Este documento analiza la relación entre la opinión pública, la comunicación política y la democracia. Explica que la opinión pública es fundamental para la democracia al ser la base del consenso, y que la comunicación política contribuye al desarrollo democrático al facilitar la proyección de la opinión pública en el espacio público e influir en su configuración. También describe el papel de los políticos, periodistas y ciudadanos en este proceso e indica que la 'democraticidad' de la comunicación política puede medirse por
Este documento analiza la relación entre la opinión pública, la comunicación política y la democracia. Explica que la opinión pública es fundamental para la democracia al ser la base del consenso, y que la comunicación política contribuye al desarrollo democrático al facilitar la proyección de la opinión pública en el espacio público e influir en su configuración. También describe el papel de los políticos, periodistas y ciudadanos en este proceso e indica que la 'democraticidad' de la comunicación política puede medirse por
Este documento analiza la relación entre la opinión pública, la comunicación política y la democracia. Explica que la opinión pública es fundamental para la democracia al ser la base del consenso, y que la comunicación política contribuye al desarrollo democrático al facilitar la proyección de la opinión pública en el espacio público e influir en su configuración. También describe el papel de los políticos, periodistas y ciudadanos en este proceso e indica que la 'democraticidad' de la comunicación política puede medirse por
Opinión pública y comunicación: heraldos de la democracia
Los medios de comunicación son el espacio público de la
contemporaneidad. Por tanto, políticos, periodistas y ciudadanos buscan incidir en ellos y participar en el debate del cual deriva la opinión pública, fuerza movilizadora de la democracia. El análisis de este tema permite concluir que la comunicación política contribuye en el desarrollo del sistema democrático al facilitar su proyección en el espacio público e influir en la configuración de la opinión pública, necesarias para su constitución y legitimidad. Este texto cubrirá la comunicación política y su importancia en el desarrollo de la democracia. Primero se realiza una aproximación al concepto de democracia y su estrecha relación con la opinión pública. Luego, se expone sobre la comunicación política, sus aportes y caracterización en el sistema de gobierno democrático, y el rol particular de los políticos, periodistas y ciudadanos en el proceso; tomando la película The Ghost Writer de Polanski como ejemplo de ello. Conceptualización de democracia moderna La palabra democracia significa poder (kratos) del pueblo (demos) (Sartori, 2012). Sin embargo, Sartori señala que para comprender al concepto de manera integral es necesario considerar tanto su noción descriptiva como la prescriptiva. "Lo que la democracia es no puede separarse de lo que la democracia debería ser" (Sartori, 2012, p.10). De esta forma, el entendimiento completo de la teoría de la democracia requiere englobar ambas nociones, así como la aplicación práctica de dicha teoría (Sartori, 2012). Para el autor la democracia moderna es principalmente la teoría del Estado liberal-democrático. Dicho de otra manera, "hoy la 'democracia' es una abreviación que significa liberal-democracia" (Sartori, 1992, p.27). La liberal-democracia es "en primer lugar, demoprotección, la protección del pueblo contra la tiranía; y en segundo lugar demopoder, la atribución al pueblo de cuotas, e incluso de cuotas crecientes, de efectivo ejercicio del poder" (Sartori, 2012, p.412). La democracia moderna posee a su vez tres aspectos distintivos respecto a la antigua: es un principio de legitimidad; es un sistema político destinado a solventar problemas de titularidad y ejercicio del poder; y, sobre todo, se trata de un ideal (Sartori, 1992). Por otra parte, Sartori (1992) indica que la legitimidad de la democracia establece que su poder procede del pueblo, basado sobre el consenso validado y no supuesto de los ciudadanos. Igualmente, expresa que "el poder está legitimado (además de condicionado y revocado) por elecciones libres y recurrentes" (p.28). Aunque la elección y la representación son los instrumentos indispensables para la realización de la democracia, son también su punto débil, debido a que la primera no necesariamente es libre ni la segunda genuina (Sartori, 2012). Por ello, la democracia moderna existe cuando se agota la definición etimológica, la cual entendida literalmente se concibe como una sociedad sin Estado o sus sustitutos, ya que el poder es del pueblo solo si él lo ejerce (Sartori, 2012). Al hablar de pueblo, poder popular y elecciones son pertinentes algunas aclaratorias. Hoy, el pueblo se aleja de su concepción romántica como totalidad indivisible y la democracia es más que la regla de la mayoría (Sartori, 2012). La teoría de la democracia propuesta por Sartori también debe encajar con el principio mayoritario moderado, o bien, "la mayoría tiene el derecho de prevalecer dentro de los límites, es decir, respetando los derechos y libertad de las minorías" (p. 26). Opinión: fundamento del consenso La democracia, entendida como el gobierno del pueblo sobre el pueblo, es en parte un sistema gobernado y al mismo tiempo uno gobernante en el momento de las elecciones electorales (Sartori, 2012). Estas últimas establecen el representante del gobierno mas no el contenido de su gestión (Sartori, 2012). Sobre esto, Dicey (1905, c.p. Sartori, 2012) expresa que la opinión de los gobernados es el fundamento real de cualquier gobierno. Es aquí donde entra en escena la opinión pública, pues las elecciones constituyen un medio para la consecución de un gobierno de opinión (Sartori, 2012). La democracia es tal, un "gobernar fundado en la opinión" (Sartori, 2012, p.71); y tal cimiento es particularmente una opinión pública, una que sea realmente originaria del público (Sartori, 2012). Hay que destacar que la opinión es pública en la medida en que se difunda entre el público y aluda al bien común, al interés general (Sartori, 2012). El gobierno que surge de la opinión de los electores es también un gobierno por consentimiento (Sartori, 2012). El consenso en democracia, dice el autor, comprende los niveles de comunidad (valores), régimen (reglas de procedimiento) y de gobierno (políticas de gobierno). Adicionalmente, el consenso que es verdaderamente condición requerida de la democracia es el procedimental, debido a que establece un método de solución de conflictos y al quién que tiene el derecho a decidir cómo (Sartori, 2012). Por otra parte, el consenso sobre el nivel de gobierno suscita un disenso, donde la afirmación "la base y esencia de toda democracia está en 'gobernar discutiendo'" (Barker, 1942, c.p. Sartori, 2012) adquiere sentido. En este caso, el disenso no se centra en la forma de gobierno sino en las políticas de gobierno; y es en el convenir sobre la disensión que se observa cómo la opinión pública es un fundamento sustantivo y operativo de las democracias (Sartori, 2012). Comunicación política como facilitadora Ahora bien, la opinión pública no es una fuerza innata, sino que interactúa con flujos de información recibidos principalmente por el público (Sartori, 2012). En estos flujos de información inciden principalmente los medios comunicación y, en consecuencia, puede observarse el papel de la comunicación política con los mismos. Dada la constante impregnación de la comunicación en todos los niveles de la política, se han realizado diversos esfuerzos teóricos para una correcta conceptualización de la comunicación política, donde la más apropiada apunta a una intersección entre las dos acepciones con entidad propia e independencia (Canel, 1999). La política es aquella actividad de adopción y aplicación de decisiones en y para la comunidad, y la comunicación incide en ella como proveedora de información y recogedora de datos para la toma de medidas, como cooperante en el carácter vinculante de las mismas y en la organización de la comunidad, pues es útil para otorgar consenso, proporcionar directrices, facilitar la comprensión de posturas y percepciones diferentes sobre valores y tradiciones, y solucionar conflictos por la verificación de opciones distintas (Canel, 1999). La comunicación política puede definirse, entonces, como el campo de estudio que abarca la actividad determinada de políticos, comunicadores, periodistas y ciudadanos, en la que se genera en relación a los asuntos públicos, un intercambio de información, ideas y actitudes (Canel, 1999). Del mismo modo, la comunicación política abarca una serie de técnicas de comunicación electoral e institucional, que favorecen el alcance de un objetivo político (Canel, 1999). En estas técnicas puede apreciarse la contribución de la comunicación en el aspecto vinculante de las medidas políticas, ya que sustentan la legitimidad de los sistemas políticos en los niveles del origen y ejercicio del poder (Canel, 1999). En el caso de la democracia, hoy día no pueden ganarse elecciones si el candidato no utiliza los medios para darse a conocer, y no podrá tampoco consolidar la legitimidad obtenida de las elecciones si no comunica fluidamente sus medidas para su asunción y entendimiento (Canel, 1999). La comunicación política podrá caracterizarse de democrática al considerar su 'democraticidad', al cuantificar qué tan democrática es en función de las características de la democracia (Sartori, 2012). Estas, como explica el politólogo italiano, pueden referirse a la participación, el consenso, la igualdad, el pluralismo, entre otros. La 'democraticidad' de la comunicación política podría medirse en el espacio público donde los actores intercambian información, que en la actualidad, es el conjunto de los medios de comunicación. La estructura de estos en democracia debe ser policéntrica, permitiendo que las comunicaciones masivas incluyan más voces que solo la del régimen y consientan la verificación de lo verdadero, contrario al totalitarismo (Sartori, 2012). Junto a lo anterior, factores como la libertad de pensamiento y expresión, que se basen en una búsqueda y respeto por la verdad y la seguridad para exteriorizar lo que se piense (Sartori, 2012), contribuirán en la construcción de una opinión pública que sea realmente del público, auténtica y autónoma, y no solo esté en él. Para cada actor, la comunicación política supone un rol particular: el político es ejecutor de las medidas orientadas al bien común, el comunicador es estratega, el periodista intermediario entre el poder y la opinión pública (Cavia, 2017), y el ciudadano debe ser reflexivo frente a la información recibida a través de los medios. La opinión pública que este construya será democrática si la información dada por el periodista no se desprestigia y sea acorde a la realidad. En la película The Ghost Writer (2010) puede observarse la interacción y cooperación de los actores de la comunicación política, especialmente en el equipo de trabajo de Adam Lang, donde este funge como político, sus asistentes Amelia, Alice y Lucy como estrategas de su comunicación institucional, y el fantasma como un ciudadano. Al este cooperar en la elaboración de una declaración de Lang, puede verse, como dice Canel (1999), la inclusión de cualquier miembro de la sociedad como emisor del mensaje político expreso o implícito. Igualmente, la cobertura de la noticia de la acusación de Lang como criminal de guerra corresponde al carácter de reporterismo declarativo del periodismo político (San Martín, 2007), y las protestas contra él podrían explicarse con la teoría de agenda setting, en la que el contenido de los medios es incluido en el conocimiento de la gente, enfatizándolo o ignorándolo en el escenario público (Cavia, 2017). Además, por ser un problema cercano a la gente, sugiere una opinión pública auténtica pero obstinada e inesperada (Sartori, 2012). En síntesis, la comunicación política colabora con los objetivos generales de la política, además de proyectar y consolidar su legitimidad de origen y ejercicio en los medios. En el caso de la democracia, contribuye también en la configuración de una opinión pública autónoma como expresión de un verdadero gobierno de consenso. Referencias bibliográficas Benmussa, R., Polanski, R. y Sarde, A. (Productores). Harris, R y Polanski R. (Guionistas). Polanski, R. (Director). (2010). The Ghost Writer. [Cinta cinematográfica]. Alemania, Francia y Reino Unido: Summit Entertainment & Optimum Releasing.
Canel, M.J. (1999). Comunicación Política Técnicas y estrategias para
la sociedad de la información. Madrid, España: Tecnos.
Cavia, G. (2017). Políticos y periodistas: las relaciones personales
del poder. En G. González (Ed). Comunicación política: periodistas, políticos y la opinión pública. Definiciones, conceptos e investigación de campo. (pp.44-52). La Plata: Universidad Nacional de La Plata.
San Martín, E. (2007). Periodismo Político. Periodismo Político
¿Ilustración o tribalismo? (pp. 1-22). Zaragoza: Fundación Manuel Giménez Abad de Estudios Parlamentarios y del Estado Autonómico.
Sartori, G. (1992). Elementos de teoría política. Madrid, España:
Alianza Editorial.
Sartori, G. (2012). ¿Qué es la democracia? México D.F., México: