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LA SOCIEDAD HUMANA SUFRE UNA CRISIS DE VALORES

En los últimos años estamos haciendo frente a la falta de valores en la sociedad y en las relaciones
humanas. Estas conductas son antisociales y deshumanizadas, pero desafortunadamente están
instaladas en nuestra sociedad como patrón común

Todas estas actitudes de odio, egoísmo, violencia, indiferencia ante el prójimo, etc. deben ser
cambiadas con urgencia. La razón de ello, probablemente se encuentre en la crisis social actual,
producto, en muchos casos, de la deshumanización del hombre. Es imprescindible rediseñar y
volver a educar a la sociedad para que sea saludable la vida en el mundo de cada persona; haciendo
renacer los valores que se encuentran dentro de cada conciencia humana por naturaleza.

Uno de los mayores problemas de la sociedad actual, es que carece o no quiere respetar los valores
morales, que representan la guía o el código de reglas que son necesarias para la mejor
convivencia colectiva. En consecuencia, si no tratamos de conducirnos en nuestra vida cotidiana,
tomando como referencia estas reglas morales o de conducta, estaremos viviendo en iguales
condiciones que en aquellas etapas de la historia humana, donde prevalecía la violencia, la
inmoralidad, y el libertinaje como forma de vida, sin medir los resultados de tales acciones

No podemos ni debemos seguir buscando responsables de la violencia, más bien asumir


compromisos sobre cómo podemos aportar para minimizarla y democratizar nuestras sociedades
desde la individualidad de cada persona.

El respeto es una de las bases de la moral y la ética, consiste en valorar a los demás, considerar y
reconocer la dignidad de cada persona como tal, Y no solo de los jóvenes a los mayores, esta falta
la cometen también muchos mayores, que consideran que por el solo hecho de serlo les compete
el derecho de irrespetar a cualquiera, así peinen apenas unas canas más que ellos.

El respeto es, por lo tanto, un derecho y también una obligación, es un derecho en que todos
podemos y debemos exigir un trato de los demás acorde con nuestra dignidad como personas
independientemente de la edad. Y también es una obligación, ya que nosotros también debemos
actuar de la misma manera con los demás

Vemos a diario en nuestras carreteras y autopistas a conductores que para satisfacer su ego llega
a poner en peligro su propia vida y la de los demás, para adelantarse y tratar de sacar al que va
correctamente por su canal. La falta de respeto al descanso de los demás, la música a gran
volumen, lo vemos en nuestros vecinos a altas horas de la madrugada, en los autobuses cuando
venimos después de una ardua tarea de trabajo, sin tener la más mínima consideración en las
personas, etc.
El respeto no sólo lo debemos aplicar a las personas, también debemos ser respetuosos con nuestro
entorno.

Una persona realmente respetuosa con los demás también lo será con el medio en que todos
vivimos, con los animales, las plantas, etc. Difícilmente lo veremos dejando basura o botando
papeles en la calle o dejando que su perro haga sus necesidades en mitad de la acera sin recogerlas.

Actualmente la violencia en todo el mundo se ha incrementado y creo que es debido a que hay
más programas de violencia en la televisión. ¿Qué es lo que están haciendo los programas de
violencia?, ¿están educando nuevos asesinos en potencia?. Los programas de televisión abierta
son los programas más populares entre la población de más bajos recursos económicos. Sí, la
juventud está cambiando "gracias" a la televisión, porque hay una falta de valores como la falta
de respeto hacia los padres y a sus profesores, porque así lo han visto en la televisión. ¿Los medios
de comunicación son competidores con la familia y con la escuela? Sí, ahora las televisiones son
las nodrizas de las madres modernas, debido a que están muy ocupadas, por sus trabajos y su vida
social. Sólo necesitan prender el televisor y ponen ahí a sus hijos para que los cuiden. Sin
percatarse de que es lo que están viendo sus hijos.

Para tener una concepción respetuosa de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mísmo, es
lo que llamamos el autorrespeto. Este es el primer paso para respetar a los demás, por lo tanto, no
debemos hacer cosas que atenten contra nuestra propia dignidad.

La sociedad humana sufre una crisis de valores- Sylvia Ubal - www.aporrea.org

15/09/11 - www.aporrea.org/actualidad/a130258.html

CAUSAS DE LA CRISIS MORAL

1. LA INDIFERENCIA

La indiferencia es contraria a la responsabilidad social. El sujeto que se coloca en posición


indiferente frente a otro es porque el sentimiento de responsabilidad ante la humanidad del otro
no lo perturba. Los ejecutores del exterminio y los indiferentes, también son individuos corrientes,
excepcionalmente son monstruos asesinos. Lo que ocurre es que la indiferencia cala de manera
que no hay reconocimiento, no del semejante, sino de la responsabilidad que se tiene con él.

¿El sufrimiento de los demás nos deja indiferentes?

Hay demasiados silencios ante las injusticias. La indiferencia es demasiado grande o se delega
la solidaridad. Algunas personas piensan que ya no es tiempo de comprometerse. Decía
Caballero Bonal que escribe para defenderse de las ofensas de la vida. Es cierto, hay que pasar
por la vida defendiendo algo, denunciando las injusticias. No puede haber indiferencia
sostenida. Como tampoco puede haber silencio ante la complacencia con las injusticias vengan
de donde vengan. No podemos ser sumisos, obedientes, complacientes, gregarios o hipócritas
ante el dolor de los demás. Hemos de sabernos conmover ante el sufrimiento de la humanidad y
actuar en favor de hacer este mundo más justo.

Freud esbozó algo interesante respecto a la indiferencia y el amor. El concebía que entre las
posibles antítesis que pueden darse en las relaciones entre los hombres, había una particular, que
era la indiferencia. El afirmó que lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia. “El
amor es susceptible de tres antítesis. Aparte de la antítesis “amar-odiar”, existe la de “amar - ser
amado”, y la tercera, “el amor y el odio, tomados conjuntamente, se oponen a la indiferencia”

2. RELATIVISMO MORAL

Las valoraciones dependen, son relativas a, cada persona, y a las circunstancias sociales, históricas
incluso biológicas, en que surgen. Por tanto, no existen valores universales sino que las
circunstancias influyen en modo de valorar

• En su versión radical, un relativismo radical puede llevar a defender cualquier actuación, por
aberrante que sea, como moralmente aceptable, por ejemplo la venganza, el maltrato a la mujer,
etc.

No es fácil ser relativista porque si consideramos que todas las opiniones morales son igualmente
válidas, sucede que llegan a ser contradictorias entre sí y las acciones de uno pueden dañar a otro
y el dañado puede ser uno mismo.

El relativista confunde el deber de respetar a la persona que opina algo y su derecho a opinar, con
el deber de respetar sus opiniones. Todas las personas deben ser respetadas para no faltar a la
caridad y eso es muy evangélico, pero no por eso estamos obligados a aceptar cualquier opinión
por absurda que sea. No todas las opiniones son válidas y hasta puede llegar el momento en que
tengamos que disentir absolutamente si dichas opiniones son dañinas.

Si alguien, por ejemplo, opina muy machista, que se vale golpear a la esposa, respetando al
individuo, es nuestro deber contradecirlo.

El Relativismo es subjetivo

En el fondo del problema hay un problema de orgullo porque es terriblemente individualista. Lo


importante sería el sujeto que opina y no la realidad objetiva de la cual está opinando.

La persona relativista considera su opinión como la verdadera y que todos los demás están
equivocados, respetando por supuesto el derecho que tienen los demás de equivocarse. La verdad
objetiva del asunto pasa a un segundo plano pues lo que importa sería la persona y no lo que está
diciendo.

Características:

El relativista confunde el deber de respetar a la persona que opina y su derecho a opinar con el
deber de respetar toda opinión. Todos tenemos el deber de respetar a los demás y también su
derecho a opinar. Pero no tenemos por qué respetar todas las opiniones o, dicho de un modo más
adecuado y respetuoso (para no faltar a la caridad), no tenemos por qué aceptar todas las
opiniones, por el simple hecho de que no todas las opiniones son válidas. Por ejemplo, si un
hombre dice que él opina que los maridos pueden abusar de sus esposas, yo tengo el deber de
respetar a ese individuo, pero al mismo tiempo tengo el deber de decirle que su opinión es
absolutamente falsa y dañina

3. INDIVIDUALISMO
La causa de la pobreza en el mundo es la falta de solidaridad, el individualismo, el hombre que
entra en un egoísmo porque quiere satisfacerse no solo con lo necesario, sino que quiere tenerlo
todo para él, como es el caso de muchos personajes que conocemos, que quieren satisfacerse no
solo con los bienes propio que les corresponden, sino también con los ajenos, los pertenecientes
a nuestro prójimo.

Hoy en día se ha ido perdiendo el sentido de hermandad, ya no parecemos hombres, sino animales
salvajes que cazan para sí, sin pensar en los demás, solo para satisfacer su hambre, pero en este
caso sería el hambre del dinero, del poder y del placer. ¡Pero animo! Empecemos nosotros a
trabajar por una mejor sociedad, fomentando los valores y teniendo presente a nuestro prójimo,
trabajando por la primacía del bien común sobre los intereses particulares

4. CONSUMISMO
Desde los primeros seres que poblaron nuestro planeta el consumo ha estado presente en todo
momento. Consumimos por fuerza y en razón de nuestra propia naturaleza. No hay manera de
existir sin realizar un intercambio con el entorno por medio del consumo. Sí, el consumo es una
necesidad .

Pero la ciencia considera al CONSUMISMO, diferente al consumo natural, como la acumulación,


compra o consumo de bienes y servicios no esenciales.

El consumismo inicia su desarrollo y crecimiento a lo largo del siglo XX como consecuencia


directa de la lógica interna del capitalismo y la aparición de la publicidad (herramientas que
fomentan el consumo generando nuevas necesidades en el consumidor).
Según Erich Fromm “el hombre define su humanidad en función a la sociedad en que pertenece”
y se basa en una regla que dice que, un tipo de sociedad genera un tipo de hombre.

Entonces; ¿cuál es nuestra sociedad actual?, ¿y el tipo de hombre? Zygmount Bauman plantea
que en la actualidad, la formación que brinda la sociedad contemporánea está dictada ante todo
por el deber de cumplir la función de consumidor. Nuestra sociedad nos educa, para volvernos
hombres consumidores, a diferencia de la sociedad anterior que se educaba a los hombres para
netamente producir. Lo que generaba que el hombre producía mundo, en cambio ahora hoy en
día el hombre consume mundo.

Un hombre consumidor tiene como actividad fundamental el consumo ya que su vida puede
llevarse a cabo solo si se consume. Este hombre “se reduce a la simple capacidad de consumo”,
lo que se genera es que esta capacidad de consumir se llevará a su máxima capacidad, intentará
amplificarla lo máximo posible. “Que se consuma lo más posible en el menor tiempo posible”.
“De no consumir no se puede ser, y para ser hay que consumir”. Y por último el rasgo
fundamental del hombre consumidor es que tiene nula, atrofiada, sin uso la capacidad de crear.
Ya que es solamente un pasivo receptor, solo recibe lo que se le impone hoy, lo que a la sociedad
que pertenece le impone, que se llama SOCIEDAD DE CONSUMO.

Para Paul Ekins (1991: 244), sociedad de consumo es “aquella en la que la posesión y el uso de
un número y variedad creciente de bienes y servicios constituyen la principal aspiración de la
cultura y se perciben como el camino más seguro para la felicidad personal, el estatus social y el
éxito nacional”. En palabras de Adela Cortina (2002: 65), “la que ha dado en llamarse ‘sociedad
consumista’ porque en ella el consumo es la dinámica central de la vida social, y muy
especialmente el consumo de mercancías no necesarias para la supervivencia”.

5. ODIO Y VIOLENCIA.
El odio es exactamente lo contrario al amor, si éste es el deseo de unión con el otro, el odio es el
rechazo del otro. En el amor buscamos ayudar al otro a alcanzar su bienestar, cuando sentimos
odio deseamos el daño a la otra persona.

El amor es un sentimiento activo que nos llama a actuar a favor de alguien, mientras que el odio
es pasivo, se relaciona con estar hartos o hastiados de alguien. Es normal experimentar
sentimientos de odio en ocasiones, pero es preciso detectarlo y moderarlo para evitar que ese
rechazo se convierta en violencia, pues ésta resulta perjudicial, tanto para el agresor como para el
agredido.

Cuando se desata una actitud violenta, el agredido buscará defenderse, por lo que se genera un
círculo vicioso que gradualmente incrementa su intensidad La violencia entre ciudadanos se
genera normalmente cuando existen recursos y oportunidades limitadas provocando la
competencia entre individuos. También se ha defendido que, en el mundo moderno, donde los
individuos deben realizar una serie de trámites para obtener un documento que los identifique
frente a los demás, la identidad se ha reducido a un número, a un sello en un papel. Esta
despersonalización del individuo produce violencia por dos razones: primero, porque, es más fácil
comportarse violentamente siendo un número de registro antes que un rostro, y segundo, porque
invita a protestar ante el despojo de la individualidad. En cualquier caso, el Estado es el
responsable de regular y limitar la violencia en una sociedad. Éste debe procurar condiciones de
justicia que minimicen los enfrentamientos entre ciudadanos y asegurar la disponibilidad de
canales adecuados para escuchar las sugerencias e inquietudes de todos.

ACTITUDES DEL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD

Para iniciar, reflexiona

Los humanos somos seres comunitarios y necesitamos de los otros para definir nuestra propia
individualidad. Si te pones a pensar, realmente no podrías considerarte como individuo si no
pudieras diferenciar lo que eres de lo que son los otros. por ejemplo, hay ocasiones en que estás
escuchando música y no te das cuenta de que el volumen es muy alto y puede molestar a las
personas que te rodean. En este caso tu derecho a escuchar música no puede atropellar el derecho
de los demás a estar tranquilos, y claro que el derecho de otros a estar tranquilos no debe impedir
que escuches música. Para decir “yo” es necesario poder decir “tú”, por esto, es una actividad
indispensable de la ética explorar las interacciones que se generan entre los integrantes de una
sociedad. ¿cómo debemos mediar nuestro comportamiento para que podamos ejercer todos
nuestros derechos?

1. LA RESPONSABILIDAD CON EL OTRO Y EL COMPROMISO

Entonces mientras no haya reconocimiento de la responsabilidad con el semejante, lo que hay


es goce del semejante, al reducir a éste a la condición de objeto, de cualquier tipo, bien sea de
asistencia, de dominio, etc., pero donde se borran los ideales colectivos, y se actúa bajo el
egoísmo y la inhumanidad.

Parece que el compromiso social está devaluado. Hay poca predicación en favor del compromiso
y mucha exaltación del refugio hedonista de la individualidad. El yo vence la partida y el
desinterés generoso y constante invade la sociedad. El individuo sólo sale de su zona de confort
individual movilizado para grandes campañas mediáticas que pretenden conmover ante crisis de
humanidad. Un día son los refugiados deambulando por Europa, el otro los damnificados de un
desastre natural, más adelante, cuando las fiestas navideñas asoman las maratones solidarias,
hacen rascarse el bolsillo y las colectas de alimentos nos recuerdan que en nuestra sociedad hay
gente que pasa hambre. ¿Qué pasa el resto de días?, ¿no es necesaria la compasión ante el dolor
de los demás? ¿No hay que invertir esfuerzos personales para aliviar el sufrimiento de los demás?
2. SOLIDARIDAD Y EL AMOR

La Solidaridad es uno de los valores por excelencia, porque se define como la colaboración mutua
en las personas, sobre todo cuando se encuentran en momentos difícil que no se les resulta fácil
salir.

Escuchamos a diario la palabra solidaridad en todas partes: en la radio, en la televisión, en el


periódico, pronunciada por persona de alto estatus social, por la ONG y otras instituciones. Pero
es simple pantalla, no se trata de sustantivo, de palabreríos, sino de verbo, del hecho, de sentir
con mi prójimo, de tenderle una mano amiga a quien lo necesita.

La solidaridad no consiste solo en ayudar o colaborar con mi amigo que siempre está a mi lado,
que me apoya en mis momentos difíciles y que siempre me da su mano amiga, sino también aquel
que no conozco, ese que no le importó, pero que tal vez necesita de quien se solidarice con él.
San juan mismo en su primera carta nos dice: quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede
amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame
también a su hermano.

No hay mayor ejemplo de solidaridad que la parábola del buen Samaritano (Lucas 10, 25-37),
donde presenta a este personaje de samaria que se compadece de este hombre que encuentra tirado
en el camino, a quien le ayuda sin importar que fuera un desconocido e incluso un extranjero. Qué
bonita fuera la convivencia humana en nuestra sociedad si todos actuaríamos como este
samaritano, pero lamentablemente entramos en un individualismo y nos comportamos como el
sacerdote y el levita, preocupados solo por nosotros mismos, por quedar bien con los demás, por
el vivir bien yo y quedando olvidado el prójimo.

El amor, entendido como el deseo de unión, es algo que experimentamos todos los seres humanos.
La expresión ética de este amor es la solidaridad, que se muestra como cooperación o ayuda
voluntaria a las necesidades de las demás personas. Para experimentar este deseo de ayudar,
debemos primero reconocernos como iguales, todos somos mujeres y hombres insertados en el
mundo y gran parte de nuestras circunstancias no fueron decididas por nosotros.

Nuestras características físicas no dependen de nosotros, no es mérito ni fracaso nuestro ser más
altos o más bajos, rubios o morenos, tener dos piernas que funcionan o contar con alguna
discapacidad, es más, ni siquiera escogemos nuestro nombre.

Reconocernos como personas que pueden necesitar ayuda, nos empuja a sentir empatía por una
persona en desgracia y desear acercarnos a ella para ayudarla.
3. SOBRIEDAD.

La virtud de la Sobriedad permite a la persona que la vive distinguir entre lo que es razonable y
lo que es inmoderado, y utiliza sus cinco sentidos, su tiempo, su dinero y sus esfuerzos de acuerdo
a criterios rectos y verdaderos. El que no vive esta virtud se deja esclavizar por los cinco sentidos
(la visión, el tacto, el oído, el gusto y el olfato) y se deja arrastrar por el uso del tiempo según sus
caprichos. Usa su dinero no para la adquisición de las cosas necesarias para la vida, sino que lo
despilfarra para satisfacer sus apetitos egoístas; realiza esfuerzos para lograr, también, satisfacer
sus deseos de placer y de vanidad.

En la sociedad de consumo de hoy en día, el valor de la sobriedad es especialmente importante.


La persona sobria, que no está atenazada por sus caprichos y ficticias “necesidades”, es más libre
y dueña de sí. La sobriedad supone poner armonía y orden en los deseos. Hoy día se está
hablando mucho de la necesidad -cierta- de educar para el consumo adecuado. Pues bien, la
más acertada “educación del consumidor” consiste en ayudar a los hijos a adquirir la virtud de
la sobriedad. En estas edades se puede centrar la atención en los caprichos, deseos transitorios
y superficiales, sin justificación, no cediendo ante ellos y desarrollando el autodominio de los
hijos, de modo que sean capaces de colocarse por encima de los deseos insatisfechos y de las
apetencias. Las personas sobrias están más preparadas para soportar carencias y para superar
las inevitables pequeñas frustraciones de la vida.

4. ALTRUISMO, EGOÍSMO E INDIVIDUALISMO


El egoísmo y el altruismo son elementos presentes en el individuo y son contrarios entre sí. En
tanto el egoísmo corresponde al cuidado del “Yo” (ego), el altruismo procura el bienestar del “Tú”
(alter/otro). Podemos decir que son elementos contrarios, pero complementarios, pues la
comunidad necesita que el individuo se ocupe de ambas partes; es decir, de sí mismo y de los
demás.

Hay grados en los que el egoísmo es sano, por ejemplo, lo es en la medida que las personas puedan
satisfacer sus necesidades y contar con salud para brindar lo mejor a la comunidad, y grados en
los que es dañino, en el caso de un sujeto que decida robar a otro para conseguir algún bien que
desea. En otras palabras, el egoísmo sano busca preservarse para compartir el bien y el dañino
busca acaparar todos los bienes para sí mismo.

Del mismo modo en que ocurre con el egoísmo, existe un altruismo sano y uno dañino. La forma
sana del altruismo es buscar el respeto conjunto de las libertades de todos los individuos para que
puedan desarrollarse y crecer conjuntamente. La forma negativa del altruismo ocurre cuando una
persona toma el lugar de víctima, donde sus necesidades y derechos son ignorados para respetar
sólo los de los demás. Este último modo de altruismo se opone a la condición de libertad y fomenta
una dinámica de abuso y de no respeto. Como ves no es un problema fácil, no podemos simplificar
el razonamiento a “el altruismo es bueno” y “el egoísmo es malo”; para decirlo con otras palabras,
un acto altruista no es bueno por sí mismo. Tomemos el ejemplo de una madre que no permite
hacer ningún esfuerzo a de su hijo y le soluciona absolutamente todas sus necesidades sin importar
nada; de pronto esto empata con nuestra noción de “buena madre” lo cual es socialmente
aceptado; por otro lado, podríamos preguntar, ¿en qué medida este altruismo extremo hace bien
al niño? ¿Cómo aprenderá el niño a crear juicios de valor?

Fuente:
Munguía, R. (2015) Ética y valores II. Argentina. Secretaría de Educación Pública

http://es.catholic.net/op/articulos/60471/cat/604/compromiso-contra-la-indiferencia.html#

https://apli.info/2008/03/12/la-sobriedad/

http://www.seminariosantotomasdeaquino.com/noticias/153-solidaridadeindividualismo

http://es.catholic.net/op/articulos/12292/cat/475/el-problema-del-relativismo-moral-
contemporaneo.html#modal

http://forumvida.org/sociedad/la-problematica-del-relativismo-moral

https://ucu.edu.uy/sites/default/files/facultad/dcsp/Concurso_2015/049_sociedad_consumista_c
onsumo_USAR_ESTE.pdf

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