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La película explora el conflicto entre el valor de la vida humana y la vergüenza. Muestra cómo la abadesa del convento polaco priorizaba la reputación y castidad de las monjas sobre sus vidas durante la ocupación alemana. Aunque existía una ley que permitía el aborto por violación, la abadesa se negó a buscar ayuda médica para las monjas embarazadas. El documento también analiza cómo la vergüenza puede llevar a las personas a tomar decisiones que ponen en riesgo su vida, como consumir drogas para evitar ser
La película explora el conflicto entre el valor de la vida humana y la vergüenza. Muestra cómo la abadesa del convento polaco priorizaba la reputación y castidad de las monjas sobre sus vidas durante la ocupación alemana. Aunque existía una ley que permitía el aborto por violación, la abadesa se negó a buscar ayuda médica para las monjas embarazadas. El documento también analiza cómo la vergüenza puede llevar a las personas a tomar decisiones que ponen en riesgo su vida, como consumir drogas para evitar ser
La película explora el conflicto entre el valor de la vida humana y la vergüenza. Muestra cómo la abadesa del convento polaco priorizaba la reputación y castidad de las monjas sobre sus vidas durante la ocupación alemana. Aunque existía una ley que permitía el aborto por violación, la abadesa se negó a buscar ayuda médica para las monjas embarazadas. El documento también analiza cómo la vergüenza puede llevar a las personas a tomar decisiones que ponen en riesgo su vida, como consumir drogas para evitar ser
En el inicio de la película, una de las monjas, una joven y de tez blanca es la
primer personaje que representa el sufrimiento por la vida del otro, pues mientras con sus compañeras y su madre superiora abadesa oraban y hacían sus canticos religiosos, había una compañera de ellas que estaba sufriendo, las monjas no están preparadas para recibir un bebé a luz y por ello no podían hacer nada al respecto, pero esa monja joven decide romper con la vergüenza y, de forma reservada, buscar ayuda médica. A pesar de que la chica enfermera francesa con que se encuentra, la envía a la cruz roja polaca, la terquedad de la monja al no hacer caso a su recomendación le convence de acompañarla a ver cuál es la emergencia por la que decide buscarla. Considero que el argumento principal de la película es el valor de la vida humana sin importar las condiciones en las que se encuentren para salvarla, sin importar los antagonistas ni los obstáculos. Me explico, la abadesa, representaba en la película el papel de la vergüenza y la protección de un nombre que no puede ser manchado con escándalos, como bien muestran: la reputación y castidad de las monjas polacas, sin embargo, se le salía de las manos el valor de la vida de sus compañeras, que siendo lo más importante ella lo ponía en segundo plano después del cuidado de la reputación del convento. Era de esperarse, pues era la monja encargada del lugar y de la toma de decisiones; era la persona en quien pesaba toda la responsabilidad y por ello le era complicado aceptar la entrada de personal calificado para atenderlas, pues ya se le había salido de las manos la entrada del ejército alemán. Por otro lado, tampoco permitió que le hicieran tratados medicinales para ayudarle con la cura de la enfermedad de transmisión sexual que contrajo en las violaciones; considero que esa actitud representa la vergüenza misma y la impotencia de que ella era la encargada del convento y no pudo hacer nada al respecto de los abusos del ejército alemán, un autocastigo. La castidad que ellas cuidaban y por las que algunas no se permitían el examen médico con la francesa, también representa la vergüenza en medio del valor de la vida y el pequeño paso hacia la muerte, pues preferían no dejar tocar su cuerpo antes que su salud física. Cuál es el valor de la vida en medio de la posguerra y qué valor toma cuando tiene que romper el delicado paso de la vergüenza; cuánto cuesta la vergüenza para que esa vida valga. Es una problemática muy fuerte que la película enseña. Ahora bien, la hermana Sophia, quien terminó acabando con su vida por el desprendimiento con su bebé; cuánto valía la vergüenza de su amor maternal que sobrepasó el valor de su vida. Cuántos bebés perdieron la vida con la decisión de la abadesa de dejarlos en la providencia del Señor, costó más la vergüenza que el valor de esas pequeñas vidas. A pesar de que, según la historia, durante la posguerra en Polonia existió una ley que permitía el aborto por violaciones de los alemanes, la abadesa no comprendía que la vida de ella y de sus compañeras valían más que el cierre del convento y la vergüenza pública que muy probablemente no hubiera sucedido dado que era conocimiento de todos que el ejército alemán no tenía la mejor reputación en su trabajo, sin embargo, eran otras épocas y la iglesia católica suele ser muy dura en algunas ocasiones y quizás no habrían aceptado el convento violado. De hecho, actualmente se vive ésta problemática de la vergüenza por encima de la vida, y más en una sociedad de consumo como en la que ahora vivimos; existen hogares donde la vergüenza es no tener el último modelo de carro o camioneta, la mejor y más cara ropa y el último i-phone del mercado, pero ¿dónde están los valores de casa y el valor humano de cada una de esas vidas? No están, no hay valores humanos que es de donde surge la idea de que la vida humana tiene un valor que no es comercial ni monetario, y no conocen el valor humano de ellos mismos porque no aprenden o no comprenden que el valor de la vida humana no está en cuántas casas y carros tengo, sin embargo, muchos niños desde muy pequeños les están enseñando que el otro, la otra persona, vale dependiendo de cuán a la moda esté y en tanto más impersonal sea. Entonces, antes que tener una vida humana, en todo el sentido y valor de la palabra, prefieren evitar la vergüenza de no estar a la moda y poner valor a sus vidas, pero valor monetario y no humano. Lo anterior fue en vista de estratos altos, si vemos en los barrios de estratos bajos, también se vive la problemática en tanto que hay pandillas o parches de muchachos que si ven que uno de sus amigos no quiere tomar drogas o no quiere atreverse a atentar en contra de otra persona, vemos que lo humillan y le hacen la vida imposible, pues esos muchachos que andan en malos pasos siempre quieren que sus amigos tomen el mismo camino para estar en la oscuridad en conjunto, por ejemplo cuando van a fumar un cigarrillo quieren hacerlo en manada y si alguno del “parche” se opone, lo consideran su enemigo. Entonces, los muchachos prefieren aceptar las drogas o aceptar el reto de robar a alguien, nada más por evitar la vergüenza de las críticas que sus compañeros de vida le harán, por ello, muchos jóvenes se ven metidos en las drogas o en delitos sin haber deseado eso para su futuro, la vergüenza de decir NO le robó el valor humano a su vida rebajándola a una vida de delito y adicciones. Finalmente, vemos que la vergüenza y el valor de una vida son una balanza delicada que no debe tocar los extremos, es decir, ni mucha vergüenza porque el valor de esa vida ya no tendría sentido, ni mucho valor de esa vida porque entonces no tendría valores de orden ni ninguna cosa que le avergüence y eso conllevaría a un desorden social muy fuerte, pues los valores humanos como el respeto por el otro, la tolerancia por el otro, y todos los valores que nos permiten aceptar y entender el otro, son los que mantienen a la sociedad, lo que permite que los seres humanos puedan vivir en conjunto son esos valores, pero si esos valores se rompen abre una grieta en ese sistema social que para recuperarlo es muy difícil porque esos valores se aprenden, comprenden y asimilan muy bien en la infancia, en la casa con papá y mamá, pero si es el caso de un adulto que debe reintegrarse a la sociedad, es un trabajo psicológico difícil pero no imposible de superar, siempre habrá esperanza, ése valor no lo pueden borrar tan fácil.