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LA HISTORIA COLONIAL DE AGUASCALIENTES

CONTADA POR BEATRIZ ROJAS

JESÚS GÓMEZ SERRANO

Departamento de Hisloria/UAA

13~ATRIZ ROJAS, Las i1i1tituciones de gobierrw y la élite lo- ejemplares de la pulcra edición hecha
cal. Agurucalientes del siglo XVII hasta la Independencia. por Francisco Antúnez en 1974, iba en
México, El Colegio de Michoacán/lnstituto Mora, 1998, un sentido completamente distinto y de
339 pp. poco nos servía su lectura. Como nuestra
formación historiográfica era bastante
E n 1979, algunos estudiantes de la pri- precaria, no entendíamos que el libro de
mera generación de sociología de la UAA don Agustín había sido escrito por un po-
(1976-1981) nos empezamos a interesar lítico en retiro, según los modelos vigen-
en la historia local. Estimulados por la tes en la segunda mitad del siglo XIX. Es-
lectura de algunos textos del historiador tábamos "ebrios de sintaxis y ciegos para
francés Pierre Vilar, pero sin haber dige- la semántica" (Merton) y obviamente no
rido del todo los libros de Agustín Cueva, encontramos en el libro de González los
Sergio de la Pefia y otros teóricos del de- datos y elementos de análisis exigidos por
sarrollismo que querían explicar la histo- nuestro paradigma teórico, En forma ine-
ria de Latinoamérica con las herramientas vitable concluimos que la obra de Gonzá-
proporcionadas por el análisis marxista, lez no servía para nada y que la historia
nos propusimos temas tan ambiciosos y a de Aguascalientes estaba todavía por es-
la vez tan inasibles como "la acumulación cribirse. En lo personal, tardé todavía al-
originaria de capital en Aguascalientes". gunos años en ser capaz de leer con pro-
Era evidente que la Historia de Aguasca- vecho y de disfrutar ese texto, al que hoy
lientes de Agustín R. González, de la que en muchos sentidos estimo como un clási-
todavía se encontraban en las librerías co de la historiografía regional mexicana.

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Aturdidos como estábamos por la lec- gran propiedad en la época de la Revolu-
tura de esos teóricos, encontrábamos poco ción, pero en un sentido más profundo y
relevante y hasta carente de sentido la in- definitivo le debemos el primer acerca-
formación que recogíamos en la sección miento moderno a la historia regional. Sir
histórica (por entonces en completo des- que nos haya dado nunca una clase, gra-
orden) del Archivo General del Estado. cias a su libro ejerció entre nosotros un
¿Qué gran proceso histórico ilustraba la verdadero magisterio.
venta de unas pocas fanegas de sembra- Por lo que toca a sus trabajos sobre
dura pertenecientes a la antigua hacien- Aguascalientes, Beatriz abandonó la his-
da de Pabellón? Al parecer, ninguno, o toria del periodo posrevolucionario y em-
por lo menos ninguno que fuera relevante pezó a concentrar su atención en la época
en el contexto de esa "gran historia" que coloni al. Poco a poco, con una paciencia
imaginábamos. y una constancia que vistas a la distancia
no dejan de provocar admiración, empezó
LA HISTORIADORA Y SU OBRA a ofrecernos los resultados de sus pesqui-
sas. Primero publicó (1984) un artículo
Entonces alguien descubrió un cuaderno sobre la testamentaría del Pbro. Ignac io
de trabajo del INAH publicado en 1976, Rincón Gallardo y sus hermanas, que fue
que se llamaba La destrucción de la ha- para la autora un primer acercamiento a
cienda en Aguascalientes, 1910-1931 . la época en la que en lo sucesivo concen-
Leerlo fue como refrescarse en un oasis traría sus esfuerzos. Después (1986) nos
después de una penosa travesía por un dio a conocer sú trabajo sobre "El cultivo
desierto Heno de espinosos conceptos. En de la vid y la fabricación de ch inguirito",
ese trabajo, que en 1980 sería publicado que es una penetrante radiografía de las
como libro por El Colegio de Michoacán, estructuras de poder, las redes de in-
encontramos lo que con tanto afán pero fluencia y la forma inextricable en la que
sin éxito buscábamos en los manuales se mezclaban los negocios y la política en
marxistas: la significación de la historia la villa de Aguascalientes en el siglo XV III.
menuda, el sentido y la importancia de Al año siguiente publicó un artículo so-
algo que por entonces empezaba a lla- bre el intento frustrado de los habitantes
marse "historia regional". A Beatriz Ro- de Jesús María para fundar un segundo
jas, la autora de ese trabajo, le debemos pueblo de indios en el sitio de Bocas.
la historia de la descomposición de la Hasta ese momento parecía que la autora

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iba para atrás y que terminaría escribien- rías a principios de este año bajo el sello
do sobre la fundación de Aguascalientes editorial de El Colegio de Michoacán y el
o los chichimecas, pero en 1992 publicó Instituto Mora. De muchas maneras, los
un trabajo sobre la conformación y el fun- artículos que publicó durante los últimos
cionamiento del cabildo, y en 1994 otro quince años están presentes en el libro,
más en el que se interesaba en las conflic- pero como cualquier lector podrá adver-
tivás relaciones que mantuvieron Aguas- tir, éste representa una aportación origi-
calientes y Zacatecas a fines del siglo nal y llena de sustancia. El conocimiento
XVIII y principios del XIX. A estos artícu- exhaustivo que tiene la autora de la épo-
los, que en conjunto constituyen una no- ca y los personajes, la amplia base docu-
table aportación a la cultura histórica re- mental en la que se apoya y ese dominio
gional, deben agregarse algunos otros de del oficio que le permite ofrecer una vi-
tono menor que se publicaron en el su- sión de conjunto convincente, vuelven este
plemento cultural El Unicornio. libro indispensable para cualquiera que
Ahora que han sido reunidos en un se interese en el periodo colonial.
solo volumen, 1 podemos advertir con cla-
ridad que esos trabajos no son acerca- Los SEN'ORES DE LA TIERRA
mientos dispersos a la historia colonial
de Agu~scalientes, sino aproximaciones La primera parte, titulada "Una sociedad
sucesivas y llenas de intención a un tema y su relación con la tierra", estudia el
y una problemática bien identificadas. Si problema crucial de la propiedad de la
Beatriz Rojas se hubiera detenido ahí, los tierra: el proceso de formación de las
aguascalentenses y en particular quienes grandes haciendas de la región, el carác-
nos interesamos profesionalmente en la ter de sus dueños, la relación con los mer-
historia de esta región tendríamos ya mu- cados mineros del norte y algo que, si-
cho que agradecerle. Sin embargo, todos guiendo a Eric van Young, llama la "ines-
esos artículos no fueron a la postre más
que una especie de anuncio o preámbulo
Beatriz Rojas, En los caminos de la histo-
a la verdadera aportación de Beatriz a la ria. Aguascalientes en el siglo XV111, Aguasca-
historia colonial de Aguascalientes: su li- lientes, CIEMA, 1998. El volumen incluye dos
bro Las instituciones de gobierno y la élite artículos inéditos: "El padrón de 1792 en la
subdelegación de Aguascalientes" y "Comercio
local. Aguascalientes del siglo XVI hasta y actividad económica en Aguascalientes:
la Independencia, que apareció en la libre- 1780-1810".

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tabilidad de la propiedad" , es decir, la Jesús Velasco, Beatriz Rojas estima los
gran facilidad con que las haciendas volúmenes de población, su distribución
cambiaban de dueño y alteraban sus lí- por razas y el peso sorprendente que te-
mites. El impacto de las leyes castellanas nían los indios, que vivían no sólo en sus
que regulaban las herencias, la incerti- pueblos (San Marcos, San José de Gracia,
dumbre consustancial a los negocios Jesús María y San José de la Isla), sino
ágrícolas, la estrechez de los mercados, dispersos en gran número en las hacien-
el peso de las fundaciones piadosas y las das y ranchos de la comarca. Aunque el
terribles crisis que de manera periódica tema exige un tratamiento más detallado
azotaban a la región son los factores que y un mayor acopio de información (ojalá
explican la tendencia de muchas hacien- algún día Helio termine su trabajo), Bea-
das a la subdivisión. Sin embargo, este triz logra demostrar en forma plausible
proceso coexiste con otro de signo entera- que la población de la región no dejó de
mente opuesto: la tendencia a la concen- crecer a lo largo de toda la época colonial
tración de la propiedad. Acostumbrado a y que fue capaz de recuperarse de crisis
pensar en la hacienda como una institu- tan terribles como la de 1785-1786. Este
ción sólida y estática, uno de los pilares crecimiento constante de la población ex-
del antiguo régimen, d lector descubrirá plica el dinamismo observado en el pro-
co.n sorpresa la forma tan sinuosa en la ceso de ocupación del suelo, la apertura
que se va escribiendo la historia de las de tierras al cultivo y el hecho de que,
haciendas de la región. En este sentido, pese a tantas dificultades, nunca faltaron
un caso de estabilidad, tendencia a la comerciantes o mineros dispuestos a ha-
acumulación y permanencia de los títulos cer grandes desembolsos en la compra de
en el seno de una misma familia a lo lar- las haciendas más ricas de la región.
go de varias generaciones, como el de las
haciendas integradas al mayorazgo de Cié- IMPORTANCIA DEL COMERCIO
nega de Mata, viendo siendo algo así
como la excepción que confirma la regla. La segunda parte del libro está dedicada
En el contexto de este análisis, es me- al comercio y a los comerciantes. Se trata
ritorio el esfuerzo que hace la autora por de una actividad económica fundamen-
reconstruir a grandes rasgos la historia tal, ligada al surgimiento mismo de la vi-
demográfica de la región. Apoyado en el lla en las postrimerías del siglo XVI, que
trabajo inédito e inconcluso de Helio de le da a la región muchas de sus caracte-

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rísticas definitorias. Para un gran número mos que aseguraban cierta perpetuación
de comerciantes, sobre todo durante el de la élite, fecundada por el arribo per-
siglo XVII, la villa de Aguascalientes era manente de peninsulares
tan sólo un punto en un amplio esquema
de compra y distribución de mercancías Los NEGOCIOS DE LOS ALCALDES
que incluía la feria de Jalapa, los grandes
almacenes de la ciudad de México y el En la tercera parte del libro, la autora es-
poderoso imán de las minas del Norte. tudia el funcionamiento del gobierno pro-
Con el paso del tiempo, la posición· co- vincial. Lo primero que hace es pregun-
mercial de la villa se consolidó y los mer- tarse por la jurisdicción de la alcaldía
caderes ricos empiezan a darle a la eco- que tenía su asiento en la villa de Aguas-
nomía de la región un sello específico. Ya calientes; se trata de un territorio que se
no se trata sólo del comercio, sino del conformó gradual~ente, "al compás del
arrendamiento de las alcabalas, el crédito poblamiento del campo, de la merceda-
a los hacendados y mineros, la inversión ción de tierras y del establecimiento de
en bienes raíces y, en resumen, la parti- las demarcaciones religiosas". En reali-
cipación de los comerciantes en la élite dad, fue sólo a fines del siglo XVIII, cien
política y económica que decidía los años después de fundada la villa, cuando
asuntos de la región. la alcaldía tuvo su configuración definiti-
Beatriz hace algunas observaciones va. En segu ida, Beatriz se ocupa detalla-
agudas sobre la actuación de los comer- damente de los alcaldes mayores, que
ciantes peninsulares y los mecanismos fueron los funcionarios de mayor rango que
que aseguraban su predominio. Inspirada hubo en la región. Después de señalar sus
en los hallazgos hechos por Brading en atribuciones, el origen de sus nombra-
Guanajuato, ofrece el retrato de un inmi- mientos, los mecanismos de remuneración
grante típico, que encuentra acomodo a y la forma en la que los alcaldes se inte-
la sombra de un tío, el cual es a su vez un graban a la vida económica y social de la
miembro destacado de la oligarquía re- jurisdicción a su cargo, muestra con ejem-
gional. Eso facilitaba la integración a la plos concretos lo que implicaba en la épo-
élite del recién llegado, abatía los costos ca colonial el gobierno de una alcaldía.
del proceso de aprendizaje y le asegura- Las relaciones entre la pequeña pero
ba un matrimonio ventajoso. De hecho, se pretenciosa élite local y los alcaldes ma-
observa el funcionamiento de mecams- yores no siempre eran buenas, como lo

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demuestra, entre otros, el caso de Nicolás sus toros al mineral de Asientos, donde
Echeverría, que pagó más de 3 mil pesos los lidiaba de nuevo.
por el cargo, pero que prefirió detenerse Ya desde entonces, la corrupción era
en Guadalajara, ciudad en la que, bajo la no un accidente, sino el lubricante que
protección de sus poderosos amigos, se permitía el funcionamiento de la maqui-
dedicó a jugar albures. La mala fama de naría política gubernamental. La corrup-
este funcionario se extendió y de hecho el ción de los alcaldes, dice Beatriz Rojas,
cabildo de Aguascalientes logró que su se aceptaba "como algo normal" y propio
nombramiento fuera revocado. Lo susti- del cargo, que beneficiaba además a los
tuyó Agustín Ximénez de Muñana, un al- vecinos con los que esos funcionarios se
calde en cierta forma atípico, pues ejer- asociaban. A propósito de Eusebio Ruiz
ció durante quince largos años el cargo de Tejada, otro alcalde corrupto, la auto-
(1757-1771), sin dar a los vecinos moti- ra se pregunta si los vecinos de Aguasca-
vos de queja. De hecho, "en 1765 se le lientes encontraban tolerables los nego-
levantó un juicio de residencia y no se cios sucios y los fraudes al fisco , pero no
le encontró falta alguna". "las faltas a la moral", que fue lo que
Sin embargo, el curioso caso del alcal- causó indignación en el caso de Nicolás
de Antonio Núñez de Toronjo tal vez de- Echeverría.
muestra que la falta de acusaciones no Con la promulgación de la Ordenanza
necesariamente remite a un expediente de Intendentes, el lugar de los alcaldes
inmaculado. Pese a la gran cantidad de mayores fue ocupado por los subdelega-
negocios que hizo, a los numerosos indi- dos de intendente. El primer funcionario
cios de corrupción y a la forma descuida- que llegó con ese título a Aguascalientes
da en que ejerció el cargo, la gente no pa- fue Pedro de Herrera y Leyva, en abril de
rece haberse quejado de él. Más escan- 1789; una de sus primeras y más impor-
daloso todavía fue el caso de Alejandro tantes tareas fue oponerse a Felipe Clee-
Vázquez de Mondragón, el último alcalde re, el intendente de Zacatecas, quien por
mayor que tuvo Aguascalientes. Gran afi- razones fiscales pretendía segregar la
cionado a toda clase de juegos, permitía subdelegación de Aguascalientes de la in-
la lidia de toros en el pueblo de indios tendencia de Guadalajara y agregarla a la
San Marcos "con el único fin de llenarse suya.
los bolsillos", pero lo más escandaloso es Al final de cuentas, parece que el pri-
que terminadas esas fiestas se iba con mer subdelegado fue el único con el que

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los vecinos de Aguascalientes lograron para la villa, administrar el agua para las
entenderse. De hecho, durante muchos huertas, vigilar los precios, normar las
años la subdelegación estuvo acéfala y el distracciones, dirimir conflictos entre par-
cabildo de la villa se erigió en los hechos ticulares y contar con recursos para aten-
en la máxima autoridad de la jurisdic- der sus necesidades, el cabildo era sin
ción. Al preguntarse por las razones de lugar a dudas la institución más impor-
este· prolongado vacío, Beatriz sugiere tante e influyente en la villa. Pertenecer
que los aguascalentenses se habían gana- al cabildo era muy significativo para los
do fama de "quisquillosos" y su cabildo vecinos de la villa en términos simbólicos
de beligerante, de tal manera que resul- y por razones de prestigio, pero sobre
taba difícil encontrar al funcionario ade- todo por la posibilidad de hacer negocios,
cuado. De cualquier forma, lo prolongado obtener prebendas y cuidar los intereses
de estas vacancias y los espacios abiertos de la familia o el grupo de poder al que se
al cabildo de la villa, remiten a las defi- pertenecía. El cabildo estaba en alguna
ciencias de la administración colonial y a medida sometido a la autoridad del. alcal-
la necesaria politización de los cargos en de mayor (a partir de 1789 del subdele-
el cabildo. De pasada, la subdelegación gado) y sus atribuciones eran limitadas,
demostró que podía gobernarse sola y lo que sin embargo nunca puso en entre-
preparó el terreno en el que después de dicho su papel de gran regulador de la
consumada la independencia nacional vida económica, política y social de la lo-
florecería el espíritu separatista de los calidad.
aguascalentenses. Beatriz Rojas subraya que las activi-
dades del cabildo pueden parecer intras-
BELIGERANCIA DEL AYUNTAMIENTO cendentes y anodinas durante periodos
dilatados, pero que en las situaciones de
La cuarta y última parte del libro está de- conflicto inmediatamente ocupa un primer
dicada al cabildo, el órgano de gobierno plano . Al hablar de las últimas décadas
que incidía de manera más directa en los del siglo XVJII, que caracteriza como con-
asuntos de la localidad. No sólo era la re- ílicti vas, hace notar que el cabildo es pro-
presentación más visible del gobierno, tagonista principal de todos los proble-
sino que además tenía a su cargo las fun- mas que se vivieron: la formación de las
ciones de gobierno, justicia, hacienda y milicias de la frontera de Colotlán. la pro-
policía. Al regular el abasto de alimentos hibición de fabricar chinguirito, la gran

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crisis agrícola de 1785-86 y la integra- bierno local, sino también como mecanis-
ción de la subdelegación de Aguascalien- mo de integración de la élite y espacio
tes a la intendencia de Zacatecas, entre privilegiado para la solución de los pro-
otros. La autora se pregunta por las razo- blemas que aquejaron a la villa.
nes de tanta intranquilidad y sugiere la El tema de las relaciones entre el go-
conven iencia de encontrar en lo sucedido bierno provincial y el gobierno local, ocu-
~n otras alcaldías puntos de comparación. pa la atención de un artículo muy recien-
De cualquier manera, lo que no admite te publicado por el joven historiador
dudas es el protagonismo y la importan- Francisco Javier Delgado. En plena coi n-
cia del cabildo. cidencia con lo dicho por Beatriz, Fran-
Todo ello sin olvidar que el cabildo cisco Javier afirma que la Ordenanza de
funcionó también como un mecanismo de Intendentes no anuló las facultades ni el
integración de la élite local. Con sorpren- poder de los ayuntamientos, los cuales
dente regularidad los inmigrantes penin- lograron mantener su preeminencia y su
sulares codiciaban un cargo en el cabildo tradicional "libertad de acción". A pesar
y pagaban lo que fu era necesario, pues al de sus atribuciones formales, los subde-
parecer no podían marginarse en una ins- legados se mantuvieron en una "posición
tancia de gobierno en la que se repartían de debilidad" y se enfrentaron no sólo con
prebendas y se dirimían conflictos. Lo los ayuntamientos "sino sobre todo con las
que en cierta forma asombra es el buen autoridades burocráticas establecidas
entendimiento que prevaleció entre crio- por los reformadores borbónicos". 2
llos y peninsulares en el seno del cabildo.
Aunque hubo problemas y malos enten- MAPAS E fNDICES
didos, derivados -dice con agudeza la
autora- "del carácter altanero de los pe- A lo largo de todo el libro, pero señalada-
ninsulares y la sardónica maña de los mente cuando se ocupa del problema de la
criollos'', unos y otros parecen haber ac- jurisdicción, Beatriz se ayuda en su expo-
tuado en el seno del cabildo sin el estig- sición de una excelente serie de mapas,
ma o la impronta de su origen.
En resumen, el cabildo jugó a lo largo
de toda la época colonial un papel central 2 "Subdelegados en Aguascalientes a fines
del siglo XVIII. La aplicación de la Ordenanza
en la vida de Aguascalientes, y no sólo de Intendentes", Caleidoscopio, núm. 5, enero-
por sus atribuciones como órgano de go- junio 1999, pp. 78-79.

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muy bien escogidos e inmejorablemente neficio de la duda" , que no es otra cosa
dibujados por el personal del departa- que la oportunidad de hacer nuestras
mento de publicaciones de El Colegio de propias pesquisas sobre los temas cuyo
Michoacán. Inspirada en los mapas de interés compartimos. Con cierta frecuen -
Phillip Powell y Peter Gerhard, la autora cia Beatriz no precisa el fondo documen-
hace los suyos, que nos ayudan a los lec- tal del que tomó una referencia, o no
tores a ubicar en el espacio los problemas indica el nombre del escribano, o propor-
planteados y desde luego los lugares de ciona sólo la fecha de una escritura, o se
los que se hace mención. En total son remite a fondos documentales que, como
diez los mapas que incluye el libro, pero tales, en realidad no existen. Por expe-
en particular son de agradecerse el mapa riencia propia sabemos lo engorroso que
de la subdelegación de Aguascalientes puede ser a veces dar una cita precisa,
(1792), que se dibujó sobre un original pero se trata de una de esas tareas ingra-
del Archivo General de la Nación, y la tas a las que, por honestidad intelectual y
magnífica reproducción facsimilar, en co- respeto a nuestros lectores, estamos obli-
lor, del Plano topográfico de la provincia gados los autores.
de Zacatecas (1797), con todo y la leyen- La segunda observación tiene que ver
da en la que se defiende abiertamente la con cierto uso que hace Beatriz de la bi-
idea de incorporar el partido de Aguasca- bliografía relacionada con los temas que
lientes a esa provincia. Igualmente plau- le interesan. Aplaudo la recurrencia cons-
sible es la preparación de un índice ono- tante a los trabajos clásicos de Frarn;ois
mástico y otro toponímico, que facilitan Chevalier, Peter Bakewell, David Bra-
la consulta del libro. ding, Phillip Powell, Ramón Ma. Serrera,
Richard Garner, Frederique Lange y
Dos OBSERVACIÓNES CRÍTICAS Thomas Calvo, de los que Beatriz toma
aliento analítico e información concreta,
Sin tratar de opacar los grandes méritos pero lamento que no haya hecho otro tan-
de la obra, quiero hacer dos observacio- to con la bibliografía referida más direc-
nes de carácter crítico. La primera se re- tamente a la región de Aguascalientes.
fiere a la forma de citar de la autora, Como ella misma señala, esa bibliografía
irrelevante para un lector común, pero es escasa y tal vez en su conjunto se pue-
muy importante para los investigadores, da tachar de humilde, pero justamente
pues nos priva de eso que llaman el "be- por esta razón se antojaba necesaria su

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revisión detallada. La primera y tal vez ción que reúne y ordena. En este caso la
más grave omisión que encuentro es la de omisión puede disculparse si se atiende a
los trabajos del profesor Alejandro Tope- la forma tan limitada en que circuló la
te del Valle, cuya Guía para visitar la ciu- edición. El Bosquejo histórico de Zacate-
dad y el estado de Aguascalien/Jes se in- cas, de Elías Amador, también tendría
c~uye en la bibliografía y es citada una que haber sido objeto de una revisión cui-
vez, pese a lo cual no parece haber sido dadosa; Beatriz lo incluye en su biblio-
objeto de una revisión provechosa. Todos grafía y lo cita una vez, pero le cambia el
sabemos que la forma poco metódica en título y no indica que edición consultó, lo
la que trabajó el profesor Topete dificulta que me hace pensar que no fue leído con
la consulta de sus libros y artículos, pero atención. Con el manuscrito inédito de
creo que Beatriz tuvo tiempo más que su- Helio de Jesús Velasco (Desarrollo derrw-
ficiente para revisar su monografía Es- gráfico de Aguascalientes, 1620-1820)
tampas de Aguascalientes y sobre todo los comete una pequeña injusticia, pues se
dieciséis números del Boletín de la Socie- vale muy provechosamente de él y, aun-
dad de Historia, Geografía y Estadística que da los correspondientes créditos al
de Aguascalientes, que publicó don Ale- pie de página, lo omite en la bibliografía.
jandro entre 1934 y 1935. Como bien sa- Un caso curioso es el del libro la in-
bemos todos los que lo hemos revisado, surgencia en Aguascalientes, de Vicente
en el Bolet(n hay una gran cantidad de Ribes, publicado por la UAA en 1989.
documentos -transcritos con pulcritud y Beatriz lo incluye en su bibliografía, pero
comentados con atingencia- sobre la his- me parece que no lo leyó, pues de otra
toria colonial de nuestra región. manera no se puede explicar que no lo
Beatriz tampoco parece haber consul- confronte cuando habla de la formación
tado las Noticias histórico-jurídicas sobre de las milicias de Colotlán, de la integra-
la fundación de Aguascalientes, de Jesús ción de los peninsulares a la élite regio-
Antonio de la Torre, ni las Noticias histó- nal, de los desacuerdos entre el cabildo
ricas sobre Aguascalientes contenidas en de la villa y las autoridades provinciales
los libros de gobierno de la audiencia de y de los excesos del alcalde mayor Ale-
Nueva Galicia, 1700-171 O, de Carlos jandro Vázquez de Mondragón, temas to-
Aguirre. Este último es un opúsculo sin dos ellos a los que Ribes se refiere deta-
pretensiones analíticas, que no obstante lladamente en el capítulo II de su libro.
es apreciable por la cantidad de informa- No sé si Beatriz lo haya advertido, pero

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Vicente la precedió en la consulta de los en mi libro La creación del estado de
documentos del Archivo General de In- Aguascalientes, publicado por el CONACUL-
dias y del Archivo General de Simancas TA desde 1995. No sé si en Beatriz haya
(ella lo llama Histórico) que dan soporte un prurito de originalidad, pero me pare-
al análisis, lo que en mi concepto ameri- ce que siempre es sano estudiar los tra-
taba por lo menos una referencia de cor- bajos de los colegas y partir en los pro-
tesía, si no es que un ejercicio de sano pios de las aportaciones hechas por ellos,
contraste entre sus conclusiones y las del lo que no excluye de ninguna manera la
historiador valenciano, cuyo segundo discusión abierta e incluso el señala-
apellido, por cierto, es !borra y no !bo- miento de los puntos débiles que creemos
rres, como se asienta en la bibliografía. advertir.
Por lo que toca a mis trabajos, Beatriz Estas consideraciones no tratan de
hace en la introducción una amable refe- ninguna manera de regatearle méritos al
rencia, que desde luego agradezco. Sin trabajo de Beatriz Rojas. Me atrevo a ha-
embargo, me parece que no los revisó o cerlos porque creo que la crítica abierta,
que por alguna otra razón prefirió igno- mesurada y objetiva es un aspecto de la
rarlos en el desarrollo de su exposición. tarea a la que estamos obligados los his-
pese a que, como ella misma dice, en toriadores con respecto al trabajo de los
ellos hay muchas referencias a temas de colegas. Pensando en términos generales
historia colonial. Es revelador, por ejem - o en un tema o una región particulares, es
plo, que uno de los dos libros a los que claro que el conocimiento histórico avan-
alude en la introducción no esté incluido za normalmente gracias a la coincidencia
en la bibliografía. Ciertamente, las pes- -y a las diferencias, que muchas veces
quisas que hizo en los archivos le permi- resultan más estimulantes que aquellas-
ten referirse en forma directa a los temas, de esfuerzos de carácter individual. El
problemas y personajes cuyo interés com- primer deber de un historiador consiste
partimos, pero hay puntos de discusión en hacer aportaciones originales y sus-
que hubiera sido bueno hacer explícitos. tantivas al conocimiento de la época, la
Pienso en particular en sus reflexiones región o la problemática que estudia, pero
sobre los problemas que se suscitaron en- este deber trae aparejada la obligación de
tre Zacatecas y Aguascalientes a fines seguir con atención, generosidad y espí-
del siglo XVIII, que en forma muy obvia se . ritu crítico los esfuerzos de los colegas.
cruzan con los argumentos que defiendo Pocos espectáculos más tristes en nues-

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tras universidades e institutos de investi- en Aguascalientes. Con él, Beatriz Rojas
gación que ese silencio deliberado que culmina un esfuerzo que inició hace casi
tantas veces acompaña la aparición de li- veinte años y del que conocimos sus pri-
bros llenos de información nueva y de meros frutos en 1984. Puede sentirse sa-
planteamientos sugestivos. tisfecha, pues le vio el fin a una prolonga-
da jornada y se liberó de "un fardo",
.
UN LIBRO FUNDAMENTAL como escribió en la dedicatoria de mi
ejemplar. Dueña del oficio y de su tema,
las instituciones de gobierno y la élite lo- Beatriz Rojas ha consumado con este li-
ca/ ofrece una penetrante y sugestiva vi - bro una aportación fundamental a la his-
sión ele conjunto sobre la época colonial toriografía regional de Aguascalientes. 0

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