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LA MERCANTILIDAD DE LOS ACTOS

Víctor D. Ovando

Como tema introductorio al análisis de los contratos mercantiles, es preciso señalar que los
actos son mercantiles por una de tres causas:

a) Por las personas que en ellos intervienen;


b) Por el objeto mismo sobre el que recaen; o bien
c) Porque así lo dice la Ley.

a) En cuanto a las personas que intervienen en un acto mercantil, recordemos quiénes


son comerciantes de acuerdo con el artículo 3o. del Código de Comercio, y lo son:

I. Las personas (yo agrego aquí la palabra "físicas", por el simple contenido de la
siguiente fracción) que teniendo capacidad para ello, hacen del comercio su
ocupación habitual;
II. Las sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercantiles;
III. Las agencias o sucursales de sociedades extranjeras que realizan actos de comercio
en territorio nacional.

Si bien pasamos por encima del artículo 2, cabe recordar que ese precepto establece la
supletoriedad del Derecho común federal en materia sustantiva, dado que la materia
mercantil tiene dicho carácter federal por disposición constitucional; es decir, no hay más
que un Código de Comercio y demás leyes mercantiles para toda la República, y es
privilegio del Congreso de la Unión legislar en materia comercial para toda la República.
En un apartado separado hablaremos de la supletoriedad en materia procesal.

¿Por qué la salvedad anterior? Básicamente, porque el Código de Comercio no establece


norma o disposición alguna sobre la capacidad de las personas; eso es materia del Código
Civil, en este caso, el Federal. Segundo, ya descontado que la legislación supletoria se
ocupa de la regulación de la capacidad, validez, nulidad, etc. de los actos jurídicos, el
Código se centra en la reiteración de actos que tienen por finalidad la especulación
comercial. Y quizá lo más importante, dada la antigüedad del Código, (1890, por cierto…)
en una disposición derogada hace muchas décadas establecía que las mujeres casadas sólo
podían dedicarse al comercio con la autorización de su cónyuge… Ahí se las dejo…

Cabe un paréntesis: el artículo 12 se refiere a las personas que no pueden ejercer el


comercio, como una prohibición: I. Los corredores…. (agreguemos el calificativo
"públicos"), ya que los fedatarios en materia mercantil no pueden dedicarse al comercio y a
la vez dar fe de los actos que así lo requieran. II. Los quebrados no rehabilitados. Esto
plantea necesariamente la pregunta: ¿cómo se rehabilita un quebrado? No hay norma
complementaria de ésta. La regulación del "concurso mercantil", que termina con la
"quiebra" del "fallido" implica un juicio que conlleva cuatro etapas, desde la declaratoria
del comerciante en estado de concurso mercantil hasta el remate de todos sus bienes y
pago a los acreedores en el orden de prelación que les corresponda, de acuerdo con la
naturaleza de sus créditos. En el mejor de los casos, no sería aplicable la palabra
"quebrado", que implica llegar hasta las últimas consecuencias de un juicio concursal, si en
una etapa previa a la declaratoria de quiebra se da un convenio entre el comerciante y sus
acreedores para el pago de sus créditos, en los términos, porcentajes, modalidades, etc., que
regula la Ley de Concursos Mercantiles. Ese convenio implicaría una forma de
"rehabilitación" del comerciante que habiendo sido declarado en estado de concurso
mercantil, sale de éste vía acuerdo con sus acreedores; pero a dicho comerciante en ningún
momento le aplicaría la condición jurídica de quebrado. III. A quienes (personas físicas)
han sido condenados por sentencia firme por delitos patrimoniales. Muy preocupado por los
delincuentes y sus derechos humanos, hace quizá 15 años, el legislador adicionó esta
fracción con un párrafo que señala que esta prohibición sólo estará vigente mientras el
condenado cumple su sentencia, hecho lo cual podrá dedicarse nuevamente a estafar…
digo… al comercio. Así es el legislador. Como dato curioso, se discutía ampliamente
(ahora ya no existe eso en el congreso) una reforma a la legislación electoral, que resultó
menos importante que esta adición a la Fr. III del artículo 12.

II. Huelga decir que por el hecho de ser sociedades mercantiles, constituidas conforme
a las leyes mercantiles, las personas morales así constituidas, no pueden ser menos que
comerciantes. Por ende, caen dentro de las personas que por el sólo hecho de serlo, le dan el
carácter mercantil a sus actos, porque no existen sociedades mercantiles que no se dediquen
a especular en una actividad mercantil. Para eso existen otros tipos de vehículos jurídicos
de los que se puede echar mano, si la naturaleza del objeto no es la especulación comercial.

III. Por lo mismo, las agencias o sucursales de sociedades constituidas en el exterior,


que en territorio nacional practiquen actos de comercio, son también comerciantes,
previa inscripción ante el Registro Nacional de Inversión Extranjera, a cargo de la
Secretaría de Economía, y ante el Registro Público de Comercio, cuya base central de datos
lleva también dicha Secretaría, éste último en coordinación con los Titulares de las Oficinas
de Registro Público de la Propiedad de la Ciudad de México y de los Estados.

b) En cuanto al objeto mismo sobre el que recaen, el concepto mismo no es muy


asible, ya que podría caber sin problema en cualquiera de los otros dos incisos. Sin
embargo, cabe resaltar que personas no comerciantes incurren cotidianamente, aún sin
saberlo, en actos mercantiles, por el solo instrumento que utilizan en su vida cotidiana: una
tarjeta de crédito, una de débito, un cheque, un pagaré, o bien, cosas que la ley define como
mercantiles, como los títulos de crédito en general (Art. 1o. de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito), los buques, los inmuebles destinados al comercio, entre otros.

c) Mucho más claro nos resultará el concepto de los actos que son mercantiles porque
así lo dispone la Ley, para cuyo efecto nos remitiremos al artículo 75 del Código de
Comercio, que establece el catálogo, obsoleto a pesar de sus múltiples adiciones o pegotes
(véase nada más qué tiene que hacer en la fracción X "las casas de empeño" junto a los
comisionistas, agentes, representantes de negocios, casas de subastas, en fin; o el turismo
en la misma fracción de las empresas de transporte de personas o mercancías por tierra o
agua, sin que hasta la fecha se haya adicionado a dicha fracción el transporte aéreo; como
decíamos, así es el legislador).

Legislación supletoria en materia procesal

Este apartado es de particular importancia, porque, sin importar la clase de acto de que se
trate, sea 100% mercantil (entre dos comerciantes) o mixto (en el que interviene un
comerciante y otro no comerciante, uno con propósito de lucro y el otro no), la ley no entra
a tal distinción, salvo por lo dispuesto en el artículo 4o. del Código, que con un
desafortunado adverbio (accidentalmente) califica actos como meros accidentes; si nos
apegamos a la teoría de los actos jurídicos, un acto es aquél realizado con la plena intención
de generar ciertos efectos jurídicos, y eso nunca ocurre por accidente. Sigue diciendo el
artículo 4o que tales actos, realizados accidentalmente por no comerciantes, se regirán por
las disposiciones mercantiles. Eso, en lo sustantivo.

En materia procesal el legislador no distingue si el acto es sólo entre comerciantes o si se


trata de un acto mixto, o incluso entre dos no comerciantes. El Libro V del Código, elativo
a los juicios mercantiles, establece una supletoriedad un tanto rebuscada; así es el
legislador; pero en 2008 reformó el artículo 1050 DOS VECES, porque a algún genio se le
ocurrió que siendo materia federal la materia mercantil, no era posible que la legislación
supletoria fuese la de carácter civil. Ese genio ignoró lo que después a librazos le tuvieron
que enseñar sus colegas, o incluso los litigantes y jueces que se vieron en aprietos por sus
ocurrencias legislativas.

En primer lugar, hay que remontarse no muchos años atrás, por ahí de los 70's, en que
todavía existían los "territorios federales": Baja California Sur y Quintana Roo; Fue el
Presidente Echeverría quien promovió la iniciativa de reforma constitucional para dar a
esos territorios la calidad de Estados de la Federación.
En esa época, el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, era una Dependencia del
Ejecutivo. Lo fue hasta 1996. Y el Código Civil ahora federal, era el del Distrito Federal,
cuyo extenso nombre apenas cabía en la portada del libro: "Código Civil para el Distrito
y Territorios Federales en Materia Común y Para Todos los Estados en Materia
Federal". El Código de Procedimientos Civiles, igual que el Código Civil, lo era
igualmente para el Distrito y Territorios Federales en Materia Común, y para todos los
Estados en Materia Federal; luego no existía un Código Federal de Procedimientos Civiles,
más que el del Distrito Federal. Pero los jóvenes que modificaron ese artículo del Código
de Comercio no asistieron a las cátedras necesarias para saber lo anterior, así que
decretaron: "……..(tema que de momento no nos importa el relativo al arbitraje y medios
alternos de solución de conflictos)… serán aplicables las disposiciones de este Libro (OJO,
el Libro V del Código de Comercio, y supletoriamente las disposiciones del Código Federal
de Procedimientos Civiles" (palabras más, palabras menos; no me gusta copiar textos que el
amable lector puede consultar por sí mismo).

Pero….. da la casualidad que hay ciertas partes muy específicas de los procedimientos
judiciales que varían de Estado a Estado, o que simplemente no están regulados en el
Código Federal de Procedimientos Civiles, o incluso contradicción entre lo que establecen
las disposiciones procesales civiles y el Código de Comercio; de modo que se creó un vacío
legal en aspectos tan importantes como si hay que notificar o no al demandado para que
acuda a firmar una escritura de ADJUDICACIÓN de un bien que dejó de ser suyo por
sentencia de remate…. Así, en una segunda reforma al mismo artículo, el mismo año, se
volvieron a agregar los códigos de procedimientos locales, aunque bajo una fórmula muy
rebuscada; tan fácil que habría sido decir: "a falta de convenio…etc. ….. serán aplicables
las disposiciones de este Libro, y supletoriamente las disposiciones del Código Federal de
Procedimientos Civiles o en su defecto, las disposiciones procesales locales". Heme aquí
en funciones de legislador, o cuando menos de corrector de redacción y estilo.

Adicionalmente, para fines de señalar la aplicabilidad de las normas mercantiles, establece


categóricamente, en su artículo 1052: (aclaro, no textual, pero en esencia) Cuando para
una de las partes (en una relación jurídica) el acto sea de naturaleza mercantil y para la otra,
de carácter civil, LA CONTROVERSIA QUE SURJA DE DICHO ACTO se regirá por
las disposiciones mercantiles. De modo que, mercantil, mixto o incidental (no accidental),
si hay un conflicto entre las partes, éste se regirá por las disposiciones mercantiles.

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