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Los agentes que enferman a las plantas “fitopatógenos” tienen diversos orígenes: animal, virus,
bacterias y hongos.
Se estipula que a mayor concentración de densidad de plantas hay mayor riesgo de desarrollar
alguna fitopatología, excesos de humedad y condiciones climáticas favorables, deficiencias e
incluso excedentes de nutrientes son elementos que favorecen su desarrollo.
La introducción de especies nuevas en una región suele traer consigo algún patógeno que ante la
falta de control natural se desarrolla en su nuevo ambiente sin ninguna competencia proliferando
así de una manera más rápida, llegando a ser un problema difícil de erradicar.
El artículo de donde se toma referencia para la elaboración de este trabajo menciona
específicamente la historia del norte de Tamaulipas, sus orígenes en cuanto a producción agrícola,
los que se ha sembrado en la zona y por consecuente las afectaciones fitopatógenas que esta
presenta.
Esta zona donde la agricultura se practica en casi un millón de hectáreas, 70% en temporal y 30%
en riego con el sorgo como cultivo principal ha sufrido grandes cambios en cuanto a lo que ahí se
siembra, en la época de los 40 el cultivo que predominaba en la zona era el algodón, el mismo que
produjo grandes dividendos pero al establecerse como un monocultivo sin existir ningún tipo de
rotación a lo largo de los años desarrollo problemas fitosanitarios obligando a dar un giro
completo en el establecimiento de cultivos.
Así se establecen cultivos de maíz y de sorgo de manera comercial, y en menor producción para
consumo familiar el frijol. El establecimiento del sorgo y su sobreexplotación, así como la
introducción de especies extranjeras derogo en el desarrollo de la plaga el carbón de la panoja
[Sporisorium reilianum], cuyas teliosporas infectan las plántulas durante la emergencia y se
desarrollan en forma sistémica. Las nuevas teliosporas sobreviven durante períodos prolongados
y son las causantes de nuevas infecciones. Para controlar esto se decidió liberar especies de sorgo
genéticamente mejoradas con alta tolerancia a esta enfermedad.
En los 70´s aparece una nueva plaga mildiú velloso [Peronosclerospora sorghi] la cuál germinan en
el suelo e invaden las raíces de las plántulas; el hongo prolifera sistémicamente e induce clorosis
de las hojas de donde conidios inician ciclos de infecciones secundarias, para controlar este
patógeno se liberaron variedades resistentes, de igual manera el empleo de fungicidas y siembras
tempranas ayudaron para su control.
En términos generales cuando apareció una nueva enfermedad se busco su control mediante
diversas técnicas, en los 80 la aparición de la pudrición carbonosa del sorgo causada por
Macrophomina phaseolina cambio los lineamientos de como controlar la enfermedad, se
descubrió que a mayor cantidad de densidad de población más sucesible era el cultivo a
infectarse.
Los primeros estudios sobre el mildiú velloso del maíz (P. sorghi) se iniciaron en la década de los
sesentas, derivado de esto se comenzó a realizar inoculaciones en plantas de maíz con la intención
de obtener una entre cruza con mayor tolerancia a los efectos generados por esta plaga.
Para los años 80, la pudrición carbonosa (M. phaseolina) sobresalió como una de las principales
enfermedades del maíz, el principal problema fitopatológico del maíz al finalizar la década de los
ochentas y principios de los noventas, fue la contaminación del grano por diversas toxinas
producidas por hongos de campo y almacén, los estudios realizados arrojaron que factores
agronómicos, fitosanitarios y climáticos, determinaron que la fecha de siembra, los insectos de la
mazorca, los riegos, la densidad de población y el genotipo, son variables asociadas con el grado
de contaminación del grano, con ello se logra una reducción del índice de contaminación.
La pudrición carbonosa afecto tanto al maíz como al frijol, sin embargo, estudios realizados indican
que al sembrar ambas variedades simultáneamente incrementó en 32% la sobrevivencia de
plantas.
En términos generales todos los cultivos establecidos en esta región, sean de riego, temporal,
granos, forrajes e incluso las hortalizas han aparecido sus propias enfermedades que merman su
producción.
Algunas de estas patologías atacan a varios cultivos d diferentes especies, otras solamente se dan
para un cultivo determinado, lo que los estudios han arrojado es que para poder controlar en
estas enfermedades hay que establecer cultivos rotativos, asociación de cultivos, siembras
tempranas y sobre todo conocimiento de las enfermedades presentes en la zona, su modo de
infección y qn que condiciones climáticas suelen desarrollarse mejor.
Conclusión.
De igual manera se observa que mediante prácticas agrícolas responsables se puede ayudar a
controlar mejor estas plagas.