0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
7 vistas1 página
1. Jesús afirma que quien le conoce a él, conoce a Dios, porque Jesús es la revelación de Dios en la tierra. Sin embargo, Felipe no entiende cómo Jesús puede mostrarle a Dios.
2. Jesús responde que ha estado con ellos todo el tiempo y aún no le conocen. Felipe veía a Jesús solo como un hombre, sin comprender que en él estaba la presencia de Dios.
3. Es más difícil aceptar a un Dios humanizado que al Dios infinito del que habían oído hablar. Aunque crean conocer a
1. Jesús afirma que quien le conoce a él, conoce a Dios, porque Jesús es la revelación de Dios en la tierra. Sin embargo, Felipe no entiende cómo Jesús puede mostrarle a Dios.
2. Jesús responde que ha estado con ellos todo el tiempo y aún no le conocen. Felipe veía a Jesús solo como un hombre, sin comprender que en él estaba la presencia de Dios.
3. Es más difícil aceptar a un Dios humanizado que al Dios infinito del que habían oído hablar. Aunque crean conocer a
1. Jesús afirma que quien le conoce a él, conoce a Dios, porque Jesús es la revelación de Dios en la tierra. Sin embargo, Felipe no entiende cómo Jesús puede mostrarle a Dios.
2. Jesús responde que ha estado con ellos todo el tiempo y aún no le conocen. Felipe veía a Jesús solo como un hombre, sin comprender que en él estaba la presencia de Dios.
3. Es más difícil aceptar a un Dios humanizado que al Dios infinito del que habían oído hablar. Aunque crean conocer a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto". Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta". Jesús le replica: "Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí Él mismo hace las obras. Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí... Si no, crean a las obras. Se los aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre, y lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré". 1. Jesús plantea aquí directamente el problema que representa conocer a Dios. No olvidemos que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, el Padre es el nombre propio de Dios. Pues bien, Jesús afirma que quien le conoce a él, por eso mismo conoce a Dios. Lo que es tanto como decir que Jesús es la imagen de Dios. O mejor dicho: Jesús es la revelación de Dios. 2. Pero Jesús da aquí un paso más. Se trata de un conocimiento que entra por los ojos, es decir, por lo sensible, por lo más carnal y humano que hay en nosotros. Esto explica la intervención de Felipe y la respuesta que Jesús le da. La propuesta de Felipe es enteramente lógica: "Muéstranos al Padre", o sea, "Muéstranos a Dios", dinos cómo es Dios. Lo que no parece lógico es la respuesta de Jesús: "Tanto tiempo que estoy yo con ustedes y ¿todavía no me conoces? Felipe veía en Jesús a un hombre. Un hombre que acababa de cenar y que se había quejado de la traición de Judas y del abandono de Pedro. Quejarse de tales situaciones es algo tan humano... Jesús era un ser humano. Y Felipe no se había enterado todavía de que, en aquel hombre que él veía y palpaba, allí estaba viendo y palpando a Dios. 3. Felipe seguía creyendo en el Dios Infinito y Absoluto del que siempre había oído hablar. A veces, quizá se preguntaría si en Jesús no había algo del antiguo Dios de siempre. Pero lo que seguramente no le cabía en su cabeza es que el Dios fulminante del Sinaí, el Dios vencedor de todas las batallas, estaba allí, delante de él, cenando, despidiéndose de sus amigos. Dios se había vaciado (Filipenses 2, 7), el Dios "kenótico" (del verbo griego kenoó, " vaciar", "anonadar") (M. Latke, E. Kasemann) había renunciado a su grandeza y había enfilado el camino que, para los hombres de aquel tiempo, era un escándalo y una locura (1 Corintios 1, 23). Más difícil de entender y aceptar que el Dios infinito es el Dios humanizado. Por eso no entendemos ni aceptamos a Jesús, aunque pensemos que lo entendemos y lo aceptamos. 4. Y lo más lamentable es que, después de dos mil años de cristianismo, todavía hay muchos cristianos que no acabamos de tomar en serio que Dios es Jesús, en cuanto que lo vemos y lo conocemos en Jesús, en el Evangelio de Jesús.