría que haber habido una gran cantidad de ellos.

9 Galeno 5.49 (edición de Kühn); Plinio el Viejo, Historia Natural, 33.135; Tácito, Anales, 14.43;
Apuleyo, Apología, 93; Historia augusta: Firmus, 12.2; Gayo, Instituciones, 1.43 (cf. ILS 2927); Plutarco,
Vidas paralelas: Craso, 2; Frontino, Los acueductos de Roma, 116; Harper, K., “The Greek census
inscriptions of late antiquity”, Journal of Roman Studies,98, 2008, pp. 83–119, esp. p. 107 (Tera); IGRR

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4.914; Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, 63.4 (PG 58.608); Estrabón, Geografía,
12.2.3 y 6; Vita Melaniae (L), 18.3 Cf. también Ateneo, Banquete de los eruditos, 272e y, tal vez, Flavio
Josefo, Antigüedades judías, 13.359. Para referencias de grandes pero inespecíficos números de
esclavos, véase Harper, K., Slavery in the Late Roman World, p. 46, p. 52.
La única estadística certera que tenemos proviene de las declaraciones de censos
del Egipto romano en los primeros tres siglos d. C. Cerca del 15% de los residentes
urbanos y más del 8% de los aldeanos, mayoritariamente en el Egipto medio, eran
esclavos, pero solo el 7% de los residentes de una ciudad en el alto Egipto lo eran.
Esto apunta a variaciones significativas incluso dentro una región supuestamente
bastante homogénea, y es probable que hubiera altos índices de propiedad de
esclavos en Alejandría, aunque no esté atestiguado. 10 La evidencia es consistente
con una estimación aproximada de que entre el 5 y el 10% de la población del
Egipto romano estaba compuesta por esclavos. 11 Una evidencia mucho más
fragmentada y limitada del siglo IV d. C.de inscripciones de censos de la zona del
mar Egeo apuntan a una significativa presencia de esclavos en propiedades
rurales, pero no permite hacer mayores generalizaciones. 12

El interés moderno se ha centrado tradicionalmente en Italia, que era


probablemente la parte más rica del Imperio en posesión de esclavos. Dado que
afirmaciones generales sobre números totales son de poco valor, la única forma
prometedora, incluso remota, de obtener una medida total de la población esclava
de Italia es mediante la estimación probable de demanda de trabajo esclavo.13 Este
enfoque, en lo que tiene de valioso, funciona mejor para la esclavitud rural, un área
en la cual el número de esclavos pueden estar más seguramente ligados a los
requerimientos del trabajo. Las estimaciones de la esclavitud rural son altamente
dependientes de nuestros supuestos sobre la participación de los esclavos en la
producción de grano, que van desde un cuarto de millón de esclavos (baja
participación) hasta tal vez tres veces ese número (alta participación). La escala de
la esclavitud urbana es incluso más difícil de estimar porque resulta muy difícil
calcular la demanda de servicios. Un rango propuesto desde medio millón a un

10 Bagnall, R. S., Frier, B. W., y Rutherford, I. C., The Census Register P.Oxy. 984, p. 98. Para
Alejandría, véase esp. P.Oxy, 44.3197. Biezunska-Malowist, I., L’esclavage dans l’Égypte gréco-romaine
II: Période romaine, Wroclaw, 1977 analiza la esclavitud en el Egipto romano.
11Scheidel, W., “The Roman slave supply” en Bradley, K. y Cartledge, P. (eds.), The Cambridge World

History of Slavery, pp. 287–310 para el proceso computacional, suponiendo una tasa de referencia del
7%.
12 Harper, K., “The Greek census inscriptions of late antiquity”, pp. 101-104 (sobre Trales, Lesbos y

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Tera).
13 Scheidel, W., “Human mobility in Roman Italy, II: the slave population” Journal of Roman Studies

95, pp. 64–79, 2005, pp. 64-66 rechazando Brunt, P. A. Italian Manpower 225 B.C. – A.D. 14, Rev. edn.
Oxford, 1987, pp. 124-125 y anteriores estimaciones.
millón de esclavos urbanos refleja estas incertidumbres.14 Es bastante probable,
aunque bajo ningún punto seguro, que la esclavitud fuese, en términos numéricos,
un fenómeno predominantemente urbano: un recuento epigráfico de Herculano
hace difícil no concluir que una gran parte, sino la mayoría, de sus habitantes eran
esclavos o antiguos esclavos, una observación que indica el potencial de los niveles
extraordinariamente altos de posesión de esclavos en el mismo centro del sistema
imperial.15

Para complicar más las cosas, al tener en cuenta la incertidumbre acerca del
tamaño de la población libre de la Italia romana, se hace difícil traducir cualquier
estimación del número total de esclavos en una proporción: de uno a un millón y
medio de esclavos puede representar entre el 15 o el 25% de la población de la
Italia imperial, y esta proporción debía ser tal vez más alta en el centro-oeste de
Italia. La información empírica del volumen de la población imperial, que
alrededor del 80% se encontraría fuera de Italia y Egipto, es inexistente e incluso
las conjeturas que puedan hacerse son bastante aventuradas. Una reconstrucción
especulativa en base a las estimaciones de Italia y Egipto sugiere una proporción
de esclavos del total de la población imperial de alrededor del 10%, una cifra que
sería conveniente tomar como un parámetro de magnitudes, en el sentido de que
un número más bajo (menor al 5%) o más alto (más del 20%) sería muy difícil de
sostener.16

14 Scheidel, W., “Human mobility in RomanItaly, II: the slave population”, pp. 66-71, para un total
de entre 1 y 1,5 millones de esclavos en Italia. Véase también De Ligt, L., “Poverty and
demography: the case of the Gracchan land reforms”, Mnemosyne, 57, 2004, pp. 725–757 esp. 745-747
para números más bajos de los anteriormente presumidos. Jongman, W., “Slavery and the growth
of Rome: the transformation of Italy in the second and first centuries bce” en Edwards, C. and
Woolf, G. (eds.), Rome the Cosmopolis, Cambridge, 2003, pp. 100–22, esp. pp. 113-116 enfatiza los
límites del empleo de esclavos en la agricultura italiana, pero véase ahora Harper, K., Slavery in the
Late Roman World, pp. 144-200 sobre la esclavitud agrícola en general. Que el cultivo de trigo por
esclavos fuera posible en principio (Spurr, M. S., Arable Cultivation in Roman Italy c.200 B.C.-
c.A.D.100, Londres, 1986; Scheidel, W., “Grain cultivation in the villa economy of Roman Italy,” en
Carlsen, J., Ørsted, P., y Skydsgaard, J.-E. (eds.), Landuse in the Roman Empire, Roma, 1994, pp. 159–
66.) no nos dice si era algo común.

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15 CIL 10.1403, con Mouritsen, H., “CIL X 1403: the album from Herculaneum and the nomenclature

of the Latini Iuniani,” Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 161, 2007, pp. 288–90.
16 Scheidel, W., “The Roman slave supply”, para una estimación de entre el 7 y el 13%. Harper, K.,

Slavery in the Late Roman World, p. 59 propone un total similar.


Las estimaciones del número de esclavos están lógicamente conectadas a aquellas
sobre el abastecimiento de esclavos y sobre la incidencia de la manumisión. Ambas
cuestiones están bien documentadas en términos cualitativos pero son usualmente
imposibles de medir empíricamente. Los textos antiguos mencionan varias fuentes
de esclavos, desde la captura en la guerra y el secuestro por piratas o bandidos
hasta la esclavitud penal, la esclavización de niños abandonados o vendidos, la
auto-venta como esclavo, la importación desde zonas foráneas y el nacimiento de
niños de mujeres esclavas. La historiografía romana enfatiza la captura violenta,
especialmente durante el período republicano: del año 297 al 167 a. C. solamente,
se dice que alrededor de 700.000 personas fueron esclavizadas en campañas
militares, un cálculo que no presupone de ser completo, y millones de esclavos
fueron supuestamente capturados en guerras posteriores. Otros tipos de capturas e
importaciones habrían aumentado esos númerostotales.17

Mientras la captura fue un medio importante para la formación de una gran


cantidad de población esclava en la Italia romana y en Sicilia, la reproducción
natural tuvo probablemente siempre una importancia considerable, y
eventualmente se volvería la fuente principal de obtención de nuevos esclavos.
Esta observación no puede ser derivada directamente de las fuentes antiguas, que
si bien mencionan esclavos nacidos en casa (vernae u oikogeneis), no permiten
normalmente hacer ninguna cuantificación. Bajo la ley romana, los hijos de una
mujer esclava heredaban el estatus de su madre. La tasa de reproducción natural
de la población esclava es una función de la proporción entre la población servil
masculina y la femenina, de la formación de familias (de hecho, si no formal) y de
las tasas de manumisión, ninguna de las cuales están adecuadamente
documentadas. Aunque parezca que estas múltiples incertidumbres obstruyan

17Para discusiones sobre las fuentes de aprovisionamiento de esclavos romanos, véase Bradley, K.
R., “On the Roman slave supply and slave breeding,” en Finley, M. I., (ed.), Classical Slavery,
Londres, 1987, pp..42–64; Bradley, K. R., Slavery and Society at Rome, pp. 31-56; Scheidel, W., “The
Roman slave supply”, Harper, K., Slavery in the Late Roman World, pp. 67-99. Listas de
esclavizaciones: Scheidel, W., “The Roman slave supply”, pp. 294-296. Comercio de esclavos: Boese,
W. E., “A study of the slave trade and the sources of slaves in the Roman Republic and the Early
Roman Empire”, Disertación, Universidad de Washington, 1973; Harris, W. V. “Towards a study of

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the Roman slave trade,” en J. H. D’Arms y E. C. Kopff (eds.), The Seaborne Commerce of Ancient Rome:
Studies in Archaeology and History, Roma, pp. 117–40, 1980; Harris, W. V., “Demography, geography
and the sources of Roman slaves”, Journal of Roman Studies, 89, 1999, pp. 62–75; Bodel, J., “Caveat
emptor: towards a study of Roman slave traders,” Journal of Roman Archaeology, 18, 2005, pp. 181–95.
cualquier estimación de la contribución relativa de la reproducción natural al
abastecimiento romano de esclavos, hay pocas dudas acerca de su importancia
general. Debido al amplio tamaño de la población imperial esclava, contadas de a
millones, otras fuentes aparte de la reproducción natural podrían haber sido
demográficamente insuficientes para mantener este sistema durante siglos.
Afirmaciones en sentido contrario inevitablemente implicarían proporciones
inverosímiles de capturas bélicas o de esclavización de niños. Además, la captura
por guerra debía probablemente producir una superabundancia de esclavas
mujeres, facilitando de este modo una temprana reproducción natural, y los datos
comparativos muestran que el desbalance en la proporción servil de sexos tiende,
en cualquier caso, a igualarse en el tiempo. La investigación académica reciente ha
enfatizado la contribución económica de las mujeres y de los niños esclavos.18

La poca evidencia empírica que existe permite sostener esta afirmación. La


proporción servil de sexos registrada en los números de los censos del Egipto
romano está bastante balanceada arriba de los treinta años, cuando las diferentes
prácticas de manumisión parecen haber liberado a los hombres, pero retenido a las
mujeres en edad fértil; los niños esclavos eran comunes. Impresiones similares
pueden obtenerse de las inscripciones censales de la isla Tera del Egeo (actual
Santorini). El hecho de que en el Edicto de precios de Diocleciano del año 301 d. C.
las esclavas alcancen su máximo valor en su adolescencia, es consistente con la
importancia de su capacidad reproductiva. Los posibles contraejemplos son a lo
sumo ambiguos. Si pudiera constatarse que la sobrerrepresentación de varones en
el registro de esqueletos de Herculano refleja la estructura de la población local de

18Para argumentos de apoyo, véase Scheidel, W., “Quantifying the sources of slaves in the early
Roman empire”, Journal of Roman Studies 87, 1997, pp. 156–69; Scheidel, W., “Human mobility in
Roman Italy, II: the slave population” (contra Harris, W. V., “Demography, geography and the
sources of Roman slaves”); Scheidel, W., “The Roman slave supply”; y cf. McKeown, N., The
Invention of Ancient Slavery?, Londres, 2007, pp. 124-140 sobre el debate. Vernae: Herrmann-Otto, E.,
Ex ancilla natus: Untersuchungen zu den “hausgeborenen” Sklaven und Sklavinnen im Westen des
römischen Kaiserreiches, Stuttgart, p. 1994. Roth, U., Thinking Tools: Agricultural Slavery between
Evidence and Models, Londres, 2007 y Laes, C., “Child slaves at work in Roman antiquity,” Ancient
Society, 38, 2008, pp. 235–83 enfatizan el trabajo de mujeres y niños esclavos; y nótese también el
antiguamente atractivo argumento de que el trabajo femenino habría aumentado en gran medida la

CEFyL
rentabilidad de las villae agrícolas romanas. A su vez, el trabajo esclavo reflejaba normas de género:
Saller, R. P. “Women, slaves, and the economy of the Roman household” en D. L. Balch y C. Osiek.
(eds.), Early Christian Families in Context: An Interdisciplinary Dialogue, Grand Rapids MI, 2003, pp.
185–204.
esclavos y libertos, deberíamos conjeturar que este particular entorno no generaba
adecuadas proporciones para la reproducción natural. La adquisición de esclavos
altamente especializados por las grandes casas de la elite puede haber inclinado la
proporción sexual en favor de los varones. De todas formas, una alta proporción
sexual (es decir, muchos más varones) de los esclavos y libertos en partes de
epitafios como los columbaria de las casas aristocráticas puede ser, aunque en una
medida desconocida, meramente una consecuencia de prácticas conmemorativas
que perjudicaban a las mujeres. 19

Las proporciones de la manumisión son ampliamente desconocidas. La


preeminencia de libertos en la epigrafía funeraria italiana ha sido
convincentemente atribuida al “hábito epigráfico”, representado por el
inusualmente fuerte deseo de este grupo por una forma particular de
conmemoración. La preferencia cultural por especificar la edad de muerte de
aquellos que murieron jóvenes puede ser bien la causa de que la mayoría de los
libertos conocidos en Roma y en Italia hayan fallecido antes de los treinta años. 20

La mejor evidencia de la frecuencia de la manumisión en la Italia romana está


proporcionada por las listas epigráficas que enumeran los miembros de las
asociaciones (collegia) u otras entidades, y por las tablas de cera en las que constan
acuerdos de negocios que sobrevivieron en Pompeya y en Herculano: los libertos
están fuertemente representados en estos documentos.21 Como ya se dijo, una

19 Scheidel, W., “Quantifying the sources of slaves in the early Roman empire”, pp. 160-163 (Egipto);
Harper, K., “The Greek census inscriptions of late antiquity”, pp. 160-169 (Tera); Edicto de precios
de Diocleciano ∫ 29 con Scheidel, W., “Reflections on the differential valuation of slaves in
Diocletian’s price edict and in the United States”, Münstersche Beiträge zur Antiken Handelsgeschichte,
15, pp. 67–79, esp. pp. 72-73; Camodeca, G., “La popolazione degli ultimi decenni di Ercolano,” en
Ercolano: Tre Secoli di Scoperte, Nápoles, 2008, pp. 86–103 con Capasso, L., I fuggiaschi di ercolano:
paleobiologia delle vittime dell’eruzione vesuviana del 79 d.C, Roma, 2001, pp. 956-971 (Herculaneum);
Scheidel, W., “Human mobility in Roman Italy, II: the slave population”, p. 73 y Mouritsen, H., The
Freedman in the Roman World, Cambridge, 2001, p. 191 (inscripciones). Los nichos funerarios en
columbaria no estaban usualmente señalados. Saller, R. P. “Women, slaves, and the economy of the
Roman household”, p. 203. Se estima que habría sido rentable criar como esclavos a niños
abandonados.
20 Véase Mouritsen, H., “Freedmen and decurions: epitaphs and social history in imperial Italy,”

Journal of Roman Studies, 95, 2005, pp. 38–63 y Mouritsen, H., The Freedman in the Roman World, pp.

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120-141, enterrando finalmente la noción de una frecuente y temprana manumisión (urbana)
propuesta por Alföldy, G., Die römische Gesellschaft: Ausgewählte Beiträge, Stuttgart, 1986, pp. 286-
311.
21 Mouritsen, H., The Freedman in the Roman World, pp. 206-247.
frecuente manumisión de varones se deduce de los números del censo egipcio.
Otras fuentes refieren a jóvenes como también a viejos esclavos pero no son útiles
para la cuantificación.22 No resulta claro si la concentración de referencias a libertos
en asentamientos urbanos refleja un desbalance cierto entre ciudad y campo. 23

Si millones de esclavos vivían en el imperio romano, como así parece, muchos


debían descender de esclavos porque las fuentes alternativas de abastecimiento no
debían de ser suficientes para sostener a todo el sistema. Si muchos esclavos
descendían de esclavos, la manumisión no debía ser muy común en la mayoría de
las épocas, porque hubiera simultáneamente incrementado la demanda por
reemplazantes e interferido con el abastecimiento. En el análisis final, por lo tanto,
las cuatro variables del número de esclavos, la penetración social de la esclavitud,
la reproducción servil natural y las proporciones de manumisión están
inextricablemente unidas, y ninguna de ellas puede ser considerada aisladamente:
especulaciones sobre cualquiera de estos ítems inevitablemente supone
especulaciones sobre los demás. Mientras que una apreciación sobre estos nexos no
revela las condiciones reales, resulta útil contener nuestra imaginación limitando
nuestras elecciones a escenarios particulares: una menor población esclava con una
penetración social concomitantemente reducida sería compatible con una mayor
importancia de las variadas formas de captura y manumisión habitual, mientras
que una mayor población esclava requiere una mayor proporción de reproducción
natural y menores niveles de manumisión. Más allá de nuestras sospechas y

22 Esclavos viejos: Wiedemann, T. E. J., “Servi senes: the role of old slaves at Rome”, Polis, 8, 1996,
pp. 275–93. Restricciones sobre la manumisión: Wiedemann, T. E. J., “The regularity of
manumission at Rome”, Classical Quarterly, 35, 1985, pp. 162–75.
23 La poca frecuencia de la manumisión rural es a menudo asumida pero difícil de sustentar: el

registro epigráfico revela mayormente una ausencia de evidencia (pero véase ahora Harper, K.,
“The Greek census inscriptions of late antiquity”, pp. 115-116 para alguna evidencia epigráfica
indirecta). El relativo descuido de la manumisión de parte de los agrónomos romanos y la
preponderancia de las tareas que demandan mayor esfuerzo físico en el campo (véase más
adelante, en la segunda sección) soportan la visión tradicional; parece incluso que los

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administradores rurales rara vez eran manumitidos (Carlsen, J., Vilici and Roman Estate Managers
until AD 284, Roma, 1995). Por varias razones, como las habilidades, la proximidad a los
propietarios y las oportunidades de empleo para ex esclavos, la esclavitud urbana bien puede haber
sido más conducente a la manumisión.
preferencias, el debate necesariamente debe reconocer esta matriz a la hora de
retener una medida de respetabilidad intelectual. 24

La preponderancia de la evidencia favorece la noción de un sistema esclavista


imperial romano que era suficientemente grande en escala como para que la
reproducción natural haya sido el medio más importante de mantenimiento, y
para que las manumisiones hayan sido bastante limitadas. De la misma forma, los
altos precios de los esclavos son una evidencia en contra de la suposición de una
manumisión indiscriminada (véase abajo, siguiente sección). De nuevo, entonces,
la variación regional puede haber sido significativa, y un amplio rango de fuentes
de abastecimiento deberían haber sido necesarias para mantener el sistema una vez
hubiese llegado a su cima, mitigando déficits originados por una desbalanceada
proporción local de sexos, manumisiones, huídas, y bajas por cuestiones sanitarias,
conectadas no tanto tal vez con el trabajo esclavo per se como con la exposición en
ambientes urbanos y con enfermedades infecciosas.

Esto abre la cuestión sobre cómo comparar la esclavitud romana con los otros
grandes sistemas esclavistas de la historia. La esclavitud griega antigua y la
romana, o más precisamente las condiciones observadas tanto en la Atenas clásica
como en la Italia romana, eran en muchas maneras similares. Ambos sistemas eran
en primer lugar intrusivos (esto es, dependían de la esclavización de extranjeros) y
trataban formalmente a los esclavos como mercancías; dependían de la captura y la
venta; importaban esclavos en centros densamente poblados; y los empleaban en
una amplia variedad de empleos tanto en la ciudad como en el campo, incluyendo
los esclavos de las fincas. Acceso a la tierra más que al trabajo era la variable clave.
Aparte de cuestiones de escala, que no son relevantes en la consideración de
cuestiones estructurales, y de variaciones menores de estilo, las únicas diferencias
relevantes están en la frecuencia de las manumisiones y especialmente en la
manera en la cual los libertos eran integrados en la sociedad. Aunque las
condiciones en otras regiones pueden haber variado, si nos enfocamos en las áreas
mejor documentadas es acertado decir que, solo con relativamente pequeñas

24Por esta sola razón, la recurrente condena de los modelos paramétricos es errónea. Su propósito

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no es mostrar “cómo era realmente” sino establecer las implicancias lógicas de las reconstrucciones
modernas, y son por lo tanto inevitablemente menos arbitrarias que las pretensiones
impropiamente contextualizadas formuladas a base de referencias sobre una fuente en particular, o
de preconcepciones individuales.
modificaciones, la esclavitud romana era la esclavitud griega. Esto no necesita ser
una coincidencia: tanto como la economía imperial romana es vista como una
extensión y maduración de la economía helenística, la esclavitud-mercancía
romana puede ser vista como una extensión y una adaptación de formas egeas de
esclavitud, mediadas tal vez por prácticas (en general conocidas pobremente) entre
los griegos occidentales y los cartagineses (ver más abajo, en la tercera sección).

Estas similitudes entran en un contraste agudo en la comparación entre la


esclavitud romana y el sistema esclavista moderno del Nuevo Mundo, que difería
de forma mucho más significativa. La esclavitud americana era periférica, estaba
caracterizada por una menor manumisión o integración (incluso en Brasil), se
focalizaba en la esclavitud agrícola, y constreñía el rango de actividades de los
esclavos, una restricción que estaba fuertemente asociada a sesgos raciales. Era una
esclavitud completamente mercantilizada, en el doble sentido de que los esclavos
producían casi exclusivamente para los mercados y eran comprados más que
capturados. El trabajo, no la tierra, era escaso. A pesar de algunas similitudes, tales
como el mayor valor de los esclavos varones, la organización de las plantaciones, o
la influencia del derecho romano en algunos de los sistemas esclavistas
americanos, las diferencias predominaban. De hecho, de entre los sistemas
esclavistas posromanos, la esclavitud en el Califato Sokoto en el África occidental
del siglo XIX ofrece el mejor paralelismo con la experiencia romana. Las
similitudes incluyen el amplio rango de ocupaciones serviles, el empleo rural y
urbano, los rasgos intrusivos y la captura frecuente, y el movimiento centrípeto de
los esclavos. Un mayor valor de las mujeres (en parte una función de los regímenes
laborales africanos), un mayor grado de utilización no mercantil de los esclavos y
de producción no mercantil, y la importancia crítica del trabajo más que de la tierra
representan las mayores diferencias. 25 Incluso así, cuando uno inspecciona
diferencias ecológicamente contingentes (en términos de género y de la proporción
entre tierra y trabajo), las similitudes organizacionales observadas superan las
diferencias, que son primeramente consecuencia de un desarrollo comercial menor.
Los enfoques comparativos de la esclavitud romana, que han privilegiado
mayormente al Nuevo Mundo, necesitan adoptar una perspectiva más global.

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25Véase Lovejoy, P. E., “The characteristics of plantations in the nineteenth-century Sokoto
Caliphate”, The American Historical Review, 84, 1979, pp. 1267–1292.
La economía de la esclavitud romana

Hay tres precondiciones básicas para el empleo del trabajo esclavo. Dos de ellas
conciernen a la oferta: la esclavitud debe ser institucionalmente aceptable, y los
esclavos deben estar efectivamente disponibles. La tercera precondición, y en
última instancia más importante, es que debe haber una demanda de trabajo
esclavo porque las fuentes alternativas de trabajadores son, o deben estar
consideradas, insuficientes o en todo caso inadecuadas. La tercera variable
subsume varias precondiciones que son comúnmente vistas como separadas pero
que son en realidad componentes de la demanda: una significativa desigualdad de
bienes (creando una demanda para trabajo no familiar), acumulación de capital
(permitiendo la adquisición de esclavos) o de poder militar (permitiendo su
captura), existencia de mercados (permitiendo la venta de los productos del trabajo
esclavo), límites en el suministro de trabajo libre y las preferencias de los
empleadores. 26

Mientras que las tres precondiciones básicas deben cumplirse para facilitar el
trabajo esclavo, un sistema a gran escala tal como el que existió en el imperio
romano depende de una condición adicional para ser viable en el largo plazo. Los
esclavos deben, en promedio, producir lo suficiente para justificar los gastos de
capital asociados a la compra y al mantenimiento. Esta condición, que en términos
específicos no requiere que el trabajo esclavo sea más rentable que el trabajo libre,
responde a la sencilla razón de que, en un sistema en el cual millones de esclavos
fueron mantenidos por siglos, no es creíble considerar que la esclavitud era
prioritariamente un medio de consumo de excedente: aunque no todos los esclavos
tuvieron que costear su mantenimiento, y a pesar de la importancia del estatus que
acarreaba la posesión de esclavos y de que el path dependence [Nota del Traductor: La
“dependencia del camino” o “trayectoria dependiente” es un concepto asociado a la Nueva
Economía Institucional que supone que las decisiones que toma un agente racional en una

26Esto refina mis anteriores exposiciones en Scheidel, W., “The comparative economics of slavery in
the Greco-Roman world” en Dal Lago, E. y Katsari, C. (eds.), Slave Systems: Ancient and Modern.

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Cambridge, 2008, pp. 105–26. Para diferentes desagregaciones del tercer factor, véase Finley, M. I.
Ancient Slavery and Modern Ideology, p. 154; Cartledge, P., “The political economy of Greek slavery”
en Cartledge, P., Cohen, E. E., y Foxhall, L. (eds.), Money, Labour and Land: Approaches to the
Economies of Ancient Greece, Londres, 2002, p. 162.
circunstancia determinada están influidas por las decisiones que haya tomado en el pasado
y por las experiencias que haya atravesado, aun cuando esas circunstancias pretéritas no
sean ya relevantes para la situación actual] no debe ser subestimado, es difícil
entender cómo tal sistema pudo haber sobrevivido en tan gran escala y durante
tanto tiempo si estaba lastrado por déficits estructurales. La noción de que, en su
sentido fundamental, el trabajo esclavo debe haber sido “rentable” recibe un
mayor apoyo de la observación de que los precios de los esclavos eran
considerables (ver más adelante).

Los derechos de propiedad sobre el trabajo que la institución de la esclavitud


confería a los esclavistas requerían de ellos una inversión de capital que no era
necesaria en el caso del empleo de trabajo libre. El capital fijo invertido en esclavos
disminuía a medida en que estos envejecían, y una mayor depreciación era
causada por la probabilidad de pérdidas debido a muertes, huídas o
manumisiones. La alta e impredecible mortalidad en todas las edades se agregaba
considerablemente al costo total de la posesión de esclavos. La incidencia de la
defección no puede ser mensurada pero no parece haber sido trivial, del mismo
modo que la incidencia de la manumisión. También tenemos que contemplar la
posibilidad de evasiones costosas o comportamientos de resistencia que podrían
haber sido específicos del trabajo esclavo a diferencia del trabajo dependiente en
general. 27 En adición a los costos de adquisición de esclavos, los propietarios
debían pagar salarios en forma de mantenimiento, garantizar supervisión, e
incluso incurrir en obligaciones fiscales.

Desde un enfoque economicista, el trabajo esclavo era sustentable si, para un


producto dado, los “salarios” del esclavo eran menores que los salarios libres por
un monto que fuera al menos equivalente a la depreciación del capital fijo
invertido en esclavos, o si el producto de los esclavos era mayor por, al menos, la

27Huídas de esclavos: Bellen, H.,Studien zur Sklavenflucht im römischen Kaiserreich, Wiesbaden, 1971;
Bradley, K. R., Slavery and Society at Rome, pp. 118-121. Es mucho más fácil documentar y
argumentar en base a la resistencia de los esclavos (véase especialmente Bradley, K. R., Slavery and
Rebellion in the Roman World, 140 B.C.-70 B.C, Bloomington, 1989; Bradley, K. R., “Servus onerosus:
Roman law and the troublesome slave”, Slavery and Abolition, 11, 1990, pp. 135–57; Bradley, K. R.,

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Slavery and Society at Rome, pp. 107-131; Bradley, K. R., “Resisting slavery at Rome,” en Bradley y
Cartledge (eds.), The Cambridge World History of Slavery,2011, pp. 362–84.) que relacionarla con
niveles contrafactuales de criminalidad estándar (por ejemplo, cómo se deben haber comportado
los asalariados o los siervos).
misma cantidad de trabajadores libres. Por numerosas razones, es imposible
chequear esta afirmación en el mundo romano. En primer lugar, aunque a veces
podemos comparar salarios libres y costos de subsistencia, este cálculo no nos dice
nada sobre la proporción insumo/producto: si se podía hacer trabajar más a los
esclavos por el mismo salario, las comparaciones entre salarios y niveles de
subsistencia no nos dirían nada sobre la productividad marginal. 28 En segundo
lugar, incluso el salario esclavo más básico debe haber diferido de la mera
subsistencia fisiológica, y debe haberlo hecho ciertamente en la medida en que sus
tareas fueran perceptibles de incentivos remuneradores (ver más adelante). En
tercer lugar, tenemos que tomar en cuenta los costos de transacción [Nota del
Traductor: Concepto asociado a la Nueva Economía Institucional que supone que los
intercambios están sujetos, además de por los costos de producción convencionales, a costos
que son el resultado de determinadas fricciones sociales, como la defensa de los derechos de
propiedad o el cumplimiento de los contratos] como los asociados con el ingreso
potencial del trabajo libre. En cuarto lugar, no podemos asumir una simple
substitución: debido a la falta de habilidades o por otras razones, el trabajo libre
puede no haber estado disponible para la realización de determinadas tareas. En
quinto lugar, aunque la esclavitud romana estaba organizada de diferentes formas,
desde el servicio doméstico cuasi familiar hasta la producción racionalizada a gran
escala, los propietarios estaban obligados a hacer inversiones equivalentes de
capital, más allá de cómo utilizaran a los esclavos, lo que significa que deberíamos
encontrar una manera de calcular la rentabilidad promedio del trabajo esclavo a lo
largo de un amplio rango de contextos. Enfatizo este punto para demostrar que la
rentabilidad del trabajo esclavo no puede ser empíricamente determinada. 29 Esto,
no obstante, no significa que no importara. Enfrentados a un sistema esclavista
como el romano, a gran escala y de largo plazo, debemos proceder con el supuesto
de que la esclavitud era, de hecho, rentable.

Esto trae a colación el problema de qué factores deben ser tenidos en cuenta para
este resultado. En ausencia de mensuraciones, lo mejor que podemos hacer es

28 Para números mayores de relación insumo-producto en la esclavitud, véase Barzel, Y., “An
economic analysis of slavery,” Journal of Law and Economics, 20, 1977, pp. 87–110.

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29 Por la misma razón, contra Jongman, W., “The early Roman empire: consumption” en Scheidel,

W., Morris, I., and Saller, R. (eds.), The Cambridge Economic History of the Greco-Roman World,
Cambridge, 2007, pp. 601-602, no podemos realmente inferir el salario de los libres en base al precio
de los esclavos.
considerar probabilidades cuyo significado relativo está abierto a debate. El trabajo
pudo haber sido escaso por una serie de razones. Estas incluyen una variación en
la proporción entre trabajo y recursos, especialmente tierra, por ejemplo, cuando la
Peste Negra aumentó los salarios reales en la Baja Edad Media europea o cuando
las plantaciones agrícolas coloniales se expandieron territorialmente en el Nuevo
Mundo luego de que la población indígena hubiese sido diezmada por las
epidemias. Las obligaciones de la fuerza de trabajo libre con servicios públicos
como la guerra, obligatoria y/o (al menos potencialmente) más remuneradora que
el empleo civil, pueden haber contribuido a la escasez de trabajo.

En el caso de la Roma republicana, el tamaño y la reasignación de la tierra arable


sugiere que originalmente el trabajo no habría sido escaso, aun cuando esas
redistribuciones puedan haber aumentado el precio del trabajo en el centro. La
destrucción masiva durante las dos primeras guerras púnicas pudo haber tenido
un efecto similar. Tanto los desarrollos demográficos e institucionales que
redujeron el acceso y el control de la elite sobre el trabajo estaban íntimamente
relacionados con las campañas militares y la formación del imperio. La Roma
republicana y sus aliados itálicos compartían altos niveles de participación militar,
una situación que puede ser rastreada hasta el siglo IV a. C. y que continuó en el
período temprano imperial. 30 El servicio militar puso presión sobre el
abastecimiento de trabajo no solo por las crecientes pérdidas por muerte o
migración: también sirvió para desestabilizar y “adelgazar” los mercados de
trabajo mediante el aumento impredecible de costos e ingresos (ver más adelante).
Este proceso afectó en primer lugar a los adultos jóvenes, el segmento más
saludable de la fuerza laboral y el más abierto a la migración en busca de recursos
y de adquisición de habilidades. La movilización militar romana fue facilitada por
la abolición de la esclavitud por deudas y por otras formas de negociación entre el
estado y la sociedad que aumentaron la libertad de los ciudadanos, lo cual
permitió, sucesivamente, disminuir la capacidad de la elite de controlar el trabajo
no esclavo y favorecer el aumento de contratos de arrendamiento no coercitivos y

30Véase Scheidel, W., “Human mobility in Roman Italy, I: the free population”, Journal of Roman
Studies, 94, 2004, pp. 1–26 (migraciones); Brunt, P. A. Italian Manpower (destrucción). Compromisos

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de servicios: Hopkins, K., Conquerors and Slaves, pp. 31-35; Scheidel, W., “A model of real income
growth in Roman Italy”, Historia, 56, 2007, pp. 322–46, esp. p. 325 figura 1. Para el nexo entre altos
niveles de movilización y la esclavitud en las ciudades-estado y más allá, véase Scheidel, W., “The
comparative economics of slavery in the Greco-Roman world”.
la contratación de trabajo asalariado. Todos estos desarrollos coincidieron con una
continua (y por lo general exitosa) expansión militar que desencadenó la afluencia
de capitales y facilitó la captura y venta de esclavos, y con la integración de Italia a
los sistemas económicos helenísticos, donde hace bastante tiempo había ya una
organización racional del trabajo esclavo. Tomados en su conjunto, estos procesos
convergieron creando un entorno que era altamente favorable al empleo del
trabajo esclavo.31

De todas maneras, aunque esta explicación pueda dar cuenta del aumento de la
esclavitud en la Italia romana, necesitamos explicar también cómo se mantenía y
por qué, aparentemente, no era desconocida en otras partes del Imperio. Estas
cuestiones son importantes por el hecho de que a lo largo del período imperial, los
precios de los esclavos romanos eran altos en términos de costos de subsistencia y
probablemente en términos del PBI per cápita. La evidencia existente de precios
está lejos de ser satisfactoria pero es suficiente para establecer que, desde el siglo I
hasta principios del IV d. C., el precio de un esclavo joven adulto sin habilidades
especiales, expresado en su equivalente en trigo, normalmente variaba en un rango
desde las 4 toneladas (más/menos un 40%), equivalente a entre 4 y 8 veces el PBI
per cápita anual en el Imperio romano. Los precios reales permanecieron en
niveles comparables hasta el siglo VI d. C. En este sentido, el precio de los esclavos
romanos se asemejaba al de aquellos en Estados Unidos hacia 1850, donde un
esclavo similar era valuado en un equivalente de 7 veces el PBI per cápita anual. En

31 Mientras que este orden de factores contribuyentes puede parecer que sobredetermine los
resultados, no poseemos los datos necesarios para crear una explicación más parsimoniosa.
Compárese el famoso modelo de Finley (Finley, M. I., Ancient Slavery and Modern Ideology, pp. 157-
158; cf. Morris, I., “Hard surfaces” en Cartledge, P., Cohen, E. E., y Foxhall, L. (eds.), Money, Labour
and Land, pp. 29-41) sobre el incremento de la esclavitud mercancía en la antigua Grecia que
enfatiza el nexo entre la abolición de la esclavitud por deudas, la propiedad privada de la tierra y
los derechos de ciudadanía que hicieron a la población libre menos vulnerable a la explotación y
crearon una oposición binaria entre libres y esclavos (para esto véase también Ste Croix, G. E. M.
de, The Class Struggle in the Ancient World, p. 141; Patterson, O., Freedom. Vol. I: Freedom in the Making
of Western Culture, Londres, 1991 [La libertad. La libertad en la construcción de la cultura occidental,
Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1993]). Esta dicotomía era una de las determinaciones
básicas de la identidad social: Cartledge, P., The Greeks: A Portrait of Self and Others, Oxford, 1993
[Los griegos, Barcelona, Crítica, 2004], pp. 118-151. Como Finley, M. I., Economy and Society in Ancient

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Greece, ed. B. D. Shaw y R. P. Saller, Londres, 1981 [La Antigua Grecia, Barcelona, Crítica, 2000], pp.
165-166 sugiere, un proceso análogo puede haber ocurrido en Roma en el siglo IV a. C. Hopkins, K.,
Conquerors and Slaves, pp. 1-78, desarrolla un modelo exhaustivo del crecimiento de la esclavitud en
la Italia romana impulsado por la movilización de ciudadanos y por los influjos de capital.
términos laborales, el desembolso inicial por un esclavo romano valía
aproximadamente 1000 salarios diarios de un trabajador rural no calificado. En la
medida en que los precios de los esclavos reflejaran el valor del trabajo esclavo, la
posesión de esclavos que requería de considerables desembolsos de capital (o
suponía costos de oportunidad equivalentes si la descendencia de esclavos era
retenida) debe haber generado también considerables beneficios.32

¿Cómo obtenían los propietarios semejantes beneficios? Debido a su dependencia


del capital fijo, el trabajo esclavo era particularmente adecuado para actividades
económicas con oportunidades de empleo relativamente estables.33 Estas pueden
dividirse según el trabajo a realizar demande mayor esfuerzo físico o mayor
habilidad. El primer caso permite una supervisión estrecha y la aplicación de
castigos físicos, incluyéndose aquí la minería, serrería, trabajo de campo realizado
en cuadrillas y trabajos básicos de construcción. La realización exitosa de los
trabajos del segundo caso depende en gran medida de la habilidad para motivar a
los trabajadores con incentivos remuneradores. Se caracterizan por un alto nivel de
autonomía, e incluye el trabajo artesanal, las actividades comerciales, la
administración, el servicio doméstico, el pastoreo y formas especializadas del

32Para precios nominales y reales de esclavos, véase Scheidel, W., “Real slave prices and the relative
cost of slave labor in the Greco-Roman world”, Ancient Society,35, 2005, pp. 1–17; Harper, K. “Slave
prices in late antiquity (and in the very long run)”; y cf. también Ruffing, K. and Drexhage, H.-J.,
“Antike Sklavenpreise”, en Antike Lebenswelten: Konstanz – Wandel – Wirkungsmacht, ed. P.
Mauritsch et al. Wiesbaden, 2008, pp. 321–51. (Defino los precios “reales” en relación con otras
mercancías: lo que uno podría denominar el precio “efectivo” del esclavo es el precio de compra
menos el valor de reventa más el costo de oportunidad del capital, el mantenimiento y la
depreciación) Las tasas de manumisión registradas en Delfos en los últimos dos siglos a. C., que
podrían reflejar, aunque no necesariamente, precios concretos de los esclavos (véase más adelante
nota 59), caen mayormente en el mismo rango (véase Scheidel, W., “Real slave prices and the
relative cost of slave labor in the Greco-Roman world”). Para el período republicano, véase más
adelante, en la tercera sección. Para el PBI romano, véase el Capítulo I de este libro, nota 4. Precios
de esclavos americanos y PBI: Scheidel, W., “Reflections on the differential valuation of slaves in
Diocletian’s price edict and in the United States” Münstersche Beiträge zur Antiken Handelsgeschichte,
15, 1996, pp. 67–79, esp. p. 74 con www.measuringworth.org/usgdp/. Harper, K. “Slave prices in
late antiquity (and in the very long run)” haciendo uso de evidencia comparativa, clarifica la
significancia de la evidencia antigua de precios de esclavos.
33Anderson, R. and Gallman, R., “Slaves as fixed capital: slave labor and Southern economic

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development”, Journal of American History, 64, 1977, pp. 24–46, esp. p. 26. El capital fijo no puede ser
modificado, a diferencia del capital circulante, como los salarios. Eggertsson, T., Economic Behavior
and Institutions, Cambridge, 1990, pp. 203-213 provee un breve y útil análisis de la economía del
trabajo esclavo.
trabajo agrícola. Las actividades que demandan mayor esfuerzo suponen un mayor
costo de supervisión que de remuneración, y viceversa para el caso de los trabajos
que demandan mayor habilidad. En la práctica, hallamos un espectro desde los
trabajos intensivos en esfuerzo hasta los trabajos intensivos en habilidad, junto a
un espectro de tratamiento que va desde la supervisión estrecha y exigente hasta
un tratamiento más autónomo y benigno, un espectro que refleja también en
general las probabilidades de manumisión (desde bajas a altas).34 A diferencia del
Nuevo Mundo, donde los esclavos estaban concentrados en trabajos que
demandaban mayor esfuerzo físico, los esclavos romanos eran exitosamente
empleados y dirigidos a través de todo el espectro.

El trabajo esclavo para tareas que demandan mayor esfuerzo tenía sentido tanto
para actividades desagradables o peligrosas, como la minería, y siempre que los
mercados de trabajo fueran “delgados”, en el sentido de que los costos de rotación
fueran elevados y de que el trabajo no pueda ser reemplazado a lo largo del
tiempo, como en la agricultura. Las diferencias en la oferta del trabajo libre dan
cuenta de variaciones en la utilización de esclavos en aquellas actividades en
diferentes partes del Imperio Romano.35 El trabajo esclavo que demandaba mayor
esfuerzo físico también permitía una racionalización generadora de economías de
escala, como en el trabajo en cuadrillas.36 El uso de esclavos en tareas que
demandaban mayor habilidad tenía sentido cuando el capital humano era escaso,
lo cual parece haber sido en general el caso, pero también requería que los
propietarios sean capaces, legal y culturalmente, de aplicar los incentivos
remuneradores apropiados. Por lo tanto, este tipo de trabajo esclavo florece
mayormente en sistemas esclavistas “abiertos”, donde los acuerdos institucionales
y las normas culturales permiten a los esclavos que se les garantice autonomía, que

34 Fenoaltea, S., “Slavery and supervision in comparative perspective: a model”, Journal of Economic
History, 44, pp. 635–68, 1984. Canarella, G. y Tomaske, J. A., “The optimal utilization of slaves”,
Journal of Economic History, 35, 1975, pp. 621–9 y Findlay, R., “Slavery, incentives, and manumission:
a theoretical model”, Journal of Political Economy, 83, 1975, pp. 923–34 discuten el balance entre
coerción y recompensa.
35 Véase Hanes, C., “Turnover cost and the distribution of slave labor in Anglo-America”, Journal of

Economic History, 56, 1996, pp. 307–29 para costos de rotación, y Scheidel, W., “The comparative
economics of slavery in the Greco-Roman world”, pp. 111-2.

CEFyL
36 Por ejemplo, Metzler, J., “Rational management, modern business practices, and economies of

scale in the ante-bellum southern plantations”, Explorations in Economic History, 12, 1975, pp. 123–50;
Toman, J. T., “The gang system and comparative advantage”, Explorations in Economic History, 42,
2005, pp. 310–23.
asuman posiciones de confianza, y que sean liberados y se integren socialmente en
base a la manumisión. En contraste con los sistemas esclavistas racialmente
“cerrados” del Nuevo Mundo, y en menor grado con la más exclusiva polis griega,
todas estas precondiciones estaban contenidas en las leyes romanas y en la
práctica. 37 Las instituciones romanas maximizaban la flexibilidad de los
propietarios en la administración de sus esclavos: así como la seguridad del
derecho de propiedad permitía una explotación implacable, la inclusividad social
respaldaba el uso de incentivos remuneradores y creaba oportunidades para
continuar beneficiándose de los esclavos luego de la manumisión. Esta flexibilidad
daba cuenta del empleo del trabajo esclavo en un rango ampliamente
extraordinario de escenarios, desde el uso de esclavos encadenados y en cuadrillas
en tareas intensivas en esfuerzo físico, a la existencia de esclavos altamente
autónomos que eran suministrados con sus propios sub-esclavos (vicarii) y
negocios (peculia) y, subsecuentemente, prosperaban como libertos, con algunos de
sus descendientes integrando incluso la clase política gobernante.38
Desafortunadamente, la evidencia no permite mensurar el predominio relativo de
estos varios tipos de ocupaciones.39 La integración gradual de las elites locales en
una amplia clase gobernante imperial, acompañada por la expansión del derecho
romano y la costumbre, bien pueden haber alentado a los empleadores a adoptar

37 Scheidel, W., “The comparative economics of slavery in the Greco-Roman world”, pp. 112-15
haciendo uso de Watson, J. L., “Slavery as an institution: open and closed systems,” en Asian and
African Systems of Slavery, ed. J. L. Watson, Berkeley, 1980, pp. 1–15; Temin, P., “The labor market of
the early Roman empire”, Journal of Interdisciplinary History, 34, 2004, pp. 513–38.
38 Backhaus, W., “Servi vincti”, Klio, 71, 1989, pp. 321–9 (servi vincti); Kaltenstadler, W.,

Arbeitsorganisation und Führungssystembei den römischen Agrarschriftstellern (Cato, Varro, Columella),


Stuttgart, 1978; Carandini, A., Schiavi in Italia: gli strumenti pensanti dei Romani fra tarda Repubblica e
medio Impero, Roma, 1988, pp. 19-108, 287-326 (organización racional). Para privilegios, véase
Bradley, K. R., Slaves and Masters in the Roman Empire: A Study in Social Control, Nueva York, 1987,
pp. 39-112.
39Joshel, S. R., Work, Identity, and Legal Status at Rome: A Study of the Occupational Inscriptions,

Norman, OK, 1992, pp. 173-182 enumera designaciones ocupacionales y mide su representación en
el registro epigráfico de la ciudad de Roma. La dominancia representacional de ciertos sectores
(manufacturas, servicio doméstico y administración) puede ser una función de la intensidad de la
asociación con propietarios de la elite, si bien campos ocupacionales menos prominentemente

CEFyL
documentados (como construcción y transporte) bien pueden haber implicado menos trabajo
esclavo. Silver, M., “Must frequently performed economic services have distinctive names?A probe
of Finley’shypothesis”, Historia, 58, 2009, pp. 246–56 considera la relación entre la especificidad
terminológica y la frecuencia de las ocupaciones.
estos acuerdos altamente flexibles por fuera de las áreas centrales de la esclavitud-
mercancía grecorromana.

La manumisión era un elemento integral del sistema de incentivos


remuneradores. 40 Como la misma esclavitud, era una práctica multifacética, no
meramente un beneficio sino también una fuente poderosa de inquietud y, por lo
tanto, de control social durante el período de esclavitud (como un resultado que
siempre era posible pero nunca estaba garantizado) y luego de él, especialmente
cuando los descendientes del liberto eran retenidos en esclavitud. 41 Aunque la
manumisión pueda no haber sido una estrategia indispensable, dado que ciertos
beneficios alternativos –salarios, autonomía, peculium, vicarii, y relaciones cuasi
familiares- podían ser empleadas para manipular el comportamiento del esclavo,
era atractiva para los propietarios porque no solo representaba una remuneración
sino también un medio de continuar beneficiándose del trabajo del esclavo una vez
que éste había dejado de serlo. Esto último era posible por un lazo duradero entre
patrones y esclavos liberados.42 Esta relación estaba construida en términos seudo-
parentales, observable en la asunción por parte del liberto de elementos del
nombre de su antiguo propietario. Los esclavos liberados comúnmente
continuaban perteneciendo a la familia del patrón, meramente ajustando su estatus,
y a veces no solo se casaban o eran enterrados con otros miembros de la casa sino
que continuaban residiendo con sus antiguos propietarios. Como señaló Henrik
Mouritsen, “la manumisión no marcaba el final de un proceso sino que

40 Mouritsen, H., The Freedman in the Roman World, Cambridge, 2011, pp. 120-247 es en la actualidad
el estudio fundamental. Trabajos valiosos anteriores incluyen a Treggiari, S., Roman Freedmen during
the Late Republic, Oxford, 1969 y a Fabre, G., Libertus: recherches sur les rapports patron-affranchi à la fin
de la République romaine, Rome, 1981.
41 La manumisión era funcionalmente análoga a las familias esclavas, que igualmente servía como

una recompensa, un medio de control y una fuente de beneficio: véase Bradley, K. R., Slaves and
Masters in the Roman Empire, pp. 47-80 para relaciones familiares como un medio de control, y
anteriormente, nota 18 para la importancia de la reproducción de esclavos.
42 Mouritsen, H., The Freedman in the Roman World, p. 220, 226-228 y también Los, A., “La condition

sociale des affranchis privées au 1er siècle aprés J.-C.,”, Annales: Histoire, Sciences Sociales, 50, 1995,

CEFyL
pp. 1011–43. Esto era un patrón globalmente común: Patterson, O., Slavery and Social Death: A
Comparative Study, 240-261. Libertos genuinamente independientes (cf. Garnsey, P., Cities, Peasants
and Food in Classical Antiquity: Essays in Social and Economic History, ed. W. Scheidel, Cambridge,
1998, pp. 28-44) pueden haber sido (¿muy?) raros.
representaba un momento en un ancho continuo de incentivos que cubrían la vida
entera del esclavo/liberto.”43

Mediante el trabajo con y a través de sus esclavos manumitidos, los patrones


siguieron estando en condiciones de aplicar tanto incentivos remuneradores –tales
como beneficios de arreglos de agencia [Nota del traductor: en la Nueva Economía
Institucional se denomina agente a la parte que, en un contrato, se encarga de administrar
la propiedad de la otra parte, llamada principal, o bien ejerce una función administrativa
delegada] e inversión- como incentivos (moderadamente) dolorosos, sobre todo si la
descendencia permanecía esclavizada. Además, los propietarios podían recibir
ganancias pecuniarias inmediatas. Las tasas de manumisión equivalentes al valor
del reemplazo del esclavo manumitido y la imposición de servicios obligatorios
(paramone) están bien documentados en el este helenístico. Los pagos por
manumisión están también atestiguados en la sociedad romana pero no está claro
cuán comunes fueran.44 Los lazos continuos entre los ex-esclavos y sus antiguos
propietarios pueden haber sido a menudo el beneficio más importante para ambas
partes. Se decía que los romanos ricos operaban per servos atque libertos, con la
ayuda de esclavos y libertos.45 A través de estos últimos, tanto los individuos como
el estado romano extendían las relaciones de esclavitud dentro de la esfera de la
ciudadanía libre. A diferencia de redes de parentesco o relaciones patrón-cliente
más recíprocas, la dependencia de los libertos respecto de sus antiguos
propietarios creaba redes de subordinación y de confianza que no podían ser
replicadas fácilmente entre aquellos que no habían pasado por la esclavitud. Desde

43 Mouritsen, H., The Freedman in the Roman World, p. 152 (cita).Co-residencia: véase ibid. p. 149 y
Fabre, G., Libertus, pp. 131-162. Casamiento: ibid., pp. 163-215; Bürge, A., “Cum in familia nubas:
Zur wirtschaftlichen und sozialen Bedeutung der familia libertorum”, Zeitschrift der Savigny-
Stiftung für Rechtsgeschichte, Romanistische Abteilung, 105, 1988, pp. 312–33.
44Straus, J. A., “Deux notes sur l’affranchissement”, Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 11,

1973, pp. 143–6 (Egipto).Hopkins, K., Conquerors and Slaves, pp. 131-171 (Delfos). Mouritsen, H., The
Freedman in the Roman World, pp. 159-180 sostiene que el pago por manumisión era menos común
en Roma; en la medida en que cortaba lazos puede haber sido más una alternativa que un elemento
de continuidad de las relaciones patrón-liberto. Los días de servicio (operae) que los ex-esclavos
debían a sus patrones (Waldstein, W., Operae Libertorum: Untersuchungen zur Dienstpflicht
freigelassener Sklaven, Stuttgart, 1986) pueden no haber sido particularmente rentables.
45 Gayo, Digesta, 40.9.10. Para su empleo en casas de la elite más encumbrada, véaseTreggiari, S.,

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“Jobs in the household of Livia”, Papers of the British School at Rome, 43, 1975, pp. 48–77; Hasegawa,
K., The Familia Urbana during the Early Empire: A Study of Columbaria Inscriptions, Oxford, 2005;
próximamente Mouritsen. Véase también Kirschenbaum, A., Sons, Slaves and Freedmen in Roman
Commerce, Jerusalén, 1987 para su rol como agentes en el comercio.
una perspectiva social, la esclavitud y la manumisión hicieron posible convertir
recursos materiales en poder personal y en dominación, mercantilizando
relaciones laborales y relaciones familiares. Desde una perspectiva económica, la
manumisión ayudó a los propietarios a equilibrar los costos y las ganancias del
trabajo esclavo.

Las ventajas de la esclavitud en comparación con el empleo del trabajo libre


derivaban de los bajos costos de transacción, el control sobre el capital humano, la
racionalización de los arreglos laborales, la posibilidad de ignorar las restricciones
de género en el trabajo, la capacidad reproductiva de los esclavos que renovaban el
capital fijo que representaban, y la creación de agentes libres/liberados
apropiadamente socializados y calificados. También incluían alguna utilidad
adicional derivada de la dominación directa de otros seres humanos, tales como
servicios sexuales y realce de estatus. Los costos estaban determinados por
desembolsos de capital fijo, depreciación que incluía riesgos de desgaste
imprevisibles, costos de supervisión en la medida en que los esclavos requerían ser
monitoreados más allá de las horas de trabajo, la necesidad de mantener
trabajadores ociosos o encontrar arrendatarios, y responsabilidades tributarias. 46 Si
bien no podemos asumir alegremente que los primeros superaran a los segundos,
debían de haberlo hecho a lo largo de un amplio rango de ocupaciones si se quiere
entender la escala y la duración del sistema esclavista romano. La tremenda
flexibilidad de las estrategias de administración, desde la fuerza bruta hasta las
amplias recompensas, hizo de la esclavitud una institución altamente versátil y
adaptable, asegurando su triunfo en una variedad de contextos.

El desarrollo de la esclavitud romana

No sabemos cuándo Roma se volvió una sociedad esclavista. Las leyes de las Doce
Tablas, en el caso de que efectivamente daten del siglo V a. C., documentan

46Para el desgaste, véase anteriormente. Un empleo estable era más importante para los esclavos
que en otros sistemas de trabajo: Anderson, R. y Gallman, R., “Slaves as fixed capital...”. El alquiler

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era una opción viable pero incurría en costos de transacción y riesgos de discapacidad. La posesión
de esclavos determinaba obligaciones fiscales sobre la propiedad, por ejemplo, a través de la
capitación atestiguada en el Egipto romano y los impuestos sobre legados y manumisiones debidos
por los ciudadanos romanos.
meramente la existencia de la esclavitud en aquel tiempo. La tradición analística,
teniendo en cuenta lo poco fidedigna que puede llegar a ser, indica que la
esclavitud era ya común en los siglos IV y V a. C.47 Las referencias tempranas
deben ser tratadas con precaución, tales como la pretensión de una esclavización
masiva luego de la conquista de Veyes en el 390 a. C., la introducción de un
impuesto a las manumisiones en el 357 a. C., y el conflicto político sobre el
enrolamiento tribal de libertos en el 312 a. C. Mientras que la abolición de la
esclavitud por deudas (nexum) en el 326 o en el 313 a. C. pudo haber estado
facilitada por el acceso de la elite al trabajo esclavo, cualquier tipo de conexión por
el estilo debe permanecer en última instancia como una conjetura. Nos movemos
en terreno más sólido con las largas listas de cautivos esclavizados en las etapas
finales de las guerras que establecieron la hegemonía romana sobre la Italia
peninsular a comienzos del siglo III a. C., y con la disposición de que los romanos
proveyeran esclavos para el servicio público durante la Segunda Guerra Púnica. 48

Que todo esto preceda la emergencia del sistema italiano de la villa y la masiva
urbanización de finales del siglo II y del siglo I a. C. no debe ser considerado un
serio problema. Primero que nada, no hay necesidad de asumir que todos los
cautivos de guerra fuesen empleados por los romanos. En las primeras etapas de la
expansión romana, los esclavos pueden haber sido vendidos a traficantes griegos o
púnicos. No es descabellado conjeturar la existencia de una significativa demanda
de esclavos en las regiones más desarrolladas del sur: sabemos de la esclavización
de griegos por otros griegos y de africanos, y el tratado del 346 a. C. entre Roma y
Cartago mencionaba el comercio de esclavos cartagineses en Italia. 49 Al igual que

47 Para las primeras etapas de la esclavitud romana, véase Welwei, K.-W., Sub corona vendere: Quellen
kritische Studien zu Kriegsgefangenschaft und Sklaverei in Rom bis zum Ende des Hannibalkrieges,
Stuttgart, 2000; Bradley, K., “Slavery in the Roman Republic” en Bradley y Cartledge (eds.), The
Cambridge World History of Slavery, pp. 241–64. La noción de que la esclavitud solía ser una
característica de las sociedades mediterráneas es correcta (Horden, P. and Purcell, N., The
Corrupting Sea: A Study of Mediterranean History, Oxford, 2000, pp. 388-391, siguiendo a F. Braudel)
pero no muy útil en la medida en que omite la importancia crítica de las variaciones
organizacionales (cf. anteriormente Capítulo 1).
48Rosenstein, N., “Aristocrats and agriculture in the Middle and Late Republic”, pp. 5-7 sobre Tito

Livio, Historia, 24.11.7-8 (pero cf. Welwei, K.-W., Unfreie im antiken Kriegsdienst, Dritter Teil: Rom,

CEFyL
Stuttgart, 1988, p. 35, 37). Es una desgracia que ignoremos la participación de los esclavos en las
largas campañas navales de la Primera Guerra Púnica: Welbeiibid. p. 29-34.
49 Volkmann, H., Die Massenversklavungen der Einwohner eroberter Städte in der hellenistisch-römischen

Zeit, 2da edn, Stuttgart, 1990, p. 57, 148 (griegos); Polibio, Historias, 3.24 (tratado). No está claro en
los galos, dacios y germanos, quienes posteriormente vendían esclavos a los
romanos, el estado primitivo romano ocupaba una posición semiperiférica en
relación a un centro (greco-púnico) más desarrollado, y no hay ninguna razón
importante para suponer que no vendieran esclavos meramente porque nuestras
fuentes mucho más tardías no hayan escrito (o conocido o interesado) sobre ello.

Resulta más importante, no obstante, que los compromisos militares de la


ciudadanía eran ya altos, frenando de este modo la oferta de trabajo civil y
aumentando los riesgos de reemplazo. En la medida en que los colonizadores
dejaban el Lacio para instalarse en tierras conquistadas y redistribuidas, los
esclavos pueden haber tomado su lugar. 50 Es posible al menos que los precursores
de la posterior villa, las así llamadas “granjas helenísticas”, que parecen haber
producido para el mercado, ya emplearan trabajo esclavo.51 Además, no sabemos
cómo se comercializaban los esclavos romanos en este período: si los cautivos de
guerra eran asignados a los ciudadanos, se deberían haber evitado desembolsos de
capital y los esclavos podrían haber sido empleados útilmente en unidades de
producción de pequeña escala. 52 A diferencia de otros estados antiguos, como el
Egipto faraónico y Asiria, que importaban grandes cantidades de cautivos de
guerra, la República Romana no los controlaba colectivamente pero los asignaba
para uso privado a través de la compra y, tal vez, por otros medios. En un período
de pequeños ingresos regulares del estado y de una primitiva acumulación a través

qué medida los griegos occidentales empleaban siervos indígenas, pero esta institución puede
haber estado en declive: Van Wees, H., “Conquerors and serfs: wars of conquest and forced labour
in archaic Greece,” en Helots and their Masters in Laconia and Messenia: Histories, Ideologies, Structures,
ed. N. Luraghi and S. E. Alcock, Cambridge MA, 2003, pp. 33–80, especialmente pp. 45-6 sobre
Siracusa.
50 Movilidad centrífuga y altos niveles de compromiso: Scheidel, W., “Human mobility in Roman

Italy, I: the free population,” pp. 10-12; Scheidel, W., “A model of real income growth in Roman
Italy”, p. 325, figura 1.
51 Rathbone, D., “The slave mode of production in Italy”, Journal of Roman Studies, 73, pp. 160–8, esp.

p. 162; Terrenato, N. (2001) “The Auditorium site in Rome and the origins of the villa”, Journal of
Roman Archaeology, 14, 2001, pp. 5–32. Rosivach, V., “Agricultural slavery in the Northern colonies
and in classical Athens: some comparisons”, Comparative Studies in Society and History, 35, 1993, pp.
551–67 provee comparaciones instructivas para el posible rol de la esclavitud a menor escala.

CEFyL
52 Las referencias sobre la distribución de cautivos de guerra en los siglos VI y V a. C. (Volkmann,

H., Die Massenversklavungen..., p. 37) no necesitan ser verdaderas pero pueden haber reflejado
prácticas reales tardías. Véase también César, Guerra de las Galias, 7.89.5. La evidencia de Sokoto, si
bien no necesariamente pertinente para el caso romano, es sugestiva.
del saqueo, la posesión de esclavos representaba una de las pocas oportunidades
para la elite de privatizar las ganancias del imperio. 53

La noción de que la esclavitud ya estaba ampliamente extendida a finales del siglo


III y comienzos del siglo II a. C. se apoya no solo en las ya mencionadas
disposiciones sobre la provisión de los esclavos de los ciudadanos al esfuerzo de
guerra en el 214 a. C. y en los reportes de levantamientos de esclavos a comienzos
del siglo II a. C., sino también en sucesos tales como la esclavización masiva de la
población de Epiro en el 167 a. C. que, si bien exagerada en el registro, es difícil de
entender excepto en el contexto de la existencia de un sistema de trabajo esclavo a
gran escala y de una demanda concomitante de reposición y de incremento del
trabajo.54

En el centro itálico del creciente imperio, este sistema continuó expandiéndose en


la República tardía, un período de inusual desarrollo económico que presenció
influjos de capital sin precedentes, una alta movilidad alentada por la migración y,
por momentos, un extraordinario compromiso militar de la fuerza de trabajo libre,
pudiendo ambos factores haber desestabilizado los mercados de trabajo; y una
creciente disponibilidad de esclavos a través de la guerra y del comercio. Tanto la
demanda y la oferta de esclavos se elevaron muy alto. La rápida urbanización y la
expansión de villae agrícolas –tal vez un nuevo estilo más que un nuevo sistema de
trabajo, pero seguramente un indicador de incrementos en la escala (y de
concomitantes economías de escala)- estaban íntimamente ligadas a la expansión
de la esclavitud en este período.55 Sería incierto tratar de demostrar si este proceso
fue el resultado del imperialismo romano o de nuevas oportunidades comerciales:

53 Compárese con Oded, B., Mass Deportations and Deportees in the Neo-Assyrian Empire, Wiesbaden,
1979; Gundlach, R., Die Zwangsumsiedlung auswärtiger Bevölkerung als Mittel ägyptischer Politik bis
zum Ende des Mittleren Reiches, Stuttgart, 1994.
54 Bradley, K. R., Slavery and Rebellion in the Roman World, 140 B.C.-70 B.C, Bloomington, 1989, pp. 41-

43 (levantamientos); Ziolkowski, A., “The plundering of Epirus in 167 bc: economic


considerations”, Papers of the British School at Rome,54,1986, pp. 69–80 (Epiro).
55 Por ejemplo Carandini, A., Schiavi in Italia, pp. 19-326; Marzano, A., Roman Villas in Central Italy: A

Social and Economic History, Leiden, 2007, pp. 125-153. Expansión: Giardina, A. y Schiavone, A.
(eds.), Società romana e produzione schiavistica, 3 vols, Bari, 1981; Morel, J. P., “Early Rome and Italy,”
en Scheidel, W., Morris, I., y Saller, R. (eds.), The Cambridge Economic History of the Greco-Roman

CEFyL
World, Cambridge, 2007, pp. 487–510. Movilidad y compromisos: Scheidel, W., “Human mobility in
Roman Italy, I: the free population”, pp. 10-13, 21 figura 1; Scheidel, W., “A model of real income
growth in Roman Italy”, pp. 323-329. Influjos de capital: Capítulo 1. Ganancias para plebeyos:
Scheidel, W., “A model of real income growth in Roman Italy”, pp. 329-333.
en la medida en que el desarrollo económico romano fue una consecuencia del
imperio, el imperio fue tanto la última causa de la expansión económica como la
primera causa de la importación de esclavos.

Al este y al sur de Italia, la conquista trajo regiones ricas en esclavos bajo el control
romano. No hay una buena razón para ver esto como una expansión de la
esclavitud romana, excepto en el sentido trivial de que los propietarios locales de
esclavos vinieron a estar sujetos al dominio romano. Tiene más sentido verlo como
un proceso de integración o, más audazmente, incluso como un paso hacia la
incorporación de Italia en el sistema esclavista helenístico: en todo caso, la
urbanización y la propiedad de esclavos hicieron a la sociedad romana parecerse
más a la griega. Las probables raíces griegas y púnicas de la villa romana ilustran
esta premisa.56

Fuera de Italia y Sicilia, el crecimiento neto de la esclavitud como el resultado de la


expansión romana ocurrió en primera instancia más al oeste y al norte. Debido a la
escasez de documentación textual regional antes de la antigüedad tardía, y a la
incertidumbre sobre el estatus de la fuerza de trabajo de las villae agrícolas
provinciales, resulta extremadamente difícil estimar la escala y la cronología del
proceso. Podemos conjeturar que la esclavitud al estilo romano se haya extendido,
al menos, hasta los puntos nodales del desarrollo provincial. El alcance del trabajo
esclavo en el campo permanece como un asunto sin solución: la mayor parte de la
evidencia es bastante tardía, y las modalidades de organización laboral quedan en
las sombras.57

56 Fentress, E., “Villas, wine and kilns: the landscape of Jerba in the late Hellenistic period”, Journal
of Roman Archaeology, 14, 2001, pp. 249–68.
57 La preeminencia de libertos en el registro epigráfico de Narbo (Narbona) puede reflejar la

replicación de prácticas itálicas de esclavitud y manumisión: Woolf, G., Becoming Roman: The
Origins of Provincial Civilization in Gaul, Cambridge, 2008, p. 99. Para la esclavitud en las provincias
occidentales en general, véase Staerman, E. M., Smirin, V. M., Belova, N. N., y Kolosovskaja, J. K.,
Die Sklaverei in den westlichen Provinzen des römischen Reiches im 1.-3. Jahrhundert, Stuttgart, 1987;
Morley, N. “Slavery under the Principate,” en Bradley, K. y Cartledge, P. (eds.), The Cambridge
World History of Slavery, pp. 265–86; Harper, K., Slavery in the Late Roman World, pp. 182-198. El
hallazgo de cadenas en haciendas rurales en la Galia romana puede estar vinculado a la presencia

CEFyL
de trabajo esclavo: Thompson, F. H., The Archaeology of Greek and Roman Slavery, Londres,2003, pp.
217-244; Henning, J. “Strong rulers –weak economy? Rome, the Carolingians and the archaeology of
slavery in the first millennium ad” en The Long Morning of Early Medieval Europe, ed. J. R. Davis y M.
McCormick, Burlington VT, 2008, pp. 33–53.Para otras formas de trabajo, véase por ejemplo
Durante los primeros dos siglos de la monarquía, y tal vez después, se podría
esperar que el crecimiento de la población haya bajado la presión sobre el costo del
trabajo, mientras que una reducción en la escala de la guerra podría haber frenado
la oferta de esclavos. La congruencia de estos dos desarrollos puede haber
reducido el atractivo del trabajo esclavo. 58 Aunque las premisas lógicas de este
modelo son firmes, el resultado sugerido es difícil de reconciliar con la aparente
estabilidad del precio de los esclavos notado anteriormente. Pruebas empíricas
más específicas representan grandes desafíos. En las regiones occidentales, debe
haber habido un amplio ámbito propicio para el desarrollo económico (incluyendo
la adopción de trabajo esclavo) antes que las restricciones maltusianas se hubieran
hecho sentir. En regiones más desarrolladas, como Italia y el Mediterráneo oriental,
la esclavitud bien puede haber detenido su expansión pero no podemos
simplemente asumir mayores restricciones. Las propiedades esclavistas
establecidas pueden haber generado grandes cantidades de descendencia esclava.
La integración imperial de los mercados de esclavos favoreció a las regiones con
altos ingresos nominales, como Italia, dándole una ventaja comparativa en la
competición por el trabajo esclavo.59 El hecho de que la expansión neta del sistema

Whittaker, C. R., Land, City and Trade in the Roman Empire, Aldershot, 1993, caps. 1-2, y más
adelante, Capítulo 6.
58 Lo Cascio, E., Crescita e declino: studi di storia dell’economia romana, Roma, 2009, p. 189 y Lo Cascio,

E., “Thinking slave and free in coordinates” en By the Sweat of Your Brown: Roman Slavery in its Socio-
Economic Setting, ed. U. Roth, Londres, 2010, una versión más sofisticada de la “tesis de la
conquista” (criticada por Harper, K., Slavery in the Late Roman World) que concede una importancia
crítica a los cambios en el suministro de trabajo esclavo. La incorporación de la dimensión
demográfica es importante y es algo bastante raro en la historia económica de Roma: véase Capítulo
1.
59 Los precios de los esclavos en el período republicano son virtualmente desconocidos pero algunas

tarifas de rescate están esporádicamente documentadas: véase Prachner, G., “Untersuchungen zum
Verhältnis von Lösegeld-Forderungen für Kriegsgefangene im4. und3. Jahrhundert v.Chr., zu den
Verkaufserlösen bei einer Auktion im Jahre293 v.Chr. und Sklavenpreisen im italisch-sizilischen
und griechischen Raum sowie in Ägypten”, Laverna, 6, 1995, pp. 1–40. Las tasas más altas para una
liberación incondicional en Delfos durante la transición de la república a la monarquía, aunque
posiblemente un reflejo del aumento del precio de los esclavos (Hopkins, K., Conquerors and Slaves,
pp. 162-3), son difíciles de interpretar debido a los cambios en el tamaño de las muestras y a nuestra
ignorancia de las circunstancias (cf. Duncan-Jones, R., “Problems of the Delphic manumission
payments 200–1 b.c.”, Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, 57, pp. 203–9). Aunque la

CEFyL
esclavización de cautivos de guerra continuó durante la monarquía (Bradley, K., Slavery and Society
at Rome), su contribución relativa al suministro de esclavos probablemente declinara dado que las
campañas eran menos extensas, en un momento en el cual la población esclava en general era
probablemente mayor que antes. El área de captación para importaciones de esclavos estaba, en
italiano de la villa alcanzara su pico en el siglo I a. C. no prueba un declive
subsiguiente del modo de producción esclavista, debido a que el registro material
puede más bien reflejar meramente cambios en los patrones residenciales de la
elite o en la concentración de la propiedad de la tierra. El aparente declive en
algunas exportaciones agrícolas puede reflejar tanto una demanda local creciente
como una reducción en el trabajo rural esclavo. No podemos estar seguros de si la
esclavitud rural se contrajo y/o se organizó de manera diferente.60

En principio, el trabajo esclavo siguió siendo adecuado para emprendimientos de


alto riesgo y de alta inversión que requerían supervisión y producían mercancías
para el mercado. Es por lo tanto significativo que los esclavos varones adultos
continuaran siendo mucho más valiosos que sus contrapartes femeninas, una
característica históricamente insólita que sugiere un importante desempeño de los
esclavos en actividades productivas.61 La aparente estabilidad a largo plazo del
precio de los esclavos en el período monárquico (véase la sección previa) es,
potencialmente, de gran importancia para nuestra comprensión de la esclavitud
romana pero de difícil interpretación. Resulta lógicamente compatible con una
oferta y una demanda estables, con una oferta y una demanda en disminución y
con una oferta y una demanda en crecimiento (que parece haber sido el escenario
menos probable). Si el precio del trabajo cayó debido al crecimiento demográfico,
el precio de los esclavos pudo haber permanecido elevado. incluso si las
importaciones declinaron en comparación con la demanda por sustitución.

Kyle Harper ha argumentado en contra de la noción de un declive masivo de la


esclavitud romana en el siglo IV d. C. La evidencia cualitativa, por lo que vale, y
algunos datos dispersos de censos apuntan a niveles substanciales de posesión de
esclavos. Es improbable que el emergente “colonato” haya erosionado el estatus
del trabajador libre hasta el punto de socavar el trabajo esclavo, y no hay ninguna

términos relativos, escasamente poblada: Scheidel, W. “Quantifying the sources of slaves in the
early Roman empire,” Journal of Roman Studies, 87, 1997, pp. 156–69, esp. pp. 159-60. El precio
nominal de los esclavos parece haber sido bastante homogéneo fuera de Egipto (donde las
regulaciones limitaban las exportaciones de esclavos, deprimiendo los precios nominales). Para
ingresos nominales más altos y precios en Italia, véase Freyberg, H.-U. von, Kapitalverkehr und
Handel im römischen Kaiserreich (27 v. Chr. – 235 n. Chr.), Friburgo, 1989.

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60 Marzano, A., Roman Villas in Central Italy, pp. 199-222.

61 Scheidel, W., “Reflections on the differential valuation of slaves in Diocletian’s price edict and in

the United States”, pp. 72-73 (sobre el Edicto de precios de Diocleciano); Harper, K., “Slave prices in
late antiquity (and in the very long run)”.
prueba de que los lotes de esclavos hayan sido transformados en cuasi-
arrendatarios. Mientras que las villae prosperaron en muchas regiones, no
podemos estar seguros sobre la composición de la fuerza laboral. 62 En la medida en
que el empleo de esclavos estaba asociado con la producción de mercancías de
parte de la elite y con la comercialización, y en la medida en que los beneficios de
la elite de tales empresas y de su participación en el estado sustentaban el acceso de
esta elite a los servicios de los esclavos, no hay ninguna razón obvia para pensar
que el sistema esclavista se haya debilitado antes del siglo V d. C. Por el mismo
indicio deberíamos esperar que se haya contraído durante los siglos V y VI d. C.,
en tanto que estas precondiciones favorables empezaron a desaparecer en el oeste
y formas más radicales de restringir la libertad de los trabajadores emergieron en el
este.63

El aumento nominal del precio de los esclavos durante el Califato temprano puede
haber estado relacionado con la escasez de trabajo causada por la plaga y/o por la
afluencia de metales preciosos africanos.64 Para aquella época, el centro económico
de gravedad en Eurasia occidental se había desplazado una vez más hacia el Egeo,
y especialmente al Cercano Oriente, regiones a las cuales Europa abasteció de

62 Harper, K., Slavery in the Late Roman World. Shaw, B. D. “‘A wolf by the ears’: M. I. Finley’s
Ancient Slavery and Modern Ideology en historical context” en Finley, M. I., Ancient Slavery and Modern
Ideology, pp. 3–74 es más matizado. MacMullen, R., “Late Roman slavery”, Historia, 36, 1987, pp.
359–82 y Whittaker, C. R., “Circe’s pigs: from slavery to serfdom in the later Roman world” en
Finley, M. I.(ed.), Classical Slavery, pp.88–122 son los trabajos anteriores más salientes. Datos
cuantitativos: Harper, K., “The Greek census inscriptions of late antiquity”. Para villae, véase Lewit,
T., Villas, Farms, and the Late Roman Rural Economy: Third to Fifth Centuries AD, Oxford, 2004; cf. Vera,
V., “Dalla villa perfecta alla villa di Palladio: sulle trasformazioni del sistema agrario in Italia fra
principato e dominato”, Athenaeum 83, pp. 189–211, pp. 331–56. Para la naturaleza del colonato,
véase, por ejemplo, Grey, C., “Contextualizing colonatus: the origo of the Late Roman Empire”,
Journal of Roman Studies,97, pp. 155–75 [“Contextualizando el colonatus: la origo del Imperio Tardío
Romano” en Santos, D. (ed.), Aspectos de la historia del imperio romano. Textos de Morstein-Marx,
Rosenstein, Mattingly, Ziolkowski, Grey y Drinkwater, La Plata, 2017, pp. 96-135], y más adelante,
Capítulo 6.
63 Véase en general Wickham, Ch., Framing the Early Middle Ages, y cf. anteriormente Capítulo 1. Los

adscripticii pueden haber sido similares a los esclavos: Harper, K., Slavery in the Late Roman World, p.
155, 506.

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64 Véase Harper, K., “Slave prices in late antiquity (and in the very long run)”. Salarios reales altos

debido a la escasez de trabajadores: Scheidel, W., “Real wages in early economies: evidence for
living standards from 1800 bce to 1300 ce”, Journal of the Economic and Social History of the Orient, 53,
pp. 425–62, esp. pp 457-7.
esclavos.65 El sistema romano de esclavitud, centrado en Italia, había llegado a su
fin y, como el propio Imperio Romano, nunca fue reconstruido.

Conclusiones: Esclavitud, imperio y la naturaleza de la economía romana

La economía romana fue distintivamente “romana” por la institución del imperio


que, directa o indirectamente, movilizó recursos bajo nuevas modalidades y, en
última instancia, dio cuenta de la expansión económica que observamos en el
registro histórico. El imperio facilitó un sistema de intercambios que alentó la
producción para el mercado, una característica que en su momento favoreció el
empleo del trabajo esclavo y el modo de producción esclavista, con su control
exhaustivo y su organización racionalizada. Mientras que la mayor parte de la
producción y del consumo estaban contenidos dentro de la unidad doméstica, la
mayoría de las actividades continuaron siendo ejecutadas por trabajadores libres o
semi-autónomos. De todas formas, en términos del carácter intrínseco y de su
ubicación estructural, la esclavitud ocupó una posición central en la economía
romana.

Por su naturaleza, el imperio y la esclavitud-mercancía eran muy similares,


constituyendo sistemas análogos de dominación violenta y asimétrica y de
apropiación predatoria, que movilizó y distribuyó recursos y creó, sustentó y
reforzó la desigualdad y la jerarquía. No fue una coincidencia que la esclavitud y el
imperio florecieran y declinaran conjuntamente. Complementando el poder
imperial sobre las comunidades, la esclavitud aseguró el poder sobre los
individuos. El hecho de que tanto el imperio como la esclavitud estuvieran
arraigados en la dominación violenta no implica que la violencia estuviese
continuamente expresada o ejercida: por necesidad, los gobernantes y los
propietarios de esclavos confiaban ambos en una cierta redistribución de recursos
y en ostensibles actos de beneficencia en el manejo de sus asuntos. Nada de esto
alteró la esencia del dominio imperial o de la esclavitud, ni disminuyó el derecho y
la capacidad de los gobernantes y propietarios para la intervención violenta.

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65Harper, K., “Slave prices in late antiquity (and in the very long run)”; McCormick, M., Origins of
the European Economy: Communications and Commerce, AD 300–900, Cambridge, 2001, pp. 733-777;
Henning, J., “Strong rulers –weak economy?...”; Rotman, Y., Byzantine Slavery and the Mediterranean
World, Cambridge MA, 2009, pp. 57-81.
La ubicación estructural de la esclavitud romana no fue, en primer lugar, una
función de escala. Componente vital de las unidades domésticas y de los
emprendimientos de los grupos dominantes (sean gobernantes, terratenientes, o
incluso comerciantes), el trabajo esclavo ocupó una posición central en la creación,
en la administración y en el consumo de la riqueza y en el poder social de la elite.
La esclavitud y la manumisión le permitierona los miembros de la elite crear redes
distintivas de subordinación y control económico que incrementaron su autonomía
respecto de la población común libre. 66

La esclavitud tuvo variados efectos en los mercados de trabajo y en la situación de


la población trabajadora nacida libre. Por un lado, el acceso a extranjeros
esclavizados puede haber reprimido el deseo de la elite de controlar el trabajo no-
esclavo con la ayuda de instituciones como la esclavitud por deudas. Por otro lado,
la dependencia de la elite respecto de los esclavos y de los libertos puede haber
desfavorecido a los trabajadores libres mediante la restricción de su acceso al
empleo en las casas y en los negocios de los ricos, y desalentado la inversión en
capital humano más allá de los confines de estas casas y negocios.67 La esclavitud
también distorsionó los mercados de trabajo. Si bien es cierto que los esclavos
participaban de los mercados de trabajo, en los cuales recibían salarios (bajo la
forma de mantenimiento y de incentivos remuneradores), y que los niveles de
compensación eran susceptibles a sus tareas, la medida de las pretensiones de los
propietarios hacia sus esclavos aumentaron considerablemente el costo de éstos al

66 Esta es una variante de la tesis más global propuesta por Miller, J. C., “Slaving as historical
process: examples from the ancient Mediterranean and the modern Atlantic,” en Dal Lago y Katsari
(eds.), Slave systems, pp. 70–102 de que a través de la historia mundial la esclavitud fortaleció a los
propietarios de esclavos en relación a sus competidores que no tenían acceso a los esclavos,
permitiendo a los primeros efectuar innovaciones. En el caso romano, la propiedad de esclavos no
creó una nueva clase dominante pero redefinió la relación entre los esclavistasmás poderosos y la
masa de la población libre.
67 Por ejemplo Aubert, J.-J., Business Managers in Ancient Rome: A Social and Economic Study of

Institores, 200 B.C. – A.D. 250, Leiden, 1994, pp. 417-420 observa que el nexo entre la administración
romana de negocios y la esclavitud era más cercana de lo que las instituciones legales esperarían
que creamos, si los empleadores hubieran sido indiferentes al estatus de sus agentes. Las

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preferencias por agentes no libres y las oportunidades concomitantes a una carrera pueden ayudar
a explicar el fenómeno de la esclavización voluntaria: Ramin, J. and Veyne, P., “Droit romain et
société: les hommes libres qui passent pour esclaves et l’esclavage volontaire”, Historia,30, 1981, pp.
472–97.
afrontar el cambio de empleador, y en consecuencia redujeron el poder negociador
de los esclavos.68

Uno podría objetar que todas las formas de trabajo para otros implican asimetría y
coerción. Aun así, la esclavitud-mercancía, el arrendamiento agrario, el trabajo
asalariado y la servidumbre diferían en muchos aspectos, incluyendo la capacidad
de los propietarios de ejercer violencia sobre los trabajadores y de tener un control
directo sobre su trabajo. La configuración específica de los regímenes laborales que
apuntalaron la posición de los grupos dominantes importa mucho en nuestra
comprensión de un sistema económico dado. La esclavitud puede ser vista como la
“excepción dominante” de la economía romana. Dondequiera que el trabajo
esclavo estuviese organizado de una manera racional, a gran escala y orientado a la
producción para el mercado, esto plausiblemente representaba el segmento más
avanzado –más “capitalista”- de la economía romana. Como tal, era la vanguardia
del crecimiento intensivo, haciendo posible la reorganización del proceso
manufacturero y la colonización del campo con capital. A diferencia de las
sociedades esclavistas del Nuevo Mundo, la esclavitud romana nunca dominó el
mercado de la producción en términos cuantitativos pero creó focos vitales de
desarrollo.69 Las modas académicas oscilan como un péndulo: el estudio de la
economía romana se ha movido desde las radicales afirmaciones sobre la
centralidad absoluta del trabajo esclavo hasta una creciente falta de entusiasmo en
esta cuestión. 70 Una revisión de lo que tal vez haya sido un énfasis excesivo sobre

68Sobre la esclavitud en los mercados de trabajo, véase Temin, P., “The labor market of the early
Roman empire”, Journal of Interdisciplinary History, 34, 2004, pp. 513–38, quien señala que el trabajo
“libre” premoderno estaba a menudo sujeto a serias restricciones sobre la movilidad y la elección
(cf. también Banaji, J., “The fictions of free labour”, Historical Materialism, 11.3, 2003, pp. 69–95);
pero véase más adelante, Capítulo 6, para instituciones romanas de trabajo libre. Los esclavos
podían defeccionar para buscar nuevos empleos (Bellen, H., Studien zur Sklavenflucht im römischen
Kaiserreich, Wiesbaden, 1971), pero los riesgos concomitantes eran considerables.
69 Véase especialmente Carandini, A., Schiavi in Italia, pp. 318-23; Schiavone, A., The End of the Past:

Ancient Rome and the Modern West, Cambridge MA, 2000, pp. 63-5, 108-64.
70 Véase Morley, N., Antiquity and Modernity, Malden MA, 2009, pp. 150-2 para citas seleccionadas

de Hume, Marx, Engels y Weber, o más recientemente el trabajo hecho en los años 80 (como Finley,
M. I., Ancient Slavery and Modern Ideology; Giardina, A. y Schiavone, A. (eds.), Società romana e
produzione schiavistica; Ste Croix, G. E. M. de, The Class Struggle in the Ancient World; Carandini, A.,

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L'anatomia della scimmia. La formazione economica della società prima del capitale (con un commento
alle Forme che precedono la produzione capitalistica dai Grundrisse di Marx), Torino, 1979), y compárese
la efectiva ausencia de la esclavitud desde la página 82 de la declaración de objetivos del actual
Oxford Roman Economy Project (véase antes, Capítulo 1, nota 14). Para el permanente interés en la
la esclavitud entre las generaciones previas de académicos ha llevado a una
indiferencia que ahora necesita ser revisada. La esclavitud es fundamental para
nuestra comprensión de la economía imperial romana como un producto de la
violencia organizada y de la integración coactiva.

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importancia general de la antigua esclavitud griega, cf. Cartledge, P., “The political economy of
Greek slavery”, en Cartledge, P., Cohen, E. E., y Foxhall, L. (eds.), Money, Labour and Land,
Cartledge, P., “Greek civilization and slavery” en Classics in Progress: Essays on Ancient Greece and
Rome, ed. T. P. Wiseman, Oxford, 2002, pp. 247–62.

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