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Juegos de la nueva guerra fría

EL PAÍS 07 febrero 2022 -
La foto inaugural de los Juegos Olímpicos de invierno el viernes en Pekín concentra
múltiples mensajes que trascienden la esfera deportiva. La escenificación retrata de algún
modo una nueva guerra fría propia del siglo XXI. A un lado, Estados Unidos, Unión
Europea y otras democracias, y al otro China, Rusia y otros países autoritarios o
autocráticos. Tanto las ausencias como las presencias dibujan un mapa polarizado. Las
ausencias están vinculadas al boicot diplomático adoptado con distintas motivaciones e
intensidad por países como Estados Unidos, India, Japón, Reino Unido, Canadá o
Australia. Entre quienes sí acudieron a Pekín, figuran representantes de alto nivel de
regímenes autoritarios, pero también de la mayoría de países de la Unión Europea
(aunque con autoridades de nivel menor). Muy significativamente, estuvieron presentes
también grandes compañías, en calidad de patrocinadores principales y con sede central
en los países que respaldan el boicot. Es, pues, una radiografía del panorama global de
alianzas y sintonías; en ella se ven bien las incertidumbres y divergencias en el seno de
las filas occidentales.
Los países del boicot lo justifican como denuncia por la violación de derechos
humanos, muy especialmente de la minoría musulmana uigur, objeto de una inaceptable
represión por parte de Pekín. Pero a diferencia de los Juegos de Moscú de 1980, también
boicoteados, la acción hoy se dirige contra una potencia en pleno ascenso, con un vigor
económico que respalda ambiciones casi ilimitadas, y plenamente imbricada en el sistema
global. Se trata de un esquema de rivalidad que desafía a las democracias de forma
mucho más profunda que la URSS del siglo pasado. El paradigma cambia por completo
ante la evidente interdependencia entre China y Occidente y el enorme espectro de
conexiones de todo tipo. Las turbulencias políticas, incluso sin alcanzar el umbral militar,
pueden tener repercusiones muy amplias y profundas en nuestras sociedades. En el caso
de Europa, se añade la persistente dependencia energética de Rusia.

La actitud cada vez más rotunda de Rusia y China exige a los europeos definir su lugar en
ese nuevo escenario. ¿Es preciso afrontarlo con una posición común en la UE? Si es así,
¿cuál debería ser el común denominador estratégico? La primera respuesta debería ser
un sí rotundo; la segunda, inevitablemente, tendrá que ser un compromiso entre los
socios. Por supuesto, instituciones comunitarias y gobiernos están en ello. Pero los
acontecimientos demandan acelerar en muchos sentidos la reducción del peso de los
instintos nacionales y la apertura de un debate público más amplio y profundo que el
actual. Ha de trascender el ámbito de las presidencias y cancillerías e involucrar mucho
más de lo que sucede hoy a los parlamentos y a la misma sociedad civil.
1. Elabore un resumen del texto.
2. Redacte el tema de este texto.
3. Realice una producción escrita de entre 200 y 300 palabras sobre “Juegos olímpicos:
¿política o deporte?”. Recuerde que debe utilizar un lenguaje formal y cuidar de manera
especial la ortografía y la cohesión.
Morfología: analice y comente las siguientes palabras: inaugural, estratégico, polarizado,
especialmente, rivalidad.
Sintaxis. Analice y comente la siguiente oración, extraída del texto.
La primera respuesta debería ser un sí rotundo; la segunda, inevitablemente, tendrá que
ser un compromiso entre los socios.

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