Está en la página 1de 1

«CUANDO CAMINES POR EL FUEGO»

Hermano Pablo

El fuego estaba allá abajo, a diez kilómetros. Parecía circunscrito. Muchas veces arden partes de
un bosque que se apagan solas, tal como empezaron. Otras veces —y así es la naturaleza— el
fuego cobra proporciones de infierno. Patricio Hedges, veterano en esas montañas de Yellowstone,
no se preocupó.

Pero de pronto, a medianoche, una enorme barrera de fuego comenzó a subir hacia él y sus dos
hijos que estaban durmiendo. Apenas tuvieron tiempo de envolverse en mantas y arrojarse a un
arroyo helado. El fuego pasó sobre ellos y siguió montaña arriba. Era el domingo 21 de agosto de
1988, el llamado «domingo negro».

«Clamamos a Dios —cuenta Patricio— que nos librara del fuego. Eso fue lo que nos salvó.»

Un incendio de bosque es cosa seria. Es un fuego que, como el mal mismo, se alimenta del propio
viento que crea. Este hombre y sus dos hijos, una jovencita de dieciséis años y un joven de
quince, fueron envueltos en un verdadero infierno. Se salvaron metiéndose en un arroyo y orando
al Dios todopoderoso.

En el libro del profeta Isaías se encuentra un pasaje interesante. Es un versículo para tiempos de
temor: «Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus
aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas» (Isaías 43:2).
Patricio Hedges se aferró a esa promesa divina, y él y sus hijos se salvaron de una muerte segura.

No son pocas las veces en que estamos en situaciones adversas que no podemos controlar. La
vida es así. ¿Qué podemos hacer? En primer lugar, pidamos de Dios la sabiduría para aprovechar
todos los recursos que humanamente podamos. En momentos de angustia Dios puede avivar
nuestros sentidos. En segundo lugar, cuando ningún recurso humano nos pueda salvar, Dios
siempre es Dios. Y si con humildad buscamos su socorro, Él no nos abandona. La promesa divina
es ésta: «Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas
que tiene en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19). Mantengamos siempre la fe en Dios nuestro
Salvador.

También podría gustarte