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Cuadernillo curso de teoría política marxista

1.-Las fuentes teóricas del marxismo y conceptos centrales:

1.1.- Reseña biográfica

Carlos Enrique Marx (en adelante M) 1818 (Prusia) – 1883 (Inglaterra)

Intelectual y militante comunista europeo, proveniente de una familia de clase media acomodada
de judíos conversos. Padre del socialismo científico, el materialismo histórico, el comunismo
moderno, el marxismo y uno de los fundadores de la ciencia social moderna.

Federico Engels 1820 (Prusia) – 1895 (Inglaterra)

Intelectual, empresario acaudalado y militante comunista europeo, principal colaborador y amigo


de Marx. Fue su albacea1 (teórico, no oficial), además del principal traductor y editor de su obra.
Organizador de la II internacional. Encargado de la publicación de la obra principal del Marxismo:
El Capital. Padre del materialismo dialectico.

En el marco de la ciencia general se les reconoce el mérito de participar en el proceso de


ampliación del terreno de esta hacia los procesos sociales, siendo partes dela fundación de la
ciencia social. En conjunto, plantean la existencia de regularidades (leyes) del desarrollo social y
del devenir histórico humano, susceptibles de ser comprendidas racionalmente. Desde este punto
de vista se posicionan en contra del teísmo (no deísmo)2, determinismo, idealismo y
voluntarismo.

1.2.- Las fuentes teóricas del marxismo

Lo que sigue corresponde a las fuentes del pensamiento de M según el texto de Lenin (en adelante
L); “Tres fuentes y tres partes integrantes del Marxismo”, el cual cumplía un objeto pedagógico
para la militancia obrera y debe ser comprendido en ese sentido como una guía de las fuentes
principales de la elaboración conceptual de M y no como la condensación de todos los
antecedentes en los que basa su filosofía, evidentemente demasiado bastos para ser presentados
de forma condensada.

 La filosofía clásica alemana:

Comprende la corriente de pensamiento idealista, iniciada en el siglo 17 por Immanuel Kant,


considerado uno de los filósofos más importantes de la filosofía occidental, quien desarrolla un
profundo planteamiento en torno al problema del conocimiento, las formas de conocer la realidad
y lo que existe en ella. En este sentido, tomó partido por una postura racionalista que defiende la
capacidad del ser humano sensible de conocer y comprender el mundo a través de su razón.

1
Albacea: 1. m. y f. Persona encargada por el testador o por el juez de cumplir la última voluntad del
fallecido, custodiando sus bienes y dándoles el destino que corresponde según la herencia. (RAE)
2
Teísmo: 1. m. Creencia en un dios como ser superior, creador del mundo. (RAE). Deísmo: 1. m. Doctrina
que reconoce un dios como autor de la naturaleza, pero sin admitir revelación ni culto externo. (RAE)

1
Esta corriente de pensamiento, en palabras de Engels, tiene su remate en la filosofía hegeliana,
donde alcanza su punto culmine en la formulación del método dialectico moderno, que consagra
la relatividad de todo conocimiento humano y la tesis más radical formulada alguna vez en la
historia del pensamiento: “todo lo que existe merece perecer”3 (Capítulo I, Ludwig Feuerbach y
el fin de la filosofía clásica alemana - Engels).

Al portento4 teórico de la dialéctica se le suma la continuación, desarrollada por Feuerbach, del


pensamiento revolucionario francés; el materialismo, tendencia filosófica desarrollada en el seno
de la revolución burguesa que echó por tierra el feudalismo y su sistema de dominación
ideológico: la religión reaccionaria. Feuerbach hace suyo el materialismo, pero lo concibe de forma
unilateral, aún metafísica5. Será la tarea de Marx y Engels la de llevar adelante la fusión de estas
dos corrientes filosóficas, limpiando la dialéctica hegeliana de sus elementos metafísicos mediante
el materialismo, a la vez que se nutre a este último a través de la teoría de la contradicción y el
movimiento propia de la dialéctica hegeliana.

 La economía política inglesa:

Comprende los cimientos del pensamiento económico moderno y el inicio de la economía como
disciplina de las ciencias sociales, tal como la conocemos hoy. Se sustenta en los estudios de Adam
Smith y David Ricardo (principalmente) sobre el desarrollo del capitalismo en Inglaterra, quienes
consideraban que el valor tenía 3 pilares: la tierra, el trabajo y el capital. M descubre que tanto la
tierra como el capital son, en tanto factores económicos, consecuencias derivadas del trabajo y
deduce que mientras que el trabajo es capaz de reproducirse a sí mismo, tanto la tierra como el
capital requieren del trabajo para poder reproducirse, por tanto, sólo en el trabajo se encuentra la
verdadera esencia del valor, así nace la teoría marxista del valor-trabajo.

Donde los economistas burgueses veían relaciones entre productos, M descubre relaciones entre
personas y desarrolla las piedras angulares de su crítica de la economía capitalista: la plusvalía
(como principio de la explotación) y el fetichismo de la mercancía (como principio de la
alienación).

Considero pertinente a continuación definir algunos de los conceptos comentados:

Teoría marxista del valor-trabajo: En la sociedad capitalista el valor de las mercancías se


determina por la cantidad de tiempo socialmente necesario para producirlas. De aquí se sigue que
si tengo una mercancía que demora 1 hora en ser producida (por ejemplo 1 pantalón) y otra que
demora 4 horas (ej: 1 reloj), entonces 4 pantalones equivalen en valor a 1 reloj.

3
Frase que corresponde a una cita de la novela “Fausto” del poeta alemán Goethe (a la sazón, favorito de
Marx). La frase completa es la siguiente: "Yo (Mefistófeles) soy el espíritu que siempre niega. Y con razón,
pues todo cuanto existe merece perecer; por lo que sería mejor que nada hubiese. De suerte, pues, que
todo eso que llamáis pecado, destrucción, en una palabra: el mal, es mi verdadero elemento" (primera
parte, escena tercera).
4
Portento: 1.Persona, cosa o hecho que produce admiración por tener cualidades excepcionales o por
sobresalir dentro de los de su género. (Oxford Languages)
5
Metafísica: Del griego “μετὰφυσικά”, literalmente “más allá de la física”. Corresponde a una escuela
filosófica que se caracteriza por el estudio de lo inmaterial, de aquello que está más allá de las capacidades
cognitivas del ser humano, en este sentido, el marxismo la considera una mera lógica especulativa. Sus
problemas de estudio son dios, el espíritu, la esencia del hombre, el sentido intrínseco de la existencia, etc.

2
Advierto que en el ejemplo anterior, cuando hablamos de equivalencia de valor entre distintas
mercancías no nos referimos al precio monetario que tendrá finalmente cada una de estas
mercancías, sino a la cantidad de valor que en dicho precio se realiza por sobre los costos de
producción, el valor agregado por el trabajo. Prosigamos con el ejemplo anterior

Decimos que la mercancía a (pantalón) y la mercancía b (reloj) tienen una sustancia de valor
equivalente en una relación de 4 es a 1, o sea, que la mercancía a posee ¼ de sustancia de valor
equivalente respecto a la mercancía b, que esta a su vez posee 4 veces la misma cantidad que a,
etc. Ahora bien, como indiqué recién, es posible que, a pesar de esta equivalencia de valor, los
precios difieran y así podría ser que 4 unidades de a tuvieran un precio combinado de $ 20.000 ($
5.000 c/u), mientras que una unidad de b expresara un precio de $ 15.000, o sea, la unidad de a
tienen un precio de 1/3 respecto del precio monetario de b y no de ¼ como podríamos suponer,
lo cual parece una refutación de todo lo recientemente expuesto y sin los antecedentes
adecuados, se nos presenta como una paradoja irresoluble. Pues bien, miremos estos
antecedentes necesarios.

Los componentes del precio de una mercancía son dos: el aporte del capital fijo invertido en su
producción (máquinas, herramientas, materias primas, etc.), el cual es traspasado íntegramente al
producto, y el capital variable o lo que es lo mismo, el gasto en trabajo humano. En este último
componente es dónde encontramos la creación de valor (y donde se haya la ganancia del
capitalista), de manera tal que mientras que el capital fijo sólo expresa su fracción de valor en el
precio, considerando el desgaste de herramientas, arriendo de edificios, consumo de materiales,
etcétera, que es gastado en la producción de la mercancía, sin añadir nuevo valor, es el trabajo
humano el que genera la sustancia de valor nueva, el que añade a la materia del producto un
nuevo valor, superior al total de valor invertido en su producción. De esta suerte podemos
entender que la diferencia de precios entre 4 unidades de a y 1 unidad de b implican sólo la
divergencia entre el porcentaje dinerario que en su precio aportan los gastos fijos en materiales y
equipos, mientras que la cantidad de valor aportada por el trabajo a cada uno de los productos
permanece inalterada, de manera tal que aun cuando los precios sean distintos, la ganancia en
dinero que obtiene el capitalista por la venta de 4 unidades de a es idéntica a la ganancia por la
venta de 1 unidad de b, descontado el porcentaje de dinero expresado en el precio que
corresponde al capital fijo invertido.

Luego, cuando hablamos del tiempo socialmente necesario, entendemos que este no es un factor
fijo, sino más bien, está determinado por el desarrollo de las fuerzas productivas, por el grado de
desarrollo tecnológico y por las relaciones de producción propias de cada sociedad, de manera tal
que, se entiende que no es que el trabajo genere valor por sí mismo, como tampoco es cierto que
todo producto es mercancía en sí mismo, sino que, tal como en una determinada relación social,
una manzana deja de ser sólo una manzana para ser, además, una mercancía, así también, el
trabajo humanamente invertido en producirla no pone inmediatamente un precio sobre la carne
del fruto como sucede, por ejemplo, en una familia que posee un árbol de manzanas en su jardín
destinado al consumo familiar, del cual se goza en común, sin existir relaciones de intercambio.

Para finalizar, debemos puntualizar además que el valor que se deriva del tiempo socialmente
necesario para la producción de una mercancía en particular, no se define por el tiempo que
demora un solo productor privado en producir tal mercancía, sino por la suma general, indistinta,

3
de los tiempos invertidos por todos los productores privados en la fabricación del mismo
producto, promediados en un tiempo medio común, en virtud de las leyes de la competencia.
Continuando con el ejemplo de la manzana, sabemos que el precio de una manzana cambia entre
un productor y otro o entre distintos vendedores, sin embargo, debe respetarse siempre un
margen para ser viable (a todos nos parecería absurdo pagar $10.000 por una manzana, por
ejemplo), el promedio de los precios de todas las manzanas ofertadas en el mercado nos entrega
el valor social de una manzana en general, el productor capaz de vender más barato y obtener a la
vez mayor beneficio será el que prevalecerá y viceversa.

Plusvalía: Si la única forma de crear valor es a través del trabajo, entonces, como regla general, el
trabajador debe recibir en concepto de salario menos valor del que él ha creado para el capitalista,
a fin de que este último sea capaz de percibir valor excedente, o utilidad, o beneficios. Este es el
secreto de la explotación capitalista, que esconde bajo la forma contractual, el tiempo de trabajo
no remunerado (plustrabajo) que el trabajador realiza y la apropiación por parte del capitalista del
valor producido durante este tiempo (plusvalor).

Desde el punto de vista marxista el trabajo existe socialmente como una mercancía más, de la cual
el trabajador es dueño y que este se ve obligado a ofrecer en el mercado (pensemos en la
expresión “mercado del trabajo), a fin de asegurar su subsistencia, de manera tal que el/la
trabajador/a deber vender, por un tiempo determinado cada día y durante toda su existencia, su
fuerza de trabajo (su tiempo de vida, sus energías, su fuerza, su astucia, su personalidad, su
inteligencia, sus conocimientos, su imagen, etc.) a un capitalista, quien a cambio de esta
mercancía le retribuye en dinero, de igual manera que quien ofrece sus productos agrícolas en una
feria libre.

Ahora bien, a diferencia de la transacción que ocurre por ejemplo en una feria o mercado de
barrio, en la relación laboral el trabajador no recibe íntegramente el total del valor que genera con
su trabajo, sino solamente la parte indispensable para su mantención y para la reproducción de su
vida (concepción que se expresa cabalmente en el concepto de sueldo mínimo), siendo el resto del
valor producido en la práctica expropiado por el capitalista.

Fetichismo de la mercancía: En la relación de producción capitalista el trabajador produce


mercancías para el consumo indirecto, producción que se organiza no ya por obra de la conciencia
y voluntad activa de los seres humanos que participan en el proceso, sino por obra de su puesta a
circulación en el mercado, lo que confiere a la mercancía un carácter sobrenatural, como cosa que
encarna características sociales naturales propias, capaz de relacionarse con otras cosas. El fetiche
por excelencia es el dinero. De aquí deriva la expresión de Marx, para quien, en el capitalismo, el
hombre es dominado por los productos de su mano.

Entendemos entonces que en el capitalismo las personas producen de forma privada, pero validan
su producción socialmente a través del intercambio mercantil. Esta es una diferencia fundamental
con otros modos de producción anteriores donde la producción ocurría en el seno de la
comunidad y se organizaba en virtud de satisfacer las necesidades de la propia comunidad, como
ocurría en los albores de prácticamente todas las civilizaciones humanas, con la forma de vida de
los pueblos indígenas.

4
Al separarse al productor directo (el trabajador) de su producto, y al estar organizado el proceso
productivo completo en virtud de saciar la necesidad de un otro abstracto, invisible (el
“consumidor”), el trabajador/a pasa a convertirse en un mero apéndice o instrumento de la
producción, su humanidad, personalidad y espíritu se ven sometidas (durante el tiempo que dura
su jornada laboral), bajo el yugo de una actividad que en la práctica no tiene sentido para sí
mismo.

 El socialismo utópico:

Surge como reacción espontánea al régimen capitalista, como condena moral y perspectiva
utópica pero sin método científico. Si bien engloba una gran cantidad de autores y movimientos
políticos y sociales, todos ellos comparten algunos elementos comunes, siendo el más notable la
idea de que es posible construir el socialismo sin confrontación, a través de la generación de
consenso, la persuasión de los hombres cultos y/o de la construcción de comunidades autónomas
de carácter socialista, que por su superioridad organizativa y moral irían atrayendo
paulatinamente a la población a esta nueva forma de vida, confiando en aspectos abstractos como
la moral, la conciencia individual, la justicia, etc. Las posibilidades del cambio social.

Desde la historiografía francesa M extrae la noción de lucha de clases, desarrollada en su seno.


Desde ahí sus reflexiones avanzan hacia la formulación del socialismo científico, cuya posibilidad
descansa no ya en la mera voluntad individual de los hombres y mujeres sino esencialmente en la
lucha de clases, la cual es el motor de la historia. En base a esta comprensión histórica, M se
enfrenta a la historia de las elites y los grandes hombres y pone a las masas en el centro, como el
verdadero sujeto de la historia.

1.3.- Conceptos centrales

 Materialismo

Una de sus premisas es la existencia del mundo material y de reglas (regularidades) que rigen su
funcionamiento, las que tienen su base en sucesos de carácter natural y que pueden ser
comprendidas por medio de la razón, lo cual puede parecer una obviedad para nosotros y
nosotras en estos días, sin embargo, se debe considerar que el momento en que Marx y Engels
llevan adelante su producción teórica corresponde a la culminación de la llamada revolución
científica moderna y la generalización de esta concepción del mundo.

Unidad de conciencia y naturaleza: nos referimos a la concepción que tenía M de un viejo


problema filosófico respecto de la capacidad del ser humano de conocer y apropiarse de la
realidad a través su aparato sensible. Históricamente y de manera muy general, podemos decir
que los pensadores se han posicionado en dos trincheras: por un lado los idealistas que consideran
el mundo sensible como un producto derivado de las ideas, para quienes, por tanto, la naturaleza
percibida (“la realidad”) es el devenir de un proceso interno del hombre, esencialmente subjetivo,
y por otro lado los materialistas que le confieren a la realidad un carácter externo al hombre,
como cosa en sí con una existencia independiente, realizando una escisión entre lo objetivo
(naturaleza) y lo subjetivo (conciencia). M se decanta por el materialismo ya que reconoce en él un
avance respecto al puro subjetivismo de los idealistas, pero lo supera al agregar un nuevo
elemento a la ecuación: la práctica, que es el núcleo de su teoría y su comprensión del mundo. M
plantea que el ser humano solo conoce el mundo a través de la práctica, por tanto, no existe tal
5
cosa como una percepción subjetiva separada de un objeto concreto, ontológicamente6
determinado. El conocimiento del mundo real (la naturaleza) se logra a través de la sensibilidad
humana, por lo cual es imposible comprender la naturaleza separada del ser humano y de su
conciencia, por el contrario, el ser humano se desarrolla a sí mismo y desarrolla la naturaleza
mediante el proceso de trabajo. Para M es la división del trabajo el hecho práctico que genera la
separación subjetiva entre conciencia y naturaleza, la génesis del proceso de la alienación.
(Manuscritos económico filosóficos, Primer Manuscrito, Cap. 4 Trabajo enajenado - Marx)

FIN DE SESIÓN 1

 Método dialectico

La dialéctica dentro de la filosofía es una tradición de larga data que proviene (al menos formal y
nominalmente) de la Grecia antigua. En griego significa literalmente “técnica de la conversación”,
ya que en sus inicios estaba ligada directamente al arte de la retórica, teniendo como eje la
búsqueda de la verdad a través del debate de argumentos contrapuestos entre sí. Como vemos ya
desde sus inicios, se nos revela una de las claves del método; la contradicción, entendida esta
como factor de desarrollo, que es entonces una función deseable y beneficiosa dentro de la
dinámica interna de los procesos.

Ante esta primera dialéctica formalmente elaborada como filosofía, podemos agregar también
variados ejemplos propios de otras culturas humanas anteriores, sociedades que al observar la
naturaleza desplegada y sus procesos contradictorio (el día y la noche, el hombre y la mujer, etc),
fueron construyendo sus propias elaboraciones metafísicas que contenían principios que
podríamos considerar ahora como dialecticos, como sucede en el taoísmo chino con el concepto
del “yin yang”, dos opuestos que forman un único conjunto distinto de ellos dos por separado, el
mito de tren tren y cai cai en el pueblo mapuche donde dos entidades mutuamente antagónicas
(el mar y la tierra) se enfrentan creando una nueva situación (una geografía accidentada), etc.

Aparte de estos dos tipos anteriores o antiguos de dialéctica, encontramos la dialéctica hegeliana,
su expresión moderna, elaborada por Hegel a principios del siglo XVIII, en el contexto del
desarrollo y expansión del capitalismo industrial y las revoluciones burguesas. Es Hegel quien
construye el método dialectico que luego M adoptó como propio. Sus reflexiones surgen desde
una concepción idealista, observa la realidad como manifestación de distintos fenómenos del
espíritu que llevan últimamente, por medio de un proceso lógico donde a una tesis se le
contrapone una antítesis que generan una síntesis (T + AT = ST) a una evolución constante de la
idea que en cada síntesis obtiene mayor verdad, hasta llegar a un determinado momento de
cierre, el saber o idea absoluto (La ciencia de la lógica, tercera sección, tercer capítulo “La idea
absoluta”. Hegel.)

6
Ontología: 1. f. Fil. Parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales.
(RAE)

6
M toma el método hegeliano pero lo limpia de elementos idealistas y lo aplica para el análisis de
los procesos reales de la vida humana, rechazando sus derivas escatológicas7. Deshecha cualquier
especulación sobre un supuesto cierre de la historia humana y, por el contrario, abre el método
para abarcar el conjunto de posibilidades del desarrollo histórico en sus múltiples caminos
posibles, revelando sus tendencias fundamentales.

A diferencia de lo sostenido por algunos críticos del marxismo, M nunca planteo una teoría del fin
de la historia, una recuperación modernista de la idea del eterno retorno o una adaptación del
mesianismo judeocristiano, que parte del mito fundacional del humano en comunidad con el cielo
y termina con la vuelta de la especie a esta comunión (en la forma simplificada del movimiento
comunismo primitivo-comunismo moderno)8. Por el contrario, podemos decir que la nuestra es
una dialéctica abierta que concibe la historia como un movimiento de espiral ascendente, ligado
indisolublemente a los movimientos de la sociedad de clases y que, al contrario de lo que pregona
la crítica vulgar, no es una teoría del fin de la historia, sino que postula el fin de la sociedad de
clases como el fin de su epistemología9 histórica. Dicho en palabras de M, es una teoría del fin de
la prehistoria de la humanidad y del comienzo de su verdadera historia, esto es, el reino de la
libertad (El Capital, tomo III, Capítulo XLVIII “La forma trinitaria” -Karl Marx).

Unidad y lucha de contrarios/Paso de cantidad a calidad/Negación de la negación: A estas se les


considera las 3 leyes fundamentales de la dialéctica, expuestas de manera sencilla y pedagógica en
el famoso tratado de Engels, “La revolución de la ciencia del Sr. Eugen Dühring” o “Anti
Dhüring”.

Unidad y lucha de contrarios, también conocida como la ley de la contradicción. Podríamos decir
que es la principal de las tres leyes y expresa la ecuación (T+AT=ST). Parte de la premisa de la
contradicción como esencia del movimiento y el movimiento como la condición de todo lo que
existe. Allí donde no hay movimiento, hay muerte, lo que podemos comprobar incluso a nivel
molecular. Ahora bien, para el marxismo la contradicción comprende también el concepto de la
unidad, ya que cada condición trae implícita su contradicción y en el proceso del devenir histórico
el desarrollo de estas tendencias internas y contradictorias dentro de una determinada unidad
(por ejemplo la sociedad de clases), generan en su lucha nuevas condiciones superiores.

Paso de cantidad a calidad. A fin de realizar una explicación sencilla y comprensible utilizaremos
una analogía del mundo físico, utilizada por el propio Engels, respecto a los estados de agregación
del agua: “que a presión normal y hacia los 0 °C pasa del fluido al sólido, y hacia los 100 °C pasa del
líquido al gaseoso”, esto quiere decir que, al acumular una determinada cantidad de calor se
produce un cambio de calidad en el agua, un cambio de estado. Esta regla se explica también en la
sociedad, de manera tal que se entiende por ejemplo, que la organización y cooperación de
muchos individuos generan en su conjunto una nueva potencia (como un equipo de futbol), una
proliferación de nuevos descubrimientos tecnológicos independientes generan una nueva fase de

7
Escatología: 1. Parte de la teología que estudia el destino último del ser humano y el universo. (Oxford
Languages)
8
Este es un lugar común de la crítica vulgar al marxismo, para un ejemplo cercano, revisar al respecto
conferencia de Carlos Peña “Marx después de Marx” en Youtube.
9
Epistemología: 1. f. Fil. Teoría de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.

7
desarrollo y una crisis (por ejemplo el estallido social chileno) se genera también por una
acumulación de fricciones y contradicciones anteriores a la manifestación del evento.

Y finalmente, la negación de la negación, íntimamente relacionada con la ley de la contradicción,


según el concepto creativo de lucha de contrarios, explica que al negarse una determinada
condición, se genera una nueva cualitativamente distinta, que no es por tanto la sustitución de
una por otra (como entenderíamos comúnmente una negación), sino una superación, que sin
embargo no es completa ni se encuentra cerrada. Visto de este modo, toda la teoría de la historia
marxista es una teoría de la negación de la negación. Si lo vemos, por ejemplo, en la teoría de la
revolución marxista, la sociedad de clases burguesa genera en su seno las condiciones materiales
para la sociedad socialista (desarrollo de los medios de producción, centralización de la industria,
etc,), la sociedad socialista, no obstante, debe negar la sociedad capitalista mediante la revolución,
pero esta nueva sociedad surgida de la otra sólo puede erigirse sobre la base de las condiciones
que preparó la sociedad burguesa, negando la negación. A esto nos referimos cuando decimos que
el movimiento del devenir histórico toma la forma de una espiral ascendente, contrario a una línea
recta. (Capítulos XII a XIV, Anti Dhüring - Engels)

Interrelación de todo lo que existe: Para los marxistas no existe ningún hecho o sujeto aislado, no
se conciben sistemas cerrados en sí mismos, fundamentalmente independientes, sino por el
contrario, todo aquello que existe en la realidad es producto, objeto y sujeto de una relación
constante con todos los demás elementos que componen un mismo sistema. Todo lo particular
existe en su relación con lo general y lo general existe por medio de lo particular. Esta concepción
del mundo se opone frontalmente a lo que el comandante Chávez llamaba la “visión cartesiana del
mundo” (de rene descartes), esto es, la tendencia a realizar análisis unilaterales, donde se busca
comprender los sujetos y los procesos como cosas aisladas, sacándolas de su contexto de
relaciones generales para descubrir su “esencia” como objeto por sí mismo, ontológicamente
determinado. El marxismo rechaza esta postura y esta forma de razonar, planteando el análisis de
cada problema en su contexto y frente al conjunto de todas las otras relaciones que le condicionan
y que de sí se desprenden. (En torno a la cuestión de la dialéctica - Lenin)

FIN DE SESIÓN 2
Partir de la realidad, hacia la teoría y de vuelta a la realidad: Como vimos anteriormente, dentro
de la lógica marxista, las ideas (subjetividad) y la realidad concreta (objetividad) no corresponden
a dos categorías dicotómicas y separadas, sino que conforman una unidad relacionada a sí misma,
o dicho de otro modo, es posible establecer una unidad entre el concepto y el objeto mismo, por
tanto, el hecho de conocer es una relación activa y dinámica entre un sujeto consiente y un objeto
y a su vez este objeto se determina en virtud de esta relación con el sujeto. Este es el fundamento
epistemológico del marxismo. (1era Tesis sobre Feuerbach)

Asumiendo esta premisa se formula el método de análisis marxista, según el cual es necesario
partir desde la realidad concreta, elaborar conceptos que sean capaces de dar cuenta de esta
realidad y posteriormente probar estos conceptos en la práctica real. Este es el método marxista

8
para comprender la realidad y para transformarla. A esto se le dio por llamar también el modelo
del concreto abstracto concreto10. (Sobre la práctica – Mao)

Niveles de abstracción: Si se lee la obra de M, eminentemente política y con un sentido


revolucionario-practico concreto, corremos el riesgo de caer presa de ciertas generalizaciones que
presentadas por el mismo autor en un interés expositivo, nos pueden llevar a una apreciación
deformada de su pensamiento, caer en un reduccionismo que finalmente nos acerca a lecturas
mecánicas y distanciadas de la realidad. Revisemos un ejemplo concreto: “Hoy, toda la sociedad
tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes
clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.”(Manifiesto comunista – Marx y Engels). Como
vemos en el fragmento anterior, esta lectura nos invita a pensar la sociedad burguesa y la lucha de
clases como un enfrentamiento claro y sencillo entre dos bandos sobre la tierra, separados por
una línea divisoria. Esta forma de presentar los razonamientos tiene que ver con la finalidad de la
citada obra, como documento para la formación de las y los obreros, que buscaba explicar las
nociones generales del pensamiento comunista. Sucede, no obstante, que al adentrarnos en el
pensamiento de M podemos apreciar un montón de otras determinaciones y condiciones surgidas
desde la misma realidad, que no se condicen tan claramente con esta presentación binaria del
problema de la lucha de clases, como sucede por ejemplo en sus textos sobre Francia.

Para evitar caer en engaños es necesario comprender el método de exposición de M,


principalmente en lo relativo a lo que he llamado los niveles de abstracción. La genialidad de M
estriba, entre otras cosas, en su capacidad de apreciar los movimientos orgánicos de la civilización
humana, siendo capaz más que cualquier otro pensador anterior o posterior de dar cuenta de las
fuerzas motrices que dan forma a las sociedades humanas y de deducir de su movimiento las
tendencias de su desarrollo posterior. En este nivel de análisis el autor concluye la contradicción
civilizatoria de la sociedad burguesa: el capital vs trabajo, expresado socialmente como lucha de
clases entre el proletariado y la burguesía, y adelanta su solución; la abolición de la propiedad
privada y el fin de las clases sociales. Este análisis, correcto desde el punto de vista estructural, no
es suficiente para comprender la realidad concreta de la sociedad de clases tal como se despliega
esta históricamente y en cada situación nacional y local. Para esto es necesario obrar con mayor
detalle, desde los principios del método dialectico, descubriendo como quien utiliza un
microscopio, las relaciones sociales reales que ocurren en la base y la diversidad de sujetos
presentes. Podemos decir, a modo de propuesta, que en el marxismo se parte primero desde un
análisis de las causas últimas, las tendencias basales, las relaciones esenciales que determinan la
estructura social, para posteriormente proceder a dar cuenta de las relaciones reales y como estas
derivan de las primeras. (Prólogo a la primera edición del Capital – Karl Marx)

Sujeto social fraccionario (ideología/forma abigarrada/guerra civil): Más adelante en el curso nos
haremos cargo del problema del sujeto de la revolución, debate altamente complejo y de gran
importancia dentro de nuestra tradición, no obstante, para llegar a esto es necesario conocer
primero qué es lo que entendemos por sujeto social. Digamos primeramente que el sujeto social
es un agrupamiento de individuos, por tanto, siempre es un sujeto colectivo y más aún, que el ser

10
Concepto introducido por el intelectual italiano Galvano Della Volpe en su estudio sobre el método de
Marx. Si bien lo mencionamos, recomendamos no obstante revisar al respecto las elaboraciones de Mao
Zedong en el texto del paréntesis.

9
humano no es considerado como sujeto sino en el despliegue de su individualidad en relación con
otros/as. Desde allí, diremos que el sujeto principal, de mayor importancia, es la clase social, la
cual se determina por (1) posición en el proceso productivo, (2) modos de vida y (3) cultura
(Capítulo VII, 18 brumario de Luis Bonaparte – Karl Marx). Ahora bien, para M existen dos
momentos evolutivos para la clase social: la clase en sí, como existencia concreta inconsciente y la
clase para sí, como sujeto de lucha colectivo consiente de sí mismo. (Capítulo V “Las huelgas y
las coaliciones de los obreros”, La miseria de la filosofía - Karl Marx). Más adelante
profundizaremos en el tema de la conciencia.

Hecha esta introducción debemos reconocer que, a diferencia de las lecturas de muchos marxistas
vulgares, para M el sujeto social realmente desplegado no es unitario sino, esencialmente
fraccionario, en el sentido de que debido a la forma abigarrada (IV, Crítica al programa de Gotha
– Karl Marx) que toman realmente las modernas sociedades de clase, en tanto sociedades de
transición, donde conviven multitud de formas de relaciones sociales en constante interacción, los
sujetos no permanecen estáticos, como sí ocurría en el caso de los estamentos medievales y los
sistemas de castas, sino que fluyen, se interrelacionan y mezclan unos con otros, muchas veces de
manera contradictoria. Esto explica que en la sociedad de clases burguesa la posición de los
individuos en la estructura social es potencialmente móvil, por lo que las clases sociales, en su
materialidad histórica, no se presentan nunca como bloques homogéneos11 de individuos iguales,
sino como entidades conflictivas, cuya unidad no se galvaniza solamente en su posición en el
proceso productivo (que es su fundamento), sino principalmente en la lucha política.

Ahora bien, este sujeto social, al no constituirse sólo en el ámbito de la economía (1), sino también
en su práctica social (2) y a través de su cultura (3), no puede ser nunca otra cosa sino que una
identidad en disputa, disputa que se da primeramente en el campo de la ideología12. Las clases
dominantes imponen su ideología al resto de las clases a través del monopolio de los medios de
creación de consenso (los medios de comunicación, la religión, la academia, la publicidad, etc.), lo
que genera que muchos elementos del campo subalterno13 no reconozcan su identidad de clase u
obren activamente en contra de sus intereses. Este principio nos presenta entonces el carácter de
la lucha de clases, no como un choque mecánico entre fuerzas económicas inertes, sino como una
confrontación entre fuerzas políticas, siendo la disputa de los sujetos un capítulo más de las
hostilidades (el principal para algunos marxistas)14. Es por esto que L declara categóricamente que
la lucha de clases, al contrario de ser un enfrentamiento tradicional entre dos bandos enemigos,
se desenvuelve realmente como una guerra civil entre el pueblo. (Capítulo I, el programa militar
de la revolución proletaria – VI Lenin).

FIN DE SESIÓN 3

11
Homogéneo: 3. adj. Dicho de un conjunto: Formado por elementos iguales. (RAE)
12
Desde el marxismo, existen principalmente dos definiciones para la ideología: (1) como falsa conciencia, o
conjunto de ideas y creencias falaces que entran en contradicción con los intereses reales de un
determinado individuo o grupo (como el discurso del emprendimiento), y (2) como sistema de ideas que
expresa un proyecto civilizatorio, propio de un determinado grupo social, que lucha por convertirse en
cosmovisión (Weltanschauung), o lo que es lo mismo, en ideología dominante.
13
Subalterno: 1. adj. inferior (‖ que está debajo de algo). (RAE)
14
Sobre la importancia de este punto, se recomienda revisar la Conversación del Comandante Fidel Castro
con los estudiantes de la Universidad de Concepcion, del 18 De Noviembre De 1971

10
 Materialismo histórico

La existencia material determina la conciencia: Esta es una sentencia extraída textualmente del
“Prólogo a la contribución a la crítica de la economía política” de Marx, usaremos, no obstante,
una cita de las palabras de Engels en el funeral de M que nos parece nos permitirán comprender
este principio de forma sencilla e ilustrativa: “Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia
humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita,
en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia,
arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y
por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la
base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas,
las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por
tanto, explicarse, y no al revés,”. Es necesario comprender esto como una determinación en
última instancia, o lo que es lo mismo, un punto de partida, no como una explicación mecánica y
directa de todos los avatares15 de la conciencia individual o colectiva observables en cada
momento de la sociedad, de manera tal que, toda posición política, opinión filosófica o tendencia
del pensamiento apreciable en un individuo, o un sujeto colectivo, pueda ser de forma directa
explicada por sus condiciones materiales inmediatas. Si esto fuera así, sería inexplicable que un
miembro de la burguesía como Engels se convirtiera en uno de los padres del pensamiento
revolucionario del proletariado. Debemos decir, por el contrario, que las condiciones materiales de
existencia determinan no la forma específica de la conciencia de cada cual, sino los límites de
tendencia, o el campo, dentro del cual la conciencia de los sujetos sociales puede desenvolverse
(lo que no obsta la existencia de individuos singulares o fuera de norma), así como en líneas
generales, las tendencias históricas bajo las cuales los sujetos reflexionan su realidad y obran
sobre ella.

Los sujetos se determinan históricamente y el mundo se conoce sólo históricamente: Esto es el


núcleo de la teoría del materialismo histórico marxista, contrario a todo otro tipo de materialismo
positivista, al empirismo, a la metafísica, etc. Como observamos en el punto anterior, unidad de
conciencia y naturaleza, el criterio para medir la realidad no es la mera percepción vista como
actividad subjetiva unilateral, sino como práctica humana. La práctica es, en palabras de Marx y
Engels, la medida de la verdad. Pero la práctica, como suceso contingente, que es movimiento y
que se renueva en cada instante, no es una categoría inmanente16, estática. Al no ser una medida
estática, la verdad obtenida por su mediación no puede ser nunca absoluta, sino por el contrario,
siempre superable. La condensación de este movimiento práctico de superación del ser humano
es la historia. Es la historia humana y su devenir el medio real por el cual el ser humano construye
su aparato conceptual, el cual le permite interpretar y dar cuenta de los sucesos concretos y
transformarlos en ideas que expresan realidades. Marx y Engels desarrollan con espectacular
concisión esta visión en las Tesis sobre Feuerbach.

15
1. m. Fase, cambio, vicisitud. U. m. en pl. (RAE)
16
Inmanente: 1. adj. Fil. Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia,
aunque racionalmente pueda distinguirse de ella. (RAE)

11
Concepción multilineal de la historia: Durante muchos años y desde diversos frentes, se ha
acusado al marxismo de ser una tendencia fatalista17 y unilateral de la historia, que generaliza el
desarrollo histórico del mundo occidental a todos los pueblos del planeta y establece una serie de
leyes, según las cuales todo el desarrollo de la sociedad humana estaría ya de por sí determinado
por ciertos factores económicos, que nos llevan irremediablemente del punto A al punto B
(digamos por ejemplo, del comunismo primitivo al comunismo moderno). Este argumento es
habitualmente esgrimido por los críticos burgueses del marxismo, quienes acusan un supuesto
determinismo económico que, teóricamente, nos dejaría incapacitados para comprender los
problemas de la cultura, la psicología, las instituciones políticas, etc.

Es necesario reconocer que esta crítica encontraba y encuentra asidero en determinadas


interpretaciones, a nuestro juicio deformadas, del pensamiento marxista. Un ejemplo claro de
esto lo podemos encontrar en la obra Sobre materialismo dialectico e histórico de Stalin18, donde
se establecía la existencia de fundamentalmente sólo 5 modos de producción, “comunismo
primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo”, lo cual es refutado por el propio M
(revisar “formas que preceden a la producción capitalista”, tomo I, Grundrisse – Karl Marx). Esta
visión de una filosofía histórica general, cierta apriorísticamente en todo momento y lugar es
contraria al marxismo.

Este tipo de interpretaciones espurias de la obra de M se dieron incluso en vida del propio autor,
quien tomó partido explícitamente en contra de estas lecturas tergiversadas de su pensamiento
en su carta al director de “Los anales de la patria” (revista rusa de la época) y en la
correspondencia con Vera Zasulich, donde, por ejemplo, se refiere explícitamente a la posibilidad
de Rusia de construir su propio camino al socialismo, sin pasar por el capitalismo avanzado, lo que
vendría a contradecir la idea de sucesión mecánica de los modos de producción. Pero
lamentablemente y aún a pesar de estas rectificaciones, este tipo de lecturas le sobrevivieron y
llegaron a ser la palabra oficial del marxismo en tiempos de la URSS.

Nosotros, por el contrario, consideramos que la nuestra es una concepción multilineal de la


historia (El Marx tardío y la concepción multilineal de la historia – Néstor Kohan), que reconoce
el abanico de posibilidades reales de la evolución de las formas de organización de la sociedad
humana y, a partir del método de análisis dialectico y sus principios, identifica los elementos
claves de cada fenómeno y sus posibilidades de desarrollo.

 Teoría del estado

Como hemos visto, para el marxismo, el conjunto de las instituciones que conforman la vida social
de los hombres y las mujeres se sustentan en la base material de la sociedad, o lo que es lo mismo,
en la organización económica, en ella hayan su fundamento y desde el campo de las relaciones

17
Fatalismo: 1. m. Creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino. (RAE)
18
Nótese que criticar los errores teóricos cometidos por compañeros y compañeras de la causa socialista no
implica renegar de sus aciertos, de igual manera que condenar los errores y horrores ocurridos en los
procesos de construcción del socialismo real no deben opacar la valoración histórica de sus aportaciones a la
causa obrera. Cada cosa en su medida.

12
sociales reales, germinan el entramado de las instituciones políticas. Visto desde este punto de
vista, que es a la vez nuestro punto de partida, el estado político es considerado como un
producto de la sociedad de clases, que se manifiesta allí donde las contradicciones de clase son
irreconciliables (Capítulo I, “La sociedad de clases y el estado”, El estado y la revolución – Lenin),
siendo un instrumento necesario para la mediación de los conflictos interclasistas, dándoles cauce
institucional e impidiendo la desintegración del orden social (volveremos sobre esto más
adelante). Como nota, debemos decir que así planteado el problema, el estado es una formación
necesariamente transitoria, destinada a extinguirse junto con la sociedad de clases.

Junto con esto, observamos que el estado posee siempre un carácter de clase, cuyo objetivo es
asegurar la dominación de una clase sobre el resto de la sociedad; esto es lo que los marxistas
comprendemos por el término dictadura, contrario a la connotación popular que se utiliza en el
lenguaje corriente, ya que designa el hecho de la dominación de clase en sí misma, no a la forma
qué esta toma, sea esta más o menos “autoritaria” o “democrática”. Desde esta perspectiva, lo
que en la jerga política se designa como democracia representativa, para nosotros no es otra cosa
que una forma específica de dictadura de la burguesía, la cual solo puede ser históricamente
superada por la dictadura del proletariado, noción que designa un nuevo tipo de estado donde la
dominación política la ejercen las mayorías sociales en contra de las minorías, o dicho de otro
modo, la conquista de la democracia por el proletariado. (Introducción de Federico Engels de
1891, La guerra civil en Francia).

A fin de despejar todo atisbo de duda al respecto, revisemos un ejemplo de qué es lo que el
marxismo revolucionario entiende por “dictadura del proletariado. En palabras de L:

“De aquí que la dictadura del proletariado entrañe inevitablemente no solamente una
modificación de forma e instituciones democráticas en general, sino también una
modificación tal que conduzca a una extensión hasta entonces desconocida del principio
democrático a favor de las clases oprimidas por el capitalismo, en favor de las clases
laboriosas.

En efecto, la forma de la dictadura del proletariado, [12] ya elaborada de hecho, es decir, el


poder de los Soviets en Rusia, el Räte-Systeme en Alemania, los Shop Stewards Committees
y otras instituciones sovietistas análogas de otros países significa precisamente y realiza
para las clases laboriosas, es decir, para la enorme mayoría de la población, una facultad
práctica de disfrutar de los derechos y libertades democráticas como jamás pudo soñar
obtener en las mejores y más democráticas repúblicas burguesas.” (Pto. 14, La democracia
burguesa y la dictadura del proletariado – VI Lenin)

Ahora bien, penetrando en este asunto, es necesario observar que si bien, en términos generales,
todo estado es dominación de clases, no todos los estados son iguales, sino que varían en forma
según cada lugar y contexto cultural e histórico del que surgen, independiente de que sea una
misma clase la dominante en cada terreno nacional, y que, además, el poder del estado no es
ejercido directamente por la clase en su conjunto, sino por representantes, esto es, individuos con

13
toda su particularidad que en el marco de un sistema de dominación, obran según su propia
personalidad. (Capítulo VI, 18 brumario de Luis Bonaparte – Marx).

 Teoría del reformismo (Rosa Luxemburgo)

Mencionar al respecto los avances realizados a la teoría marxista por Rosa Luxemburgo,
fundamentalmente en el campo del estudio del reformismo, realzando su obra magistral,
“Reforma o revolución” (1899), libro de absoluta vigencia al día de hoy.

Esta obra es producida en el contexto histórico de la segunda internacional (1889-1916), el auge


del movimiento obrero y del capitalismo monopolista en Europa y la antesala de la primera guerra
mundial imperialista. En este texto, la revolucionaria alemana polemiza directamente con el
principal caudillo de la corriente reformista dentro del socialismo, padre de la moderna
socialdemocracia; Eduardo Bernstein, quien bajo el argumento de que el desarrollo del
capitalismo y la democracia en los países europeos hacían obsoletos los análisis de M (¡a menos de
dos décadas de su muerte!), presentaba una serie de tesis que planteaban la necesidad de
respetar la legalidad burguesa y la construcción de una agenda gradual de cambio hacia el
socialismo. Rosa descubre tras su gimnasia teórica, el verdadero carácter anti socialista de su
sistema y dedica este libro a develar las principales características del reformismo como
tendencia.

Estas características o aspectos importantes son: Negación de la importancia de la teoría, bajo


diversos subterfugios19, se opone una falsa dicotomía20 entre teoría y práctica política, en
beneficio de la segunda, lo que en última instancia busca “desatar de manos” al oportunismo.
Ejemplos comunes son el irracionalismo, el voluntarismo, el idealismo y en general, las críticas ala
la posibilidad de establecer certezas teóricas, le fetichización de la duda, que proclama la
caducidad del marxismo y de cualquier teoría revolucionaria afirmativa. El movimiento sobre la
política, directamente relacionado con lo anterior, bajo consignas que muchas veces parecen
adelantar por izquierda a las/os revolucionarias/os, ponen como problema fundamental el
movimiento sectorial y la obtención de victorias parciales por sobre la lucha general por el poder.
La posibilidad de construir el nuevo mundo sin la lucha, desde postulados “pacifistas”,
“humanistas”, “horizontalistas”, etc. Se reniega de la lucha definitiva contra los enemigos,
apostando por la posibilidad del consenso, la confianza en los mecanismos democráticos, la
negociación de intereses, el cambio producido en pequeñas comunidades aisladas que se
“irradian” y un sinfín de otras supuestas audacias teóricas que prometen traer el cambio social sin
luchar, de forma unilateral, como mera liberación individual (o de grupos, autonomías,
comunidades, etc.). Así planteado el problema, parecería como si para esta tendencia fuera
suficiente con que el esclavo decida ser libre para que la liberación sea un hecho, sin considerar la
reacción del esclavista. Esto tiene su expresión actual, por ejemplo, en organizaciones que
consideran posible llevar adelante un proceso de reformas en nuestro país de carácter social

19
Subterfugio: Escapatoria o medio engañoso y hábil para solucionar una situación difícil, escapar de un
problema o peligro o eludir algo. (Oxford Languages)
20
Dicotomía: 1. f. División en dos partes. (RAE)

14
demócrata, análogo a lo realizado en el siglo XX en Europa, a espaldas del imperialismo y sin
construir alianzas internacionales con otros regímenes anti imperialistas, viendo la realidad
nacional como una isla, independiente de las cadenas de sujeción del capital mundial (observemos
el posicionamiento de ciertos líderes del Frente Amplio frente a los procesos latinoamericanos y la
manida consigna de la “defensa irrestricta de los derechos humanos”) . Finalmente, La creencia
mecánica de que el capitalismo por su propio desarrollo traerá el socialismo, teoría antigua,
prácticamente ya sin defensores , que sustituye la lucha por el poder del proletariado por un
proceso mecánico, independiente de la voluntad humana, donde se reemplaza a los sujetos
históricos por la historia misma que en su mero devenir traerá por obra del destino el reino del
futuro, lo que en la práctica implicaba dar rienda suelta al desarrollo del capitalismo y todas su
lógica destructiva como condición material ineludible para la revolución socialista21.

FIN DE SESIÓN 4
1.4.-Conceptos centrales: La hegemonía

Hegemonía es un concepto introducido en el pensamiento marxista principalmente por L, según


dijera Gramsci (en adelante G), "El principio teórico-político de la hegemonía (...) es la mayor
contribución teórica de V. Ilich a la filosofía de la praxis"(Nota 33, Cuaderno n° 7, tomo 3, Edición
crítica, Cuadernos de la cárcel – Antonio Gramsci), siendo el eje central de prácticamente toda su
obre teórica, a pesar de no utilizar el términos más que en unas pocas ocasiones, principalmente
en sus reflexiones sobre la revolución de 1905 (ver dos tácticas de la socialdemocracia en la
revolución democrática – VI Lenin).

En principio, este término era utilizado como sinónimo de liderazgo, esto es, la capacidad de un
determinado grupo social de convertirse en portavoz de la mayoría del pueblo, íntimamente
ligado al concepto de vanguardia. Podríamos decir que el concepto “gramsciano” de hegemonía,
es la sistematización hecha por él de las reflexiones teóricas desarrolladas a lo largo de toda la
obra de L, abarcando su pensamiento sobre la cultura, el problema militar, la alianza obrero
campesina, el partido revolucionario, etc., y en base a las cuales termina construyendo una tesis
integral de liderazgo revolucionario, que designa la capacidad de la clase avanzada (el
proletariado), en alianza con el resto las clases oprimidas (principalmente campesinado), de
arrastrar tras de sí, por medio de su iniciativa, liderazgo y capacidad de acción, a la mayoría de la
sociedad. Esta es la concepción de hegemonía revolucionaria.

21
Nos parece pertinente citar al respecto, las palabras de Marx y Engels en el prólogo a la edición rusa de
1882 del manifiesto comunista: “El Manifiesto Comunista se propuso como tarea proclamar la desaparición
próxima e inevitable de la moderna propiedad burguesa. Pero en Rusia, vemos que al lado del florecimiento
febril del fraude capitalista y de la propiedad territorial burguesa en vías de formación, más de la mitad de la
tierra es poseída en común por los campesinos. Cabe, entonces, la pregunta: ¿podría la comunidad rural rusa
– forma por cierto ya muy desnaturalizada de la primitiva propiedad común de la tierra – pasar directamente
a la forma superior de la propiedad colectiva, a la forma comunista, o, por el contrario, deberá pasar primero
por el mismo proceso de disolución que constituye el desarrollo histórico de Occidente?
La única respuesta que se puede dar hoy a esta cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la señal para
una revolución proletaria en Occidente, de modo que ambas se complementen, la actual propiedad común
de la tierra en Rusia podrá servir de punto de partida a una evolución comunista.”

15
Si nos retrotraemos más atrás en la historia del pensamiento político, podemos identificar otro
esbozo del planteamiento de la hegemonía en Maquiavelo, según se ve en su obra más famosa,
“El Príncipe”, donde se nos presenta bajo la metáfora de la “la zorra y el León”, o lo que es lo
mismo, la combinación del uso de los medios de coerción (el león), junto con la creación de
consenso (la zorra). Este fue un acercamiento que, junto con los planteamientos de L, influyeron
determinantemente en la construcción del concepto por parte de G.

La cristalización de estos dos momentos, que podríamos llamar el momento de la violencia y el de


la seducción, ocurre en dos categorías interdependientes, por una parte, el dominio del poder
político, entendido como el control formal del conjunto de las instituciones políticas de la
sociedad, digamos el estado, junto con el monopolio de los medios de fuerza (ejército y policía en
el estado moderno) y por otra parte, con un concepto un tanto más etéreo22, definido por G como
la dirigencia intelectual y moral de la sociedad, que se fundamenta a veces en el control de los
principales medios de producción de consenso como escuelas, universidades, iglesias, medios de
comunicación, etc., pero siempre, en la capacidad de arrastrar tras de sí a la mayor cantidad de la
población, convirtiendo los intereses del propio grupo dominante en intereses de la sociedad en
su conjunto23. Este es el terreno de la ideología, escenario de disputa donde el factor fundamental
son los intelectuales, concepto que se diferencia notablemente de su acepción común utilizada
por nosotros/as, por cuanto son concebidos por G como el estamento de la comunidad que obra
entre el grupo dominante y el grupo dominado, encargado de difundir la ideología de los primeros
entre la conciencia de los segundos; aquí caben entonces los curas, profesores de escuela,
ingenieros de fábrica, dirigente social, presentador televisivo, etc. Veámoslo en palabras de G:

“Por intelectuales hay que entender no [sólo] aquellas capas designadas comúnmente con
esta denominación, sino en general toda una masa social que ejerce funciones
organizativas en sentido lato, tanto en el campo de la producción, corno en el de la
cultura, como en el campo administrativo-político: corresponden a los suboficiales y a los
oficiales subalternos en el ejército (y también a una parte de los oficiales superiores con
excepción de los estados mayores en el sentido más restringido de la palabra)” (P. 103,
Cuaderno n° 1, Tomo 1, Edición crítica, Cuadernos de la Cárcel – Antonio Gramsci).

En este sentido, la clave de la lucha ideológica revolucionaria es disputar la conducción de los


intelectuales, ganarlos hacia el terreno propio y construir una capa autónoma de intelectuales
proletarios.

Finalmente, daremos un breve repaso a otra de las nociones centrales dentro del aparato teórico
de G, el llamado bloque histórico (Cuaderno n°4, Nota 33, tomo 2, Cuadernos de la Cárcel –
Antonio Gramsci). Como vimos, la dominación política de una clase no descansa únicamente, ni
podría nunca hacerlo, sobre la palanca exclusiva de la violencia y la coerción, lo cual puede ser

22
Etéreo: 3. adj. poét. Vago, sutil, vaporoso. (RAE)
23
Lo que no es sólo un movimiento unilateral, ya que para G, esto implica también siempre y
necesariamente, no sólo imponer los propios intereses de clases, sino también en asimilar parte de las
demandas y necesidades de los otros grupos, aún a costa de dar concesiones respecto a los suyos propios.
Un ejemplo clásico es el de la socialdemocracia europea y el compromiso entre obreros y capitalistas.

16
materia interesante para la ciencia ficción, pero ajena a la historia real. Por el contrario, cualquier
clase, para ser dominante, debe construir un sistema de alianzas y jerarquías de subordinación
con los distintos grupos de la sociedad, atrayendo a la mayor cantidad posible de elementos hacia
su campo, neutralizando a sus adversarios y construyendo fortalezas intermedias, diques, trampas
y desvíos que dispersen las fuerzas de los subalternos y dificulten la posibilidad de la confrontación
directa. De esta manera, los grupos dominantes establecen y fortalecen su posición separando el
campo subalterno y atrayendo hacia sí a la mayor cantidad de elementos posibles, formando
alianzas con estos sectores. Ninguna clase dominante puede asegurar su posición si no asegura la
lealtad de grandes sectores de los grupos dominados, si no cuenta con cómplices entre ellos.
Cuando una determinada clase social es capaz de construir sólidamente esta jerarquía de
subordinaciones con la mayor cantidad de clases y fracciones de clase de una sociedad dada y es
capaz de cristalizar esta alianza en una determinada forma de dominación, hablamos de la
constitución de un determinado bloque histórico.

A modo de resumen, ofrecemos la siguiente cita del cuaderno de la cárcel N° 1, en su estudio


sobre el resurgimiento italiano:

“El criterio histórico-político sobre el que se debe basar las investigaciones propias es este:
que una clase es dominante de dos maneras, como clase “dirigente” y “dominante”. Es
dirigente de las clases aliadas, es dominante de las clases adversarias. Por eso, una clase
antes de subir al poder puede ser “dirigente” (y lo debe ser): cuando está en el poder se
convierte en dominante pero continua siendo “dirigente”.” (Cuaderno n° 1, nota 44,
“Dirección política de clase antes y después de la llegar al gobierno”, Edición Crítica,
Cuadernos de la Cárcel)

1.5.- Conceptos centrales: La Hegemonía revolucionaria

Por hegemonía revolucionaria nos referimos al proceso mediante el cual un determinado grupo
social (clase) dominado, a través de la combinación del uso de los medios de fuerza y de
generación de consenso, lucha por derrocar a la clase dominante y reemplazarla en sus funciones,
esto es, en lo fundamental, por asegurarse el control del estado para sí.

Dentro de la práctica revolucionaria la construcción de hegemonía es la tarea fundamental, ya


que, como vimos, en este concepto recae la clave de la dominación política. Cuando los/as
revolucionarios/as hacemos propaganda y agitación, buscamos acercar a la masa de los
explotados hacia nuestras posiciones, lo mismo ocurre cuando participamos en instituciones,
cuando dirigimos organizaciones de masas, cuando publicamos nuestra prensa, etc. En todos estos
casos estamos ampliando el campo del consenso dentro de la sociedad sobre la justeza de
nuestras posturas, a la vez que le arrebatamos estas conciencias a la burguesía. Cuando
combatimos frontalmente a la represión, cuando se organizan huelgas y tomas de oficinas,
facultades y terrenos, etc., se oponen medios de coerción contra el enemigo de clase. Como
vemos, toda la práctica de las organizaciones revolucionarias ocurre en el terreno de la
construcción de hegemonía.

17
Debemos comprender, no obstante, respecto al desarrollo de los acontecimientos políticos, que
este no es un proceso siempre ascendente, sino por el contrario, está determinado por el estado
de la lucha de clases en nuestro país y los niveles de conciencia de las clases subalternas. En
tiempos normales o pacíficos, cuando aún la ideología de las clases dominantes oprime con fuerza
la conciencia de los de abajo y nuestras fuerzas propias son todavía débiles, la labor de las
revolucionarias y revolucionarios se centra en un lento trabajo de subversión por debajo, en la
construcción de una cultura propia de las clases explotadas, en la agitación y propaganda y en
definitiva, en la acumulación de fuerzas.

Ahora bien, la acumulación de fuerzas, que es un lento trabajo de hormigas, no es un estado


permanente de la organización, sino que corresponde al momento de preparación para los
combates por venir, cuando el movimiento revolucionario debe desplegar su fuerza y salir a la
confrontación directa por el poder. Este momento es el de la denominada por G, el de la crisis
orgánica (o histórica)24

A grandes rasgos, diremos que la crisis orgánica surge cuando el grupo social domina, pero no
dirige, esto es, cuenta aún con la fuerza del aparataje institucional tras de sí y la lealtad de los
cuerpos armados principales de la sociedad, pero ha perdido su capacidad de diseminar su
consenso entre los subalternos, ha perdido las conciencias de la mayoría de la población. Dicho de
otro modo, se explica cómo la desintegración del bloque histórico. Es en este momento donde la
revolución se vuelve posible, siempre y cuando alguna(s) de las clases dominadas sean capaces de
dirigir y a través de la lucha, volverse dominantes. (P.13 a 60, Tomo 5, Cuadernos de la cárcel,
edición crítica – Antonio Gramsci).

Siguiendo este análisis, debemos precisar dos cuestiones; por un lado, no existe ninguna garantía
de que una crisis histórica desemboque en un proceso revolucionario, esto depende
exclusivamente de que existe una fuerza rebelde capaz de obrar activamente dentro de ese vacío
de poder y expulsar de su lugar a la clase aún dominante, esto es, es necesario una fuerza
revolucionaria, y por otro lado, de no suceder lo anterior, de no existir una fuerza política capaz
de convencer y dirigir a la masa de la población al combate, lo más probable es que el bloque en el
poder sea capaz de mantenerse en él, fortalecer su posición y a la postre recomponerse. Veremos
a continuación una cita de L que nos puede ayudar a aclarar este asunto:

“Para la revolución no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan conciencia
de la imposibilidad de seguir viviendo como viven y exijan cambios; para la revolución es
necesario que los explotadores no puedan seguir viviendo y gobernando como viven y
gobiernan. Sólo cuando los "de abajo" no quieren y los "de arriba" no pueden seguir

24
“…es la crisis de hegemonía de la clase dirigente, que se produce ya sea porque la clase dirigente ha
fracasado en alguna gran empresa política para la que ha solicitado o impuesto con la fuerza el consenso de
las grandes masas (como la guerra) o porque vastas masas (especialmente de campesinos y
pequeñoburgueses intelectuales) han pasado de golpe de la pasividad política a una cierta actividad y
plantean reivindicaciones que en su conjunto no orgánico constituyen una revolución. Se habla de “crisis de
autoridad” y esto precisamente es la crisis de hegemonía, o crisis del Estado en su conjunto.” (P.52 Tomo 5,
Edición crítica, Cuadernos de la cárcel– Antonio Gramsci)

18
viviendo a la antigua, sólo entonces puede triunfar la revolución. En otras palabras, esta
verdad se expresa del modo siguiente: la revolución es imposible sin una crisis nacional
general (que afecte a explotados y explotadores). Por consiguiente, para hacer la
revolución, hay en primer lugar, que conseguir que la mayoría de los obreros (o en todo
caso la mayoría de los obreros conscientes, reflexivos, políticamente activos) comprenda
profundamente la necesidad de la revolución y esté dispuesta a sacrificar la vida por ella;
en segundo lugar, es preciso que las clases gobernantes atraviesen una crisis
gubernamental que arrastre a la política hasta a las masas más atrasadas..., que reduzca a
la impotencia al gobierno y haga posible su rápido derrocamiento por los revolucionarios”–
(Capítulo IX, “El comunismo “de izquierda” en Inglaterra, Enfermedad infantil del
izquierdismo en el comunismo – VI Lenin)

Para finalizar, nos resta entonces la pregunta sobre cómo un determinado grupo social dominado
puede volverse hegemónico. Primero diremos que es fundamental que la clase social que aspire a
ser hegemónica debe superar sus demandas particulares y sus intereses corporativos inmediatos y
pasar a construir una política general-nacional, que supere los límites de su propia clase y sea
capaz de abarcar al grueso de la población. Para G, cuando un grupo dominante olvida este
principio y antepone sus intereses particulares al interés nacional, (que es el interés de su clase,
pero mediado con los subalternos, en virtud de asegurar su dominación), el sistema de
dominación se desintegra25.

De esta manera, al dirigir una política general-nacional, debe pasar a constituirse como la
dirección más consecuente y como portavoz principal de todo el pueblo, disputándole este
terreno a las clases dominantes a través de su propia intelectualidad y de su capacidad de ejercer
una dirección intelectual y moral de los oprimidos.

Finalmente, debemos decir que esta hegemonía, que debe construirse previo a la conquista del
poder, y que será el sustento del futuro bloque histórico, tiene forma específica en cada situación
nacional e histórica, dependiendo de las distintas correlaciones de clase y fuerzas de la formación
social. En la revolución bolchevique, tuvo su expresión concentrada en el concepto de Dictadura
Democrática Revolucionaria del campesinado y del proletariado, mientras que en China se habló
de la política de Nueva Democracia, que unificaba al campesinado, proletariado, pequeña
burguesía intelectual y la burguesía nacional bajo liderazgo del partido, G por su parte, abogó por
una unidad de los obreros del norte y los campesinos del sur de Italia, mientras en Perú,
Mariátegui introdujo la tesis de alianza estratégica entre obreros industriales y portuarios e
indígenas del interior, etc.

FIN DE SESIÓN 5

25
Recomendamos revisar al respecto los planteamientos del sociólogo Alberto Mayol sobre el “estallido
social”, en lo referido al concepto de los desequilibrios normativos, la falta de reciprocidad entre elite y
gobernados y concepto del “potlatch” en su libro “Big bang: estallido social 2019 : modelo derrumbado,
sociedad rota, política inútil” que dan cuenta, desde una óptica ajena al marxismo, de este mismo suceso,
contextualizado en la realidad local.

19
2.- La hegemonía y concepción de partido (Lenin y Gramsci)

2.1.- Concepción de partido

Concepción “leninista” (Qué Hacer 1902)

Es necesario en este punto desarrollar una precisión importante respecto a qué entendemos por
una concepción debidamente leninista del partido y el despliegue real de lo que esto ha
significado (partido leninista) en la historia del movimiento revolucionario. Por una parte,
debemos decir que durante muchos años, lo que fue conocido en Latinoamérica y el mundo en
general por Marxismo-Leninismo, correspondía a una determinada interpretación estrecha y
dogmática, de la obra de L. En este sentido y haciendo una cita a una expresión caustica26 de Atilio
Borón, podemos decir que el pensamiento de L pasó de ser una guía para la acción27, a un manual
para revolucionarios despistados.

Nos parece importante realizar esta aclaración inicial, por cuanto durante mucho tiempo se ha
interpretado el Leninismo como una especie de filosofía política superior a la historia, un
compendio de tácticas que, por interpretar a cabalidad la “fase actual del capitalismo”, debían ser
seguidas al pie de la letra por todos los revolucionarios/as, en todas partes, casi como la si de la
aplicación de una lista de chequeo se tratase, so pena de caer en el revisionismo. Esta lectura filo-
metafísica del pensamiento de L tuvo su correlato también en la idea de la forma específica y
única que debía tener el partido de la clase.

Por nuestra parte, desechemos esta visión mistificada del leninismo e intentemos, por el contrario,
penetrar en el núcleo vivo dela concepción del partido revolucionario pensada por el genio del
Volga.

Una de las tesis centrales que elabora L es la necesidad de la profesionalización de la labor política,
frente a lo que él llamaba como formas primitivas de organización, propias del movimiento
corporativista (economistas) y reformista. En este sentido, vino a adelantar a toda la ciencia
política posterior. Desde el punto de partida de la extrema desorganización del campo popular
ruso, formula la propuesta del “revolucionario profesional”, introducido en el capítulo IV de su
obra “Que hacer” y que se opone a lo que él considera el “culto a la espontaneidad de las masas”
(culto muy presente aún hoy en ciertos sectores de la izquierda). Para L, este profesional destaca
por que dedica toda su vida y energías a la labor de preparar la revolución, que ha convertido la
revolución en su actividad profesional, no necesariamente en un sentido económico (ya que
probablemente sea un trabajador), sino en cuanto a su orientación vital. Finalmente, para que se
pueda hablar de una organización revolucionaria formada de cuadros profesionales, es obligatorio
que en su interior desaparezca la distinción entre obrero e intelectual. Dicho de otro modo, todo
combatiente de la organización es un intelectual de la revolución.

Respecto a su forma orgánica, se entregan una serie de preceptos, dentro de los cuales el más
célebre y quizás también el más criticado, es el del centralismo democrático, que se expresa

26
Cáustico: 2. adj. Mordaz o agresivo en lo que dice. (RAE)
27
De esta manera se refería Lenin al Marxismo: guía para la acción

20
según el principio de libertad de crítica y unidad en la acción, mediado por la subordinación de la
minoría a la mayoría. Los principios de este modelo organizativo son la más amplia libertad de
discusión al interior de la organización y la posibilidad de crítica, pudiendo las diferencias
resolverse en el ámbito de la votación, pero absoluta unidad de acción, presentándose
externamente de forma monolítica. Se ha entendido que esta forma de organización demanda la
supresión de las tendencias dentro del partido, lo cual, sin embargo, no es cierto y la práctica del
partido bolchevique antes de Stalin lo prueba28.

Finalmente, haremos mención a la idea del “partido de vanguardia”, íntimamente ligado al


concepto de hegemonía, puesto que designa la capacidad del partido de constituirse en dirección
de las mayorías sociales. El partido de vanguardia es el puente entre la teoría revolucionaria y la
organización social de base, a través del partido las masas en alza van tomando conciencia de su
fuerza y son capaces de generar política general nacional.

Concepción “Gramsciana” (el moderno príncipe)

A pesar de muchas manipulaciones que han operado sobre la figura y la obra de G, que lo han
tendido a presentar como un teórico del consenso puro y un adalid de la socialdemocracia, una
especie de renovador del pensamiento marxista, opuesto a las derivas vanguardistas y sobre todo,
opuesto a L, G fue, en realidad, un continuador y desarrollador de su obra teórica, de hecho
podemos encontrar gran cantidad de sus categorías de trabajo como avances de las mismas ideas
desarrolladas por L, siendo el termino de hegemonía, sin ir más lejos, uno de los principales. Este
respeto intelectual lo podemos observar en palabras del mismo autor:

“Hacer un paralelo entre Marx e Ilich (Lenin) para llegar a la jerarquía es estúpido y ocioso:
expresan dos fases: ciencia-acción, que <son> homogéneas y heterogéneas al mismo
tiempo Así históricamente, sería absurdo un paralelo entre Cristo y San Pablo: Cristo-
Weltanschauung, San Pablo organización, acción, expansión de la Weltanschauung: ambos
son necesarios en la misma medida y ambos son de la misma estatura histórica.”(P. 170,
Tomo 5, Cuadernos, edición crítica)

Aclarado el punto, prosigamos.

A modo de contexto, es importante destacar que las reflexiones de G surgen en el marco de la


derrota del proletariado italiano luego del bienio rojo29 (1919-1920), el fracaso de los consejos de
fábrica y la formación del Partido Comunista Italiano. En este sentido, se ve forzado a reflexionar
respecto a cuales fueron las causas de la derrota de la revolución, cuáles fueron los errores que
cometió el proletariado italiano. Estas experiencias amargas, que luego se suman al ascenso del

28
En este sentido, la historia de cómo Stalin logra hacerse con el control del partido y el estado soviético, es
esencialmente la historia de la lucha entre sus tendencias internas y la manera en que éste fue capaz de
maniobrar entre sus contradicciones, hasta finalmente no dejar más que una sola en pie, la suya.
29
Recomendamos revisar la nota de 1920, “Los grupos comunistas”, redactado en el fragor de los
acontecimientos revolucionarios, donde G elabora de forma general su concepto de partido revolucionario.
Es interesante notar la profunda identidad de sentido entre esta idea de partido y la expuesta por Luis Emilio
Recabarren en su texto “Los representantes comunistas en el parlamento” de 1922.

21
fascismo y su posterior presidio perpetuo30, marcan el desarrollo de su pensamiento, donde la
centralidad no está dada por la inmediata toma del poder, como podemos ver en otros autores
revolucionarios, sino sobre todo, por la construcción de las condiciones políticas y de los aparatos
necesarios para pertrechar al proletariado, en un proceso largo de guerra de posiciones dentro de
la sociedad burguesa, con miras a su victoria definitiva. Estas condiciones políticas son la
hegemonía, su aparato es el partido revolucionario.

En este sentido, debemos aclarar que G fue un profundo defensor de las tesis leninistas de
organización y lucho encarnizadamente por la implantación de estas en el PCI.

Ahora bien, desde un segundo punto de vista (o nivel de análisis), encontramos en G otra
definición, original y propia de su pensamiento, donde el partido no se considera como una
organización formal, determinada por una membresía, una sigla, una bandera, etc, sino que
corresponde a una idea más general, que expresa orgánicamente, en sentido político ideológico, a
un determinado grupo social, y sólo a uno, que se compone por masas, cuadros y dirigentes (lo
que llama el partido ideológico), o en sus palabras, los soldados, mandos intermedios y capitanes
(P. 159-160, Tomo 5, Cuadernos, edición crítica), y por diversos tipos de agrupamientos
(sindicatos, partidos políticos, grupos militares, asociaciones gremiales, instituciones estatales,
etc.). Esto, que es cierto en el análisis general de las formas políticas, genera una propuesta nueva
de su parte: el partido revolucionario, que unifica el partido de masas y el partido ideológico, por
medio de los cuadros intermedios, en una sola estructura, organizada monolíticamente bajo una
ideología. Este es un desarrollo de la tesis de L, del partido como unificador del socialismo y el
movimiento obrero.

Como vemos en el párrafo precedente, para G el concepto de partido tiene dos acepciones
posibles; por un lado, nos podemos referir a la estructura política particular, digamos el partido
comunista, con su bandera, su membresía y su cultura y su propia original propuesta de partido
revolucionario, por la otra, tenemos un concepto de partido que excede su denominación
habitual, siendo considerado como la ideología general de una clase en particular. Con estas dos
expresiones, se condensan todos sus supuestos políticos respecto al partido.

Ahora bien, si profundizamos en esta segunda acepción, vemos que este concepto de partido se
introduce en el flujo de la lucha de clases y se le identifica a este no ya como una organización
“a”,”b” o “c”, sino como el proyecto histórico de una determinada clase, lo que quiere decir
siempre, su particular política de clase para la dominación de toda la sociedad. Al referirse al
partido de esta forma, como proyecto histórico, se entiende que comprende dentro de sí las más
diversas formas organizativas que surgen desde la base corporativa-económica de la estructura

30
Como reacción por un atentado sufrido por Musolini en el año 1926, fue encarcelado bajo diversas
acusaciones de delitos políticos, mientras era parlamentario del partido comunista. Tenía 35 años. Tras sufrir
una larga enfermedad, fallece en un hospital el año 1937, a los 46 años, sin haber vuelto a conocer la
libertad.

22
social y tienen su correlato hasta el ámbito militar. En esta plétora31 de expresiones organizativas,
es al partido de vanguardia al cual le cabe la tarea de convertirse en su estado mayor.

Dentro de este esquema de pensamiento, el factor fundamental del partido es el intelectual, ya


que él construye el puente por el que fluye la ideología hacia el cuerpo social. En este sentido, el
partido ideológico es el centro intelectual de la clase, o bien su estado mayor, desde donde se
construye el plan de batalla general. Para G, el partido ideológico, en su modelo de partido
revolucionario, debe fundirse en toda la militancia de la organización, donde cada cuadro que
compone el partido es a la vez un intelectual de la revolución, este concepto, que desarrolla las
tesis partidarias de L, es lo que G llama el intelectual colectivo, que es la forma del partido
revolucionario.

¿Es la acción política (en sentido estricto) necesaria para que se pueda hablar de "partido
político"? Se puede observar que en el mundo moderno en muchos países los partidos
orgánicos y fundamentales, por necesidades de la lucha o por otra causa, se han
fragmentado en fracciones, cada una de las cuales adopta el nombre de Partido e incluso
de Partido independiente. A menudo, por lo tanto, el Estado Mayor intelectual del Partido
orgánico no pertenece a ninguna de tales fracciones sino que opera como si fuese una
fuerza directriz por sí sola, superior a los partidos, y a veces así también lo ve el público.
Esta función se puede estudiar con mayor precisión si se parte del punto de vista de que un
periódico (o un grupo de periódicos), una revista (o un grupo de revistas), son también
"partidos" o "fracciones de partido" o "función de determinados partidos".(P. 326-327,
Tomo 5, Edición crítica, Cuadernos de la cárcel – Antonio Gramsci)

En la anterior cita podemos apreciar los dos distintos niveles de análisis desde los que parte G en
su reflexión sobre el problema del partido, donde va dando cuenta de cómo diversas
agrupaciones, de carácter aparentemente independiente, terminan, en los momentos decisivos,
reunidas e integradas en unidades (en un sentido activo, práctico), lo cual se explica como una
forma de “división del trabajo político” (p.179. Tomo 5. Cuadernos, edición crítica), donde cada
parte presupone a la otra, en virtud de su función histórica general. Pasemos a revisar un ejemplo
de nuestra realidad concreta y contingente que nos puede entregar algunas luces respecto a esta
tesis: el llamado “acuerdo por la paz y la nueva constitución”. En este momento político, pudimos
apreciar cómo diversas fracciones políticas independientes (Chile vamos, Concertación y Frente
Amplio), ante la crisis general del sistema, ponen sus disputas en segundo plano y obran en
unidad, de manera tal de salvaguardar la operación del sistema en su conjunto y evitar la
profundización crisis. Lo importante aquí no es sólo realizar una crítica contingente respecto a la
pertinencia política o no de tomar tal o cual camino, o de si existían realmente condiciones para
alguna de las fracciones políticas chilenas de tomar la iniciativa, o si, por el contrario, de alguna de
ellas intentarlo podía el caos social generalizarse (argumento este esgrimido por los sostenedores
izquierdistas del compromiso), sino más bien de hacer notar el hecho históricamente sintomático
de la subordinación de todas estas distintas agendas independientes, en virtud de la salvaguarda

31
Plétora: Abundancia excesiva de una cosa. (RAE)

23
de la operación de la forma de dominación en su conjunto, comportándose en la práctica como un
partido del orden transversal.

2.2.- Concepción del partido

Finalmente, en virtud de las elaboraciones políticas de L y su desarrollo posterior en la concepción


de G, concluimos en la forma del partido revolucionario, esto es: un partido que se constituye
activamente en 3 niveles, las masas, los cuadros y la dirección intelectual, cada uno de los cuales
determina distintos grados de participación política, (etapas que no son estáticas sino
esencialmente dinámicas e interrelacionadas), en este sentido entendemos que la participación
formal del partido comienza en el nivel de los cuadros y la dirección es el centro que cohesiona
toda la estructura hasta la base. El partido, además, en cuanto escuela de cultura política (“célula
de espíritu estatal” en palabras de G), constituye el puente necesario sobre el cual se concretiza el
paso desde el movimiento social al poder nacional, desde la demanda sectorial a la teoría
revolucionaria y se dirige a los sectores activos a la lucha por el control del estado.

Un partido revolucionario, si bien puede surgir desde un pequeño grupo intelectual, como el caso
de algunas guerrillas latinoamericanas, debe avanzar hasta consolidar necesariamente su base
social en el proletariado y las clases avanzadas de la sociedad.

No obstante lo anterior, en última instancia, el carácter de un partido revolucionario, se


comprueba principalmente por su acción y no por su composición (como el caso histórico de la
socialdemocracia), de manera tal que, para ejemplificar, una central sindical reformista, si bien se
compone exclusivamente de trabajadores, si su actuar político tiende hacia la conciliación de
clases con los explotadores, constituye una fuerza burguesa y no proletaria, y lo mismo a la
inversa, un pequeño grupo técnico de intelectuales pequeño burgueses, que dediquen su acción
en favor del fortalecimiento del movimiento revolucionario, corresponden a un aparato proletario.

FIN DE SESIÓN 6

2.3.- Conclusiones primer segmento

a) ¿Qué grupo social domina en Chile?,

b) ¿Cómo se compone su partido? Y

c) ¿Quién(es) compone(n) el partido de las clases dominadas (o subalternas)?

Orientaciones:

Será fundamental considerar que la pertenencia de un grupo a alguno de los dos campos
(dominantes y dominados), es una definición siempre dinámica y nunca estática, que cambia
según se desarrolla la lucha, ya que en el combate hegemónico, necesariamente se deben restar
aliados al campo contrario y sumar al propio, como condición para la victoria.

24
a) Según niveles de abstracción, podemos decir que la burguesía domina en Chile, bajo la
forma política de la republica burguesa representativa. Avanzar a un nivel más concreto,
diremos que no domina un solo grupo, sino la gran burguesía compradora y financiera, los
agentes locales del imperialismo, los altos mandos del ejército y la clase política (Samir
Amín).
b) Los grandes medios de comunicación, la policía y las fuerzas armadas, las centrales
patronales, la clase política (partido del orden), la iglesia católica, las iglesias reaccionarias
y en general cualquier nivel de agrupamiento social que activamente bregue por la
mantención del sistema, aun cuando no participe en la administración o sus beneficios.
c) El partido comunista, Los partidos dela izquierda radical, los sindicatos rebeldes, las
comunidades indígena en resistencia, los colectivos anti sistema de base, etc. En este
punto se espera generar polémica respecto a dónde ubicar las asambleas surgidas del
estallido social, cuáles de ellas operan activamente por terminar el sistema y cuales sólo
por reformarlo.

FIN DE SESIÓN 7
3.-La cuestión de la conciencia y la cuestión del poder

3.1.-La cuestión de la conciencia ¿cómo surge la conciencia revolucionaria?

A continuación procedemos a revisar y determinar qué significa, en la ciencia revolucionaria, los


conceptos de conciencia y poder, relevar su importancia y su centralidad en el marco de la lucha
revolucionaria en general, repasando las principales respuestas surgidas para ambas cuestiones
desde el campo del reformismo y el campo revolucionario, relacionando la historia de los inicios
del movimiento obrero con las situaciones y problemas del presente.

Procedemos a revisar algunas respuestas clásicas surgidas en el seno del movimiento obrero del
siglo XX.

a) Las masas en su proceso de lucha generan espontáneamente la conciencia socialista


(Economistas): Postura propia de una tendencia vulgar y mecanicista del marxismo que
consideraba la lucha política como cosa secundaria, hasta innecesaria, por cuanto, si era la
estructura económica la que determinaba la conciencia, bastaba con el desarrollo
avanzado del capitalismo para la generalización de la conciencia socialista. Los reformistas
hicieron propia esta teoría ya que les permitía eludir la tarea de organizar
revolucionariamente el proletariado. De aquí Bernstein derivó su famosa sentencia, “el
movimiento lo es todo”
b) “No es necesaria la conciencia socialista, el movimiento lo es todo (Bernstein)”: teoría
reformista y oportunista por excelencia, que planteaba la centralidad de organizar el
movimiento social en virtud de la obtención de victorias parciales, de obtención de
demandas particulares, dejando de lado la organización revolucionaria. Esta tendencia

25
sigue plenamente vigente al día de hoy, refinadamente en la forma de autonomismo y
asambleísmo y en su forma degradada como “apoliticismo militante”32.
c) La conciencia socialista debe ser inoculada desde fuera de las clases populares por los
intelectuales (Kautsky): Postura avanzada pero incompleta, excesivamente unilateral y
vanguardista, pero cualitativamente más avanzada que las dos anteriores, fue utilizada y
defendida por L (aunque matizada) en una primera instancia, para luego superarla.
d) Resumir las ideas de las masas y llevarlas luego de vuelta a ellas (Mao): proposición
avanzada, elaborada por el presidente Mao y desarrollada en virtud de la práctica de la
revolución china y su concepción dialéctica. Representa un salto sobre la tesis anterior,
por cuanto parte de la base de reconocer la unidad entre movimiento social y partido
revolucionario (tesis de L) y da una forma concreta a este puente, integrando los 3 niveles
del partido (G) en un movimiento dinámico de abajo, arriba y abajo. Es el fundamento de
su política de línea de masas. (Algunas Cuestiones Sobre los Métodos de Dirección – Mao)
e) Le tesis del programa de transición (Trotski): relacionada con la anterior (ya que ambas
surgen desde la misma base), da una forma precisa, didáctica y sencilla a la visión del
partido como puente. Expresa la necesidad de construir, desde el movimiento social, un
sistema de demandas transitorias que partiendo de las necesidades reales de las masas y
sus demandas, relacionen su solución con propuestas de carácter embrionariamente
socialistas aquí y ahora, superando la idea del programa mínimo y máximo.

3.2.- La cuestión del poder:

La centralidad del problema del poder en la ciencia marxista marca la distancia estratégica con los
anarquistas y todo otro tipo de tendencias “horizontalistas”. L ilustra esta idea en una de sus más
famosas sentencias: «"¡Les otorgo todo, menos el poder!", declara el zarismo. "¡Salvo el poder,
todo es ilusión!", responde el proletariado revolucionario». V. I. LENIN, frase de origen enigmático
(aún no conozco la fuente), que constituyó el grito de guerra del maoísmo latinoamericano.
Expresa en términos sencillos, que ninguna conquista se puede sostener si no se cuenta con los
medios para defenderla, por tanto, cualquier derecho concedido a los trabajadores, sin poder, es
como polvo echado al viento.

¿Qué es el poder?

Aclarar que nuestra intención es definir el poder en el marco de la sociedad humana. El poder es
una relación de fuerza.

¿Es una cosa o una cualidad humana?

Es una cualidad, que se desenvuelve en la relación con los otros. Podríamos decir que el poder no
existe en el objeto de la corona misma, sino en la relación social llamada monarquía.

32
En Chile, esta tendencia fue introducida en la dictadura por Jaime Guzman, la teoría del llamado
“gremialismo”, que penetró profundamente en la sociabilidad proletaria y aún hoy es defendido
inconscientemente por gran parte de la dirigencia social popular, expresado en la noción antagónica que
existe entre lucha social y lucha política. De ahí deriva el carácter de verdadera revolución que tuvo el
proceso neoliberal de la dictadura (y no sólo de régimen autoritario).

26
¿Se ejerce o se posee?

El poder no puede ser poseído, siempre es una relación, el tirano cae cuando olvida este principio.
Nadie nunca posee el poder y por tanto, su ejercicio es una relación que siempre debe
actualizarse, nunca es estática y es siempre conflictiva.

¿Cuál es su fundamento?

Todo poder en la sociedad surge y se fundamenta en la violencia, esta es la concepción marxista,


allí donde no existe sometimiento, sin contradicción de clases, sin coerción, no puede haber poder
(de ahí deriva la famosa sentencia de Mao: del cañón del fusil nace el poder), por eso la sociedad
comunista es una sociedad sin estado (en tanto poder organizado de clase), pero no una sociedad
sin funciones estatales (salud pública, educación, etc.)

FIN DE SESIÓN 8
3.3.- La cuestión del poder. La respuesta marxista

Según lo hasta ahora estudiado, la sociedad de clases se construye sobre contradicciones (de
clase) irreconciliables, las cuales son equilibradas por el poder político, que actúa como
estabilizador y mediador entre las clases aparentemente imparcial. Esta apariencia de
imparcialidad, o autonomía relativa (La cuestión del poder en Marx - Adolfo Sánchez Vásquez), se
sostiene en dos aspectos; por una parte, el aparataje burocrático, esto es, el aspecto formal del
estado y del poder, lo que llamamos la institucionalidad y su ritualidad, que expresan la
cristalización de las relaciones de fuerza entre las clases, o lo que es lo mismo, las objetivaciones
de poder de clase; no obstante estas cristalizaciones poseen un carácter de clase, tienden a
constituirse en espacios de sentido en sí mismos, sistemas aparentemente cerrados e
independientes de la clase social dominante, como por ejemplo ocurre con el poder judicial, que
pareciera obrar por sobre las relaciones de clase, erigido sobre un andamiaje normativo propio,
que le da independencia (aparente) de las relaciones de fuerza reales de la sociedad, y por otro
lado, por la hegemonía, la capacidad combinada del monopolio de los medios de fuerza y de los
medios de construcción de consenso que convierten los valores ideológicos de la clase dominante
en los valores generales de la nación

Entendemos entonces que si bien nos encontramos ante un poder que aparentemente vela por el
bien común de la población de la nación en su conjunto, es en última instancia un poder de clase,
que (de nuevo), en última instancia, vela por los intereses de esta clase en contra de las demás
clases.

El sustento último de este poder de clase (recordar los niveles de abstracción del método
dialectico), es la fuerza, de manera tal que todo poder se construye en virtud de determinadas
relaciones de fuerza, de ahí se deduce que, sin contar con un sustento real, materializado en
fuerza objetiva, cualquier “conquista” es inmediatamente letra muerta, puesto que no se cuentan
con los medios objetivos de fuerza para defenderlas y convertirlas en realidad.

27
3.4.-La cuestión del poder. Otras respuestas

a) “Cambiar el mundo sin tomar el poder” (John Holloway).

John Holloway es un filósofo francés, cercano al zapatismo mexicano y vinculado a las nuevas
corrientes autonomistas. Auto declarado “marxista”, obtiene su fama luego dela publicación de su
libro “Cambiar el mundo sin tomar el poder”, donde presenta sus principales postulados
ideológicos que luego fueran asumidos por el movimiento autonomista del siglo XXI. Podemos ver
una identidad de sentido entre sus propuestas y los viejos planteamientos del socialismo utópico.
Se niega la lucha por el poder en virtud de la organización contingente, el aquí y el ahora. Se
centra en la parte y se olvida el todo. Holloway introduce la teoría del “anti-poder” como
posibilidad de construcción de un nuevo tipo de relación social sin mediación de la violencia, en
este sentido hace suya, en parte, la teoría marxista del poder (como ejercicio de violencia) y
retoma, nuevamente en parte, el horizonte de un mundo social sin poder (en tanto coerción): el
comunismo, no obstante, rechaza el método, reniega de la revolución y fantasea con realizar el
cambio social sin confrontación con el poder establecido, es por tanto unilateral y utópico.33

b) No es importante quién ejerza el poder, sino cómo lo ejerce (Foucault).

Foucault construye una crítica radical al poder mismo en la sociedad moderna, uno de sus
principales aportes a la teoría critica son sus definiciones del poder como una relación social de
fuerzas (lo cual como vimos, fue adelantado mucho antes por el marxismo). En esta lectura crítica
del concepto del poder, Foucault lo abstrae de la sociedad de clases y lo generaliza, llegando hasta
la problematización del concepto de micro poder, como una capacidad de coerción, posibilitada
por las instituciones de la vida social (estado, familia, empresa, etc.), ejercida por sujetos en
posición de dominio circunstancial y que entraña las mismas características nocivas de cualquier
forma de poder y es por tanto, objeto de su crítica al mismo nivel. Para Foucault, el poder se
despliega difusamente sobre toda la sociedad.34

Su sistema de pensamiento se centra en la posibilidad de la resistencia, no de la revolución. Ya que


se considera todo poder como nocivo, no comprende el carácter clasista del poder y expresa de
esta forma cinismo frente a la posibilidad de la toma del poder por parte de los sectores
subalternos. Este posicionamiento trae un supuesto inadmisible para el pensamiento marxista, la
incapacidad de construir alternativa, al no concebir dentro de su razonamiento la posibilidad de
superar el objeto de crítica (el poder), ata de manos al movimiento popular, lo desorienta y

33
En este respecto se refiere L en su texto “el programa militar de la revolución proletaria, de 1917:” Sólo
cuando hayamos derribado, cuando hayamos vencido y expropiado definitivamente a la burguesía en todo el
mundo, y no sólo en un país, serán imposibles las guerras. Y desde un punto de vista científico sería
completamente erróneo y antirrevolucionario pasar por alto o disimular lo que tiene precisamente más
importancia: el aplastamiento de la resistencia de la burguesía, que es lo más difícil, lo que más lucha exige
durante el paso al socialismo. Los popes "sociales" y los oportunistas están siempre dispuestos a soñar con
un futuro socialismo pacífico, pero se distinguen de los socialdemócratas revolucionarios precisamente en
que no quieren pensar ni reflexionar en la encarnizada lucha de clases y en las guerras de clases para
alcanzar ese bello porvenir.
34
Tesis sistematizadas principalmente en su obra “La microfísica del poder”

28
siembra la semilla de la duda dentro de las propias filas. No sólo no posee estrategia, la niega.
Ante esta incapacidad teórica, degenera finalmente en el irracionalismo, como el pensador que
avergonzado de su incapacidad para encontrar soluciones, niega el pensamiento. Su desconcierto
teórico lo llevo incluso a buscar en la religiosidad una propuesta política propia, camino que tiene
su corolario35 en su apoyo a los sectores reaccionarios de la revolución iraní.

c) El autonomismo.

El autonomismo surge principalmente en la Italia de los 70 como una reacción de base, desde las
organizaciones obreras, contra las burocracias de las organizaciones sindicales y del Partido
Comunista Italiano y como un movimiento de rectificación y reconducción desde abajo del
movimiento popular, en el marco de los años de plomo36. Es entonces un movimiento avanzado,
de alguna manera análogo con la experiencia del proletariado italiano en el bienio rojo (1919-
1920)37 y la formación del PCI. Este movimiento estuvo relacionado e influido por la internacional
situacionista, organización de intelectuales y artistas que buscaban superar el arte burgués, según
la tesis de que esta cultura (la burguesa) ya había dado todo de sí.38

No obstante sus orígenes combativos, la derrota sufrida por la izquierda en los años 80 caló hondo
en el autonomismo, la incapacidad de superar en iniciativa a las direcciones burocráticas de la
izquierda y los sindicatos, la instalación del neoliberalismo en los 70, la domesticación del
movimiento popular y la hegemonía del pensamiento posmoderno, terminó aniquilándolo
prácticamente como fuerza política, replegándose sus sobrevivientes al ámbito académico e
intelectual. Aquí destaca el caso de Antonio Negri y su teoría cosmopolita del imperio,
marcadamente anti dialéctica.

De aquí en más, una vez desligado de las masas y marcados por el fracaso de la revolución
proletaria mundial, continúa una evolución teórica espuria; lo que antes fuera un movimiento de
rectificación dentro del campo revolucionario queda vacío de objeto y vinculado sustancialmente a
sectores de la pequeña burguesía intelectual. Subsiste como tendencia práctica dentro de las
organizaciones sociales y políticas de la izquierda, más bien indeterminada y constituida como un
conjunto de intuiciones teóricas e inclinaciones practicas más que como una ideología definida y

35
1. m. Proposición que no necesita prueba particular y se deduce con facilidad de lo demostrado
previamente.(RAE)
36
Los años del plomo (en italiano: Anni di piombo) es un término utilizado para un período de agitación
social y política en Italia que duró desde finales de la década de 1960 hasta finales de la década de 1980,
marcado por una ola de incidentes de extrema izquierda y extrema derecha del terrorismo político.
(Wikipedia).
37
El biennio rosso o en español bienio rojo, fue una sucesión de eventos en los años de 1919-1920 en la
historia de Italia, protagonizada principalmente por los consejos de fábrica. Se le llamó rojo debido a la
masiva revuelta popular de orientación socialista y anarquista que se dio sobre todo en el norte de Italia.
(Wikipedia)
38
El Che presenta análisis análogos a los desarrollados por los situacionistas en su texto, “El socialismo y el
hombre nuevo en cubas”, revisemos: “Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más puramente
capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre
enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver
maloliente en arte, su decadencia de hoy. “

29
se expresa en general como un fetiche de la forma asamblearia y un exceso de escrúpulos
“democráticos”, virando entre posturas ultra izquierdistas de rechazo total a cualquier forma de
participación política estatal y de organización partidaria, y otras de marcado carácter oportunista,
que en virtud de una defensa de la democracia en general (como abstracción), identifican esta
última con democracia burguesa y resignan su programa a una radicalización y democratización de
las instituciones políticas, en el marco del sistema de dominación imperante. Este es el caso del
Movimiento Autonomista Chileno (Ver al respecto “La democracia burguesa y la dictadura del
proletariado” – Lenin).

d) Las “políticas pre figurativas” y el anarquismo individualista

Por políticas pre figurativas entendemos toda índole de acción y organización que trae en su seno
la forma (figura) del mundo nuevo, de manera tal de adelantar en el aquí y el ahora, la forma de la
sociedad imaginada. Lo anterior, que si bien pareciera ser una inclinación práctica avanzada,
adolece de un carácter marcadamente anti dialectico. Analicemos. Si bien se relaciona
fundamentalmente con el anarquismo, este tipo de postulados ha tendido a diseminarse dentro
de los movimientos sociales y las organizaciones políticas de izquierda. Corresponde a una
concepción voluntarista, que al no comprender la dinámica de la lucha de clases y los estados de
conciencia de la población, tiende a dar una vuelta hacia un nuevo tipo de vanguardismo, ya que
demanda formas de organización y de deliberación colectivas basadas la horizontalidad entre sus
miembros sin tomar en cuenta los déficits reales en las capacidades de participación (decimos
tiempo disponible) y de cultura de las masas, tendiendo a distanciarse del pueblo en la práctica y
teoría. Los marxistas no creemos que la sociedad socialista debe pre figurarse, ésta ya existe
potencialmente en las formas de organización social de las masas explotadas, debe ser
organizada y centralizada (respetando autonomías) en vistas de su generalización a través de la
toma del poder. Esta es una diferencia teórica profunda, derivada del principio dialectico de la
negación de la negación.

Es por esto que declaramos que para las/os marxistas no existía tal cosa como la prefiguración del
mundo por venir, la explicación de esto tiene que ver con nuestra concepción dialéctica: para
nosotros/as, la nueva sociedad no brota de la nada, como los hongos por la noche, sino que es un
proceso de maduración de contradicciones y luchas que se dan en el seno de la vieja sociedad, de
manera tal que es como un capullo que se encuentra dentro de la flor, esperando su momento
para brotar y dejar caer los pétalos marchitos. Por esto las nuevas relaciones sociales no pueden
ser introducidas por fuera, como instituciones separadas de la realidad social, surgidas sólo desde
la convicción ideológica de un grupo de afinidad, separadas de la práctica concreta de las masas. A
continuación revisaremos una cita de G que explica con más claridad este punto.

“El Estado socialista existe ya potencialmente en las instituciones de la vida social


características de la clase obrera explotada. Relacionar esos institutos entre ellos,
coordinarlos y subordinarlos en una jerarquía de competencias y de poderes, concentrarlos
intensamente, aun respetando las necesarias autonomías y articulaciones, significa crear
ya desde ahora una verdadera y propia democracia obrera en contraposición eficiente y
activa con el Estado burgués, preparada ya desde ahora para sustituir al Estado burgués en

30
todas sus funciones esenciales de gestión y de dominio del patrimonio nacional”
(Democracia obrera - Gramsci y Togliatti)

El anarquismo individualista aparece como el último escalón en la degeneración del pensamiento


crítico. Representa más un síntoma de la degradación general de la civilización capitalista que una
propuesta transformadora. Adopta una posición lumpenesca, rechaza la organización de masas y
la lucha social, su única propuesta es el terrorismo filo-político. Incapaz de generar alternativas al
sistema capitalista, legitima la función policial del estado burgués.

FIN DE SESIÓN 9
3.5.- La cuestión del poder. La táctica y la estrategia

Táctica y estrategia son conceptos que pertenecen netamente al campo militar, siendo
desarrollados principalmente por Carl Von Clausewitz, militar y filósofo prusiano autor del tratado
más famoso sobre ciencia militar: “De la guerra”.

Los conceptos teóricos de Clausewitz fueron adoptados por la facción revolucionaria del
movimiento obrero de la segunda internacional (1889-1916), quienes partieron de su famosa
sentencia “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, para reorientar su
razonamiento en sentido contrario, entendiendo que, si lo primero es cierto, entonces también la
política es continuación de la guerra por otros medios(El programa militar de la revolución
proletaria – VI Lenin), o en palabas de Mao, “política es guerra sin derramamiento de sangre,
como guerra es política con derramamiento de sangre”(Cap. “guerra y política”, Sobre la guerra
de guerrillas – Mao). Esta tesis no aparece como un injerto extraño en la tradición marxista, sino
que tiene íntima relación con los planteamientos de M, en quien ya lo encontramos en sus escritos
de la Gaceta Renana39 a través de un fragmento que se puede encontrar integro en el texto La
lucha de clases en Francia: “…la hermandad de las clases antagónicas, una de las cuales explota a
la otra, esta fraternidad proclamada en Febrero y escrita con grandes caracteres en la frente de
París, en cada cárcel y en cada cuartel, tiene como verdadera, auténtica y prosaica40 expresión la
guerra civil; la guerra civil bajo su forma más espantosa, la guerra entre el trabajo y el capital.”

A través de los análisis de la táctica y la estrategia podemos resolver uno de los problemas
fundamentales de la lucha revolucionaria, ¿cuál es el sujeto de la revolución?, respuesta que para
los marxistas no es nunca estática, sino siempre dinámica y conflictiva, como la lucha de clases
misma. Para encontrarla, es necesario pasar al análisis concreto de la realidad concreta, esta es la
ciencia de la estrategia revolucionaria.

39
Diario de la época, de orientación democrática, donde M elabora sus primeros principios teóricos, aun
ajenos a sus concepciones posteriores. A través de su trabajo en él conoce a Engels, quien le impacta
profundamente. Al poco tiempo de este suceso, rompe definitivamente con el periódico y con la tendencia
de los jóvenes hegelianos de izquierda (de carácter jacobina) y da inicio al proceso de desarrollo de lo que
hoy conocemos como marxismo.
40
3. adj. Insulso, vulgar. Vida prosaica. (RAE)

31
Correlaciones de clases (1era etapa):

En el análisis de las correlaciones de clase de una determinada sociedad, debemos partir por un
análisis objetivo de la situación general de la lucha de clases en el momento histórico dado y la
manera en que se agrupan las distintas clases de la sociedad. Partimos entonces desde lo que G
llamaba la “realidad rebelde” (P. 36, tomo 5, edición crítica, Cuadernos – Antonio Gramsci), o lo
que podríamos llamar las condiciones objetivas de la revolución. Una vez considerado estos
factores objetivos, se debe hacer un análisis respecto a las tendencias que existen en el seno de
estas mismas, de manera tal de ir previendo de qué forma se comportarán y como variarán sus
posturas y agrupamientos en virtud del desarrollo de los acontecimientos revolucionarios.

Los elementos que comprenden un análisis de correlación de clases son los siguientes:

 Es una relación objetiva, ligada al desarrollo concreto de las fuerzas productivas (ej:
cantidad de obreros, de pobres urbanos, disposición del ejército en el territorio, etc.) –
(Relaciones de fuerza - Gramsci.)
 Partiendo desde esta relación objetiva, pasamos analizar la forma en que se agrupan las
clases fundamentales en una determinada sociedad en relación a la lucha política.
 Existe una correlación de clases posible y una real.
 Fuerzas opositoras: todas las clases susceptibles de integrar el bando revolucionario, con
algún grado de antagonismo al sistema de dominación imperante.
 Fuerzas motrices41: Componen las clases fundamentales de la lucha, los motores de la
revolución, que tienen (o podrían tener) disposición de luchar hasta las últimas
consecuencias.
 Fuerza principal: fuerza motriz más numerosa
 Fuerza dirigente: fuerza que dirige y arrastra tras de sí a las fuerzas motrices

Estrategia: Designamos el análisis de las fuerzas propias y del enemigo, la previsión de los
escenarios posibles, definición de los objetivos estratégicos y distribución de los enfrentamientos
en el tiempo y el espacio. Para nosotros la estrategia es la parte fundamental de la planificación de
la lucha política, puesto que en este nivel se traza el plan de lucha general, desde la situación
actual hasta el objetivo último.42

Táctica: Planificación de los enfrentamientos y escaramuzas particulares, siguiendo el plan


estratégico general. En la ciencia de lucha revolucionaria, representa la parte y la estrategia, el
todo. Por regla general, la tendencia a perderse en las tareas parciales y olvidar las estratégicas es

41
Concepto introducido por Karl Kautsky en su artículo “Fuerzas motrices de la revolución rusa” de 1906,
quien presenta una serie de tesis que fueron adoptadas por el ala revolucionaria del movimiento socialista
de la época, por cuento planteaba la posibilidad de convertir la revolución burguesa en revolución
sociaslista, sin pasar necesariamente por la fase capitalista (como planteaban los mencheviques). En este
punto.
42
Para ejemplificar, podríamos decir que la victoria de una batalla es un hecho táctico, mientras la
conquista/rendición del enemigo es un hecho estratégico.

32
una de las equivocaciones más comunes en las que puede incurrir el movimiento revolucionario,
quien se obsesiona con la parte pierde de vista el todo.

Correlación de fuerzas (2da etapa):

Una vez apreciadas las líneas maestras de la revolución en el escenario nacional/internacional


(según del nivel de análisis del que se trate), es necesario pasar al análisis concreto de la
correlación de fuerzas real, dada en las coyuntura concreta. En el análisis de correlación de fuerzas
se pone a prueba el arte y el genio del intelectual colectivo, ya que se debe, a partir de una
realidad conflictiva y compleja siempre cambiante, reconocer con claridad quienes son los amigos
y los enemigos en cada coyuntura, más allá de las conclusiones teóricas que se pueden tomar
primariamente (las correlaciones de clase). Aquí no se trata de una apreciación de conceptos
abstractos sino de un reconocimiento de las fuerzas sociales realmente en pugna, sus
interrelaciones, intuiciones y desenvolvimiento en cada escenario concreto.

A este nivel se debe tener siempre en cuenta, a fin de evitar caer en cualquier tipo de
mecanicismo o determinismo anti-dialectico, que no son las relaciones de producción en sí
mismas, el grado de avance o atraso de las fuerzas productivas, los vaivenes de la economía ni aún
siquiera la emergencia de procesos de insurgencia popular o de rebelión de masas, los elementos
definitivos para determinar la correlación de fuerzas real en un momento dado, sino ante todo y
sobre todo, la potencia activa de las fuerzas políticas en lucha por el control del estado.

Los puntos principales para desarrollar un análisis de correlación de fuerzas son los siguientes:

 Análisis real de las fuerzas propias y del enemigo en una coyuntura política concreta.
 Al desarrollar el análisis sobre las correlaciones de fuerzas, es fundamental analizar las
contradicciones del bando enemigo.
 Otro punto decisivo, es determinar el eslabón débil de la cadena enemiga y el eslabón
decisivo (contradicción principal). De manera sencilla, el eslabón débil es aquel punto
donde el enemigo puede ser más fácilmente golpeado, mientras que el eslabón decisivo
corresponde al eje donde se juega la totalidad de las fuerzas del enemigo, hacerse con el
eslabón decisivo es hacerse con toda la cadena, implica la victoria sobre los adversarios.
 Lo importante es la Mayoría Activa, no la mayoría numérica y la superioridad de fuerzas,
no en todos lados, sino donde sea decisivo, por lo que comprendemos claramente que una
mayoría activa no tiene por qué ser necesariamente una mayoría electoral, aunque sería
siempre deseable que lo fuera.

FIN DE SESIÓN 10

33
4.- Las formas de lucha y conclusiones

4.1.- Las formas de lucha

Desarrollaremos un análisis respecto a las formas de lucha propias del movimiento revolucionario,
en su relación con la lucha de clases misma y las lecciones que da la historia para definir por tal o
cual método de lucha concreto, intentando apartarnos de cualquier concepción principista.

Dos elementos serán fundamentales para nosotros y nosotras; primeramente debemos asumir
que en la ciencia marxista, la centralidad del método dialectico nos obliga a analizar cada
problema en su contexto, por lo tanto no podemos jamás tomar conclusiones abstraídas de las
situaciones concretas, dicho de otro modo, cualquier inclinación por una forma de lucha política
en general, abstracta, es inadmisible. Por otra parte, deberemos comprender que los
revolucionarios/as, por regla general y salvo algunas excepciones históricas, no creamos las
formas de la lucha social, esta es un devenir concreto de la lucha de clases, creación autónoma de
las masas, la labor del campo revolucionario es organizar estas formas y dirigirlas hacia objetivos
revolucionarios. (La guerra de guerrillas – Lenin)

4.2.- Las formas de lucha. Los momentos de lucha43

En el desenvolvimiento de la lucha revolucionaria por el poder, podemos apreciar principalmente


3 momentos distintos, esto corresponde no obstante a una definición arbitraria y que tiene que
entenderse además sólo como un esquema para ayudar a comprender las tareas concretas de la
organización revolucionaria en la coyuntura.

Debemos entender que para nosotros/as, al hablar de situaciones revolucionarias o pre


revolucionarias, nos referimos a una combinación de condiciones objetivas y subjetivas, donde el
elemento central es la lucha por la hegemonía; con esto queremos decir que lo fundamental es la
existencia de bloques de fuerzas antagónicas, dispuestas a disputar el poder y la conducción del
estado.

Momentos pacíficos:

Se entiende por los momentos en que se puede llevar una acción política legal, en tiempos de
relativa normalidad y sin grandes choques. En esta etapa, la centralidad se da en la agitación,
propaganda y organización. Aquí es cuando debe aprovecharse el tiempo para la consolidación del
ejército de revolucionarios profesionales, es el momento de la acumulación de fuerzas.

Momentos pre-revolucionarios

Son las situaciones objetivas para producción de grandes crisis políticas. Periodo sembrado de
conflictos particulares. La centralidad de la acción se da en la participación y radicalización de los
movimientos sociales (de lo concreto a lo general). La tarea es dar dirección revolucionaria a los
sectores sociales en alza.

43
Para el presente capítulo tomé como base el texto “Estrategia y táctica” de Marta Harnecker, de Editoarial
Antarca, 9 de agosto de 1985. Recomiendo su lectura para mayor detalle.

34
La situación revolucionaria

Es cuando cualquier chispa puede incendiar la pradera. Se considerará que la guerra civil está en
marcha, con esto se entiende que la organización debe considerar las hostilidades como
declaradas con el estado y concentrar su accionar en la preparación y realización de la
insurrección. Imposible sin una dirección revolucionario. Este es el momento militar.

Se vuelve interesante reflexionar respecto a estos 3 momentos, en vista de la experiencia real de


los procesos revolucionarios de Latinoamérica durante el presente siglo, principalmente el caso
venezolano. ¿Hasta qué punto podemos utilizar este esquema?, ¿qué elementos podemos
rescatar? Si aplicamos un análisis más amplio, referenciado en el esquema presentado, podríamos
verificar un momento de acumulación de fuerzas que se genera desde la preparación de la
campaña presidencial de Hugo Chavéz y atraviesa todo el primer mandato, hasta el golpe de
estado reaccionario, para pasar posteriormente a un momento prolongado de ir dotando de
dirección revolucionaria el movimiento social, centralizando y coordinando su acción, combinado
con la consolidación de la supremacía militar y la utilización de tácticas de inteligencia (sobre todo)
y de combate (esporádicas) contra el enemigo, en un proceso prolongado de lucha donde las
clases revolucionarias aún no terminan de conquistar el poder.

4.3.- Las formas de lucha. Las etapas de la lucha de clases

Aquí trabajaremos en base a las definiciones de G que componen el grueso de las notas del
compendio titulado “Análisis de relaciones. Situaciones de fuerza” (p.35 a 40. Tomo 5. Cuadernos,
edición crítica).

En base a la experiencia de la revolución francesa en los siglos XVIII y XIX, el autor propone un
modelo para comprender los procesos revolucionarios en general, los cuales constan
necesariamente de 3 momentos, referidos de esta manera:

1) “una relación de fuerzas sociales, estrechamente ligada a la estructura, objetiva, independiente


a la voluntad de los hombres”, aquí nos retrotraemos, en parte, al concepto de la correlación de
clases en su primera etapa, que tiene que ver con el identificar cuál es la “realidad rebelde” del
estado de desarrollo de la sociedad en cuestión, corresponde aquí ponderar la base material sobre
la cual se desarrolla la lucha política.

2) “Es la relación de las fuerzas políticas…. El primero (momento de conciencia) y más elemental es
el económico-corporativo”, en este momento entramos en el terreno propiamente de las etapas
de la lucha de clases, aquí es cuando comienzan a expresarse colectivamente los intereses de una
fracción determinada de la sociedad como grupo, quienes comienzan a actuar y luchar en función
de sus interés inmediatos, no como clase, sino como corporación. Ejemplos de esto son las luchas
sindicales aisladas. De este momento se desprende otro inmediatamente superior, cuando
mediante la articulación de las distintas fracciones de lucha, se construye un nuevo nivel de
conciencia, ya no corporativo, sino del grupo social en su conjunto, esto es, de toda la clase, sin
embargo, esta conciencia sigue siendo meramente económica y su amplitud no pasa aún del

35
combate por ampliar sus márgenes de libertad (como posibilidad de desarrollo), en el marco del
sistema económico imperante, ahora actúa como clase, pero como clase dominada, aún no asume
la tarea de volverse dominante. Siguiendo con el ejemplo del sindicalismo, aquí pensamos en el
nivel de la construcción de las centrales sindicales y la lucha colectiva por reivindicaciones ya no
sólo corporativas, sino para toda la clase en su conjunto, pero aún sin expresarse como lucha
política general. La clase lucha por mejorar sus condiciones de existencia, en tanto clase, pero
dentro del marco del sistema de dominación (acortamiento de la jornada laboral, aumento del
salario mínimo, etc.). Finalmente, G nos expone una última fase (dentro de esta misma etapa): ...
“Esta es la fase más estrictamente política, que señala el tránsito neto de la estructura a la esfera
de las superestructuras complejas, es la fase en la que las ideologías germinadas anteriormente se
convierten en "partido", entran en confrontación y se declaran en lucha hasta que una sola de ellas
o al menos una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer”, aquí es cuando emerge lo que
vulgarmente entendemos como política, esto es, la forma estatal, la política parlamentaria, el
despliegue electoral, la disputa institucional, etc. Como vemos en esta exposición lógica, existe
implícitamente la noción de que la participación institucional y la disputa parlamentaria son
condiciones ineludibles de la lucha política, punto este que siempre ha sido factor de disputa no
solo entre el marxismo y las otras teorías críticas, sino incluso en la interna del mismo movimiento
marxista, generando ásperas polémicas desde tiempos de la segunda internacional, donde
diversas organizaciones planteaban la inutilidad de cualquier tipo de lucha electoral, desde
posturas aparentemente izquierdistas y anti oportunistas. L realizó una profunda crítica a estas
tendencias en su obra “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”, redactado en 1920,
coincidiendo con la bancarrota de la segunda internacional chauvinista44, el segundo año del
triunfo de la revolución en Rusia y un año después de inaugurada la tercera internacional
comunista. En este tratado se exponen dos ideas de gran importancia práctica, por un lado, se
sentencia que el ultra izquierdismo es un mal que brota del oportunismo de las dirigencias
obreras, por otro, se refiere categóricamente al tema de las elecciones de esta forma:

“Aunque no fueran “millones” y “legiones”, sino una simple minoría bastante considerable
de obreros industriales la que siguiese a los curas católicos y de obreros agrícolas la que
siguiera a los terratenientes y campesinos ricos (Grossbauern), podría asegurarse ya sin
vacilar que el parlamentarismo en Alemania todavía no ha caducado políticamente, que la
participación en las elecciones parlamentarias y en la lucha desde la tribuna parlamentaria
es obligatoria para el partido del proletariado revolucionario… Mientras no tengáis fuerza
para disolver el parlamento burgués y cualquier otra institución reaccionaria, estáis
obligados a actuar en el seno de dichas instituciones precisamente porque hay todavía en
ellas obreros idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo.
De lo contrario corréis el riesgo de convertiros en simples charlatanes.” (P. 85)

Nos parece que el argumento es suficientemente contundente.

3) “El tercer momento es el de La relación de las fuerzas militares, inmediatamente decisivo en


cada ocasión”. Finalmente, nos aclara que: “El desarrollo histórico oscila continuamente entre el

44
1. m. Exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero. (RAE)

36
primer y el tercer momento, con la mediación del segundo”. En este fragmento vemos claramente
la influencia del pensamiento de Von Clausewitz y las interpretaciones de su teoría de parte del
movimiento revolucionario agrupado en la III internacional. Retomamos entonces lo revisado en el
segmento anterior, reiterando la centralidad del problema militar, encontrando en él el punto
culminante de la lucha de clases. Esto se fundamenta en la teoría marxista del poder,
entendiéndolo siempre como violencia efectiva o potencial, en base a un salto de coherencia
lógica y el análisis materialista de la historia realmente desplegada.

FIN DE SESIÓN 11
4.5.- Antecedentes históricos: La importancia de la organización

El caso de la larga marcha. En 1911 la revolución democrática sacude china, cae la última
verdadera dinastía imperial y nace la primera república, aquí se abre el largo periodo de la
revolución china que culmina con el triunfo comunista de 1949. En 1921 se funda el partido
comunista como un apéndice dentro del movimiento nacionalista de Sun Yat-sen y su gobierno
republicano, debido principalmente al hecho de que fue la Unión Soviética la única potencia que
prestó ayuda a la república nacionalista en su lucha contra los caciques que controlaban el norte
del país.

El terrible atraso de la sociedad china, principalmente agraria y con una clase proletaria
insignificante, marcaron la primer época del partido; su relativa irrelevancia y su condición de
partido auxiliar del nacionalismo marcaron su excesiva dependencia de la URSS (quienes pujaban
por este compromiso nacional-comunista), este es el periodo de lo que se conoció como el frente
único. Con la muerte de Yat-sen en el 1926, la alianza Nacional-Comunista estalla y comienza la
primera fase de la guerra civil (1927) con las llamadas campañas anti comunistas, en las que el
ahora líder militar del nacionalismo Chiang Kai-Shek (formado en la URSS), en una maniobra a dos
frentes, buscaba eliminar a sus dos adversarios; por un lado a los caciques militares del norte,
mediante la “campaña del norte”, por el otro, la cruenta represión hacia las y los antiguos
comunistas, en la llamada “campaña anti comunista”. La primera ofensiva fue brutal, dejando al
partido rojo en un estado de cuasi derrota, barriéndolo prácticamente de todas las zonas urbanas
y quedando aislado en algunos terrenos rurales, lo cual no sólo significo un declive militar y
político, sino también una derrota en el terreno ideológico, ya que abstraído de su base social, el
proletariado y la intelectualidad urbana, desaparece prácticamente del terreno de la lucha política.
En este momento entra en escena Mao Zedong, quien venía teorizando y cimentando en la
práctica una tendencia no ortodoxa dentro del partido, contrario a la visión obrerista de la
dirección pro-soviética, que planteaba una estrategia urbana de revolución. En contraste, Mao se
decantó por la apuesta de organizar una revolución desde al campo a la ciudad, según su propio
análisis del eslabón débil y decisivo, realizando un concienzudo análisis la correlación de clases y
de fuerzas reales y posibles en la sociedad china. Este fue el adelanto del presidente Mao, la
adaptación del pensamiento marxista a la realidad China. Parafraseando a Mariátegui, el
marxismo chino que se desarrolla luego de Mao no fue calco y copia, sino creación heroica de las
masas chinas.

37
Mao junto con su fracción comunista-campesina, se refugió en la zona montañosa de Jiangxi y en
1931 estableció La República Soviética de China, también conocida como Soviet de Jiangxi, donde
fortalecieron su resistencia. Desde aquí, con una fuerza ínfima en términos estrictamente
militares, rechazaron 4 veces la arremetida del ejército nacionalista. Tras 3 sucesivas campañas de
cerco nacionalistas, de 1931 a 1933, y habiendo movilizando el enemigo en total casi 1.000.000 de
soldados (sumando las fuerzas desplegadas en cada campaña). Las tropas rebeldes fueron capaces
de propinarles más de 100.000 bajas a los reaccionarios, con una fuerza de combatientes
comunistas que apenas llegaba en total a la misma cantidad de elementos (cerca de 100.000),
demostrando un despliegue brillante de la táctica de guerra defensiva y lucha guerrillera.

Para finales de 1933 y durante el 1934 el gobierno reaccionario movilizó un ejército concentrado
de más de 1.000.000 de soldados contra una fuerza guerrillera que apenas llegaba al 10% del
mismo número y estaba precariamente pertrechada. Ante el riesgo de una derrota segura, se
toma la decisión de iniciar una retirada titánica hacia el oeste, con cerca de 90.000 elementos,
recorriendo a pie, en un lapso de 370 días, un aproximado de 12.000 kilómetros (como referencia,
la longitud lineal de américa es de 15.300 km). 9 de cada 10 soldados rojos perecen o son
masacrados en el camino, sufriendo constantes acoso de parte del enemigo, carestía de alimentos,
enfermedades y bombardeos aéreos, constituyendo una de las gestas bélicas más heroicas de la
historia de la humanidad.

Esta hazaña épica cimentó el liderazgo de Mao en el movimiento comunista chino.

Finalmente se produce el arribo del tercer y cuarto ejércitos rojos, que se suman al primer ejército
de Mao y conforman el ejército rojo unificado. Aún con la reunión de las 3 fuerzas, los comunistas
siguen siendo un grupúsculo guerrillero marginal, sumamente mermado en su capacidad de
guerra y literalmente oculto en las cuevas de la zona montañosa de Shaanxi. No obstante esta
situación paupérrima, desde este refugio en las montañas los comunistas fueron capaces de
consolidar sus fuerzas y ya para la segunda guerra sino japonesa de 1937-1945, contar con un
potente ejército guerrillero capaz de rechazar al ejército japonés y posteriormente conquistar el
poder en toda China en 1949.

Este ejemplo nos da cuenta de un principio histórico fundamental, la centralidad e importancia del
factor directivo en la lucha revolucionaria, aplicable tanto en el momento político como en el
momento militar. Como vimos anteriormente, existía una “realidad rebelde” en la sociedad China;
grandes masas de campesinos desposeídos, una naciente pequeña burguesía intelectual con ideas
progresistas, democráticas y comunistas, una dinastía en decadencia, la burguesía en alza,
movimiento obrero incipiente en las ciudades, incapacidad del estado para ejercer control
territorial, invasión del territorio por un ejército imperialista, influjo de las revoluciones socialistas
y de liberación nacional en otras partes del mundo, etc. Todos estos elementos son los que
constituyen la base real, objetiva, que posibilita la revolución. Junto con esto, se desarrollan una
serie de condiciones subjetivas, determinadas por las primeras en términos históricos, pero
netamente dependientes en su desenvolvimiento real por la conciencia activa de los sujetos que
participan del proceso histórico de esta sociedad y por su voluntad de acción.

38
Podemos concluir entonces que en el caso expuesto, aun cuando el partido comunista chino fue
(casi) militarmente derrotado en la experiencia de la larga marcha, la sobrevivencia de su aparato
político, de su núcleo intelectual en términos de G, constituyo una verdadera victoria en términos
estratégicos, al mantenerse intacta la “realidad rebelde” (siguiendo en G), lo fundamental era
asegurar la integridad del intelectual colectivo, que permitió en última instancia asegurar el
futuro de la revolución45.

4.6.- Antecedentes históricos: La importancia de la estrategia

En el abigarrado panorama político de la Rusia revolucionaria, la tendencia marxista correspondía


a la más pequeña y radicalizada de entre todas las filosofías que integraban la izquierda política,
en donde primaban los postulados de los llamados populistas, del partido Socialista
Revolucionario, conocidos como eseristas (de tendencia socialista ecléctica46, extendida entre el
campesinado), los republicanos radicales, que representaban las aspiraciones de las capas altas de
las clases media, la burguesía, militares progresistas y algunos aristócratas y los nacionalistas, de
las nacionalidades oprimidas, que formaban paraguas donde se agrupaban desde partidos
burgueses hasta proletarios, pasando por las identidades tribales.

El movimiento marxista a su vez, organizado en torno al POSDR, se encontraba dividido a en dos


facciones que actuaron primero como tendencias y luego como partidos independientes; los
mencheviques (minoría) y los bolcheviques (mayoría), denominaciones que obedecían al tamaño
de cada una de estas tendencias, en términos de delegados, en el congreso de 1903.47

En términos generales, diremos que los mencheviques asumían el papel de sector moderado o de
derecha dentro del marxismo, con una visión economicista, que planteaba la imposibilidad de la
revolución socialista en Rusia debido al atraso de las fuerzas productivas y la debilidad del
proletariado, mientras que los bolcheviques tomaban partido por la revolución socialista en las
condiciones existentes.

Al calor de la primera revolución democrático burguesa de 1905, el marxismo revolucionario ruso


(bolchevique) elabora las líneas maestras de su estrategia para la construcción del socialismo, las
cuales son expuestas por L en su libro “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución
democrática” (1905), donde se polemiza con los mencheviques (de aquí las dos tácticas, una
según cada tendencia), quienes debido a su concepción mecanicista, consideraban que al no estar
el proletariado en condiciones de tomar el poder (según su análisis), el socialismo debía ser un
apéndice del movimiento liberal, formando una alianza revolucionaria entre proletariado y
burguesía para, en base al desarrollo del capitalismo nacional, combinado con la adquisición
progresiva de conquistas democráticas, consolidar las premisas objetivas del socialismo en el

45
Veamos la opinión de G a este respecto: “Se habla de capitanes sin ejército, pero en realidad es más fácil
formar un ejército que formar capitanes. Tanto es así que un ejército [ya existente] es destruido si llegan a
faltar los capitanes, mientras que la existencia de un grupo de capitanes, unidos, de acuerdo entre sí, con
fines comunes no tarda en formar un ejército incluso donde no existe”.
46
2. Ecléctico: Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades. (RAE)
47
Las vicisitudes de la lucha política determinaron la sobrerrepresentación de los bolcheviques en dicho
congreso, ya que no obstante a esto, constituían, en términos numéricos, la facción más pequeña.

39
terreno político-económico, para pasar luego a una segunda fase de confrontación con la
burguesía, en un futuro indeterminado. A esto se le llamó la tesis de la “oposición revolucionaria
extrema”. Los bolcheviques por su parte, formulan la necesidad desde ya de una amplia alianza de
los desposeídos, principalmente el proletariado y los campesinos pobres, para la toma del poder
por sí mismos, instaurando la “dictadura democrática revolucionaria”48, con o sin el apoyo de la
burguesía, para arrastrar tras de sí a todas las masas revolucionarias, poniendo al proceso
revolucionario en su conjunto bajo la influencia de sus sectores más avanzados, el proletariado
revolucionario y su partido de vanguardia.

No obstante la resistencia bolchevique fue admirable, la revolución fue derrotada, se instauró un


parlamento meramente consultivo y el Zar retomó el control.

Si bien la siguiente década estuvo marcada por una gran convulsión política y social, esto no
escapaba de la situación normal de la última etapa dela Rusia zarista, que se encontraba en una
crisis orgánica de larga data, ya desde los tiempos de M. No fue sino hasta 1917, en las etapas
finales de la primera guerra mundial imperialista y ante la inminente derrota del imperio ruso en el
frente, con la consiguiente crisis económica, que estalla la segunda revolución democrática.

Luego de las demostraciones populares del día de la mujer (23 de febrero/8 de marzo), se
extiende un proceso general de insurgencia que desborda desde todos los frentes al estado
zarista, forzando la abdicación del zar a los 4 días de iniciada la revuelta. Es notable que todo
sucedió sin coordinación ni dirección de ningún partido revolucionario.

Con la revolución de febrero (marzo según nuestro calendario), se abre el periodo que conocemos
como de poder dual; por un lado el gobierno provisional, de carácter liberal, y por otro lado la
emergencia de los soviets o consejos populares, siendo el más importante el de Petrogrado (la
capital del imperio), dominados principalmente por mencheviques y social revolucionarios.
Mientras el gobierno provisional adoptaba la forma de gobierno republicano-burgués, los soviets
representaban el ejercicio creativo del poder popular y la democracia directa de las masas
revolucionarias, siendo su relación siempre compleja y contradictoria.

Durante los primeros meses de la revolución los soviets son dirigidos en su inmensa mayoría por
los social revolucionarios y los mencheviques, encontrándose los bolcheviques en una posición de
aislamiento, aunque con importantes bases sociales de apoyo en la clase obrera urbana y una
estructura partidaria y miliciana incomparablemente más disciplinada. En este contexto, donde
primaba además un sentimiento de esperanza frente a la nueva situación y los soviets tendían a
tomar posiciones de conciliación y colaboración con el gobierno provisional, L presenta sus tesis
de abril, las cuales caen como balde de agua fría sobre la izquierda en general, e incluso dentro del
propio bolchevismo, debido a su radicalidad. Estas son: Fin de la guerra, sustitución del poder
burgués, no cooperación con el gobierno provisional, insistir tesoneramente en la toma del
poder, abolición de la republica burguesa, confiscación de toda la tierra, nacionalización de la
banca y control de la producción y distribución por los soviets. Estos puntos se expresan

48
Aquí ya vemos un planteamiento decididamente hegemónico.

40
magistralmente en las consignas “pan, paz y tierra” y “todo el poder a los soviets”, que
trascendieron el ámbito de influencia del bolchevique y fueron asumidas como propias por la
mayoría de los sectores sociales en lucha.

A través de las tesis de abril, L da muestra de todo su genio revolucionario al interpretar


claramente tres condiciones que a la postre fueron las garantías de la victoria comunista, a saber:
(1) la necesidad imperiosa de resolver el problema de la tierra para ganar a los campesinos pobres,
la clase más numerosa de toda la población rusa y con la misma disposición de combate que el
proletariado (ya que integraban la mayoría del ejercito). Si se contaba con su apoyo, se contaba
con el sostén de la mayoría del pueblo, (2) La perseverancia en la postura anti belicista, aun
cuando la guerra seguía siendo popular entre las masas rusas. L supo prever el desarrollo posterior
de los acontecimientos, esto es, las derrotas militares del frente ruso, el recrudecimiento de la
carestía de bienes en la retaguardia, merma de la capacidad de combate por insubordinación en el
frente, fortalecimiento de la reacción (necesaria por contar con los cuadros de mando militares)
etc. Todos factores que posteriormente volvieron la guerra decididamente impopular, dejando a
los bolcheviques en posición de gran prestigio frente a las masas como el partido de la paz, y
finalmente, (3) Comprendió que en base a los dos factores expuestos, las toma del poder estaba a
la orden del día, que la radicalización de la conciencia de las masas las volcaría hacia la superación
del gobierno provisional, que ya existía un órgano que concentraba la fuerza de las masas en alza y
gozaba del prestigio suficiente frente al pueblo, los soviets y que por tanto, se había allanado el
camino para la toma del poder, el cual pasaba por la destrucción del gobierno provisional y su
reemplazo por los soviets.

Estas 3 claridades, surgidas de un análisis estratégico de las clases en lucha, las fuerzas reales y las
posibilidades del movimiento revolucionario, junto con una inteligente previsión de los escenarios
posibles, permitieron a un relativamente pequeño núcleo de revolucionarios y revolucionarias, en
el transcurso de unos poco meses, hacerse con el poder en un inmenso país y construir el primer
estado proletario de la historia humana.

4.7.- Antecedentes históricos: La importancia de la lucha por el poder

En base a los planteamientos del texto de Atilio Borón “Actualidad del qué hacer”, revisaremos
tres grandes hechos de masas que marcan el inicio del siglo XXI en Latinoamérica y señalan el
resquebrajamiento del orden neoliberal, instaurado en las dictaduras militares de los 70, estos
son, el (a) golpe de estado del 2000 en Ecuador, el llamado (b) “Argentinazo” del 2001 y las (c)
guerras del agua (2000) y el gas (2003) y gobierno revolucionario (2006) en Bolivia. Analizaremos
estos sucesos en virtud de lo revisado hasta ahora, principalmente las etapas de la lucha de clases
según G y problematizaremos respecto al factor de la lucha activa por el poder, develando su
importancia en virtud del desenlace ulterior de cada uno de estos procesos.

(a) golpe de estado del 2000 en Ecuador: Se sucede una cruenta crisis económica en el
Ecuador entre los años 1998 y 1999 que provoca como reacción un fuerte paquetazo
neoliberal, la dolarización de la economía, la reducción de los sueldos en el ejército y que

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repercute en la pauperización49 de las condiciones de vida de las clases subalternas. Los
indígenas, dirigidos por la CONAIE, lanzan una gran marcha desde el amazonas a la capital,
a la cual se suman los cuadros medios y bajos del ejército, siendo capaces de desalojar al
gobierno e instalando un triunvirato, representado por un miembro de los militares
sublevados, el presidente de CONAIE y el expresidente del poder judicial. Al fallar en
obtener reconocimiento internacional para su gobierno, el triunvirato da un paso al
costado, permitiendo el nombramiento del vicepresidente neoliberal, quien procedió a
encarcelar a los cabecillas del golpe (siendo estos posteriormente indultados). La
improvisación y falta de un plan sobre el qué hacer en el poder determinó el fracaso del
movimiento. Aquí observamos el despliegue de las 3 etapas de la lucha, la reivindicativa,
la política y la militar.
(b) “Argentinazo” del 2001: La crisis económica que se venía arrastrando desde 1998
desembocó en verdadera crisis humanitaria producto del corralito impuesto por el
gobierno de Fernando de la Rúa el 3 de diciembre del 2001, lo que conllevó a la
declaración, el 13 de diciembre, de la huelga general por parte de las centrales obreras. El
19 de diciembre, se declara el estado de sitio y la revuelta se generaliza a todo el país,
desembocando en la huida de De la Rúa en helicóptero desde la sede de gobierno al día
siguiente y el fin del estado de sitio para el 21. Una de las características interesantes de
todo este proceso de lucha fue la emergencia de fábricas recuperadas y proliferación de
asambleas populares y barriales. No obstante la renuncia del gobierno, la revuelta siguió
su curso, llegando a sucederse 4 presidentes distintos, hasta que finalmente la situación se
apacigua con la llegada al poder de Eduardo Duhalde, quien entrega algunas concesiones
en materia económica e inyecta recursos en ayuda social, siendo las asambleas populares
paulatinamente abandonadas y persistiendo aisladamente algunas pocas experiencias
organizativas surgidas de la revuelta50. El corralito se deroga recién en diciembre del 2002.
Podemos catalogar al movimiento en su conjunto, como una gran revuelta del hambre,
que evolucionó en revuelta política, sin embargo, incapaz de construir dirección, de
centralizarse y coordinares en virtud de objetivos y de organizarse para la disputa de la
superestructura, terminó por dispersarse rápidamente sin generar ningún cambio en la
estructura de la sociedad.
(c) guerras del agua (2000) y el gas (2003) y gobierno revolucionario (2006) en Bolivia: Tanto
los sucesos del 2000, como en 2003, dan cuenta de la emergencia de procesos de carácter
estructural en la lucha de clases en Bolivia y, a diferencia de los dos casos anteriores, de
un desarrollo superior de la misma.
En los 2000 a instancias del FMI, el gobierno decide privatizar el agua, prohibiendo incluso
la acumulación de agua lluvia para consumo humano y subiendo los costos de la vida a
niveles imposibles (el agua llegó a subir su precio en un 300%). Se declara la revuelta,
liderada por la Central Obrera y protagonizada por los pobres urbanos, estudiantes y

49
Pauperizar: 1. tr. Empobrecer un país, una región, un grupo social, etc. (RAE)
50
Caso que parece ser análogo al surgimiento de las asambleas ciudadanas/populares al calor de la revuelta,
que hasta a la fecha no han logrado construir una propuesta alternativa de organización social ni de instalar
liderazgos sociales, tendiendo hacia el desgaste.

42
campesinos indígenas. Finalmente se logra retrotraer la medida, pero el gobierno
permanece intacto. Aquí se perfila el liderazgo de evo morales, en ese entonces diputado
por el MAS. El carácter de la revuelta fue esencialmente económico y reivindicativo.
En el 2003, ya con Morales en condición de líder político de la oposición y referente para
las masas subalternas, se desarrolla la guerra del gas. Esta vez las revueltas inician por una
demanda política, la nacionalización de los hidrocarburos, lo cual da cuenta de un avance
en la conciencia del pueblo. El trasfondo tenía que ver con la construcción, en manos de
empresas extranjeras (Repsol y otras) de un gaseoducto para llevar gas desde Bolivia hacia
el puerto de Mejillones, Chile, a precios bajos y con poca recaudación estatal. La
combatividad del pueblo boliviano se incrementa en razón de la intensificación de la
represión (octubre se salda con 63 muertos), extendiéndose la insurrección a todo el
territorio nacional, forzando el mismo mes de octubre la salida del presidente Sánchez de
Lozada, siendo reemplazado por su vicepresidente Carlos Mesa, quien cancela la
construcción del oleoducto y convoca un referéndum para dirimir la cuestión de la
propiedad y explotación del gas, triunfando en lo sustantivo la posición popular.
Si bien la insurrección popular no fue capaz de avanzar hacia la toma del poder, se
consolidó el prestigio y liderazgo de Evo Morales, siendo este elegido presidente en las
elecciones del 2005 (tomando posesión en enero del 2006), dando inicio al periodo de
gobierno revolucionario.

FIN DE SESIÓN 12
4.8.- Conclusión

Para finalizar, he propuesto este esquema para resumir, en líneas generales, la esencia de todo lo
revisado y discutido a través del presente curso.

Veamos a continuación, qué entendemos en cada uno de estos pasos.

• El fundamento de la sociedad humana y de todo su devenir histórico lo encontramos en las


formas de organización que la misma especie se ha dado para la producción de sus medios de
vida, este es el núcleo de la concepción marxista de la historia: el materialismo histórico. En el

43
capitalismo y por extensión en toda sociedad clasista, este hecho fundante, el modo de
organización de los seres humanos en virtud de la estructura productiva, conlleva necesariamente
la existencia de contradicciones, que surgen y se determinan primeramente en el terreno
económico. Estas contradicciones, por el hecho de estar fundadas en la estructura misma de la
sociedad y ser imprescindibles para su operación, son por tanto irreconciliables, puesto que no
existe campo de posibilidad para su resolución en el marco del sistema mismo, siendo
imprescindible la destrucción de tal forma de organización social para su solución.

• Estas contradicciones irreconciliables del terreno económico son el sustento material que
explica la existencia del estado y en un sentido más general, del poder político como tal.
Justamente, la necesidad de dar estabilidad al sistema, de permitir su operación en un terreno de
relativo equilibrio, condiciona la necesidad de constituir un conjunto de instituciones de
dominación política, al servicio de la clase económicamente dominante, que de esta manera pasa
a ser la clase dominante de toda la sociedad (esto es: impone su dictadura de clase). Esta es la
teoría marxista del estado.

Como vimos anteriormente, la clave de la dominación política está en el concepto de la


hegemonía, concepto por el cual entendemos la combinación activa, por parte de un determinado
grupo social, sobre el resto de la sociedad, del uso de los medios de fuerza (la dominación) y los
medios de generación de consenso (la dirección), de manera tal que ningún sistema de
dominación política, ningún estado, se sostiene únicamente por el uso de la coerción contra los
elementos dominados, como así tampoco por mero ejercicio de consenso y dialogo; la forma y
medida en que estos dos elementos (coerción y consenso) se encuentran presentes y se utilizan,
de parte de las clases dominantes, en un determinado orden social, depende principalmente del
estado de la lucha de clases en cada situación.

• Por regla general, observada claramente en todo el desarrollo pasado de la civilización humana,
cuando las clases dominadas de la sociedad, avanzan conscientemente hacia la conquista del
poder y la transformación de las relaciones sociales de dominación, cuando estas clases
comienzan a arrastrar a cada vez más sectores sociales detrás de su bandera, constituyéndose en
dirección intelectual y moral de la mayoría de las clases subalternas (esto entendemos por un
avance en el estado de la lucha de clases), cuando por su parte, las clases hasta ese momento
dominantes, ven cada vez con mayor claridad amenazada su posición, cuando la capacidad de
generar consenso en su favor ha sido minada por las clases revolucionarias a través de un proceso
de hegemonía revolucionaria y cuando, finalmente, el poder constituido ha perdido
sustantivamente la capacidad de ejercer la Dirección de la sociedad, la única palanca restante que
le queda para salvaguardar su dominación de clase es el uso activo de su capacidad de Coerción,
esto es, la utilización de todos sus medios de fuerza en contra de las clases en alza, so pena de
perecer ante la arremetida subversiva.

Llegados a este punto, caídas ya todas las caretas y desnudadas las contradicciones mismas de la
sociedad en su profundidad estructural, La experiencia histórica nos demuestra que ninguna clase
dominante escoge el camino del suicidio, por muy razonables o humanitarios que aparezcan ante
nosotros/as sus representantes de turno. Es en este momento donde la cuestión militar pasa a la

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orden del día como el problema político fundamental. De ahí se desprenden dos conclusiones
posibles, o la victoria político militar de la revolución, o el aniquilamiento de la dirección
revolucionaria (“los capitanes”, en palabras de G) y el amedrentamiento de las masas de reserva.

Con esto, no queremos decir que la insurrección militar o la guerra civil abierta sean las únicas vías
de la revolución proletaria, estas son situaciones a las que los/as revolucionarios/as nos vemos
arrastrados/as por las clases dominantes. Ya hemos visto como otras tácticas políticas pueden ser
aprovechadas para conquistar de manera más o menos pacifica el poder, asegurando el control
del gobierno para posteriormente pasar al control del ejército, desarmando al enemigo antes de
culminar con su derrota definitiva, como en el caso venezolano (donde la burguesía aún no ha sido
derrotada). Lo fundamental en todos los casos es comprender la importancia del factor militar en
la lucha revolucionaria; ninguna revolución puede triunfar si se abstrae del problema militar y
cualquier proceso que, aun cuando este guiado por los más sublimes sentimientos de humanidad,
intente dar el salto de una sociedad a otra sin enfrentar militarmente al enemigo, sólo siembra de
flores los jardines de su sepulcro.

• Así planteado el asunto, podemos observar que dentro de esta cadena que representa la lucha
revolucionaria, el eslabón decisivo es el partido revolucionario, ya que él constituye el factor
fundamental que permite concentrar toda la energía de combativa de las clases revolucionarias y
dirigir su acción hacia la conquista del poder. El partido tiene la función de dar expresión política a
las contradicciones irreconciliables entre clases subalternas y clases dominadas, evitando las
trampas que estas últimas disponen en el terreno político, combatiendo los intentos de
conciliación de clase, generando el necesario puente entre las demandas del campo popular
(surgidas en base a estas mismas contradicciones) y el horizonte estratégico de su solución. Del
partido depende entonces, por decirlo así, demostrar en la práctica concreta de las masas el
carácter irreconciliable de sus intereses y los de sus enemigos, por sobre las ilusiones de la política
burguesa y orientar a las masas hacia la conquista del poder, como única solución posible.

En palabras de L “el proletariado, en su lucha por el poder, no tiene más arma que la
organización”, esto explica la centralidad del factor organizativo, del partido. Así como en la guerra
es imposible triunfar sin un ejército y un plan, así también en la lucha social es imposible enfrentar
la conjura de todos nuestros enemigos, el poder militar, el poder político organizado, los medios
de comunicación, el imperialismo y los poderes económicos, sin una férrea organización capaz de
planificar los enfrentamientos en su contra. Un ejército sin líderes se desborda y cae como un
castillo de naipes, tal le pasa a un pueblo alzado sin una dirección. De esta manera, la experiencia
china y cubana nos demuestra que aún con todo en contra y de cara a la derrota militar, mientras
exista una dirección revolucionaria, la revolución es posible.

Para finalizar, quiero expresar nuevamente que nuestra concepción de partido revolucionario no
se corresponde con la estructura anquilosada y burocrática propia del electoralismo burgués, sino
la idea dinámica del concilio de todos los elementos más avanzados de las clases revolucionarias,
formado primeramente en la experiencia concreta de la lucha social y cohesionado en torno a la
convicción irrenunciable de la toma del poder. Cuando abogamos por el partido revolucionaria, no
aspiramos a la orientación de nuestra energía como sujetos/as rebeldes a la tarea de reclutar

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incautos para que sirvan de infantería en los procesos de disputa electoral, para conquistar
espacios que nos permitan elevar a gentes para “cooperar con los burgueses, a pedir empleos, a
mendigar sueldos, o a intrigas entre pasillos”(Los representantes comunistas en el parlamento –
Luis Emilio Recabarren), sino a la necesidad histórica e imperiosa de construir una plana de líderes
y lideresas de los pueblos de Chile, dispuestos a ofrendar su existencia física y su vida moral en pos
de la liberación del pueblo, a articular sustantivamente a todas las expresiones organizativas de las
clases subalternas tras una estrategia clara de poder, a construir el proyecto ideológico general de
la revolución chilena, que se disemine en la conciencia de todos los explotados y explotadas de la
patria. Abogamos y bregamos por unificar a todos los sectores rebeldes de la sociedad detrás de
un proyecto histórico de superación de las relaciones sociales capitalistas y de la dependencia
imperial, es por esto que el partido revolucionario no vive en las siglas, no se encuentra en la
nomenclatura, ni se lo haya en las banderas, como dijera Bertolt Brecht: “El partido somos
nosotros. Tú, yo, y nosotros, nosotros todos. Se viste con tu ropa y piensa en tu cabeza. Donde
nosotros estemos, allí estará el Partido. Donde se le ataca, allí combate”.
Ofrezco estas reflexiones para la militancia popular, como un aporte a la organización y la lucha de
los pueblos y los insto a seguir desplegando y construyendo el partido, allí donde este sea
necesario, sembrando la unidad como espiga, combatiendo a nuestros enemigos desde todos los
frentes, a formarnos como hombres y mujeres integrales, ser verdaderos revolucionarios y
revolucionarias, en la acción y la palabra, para concluir la gesta heroica iniciada en 1810,
conquistar nuestra segunda independencia y formar la nueva patria proletaria, donde los pueblos
manden.

FIN DE SESIÓN 13

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6.- Bibliografía:

Capítulo I, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana – Federico Engels

Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo – VI Lenin

Primer Manuscrito, Cap. 4 “Trabajo enajenado”, Manuscritos económico filosóficos – Karl Marx

Capítulos XII a XIV, Anti-Dühring – Friedrich Engels

En torno a la cuestión de la dialéctica – VI Lenin

Tesis sobre Feuerbach – Karl Marx y Friedrich Engels

Sobre la contradicción – Mao

Manifiesto comunista – Karl Marx y Friedrich Engels

Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política – Karl Marx

18 Brumario de Luis Bonaparte – Karl Marx

Crítica al programa de Gotha – Karl Marx

Capítulo V “Las huelgas y las coaliciones de los obreros”, La miseria de la filosofía – Karl Marx

Prólogo a la contribución a la crítica de la economía política – Karl Marx

Carta a Vera Zasulich (8-03-1881) y al director de los Anales de la patria (1877) – Karl Marx

El Marx tardío y la concepción multilineal de la historia – Néstor Kohan

Capítulo I, “La sociedad de clases y el estado”, El estado y la revolución – VI Lenin

El programa militar de la revolución proletaria – VI Lenin

Introducción de Federico Engels de 18911, La guerra civil en Francia

Reforma o revolución – Rosa Luxemburgo

Capítulos 12 y 13, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática – VI Lenin

Cuaderno n° 1, P.103 y nota 44, “Dirección política de clase antes y después de la llegar al
gobierno”, Edición Crítica, Cuadernos de la Cárcel – Antonio Gramsci

P.13 a 60, 159 a 160, 179, 326 a 327, Tomo 5, Edición crítica, Cuadernos de la cárcel– Antonio
Gramsci

Cuaderno n°4, Nota 33, tomo 2, Cuadernos de la Cárcel – Antonio Gramsci

Capítulo IX, Enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo – VI Lenin

Actualidad del “Que hacer” – Atilio Borón

47
Capítulos II, III e IV, Que hacer – VI Lenin

Algunas Cuestiones Sobre los Métodos de Dirección – Mao

Programa de transición – León Trotsky

La cuestión del poder en Marx – Adolfo Sánchez Vásquez

Estrategia y táctica – Marta Harnecker

La guerra de guerrillas – VI Lenin

La democracia burguesa y la dictadura del proletariado – VI Lenin

Democracia obrera – Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti

Los grupos comunistas – Antonio Gramsci

Los representantes comunistas en el parlamento – Luis Emilio Recabarren

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