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Irma Beatriz García Rojas, Historia de la sión de sí mismo, con un periodo in­
visión territorial del Estado mexicano. cluso clasista y racista, al dirigir el dis­
Representaciones político-culturales curso a una sociedad pretendidamente
del territorio, Guadalajara, Universi­ homogénea; un discurso sustentado
dad de Guadalajara, 583 p. en la idea de “modernidad” que pre­
valecería en la visión territorial del

E n esta obra de 583 páginas, Beatriz


García Rojas pone atención en có­
mo es que el Estado mexicano ha re­
Estado revolucionario y posrevolucio­
nario, una modernidad que para la
autora es mera apariencia, es superfi­
presentado el territorio desde que cial y desigual a lo largo del territorio
México se declaró independiente, ha­ mexicano, que se torna grave si por
ciendo hincapié en tres conjuntos de modernidad debería entenderse “una
elementos: por un lado las obras escri­ verdad positiva, universal y homogé­
tas, gráficas y monumentales (escrita: nea; la idea de una libertad alcanzada”
informes de gobierno; gráfica: los ma­ y aceptar un lenguaje escrito y gráfico
pas; monumental: una presa); por otro adaptado a la forma capitalista de­
lado, toma en consideración los pasa­ sigual de producción que predomina­
jes históricos de la Independencia, la ba en México.
Reforma, la Revolución y el que llama Así, por ejemplo, las representa­
el “Cambio”; así como que tales dis­ ciones gráficas de finales del siglo XIX
cursos gráficos, escritos y monumen­ mostraban a un territorio mexicano
tales muestran una visión territorial con líneas telegráficas que no dejaban
centralista, donde en aras de la Unión pueblos, rancherías, haciendas o comu­
Nacional, “toda la República, todo el nidades sin comunicarse. De la misma
territorio nacional, tienen la cabeza, el manera, las vías de ferrocarril mostra­
corazón y el ombligo en la ciudad ca­ ban más una red requerida que la ya
pital de la República”, pero que (según realizada. Esto se entiende porque la
se aprecia en la obra) en los distintos visión territorial del Estado también
territorios no siempre fue aceptada tomaba en cuenta la mirada del extran­
esta lógica, aunque a partir del porfi­ jero, posible inversionista en México.
riato respetada por los gobernantes A lo largo del libro se aprecia que
locales. es complicado hablar de una sola vi­
Con base en este análisis de larga sión, una en conjunto, del territorio
duración, Beatriz García llega a la con­ mexicano, no se diga de un imaginario
clusión de que el Estado ha propiciado colectivo, cuando lo que prevalece en
y buscado un desarrollo y una difu­ estos dos siglos es la visión de varios

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territorios, un espacio fragmentado; colonización. O bien, con leyes como


así lo pintan los casos de Jalisco, Coli­ la de 1894 sobre la ocupación y enaje­
ma, Nayarit o Guatemala, a pesar de nación de terrenos baldíos, para termi­
los esfuerzos de autores como Antonio nar con la incertidumbre de la propie­
García Cubas por representar un terri­ dad de la tierra, convirtiéndola en su
torio homogéneo y al mismo tiempo mayoría en propiedad privada. O no
pintoresco en sus aspectos de especies se diga la hacienda, vista como un cen­
vegetales, panoramas y vistas de dis­ tro productor.
tintos lugares, y que para Beatriz Gar­ En cuanto a la tarea de construir la
cía en realidad representaban “la cien­ identidad del mexicano, todavía tiene
cia y el arte al servicio de un Estado más que ganar la parte antropológica
que hace uso de los medios y avances que la territorial. Como lo comenta
tecnológicos a su alcance, para confir­ Beatriz García, entre los años 1948 y
mar su posición de dominio, legitimar 1964 son instalados (y acompañados
sus derechos para gobernar y cambiar por un cine folclórico) el Instituto Na­
la imagen desastrosa” que tenía el país cional Indigenista, el Instituto Nacio­
(p. 79). nal de Antropología e Historia y el
Como lo comenta la autora “en esa Museo Nacional de Antropología de
génesis, el Estado despliega una visión la Ciudad de México, que para Chris­
territorial de escala nacional de amplia tian Grataloup se trata de un obra de
perspectiva a futuro […] que a partir Estado con la cual el mexicano se co­
de entonces estuvo presente en el dis­ noce a sí mismo, a diferencia de países
curso estatal, como parte indisoluble como Inglaterra en donde el museo
de la identidad nacional” (pp. 187-188). sirve para conocer al extranjero.
A juzgar por los hechos narrados El peso de lo simbólico por encima
en el libro, el Estado fue concibiendo el de lo territorial no es fatal. Hacía falta
territorio más para usufructo que redondear el trabajo sobre la Unidad
como elemento de identidad, con polí­ Nacional del México posrevoluciona­
ticas como la desecación de los lagos rio; solo que el territorio per se no fue
del país entre mediados del siglo XIX y igual de valorado para construir iden­
mediados del XX (como el de Chalco en­ tidad, sino precisamente hasta la déca­
tre 1894 y 1913, y el intento de desecar
el lago de Cuitzeo en 1891, 1916 y 1919,

Christian Grataloup, Universidad
Paris 7, Seminario Cátedra Elisée Reclus
o la laguna de Chapala de 1918 a 1924)
“Geografia e historia Global”, El Colegio
al considerarlos antihigiénicos y ver de Michoacán, México, 27 al 31 de julio de
en ellos un potencial económico por su 2009.

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da de los años treinta del siglo XX, cuan­ La percepción de Beatriz García
do según nos relata Beatriz García, acerca de que hacia finales del siglo XX,
florecen los parques nacionales y la se intentó romper con el discurso de la
reivindicación por el subsuelo, cobija­ “herencia de la Revolución”, coincide
dos por una visión nacionalista, protec­ con la de Calderón Chelius (2008). Pri­
cionista y conservacionista. En reali­ mero con el propio Partido Revolucio­
dad, como lo indica la autora, la visión nario Institucional a la cabeza del Esta­
integrada del territorio llevó un largo do y continuado con el PAN. Juntos dan
tiempo; recordemos que fue hasta en elementos que así lo testifican, como el
1960 cuando se decretó que la plata­ hecho de que durante el sexenio de
forma continental, zócalos submarinos Carlos Salinas de Gortari se intentó
de las islas, cayos y arrecifes eran pro­ eliminar de los documentos oficiales
piedad del Estado mexicano, y en 1976 la frase “Sufragio efectivo no reelec­
la zona económica exclusiva de 200 ción”, o bien el “águila mocha” em­
millas. pleada durante el sexenio de Vicente
No obstante los esfuerzos por te­ Fox. Junto con la intención de desapa­
ner un territorio unido, parece ser que recer de los libros de texto ciertos pa­
el Estado en realidad hace lo que tiene sajes de la Independencia, la intención
que hacer, administrar su espacio: el del Estado es mostrar un México (otra
suelo, el subsuelo, el espacio aéreo o el vez) mo­derno y abierto al mundo, y
mar territorial. Incluso en esta admi­ no un país rencoroso o receloso de los
nistración, el Estado está dispuesto a extranjeros.
ofrecer en concesión los territorios de El discurso de la herencia revolu­
México a empresas extranjeras. Con lo cionaria cumplió su cometido, era ne­
que Beatriz García tiene el debido cui­ cesario en ese momento para la unión
dado en titular su obra “Historia de la nacional, para reconocer una sola auto­
visión territorial del Estado mexica­ ridad en el nivel nacional, para termi­
no”, puesto que no es una visión colec­ nar con los conflictos armados, disper­
tiva del Estado-nacional. sos a lo largo del territorio. Quizá es
momento de dejar descansar el espíri­

Aunque con sus antecedentes con el tu revolucionario, pero uno de los
Desierto de los Leones en 1876 y El Chico
(Valle de México) en 1894. 
Leticia Calderón Chelius, —¡La his­

DOF, tomo CCXXXVIII, núm. 16, 20 toria patria ha muerto! ¡Viva la historia
de enero de 1960, Artículos 42 y 48; DOF, patria!—, en revista Bicentenario. El ayer y
tomo CCCXXXIV, núm. 25, 6 de febrero de hoy de México, vol. 1, núm. 1, junio, México,
1976, Artículo 27. Instituto Mora, 2008, 48-53.

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puntos que deben prevalecer es la con­ identificar su patrimonio cultural, con


ciencia sobre el territorio. lo que tiene sentido el conocimiento
En esta intención del actual Estado sobre los lagos, bosques, centros histó­
mexicano por mostrar ante el mundo ricos, el suelo, el subsuelo, el espacio
un país moderno, se concedió un voto aéreo e incluso el espacio virtual (aho­
de confianza para que la asignatura de ra que se ve el beneficio de gravar con
geografía en el nivel secundaria pasa­ un impuesto el uso del internet). To­
ra de dos a un año escolarizado, asu­ dos éstos son recursos de la nación y
miendo el compromiso de ofrecer a los no solo del Estado.
estudiantes mexicanos herramientas La obra de Beatriz García debe de
para que desarrollen “competencias” continuar abordando la visión de otros
para ser un buen ciudadano y buen territorios no desarrollados por ahora.
vecino del mundo. De ahí que se com­ La autora aportó elementos sobre la
partió la idea de que deberían retirarse visión y posición del estado de Jalisco
del plan de estudios temas como los ante el resto del territorio nacional,
“hoyos negros en el universo”. como el hecho de ser declarado autó­
Pero dado que en 2009 se enfrenta nomo por algún lapso del siglo XIX;
la iniciativa oficial, a través de la Secre­ será bueno conocer, la visión de los te­
taría de Educación Pública de desapa­ rritorios de Baja California, Yucatán,
recer la asignatura de geografía en el Quintana Roo o del propio Distrito Fe­
nivel medio superior, parece ser que al deral aun y cuando ha sido el territorio
Estado no le queda claro para qué pue­ “beneficiado” por concentrar los po­
de ser útil el conocimiento territorial deres en el país, seguramente lo vere­
en la formación de identidad. Este mos en el tomo dos de esta obra.
debe de permitir a los jóvenes del país Pese a que la autora hace una bre­
conocer los recursos naturales, la di­ ve referencia a las teorías evolucionis­
versidad cultural, e incluso la utilidad tas y del darwinismo social, faltó hacer
de orientarse, de interpretar en un más explícitos los conceptos de geopo­
mapa todos estos elementos, como se lítica, geoeconomía y geocultura, da­
dice en geografía “de localizarlos”, es dos los antecedentes existentes en la
decir ponerlos en contexto territorial y geografía durante el siglo XX y lo que
analizar las interrelaciones, las causas va del presente. En este sentido, es
y las consecuencias. complicado pensar en una trayectoria
El conocimiento del territorio ya geopolítica del Estado mexicano
sea en perspectiva histórica o actual, (como lo presentó la autora) con un
debe permitir al ciudadano mexicano territorio inconexo en cuanto a identi­

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dad o comunicaciones, o incluso en des. De ahí que la autora le dedique


cuanto a estrategia geopolítica hacia el varios capítulos y bastantes reflexio­
exterior. nes al tema de la cosmovisión huichola
Por otro lado, siendo una obra so­ y a tratar de entender y explicar el sig­
bre las representaciones del territorio, nificado que tienen los símbolos ri­
¿por qué dejar los mapas y gráficas al tuales y las mismas deidades (los
final del libro? Debieron de haber apa­ kakau’yarixi) a las cuales, como al maíz,
recido justo cuando se citaba en el se les come pero también para mante­
cuerpo del texto. Finalmente, las con­ nerlas contentas se les da de comer.
clusiones parciales al final de cada Esta preocupación lleva a Horacia Fa­
­capítulo apoyan al lector al recorrer el jardo a cuestionar tanto las bases me­
libro. todológicas de la acción médica occi­
Carlos Téllez Valencia dental –entre otras culturas–, como el
El Colegio de Michoacán conocimiento antropológico de la ma­
catv@colmich.edu.mx gia y el ritual de curación, tan proclive
a romantizar las culturas indígenas y
su cosmovisión y a sacar de su contex­
Horacia Fajardo Santana, Comer y dar to histórico prácticas culturales como la
de comer a los dioses. Terapeúticas en sanación mediante terapias espirituales.
encuentro: conocimiento, proyectos y La autora construye su argumento
nutrición en la Sierra Huichola, Lagos a partir de dos ideas básicas: una que
de Moreno, Universidad de Guadala­jara, cualquier práctica médica o simple­
El Colegio de San Luis, 2007, 338 p. mente curativa debe ser entendida
como una práctica situada, es decir,

C omer y dar de comer a los dioses es


una obra que trata la compleja
relación entre prácticas médicas occi­
producida y reproducida en contextos
sociales específicos. Al respecto nos
dice que efectivamente hay en la sierra
dentales y medicina tradicional hui­ un problema de salud pública y que la
chola. Podría ser un simple estudio de desnutrición –el programa que la llevó
antropología médica, si no fuera más a la sierra– es una de las principales
que eso, porque su intención y su prin­ preocupaciones de los distintos agen­
cipal logro es explicar la lógica cultural tes y actores que intervienen en la re­
que da sentido a las acciones de los gión (desde las instituciones sociales
huicholes con respecto a las prácticas como el DIF, la Secretaría de Salud, el
médicas occidentales y fundamental­ antiguo INI, las organizaciones huicho­
mente con respecto a sus enfermeda­ las, las ONG, distintas iglesias e incluso

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