Está en la página 1de 7

La vida es breve: La vida es sueño

Ysla Campbell

Uno de los principios indicadores de esta obra1 es su título, pues introdu-


ce al lector en el mundo imaginario —lo cual evidentemente no significa
que esté alejada del pensamiento de la época, ni mucho menos—, que de-
sarrolla.
El estudio del sueño en esta tragedia nos conduce a considerar, por
lo menos, dos funciones distintas: una como recurso de anticipación dra-
mática de sucesos negativos, como presagio; y otra comparativa, en el
sentido de la fugacidad, de la brevedad de la existencia.
En la primera función tenemos, por ejemplo, el caso de Clorilene,
madre de Segismundo, quien «...infinitas veces, / entre ideas y delirios
/ del sueño, vio que rompía / sus entrañas atrevido / un monstruo en for-
ma de hombre...» (vv. 668-672), que le provoca la muerte en el instan-
te del nacimiento. Asimismo podemos observar en otras obras una si-
tuación similar. En la tragedia Los cabellos de Absalón2, por sólo citar
una obra, el rey David ve en sueños a su hijo Absalón dándole muerte
y atacando Jerusalén; esta segunda parte del sueño se realiza momentos
después de que el rey despierta ante Salomón. Es preciso considerar que
en las tragedias de Séneca encontramos el uso del sueño como vatici-
nio, cosa que ocurre con Popea, quien tiene una premonición nocturna
mientras duerme3.
Esto significa que el subconsciente es capaz de prevenir a los per-
sonajes, respecto a hechos futuros, a través del sueño. Amén de la lec-
tura del horóscopo, el sueño cumple con una función dramática que aler-
ta tanto al personaje como al espectador sobre los acontecimientos
trágicos. De ahí que, dramatúrgicamente, la representación de estas es-
cenas requiera de un tratamiento especial.
Por otro lado, nos encontramos con el establecimiento del símil en-
tre la brevedad de la existencia y lo efímero del sueño. La historia de

Calderón de la Barca, Pedro, La vida es sueño, ed. José María Ruano de la Haza,
Madrid, Castalia, 1994. En adelante citaré el número de versos en el texto.
Calderón de la Barca, Pedro, Los cabellos de Absalón, ed. Evangelina Rodríguez
Cuadros, Madrid, Espasa-Calpe, 1989.
Luque Moreno, Jesús, ed., trad. y notas, Octavia, Tragedias, Madrid, Gredos, Ia ri.,
1988, t. II, pp. 713-739.

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
430 Ysla Campbell

Rosaura y su petición solicitada a Segismundo liberado conducen al pro-


tagonista a tomar conciencia de los sucesos ocurridos en palacio. No
obstante, lo volátil de los mismos lo lleva a establecer una comparación
entre éstos y el sueño en la que encontramos una influencia textual di-
recta de la tragedia de Séneca. De ahí que transcriba fragmentos de las
famosas décimas:

Sueña el rey que es rey, y vive


con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe
y en cenizas le convierte
la muerte: ¡desdicha fuerte! [...]
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza;
sueña el que afana y pretende;
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende... (vv. 2158-2177).

Este citado soliloquio hunde sus raíces más profundas en la tragedia


de Séneca Hércules loco, donde se dice:

Rinde aquél culto a los soberbios pórticos


y a las hurañas puertas de los reyes, sin conciliar el sueño.
Este otro las riquezas su felicidad,
contempla sin descanso, boquiabierto ante tales tesoros
y pobre en medio de un montón de oro.
A aquél lo arrastra su popularidad
y el vulgo más voluble que las olas,
levantándolo hinchado con su frivolo soplo.
Este trafica entre airados debates del clamoroso foro
y alquila sin escrúpulos su ira y sus palabras.
De pocos es amiga una quietud sin angustias:
son ecos que acordándose de lo veloz del tiempo
intentan regresar unos momentos
que nunca han de volver; mientras dejen los hados,
vivid alegres; se apresura la vida
en rápida carrera y volando los días
hacen girar la rueda del año que se precipita [...]

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
La vida es breve: La vida es sueño 431

las Parcas llegan en su justo momento.


Nadie queda eximido de esa orden,
nadie puede aplazar lo que está escrito...4

La influencia textual del estoico cordobés es bastante nítida: el sue-


ño del rey o de quien se pone a sus plantas, la riqueza, la vanagloria,
las pasiones, se encuentran en ambos textos, casi en el mismo orden y
con un sentido comparable, como circunstancias externas al individuo
que se deja arrastrar por ellas sin contemplar que son efímeras y que la
existencia es algo más profundo. Finalmente, el destino de cualquier ser
humano, vicioso o virtuoso, rey o plebeyo, es la muerte. De tal forma,
la acción y el pensamiento de Segismundo se producen con base a la
consideración de que la vida se pasa en sueños. Las grandezas materia-
les (la majestad, el poder y la riqueza) son para el personaje «Fantásticas
ilusiones / que al soplo menos ligero / del aura han de deshacerse» (vv.
2328-2330). Ante ellas se afirma el paso de la conciencia: «...ya os co-
nozco, ya os conozco, / y sé que pasa lo mesmo / con cualquiera que se
duerme» (vv. 2338-2340). Este reconocimiento nos recuerda una de las
máximas de Epicteto, quien aconseja que frente a una idea perturbado-
ra se responda: «Te conozco: Eres un puro engaño y no lo pareces»5.
Séneca sostiene una concepción similar sobre el sueño: «Los naturales
indolentes, que han de estar inclinados al sueño o a una vigilia muy se-
mejante al sueño, están compuestos de elementos inertes...»6. Justo
Lipsio afirma que «Sueño o sombra es el hombre»7. Ahora bien, la com-
paración entre lo efímero de las dichas terrenales y el sueño se encuen-
tra también en el pensamiento de los moralistas españoles de los siglos
xvi y XVII. Proveniente de una tradición bíblica del Antiguo Testamento,
la historia de Job sirve a Rivadeneira, fuente directa de Calderón en La
cisma de Inglaterra, para explicar la concepción de la vida como sue-
ño. Dice Job: «Rico se acuesta, pero por última vez; Abrirá sus ojos y
nada tendrá (27: 19)8». La explicación de Rivadeneira sobre el texto an-
terior ayuda a entender el concepto de la época sobre el título de la obra
de Calderón que estudiamos:

4 Séneca, op. cit. (nota 3), t. I, p. 129.


5 Manual y Máximas, México, Porrúa, 1975, 7, p. 21.
6 Gallegos Rocafull, José M.a, inte., trad. y notas, De la Providencia, Tratados mora-
les, México, UNAM, 1946, t. II, VI [I], p. 261.
7 Baptista Mesa, Juan, trad., Libro de la Constancia, Sevilla, 1616, p. 46 (BN Madrid,
R. 19024).
8 El texto citado por Rivadeneira varía un poco en su traducción, pero en esencia sig-
nifica lo mismo: «El rico cuando durmiere no llevará nada consigo; abrirá sus ojos,
y nada tendrá».

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
432 - Ysla Campbell

En las cuales palabras nos da á entender dos cosas. La primera


que toda esta vida es un sueño, y que los que poseen muchas ri-
quezas y grandes bienes y se tienen por ricos, realmente no lo
son, sino que sueñan que son ricos. Deléitanse en las riquezas
que sueñan qué tienen, y en despertando á la hora de la muerte,
se hallan pobres [...] cuando duerme y muere el cuerpo en la se-
pultura, entonces se abren los ojos del alma, para ver y conocer
que todas las cosas deste mundo son una representación y vana
figura9.

Palabras muy similares encontramos en san Juan Crisóstomo, ante-


riormente citado por Rivadeneira: «Todas las cosas de esta vida son
como una sombra ó sueño, y por eso debemos mirar y esperar las de la
otra»10. En palabras de nuestro jesuita: «...todas las cosas humanas son
como un poco de arre ó sueño, y que desaparecen como humo y se des-
hacen como espuma, y pasan como sombra... 11 ». Tales ideas sobre la
vida las encontramos en otros pensadores españoles. En 1603, Francisco
de Valles, perteneciente a un círculo de letrados de ideas reformistas,
sostiene que «...las monarquías, las privancas, y las riquezas passan en
sueños, y son como heno»12.
Dichas concepciones se encuentran, pues, en la mentalidad y el am-
biente de la época. De tal suerte, no es extraño hallarlas en las repre-
sentaciones y en los textos dramáticos. Lo fugaz de la existencia y la
escasa importancia del mundo material llevan a Segismundo a la con-
clusión de desear obrar bien (v. 2400), con lo que inicia el arduo pro-
ceso de vencerse a sí mismo (v. 3258). La situación más conflictiva para
el protagonista es la atracción por Rosaura —de ahí que la función dra-
mática de ésta sea esencial—,13 sin embargo, sostiene una lucha interna
y elabora un juicio:

9 Tratado de la tribulación, en Obras escogidas del Padre Pedro de Rivadeneira,


Madrid, BAE, 1927, t. 60, p. 389.
10 Rivadeneira, op. cit. (nota 9), p. 373.
11 Rivadeneira, op. cit. (nota 9), p. 374.
12 Cartas familiares de moralidad, Madrid, 1603, fol. 75 (BN Madrid, 2/68305).
13 No estoy de acuerdo con las consideraciones críticas de don Marcelino Menéndez y
Pelayo ni con las de Enrique Rull respecto a la función dramática desigual de Rosaura.
Cfr. «Calderón y su teatro», en Estudios y discursos de crítica literaria, Madrid,
1941, t. III, apud Enrique Rull, «Estudio preliminar» a su edición de La vida es sue-
ño, Madrid, Alhambra Longman, 1995, p. 24. Véase mi estudio «Rosaura, la repre-
sentación antitética de la virtud en La vida es sueño», de próxima aparición en el
Homenaje a Augustin Redondo, Université de la Sorbonne Nouvelle.

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
La vida es breve: La vida es sueño 433

...si se
que es el gusto llama hermosa
que le convierte en cenizas
cualquiera viento que sopla,
acudamos a lo eterno,
que es la fama vividora
donde ni duermen las dichas
ni las grandezas reposan (vv. 2978-2985).

Versos que, invariablemente, nos recuerdan algunas concepciones


axiológicas de Séneca: «...el verdadero bien, la virtud y la sabiduría,
ese no muere, es duradero, es eterno: único bien inmortal de que gozan
los mortales»14. Lo material era considerado por los estoicos como ser-
vil y despreciable por no estar en manos del individuo. Dice Epicteto:

Hay ciertas cosas que dependen de nosotros mismos, como nues-


tros juicios, nuestras tendencias, nuestros deseos y aversiones y,
en una palabra, todas nuestras operaciones. Otras hay también
que no dependen, como el cuerpo, las riquezas, la reputación, el
poder, en una palabra, todo aquello que no es de nuestra opera-
ción15.

De tal forma, para Segismundo el hecho de comprobar la facilidad


con la que gira la rueda de la fortuna, lo transitorio del mundo, aunque
no se dé cuenta exacta de lo ocurrido, le permite concebir los bienes te-
rrenales y la moral utilitaria como factores de escaso valor; de ahí que
sean elementos decisivos en su transformación hacia la virtud.
En primer término y a lo largo del texto, en toda la representación, el
espectador escucha asociaciones constantes entre la vida y la muerte:
Rosaura define al protagonista como «vivo cadáver» (v. 94); éste consi-
dera la torre como «cuna y sepulcro» (v. 194), y de sí mismo expresa:
«siendo un esqueleto vivo / siendo un animado muerto» (vv. 201-202);
Clotaldo le dice: «antes de nacer moriste» (v. 321); Basilio define el em-
barazo como «sepulcro vivo / de su vientre, porque el nacer / y el morir
son parecidos» (vv. 665-667); respecto a la pócima afirma que deja a
quien la toma «vivo cadáver» (v. 998); Clarín habla de la experiencia de
Segismundo en el palacio y la define como «una sombra de la vida / y
una llama de la muerte» (vv. 2026-2027); el mismo gracioso, refiriéndo-
se a su apetito, dice que vino a «morir viviendo» (v. 2194); ante la re-

14 «Es más fuerte el ánimo que la fortuna», en Fernández de Navarrete, Pedro y


Estevanez, Nicolás, trads. Tratadosfilosóficos.Cartas, México, Porrúa, 1992, p. 195.
15 Epicteto, op. cit. (nota 5), p. 3.

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
434 Ysla Campbell

belión popular, Estrella detalla la situación: «cada edificio es un sepul-


cro altivo / cada soldado un esqueleto vivo» (vv. 2474-2475).
El uso frecuente del oxímoron por parte de Rosaura, Segismundo,
Basilio, Clarín y Estrella prepara al espectador para que se establezca
una relación íntima entre la vida y la muerte, entre el nacer y el pere-
cer, entre el sueño y lo transitorio de la existencia. Dicha comunión se
aplica tanto a personas como a objetos, pues éstos se encuentran en un
ciclo donde el hombre se halla fatalmente condenado desde su naci-
miento, y lo refuerzan. «Todo lo que ha empezado acabará también»,
indica Séneca en su Consolación a Polibio16, y con ello se refiere no
sólo al fin del individuo y de todo lo existente en la Tierra, sino tam-
bién en el universo. Al respecto resulta interesante saber que Justo Lipsio
considera que «...todas las cosas passan en esta fatal rueda del nacer, y
el perecer, y solo puede auer en esta maquina del mundo, alguna cosa
de larga edad, pero ninguna eterna»17. Aquí es preciso recordar que el
mismo Lipsio nos ha dicho con anterioridad:

.. .este mismo año salió vn cometa, q claramente se via crecer, y


menguar, y vimos (cosa dificultosa de creer) como en el mismo
cielo puede nacer algo, y morir...18

En La vida es sueño Calderón también alude a los cometas; Astolfo


habla de los ojos de Estrella y los compara con estos astros: «Bien, al
ver los excelentes/ rayos que fueron cometas...» (vv. 475-476); y.
Clotaldo opina respecto al águila caudalosa «que, despreciando la esfe-
ra / del viento, pasaba a ser, / en las regiones supremas / del fuego, rayo
de pluma / o desasido cometa» (vv. 1039-1043). Así, dentro del pensa-
miento calderoniano representado en esta obra, también se encuentra una
concepción —si bien simbiótica— del cosmos en su conjunto19. En el
primer caso, salta a la vista el carácter transitorio del cometa que en la
concepción de la época significaba «mutaciones de reinos», en palabras

16 Mariné Isidro, Juan, trad., introd. y notas, Consolaciones a Marcia, a su madre Helvia
y a Polibio. Apocolocintosis, Madrid, Gredos, 1996, p. 127.
17 Lipsio, op. cit. (nota 7), p. 44.
18 Ibíd., p. 41.
19 El desasido cometa al que alude Calderón nos recuerda las ideas, basadas en la ob-
servación, de Tycho Brahe respecto a la trayectoria de un cometa. Esto cuestiona la
existencia de esferas cristalinas de las que hablaba Ptolomeo, y contradice la propia
concepción del rey Basilio cuando señala: «Esos círculos de nieve, / esos doseles de
vidrio, / que el sol ilumina a rayos, / que parte la luna a giros; / esos orbes de dia-
mantes, / esos globos cristalinos, / que las estrellas adornan / y que campean los sig-
nos, / son el estudio mayor de mis años...» (vv. 624-633).

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»
La vida es breve: La vida es sueño 435

de Alejo Venegas20; en el segundo, la evolución de las concepciones as-


tronómicas en el siglo xvn. Lo que en otros períodos pudo concebirse
como algo inmutable, ha sufrido una metamorfosis. La idea de la pe-
rennidad de las cosas conlleva a un pensamiento y una actitud distintos
frente al mundo21.
De este modo la cadena entre la vida y la muerte nunca se rompe,
ya que al presentarse tanto en el macrocosmos como en el microcosmos
recuerda lo transitorio del mundo y la inexorabilidad del destino a quie-
nes permanecen vivos. De ahí lo verosímil de la reacción del rey Basilio
cuando exclama ante el cuerpo malherido de Clarín: «Mirad que vais a
morir, / si está de Dios que muráis» (vv. 3096-3097).
En conclusión, el sueño, para Calderón, tiene una doble función: so-
ñar como aviso de un suceso fatal, y dentro de la misma negatividad y
la misma forma de poner en alerta al individuo, la comparación con lo
fugaz de la existencia humana. De tal suerte, esta obra de Calderón es
una metáfora de la vida en la que, dada su brevedad —equiparada con
la acción volátil del soñar—, los factores materiales y las necesidades
artificialmente creadas por el hombre se vuelven superficiales y por tan-
to, innecesarias. La profundidad de la vida se encuentra ligada a los va-
lores morales, tal como postula el estoicismo básicamente representado
por Séneca. Lo demás se reduce a meros factores externos que en nada
varían el destino fatal de hombre y por ello, lo efímero de su paso por
el mundo.

20 Véase la nota al. v. 276 de la edición de Ruano de la Haza de La vida es sueño (nota 1).
21 Véase mi artículo «Ideología y ciencia en La vida es sueño», en Campbell, Ysla, ed.,
El escritor y la escena VIL Dramaturgia e ideología (Actas de la Asociación
Internacional de Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro, Almería 25 de
marzo de 1998), Ciudad Juárez, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1999, pp.
79-85.

AISO. Actas VI (2002). Ysla CAMPBELL. La vida es breve: «La vida es sueño»

También podría gustarte