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Agroalimentaria

ISSN: 1316-0354
agroalimentaria@ula.ve
Universidad de los Andes
Venezuela

Cid Aguayo, Beatriz


Agroecología y agricultura orgánica en Chile: entre convencionalización y ciudadanía ambiental
Agroalimentaria, vol. 17, núm. 32, enero-junio, 2011, pp. 15-27
Universidad de los Andes
Mérida, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=199218360002

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AGROALIMENTARIA
Vol. 17, Nº 32; enero-junio 2011 15
AGROALIMENTARIA. Vol. 17, Nº 32; enero-junio 2011 (15-27)

AGROECOLOGÍA Y AGRICULTURA
ORGÁNICA EN CHILE: ENTRE
CONVENCIONALIZACIÓN Y CIUDADANÍA
AMBIENTAL
Cid Aguayo, Beatriz1

Recibido: 06-01-2011 Revisado: 14-03-2011 Aceptado: 25-04-2011

RESUMEN
Desde la década de 1980 Chile ha jugado un papel relevante en la producción agroalimentaria global, acuñando en los
últimos años el lema «Chile: Potencia Agroalimentaria». En este contexto, es pertinente explorar en el ejercicio individual y
colectivo de ciudadanía, ejercido por productores agrícolas que intentan desafiar –o, al menos, representar una diferencia-
respecto del modelo económico y productivo dominante. Este artículo explora en el desarrollo y estado del movimiento
agroecológico chileno, como expresión de una agricultura cívica, que representaría un contra-movimiento levantado por diversos
actores contra los discursos y prácticas dominantes de la «potencia agroalimentaria» chilena. Realiza también algunos aportes
a la discusión sobre los procesos de convencionalización y bifurcación descritos en la literatura, explorando sus límites analíticos
para entender el movimiento agroecológico chileno.
Palabras clave: agroecología, agricultura orgánica, convencionalización, ciudadanía, Chile.

ABSTRACT
Chile has played a relevant role in neoliberal global food production since the 1980s, coining in the last years the motto «Chile:
an Agro-food Power». Thus, it is relevant to enquire on the exercise of individual and collective citizenship on the part of
agricultural producers that attempt to challenge -or at least, make a difference- within this dominant economic and productive
model. This paper explores the development and current state of the agroecological movement in Chile, as an expression of
civic agriculture representing a countermovement developed by diverse actors against the dominant discourse and practices of
the «Chilean agro-food power». It also discusses the conventionalization and bifurcation processes described in the literature
and its analytical limits.
Key words: agroecology, organic agriculture, conventionalization, citizenship, Chile.

1 Socióloga (Universidad Católica de Chile); M.Sc. en Sociología (Universidad de Chile); Ph.D. in Sociology (York University, Canadá).
Profesora Asistente del Departamento de Sociología y Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción-Chile.
Dirección postal: Departamento de Sociología y Antropología. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Concepción, Barrio
Universitario, s/n. Concepción, Chile. Teléfono: +56-41-2203038. Fax: +56-41-2215860; e-mail: beatrizcid@udec.cl
Cid Aguayo, Beatriz
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RÉSUMÉ
Depuis les années 80, le Chili a joué un rôle important dans la production alimentaire mondiale, en développons ces dernières
années le slogan ou le signe «Chili: une puissance agroalimentaire.» Dans ce contexte, il est important l´exploration dans
l’exercice individuel et collectif des citoyens, exercée par des producteurs agricoles qui affrontent les défis, ou essaies au
moins de faire une différence face au modèle économique de production dominant. Cet article dévoile le développement
et la situation du mouvement agro- écologiques chilienne, comme une l´expression d´une agriculture civique, qui représente
un contre-mouvement soulevées par divers intervenants contre les discours dominants et les pratiques de la «puissance
agroalimentaire» du Chili. Également dans cet article vous trouvez quelques apports à la discussion sur les processus sur la
conventionalisation et bifurcation décrit dans la littérature, on montre ses limites analytiques pour comprendre le mouvement
agro écologiques chilien.
Mots-clé: agro écologie, agriculture organique, conventionalisation, citoyenneté, Chili.

1. INTRODUCCIÓN ce un caso ilustrativo de contra-movimiento en el con-


Desde la década de 1980, Chile ha jugado un papel re- texto de una producción agroalimentaria neoliberal
levante en la producción agroalimentaria global, parti- hegemónica y exitosa desde el Sur Global. Ello hace
cularmente en los mercados nicho de productos fres- posible discutir la centralidad de dos temas que han
cos -especialmente fr uta mediterránea de sido ampliamente descritos en la literatura relativa a
contratemporada-, vino premium y salmón atlántico. Ello regímenes de certificación orgánica: i) los procesos de
ha ocurrido bajo una agresiva política de moderniza- convencionalización-abdicación de los principios
ción del sector agrario, que sigue un modelo de desa- agroecológicos por parte de productores insertos
rrollo neoliberal, orientado a la exportación y la explo- exitosamente en el mercado-; y ii) los de bifurcación -
tación de ventajas competitivas. Es más, durante la úl- segmentación entre productores convencionalizados y
tima década el gobierno chileno promovió explícitamen- no convencionalizados-. También permite discutir acer-
te el lema «Chile: Potencia Agroalimentaria», como ca de las posibilidades y límites de la producción
lineamiento estratégico para sus políticas agrícolas y agroecológica para constituir un ejercicio de ciudadanía
rurales. La estrategia chilena ha involucrado una com- medioambiental. En este caso, pese a evidencias acerca
binación de inversión internacional masiva por parte de procesos de convencionalización entre productores
de corporaciones agroalimentarias, monocultivos, abu- medianos y grandes, pueden encontrarse también com-
so de agroquímicos, trabajo temporal y una relación portamientos, prácticas y ejercicios de agricultura cívica
conflictiva con campesinos y agricultores. En ese con- (DeLind, 2002; Lyson, 2002) que representan diversos
texto, resulta pertinente explorar en el ejercicio indivi- contra-movimientos desarrollados por varios actores
dual y colectivo de ciudadanía desarrollado por pro- contra el discurso y práctica dominante de la «potencia
ductores agrícolas que intentan desafiar -o al menos agroalimentaria» chilena. Además, mientras la literatu-
representar una diferencia-, respecto del modelo eco- ra describe ampliamente la bifurcación del movimiento
nómico y productivo dominante. En palabras teórica- del agroecológico, entre prácticas convencionalizadas
mente más tradicionales, este artículo explora los di- y no convencionalizadas, este caso muestra cómo pe-
versos contra-movimientos Polanyianos de la sociedad activa queños y medianos productores agroecológicos chile-
que intenta re-arraigar, bajo marcos locales, sociales y nos combinan estratégicamente dichas prácticas. Es así
medioambientales, el mercado agroalimentario como estos productores desarrollarían prácticas
autoregulado global, que es percibido como expansivo convencionalizadas en su relación con mercados exter-
y riesgoso (Polanyi, 2001). nos y domésticos formales, con miras a re-capitalizar
Este artículo explora el desarrollo y estado actual su producción, al tiempo que mantendrían prácticas no
del movimiento -o, como se verá a lo largo del mismo, convencionalizadas para el autoconsumo familiar y el
movimientos- agroecológicos en Chile, particularmen- mercado local. De esta manera, ejercicios de ciudada-
te la Región del Bio-Bio, localizada en el centro-sur del nía medioambiental y agricultura cívica, se articularían
país. Albergando la mitad de la producción con prácticas más comerciales orientadas hacia los
agroecológica chilena total, la Región del Bio-Bio ofre- mercados formales, domésticos y externos.
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2. AGROECOLOGÍA, CONVENCIONALIZACIÓN Y el «consumo local» reconstruye una comunidad local


AGRICULTURA CÍVICA ficticia -privilegiada y localizada al interior de los de
Se ha argumentado ampliamente que la globalización países centrales- e ideológicamente borra el resto del
agroalimentaria neoliberal ha afectado tanto el bienes- mundo, evitando así la responsabilidad internacional por
tar de productores agrícolas como el de los consumido- el destino de las comunidades del Sur Global. Como
res (Friedmann, 1994; FitzSimmons, 1999; Kneen, argumenta Winter (2003), estas prácticas pueden tener
1999; Barndt, 2002). Frente a ello han emergido tam- connotaciones nacionalistas y posiblemente racistas,
bién contra-tendencias que intentan construir alianzas por lo cual el «arraigo local» puede transformarse en
económicas y políticas entre proveedores, agricultores, «localismo defensivo» antes que en la construcción de
minoristas, trabajadores y consumidores, con miras a una alternativa verde para un futuro post-global. Como
establecer redes agroalimentarias autosustentables ba- argumenta Massey (2002), la construcción de alterna-
sadas en la confianza y la cooperación. Esto ocurre con tivas no sólo debe evitar la tentación del retorno a lo
el propósito de acortar las fracturas metabólicas asociadas local, sino que debe extender su preocupación más allá,
con la producción alimentaria global y limitar el poder reconociendo ‘responsabilidad a distancia’: «In an age
de las corporaciones agroalimentarias (Jarosz y Qazi, of ‘globalization’ we need also to be able to ‘ground’ our
2000). El rango de alternativas propuestas frente a las international connections, to recognize responsibility at a distance,
prácticas dominantes se agrupa dentro de las catego- to appreciate that ‘the closest in’ maybe should not always be the
rías de agroecología y soberanía alimentaria (Altieri, first priority» (Massey, 2002: 22)3.
1998; Leahy, 2004). Estas propuestas van más allá de El mercado orgánico y el proceso de la certificación
reformar el sistema productivo; implican un esfuerzo orgánica representan dos alternativas de escala global
por transformar la sociedad en su completitud. En pa- que intentan re-arraigar la lógica global de producción
labras de Miguel Altieri, «A radical transformation of alimentaria bajo estructuras formalizadas de control,
agriculture is needed, one guided by the notion that ecological con miras a proteger el ambiente y promover el bienes-
change cannot be promoted without comparable changes in the tar de productores y consumidores. El movimiento or-
social, political, cultural and economic arenas that also constrain gánico reúne diferentes grupos de actores -organizacio-
agriculture» (1998: 4)2. Estas propuestas pueden anali- nes de consumidores, grupos de justicia medioambiental
zarse bajo los lentes analíticos de Karl Polanyi, quien y social y asociaciones de productores-, para movilizar
observó que las tendencias destructivas que los merca- la disponibilidad a pagar de los consumidores de acuer-
dos auto-regulados de tierra, trabajo y capital conlle- do con fines ambientales y sociales (Bacon, 2005). La
van sobre las comunidades y la naturaleza, van siempre certificación orgánica es un sistema de certificación
acompañadas por el intento cívico de re-arraigar dichos voluntaria que instala estándares en lo referido al
mercados bajo controles sociales. Bajo esta mirada el reciclaje de desechos, la polución del agua, el uso de
movimiento agroecológico sería parte del esfuerzo de insumo químicos y el manejo de la calidad del suelo,
la sociedad activa por establecer algún control sobre la ofreciendo sobreprecios a productores que obedecen
-social y medioambientalmente ciega- lógica económi- normas establecidas (Muradian y Pelupessy, 2005). La
ca neoliberal. certificación orgánica se desarrolló en la década de
En el primer mundo, las propuestas agroecológicas 1970, a través de iniciativas que buscaban alternativas
han sido ampliamente asociadas con la opción por el a la naturaleza insostenible de la agricultura industrial
«consumo local». Sin embargo, visto desde Sur Global, y al carácter poco saludable de los alimentos
esto puede ser problemático; y, de hecho, ha sido criti- agroindustriales. Estas iniciativas buscaron crear un sis-
cado en tanto el foco en lo local abandona el espacio tema agroalimentario más saludable y sustentable, que
global al dominio absoluto de los actores corporativos «re-arraigara» la agricultura y ganadería bajo procesos
internacionales (Massey, 2002). Además, el consumo «orgánicos» o «ecológicos» (Raynolds, 2000). Los siste-
local indirectamente ignora el destino de las comunida- mas de certificación fueron animados inicialmente por
des agrícolas en el Sur, cuyo sustento depende en gran productores orgánicos y, en algún grado, por comercian-
parte de economías de exportación. En otros términos, tes involucrados en el mercado de comida orgánica,

2 La traducción libre de la cita de Altieri (1998: 4) apunta que «(…) es 3 Análogo a lo anterior, se refiere Massey (2002: 22) a que «(…) en
necesaria una transformación radical de agricultura, guiada por la noción de que una era de ‘globalización’ necesitamos ser capaces de ´aterrizar´ nuestras
el cambio ecológico no puede promoverse sin cambios comparables en las arenas conexiones internacionales, reconocer responsabilidad a distancia, para
sociales, políticas, culturales y económicas que también condicionan la apreciar que ´el más cercano´ quizá no siempre debe ser la primera
agricultura». prioridad».
Cid Aguayo, Beatriz
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como una manera proteger dicho mercado del fraude y de certificación orgánica habría desnaturalizado los prin-
garantizar la autenticidad de la etiqueta (Raynolds, cipios agroecológicos que originalmente inspiraron el
2003; González y Nigh, 2005). Aunque el mercado in- movimiento. Ello, porque los productores orgánicos que
ternacional de productos orgánicos ha crecido amplia- entran en competencia de mercado se bifurcarían en
mente en los años recientes, su alcance todavía es limi- dos grupos diferenciados: ortodoxos y «convenciona-
tado. En este sentido, Raynolds (2000) argumenta que lizados». Los productores convencionalizados aplica-
el verdadero éxito del mercado orgánico no se refiere a rían criterios agroecológicos mínimos y apoyarían la
su crecimiento comercial, sino a su habilidad para cues- formalización de la agricultura orgánica, así como su
tionar las relaciones capitalistas abstractas que alimen- apertura al capital corporativo y a los intereses
tan la explotación en el sistema agroalimentario global; agroindustriales (Raynolds, 2003; Gómez y Tovar et al.,
esto es, como una forma política de contrapoder. 2005). Según Buck et al. (1997) y Goodman (2005), la
La articulación entre los conceptos sobre mayoría de los productores convencionalizados desa-
agroecología, producción orgánica y ciudadanía rrolla una definición de lo orgánico mínima, cínica, prag-
medioambiental ha sido organizada principalmente en mática y orientada al mercado, que contradice los fun-
torno el ámbito del consumo. El consumo de produc- damentos agroecológicos de la agricultura sustentable.
tos agroecológicos ha sido conceptuado ampliamente Dicha definición mínima se reduciría finalmente al cum-
como un ejercicio de ciudadanía medioambiental, por plimiento una lista de insumos permitidos -tales como
dos razones: primero, los ciudadanos responsables des- la limitación del uso de agroquímicos-, que son rele-
plegarían éticas ambientales al realizar consumo sus- vantes para la salud de los consumidores; al mismo tiem-
tentable (Seyfang, 2005; 2006); y, segundo, el derecho po que se mantendrían muchas de las prácticas de la
a «comer bien» ha sido incluido en un concepto liberal agricultura convencional, tales como los monocultivos
de ciudadanía dentro de un constructo más general de y el empleo de mano de obra temporal, migrante y no
derechos medioambientales (Dowler, 2008; Kojima, sindicalizada. Dichos agricultores estarían desplazan-
2010). Esta forma de ciudadanía tendría la ventaja de do al grupo cada vez menor de agricultores más orto-
trascender la diferenciación de lo público/privado en doxos en el movimiento; esto es, a aquellos que cuyo
la línea feminista de que las opciones personales y fa- énfasis está en un estilo productivo distintivo, con op-
miliares son profundamente políticas. Por otra parte, el ciones en relación con la elección de tipos de cultivo,
consumo como forma de ciudadanía presenta varios tamaño de la explotación, estructuras organizacionales
problemas; principalmente la dificultad de distinguir y relaciones personales. Esta bifurcación se reflejaría
entre estrechos intereses personales, respecto de las en la gobernanza de los regímenes de certificación, de
preocupaciones reales acerca de la economía política manera tal que a pesar del compromiso histórico del
del proceso productivo y el deseo de proteger el paisaje movimiento orgánico con valores domésticos y cívicos
rural y las economías locales (DeLind y Bingen, 2008). (arraigados en la confianza personal, diversidad, y jus-
Es más, los consumidores que escogen productos ticia social), los regímenes de certificación instituyen
agroecológicos en el comercio están simplemente trans- convenciones de calidad industrial y comercial basadas
firiendo su preocupación política hacia otros que su- en la eficacia, estandarización, burocratización y
puestamente sí están ejerciendo la opción política de competitividad de precios (Raynolds, 2003).
producir agroecológicamente. Los regímenes de certificación orgánica
Paradójicamente, la esfera de producción ha sido convencionalizados han sido ampliamente criticados.
escasamente abordada en la discusión de ciudadanía Primero, se les acusa de ser verticales en su naturaleza;
ambiental. De esta manera, mientras el consumo res- esto significa que las normas de producción orgánica
ponsable es considerado cívico, la producción son organizadas según las demandas e intereses de con-
agroecológica es considerada principalmente como una sumidores del primer mundo, las que son impuestas
opción personal o incluso un ejercicio comercial. De hacia abajo de la cadena productiva por la vía de agen-
hecho, la discusión de la esfera productiva ha sido do- cias de certificación e intermediarios, con baja o nula
minada temáticamente por el concepto de regímenes de participación de los productores y campesinos en el
certificación y la hipótesis de convencionalización. Bajo esta proceso (González y Nigh, 2005). En este sentido, la
hipótesis, la producción orgánica aparece principalmente inspiración de lo que era originalmente un comercio
manejada desde una lógica comercial y con criterio alternativo y que redefinía las relaciones de poder se
ecológico minimalista, antes que por consideraciones habría perdido, en tanto se ha permitido que las prácti-
agroecológicas. Según las hipótesis de convencio- cas adquisitivas de consumidores, adinerados y
nalización y bifurcación, la formalización de regímenes maximizadores de bienestar, guíen el movimiento. Esta
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verticalidad minaría las bases democráticas originales El cuarto se refiere a la argumentación de que los
del movimiento orgánico y fortalecería la subordina- sobreprecios asociados con la certificación orgánica han
ción de los productores del Sur ante los dictados de atraído intereses corporativos. Ello habría promovido
consumidores del Norte (Raynolds, 2000). prácticas productivas minimalistas que dependen de
Una segunda crítica a los procesos del definiciones blandas de lo orgánico, lo cual desdibuja
convencionalización es que la lógica y estructura de la distinción entre agricultura orgánica y convencional
los regímenes de certificación y del mercado de pro- (Goodman, 2005). Al respecto, Guthman (2004a,
ductos orgánicos tiende a beneficiar a los agricultores 2004b) argumenta que la penetración agroindustrial en
grandes y capitalizados respecto de los pequeños. Esto el negocio orgánico amenaza las prácticas orgánicas en
ocurre porque el proceso de certificación involucra un tres niveles: político, económico e identitario. En deta-
costo monetario para los agricultores, así como tam- lle, se refiere a:
bién un conjunto de requisitos burocráticos, lo cual fa- • Amenazas políticas: la gran influencia adquirida por
vorece agricultores orgánicos grandes y de estilo los agronegocios en la definición y manipulación de los
agroindustrial. De hecho, la creación y mantenimiento estándares para su propio beneficio, presiona hacia la
de registros, archivos y carpetas acerca del proceso pro- disminución y minimalización de dichos estándares. Por
ductivo es dificultoso para campesinos de escasa alfa- su parte, los productores orgánicos tradicionales han
betización, al tiempo que el costo de las inspecciones a buscado contrarrestar estas tendencias desarrollando
los predios -llevadas a cabo por empresas certificado- etiquetas que van más allá de lo orgánico.
ras, muchas veces extranjeras- resulta caro para agri- • Amenazas económicas: los agronegocios tienen la ca-
cultores aislados. Los productores grandes, por su par- pacidad de desplazar a los productores orgánicos más
te, poseen economías de escala que les favorecen en el comprometidos a través de la competencia de precios.
mismo de proceso; por ejemplo, los predios a certificar • Amenazas de identidad: a través de su práctica orgá-
son más homogéneos y accesibles. Así, el proceso de nica blanda, que utiliza altos niveles de intensificación,
certificación orgánica tiende a reforzar la posición ya malas prácticas laborales y escasas actividades tradi-
ventajosa de agricultores grandes. En este sentido, el cionales como la rotación de cultivos y multicultivos,
proceso de certificación se constituye una nueva forma los agronegocios terminan minando la particularidad
de gobernanza que reproduce y acentúa las desigualda- identitaria de cultivar orgánico.
des existentes entre productores (Raynolds, 2003; Es así como los segmentos más lucrativos de la ca-
Gómez Tovar et al., 2005). dena de valor orgánica habrían sido apropiadas por
Un tercer problema se relaciona con la estructura de empresas agroindustriales, muchas de las cuales han
mercado. La certificación orgánica obscurece la distin- abandonado las prácticas agronómicas y comerciales
ción entre productos agroindustriales -cultivados bajo alternativas y sustentables características del movimien-
criterios de certificación orgánica minimalista- y peque- to orgánico. Así, la incorporación de los agronegocios
ños productos de perfil agroecológico. Ambos produc- minaría la capacidad de los productores de mantener
tos, pese a encarnar estructuras de costo completamente formas ortodoxas de cultivar orgánico, lo cual profun-
diferentes, compiten en los mismos estantes de super- dizaría la ya descrita convencionalización de la etique-
mercado, bajo la misma certificación y para segmentos ta orgánica, socavando la naturaleza originalmente ra-
de mercado similares. Ello disimula las distintas eco- dical de la misma.
En resumen, la tendencia de convencionalización
nomías políticas detrás de ambas estructuras producti- descrita en la literatura envuelve varias conclusiones
vas. Por ejemplo, aunque la producción agroindustrial fatalistas, que deniegan la posibilidad de que un agri-
orgánica (e.g., plátanos orgánicos Dole) respeta normas cultor vinculado al mercado pueda mantener un com-
orgánicas sobre el uso de agroquímicos y el manejo del promiso con prácticas agroecológicas. Esto deja a los
suelo, ésta sigue siendo una empresa totalmente capi- consumidores políticamente informados con el dilema
talista que probablemente mantiene prácticas conven- de escoger entre productores agroecológicos locales, de
cionales en temas laborales, estrategias de agricultura escala muy pequeña -y probablemente incapaces de
de contrato y mínima biodiversidad intra-predial; to- satisfacer la demanda local total de los centros urba-
dos estos son factores que contrastan completamente nos-, o las ambientalmente ciegas corporaciones
con la estructura productiva de productores orgánicos agroalimentarias. Descontento con estas conclusiones
ortodoxos o, más dramáticamente, con la producción fatalistas y dualistas, este artículo intenta retomar la
campesina de sensibilidad agroecológica (Klonsky, idea de la producción agroecológica y orgánica como
2000; Gómez y Tovar et al., 2005). un ejercicio cívico en sí mismo, desarrollado por los
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productores. Usando el concepto de agricultura cívica queña vinicultura. De hecho, las grandes haciendas que
(Lyson, 2000; DeLind, 2002), este trabajo intenta mos- caracterizaron el campo chileno hasta el primero la mi-
trar que la producción agroecológica -tal y como es prac- tad del XX, nunca se consolidaron realmente en esta
ticada por diferentes tipos de agricultores- no es sólo área. Incluso hoy el Censo Agrario muestra una estruc-
una opción comercial, sino también un auténtico ejer- tura de tenencia basada en el minifundio; de hecho,
cicio de ciudadanía ecológica. Es más, en el contexto 48,6% de las tenencias son de menos de 5 hectáreas y
del Sur Global, es políticamente más fructífero recono- 64,9% de menos que 10 hectáreas. En los últimos 20
cer los ejercicios que promueven y profundizan la ciu- años y en el contexto de una economía orientada a la
dadanía ambiental, antes que vigilar a pequeños y me- exportación, la silvicultura y la industria papelera han
dianos agricultores en busca de trazas de penetrado el área. Durante este tiempo, 1.330.163 hec-
convencionalización que los marginarían de un movi- táreas de tierra agrícola -que anteriormente eran princi-
miento agroecológico. palmente usadas para la producción triguera y de remo-
En la agricultura cívica, la alimentación y las prácticas lacha-, han sido ocupadas por plantaciones silvícolas
agrícolas son organizadas según las necesidades de los (INE, 2006-2007). Esto ha significado tanto un des-
agricultores, los consumidores y las economías rurales plazamiento de la agricultura campesina, como crecien-
locales. En tanto estas prácticas son importantes para tes conflictos acerca del uso de las aguas y el impacto
la relación entre las personas y el territorio que ellas de la aspersión de agroquímicos.
habitan, la agricultura cívica constituye un ejercicio de Como contra-movimiento a esta tendencia, la Re-
promoción de ciudadanía y sensibilidad ambiental en gión del Bio-Bio se ha vuelto también el centro del
el escenario rural (DeLind, 2002). La agricultura cívica movimiento agroecológico chileno. Tres de las princi-
está dotada de flexibilidad ideológica y es inclusiva en pales organizaciones nacionales que promueven la
su naturaleza, dejando espacios para conocimientos Agroecología -el Centro de Educación en Tecnología
territoriales y sistemas agroalimentarios localmente (CET) Yumbel, CET-Sur e Inia Quilamapu- se locali-
orientados (Lyson y Guptill, 2004). Se organiza explí- zan en la región, como también la mayor parte de los
citamente en oposición a los sistemas agroalimentarios productores agroecológicos chilenos. Ello incluye alre-
globales, corporativamente dominados, así como a la dedor de 1.000 explotaciones orgánicas certificadas (in-
agricultura de commodities en general. En este sentido, la dividuales y cooperativas), que constituyen la mitad del
agricultura cívica se corresponde explícitamente a una total de explotaciones orgánicas certificadas en todo
contra-tendencia Polanyiana de re-arraigar y re-locali- Chile. Además, la principal empresa certificadora que
zar la agricultura globalizada y mercantilizada. Bajo esta trabaja en Chile -la compañía alemana Bio Control System
óptica, la agricultura se constituye en una cuestión cí- Eco Guarantee (BCS), tiene sus oficinas centrales en la
vica, en lugar de un problema exclusivamente econó- ciudad de Chillán, de la Región del Bio-Bio. También
mico. en la región y bajo el efecto demostrativo de las institu-
Seguidamente, este artículo examina varias ramas del ciones promotoras, existe un número significativo de
movimiento agroecológico en Chile, particularmente en productores agroecológicos no certificados, de peque-
la Región del Bio-Bio, que concentra casi la mitad de la ña escala, tanto en sectores urbanos como rurales. Esta
producción orgánica chilena total. Particularmente se concentración parece estar relacionada con el efecto
argumentará que, a pesar de existir evidentes tenden- demostrativo generado por productores pioneros que
cias hacia convencionalización entre agricultores me- han estado cultivando orgánicamente en la región des-
dianos y grandes, es necesario dar cuenta de otros com- de la década de 1970.
portamientos que conservan prácticas agroecológicas Actualmente, tres vertientes del movimiento
y constituyen de esta forma ejercicios de agricultura agroecológico están presentes en la Región de Bio-Bio.
cívica. La primera vertiente está organizada alrededor de dos
organizaciones: Agrupación de Agricultura Orgánica de
3. AGROECOLOGÍA Y AGRICULTURA ORGÁNICA EN LA Chile (AAOCH) y Bio-Bio Orgánico. Ambas tienen un
REGIÓN DEL BIO-BIO perfil similar y una participación cruzada, formada por
La Región del Bio-Bio se localiza en el centro-sur de agricultores medianos y grandes con cierto nivel de ca-
Chile (36° 46' 22" S), por lo que disfruta de un clima pitalización. Su producción -principalmente certifica-
mediterráneo; corresponde, así mismo, a un zona irri- da- se orienta a los mercados del nicho, mercados do-
gada por varios ríos. Es un área ocupada tradicional- mésticos de élite y a la exportación. La segunda ver-
mente por medianos y pequeños propietarios dedica- tiente del movimiento consiste en un grupo de federa-
dos a la producción de trigo, ganado, remolacha y pe- ciones campesinas, organizaciones de agricultura urba-
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na, fundaciones y ONGs, que retoman prácticas dominantes de producción agrícola. De hecho, estos
agroecológicas como una manera de bajar los costos de productores están orientados a mercados convencio-
producción alimentaria familiar, mejorar las dietas y nales y apuntan a la satisfacción de demandas de nicho
diversificar los ingresos familiares a través de la partici- de grupos de altos ingresos, nacionales e internaciona-
pación en los mercados alimentarios locales informa- les. Bajo esta orientación productiva, muchos de estos
les. Finalmente, la tercera vertiente corresponde al agricultores se relacionan con agroindustrias de packing
movimiento de permacultura, constituido principalmen- de orgánicos, principalmente de berries, orientadas a la
te sobre una base neo-rural, de clase media y alta, orga- demanda orgánica del hemisferio Norte, de exclusivas
nizado alrededor del Instituto Chileno de Permacultura cadenas de supermercados nacionales y de tiendas de
(ICP) y la Granja Agroecológica El Manzano. Ambas productos saludables y alternativos orientados a con-
organizaciones abrazan la agroecología como parte de sumidores de élite. En estas articulaciones se reprodu-
una búsqueda de un estilo de vida sustentable, tenien- cen la mayoría de las relaciones político-económicas
do casi nula conexión con los mercados. convencionales, ampliamente descritas en la literatura
La relación entre estas tres vertientes de la práctica acerca de la relación entre productores y corporacio-
agroecológica ha estado sembrada de conflictos, parti- nes agroalimentarias (Grossman, 1998; Warning y Key,
cularmente entre agricultores capitalizados y campesi- 2002). De hecho, las industrias de packing de orgánicos
nos, así como también entre productores con «orienta- parecen reproducir con los agricultores el mismo tipo
ción al movimiento» y productores con «orientación al de relación observada en las industrias de packing con-
mercado». En las siguientes secciones se examinarán vencionales. Esto sucede, especialmente, en lo referi-
estas tres líneas del movimiento agroecológico, mos- do al desequilibrio de poder y la posición monopsónica
trando que: (i) a pesar de sus significativas diferencias, que gozan un número reducido de empresas compra-
todos ellos -de maneras bastante distintas- constituyen doras respecto de múltiples agricultores proveedores.
ejercicios de contra-movimiento y agricultura cívica; y Dicha posición reduce la capacidad de los agricultores
que, (ii) la distinción entre productores convencio- para negociar contratos y precios con las empresas, con-
nalizados y no convencionalizados es borrosa y no ex- virtiéndolos en «tomadores de precios». En esta situa-
plica la complejidad de las prácticas estratégicas de - ción, las empresas de packing pueden ser muy selectivas
por lo menos- dos de estas vertientes. con respecto al producto que aceptan; y, de hecho, pue-
den negarse a recibir productos por razones que no siem-
4. ENTRE COMPROMISO PERSONAL Y DEMANDAS DE pre están bajo el control, o que no son transparentes
MERCADO: AAOCH Y BIO-BIO ORGÁNICO para los productores. En algunos casos, también las
La AAOCH es una organización de productores orgá- empresas de packing juegan un papel demasiado rele-
nicos de escala nacional, cuyo propósito es la promo- vante en la dirección del proceso productivo intra-
ción de las practicas agroecológicas, la representación predial, privando a los agricultores del control sobre la
política del tema, la articulación de iniciativas comer- gestión de sus propios cultivos. Finalmente, puesto que
ciales, la promoción nacional e internacional del con- el criterio orgánico de las compañías de packing normal-
sumo orgánico, la salvaguarda del cumplimiento de mente se limita a evitar el uso de ciertos productos (ta-
normas orgánicas y el cabildeo de los intereses de sus les como pesticidas, herbicidas y transgénicos), antes
asociados. Bio-Bio Orgánico, por su parte, representa a que la promoción de prácticas agroecológicas estas com-
agricultores de la Región del Bio-Bio y también del Sur pañías promueven entre sus proveedores un criterio
de Chile. Muchos de sus miembros también participan minimalista de producción orgánica.
en la AAOCH, como también los propósitos y activi- Las relaciones de estos agricultores con las cadenas
dades de ambos grupos se solapan. Sin embargo, Bio- de supermercados también son complicadas. La mayo-
Bio Orgánico se distingue por su naturaleza regionalis- ría de los agricultores orgánicos no puede satisfacer las
ta y un énfasis más político, levantando opinión públi- demandas de estandarización, continuidad y consisten-
ca y cabildeo respecto de temas más contenciosos como cia en suministro que requiere el comercio minorista.
la producción transgénica, el monopolio de las semillas De hecho, las cadenas de supermercados requieren un
y los monocultivos. suministro anual fiable, de calidad homogénea, que es
A primera vista los agricultores de medianos a gran- difícil de cumplir para la mayoría de los agricultores.
des, capitalizados, orientados a mercado y que están Hay, sin embargo, algunos casos en que -desarrollando
asociados a estas dos organizaciones, parecen consti- un producto de nicho exclusivo, como tés herbarios
tuir un grupo altamente convencionalizado que apenas orgánicos o mermelada orgánica-, los agricultores han
representa algún contra-movimiento contra las formas podido abrirse espacio en supermercados de élite. Este
Cid Aguayo, Beatriz
22 Agroecología y agricultura orgánica en Chile: entre convencionalización y ciudadanía ambiental (15-27)

nicho representa una importante oportunidad comer- conversión más importante es la dramática experiencia
cial, pero tampoco está libre de riesgos. De hecho, la personal o familiar de envenenamiento por pesticidas.
capacidad de negociación de los agricultores frente a La enfermedad o muerte de un miembro familiar debi-
las cadenas de supermercados es reducida. Más aún, do a agroquímicos se convierte en un punto absoluto
los productos nicho ofrecidos por agricultores sufren de «conversión» hacia el cultivo orgánico; éste incluye
una agresiva competencia de precios bajo la forma de la opción de producir orgánicamente, no sólo para el
productos premium de empresas convencionales, con los mercado, sino también proporcionar una variedad de
que normalmente comparten el mismo espacio de es- comida agroecológica a la dieta familiar. Esto involucra
tante. sistemas complejos de producción intra-predial y el
Ahora bien, la evidencia indica que los agricultores desarrollo de intercambios informales con otros pro-
orgánicos tienen mayor capacidad de renegociar y ejer- ductores orgánicos. Otro motor de conversión, de veta
cer formas autónomas de poder respecto de los agricul- más ideológica, refiere a la relectura de una militancia
tores convencionales. De hecho, la exclusividad del pro- anterior en grupos políticos de izquierda con una más
ducto que ofrecen, permite que algunos agricultores nueva sensibilidad ecológica o una relación personal
orgánicos puedan: (i) ocupar estantes del supermerca- con el campo y la naturaleza. Emergen entonces aquí
do con marcas propias (algo que es casi imposible para discursos tales como: «Yo quiero cultivar como lo hizo mi
agricultores convencionales medianos); (ii) obtener pre- padre, con respeto por la naturaleza».
cios más altos por parte del comercio, sobre la base de Un ejemplo de este tipo de compromiso es el caso
su exclusividad; y, (iii) desarrollar espacios de venta de un agricultor que produce leche de manera estricta-
directa con los consumidores a través comercio de pro- mente agroecológica, a pesar de la imposibilidad total
ductos saludables, tiendas «alternativas» o la venta di- de obtener un sobreprecio, puesto que en Chile ningu-
recta. En el mercado de exportación, los productores na marca vende actualmente leche orgánica. De hecho,
orgánicos pueden negociar mejores precios con las com- este agricultor vende toda su leche a una industria de
pañías de packing y, especialmente, dado que los pro- queso no orgánica, a precio regular. Para él, la razón de
ductos orgánicos son todavía escasos, las probabilida- este comportamiento aparentemente antieconómico es
des de que su producto sea rechazado por los packing- que le permite obtener fertilizante orgánico para sus
exportadores es significativamente menor. De hecho, otros cultivos, estableciendo un sistema complejo de
muchos agricultores señalan que entre los motores de producción y circulación de nutrientes. Incluso el ge-
conversión hacia la producción orgánica no está nece- rente de la compañía certificadora BCS -un actor que la
sariamente la probabilidad de obtención de sobrepre- literatura consideraría como uno de los más
cio -que es baja-, sino la posibilidad de acceder a un convencionalizados-, tiene una vinculación histórica
mercado seguro. Además, aunque las compañías de personal con la antroposofía, acercamiento filosófico
packing de orgánicos son tan intrusivas en la gestión que está en las bases del movimiento de permacultura.
intrapredial como las convencionales, sí permiten y pro- Así, la mayoría de los agricultores considera que el com-
mueven varias prácticas agrícolas sustentables. Por ejem- promiso personal es su núcleo de resistencia contra los
plo, las compañías de packing de orgánicos animan el procesos de convencionalización práctica y a la vez, un
intercalamiento de cultivos entre los berries, lo que per- ejercicio cívico.
mite la combinación entre la producción de berries para En este grupo de agricultores orgánicos orientados
el mercado internacional con la producción diversificada a mercado se confunden entonces prácticas
de vegetales destinados al consumo familiar y a la convencionalizadas y no convencionalizadas. Los agri-
comercialización doméstica. En conjunto, estas tenden- cultores producen importantes cantidades de berries con
cias requieren un examen más cuidadoso que el de la un criterio orgánico minimalista (reducido a la limita-
fatalista hipótesis de convencionalización. ción en el uso de agroquímicos) para las empresas de
También es importante notar que la mayoría de los agri- packing, mientras que al mismo tiempo desarrollan en
cultores orgánicos muestra un alto nivel de compromi- sus predios varias prácticas que van mucho más allá de
so personal con la agroecología. De hecho, el negocio los criterios mínimos de certificación. Como fue des-
orgánico chileno todavía es pequeño y no ofrece un crito, ellos practican intercalamiento de cultivos para
sobreprecio importante a los productores. Es por ello consumo familiar (huerto de verduras) y para la venta
que la mayoría de los agricultores que se comprometen en el mercado doméstico (como hierbas medicinales);
en prácticas orgánicas lo hacen debido a un compromi- producen su propio abono en lugar de comprar fertili-
so personal y experiencia de vida, antes que motivados zantes orgánicos comerciales; o incluso pueden mante-
por precios premium. De hecho, uno de los impulsos de ner la producción orgánica, pese a no conseguir sobre
AGROALIMENTARIA
Vol. 17, Nº 32; enero-junio 2011 23

precios. Por consiguiente, a pesar de las tendencias de personas, economías, paisajes y naturaleza local.
convencionalización documentadas, estos agricultores En contraste con el perfil políticamente informado
muestran también contra-tendencias. De esta manera, e ideológico desplegado por los y las dirigentes de El
descartarlos como convencionalizados y minimalistas Carmen y ANAMURI, la base campesina de estas or-
sería una simplificación gruesa del caso, lo que de he- ganizaciones es muy pragmática en naturaleza; es mo-
cho obliga a re-pensar cómo las auténticas preocupa- tivada por una preocupación concreta por su territorio
ciones agroecológicas se mezclan en prácticas de culti- y sustento familiar, antes que por un compromiso ideo-
vo privadas y comerciales. lógico con la agroecología. De hecho, estos grupos cam-
pesinos se orientan principalmente a recuperar y
5. CAMPESINOS AGROECOLÓGICOS Y reconsiderar prácticas de cultivo que se anclan en co-
HORTICULTORAS URBANAS: EN LOS MÁRGENES DE nocimientos comunitarios tradicionales (como por ejem-
LAS TENDENCIAS DE CONVENCIONALIZACIÓN plo, recuperación de semillas, preparación de fertilizan-
El segundo grupo de productores organizado en torno tes naturales, tratamiento natural de pestes, etc.). Esto
a prácticas agroecológicas está conformado por peque- lo realizan principalmente como forma de sustituir ca-
ños productores rurales y urbanos y sus asociaciones. ros insumos agroindustriales por insumos más baratos,
Éstos son productores de pequeña escala, con escaso preparados al interior del predio. Por consiguiente, el
acceso a los mercados nacionales y globales, de orien- discurso ecológico de las ONGs se articula con la ne-
tación al autoconsumo y a los mercados locales, con cesidad pragmática de campesinos y campesinas por
una preferencia instr umental por la práctica reducir sus costos productivos y su necesidad identitaria
agroecológica como una manera de reducir sus costos por reconocer sus conocimientos tradicionales.
productivos. Algunas de las organizaciones de estos Las productoras urbanas agrupadas en las UCHOs
productores en la región son: la Cooperativa El Car- desarrollan actividades hortícolas intensivas en peque-
men, la Asociación Comunal de Huertos Orgánicos ños patios y espacios públicos abandonados. Estas pro-
(UCHO) y la rama local del Asociación Nacional de ductoras están motivadas por el deseo de mejorar sus
Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI); esta última dietas familiares con productos de alta calidad, re-va-
es la principal organización campesina de carácter polí- lorar conocimientos tradicionales de origen campesino
tico en Chile, afiliada a Vía Campesina. Estas organi- portado por sus familias, así como complementar su
zaciones están constituidas y lideradas por campesinas estrategia económica familiar con un pequeño comer-
y campesinos políticamente informados, muy activos y cio local al interior de sus barrios. Con este fin, el ca-
que rehúsan ser reducidos al papel de productores. Esto rácter asociativo de las UCHOs les permite compartir
último se evidenció cuando, durante un encuentro de trabajo y conocimiento, así como intercambiar semillas
soberanía alimentaria que me encontraba moderando, y productos excedentes.
(desafortunadamente) presenté a las lideresas locales Desde estos casos, resulta claro que la práctica
de ANAMURI como lideresas de productoras agríco- agroecológica de los miembros de estas organizaciones
las. Ellas rápidamente me corrigieron, diciendo: «En rurales y urbanas se arraiga en un sustrato más profun-
primer lugar, nosotras no somos productoras; nuestras vidas no do que las puras opciones políticas y éticas, además de
se orientan a producir para el mercado urbano. Nosotras somos articularse con las prácticas productivas y de subsis-
campesinas; nosotras somos las curadoras del campo, su paisa- tencia de dichas organizaciones. Así, las prácticas de
je, su ambiente, sus personas». dichos productores no sólo van más allá de un criterio
Estas organizaciones se involucraron con prácticas orgánico minimalista, sino que comprometen un con-
agroecológicas, a través la relación histórica con tres junto de prácticas ecológicas -sustentables y sobre todo
ONGs tradicionales que han estado trabajando en la económicas-, tales como el almacenamiento de agua
Región durante varias décadas: CET Yumbel, CET Sur lluvia para la irrigación, el uso de técnicas de bio-cons-
y Trabajo para un Hermano (TPH). El trabajo de estas trucción, la recuperación e intercambio de semillas, etc.
ONGs va más allá de la agricultura y de la producción Más aún, la evaluación que estos productores hacen
orgánica, promoviendo entre los habitantes rurales y del conocimiento agroecológico obtenido desde las
urbanos una amplia gama de prácticas apropiadas, ONGs no transita por una apreciación abstracta acerca
sociablemente y medioambientalmente sustentables, de su calidad medioambiental, sino que se ancla en cri-
tales como economía solidaria, soberanía alimentaria, terios concretos tales como su contribución a la cali-
bio-construcción, energías alternativas, entre otras. El dad y fertilidad del suelo, la productividad, su impacto
trabajo de estas ONGs se caracteriza por un profundo en la estructura del costos y su contribución a la nutri-
sentido del territorio, en lo que se refiere al cuidado de ción y a la salud familiar.
Cid Aguayo, Beatriz
24 Agroecología y agricultura orgánica en Chile: entre convencionalización y ciudadanía ambiental (15-27)

Estos productores están principalmente orientados cos, así como tampoco poseerán los recursos económi-
al consumo familiar y a los mercados locales (en ferias cos necesarios para un proceso de certificación. Final-
y comercio de barrio). Por consiguiente, se localizan en mente, en la práctica, el criterio orgánico de certifica-
los márgenes de mercados formales y totalmente fuera ción es comparativamente mínimo con respecto a las
de la órbita de cadenas de supermercados o compañías prácticas reales de estos productores. De hecho, algu-
de exportación. Así, la producción agroecológica no les nas de las ONGs que apoyan a estos productores y los
ofrece un sobreprecio, sino principalmente baja su cos- líderes de sus organizaciones son agudamente críticos
to de producción a través de las ya nombradas prácti- de los regímenes de la certificación, e incluso se niegan
cas intra-prediales de almacenamiento de semillas, pro- a considerar la posibilidad de opciones colectivas ofre-
ducción de fertilizantes y control de plagas. cidas por los certificadores.
Algunas de las estrategias de comercialización En suma, la interconexión entre las estrategias eco-
exitosas desarrolladas por estas organizaciones repre- nómicas y la práctica agroecológica de dichos produc-
sentan buenos ejemplos de comercialización alternati- tores, su marginalidad con respecto a los mercados or-
va y de cadenas de valor cortas, de base local y organi- gánicos formales, junto con su negativa a participar en
zadas de acuerdo con la confianza como criterio de los regímenes de certificación, hacen a estos grupos
gobernanza. Existen así varias «ferias campesinas», que menos proclives a las tendencias hacia la
no sólo están localizadas en las principales ciudades convencionalización descritas en la literatura. Por otra
del área (Chillán y Concepción), sino también en pue- parte, el hecho de que el compromiso con la práctica
blos más pequeños y orientadas a consumidores de ba- agroecológica entre estos productores sea más estraté-
jos ingresos. Existen también redes de distribución per- gico que ideológico, pudiera implicar que éstos volvie-
sonal a través de las cuales las organizaciones campesi- ran a la agricultura convencional ante una nueva y dis-
nas visitan barrios urbanos cercanos, entregando ver- tinta situación de costo-rendimiento (por ejemplo, un
duras vía provisión directa. En esta línea cabe mencio- abaratamiento significativo de los agroquímicos). A
nar una iniciativa -que aún no está plenamente concre- pesar de esto, su compromiso con salvaguardar prácti-
tada- de conectar La Cooperativa Campesina de El cas tradicionales contra la penetración de relaciones de
Carmen con sindicatos urbanos en las ciudades cerca- producción dominantes, constituye en sí misma una
nas, para desarrollar sistemas de provisión directa. práctica político-ecológica, en que se entremezclan in-
Recientemente, después del terremoto de febrero de tereses de economía doméstica con opciones cívicas.
2010 que afectó al área -y ante el cierre total de las
cadenas de comercio establecido-, varios agricultores 6. EL MOVIMIENTO DE PERMACULTURA, EN LA
desarrollaron cadenas del suministro directo con las BÚSQUEDA POLÍTICA DE LA AUTOSUFICIENCIA
comunidades costeras más afectadas. En el plano más Finalmente, el movimiento agroecológico en la región
simbólico y cuasi-ritual, los trefkintus o ceremonias tra- incluye también un grupo pequeño de productores que
dicionales de intercambio de semillas, plántulas y pri- adscribe a los principios de permacultura. Este grupo
mores se han convertido en mucho más que un espacio está principalmente compuesto por dos actores: 1) una
de comercialización, al tiempo que se vuelven lugares familia de élite, que tradicionalmente se ha dedicado a
simbólicos de intercambios de «sabores y saberes». De la de agricultura y que decidió retirarse de las prácticas
hecho, en ellos los intercambios agrícolas son parte de convencionales para establecer una granja permacultural
una amplia gama de actividades que van desde la músi- demostrativa, orientada a la autosuficiencia; así como
ca a las comidas comunales, constituyendo así una también una eco-escuela, para difundir las prácticas de
«convivia» despojada de cualquier carácter elitista. To- permacultura al público general; y 2) una red de estu-
das estas iniciativas constituyen experimentos preclaros diantes universitarios que formaron el Instituto Chile-
de relaciones económicas cívicas entre productores y no de Permacultura (ICP) y el Centro Manzana Verde,
consumidores. que practican y promueven formas de agricultura urba-
Estas formas de comercialización, que no involucran na, siguiendo los principios de permacultura y ecología
sobreprecios y que no se orientan a mercados de élite, urbana. El trabajo del ICP y de Manzana Verde, fue
no entran en la lógica de regímenes de la certificación especialmente importante después del terremoto de
por varias razones. Primero, porque los mercados loca- Concepción, en tanto promovieron tecnologías de bio-
les y populares en los que se comercializan sus produc- construcción para mejorar la calidad de las «mediaguas»
tos no ofrecen sobreprecios a la producción certifica- de emergencia proporcionada por el gobierno y la igle-
da. Segundo, porque los campesinos y productores ur- sia. La escala y la importancia económica de ambos gru-
banos difícilmente cumplirán los requisitos burocráti- pos son reducidas, siendo más relevante su impacto
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ideológico y su efecto demostrativo. ductores las prácticas de agroecológicas no son sólo una
Estos grupos no se orientan al comercio; de hecho, cuestión de principios éticos, sino también de prácticas
ellos, ambos intentan alcanzar alguna forma de autar- fuertemente económicas que les permiten tanto bajar
quía, y ninguno de ellos alcanza producción suficiente sus costos productivos, como diversificar sus fuentes
como para comerciar establemente. Por consiguiente, de sustento. En este sentido estos productores realizan
no son proclives a las tendencias de convencionalización un ejercicio político que no sólo defiende una idea abs-
antes descritas. Ahora bien, la misma autarquía que los tracta de ambiente, sino también aborda problemas de
previene de las tendencias hacia la convencionalización base territorial, personal y política.
compromete por otra parte el carácter ciudadano de su Más aún, estas contra-tendencias no son exclusivas
actuar, en tanto la autarquía aparece como fuertemen- de los productores alternativos o de los no orientados a
te antisocial. Por otro lado, su fuerte trasfondo ideoló- los mercados convencionales, sino que también pue-
gico y las constantes actividades para difundir los prin- den encontrarse varias contra-tendencias entre aque-
cipios de la permacultura en áreas rurales y urbanas, llos los agricultores orgánicos orientados al mercado.
les restauran dicha la dimensión social. En primer lugar, muchos de ellos tienen un fuerte com-
promiso ideológico con la práctica agroecológica, que
7. REFLEXIONES FINALES: ¿TENDENCIAS HACIA LA los motiva a ejercerla más profundamente que lo re-
CONVENCIONALIZACIÓN O HACIA LA AGRICULTURA querido en los sistemas de certificación. Al mismo tiem-
CÍVICA? po, estos agricultores combinan los cultivos comercia-
La revisión de las tres vertientes del movimiento les con productos para el consumo familiar y el merca-
agroecológico de la Región de Bio-Bio releva varias do doméstico, usando para ello prácticas agroecológicas
consideraciones con respecto a la hipótesis de como el cultivo entre hileras. En este sentido, los pro-
convencionalización vista desde un país del Sur Glo- ductores orientados a mercado, pequeños y medianos,
bal. En primer lugar, no queda sino reconocer y confir- no obedecen a la segmentación dualista descrita en la
mar que en el contexto de economías agrarias literatura bajo el concepto de bifurcación, sino que de-
exportadoras de libre mercado, existen fuerzas reales sarrollan una tendencia mixta y compleja, que involucra
que promueven procesos del convencionalización en- una articulación de prácticas. Particularmente, se com-
tre productores orgánicos orientados a mercado. Algu- bina la producción convencionalizada para los merca-
nas de estas fuerzas son las muy convencionales prácti- dos externos con las prácticas agroecológicas para mer-
cas desarrolladas por los packings de orgánicos, que es- cados domésticos, pudiendo entonces afirmarse que
tablecen relaciones de producción que no difieren dichos productores también desarrollan opciones polí-
substancialmente de los packings no-orgánicos y que di- ticas para una agricultura cívica.
seminan un criterio de certificación orgánico En este sentido, es importante reenfocar la discu-
minimalista. Así mismo, la presión ejercida por las ca- sión de ciudadanía en la esfera de la producción, en
denas de supermercados para producir masivamente, a lugar de la del consumo. Esto porque, si ciudadanía re-
bajo costo y en forma estandarizada, es también una fiere al debate cívico y la acción coordinada, son los
tendencia relevante. Finalmente, en la misma línea cons- productores comprometidos -antes que los consumido-
pira el hecho de que los certificadores usen un criterio res informados- quienes están más cercanos a su prác-
minimalista, lo cual se combina con la selección tica. Esto se explica, especialmente, si se considera el
involuntaria de productores grandes, capaces de reunir hecho de que los productores entrelazan la totalidad de
los requisitos burocráticos requeridos en el proceso de su estrategia económica y productiva con una opción
certificación. de sustentabilidad, mientras que los consumidores ra-
Por otra parte se evidencian también consideracio- ramente van más allá de ejercer responsabilidad en el
nes que obligan a hacer más compleja la hipótesis de consumo, esperando que los productores hagan el tra-
convencionalización. Como ha sido ampliamente des- bajo ambiental por ellos.
crito, no todos los productores agroecológicos son afec- Este caso también recuerda la complejidad, la di-
tados por estas presiones. En particular, tanto los pe- versidad y la naturaleza contradictoria de los contra-
queños productores campesinos como los agricultores movimientos Polanyianos. Según Polanyi, la sociedad
urbanos que no se orientan al mercado agroalimentario intenta protegerse del «molino satánico» liberado por el
dominante -y por tanto no se relacionan con empresas mercado autoregulado, pero no necesariamente existi-
de packing, supermercados, o certificadores-, son mu- ría un contra-movimiento unificado, ni éste estaría
cho menos vulnerables a las presiones de convencionali- liderado por una clase desde un punto de vista absolu-
zación descritas. Es más, para la mayoría de dichos pro- to. Al contrario, Polanyi describe cómo varios grupos,
Cid Aguayo, Beatriz
26 Agroecología y agricultura orgánica en Chile: entre convencionalización y ciudadanía ambiental (15-27)

que se ven afectados de una u otra forma por los mer- DOWLER, Elizabeth. 2008. GUTHMAN, Julie. 2004a.
cados autoregulados, demandan de maneras distintas «Food and health inequalities: «Room for manoeuvre?
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el aumento de medidas protectoras respecto de sus pro- just consumption». En: Local California». En: Kees Jansen y
pios intereses afectados; y representan de esta manera, Environment: The International Sietze Vellema (Eds.),
temporalmente, el interés general de sociedad. De he- Journal of Justice and Agribusiness and Society;
cho, en su análisis incluso las clases propietarias pue- Sustainability, Vol. 13 (8): Cor porate Reponses to
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den tomar el papel progresivo de defender la tierra y la Opportunities and Public
naturaleza de las consecuencias de los procesos de FRIEDMANN, Harriet. 1994. Regulation, Nueva York y
mercantilización. Dicho análisis apela entonces a «de- «Distance and durability: Shaky Londres: Zeed Books,
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esencializar» la pregunta por la acción política, recono- economy». En: Phillip
ciendo el potencial de acción progresiva de actores im- McMichael (Ed.), The Global GUTHMAN, Julie. 2004b.
probables y permitiendo la posibilidad de articulacio- Restructuring of Agro-Food «The Trouble with ‘organic lite’
nes políticas diversas. En este caso los pequeños cam- Systems ed. Food and health in California: a rejoinder to the
inequalities: the challenge for ‘conventionalisation’ debate».
pesinos, así como también una variedad de actores de sustaining just consumption, En: Sociologia Ruralis, Vol. 44
diverso cuño (que incluye desde agricultores medianos Ithaca y Londres: Cornell (3): 301-316.
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