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N U E STRO : 1
AMBIENTEf
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NUESTRO
AMBIENTE
l,t.i
Serie:
IDEAS SOBRE LA SALUD MENTAL
Folleto núm. 3
ruc t:
existe aquel tipo de criada que pasaba toda una vida en un ho-
gar, compartiendo con la madre la responsabilidadde velar por
los hijos. La verdad es que aquel ser humano se conformaba con
tan poco la mayor parte de las veces que no vemos mal que haya
desaparecidoel tipo de explotacióna que se le sometía.
Hoy la empleada doméstica se va cuando menos se espera
y empiezan a pasar por la casa una sucesiÓnde entes cuyos
nombres a veces es difícil de recordar. Hasta la más dócil de las
criaturas se rebela ante tanta incertidumbre y es capaz de pegar-
le un mordisco al que se le interponga en su camino cuando quie-
re retener a la madre, colgadode su cuello.
Si se meditara a fondo lo importante que es conseguir la
mejor persona posible para cuidar de los hijos cuando la madre
trabaja, se haría un esfuerzo más consciente por seleccionar y
retener una buena empleada. A veces puede ser tan sencillo co-
mo pagar el jornal en lo que vale.
I lenios oído jnenudo una pareja que dcqcsperada
'
quien cuide de los hijos, decir que ncccqitan una 'sirvienta", A
trnglÓn seguido añaden quc tan solo Ic cxigcn que cuide bien
de los niños aunque no Ic dé tictnpo a recoger la casa, La pala-
eon sus connotaciones tradicionales, ya indica quc no sc Ic
tiene en otra estima que la del concepto dc fregar y cocinar co-
mo una autÓmata.
No puede ser "sirvienta"la que forma cl carácter de nuestros
hijos en ausencia nuestra. Vale tanto su presencia cn el hogar que
vale una buena paga. Quizás las deserciones frecuentes bajarían,
si lo que se pagase guardara proporción con los requisitos que
debiera exigírselepara su ocupación.
Otra solución que puede ocurrírsele a una comunidad es la
de proveer para el cuido de los niños a base de la organización
de servicios grupales tales como los jardines de infancia.
¿Qué otras solucionespuede haber? Es menester darle pen-
samiento, puesto que estaríamos preocupándonospor una causa
de vital necesidad en la comunidaddel presente.
La Madre
Veamos ahora, no ya el lado del hijo, sino el de la madre,
cuando sale a trabajar fuera. En esa madre ocurren conflictos
que no podemos negar. Muchas veces cuidan a los hijos en otro
hogar, pero ella tiene que regresar a su casa a hacer todas las labo-
res. Después de luchar contra el "tapón" llega desarbolada a reco-
ger los hijos, a preparar la comida, a pensar en el traje que se va a
poner el otro día, a calmar la irritación del marido que no en-
cuentra el periódico. Salud Mental al máximo es lo que necesita
para no mandar a los hijos, al marido y el trabajo al infiernoen
uno de esos momentos.
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El Marido
No olvidemos al marido. Muchos de ellos comparten hoy
con gusto las tareas cotidianas.Pasan el mapo, echan la ropa a
lavar y hacen sinfín de otras labores que antes hacía solita la
esposa. Aún así, pueden surgir conflictos. Cuando él quisiera
desahogarse con la esposa de un mal rato que pasó en el trabajo,
ella puede a su vez consumir el tiempo que pasan juntos descar-
gando los problemas que tuvo en el día. Se va el marido a com-
prar los alimentosy se le ocurre traer, para que se lo preparen
enseguida, un antojo que tan solo puede prepararse con la cal-
ma y el tiempo que la esposa no tiene.
Son muchísimaslas tensionesque produce la situaciÓntan
común hoy de la madre que trabaja. No podríamos agotar el te-
ma por más ejemplos que se diesen. Lo mejor en cada caso es que
la familia estudie su propia situación y determine la mejor mane-
ra de aliviar aquellos problemas donde reconoce que la raíz del
mal está en las complicacionesque se producen con la ausencia
de la madre.
Es mucho también lo que podrían producir en ideas sobre
el tema los grupos que se dispusiesena estudiarloa fondo. Se-
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ría interesante saber qué opinan, no solamentelos espososy es-
posas, sino también los adolescentes,los familiares y la comu-
nidad en general.
Los Jóvenes
Hay otra área de salud mental relacionadacon el hogar que
necesita exámen cuidadoso.Se trata del cambio que ha ocurrido
en la manera en que los hijos responden a los esfuerzosde sus
padres por orientarlos.
Son muchos los padres que se quejan de que la crianzade
los hijos se les ha ido de las manos. Este problema cobra vigen-
cia dramática cuando se trata de los adolescentes.Algunospa-
dres se violentan al ver que sus hijos, después de cierta edad,
no les quieren obedecer. Otros prefieren ignorar las presiones
del ambiente diciéndoseque en el caso de su familianunca ha-
brá problemas como los que ven a su alrededor. Se espantan
cuando surge un incidente donde están envueltossus propios hi-
jos y entonces se paralizan. Hay quienesdeciden que es mejor
aceptar cuanto suceda. O se sienten incapacitadospara orientar
a sus hijos o presumenque el ambienteen que viven es tan ma-
ravilloso comparado a lo que tuvieron ellos en su juventud que
no quieren ser obstáculo para sus hijos. Así permiten todo cuan-
to al adolescente se le ocurra. Cuando quieren atajar lo que
ya no puede tolerarse, es a veces muy tarde.
Cada vez que ocurre un problema de relacionescon los ado-
lescentes los padres se recuerdan con nostalgia de los "tiempos
de antes", Había una vez que los niños no salían ni al balcónex-
no
cepto con el permiso de sus padres. Un joven de 16 ó 17 años
fijada,
se atrevía a llegar de una fiestecitamás tarde de la hora
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que en muchos casos no pasaba de las 9:00 P.M.
En aquel entonces la crianza de los hijos tenía unos ribetes
autoritarios que afectaban el crecimiento democrático de la per-
sona. Eran muchas las veces que caía un joven o una jovencita
en un matrimonio mal hecho, con tal de salir del ambiente opre-
sivo a que se le sometía. Quería acabar con el sistema donde a
él o a ella lo mandaban. Pero, total, lo que buscaba era tener la
oportunidad de mandar a su vez. Y se caía en un círculo vicioso.
Los padres que pretenden la obediencia ciega de entonces
se olvidan que la mente del hombre tiene un cerebro que Dios
le dió para usarlo.
Trae mayor satisfacción a una persona, no importa su edad,
el poder conducirse a base de lo que la razón misma le dice que
a base de la decisión hecha por otro, sin posibilidades de cues-
tionarla. La imposición sobre un hijo de una conducta en particu-
lar puede funcionar muy bien, al parecer.
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El hijo parece nuty obediente porque sc baña a la hora que
le dicen, eotne lo que se decide que (lebe cotncr y casi hasta res-
pira cornole dicen quo debe respirar. Y nadic sc da cucnta quo,
a más represión,tuás grande puede ser la rcbelión dc la criatura
que parecía tan dócil a los ó 12 años.
Entiéndase bien que no estamos predicando la libertad sin
límites, Salud Mental no es hacer lo que a uno le venga en ganas,
pues nadie vive solo y sin responsabilidadeshacia los demás. Lo
que sugerimos, a los padres, es que examinen sus métodos de
guiar a sus hijos adolescentes.
No es fácil hacerlo. Cuando tenemos un problema encima
ya no queremos volver atrás y ver que parte del problema fue
creado por nosotros mismos. Leer lo que dice un "experto"en
un folleto no proporciona soluciones.Si una comunidad quiere
darse a la tarea de meterle mano a los problemasde la orienta-
ción adecuada a los adolescentesnecesita dedicar tiempo a es-
tudiar la situación, utilizando consejosprofesionalesque un Cen-
tro de Salud Mental puede ofrecer.
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LOS GRUPOS A LOS CUALES UNO PERTENECE:
El Trabaio
El grupo eon el cual uno se relaciona más después del hogar
es casi siempre el grupo con el cual uno trabaja. Son muchas las
maneras en que las personas que nos rodean en el trabajo pue-
den afectar nuestra salud mental, unas veces muy positivamen-
te y otras en forma negativa a nuestro ajuste.
Un buen compañero,con su generosidad,le puede hacer a
una persona apreciarse más en sus buenas cualidades. No siem-
pre pasa así.
Un jefe autoritario que se goza en crear un ambiente de te-
rror psicológico entre los subalternos puede causar múltiples pro-
blemas emocionales.
Un compañero ambicioso que utiliza medios de poca honra-
dez para lograr ascensos a base de desprestigiar la labor de otro,
puede causar tanta ansiedad que la tensión en que está la perso-
na puede trascender hasta el hogar.
Una competencia desmedida en una joven por exhibir la
vestimenta o los peinados o las prendas más modernas o costo-
sas, puede no solamente dar al traste con el presupuesto familiar,
sino también crear estados de intranquilidad tan grandes que
permean a través de todas sus relaciones con los demás.
Es necesario confrontarse a las situaciones de trabajo con
una visión clara de las satisfaccionesque en verdad puede uno
esperar del trabajo en sí y de las relaciones con los demás com-
pañeros. Es saludable reconocer el sitio que ocupa ese trabajo
en la vida total de uno y preguntarse si no se está esperando
demasiadodel trabajo. O por el contrariosi es que uno mismo
no está dando todo lo que puede dar para hacer del trabajo una
experiencia placentera.
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Algunas de las manifestacionesculturales de un país son
tan positivas que contribuyen mucho al bienestar general. Están
tan adentradas en la costumbrepopular y crean tales satisfaccio-
nes que pueden resistir los embates de los cambios, adaptándo-
se de alguna manera a las nuevas circunstancias.En Puerto Ri-
co nos distinguen de otros pueblos algunos rasgos que seguirán
siendo siempre un puntal de fortaleza emocional.
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,11/1/1/1,
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Ya mencionamosantes la importanciaque tiene aquí la fa-
milia. Cierto es que habrá muchoshogares donde los miembros
casi no se ven durante la semana, pero en un día domingo hay
miles de familias que se congregan en algún lugar común de reu-
nión. Puede que no sea ya en todos los casos la casa de los padres,
la cual visitan todos los hijos casados que ya están establecidos
en su propio hogar. A lo mejor se juntan para una jira en la playa,
o se va un grupo al cine mientras otros se quedan en la casa vien-
do la televisiÓno jugando una partida de dominó.Lo cierto es
que la familia se sigue buscando en Puerto Rico. Dentro de su
seno se resuelven infinidad de problemas que de otro modo cau-
saría desbalance en algunos de los miembros.Es uno de los pa-
trones culturales que no debiera descuidarse.
Tiene sus desventajas también, cuando se pretende obligar a
todos los miembros de la familia a seguir un mismo patrón de con-
ducta.
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le-
Hay padres que tratan de evitar que sus hijos se muden
se
jos, buscando nuevos horizontes y nuevas oportunidades. No
percatan de que el lazo de afecto puede ser más fuerte si no se
le ponen nudos. Una cercanía llena de inconformidadtrae más
tensionesque una ausencia salpicada de visita, que aunque cor-
tas o espaciadas,conservanla amistad sin trabas que caracteri-
za una buena relación familiar.
Aún estando la familia cerca, hay que cuidarse de caer en
el egoísmoinconscientede tratar de vivir la vida de los demás.
Cuando se quiere constreñir la relación social, sobretodo en
el adolescente a la familia nada más, el círculo familiar resulta
limitado. Por eso es deseable que se acepte la necesidad que tie-
nen distintos miembros de la familia de tener sus propias amista-
des y sus propias formas de recreaciÓnaparte de las que existen
dentro de la familia.
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no significan en ningún momento que se
advertencias
Estas
que no vale la pena tratar de conservarla
válido
aceptecomo estaríamos haciendo al negar la impor_
Lo que
unidad familiar. igual que botar el grano junto con
familiar sería
tancia de la vida
la paja. al
característica que de veras distingue puertorrique_
Otra
El que ha viajado sabe que la hospitalidad
ño es la hospitalidad.
otra manera, puede existir dondequiera. Sin embargo,
en una u
Rico toma una forma muy puramente nuestra. Porque
en Puerto completos al semejante, pa-
brazos y el corazón
es un abrirle los
ayuda, no solamente física sino espiritual. Eso es así por-
ra darle
de nuestras virtudes es también la compasiÓn.Ante el
que una
otro ser humano nos sale adentrouna
infortuniopor el cual pasa
que ya nos caracteriza, el "Ay Bendito". Surge tan espon-
frase
a veces, con eso nada más, le
tánea y tan sincerala frase, que
sus pesares.
estamos dando alivio al que nos cuenta
Nuestropueblo sabe dar. Desde la taza de café o refresco
que se le ofrece al extraño una vez traspone el umbral de las
puertas de nuestro hogar, hasta las colectas públicas para las víc-
timas de una inundación,nuestro pueblo tiene el don de saber
compartir lo que se tiene.
Por otro lado hay patrones culturales que en algunos de sus
aspectosno son muy saludables, porque aprietan y estrujanla
posibilidad de crecimiento emocional en los individuos.
El tabú serio sobre el sexo al cual nos referimos en el folleto
número uno es uno de los moldes más rígidos a que hemos esta-
do sometidos. Ya dijimos que este tema merece atención separa-
da.
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La falta de suficiente conciencia colectiva sobre el deber
ciudadano de participación democrática conlleva a una actitud
de indiferencia del individuo cuando surgen asuntos de interés
público.
La herencia de patrones de imposiciónautoritaria restringe
la expresión individual.
Tenemos muchísimos defectos, pero tenemos muchas más
virtudes. Tenemos la responsabilidad de conocernosmejor. A ma-
yor conciencia de los valores reales que se quieren conservarhay
menos posibilidad de tensiÓny angustiasen las relacionesarmo-
niosas que pueden tener las distintas generaciones,ya que se
pueden aceptar los cambios que surgen sin querer detener el paso
de los años. Al mismo tiempo se puede orientar a las nuevas ge-
neraciones a preservar la esencia de las cosasbuenas que nos ha
legado el pasado.
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VALLE DE COLLORES
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Escritores: Carmen Isales
Dr. José Núñez López
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