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Universidad de Nariño

Maestría en Investigación/Creación. Arte y Contexto


Edith M. Benavides
Desconstrucción de lo comunitario. Laboratorio

El mundo circundante1 de lo afectivo

Cada ser vivo tiene alrededor de sí, un mundo circundante, en mi historia personal, este
mundo estuvo cruzado desde muy temprana edad por la presencia de un felino, el rastro de sus
huellas me llevó a encontrar una fotografía (Fig. 1), la cual pasó sin ser descubierta cerca de
veinte años, un largo tiempo y al revelarse encontró su lugar entre las páginas del álbum familiar
al lado de otras historias correspondientes a su época. Las percepciones que evoca el objeto
físico provocan un estímulo significativo en mi memoria, conduciéndome hacia el pasado, donde
el encuentro entre una niña y un felino produjo una marca entre las especies. Develar su
existencia fue traer inmediatamente su recuerdo al presente, incidiendo en mí, al revivir con
nostalgia
acontecimientos
de la infancia.

1
El biólogo Uexküll propone una teoría sobre el mundo circundante (Umwelt) del animal, el cual se divide en “un
mundo de la percepción [Merkwelt], que va del notificador al órgano sensorial, y un mundo de la acción [Wirkwelt],
que va del efector al receptor de la acción […] de las notas de una cosa parte una acción que llega al órgano
sensorial del animal. Esta acción, en el mundo interior del animal, sufre variadas transformaciones y resurge como
acto del animal, para influir sobre la misma cosa, que ahora asume el papel de receptor de dicho acto. Así se cierra
un círculo que yo llamo el círculo funcional” (Uexküll 1920, como se citó en Heredia, 2011). Esta teoria permitiría
comprender que las relaciones que mantiene cada animal con su entorno suceden en un tiempo y espacio diferente al
humano.
Figura 1.

Frente a ese mundo circundante que nos rodea desde nuestro nacimiento, existe un
mundo interior, el cual está conformado por un mundo perceptible, la información que captan los
órganos de los sentidos o perceptuales conforman un mundo subjetivo el cual varía entre las
especies, en el mundo de los efectos, se encuentran los objetos, pertenecientes a un mundo
objetivo, este último es el espacio que compartimos entre las especies. Este mundo de efectos fue
el espacio que permitió la convivencia diaria entre un felino y una niña, la cual sin noción aun de
movimiento y lenguaje, seguía feral tras el gato, tal vez para intentar comprender el mundo
incognoscible del animal. Este gatito se comportaba como todos sus congéneres, su mundo de
efectos estaba entre dormir, comer, evacuar, jugar, cazar y entre los estímulos significativos
estaban las aves que se posaban en el tejado, los insectos que cazaba debajo de las piedras o
cuando escapaba asustado por sucesos desconocidos. Por el contrario, su mundo perceptual no
era similar a su especie, pues no solo desplegaba sus habilidades para jugar con los niños, siendo
muy amable y delicado en su manera de actuar, también entendía el significado del lenguaje, una
palabra mal pronunciada, en el tono no correcto, podría ofenderlo, al sentirse herido
normalmente huía. Su mundo interior entrelazado entre signos perceptuales y efectuales
construyeron su círculo funcional, estableciendo de forma particular y autónoma una relación
con el mundo circundante o el mundo humano (Fig.2). Esta serie de acciones, no estaban
simplemente condicionadas por la supervivencia de su especie, ni mucho menos limitada a
estímulo / respuesta, pues durante los años que compartió con nosotros, desarrolló relaciones
subjetivas y
funcionales con
cada miembro
familiar,
comportándose de
determinada
manera con un
niño u otro, interactuando de forma más intensa o más indiferente según la disposición de los
humanos.

Figura 2.
Re / Cordis2
Fue necesario el paso de los días, para volver al retrato, interrogando primero a mi
memoria, para que revelara lo que conocía de este encuentro, después a mi familia sobre el cómo
y cuándo de su llegada, el quien de su ser y el que de su hacer, y la cual formulé muchas veces
cuando era niña, donde fue, donde está. Esta última pregunta me llevaría a iniciar este proceso
artístico a través de la experimentación fotográfica, al separar y unir los fragmentos de una
imagen, con la intención de armar y encajar todas las percepciones acerca de la existencia del
animal.
La obra parte desde la etimología de la palabra recuerdo, la cual viene del latín
“Recordari”, formado por re (de nuevo) y cordis (corazón), que podría ser pasar nuevamente a
través del corazón. Esta definición destaca la importancia que tienen los recuerdos en la
formulación y construcción de la propuesta artística, la obra se centra en un personaje en
particular, el primer felino habitante del hogar. Para reconstruir su historia me remito a todos los
recuerdos que aún permanecen de él, en este proceso de identificación y reconstrucción es muy
relevante la participación de mi familia, quienes a través de su testimonio me revelan una imagen
para mi desconocida y me presentan desde otra perspectiva a este felino.
Los recuerdos de mis familiares, tejen una serie de relatos los cuales describen su llegada
como un regalo, el desarrollo de su vida animal no fue condicionado a la voluntad de los
humanos, ya que la antigüedad de la casa y su amplitud permitían que el felino rondara
libremente por todos los espacios, esta emancipación de lo doméstico, permitió que el gato
conservara su diferencia, era bastante habitual mirarlo sobre el tejado, caminando por los
alrededores, siguiendo con la mirada las aves y regresando a casa al caer la tarde, este
comportamiento lo alternaba al quedarse todo el día en casa, su comportamiento no estaba
limitado a la voluntad humana. Estas narraciones lo describen como un animal tranquilo, el cual
compartía tiempo con los niños de la casa, estableciendo relaciones afectivas durante eventos
2
Edith Benavides. [Edith M B]. (30 de noviembre de 2021). Re / Cordis [Archivo de video]. Youtube
https://youtu.be/htgHe0GRu8Q
cotidianos, en este punto los límites entre lo humano y lo animal parecen confundirse, su
presencia exaltaba nuestra propia extrañeza, cuando fuimos niños establecimos maneras de
comunicarnos, donde el lenguaje inherente al humano parecía no ser necesario, permitiendo
percibir un mundo diferente al nuestro.
A medida que transcurren las escenas, los sonidos llegan uno tras de otro, el lenguaje
pretende responder a todas las preguntas siguiendo a la razón, pero las palabras interfieren unas
con otras, todos los significados que contiene cada termino pueden describir su historia, aun así,
la imagen fotográfica traspasa esos vocablos para destacar lo afectivo de los recuerdos. (Fig. 3)
Figura 3.
Cuando creímos poseer alguna
familiaridad con el animal, el visitante felino traspasó todos los espacios de la casa, y así como
su llegada fue imprevista, también su despedida, dejando claro nuestra total ausencia de control,
aquella ruptura fue durante nuestra niñez un hecho incomprensible y triste, al volver a formular
las preguntas ¿dónde fue? ¿dónde está?, no espero hallar respuesta. Su historia se hila mediante
la oralidad de los recuerdos, luego el silencio se extiende cuando fotograma a fotograma la
imagen va apareciendo, el paso del tiempo fragmenta la imagen, después su presencia vuelve a
ser un vestigio. (Fig.4)

Figura 4.
Re/cordis permitió deconstruir una fotografía del archivo familiar para a través de la
experimentación fotográfica, narrar diferentes perspectivas de un acontecimiento, situando al
animal como un huésped, quien entra en el espacio del ámbito familiar, y muestra su naturaleza,
a los habitantes más jóvenes de la casa.
Bibliografía

Heredia, J. (2011). Etología animal, ontología y biopolítica en Jakob von Uexküll. Filosofia e
História da Biologia. https://biblat.unam.mx/es/revista/filosofia-e-historia-da-biologia/
articulo/etologia-animal-ontologia-y-biopolitica-en-jakob-von-uexkull]

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