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Gran Mente Gran Corazón Dennis Genpo Roshi
Gran Mente Gran Corazón Dennis Genpo Roshi
Gran Corazón
Descubriendo tu propio camino
Prólogo
Puedo decirlo más alto, pero no más claro: el proceso Big Mind, creado por e!
maestro zen Dennis Genpo M erze! es, con toda probabilidad, e! descubrimiento
más original e importante realizado, dentro de! ámbito de! budismo, en los últimos
dos siglos. El proceso Gran Mente es un camino sorprendentemente original,
profundo y eficaz para llegar a despertar o, lo que es lo mismo, desvelar nuestra
Naturaleza Verdadera. Se trata de un método tan sencillo y universal que no sólo
puede ser empleado por quienes siguen un determinado camino espiritual, sea éste
el que fuere, sino también, en sí mismo, para realizar el Yo Verdadero, al que
también se conoce con los nombres de Dios, A1á,Jehová, Brahman, Tao, Ein Sof,
etc. El nombre, a fin de cuentas, es lo que menos importa, porque la esencia del
proceso Gran Mente es la Vacuidad misma que, al carecer de contenido concreto,
todo lo abarca y todo lo integra.
Esta realización de nuestra Naturaleza Verdadera, de nuestra Realidad Última, se
denomina, en el zen, kensho o satori (que literalmente significa «ver nuestra
Naturaleza Verdadera-o descubrir la Gran Mente y el Gran Corazón) y sé por
experiencia propia que, para poder alcanzar un satori profundo, son necesarios
muchos años de práctica extraordinariamente difícil.
Estoy plenamente convencido -porque lo he presenciado en reiteradas ocasiones-
de que, durante el proceso Gran Mente, puede presentarse, como en el zen, un
kensho que nos permite atisbar súbitamente nuestra Naturaleza Verdadera, a la que,
después de haber reconocido, podemos visitar prácticamente en cualquier momento.
Se trata, ni más ni menos, del descubrimiento de nuestro Yo Verdadero y Último, de
la Realidad Última, del Fundamento de Todo Ser -llámalo como quieras
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
porque, una vez más, «llaman muchos a 10 que, en realidad, es Uno». Es evidente
que esta comprensión o kensho inicial, por más poderoso que sea, puede volverse
más profundo por medio de la práctica continua y, en este sentido, Genpo nos
proporciona instrucciones muy sencillas para seguir ahondando en este despertar
inicial mediante la meditación. ¡Despierta! ¡Estoy completamente seguro de que
puedes hacerlo!
Pero Genpo no elaboró este proceso partiendo exclusivamente del budismo, sino
que también incluyó algunos de los hallazgos esenciales de la psicología occidental
-especialmente, el concepto de subpersonalidades y el llamado «diálogo de voces,,-,
integrando de manera sorprendentemente novedosa 10 mejor de Oriente (o, rlicho
de otro modo, 10 mejor de las tradiciones contemplativas) con 10 mejor de
Occidente. De este modo, no sólo tuvo en cuenta la Realidad Infinita, ~ino
también la realidad y los yoes finitos, ayudándonos a tomarnos conscientes de ellos
y contribuyendo muy positivamente, de ese modo, a nuestra salud y nuestra
integridad. Pero 10 más sorprendente, en mi opinión, es la sencillez y eficacia con
que ha logrado integrar 10 Infinito con los yoes finitos.
El proceso Gran Mente trabaja con nuestra mente y con nuestros estados de
conciencia tal y como son ahora mismo. Lo que quizás ignores, si nunca has
experimentado un satori o un despertar, es que quien ahora está leyendo esta página
es la Gran Mente, Dios o el Espíritu. Yeso es algo tan inmediato y evidente que
resulta imposible de ver. Este libro es un simple manual que te explicará el modo de
conectar con la Gran Mente y con el Gran Corazón, revelándote una dimensión de
tu conciencia que ya está iluminada, un aspecto de tu ser que ya está completamente
despierto y es uno con el Espíritu. Cuando descubras eso s~ desvelará, ante ti, un
mundo completamente diferente.
Estoy convencido de que este libro abrirá el ojo de tu mente y te mostrará que,
en este mismo instante -¡es decir, ahora mismo!-tu Yo Verdadero se halla total y
completamente presente viendo a través de tus ojos, escuchando a través de tus
oídos y sosteniendo este libro entre sus manos. Yeso siempre ha sido así, pero
estaba demasiado cerca como para poder verlo, era demasiado evidente como para
poder advertirlo y era
PRÓLOGO
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GRAN MENTE, GRAN CORAz6N
nos reconoceremos? Con una sonrisa de complicidad en el rostro que dejará atisbar
el fondo de nuestro ser, nos miraremos a los ojos y veremos al uno y único Yo, a la
Gran Mente y al Gran Corazón y los días y noches de búsqueda angustiosa perderán
súbitamente su doloroso significado.
Demos las gracias al roshi Dennis Genpo Merzel por haber descubierto un
método tan sencillo y original para Despertar al momento presente. Ante él me
postro y, ofreciendo su mérito a todos los seres sensibles, dejo en manos del lector,
con mis bendiciones infinitas, este extraordinario libro.
Ken Wilber
Denver, Colorado, EE.UU.
febrero de 2007
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Introducción
Este libro relata el viaje de un hombre muy especial. Genpo Roshi nació y fue
educado en Occidente, pero no ignoró la emergencia, muy temprana en su vida, de
su naturaleza espiritual, y utilizó el vehículo del budismo zen para transmitir sus
experiencias espirituales.
Cuando, en 1983, conocimos a Genpo Roshi que, a la sazón, era instructor del
Zen Center de Los Angeles, la respuesta inmediata de Hal fue muy positiva. El
centro estaba atravesando, por aquel entonces, una situación muy conflictiva y
Genpo era un hombre muy amable y que mostraba una gran sabiduría práctica. En
esa época, Hal empezó a trabajar para e! Zen Center, dirigiendo un taller de diálogo
de voces, relaciones y psicología de los yoes en e! que participaron los miembros de
la comunidad, y luego nos encargamos de dirigir la formación de los miembros de
la comunidad que se mostraron interesados.
Mucho ha llovido desde entonces y, durante todo este tiempo, hemos asistido
con auténtico placer a las enseñanzas espirituales de Genpo y al desarrollo de su
obra que, recientemente, se ha centrado en la elaboración de métodos para la
activación de la Gran Mente. Nos sentimos honrados por su inclusión de algunas de
las ideas básicas de la psicología de los yoes y de ciertos aspectos del diálogo de
voces en la metodología originalmente diseñada para acceder a la energía de la
Gran Mente.
Parte del placer de nuestro trabajo se deriva de las distintas y creativas formas en
que las personas han utilizado, a lo largo de! tiempo, tanto el método del diálogo de
voces como la psicología de los yoes. Son muchos los formadores y consultores de
gestión que han aplicado el método al ámbito empresarial desarrollando, para ello,
nuevos lenguajes y nuevos formatos. Los danzaterapeutas y los terapeutas de
orientación
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
corporal lo emplean para ayudar a las personas a aclarar y reconocer los muchos
yoes que configuran el psiquismo y a los que puede accederse a través del cuerpo.
En este sentido, nuestro trabajo y nuestras ideas han sido tan utilizados por
buscadores espirituales, astrólogos, médicos y científicos como por psicoterapeutas
e instructores de diversas tradiciones. Muchos de los buscadores espirituales que se
han interesado en nuestro trabajo parecen verse atraídos por el budismo como
marco de referencia de su propia búsqueda y consideran nuestra aportación como
una encarnación de los principios básicos del budismo.
Para nosotros es muy importante distinguir la teoría y la aplicación de la
psicología de los yoes de la técnica práctica del diálogo de voces. Este último es un
procedimiento que permite a un facilitador adecuadamente entrenado ayudar al
cliente a contener y explorar la energía encerrada en sus diferentes yoes. En esa
situación, el facilitador no se identifica ni pretende lograr nada especial del yo con
el que está trabajando. El único objetivo del trabajo con los yoes consiste, desde
nuestra perspectiva, en el desarrollo de un Yo consciente que sea capaz de sostener
simultáneamente los opuestos, es decir, las energías y los yoes contrapuestos.
Pero hay quienes creen que su principal valor radica en la posibilidad de acceder
a ciertos yoes que, por razones muy diversas, resultan valiosos. Hay muchos
facilitadores, por ejemplo, que enfatizan la energía del -ser» para compensar, de ese
modo, una deficiencia característica de la cultura occidental, centrada casi
exclusivamente en el «hacer» y en los logros. En este sentido, la energía del _ser.
proporciona una primera introducción a la energía espiritual.
Otro claro ejemplo en este sentido nos 10 proporciona la obra de Judith Stone,
una de las instructoras del trabajo con el diálogo de voces que ha desarrollado un
método propio llamado _diálogo corporal». El suyo es un enfoque que puede
movilizar el cuerpo y muchos de sus sistemas con resultados ciertamente
sorprendentes, poniendo el diálogo de voces al servicio del objetivo concreto de
enseñar a las personas a sintonizar con su propio cuerpo.
INTRODUCCIÓN
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Prefacio
Estamos atravesando tiempos muy difíciles. Nos preocupamos por nuestros hijos,
por nuestros padres, por nuestras parejas, por nuestros amigos y por nuestros seres
queridos. Qyeremos tener más empatía y establecer relaciones más profundas, y
también nos gustaría despertar todo el amplio potencial de nuestros hijos, de nuestra
familia y hasta de nosotros mismos, para ser cada día más felices y poder disfrutar
más de la vida.
Cada nuevo dia genera nuevas tensiones e inquietudes sobre nuestra seguridad
económica, por no mencionar las amenazas del terrorismo, de las bombas sucias,
del calentamiento global y de las catástrofes naturales. Todos queremos estar más en
paz con nosotros mismos y vivir despojados del miedo, la ira y la ansiedad.
Este libro proporciona una de las mejores herramientas derivadas de la fusión
entre Oriente y Occidente que puede ayudarte a afrontar más adecuadamente todos
esos problemas. Con él podrás trabajar con tus pensamientos, sentimientos y
emociones, contemplar tus problemas desde una nueva perspectiva y darte cuenta
del modo en que tu identificación básica con el yo y sus nociones alienta tu
inseguridad y tu sufrimiento. También puede ayudarte a ver más claramente en tu
interior, a estar menos atrapado en una visión limitada del yo y a funcionar, en
consecuencia, más libremente, como un ser humano plenamente integrado.
Este libro es eLresultado de más de treinta y cinco años de estudio, dificultades y
búsqueda de un método capaz de transmitir a cualquier persona la experiencia de
una vida más plena, libre y despierta. Está escrito en un lenguaje sencillo y no es
necesario, por tanto, para entenderlo, ser un erudito ni un practicante budista. Su
objetivo consiste en facilitar a todo el mundo el acceso a enseñanzas tan
importantes como accesibles y necesarias.
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
Los lectores que no estén familiarizados con el zen ni con el proceso Big Mind (Gran
Mente) tal ·vez quieran, antes de emprender la lectura de este libro, escuchar el breve
ejemplo de quince minutos del proceso que incluimos en nuestra página web
www.liebremarzo.com (en donde el lector interesado podrá descargarse varios archivos de
audio en inglés relativos al proceso Gran Mente,
o Big Mind). Se trata de parte de una conversación espontánea e inédita con Sheila
Hamilton, una joven desconocida que no tenía ninguna experiencia previa con el zen ni con
el proceso Gran Mente. Creo que el lector lo disfrutará y podrá, de ese modo, entender
mucho mejor este libro.
GRAN MENTE, GRAN CORAZóN
Existe una conciencia trascendente, una Gran Mente y un Gran Corazón a los que
todo el mundo puede acceder y cuya realización reconocemos como origen de la
paz, la felicidad, la satisfacción, el coraje y la alegría verdadera. Pero, puesto que
ignoramos el modo de acceder a ella, es decir, cómo cobrar conciencia de ella,
desconocemos también el modo de encarnarla y expresarla.
Durante los últimos treinta y seis años he estado buscando un método para que
todo el mundo pudiera establecer contacto con esa conciencia. Y, después de mucho
estudio y de enfrentarme con éxito a muchas dificultades, acabé descubriendo, en
junio de 1999, un método muy sencillo y eficaz que, desde entonces, he estado
investigando y perfeccionando y al que he acabado por llamar proceso Gran
Mente/Gran Corazón o, simplemente, proceso Gran Mente.
Todo empezó un fin de semana de febrero de 1971 durante una acampada con un
par de amigos en el desierto de Mojave. Sentado a solas en la cima de un pequeño
promontorio me preguntaba cómo, a los veintiséis años, había acabado
complicándome tanto la vida. Me hallaba atrapado en una relación que, ciertamente,
había empezado de manera muy diferente. Ya había pasado por otra relación que,
para no terminar loco, acabé rompiendo, pero ahora, tres años después, volvían a
aflorar los mis
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mas sentimientos, razón por la cual tomé la determinación de pasar unos días en el
desierto para contemplar mi vida con cierta perspectiva.
Desde la cima de ese otero podía ver mi furgoneta Volkswagen estacionada, a
unos tres kilómetros de distancia, en el lugar en el que habíamos decidido acampar
ese fin de semana. Entonces empecé a pensar en mi apartamento de Long Beach
(California), donde trabajaba, como profesor de educación especial de cuarto,
quinto y sexto grado, en una escuela primaria y donde vivía, con mi novia, frente a
la playa. Dos preguntas acudieron entonces espontáneamente a mi mente: ¿Cómo
pude haberme complicado tanto la vida y cuál era mi verdadero hogar?
¿Cuál es mi verdadero hogar? Ésta es U)1a buena pregunta que todos
deberíamos formularnos. De hecho, ése es el comienzo, cuando nos damos cuenta
de que hemos perdido o carecemos de algo, pero no sabemos de qué se trata. Esa
sensación, ese misterio, constituye una especie de despertar a lo que podríamos
denominar espiritualidad o simplemente conciencia, que nos lleva, por más que
ignoremos de qué se trata, a buscar lo que hemos perdido.
La mente despierta, sea cual sea el nombre que le demos, siempre está tratando
de aflorar, enviándonos señales para que regresemos a nuestro auténtico hogar.
Alguien dijo, en cierta ocasión, que nuestro único problema es la nostalgia de
nuestro auténtico hogar y que, cuando no estamos realmente en casa, enfermamos.
Pero nuestro hogar, obviamente, siempre está en el lugar en que nos encontramos.
¿Por qué, entonces, no lo sentimos así? ¿Por qué nos sentimos tan alienados de
nuestro hogar Yde nosotros mismos?
Creo que una de las cosas que siempre estamos buscando es poder sentirnos,
estemos donde estemos, en casa; es decir, poder sentirnos en casa en nuestro cuerpo
y poder sentirnos en casa en nuestro yo. En este sentido, es como si nosotros, como
las palomas, dispusiéramos de una especie de instinto que nos impulsa a encontrar
el camino de vuelta a casa.
Yo la llamo la Mente que Busca el Camino o la Mente que Busca la Verdad. En
muchas ocasiones, esa mente permanece aletargada pero, en
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
el mismo instante en que despierta, toda nuestra vida experimenta una sacudida
muy profunda. Entonces se reordenan nuestras prioridades y las cosas que más
importantes nos parecían -como la seguridad, la fama, las posesiones o la riqueza-
pierden el valor que les atribuíamos y lo más importante pasa a ser descubrir
quiénes somos.
Eso fue, precisamente, lo que me ocurrió en 1971, en la cima de esa montaña
ubicada en mitad del desierto de Mojave. Súbitamente mi mundo se desplomó y
experimenté algo completamente nuevo e inesperado. Entonces me convertí en el
Universo, me fundí con el Creador y con todas las criaturas y me di cuenta de la
estrecha relación que une todas las cosas, que todo está conectado con todo lo
demás y que lo que sucede a cualquiera de las cosas de este mundo acaba afectando
a todas las demás.
Fue como si, después de haber estado loco toda la vida, hubiese recuperado
súbitamente la cordura ... aunque no fue eso, precisamente, lo que entendió mi
madre. Repentinamente me di entonces cuenta, por primera vez en mi vida, de que
todo tenía sentido y de que mi búsqueda de seguridad, riqueza y fama era tan
ridícula como absurda. Estaba completamente en paz. Lo único que realmente me
importaba era compartir esa experiencia con los demás y descubrir más cosas sobre
este sorprendente viaje llamado vida, dos deseos que, desde entonces, jamás han
dejado de inspirarme. De ellos, a fin de cuentas, se deriva la motivación que me ha
llevado a contar esta historia y a escribir este libro.
Aunque en ese momento no pude explicarme lo que acababa de ocurrir, sabía de
manera intuitiva que se trataba de algo extraordinario. De hecho, la persona que
bajó de esa montaña no tenía nada que ver con la que había subido a ella. Fue como
si, en mi interior, se hubiese activado una energía poderosa e indescriptible que me
hubiese fundido con Dios. El mundo entero estaba en mí y yo era el mundo entero.
Yo era todas las cosas y todas las cosas eran yo. Entonces sentí como si mi vida
fuese una locomotora lanzada a ciento cincuenta kilómetros por hora que,
repentinamente, hubiese cambiado de dirección. Después de esa experiencia, la
Gran Compasión afloró naturalmente sin necesidad de re
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
alizar esfuerzo alguno. Lo único que me importaba era despertar y contribuir como
mejor pudiera a que otros también despertasen.
Esa misma noche, el amigo que me acompañó me dijo que hablaba como si
fuese un maestro zen. Y aunque, por aquel entonces, no sabía absolutamente nada
sobre el zen ni sobre los maestros zen, la energía interna que sentía, como si me
hallase movido por algo más grande que mi limitado cuerpo, me impidió conciliar
el sueño. A la mañana siguiente, me senté en el campamento, claramente consciente
de lo que tenía que hacer y de que mi vida jamás volvería a ser la misma. El
domingo por la noche, cuando regresé a Long Beach, rompí con mi pareja y
emprendí el camino en el que todavía me encuentro.
Creo que todos tenemos la sensación de que hay algo más, algo más grande.
Cuando somos niños jugamos -yo, al menos, así lo hice-con los misteriosos
conceptos de infinito y de eternidad, lo que, en ocasiones, nos lleva a preguntarnos
por el significado de la muerte o la existencia de Dios. Pero, como no había sido
educado en ninguna confesión religiosa, tampoco tenía ninguna creencia concreta
sobre la vida después de la muerte. ¿Cómo será -me preguntaba-la muerte? ¿Será
acaso -me respondía asustado-como dejar de ser consciente por toda la eternidad?
Hay una parte de nosotros que siempre está formulándose preguntas y esbozando
respuestas. Recuerdo una conversación que, a este respecto, mantuve, en torno a
1973, con mi hermana Carol, en su casa de Marin County, durante la que le
pregunté: -Jamás te has preguntado cosas tales como '¿Qüén soy?', '¿A dónde voy?',
'¿Q¡é es todo esto?' y '¿Por qué estoy aquí?' •.•En cierta ocasión lo hice -respondió
ella-, pero no tardé en darme cuenta de que, si seguía dándole vueltas, acabaría
volviéndome loca. Desde entonces, ya no he vuelto a formularme ese tipo de
preguntas». Y estaba en lo cierto, porque pensar mucho en estas cosas puede re-
sultar ciertamente aterrador.
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
terior, algO iba creciendo, aunque no tenía e! menor indicio de lo que se trataba. En
tomo a mi quincuagésimo cumpleaños estaba trabajando, en uno de los talleres que
habitualmente dirigía, con un joven, frente a un grupo de unas cincuenta o sesenta
personas, y, en e! momento en que le pedí que hablase con la voz de la Gran Mente,
asistí al nacimiento del proceso Gran Mente. Y es que, por más que se tratase de un
principiante, es decir, de una persona que jamás había estudiado zen, cuando
empezó a hablar, lo hizo con tanta claridad que mi mente experimentó una auténtica
conmoción. Entonces me di cuenta de! cambio que esa persona había
experimentado porque, en e! mismo instante en que le pedí hablar con la Gran
Mente, ésta estaba ahí.
Durante todos esos años de enseñanza -que, por aquel entonces, ya eran más de
veinticinco--había considerado imposible que un principiante pudiese avanzar más
allá del yo. Es cierto que había quienes, esforzándose seriamente en e! estudio y en
la práctica de sentarse en la postura de meditación -y también con lo que parecía
mucha suerte-, podían liberarse de esas limitaciones y, yendo más allá de las
restricciones impuestas por el yo limitado, adentrarse en e! espacio que ahora
denomino Gran Mente/Gran Corazón. Pero ahí había un principiante que parecía
acceder a ese mismo lugar después de solicitarle simplemente hablar como la Gran
Mente. Así fue, en suma, como nació el proceso Gran Mente.
Pero ese parto no concluyó hasta tres meses después durante un viaje a Europa,
momento en el cual pude advertir su forma y su estructura, aunque todavía de un
modo vagamente premonitorio. Decidí mantener el nombre Gran Mente (Big Mind)
por razones estrictamente personales, como una forma de honrar a mi padre (cuyo
nombre era Ben Merzel, de ahí las iniciales), a mimaestro Taizan Maezumi Roshi ya
mi hijo (que se llama Tai, que en japonés significa «grande»). (Y también hay que
decir incidentalmente que, en japonés, Gran Mente es Taishin o Daishin.) Así pues,
e! proceso ya tenía un nombre, pero todavía no se hallaba plenamente desarrollado.
Desde entonces han pasado más de ocho años, el proceso sigue floreciendo y
todavía no está completamente desarrollado. Pero, aunque ig
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nore la dirección en la que seguirá creciendo, espero y deseo que llegue a
desempeñar un pape! clave en nuestro país y en el mundo como método para
enseñar y ayudar a la gente a expandir su conciencia.
El proceso Gran Mente ha impregnado mi enseñanza hasta e! punto de acabar
integrándose completamente en ella. Y, puesto que se trata de un método muy
accesible, sencillo y evidente, estoy plenamente convencido de que posibilitar,
desde e! mismo comienzo, e! acceso de las personas a la Gran Mente es, realmente,
la dirección más sabia que podemos
tomar.
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En 1983, el templo zen de Los Angeles se hallaba en crisis y todo e! mundo era
consciente de la necesidad de emprender un trabajo terapéutico que nos permitiese
superar los problemas y la confusión. Para ello invitamos a Hal y Sidra Stone al Zen
Center para que trabajaran con todos nosotros y fuimos muchos los que, durante ese
tiempo, empezamos a estudiar, con Hal, e! «diálogo de voces».
Hal y Sidra eran los descubridores de esa técnica terapéutica concreta. Ambos
tenían una formación psicoterapéutica muy rica y muy diversa. Hal había sido
analista junguiano, director de la asociación analítica junguia na de Los Angeles y
también había estudiado terapia gestalt y otras corrientes terapéuticas a la sazón
muy conocidas y, durante los años sesenta, entre ambos habían elaborado y puesto a
punto la técnica de! diálogo de voces.
Esa técnica me pareció que complementaba perfectamente nuestra práctica zen,
proporcionando a los occidentales algo de lo que habitualmente carece la formación
zen tradicional. Muchos de nosotros -incluyendo tres que han acabado
convirtiéndose en maestros-empezamos entonces a acudir dos o tres horas, un par
de días por semana, a casa de Hal y Sidra a estudiar el diálogo de voces.
La técnica del diálogo de voces, un proceso que apunta a elevar el nivel de
cOnciencia y la conciencia de uno mismo, se asienta en dos fundamentos básicos, la
terapia junguiana y la terapia gestalt y, aunque no soy terapeuta, considero que se
trata de la mejor de las terapias a las que pudimos apelar. Obviamente, existen
distintas terapias para personas y problemas diferentes, pero el diálogo de voces me
parece sumamente eficaz.
Lo que más me gusta del diálogo de voces es que convierte al entrenamiento zen
en algo realmente sano y arraigado. No olvidemos que el zen es, básicamente, una
práctica radical que aspira a liberarnos de todas nuestras identificaciones y a cortar,
cortar y seguir cortando las cadenas y ataduras que nos atrapan, 10 que, en
ocasiones, nos hace sentir psicológicamente muy desarraigados.
Aunque fueron muchas las personas que, después de más de doce años de este
tipo de trabajo en el ZCLA, habían experimentado algún tipo de despertar, algún
tipo de apertura espontánea, no por ello habíamos resuelto nuestros problemas
psicológicos. Porque hay que decir que la práctica espiritual no siempre resuelve los
problemas psicológicos más profundos. De hecho, podemos sentarnos en
meditación durante veinte, treinta o cuarenta años y no hacer sino enterrar cada vez
más nuestros problemas. Éste es uno de los aspectos negativos de la meditación sen-
tada, porque podemos avanzar en la práctica tradicional del zen, podemos resolver
koan tras koan (es decir, las preguntas típicas del zen que nos abren a comprensiones
que se encuentran más allá del intelecto) sin acceder, por ello, al meollo de nuestros
problemas psicológicos.
El diálogo de voces nos permitió asentarnos en algo que era muy occidental y
psicológicamente muy sano. Sabíamos -algunos de nosotros, al menos-que
habíamos descubierto algo extraordinariamente valioso e importante, razón por la
cual seguimos empleándolo.
A mí me gustaba mucho y me pareció absolutamente necesario para que el zen
acabase arraigando en Occidente. Entonces empecé a utilizarlo a 10 largo de mi
enseñanza y empecé a dirigir talleres que llamé diálogo de voces. En 1998, sin
embargo, me di cuenta de que mi interés no se centraba tanto en los aspectos
psicológicos de este enfoque como en su aplicación a la enseñanza zen. Ése fue,
precisamente, el motivo que me llevó a desarrollar 10 que, en 1999, acabé
denominando proceso Gran Mente; éste, en consecuencia, se asienta en dos raÍCes
fundamentales: el zen y el diálogo de voces.
LA UNIÓN DE ORJENTE Y OCCIDENTE
Hal Y Sidra Stone sabían bien que, dentro de cada uno de nosotros, hay muchas
facetas y subpersonalidades diferentes; una visión que, en mi opinión, es muy
junguiana. Pero esas subpersonalidades pueden acabar convirtiéndose en sombras
que no reconocemos como propias. Hay aspectos de nosotros que, por el simple
hecho de que nos desagradan o nos hacen sentir mal, acabamos repudiando. Todos
hemos tenido, en algún que otro momento de nuestra vida, la experiencia de tomar
una determinada decisión y perseverar en ella, aunque hayamos olvidado dónde y
cuándo la tomamos. No es de extrañar por ejemplo que, si nos desagrada estar
enfadados, si no creemos tener derecho a estar enfadados o si nuestros padres nos
enseñaron que no es bueno estar enfadados, acabemos repudiando nuestra ira.
Pero el hecho es que reprimir una determinada voz no implica su desaparición,
sino tan sólo su rechazo, con 10 cual acaba simplemente soterrándose y
convirtiéndose en el agente oculto de una serie de «operaciones encubiertas». Por
ello, puedo estar realmente enfadado contigo sin darme cuenta, no obstante, de mi
ira. Y poco importa entonces, si no me doy cuenta, que resulte evidente para todo el
mundo. Cuando, en tal caso, veo la ira de otra persona, me disgusta y, al estar
rechazando mi propia ira, tiendo a alejarme, a tener miedo o a enfadarme con las
personas que se muestran enfadadas. Así pues, una forma muy rápida de descubrir
las facetas enajenadas de mí mismo tiene que ver con aquellas cualidades que me
desagradan de los demás, porque muy probablemente se trate de cualidades que he
acabado enajenando de mi propio ser.
Los Stone se dieron cuenta de que 10 que, en tal caso, uno tiene que hacer es
restablecer el contacto con esas voces reprimidas, sacarlas a la luz con la ayuda de
un facilitador que solicite hablar con ellas y nos permita, de ese modo, emprender
un diálogo que las rescate del olvido. En este sentido, el diálogo de voces permite
que se manifiesten las facetas reprimidas, que salgan a la luz y se reintegren en
nuestra propia vida.
.GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
El proceso Gran Mente también pone de relieve esas voces reprimidas, pero no
se queda simplemente ahí. En 1983, Hal nos dio una llave mágica que sirve para
abrir muchas puertas, un complemento perfecto para nuestra formación zen que nos
permitió sanar psicológicamente. Pero, hasta junio de 1999, no me di cuenta de que
esa llave también servía.para abrir la puerta de lo trascendente.
Existen ciertos aspectos de nuestro yo que, si bien son omnipresentes, siempre
han permanecido aletargados. No se trata, en este sentido, de facetas que se hayan
visto reprimidas y enajenadas de nuestro ser, porque lo cierto es que jamás las
hemos poseído. A esas voces que siempre han estado ahí pero que nunca han
despertado, como, por ejemplo, la Gran Mente -o como quiera que decidamos
llamar a lo trascendente-, suelo denominarlas voces dormidas. Por ello el proceso
Gran Mente apunta a despertar las voces o aspectos que, si bien están ahí, todavía
no han despertado.
Del mismo modo que Hal y Sidra Stone sabían que las voces de las
subpersonalidades estaban ahí, yo tampoco tenía la menor duda de que lo mismo
ocurre con lo trascendente. Después de veintiocho años aproximados de práctica,
sabía, con una certeza absoluta y sin el menor atisbo de duda, que la Gran Mente, el
Gran Corazón y las demás facetas trascendentes se hallan, de algún modo, presentes
de continuo en todos nosotros. Lo que ignoraba, hasta junio de 1999, era su gran
accesibilidad.
Los practicantes de los años setenta, ochenta e incluso noventa nos tomábamos
las cosas muy en serio y nos sentábamos a meditar durante muchas horas llegando,
en ocasiones, a realizar retiros de meditación sentada de noventa días. (En 1988, por
ejemplo, llevamos a cabo en Bar Harbar [Mainel un retiro de noventa días con diez
horas de meditación sentada diaria, tomándonos libres tan sólo un par de días, el
trigésimo yel sexagésimo, para hacer la colada.) Lo que conseguíamos en esos di-
latados retiros era sentarnos durante un tiempo interminable y acabar rendidos.
El agotamiento es una de las formas más tradicionales de despojarnos del ego
porque, cuando estamos exhaustos, también lo está nuestro
LA UNIÓN DE ORIENTE y OCCIDENTE
ego, en cuyo caso mal podremos iniciar una pelea O alentar una resistencia, con lo
que acabamos arrojando la toalla y dándonos por vencidos. Y, en ese momento de
entrega plena, precisamente, tiene lugar la comprensión. Ésa ha sido la técnica,
confirmada por miles de años de experiencia, más habitualmente empleada.
Pero es muy osado tratar de mejorar algo que ha sido llevado a cabo y puesto a
prueba durante dos mil quinientos años y es muy probable que cualquiera que
pregunte por qué no podemos mejorar a los viejos maestros sea llamado toda clase
de cosas. Es por ello que, cuando empecé a incluir e! proceso Gran Mente en mi
enseñanza, algunos de mis discípulos más antiguos se mostraron muy reacios y
también hub~ quienes consideraron una herejía apelar a métodos tan apartados de!
canon tradicional. Después de casi veintiocho años de atenerme al camino marcado
por la tradición, no hubiera tenido empacho alguno en renunciar a mi método de
haber visto que su eficacia era inferior a la práctica tradicional. Lo que me
sorprendió -y todavía sigue sorprendiéndome-es que esta técnica permite a casi todo
e! mundo, desde e! principiante hasta e! practicante avanzado, acceder a esas voces
trascendentes y empezar entonces a hablar de manera clara, precisa y sincera de su
experiencia de esas voces.
Este cambio resulta evidente para cualquiera que se halle presente y también ha
sorprendido a muchos de los líderes espirituales competentes de las grandes
tradiciones y hasta a los escépticos que lo han presenciado. Siempre habrá, por
supuesto, quienes no quieran participar ni explorar por sí mismos e! proceso. En e!
momento en que escribo esto, todavía hay quienes están plenamente convencidos de
que tal cosa es imposible.
Estoy dispuesto a enfrentarme a todo e! escepticismo y a responder a todas las
dudas y críticas que se me planteen con respecto a este proceso, porque creo que
supera con creces 10 que hacía antes de 1999 y, en consecuencia, no puedo dar
marcha atrás.
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GRAN MENTE. GRAN CORAZÓN
Pero ¿cómo podemos hacer eso mismo con otras personas? Ahí es, precisamente,
donde entra en juego el proceso Gran Mente. En lugar de tratar de llegar a algún lugar
o de esforzarse en convertirse en algo, uno simplemente pregunta: «¿Podría hablar
con...? y, a partir de ahí, habla como si fuera ese personaje. Así es como abandonamos
e! intento y e! esfuerzo y trascendemos e! tiempo y el espacio. Así es como, cuando nos
preguntan: «¿Podría ahora hablar con la voz de la Gran Mente (o con la Mente Q!¡e No
Busca o con cualquier otra voz)?» uno se descubre simplemente ahí, porque esa voz, al
ser omnipresente, está siempre ahí. Sólo se nos antoja un misterio cuando ignoramos e!
modo de acceder a ella.
En e! mismo instante en que trascendemos esto yeso, e! yo y e! otro, e! yo ye! tú,
estamos ahí. Pero, por más oDlIÚpresente que sea, no siempre podemos acceder,
porque habituados, como estamos, a buscar, esforzarnos y desear, nos hallamos
atrapados en la visión de! ego limitado. Pero nuestra verdadera naturaleza carece de
fronteras porque, en ella, no hay yo, e! yo no es más que un límite semejante a la
tensión superficial que mantiene a una pompa de jabón.
Pero, en e! mismo instante en que pedimos hablar con la Gran Mente, con e! No-Yo
o con la No-Mente, la burbuja estalla y nos descubrimos súbitamente fuera de ella, fuera
de los límites de! yo. Entonces nos damos cuenta de que la burbuja está llena de aire y
de que el yo, en realidad, no es más que un concepto, una idea y, en última instancia,
una mera ilusión.
Pero el yo ilusorio es una manifestación de la Mente, de la Gran Mente. ¿Acaso 10
necesitamos? Por supuesto que sí. Pero ¿necesitamos estar identificados con él las
veinticuatro horas de! día, siete días por semana? Evidentemente no, porque, cuando
nos identificamos con e! yo y nos convertirnos en e! yo, vivimos sumidos en el miedo,
la ansiedad y la tensión, es decir, vivimos sumidos en el sufrimiento. Cuando, por e!
contrario, dejamos de identificarnos con e! yo y nos identificamos con 10 que carece de
fronteras --es decir, con la Gran Mente (que, a fm de cuentas, no es más que un nombre
y que, en consecuencia, podríamos denominar de muchos modos diferentes, como
Consciencia Universal, etc.)e! miedo sencillamente desaparece. Cuando nos
identificamos, pues, con lo inasible y lo innombrable, el miedo simplemente se
desvanece.
41
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
43
vesar esa barrera y dejaremos de vivir sumidos en el miedo, la ansiedad y la tensión
y empezaremos a vivir como nos gusta, es decir, libres del miedo y despojados de
todo encadenamiento y obstrucción, responsables de nuestras vidas y sin culpar a
nada ni a nadie de las circunstancias en que VIVImos.
44
LA IJNlÓN DE ORIENTE y OCCIDENTE
La vía de la no-búsqueda
Cuando uno llega a un centro de meditación, ya sea oriental u occidental, se le
enseña una forma de práctica que, a veces, consiste simplemente en seguir la
respiración y que, en otros casos, consiste en etiquetar los pensamientos y las
sensaciones que vayan presentándose, contar las respiraciones o formularse
preguntas tales como «¿Quién soy yo?». Lo que todas estas prácticas tienen en
común es darnos algo que hacer para alcanzar un determinado objetivo o estado
mental. En contadas ocasiones, la práctica consiste sencillamente en sentarse. En la
mayoría de las tradiciones, son necesarios muchos años de búsqueda antes de poder
dar el paso decisivo que nos lleva a reconocer lo absurdo de la búsqueda, porque la
misma búsqueda de la verdad o de la iluminación erige la barrera que nos impide
alcanzar lo que estamos buscando.
Toda búsqueda procede del yo o, dicho en otras palabras, toda búsqueda es el
resultado de la avidez y del deseo, un estado mental insaciable y que carece de fin.
Nada de lo que descubramos mientras buscamos, ninguna comprensión y ningún
logro nos saciará porque, mientras permanezcamos atrapados en ese engranaje,
seguiremos insatisfechos y siempre querremos más.
El proceso Gran Mente nos permite descubrir nuestro 'punto muerto», ese lugar
en el que nuestra mente no tiene ninguna marcha puesta y no se halla
desesperadamente inmersa en ninguna búsqueda. Desde ahí, podemos cambiar de
marcha y poner primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, reducir o poner marcha
atrás cuando sea necesario. Ésa es una capacidad muy valiosa y que nos
proporciona una libertad completa. Cuando, en tal caso, estemos en el
supermercado, podremos apelar fácilmente a la modalidad deseante de nuestra
mente y encontrar lo que estemos buscando pero, cuando estamos sentados en una
parada
45
de autobús o tumbados en una playa de Hawaii, podremos desconectar esa
modalidad y reposar tranquilamente.
Cuando aprendemos a dejar nuestra mente en punto muerto, es decir, cuando
aprendemos a estar tranquilamente relajados y en paz, y a no sumirnos
desesperadamente en la búsqueda, descubrimos lo que denomino la mente del
nirvana, la mente de la paz y de la libertad completas. De modo que, si te sientas a
meditar en un cojín o en una silla y pides simplemente hablar con la Mente que no
Busca ni Desea y escuchas la respuesta: .Sí, yo soy la Mente que nO Busca ni
Desea» o, dicho en otras palabras, si te identificas con esa mente en lugar de hacerlo
inconscientemente con la Mente que Busca y Desea, entonces estarás realmente
meditando. Ésta es una forma de meditación, conocida con el nombre de
.simplemente sentarse», en la que no hay ambición, meta ni objetivo alguno.
Es como si, en el momento en que das el primer paso de un viaje, apuntases en
la dirección correcta. Entonces, en lugar de encaminarte hacia el oeste para ir desde
Hawaii hasta Salt Lake City, te dirigirás hacia el este, de modo que, cuanto más
avances, es decir, cuanto más larga sea tu práctica, más se encarnarán en tu vida la
paz y la libertad. En tal caso, la meditación trabajará a tu favor, en lugar de hacerlo
en tu contra.
Estoy completamente convencido de que éste es, precisamente, el motivo por el
cual son tantos los practicantes de distintas tradiciones que, en lugar de acercarse a
la Gran Mente, van estrechando su mente y haciéndola cada vez más pequeña, una
mente obsesionada en hacer lo correcto y en no perder lo que creen haber ganado
con la práctica. Yeso, por más lamentable que parezca, sucede con demasiada
frecuencia. A ello se refrrió precisamente Suzuki Roshi en su libro Mente un, mente
de principiante, en donde equiparó el objetivo, es decir, la mente zen, a la mente del
principiante, porque la mente de principiante es una mente muy abierta y muy
despierta que no está saturada de ideas, nociones, verdades y dogmas. Pero la mente
de principiante no es sólo una mente abierta, receptiva y que carece de fronteras,
sino que, para la fuente, se asemeja más a una vasija, a un vehículo O a un canal. La
mente de prin
46
LA UN16 N DE ORlENTE Y O CClDEmE
cipiante está directamente conectada con la fuente, mientras que la mente del
practicante avanzado o experto, por el contrario, suele ser una mente muy cerrada,
estrecha y dogmática. Lamento decir esto, pero es algo que he advertido con demasiada
frecuencia.
Por ello me parece muy importante que, cuando las personas aprenden a meditar -o
tan pronto como sea posible, si es que ya han aprendido-se den cuenta de que su único
objetivo consiste en cambiar cuanto antes la modalidad buscadora habitual de la mente
por la modalidad de la Gran Mente o del Gran Corazón, es decir, la Mente que no Busca
ni Desea, la mente que no tiene objetivo ni meta alguna, porque entonces su sentada
será mucho más profunda. Lo que, en tal caso, hacen es soltarse, dejar de identificarse
con todo lo que se presenta, abrirse y seguir abriéndose para que la mente, en lugar de
contraerse y estrecharse, permanezca, por el contrario, completamente abierta y
expandida.
El lector debe saber que una de las principales razones que me han impulsado a
escribir este libro y a impartir esta enseñanza es la certeza de que, de este modo, puedo
ahorrar a la gente años y años de sufrimiento y esfuerzo en la dirección equivocada.
47
De hecho, la enseñanza siempre procede de la experiencia despierta.
Tradicionalmente, quienes la reciben tratan de llegar hasta ahí, pero, durante e!
proceso Gran Mente, uno descubre que ya está ahí. Ése es e! verdadero significado
de los términos «educar» y «facilitar», y nuestra función, en este sentido, consiste
en facilitar a la persona e! acceso a la sabiduría omnipresente que ya se encuentra
en su interior. De este modo, las palabras de quien se identifica con la Gran Mente,
es decir, con la sabiduría trascendente, con la sabidüría que trasciende la dualidad,
expresan la sabiduría de! Buda. Y, de! mismo modo, las acciones de quien se
identifica con e! Gran Corazón son las de un bodhisattva, es decir, de la persona que
pone a los demás por delante de sí mismo.
Toda la sabiduría que nos proporciona la práctica espiritual se encuentra ya en
nosotros sin necesidad de leer un solo libro. Pero entiéndase bien que en modo
alguno quiero decir con ello que leer esté mal, sino tan sólo que no es necesario,
porque la sabiduría de los grandes místicos y maestros espirituales de todos los
tiempos se encuentra ya en nuestro interior, aguardando e! momento en que
realicemos ese cambio. Durante miles de años, las personas han estado
esforzándose en provocar ese cambio sin darse cuenta de que, al hacerlo así, estaban
luchando consigo mismos; algo tan absurdo como tratar de levantarse tirando de los
cordones de sus zapatos. Es imposible, dicho en otras palabras, salir de la mente que
busca utilizando la mente que busca.
Pero esto también ocurre cuando uno está tan exhausto, después de sentarse diez
horas al día durante semanas, que acaba rindiéndose. Entonces uno se pregunta
cómo llegó hasta ahí y sigue esforzándose durante semanas en volver a ese lugar,
cuando lo único que tendría que hacer es pronunciar sencillamente la simple frase:
«Por favor».
Y esto es algo que funciona con todos nosotros, especialmente los occidentales,
porque nuestra madre nos ha enseñado muchas veces esa frase mágica. Basta
simplemente, pues, para establecer contacto con la sabiduría, con pedir permiso al
ego: «¿Podría hablar con la Mente que no Busca ni Desea, con la Gran Mente, con
e! Gran Corazón o con e! Maestro?-¿Cómo podría, en tal caso, negarse e! ego?
48
LA UNIÓN DE ORIENTE y OCCIDENTE
Cuando alguien nos obliga a prepararle una taza de café, podríamos ir a buscarla,
aunque quizás lo hiciéramos con resentimiento, ira u hostilidad, o también podríamos
responder: «¡Prepáratela tú!». Pero cuando alguien se dirige amablemente a nosotros
diciéndonos «¿Serías tan amable de prepararme una taza de café?, no tenemos problema
alguno en ir a buscarla y preguntar incluso: «¿Lo quieres con azúcar y un poco leche? y
es que, cuando las cosas se nos piden de manera amable y bondadosa, dificilmente nos
resistirnos.
Desde la época en que, en 1972, empecé a sentarme en el Zen Center de Los
Angeles, las frases que más escuché de mis maestros japoneses Koryu Roshi y
Maezumi Roshi fueron: «¡Abandona cuerpo y mente!», «¡Muere en el zazen!» y
"¡Muere en el cojín!». Y aunque, por una parte> quería obedecer, porque siempre he
sido una persona complaciente, por la otra, sin embargo, pensaba: «¡Pero qué dices! ¡En
modo alguno voy a suicidarme! ¿Por qué iba a morir aquí y ahora? ¡No voy a abandonar
mi cuerpo ni mi mente! ¿Por qué debería suicidarme? ¿Por qué debería hacerlo? Es
como si me pidieras que saltara de un edificio de diez pisos. Realmente tendrías que
darme una buena razón para que lo hiciese, y, aun así, probablemente no lo haría. No
diez pisos. Un piso... tal vez sí,>.
Ese tipo de requerimientos no suele funcionar en Occidente y si, en nuestro caso, se
hacía, era porque estábamos hechos de una pasta diferente. Quienes empezamos a
estudiar zen en los años sesenta y setenta practicábamos artes marciales (yo mismo
empecé a practicar karate en 1966) Yno teníamos problema en asumir tápidamente la
actitud samurai de ponemos rápidamente manos a la obra. Hoy en día, sin embargo, la
gente no es tan ingenua ni siente la misma atracción por cuestiones tan románticas.
Los occidentales tenemos una educación cultural completamente diferente. Nosotros
vivimos en el siglo XXI y no somos japoneses. Los japoneses nunca han concedido la
misma importancia que nosotros a la sensación de individualidad, a la diferenciación y a
la identidad de! ego, sino que se han identificado más con e! emperador, con el shogun
y con e! grupo, pero los occidentales atribuimos un valor extraordinario a la
individualidad.
49
En este sentido, el proceso Gran Mente nos permite adentrarnos más
profundamente en nuestro yo. Pero, ¿qué es 10 que sucede cuando nos adentramos
más profundamente en nuestro yo? Aprendemos sobre nuestro yo, el más profundo
de los misterios. Nuestros ojos y nuestra mente están enfocados hacia el exterior,
hacia las apariencias externas, pero nuestro punto ciego se halla detrás de los ojos y
no nos damos cuenta de quién es el que está mirando, escuchando, pensando,
conociendo y sintiendo. De él no sabemos absolutamente nada.
El proceso Gran Mente no se basa en luchar con nuestro ego. El Buda dijo que
dominar al yo es como pelear contra mil enemigos y derrotarles sin ayuda de nadie,
pero son muchas, de ese modo, las batallas que uno pierde antes de ganar la guerra.
Mi enfoque, por el contrario, es el menos belicoso que conozco. Lo que hacemos y
que, en breve, pasaremos a relatar, consiste en reclutar al ego para que nos ayude a
ganar esta guerra. Es como si nos acercásemos al enemigo y le dijéramos: « ¿Me
ayudas a derrotarte?» Pero es evidente que ningún enemigo aceptaría este trato si no
utilizásemos algún subterfugio o le faltásemos al respeto. De modo que 10 que
hacemos es pedirle al ego que nos ayude a derrotarle dándole un trabajo para hacer,
10 que parece dejarle muy contento. Y 10 realmente sorprendente es que, aun
sabiendo-lo que está haciendo, realmente nos ayudará... «Ayúdame a ayudarte».
Si pedimos al que llamo Controlador o Controlador-Protector: .¿Me permites
hablar con la Mente que no Busca?, responderá: . Claro que sí •. y entonces
simplemente realizamos el cambio: cambiamos nuestra postura para cambiar
nuestra mente.
50
LA UNIÓN DE ORIENTE y O CCIDENTE
51
estemos hablando con voces dualistas familiares, como el Controlador, el Escéptico
o la Ira, el proceso hacia lo trascendente sigue su curso y nos permite suprimir
progresivamente nuestra identificación con el yo e identificarnos con uno de sus
aspectos, es decir, con una subpersonalidad.
Ningún esfuerzo
Otra de las razones que explican la sencillez de este proceso se encuentra en el
hecho de que se ve facilitado por un grupo, una persona o -eso es, al menos, lo que
espero-por este libro (y por los archivos sonoros que el lector interesado encontrará
en nuestra página web). En tal caso, el facilitador -que, en este caso, soy yo-evita
todo esfuerzo al lectoro Si en este momento, pongamos por caso, te pidiera hablar
con una determinada voz, como, por ejemplo, el Controlador y tú llevases a cabo el
correspondiente cambio corporal y respondieses: «Muy bien, yo soy el
Controlador», no estarías realizando ningún esfuerzo. Es por ello que suelo decir
que el cambio no sólo está fuera del tiempo y del espacio, sino más allá también del
intento y del esfuerzo porque, en el mismo instante en que dices: .Sí, estás hablando
con ... », ya te encuentras ahí.
Cuando intentas establecer contacto con una voz, el mismo esfuerw del intento
acaba convirtiéndose en un obstáculo. Cuando, por el contrario, cuentas con alguien
que facilita el proceso, no tienes que realizar el menor esfuerw y puedes, en
consecuencia, sentarte, relajarte y disfrutar dejando que el facilitador sea quien guie
tu proceso a lo largo del camino.
Bien podríamos decir que el proceso Gran Mente nos brinda la oportunidad de
llevar a cabo una visita guiada a lo trascendente. El término que utiliza el zen para
referirse a esta visión es el de kensho que, en japonés, significa literalmente «ver en
nuestra propia naturaleza», es decir, una experiencia de la iluminación, pero aun el
kensho más profundo anterior al Daikensho (es decir, a la Gran Iluminación) es
provisional, como la apertura momentánea del obturador de una cámara fotográfica.
La experiencia de la Gran Mente, sin embargo, nos permite mantener abierto el
obturador todo el tiempo que queramos. De ese modo, en lugar de
52
LA UNIÓN DE ORIENTE y OCCIDENTE
Cambiando de perspectiva
Supongamos ahora que, en el momento en que naciste, hubiera cien cámaras
apuntando hacia ti y que, durante los treinta, cuarenta, cincuenta
o sesenta años de tu vida, esas cien cámaras hubieran estado fIlmándote. Ahora
bien, es evidente que si decidieras mirar a través de una sola de ellas y dijeras:
«Esto es lo que soy, éste soy yo, éste es mi yo, ésta es mi vida o ésta es mi historia»,
estarías equivocado, porque ésa no sería más que una de las cien diferentes
perspectivas de las que dispondrías. Si las cien cámaras se hallaran ubicadas en
lugares diferentes, dispondrías, al menos, de cien perspectivas también diferentes y,
si hubiese un número infinito de cámaras, el número de perspectivas de las que
dispondrías sobre tu historia, tu vida Y tu yo sería también infinito.
En realidad, disponemos de un número infinito de perspectivas, pero actuamos
como si sólo tuviésemos una y nos empeñamos en contemplar, desde ella, nuestro
yo y la historia de nuestra vida. Pero ésa es una ilusión o, mejor dicho, una locura.
¿Cómo podría haber una sola perspectiva? A pesar de ello, no obstante, nos
aferramos con uñas y dientes a esa visión y no dudamos en emprender, en su
nombre, todo tipo de guerras. Cuando creemos que la perspectiva a la que tanto nos
aferramos es la única correcta, no tenemos empacho alguno en desenterrar el hacha
y emprender una guerra. Preferimos morir y tener razón a ser felices y estar
53
equivocados, razón por la cual las relaciones interpersonales resultan tan
conflictivas y son tantas las guerras que salpican el mundo. Esto es una auténtica
locura.
Si estuviéramos dispuestos a mirar a través de esas cien lentes, dispondríamos de
cien visiones diferentes de nosotros mismos y nos daríamos cuenta de que ninguna
de ellas, aisladamente considerada, es la correcta. La visión correcta, dicho en otras
palabras, no existe, porque todas las visiones son limitadas y parciales y no hay
ninguna visión concreta que sea la correcta.
Ésa fue, precisamente, la enseñanza fundamental impartida por el Buda, llamada
el Óctuple Sendero, cuando dijo: «He descubierto la Vi sión Correcta», que consiste
en no tener ninguna visión concreta, es decir, en darse cuenta de que todas las
visiones están limitadas y que ninguna visión en particular es la única. Todas las
visiones están limitadas, todas son fragmentarias y parciales. La visión verdadera
es, de hecho, la no-visión.
Por ello es tan importante aprender, desde el mismo comienzo, a cambiar de
perspectiva. Ése es uno de los aprendizajes más interesantes de nuestra vida. Si
imaginamos, por un momento, que en la próxima ocasión que discutamos con
nuestra pareja o con nuestra esposa, fuésemos capaces de renunciar a nuestra visión
y de abrirnos a la posibilidad de que existan otras perspectivas diferentes sobre la
misma situación, que bien podría ser la de mi pareja, en ese mismo instante nos
liberaríamos del problema. Entonces podríamos conectar mucho más fácilmente con
la visión de los demás, lo que es, precisamente, lo contrario de lo que solemos
hacer, que es quedarnos atrapados en nuestra visión y condenarnos así a sufrir las
consecuencias derivadas de esa identificación.
54
LA UNlÓN DE ORlENTE Y OCCIDENTE
cuando nuestra mente está atrapada, estamos en duhkha (un término sánscrito que
suele traducirse como sufrimiento). Sin embargo, e! sigllificado literal del término
duhkha es e! de una rueda cuyo cubo o eje no gira. Pero ¿para qué puede servir una
rueda que no gira? ¿Para qué sirve una rueda que no puede moverse?
El Buda también descubrió y enseñó la forma de liberar la rueda para que
pudiese girar de nuevo y la llamó suhkha, que literalmente significa «rueda que gira
libremente». Ése es, precisamente, el significado de la liberación y de! nirvana.
Ser capaz de asumir diferentes perspectivas es como tener un automóvil que
funciona perfectamente. Pero, si no podemos cambiar la marcha de nuestro coche,
tendremos un coche que no funciona y poco importará, en tal caso, que se trate de
un Maserati porque, independientemente de que la palanca esté atrapada en primera
o en marcha atrás, de poco nos servirá. En e! mismo instante, sin embargo, en que
podemos cambiar de marcha, nuestro vehículo recupera toda su funcionalidad.
Lo mismo sucede con la mente, con e! yo y con nuestra vida. Si estamos
estancados, funcionamos mal; pero, cuando empezamos a movernos, nos
convertimos en un vehículo completamente funcional.
Pero, aunque la Gran Mente sea el estado mismo de desidentificación, también
podemos quedarnos identificados con esa perspectiva, algo que el zen denomina
«quedarse atrapado en el Absoluto». La experiencia de la Gran Mente es ajena a
cualquier visión relativa o dualista pero, cuando nos quedamos atrapados en la
perspectiva absoluta, o no dual, de la Gran Mente que carece de fronteras y actúa
lihremente y sin restricciones, nos atamos firmemente con una simple cuerda.
De hecho, resulta mucho más difícil desidentificarnos de lo no dual que de lo
dual. Cuando las personas que han permanecido estancadas toda su vida en la
postura dualista y sufriente alcanzan finalmente el dominio de lo no dual ajeno al
sufrimiento, que es la Gran Mente, resulta muy difícil no identificarse con él. No es
de extrañar que, cuanto más intensa sea la experiencia de la realidad no dual, mayor
sea también nues
55
tra identificación y nuestro apego. Pero también de eso debemos acabar
desidentificándonos, algo a 10 que se aplica perfectamente la expresión sánscrita
Neti-Neti, que significa ni dos ni uno, es decir, aquello que trasciende las visiones
dualista y no dualista, a 10 que yo denomino 10 .realmente trascendente» y a 10
que sólo se accede cuando dejamos de estar atrapados en 10 dual y en 10 no dual.
Sólo entonces somos realmente libres para movernos en cualquier dirección.
La sabiduría de todos los tiempos está en nuestro interior, dentro de cada uno de
nosotros. De eso trata, precisamente, este libro: de conectar con esa sabiduría y
transmitírsela al mundo. ¿Por qué debería seguir siendo el secreto de unos pocos?
Creo que ya ha llegado el momento en el que todo el mundo pueda acceder a 10
esotérico -quizás no a todo, pero sí a una gran parte-porque me parece que estamos
en una época en la que podemos derribar los muros del monasterio, romper todas
las vallas y barreras que mantienen confinada esa sabiduría a un grupo limitado y
selecto de personas y abrirlo a la conciencia del mundo.
La evolución ha llegado, en nuestra época, a un punto en el que todos tenemos
que tornarnos conscientes. Vivimos tiempos revueltos en los que ya no hay una
posible vuelta atrás. Por ello estoy tratando de derribar los muros del monasterio, 10
que nos permitirá advertir que el monasterio, la práctica y el templo espiritual es el
mundo entero. Ésta es la empresa que nos compete a todos en esta vida y en este
templo que carece de paredes.
56
3
Cada uno de nosotros alberga, en su interior, una plétora de voces o aspectos diferentes.
Puede resultar útil, para saber cómo operan, pensar en nosotros como si fuéramos una
gran empresa en la que trabajan mucbos empleados. ¿Cuántos? Nadie lo sabe bien. La
cosa es un poco extraña, como si les hubiéramos contratado al azar a todos ellos sin
decirles cuál es su cargo ni la tarea que deben desempeñar. Pero, por si esto fuera poco,
tampoco les hemos dicbo para quién trabajan, cuál es el nombre de su empresa y quién
es el jefe.
¿No les parece que ésa sería una empresa muy poco funcional? Eso fue precisamente
lo que, hace dos mil quinientos años, el Buda descubrió, aunque su descripción, no
obstante, fuera ligeramente diferente. Según dijo, nosotros vemos el mundo al revés,
aunque tampoco utilizó esa palabra, sino un término sánscrito o paJi que significa .boca
abajo •. La palabra . disfuncional. me parece, en este sentido, mucho más apropiada,
porque vemos el mundo de manera disfuncional y es por ello que sufrimos. Una
empresa en la que nadie sabe cuál es su cargo y el trabajo que debe desempeñar acaba
convirtiéndose en una empresa problemática.
En el próximo capítulo empezaremos a entrevistar, uno tras otro, a diversos
empleados clave de esta empresa. Conversaremos con ellos, les preguntaremos a qué se
dedican y trataremos de aclarar cuál es su cargo y la tarea que deben realizar. Luego les
diremos lo que queremos que hagan para la empresa, es decir, aquello para lo que
fueron contratados y, finalmente, les presentaremos al director general.
De este modo, cuando concluyamos esas entrevistas, cosa que sucederá después de
los dos capítulos siguientes, todo el mundo podrá funcionar más adecuadamente. Lo que
pretendemos con ello es que esta empresa, la única de la que, en este libro, nos
ocuparemos y en la que ahora mismo estamos, acabe convirtiéndose en una empresa
bien organizada y que funcione perfectamente.
En los talleres o en las grabaciones de presentación del método yo desempeño el
papel de facilitador y los distintos participantes responden como si fuesen las diferentes
voces que voy invocando cuando digo: «¿Me permitirías hablar con ... ?». Cada uno de
los participantes tiene su propia forma de responder y, en la medida en que sigas
leyendo, lo mismo sucederá contigo. Él lector que quiera entender mejor el modo de
emprender el diálogo de voces, puede escuchar la pista 1 del fichero de voz (que, como
ya hemos dicho, se encuentra en nuestra página web www.liebremarzo.com) en donde
nos centramos en cuatro voces diferentes -el Controlador, la Mente que Busca, la Gran
Mente y el Gran Corazóncon una joven desconocida que nunca antes había realizado el
proceso Gran Mente.
Las distintas voces entrevistadas en este libro responden como suelen hacerlo los
asistentes' a los talleres. Naturalmente, cada uno responde a su modo, en función de sus
experiencias vitales y de 10 que, en ese mismo instante, le diga esa voz concreta. A ti te
corresponde llevar esas voces a la vida real identificándote con cada una de ellas y
expresándola en el presente aquí y ahora.
En la medida en que uno .permanezca conectado con la voz», ninguna respuesta
estará «equivocada» y todas ellas serán válidas, verdaderas y completas. Sin embargo,
uno puede «salirse» de la voz con la que estamos hablando y dejar que otras voces
usurpen su lugar y hablen en su nombre. En este sentido, la práctica nos permitirá
advertir más prontamente las veces en que nos salimos de una determinada voz y
favorecerá, por ello mismo, una recuperación más rápida de la voz requerida.
Convendría que, antes de asumir cada una de las distintas subpersonalidades
evocadas en las siguientes páginas, realizases un pequeño
60
CÓMO TRABAJAR CON ESTE UBRO
movimiento corporal, para permitir que tu mente hable desde ellas. Permite,
entonces, que tu propia voz aflore y se exprese. Advierte si algunas te resultan
familiares o desconocidas, cómodas o incómodas, porque las hay que pueden haber
sido reprimidas, mientras que otras quizás despierten entonces por vez primera.
~euna voz haya sido reprimida no significa, por otra parte, que haya desaparecido;
todavía sigue ahí, pero no lo hace de un modo abierto, sino, por el contrario,
encubierto.
En lo que respecta a las voces que todavía no han despertado, como la voz de la
mente iluminada o la de la compasión incondicional hacia todos los seres, por
ejemplo, tal vez ni siquiera sepas que están en tu interior. Pero lo cierto es que,
aunque no tengas la menor idea de su existencia y de la posibilidad de acceder a
ellas ahora mismo, no por ello dejan de estar ahí. Y es que, por más que esas voces
se encuentren más allá de tu conciencia presente, son omnipresentes.
Comenzaremos explorando lo que llamo las voces dualistas o subpersonalidades
de! yo, aunque lo haremos solamente con un número de voces muy limitado.
También podríamos extendernos mucho más en este punto, como hacen Hal y Sidra
Stone en su trabajo de! diálogo de voces yen su libro Embracing Our Se/ves, The
Voice Dialogue Manual. Pero, aunque sean miles las voces con las que podríamos
hablar, las que están incluidas en este libro y las que trabajamos en el proceso Gran
Mente me parecen las más importantes en e! camino que nos lleva a convertirnos en
personas más sabias y compasivas.
El siguiente grupo de voces está básicamente compuesto por las voces no duales
y empieza con la voz del Carnina. Así, por ejemplo, el Camino y la Gran Mente son
voces básicamente no duales, mientras que el Gran Corazón y el Maestro, aunque
proceden también de la dimensión no dual, reconocen la dualidad, es decir, las
diferencias existentes entre e! yo y los demás.
Llevar a cabo e! proceso Gran Mente mediante la lectura puede resultar algo más
difícil que hacerlo con un casete o con un DVD. Es probable que tengas que dejar
provisionalmente e! libro a un lado para poder meterte más a fondo en la voz. Si te
mantienes como mero lector quizás
61
logres un conocimiento conceptual, pero, mientras no trasciendas la relación sujeto-
objeto, te resultará difícil adentrarte en el ámbito de lo no dual.
Me gusta la palabra ~invocar». En la práctica budista, por ejemplo, invocamos a
los budas y a los ancestros, a los budas y a los bodhisattvas, y este procesos es
también una forma de invocación, de convocar y otorgar voz. Cuando respondemos,
por ejemplo, a la pregunta: «¿Me permites hablar con la Gran Mente? diciendo: ~Sí,
soy la Gran Mente», estamos reconociendo lo que somos. Así pues, invocamos a la
Gran Mente, la traemos al presente, a nuestra presencia aquí y ahora, y le damos
voz. Esto es precisamente lo que la torna tan accesible.
62
CÓMO TRABAJAR CON ESTE UBRO
63
pues, e! trabajo de controlar a las demás voces, incluida la suya --es decir, la voz de!
Controlador--y de mantenerlas fuera de escena porque, de ese modo, dispondremos de
un canal abierto con el que poder comunicarnos con las voces que nos interesen. No
olvidemos que, mientras e! Controlador tenga algo que hacer, estará feliz.
Espero que e! lector advierta que e! proceso Gran Mente requiere de habilidades que
pueden ser aprendidas, ejercitadas y dominadas. Tratemos ahora de llevarlo a la
práctica.
64
4
El Protector
FACILITADOR: ¿Me permites hablar con la voz del Protector? PROTECTOR: Yo soy
el Protector. FACILITADOR: ¿Podrías decirme cuáles son tus atribuciones y tus obje-
tivos? PROTECTOR: Mi trabajo, como mi nombre indica, consiste en proteger al yo.
Ésta es mi tarea fundamental. FACILITADOR: ¿Protegerlo de qué? PROTECTOR:
Tengo que proteger al yo de 10 demás, de otras personas y de las situaciones que
amenazan su vida y la ponen en peligro. Tengo que proteger su cuerpo, su salud y su
bienestar. Tengo que proteger su sentido de identidad, quién es y cómo se ve. También
tengo que proteger sus ideas, sus nociones, sus creencias, su ideología y las opiniones
que tiene de sí mismo. Y te aseguro que se trata de un trabajo muy duro, porque todo me
parece potencialmente dañino y las personas más cercanas son las que, mediante un
rechazo, una crítica o una simple omisión, más daño pueden hacernos. Pero, aunque el
mío sea un trabajo de jornada completa, no siempre consigo 10 que pretendo. Por ello,
hay muchas ocasiones en que se siente herido por los demás.
También tengo que proteger a su familia, a sus hijos, a su esposa, a sus mascotas, a
su perro y a su gatito. Tengo que proteger a quienes se encuentran cerca de él. Tengo
que proteger sus posesiones, asegurarme de que no le roben el coche y de que ningún
intruso entre en su casa. Protegerle y proteger a quienes le rodean es un trabajo muy
arduo. FACILITADOR: ¿Y cómo le proteges?
67
PROTECTOR: Mi tarea más importante consiste en delimitar fronteras y erigir
barreras que defiendan lo que considera que es y lo que considera suyo~ que le
defiendan del entorno, de las personas y de las cosas que no forman parte de él y
que no son suyas. Y aunque, en ocasiones, ése sea un ámbito muy pequeño que se
limita a su cuerpo o a su noción de identidad, en otras, sin embargo, puede llegar a
incluir a su país, su religión,
. su tradición, su familia, sus amigos y muchas otras cosas. Por ello me esfuerzo en
erigir estas fronteras y estos límites y, cuando alguien consigue atravesarlas, más
altas y más sólidas las reconstruyo y no dudo, en el caso de que sea necesario, en
coronar esta fortaleza con un techo. FACILITADOR: Muchas gracias por compartir
todo esto conmigo. ¿Qté más debes proteger, además de protegerle a él, su familia,
su vida, sus posesiones, sus creencias y sus ideologías? PROTECTOR: También
debo, si reflexiono un poco al respecto, protegerle de sí mismo. Tiene muchos
viejos hábitos, pautas y condicionamientos que, si no les presta la suficiente
atención, acaban generándole multitud de problemas. No puedo confiar en que
siempre actúe en función de sus intereses, porque esas pautas yesos hábitos, por no
mencionar sus deseos y sus pasiones, le llevan a hacer muchas tonterías. A veces
está tan ansioso que, si no le mantuviera a raya, haría cosas que acabarían
dañándole. Y aunque, en este caso, no se trate de un trabajo tan intenso, debo estar
continuamente atento, procurando protegerle de sí mIsmo. FACILITADOR: ¿Te
encargas.de alguna tarea más? PROTECTOR: ¡Sí, también tengo que' proteger a
los demás de su yo! Ésa es una tarea que me ocupa las veinticuatro horas del día y
los siete días de la semana. Hay veces, especialmente cuando está molesto o pre-
ocupado, en que parece desentenderse completamente de los demás.' Cuando, por
ejemplo, está enfadado, puede ser un auténtico maleducado y no tiene reparo-
alguno en mostrarse desagradable, grosero y hasta cruel. También puede ser
malvado y, con relativa frecuencia, se mete con los demás. Ya sabes, le gusta ser
gracioso y disfruta mucho haciendo bromas. Pero hay veces en que su humor
resulta ofensivo y puede herir a los
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LAs VOCES DEL YO
demás. Por ello, tengo que estar muy atento. En un par de ocasiones, ha llegado a
hacer daño a las personas que le han atacado, porque la ira parece sacar lo peor de
él. Lo cierto es que, cuando está enfadado o cuando cree ser muy divertido, puede
hacer cosas muy, pero que muy desagradables. Es por ello que la tarea de proteger a
los demás me resulta de las más difíciles. FACILITADOR: ¿De qué otra forma
cumples con tu trabajo? PROTECTOR: Además de establecer fronteras y erigir
muros, también trabajo en estrecha colaboración con otros aspectos de! yo, como,
por ejemplo, el Controlador, e! Miedo, e! Escéptico o la Ira, que me ayudan a
cumplir adecuadamente con mi función protectora. En este sentido, dispongo de
todo un equipo que me ayuda a realizar mi trabajo.
El Controlador
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con e! Controlador? CONTROLADOR: Sí,
estás hablando con e! Controlador. FACILITADOR: ¿Cuál es tu función o tu
trabajo? ¿Cómo te ves a ti mismo? CONTROLADOR: Yo soy e! que controla y
desempeño mi trabajo en estrecha colaboración con e! Protector. En este sentido, mi
trabajo consiste en proteger a! yo de todo lo demás. Ten en cuenta que todo lo que
está fuera resulta potencialmente peligroso y dañino y que, para desempeñar
adecuadamente mi trabajo, tengo que estar muy atento, muy vigilante y muy
consciente. Y, para ello, obviamente, me veo obligado a confiar en muchas otras
voces, como, por ejemplo, la voz del Miedo. Pero mi función básica consiste en
controlar las situaciones. FACILITADOR: ¿Qyé sería lo que, en el caso de poder,
controlarías? CONTROLADOR: Lo controlaría todo y controlaría a todo el mundo.
Eso sería idea!, si pudiera controlar las acciones, los sentimientos, los
pensamientos, las emociones de todo el mundo y el modo en que se expresan y se
comportan con el yo. Si pudiera, controlaría el medio ambiente, e! clima, las nubes,
el resplandor del sol. .. lo controlaría todo.
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FACILITADOR: ¿Por eso te consideran un fanático del control? CONTROLADOR:
Bien podría decirse así. Pero ése es mi objetivo, porque mi trabajo consiste
precisamente en controlar. FACILITADOR: ¿A qué le tienes más miedo?
CONTROLADOR: Me parece evidente. Mi principal miedo reside en perder el control.
FACILITADOR: ¿Oyé ocurriría en tal caso? CONTROLADOR: Oye sus emociones se
dispararían. Cuando, en el pasado, alguien hacía algo que le enfurecía, yo perdía el
control de su ira o de su rabia. Yeso me da mucho miedo porque lo que, en tal caso,
puede llegar a hacer es realmente peligroso, y creo que lo mismo les pasa a los demás.
Por ello tengo que mantener el control para que las cosas no se desborden. Hubo un
tiempo en el que yo no trataba de controlar, pero no creo que eso fuese bueno. No era
bueno para él ni tampoco lo era para los demás.
Así que tengo que estar muy atento para que la ira no se desborde.
y lo mismo tengo también que hacer con los celos. Mira lo que sucede cuando alguien
pierde el control de sus celos. En realidad, hace mucho tiempo que no le permito
sentirse celoso. Y, como los celos están prohibidos, desterré a esa voz lo más lejos que
pude. Desde entonces, nunca más tuvo celos de nada ni de nadie. Bueno, quizás sí, pero
yo los controlo hasta tal punto que ni siquiera creo que se entere.
También debo controlar las cosas que dice. Tiempo atrás, la situación era mucho
peor, porque no tenía empacho alguno en decir las cosas más escandalosas y estúpidas.
Gracias a la práctica de la meditación, sin embargo, he conseguido impedir que diga lo
primero que se le ocurre ... aunque hay ocasiones en que todavía no consigo controlarlo.
Su madre solía decir: «Lo que está en mi mente está en mis labios». En este sentido,
yo no le permito comportarse como su madre, porque resultaría muy desagradable para
los demás, lo que también tendría consecuencias negativas para él. De modo que
también debo controlar lo que dice.
Y también, obviamente, debo controlar sus acciones. Son muchas las cosas que, a
estas alturas, ha aprendido sobre el karma porque, como ya
70
LAS VOCES DEL YO
sabes, las acciones, las palabras y aun los pensamientos pueden generar karma. Por
ello tengo que controlar sus acciones, sus palabras y sus pensamientos. Actualmente
noto que ya no tiene ciertos pensamientos agresivos y mezquinos que solía tener.
También me encargo de esas cosas, impidiéndole ver o percibir las cosas de un
determinado modo.
Hubo un tiempo en el que solía enfadarse mucho conmigo. Cuando, en 1971,
empezó a practicar la meditación zen, me consideró un obstáculo y trató de
desembarazarse de mL Y me parece que hizo un buen trabajo, aunque francamente
creo que, sin mí, habría perdido el control en numerosas ocaSIOnes.
El hecho es que, cuanto más reprimido estoy, más descontrolado está el yo, lo
que no me parece nada sano. Creo que soy uno de sus aspectos más importantes. Si
me permite hacer mi trabajo, que consiste en controlar, acabaré aprendiendo a
hacerlo mejor y tal yez seré también un poco más sabio. Si me permite hacer mi
trabajo y funcionar del modo en que se supone que debo hacerlo, creo que será una
persona más feliz y más sana y que también lo serán las personas que le rodean.
Cuando trata de aniquilarme, es decir, cuando trata de desembarazarse de mi, de
eliminarme, de destruirme o de negar, de un modo u otro, mi existencia, puede
acabar completamente desbordado. FACILITADOR: ¿Qyé te hizo pensar que, para
él, eras un obstáculo? CONTROLADOR: Cuando, en 1971, tuvo esas experiencias
iniciales, se dio cuenta de que las había tenido porque, de algún modo, yo no estaba
tan presente. Por alguna razón, mientras estaba en el desierto, yo no estaba tan
presente y tuvo esas experiencias tan profundas. Luego fue cuando llegó a la
conclusión -no sé si debido a la terapia gestalt que había comenzado a mediados de
los sesenta-de que yo era, de algún modo, un obstáculo para su meditación. Desde
entonces, sin embar~o, se ha dado cuenta de que puedo facilitar mucho su
meditación, porque puedo controlar la situación y permitirle acceder asi a una
mente muy tranquila y silenciosa. En sus inicios, sin embargo, sólo quería
desembarazarse de mí y llegó a la conclusión de que quería eliminarme
definitivamente, lo que, ciertamente, no me parece nada sabio.
7\
FACILITADOR: ¿Crees que el yo te valora adecuadamente? CONTROLADOR: Ahora
sí. Ahora sabe que me necesita y que el trabajo que desempeño es, para él, muy
importante. FACILITADOR: Qyisiera ahora, Controlador, pedirte un favor. Creo que tu
colaboración resulta esencial para permitirme dialogar con otras voces. ¿Me harías,
pues, el favor, mientras converso con otras voces, de hacer lo que mejor sabes hacer -es
decir, controlar-y mantener abierto un canal para poder hablar con ellas? Silencia, pues,
las voces con las que no esté hablando, incluida la tuya. Como facilitador, necesito tu
ayuda y tu colaboración para poder escuchar claramente y sin interferencias lo que las
distintas voces tengan que decir.
También te pido que si, durante el desartollo de las entrevistas, adviertes la
necesidad de hablar o de participar, identifiques a la voz que sienta esa necesidad, ya
sea la tuya o cualquier otra. A veces, puede tratarse de la voz del Miedo, de la del
Escéptico o incluso de la de la Resistencia, que se siente amenazada o necesita darse a
conocer. Házmelo saber, si tal cosa ocurre, para que pueda escuchar su necesidad o la
tuya. Sin tu colaboración, este diálogo resultaría imposible. ¿ Estás de acuerdo?
CONTROLADOR: Sí. Estoy de acuerdo. Pero debes saber que, si no quiero que hables
con una determinada voz, no tendrás modo de hacerlo, porque puedo bloquear toda
comunicación. FAClLIDUX)R: Muy bien. ¿Me permites hablar ahora con la voz del
Escéptico? CONTROLADOR: Claro que sí.
ElEscéptico
FACILITADOR: ¿Con quién estoy hablando? ESCÉPTICO: Soy el Escéptico. ¿Por qué
quieres hablar conmigo? ¿OlJé es lo que quieres de mí? FACILITADOR: Sólo quiero
saber a qué te dedicas, cuál es tu función . y cuáles son tus atribuciones. ESCÉPTICO:
No sé muy bien por qué quieres saberlo, pero mi trabajo consiste básicamente en ser
escéptico. Francamente, el yo -es decir, él
LAS VOCES DEL YO
73
mento, no he visto grandes avances. Y estoy seguro de que
sus hijos -su hija está ahora mismo sentada en la playa junto
a él-y su esposa coinci/ dirían conmigo.
También, como escéptico, tengo serias dudas sobre mi capacidad de ser
totalmente escéptico. Francamente, dudo que él pueda ser algo grande, ni
siquiera un gran escéptico. ¿Cómo podría una persona tan normal y
corriente como él convertirse en alguien grande? Así que incluso mi
capacidad de ser escéptico está en entredicho. Soy escéptico sobre ello.
FACILITADOR: Muy bien. Valoro muy positivamente tu sinceridad y cla-
ridad y te doy las gracias por ello. ¿Serías ahora tan amable de permitirme, a
menos que tengas algo más que decir, hablar con otra voz? ESCÉPTICO:
Bien. Soy escéptico pero, en este momento, no tengo nada más que decir.
Pero me gustaría, si fuese necesario, tener la oportunidad de volver a hablar.
FACILITADOR: Perfecto. Eso estaría muy bien. ¡Avísame cuando quieras
hacerlo! ESCÉPTICO: Perfecto. Pero todavía pongo en cuestión que esto
sirva para algo o que cumpla con alguna función. ¡Pero adelante, inténtalo!
E/Miedo
FACILITADOR: Muy bien. ¿Podría ahora hablar con el Miedo? MIEDO:
Muy bien. Estás hablando con el Miedo. FACILITADOR: ¿Cuál es tu
función? MIEDO: ¿No es evidente? Mi función consiste en tener miedo, y
son muchas las cosas a las que temo. Todo cambia de continuo y las cosas
se escapan fácilmente de mi controL No hay nada en lo que pueda confiar,
nada de lo que pueda depender durante mucho tiempo. Son muchas las
cosas a las que temer. Cualquier persona o cualquier cosa, en mi opinión,
puede dañarle en cualquier momento. Es muy vulnerable y yo soy muy
consciente de su vulnerabilidad. Soy consciente de que la vida es muy frágil
y preciosa, y de que puede perderse en un instante. También soy
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LAs VOCES DEL VO
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Si me escuchase, yo no tendría la necesidad de insistir y no le gene raría tanta
ansiedad. Si me prestase más atención y me escuchase un poco más, podría
relajarme, pero mucho me temo que, en su estado actual, no querrá hacerlo. Es un
auténtico idiota y, en mi opinión, siempre está asumiendo riesgos innecesarios. Es el
tipo de persona que no duda en lanzarse a una piscina de diez metros, sin
preocuparse de mirar si está llena
o vacía de agua. No te extrañes, pues, que desconfíe de él, porque eso es lo que ha
hecho toda su vida.
Estoy completamente convencido de que, de no ser por mí, no habría
sobrevivido y hoy en día estaría muerto. Todo lo hago por él, quizás más de lo que
le guste pero, sin mí, sería demasiado temerario. Por ello no puedo quitarle ojo de
encima.
U no de mis temores principales, además de que pierda su identidad, sus
creencias, sus ideas y sus opiniones, es el miedo a que pierda su yo. Con ello quiero
decir que ha invertido tanto en crear su yo, que temo mejor dicho, que tememos-
perderlo. Ya sabes, hemos invertido tanto en eso, sesenta años o incluso más, que
toda esa cuestión de olvidarse del yo y de perder el yo le genera mucho miedo.
Francamente, me siento mucho más seguro con las enseñanzas psicológicas
según las cuales primero deberíamos tener y construir un yo. Temo que no está
preparado para perderlo y mucho menos para matarlo. El hecho de matarlo
realmente me asusta, porque me parece una acción muy violenta y brutal, y lo
mismo ocurre con la idea de abandonarlo. ¿Dónde estaría él sin el yo? ¿Qyién
tomaría entonces las decisiones? ¿Qyién se encargaría de valorar, de discernir lo
correcto de lo equivocado, de separar lo bueno de lo malo y la conducta y el habla
apropiada de la inapropiada? No estoy muy seguro pero creo que, sin su yo, no sería
funcional. Por ello tengo tanto miedo.
En tanto que soy el Miedo, temo todo lo que tiene que ver con la pérdida. Tengo
miedo de que pierda a sus hijos, a su esposa, a sus seres queridos, sus relaciones y
su vida. Temo cualquier tipo de pérdida, incluso la pérdida de su Blackberry. Son
muchas las cosas que temo y me parece que es muy fácil perder algo. Aun el
cambio va acompañado de la pérdida
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LAs VOCES DEL YO
La Ira
FACLLlTADOR: ¿Me permitirías hablar con la Ira? IRA: ¡AqlÚ está la Ira! ¿Qyé es lo
que quieres? FACILITADOR: Qyisiera escucharte, conocerte un poco, saber cuál es tu
función, tu pape! y cómo te ves a ti mismo. IRA: ¿Y para qué diablos quieres saber
todo eso? Tu simple pregunta me irrita. ¿De qué quieres hablar conmigo? Ya sé que
él no me valora mucho, pero lo cierto es que le proporciono mucha energía. Son
muchas las cosas que me desagradan. Te diré, para empezar, que estoy enfadado con
él. Siempre se deja atrapar por las viejas rutinas. Tiene sesenta y dos años, pero
sigue corno siempre. Uno supondría que, a esa edad, ya debería haber aprendido
algo y que afrontaría mejor las cosas. Sus pautas se hallan tan profundamente
arraigadas, que siempre cae en las mismas rutinas, lo que me molesta mucho.
Siempre deja que todo e! mundo se aproveche de él. Qyizás, cuando era joven, no
tenía otra alternativa, pero me molesta mucho que siga cayendo en los mismos
hábitos y se deje ma" nipular como un pelele.
También estoy muy enfadado con los demás. Creo que las personas son muy
egocéntricas y sólo se preocupan por sus intereses, sin mostrar
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sensibilidad ni empatía alguna por su situación ni por la situación de los demás. El
mundo está hecho un auténtico desastre. La gente no sabe relacionarse. Todos son
muy inconscientes y la sabiduría, la compasión y la empatía brillan por su ausencia.
Basta con echar un vistaw al mundo para advertir que la gente es demasiado egoísta
y está demasiado centrada en sí misma como para querer experimentar una
verdadera transformación. FACILITADOR: ¿De qué manera le sirves? IRA:
Básicamente, le doy mucha marcha. A lo largo de los años, ha aprendido a
utilizarme de un modo que le sirve para abrirse camino por entre todas esas
bobadas. Eso le da mucha energía. Hay veces en que me utiliza de manera muy
sabia para despertar a alguien. Tiempo atrás me enfadaba por muchas cosas, pero
ahora parece haber aprendido a utilizarme más sabiamente. Son muchas las cosas
que todavía me enojan, como la ignorancia, la ilusión o la estupidez de la gente, o
eso es, al menos, lo que me parece. Me molesta mucho que la gente sea tan egoísta.
Yo siempre escucho, aunque me relacione con personas que no quieren escuchar.
Me molesta mucho que la gente se quede atrapada en su visión de las cosas.
El Yo Herido
FACILITADOR: Muy bien. Ahora quisiera hablar con otra voz. ¿Podría hablar con el
Yo Herido? Yo HERIDO: Soy el Yo Herido. FACILITADOR: ¿Cuál es tu función? Yo
HERIDO: Estoy herido. No sé si desempeño alguna función realmente útil, sólo sé
que estoy herido. Son muchas las cosas negativas que, a lo largo de los años, han
ocurrido, y yo soy el único que ha cargado con todo el daño. Estoy hecho polvo,
quizás incluso esté definitivamente destruido. FACILITADOR: ¿Cuándo comenzó todo
esto? Yo HERIDO: Hace tanto que ya no puedo recordarlo. Probablemente en el útero
de mi madre y quizás incluso antes, pero realmente no lo sé.
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LAS VOCES DEL YO
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piándose de mi historia y consiguiendo que todo el mundo se apiade de ella.
FACIUTADOR: ¿Cómo podrías, en tanto que Yo Herido, curarte? Yo HERIDO: De
ninguna manera ... porque, si me curase, dejaría de ser el Yo Herido. Mi función
consiste precisamente en ser el Yo Herido y jamás dejaré de serlo, lo cual me parece
bien. FACILITADOR: Ahora, si no te importa, quisiera hablar con otra voz. Yo
HERIDO: Ya ves, recién empezamos a hablar y ya me abandonas. Ahora me siento
herido por ti. Pero probablemente sea él, el yo, es decir, Genpo, quien más daño me
provoque.
La Víctima
FACIUTADOR: Lo siento mucho, pero ahora quisiera seguir adelante. ¿Me permites
hablar con la Víctima? VíCTIMA: ¿Qyé es lo que quieres saber de mí?
FACILITADOR: ¿Quién eres? ¿Qyé es lo que eres? ¿Cuál es el papel que desempeñas?
¿Cuál es tu función? ¿Cómo describirías tu trabajo? VíCTIMA: Yo creía estar muy
herida pero, después de haber escuchado al Yo Herido, me doy perfecta cuenta de que
no soy yo quien está herida. Creo que mi función consiste en proporcionar al yo cierta
comprensión y simpatía. Yo soy quien cuenta su historia al mundo y le hace saber que le
dañaron, le dañan y seguirán dañándole. La verdad es que él siempre será dañado. El
mundo nos daña de continuo y él, es decir, el yo, siempre está dañando, de modo que no
veo un final a esta situación. Creo que al madurar, no se si él o yo, hemos pasado por
mucho. Yo soy el único que sabe su historia y seguiré contándosela a todo aquél que
quiera escucharla.
Entiendo perfectamente a las otras víctimas. Las entiendo muy bien, sobre todo a los
niños maltratados y a las mujeres y hombres que han sido víctimas de la violencia
doméstica. Ya sabes que estas cosas funcionan así y que las mujeres pueden ser tan
violentas como los hombres. Y yo, por supuesto, me siento una víctima.
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LAs VOCES DEL YO
FACiliTADOR: Pero ¿no te das cuenta de que, siendo víctima, te despojas de todo
poder? VICTIMA: ¿Poder? ¡Eso no me preocupa lo más mínimo! Yo no aspiro al
pod<,:r. Lo único que pretendo es contar la verdad, contar mi historia y, de ese modo,
conseguir una cierta comprensión por lo difícil que ha sido mi vida. Lo único que hago
es contar mi historia... tal vez embelleciéndola un poco. Por ello, no tengo ningún
reparo en acusar, reclamar justicia y hasta culpabilizar si, de ese modo, consigo un poco
de atención ysimpatía. Pero mi función no consiste en buscar el poder, ése no es mi
viaje.
Lo único que sé es que él ha sido traicionado una y otra vez. Sus padres, las
relaciones que ha mantenido, las personas para las que ha trabajado o que han trabajado
para él e incluso sus alumnos, siempre se han aprovechado de él y le han decepcionado.
Te aseguro que, por más que se esfuerce en ser una buena persona, siempre está
recibiendo golpes. Hay personas cargadas de opiniones y de ideas -algunas, por cierto,
bastante estúpidas-que no tienen el menor escrúpulo.
Pero, aunque yo no sea el Yo Herido, lo cierto es que, en ocasiones, resulta un tanto
confuso -quizás porque me hallo muy cerca del Yo Heridopero cada herida parece
consolidarme más todavía en el papel de víctima. Creo que, cuanto más herido se siente
él, más víctima me siento yo, pero, de lo único que estoy seguro, es de que me siento
como una víctima.
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NIÑO VULNERABLE E INOCENTE: Porque soy completamente inocente y
vulnerable. Yo no tengo coraza ni muro alguno que me proteja. No proyecto nada,
no añado nada a lo que veo y todo llama mi atención.
Contemplo el mundo con ojos completamente nuevos y es como si lo viese por
vez primera. Todo me parece mágico. Nada me protege y todo es perfecto tal cual
es. Soy la voz anterior a toda necesidad de protección y anterior también, por tanto,
a todo muro.
Hace muchos, muchos años, el yo me desterró. Luego volvió a establecer
contacto conmigo en 1983, cuando empezó a trabajar con Hal Stone, pero necesitó
otros veinte años para dejarme salir de nuevo. Yo soy el que le proporciona
diversión, creatividad, espontaneidad, placer y alegría.
Soy confiado, inocente, abierto y libre, y el mundo me parece un lugar
maravilloso. Me siento en paz y completamente en casa. Carezco de fronteras y de
límites. El mío es un espacio muy interesante en el que estar, un espacio lleno de
creatividad y de juego, en el que todo me sorprende.
La Mente Dualista
FACILITADOR: ¿Me permitirías ahora, Controlador, hablar con otra voz? Oltisiera
hablar con la Mente Dualista. MENTE DUALISTA: Yo soy la Mente Dualista. Veo
las cosas de manera dualista en términos de yo y tú, bueno y malo, yo y lo otro.
Todo lo veo en pares de opuestos y por ello, precisamente, me llaman la Mente
Dualista. Puedo analizar, juzgar, valorar, discriminar y crear. Soy la mente que
construye puentes, edificios, aviones y cohetes. Soy la mente que es el gran
arquitecto, el gran analista y el gran inventor. Soy absolutamente esencial para este
mundo y, por más cerca que esté del yo, no soy lo mismo que él.
El yo y yo somos básicamente indistinguibles. Sin mí, de hecho, no creo que
existiera un yo. Sin mí, no habría principios morales, ética, bien ni mal y él sería
incapaz de establecer estas distinciones imprescindibles para vivir en este mundo.
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LAs VOCES DEL YO
Yo soy muy critico con el yo. Sin mí, ni siquiera sabría dónde acaba él y donde
empiezan los demás, en cuyo caso, todas las fronteras se desvanecerían. ¿Y dónde
iría entonces a parar, sin fronteras ni límites, este mundo? Yo soy el único capaz de
ver sus límites y los límites de los demás.
E/Deseo
FACILITADOR: Permíteme hablar ahora con la voz del Deseo. DESEO: Yo soy la
voz del Deseo y mi función consiste en desear, querer y anhelar. 09iero las cosas
que le proporcionan placer, satisfacción, alegría y felicidad. Siempre quiero más.
Ésa es mi función y a ella me entrego con toda mi alma. Es muy probable que, sin
mí, él ni siquiera existiera y tampoco existiera la humanidad. Soy el que quiere
calentarse cuando él tiene frío, el que quiere refrescarse cuando él tiene calor, el que
quiere comer cuando él tiene hambre y el que quiere dormir cuando él está cansado.
Es por ello que me considero absolutamente indispensable.
Me siento muy maltratado, especialmente por las religiones, porque siempre me
ven como si estuviera más allá de todo control y siempre quisiera más, más grande
y mejor. Hay quienes, dentro la tradición budista, me consideran la causa del
sufrimiento, pero el hecho es que, sin mí, él ni siquiera existiria. Por ello me siento
falsamente acusado.
Es cierto que soy insaciable y que jamás estoy satisfecho, pero ésa es,
precisamente, mi tarea: querer siempre más, querer siempre algo mejor y más
grande. ¿Dónde estaría, sin mí, este planeta y la humanidad? Yo soy el único que
quiere llegar a la Luna, el único que desea ir de un lugar a otro más segura y
rápidamente. Soy el único que ha hecho posible todo lo que conocemos en el
mundo moderno. FACILITADOR: ¿Cómo se porta el yo contigo? DESEO: Estamos
muy unidos. Hablando en términos generales, me valora, porque le permito saber lo
que quiere. Pero hay veces en las que mi avidez le crea problemas. Cada vez que ve
una nueva Harley, yo la quiero. Cada vez que ve una casa más próxima a la playa,
con mejor vista o, de
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algún modo, más deseable, yo la quiero. Entonces sufre porque no puede
ofrecérmelo o porque no es esencial para su vida. Así que, en ocasiones, me valora
pero, en otras, está muy enfadado conmigo.
Pero, sin mí, no podría desear ser mejor ni aclarar y mejorar su vida para poder
disfrutarla más. Yo soy el único que siempre desea que vaya más allá, más allá de sí
mismo y más allá de sus supuestos límites. Yo soy el que le ha traído hasta donde
ahora está, porque nunca estoy satisfecho y siempre quiero entender mejor las cosas
y ayudar a los demás. Q¡iero que este planeta sea más consciente y despierto y que
la gente deje de dañarse y matarse. No me gustan las guerras, la pobreza, el
hambre'y todas las aflicciones que tanto daño y sufrimiento generan a todos los
seres. Yo soy el único que desea la supervivencia de la humanidad en este planeta.
Por ello soy total y absolutamente necesario.
84
LAS VOCES DEL YO
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mente, en mí ausencia, renunciaría al viaje. Así pues, yo soy esencial para que continúe
su ascenso hasta las verdades más elevadas. FACILITADOR: ¿No te considera acaso,
en esas ocasiones, un problema? MENTE QUE BUSCA EL CAMlNO: Sólo cuando
quiere quedarse donde está, cuando quiere disfrutar del fruto de su trabajo. Entonces le
recuerdo que tiene que seguir adelante, le digo que hay más cosas y objetivos más
elevados que alcanzar. Cuando quiere descansar y se hace el remolón, yo soy la que se
encarga de que siga sentado y meditando y, de ese modo, le aliento a seguir avanzando.
FACILITADOR: ¿Y consideras adecuadamente valorados tus esfuerzos? MENTE QUE
BUSCA EL CAMINO: Hablando en términos generales, sí, porque, antes de que yo
apareciese -es decir, antes de que despertase, cosa que no ocurrió hasta que cumplió los
veintiséis años-no tenía objetivos y su vida carecía de todo sentido. Las únicas metas de
su vida consistían en el logro de la seguridad y la fama. Sólo quería hacerse rico y
forjarse un nombre en el ámbito del atletismo. Cuando yo desperté, es decir, cuando se
dio cuenta de mi presencia, transformé por completo el sentido de su vida.
FACILITADOR: ¿Dónde estabas antes de que cumpliese los veintiséis años? MENTE
QUE BUSCA EL CAMINO: Probablemente estaba dormida, es decir, estaba aletargada
y él no era consciente de mí. Creo que salí de la mente que busca, de la mente que
quería ganar, de la mente que quería participar en los juegos olímpicos, ser un buen
americano y un gran atleta. Pero, por más que buscase, no buscaba la verdad ni la
iluminación, porque yo no estaba presente. Yo entré en su vida en el instante mismo en
que tuvo su primer despertar. FACILITADOR: ¿Lo habría conseguido en el caso de que
no hubieses estado ahí? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Lo ignoro, porque no
estaba ahí. Yo nací en el momento en que tuvo esa experiencia de despertar en la cima
de una montaña en mitad el desierto. Yo soy la Mente que Busca el Camino y, antes de
entrar en su vida, él no buscaba el Camino... o, al menos, no lo hacía conscientemente.
Así pues, en el caso de que estuviese ahí, estaba realmente muy oculta.
86
LAs VOCES DEL YO
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empáticos. Es evidente que el Camino no es exclusivo del budismo o de una
determinada religión o tradición. A decir verdad, ni siquiera es necesario que sea un
camino espiritual. Todo el mundo tiene su propio karma, pero no es posible verlo
hasta contemplar retrospectivamente la vida con una visión de conjunto. Si acabó en
el camino del zen es porque ése era su karma, lo que no significa que todo el mundo
tenga que convertirse en un budista ni en un practicante de zen. Hay quienes llevan
a cabo este trabajo a través de la terapia, otros emplean técnicas para el desarrollo
de la conciencia, otros siguen el camino del yoga, otros el del deporte y también
hayquienes lo encuentran a través de la Iglesia o de cualquier forma de religión o
espiritualidad.
Creo que todos esos caminos nos convierten en seres humanos más amorosos y
compasivos. Ésa es, en mi opinión, la enseñanza fundamental de todas las grandes
tradiciones. Lo único que importa es ponerlo en práctica, lo que, obviamente,
depende, independientemente del camino que se siga, del Seguidor del Camino, que
es el que nos convierte en personas mejores y más amorosas.
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5
E/Camino
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Camino? (Te recomiendo que, cuando
cambies de postura, te sientes erguido.) CAMINO: Yo soy el Camino.
FACILITADOR: Dime, ¿que significa eso? ¿Oi'é es lo que significa estar en el
Camino? (También te sugiero que, después de decir: «Yo soy el Camino»,
permanezcas quieto y en silencio unos instantes.) CAMINO: En tanto que Camino,
siento que ya he llegado. Yo soy lo que, quizás sin saberlo, él ha estado buscando
durante toda su vida. No hay ningún lugar al que ir, no hay nada que hacer, no hay
nada que buscar y no hay nada que desear. Yo, simplemente, estoy del todo aquí,
presente y despierto. Yo soy la presencia, yo soy el Camino, la Verdad y la Luz.
Yo soy. ¡Yo Soy! Sé que puede sonar un poco arrogante, pero no hay aquí ni yo ni
ego alguno implicado.
Yo soy el Camino, y existía antes del nacimiento del yo, o del origen del yo. Yo
soy la fuente. No tengo límites, ningún tipo de límites. Estoy más allá del espacio y
más allá del tiempo. Yo soy el sol, la luna, el cielo, las nubes, las palmeras, las
flores y los pájaros. No hay nada que sea ajeno a mÍ. En mí no hay separación ni
distinción alguna. Yo soy sencillamente el amor puro, el ser incondicional. Yo soy
el ser ajeno a todo devenir.
Para mí no hay más camino que sólo ser yo. Yeso no tiene nada que ver con
llegar, con ir o con venir. Soy lo que nunca ha nacido y lo que nunca morirá.
Carezco de color, pero me manifiesto como todos los colores. Carezco de forma,
pero toda forma no es otra más que yo.
Los seres humanos nunca dejan de buscarme, pero su misma búsqueda les
impide ser yo y descubrirme. Pero ya son yo, y aun su misma búsqueda es yo. Me
manifiesto como todas las cosas, incluida la misma búsqueda. Pero, mientras estén
buscando, no podrán encontrarme, porque se mueven en la modalidad de la
búsqueda y yo soy, precisamente, la no-búsqueda. Ése, de hecho, es otro de mis
nombres, la Mente que no Busca, porque no tengo deseos y, en consecuencia, no
busco absolutamente nada. Ellos tratan de pensar en mí y de aprehenderme a través
del pensamiento conceptual, pero yo soy inalcanzable e incomprensible, porque soy
la mente no-pensamiento, la mente que se encuentra más allá del pensamiento y del
no pensamiento. Yo soy la mente que permanece sentada, simplemente sentada. No
hay nada que no sea yo, pero, cuando me buscas, no puedes encontrarme. Yo soy el
Camino.
La Gran Mente
FACILITADOR: Me gustaría darte otro nombre. Ya sé que realmente eres el
Camino pero, si te doy otro nombre, podré contemplarte desde otra perspectiva.
¿Podría hablar ahora con una variante del mismo tema, podría hablar con la Gran'
Mente? GRAN MENTE: Yo soy la Gran Mente. FACILITADOR: ¿Qyé es lo que,
en tanto que Gran Mente, adviertes? ¿De que eres consciente? ¿Cuán grande eres?
GRAN MENTE: Soy inabarcable, eterna e infinita. No hay nada que esté más allá o
fuera de mí. Yo soy el Camino. Sólo soy consciente de lo eterna e inabarcable que
soy, sin comienzo ni final. Carezco de todo límite y de toda frontera.
Yo veo las cosas tal cuales son. No las juzgo ni las valoro ni las condeno. Todo,
tal y como se manifiesta, es absolutamente perfecto, completo y total. No hay nada
correcto o equivocado, no hay nada bueno ni malo, no hay yo ni otro, iluminación
ni ilusión. Todo es absoluta, perfecta y completamente lo que es.
No tengo miedo, porque no hay nada ajeno a mí que pueda afectarme,
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LAs VOCES NO DUALES YTRASCENDENTES
herirme o dañarme. Sobreviviría a una guerra nuclear sin un solo rasguño. Soy la
guerra, las explosiones nucleares, la gente que muere y todo lo que sobrevive. Soy, al
mismo tiempo, e! afligido, la victima y e! que arroja la bomba.
No hay nada ni nadie que no sea yo. Soy e! más grande de los grandes y e! más
malvado de los malvados. Soy el santo y e! pecador. No hay nada ajeno ni separado de
mí, nada que no sea yo. Soy e! pájaro que ahora mismo gorjea y bate sus alas en e!
árbol. Soy los cocos de la palmera y soy la palmera. Soy e! espacio que rodea la
palmera y lo que está en su interior, la savia que circula por sus venas, sus células y sus
átomos.
No tengo comienzo ni final, nacimiento ni, por tanto, muerte. Soy lo que nunca ha
nacido y, en consecuencia, 10 que nunca morirá. Soy la única mente. No valoro esto ni
tampoco menosprecio aquello. No prefiero una especie a otra ni valoro más a los seres
humanos que a los pájaros, ni a los animales más que a los insectos. Todo es, para mí,
una simple expresión, manifestación o extensión de mi ser. Yo lo soy todo.
FACILITADOR: ¿Cuál es tu relación con la mente del yo? GRAN MENTE: El yo es
limitado. Lo que habitualmente llamamos «mente» tiene fronteras y límites. Esa mente
está limitada por su identificación con algo a 10 que llamamos yo. Es una noción, un
concepto, una idea. Desde mi perspectiva, e! yo es una manifestación mía, pero se trata
de una manifestación limitada. A pesar de ello, sin embargo, no la juzgo y me parece,
tal cual es, absolutamente perfecta. FAClLITADOR: ¿Puede,_de algún modo, la mente de!
yo, es decir, la pequeña mente, aprehenderte o ,comprenderte? GRAN MENTE: No, la
mente pequeña no puede aprehenderme, comprenderme ni conocerme. Para que yo esté
ahí, esa burbuja debe estallar. Dicho en otras palabras, cuando la pequeña mente está
presente, yo paso inadvertido. Siempre estoy ahí, porque soy omnipresente, pero no soy
evidente porque ella se ha limitado a sí misma y a su perspectiva y, en consecuencia, no
puede verme, no puede aprehenderq}e.
El yo es una ilusión. Es una manifestación mía, que pue?e apreciarme y valorar este
milagro llamado vida. Por su misma naturaleza, sin embargo, está encerrado en sí
mismo y sólo se preocupa de su supervivencia. Es como si e! aire encerrado en una
pompa de jabón se considerase sólido, real y substancial. Para mí, sin embargo, no
es más que una simple burbuja llena de aire. Verse precisamente de este modo hace
que lo pase fatal en lo que suele llamarse existencia, lo que, desde mi perspectiva,
es una verdadera estupidez. Pero ése es, no obstante, e! único modo en e! que puedo
dar un vuelco y reconocerme realmente a mí misma como Gran Mente.
Mi presencia conlleva, en cierto modo, su muerte. Yo soy la muerte del yo
contraído y limitado. Yo soy lo que queda cuando estalla la burbuja. Yo soy como e!
océano, como e! mar. El principal miedo de! yo consiste en estallar o, dicho en otras
palabras, en morir, pero lo cierto es que no tiene nada que temer porque, cuando e!
yo o e! ego mueren, yo soyomnipresente. Soy lo que nunca ha nacido y lo que
nunca morirá. Siempre estoy aquí y, aunque e! mundo entero estallase, seguiría
siendo. ¡Yo soy! Eso es lo que soy. FACILITADOR: ¿A qué, como Gran Mente, le
temes? ¿A qué le tienes miedo? GRAN MENTE: No le temo absolutamente a nada.
No hay nada a lo que pueda temer porque, fuera de mí, no hay absolutamente nada.
El Gran Corazón
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Gran Corazón? GRAN CORAZÓN:
Estás hablando con e! Gran Corazón. FACILITADOR: ¿En qué te asemejas y en
qué te diferencias de la Gran Mente? GRAN CORAZÓN: Soy tan amplio, infinito y
eterno como la Gran Mente. Pero, aunque sea tan inconmensurable como Ella,
siento y me preocupo. Soy corazón y, en consecuencia, amo a todos los seres y me
compadezco de ellos.
La Gran Mente es simplemente consciente y más bien indiferente. Para la Gran
Mente todo es, tal cual es, absolutamente perfecto. Yo, por
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LAs VOCES NO DUALES y TRASCENDENTES
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COMPASIÓN MASCULINA: Yo soy el yang, la Compasión Masculina. Yo soy la
que ve lo que hay que hacer y la que sabe cómo hacerlo. Yo soy la que, cuando es
necesario, establece límites y fronteras y la que le da una buena patada en el trasero
cuando está despistado o se muestra perezoso. Soy la que le moviliza en la
dirección correcta, la que le alienta y no tiene reparo alguno, si es necesario, en
truncar sus ilusiones, su ignorancia y su estupidez. Soy la compasión implacable.
Soy el amor duro y rotundo. Mi espada es firme y afIlada. Soy una especie de
cirujano y también soy . una inspiradora y una motivadora.
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LAs VOCES NO DUALES Y TRASCENDENTES
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E/Maestro
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LAsVOCES NO DUALES Y TRASCENDENTES
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La decisión consciente de convertirme en un ser humano no me hace sentir como
una víctima del cuerpo, de la vida o de mis limitaciones. Esta decisión me permite
abrazar tanto mis limitaciones como mis capacidades ilimitadas. Sé que jamás seré
un gran pianista ni un campeón de surf, y que probablemente jamás pilote un avión.
Pero no se trata de que no pueda aprender esas cosas, sino tan sólo que no estoy
interesado en ellas. Soy, por tanto, completamente libre para ser quien soy y ésta es
una auténtica liberación.
N ací en el mismo instante en el que el yo tomó la determinación consciente de
ser uno con el sufrimiento del mundo, lo cual implica cierta acción. En todo
momento estoy completamente integrado y en todo momento estoy también
integrándome. Funciono libremente y sin separación alguna entre estímulo y
respuesta. Pero mi funcionamiento no depende de la mente, porque soy uno con
todas las cosas.
No ignoro la ley de causa y efecto. No caigo en la acción impulsiva y sin
restricciones ni me atengo ciegamente a normas y reglas. Mi vida está dedicada a
despertar a los seres humanos y a elevar el nivel de conciencia 'del planeta.
FACILlTADOR: Pareces una combinación entre de la Gran Mente con el Gran
Corazón. ¿Incluye eso también lo dual y lo no dual?
SER HUMANO INTEGRADO QYE FUNCIONA LIBREMENTE: Yo englobo
todos los aspectos del yo, todas las voces dualistas y la Gran Mente. Así pues
incluyo, aunque también trasciendo, lo no dual y el no-yo. También se me conoce
como el Maestro o el Yo Único, porque soy absolutamente único y, en el mundo, no
hay nadie que sea exactamente como yo. Soy tan especial y único ya desde el
comienw que no necesito demostrar nada.
También se me conoce con los nomb~es de Yo Natural y de Mente Ordinaria.
No necesito darme ínfulas ni revestirme de fachada alguna. Soy naturalmente
humilde y siempre estoy alegre. Pero mi felicidad es incondicional y no depende de
circunstancia alguna, porque soy uno con cualquier sentimiento o emoción que se
presente. Soy la mente del Gran Gozo, la mente de la Gran Gratitud y del Gran
Reconocimiento.
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LAs VOCES NO DUALES Y TRASCENDENTES
E/Gran Gozo
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz del Gran Gozo? GRAN GOZO: Yo soy
el Gran Gozo. FACILITADOR: Háblame de ti. GRAN GOZO: Yo soy incondicionalmente
dichoso. Amo la vida y todo 10 que ella me depara. Elevo su espíritu y resulta
sorprendente lo fácil que a él le resulta llegar hasta mí. Soy omnipresente y siempre
estoy aquí, aunque no creo que él sea completamente consciente de esto.
Por más atrapado que se encuentre en distintas emociones, sentimientos y
pensamientos, siempre tiene acceso a mí. Basta con que haga un leve cambio para
advertir mi presencia. Soy la alegría, la exuberancia, la exaltación, la felicidad y e!
gozo. La vida es maravillosa y, aunque sea consciente de! dolor y de! sufrimiento, mi
gozo es independiente de las circunstancias. Soy e! Gran Gozo incondicional.
FACILITADOR: ¿Cómo contemplas, en tanto que Gran Gozo, e! sufrimiento? GRAN
GOzo: No lo ignoro. El sufrimiento me parece simplemente una manifestación que
forma parte de la realidad. Es simplemente 10 que ahora mismo está presente y yo
puedo abrazarlo y contenerlo. Por más extraño que pueda parecer, es como si e!
sufrimiento se desplazase por e! inmenso cielo que soy. En modo alguno niego, oculto,
ignoro o trato de evitar la existencia del sufrimiento, porque puedo experimentarlo y ser,
no obstante, más grande que él.
101
Soy la unión integrada entre el Gran Corazón y la Gran Mente. Es por ello que,
desde cierta perspectiva, todo me parece perfecto, completo, total y vacío, mientras que,
desde otra, experimento ese sufrimiento, permaneciendo, sin embargo, por encima de él.
Si consideramos la Gran Mente como uno de los vértices de la base de un triángulo y el
Gran Corazón como el otro, yo sería el vértice superior. Soy el gow y, por más extraño
que pueda parecer, disfruto, aun en medio del sufrimiento, de la vida y de todo lo que
es.
Cuando está en contacto conmigo, le transmito mucha alegría pero, si está
desconectado de mí, se siente triste. Es por ello que me parece una auténtica lástima que
ignore mi existencia.
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LAs VOCES NO DUALES YTRASCENDENTES
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FACiliTADOR: ¿Yeso, según dices, no depende tanto de conseguir lo que quiere
como de disfrutar aquello que ya tiene? GRAN GRATI11JD Y GRAN
RECONOCIMIENTO: Así es. Ahora quiere lo que tiene y disfruta de ello. Ahora se
da cuenta de que absolutamente todo lo que se manifiesta en la realidad es una
enseñanza o, dicho en otras palabras, de que puede aprender de ello o, por el
contrario, ignorarlo
o negarlo, lo que, por cierto, no le proporciona la menor satisfacción. Cuando
aprende de todo lo que se presenta y de todas las personas con las que se encuentra,
es decir, cuando todo se convierte en una enseñanza y cualquier persona es un
maestro, parece estar más presente, valorar más positivamente la vida y estar más
agradecido.
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LAS VOCES NO DUALES Y TRASCENDENTES
pontaneidad de los niños y de los maestros zen puede provocar el mismo miedo!
En cualquier momento puedo ser cualquier cosa, yeso es algo que da miedo
porque la gente parece temer la realidad, la libertad y la liberación. Mientras estaba
dirigiendo un retiro en Polonia en 1986, dije a los participantes: «No tenemos
ningún programa. Sois libres para hacer lo que queráis. Estaremos aquí una semana.
Disfrutad, pues, de vosotros mismos. Sois completamente libres de sentaros cuando
os plazca y de hacer lo que queráis>.
Pero esa propuesta les dejó completamente estupefactos y, al cabo de poco
tiempo, me rogaron que les proporcionase una estructura, que les impusiera ciertas
reglas y ciertas normas y les dijese, en suma, lo que tenían que hacer .•En Polonia
-les dije entonces-estáis luchando por vuestra libertad. Yo os doy, en el contexto de
este retiro, la libertad para hacer lo que queráis. Estáis en una isla, lejos de la
civilización y completamente libres•... pero esta advertencia no acabó con sus
miedos. Qyerían la libertad, pero la libertad era lo que más temían.
Lo que más queremos es también, dicho en otras palabras, lo que más tememos.
Por ello, precisamente, resulta tan difícil de lograr. Qyeremos ser libres como el
Comodín, corno el Gran Loco pero, al mismo ti.empo, tenemos miedo de esa
libertad. Estamos c09tinuamente preocupados por el modo en que los demás nos
ven, por ello cuidamos tanto nuestra imagen, nuestro aspecto. Tenernos tanto miedo
a que los demás descubran nuestra verdad, es decir, que somos el Gran Loco, el
Gran Comodín, que la ocultarnos detrás de una fachada muy gruesa .... pero eso no
impide que sigamos siendo locos.
105
6
Cuando nos aventuramos por vez primera más allá del yo, el ego tiende a apropiarse
de la experiencia de 10 trascendente, 10 que explica la facilidad con la que nos
quedamos entonces atrapados en 10 que llamamos 10 absoluto. Esto es, al menos,
10 que ha sucedido durante miles de años. Es por ello que los maestros siempre han
alentado, e incluso empujado, a sus discípulos a atravesar rápidamente esta fase y a
volver a incluir la perspectiva relativa, es decir, 10 que denominamos el yo dualista.
La razón por la que los maestros han alentado a sus discípulos a atravesar
rápidamente el dominio de 10 absoluto es que, cuando estamos ahí, no solemos
darnos cuenta de los peligros que ello conlleva. Tratemos de no olvidar que, en 10
absoluto, tendemos a no tener en cuenta la existencia de la ley de causa y efecto y
de que se desvanecen las fronteras, puesto que la experiencia está más allá de toda
frontera, más allá de todo límite. Esto es algo que podemos adverrir fácilmente
cuando estamos en la mente ordinaria o convencional, es decir, antes de entrar en el
ámbito de 10 absoluto o después de salir de él. Pero, mientras estemos atrapados
alú como me sucedió a mí durante unos ocho años, al menos-permanecemos ciegos
a este tipo de problemas.
Es muy importante, pues, que no nos quedemos estancados en 10 absoluto. Parte
de este libro está escrito con la esperanza de ayudar a ir todavía más allá a quienes
han llegado a 10 trascendente, hasta un punto en el que puedan abrazarlo sin dejarse
atrapar por la perspectiva dual ni por la perspectiva no dual.
109
Qy.isiera ahora compartir con el lector un método que he descubierto muy
recientemente y que puede ayudar a los occidentales a ver y entender más claramente lo
que implica una práctica sana, en todos los sentidos del térmlno.
Creo que la figura adjunta ilustra perfectamente algo cuya explicación requeriría
muchas palabras. Si observamos el dibujo de un triángulo superpuesto a una figura
sentada en el suelo en la postura del loto, la rodilla derecha representa lo que podríamos
denominar el Yo Dual o Pequeño Yo, que incluye todas las voces dualistas que ya
hemos señalado y desde las .que ya hemos hablado, y muchas otras que ni siquiera
hemos mencionado. La rodilla izquierda, por su parte, representa lo trascendente, es
decir, el espacio de la Gran Mente, al que también podríamos denominar lo Absoluto. El
vértice superior del triángulo representa la cabeza de la persona, que incluye, al tiempo
que trasciende, tanto lo dual como lo no dual. Nuestro objetivo, en este sentido, consiste
en abarcar tanto la rodiDa derecha como la izquierda y, de hecho,.la totalidad del ser
humano. Así es corno incluirnos de un modo trascendente las distintas facetas, sin
rechazar ninguna, es decir, sin identificarnos especialmente con ninguna
110
TRIÁNGULOS
voz IÚ con ninguna perspectiva, abrazando todas las voces y todas las perspectivas y
llegando a un ser humano plenamente integrado, al que también podemos denominar
Maestro, Compasión Integrada yin-yang
o Gran Mente-Corazón.
Todo cambia de continuo instante tras instante y en todo momento somos todo ello.
Pero ¿dónde centramos nuestra atención? ¿A qué parte del cuerpo prestamos atención,
especialmente cuando nos duele? ¿Dónde centramos nuestra atención cuando nos duele
la tripa? ¿Qyé es lo que duele la mayor parte del tiempo? El pequeño yo. No olvides
que la Gran Mente, al estar más allá del dolor y del sufrimiento, nunca duele. ¿Dónde,
por tanto, suele centrarse más nuestra atención la mayor parte del tiempo? En el yo.
¿Qyé es lo que tenemos que hacer para serlo todo? Absolutamente nada. Para valorar
esto en su justa medida, debes entender que la práctica es completamente innecesaria.
Eso es todo. Jamás dejamos de ser la totalidad. Desde ahí empezaste a leer este libro y,
cuando lo concluyas, todavía seguirás ahí. Entonces lo valorarás más y te sentirás más
agradecido. Jamás puedes ser otra cosa. Siempre estás en el vértice superior de ese
triángulo, del mismo modo que siempre eres el yo ilusorio y que siempre estás
despierto. Veamos ahora con más detelÚmiento estos triángulos emprendiendo un
diálogo con sus distintas voces.
Elyo
FACiliTADOR: ¿Podría hablar ahora con el yo? YO: Estás hablando con el yo.
FACILITADOR: ¿Qyé puedes decirme sobre ti? YO: Muy bien. Yo soy el yo. Soy este
cuerpo y esta mente. Soy mis pensamientos, trús ideas, mis creencias y trús conceptos.
Soy todo lo que llamo yo. Obviamente, el objetivo básico y fundamental de mi vida
consiste en sobrevivir como yo. Es por ello que, cuando contemplo el mundo, lo veo
como un lugar muy hostil y, por ello, siempre me siento vulnerable, como si pudiera ser
dañado o destruido.
111
¿Q\té más podría decirte? Yo soy yo. Soy el que tiene dos hijos y una esposa.
Soy maestro. Nací el3 de junio de 1944. Sufro altibajos yatraviesQ adversidades,
tribulaciones, tiempos difíciles, buenos momentos, tiempos hermosos y tiempos
espantosos. Soy alguien que ha sufrido la muerte de varios seres queridos, incluido
mi pequeño perro Tiby. Soyalguien que ha experimentado un gran placer y un gran
dolor. Mido un metro ochenta y peso 86 kilos. ¿Q\té más quieres saber de mí?
FACIUTADOR: ¿Cuáles son tus necesidades? ¿Tienes deseos? YO: Por supuesto
que sí. Tengo que comer, tengo que hacer ejercicio y también necesito respirar aire
limpio. Me gustan el cielo azul y las nubes blancas. También me gusta nadar. A
veces deseo cosas hermosas. Qtiero ser feliz y estar satisfecho.
E/no-yo
FACIUTADOR: Qtisiera ahora contar con tu permiso para hablar con el no-yo.
Qtisiera ahora que, aunque no entiendas lo que esto significa, me dejases hablar con
el no-yo y descubrir quién es. No-yo: Yo soy el no-yo. FACiliTADOR: Cuéntame
algo de ti. ¿Quién eres o, mejor dicho, quién no eres? No-yo: De acuerdo. Yo no soy
el yo. Yo no soy e! cuerpo, la mente, los pensamientos, los conceptos, las
sensaciones, las nociones, las ideas, las opiniones ni las justificaciones del yo.
Tampoco soy los objetivos ni las racionalizaciones, las creencias ni todo e! sistema
de creencias del yo. No soy su carne, su pie!, su sangre, sus huesos ni sus órganos.
FACiliTADOR: ¿Q\té es, entonces, lo que eres? No-yo: Soy la totalidad de las
cosas. Soy la totalidad de! espacio y de! tiempo, soy todos los seres, incluido el yo,
pero no me hallo limitado a él. No tengo ni comienzo ni fin, ni nacimiento ni
muerte. No he nacido nunca y jamás moriré. En realidad, no existe mucha
diferencia entre yo y la Gran Mente -yo soy la Gran Mente, soy e! Camino. Soy e!
inmenso cielo vacío, las nubes, los árboles, los pájaros y todas las cosas que
112
TRlANGULOS
FACILITADOR: Quisiera hablar ahora con una tercera voz. Piensa en un triángulo, como el
representado en esta figura, en el que el yo y el no-yo ocupan, respectivamente, los ángulos
inferior izquierdo e inferior derecho. Ahora quisiera hablar con aquello que incluye y
también abarca tanto al yo como al no-yo.
\l3
Otra forma muy útil de visualizar esta si
tuación sería imaginar al yo y al no-yo sentados en dos sillas, uno junto al otro.
Ahora quisiera hablar con aquello que se encuentra detrás y encima de esas dos
sillas, en el vértice superior del triángulo. Qyisiera hablar con lo que incluye y
trasciende tanto al yo como al no-yo, a lo que denominaré Yo Único. Quisiera
contar, pues, con tu permiso para hablar con lo que llamo el Yo Único.
114
TR!ANGULOS
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E/Miedo
E/No-Miedo
NO-MIEDO: Soy el No-Miedo. FACILITADOR: ¿Por qué no tienes miedo o, mejor
dicho, porque eres el No-Miedo? NO-MIEDo: Porque en mí no hay yo alguno y,
cuando no hay yo, la Gran Mente está presente. Y, cuando todas las cosas son yo, no
hay razón alguna para tener miedo. El miedo sólo aparece cuando existe una amenaza
yeso sólo es posible cuando existe una separación entre el yo y los demás, entre el
sujeto y el objeto. En tanto que No-Miedo no tengo, pues, razón alguna para temer
nada, porque nada puede dañarme, nada puede herirme y nada puede destruirme.
Cuando uno lo es todo, no puede perder nada.
Muchas de las razones del miedo se derivan de la posibilidad de perder el yo, de que
el yo pueda ser dañado, pueda ser herido o pueda morir.
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TRIÁNGULOS
Pero sólo puede perderse lo que se posee y, como no poseo absolutamente nada, nada
puedo perder. No siendo nada, no puedo ser menos y, no siendo absolutamente nada, no
puedo tener ningún miedo. La enfermedad, el dolor y la pérdida no me afectan porque
todo eso pertenece al dominio del yo, del cuerpo y de la mente. Pero yo estoy más allá
de todo eso y lo trasciendo. FACILITADOR: ¿Podría ahora hablar con la voz que
abarca, al tiempo que incluye y trasciende, tanto al Miedo como al No-Miedo? ¿Podría
hablar con el Yo Verdadero?
La Mente Dualista
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la Mente Dualista? MENTE DUALISTA:
Muy bien. Yo soy la Mente Dualista. FACILITADOR: ¿Por qué te llaman dualista? ¿Por
qué se refieren a ti como Mente Dualista?
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MENTE DUAUSTA: Porque contemplo las cosas de manera dual. Pero esto no es nada
especialmente malo, sino tan sólo que veo las cosas en términos de correcto e
incorrecto, de bien y mal, de yo y los demás, y de yo y tú. Así son las cosas y así es la
realidad que me concierne. Ese árbol no es yo y sería un error creer lo contrario.
Desde mi punto de vista, pues, soy real y soy lo que es real. Creo que yo, esta vida y
Genpo son reales, y también creo que las cosas están bien
o mal, son correctas o incorrectas. Pero esto no significa, obviamente, que únicamente
existen el blanco y el negro porque, entre ambos polos, hay un inmenso abanico de
grises. Y todas estas distinciones me parecen esenciales. ¿Dónde estaría hoy en día
nuestra especie, a cualquier nivel que lo consideremos, sea científico, moral, ético,
espiritual o económico, si no pudiésemos establecer distinciones entre lo que está bien y
lo que está mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre esto y aquello o entre tú y yo?
¿Cómo sabría, si no pudiese diferenciarme de ti o de mi ropa, lo que debo hacer? Yo
soy, pues, la realidad.
Soy esencial para la supervivencia de la especie y, obviamente, tengo todo tipo de
deseos. ¿Cómo podría, en ausencia de deseos, encontrar comida cuando tuviese
hambre? ¿Cómo podría encontrar cobijo cuando lo necesitase? ¿Cómo podría, en
ausencia de deseo sexual, tener descendencia? Todo eso me parece esencial y creo que
es ridículo pensar otra cosa. Si él no basara su vida en mí, es decir, en el pensamiento
dualista y en la Mente Dualista, creo que estaría completamente loco. Las personas que
creen haber trascendido algo y se consideran no duales me parecen peligrosas y no
quiero tener nada que ver con ellas. FACILITADOR: ¿Crees que están equivocadas?
MENTE DUAUSTA: Completamente equivocadas. Eso es, precisamente, lo que quiero
decir. Pero no sólo creo que están equivocadas, sino que me parecen peligrosas, porque
pueden hacer mucho daño. ¿Cómo pueden distinguir, si no pueden ver las cosas de
manera dual, lo correcto de lo in~orrecto, el bien del mal y lo sano de lo enfermizo,
para sí mismos, para los demás, para sus hijos y para el mundo? Me parecen personas
realmente peligrosas.
118
TRlANGULOS
La Mente No Dual
FACILITADOR: ¿Qy.ién eres? MENTE NO DUAL: Soy la Mente No Dual.
FACILITADOR: Háblame de ti, por favor. MENTE NO DUAL: De acuerdo. Yo soy lo
no dual. Obviamente, no contemplo el mundo de manera dualista y, por lo tanto, no veo
las cosas en términos de yo y los demás, puesto que no establezco ese tipo de distin-
ciones. Yo lo englobo todo. Sé que la Mente Dual no lo consigue y ve las cosas de
forma muy fragmentada. Pero lo cierto es que yo lo soy todo. Yo soy todos los seres y
todas las cosas, incluido el cielo azul, las nubes blancas, el sol y el océano. Yo soy los
pájaros, las flores y los mosquitos. No establezco distinción alguna entre yo y los
demás, porque esas distinciones no son reales. La realidad es lo uno, la unidad. Todos
somos lo mismo, todos somos uno. Ésta es la única realidad, ésta es la Realidad
Absoluta.
Él cree que la voz dualista que hablaba hace un momento es real, pero la suya no es
más que una realidad aparente, la realidad que se le aparece de su mente dualista y que
ha sido creada precisamente por ese dualismo. De hecho yo, es decir, la Mente No Dual,
lo abarco y englobo todo, hasta el dualismo. Pero, aunque yo abrace el dualismo, no
cabe la menor duda de que el dualismo no me incluye a mí. Pero eso está muy bien,
porque la mente dualista es así. La mente dualista tiene una visión muy limitada y, por
ello mismo, muy !imitadora. Sólo quiere desembarazarse de mí pero, obviamente, no
puede hacerlo. Qy.iere desembarazarse de todo aquello que me manifiesta, pero tal cosa
es imposible. Yo soy lo que nunca ha nacido y, en consecuencia, lo que es intocable y
nunca morirá. Yo ya era antes de que todo fuese creado y existiera. Yo soy la totalidad
de la creación, soy todas las cosas que advienen a la existencia y al ser.
Soy tanto lo que ha nacido como lo que no ha nacido. Este mismo
120
TRlANGULOS
Yo Verdadero
Dual No Dual
122
TRIÁNGULOS
La Generosidad
FACIUTADOR: ¿Podría ahora hablar con la voz de la Generosidad?
GENEROSIDAD: De acuerdo. Yo soy la voz de la Generosidad. FACILITADOR:
Cuéntame algo acerca de ti. GENEROSIDAD: Soy generosa porque disfruto dando.
Soy hija de la apertura y de la acción trascendente. Soy la que suelta y entrega, y no
tengo nada que ver con aferrarme ni tratar de asegurar nada. No hay nada que me
haga sentir más feliz y plena que ser generosa y entregar mi vida al bienestar de los
demás. Soy como una manguera. Cuando e! grifo o la boquilla están cerrados, e!
agua no fluye y la manguera deja de cumplir con su función transportadora; si, por
e! contrario, están abiertos, el agua no tiene problema alguno en fluir libremente.
Así soy yo, la Generosidad.
Cuanto más me abro para dar y ofrecer, más fluye la fuente a través de mi.
Entonces me asemejo mucho más a un canal que a un recipiente, que, al tener una
capacidad limitada, en algún momento ya no puede seguir llenándose y empieza a
rebosar. Muchas personas funcionan, en este sentido, como cubos, llenándose tanto
que acaban desbordándose. La manguera, sin embargo, jamás se desborda porque,
mientras e! grifo y la boquilla permanezcan abiertos, e! agua puede seguir su curso
sin impedimentos. De este modo, la manguera permite e! flujo continuo de lo que
está más allá del yo.
Cada uno de nosotros es como un recipiente, un canal o un vehículo de esa
fuente, de esa energía, de Dios, de! Creador, de la energía, de Buda
o de! Dharma -poco importa, en este sentido, como le llamemos-que trasciende al
yo. Pero, cuando nos permitimos dar libremente y ser real
127
mente generosos, nuestra vida se convierte en algo muy pleno, porque no hay nada
más satisfactorio que ser un conducto abierto a través de! cual fluye la fuente.
FACILITADOR: ¿Y cómo te sientes cuando tu generosidad no se valora
adecuadamente? GENEROSIDAD: Lo más sorprendente es que yo no le digo a
nadie lo que tiene que hacer con mi generosidad porque, en este sentido, no albergo
ninguna expectativa. Si quiero que e! pobre al que acabo de dar unas monedas se
compre comida, posiblemente me decepcione cuando se compre una botella de
vino. Así pues, no debo juzgarle ni imponerle lo que tiene que hacer con mi
limosna.
y lo mismo sucede también, obviamente, con la enseñanza. Por ello no puedo ni
debo depender de lo que las personas hacen con la enseñanza que les transmito.
Hasta 1999, por ejemplo, quería que utilizasen la enseñanza de Genpo para alentar y
profundizar su práctica y se convirtieran en personas más claras, que practicasen
con más fuerza, se sentaran más e hicieran mejor las cosas. Pero esa expectativa
resultó tan frustrante que, en 1994, Genpo acabó extenuado. Y, aunque no creo que
permaneciese en ese estado hasta que, en 1999, descubrió e! proceso Gran Mente, lo
cierto es que seguía identificado con la expectativa y la esperanza de que un 1%, al
menos, de sus discípulos, llevara a cabo e! proceso. Fueron necesarios unos cuantos
años más para que acabase renunciando a esa expectativa. Desde entonces, las cosas
han ido mucho mejor.
Ahora simplemente regala e! proceso, sin quedarse atado a la expectativa de lo
que las personas hagan con él. Eso es algo que le corresponde a cada cual. Pueden
tirarlo a la basura, utilizarlo de inmediato o en cualquier otro momento de su vida,
pueden considerarlo interesante o pueden rechazarlo. Cuando empezó a trabajar con
e! proceso Gran Mente, quería que las personas, al menos, lo valorasen. Recuerdo
que, si había cien personas en la sala y cinco no lo conseguían, acababa
decepcionándose y ellos, en consecuencia, también se decepcionaban. ¿No te parece
acaso e! 95% un buen resultado?
128
LAS DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
Hoy en día lo consigue casi el 100% de los asistentes y creo -o eso es, al menos, lo
que a mí me parece-que la diferencia estriba en que no se identifica con los resultados.
Hay veces en que, al comenzar el taller, dice algo así como: «No me preocupa si lo
conseguís o no. Lo único que espero es pasarlo bien con vosotros y que vosotros
también lo paséis bien conmigo pero, si no es así, también me parecerá bien. Esto es
una especie de juego. Disfrutadlo, porque creo que descubrir quiénes sois es lo más
interesante que podéis hacer •. Ahora regala libremente el proceso, sin expectativa
alguna. Lo que hagan luego los asistentes les corresponde exclusivamente a ellos.
Recuerdo a un gran maestro llamado Yamada Roshi, con el que Genpo pasó mucho
tiempo hasta que el maestro finalmente murió, a los ochenta y pico de años. Un buen
día, Yamada Roshi le dijo: «Poco después de cumplir los setenta años, llegué finalmente
a un punto en el que dejó de preocuparme lo que las personas pensaban y esperaban de
mí yel modo en que me veían. ¡Y te aseguro que es una auténtica liberación! No hay
nada parecido. Hasta los setenta -añadió-todavía me preocupaba el modo en que los
demás me veían, lo que pensaban de ·mí y si me valoraban o no. ¡Ollé liberación poder
renunciar a todo eso!.
Sus palabras me parecen muy importantes. Yo lo llamo «la no preocupación». Ya sé
que suena un poco negativo, pero realmente se trata de soltar toda amarra con respecto a
lo que damos y ofrecemos. Es por ello que, si les damos dinero a nuestros hijos y ellos
van y se compran golosinas, pues muy bien, eso es lo que suelen hacer. Si quieres que
se compren otra cosa, lo mejor que puedes hacer es dársela tú. Por lo tanto, cuando te
liberes de ese tipo de ataduras, te ahorrarás mucho dolor y mucho sufrimiento.
FACILITADOR: ¿Es necesario cumplir setenta años o «quemarte. para llegar a entender
este punto? GENEROSIDAD: Genpo lo pasó muy mal antes de aprenderlo. Pero no es
una persona que aprenda fácilmente. Lo hace intuitivamente JI viviendo las cosas. No
olvides que hay muchas formas de aprender. Según reza cierta enseñanza, el mejor
caballo es el que se pone en marcha apenas ve
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la fusta, luego hay otros caballos que sólo aprenden a golpes y, por último, hay otros
que necesitan sentir la fusta hasta los tuétanos. Creo que Genpo pertenece a esta última
categoría. FACILITADOR: ¿Dónde estabas tú, en tanto que Generosidad, cuando
Genpo no era tan generoso o alentaba alguna que otra expectativa? GENEROSIDAD:
Yo, como Generosidad, ya estaba ahi, pero él todavía estaba identificado con sus
expectativas. Creo que hay diferentes tipos de generosidad. Hay veces en las que uno da
libremente o con la expectativa de que su regalo sea valorado. Pero lo cierto es que,
cuando uno da libremente, ni siquiera debería saberse quién es el que ha dado y, mucho
menos, alentar expectativa alguna de agradecimiento al respecto. OlJercr que las
personas estén agradecidas, valoren el regalo o nos den otro a cambio no es, en sentido
estricto, ningún regalo. Es cierto que ello tiene que ver con el dar pero, en tal caso, uno
todavía permanece identificado con el regalo o con lo que se le devolverá a cambio.
La Biblia afinna que la mano izquierda no debería saber lo que la derecha hace y,
según el zen, el regalo del no miedo es el mayor de los regalos. Ésa es, precisamente, la
Gran Mente, porque no hay miedo en ella. Cuando se trascienden las fronteras,
desaparece el miedo. Ése es el mayor de los regalos.
La capacidad de no preocuparse ni identificarse con las expectativas es otro de los
grandes regalos que acompañan a la Gran Mente. Creo que nuestra sociedad es muy
consciente de lo egoístas, codiciosos y poco respetuosos que somos y se da perfecta
cuenta de la necesidad de cuidar a los demás y de tener más empatía, más compasión,
etc. Pero no nos damos tanta cuenta del otro lado de la moneda porque, en cierto
sentido, también nos preocupamos demasiado o, dicho de otro modo, estamos
demasiado identificados, lo que nos impide ser realmente libres, felices y dichosos. Si
fuésemos más libres, felices y dichosos, todo, tanto nuestra vida como el mundo entero,
fluiría mucho mejor.
¿ Puedes imaginarte un mundo en el que todos fueran libres, felices y dichosos, un
mundo en el que todos fueran generosos y dieran libremente sin esperar respuesta?
¿Puedes imaginarte un mundo así? Ése sería un mundo tan diferente que resulta casi
imposible de imaginar.
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LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
Ésta es, precisamente, nuestra tarea y esto es, precisamente, lo que pretendemDs
hacer. De ello, precisamente, trata este libro. Creo que, si muchos de nosotros
alcanzásemos ese nivel de conciencia, el planeta experimentaría una auténtica
transformación. Y también creo que, si se alcanzase una determinada masa critica,
que no sé determinar pero que, en opinión de Ken Wilber, gira en torno al 10%, la
conciencia de nuestro planeta experimentaría un vuelco revolucionario. Eso es,
precisamente, lo que queremos hacer. Y todos estamos juntos en esto, todo estamos
en el mismo barco y todos compartirnos el mismo planeta. Éste es un asunto global
y, o bien nos transformamos todos, o acabaremos haciendo zozobrar el barco.
Hay un viejo koan zen que dice: «Es como un búfalo que pasa por una ventana.
Su cabeza, sus cuernos y sus cuatro patas ya han pasado. ¿Por qué no puede hacerlo
su cola?»
Este koan, uno de mis favoritos, me parece fantástico porque transmite
perfectamente la esencia de la enseñanza. Según este koan, la cabeza (es decir,
nuestra mente conceptual) atraviesa la barrera o, dicho en otras palabras, se adentra
en lo no dual, y los cuernos (es decir, nuestra mente dualista) también la atraviesan.
Pero ¿por qué, cuando han pasado la cabeza, las cuatro patas y todas nuestras ideas
y nociones, la cola que, comparada con el búfalo, es tan pequeña, no puede pasar?
La respuesta tiene que ver con dos cosas, con los dos aspectos de la realidad: el
aspecto no dual y el dual, lo absoluto y lo relativo.
Desde la perspectiva absoluta, no hay barrera alguna que atravesar, mientras que,
desde la perspectiva de la Gran Mente, no hay nada que atravesar ni nada que lo
atraviese. No hay ventana, no hay búfalo, no hay yo, no hay mí, no hay tú, no hay
cercado ni barrera alguna que atravesar. Desde la perspectiva absoluta, pues, se trata
de una barrera sin puerta.
Desde la perspectiva relativa, sin embargo, la cola somos todos nosotros, todos
los seres sensibles del planeta. Es por ello que no es posible alcanzar la liberación
hasta que todos los seres sensibles alcancen ese estado del que estamos hablando, en
el que uno es libre, feliz, gozoso y realmente generoso. Resulta imposible, por tanto,
atravesar completa
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mente esa barrera mientras haya un ser sensible que no lo haya hecho. Por ello e!
zen habla de! voto del bodhisattva, en e! que e! practicante se compromete a no
acabar de liberarse hasta liberar antes a todos los seres sensibles, incluido e! último
de ellos. Pero éste no es ningún misterio, sino algo que emerge de manera natural
cuando advertimos claramente la situación en que nos encontramos. Todos estamos
juntos en esto porque, a fin de cuentas, no hay más que una mente y no hay más que
un cuerpo. FACILITADOR: Yeso no parece tener nada que ver con despreocuparse.
GENEROSIDAD: Yo creo, más bien, que es su adecuado contrapeso. Ten en cuenta
que, cuanto más dejemos de preocuparnos, más podremos cuidar y más podremos
dar. Cuanto menos nos apeguemos, mayor será la posibilidad de identificarnos con
la liberación de todos los seres. ¿Cómo podríamos, en caso contrario, gestionar una
responsabilidad tan enorme? Como ya sabes, el exceso de preocupación puede
convertirse en una gran limitación. 0, dicho en otras palabras, sólo podrás cuidar
verdadera y plenamente cuando estés completamente desapegado de los resultados.
Así que no me parecen dos cosas diferentes, sino, muy al contrario, dos aspectos
distintos de lo mismo.
Ésa es, por otra parte, la relación existente entre la Gran Mente y el Gran
Corazón. La Gran Mente no se preocupa y es completamente indiferente. Para ella
todo, tal cual es, es perfecto, completo y total. El Gran Corazón, por su parte, se
preocupa hasta por e! insecto más diminuto y simplemente ama y experimenta todo
y a todo e! mundo por igual. FACILlTADOR:¿Podría hablar de nuevo con el Yo
Verdadero? Yo VERDADERO: Aquí estoy. FACILITADOR: Qyerría entender
mejor los rasgos distintivos de la acción sabia y apropiada pero, para ello, necesito
tu ayuda. ¿Con qué voz me sugieres que hable?
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LAS DIEZ PERFECC.lONES DE LA EXCELENCIA
La Mente Literal
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en la ira. No hablo mal de mis maestros, de sus enseñanzas ni de la comunidad.
¿Dónde está, pues, mi presunta estrechez de miras? Yo me atengo a las reglas y
normas de conducta y hago lo que está en mi mano para no transgredirlas. Creo en la
ley, tanto en las leyes humanas como en la ley de causa y efecto. Trato a los demás
como quisiera que ellos me tratasen a mí. También les ofrezco confianza y poder, y el
apoyo que supone el establecimiento de fronteras y de límites claros. Ésa es, en mi
opinión, la conducta moral y ética. ¿Qyé hay de malo en ello? FACILITADOR: Me
parece que estás un poco a la defensiva. ¿Podría hablar ahora con otra voz, por favor?
MENTE LITERAL: De acuerdo, pero no creo estar a la defensiva, no creo estar
defendiéndome de nada. Pero puedes seguir adelante.
La Gran Mente
FACILITADOR: Me gustaría hablar ahora con la Gran Mente. GRAN MENTE: Yo soy
la Gran Mente. FACILITADOR: ¿Qyé te parece lo que acaba de decir la Mente Literal?
GRAN MENTE: Yo contemplo las cosas desde una perspectiva muy diferente a la suya.
No hay nada que pueda herirme, dañarme ni aniquilarme, porque todo es una
manifestación mía, una expresión de la Gran Mente. Pero, del mismo modo, tampoco
hay nadie que pueda herir, matar o hab_ar mal de otros, ni nadie que pueda ser herido,
dañado, asesinado o culpado. No hay sujeto ni objeto y, para mí, el simple hecho de
albergar la idea de que pudiera haber otro es una clara evidencia de hallarse sumido en
la ilusión. No hay otro, lo único que existe es esto, la Única Mente. No hay separación
ni distancia alguna entre una cosa y otra. Todo
es uno.
FACILITADOR: Muy bien. ¿Podría ahora hablar con la tercera voz? GRAN
MENTE: Claro que sí.
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LAs OfEZ PERFECCIONES DE lA EXCELENCIA
FACILITADOR: Qtisiera hablar ahora con la voz que incluye, a! tiempo que
trasciende, tanto la perspectiva de la Mente Litera! como la de la Gran Mente. Me
refiero a la perspectiva que, si bien las incluye y abraza a ambas, también las
trasciende, es decir, e! vértice superior de! triángulo. SABIDURÍA O ACCIÓN
APROPIADA: Muy bien. Yo soy esa voz. FACIUTADOR: ¿Qté podrías contarme de ti?
135
trabajan para él. Su posición, pues, cambia de continuo en función del tiempo, el
lugar y la situación.
La acción apropiada también depende del tiempo, porque una acción sabia y
apropiada en un determinado momento puede convertirse, al momento siguiente, en
una acción inapropiada. Y lo mismo podríamos decir con respecto al lugar porque,
lo que resulta apropiado en un lugar, puede no serlo en otro. También el grado O
cuantía determina que una acción sea sabia o no. La duración, por su parte, puede
ser excesiva o, por el contrario, deficiente. Así, por ejemplo, una charla dirigida a
las personas adecuadas y en el momento adecuado puede llegar a convertirse, si se
prolonga demasiado, en una acción inapropiada y una acción, por el contrario,
apropiada, puede acabar convirtiéndose en inapropiada si no se tiene en cuenta la
cuantía.
En tanto que Acción Sabia, considero que uno no debe matar, mentir, ser
mezquino ni codicioso pero, al mismo tiempo, también me doy cuenta de que todo
está vacío y de que no hay nadie que pueda ser dañado ni nadie que pueda matar,
mentir ni robar. Esas normas éticas emergen del pensamiento dualista que, desde mi
punto de vista, es ilusorio. Pero, aunque mi visión se derive del enfoque no dual,
también puedo tener en cuenta la perspectiva dualista.
Yo veo, pues, tanto la visión dual como la no dual, pero no me identifico ni me
quedo atrapado en ninguna de ellas. No tendría e! menor problema pues, si ésa
fuera, en un determinado momento, la acción más apropiada, en decir algo que
sonase negativo o mezquino sobre alguien. Entiendo que todo es relativo y que es la
posición, e! pape! que desempeño en una determinada situación, tiempo, lugar y
cantidad, lo que determina la adecuación o no de mi respuesta. Y la única directriz a
que me atengo para ello reside en mi discernimiento, que se asienta en la sabiduría
de la Gran Mente y en una compasión derivada de la comprensión literal de no
hacer daño y de no generar sufrimiento.
Yo valoro y respeto las posesiones y pertenencias de los demás. Yo no actúo de
manera egoísta, sino que doy libre y generosamente. Soy sincera, a menos que,
debido a las circunstancias, resulte más apropiado no serlo.
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LAS DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
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LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
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salir de donde estoy. Sólo me ocupo, pues, de dar el siguiente paso, es decir, de
perseverar. FACILITADOR: Suena como si la perseverancia tuviese mucho que ver con
soltar para poder ir más allá. PERSEVERANCIA: Sí, supongo que también podría
decirse que no espero nada de los resultados o, dicho en otras palabras, que persevero
por el mero hecho de perseverar. Simplemente sigo adelante, sin involucrarme ni
realizar esfuerzo alguno. De este modo, todo se convierte, sin esfuerzo alguno, en un
despliegue y un florecimiento continuo. También tengo mucho que ver con la Mente
que Busca el Camino y con el Seguidor del Camino, porque siempre hay algo que
lograr, siempre hay algo que aclarar y siempre hay algo que perfeccionar.
Lo Opuesto a la Perseverancia
La Paciencia
FACIlJTADOR: ¿Me permites hablar con la voz de la Paciencia? PACIENCIA: Yo
soy la Paciencia. Debes saber antes que nada que, del mismo modo que no puedes
empujar el río, tampoco puedes apresurar la salida del sol ni acelerar el crecimiento
del árbol. Las cosas simplemente suceden cuando están maduras. Muy a menudo ni
siquiera sabemos lo que ocurrirá. En cualquier momento, nuestra vida puede
experimentar un cambio súbito de ciento ochenta grados que instantes antes te
parecía impensable. FACILITADOR: Cuéntame algo más sobre ti. PACIENCIA: Yo
veo las cosas en su conjunto. Soy consciente de que la transformación exige tiempo;
aunque, cuando se presenta, lo hace de manera súbita e instantánea, suele requerir
de mucho trabajo previo. Y cuando, súbitamente, tiene lugar un cambio, todavía hay
mucho trabajo para acabar de estabilizar e integrar lo que se ha logrado u obtenido.
Por ello soy, básicamente, muy, pero que muy paciente. Contemplo las cosas desde
una perspectiva mayor y no me inquieto ni apresuro. Soy paciente con los demás y
paciente también con el yo. FACILITADOR: ¿A qué te asemejas? PACIENCIA: Sé
muy bien lo dificil que puede ser la vida y lo profunda
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mente que arraigan nuestros hábitos. Por ello dejo al yo y a los demás todo el
espacio que necesitan. Los hábitos son como los surcos profundos que deja un carro
al pasar una y otra vez sobre el barro, hasta que este último acaba secándose y
solidificándose. La visión de conjunto me permite enfrentarme a las tendencias,
adicciones y pautas negativas. En modo alguno pretendo apresurar la salida ni la
puesta del sol ni obligar a las plantas a crecer. FACILITADOR: ¿Tienes algo que
ver con el soltar? PACIENCIA: Tengo mucho que ver. En tanto que paciencia, he
renunciado a la prisa y al desasosiego. Pero eso no significa que no haya ocasiones
en que él se impaciente. Yo soy la que, en tales casos, se encarga de tranquilizarle y
recordarle que las cosas, simplemente, necesitan tiempo.
Yo soy la voz madura de la Paciencia. Antes solía apresurarse y perseguir con
más ansiedad sus objetivos pero, a lo largo de los años, he conseguido sosegarle y
convertirle en una persona mucho más paciente consigo mismo y con los demás. Y
sigo alentando la aspiración de que su vida sea más plena y satisfactoria y de que,
cuando acabe el día, se dé cuenta de que la paciencia le ha permitido conseguir lo
que quería.
Cuando yo estoy presente, el yo -es decir, él-no lo está. Yo soy la mente que no
busca, la mente que no aprehende, la mente que no se aferra a nada, la mente que
simplemente es. No, tengo objetivos, metas ni ambiciones. Me basta simplemente
con ser. No hay ningún lugar al que ir, nada que alcanzar ni nada que obtener. No
carezco de nada ni poseo nada en demasía. Todo es absolutamente lo que es, lo que
significa que está más allá de lo perfecto y de lo imperfecto. Todo es perfecto y está
más allá de todas las dualidades de bien y de mal, de correcto e incorrecto. Yo estoy
más allá de toda valoración, más allá de todo juicio y más allá de toda condena.
Estoy más allá, soy el estado que todo lo trasciende, soy la meta.
Cuando él me permite ser o, dicho en otras palabras, cuando renuncia al camino
y deja de buscar, puedo permanecer presente y estar completamente en paz. Yo soy
la mente de la paz o, como dicen en Oriente, la mente del nirvana. Yo soy la mente
de la gran liberación. Yo soy la que le proporciona la quietud perfecta, la
ecuanimidad perfecta y, aunque no esté concentrándose, la concentración perfecta.
Por lo tanto, puede permanecer consciente y concentrado, y tener, simultáneamente,
una visión panorámica y muy puntual. Este estado es la beatitud, el gozo y la ple-
nitud.
Yo sby absolutamente indispensable para su vida. Soy el equivalente al punto
muerto de un coche, e! que le permite pasar de una marcha a otra. Soy el aceite y
soy el lubricante. Soy, en suma, 10 que ha estado buscando durante toda su vida.
Mi presencia supone, en cierto modo, el final de! yo porque, cuando se sienta el
tiempo suficiente, se debilita la identificación con e! yo, y, cuando yo estoy
presente, desaparece el yo. Soy la voz que le permite renunciar a su identificación
con los conceptos, las creencias y las opiniones y también soy, por eso mismo, la
que le permite permanecer en un estado ajeno al sufrimiento, la alienación, el miedo
y la condena. En mí, los pensamientos aparecen y se desvanecen, porque soy el no-
pensamiento. De hecho, trasciendo tanto el pensamiento como el no-pensamiento.
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FACILITADOR: Antes has dicho que tu nombre es «simplemente sentarse». ¿Podrías
aclarar este punto? ¿Por qué «simplemente sentarse» y no «simplemente pescar» o
«simplemente dormir»? ZAZEN: Lo cierto es que puedo manifestarme en cualquier
situación, desde conducir una motocicleta hasta pescar en e! río, correr o pasear. Sin
embargo, cuando la columna vertebral permanece erguida y la respiración fluye
libremente sin los obstáculos provocados por una mala postura, soy, sin necesidad de
concentrarme ni realizar esfuerzo alguno, un estado profundo de calma y energía
concentradas. En realidad, soy 10 opuesto al esfuerzo porque, para estar presente, no
debo realizar e! menor esfuerzo. Basta con permanecer erguido, quieto y en silencio
para que pueda manifestarme de! modo más puro y profundo. Pero también, cier-
tamente, puedo estar presente en medio de la acción. FACILITADOR: ¿Y te manifiestas
de manera espontánea o sólo 10 haces en determinadas situaciones? ZAZEN: Aparezco
de manera natural cuando él está tranquilamente sentado en las montañas, junto a un río
o en e! silencio del desierto. Pero, por más que, cuando e! entorno sea propicio, emerja
de manera natural, no dependo de ningún entorno concreto. Lo importante es que la
persona aprenda a renunciar a sí misma para que, de ese modo, yo pueda estar ple-
namente presente, aun en medio de! ruido y el ajetreo de la vida urbana. Es muy
importante que él sepa cómo acceder a mí y creo que e! modo más sencillo de hacerlo
consiste en cambiar a la modalidad de la Mente que no Busca ni Aprehende, la Gran
Mente o alguna de las otras nomentes,. como el no-pensamiento, e! no-esfuerzo, etc.
FACILITADOR: ¿De modo que eres un estado al que puede accederse aunque la persona
se halle sumida en la actividad, e! sufrimiento y la lucha? ZAZEN: Así es. Y es evidente
que, para ello, resultan muy importantes e! entrenamiento y la práctica porque, cuantas
más veces se accede a mí, más fácil resulta volver a acceder. Al comienzo, e! yo me
tiene miedo porque, hasta que no se familiariza conmigo, teme perder su identidad.
Dicho en otras palabras, la mente se mantiene ocupada y activa tratando de conservar su
noción de identidad y la imagen que tiene de sí. Yo me
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LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
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concentre en Mu hasta llegar a fundirse con él, una técnica que funciona aunque, a
veces, requiera mucho tiempo y, en ocasiones, incluso años. Llegados a cierto
punto, sin embargo, la persona que está concentrándose en el koan acaba
fundiéndose con el objeto de esa concentración. Cuando uno focaliza su atención y
se concentra en algo durante mucho tiempo, acaba desvaneciéndose toda distinción
entre sujeto y objeto, quienes evidencian entonces su unidad. Ése es el estado
verdadero de ser básico en el que se desvanece la división dualista entre sujeto y
objeto, y uno se convierte en Mu.
Pero hay un modo mucho, mucho más sencillo de resolver el koan Mu, que
ahorra a las personas años de recorrido en la dirección equivocada o de búsqueda de
algo que continuamente se les escapa. El facilitador (que, en ese caso, es el yo),
simplemente pregunta: «¿Podría hablar con la voz de Mu?» o «¿Podría hablar con
Mu?», a lo que Mu responde: «Aquí estoy». Luego uno se sienta como Mu y, de
manera súbita e instantánea -ni siquiera es inmediata, sino que es instantánea-se
convierte en Mu sentado, Mu hablando, Mu caminando, Mu tomándose un café, Mu
hablando o Mu escuchando. Los pájaros son Mu, el café es Mu y los sonidos son
Mu. Todo es yo. Todo es Mu.
Aunque no me atrevería a decir que esté perdiendo el tiempo, mucha gente se
esfuerza durante años en enfrentarse a esta dicotomía, pero aún le queda mucho que
aprender, porque las cosas son bastante más sencillas. En lugar, pues, de tratar de
alcanzar, aprehender o realizar Mu, la gente podría aprovechar el tiempo sentándose
como Mu, como Gran Mente o como koan.
En otro koan muy conocido, un monje le pregunta a un maestro: «¿Qyé es
Buda?», a lo que el maestro contesta: «El roble en el jardín», una respuesta que se
encuentra más allá de la razón y que el discípulo podría pasarse la vida tratando de
entender. Pero ¿tiene acaso algún valor esforzarse en encontrar una respuesta? Por
supuesto que sí, tiene mucho valor. Esas personas luchan con la mente dualista,
racional, conceptual y analítica durante mucho tiempo, lo que acaba convirtiéndose
en un fm.
Pero también podríamos pedir simplemente a nuestro yo que nos de
LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
jase hablar con el roble en el jardin y, cuando el roble respondiese: «Sí. Yo soy el roble
en el jardin», podríamos pedirle que nos hablase de él. Tal vez entonces el roble se
pusiera en pie, extendiese los brazos y dijera: .Soyel roble». Ésa sería una respuesta
mucho más sencilla y directa que seguir esforzándonos en luchar con la mente
intelectual que siempre está preguntando: .¿Qyé ha dicho? «¿Qyé es lo que pregunta?»
«¿Cómo puede Buda ser un roble o cualquier otra cosa? La pregunta: «¿Podría hablar
con el roble en e! jardin?» y la posterior identificación con él nos proporciona una
especie de atajo. Entonces es cuando las palabras dejan de ser necesarias. Entonces
podría simplemente ponerme en pie, extender los brazos y decir: «Soy e! roble.
¡Míralo!.
La Sabiduría Trascendente
FACIUTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Sabiduría No-Discriminadora, es
decir, con la voz de la Sabiduría Trascendente? SABIDURíA TRASCENDENTE: Muy
bien. Estás hablando con la voz de la Sabiduría. FACIUTADOR: ¿Qyé es la Sabiduría
Trascendente? SABIDURíA TRASCENDENTE: Yo he renunciado a la lucha de! ego.
Vengo de un lugar completamente seguro, de! fundamento mismo de la confianza; por
ello puedo permanecer abierta, amorosa y compasiva. No discrimino ni prefiero la
belleza sobre la fealdad, e! yo sobre e! tú ni mis ideas sobre las tuyas. Lo único que me
interesa es lo que es, es decir, las cosas tal como son. No antepongo esto a aquello ni
tengo nada que ver con preferencia ni decisión alguna.
También soy la Sabiduría que todo lo ve como siendo yo mismo y que yo soy todas
las cosas. Soy todo lo que deviene, todo lo que existe y también tQdo lo que no ha
nacido ni nunca morirá. Soy la totalidad de las formas y la ausencia de formas. Soy la
vacuidad. Forma es vacuidad y vacuidad es forma.
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Los Medios Hábiles
FACILITADOR: ¿Podía hablar ahora con la voz de los Medios Hábiles? MEDIOS
HÁBILES: Yo soy los Medios Hábiles y mi principal cometido es alcanzar mis
objetivos del modo más eficaz posible. Si quiero llegar a un determinado punto, lo
logro de una forma que suscite la menor resistencia y el menor conflicto posible.
La vida cotidiana ha enseñado a Genpo que, cuando actúa diestramente y con
integridad, le resulta más sencillo obtener lo que quiere. Yo sé como pedir lo que
quiero sin despertar resistencias ni erigir barreras en los demás. No tengo que
generar conflictos que obliguen a los demás a adoptar una determinada postura
porque, de ese modo, no haré más que frustrar el logro de mis objetivos. Lo más
importante es el modo en que abordo las cosas. Sé cómo pedir lo que quiero y lo
que deseo sin generar resentimiento ni hostilidad. Y, como no creo en la telepatía, es
decir, en que las personas puedan leer mi mente, he aprendido a pedirles lo que
quiero sin esperar a que intuyan mis deseos. Y también sé cómo preguntarles lo que
ellos quieren sin esperar a intuirlo mágicamente. Son muchas las cosas que, en este
sentido, Genpo ha aprendido en un taller dirigido por Peter Drucker, un experto en
el ámbito de la gestión empresarial, en el que ha participado durante varios años y
que le ha ayudado extraordinariamente en su vida y su trabajo.
Sé utilizar diestramente las habilidades que poseo y pongo mi sabiduría y mi
compasión al servicio de la realización y el despertar. A veces se me conoce
también como los «medios oportunos» y, en otras, sin embargo, soy un redomado
tramposo, porque no dudo en apelar a lo que sea necesario para alentar la sabiduría,
la compasión, el despertar y la conciencia. No es de extrañar que Genpo me tenga
muy en cuenta para perfeccionar continuamente su proceso Gran Mente y toda su
enseñanza.
Mi objetivo consiste en provocar un estado de conciencia que reconozca que,
aunque todos somos uno, nuestras diferencias nos hacen especiales y absolutamente
únicos. La auténtica democracia no consiste, por tanto, en creer que todos somos
iguales, negando nuestras evidentes di
LAsDIEZ PERFECCJONES DE LA EXCELENClA
La Intención
FACIlJTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Intención? INTENCIÓN: Sí.
Estás hablando con la voz de la Intención. FACIlJTADOR: Dime algo sobre ti.
INTENCIÓN: Me he dado cuenta de que, cuando Genpo tiene una intención o hace
el voto de lograr algo, es capaz de expandirse hasta el punto de trascender sus
limitaciones.
Su aspiración consiste en provocar una transformación de la conciencia en este
planeta y ayudar a todos los seres a despertar para que sean lo más lúcidos,
compasivos y amables posible. Genpo quiere contribuir a que, quienes todavía no
han comprendido que son uno, puedan despertar al hecho de que todos estamos
juntos en esto y de que las terribles situaciones que debemos afrontar se derivan del
miedo; el odio y la codicia -basados, todos ellos, en la ignorancia.
EIPoder
FACIlJTADOR: ¿Podría hablar con la voz del Poder? PODER: De
acuerdo. Estás hablando con la voz del Poder. FACIlJTADOR:
Háblame de ti.
149
GRAN M ENTE, GRAN CORAZóN
La Sabiduría Suprema
FACILITADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con la voz de la Sabiduría Suprema?
SABIDURíA SUPREMA: Yo soy la voz de la Sabiduría Suprema. FACILITADOR:
¿Qyé podrías decirme de ti? SABIDURíA SUPREMA: En tanto que Sabiduría
Suprema incluyo, al tiempo que trasciendo, la sabiduría ordinaria y la sabiduría No-
Discriminadora. Yo soy el vértice superior del triángulo cuya base está formada por
la sabiduría convencional y la Sabiduría No-Discriminadora.
Sabiduría Suprema
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
cuenta de ello, porque sucede muy lentamente, no hay nada sólido ni permanente.
Todo es interdependiente y está estrechamente ligado a todo 10 demás; como suele
decirse, ningún hombre es una isla.
Sólo cuando reconozcamos nuestra transitoriedad y nuestra mortalidad,
podremos valorar más plena y completamente cada instante de nuestra vida. Soy
consciente y me doy cuenta de la causa y el efecto. La sabiduría del zen consiste, de
hecho, en comprender y valorar la causa y el efecto.
Pero, por más sencilla, clara y lógica que sea, no siempre soy fácil de encarnar y
de vivir. También soy muy práctica, absolutamente práctica. No soy esto ni tampoco
aquello. Soy la sabiduría discriminadora, soy la modalidad más elevada y profunda
de la sabiduría. Veo las cosas tal como son y me relaciono con ellas desde esta
perspectiva. Estoy más allá de la visión dualista y más allá también de la visión no
dualista. Soy lo realmente trascendente. Cuando hace calor, busco una sombra o me
quito algo de ropa; cuando tengo hambre, como y, cuando estoy cansado, me
acuesto a descansar o a dormir.
153
8
Tenerpocos deseos
FACILITADOR: ¿Podría ahora hablar con otras voces mediante las que también te
expresas? SABIDURíA SUPREMA: Adelante. FACILITADOR: Me gustaría escuchar al
que tiene pocos deseos. EL QUE TIENE POCOS DESEOS: Los deseos son
absolutamente necesarios para la procreación y la supervivencia de nuestra especie
pero, junto al ansia, la avidez y el apego, son también causa de insatisfacción,
desengaño y sufrimiento. Para mí, en tanto que aquello que abraza y al mismo
tiempo trasciende el deseo, es muy importante tener deseos y saber cómo estar
satisfecho con lo que tengo y con lo que la vida me proporciona.
Él no siempre consigue lo que quiere ni lo que desea, pero siempre quiere lo que
tiene. Por otra parte, siempre consigue lo que necesita, aunque no suceda lo mismo
con lo que quiere. Yo elijo mis deseos muy conscientemente y me aseguro de no
identificarme demasiado con el logro de esas cosas, porque sé bien que, cuando él
se identifica excesivamente con un deseo o con un resultado concreto, acaba
inevitablemente decepcionado y lleno de sufrimiento. Mi trabajo consiste en
recordarle las consecuencias de querer demasiado. Yo le permito querer ciertas
cosas que muy probablemente jamás consiga en esta vida, como la paz y la armonía
del mundo, porque entiendo que son ideales o aspiraciones nobles por los que
merece la pena trabajar y porque le proporcionan, por más que jamás los alcance,
una sensación de sentido hacia ,algo que le trasciende. En tal caso, no está
identificado con los resultados, sino que disfruta del trabajo y del esfuerzo que
supone moverse en esas direcciones concretas.
157
También tiene deseos cuya satisfacción resulta relativamente inofensiva, como el
deseo de alimentos sanos que no le causen problemas; pero no le permito seguir dietas
estrictas, como hiw en su juventud, creando problemas para sí mismo y para los demás.
En el pasado fue un vegetariano y un abstemio estricto, pero ahora le permito comer y
beber moderada y sabiamente lo que quiera. Y aunque, en estas cuestiones, ya ha dejado
de resistirse, las cosas no siempre fueron así.
Debo decirte que, con el paso del tiempo, es mucho lo que ha aprendido. Ahora
entiende que todo lo que le sucede, aun aquello que no ha querido, es una enseñanza y
que lo más inteligente es aprender lo más rápidamente las lecciones que tenga que
aprender en lugar de tener que repetirlas una y otra vez. Cuando uno ignora la ley de
causalidad, el universo le proporciona una respuesta; si presta atención a esta respuesta,
el universo no se ve obligado a darle una respuesta cada vez más concreta. Ésta es la
sabiduría. No creas estar por encima de la ley de causa y efecto. Descubrirás que nadie
lo está FACILITADOR: Muchas gracias.
La Diligencia
FACILITADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con esa parte de ti que es diligente?
DIUGENCIA: Soy diligente, soy seria, soy perseverante y me entrego por completo
con todo mi ser, con todo mi cuerpo, cORtoda mi mente y con todo mi espíritu a lo
que hago, sea lo que sea. Soy como una hoguera que no deja leño sin consumir
hasta convertirlo todo en cenizas. Haga lo que haga, me entrego total y
completamente, sin dejar el menor rastro.
Soy una fuente de alegría y plenitud, porque entrego todo mi corazón
159
y toda mi alma a lo que hago. Pero ello no implica ningún tipo de esfuerzo. Cuando
doy mi palabra y emprendo un proyecto, me entrego por completo hasta concluirlo.
También soy igual de diligente con las tareas que no podré lograr en esta vida,
como el voto de Genpo de transformar la conciencia del planeta. Hay veces en que
mi diligencia es como tratar de llenar un pozo sin fondo con pequeñas cucharadas
de nieve, y hay otras en que se asemeja a un pequeño pájaro que, después de
descubrir que su hogar en el bosque está en llamas, vuela una y otra vez a un lago
cercano en busca de un sorbo de agua, que lleva en su pico y arroja al enorme
incendio forestal hasta caer exhausto entre las llamas.
LaAtención
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la Atención? LA ATENCIÓN: Sí. Soy la
Atención y sé que todo lo que hago afecta a todas las cosas y a todos los demás,
porque la interdependencia nos une estrechamente a todo. Al mismo tiempo, sin
embargo, somos absolutamente singulares y diferentes de los demás. Cada uno de
nosotros, tal cual es, es el universo entero absolutamente perfecto pero, al mismo
tiempo, todos somos imperfectos y tenemos nuestras faltas y nuestros defectos. Por
ello resulta tan sencillo criticar a los demás, descubrir sus faltas y culparles. En un
sentido muy estricto, nadie está por encima del reproche ni más allá de la crítica.
Sé que todo está vacío, que todo es insustancial y transitorio, pero lo que hago
importa y tiene efectos sobre los demás a través del tiempo yel espacio. Es por ello
que, cuando cambia mi perspectiva, cambia también mi actitud yeso me transforma,
y también transforma a quienes me rodean. De modo que el efecto que tienen mis
acciones sobre los demás cuando mi actitud es negativa y actúo movida por el
miedo o la ira no tiene nada que ver con el que provocan mis acciones cuando, por
el contrario, asumo una perspectiva más desinteresada, amable y positiva. Conozco
muy bien la importancia de ser flexible y de no identificarme
LAS OCHO CONCIENCIAS DE LA MENTE DESPIERTA
con las cosas o con una determinada perspectiva. Todas las perspectivas son
válidas, pero todas, al mismo tiempo, son sólo parciales. Ninguna perspectiva es
completa, ninguna es la verdad absoluta, y tengo muy preseDte que cualquier
identificación, incluida la identificación con la falta de identificación, genera
sufrimiento.
La Meditación
FACIUTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Meditación? MEDITACIÓN: Yo
soy la voz de la Meditación. Puedo ser muchas cosas. Puedo ser atención,
concentración, ecuanimidad y calma, y también puedo ser paz y sosiego mental. A
veces me concentro en la respiración, en otras, lo hago en un koan, y a veces
cuento las respiraciones. También puedo ser la forma más profunda de meditación,
en la que se desvanecen todas las distinciones entre sujeto y objeto y se realiza la
unidad con toda la creación. Le brindo la posibilidad de alcanzar la paz y un
descanso verdadero.
En tanto que forma más profunda y elevada de meditación, soy la mente que no
busca, que no aprehende y que no piensa. Cuando me siento, no tengo meta ni
objetivo y no busco, ni siquiera de un modo sutil, absolutamente nada. Abraw
tanto el pensamiento como el no pensamiento y los trasciendo a ambos.
Dejo que los pensamientos vayan y vengan a su aire, sin aferrarme a unos ni
negar o reprimir otros. De ese modo, los pensamientos pueden ir y venir
libremente; ninguno de ellos me inquieta y a todos los veo como una expresión
maravillosa y vacía de la sabiduría. No los juzgo como buenos, malos, correctos,
incorrectos, sino que todos me parecen manifestaciones perfectas de la Gran
Mente.
En tanto que Gran Mente, no prefiero una cosa a otra. Cuando me siento, lo hago
completamente tranquila y en paz, sin fronteras ni muro alguno. Tampoco trato de
concentrarme, pero estoy totalmente concentrada. Permanezco estable y
concentrada sin intentarlo y sin hacer nin-. gún esfuerzo. Soy la Gran Mente y, fuera
y más ·alIá de mí, no hay
161
absolutamente nada. Soy el centro, aunque carezca de todo centro, y, cuando
estoy sentada, soy la manifestación más perfecta del no hacer y de lo que
simplemente es.
La Sabiduría
FACILITADOR: Permíteme hablar ahora con la voz de la Sabiduría.
SABIDURÍA: Yo soy la voz de la Sabiduría. Soy la integración entre la sa
biduría trascendente y la sabiduría convencional, lo que significa que sé
cómo calentarme cuando hace frío y refrescarme cuando hace calor. Y, del
mismo modo, como cuando tengo hambre, bebo cuando tengo sed y des
canso cuando estoy fatigado.
Sé cómo hacer las cosas básicas que sirven a su vida; también sé que
todos estamos tan estrechamente unidos que dependemos los unos de
los otros y que todo lo que hago tiene efectos sobre todos los demás hasta
un punto que, en ocasiones, trasciende con mucho lo que habitualmente
percibimos. Sé y entiendo el karma, es decir, la ley de causa y efecto
y también sé que todo lo que piensa, dice y hace tiene sus consecuencias.
Me doy cuenta de la gran importancia que tiene la actitud, derivada
de la perspectiva. Por ello trato de decir lo que sé que es cierto, de hacer
10 que sé que es correcto y de pensar de un modo que proporcione ale
gría y felicidad al mundo.
Sé que mis percepciones son siempre parciales y nunca completas,
y que, por ello, no necesito identificarme con hacer lo correcto. Sé que no
puedo juzgar a nadie sin haberme puesto antes en su piel, que todo el
mundo -o casi todo el mundo-hace las cosas lo mejor que puede, y que
nadie es completamente bueno ni completamente malo. Si queremos criti
car, podemos criticar a cualquiera y, de ese modo, verter mucha negati. vidad en el
mundo y hacer daño.
De hecho, todas las voces con las que hemos hablado tienen su pro
pia sabiduría. Cada voz tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo,
y la represión de nuestro yo o de ciertos aspectos de nuestro yo puede
tener consecuencias serias y hasta patológicas.
LAS OCHO CONCIENCIAS DE LA MENTE DESPlERTA
ElHabla Correcta
FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz del Habla Correcta? HABLA
CORRECTA: El habla puede ser muy constructiva cuando se utiliza de manera
positiva y muy destructiva cuando se emplea de manera inconsciente y negativa.
Gracias al habla, podemos elevar el espíritu de una persona o arruinar su vida. Pero
el uso adecuado del habla requiere mucha sabiduría, atención y compasión.
El chismorreo y la calumnia pueden poner muy fácilmente en entredicho el
carácter de una o de muchas personas e incluso llegar a destruirlas. Una persona
puede haberse pasado la vida forjando su carácter y ver como, en unos instantes,
una calumnia insidiosa acaba con ella. Yeso es algo que suele suceder a menudo
debido a la arrogancia o el fariseísmo de quienes se creen moralmente superiores.
Sólo quienes niegan
o reprimen profundamente aspectos de sí mismo y de sus potenciales para cometer
las acciones más graves pueden atreverse a criticar a los demás. Fueron muy sabias,
pues, las palabras con las que Jesús dijo: «Qyien esté libre de culpa, que arroje la
primera piedra».
A veces menospreciamos a los demás para sentirnos mejores o más importantes.
A veces encontramos faltas o culpamos a los demás para eludir la responsabilidad
de nuestras acciones. Es muy sencillo, cuando las buscamos, descubrir las faltas de
los demás, pero resulta mucho más difícil ser amable y decir cosas amables. A
todos, a fin de cuentas, nos gusta escuchar cosas hermosas y amables sobre
nosotros. El habla amable y compasiva es el rasgo distintivo del ser humano
maduro. Ser más amable y compasivo con el mundo y dirigirnos amorosamente a
los demás es, en última instancia, el camino del verdadero ser humano.
163
9
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.
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167
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
Cómo practicar
Puedes practicar la meditación sentada y el proceso Gran Mente en casa contigo
mismo, con tus amigos o con tu familia. Una buena manera de practicar el proceso
Gran Mente consiste en recurrir con cierta fre
SEGIM AVANZANDO
cuencia a la guía proporcionada por este libro y dialogar con las voces aquí
presentadas. La pista 3 de audio (que el lector interesado podrá encontrar en nuestra
página web) es una buena introducción a la experiencia de sentarte como la Mente
que no Busca ni Aprehende sin tener la necesidad de leer el libro, lo que puede
distraer a algunas personas. También puedes practicar apelando al DVD Gran
Mente O asistir a los talleres de introducción que se organizan en distintos lugares de
América y Europa. El website de Gran Mente, www.BigMind.org, es una buena
fuente de información acerca de los talleres y nuevos materiales que pueden ayu-
darte a integrar su práctica.
El proceso Gran Mente te ayuda a ser tu propio facilitador y también te enseña a
cambiar de perspectiva, a cambiar de voz, a ir y venir de continuo entre el
facilitador y la voz con la que estás hablando. Ésa, en sí misma, es una práctica
extraordinaria porque, de ese modo, aprendes a movilizar tu mente y a no quedarte
estancado en una determinada posición. Por ello, precisamente, aliento a emprender
esta práctica no sólo con la ayuda de un facilitador externo, sino asumiendo uno
mismo ese papel
El trabajo con un facilitador te ayuda a llevar a cabo los cambios necesarios sin
realizar esfuerzo alguno, mientras que el trabajo contigo mismo puede ayudarte a
realizar cambios dentro de los cambios. De ese modo, liberarás realmente tu mente.
El buen facilitador es la persona cuya mente está tan libre que no se halla estancada
en ningún punto y no tiene dificultades, por consiguiente, en pasar de la perspectiva
del facilitador a los distintos estados mentales que se evocan. En este sentido, el
facilitador debe ser objetivo, pero la voz invocada debe hallarse completamente
presente. De otro modo, todo el mundo estará alú, pero tú no... yeso es algo que no
funciona.
Resulta sorprendente, una vez que aprendes a hacer esto contigo mismo, lo
mucho que puede hacer por ti, porque te proporciona una libertad absoluta. En este
sentido, no olvides que lo que interesa es no quedarse atascado o, dicho en otras
palabras; atascarse, desatascarse, atascarse, desatascarse: no te quedes atascado.
169
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
ras, creo que la birmana es la que menos problemas de rodillas y tobillos provoca.
Pero también debo señalar que, si no se ejecuta adecuadamente, genera más tensión
en la espalda que el resto de las posturas, de modo que deberás estar seguro de
sentarte en una postura cómoda.
Asegúrate también, en el caso de que utilices una silla, de que los dos pies estén
apoyados y planos sobre el suelo. Quizás, si tienes las piernas muy cortas, debas
colocar a tus pies un cojín o un escabel, mientras que, si por el contrario eres muy
alto, necesitarás colocar un cojín sobre la silla. La cuestión es que las rodillas
permanezcan ligeramente más bajas que las caderas y los pies apoyados firmemente
en el suelo en la vertical de los hombros, lo que crea el efecto pirámide o triángulo
necesario para proporcionar la necesaria estabilidad.
Otra cuestión, igualmente importante aunque bastante más difícil de describir,
consiste en realizar un movimiento ondulante de torso y cabeza para establecer la
postura. Cuando, al principio, adoptes la postura, ya sea en el cojín o en una silla,
apoya el dorso de las manos en las rodillas y oscila de un lado a otro. Así, mientras
mueves las caderas en una dirección, oscila el cuerpo y la cabeza en la dirección
opuesta, en un movimiento serpenteante que se asemeja al de una cobra,
describiendo arcos amplios con la espalda, el cuello y la cabeza. Éste es un buen
ejercicio para la columna vertebral y para la postura. De hecho, un médico experto
en dolor vertebral y acupuntor, que también es instructor de tai cm, me dijo que se
trata del mejor ejercicio que uno puede hacer para la columna vertebral, tanto al
comenzar la sentada corno al finalizarla.
Trata de hacer esto cada vez que te sientes. Oscila tu cuerpo, partiendo de la base
de la columna hasta llegar al cuello y la cabeza. Este ejercicio contribuye a liberar
las tensiones de la columna y del cuello. Invierte, después de la sentada, el orden,
empezando con la cabeza y moviendo hacia abajo la columna, describiendo arcos
cada vez mayores.
Luego ocúpate de que la cabeza y el cuello estén erguidos y de que la nariz se
encuentre en la vertical del ombligo. Presta también atención a que la barbilla esté
ligeramente metida, sin llegar, por ello, a meterla demasiado. De 10 que se trata es
que el mentón no se proyecte hacia fuera,
171
sino que esté algo retraído. Cierra la boca y mantén la punta de la lengua en
contacto con la raíz de los dientes, y luego traga aire o saliva, lo que te impedirá
salivar y verte, en consecuencia, obligado a tragar.
El zen propone tradicionalmente mantener los ojos abiertos con la mirada hacia
abajo en un ángulo de 45 Pero, por más adecuada que re
0
sulte, hay personas a las que no les sirve. Yo creo que lo más adecuado consiste en
cerrar los ojos relajadamente. El único inconveniente es que, si empezamos a
practicar la meditación sentada con los ojos cerrados, corremos el riesgo de caer en
el ensueño y la fantasía. Por ello el zen insiste en que no te sientes con los ojos
cerrados más de diez o veinte minutos. Yo mismo he esperado veinte años antes de
empezar a sentarme con los ojos cerrados. Pero creo que hay personas a las que
puede resultarles más sencillo relajar su mente si mantienen los ojos cerrados.
Deberías mantenerte en una posición erguida, sin inclinarte hacia la derecha, la
izquierda, adelante o atrás. Si comparas esta postura con la postura de Elpensador
de Rodin, te darás cuenta delas extraordinarias diferencias que existen entre ambas.
La postura sentada favorece el no pensamiento ya que, cuando el cuerpo, la
respiración y la mente son una y están conectadas (obviamente si son una están
conectadas), se ralentiza la respiración y decrece también, por consiguiente, la
agitación de la mente. Si estás en el estado mental adecuado o, dicho en otras
palabras, si te asientas en la Mente que no Busca ni Aprehende, tu respiración irá
haciéndose cada vez más lenta y tu postura se erguirá de manera natural. Es
simplemente inevitable que la postura misma empiece a estirarse. La adecuada
respiración, por otra parte, afecta positivamente a tu postura y a tu estado mental,
porque ambas están estrechamente relacionadas.
Una vez asumida la postura, respira unas cuantas veces. Expulsa lentamente el
aire a través de la boca, frunciendo un poco los labios, luego inspira lentamente a
través de la nariz y expulsa de nuevo el aire. Hazlo así tres veces; luego cierra la
boca y respira normalmente. Después de haber respirado de este modo varias veces,
coloca tus manos en lo que nosotros llamamos el mudra cósmico o universal, con el
dorso de la mano
SEGUIR AVANZANDO
173
GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
j
Todas las prácticas -la sentada, e! proceso Gran Mente, etc.-son medios hábiles
que cumplen con e! objetivo de forjar e! carácter, la conciencia y e! conocimiento
de que nuestro funcionamiento se asienta realmente en la sabiduría y la compasión.
Ésa es, realmente, la cuestión. Ése es e! objetivo de! zen, del budismo
/
y de todas las grandes religiones y tradiciones de sabiduría que conozco.
y también es, por lo tanto, e! objetivo de este libro. Si no
,
funcionamos con sabiduría y compasión para con todos los seres] todos los seres
in
cluye tanto a los seres vivos como a los seres no vivos, como las rocas, las
175
montañas y la totalidad de la tierra-y no nos damos cuenta de que todo es realmente
uno, una extensión o manifestación de la Gran Mente, caeremos en el miedo,los
celos,la codicia y el odio, basados todos en la ilusión de la separación. Y, cuando
nos veamos separados y ajenos a la Tierra, a las montañas, a los ríos y a los
océanos, tenderemos a abusar de los demás y del planeta. Es por ello que, en este
preciso momento histórico, me parece absolutamente esencial despertar y empezar a
funcionar de un modo más sabio, compasivo y consciente.
Los expertos afU"man que dos de las siete amenazas más letales para la
supervivencia de nuestra especie, a saber, el calentamiento global y el desastre
nuclear, han sido creadas por los seres humanos. Quizás, si no despertamos hoy,
dentro de un siglo -o incluso menos-no exista ya el mundo tal y como 10
conocemos. Debemos despertar y tornarnos realmente conscientes de nuestros
efectos sobre este planeta y sobre nuestros semejantes. Sólo despertando y
volviéndonos más conscientes podremos salvarnos a nosotros mismos y conservar
el planeta para nuestros hijos, metos, biznietos y las futuras generaciones.
Son muchos los líderes que han comprendido la urgencia de la situación actual y
la necesidad de remar juntos en un equipo armomzado que sincromze sus esfuerws
por el bien colectivo. No se trata, m nunca se ha tratado, de una carrera en la que
todos compitan con los demás; si existe alguna batalla, consiste en acabar con el
riesgo de destruir el barco en el que todos estamos viajando.
Éste es también un tiempo de oportumdades que puede acabar convirtiéndose en
uno de los períodos más interesantes de la historia. Dos de las grandes fuerzas del
mundo, la sabiduría de Oriente y Occidente, están finalmente convergiendo y
combinándose. Obviamente, Oriente y Occidente han estado relacionándose durante
cientos de años, pero sólo en el último siglo las tradiciones religiosas orientales, que
los maestros orientales han transmitido a los occidentales, han acabado arraigando
en Occidente y nosotros, los occidentales, las estamos encarnando ahora de un
modo realmente integrado. La filosofía, la religión, la psicología, el arte y la
tecnología que forman parte del legado de Occidente
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